domingo, 31 de diciembre de 2017

_- Frank Sinatra. El pasado rojo de La Voz

_- Fragmentos del libro de Martin Smith, Frank Sinatra. El pasado rojo de La Voz

Muchos recuerdan a Sinatra como un artista que se posicionó a favor de Ronald Reagan, que le encantaba pasearse con gángsters y que utilizó a todos los que le rodeaban. Me temo que Sinatra fue todas esas cosas, y otras peores, y ésa es una faceta que no debe ignorarse. Pero hubo también otro Sinatra, un Frank radical, que quedó enterrado por el polvo de los años, por la arena del tiempo. En su momento de mayor popularidad, en los años 40, a Sinatra le tildaban de rojo. Fue una de las primeras estrellas de su era que se posicionó del lado de pobres y oprimidos. Al igual que Pablo Picasso, John Steinbeck, Billie Holiday y Charlie Chaplin, Sinatra utilizó su arte para desafiar el statu quo. 
En 1946, un periodista le preguntó a Sinatra cuál le parecía el mayor problema al que se enfrentaba América, y su respuesta fue: “la pobreza. Esa es la peor espina… todos los niños del mundo deberían tener su ración diaria de leche.”

Frank Sinatra debutó como solista el 30 de diciembre de 1942 en uno de los santuarios de la era del swing: el New York Paramount Theatre. El espectáculo estaba programado para cuatro semanas y Frank aparecía en último lugar en el cartel, acompañando a Benny Goldman, el rey del swing, el director de banda número uno del país.

Lo que pasó aquella primera noche ha pasado a formar parte de la historia no escrita de la música. Durante una hora, Benny Goodman encandiló al público con su música antes de anunciar “Y ahora, Frank Sinatra”. Frank sacó la cabeza y un pie por las cortinas y se quedó helado. Inmediatamente, las chicas de la platea soltaron un grito ensordecedor. Goodman exclamó “¿Qué coño pasa?” Sinatra sonrió, corrió hacia el micrófono y cantó “For Me And My Gal”. Se hizo el caos.

Sinatra y The Tommy Dorsey Band pasaron a la historia. Hubo problemas contractuales, claro, pero se solucionaron, de una forma u otra. Unos pocos días después del primer concierto en el Paramount, el publicista George Evans asistió a uno de los shows de Sinatra. Vio el impacto que Frank tenía entre los más jóvenes, sobre todo las más jóvenes, y rápidamente se las arregló para ser el agente de Sinatra y convertirle en una estrella. Evans habló con algunos columnistas de la prensa, cuidadosamente elegidos, de un nuevo cantante cuyo éxito iba a ser mayor que el de Bing Crosby, y les invitó a asistir a uno de los espectáculos de Sinatra. Contrató a doce chicas para que se desvanecieran en el momento en que Sinatra entrara al escenario. Pero no tenía por qué haberse molestado: treinta personas se desmayaron de forma espontánea y tuvieron que ser sacadas del auditorio.

Durante las siguientes cuatro semanas, el Paramount estuvo lleno a rebosar. Al acabar el programa contratado, el teatro contrató a Sinatra para cuatro semanas más, esta vez como cabeza de cartel. La histeria en los conciertos llegó al paroxismo, las adolescentes gritaban y se desmayaban, y algunas almas excitables lanzaban sus sujetadores al escenario. Era la era de las bobbysoxers, y Frank era su ídolo favorito. Se las llamaba así por la ropa que llevaban: calcetines [socks] blancos de tobillo con sandalias o mocasines blancos o marrones, falda plisada y suéters color pastel.

George Evans bautizó a su nuevo cliente como “La voz”, y se puso a reescribir su pasado. Le quitó dos años de encima, afirmando que había nacido en 1917 y no 1915, para acercarle un poco a la edad de sus fans. Le presentó como hijo de la depresión, criado entre la pobreza y las penurias. El chico que siempre odió las clases de gimnasia fue convertido en leyenda deportiva, una especie de Paul Robeson blanco. Se suponía que Frank había jugado al rugby como una mole de 150 kg., corrido en la pista de atletismo como Jesse Owens y hecho mates como un Harlem Globetrotter. Los padres de Sinatra, inmigrantes, se convirtieron en americanos de pura cepa, y Dolly, la comadrona de Hoboken, se convirtió en una enfermera de la Cruz Roja que había servido a su país en la Primera Guerra Mundial. De la noche a la mañana, Frank se convirtió en la personificación del sueño americano.

