Escribir no es difícil, lo difícil es no escribir. L. Tolstói (1828-1910). Saber no es suficiente tenemos que aplicarlo. Querer no basta tenemos que hacerlo. Goethe (1749-1832). No conozco ningún otro signo de superioridad que la bondad. Beethoven (1770-1827). Ni lamentar ni detestar, sino comprender. Spinoza (1632-1677). La única soledad es la ignorancia. Shakespeare (1582-1616). Nada tan vil como ser altivo con el humilde. Séneca (4 a. C. - 65 d. C.).
Joachim Lang cuenta uno de los capítulos más trascendentes de la historia universal de la infamia. Y esa barbarie puede volver a ocurrir: están pasando cosas en el mundo tan inquietantes como siniestras.
El propósito de Joachim Lang (qué apellido tan ilustre), autor de El ministro de propaganda, es diáfano. Nos cuenta uno de los capítulos más trascendentes de la historia universal de la infamia, causante de 60 millones de muertos y de infinito dolor, pero al final de esta crónica espeluznante y macabra sobre lo que ocurrió hace 85 años, un cartel nos avisa de que aquella barbarie puede volver a ocurrir, de que están pasando cosas en el mundo tan inquietantes como siniestras.
Todo lo que narra esta película es constatable. Pero sería necesario que cada nueva generación recibiera información exhaustiva sobre lo que supuso la Guerra Mundial, que tuviera que frotarse los ojos para constatar que aquello no fue una pesadilla, sino pavorosamente real. Esta película combina las imágenes documentales con actores y actrices que interpretan a Hitler y a su tenebrosa banda. Y no olvida que este hombre y el régimen que impuso fueron adorados o apoyados por la inmensa mayoría del pueblo alemán. O sea, que los votantes no pueden eludir su responsabilidad en aquel infierno.
Y el protagonismo no se centra solo en Hitler, aquel tipo adornado con un bigote (no puede ser casual que Stalin, Franco, Videla, Pinochet, Maduro y otros seres tan poderosos como indeseables se sientan tan guapos en compañía de ese vello facial), especializado en discursos volcánicos a las entusiasmadas masas y en perpetrar el mal a nivel universal, sino también en Joseph Goebbels, su niño mimado por razones transparentes. Era el todopoderoso ministro de propaganda, convencido de que podía convertir el engaño y la mentira en un arte, en el brazo armado del poder, capaz de manipular groseramente la cabeza y el espíritu del que era en aquella época el país más alfabetizado de Europa.
Las trolas y los inventos de Goebbels, sus campañas de desinformación, el culto al líder supremo, nacían de un cerebro tan peligroso como desvergonzado, con la única pretensión de ganar siempre y a costa de lo que fuera. Era un cínico, también un iluminado. Y solo tenía un dios llamado Hitler. Y cuando el desastre era inminente no quiso dejar la menor huella. Él y su esposa se suicidaron, al tiempo que se cargaban a sus seis criaturas.
Aunque poseamos múltiples datos sobre aquella época salvaje y sus abyectos protagonistas, conviene no olvidarlos. Esta película no cuenta cosas que ya no supiéramos, pero mantiene el interés. Demuestra que Goebbels fue un maestro en su mezquino oficio. En comerle el cerebro a sus paisanos mediante el control absoluto de los medios de comunicación, el cine, el teatro, la radio, la prensa... Todo el complejo sistema de altavoces magnificando los discursos del jefe.
También hay cositas que hacen ligeramente humano al estratégico bellaco. Al principio nos muestran su tullida pierna, y es capaz de admitir ante su inquietante esposa no solo que tiene una amante, sino que está está enamorado de ella. Y el Hitler de la película me resulta menos asqueroso que el Hitler real. También imaginaba más joven en la realidad a la esposa de Goebbels. En la película, a pesar del maquillaje, me parece más bien la abuela de esos hijos tan pequeños. Y las imágenes reales, como siempre, aterran. Necesito revisar urgentemente Ser o no ser, la extraordinaria ydivertida película de Lubitsch, capaz de hacer reír a los espectadores ridiculizando a los uniformados monstruos.
El ministro de propaganda
Dirección: Joachim Lang.
Intérpretes: Robert Stadlober, Fritz Karl, Franziska Weisz, Dominik Maringer.
Género: biopic. Alemania, 2024.
Un estudio descubrió que quienes consumían chiles casi todos los días tenían un menor riesgo de muerte (Crédito: Getty Images)
A menudo se afirma que el chile, la cúrcuma y otras especias tienen beneficios para la salud o incluso la capacidad de "reforzar nuestro sistema inmunológico". Pero, ¿pueden las especias realmente agregar algún beneficio para la salud a nuestra comida o ayudarnos a prevenir enfermedades?
Las especias han sido parte de nuestra dieta durante miles de años: es una segunda naturaleza espolvorear nuestras papas fritas con pimienta, beber té de jengibre y agregar chiles a nuestras comidas. Pero recientemente, algunas especias han sido promocionadas extraoficialmente de elementos básicos culinarios cotidianos a superalimentos que todo lo curan.
Según se informa, Hillary Clinton comió un chile al día durante la campaña electoral en 2016 como un intento de prevenir enfermedades. La cúrcuma, que se ha utilizado en Asia durante milenios, ha llegado a las cafeterías de todo el mundo en forma de "café con leche dorado" y, durante la pandemia, a los mensajes virales que afirman que puede "reforzar el sistema inmunológico" y protegernos de las enfermedades. Ahora, según un chef famoso, está "en todas partes".
Mientras tanto, la pimienta de cayena todavía no se ha recuperado de la desaconsejada "dieta Beyoncé" de 2013, que sugería consumir una mezcla de pimienta de cayena, jarabe de arce, limón y agua para perder peso. (Vea también nuestro artículo sobre si "reforzar" el sistema inmunológico puede realmente protegernos).
Pero, ¿las especias realmente aportan algún beneficio para la salud a nuestra comida o nos ayudan a protegernos de las enfermedades? ¿Y alguna de ellas puede hacernos daño?
