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sábado, 3 de junio de 2017

Pablo de Greiff, recuerda que el Estado debe atender “de forma urgente” las reclamaciones de las víctimas de la Guerra Civil y del régimen franquista. La ONU respalda la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos.

Cuarto Poder

“No puede justificarse hoy la falta de acción en este ámbito en un Estado de derecho”, ha subrayado Greiff tras pedir al Gobierno español que de cuenta de las medidas adoptadas para dar cumplimiento al informe presentado en 2014


El experto en Justicia Transicional de la ONU, el colombiano Pablo Greiff, ha recordado a España que el Estado debe atender “de forma urgente” los reclamos de las víctimas de la Guerra Civil (1936-1939) y del posterior régimen franquista. “El Estado tiene una obligación de atender los derechos de las víctimas y sus familiares y poner fin al sufrimiento de miles de ellas quienes aún hoy (…) siguen sin saber dónde se encuentran los restos de sus seres queridos”, recalcó ayer Greiff en un comunicado.

Las declaraciones del relator especial de la ONU se producen tras la aprobación el pasado 10 de mayo por el Congreso de los Diputados de España de una proposición no de ley (no vinculante) que pide al Gobierno que impulse la aplicación de Ley de Memoria Histórica (2007) para resarcir a las víctimas del franquismo.

También aboga por que se proceda a exhumar los restos del dictador Francisco Franco y a trasladarlos fuera del monumento del Valle de los Caídos, cerca de Madrid. El relator especial de la ONU indicó que la proposición no de ley hace referencia a varias de las recomendaciones pendientes que le había presentado al Gobierno de España en su informe de 2014.

“Las exhumaciones y la identificación de los restos son medidas urgentes necesarias para el esclarecimiento de los hechos y actos importantes que contribuyen a la reparación de las víctimas y sus familiares”, explicó el experto.

Para Greiff, el Valle de los Caídos, por ejemplo, “sigue simbolizado la asimetría de antaño en la memoria colectiva de la guerra y las víctimas, y la más reciente falta de acción del Estado en favor de una memoria más objetiva e incluyente”, censuró.

El experto en derechos humanos señaló que, en su estado actual, el Valle de los Caídos “no proporciona ningún tipo de información para explicar la simbología franquista y fascista”, ni se explica quién fue José Antonio Primo de Rivera, “ni por qué Franco fue inhumado ahí sin ser víctima de la Guerra Civil”, sostuvo.

“Tampoco se explica que el Valle de los Caídos fue construido con el trabajo forzoso de miles de presos políticos bajo condiciones inhumanas, sobre los cuerpos de las casi 34.000 personas que ahí están inhumadas, ni que muchos restos fueron trasladados allí sin consentimiento o conocimiento de sus familiares”, expresó.

Greiff también recordó que la nulidad de las sentencias -incluyendo sentencias de muerte- adoptadas en violación de los principios fundamentales del derecho y del debido proceso durante la Guerra Civil y el franquismo (1939-1975) es otra de las medidas de reparación “pendientes y urgentes”.

“No puede justificarse hoy la falta de acción en este ámbito en un Estado de derecho,” resaltó el experto, quien pidió al Gobierno español que informe sobre las medidas tomadas para dar cumplimiento a las recomendaciones del informe presentado en 2014.

Fuente:
https://www.cuartopoder.es/espana/2017/05/20/la-onu-respalda-la-exhumacion-de-los-restos-de-franco-del-valle-de-los-caidos/

domingo, 21 de mayo de 2017

La Guerra Civil que Pérez-Reverte no te contó.

Alejandro Torrús
Público

El cómic "¿Qué fue la Guerra Civil?", de Carlos Fernández Liria y Silvia Casado Arenas ofrece un relato de vencedores y vencidos que supone una replica al que publicó el escritor murciano el año pasado, que califican de equidistante

Cuentan Silvia Casado Arenas y Carlos Fernández Liria que el libro de Arturo Pérez-Reverte La Guerra Civil contada a los jóvenes (Alfaguara) es una obra que dice cosas "muy ciertas", pero que peca de "equidistante". Critican que el cómic venga a decir únicamente algo así como que la guerra española fue un enfrentamiento entre dos bandos rivales que provocó un enorme sufrimiento. Y así fue. No cabe duda. Pero la Guerra Civil ─dicen Casado Arenas y Fernández Liria─ fue otras muchas cosas también "muy ciertas" que se omiten en el relato de Pérez-Reverte. Este es el motivo por el que se han lanzado a publicar ¿Qué fue la Guerra Civil? Nuestra historia explicada a los jóvenes (Akal).

"Intentamos sacar a la luz algunos aspectos de la guerra que también son ciertos y deben ser tomados en cuenta. Será el lector, por joven que sea, quien tendrá que preocuparse de interpretar qué es, entonces, lo que realmente sucedió", explican los autores en el prólogo de la obra, ilustrada por David Ouro.

Así, lo primero que intentan explicar Silvia Casado y Carlos Fernández es qué y quién está detrás del golpe de Estado. Si bien Pérez-Reverte señala que hay una sublevación militar contra el legítimo Gobierno republicano, Casado y Fernández ponen el énfasis en explicar quién está detrás de los militares.

Explican que "los banqueros y los militares más simpatizantes del fascismo italiano y alemán se aliaron contra la democracia", "recibieron apoyo de la jerarquía de la iglesia" y que estuvieron financiados por Juan March, mayor banquero de España, y por los grandes terratenientes.

Por otro lado, si Pérez-Reverte dibuja la Guerra Civil como una especie de "confrontación inevitable" en "tiempos exaltados", la réplica editada por Akal explica que la causa de fondo es que "los capitalistas comprendieron que la democracia misma era una amenaza para sus intereses económicos y comenzaron a apoyar a partidos y sindicatos de extrema derecha con programas antidemocráticos".

"Hoy, el cine y los libros de texto de historia nos lo pintan como monstruos aberrantes, racistas y genocidas (y, sin duda, lo eran) pero en aquellos tiempos fueron tolerados, apoyados o financiados por las élites económicas europeas", inciden los autores en su texto.

No intervención y una España comunista
Una diferencia radical entre ambos libros es la manera de contar la intervención de las potencias extranjeras en la Guerra Civil y el Comité de No Intervención. Pérez-Reverte cuenta que Francia e Inglaterra "prefirieron mantenerse neutrales", mientras que la Alemania nazi y la Italia fascista "tomaron partido por las tropas rebeldes" y la Rusia soviética intervino activamente "confiando en que una victoria republicana acabaría convirtiendo a España en un país comunista".

La obra ¿Qué fue la Guerra Civil? explica que la participación soviética en la Guerra Civil española se produjo una vez que se comprobó que alemanes e italianos estaban saltándose la no-intervención pactada y que fue menos relevante que la prestada por las potencias nazis. Así, esta obra también explica que EEUU se mantuvo neutral, pero que sus empresas vendieron el petróleo a los militares sublevados vulnerando el contrato firmado con el Gobierno de la República.

Llama la atención, no obstante, la afirmación de Pérez Reverte de que la Rusia comunista creía en una próxima España comunista. Una afirmación difícilmente contrastable. En este aspecto, entra en muchos más detalles la obra editada por Akal que entra a explicar las diferentes posturas dentro de la España republicana sobre la necesidad de defender la República o realizar una revolución.

¿El revisionismo?
La obra de Casado y Fernández Liria denuncia la aparición de historiadores "revisionistas", que se visten de "neutrales". Estos revisionistas se sirven de que en el bando republicano hubiera revolucionarios para mantener que en la Guerra Civil se enfrentaron dos fuerzas igualmente radicales y que solo una minoría luchó por la legalidad del orden republicano, por lo que los dos bandos serían igualmente culpables. La pieza fundamental de esta argumentación es la conocida como Revolución de 1934, que tuvo su epicentro en la cuenca minera asturiana.

No obstante, Fernández Liria y Casado Arenas recuerdan en su obra que "el llamamiento a la insurrección por parte de la izquierda tuvo que ver con la llegada al gobierno de ministros fascistas que admiraban a Hitler y Mussolini". Asimismo, también denuncian que la "simetría" que buscan el revisionismo es "completamente falsa" ya que "los comunistas y los socialistas lucharon por la legalidad democrática, ganaron las elecciones y fue entonces cuando se produjo el golpe de Estado, con la ayuda de los nazis y los fascistas italianos".

"Los partidarios del golpe de Estado, los que lo apoyaron y lo financiaron, eran las élites más ricas del país, dispuestas a aliarse con Mussolini y con Hitler, las mismas que luego sostuvieron la criminal dictadura de Franco durante 40 años. Los protagonistas de los intentos revolucionarios eran las clases populares, inmersas por aquel entonces en una pobreza terrible, obreros y campesinos que luchaban por un poco de justicia social", explican.

De la represión incontrolada a la organizada
Un matiz nada desdeñable que diferencia radicalmente ambas obras es el énfasis que se dedica a esclarecer que la represión del bando sublevado estuvo organizada, controlada y alentada por los dirigentes del golpe de Estado, mientras que la vivida en la parte controlada por el Gobierno republicano se debe al "desorden y a elementos incontrolados" y que las autoridades republicanas, con Azaña a la cabeza, hicieron reiteradas llamadas al orden social.

Así, Pérez-Reverte da buena cuenta en su libro, en el capítulo dedicado a "las atrocidades", de que "en los dos lados se sucedieron las denuncias, los encarcelamientos y las ejecuciones" y hay que esperar hasta el capitulo de la represión republicana para leer que la diferencia entre las represalias franquistas y las republicanas es que las primeras estaban organizadas desde los altos mandos. Casado y Fernández, por su parte, inciden con mucha más fuerza en el hecho de que el Gobierno republicano trató en todo momento de dominar el caos y poner fin a los "ajusticiamientos y venganzas personales".

Un básico más completo
Carlos Férnandez y Silvia Casado incluyen en su edición para jóvenes de la Guerra Civil un buen número de temáticas que apenas sí son mencionadas en el libro de Pérez Reverte. Un ejemplo de ello es el papel de los intelectuales. Si en el caso de Pérez-Reverte se limita a recordar el ¡Viva la Muerte! de Millán Astray a Unamuno y los asesinatos de García Lorca y Muñoz Seca, la obra de Akal dedica un capítulo entero para incluir los casos de mujeres como María Zambrano, Clara Campoamor o Ernest Hemingway.

No obstante, no es el único ejemplo. El libro ¿Qué fue la Guerra Civil? incluye las diferencias en la política cultural de ambos lados, da más información sobre las Brigadas Internacionales y compara con mucho más detalle el protagonismo de las mujeres y la lucha feminista. Así, Pérez-Reverte escribe que los abusos a mujeres fueron más frecuentes en la zona sublevada y que los avances para la mujer que había traído la República fueron eliminados en el franquismo.

Por su parte, Casado y Fernández Liria reconocen el papel de la mujer durante los primeros compases de batalla también como miliciana y prestan una especial atención a mujeres notables como Federica Monseny, ministra de Sanidad en 1936 que defendió el derecho al aborto y llegó a desarrollar un proyecto para su legalización. También recuerda que el ideal femenino del franquismo es el de "servir de perfecto complemento del hombre".

Fuente:
http://www.publico.es/politica/guerra-civil-perez-reverte.html

viernes, 7 de abril de 2017

A 80 años de Jarama, recordando al internacionalista irlandés Charlie Donnelly.




28-02-2017

José Antonio Gutiérrez D.

Hace exactamente 80 años, un día como hoy, terminaba uno de los enfrentamientos más cruentos de la Revolución Española, (?) la Batalla de Jarama. Se calcula que en total unas 17.000 personas perdieron la vida, 10.000 de ellos combatientes del bando republicano que lucharon hasta la última gota de su sangre para frenar el avance de las hordas fascistas de Franco, respaldadas por Hitler y Mussolini. De esos combatientes, 2500 eran internacionalistas que venían de distintos puntos del planeta para contribuir a una lucha que bien lo entendieron, era global. Uno de ellos, era el joven Charlie Donnelly (Cathal Ó Donnghaile en irlandés), poeta, socialista, republicano, muerto a la tierna edad de 22 años.