Evans animaba a las bobbysoxers a crear sus propios clubs de fans, a reunirse y a escribir cartas a los periódicos sobre su héroe. Cada club de fans recibía un certificado firmado por Frank. En unos meses, Evans ya les contaba a los periodistas que había más de mil clubs de fans de Sinatra por todo el país, con nombres como The Moonlit Sinatra Club, The Slaves of Sinatra y The Flatbush Girls Who Would Lay Down Their Lives For Frank Sinatra Fan Club. Al menos 250 de estos clubs sacaban su propia publicación, y Sinatra recibía una media de 5.000 cartas cada semana.

Los analistas sociales estaban horrorizados. Decían que las fans de Sinatra eran chicas gordas e insulsas de familias de clase baja a las que nunca nadie invitaba a salir y con pocas posibilidades de llegar a tener novio. Un congresista llegó a decir que Frank era el “principal instigador de la delincuencia juvenil en América”.

La histeria alrededor de la figura de Sinatra no tenía precedentes. En los conciertos de Bing Crosby había chicas que se mareaban, pero nada en comparación con lo que ocurría en un concierto de Sinatra. Muchos se preguntaban cuál podría ser la causa de este delirio colectivo.

Los Estados Unidos habían entrado en la Segunda Guerra Mundial en 1942, dando un vuelco a las vidas de millones de personas. Los psicólogos afirmaban que el fenómeno Sinatra era producto de esa experiencia. Los padres, hermanos y novios ausentes habían dejado un vacío en las vidas de la gente. Para muchos, la música y el cine ofrecían una vía de evasión de las penurias y el horror. Además, la escasez de jóvenes solteros también hacía proyectar las fantasías sexuales sobre un objeto imposible de conseguir, una opción segura. Sinatra era imposible de conseguir en dos sentidos: era una estrella, y por lo tanto estaba fuera del alcance de la mayoría, y estaba “felizmente casado” con Nancy. La adoración hacia Sinatra provocaba unas emociones sexuales en las chicas que muchas ni siquiera entendían.

El mismo cantante dijo, refiriéndose a la atracción que despertaba entre las adolescentes “Los psicólogos han intentado explorar los motivos. Muy simple: eran años de guerra y había una gran soledad. Yo era el chico de la tienda de la esquina, el que se había ido a la guerra”.

Su popularidad también coincidió con el desarrollo de la cultura juvenil, convirtiéndole en el primer ídolo adolescente, el primer icono pop. En el pasado, la niñez era corta. Antes de la Primera Guerra Mundial, muchos niños empezaban a trabajar a los 12 o 13 años. Al llegar a la Segunda Guerra Mundial, la edad en que se abandonaba la escuela había aumentado bastante, situándose entre los 15 y los 16 años. Además, cada vez más hijos de trabajadores cursaban estudios superiores. Estos jóvenes tenían un mayor poder adquisitivo que sus predecesores, y lo gastaban en ropa, maquillaje y música.

En los años 40 se vendieron por primera vez más de un millón de copias de algunos álbumes en Estados Unidos. El “White Christmas” (1942) de Bing Crosby vendió unos 30 millones de copias y las ventas de la grabación de Glenn Millar de “Chattanooga Choo Choo” (1942) fueron también millonarias. Sin embargo, ni siquiera Bing Crosby había conseguido vender más de un millón de copias en los años 30. Este proceso se aceleró en los 50 y 60. El valor de las ventas de discos en EE.UU aumentó de los 10 millones de dólares en los años 30 a los 260 millones en 1956. En 1973 ya había alcanzado los 2.000 millones. En 1970, cada miembro de la población de entre 5 y 19 años se gastó en discos como mínimo cinco veces más de lo que se había gastado en 1955. Frank se subió a este tren al principio, y permaneció a bordo durante todo el trayecto.

