sábado, 4 de octubre de 2025
Sistema educativo. La ventaja de ser hijo de universitario: tres de cada cuatro alcanzan educación superior, lo que les proporciona mejor salario y salud España triplica la media europea de repetición de curso en la ESO y encabeza el porcentaje de ninis, según el último informe de la OCDE
España triplica la media europea de repetición de curso en la ESO y encabeza el porcentaje de ninis, según el último informe de la OCDE
Las oportunidades educativas de los chavales empiezan a decantarse antes de que pisen la escuela. Tres de cada cuatro hijos de personas con estudios superiores alcanzan en España ese mismo nivel de formación, mientras que entre aquellos cuyos padres no terminaron la ESO el porcentaje se reduce al 30%. Contar con formación superior proporciona, a su vez, mayor salario y está relacionado con mejores niveles de salud y un grado más elevado de satisfacción con la vida, según refleja el informe Education at a Glance 2025, publicado este martes por la OCDE, organización integrada principalmente por los países desarrollados.
Los españoles con estudios superiores (una categoría que incluye a los titulados universitarios y en FP superior) ganan un 49% más que aquellos que con nivel formativo medio (Bachillerato y FP de grado medio) y un 76% más que los de nivel bajo (como máximo, secundaria obligatoria). El 51% de las personas con estudios superiores asegura gozar de muy buena salud, frente al 40% de los de nivel educativo medio, y el 29% de los de bajo. La proporción de quienes fuman aumenta a medida que decrece el grado de formación, siendo del 11%, el 26% y el 35% respectivamente. Y también hay diferencia en lo que unos y otros aseguran “haber disfrutado de la vida” la semana anterior a ser preguntados: 74%, 70% y 64% respectivamente. La diferencia entre los más y los menos formados es de 10 puntos porcentuales, algo menos que en el conjunto de los países desarrollados (14).
La tasa de empleo de los titulados en educación superior alcanza el 84% en España (89% en la Unión Europea). En los de estudios medios es del 74% (79% en la UE). Y del 62% en los de nivel bajo (57% en la Unión).
El desempleo entre las personas con educación terciaria (superior) varía de forma significativa, además, en función de la rama en que se graduaron. Es del 5% en las titulaciones relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas: del 6% en la de “salud y bienestar” y en la de “ciencias empresariales, derecho y administración”, y del 9% en el de otras ciencias sociales, humanidades, arte y periodismo.
Mejora del nivel educativo
Cambiar el nivel formativo de una sociedad lleva mucho tiempo. En los últimos 14 años, España ha reducido del 47,1% al 34,7% la proporción de población adulta que solo tiene, como mucho, la ESO. Es decir, la ha reducido en 12,4 puntos frente a los 7,8 de la UE. Y pese a ello, el porcentaje de dicho grupo sigue más que doblando el del conjunto de la Unión, donde representa el 15,5%.
La instantánea mejora para España si se observa solo a la población de 25 a 34 años: el 53% tiene estudios terciarios, frente al 45,4% en la UE. El país sigue teniendo, en cambio, pocos jóvenes en dicha franja de edad con estudios medios (22,8%, frente a 43,3% de la UE). Y muchos que tienen, como mucho, la ESO (24%, frente al 11,4% de la media europea). La población española muestra así una estructura educativa con forma de reloj de arena, que en los últimos cinco años ha aumentado su tamaño por arriba y lo ha reducido por abajo, sin haber crecido (de hecho, se ha reducido cinco décimas) por el medio, lo cual se debe, en parte, al éxito de los ciclos superiores de FP.
En los chavales de 15 a 19 años, España tiene la misma tasa de escolarización europea: 87%. Pero en esa franja de edad quienes cursan programas generales, como la ESO y el Bachillerato, tienen peso mayor (44%) que en la UE (33%). Son casi la mitad (15% frente a 29%) los que estudian una FP de grado medio. Y, en cambio, son cerca del doble (20% a 11%) los que cursan estudios superiores.
Tres veces más repetición en la ESO
La repetición de curso en Primaria cayó en España hasta el 1,1% en 2023, alcanzando la media europea. En la ESO, pese a haber descendido tres puntos desde 2015, continúa, con un 7%, más que triplicando la de la UE (2,3%). El dato que utiliza la OCDE para poder comparar entre países es el penúltimo disponible en España. El último, del curso 2023-2024, se sitúa en el 6,8%.
También sigue siendo muy elevado el porcentaje de jóvenes españoles de 18 a 24 años que ni estudia ni trabaja (los ninis): alcanza el 17,6%, una décima más que Italia y Grecia, y lejos del promedio europeo, que es del 12,9%. A diferencia de otros indicadores educativos, a España le está costando mucho mejorarlo; tiene dos décimas de ninis menos que hace un año, pero cuatro más que en 2022.
El gasto educativo total (incluido el público y el privado) representa en España el 4,5% del PIB, más que en el promedio de la UE (4,2%). El gasto público por estudiante en primaria y secundaria es, en cambio, de 9.305 euros, frente a una media de la UE de 10.140.
España también destaca por lo muy descentralizado que está su gasto educativo público. El 82% de los fondos proceden de las comunidades autónomas, frente al 15% que aporta el Gobierno central, y el 3% los Ayuntamientos. En el conjunto de la UE las proporciones son respectivamente del 61% (central), 15% (regiones) y 24 (local). En la Unión conviven, en todo caso, modelos muy distintos. En Alemania, el reparto es de 15% (gobierno federal), 58% (estados), y 27% (local). Y en Finlandia, 19% (central) y 81% (local).
Aumento del presupuesto del Gobierno
La ministra de Educación, la socialista Pilar Alegría, ha destacado al respecto este martes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el aumento del presupuesto en enseñanza que ha realizado el Gobierno respecto a 2018, cuando lo dirigía el PP. Alcanzaba entonces 3.291 millones de euros y ha crecido hasta los 6.700 millones, lo que supone un incremento del 104%.
Las partidas que el ministerio transfiere a las comunidades autónomas, que son las que tienen la mayor parte de las competencias (y del gasto, porque entre otras cosas pagan la nómina de los docentes), a través de los llamados programas de cooperación han pasado de sumar 129 millones a través de dos programas en 2018, a 382 millones ahora, distribuidos en seis programas, que abarcan desde planes refuerzo en lengua y matemáticas a ayudas para la compra de libros de texto.
Las oportunidades educativas de los chavales empiezan a decantarse antes de que pisen la escuela. Tres de cada cuatro hijos de personas con estudios superiores alcanzan en España ese mismo nivel de formación, mientras que entre aquellos cuyos padres no terminaron la ESO el porcentaje se reduce al 30%. Contar con formación superior proporciona, a su vez, mayor salario y está relacionado con mejores niveles de salud y un grado más elevado de satisfacción con la vida, según refleja el informe Education at a Glance 2025, publicado este martes por la OCDE, organización integrada principalmente por los países desarrollados.
Los españoles con estudios superiores (una categoría que incluye a los titulados universitarios y en FP superior) ganan un 49% más que aquellos que con nivel formativo medio (Bachillerato y FP de grado medio) y un 76% más que los de nivel bajo (como máximo, secundaria obligatoria). El 51% de las personas con estudios superiores asegura gozar de muy buena salud, frente al 40% de los de nivel educativo medio, y el 29% de los de bajo. La proporción de quienes fuman aumenta a medida que decrece el grado de formación, siendo del 11%, el 26% y el 35% respectivamente. Y también hay diferencia en lo que unos y otros aseguran “haber disfrutado de la vida” la semana anterior a ser preguntados: 74%, 70% y 64% respectivamente. La diferencia entre los más y los menos formados es de 10 puntos porcentuales, algo menos que en el conjunto de los países desarrollados (14).
La tasa de empleo de los titulados en educación superior alcanza el 84% en España (89% en la Unión Europea). En los de estudios medios es del 74% (79% en la UE). Y del 62% en los de nivel bajo (57% en la Unión).
El desempleo entre las personas con educación terciaria (superior) varía de forma significativa, además, en función de la rama en que se graduaron. Es del 5% en las titulaciones relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas: del 6% en la de “salud y bienestar” y en la de “ciencias empresariales, derecho y administración”, y del 9% en el de otras ciencias sociales, humanidades, arte y periodismo.
Mejora del nivel educativo
Cambiar el nivel formativo de una sociedad lleva mucho tiempo. En los últimos 14 años, España ha reducido del 47,1% al 34,7% la proporción de población adulta que solo tiene, como mucho, la ESO. Es decir, la ha reducido en 12,4 puntos frente a los 7,8 de la UE. Y pese a ello, el porcentaje de dicho grupo sigue más que doblando el del conjunto de la Unión, donde representa el 15,5%.
La instantánea mejora para España si se observa solo a la población de 25 a 34 años: el 53% tiene estudios terciarios, frente al 45,4% en la UE. El país sigue teniendo, en cambio, pocos jóvenes en dicha franja de edad con estudios medios (22,8%, frente a 43,3% de la UE). Y muchos que tienen, como mucho, la ESO (24%, frente al 11,4% de la media europea). La población española muestra así una estructura educativa con forma de reloj de arena, que en los últimos cinco años ha aumentado su tamaño por arriba y lo ha reducido por abajo, sin haber crecido (de hecho, se ha reducido cinco décimas) por el medio, lo cual se debe, en parte, al éxito de los ciclos superiores de FP.
En los chavales de 15 a 19 años, España tiene la misma tasa de escolarización europea: 87%. Pero en esa franja de edad quienes cursan programas generales, como la ESO y el Bachillerato, tienen peso mayor (44%) que en la UE (33%). Son casi la mitad (15% frente a 29%) los que estudian una FP de grado medio. Y, en cambio, son cerca del doble (20% a 11%) los que cursan estudios superiores.
