miércoles, 3 de enero de 2018

Franquismo o fascismo

Vicenç Navarro
Público.es


Hace ya años hubo un debate muy vivo e intenso en círculos politológicos en nuestro país sobre el tipo de régimen político que existía en España durante el periodo 1939-1978. Algunos politólogos, como el Sr. Juan Linz, de la Universidad de Yale (muy influyente en España, maestro de muchos de los profesores de Ciencias Políticas más conocidos en este país), sostenían que aquel régimen había sido un régimen autoritario, o lo que podría llamarse una dictadura a secas, sin más. Su misión era mantener el orden y la autoridad, siendo su dimensión represiva la más acentuada. Dirigida por un caudillo al que el régimen consideraba que tenía dotes casi sobrehumanas (“Caudillo por la gracia de Dios”, se decía en España para definir al Caudillo), tal tipo de Estado recibía el nombre de caudillista, siendo la forma de dictadura más común en América Latina, y que, según tales autores, incluía también la dictadura en España llamada franquista.

Esta visión de la dictadura fue la más común en el establishment político-mediático (es decir, la estructura de poder político y mediático) español, que la promovió extensamente no solo en sus medios de comunicación, sino también en las instituciones educativas del país. Parte del atractivo que esta visión tenía para dicho establishment era que estas dictaduras autoritarias iban debilitando su autoritarismo a medida que se desarrollaba la sociedad y aparecían unas clases sociales -como las clases medias- que, al añadir estabilidad al sistema político, hacían menos necesaria la represión, convirtiéndose más tarde en democracias, tal como el establishment político-mediático creyó que había ocurrido en España. Esta visión fue la preferida por los vencedores de la Guerra Civil, pues justificaba veladamente el golpe militar del 1936 y la dictadura que generó, ya que su autoritarismo era necesario para permitir el desarrollo del país, autoritarismo que fue diluyéndose con el paso del tiempo. De ahí la definición de aquel régimen como franquista, el término más utilizado en España para definir dicho régimen.

El régimen, sin embargo, fue mucho más que autoritario; fue también totalitario
La otra visión de aquel régimen creía que este fue mucho más que autoritario. Consideraba que fue totalitario, es decir, que intentó cambiar toda la sociedad creando un “nuevo hombre” (en aquel entonces la mujer no contaba mucho). Según el Sr. Juan Linz, los regímenes totalitarios eran aquellos que intentaban cambiar la sociedad a través de la imposición de una ideología totalizante (es decir, que afectaba todas las dimensiones del ser humano), como por ejemplo el comunismo, que utilizaba todos los instrumentos a su alcance (desde los educativos hasta los represores) para imponer sus valores. Este tipo de sociedades, decía Linz, eran incambiables, pues no tenían la capacidad de transformarse en democracias. Esta visión de las sociedades comunistas -como regímenes incambiables- fue utilizada durante muchos años por el gobierno federal de EEUU para justificar su gran tolerancia y apoyo a las dictaduras caudillistas latinoamericanas, y su hostilidad hacia las dictaduras comunistas.

Ni que decir tiene que el establishment político-mediático español nunca ha aceptado que el régimen que llamaba franquista fuera totalitario. Pero aquellos que vivimos y sufrimos aquel régimen, sin embargo, podemos dar testimonio de que el régimen dictatorial español fue enormemente represivo no solo físicamente y emocionalmente, sino también ideológicamente. El Estado controlaba todos los sistemas productores de valores, desde la educación hasta todos los medios de comunicación, con el objetivo no solo de mantener el orden y la autoridad, sino también y sobre todo de promover su ideología. Y tal ideología era totalizante en extremo, pues intervenía en todas las dimensiones del ser humano, desde el idioma que uno debía utilizar para comunicarse hasta la manera de realizar y conseguir el orgasmo. Es difícil encontrar una ideología más totalizante que la que existía durante la dictadura del general Franco.

¿Cuál era la ideología totalizante?
Y ahí es donde está el quid de la cuestión. ¿Cuál era la ideología de tal régimen? Naturalmente que aquellos que sostienen la teoría de que el régimen era meramente autoritario, sostienen también que no tenía ideología, lo cual contrasta con la experiencia de cualquier persona que haya sufrido aquel régimen. A mí, cuando era niño, en Barcelona, un policía franquista (se llamaban los grises) me pegó una bofetada por hablar catalán, mi lengua materna, gritándome “no hables como un perro, habla en cristiano”. Y la masturbación estaba prohibida. Si no se lo creen, pregúntenselo a sus abuelos (ver mi biografía personal “Una breve historia personal de nuestro país: biografía de Vicenç Navarro”, en  vnavarro.org, 26.09.17)

Varias eran las características de su ideología. Una era la sumisión del mundo del trabajo al mundo empresarial (que se benefició extensamente del tal régimen) a través de los sindicatos verticales. No se ha enfatizado suficientemente el clasismo elevado (dominio y reproducción de clase) como característica de aquel régimen dictatorial, lo cual es sorprendente pues un objetivo mayor del golpe militar que lo creó y enalteció en 1936 fue precisamente la defensa de los intereses y principios de la clase dominante (incluyendo las élites económicas y financieras del país) frente a los avances sociales que la II República había estado consiguiendo como resultado de las presiones realizadas por las clases populares.

Otra característica era la sumisión (en realidad, eliminación) de los nacionalismos periféricos (catalán, vasco y gallego) al nacionalismo españolista uninacional enraizado en la monarquía y su pasado imperial. Esta característica definió también aquel régimen cuyo enaltecimiento fue creado bajo el lema de defender la “unidad de España”, unidad que, por cierto, no había estado amenazada, difundiéndose bajo este lema, no la unidad de España sino la continuidad de un estado monárquico borbónico, jerárquico, radial (centrado en la capital del Reino, que tuvo poco que ver con el Madrid popular) y uninacional, que consideraba como “antiEspaña” a la visión plurinacional de España, poliédrica, no radial, con una convivencia consensuada y no forzada por el Ejército.

Estas características, clasismo y nacionalismo extremo, eran características de las ideologías totalizantes conocidas en el siglo XX como nazismo y fascismo, y que se presentaron claramente en el golpe militar del 1936 que no hubiera sido posible sin la ayuda del nazismo alemán y del fascismo italiano. Y así fue percibido por la mayoría de las instituciones internacionales, incluyendo las Naciones Unidas, lo cual explica que fuera de España no se utilice el término franquista para definir el régimen dictatorial español, sino el término fascista. Cuando el Sr. Samaranch fue en el año 1996 a EEUU a inaugurar los Juegos Olímpicos de Atlanta, el New York Times, en su nota biográfica, lo definió como “el delegado de deportes del régimen fascista español liderado por el general Franco”. No era su intento insultarle, pues el término con el que se definió aquel régimen en la mayoría de los medios de comunicación occidentales fue el de fascismo. En realidad, el único país en el que no se utiliza el término fascismo es España, y ello no es por casualidad, pues le conviene al establishment político-mediático presentarlo como un caudillismo, ya que una vez desaparecido el caudillo, la dictadura desapareció.

La falacia que el término “dictadura franquista” oculta
Pero la realidad actual muestra el error de tal definición, pues muchos de los elementos de aquella ideología dominante durante la dictadura aparecen también hoy en la cultura dominante de este país, incluyendo el clasismo y el nacionalismo extremo uninacional.