Había también otro tipo de fan de Frank Sinatra: la Rosie the Riveter que aparecía en los pósters de reclutamiento de la industria en tiempos de guerra. La Segunda Guerra Mundial dio acceso a las mujeres a muchos trabajos que tradicionalmente habían sido “trabajos de hombre”. Por primera vez, las mujeres trabajadoras podían auto-mantenerse económicamente, y hacían valer su derecho a ser tratadas como iguales. Exigían la “liberación”, aunque ésta sólo supusiera el derecho a fumar, a beber y a acostarse libremente con quién quisieran como sus homólogos masculinos.

Sinatra también tuvo un profundo impacto sobre los jóvenes. A muchos les gustaba su música y a menudo imitaban su estilo: chaquetas amplias y pajaritas. Pero a otros no les hacía tanta gracia. Hay una foto muy conocida en la que aparecen un grupo de marineros lanzando tomates al anuncio de un concierto de Sinatra. El motivo, simple: mientras millones de jóvenes americanos se iban a la guerra (el soldado raso medio ganaba 40 dólares al mes y probablemente iba a pasar años sin ver a su amada), Sinatra se quedó en casa. Había sido considerado no apto para el servicio militar, entre otras cosas, por tener un tímpano perforado. Para empeorar las cosas, Sinatra ganaba un millón de dólares al año y seguramente le hacía perder la cabeza a esa amada que dejaban atrás.

Sin embargo, para millones de personas, y muchas de ellas en las fuerzas armadas, la voz de Sinatra expresaba maravillosamente sus sentimientos de amor, soledad y añoranza. Los títulos de las canciones hablaban por sí mismos: “Saturday Night (Is The Loneliest Night Of The Week)”, “I’ll Be Seeing You”, “When Your Lover Has Gone” y “Homesick That’s All”. Una de las canciones de Sinatra más importantes de aquella era fue “Nancy (With the Laughing Face)”, que salió a la venta en 1945. La canción, escrita por el cómico Phil Silvers, se inspiraba en la hija del cantante, Nancy. La canción de Sinatra a su niña hacía a los soldados pensar en sus propias mujeres e hijos en casa. Como escribió Gene Lees en la revista Down beat, “Decía por ellos lo que los chicos querían decir. Decía para ellas lo que las chicas querían oír”.

 Fuente:
http://www.elviejotopo.com/topoexpress/frank-sinatra-el-pasado-rojo-de-la-voz/

Madrid: El cese de Sánchez Mato, un ejemplo de política subyugada.

El cese de Sánchez Mato como concejal de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid por parte de Manuela Carmena ha supuesto un nuevo episodio en el que la alcaldesa, y quienes la apoyan, han vuelto a agachar la cabeza ante la derecha, en este caso ante Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y Función Pública del Gobierno central. Sin embargo este suceso, más allá de sus protagonistas concretos, nos puede valer para analizar los males que azotan a la izquierda y el funcionamiento político de nuestra sociedad actual. De hecho, su desenlace es la constatación de que esos males no son percibidos como tal, sino tan solo como el único resultado posible. Lo que aquí se juega es más que una batalla partidista o un modelo municipal, lo que aquí se dirime es que sea la política quien dirige a la economía o que quede relegada a mero apéndice gestionario del modelo neoliberal.

La primera consecuencia, la más grave, es que muchos simpatizantes de Ahora Madrid, así como una parte de los políticos de eso que se llamó el cambio, han aceptado el horizonte de la abnegación, el there is no alternative thatcheriano, la siniestra confusión que nos lleva a pensar que la responsabilidad es un término absoluto y no dirigido: siempre se es responsable respecto a alguien o algo y en este caso Carmena lo ha sido respecto a Montoro, la Troika y los mercados, no hacia sus votantes. La responsabilidad es mucho mayor que la de una mala decisión o una simple decepción –la cual siempre es superable–, la responsabilidad es la educar en una mentira interesada a miles de personas hipotecando nuestro futuro inmediato. Resulta paradójico que quien se aupó sobre el sí se puede diga ahora que no es el momento, que se jacte de la imposibilidad.