Tres veces más repetición en la ESO
La repetición de curso en Primaria cayó en España hasta el 1,1% en 2023, alcanzando la media europea. En la ESO, pese a haber descendido tres puntos desde 2015, continúa, con un 7%, más que triplicando la de la UE (2,3%). El dato que utiliza la OCDE para poder comparar entre países es el penúltimo disponible en España. El último, del curso 2023-2024, se sitúa en el 6,8%.
También sigue siendo muy elevado el porcentaje de jóvenes españoles de 18 a 24 años que ni estudia ni trabaja (los ninis): alcanza el 17,6%, una décima más que Italia y Grecia, y lejos del promedio europeo, que es del 12,9%. A diferencia de otros indicadores educativos, a España le está costando mucho mejorarlo; tiene dos décimas de ninis menos que hace un año, pero cuatro más que en 2022.
El gasto educativo total (incluido el público y el privado) representa en España el 4,5% del PIB, más que en el promedio de la UE (4,2%). El gasto público por estudiante en primaria y secundaria es, en cambio, de 9.305 euros, frente a una media de la UE de 10.140.
España también destaca por lo muy descentralizado que está su gasto educativo público. El 82% de los fondos proceden de las comunidades autónomas, frente al 15% que aporta el Gobierno central, y el 3% los Ayuntamientos. En el conjunto de la UE las proporciones son respectivamente del 61% (central), 15% (regiones) y 24 (local). En la Unión conviven, en todo caso, modelos muy distintos. En Alemania, el reparto es de 15% (gobierno federal), 58% (estados), y 27% (local). Y en Finlandia, 19% (central) y 81% (local).
Aumento del presupuesto del Gobierno
La ministra de Educación, la socialista Pilar Alegría, ha destacado al respecto este martes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el aumento del presupuesto en enseñanza que ha realizado el Gobierno respecto a 2018, cuando lo dirigía el PP. Alcanzaba entonces 3.291 millones de euros y ha crecido hasta los 6.700 millones, lo que supone un incremento del 104%.
Las partidas que el ministerio transfiere a las comunidades autónomas, que son las que tienen la mayor parte de las competencias (y del gasto, porque entre otras cosas pagan la nómina de los docentes), a través de los llamados programas de cooperación han pasado de sumar 129 millones a través de dos programas en 2018, a 382 millones ahora, distribuidos en seis programas, que abarcan desde planes refuerzo en lengua y matemáticas a ayudas para la compra de libros de texto.
viernes, 3 de octubre de 2025
La impunidad de los crímenes del franquismo llega al Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Irídia eleva el caso de Carles Vallejo, sindicalista torturado por el franquismo, a la instancia europea. Es la primera demanda presentada al TEDH tras la aprobación de la Ley de Memoria Democrática.
Carles Vallejo, sindicalista histórico y presidente de la Associació Catalana de Persones Expreses Polítiques del Franquisme, ha presentado hoy, de la mano de Irídia – Centre per la Defensa dels Drets Humans, una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) por la negativa de los tribunales españoles a investigar las torturas que sufrió entre los años 1970 y 1971 en la comisaría de vía Laietana de Barcelona en el marco de la represión generalizada y sistemática de la dictadura.
El propio Vallejo explica que esta iniciativa tiene como objetivo “que en nuestro país se cumplan las obligaciones internacionales con las víctimas de violaciones de los derechos humanos, para romper con la impunidad de los crímenes del franquismo”. Afirma también que este proceso, “no es solo una iniciativa personal, sino colectiva que implica a todas las personas represaliadas que han estado activamente reclamando justicia y reparación, son más de 5000 personas y doscientas entidades que nos han dado apoyo y que nos acompañan en esta campaña”.
Se trata de la primera demanda interpuesta al TEDH sobre torturas del franquismo después dela aprobación de de Memoria Democrática de 2022, que establecía la obligación de investigar los crímenes contra la humanidad cometidos durante la dictadura y que reconoce expresamente que estos no prescriben ni pueden ser amnistiados. Para Sònia Olivella, coordinadora de litigios de Irídia, “Esto lo diferencia del resto de casos que habían llegado ya a este tribunal y a los que se les había cerrado la puerta”.
A pesar del mandato de la citada ley, el Juzgado de Instrucción n.º 18 de Barcelona rechazó la querella de Vallejo sin practicar ninguna diligencia de investigación, alegando los mismos obstáculos de siempre: la prescripción del delito y el principio de legalidad, así como la Ley de Amnistía de 1977. Según argumenta Olivella, “este incumplimiento del deber de investigar torturas y de reparar a las víctimas, supone la vulneración del convenio europeo de derechos humanos. Vamos a Estrasburgo a pedir que se condene al estado español por la vulneración de los artículos 3 y 13 del citado convenio, por no investigar las torturas que se cometieron en un contexto de represión sistemática y generalizada contra la disidencia antifranquista, y por negarse a reparar a las víctimas”.
La sección octava de la Audiencia Provincial de Barcelona confirmó la decisión y finalmente el Tribunal Constitucional inadmitió el recurso de amparo.La demanda denuncia la vulneración de los artículos 3 y 13 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que garantizan el derecho en una investigación efectiva ante denuncias de tortura y el derecho a un recurso efectivo. El texto subraya que la negativa de los tribunales españoles a investigar supone un incumplimiento flagrante de las obligaciones internacionales del Estado.
Vallejo fue detenido a los 20 años por la Brigada Político-Social y sometido a 21 días de incomunicación y torturas físicas y psicológicas como represalia por su actividad sindical y política. A pesar de que ha recibido varios reconocimientos oficiales como víctima del franquismo, nunca ha obtenido ni verdad, ni justicia, ni reparación efectiva. Actualmente, más de 100 personas supervivientes de tortura franquista continúan vivas y reclaman justicia.
5.820 personas y 175 entidades ya han apoyado a la campaña“Nunca es tarde para hacer justicia, pero tiene que ser ahora”,que acompaña esta acción judicial. Con esta demanda, Carles Vallejo y las entidades memorialistas esperan que el TEDH abra de una vez por todas la puerta en la investigación judicial de los crímenes de la dictadura y obligue el Estado español a cumplir con los estándares internacionales en materia de derechos humanos.
Carles Vallejo, sindicalista histórico y presidente de la Associació Catalana de Persones Expreses Polítiques del Franquisme, ha presentado hoy, de la mano de Irídia – Centre per la Defensa dels Drets Humans, una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) por la negativa de los tribunales españoles a investigar las torturas que sufrió entre los años 1970 y 1971 en la comisaría de vía Laietana de Barcelona en el marco de la represión generalizada y sistemática de la dictadura.
El propio Vallejo explica que esta iniciativa tiene como objetivo “que en nuestro país se cumplan las obligaciones internacionales con las víctimas de violaciones de los derechos humanos, para romper con la impunidad de los crímenes del franquismo”. Afirma también que este proceso, “no es solo una iniciativa personal, sino colectiva que implica a todas las personas represaliadas que han estado activamente reclamando justicia y reparación, son más de 5000 personas y doscientas entidades que nos han dado apoyo y que nos acompañan en esta campaña”.
Se trata de la primera demanda interpuesta al TEDH sobre torturas del franquismo después dela aprobación de de Memoria Democrática de 2022, que establecía la obligación de investigar los crímenes contra la humanidad cometidos durante la dictadura y que reconoce expresamente que estos no prescriben ni pueden ser amnistiados. Para Sònia Olivella, coordinadora de litigios de Irídia, “Esto lo diferencia del resto de casos que habían llegado ya a este tribunal y a los que se les había cerrado la puerta”.
A pesar del mandato de la citada ley, el Juzgado de Instrucción n.º 18 de Barcelona rechazó la querella de Vallejo sin practicar ninguna diligencia de investigación, alegando los mismos obstáculos de siempre: la prescripción del delito y el principio de legalidad, así como la Ley de Amnistía de 1977. Según argumenta Olivella, “este incumplimiento del deber de investigar torturas y de reparar a las víctimas, supone la vulneración del convenio europeo de derechos humanos. Vamos a Estrasburgo a pedir que se condene al estado español por la vulneración de los artículos 3 y 13 del citado convenio, por no investigar las torturas que se cometieron en un contexto de represión sistemática y generalizada contra la disidencia antifranquista, y por negarse a reparar a las víctimas”.
La sección octava de la Audiencia Provincial de Barcelona confirmó la decisión y finalmente el Tribunal Constitucional inadmitió el recurso de amparo.La demanda denuncia la vulneración de los artículos 3 y 13 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que garantizan el derecho en una investigación efectiva ante denuncias de tortura y el derecho a un recurso efectivo. El texto subraya que la negativa de los tribunales españoles a investigar supone un incumplimiento flagrante de las obligaciones internacionales del Estado.
Vallejo fue detenido a los 20 años por la Brigada Político-Social y sometido a 21 días de incomunicación y torturas físicas y psicológicas como represalia por su actividad sindical y política. A pesar de que ha recibido varios reconocimientos oficiales como víctima del franquismo, nunca ha obtenido ni verdad, ni justicia, ni reparación efectiva. Actualmente, más de 100 personas supervivientes de tortura franquista continúan vivas y reclaman justicia.
5.820 personas y 175 entidades ya han apoyado a la campaña“Nunca es tarde para hacer justicia, pero tiene que ser ahora”,que acompaña esta acción judicial. Con esta demanda, Carles Vallejo y las entidades memorialistas esperan que el TEDH abra de una vez por todas la puerta en la investigación judicial de los crímenes de la dictadura y obligue el Estado español a cumplir con los estándares internacionales en materia de derechos humanos.
