martes, 22 de agosto de 2023

La enorme tragedia de Oppenheimer

Robert Oppenheimer sitting at a table, speaking before a group of microphones.
Un día de la primavera de 1954, J. Robert Oppenheimer se encontró con Albert Einstein a la salida de sus oficinas en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, Nueva Jersey. Oppenheimer era director del instituto desde 1947 y Einstein, miembro de la facultad desde que huyó de Alemania en 1933. Los dos hombres podían discutir sobre física cuántica —Einstein refunfuñaba que no creía que Dios jugara a los dados con el universo—, pero eran buenos amigos.

Oppenheimer aprovechó la ocasión para explicarle a Einstein que iba a ausentarse del instituto durante algunas semanas. Se estaba viendo obligado a defenderse en Washington, D. C., durante una audiencia secreta por acusaciones de que era un riesgo para la seguridad, y quizás incluso desleal. Einstein argumentó que Oppenheimer “no tenía ninguna obligación de someterse a la caza de brujas, que había servido bien a su país y que, si esta era la recompensa que [Estados Unidos] le ofrecía, debía darle la espalda”. Oppenheimer objetó y afirmó que no podía darle la espalda a Estados Unidos. “Amaba a su país”, dijo Verna Hobson, su secretaria, quien vio la conversación, “y ese amor era tan profundo como su amor por la ciencia”.

“Einstein no lo entiende”, le dijo Oppenheimer a Hobson. Pero mientras Einstein volvía a su despacho le dijo a su asistente, asintiendo en dirección a Oppenheimer: “Ahí va ese tonto”.

Einstein tenía razón. Oppenheimer se estaba sometiendo tontamente a un tribunal irregular en el que pronto fue despojado de su autorización de seguridad y humillado públicamente. Los cargos eran endebles pero, por una votación de dos a uno, el panel de seguridad de la Comisión de Energía Atómica consideró a Oppenheimer un ciudadano leal que, sin embargo, era un riesgo para la seguridad: “Consideramos que la conducta y asociación continuas de Oppenheimer han reflejado un grave desprecio por los requisitos del sistema de seguridad”. Al científico ya no se le confiarían los secretos de la nación. Celebrado en 1945 como el “padre de la bomba atómica”, nueve años más tarde se convertiría en la principal víctima célebre de la vorágine macartista.

Puede que Oppenheimer fuera ingenuo, pero hizo bien en luchar contra las acusaciones y en utilizar su influencia como uno de los científicos más destacados del país para hablar en contra de la carrera armamentista nuclear. En los meses y años anteriores a la audiencia de seguridad, Oppenheimer había criticado la decisión de construir una superbomba de hidrógeno. De manera sorprendente, había llegado a decir que la bomba de Hiroshima se utilizó “contra un enemigo en esencia derrotado”. La bomba atómica, advirtió, “es un arma para agresores, y los elementos de sorpresa y terror son tan intrínsecos a ella como los núcleos fisionables”. Estas disensiones francas respecto de la opinión predominante de la élite de seguridad nacional de Washington le trajeron enemigos políticos poderosos. Precisamente por eso se le acusaba de deslealtad.

Tengo la esperanza de que la nueva y asombrosa película de Christopher Nolan sobre el legado complejo de Oppenheimer inicie una conversación en el país no solo sobre nuestra relación existencial con las armas de destrucción masiva, sino también sobre la necesidad de que los científicos participen como intelectuales públicos en nuestra sociedad. La película de Nolan, que dura tres horas, es una apasionante historia de suspenso y misterio que profundiza en lo que Estados Unidos le hizo a su científico más famoso.

Tristemente, la historia de la vida de Oppenheimer es relevante para nuestros predicamentos políticos actuales. Oppenheimer fue destruido por un movimiento político caracterizado por demagogos ignorantes, antiintelectuales y xenófobos. Los cazadores de brujas de aquella época son los antepasados directos de nuestros actuales actores políticos de cierto estilo paranoico. Estoy pensando en Roy Cohn, el abogado principal del senador Joseph McCarthy, que intentó hacerle un citatorio a Oppenheimer en 1954, pero le advirtieron que hacerlo podría interferir con la inminente audiencia de seguridad en contra del científico. Sí, ese Roy Cohn, el que le enseñó al expresidente Donald Trump su descarado y totalmente delirante estilo de hacer política. Basta con recordar los comentarios del expresidente sobre la pandemia o el cambio climático, rebatidos por los hechos. Se trata de una visión del mundo que desprecia con orgullo la ciencia.

Después de que el científico más célebre de Estados Unidos fuera acusado falsamente y humillado en público, el caso Oppenheimer supuso una advertencia a todos los científicos para que no se presentaran en la arena política como intelectuales públicos. Esa fue la verdadera tragedia de Oppenheimer. Lo que le ocurrió también dañó nuestra capacidad como sociedad para debatir honestamente sobre la teoría científica, la base misma de nuestro mundo moderno.

La física cuántica ha transformado por completo nuestra comprensión del universo. Y esta ciencia también nos ha conducido a una revolución en la potencia informática e innovaciones biomédicas asombrosas para prolongar la vida humana. Sin embargo, demasiados de nuestros ciudadanos siguen desconfiando de los científicos y no comprenden la búsqueda científica, ni el ensayo y error inherentes a la comprobación de cualquier teoría frente a los hechos mediante la experimentación. Solo hay que ver lo que les ocurrió a nuestros funcionarios de salud pública durante la reciente pandemia.

Nos encontramos en el umbral de otra revolución tecnológica en la que la inteligencia artificial transformará nuestra forma de vivir y trabajar y, sin embargo, aún no tenemos el tipo de discurso civil e informado con sus innovadores que podría ayudarnos a tomar decisiones políticas acertadas sobre su regulación. Nuestros políticos deben escuchar más a innovadores tecnológicos como Sam Altman y a físicos cuánticos como Kip Thorne y Michio Kaku.

Oppenheimer intentaba con desesperación mantener ese tipo de conversación sobre las armas nucleares. Intentaba advertir a nuestros generales que no se trataba de armas para el campo de batalla, sino de armas de puro terror. Sin embargo, nuestros políticos optaron por silenciarlo; el resultado fue que pasamos la Guerra Fría enfrascados en una carrera armamentística costosa y peligrosa.