Charlie Donnelly nació el 10 de Julio de 1914 en un pequeño poblado rural en el condado de Tyrone, en el Norte de Irlanda, llamado Killybrackey, cerca de Dungannon. La rebelión corre profunda en las venas de ese territorio que eventualmente, en las décadas de 1980-1990, se convertiría en el corazón de la resistencia republicana en contra de la ocupación británica. Nació en una familia de siete hermanos, su padre era un pequeño comerciante. A temprana edad, Charlie se acercó a las letras. Estudiaba en la escuela de los Hermanos Cristianos en Dundalk, condado de Louth, cuando comenzó a colaborar en la revista Our Boys (Nuestros Muchachos) de los Hermanos.

Un año después de la muerte de su madre, acaecida en 1927, Donnelly llega a vivir a Dublín con su familia, en los sobrepoblados barrios populares del área de Mountjoy Square, donde las paupérrimas condiciones de vida que tuvo que presenciar, así como el contacto con miembros del ala izquierda del Ejército Republicano Irlandés (IRA) y del grupo socialista Saor Éire (Irlanda Libre), lo convirtieron en un rebelde, lo que le valió ser expulsado del colegio católico al que asistía. Después de haberse iniciado en el oficio de carpintería, logró entrar a hacer estudios universitarios en Historia, Irlandés, Inglés y Lógica, en UCD en 1931. Destacó como un prometedor poeta juvenil en diversas publicaciones literarias estudiantiles. Su actividad política, lo hicieron alejarse de sus estudios, a participar en numerosas actividades de agitación obrera y a enfrentarse a los Blueshirts (camisas azules) en interminables luchas callejeras. En 1934 participó en la formación del Congreso Republicano, que agruparía a los sectores socialistas del antiguo IRA, encabezados por Frank Ryan, George Gilmore y Peadar O’Donnell (cuyo nombre hoy es reivindicado por el Foro Socialista Republicano Peadar O’Donnell). Ahí Donnelly utilizó sus dotes literarias para contribuir en el periódico, llegando por sus dotes como organizador a integrar el Comité Ejecutivo Nacional de esta organización. En esta organización Donnelly también se enamoró de otra militante republicana, Cora Hughes. Luego de un breve período en la cárcel, en 1935 terminó por irse a Londres donde trabajó con la sección londinense del Congreso Republicano.

Dos años más tarde, convencido de que, como decía el anarquista español Buenaventura Durruti, “al fascismo no se le discute, se le destruye”, es que terminó junto a muchos de sus compañeros del Congreso Republicano uniéndose a las filas republicanas españolas para derrotar la sublevación fascista del general Franco. Otros irlandeses también llegaron a tierras ibéricas, los Camisas Azules, para apoyar al fascismo, liderados por Eoin O’Duffy –no debemos jamás olvidar que esta rama fascista en la política irlandesa, fue una de las vertientes que llevaron a la conformación del actual partido de gobierno de la República de Irlanda, Fine Gael. Donnelly había peleado con ellos en Irlanda, y siguió peleando con ellos en tierras ibéricas. Se unió en Enero de 1937 a la Columna Connolly que reunía a los combatientes republicanos irlandeses, comandados por Frank Ryan, columna adscrita a la XV Brigada “Abraham Lincoln”.

El 27 de Febrero, Donnelly participa en un ataque frontal hacia las posiciones fascistas en el Cerro Pingarrón, donde, según él mismo dijo, “hasta los olivos sangran”: ahí fue alcanzado tres veces por el fuego enemigo. Su cuerpo, recuperado por su camarada Peter O’Connor, terminó en una fosa común de combatientes republicanos internacionalistas. Hasta en su muerte, fue uno con sus compañeros de lucha.

En su memoria el grupo Amigos de las Brigadas Internacionales de Irlanda (FIBI), con el apoyo del Foro Republicano Socialista “Peadar O’Donnell”, realizaron un homenaje a este luchador, y a través de él, a los innumerables combatientes por la libertad y a la causa por la que vivieron y en muchos casos, murieron. El acto se realizó en Dungannon los días 24 y 25 de Febrero. Fue una ocasión para aprender, reflexionar, juntarse, recordar y explorar la historia mirando hacia el futuro. El primer día Feargal Mac Bhloscaidh y Tommy McKearney hicieron un recuento de la historia del movimiento obrero y del republicanismo de izquierda en Tyrone. El segundo día, se depositaron flores en el memorial a Charlie Donnelly en Killybrackey, para luego tener unas presentaciones sobre la vida de Charlie Donnelly, discusiones sobre el imperialismo en el siglo XXI a cargo de Eddie Glackin, Declan Bree y Patricia Campbell, discusiones sobre la construcción de una nueva república a cargo de Ciarán Perry, Thomas Pringle y la conocida luchadora de Derry, Bernadette McAliskey. Entre los invitados, tuvimos la oportunidad también de contar con la presencia de dos compañeros venidos desde Madrid para la ocasión: José Manuel Castro, del ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, y Severiano Montero, de la Junta de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI). Ambos compañeros, en sus intervenciones, recordaron la relevancia de la lucha internacionalista ante un mundo cada vez más globalizado. Su presencia, fue testimonio de esa solidaridad que no conoce de fronteras. La jornada cerró con un video documental sobre los crímenes de Tony Blair presentado por el parlamentario británico George Galloway.

En vista al avance de la ultra-derecha en todo el territorio europeo, en medio de una creciente intolerancia que se traduce en seres humanos ahogados en el Mare Nostrum (Mediterráneo), de una islamofobia galopante que el fétido espectro del fascismo utiliza para darse aires de respetabilidad nuevamente, el ejemplo enternecedor de hombres y mujeres como Charlie Donnelly, que lo arriesgaron y lo dieron todo para frenar la pesadilla fascista en seco resuena como un poderoso eco y su ejemplo los hace aparecer ante la historia como gigantes. Aunque los tiempos sean otros, los principios que los animaron y que nos siguen animando, son los mismos. Nunca antes creo que el ejercicio de la memoria ha sido tan necesario como lo es ahora.

jueves, 16 de febrero de 2017

80 aniversario de la “Carretera de la Muerte” Málaga-Almería el mayor genocidio de la Guerra Civil española

Tras la derrota republicana en la guerra civil española miles de refugiados tuvieron que cruzar los Pirineos en “la retirada” para poner a salvo sus vidas. Entre estos se encontraba un grupo de supervivientes de la “carretera de la muerte Málaga-Almería” que tuvieron que huir de Málaga cuando el ejército franquista tomó la ciudad en el año 1937. Lo perdieron todo; su patria, sus casas, su patrimonio, su familia, sus raíces. Se convirtieron en seres malditos que llevaban marcada en el rostro la derrota. Un humillante estigma que hasta hoy los persigue. El gobierno francés les dio “bienvenida” confinándolos en campos de internamiento que era el lugar que se merecían los indeseables “rojos comunistas”. Hoy en día van quedando pocos supervivientes de “la carretera de la muerte” que es considerado por los historiadores uno de las más espantosos genocidios de la guerra civil española.

Se apaga la luz de los últimos testigos que en ese entonces eran apenas unos niños y que hoy ya son casi centenarios. Esos niños escaparon junto a sus padres y familiares esquivando la implacable persecución a que los sometían los fascistas. No sabían qué pecado habían cometido pero la verdad es que en ese juego ellos eran los malos, y los malos deben sufrir un escarmiento.(1)

Aquellas familias republicanas españolas que se refugiaron en Francia pronto se vieron sorprendidas por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. La maldición los perseguía sin darles tregua. La Alemania Nazi usando todo su poderío bélico invadió Francia que cayó casi sin presentar resistencia. Los “rojos” españoles tuvieron (?) que esconderse y pasar a la clandestinidad pues como enemigos de Franco se les consideraba “peligrosos terroristas”. Muchos tuvieron que unirse a las filas de la resistencia; mientras otros cayeron prisioneros a manos de los colaboracionistas de Vichy y la Gestapo. Como castigo los deportaron a los campos de concentración alemanes o fueron devueltos a España donde les esperaba el pelotón de fusilamiento. Por tercera vez las víctimas de la “carretera de la muerte” tenían que escapar del monstruo del fascismo. Muchos de ellos cumplieron heroicas misiones en las filas de la resistencia o en las unidades de guerrilleros españoles ansiosos por cobrarse la venganza (sería luchar por la justicia) y derrotar a Hitler, el padrino de Franco.

Tras la victoria aliada en la Segunda Guerra mundial increíblemente el Caudillo recibió el respaldo de las potencias aliadas. Se iniciaba la guerra Fría y por este motivo se convirtió en una ficha clave para combatir el expansionismo soviético. Los republicanos querían regresar a España y volver a tomar las armas para liberarla del yugo fascista pero fueron traicionados. Ahora tenían que asumir el estatus de exiliados y adaptarse a las leyes de la república francesa. Empezando por fijar residencia, encontrar trabajo y formar una familia. El propio gobierno francés les prohibió intervenir en política además de coartarles el derecho a la libertad de expresión. Seguían siendo “rojos comunistas” elementos muy peligrosos para la seguridad de Francia.

El día 7 de febrero del 2017 se van a cumplir los 80 años del trágico suceso de la “carretera de la muerte Málaga-Almería”. Aunque quedan pocos supervivientes, serán los hijos, sus nietos y familiares más cercanos, junto a las asociaciones de memoria histórica o de derechos humanos y la ciudadanía en general quienes les rindan un sentido homenaje.

La realidad es que pasan los años, las víctimas mueren y tan solo quedan sus testimonios orales, escritos o gráficos como un reclamo póstumo para que algún día se haga justicia. Están decepcionados al saber que van a morir sin que se les recompense moral y materialmente tanto sufrimiento. Resignados piensan que quizás en el más allá la justicia divina castigue a los culpables.

Este es el caso de doña Margarita Roldán González que en ese entonces tenía 12 años tuvo que huir de Málaga junto a su familia a raíz de la toma de la ciudad por las tropas franquistas.

La revolución popular perdió la guerra y el fascismo se alzó con la victoria. Hitler perdió la guerra pero Franco la ganó y vio cumplido el sueño del Fuhrer, su padrino. Un caso único pues increíblemente el caudillo, que se había declarado adalid del anticomunismo, se mantuvo en el poder gracias a la Guerra Fría.

Tras la muerte del dictador se respetó su última voluntad testamentaria y los ciudadanos tuvieron que asumir el papel de súbditos y rendirle pleitesía al rey Juan Carlos I por la gracia de Dios (y de Franco) La bandera rojigualda y la Marcha Real que ayer fueron los símbolo de la España una, grande y libre, hoy son los símbolos imperecederos del reino de España.

Los supervivientes de la “carretera de la muerte” han tenido que callar, mascullar en silencio su derrota. La represión franquista en Málaga -como en casi toda España- fue muy dura y desalmada; estaba prohibido hablar de estos temas en voz alta; ni mucho menos denunciarlos o reclamar a la autoridad competente. Ellos formaban parte de esa morralla de rojos (no entiendo el autocalificativo) traidores y tenían que asumir las consecuencias. Hoy bajo la hégira de esta democracia monárquica -en la que supuestamente imperan las libertades y el estado de derecho- continúan siendo invisibles y discriminados. Solamente con la aprobación de la ley de Memoria Histórica en el 2007 les ha devuelto el alma al cuerpo. Ahora al menos pueden exigir sus derechos, y hablar alto y fuerte señalando a los culpables. Lo que más duele es que a la fuerza se haya impuesto la impunidad.