Fuente:
jueves, 2 de octubre de 2025
Cuánta sal es demasiada y por qué consumir muy poca también puede ser perjudicial para la salud

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En 2017, el chef turco Nusret Gökçe se hizo viral tras un vídeo en el que sazonaba con una pizca de sal un enorme filete, lo que le generó millones de visitas en línea y el apodo de salt bae (el tipo de la sal).
Pero no fue solo su atención al detalle lo que captó la atención.
Estamos obsesionados con la sal: a pesar de las advertencias, casi toda la población mundial consume casi el doble de lo que debería, lo que perjudica nuestra salud.
Sin embargo, un contraargumento está ganando terreno, poniendo en duda décadas de investigación y arrojando luz sobre las preguntas que aún permanecen sin respuesta sobre nuestro condimento favorito.
El sodio, el elemento clave presente en la sal, es esencial para que nuestro cuerpo mantenga el equilibrio hídrico general y transporte oxígeno y nutrientes.
Permite, además, que nuestros nervios tengan latidos eléctricos.
Pero la mayoría de las poblaciones han consumido históricamente más sal de la recomendada y los funcionarios de Salud de todo el mundo han tenido mucho trabajo a la hora de convencernos de reducir su consumo.
¿Cuánto es mucho?

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Un pedazo de queso azul como parte de una tabla con nueces de macadamia y aceitunas verdes
Con 2,7 g por cada 100 g de queso, el queso azul tiene más sal que el agua de mar.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda limitar el consumo de sodio a menos de 2 g al día, lo que equivale a unos 5 g de cloruro de sodio.
En EE.UU., las Guías Alimentarias para Estadounidenses recomiendan que los adultos limiten su consumo a menos de 2,3 g de sodio al día, o aproximadamente una cucharadita de sal.
Investigadores en un artículo de 2022 concluyeron que un consumo moderado de sodio (entre 3 y 6 g al día) es mejor para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, en comparación con dietas bajas o altas en sodio.
Pero solo una cuarta parte de nuestra ingesta diaria proviene de la sal que le ponemos a los alimentos; el resto se encuentra oculto en los alimentos que compramos, como el pan, las salsas, las sopas y algunos cereales.
Para aumentar la confusión, los fabricantes suelen referirse al contenido de sodio en lugar de a la sal en las etiquetas de los alimentos, lo que puede hacernos pensar que consumimos menos sal de la que realmente ingerimos.
La sal se compone de iones de sodio y cloruro. En 2,5 g de sal hay aproximadamente 1 g de sodio. "El público en general no es consciente de esto y simplemente piensa que el sodio y la sal son lo mismo. Nadie te lo dice", afirma la nutricionista May Simpkin.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC), aproximadamente el 40% del sodio que consumen los estadounidenses proviene de alimentos como pizza, embutidos, burritos y tacos, aperitivos salados, pollo y hamburguesas.
Los riesgos para la salud de consumir demasiada sal

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Las investigaciones han demostrado que el exceso de sal causa hipertensión arterial, lo que puede provocar accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas.
Los expertos coinciden ampliamente en que la evidencia en contra del consumo de sal es contundente.
Nuestro cuerpo retiene agua al consumir sal, lo que aumenta la presión arterial hasta que los riñones la eliminan.
El exceso de sal durante un período prolongado puede sobrecargar las arterias y provocar hipertensión arterial prolongada, que causa el 62% de todos los accidentes cerebrovasculares y el 49% de los eventos de enfermedad coronaria, según la OMS.
Se estima que el consumo excesivo de sodio es responsable de 1,89 millones de muertes en todo el mundo cada año.
Un metaanálisis de 13 estudios publicados durante 35 años reveló un 17% más de riesgo de enfermedad cardiovascular total y un 23% más de riesgo de accidente cerebrovascular por consumir 5 g adicionales de sal al día.
Los beneficios para la salud de reducir el consumo de sal

Como era de esperar, reducir el consumo de sal puede tener el efecto contrario.
En un análisis de datos de ocho años de la Encuesta de Salud de Inglaterra, los investigadores descubrieron que una disminución de 1,4 g al día en el consumo de sal probablemente contribuyó a una disminución de la presión arterial, lo que a su vez contribuyó a una disminución del 42% en los accidentes cerebrovasculares mortales y del 40% en las muertes relacionadas con enfermedades cardíacas.
Un ensayo clínico más reciente, publicado en 2023, descubrió que seguir una dieta baja en sodio durante una semana tuvo un efecto reductor de la presión arterial comparable al de un fármaco que se administra habitualmente a pacientes con hipertensión.
Sin embargo, los investigadores que han realizado estudios observacionales suelen concluir que es difícil separar por completo los efectos de consumir menos sal de otros hábitos alimentarios y de estilo de vida, ya que quienes son más conscientes de su consumo de sal tienen más probabilidades de comer de forma más saludable en general, hacer más ejercicio, fumar menos y consumir menos bebidas alcohólicas.
Ensayos aleatorios a largo plazo que comparen a personas que consumen mucha sal con personas que consumen poca podrían establecer una relación causal.
Sin embargo, existen muy pocos estudios de este tipo debido a los requisitos de financiación y las implicaciones éticas.
"Es casi imposible realizar ensayos aleatorios que demuestren el efecto de la sal en el organismo", afirma Francesco Cappuccio, profesor de Medicina Cardiovascular y Epidemiología de la facultad de Medicina de la Universidad de Warwick y autor de la revisión de ocho años.
"Pero tampoco existen ensayos aleatorios sobre la obesidad ni el tabaquismo, que sabemos que son letales".
Mientras tanto, la evidencia observacional es abundante.
Tras el lanzamiento de una campaña del gobierno japonés para persuadir a la población de reducir su consumo de sal a finales de la década de 1960, este se redujo de 13,5 g a 12 g al día.
Durante el mismo período, se observaron descensos en la presión arterial y una reducción del 80% en la mortalidad por ictus.
En Finlandia, el consumo diario de sal se redujo de 12 g a finales de la década de 1970 a tan solo 9 g en 2002, y se observó una disminución del 75-80% en las muertes por ictus y cardiopatías en el mismo período.
Cómo el consumo de sal afecta a todos de manera diferente
En un análisis de datos de ocho años de la Encuesta de Salud de Inglaterra, los investigadores descubrieron que una disminución de 1,4 g al día en el consumo de sal probablemente contribuyó a una disminución de la presión arterial, lo que a su vez contribuyó a una disminución del 42% en los accidentes cerebrovasculares mortales y del 40% en las muertes relacionadas con enfermedades cardíacas.
Un ensayo clínico más reciente, publicado en 2023, descubrió que seguir una dieta baja en sodio durante una semana tuvo un efecto reductor de la presión arterial comparable al de un fármaco que se administra habitualmente a pacientes con hipertensión.
Sin embargo, los investigadores que han realizado estudios observacionales suelen concluir que es difícil separar por completo los efectos de consumir menos sal de otros hábitos alimentarios y de estilo de vida, ya que quienes son más conscientes de su consumo de sal tienen más probabilidades de comer de forma más saludable en general, hacer más ejercicio, fumar menos y consumir menos bebidas alcohólicas.
Ensayos aleatorios a largo plazo que comparen a personas que consumen mucha sal con personas que consumen poca podrían establecer una relación causal.
Sin embargo, existen muy pocos estudios de este tipo debido a los requisitos de financiación y las implicaciones éticas.
"Es casi imposible realizar ensayos aleatorios que demuestren el efecto de la sal en el organismo", afirma Francesco Cappuccio, profesor de Medicina Cardiovascular y Epidemiología de la facultad de Medicina de la Universidad de Warwick y autor de la revisión de ocho años.
"Pero tampoco existen ensayos aleatorios sobre la obesidad ni el tabaquismo, que sabemos que son letales".
Mientras tanto, la evidencia observacional es abundante.
Tras el lanzamiento de una campaña del gobierno japonés para persuadir a la población de reducir su consumo de sal a finales de la década de 1960, este se redujo de 13,5 g a 12 g al día.
Durante el mismo período, se observaron descensos en la presión arterial y una reducción del 80% en la mortalidad por ictus.
En Finlandia, el consumo diario de sal se redujo de 12 g a finales de la década de 1970 a tan solo 9 g en 2002, y se observó una disminución del 75-80% en las muertes por ictus y cardiopatías en el mismo período.
Cómo el consumo de sal afecta a todos de manera diferente

Pero un factor adicional que complica la situación es que los efectos del consumo de sal sobre la presión arterial y la salud cardíaca varían de una persona a otra.
Los estudios han demostrado que nuestra sensibilidad a la sal varía, dependiendo de factores tan diversos como la etnia, la edad, el índice de masa corporal, la salud y los antecedentes familiares de hipertensión.
Algunos estudios han descubierto que las personas con mayor sensibilidad a la sal tienen un mayor riesgo de hipertensión arterial asociada a la sal.
De hecho, algunos científicos argumentan que una dieta baja en sal es un factor de riesgo para desarrollar hipertensión tanto como el consumo elevado de sal.
En otras palabras, existe una curva en forma de J o U con un umbral en la parte inferior donde el riesgo empieza a aumentar.
Un metaanálisis, por ejemplo, encontró una relación entre el bajo consumo de sal y eventos cardiovasculares, incluyendo la muerte.
Los investigadores argumentaron que consumir menos de 5,6 g o más de 12,5 g al día se asocia con consecuencias negativas para la salud.