Hoy en día, las amenazas no tan veladas de Vladimir Putin de desplegar armas nucleares tácticas en la guerra de Ucrania son un duro recordatorio de que nunca podemos ser complacientes a la hora de convivir con las armas nucleares. Oppenheimer no lamentó lo que hizo en Los Álamos; comprendía que no se puede impedir que seres humanos curiosos descubran el mundo físico que les rodea. No se puede detener la búsqueda científica ni desinventar la bomba atómica. No obstante, Oppenheimer siempre creyó que los seres humanos podían aprender a regular estas tecnologías e integrarlas a una civilización sustentable y humana. Esperemos que tenga razón.

Kai Bird es director del Leon Levy Center for Biography y coautor junto con Martin J. Sherwin de American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer. Ahora está escribiendo la biografía de Roy Cohn.

lunes, 21 de agosto de 2023

Oppenheimer y Einstein: la complicada relación entre el "padre" de la bomba atómica y el nobel de Física


Albert Einstein y Robert Oppenheimer

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Albert Einstein y Robert Oppenheimer convivieron en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton.


“Ahora te toca lidiar con las consecuencias de tu logro”. 

 Esa es la frase que el físico Albert Einstein le dice a su colega Robert Oppenheimer en una de las escenas finales de Oppenheimer, la película que narra como este último se convirtió en la década de 1940 en el “padre” de la bomba atómica al liderar el Proyecto Manhattan del gobierno de EE.UU. 

 En el filme Einstein aparece en la última etapa de su vida, cuando compartía los espacios del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton con Oppenheimer, quien fue director de la institución de 1947 a 1966.

 Eran dos de los más importantes científicos de su época, pero mantenían importantes diferencias, tanto por cómo entendían la física, como por la forma en que creían que sus investigaciones podrían servir -o perjudicar- al mundo. 

 “Fuimos colegas cercanos y algo amigos”, dijo Oppenheimer en una conferencia en París en 1965, en la que se conmemoraba el décimo aniversario de la muerte de Einstein. 

 En su película, aspira a hacerse con 13 premios en la 96ª edición de los Oscarel director Christopher Nolan pone a los dos físicos a conversar en unos diálogos que, aunque ficticios, reflejan la relación de un abrumado Oppenheimer que buscaba el consejo de un paternal Einstein. Y es que, aunque en la vida real mantenían importantes diferencias, se tenían mucho respeto.

 Tom Conti y Cillian Murphy en una escena de Oppenheimer .

Tom Conti y Cillian Murphy en una escena de Oppenheimer

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 Pie de foto, Tom Conti interpreta a Albert Einstein y Cillian Murphy a Robert Oppenheimer en la película de Christopher Nolan. 

 Dos vidas en paralelo 

Cuando el joven Robert Oppenheimer se graduó y especializó en física teórica en la década de 1920, Einstein ya era nobel de Física y una figura clave de la ciencia por su Teoría de la Relatividad General (1915) y otros trabajos que influyeron en el científico estadounidense. 

 En medio de la creciente persecución a los judíos en Alemania, Einstein salió de Europa y se instaló en Princeton, Nueva Jersey, en 1932, donde continuó sus trabajos. 

Un tiempo después, en agosto de 1939 firmó la carta dirigida al presidente Franklin D. Roosevelt escrita por su colega Leó Szilárd, en la cual advertían a la Casa Blanca de que Alemania podría desarrollar una bomba atómica por los hallazgos científicos de la fisión del uranio en el país europeo. 

Esto presuntamente precipitó la creación del ultrasecreto Proyecto Manhattan al frente del cual el gobierno de EE.UU. situó a Oppenheimer en 1942, cuando ya era uno de los científicos más destacados en su campo. La carta Szilárd-Einstein.
 
La carta Szilárd-Einstein

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 La carta escrita por Szilárd y firmada por Einstein fue enviada al presidente Roosevelt en agosto de 1939. 

 Según diversas fuentes, aquel Einstein de 64 años no fue incluido en el proyecto por su origen alemán y sus ideas de izquierda. Pero también influyeron las diferentes concepciones sobre las teorías de la física que existían entre él y Oppenheimer. 

 Kei Bird y Martin J. Sherwin afirman en su el libro biográfico “Prometeo americano: el triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer” (en el cual se basa la película de Nolan) que el físico estadounidense pensaba en Einstein “como un santo patrón vivo de la física, no como un científico en activo”

 Nolan trató de reflejar en su película el tipo de relación que había entre ambos: “Vi la relación entre ellos como la del maestro que había sido sustituido y cuyo trabajo había sido asumido por el más joven”, contó el director al diario The New York Times. 

 ¿Participó Einstein en la bomba atómica? 

Con el Proyecto Manhattan en marcha, la película muestra a un Oppenheimer dubitativo sobre el alcance que podría tener una detonación como la de la bomba atómica que desarrollaba. Acude a Einstein para conocer su opinión. Sin embargo, esta fue una licencia creativa del director estadounidense, pues realmente esos intercambios no ocurrieron como se muestran en el filme. 

 “Una de las pocas cosas que he cambiado es que no fue a Einstein a quien Oppenheimer consultó al respecto, sino a Arthur Compton, quien dirigió un puesto de avanzada del Proyecto Manhattan en la Universidad de Chicago”, explicó Nolan al diario neoyorquino. 

“Einstein es la personalidad que la gente conoce entre la audiencia”, añadió. The Gadget antes de la prueba

The Gadget antes de la prueba

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Oppenheimer y su equipo desarrollaron la primera bomba atómica. 

 Oppenheimer trabajó entre 1943 y 1945 en el Laboratorio de Los Álamos, en Nuevo México, a miles de kilómetros de Princeton. No está claro si en todo este tiempo el físico estadounidense tuvo algún encuentro o consultas con Einstein. 

Pero el mismo Oppenheimer se refirió en 1965 a las afirmaciones de que Einstein había participado de alguna manera en la creación de aquella arma de destrucción masiva. “Las afirmaciones de que trabajó en la creación de la bomba atómica eran en mi opinión, falsas”, dijo en la conferencia de París de ese año.

Desde su punto de vista, la carta de 1939 en la que instaban al presidente Roosevelt a poner atención a las capacidades alemanas de desarrollo de una bomba atómica “no tuvo prácticamente efecto alguno” en el gobierno de EE.UU.