Los beneficios para la salud de los chiles
Una de las especias más conocidas y utilizadas son los chiles. Muchos estudios han examinado sus posibles efectos sobre nuestra salud, pero han encontrado resultados tanto beneficiosos como adversos.
Getty Images Muchos estudios han analizado cómo los chiles pueden afectar nuestra salud, pero los resultados son mixtos (Crédito: Getty Images)
La capsaicina es el principal ingrediente activo de los chiles. Cuando comemos chiles, las moléculas de capsaicina interactúan con los receptores de temperatura de nuestro cuerpo, enviando señales al cerebro para crear la sensación de calor.
Algunos estudios apuntan a la idea de que la capsaicina puede ayudarte a vivir más tiempo.
Un estudio italiano de 2019 descubrió que las personas que comían alimentos condimentados con chiles cuatro veces por semana tenían un menor riesgo de muerte en comparación con las que nunca comían chiles. (Los investigadores controlaron factores de estilo de vida, como el tabaquismo, el ejercicio y la calidad general de la dieta). Y en 2015, investigadores en China, que examinaron el consumo de chiles y la salud de casi 500.000 adultos chinos, descubrieron que comer chiles estaba asociado con un menor riesgo de muerte. Aquellos que consumían alimentos picantes casi todos los días tenían un riesgo de muerte un 14% menor que aquellos que comían alimentos picantes menos de una vez a la semana.
"Los hallazgos principales fueron que una mayor ingesta de alimentos picantes está relacionada con un menor riesgo de mortalidad, en particular muertes por cáncer, enfermedades cardíacas y enfermedades respiratorias", dice el investigador Lu Qi, profesor de nutrición en la escuela de salud pública de Harvard.
Sin embargo, esto no significa que comenzar a comer grandes cantidades de chiles protegerá su salud, o lo protegerá de enfermedades respiratorias, a corto plazo. Es importante recordar que el estudio de China siguió a las personas durante un tiempo medio de siete años cada una. Por lo tanto, incluso si los chiles tuvieran un efecto protector sobre la salud de los participantes, en lugar de que las personas que comieron chiles estuvieran más sanas al principio, el efecto probablemente se acumulara con el tiempo, no en semanas o meses.
Qi intentó separar los efectos del consumo de chile de todo lo demás controlando la edad, el sexo, el nivel de educación, el estado civil, la dieta y los factores de estilo de vida, incluido el consumo de alcohol, el tabaquismo y la actividad física. Dice que el menor riesgo de enfermedad relacionado con el consumo de chiles puede deberse en parte a la capsaicina.
"Se ha descubierto que ciertos ingredientes de los alimentos picantes, como la capsaicina, mejoran el estado metabólico, como los perfiles lipídicos" (el colesterol en la sangre) "y la inflamación, y estos pueden explicar en parte las observaciones de nuestro estudio", dice Qi.
La capsaicina, el principal ingrediente activo de los chiles, puede mejorar los niveles de colesterol en sangre y la inflamación (Crédito: Getty Images)
Varios estudios también han demostrado que la capsaicina puede aumentar la cantidad de energía que quemamos y puede disminuir nuestro apetito.
Zumin Shi, profesor asociado de nutrición humana de la Universidad de Qatar
El departamento de nutrición de la Universidad de Yale ha descubierto que el consumo de chiles se asocia a un menor riesgo de obesidad y es beneficioso para la hipertensión arterial. Por eso, cuando estudió los efectos del consumo de chiles sobre la función cognitiva, esperaba un triplete.
Pero cuando comparó la función cognitiva de los adultos chinos con su consumo de chiles, descubrió que las personas que comían más chiles tenían una función cognitiva peor. Este efecto fue más fuerte en la memoria: la ingesta de chiles superior a 50 g (1,8 oz) por día se asoció con casi el doble de riesgo de mala memoria autodeclarada. Aun así, vale la pena señalar que los datos autodeclarados se consideran poco fiables.
La sensación de ardor que se produce al comer chiles ha fascinado a los científicos durante mucho tiempo. También nos da una idea de por qué los chiles pueden estar asociados con el deterioro cognitivo: la sensación es el resultado de la evolución de las plantas para protegerse contra enfermedades y plagas. "Si bien algunas plantas han evolucionado para volverse amargas o picantes para los depredadores, es mejor si la planta también puede volverse tóxica", dice Kirsten Brandt, profesora titular del Instituto de Ciencias de la Salud de la Población del Centro de Investigación de Nutrición Humana de la Universidad de Newcastle en el Reino Unido.
Pero estos compuestos generalmente tienen un efecto menor en nosotros que en los insectos. "Un poco de toxina puede ser bueno, como la cafeína, que acelera nuestro metabolismo para que nos sintamos más despiertos", dice. "Sin embargo, una gran cantidad es mala para usted".
Los compuestos que dan a las especias su sabor no son dañinos para los humanos, argumenta Duane Mellor, dietista y profesor titular en la Escuela de Medicina de Aston en Birmingham, Reino Unido.
"Si bien muchos de los pigmentos y sabores amargos que solemos disfrutar en los alimentos están ahí para proteger a las plantas de ser comidas por los insectos, nos hemos acostumbrado a los niveles de toxicidad de estos sabores: podemos lidiar con muchos de estos compuestos vegetales, incluidos los taninos del té negro, mientras que algunas especies no pueden".
Por otro lado, incluso si un compuesto dentro de una especia determinada puede tener efectos beneficiosos, normalmente no consumimos suficiente cantidad como para que haga alguna diferencia.
Incluso si un compuesto dentro de una especia como el chile tiene efectos beneficiosos, normalmente no consumimos suficiente cantidad como para que haga alguna diferencia (Crédito: Getty Images)
Tomemos como ejemplo los polifenoles: los compuestos que se encuentran en muchas plantas y que tienen efectos antiinflamatorios. Los beneficios para la salud de las especias se atribuyen en parte a sus altos niveles de estos polifenoles. Sin embargo, una revisión de investigaciones de 2014 dice que aún no está claro si la pequeña cantidad de estos que se consumen al comer especias limita sus beneficios para la salud.