A Sánchez Mato, quien había hecho una más que correcta labor en su área, logrando superávit, reduciendo la deuda y aumentando la inversión, se le cesa con la excusa de su negativa para votar su plan económico y financiero, para entendernos, un papelote que los ayuntamientos que han superado el techo de gasto impuesto por Montoro, esto es, Bruselas, tienen que presentar al ministro para decirle que se van a portar bien. Encontramos aquí la primera mentira en el asunto. Decir que este plan era de Sánchez Mato equivaldría a decir que el Quijote es autoría del señor que activa la imprenta donde se edita. El concejal, junto a otros compañeros de grupo, se mantuvo firme en la convicción de no aprobar algo que no representaba su trabajo, su línea política, la del programa con el que Ahora Madrid se presentó a las elecciones. El PP salió al quite. Los compañeros de viaje lo expresan todo.

Había herramientas legales y vericuetos administrativos para no haber tenido aún que poner en marcha el plan. Lo que se ha presentado como una elección entre la independencia del ayuntamiento o la intervención del ministro es realmente aceptar una intervención de facto. Reducir la partida de inversión a límites de supervivencia ni siquiera vistos en los momentos más duros de la crisis para pagar la deuda de la M30 y sus sobrecostes –veremos de qué naturaleza– es algo más que una intervención, es ponerte la careta del ministro pero recibir tú los golpes. Del no debemos, no pagamos, a pase y sírvase usted mismo.

El cese no era obligatorio, ni técnico, sino una cabeza que tanto Montoro, como la alcaldesa querían cobrarse. La razón es doble: por un lado, no ha convenido mostrar a la ciudadanía que otra política económica es posible; por otro, que quien la ha llevado a cabo sea un comunista ha despertado grandes suspicacias, y no solo en la derecha. El ministro se quita a una de las pocas figuras que le había plantado cara, la alcaldesa elimina a quien le recordaba cuál era el compromiso fundacional de Ahora Madrid. Efectivamente, como se ha dicho, había razones estratégicas y electoralistas, pero no precisamente por parte del concejal.

Montoro ha hecho su trabajo. Su herramienta, presentada como una falsa asepsia económica, ha sido la de retorcer su propia norma de gasto para pedir unos recortes aún más exagerados a Madrid, una dureza inédita en otros ayuntamientos, donde se ha sido más suave o directamente se ha mirado hacia otro lado. La razón es obvia: Madrid era la punta de lanza de las políticas contrarias al austericidio. Hacer fracasar su proyecto es asestar un aldabonazo a las mismas.

Si esta es la situación concreta, donde las excusas han venido más por parte de la propia Carmena que de la derecha –que se ha limitado a observar y frotarse las manos– cabría indagar en las causas de cómo ha sido posible que se llegue hasta aquí. Si bien las razones del reparto de poder dentro del contexto del Podemos madrileño han importado, también habría que recordar que Carmena ya representa una corriente en sí misma, donde su mano derecha en la sombra, Cueto, ha ejercido de Richelieu contra los sectores más avanzados de la convergencia: IU, Anticapitalistas y Madrid 129. La auditoría municipal, el caso del Open de Tenis o la operación Chamartín se han destapado como los casos en los que el carmenismo ha pugnado con estos sectores, es decir, se ha hecho patente la lucha entre la tecnocracia social liberal y la izquierda transformadora.

Es cierto que la división favorece a la derecha, como no es menos cierto que esta ya es una coartada que nos debería sonar: fue la que durante años utilizó el PSOE cada vez que aplicaba políticas de derechas. Que quien crea las divisiones advierta de ellas es tan solo un mecanismo para cargar la culpa sobre quien, justamente, las critica. Esta no ha sido la primera línea roja que el carmenismo ha cruzado. Desde el caso Zapata, pasando por los titiriteros, hasta sus encontronazos con las plataformas de vivienda no ha dudado en dejar a los pies de los caballos a quien haya hecho falta para no enturbiar su buscada imagen de sensatez. Mención aparte quizá merezca el caso de Rita Maestre, donde la concejala conservó su puesto y, pese a haber recibido el apoyo de todos los sectores de Ahora Madrid así como de la izquierda en general, no dudó en utilizar un vídeo en las primarias de Podemos donde abjuraba de ellos. Los significantes vacíos no entienden de lealtad.

