Impresiona la magnitud de la catástrofe de Valencia: más de 202 muertos, centenares de personas todavía desaparecidas, pueblos destruidos, infraestructuras destrozadas y miles de familias que lo han perdido todo, casas, enseres, fotos familiares, recuerdos. Un desastre que exigirá encontrar responsables.
El cambio climático no es una broma ni una cuestión teórica. El cambio climático afecta a las condiciones de la naturaleza y de la vida de las personas, y sigue habiendo gente, especialmente entre todas las derechas, que lo niega o disimula. Además, el urbanismo descontrolado, las políticas de construir en lechos de ríos y torrentes, de sacar arena de las riberas, de poner cemento en cualquier lugar sin pensar en las condiciones climáticas ayuda a que el agua arrase con todo lo que encuentra a su paso. Estos dos elementos son parte de la explicación del desastre humano y material que ha arrasado en Valencia y en Albacete.
Y no es menos importante el factor político, las políticas que se aplican y las decisiones que se toman cuando arrecia la tormenta. El Partido Popular es especialista en reaccionar echando la culpa a otros y mirar a otro lado para lavar sus responsabilidades. Lo hizo en 2002 con la catástrofe del Prestige. Lo repitió en 2004 ante los atentados del 11-M o con la pandemia en 2020, y lo ha vuelto a repetir ahora.
Una de las primeras decisiones que tomó el PP cuando volvió a dirigir la Generalitat valenciana fue suprimir la “La Unidad Valenciana de Emergencias, primer organismo de Ximo Puig suprimido por Carlos Mazón. Es el primer paso de la reestructuración del sector público anunciada por el Gobierno Valenciano”. Fue en mayo del año pasado.
El miércoles 23, la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) advirtió del riesgo de una dana o gota fría. Después alertó de que el lunes 28 y el martes 29 se preveían lluvias intensas. A las 6:42h del día 29 lanzó un aviso naranja por fuertes lluvias en varias zonas de la provincia de Valencia. A las 7:37h elevó el nivel a rojo en el interior norte de la provincia. A las 9:48h, se lanzó el aviso rojo a todo el litoral de Valencia, seguido doce minutos más tarde de una alerta de nivel rojo emitida por Emergencias de la Generalitat. Hacia las 11h algunos arroyos ya se habían desbordado. A las 12:20h, el Centro de Coordinación de Emergencias emitió una alerta hidrológica para todos los municipios del barranco del Poyo, siguiendo la información facilitada por la Confederación Hidrográfica del Júcar: se aconsejaba a los vecinos no acercarse al agua. A las 13h, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, anunció que lo peor había pasado y que la intensidad de la DANA disminuiría en las horas siguientes: "Según la previsión, el temporal se desplaza hacia la Serranía de Cuenca en estos momentos, por lo que se espera que hacia las 18h disminuya su intensidad”. No debía haber mucha preocupación cuando en esos momentos el secretario de Seguridad y Emergencias y director de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias (AVSRE), Emilio Argüeso, mantenía una reunión con el jefe de Festejos Taurinos de la Comunidad.
A las 18:30h, la inundación ya había llegado a los municipios de Torrent, Picanya, Paiporta, Benetússer, Sedaví, Massanassa y Catarroja, donde se acumularon la mayoría de las víctimas. A las 20:12h, cuando miles de personas tenían ya el agua al cuello, la Generalitat lanzó una alerta masiva por SMS pidiendo a la población de la provincia de Valencia que evitara salir de casa y hacer desplazamientos. Un vecino de Paiporta publicó en X: “La alarma la dieron cuando yo estaba en un puñetero árbol subido viendo los muertos flotando”. Según la Organización Meteorológica Mundial, los daños provocados por desastres naturales se reducen una media del 30% cuando se lanza un aviso a la población con al menos 24 horas de antelación.
Hasta las 20h el gobierno valenciano del PP estuvo desaparecido. Fueron las horas más decisivas, pues la inundación arreció con más fuerza cuando la mayoría de la población salía de su trabajo y se dirigía su hogar. Lo ha declarado la alcaldesa de Paiporta: “Los primeros avisos llegaron cuando el agua estaba a dos metros”. Al PP le pareció más importante que la gente no abandonara sus trabajos (¡lo importante son los beneficios de los capitalistas!) antes que proteger sus vidas.
Entonces el PP empezó a sacar su manual ante las catástrofes. Al día siguiente de la devastación, el presidente del PP, Núñez Feijóo, declaró que los responsables eran la Aemet y Pedro Sánchez por no haber proporcionado la información necesaria a la Generalitat valenciana. No se correspondía con la verdad, pero ¿qué le importaba? Ni siquiera se correspondía con lo declarado por el presidente valenciano; lo importante era mover el ventilador para evitar responsabilidades.
Así hicieron cuando el 19 de diciembre de 2002 el Prestige arrojó al océano 136.000 toneladas de petróleo. Mintieron sobre el peligro que se cernía, tomaron decisiones que los técnicos desaconsejaron, como llevar el buque hacia el mar en vez de intentar protegerlo en algún puerto. Mintieron a sabiendas, como cuando Rajoy declaró que “salen solo unos pequeños hilitos”.
Repitieron el manual tras el 11-M de 2004 en Madrid. Poco después de los hechos, los informes policiales ya alertaron de que, por sus características, los atentados no parecían ser obra de ETA sino de grupos islamistas. Pero el ministro del Interior, Ángel Acebes, salió con aplomo para mentir y decir que había sido ETA. Durante días mantuvieron la mentira; el propio presidente Aznar presionó a los medios de comunicación para que respaldaran la versión mentirosa del gobierno.
Y aún fue más deleznable cuando durante la pandemia de Covid-19 el gobierno de la Comunidad de Madrid dejó que 7.291 personas murieran en las residencias de personas mayores al no permitir su traslado a hospitales. Con toda indignidad, su presidenta, Díaz Ayuso, declaró que los ancianos “se iban a morir igual”. Cuando empezaron a trasladarlos a hospitales el 60% se salvó.
La solidaridad
Como siempre que ocurre una catástrofe, es el pueblo llano quien mejor responde a sus consecuencias. Lo vimos con el Prestige en Galicia. Miles de personas se trasladaron a las playas gallegas para ayudar a retirar el chapapote. De ese movimiento solidario y de cabreo surgió la plataforma Nunca Mais. En la manifestación más masiva reunida en Galicia el 1 de diciembre de 2002, Santiago acogió a unas 200.000 personas, y hubo masivas manifestaciones en todo el Estado. Fue el anuncio de un cambio político que se expresó en el bipartito entre el PSG y BNG (2005-2009) y posteriormente en las mareas y AGE (Alternativa Galega de Esquerda).
El PP mintió el 11-M y lo pagó. Tres días después, el cabreo de la gente permitió la victoria del PSOE en unas elecciones generales que el PP parecía tener ganadas. La lucha contra esa mentira duró años, y gracias a las investigaciones y al trabajo de las asociaciones de afectados (algunas de ellas duramente atacadas por el PP), la verdad se impuso.
Ha sido emocionante e impresionante ver a miles de personas desplazándose con palas (se agotaron en Valencia), con cubos, con escobas, con botellas de agua mineral para ayudar a los pueblos afectados. La fuerza y la solidaridad del pueblo siempre sale a la luz frente al odio y la ineptitud de los que gobiernan, de los que piensan que sin ellos nada puede funcionar. Cuando hay una crisis o una catástrofe la organización de la gente es imprescindible para dar la respuesta adecuada.
La primera respuesta de los gobernantes es la típica de quien desprecia a la población y considera menor de edad a la ciudadanía: “mejor no vengáis que ya nos ocuparemos nosotros”. La presión ha sido tan enorme que no han tenido más remedio que intentar organizarla. Es un ejemplo claro del déficit de participación ciudadana que existe en la vida política y asociativa actual. Apenas hay espacios comunitarios, los ayuntamientos, los más cercanos a la gente, apenas tienen medios ni potestad, y algunos partidos prefieren no tenerlo, para organizar y mantener la participación en la vida del día a día y más aún ante catástrofes como esta.
Es tan grave la situación que la crisis va para largo. Los más de 200 muertos, -una cifra que supera a los atentados de Madrid-, la destrucción de numerosas localidades y el fracaso de las políticas de prevención y emergencia necesitarán respuestas políticas. De momento, además de la solidaridad ciudadana, diversas plataformas han convocado una manifestación en Valencia el próximo 9 de noviembre para exigir la dimisión de Mazón.
Miguel Salas es miembro del comité de redacción de Sin Permiso
Fuente:
www.sinpermiso.info, 3-11-2024
miércoles, 6 de noviembre de 2024
ENTREVISTA CON JONAS LINDEROTH. El profesor que casi acaba con su carrera por criticar la educación sueca: "Que España no nos imite"
Cuando hace siete años publicó un artículo en el medio de mayor tirada nacional sobre los problemas de la educación de su país, no podía esperarse lo que iba a ocurrir.
Cuando el profesor de la Universidad de Gotemburgo Jonas Linderoth envió al medio sueco de mayor tirada un artículo sobre cómo la educación de su país se había echado a perder, no era consciente de que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. El texto publicado en las páginas de Dagens Nyheter se convirtió en el artículo de opinión más leído aquel año y fue utilizado por políticos conservadores para defender las políticas que el propio Linderoth criticaba en el artículo, como las escuelas concertadas.
Cuando el profesor de la Universidad de Gotemburgo Jonas Linderoth envió al medio sueco de mayor tirada un artículo sobre cómo la educación de su país se había echado a perder, no era consciente de que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. El texto publicado en las páginas de Dagens Nyheter se convirtió en el artículo de opinión más leído aquel año y fue utilizado por políticos conservadores para defender las políticas que el propio Linderoth criticaba en el artículo, como las escuelas concertadas.
El exministro de Educación sueco Jan Björklund lo compartió para defender que el problema del desplome del país en PISA no se debía a los centros concertados, que él mismo había impulsado, sino a “la educación progresista”. Entre los años noventa y 2012, las notas de Suecia en PISA se desplomaron hasta convertirse en el país que más empeoró su rendimiento en la prueba internacional. Para Linderoth, no había una única explicación, y entre sus respuestas se encuentran tanto la privatización educativa como la implantación acrítica de reformas educativas que sirvieron para enmascarar recortes presupuestarios.
El profesor fue cancelado antes de que se hablase de la cultura de la cancelación. Se suspendió la presentación de sus libros, que aparecieron pintados en la biblioteca de su universidad. Cuando entraba en el claustro, todo el mundo se callaba. Algunas de las respuestas a su artículo mostraban que no se lo habían leído. El titular con el que salió publicado, “Pido disculpas por las ideas pedagógicas de los noventa”, sugería que él había promovido esas reformas, pero simplemente se trataba de un reconocimiento de que ya no estaba de acuerdo con las ideas que había mantenido.
"Los métodos que te dan libertad son excelentes si tienes conocimientos básicos"
Seis años después, su artículo ha vuelto a ser el centro de los debates educativos después de que el holandés Paul A. Kirschner, uno de los investigadores educativos más importantes del mundo, lo haya vuelto a citar en su blog. Esta vez, Linderoth ha decidido coger el toro por los cuernos y traducirlo al inglés para no causar más confusión, así como atender a la prensa (extranjera y nacional) para que nadie lo tome por lo que no es.
PREGUNTA. ¿Cuáles son esas ideas de los años noventa que en su opinión han perjudicado la educación posterior?
RESPUESTA. El problema fue darles demasiada libertad a estudiantes principiantes en una determinada materia, porque es contraproducente. Los métodos que te dan libertad para autorregular tu aprendizaje son excelentes si tienes conocimientos básicos. Por ejemplo, si tú quieres ir a un taller sobre cómo escribir reportajes.
Esto afectaba no solo a cómo se debía aprender, sino también el qué. Aparecieron esas grandes ideas sobre las habilidades del siglo XXI, el hecho de que lo más importante que puede aprender la gente no son hechos, sino habilidades cognitivas como resolución de problemas, creatividad o habilidades sociales. Durante los noventa, e incluso antes, en Suecia teníamos la tendencia a centrarnos en esas cosas y rebajar la importancia de los conocimientos básicos. Esto estaba ligado al rápido desarrollo de la sociedad digital, que dio lugar a muchas especulaciones sobre cómo debía ser el conocimiento del futuro, qué habilidades se iban a necesitar y demás. Esto se reflejó en la formación de profesores y el desarrollo de currículos. Se manifestó en la propia arquitectura de los colegios, que ya no estaban compuestos por aulas tradicionales.
"La educación progresista se utilizó para legitimar reformas materiales"
Seis años después, su artículo ha vuelto a ser el centro de los debates educativos después de que el holandés Paul A. Kirschner, uno de los investigadores educativos más importantes del mundo, lo haya vuelto a citar en su blog. Esta vez, Linderoth ha decidido coger el toro por los cuernos y traducirlo al inglés para no causar más confusión, así como atender a la prensa (extranjera y nacional) para que nadie lo tome por lo que no es.
PREGUNTA. ¿Cuáles son esas ideas de los años noventa que en su opinión han perjudicado la educación posterior?