 “Ahí va un tonto” 

Después de exitosa prueba de la primera bomba atómica, Oppenheimer enfrentó el problema moral de que su trabajo fuera empleado como un arma de destrucción masiva y no solo como una amenaza, como ocurrió en agosto de 1945 en los bombardeos a Hiroshima y Nagasaki. 

Diversos científicos, entre ellos Einstein, Szilárd y otros condenaron que las bombas fueran arrojadas sobre las ciudades japonesas, pues consideraban que ese país ya estaba prácticamente derrotado. 

La trama de la película de Nolan explora cómo Oppenheimer intentó persuadir al gobierno de Washington de la necesidad de establecer límites al uso de la tecnología que había desarrollado. Pero los políticos se volvieron en su contra y cuestionaron su pasado cercano a los comunistas, considerándolo un riesgo para la seguridad nacional, por lo que tuvo que testificar ante un comité gubernamental. 


 Cillian Murphy en Oppenheimer 

Cillian Murphy en Oppenheimer

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En su filme, Nolan trata de reflejar el agobio que siente Oppenheimer por las consecuencias de la bomba. 

Bird y Sherwin cuentan en su libro que Einstein le dijo a Oppenheimer que "no tenía la obligación de someterse a la caza de brujas, pues había servido bien a su país”, según la conversación que presenció la secretaria del físico estadounidense, Verna Hobson. 

 Le dijo que “si este era el premio que le ofrecía Estados Unidos, debería darle la espalda". 

 Sin embargo, Hobson aseguró que Oppenheimer “amaba Estados Unidos” y que tal amor “era tan profundo como su amor por la ciencia”. 

“Einstein no entiende”, le dijo Oppenheimer a Hobson. 

 Para el nobel de Física, Oppenheimer no debía esperar mucho de Washington. Y le dijo a su secretaria señalando a Oppenheimer tras aquella conversación: "Ahí va un narr (tonto en alemán)", según cuentan Bird y Sherwin. 

Robert Oppenheimer y Albert Einstein en una reunión personal en Princeton

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Como director de Princeton, Oppenheimer mandó instalar una antena en la casa de Einstein para que escuchara los conciertos de música clásica de Nueva York que tanto le gustaban, según Bird y Sherwin. 

 A pesar de sus desacuerdos, ambos se tenían mutua admiración y respeto, aunque a su manera. 

Einstein es recordado por decir que Oppenheimer era “un hombre inusualmente capaz, de educación polifacética” al que admiraba "por su persona, no por su física"

 A su vez, al conmemorar los 10 años de la muerte de Einsten y los 50 años de la Teoría General de la Relatividad, Oppenheimer celebró de manera muy peculiar los aportes del genio de origen alemán. 

 “El trabajo inicial de Einstein fue paralizantemente hermoso, pero lleno de errores”, dijo Oppenheimer en París al explicar que para la compilación de los trabajos de Einstein en la que participó hizo falta una década de correcciones. 

Pero añadió: “Un hombre cuyos errores toman 10 años en ser corregidos es un gran hombre”.

domingo, 20 de agosto de 2023

Secretos de un desayuno saludable.

Roasted potato slices, spinach and a fried egg sit on a gray plate with a fork. Next to it is whole-grain toast with cream cheese and lox on a blue plate. A hand pours milk into a cup of coffee next to a cup of tea.

El desayuno ideal es el que te hace sentir mejor, dicen los expertos, aunque hay algunos nutrientes importantes a tener en cuenta.

Cada día, aproximadamente del 10 al 20 por ciento de los adultos en los Estados Unidos se saltan el desayuno.

Y eso, dicen los expertos en nutrición, puede ser un error.

Una comida matutina no solo proporciona el combustible que necesita para comenzar el día, sino que numerosos estudios han encontrado que desayunar regularmente está asociado con una variedad de beneficios para la salud.

Estos incluyen riesgos reducidos de obesidad, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2; así como una mejor memoria a corto plazo en los adultos, un mejor rendimiento escolar en los niños y una mejor calidad de la dieta en general, dijo Kathryn Starr, dietista registrada y profesora asociada de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.

“Todas nuestras comidas son importantes; No creo que el desayuno sea la comida más importante”, dijo el Dr. Starr. Pero "pone en marcha el proceso para que nuestro cuerpo funcione correctamente".

Ingredientes para un batido en una licuadora de vidrio que incluye proteína en polvo, espinacas, fruta y yogur griego.

Tres frascos apilados de avena durante la noche hecha con leche, frutas picadas y frutas secas. Un recipiente de leche orgánica y un tazón de frutas secas se encuentran al lado de los frascos en el mostrador. Credit...Bobbi Lin para The New York Times

Apunta a una mezcla de proteínas, grasas y carbohidratos.
Para mantener niveles saludables de azúcar en la sangre, energía y saciedad hasta la próxima comida, es importante obtener el equilibrio adecuado de proteínas, fibra y grasas no saturadas en el desayuno, dijo Lauren Harris-Pincus, dietista registrada en Nueva Jersey.

Esto se traduce aproximadamente en al menos 20 gramos de proteína, de ocho a 10 gramos de fibra y de 10 a 15 gramos de grasas no saturadas, con un total de 300 a 350 calorías, dijo Harris-Pincus.

Pero es importante no obsesionarse con los números, dijo Alice H. Lichtenstein, profesora de ciencias y políticas de nutrición en la Escuela Friedman de Ciencias y Políticas de Nutrición de la Universidad de Tufts.

Sus necesidades de nutrientes dependerán de su peso, nivel de actividad, edad y condiciones de salud, dijo el Dr. Lichtenstein.

Más importante, dijo, es concentrarse en lo que disfruta y lo hace sentir energizado y saciado. “Muchas veces hemos tratado de dar fórmulas a las personas”, dijo, “y si observa los patrones dietéticos y los puntajes en los EE. UU., no lo estamos haciendo tan bien en lo que respecta a la calidad de la dieta”.

“Entonces, ¿cuál es el desayuno ideal?” dijo el Dr. Lichtenstein. “Es lo que hace que tu cuerpo funcione mejor”.

