martes, 29 de noviembre de 2022

ACEITE DE OLIVA. El olivo en seto revoluciona el mapa oleícola mundial

El cultivo, que requiere poca mano de obra, se expande con rapidez por el valle del Guadalquivir y por el sur de Portugal


Écija ya no es solo la sartén de Andalucía. La eclosión del cultivo del olivar en seto en los últimos años ha convertido a este municipio sevillano en líder mundial en aceite de oliva, llegando a molturar más de 180 millones de kilos de aceituna en una campaña. Con producciones medias de 1.400 litros de aceite por hectárea, este tipo de cultivo está revolucionando el mapa oleícola con crecimientos espectaculares, tanto en el valle del Guadalquivir como en el Alentejo portugués. Esta región lusa ha multiplicado por seis su superficie de olivar en seto en la última década, y se la conoce ya como el Silicon Valley de la olivicultura.

Mientras que la superficie de olivar tradicional crece a un ritmo del 1% anual (actualmente hay 11,5 millones de hectáreas plantadas en 64 países de todo el mundo), el cultivo en seto lo hace mucho más rápido. Existen alrededor de 400.000 hectáreas, de las cuales más del 50% se encuentran en España. No obstante, el analista y consultor estratégico Juan Vilar vaticina que en 2030 más del 20% de las plantaciones de olivar se hará en cultivos de producción en seto.

Más productividad y menos mano de obra

Con una molturación media anual de 110 millones de kilos de aceituna, la almazara Molina del Genil, en Écija (Sevilla), es ya la que más aceite de oliva produce en todo el mundo: unos 25 millones de kilos la última campaña. Casi el 40% de la cosecha proviene del olivar en seto, que hoy ya es el único cultivo empleado. “Ya nadie se plantea no producir en seto, por la mayor productividad y, sobre todo, por la menor mano de obra que se necesita”, explica Eduardo Rosa, responsable de operaciones de esta aceitera propiedad de la familia Martínez Sagrera (tiene el 75% del capital) junto a los empresarios Miguel Gómez y Ramón Martínez. Todos ellos son dueños también de la almazara Lagar do Sobrado, que moltura 70 millones de kilos de aceituna en Ferreira, en el Alentejo portugués.

Aunque Sevilla se ha consolidado como el territorio con mayor porcentaje de olivar moderno, en copa y seto, ocupando el 55% de la superficie provincial, fue en Huesca donde surgió este cultivo a mediados de los años noventa, cuando los productores de viña en espaldera quisieron cultivar los olivos aprovechando sus máquinas vendimiadoras cabalgantes. Los buenos resultados de esas primeras cosechas animaron después a otros agricultores en Murcia, Ciudad Real o Tarragona y más tarde se extendió a Francia, donde tuvo que sortear no pocas reticencias de los productores locales por el uso de variedades extranjeras. Casi a la par que en Francia, el olivar en seto se expandió a California y, posteriormente, a países como Túnez, Chile, Marruecos, Italia y, más recientemente, a Australia, Argentina, Arabia Saudita, Turquía, Irán, Libia o Argelia.

Finca de olivar en seto en la localidad sevillana de Écija. PACO PUENTES

El interés de los agricultores por el olivar en seto tiene que ver con su elevada precocidad, pues su entrada en producción llega apenas a los dos años de la plantación, y, especialmente, por la importante reducción de costes de recolección y la menor dependencia de mano de obra, que se sustituye por la mecanización. Explica Eduardo Rosa, de Molino del Genil, que en una finca de 1.000 hectáreas se recolecta con apenas cuatro o cinco trabajadores, frente a los 400 que serían necesarios en una finca de olivar intensivo. Las producciones medias son de 12.000 kilos de aceituna por hectárea, con unos rendimientos grasos netos en torno al 16% y unos 1.900 kilos de aceite por hectárea.

Aunque a veces el cultivo en seto y el superintensivo se usan como sinónimos, no son lo mismo. Las diferencias más notables están, sobre todo, en el reparto de plantas por parcela: mientras el segundo tiene una densidad mayor (oscila entre las 1.200 y las 3.000 plantas por hectárea), el primero puede ir desde los 400 árboles por hectárea en secano hasta unos 1.160 en regadío.

“Nuestros orígenes fueron en el olivar en copa y en el superintenviso, pero en 1999 empezamos con el cultivo en seto al comprobar que abarataba enormemente los costes de recolección, y a la vez permitía que todo el aceite obtenido en una explotación fuese virgen extra [el de la máxima categoría] gracias a la gran velocidad de recogida de las máquinas, que permitía que todo el fruto fuese recolectado del árbol, en el mejor momento de maduración posible y sin que este tocara el suelo”, señala Felipe Oliva, director técnico de Todolivo.

Esta empresa cordobesa es líder en ejecución y manejo de plantaciones de este tipo de olivar, con más de 37.000 hectáreas plantadas en España y en el extranjero. Todolivo defiende que la sostenibilidad del seto es mayor porque usa menos recursos naturales e insumos, consume menos agua y electricidad en las fincas de riego y requiere de menos productos fitosanitarios. La firma cordobesa lleva a cabo un programa de mejora genética, a través del cual se trabaja con una veintena de nuevas plantaciones multivarietales con las que se logra un mayor aprovechamiento agronómico de las fincas.

Portugal multiplica por 10 su producción en 20 años
El crecimiento de producción oleícola en Portugal ha sido asombroso en las últimas décadas. A principios de este siglo, el país luso apenas representaba el 1% de la producción mundial, pero en 20 años se ha pasado de 24.000 toneladas a más de 230.000 el último año. Portugal tiene una superficie de 361.483 hectáreas de olivar, de las que dos terceras partes corresponden a olivar en seto (80.000 hectáreas), intensivo y superintensivo.

La región del Alentejo produce ya el 75% del aceite de oliva portugués. Y ello gracias en buena medida al espectacular crecimiento del cultivo en seto. Se ha pasado de contar con 10.000 hectáreas en 2015 a las más de 60.000 de la actualidad. En todo el país hay algo menos de 500 almazaras, pero una decena de ellas llegan algunas campañas a molturar más de 100 millones de kilos de aceituna, una cifra que en España tan solo superan dos fábricas, Molino del Genil, en Écija (Sevilla) y El Pilar, en Villacarrillo (Jaén). “En el año 2000 la productividad media del olivar en Portugal era de una tonelada por hectárea, pero hoy gracias al olivar moderno podemos llegar a una media de 20 toneladas por hectárea”, destaca Gonçalo Almeida, director de la Asociación de Olivicultores del sur de Portugal, Olivum.

Una de las empresas líderes en olivar en seto es Nutrifarms, la división agrícola del grupo Sovena, que tiene en Portugal unas 7.000 hectáreas plantadas junto al pantano de Alqueva (el de mayor capacidad de Europa), llegando a producir más de 12.000 toneladas de aceite en sus fincas. “Todo es plantado y gestionado bajo una agricultura de precisión, con riego inteligente, lo que permite una agricultura más eficiente ante los recursos disponibles y una toma de decisión técnicamente mejor apoyada”, explica Vasco Cortés Martín, director general de la compañía.

En torno a la mitad de las fábricas de aceite que han nacido en Portugal lo han hecho gracias a capital foráneo, español mayoritariamente. Esta deslocalización del centro neurálgico oleícola la explica así el profesor Vilar, que es director del máster de Administración y Dirección de Empresas Oleícolas de la Universidad de Jaén: “Se trata de una apuesta que trata de remunerar en mayor medida la tenencia de explotaciones, con un modo de trabajo más eficiente, más sostenible, más innovador, y desenvuelto en un entorno más próspero para ello”.

Vilar, sin embargo, no cree que esta nueva configuración del mapa oleícola tenga que plantearse como una disputa entre el olivar en seto y superintensivo, y el tradicional. “Todos los tipos de oliviculturas son complementarias, cada uno de ellos ostenta una ventaja: la del olivar moderno radica en la competitividad y la del resto lo hace en la diferenciación, la singularización y los matices de los aceites de oliva producidos por dicha tipología. No dejan de ser modos distintos para llevar los mejores aceites de oliva al mercado, al lineal”, expone.

Álvaro Labella, de la almazara Olibest, en el concelho de Serpa, pronostica una expansión aún mayor del olivar en seto. “No existe en el mundo un ejemplo de reconversión tan grande del olivar en seto como en el Alentejo portugués, en parte por la disponibilidad de agua y la necesidad de sustituir cultivos menos rentables”.

https://elpais.com/economia/2022-11-23/el-olivo-en-seto-revoluciona-el-mapa-oleicola-mundial.html

_- SESIÓN DE CONTROL Las provocaciones de los ultras desbordan el vaso en el Congreso.

_- Los insultos de Vox colman la paciencia de los grupos, cada vez más preocupados por la imagen de degradación de la vida parlamentaria

Un día cualquiera, en una aburrida comisión del Congreso de los Diputados, pueden escucharse cosas como estas: “Hoy empezó el totalitarismo en España (…) No están actuando ustedes, señores de la ultraizquierda en el Gobierno, de una manera distinta a Hitler y a Stalin (…) Están deshumanizando a la oposición, que es el paso previo al Gulag”. Esas palabras fueron pronunciadas el día 17 en sede parlamentaria por Rubén Manso, inspector del Banco de España, profesor universitario, consultor financiero de importantes compañías y considerado el gurú económico de Vox. Manso no es en absoluto un orador exaltado y fue desgranando esas tremebundas conclusiones sin alzar la voz. Nadie de los destinatarios se inmutó en la Comisión de Economía, a lo sumo se pudieron apreciar algunas sonrisas irónicas. La barbaridad se ha convertido en rutina en el Parlamento español y ya no llama mucho la atención que se profieran descalificaciones como esas o peores, de “asesinos” a “fascistas”.

Y a pesar de todo, las alarmas volvieron a dispararse esta semana en la sede de la soberanía popular, tras los insultos machistas de la diputada de Vox Carla Toscano a la ministra de Igualdad, Irene Montero. Tanto fue así que el casi siempre templado portavoz del PNV, Aitor Esteban, con 18 años de experiencia en el Congreso, se despachaba ante los periodistas en los pasillos: “¿Qué va a ser lo próximo? Esto es una vergüenza. ¿Que la gente se podía pasar de la raya en alguna ocasión? Sí, pero había un mínimo decoro y un mínimo respeto por encima de las diferencias ideológicas… Pero esto… ¡Qué tasca! Una tasca de mala muerte, en eso se ha convertido esto”. Esteban añadió una apreciación: “No en el 100%, pero diría que en el 98% de las ocasiones es Vox quien genera esto, con su agresividad, sus insultos y sus provocaciones”.

Es cierto que la agresividad verbal ha contagiado a una buena parte de la Cámara. Y que en ocasiones la extrema derecha también se ha quejado de actitudes violentas contra sus miembros, como cuando la diputada de ERC Maria Dantas se encaró con Macarena Olona desde las escaleras que dividen el hemiciclo gritándole “fascista” o cuando Pablo Iglesias acusó al portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, de “querer un golpe de Estado”. Pero la lista de desplantes y provocaciones de la extrema derecha supera con creces a todos.

Los dos únicos expulsados en esta legislatura eran miembros de Vox, la propia Olona —“Esto no es un circo”, reprendió la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, ante los desaforados intentos de la entonces parlamentaria para alterar el orden del día de una sesión de la Diputación Permanente— y José María Sánchez, quien llamó “bruja” a la socialista Laura Berja durante un debate sobre el aborto. Tras lo ocurrido esta semana, varios de los grupos que apoyan al Gobierno creen que ha llegado el momento de tomar medidas para frenar a los ultras y acabar con su “impunidad”, lo que anticipa un intenso debate la próxima semana en la Junta de Portavoces.