Quizá lo más crudo es que el genocidio de la Carretera de la Muerte -como sucedió con otros tantos- se intentó ocultar o borrar por completo de la memoria. El régimen franquista no quería asumir la responsabilidad de un crimen tan abyecto. Como católicos se negaban a admitir que habían faltado al quinto mandamiento (“no matarás”). Un holocausto en el que también estaban involucrados el nazismo y el fascismo italiano en una clara intervención de potencias extranjeras -que pretendían mantener en secreto-. Y lo mismo pasó con los republicanos que por vergüenza prefirieron pasar página pues negaron la ayuda urgente que las milicias populares demandaban. Málaga fue abandonada a su suerte pues era un foco muy importante del anarcosindicalismo. Los comunistas y socialistas, y, especialmente, los consejeros rusos nos deseaban que triunfara la revolución popular en Málaga. (Esto es una afirmación muy rotunda que necesita hechos y datos que lo confirmen)

La Amicale des Republicains Espagnols de Midi Pyrénées, y la Amicale des Anciens Guerrilleros Espagnols en France realizan todos los años el día los 6 de junio un acto de homenaje a los republicanos españoles que combatieron en las filas de la resistencia francesa en la Segunda Guerra mundial. Algunos de los cuales fueron detenidos por la Gestapo y los servicios secretos del régimen de Vichy y deportados a los campos de exterminio en Alemania.

En el pueblo de Prayols cerca de Foix (ciudad liberada por la Tercera Brigada de los guerrilleros españoles al mando del comandante Robert el 19 de agosto de 1944) existe un monumento a su memoria de los Guerrilleros Españoles ante el que se le iba a rendir un sentido homenaje con motivo del 70 aniversario de la derrota del nazismo. En la ceremonia participaron autoridades civiles y militares de la república francesa y representantes de la Generalitat de Catalunya.

Los veteranos de las Amicales del sur de Francia aprovechan estas conmemoraciones para matar la saudade o la nostalgia. La mayoría de los asistentes son familiares de los republicanos que participaron guerra (civil) de España y después engrosaron las filas de la resistencia en la Segunda Guerra Mundial.

Al concluir la ceremonia había convocada en la sala de reuniones del ayuntamiento un almuerzo de fraternidad (la mayoría son personas mayores pues parece que a los jóvenes poco les interesa estos temas) en el que suelen degustar la clásica paella, tortillas, chorizo, jamón, vino o sangría. Y a los postres los camaradas interpretan a coro las canciones más famosas de la Guerra Civil como “¡Ay, Carmela!” “a las barricadas”, “anda jaleo”, “el puente de los franceses” o “si me quieres escribir". Es la mejor manera de levantar la moral y compartir unos instantes de júbilo en una época tan falta de compromiso revolucionario. Al menos durante la dictadura franquista había un gran entusiasmo por derribar el régimen y los republicanos españoles exiliados en Francia convocaban grandes manifestaciones antifranquistas.

Fue allí precisamente donde encontré al matrimonio de François y Annie Galy y al señor Antonio Martín, todos originarios de Málaga. El señor Antonio Martín me explicó compungido que era un hijo de la “carretera de la muerte” y que llegó a Francia cruzando los Pirineos a los tres años de edad junto al grueso de su familia. Antes de cruzar la frontera por Puigcerdá una bomba lanzada desde un avión fascista mató a su madre que se encontraba embarazada. Y ya uno se puede imaginar el desconsuelo y el abatimiento de esta familia que jamás logró conciliar la paz en su espíritu. Mientras tomaba largas copas de vino sollozaba desconsolado. Y no es para menos. Antes de acabar la reunión de fraternidad la señora Annie Galy me confesó que ella también era hija de una superviviente de la “carretera de la muerte Málaga-Almería”. Este fue un sangriento episodio acaecido en 1937 cuando la población civil de Málaga aterrorizada ante el avance de las tropas fascistas al mando de Queipo de Llano huyeron despavoridas rumbo a Almería.

La señora Annie me dijo que su madre a pesar de ser ya mayor tenía una prodigiosa memoria y era capaz de narrar todos los detalles de la “desbandá”. Yo le contesté que no sabía de qué se trataba esa “carretera de la muerte”, que desconocía por completo la historia (a pesar de ser hijo de familia malagueña que emigró a Colombia) Esto es algo que me impactó fuertemente; primero por mi ignorancia sobre el tema y segundo porque ningún familiar mío me lo había contado. Así que le pedí a la señora que, por favor, me pusieran en contacto con su madre a ver si la podía entrevistar. Es lamentable que apenas se conozca en España este monstruoso crimen que incluso en la misma ciudad de Málaga muchos lo ignoran.

El señor Martín seguía tomando largos tragos de vino mientras me narraba pasajes de la tragedia de la “carretera de la muerte” que le había relatado su padre. Él no se acordaba de nada pues era tan solo un bebé de apenas 8 meses que llevaba su madre envuelto en una manta para protegerlo de la lluvia de fuego y metralla. Pero en sus ojos de niño de dos años y medio lleva grabada la espantosa muerte de su madre embrazada en un bombardeo fascista. Un demoledor trauma que ha destrozado su existencia.

Muchas de las víctimas han decidido callar, intentando olvidar los trágicos hechos pues el dolor les apuñala el corazón. Además de perder sus seres queridos, les robaron sus propiedades y expoliaron su patrimonio. Es decir les destrozaron por completo su existencia. Condenados al destierro intentaron rehacer sus vidas primero en Barcelona y después en Francia -país al que tuvieron que huir tras la ofensiva de ejército nacional sobre Cataluña-.

Don Antonio prefiere no hablar más, está amargado y toma otro largo trago de vino tal vez para anestesiar sus cuitas. -Voy a cumplir 80 años y yo ya no creo en nada, ni en nadie. Nos han derrotado y este es nuestro castigo- me dice en voz baja. Bueno, yo lo respeto y no insisto más con mis preguntas. Entonces Monsieur François Galy se levanta de la mesa y me entrega una tarjeta con el teléfono de la señora Margarita Roldán González, “la niña de la carretera de la muerte” que reside en Blagnac cerca de Toulouse. -Llámala que ella te contará muchas cosas. Y acto seguido se despide de mí con un fuerte apretón de manos.

Después de varios días me comuniqué con Doña Margarita por teléfono y amablemente me dio una cita en su casa para que charláramos sobre la “carretera de la muerte”

Blagnac es una ciudad situada a pocos kilómetros de Toulouse donde se encuentran las instalaciones de Airbus. A la hora convenida me presenté en la residencia de doña Margarita situada en la calle Allée de Layrac, Este es un pequeño condominio en el que residen muchos trabajadores de Airbus. Toqué la puerta de su casa y me abrió una señora mayor, bajita y de cabello rubio que aparentaba tener unos 80 años. Yo le pregunté si era Margarita Roldan y ella me respondió afirmativamente. -Hemos sufrido mucho pero estamos vivos. Otros miles no pueden decir lo mismo. -Tenía entonces 12 años y ahora tengo 92. Entramos en su casa y me hace sentar en su sala. Entonces sin más preámbulos comienzo el interrogatorio de turno; en principio cargado de preguntas superficiales para ir rompiendo el hielo. De antemano sabemos que tendrá que revivir unos recuerdos bastante desagradables y turbadores.

Por lo tanto dejo mi papel de entrevistador y asumo el de psicoanalista porque es necesario hacer una regresión en el tiempo y desenterrar de su inconsciente esos recuerdos que permanecen congelados en su memoria.

Doña Margarita en ese tiempo era una niña que vivía junto a sus padres y hermanos en el camino de Churriana. Perteneciente a una familia de clase media ya que su padre contaba con un trabajo estable administrando las propiedades de unos ingleses en la Costa del Sol. Ella estudió en un colegio privado de monjas donde, como es de suponer, recibió una educación muy religiosa que hacia especial énfasis en materias tales como coser y rezar (Ese era el papel reservado a las mujeres) Se podría decir que era una privilegiada teniendo en cuenta la situación de pobreza y marginalidad que afectaba a la inmensa mayoría de la sociedad malagueña. Y es que estamos hablando de una época de gran convulsión social en España donde se producía continuos choques entre las diferentes facciones políticas. Una violenta pugna entre los partidos de izquierdas (socialistas, comunistas) la derecha de la CEDA, (falangistas, los monárquicos) y los anarquistas.

Margarita Roldán a pesar de ser todavía una niña ya era consciente de las fatigas y estrecheces que afectaban a la clase obrera y trabajadora. Málaga vivía un proceso prerrevolucionario pues el pueblo estaba decidido a superar las viejas lacras medievales y emanciparse de los poderes fácticos (la iglesia católica, los militares, los banqueros y la burguesía). La clase obrera y el campesinado reclamaban un mayor compromiso al gobierno de la II República para derrumbar las estructuras de una sociedad feudal que se eternizaba. El lumpen proletariado (?) y anarcosindicalistas pretendían destronar la democracia burguesa representada por el centralismo madrileño. De ahí que una de sus reivindicaciones fuera la autodeterminación y la independencia andaluza.

En las elecciones generales del 1936 el FP (Frente Popular) a raíz de los pactos forjados por los partidos progresistas obtiene el 60% de los votos y mayoría absoluta, la derecha del CEDA no logró su objetivo de frenar a las fuerzas de izquierda y tuvo que conformarse con 88 escaños. Una victoria que daba alas a las facciones más radicales del socialismo y el comunismo que propugnaban la dictadura del proletariado, la colectivización de la economía y la abolición de la propiedad privada. Es decir, acrecentar la lucha de clases al mejor estilo de los bolcheviques.

En España corría el rumor de que los militares más reaccionarios preparaban un golpe de estado. Esto no era ninguna noticia nueva pues desde hacía meses que se estaba esperando. Además hubo muchos amagos de sublevación militar -como el caso de la Sanjurjada en 1932 (las continuas asonadas estaban a la orden del día) Los generales Mola (el director), Sanjurjo, Yagüe, Franco y Cabanellas descaradamente conspiraban sin mayores objeciones contra el legítimo gobierno de la república. Buena parte de la derecha, los burgueses, los aristócratas, los empresarios, banqueros e industriales, y el clero que apoyaban no solo moral, sino materialmente la cruzada redentora. Porque había que salvar a España del "caos y la anarquía" en que estaba sumida. Los golpistas eran conscientes que si querían tener éxito debían aplicar los métodos más crueles y sanguinarios.

Métodos genocidas que el ejército español había aplicado en las colonias de Cuba, Puerto Rico, Filipinas o el protectorado español de Marruecos para combatir a la insurgencia.

Había llegado la hora de cortarle la cabeza a esa hidra del marxismo que amenazaba devorar a la santa madre España.

El 18 de julio del 36 los traidores iniciaron el levantamiento en las guarniciones militares del protectorado español de Marruecos. Acto seguido las masas populares en todos los pueblos y ciudades de España se lanzaron a las calles en defensa de la República y de la legalidad democrática. Al grito de ¡Armas para el pueblo! y ¡Poder popular! fueron tomando las posiciones de vanguardia para hacer frente a la sublevación militar

Málaga no fue la excepción pues al romperse el orden constitucional los obreros y trabajadores comenzaron a organizar las milicias populares. A nadie tomó por sorpresa el golpe y una clara prueba de ello es que las JSU ya se habían concentrado con días de antelación en sus locales listos para entrar en combate. El 18 de julio y días posteriores se desató la histeria colectiva en la ciudad. Los milicianos eufóricos disparaban las armas al aire anunciando el comienzo de la revolución proletaria. Hombres mujeres, jóvenes y hasta niños se ofrecían como voluntarios para empuñar las armas o ejercer funciones de intendencia. La lucha de clases al rojo vivo, la colectivización y le pronto advenimiento de la dictadura del proletariado. Doña Margarita recuerda perfectamente como Málaga se movilizaba dispuesta a derramar hasta la última gota de sangre en defensa de la revolución.

El levantamiento en Málaga fracasó porque los altos mandos del ejército, la Guardia Civil o Guardias de Asalto se mantuvieron a la espera de cómo se desarrollaban los acontecimientos y no reaccionaron a tiempo. Entonces los obreros, los proletarios, los trabajadores tomaron los cuarteles y se hicieron con las armas El pueblo enfurecido atacó las casas de la oligarquía, asaltaron sus propiedades, las industrias y empresas ansiosos por tomar el poder contra la casta explotadora y defender la legalidad republicana.