Presta especial atención a las proteínas
Una cosa que debe priorizar al planificar su comida matutina, dijo Harris-Pincus, es la proteína. Muchos estadounidenses consumen proteínas más que suficientes a lo largo del día, dijo, pero a menudo no ingieren suficiente en el desayuno y, en cambio, optan por alimentos ricos en azúcares refinados u otros carbohidratos, como bagels, pasteles o barras energéticas.

Si priorizan las proteínas, dijo el Dr. Starr, con frecuencia eligen alimentos ricos en grasas saturadas, como el tocino o las salchichas, que pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular.

‌Su cuerpo necesita proteínas para mantener la masa muscular, el metabolismo y la fuerza física (entre otras cosas), dijo la Sra. Harris-Pincus, pero solo puede usar alrededor de 25 a 35 gramos de proteína por comida para esos fines. Si consume más proteínas de una sola vez, su cuerpo la usará como energía, la almacenará como grasa o la excretará.

Entonces, si "se salta el desayuno o no come proteínas en el desayuno", dijo Harris-Pincus, "pierde esa oportunidad porque no puede duplicar las proteínas más adelante".

No te olvides de los nutrientes 'déficit' El calcio, la vitamina D, el potasio y la fibra se denominan comúnmente nutrientes de "escasez", dijo Harris-Pincus, porque las personas en los Estados Unidos a menudo no obtienen suficiente de ellos.

Con el tiempo, las deficiencias en dichos nutrientes pueden provocar una variedad de problemas, que incluyen huesos débiles, mala salud intestinal y presión arterial alta.

Pero sucede que muchos alimentos saludables para el desayuno en los Estados Unidos están repletos de esos nutrientes.

La leche de vaca más fortificada contiene calcio, vitamina D y potasio; la mayoría de los cereales fortificados contienen vitamina D (solo asegúrese de elegir aquellos con alto contenido de fibra y bajos en azúcares agregados); los plátanos, los cítricos y muchas frutas secas tienen potasio; y la avena son ricas en fibra.

“Entonces, cuando piensas en algo como un tazón de cereal integral y leche con un poco de fruta, eso realmente hace mella en esa escasez de nutrientes”, dijo la Sra. Harris-Pincus.

Convierte el desayuno en lo que quieras que sea
No tiene que limitarse al desayuno estándar para obtener una combinación de nutrientes por la mañana, dijo Josephine Connolly-Schoonen, directora de nutrición de Stony Brook Medicine.

“Cualquier alimento integral a base de plantas tendrá muchos fitonutrientes”, dijo, que son antioxidantes que protegen las células del daño.

Estos alimentos también contienen fibra, que lo ayuda a mantenerse lleno y respalda la salud intestinal.
A white plate with a slice of whole wheat toast with nut butter spread across it. A few cut strawberries sit next to the toast.
Un batido de proteína de suero de leche verde que contiene col rizada, espinacas, frutas y yogur griego en un vaso sobre una encimera de color gris pálido.
El café y el té también pueden proporcionar algunos antioxidantes y ser parte de un desayuno nutritivo, dijo la Dra. Connolly-Schoonen, pero no se exceda con el azúcar o la crema.

Amanda Sauceda, dietista registrada en Long Beach, California, es partidaria de expandir el desayuno para incluir cualquier cosa que pueda comer en cualquier otro momento del día.

“No me encanta la comida del desayuno, pero odio cómo se siente mi cuerpo si no la como”, dijo.

Su comida matutina suele ser una versión de la cena de la noche anterior, que puede ser comida china o pollo y verduras a la parrilla.

“Se me conoce por comer lo que comimos la noche anterior y envolverlo en una tortilla y hacer un burrito”, dijo. “Sigo obteniendo mis grupos de alimentos, aunque puede que no sea lo que comes tradicionalmente en el desayuno”.

La Dra. Connolly-Schoonen dijo que es importante tomarse su tiempo y disfrutar de la comida. Come cuando tengas hambre, detente cuando estés lleno, dijo.

Y el desayuno no tiene que ser a primera hora de la mañana. “Si se despierta y va a una clase de ejercicios a las 7:30 a. m., puede comer algunos bocados de algo si tiene hambre, vaya a la clase y regrese y termine el desayuno”, dijo la Dra. Connolly-Schoonen. "Lo que funcione para ti."
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Un plato blanco con una rebanada de pan integral tostado con mantequilla de nuez untada. Algunas fresas cortadas se sientan al lado de la tostada.

Sea creativo con las recetas

Muchas de las ideas de desayuno que recomiendan los nutricionistas son sencillas de preparar, nutritivas y deliciosas. Aquí hay algunas opciones para comenzar:

Avena nocturna hecha con leche, semillas de chía, frutas picadas y frutos secos 
Batido de proteína de suero con col rizada o espinacas, fruta y yogur griego 
Tostadas integrales con mantequilla de nuez y fresas rebanadas 
Yogur griego con almendras fileteadas o nueces y bayas 
Burrito de desayuno de trigo integral con una mezcla de huevos y claras de huevo, queso, frijoles y salsa
Avena cortada al acero o cereal alto en fibra con leche, proteína de suero en polvo, almendras o nueces y melón en rodajas 
Tostadas integrales con queso crema y salmón ahumado 
Revuelto de tofu con queso mozzarella descremado, vegetales, aguacate y tostadas integrales 
Restos de pollo a la parrilla, patatas asadas y judías verdes 
Rodajas de patata asada sobre una cama de espinacas, cubierto con un huevo 
Restos de quinua mezclada con rúcula, hummus y pepino 

Rachel Rabkin Peachman es colaboradora habitual de The Times, donde escribe con frecuencia sobre salud, ciencia y familia.

Una versión de este artículo aparece impresa el 2 de mayo de 2023, sección D, página 6 de la edición de Nueva York con el título: Secretos de un desayuno saludable (no se lo salte).

sábado, 19 de agosto de 2023

_- ¿Es verdad que el azúcar alimenta a las células cancerosas?


An illustration of a profile of a person drinking from a straw in a soda can; little red dots represent sugar and go from the straw to various parts of the body
Credit..._- Jam Dong
Muchos pacientes dicen que evitan los dulces para ayudar a combatir la enfermedad. Pero si bien una dieta saludable es importante, no se puede “matar de hambre a un tumor”.
 