La del miércoles no era la primera vez que miembros de Vox le restregaban a Irene Montero su relación de pareja con el fundador de Podemos, sin que entonces se desatase el tumulto vivido esta semana. Lo que esta vez indignó al conjunto de la Cámara fue la obvia connotación sexual de las palabras de Toscano: “Su único mérito es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”. Los escaños de la izquierda estallaron, mientras Vox jaleaba como una heroína a su compañera. Por lo bajo, algunos lo celebraban con gracietas. Cuando luego le tocó subir a la tribuna a la socialista Berja, según relatan diputados de otros grupos próximos a los escaños que ocupan miembros de la extrema derecha, algunos de estos comentaban entre risas: “¡La bruja!, ¡la bruja!”.

Al día siguiente, Vox prolongó el show entre aires triunfales. El debate de los Presupuestos —a los que el partido ultra ni se molestó en presentar enmiendas ni a votar siquiera las de los demás— pasó a un segundo plano. El diputado Onofre Miralles homenajeó a Toscano desde la tribuna: “Somos moralmente superiores. Al zurderío se le combate de cara”. Luego llegó la más histriónica de las intervenciones que se recuerda a cargo de Víctor Sánchez del Real, quien se arrancó a gritos para imitar las acusaciones de “fascistas” que les habían proferido parlamentarios de la izquierda, se abrió la chaqueta y mostró su nuca para desafiar a los “comunistas asesinos” y finalmente se revolvió contra el mismo PP citando unos versículos del Apocalipsis: “Los tibios provocan el vómito de mi boca”.

Estrategia premeditada

Hay coincidencia generalizada entre los demás grupos en que el escándalo estaba planificado por Vox, en un momento en que las encuestas lo sitúan en retroceso. Un diputado socialista, César Ramos, incluso criticó al día siguiente la reacción a los insultos de Toscano: “Cometimos una equivocación, porque hemos dado publicidad a los que la buscaban”. Más allá del momento, el secretario primero de la Mesa y dirigente de los comunes catalanes, Gerardo Pisarello, cree que Vox sigue una pauta clara desde que llegó al Congreso. “Es una estrategia perfectamente premeditada para degradar y desestabilizar la institución, transmitir la imagen de que el Parlamento es un griterío sin ninguna utilidad e impedir el debate. No puede haber un debate democrático si se produce una desestabilización permanente de las condiciones del propio debate”, apunta Pisarello, quien anticipa que planteará una reflexión al respecto el martes en la reunión semanal de la Mesa.

El PP se ha sumado a la condena a los insultos de Vox. “Recurrir a la descalificación personal con comentarios ofensivos como los del otro día es algo lamentable que no debería ocurrir nunca”, deplora el número dos del Grupo Popular, Carlos Rojas. El primer partido de la oposición coincide en que estos episodios contribuyen a “acrecentar el desapego de la sociedad por la clase política” y por ello perjudican “tanto al PP como al parlamentarismo”. Pero Rojas atribuye su cuota de responsabilidad a la izquierda. “Quien ha sembrado su acción política de crispación e insultos desde sus inicios ha sido Podemos”, denuncia. El diputado popular afea a esta formación sus “continuas descalificaciones a la Jefatura del Estado y a la judicatura” y reprocha a Montero que replicase a los ataques de Vox calificando a este partido de “banda de fascistas”.

“Yo no soy un ejemplo de corrección política”, se apresura a reconocer el portavoz de ERC, Gabriel Rufián. “Fui expulsado en una ocasión, aunque por algo que ahora sucede todos los días: permanecer de pie cuando me ordenaban sentarme”. Pero Rufián insiste en que nadie —e incluye al PP, pese a su a menudo áspera confrontación con este partido— ha “sobrepasado los límites” como Vox. “Tenemos que hacer un esfuerzo todos los demás grupos y también los medios para no equipararnos, para no transmitir la imagen de que esto es un escándalo continuo del que todos somos responsables. Lo de Vox es violencia verbal y política. Y lo peligroso es que eso se traslada después a la calle y a las redes sociales”.

Respuesta contundente

Varios grupos exigen una respuesta contundente y entre ellos el más crítico es Unidas Podemos, que apunta a la presidenta, la socialista Batet. “Ha decidido ponerse de perfil ante la violencia política de Vox y esto ha creado un clima de impunidad”, recriminan fuentes de la dirección del grupo parlamentario. “A menudo Batet lo presenta como una cuestión de educación y de reglamento, cuando es una estrategia política para humillar y deshumanizar al adversario”. El PNV también ve pasividad en la presidencia y señala que el reglamento exige a los oradores que se ciñan a la cuestión a debate, los Presupuestos en el caso de lo sucedido en los últimos días. El PP pide a Batet más “empeño”, sin entrar en detalles, y le reprocha que, al comienzo de la legislatura, permitiese a diputados de izquierda e independentistas que tomasen posesión introduciendo en sus promesas coletillas “contrarias al orden constitucional”. Rufián tercia: “Yo creo que Batet ha hecho una buena labor, pero ha llegado el momento de poner límites. La Mesa tiene que hacerse valer”. Y sugiere medidas como sanciones económicas a los diputados.

Los alborotos en la Cámara, con la consiguiente degradación de la imagen del Parlamento, han sido uno de los grandes quebraderos de cabeza para Batet en estos tres últimos años. “Se ha pasado horas y horas estudiando el reglamento para buscar fórmulas que le permitan frenar estos incidentes”, apuntan fuentes socialistas, “pero el reglamento es el que es”. Las sanciones económicas que propone Rufián, por ejemplo, no están contempladas actualmente en las normas internas de la Cámara. Para desmentir la supuesta lenidad que algunos atribuyen a Batet, en su equipo recuerdan la expulsión de Olona, una medida extrema que se ha tomado en contadas ocasiones después de 45 años de democracia parlamentaria. La presidenta está dolida por algunas de las críticas, señalan las mismas fuentes, sobre todo porque, de momento, ninguno de los grupos le ha presentado una propuesta concreta sobre qué medidas se pueden adoptar. “Y ella está dispuesta a escuchar”, añaden. Batet ha apelado a menudo al “autocontrol” de los diputados para no entrar a las provocaciones ni responder a los insultos, como hizo Montero al llamar a Vox “banda de fascistas”. En este punto, Pisarello discrepa: “El fascismo es un fenómeno histórico, es una definición casi técnica. Ellos también nos llaman a nosotros comunistas. Pero es muy diferente eso a que te tachen de asesino o terrorista”.

El próximo martes, la Mesa no solo se ocupará de las exigencias de los que reclaman más mano dura con Vox. La extrema derecha ha presentado un escrito para denunciar a dos de los miembros de UP en el órgano de gobierno de la Cámara, Pisarello y Javier Sánchez Serna, por sumarse al griterío que originaron los insultos a la ministra de Igualdad. Pisarello lo niega y las imágenes del pleno parecen corroborar su versión. Varias fuentes aseguran que el representante de Vox en la Mesa, Ignacio Gil Lázaro, se ha distinguido desde el comienzo de la legislatura por participar desde su puesto de los alborotos organizados por su grupo. Esta es una de las especialidades de la extrema derecha: prender el fuego para después presentarse como víctima.

https://elpais.com/espana/2022-11-27/las-provocaciones-de-los-ultras-desbordan-el-vaso-en-el-congreso.html

Reseña de la gran obra póstuma de Josep Fontana Capitalismo y democracia, mundos antagónicos

En su último trabajo, Capitalismo y democracia: 1756-1848. Cómo empezó este engaño, publicado póstumamente por Planeta en 2019, Fontana analiza la caída del antiguo régimen y cómo la burguesía tomó el control en Europa.

El historiador Josep Fontana (1931-2018) desarrolló una intensa labor investigadora sobre el siglo XIX español, con volúmenes que el tiempo ha convertido en clásicos, como La quiebra de la monarquía absoluta: 1814-1820, de 1971, donde demuestra que la incapacidad de la clase dirigente para enfrentarse al colapso de la hacienda propició el inicio de la revolución burguesa en España. En otras de sus contribuciones extiende su visión al siglo XX y estudia contextos geográficos más amplios, llegando incluso a plantear una perspectiva global en Por el bien del imperio. Una historia del mundo desde 1945, de 2011.

En su último trabajo, Capitalismo y democracia: 1756-1848. Cómo empezó este engaño, publicado póstumamente por Planeta en 2019, Fontana analiza la caída del antiguo régimen y cómo la burguesía tomó el control en Europa. A través de los detalles políticos del proceso, el objetivo de la obra es poner de manifiesto la irrupción del capital como rector de la historia, y de qué forma el parlamentarismo se institucionalizó como instrumento a su servicio. La lección de esto para el futuro es que una verdadera democracia, directa y que considere la economía, sólo podrá alcanzarse con la superación del sistema de explotación y destrucción vigente en el mundo.

La gestación de un nuevo orden
El libro comienza describiendo el crecimiento de la economía europea durante el siglo XVIII y la expansión colonial que se produce simultáneamente. La Guerra de los Siete Años (1756-1763) supuso una auténtica “primera guerra mundial” en la que se dirimió quién iba a capitalizar el proceso que se iniciaba, El conflicto concluyó con un reforzamiento del eje Inglaterra-Prusia frente a Francia, Austria y España. El desarrollo del comercio transatlántico a partir de entonces va a traer a Europa café, azúcar y algodón americanos, cultivados por esclavos africanos, y va a enriquecer a las élites inglesas y francesas sobre todo. Estos aspectos se estudian en detalle en un capítulo del libro.

Ciñéndonos a Europa, a lo largo del siglo XVIII hay un progreso en las técnicas agrícolas que, junto a otros muy relevantes en la artesanía, permite caracterizar una “revolución de los menestrales”. Un registro erudito y artístico de estos avances puede encontrarse en la Encyclopédie de Diderot y D’Alambert. Sin embargo, no parece que esto repercutiera en una mejora real del nivel de vida de la población. Era aquél un mundo en lenta evolución y de producción a pequeña escala, en el que los gremios eran instituciones importantes, pero todo va a saltar pronto por los aires con los sucesos revolucionarios de Francia.

El nuevo orden implantado tras las guerras napoleónicas, en el Congreso de Viena, consolida a nivel global el dominio colonial inglés, y hace patente sobre todo el establecimiento de una organización económica en la que la burguesía reivindica su derecho a enriquecerse sin tasa. Su instrumento para ello será el conjunto de gobernanzas y regulaciones, respaldadas con cañones, a las que suele llamarse asépticamente “el mercado”.

El capital entra en acción
Tras repasar los entresijos del Congreso de Viena, Fontana nos aproxima al proceso de expropiación y proletarización de los campesinos que desde el siglo anterior venía produciéndose en Inglaterra y en el XIX se extiende por casi toda Europa. Nos describe también la actividad de los empresarios capitalistas que, apoyados por los estados, se apropian de los avances técnicos para explotar el trabajo de los artesanos, al tiempo que gremios y trade unions son proscritas. La evolución, sin embargo, fue diferente en Francia, donde los campesinos conservaron sus conquistas y la industrialización estuvo vigilada por un pujante movimiento obrero. Así, las condiciones de los asalariados mejoraron aquí notablemente, al contrario de lo que sucedía en otros lugares.

