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jueves, 13 de abril de 2023

Fracaso escolar. El número de alumnos repetidores vuelve a niveles prepandemia en la mitad de las comunidades.

Las repeticiones de curso vuelven a niveles prepandemia en la mitad de las autonomías. La subida se concentra sobre todo en las que endurecieron las condiciones para promocionar en contra de la Lomloe.

La enérgica reducción de alumnos repetidores que se produjo hace dos años ha acabado siendo un espejismo. Los problemas que los estudiantes tenían para seguir las clases durante la pandemia llevaron a los responsables educativos a relajar las reglas de evaluación. Y ello se tradujo, en el curso 2020-2021, en una histórica caída a la mitad de la tasa de repetición, que acercó a España a los estándares europeos, donde repetir se considera una herramienta ineficaz y ha ido cayendo en desuso. Los datos que acaba de publicar el Ministerio de Educación y Formación Profesional reflejan, sin embargo, que pasada la excepcionalidad del coronavirus, los niveles vuelven a subir con fuerza. El curso pasado la tasa pasó en primaria del 1,2% al 2,1%; en la ESO, del 4,2% al 7,6%, y en bachillerato, del 3,4% al 6,9%. Es decir, que crecieron en porcentajes que oscilan entre el 75% y el 103% según la etapa educativa.

El repunte se produjo a pesar de que la nueva ley educativa, la Lomloe, que entró en vigor en 2021, establece que la repetición debe ser un recurso excepcional y desvincula la promoción del hecho de haber aprobado un número determinado de asignaturas. En torno a la mitad de las comunidades autónomas recuperaron niveles bastante parecidos a los que tenían antes de la covid. En Murcia incluso aumentaron; es decir, repitieron más alumnos que antes de que se aprobara la Lomloe.

En nueve autonomías las tasas de repetición volvieron en el curso 2021-2022 a cotas no muy alejadas de las que tenían en el último curso que no se vio afectado por la pandemia, el 2018-2019. En realidad, salvo Murcia, en ese periodo todas experimentaron descensos, pero fueron inferiores a un punto en el caso de la ESO (alumnos de 13 a 16 años), y cabe inscribirlos por ello en la lenta disminución de las repeticiones que viene produciéndose en el conjunto del país desde hace 15 años, una dinámica ajena, por tanto, a los cambios en la legislación educativa que se han aprobado en esta legislatura. Este artículo toma como referencia la ESO al considerarla la etapa más representativa en la materia; en primaria (estudiantes de 6 a 12 años) las tasas de repetición llevan tiempo siendo bajas, y el bachillerato (17 y 18 años) no es una etapa obligatoria y tiene muchos menos alumnos.

Casos especiales
El análisis requiere, en todo caso, de matices. El más importante es que entre esos nueve territorios hay dos que antes de la pandemia ya presentaban niveles bajos de repetición, y tenían menos margen para seguir disminuyéndolos. Se trata de Navarra, donde del 5,9% que tenían en la ESO en 2019 se ha pasado al 5,6% en 2022. Y el País Vasco, donde la evolución ha sido del 5,8% al 5,1%. Cataluña demuestra, aun así, que es posible seguir reduciendo drásticamente la repetición pese a partir de cotas bajas: antes de la covid la tasa catalana se situaba en el 4,4% y el curso pasado la redujo al 2,7%. “Creo que es un tema cultural y también político”, opina Eduard Cirera, director del instituto público Neus Català, en Cornellà del Llobregat (Barcelona). “Aquí ha habido desde hace tiempo una línea clara en el sentido de que la repetición no proporciona grandes beneficios. Que más vale que el alumnado promocione y trabajar con un plan individualizado y una atención más personalizada a la diversidad”.

Entre las nueve comunidades que han vuelto a cotas parecidas a las de antes de la pandemia se encuentran cuatro de las cinco gobernadas por el PP (Murcia, Madrid, Andalucía y Castilla y León, la excepción es Galicia). Tanto estas autonomías como otras dos gobernadas por el PSOE, Aragón y Castilla-La Mancha, que han tenido una evolución similar, aprobaron el año pasado normativas que desvirtuaban en buena medida el mandato de la Lomloe para convertir la repetición en algo realmente excepcional.

En estos territorios, en lugar de dejar a los equipos docentes la decisión sobre si un estudiante debía promocionar y titularse, guiándose por lo que el profesorado considere más beneficioso para su trayectoria académica, como prevé la ley, los ejecutivos autonómicos introdujeron requisitos adicionales. En general consistieron en exigir mayorías reforzadas de dos tercios en el equipo docente para que un alumno pueda pasar de curso con más de dos suspensos. Una condición extra que ha favorecido en muchos centros el mantenimiento del criterio que tradicionalmente ha funcionado en España, por el cual que si un alumno tiene más de dos suspensos no puede pasar y debe repetir todas las asignaturas.

El Ministerio de Educación ha intentado que las autonomías retiren dichas limitaciones mediante la negociación, pero ha llevado a dos de ellas, Madrid y Castilla-La Mancha, a los tribunales ante su negativa a hacerlo. La Junta castellanomanchega ya aceptó modificarlo. Y también lo hizo Murcia, que en diciembre aprobó un nuevo decreto ajustado a la Lomloe. Los resultados de este curso dirán si dicho giro normativo se traduce en un cambio de tendencia en sus tasas de repetición. La región tiene los niveles más elevados en primaria (4,9%) y ESO (11,7%), y en bachillerato (10,3%) solo la supera Castilla y León (11,6%).

Las comunidades autónomas que han aplicado la ley sin trucos han experimentado, en general, mayores descensos en las tasas de repetición respecto a la etapa precovid. Así ha sucedido, por ejemplo, en Canarias, donde la tasa de repetición en la ESO se ha reducido un 2,5%, hasta quedarse en el 6,5%. O en la Comunidad Valenciana, donde ha bajado un 2,4%, pero que como partía de tan alto continúa situada por encima de la media, con una tasa del 8,1% de repetidores en la secundaria obligatoria.

España tiene ahora una normativa “similar a la de otros países donde apenas hay repetición, como Dinamarca”, señala José Saturnino Martínez, director de la Agencia Canaria de Calidad Universitaria y Evaluación Educativa. El sociólogo especializado en educación cree, sin embargo, que vencer la resistencia de la tendencia a hacer repetir en España llevará tiempo, porque existe una fuerte “inercia cultural que viene de muy antiguo”. Y hace que, según el último informe PISA (una fotografía un tanto antigua, porque es de 2018), un 29% de alumnos españoles de 15 años ha repetido, casi el triple que la media de la OCDE. Martínez menciona dos razones que ayudan a entenderlo. “Una es la visión de la repetición como un castigo. Una amenaza que sirve para disciplinar al alumnado y abordar los problemas de actitud que algunos muestran en el aula. Y otra es la idea de que todos los problemas provienen de que el alumno o es torpe o no se esfuerza, que no caben muchas más intervenciones, y que lo mejor es dejarlo ahí, para ver si con lo poco que hizo un año y lo poco que haga el siguiente sale para adelante. El problema de esta concepción, que podríamos llamar brutalismo educativo, es que es compartido no solo por una parte del profesorado, sino de las familias y del conjunto de la comunidad educativa”.

https://elpais.com/educacion/2023-04-06/el-numero-de-alumnos-repetidores-vuelve-a-niveles-prepandemia-en-la-mitad-de-comunidades.html

domingo, 17 de abril de 2022

_- FRACASO ESCOLAR. La tasa de alumnos repetidores se redujo a la mitad en un solo curso.

_- La generosidad a la hora de evaluar durante la pandemia acelera un proceso de mejora que comenzó hace más de un lustro y deja un 4,2% en la ESO y un 3,4% en Bachillerato

La tasa de alumnos repetidores se redujo el curso pasado casi a la mitad en primaria (del 2,3% al 1,2%), algo más de la mitad en la ESO (del 8,5% al 4,2%) y mucho más en bachillerato (del 8% al 3,4%), según los datos del Ministerio de Educación. Después de años de mejoras graduales (investigadores y organismos internacionales han advertido una y otra vez contra las altas cifras de repetidores y abandonos...

https://elpais.com/educacion/2022-04-15/la-tasa-de-alumnos-repetidores-se-redujo-a-la-mitad-en-un-solo-curso.html

domingo, 31 de octubre de 2021

_- Los trastornos que afectan al rendimiento escolar están infradiagnosticados: solo se detecta el 10% en la pública y el 30% en la concertada.

_- Un estudio del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona hace seguimiento durante 10 años a casi 7.000 alumnos entre 5 y 17 años y alerta de la necesidad de invertir más recursos en la detección del TDAH, la dislexia o la discalculia.

Los trastornos del neurodesarrollo que afectan al rendimiento académico ―TDAH (déficit de atención), dislexia, discalculia, disgrafía o dificultades de comunicación― están infradiagnosticados en el sistema educativo: solo se detectan el 10% de los casos en la escuela pública y el 30% en la concertada y privada. Por primera vez, un estudio en España, realizado por el servicio de psiquiatría de los hospitales Vall d’Hebron y Sant Joan de Déu (Barcelona), ha hecho seguimiento durante 10 años a casi 7.000 alumnos entre cinco y 17 años en 28 centros educativos de Cataluña para detectar y ofrecer tratamiento a los menores afectados. Según la muestra, el 18,3% de los estudiantes presenta algún tipo de trastorno ―según la clasificación internacional de la Asociación Americana de Psiquiatría, la prevalencia en la infancia se sitúa entre el 15% y el 20%―. De ellos, el 66% no habían sido diagnosticados antes de que comenzase el estudio.

¿Cuál es el origen de esa falta de detección? Miquel Casas, exjefe del servicio de psiquiatría del Vall d’Hebron y coautor del estudio Los factores psicobiológicos que influyen en el fracaso escolar, considera que se debe a la falta de recursos en los propios centros educativos y en los servicios de atención primaria de los centros de salud, en los que el único trastorno del neurodesarrollo que se trata es el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), para el que en muchas ocasiones se prescribe medicación. “Es muy común achacar el abandono escolar al perfil socioeconómico de las familias, pero hemos constatado que no se están diagnosticando estas alteraciones que, además, afectan a las relaciones sociales que mantienen esos niños, a su estado emocional, a su salud mental en la vida adulta e incluso a la pérdida del empleo”, explica Casas, que la semana pasada presentó los resultados de la investigación ante 40 docentes en un seminario organizado por la empresa tecnológica Qualite asy, entre otras.

Para realizar un diagnóstico, el proceso suele durar entre cuatro y seis horas. El equipo de psiquiatras y psicólogos de este programa repartió esas horas en tres días y valoró a los alumnos también en el aula, en el recreo, y analizó las interacciones con otros compañeros y con sus familias. “Estos trastornos multiplican por cinco la probabilidad de no ser competente en materias como matemáticas, lengua española y catalana o inglés”, señala Rosa Bosch, coordinadora del estudio y psicóloga del Sant Joan de Déu. Para conseguir que esas alteraciones tengan menos impacto, es importante, afirma Bosch, que se detecten y se traten antes de los 12 años. Una intervención temprana ha demostrado mejoras en el rendimiento académico, en el comportamiento y en la interacción social.

“Cuánto más pequeño es el niño, más plástico es el cerebro, y más fácil resulta introducir cambios. Uno de los problemas más graves de detectarlo ya en la adolescencia es que al trastorno de origen se suman problemas de autoestima o ansiedad”, añade. El hecho de que ese alumno haya interiorizado mensajes como que “no sirve para estudiar”, o que es “un vago” o “no se esfuerza” acaban dañando la imagen que tiene de sí mismo. “Un caso que se repite es el del alumno al que diferentes profesores le han dicho durante años que no cumple... cuando llega a los 14 o 15 años empieza a faltar al instituto”, cuenta.

