Mostrando entradas con la etiqueta Freud. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Freud. Mostrar todas las entradas

jueves, 28 de septiembre de 2023

Psicoanálisis, ¿ciencia o pseudociencia?: la polémica que divide las opiniones desde hace más de un siglo

La microbióloga y comunicadora científica Natalia Pasternak generó una polémica con su nuevo libro, en el que describe al psicoanálisis como una “pseudociencia”.

Esta descripción provocó acaloradas reacciones en las redes sociales, tanto en contra como a favor de la especialista, que se hizo conocida a nivel popular por sus comentarios durante la pandemia de covid-19.

En su libro “Que Bobagem! Pseudociências e Outros Absurdos que Não Merecem Ser Levados a Sério” (¡Qué absurdo! Pseudociencias y otras tonterías que no merecen ser tomadas en serio) Pasternak y el periodista Carlos Orsi critican también la homeopatía, la astrología y la acupuntura, a las que llaman “falsificaciones de la ciencia”.

Sin embargo, la controversia provocada por Pasternak sobre el psicoanálisis no es nueva: tiene más de un siglo.

Algunos expertos afirman que el trabajo de Freud era completamente pseudocientífico por naturaleza y que los defensores de su teoría hicieron poco por revisarla.

Otros defienden que la eficacia del psicoanálisis puede ser comprobada científicamente.

También destacan que tiene una influencia enorme en la cultura occidental, a pesar de todas las críticas, y que cuenta con muchos adeptos en todo el mundo.

Sigmund Freud en su despacho

Sigmund Freud en su despacho

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,

Sigmund Freud, el neurólogo austríaco que fue el fundador del psicoanálisis.


Desde sus inicios, a comienzos del siglo XX, ha habido encarnizadas discusiones sobre si el psicoanálisis es o no una ciencia.

Pero, antes de entrar en esa polémica, es preciso entender qué es el psicoanálisis, un método para tratar trastornos mentales y una teoría para explicar el comportamiento humano.

El austríaco Sigmund Freud (1856-1939) es considerado su padre fundador.

Freud creía que los acontecimientos de nuestra infancia tienen una gran influencia en nuestra vida adulta, moldeando nuestra personalidad.

Freud, padre del psicoanálisis

Por ejemplo, en términos simples, la ansiedad originada por las experiencias traumáticas en el pasado de una persona se oculta de la conciencia y puede causar problemas en la edad adulta (neurosis).

Así, cuando nos explicamos nuestro comportamiento a nosotros mismos o a los demás, raramente damos cuenta de nuestra motivación.

Por ello, Freud se abocó a tratar de penetrar ese “camuflaje”, muchas veces sutil y elaborado, que oscurece la estructura de los procesos ocultos de nuestra personalidad.

Freud aseguraba que sus postulados formaban la base de la ciencia de la psicología, que, para él, era una “ciencia natural”.

Karl Popper

Karl Popper

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,
El filósofo Karl Popper consideraba al psicoanálisis una pseudociencia. 

Uno de los principales críticos de las teorías de Freud fue el austrobritánico Karl Popper (1902-1994).

Considerado uno de los más influyentes filósofos del siglo XX, Popper consideraba al psicoanálisis una pseudociencia por proponer hipótesis que no podían ser refutadas empíricamente, llegando a compararlo con la astrología.

Argumentaba que la ciencia se diferencia de la pseudociencia o la superstición porque se puede demostrar que las hipótesis científicas son falsas por medio de la observación de experimentos.

Popper y el “falsacionismo”

Según el falsacionismo de Popper, cualquier afirmación científica basada en la observación jamás puede ser considerada una verdad absoluta o definitiva.

Popper sostenía que las teorías científicas se caracterizan por implicar predicciones que las observaciones futuras pueden revelar como falsas.

Por ejemplo: en el pasado, como se desconocía la existencia de cisnes negros, se creía que todo cisne era blanco.

Pero, para Popper, no importa si todos los cisnes observados eran blancos, basta con que aparezca uno solo negro para desmontar esa teoría.

Como consecuencia, no podemos afirmar científicamente que “todos los cisnes son blancos”.

Pequeños botes con pastillas homeopáticas

Pequeños botes con pastillas homeopáticas

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,
La homeopatía no sale bien parada en el nuevo libro de Pasternak y Orsi. 

Cuando se demuestra que las teorías son falsas en vista de tales observaciones, los científicos pueden responder revisando la teoría o rechazándola en favor de una rival, o dejando la teoría tal y como está y cambiando a una hipótesis auxiliar.

