Nuestra ruta tiene como punto de partida el Aeropuerto de Lisboa, de donde partimos en vuelo de KLM para Schiphol de Ámsterdam:
Desde el mismo aeropuerto hay trenes muy bien indicados que -en unos 20 minutos-, dependiendo del itinerario (unos van directos, sin paradas y otros hacen dos paradas intermedias), llegan hasta la Estación Central (Centraal Station) de Ámsterdam.
Desde el hall de salida del aeropuerto se baja al anden del ferrocarril en ascensores, suelen ser las vías 1 o 2, el horario y la vía concreta está indicado en paneles en el hall y en las vías. Hay máquinas expendedoras de billetes, que ofrecen la información en inglés. Es útil recordar que billete de ida es "enkele reis" y de ida y vuelta "dagretour".
Si el día acompaña no hay mejor opción que dar un paseo por Ámsterdam andando o en bicicleta para disfrutar de la ciudad. Hay varios puntos donde pueden alquilarse a precios asequibles bicicletas y uno de ellos está justo al lado de la Estación Central, donde también está la oficina de información turística y la venta de pases para la ciudad (museos, transportes y establecimientos adheridos que llevan las tres cruces de San Andrés de su bandera- cruces como de tachado, donde efectúan descuentos con ese pase) o solo para el transporte de 24, 48 o 72 horas, para circular en los transportes públicos por un día o varios. El tiempo del pase empieza a contar desde que se valida al entrar en el trasporte elegido por primera vez.
Museos recomendables;
El Rijksmuseum,
El Vincent Van Gogh.
El Museo Marítimo.
La casa de Ana Frank.
el Museo de la Resistencia (Frente del Zoo).
El Museo y archivos de la "Historia del Movimiento Obrero" en Plakaar estraas, 9. (una calle que da al Zoo) no confundir con el Instituto de Historia Social, una institución de nivel internacional de la ciudad de Amsterdam.
El mercado de las flores (cerca de La plaza Rembrandt -entre Rembrandt Plain y Munt Plein-, parada de las lineas de tranvías, 9 y 14 que salen de la estación central).
Amsterdam tiene unos 700 mil habitantes y 1400 puentes, algunos muy famosos y fotografiados como el de madera Magere Brug, sobre el Amstel, cerca del Hermitage Museum.
El lema oficial de la ciudad es: «Heldhaftig, Vastberaden, Barmhartig» ("Heroica, resuelta y misericordiosa"). Estas tres palabras provienen de la denominación oficial concedida por la reina Guillermina de los Países Bajos en 1947, en honor al coraje de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial.
La actitud y posición ideológica de sus habitantes está cambiando y después de 26 años de mi primer viaje, se nota en la amabilidad, la sociabilidad y apertura de la gente, aunque aún no es extraño que se dirijan a ti alguno hablándote como si te conociese de toda la vida.
Hoy hay menos hippies, menos vestimenta casual y parece que más diferencias de clase, además, de más emigrantes. Muchos de ellos con trabajo precario o sin trabajo. La crisis se empieza a notar, como decía Antonio, un emigrante de Barcelona, con 10 años viviendo en la ciudad, que daba dos datos concretos; en la casa de venta de bocadillos "Harten Kaas" (Reestraat, 19. Barrio de Jordan -1016-)
A Amsterdam llegaron judíos sefardíes expulsados de España en 1492 y Portugal en 1496 ordenada por el rey Manuel I de Portugal bajo la presión de los Reyes Católicos, un descendiente de esas familias fue Baruch Spinoza, -Hebreo: ברוך שפינוזה, Latín: Benedictus de Spinoza, Portugués: Bento de Espinosa- Amsterdam 1632- La Haya 1677, famoso filósofo, del que estuvimos buscando su casa natal, pues habíamos leído que era el 41 de Waterloo Plein, en esa dirección no encontramos nada.
No lejos de la plaza está el Museo judío donde nos informaron que la casa había desaparecido para construir nuevos edificios, Amsterdam había olvidado a su ilustre hijo, ahora, hacía poco, desde 2008, lo recordaba una estatua en el exterior del ayuntamiento, erigida en colaboración con el -español- Instituto Cervantes. Parece que la casa de Róterdam si se conserva, no la visitamos.
Visitamos: El museo Van Gogh, El Rijmuseum, (Ambos en Museum Plein, tranvías 1 y 5) La casa de Rembrandt, en Waterloo Plein, (un lugar aconsejable e imprescindible para todo aficionado a la pintura y el grabado).
El Museo de la Resistencia, (Verzetsmuseum, en Keerklaan, en De Plantage, frente a la puerta de entrada al Zoo, tranvías, 9 y 14) muy instructivo, aunque algo abigarrado y pobre (consecuencia, sin duda, de lo que las autoridades le conceden de presupuesto).
El resultado observado, entre su estado y el duro contenido, pues ser resistente era jugarse la vida, no lo olvidemos, no fue agradable, pero sentimos que nuestra visita era como un pequeño homenaje a esas mujeres y hombres que, aún en los terribles tiempos de la ocupación, no se rindieron y siguieron luchando por la libertad y la democracia -para los holandeses y para todo el mundo- sin dudar para ello ante la posibilidad, muy real, de estar jugándose sus vidas y contra lo que significó, de imnomínia para el género humano, la infamia del fascismo, en este caso, hitleriano. También contemplamos, en una foto mural, a filas enormes de ciudadanos oportunistas que, lamentablemente, esperaban para afiliarse al recién creado, en los primeros tiempos de la ocupación, partido nacional holandés y títere de los nazis, la mayoría de clase media y alta, se ve por sus vestimentas. Holandeses que, con tal de aprovecharse de las nuevas circunstancias, estaban dispuestos a ejercer de subordinado del nuevo poder, aunque ello conllevara el que se viesen obligados a ejercer de infame brazo colaborador y/o ejecutor del fascismo.
Paseamos también por las calles peatonales, (Kalverstraat, Nieuwendijk, Warmoesstraat, todas salen o llegan a la plaza Dam) el gran canal (Amstel), alguno secundario (Singel) el pequeño barrio de Begijnhof, históricas casas para viudas y solteras piadosas católicas (calle Spui) al que se accede al patio interior mediante dos entradas que pasan desapercibidas para el forastero, barrio de Jordaan (tranvías, 13, 14 y 17).
La Universidad, la casa de los tres canales, el mercado de las flores, la famosa calle del mercado de alimentos y ropa (Cuypstraat, tranvías 16 y 24), el barrio rojo (al este de la Waroesstraat, paralela a esa calle)... etc.
Comimos en distintos restaurantes como el Bazar, algún italiano, un español; "Joselito" (cerca de la estación) degustamos algunas de las famosas sopas holandesas; la de brocoli y una de tomates y pimientos (en el Bazar) buenísimas y reconfortantes. La comida fuerte la hacíamos en el desayuno del Hotel Eden (Rembrandt Plein) que era muy completo.
Un museo cuya visita es aconsejable es el de Vicent Van Gohg, en la plaza de los museos, (Museum Plein) sorprende ver los cuadros -en su época sin valor de "mercado"- de un pintor que murió en la pobreza y prácticamente en el olvido, convertidos en un gran negocio, es una factoría de ganar dinero y derramar una riqueza increíble sobre la ciudad, por medio de los miles de turistas que a ella acuden, formando enormes colas para contemplar sus obras que hoy dominan el "mercado". Lo que no deja de crearnos un sentimiento de tristeza y amargura, al recordar la pobre y triste vida de su autor y la nula valoración de su obra a lo largo de su existencia. (Museo Plein. Tranvías 1 y 5)
Interesante proyecto de arte multimedia de google Art Project
domingo, 4 de diciembre de 2011
_--Cuentos tradicionales: Caperucita Roja y el lobo feroz
_--Caperucita Roja y el lobo feroz. Una nueva interpretación. Y si la malvada es Caperucita?
Foto tomada de "El País Semanal". Dónde nos muestran a una Blancanieves que no era tan "buena".
Foto tomada de "El País Semanal". Dónde nos muestran a una Blancanieves que no era tan "buena".
sábado, 3 de diciembre de 2011
¡Pobres de los pobres!
No sé si lo habrán notado, pero resulta que en los once primeros años del siglo que iba a presenciar el fin de la historia (y de la lucha de clases) ha aumentado brutalmente la desigualdad social en los países más ricos. La recesión ha empujado a más de 20 millones de conciudadanos europeos al abismo de la exclusión. Y los zarpazos al Estado de bienestar, considerados por Gobiernos y "mercados" remedios imprescindibles para que la economía "se restablezca" y todo vuelva a ser como antes (y, por consiguiente, puedan repetirse las crisis del capitalismo), no contribuyen precisamente a la felicidad de los más necesitados.
Como advierte Zygmunt Bauman en Daños colaterales (Fondo de Cultura), "el compuesto explosivo que forman la desigualdad social en aumento y el creciente sufrimiento humano (...) tiene todas las calificaciones para ser el más desastroso entre los incontables problemas potenciales que la humanidad puede verse obligada a enfrentar, contener y resolver durante el corriente siglo".
En todo caso, parece que la pobreza se acrecienta, pero no explota (todavía). Los reformistas neoliberales y compasivos se congratulan de que, al menos, en este continente viejísimo (y conservador como un banquero con bonus) la gente todavía pueda elegir a quienes crean que les sacarán de la crisis. Claro que, como argumentaba Flores d'Arcais (que no es precisamente un bolchevique) en este periódico, a la hora de "elegir entre dos derechas, lo normal es que los ciudadanos prefieran la verdadera", de modo que parece que tendremos Rajoy para Rato (nunca mejor dicho). Y, salvo improbables sorpresas, los venideros recortes (¡glup!) tampoco favorecerán a los más débiles.
Claro que hay pobres y pobres. Hace poco un amigo me hablaba de un episodio de Antoñita la fantástica, el célebre personaje de Borita Casas (1911-1999), que trataba de una familia muy pobre: era pobre el padre, era pobre la madre, el jardinero era pobre, el chófer era pobre, y (supongo) que también el mayordomo. He pensado en esos indigentes que no lo son tanto a propósito de los dos artículos estupendos (sobre todo el segundo) de Francis Scott Fitzgerald reunidos en Cómo sobrevivir con 36.000 dólares al año (editorial Gallo Nero, otro joven sello independiente e imaginativo). Nada tiene que ver, por supuesto, el encanto melancólico y autoflagelante que se desprende de los artículos del talentoso niño mimado que fue Scott con la inmersión en la miseria que supone la estremecida lectura de Los pobres (Debate), una investigación-encuesta del novelista William T. Vollmann que se desarrolla a partir de las respuestas de indigentes y excluidos de todo el mundo a una sencilla pregunta: ¿por qué eres pobre?
Vollmann sólo pretende "mostrar y comparar", pero no cabe duda de que la ignorancia acerca de las razones de la pobreza sólo favorece a quienes no tienen demasiado interés en acabar con ese desagradable "efecto colateral" de un sistema que perpetúa y (eventualmente) ahonda la desigualdad. Y sí: quizás seamos menos (brutalmente) violentos que en el siglo XII, como se esfuerzan en demostrar Steven Pinker y otros intelectuales no melancólicos que prefieren ver la botella medio llena. Pero eso no es razón para que nos pongamos una venda en los ojos y empecemos a besarnos todos en la boca, como si a nadie le importara la halitosis de los que imponen las reglas del juego.
Cartas a El País. MANUEL RODRÍGUEZ RIVERO 12/11/2011
Como advierte Zygmunt Bauman en Daños colaterales (Fondo de Cultura), "el compuesto explosivo que forman la desigualdad social en aumento y el creciente sufrimiento humano (...) tiene todas las calificaciones para ser el más desastroso entre los incontables problemas potenciales que la humanidad puede verse obligada a enfrentar, contener y resolver durante el corriente siglo".
En todo caso, parece que la pobreza se acrecienta, pero no explota (todavía). Los reformistas neoliberales y compasivos se congratulan de que, al menos, en este continente viejísimo (y conservador como un banquero con bonus) la gente todavía pueda elegir a quienes crean que les sacarán de la crisis. Claro que, como argumentaba Flores d'Arcais (que no es precisamente un bolchevique) en este periódico, a la hora de "elegir entre dos derechas, lo normal es que los ciudadanos prefieran la verdadera", de modo que parece que tendremos Rajoy para Rato (nunca mejor dicho). Y, salvo improbables sorpresas, los venideros recortes (¡glup!) tampoco favorecerán a los más débiles.
Claro que hay pobres y pobres. Hace poco un amigo me hablaba de un episodio de Antoñita la fantástica, el célebre personaje de Borita Casas (1911-1999), que trataba de una familia muy pobre: era pobre el padre, era pobre la madre, el jardinero era pobre, el chófer era pobre, y (supongo) que también el mayordomo. He pensado en esos indigentes que no lo son tanto a propósito de los dos artículos estupendos (sobre todo el segundo) de Francis Scott Fitzgerald reunidos en Cómo sobrevivir con 36.000 dólares al año (editorial Gallo Nero, otro joven sello independiente e imaginativo). Nada tiene que ver, por supuesto, el encanto melancólico y autoflagelante que se desprende de los artículos del talentoso niño mimado que fue Scott con la inmersión en la miseria que supone la estremecida lectura de Los pobres (Debate), una investigación-encuesta del novelista William T. Vollmann que se desarrolla a partir de las respuestas de indigentes y excluidos de todo el mundo a una sencilla pregunta: ¿por qué eres pobre?
Vollmann sólo pretende "mostrar y comparar", pero no cabe duda de que la ignorancia acerca de las razones de la pobreza sólo favorece a quienes no tienen demasiado interés en acabar con ese desagradable "efecto colateral" de un sistema que perpetúa y (eventualmente) ahonda la desigualdad. Y sí: quizás seamos menos (brutalmente) violentos que en el siglo XII, como se esfuerzan en demostrar Steven Pinker y otros intelectuales no melancólicos que prefieren ver la botella medio llena. Pero eso no es razón para que nos pongamos una venda en los ojos y empecemos a besarnos todos en la boca, como si a nadie le importara la halitosis de los que imponen las reglas del juego.
Cartas a El País. MANUEL RODRÍGUEZ RIVERO 12/11/2011
martes, 29 de noviembre de 2011
América Latina de Sur a Norte, más de 10.000 kilómetros en tren
Durante dos meses y medio, Maruja Torres y Bernardo Pérez "enviados especiales de El País Semanal" han recorrido América Latina de Sur a Norte. Más de 10.000 kilómetros en tren, a una media de 30 kilómetros por hora, para encontrarse con el sentido de un continente perdido. Un relato que se publicó en siete capítulos. Un viaje, un viaje así, jamás lo devuelve a uno al lugar de procedencia en las mismas condiciones en que salió.
Eso lo supe cuando mi jefe me llamó a su despacho y me mostró un libro de Paul Theroux, alentándome para que emprendiera un itinerario similar y lo contara en varios capítulos. Leí el título, The Oíd Patagonian Express, y la frase aclaratoria que figuraba debajo: "En tren a través de las Américas", y pensé que aquello no podía estarme sucediendo a mí. La experiencia del autor de Costa de Mosquitos y Saint-Jack, persistente viajero por medio mundo, había consistido en meterse en el metro de un Boston cubierto por la nieve, para descabalgar, dos meses después, del Viejo Expreso de la Patagonia, en medio del ansiado calor del Sur. Si no estaba oyendo mal, a mí se me concedían también dos meses -que en la práctica se alargaron por dos semanas más- y tenía las manos libres para recorrer América Latina de punta a punta y de un tren a otro. Si es que aún existían trenes por allí.
Theroux había realizado su trayecto 14 años atrás y, de entonces acá, en América han cambiado algunas cosas. Otras, por supuesto, permanecen inmutables. Aunque las más feroces dictaduras han sido sustituidas por regímenes formalmente democráticos, en casi todos los lugares que el escritor norteamericano visitó han surgido nuevas formas de opresión que se han sumado a las antiguas sin desvanecerlas. El neoliberalismo económico ha echado raíces, y sus víctimas deambulan sin destino por la cuneta de la vida, mientras en algunas zonas planea el fantasma del regreso a un absolutismo deseado como mal menor, al estilo de Fujimori en Perú, porque la gente está cansada de que la democracia signifique parejo saqueo y no menos brutalidad, envueltos en floridos discursos e incumplidas promesas.
La palabra ferrocarril desvela en muchas personas secretos anhelos y románticos sueños. Eso explica que, en cuanto anuncié la clase de viaje que me proponía emprender, acudieran a mí insospechados personajes que me proponían tomar éste o aquel tren, no perderme tal itinerario o tal otro. Sin duda porque todavía conservamos dentro de nosotros más espíritu de aventura de lo que sospechamos, pronto me vi rodeada de expertos que me brindaban su consejo. Así que partí a América con una lista de recomendaciones y una supina ignorancia de cómo estaban las cosas en aquel momento.
Y las cosas no podían estar peor, ferroviariamente hablando. Las diferentes crisis superpuestas han acabado, o casi, con los trenes, y la supervivencia...
Ver todo aquí en El País. Y ver aquí El País 35 años de Historia.
Eso lo supe cuando mi jefe me llamó a su despacho y me mostró un libro de Paul Theroux, alentándome para que emprendiera un itinerario similar y lo contara en varios capítulos. Leí el título, The Oíd Patagonian Express, y la frase aclaratoria que figuraba debajo: "En tren a través de las Américas", y pensé que aquello no podía estarme sucediendo a mí. La experiencia del autor de Costa de Mosquitos y Saint-Jack, persistente viajero por medio mundo, había consistido en meterse en el metro de un Boston cubierto por la nieve, para descabalgar, dos meses después, del Viejo Expreso de la Patagonia, en medio del ansiado calor del Sur. Si no estaba oyendo mal, a mí se me concedían también dos meses -que en la práctica se alargaron por dos semanas más- y tenía las manos libres para recorrer América Latina de punta a punta y de un tren a otro. Si es que aún existían trenes por allí.
Theroux había realizado su trayecto 14 años atrás y, de entonces acá, en América han cambiado algunas cosas. Otras, por supuesto, permanecen inmutables. Aunque las más feroces dictaduras han sido sustituidas por regímenes formalmente democráticos, en casi todos los lugares que el escritor norteamericano visitó han surgido nuevas formas de opresión que se han sumado a las antiguas sin desvanecerlas. El neoliberalismo económico ha echado raíces, y sus víctimas deambulan sin destino por la cuneta de la vida, mientras en algunas zonas planea el fantasma del regreso a un absolutismo deseado como mal menor, al estilo de Fujimori en Perú, porque la gente está cansada de que la democracia signifique parejo saqueo y no menos brutalidad, envueltos en floridos discursos e incumplidas promesas.
La palabra ferrocarril desvela en muchas personas secretos anhelos y románticos sueños. Eso explica que, en cuanto anuncié la clase de viaje que me proponía emprender, acudieran a mí insospechados personajes que me proponían tomar éste o aquel tren, no perderme tal itinerario o tal otro. Sin duda porque todavía conservamos dentro de nosotros más espíritu de aventura de lo que sospechamos, pronto me vi rodeada de expertos que me brindaban su consejo. Así que partí a América con una lista de recomendaciones y una supina ignorancia de cómo estaban las cosas en aquel momento.
Y las cosas no podían estar peor, ferroviariamente hablando. Las diferentes crisis superpuestas han acabado, o casi, con los trenes, y la supervivencia...
Ver todo aquí en El País. Y ver aquí El País 35 años de Historia.
domingo, 27 de noviembre de 2011
Semprún y Pradera en Biriatou
La mujer que ha conducido el coche en el que Federico Sánchez, también llamado Rafael Artigas, Juan Larrea, Ramón Barreto o, en fin, Jorge Semprún, ha cruzado por Behobia la frontera franco-española, camino de París, y a la que ha pedido que le acerque a un pueblecito vasco, Biriatou, situado a escasa distancia, en una desviación de la carretera principal, sobre una colina desde la que se divisa el curso final del Bidasoa hacia la mar cantábrica, le ha preguntado si el motivo de querer ir a ese lugar guarda relación con algún recuerdo de infancia. El viajero clandestino le responde: "casi; tenía 15 años la primera vez".
Muchos años después, siendo ya ministro de Cultura, se publicó el libro que aquí se tituló Adiós, luz de veranos..., en el que Semprún rememora esa conversación con la conductora y se pregunta si fue entonces cuando por primera vez pensó que deseaba ser enterrado en el "pequeño cementerio" de Biriatou, "arrimado a una rústica y agreste iglesia". En este "lugar fronterizo, patria posible de los apátridas, entre los dos ámbitos a los que pertenezco (...), en la vieja tierra de Euskal Herria". Y añade que pediría asimismo que su cuerpo fuera envuelto "en la bandera tricolor de la República". No porque haya dejado de pensar que la Monarquía parlamentaria es "en las condiciones actuales el mejor sistema posible para garantizar la democracia y mantener la cohesión los diferentes componentes nacionales de España", sino como expresión de "una fidelidad al exilio y al mortífero dolor de los míos: aquellos en quienes no dejo de pensar, aún hoy, en la terraza umbrosa de Biriatou cuando regreso allí".
El viajero clandestino no había olvidado esa primera vez en la que el joven escolar, a punto de reintegrarse al Liceo Henri IV de París para cursar sexto de bachillerato, estuvo cenando en la terraza umbrosa de un restaurante de ese pueblito, el 22 de agosto de 1939. No duda de que era esa fecha porque recuerda perfectamente que un día después, el 23, se produciría un hecho histórico, la firma del pacto germano-soviético, que la mayoría interpretó como signo de la proximidad de la guerra. Pero también es una fecha personalmente inolvidable para Semprún por algo que ocurrió,...