Si bien algunos estudios han arrojado resultados alentadores, un análisis de 2022 de 11 revisiones concluyó que los efectos para la salud de comer capsaicina y alimentos picantes no están claros, ni la base de evidencia es de "extremadamente alta calidad".
Los beneficios de la cúrcuma para la salud
Otra especia popular que se considera que tiene efectos beneficiosos para la salud humana es la cúrcuma. Esto se atribuye a la curcumina. Una pequeña molécula que se encuentra en la cúrcuma y que se utiliza habitualmente en la medicina alternativa para tratar la inflamación, el estrés y muchas otras afecciones.
Muchos investigadores creen que los beneficios de las especias para la salud provienen en realidad de lo que las acompaña.
Sin embargo, faltan pruebas sólidas de que la cúrcuma sea beneficiosa.
Numerosos estudios han descubierto que la curcumina tiene efectos anticancerígenos en el laboratorio. Pero el entorno del laboratorio es muy diferente al del cuerpo humano. Y los investigadores dicen que su biodisponibilidad es demasiado baja para que una ración normal tenga algún beneficio para la salud. Este también puede ser el caso de otras especias, aunque algunos investigadores han estudiado los beneficios para la salud de los suplementos que incluyen dosis más altas de ciertas especias y han encontrado resultados prometedores. Por ejemplo, un estudio de 2023 descubrió que tomar un suplemento diario de jengibre puede ayudar a controlar la inflamación en personas con enfermedades autoinmunes, como el lupus y la artritis reumatoide. En el mundo occidental, este creciente interés por las especias, incluida la cúrcuma, como medicina alternativa se observó por última vez en la Edad Media, cuando se pensaba que las especias tenían propiedades curativas, dice Paul Freedman, profesor de historia en la Universidad de Yale.
En Occidente, la creencia de que las especias como la cúrcuma pueden ayudar a curar se observó por última vez a gran escala en la Edad Media (Crédito: Getty images)
"Las especias se usaban para equilibrar las propiedades de los alimentos. La gente pensaba que los alimentos tenían cualidades calientes, frías, húmedas y secas, y necesitaban equilibrio", dice Freedman. El pescado se consideraba frío y húmedo, por ejemplo, mientras que las especias eran calientes y secas.
La idea de usar los alimentos como medicina y de equilibrar propiedades como caliente y frío o húmedo y seco también son principios fundamentales de la medicina ayurvédica, que se ha practicado en la India durante miles de años.
En Occidente, nuestra fascinación moderna por las especias nos acerca más a una perspectiva medieval que hace 50 años – Paul Freedman
En muchos países occidentales, donde estas ideas son mucho más nuevas, "esta idea de equilibrio se comparte con la medicina moderna de la nueva era", dice Freedman. "Nuestra fascinación moderna por las especias nos acerca más a una perspectiva medieval que hace 50 años, cuando había un muro entre la medicina moderna, como los antibióticos, y la medicina supersticiosa del pasado que no funcionaba".
Como parte de su trabajo, Kathryn Nelson, ex profesora adjunta de investigación en el Instituto de Descubrimiento y Desarrollo Terapéutico de la Universidad de Minnesota, estudió moléculas para ver si podían ser un compuesto para nuevos medicamentos. Decidió estudiar la curcumina después de encontrarse con las afirmaciones sobre la salud asociadas a ella.
"Los investigadores pueden ejercer efectos en células cultivadas en tubos de ensayo añadiéndoles compuestos y viendo qué les sucede a las células", dice. Pero descubrió que la curcumina es una molécula farmacológica "terrible", porque no está biodisponible, lo que significa que el cuerpo no puede utilizarla una vez digerida. No se absorbe fácilmente en el intestino delgado y su estructura se puede modificar cuando se une a las proteínas del intestino delgado y grueso. Como resultado, en realidad no hace mucho.
Debido a que la curcumina no se absorbe fácilmente en el intestino delgado, es poco probable que proporcione muchos beneficios después de ingerirla (Crédito: Getty Images)
Puede haber algo en la cúrcuma que sea beneficioso, pero no es la curcumina, dice. Además, si la cúrcuma se cocina como parte de una comida, dice, se agrega junto con otros alimentos y se calienta, por lo que sus componentes químicos cambian.
"Puede que haya algo más en la cúrcuma que valga la pena estudiar, pero no la curcumina, y puede que no sea una sola cosa. Puede que sea necesario modificarla químicamente o añadirla a algo para que sea beneficiosa".
Ella dice que consumir mucha cúrcuma no es perjudicial, pero no aconsejaría utilizarla como automedicación.
Correlación versus causalidad
El chile y la cúrcuma han sido ampliamente estudiados, pero la mayoría de los ensayos solo han comparado datos sobre el consumo y diferentes resultados de salud, lo que no separa la causa del efecto. Y la investigación realizada en laboratorios no necesariamente se traduce al cuerpo humano.
Y como sucede con tantos estudios nutricionales, es difícil distinguir la correlación de la causalidad.
Tomemos como ejemplo el estudio italiano de 2019 que encontró que había un menor riesgo de muerte asociado con el consumo de chile. Fue observacional, por lo que es imposible saber si comer chile hacía que las personas vivieran más, si las personas ya sanas tienden a consumir más chile o si hay algo más en juego.
Sin embargo, una pista podría estar en cómo los italianos y otras culturas mediterráneas consumen chiles, dice la autora del estudio Marialaura Bonaccio, epidemióloga del Instituto Neurológico Mediterráneo de Italia.
"El chile es común en los países mediterráneos", dice Bonaccio. "Se come principalmente con pasta y legumbres o verduras".
En el Mediterráneo, los chiles se comen a menudo con pasta y verduras, o legumbres, que pueden ser la verdadera razón detrás de cualquier beneficio para la salud (Crédito: Getty Images)
Este es solo un ejemplo de cómo las especias podrían ser indirectamente beneficiosas: se comen con legumbres y verduras.
La investigación también ha descubierto que agregar una mezcla de especias a las hamburguesas podría potencialmente conducir a una menor formación de radicales libres en el cuerpo de una persona que comieron la hamburguesa sin especias, y podría hacer que la carne sea menos cancerígena. Pero estos beneficios podrían explicarse simplemente por las propiedades conservantes de las especias, dice Mellor, que no participó en el estudio.