Referente al clasismo, hay que recordar que muchas de las grandes empresas del Ibex 35 proceden del franquismo, como bien ha documentado Rubén Juste. Y su gran poder –junto con el de la Gran Patronal- explica este poder no sólo en lo económico sino también en lo político y mediático, ejerciendo una influencia sobre el estado que implica que los salarios continúan siendo de los más bajos de la Unión Europea de los Quince (UE-15), que el porcentaje de las rentas del trabajo sobre la totalidad de las rentas nacionales sea de los más bajas de la UE-15 (mientras que el porcentaje de las rentas del capital sean de las más elevadas); que los ingresos públicos del estado sean de los más bajos de la UE-15 y que el gasto público social en los servicios públicos como sanidad, educación, escuelas de infancia, vivienda social, servicios asistenciales, en las transferencias sea de los más bajos en tal comunidad europea (ver mi libro El subdesarrollo social de España: causas y consecuencias, editorial Anagrama, 2006).

Elementos de continuidad dentro del Estado
Es sorprendente también ver la continuidad en las élites dirigentes del estado (desde el jefe de Estado a ministros y dirigentes estatales). Gran cantidad de funcionarios del Estado dictatorial y sus descendientes han ocupado y continúan ocupando puestos de gran responsabilidad. En realidad, los herederos de los vencedores de la Guerra Civil son muchos más en las cúspides del poder estatal, que no los herederos de los vencidos. La gran resistencia a corregir la tergiversación de la historia de España que continúa enseñándose en las escuelas tanto públicas como privadas es las comunidades históricamente dominadas por los primeros, la oposición a legislar la impunidad de los crímenes del franquismo, la intolerancia cuando no apoyo a monumentos al fascismo (como el Valle de los Caídos), la relación privilegiada del estado con la Iglesia, el enorme conservadurismo de la administración pública, la gran corrupción, la utilización de los aparatos del estado para fines partidistas, y muchos otros hechos, son indicadores de la continuación de la ideología mal llamada franquista.

El enorme énfasis en el “respeto a la ley y al orden” (en España, que es uno de los países de la UE-15 que tiene más policías por 100.000 habitantes y menos adultos trabajando en sanidad y educación) que existe en España, y el excesivo poder de la clase empresarial, (síntomas del clasismo heredado de la dictadura anterior), conseguido a costa del escaso poder del mundo sindical (que se traduce también en el escaso desarrollo de la cogestión en las empresas), y su movilización centrada en la bandera y el himno borbónico del lado vencedor, consideradas como los símbolos nacionales, son claro ejemplo de la legitimación de la ideología de aquel régimen. Ni que decir tiene que la forma y el contexto de tales características han ido variando sustancialmente. Pero estos cambios no ha significado su eliminación como indiqué en un artículo reciente, señalando que no ha habido una desnazificación o desfasticización de España como ocurrió en otros países que tuvieron regímenes parecidos como Alemania, Italia y la Francia de Vichy (ver en Público 21 de noviembre de 2017, “Franco no ha muerto”).

Ni que decir tiene que el Estado español y la sociedad española en la que tal estado ha estado ubicado ha cambiado muchísimo durante los casi cuarenta años que han pasado desde el fin de la dictadura. Y mucho bueno ha ocurrido en el reconocimiento de los derechos laborales y sociales, en el mejoramiento de las instituciones políticas y en la sensibilidad de la administración pública. Ahora bien, estos cambios, por muy significativos que hayan sido, no han alterado elementos clave y definitorios del estado anterior, que han continuado reproduciéndose en los aparatos del estado y en muchas de las políticas públicas aprobadas y desarrolladas por tal estado que son resultado de la continuidad de lo que se llama “cultura franquista” que tiene claros componentes de las características que definieron la ideología dominante del régimen dictatorial. Sin ello, no se explica que, por ejemplo, como consecuencia del clasismo extremo (cuyas formas de expresión han variado, pero que mantienen un gran dominio de los propietarios y gestores del mundo empresarial en la vida política del país), España continúe teniendo, cuarenta años después del fin de la dictadura, unos de los salarios y uno de los gastos públicos sociales más bajos de la UE-15. Lo que se llama continuación de la cultura franquista se refleja también con clara represión hacia ideologías distintas a la promovida por el Estado y su constitución en los grandes sectores de los aparatos del Estado como los aparatos policiales y judiciales del Estado central.

El continuismo de esta ideología uninacional y autoritaria en el comportamiento judicial en el caso de los presos políticos actuales
Prueba de lo dicho anteriormente es comparar el enjuiciamiento del ex Presidente Puigdemont en las cortes belgas con las cortes españolas. Independientemente de la valoración y opinión que uno tenga del comportamiento del gobierno Junts pel Sí y su estrategia para alcanzar la independencia, conocida en Catalunya como el “procés”, (y que yo he sido muy crítico en este artículo “Los independentistas son también responsables de la enorme crisis en Catalunya”, Público, 8 de diciembre de 2017). Cualquier lector objetivo puede comparar la dureza y extremismo del sistema judicial español hacia el ex Presidente Puigdemont con el sistema judicial belga. La petición del sistema judicial español de que se detuviera al Presidente Puigdemont y a sus consejeros por los supuestos delitos de rebelión y sedición que la juez de la Audiencia Nacional, la Sra. Carmen Lamela, había dictado fueron prácticamente desautorizados al considerar tales acusaciones exageradas e infundadas, entendiendo solo que los acusados habrían desobedecido, cuya pena no implicaba prisión. El temor a que el tribunal belga reafirmara esta conclusión, asustó al juez del Tribunal Supremo, el Sr. Pablo Llarena, y determinó que eliminara y borrara la petición de extradición pues sabía que el tribunal belga mostraría el carácter claramente político y represivo de la justicia española, clara herencia de la cultura que en España se continúa llamando franquista. No podía haberse mostrado de una manera más clara.

Vicenç Navarro es catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas en la Universitat Pompeu Fabra

Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2017/12/15/franquismo-o-fascismo-2/

Reino de España: Un año negativo para la Sanidad Pública. Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública. 29/12/2017.

Cuando finaliza el año es un buen momento para hacer un balance, de lo que ha pasado para la Sanidad Pública durante el mismo, y los datos no son nada halagüeños. Señalamos solo las cuestiones mas destacadas.

A nivel del Gobierno se continúa con la política ya conocida de recortes y privatizaciones, expresada en el techo de gasto que impone Hacienda a las CCAA y que hace que los presupuestos de estas no hayan recuperado los niveles de 2009 (350 millones € menos en total), a lo que hay que sumar los recortes en administraciones locales, seguridad social y administración central, situándose en total más de 1.000 millones € por debajo del de 2009. A ello debe de añadirse la intención declarada del Gobierno de seguir reduciendo el gasto sanitario en relación al PIB en lugar de aprovechar la mejora en la situación económica para recuperar lo recortado, y la continua postergación de un nuevo modelo de financiación autonómica.

Por otro lado el gasto farmacéutico sigue subiendo (tanto en recetas que tiene un aumento del 2,89% interanual a octubre de 2017; como el hospitalario con un crecimiento del 6,5% interanual a septiembre de 2017), disminuyendo los fondos disponibles para la atención sanitaria, y ello a pesar de que tenemos un elevado gasto farmacéutico (18% sobre gasto sanitario frente al 15% del promedio de la OCDE). Situación esta que es más comprometida debido al acuerdo entre el Ministerio de Sanidad y Farmaindustriaque le garantiza un crecimiento del gasto en medicamentos equivalente al del PIB, en un momento en que como se ha señalado el gasto sanitario público crece por debajo de este aumento del PIB con lo que disminuye su peso respecto al mismo. Ello supone un escenario de empeoramiento de la sostenibilidad del sistema sanitario a costa de incrementar los beneficios empresariales de la industria farmacéutica.