Catorce años antes, pero también un 22 de agosto, el desterrado Miguel de Unamuno llegaba a Hendaya desde París tras haber escapado de la isla de Fuerteventura, a la que había sido deportado por la dictadura de Primo de Rivera. En Hendaya permanecerá durante cinco años, hasta 1930. En 1928 aparece en una editorial de Buenos Aires el Romancero del destierro, especie de "diario íntimo vertido en sonetos", según su propia definición. Entre los poemas recogidos en la obra figura uno con título en lengua vasca, Orhoit gutaz, palabras que toma de una placa con los nombres de los 11 hijos de Biriatou muertos en la Gran Guerra que descubre en un muro de la iglesia del pueblo. Desde el hotel de Hendaya en que se hospeda, el Broca, luego llamado "de la Gare", Unamuno acostumbra a dar paseos por los alrededores, frecuentemente hasta Biriatou. Le impresiona la frase que figura al pie de los nombres de los 11 vecinos "morts pour la patrie": Orhoit gutaz, o sea "acordaos de nosotros". Un ruego procedente de personas anónimas: con nombre y apellido pero sin historia, como los pueblos sin escritura, de tradición oral. Unamuno los imagina campesinos iletrados, "oscuros hijos sumisos del hogar / henchido de silenciosa tradición". Acordaos de nosotros: una súplica que recuerda la de François Villon, a punto de ser ahorcado, en 1461: "Hermanos humanos que viviréis después, / no tengáis contra nosotros el corazón endurecido".
Jon Juaristi dedicó un capítulo de su Bucle melancólico a ese poema de Unamuno. Poco después de la aparición del libro, a fines de 1997, publicaría un artículo en este periódico, De Fuerteventura a Bilbao (EL PAÍS, 16-3-1998) en el que comenta que si,...
Del contexto se deduce que Juaristi se refiere a la buena acogida y trato que dispensaron a Unamuno las "nobles gentes" de la isla, que despertaron en él un "brío de mocedad" que se trasladaría a las páginas escritas en los años de destierro...
Unamuno y Semprún. Y Pradera. En el último artículo que publicó en la revista Claves ("La extraterritorialidad de Jorge Semprún"; julio / agosto de 2011) Javier Pradera relacionaba a los dos desterrados a través de su vinculación con Biriatou. Pradera era por el lado paterno oriundo de Sara, en el País Vasco francés. Hoy no podrá estar en la aldea donde los 11 vecinos muertos en la I Guerra Mundial y los dos que se añadieron a la lápida tras la Segunda nos piden que no les olvidemos. Que no tengamos contra ellos un corazón endurecido.
Javier Pradera no lo tuvo contra quienes le ofendieron en vida y estos días le piden cuentas por su pasado comunista. Un amigo suyo, Ramón Recalde, escribió a propósito de esos que "solo pasivamente" estaban contra Franco y ahora reprochan a los que lo estuvieron activamente su pasado izquierdista: "Me resulta difícil tener que hacerme perdonar (...) por los que no lucharon contra la dictadura en el momento en que deberían haberlo hecho y hoy despliegan su buena conciencia apuntándose a la democracia o a los nacionalismos sobrevenidos".
Pradera: en una conversación telefónica mantenida tres o cuatro días antes de partir para su propio Largo viaje -como el que convirtió en su primer libro Semprún-, le dijo al periodista Juan Cruz que no podría estar en el homenaje de hoy en Biriatou. "Ya te enterarás por qué", añadió. Patxo Unzueta, El País, 26 de noviembre de 2011.
Muchos años después, siendo ya ministro de Cultura, se publicó el libro que aquí se tituló Adiós, luz de veranos..., en el que Semprún rememora esa conversación con la conductora y se pregunta si fue entonces cuando por primera vez pensó que deseaba ser enterrado en el "pequeño cementerio" de Biriatou, "arrimado a una rústica y agreste iglesia". En este "lugar fronterizo, patria posible de los apátridas, entre los dos ámbitos a los que pertenezco (...), en la vieja tierra de Euskal Herria". Y añade que pediría asimismo que su cuerpo fuera envuelto "en la bandera tricolor de la República". No porque haya dejado de pensar que la Monarquía parlamentaria es "en las condiciones actuales el mejor sistema posible para garantizar la democracia y mantener la cohesión los diferentes componentes nacionales de España", sino como expresión de "una fidelidad al exilio y al mortífero dolor de los míos: aquellos en quienes no dejo de pensar, aún hoy, en la terraza umbrosa de Biriatou cuando regreso allí".
El viajero clandestino no había olvidado esa primera vez en la que el joven escolar, a punto de reintegrarse al Liceo Henri IV de París para cursar sexto de bachillerato, estuvo cenando en la terraza umbrosa de un restaurante de ese pueblito, el 22 de agosto de 1939. No duda de que era esa fecha porque recuerda perfectamente que un día después, el 23, se produciría un hecho histórico, la firma del pacto germano-soviético, que la mayoría interpretó como signo de la proximidad de la guerra. Pero también es una fecha personalmente inolvidable para Semprún por algo que ocurrió,...
Catorce años antes, pero también un 22 de agosto, el desterrado Miguel de Unamuno llegaba a Hendaya desde París tras haber escapado de la isla de Fuerteventura, a la que había sido deportado por la dictadura de Primo de Rivera. En Hendaya permanecerá durante cinco años, hasta 1930. En 1928 aparece en una editorial de Buenos Aires el Romancero del destierro, especie de "diario íntimo vertido en sonetos", según su propia definición. Entre los poemas recogidos en la obra figura uno con título en lengua vasca, Orhoit gutaz, palabras que toma de una placa con los nombres de los 11 hijos de Biriatou muertos en la Gran Guerra que descubre en un muro de la iglesia del pueblo. Desde el hotel de Hendaya en que se hospeda, el Broca, luego llamado "de la Gare", Unamuno acostumbra a dar paseos por los alrededores, frecuentemente hasta Biriatou. Le impresiona la frase que figura al pie de los nombres de los 11 vecinos "morts pour la patrie": Orhoit gutaz, o sea "acordaos de nosotros". Un ruego procedente de personas anónimas: con nombre y apellido pero sin historia, como los pueblos sin escritura, de tradición oral. Unamuno los imagina campesinos iletrados, "oscuros hijos sumisos del hogar / henchido de silenciosa tradición". Acordaos de nosotros: una súplica que recuerda la de François Villon, a punto de ser ahorcado, en 1461: "Hermanos humanos que viviréis después, / no tengáis contra nosotros el corazón endurecido".
Jon Juaristi dedicó un capítulo de su Bucle melancólico a ese poema de Unamuno. Poco después de la aparición del libro, a fines de 1997, publicaría un artículo en este periódico, De Fuerteventura a Bilbao (EL PAÍS, 16-3-1998) en el que comenta que si,...
Del contexto se deduce que Juaristi se refiere a la buena acogida y trato que dispensaron a Unamuno las "nobles gentes" de la isla, que despertaron en él un "brío de mocedad" que se trasladaría a las páginas escritas en los años de destierro...
Unamuno y Semprún. Y Pradera. En el último artículo que publicó en la revista Claves ("La extraterritorialidad de Jorge Semprún"; julio / agosto de 2011) Javier Pradera relacionaba a los dos desterrados a través de su vinculación con Biriatou. Pradera era por el lado paterno oriundo de Sara, en el País Vasco francés. Hoy no podrá estar en la aldea donde los 11 vecinos muertos en la I Guerra Mundial y los dos que se añadieron a la lápida tras la Segunda nos piden que no les olvidemos. Que no tengamos contra ellos un corazón endurecido.
Javier Pradera no lo tuvo contra quienes le ofendieron en vida y estos días le piden cuentas por su pasado comunista. Un amigo suyo, Ramón Recalde, escribió a propósito de esos que "solo pasivamente" estaban contra Franco y ahora reprochan a los que lo estuvieron activamente su pasado izquierdista: "Me resulta difícil tener que hacerme perdonar (...) por los que no lucharon contra la dictadura en el momento en que deberían haberlo hecho y hoy despliegan su buena conciencia apuntándose a la democracia o a los nacionalismos sobrevenidos".
Pradera: en una conversación telefónica mantenida tres o cuatro días antes de partir para su propio Largo viaje -como el que convirtió en su primer libro Semprún-, le dijo al periodista Juan Cruz que no podría estar en el homenaje de hoy en Biriatou. "Ya te enterarás por qué", añadió. Patxo Unzueta, El País, 26 de noviembre de 2011.
sábado, 26 de noviembre de 2011
Lo imprevisible
"Ustedes han elegido el suicidio". Es el lacónico mensaje que me envía un amigo transatlántico, después de conocer el resultado electoral. Me inquieta el SMS como si fuese un parte médico. Quien lo remite no es político ni comentarista. Es un científico. Poético, eso sí. Es la ventaja de las metáforas: estamos suicidados, pero podemos contarlo. Además, como país, somos ya demasiado viejos para suicidarnos. ¡Y el 10 de diciembre se juega el Madrid-Barça! Pero el caso es que la metáfora es perseverante y la volvimos a oír, ayer mismo, en labios de Joseph Stiglitz: más "austeridad" equivale al suicidio económico de España. Estamos en números negativos y eso lo contagia todo. Incluso tenemos una esperanza negativa. "Un kilo pesaba apenas 700 gramos", dice un verso de Tomas Tranströmer. En Europa, y con la excepción de la señora Merkel, dispensando, todo parece pesar un poco menos de su peso. Empezando por las palabras. Flexibilización significará abaratamiento del despido; es decir, más paro todavía. Reforma significará contrarreforma. Austeridad: reducción de servicios y salarios; es decir, más recesión. Ahorro: supresión de Cultura. ¡Pero si la empresa más rentable de la historia es el Museo del Prado! Sí, las palabras pesan cada vez menos. Quizás por eso son preferibles los llamados "silencios" de Rajoy al desparpajo de Aguirre. Visto lo visto desde el inicio de este filme, con Lehman Brothers y Merryl Lynch, lo mejor que podrían hacer políticos y expertos es pararse a rumiar en las esquinas. Estamos en un tiempo político en que lo conveniente sería lo imprevisible. Hay medidas necesarias en España que parece que solo podría tomar un Gobierno conservador, sin que la caverna pierda los estribos. Ocurrió con Suárez, cuando legalizó el PCE. Y con Aznar, cuando suprimió el servicio militar. ¿Qué podría hacer Rajoy, además de recibir a Amaiur, como presidente de todos los españoles? Nombrar a Stiglitz ministro de Economía. Un suponer.
Manuel Rivas, El País, sábado 26-11-2011
Manuel Rivas, El País, sábado 26-11-2011
jueves, 24 de noviembre de 2011
Stiglitz advierte de que políticas de austeridad son un "suicidio"
A Coruña, 24 nov (EFE).- El premio Nobel de Economía en 2001 y ex vicepresidente del Banco Mundial, Joseph E. Stiglitz, ha asegurado esta tarde que las políticas de austeridad "son una receta" para "menor crecimiento y más desempleo", un "suicidio" económico, que debería ser contrarrestado con una fiscalidad progresiva y apoyo a las inversiones empresariales.
"Lo que hay que darse cuenta es que la austeridad por sí sola no va a solucionar los problemas porque no va a estimular el crecimiento", ha subrayado Stiglitz en un encuentro con periodistas en A Coruña, donde está tarde ha pronunciado una conferencia titulada "¿Puede el capitalismo ser salvado de sí mismo".
Ha sugerido al nuevo gobierno español que vaya "más allá de la austeridad" y emprenda una reestructuración del gasto y la fiscalidad como medida básica para crear empleo.
"Mucho me temo que se van a centrar en la austeridad, y la austeridad es una receta para menor crecimiento, para una recesión y para más desempleo. La austeridad es una receta para el suicidio", ha afirmado.
"A menos que España no cometa ningún error, acierte al 100 por cien y aplique medidas para suavizar la política de austeridad llevará años y años" salir de la crisis, ha añadido.
El exvicepresidente del Banco Mundial ha asegurado que las reformas estructurales emprendidas en Europa "han sido diseñadas para mejorar la economía por el lado de la oferta, no por el lado de la demanda", cuando el problema "real" es "la falta de demanda".
Por ello, ha rechazado los postulados en favor de la flexibilidad laboral como "sinónimo de bajar los salarios y el nivel de protección social".
"Si bajamos los salarios, empeorará la demanda y la recesión", ha advertido Stiglitz, para quien un "necesario" incremento de la flexibilidad debe ir acompañado de "compensaciones por el lado de la seguridad" para los trabajadores.
Su receta para salir de la crisis pasa por estimular la demanda a través de una política impositiva más progresiva y una fiscalidad que promueva la inversión empresarial.
"En economía hay un principio elemental que se llama efecto multiplicador del presupuesto equilibrado: si el gobierno sube los impuestos pero a la vez gasta el dinero que recibe de los impuestos esto tiene un efecto multiplicador sobre la economía".
En algunos países como Grecia, sostuvo, "el sistema financiero está restringiendo mucho el crédito, sobre todo a las pymes, con lo que se está estrangulando a la economía y se dará una contracción bastante severa", ha apuntado.
En contraposición, Stiglitz ha valorado modelos como el de la cooperativa vasca Mondragón, una alternativa "estable y eficiente".
El premio Nobel se ha mostrado especialmente crítico la actuación del Banco Central Europeo en casos como el de Grecia, donde el organismo europeo "ha puesto en primer lugar los intereses de los bancos que los de los ciudadanos".
"Las decisiones son tomadas por un grupo secreto de personas, el International Swaps and Derivatives Association (ISDA) -la asociación que controla el mercado de los derivados-, un grupo de especuladores. ¡Es inaceptable que se confíe la toma de decisiones a un grupo determinado de particulares, sobre todo a este grupo en particular", ha denunciado.
Ante las tensiones del mercado, Stiglitz ha reclamado la creación de un organismo público que se encargue de las valoraciones crediticias; de un fondo de solidaridad para buscar estabilidad económica en la zona euro y la implantación de los eurobonos.
De hecho, en su opinión, las restricciones del sistema financiero podrían ser combatidas por el Estado a través de "garantías" al crédito o bien a través de la concesión estatal de los mismos.
"Hay una tendencia de los mercados sin control de cometer excesos de todo tipo y si no se controlan los mercados, ellos sí que destruirán el capitalismo", ha afirmado.
Así, según sus predicciones, Estados Unidos no recuperará su nivel económico hasta 2017, diez años después del comienzo de la crisis, lo que en el caso de Europa retrasaría la recuperación varios años
Más. EFE en ABC, 24-11-11
"Lo que hay que darse cuenta es que la austeridad por sí sola no va a solucionar los problemas porque no va a estimular el crecimiento", ha subrayado Stiglitz en un encuentro con periodistas en A Coruña, donde está tarde ha pronunciado una conferencia titulada "¿Puede el capitalismo ser salvado de sí mismo".
Ha sugerido al nuevo gobierno español que vaya "más allá de la austeridad" y emprenda una reestructuración del gasto y la fiscalidad como medida básica para crear empleo.
"Mucho me temo que se van a centrar en la austeridad, y la austeridad es una receta para menor crecimiento, para una recesión y para más desempleo. La austeridad es una receta para el suicidio", ha afirmado.
"A menos que España no cometa ningún error, acierte al 100 por cien y aplique medidas para suavizar la política de austeridad llevará años y años" salir de la crisis, ha añadido.
El exvicepresidente del Banco Mundial ha asegurado que las reformas estructurales emprendidas en Europa "han sido diseñadas para mejorar la economía por el lado de la oferta, no por el lado de la demanda", cuando el problema "real" es "la falta de demanda".
Por ello, ha rechazado los postulados en favor de la flexibilidad laboral como "sinónimo de bajar los salarios y el nivel de protección social".
"Si bajamos los salarios, empeorará la demanda y la recesión", ha advertido Stiglitz, para quien un "necesario" incremento de la flexibilidad debe ir acompañado de "compensaciones por el lado de la seguridad" para los trabajadores.
Su receta para salir de la crisis pasa por estimular la demanda a través de una política impositiva más progresiva y una fiscalidad que promueva la inversión empresarial.
"En economía hay un principio elemental que se llama efecto multiplicador del presupuesto equilibrado: si el gobierno sube los impuestos pero a la vez gasta el dinero que recibe de los impuestos esto tiene un efecto multiplicador sobre la economía".
En algunos países como Grecia, sostuvo, "el sistema financiero está restringiendo mucho el crédito, sobre todo a las pymes, con lo que se está estrangulando a la economía y se dará una contracción bastante severa", ha apuntado.
En contraposición, Stiglitz ha valorado modelos como el de la cooperativa vasca Mondragón, una alternativa "estable y eficiente".
El premio Nobel se ha mostrado especialmente crítico la actuación del Banco Central Europeo en casos como el de Grecia, donde el organismo europeo "ha puesto en primer lugar los intereses de los bancos que los de los ciudadanos".
"Las decisiones son tomadas por un grupo secreto de personas, el International Swaps and Derivatives Association (ISDA) -la asociación que controla el mercado de los derivados-, un grupo de especuladores. ¡Es inaceptable que se confíe la toma de decisiones a un grupo determinado de particulares, sobre todo a este grupo en particular", ha denunciado.
Ante las tensiones del mercado, Stiglitz ha reclamado la creación de un organismo público que se encargue de las valoraciones crediticias; de un fondo de solidaridad para buscar estabilidad económica en la zona euro y la implantación de los eurobonos.
De hecho, en su opinión, las restricciones del sistema financiero podrían ser combatidas por el Estado a través de "garantías" al crédito o bien a través de la concesión estatal de los mismos.
"Hay una tendencia de los mercados sin control de cometer excesos de todo tipo y si no se controlan los mercados, ellos sí que destruirán el capitalismo", ha afirmado.
Así, según sus predicciones, Estados Unidos no recuperará su nivel económico hasta 2017, diez años después del comienzo de la crisis, lo que en el caso de Europa retrasaría la recuperación varios años
Más. EFE en ABC, 24-11-11
lunes, 21 de noviembre de 2011
El fracaso es bueno. Lo dice el Premio Nobel Paul Krugman.
Es un pájaro! ¡Es un avión! ¡Es un verdadero bodrio! ¡Es el supercomité! Se supone que, para el próximo miércoles, el llamado supercomité, un grupo bipartidista de legisladores estadounidenses, debe llegar a un acuerdo sobre el modo de reducir los déficits futuros. Salvo que ocurra un funesto milagro (explicaré lo de funesto más tarde), el comité no será capaz de cumplir ese plazo.
Si esta noticia les sorprende, es que no han estado prestando atención. Si les deprime, anímense: en este caso, el fracaso es bueno.
¿Por qué está el supercomité abocado al fracaso? Principalmente porque el abismo que separa a los dos partidos políticos más importantes de EE UU es enorme. Los republicanos y los demócratas no solo tienen prioridades diferentes; viven en universos intelectuales y morales diferentes.
En el mundo demócrata, arriba es arriba y abajo es abajo. Si se suben los impuestos, aumenta la recaudación, y si se recorta el gasto mientras la economía sigue deprimida, se reduce el empleo. Pero en el mundo republicano, abajo es arriba. La forma de aumentar los ingresos es rebajarles los impuestos a las sociedades anónimas y a los ricos, y reducir drásticamente el gasto público es una estrategia de creación de empleo. Intenten conseguir que un republicano destacado reconozca que las bajadas de impuestos de Bush hicieron aumentar el déficit o que unos recortes drásticos del gasto público serían perjudiciales para la recuperación económica.
Es más, los partidos tienen visiones distintas de lo que constituye la justicia económica. Los demócratas consideran que los programas de protección social, desde la Seguridad Social hasta las cartillas de alimentos, responden al imperativo moral de proporcionar una seguridad básica a los ciudadanos y ayudar a los necesitados. Los republicanos tienen una opinión completamente distinta. Puede que suavicen esa opinión en público, pero en privado opinan que el Estado de bienestar es inmoral, una forma de obligar a los ciudadanos a punta de pistola a entregar su dinero a otras personas. Al crear la Seguridad Social, afirmaba Rick Perry en su libro Fed Up! (¡Harto!), Roosevelt estaba "lanzando violentamente por la borda todo respeto por nuestros principios fundacionales". ¿Alguien duda de que estaba hablando en nombre de muchos miembros de su partido?
Así que el supercomité ha reunido a unos legisladores que están en completo desacuerdo tanto sobre el modo en que funciona el mundo como sobre la función que debe desempeñar el Gobierno. ¿Por qué pensó alguien que esto funcionaría?
Bueno, tal vez se tenía la idea de que los partidos llegarían a un acuerdo por miedo a que tuviesen que pagar un precio político por parecer intransigentes. Pero esto solo podría ocurrir si los medios de comunicación estuviesen dispuestos a puntualizar quién se está negando realmente a alcanzar un acuerdo. Y no lo hacen. Cuando el supercomité fracase, si fracasa, prácticamente toda la información consistirá en repetir lo que ha dicho cada cual, citando a los demócratas que culpan a los republicanos y viceversa, sin explicar la verdad en ningún momento.
Ah, y permítanme llamar la atención a los expertos centristas que se niegan a reconocer que el presidente Obama ya les ha dado lo que quieren. El diálogo es algo parecido a esto. Experto: "¿Por qué no se declara el presidente a favor de una mezcla de recortes del gasto y subidas de impuestos?". Obama: "Defiendo una mezcla de recortes del gasto y subidas de impuestos". Experto: "¿Por qué no se declara el presidente a favor de una mezcla de recortes del gasto y subidas de impuestos?".
Como ven, admitir que una parte está dispuesta a hacer concesiones, mientras que la otra no lo está, empañaría las credenciales centristas de uno. Y la consecuencia es que los republicanos no pagan precio alguno por negarse a ceder un ápice.
Así que el supercomité fracasará; y eso es bueno.