En el caso del psicoanálisis freudiano, Popper argumentaba que este, así como otras teorías que describe como no científicas, no hacen ninguna predicción que sea refutable.

En este sentido, por no haber predicciones precisas, estas teorías terminan siendo creadas a medida y proporcionan una supuesta explicación para cualquier comportamiento observado.

Niño en el agua

Para ilustrar su punto, Popper da como ejemplo una situación con dos hombres.

Uno empuja a un niño al agua con la intención de ahogarlo y el otro se lanza al agua para salvarlo.

Según él, el psicoanálisis puede explicar las dos acciones aparentemente contradictorias.

En el primer caso, el psicoanalista puede decir que la acción fue impulsada por un componente reprimido del "ello" (inconsciente) y, en el segundo caso, que la acción resultó de una sublimación exitosa de ese mismo tipo de deseo del "yo" y el "superyo".

En otras palabras: para Popper, independientemente de cómo se comporta realmente una persona, el psicoanálisis puede usarse para explicar ambos comportamientos.

Eso, a su vez, nos impide formular cualquier experimento crucial que pueda servir para refutar el psicoanálisis.

Para Popper, el psicoanálisis era “simplemente inverificable, irrefutable. No había comportamiento humano concebible que lo contradijese”.

Un niño nada en una piscina

Un niño nada en una piscina

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,
¿Se puede refutar el psicoanálisis?

“Es muy claro. Ni Freud ni Adler (Alfred Adler, psicólogo austriaco fundador de la psicología del desarrollo individual) excluyen la acción de cualquier persona en particular, de cualquier manera particular, sean las que sean las condiciones externas. Si un hombre sacrifica su vida para rescatar a un niño que se ahoga (un caso de sublimación) o si asesina al niño ahogándolo (un caso de represión), no podría ser previsto ni excluido por la teoría de Freud”, escribió en 1974.

“Yo personalmente no dudo de que mucho de lo que ellos (Freud y Adler) dicen es de una importancia considerable y puede desempeñar un día un muy buen papel en una ciencia psicológica que pueda ser puesta a prueba”.

Natalia Pasternak

Natalia Pasternak

FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA

Pie de foto,

La microbióloga y comunicadora científica Natalia Pasternak desató la polémica.

“Pero eso significa que las ‘observaciones clínicas’ que los analistas creen que confirman su teoría no seandiferentes de las confirmaciones diarias que encuentran los astrólogos”, añade.

Popper, por otro lado, señaló que muchas veces hay propósitos legítimos para postular teorías no científicas.

Él decía que las teorías que comienzan como no científicas pueden luego volverse científicas a medida que encontramos métodos para generar y comprobar predicciones específicas basadas en esas esas teorías.

Criticando al crítico

A lo largo de los años, la validez científica del psicoanálisis fue cuestionada por otras figuras prominentes como el psicólogo Steven Pinker, el lingüista Noam Chomsky, el biólogo evolutivo Stephen Jay Gould o el físico Richard Feynman.

Algunos profundizaron en la obra de Freud, diseccionando lo que consideraban sus deficiencias, como 
el filósofo germano-estadounidense Adolf Grünbaum (1923-2018).

Su libro “Los fundamentos del psicoanálisis: una crítica filosófica” (1984) lo volvió mundialmente famoso.

En ese momento, su trabajo fue visto como un punto de inflexión en el debate sobre el psicoanálisis y considerado por algunos críticos de Freud como una “obra maestra”.

Freud creía que solo el psicoanálisis podía producir efectos terapéuticos.
 
Un hombre en un diván.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,





Curiosamente, Grünbaum era un crítico de Popper antes de volverse crítico de Freud.

La verdad es que gracias a Popper, Grünbaum se empezó a interesar por Freud.

Esto se debe a que tanto en la teoría como en la práctica, dice Grünbaum, Freud entendía y aceptaba la falsabilidad de Popper.

“El primer ímpetu para mi investigación sobre los méritos intelectuales de la empresa psicoanalítica”, escribió, “provino de mis dudas sobre la filosofía de la ciencia de Karl Popper”, en alusión a la falsabilidad.

Grünbaum también sostuvo que el padre del psicoanálisis practicaba lo que predicaba: en varias ocasiones, Freud abandonó sus ideas porque eran empíricamente insostenibles.

Portada del libro La interpretación de los sueños de Freud

Portada del libro La interpretación de los sueños de Freud

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,

"La interpretación de los sueños" es uno de los libros más conocidos de Freud.