"Añadir especias a la carne es una técnica bien conocida para conservarla", dice. "Por tanto, los beneficios de las especias pueden ser más bien la conservación de los alimentos, en lugar de tener beneficios directos para nosotros. Pero, en cualquier caso, podríamos beneficiarnos, ya que hacen que los alimentos sean menos dañinos para nosotros".
Muchos investigadores creen que los beneficios para la salud de las especias provienen en realidad de lo que las acompaña. Por ejemplo, hay una tendencia a utilizarlas para sustituir la sal, dice Lipi Roy, profesora clínica adjunta en el centro médico NYU Langone Health en Nueva York. "Las especias hacen que la comida sea deliciosa y sabrosa, y pueden ser una alternativa más saludable a la sal", dice. De hecho, el año pasado, los investigadores demostraron que sustituir la sal y las grasas saturadas por especias puede hacer que los alimentos populares sean igual de sabrosos.
Las especias se utilizan a menudo en lugar de la sal, lo que significa que sus beneficios para la salud podrían provenir de la reducción del sodio, no de la especia en sí (Crédito: Getty Images)
El efecto de la acidez estomacal proviene de la reducción del sodio, no de la especia en sí (Crédito: Getty Images)
También solemos comer chiles con verduras, lo que, por supuesto, también beneficia nuestra salud.
Por lo tanto, si bien los cafés con leche dorados no nos harán ningún daño, tal vez sea mejor que consumamos algunas verduras condimentadas con una pizca de especias. Y ciertamente no deberíamos depender de ellas como una forma de prevenir o combatir cualquier tipo de enfermedad.
* Este artículo se publicó originalmente el 6 de abril de 2020. Se actualizó el 7 de noviembre de 2024 para incluir investigaciones recientes.
Con la preparación intelectual que tienes, no puedes intentar “contextualizar” tu comportamiento. Todo lo que no sea pedir perdón a secas está de más y se vuelve en tu contra.
Lo primero es lo primero. El machismo y el patriarcado no delinquen. No hay duda de que una educación machista en una sociedad en la que el patriarcado ha estado presente desde tiempo inmemorial favorece que se produzcan agresiones contra la libertad de las mujeres en general y contra la libertad sexual en particular. De ahí la necesidad de prestar la máxima atención en el sistema educativo a esta circunstancia.
Pero el machismo y el patriarcado no pueden considerarse, en ningún caso, no ya una eximente, sino ni siquiera una atenuante de una conducta sexual inapropiada en cualquiera de sus posibles formas de manifestación. No hay nunca justificación alguna para una agresión sexual.
Hecha esta reflexión general, para mí ha sido una sorpresa enorme el haber tenido conocimiento de la conducta que te achacan varias mujeres y que han dado lugar por el momento a una denuncia penal. Pero ha sido una decepción todavía mayor la lectura de la carta en la que intentas dar una explicación de tu comportamiento.
La carta, en mi opinión, es tan preocupante como las acciones que te atribuyen. Que una persona con los conocimientos que tienes acreditados no entienda que con dicha carta no solamente tiras piedras contra tu propio tejado, sino que ofendes a las mujeres que sostienen haber sido sometidas por ti a conductas ultrajantes, me resulta literalmente ininteligible.
Con la preparación intelectual que tienes, no puedes intentar “contextualizar” tu comportamiento. Todo lo que no sea pedir perdón a secas está de más y se vuelve en tu contra.
Un proceso judicial, en el caso de que la justicia lo decidiera, podría convertirse para ti en un calvario, pero sería peor cuanto más tiempo tardes en reconocer la ausencia absoluta de justificación de tu conducta. En este caso, no va a ser para las mujeres a las que presuntamente has agredido y para las que un proceso les podría hacer revivir una experiencia traumática, sino que sería insoportable para ti.
Ellas van a estar juntas y van a contar con la solidaridad de una gran parte de la sociedad. Tú te vas a encontrar en la más completa soledad, de la que solamente podrás empezar a salir cuando reconozcas tu conducta y evites justificarla de la manera que sea.
Antes de escribir este artículo, he revisado todos los que he publicado a lo largo de estos años sobre determinadas peripecias de tu trayectoria política. Siempre he valorado muy positivamente tu ejecutoria política y sigo manteniendo lo que escribí en todos ellos.
Aunque no hemos coincidido muchas veces, pienso que hemos tenido una conexión política ininterrumpida desde hace ya bastantes años. Me gustaría poder mantenerla. Por si te sirve de algo, quiero que lo sepas.
Retrato de Nicolás Maquiavelo (1469-1527) grabado según Stefano Ussi (1822-1901)
Decía Elie Wiesel, superviviente del Holocausto, que lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia.
Toda la vida me ha fascinado el tema del Mal. Y lo escribo con mayúsculas porque me refiero a esa maldad tan colosal e inexplicable que te vuelve loco. Sin duda es uno de los grandes problemas del ser humano; las religiones se han inventado para darle un sentido al Mal, con el fin de que no nos destruya. De hecho, quizá no haya nada más importante a lo que tengamos que enfrentarnos que esos dos enigmas tenebrosos que son el Mal y la muerte. Por qué existe el Mal. Por qué tenemos que morirnos.
Ya se sabe que, según los expertos, hay un dos por ciento de psicópatas (no confundir con los psicóticos, que padecen una enfermedad mental) que son capaces de todo, porque carecen de empatía y utilizan fríamente al prójimo para su beneficio. Y a esos hay que añadir cerca de un diez por ciento de psicopatoides y narcisos, gente también muy tóxica, manipuladora y egocéntrica. En total, un buen pellizco de personas muy malas. Pero malísimas, vaya. Prácticamente todos los grandes monstruos de la Historia deben de proceder de esa cantera.