Por un lado, la historia nos dice que el Partido Republicano incumplirá su parte de cualquier trato tan pronto como tenga la ocasión. Así que cualquier acuerdo alcanzado ahora no sería, en la práctica, más que un acuerdo para reducir drásticamente la Seguridad Social y Medicare, sin ningún beneficio duradero para el déficit.
Además, cualquier acuerdo alcanzado ahora terminaría casi con toda seguridad empeorando la crisis económica. Recortar drásticamente el gasto mientras la economía está deprimida destruye puestos de trabajo y es probable que incluso sea contraproducente en cuanto a la reducción del déficit, ya que conduce a una disminución de los ingresos...
¿Pero, en última instancia, no tenemos que equiparar el gasto y los ingresos? Sí, tenemos que hacerlo. Pero la decisión sobre el modo de hacerlo no tiene que ver con la contabilidad. Tiene que ver con los valores fundamentales; y es una decisión que deberían tomar los votantes, no un comité que supuestamente trasciende la división partidista.
Al final, un lado u otro de esa línea divisoria conseguirá la clase de mandato popular que necesita para resolver nuestros problemas presupuestarios a largo plazo. Hasta entonces, los intentos de alcanzar un Gran Pacto son esencialmente destructivos. Si el supercomité fracasa, como se espera, será una ocasión para celebrar. PAUL KRUGMAN 20/11/2011, EL PAÍS.
Si esta noticia les sorprende, es que no han estado prestando atención. Si les deprime, anímense: en este caso, el fracaso es bueno.
¿Por qué está el supercomité abocado al fracaso? Principalmente porque el abismo que separa a los dos partidos políticos más importantes de EE UU es enorme. Los republicanos y los demócratas no solo tienen prioridades diferentes; viven en universos intelectuales y morales diferentes.
En el mundo demócrata, arriba es arriba y abajo es abajo. Si se suben los impuestos, aumenta la recaudación, y si se recorta el gasto mientras la economía sigue deprimida, se reduce el empleo. Pero en el mundo republicano, abajo es arriba. La forma de aumentar los ingresos es rebajarles los impuestos a las sociedades anónimas y a los ricos, y reducir drásticamente el gasto público es una estrategia de creación de empleo. Intenten conseguir que un republicano destacado reconozca que las bajadas de impuestos de Bush hicieron aumentar el déficit o que unos recortes drásticos del gasto público serían perjudiciales para la recuperación económica.
Es más, los partidos tienen visiones distintas de lo que constituye la justicia económica. Los demócratas consideran que los programas de protección social, desde la Seguridad Social hasta las cartillas de alimentos, responden al imperativo moral de proporcionar una seguridad básica a los ciudadanos y ayudar a los necesitados. Los republicanos tienen una opinión completamente distinta. Puede que suavicen esa opinión en público, pero en privado opinan que el Estado de bienestar es inmoral, una forma de obligar a los ciudadanos a punta de pistola a entregar su dinero a otras personas. Al crear la Seguridad Social, afirmaba Rick Perry en su libro Fed Up! (¡Harto!), Roosevelt estaba "lanzando violentamente por la borda todo respeto por nuestros principios fundacionales". ¿Alguien duda de que estaba hablando en nombre de muchos miembros de su partido?
Así que el supercomité ha reunido a unos legisladores que están en completo desacuerdo tanto sobre el modo en que funciona el mundo como sobre la función que debe desempeñar el Gobierno. ¿Por qué pensó alguien que esto funcionaría?
Bueno, tal vez se tenía la idea de que los partidos llegarían a un acuerdo por miedo a que tuviesen que pagar un precio político por parecer intransigentes. Pero esto solo podría ocurrir si los medios de comunicación estuviesen dispuestos a puntualizar quién se está negando realmente a alcanzar un acuerdo. Y no lo hacen. Cuando el supercomité fracase, si fracasa, prácticamente toda la información consistirá en repetir lo que ha dicho cada cual, citando a los demócratas que culpan a los republicanos y viceversa, sin explicar la verdad en ningún momento.
Ah, y permítanme llamar la atención a los expertos centristas que se niegan a reconocer que el presidente Obama ya les ha dado lo que quieren. El diálogo es algo parecido a esto. Experto: "¿Por qué no se declara el presidente a favor de una mezcla de recortes del gasto y subidas de impuestos?". Obama: "Defiendo una mezcla de recortes del gasto y subidas de impuestos". Experto: "¿Por qué no se declara el presidente a favor de una mezcla de recortes del gasto y subidas de impuestos?".
Como ven, admitir que una parte está dispuesta a hacer concesiones, mientras que la otra no lo está, empañaría las credenciales centristas de uno. Y la consecuencia es que los republicanos no pagan precio alguno por negarse a ceder un ápice.
Así que el supercomité fracasará; y eso es bueno.
Por un lado, la historia nos dice que el Partido Republicano incumplirá su parte de cualquier trato tan pronto como tenga la ocasión. Así que cualquier acuerdo alcanzado ahora no sería, en la práctica, más que un acuerdo para reducir drásticamente la Seguridad Social y Medicare, sin ningún beneficio duradero para el déficit.
Además, cualquier acuerdo alcanzado ahora terminaría casi con toda seguridad empeorando la crisis económica. Recortar drásticamente el gasto mientras la economía está deprimida destruye puestos de trabajo y es probable que incluso sea contraproducente en cuanto a la reducción del déficit, ya que conduce a una disminución de los ingresos...
¿Pero, en última instancia, no tenemos que equiparar el gasto y los ingresos? Sí, tenemos que hacerlo. Pero la decisión sobre el modo de hacerlo no tiene que ver con la contabilidad. Tiene que ver con los valores fundamentales; y es una decisión que deberían tomar los votantes, no un comité que supuestamente trasciende la división partidista.
Al final, un lado u otro de esa línea divisoria conseguirá la clase de mandato popular que necesita para resolver nuestros problemas presupuestarios a largo plazo. Hasta entonces, los intentos de alcanzar un Gran Pacto son esencialmente destructivos. Si el supercomité fracasa, como se espera, será una ocasión para celebrar. PAUL KRUGMAN 20/11/2011, EL PAÍS.
domingo, 20 de noviembre de 2011
¡¡Ánimos!!
Como la felicidad no es una meta
sino la consecuencia de lo que hemos hecho
con y de la vida
en el transcurso de nuestra existencia
podemos decirnos finalmente
con una sonrisa:
TODO HA MERECIDO LA PENA
Vivir es Convivir.
Luchar por algo valioso con otros.
Compartir el sol, el agua, el pan y el aire.
Agradecer la palabra y el silencio.
Extasiarse con la caricia.
Residir en la mente y en el corazón ajeno.
Recitar poemas que alivian la fiebre.
Contar cuentos de final feliz.
Y sonreír en la fiesta, el placer y la alegría,
también en el dolor, el espanto y la zozobra.
Tomado de aquí.
sino la consecuencia de lo que hemos hecho
con y de la vida
en el transcurso de nuestra existencia
podemos decirnos finalmente
con una sonrisa:
TODO HA MERECIDO LA PENA
Vivir es Convivir.
Luchar por algo valioso con otros.
Compartir el sol, el agua, el pan y el aire.
Agradecer la palabra y el silencio.
Extasiarse con la caricia.
Residir en la mente y en el corazón ajeno.
Recitar poemas que alivian la fiebre.
Contar cuentos de final feliz.
Y sonreír en la fiesta, el placer y la alegría,
también en el dolor, el espanto y la zozobra.
Tomado de aquí.
sábado, 19 de noviembre de 2011
Cocina española típica: Tortilla de patatas, fabada, paella de pescado y otros platos típicos.
RECETAS TORTILLA VASCA
Subijana, el gran cocinero vasco, se atrevió a confesar un pequeño truco. "Siempre digo que al cascar los huevos hay que añadir una pizca de sal en cada uno antes de batirlos, así siempre la tortilla sale en su punto". David de Jorge, responsable de Robin Food, programa de cocina de ETB2, en cambio, señaló como secreto del éxito "que el huevo tenga un tono amarillo vivo, que tenga cebolla muy tostada, que la patata esté cortada menuda y también muy tostada y que esté muy jugosa". Pero lo que hizo ganar a Javier, concursante de Hondarribia, como destacó Arzak, "fue un ligero toque de pimientos".
Ingredientes para 4 personas: 8 huevos, restos de pisto (o 3 pimientos verdes finos, 1 cebolla grande, 4 tomates, 2 dientes de ajo), 75 gramos de jamón serrano, 8 cucharadas de aceite, unas ramitas de perejil, sal.
1. Pelar y cortar la cebolla y los pimientos en rodajas muy finas junto al ajo. Freírlos en 4 cucharadas de aceite y añadir los tomates escaldados y en dados (si hay un resto de pisto, ya está hecho este refrito), el perejil picado y el jamón en dados. Sazonar y freír 5 minutos.
2. Mezclar con los huevos batidos y sazonados. Cuajar la mezcla en una sartén engrasada con aceite, a fuego flojo, unos 5-6 minutos por cada lado.
Otra receta de tortilla para 4 personas; 6 huevos, 600 gr de patatas, 375 gr de cebolla, 3 dl de aceite de oliva y sal al gusto.
Preparación: pelamos las patatas, las cortamos en dados, pelamos las cebollas y las cortamos en mirepoix. Cuando el aceite esté a una temperatura moderada añadimos las patatas y la cebolla (previamente pochada) hasta que se ablande la patata. Después escurrimos la grasa y sazonamos. Batimos los huevos con una barilla y sobre estos añadimos las patatas y cebolla, mezclamos. Ponemos la sartén al fuego con un poquito de aceite y vertemos la mezcla anterior, dejamos cuajar por un lado, le damos la vuelta y bajamos el fuego para que se termine de cuajar por el otro lado y no se quede cruda por dentro o se queme.
Con permiso de la paella y el gazpacho, la tortilla de patatas es seguramente el gran plato nacional español. Aunque nadie lo diría teniendo en cuenta la bajísima calidad de muchas de las que se sirven en este país: el que no se haya topado con una masa dura, reseca y amarillenta en más de un bar patrio, que tire la primera piedra. Es cierto que existen lugares donde se comen excelentes tortillas, y que el nivel sube de forma notable en el norte de España. Pero como ocurre con el cruasán, tenemos mucho, pero mucho que mejorar.
No sé si una publicación como 'El gran libro de la tortilla de patatas', de José Carlos Capel, contribuirá a la dignificación de esta maravilla hispana. Ójalá lo hiciera. De lo que sí estoy seguro es de que producirá gran deleite entre los amantes de la alta cocina, puesto que el crítico de EL PAÍS ha reunido un montón de recetas de chefs tan reconocidos como Adrià, Arzak, Berasategui, Subijana, Aduriz, Ruscalleda o Joan Roca.
Cada uno de ellos propone cinco variantes de la tortilla de patatas, la mayoría muy imaginativas y con un alto nivel de dificultad. Por suerte para nosotros los ineptos, también hay algunas más sencillitas, como este revuelto de patatas y cebolla tierna del chef del Guggenheim Bilbao, Josean Martínez Alija, que hice el otro día.
Siempre me han gustado los revueltos, a veces más que las tortillas porque su textura cremosa me resulta irresistible. Aunque fácil de preparar, éste es un revuelto muy gourmet, con la cebolleta tierna primero confitada y luego dorada, las patatas finas y crujientes y el huevo con dosis extra de yema para hacerlo aún más lujurioso. La única novedad que he introducido respecto a la receta original de Martínez Alija es el pimiento verde, por puro vicio personal. Así que eliminadlo si no os gusta.
Aviso de que está científicamente comprobado que las personas que recuecen un revuelto y lo dejan seco sufren mareos, migrañas, frigidez y toda clase de males gravísimos. Para no caer en esta clase de errores mortales, recomiendo encarecidamente la lectura de la fantástica introducción del libro, en la que Capel explica la historia y las claves de los cuatro ingredientes básicos del plato: la patata, el huevo, el aceite de oliva y la sal. Toda una exhibición de sabiduría gastronómica.
Dificultad. Es como una tortilla, pero para lerdos.
Ingredientes
Para 4-6 personas
800 gr. de patatas
200 gr. de cebolla tiernas
100 gr. de pimiento verde
10 huevos de pollo campero
Aceite de oliva
Sal
Preparación
1. Pelar y dividir las patatas en cuatro trozos. Cortarlas en láminas finas y ponerlas en agua fría para que suelten el almidón.
2. Cortar la cebolleta y el pimiento en tiras. Rehogarlos en una sartén grande con tres cucharadas de aceite y un poco de sal a fuego suave durante unos 40 minutos. Subir el fuego entonces y dorarlos. Escurrirlos y sacarlos a un bol.
3. Añadir otra cucharada de aceite, subir el fuego al máximo y dorar las patatas, moviéndolas continuamente para que no se quemen. Deben quedar tostadas. Escurrirlas, mezclarlas con la cebolleta y el pimiento, y salar.
4. Batir 4 huevos y las yemas de los otros seis en un bol con una pizca de sal. Añadir las patatas y remover.
5. Calentar un poco de aceite en una sartén antiadherente con el fuego al máximo medio-bajo. Añadir el huevo con patata y remover con suavidad para obtener un revuelto poco cuajado. Servir de inmediato.
Fabada
Ingredientes para cuatro personas: 500 gramos de fabes, 2 chorizos, 2 morcillas, 100 gramos de lacón, 100 gramos de tocino (sustituido por 200 gramos de panceta curada), 1 cebolla, 2 ajos, c/s de perejil y sal.
Preparación: lo primero es poner en remojo en agua fría las fabes. Se ponen el día antes y enseguida empiezan a arrugarse, hasta que crecen por completo y se vuelven a hidratar. Aun así, el cocinado que van a necesitar será con el fuego bajo y lento en el tiempo para conseguir que desplieguen toda su carnosidad. A la vez que ponemos las fabes en remojo, poner la carne (morcilla, chorizos, lacón y tocino o panceta) en remojo en agua templada. Al día siguiente, y tres horas antes de la hora de comer, ponemos a cocer, utilizando la misma agua, los chorizos y encima las fabes. Además, añadir la cebolla, el perejil y los ajos. Cuando rompa a hervir, quitar las impurezas en forma de espuma que han soltado. Bajar el fuego y poner al mínimo imprescindible para que pueda romper a hervir de nuevo, pero muy lentamente. Así durante tres horas o hasta que estén tiernas las fabes. A final del cocido, comprobar la sal. Si el caldo estuviese muy claro, machacamos unas pocas fabes y las utilizamos para espesar.
Tortilla de patata
Ingredientes para cuatro personas: 4 patatas grandes, 4 huevos, ? cebolla, 4 decilitros de aceite de oliva, sal y pimienta.
Preparación: pelar y picar la cebolla. En una sartén con aceite bien caliente, freír la cebolla picada, sacar, escurrir y reservar. Pelar, lavar y cortar las patatas en láminas finas de uno o dos centímetros de largo. Una vez hemos freído la cebolla y reservado, añadir a ese aceite aún caliente las patatas. Esperar a que se frían vigilando que no se quemen ni se peguen. Mientras la patata se va friendo, batir los huevos. Una vez la patata se ha reblandecido, retirar y escurrir antes de mezclar con la cebolla que previamente hemos reservado. Salpimentar. Añadir la mezcla de patata y cebolla a los huevos y dejar reposar durante 10 minutos. Es importante para realizar una buena tortilla de patata quitar la mayor parte del aceite. Una opción es usar papel absorbente para las patatas. Escurrir el aceite de la sartén hasta que quede lo mínimo. Cuando la sartén esté caliente de nuevo, echar la mezcla y esperar unos dos o tres minutos a fuego medio a que se haga la tortilla por uno de sus lados. Podremos ir agitando la sartén para evitar que se nos pegue.
Cuando detectemos que la tortilla está cuajada, si nos atrevemos, le damos la vuelta en el aire. Si no, cogemos un plato más grande que la sartén, lo ponemos encima y, sujetándolo bien, le damos la vuelta a la sartén sin separar el plato, evitando que se pueda verter el líquido de su interior. Volvemos a poner la sartén al fuego y echamos de nuevo la tortilla de patata ahora por el otro lado. Con una espumadera de madera o que no ralle la sartén vamos remetiendo los bordes de la tortilla hacia dentro para hacerle la forma.
El punto de cocción de una tortilla es una cuestión bastante personal; hay gente que la prefiere cuajada, mientras que a otros les gusta más jugosa.
Paella de mariscos y pescado
Ingredientes para cuatro personas: 2 tazas de café con leche de arroz, 1 kilo de mejillones, 1/2 kilo de langostinos, 1 carabinero, 300 gramos de almejas, 300 gramos de gambas, 300 gramos de rape, 2 tomates maduro, 1 diente de ajo, 1 cucharada de pimentón colmada, unas hebras de azafrán, 4 tazas de caldo de pescado muy concentrado, 1 limón, aceite de oliva, y sal. Para el caldo de pescado: una cebolla, un tomate, un diente de ajo, una cucharada de pimentón, las cáscaras y las cabezas de todos los mariscos, el caldo de los mejillones, aceite de oliva y sal.
Preparación: para nuestra paella comenzaremos preparando el pescado y el marisco. En primer lugar, poner las almejas en un cuenco con agua fría, unas gotas de vinagre o un pellizco de sal, y aclarar con agua limpia antes de utilizarlas para eliminar la tierra. Limpiar los mejillones y cocer hasta que se abran. En cuanto lo hagan, sacar, escurrir y colar el caldo. Reservar tanto los mejillones como el caldo.
Pelar las gambas, los langostinos y el carabinero. Reservar todas las cáscaras. Limpiar el rape y cortarlo en dados. Reservar la espina y la piel. Hacer una cruz en la base de los tomates, escaldarlos en agua caliente y pelarlos. En una cazuela, poner tres cucharadas de aceite de oliva, un tomate picado, la cebolla cortada en daditos, un diente de ajo prensado, las cáscaras de los mariscos, la espina, la piel del rape y la sal. Se sofríe a fuego mediano y se aprietan con una cuchara las cabezas y las cáscaras del marisco para que suelten su jugo. Añadir la mitad del pimentón y rehogar. Verter el caldo de los mejillones y un litro de agua; rectificar de sal. Cocer durante 40 minutos a fuego mediano.
Colar el caldo por el chino y comprobar su sabor. Rectificar de sal. Poner en la paella cuatro cucharadas de aceite de oliva, el otro tomate picado, el ajo prensado y la sal. Sofreír a fuego suave hasta que el tomate quede deshecho. Añadir las almejas, los mejillones picados, el resto del pimentón y rehogar. Espolvorear con las hebras de azafrán. Verter el arroz repartiéndolo por toda la paellera y rehogarlo durante cinco minutos. No moverlo y verter cuatro tazas de caldo muy caliente.
Cocer a fuego vivo durante 10 minutos. Distribuir el marisco y el pescado. Bajar el fuego y regar con zumo de limón.
A continuación, completar 15 minutos de cocción. Cubrir la paellera y dejarlo reposar 5 minutos más. REPORTAJE: COCINA, ANA PANTALEONI Y PACO GUZMÁN 06/03/2011
Subijana, el gran cocinero vasco, se atrevió a confesar un pequeño truco. "Siempre digo que al cascar los huevos hay que añadir una pizca de sal en cada uno antes de batirlos, así siempre la tortilla sale en su punto". David de Jorge, responsable de Robin Food, programa de cocina de ETB2, en cambio, señaló como secreto del éxito "que el huevo tenga un tono amarillo vivo, que tenga cebolla muy tostada, que la patata esté cortada menuda y también muy tostada y que esté muy jugosa". Pero lo que hizo ganar a Javier, concursante de Hondarribia, como destacó Arzak, "fue un ligero toque de pimientos".
Ingredientes para 4 personas: 8 huevos, restos de pisto (o 3 pimientos verdes finos, 1 cebolla grande, 4 tomates, 2 dientes de ajo), 75 gramos de jamón serrano, 8 cucharadas de aceite, unas ramitas de perejil, sal.
1. Pelar y cortar la cebolla y los pimientos en rodajas muy finas junto al ajo. Freírlos en 4 cucharadas de aceite y añadir los tomates escaldados y en dados (si hay un resto de pisto, ya está hecho este refrito), el perejil picado y el jamón en dados. Sazonar y freír 5 minutos.
2. Mezclar con los huevos batidos y sazonados. Cuajar la mezcla en una sartén engrasada con aceite, a fuego flojo, unos 5-6 minutos por cada lado.
Otra receta de tortilla para 4 personas; 6 huevos, 600 gr de patatas, 375 gr de cebolla, 3 dl de aceite de oliva y sal al gusto.
Preparación: pelamos las patatas, las cortamos en dados, pelamos las cebollas y las cortamos en mirepoix. Cuando el aceite esté a una temperatura moderada añadimos las patatas y la cebolla (previamente pochada) hasta que se ablande la patata. Después escurrimos la grasa y sazonamos. Batimos los huevos con una barilla y sobre estos añadimos las patatas y cebolla, mezclamos. Ponemos la sartén al fuego con un poquito de aceite y vertemos la mezcla anterior, dejamos cuajar por un lado, le damos la vuelta y bajamos el fuego para que se termine de cuajar por el otro lado y no se quede cruda por dentro o se queme.
Con permiso de la paella y el gazpacho, la tortilla de patatas es seguramente el gran plato nacional español. Aunque nadie lo diría teniendo en cuenta la bajísima calidad de muchas de las que se sirven en este país: el que no se haya topado con una masa dura, reseca y amarillenta en más de un bar patrio, que tire la primera piedra. Es cierto que existen lugares donde se comen excelentes tortillas, y que el nivel sube de forma notable en el norte de España. Pero como ocurre con el cruasán, tenemos mucho, pero mucho que mejorar.