En otras palabras, en opinión de Grünbaum, Freud actuó exactamente como dice la teoría de Popper, abandonando las posturas teóricas cuando los hechos las contradecían.

Pero, en su opinión, el problema del psicoanálisis estaba en lo que llamó el “argumento de la adecuación”.

En síntesis, Grünbaum criticaba a Freud por creer que solo el psicoanálisis podía producir efectos terapéuticos.

Según él, los pacientes no son fuentes confiables para descubrir qué “funciona” realmente para curar sus trastornos.

Otro lado

Muchos expertos sostienen que algo merece ser considerado una ciencia cuando predomina la consideración de los datos, que están disponibles para todas las partes interesadas, y cuando la teoría está basada en datos y cambia en respuesta de nuevas observaciones.

Esa es una visión más tradicional.

De acuerdo a este punto de vista, el progreso de la teoría es acumulativo, y el modelo original puede servir de base para modelos más nuevos.

Las afirmaciones deben también basarse en evidencias y no en la autoridad.

“El psicoanálisis, por otro lado, está basado principalmente en postulados pseudocientíficos que son inherentemente no refutables”, explica Anna Järvinen, psicóloga clínica, neuropsicóloga y terapeuta de tradición no psicoanalítica/psicodinámica en un artículo publicado en la la revista británica The Skeptic.

Cartel de la película "Spellbound"
Cartel de la película "Spellbound"

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,

La película de 1945 de Alfred Hitchcock "Spellbound" ("Cuéntame tu vida" en América Latina o "Recuerda" en España) se centra en el psicoanálisis.


En entrevista con la BBC, dice que las reacciones acaloradas sobre si el psicoanálisis es o no una ciencia “se deben, por lo menos en parte, al hecho de que, a pesar de sus deficiencias bastante debatidas y delineadas, en la psicología continúa teniendo una presencia bastante prominente, al menos en el ámbito clínico.

“Muchos encuentran esto incómodo y francamente amenazante, debido a que, posiblemente, la teoría de Freud no es fácil de entender en un sentido intelectual (y muy pocos han leído sus textos de primera mano), y toca áreas muy sensibles”, añade Järvinen, quien cuenta con un doctorado en Psicología del Goldsmith College de la Universidad de Londres.

Según Järvinen, “el psicoanálisis es extremadamente poderoso. El paciente suele ser colocado en la posición de objeto, y los tratamientos suelen ser vistos como misteriosos y hasta oscuros”.

“Dado que es algo de difícil comprensión, los psicoanalistas son vistos a veces como ‘elitistas’ por diferentes profesionales de la salud mental. Tampoco ayuda que existan algunos grupos o cultos de practicantes que asumen una actitud muy poco crítica en relación a la obra de Freud”, añade.

Provocador

“Los factores mencionados hacen que la teoría de Freud sea altamente provocadora/evocadora emocionalmente, y las personas reaccionan naturalmente con una actitud defensiva”.

“Además, en esta era de modelo médico y tratamientos basados en evidencia, muchos encuentran probablemente incompresible el que se le preste tanta atención al psicoanálisis. Sin embargo, el tratamiento continúa beneficiando a muchos”, concluye.

Aunque, como muchos otros psicólogos, Järvinen no considera al psicoanálisis una ciencia, advierte que los tratamientos médicos comprobados científicamente “no siempre llegan a los niveles más profundos de la psique y carecen de la flexibilidad necesaria”.

Freud leyendo el periódico

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,

La obra de Freud "hoy en día es leída mayormente en los departamentos de humanidades", según Stefan Marianski, de la Casa Museo Freud en Londres.

“Necesitamos una amplia variedad de opciones de tratamiento para abordar la enorme heterogeneidad de la población humana y sus diversos síntomas, e indiscutiblemente, el psicoanálisis es una opción útil”, destaca.

Järvinen también apunta a que es “extremadamente importante” ubicar a la teoría de Freud en su contexto cultural -él vivió y creció en el mundo sexista, racista e imperialista del siglo XIX, en una privilegiada Viena, y eso con certeza se refleja en su teoría. Sin embargo, él estaría actualizando su teoría si pudiese ver la evolución de la psicología”.

“Sin embargo, en mi opinión, la contribución de Freud al campo de la psicología es irrefutable”, concluye.

Concepto “no uniforme”

Para Érico Andrade, psicoanalista, filósofo y profesor de la Universidad Federal de Pernambuco, en Brasil, el concepto de ciencia “no es uniforme”.