Cada uno de los partidos políticos, los socialistas, comunista, los sindicalista CNT- FAI (que firmarían un pacto con la UGT) las juventudes socialistas, la Unión Republicana se implicaban por liderar la defensa contra la insurrección. Tenían claro que debían superar las viejas rencillas que los separaban, por ello debían unirse en esos momentos tan críticos. Para proteger la revolución (? la legalidad republicana) se organizó el Comité de Salud Pública y los Tribunales Populares. Se instituyó por ley la colectivización y la abolición de la propiedad privada, las teorías del socialismo utópico y del anarquismo libertario. Hombres y mujeres trabajadoras codo con codo, sin el prejuicio patriarcal. Reivindicar el papel de la mujer y sus derechos. Con las armas en la mano en la defensa del poder popular. Aunque muchas de esas armas eran obsoletas y hasta inservibles todo lo (pretendía) suplía su gran entusiasmo y la más alta moral. Desde luego que estaban dispuestos a combatir en primera línea de fuego.

Porque había que agudizar las contradicciones, acelerar el fragor de la lucha de clases e intimidar a los señores feudales; los oligarcas, aristócratas, al clero y los terratenientes que pretendían perpetuar sus privilegios. El lumpen proletariado ocupaba el escalón más bajo de la sociedad sometidos a la más vil servidumbre. Un proceso de emancipación al que la República se había negado a secundar. Como es el caso de la tímida Reforma Agraria.

Se sospechaba que las unidades de África sublevadas como la Legión y los Regulares podrían desembarcar en cualquier momento en Algeciras (ciudad controlada por los fascistas al mando del Coronel Coco Rodríguez). Como así sucedió cuando la flota franquista rompió el bloqueo impuesto por los republicanos en las aguas del estrecho de Gibraltar. Ahora Málaga estaba en el punto de mira por su posición estratégica en el Mediterráneo occidental.

Los golpistas contaban con la inestimable ayuda de Hitler y Mussolini. Con los Junker-52 de la Luftwaffen se realiza el puente aéreo (el primero de la historia) para trasportar desde el protectorado de Marruecos a la península unos cuantos a miles de soldados. Las tropas nacionales desembarcan en Sevilla y se ponen a disposición del General Queipo de Llano que asume el mando del Ejército del Sur. Se da entonces comienzo a la “nueva reconquista” igual a la epopeya de don Pelayo en Covadonga –forjador de la “nación española”- A finales del año 36 los rebeldes avanzan imparables tomando infinidad de pueblos de la provincia de Sevilla y Córdoba y se acercan peligrosamente a Málaga. Ciudad en la que se va a desarrollar uno de los capítulos más dramáticos y más sangrientos de la guerra.

Al romperse el frente de la provincia de Sevilla y de Córdoba la población civil compuesta en su gran mayoría por campesinos, peones y jornaleros que huyen despavoridos con dirección a Málaga. Son miles y miles de desplazados que buscan asilo en una ciudad que no tiene capacidad suficiente para enfrentar tamaña tragedia humanitaria. Faltan refugios, medicinas y centros hospitalarios. (alimentos e intendencia)

El hambre azota Málaga, se multiplican las restricciones; no hay electricidad, ni gasolina, ni víveres. “Málaga la roja” estaba rodeada por tierra mar y aire.

El general Queipo de Llano -jefe de del ejército del Sur- desde los micrófonos de Radio Sevilla pronunciaba incendiarios discursos cuyo fin no era otro que aterrorizar a los pueblos y ciudades que se negaban a someterse: “Españoles, el ejército con su movimiento arrollador y victorioso ha de acabar en breve con el anarquismo, el marxismo y todas esas doctrinas criminales asentadas en los engañados campesinos de Andalucía. Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable. Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río ¡id preparando sepulturas! Yo os autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros. ¡Sí, canalla Roja de Málaga! Esperen a que llegue allí dentro de diez días. Me sentaré en un café de la calle Larios, bebiendo cerveza, y por cada sorbo mío, caeréis diez. Habría que poner un cartel con la inscripción de “aquí existió Mérida” (?) Sabed que no voy a dejar con vida un solo habitante.

Eugenio Entreambasaguas de Unión Republicana era el alcalde de Málaga. Tenía fama de ser un hombre honesto y justo e incluso ayudó a muchas familias derechistas a evadirse. Se le atribuye la célebre frase: “Dejad que entren los fascistas que la revolución los absorberá”. Tras la toma de Málaga por los nacionales valientemente se mantuvo en su despacho pensando que por ocupar tan alto cargo sería respetado. Pero de inmediato fue detenido y enviado a prisión. Al cabo de un par de meses se le sometió a un juicio sumarísimo y condenado a muerte por decisión del fiscal Carlos Arias Navarro-mejor conocido como el “carnicero de Málaga”

Doña Margarita recuerda perfectamente las alocuciones radiofónicas de Queipo de Llano pues su padre tenía una radio y la familia entera toda las tardes se sentaba en la sala a escuchar las noticias. En la cabeza se le han quedado grabadas las palabras de aquel siniestro general que prometía un horrible escarnio al pueblo de Málaga. ¡Canalla roja de Málaga, id preparando las mortajas! ¡Rendíos y entregad las armas!. Esas palabras los ponían a temblar de espanto. Sobre todo, cuando nombraba a su tío Miguel de Haro que participaba en los comités de resistencia.

Las noticias no podían ser más preocupantes pues los frentes republicanos en las provincias de Córdoba y Sevilla se derrumbaban ante el implacable avance de los sublevados.

Málaga en ese entonces tendría unos 190.000 habitantes- a los que había que sumar 50.000 refugiados de los pueblos aledaños y de otras provincias andaluzas. Las milicias populares compuestas por unos 30.000 efectivos al mando del coronel Villalba se aprestaban a enfrentar al ejército nacional construyendo bunkers, trincheras y barricadas. Todos los partidos políticos a pesar de sus diferencias tenían que unirse codo con codo en la defensa de la ciudad que iba a ser sometida a un cerco implacable.

A su favor contaban con la abrupta geografía malagueña que les ofrecía una ventaja adicional. Pero carecían de armamento en condiciones; les faltaban ametralladoras, fusiles modernos, morteros o artillería pesada, ni defensa antiaérea y menos una aviación que neutralice los bombardeos de las escuadrillas de aviones enemigos. Y como si fuera poco carecían de reservas de municiones.

Málaga llevaba meses bombardeada por la aviación franquista con el propósito de debilitar la resistencia y desmoralizarlos. Los cuarteles, polvorines y depósitos de combustible eran los principales objetivos a batir. Doña Margarita narra cuando al escuchar las campanadas de las iglesias toda la familia buscaba protección en los refugios antiaéreos improvisados en el sótano del edificio donde residían. Cuando terminaba el raid de castigo ella salía a comprobar lo que había pasado y se encontraba con un panorama dantesco: casas y edificios demolidos donde los socorristas intentaban sacar a los sobrevivientes y retirar a los muertos, Esta carnicería contra la población civil desata el odio y la venganza y comienza la persecución a los más destacados miembros de la alta sociedad y los señoritos de la derecha. Quienes caen en manos de los milicianos son conducidos de inmediato al paredón de fusilamiento.

En los montes de Málaga se despliegan más de 15.000 legionarios del Corpo Truppe Voluntarie o Camisas Negras -enviados expresamente por el duce Mussolini- al mando del general Mario Roatta- Traen unidades mecanizadas, tanques, vehículos ligeros, lanzallamas y artillería pesada. Procedente de Fuengirola se aproximan las seis columnas del coronel Borbón, Duque de Sevilla, con 10.000 Regulares del ejercito de Marruecos y 500 jinetes de la caballería de Tetuán, tiradores de Sidi Ifni (gleba musulmana obligada a enrolarse en las filas de los colonialistas españoles), los legionarios del Tercio, tropas de élite fascista apoyados por la Legión Cóndor y la Aviazione Legionaria Italiana (67-100 aviones) en una operación coordinada por Franco, Mario Roatta y Queipo de Llano.

La gente se estremece de espanto pues corre el rumor de que están a punto de entrar en la ciudad los Regulares Marroquíes que tienen fama de carniceros y violadores ¡ya vienen las bestias! ¡Ya vienen los moros! saben que los pasarán a cuchillo tal y como lo dijo Queipo del Llano por la radio. “¡Voy a hacer un cocido de patatas con todos los del Perchel!

La población civil presa del pánico se lanza al caótico éxodo (lo bautizaron como “desbandá” o “espantá” como si se tratara de una manada de potros desbocados) El Coronel Villalba, jefe militar de Málaga, lanza la orden de evacuar la ciudad. Con sus unidades se dirige a Nerja para consolidar las posiciones y preparar un “arrollador contraataque”. En su apresurada huida deja una maleta en su oficina en la que se encuentra escondida la mano incorrupta de Santa Teresa -que le han entregado las religiosas de las Carmelitas Descalzas de Ronda para que la ponga a buen recaudo. Reliquia que recuperan los soldados del Coronel Borbón, duque de Sevilla, que se la ofrecen de presente a Franco. El Caudillo la adopta como un fetiche protector que lo acompañará hasta su lecho de muerte (cuando el anciano dictador estaba agonizando en el hospital de la Paz pidió que se la trajeran a ver si se obraba un milagro). El poder sobrenatural y milagroso de la mano de la santa iba a guiar al Caudillo en la sabia conducción de la patria.

Desde el Ministerio de la Guerra en Madrid ordenan a Villalba que regrese a su puesto en Málaga. Pero se niega aduciendo que todo esfuerzo es inútil pues la plaza ya ha sido tomada. Málaga se derrumba entre estertores de espanto.

Las cañoneras Cánovas del Castillo y Canalejas entran al puerto y finiquitan la conquista de la ciudad. Los fascistas desembarcan y entran a bayoneta calada a cobrarse el botín de guerra. No hay apenas resistencia, solo un puñado de valientes permanecen en las trincheras a pecho descubierto y casi sin munición. Tenían que defender con sus vidas los derechos conquistados por la clase obrera y trabajadora. De esta forma se escribe la última página de la utopía revolucionaria de “Málaga la roja”.

Ya están marchando los fascistas con sus banderas y estandartes por el paseo de la Alameda y la calle Larios, Las tropas italianas o camisas negras se abren paso dando vivas a Mussolini y a Franco. El duque de Sevilla a la grupa de su brioso corcel encabeza los batallones de falangistas y Regulares.

Los barrios populares no tardaron en desocuparse y en medio del caos intentan llevarse sus pertenencias; las cosas de mayor valor se las echan a los hombros o a lomos de caballos, mulas o burros; los más pudientes en carros y camiones o coches que se apresuran a salir de la ciudad para emprender el camino con dirección a Almería.

La caída de Málaga fue fruto de una traición (?) pues se les denegó auxilio a sus defensores que exhaustos agotaron hasta la última bala, El gobierno central no les envío las armas, las municiones o las tropas de refuerzo que solicitaban con desesperación (2)

Mezclados con los civiles marchan también los milicianos desertores y todos los que temen ser represaliados como políticos, sindicalistas, o simpatizantes del FP. Dos batallones comunistas y otro de anarquistas cubren la retirada.(3) Llegan noticias de que los nacionales han ocupado Vélez y bloquean el paso a Almería. Se teme una sangrienta celada. La marabunta se abre camino; hileras e hileras de seres ensombrecidos en cuyos rostros desencajados reflejan la desesperación y angustia, una masa humana indefensa, pegados los unos a los otros como corderos que llevan al matadero, Pasan también camiones atestados de gente, coches, y bestias de carga o carretas. Los novios de la muerte les pisan los talones. Caminaban de noche para no ser localizados por los barcos y los aviones y duermen por el día escondidos entre los riscos y peñascos para atenuar las inclemencias climatológicas. Presas del hambre se alimentaban de caña de azúcar o higos chumbos y para calmar la sed tuvieron hasta que beberse el agua del mar.