RESPUESTA. El problema fue darles demasiada libertad a estudiantes principiantes en una determinada materia, porque es contraproducente. Los métodos que te dan libertad para autorregular tu aprendizaje son excelentes si tienes conocimientos básicos. Por ejemplo, si tú quieres ir a un taller sobre cómo escribir reportajes.
Esto afectaba no solo a cómo se debía aprender, sino también el qué. Aparecieron esas grandes ideas sobre las habilidades del siglo XXI, el hecho de que lo más importante que puede aprender la gente no son hechos, sino habilidades cognitivas como resolución de problemas, creatividad o habilidades sociales. Durante los noventa, e incluso antes, en Suecia teníamos la tendencia a centrarnos en esas cosas y rebajar la importancia de los conocimientos básicos. Esto estaba ligado al rápido desarrollo de la sociedad digital, que dio lugar a muchas especulaciones sobre cómo debía ser el conocimiento del futuro, qué habilidades se iban a necesitar y demás. Esto se reflejó en la formación de profesores y el desarrollo de currículos. Se manifestó en la propia arquitectura de los colegios, que ya no estaban compuestos por aulas tradicionales.
"La educación progresista se utilizó para legitimar reformas materiales"
Esto ocurrió al mismo tiempo que implementábamos otras reformas. Es importante matizar que la razón por la que Suecia se desplomó como una piedra en PISA no se debe a la educación progresista. Creo que esta se utilizó para legitimar cierto número de reformas materiales. Algo que me llamó la atención es que en otras profesiones se supone que tienes que aprender de las personas que tienen más experiencia, pero como profesor recibí el mensaje de que pasase lo que pasase no tenías que escuchar a tus mayores. Eso nos dejó con la idea de que sabíamos qué no había que hacer: no había que enseñar, no había que explicar, había que dejar que los estudiantes creasen su propio conocimiento. Cuatro o cinco ideas.
P. Me parece interesante lo que comenta sobre cómo las reformas educativas pueden disfrazar razones económicas, porque algo parecido puede estar ocurriendo en otros países.
P. Me parece interesante lo que comenta sobre cómo las reformas educativas pueden disfrazar razones económicas, porque algo parecido puede estar ocurriendo en otros países.
R. Es importante darse cuenta de que muchas de las reformas que se llevaron a cabo durante los años noventa en Suecia se catalogaron como reformas educativas, pero cualquiera puede ver si rasca bajo la superficie que se debían a razones económicas. Por ejemplo, se habló mucho de lo positivo que era mezclar a niños de distintas edades en el aula. El objetivo era justificar aulas de tamaño más grande en el campo, porque no había personal para mantener clases de cinco o 10 estudiantes.
Entonces se introdujo el concepto de la zona de desarrollo próximo, un concepto de la teoría educativa de Vygotski que sugiere que unos estudiantes pueden ayudar a otros y tener un efecto positivo en los demás. Hoy sabemos, gracias a la ciencia cognitiva, que aprender así cuando estás en tu fase de desarrollo no es muy útil.
Es un ejemplo de cómo una agenda económica se disfrazó de pedagogía. No conozco la situación de España, pero creo que hay que tener mucho cuidado cuando los políticos se ponen a hablar de pedagogía, porque puede haber una agenda oculta debajo.
P. En España, tendemos a utilizar los países escandinavos como referencia.
P. En España, tendemos a utilizar los países escandinavos como referencia.
R. Lo sé, pero creo que lo que se pasa por alto es que Suecia estaba en lo más alto durante los ochenta y los noventa, pero no se tiene en cuenta qué ha pasado en los últimos 20 o 30 años. Los colegios finlandeses hoy son muy distintos a los suecos. Hasta los noventa eran muy parecidos, antes de implementar todas esas reformas. Finlandia sigue siendo uno de los mejores sistemas educativos del mundo y nosotros hemos destruido el nuestro.
"Los colegios concertados han creado incentivos de mercado que han sido un desastre"
Así que si quieres imitar algo, imita a Finlandia. Si quieres un ejemplo de cómo destruir un buen sistema educativo, mira a Suecia. Me refiero sobre todo a nuestro sistema de colegios concertados. En Chile, se implementó un sistema parecido durante la época de Pinochet, pero se deshicieron de él hace un par de años, así que somos el único país que lo mantiene a nivel nacional. Y es un desastre, un desastre absoluto. Ha creado incentivos de mercado que pasan por alto todo lo que caracteriza el buen aprendizaje. Tenemos algo que llamamos inflación de notas, que significa que los colegios atraen a los estudiantes poniéndoles notas más altas. Los estándares están marcados por los profesores, así que no hay controles externos.
Esto significa que si tú eliges uno de estos colegios con notas más altas, el profesor tiene presión para subírtela. Como profesor universitario, me doy cuenta de que los estudiantes carecen de muchos conocimientos y habilidades básicas. Peor aún, agrava la desigualdad, ya que los colegios que reciben el cheque escolar tienen una motivación económica, por lo que quieren estudiantes fáciles, de clases altas.
Hay muchos mecanismos en juego. Por ejemplo, dejan a los estudiantes de hogares menos agraciados en la escuela pública. Algunos de estos colegios tienen su dinero en las islas Caimán, o cuentan con antiguos políticos entre sus filas, políticos que han estado apostando por este sistema y que ahora se benefician de ello. Si hay algo en lo que no deberíais fijaros, es en nuestro sistema de escuelas concertadas.
P. ¿Cómo destruyó Suecia su educación?
R. Tenemos un sistema educativo extremadamente descentralizado donde el Gobierno tiene muy poco poder, que está en manos de los ayuntamientos y las instituciones educativas. Por otra parte, nuestros currículos tienen objetivos de aprendizaje muy vagos, muy poco claros, lo que ha permitido que las fuerzas del mercado penetren en nuestro sistema educativo. Hemos permitido que se extiendan las escuelas con ánimo de lucro, que han provocado que las buenas notas sean un producto que puede venderse. Eso ha creado una gran desigualdad e inflación de notas. Así que tenemos un sistema en el que los colegios compiten para captar estudiantes.
Hay muchos mecanismos en juego. Por ejemplo, dejan a los estudiantes de hogares menos agraciados en la escuela pública. Algunos de estos colegios tienen su dinero en las islas Caimán, o cuentan con antiguos políticos entre sus filas, políticos que han estado apostando por este sistema y que ahora se benefician de ello. Si hay algo en lo que no deberíais fijaros, es en nuestro sistema de escuelas concertadas.
P. ¿Cómo destruyó Suecia su educación?
R. Tenemos un sistema educativo extremadamente descentralizado donde el Gobierno tiene muy poco poder, que está en manos de los ayuntamientos y las instituciones educativas. Por otra parte, nuestros currículos tienen objetivos de aprendizaje muy vagos, muy poco claros, lo que ha permitido que las fuerzas del mercado penetren en nuestro sistema educativo. Hemos permitido que se extiendan las escuelas con ánimo de lucro, que han provocado que las buenas notas sean un producto que puede venderse. Eso ha creado una gran desigualdad e inflación de notas. Así que tenemos un sistema en el que los colegios compiten para captar estudiantes.
"Si los alumnos no aprueban, se considera responsabilidad de los profesores"
Estamos empezando a ver cómo esto afecta a la educación superior. Enseño Psicología Educativa y a veces los alumnos no entienden conceptos del día a día, como “¿qué significa incentivo?”. Me preocupa cómo terminará afectando a nuestra economía.
P. ¿Los profesores tienen presión para aprobar a los alumnos?
R. Sí, porque si no aprueban, se considera su responsabilidad por no haberse adaptado o no haber sabido utilizar los métodos correctos. Es un gran problema, porque si un colegio empieza a tener fama de poner notas bajas, los estudiantes dejarán de ir ahí, así que se trata de una estrategia de marketing. Mientras no haya exámenes estandarizados, puede ser así eternamente.
P. ¿Los profesores tienen presión para aprobar a los alumnos?
R. Sí, porque si no aprueban, se considera su responsabilidad por no haberse adaptado o no haber sabido utilizar los métodos correctos. Es un gran problema, porque si un colegio empieza a tener fama de poner notas bajas, los estudiantes dejarán de ir ahí, así que se trata de una estrategia de marketing. Mientras no haya exámenes estandarizados, puede ser así eternamente.
Aquí es donde entra la educación progresista. Muchos de los objetivos de nuestro currículo nacional son muy vagos, muy poco claros, basados en el discurso de las habilidades del siglo XXI, que está muy abierto a interpretación. Lo que para un profesor significa una cosa, para otro puede significar otra. En mi artículo, lo llamo el caldero de las brujas, porque hay muchos ingredientes problemáticos ahí.
P. En el artículo, contaba cómo había pasado de una posición antiprofesores a reconocer que sin ellos no habría llegado donde está. ¿Qué le hizo cambiar de opinión?
R. Mantenía esta posición cuando era un estudiante de doctorado, porque estaba por todas partes. Todo el mundo compartía esa visión, así que te arrastraba. Es muy fácil ser crítico con la educación que has recibido. Pero empecé a dar clases cuando aún era estudiante y entonces me di cuenta de que muchas de esas ideas no tienen el apoyo empírico que esperaba, porque se basan en evidencias muy débiles o directamente en nada. Se trata sobre todo de argumentos teóricos que se han ido reforzando a lo largo de los años.
P. En el artículo, contaba cómo había pasado de una posición antiprofesores a reconocer que sin ellos no habría llegado donde está. ¿Qué le hizo cambiar de opinión?
R. Mantenía esta posición cuando era un estudiante de doctorado, porque estaba por todas partes. Todo el mundo compartía esa visión, así que te arrastraba. Es muy fácil ser crítico con la educación que has recibido. Pero empecé a dar clases cuando aún era estudiante y entonces me di cuenta de que muchas de esas ideas no tienen el apoyo empírico que esperaba, porque se basan en evidencias muy débiles o directamente en nada. Se trata sobre todo de argumentos teóricos que se han ido reforzando a lo largo de los años.
Necesito recalcar que nunca diría que no hay que hacer trabajos en grupo o que no deberías realizar trabajo individualizado con un estudiante, pero sí soy de la opinión de que es responsabilidad del profesor conocer su asignatura y comunicarla. Pero creo que el artículo de 2016 hacía mucho énfasis por el titular, que no es el que yo sugerí. Pensé que era importante que si alguien había visto mis conferencias antiprofesores supiese que había cambiado de opinión. Era un pequeño artefacto retórico, pero se convirtió en lo principal. Se salió de madre.
P. El artículo afectó su vida, su salud y su trato con sus compañeros. ¿Cómo?
R. Durante varios años, pensé que mi vida académica como investigador educativo se había acabado. Gracias a dios, me centro sobre todo en el impacto de los juegos en entornos educativos (y mi conclusión es que no deben ser utilizados, así que no soy progresista ni siquiera en ese sentido). En su día, me preguntaba por qué los investigadores educativos no se centraban en esos temas, así que me propuse hacerlo yo. Cuando el artículo se publicó, explotó y un montón de gente se puso en contacto conmigo.
"Fue usado como arma por los conservadores, lo que me hizo perder amigos progresistas"
Los políticos más conservadores lo aplaudieron, pero me considero progresista. Quería contribuir a crear un sistema educativo en Suecia que redujese la desigualdad, y por eso defiendo a los profesores. Lo más deprimente es que mi artículo fuese utilizado como un arma por los conservadores, lo que significaba que perdí muchos amigos progresistas (y gané otros conservadores, hasta que se dieron cuenta de que estaba en contra del sistema de escuelas concertadas).
También descubrí que la investigación sueca en educación se basa sobre todo en análisis cualitativos, pero no creo que esos estudios sean muy apropiados para tomar medidas políticas. En Suecia, hemos implantado medidas sin haber realizado experimentos al azar controlados, basados tan solo en lo cualitativo. Creo que a muchos colegas no les gustó que cuestionase las medidas que estaban poniendo en marcha.
Lo más problemático que sufrí fue en el entorno académico, y era bullying clásico entre adultos. Por ejemplo, mis compañeros se callaban cuando entraba en la habitación o dibujaron cuernos y barba en la portada de mi libro. Dudo mucho que lo hiciese un estudiante. Montaron seminarios sobre mis textos sin invitarme. Ni siquiera pude presentar mi libro en la universidad, que es una tradición. Fue terrible. Fue antes de la cultura de la cancelación, así que no era consciente del poder que tenía la viralidad. Me sentía estresado al haber perdido el control de mi narrativa o que fuese utilizada con intenciones políticas.
Un periódico de Gotemburgo muy de izquierdas sugirió que era un fascista. Fue una locura. Hoy sabría manejarlo de otra forma. El mundo de la ciencia cognitiva ha descubierto un cuerpo de evidencias tan fuertes que cosas de las que hablaba en 2016, como la importancia de la enseñanza tradicional, tienen más apoyo empírico, así que habría sido más fácil para mí defenderme.
P. Tengo la sensación de que el debate está cada vez más polarizado entre los defensores de una educación más tradicional y los progresistas, lo que vicia toda discusión.
R. Es muy importante que nos demos cuenta de que cada idea no va necesariamente unida al resto. Es clave a la hora de darnos cuenta de que puedes ser políticamente progresista pero también pensar que el profesor debería ser quien dirigiese la educación. La filosofía educativa holandesa, por ejemplo, de Gert Biesta, ha hablado de la importancia de que un adulto lidere el proceso, porque la verdadera libertad democrática solo puede surgir si tienes suficiente conocimiento.