“La misma concepción de la ciencia va a variar a lo largo de la historia. El ataque al psicoanálisis se basa en un modelo estrictamente empírico de evidencia científica, demostrable en términos de observación en el laboratorio”, dice.

“La idea de empirismo también esta asociada en este contexto a algo que podemos mostrar en términos físicos, es decir, la evidencia es de orden material”, añade.

“Con el advenimiento de las Ciencias Humanas, hay una reelaboración de la concepción misma de la evidencia. La evidencia empírica ya no está más en el plano material, sino en la observación del comportamiento humano a partir de análisis sociológicos, antropológicos, etc. El psicoanálisis deja de girar en torno a la conexión con la psiquiatría y la neurociencia y pasa a dialogar más con las Ciencias Humanas”, dice.

“Cuando se dice que el psicoanálisis no es una ciencia, hay una mala interpretación de la producción de las Ciencias Humanas. Y, peor, cuando se dice que el psicoanálisis es una pseudociencia, se plantea la idea de que sus efectos se basan en cosas mágicas y misteriosas, que no tiene nada que ver con la reflexión que el propio psicoanálisis propone”.

En opinión de Andrade, el psicoanálisis no se postula como “la única verdad, una solución trascendental, ni como mecanismos inmateriales. Tampoco como una sustancia física que puede cambiar al ser humano”.

Una mujer sostiene la representacion en plástico de un cerebro

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,
El cerebro sigue escondiendo muchos misterios.

La base del psicoanálisis es la idea de que, por un proceso de análisis personal, llegar a comprender mejor nuestro deseo tiene implicaciones en nuestra vida, porque parte de nuestro sufrimiento está vinculado a cuestiones psíquicas y no de orden material”.

En una entrevista con el periódico Folha de S.Paulo, Ana Cláudia Zuanella, directora de Febrapsi, (Federación Brasileña de Psicoanálisis), defendió esta disciplina como una ciencia.

“No es una ciencia dura, que implica refutaciones por medio de la replicabilidad, sino que es una ciencia que engloba un conjunto de conocimientos sólidamente establecidos a través de investigaciones clínicas y una infinidad de debates teóricos”, señaló Zuanella.

A juicio de la experta, el psicoanálisis “ha demostrado incesantemente su eficacia no en el interior de los laboratorios, sino dentro del sujeto”.

Problemas de metodología

Para Martin Hoffmann, investigador del Departamento de Filosofía de la Universidad de Hamburgo, en Alemania, “incluso si el propio Freud consideraba al psicoanálisis como una teoría científica válida, su propia metodología de investigación enfrenta serios problemas”.

“Pero, contrariamente a la crítica de Popper, no se puede negar que muchas de las afirmaciones de la teoría psicoanalítica son empíricamente comprobables y que, desde la década de 1950, existe un notable cuerpo de evidencia que cumple con los estándares de investigación científica con el objetivo de confirmar las afirmaciones teóricas centrales del psicoanálisis y la eficacia de la terapia psicoanalítica”, escribió en un artículo publicado en 2017.

Por lo tanto, desde el punto de vista metodológico, “el psicoanálisis actual es sin duda una ciencia”.

“Pero, al mismo tiempo, es una pregunta abierta si el esfuerzo científico para confirmar los postulados centrales del psicoanálisis tendrá éxito”.

miércoles, 28 de octubre de 2020

_- Freud, el ‘big data’ y los pepinos. J. M. Mulet

_- Cien años después, la tecnología actual ha desmontado con datos algunas de las hipótesis del padre del psicoanálisis, como la famosa teoría de los sueños.

No cabe duda que Freud ha sido uno de los personajes más relevantes del siglo XX. La obra freudiana ha dejado una gran huella en la cultura universal y su influencia se hace patente en el cine, en la literatura, en la política y en la sociedad. Pero ¿y en la ciencia? Aquí hay un interesante debate planteado. Freud asumía sobre él mismo que era uno de los grandes científicos de la historia de la humanidad. En el artículo publicado en 1917 “Una dificultad del psicoanálisis” dice que Copérnico había demostrado que la Tierra no era el centro del universo; Darwin, que el hombre no era el centro de la evolución, y él mismo había demostrado que el hombre no es dueño de sus actos, sino que manda el subconsciente. La biografía de Freud nos deja otros muchos episodios que nos demuestran que Freud estaba encantado de ser Sigmund Freud y de haber conocido a Sigmund Freud. Pero independientemente de sus autovaloraciones, ¿la obra de Freud tiene base científica?