Pero no es de esos de los que quiero hablar hoy, sino de los malos menores, unos individuos que en realidad no tendrían por qué ser unos miserables, pero que lamentablemente se dejan llevar. Como, por ejemplo, los malos por pereza ética e intelectual. Son esa gente sin sustancia, carente de ambiciones e inquietudes, cuya máxima aspiración consiste en vivir lo mejor posible con el mínimo esfuerzo. Lo cual hace que, entre otras cosas, sean grandes consumidores de fake news y de cuanta trola social les pase cerca, porque verificar los datos o pararse a pensar les resulta cansino. A esta categoría debían de pertenecer muchos de los que se apresuraron a retuitear, el pasado agosto, que el autor de los apuñalamientos sucedidos en el Reino Unido era un inmigrante musulmán radical, una noticia falsa que provocó aquella espeluznante ola de violencia racista en todo el país. Resumiendo: ellos mismos no serían linchadores, son demasiado vagos, pero son quienes azuzan para linchar.
Luego están los malos con heridas pero sin reflexión (como en el caso anterior, la dejación del pensamiento tiene consecuencias peligrosas), que son aquellas personas que arrastran un sufrimiento, un rencor y una furia que no han sabido razonar ni asumir. Estos son los ejecutores del Mal y pueden llegar a ser atroces. Yo diría que una parte de los agresores en la violencia de género viene de ahí (otros son directamente psicópatas), así como muchos de los causantes de la violencia social. El gran neurólogo Robert Sapolsky cuenta en su libro Compórtate cómo el odio alivia, por desgracia, la angustia de quienes no saben manejar sus emociones.
Cerraré este somero e incompleto catálogo con los malos por miedo. Y ahí hay una división muy importante; por un lado, están aquellos que sienten un miedo insuperable. Imagina la época del nazismo, y que tu vecino judío viene a aporrear tu puerta para pedirte ayuda, y que no abres. Lo que estás haciendo es horrible, pero el pavor te tiene paralizado. Yo veo ahí una disculpa, aunque arrastres esa mancha toda la vida. Pero luego está el miedo social, o, por mejor decir, la conveniencia. No defiendes a tu amigo del instituto al que están acosando, y no porque pienses que también puedan pegarte a ti, sino porque no quieres pasar a formar parte de los pringados de clase. Este apartado puede envilecerse hasta lo infinito con aquellos malos que lo son para sacar tajada. Esto es, su temor no es a descender en la escala social, sino a no ascender lo suficiente.Son todos aquellos que se pliegan siempre al poder que mas conviene: los chaqueteros, los más papistas que el Papa, los que escupen al vecino judío si está delante un gerifalte de las SS, porque en realidad el vecino les da igual. Quiero decir que no hay ideología ni odio, sino cálculo. Y se las apañan para cegar su conciencia solo en el rinconcito justo que les permite medrar; en lo demás, hasta pueden parecer encantadores (¿qué tal Juan Goytisolo alardeando de pureza ética y luego permitiendo que su amante violara a su nieta?). Estos malos, en fin, son los que más me angustian, los que más aborrezco. Decía Elie Wiesel, superviviente del Holocausto, que lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia. Y esa fría indiferencia de parásito es lo más aterrador del ser humano.
El Mal existe porque los tibios de corazón se lo permiten.
Fuentes: El Diario [Foto: Detalle del retrato de Francis Williams, Victoria and Albert Museum de Londres (V&A Museum / Wikimedia Commons)]
Una investigación sobre el misterioso retrato de Francis Williams revela que pudo seguir la trayectoria del cometa Halley en 1759 aplicando las leyes de Newton, pero el racismo y la visión supremacista de la ciencia borraron a este sabio de la historia.
Desde 1928 se conserva en el Museo de Victoria y Alberto de Londres (V&A) un retrato del poeta jamaicano Francis Williams, que vivió entre 1690 y 1770. Para la visión eurocentrista de muchos, resultaba chocante que un hombre negro apareciera con peluca y levita, rodeado de libros e instrumentos científicos comocualquier otro erudito del siglo XVIII, y la obra llegó a tomarse como una especie de burla. En buena parte porque el cuadro fue catalogado a su llegada al museo como “un curioso retrato satírico que registra un experimento fallido en la educación de los negros”.
Aunque conocíamos en líneas generales la injusticia histórica que se había cometido con Francis Williams, el historiador Fara Dabhoiwala ha realizado una meticulosa investigación del cuadro que le ha permitido identificar la verdadera fecha y el autor, así como reinterpretar el papel que jugó el sabio jamaicano en la historia de la ciencia, oscurecido por la mala fe y el racismo de sus detractores.
Utilizando escáneres de ultra alta resolución del cuadro realizados con anterioridad, Dabhoiwala ha identificado una serie de elementos clave como los títulos de los libros de las estanterías, la página exacta de los Principia de Isaac Newton que Williams tiene abierta sobre la mesa (referente a la predicción de la órbita de los cometas) y un detalle camuflado tras la ventana desconocido hasta ahora, una “pequeña bola blanca” que, según él, representa el cometa Halley en el momento exacto de mayor cercanía a la Tierra a su paso por Jamaica en 1759.
Foto: Francis Williams tiene abierta la obra «Principia» de Newton por la página que habla de las órbitas de los cometas. Wikimedia Commons / Victoria and Albert Museum, London
Las nuevas pesquisas revelan que el retrato fue pintado décadas más tarde de lo que se pensaba originalmente (en 1755 y no alrededor de 1735) y que el autor de la pintura fue el artista William Williams, que visitó Jamaica en 1760. De acuerdo con el historiador de la Universidad de Princeton, todas estas nuevas pruebas apuntan a que el propio Francis Williams pudo seguir el regreso del cometa con precisión gracias a su dominio de las leyes newtonianas y a que el retrato fue encargado por él mismo como un acto de reivindicación de sus logros.
Los hallazgos, que se publicarán en la London Review of Books el próximo 13 de noviembre, fueron expuestos meticulosamente esta semana por Dabhoiwala en en una conferencia pública en el V&A en la que fue revelando cada elemento de la historia como en una película de detectives. “Creo que esta pintura está transmitiendo un mensaje muy poderoso”, aseguró. “Está diciendo: ‘Yo, Francis Williams, caballero negro libre y erudito, fui testigo del evento más importante en la historia de la ciencia en nuestras vidas, el regreso del cometa Halley. Y calculé su trayectoria, de acuerdo con las reglas de la tercera edición de los Principia de Isaac Newton”.