Un periódico de Gotemburgo muy de izquierdas sugirió que era un fascista. Fue una locura. Hoy sabría manejarlo de otra forma. El mundo de la ciencia cognitiva ha descubierto un cuerpo de evidencias tan fuertes que cosas de las que hablaba en 2016, como la importancia de la enseñanza tradicional, tienen más apoyo empírico, así que habría sido más fácil para mí defenderme.
P. Tengo la sensación de que el debate está cada vez más polarizado entre los defensores de una educación más tradicional y los progresistas, lo que vicia toda discusión.
R. Es muy importante que nos demos cuenta de que cada idea no va necesariamente unida al resto. Es clave a la hora de darnos cuenta de que puedes ser políticamente progresista pero también pensar que el profesor debería ser quien dirigiese la educación. La filosofía educativa holandesa, por ejemplo, de Gert Biesta, ha hablado de la importancia de que un adulto lidere el proceso, porque la verdadera libertad democrática solo puede surgir si tienes suficiente conocimiento.
"La educación privada está tan integrada aquí que va a ser difícil darle la vuelta"
Para mí, ser un profesor que conoce su materia y acepta la responsabilidad de comunicar las ideas básicas no tiene que ir acompañado necesariamente de niveles elevados de disciplina en el aula. Encuentro muy extraño que si crees en la instrucción directa también sigas esa disciplina en la que no puedes tener una relación amistosa con tus estudiantes. No veo por qué ambas cosas tienen que ir juntas. Hubo un debate en Suecia sobre si los estudiantes deberían llevar gorras en clase o no. ¿De verdad? Puedo darte clase lleves lo que lleves, si llevas una gorra o una camiseta de heavy metal. A mí me gusta el heavy metal. Creo que son los políticos conservadores los que han provocado esa clase de discurso, al menos en Suecia.
P. ¿Cree que habrá un cambio en estas tendencias?
R. Creo que la ciencia cognitiva será cada vez más accesible y cambiará estas tendencias. Ahora es más fácil criticar a los dioses educativos. Pero no tengo muchas esperanzas con Suecia, porque la educación privada está tan integrada en nuestro sistema educativo que no creo que desaparezca antes de que muera. Soy pesimista. Así que mi consejo para España es que no nos imitéis. Va a hacer falta toda una vida para volver al camino correcto.
P. ¿Cree que habrá un cambio en estas tendencias?
R. Creo que la ciencia cognitiva será cada vez más accesible y cambiará estas tendencias. Ahora es más fácil criticar a los dioses educativos. Pero no tengo muchas esperanzas con Suecia, porque la educación privada está tan integrada en nuestro sistema educativo que no creo que desaparezca antes de que muera. Soy pesimista. Así que mi consejo para España es que no nos imitéis. Va a hacer falta toda una vida para volver al camino correcto.
martes, 5 de noviembre de 2024
Vivienda: la izquierda se manifiesta contra sí misma
La presencia de dirigentes políticos de izquierdas que ocupan o han ocupado cargos en el gobierno en las manifestaciones por la vivienda que se llevaron a cabo hace unos días resulta un tanto surrealista.
Esas personas y sus organizaciones respectivas han sido responsables del deterioro que en los últimos años ha sufrido el ejercicio del derecho que reconoce el artículo 47 de la Constitución Española: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada».
No digo que la cada vez mayor dificultad de acceso a la vivienda por los grupos de población de menos renta haya sido provocada por la izquierda que viene gobernando en España desde 2018, o en periodos anteriores con Rodríguez Zapatero. Entre otras cosas, porque lo mismo o peor ocurrió cuando gobernó el Partido Popular y, además, en otros muchos países del mundo, incluso en mayor medida.
Tampoco digo que me parezca mal que esos dirigentes promuevan, apoyen y asistan a las manifestaciones. Simplemente digo que eso representa manifestarse contra ellos mismos si, al mismo tiempo, no explican el por qué de su fracaso a la hora de mejorar el derecho de acceso a la vivienda.
Es ingenuo pedir que la izquierda pueda resolver cualquier problema mientras gobierna cuando los problemas son de extraordinaria magnitud, como en este caso, requieren disponer de un poder real que no se tiene, o mucho tiempo por delante para que las decisiones que se adopten den frutos positivos. Las barbaridades que durante tanto tiempo se han cometido en política de suelo y vivienda en España no se pueden revertir ni en una, ni quizá en dos o tres legislaturas. Pero sí se puede hacer algo más que es muy importante, puesto que es un inexcusable punto de partida para no errar en la inmediatez: diseñar estrategias y políticas adecuadas a medio y largo plazo, lograr acuerdos y alianzas sociales para poder llevarlas a cabo y, sobre todo, explicar a la población la naturaleza real del problema, sus causas, las dificultades o barreras que hay que superar para resolverlo y, quizá lo más importante, el por qué no se puede avanzar en la dirección deseada. Es decir, hacer pedagogía, informar, comunicar y lograr que la ciudadanía pueda ser partícipe, cooperadora y cómplice.
Casi todo esto último es lo que yo creo que no está haciendo la izquierda.
Se está equivocando en la estrategia. En el caso del POSE, de forma garrafal. Dedicarse a pedir solidaridad a los arrendadores o conceder bonos de alquiler que no van a bajar los precios sino quizá a subirlos, resulta no sólo frustrante, sino hasta patético.
A su izquierda, creo que se comete el error de empeñarse en corregir la actuación del mercado, cuando este es muy rígido a causa de la concentración, de la gran presencia de fondos de inversión especulativos y del tipo de vivienda que se ha construido. Y también, el de limitarse a hacer planteamientos puramente moralistas, como el que desarrollaba Alberto Garzón, máximo dirigente de Izquierda Unida hasta hace poco, en un reciente artículo periodístico.
La única estrategia que podrá permitir que se ejerza el derecho a la vivienda es su desmercantilización en las áreas o modalidades requeridas para satisfacer la necesidad de habitación de la población, dándole prioridad a ese derecho y construyendo las que hagan falta para ello, si hace falta, con la colaboración del sector privado. Dicho de otro modo: no se trata de enfrentarse a los molinos del mercado como quijotes, sino salirse de él, porque está demostrado que este, movido con el exclusivo motor del afán de lucro, no es capaz de satisfacer a la totalidad de la demanda social de un bien de primera necesidad.
Es imprescindible contar con un parque nacional del bien público de la vivienda. No hay otra. Y es muy urgente avanzar en esa línea porque lo que está sucediendo con la vivienda y que expliqué en un artículo anterior, va acompañado de la mercantilización de otros bienes y servicios básicos para la vida humana, como el agua y otros recursos naturales, el conocimiento, los remedios a la salud, la educación y muchos otros.
Se puede justificar la impotencia de la izquierda, pero es injustificable que no sea consciente de ello, no explique el por qué, o que actúe como si el problema que deja sin resolver no fuese con ella.
En este sentido y por último, no puedo dejar de mencionar una última responsabilidad (hoy no toca hablar de los promotores, bancos, y fondos de inversión que se hacen de oro especulando). También creo que la tienen las docenas de miles de personas afectadas que hasta ahora apenas se han dejado notar, no se informan bien, no salen constantemente a la calle para reclamar soluciones y que, para colmo, o no votan o votan a los partidos que aplican políticas que les impiden ejercer sus derechos constitucionales. Por tanto, bienvenidas sean estas movilizaciones que, en cualquier caso, son la condición previa para que dispongan de vivienda todas las personas que la necesiten.
Esas personas y sus organizaciones respectivas han sido responsables del deterioro que en los últimos años ha sufrido el ejercicio del derecho que reconoce el artículo 47 de la Constitución Española: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada».
No digo que la cada vez mayor dificultad de acceso a la vivienda por los grupos de población de menos renta haya sido provocada por la izquierda que viene gobernando en España desde 2018, o en periodos anteriores con Rodríguez Zapatero. Entre otras cosas, porque lo mismo o peor ocurrió cuando gobernó el Partido Popular y, además, en otros muchos países del mundo, incluso en mayor medida.
Tampoco digo que me parezca mal que esos dirigentes promuevan, apoyen y asistan a las manifestaciones. Simplemente digo que eso representa manifestarse contra ellos mismos si, al mismo tiempo, no explican el por qué de su fracaso a la hora de mejorar el derecho de acceso a la vivienda.
Es ingenuo pedir que la izquierda pueda resolver cualquier problema mientras gobierna cuando los problemas son de extraordinaria magnitud, como en este caso, requieren disponer de un poder real que no se tiene, o mucho tiempo por delante para que las decisiones que se adopten den frutos positivos. Las barbaridades que durante tanto tiempo se han cometido en política de suelo y vivienda en España no se pueden revertir ni en una, ni quizá en dos o tres legislaturas. Pero sí se puede hacer algo más que es muy importante, puesto que es un inexcusable punto de partida para no errar en la inmediatez: diseñar estrategias y políticas adecuadas a medio y largo plazo, lograr acuerdos y alianzas sociales para poder llevarlas a cabo y, sobre todo, explicar a la población la naturaleza real del problema, sus causas, las dificultades o barreras que hay que superar para resolverlo y, quizá lo más importante, el por qué no se puede avanzar en la dirección deseada. Es decir, hacer pedagogía, informar, comunicar y lograr que la ciudadanía pueda ser partícipe, cooperadora y cómplice.
Casi todo esto último es lo que yo creo que no está haciendo la izquierda.
Se está equivocando en la estrategia. En el caso del POSE, de forma garrafal. Dedicarse a pedir solidaridad a los arrendadores o conceder bonos de alquiler que no van a bajar los precios sino quizá a subirlos, resulta no sólo frustrante, sino hasta patético.
A su izquierda, creo que se comete el error de empeñarse en corregir la actuación del mercado, cuando este es muy rígido a causa de la concentración, de la gran presencia de fondos de inversión especulativos y del tipo de vivienda que se ha construido. Y también, el de limitarse a hacer planteamientos puramente moralistas, como el que desarrollaba Alberto Garzón, máximo dirigente de Izquierda Unida hasta hace poco, en un reciente artículo periodístico.
La única estrategia que podrá permitir que se ejerza el derecho a la vivienda es su desmercantilización en las áreas o modalidades requeridas para satisfacer la necesidad de habitación de la población, dándole prioridad a ese derecho y construyendo las que hagan falta para ello, si hace falta, con la colaboración del sector privado. Dicho de otro modo: no se trata de enfrentarse a los molinos del mercado como quijotes, sino salirse de él, porque está demostrado que este, movido con el exclusivo motor del afán de lucro, no es capaz de satisfacer a la totalidad de la demanda social de un bien de primera necesidad.
Es imprescindible contar con un parque nacional del bien público de la vivienda. No hay otra. Y es muy urgente avanzar en esa línea porque lo que está sucediendo con la vivienda y que expliqué en un artículo anterior, va acompañado de la mercantilización de otros bienes y servicios básicos para la vida humana, como el agua y otros recursos naturales, el conocimiento, los remedios a la salud, la educación y muchos otros.
Se puede justificar la impotencia de la izquierda, pero es injustificable que no sea consciente de ello, no explique el por qué, o que actúe como si el problema que deja sin resolver no fuese con ella.
En este sentido y por último, no puedo dejar de mencionar una última responsabilidad (hoy no toca hablar de los promotores, bancos, y fondos de inversión que se hacen de oro especulando). También creo que la tienen las docenas de miles de personas afectadas que hasta ahora apenas se han dejado notar, no se informan bien, no salen constantemente a la calle para reclamar soluciones y que, para colmo, o no votan o votan a los partidos que aplican políticas que les impiden ejercer sus derechos constitucionales. Por tanto, bienvenidas sean estas movilizaciones que, en cualquier caso, son la condición previa para que dispongan de vivienda todas las personas que la necesiten.
lunes, 4 de noviembre de 2024
Dónde comer en Barcelona, según Ferran Adrià.
El cocinero sugiere ir a un bar tradicional a tomar frituras, disfrutar de una comida con sake, tomar una merienda salada en una charcutería de 1930, cenar donde su hermano y comprar el ‘caganer’ de algún cocinero.
A pesar de que cerró elBulli en 2011, Ferran Adrià (Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 62 años) sigue manteniendo vivo el legado del que fuera, según The World’s 50 Best Restaurants, el mejor restaurante del mundo en cinco ocasiones, a través de elBulli 1846, un museo que pretende guardar la esencia y la memoria de todo lo vivido durante años en el mítico restaurante de Cala Montjoi (Roses, Girona). Dirige además elBullifoundation, una fundación privada con la que promociona la innovación y la creatividad a través del lenguaje de la cocina.
Dónde desayunar
1. Propone tomar un chocolate con nata montada en una de las mejores bollerías de la ciudad, como es la pastelería Escribà. “Es una buena manera de empezar el día”, señala Adrià sobre uno de los locales dulces con más fama de la ciudad, dirigido por el pastelero Christian Escribà. Dirección: La Rambla, 83, Barcelona. Teléfono: 933 01 60 27.