 Durante los ocho años que Stacey Shawhan ha trabajado como especialista en nutrición oncológica, ha atendido muchas dudas de sus pacientes con cáncer acerca de la manera en que su dieta puede influir en su pronóstico. Pero hay un tema que ha surgido con más frecuencia: si consumir comidas y bebidas con azúcar alimenta las células cancerosas y puede empeorar la enfermedad

El Times Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos. Get it sent to your inbox. “Los pacientes con cáncer son muy vulnerables y a algunos de ellos les aterra comer”, señaló Shawhan, quien trabaja en el Centro Oncológico de la Universidad de Cincinnati. “Lo que ellos piensan es que si dejan de comer azúcar pueden matar de hambre a sus células cancerosas”.

La narrativa de que “el azúcar es el alimento del cáncer” se remonta a la década de 1920, cuando un fisiólogo alemán se dio cuenta de que algunas células cancerosas consumían más glucosa que las células sanas. Poco después de eso, aparecieron las dietas bajas en azúcar que afirmaban curar el cáncer. Encuestas recientes en Estados Unidos y Europa indican que más o menos una tercera parte de los pacientes con cáncer evitan el azúcar de manera expresa. 

Aunque los especialistas señalan que las dietas altas en azúcares añadidos pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer a lo largo de la vida, eliminar el azúcar en realidad no afecta los tumores ya existentes.

“Todas las células, así como nuestro cerebro, requieren glucosa”, comentó Philipp Scherer, quien investiga la diabetes en el Centro Médico del Suroeste de la Universidad de Texas, en Dallas.

En otras palabras, la mejor manera de alimentarse cuando se tiene cáncer —o se está tratando de reducir el riesgo de desarrollarlo— es mediante una dieta balanceada y saludable.

El azúcar y en el riesgo de desarrollar cáncer
Scherer afirma que el azúcar no es una sustancia cancerígena. No hay pruebas que demuestren que consumir azúcar provoque cáncer por sí solo (como lo haría el tabaquismo, por ejemplo). Además, Scherer añadió que “muchísimos tipos de cáncer prefieren usar la grasa como su principal fuente de energía, así que ni siquiera es tan cierta la idea de que el cáncer prefiera la glucosa”.

No obstante, una serie de evidencias, limitada pero creciente, ha vinculado el consumo excesivo de azúcares añadidos (de los que se encuentran en las galletas, los pasteles y los refrescos) con el cáncer. Por ejemplo, una amplia revisión de estudios publicada en 2018 hizo referencia a varios de ellos que vincularon los azúcares añadidos y el consumo de bebidas azucaradas con un incremento en el riesgo de desarrollar cáncer.

Se ha demostrado que el consumo excesivo de azúcar desencadena una inflamación crónica en algunas personas, cosa que puede dañar algunas células que después pueden llegar a ser cancerosas, afirmó Shawhan. También se ha demostrado que el consumo excesivo de azúcares añadidos disminuye la inmunidad, lo cual puede permitir que las células cancerosas se propaguen con mayor facilidad. Además, el consumo excesivo de azúcar puede alterar tanto el metabolismo que puede dar lugar a obesidad y diabetes, condiciones que se sabe aumentan las probabilidades de desarrollar cáncer.

El azúcar y los pacientes con cáncer
Shawhan comentó que, al parecer, cuando ya se ha recibido un diagnóstico de cáncer, en la mayoría de los casos, eliminar el azúcar no desacelera ni detiene el cáncer. “Para este momento, ya no es el consumo de azúcar lo que provoca el crecimiento de las células cancerosas, sino el cáncer en sí”.

Además, según Scherer, el azúcar es esencial para casi todas las cosas vivientes. Y cuando está presente de manera natural en alimentos como los productos lácteos, las frutas y los vegetales, forma parte de una dieta saludable, explicó Natalie Ledesma, especialista en nutrición oncológica en el Centro Oncológico Integral de la Familia Helen Diller de la Universidad de California, en San Francisco.

La mayor parte de los especialistas concuerdan en que no es necesario privarse del azúcar de los alimentos naturales. Pero Ledesma puntualiza que el consumo excesivo de azúcares añadidos se ha asociado con los peores resultados —entre ellos las tasas más elevadas de mortalidad— en pacientes con cierto tipo de tumores sólidos, como los del cáncer de mama, de colon y de próstata. Ledesma mencionó que es posible que también otros tipos de cáncer puedan ser afectados, pero no existen muchas investigaciones sobre los tipos de cáncer menos comunes.

También es importante que los pacientes con cáncer gestionen su dieta sin llegar a tenerle miedo a la comida, explicó Santosh Rao, especialista en oncología integrativa en los Hospitales Universitarios de Salud Integral Connor, en Cleveland. Como resultado de su enfermedad, hasta la mitad de ellos sufre pérdida muscular y, en ocasiones, lo que recomiendan los médicos a los pacientes durante las sesiones de tratamientos extenuantes (como el Ensure, las bebidas con electrolitos e incluso las papas) pueden contener muchos azúcares, destacó Shawhan.

Aunque todo mundo debe evitar las dietas altas en azúcares añadidos, los pacientes con cáncer que padecen ciertas enfermedades metabólicas deben estar especialmente atentos porque esas enfermedades pueden perjudicar su pronóstico.

Rao señaló que “las pacientes que no tienen bien controlada la diabetes, por ejemplo, tienden a manifestar un cáncer de mama más agresivo”. Un metaanálisis también reveló que los pacientes obesos tenían mayores probabilidades de fallecer de cáncer de colon, de mama y de útero.

Cómo comer de manera más saludable sin dejar lo dulce
La mejor manera de reducir el riesgo de desarrollar cáncer, y de comer cuando se ha recibido un diagnóstico de cáncer, es seguir una dieta saludable que contenga muchas frutas y verduras naturales. Algunos estudios demuestran que las dietas mediterráneas cumplen con estos propósitos y ayudan a disminuir el riesgo de desarrollar cáncer. Combinar los carbohidratos con proteínas, fibras y grasas (una pequeña cantidad de mantequilla de maní sobre una rebanada de manzana, por ejemplo) evita los picos de glucosa que, con el tiempo, pueden provocar estragos en nuestro metabolismo y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer.