Rechazado por la Royal Society
A pesar de haber nacido en esclavitud, su familia se emancipó y Francis Williams viajó a Londres en su juventud para estudiar en Cambridge y codearse con los filósofos naturales más eminentes de su época. Su ingenio e inteligencia le llevaron a ser propuesto para ingresar en la Royal Society en 1716, pero un comité en el que estaban presentes el propio Isaac Newton y Edmond Halley le rechazó “por su complexión”.
Foto: El retrato completo de Francis Williams, en el Victoria and Albert Museum de Londres. V&A Museum / Wikimedia Commons
“Podemos decir con rotundidad que no le aceptaron por ser negro, porque en la discusión del comité hablan de un nativo negro de Jamaica y no decían nada del color en ninguna otra discusión de otros candidatos”, explica Dabhoiwala a elDiario.es. “Además, fue un escándalo —nunca se rechaza los candidatos propuestos al comité por la asamblea—, y seis años después siguió publicándose sobre aquella negativa, que se atribuía al color de su piel”.
Williams regresó a Jamaica tras la muerte de su padre, un africano anteriormente esclavizado que legó a su hijo una gran propiedad que incluía plantaciones y esclavos. Fue académico, abogado, coleccionista de arte, poeta, profesor y pionero científico, destacó por una habilidad retórica que los jamaicanos blancos intentaron acallar sin éxito y abrió una escuela gratuita para niños negros, donde les enseñaba a leer, escribir, latín y matemáticas.
Foto: En verde, las marcas bajo la pintura hechas por el pintor para situar el cometa con precisión. En rojo, la mancha que representa al cometa. Noor Melita et al. 2023 / V&A Museum / Wikimedia Commons
Estos actos le convirtieron en una celebridad en su época, lo que le expuso a otros ataques por el color de su piel. En 1743, el filósofo David Hume le usó como ejemplo para intentar demostrar que todos los “negros” eran “naturalmente inferiores a los blancos”. “EnJamaica —escribió—, hablan de un negro como de un hombre de talento y erudición; pero es probable que se le admire por logros muy escasos, como un loro que dice unas pocas palabras con claridad”.
La peor puñalada a su figura la asestó Edward Long, historiador, propietario de plantaciones y defensor de la esclavitud, quien en su Historia de Jamaica (1774) retrató a Williams, después de su muerte, como un intelecto mediocre y difundió la leyenda de que había formado parte de un experimento para “descubrir si, mediante un cultivo adecuado y un curso regular de matrícula en la escuela y la universidad, un negro no podría ser tan capaz de leer como una persona blanca”. En opinión de los expertos, la envidia ante una figura brillante que contradecía sus postulados racistas llevó probablemente a Long a intentar reescribir la historia y generar un malicioso malentendido que se propagó durante siglos.
Foto: Líneas de proyección extendidas bajo la pintura detectadas mediante el escáner. Noor Melita et al. 2023 / V&A Museum
Las nuevas investigaciones de Dabhoiwala dejan claro que Williams poseía capacidades científicas que apenas compartían una decena de sus contemporáneos y que fue una de las pocas personas en América que midió con precisión la trayectoria del cometa Halley, un asunto clave para las predicciones de la gravedad, que el propio Newton encontraba extremadamente complicadas, subraya el historiador. “Es terrible que esta imagen que Williams quería proyectar de sí mismo, mostrando un descubrimiento increíble, haya sido malinterpretada durante tanto tiempo como la parodia de un hombre negro que finge ser un académico”, resume.
El saber despreciado
Además de demostrar que Williams fue partícipe de uno de los momentos más relevantes de la historia de la ciencia, hay otra verdad que estaba desdibujada pero relumbra ahora en los hallazgos de Dabhoiwala como el cometa tras la ventana del retrato; el hecho de que las aportaciones científicas realizadas por personas de otros lugares y culturas fue sistemáticamente asimilado y silenciado por la corriente principal.
“La forma en que pensamos sobre la ciencia durante los últimos 300 años ha sido envenenada por la idea de que todo gira en torno a hombres blancos europeos empujando las fronteras y otros siguiéndoles, y eso no es verdad”, asegura el historiador. “Y el caso de Francis Williams lo prueba muy bien. No es el único, pero es un gran ejemplo”.
Foto: Identificación de los libros de la estantería en el retrato. Noor Melita et al. 2023 / V&A Museum / Wikimedia Commons
Vincent Carreta, profesor emérito de la Universidad de Maryland y uno de los mayores estudiosos de la figura de Francis Williams, reconoce que los nuevos hallazgos ponen de relieve detalles que él y otros habían pasado por alto. “Y revelan que Williams planteó un desafío a la ideología racista contemporánea como poeta y como científico”, explica. A su juicio, lo que motivó a Edward Long y a otros defensores de la esclavitud a negar los logros de Francis Williams parece obvio. “Si una sola persona de ascendencia africana fuera capaz de producir literatura, el argumento de la inferioridad africana sería cuestionado”, apunta.
“Estos descubrimientos han profundizado nuestra comprensión del compromiso de Francis Williams con la ciencia de la Ilustración”, añade Miles Ogborn, experto en geografía humana de la Queen Mary University of London (QMUL). “Nos obligan a reconocer que, como filósofo natural negro del siglo XVIII, Francis Williams era a la vez científico y objeto de debate científico sobre las diferencias raciales. Sus homólogos blancos no tuvieron que soportar esa carga”.
Una deuda abrumadora
Para Jenny Bulstrode, experta en historia de la ciencia del University College de Londres (UCL), el caso de Francis Williams es un importante recordatorio de la enorme deuda intelectual de la ciencia moderna con las habilidades y el conocimiento de las personas de ascendencia africana, incluso bajo una opresión extrema.