Un sitio para tomar el aperitivo
2. “Para conocer cómo era un lugar de Barcelona hace 60 años, el Bar La Plata es el sitio indicado. Su ensalada de cebolla con anchoas y su pescadito frito son una referencia para la ciudad”, sugiere el cocinero. Fundado en 1945 por Josep Marjanet y Joaquima Planas, cuya familia sigue gestionando el local, cogió fama, además de por la fritura y la ensalada, por sus montados de butifarra. Dirección: La Mercè, 28, Barcelona. Teléfono: 611 64 76 88.
Dónde comer
3. Recomienda ir al Sake Bar, la barra del restaurante Dos Palillos, donde se pueden “degustar los mejores sakes servidos por Tamae Imachi, acompañados por las elaboraciones que prepara Albert Raurich, lo que lo convierte en una de las comidas informales más divertidas e interesantes que se puedan hacer en Barcelona”, explica Adrià. Dirección: Elisabets, 9, Barcelona. Teléfono: 933 04 05 13.
Un café o dulce a media tarde
4. En este caso, opta por una merienda salada y sugiere ir a la Xarcutería La Pineda, un negocio familiar abierto en 1930. Una dirección donde es posible hacer una “degustación de jamones ibéricos, hasta un aperitivo con las mejores conservas de productos del mar, además de probar algún bocadillo de los que preparan”, asegura el cocinero, que a todo esto añade para “completar la experiencia, el cariño de María al frente del local”. Dirección: Pi, 16, Barcelona. Teléfono: 933 02 43 93.
Dónde tomar una copa
5. Aconseja Sips Bar Barcelona, sobre todo para aquellos a los que les gusten los cócteles creativos. “Difícilmente en el mundo encontraremos algo similar, sobre todo el menú degustación que tienen de cócteles. Marc Álvarez y Simone Caporale son unos cracks”. Dirección: Muntaner, 108, Barcelona.
Dónde cenar
6. Asegura que se siente cómodo cuando va al restaurante Enigma, propiedad de su hermano, Albert Adrià. “Voy con mi mujer a reflexionar sobre la comida que nos gusta y donde nos sentimos como en casa. Albert y su equipo están en un momento maravilloso”. Dirección: Sepúlveda, 38, 40, Barcelona. Teléfono: 932 20 19 74.
Una tienda o algo que haya que comprar en el mercado
7. Ofrece una dirección dentro del mercado de La Boqueria: Bolets Petràs. El paraíso para los amantes de las setas, donde también se pueden comprar productos silvestres muy interesantes, además de flores comestibles y hortalizas cultivadas en la propia huerta de Xavi Petràs, un experto en la materia. Dirección: La Rambla, 91, Barcelona. Teléfono: 937 78 76 78.
Un ‘souvenir’ gastronómico que llevarse de Barcelona
8. Una compra simpática, dice Adrià, son los caganers —una figurita de nacimiento que se suele colocar en los belenes, como tradición en Cataluña, la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares, en postura de estar defecando—, que ahora se hacen también con cocineros, como Carme Ruscalleda, Joan Roca o el mismo Ferran.
domingo, 3 de noviembre de 2024
You already know Donald Trump. He is unfit to lead. Watch him. Listen to those who know him best. He tried to subvert an election and remains a threat to democracy. He helped overturn Roe, with terrible consequences. Mr. Trump’s corruption and lawlessness go beyond elections: It’s his whole ethos. He lies without limit. If he’s re-elected, the G.O.P. won’t restrain him. Mr. Trump will use the government to go after opponents. He will pursue a cruel policy of mass deportations. He will wreak havoc on the poor, the middle class and employers. Another Trump term will damage the climate, shatter alliances and strengthen autocrats. Americans should demand better. Vote.
Ya conocen a Donald Trump. No es apto para gobernar. Obsérvenlo. Escuchen a quienes lo conocen mejor. Trató de subvertir una elección y sigue siendo una amenaza para la democracia. Ayudó a revocar el fallo Roe, con terribles consecuencias. La corrupción y la ilegalidad de Trump van más allá de las elecciones: son su ética. Miente sin límites. Si es reelegido, el Partido Republicano no lo frenará. Trump utilizará al gobierno para perseguir a sus oponentes. Aplicará una política cruel de deportaciones masivas. Causará estragos en los pobres, la clase media y los empleadores. Otro mandato de Trump dañará el clima, destruirá alianzas y fortalecerá a los autócratas. Los estadounidenses deberían exigir algo mejor. Voten. (NYT)
Ya conocen a Donald Trump. No es apto para gobernar. Obsérvenlo. Escuchen a quienes lo conocen mejor. Trató de subvertir una elección y sigue siendo una amenaza para la democracia. Ayudó a revocar el fallo Roe, con terribles consecuencias. La corrupción y la ilegalidad de Trump van más allá de las elecciones: son su ética. Miente sin límites. Si es reelegido, el Partido Republicano no lo frenará. Trump utilizará al gobierno para perseguir a sus oponentes. Aplicará una política cruel de deportaciones masivas. Causará estragos en los pobres, la clase media y los empleadores. Otro mandato de Trump dañará el clima, destruirá alianzas y fortalecerá a los autócratas. Los estadounidenses deberían exigir algo mejor. Voten. (NYT)
_- Carta abierta a los magistrados de la Corte Penal Internacional. Yanis Varoufakis Brian Eno 08/10/2024
_- El 7 de octubre, Brian y yo instamos a la Corte Penal Internacional a que cumpla con su deber de defender el derecho internacional, persiguiendo los evidentes crímenes de guerra en Israel-Palestina, para evitar que el genocidio se normalice en todo el mundo.
Estimados magistrados de la Corte Penal Internacional,
Nos dio ánimo recibir la noticia en Enero de que la Corte que presiden había decidido intervenir en el asunto Israel-Palestina. La humanidad necesita una Corte Penal Internacional que defienda el Estado de derecho y esté dispuesta a investigar las acusaciones más graves de violación del derecho internacional.
Hoy, 7 de Octubre de 2024, exactamente un año tras el inicio de la fase más reciente y la más inhumana de los setenta y seis años de conflicto entre Israel y Palestina, nos parece necesario dirigirnos directamente a ustedes. No sólo debido a la crueldad creciente de lo que está ocurriendo en el Oeste del río Jordán, sino también debido al peligroso precedente sentado en caso de que se permitiera a un Estado actuar de manera tan alejada del consenso internacional que define un comportamiento aceptable durante un conflicto. Si estos actos no son penalizados por una instancia como la que presiden, los Estados podrán llevar a cabo crímenes de guerra con aún más impunidad en el futuro.
Porque ahora es indiscutible: el Gobierno de Israel ha decidido la eliminación sistemática de cualquier aspecto de la vida palestina en Gaza. Ya hemos sido testigos de:
1) El bombardeo más intensivo de una área urbana con alta densidad de población que se recuerde.
2) La peor hambruna provocada a propósito en una población desde la Segunda Guerra Mundial.
3) La destrucción sistemática del sistema de salud.
4) Una cantidad sin precedentes de periodistas y trabajadores de la ONU asesinados.
El Gobierno de Israel ha atacado escuelas, universidades, bibliotecas, archivos, centros culturales, sitios del patrimonio, mezquitas e iglesias. Catedráticos y profesores han sido asesinados, junto a sus estudiantes y a menudo sus familias enteras. Mientras tanto, amparados por el conflicto de Gaza, los colonos israelíes protegidos por su ejército desahucian a los palestinos de sus tierras ancestrales, infringiendo de manera flagrante todos los principios del derecho internacional.
Todo esto no puede reducirse a simples infracciones de parte de un gobierno. La comunidad internacional no tiene la menor esperanza de que un cambio de gobierno haga que el Estado de Israel vuelva a respetar el derecho internacional. El 19 de Julio de 2024, la Corte Penal Internacional declaró ilegal la ocupación por Israel de Cisjordania, Gaza y de la parte Este de Jerusalén. Cinco días después, la Knéset, parlamento israelí, votó (65 votos a favor y 9 en contra) ignorar la resolución de la Corte Penal Internacional y de manera provocativa definió Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este como parte del “País de Israel”. Como muestra de su desprecio del derecho internacional y de las instituciones creadas por la humanidad después de la Segunda Guerra Mundial para defenderlo, el pasado martes el Gobierno de Israel negó al Secretario General de la ONU Guterres la entrada a su territorio
Por eso preguntamos: ¿Cuándo va a emitir su Corte acusaciones formales?
Hoy es el aniversario del inicio del capítulo más lúgubre de una tragedia de la que nuestra generación será responsable ante las futuras generaciones. Nunca ha sido tan necesaria para la humanidad una Corte como la suya, en la que los cerebros imparciales del derecho del mundo entero puedan alcanzar un consenso sobre las normas del comportamiento legal durante la guerra y después de ella. Su función es vital, y les imploramos para que actúen inmediatamente.
Gracias.
Brian Eno y Yanis Varoufakis
Yanis Varoufakis exministro de Finanzas de Grecia, dirigente del partido MeRA25 y profesor de Economía en la Universidad de Atenas.
Brian Eno célebre músico, compositor experimental, productor y artista visual británico, respalda las campañas de Artists for Palestine UK.
Fuente:
DIEM 25
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Estimados magistrados de la Corte Penal Internacional,
Nos dio ánimo recibir la noticia en Enero de que la Corte que presiden había decidido intervenir en el asunto Israel-Palestina. La humanidad necesita una Corte Penal Internacional que defienda el Estado de derecho y esté dispuesta a investigar las acusaciones más graves de violación del derecho internacional.
Hoy, 7 de Octubre de 2024, exactamente un año tras el inicio de la fase más reciente y la más inhumana de los setenta y seis años de conflicto entre Israel y Palestina, nos parece necesario dirigirnos directamente a ustedes. No sólo debido a la crueldad creciente de lo que está ocurriendo en el Oeste del río Jordán, sino también debido al peligroso precedente sentado en caso de que se permitiera a un Estado actuar de manera tan alejada del consenso internacional que define un comportamiento aceptable durante un conflicto. Si estos actos no son penalizados por una instancia como la que presiden, los Estados podrán llevar a cabo crímenes de guerra con aún más impunidad en el futuro.
Porque ahora es indiscutible: el Gobierno de Israel ha decidido la eliminación sistemática de cualquier aspecto de la vida palestina en Gaza. Ya hemos sido testigos de:
1) El bombardeo más intensivo de una área urbana con alta densidad de población que se recuerde.
2) La peor hambruna provocada a propósito en una población desde la Segunda Guerra Mundial.
3) La destrucción sistemática del sistema de salud.
4) Una cantidad sin precedentes de periodistas y trabajadores de la ONU asesinados.
El Gobierno de Israel ha atacado escuelas, universidades, bibliotecas, archivos, centros culturales, sitios del patrimonio, mezquitas e iglesias. Catedráticos y profesores han sido asesinados, junto a sus estudiantes y a menudo sus familias enteras. Mientras tanto, amparados por el conflicto de Gaza, los colonos israelíes protegidos por su ejército desahucian a los palestinos de sus tierras ancestrales, infringiendo de manera flagrante todos los principios del derecho internacional.
Todo esto no puede reducirse a simples infracciones de parte de un gobierno. La comunidad internacional no tiene la menor esperanza de que un cambio de gobierno haga que el Estado de Israel vuelva a respetar el derecho internacional. El 19 de Julio de 2024, la Corte Penal Internacional declaró ilegal la ocupación por Israel de Cisjordania, Gaza y de la parte Este de Jerusalén. Cinco días después, la Knéset, parlamento israelí, votó (65 votos a favor y 9 en contra) ignorar la resolución de la Corte Penal Internacional y de manera provocativa definió Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este como parte del “País de Israel”. Como muestra de su desprecio del derecho internacional y de las instituciones creadas por la humanidad después de la Segunda Guerra Mundial para defenderlo, el pasado martes el Gobierno de Israel negó al Secretario General de la ONU Guterres la entrada a su territorio
Por eso preguntamos: ¿Cuándo va a emitir su Corte acusaciones formales?
Hoy es el aniversario del inicio del capítulo más lúgubre de una tragedia de la que nuestra generación será responsable ante las futuras generaciones. Nunca ha sido tan necesaria para la humanidad una Corte como la suya, en la que los cerebros imparciales del derecho del mundo entero puedan alcanzar un consenso sobre las normas del comportamiento legal durante la guerra y después de ella. Su función es vital, y les imploramos para que actúen inmediatamente.
Gracias.
Brian Eno y Yanis Varoufakis
Yanis Varoufakis exministro de Finanzas de Grecia, dirigente del partido MeRA25 y profesor de Economía en la Universidad de Atenas.
Brian Eno célebre músico, compositor experimental, productor y artista visual británico, respalda las campañas de Artists for Palestine UK.
Fuente:
DIEM 25
sábado, 2 de noviembre de 2024
Segunda guerra mundial. Los deportados españoles del Tren Fantasma: una odisea de la II Guerra Mundial
Hacinados en vagones de ganado, soportando el calor de uno de los veranos más extremos y sometidos a la crueldad de sus guardianes, 723 prisioneros atravesaron una Francia en la que se desarrollaban los combates por su liberación. Un tercio de ellos eran republicanos españoles.