Desde el Ministerio de Sanidad se continua la política de privatizaciones más o menos silenciosas, y de la gestión de la ministra poco puede decirse fuera de su desastrosa participación en la política catalana, y del hecho de que ha confirmado los pronósticos más negativos sobre su incapacidad y/o desinterés para hacerse cargo de la Sanidad del país.

Finalmente resaltar las dos sentencias del Tribunal Constitucional anulando (por motivos competenciales) las legislaciones del País Vasco y Valencia que permitían la ampliación de la atención sanitaria a los inmigrantes no regularizados saltándose el RDL 16/20112 que nos retrotrae a un escenario de desatención de este grupo de población. De nuevo se evidencian las contradicciones de las políticas del PP que ha recurrido estas normativas pero las de otras CCAA que tenían efectos similares.

El único hecho positivo reseñable es el compromiso de la Comunidad Valenciana de revertir el Hospital de Alzira a la gestión pública.

Desgraciadamente el 'procés' ha encubierto los problemas de la salud y del sistema sanitario, que siguen siendo muy importantes tal y como se comprueba diariamente, por ejemplo con la epidemia de gripe que ha vuelto a saturar las urgencias hospitalarias y, un año mas, al parecer, con su habitual llegada en invierno, ha cogido totalmente desprevenidas a las “autoridades sanitarias”.

Necesitamos otra política sanitaria, cuando menos una financiación suficiente, controlar el gasto farmacéutico, recuperar lo recortado y acabar con las privatizaciones. Habrá que seguir trabajando en 2018 para conseguirlo.

Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública federación de asociaciones de profesionales relacionados con la sanidad (médicos, enfermeras, auxiliares, administrativos, psicólogos, trabajadores sociales, gestores, economistas, etc.), interesados en la defensa y la mejora del sistema sanitario público. Es una organización, apartidista aunque no neutral, ya que nos declaramos a favor de un sistema sanitario público, universal y redistributivo, que garantice el acceso a una atención de salud de calidad en condiciones de igualdad.

Fuente: http://www.fadsp.org/index.php/sample-sites/notas-de-prensa/1586-2017-un-ano-negativo-para-la-sanidad-publica

martes, 2 de enero de 2018

_- La muestra sobre Auschwitz reivindica el deber de recordar. La mayor exposición sobre el campo nazi se inaugura en Madrid

_- Elie Wiesel, superviviente de Auschwitz y premio Nobel de La Paz, mantenía que el Holocausto no se podía describir a través de la ficción, que solo era posible transmitir lo que ocurrió a través de los testimonios de los que estuvieron allí. La exposición sobre Auschwitz, que se abre hoy al público en Madrid, parte de ese principio para tratar de recrear toda la dimensión del horror del exterminio de los judíos de Europa.

Bajo el título; Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos, la muestra ofrece 2.500 metros cuadrados de muestra que se recorren en una hora media (como mínimo). Se trata de la mayor exposición que se ha organizado nunca en el extranjero sobre el campo de concentración y exterminio que los nazis construyeron en la Polonia ocupada entre 1940 y 1945 y en el que murieron 1,1 millones de personas, lo que le convierte en el mayor centro de asesinato de la historia.

Organizada por Musealia, una pequeña empresa con sede en San Sebastián, la muestra se puede ver hasta junio en la sala Arte Canal antes de recorrer diferentes ciudades del mundo en siete años. Ofrece unas mil piezas procedentes, en su mayoría, del Museo Estatal Auschwitz Birkenau, que gestiona el antiguo campo de exterminio alemán situado hoy en la ciudad polaca de Oswiecim. También han participado los museos del Holocausto de Jerusalén —el Yad Vashem— y de Washington, entre otras instituciones.

Incluso para los que conocen Auschwitz-Birkenau, la exposición es una experiencia sobrecogedora y difícilmente olvidable. Además de objetos originales que reflejan el horror de lo que ocurrió allí —el zapato rojo de una víctima, una alambrada, un látigo, un traje a rayas de los presos, maletas de los deportados que desconocían su suerte inminente, las botas de un oficial nazi— ofrece un discurso narrativo que nos demuestra cómo fue posible construir la espiral del odio que desembocó en la barbarie nazi.

La mesa de Mengele
Luego describe el funcionamiento de la máquina de asesinato masivo de Auschwitz, basada en la crueldad y la anulación de la humanidad, pero también en la mentira para engañar a aquellos que eran conducidos a las cámaras de gas. Entre las piezas más impresionantes están un vagón y un segmento de un barracón de madera. La pieza más atroz es la mesa de operaciones que probablemente usó el doctor Josef Mengele, el sádico médico nazi que realizó experimentos con seres humanos.

La exposición no habla solo del pasado, sino del presente, no solo de lo que ocurrió, sino de lo que puede ocurrir. De hecho, cuando se anunció su apertura, los organizadores se enfrentaron a decenas de mensajes de odio y antisemitas en las redes sociales.

En la presentación, el director del Museo Auschwitz Birkenau, Piotr M. A. Cywinski, señaló:
“Ahora estamos viviendo con una presencia creciente del racismo, de la xenofobia, del antisemitismo en nuestra vida cotidiana, con grupos de neonazis multiplicándose.
El recuerdo no es solo una manera de ver el pasado. Es una forma de ver el presente e imaginar el futuro. Eso nos obliga a recordar y tener responsabilidad”.

https://elpais.com/cultura/2017/11/30/actualidad/1512070781_890141.html


Más sobre la Historia y la importancia de su enseñanza aquí en este blog 

lunes, 1 de enero de 2018

_- El sistema educativo español es incapaz de reenganchar a los alumnos que suspenden curso tras curso.

_- Unicef denuncia que la educación inclusiva en España no es eficaz, que el sistema segrega a estos alumnos y que este colectivo no se siente apoyado por los docentes

"Cuando empecé a suspender y repetir cursos en el instituto nadie me preguntó qué me estaba pasando", relata una estudiante con problemas para sacarse la ESO

La tasa española de abandono escolar temprano duplica la de la UE y el porcentaje de alumnos repetidores triplica la media de la OCDE

La tasa española de Abandono Escolar Temprano (AET) duplica a la de la Unión Europea y el porcentaje de alumnos de nuestro país que repiten algún curso es tres veces mayor que la media de la OCDE. El sistema educativo español tiene un problema para combatir la exclusión educativa y reenganchar a los estudiantes que van encadenando asignaturas suspensas: Unicef ha advertido recientemente que los programas de enseñanza inclusiva no están siendo "eficaces".

"Cuando comencé a suspender y repetir ningún profesor se sentó conmigo. En el instituto nadie me ayudó a organizarme, ni me preguntaron qué me estaba pasando", cuenta Salma. A esta joven de 20 años, residente en el barrio madrileño de Carabanchel, nunca le había quedado una asignatura pendiente, hasta que llegó a tercero de la ESO. En ese momento se encontró una barrera tanto emocional como educativa que no supo abordar.

Al comenzar el curso notó el cambio de contenido del currículum educativo, empezó a tener problemas para estudiar y de repente se desenganchó. "Me empezaron a costar las asignaturas, al principio era una, luego se convirtieron en dos, tres, cuatro... Al no pillar el truco, me dejé llevar por los compañeros", relata.