Aunque en la última década en países como Estados Unidos se ha cuestionado si existe un sobrediagnóstico de TDAH entre menores de 18 años, el doctor Casas asegura que en España hasta ahora era una hipótesis que no se ha conseguido demostrar con datos. “Nuestro estudio ha analizado un volumen importante de escolares y por primera vez se ha comprobado que sucede lo contrario: el infradiagnóstico es patente”.

Terapia privada
Yolanda Rodríguez, de 48 años, tiene tres hijas y la mediana, que ahora tiene 17 años, entró en el programa a los nueve. “En el colegio me decían que era una niña vaga, que no quería hacer nada y que tenía un mal comportamiento. Mira que me moví para que la miraran y nadie detectó nada de forma oficial”, cuenta la madre, que es monitora de una escuela. Fueron los especialistas del Vall d’Hebron los que le diagnosticaron TDAH y dislexia. “Desde pequeña me di cuenta de que le costaba la memoria a corto plazo, por ejemplo olvidaba que la había mandado a por un vaso de agua, y luego era muy impulsiva, un viaje de coche con ella sin medicar era demasiado agitado para toda la familia”. Cristina, su hija, toma medicación desde los nueve. En el centro de salud la ven una vez al mes y le ofrecían consulta con un psicólogo una vez cada dos meses. “Es insuficiente. Pagamos unos 250 euros al mes por cuatro sesiones de terapia que le vienen muy bien para socializar, y otros 100 euros a una profesora particular que la ayuda con técnicas de estudio”. Ahora cursa una FP en técnico de atención a la dependencia.

“La psicopedagoga de su colegio, un público, la vio dos veces y nos dijo que podría tener dislexia, en ese momento y ante la falta de tratamiento acudimos a la privada”, relata. Otra de las conclusiones del estudio es que dentro del 6% de los niños que sí fueron diagnosticados oficialmente antes de participar en la investigación, la mayoría eran varones con problemas de conducta visibles y alumnos de la concertada y la privada. En el curso 2019-2020, el 67,1% de los 8,2 millones de alumnos de enseñanzas no universitarias se matricularon en centros públicos, el 25,5% en la concertada y el 7,4% en la privada.

“En las chicas pasa más desapercibido”, explica Rosa Bosch. De acuerdo con la información que Bosch y su equipo recopilaron, los equipos de asesoramiento psicopedagógico con los que cuentan los centros no disponen de efectivos suficientes para atender todos los casos y se dedican a los más graves. “En primaria acuden al colegio una vez por semana para hacer valoraciones y seguimiento, y la experta en pedagogía terapéutica y la logopeda que sí están no pueden atenderlos a todos”, zanja.

Bosch cree que al final el tratamiento depende del nivel socioeconómico de las familias. “Es como una ortodoncia, sin dinero no lo vas a poder hacer”. El colegio Pins del Vallès, en Sant Cugat del Vallés, con casi 500 alumnos, es uno de lo que ha participado en el proyecto. Su directora, Marta Aliart, lo confirma: “El equipo terapéutico se centra en los casos más evidentes y en el sector privado los precios son altos, la prueba cuesta unos 300 euros”. Aliart cuenta que en primero de primaria ya pueden aparecer sospechas cuando un niño se distrae con facilidad o muestra una conducta más disruptiva de lo habitual. “Es muy importante la comunicación entre el especialista y las maestras, ya que les dan pautas para trabajar de manera diferente”.

En el centro de neuropsicología Proyecto 3, en Madrid, el 90% de los niños que acuden están matriculados en la concertada o la privada. Nerea González, la coordinadora y una de las neuropsicólogas, certifica que cuando la detección del trastorno es temprana los resultados son visibles a corto plazo. “Hacemos ejercicios que persiguen que las conexiones neuronales funcionen de manera diferente, son entrenamientos en capacidades que les permiten mantener su atención durante más tiempo”. Los que llegan de secundaria suelen ser casos más complejos, con problemas de conducta y con conflictos familiares. “Suelen requerir más tiempo”, cuenta Nerea. Detrás de estos tratamientos hay un equipo de psicólogos, terapeutas ocupacionales, neuropsicólogos y logopedas.

https://elpais.com/educacion/2021-10-14/los-trastornos-que-afectan-al-rendimiento-escolar-estan-infradiagnosticados-solo-se-detecta-el-10-en-la-publica-y-el-30-en-la-concertada.html

martes, 14 de septiembre de 2021

_- España no es Finlandia, pero puede sacar a sus estudiantes de la mediocridad

_- Por David Jiménez
Es escritor y periodista. Su libro más reciente es El director. NYT

MADRID — Parciales, finales, globales, orales, escritos, de recuperación, control, reválida… La escuela española ama los exámenes por encima de todas las cosas. Un estudiante pasa por cientos de pruebas antes de graduarse y enfrentarse —oh, sorpresa— a un nuevo examen. En la Evaluación para el Acceso a la Universidad (EvAU), un maratón de un par de días para acceder a la educación superior, un mal día puede truncar sueños profesionales y enviar al médico vocacional a estudiar periodismo. ¿Pasaste el corte? Estás de suerte: empiezan otros cuatro años de interminables exámenes.

La obsesión nacional por los exámenes es parte de un sistema educativo roto y anclado en el pasado. La octava ley educativa en cuatro décadas, que empieza a implementarse con el nuevo curso, no servirá para arreglarlo. La norma pretende restar rigidez y añadir innovación, pero le falta ambición y nace condenada por falta de consenso.

España no necesita más reformas, sino una revolución total del sistema educativo.

El modelo de evaluación de los estudiantes puede resultar anecdótico, pero es un buen lugar por donde empezar. Los exámenes actuales se han mostrado inútiles para dotar a los estudiantes de los conocimientos necesarios, prepararlos para un mercado laboral moderno o inculcarles la cultura del esfuerzo que reclaman padres y profesores. Se limitan a amargar la experiencia escolar, desmotivar a los estudiantes y envenenar su relación con los docentes, sometidos a una carga de trabajo que podrían emplear en promover la innovación, la creatividad o el pensamiento crítico.

Toda esa práctica examinadora no ha logrado evitar que los estudiantes suspendan masivamente unos tests que se han convertido en comida rápida de materias que se vomitan y olvidan, según la apta descripción de la doctora en Economía por la Universidad de Yale Caterina Calsamiglia. Detrás de esa fascinación por las notas hay una idea perniciosa: el empeño en decirle a un buen número de estudiantes que están fracasando, cuando son los responsables educativos los que llevan décadas haciéndolo.

España tiene el segundo mayor índice de abandono escolar de la Unión Europea, solo por detrás de Malta. El porcentaje de alumnos que repiten curso antes de los 15 años es alrededor de 25 puntos mayor que en el Reino Unido o Finlandia. Y, sin embargo, siguen siendo varias las voces que reclaman más dureza como solución a los problemas de la educación.

¿Qué tiene que pasar para que nos demos cuenta de que más exámenes, deberes y suspensos no hacen mejor un sistema educativo? No se trata de recordar a los estudiantes para qué no sirven, sino de buscar sus talentos individuales y potenciarlos.

La exigencia, la disciplina y el respeto a los profesores, desaparecido de las aulas, deben ser recuperadas en un entorno motivador. Los críticos con el sistema español llevan años apuntando a Finlandia como solución. Pero aun siendo el país nórdico un ejemplo de éxito, con una estrategia innovadora que va desde una evaluación personalizada al diseño de sus escuelas, no hace falta irse tan lejos para encontrar inspiración en la transformación educativa.

Portugal, sin apenas hacer ruido, ha renovado su modelo y dado la vuelta a los malos resultados que sus estudiantes solían lograr en los informes que comparan la educación de diferentes países, donde ahora destacan favorablemente. Los portugueses son una mejor guía, además, porque sus problemas eran parecidos a los nuestros hoy: un sistema de evaluación demasiado punitivo, un acercamiento homogéneo de la educación, un profesorado desmotivado —se invirtió en formación y se les dio más autonomía—, un currículo demasiado amplio y, para algunos, desactualizado…

La nueva ley aprobada por el gobierno español tiene carencias y sin duda es mejorable, pero da un vuelco hacia un aprendizaje menos memorístico y más ajustado a las necesidades actuales. El nuevo currículo busca sustituir una acumulación de datos fácilmente accesibles en internet por la capacidad de utilizar y analizar toda esa información de forma práctica. Ofrece más libertad a los centros para decidir su camino, añade una necesaria asignatura de Valores Cívicos y Éticos y establece nuevos métodos, muchas veces explicados de forma ambigua o aderezados con dosis de corrección política (como el caso de las matemáticas con “perspectiva de género”) que no aportan nada.

Las propuestas del gobierno han sido ridiculizadas, unas veces con razón y otras injustamente, por la oposición. Cualquier iniciativa educativa, desde hace años, se convierte inmediatamente en una pelea ideológica. Los partidos políticos, incapaces de llegar a un pacto, imponen su modelo nada más llegar al poder, generando discontinuidad y confusión en padres, alumnos y profesores. Pagan esa polarización los estudiantes, que asisten al interminable debate sobre si la religión debe contar para las notas, mientras se les hurtan conocimientos clave en nuevas tecnologías, debate público, inglés o capacidad de análisis del mundo en el que viven.

La Unión Europea considera que se necesitan doce años para que las medidas educativas empiecen a tener efecto. La disfuncionalidad de la política española, con un parlamento fragmentado en 16 partidos, sumado a que esos plazos no reportan inmediatos beneficios electorales a los partidos, desincentivan los acuerdos y retrasan los cambios. Y, sin embargo, no tenemos tiempo que perder. Cada retraso supone una nueva condena a la precariedad para otra generación de jóvenes españoles atrapados en un círculo vicioso de fracaso escolar, empleos inestables, casi siempre ligados a los servicios y el turismo, y falta de proyecto de futuro.

La revolución educativa no tiene por qué implicar la total erradicación de exámenes y tareas, que pueden servir para valorar el momento en el que se encuentran los alumnos. Pero pruebas como la que ahora da acceso a la universidad se han convertido en un obstáculo. Muchas escuelas abandonan novedosos y exitosos programas de aprendizaje utilizados en primaria para preparar a los alumnos para la EvAU, cuyo porcentaje de aprobados es erróneamente empleado para valorar los centros.

La supresión de este y otros muchos exámenes innecesarios sería un primer paso, pero insuficiente. Terminar con la mediocridad en la que están instalados los alumnos obligará a apoyar y formar continuamente a los profesores, renovar de forma más ambiciosa el currículo escolar, acabar con la cultura de la repetición de curso, erradicar la endogamia en institutos y universidades y liberar a los centros de corsés educativos que impiden la innovación.

El objetivo debe ser acabar con una cultura que se explica mejor con la anécdota que me relató un estudiante universitario de ingeniería. El profesor llegó un día con una sonrisa entre los labios y anunció satisfecho que solo uno de los alumnos había aprobado. ¿No se daba cuenta de que el que había fracasado era él? 

David Jiménez (@DavidJimenezTW) es escritor y periodista de España. Su libro más reciente es El director. 

viernes, 30 de abril de 2021

_- Un estudio alerta de que España es el tercer país de la OCDE con más colegios gueto.

_- El informe, que analiza la situación de 64 países, 28 de ellos de la OCDE, pone de manifiesto que España es el que más segrega a los alumnos en centros según su renta familiar, por detrás de Turquía y Lituania

España es uno de los países europeos con mayor número de colegios gueto, situación que se da cuando el nivel de concentración de alumnado con bajos recursos socioeconómicos en un mismo centro supera el 50%. Es, por tanto, uno de los países que más divide a los estudiantes de primaria en diferentes centros educativos en función de su renta familiar, según un estudio pionero de la ONG Save the Children y el centro de estudios EsadeEcPol (dependiente de la escuela de negocios Esade), que analiza datos de 64 países. Esta segregación escolar genera que los alumnos más desaventajados se concentren en los mismos centros y vean reducidas sus posibilidades de relacionarse con niños de otros estratos sociales, lo que deriva en sociedades menos integradoras.