Se calculan que entre 100.000 a 150.000 personas -según diversas fuentes- escaparon de Málaga (Aunque lo cierto es que el éxodo comenzó con semanas de anticipación) No solo se cuentan los residentes de la capital y sus alrededores, sino también los desplazados de otros pueblos de la propia provincia de Málaga, de Sevilla o de Córdoba.

Astutamente el régimen franquista intentó culpabilizar al ejército republicano del holocausto aduciendo que “los bandidos rojos se mezclaron con la población civil utilizándola de escudos humanos”. Lo mismo sucedió en el bombardeo de Guernica cuando los franquistas acusaron a los gudaris vascos de haber quemado la ciudad “la tea incendiaria es la de los que trataron de quemar vivos a los defensores del Alcázar de Toledo” (4)

Doña Margarita revive con claridad ese momento en que su madre le dice que tienen que partir.-ocultándole la extrema gravedad de la situación- Entonces se pone unos zapatitos de charol y el vestido dominguero y sale apresurada junto a los 15 miembros de su familia; padre, madre, hermana, abuela, tíos y primos. Ellos pensaban que todo este maremágnum pronto se calmaría así que su padre se las arregló para permanecer un par de días en un hotel en las afueras de Málaga. Era impensable que ellos abandonaran su casa con todas sus pertenencias. Se fueron con lo puesto sin imaginar siquiera que iban a pasar 80 años de ausencia. Vídeo: https://youtu.be/xaLdDUjXpkY

Legionarios del Tercio, "los novios de la muerte" sedientos de sangre allanaban las casas y lo edificios en busca de la “canalla roja”, los Regulares yihadistas (Franco les prometió el paraíso) con sus cuchillos afilados se preparaban a degollar a esos ateos y apóstatas que ofendían a Jesucristo (su amado profeta) ¡que vienen los moros! La gente gritaba y corrían como almas que lleva el diablo. Las palabras de Queipo de Llano (el pionero del terrorismo mediático) retumbaban en su cerebro: “Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los rojos lo que es ser hombres. De paso, también a las mujeres de los rojos, que ahora por fin han conocido hombres de verdad y no castrados milicianos”

El 7 de febrero de 1937 los Nacionales emiten un parte de guerra extraordinario: “siendo las 7 horas 30 minutos nuestras tropas atraviesan el Guadalmedina. El enemigo derrotado huye en desbandada en dirección a Motril perseguidos por nuestros valientes soldados”

Una masa humana indefensa que marchan apretujados los unos contra los otros para darse protección; pálidos, resignados y con la cabeza gacha barruntan la derrota. Solo se escucha como arrastran los pies levantando el polvo de los caminos al compás de un mantra fúnebre que estremece el alma.

El Baleares y el Canarias disparan sus baterías a discreción apuntando hacia la costa del Mediterráneo por donde transita un hormiguero de personas. Caen los proyectiles entre la multitud dejando cuerpos despedazados de hombres mujeres y niños, pues la muerte no hace distinciones. Los obuses golpean la ladera de la montaña y desprenden enormes peñascos que aplastan a los inocentes. Doña Margarita se tapa los oídos para no escuchar sus gemidos y lamentos. Esas dantescas escenas no se las puede quitar de la cabeza. Sobre todo, el olor de la sangre que es penetrante y provoca nauseas. Luego las nubes de moscas amortajaran los cadáveres para que los ampare la luz perpetua. Y la muchedumbre sale corriendo despavorida en busca de un sitio donde guarecerse y esquivar las bombas. En la caravana vienen también viejos que se apoyan en bastones, ciegos con sus lazarillos, paralíticos en silla de ruedas, niños tiernos y bebes en el regazo de sus madres. Es demasiado sufrimiento el que padecen y lo peor es que nadie les presta ayuda. En el cielo no solo los persiguen los aviones sino también los cuervos, bandadas de cuervos ansiosos por darles el beso de la muerte una vez que caigan de bruces al suelo. ¿Dónde están los refuerzos que prometió enviar el gobierno republicano? ¿y las armas? ¿y las unidades de refresco? Fusilados contra ese paredón en que se han convertido los montes de Málaga y del que no pueden escapar por lo agreste de la geografía. ¡Ya vienen los moros bajando por Granada! Un soldado desenfunda su cuchillo y se degüella antes de caer en manos de las hienas fascistas. Algunas personas no pueden resistir la carnicería y prefieren regresar a Málaga donde son detenidos, encarcelados y, en la mayoría de los casos, fusilados bajo la acusación de “auxilio a la rebelión”.

La oficialidad y la marinería del Canarias se entretienen practicando el “tiro al rojo” y cada vez que dan en el blanco celebran sus hazañas. De repente se escucha un silbido seco y un obús que impacta estruendosamente muy cerca de donde se encuentra la familia de Margarita Roldán dejando varios muertos y heridos desparramados por el suelo. Un trozo de metralla le ha quitado la cabeza a una niña que llevaba su madre en hombros. Una escena provoca escalofríos cuando ella la narra con toda su crudeza. La mujer chillando se niega a soltar el cuerpecito decapitado de su hijita que se sumerge en un charco de sangre. ¿Cómo es posible aguantar tanta ignominia? Son recuerdos muy traumáticos y doña Margarita balbucea y se queda en silencio como si estuviera viendo a esa hermosa niña allí martirizada en la sala de su casa. Todo es tan real que se echa las manos a la cabeza y entre sollozos grita: ¡que injusticia!

Las víctimas y sus familiares resignados no paran de darse golpes en el pecho, o cabezazos contra el muro de las lamentaciones. Los embarga la impotencia al comprobar que todos esos crímenes han quedado completamente impunes. Algo que nos deja estupefactos. No es Guernica la ciudad mártir vasca, es la “carretera de la muerte” que representa 10 o 20 Guernicas y a la que su hijo predilecto Picasso nunca le dedicó ni un mísero garabato.(5)

La contrarrevolución ha triunfado y se inicia una brutal represión contra los milicianos y los simpatizantes de izquierda. A la menor sospecha son detenidos. Los fascistas tomaron 10.000 prisioneros muchos de los cuales serán condenados al cadalso por los tribunales especiales.

Doña Margarita no puede creer que hayan pasado ya 80 años, 80 años desde que la expulsaron para siempre junto a toda su familia de la tierra que la vio nacer. Se dice fácil pero son décadas y décadas de desarraigo. Primero como refugiada en Barcelona, luego como exiliada en Francia y ahora como ciudadana francesa. Porque se vio obligada a echar raíces en tierra extraña; se casó con otro refugiado republicano y formó un hogar. A la fuerza asumió su destino en un intento por integrase en la sociedad de acogida. Pero ella a pesar de los 80 años de extrañamiento sigue siendo andaluza hasta la médula. Tan solo hay que escuchar su marcado acento malagueño. ¿ustedes querían regresar a Málaga? -Le pregunto- Imposible. Su casa fue destruida por los bombardeos y si su familia hubiera vuelto seguramente que los habrían represaliado. Al menos se salvaron de soportar cuarenta años de férrea dictadura franquista. –Un verdadero viacrucis que al menos se quitaron de encima. Poco le importa la actualidad y realidad española, hasta el punto que ignora que el alcalde de Málaga es Francisco de la Torre, perteneciente al PP y que ocupó el cargo de presidente de la Diputación Provincial de Málaga durante el último período franquista, Por lo tanto también es cómplice de la masacre de la “Carretera de la Muerte” pues juró los principios fundamentales del Movimiento. Jamás este individuo ha expresado en público una condena por tan execrable crimen. Tampoco doña Margarita sabe que muchos sevillanos consideran a Queipo del Llano un héroe (el caudillo le impuso la Gran Cruz laureada de San Fernando en el pecho) y que está enterrado en una capilla en el santuario de la Virgen de la Macarena en Sevilla. (Virgen que lleva una cinta con su nombre) Al escuchar estas revelaciones inclina la cabeza y se tapa la cara con las manos -¡lo que hay que ver! si este sinvergüenza no es más que un vil asesino, ¡un vil asesino…!

La señora Margarita hace gestos como imitando con sus manos el vuelo de los aviones que vienen volando entre las nubes preparados a lanzarse en picado cual feroces águilas metálicas. ¿Cuántos han caído? Ni se sabe ¿quién los va a contar? si no son más que la canalla roja que merecen ser aplastada como chinches. Quién va a echar de menos a esos ignorantes “catetos” (como los llaman despectivamente los señoritos) miserables obreros y campesinos que no vale ni una perra gorda. Nada de nada, sus cuerpos quedan allí tendidos en la carretera hasta que vengan los buitres, los perros o las ratas a darse el festín en ese macabro banquete. Una carnicería en la que se mezclan los trozos de animales y de seres humanos. ¿Tal vez un alma caritativa se atreva a enterrarlos en una fosa común o tirarlos al mar para borrar las huellas de tanta infamia?

El Coronel Borbón, duque de Sevilla, expresó exultante: “hemos venido en nombre de España a salvar esta ciudad del yugo rojo por la gloria de Dios y del Caudillo”

Las Almas en pena huyen despavoridas y lo único que piensan es en acortar lo más rápidamente posible los 219 kilómetros que los separan de Almería (una de las pocas ciudades andaluzas que se mantienen fieles a la república) Es una carrera de fondo en la que los más débiles son eliminados. Los viejos, los enfermos son los primeros en doblar las rodillas y caer rendidos, un bebé intenta calmar su hambre mamando leche del seno de una madre muerta. Es el apocalipsis: de entre la multitud surge una mujer enloquecida que se tira desde un acantilado para ahogarse en el mar, un hombre dispara su pistola y mata a su familia para luego pegarse un tiro en la sien.

La larga hilera de fugitivos se extiende por kilómetros y kilómetros, parece más bien una procesión de espectros. Como decía doña Margarita ¿Dónde está Dios, ese Dios todopoderoso al que tanto le rezaba en el colegio de las monjitas?

Nadie tiene piedad de ellos, nadie oye sus suplicas. Levantan los brazos al cielo implorando clemencia y la única respuesta son más bombardeos y ametrallamientos. Tan solo son unos pobres campesinos, jornaleros, obreros, proletarios ¿quién va a reclamar por ellos? ¿Cuántos han muerto? ¿3000, 5000, 8000?

La orden emitida por el bando fascista era bien clara: “Aniquilar sin concesiones todas las personas que se encontraban en el territorio”

La Andalucía rural también sufrió un desgarrador genocidio. Los fascistas eliminaron la mala hierba del campo, es decir, aquellos campesinos y jornaleros que reclamaban “tierra y libertad”. Facciosos anarquistas, socialistas, comunistas que pretendían expropiar la tierra a los terratenientes. De esta forma se aniquiló la revolución campesina vinculada al comunal y la colectivización de la economía

A la altura de Nerja son detenidos aproximadamente 10.000 fugados por las Camisas Negras italianas que de inmediato les obligan a regresar a Málaga. A partir de ese instante la carretera queda cortada.

Hasta hace poco años en el cementerio de San Rafael los familiares de los represaliados no se atrevían ni a colocar una cruz sobre la fosa común donde se encontraban enterrados los restos de sus seres queridos. Todavía tiene miedo que venga la Guardia Civil a tomarles declaración. El terror se ha inoculado en su sangre y les han colocado un bozal para que permanezcan callados. Les toca rezar al difunto encerrados en sus casas, encenderle velitas a la foto amarillenta de su padre, de su madre, del abuelo o del hijo y rezar un responso por su alma. Rezar en silencio, claro, no vaya a ser que alguien se entere de que en la familia hay uno de esos rojos de la antiespaña.