Otro estudio, publicado en 2020, halló que las restricciones estrictas en el consumo de sal se asociaban con un peor estado de salud en pacientes con insuficiencia cardíaca, especialmente entre personas más jóvenes y de raza no blanca.

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Los embutidos como el pavo, el jamón y el rosbif tienen alrededor de 1,5 g de sal por porción, mientras que dos rebanadas de pan integral pueden aportar otros 0,6 g.
Un estudio diferente con más de 170.000 personas arrojó resultados similares: estableció una relación entre una ingesta baja de sal, definida como menos de 7,5 g, y un mayor riesgo de eventos cardiovasculares y muerte en personas con y sin hipertensión, en comparación con una ingesta moderada de hasta 12,5 g al día (entre 1,5 y 2,5 cucharaditas de sal). Esta ingesta moderada duplica la ingesta diaria recomendada en Reino Unido.
El autor principal del estudio, Andrew Mente, epidemiólogo nutricional de la Universidad McMaster de Ontario, concluyó que reducir la ingesta de sal de alta a moderada reduce el riesgo de hipertensión arterial, pero no ofrece más beneficios para la salud.
Aumentar la ingesta de sal de baja a moderada también podría ser beneficioso.
"Encontrar un punto óptimo en el medio es coherente con lo que se esperaría de cualquier nutriente esencial... donde a niveles altos se presenta toxicidad y a niveles bajos, deficiencia", afirma.
"Siempre se encuentra un nivel óptimo en el punto medio".
Las dudas que persisten

Fuente de la imagen,Getty Images
Pero no todos están de acuerdo.
Cappuccio es inequívoco al afirmar que reducir el consumo de sal reduce la presión arterial en todos, no solo en quienes comen en exceso.
Dice que la serie de estudios de los últimos años que concluyen hallazgos contrarios es pequeña, incluye a participantes que ya se encontraban mal y se basa en datos erróneos.
El estudio de Mente, explica, utilizó una prueba de orina en ayunas en lugar del método de referencia de realizar varias pruebas a lo largo de un período de 24 horas.
Sara Stanner, directora científica de la Fundación Británica de Nutrición, una organización benéfica, coincide en la solidez de la evidencia existente de que reducir el consumo de sal en personas con hipertensión reduce la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardíacas.
Y no hay muchas personas que consuman niveles tan bajos como 3 g, el nivel que algunas investigaciones consideran peligrosamente bajo.
Esto sería difícil de lograr, afirma Stanner, debido a los niveles de sal en los alimentos que compramos.
"Gran parte de la sal que consumimos se encuentra en los alimentos cotidianos", afirma.
"Por eso, la reformulación en toda la cadena de suministro de alimentos es la estrategia más eficaz para reducir los niveles de sal a nivel nacional, como ha ocurrido en Reino Unido".
Los expertos también tienen opiniones contradictorias sobre si el alto consumo de sal puede compensarse con una dieta saludable y ejercicio.
Algunos, como Stanner, afirman que una dieta rica en potasio, presente en frutas, verduras, frutos secos y lácteos, puede ayudar a contrarrestar los efectos adversos de la sal sobre la presión arterial.
Cappuccio es inequívoco al afirmar que reducir el consumo de sal reduce la presión arterial en todos, no solo en quienes comen en exceso.
Dice que la serie de estudios de los últimos años que concluyen hallazgos contrarios es pequeña, incluye a participantes que ya se encontraban mal y se basa en datos erróneos.
El estudio de Mente, explica, utilizó una prueba de orina en ayunas en lugar del método de referencia de realizar varias pruebas a lo largo de un período de 24 horas.
Sara Stanner, directora científica de la Fundación Británica de Nutrición, una organización benéfica, coincide en la solidez de la evidencia existente de que reducir el consumo de sal en personas con hipertensión reduce la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardíacas.
Y no hay muchas personas que consuman niveles tan bajos como 3 g, el nivel que algunas investigaciones consideran peligrosamente bajo.
Esto sería difícil de lograr, afirma Stanner, debido a los niveles de sal en los alimentos que compramos.
"Gran parte de la sal que consumimos se encuentra en los alimentos cotidianos", afirma.
"Por eso, la reformulación en toda la cadena de suministro de alimentos es la estrategia más eficaz para reducir los niveles de sal a nivel nacional, como ha ocurrido en Reino Unido".
Los expertos también tienen opiniones contradictorias sobre si el alto consumo de sal puede compensarse con una dieta saludable y ejercicio.
Algunos, como Stanner, afirman que una dieta rica en potasio, presente en frutas, verduras, frutos secos y lácteos, puede ayudar a contrarrestar los efectos adversos de la sal sobre la presión arterial.

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Una sola porción de 100 g de pizza de pepperoni congelada puede tener 1,9 g de sal.
Ceu Mateus, profesor titular de Economía de la Salud en la Universidad de Lancaster, aconseja priorizar la concienciación sobre la sal oculta en nuestra dieta en lugar de intentar evitarla por completo.
"Los problemas que tenemos con el exceso de sal podrían ser similares a los relacionados con la falta de ella, pero aún necesitamos más investigación para comprender qué sucede. Mientras tanto, una persona sana podrá regular pequeñas cantidades", afirma Mateus.
"Debemos ser conscientes de que el exceso de sal es realmente perjudicial, pero no debemos eliminarla por completo de la dieta".
Investigadores en un artículo de 2022 concluyeron que un consumo moderado de sodio de 3 a 6 g al día es lo mejor para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, en comparación con las dietas bajas o altas en sodio.
A pesar de estudios recientes que argumentan los posibles peligros de una dieta baja en sal y las diferencias individuales en la sensibilidad a la sal, la conclusión más consolidada de la investigación existente es que el exceso de sal definitivamente aumenta la presión arterial.
Tómate el resto con una pizca de… bueno, ya sabes.
"Los problemas que tenemos con el exceso de sal podrían ser similares a los relacionados con la falta de ella, pero aún necesitamos más investigación para comprender qué sucede. Mientras tanto, una persona sana podrá regular pequeñas cantidades", afirma Mateus.
"Debemos ser conscientes de que el exceso de sal es realmente perjudicial, pero no debemos eliminarla por completo de la dieta".
Investigadores en un artículo de 2022 concluyeron que un consumo moderado de sodio de 3 a 6 g al día es lo mejor para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, en comparación con las dietas bajas o altas en sodio.
A pesar de estudios recientes que argumentan los posibles peligros de una dieta baja en sal y las diferencias individuales en la sensibilidad a la sal, la conclusión más consolidada de la investigación existente es que el exceso de sal definitivamente aumenta la presión arterial.
Tómate el resto con una pizca de… bueno, ya sabes.
miércoles, 1 de octubre de 2025
Los frenéticos meses que dieron origen a la física cuántica hace 100 años

Fuente de la imagen,Universal Images Group vía Getty Images
La física cuántica es "uno de los grandes monumentos de la historia de la humanidad", afirma el físico e historiador de la ciencia español José Manuel Sánchez Ron.
Puede sonar raro llamar "monumento" a una rama de la ciencia que estudia la materia a escala microscópica, es decir, el comportamiento de los electrones, los fotones y otras partículas subatómicas.
Pero aunque Sánchez Ron reconoce que se trata de "una creación que no es de piedra ni de ningún material sólido de esos que se pueden tocar", está convencido de que "durará mucho más que cualquiera de ellos".
Por lo pronto, han pasado 100 años desde que se publicó el estudio científico que desató la revolución de la física cuántica, una teoría que todavía sigue transformando ámbitos tan dispares como la medicina, la seguridad nacional y las telecomunicaciones.
"Cambió cómo vivimos, cómo trabajamos, cómo nos relacionamos y nos comunicamos. En ese sentido, la mecánica cuántica tiene una importancia descomunal, mayor que ninguna otra teoría de las que conocemos", afirma Sánchez Ron a BBC Mundo.
"Otro hijo menos bienvenido de la física cuántica son las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki", agrega para destacar cómo influyó —e influye— poderosamente en la política internacional.
Incluso transformó nuestro propio sentido de la realidad, ya que es una teoría que desafía la intuición. "Creo que puedo decir con seguridad que nadie entiende la mecánica cuántica", declaró en 1964 el físico Richard Feynman en una de sus célebres conferencias.
Justamente por eso Unesco está celebrando el Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuánticas con decenas de eventos a lo largo del mundo para marcar un siglo de su creación.
"Algo con este nivel de impacto necesita la atención de políticos, científicos y del público en general", explica a BBC Mundo Amal Kasry, jefa del área de Ciencias Básicas de Unesco.
Por eso, para leer este artículo sobre el origen de la física cuántica el consejo es el mismo que Feynman dio en aquellas conferencias: "Simplemente relájense y disfruten".
Una reportera junto a una computadora cuántica en 27th China Beijing International High-tech Expo en China National Convention Center Fuente de la imagen,China News Service/VCG vía Getty Images Pie de foto,
Un siglo después, la física cuántica es aún una de las áreas científicas más efervescentes.
El joven genio
El 29 de julio de 1925 la revista alemana especializada en física Zeitschrift für Physik recibió un artículo que sacudiría la física al ser publicado unos meses después.
Su autor era un alemán de 23 años llamado Werner Heisenberg.
Esa juventud, lejos de una desventaja, fue una de sus fortalezas, ya que le permitió cuestionar los paradigmas vigentes creados por físicos de la talla de Albert Einstein, Niels Bohr y Arnold Sommerfeld.
Isaac Newton llevaba más de 180 años muerto cuando Einstein tiró abajo su teoría de la gravedad. Heisenberg, en cambio, fue discípulo de Sommerfeld, colaborador de Bohr y mantuvo varios debates con Einstein a lo largo de los años, el único de los tres que jamás aceptó la teoría cuántica.