Así entró en una dinámica que hasta entonces había sido desconocida para ella: ya no le importaba suspender asignaturas. La conexión que durante el colegio en Primaria tuvo con los docentes, había desaparecido. Ya no quería ser la alumna favorita de la profesora, ya no le hacía ilusión sacar buenas notas y que le mandasen a por tizas cuando había que reponer las de la pizarra. Comenzó tercero "sin hacer nada" y así también lo terminó, arrastrada "por el cachondeo" que se respiraba en clase.

"Era habitual que los profesores nos dijesen: 'Si no venís a atender, dormíos un rato'. Esa ha sido la frase que más he escuchado en todo el instituto". Aunque no solía ser una alumna absentista, se pasaba las clases "mirando al techo". El relato de Salma es muy parecido al de los jóvenes en riesgo de abandono escolar entrevistados por Unicef para elaborar un análisis sobre los factores de la exclusión educativa en España.

Grupos de repetidores
Algunos explican que sus problemas en clase comenzaron en Secundaria, cuando pasaron del colegio al instituto. Yurena tuvo esa sensación cuando comenzó Secundaria Obligatoria. Suspendió primero y en vez de repetir, empezó junto a varios compañeros un programa de diversificación curricular que les dejaba sacarse el graduado y hacer una Formación Profesional.

"En clase decíamos que allí nos metían a los que no sabían qué hacer con nosotros, solo había un profesor que consiguió motivarnos, nos daba jardinería", cuenta. A los 16 años abandonó, se quedó embarazada con una gestación compleja. Dos años después se reenganchó a un centro adultos y en junio, con 21 años, ha conseguido el graduado escolar.

La tasa de Abandono Escolar Temprano incluye a aquellos jóvenes entre 18 y 24 años que no obtienen la ESO o que una vez finalizada no continúan con sus estudios. En España, este colectivo supone el 20% frente al 11% de la media de la Unión Europea. Por su parte, el 31% de los jóvenes han repetido algún curso, una cifra elevada si se compara con la media de los países de la OCDE, el 11%, según datos del 2015 del informe PISA.

Tras repetir curso dos veces en tres años, y con la mayoría de edad recién cumplida, Salma "hizo click". Vio que sus amigos ya habían salido del instituto y que ella seguía en Secundaria. "Me puse las pilas y me saqué 20 asignaturas en junio. Las que arrrastraba de tercero y cuarto completo", responde. Así consiguió reengancharse al sistema educativa y sacarse dos años después un grado de Formación Profesional de administración.

El responsable de Educación de esta organización, Ignacio Guadix, asegura que tras los recortes que ha ido sufriendo la inversión en enseñanza durante la crisis, en las clases se ha establecido "un canon de normalidad" en el que "la diferencia no tiene cabida". Por su parte, Rebeca Seijo, trabajadora social de YMCA, una organización a la que acudía Selma, que cuenta con centros que ofrecen refuerzo escolar a familias en riesgo de exclusión, alude a que los apoyos no están adaptados al perfil de los jóvenes, ni al porcentaje de alumnos con necesidades, se basan en las ratios.

"Se está retrasando el aprendizaje no solo de esas personas, también del resto de la clase, porque los docentes se vuelcan en que toda la clase intente mantener el ritmo. En cuanto uno se desengancha, se queda apartado", apunta Seijo.

Unicef destaca que los niños y adolescentes que sufren estas consecuencias pertenecen a familias de un bajo estatus socioeconómico y cultural, así como aquellos que pertenecen a ciertas minorías étnicas o grupos migrados, "muchos se quedan atrás o directamente fuera del sistema educativo", apuntan en el informe.

"El porcentaje de alumnos que no aspiran a seguir estudios secundarios postobligatorios y cuyos padres no tienen ninguna titulación es casi del 40%. Para sus contemporáneos con padres con estudios universitarios superiores, poco más de un 5%", recuerdan.

El sistema segrega a estos alumnos
En el análisis, explican que las políticas y programas educativos tienden a "agrupar y segregar" al alumnado por motivos conductuales o de "nivel educativo". Guadix incide en las presiones académicas a las que hacen frente los docentes, "con entornos saturados" en los que tienen que conseguir buenos resultados en las pruebas periódicas promovidas por la administración que sirven para elabora ránkings educativos.

Estas dos jóvenes encontraron la motivación para seguir estudiando en recursos educativos a los que iban por las tardes y gestionados por entidades sociales. En estos espacios intentan no centrarse solo en la enseñanza teórica y personalizar un poco más el refuerzo que les aportan.

Seijo explica que los jóvenes pasan de un ambiente muy controlado como el colegio, a otro, el instituto, en el que no se trabajan los asuntos emocionales. "El profesor de Matemática es licenciado en ese tema, tiene un Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP), se ha sacado una oposición y ya está. Puede dar muy bien clase pero no tiene herramientas para trabajar la relación con un adolescente", explica esta trabajadora social.

"Cuando llegué a YMCA y les conté la primera vez que había repetido me dijeron lo mismo que mi madre. Es como una familia, ellos se daban cuenta de que iba a suspender, trataban de subirme el autoestima y animarme a esforzarme", explica Salma. Una vez que terminó la Secundaria, también fue en este recurso donde le explicaron las posibilidades que tenía para estudiar, si no quería cursar Bachillerato.

Yurena explica que en AMEJHOR, una entidad social centrada en la atención a menores y jóvenes del distrito de Hortaleza (Madrid), encontró un espacio en el que podía exponer sus problemas y recibía apoyo para seguir estudiando. "Hay gente muy cercana que me conoce desde que soy una niña y con los que tengo más confianza que con profesores del instituto", reseña.

Solicitan aumentar la inversión educativa
La falta de recursos para acompañar a los jóvenes que ya han cumplido los 16 años, es otro de los problemas que ha identificado Unicef. Guadix asegura que "no hay institución que les quiera acompañar". "Si no se les estimula durante el aprendizaje, la posibilidad de encontrar empleo son escasos", cuenta el responsable de Educación de la organización.

Desde Unicef proponen cuatro medidas para combatir la exclusión educativa. Apuestan por

1. incrementar la inversión educativa;
2. diseñar un sistema educativo flexible y diversificado
3. que les permitan reincorporarse y continuar la formación y
4. mejorar el acompañamiento de las transiciones educativas.

http://www.eldiario.es/sociedad/exclusion_educativa-sistema_educativo-abandono_escolar_0_689431809.html

Un documental repasa los crímenes franquistas y pide justicia. En 'Lesa humanitat', una sucesión de afectados por los perjuicios del franquismo echan en falta que las autoridades hayan tomado cartas en el asunto.

Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, se preguntaba el pasado 30 de noviembre por qué se le había cambiado el nombre a la calle de Pontevedra dedicada al almirante Salvador Moreno, participante en el golpe de Estado de 1936 y ministro de Marina durante los primeros años del franquismo.

De esta supuesta falta de conocimiento o del querer ignorar la ley de la memoria histórica, del silencio que lleva más de 80 años acompañando a buena parte de los crímenes del franquismo y de la necesidad de difundir esa realidad surge Lesa humanitat, el documental dirigido por Héctor Faver y narrado por el actor Eduard Fernández, que se puede ver en dos salas de cine a partir de hoy en Barcelona y del viernes, en Madrid.

Es una película coral con las voces de Soledad Luque, presidenta de la Asociación Todos los Niños Robados son También mis Niños; Carlos Slepoy, abogado impulsor de una jurisdicción universal que instruyó en Argentina la querella de las víctimas del franquismo; Emilio Silva, fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica; el jurista Baltasar Garzón y José María Chato Galante, preso y torturado durante la dictadura, entre otros. Todos ellas hilan un discurso común sobre las asignaturas pendientes que dejó el paso de la dictadura a la democracia, como los crímenes franquistas. “La Transición fue como si el aparato de Estado franquista pasase por un cristal como un rayo de sol, sin romperlo, sin manchar”, dice Chato Galante, que cifra en unos 140.000 los desaparecidos del franquismo.