Tras las primeras semanas de combates que siguieron al desembarco aliado en Normandía, los responsables de la ocupación alemana en Francia dieron la orden de deportar a Alemania a todos aquellos prisioneros que pudieran estar relacionados con la Resistencia. De esta manera, el 3 de julio de 1944 partió de Toulouse uno de estos convoyes que tardó nada menos que ocho semanas en completar los aproximadamente 1.400 kilómetros que le separaban del campo de concentración de Dachau, en las inmediaciones de Múnich. Hacinados en vagones de ganado, soportando el calor de uno de los veranos más extremos que se recordaban, sometidos a la crueldad de sus guardianes, y expuestos a los ataques de la aviación aliada y a los intentos de sabotaje de la resistencia que pretendía impedir su paso, 723 prisioneros se vieron obligados a atravesar una Francia caótica en la que se desarrollaban los combates por su liberación. Un tercio de ellos eran republicanos españoles.
Cuando se acaban de cumplir ochenta años de lo que el historiador alemán Johannes Meerwald ha calificado como una “odisea sin precedentes”, este lunes 14 de octubre se van a reunir en Madrid familiares de aquellos españoles deportados a Dachau en el llamado Tren Fantasma, convocados por Cristina Cristóbal, secretaria general del Comité Internacional de Dachau y presidenta de la asociación Amical Dachau.
El 28 de agosto de 1944, otro español, Juan Martorell, que había sido deportado a Dachau apenas dos meses antes, fue testigo de la llegada del Tren Fantasma al campo alemán: “Poco antes de la liberación llegó un convoy particular compuesto de mutilados de la guerra de España procedentes del campo de Vernet y otros campos. Llegaron allí en una situación lamentable: más de la mitad murió por el camino, y los supervivientes estaban horrorizados. No comprendíamos por qué los alemanes no los habían matado antes”.
A Damien Macome, uno de los líderes de la Resistencia en la zona de Montepellier, le había causado una profunda impresión la imagen de los viejos, los enfermos y los mutilados españoles embarcando en el tren en Toulouse, lo que le hizo pensar en espectros. De ahí vendría, según el periodista suizo Jürg Altwegg, el nombre de Tren Fantasma con el que el convoy pasaría a la historia. Sin embargo, parece más acertada la versión que sobre esta denominación dio la deportada española Conchita Ramos al narrar sus recuerdos a bordo: “Aquel tren desaparecía y volvía a aparecer. Lo ametrallaron los norteamericanos y también fue atacado por los maquis. Hacían saltar las vías del ferrocarril para liberar el tren, para que no llegara a Alemania, pero no lo consiguieron. En ocasiones nos hacían andar unos kilómetros para reanudar el transporte. […] A veces, pasábamos ocho días en una estación porque no se podía avanzar, pues las vías estaban cortadas”.
La intención del teniente alemán que iba al mando, cuya identidad no está clara —su apellido era Schuster para unos; Baumgartner, para otros— era dirigirse a París, para desde allí alcanzar la frontera.
Memorial del campo de concentración de Dachau, Alemania. Diego Conte
Al día siguiente de la partida y tras superar Burdeos, el convoy estaba detenido en la pequeña estación de Parcoul-Medillac, a unos sesenta kilómetros al sur de Angulema, cuando cinco aviones de combate aliados sobrevolaron el tren. Ante la amenaza, los guardias alemanes huyeron para esconderse, dejando a los prisioneros encerrados en los vagones. Al cabo de unos minutos, uno de los aviones volvió y ametralló la locomotora, destruyéndola. En la acción murieron tres prisioneros y varios resultaron heridos de gravedad, siendo atendidos por los doctores españoles Juan Van Dyk y Vicente Parra. Este último había participado en la Guerra Civil como capitán médico de la Guardia de Asalto y, al pasar a Francia en la Retirada, fue recluido en el campo de Argeles-sur-Mer, siendo inicialmente el único médico entre los cien mil españoles allí retenidos. Pasó después por otros campos hasta llegar al de Vernet de Ariège, en el que se hizo cargo de los servicios sanitarios. Sobrevivió al internamiento en Dachau, donde fue representante de los españoles en el Comité Internacional organizado por los prisioneros del campo.
Tras el ataque aéreo, el convoy quedó detenido hasta que se consiguió sustituir la locomotora. Los prisioneros hubieron de permanecer en los vagones sin apenas espacio para poder sentarse, soportando el calor agobiante, la falta de agua y de comida, y unas condiciones higiénicas lamentables.
Reanudada la marcha, el 8 de julio el tren llegaba a Angulema. La estación, bombardeada por los aliados, ofrecía un aspecto dantesco y, ante la imposibilidad de continuar hacia París, el comandante alemán decidió regresar a Burdeos. Allí llegaron el 9 de julio y, tras permanecer los deportados encerrados en los vagones tres días, los hombres fueron llevados a la Gran Sinagoga, que se había habilitado como centro de detención, mientras que las mujeres fueron conducidas a la prisión militar de la ciudad.
Debatiéndose entre las duras condiciones del encierro y la esperanza de ser liberados, permanecieron en Burdeos hasta el 9 de agosto. Ese día fueron despertados de madrugada y conducidos a la estación. El tren volvió hacia Toulouse pero, sin detenerse allí, continuó hacia el valle del Ródano con la intención de remontarlo para poder llegar a Alemania. No iba a ser fácil porque los aliados, preparando un nuevo desembarco en el sur de Francia, habían destruido casi totalmente los puentes que permitían cruzar el río.
El 13 de agosto el tren llegó a Remoulins, a mitad de camino entre Nimes y Aviñón, y allí permaneció detenido cinco días. El día 15 llegó la noticia del desembarco aliado en la costa de la Provenza y con ella renacieron las esperanzas entre los prisioneros, pero el día 18 se dio la orden de que el convoy se pusiera de nuevo en marcha. En la estación de Roquemaure, los que no podían caminar fueron evacuados en un furgón. Poco después, el teniente alemán detuvo el tren en una trinchera rocosa junto al Ródano y el resto de prisioneros fueron obligados a bajarse y a caminar hacia el río. La única solución que había encontrado el teniente fue la de cruzar el Ródano andando por un viejo puente que apenas se mantenía en pie. El superviviente español Pedro Serrano contó cómo lo pasaron: “Se había derrumbado todo un lateral, las tablas de madera se inclinaban peligrosamente, sujetas solo por el lado derecho, y faltaban algunas. O cruzábamos o caíamos al agua desde gran altura. Los alemanes nos amenazaban y vigilaban el paso apuntándonos con sus armas. Al final todos conseguimos pasar, haciendo mil acrobacias”.
Superado el río, afrontaron una larga marcha de once horas que, atravesando los viñedos de la zona, les llevó a Sorgues, a nueve kilómetros al norte de Aviñón. La aviación aliada sobrevolaba la columna, pero al ver que se trataba de prisioneros, no atacó. Cientos de vecinos fueron testigos del paso de los deportados, lo que dejó un impacto profundo en la población, donde años después se fundaría una asociación que en 1998 erigió un memorial y que anualmente organiza una marcha conmemorativa.
Prisión de Saint Michel en Toulouse, Francia. Diego Conte
En la estación de Sorgues, el teniente había conseguido reunir un nuevo convoy que se puso en marcha antes del amanecer del 19 de agosto rumbo a Lyon. A las diez se detuvo en la pequeña estación de Pierrelatte y, mientras los prisioneros esperaban a que les abrieran las puertas, aviones aliados atacaron el tren, ametrallándolo dos veces. Los alemanes huyeron o se escondieron debajo de los vagones. Para hacerse ver, los prisioneros sacaron por las ventanas prendas azules, blancas y rojas, los colores de la bandera francesa. Los pilotos detuvieron el ataque, pero las bajas fueron numerosas. Tan solo en uno de los primeros vagones hubo nueve muertos y una docena de heridos. Estos fueron atendidos de nuevo por los doctores españoles, ayudados en esta ocasión por el médico de Pierrelatte, Gustave Jaume, quien intentó convencer a Vicente Parra de que aprovechara la ocasión para evadirse, lo que este rechazó.
Dos días después, el tren hubo de detenerse junto al puente del río Drome, que también había sido destruido. Los prisioneros fueron obligados a bajar y a cruzarlo andando, cargando con todos los equipajes y pertrechos de los alemanes. En esa operación les sorprendió un nuevo ataque aéreo pero los pilotos no vieron que al otro lado del Drome, escondido entre unos árboles, esperaba un nuevo convoy, abordo del cual llegaron a Lyon el 22 de agosto. A partir de aquí, los intentos de la Resistencia de detener el tren se intensificaron, pero ninguno tuvo éxito. Alemania cada vez estaba más cerca y las fugas se hicieron más frecuentes. Para escapar, los prisioneros levantaban tablones de madera del suelo de los vagones con herramientas improvisadas y se dejaban caer a la vía cuando el convoy aminoraba la marcha. Era una maniobra muy peligrosa y, aunque muchos consiguieron salir ilesos, otros murieron arrollados o resultaron gravemente heridos.
Tras algunos incidentes más, la noche del 26 de agosto el tren cruzaba la frontera y llegaba a Sarrebrücken para dos días después finalizar su trayecto en Dachau. Doscientos sesenta y tres de los prisioneros deportados en el Tren Fantasma eran españoles, la mayoría exiliados en Francia desde la derrota de la República. Entre ellos había nueve mujeres que desde Dachau fueron conducidas al campo de Ravensbruck.
Una parte de estos españoles, los enfermos, los inválidos y los mutilados de la guerra, llevaban internados desde 1939 en los campos franceses. De estos largos años de encierro previos a la deportación se conservan algunos testimonios de gran interés, como la extensa correspondencia que el sepulvedano Fermín Cristóbal, funcionario de la Diputación de Segovia, mantuvo con su familia. Otros, habían perdido su permiso de residencia y habían sido internados igualmente en los campos, o habían sido detenidos y encarcelados en la prisión de Saint Michel de Toulouse por colaborar con la Resistencia, como fue el caso de Generosa Cortina, que junto a su marido Jaume Soldevilla, participó activamente en la red Ponzán, que facilitó el paso de la frontera española a más de tres mil personas que huían del nazismo. Cortina sobrevivió a la deportación, al internamiento en Ravensbruck y a las Marchas de la muerte. Finalizada la guerra, recibió la medalla de la Libertad de los Estados Unidos y la Cruz de Caballero de la Legión de Honor francesa.
Sesenta y ocho de los españoles del Tren Fantasma no llegaron a Alemania. La mayor parte de ellos consiguieron evadirse, pero cuatro murieron, trece desaparecieron y uno fue liberado tras ser herido de gravedad en uno de los ataques de la aviación aliada. De los que llegaron, solo sobrevivieron ciento veinticinco. La mayoría de los que murieron en Dachau fueron víctimas de la gran epidemia de tifus que asoló el campo en aquel duro invierno de 1945.
Memorial del Tren Fantasma en Sorgues, Francia. Diego Conte
Entre los deportados españoles de más edad, destacaba un grupo de oficiales de alta graduación del Ejército Popular de la República, entre ellos los coroneles César Blasco, Carlos Redondo y Jesús Velasco —este último profesor de Franco en la Academia de Infantería—, y los tenientes coroneles Eleuterio Díaz-Tendero —fundador en 1934 de la Unión de Militares Republicanos Antifascistas, y que en los primeros meses de la Guerra dirigió el Gabinete de Información y Control del Ejército republicano, del que luego sería su jefe de Personal hasta la caída de Cataluña—, Fernando Salavera y José García-Miranda, el único de ellos que sobrevivió a los campos nazis.
El italiano Francesco Fausto Nitti, viejo luchador contra el fascismo que había huido en 1936 de la isla de Lípari, en la que había sido recluido por su oposición a Mussolini, y que después luchó por la República española al mando de un batallón de la 153º Brigada Mixta, también figuraba entre los deportados, aunque consiguió fugarse lanzándose del tren en marcha un día antes de llegar a la frontera alemana. Cuando publicó su libro Ocho caballos. Setenta hombres (Toulouse, 1945), en el que narraba la odisea que vivió a bordo del Tren Fantasma, todavía no se había producido la liberación de Dachau por las tropas americanas (29 de abril de 1945). En su libro, Nitti manifestaba su admiración hacia aquel grupo de oficiales españoles por “su alta moral, su dignidad y el valor con el que afrontaban todas estas pruebas, a pesar de su edad y de su mala salud”.
En el documental Los resistentes del Tren Fantasma, realizado en 2016 por el escritor Guy Scarpetta, nieto de un deportado italiano que iba en él, se reivindicaba el papel desempeñado a favor de la liberación de Francia por “personas de otros lugares, inmigrantes que a menudo habían huido de las dictaduras y que lucharon para liberar a su país de acogida”, afirmando en este sentido que “más de doscientos resistentes de origen español del campo de Vernet iban en el tren durante todo su trayecto, la mayoría de ellos pertenecientes a grupos guerrilleros poco conocidos cuya acción fue decisiva en la lucha por la liberación del territorio, especialmente en la región de Toulouse y los departamentos pirenaicos”.