Según Shawhan, por lo general está bien darse el gusto de comer un poco de azúcar, incluso diariamente, siempre y cuando estemos consumiendo los nutrientes esenciales del resto de la dieta. Shawhan recomienda seguir las sugerencias del Departamento de Agricultura de Estados Unidos de comer 12 cucharaditas de azúcar añadida al día o, mejor, seguir la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de seis cucharaditas.

Las investigaciones relacionadas con los sustitutos de azúcar y su influencia en el cáncer y el riesgo de desarrollarlo no son concluyentes. Los expertos recomiendan evitarlos hasta que sepamos más. Ledesma prefiere endulzar sus recetas con alimentos naturales dulces como los plátanos, los frutos rojos congelados y el puré de manzana, los cuales casi siempre forman parte de sus helados sin productos lácteos.

“La canela y el jengibre nos brindan algo dulce sin azúcar ni calorías añadidas”, destacó Ledesma.
Connie Chang es una escritora independiente en Silicon Valley y se enfoca en ciencia y crianza.

viernes, 18 de agosto de 2023

‘Succession’ acabó con uno de los grandes mitos estadounidenses

Tom Wambsgans of “Succession” looks askance while in the background the Roy siblings look on.
Tom Wambsgans, interpretado por Matthew Macfadyen, en SuccessionCredit...Ilustración por Sam Whitney/The New York Times; imágenes por Macall B. Polay/HBO y David M. Russell/HBO

Mis amigos que nunca han visto Succession, la exitosa serie de HBO que acabará pronto, dicen que no tienen interés en ver a gente rica que se porta mal. Esta serie de humor negro encaja a la perfección con eso: sigue las peripecias de la familia Roy, cuyo patriarca, Logan Roy, es una representación de Rupert Murdoch y cuyos hijos, Shiv, Kendall y Roman, compiten sin cesar, y sin éxito, por heredar su trono.

Los personajes están inmersos en un mundo insular donde los accesorios de la riqueza obscena —aviones privados, guardarropas de lujo, varias casas en lugares costosos— se despliegan de manera casual, como un telón de fondo constante, y las consecuencias más amplias de lo que sucede en este mundo son visibles solo en ocasiones. (Más recientemente, las disputas infantiles entre los vástagos de los Roy pueden haber impulsado la victoria a un candidato presidencial de extrema derecha). Es comprensible que, en el mundo real, en medio de rumores de recesión y tras una pandemia mundial, las preocupaciones de la familia Roy puedan parecer… irrelevantes.

Sin embargo, Succession no trata solo de ricos y del drama que generan. Sus resonancias con la actualidad no son el punto central, aunque ilustran de forma útil lo que está en juego al sacrificar la integridad, las relaciones y el interés público para alcanzar objetivos egoístas.

De lo que trata la serie desde el primer episodio es la actitud de los estadounidenses ante las clases sociales: a quién se le permite acumular estatus y poder y a quién no, así como en qué casos son aceptables o no las muestras manifiestas de ambición.

Las ambiciones individuales de los Roy a veces son risibles, pero nunca nos demandan preguntarnos por qué son ambiciosos. Excusamos el hecho de que sean despiadados y conspiradores porque la gente se hace rica siendo despiadada y conspiradora, sin importar que los niños Roy se hicieron ricos simplemente por haber nacido.

Lo que no es aceptable, dentro de la lógica moral de la serie, es la ambición de esos personajes que no nacieron con dinero y poder, pero quieren obtenerlos. Los diálogos están llenos de golpes —sutiles y no tan sutiles— de unos personajes a otros, lo que indica un alto grado de conciencia sobre los significantes de clase y lo que significan. Una mujer que acude a la fiesta de cumpleaños de Logan Roy con un bolso grande Burberry grande es objeto de burlas porque ha traído un “bolso ridículamente amplio” a un evento en el que solo son apropiados los bolsos de noche del tamaño de la palma de la mano. Los Pierce (inspirados en parte en la familia Bancroft, que vendió The Wall Street Journal a Rupert Murdoch) afirman su condición de clase pretendiendo que cualquier discusión sobre dinero está por debajo de ellos. La matriarca del clan califica de “repugnante” una oferta multimillonaria por el imperio de su familia: burda, indigna, no es algo de lo que hable la gente civilizada (aunque no descarta pensar en una cifra aún mayor). “Te lo digo”, le dice Kendall a Shiv, en referencia al empresario tecnológico arribista que intenta comprar su empresa, “dinero nuevo: tienes que sostener esos billetes frescos bajo la luz”.

Sin embargo, el conflicto entre los ricos y los emergentes es más evidente en la relación entre Shiv y su marido, Tom Wambsgans. A lo largo de la serie, la familia, incluyendo a Shiv, lo considera un intruso. A él no le gusta, pero lo tolera, hasta que el matrimonio de la pareja —que no es una situación igualitaria de ensueño— empieza a desmoronarse y Tom y Shiv abordan el tema que hasta ahora habían evitado: él nunca será considerado un verdadero miembro de la familia porque quiere conseguir aquello con lo que ella y sus hermanos simplemente nacieron. El poder y el dinero están bien si ya se tienen. El problema es querer adquirirlos.

En un episodio a mitad de la temporada final, Tom admite ante Shiv que le preocupan esas cosas. La verdad, dice, es que “toda mi vida he pensado un poco en el dinero, en cómo conseguirlo, en cómo conservarlo”. Y continúa: “Me gustan las cosas buenas. Me gustan”. Él le dice: “Si crees que eso es superficial, ¿por qué no tiras todas tus cosas por amor? Tira tus collares y tus joyas a cambio de una cita en un restaurante italiano de tres estrellas. ¿Sí? Ven a vivir conmigo en un campamento de caravanas. ¿Sí? ¿Vienes?”. En una brutal discusión posterior, Shiv ataca el punto más vulnerable de Tom. “Eres pueblerino”, dice, “toda tu familia se esfuerza y es provinciana”. Esforzarse es el mayor insulto de todos.

En 2021, un perfil del New Yorker sobre el actor Jeremy Strong, quien interpreta a Kendall Roy, se hizo viral, en parte porque un compañero suyo de Yale se burló de él por tener un “impulso arribista”. En respuesta, escribí sobre el desprecio que suelen sentir las personas de clase media acomodada y adinerada por quienes intentan elevarse por encima de su posición, especialmente cuando dejan claro que a ellos también les interesan el dinero y el poder.