Este debate lleva más de 100 años, con defensores y detractores. Freud empezó su carrera como neurólogo estudiando las lampreas; por tanto, el método experimental no le era ajeno.

De forma muy simplificada podríamos decir que el método científico se basa en 
1. hacer una observación, 
2. plantear una hipótesis, 
3. realizar experimentos y, si la confirman, 
4. establecer leyes, y si no, se desecha la hipótesis. 

Cuando Freud empezó a estudiar el subconsciente y a sentar las bases del psicoanálisis planteó muchas hipótesis rompedoras e interesantes, pero el problema es que la mayoría las dio por buenas sin ningún tipo de evidencia experimental que las respaldara.

Eso le levantó las críticas de filósofos de la ciencia como Popper, que atacaba su trabajo diciendo que la mayoría de sus afirmaciones no son falsables; es decir, no se pueden someter a una prueba que las contradigan. La falsabilidad es una herramienta para determinar si una hipótesis tiene base científica. Por ejemplo, si decimos que todos los cisnes son blancos, esa afirmación será cierta mientras solo se conozcan cisnes blancos, pero en el momento que aparezca un cisne negro sabremos que nuestra hipótesis de partida es falsa.

El hecho de que las afirmaciones de Freud no sean falsables implica que no podemos decir si son ciertas o falsas, y nos adentramos en el terreno de la fe.

Sin embargo, la ciencia avanza y muchas de las afirmaciones de Freud ahora pueden someterse al escrutinio experimental utilizando herramientas informáticas o haciendo análisis de big data. Por ejemplo, la teoría de los sueños. Freud decía que soñar con alimentos era una muestra del deseo sexual y que por eso se solía soñar con alimentos de forma fálica o que recuerde a un genital femenino, y era el motivo de que fueran tan frecuentes. Existen bases de datos como Shadow donde la gente registra sus sueños. Analizando los datos vemos que los alimentos más representados son los más consumidos, y un análisis de regresión demuestra que tener una forma fálica no hace que un alimento aparezca más en sueños. Por tanto, es más relevante comer un alimento para soñar con él que tener un deseo sexual reprimido y soñar con higos o pepinos. 

Freud también afirmaba que los lapsus eran expresiones del subconsciente. Si una persona dice “penicuro” en vez de “pedicuro”, puede ser que esté pensando en un pene en vez de un pie y que esté expresando un deseo sexual reprimido. ¿Podemos poner a prueba esa afirmación? Microsoft registra los datos de las erratas tipográficas y las correcciones que cometen los que aportan texto a la aplicación MTurk de Amazon. Realmente existen lapsus que pueden tener una interpretación sexual como escribir “polla” en vez de “pollo” o “sexo” en vez de “seso”, pero también abundan las erratas sin doble intención del tipo “fegetales” en vez de “vegetales”. 

Un experimento ingenioso que realizó el investigador en big data Seth Stephens-Davidowitz consistió en calcular cuáles eran los errores más frecuentes tecleando y programar un sistema informático para que produjera estos errores aleatoriamente. Una vez obtenidos los errores, se compararán con los errores producidos por los humanos. Dado que el algoritmo informático no tiene subconsciente, si el subconsciente nos induce a expresar nuestra sexualidad reprimida, la previsión era que aparecerían más palabras relacionadas con el sexo en los errores humanos que en los programados. El resultado fue otra vez en contra de Freud. Las palabras que aparecían eran similares. —eps

J. M. Mulet es bioquímico y divulgador

domingo, 24 de junio de 2018

Analizando (científicamente) a Freud

La teoría del psicoanálisis revolucionó las mentes del siglo XX. Pero la obra del neurólogo austríaco no está exenta de lagunas. Su trabajo no se guiaba por el método científico. La psicología no son solo emociones.

No hay duda de que la obra de Sigmund Freud (1856-1939) ha sido un referente en la historia cultural del siglo XX. Sus ideas sobre sexualidad, religión, la mente humana y el psicoanálisis han influido en movimientos artísticos desde el surrealismo hasta el cine, donde encontramos referencias a su obra en directores tan opuestos como Alfred Hitchcock y Woody Allen. Freud también ha sido un referente para movimientos sociales tan importantes como el feminismo y para muchas corrientes filosóficas. Sin embargo, su aportación real a la ciencia, a la psicología o a la neurobiología es más controvertida.