No sé si una publicación como 'El gran libro de la tortilla de patatas', de José Carlos Capel, contribuirá a la dignificación de esta maravilla hispana. Ójalá lo hiciera. De lo que sí estoy seguro es de que producirá gran deleite entre los amantes de la alta cocina, puesto que el crítico de EL PAÍS ha reunido un montón de recetas de chefs tan reconocidos como Adrià, Arzak, Berasategui, Subijana, Aduriz, Ruscalleda o Joan Roca.
Cada uno de ellos propone cinco variantes de la tortilla de patatas, la mayoría muy imaginativas y con un alto nivel de dificultad. Por suerte para nosotros los ineptos, también hay algunas más sencillitas, como este revuelto de patatas y cebolla tierna del chef del Guggenheim Bilbao, Josean Martínez Alija, que hice el otro día.
Siempre me han gustado los revueltos, a veces más que las tortillas porque su textura cremosa me resulta irresistible. Aunque fácil de preparar, éste es un revuelto muy gourmet, con la cebolleta tierna primero confitada y luego dorada, las patatas finas y crujientes y el huevo con dosis extra de yema para hacerlo aún más lujurioso. La única novedad que he introducido respecto a la receta original de Martínez Alija es el pimiento verde, por puro vicio personal. Así que eliminadlo si no os gusta.
Aviso de que está científicamente comprobado que las personas que recuecen un revuelto y lo dejan seco sufren mareos, migrañas, frigidez y toda clase de males gravísimos. Para no caer en esta clase de errores mortales, recomiendo encarecidamente la lectura de la fantástica introducción del libro, en la que Capel explica la historia y las claves de los cuatro ingredientes básicos del plato: la patata, el huevo, el aceite de oliva y la sal. Toda una exhibición de sabiduría gastronómica.
Dificultad. Es como una tortilla, pero para lerdos.
Ingredientes
Para 4-6 personas
800 gr. de patatas
200 gr. de cebolla tiernas
100 gr. de pimiento verde
10 huevos de pollo campero
Aceite de oliva
Sal
Preparación
1. Pelar y dividir las patatas en cuatro trozos. Cortarlas en láminas finas y ponerlas en agua fría para que suelten el almidón.
2. Cortar la cebolleta y el pimiento en tiras. Rehogarlos en una sartén grande con tres cucharadas de aceite y un poco de sal a fuego suave durante unos 40 minutos. Subir el fuego entonces y dorarlos. Escurrirlos y sacarlos a un bol.
3. Añadir otra cucharada de aceite, subir el fuego al máximo y dorar las patatas, moviéndolas continuamente para que no se quemen. Deben quedar tostadas. Escurrirlas, mezclarlas con la cebolleta y el pimiento, y salar.
4. Batir 4 huevos y las yemas de los otros seis en un bol con una pizca de sal. Añadir las patatas y remover.
5. Calentar un poco de aceite en una sartén antiadherente con el fuego al máximo medio-bajo. Añadir el huevo con patata y remover con suavidad para obtener un revuelto poco cuajado. Servir de inmediato.
Fabada
Ingredientes para cuatro personas: 500 gramos de fabes, 2 chorizos, 2 morcillas, 100 gramos de lacón, 100 gramos de tocino (sustituido por 200 gramos de panceta curada), 1 cebolla, 2 ajos, c/s de perejil y sal.
Preparación: lo primero es poner en remojo en agua fría las fabes. Se ponen el día antes y enseguida empiezan a arrugarse, hasta que crecen por completo y se vuelven a hidratar. Aun así, el cocinado que van a necesitar será con el fuego bajo y lento en el tiempo para conseguir que desplieguen toda su carnosidad. A la vez que ponemos las fabes en remojo, poner la carne (morcilla, chorizos, lacón y tocino o panceta) en remojo en agua templada. Al día siguiente, y tres horas antes de la hora de comer, ponemos a cocer, utilizando la misma agua, los chorizos y encima las fabes. Además, añadir la cebolla, el perejil y los ajos. Cuando rompa a hervir, quitar las impurezas en forma de espuma que han soltado. Bajar el fuego y poner al mínimo imprescindible para que pueda romper a hervir de nuevo, pero muy lentamente. Así durante tres horas o hasta que estén tiernas las fabes. A final del cocido, comprobar la sal. Si el caldo estuviese muy claro, machacamos unas pocas fabes y las utilizamos para espesar.
Tortilla de patata
Ingredientes para cuatro personas: 4 patatas grandes, 4 huevos, ? cebolla, 4 decilitros de aceite de oliva, sal y pimienta.
Preparación: pelar y picar la cebolla. En una sartén con aceite bien caliente, freír la cebolla picada, sacar, escurrir y reservar. Pelar, lavar y cortar las patatas en láminas finas de uno o dos centímetros de largo. Una vez hemos freído la cebolla y reservado, añadir a ese aceite aún caliente las patatas. Esperar a que se frían vigilando que no se quemen ni se peguen. Mientras la patata se va friendo, batir los huevos. Una vez la patata se ha reblandecido, retirar y escurrir antes de mezclar con la cebolla que previamente hemos reservado. Salpimentar. Añadir la mezcla de patata y cebolla a los huevos y dejar reposar durante 10 minutos. Es importante para realizar una buena tortilla de patata quitar la mayor parte del aceite. Una opción es usar papel absorbente para las patatas. Escurrir el aceite de la sartén hasta que quede lo mínimo. Cuando la sartén esté caliente de nuevo, echar la mezcla y esperar unos dos o tres minutos a fuego medio a que se haga la tortilla por uno de sus lados. Podremos ir agitando la sartén para evitar que se nos pegue.
Cuando detectemos que la tortilla está cuajada, si nos atrevemos, le damos la vuelta en el aire. Si no, cogemos un plato más grande que la sartén, lo ponemos encima y, sujetándolo bien, le damos la vuelta a la sartén sin separar el plato, evitando que se pueda verter el líquido de su interior. Volvemos a poner la sartén al fuego y echamos de nuevo la tortilla de patata ahora por el otro lado. Con una espumadera de madera o que no ralle la sartén vamos remetiendo los bordes de la tortilla hacia dentro para hacerle la forma.
El punto de cocción de una tortilla es una cuestión bastante personal; hay gente que la prefiere cuajada, mientras que a otros les gusta más jugosa.
Paella de mariscos y pescado
Ingredientes para cuatro personas: 2 tazas de café con leche de arroz, 1 kilo de mejillones, 1/2 kilo de langostinos, 1 carabinero, 300 gramos de almejas, 300 gramos de gambas, 300 gramos de rape, 2 tomates maduro, 1 diente de ajo, 1 cucharada de pimentón colmada, unas hebras de azafrán, 4 tazas de caldo de pescado muy concentrado, 1 limón, aceite de oliva, y sal. Para el caldo de pescado: una cebolla, un tomate, un diente de ajo, una cucharada de pimentón, las cáscaras y las cabezas de todos los mariscos, el caldo de los mejillones, aceite de oliva y sal.
Preparación: para nuestra paella comenzaremos preparando el pescado y el marisco. En primer lugar, poner las almejas en un cuenco con agua fría, unas gotas de vinagre o un pellizco de sal, y aclarar con agua limpia antes de utilizarlas para eliminar la tierra. Limpiar los mejillones y cocer hasta que se abran. En cuanto lo hagan, sacar, escurrir y colar el caldo. Reservar tanto los mejillones como el caldo.
Pelar las gambas, los langostinos y el carabinero. Reservar todas las cáscaras. Limpiar el rape y cortarlo en dados. Reservar la espina y la piel. Hacer una cruz en la base de los tomates, escaldarlos en agua caliente y pelarlos. En una cazuela, poner tres cucharadas de aceite de oliva, un tomate picado, la cebolla cortada en daditos, un diente de ajo prensado, las cáscaras de los mariscos, la espina, la piel del rape y la sal. Se sofríe a fuego mediano y se aprietan con una cuchara las cabezas y las cáscaras del marisco para que suelten su jugo. Añadir la mitad del pimentón y rehogar. Verter el caldo de los mejillones y un litro de agua; rectificar de sal. Cocer durante 40 minutos a fuego mediano.
Colar el caldo por el chino y comprobar su sabor. Rectificar de sal. Poner en la paella cuatro cucharadas de aceite de oliva, el otro tomate picado, el ajo prensado y la sal. Sofreír a fuego suave hasta que el tomate quede deshecho. Añadir las almejas, los mejillones picados, el resto del pimentón y rehogar. Espolvorear con las hebras de azafrán. Verter el arroz repartiéndolo por toda la paellera y rehogarlo durante cinco minutos. No moverlo y verter cuatro tazas de caldo muy caliente.
Cocer a fuego vivo durante 10 minutos. Distribuir el marisco y el pescado. Bajar el fuego y regar con zumo de limón.
A continuación, completar 15 minutos de cocción. Cubrir la paellera y dejarlo reposar 5 minutos más. REPORTAJE: COCINA, ANA PANTALEONI Y PACO GUZMÁN 06/03/2011
jueves, 17 de noviembre de 2011
Indignación en Harvard
Un un hecho insólito, digno de ser incluido en la saga de “Aunque usted no lo crea” de Ripley, el pasado 02.11.2011, un grupo de estudiantes de economía tomó la decisión de retirarse en bloque de la cátedra de Introducción a la Economía de la Universidad Harvard, en protesta por el contenido y el enfoque desde el cual se imparte esta materia.
¿Qué hay de asombroso en este hecho?. En primera lugar, la protesta tuvo como destinatario directo al conocido economista Gregory Mankiw, ex asesor del Presidente George W. Bush y autor de uno de los manuales de macroeconomía más utilizado en las escuelas de economía dentro y fuera de Estados unidos. En segundo lugar, porque de acuerdo a la carta entregada por los/as estudiantes antes de retirarse de la cátedra, el motivo de la protesta fue su indignación por lo que consideran el vacío intelectual y la corrupción moral y económica de gran parte del mundo académico, cómplices por acción u omisión en la actual crisis económica. Y en tercer lugar, se trata de un hecho insólito, porque los integrantes del movimiento estudiantil detrás de este hecho de indignación académica en contra del pensamiento único neoclásico, pertenecen a la élite económica, social y política de los Estados Unidos, que se forma en la Universidad de Harvard para dirigir las corporaciones empresariales globales y/o para asesorar a los gobiernos en materia de políticas económicas y financieras.
En diversos párrafos de la carta al profesor Mankiw se lee: “hoy estamos abandonando su clase, con el fin de expresar nuestro descontento con el sesgo inherente a este curso. Estamos profundamente preocupados por la forma en que este sesgo afecta a los estudiantes, a la Universidad, y nuestra sociedad en general (…) Un estudio académico legítimo de la economía debe incluir una discusión crítica de las ventajas y los defectos de los diferentes modelos económicos. A medida que su clase no incluye las fuentes primarias y rara vez se cuenta con artículos de revistas académicas, tenemos muy poco acceso a aproximaciones económicas alternativas. No hay ninguna justificación para la presentación de las teorías económicas de Adam Smith como algo más fundamental o básico que, por ejemplo, la teoría keynesiana ..(…) ..Los graduados de Harvard juegan un papel importante en las instituciones financieras y en la conformación de las políticas públicas en todo el mundo. Si falla la Universidad de Harvard a la hora de equipar a sus estudiantes con una comprensión amplia y crítica de la economía, sus acciones serán susceptibles de perjudicar el sistema financiero mundial. Los últimos cinco años de crisis económica han sido prueba suficiente de ello”. La carta concluye: “No estamos retirando de su clase este día, tanto para protestar por la falta de discusión de la teoría económica básica y como para dar nuestro apoyo a un movimiento que está cambiando el discurso estadounidense sobre la injusticia económica (Occupy wall street). Profesor Mankiw, le pedimos que se tome nuestras inquietudes y nuestro retiro de su clase en serio”.
Según reportan los escasos medios de comunicación que le dieron cobertura a esta protesta, el movimiento de los estudiantes de Harvard a favor de una economía crítica, se ha ampliado y ha incorporado otras demandas para hacer de Harvard una “universidad socialmente responsable”. Una de éstas consiste en la negociación de contratos de trabajo más dignos para el personal de servicios de la universidad que sufre las políticas de flexibilización laboral que tanto daño le han ocasionado a la clase trabajadora norteamericana. Movimientos similares han comenzado a surgir en la Universidad de Duke (Carolina del Norte) y en la Universidad de Berkeley (California)
El movimiento iniciado en Harvard por un cambio en el enfoque dominante de la enseñanza de la economía no es nuevo. Más bien es un movimiento que viene a sumarse a la iniciativa por un cambio en la enseñanza de esta disciplina que iniciaron en mayo de 2000 los y las estudiantes de las universidades francesas y que meses después recibió el apoyo de estudiantes de Cambridge, Inglaterra.
En ese entonces, también el movimiento estudiantil francés hizo pública una carta declarándose globalmente descontento por la enseñanza recibida, que les impedía lograr una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales las personas se enfrentan en el mundo real. Un pasaje de esta carta señalaba que “ la mayor parte de nosotros ha escogido la formación económica con el fin de adquirir una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales el ciudadano de hoy en día se encuentra confrontado. Ahora bien, la enseñanza tal como es expuesta –es decir en la mayor parte de los casos la teoría neoclásica o enfoques derivados –, generalmente no responde a esta expectativa”. La carta finalizaba con un exhortación al profesorado francés similar al mensaje enviado al profesor Mankiw: ¡Despiértense antes de que sea demasiado tarde!.
Hace casi 200 años, John Stuart Mill al asumir como Rector de la Universidad de Saint Andrew, recordaba al claustro de profesores de dicha universidad, que la función de las universidades no es hacer que los estudiantes aprendan a repetir lo que se les enseña como verdadero sino que su función es formar personas con capacidad de pensar por si mismas. De acuerdo a este gran economista y filosofo, las universidades deben enseñarles a las personas a “Poner en duda las cosas; no aceptar doctrinas, propias o ajenas, sin el riguroso escrutinio de la crítica negativa, sin dejar pasar inadvertidas falacias, incoherencias o confusiones; sobre todo, insistir en tener claro el significado de una palabra antes de usarla y el significado de una proposición antes de afirmarla...
El objetivo de la universidad no es enseñar el conocimiento requerido para que los estudiantes puedan ganarse el sustento de una manera particular. Su objetivo no es formar abogados ó médicos ó ingenieros (ó economistas) hábiles, sino seres humanos capaces y sensatos...
Los estudiantes son seres humanos antes de ser abogados, médicos, comerciantes o industriales; y sí se les forma como seres humanos capaces y sensatos, serán por sí mismos médicos y abogados (y economistas) capaces y sensatos”.
Es obvio que la incapacidad de las universidades actuales de formar economistas críticos y sensatos no responde únicamente a posturas personales e ideológicas de docentes y/o autoridades universitarias, sino más bien responde a factores relacionados con el rol que las universidades cumplen en la reproducción de las relaciones de poder dentro del sistema capitalista en su fase neoliberal. Probablemente uno de los principales factores explicativos de la crisis en la enseñanza de una economía crítica e integral, es la pérdida de la identidad e independencia de las universidades debido a que han sido capturadas por los intereses de las corporaciones y/o por la demanda del mercado. Se les ha presionado directa (o indirectamente) a convertirse en empresas educativas con la misión de formar a los dos tipos básicos de economistas que demanda el mercado en la fase actual del capitalismo: economistas especialistas altamente calificados/as y economistas generalistas poco calificados/as para apoyar a especialistas o para desempeñarse en funciones gerenciales. Esto a su vez ha conducido a una especie de fragmentación del conocimiento y a la ausencia de pensamiento crítico. ¿El resultado final? Economistas formados para adaptarse y/o colaborar con el status quo que mantiene a la mayor parte de la humanidad en la exclusión y la pobreza.
El mensaje que desde Harvard envían los y las estudiantes de economía, no debería pasar desapercibido por las escuelas de economía del mundo entero, en particular por las escuelas de economía de los países del sur. Es tiempo de rectificar el rumbo (si se ha perdido en algún momento). Es tiempo de separar la verdadera función universitaria de la función de formación técnica superior, y sobre todo, es tiempo de devolverle a la enseñanza de la economía el carácter crítico, riguroso e integral que tanta falta hace en los momentos actuales de crisis sistémica que ha provocado el sistema capitalista.
Si no actuamos ahora, con hechos y no con meros discursos, las escuelas de economía (y quienes trabajamos en ellas) estamos en riesgo de correr – más tarde o más temprano- con la misma suerte del desafortunado profesor Mankiw. Julia Evelyn Martínez
¿Qué hay de asombroso en este hecho?. En primera lugar, la protesta tuvo como destinatario directo al conocido economista Gregory Mankiw, ex asesor del Presidente George W. Bush y autor de uno de los manuales de macroeconomía más utilizado en las escuelas de economía dentro y fuera de Estados unidos. En segundo lugar, porque de acuerdo a la carta entregada por los/as estudiantes antes de retirarse de la cátedra, el motivo de la protesta fue su indignación por lo que consideran el vacío intelectual y la corrupción moral y económica de gran parte del mundo académico, cómplices por acción u omisión en la actual crisis económica. Y en tercer lugar, se trata de un hecho insólito, porque los integrantes del movimiento estudiantil detrás de este hecho de indignación académica en contra del pensamiento único neoclásico, pertenecen a la élite económica, social y política de los Estados Unidos, que se forma en la Universidad de Harvard para dirigir las corporaciones empresariales globales y/o para asesorar a los gobiernos en materia de políticas económicas y financieras.
En diversos párrafos de la carta al profesor Mankiw se lee: “hoy estamos abandonando su clase, con el fin de expresar nuestro descontento con el sesgo inherente a este curso. Estamos profundamente preocupados por la forma en que este sesgo afecta a los estudiantes, a la Universidad, y nuestra sociedad en general (…) Un estudio académico legítimo de la economía debe incluir una discusión crítica de las ventajas y los defectos de los diferentes modelos económicos. A medida que su clase no incluye las fuentes primarias y rara vez se cuenta con artículos de revistas académicas, tenemos muy poco acceso a aproximaciones económicas alternativas. No hay ninguna justificación para la presentación de las teorías económicas de Adam Smith como algo más fundamental o básico que, por ejemplo, la teoría keynesiana ..(…) ..Los graduados de Harvard juegan un papel importante en las instituciones financieras y en la conformación de las políticas públicas en todo el mundo. Si falla la Universidad de Harvard a la hora de equipar a sus estudiantes con una comprensión amplia y crítica de la economía, sus acciones serán susceptibles de perjudicar el sistema financiero mundial. Los últimos cinco años de crisis económica han sido prueba suficiente de ello”. La carta concluye: “No estamos retirando de su clase este día, tanto para protestar por la falta de discusión de la teoría económica básica y como para dar nuestro apoyo a un movimiento que está cambiando el discurso estadounidense sobre la injusticia económica (Occupy wall street). Profesor Mankiw, le pedimos que se tome nuestras inquietudes y nuestro retiro de su clase en serio”.
Según reportan los escasos medios de comunicación que le dieron cobertura a esta protesta, el movimiento de los estudiantes de Harvard a favor de una economía crítica, se ha ampliado y ha incorporado otras demandas para hacer de Harvard una “universidad socialmente responsable”. Una de éstas consiste en la negociación de contratos de trabajo más dignos para el personal de servicios de la universidad que sufre las políticas de flexibilización laboral que tanto daño le han ocasionado a la clase trabajadora norteamericana. Movimientos similares han comenzado a surgir en la Universidad de Duke (Carolina del Norte) y en la Universidad de Berkeley (California)
El movimiento iniciado en Harvard por un cambio en el enfoque dominante de la enseñanza de la economía no es nuevo. Más bien es un movimiento que viene a sumarse a la iniciativa por un cambio en la enseñanza de esta disciplina que iniciaron en mayo de 2000 los y las estudiantes de las universidades francesas y que meses después recibió el apoyo de estudiantes de Cambridge, Inglaterra.
En ese entonces, también el movimiento estudiantil francés hizo pública una carta declarándose globalmente descontento por la enseñanza recibida, que les impedía lograr una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales las personas se enfrentan en el mundo real. Un pasaje de esta carta señalaba que “ la mayor parte de nosotros ha escogido la formación económica con el fin de adquirir una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales el ciudadano de hoy en día se encuentra confrontado. Ahora bien, la enseñanza tal como es expuesta –es decir en la mayor parte de los casos la teoría neoclásica o enfoques derivados –, generalmente no responde a esta expectativa”. La carta finalizaba con un exhortación al profesorado francés similar al mensaje enviado al profesor Mankiw: ¡Despiértense antes de que sea demasiado tarde!.
Hace casi 200 años, John Stuart Mill al asumir como Rector de la Universidad de Saint Andrew, recordaba al claustro de profesores de dicha universidad, que la función de las universidades no es hacer que los estudiantes aprendan a repetir lo que se les enseña como verdadero sino que su función es formar personas con capacidad de pensar por si mismas. De acuerdo a este gran economista y filosofo, las universidades deben enseñarles a las personas a “Poner en duda las cosas; no aceptar doctrinas, propias o ajenas, sin el riguroso escrutinio de la crítica negativa, sin dejar pasar inadvertidas falacias, incoherencias o confusiones; sobre todo, insistir en tener claro el significado de una palabra antes de usarla y el significado de una proposición antes de afirmarla...
El objetivo de la universidad no es enseñar el conocimiento requerido para que los estudiantes puedan ganarse el sustento de una manera particular. Su objetivo no es formar abogados ó médicos ó ingenieros (ó economistas) hábiles, sino seres humanos capaces y sensatos...
Los estudiantes son seres humanos antes de ser abogados, médicos, comerciantes o industriales; y sí se les forma como seres humanos capaces y sensatos, serán por sí mismos médicos y abogados (y economistas) capaces y sensatos”.