Según Sánchez Ron, "aparte de genio, joven y con una exquisita formación, se podría decir que Heisenberg estuvo en el lugar adecuado en el momento adecuado". Otros autores lo describen también como ambicioso, jovial y amante del excursionismo.
"Heisenberg logró reunir un gran conjunto de observaciones, de datos, de incógnitas que se habían venido acumulando con especial fuerza a partir de 1900", explica el académico español que este año publicó la trilogía "Historia de la física cuántica" con motivo del centenario.
De hecho, el primer volumen abarca el periodo fundacional de esta teoría y va de 1860 a 1924. El segundo tomo comienza con el artículo de 1925, donde Heisenberg "desarrolló la primera forma satisfactoria de mecánica cuántica".
Pero antes, tuvo que enfermarse.
Una teoría "loca"
Durante años, lo que podría llamarse la "vieja teoría cuántica" fue avanzando y, a la vez, arrastrando problemas e incongruencias.
Tal es así que en 1923 el físico y matemático Max Born escribió: "Es cada vez más probable que no solo se necesiten nuevas hipótesis, sino que todo el sistema de conceptos de la física tenga que reconstruirse desde cero".
Fue en ese mismo año que Heisenberg se incorporó como asistente de Born en la Universidad de Gotinga, Alemania.
Allí el joven descubrió lo que desataría su famoso artículo de 1925: existían problemas en las órbitas usadas para explicar el movimiento de los electrones en el llamado modelo atómico de Bohr-Sommerfeld.
Unos meses después de llegar a Gotinga, Heisenberg se fue un semestre a Copenhague, Dinamarca, a trabajar justamente con Bohr.
Retrato de Werner Karl Heisenberg (1901-1976)

Fuente de la imagen,Bettmann/Getty Images
"El énfasis en Gotinga estaba más en el lado matemático, en el lado formal, mientras que en Copenhague estaba más en el lado, yo diría, filosófico", explicaría años después Heisenberg.
Esa combinación de influencias fue crucial para ayudarlo a pensar una teoría "loca", como él mismo la llamó.
En un artículo de la revista Nature sobre el centenario de la física cuántica, el historiador de la ciencia Kristian Camilleri cuenta que Heisenberg "experimentó con todo tipo de ideas hasta encontrar una que funcionara: un enfoque muy adecuado para un período de tanta agitación conceptual".
En mayo de 1925 Heisenberg sufrió un fuerte ataque de alergia y se retiró a la isla de Heligoland, en Alemania, para curarse "con los aires de mar", según su autobiografía.
"Aparte de los paseos diarios —escribió el físico— no hubo ocasión externa alguna que me pudiera apartar de trabajar en mi problema y así avancé más rápidamente de lo que me hubiera sido posible en Gotinga".
Heisenberg versus Einstein
"En lugar de construir un modelo atómico basado en la idea de que los electrones se mueven a lo largo de órbitas bien definidas de forma aproximadamente clásica, Heisenberg decidió desarrollar una teoría innovadora del movimiento, una 'mecánica cuántica', en la que los electrones ya no podían considerarse partículas que se mueven a lo largo de trayectorias continuas", cuenta Camilleri.
El propio Heisenberg reconoció en una carta de principios de julio de 1925 que todos sus "miserables esfuerzos" estaban depositados en "eliminar por completo el concepto de órbitas, que, de todos modos, no se pueden observar".
Tal como había hecho Einstein en su juventud, Heisenberg partió de la base de que "las teorías debían evitar cualquier concepto que no pudiera ser observado, medido o verificado", escribe el periodista Walter Isaacson en la biografía "Einstein".
Albert Einstein fumando pipa.

Fuente de la imagen,Bettmann/Getty Images
"Ha surgido una nueva moda en la física", se quejaba Albert Einstein refiriéndose a la física cuántica.
Sin embargo, su referente fue también su mayor detractor. Isaacson reproduce en el libro el siguiente diálogo del primer encuentro de Heisenberg y Einstein, ocurrido en 1926:
—No podemos observar las órbitas de los electrones dentro del átomo —dijo Heisenberg—. Una buena teoría debe basarse en magnitudes directamente observables.
—Pero ¿no creerá usted en serio que solo las magnitudes observables deben formar parte de una teoría física? —protestó Einstein.
—¿No es precisamente lo que usted ha hecho con la relatividad? —preguntó Heisenberg, no sin cierta sorpresa.
—Posiblemente empleé esa clase de razonamiento —admitió Einstein—, pero aún así es un sinsentido.
Luego incluso diría que "un buen chiste no debe repetirse demasiado".
Le gustara a Einstein o no, ya era demasiado tarde: la revolución había llegado para quedarse.
La "avalancha" cuántica
"La rapidez con la que la mecánica cuántica se desarrolló es sorprendente", escribe Camilleri.
El historiador de la ciencia cuenta que "la avalancha de artículos" que se desató "dejó a muchos físicos con dificultades para mantenerse al día con los últimos avances": "Apenas alguien comprendía una nueva técnica o formulación de la mecánica cuántica, aparecía otra".
Incluso cuenta que existen varios ejemplos de físicos que presentaban artículos a revistas científicas y recién entonces se enteraban de que alguien más había descubierto exactamente lo mismo y lo había publicado poco antes.
Según sus cálculos, se publicaron casi 200 artículos sobre la temática entre julio de 1925 y marzo de 1927, cuando Heisenberg publicó su principio de incertidumbre en un artículo que también fue crucial para la física cuántica y que para Camilleri "redondeó su desarrollo".
Para Heisenberg, en cambio, "oficialmente la culminación de la teoría cuántica" ocurrió unos meses después, en octubre de 1927, durante el V Congreso Solvay de física en Bruselas.
Fue allí donde Einstein y Bohr tuvieron su legendario debate acerca de si Dios juega (o no) con los dados y donde se tomó la icónica imagen que reúne a sus 29 asistentes, usualmente apodada la fotografía más inteligente de la historia. No en vano más de la mitad de las personas retratadas ya habían obtenido o terminarían recibiendo el premio Nobel.
Entre los 29 solo hay una mujer, Marie Curie, y aunque mucho ha cambiado desde entonces, la brecha de género es uno de los grandes desafíos de la física cuántica hoy, dice Kasry.
Christine Lagarde visitando Pasqal, empresa francesa líder en computadoras cuánticas.

Fuente de la imagen,AFP via Getty Images
La brecha de género y entre países del norte y del sur son dos grandes desafíos de la ciencia y tecnología cuántica.
"El 79% de las empresas cuánticas no tienen mujeres en posiciones de liderazgo y solo 1 de cada 54 solicitantes de empleo en el sector cuántico es mujer", afirma un reporte publicado este año por Unesco.
El otro desafío es "la brecha, la enorme brecha que existe entre el norte y el sur respecto a la tecnología cuántica", afirma Kasry. Incluso, agrega, "solo unos pocos países han desarrollado estrategias concretas" para abordar la temática.
Aquellos frenéticos meses ocurridos hace un siglo impactan hoy en nuestras vidas y lo seguirán haciendo, ya que la física cuántica es aún una de las áreas científicas más efervescentes.
Por eso, aunque "nadie entiende la mecánica cuántica", quizás este artículo al menos ayude a valorarla.
El otro desafío es "la brecha, la enorme brecha que existe entre el norte y el sur respecto a la tecnología cuántica", afirma Kasry. Incluso, agrega, "solo unos pocos países han desarrollado estrategias concretas" para abordar la temática.
Aquellos frenéticos meses ocurridos hace un siglo impactan hoy en nuestras vidas y lo seguirán haciendo, ya que la física cuántica es aún una de las áreas científicas más efervescentes.
Por eso, aunque "nadie entiende la mecánica cuántica", quizás este artículo al menos ayude a valorarla.
https://www.bbc.com/mundo/articles/cj9wmkpwrkdo
Estas son las personas de la fotografía principal del artículo, enumerados de izquierda a derecha:
Tercera fila: Auguste Piccard, Émile Henriot, Paul Ehrenfest, Édouard Herzen, Théophile de Donder, Erwin Schrodinger, Jules-Émile Verschaffelt, Wolfgang Pauli, Werner Heisenberg, Ralph Howard Fowler, Léon Brillouin.
Segunda fila: Peter Debye, Martin Knudsen, William Lawrence Bragg, Hendrik Anthony Kramers, Paul Dirac, Arthur H. Compton, Louis de Broglie, Max Born, Niels Bohr.
Primera fila: Irving Langmuir, Max Planck, Marie Curie, Hendrik A. Lorentz, Albert Einstein, Paul Langevin, Charles-Eugène Guye, C. T. R. Wilson, Owen Willans Richardson.
Estas son las personas de la fotografía principal del artículo, enumerados de izquierda a derecha:
Tercera fila: Auguste Piccard, Émile Henriot, Paul Ehrenfest, Édouard Herzen, Théophile de Donder, Erwin Schrodinger, Jules-Émile Verschaffelt, Wolfgang Pauli, Werner Heisenberg, Ralph Howard Fowler, Léon Brillouin.
Segunda fila: Peter Debye, Martin Knudsen, William Lawrence Bragg, Hendrik Anthony Kramers, Paul Dirac, Arthur H. Compton, Louis de Broglie, Max Born, Niels Bohr.
Primera fila: Irving Langmuir, Max Planck, Marie Curie, Hendrik A. Lorentz, Albert Einstein, Paul Langevin, Charles-Eugène Guye, C. T. R. Wilson, Owen Willans Richardson.