La propia línea política del carmenismo podría encajar a menudo en el propio Ciudadanos. Insistir en la mentira de la gestión neutra, en la ideología de la no ideología, en el gobernar para todos. Siempre se gestiona de acuerdo a unos principios, en una dirección, buscando unos resultados, siempre se gobierna de acuerdo a una ideología, nunca se puede gobernar para todos, cuando ese todos, la ciudadanía, está compuesto por clases sociales con intereses contrapuestos. Insistir en despolitizar Ahora Madrid no es más que politizarlo de acuerdo a una ideología muy concreta, la que piensa que tratando bien a los ricos se podrán crear unas condiciones óptimas para todos. El PP opina lo mismo, solo que sabe que la segunda parte de la propuesta es tan irreal como prescindible.

Carmena se ha movido a la perfección en las guerras culturales y en la crítica de los sectores más reaccionarios a sus proyectos de movilidad. Mientras que ella sea presentada como una peligrosa revolucionaria por los grandes medios, mantiene a salvo su imagen para la mayoría de sus votantes, que perciben lo exagerado de las acusaciones. El juego le ha permitido ir sorteando el conflicto, tapado por encontronazos teatrales, hasta que el conflicto se ha presentado y no ha tenido más remedio que hacerle frente, elegir, aplicar una ideología, la suya. Carmena, al renunciar unilateralmente al programa de Ahora Madrid y condenar al ostracismo a las bases de Ganemos, no ha mostrado independencia, sino cesarismo, aquella forma de proceder que sitúa las decisiones personales –las de su corriente y los intereses que representa– por encima del proyecto que representaba.

Porque este ha sido el pecado original no, siendo justos, de la alcaldesa, sino de quien la aupó a ser quien es. Carmena, ya como creación electoral, fue una figura indispensable para ganar el ayuntamiento, no por sí misma, sino por los valores que se le asociaron en una campaña que duró meses y que se construyó desde abajo: sin el esfuerzo coordinado de miles de personas no hubiera sido más que una candidata más. El problema de las figuras vacías es que nunca lo están realmente y en este juego de matrioskas lo que Carmena traía coincide poco con lo que Ahora Madrid decía pretender.

Esto no es un conflicto entre una izquierda radical, insensata y perdedora contra una nueva política victoriosa con los pies en la tierra. Lo primero porque, resulta absurdo, calificar lo que Sánchez Mato ha representado como idealista, cuando no ha existido nada más material que sus cuentas, dirigidas ideológicamente hacia el objetivo de una gestión más justa. Lo segundo porque las victorias no son cosas de campañas ni de piruetas retóricas, sino de contextos y saber aprovecharlos, y el que se dio en las pasadas elecciones no se dará en las siguientes. Lo tercero porque lo electoral era solo una herramienta para ir más allá, o al menos eso se nos dijo con el asalto municipalista: la clave era aprovechar las instituciones para mostrar otra forma de hacer, pero también para fomentar una repolitización por abajo. Justo al revés de lo hecho, ya que la idea no era crear superheroínas, sino dejar claro que sin la movilización ciudadana y su implicación en los asuntos de la polis no hay transformación posible. No esperábamos la revolución, sí algo de oxígeno.

Hay que tener, efectivamente, los pies en la tierra. Pero para ello lo que es imprescindible es recordar que siempre existen dos tierras, la del club de campo y la de los barrios que te votaron. No hay nada peor que el escapismo atroz de la falsa sensatez.

Daniel Bernabé Periodista. Es redactor de La Marea.

Fuente:
https://www.lamarea.com/2017/12/20/el-cese-de-sanchez-mato-un-ejemplo-de-politica-subyugada/

sábado, 30 de diciembre de 2017

_- Cómo se evalúa a los maestros en los países con la mejor educación del mundo. Leire Ventas. BBC Mundo.