Es obvio que la incapacidad de las universidades actuales de formar economistas críticos y sensatos no responde únicamente a posturas personales e ideológicas de docentes y/o autoridades universitarias, sino más bien responde a factores relacionados con el rol que las universidades cumplen en la reproducción de las relaciones de poder dentro del sistema capitalista en su fase neoliberal. Probablemente uno de los principales factores explicativos de la crisis en la enseñanza de una economía crítica e integral, es la pérdida de la identidad e independencia de las universidades debido a que han sido capturadas por los intereses de las corporaciones y/o por la demanda del mercado. Se les ha presionado directa (o indirectamente) a convertirse en empresas educativas con la misión de formar a los dos tipos básicos de economistas que demanda el mercado en la fase actual del capitalismo: economistas especialistas altamente calificados/as y economistas generalistas poco calificados/as para apoyar a especialistas o para desempeñarse en funciones gerenciales. Esto a su vez ha conducido a una especie de fragmentación del conocimiento y a la ausencia de pensamiento crítico. ¿El resultado final? Economistas formados para adaptarse y/o colaborar con el status quo que mantiene a la mayor parte de la humanidad en la exclusión y la pobreza.
El mensaje que desde Harvard envían los y las estudiantes de economía, no debería pasar desapercibido por las escuelas de economía del mundo entero, en particular por las escuelas de economía de los países del sur. Es tiempo de rectificar el rumbo (si se ha perdido en algún momento). Es tiempo de separar la verdadera función universitaria de la función de formación técnica superior, y sobre todo, es tiempo de devolverle a la enseñanza de la economía el carácter crítico, riguroso e integral que tanta falta hace en los momentos actuales de crisis sistémica que ha provocado el sistema capitalista.
Si no actuamos ahora, con hechos y no con meros discursos, las escuelas de economía (y quienes trabajamos en ellas) estamos en riesgo de correr – más tarde o más temprano- con la misma suerte del desafortunado profesor Mankiw. Julia Evelyn Martínez
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Baltimore, Nueva Orleans, Faluya
Cuando Margaret Talbot, una periodista de la revista The New Yorker, definió The Wire como "una cruzada", estaba definiendo -con mucha puntería- al creador de la serie, un señor llamado David Simon.
El historial de Simon en la pequeña pantalla ha sido siempre un compendio de sus manías, sus vicios y sus virtudes. No hay que olvidar que el guionista y productor empezó su andadura profesional como periodista de investigación y ya desde el principio demostró ser un tipo implacable en la búsqueda de lo que él consideraba la verdad. Simon se peleó con el poder en todas sus vertientes y de esa lucha nació Homicidio, una crónica oscura y real de su paso por los bajos fondos de Baltimore.
La serie (1993) que surgió del libro era igualmente veraz, preocupada en extremo por resultar creíble y donde ya se anticipaba aquella máxima que el periodista haría famosa algún tiempo después: "Que se joda el espectador medio".
The Corner (2000), titulada en España La esquina, era una obra 100% Simon, nada de intromisiones o concesiones a los de arriba. HBO le dio carta blanca para el esbozo, el borrador que poco después se convertiría en The Wire.
En La esquina ya convergen muchas de las obsesiones de Simon: la habilidad para la creación de personajes, el profundo conocimiento de la condición humana, una afilada pericia para el diálogo y las tramas corales. La serie también le sirvió para descubrir que la ciudad era su auténtico campo de batalla, allí donde quería levantar el fuerte. Consecuentemente The Wire nacería dos años después casi como un acto de responsabilidad con la ciudad que le había acogido y acabaría convirtiéndose en un monumento a la complejidad de la sociedad estadounidense.
La serie se hizo famosa además por su naturaleza dickensiana (o shakespeariana, la cosa ha merecido muchos argumentos a favor y en contra) y por la belicosidad de sus tramas. Según el escritor Dennis Lehane, a la estancia donde se reunían los guionistas de The Wire la apodaban "la sala de guerra". Lehane, Richard Price, Ed Burns, George P. Pelecanos y Simon formaron el inquieto quinteto que parió la mejor televisión de la historia.
Otras versiones dibujan a un Simon hiperactivo, paseándose por la sala de guerra agitando los brazos y gritando "¿qué haría Shakespeare?" cada vez que el grupo se atascaba. De la serie también se desprenden los signos vitales de este señor bajito y con boina: su incorruptibilidad, su fijación por los temas sociales, su desprecio por las convenciones y lo políticamente correcto. No hay que olvidarse -aunque es bastante difícil afirmar que fuera la voluntad de Simon- de esa épica del perdedor que subyace en sus tramas: la del policía, el traficante, el ladrón o el vagabundo. Sus personajes comparten un gusto por la mortalidad que les hace correr rápidamente en su busca: es difícil eludir el determinismo en su obra.
La posterior Generation Kill (2008), una reflexión hiperrealista sobre la guerra de Irak a través del periodista de la revista Rolling Stone Evan Wright, marca esa mirada que repasa las consecuencias del poder desde abajo. También define muy bien el estilo de Simon: la escritura al servicio del personaje, el lenguaje como puerta de entrada a una realidad distinta, el reparto como declaración de intenciones (en Generation Kill el marine Rudy Reyes se interpretaba a sí mismo, algo similar a lo que sucedió en The Wire con el personaje de Snoop y que sucedería a posteriori con varios de los protagonistas de Treme).
Treme (2010) marca otra de las grandes referencias de Simon, la ciudad no sólo como telón de fondo sino como protagonista. Baltimore ocupó ese rol en Homicidio, La esquina y The Wire; Faluya en Generation Kill, Nueva Orleans en Treme. En esta última la ciudad del sur de EE UU trata de reponerse del desastre causado por el huracán Katrina.
Los trazos de Simon siguen siendo casi caligráficos, fijados esta vez en la idiosincrasia del universo musical del barrio francés. Sin embargo, no importa hasta dónde viaje Simon o lo que se proponga contar: sus criaturas siguen teniendo algo de animales salvajes y sus tramas no buscan la sonrisa o el aplauso.
Para el que está considerado como uno de los hombres más importantes de la historia de la caja tonta (y parafraseando a Bill Shankly) la tele no es una cuestión de vida o muerte, es mucho más que eso.
El historial de Simon en la pequeña pantalla ha sido siempre un compendio de sus manías, sus vicios y sus virtudes. No hay que olvidar que el guionista y productor empezó su andadura profesional como periodista de investigación y ya desde el principio demostró ser un tipo implacable en la búsqueda de lo que él consideraba la verdad. Simon se peleó con el poder en todas sus vertientes y de esa lucha nació Homicidio, una crónica oscura y real de su paso por los bajos fondos de Baltimore.
La serie (1993) que surgió del libro era igualmente veraz, preocupada en extremo por resultar creíble y donde ya se anticipaba aquella máxima que el periodista haría famosa algún tiempo después: "Que se joda el espectador medio".
The Corner (2000), titulada en España La esquina, era una obra 100% Simon, nada de intromisiones o concesiones a los de arriba. HBO le dio carta blanca para el esbozo, el borrador que poco después se convertiría en The Wire.
En La esquina ya convergen muchas de las obsesiones de Simon: la habilidad para la creación de personajes, el profundo conocimiento de la condición humana, una afilada pericia para el diálogo y las tramas corales. La serie también le sirvió para descubrir que la ciudad era su auténtico campo de batalla, allí donde quería levantar el fuerte. Consecuentemente The Wire nacería dos años después casi como un acto de responsabilidad con la ciudad que le había acogido y acabaría convirtiéndose en un monumento a la complejidad de la sociedad estadounidense.
La serie se hizo famosa además por su naturaleza dickensiana (o shakespeariana, la cosa ha merecido muchos argumentos a favor y en contra) y por la belicosidad de sus tramas. Según el escritor Dennis Lehane, a la estancia donde se reunían los guionistas de The Wire la apodaban "la sala de guerra". Lehane, Richard Price, Ed Burns, George P. Pelecanos y Simon formaron el inquieto quinteto que parió la mejor televisión de la historia.
Otras versiones dibujan a un Simon hiperactivo, paseándose por la sala de guerra agitando los brazos y gritando "¿qué haría Shakespeare?" cada vez que el grupo se atascaba. De la serie también se desprenden los signos vitales de este señor bajito y con boina: su incorruptibilidad, su fijación por los temas sociales, su desprecio por las convenciones y lo políticamente correcto. No hay que olvidarse -aunque es bastante difícil afirmar que fuera la voluntad de Simon- de esa épica del perdedor que subyace en sus tramas: la del policía, el traficante, el ladrón o el vagabundo. Sus personajes comparten un gusto por la mortalidad que les hace correr rápidamente en su busca: es difícil eludir el determinismo en su obra.
La posterior Generation Kill (2008), una reflexión hiperrealista sobre la guerra de Irak a través del periodista de la revista Rolling Stone Evan Wright, marca esa mirada que repasa las consecuencias del poder desde abajo. También define muy bien el estilo de Simon: la escritura al servicio del personaje, el lenguaje como puerta de entrada a una realidad distinta, el reparto como declaración de intenciones (en Generation Kill el marine Rudy Reyes se interpretaba a sí mismo, algo similar a lo que sucedió en The Wire con el personaje de Snoop y que sucedería a posteriori con varios de los protagonistas de Treme).
Treme (2010) marca otra de las grandes referencias de Simon, la ciudad no sólo como telón de fondo sino como protagonista. Baltimore ocupó ese rol en Homicidio, La esquina y The Wire; Faluya en Generation Kill, Nueva Orleans en Treme. En esta última la ciudad del sur de EE UU trata de reponerse del desastre causado por el huracán Katrina.
Los trazos de Simon siguen siendo casi caligráficos, fijados esta vez en la idiosincrasia del universo musical del barrio francés. Sin embargo, no importa hasta dónde viaje Simon o lo que se proponga contar: sus criaturas siguen teniendo algo de animales salvajes y sus tramas no buscan la sonrisa o el aplauso.
Para el que está considerado como uno de los hombres más importantes de la historia de la caja tonta (y parafraseando a Bill Shankly) la tele no es una cuestión de vida o muerte, es mucho más que eso.
"¿Cómo es posible que funcione el sistema si no hay consumidores?"
La ensayista Barbara Ehrenreich ataca la trampa del pensamiento positivo
"Si tienes cáncer y no te curas es porque no tienes una actitud positiva; si te despiden de tu trabajo y no encuentras otro es por la misma razón; si eres pobre es tu culpa, porque odias la riqueza". Barbara Ehrenreich (Butte, Montana, 1941) es una representante clásica del pensamiento de izquierdas norteamericano y adora desmontar mitos y supercherías como las arriba señaladas. Bióloga de formación, pasó pronto a dedicarse al análisis político y a la crítica social. Es autora de más de una veintena de libros y acaba de publicar Sonríe o muere. La trampa del pensamiento positivo (Turner).
Estuvo en Barcelona y dio una conferencia en el Centro de Cultura Contemporáneo (CCCB) insistiendo en que no es cierto que el vaso siempre esté medio lleno, nunca medio vacío. Ehrenreich tuvo cáncer de mama y le irritó profundamente el activismo positivo del que se vio rodeada durante su enfermedad, y descubrió que se trataba de un auténtico movimiento social, no solo relacionado con el cáncer. Su teoría es que no es más que una treta para justificar las desigualdades.
"Me irritó mucho esta filosofía, porque básicamente suponía que yo era responsable de mi enfermedad. Cuando empecé a investigar sobre el problema de los ejecutivos que perdían su empleo me di cuenta de que era lo mismo que con el cáncer: si te han despedido es porque no tienes un pensamiento positivo, les decían, y si no encuentras trabajo es porque no has visto lo que de positivo tiene esta oportunidad. Y sobre esto se ha creado una gigantesca industria que básicamente consiste en decir que uno puede conseguirlo todo si solo cambia su manera de pensar. Es simplemente cruel decirle a alguien que ha perdido su trabajo o a quien le han diagnosticado una enfermedad importante que debe trabajar en su actitud".
En su opinión, esta filosofía también está en el origen del desbarajuste económico y financiero que ha provocado la crisis por la que atravesamos. "A principios de la década de 1980 hubo un cambio profundo en la cultura de las grandes empresas norteamericanas, consistente en abandonar la racionalidad de manera plenamente consciente. 'No queremos pensar demasiado. Un auténtico líder no tiene que pensar demasiado porque es alguien genial que debe seguir su inspiración', decían. Todo lo que hasta entonces se había hecho: analizar los riesgos y estudiar las distintas opciones ya no servía, la palabra clave era carisma: las cualidades carismáticas del líder. Sobre este principio se creó una cultura del negocio que lleva a los empleados a retiros sobre el espiritualismo de los nativos americanos...".
Para Ehrenreich, los líderes empresariales y financieros que nos han llevado a esta situación son gente que vive en otro mundo. "Cuando vales cientos de millones de dólares no ocupas el mismo mundo que la gente corriente; no vas en vuelos comerciales, usas el helicóptero en la ciudad, te alojas solo en hoteles de cinco estrellas, vives en una burbuja en la que todo lo que deseas se hace realidad. Si estás en tu casa de Palm Beach y piensas que no tienes un buen borgoña para ofrecer a tus invitados, mandas a un empleado en tu avión privado a tu casa en la Costa Este para que traiga unas cuantas cajas a tiempo para la cena. Es mágico. Porque además esta gente es más rica que nunca y tiene auténticos poderes mágicos comparado con nosotros".
Cree que las soluciones al desbarajuste no tienen por qué ser demasiado radicales y que lo que exigen los jóvenes indignados es perfectamente razonable. "No se puede tener una economía basada exclusivamente en el juego, ni tampoco es posible mantener una proporción tan alta de pobreza en la población. Está afectando profundamente al sistema. Simplemente hay que parar y razonar. ¿Cómo es posible que funcione el sistema si no hay consumidores? Se ha olvidado el principio básico de Henry Ford, que pensaba que cualquiera de sus empleados debería ser capaz de comprarse uno de sus coches para que realmente su negocio, basado en la producción en cadena, pudiera funcionar".
¿Y cómo ha sido posible llegar a este punto? ¿No hay nadie pilotando el avión? "Esto es lo que estamos descubriendo ahora", responde, "que los grandes chicos listos, los masters del universo son gente de la que es imposible fiarse, y es precisamente a ellos a quienes les dimos nuestra confianza y nuestro dinero. Por eso ahora hay este movimiento de quienes se dan cuenta de que estos tipos son unos timadores y que esto no puede continuar".
"Si tienes cáncer y no te curas es porque no tienes una actitud positiva; si te despiden de tu trabajo y no encuentras otro es por la misma razón; si eres pobre es tu culpa, porque odias la riqueza". Barbara Ehrenreich (Butte, Montana, 1941) es una representante clásica del pensamiento de izquierdas norteamericano y adora desmontar mitos y supercherías como las arriba señaladas. Bióloga de formación, pasó pronto a dedicarse al análisis político y a la crítica social. Es autora de más de una veintena de libros y acaba de publicar Sonríe o muere. La trampa del pensamiento positivo (Turner).
Estuvo en Barcelona y dio una conferencia en el Centro de Cultura Contemporáneo (CCCB) insistiendo en que no es cierto que el vaso siempre esté medio lleno, nunca medio vacío. Ehrenreich tuvo cáncer de mama y le irritó profundamente el activismo positivo del que se vio rodeada durante su enfermedad, y descubrió que se trataba de un auténtico movimiento social, no solo relacionado con el cáncer. Su teoría es que no es más que una treta para justificar las desigualdades.
"Me irritó mucho esta filosofía, porque básicamente suponía que yo era responsable de mi enfermedad. Cuando empecé a investigar sobre el problema de los ejecutivos que perdían su empleo me di cuenta de que era lo mismo que con el cáncer: si te han despedido es porque no tienes un pensamiento positivo, les decían, y si no encuentras trabajo es porque no has visto lo que de positivo tiene esta oportunidad. Y sobre esto se ha creado una gigantesca industria que básicamente consiste en decir que uno puede conseguirlo todo si solo cambia su manera de pensar. Es simplemente cruel decirle a alguien que ha perdido su trabajo o a quien le han diagnosticado una enfermedad importante que debe trabajar en su actitud".
En su opinión, esta filosofía también está en el origen del desbarajuste económico y financiero que ha provocado la crisis por la que atravesamos. "A principios de la década de 1980 hubo un cambio profundo en la cultura de las grandes empresas norteamericanas, consistente en abandonar la racionalidad de manera plenamente consciente. 'No queremos pensar demasiado. Un auténtico líder no tiene que pensar demasiado porque es alguien genial que debe seguir su inspiración', decían. Todo lo que hasta entonces se había hecho: analizar los riesgos y estudiar las distintas opciones ya no servía, la palabra clave era carisma: las cualidades carismáticas del líder. Sobre este principio se creó una cultura del negocio que lleva a los empleados a retiros sobre el espiritualismo de los nativos americanos...".
Para Ehrenreich, los líderes empresariales y financieros que nos han llevado a esta situación son gente que vive en otro mundo. "Cuando vales cientos de millones de dólares no ocupas el mismo mundo que la gente corriente; no vas en vuelos comerciales, usas el helicóptero en la ciudad, te alojas solo en hoteles de cinco estrellas, vives en una burbuja en la que todo lo que deseas se hace realidad. Si estás en tu casa de Palm Beach y piensas que no tienes un buen borgoña para ofrecer a tus invitados, mandas a un empleado en tu avión privado a tu casa en la Costa Este para que traiga unas cuantas cajas a tiempo para la cena. Es mágico. Porque además esta gente es más rica que nunca y tiene auténticos poderes mágicos comparado con nosotros".
Cree que las soluciones al desbarajuste no tienen por qué ser demasiado radicales y que lo que exigen los jóvenes indignados es perfectamente razonable. "No se puede tener una economía basada exclusivamente en el juego, ni tampoco es posible mantener una proporción tan alta de pobreza en la población. Está afectando profundamente al sistema. Simplemente hay que parar y razonar. ¿Cómo es posible que funcione el sistema si no hay consumidores? Se ha olvidado el principio básico de Henry Ford, que pensaba que cualquiera de sus empleados debería ser capaz de comprarse uno de sus coches para que realmente su negocio, basado en la producción en cadena, pudiera funcionar".
¿Y cómo ha sido posible llegar a este punto? ¿No hay nadie pilotando el avión? "Esto es lo que estamos descubriendo ahora", responde, "que los grandes chicos listos, los masters del universo son gente de la que es imposible fiarse, y es precisamente a ellos a quienes les dimos nuestra confianza y nuestro dinero. Por eso ahora hay este movimiento de quienes se dan cuenta de que estos tipos son unos timadores y que esto no puede continuar".
lunes, 14 de noviembre de 2011
Carta abierta de Mikis Theodorakis y Manolis Glezos en defensa de Grecia, la democracia y Europa
“En tiempos antiguos, la condonación por Solón de las deudas que obligaban a los pobres a ser esclavos de los ricos –la llamada reforma Seisachtheia, sentó las bases para la aparición, en la antigua Grecia, de las ideas de democracia, ciudadanía, política y Europa: los fundamentos de la cultura europea y mundial.
Luchando contra la clase de la riqueza, los ciudadanos de Atenas señalaron el camino para la constitución de Pericles y la filosofía política de Protágoras, quien dijo: “El hombre está muy por encima de todo el dinero”
Hoy en día, los ricos están tratando de tomarse la venganza en la mentalidad humana: “Los mercados están muy por encima de todos los hombres” es el lema que nuestros líderes políticos abrazan gustosamente, aliados al demonio dinero como nuevos Faustos.
Un puñado de bancos internacionales, agencias de información, fondos de inversión, en una concentración mundial del capital financiero sin precedentes históricos, reivindican el poder en Europa y en todo el mundo y preparan la abolición de nuestros estados y nuestra democracia, con el arma de la deuda, para esclavizar la población de Europa, poniendo en el lugar de las imperfectas democracias que tenemos la dictadura del dinero y la banca, el poder del imperio totalitario de la globalización, cuyo centro político está fuera de la Europa continental a pesar de la presencia de poderosos bancos europeos en el corazón del imperio.
Comenzaron con Grecia, utilizados como cobayas para trasladarse a otros países de la periferia europea, y poco a poco hacia el centro. La esperanza de algunos países europeos para escapar eventualmente demuestra que los líderes europeos se enfrentan a un nuevo “fascismo financiero”, no haciéndolo mejor que cuando se enfrentaron a la amenaza de Hitler en el período de entreguerras.
No es una casualidad que una gran parte de los medios de comunicación controlados por el banco se trate a los países de la periferia de Europa como “cerdos – pigs” y su campaña mediática, sádica y racista, vaya teñida de desprecio. Sus medios de comunicación no se dirigen sólo contra los griegos, sino también contra la herencia griega y la antigua civilización griega. Esta opción muestra los objetivos profundos y ocultos de la ideología y de los valores del capital financiero, promotor de un capitalismo de destrucción. Seguir leyendo.
Luchando contra la clase de la riqueza, los ciudadanos de Atenas señalaron el camino para la constitución de Pericles y la filosofía política de Protágoras, quien dijo: “El hombre está muy por encima de todo el dinero”
Hoy en día, los ricos están tratando de tomarse la venganza en la mentalidad humana: “Los mercados están muy por encima de todos los hombres” es el lema que nuestros líderes políticos abrazan gustosamente, aliados al demonio dinero como nuevos Faustos.
Un puñado de bancos internacionales, agencias de información, fondos de inversión, en una concentración mundial del capital financiero sin precedentes históricos, reivindican el poder en Europa y en todo el mundo y preparan la abolición de nuestros estados y nuestra democracia, con el arma de la deuda, para esclavizar la población de Europa, poniendo en el lugar de las imperfectas democracias que tenemos la dictadura del dinero y la banca, el poder del imperio totalitario de la globalización, cuyo centro político está fuera de la Europa continental a pesar de la presencia de poderosos bancos europeos en el corazón del imperio.