La década de 1820 estuvo marcada por revueltas, principalmente en el sur de Europa, ninguna de las cuales logró modificar la estructura de poder existente ni arrancar reformas sociales. Solamente en Francia en 1830 puede decirse que se materializó algo parecido a una revolución cuando la movilización del proletariado y la burguesía liberal hizo inevitable un golpe palaciego que sacó del trono a los borbones otra vez y puso en él a Luis Felipe de Orleans. Los avances democráticos fueron ínfimos, pura cosmética, y los ecos del vacuo estallido se dejaron sentir poco después en Bélgica, Polonia, Italia, Alemania y el Imperio austriaco, con sucesos recordados en la obra.

El nuevo rey francés promovió lo que fue definido como el “gobierno de los banqueros”, con acceso del capital a las más altas instancias políticas. Por otra parte, la supresión de la censura contribuyó al desarrollo de una prensa que pronto se convirtió en arma de la oposición para cuestionar el sistema. El proletariado se sublevó enseguida en París y Lyon, y quedó claro que la nueva clase en el poder no tenía en absoluto ideales igualitarios respecto a la estructura social, sino que simplemente se había sustituido la vieja “aristocracia de la sangre” por una “aristocracia del dinero”.

La revolución de 1848
El final del libro está dedicado a esta revolución, que consolidó el triunfo de la burguesía. En su gestación parece que influyeron el aumento de población, el paro y la escasez de alimentos, por plagas como la que afectó a la patata, pero la causa profunda puede derivarse de la propia dinámica del capitalismo.

Por aquellos años predicaban sus teorías diversos reformadores sociales y en febrero de 1848 se publicó en Londres el Manifiesto comunista de Karl Marx y Friedrich Engels. En él se afirmaba que: “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”, se identificaba el proletariado como único actor social potencialmente revolucionario, y se abogaba por una sublevación en la que: “Los proletarios no tienen nada que perder (…) más que sus cadenas y tienen un mundo entero que ganar”.

Los altercados comenzaron en Italia en el mes de enero, pero fue en febrero en París cuando atrajeron la atención de toda Europa. Ante la profunda crisis económica, el día 22 obreros y estudiantes se lanzaron a las calles para exigir reformas y fueron masacrados. Dos días después, republicanos liberales y socialistas proclamaron la Segunda república y se convocaron unas elecciones para abril, con un censo ampliado (de 200 000 a 9 millones de electores), que ganaron los conservadores, muy poderosos en las provincias. La política reaccionaria provocó en junio una insurrección obrera, ahogada en sangre, y en diciembre fue elegido presidente Luis Napoleón Bonaparte, que a los tres años y a través de un autogolpe de estado restableció el imperio.

A partir de febrero, la llama revolucionaria se extiende por Europa, menos Rusia y España, y las masas exigen por doquier derechos constitucionales y nacionales. El terremoto no resulta ser al fin el vuelco que anunciaba el Manifiesto comunista, y va a propiciar sólo un fortalecimiento de la burguesía, pues como señala Fontana: “Se eliminaron los restos más visibles del feudalismo y la servidumbre, excepto en Rusia, y en casi todas partes se constituyeron parlamentos elegidos por sufragio censitario que otorgaban el predominio político a los propietarios, es decir, a la alianza de terratenientes y burgueses.”

La miseria de la democracia bajo el capitalismo
Josep Fontana nos describe en detalle en Capitalismo y democracia cómo la historia de Europa se vio violentada en el siglo XVIII por la irrupción del capital, engendro nacido de la expropiación de los campesinos y la apropiación por los empresarios de los progresos técnicos. Así surgió el proletariado, la clase cuya explotación garantizaba la acumulación inherente al sistema.

Un rasgo esencial de esta nueva sociedad eran las factorías, antros de reclusión de hombres, mujeres y niños en los que se consumaba la extracción de plusvalía. Lo que ellos sufrían fue definido por Marx como una “esclavitud oculta”, paralela a la “patente” de las plantaciones americanas. Es enormemente cínica e inhumana la visión de aquella realidad tenebrosa con el sesgo positivo de ser un requisito imprescindible del “progreso”. Sin embargo, el control ideológico de los dueños del mundo ha conseguido extender la idea de un determinismo social sin alternativas más allá de la jungla capitalista.

Todos los cambios políticos descritos en el libro empoderan a la burguesía, la clase propietaria del capitalismo. Ésta tratará de sumar al proletariado al proyecto social que dirige, pero cualquier intento de reivindicar un nuevo orden que cuestione la explotación económica va a provocar siempre represión a sangre y fuego para impedir tal cosa. Esto se evidenció ya en junio de 1848, se volvió a ver en mayo de 1871 con el aplastamiento de la Comuna de París, y así se ha repetido infinitas veces hasta hoy.

La conclusión inevitable es que la democracia burguesa resulta impotente para superar la dinámica del capital. El epílogo de la obra extiende la perspectiva hasta el momento actual, cuando tras los “treinta gloriosos”, la economía entra en una espiral neoliberal de exacerbación de las diferencias sociales y colapso ecológico y climático. En estas condiciones críticas, la única alternativa pasa por el fortalecimiento de una estructura de base, auténticamente democrática, que se enfrente al sistema, y que necesariamente ha de ser transnacional.

Con Capitalismo y democracia, Josep Fontana cumple las expectativas del subtítulo del libro: “Cómo empezó este engaño”, mostrándonos cómo la burguesía utilizó los procesos revolucionarios de 1789, 1830 y 1848 para consolidarse en el poder. El análisis deja claro que el tipo de democracia que instauró ofrece un ámbito de discusión política incapaz de cuestionar los mecanismos reales de poder social, es decir, las bielas y engranajes del sistema capitalista.

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/. En él puede descargarse ya su último poemario: Los libros muertos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

https://rebelion.org/capitalismo-y-democracia-mundos-antagonicos/

lunes, 28 de noviembre de 2022

LIBROS El último superviviente del amable poblado donde se creó la bomba atómica

Un libro y un documental recogen el testimonio del Nobel de Física Roy J. Glauber sobre su trabajo en el laboratorio de Los Álamos

Robert Oppenheimer, con sombrero, y el general Leslie Groves (a su lado) examinan junto a otros científicos y militares los restos de una torre arrasada por la primera prueba atómica, en Nuevo México.
Algunas caravanas en las que vivían los participantes del Proyecto Manhattan.Algunas caravanas en las que vivían los participantes del Proyecto Manhattan.

María Teresa Soto-Sanfiel, Roy J. Glauber y José Ignacio Latorre en una imagen de 2014.María Teresa Soto-Sanfiel, Roy J. Glauber y José Ignacio Latorre en una imagen de 2014

Una charla dentro del marco del Proyecto Manhattan, entre el público se puede ver a Robert Oppenheimer, director científico.

Una cafetería en el laboratorio de Los Álamos, durante el Proyecto Manhattan.


Los Álamos era un apacible poblado habitado por parejas jóvenes, abundantes niños, trabajadores con tiempo libre para disfrutar de la naturaleza circundante y del buen clima del estado de Nuevo México. Después de la jornada laboral se podían dar paseos, disfrutar de proyecciones de cine por 10 centavos, asistir a alguna conferencia o bailar en alguna fiesta. Las bebidas disponibles eran de baja graduación alcohólica, dado el carácter militar del recinto, pero alguno de los abundantes científicos fabricaban alcohol en secreto, porque la ciencia tiene múltiples aplicaciones. En el amable poblado de Los Álamos, a principios de los años cuarenta, estas jóvenes familias estaban trabajando en producir algunos horrores por venir y una potencia de destrucción que aún tiene en vilo al mundo. Estaban construyendo la bomba atómica. La primera de esas que todavía, y sobre todo hoy, siguen siendo una amenaza para la supervivencia de la Humanidad.

Algunas caravanas en las que vivían los participantes del Proyecto Manhattan. Algunas caravanas en las que vivían los participantes del Proyecto Manhattan.

La macrohistoria de la bomba es bien conocida: en 1938 los científicos alemanes Lise Meitner y Otto Hahn descubren la posibilidad de fisionar el átomo de uranio liberando grandes cantidades de energía, según había establecido Albert Einstein en la ecuación más célebre de la ciencia: E=mc². Ante el poderío de este proceso natural y sus posibilidades militares, el físico Leó Szilárd ve el futuro retorciéndose y convence a Einstein para que firme una carta dirigida al presidente de los Estados Unidos, urgiéndole a desarrollar el arma antes de que lo hagan los nazis. Roosevelt pone en marcha el ambicioso Proyecto Manhattan, cuyo epicentro es el laboratorio de Los Álamos. De ahí salieron Little Boy y Fat Man, las bombas que arrasaron Hiroshima y Nagasaki en 1945 y que cambiaron la historia para siempre. Desde entonces la civilización se puede destruir a sí misma con cierta facilidad. En eso estamos.

Lo que ahora podemos conocer con más detalle es la microhistoria de aquel lugar, en boca del físico estadounidense Roy J. Glauber (New York, 1925 - Massachussets, 2018), que fue el más joven de los participantes del área teórica del Proyecto Manhattan, y que ganó posteriormente, en 2005, el premio Nobel de Física por otras cosas: sus trabajos en el campo de la Óptica Cuántica, disciplina de la que se le considera pionero. Su testimonio se recoge en el libro La última voz (Ariel) y el documental That’s the Story (se puede ver en YouTube), ambos obra de María Teresa Soto-Sanfiel, doctora en Comunicación Audiovisual y profesora de la Universidad de Nacional de Singapur, y el físico José Ignacio Latorre, catedrático de la Universidad de Barcelona y director del Centre for Quantum Technologies de Singapur.

Todo empezó con unas copas. “Estábamos en un congreso en Benasque y me llevé a Glauber a tomar algo que no conociese, como los mojitos, porque a un premio Nobel siempre hay que tratarle bien”, bromea Latorre. Animado por el brebaje, Glauber comenzó a contar anécdotas que implicaban a grandes nombres de la Física del siglo XX. ¿Por qué les conocía? “Es que trabajé en el Proyecto Manhattan, a los 18 años”, dijo Glauber, que era, por tanto, uno de los últimos supervivientes de los que colaboraron en la fabricación de la bomba. A partir de esos mojitos, y a través de varios encuentros fortuitos (en Singapur, en el MIT de Massachusetts, etc), los autores fueron grabando el material. Curiosamente, cuando se disponían a ilustrar el documental, se desclasificaron los archivos del Proyecto Manhattan y consiguieron 17 horas de imágenes de la época, muchas de las cuales se muestran por primera vez al público. “En nuestros encuentros Glauber era muy minucioso con los detalles, de modo que nos dio una fotografía muy viva de aquellos tiempos”, explica Soto-Sanfiel, “es la vida en Los Álamos contada por un protagonista, y eso es algo inusual”.

María Teresa Soto-Sanfiel, Roy J. Glauber y José Ignacio Latorre en una imagen de 2014.

Glauber describe en varias ocasiones Los Álamos como un lugar utópico (aunque en esa pequeña utopía científica se empezaran a generar algunas distopías que nos quitan el sueño desde entonces), y eso que también habla de su austeridad: era un lugar perdido de la mano de Dios, no se cobraba demasiado y tampoco había demasiado con qué llenar el tiempo más allá del trabajo. “Pero se encontraban elementos que a un joven como aquel le maravillaban”, dice Latorre, “al parecer la comida era muy buena (Glauber seguía siendo un gran comilón a sus 90 años), hacía buen tiempo y, sobre todo, estaba rodeado de los mejores cerebros de la época”.