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martes, 30 de septiembre de 2025
Entrevista a Ignacio Ramonet «Venezuela sigue siendo el gran laboratorio político de nuestra época»
Ignacio Ramonet, periodista y ensayista, analista internacional, fue durante mucho tiempo director de «Le Monde diplomatique». En su libro «La era del conspiracionismo» analizó los mecanismos del «trumpismo» que hoy vemos extenderse a otras latitudes, desde América Latina hasta Europa. Con él hemos hablado de la crisis política de la Unión Europea y de las renovadas tensiones entre Estados Unidos y los países socialistas latinoamericanos.
Vivimos un momento de profundas y dramáticas transformaciones, que afectan todos los planos de un modelo —el capitalista dominante— en crisis sistémica, pero con la clara intención de hacer que toda la humanidad viva su agonía. Desde su punto de vista —el de un analista político refinado y de larga trayectoria—, ¿cómo interpreta esta crisis?
No estamos frente a una crisis puntual del capitalismo, sino ante su crisis civilizatoria. El sistema, en su versión neoliberal y financiarizada, ha alcanzado un punto en el que ya no consigue reproducirse sin destruir sus propias bases: el trabajo, la naturaleza, los vínculos sociales, incluso la idea de comunidad política. El capital transforma el colapso en estrategia, convierte la precariedad en norma y administra la catástrofe como si fuera un estado natural de las cosas. Su agonía es larga y violenta, y pretende arrastrar consigo a toda la humanidad. Lo que se anuncia no es solo el agotamiento de un modelo económico, sino el fin de una racionalidad histórica: la que identificaba progreso con acumulación infinita.
¿Y qué contrapesos identifica en lo que para muchos es el surgimiento de un mundo multicéntrico y multipolar, del cual, sin embargo, no se desprende una visión prospectiva clara como sí ocurría en el siglo pasado, cuando una buena parte del mundo creía en la esperanza del comunismo?
El mundo multipolar es ya un dato de la realidad, pero no es todavía un horizonte. Multipolaridad significa diversificación de centros de poder, debilitamiento de la hegemonía absoluta de Estados Unidos, emergencia de actores como China, India o Rusia. Pero eso no equivale a emancipación. En el siglo XX, incluso en medio de guerras y contradicciones, la esperanza comunista ofrecía un relato de futuro, una brújula colectiva. Hoy el multipolarismo aparece más como una negociación entre potencias que como un proyecto de humanidad. Dicho esto, en los márgenes, en los movimientos sociales del Sur global, en las resistencias feministas, indígenas y ecologistas, se insinúa otra lógica: la de una vida que no se mida por el beneficio, sino por el cuidado. Ahí reside, todavía en germen, una perspectiva esperanzadora.
Hablemos de la crisis de Europa, comenzando por la del sistema político francés, ahora inmerso en una nueva y probable caída del gobierno. ¿Cuál es su análisis de las fuerzas en juego y las posibles soluciones?
Francia encarna, de forma especialmente nítida, la crisis política europea. La V República, diseñada para garantizar estabilidad, se ha convertido en un régimen bloqueado, sin capacidad de producir legitimidad. Macron gobierna con arrogancia tecnocrática, pero también con vacío de proyecto: no habla para la sociedad, sino para los mercados y para Bruselas. Esa desconexión explica la rabia social, la fragmentación de la izquierda y el ascenso de la extrema derecha. Europa vive en Francia su propio espejo roto: instituciones que ya no representan, pueblos que no se sienten escuchados, sociedades que buscan salidas en la protesta o en el voto de castigo. La solución real exigiría una refundación democrática desde abajo, pero ese horizonte no logra todavía organizarse políticamente.
Francia es la fuerza motriz del rearme europeo, el país que lleva adelante el mayor número de proyectos financiados por el Fondo Europeo de Defensa (FED), y la Italia de Giorgia Meloni va por el mismo camino, Alemania se rearma, y los países bálticos no se quedan atrás. ¿La Unión Europea puede ser solo la del complejo militar-industrial, eternamente subalterna a Estados Unidos? ¿Y qué consecuencias puede tener en el marco de los conflictos actuales?
El rearme europeo es el síntoma más evidente de la subordinación del continente a los intereses estratégicos de Estados Unidos. Francia, Alemania, Italia o los países bálticos no se rearman para defender un proyecto propio, sino para reforzar el complejo militar-industrial bajo tutela de la OTAN. Europa invierte en armas lo que niega a la cohesión social, a la educación o a la transición ecológica. Ese desequilibrio revela una elección histórica: ser campo de confrontación y no actor de paz. Con ello, Europa no solo se militariza, sino que también se vuelve irrelevante como proyecto civilizatorio. Al abdicar de una política exterior autónoma, renuncia a su posibilidad de ofrecer al mundo otra racionalidad que no sea la de la guerra.
La crisis de las democracias occidentales está mostrando dos fenómenos en crecimiento: la desafección del electorado (principalmente el de izquierda) y el aumento de partidos xenófobos y de extrema derecha, aparentemente los menos propensos a usar las «maneras fuertes» en el plano geopolítico. ¿Cómo se llegó a este cortocircuito y cómo se sale de una trampa semejante?
El cortocircuito de las democracias occidentales tiene raíces profundas. Durante décadas, la socialdemocracia y buena parte de la izquierda aceptaron el neoliberalismo como marco inevitable. En ese momento se consumó la traición: millones de trabajadores, de jóvenes, de sectores populares se sintieron despojados de una representación real. La extrema derecha se instaló entonces como el único discurso de ruptura, ofreciendo identidades cerradas, soberanías ficticias y seguridades ilusorias. Es un relato pobre y excluyente, pero conecta con el dolor social de quienes han visto arrasados sus derechos. La salida no puede consistir en imitar ese relato, sino en reconstruir un horizonte emancipador: redistribución radical de la riqueza, democracia participativa, internacionalismo, justicia social y ecológica. En otras palabras, devolver a la política la capacidad de nombrar el futuro.
Mientras se deshilacha la posibilidad de una alternativa anticapitalista, o de democracia avanzada (lo que se llamó «el renacimiento latinoamericano» después de la victoria de Chávez en las presidenciales en Venezuela), se vislumbra la amenaza de una nueva internacional fascista, con modulaciones variadas. ¿El «modelo» europeo se está imponiendo también en América Latina?
El ciclo progresista latinoamericano, que algunos llamaron “renacimiento” tras la victoria de Chávez en 1998, abrió un horizonte inesperado en medio del dominio neoliberal: la posibilidad de una democracia avanzada, popular, inclusiva, con soberanía y justicia social. Sin embargo, ese impulso inicial encontró rápidamente límites y resistencias: el sabotaje económico, los golpes blandos, la guerra mediática y también las contradicciones internas de los propios procesos. En ese vacío vuelve a emerger un peligro que creíamos desterrado: una internacional fascista con múltiples rostros —religioso, neoliberal, militarista—, que opera en red y con fuerte inspiración europea. América Latina, que tantas veces fue laboratorio de emancipación, corre el riesgo de serlo también de nuevas formas de autoritarismo. La batalla actual es por impedir que esa racionalidad excluyente se imponga como norma, y por recuperar la audacia de imaginar un proyecto histórico propio.
¿Qué análisis hace del «laboratorio Venezuela» a la luz de los nuevos ataques imperialistas a la revolución bolivariana, pero también desde el punto de vista de las fuerzas de la transformación? ¿Cómo se inserta este «experimento» en la historia del marxismo?
Venezuela sigue siendo el gran laboratorio político de nuestra época. Allí se intenta algo que el sistema global no tolera: combinar democracia participativa, soberanía nacional y redistribución social bajo un horizonte socialista. Por eso las agresiones no cesan: bloqueo, sanciones, asfixia económica, campañas de deslegitimación. Pero también allí se han visto las formas más creativas de resistencia popular: las comunas, la autogestión, la idea de poder desde abajo. En la historia del marxismo, la experiencia bolivariana representa un intento de actualización: no repetir dogmas, sino injertar la tradición emancipadora en las realidades latinoamericanas, con Bolívar, con Chávez, con los pueblos originarios y con la memoria insurgente del continente. Es un proceso inacabado y lleno de tensiones, pero es también una prueba de que el marxismo no está muerto: muta, se reencarna, busca nuevas síntesis.
Los aparatos ideológicos de control son cada vez más sofisticados. A la guerra de IV y V generación, se acompaña la guerra cognitiva, como vemos con el genocidio en Palestina —el genocidio más televisado y al mismo tiempo el más ocultado—, pero también con la agresión a Venezuela. Y sin embargo, también vemos que, con la llegada de Trump, el ataque a los sectores populares y a las visiones que los han querido representar en el siglo pasado (el socialismo y el comunismo) es directo y frontal. ¿Cómo debemos interpretar todo esto? Vivimos en una época en la que la dominación ya no se ejerce solo con armas y ejércitos, sino con narrativas y dispositivos de control mental.
La guerra de cuarta y quinta generación, la llamada “guerra cognitiva”, consiste en modelar percepciones, fabricar consensos, naturalizar injusticias. Palestina es el caso más brutal: un genocidio transmitido en directo y, al mismo tiempo, ocultado bajo capas de manipulación mediática. Lo mismo ocurre con Venezuela y con cada proceso que desafíe el orden imperial. El trumpismo, y fenómenos afines en otras latitudes, no hacen sino desnudar esta lógica: el ataque frontal a los sectores populares y a las memorias de emancipación (el socialismo, el comunismo, las luchas obreras, feministas o anticoloniales). Lo que se busca es extirpar la idea misma de alternativa. Nuestra tarea es precisamente la contraria: preservar la memoria, sostener las resistencias y mantener viva la imaginación política de otro mundo posible.