_- "Queremos que se evalúe todo", le decía Eligio Hernández, un maestro mexicano de 31 años, a BBC Mundo.
Todo, no solo a ellos.

Y es que, como él, miles de profesores en México se niegan a ser evaluados, una medida incluida en la reforma educativa que el gobierno promulgó en 2013 y que hoy está bloqueada y ha causado violentas protestas, la última este fin de semana en Oaxaca.

Los combativos maestros que no quieren ser evaluados en México.
Las dudas sobre el enfrentamiento de policías y maestros que causó 8 muertos en Oaxaca, México.
Pero no sucede sólo en México. Docentes de otros países también han mostrado su rechazo a este tipo de iniciativas.

Así ocurrió por ejemplo en Chile, antes de que en 2006 se aprobara una medida similar.

Sin embargo, "la mayoría de los países con buenos resultados educativos evalúa a sus profesores", subraya a BBC Mundo Cristián Cox Donoso, experto en estrategia docente de Oficina Regional de Educación de la Unesco para América Latina y el Caribe.

Obligatorio y formal en los asiáticos
Es el caso de Shanghái, Singapur, Hong Kong y Japón, quienes encabezan el más reciente informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), para el que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) compara el desempeño en matemáticas, ciencia y lectura de medio millón de alumnos de 15 años en 65 países.

En Shanghái los criterios de evaluación de maestros se establecen a nivel nacional.
En Shanghái, como en el resto de la República Popular China, existe un complejo sistema destinado a medir la calidad de sus profesores.
Los criterios generales se establecen a nivel nacional, se detallan a nivel local y es cada escuela la encargada de llevar a cabo las evaluaciones.
En éstas se mide también "la integridad profesional o los valores" del maestro, no sólo sus habilidades y capacidades.
El proceso incluye la autoevaluación, cuestionarios a los colegas, a los alumnos y a los padres, y tiene en cuenta también los premios que el docente haya podido recibir y los resultados académicos de sus alumnos.
Y los resultados van directamente al gobierno central.

"El reto en China es redefinir el sistema para hacerlo más científico", escribe Vivien Stewart como una de las conclusiones de la cumbre de la profesión docente, organizada por la Sociedad Asia en 2013.
Además de asesorar a esa organización dedicada a estrechar lazos entre Asia y Occidente, Stewart es autora de "A World-Class Education: Learning from International Models of Excellence and Innovation" (Educación de primer nivel: aprendiendo de modelos internacionales de excelencia e innovación).
Son muchos los aspectos que se tienen en cuenta en los países asiáticos a la hora de evaluar a cada profesor. En el informe también se hace referencia al sistema de evaluación de maestros de Singapur -llamado Sistema de Gestión de la Mejora del Rendimiento-, otro de los países en los primeros puestos del informe PISA.
En este país asiático la evaluación es obligatoria desde 2005 para todos los maestros, quienes deben someterse a ella cada año.
Se lleva a cabo en cada centro escolar, y tiene en cuenta:
1. (no solo) los resultados académicos de los alumnos, (sino también)
2. las iniciativas pedagógicas que el maestro pone en marcha,
3. las contribuciones a sus colegas y
4. su relación con las familias de los alumnos y
5. (su relación) con las organizaciones comunitarias.

Asimismo, el maestro debe trazar su propio plan para el curso, que será revisado por el director o el subdirector en tres momentos del año.

De la misma manera, en Japón cada maestro establece sus objetivos junto con el vicedirector y el director al principio del año, y al finalizar el curso evalúa hasta qué punto los ha alcanzado.
Los resultados académicos de los alumnos son sólo una parte de la evaluación docente.
Durante el curso las lecciones son supervisadas por grupos de profesores -y en algunos casos por investigadores y políticos vía video-, quienes deben analizar cómo planificó las clases el maestro, qué objetivos concretos logró con ellas, qué dificultades tuvo y en qué se equivocó.

En Hong Kong las escuelas también llevan a cabo evaluaciones anuales, que luego son revisadas entre cada tres y seis años por el gobierno.