Los aviones alemanes e italianos van y vienen en constantes oleadas decididos a cumplir la sentencia bíblica. Y lanzan su lluvia de fuego inmisericorde como la que destruyó las ciudades malditas de Sodoma y Gomorra. No hay duda que han ofendido a Dios padre todopoderoso y deben pagar su tributo en Sangre. El olor putrefacto que emana de los cadáveres mutilados y las vísceras en descomposición es insoportable. Es el olor de la muerte que perfuma la carretera de la muerte. La procesión es incesante, un interminable gentío en el que hay hasta ciegos, paralíticos en silla de ruedas, huérfanos, viudas, niños que berrean o perros que ladran.

Las caravanas cruzan por Torre del Mar, Vélez-Málaga, Nerja, Almuñécar, Motril, Adra, llevan cinco o seis días de viaje, una semana para los más lentos, todos allí empujados por esa ola gigantesca de seres humanos, de animales, burros, mulas, caballos, cabras, carretas, coches que transitan por esa carretera de gravilla que muele la suela de los zapatos, de las alpargatas, de las sandalias de esparto. Muchos llegan a su destino descalzos, con los pies hinchados cubiertos de llagas y ampollas. Los más viejos ya no aguantan más las fatigas agonizan abrazados a sus deudos.

El llanto de los niños no cesa, ¡mamá! ¡papá! Los alaridos de las madres que pierden sus hijos: ¡Ay Juanito! ¡Ay Joselito! ¡Ay Pepita! No hay caso, y, muy a su pesar, deben continuar la marcha pues las tropas fascistas les pisan los talones. Y todo el mundo se aprietan fuertemente las manos para sentir el calor de sus seres queridos que es lo única luz que los guía.

Carlos Arias Navarro de FE de las JONS, primer marqués de Arias Navarro y grande de España, espía infiltrado en sitio de Málaga, fiscal militar franquista que se encargó de los juicios sumarísimos y de firmar las condenas a muerte. El último Presidente de Gobierno. Se ha demostrado fehacientemente que entre los años 1937 y 1957 el número de víctimas de la represión franquista sobrepasó los 17.000. Muchos de los cuales sufrieron torturas antes de ser enviados al paredón de fusilamiento. La prueba palpable de este demencial holocausto es la fosa común existente en el cementerio de San Rafael donde están enterradas 4.571 víctimas. Esta es una de las mayores fosas comunes de toda Europa occidental.

Antes de que se construyera en el cementerio de San Rafael el memorial en forma de pirámide en honor a las víctimas de la represión franquista, sus deudos con sigilo dejaban pequeñas cruces con sus nombres señalando el lugar donde estaban enterrados. Con mucho sigilo quiere decir que todavía tienen miedo a que los identifiquen como parientes de un “rojo “despreciable.

Pero no podemos quedarnos en lo superficial y lo anecdótico, así que debemos aplicar las técnicas del psicoanálisis para realizar una regresión y obtener una confesión lo más cercana a la realidad. Aunque parezca mentira a pesar de haber pasado tantos años mucha gente prefiere permanecer en silencio. No quieren hablar por si acaso les puede pasar algo a ellos o a sus familiares.

Como es el caso de la propia hermana menor de Margarita Roldan, también superviviente de la “carretera de la muerte”, que desde hace décadas se encuentra en tratamiento psiquiátrico. Sin saber muy bien el por qué se echa a llorar, se encierra en sí misma, no quiere que le hablen de España, ni de Málaga. La “carretera de la muerte” la mató en vida. ¡80 años de tortura psíquica! ¿Cuántos otros están en las mismas circunstancias? Muchas víctimas perdieron la cabeza, sufrieron un tremendo shock y están traumatizadas, les golpea los problemas mentales; depresión, intentos de suicidio, angustia existencial o pérdida de la estima.

Los historiadores en base a los testimonios de los supervivientes y a los documentos encontrados en los archivos cifraban entre 100.000 y 150.000 personas las que escaparon de Málaga. Pero ahora según nuevas investigaciones llevadas a cabo por Andrés Fernández y Maribel Brenes (descritas en su libro “Éxodo Málaga a Almería”) su número podría elevarse a más de 300.000.

Uno de los pocos que se acercaron a socorrer a las víctimas del holocausto fue el médico canadiense Norman Bethune que a bordo de una camioneta de la Cruz Roja llegó a prestarles los primeros auxilios. Según cuenta este doctor el sufrimiento de los heridos era tan atroz que las raciones de morfina se agotaron. También sucedió lo mismo con las bolsas de sangre para hacer las trasfusiones. En un vano intento por salvar a los heridos que presentaban terribles traumatismos improvisó un quirófano en el que iba cortando con un serrucho los miembros desgarrados por la metralla. El Dr. Bethune fue un fiel testigo del genocidio que narra a la perfección en su libro titulado: “el crimen de la carretera de Málaga a Almería”. En las que se incluyen fotografías de su ayudante Hazen Sise.

La caravana cuando se acercaba a algún pueblo se encontraba con las puertas de las casas cerradas a cal y canto. Nadie quería verlos, ni hablarles, ni mucho menos ofrecerles siquiera un plato de comida. Aterrorizados preferían mantenerse al margen antes de que los acusaran de simpatizar con los comunistas. Algo que indudablemente podría costarle la vida.

La ciudad de Almería, que en esa época tendría unos 55.000 habitantes, en unos cuantos días casi que triplicó su población Los refugiados agotados por la extenuante marcha buscaban la plazas, los parques o cualquier rincón para descansar.

La muchedumbre reclamaba a los vecinos que tuvieran piedad y les dieran algo de comer. La gente les tiraba mendrugos de pan, les daban cantaros de agua o mantas para cobijarse del frío. Llegaban harapientos, con los pies molidos y la moral por los suelos. Al cabo de unos días hacinados en unas improvisadas barracas por la falta de limpieza empezaron a atacarlos las plagas de piojos, chinches y garrapatas. Algo que los torturaba más que los propios bombardeos. Pero allí no acababa su viaje puesto que la situación en Almería era igualmente muy tensa a causa de los bombardeos de la aviación nazi. Así que no tuvieron más remedio que dirigirse hacía Levante y Cataluña en busca de un lugar de asilo donde paliar su miseria.

Balbino Santos Oliveira, obispo de Málaga, pronunció un emocionante tedeum solemne de agradecimiento al glorioso ejército nacional por haber liberado Málaga del “ateísmo dictatorial” Se hicieron presentes en la catedral las autoridades civiles y militares que de rodillas comulgaron demostrando así su inmenso amor por Dios. El obispo con un hisopo asperjó con agua bendita la tierra mancillada por la “canalla roja”.

Es necesario señalar públicamente a los culpables, dar los nombres y apellidos de los que cometieron este horripilante genocidio. Porque estamos hablando de la mayor matanza de la Guerra Civil y no puede banalizarse o convertirse en una mera anécdota de las tertulias. No podemos ser tolerantes con este crimen de lesa humanidad, pues aunque los responsables estén todos muertos, sus cómplices y descendientes aún viven y gozan de todos los privilegios.

Vamos a ser imparciales y pensar que el Rey Juan Carlos –que juró los principios fundamentales del movimiento- desconocía por completo el prontuario criminal del franquismo. Porque de lo contrario también se convertiría en cómplice.

Durante la dictadura franquista estaba prohibido hablar de ciertos temas referentes a la Guerra Civil. La única versión oficial pertenecía al bando vencedor.

Lo demás eran calumnias inventadas por los “rojos” para desacreditar al glorioso Movimiento Nacional. A tal grado llegó la tensión que la cúpula militar amenazó con boicotear el proceso de transición democrática. “Recordad que si hay mártires son los nuestros; los de Paracuellos o los del Cuartel de la Montaña”

Lo cierto es que poco le importa al pueblo malagueño lo ocurrido en la “carretera de la muerte” Se ha aplicado la filosofía de: “Hay que dejar que sanen las heridas para que no nos envenene el rencor”. Se ha impuesto por ley la amnesia colectiva. En las últimas elecciones municipales la ciudadanía votó mayoritariamente por la derecha del PP. Es decir, los herederos del franquismo: familias acaudaladas, empresarios, banqueros e industriales que en muchos casos gozan de los bienes y el patrimonio expoliado a las víctimas de la “carretera de la muerte”.

Doña Margarita me hace un gesto con la mano para dar por finalizada la entrevista. Ya está bien de desenterrar el pasado y ahora prefiere regresar al presente: Monsieur, c’est suffisant. Je suis très fatigué.

El Rey Felipe VI, Capitán General de los ejércitos, no se cansa de repetir en sus discursos que condena los actos de terrorismo y que defiende la paz y la justicia. Cumplidamente todos los viernes santos la Legión saca el Cristo de la Buena Muerte en andas aplaudidos por miles de personas que se congregan en la Semana Santa malagueña. Los novios de la muerte soberbios marcan el paso mientras en las fosas comunes los cadáveres se retuercen de rabia. La estatua del marqués de Larios -que tras la proclamación de II Republica acabó en el fondo de las aguas del puerto- preside una de las plazas más emblemáticas de la ciudad como símbolo del infinito poder de la aristocracia y la oligarquía.

En el año 2008 el juez Garzón imputó -vía Audiencia Nacional- a 35 altos cargos del franquismo, que se rebelaron contra el orden constitucional, por crímenes contra la humanidad, exterminio sistemático y desaparición forzada cometidos en la Guerra Civil. Garzón fue acusado de prevaricación (dictar una resolución a sabiendas que es contraria a derecho) y juzgado por el Tribunal Supremo. El fiscal del reino de España calificó un disparate abrir una causa general contra el franquismo cuando los hechos están prescritos y perdonados por la Ley de Amnistía de 1977. Como epílogo el poder judicial suspende a Garzón por investigar los crímenes del franquismo.

 “Nosotros considerábamos que la pieza capital de esta política de reconciliación nacional tenía que ser la amnistía ¿Cómo podríamos reconciliarnos los que nos habíamos estado matando unos a los otros, si no borrábamos ese pasado de una vez para siempre?”
--Marcelino Camacho, Partido Comunista de España. Ponente de la Ley de Amnistía 1977.
 La ley de Amnistía es contraria al derecho internacional.
 El crimen de la “carretera de la muerte” aún no ha prescrito.

Carlos de Urabá

Notas:
(1) No suele ocurrir con frecuencia, al contrario, y estos republicanos eran buenos, muy buenos y por eso sufrieron la persecución y la injusticia de los auténticos malvados.
(2) Madrid se defendía también con grandes dificultades y pocas armas, con el frente en la Casa de Campo. Ante esta situación no es fácil retirar del frente para enviar a Málaga, ni tropas, ni armas, de las que carecían y necesitaban para su defensa.
(3) Esos dos batallones de unos y el otro, ¿de dónde salen? del pueblo. Fue el pueblo llano el que dio la vida por la República, son gente que no vienen de ninguna parte, como en Madrid se formó el V Regimiento para defender la República, no llegaron de fuera. Aunque las Brigadas Internacionales supusieron una gran ayuda.
(4) No considero pertinente traer a colación estas citas, que son patrañas de los autollamados nacionales: ellos siempre han mentido y Guernica, que ya está suficientemente estudiado es un ejemplo de esa cadenas de mentiras, que comienza con negarlo, sigue con acusar a los republicanos, continua con acusar a los alemanes desde el extranjero, cuando los aviones no tenían para ello suficiente radio de acción. Cuando, a fuerza de pruebas, aceptan que fue la legión Condor, continúan negando que fuesen ellos -los sublevados- los que dieron las órdenes.
(5) Picasso, que vivía en París desconocía el suceso como le ocurrió a la inmensa mayoría de españoles, así que la acusación me parece no solo gratuita sino que carece de fundamentos. No quisiera ver en ello una nota mas de su anticomunismo burdo, lo que se deja ver a lo largo de todo el artículo. Es fácil, no cuesta nada acusar al gobierno de la República de su falta de ayuda a Málaga, para ello tenemos que ignorar las necesidades de ayuda que tenían en Madrid, quién les ayudaba a ellos, ¿les sobraban hombres, armamento y munición? Ignorar que uno de los principales problemas de la República fue siempre la falta de municiones, armamento y hombre preparados. estas palabras despiertan más la desunión que la unión, otra de las necesidades del frente republicano.