Comenzaron con Grecia, utilizados como cobayas para trasladarse a otros países de la periferia europea, y poco a poco hacia el centro. La esperanza de algunos países europeos para escapar eventualmente demuestra que los líderes europeos se enfrentan a un nuevo “fascismo financiero”, no haciéndolo mejor que cuando se enfrentaron a la amenaza de Hitler en el período de entreguerras.
No es una casualidad que una gran parte de los medios de comunicación controlados por el banco se trate a los países de la periferia de Europa como “cerdos – pigs” y su campaña mediática, sádica y racista, vaya teñida de desprecio. Sus medios de comunicación no se dirigen sólo contra los griegos, sino también contra la herencia griega y la antigua civilización griega. Esta opción muestra los objetivos profundos y ocultos de la ideología y de los valores del capital financiero, promotor de un capitalismo de destrucción. Seguir leyendo.
Pitágoras
Se le atribuyeron poderes sobrehumanos, creó una secta de rígidos preceptos morales, gobernó y fue derrocado. Un libro aborda la vida del sabio griego juntando las antiguas biografías y un esclarecedor prólogo
El escritor y profesor universitario David Hernández de la Fuente (Madrid, 1974) ha invertido tres años en armar Vidas de Pitágoras (Atalanta), un libro que acerca al lector contemporáneo no solo su nueva visión biográfica, sino la compilación de anteriores biografías que constituyen en conjunto un monumento bibliográfico de gran importancia. Paralelo a la vida de estudioso del mundo clásico, David Hernández, que tiene ya una sólida trayectoria de narrador en cuentos y novelas premiados, no elude el humor al responder ágilmente: "Y eso del 'pitagorín' tiene poca intriga, pues es producto de la mala fama del sabio: ya el presocrático Heráclito le acusaba de polymathía.
Hombre divino
"Fue un líder religioso que fundó un estilo de vida, una comunidad pura con reglas ascéticas para tender a lo divino"[exceso de erudición] y kakotechnía". Al parecer en el mundo antiguo también se cocían las mismas habas: "¡Diógenes Laercio es el tipo más cotilla de la antigüedad!".
PREGUNTA. ¿Es exagerado hablar de un redescubrimiento de la figura de Pitágoras en sentido histórico?
RESPUESTA. Desde los años setenta se ha producido una intensa relectura de este personaje a raíz de un influyente libro de Walter Burkert que, basándose en otros estudios, cuestionaba la figura tradicional de un Pitágoras precursor de la matemática y la armonía del cosmos. Tras cierta contestación, otros autores han seguido esta indagación a comienzos del siglo XXI: los nuevos tiempos de la interpretación histórica y filológica -con una perspectiva más amplia y transversal- y las novedades surgidas en el campo de la filosofía llamada presocrática (descubrimientos sobre Empédocles y nuevas interpretaciones sobre Parménides) exigían releer aún la figura histórica de Pitágoras. Yo la he abordado tratando de conjugar la historia y la filología con la antropología y la sociología de la religión.
P. ¿Cuánto tiempo le llevó armar el corpus de este volumen y traducir de las biografías antiguas?
R. En total han sido tres años, sumando la elaboración del corpus de textos antiguos, con su traducción y comentario, que ocupa la mitad exacta del volumen, a la escritura del ensayo que compone la primera parte, y que incluye mi interpretación de esta figura clave de la filosofía y la religión griegas. Los textos son muy dispares, desde el griego más asequible de Diodoro o Diógenes Laercio a la prosa compleja de Jámblico o Porfirio. Por tanto, las dificultades fueron también variadas: aclarar lugares oscuros, buscar soluciones textuales, hallar un término preciso para alguna palabra antigua que se resistía a otros traductores y, por supuesto, anotar y comentar los más interesantes.
P. La relación entre Pitágoras y la música (si es que existe) a la luz del conocimiento contemporáneo. ¿De dónde parte esta idea tradicional?
R. Resumiendo mucho, creo que hubo una relación originaria que puede localizarse en el uso ritual y terapéutico de la música y la poesía para curar el alma y el cuerpo, para la meditación y la mediación con lo divino. Es una vieja prerrogativa de los chamanes -griegos o no- y como tal aparece reflejada en las biografías. El propio descubrimiento de las escalas musicales y de la armonía cósmica se cuenta como una suerte de revelación divina, relacionada con el mundo de la fragua y de lo subterráneo, y con un origen claro en la religión griega. Posteriormente vinieron mitificaciones del gran fundador, racionalizaciones o justificaciones, así como muchos tratados apócrifos sobre música, proporción y armonía del mundo durante las épocas helenística y romana.
P. ¿Mandan los aspectos "legendarios" sobre otras consideraciones a la hora de hacer un perfil de Pitágoras?
R. Las biografías griegas que se nos han transmitido priman ante todo estos aspectos: Pitágoras aparece como hombre-dios, de porte solemne y carisma irresistible, marcado por Apolo y Dionisos a la par; un taumaturgo capaz de estar en dos lugares a la vez, de curar por la palabra y la música, de hablar con los animales, obrar milagros y conocer el futuro -muy cerca del chamán Orfeo-; Pitágoras, provisto de un muslo de oro, se desplaza por los aires y su alma sale del cuerpo y regresa para contar lo que ha visto; su palabra es ley y embrujo para los suyos -que la repiten como una especie de mantra-, pero tiene a la vez una enorme influencia social y política, y arrastra multitudes. Con estos pocos detalles se intuye ya la dimensión legendaria del hombre divino y los problemas para abarcar su figura histórica.
P.Y como figura histórica. ¿Qué habría que decir hoy a los de su propia generación o incluso a los más jóvenes acerca de Pitágoras?
R. Ahí está el desafío para el estudioso moderno. La labor es ir desbrozando las biografías para ver el núcleo histórico de este personaje fascinante, que ha dejado huella desde la antigüedad hasta nuestros días, pasando por su intensa recepción en la Edad Media y Renacimiento. Lo que se puede decir con certeza a nuestra generación sobre el Pitágoras histórico es que fue un líder religioso que fundó un estilo de vida (bíos), una comunidad pura y rigurosa con reglas ascéticas para tender a lo divino, y que difundió la creencia en la inmortalidad del alma y la reencarnación. Pero también diremos que tuvo una influencia política determinante en un lugar y una época -el sur de Italia, entre 530 y 490 antes de Cristo- llegando a legislar y regir la sociedad exterior hasta la revuelta que acabó con su comunidad.
P. Pitágoras figura literaria. En sus planteamientos da mucha importancia a la faceta literaria. A un interesado no iniciado, ¿qué lectura pitagórica o de referencia recomendaría (además de su propio libro, obviamente)?
R. Había ya textos antiguos que usan a los pitagóricos como figuras literarias, sobre todo comedias que los ridiculizaban. Las biografías que presento en el libro son muy atractivas literariamente: de hecho, no están lejos temporalmente de las vidas de santos, monjes y ascetas cristianos, que empezaban a proliferar precisamente en los siglos III y IV. Es una literatura magnífica que muestra a las claras el prestigio del "hombre santo" (pagano o cristiano), marcado por lo divino, en una época de cambio.
P. Cuando dice "divino Pitágoras", ¿qué aspecto se resalta?, ¿qué quiere decir?
R. Le dedico un capítulo del libro a la noción de "hombre divino" (theios aner), una idea de muy largo recorrido en el mundo antiguo, desde Pitágoras al cristianismo, a los santos y padres del desierto. Por la época en que se escriben las biografías hay que pensar en paralelo con Cristo. Con esta idea se alude al líder carismático, un mediador con lo divino, a través del contacto privilegiado con el más allá, de índole chamánica o adivinatoria; pero también un mediador político, entre los miembros de la comunidad, entre esta y el dios, que trae las leyes sagradas a los hombres. El arquetipo de legislador-profeta se encuentra en muchas culturas y es antropológicamente fascinante: piense en Minos de Cnosos, Moisés, el rey romano Numa, el profeta Elías o el propio Mahoma. El estudio se centra en esta figura de hombre providencial y divino, cuyo primer exponente en Europa bien podría ser Pitágoras.
P. Usted escribe: "Huella indeleble en el pensamiento de Platón"
R. Esta es una de las grandes preguntas. Ya en la antigüedad se decía que Platón había tomado mucho prestado del pitagorismo antiguo. Su propia idea del alma, la reminiscencia, la reencarnación, los mitos platónicos sobre el más allá, su ética, su política..., todo ello recuerda muchas anécdotas de las biografías de Pitágoras, que recordaba vidas pasadas y practicaba un ideal de vida contemplativa. Aparte de las doctrinas pitagóricas de nueva generación (como Filolao o Arquitas), Platón pudo conocer también comunidades supervivientes del colapso del pitagorismo antiguo. Es la gran pregunta que no podemos responder: ¿cuánto le debe Platón -y, por ende, Occidente- a Pitágoras? Platón -que solo menciona a Pitágoras una vez- parece siempre el gran padre de la filosofía, y sin embargo es un catalizador de doctrinas de notable antigüedad, tanto griegas como no griegas. A este tema se dedican algunas páginas en el libro.
P. Hábleme de los Versos de oro, a los que usted sitúa como "máximas de origen tardío".
R. Es un poema interesantísimo, escrito en el viejo verso épico griego, que se atribuía al propio Pitágoras. Contiene una serie de máximas para llevar una vida pura, para seguir la ética de la secta del divino maestro. Pero seguramente fueron compiladas en una época muy tardía, contemporánea o incluso posterior a las biografías neoplatónicas. Lo más interesante de estos versos áureos, sin embargo, es que recogen máximas que sabemos que pertenecían al pitagorismo más antiguo, a la escuela del Pitágoras histórico. Como en toda esta amalgama de textos, la clave es poder distinguir lo auténtico de las adiciones posteriores. A los pitagóricos de los falsarios.
P. Otro tema en el que ahonda es "la relevancia del mediador Pitágoras en la historia de la teoría del alma" y en la tradición oracular.
R. Según la tradición, a Pitágoras se debe la introducción en Occidente de una noción de hondo calado en nuestra cultura. Se dice que él importó en Grecia, tras sus viajes a Oriente y Egipto, la idea de que el alma es inmortal, que es capaz de separarse del cuerpo, emprender el descenso al más allá o el rapto poético -lo que el profesor Luis Gil llamó "el vuelo del alma"-, y volver al mismo cuerpo o a uno diferente. Tal vez Pitágoras preludiara toda la teoría del alma que penetra en Grecia en época arcaica, muy diversa a la noción homérica, una visión que perpetuará el platonismo y después el cristianismo. En cuanto a la tradición oracular, un capítulo del libro se dedica a Pitágoras como adivino: según la tesis del libro esa prerrogativa que refieren sus biografías, también chamánica, explica bien la coherencia entre su faceta religiosa y política.
P. Lo que sí parece fascinante es la influencia de Pitágoras en la política de la Grecia antigua. ¿Esa esfera de influencia hasta dónde se alarga?
R. Llama mucho la atención que el pitagorismo antiguo acabara tan mal, en una sangrienta revuelta popular contra esa comunidad, con algo de monástico y elitista, que llegó a influir tanto en la política de la época. Los historiadores antiguos dan algunas noticias sobre esto y sobre las inclinaciones políticas, algo aristocráticas, de la secta. Es un modelo de sociedad carismática que ya estudió Weber y cuyos ecos llegan hasta nuestros días. El liderazgo carismático y la interacción entre el poder y la religión siguen de actualidad. Tal vez Pitágoras sea uno de los más antiguos ejemplos históricos de esta relación entre hombre divino y comunidad política, oráculo y ley.
http://elpais.com/diario/2011/11/12/babelia/1321060358_850215.html
El escritor y profesor universitario David Hernández de la Fuente (Madrid, 1974) ha invertido tres años en armar Vidas de Pitágoras (Atalanta), un libro que acerca al lector contemporáneo no solo su nueva visión biográfica, sino la compilación de anteriores biografías que constituyen en conjunto un monumento bibliográfico de gran importancia. Paralelo a la vida de estudioso del mundo clásico, David Hernández, que tiene ya una sólida trayectoria de narrador en cuentos y novelas premiados, no elude el humor al responder ágilmente: "Y eso del 'pitagorín' tiene poca intriga, pues es producto de la mala fama del sabio: ya el presocrático Heráclito le acusaba de polymathía.
Hombre divino
"Fue un líder religioso que fundó un estilo de vida, una comunidad pura con reglas ascéticas para tender a lo divino"[exceso de erudición] y kakotechnía". Al parecer en el mundo antiguo también se cocían las mismas habas: "¡Diógenes Laercio es el tipo más cotilla de la antigüedad!".
PREGUNTA. ¿Es exagerado hablar de un redescubrimiento de la figura de Pitágoras en sentido histórico?
RESPUESTA. Desde los años setenta se ha producido una intensa relectura de este personaje a raíz de un influyente libro de Walter Burkert que, basándose en otros estudios, cuestionaba la figura tradicional de un Pitágoras precursor de la matemática y la armonía del cosmos. Tras cierta contestación, otros autores han seguido esta indagación a comienzos del siglo XXI: los nuevos tiempos de la interpretación histórica y filológica -con una perspectiva más amplia y transversal- y las novedades surgidas en el campo de la filosofía llamada presocrática (descubrimientos sobre Empédocles y nuevas interpretaciones sobre Parménides) exigían releer aún la figura histórica de Pitágoras. Yo la he abordado tratando de conjugar la historia y la filología con la antropología y la sociología de la religión.
P. ¿Cuánto tiempo le llevó armar el corpus de este volumen y traducir de las biografías antiguas?
R. En total han sido tres años, sumando la elaboración del corpus de textos antiguos, con su traducción y comentario, que ocupa la mitad exacta del volumen, a la escritura del ensayo que compone la primera parte, y que incluye mi interpretación de esta figura clave de la filosofía y la religión griegas. Los textos son muy dispares, desde el griego más asequible de Diodoro o Diógenes Laercio a la prosa compleja de Jámblico o Porfirio. Por tanto, las dificultades fueron también variadas: aclarar lugares oscuros, buscar soluciones textuales, hallar un término preciso para alguna palabra antigua que se resistía a otros traductores y, por supuesto, anotar y comentar los más interesantes.
P. La relación entre Pitágoras y la música (si es que existe) a la luz del conocimiento contemporáneo. ¿De dónde parte esta idea tradicional?
R. Resumiendo mucho, creo que hubo una relación originaria que puede localizarse en el uso ritual y terapéutico de la música y la poesía para curar el alma y el cuerpo, para la meditación y la mediación con lo divino. Es una vieja prerrogativa de los chamanes -griegos o no- y como tal aparece reflejada en las biografías. El propio descubrimiento de las escalas musicales y de la armonía cósmica se cuenta como una suerte de revelación divina, relacionada con el mundo de la fragua y de lo subterráneo, y con un origen claro en la religión griega. Posteriormente vinieron mitificaciones del gran fundador, racionalizaciones o justificaciones, así como muchos tratados apócrifos sobre música, proporción y armonía del mundo durante las épocas helenística y romana.
P. ¿Mandan los aspectos "legendarios" sobre otras consideraciones a la hora de hacer un perfil de Pitágoras?
R. Las biografías griegas que se nos han transmitido priman ante todo estos aspectos: Pitágoras aparece como hombre-dios, de porte solemne y carisma irresistible, marcado por Apolo y Dionisos a la par; un taumaturgo capaz de estar en dos lugares a la vez, de curar por la palabra y la música, de hablar con los animales, obrar milagros y conocer el futuro -muy cerca del chamán Orfeo-; Pitágoras, provisto de un muslo de oro, se desplaza por los aires y su alma sale del cuerpo y regresa para contar lo que ha visto; su palabra es ley y embrujo para los suyos -que la repiten como una especie de mantra-, pero tiene a la vez una enorme influencia social y política, y arrastra multitudes. Con estos pocos detalles se intuye ya la dimensión legendaria del hombre divino y los problemas para abarcar su figura histórica.
P.Y como figura histórica. ¿Qué habría que decir hoy a los de su propia generación o incluso a los más jóvenes acerca de Pitágoras?
R. Ahí está el desafío para el estudioso moderno. La labor es ir desbrozando las biografías para ver el núcleo histórico de este personaje fascinante, que ha dejado huella desde la antigüedad hasta nuestros días, pasando por su intensa recepción en la Edad Media y Renacimiento. Lo que se puede decir con certeza a nuestra generación sobre el Pitágoras histórico es que fue un líder religioso que fundó un estilo de vida (bíos), una comunidad pura y rigurosa con reglas ascéticas para tender a lo divino, y que difundió la creencia en la inmortalidad del alma y la reencarnación. Pero también diremos que tuvo una influencia política determinante en un lugar y una época -el sur de Italia, entre 530 y 490 antes de Cristo- llegando a legislar y regir la sociedad exterior hasta la revuelta que acabó con su comunidad.
P. Pitágoras figura literaria. En sus planteamientos da mucha importancia a la faceta literaria. A un interesado no iniciado, ¿qué lectura pitagórica o de referencia recomendaría (además de su propio libro, obviamente)?
R. Había ya textos antiguos que usan a los pitagóricos como figuras literarias, sobre todo comedias que los ridiculizaban. Las biografías que presento en el libro son muy atractivas literariamente: de hecho, no están lejos temporalmente de las vidas de santos, monjes y ascetas cristianos, que empezaban a proliferar precisamente en los siglos III y IV. Es una literatura magnífica que muestra a las claras el prestigio del "hombre santo" (pagano o cristiano), marcado por lo divino, en una época de cambio.
P. Cuando dice "divino Pitágoras", ¿qué aspecto se resalta?, ¿qué quiere decir?
R. Le dedico un capítulo del libro a la noción de "hombre divino" (theios aner), una idea de muy largo recorrido en el mundo antiguo, desde Pitágoras al cristianismo, a los santos y padres del desierto. Por la época en que se escriben las biografías hay que pensar en paralelo con Cristo. Con esta idea se alude al líder carismático, un mediador con lo divino, a través del contacto privilegiado con el más allá, de índole chamánica o adivinatoria; pero también un mediador político, entre los miembros de la comunidad, entre esta y el dios, que trae las leyes sagradas a los hombres. El arquetipo de legislador-profeta se encuentra en muchas culturas y es antropológicamente fascinante: piense en Minos de Cnosos, Moisés, el rey romano Numa, el profeta Elías o el propio Mahoma. El estudio se centra en esta figura de hombre providencial y divino, cuyo primer exponente en Europa bien podría ser Pitágoras.
P. Usted escribe: "Huella indeleble en el pensamiento de Platón"
R. Esta es una de las grandes preguntas. Ya en la antigüedad se decía que Platón había tomado mucho prestado del pitagorismo antiguo. Su propia idea del alma, la reminiscencia, la reencarnación, los mitos platónicos sobre el más allá, su ética, su política..., todo ello recuerda muchas anécdotas de las biografías de Pitágoras, que recordaba vidas pasadas y practicaba un ideal de vida contemplativa. Aparte de las doctrinas pitagóricas de nueva generación (como Filolao o Arquitas), Platón pudo conocer también comunidades supervivientes del colapso del pitagorismo antiguo. Es la gran pregunta que no podemos responder: ¿cuánto le debe Platón -y, por ende, Occidente- a Pitágoras? Platón -que solo menciona a Pitágoras una vez- parece siempre el gran padre de la filosofía, y sin embargo es un catalizador de doctrinas de notable antigüedad, tanto griegas como no griegas. A este tema se dedican algunas páginas en el libro.
P. Hábleme de los Versos de oro, a los que usted sitúa como "máximas de origen tardío".
R. Es un poema interesantísimo, escrito en el viejo verso épico griego, que se atribuía al propio Pitágoras. Contiene una serie de máximas para llevar una vida pura, para seguir la ética de la secta del divino maestro. Pero seguramente fueron compiladas en una época muy tardía, contemporánea o incluso posterior a las biografías neoplatónicas. Lo más interesante de estos versos áureos, sin embargo, es que recogen máximas que sabemos que pertenecían al pitagorismo más antiguo, a la escuela del Pitágoras histórico. Como en toda esta amalgama de textos, la clave es poder distinguir lo auténtico de las adiciones posteriores. A los pitagóricos de los falsarios.
P. Otro tema en el que ahonda es "la relevancia del mediador Pitágoras en la historia de la teoría del alma" y en la tradición oracular.
R. Según la tradición, a Pitágoras se debe la introducción en Occidente de una noción de hondo calado en nuestra cultura. Se dice que él importó en Grecia, tras sus viajes a Oriente y Egipto, la idea de que el alma es inmortal, que es capaz de separarse del cuerpo, emprender el descenso al más allá o el rapto poético -lo que el profesor Luis Gil llamó "el vuelo del alma"-, y volver al mismo cuerpo o a uno diferente. Tal vez Pitágoras preludiara toda la teoría del alma que penetra en Grecia en época arcaica, muy diversa a la noción homérica, una visión que perpetuará el platonismo y después el cristianismo. En cuanto a la tradición oracular, un capítulo del libro se dedica a Pitágoras como adivino: según la tesis del libro esa prerrogativa que refieren sus biografías, también chamánica, explica bien la coherencia entre su faceta religiosa y política.
P. Lo que sí parece fascinante es la influencia de Pitágoras en la política de la Grecia antigua. ¿Esa esfera de influencia hasta dónde se alarga?