En Los Álamos se concentró un poderío intelectual que deslumbraba al joven Glauber, que, destinado allí para hacer cálculos complejos, ni siquiera había terminado los estudios en Harvard. El de Robert Oppenheimer, director científico, que tenía una gran facilidad para entender la física y comunicarla (por ejemplo, al general Leslie Groves, responsable supremo del proyecto). Glauber le describe como un intelectual romántico, gran conocedor de los textos clásicos hinduistas (dominaba el sánscrito), que contrastaba con el típico pensamiento pragmático de los científicos estadounidenses. Cuando vio estallar la primera bomba, en el desierto de Nuevo México, se recitó estos versos del Bhagavad Gita: “Ahora me he convertido en la Muerte, el destructor de mundos”. El director Christopher Nolan prepara una película sobre su figura, que se estrenará en 2023.

Una charla dentro del marco del Proyecto Manhattan, entre el público se puede ver a Robert Oppenheimer, director científico.

También Hans Bethe, responsable del área teórica del proyecto, al que Glauber describe como de gran inteligencia y comprensión con sus colaboradores; Enrico Fermi, capaz de hacer ingeniosos cálculos y aproximaciones para abordar los problemas; o el célebre Richard Feynman, todo un personaje capaz de pensar la física de otra manera y ser el centro de atención con sus eternas historias y anécdotas (como se muestra en su conocida biografía ¿Está usted de broma, Sr. Feynman?, que sirve de inspiración a estudiantes de todo el planeta). A Glauber, sin embargo, parece no convencerle del todo la figura de Feynman, al que considera un hombre demasiado centrado en seducir a los demás interpretando a su personaje estrambótico. “Glauber era un hombre serio, poco dado a los aspavientos, pero Feynman era todo lo contrario, alguien que brillaba”, dice Soto-Sanfiel, “así que le consideraba un poco fantasma, aunque le tenía gran respeto intelectual”.

Glauber presenció en primera persona el primer estallido de la bomba, la prueba Trinity, sucedida en julio de 1945 en el desierto de Nuevo México. No estaba invitado, por su condición de físico teórico, pero junto con unos colegas se apostó como espectador en una montaña cerca de Albuquerque, a unas 70 millas (algo más de 112 kilómetros) de la explosión. Cuando la bomba, de 20 kilotones, estalló, se quedaron aterrados. El primer hongo nuclear surgió contra el cielo nocturno y, en el lugar de la detonación, la arena del suelo se fundió formando una sustancia verde y brillante como el jade, que luego se bautizó como trinitita. Glauber describió el evento como algo “muy grande y siniestro”. Durante el mes siguiente nadie en el laboratorio quiso hablar de lo que había visto.

El relato del libro y el documental no se queda en la experiencia de Los Álamos, sino que también narra la posterior caída en desgracia de Oppenheimer, víctima de la caza de brujas y defenestrado por el físico Edward Teller (algo así como el malo de esta historia), que le acusó de comunista y que era partidario, contra el primero, y aún después de los horrores de Japón, de seguir desarrollando bombas de mayor potencia, como la de hidrógeno. Así se hizo.

Una cafetería en el laboratorio de Los Álamos, durante el Proyecto Manhattan.

Glauber falleció en diciembre de 2018, con el libro ya en fase de edición, de modo que no llegó a presenciar el inicio de la guerra de Ucrania, en la que Vladímir Putin ha vuelto a agitar los miedos nucleares que tanto inquietaron la segunda mitad del siglo XX, en la Guerra Fría. “Entonces no se hablaba casi del peligro nuclear y, como comprobamos al mostrar una primera versión del documental en diferentes centros de investigación, había cierto consenso en que la posibilidad de una destrucción total había mantenido una larga paz en Europa”, dice Latorre.

El físico neoyorquino nunca expresó arrepentimiento por participar en el Proyecto Manhattan, por varios motivos: entonces era un chaval sin ninguna importancia al que solo le requerían para hacer ciertos cálculos y, además, en aquel momento miles de jóvenes soldados morían “como moscas” en la guerra mientras que los nazis podían estar construyendo su propia bomba. “Eso sí”, agrega Soto-Sanfiel, “cuando se lanzaron las bombas en Japón, Glauber abandonó el proyecto y nunca quiso saber más de la carrera armamentística”.

https://elpais.com/cultura/2022-11-07/el-ultimo-superviviente-del-amable-poblado-donde-se-creo-la-bomba-atomica.html

Sí, hay algo peor que odiar.

Hay algo que podemos hacer cuando el veneno ya está dentro y es no exacerbarlo, ser conscientes de que si crece todos saldremos perdiendo


La diputada de Vox, Carla Toscano, en el Congreso. En vídeo: Su intervención en la tribuna. Foto: FERNANDO SÁNCHEZ (EUROPA PRESS)

De entre toda la paleta de sentimientos más presentes en nuestras vidas, el odio es seguramente el más difícil de evitar, de combatir, el más recalcitrante, pues no desaparece por más que nos lo propongamos y además nos envenena sin que solucione nada. El odio daña a quien lo profesa y no al objeto al que se dirige. El odio se agarra a las tripas sin dar nada a cambio.

No quiere decir esto que otros sentimientos sean evitables, pues la voluntad no suele tener nada que ver con ellos. Pero vivir otros como el amor o el deseo pueden darnos muchas alegrías, mientras que evitar algunos desagradables como el asco puede estar en nuestra mano.

Pero hay algo que sí podemos hacer con el odio cuando el veneno ya se ha enganchado en nuestro ánimo. Y es no exacerbarlo. Dejarlo estar. Hacernos conscientes de que es tan inflamable que de su crecimiento solo saldremos perdiendo. Porque todos perdemos con el odio. Por ello es más acuciante aún parar el reloj, volver a la casilla de salida, mirar lo ocurrido desde la barrera como si nos ayudara el VAR y repensar los siguientes pasos. Solo así nos daremos cuenta de que atizar el odio es aún peor que odiar. Exacerbarlo es incendiar. Incluso delito.

Viene esta reflexión a cuenta de lo ocurrido en el Congreso esta semana convulsa en la que la tercera fuerza política del país ha intentado denigrar, humillar, atizar el odio, descalificar e insultar a una ministra del Gobierno entre aplausos de los suyos y el silencio de los próximos. Y también a cuenta de un libro recién publicado, tan oportuno que nos pone en bandeja esta reflexión. Odio, de José Manuel Fajardo (Fondo de Cultura Económica), no es un ensayo, sino una pequeña novela que escarba en la realidad de un par de desgraciados que no son capaces de convertir su rabia y su odio en combustible para una lucha por la justicia o el bienestar, sino que, por el contrario, lo convierten en un mecanismo de encadenamiento del mal.

Desengáñese Vox y desengáñense los que utilizan el odio para incendiar la convivencia. Del odio nació Hitler y lo contagió. Del odio brota la aniquilación, la guerra. Del juego al que nos lleva el odio no gana nadie y todos pierden, pues no hay épica en su profesión. Fajardo ha retratado en ese libro minúsculo la distancia gigantesca que separa la ambición legítima por cambiar las cosas de la crueldad en la que desemboca un odio sin controlar. Seamos civilizados y tengámoslo claro: si no, perderemos todos.

https://elpais.com/opinion/2022-11-26/si-hay-algo-peor-que-odiar.html?event_log=oklogin

DEPRESIÓN TRIBUNA i Consejos (útiles) si tienes un ser querido con depresión

Convivir con una persona con depresión puede ser una experiencia abrumadora, pero hay acciones que pueden ayudar: generar un clima de seguridad y comprensión, acceder a información de calidad sobre el trastorno, fomentar el autocuidado y confiar en los profesionales

Cuando eres psiquiatra, a veces ocurre. Fuera de la consulta, en el colegio de tus hijos o en una entretenida presentación de libro, de repente se te acerca alguien conocido, una amiga con la que tienes poco trato y quiere preguntarte algo “personal”, y ves aquella mirada: asustada, desvalida, marcada por el dolor. Te suelen decir: “es horrible.., nunca le había visto así.., no sé cómo ayudarle”. Pueden referirse a su marido, a su hermana, a su padre. Han sido informados (como diría Martin Amis) de que la depresión no es tristeza, sino vacío. De que lo contrario de la depresión no es la felicidad, sino la vitalidad. Nunca habían visto a su ser querido con tan poca capacidad ni fuerza para amar, por eso sienten frío, soledad, impotencia y miedo. Convivir con una persona con depresión puede ser una experiencia abrumadora, pero hay acciones que pueden contribuir a mejorarla:

1- Trata de no entrar en pánico y ofrece naturalidad, cariño y comprensión. 
Crea un clima tranquilo en el que el paciente pueda hablar —si así lo desea— de su terrible experiencia, evitando reproches, discusiones y un estrés añadido. Los humildes actos cotidianos, rutinarios, pueden convertirse en heroicamente sanadores. Sin forzar, trata de mantener las antiguas rutinas, las actividades, los momentos que algún día fueron felices.

2- Confía en los profesionales. 
La psiquiatría y la psicología no son disciplinas científicas duras, como la física o las matemáticas, y no te proporcionarán la objetividad y la precisión que anhelas, y, a poco que profundices, comprobarás que hay en ellas vastos terrenos de desconocimiento. Pero eso no quiere decir que en salud mental todo valga. La ciencia, con sus grandes limitaciones, ha dado pasos importantes. Deja las iluminaciones y teorías conspiratorias para Twitter, ahora necesitas un ancla que te proporcione seguridad. Las guías internacionales de práctica clínica recomiendan que la persona sea evaluada lo antes posible por un profesional experto (un médico de familia -en el caso de que el sistema de Atención Primaria no se haya estrangulado, claro-, un psicólogo clínico o, en los casos moderados o graves, un psiquiatra). Y recomiendan administrar tratamientos validados empíricamente: terapias psicológicas, fármacos o ambos. No tengas prejuicios, ahora lo importante es proporcionar a tu ser querido la máxima ayuda. No hace falta que finjas ejercer tú de psicólogo o psiquiatra, tu papel -en realidad más importante- es otro: estar ahí, recuérdale al paciente que no está solo.

3- Colabora con el terapeuta.
Asegúrate de que el médico le ha pedido una analítica de sangre, dado que un porcentaje de pacientes deprimidos tienen en realidad hipotiroidismo o anemia y mejoran cuando son tratados. Fomenta que tu ser querido abandone el consumo de tóxicos, como el alcohol, el cannabis o la cocaína. Muchas veces son estrategias desesperadas y erróneas de auto-tratamiento. El alcohol proporciona un inicial efecto euforizante, embriagador, pero en realidad es un potente depresor del sistema nervioso; en concreto, aumenta por 7 el riesgo de suicidio del paciente deprimido. La cocaína produce, entre otras muchas formas de destrozar el cerebro, un efecto rebote que empeora la intensidad de los síntomas depresivos. Si es necesario, quizá tengas que reducir o eliminar tu propio consumo tóxico para ayudar a tu ser querido. Cuéntale a tu terapeuta si el paciente tuvo algún episodio, aunque fuera breve, en el que estuvo muy hablador, expansivo, desinhibido: podría tratarse de un trastorno bipolar tipo 2.

4- No te tomes la depresión de tu ser querido como un rechazo personal, no busques culpables. 
Aunque tu mente tienda a buscar compulsivamente causas y soluciones —estamos diseñados para ello—, trata de frenarla, no tomes decisiones personales drásticas. Cuando la tempestad haya amainado, habrá tiempo. Transmítele que no es culpable de tener depresión y que ello no es signo de debilidad ni falta de carácter, sino que se trata de una enfermedad. Esto puede resultar liberador. No le digas “pon de tu parte” (consejo inútil), probablemente está haciendo lo posible, pero le falta aliento.