“Comenzamos a vislumbrar la abrumadora deuda que toda la ciencia tiene con los pueblos oprimidos a lo largo de la historia”, asegura. En su opinión, los hallazgos de Fara Dabhoiwala no solo revelan el prejuicio de las comunidades científicas dominantes en el siglo XVIII, sino que también resaltan cómo esos prejuicios se han mantenido durante siglos hasta la actualidad (el propio Dabhoiwala recuerda que la Royal Society no incorporó a ningún miembro negro hasta 2023).
Bulstrode enumera descubrimientos en mineralogía, botánica, medicina y farmacología e innovaciones en la ciencia de los cultivos que fueron contribuciones de los afrodescendientes de las que se adueñaron los profesionales e instituciones blancos en el norte de Europa y Norteamérica. El más significativo es, para ella, el llamado “proceso Cort”, una innovación revolucionaria que permitió que el hierro forjado se produjera en masa y ayudó a lanzar a Gran Bretaña como una superpotencia económica. “Una innovación que fue robada a los jamaicanos negros durante la esclavitud”, señala la experta.
Foto: Fara Dabhoiwala en un momento de su conferencia pública en el Museo de Victoria y Alberto de Londres (V&A). V&A Museum
“A pesar de que más adelante fueran borrados de la historia, los esclavos africanos y sus descendientes continuaron contribuyendo al desarrollo de la ciencia moderna”, advierte el historiador James Poskett en su libro Horizontes (Crítica, 2022), en el que ya mencionaba el retrato de Francis Williams como ejemplo de “la narrativa tradicional de la historia de la ciencia, en la que los descendientes de los africanos suelen ser erróneamente excluidos”.
“Es verdad que en muchos casos se ha omitido del relato oficial y se han quedado fuera de la foto muchos protagonistas que merecerían mayor reconocimiento; mujeres, indígenas, mestizos, criollos y los técnicos invisibles”, añade Juan Pimentel, investigador del Instituto de Historia (CCHS, CSIC). En el ámbito hispanoamericano, a Pimentel le vienen a la mente dos ejemplos de estudiosos criollos que fueron menospreciados por quienes fabricaron la gran narrativa de la ciencia moderna. Uno es Antonio de León y Gama, el astrónomo nacido en Ciudad de México que descubrió la Piedra del Sol, y el otro Carlos de Sigüenza y Góngora, protagonista de una polémica que le enfrentó con el jesuita Eusebio Francisco Kino, que despreciaba sus apreciaciones sobre el gran cometa de 1680.
“Piensan en algunas partes de la Europa —escribió para quejarse de esta discriminación— que no solo los indios, habitadores originarios de estos países, sino que los que de padres del saber científico colonial españoles que casualmente nacimos en ellos […] no sabemos leer y que, por el consiguiente, somos incapaces de hacer juicio de lo que consta de letras”.
Hoy, tres siglos y medio después, y gracias a aportaciones como las de Dabhoiwala, aquella queja por el menosprecio a las aportaciones desde ámbitos no blancos ni europeos empieza a estar dentro del foco y se está corrigiendo una vieja injusticia en los libros de historia.
Esta columna podría ser la opuesta, pero todas las buenas personas, desde los científicos que avisaron a los pobres diablos que rebuscan en el barro, merecen un aplauso.
La pandemia nos atravesó como una daga afilada y nos quitó demasiadas cosas, pero iluminó también un país capaz de movilizarse, con una clase sanitaria y de asistencia en residencias que sostuvo sobre sus hombros el peso de la desgracia y luchó hasta lo imposible. También nos mostró una sociedad unida, sobrecogida, sufriente, que cumplió y se solidarizó conmovida con coraje. De los saqueadores que se forraron mientras todos sufríamos ya hablamos, por desgracia, otros días.
De aquello pudimos salir con orgullo de país. Y hoy también podemos hacerlo.
Orgullo de los científicos, los meteorólogos, físicos y todas las gentes de ciencia que llevan años anunciando los fenómenos extremos que se avecinan con un Mediterráneo caliente que inyecta humedad a las nubes como quien arroja gasolina a un fuego. Ellos lo supieron y nos lo dijeron.
Orgullo de los soldados de la UME, bomberos, policías, agentes de la Guardia Civil. El Estado existe y también consiste en poder movilizar a personas que se tragan las lágrimas para seguir apartando barro, buceando, levantando coches y muros caídos hasta sacar a muertos que podrían ser sus padres. Orgullo de los trabajadores de la muerte, los que estos días reciben decenas de cadáveres a los que deben identificar masivamente sin que les tiemble el pulso. Niños, mujeres, bebés, ancianos.
Orgullo de los vecinos que albergaron a los afectados en la noche siniestra, les abrieron locales, cines, oficinas donde protegerse; que luego agarraron las palas y cubos para ayudar; y que hoy intentan llevar agua a quienes deambulan como en Gaza en busca de algo potable. España está llena de ellos.
Orgullo de los españoles que hoy lloran, estremecidos, con un dolor que desborda a todos y que nos recuerda quiénes somos —nada— cuando una simple lluvia nos quita la vida, la casa, la luz, el agua, la cobertura telefónica y todo lo que damos por supuesto.
Orgullo de los periodistas, los colegas que recorren pueblos para hablarnos de currantes que salvaron a hombros a algunos ancianos en una ruleta rusa que mató a otros; de jóvenes madres y preciosos bebés que ya no existen. Los que se aparcan su conmoción para seguir informando desde sus propios pueblos.
Incluso orgullo de los políticos, los que muestran unidad y capacidad de arrimar el hombro. De los miserables que intentan sacar provecho hablaremos otro día.
La columna es siempre una elección y esta que están leyendo podría ser la opuesta: enfocar el desbordamiento del Estado, los errores, la incapacidad de llegar a todos los cuerpos que aún yacen sin vida, la falta de ayuda en zonas aisladas o los saqueos. Pero muchas buenas personas, desde los meteorólogos que supieron a los pobres diablos que se manchan de barro, también merecen el aplauso, el orgullo de país. De los miserables, hablaremos otro día.
"No se escribe para ser escritor, ni se lee para ser lector. Se escribe y se lee para comprender el mundo. Nadie, pues, debería salir a la vida sin haber adquirido esas habilidades básicas". J. J. Millás.