El primer problema que encontramos en la obra del fundador del psicoanálisis es que su trabajo no se guiaba por el método científico, según el cual las hipótesis se confirman o se descartan en base a la experimentación. La mayoría de sus teorías se sustentan en sus observaciones, elucubraciones o especulaciones que directamente se dan por buenas sin someterlas a ningún ensayo o control. Hay que decir en su descargo que plantear experimentos en psicología es muy difícil, y en su época no existían muchas de las herramientas con las que contamos ahora.

El problema es que cuando las técnicas han estado disponibles, la mayoría de sus afirmaciones no han superado el escrutinio. El psicólogo experimental H.J. Eysenck lo resumía diciendo que en la obra de Freud lo que es cierto no es nuevo, y lo que es nuevo no es cierto. Tampoco ayuda el hecho de que el neurólogo tendía a exagerar sus propios logros y que la realidad histórica no siempre coincide con lo que él dejó escrito. Un ejemplo es el ensayo sobre la histeria escrito por el doctor Josef Breuer, mentor de Freud, en colaboración con su afamado alumno. En dicho informe se analiza el caso de la paciente Anna O., diagnosticada con esta enfermedad. Ambos desarrollaron una nueva terapia para solucionar su enfermedad, asumiendo que el problema estaba en el subconsciente. Fue un aparente éxito. La realidad es que Bertha Pappenheim (el nombre real de Anna O.), pasó mucho tiempo en hospitales psiquiátricos tras su presunta recuperación, lo que no le impidió convertirse en una de las figuras más destacadas del feminismo.

Hoy día la mayoría de expertos coinciden en que posiblemente sufriera una epilepsia del lóbulo temporal. Tampoco ayuda que la mayoría de los seguidores de Freud no trataron de hacer un análisis crítico de su obra y separar el grano de la paja, sino que agrandaron la brecha entre el psicoanálisis y el método científico. Sólo hay que ver cómo acabaron algunos: el célebre psicólogo suizo Carl Gustav Jung acabó hablando de ovnis, la obra de Jacques Lacan fue tildada de charlatanería y Wilhelm Reich acabó construyendo máquinas para acumular una inexistente energía llamada orgon y manteniendo una surrealista correspondencia con Einstein.

Tampoco se puede decir que Freud tuviera excesivo acierto o intuición a la hora de abordar los problemas psicológicos. Muchas de las interpretaciones que dio han resultado ser erróneas. Para él todo dependía de deseos y emociones, muchas de ellas subconscientes o reprimidas. Pero esto no necesariamente es cierto. Percibir el latido del corazón no significa que estemos enamorados, sino que es un reflejo de la realidad física de que este músculo bombea sangre. El cerebro también es un órgano físico, y como tal, muchos de los fenómenos que Freud interpretaba como fruto del subconsciente tienen en realidad una interpretación en su propio funcionamiento. El desarrollo del psicoanálisis y la premisa de que la mayoría de problemas psicológicos podían solucionarse con una terapia psicoanalítica ha supuesto un retraso de décadas en la investigación del cerebro y en el desarrollo de fármacos o tratamientos que pueden ser más útiles que interminables sesiones de terapia. De la misma manera que nadie atribuiría un infarto o una dolencia cardiaca a un desengaño sentimental, detrás de una depresión, una adicción o un trastorno bipolar no tiene por qué haber ningún sentimiento o trauma infantil, sino un problema en la síntesis de neurotransmisores o de exceso de ellos, para el que puede ser más efectivo una pastilla de litio que cientos de horas de charla en el diván.

¿Los sueños son interpretables (o no)?
Freud dedicó un libro de 800 páginas a la interpretación de los sueños. Para el neurólogo, estas proyecciones tenían la función de mantener al sujeto dormido y se podían interpretar como la realización de deseos no cumplidos en la vigilia. Si en el sueño no queda claro cuál es el deseo, se debe a que este se reprime y se enmascara, pero Freud defiende que un psicoanalista puede descifrarlo. Hoy sabemos que solo soñamos durante la fase REM, que representa el 25% del tiempo total que pasamos en la cama. Si Freud estuviera en lo cierto, pasamos un 75% de sueño “desprotegido”. La función de la fase REM es esencial para el organismo y se relaciona con procesos de regulación de la temperatura y de hormonas como la citocinas y el GABA, que influyen en el sistema nervioso. Según la neurobiología, la extrañeza de los sueños se debe a la activación del cerebro sin ningún estímulo externo, por lo que no tiene ningún significado oculto ni interpretable. De todas formas, usted mismo puede hacer la prueba. Cuando tenga un sueño extraño vaya a tres psicoanalistas diferentes para que lo interpreten. Luego compare si las teorías coinciden. ¿Imagina que le pasara lo mismo con una radiografía y la consulta de tres traumatólogos distintos?

https://elpais.com/elpais/2018/04/20/eps/1524243016_705830.html

lunes, 23 de abril de 2018

Chistes sobre economistas

"¿Por qué los tiburones no atacan a los economistas?" Respuesta: "Cortesía profesional".