5- Infórmate sobre la enfermedad depresiva. 
Lee libros de testimonios de escritores depresivos, recomendaciones de sociedades científicas, información de asociaciones de pacientes y familiares. Verás que una cosa es una depresión y otra el malestar, la frustración, la insatisfacción de una sociedad más o menos justa. La banalización y generalización del término (“todos estamos mal”, “la sociedad está enferma”, etc) es cruel con los pacientes graves. Aquí hablamos de cuando la persona no tiene fuerzas ni para ducharse, cuando coger el teléfono supone una auténtica tortura, cuando en realidad preferiría no seguir viviendo, por haberse producido una quiebra del sentido.

6- Infunde esperanza. 
Tu ser querido aún no lo sabe, pero todo esto pasará. Como dice Jorge Drexler en una bonita canción, “el tiempo se va, se va y no vuelve, y tu corazón va a sanar”. Con un correcto tratamiento, los episodios depresivos mayores desaparecen en su totalidad en al menos 2/3 de los casos. En otros, las llamadas depresiones resistentes, afortunadamente tenemos herramientas para optimizar la respuesta, aunque cuesta algo más de tiempo y esfuerzo. Eso sí, toma nota de que, cuando mejore, habrá riesgo de recurrencia. Para hacernos una idea: tras dos episodios, el 70% de pacientes tendrá un tercero. Pero la prevención de recaídas y la intervención sobre los factores de riesgo serán el siguiente capítulo, ahora hay que salir de este.

7- Cuídate
La depresión de tu ser querido no puede arrastrarte. Necesitamos tu serenidad y tu salud. Para ello, no te hagas responsable único de la evolución, haz que el cuidado se reparta entre varias personas, no descuides tus aficiones, tus rutinas; no te aísles, comparte con otros tu experiencia de convivir con el sufrimiento, la van a entender.

El día menos pensado, el paciente recuperará la ilusión por verte, hablar contigo, besarte. No desesperes. Cuando lo haga sabrá que tú has estado ahí y que le esperaste hasta su retorno. Lo cuenta William Styron en su conmovedor libro testimonial. En mitad de una de sus profundas depresiones y con intensas ideas de suicidio, casi definitivas, comenzó a sonar en la radio una rapsodia de Brahms. Pese a haber estado durante meses insensible a cualquier placer artístico, esa melodía le “traspasó el corazón como un puñal” y le hizo pensar en todas las alegrías que esa casa había conocido: “los niños que habían hecho carreras en las habitaciones, las celebraciones, el amor y el trabajo, el descanso honestamente ganado”. Ahí decidió, y fue el inicio de su ascenso, que “todo eso era más de lo que yo era capaz de abandonar”.

domingo, 27 de noviembre de 2022

_- SESIÓN DE CONTROL Las provocaciones de los ultras desbordan el vaso en el Congreso

_- Los insultos de Vox colman la paciencia de los grupos, cada vez más preocupados por la imagen de degradación de la vida parlamentaria

Un día cualquiera, en una aburrida comisión del Congreso de los Diputados, pueden escucharse cosas como estas: “Hoy empezó el totalitarismo en España (…) No están actuando ustedes, señores de la ultraizquierda en el Gobierno, de una manera distinta a Hitler y a Stalin (…) Están deshumanizando a la oposición, que es el paso previo al Gulag”. Esas palabras fueron pronunciadas el día 17 en sede parlamentaria por Rubén Manso, inspector del Banco de España, profesor universitario, consultor financiero de importantes compañías y considerado el gurú económico de Vox. Manso no es en absoluto un orador exaltado y fue desgranando esas tremebundas conclusiones sin alzar la voz. Nadie de los destinatarios se inmutó en la Comisión de Economía, a lo sumo se pudieron apreciar algunas sonrisas irónicas. La barbaridad se ha convertido en rutina en el Parlamento español y ya no llama mucho la atención que se profieran descalificaciones como esas o peores, de “asesinos” a “fascistas”.

Y a pesar de todo, las alarmas volvieron a dispararse esta semana en la sede de la soberanía popular, tras los insultos machistas de la diputada de Vox Carla Toscano a la ministra de Igualdad, Irene Montero. Tanto fue así que el casi siempre templado portavoz del PNV, Aitor Esteban, con 18 años de experiencia en el Congreso, se despachaba ante los periodistas en los pasillos: “¿Qué va a ser lo próximo? Esto es una vergüenza. ¿Que la gente se podía pasar de la raya en alguna ocasión? Sí, pero había un mínimo decoro y un mínimo respeto por encima de las diferencias ideológicas… Pero esto… ¡Qué tasca! Una tasca de mala muerte, en eso se ha convertido esto”. Esteban añadió una apreciación: “No en el 100%, pero diría que en el 98% de las ocasiones es Vox quien genera esto, con su agresividad, sus insultos y sus provocaciones”.

Es cierto que la agresividad verbal ha contagiado a una buena parte de la Cámara. Y que en ocasiones la extrema derecha también se ha quejado de actitudes violentas contra sus miembros, como cuando la diputada de ERC Maria Dantas se encaró con Macarena Olona desde las escaleras que dividen el hemiciclo gritándole “fascista” o cuando Pablo Iglesias acusó al portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, de “querer un golpe de Estado”. Pero la lista de desplantes y provocaciones de la extrema derecha supera con creces a todos.

Los dos únicos expulsados en esta legislatura eran miembros de Vox, la propia Olona —“Esto no es un circo”, reprendió la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, ante los desaforados intentos de la entonces parlamentaria para alterar el orden del día de una sesión de la Diputación Permanente— y José María Sánchez, quien llamó “bruja” a la socialista Laura Berja durante un debate sobre el aborto. Tras lo ocurrido esta semana, varios de los grupos que apoyan al Gobierno creen que ha llegado el momento de tomar medidas para frenar a los ultras y acabar con su “impunidad”, lo que anticipa un intenso debate la próxima semana en la Junta de Portavoces.

La del miércoles no era la primera vez que miembros de Vox le restregaban a Irene Montero su relación de pareja con el fundador de Podemos, sin que entonces se desatase el tumulto vivido esta semana. Lo que esta vez indignó al conjunto de la Cámara fue la obvia connotación sexual de las palabras de Toscano: “Su único mérito es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”. Los escaños de la izquierda estallaron, mientras Vox jaleaba como una heroína a su compañera. Por lo bajo, algunos lo celebraban con gracietas. Cuando luego le tocó subir a la tribuna a la socialista Berja, según relatan diputados de otros grupos próximos a los escaños que ocupan miembros de la extrema derecha, algunos de estos comentaban entre risas: “¡La bruja!, ¡la bruja!”.

Al día siguiente, Vox prolongó el show entre aires triunfales. El debate de los Presupuestos —a los que el partido ultra ni se molestó en presentar enmiendas ni a votar siquiera las de los demás— pasó a un segundo plano. El diputado Onofre Miralles homenajeó a Toscano desde la tribuna: “Somos moralmente superiores. Al zurderío se le combate de cara”. Luego llegó la más histriónica de las intervenciones que se recuerda a cargo de Víctor Sánchez del Real, quien se arrancó a gritos para imitar las acusaciones de “fascistas” que les habían proferido parlamentarios de la izquierda, se abrió la chaqueta y mostró su nuca para desafiar a los “comunistas asesinos” y finalmente se revolvió contra el mismo PP citando unos versículos del Apocalipsis: “Los tibios provocan el vómito de mi boca”.

Estrategia premeditada
Hay coincidencia generalizada entre los demás grupos en que el escándalo estaba planificado por Vox, en un momento en que las encuestas lo sitúan en retroceso. Un diputado socialista, César Ramos, incluso criticó al día siguiente la reacción a los insultos de Toscano: “Cometimos una equivocación, porque hemos dado publicidad a los que la buscaban”. Más allá del momento, el secretario primero de la Mesa y dirigente de los comunes catalanes, Gerardo Pisarello, cree que Vox sigue una pauta clara desde que llegó al Congreso. “Es una estrategia perfectamente premeditada para degradar y desestabilizar la institución, transmitir la imagen de que el Parlamento es un griterío sin ninguna utilidad e impedir el debate. No puede haber un debate democrático si se produce una desestabilización permanente de las condiciones del propio debate”, apunta Pisarello, quien anticipa que planteará una reflexión al respecto el martes en la reunión semanal de la Mesa.

El PP se ha sumado a la condena a los insultos de Vox. “Recurrir a la descalificación personal con comentarios ofensivos como los del otro día es algo lamentable que no debería ocurrir nunca”, deplora el número dos del Grupo Popular, Carlos Rojas. El primer partido de la oposición coincide en que estos episodios contribuyen a “acrecentar el desapego de la sociedad por la clase política” y por ello perjudican “tanto al PP como al parlamentarismo”. Pero Rojas atribuye su cuota de responsabilidad a la izquierda. “Quien ha sembrado su acción política de crispación e insultos desde sus inicios ha sido Podemos”, denuncia. El diputado popular afea a esta formación sus “continuas descalificaciones a la Jefatura del Estado y a la judicatura” y reprocha a Montero que replicase a los ataques de Vox calificando a este partido de “banda de fascistas”.

“Yo no soy un ejemplo de corrección política”, se apresura a reconocer el portavoz de ERC, Gabriel Rufián. “Fui expulsado en una ocasión, aunque por algo que ahora sucede todos los días: permanecer de pie cuando me ordenaban sentarme”. Pero Rufián insiste en que nadie —e incluye al PP, pese a su a menudo áspera confrontación con este partido— ha “sobrepasado los límites” como Vox. “Tenemos que hacer un esfuerzo todos los demás grupos y también los medios para no equipararnos, para no transmitir la imagen de que esto es un escándalo continuo del que todos somos responsables. Lo de Vox es violencia verbal y política. Y lo peligroso es que eso se traslada después a la calle y a las redes sociales”.

Respuesta contundente
Varios grupos exigen una respuesta contundente y entre ellos el más crítico es Unidas Podemos, que apunta a la presidenta, la socialista Batet. “Ha decidido ponerse de perfil ante la violencia política de Vox y esto ha creado un clima de impunidad”, recriminan fuentes de la dirección del grupo parlamentario. “A menudo Batet lo presenta como una cuestión de educación y de reglamento, cuando es una estrategia política para humillar y deshumanizar al adversario”. El PNV también ve pasividad en la presidencia y señala que el reglamento exige a los oradores que se ciñan a la cuestión a debate, los Presupuestos en el caso de lo sucedido en los últimos días. El PP pide a Batet más “empeño”, sin entrar en detalles, y le reprocha que, al comienzo de la legislatura, permitiese a diputados de izquierda e independentistas que tomasen posesión introduciendo en sus promesas coletillas “contrarias al orden constitucional”. Rufián tercia: “Yo creo que Batet ha hecho una buena labor, pero ha llegado el momento de poner límites. La Mesa tiene que hacerse valer”. Y sugiere medidas como sanciones económicas a los diputados.