Las mismas torturas
Este represaliado del franquismo recuerda que cuando estuvo en Argentina, en la tristemente famosa ESMA (Escuela Mecánica de la Armada), y alguno de los allí torturados le contaba sus experiencias, no podía más que rememorar las palizas y castigos que él recibía en España. Eran muy similares. Una razón más para sostener que la justicia debe ser universal, apunta.

La película repasa conocidos crímenes de lesa humanidad en el mundo, como los cometidos por los comunistas de los Jemeres Rojos en Camboya, y vincula, por ejemplo, el nazismo con el franquismo y las dictaduras latinoamericanas. Además, Soledad Luque sitúa el precedente del robo de recién nacidos en España a la práctica franquista de quitar los hijos a las madres republicanas encarceladas.

https://elpais.com/cultura/2017/12/18/actualidad/1513627148_355524.html

_- Reino de España: Diez años de fracaso de la ley de Memoria Histórica

_- Si hay un hecho que demuestra el fracaso de la llamada Ley de Memoria Histórica es que hoy, cuando se cumplen diez años de su entrada en vigor, el único partido que se niega a modificarla es el que manifestó una oposición frontal y beligerante a su aprobación. El PP, que acusaba en 2007 al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de reabrir heridas y de enfrentar a los españoles con esta iniciativa legislativa, se siente ahora tan cómodo con la Ley que no ha necesitado ni derogarla.

El propio presidente Rajoy se vanagloria públicamente de la estrategia que le ha permitido convertir en papel mojado sus 22 artículos y 11 disposiciones: "Para la Ley de Memoria Histórica la asignación presupuestaria en todos nuestros presupuestos ha sido cero. La media es cero. Fue cero todos los años. Cero".

Los juristas coinciden, no obstante, en que el problema de esta ley va más allá de la falta de voluntad política del gobierno de turno. El magistrado emérito del Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín, explica a eldiario.es que "la redacción era ambigua y poco clara, pero sobre todo no resolvía el problema de fondo. Ya en el preámbulo se hablaba de reconciliación, de la utilización de métodos violentos para implantar regímenes totalitarios… pero no se culminaba la argumentación. Se hablaba de reconciliación sin querer admitir que lo que se produjo en nuestro país fue un asesinato masivo. Franco, Mola y Queipo de Llano, los tres principales cabecillas de la rebelión, dijeron, hasta por escrito, que su objetivo era exterminar a los disidentes, exterminar a quienes no pensaban como ellos. Hasta que no se admita eso, hasta que no se condene firmemente lo ocurrido y no se recuperen los valores constitucionales republicanos, este país tiene un problema".

Al analizar los datos de estos diez años se comprueba que el principal logro de la Ley ha sido conceder la nacionalidad española a los hijos y nietos del exilio. Gracias a esta medida, cerca de 340.000 descendientes de exiliados republicanos y combatientes de las Brigadas Internacionales han pasado a disponer de un pasaporte español, sin tener por ello que renunciar a la nacionalidad que ostentaran en ese momento. A partir de este único éxito, el resto de medidas se cuentan por fracasos o por tareas inconclusas.

Entre las segundas debemos incluir, en primer lugar, la erradicación de los símbolos franquistas. En los primeros años de aplicación de la Ley, todavía bajo Gobierno socialista, se retiraron más de 3.000 vestigios de la dictadura. El ritmo se ralentizó con la llegada de Rajoy a la Moncloa y pasó a depender, en buena medida, de la voluntad y el color político de ayuntamientos y comunidades autónomas.

Calles, colegios, escudos...
A día de hoy la ley no ha impedido que decenas de ciudades y pueblos conserven calles, escudos y otros monumentos dedicados a destacados miembros de la dictadura. Si nos fijamos únicamente en los nombres de los colegios públicos, según el recuento realizado por eldiario.es, todavía hay más de 80 centros educativos que homenajean a figuras destacadas, y muchas veces sanguinarias, del franquismo.

La ley es tan interpretable que se han dado en estos años situaciones tan kafkianas como que dos juzgados dicten sentencias absolutamente contradictorias: mientras que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León permitió al pueblo de San Leonardo de Yagüe conservar su denominación en recuerdo del tristemente célebre Carnicero de Badajoz, un juzgado de Badajoz obligó al municipio de Guadiana del Caudillo a retirar de su nombre la referencia al dictador (aunque el Ayuntamiento sigue sin dar cumplimiento a la sentencia).

La bienintencionada creación del Centro Documental de la Memoria Histórica en Salamanca también se ha quedado a medio camino. El archivo que debía reunir todos los fondos documentales relacionados con la Guerra de España y la posterior dictadura carece de los mínimos medios materiales y humanos para realizar eficazmente su trabajo. Diez años después de su creación, los investigadores no solo deben esperar más de seis meses para recibir las copias de los documentos que solicitan en Salamanca, sino que tienen que seguir peregrinando por decenas de archivos militares y civiles en los que se encuentra desperdigada la documentación relacionada con la represión franquista.

Lleno de fracasos
Martín Pallín cree que uno de los grandes puntos negros de la Ley es que haya permitido que las sentencias dictadas por los tribunales franquistas no hayan sido anuladas: "La Ley habla de ilegitimidad, no de nulidad. Es cierto que cualquier chico en la Facultad de Derecho interpretaría que una sentencia dictada por un tribunal ilegítimo es radicalmente nula, pero este país… digamos que es un poco extraño en cuanto a la interpretación de la ley".

El magistrado emérito se extiende: "Por eso el Tribunal Supremo interpretó que no son nulas de pleno derecho. Eso choca con todo lo ocurrido en Alemania e Italia donde no se discute que las sentencias dictadas bajo los regímenes de Mussolini y de Hitler son radicalmente nulas".

Pallín cree que, además de a Italia y Alemania, España debería mirar hacia Argentina: "Allí derogaron parlamentariamente las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida que amparaban a los golpistas y a los asesinos. En estos momentos ya hay más de 300 represores en la cárcel. Aquí no propugno unas condenas como esas porque los responsables no viven y no tendría sentido, pero sí es necesaria una ruptura clara y rotunda con la dictadura como la que se ha hecho en Argentina".

En el debe de la ley también hay que anotar con tinta roja su absoluta ineficacia para avanzar en la apertura de las fosas comunes en que siguen yaciendo más de 100.000 demócratas asesinados por el franquismo. Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), explica la raíz del problema en un artículo publicado en este diario: "La Ley hablaba de que las instituciones tenían que facilitar la búsqueda de desaparecidos, algo contrario a los derechos humanos porque en una democracia no deben facilitarse, sino que deben garantizarse".

Este importante matiz ha hecho que la búsqueda, exhumación e identificación de las víctimas dependa principalmente de los propios familiares y de las asociaciones memorialistas. Miles de hijos de los asesinados se han ido muriendo de viejos, en estos diez años, sin ver cumplido el deseo de recuperar los restos de sus seres queridos.

"Otro de los fracasos –añade Martín Pallín– es la situación del Valle de los Caídos. No saben qué hacer con él". Este problema, según las asociaciones memorialistas, lo creó el propio Gobierno socialista de Zapatero: "Ellos fueron los primeros en incumplir la ley –mantiene Emilio Silva–. Solo al final de la legislatura encargaron un informe sobre el Valle que presentaron poco antes de las elecciones.Estaba diseñado para dejarle la patata caliente al PP y luego poder echarle en cara que no lo llevaba a cabo".