En teoría, Estados Unidos adora a los luchadores, a las personas que empiezan con muy poco y, con mucho trabajo y determinación, consiguen alcanzar el éxito. En la práctica, es un país donde las personas que han superado enormes dificultades para llegar hasta aquí son recibidas con hostilidad, en el que las personas que trabajan en varios empleos de salario mínimo son avergonzadas si también necesitan ayuda del gobierno y en el que a los pobres les dicen que aprendan a programar como si la idea de capacitarse para ejercer trabajos de cuello blanco simplemente nunca se les hubiera ocurrido. Los estadounidenses pensamos que amamos a la gente valiente que sale adelante por sus propios medios. Lo que realmente nos gusta es el dinero y el poder, punto. En cierto modo, creemos que tenerlos indica que te los mereces.

Esa es otra creencia fundamental que Succession desbarata de manera hábil: la idea de que los ricos de algún modo son mejores, más inteligentes, más competentes. Los hijos de los Roy no son especialmente competentes y, desde luego, no son más competentes que Tom. Van a tientas, hacen cosas estúpidas y —con la excepción de algunos comentarios ingeniosos— no muestran ninguna inteligencia especial o destacable.

Es un tipo de torpeza que no vemos a menudo en el mundo real, pues el dinero también evita que la gente sea sometida al escrutinio, gracias a los profesionales de las relaciones públicas, los abogados y el aislamiento de lujo. (Aunque cualquiera que siga a Elon Musk en Twitter ahora mismo está vislumbrándolo). Como sociedad, hemos interiorizado la idea de que la riqueza es en gran medida producto de una buena toma de decisiones y que cualquiera puede convertirse en un Logan Roy. Satanizamos y a veces criminalizamos la pobreza porque la imaginamos como el resultado de errores catastróficos e inmorales.

En Succession no hay verdaderos héroes, solo una sala de juntas llena de nihilistas, niños emocionalmente atrofiados que no dejan de meter la pata. Hay comedia e incluso catarsis en ver cómo la gente que se cree mejor que los demás demuestra que no lo es y que incluso puede haber adquirido disfunciones extraordinarias como subproducto de su riqueza. Tom desmiente la idea de que las personas ambiciosas y trabajadoras son recompensadas con riqueza y poder. La reacción más común ante las personas que se esfuerzan —como en el caso de la persona que se coló a la fiesta que lleva una bolsa ridículamente grande— es que les dicen que no pertenecen ahí.

Elizabeth Spiers, columnista de la sección de Opinión, es periodista y estratega de medios digitales.
https://www.nytimes.com/es/2023/05/25/espanol/opinion/succession-final.html

_- La verdadera tragedia de Oppenheimer

J. Robert Oppenheimer
Head and shoulders portrait

_- Tristemente, la historia de la vida de Oppenheimer es relevante para nuestros predicamentos políticos actuales. Oppenheimer fue destruido por un movimiento político caracterizado por demagogos ignorantes, antiintelectuales y xenófobos. Los cazadores de brujas de aquella época son los antepasados directos de nuestros actuales actores políticos de cierto estilo paranoico. Estoy pensando en Roy Cohn, el abogado principal del senador Joseph McCarthy, que intentó hacerle un citatorio a Oppenheimer en 1954, pero le advirtieron que hacerlo podría interferir con la inminente audiencia de seguridad en contra del científico. Sí, ese Roy Cohn, el que le enseñó al expresidente Donald Trump su descarado y totalmente delirante estilo de hacer política. Basta con recordar los comentarios del expresidente sobre la pandemia o el cambio climático, rebatidos por los hechos. Se trata de una visión del mundo que desprecia con orgullo la ciencia.

Después de que el científico más célebre de Estados Unidos fuera acusado falsamente y humillado en público, el caso Oppenheimer supuso una advertencia a todos los científicos para que no se presentaran en la arena política como intelectuales públicos. Esa fue la verdadera tragedia de Oppenheimer. Lo que le ocurrió también dañó nuestra capacidad como sociedad para debatir honestamente sobre la teoría científica, la base misma de nuestro mundo moderno.

La física cuántica ha transformado por completo nuestra comprensión del universo. Y esta ciencia también nos ha conducido a una revolución en la potencia informática e innovaciones biomédicas asombrosas para prolongar la vida humana. Sin embargo, demasiados de nuestros ciudadanos siguen desconfiando de los científicos y no comprenden la búsqueda científica, ni el ensayo y error inherentes a la comprobación de cualquier teoría frente a los hechos mediante la experimentación. Solo hay que ver lo que les ocurrió a nuestros funcionarios de salud pública durante la reciente pandemia.

Nos encontramos en el umbral de otra revolución tecnológica en la que la inteligencia artificial transformará nuestra forma de vivir y trabajar y, sin embargo, aún no tenemos el tipo de discurso civil e informado con sus innovadores que podría ayudarnos a tomar decisiones políticas acertadas sobre su regulación. Nuestros políticos deben escuchar más a innovadores tecnológicos como Sam Altman y a físicos cuánticos como Kip Thorne y Michio Kaku.

Oppenheimer intentaba con desesperación mantener ese tipo de conversación sobre las armas nucleares. Intentaba advertir a nuestros generales que no se trataba de armas para el campo de batalla, sino de armas de puro terror. Sin embargo, nuestros políticos optaron por silenciarlo; el resultado fue que pasamos la Guerra Fría enfrascados en una carrera armamentística costosa y peligrosa.

Hoy en día, las amenazas no tan veladas de Vladimir Putin de desplegar armas nucleares tácticas en la guerra de Ucrania son un duro recordatorio de que nunca podemos ser complacientes a la hora de convivir con las armas nucleares. Oppenheimer no lamentó lo que hizo en Los Álamos; comprendía que no se puede impedir que seres humanos curiosos descubran el mundo físico que les rodea. No se puede detener la búsqueda científica ni desinventar la bomba atómica. No obstante, Oppenheimer siempre creyó que los seres humanos podían aprender a regular estas tecnologías e integrarlas a una civilización sustentable y humana. Esperemos que tenga razón.