La participación de este grupo españoles en la Resistencia, bien documentada en en los archivos del Service historique de la Défense, en Vincennes, no había sido tenida en cuenta en trabajos precedentes sobre el Tren Fantasma, como el citado de Altwegg. Incluso muchos de aquellos considerados inútiles —los viejos, los enfermos y los mutilados cuya visión tanto impacto causó al ser embarcados en el tren y a su llegada a Dachau— habían venido desarrollando su labor de resistentes desde dentro de los campos en los que estaban internados. El periodista salmantino Mariano San Ildefonso publicó su experiencia en 1951 en un libro titulado Dachau. Hubo novedades en el frente, publicado por entregas en el diario El Tiempo de Bogotá, y recopiladas por su familia en un libro editado en España en 2007. En él narraba la participación en la Resistencia de los españoles del campo de Noé, a cuarenta kilómetros de Toulouse, comandados por el teniente coronel Díaz-Tendero, como jefe de la 3ª Brigada de Guerrilleros del Ariège.
El colofón que evidencia el espíritu combativo e inquebrantable de aquellos exiliados republicanos comprometidos en la lucha contra el fascismo, lo pusieron un puñado de los evadidos del Tren Fantasma, que tras su fuga se reincorporaron al combate por la liberación de Francia y, en el otoño de 1944, participaron en la llamada Operación Reconquista de España, cuya acción principal fue la fracasada invasión del Valle de Arán.
Tras las primeras semanas de combates que siguieron al desembarco aliado en Normandía, los responsables de la ocupación alemana en Francia dieron la orden de deportar a Alemania a todos aquellos prisioneros que pudieran estar relacionados con la Resistencia. De esta manera, el 3 de julio de 1944 partió de Toulouse uno de estos convoyes que tardó nada menos que ocho semanas en completar los aproximadamente 1.400 kilómetros que le separaban del campo de concentración de Dachau, en las inmediaciones de Múnich. Hacinados en vagones de ganado, soportando el calor de uno de los veranos más extremos que se recordaban, sometidos a la crueldad de sus guardianes, y expuestos a los ataques de la aviación aliada y a los intentos de sabotaje de la resistencia que pretendía impedir su paso, 723 prisioneros se vieron obligados a atravesar una Francia caótica en la que se desarrollaban los combates por su liberación. Un tercio de ellos eran republicanos españoles.
Cuando se acaban de cumplir ochenta años de lo que el historiador alemán Johannes Meerwald ha calificado como una “odisea sin precedentes”, este lunes 14 de octubre se van a reunir en Madrid familiares de aquellos españoles deportados a Dachau en el llamado Tren Fantasma, convocados por Cristina Cristóbal, secretaria general del Comité Internacional de Dachau y presidenta de la asociación Amical Dachau.
El 28 de agosto de 1944, otro español, Juan Martorell, que había sido deportado a Dachau apenas dos meses antes, fue testigo de la llegada del Tren Fantasma al campo alemán: “Poco antes de la liberación llegó un convoy particular compuesto de mutilados de la guerra de España procedentes del campo de Vernet y otros campos. Llegaron allí en una situación lamentable: más de la mitad murió por el camino, y los supervivientes estaban horrorizados. No comprendíamos por qué los alemanes no los habían matado antes”.
A Damien Macome, uno de los líderes de la Resistencia en la zona de Montepellier, le había causado una profunda impresión la imagen de los viejos, los enfermos y los mutilados españoles embarcando en el tren en Toulouse, lo que le hizo pensar en espectros. De ahí vendría, según el periodista suizo Jürg Altwegg, el nombre de Tren Fantasma con el que el convoy pasaría a la historia. Sin embargo, parece más acertada la versión que sobre esta denominación dio la deportada española Conchita Ramos al narrar sus recuerdos a bordo: “Aquel tren desaparecía y volvía a aparecer. Lo ametrallaron los norteamericanos y también fue atacado por los maquis. Hacían saltar las vías del ferrocarril para liberar el tren, para que no llegara a Alemania, pero no lo consiguieron. En ocasiones nos hacían andar unos kilómetros para reanudar el transporte. […] A veces, pasábamos ocho días en una estación porque no se podía avanzar, pues las vías estaban cortadas”.
La intención del teniente alemán que iba al mando, cuya identidad no está clara —su apellido era Schuster para unos; Baumgartner, para otros— era dirigirse a París, para desde allí alcanzar la frontera.
Memorial del campo de concentración de Dachau, Alemania. Diego Conte
Al día siguiente de la partida y tras superar Burdeos, el convoy estaba detenido en la pequeña estación de Parcoul-Medillac, a unos sesenta kilómetros al sur de Angulema, cuando cinco aviones de combate aliados sobrevolaron el tren. Ante la amenaza, los guardias alemanes huyeron para esconderse, dejando a los prisioneros encerrados en los vagones. Al cabo de unos minutos, uno de los aviones volvió y ametralló la locomotora, destruyéndola. En la acción murieron tres prisioneros y varios resultaron heridos de gravedad, siendo atendidos por los doctores españoles Juan Van Dyk y Vicente Parra. Este último había participado en la Guerra Civil como capitán médico de la Guardia de Asalto y, al pasar a Francia en la Retirada, fue recluido en el campo de Argeles-sur-Mer, siendo inicialmente el único médico entre los cien mil españoles allí retenidos. Pasó después por otros campos hasta llegar al de Vernet de Ariège, en el que se hizo cargo de los servicios sanitarios. Sobrevivió al internamiento en Dachau, donde fue representante de los españoles en el Comité Internacional organizado por los prisioneros del campo.
Tras el ataque aéreo, el convoy quedó detenido hasta que se consiguió sustituir la locomotora. Los prisioneros hubieron de permanecer en los vagones sin apenas espacio para poder sentarse, soportando el calor agobiante, la falta de agua y de comida, y unas condiciones higiénicas lamentables.
Reanudada la marcha, el 8 de julio el tren llegaba a Angulema. La estación, bombardeada por los aliados, ofrecía un aspecto dantesco y, ante la imposibilidad de continuar hacia París, el comandante alemán decidió regresar a Burdeos. Allí llegaron el 9 de julio y, tras permanecer los deportados encerrados en los vagones tres días, los hombres fueron llevados a la Gran Sinagoga, que se había habilitado como centro de detención, mientras que las mujeres fueron conducidas a la prisión militar de la ciudad.
Debatiéndose entre las duras condiciones del encierro y la esperanza de ser liberados, permanecieron en Burdeos hasta el 9 de agosto. Ese día fueron despertados de madrugada y conducidos a la estación. El tren volvió hacia Toulouse pero, sin detenerse allí, continuó hacia el valle del Ródano con la intención de remontarlo para poder llegar a Alemania. No iba a ser fácil porque los aliados, preparando un nuevo desembarco en el sur de Francia, habían destruido casi totalmente los puentes que permitían cruzar el río.
El 13 de agosto el tren llegó a Remoulins, a mitad de camino entre Nimes y Aviñón, y allí permaneció detenido cinco días. El día 15 llegó la noticia del desembarco aliado en la costa de la Provenza y con ella renacieron las esperanzas entre los prisioneros, pero el día 18 se dio la orden de que el convoy se pusiera de nuevo en marcha. En la estación de Roquemaure, los que no podían caminar fueron evacuados en un furgón. Poco después, el teniente alemán detuvo el tren en una trinchera rocosa junto al Ródano y el resto de prisioneros fueron obligados a bajarse y a caminar hacia el río. La única solución que había encontrado el teniente fue la de cruzar el Ródano andando por un viejo puente que apenas se mantenía en pie. El superviviente español Pedro Serrano contó cómo lo pasaron: “Se había derrumbado todo un lateral, las tablas de madera se inclinaban peligrosamente, sujetas solo por el lado derecho, y faltaban algunas. O cruzábamos o caíamos al agua desde gran altura. Los alemanes nos amenazaban y vigilaban el paso apuntándonos con sus armas. Al final todos conseguimos pasar, haciendo mil acrobacias”.
Superado el río, afrontaron una larga marcha de once horas que, atravesando los viñedos de la zona, les llevó a Sorgues, a nueve kilómetros al norte de Aviñón. La aviación aliada sobrevolaba la columna, pero al ver que se trataba de prisioneros, no atacó. Cientos de vecinos fueron testigos del paso de los deportados, lo que dejó un impacto profundo en la población, donde años después se fundaría una asociación que en 1998 erigió un memorial y que anualmente organiza una marcha conmemorativa.
Prisión de Saint Michel en Toulouse, Francia. Diego Conte
En la estación de Sorgues, el teniente había conseguido reunir un nuevo convoy que se puso en marcha antes del amanecer del 19 de agosto rumbo a Lyon. A las diez se detuvo en la pequeña estación de Pierrelatte y, mientras los prisioneros esperaban a que les abrieran las puertas, aviones aliados atacaron el tren, ametrallándolo dos veces. Los alemanes huyeron o se escondieron debajo de los vagones. Para hacerse ver, los prisioneros sacaron por las ventanas prendas azules, blancas y rojas, los colores de la bandera francesa. Los pilotos detuvieron el ataque, pero las bajas fueron numerosas. Tan solo en uno de los primeros vagones hubo nueve muertos y una docena de heridos. Estos fueron atendidos de nuevo por los doctores españoles, ayudados en esta ocasión por el médico de Pierrelatte, Gustave Jaume, quien intentó convencer a Vicente Parra de que aprovechara la ocasión para evadirse, lo que este rechazó.
Dos días después, el tren hubo de detenerse junto al puente del río Drome, que también había sido destruido. Los prisioneros fueron obligados a bajar y a cruzarlo andando, cargando con todos los equipajes y pertrechos de los alemanes. En esa operación les sorprendió un nuevo ataque aéreo pero los pilotos no vieron que al otro lado del Drome, escondido entre unos árboles, esperaba un nuevo convoy, abordo del cual llegaron a Lyon el 22 de agosto. A partir de aquí, los intentos de la Resistencia de detener el tren se intensificaron, pero ninguno tuvo éxito. Alemania cada vez estaba más cerca y las fugas se hicieron más frecuentes. Para escapar, los prisioneros levantaban tablones de madera del suelo de los vagones con herramientas improvisadas y se dejaban caer a la vía cuando el convoy aminoraba la marcha. Era una maniobra muy peligrosa y, aunque muchos consiguieron salir ilesos, otros murieron arrollados o resultaron gravemente heridos.
Tras algunos incidentes más, la noche del 26 de agosto el tren cruzaba la frontera y llegaba a Sarrebrücken para dos días después finalizar su trayecto en Dachau. Doscientos sesenta y tres de los prisioneros deportados en el Tren Fantasma eran españoles, la mayoría exiliados en Francia desde la derrota de la República. Entre ellos había nueve mujeres que desde Dachau fueron conducidas al campo de Ravensbruck.
Una parte de estos españoles, los enfermos, los inválidos y los mutilados de la guerra, llevaban internados desde 1939 en los campos franceses. De estos largos años de encierro previos a la deportación se conservan algunos testimonios de gran interés, como la extensa correspondencia que el sepulvedano Fermín Cristóbal, funcionario de la Diputación de Segovia, mantuvo con su familia. Otros, habían perdido su permiso de residencia y habían sido internados igualmente en los campos, o habían sido detenidos y encarcelados en la prisión de Saint Michel de Toulouse por colaborar con la Resistencia, como fue el caso de Generosa Cortina, que junto a su marido Jaume Soldevilla, participó activamente en la red Ponzán, que facilitó el paso de la frontera española a más de tres mil personas que huían del nazismo. Cortina sobrevivió a la deportación, al internamiento en Ravensbruck y a las Marchas de la muerte. Finalizada la guerra, recibió la medalla de la Libertad de los Estados Unidos y la Cruz de Caballero de la Legión de Honor francesa.
Sesenta y ocho de los españoles del Tren Fantasma no llegaron a Alemania. La mayor parte de ellos consiguieron evadirse, pero cuatro murieron, trece desaparecieron y uno fue liberado tras ser herido de gravedad en uno de los ataques de la aviación aliada. De los que llegaron, solo sobrevivieron ciento veinticinco. La mayoría de los que murieron en Dachau fueron víctimas de la gran epidemia de tifus que asoló el campo en aquel duro invierno de 1945.
Memorial del Tren Fantasma en Sorgues, Francia. Diego Conte
Entre los deportados españoles de más edad, destacaba un grupo de oficiales de alta graduación del Ejército Popular de la República, entre ellos los coroneles César Blasco, Carlos Redondo y Jesús Velasco —este último profesor de Franco en la Academia de Infantería—, y los tenientes coroneles Eleuterio Díaz-Tendero —fundador en 1934 de la Unión de Militares Republicanos Antifascistas, y que en los primeros meses de la Guerra dirigió el Gabinete de Información y Control del Ejército republicano, del que luego sería su jefe de Personal hasta la caída de Cataluña—, Fernando Salavera y José García-Miranda, el único de ellos que sobrevivió a los campos nazis.
El italiano Francesco Fausto Nitti, viejo luchador contra el fascismo que había huido en 1936 de la isla de Lípari, en la que había sido recluido por su oposición a Mussolini, y que después luchó por la República española al mando de un batallón de la 153º Brigada Mixta, también figuraba entre los deportados, aunque consiguió fugarse lanzándose del tren en marcha un día antes de llegar a la frontera alemana. Cuando publicó su libro Ocho caballos. Setenta hombres (Toulouse, 1945), en el que narraba la odisea que vivió a bordo del Tren Fantasma, todavía no se había producido la liberación de Dachau por las tropas americanas (29 de abril de 1945). En su libro, Nitti manifestaba su admiración hacia aquel grupo de oficiales españoles por “su alta moral, su dignidad y el valor con el que afrontaban todas estas pruebas, a pesar de su edad y de su mala salud”.