Este artículo lo he colgado a pesar de sus sesgos, como gesto de amplitud de visión y posible crítica sobre nuestra guerra en defensa de la República, pues es un ejemplo de los errores e insuficiencias que tanto se dieron en aquel entonces. Estos hechos los desconocía, en la poca y mala historia que se estudiaba en el bachillerato nunca se llegaba a la República, por lo tanto era imposible conocerlos. Ha sido en 2016 con una conferencia sobre ellos y algunos artículos cuando he conocido de su existencia. No sabemos de historia y la mayor parte de lo que sabemos son mentiras, deformaciones, medias verdades, leyendas. Las (des)informaciones sobre el bombardeo de Gernika es un buen ejemplo de lo que hemos recibido como "historias", y seguimos oyendo repetir en multitud de ocasiones y lugares.

Más sobre el tema en Norman Bethune, el médico canadiense que vino a España y fue con su ambulancia a Almería para ayudar a las victimas de la carretera Málaga-Almería.

lunes, 19 de diciembre de 2016

Un recuerdo a las víctimas del franquismo en The New York Times. Un artículo de opinión del periodista Dan Hancox reprocha a España la existencia todavía de 114.000 desaparecidos forzosos del franquismo. "El olvido no va a ser posible mucho más tiempo", sentencia el texto.

"En España, los muertos están más vivos que en cualquier otro país del mundo". La frase, del poeta granadino Federico García Lorca, es la apertura de un artículo de opinión del New York Times que recuerda que en España hay todavía 114.000 desaparecidos del franquismo sin identificar ni exhumar. Son "los fantasmas que España intenta ignorar".

El texto, firmado por Dan Hancox, periodista y autor del libro The Village Against the World sobre el pueblo de Marinaleda, defiende que en los últimos años el "clamor" por conocer y conmemorar estos fantasmas ha crecido, promovido por la sociedad civil. A partir de las palabras pronunciadas por Rajoy en 2008, cuando pidió a los españoles "mirar al futuro" y no generar "tensión ni división", Hancox argumenta que "aunque pueda sonar como un sentimiento noble", es, en realidad, "engañoso": "Los vencedores de la guerra civil no sólo pasaron 36 años escribiendo la historia de su victoria, enseñándola en las escuelas e instaurándola en la cultura popular, sino que también dejaron los mismos monumentos solemnes a su muerte que han sido negados a los 114.000 desaparecidos". El mayor ejemplo es el Valle de los Caídos, explica.

Parece una sorpresa que en España no exista un equivalente al Frente Nacional, continúa Hancox, pero este hecho responde a que "el Partido Popular absorbió parte de la maquinaria política del franquismo". El fundador de Alianza Popular, Manuel Fraga, fue ministro durante la dictadura. "Este es uno de los motivos por los que Mariano Rajoy preferiría mirar al futuro", argumenta.

Durante la Transición española "no hubo reconocimiento" ni una iniciativa similar a la desnazificación alemana de las fuerzas de seguridad o de la justicia. En 1977 se aprobó una Ley de Amnistía que no permite "procedimientos legales para los crímenes cometidos durante la guerra civil y la dictadura", criticada por la ONU por "obstruir" las investigaciones.

Tras la reelección de Rajoy como presidente, pero con un Gobierno en minoría, para Hancox es el momento de que Podemos y el Partido Socialista "fuercen" al Gobierno a "restablecer el presupuesto para un proyecto por la memoria histórica" para 2017. El olvido no va a ser posible mucho más tiempo, sentencia.

http://www.eldiario.es/rastreador/The-New-York-Times-franquismo_6_589051095.html

jueves, 1 de diciembre de 2016

Una patera llamada "Manolito". Cuando Bretaña dio cobijo a 21.000 refugiados españoles

La Vanguardia

Mercantes destartalados repletos de gente desesperada arribaban a los puertos bretones: era 1937 y eran refugiados españoles.

Durante el verano y parte del otoño no cesaron de llegar barcos. Pequeños mercantes destartalados, pesqueros que eran como cáscaras de nuez repletas de desgraciados que huían de la guerra. No eran sudaneses, ni sirios, ni era el Mediterráneo en Lampedusa o las Canarias. Era el Atlántico, en 1937, en los puertos bretones, y a bordo de aquellos barcos iban nuestros abuelos: hombres, mujeres y niños, mareados y exhaustos, que huían de la guerra.

Con apenas capacidad para diez personas, el pesquero Manolito llegaba al puerto bretón de Lorient el 20 de octubre, procedente de Avilés con 55 ocupantes, entre ellos 29 carabineros. Seis días antes, el carguero Bromo, repleto de refugiados, entre ellos 50 autoridades locales: jueces, diputados, alcaldes, policías… Santander había caído en agosto, Gijón en octubre, antes el País Vasco. Sólo en la jornada del 26 de agosto, 51 pesqueros, algunos apenas en condiciones de navegar, llegaban a La Rochelle. Entre junio y septiembre de 1937 llegaron a Francia unos 125.000 españoles. En 1939 el éxodo adquirió dimensiones de varios centenares de miles.
Cuando Bretaña dio cobijo a 21.000 refugiados españoles
En ese éxodo 21.000 personas llegaron a Bretaña entre 1937 y 1939, una ola sin precedentes en los siglos XIX y XX en esa región bastante cerrada en sí misma, hostil a toda guerra y aún traumatizada por las carnicerías de 1914-1918. La historiadora Isabelle Le Boulanger, del Centre de Recherche Bretonne et Celtique de Brest, ha investigado a lo largo de más de tres años todo lo que aquel movimiento poblacional dejó en papel: 104 legajos conservados en los archivos de los cinco departamentos bretones, la prensa de la época y documentos como los diarios del escritor bretón Louis Guillot, responsable del Socorro Rojo en aquella zona. El resultado ha sido el libro L’exil espagnol en Bre tagne, 1937-1940 (el exilio español en Bretaña).

La analogía con los dramas y vergüenzas de la Europa actual se hace irresistible. “Hoy se nos anuncia la llegada de 600 migrantes a Bretaña: no son nada comparados con los 15.000 refugiados españoles llegados en febrero durante la retirada, y no debería suscitar debate –dice–. Cuando un pueblo huye de la guerra, nuestro deber es acogerlo, Francia debe estar a la altura de su reputación de tierra de asilo”.

La prensa de derechas sonaba entonces terrible: “Todos los españoles son más anarquistas que republicanos y sobre todo ahora, cuando la Guerra Civil desencadena terribles instintos a ambos bandos, ya no son más que bestias feroces ejercitadas en la masacre, la violación y el pillaje que llegan con las manos llenas de sangre y el alma llena de rabia”, anunciaba La Dépêche de Brest, el 3 de octubre de 1936. Pero la República francesa, que a diferencia de la Alemania y la Italia fascistas abandonó militarmente a sus parientes políticos españoles, cumplió con su deber de acogida.

“En 1937, el gobierno del Frente Popular fue muy favorable a los refugiados españoles, hizo el máximo para acogerlos de la mejor manera posible”, explica Le Boulanger. “La situación se deterioró tras la caída del Frente Popular en abril de 1938, el nuevo gobierno radical era muy anticomunista y no mostró gran empatía hacia los republicanos españoles”. Después del 10 de mayo de 1940, los propios franceses del nordeste fueron refugiados ante el avance alemán, “se les dio prioridad y los españoles pagaron el precio”. Respecto a las organizaciones de izquierda –más las comunistas que las socialistas–, “aportaron a los refugiados todos los productos que no podían ser asumidos por las subvenciones del Estado (200 millones de francos al mes en 1939); vestimenta, calzado, productos de higiene, material de puericultura, etcétera. También organizaron colonias de vacaciones para los niños. En esa asistencia también participaron sectores católicos”, explica la historiadora, que resume así en su libro la actitud general: “Frente a una minoría activa y solidaria por convicciones políticas o religiosas, una mayoría silenciosa y pasiva manifiesta, pese a todo, poca hostilidad a su presencia”.

En 1939, la guerra de España ha acabado. Mientras la máquina de fusilar trabaja a pleno rendimiento en España, la propaganda franquista también: “Nuestro país está abierto a todos los españoles que no tienen ningún crimen que reprocharse (…) nadie cree en la leyenda de la represión española”, señala una proclama del gobierno fascista publicada en L’Ouest-Éclair el 13 de septiembre. Ante las presiones para que regresen a su país, los refugiados aducen tres razones para no hacerlo: miedo a las represalias, búsqueda de parientes en Francia o en su país y espera de noticias de aquellos para decidirse, y en tercer lugar deseo de quedarse por considerar que no tienen futuro en España y por ser en Francia las condiciones de vida más favorables.

En general los prefectos tienen en cuenta la pertenencia de un refugiado a un partido político republicano para excluirlo de la lista de repatriados. Le Boulanger ha encontrado lo que califica de “desgraciadas excepciones”. Por ejemplo, el caso de un abogado de Izquierda Republicana que alega que sus bienes han sido confiscados por los franquistas. En una demostración de ignorancia o mala fe, el prefecto anota en su dossier que “su profesión de abogado le protege y debe por tanto regresar a su país”, como si la España de los sumarísimos y de los fusilamientos fuera un Estado de derecho.

Un interno en el campo de Gurs (Pirineos Atlánticos) lo explica así: “No hace falta haber cometido crimen alguno para ser condenado a muerte por los pistoleros fascistas, basta con haber defendido una causa que no es la suya; mi propia mujer sufriría represalias por mí en caso de ser trasladada a España, pues la justicia de los fascistas alcanza también a los familiares”.

Conforme se acerca la guerra contra Alemania, aumenta la presión y la arbitrariedad contra los refugiados españoles. En noviembre se suspenden los subsidios a hombres, aunque se mantienen para niños, ancianos y mujeres. Ya cerca de la Segunda Guerra Mundial y ante los agujeros laborales que crea la movilización, la repatriación se suaviza. Al final, los que quedan son los más marcados políticamente, que serán los primeros en comprometerse en la resistencia contra los alemanes, que en Francia no adquirirá verdadera significancia hasta 1943.

Sobre la memoria histórica en España, la historiadora formula algo parecido a un amargo pero realista epitafio: “Es necesario constatar que, en el periodo de transición que siguió a la dictadura, la paz representó en la sociedad española un valor más grande que la libertad y la democracia, de la misma forma en que el bienestar ha prevalecido sobre la justicia”.

Fuente:
http://www.lavanguardia.com/internacional/20161124/412124156694/refugiados-espanoles-bretana-1937.html


FATIMA TLR CAST HD from Surtsey Films on Vimeo.

martes, 29 de noviembre de 2016

Angelina Gatell: "Los últimos testigos de la guerra no podemos callar sobre aquello"

"Mientras los huesos de los muertos estén en las cunetas no se ha terminado la guerra civil", advierte la poeta barcelonesa, protagonista en la sombra de los últimos 80 años de nuestra historia.

"Molestaba", pero no se calló nunca. Angelina Gatell (Barcelona, 1926), poetisa en carne viva, no se calló jamás: a costa de acabar siendo, como ella misma bromea, "la mujer más echada de España" durante el franquismo. Lo vio todo siendo aún niña, en la Cataluña de la guerra y las caravanas al exilio. En Valencia, de adolescente, colaboró en la clandestinidad con el Socorro Rojo Internacional; y fundó con su marido, Eduardo Sánchez, uno de los primeros teatros de cámara de España: El Paraíso. Creció como escritora, traductora, actriz y profesional del doblaje por sus propios medios: para toparse una y otra vez contra el medio único de entonces, que la vetó al no poder comprarla (y todavía, a veces, se lo recuerda). Se "cargaron" su vida, asegura. Pero la lucidez y el arrojo que sigue abanderando a sus 88 años lo desmienten en absoluto.