Los dos autores del estudio han analizado por primera vez los datos socioeconómicos del perfil de los alumnos que se desprenden del informe internacional TIMSS (Estudio de las Tendencias en Matemáticas y Ciencias, en sus siglas en inglés), que elabora desde 1995 y cada cuatro años la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo (IEA son sus siglas en inglés). El TIMSS mide las competencias en Matemáticas y Ciencias de los alumnos de 4º de primaria (niños de 10 años) de 64 países, 28 de ellos pertenecientes a la OCDE ―del total de 37 integran el organismo―. En esa comparativa internacional, uno de los apartados configura un índice socioeconómico construido a partir de tres componentes: el número de libros del hogar, la carencia de materiales escolares y el nivel educativo más elevado entre los dos progenitores del alumno. Con esas variables, se construye un índice para conocer el capital sociocultural y económico de las familias

Una vez analizados esos datos, los investigadores, Lucas Gortázar y Álvaro Ferrer, concluyen en el estudio, titulado Diversidad y libertad: reducir la segregación escolar respetando la capacidad de elección de centro, que España ocupa la tercera posición, por detrás de Turquía y Lituania, en segregación escolar en los colegios de primaria de los 64 países analizados ―de diferentes continentes y niveles de desarrollo, como Chile, Hungría, Alemania, Marruecos, Filipinas o Sudáfrica―.

El estudio se sustenta sobre un índice que mide la segregación del 0 al 1 donde la media de la OCDE se sitúa en 0,26. A la cabeza en desigualdad están Turquía (0,40), Lituania (0,34) y España (0,32), mientras que los que la presentan en menor medida son Finlandia (0,19), Dinamarca (0,20) y Japón (0,20). La Comunidad de Madrid es la única región de España que ofreció a TIMSS sus datos en abierto, y de ellos se desprende que en Primaria su índice de segregación es del 0,34, por encima del 0,32 de media de España.

En los últimos años, la Comisión Europea, el Comité de Derechos del Niño o la ONU han urgido a España a revisar y aprobar políticas que frenen la segregación escolar, que afecta al 46,8% de los centros educativos del país —9 de cada 10 son públicos—, según el estudio Magnitud de la segregación escolar por nivel socioeconómico, publicado en 2018 por dos investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid. Estos analizaron los datos socioeconómicos de los estudiantes reflejados en el informe PISA 2014, que mide las competencias en Matemáticas, Ciencias y comprensión lectora de los alumnos de secundaria de 15 años de los países de la OCDE. Este nuevo estudio de Save the Children y EsadeEcPol analiza por primera vez en España la segregación de los alumnos de primaria.

Lucas Gortázar, coautor del informe, expone: “En el debate político se ha puesto sobre la mesa el derecho que tienen las familias a elegir el centro educativo que quieren para sus hijos, pero la situación de segregación escolar en España pone de manifiesto que son necesarias políticas que aseguren una matriculación equilibrada tanto en centros públicos como concertados”. Los investigadores analizaron también los datos del perfil socioeconómico de los alumnos de 15 años del informe PISA 2018 y extrajeron que la Comunidad de Madrid es la región que registra una mayor segregación en la ESO (0,41), mientras otras comunidades como La Rioja (0,21), Cantabria (0,22) Aragón (0,23) presentan los niveles más bajos, similares a los de Canadá (0,23), Irlanda (0,23) o Noruega (0,20). La media de segregación por motivos socioeconómicos en la ESO de España (0,29) está al mismo nivel que la media del resto de países de la OCDE (0,29).

Segregación escolar socioeconómica en primaria
El problema, señala Álvaro Ferrer, coautor del informe, son las “dinámicas de huida que se generan” cuando las familias de clase media deciden a qué centros, mayoritariamente públicos, no quieren llevar a sus hijos por la alta concentración de alumnos con pocos recursos o inmigrantes. “Es muy importante que por parte de la Administración se trabaje con las familias autóctonas en los prejuicios que tienen con la diversidad de perfiles en las aulas, cuando la evidencia científica muestra que los estudiantes con progenitores con estudios superiores no ven afectado su rendimiento académico”.

En los últimos años, señala el informe, organismos internacionales como la OCDE o la UNESCO han alertado de los riesgos sociales y económicos que puede generar una “segregación escolar excesiva”. El hecho de que exista un amplio número de centros con una elevada proporción de alumnado vulnerable puede elevar las tasas de abandono escolar temprano ―jóvenes entre 18 y 24 años que no continuaron sus estudios y obtuvieron, como mucho, el título de la ESO; España está a la cabeza con un 16%, frente al 10% de media de la UE―, aumentar el desgaste y la desafección de estudiantes y profesores, y repercutir en la cohesión social o el mercado de trabajo.

Segregación escolar por origen inmigrante en primaria
Xavier Bonal, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona, cree que los alumnos “construyen sus objetivos vitales muy influenciados por los de sus compañeros de aula, si el alumnado de entorno desfavorecido no está expuesto a otro tipo de aspiraciones, probablemente se estanque”. La falta de diversidad en las clases puede afectar a la capacidad de aprendizaje de ese alumnado, a la probabilidad de que obtengan un título, e incluso a sus ingresos en la vida adulta.

Según dos investigaciones recientes, una de ellas dirigida por Xavier Bonal, la segregación escolar no se produce mayoritariamente en zonas periféricas deprimidas, sino dentro de barrios con una composición social diversa. “Hay escuelas que a una distancia de 100 metros son radicalmente distintas, puede que una de ellas concentre al alumnado inmigrante y acabe convertida en un gueto; las políticas de la Administración han sido insuficientes para frenar este fenómeno”, indica Bonal.

Para Gortázar y Ferrer, las políticas “juegan un papel muy importante”, y ponen como ejemplo el llamado sistema de elección controlada acuñado por la OCDE y puesto en marcha en países como Bélgica, en el que la Administración da a las familias la opción de escoger colegio con ciertas limitaciones y con mecanismos para asegurar la integración, como porcentajes máximos por centro de alumnos desaventajados, incentivos económicos para las escuelas que admiten a un mayor número de estos estudiantes o la eliminación de las cuotas (empleadas en la concertada).

Pauline Musset, analista de la OCDE, explica sobre el sistema Pupil Premium, que otorga una cuantía extra a los centros británicos por cada estudiante que percibe beca de comedor: “Cuando se da una libertad total de elección, hay más desigualdad y mayor segregación. Los países que han mejorado su diversidad en las aulas, como Reino Unido, han puesto en marcha sistemas de financiación extra, han dotado a esos centros de un mayor número de profesores y han reducido las ratios. Esta medida hace que para los colegios sea más atractivo escolarizar a alumnos con menos capital”.

Otro caso de éxito es el de Flandes (Bélgica), donde se ha puesto en marcha el llamado sistema de doble lista, que supone reservar plazas en el proceso de matriculación para alumnos con rentas bajas y altas, de modo que se garantiza la mezcla. En esta región, en ningún caso las familias son obligadas a matricular a sus hijos en determinados centros; a través de campañas informativas se anima a las familias a romper sus esquemas. En España, Cataluña es la primera autonomía que ha aprobado un pacto contra la segregación escolar que obliga a las escuelas a reservar un porcentaje de plazas para alumnos con pocos recursos o dificultades de aprendizaje.

Aunque la nueva ley educativa, Lomloe, aprobada el pasado noviembre, es la primera normativa estatal que aborda el problema de la segregación e incluye un paquete de medidas para frenarla, la decisión final está en manos de las autonomías, que son las que diseñan los procesos de admisión. Los autores del informe hacen una serie de recomendaciones, como organizar visitas para que familias de clase media conozcan escuelas de alta complejidad, dar soporte a esos centros para que puedan comunicar su proyecto educativo a la comunidad, o animar a progenitores socialmente aventajados a que elijan en grupo uno de esos centros para equilibrar su composición.

Mejora de la escuela pública
A la hora de escoger un centro, señala el informe, la escuela concertada presenta en España algunas ventajas, como la jornada escolar partida o un servicio de comedor más amplio. En el caso de la Comunidad de Madrid, un 60% de los colegios públicos ya han implantado la jornada continua (las clases terminan a las dos de la tarde), mientras que en la red concertada solo lo han hecho un 3%. “Las familias”, señala Xavier Bonal, “necesitan tener a sus hijos más horas en la escuela, además de por una cuestión de conciliación, por asegurarse de que las horas de la tarde van a estar bien empleadas. Los profesores que son funcionarios han luchado por conseguir la jornada continua, ignorando las consecuencias sobre el aprendizaje, sobre todo, de los más desaventajados”.

Sobre el comedor escolar, un 71,6% de los colegios públicos en España tiene este servicio, frente al 82,2% de los concertados y privados. En secundaria, solo un 11,4% de los públicos lo ofrece, frente al 85% de los concertados y privados. Solo un 2,9% del alumnado de la ESO en centros públicos hizo uso de este servicio el curso pasado, frente al 24% de los estudiantes de la concertada y la privada, según datos del Ministerio de Educación.

https://elpais.com/educacion/2021-04-28/espana-lidera-la-creacion-de-colegios-gueto-por-detras-de-turquia-y-lituania.html

sábado, 7 de julio de 2018

“Son los profesores quienes están impulsando la innovación, pero les pedimos demasiado”. El psicólogo Alfredo Hernando ha recorrido el mundo en busca de colegios con proyectos novedosos. “La idea de que la escuela necesita cambiar ha calado con mucha fuerza en la sociedad”, asegura.

Hay una pregunta que a Alfredo Hernando (Aranda de Duero, Burgos, 1981) le hacen constantemente: ¿y tú, a qué colegio llevarías a tus hijos? Quizás tenga que ver el hecho de que en 2013 este psicólogo e investigador se lanzara a recorrer el mundo en busca de algo muy concreto: escuelas innovadoras. Durante dos años, su afán por seguir las pistas de casos de éxito en la educación le llevó a Colombia, Perú, Chile, Brasil, Ghana, Indonesia, Japón, Finlandia… para después recopilar sus experiencias en un libro, Viaje a la escuela del siglo XXI. Una “guía para exploradores” que resume sus ideas sobre cómo se debe trabajar la innovación educativa. La clave, dice, está en detectar colegios que estén desarrollando experiencias novedosas y entender por qué funcionan. “La idea de que la escuela necesita cambiar ha calado con mucha fuerza en la sociedad. El siguiente paso es definir qué funciona y para qué”, asegura Hernando en esta entrevista, que tuvo lugar a finales de junio en el marco de la segunda edición del encuentro #Realinfluencers, organizado por la start-up educativa Blinklearning.

Pregunta. Cuando hablamos de innovación educativa, ¿de qué estamos hablando?
Respuesta. Hablamos del éxito de todos y cada uno de los alumnos, sin importar sus necesidades. Se trata de buscar la combinación de elementos del proyecto educativo de un centro que haga posible el éxito de todos sus alumnos. Pero es muy importante no perder el norte. Innovar no significa tener como foco primario el aprendizaje basado en proyectos, o el modelo de un ordenador para cada niño, o evaluar con menos exámenes, o más o menos deberes… Esas son decisiones secundarias que se toman en el momento en el que un equipo de profesores, en un colegio, decide cómo puede conseguir que todos sus alumnos desarrollen un proyecto vital completo. Fuera de eso, creo que todo lo demás son fuegos de artificio.