A 100 años del nacimiento de Fanon, de Malcolm X y de Lumumba, ¿el Sur global, Palestina y África en particular (pienso especialmente en el Sahel) todavía necesitan su mensaje? ¿Tiene razón el socialismo bolivariano al apostar por la posibilidad de construir hoy al hombre y la mujer nuevos sin destruir lo que lo impide? ¿O hay que volver al machete?
A un siglo del nacimiento de Franz Fanon, Malcolm X y Lumumba, su mensaje sigue siendo imprescindible. Fanon nos enseñó que la colonización no solo ocupa territorios, sino también conciencias, y que la liberación debe ser material y psicológica al mismo tiempo. Malcolm encarnó la dignidad radical frente al racismo estructural. Lumumba simbolizó la soberanía africana en un mundo partido en bloques. Hoy, en Palestina, en África y en el Sur global, esas lecciones son vitales: sin emancipación cultural, no hay emancipación política. El socialismo bolivariano, al hablar del “hombre y la mujer nuevos”, retoma esa tradición: la de transformar al ser humano en el proceso mismo de la lucha, no después. No se trata de “volver al machete” como pura violencia, sino de reconocer que ningún proyecto emancipador puede florecer sin desmontar los dispositivos de opresión que lo asfixian. El desafío sigue siendo el mismo: liberar al ser humano en su totalidad.
Vivimos un momento de profundas y dramáticas transformaciones, que afectan todos los planos de un modelo —el capitalista dominante— en crisis sistémica, pero con la clara intención de hacer que toda la humanidad viva su agonía. Desde su punto de vista —el de un analista político refinado y de larga trayectoria—, ¿cómo interpreta esta crisis?
No estamos frente a una crisis puntual del capitalismo, sino ante su crisis civilizatoria. El sistema, en su versión neoliberal y financiarizada, ha alcanzado un punto en el que ya no consigue reproducirse sin destruir sus propias bases: el trabajo, la naturaleza, los vínculos sociales, incluso la idea de comunidad política. El capital transforma el colapso en estrategia, convierte la precariedad en norma y administra la catástrofe como si fuera un estado natural de las cosas. Su agonía es larga y violenta, y pretende arrastrar consigo a toda la humanidad. Lo que se anuncia no es solo el agotamiento de un modelo económico, sino el fin de una racionalidad histórica: la que identificaba progreso con acumulación infinita.
¿Y qué contrapesos identifica en lo que para muchos es el surgimiento de un mundo multicéntrico y multipolar, del cual, sin embargo, no se desprende una visión prospectiva clara como sí ocurría en el siglo pasado, cuando una buena parte del mundo creía en la esperanza del comunismo?
El mundo multipolar es ya un dato de la realidad, pero no es todavía un horizonte. Multipolaridad significa diversificación de centros de poder, debilitamiento de la hegemonía absoluta de Estados Unidos, emergencia de actores como China, India o Rusia. Pero eso no equivale a emancipación. En el siglo XX, incluso en medio de guerras y contradicciones, la esperanza comunista ofrecía un relato de futuro, una brújula colectiva. Hoy el multipolarismo aparece más como una negociación entre potencias que como un proyecto de humanidad. Dicho esto, en los márgenes, en los movimientos sociales del Sur global, en las resistencias feministas, indígenas y ecologistas, se insinúa otra lógica: la de una vida que no se mida por el beneficio, sino por el cuidado. Ahí reside, todavía en germen, una perspectiva esperanzadora.
Hablemos de la crisis de Europa, comenzando por la del sistema político francés, ahora inmerso en una nueva y probable caída del gobierno. ¿Cuál es su análisis de las fuerzas en juego y las posibles soluciones?
Francia encarna, de forma especialmente nítida, la crisis política europea. La V República, diseñada para garantizar estabilidad, se ha convertido en un régimen bloqueado, sin capacidad de producir legitimidad. Macron gobierna con arrogancia tecnocrática, pero también con vacío de proyecto: no habla para la sociedad, sino para los mercados y para Bruselas. Esa desconexión explica la rabia social, la fragmentación de la izquierda y el ascenso de la extrema derecha. Europa vive en Francia su propio espejo roto: instituciones que ya no representan, pueblos que no se sienten escuchados, sociedades que buscan salidas en la protesta o en el voto de castigo. La solución real exigiría una refundación democrática desde abajo, pero ese horizonte no logra todavía organizarse políticamente.
Francia es la fuerza motriz del rearme europeo, el país que lleva adelante el mayor número de proyectos financiados por el Fondo Europeo de Defensa (FED), y la Italia de Giorgia Meloni va por el mismo camino, Alemania se rearma, y los países bálticos no se quedan atrás. ¿La Unión Europea puede ser solo la del complejo militar-industrial, eternamente subalterna a Estados Unidos? ¿Y qué consecuencias puede tener en el marco de los conflictos actuales?
El rearme europeo es el síntoma más evidente de la subordinación del continente a los intereses estratégicos de Estados Unidos. Francia, Alemania, Italia o los países bálticos no se rearman para defender un proyecto propio, sino para reforzar el complejo militar-industrial bajo tutela de la OTAN. Europa invierte en armas lo que niega a la cohesión social, a la educación o a la transición ecológica. Ese desequilibrio revela una elección histórica: ser campo de confrontación y no actor de paz. Con ello, Europa no solo se militariza, sino que también se vuelve irrelevante como proyecto civilizatorio. Al abdicar de una política exterior autónoma, renuncia a su posibilidad de ofrecer al mundo otra racionalidad que no sea la de la guerra.
La crisis de las democracias occidentales está mostrando dos fenómenos en crecimiento: la desafección del electorado (principalmente el de izquierda) y el aumento de partidos xenófobos y de extrema derecha, aparentemente los menos propensos a usar las «maneras fuertes» en el plano geopolítico. ¿Cómo se llegó a este cortocircuito y cómo se sale de una trampa semejante?
El cortocircuito de las democracias occidentales tiene raíces profundas. Durante décadas, la socialdemocracia y buena parte de la izquierda aceptaron el neoliberalismo como marco inevitable. En ese momento se consumó la traición: millones de trabajadores, de jóvenes, de sectores populares se sintieron despojados de una representación real. La extrema derecha se instaló entonces como el único discurso de ruptura, ofreciendo identidades cerradas, soberanías ficticias y seguridades ilusorias. Es un relato pobre y excluyente, pero conecta con el dolor social de quienes han visto arrasados sus derechos. La salida no puede consistir en imitar ese relato, sino en reconstruir un horizonte emancipador: redistribución radical de la riqueza, democracia participativa, internacionalismo, justicia social y ecológica. En otras palabras, devolver a la política la capacidad de nombrar el futuro.
Mientras se deshilacha la posibilidad de una alternativa anticapitalista, o de democracia avanzada (lo que se llamó «el renacimiento latinoamericano» después de la victoria de Chávez en las presidenciales en Venezuela), se vislumbra la amenaza de una nueva internacional fascista, con modulaciones variadas. ¿El «modelo» europeo se está imponiendo también en América Latina?
El ciclo progresista latinoamericano, que algunos llamaron “renacimiento” tras la victoria de Chávez en 1998, abrió un horizonte inesperado en medio del dominio neoliberal: la posibilidad de una democracia avanzada, popular, inclusiva, con soberanía y justicia social. Sin embargo, ese impulso inicial encontró rápidamente límites y resistencias: el sabotaje económico, los golpes blandos, la guerra mediática y también las contradicciones internas de los propios procesos. En ese vacío vuelve a emerger un peligro que creíamos desterrado: una internacional fascista con múltiples rostros —religioso, neoliberal, militarista—, que opera en red y con fuerte inspiración europea. América Latina, que tantas veces fue laboratorio de emancipación, corre el riesgo de serlo también de nuevas formas de autoritarismo. La batalla actual es por impedir que esa racionalidad excluyente se imponga como norma, y por recuperar la audacia de imaginar un proyecto histórico propio.
¿Qué análisis hace del «laboratorio Venezuela» a la luz de los nuevos ataques imperialistas a la revolución bolivariana, pero también desde el punto de vista de las fuerzas de la transformación? ¿Cómo se inserta este «experimento» en la historia del marxismo?
Venezuela sigue siendo el gran laboratorio político de nuestra época. Allí se intenta algo que el sistema global no tolera: combinar democracia participativa, soberanía nacional y redistribución social bajo un horizonte socialista. Por eso las agresiones no cesan: bloqueo, sanciones, asfixia económica, campañas de deslegitimación. Pero también allí se han visto las formas más creativas de resistencia popular: las comunas, la autogestión, la idea de poder desde abajo. En la historia del marxismo, la experiencia bolivariana representa un intento de actualización: no repetir dogmas, sino injertar la tradición emancipadora en las realidades latinoamericanas, con Bolívar, con Chávez, con los pueblos originarios y con la memoria insurgente del continente. Es un proceso inacabado y lleno de tensiones, pero es también una prueba de que el marxismo no está muerto: muta, se reencarna, busca nuevas síntesis.
Los aparatos ideológicos de control son cada vez más sofisticados. A la guerra de IV y V generación, se acompaña la guerra cognitiva, como vemos con el genocidio en Palestina —el genocidio más televisado y al mismo tiempo el más ocultado—, pero también con la agresión a Venezuela. Y sin embargo, también vemos que, con la llegada de Trump, el ataque a los sectores populares y a las visiones que los han querido representar en el siglo pasado (el socialismo y el comunismo) es directo y frontal. ¿Cómo debemos interpretar todo esto? Vivimos en una época en la que la dominación ya no se ejerce solo con armas y ejércitos, sino con narrativas y dispositivos de control mental.