Superviviente es, quizás, el apelativo que más justicia puede hacer a esta mujer que se consideró siempre, y a pesar de tanto, "absolutamente libre" porque "la libertad está contigo y no te la tiene que conceder nadie, la llevas tú". Molestaba, hace ya más de medio siglo, y sigue molestando hoy a algunos resistiéndose a olvidar en sus más recientes libros: en sus Memorias y desmemorias (Aisge, T&B Editores), por ejemplo. O en Cenizas en los labios (Bartleby), lacerante retablo poético en que levanta acta de los amores de su vida "en la ciudad que se llamó posguerra".

¿Cómo recuerda todo aquello, hoy día?
Yo aún no había cumplido cinco años cuando se proclamó la República; y sin embargo recuerdo perfectamente ir a hombros de mi padre por las Ramblas de Barcelona aquel día, y con mi hermano mayor. Recuerdo incluso el aroma que venía del mar, el aire; con una enorme claridad. Me impresionó aquella multitud de gente, las banderas… Me tuvo que impresionar forzosamente. Siempre he tenido la convicción de que en aquel momento yo me sentí unida a algo, a alguien, y no te creas que es literatura. Yo supe que pertenecía a aquella gente.

Aquella infancia, ¿cómo fue?
Muy dura. Mi padre era charolista, curtidor (todos los hombres de mi familia fueron charolistas; las mujeres, tejedoras), e inmediatamente después de proclamarse la República se declaró el cierre empresarial en Barcelona y fue despedido. Yo comí siempre en comedores públicos, antes y durante la República. La guerra fue muy dura, pero la posguerra fue más dura todavía. Porque una guerra siempre lleva consigo algo grandioso al menos, algo de esperanza. Pero la posguerra no tenía nada de grandioso. Era la consciencia de que éramos vencidos, de que nunca levantaríamos cabeza. Por eso, cuando ahora se protesta sobre lo que se cedió [en la Transición], yo estoy de acuerdo. Porque yo fui de cárcel en cárcel y de cementerio en cementerio. Mi hijo Eduardo estuvo preso y una de las cosas que tengo muy clavadas es que no conseguimos que se hiciera un juicio para que se aclarase aquello de una maldita vez. Pero no quisieron, ni los unos ni los otros… Había mucho miedo, todavía en democracia. Un día le dije a alguien -que ha muerto hace poco-: "Es que mi hijo va a tener que arrastrar esto toda su vida". Y ella me respondió: "Da gracias a que tienes hijo, porque otras lo tenemos muerto".
Hoy se juzga quizás muy a la ligera todo lo de entonces;

¿Cómo podía ser la vida de alguien señalado durante la dictadura?
Muy difícil. Porque ellos no olvidaron nunca a quién tenían enfrente… Yo fui Premio Valencia de poesía en 1954, por un libro llamado Poema del soldado. Sucedió que en tres años consecutivos premiaron libros de mujeres, de los primeros en España (en el 53 fue María Beneyto). Y cuando abrieron la plica… "¡Otra mujer! ¡Tres seguidas!"… Quisieron quitármelo. Pero alguien que había en el jurado, pariente de la familia Gaos, se puso brava: "Se publica"… Luego me hicieron una entrevista en Radio Mediterráneo, y dije que mi libro, de religioso –como ellos lo entendían– nada, porque yo no era creyente: era un libro imprecatorio, de exigencia de cuentas a Dios… También me ofrecieron hacer una serie de reportajes para el periódico Las Provincias, sobre el tema de la mujer en África… Sólo llegué a publicar cuatro, porque hablé de los movimientos en Ceuta y Melilla. Ya caí muy mal en Valencia. Y me negaron el pan y la sal.

Y se trasladaron a Madrid.
Lo pasé mal al principio, pero tenía muchos amigos. Y cuando empecé a tener un nombrecito como actriz y como guionista [en RNE y TVE]… firmé cierto documento [ la carta de los intelectuales al ministro Fraga, en 1963, a raíz de los crímenes sufridos por mineros asturianos y sus familias]. Un alto cargo ministerial me llamó a su despacho, donde tuvimos una conversación muy interesante en la que me sugirió que, si yo publicaba una carta diciendo haber sido engañada para firmar ese manifiesto, mi relación con TVE podría ser mucho más próspera a partir de entonces. Decliné la oferta -por decirlo suave-.Un año después, ya en el 64, TVE me aceptó el guión de una biografía novelada de Marie Curie en cinco capítulos; pero en el último momento suspendieron la emisión… La emitieron un año después de esto, pero firmada por otra persona. Lo cual me llevó entonces, cuando exigí una reparación -que conseguí-, al jefe de Programación de TVE: un hombre de espléndidos ojos verdes llamado Adolfo Suárez, que también me aconsejó que "me dejara de firmitas". Le dije: "Perdone pero tengo treinta y ocho años, y actuaré según mi conciencia". No volví a trabajar para TVE.

Sí que molestaba, sí…
Y aún hoy… Porque no se dan cuenta algunos de que ciertas historias no se han terminado. De que, mientras los huesos de los muertos estén en las cunetas, no se ha terminado la guerra. Hoy oí en la televisión que creían haber encontrado los restos de una muchacha desaparecida, pero no; y decía el periodista: "Una pesadilla que dura cinco años". La nuestra dura setenta y cinco. Y es la misma pesadilla. Yo vi el éxodo de los republicanos [en la comarca del Vallés, en Barcelona]. Yo vi caer a la gente muerta por los caminos… Un día, un hombre, con los pies envueltos en trapos ensangrentados, se detuvo en la puerta de la casa en que nos refugiamos. Me dijo: "Niña, dame algo de comer, que no puedo más". Le dimos algunas cosas, de lo poco que teníamos. Lo estoy viendo perfectamente, cómo dejó el fusil apoyado en un árbol. De repente se oyeron unos disparos. Le dijo a mi padre: "¿Oyes? Son ellos. Nos vienen siguiendo los talones, ya están aquí". Le preguntó mi padre: ¿Qué vas a hacer? Y el hombre respondió (esto lo tengo yo clavado en el corazón desde entonces): "Me queda una bala, y será para mí". Al irse me acarició el pelo. No sé qué fue de él.

No sé si te imaginas lo que es eso para una niña de doce años y medio que yo tenía...
Pues no lo sé, no…
No, no puedes. Porque no se lo imagina nadie. Aquello está todo lleno de huesos de gente que caía muerta. Los ponían al lado de la carretera, con una manta encima. Y los que venían detrás, dejaban que se alejaran un poco los familiares y cogían la manta, porque tenían que abrigarse… Por eso te digo que nosotros somos los últimos testigos de aquello, y no podemos dejar de hablar.

http://www.eldiario.es/andalucia/Angelina-Gatell-ultimos-testigos-podemos_0_275772479.html

martes, 11 de octubre de 2016

_--Rescatan del olvido a las mujeres brigadistas de la Guerra Civil Española

Fotografía de la historiadora y periodista austríaca Renée Lugschitz, facilitada por ella misma, autora del libro; Luchadoras en España. Mujeres extranjeras en la Guerra Civil Española; Que rescata del olvido la experiencia de cientos de voluntarias foráneas en las Brigadas internacionales.
_--"Fotografía de la historiadora y periodista austríaca Renée Lugschitz, facilitada por ella misma, autora del libro; Luchadoras en España. Mujeres extranjeras en la Guerra Civil Española; Que rescata del olvido la experiencia de cientos de voluntarias foráneas en las Brigadas internacionales."

Mucho se ha escrito sobre las Brigadas Internacionales que combatieron en la Guerra Civil española (1936-39) pero muy poco sobre las mujeres brigadistas. Una historiadora austríaca llena ahora ese vacío con un libro sobre las combatientes extranjeras que lucharon del lado de la República.

Más de 35.000 voluntarios procedentes de unos 50 países llegaron a España para luchar contra la sublevación militar que encabezaría el general Francisco Franco, entre ellos había también cientos de mujeres, pero se sabe tan poco de ellas que se desconoce incluso cuántas eran.

"He documentado la existencia de 400 mujeres, pero diría que hubo unas 600 o quizá 700", explica Renée Lugschitz, que ha dedicado unos quince años a su libro "Luchadoras en España. Mujeres extranjeras en la Guerra Civil Española".

Alrededor de un tercio de los brigadistas murió en España, en los principales frentes de la contienda: Madrid, Guadalajara, Brunete, Teruel y el Ebro, se desmovilizaron a finales de 1938 y muchos sufrieron persecución política al volver a sus países.

Un gran número acabó en campos de concentración en Francia, pero también los hubo que terminaron en las cárceles comunistas tras la II Guerra Mundial, algo que recoge también el libro.

Ese destino lo padecieron tanto hombres como mujeres, para Lugschitz es fundamental desterrar estereotipos como que tuvieran "un rol secundario, como ayudantes de los hombres" porque "tuvieron un papel activo fundamental", muchas veces en primera línea.

"Las mujeres aparecen muy poco, y cuando aparecen lo hacen como acompañantes de sus esposos, o como 'ángeles' que curan enfermos", lamenta la historiadora, que vive gran parte del año en la localidad alicantina de Benissa.

"La mayor parte llegaron solas" y viajaron a España por su "compromiso político", un activismo por el que ya muchas sufrieron persecución en sus países de origen, especialmente allí donde existían regímenes fascistas en el periodo de entreguerras.

El perfil medio de estas voluntarias era el de jóvenes idealistas, bien formadas y muchas de ellas procedentes de familias judías de entornos urbanos. Algunas incluso dejaron a sus hijos para participar en las Brigadas.

Por encima de su origen, luchar en España era para ellas tratar de contener la primera acometida en un conflicto general contra el fascismo. Estaban convencidas de que en España se dirimía el destino de Europa dentro de una batalla mayor, sostiene la historiadora.

Su libro consta de una introducción general sobre la situación de España en la época, el papel de las brigadas internacionales, la labor de las mujeres durante la guerra y finalmente, once perfiles de voluntarias de diversa procedencia.

Allí se pueden leer las historias de enfermeras, traductoras, periodistas, doctoras, e incluso, el de la única mujer extranjera que estuvo al frente de un batallón republicano: la argentina Mika Etchebéhère (1902-1999), conocida como "La Capitana".

Cuando murió su marido Hipólito en el frente en agosto de 1936, ella asumió su mando al frente de una columna del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), una formación antiestalinista.

"Las mujeres luchando en el frente es algo de principio de la guerra, hasta la creación de las brigadas internacionales", precisa.

También se ofrece un retrato de la alemana Gerda Taro la primera fotoperiodista que murió en un frente, en la batalla de Brunete (Madrid), a los 26 años, aplastada de forma accidental por las cadenas de un carro de combate republicano.

El libro de Lugschitz obtuvo la pasada semana un "premio de Reconocimiento" en los galardones austríacos Bruno Kreisky al mejor libro político del año, que contó este año entre los distinguidos al Nobel de medicina estadounidense Eric Kandel y al de Literatura húngaro Imre Kertész.

Para poder documentar su obra, en los últimos tres lustros ha trabajado en archivos de Viena, Nueva York, Londres y España.

La historiadora considera que en los últimos años se ha producido un avance en el estudio de las brigadistas en la contienda civil gracias a que las mujeres han asumido la tarea de escribir sobre ese capítulo del pasado.

Y por el lado de la memoria histórica en España, considera que aún queda mucho camino por recorrer.

"Aún me sorprende cuando hablo con algunos amigos españoles lo poco que saben sobre la Guerra Civil. La mayoría todavía tiene el reflejo de bloquear el tema. Es también algo que separó a las familias, quizá se necesite un par de generaciones" para superar esa situación, indica.

En los pasados años, asegura, "hubo una corta etapa en la que existió voluntad política para trabajar el pasado y reconocer a las víctimas de la guerra civil y la represión posterior, pero esa fase ha acabado".

"No creo que haya ningún interés ahora por parte del actual Gobierno" en trabajar ese aspecto, concluye la historiadora austríaca.

http://economia.elpais.com/economia/2013/06/15/agencias/1371288215_437899.html