P. ¿Qué es entonces un colegio innovador?
R. Hay tres focos para entenderlo
Primero debe ser un caso de éxito: sus alumnos deben llegar al éxito, entendido más allá de lo académico. 
Segundo, ese caso de éxito se debe poder replicar, de forma que otra escuela se pueda llevar a un contexto semejante lo que ese centro innovador ha hecho; que pueda copiarlo o adaptarlo para llegar al éxito con sus propios alumnos. 
Hay una tercera idea, que es la necesidad de documentar este proceso. Necesitamos que sea un concepto claro para que las familias lo entiendan.

P. ¿Quién está liderando el proceso de la innovación educativa en España?
R. En España estamos asistiendo a una primavera de innovación educativa. Un florecer, inimaginable hace 10 años, de experiencias de innovación. Y es muy paradójico porque estas experiencias están protagonizadas por los docentes, no por las administraciones públicas. Son los profesores los que están empujando y arrastrando con sus ganas y con su trabajo. Pero hacen falta las instituciones. Las administración y las consejerías de Educación tienen que tomar el liderazgo.

P. ¿Cómo medimos la innovación?
R. La evidencia de todo este proceso son los estudiantes, la prueba última es saber si hemos conseguido mejorar su vida. Y para eso necesitamos herramientas. Ahora medimos muy bien las competencia lingüística o las matemáticas… pero hay otras competencias muy importantes, como la autonomía e iniciativa personal de los alumnos o el cómo aprender a aprender, para las que necesitamos un marco y herramientas. Eso está por hacer y ahí entran las administraciones públicas, que tienen que sentar las bases para medir esto. De todas formas, hay muchas medidas que se pueden tomar sin necesidad de tener un pacto nacional. Por eso mi enfoque no es trabajar con sistemas, sino encontrar escuelas innovadoras. No se trata de mirar a Finlandia o a Corea del Sur, el enfoque de los sistemas no aporta practicidad ni a las familias ni a los colegios. Y, además, creo que las escuelas en los entornos de mayor necesidad tienen las probabilidades de crear experiencias más innovadoras; es la forma de tener más posibilidades para que sus alumnos alcancen el éxito.

P. ¿Se puede entonces innovar sin grandes recursos?
R. Sí, pero cuando se produce un cambio se necesita tiempo y personal para invertir en ello, y si no hay recursos suficientes eso va a repercutir en la inversión de tiempo y dedicación de los profesores. Es un balance complejo porque hay entremezclados procesos tanto de innovación como de crecimiento personal de los docentes. Y hablamos de cambiar el colegio según seguimos yendo al centro; no cerramos, nos formamos y luego volvemos a abrir. El mensaje de los recursos es complicado porque es verdad que hay muy buenas experiencias de innovación en países con menos recursos, por ejemplo en Latinoamérica. Pero al mismo tiempo la falta de recursos no puede consumir a los principales actores del cambio, que son los profesores y los equipos directivos.

P. ¿Innovar es un camino y cada centro debe encontrar el suyo? ¿O hay una fórmula que se pueda aplicar a todos?
R. Hemos superado ya esa fase en la que decíamos que había una solución para transformar cualquier escuela. Ese es un mensaje peligroso. Lo que sí hay son escenarios que aparecen con mucha frecuencia y que engloban varias metodologías. No inventan nada nuevo, sino que combinan elementos presentes en todas las escuelas de una forma novedosa y que mejora los resultados. Por ejemplo, todos los colegios tienen aulas cuadradas y pasillos. Pero hay alguien que decide hacer una combinación de horarios y de trabajo en esos pasillos de tal manera que, de repente, se transforman en un makerspace. Es el mismo pasillo y son los mismos recursos que tienen todas las escuelas públicas, pero un centro ha hecho una combinación novedosa que les funciona.

P. ¿Puede existir el riesgo de que tanta carrera por la innovación se convierta en aplicar moda tras moda sin base de investigación?
R. Eso sería terrible. Para poder demostrar que estás haciendo innovación y que estás mejorando el proyecto vital de tus alumnos tienes que ser capaz de saber cómo funcionan esas medidas. Y ahí no les podemos pedir a los docentes que hagan todo, no podemos pedirles que sean los responsables de saber cómo está funcionando la innovación y que también se encarguen de crear herramientas para analizar cómo se está transformando la escuela. Esas son medidas de la administración pública. Y sí, al final el cambio y la mejora de una escuela es el cambio y el crecimiento de su claustro de profesores, pero ponemos mucho peso sobre los docentes.

P. ¿Cuál es el papel de los padres? Reciben críticas por los dos extremos: o porque se implican demasiado o porque no tienen opinión sobre estos temas.
R. Hay tres variables que explican el éxito del proyecto vital de un niño o una niña: 
su entorno (es decir, el barrio), 
su familia y 
su escuela. 
El barrio se puede trabajar, pero no está tanto en nuestras manos. La mejor combinación posible entre las otras dos variables es que las familias sean capaces de entender, informarse y comprender el proyecto educativo del colegio; y, si les gusta, de participar en ese proyecto. Aquí hay una doble comunicación: entre la familia, que debe sentir que se puede comunicar y que tiene que aprender lo que significa este cambio en la escuela, y los colegios, que de repente tienen que aprender a comunicarse con los padres.

P. Cualquier cambio que se haga en la educación tiene consecuencias profundas y a largo plazo. ¿Entiendes las reticencias que surgen cuando se habla de repensar los deberes, los horarios, los exámenes…?
R. Ahora mismo hay un debate muy potente. 
Por un lado están los apocalípticos, que creen que la innovación pertenece al show de la educación y que significa hacer lo que ya estamos haciendo, pero con otro nombre. 
Y por otro lado están los integrados, que son los que entienden que el significado de innovar es crecer, con equipos de profesores que buscan ese crecimiento integrando distintas metodologías para transformar la escuela.

DIFERENCIAS ENTRE COMUNIDADES
En esa “primavera de la innovación” en España de la que habla Alfredo Hernando, la educación pública juega un papel fundamental. Pero el experto advierte de las diferencias entre comunidades autónomas, no solo en resultados (algo que viene certificando el informe PISA, que retrata una brecha entre el norte y el sur) sino también en las herramientas de las que los colegios disponen para innovar. “Hay una gran diferencia en la red pública en España que es muy significativa y de la que no se habla mucho”, señala Hernando. “Las posibilidades de las escuelas son muy distintas según cuál sea su comunidad”. Hernando señala como ejemplo esperanzador la iniciativa de varias regiones, como Aragón y Castilla y León, de crear centros de formación para docentes. “Son un nuevo actor que está despertando. Se están convirtiendo en detectores de buenos docentes, profesores que empujan el cambio. Los atraen al centro de formación y ahí es cuando empiezan a pasar cosas alrededor”.

https://elpais.com/economia/2018/06/29/actualidad/1530267834_541816.html?rel=lom

lunes, 18 de junio de 2018

_- Cada vez más jóvenes españoles dejan de estudiar después de la ESO. La tasa de abandono escolar entre la población de 18 a 24 años sube ocho puntos en tres años.

_- Cada vez más jóvenes españoles dejan los estudios después de obtener el título de Educación Secundaria Básica (ESO). La tasa de abandono escolar de la población de entre 18 y 24 años ha subido hasta el 60% en 2017, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas recogidos en un informe del sindicato Comisiones Obreras (CC OO). Ese porcentaje era del 52% dos años antes, según el documento difundido este jueves.

"Tenemos más universitarios y universitarias que la Unión Europea, pero menos personas con Secundaria postobligatoria que la media", señala el informe. Para Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de CC OO, es lo más sencillo de revertir "porque bastaría que siguieran estudiando dos años más". "Habría que hacer foco en las políticas de orientación y de información para que estos jóvenes pudieran volver al sistema educativo", opina. García además reclama más inversión, que se incrementen las plazas públicas en la enseñanza de segunda oportunidad, educación de adultos y bachillerato nocturno, y explotar formatos que hagan más atractivo el sistema educativo, con contenidos más prácticos y menos académicos.

La tasa total de abandono escolar, sin embargo, ha descendido desde 2008. El porcentaje de alumnos que dejan de estudiar, antes o después de haber conseguido el título de la ESO, ha caído 12 puntos desde 2008, hasta el 18,3%. García advierte, sin embargo, de que en los últimos tres años el descenso se está ralentizando, y señala que en España "la reducción del abandono educativo temprano está más vinculada a ritmos económicos que a políticas educativas". "Podría repuntar otra vez", alerta.

Diferencias entre comunidades autónomas
La recuperación económica afecta de forma diferente a la educación de los jóvenes españoles en función de la comunidad autónoma en la que viven. Siete autonomías —Asturias, Cantabria, Galicia, Madrid, País Vasco, Navarra, La Rioja— han reducido la tasa de abandono escolar por debajo del 15% que marca la Unión Europea, según un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). Pero la tasa de abandono entre los jóvenes seguía estando muy por encima de la media europea (10,8%) en 2016, según ese documento.

"Normalmente abandonan porque quieren acceder al mercado de trabajo. Algunos acaban trabajando, pero otros quedan en paro y les cuesta más por tener un menor nivel de estudios", señala Laura Hernández, economista del IVIE. La académica destaca que la repetición es un determinante importante del abandono. "Muchos jóvenes abandonan por la experiencia propia que han tenido en el sistema educativo. Muchos de los que abandonan son repetidores". Hernández opina que la política en sí de repetición de curso no es muy efectiva porque "estigmatiza" al alumno.

https://politica.elpais.com/politica/2018/06/14/actualidad/1528972535_151584.html

miércoles, 11 de abril de 2018

La tasa de repetidores es muy superior en la escuela pública que en la privada. Un estudio de Educación alerta de la horquilla de más del 15% entre alumnos de la ESO según su centro escolar.

El porcentaje de alumnos que pasa de curso, ya sea con todas las asignaturas aprobadas o con algunas suspensas, varía entre los centros públicos y privados, llegando las diferencias hasta a 17 puntos porcentuales a favor de los segundos. El 83,3% es el porcentaje medio del alumnado que pasa de curso o promociona para el conjunto de los cuatro cursos de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en los centros públicos, porcentaje que se eleva al 91,5% en la enseñanza concertada y al 98,1% en la enseñanza privada no concertada.

Además, dentro del alumnado que promociona, el porcentaje medio del que lo hace con todas las materias superadas es del 68,2% para los centros públicos, del 78,5% para la enseñanza concertada y del 92,7% para la enseñanza privada no concertada. Por tanto, el alumnado de ESO de los concertados y privados repite menos que el de los públicos o pasa de curso con menos suspensos.

Son datos recogidos en un informe del Ministerio de Educación (con los resultados académicos del curso 2014-15), donde se especifica que en Segundo de la ESO las diferencias señaladas llegan a 17,2 puntos porcentuales. Esto ocurre en Segundo de la ESO; si la tasa media que pasa de curso es del 85% del alumnado, la cifra en los centros públicos es del 81,2%, en los concertados el 92% y en los privados no concertados del 98,4%.

Por otra parte, en el curso 2014-15 los alumnos promocionaron menos en Segundo de la ESO y Segundo de Bachillerato ya que sólo pasó de curso el 85% y el 78,2%, respectivamente. En Segundo de Bachillerato aprobó el curso el 73,8% del alumnado de los públicos y, en cambio, el 89,9% de los privados.

http://www.diariodesevilla.es/sociedad/repetidores-superior-escuela-publica-privada_0_1231677265.html

P.D.: Esta noticia unida a la que hoy aparece en varios diarios (entre ellos el Hoy y El País) donde "el Constitucional avala la educación segregada", cierra el círculo del injusto y desigual tratamiento de la educación en España; ¿eres pobre? pues te aguantas con una educación de tercera. ¿Eres rico? pues tú tienes libertad de elección de centro y además te subvencionamos la educación privilegiada de tus hijos. Con lo cual se le da la vuelta al hecho de que los impuestos están para compensar la desigualdad e integrar más y mejor a los desfavorecidos de la fortuna y disminuir las desigualdades y la pobreza. Aquí los impuestos de TODOS, están para conceder privilegios a los poderosos, subvenciones a los colegios privados, a los campos de golf, a los viajes en el AVE, a las universidades privadas, a los toros, a la organizaciones de exaltación fascista de la dictadura de 40 años, a determinadas religiones, etc, etc.