En el documental Los resistentes del Tren Fantasma, realizado en 2016 por el escritor Guy Scarpetta, nieto de un deportado italiano que iba en él, se reivindicaba el papel desempeñado a favor de la liberación de Francia por “personas de otros lugares, inmigrantes que a menudo habían huido de las dictaduras y que lucharon para liberar a su país de acogida”, afirmando en este sentido que “más de doscientos resistentes de origen español del campo de Vernet iban en el tren durante todo su trayecto, la mayoría de ellos pertenecientes a grupos guerrilleros poco conocidos cuya acción fue decisiva en la lucha por la liberación del territorio, especialmente en la región de Toulouse y los departamentos pirenaicos”.
La participación de este grupo españoles en la Resistencia, bien documentada en en los archivos del Service historique de la Défense, en Vincennes, no había sido tenida en cuenta en trabajos precedentes sobre el Tren Fantasma, como el citado de Altwegg. Incluso muchos de aquellos considerados inútiles —los viejos, los enfermos y los mutilados cuya visión tanto impacto causó al ser embarcados en el tren y a su llegada a Dachau— habían venido desarrollando su labor de resistentes desde dentro de los campos en los que estaban internados. El periodista salmantino Mariano San Ildefonso publicó su experiencia en 1951 en un libro titulado Dachau. Hubo novedades en el frente, publicado por entregas en el diario El Tiempo de Bogotá, y recopiladas por su familia en un libro editado en España en 2007. En él narraba la participación en la Resistencia de los españoles del campo de Noé, a cuarenta kilómetros de Toulouse, comandados por el teniente coronel Díaz-Tendero, como jefe de la 3ª Brigada de Guerrilleros del Ariège.
El colofón que evidencia el espíritu combativo e inquebrantable de aquellos exiliados republicanos comprometidos en la lucha contra el fascismo, lo pusieron un puñado de los evadidos del Tren Fantasma, que tras su fuga se reincorporaron al combate por la liberación de Francia y, en el otoño de 1944, participaron en la llamada Operación Reconquista de España, cuya acción principal fue la fracasada invasión del Valle de Arán.
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viernes, 1 de noviembre de 2024
Otro No-Premio Nobel de Economía que patina
Un año más, los medios de comunicación anuncian que la Academia Sueca ha concedido el Premio Nobel de Economía, en esta ocasión a Daron Acemoglu, Simon Johnson, ambos profesores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Estados Unidos, y a James A. Robinson, de la Universidad de Chicago.
Los tres son extraordinarios académicos, de gran prestigio, y autores de obras de gran influencia, pero eso no quita que ese premio sea un fraude y que el modo en que se concede confunda a la gente, dando a entender que sus autores defienden tesis que deben considerarse científicas y fuera de duda.
Es un fraude porque no puede hacerse mención a Alfred Nobel. Como expliqué en mi libro Econofakes. Las 10 grandes mentiras económicas de nuestro tiempo y cómo condicionan nuestra vida, Nobel conocía perfectamente el desarrollo de la economía de su tiempo y no quiso que esa disciplina fuera honrada con el premio que instituyó. Con toda seguridad, porque era consciente de que se trataba de una rama del saber incapaz de proporcionar verdades científicas como las otras a las que quiso premiar legando para ello su gran fortuna.
El premio lo instauró el Banco de Suecia en 1968, precisamente cuando enfrentaba sus tesis neoliberales a las socialdemócratas del gobierno sueco, tal y como comenzaba a suceder en todos los demás países. Haciendo creer que se trataba de un Premio Nobel, lo que se buscaba era que la gente creyera que las tesis económicas en ascenso que se irían premiando eran verdades científicas que había que acatar como tales, y frente a las cuales, por tanto, no había alternativa.
Es cierto, no podía ser de otro modo si se quería tener algo de credibilidad, que también se ha concedido en varias ocasiones a economistas enfrentados con más o menos matices al paradigma neoliberal. Pero la inmensa mayoría de los premiados son economistas (muy en masculino, por cierto) que defienden las teorías y políticas que han beneficiado a las grandes corporaciones y a las finanzas, produciendo la mayor concentración de riqueza y poder en pocas manos de la historia humana.
El premio de este año se ha concedido a los tres economistas mencionados, según el Banco de Suecia, por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones, por haber demostrado su importancia para la prosperidad de los países, y cómo «las sociedades con un Estado de derecho deficiente e instituciones que explotan a la población no generan crecimiento ni cambios para mejor».
En sus diversas obras, estos tres economistas sostienen la idea de que hay instituciones buenas que son las que motivan a las personas a volverse productivas: la protección de sus derechos de propiedad privada, la aplicación predecible de sus contratos, las oportunidades de invertir y mantener el control de su dinero, el control de la inflación y el intercambio abierto de divisas. Aunque, sin embargo, afirman que no son esas instituciones económicas las fundamentales para determinar si un país es pobre o próspero, puesto que su existencia depende y viene determinada por la política y las instituciones políticas.
La tesis es, sin duda, fundamental, aunque no muy novedosa en realidad, puesto que ya fue intuida o incluso desarrollada por los grandes economistas clásicos, incluso del siglo XVIII, como Adam Smith. Y, desde luego, muy importante a la hora de formular políticas económicas.
¿Por qué dije al principio, entonces, que se trata de un premio que nuevamente vuelve a confundir a la gente, haciéndole creer que la Economía es una ciencia y que los economistas premiados defienden verdades indiscutibles?
Sencillamente, porque las principales tesis que han sostenido Acemoglu, Johnson y Robinson, así como sus resultados y conclusiones de política económica han sido ampliamente criticadas y puestas en duda por otros muchos economistas. Y galardonar a una sola de las interpretaciones da a entender que esa es la versión científica y, por tanto, la que se debería poner en práctica.
Cualquier persona que tenga interés en conocer esas críticas puede encontrarlas fácilmente en internet y yo no puedo dedicar este comentario, necesariamente breve y de actualidad, a desarrollarlas con detenimiento.
Me limitaré, pues, a señalar de la forma más sencilla posible las más importantes que se le han hecho, para que cualquier persona entienda que, efectivamente, las tesis de estos tres economistas no son, ni mucho menos, verdades absolutas.
Ha sido criticado que sus estudios se han centrado en las instituciones formales, dejando a un lado expresamente a las informales que tienen que ver con la cultura. De hecho, fue precisamente otro premiado por el Banco de Suecia, Douglas North, quien subrayó que estas últimas (“encarnadas en costumbres, tradiciones y códigos de conducta”) tienen un papel tanto o más importante que las formales para generar desarrollo económico.
Se critica también que estos tres autores establecen una relación de causa-efecto (buenas instituciones producen crecimiento y desarrollo económico) que no demuestran que se dé siempre en el mismo sentido. Se les critica que no presentan ningún argumento concluyente que permita sostener que los resultados finales se lograron porque los Estados establecieron primero derechos de propiedad estables y buena gobernanza, de los que luego brotó el desarrollo. Se les argumenta que las mismas evidencias que aportan podrían usarse para sostener que primero se dispuso de recursos y de ahí pudieron nacer las instituciones. Se ha dicho, por eso que Acemoglu, Johnson y Robinson elaboran su teoría como si las instituciones aparecieran al azar o de la nada.
Por el contrario, muchos economistas han mostrado que es más realista sostener que la relación entre las instituciones políticas y económicas es, en realidad, bidireccional.
También se pone en cuestión su tesis según la cual las instituciones son el resultado de la elección colectiva. Algún economista ha señalado que es difícil aceptar la suposición de que el orden institucional en los regímenes autoritarios, y especialmente en los totalitarios, lo sea.
Se critica también que los economistas premiados este año se hayan centrado casi exclusivamente en subrayar el fuerte impacto beneficioso de las instituciones del capitalismo, soslayando el papel de los fallos del mercado o el papel del sector público para resolverlos y promover el desarrollo, tergiversando en algún caso la historia de algunas economías. Se les ha criticado que sistemáticamente minimizan el papel de la política industrial y de un Estado activo como factor de despegue y progreso económico.
Las derivaciones de política económica de las tesis de estos recién galardonados también han sido cuestionadas. Y, sobre todo, no tener en cuenta que la trasposición de instituciones capitalistas a muchas economías atrasadas (como suelen recomendar el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial) no ha generado precisamente progreso, sino atraso, sufrimiento y miles de muertes innecesarias.
Para no extenderme en este aspecto, me referiré tan solo a la crítica del economista colombiano Guillermo Maya a las propuestas que el recién premiado James Robinson hizo para su país: mantener la propiedad latifundista de la tierra, renunciar a su reparto entre el campesinado para generar producción agraria y, en su lugar, promover su migración a las ciudades para educarse.
La supuesta defensa de las buenas instituciones, como la educación, se traduce en realidad, dice Maya, en mantener el gran latifundio, «la peor institución excluyente en Colombia, cuyos dueños se apropian de los recursos fiscales regionales, mientras pagan ínfimos impuestos, y se apropian de la plusvalía social que generan las obras de infraestructura, al mismo tiempo que “derraman” el costo social del latifundio, en forma de violencia, exclusión social y democracia limitada, sobre la sociedad toda».
No quiero decir, en ningún caso, que el reconocimiento a los tres galardonados sea inmerecido por su trabajo y su obra. Simplemente quiero señalar que, una vez más, el Banco de Suecia se comporta como una institución parcial, ideologizada y al servicio del poder dominante que tiene al mundo en la situación de gran inestabilidad y riesgo en la que está.
Los tres son extraordinarios académicos, de gran prestigio, y autores de obras de gran influencia, pero eso no quita que ese premio sea un fraude y que el modo en que se concede confunda a la gente, dando a entender que sus autores defienden tesis que deben considerarse científicas y fuera de duda.
Es un fraude porque no puede hacerse mención a Alfred Nobel. Como expliqué en mi libro Econofakes. Las 10 grandes mentiras económicas de nuestro tiempo y cómo condicionan nuestra vida, Nobel conocía perfectamente el desarrollo de la economía de su tiempo y no quiso que esa disciplina fuera honrada con el premio que instituyó. Con toda seguridad, porque era consciente de que se trataba de una rama del saber incapaz de proporcionar verdades científicas como las otras a las que quiso premiar legando para ello su gran fortuna.
El premio lo instauró el Banco de Suecia en 1968, precisamente cuando enfrentaba sus tesis neoliberales a las socialdemócratas del gobierno sueco, tal y como comenzaba a suceder en todos los demás países. Haciendo creer que se trataba de un Premio Nobel, lo que se buscaba era que la gente creyera que las tesis económicas en ascenso que se irían premiando eran verdades científicas que había que acatar como tales, y frente a las cuales, por tanto, no había alternativa.
Es cierto, no podía ser de otro modo si se quería tener algo de credibilidad, que también se ha concedido en varias ocasiones a economistas enfrentados con más o menos matices al paradigma neoliberal. Pero la inmensa mayoría de los premiados son economistas (muy en masculino, por cierto) que defienden las teorías y políticas que han beneficiado a las grandes corporaciones y a las finanzas, produciendo la mayor concentración de riqueza y poder en pocas manos de la historia humana.
El premio de este año se ha concedido a los tres economistas mencionados, según el Banco de Suecia, por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones, por haber demostrado su importancia para la prosperidad de los países, y cómo «las sociedades con un Estado de derecho deficiente e instituciones que explotan a la población no generan crecimiento ni cambios para mejor».
En sus diversas obras, estos tres economistas sostienen la idea de que hay instituciones buenas que son las que motivan a las personas a volverse productivas: la protección de sus derechos de propiedad privada, la aplicación predecible de sus contratos, las oportunidades de invertir y mantener el control de su dinero, el control de la inflación y el intercambio abierto de divisas. Aunque, sin embargo, afirman que no son esas instituciones económicas las fundamentales para determinar si un país es pobre o próspero, puesto que su existencia depende y viene determinada por la política y las instituciones políticas.
La tesis es, sin duda, fundamental, aunque no muy novedosa en realidad, puesto que ya fue intuida o incluso desarrollada por los grandes economistas clásicos, incluso del siglo XVIII, como Adam Smith. Y, desde luego, muy importante a la hora de formular políticas económicas.
¿Por qué dije al principio, entonces, que se trata de un premio que nuevamente vuelve a confundir a la gente, haciéndole creer que la Economía es una ciencia y que los economistas premiados defienden verdades indiscutibles?
Sencillamente, porque las principales tesis que han sostenido Acemoglu, Johnson y Robinson, así como sus resultados y conclusiones de política económica han sido ampliamente criticadas y puestas en duda por otros muchos economistas. Y galardonar a una sola de las interpretaciones da a entender que esa es la versión científica y, por tanto, la que se debería poner en práctica.
Cualquier persona que tenga interés en conocer esas críticas puede encontrarlas fácilmente en internet y yo no puedo dedicar este comentario, necesariamente breve y de actualidad, a desarrollarlas con detenimiento.