Los alborotos en la Cámara, con la consiguiente degradación de la imagen del Parlamento, han sido uno de los grandes quebraderos de cabeza para Batet en estos tres últimos años. “Se ha pasado horas y horas estudiando el reglamento para buscar fórmulas que le permitan frenar estos incidentes”, apuntan fuentes socialistas, “pero el reglamento es el que es”. Las sanciones económicas que propone Rufián, por ejemplo, no están contempladas actualmente en las normas internas de la Cámara. Para desmentir la supuesta lenidad que algunos atribuyen a Batet, en su equipo recuerdan la expulsión de Olona, una medida extrema que se ha tomado en contadas ocasiones después de 45 años de democracia parlamentaria. La presidenta está dolida por algunas de las críticas, señalan las mismas fuentes, sobre todo porque, de momento, ninguno de los grupos le ha presentado una propuesta concreta sobre qué medidas se pueden adoptar. “Y ella está dispuesta a escuchar”, añaden. Batet ha apelado a menudo al “autocontrol” de los diputados para no entrar a las provocaciones ni responder a los insultos, como hizo Montero al llamar a Vox “banda de fascistas”. En este punto, Pisarello discrepa: “El fascismo es un fenómeno histórico, es una definición casi técnica. Ellos también nos llaman a nosotros comunistas. Pero es muy diferente eso a que te tachen de asesino o terrorista”.

El próximo martes, la Mesa no solo se ocupará de las exigencias de los que reclaman más mano dura con Vox. La extrema derecha ha presentado un escrito para denunciar a dos de los miembros de UP en el órgano de gobierno de la Cámara, Pisarello y Javier Sánchez Serna, por sumarse al griterío que originaron los insultos a la ministra de Igualdad. Pisarello lo niega y las imágenes del pleno parecen corroborar su versión. Varias fuentes aseguran que el representante de Vox en la Mesa, Ignacio Gil Lázaro, se ha distinguido desde el comienzo de la legislatura por participar desde su puesto de los alborotos organizados por su grupo. Esta es una de las especialidades de la extrema derecha: prender el fuego para después presentarse como víctima.

El País


Envilecimiento parlamentario.

Los insultos machistas de la ultraderecha de Vox contra Irene Montero repugnan a la conciencia democrática

Mientras el Parlamento aprobaba los terceros Presupuestos Generales del primer Gobierno de coalición de la democracia, el debate político estaba monopolizado por los graves insultos machistas que Vox vertió desde la tribuna del Congreso sobre la ministra de Igualdad, Irene Montero. La legítima crítica política a la ley del solo sí es sí no autoriza en ningún caso un recurso que repugna a la conciencia democrática. El desencuentro y el choque dialéctico son leyes básicas de las democracias modernas, pero no lo son las mentiras, las descalificaciones personales y los insultos como modos de atraer la atención de las redes y apedrear a una diputada, sea o no ministra.

Amparar la legitimidad de esos ataques en los aspectos criticables de la ley del solo sí es sí es política y moralmente deplorable. El ejercicio del poder está sometido a la crítica de aliados y adversarios, pero no figura entre sus deberes el silencio o la indiferencia ante agresiones destinadas a minar su dignidad como persona. Lo ocurrido es mucho más que machismo ramplón y agrio: es negacionismo de la dignidad de las mujeres, como quedó patente ayer cuando otro diputado ultra quiso elogiar a otra diputada de su grupo señalando su “hombría”. La estrategia programática de provocación de la ultraderecha tiene eficacia mediática. La descalificación de brocha gorda y retrógrada alimenta una máquina política fundada en la desinformación deliberada, la añoranza reaccionaria y el odio para consumo masivo. La ultraderecha, de capa caída en las encuestas, necesita foco y lo busca a costa de lesionar las reglas básicas de la democracia en la tribuna del Congreso.

La visible jactancia de Vox en esta institución estos dos últimos días tiene causa: consiguió el objetivo de instalar el ruido del odio en el Parlamento en la víspera de la aprobación de unos Presupuestos concebidos para mejorar la capacidad de resistencia de la sociedad española a los embates de la crisis. Y le permite activar su único resorte electoral: acusar de tibieza al PP. Los primeros interesados en marcar distancias con este brutalismo político deberían ser los populares. Solo la portavoz, Cuca Gamarra, salió en las redes a condenar las ofensas a Montero. La pasividad visible de los diputados del PP en sus escaños —mientras toda la izquierda y muchos otros grupos ovacionaban en pie a la ministra en repulsa del ataque inmoral que había sufrido— no se sumó a la protesta del resto de formaciones políticas, y entre diputadas (y diputados) del PP hubo de sentirse un aliento de vergüenza irremediable. Al trumpismo desbocado se le combate con dignidad y coraje democráticos, como el que sin duda albergan numerosas diputadas del PP, con vidas independientes y emancipadas de tutela alguna de varón. A la presidencia de la cámara y a todos los demás grupos políticos les corresponde ahora analizar los cauces para que haya consecuencias reglamentarias a quienes atentan contra la dignidad básica de las mujeres.

https://elpais.com/opinion/2022-11-25/envilecimiento-parlamentario.html

sábado, 26 de noviembre de 2022

5 trucos para ahorrar dinero en tus compras del supermercado

A medida que los precios aumentan y afectan los presupuestos, muchas personas están recortando la compra semanal de alimentos.

Además de comprar menos, la gente busca formas de rentabilizar más su dinero y aprovechar al máximo lo que tiene, especialmente ahora que una ola inflacionaria está recorriendo el mundo.

Y los como los pronósticos económicos no son muy alentadores para el año que vienen, los consumidores se preparan para navegar aguas probablemente turbulentas.

La BBC habló con algunos blogueros dedicados a las finanzas personales para que compartieran aquellos consejos que les han resultado efectivos en su vida diaria.

1. Revisa lo que ya tienes en casa
Rosie sugiere que le des un buen vistazo a tu despensa antes de cada viaje de compras. "Todos sabemos el valor de hacer una lista, pero si estás agregando productos que ya tienes en tu alacena, entonces gastarás dinero en cosas que no necesitas".

"No tiene sentido comprar más frascos de salsa para pasta si ya tienes cinco en la alacena", apunta.

Rosie Forshaw ha reducido su compra de alimentos.

Ella mantiene una lista en un cuaderno de lo que hay en su despensa, por lo que siempre sabe lo que ya tiene cuando va de compras. Dice que esa táctica le ha ayudado a que la compra de alimentos semanal para su familia -ella, su esposo y su hijo de un año- se reduzca alrededor de US $50.

2. Ve primero a la sección de descuentos
Lynn, otra de las blogueras consultadas, recomienda cambiar la forma en que compras cuando ingresas a una tienda y dirigirte directamente a la sección de ofertas.

"Si encuentras algo que está en tu lista, ya conseguiste ahorrar algo de dinero", comenta.

También sugiere ir directamente a la sección de alimentos congelados y luego al pasillo de productos enlatados.

"La carne, el pescado y las verduras congeladas casi siempre serán más baratas que la opción fresca", dice. "Si obtienes lo que necesitas en esa sección, antes de pasar a los pasillos de productos frescos, es probable que obtengas ahorros significativos".

3. Haz un mejor uso de tu congelador
Algo común en varios países es que los hogares desperdician mucha comida, perdiendo recursos económicos que podrían ser aprovechados.

Lynn cuenta que hacer un mejor uso de su congelador la ha ayudado a reducir drásticamente los desechos de comida en su casa.

"Si las cosas se están acercando a su fecha de caducidad, siempre debes intentar congelarlas", explica.

"También puedes comprar cosas más baratas que están cerca de su fecha de expiración en los supermercados. Cosas como leche y queso, incluso frutas y verduras, se pueden congelar y guardar para cuando las necesites.

Kate Hall cocinando en su su casa FUENTE DE LA IMAGEN, KATE HALL

Kate Hall dice que congelar la comida cuya fecha de expiración se acerca, es una buena idea.

Kate Hall, quien dirige el sitio web The Full Freezer, usa su congelador como si se tratara de un botón de pausa en lugar de una solución de almacenamiento a largo plazo.

Cuenta que si bien casi todos los alimentos se pueden congelar, debes cambiar la forma en que los consumes.

"No se puede descongelar un plátano o una ensalada y esperar que quede igual que cuando se metió en el congelador", explica. "Pero si piensas en cómo podrías usarlo en postres, sopas o guisos, entonces ahorrarás mucho dinero".

4. Escoge el mejor embalaje
Rosie cuenta que mucho de lo que compramos en el supermercado está empaquetado para su comodidad y no para la nuestra.

"¿Con qué frecuencia has comprado una bandeja de champiñones cubierta con una capa de plástico transparente y se descomponen en su empaque? Están envueltos así para que sean más fáciles de transportar", explica.

Ella pone el suyo en una bolsa de papel cuando los lleva a casa, pero dice que simplemente quitar el envoltorio de plástico ayudará a que duren más.

'Greedflation': cómo algunas empresas están utilizando la excusa de la inflación para generar ganancias récord a costa de los consumidores Helen White, quien dirige una campaña para evitar el desperdicio de comida en Reino Unido, dice que hay pequeñas cosas que podemos hacer para que los alimentos duren más, especialmente las verduras frescas y las ensaladas, el grupo de alimentos más desperdiciado.

"Solo poniendo un trozo del papel absorvente que usamos en la cocina en una bolsa abierta de ensalada para absorber la humedad, ayudará a que dure más".

Por otro lado, mantener la fruta en el refrigerador ayudará a extender su vida, pero ella sugiere verificar que la temperatura esté por debajo de los 5 °C., porque en muchos hogares la temperatura suele ser más alta.

"Estas son malas noticias para la leche y otros alimentos guardados en el refrigerador, que pueden estropearse [más rápido] cuando no se almacenan a la temperatura adecuada".

5. Pregúntale a los expertos
Rosie trata de pedirle consejo a quienes trabajan en negocios locales más pequeños para aprovechar sus años de experiencia.

"Los carniceros son un gran recurso y alguien con quien no deberíamos tener miedo de hablar sobre cómo ahorrar dinero", explica.

"Si vas a tu carnicería local y les dices que tienes un bajo presupuesto para la carne de la semana, ellos podrán decirte cómo estirar tu dinero comprando los cortes más baratos.

"Son las mejores personas para aconsejar sobre cómo cocinarlos y cómo hacerlos rendir más".

Algunos lectores nos enviaron sus propios consejos. Esta es una selección de sus sugerencias:

"Mi esposa y yo nos sentamos con nuestros computadores y hacemos un pedido online con una lista que incluye exactamente los mismos productos en dos supermercados distintos. Luego verificamos los costos totales, incluida la entrega, y el que sea más barato 'gana' nuestro pedido".

"Recomiendo encarecidamente tener un menú semanal, para que sepas lo que vas a cocinar cada semana. Yo lo pongo en el refrigerador y nuestra familia de cinco personas siempre sabe qué esperar. Esto no solo ahorra dinero, sino que elimina el estrés de no saber qué preparar cada día. Además, sé exactamente lo que necesito comprar y me atengo a mi presupuesto porque voy al supermercado con un plan".

"Mi consejo no se trata de comida, sino de productos de limpieza. Hay mucho dinero para ahorrar en productos de lavandería y limpieza. Estos están llenos de trucos para hacernos comprar cosas adicionales. Por ejemplo, no necesitas un detergente distinto para las prendas de color. La decoloración se debe en gran medida a la exposición a la luz del día más que al tipo de detergente que uses".

TRIBUNA. No, no es libertad de expresión.