Esta breve muestra de humor mordaz es sólo un ejemplo de la cantidad de bromas que se pueden hacer a costa de una profesión con fama de seria y engorrosa, la de los economistas.

En "El chiste y su relación con el inconsciente", Sigmund Freud decía que los chistes, además de hacer reír, revelan verdades ocultas de la vida social.

Y los economistas no son ajenos a esta dinámica del humor que tiene un mensaje detrás.

Veamos: si alguien cuenta que "le pedí su número de teléfono a un economista ... y me dio una estimación" el chiste reside en que el único teléfono que no tiene un número preciso es, paradójicamente, el del supuesto "experto en números": el economista.

Como un eco, el "estimado" telefónico refleja los vicios típicos de una praxis profesional que construye afirmaciones categóricas… con cálculos aproximados.

Los cinco chistes a continuación revelan distintos aspectos de este arte. BBC Mundo se los cuenta.

1 - Los economistas crearon "el Kamasutra económico" pero ¿saben algo de economía real?

Los economistas explican qué va a pasar con los salarios, los mercados, el precio del petróleo, del mercado inmobiliario o la inflación.

Sigmund Freud
Freud decía que los chistes, además de hacer reír, revelan verdades ocultas de la vida social. Tanto en el Estado como en el sector privado, proporcionan el sustento "discursivo-racional" de las medidas económicas que adoptará un gobierno o una compañía.

Tienen el "Kamasutra económico" más amplio del mundo con respuestas para todos los gustos e inclinaciones, pero ¿saben realmente algo de la economía real?

Toda esa jerga esotérica, docta e impenetrable, ¿les sirve para hacer funcionar con éxito una fábrica o realizar un negocio? ¿Se encargaron alguna vez de la producción, venta o distribución de algo más tangible que sus propias teorías?

Muchos contestarán con un tajante "no" a las respuesta de arriba. El chiste, por el momento, sólo arroja un manto de duda.

2 - Los economistas han previsto 9 de las últimas 5 recesiones.

Uno de los flancos más frágiles de los economistas es la predicción, rasgo que diferencia a las ciencias duras de las sociales.

Hasta nuevo aviso, uno espera que toda piedra que se suelte en el aire caiga sobre la Tierra por obra y gracia de la gravitación. Pero no ocurre lo mismo con la economía.

Risas
Es fácil reírse de los economistas, dice Justo.
De 134 crisis y recesiones en el mundo en desarrollo entre 1991 y 2001, el Fondo Monetario Internacional (FMI) sólo predijo 15.

La lista de fallos predictivos de economistas es tan legendaria como la de los pronósticos meteorológicos.

De ahí las numerosas bromas que hay al respecto, como: "un economista es un experto que sabrá mañana por qué las cosas que predijo ayer no sucedieron hoy".

Según el académico estadounidense Philippe Tetlock, que estudió los pronósticos de unos 284 economistas durante 20 años, sus posibilidades de acierto son similares a los que tiene un chimpancé de ganar en un juego de dardos.

3 - ¿Cuántos economistas de Chicago hacen falta para cambiar una bombilla?
Respuesta: Ninguno. Si se necesita cambiar la bombilla, el mercado se encargará de hacerlo.

En los años 80, el "mercado" se convirtió en una varita mágica que explicaba todo fenómeno económico con la precisión de un termostato que controla la temperatura mediante un infalible mecanismo de autorregulación.

En cualquier explicación periodística se lee como verdad revelada que el aumento o la disminución de precios y salarios, la recesión y un larguísimo etcétera de fenómenos se explican por la interacción de la oferta y la demanda gracias a la "mano invisible" del mercado.

Es como si no se necesitara ninguna acción humana, como si nadie decidiera aumentar los precios, como si las remarcaciones del costo de un producto no fueran parte de una compleja cadena en la que alguien (o un grupo) toma una decisión, da una orden que se ejecuta y tiene un impacto determinado: pagar más en el momento de la compra.