Por otra parte, el estudio que presenta el actual Ministerio del PP, que está claramente a favor de la enseñanza privada y concertada, sirve sutilmente para  sesgar a favor de los suyos "el éxito escolar". Claramente muestra, sin más, que en "sus centros" imparten "mejor educación" pues tienen más éxito. Sin adentrarnos en las estrategias de los diferentes centros a favor de criterios "flexibles" para conseguir más o menos porcentajes de aprobado (cómo "el caso Cifuentes" ha mostrado que la manipulación de las notas para que "los suyos" aprueben incluso sin cumplir los criterios exigibles, llegan hasta los grados y maestrías de la Universidad). Sabemos por múltiples investigaciones y estudios, que el principal factor de éxito académico colectivo es el factor económico, dicho de forma más simple y sencilla, del dinero de los padres,... No es el centro educativo el más importante, aunque tenga su importancia. Pero este hecho se oculta deliberadamente, con lo cual, las notas parecen depender más del centro que del factor realmente más importante; el nivel adquisitivo. Y de alguna manera, al subvencionar aún más la enseñanza privada y concertada, aumentamos el nivel económico de las clases más pudiente, "defendamos a los nuestros" (como afirmó la ministra Cospedal, del PP) y por lo tanto mejoremos más las notas y aumentemos más la desigualdad, las diferencias y las injusticias, con nuestra acción de gobierno.

lunes, 1 de enero de 2018

_- El sistema educativo español es incapaz de reenganchar a los alumnos que suspenden curso tras curso.

_- Unicef denuncia que la educación inclusiva en España no es eficaz, que el sistema segrega a estos alumnos y que este colectivo no se siente apoyado por los docentes

"Cuando empecé a suspender y repetir cursos en el instituto nadie me preguntó qué me estaba pasando", relata una estudiante con problemas para sacarse la ESO

La tasa española de abandono escolar temprano duplica la de la UE y el porcentaje de alumnos repetidores triplica la media de la OCDE

La tasa española de Abandono Escolar Temprano (AET) duplica a la de la Unión Europea y el porcentaje de alumnos de nuestro país que repiten algún curso es tres veces mayor que la media de la OCDE. El sistema educativo español tiene un problema para combatir la exclusión educativa y reenganchar a los estudiantes que van encadenando asignaturas suspensas: Unicef ha advertido recientemente que los programas de enseñanza inclusiva no están siendo "eficaces".

"Cuando comencé a suspender y repetir ningún profesor se sentó conmigo. En el instituto nadie me ayudó a organizarme, ni me preguntaron qué me estaba pasando", cuenta Salma. A esta joven de 20 años, residente en el barrio madrileño de Carabanchel, nunca le había quedado una asignatura pendiente, hasta que llegó a tercero de la ESO. En ese momento se encontró una barrera tanto emocional como educativa que no supo abordar.

Al comenzar el curso notó el cambio de contenido del currículum educativo, empezó a tener problemas para estudiar y de repente se desenganchó. "Me empezaron a costar las asignaturas, al principio era una, luego se convirtieron en dos, tres, cuatro... Al no pillar el truco, me dejé llevar por los compañeros", relata.

Así entró en una dinámica que hasta entonces había sido desconocida para ella: ya no le importaba suspender asignaturas. La conexión que durante el colegio en Primaria tuvo con los docentes, había desaparecido. Ya no quería ser la alumna favorita de la profesora, ya no le hacía ilusión sacar buenas notas y que le mandasen a por tizas cuando había que reponer las de la pizarra. Comenzó tercero "sin hacer nada" y así también lo terminó, arrastrada "por el cachondeo" que se respiraba en clase.

"Era habitual que los profesores nos dijesen: 'Si no venís a atender, dormíos un rato'. Esa ha sido la frase que más he escuchado en todo el instituto". Aunque no solía ser una alumna absentista, se pasaba las clases "mirando al techo". El relato de Salma es muy parecido al de los jóvenes en riesgo de abandono escolar entrevistados por Unicef para elaborar un análisis sobre los factores de la exclusión educativa en España.

Grupos de repetidores
Algunos explican que sus problemas en clase comenzaron en Secundaria, cuando pasaron del colegio al instituto. Yurena tuvo esa sensación cuando comenzó Secundaria Obligatoria. Suspendió primero y en vez de repetir, empezó junto a varios compañeros un programa de diversificación curricular que les dejaba sacarse el graduado y hacer una Formación Profesional.

"En clase decíamos que allí nos metían a los que no sabían qué hacer con nosotros, solo había un profesor que consiguió motivarnos, nos daba jardinería", cuenta. A los 16 años abandonó, se quedó embarazada con una gestación compleja. Dos años después se reenganchó a un centro adultos y en junio, con 21 años, ha conseguido el graduado escolar.

La tasa de Abandono Escolar Temprano incluye a aquellos jóvenes entre 18 y 24 años que no obtienen la ESO o que una vez finalizada no continúan con sus estudios. En España, este colectivo supone el 20% frente al 11% de la media de la Unión Europea. Por su parte, el 31% de los jóvenes han repetido algún curso, una cifra elevada si se compara con la media de los países de la OCDE, el 11%, según datos del 2015 del informe PISA.

Tras repetir curso dos veces en tres años, y con la mayoría de edad recién cumplida, Salma "hizo click". Vio que sus amigos ya habían salido del instituto y que ella seguía en Secundaria. "Me puse las pilas y me saqué 20 asignaturas en junio. Las que arrrastraba de tercero y cuarto completo", responde. Así consiguió reengancharse al sistema educativa y sacarse dos años después un grado de Formación Profesional de administración.

El responsable de Educación de esta organización, Ignacio Guadix, asegura que tras los recortes que ha ido sufriendo la inversión en enseñanza durante la crisis, en las clases se ha establecido "un canon de normalidad" en el que "la diferencia no tiene cabida". Por su parte, Rebeca Seijo, trabajadora social de YMCA, una organización a la que acudía Selma, que cuenta con centros que ofrecen refuerzo escolar a familias en riesgo de exclusión, alude a que los apoyos no están adaptados al perfil de los jóvenes, ni al porcentaje de alumnos con necesidades, se basan en las ratios.

"Se está retrasando el aprendizaje no solo de esas personas, también del resto de la clase, porque los docentes se vuelcan en que toda la clase intente mantener el ritmo. En cuanto uno se desengancha, se queda apartado", apunta Seijo.

Unicef destaca que los niños y adolescentes que sufren estas consecuencias pertenecen a familias de un bajo estatus socioeconómico y cultural, así como aquellos que pertenecen a ciertas minorías étnicas o grupos migrados, "muchos se quedan atrás o directamente fuera del sistema educativo", apuntan en el informe.

"El porcentaje de alumnos que no aspiran a seguir estudios secundarios postobligatorios y cuyos padres no tienen ninguna titulación es casi del 40%. Para sus contemporáneos con padres con estudios universitarios superiores, poco más de un 5%", recuerdan.

El sistema segrega a estos alumnos
En el análisis, explican que las políticas y programas educativos tienden a "agrupar y segregar" al alumnado por motivos conductuales o de "nivel educativo". Guadix incide en las presiones académicas a las que hacen frente los docentes, "con entornos saturados" en los que tienen que conseguir buenos resultados en las pruebas periódicas promovidas por la administración que sirven para elabora ránkings educativos.

Estas dos jóvenes encontraron la motivación para seguir estudiando en recursos educativos a los que iban por las tardes y gestionados por entidades sociales. En estos espacios intentan no centrarse solo en la enseñanza teórica y personalizar un poco más el refuerzo que les aportan.

Seijo explica que los jóvenes pasan de un ambiente muy controlado como el colegio, a otro, el instituto, en el que no se trabajan los asuntos emocionales. "El profesor de Matemática es licenciado en ese tema, tiene un Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP), se ha sacado una oposición y ya está. Puede dar muy bien clase pero no tiene herramientas para trabajar la relación con un adolescente", explica esta trabajadora social.

"Cuando llegué a YMCA y les conté la primera vez que había repetido me dijeron lo mismo que mi madre. Es como una familia, ellos se daban cuenta de que iba a suspender, trataban de subirme el autoestima y animarme a esforzarme", explica Salma. Una vez que terminó la Secundaria, también fue en este recurso donde le explicaron las posibilidades que tenía para estudiar, si no quería cursar Bachillerato.

Yurena explica que en AMEJHOR, una entidad social centrada en la atención a menores y jóvenes del distrito de Hortaleza (Madrid), encontró un espacio en el que podía exponer sus problemas y recibía apoyo para seguir estudiando. "Hay gente muy cercana que me conoce desde que soy una niña y con los que tengo más confianza que con profesores del instituto", reseña.

Solicitan aumentar la inversión educativa
La falta de recursos para acompañar a los jóvenes que ya han cumplido los 16 años, es otro de los problemas que ha identificado Unicef. Guadix asegura que "no hay institución que les quiera acompañar". "Si no se les estimula durante el aprendizaje, la posibilidad de encontrar empleo son escasos", cuenta el responsable de Educación de la organización.

Desde Unicef proponen cuatro medidas para combatir la exclusión educativa. Apuestan por

1. incrementar la inversión educativa;
2. diseñar un sistema educativo flexible y diversificado
3. que les permitan reincorporarse y continuar la formación y
4. mejorar el acompañamiento de las transiciones educativas.

http://www.eldiario.es/sociedad/exclusion_educativa-sistema_educativo-abandono_escolar_0_689431809.html

jueves, 26 de enero de 2017

“He comprendido que repetir curso no es la solución”. El ministro de Educación promete revisar las ayudas para los alumnos más rezagados que el PP ha recortado más del 90%

Cuando el actual ministro de Educación, Cultura y Deporte asumió el cargo en el verano de 2015 confesó que no conocía su cartera: "Estudio por las noches". Año y medio después, Íñigo Méndez de Vigo (Tetuán, 1956), lamenta que le criticaran "mucho" por aquellas palabras."Alguien dijo que aquí había que venir sabido, alguien importante en el Congreso de los Diputados", explica este abogado y profesor, que milita en el PP desde 1989. "Sé más que entonces, pero todavía estoy aprendiendo". Durante este tiempo, ha tenido que enmendar algunas de las medidas más polémicas que heredó de su predecesor, José Ignacio Wert. España es uno de los países con una tasa de repetidores más alta de la OCDE, que ha alertado a España por este asunto. Méndez de Vigo coge el guante y asume que los alumnos rezagados necesitan ayuda de la Administración, aunque fue su Gobierno el que retiró los programas de apoyo. Entre sus misiones, cerrar un pacto de Estado por la educación inédito en España. La subcomisión que debe acordarlo acaba de echar a andar. La entrevista con EL PAÍS tuvo lugar el pasado jueves 19 de enero. Estas son las preguntas centradas en su faceta de titular de la cartera de Educación (puede consultar aquí la parte centrada en su labor como portavoz).

Pregunta. El PP fue el único partido que se descolgó del anterior intento de un pacto educativo que encabezó el PSOE y el que ha aprobado leyes educativas en solitario. ¿Se ven en condiciones de encabezar un pacto que aglutine a todos?