"Nada curo llorando y nada empeoraré si gozo de la alegría" (Arquílaco).
Tome color. El año pasado, los investigadores alemanes hallaron que sólo echando un vistazo a los tonos de verde pueden impulsar la creatividad y la motivación. No es difícil adivinar por qué: asociamos colores verdes con vegetación, alimentos - tonos que prometen alimento. Esto podría explicar en parte por qué las vistas de paisajes desde la ventana, en programas de investigación, puede acelerar la recuperación del paciente en los hospitales, ayuda al aprendizaje en las aulas y estimula la productividad en el lugar de trabajo.
Esta lluvia amiga... A la tierra la volvió jardín, dicen que el campo se cubrió de verde, el color más bello, el color de la esperanza. Y la isla de mi corazón en pocos días es tempestad que ya viró a bonanza. (De la canción Regreso, de Cesarea Evora).
Joan Manuel Serrat. Aquellas pequeñas cosas,...Uno se cree/que las mató /el tiempo y la ausencia. /Pero su tren/ vendió boleto/ de ida y vuelta./ Son aquellas pequeñas cosas,/que nos dejó un tiempo de rosas/en un rincón,/en un papel/ o en un cajón./Como un ladrón/te acechan detrás/de la puerta./Te tienen tan/a su merced/como hojas muertas/que el viento arrastra/ allá o aquí,/que te sonríen tristes y...
Violeta Parra.
Gracias a la vida (Thanks to the life)
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, ...
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro al fruto del cerebro humano
Cuando miro al bueno tan lejos del malo
cuando miro al fondo de tus ojos claros.
...
Volver a los 17.
Volver a los diecisiete después de vivir un siglo ...
"Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica". Albert Einstein (1879-1955)
Libros
50 Cosas que hay que saber sobre Física, 2009. Joanne Baker
50 Cosas que hay que saber sobre Matemáticas, 2009. Tony Crilly
50 cosas que hay que saber sobre psicología, 2008 Adrian Furnham
A Física en Banda Desenhada. 2005. Larry Gonick e Art Huffman
Al servicio del Reich. La física en tiempos de Hitler. Philip Ball. 2014
Ángel González
Antología, Federico García Lorca
As Pequenas Memórias, José Saramago
Belén Gopegui, El lado frío de la almohada
Blas de Otero
Campos de Castilla, Antonio Machado
Canto General, Pablo Neruda
Cantos Iberos, Gabriel Celaya
Cien años de soledad, Gabriel García Márquez
De Arquímedes a Einstein. 2007. Manuel Lozano Leyva
Einstein et la relativité, Jean Eisenstaedt
El enigma cuántico. Encuentros entre la física y la conciencis. B. Rosenblum y F. Kuttner. Tusquets, 2010.
El factor humano, John Carlin
El libro de las matemáticas. 250 hitos de la historia de las matemáticas, 2011. Clifford A. Pickover. Ilus Books.
El olvido de la razón, Juan José Sebreli
El PCE y el PSOE en (la) transición, Juan A. Andrade Blanco, 2012. Siglo XXI.
El Prisma y el péndulo, Robert Crease
El Quijote, Miguel de Cervantes
El romancero gitano, Federico G.Lorca
Emma. 2001. Howard Zinn.
Eric J. Hobsbawm, Política para una izquierda racional
Eternidades, Juan Ramón Jiménez
Evaluación de la lengua escrita y dependencia de lo literal. 2009. Maite Ruíz Flores
Feynman, Richard P. El carácter de la ley Física
Geometría para turistas. 2009. Claudi Alsina
Giles Macdonogh. Después del Reich. Crimen y castigo en la posguerra alemana. 2011. Galaxia Gutenberg
Hacemos ciencia en la escuela. 2009. Grao
Imperialismo Humanitario. 2008. Jean Bricmont
Imposturas intelectuales, A. Sokal y J. Bricmont
José Hierro
Kosovo. La coartada humanitaria. Isaac Rosa y otros
L`Etat démantelé. 2010. L. Bonelli et W. Pelletier. La Découverte.
La Alemania nazi, Enzo Collotti
La CIA y la guerra fría cultural. Frances Stonor Saunders. Edt. Debate. 2001
La cocina de Menorca, Josep Borrás
La disciplina en la conciencia: Las Brigadas Internacionales, Mirta Núñez
La educación Lenta, 2009. Joan Domenech Francesch
La poesía española de 1935 a 1975. II de la poesía existencial a la poesía social 1944-50
La resistencia Alemana contra Hitler 1933-1945. 2005. Barbara Koehn
Las Ciencias en la escuela, M. Catalá, R. Cubero y otros
Las leyes del caos. Ilya Prigogine. Critica. Drakontos bolsillo, 2008
LEONARDO DA VINCI Walter Isaacson. 2018
Los caminos cuánticos. Feynman. J. Navarro Faus. Nivola, 2007
Los versos del capitán, Pablo Neruda
Marinero en Tierra, Rafael Alberti
Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. 2009. Alan Sokal
Momentos estelares de la ciencia, 2008. Isaac Asimov
Odas y Sonetos, John Keats (ed. bilingüe)
Odifreddi, Piergiorgio. 2007. Juegos Matemáticos Ocultos en la Literatura. Octaedro.
Pablo Neruda. Antología General, 2010. Real Academia Española
Paroles, Jacques Prévert
Poesía, Miguel Hernández
Poeta en Nueva York, Federico G. Lorca
Qué significa todo eso. Reflexiones de un científico ciudadano. Richard P. Feynman. Crítica. Drakontos, 2010
Science 101 Physics. 2007. Barry Parker.
Sed sabios, convertíos en profetas, G. Charpak y R. Omnès
Seis piezas fáciles, 2008. Richard P. Feynman
Soberanos e intervenidos, Joan E. Garcés. Siglo XXI Editores, 2000. (original del 96)
Sobre la guerra. La paz como imperativo moral, 2008. Howarrd Zinn
Walter Benjamin. 2010. Revista Anthropos
Weinberg Steven, 2010. El sueño de una teoría final. Drakontos