Sea como fuere, la realidad es que 42 años después de la muerte del dictador, su cuerpo y el del fundador del partido fascista español siguen ocupando el lugar de honor en un monumento de diseño y arquitectura fascista en el que se exalta la dictadura. Junto a Franco y a José Antonio yacen miles de combatientes franquistas y un número indeterminado de republicanos que fueron trasladados desde fosas comunes sin el conocimiento ni, obviamente, el consentimiento de sus familiares. Unos familiares a los que se les sigue negando la posibilidad de recuperar los restos de sus seres queridos.

Otro de los puntos que marcaba la Ley y que ha sido incumplido es el de crear un censo de edificaciones y obras realizadas por los prisioneros políticos. En este punto, como en otros, solo el empuje de algunas comunidades autónomas ha permitido avanzar en el reconocimiento de los cientos de miles de esclavos esclavos que explotó el franquismo. La ARMH también recuerda que el texto, en vigor desde hace diez años, ignora otros aspectos fundamentales de la dictadura como fue el papel de la Iglesia, la represión de las mujeres, el robo de bebés, el expolio de los bienes de familias republicanas o la persecución de gais y lesbianas.

Un futuro incierto
El propio PSOE, que lideró la aprobación de la ley, cree que ha llegado el momento de la autocrítica y de la reforma. Odón Elorza reconoce a eldiario.es que "el texto tenía lagunas importantes, cuestiones sin abordar. Vamos con mucho retraso y asumimos nuestra parte de responsabilidad". Los socialistas han presentado una proposición de ley en el Congreso que va mucho más allá del texto aprobado en su día por Zapatero.

En ella sí contemplan, entre otras medidas, la nulidad de las sentencias franquistas, que sea el Estado el que asuma las exhumaciones o la creación de una Comisión de la Verdad. "Nosotros vamos en serio y no nos va a temblar el pulso a la hora de aprobar estas medidas. Otras direcciones políticas del PSOE no creyeron en la conveniencia de pisar el acelerador a fondo, nosotros sí. Ya no hay marcha atrás", afirma Elorza.

El propio diputado socialista es consciente de que su partido tiene en este tema un importante problema de credibilidad. Unidos Podemos y ERC recuerdan que el PSOE tuvo tiempo de aplicar todas estas iniciativas cuando gobernaba y temen que el equipo que lidera Pedro Sánchez acabe reculando como ya hizo Zapatero. Lo mismo creen las asociaciones memorialistas. Emilio Silva recuerda que "poco antes de que Zapatero ganara las elecciones, su número dos, Jesús Caldera, pidió una partida de un millón de euros para hacer pruebas de ADN y así identificar a los desaparecidos de las fosas. Cuando llegaron al Gobierno se olvidaron del tema. El PSOE dice una cosa cuando está en la oposición y la contraria cuando gobierna. Preferimos que se garanticen los derechos humanos cuando se tiene el poder de firma en el Boletín Oficial del Estado".

Como jurista, Martín Pallín no entra en esta disputa y prefiere centrarse en la filosofía que, a su juicio, debe impregnar una futura ley que pretenda paliar los defectos y cubrir las enormes lagunas de la actual: "La ley tiene que partir de una idea clara: el golpe de Estado no puede pervivir, ni ser justificado, ni comprendido, ni alabado por nadie, especialmente por ningún grupo político, sin que ello suponga caer en la ilegalidad".

Carlos Hernández Periodista, escritor y experto en comunicación empresarial y política; autor del libro "Los últimos españoles de Mauthausen". Comenzó su andadura profesional en Antena 3 TV como cronista parlamentario y, posteriormente, como corresponsal de guerra en Kosovo, Palestina, Afganistán e Iraq. Premio Víctor de la Serna al mejor periodista de 2003, concedido por la APM y el Ortega y Gasset de periodismo otorgado a los enviados especiales a Irak.

Fuente:
http://www.eldiario.es/sociedad/simbolos-financiacion-acabado-desmemoria-historica_0_723028328.html

domingo, 31 de diciembre de 2017

1917-2017. El porvenir de la revolución

Las revoluciones son momentos 
de arrebatadora inspiración de la historia. 
(León Trotsky)

Para conmemorar el centenario de la revolución rusa de 1917 hemos seguido mes a mes los acontecimientos que sucedieron y analizando los diversos problemas políticos que tuvo que afrontar el movimiento revolucionario. La revolución rusa sigue siendo motivo de un gran interés, se han publicado innumerables libros, se han escrito miles de artículos, convocado actos, debates y congresos, porque es uno de los acontecimientos que ha marcado la historia contemporánea y continúa siendo una fuente de lecciones para quienes quieren transformar el mundo. Este aniversario ha servido también para repensar la actualidad de la revolución. En los ataques contra la revolución de 1917 se ha hecho un coctel imbebible entre la situación actual en Rusia, la degeneración estalinista o que toda la evolución histórica estaba ya en las ideas y práctica de Lenin y Trotsky, con el declarado fin de negar que sea posible un cambio social y político, un cambio de contenido revolucionario. Hemos intentado lo contrario: las causas de la revolución están dentro del sistema capitalista, ni son un sueño ni las inventamos.

La revolución se enfrentó a tareas inmensas, nada estaba escrito por anticipado. Sobre la base de las anteriores experiencias, sobre todo la Comuna de París de 1871 y la revolución rusa de 1905, los revolucionarios rusos tuvieron que emprender un camino hasta entonces nunca explorado: construir el socialismo sobre las ruinas de una larga guerra imperialista y una posterior intervención militar de los ejércitos imperialistas en la Rusia de los soviets. Hay que tener muy presente estos hechos para poder entender las posteriores dificultades del proceso revolucionario. Los capitalistas utilizaron toda la resistencia posible antes de ser derrotados. Lo más importante para ellos era mantener sus propiedades y beneficios, lo de menos todos los sufrimientos que pudieran causar al pueblo. Esa es la eterna lucha de clases de los capitalistas, aún hoy. Si la guerra imperialista entre 1914-1917 causó en Rusia más de 2 millones de muertos y unos 5 millones de personas heridas, la llamada guerra civil entre 1918-1923 causó alrededor de 9 millones de muertos. La producción industrial era en 1921 el 31% de la de 1913 y solo el 21% en la industria pesada. En ese mismo año, la extensión de tierra cultivada era sólo el 62% de la de 1913. Dejaron un país arrasado sobre el que hubo que empezar a construir la nueva sociedad. Trotsky escribiría en su autobiografía Mi vida: “Entonces no podía preverse si habíamos de seguir en el poder o íbamos a ser arrollados pero lo que desde luego era indispensable, cualesquiera que fuesen las eventualidades del mañana, era poner la mayor claridad posible en las experiencias revolucionarias de la humanidad. Más tarde o más temprano, vendrían otros y seguirían avanzando sobre los jalones que nosotros dejásemos puestos. Tal era la preocupación de los trabajos legislativos en todo el primer período”.