Respuesta. Tenemos esa obligación siendo Gobierno, nos hemos comprometido en el acuerdo de investidura con Ciudadanos y es uno de los grandes pactos de Estado que ha propuesto el presidente del Gobierno. Creo que tenemos la experiencia acumulada de estos años. Hay acuerdo en temas importantes como que hay que bajar las cifras de abandono temprano o la mejora de la calidad educativa. Yo veo que hay ganas. Ya cerramos un acuerdo con el aplazamiento de las evaluaciones de la LOMCE [Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa]... seguir leyendo

http://politica.elpais.com/politica/2017/01/21/actualidad/1485019009_488311.html?rel=lom

lunes, 6 de junio de 2016

Valer para estudiar

Belén Gopegui
Diagonal

El escritor Antonio Muñoz Molina ha publicado una carta en El País dirigida a su maestro de la niñez. Allí cuenta que cuando tenía once o doce años su padre pensó en sacarle de la escuela, pero su maestro le dijo que no lo hiciera porque el niño "valía para estudiar". Me interesan poco los argumentos ad hominem y si cito al escritor es por aclarar las fuentes y porque su carta ha sido leída como si lo que expresa fuese al mismo tiempo conmovedor y lógico.

No se trata de juzgar la reacción del maestro en aquel tiempo: ante la situación social de muchos niños –y qué decir de las niñas– a quienes se les impediría seguir estudiando, amparar a los que la tarea –carente, por cierto, de valor alguno en sí misma– de resumir o memorizar temas resultaba más llevadera y fácil.

Sí sobresalta que cincuenta años después no haya habido por parte de quien escribe la carta siquiera un instante de reflexión sobre lo que conlleva la idea "valer para estudiar" incluso a los once años: el simétrico "no valer" y el probable ingreso precoz en un tiempo donde la necesidad de sobrevivir suele devorar la de vivir. Una declaración, en fin, de fracaso sin ambages del país y del sistema educativo.

Si en algún momento empiezan a perfilarse con nitidez aptitudes y dificultades, la labor del sistema debería ser estimular las aptitudes y contribuir a paliar las dificultades, entendiendo que el estudio tiene mucho más que ver con la curiosidad desinteresada por el mundo –y qué niño o niña no la tiene– que con la docilidad, la repetición y el empaquetamiento de información que será luego desempaquetada en el examen.

Escribe una persona dedicada desde hace décadas a la enseñanza pública: "Cualquier alumno o alumna que deje la escuela sin terminar es un fracaso para el profesorado y el sistema. Quien crea saber el futuro de su alumnado es bastante ignorante. El Bachillerato nocturno está lleno de alumnado que fracasó (se le echó o no tuvo las mismas oportunidades) y a pesar de sus pesares sigue con ganas de seguir aprendiendo y saca sus estudios por la tarde-noche, a menudo después de su jornada laboral matinal. ¿Quién vale para estudiar?".

En nombre de una siempre cuestionable valía personal, algunas expresiones terminan justificando que se arrebate a millares de niñas y niños el tiempo de la calma y la curiosidad, el tiempo que debiera detener la ley de la selva, el tiempo que está esperando por ti.

Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/culturas/30332-valer-para-estudiar.html

martes, 12 de mayo de 2015

Nacer a final de año influye en las notas. El sistema educativo español se rige por la edad cronológica y no evolutiva del alumno.

No contempla que un niño nato en diciembre progresa más lento y que peligra su autoestima

En 2010 por estas fechas muchas parturientas confiaban en dar a luz antes del 31 de diciembre. La fecha límite para cobrar los 1.500 euros del desaparecido cheque-bebé. Ese aliciente económico ha desaparecido en 2011, pero lo que continúa es una leve preocupación: ¿Haber nacido a finales de año le pasará factura a mi hijo en su formación? ¿Sería mejor que estuviese escolarizado con los niños de 2012? Distintos estudios por todo el mundo indican que el calendario puede influir en los resultados académicos, pues los más pequeños del año arrastran un déficit evolutivo relativo que disminuye a medida que crece.

“En niños de infantil se suele notar bastante la diferencia en lo intelectual y en lo físico, pero no es el único condicionante. Las niñas son más espabiladas y el que se hayan escolarizado pronto influye. Cada niño es un mundo”, afirma Germán Caballero, profesor de primaria en Valladolid. La clase social del estudiante, la profesión de sus padres o la estructura de su familia son también factores socioculturales que contribuyen para bien o para mal en los resultados académicos, según concluyen Juan Jesús Fernández y Juan Carlos Rodríguez en Los orígenes del fracaso escolar en España (2008).

Que la edad sí tiene un efecto apreciable y bastante consistente en los diversos países da cuenta el tan cacareado y polémico informe PISA. En ciencias, por ejemplo, hay un contraste en España de 18 puntos (497/ 479, ver gráfico) entre los extremos del año. “La diferencia entre países no es uniforme, aunque es bastante regular, y si bien sería difícil afirmar que hay sistemas escolares que amplifican o atenúan la influencia de la maduración de los alumnos sobre los resultados PISA, tampoco sería fácil negar esa posibilidad”, afirma Julio Cabaña, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense en Las diferencias entre países y regiones en las pruebas PISA (2006).

“El problema del sistema educativo en España es que se rige por la edad cronológica y no evolutiva”, se lamenta Paqui Escobero, de la Asociación Profesional de Orientadores de Extremadura. “Al ingresar en primaria a un niño que ha nacido 10 meses antes que otro no podemos pedirle avances curriculares iguales —la prescritura y la prelectura— y de autonomía, como atarse los cordones cuando no tiene la misma motricidad en las manos”.

En España, cuando comienza el curso en septiembre, están obligados a matricularse en primero de primaria (seis años) todos los alumnos nacidos durante ese año natural. En otros países solo empiezan los que ya han cumplido los seis (en Suecia a los siete), quedándose así cada generación partida en dos. Es el caso, entre otros de Austria, República Checa, Suiza, Irlanda, Países Bajos o Rusia.

Sufren una débil penalidad salarial del -1,5%”, según un estudio francés

“Probablemente antes se notasen más las diferencias, pero no ahora que, como las madres trabajan, los niños van a la guardería desde los meses y están más estimulados”, considera Jorge Plaza, que enseña a 17 niños de primero de infantil (tienen tres años). Aunque luego afina su declaración y enumera detalles: les falta picardía, no saben mentir y prestan menos atención, fundamental para aprender”.

Los tardíos, calculan en el británico Institute for Fiscal Studies, tienen el 72% de posibilidades de que le consideren un alumno con necesidades educativas especiales. “No hay que etiquetar a los alumnos por cuándo han nacido. Pero sí que, mediante prueba, hay que conocer la madurez intelectual y emocional del estudiante. Si se detectan carencias, hay que establecer vías de entendimiento para potenciar sus capacidades intelectuales y sus habilidades sociales. Es la forma de que el niño no se desmotive y tenga un buen rendimiento escolar”, explica Pedro Santamaría, portavoz del Colegio de Pedagogos y Psicopedagogos de Madrid. Los siete años es la edad idónea para detectar el déficit, piensa, pues entonces se complican los contenidos. “Con sentido común se tienen que implicar el claustro de profesores, los padres y el departamento de orientación. No hay que actuar de primeras porque un niño haya nacido en diciembre”. Santamaría, que ha trabajado en equipos de orientación, reconoce que se ha enfrentado a varios casos de padres angustiados que se planteaban que repitiesen. “Muchas veces, niños con grandes capacidades intelectuales han terminado en Garantía Social —cursillos para adolescentes que no han aprobado el graduado escolar— porque no se les ha tratado en su momento”.

Hay quien propone tomar medidas incluso antes. “Un niño de 3 años nacido el 1 de enero y otro del 31 de diciembre no solo se llevan un año, sino un tercio de vida”, recuerda Juan Antonio Planas, presidente de COPOE (Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España). Y si a eso unimos, dice, que este último sea varón, de origen inmigrante o familia desestructurada las posibilidades de fracaso escolar aumentan. “Por eso animo a que algunos niños de primero de escuela infantil (tres años) repitan curso porque el problema va a más. Es un círculo vicioso. Progresan más lentos y eso merma su autoestima, sobre todo la lecto-escritura, en un momento en el que la constancia y las expectativas de éxito son fundamentales para que mejoren”, sostiene Planas, también presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía.

“Hay que ser más flexible, actuar en secundaria es demasiado tarde. Ahora pueden repetir desde segundo de primaria. Antes solo si la inspección da el visto bueno a un informe sobre un alumno de necesidades educativas especiales de los orientadores”, continúa Planas, el único orientador en un instituto con 1.200 alumnos.

El Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa (ISEI-IVEI) ha constatado que el 15% de los nacidos de enero a marzo ha repetido en Euskadi algún curso al llegar a 2º de ESO (14-15 años), frente al 25% de los alumnos del último trimestre. En 4º de primaria (9 -10 años) las diferencias de conocimientos en matemáticas son evidentes: los mayores consiguen una puntuación de 260/300, mientras que los pequeños 246/300 (ver gráfico). Con el tiempo las distancias se atenúan hasta hacerse casi imperceptibles. En 2º de ESO les separan tan solo 4 puntos: 261-257/ 300.

Pese a este estrechamiento de las diferencias, hay algunos estudios que indican que persisten hasta el fin del bachillerato, en especial en los ambientes más desfavorecidos. Julian Grenet, profesor del Paris School of Economics, así lo asegura en ¿La edad de nacimiento influye en las trayectorias escolares y profesionales? Una evaluación de los datos franceses. No solo repiten más —35% de los de enero a los 15 años en Francia, frente al 51% de los de diciembre (ver gráfico)—, sino que la edad condiciona su futuro. No abandonan más los estudios, pero optan más por los ciclos de grado medio —tres puntos más, con una media del 30%— y, por consecuencia, sufren “una débil penalidad salarial pero estadísticamente significativa (-2,3% los hombres y -0,7% las mujeres)”. Grenet ha llegado a esta conclusión analizando el porcentaje de diplomados medios entre los nacidos de 1945 a 1965 por trimestres y el gráfico perfilado en dientes de sierra no deja dudas.

En 2º de ESO ha repetido un 10% de los vascos de enero y un 25% de diciembre

¿Cómo solventar esta desventaja? María Gutiérrez Dòmenech —que revela también en Factores determinantes del rendimiento educativo: el caso de Cataluña (La Caixa, 2009) que los menores consiguen peores resultados el conocimiento global, lengua catalana y actitud escolar— propone la “organización de tutorías especializadas o la creación de mayor número de cursos para que los intervalos de edad fuesen menores”.

Ya en algunas escuelas infantiles separan a los alumnos por meses. “Soy totalmente partidaria. De hecho, y a pesar de tener a niños de edades muy similares (como mucho la diferencia es de 5 meses), a la hora de trabajar los divido en grupos pequeños según su maduración, de esta forma, tiene una educación más personalizada”, cuenta Nerea López Vergara, maestra en una escuela infantil de Valladolid.

Plaza, docente en la pública, es detractor. “Lo hacen las escuelas privadas para diferenciarse, para publicitarse, pero no tiene sentido. Se aprende por efecto contagio. Los niños no quieren ser diferentes del resto y repiten conductas. Si yo pongo a uno de modelo los otros lo siguen”.

Kelly Bedard y Elizabeth Dhuey, del departamento de Economía de la Universidad de Santa Bárbara, aseguran que los jóvenes tardíos de Estados Unidos y Canadá tienen menos posibilidades de acceder a la universidad. Por eso proponen agrupar antes a los estudiantes por aptitudes en The Persistence of Early Childhood Maturity: International Evidence of Long-Run Age Effects (2006).

Finlandia y Dinamarca lo aplican en la educación primaria. En el colegio Escandinavo de Madrid, por ejemplo, no aspiran a alcanzar “metas específicas por semestre”, sino que otorgan “flexibilidad a los profesores para conseguir las metas de acuerdo con la madurez de cada niño”. Por ese motivo a menudo “hay unos en una clase trabajando con el mismo tema pero a niveles diferentes”, explican en su ideario. En el colegio Japonés de Madrid, que no llega a la treintena de alumnos, también se tiene en cuenta la madurez de cada uno. No hay suspensos y recuperaciones, se les puntúa del 1 al 5 para evaluar su evolución y, si lo necesitan, destacar qué ayuda necesitan. Los mejores ayudan a los rezagados.