Informales y basados en la confianza
Pero no todos los sistemas de evaluación docente se definen a nivel nacional ni son tan formales.

En Finlandia, un país que ha perdido posiciones en los últimos informes PISA pero que sigue siendo un importante referente educativo a nivel internacional, la manera de medir el desempeño de los profesores es mucho más informal.

Fue a principios de la década de 1990 cuando este país del noreste de Europa abolió el sistema de inspección escolar, y hoy la evaluación se lleva a cabo en cada centro, en base a conversaciones entre el propio maestro y su director.

En Finlandia el sistema de evaluación docente es más informal y se basa en la confianza.
"Es un modelo basado en la confianza", matiza Paulo Santiago, analista de la Dirección de Educación y Capacidades de la OCDE.

Pero no hay un sistema que sirva de referente para todos, coinciden los expertos consultados por BBC Mundo.
"Hay que adaptarlo al contexto", subraya Santiago.
Además, depende del objetivo de tengan las evaluaciones; esto es, de si su fin es medir la calidad de la enseñanza en cada aula e identificar a aquellos maestros que no desempeñan su labor como deberían, o de si el objetivo es ofrecer una crítica constructiva a los docentes para que avancen en su carrera.

Aunque para que un modelo de evaluación funcione, los expertos concuerdan en que debe cumplir con las siguientes características:
-los estándares de medición deben estar bien establecidos,
-los maestros deben conocerlos y
-quienes los evalúan deben estar bien formados.

Panorama latinoamericano
Chile evalúa a sus profesores desde hace una década.
En América Latina el país que lleva más años evaluando a sus maestros es Chile.
La medida "se aprobó en 2006 tras una larga negociación con los sindicatos y ahora, con la promulgación de la Ley de la Carrera Docente este año, no sólo se evaluará a los maestros del sistema público, sino también a los demás", explica a BBC Mundo Cristián Cox Donoso, experto en estrategia docente de la Oficina Regional de Educación de la Unesco para América Latina y el Caribe.
El proceso incluye
1. la revisión del portafolio del maestro, que incluye documentación sobre una unidad didáctica y la grabación de una clase de 40 minutos,
2. una autoevaluación,
3. las conclusiones de una entrevista con un evaluador e
4. informes de referencia del director o subdirector.

Un sistema informático gestiona todos estos datos y a partir de ellos calcula el desempeño docente.
El informe es remitido a la Comisión Comunal de Evaluación, quien finalmente determina si los docentes pueden pedir un incentivo monetario, seguir ejerciendo hasta ser reevaluados o realizar un Plan de Superación Profesional para mejorar en las áreas que así lo requieran.

Profesora y alumnos
"La mayoría de los países con buenos resultados educativos evalúa a sus profesores", dice Cristián Cox Donoso, experto en estrategia docente de Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe. Y si el docente no mejora en las siguientes evaluaciones, entonces puede ser obligado a dejar de ejercer.
Además de Chile y del polémico planteamiento de México, en la región, Colombia también ha puesto en marcha un proyecto piloto de evaluación docente y Perú llevó a cabo el primero proceso 2015, informa Cox.
"La política de profesionalización docente supone inevitablemente implantar la evaluación de maestros", concluye el experto.
"Aunque ésta no puede ser estandarizada", añade, algo que también reclaman los combativos maestros de México.

BBC, Mundo

viernes, 29 de diciembre de 2017

El porqué de una respuesta tan apagada a su centenario: La Revolución Rusa y su legado.

El conocido historiador inglés, Mark Mazower, radicado en los Estados Unidos reseña algunos libros de reciente aparición sobre la historia rusa y soviética.