Las dos Cámaras no se rigen por los mismos códigos que una tertulia televisiva, un tuit o una columna de opinión. El insulto, las vejaciones, el linchamiento, la ofensa y las injurias no forman parte del derecho a verbalizar las ideas

El 14 de marzo de 1991, en el campus de una universidad pública neoyorquina (Binghampton), se organizó una conferencia para presentar una asociación conservadora de académicos, la National Association of Scholars (NAS). Richard Hofferbert, un profesor de Ciencia Política cuya reputación en el campus sugería que, supuestamente, había invitado a sus clases a miembros del Ku Klux Klan, era el ponente principal, y el tema era la caída del muro de Berlín. Durante la conferencia, uno de los estudiantes presentes mostró una actitud grosera (según los testimonios, tiró al suelo una foto que el ponente había hecho circular entre el público), que dio pie a que otro profesor de la NAS, Saul Levin, presentara una denuncia. Tanto el periódico universitario como la televisión local señalaron, en la cobertura del hecho, que se había tratado de una conducta anecdótica, tras la cual la conferencia continuó en ambiente tenso pero sin más problemas.

Sin embargo, dos semanas después, varios periódicos de gran tirada se hicieron eco en editoriales y noticias de la versión victimista elaborada por los académicos de la NAS, dándole valor de verdad y asumiendo un tono crítico, claramente acusador, hacia la universidad y los estudiantes. Hay que esperar al 21 de abril del mismo año para que The New York Times recogiera la noticia, señalando la enorme diferencia entre lo que habían referido en la investigación universitaria las acusaciones y los testigos: “La asociación dijo que al ponente se le había negado el derecho a la libertad de expresión mediante lo que él y el Dr. Levin describieron como una ‘turba’ de estudiantes, la mayoría de ellos negros, que ‘irrumpió’ en la sala de conferencias. El Dr. Levin y el Dr. Hofferbert afirmaron que varios estudiantes empuñaban palos y garrotes”. Esta versión, desmentida en la investigación, fue, no obstante, la que se difundió; si en 1991 hubiera habido redes sociales, sin duda habría sido la versión más viralizada y nuestros teléfonos habrían recibido memes de estudiantes afroamericanos con palos.

Esta anécdota suele referirse para explicar los orígenes del mito que criminaliza y ridiculiza el “lenguaje políticamente correcto”, descrito por algunos autores como “la creación de un enemigo fantasma” por parte de la derecha. Para entender su alcance real es necesario tener en cuenta cuál era el contexto de los campus estadounidenses. La apertura académica que habían provocado movimientos de Nueva Izquierda como el feminismo o la defensa de los derechos civiles —por ejemplo, revisando el canon literario para incluir mujeres y autores de minorías étnicas, o creando departamentos de Estudios de la Mujer o de Estudios Africanos, etcétera— se vio claramente frenada por el neoliberalismo de la era Reagan. En esta tesitura, los neocons, los paleoconservadores y las múltiples asociaciones y think tanks del entorno del Partido Republicano alentaron desde los años ochenta un enorme movimiento de victimización. En un acto que cabe reconocer —sí— como de brillante inversión retórica, y ayudados por los medios conservadores, convirtieron en un ataque a “su” libertad de expresión cualquier reivindicación de un discurso respetuoso con las minorías y atento a la diversidad. Conspirativamente, sus conferencias, textos y panfletos atribuían las bases intelectuales de esta supuesta censura a la teoría crítica y el posmodernismo, es decir, dos escuelas de pensamiento importadas a Estados Unidos por los autores marxistas de la Escuela de Fráncfort y los deconstructivistas franceses. Una intención ulterior, más allá del lenguaje, aspiraba a eliminar los programas de discriminación positiva (affirmative actions) que habían abierto las aulas y los puestos de trabajo a mujeres y a minorías.

Y les salió bien. De hecho, les salió tan bien que quienes más se creyeron las exigencias de tal corrección política fueron muchas voces progresistas, fascinadas de pronto por la falacia determinista que atribuye poderes mágicos al lenguaje y que asume que este crea la realidad. Surgieron así, in crescendo, las tendencias censoras que no solo empezaron a prohibir ciertas palabras, sino que acabaron por vetar en los temarios académicos temas concretos, y libros y autores completos, y que han terminado provocando un verdadero problema en muchos campus. No es casualidad que el teórico de los estudios culturales Stuart Hall describa amargamente la corrección política como “el contragolpe que los ochenta dieron a los sesenta”.

He rescatado el fenómeno de cómo surge el mito de la corrección política porque la última década nos ha expuesto a una situación similar. Tenemos claramente identificados unos políticos y unos partidos, adscritos a posiciones extremas y normalmente ultraconservadoras, que radicalizan sus discursos más y más, mientras el entramado institucional parece darles la razón en que eso es libertad de expresión; la única respuesta es mostrarse escandalizado y, resignadamente, hacer declaraciones. Y aunque estamos llamado “polarización” a este proceso, las hemerotecas muestran evidente asimetría en cómo los dos “polos” recurren a este discurso del odio.

La consecuencia evidente es una degradación del discurso público que impregna todo. Los exabruptos y salidas de tono empezaron a tolerarse en los medios (no solo en televisión; hay columnas de opinión en diarios de gran tirada que destilan bilis hace décadas) y en el intercambio partidista (especialmente en las redes sociales de partidos radicales). La coartada era, por lo general, junto a la boutade desafiante de toda la vida, una reivindicación de lo natural, lo espontáneo; incluso de sinceridad. Progresivamente, además, los medios se han convertido mayoritariamente en cámaras ecoicas, y cuanto más gamberra o estridente sea una declaración, más la amplifican como noticia. Da lo mismo quién dice qué: presidenta autonómica, presentadora incompetente o sacerdote católico exaltado, todos encuentran micrófono o titular con absoluta facilidad, muchas veces porque los editores saben que eso se traduce en visitas a la web.

Lo ocurrido últimamente a tenor de la Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual es la manifestación radical de que hace tiempo que ese discurso saltó a las instituciones. Lo hemos presenciado, como mínimo, desde que irrumpió la autodenominada “nueva política”, así que no cabe gran sorpresa por lo visto estos días. Pero las instituciones, especialmente las dos Cámaras parlamentarias, no se rigen por los mismos códigos que una tertulia televisiva, un tuit o una columna de opinión. No son lo mismo, y sus normas comunicativas no pueden confundirse.

Y, sobre todo, no puede confundirse la libertad de expresión, protegida por el sistema democrático, con la libertad de acción lingüística; la primera es un valor absoluto, pero la segunda se subordina a los contextos. Cualquier diputado, cualquier ministro o cualquier senador debe poder exponer cualquier contenido, incluso de expresividad negativa, mediante un formato verbal que encaje, si ya no en los límites de la cortesía parlamentaria, al menos en la mínima educación.

Sería deseable que, como sociedad, sepamos impedir la consolidación de nuevos enemigos fantasma. El insulto, las vejaciones, el linchamiento, la ofensa y las injurias —cuyo máximo despliegue se da en los ataques al feminismo, de todo signo— no tienen nada que ver con la libertad de expresión, sino con instaurar un clima cuyo logro es, precisamente, frustrar cualquier diálogo: ¿qué se contesta a un insulto? Estos días, junto a la repetición en bucle de las intervenciones ofensivas, han circulado algunos vídeos del modo implacable en que el entonces presidente de la Cámara de los Comunes John Bercow atajaba las transgresiones verbales de Boris Johnson. Hay maneras.

https://elpais.com/opinion/2022-11-25/no-no-es-libertad-de-expresion.html#?rel=lom

viernes, 25 de noviembre de 2022

_- GUIA MICHELIN Cuánto cuesta comer en los 13 restaurantes con tres estrellas Michelin de España y cuál es su menú

_ -Una guía práctica y sencilla para saber los platos y el precio antes de reservar en los fogones condecorados en la publicación gastronómica de 2023 más prestigiosa. En gastronomía no existen los spoilers. Antes de acudir a un triestrellado Michelin, conviene saber a qué se va a enfrentar el comensal: qué platos, qué botellas y qué cuentas (ninguna baja de los 200 euros por persona) pasarán por la mesa. El martes 22 de noviembre se dio a conocer la nueva Guía Michelin de España y Portugal, añadiendo dos brillos a la lista con las incorporaciones del restaurante cacereño Atrio y el barcelonés Cocina Hermanos Torres. Con ellos ya son 13 los triestrellados españoles. Hay referentes de la nueva cocina vasca y cocineros que han convertido el mar en su fuente de inspiración. Hay chefs que apuestan por la tradición y otros con propuestas rompedoras. Incluso se encuentra una de las mejores (si no la mejor) bodegas del mundo. Hay restaurantes para todos los gustos, aunque solo para un tipo de bolsillo. Esto es lo que se puede esperar y lo que hay que pagar en los 13 mejores restaurantes de España.

1. Cocina Hermanos Torres

Qué comerás: Los televisivos hermanos Torres han creado un restaurante en el que lo importante sucede tras los fogones. Tanto es así que el 70% de los 800 metros cuadrados de Cocina Hermanos Torres lo ocupan las propias cocinas (una de producción, tres de preparación, otra de investigación y un aula gastronómica), y que tan solo el 30% lo hayan reservado para los clientes. “Lo nuestro no es un restaurante, sino una cocina con mesas”, afirma Sergio Torres. De esta salen platos sencillos, fáciles de entender, que se basan en productos de temporada con la mínima manipulación posible. Destacan el brote de lirio en homenaje a su abuela Catalina, los encurtidos y salazones en recuerdo de Jávea. Continúa con un bocado de pipas de girasol, y con una cromática menestra fría con verduras de temporada. El tartar de calamar sobre su propio jugo fermentado es uno de sus platos estrella, así como sus clóchinas (mejillones) con gaz­pachuelo. El arroz de verduras y su revisión del cocido madrileño, que convierten en plato frío, son otros de los destacados.

Cuánto te costará: El menú degustación asciende a 265 euros y el maridaje, que se paga aparte, suma a la cuenta otros 165. En total, para quien quiera la experiencia completa, la cuenta ascendería a 430 euros.

2. Atrio

Qué comerás: Y qué beberás… Si en cualquier restaurante, el maridaje es importante, en Atrio, que presume de tener una de las mejores bodegas del mundo (y más preciadas, como demostró su mediático robo), es imprescindible. Toño Pérez y José Antonio Polo han capitaneado la revolución gastronómica española. Con Ferran Adrià como inspiración han llevado a Atrio a lo más alto del panorama gastronómico español. Su menú degustación cambia cada temporada, pero tiene como base los mejores productos extremeños: cerezas del Jerte, jamón de la Dehesa de Extremadura, torta del Casar, queso de íbores, carne de retinto, perdiz a la moda de Alcántara... A partir de estos sabores componen un menú cambiante en el que se mantienen clásicos como el carpaccio de gambas con crema ácida y caviar ahumado, o la careta de cerdo ibérico con cigala y caldo cremoso de ave.

Cuánto te costará: La mesa para dos se reserva por una base de 425 euros.

3. ABaC

Qué comerás: El televisivo Jordi Cruz (Masterchef) define su cocina como “evolutiva e inquieta, basada en el producto y donde tienen cabida tanto la creatividad como la tradición”. Sus platos son una reinterpretación de recetas mediterráneas clásicas. Así, en su menú degustación podemos encontrar platos como el calamar a la romana, el espeto de caballa a la japonesa con romesco helado de pimientos del piquillo o su gamba roja curada con texturas de picada, jugo, suquet de avellanas guisadas y pan de romesco a la brasa.

Cuánto te costará: Su menú degustación parte de los 250 euros, a los que habrá que añadir otros 140 si se opta por un maridaje de vinos.