A Escobero, que orienta a niños de educación infantil y primaria en Castuera (Badajoz), le gustaría tomar nota: “En España también la educación debería ser personalizada, que no individualizada, porque aprendemos relacionándonos y observando a los otros. Si un niño está suficientemente estimulado no tienen por qué notarse tanto las diferencias de edad”.

Para conseguirlo, aconseja escolarizar pronto a los niños nacidos a finales de año o al menos socializarlos yendo al parque o quedando con otros de su edad. Y, en su casa, estimularlos con música, hablándoles o con juegos. “Hasta los seis años no atendemos con apoyo a niños que tengan un atraso en el habla porque entendemos que cada uno tiene un desarrollo”, comenta.

Pablo nació el 5 de septiembre pero nadie lo diría. Es conocido en su colegio como “Pablo el que lee”. No es para menos. A sus cuatro años el niño, que perezoso tardó en andar, es el único de su clase capaz de leer. Curioso, quiso aprender y hoy hojea el menú en los restaurantes o juega al ahorcado. “Siempre hemos estado pendientes de él. Desde pequeño le leíamos por la noche y si cambiábamos el final nos corregía. También le hemos incitado mucho a hablar”, cuenta su padre, Javier Rojas, que cumple a la perfección los consejos de Escobero.

En sus conclusiones Grenet plantea lo siguiente: “Ya que no elegimos la fecha de nacimiento, sería deseable que el sistema educativo proveyese algunos mecanismos institucionales para corregir las desigualdades escolares ligadas a este factor. Entre las soluciones factibles figura aplicar un coeficiente compensatorio para enderezar los resultados escolares de los alumnos en función del mes de nacimiento. Este dispositivo, que debería ser utilizado sobre todo en primaria permitiría fortalecer la equidad del sistema educativo francés de una manera simple y poco costosa”. ¿El problema? No es el único condicionante.
Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2011/12/30/actualidad/1325256407_157420.html

domingo, 19 de abril de 2015

La superación de daños que la pobreza provoca en el aprendizaje

Las escuelas pueden suavizar el mal efecto de la pobreza sobre el aprendizaje con un cambio a todos los niveles.

En las semanas posteriores al 11/09 (atentado del 11 de septiembre en NY, torres gemelas), Pamela Cantor, una psiquiatra infantil especializada en traumas, fue reclutada por el Consejo de Educación de la Ciudad de Nueva York para dirigir a un equipo que estudiase el efecto del impacto de los ataques en los niños de las escuelas públicas de la ciudad.

Lo que los investigadores descubrieron les sorprendió. Muchos niños en las escuelas de la ciudad mostraban síntomas de trauma - pero los problemas no eran claramente atribuible al 11/09 ni estaban agrupados cerca de la Zona Cero. Esos síntomas, sin embargo, estaban concentrados en las escuelas que atienden a niños pobres de la ciudad. Y el sentido de la amenaza o la inseguridad de los alumnos no se deriva tanto del efecto del acto de terrorismo como de la exposición a la violencia, la vivienda inadecuada, la pérdida repentina de la familia, los padres con depresión o adicciones, y así sucesivamente.

"Una quinta parte de los niños cumplieron con los criterios diagnósticos de tener un trastorno psiquiátrico en toda regla, y el 68 por ciento de los niños había sido expuesto a un trauma previo suficientemente importante como para poner en peligro su funcionamiento en la escuela", dijo Cantor.

Cuando Cantor asistió a la escuela pública en Washington Heights, a ella le llamó la atención el caos - y el peligro - que sentía. "Me pregunté: ¿Qué está provocando lo que estamos viendo?" Cuando observamos, nos dimos cuenta de que en las aulas donde muchos niños están bajo diferentes grados de estrés, la conducta inadecuada de un niño puede desencadenar análogas conductas en otros niños y acabar con el adecuado ambiente de aprendizaje de todos. Si usted tiene numerosos niños en toda la escuela con problemas como esos, puede producir una cultura enormemente negativa e impedir el aprendizaje en el todo el centro".

En el proceso, los investigadores fueron mejorando su mayor comprensión de cómo el estrés impide el aprendizaje. "Hay toda una secuencia de respuestas neurológicas, psicológicas y fisiológicas a las amenazas que interrumpen funciones cognitivas de orden superior", dijo C. Cibeles Raver, profesor en el Departamento de Psicología Aplicada de la Universidad de Nueva York, que dirige el laboratorio de Neurociencia en la educación y la escuela. "Los cerebros no van bien bajo amenaza. Sabíamos algo de esto, pero no lo conocíamos, como lo sabemos ahora". (PDF)

Podemos ver sus efectos a nivel nacional. En todo Estados Unidos, en seis de los nueve distritos escolares más grandes del país, las tasas de graduación promedio han caído por debajo del 50 por ciento. Hay un patrón, dice Cantor: escuelas de bajo rendimiento tienden a compartir la alta tensión, conductas negativas (un montón de gritos, castigos y de respuestas inconsistentes de los adultos), estudiantes con baja disposición para aprender que tienen de dos a cuatro años de retraso en sus niveles de grado, y profesores y miembros del personal que nunca han sido entrenados para este tipo de desafíos.

"La mala noticia es que los entornos que están llenos de estrés impactarán en el desarrollo de manera que impactan negativamente en el crecimiento - en concreto, habilidades de preparación importantes para el aprendizaje", agregó Cantor. "La buena noticia es que podemos utilizar este mismo conocimiento para diseñar entornos más correctos para que el impacto negativo tenga menos efecto y lo más importante para restablecer el curso de desarrollo saludable."

La ciencia sobre la adversidad y el cerebro en desarrollo no sólo es aleccionadora, sino que también ofrece esperanza. El cerebro es maleable. Y los adultos pueden emprender acciones específicas para amortiguar el estrés en los niños y ayudarles a desarrollar las habilidades de autorregulación que necesitan en la escuela y en la vida. Gran parte de ellas se reducen a la creación de relaciones de confianza y a fomentar esos ambientes.

¿Cómo hacemos esto?
La contribución de Cantor fue fundar una organización llamada De Vuelta con los Niños  (Turnaround), que se dedicó a ayudar a las escuelas públicas en zonas de alta pobreza a asentar una base central que permitiera el crecimiento académico. El grupo ahora trabaja con 15 escuelas en la ciudad de Nueva York, Newark y Washington, DC, y ha trabajado con más de 80 en la última década.

El cambio de tendencia tiene un enfoque en toda la escuela, invitando a todos los miembros de la comunidad escolar a desempeñar un papel en la transformación de la cultura de la escuela. Eso significa que el director debe tener una visión de un entorno de enseñanza y de aprendizaje diferente, y que dediquen el tiempo y los recursos necesarios para la construcción de éste; los profesores tienen que adquirir nuevas habilidades y herramientas para gestionar las aulas de manera que generen confianza, mientras el alumnado desarrolla una instrucción rigurosa; y el alumnado debe llegar a ver la escuela como importante para su éxito en la vida, y conectar esa idea a sus propias acciones en el aula.

Todo eso es muy difícil de hacer. Pero se puede hacer.
Tomemos, por ejemplo, la experiencia de Karrie Hylton, quien ha sido una maestra de alumnos de 12 años de secundaria. Durante los tres últimos, en el Collaborative Artes Middle School (CAMS) en un barrio de alta pobreza en Springfield Gardens, Queens, ha cambiado la forma en que interactúa con sus alumnos, y ha cambiado radicalmente su clase de ciencias de octavo grado. Es parte de una transformación de la escuela en colaboración con el cambio de tendencia.

"Mis estudiantes entran en el aula con una gran cantidad de problemas de familia y factores externos", dijo Hylton. "En el pasado, cuando el alumnado estaban comportándose mal, yo creía que era porque sólo querían ser "malos". Ahora veo a un alumno que actúa mal y perjudica a la clase y a él como si fuese un niño gritando (por ayuda)".

En primer lugar, ella tratará de descubrir qué hay detrás de la mala conducta, y le ayudará. Ella puede llevar al alumno a un almuerzo con pizza para llegar a él o a ella mejor. Si es necesario, se puede pedir un trabajador social de la escuela para que observe al niño en clase.

También ha cambiado la forma en que se comunica. "¿Por qué llegas tarde a clase?" - En vez de amonestar a los estudiantes por su mala conducta o "¿Por qué no haces el trabajo?" - Hylton los redirecciona hacia un mejor comportamiento: "Espero que estés trabajando en las actividades asignadas de la página 29, las preguntas de la tres a la ocho. "Ella también se asegura de que el alumnado entiende lo que ella espera que hagan." ¿Crees que deberían saberlo, pero a veces no lo hace porque no lo saben" dice ella. "A menudo, necesitan que se les recuerde."

Hylton también ha cambiado a un enfoque de aprendizaje cooperativo, utilizando una serie de técnicas conocidas como las Estructuras cooperativas de Kagan. Atrás han quedado las filas de pupitres; los estudiantes ahora trabajan en pequeños grupos. "Antes, con discusiones de toda la clase, muchos estudiantes no tenían la oportunidad de responder a una pregunta o dar su opinión," dijo ella. "Estas estructuras hacen posible que cada niño tenga igualdad de voz y de participación."

Esos cambios en los métodos de enseñanza individuales no son toda la historia. Lo que hace que el trabajo de cambio de tendencia sea tan convincente es la forma en que se ha roto su visión a largo plazo de la transformación de la escuela en los procesos y pasos que a su vez hay que enseñar a los educadores y administradores. Por ejemplo, los consultores de trabajo social del programa tienen experiencia en ayudar a las escuelas a establecer con prontitud sistemas para identificar y asistir a estudiantes con necesidades emocionales o de conducta graves.

De hecho, en las escuelas asociadas, más del 90 por ciento de los estudiantes con necesidades de comportamiento se conectan a los servicios apropiados, por lo general dentro de las tres primeras semanas. Esta es una desviación de la norma; la investigación indica que sólo el 20 por ciento de los niños o adolescentes que necesitan atención de salud mental la reciben, con necesidades insatisfechas mayor aún entre las minorías.

La puntualidad es la clave.
Cuando los problemas emocionales no son identificados rápidamente, los estudiantes están muy por detrás en el trabajo escolar y su comportamiento pueden interrumpir el aprendizaje de otros. En los últimos dos años, las escuelas asociadas de Turnaround han visto las expulsiones y los incidentes graves de conducta bajar en un 50 por ciento.

El programa también utiliza un entrenador de instrucción a tiempo completo en las escuelas para apoyar a los maestros de uno-en-uno y en grupos. "Una gran parte de lo que hacemos es dar coherencia a la gestión y a la cultura de la clase", dijo Donovan Jeta, el entrenador de respuesta para el programa. "Si todos los maestros en el edificio está adoptando una postura positiva ante el comportamiento de los estudiantes, el clima general de la escuela cambia."

Más sobre Correcciones
Donovan ayuda a los maestros a establecer normas y procedimientos, establecer las expectativas, y las técnicas de uso como "constructores de clase" o "almuerzos de construcción de relaciones" para promover la confianza. Ella ayuda a los docentes en la práctica para escalonar y redirigir las conductas negativa del estudiante mediante el modelado de respeto, en lugar de caer de nuevo en el poder. Por ejemplo, si un estudiante no está alineado en la fila para el almuerzo, una consecuencia lógica es exigir que el estudiante tome el tiempo de almuerzo para practicar alineado, no amenazar, por ejemplo, con llamar a la madre del estudiante.