En pocos años el proyecto de construcción socialista demostró su superioridad sobre el capitalismo, tanto en el terreno del desarrollo industrial y agrícola como en el de los derechos y libertades, participación en el ejercicio del poder, reconocimiento de derechos de las mujeres, ambiciosos planes contra el analfabetismo, desarrollo de la cultura y las artes, etc. La previsión de los revolucionarios rusos contaba con el éxito de la revolución en los países más desarrollados para poder avanzar en la vía del socialismo y, sin embargo, la revolución en Europa no triunfó. Rosa Luxemburg escribió acertadamente: "En Rusia, el problema solo podía plantearse. No se puede resolver en Rusia, solo se puede resolver a nivel internacional". Sobre el fondo de una revolución aislada en un país destruido y atrasado fue surgiendo una burocracia que se impuso sobre las conquistas de la revolución y a la que Stalin representó. La victoria de la burocracia estalinista representó la degeneración política y social definitiva de las conquistas socialistas. Citando al poeta ruso Óssip Mandelstam, “lo que podría haber sido un amanecer se convierte en un ocaso”. La movilización popular y una sociedad colapsada económicamente acabó con el poder burocrático en 1989. Los procesos sociales no se desarrollan sobre una línea recta, se aceleran o se enlentecen, avanzan o retroceden. La revolución francesa acabó con la monarquía y la nobleza, pero años después se reinstauró la monarquía y fue necesaria otra revolución para volver a instaurar la república. Es evidente que el camino hacia el socialismo será mucho más complejo de lo que nos habíamos imaginado, pero no hay ninguna duda de que son las revoluciones quienes modifican el mundo y permiten que la humanidad avance en la mejora de sus condiciones de vida y en sus derechos.

[Muchos balances y artículos de reflexión se han escrito en este centenario, de todos ellos recomiendo la lectura del escrito por Adolfo Gily y publicado en Sin Permiso
http://www.sinpermiso.info/textos/los-destinos-de-una-revolucion]

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La sociedad del descenso

Todo el mundo sabe lo que está ocurriendo en España con las pensiones (pierden poder adquisitivo), la dependencia (no llegan las ayudas a miles y miles de afectados) o el seguro de desempleo (apenas lo cobra poco más de la mitad de los parados). También se conoce el continuo deterioro de la sanidad pública (listas de espera, situación de las instalaciones, personal escaso y agotado), etcétera. En este contexto, la oficina de estadísticas de la Unión Europea (UE) nos da la puntilla: en 2016 ha bajado la presión fiscal (el indicador que mide la proporción que supone la recaudación de impuestos respecto al Producto Interior Bruto) respecto a la de un año antes (34,1% del PIB frente al 34,5% de 2015), y se queda siete puntos por debajo de la media de la eurozona.

¿Cómo es posible tal desequilibrio en la política de nuestro país, contradictoria además con las campanudas declaraciones que todos los días hacen los principales dirigentes y ministros del partido gobernante? La tercera pata de esta situación, que se podría calificar por una vez con el tópico de kafkiana, también la proporciona Eurostat: el gasto social en España está por debajo de la media europea (24,7% del PIB frente al 29%) y por debajo, por ejemplo, del porcentaje de gasto social de dos países intervenidos por la troika en los años de la Gran Recesión, como son Grecia y Portugal. En este caso los datos son de 2015, último año del que se disponen estadísticas europeas. En ese porcentaje se incluye el dinero invertido en pensiones, desempleo, prestaciones familiares y para la infancia, exclusión social y dependencia.

Hace tiempo que la retórica del PP (ya que no la realidad) trata de convencer a la ciudadanía de que se trata de un partido compasivo con los débiles, que no está entre sus objetivos debilitar el welfare y que los recortes en los servicios sociales desde el año 2008 correspondían a una situación de emergencia y no a motivos ideológicos. No siempre fue así. Hace unos años, en un libro titulado Libertad y solidaridad, José María Aznar hacia la siguiente reflexión textual: “Sólo aspiran a un resurgimiento del Estado de Bienestar quienes siguen deseando ese modelo dirigista. ¿Merece entonces la pena hablar del Estado de Bienestar? Es necesario hacerlo porque hay algo incuestionable: el Estado de Bienestar es incompatible con la sociedad actual. Tenemos que tenerlo muy claro: el Estado de Bienestar se ha hundido sólo por su propia ineficiencia y anacronismo. Al llegar a este punto es difícil evitar una sugerencia electoralista: ¿qué encubre el debate apropiado y mantenido por los socialistas sobre el Estado de Bienestar? Un complejo de inferioridad”.

A la vista de los datos y de la coyuntura en la que se encuentran los capítulos citados de la protección social se podría concluir que el aznarismo es más profundo en el PP de lo que se dice. Está encubierto. Y en cualquier caso, por hache o por b, España se encuentra comprendido en esa "sociedad del descenso" de la que habla el analista alemán Oliver Nachtwey (Paidós Editorial). Un país deforme. https://elpais.com/economia/2017/12/17/actualidad/1513526313_091464.html

_- Frank Sinatra. El pasado rojo de La Voz

_- Fragmentos del libro de Martin Smith, Frank Sinatra. El pasado rojo de La Voz

Muchos recuerdan a Sinatra como un artista que se posicionó a favor de Ronald Reagan, que le encantaba pasearse con gángsters y que utilizó a todos los que le rodeaban. Me temo que Sinatra fue todas esas cosas, y otras peores, y ésa es una faceta que no debe ignorarse. Pero hubo también otro Sinatra, un Frank radical, que quedó enterrado por el polvo de los años, por la arena del tiempo. En su momento de mayor popularidad, en los años 40, a Sinatra le tildaban de rojo. Fue una de las primeras estrellas de su era que se posicionó del lado de pobres y oprimidos. Al igual que Pablo Picasso, John Steinbeck, Billie Holiday y Charlie Chaplin, Sinatra utilizó su arte para desafiar el statu quo. 
En 1946, un periodista le preguntó a Sinatra cuál le parecía el mayor problema al que se enfrentaba América, y su respuesta fue: “la pobreza. Esa es la peor espina… todos los niños del mundo deberían tener su ración diaria de leche.”

Frank Sinatra debutó como solista el 30 de diciembre de 1942 en uno de los santuarios de la era del swing: el New York Paramount Theatre. El espectáculo estaba programado para cuatro semanas y Frank aparecía en último lugar en el cartel, acompañando a Benny Goldman, el rey del swing, el director de banda número uno del país.

Lo que pasó aquella primera noche ha pasado a formar parte de la historia no escrita de la música. Durante una hora, Benny Goodman encandiló al público con su música antes de anunciar “Y ahora, Frank Sinatra”. Frank sacó la cabeza y un pie por las cortinas y se quedó helado. Inmediatamente, las chicas de la platea soltaron un grito ensordecedor. Goodman exclamó “¿Qué coño pasa?” Sinatra sonrió, corrió hacia el micrófono y cantó “For Me And My Gal”. Se hizo el caos.

Sinatra y The Tommy Dorsey Band pasaron a la historia. Hubo problemas contractuales, claro, pero se solucionaron, de una forma u otra. Unos pocos días después del primer concierto en el Paramount, el publicista George Evans asistió a uno de los shows de Sinatra. Vio el impacto que Frank tenía entre los más jóvenes, sobre todo las más jóvenes, y rápidamente se las arregló para ser el agente de Sinatra y convertirle en una estrella. Evans habló con algunos columnistas de la prensa, cuidadosamente elegidos, de un nuevo cantante cuyo éxito iba a ser mayor que el de Bing Crosby, y les invitó a asistir a uno de los espectáculos de Sinatra. Contrató a doce chicas para que se desvanecieran en el momento en que Sinatra entrara al escenario. Pero no tenía por qué haberse molestado: treinta personas se desmayaron de forma espontánea y tuvieron que ser sacadas del auditorio.