La guerra de cuarta y quinta generación, la llamada “guerra cognitiva”, consiste en modelar percepciones, fabricar consensos, naturalizar injusticias. Palestina es el caso más brutal: un genocidio transmitido en directo y, al mismo tiempo, ocultado bajo capas de manipulación mediática. Lo mismo ocurre con Venezuela y con cada proceso que desafíe el orden imperial. El trumpismo, y fenómenos afines en otras latitudes, no hacen sino desnudar esta lógica: el ataque frontal a los sectores populares y a las memorias de emancipación (el socialismo, el comunismo, las luchas obreras, feministas o anticoloniales). Lo que se busca es extirpar la idea misma de alternativa. Nuestra tarea es precisamente la contraria: preservar la memoria, sostener las resistencias y mantener viva la imaginación política de otro mundo posible.
A 100 años del nacimiento de Fanon, de Malcolm X y de Lumumba, ¿el Sur global, Palestina y África en particular (pienso especialmente en el Sahel) todavía necesitan su mensaje? ¿Tiene razón el socialismo bolivariano al apostar por la posibilidad de construir hoy al hombre y la mujer nuevos sin destruir lo que lo impide? ¿O hay que volver al machete?
A un siglo del nacimiento de Franz Fanon, Malcolm X y Lumumba, su mensaje sigue siendo imprescindible. Fanon nos enseñó que la colonización no solo ocupa territorios, sino también conciencias, y que la liberación debe ser material y psicológica al mismo tiempo. Malcolm encarnó la dignidad radical frente al racismo estructural. Lumumba simbolizó la soberanía africana en un mundo partido en bloques. Hoy, en Palestina, en África y en el Sur global, esas lecciones son vitales: sin emancipación cultural, no hay emancipación política. El socialismo bolivariano, al hablar del “hombre y la mujer nuevos”, retoma esa tradición: la de transformar al ser humano en el proceso mismo de la lucha, no después. No se trata de “volver al machete” como pura violencia, sino de reconocer que ningún proyecto emancipador puede florecer sin desmontar los dispositivos de opresión que lo asfixian. El desafío sigue siendo el mismo: liberar al ser humano en su totalidad.
Fuente:
lunes, 29 de septiembre de 2025
Los tres platos de Lara Siscar
Foto: Jeosm Photography.
Soy Lara Siscar, periodista y escritora. Actualmente presento informativos en TVE, escribo columnas sobre asuntos varios para Papel y artículos de libros escritos por mujeres en ZendaLibros. El pasado octubre Plaza & Janés publicó mi primera novela «La vigilante del Louvre».
Antes de eso he trabajado para productoras (muchas) y cadenas de televisión (algunas) como ayudante de producción, redactora, reportera y presentadora. Aunque lo que quería ser de pequeña era científica y bailarina. Dejé la licenciatura de farmacia en segundo y el ballet clásico a los 14 pero sigo en el camino. O al menos eso creo.
Además de licenciada en Comunicación Audiovisual por la Ramón Llull de Barcelona, soy posgrado en Crítica de cine y música pop por la URL, posgrado en Dirección de marketing por la UOC y Máster en producción y edición de contenidos en la era digital por la Universitat de València. Cambiaría todo lo que hice por haber empezado a publicar antes. Y por tener un programa de libros. Quién sabe.
Estos son mis tres sitios preferidos para comer en Valencia:
1.- Dandy Horse (C/ Antonio Suárez, 34. Mestalla) Este local es una mezcla maravillosa entre taller de bicis, bar-cafetería y restaurante. Una cosa muy loca que se ha montado una familia con mucho arte en el que sirven comida de distintos lugares del mundo, sobre todo de procedencia mexicana, y elaboran una limonada rosa que es ejemplo de lo sorprendente y mestizo del sitio. Me llevó mi amiga Yolanda, que vive arriba. Ahora siempre que voy a Valencia quedamos allí.
2.- Nozomi Sushi Bar (C/ Pere III El Gran,11. Russafa)
En el Nozomi probaron mis padres la comida japonesa por primera vez. Hacía tiempo que les despertaba la curiosidad pero no se atrevían a ir solos así que… me los llevé a este local en el que fantaseamos estar en Tokio. Fui recordando con ellos mi único viaje a Japón (hasta la fecha, volveré) mientras nos reíamos de su habilidad para sostener la comida en vilo. Son buenos con los palillos, muy buenos.
3.- Restaurante Azahar (Paseo de Neptuno, 10. Cabanyal-Canyamelar)
Siempre que me preguntan en Madrid por un restaurante de arroces les envío al Azahar. Además del gusto de pasear por la playa de las Arenas y el puerto, los compañeros saben apreciar lo raro de poder pedir un ‘arròs roig’ de categoría y con una buena relación calidad-precio. Que a veces esto último parece que se nos olvida.
https://verlanga.com/paladar/los-tres-platos-de-lara-siscar/
Antes de eso he trabajado para productoras (muchas) y cadenas de televisión (algunas) como ayudante de producción, redactora, reportera y presentadora. Aunque lo que quería ser de pequeña era científica y bailarina. Dejé la licenciatura de farmacia en segundo y el ballet clásico a los 14 pero sigo en el camino. O al menos eso creo.
Además de licenciada en Comunicación Audiovisual por la Ramón Llull de Barcelona, soy posgrado en Crítica de cine y música pop por la URL, posgrado en Dirección de marketing por la UOC y Máster en producción y edición de contenidos en la era digital por la Universitat de València. Cambiaría todo lo que hice por haber empezado a publicar antes. Y por tener un programa de libros. Quién sabe.
Estos son mis tres sitios preferidos para comer en Valencia:
1.- Dandy Horse (C/ Antonio Suárez, 34. Mestalla) Este local es una mezcla maravillosa entre taller de bicis, bar-cafetería y restaurante. Una cosa muy loca que se ha montado una familia con mucho arte en el que sirven comida de distintos lugares del mundo, sobre todo de procedencia mexicana, y elaboran una limonada rosa que es ejemplo de lo sorprendente y mestizo del sitio. Me llevó mi amiga Yolanda, que vive arriba. Ahora siempre que voy a Valencia quedamos allí.
2.- Nozomi Sushi Bar (C/ Pere III El Gran,11. Russafa)
En el Nozomi probaron mis padres la comida japonesa por primera vez. Hacía tiempo que les despertaba la curiosidad pero no se atrevían a ir solos así que… me los llevé a este local en el que fantaseamos estar en Tokio. Fui recordando con ellos mi único viaje a Japón (hasta la fecha, volveré) mientras nos reíamos de su habilidad para sostener la comida en vilo. Son buenos con los palillos, muy buenos.
3.- Restaurante Azahar (Paseo de Neptuno, 10. Cabanyal-Canyamelar)
Siempre que me preguntan en Madrid por un restaurante de arroces les envío al Azahar. Además del gusto de pasear por la playa de las Arenas y el puerto, los compañeros saben apreciar lo raro de poder pedir un ‘arròs roig’ de categoría y con una buena relación calidad-precio. Que a veces esto último parece que se nos olvida.
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Los Bocadillos del Mercado (I):
Mercat Cabanyal
Dentro del bullebulle de un mercado, hay una especie de bares: los que forman parte de él, los que están dentro de la ballena. Bares con intensa actividad, y alto nivel de eficiencia. El cliente reposa el suspiro justo para retomar fuerzas. Y si de bocadillos hablamos ¿cuáles les distinguen?
Algo se aprende rápido de los bares dentro de los mercados: todos suelen tener el mismo nombre, poco original, como para no perderse.
Algo se aprende rápido de los bares dentro de los mercados: todos suelen tener el mismo nombre, poco original, como para no perderse.
El Bar Mercado dentro del Mercat del Cabanyal, no es una excepción, pero su bocata estrella sí que lo es: pepito de ternera con mantequilla. Me los sirven en un pan bueno, aunque no es de pepito al uso. La carne fina, tiernísima, el toque de mantequilla adecuado. Delicia. Antes he podido observar como tuestan el pan en la plancha con un plato encima para aplastarlo (trucos del oficio).
Los revueltos son otras de las especialidades de este bar esquinero, con huevo, o bien salteados como el jugoso de patatas, bacon y queso cheddar o el de morcilla con queso de cabra. En Bar Mercado, si quieres llevar tu propia carne o pescado también te la preparan. Y tienen un pollo «cabreado» con picante, unas croquetas caseras, y todo lo que te pueda apetecer para que Fina (y el resto del diligente personal del otro lado de la barra) te lo prepare en un plisplás, no sin antes advertirte, cariñosa y enérgica, que guardes el móvil, que llega la comida. Porque hace falta avivar los cinco sentidos cuando estás en un mercado.
Mercat del Cabanyal. C/ Ernest Anastasio. Cabanyal-Canyamelar.
https://verlanga.com/paladar/los-bocadillos-del-mercado-i-mercat-cabanyal/
Los revueltos son otras de las especialidades de este bar esquinero, con huevo, o bien salteados como el jugoso de patatas, bacon y queso cheddar o el de morcilla con queso de cabra. En Bar Mercado, si quieres llevar tu propia carne o pescado también te la preparan. Y tienen un pollo «cabreado» con picante, unas croquetas caseras, y todo lo que te pueda apetecer para que Fina (y el resto del diligente personal del otro lado de la barra) te lo prepare en un plisplás, no sin antes advertirte, cariñosa y enérgica, que guardes el móvil, que llega la comida. Porque hace falta avivar los cinco sentidos cuando estás en un mercado.
Mercat del Cabanyal. C/ Ernest Anastasio. Cabanyal-Canyamelar.
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