Anticipan problemas - como los picos normales de mala conducta que se producen después de periodos de vacaciones - y planifican estrategias para hacer frente a la mala conducta sin reacciones agudas, que pueden ser contraproducentes.

"Antes del cambio de tendencia sólo quería llamar la atención a los estudiantes," dijo Sheena Mathew, profesora de humanidades de octavo grado en el programa. "Ahora me doy cuenta que cada niño es diferente. Algunos necesitan señales no verbales. Para otros, lo mejor es acercarse y darle un toque en el hombro. "¿Me estás escuchando activamente ahora? Lo peor que puedes hacer a los estudiantes de secundaria es avergonzarlos. Algunos estudiantes, si usted los llama a capítulo, no podrán hablar con usted durante el resto del año".

Todo esto es parte de la creación de una base en la que puede producirse el aprendizaje. No es, "se preocupan por los niños y los niños van a prosperar", observa Raver, Universidad de Nueva York. Es "la atención se centra sobre los niños y los entornos y la estructura del aula y se facilita las oportunidades para que se produzca el aprendizaje de manera rigurosa con altas expectativas" - y los niños va a prosperar".

Tammy Holloway, el director de la CAMS, ve el trabajo como crítico para la misión de la escuela: "Si estás en una clase en la que no se siente seguro, donde sientes como los niños van a burlarse de ti, o el maestro va a responder de una manera poco amable, no resultará. No se puede persistir en un lugar que es cruel y no alentador, y nuestros hijos tienen que ser persistente para tener éxito".

El trabajo de cambio cultural, de cambio de tendencia es más difícil de evaluar que las intervenciones académicas tradicionales. Puede necesitar años para ver los resultados en los exámenes. Así que en el programa se sirve de evaluadores independientes que utilizan sistema de puntuación de Evaluación del Aula bien considerado, desarrollado en la Universidad de Virginia. Que el sistema de puntuaciones de la evaluación de la calidad de las relaciones de clase, el apoyo emocional y la instrucción proporcionada por esta medida, desde el otoño de 2012 hasta la primavera de 2014, la proporción de maestros clasificados cinco o más alto (en una escala de uno a siete) alcanza el 27-67 por ciento. "Es cada vez más probable que la gente de nuestro personal tengan éxito porque están recibiendo el apoyo que está creando las aulas que son emocionalmente y físicamente seguras", dijo Holloway.

El cambio de tendencia se centra en un terreno importante dentro del movimiento de reforma de la escuela: cómo conseguir que una escuela de riñas y disputas, en palabras de Cantor, se convierta en "un lugar donde puedan hacer uso sólido de innovación académica."

Su visión es no es extender el programa a lo largo y ancho, pero si demostrar que un enfoque intencional en las llamadas habilidades "no académicas" es un requisito previo para el éxito, en lugar de algo sin importancia. Si tiene éxito, ella espera que los principios y prácticas de Turnaround se extenderá a través de una variedad de plataformas y sean adoptado por los distritos para que puedan mejorar las formas en que se entrenan y contratan personal, así como evalúan la escuela y el éxito estudiantil.

"El desarrollo de habilidades académicas requiere el mismo enfoque intencional y riguroso que tomamos para cualquier otra instrucción, como las matemáticas o la alfabetización", dijo Cantor. "Los estudiantes necesitan modelado, orientación, apoyo y oportunidades para aplicar estos conocimientos tal como lo hacen con los académicos."

"El desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños es por conexión", agregó. "Si hemos creado entorno rico en relaciones, permitirán que el desarrollo florezca - y consiga la expresión de todo el potencial de cada niño."

Publicado por David Bornstein.
David Bornstein es el autor de "Cómo cambiar el mundo", que se ha publicado en 20 idiomas, y "El Precio de un Sueño: La historia del Banco Grameen," y es co-autor del "Emprendimiento socia": lo que todo el mundo necesita saber. "Él es un co-fundador de las soluciones de red de Periodismo, que apoya la presentación de informes rigurosos sobre las respuestas a los problemas sociales.
Fuente: http://opinionator.blogs.nytimes.com/2015/04/17/overcoming-povertys-damage-to-learning/

jueves, 9 de octubre de 2014

Los alumnos españoles de familias sin recursos tienen tres veces más probabilidades de repetir curso

La mitad de los estudiantes en situación socioeconómica desfavorable pasan dos veces por el mismo nivel

La OCDE señala a España como el séptimo país de 61 en el que es más probable que un alumno en desventaja social no promocione

La partida presupuestada para el año que viene en educación compensatoria es de apenas 5,2 millones de euros, un 92% menos que en 2014

Los requisitos para acceder a las clases de apoyo se han endurecido en los últimos años

Los alumnos y alumnas en situación socioeconómica desfavorable en España tienen hasta tres veces más posibilidades de repetir curso en la educación obligatoria que el resto de estudiantes. Más de la mitad (53%) han pasado dos veces por el mismo nivel. Lo dice un reciente informe de la OCDE del que se ha hecho eco el Instituto Nacional de Evaluación Educativa y que señala que los chicos y chicas de familias más pobres no sólo tienen más dificultad para alcanzar cierto nivel de competencias, sino que, a igualdad de competencias, están abocados a fracasar más en los estudios que otros compañeros de familias con ingresos más holgados.

Pobreza y fracaso escolar son dos variables cuya relación ya no pilla a nadie por sorpresa. Sin embargo, que una lleve a la otra merece al menos una reflexión sobre cuál es el estado de la red que se encarga de proteger a los más pequeños de caer en edades tempranas en la desmotivación, la apatía y el desinterés por el aprendizaje.

Luis Esteban, director del CEIP Francisco Arranz, apunta a causas multifactoriales. "Que un niño o niña no vaya subiendo escalones con la misma rapidez que sus compañeros suele deberse a una mezcla de factores, como una situación económica desfavorable o una estructura familiar compleja, entre otros muchos".

En el centro que dirige, situado en el distrito madrileño de Latina, 67 estudiantes de los 448 que hay en las aulas están intervenidos por servicios sociales. Otros 32, cuya situación es todavía peor, forman parte del proyecto que Ayuda en Acción está desarrollando en el colegio. "Son núcleos de personas que están fuera del sistema, que no tienen permiso de residencia, que trabajan sin contrato...", describe Esteban.

En los últimos años, la pobreza infantil se ha disparado hasta alcanzar cifras dramáticas. Si entre 2006 y 2008 la tasa bajó hasta situarse en el 26,2%, desde 2010 no ha dejado de escalar. España es el segundo país de la UE con más niños y niñas afectados por circunstancias de verdadera necesidad. Más de dos millones y medio de menores (29,9%) viven en hogares con ingresos por debajo del umbral de la pobreza relativa, según datos de Eurostat recogidos por el informe de Save the Children de principios de año, y el 33,8% están en riesgo, una cifra que sobrepasa en cinco puntos la media europea (28%).

"Las circunstancias tan difíciles que viven en casa afectan y mucho a su actitud en la escuela. Muchos pasan solos la tarde porque sus padres trabajan con horarios imposibles que, sin embargo, aceptan porque es lo único que tienen. Otros ven a sus familiares en paro, con muchos problemas para salir adelante", indica. Estos estudiantes no tienen motivación ni expectativas de futuro porque el núcleo básico, que es el familiar, no puede alimentar sus ilusiones.

En estos casos, que en los últimos años se han multiplicado, la educación compensatoria es el bote salvavidas que puede rescatar a los alumnos y alumnas de la exclusión social. Pero ese chaleco de emergencia apenas puede ya salir a flote. La partida de educación de los Presupuestos Generales del Estado de 2015 dedicada a programas especiales de apoyo es de poco más de 5 millones de euros. En 2014 fueron 70, lo que representa un recorte de más del 92% de los fondos. En 2012 esa misma partida sumaba 169,8 millones de euros.

"Con 27 estudiantes por clase, aunque hacemos esfuerzos ingentes por atender las necesidades de cada uno, resulta imposible prestar una atención extra a los que tienen más dificultades. En el cole contamos hoy con una sola maestra de compensatoria y a media jornada. Y con eso, apáñate", dice Esteban. Los requisitos para poder acceder a estos programas, que velan por garantizar el acceso, la permanencia y la promoción en el sistema educativo del alumnado en situación de desventaja social, son cada vez más rígidos.

Un acceso cada vez más restringido
"Hasta hace dos años, en las clases de compensatoria estaban los estudiantes con desfase curricular de al menos dos años, los alumnos que viven en entornos desfavorecidos y los que tienen problemas en el dominio del lenguaje. Ahora, la Comunidad de Madrid sólo permite apoyar al alumnado con desfase del currículo. El resto queda a su suerte y, a medida que pasan los años, la distancia que los separa de sus compañeros es cada vez mayor", denuncia el maestro.

Hacer esta criba, opina Luis, "significa que estamos ante un sistema poco preventivo, que sólo actúa cuando el estudiante ya se ha descolgado". En este estadio, ya es mucho más complicado que recupere el ritmo del resto de compañeros y casi la única salida que ofrece el mismo sistema que le desprotege es la repetición de curso. Según el informe de la OCDE, es precisamente esta falta de equidad en el acceso a apoyos tempranos uno de los factores que determinan el porcentaje de estudiantes que no promocionan.

En España la tasa de alumnos y alumnas que cursan dos veces el mismo nivel es muy superior a la de otros países europeos. Casi uno de cada tres ha repetido durante su etapa en la educación obligatoria, una cifra que está por encima del 12% de media en Europa. Además, es el séptimo país de la OCDE –de un total de 61– en el que es más probable que un estudiante con dificultades socioeconómicas no promocione y el único de todos los examinados por el organismo internacional –junto con Bélgica– en el que el porcentaje de repetición ha aumentado en los últimos años. La tendencia en el resto es precisamente la contraria porque, como explica el estudio, "no está claro si retener a los estudiantes en el mismo curso mejora su comportamiento y su relación con la escuela".

¿Repetir curso es siempre efectivo?
En este sentido, Esteban cree que el hecho de obligar a un alumno o alumna a volver a pasar por un curso sólo es necesario en niveles tempranos, cuando lo que está en juego es el aprendizaje de las competencias básicas (lectura, escritura y aritmética). "En cursos más altos, los chicos y chicas ya tienen herramientas para aprender, por lo que aquí lo que está fallando son otras cosas a las que no siempre miramos, como la motivación, la ilusión, las expectativas de futuro...", explica. "En estos casos, añade, repetir implica separar del grupo e incluso estigmatizar, lo cual es negativo siempre para el estudiante. El sistema tiene que flexibilizarse y mirar más allá de las habilidades intelectuales".

En el CEIP Francisco Arranz, seis alumnos y alumnas repitieron 2º de Primaria porque, asegura Esteban, "no contaban con la base del edificio sobre el que construir el aprendizaje"; cuatro cursaron de nuevo 4º y sólo uno se quedó en 6º. "En el último curso vemos a chavales que ya están en otro mundo, muy separados del resto de estudiantes de su edad en muchos aspectos, pero no por eso siempre es deseable retenerlos en la escuela un curso más", añade. El estudio de la OCDE se atreve a apuntar que en algunas ocasiones se echa mano de la repetición de curso "no tanto para ayudar al alumnado que queda atrás, sino como una forma de castigo para sancionar su mal comportamiento".

Porque mejorar el rendimiento académico no es lo único y más importante que se aprende en las aulas. Y aunque la LOMCE lleva esa marca en la frente, los que trabajan con tiza y pizarra insisten: "No nos obsesionemos con las notas. Lo fundamental es que los chavales estén felices e integrados, que extendamos vínculos y puentes con ellos. Y para lograrlo la premisa es que todos tengan las mismas oportunidades".
Fuente: http://www.eldiario.es/sociedad/estudiantes-situacion-socioeconomica-repiten-veces_0_309370142.html