4. Akelarre

Qué comerás: Pedro Subijana está considerado uno de los precursores de la nueva cocina vasca y junto a otros colegas ha conseguido poner San Sebastián en el mapa. Aranori y Bekarki son los dos menús degustación con los que lo ha conseguido. En el primero se encuentran platos como la flor de bacalao, kokotxa y remolachas, la gamba roja en esencia y pomelo rosa, la merluza al vapor de algas o el trinchado de vacuno mayor con mini Yorkshire pudding. En la segunda opción, destacan las kiskillas, que se elaboran con un crujiente de sus cabezas y acompañadas de arroz venere y sorbete de salpicón o la presa de Ibérico a la brasa, con pilpil de Ibérico y ajo en tres variantes.

Cuánto te costará: Ambos menús parten de los 270 euros, bebidas aparte.

5. Aponiente

Qué comerás: En 2021 Ángel León, el conocido como chef del mar, comenzó un año cero. “La próxima vez que visites Aponiente es muy probable que accedas a través de la marisma, que la entrada se haya modificado y que todo sea diferente. Sobre una lámina de agua en el centro de aquel estero te encontrarás un restaurante de cristal, un habitáculo flotante a merced de las mareas, extensión de nuestro actual Molino”, le contaba al crítico gastronómico José Carlos Capel en 2020. El menú que defiende el cocinero gaditano, llamado Agua, profundiza la idea de que “vivimos en un planeta mal llamado Tierra” y tiene como protagonistas las banderas que el chef siempre ha defendido: la sostenibilidad y la biodiversidad marítima. Algunos de los productos que encontrarás son la sobrasada de caballa, la mortadela de lubina, el jamón de mar (ventresca de atún rojo), la salchicha de baila, las cañaillas, la piel de morena convertida en crujiente piel de cerdo, el colágeno de la merluza preparado como noodles, el osso buco de cola de atún o la tarte tatin de plancton.

Cuánto te costará: El menú llamado Planeta Agua compuesto por 17 platos cuesta 270 euros. Se pueden elegir dos maridajes, el propio del menú, que son 125 euros, y el Non Plus Ultra, que cuesta 195 euros.

6. Arzak

Qué comerás: Elena Arzak está al frente del restaurante que abrió en Donosti su bisabuela y que colocó en la constelación mundial su padre, Juan Mari, con tres estrellas Michelin durante más de tres décadas. Su cocina tiene mucho de investigación, experimentación y un punto de magia que reside en su laboratorio. Dispone del llamado Banco de Sabores que contiene más de 1.000 productos e ingredientes con los que investigar y seguir creando. Sus platos más emblemáticos son bambú y kokotxas, guiso de ternera “en su tinta”, pichón ternepos, navajas en equilibrio y trufón de chocolate.

Qué te costará: Ofrece tres opciones: el menú degustación, cuyo precio es de 260 euros por persona con bebidas aparte; el que viene armonizado con vinos, por 418 euros; y una última opción a la carta, cuyo precio es de 230 euros y que incluye un aperitivo, un entrante, un plato principal y un postre a elegir.

7. Azurmendi

Qué comerás: Azurmendi, el espacio gastronómico con tres estrellas Michelin del cocinero vizcaíno Eneko Atxa, ubicado en Larrabetzu, brilla también en el firmamento ecológico. En dos ocasiones —2014 y 2018— obtuvo el galardón al restaurante más sostenible en la lista The World’s 50 Best. En su menú, de 29 platos, se han incrementado los vegetales hasta el 75%, procedentes de su huerta y de las de productores locales. Los suele acompañar con panes elaborados de manera artesanal en el propio restaurante, pan de leche del caserío del productor Juan Zabala, pan de hogaza y pan de maíz de Mungia; además de con las hierbas, brotes y flores ecolectados o cultivados por el equipo de Azurmendi a diario. Antes de pasar al mundo dulce del menú, se paladea un surtido de quesos de temporada nacionales e internacionales.

Qué te costará: El menú, que se compone de 29 platos, cuesta 260 euros y a partir del 1 de enero de 2023 costará 300 euros. La experiencia gastronómica se puede completar con un maridaje por 150 euros por persona o de una selección de grandes vinos por 300 euros.

8. Cenador de Amós

Qué comerás: El Cenador de Amós se ha convertido en el primer restaurante con tres estrellas Michelin de Cantabria, liderado por el chef Jesús Sánchez. Para el menú de esta temporada desde el establecimiento hacen una reflexión en torno al sabor y la temporalidad. Son 17 platos, separados en aperitivos, tapas, pescado, una secuencia de carnes y otra de postres. Su ADN son las verduras y algunos de sus platos estrellas son su versión de la merluza en salsa verde con berberechos y galanga; el timbal de huevo, sopa de cebolla y calamar ahumado o el postre de chocolate, aguacate, y mango con helado de cacao.

Qué te costará: El menú cuesta 237 euros por persona con bebidas aparte; 362 euros si se elige un menú acompañado de maridaje y 447 euros si es maridaje premium. Este restaurante también tiene una opción de menú infantil, a 75 euros por persona.

9. DiverXo

Qué comerás: De Dabiz Muñoz, reelegido mejor cocinero del mundo por segundo año consecutivo por los prestigiosos The Best Chef Awards, tan solo se pueden esperar sorpresas. Tal y como relató el crítico gastronómico de EL PAÍS, José Carlos Capel, “sus sorprendentes menús constituyen enciclopedias de sabores en los que se amontonan recuerdos de viajes, comidas de calle y técnicas inspiradas en lugares lejanos. Destellos de una cocina global en la que lo exótico juega con lo castizo y lo étnico con la vanguardia bajo el soporte de productos excepcionales”. La cocina de los cerdos voladores es el nombre con el que el chef bautiza su menú degustación, con el que invita a los comensales a viajar alrededor del mundo a través de los sabores. Los aperitivos, conocidos como montaña rusa, consisten en una serie de entrantes que incluyen pequeños souvenirs de alrededor del globo: Thaipiridha, Pad Thai, Saté Indonesio, Curry Verde, Laksa Singapore y Som Tam. A partir de ahí, un cuidado menú de 20 pases con platos tan sugerentes como el Bogavante gallego amaneciendo en las playas de Goa, Explosión al vapor con cintas de equinodermos al pil pil o el Risotto de mantequilla tostada con trufa negra.

Cuánto te costará: Su menú La cocina de los cerdos voladores tiene un coste de 365 euros por persona, con un maridaje de vinos a partir de 300 euros. A inicios de 2022, el chef anunció su propósito de aumentar el precio de su menú en un 46% con la intención de hacer un modelo de restaurante mejor: más sostenible y con mejores condiciones para sus empleados.

10. Celler de Can Roca

Qué comerás: A los hermanos Roca les gusta hablar de armonía familiar o de “la interrelación fraternal de tres mundos, sólido, líquido y dulce —Joan, Josep y Jordi—”, según apuntan en su página web. Un juego a tres bandas compenetradas que surge de equilibrar el mundo salado de Joan, el líquido de Josep como sumiller y el dulce de Jordi a los postres. Los tres hermanos no solo pueden sentirse orgullosos de contar con el preciado triestrellato, sino también con la Estrella Verde, una categoría que los responsables de la guía roja crearon hace tres años y que premia el compromiso de los restaurantes con la sostenibilidad, y que da buena cuenta del cuidado que en Can Roca ponen en el plato: desde el cultivo de sus propios huertos al trabajo con productores cercanos e incluso su proyecto botánico.

Su menú degustación ofrece algunos de sus clásicos, a los que los Roca vuelven en busca de una tradición que veneran, como el Mar y Montaña Vegetal, con algas, hierbas y flores. También se podrá disfrutar del tartar de remolacha (aire de cardamomo, leche de nueces, tartar de penca de remolacha y remolacha ahumada) o la exuberante aleta de rodaballo a la brasa con pil pil de flor de oxalis, carpaccio de rodaballo con tartar de naranja y oliva negra.

Cuánto te costará: El precio del menú degustación es de 215 euros por comensal. El maridaje de vinos selección de Josep Roca es de 85 euros adicionales.

11. Lasarte

Qué comerás: El restaurante Lasarte de Martín Berasategui, situado en Barcelona, es un veterano del triestrellato.”La naturaleza es sabia y seguimos sus dictámenes”, apunta la declaración de intenciones de su página web, “nuestra obsesión es tratar el mejor producto que nos da nuestra tierra, nuestro mar, las estaciones del año, y convertirlo en una experiencia gastronómica. Cada plato se crea con pasión, respeto y mimo”. Tras los aperitivos, en el menú degustación encontraremos elaboraciones como la ostra escabechada al hibiscus, ajoblanco y granizado de shiso morado, el tartare de calamar con yema de huevo líquida, consomé de cebolla y kaffir o el ravioli de wagyu y anguila glaseada, crema yodada, raifort y caviar. Así hasta 11 platos que culminan con unos tradicionales dulces petits-fours, pastelito tradicional de la repostería francesa.

Cuánto te costará: El precio del menú degustación es de 305 euros por persona, pero Lasarte ofrece también un menú mediodía, con una propuesta que incluye sus sabores más característicos, por 205 euros.

12. Martín Berasategui

Qué comerás: El prestigio de Martín Berasategui empieza a construirse el 1 de mayo de 1993, cuando inauguró junto a su mujer, Oneka Arregui, el Restaurante Martín Berasategui en Lasarte-Oria, a siete kilómetros de San Sebastián. Casi 30 años más tarde, la casa que vio nacer a uno de los mejores chefs del mundo suma una estrella más y, con esta última, 13 estrellas en total. Para mantenerse hay que innovar, tal y como explicaba el propio Berasategui en una entrevista de 2015 en este mismo medio: “Me reúno casi a diario con el responsable del banco de pruebas creativo. Para imaginar recetas hacen falta horas, intuición e instinto”. En esa entrevista también revelaba algunos de los platos que seguían siendo sus favoritos y que, a día de hoy, aparecen en los menús degustación de algunos de sus restaurantes. En Martín Berasategui mantiene uno ideado en 1993, milhojas caramelizado de anguila ahumada, foie gras, cebolleta y manzana verde, el más antiguo de la tarde. De ahí, pasamos a una creación de 2018, la gilda con caldo de alcaparras Agrucapers y tartar de atún Balfegó. Entre sus últimas creaciones, muchas de 2022, como el espumoso de guindilla vasca, sardina ahumada, mahonesa de pepino y berros o el lomo de ciervo asado al sarmiento con cogollo escabechado, ruibarbo y granada.

Cuánto te costará: El precio del menú degustación es de 315 euros por persona, y su maridaje de vinos cuesta 175 euros.

13. Quique Dacosta

Qué comerás: El valenciano Quique Dacosta siempre tiene presente sus orígenes. “Parte de sus platos constituyen metáforas del Mediterráneo, del litoral o de tierra adentro”, escribió el crítico Capel. En su presente temporada, la luz del Mediterráneo se transforma en belleza: “No incluye ninguno de sus iconos habituales, ni gambas rojas ni salazones de pescado, ingredientes fetiche de casi todas sus grandes degustaciones”, escribía Capel tras su última visita al restaurante, “lo componen platos de alta cocina elaborados con ingredientes habituales: verduras, pescados y mariscos del Mediterráneo. Recetas creativas, con la precisión técnica, la sutileza y la belleza que le caracterizan”. En su carta de presentación de su menú degustación, bautizado Cocinar belleza, el chef vuelve a asegurar que la cocina no tiene fronteras, pero sí raíces: incluye elaboraciones como el escabeche de zanahorias, el pan de gambas con chili crab, el buñuelo ligero de calabaza añeja y trufa negra o el estofado de cacahuetes del collaret, pato y anguila ahumada al romero

Cuánto te costará: El precio del menú degustación Cocinar belleza es de 250 euros por persona, y su armonía de vinos, opcional, es de 150 euros.

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