Kai Bird es director del Leon Levy Center for Biography y coautor junto con Martin J. Sherwin de American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer. Ahora está escribiendo la biografía de Roy Cohn.

jueves, 17 de agosto de 2023

_- Jet Lag: vuelve a tu ritmo

An illustration of a woman with long, flowing hair holding a rolling suitcase under a starry sky. She is standing on the other side of a window from two people who have fallen asleep while sitting at a table with coffee cups. There is an outline of a jet in the sky above the awake woman, and a garland of flowers surrounds the whole image. 

_- Finalmente llegaste a París, pero en lugar de subir corriendo a la Torre Eiffel, te estás desmayando en tu soufflé. La culpa es del desfase horario, cuando el ritmo circadiano de tu cuerpo (los tiempos esperados para dormir y despertar) no está sincronizado con tu nueva ubicación, dejándote con niebla mental al mediodía o insomnio a altas horas de la madrugada. No todo el mundo tiene el mismo reloj biológico, por supuesto, y no hay dos viajes exactamente iguales, pero hay algunos trucos que podrían ayudarte a recuperar la energía más rápidamente.

Cambia antes de irte
La diferencia horaria y la dirección en la que viajas contribuyen al desfase horario, dijo Jay Olson, becario postdoctoral de la Universidad de Toronto Mississauga que ha estudiado el fenómeno. El Dr. Olson dijo que viajar hacia el oeste, cuando necesita quedarse despierto y despertarse más tarde para coincidir con la nueva zona horaria, es más fácil para la mayoría de las personas que viajar hacia el este, cuando se espera que haga lo contrario.

Para viajes más cortos, haga un cambio gradual de una hora por día para la cantidad de zonas horarias que cruzará, dijo el Dr. Vishesh Kapur, fundador del Centro de Medicina del Sueño de la Universidad de Washington.

Por ejemplo, si vuela de California a Massachusetts, cruzando tres zonas horarias, intente acostarse y despertarse progresivamente una hora más temprano cada día durante tres días antes del viaje. Por lo general, no es necesario cambiar la hora de acostarse antes de viajar a menos de tres zonas horarias al oeste, dijo.

Aprovecha el poder de la luz
La luz brillante ayuda a mantener nuestro reloj interno sincronizado con el mundo exterior, viajando a través de células especializadas en la retina y señalando la parte del cerebro que establece el horario maestro del cuerpo. Entonces, para viajes más largos, busque o evite la luz brillante en momentos específicos, dijo el Dr. Olson. Comenzando unos días antes de su viaje, cambie gradualmente los tiempos de luz y oscuridad de su origen hacia los de su destino, usando anteojos oscuros, luz solar u otras fuentes de luz.

En los primeros días de su viaje, puede ser complicado determinar los mejores momentos para tener luz. Supongamos que toma un vuelo nocturno de Nueva York a Londres y llega a las 7 a. m. Es posible que su cerebro todavía se sienta como si fueran las 2 a. m., y recibir luz brillante de inmediato podría confundir su reloj interno. En este caso, es posible que desee ponerse anteojos oscuros durante unas horas, luego salir al sol cuando esté más cerca de su hora de despertarse en casa, extendiendo su día en Londres.

En los viajes largos a Asia, cuando el día y la noche se invierten, a menudo es más fácil cambiar el ciclo hacia atrás, dijo Mickey Beyer-Clausen, director ejecutivo de Timeshifter, que fabrica una aplicación de desfase horario del mismo nombre. Por ejemplo, cuando vuele sin escalas de Nueva York a Tokio, que tiene 13 horas de adelanto, piense que tiene 11 horas de atraso (el jet lag no considera la línea de fecha internacional). Eso significa que si aterrizas, digamos, a las 2 p.m. en Japón, a la 1 a. m. en Nueva York, debe contrarrestar el hecho de que su cerebro de Nueva York se está quedando sin dormir. Esto significa buscar luz brillante toda la tarde, especialmente por la noche, hasta la hora de acostarse en Japón. También puede comenzar a adaptarse al horario japonés si se acuesta y busca la luz más tarde de lo normal durante dos noches antes de salir de Nueva York.

Herramientas en línea como Jet Lag Rooster y Timeshifter ayudan a crear un cronograma personalizado basado en variables como diferencias de zona horaria, horas de salida y llegada y otros factores.

Considere la melatonina
Si tiene problemas para conciliar el sueño antes de viajar al este, el Dr. Kapur sugiere tomar un miligramo de melatonina de venta libre unas cuatro horas antes de acostarse, hasta tres días antes del viaje. (La melatonina es una sustancia que se produce naturalmente en el cuerpo cuando cae la noche, lo que indica que es hora de irse a dormir). Esta pequeña dosis es mejor para reducir el desfase horario, dijo el Dr. Olson, porque los estudios muestran que una dosis mayor no No necesariamente funciona mejor y es más probable que produzca efectos secundarios. Los viajeros deben saber que, como suplemento dietético, la melatonina no está regulada por la Administración de Alimentos y Medicamentos.

Toma una siesta rápida
Si se siente agotado mientras su cuerpo se adapta a la nueva zona horaria, acurrúquese para una siesta de 20 minutos, dijo el Dr. Kapur. Si toma una siesta más larga, advierte, la niebla mental puede empeorar o puede tener problemas para conciliar el sueño por la noche.

Refréscate con una ducha de escala
Un chorrito en el aeropuerto entre vuelos largos puede hacer maravillas para un cuerpo cansado. Los aeropuertos con duchas públicas de pago incluyen el Aeropuerto Internacional de Tokio Narita, el Aeropuerto de Múnich y el Aeropuerto Internacional de San Francisco. En algunos aeropuertos, solo salones específicos, como el Delta Sky Club en el Aeropuerto Internacional Seattle-Tacoma, ofrecen duchas. Si no es miembro, no tiene acceso a través de una tarjeta de crédito y realmente necesita un impulso, considere un pase de un día. El IGA Lounge en el Aeropuerto Internacional de Estambul, por ejemplo, cuesta $65. Todos ofrecen toallas, jabón y champú.

Aprovecha al máximo el retraso
Si espera levantarse muy tarde o muy temprano a medida que su cuerpo se adapta, planifique con anticipación. Al principio del viaje, puede que tenga más energía para visitar el Mercado Nocturno de Patpong en Bangkok, la subasta de atún de la mañana en el Mercado de Pescado Toyosu en Tokio o una excursión antes del amanecer para ver el amanecer en el volcán Haleakala en Maui.