Yanis Varoufakis
El economista Yanis Varoufakis, nuevo ministro de Finanzas de Grecia, está en boca de todos. De ahí el problema que causa la bombilla.

Es obvio que la mano invisible del mercado no podrá cambiarla: convendrá intervenir nombrando a una "mano visible" para que se ocupe del asunto.

Dicho sea de paso, el chiste de la bombilla se ha aplicado a todos los economistas para comparar sus teorías: un trotskista diría que no se necesita cambiarla sino destruirla, mientras que un marxista -conforme a los principios de la dialéctica- respondería que la bombilla contiene en su interior las semillas de su propia destrucción.

4 - ¿Qué responden en una entrevista laboral un matemático, un estadístico y un economista cuando les preguntan cuánto es 2 + 2?

- El matemático no lo duda: "da 4 exactamente". El estadístico pondera: "en promedio, cuatro, con un margen de error del 2%". El economista acerca la silla al entrevistador y baja la voz a un susurro: "¿A qué desea usted que sea igual?"

La supuesta asepsia de los economistas amantes puros del conocimiento no es tal.

Muchos señalan que los economistas trabajan para hacer dinero y lo hacen amoldando sus teorías al "cliente": desde una empresa a un organismo internacional o un país.

Foro de Davos
La cumbre mundial de economistas del mundo se da en Davos. Más estrictamente hablando, es cierto que las fundaciones de pensamiento económico son financiadas por grupos empresariales o sindicales o políticos o quien sea que paga con un objetivo a la vista: producir hipótesis y estudios que se ajusten a su visión del mundo específica.

Los profesionales se encargan, en muchos casos, de proporcionan el discurso a medida.

De ahí un chiste en esta vena, pero un poco más lapidario: ¿Por qué los tiburones no atacan a los economistas? Respuesta: Cortesía profesional.

5 - ¿Por qué Cristóbal Colón fue el primer economista? Respuesta: Porque cuando dejó el Puerto de Palos para descubrir América ignoraba a dónde iba; cuando llegó, ignoraba dónde estaba y, además, lo hizo todo con una beca del Ministerio.

La economía está inmersa en la esencial incertidumbre de la vida social.

Las innovaciones tecnológicas, cambios políticos o institucionales, rebeliones y otros procesos de cambio son parte de esas variables impredecibles que cambian la sociedad y la economía.

Crisis subprime
Muchos culpan a los economistas por la crisis de las hiptecas sub-prime en EE.UU. Por caso: todavía estamos intentando cuantificar el impacto de internet en la actividad económica.

Y las hipotecas subprime en Estados Unidos fueron un negocio redondo justificado con modelos matemáticos que llevaron a una de las peores crisis de los últimos 100 años.

La ironía es que pasan los cambios y las crisis y los economistas siguen hablando con la misma suficiencia de siempre.

Igual que Cristóbal Colón que procuró convencer a todo el mundo que había llegado a algún lugar de Asia próximo a India.

Uno más
Y a modo de epílogo, un chiste extra… porque no podemos parar de contarlos:

¿Cuál es la primera ley de los economistas?: por cada economista existe un economista igual y opuesto. ¿Cuál es la segunda ley de los economistas?: ambos están equivocados.

Los cinco chistes previos apuntan al equívoco lugar que la economía ocupa en el conocimiento humano.

¿Hay alguna manera de demostrar fehacientemente que una teoría es correcta y otra no lo es? ¿Dónde está la verdad? ¿En la doctrina monetarista, la keynesiana, la marxista, la estructural…? ¿Equivale esto a decir que todo estudio de economistas es falso? ¿O que cualquiera puede ser verdadero?

Thomas Piketty
El autor francés Thomas Piketty es uno de los economistas más famosos del mundo. No. La clave es tratarlo como conocimiento "aproximado" y no como "verdad revelada".

Pero al mismo tiempo habría que admirar la escala y ambición de mediciones como el Producto Interno Bruto (PIB) que cuantifica toda la riqueza producida por una sociedad, es decir, por la interacción económica de millones de personas en determinado período de tiempo.

Y más allá de los chistes, nunca hay que olvidar las palabras de unos de los más brillantes economistas del siglo XX,

John Maynard Keynes:
"Las ideas de los economistas son mucho más poderosas de lo que generalmente se piensa. De hecho el mundo no está gobernado por otra cosa. La vida de las personas, que muchas veces creen que son independientes de lo que piensa esta disciplina, suele estar determinada por la teoría de algún fallecido economista".

BBC Mundo