R. Llama mucho la atención que el pitagorismo antiguo acabara tan mal, en una sangrienta revuelta popular contra esa comunidad, con algo de monástico y elitista, que llegó a influir tanto en la política de la época. Los historiadores antiguos dan algunas noticias sobre esto y sobre las inclinaciones políticas, algo aristocráticas, de la secta. Es un modelo de sociedad carismática que ya estudió Weber y cuyos ecos llegan hasta nuestros días. El liderazgo carismático y la interacción entre el poder y la religión siguen de actualidad. Tal vez Pitágoras sea uno de los más antiguos ejemplos históricos de esta relación entre hombre divino y comunidad política, oráculo y ley.
http://elpais.com/diario/2011/11/12/babelia/1321060358_850215.html
domingo, 13 de noviembre de 2011
David Simon ha revolucionado la mirada sobre la sociedad estadounidense con sus crónicas sobre violencia, corrupción, drogas o fracaso educativo.
El creador de series de culto como The Wire o Treme usa un lenguaje tan contundente como los temas que aborda.
En estos momentos, en alguna esquina deprimida de miles de ciudades, drogas, dinero y violencia dibujan un universo paralelo habitado por personas cuyos sueños y deseos no son demasiado diferentes de los de aquellos que no pertenecen a aquel lugar. Una compleja mezcla de incapacidades institucionales, fracasos educativos, desigualdades económicas y problemas personales les mantiene atrapados en esa esquina, en un arriesgado juego contra la ley y contra su propia vida y del que en los telediarios se habla bajo el capítulo de "narcotráfico". En Hollywood ese universo es el alimento de cientos de películas y series de televisión que reducen esa esquina a un enfrentamiento entre buenos y malos. Pero hay quien no lo ve así.
David Simon (Washington, 1960) es la antítesis de Hollywood. No puede desprenderse de la realidad que descubrió en las calles de Baltimore, donde trabajó como periodista de sucesos durante casi quince años y, por tanto, no puede entregarse a esa visión descafeinada de un mundo dividido en dos bandos habitados por héroes, mártires y malvados. Eso tiene ventajas y desventajas: la serie que le hizo célebre como creador y guionista, The Wire, centrada en la lucha contra el crimen de un grupo de detectives de Baltimore, tuvo bajos índices de audiencia mientras se emitía en HBO durante la pasada década. Tampoco llegó a ser premiada por la industria, que no perdona el no hacer caja. Pero el espectador sabe elegir. David Simon tiene hoy millones de seguidores en todo el mundo, convertidos en apóstoles de la serie tras extenderse el boca a boca sobre su calidad y tras recibir los elogios unánimes de la crítica, que le ha declarado como uno de los supremos cronistas del siglo XXI. Al combinar audazmente el entretenimiento de guiones y tramas policiales certeras con la descripción más cruda y honesta de los males endémicos de nuestra sociedad -corrupción, guerra contra las drogas, destrucción de la clase trabajadora, fracaso del sistema educativo y perversiones del periodismo actual-, The Wire le ha hecho alcanzar el estatus de los grandes escritores.
Pero mucho antes de que The Wire presentara verdades demoledoras en la televisión, David Simon escribió La esquina (Principal de los Libros), un libro que firmó con el expolicía Ed Burns y que llega a las librerías españolas quince años después de su publicación. Aunque haya pasado tanto tiempo, el año que Simon y Burns bucearon en uno de los guetos más violentos de Baltimore se parece demasiado al mundo en el que aún vivimos. En La esquina relataron con minuciosidad quirúrgica la perversa realidad de las drogas, los dramas personales de quienes quedan atrapados en ellas y el fracaso de las instituciones en su lucha contra el narcotráfico. "Hay pequeñas diferencias de contexto respecto a 1993, pero son mínimas. La naturaleza de la adicción y la violencia alrededor de ella son las mismas. La guerra contra las drogas no ha cambiado y aquella esquina simplemente se ha mudado cuatro calles más abajo. Nadie se plantea legalizarlas, que sería la única forma de acabar con ellas, aunque sí creo que estamos más cerca que antes de la legalización de la marihuana, que sería un primer paso".
David Simon, poco dado a la sonrisa, de proporciones imponentes y vestido con la simplicidad de quien tiene poco interés por salir guapo en la foto, lo explica ahora desde otro lugar aparentemente muy distinto a Baltimore, pero aquejado por males que también tienen relación directa con la incapacidad actual de las instituciones de mejorar la vida de sus ciudadanos: Nueva Orleans. Aquí pasa largas temporadas desde hace ya tres años, embarcado en otra odisea narrativa donde la realidad manda: Treme, una serie sobre la vida en la ciudad después del paso del huracán Katrina, de la que actualmente se emite en España la segunda temporada y para la que Simon acaba de firmar una cuarta con HBO.
En Nueva Orleans, donde prepara el rodaje de la tercera temporada de Treme, en una oficina algo aséptica pero salpicada de fotografías de músicos y de regalos locales -como una extraordinaria máscara bordada por uno de los jefes indios de la ciudad-, Simon rememora el año que pasó en las calles para después escribir La esquina. Fue muy parecido al que vivió empotrado en una comisaría de Baltimore para escribir otro de sus libros, Homicidio, centrado en la vida de varios agentes de esa ciudad y de cuya combinación es hija The Wire, aunque de ambos libros también realizó sendas miniseries antes de embarcarse en aquel opus magnum. "Homicidio era una historia de oficina, me tuve que ganar la confianza de los policías en su día a día de trabajo. En La esquina la oficina era la propia vida de adictos y traficantes y, por tanto, era mucho más difícil ser aceptado. Fue un trabajo lento, de mucha paciencia", recuerda. Comenzó Ed Burns acudiendo a la esquina de las calles Fayette y Mount, en el Baltimore de 1992, cuando la heroína hacía estragos en una ciudad de 600.000 habitantes. Después, tras conseguir una excedencia en el diario Baltimore Sun, Simon se unía a este exagente de cuyo pasado desconfiaban todos. Ahora rememora cómo un día de calor compraron tés helados para los yonquis y los traficantes con los que convivían a diario. "Con eso ganamos muchos puntos porque la policía jamás hubiera hecho algo así, pero la barrera definitiva cayó el día que llevamos a uno de ellos, con un fuerte dolor de muelas, a un hospital y pagamos la factura. Al regresar a la esquina se corrió la voz y se nos abrieron todas las puertas".
El libro describe la vida de una familia real a lo largo de un año, pero hay muchos personajes secundarios de los que Simon y Burns también se sirven para tejer un retrato demoledor pero tremendamente humano de la realidad de este gueto de Baltimore. Y tratándose de un autor como Simon, que ha hecho de esa extraordinaria y escasa cualidad llamada empatía casi un mandamiento, vivir sumergido en aquella realidad no fue fácil. "Emocionalmente fue agotador. En teoría sabes que vas a una esquina dominada por las drogas y que verás cosas muy duras, pero cuando pasas tanto tiempo allí es imposible mantenerte indiferente. Fuimos testigos de momentos de absoluta humanidad, de total desesperación, a veces sentías euforia, otras vergüenza y otras todo al mismo tiempo". ¿Cómo evitó que esos sentimientos no nublaran su trabajo? "Creo que el secreto está en contarlo todo sin omitir las debilidades, pero es fundamental hacerlo desde el máximo respeto".
La crítica estadounidense, al hablar del libro, subrayó la capacidad de Simon y Burns para trazar un retrato veraz y a la vez profundamente humano de una realidad que podría extrapolarse a cientos de ciudades americanas. Para Simon, además, su relación con los personajes del libro no terminó con su publicación. "De algunas de las personas que aparecen en La esquina me llegué a hacer muy amigo y sufrí mucho con su muerte. Otros siguen siendo parte de nuestras vidas. Muchos de ellos trabajaron en la serie de televisión que hicimos basada en el libro. Y otros también en The Wire. A veces Burns y yo nos preguntamos, de forma ególatra, si nuestra entrada en su existencia tuvo algún impacto positivo en ellos, pero lo cierto es que no, había fuerzas mucho mayores en juego que nosotros".
En las notas del libro Simon y Burns explican que al principio casi todo lo que les contaban en la esquina era mentira y solo su perseverancia les permitió que con el tiempo emergiera la verdad de acontecimientos e historias personales. Al preguntarle sobre ese proceso Simon introduce en la conversación uno de sus temas favoritos, la crisis del periodismo y otro que actualmente monopoliza su interés: el movimiento Ocupa Wall Street.
"Las noticias, cuando ocurren, te obligan a contar de inmediato lo que ha pasado, aun sin entender nada. Es inevitable, la superficialidad inicial es un mal intrínseco al periodismo. Pero el error es no profundizar después y, desafortunadamente, los periodistas cada vez profundizan menos, no regresan a la noticia. Al principio yo también creía en el juego de los buenos y los malos y aceptaba la guerra contra las drogas como una necesidad y una imposición moral. Pero cuando pasas mucho tiempo en las calles y observas las dinámicas empiezas a ver las mentiras y las contradicciones entre lo que decimos que hacemos -luchar contra las drogas- y lo que en realidad hacemos: aterrorizar a las clases más pobres machacándoles con el peso de un sistema judicial que está completamente desconectado de la realidad. Si me hubiera limitado a asomarme a las calles de forma superficial nunca lo habría llegado a comprender". Esa falta de interés por buscar las causas de lo que ocurre es la misma que hoy ve en la cobertura informativa del movimiento Ocupa Wall Street. "La prensa le pone el micrófono en la boca a un manifestante que puede ser alguien que sabe de lo que habla o alguien que es prisionero de su propio enfado con Wall Street. Así se crean coberturas caprichosas que dependen de la suerte del manifestante que escoges". Sin embargo, no le sorprende porque, según él, la prensa refleja el mantra que ha dominado en la sociedad durante los últimos treinta años y por tanto retrata la realidad siguiendo ese mantra: "Desde los años ochenta el libre mercado es la respuesta a todo. Maximizar beneficios se ha convertido en el sistema métrico con el que se mide el valor de las cosas y de las personas. Y la gente del parque Zuccotti ha entendido que hay que cambiar ese sistema porque si permites que sea el mercado el que dicta los salarios estás diciendo que los seres humanos no valemos nada. Hoy podemos producir mucho con muy poco y eso solo beneficia al capital, que sigue ganando dinero. Por eso si The New York Times envía a un reportero de negocios a cubrir las protestas en el contexto de una América que lo racionaliza todo en función del máximo beneficio, en su artículo escribirá que esta gente no sabe lo que dice porque no entiende cómo funcionan los mercados. Pero es exactamente al revés, lo entienden perfectamente y por eso han decidido dar un paso en otra dirección. Yo los admiro".
Hace dos años, Simon, en cuya obra siempre hay una abierta denuncia de las desigualdades económicas de su país, se declaraba sorprendido de que en Estados Unidos no hubiera manifestaciones masivas contra el rescate de los bancos y la crisis económica y lo atribuía al hecho de que, mientras el Gobierno le pudiera dar a la gente "las sobras", nadie saldría a la calle. "Ahora ya no quedan ni las sobras. Por eso para mí Ocupa Wall Street es una de las más genuinas y orgánicas representaciones de patriotismo y el acto de desobediencia civil más importante que ha ocurrido en este país desde la guerra de Vietnam. Lo que están consiguiendo, pacíficamente, aunque sea abstracto y teórico, me ha devuelto la ilusión por lo que somos y por lo que tenemos el potencial de ser. Lo único que temo es que la historia me dice que en América todas las conquistas sociales han llegado a través de la violencia. Aun así, si no estuviera en Nueva Orleans, estaría en el parque Zuccotti".
Pero está en Nueva Orleans, preparando la tercera temporada de Treme, una serie en la que pensó junto a Eric Overmyer antes del Katrina, pero a la que el huracán dio alas. "Institucionalmente los niveles de incompetencia, avaricia, corrupción y violencia desde la rotura de los diques han sido impresionantes y solo indican de lo que nuestras instituciones son capaces e incapaces ahora que han sido compradas por el dinero. Y pese a todo, el modo en que la gente ha luchado por su comunidad aquí, individualmente, apoyándose solo en sus deseos ordinarios, en su convicción de querer volver a casa, es extraordinaria. Creo que también es una alegoría de lo que la gente está tratando de hacer en Ocupa Wall Street, es el mismo impulso. Una forma de patriotismo que se expresa en términos de tu amor por el lugar al que perteneces y que en Nueva Orleans es muy fuerte". De todo ello habla Treme. Leer todo en El País.
En estos momentos, en alguna esquina deprimida de miles de ciudades, drogas, dinero y violencia dibujan un universo paralelo habitado por personas cuyos sueños y deseos no son demasiado diferentes de los de aquellos que no pertenecen a aquel lugar. Una compleja mezcla de incapacidades institucionales, fracasos educativos, desigualdades económicas y problemas personales les mantiene atrapados en esa esquina, en un arriesgado juego contra la ley y contra su propia vida y del que en los telediarios se habla bajo el capítulo de "narcotráfico". En Hollywood ese universo es el alimento de cientos de películas y series de televisión que reducen esa esquina a un enfrentamiento entre buenos y malos. Pero hay quien no lo ve así.
David Simon (Washington, 1960) es la antítesis de Hollywood. No puede desprenderse de la realidad que descubrió en las calles de Baltimore, donde trabajó como periodista de sucesos durante casi quince años y, por tanto, no puede entregarse a esa visión descafeinada de un mundo dividido en dos bandos habitados por héroes, mártires y malvados. Eso tiene ventajas y desventajas: la serie que le hizo célebre como creador y guionista, The Wire, centrada en la lucha contra el crimen de un grupo de detectives de Baltimore, tuvo bajos índices de audiencia mientras se emitía en HBO durante la pasada década. Tampoco llegó a ser premiada por la industria, que no perdona el no hacer caja. Pero el espectador sabe elegir. David Simon tiene hoy millones de seguidores en todo el mundo, convertidos en apóstoles de la serie tras extenderse el boca a boca sobre su calidad y tras recibir los elogios unánimes de la crítica, que le ha declarado como uno de los supremos cronistas del siglo XXI. Al combinar audazmente el entretenimiento de guiones y tramas policiales certeras con la descripción más cruda y honesta de los males endémicos de nuestra sociedad -corrupción, guerra contra las drogas, destrucción de la clase trabajadora, fracaso del sistema educativo y perversiones del periodismo actual-, The Wire le ha hecho alcanzar el estatus de los grandes escritores.
Pero mucho antes de que The Wire presentara verdades demoledoras en la televisión, David Simon escribió La esquina (Principal de los Libros), un libro que firmó con el expolicía Ed Burns y que llega a las librerías españolas quince años después de su publicación. Aunque haya pasado tanto tiempo, el año que Simon y Burns bucearon en uno de los guetos más violentos de Baltimore se parece demasiado al mundo en el que aún vivimos. En La esquina relataron con minuciosidad quirúrgica la perversa realidad de las drogas, los dramas personales de quienes quedan atrapados en ellas y el fracaso de las instituciones en su lucha contra el narcotráfico. "Hay pequeñas diferencias de contexto respecto a 1993, pero son mínimas. La naturaleza de la adicción y la violencia alrededor de ella son las mismas. La guerra contra las drogas no ha cambiado y aquella esquina simplemente se ha mudado cuatro calles más abajo. Nadie se plantea legalizarlas, que sería la única forma de acabar con ellas, aunque sí creo que estamos más cerca que antes de la legalización de la marihuana, que sería un primer paso".
David Simon, poco dado a la sonrisa, de proporciones imponentes y vestido con la simplicidad de quien tiene poco interés por salir guapo en la foto, lo explica ahora desde otro lugar aparentemente muy distinto a Baltimore, pero aquejado por males que también tienen relación directa con la incapacidad actual de las instituciones de mejorar la vida de sus ciudadanos: Nueva Orleans. Aquí pasa largas temporadas desde hace ya tres años, embarcado en otra odisea narrativa donde la realidad manda: Treme, una serie sobre la vida en la ciudad después del paso del huracán Katrina, de la que actualmente se emite en España la segunda temporada y para la que Simon acaba de firmar una cuarta con HBO.
En Nueva Orleans, donde prepara el rodaje de la tercera temporada de Treme, en una oficina algo aséptica pero salpicada de fotografías de músicos y de regalos locales -como una extraordinaria máscara bordada por uno de los jefes indios de la ciudad-, Simon rememora el año que pasó en las calles para después escribir La esquina. Fue muy parecido al que vivió empotrado en una comisaría de Baltimore para escribir otro de sus libros, Homicidio, centrado en la vida de varios agentes de esa ciudad y de cuya combinación es hija The Wire, aunque de ambos libros también realizó sendas miniseries antes de embarcarse en aquel opus magnum. "Homicidio era una historia de oficina, me tuve que ganar la confianza de los policías en su día a día de trabajo. En La esquina la oficina era la propia vida de adictos y traficantes y, por tanto, era mucho más difícil ser aceptado. Fue un trabajo lento, de mucha paciencia", recuerda. Comenzó Ed Burns acudiendo a la esquina de las calles Fayette y Mount, en el Baltimore de 1992, cuando la heroína hacía estragos en una ciudad de 600.000 habitantes. Después, tras conseguir una excedencia en el diario Baltimore Sun, Simon se unía a este exagente de cuyo pasado desconfiaban todos. Ahora rememora cómo un día de calor compraron tés helados para los yonquis y los traficantes con los que convivían a diario. "Con eso ganamos muchos puntos porque la policía jamás hubiera hecho algo así, pero la barrera definitiva cayó el día que llevamos a uno de ellos, con un fuerte dolor de muelas, a un hospital y pagamos la factura. Al regresar a la esquina se corrió la voz y se nos abrieron todas las puertas".
El libro describe la vida de una familia real a lo largo de un año, pero hay muchos personajes secundarios de los que Simon y Burns también se sirven para tejer un retrato demoledor pero tremendamente humano de la realidad de este gueto de Baltimore. Y tratándose de un autor como Simon, que ha hecho de esa extraordinaria y escasa cualidad llamada empatía casi un mandamiento, vivir sumergido en aquella realidad no fue fácil. "Emocionalmente fue agotador. En teoría sabes que vas a una esquina dominada por las drogas y que verás cosas muy duras, pero cuando pasas tanto tiempo allí es imposible mantenerte indiferente. Fuimos testigos de momentos de absoluta humanidad, de total desesperación, a veces sentías euforia, otras vergüenza y otras todo al mismo tiempo". ¿Cómo evitó que esos sentimientos no nublaran su trabajo? "Creo que el secreto está en contarlo todo sin omitir las debilidades, pero es fundamental hacerlo desde el máximo respeto".
La crítica estadounidense, al hablar del libro, subrayó la capacidad de Simon y Burns para trazar un retrato veraz y a la vez profundamente humano de una realidad que podría extrapolarse a cientos de ciudades americanas. Para Simon, además, su relación con los personajes del libro no terminó con su publicación. "De algunas de las personas que aparecen en La esquina me llegué a hacer muy amigo y sufrí mucho con su muerte. Otros siguen siendo parte de nuestras vidas. Muchos de ellos trabajaron en la serie de televisión que hicimos basada en el libro. Y otros también en The Wire. A veces Burns y yo nos preguntamos, de forma ególatra, si nuestra entrada en su existencia tuvo algún impacto positivo en ellos, pero lo cierto es que no, había fuerzas mucho mayores en juego que nosotros".
En las notas del libro Simon y Burns explican que al principio casi todo lo que les contaban en la esquina era mentira y solo su perseverancia les permitió que con el tiempo emergiera la verdad de acontecimientos e historias personales. Al preguntarle sobre ese proceso Simon introduce en la conversación uno de sus temas favoritos, la crisis del periodismo y otro que actualmente monopoliza su interés: el movimiento Ocupa Wall Street.
"Las noticias, cuando ocurren, te obligan a contar de inmediato lo que ha pasado, aun sin entender nada. Es inevitable, la superficialidad inicial es un mal intrínseco al periodismo. Pero el error es no profundizar después y, desafortunadamente, los periodistas cada vez profundizan menos, no regresan a la noticia. Al principio yo también creía en el juego de los buenos y los malos y aceptaba la guerra contra las drogas como una necesidad y una imposición moral. Pero cuando pasas mucho tiempo en las calles y observas las dinámicas empiezas a ver las mentiras y las contradicciones entre lo que decimos que hacemos -luchar contra las drogas- y lo que en realidad hacemos: aterrorizar a las clases más pobres machacándoles con el peso de un sistema judicial que está completamente desconectado de la realidad. Si me hubiera limitado a asomarme a las calles de forma superficial nunca lo habría llegado a comprender". Esa falta de interés por buscar las causas de lo que ocurre es la misma que hoy ve en la cobertura informativa del movimiento Ocupa Wall Street. "La prensa le pone el micrófono en la boca a un manifestante que puede ser alguien que sabe de lo que habla o alguien que es prisionero de su propio enfado con Wall Street. Así se crean coberturas caprichosas que dependen de la suerte del manifestante que escoges". Sin embargo, no le sorprende porque, según él, la prensa refleja el mantra que ha dominado en la sociedad durante los últimos treinta años y por tanto retrata la realidad siguiendo ese mantra: "Desde los años ochenta el libre mercado es la respuesta a todo. Maximizar beneficios se ha convertido en el sistema métrico con el que se mide el valor de las cosas y de las personas. Y la gente del parque Zuccotti ha entendido que hay que cambiar ese sistema porque si permites que sea el mercado el que dicta los salarios estás diciendo que los seres humanos no valemos nada. Hoy podemos producir mucho con muy poco y eso solo beneficia al capital, que sigue ganando dinero. Por eso si The New York Times envía a un reportero de negocios a cubrir las protestas en el contexto de una América que lo racionaliza todo en función del máximo beneficio, en su artículo escribirá que esta gente no sabe lo que dice porque no entiende cómo funcionan los mercados. Pero es exactamente al revés, lo entienden perfectamente y por eso han decidido dar un paso en otra dirección. Yo los admiro".