Me limitaré, pues, a señalar de la forma más sencilla posible las más importantes que se le han hecho, para que cualquier persona entienda que, efectivamente, las tesis de estos tres economistas no son, ni mucho menos, verdades absolutas.
Ha sido criticado que sus estudios se han centrado en las instituciones formales, dejando a un lado expresamente a las informales que tienen que ver con la cultura. De hecho, fue precisamente otro premiado por el Banco de Suecia, Douglas North, quien subrayó que estas últimas (“encarnadas en costumbres, tradiciones y códigos de conducta”) tienen un papel tanto o más importante que las formales para generar desarrollo económico.
Se critica también que estos tres autores establecen una relación de causa-efecto (buenas instituciones producen crecimiento y desarrollo económico) que no demuestran que se dé siempre en el mismo sentido. Se les critica que no presentan ningún argumento concluyente que permita sostener que los resultados finales se lograron porque los Estados establecieron primero derechos de propiedad estables y buena gobernanza, de los que luego brotó el desarrollo. Se les argumenta que las mismas evidencias que aportan podrían usarse para sostener que primero se dispuso de recursos y de ahí pudieron nacer las instituciones. Se ha dicho, por eso que Acemoglu, Johnson y Robinson elaboran su teoría como si las instituciones aparecieran al azar o de la nada.
Por el contrario, muchos economistas han mostrado que es más realista sostener que la relación entre las instituciones políticas y económicas es, en realidad, bidireccional.
También se pone en cuestión su tesis según la cual las instituciones son el resultado de la elección colectiva. Algún economista ha señalado que es difícil aceptar la suposición de que el orden institucional en los regímenes autoritarios, y especialmente en los totalitarios, lo sea.
Se critica también que los economistas premiados este año se hayan centrado casi exclusivamente en subrayar el fuerte impacto beneficioso de las instituciones del capitalismo, soslayando el papel de los fallos del mercado o el papel del sector público para resolverlos y promover el desarrollo, tergiversando en algún caso la historia de algunas economías. Se les ha criticado que sistemáticamente minimizan el papel de la política industrial y de un Estado activo como factor de despegue y progreso económico.
Las derivaciones de política económica de las tesis de estos recién galardonados también han sido cuestionadas. Y, sobre todo, no tener en cuenta que la trasposición de instituciones capitalistas a muchas economías atrasadas (como suelen recomendar el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial) no ha generado precisamente progreso, sino atraso, sufrimiento y miles de muertes innecesarias.
Para no extenderme en este aspecto, me referiré tan solo a la crítica del economista colombiano Guillermo Maya a las propuestas que el recién premiado James Robinson hizo para su país: mantener la propiedad latifundista de la tierra, renunciar a su reparto entre el campesinado para generar producción agraria y, en su lugar, promover su migración a las ciudades para educarse.
La supuesta defensa de las buenas instituciones, como la educación, se traduce en realidad, dice Maya, en mantener el gran latifundio, «la peor institución excluyente en Colombia, cuyos dueños se apropian de los recursos fiscales regionales, mientras pagan ínfimos impuestos, y se apropian de la plusvalía social que generan las obras de infraestructura, al mismo tiempo que “derraman” el costo social del latifundio, en forma de violencia, exclusión social y democracia limitada, sobre la sociedad toda».
No quiero decir, en ningún caso, que el reconocimiento a los tres galardonados sea inmerecido por su trabajo y su obra. Simplemente quiero señalar que, una vez más, el Banco de Suecia se comporta como una institución parcial, ideologizada y al servicio del poder dominante que tiene al mundo en la situación de gran inestabilidad y riesgo en la que está.
jueves, 31 de octubre de 2024
James A. Robinson, ganador del Nobel de Economía: “La pobreza y la desigualdad en América Latina están profundamente arraigadas en el colonialismo y la explotación de los indígenas"
Fuente de la imagen,University of Chicago
Robinson y sus colegas recibieron el reconocimiento este jueves por sus estudios empíricos y teóricos que exploran las diferencias en la prosperidad de las naciones y su análisis sobre la desigualdad.
Profesor de Estudios de Conflictos Globales y director del Instituto Pearson para el Estudio y la Resolución de Conflictos Globales de la Universidad de Chicago, se ha destacado por sus influyentes investigaciones sobre la relación entre el poder político, las instituciones y la prosperidad.
El economista de 64 años ha desarrollado un interés particular en el estudio de África Subsahariana y América Latina.
Eso lo llevó a impartir cursos en la Universidad de los Andes en Bogotá entre 1994 y 2022 y a realizar trabajo de campo en países como Bolivia, Colombia y Haití, entre muchos otros.
Junto a Daron Acemoglu, Robinson ha publicado aclamados libros como “Orígenes económicos de la dictadura y la democracia”, “Por qué fracasan las naciones: los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza”, y “El corredor angosto: Estados, sociedad y el destino de la libertad”.
Robinson conversó con BBC Mundo sobre América Latina y los desafíos que enfrenta la región.
La Fundación Nobel en Suecia le entregó el galardón a Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson. Foto ceremonia.Fuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,
La Fundación Nobel en Suecia le entregó el galardón a Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson. Felicitaciones por el galardón. Usted lleva tres décadas investigando el tema de la desigualdad en la esfera económica, pero también la social y la política. ¿Cuál ha sido la principal contribución de sus investigaciones?
La mayor parte nuestro trabajo ha estado enfocado en tratar de entender la desigualdad, en intentar entender por qué el mundo está dividido entre países que son prósperos y otros que son pobres.
Nos hemos preguntado cómo surgió históricamente esta diferencia y cómo se ha mantenido pese a las enormes consecuencias en el bienestar humano.
Ese ha sido el tema principal de nuestras investigaciones durante los últimos 30 años.
Específicamente hemos tratado de entender cómo las instituciones establecen las reglas que en diferentes sociedades influyen en la prosperidad y la pobreza.
Y en las últimas décadas, ¿ha mejorado la situación de desigualdad?, ¿hemos avanzado o seguimos estancados?
Hemos visto enormes mejoras en los niveles de pobreza en algunas partes del mundo, como por ejemplo China, pero no ha sido así en otras regiones como África Subsahariana y América Latina.
Y en países como Estados Unidos, vemos amenazas a la inclusión social y la prosperidad.
Aún hay enormes desafíos para crear sociedades más inclusivas, prósperas y democráticas en el mundo.
Fuente de la imagen,University of Chicago
He trabajado mucho en Latinoamérica, en países como Colombia, Chile y Bolivia.
Me parece bastante apropiado que el premio se entregue en estos días en que se recuerda la llegada de Cristóbal Colón y su encuentro con los pueblos indígenas latinoamericanos.
Nuestra investigación muestra que la pobreza y la desigualdad en América Latina están profundamente arraigadas en el colonialismo, la explotación de los indígenas y la existencia de la esclavitud.
Esas desigualdades se autoreproducen de muchas maneras en la actualidad.
Latinoamérica tiene grandes problemas de inclusión, marginalización, explotación. Por eso es pobre y aún sigue tratando de encontrar una salida.
Por otro lado, gran parte de nuestro trabajo analiza cómo Estados Unidos difiere históricamente de esos patrones.
¿Ha habido algún progreso en la región en relación a los temas de inclusión social?
Ha habido progreso en países como Chile en las últimas décadas, desde el colapso de la dictadura. Podemos pensar en Costa Rica o en países como Bolivia en el sentido del ascenso de los pueblos indígenas.
Pero otras partes de Latinoamérica han ido en la dirección opuesta. Pensemos en países como Venezuela o Argentina, que siguen patrones complicados, o Nicaragua y la consolidación de una autocracia en el país.
Tapa libro “El corredor angosto: Estados, sociedad y el destino de la libertad”.
“El corredor angosto: Estados, sociedad y el destino de la libertad”, es uno de los últimos libros de Robinson y Acemoglu.
Pie de foto,
"A las personas en América Latina les hicieron muchas promesas sobre la democracia", dice Robinson.
¿Ve usted una gran amenaza a la democracia en Latinoamérica a partir de la profunda desigualdad que existe en la región? Hay encuestas que han revelado que la gente está dispuesta a sacrificar la democracia a favor de líderes considerados populistas
La democracia es un sistema bastante nuevo en América Latina. Piense en Centroamérica que solo desde la década de los 90 se ha logrado crear sistemas más democráticos.
Uno de los problemas es que a las personas en América Latina les hicieron muchas promesas sobre la democracia, les prometieron que sus problemas se acabarían, y obviamente eso no era verdad.
La democracia ha sido decepcionante en América Latina, la gente se desespera y busca otras soluciones.
Es que toma tiempo crear instituciones democráticas que funcionen para cambiar la vida de la gente.
Mire lo que está pasando en El Salvador con el presidente Nayib Bukele. Hay una razón que explica por qué la gente vota por él. Votan por él porque hay mucha inseguridad.
Piense en el presidente Andrés Manuel López Obrador, son tiempos difíciles. Pero, por otro lado, se puede decir que hay una democracia genuina en México.
Esa ha sido la decisión popular y debemos reconocer que toma tiempo para que la democracia funcione y cambie la vida de las personas.
Colombia probablemente tuvo una de sus elecciones más democráticas cuando el presidente Gustavo Petro llegó al poder, pero no es fácil, hay muchos desafíos por delante.
James A. Robinson
La democracia es un sistema bastante nuevo en América Latina. Piense en Centroamérica que solo desde la década de los 90 se ha logrado crear sistemas más democráticos.
Uno de los problemas es que a las personas en América Latina les hicieron muchas promesas sobre la democracia, les prometieron que sus problemas se acabarían, y obviamente eso no era verdad.
La democracia ha sido decepcionante en América Latina, la gente se desespera y busca otras soluciones.
Es que toma tiempo crear instituciones democráticas que funcionen para cambiar la vida de la gente.
Mire lo que está pasando en El Salvador con el presidente Nayib Bukele. Hay una razón que explica por qué la gente vota por él. Votan por él porque hay mucha inseguridad.
Piense en el presidente Andrés Manuel López Obrador, son tiempos difíciles. Pero, por otro lado, se puede decir que hay una democracia genuina en México.
Esa ha sido la decisión popular y debemos reconocer que toma tiempo para que la democracia funcione y cambie la vida de las personas.
Colombia probablemente tuvo una de sus elecciones más democráticas cuando el presidente Gustavo Petro llegó al poder, pero no es fácil, hay muchos desafíos por delante.
James A. Robinson
Fuente de la imagen,Univeristy of Chicago
Usted publicó hace más de una década el aclamado libro “Por qué fracasan las naciones”. ¿Qué ha cambiado en los últimos años desde que hicieron ese análisis?
Veo el mundo de la misma manera. Sin embargo, en el prólogo del libro hablábamos de la “Primavera Árabe” y su potencial para crear más inclusión en el Medio Oriente.
Pero hemos visto que eso fracasó completamente. Ese es un ejemplo interesante de lo difícil que es cambiar el mundo hacia la creación de instituciones más inclusivas.
Como usted dice, es muy difícil construir un mundo más inclusivo y reducir la desigualdad, ¿cuál es el mejor camino para avanzar hacia ese objetivo?
Se trata de construir instituciones políticas y económicas más inclusivas. Ese es el problema en América Latina, en África Subsahariana, en Estados Unidos, y en muchos otros lugares.
Aún hay muchos elementos de lo que llamamos instituciones extractivas, en vez de instituciones inclusivas.
En Estados Unidos persisten altos niveles de pobreza, un gran aumento en la desigualdad y una disminución en la movilidad social.
Yo vivo en Chicago y eso se ve todos los días. Entonces, se trata de incluir a la gente y darle oportunidades en la esfera política y económica.
Mirando los desafíos que nos trae este siglo a nivel global, ¿qué se viene?
La desigualdad lo desafía todo, desafía el contrato fundamental de las sociedades. Es muy difícil tener una sociedad culturalmente democrática cuando existen enormes niveles de desigualdad.
Veo el mundo de la misma manera. Sin embargo, en el prólogo del libro hablábamos de la “Primavera Árabe” y su potencial para crear más inclusión en el Medio Oriente.
Pero hemos visto que eso fracasó completamente. Ese es un ejemplo interesante de lo difícil que es cambiar el mundo hacia la creación de instituciones más inclusivas.
Como usted dice, es muy difícil construir un mundo más inclusivo y reducir la desigualdad, ¿cuál es el mejor camino para avanzar hacia ese objetivo?
Se trata de construir instituciones políticas y económicas más inclusivas. Ese es el problema en América Latina, en África Subsahariana, en Estados Unidos, y en muchos otros lugares.
Aún hay muchos elementos de lo que llamamos instituciones extractivas, en vez de instituciones inclusivas.
En Estados Unidos persisten altos niveles de pobreza, un gran aumento en la desigualdad y una disminución en la movilidad social.
Yo vivo en Chicago y eso se ve todos los días. Entonces, se trata de incluir a la gente y darle oportunidades en la esfera política y económica.
Mirando los desafíos que nos trae este siglo a nivel global, ¿qué se viene?
La desigualdad lo desafía todo, desafía el contrato fundamental de las sociedades. Es muy difícil tener una sociedad culturalmente democrática cuando existen enormes niveles de desigualdad.
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