Durante las siguientes cuatro semanas, el Paramount estuvo lleno a rebosar. Al acabar el programa contratado, el teatro contrató a Sinatra para cuatro semanas más, esta vez como cabeza de cartel. La histeria en los conciertos llegó al paroxismo, las adolescentes gritaban y se desmayaban, y algunas almas excitables lanzaban sus sujetadores al escenario. Era la era de las bobbysoxers, y Frank era su ídolo favorito. Se las llamaba así por la ropa que llevaban: calcetines [socks] blancos de tobillo con sandalias o mocasines blancos o marrones, falda plisada y suéters color pastel.

George Evans bautizó a su nuevo cliente como “La voz”, y se puso a reescribir su pasado. Le quitó dos años de encima, afirmando que había nacido en 1917 y no 1915, para acercarle un poco a la edad de sus fans. Le presentó como hijo de la depresión, criado entre la pobreza y las penurias. El chico que siempre odió las clases de gimnasia fue convertido en leyenda deportiva, una especie de Paul Robeson blanco. Se suponía que Frank había jugado al rugby como una mole de 150 kg., corrido en la pista de atletismo como Jesse Owens y hecho mates como un Harlem Globetrotter. Los padres de Sinatra, inmigrantes, se convirtieron en americanos de pura cepa, y Dolly, la comadrona de Hoboken, se convirtió en una enfermera de la Cruz Roja que había servido a su país en la Primera Guerra Mundial. De la noche a la mañana, Frank se convirtió en la personificación del sueño americano.

Evans animaba a las bobbysoxers a crear sus propios clubs de fans, a reunirse y a escribir cartas a los periódicos sobre su héroe. Cada club de fans recibía un certificado firmado por Frank. En unos meses, Evans ya les contaba a los periodistas que había más de mil clubs de fans de Sinatra por todo el país, con nombres como The Moonlit Sinatra Club, The Slaves of Sinatra y The Flatbush Girls Who Would Lay Down Their Lives For Frank Sinatra Fan Club. Al menos 250 de estos clubs sacaban su propia publicación, y Sinatra recibía una media de 5.000 cartas cada semana.

Los analistas sociales estaban horrorizados. Decían que las fans de Sinatra eran chicas gordas e insulsas de familias de clase baja a las que nunca nadie invitaba a salir y con pocas posibilidades de llegar a tener novio. Un congresista llegó a decir que Frank era el “principal instigador de la delincuencia juvenil en América”.

La histeria alrededor de la figura de Sinatra no tenía precedentes. En los conciertos de Bing Crosby había chicas que se mareaban, pero nada en comparación con lo que ocurría en un concierto de Sinatra. Muchos se preguntaban cuál podría ser la causa de este delirio colectivo.

Los Estados Unidos habían entrado en la Segunda Guerra Mundial en 1942, dando un vuelco a las vidas de millones de personas. Los psicólogos afirmaban que el fenómeno Sinatra era producto de esa experiencia. Los padres, hermanos y novios ausentes habían dejado un vacío en las vidas de la gente. Para muchos, la música y el cine ofrecían una vía de evasión de las penurias y el horror. Además, la escasez de jóvenes solteros también hacía proyectar las fantasías sexuales sobre un objeto imposible de conseguir, una opción segura. Sinatra era imposible de conseguir en dos sentidos: era una estrella, y por lo tanto estaba fuera del alcance de la mayoría, y estaba “felizmente casado” con Nancy. La adoración hacia Sinatra provocaba unas emociones sexuales en las chicas que muchas ni siquiera entendían.

El mismo cantante dijo, refiriéndose a la atracción que despertaba entre las adolescentes “Los psicólogos han intentado explorar los motivos. Muy simple: eran años de guerra y había una gran soledad. Yo era el chico de la tienda de la esquina, el que se había ido a la guerra”.

Su popularidad también coincidió con el desarrollo de la cultura juvenil, convirtiéndole en el primer ídolo adolescente, el primer icono pop. En el pasado, la niñez era corta. Antes de la Primera Guerra Mundial, muchos niños empezaban a trabajar a los 12 o 13 años. Al llegar a la Segunda Guerra Mundial, la edad en que se abandonaba la escuela había aumentado bastante, situándose entre los 15 y los 16 años. Además, cada vez más hijos de trabajadores cursaban estudios superiores. Estos jóvenes tenían un mayor poder adquisitivo que sus predecesores, y lo gastaban en ropa, maquillaje y música.

En los años 40 se vendieron por primera vez más de un millón de copias de algunos álbumes en Estados Unidos. El “White Christmas” (1942) de Bing Crosby vendió unos 30 millones de copias y las ventas de la grabación de Glenn Millar de “Chattanooga Choo Choo” (1942) fueron también millonarias. Sin embargo, ni siquiera Bing Crosby había conseguido vender más de un millón de copias en los años 30. Este proceso se aceleró en los 50 y 60. El valor de las ventas de discos en EE.UU aumentó de los 10 millones de dólares en los años 30 a los 260 millones en 1956. En 1973 ya había alcanzado los 2.000 millones. En 1970, cada miembro de la población de entre 5 y 19 años se gastó en discos como mínimo cinco veces más de lo que se había gastado en 1955. Frank se subió a este tren al principio, y permaneció a bordo durante todo el trayecto.

Había también otro tipo de fan de Frank Sinatra: la Rosie the Riveter que aparecía en los pósters de reclutamiento de la industria en tiempos de guerra. La Segunda Guerra Mundial dio acceso a las mujeres a muchos trabajos que tradicionalmente habían sido “trabajos de hombre”. Por primera vez, las mujeres trabajadoras podían auto-mantenerse económicamente, y hacían valer su derecho a ser tratadas como iguales. Exigían la “liberación”, aunque ésta sólo supusiera el derecho a fumar, a beber y a acostarse libremente con quién quisieran como sus homólogos masculinos.

Sinatra también tuvo un profundo impacto sobre los jóvenes. A muchos les gustaba su música y a menudo imitaban su estilo: chaquetas amplias y pajaritas. Pero a otros no les hacía tanta gracia. Hay una foto muy conocida en la que aparecen un grupo de marineros lanzando tomates al anuncio de un concierto de Sinatra. El motivo, simple: mientras millones de jóvenes americanos se iban a la guerra (el soldado raso medio ganaba 40 dólares al mes y probablemente iba a pasar años sin ver a su amada), Sinatra se quedó en casa. Había sido considerado no apto para el servicio militar, entre otras cosas, por tener un tímpano perforado. Para empeorar las cosas, Sinatra ganaba un millón de dólares al año y seguramente le hacía perder la cabeza a esa amada que dejaban atrás.

Sin embargo, para millones de personas, y muchas de ellas en las fuerzas armadas, la voz de Sinatra expresaba maravillosamente sus sentimientos de amor, soledad y añoranza. Los títulos de las canciones hablaban por sí mismos: “Saturday Night (Is The Loneliest Night Of The Week)”, “I’ll Be Seeing You”, “When Your Lover Has Gone” y “Homesick That’s All”. Una de las canciones de Sinatra más importantes de aquella era fue “Nancy (With the Laughing Face)”, que salió a la venta en 1945. La canción, escrita por el cómico Phil Silvers, se inspiraba en la hija del cantante, Nancy. La canción de Sinatra a su niña hacía a los soldados pensar en sus propias mujeres e hijos en casa. Como escribió Gene Lees en la revista Down beat, “Decía por ellos lo que los chicos querían decir. Decía para ellas lo que las chicas querían oír”.

 Fuente:
http://www.elviejotopo.com/topoexpress/frank-sinatra-el-pasado-rojo-de-la-voz/