Hace dos años, Simon, en cuya obra siempre hay una abierta denuncia de las desigualdades económicas de su país, se declaraba sorprendido de que en Estados Unidos no hubiera manifestaciones masivas contra el rescate de los bancos y la crisis económica y lo atribuía al hecho de que, mientras el Gobierno le pudiera dar a la gente "las sobras", nadie saldría a la calle. "Ahora ya no quedan ni las sobras. Por eso para mí Ocupa Wall Street es una de las más genuinas y orgánicas representaciones de patriotismo y el acto de desobediencia civil más importante que ha ocurrido en este país desde la guerra de Vietnam. Lo que están consiguiendo, pacíficamente, aunque sea abstracto y teórico, me ha devuelto la ilusión por lo que somos y por lo que tenemos el potencial de ser. Lo único que temo es que la historia me dice que en América todas las conquistas sociales han llegado a través de la violencia. Aun así, si no estuviera en Nueva Orleans, estaría en el parque Zuccotti".
Pero está en Nueva Orleans, preparando la tercera temporada de Treme, una serie en la que pensó junto a Eric Overmyer antes del Katrina, pero a la que el huracán dio alas. "Institucionalmente los niveles de incompetencia, avaricia, corrupción y violencia desde la rotura de los diques han sido impresionantes y solo indican de lo que nuestras instituciones son capaces e incapaces ahora que han sido compradas por el dinero. Y pese a todo, el modo en que la gente ha luchado por su comunidad aquí, individualmente, apoyándose solo en sus deseos ordinarios, en su convicción de querer volver a casa, es extraordinaria. Creo que también es una alegoría de lo que la gente está tratando de hacer en Ocupa Wall Street, es el mismo impulso. Una forma de patriotismo que se expresa en términos de tu amor por el lugar al que perteneces y que en Nueva Orleans es muy fuerte". De todo ello habla Treme. Leer todo en El País.
viernes, 11 de noviembre de 2011
Guardiola y el síndrome de Stendhal
"¿Dónde encontraré un sitio y unos jugadores como estos?", se pregunta el técnico del Barça en una charla en Valencia
Entre las ganas de huir y la necesidad de seguir disfrutando de un equipo único se debatió Pep Guardiola en un diálogo de hora y media con el periodista Ramon Rovira, en el Palau de la Música de Valencia, ante unos 1.800 clientes del banco de Sabadell. Fascinada la audiencia ante las reflexiones del entrenador del Barça, que apeló al síndrome de Stendhal -la enfermedad del individuo expuesto a obras de arte especialmente bellas- para explicar cómo se siente ante la exhibición azulgrana en los últimos cuatro años. Una generación única a la que rindió constante homenaje después de ser seducido una vez más por sus jugadores tras ganar el día anterior en Hospitalet 0-1 con un gol de Iniesta en la Copa del Rey. "A estos tíos les flipa jugar, lo llevan en las entrañas. Ayer noche en Hospitalet, un pueblo pequeñito, Xavi, Iniesta, Cesc y Villa corrieron como si le fuera la vida, hasta el minuto 90 presionando al portero, y dentro de dos días juegan en Wembley. Hoy les llamo y tienen los gemelos fundidos. Ahora cuando un deportista diga que está cansado, le dirán: 'mira a esa gente'. Lo tienen todo: dinero, mujeres, títulos... y van a tope. Metí a cinco del filial para que vieran lo que significa competir. Y eso que Xavi estuvo cinco años sin ganar nada, le silbaban y lo querían echar. Es una generación única por su amor a este juego. La satisfacción mayor es que nos digan que les gusta vernos jugar, como te gusta ir al cine o al teatro. Han ganado 12 de 15 títulos; y con otros jugadores habría sido imposible". Seguir aquí., en El País.
Entre las ganas de huir y la necesidad de seguir disfrutando de un equipo único se debatió Pep Guardiola en un diálogo de hora y media con el periodista Ramon Rovira, en el Palau de la Música de Valencia, ante unos 1.800 clientes del banco de Sabadell. Fascinada la audiencia ante las reflexiones del entrenador del Barça, que apeló al síndrome de Stendhal -la enfermedad del individuo expuesto a obras de arte especialmente bellas- para explicar cómo se siente ante la exhibición azulgrana en los últimos cuatro años. Una generación única a la que rindió constante homenaje después de ser seducido una vez más por sus jugadores tras ganar el día anterior en Hospitalet 0-1 con un gol de Iniesta en la Copa del Rey. "A estos tíos les flipa jugar, lo llevan en las entrañas. Ayer noche en Hospitalet, un pueblo pequeñito, Xavi, Iniesta, Cesc y Villa corrieron como si le fuera la vida, hasta el minuto 90 presionando al portero, y dentro de dos días juegan en Wembley. Hoy les llamo y tienen los gemelos fundidos. Ahora cuando un deportista diga que está cansado, le dirán: 'mira a esa gente'. Lo tienen todo: dinero, mujeres, títulos... y van a tope. Metí a cinco del filial para que vieran lo que significa competir. Y eso que Xavi estuvo cinco años sin ganar nada, le silbaban y lo querían echar. Es una generación única por su amor a este juego. La satisfacción mayor es que nos digan que les gusta vernos jugar, como te gusta ir al cine o al teatro. Han ganado 12 de 15 títulos; y con otros jugadores habría sido imposible". Seguir aquí., en El País.
jueves, 10 de noviembre de 2011
De cabeza a la beneficencia
A veces, muy pocas, es conveniente escuchar lo que dicen los políticos, sobre todo cuando revelan sus convicciones más profundas.
Así, Cristóbal Montoro, responsable de economía del PP, en una reciente entrevista en TVE, de la que la mayoría de los medios de comunicación han entresacado casi única y exclusivamente su denuncia de que había mucho despilfarro y mala gestión en los servicios públicos, tomó esta afirmación como preámbulo para un razonamiento, a mi juicio, más interesante. El señor Montoro aseguró que los impuestos deben servir para mantener una oferta de servicios públicos para "los que no son capaces de generar rentas por sí mismos", es decir "las personas mayores, los que tienen problemas de salud, los jóvenes que han perdido a sus mayores y a las que han perdido el empleo con ciertas condiciones".
Es decir, espulgada la jerga economicista, vayamos olvidándonos de conceptos anticuados como sanidad y educación públicas y concentremos nuestros esfuerzos en la creación de una moderna red de asilos, hospicios y casas de misericordia. (Pura beneficencia. Por cierto, la "tradicional" corrida de la beneficencia se sigue celebrando) RAÚL RODRÍGUEZ - Alcorcón, Madrid - El País, 02/10/2011
Así, Cristóbal Montoro, responsable de economía del PP, en una reciente entrevista en TVE, de la que la mayoría de los medios de comunicación han entresacado casi única y exclusivamente su denuncia de que había mucho despilfarro y mala gestión en los servicios públicos, tomó esta afirmación como preámbulo para un razonamiento, a mi juicio, más interesante. El señor Montoro aseguró que los impuestos deben servir para mantener una oferta de servicios públicos para "los que no son capaces de generar rentas por sí mismos", es decir "las personas mayores, los que tienen problemas de salud, los jóvenes que han perdido a sus mayores y a las que han perdido el empleo con ciertas condiciones".
Es decir, espulgada la jerga economicista, vayamos olvidándonos de conceptos anticuados como sanidad y educación públicas y concentremos nuestros esfuerzos en la creación de una moderna red de asilos, hospicios y casas de misericordia. (Pura beneficencia. Por cierto, la "tradicional" corrida de la beneficencia se sigue celebrando) RAÚL RODRÍGUEZ - Alcorcón, Madrid - El País, 02/10/2011
Mujeres trabajadoras contra un Walmart que ha cobrado una extraña vida propia
¿Qué es Walmart , en un sentido estrictamente taxonómico? Atendiendo sólo a sus dimensiones, sería fácil tomarla por una nación: en 2001, sus ingresos anuales montaban tanto o más que los de 22 Estado nacionales. Si reuniéramos a todos sus empleados –sólo en los EEUU, 1,4 millones—, diríase que es una gran ciudad. Pero también cabe la posibilidad de ver a Walmart y a otras empresas de alcance planetario, no como conjuntos agregados de personas, sino como formas independientes de vida, como especies de superorganismos.
Tal parece ser la conclusión de la decisión los decisión de Ciudadanos Unidos 2010, en la que la Corte Suprema de los EEUU, incurriendo en delirante antropomorfismo, resolvió que las grandes corporaciones empresariales son realmente personas y que, por lo mismo, gozan de libertad de expresión y del derecho de hacer contribuciones financieras ilimitadas a las campañas electorales. Dirán ustedes que la noción de personalidad ya se había visto degradada al punto de resultar irreconocible por lo actvistas "pro-vida" que la extendieron a células individuales como los zigotos. Pero la Corte debió pensar que sería discriminatorio atender a razones de volumen: si una célula microscópica puede ser una persona, ¿por qué no un brontosaurio, un tsunami o una empresa transnacional?
Pero la defensa de Walmart ante una demanda colectiva que acusaba a la compañía de prácticas discriminatorias contra sus mujeres trabajadoras – Dukes v Walmart – arroja nueva luz sobre la biologíaa de las megaempresas privadas. La compañía arguye que con "siete divisiones, 41 regiones, 3.400 tiendas comeciales y más de un millón de empleados", las experiencias de los empleados individuales son demasiado distintas como para permitir jurídicamente una demanda "colectiva". Walmart, en otras palabras, es demasiado grande, demasiado multifacética y demasiado diversa como para poder ser jurídicamente demandada.
Así pues, si Walmart es realmente una persona, es una persona sin sistema nervioso central, o al menos sin control central de las distintas partes de su cierpo. Existen personas así, lo admito de grado, pero –la cosa no ofrece duda— cuando la Corte Suprema declaró que las corporaciones empresariales eran personas, no se refería a "personas con enfermedades neuromusculares degenerativas agudas".
Para quienes nunca han visitado un establecimiento de Walmart, diré que la empresa no es un conglomerado de boutiques gobernadas por divas egoístas. Todos y cada uno de los detalles, desde las políticas de personal hasta el equipo de útiles de cada planta, están dictados por el cuartel general de la empresa en Bentonville. Un ejemplo: en 2000, trabajé durante tres semanas en el departamento de ropa femenina de un Walmart. (Entre paréntesis: eso me permite ser ahora parte en la demanda colectiva contra Walmart por discriminación de género, aunque la posibilidad de una indemnización con una cifra de varios dígitos, creo, no ha influido en el juicio que de este asunto me he formado.) En el curso de mi trabajo, tuve ocasión de hacerle varias sugerencias a mi supervisor. Por ejemplo: que los pantalones vaqueros de talla extragrande no se exhibieran a ras de suelo, porque las mujeres de talla extragrande no podrían hacerse con ellos sin precisar ayuda para volver a levantarse. Buena idea, me dijo, pero corresponde a Betonville decidir dónde se ponen los vaqueros, y cualquier otro producto.
Muchas cosas han cambiado desde que yo trabajé en Walmart. La compañía ha luchado por mejorar su tradicional imagen de empresa explotadora. Se ha empeñado en decir que promoverá a más mujeres. Pero una cosa que seguro que no ha hecho es reestructurarse como un colectivo anarquista. Betonville sigue imperando absolutamente tanto sobre los directores de los establecimientos como sobre los "asociados", el eufemístico término empleado por Walmart para referirse a sus siempre mal retribuidos trabajadores.
De manera, pues, que si Walmart es una forma viva, es de una especie inclasificable. Come, devorando ciudad tras ciudad, a veces mutando el nombre: Walmex en México, Asda en el Reino Unido. Sin embargo, en la defensa presentada en el pleito Dukes vs. Walmart, Walmart alega no tener idea de lo que está haciendo. Eso podría ser una metáfora del capitalismo, o un indicio de que está en curso una invasión alienígena exitosa. Lo único seguro es que, si la Corte Suprema resuelve a favor de Walmart, experimentaremos una proliferación de esas criaturas: "personas" monstruosamente sobredimensionadas que insisten en su incapacidad para controlar sus acciones.
Barbara Ehrenreich
Sin Permiso. Traducción de Casiopea Altisench
Barbara Ehrenreich es la presidente de la "United Professionals" y autora, recientemente, de This Land Is Their Land: Reports From a Divided Nation.
Tal parece ser la conclusión de la decisión los decisión de Ciudadanos Unidos 2010, en la que la Corte Suprema de los EEUU, incurriendo en delirante antropomorfismo, resolvió que las grandes corporaciones empresariales son realmente personas y que, por lo mismo, gozan de libertad de expresión y del derecho de hacer contribuciones financieras ilimitadas a las campañas electorales. Dirán ustedes que la noción de personalidad ya se había visto degradada al punto de resultar irreconocible por lo actvistas "pro-vida" que la extendieron a células individuales como los zigotos. Pero la Corte debió pensar que sería discriminatorio atender a razones de volumen: si una célula microscópica puede ser una persona, ¿por qué no un brontosaurio, un tsunami o una empresa transnacional?
Pero la defensa de Walmart ante una demanda colectiva que acusaba a la compañía de prácticas discriminatorias contra sus mujeres trabajadoras – Dukes v Walmart – arroja nueva luz sobre la biologíaa de las megaempresas privadas. La compañía arguye que con "siete divisiones, 41 regiones, 3.400 tiendas comeciales y más de un millón de empleados", las experiencias de los empleados individuales son demasiado distintas como para permitir jurídicamente una demanda "colectiva". Walmart, en otras palabras, es demasiado grande, demasiado multifacética y demasiado diversa como para poder ser jurídicamente demandada.
Así pues, si Walmart es realmente una persona, es una persona sin sistema nervioso central, o al menos sin control central de las distintas partes de su cierpo. Existen personas así, lo admito de grado, pero –la cosa no ofrece duda— cuando la Corte Suprema declaró que las corporaciones empresariales eran personas, no se refería a "personas con enfermedades neuromusculares degenerativas agudas".
Para quienes nunca han visitado un establecimiento de Walmart, diré que la empresa no es un conglomerado de boutiques gobernadas por divas egoístas. Todos y cada uno de los detalles, desde las políticas de personal hasta el equipo de útiles de cada planta, están dictados por el cuartel general de la empresa en Bentonville. Un ejemplo: en 2000, trabajé durante tres semanas en el departamento de ropa femenina de un Walmart. (Entre paréntesis: eso me permite ser ahora parte en la demanda colectiva contra Walmart por discriminación de género, aunque la posibilidad de una indemnización con una cifra de varios dígitos, creo, no ha influido en el juicio que de este asunto me he formado.) En el curso de mi trabajo, tuve ocasión de hacerle varias sugerencias a mi supervisor. Por ejemplo: que los pantalones vaqueros de talla extragrande no se exhibieran a ras de suelo, porque las mujeres de talla extragrande no podrían hacerse con ellos sin precisar ayuda para volver a levantarse. Buena idea, me dijo, pero corresponde a Betonville decidir dónde se ponen los vaqueros, y cualquier otro producto.
Muchas cosas han cambiado desde que yo trabajé en Walmart. La compañía ha luchado por mejorar su tradicional imagen de empresa explotadora. Se ha empeñado en decir que promoverá a más mujeres. Pero una cosa que seguro que no ha hecho es reestructurarse como un colectivo anarquista. Betonville sigue imperando absolutamente tanto sobre los directores de los establecimientos como sobre los "asociados", el eufemístico término empleado por Walmart para referirse a sus siempre mal retribuidos trabajadores.
De manera, pues, que si Walmart es una forma viva, es de una especie inclasificable. Come, devorando ciudad tras ciudad, a veces mutando el nombre: Walmex en México, Asda en el Reino Unido. Sin embargo, en la defensa presentada en el pleito Dukes vs. Walmart, Walmart alega no tener idea de lo que está haciendo. Eso podría ser una metáfora del capitalismo, o un indicio de que está en curso una invasión alienígena exitosa. Lo único seguro es que, si la Corte Suprema resuelve a favor de Walmart, experimentaremos una proliferación de esas criaturas: "personas" monstruosamente sobredimensionadas que insisten en su incapacidad para controlar sus acciones.
Barbara Ehrenreich
Sin Permiso. Traducción de Casiopea Altisench
Barbara Ehrenreich es la presidente de la "United Professionals" y autora, recientemente, de This Land Is Their Land: Reports From a Divided Nation.
Hay alternativas
Acaba de ver la luz el libro “Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España”, escrito por Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón, miembros todos ellos del Consejo Científico de ATTAC España.
En sus 225 páginas se explicita de forma didáctica y amena todo lo referente a la crisis económico-financiera: sus antecedentes, desencadenantes, instituciones, políticas aplicadas y frustraciones sociales del 99% de la población. Y lo más importante, se señalan caminos a transitar para que la superación de la misma vaya de la mano del bienestar de la gente.
Desde el detonante de las hipotecas basura en EE.UU en agosto de 2007, hasta el último episodio del tsunami de la deuda soberana en la zona Euro, llevamos más de 4 años de políticas erráticas, con fuerte deriva neoliberal, que lejos de frenar y revertir el deterioro económico y social, lo está agravando.
La veteranía de Navarro y Torres junto a la juventud de Garzón se zambullen en la realidad con sensibilidad y compromiso social, criticando y descartando las políticas que sólo favorecen a los poderosos, proponiendo en su lugar nuevas vías, unas ya exploradas (las socialdemócratas y keynesianas asociadas al fortalecimiento del Estado del Bienestar) y otras incipientes (las ligadas a la profundización en una democracia de calidad así como la supervisión social del entramado económico-financiero nacional e internacional).
Los sucesivos capítulos del libro tratan temas tan sugerentes y candentes como la reforma de las finanzas, las condiciones para crear empleo decente, el déficit social estructural en el Estado español, la dialéctica entre bajar o subir los salarios de cara a la creación de empleo, otras formas de financiar las actividades privadas y las políticas públicas, la reforma de la Unión Europea y los organismos económicos internacionales y el reencuentro armónico entre las actividades humanas y la Naturaleza.
El último capítulo enuncia 115 propuestas para enfrentar la crisis pensando en las personas. Se agrupan en los siguientes epígrafes: gobernanza mundial, sistema financiero internacional, comercio internacional, constitución de un estado confederal europeo, instituciones económicas internacionales, la Unión Europea, respuestas inmediatas a la crisis, el sistema financiero español, redefinición del modelo de producción y consumo, desarrollo empresarial, fiscalidad, creación de empleo, derechos sociales, educación y política.
Un libro ideal para desembotar la sensibilidad de los/as lectores/as, gracias a que sus autores se han atrevido a pensar más allá de un pensamiento económico neoliberal dominante, que aunque moribundo y desahuciado, todavía sigue enchufado a la UVI, arrastrándose día a día gracias a las transfusiones de sangre provenientes de las exhaustas venas de las personas más maltratadas del planeta: esas que tenemos tiradas aquí al lado como lastre de este capitalismo terminal que no asume que se le acabaron los vuelos, y aquellas otras que allende los mares ocupan los territorios que el gran capital se repartió y sigue intercambiando como botines de piratería y de rapiña.
Descargar el libro aquí. Un video con la propuesta de otra economía, por ATTAC Austria.
En sus 225 páginas se explicita de forma didáctica y amena todo lo referente a la crisis económico-financiera: sus antecedentes, desencadenantes, instituciones, políticas aplicadas y frustraciones sociales del 99% de la población. Y lo más importante, se señalan caminos a transitar para que la superación de la misma vaya de la mano del bienestar de la gente.
Desde el detonante de las hipotecas basura en EE.UU en agosto de 2007, hasta el último episodio del tsunami de la deuda soberana en la zona Euro, llevamos más de 4 años de políticas erráticas, con fuerte deriva neoliberal, que lejos de frenar y revertir el deterioro económico y social, lo está agravando.
La veteranía de Navarro y Torres junto a la juventud de Garzón se zambullen en la realidad con sensibilidad y compromiso social, criticando y descartando las políticas que sólo favorecen a los poderosos, proponiendo en su lugar nuevas vías, unas ya exploradas (las socialdemócratas y keynesianas asociadas al fortalecimiento del Estado del Bienestar) y otras incipientes (las ligadas a la profundización en una democracia de calidad así como la supervisión social del entramado económico-financiero nacional e internacional).
Los sucesivos capítulos del libro tratan temas tan sugerentes y candentes como la reforma de las finanzas, las condiciones para crear empleo decente, el déficit social estructural en el Estado español, la dialéctica entre bajar o subir los salarios de cara a la creación de empleo, otras formas de financiar las actividades privadas y las políticas públicas, la reforma de la Unión Europea y los organismos económicos internacionales y el reencuentro armónico entre las actividades humanas y la Naturaleza.
El último capítulo enuncia 115 propuestas para enfrentar la crisis pensando en las personas. Se agrupan en los siguientes epígrafes: gobernanza mundial, sistema financiero internacional, comercio internacional, constitución de un estado confederal europeo, instituciones económicas internacionales, la Unión Europea, respuestas inmediatas a la crisis, el sistema financiero español, redefinición del modelo de producción y consumo, desarrollo empresarial, fiscalidad, creación de empleo, derechos sociales, educación y política.
Un libro ideal para desembotar la sensibilidad de los/as lectores/as, gracias a que sus autores se han atrevido a pensar más allá de un pensamiento económico neoliberal dominante, que aunque moribundo y desahuciado, todavía sigue enchufado a la UVI, arrastrándose día a día gracias a las transfusiones de sangre provenientes de las exhaustas venas de las personas más maltratadas del planeta: esas que tenemos tiradas aquí al lado como lastre de este capitalismo terminal que no asume que se le acabaron los vuelos, y aquellas otras que allende los mares ocupan los territorios que el gran capital se repartió y sigue intercambiando como botines de piratería y de rapiña.
Descargar el libro aquí. Un video con la propuesta de otra economía, por ATTAC Austria.
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