Hubo una época, no mucho después de la terminación de la Guerra Fría, en que parecía como si la ingente inversión hecha por Occidente en la kremlinología estuviera a punto de ser liquidada. Tras mostrarse incapaces de prever el derrumbe del comunismo, los expertos soviéticos de Occidente se enfrentaban a sombrías perspectivas en un mundo que les había dejado aparentemente atrás. Qué rápido cambian las cosas: hoy, Rusia ha vuelto a las noticias, retomando para la era de Internet su papel familiar de antihéroe frente a un Occidente amante de la libertad. Que Putin sacara músculo ha producido conflictos territoriales a la vieja usanza en Ucrania y Crimea; la ultramoderna ciberguerra del Kremlin ha generado una tormenta de fuego en los EE.UU. y los resultados de las elecciones presidenciales de 2016, lejos de calmar las relaciones entre las dos superpotencias, las han vuelto más tensas de que lo habían sido durante años.

Y sin embargo, en medio de este drama, la respuesta al centenario de la revolución bolchevique ha sido curiosamente apagada, y no sólo en la misma Rusia. Hace cincuenta años, hubo un derroche de trabajos de gran calibre que testimoniaban el deseo de Occidente de comprender a su adversario. Este año, eso ha sido relativamente escaso. Una razón para ello resulta obvia. El comunismo mismo, como sistema de pensamiento contrapuesto al capitalismo y la propiedad privada, está más o menos muerto en Rusia y moribundo fuera de ella.

Y con el comunismo desaparecido, el anticomunismo se ha vuelto algo sin sentido. Pero no sólo el comunismo. El socialismo, en sentido más amplio, sufrió un duro golpe después de 1989. La mayoría de los partidos de izquierdas se desviaron al centro, atraídos por el sueño de una nueva tercera vía, y sólo la economía de la austeridad ha hecho algo por contener la tendencia.

Hay, creo, otra razón para esa respuesta estrangulada a 1917, y es que las cosas de la Revolución Rusa que parecían importar hace dos décadas ya no resultan en absoluto importantes hoy en día. ¿De verdad nos importan cuáles fueron las causas de la Revolución, ahora que ya no creemos en la revolución en absoluto? ¿Importa de qué modo tomó Lenin el poder o si existió alguna vez la oportunidad de que se afianzara una democracia liberal al estilo occidental en Rusia? Para algunos, Rusia sigue siendo una forma de pensar acerca del liberalismo, aunque sea como contra ejemplo. The Future Is History: How Totalitarianism Reclaimed Russia [Riverhead Books, Nueva York, 2017], de Masha Gessen, excelente y ameno, se acerca de este modo a los años de Putin, una historia de totalitarismo y represión, que vuelven tras otro breve momento de esperanza liberal. Pero, considerando el pesimismo que subyace a su relato, no resulta la verdad sorprendente que parezca existir nulo interés en todas las nobles revoluciones que no tuvieron lugar en 1917, ya fueran liberales o mencheviques.

En Lost Kingdom: A History of Russian Nationalism From Ivan the Great to Vladimir Putin [Allen Lane, Londres, 2017], de Serhii Plokhy, los años bolcheviques se convierten meramente en un episodio de una historia más prolongada del nacionalismo ruso. Reducido esto principalmente a la pregunta de la torturada relación de Rusia con sus límites fronterizos occidentales, el estudio de Plokhy se lee como una sesión informativa sobre la actual situación de Ucrania. Ambos libros presentan una Rusia que sucumbe constantemente a la tentación totalitaria y plantean una alternativa occidental que siempre resulta inalcanzable.

Si queremos llegar a palpar lo que en otro tiempo significó el totalitarismo en Rusia, tenemos que acudir a dos estudios colosales que se centran en los años de Stalin. Yuri Slezkine ha escrito un libro descomunal acerca de un edificio descomunal, la llamada Casa de Gobierno, House of Government: A Saga of the Russian Revolution [Princeton University Press, Princeton, 2017], que se edificó a principios de los años 30 en el centro de Moscú para albergar a buena parte de la nueva élite. Allí vivían más de dos mil personas y el libro les dedica por encima del millar de páginas para contar su historia.

“Saga de la Revolución Rusa” de gran extensión, tiene en su centro un tema de notable interés: los hábitos domésticos y el hábitat de los hombres y mujeres que estaban convirtiendo Rusia en una sociedad socialista. Con frecuencia, la arquitectura dice la verdad allí donde las palabras mienten y lo que resultaba tan llamativo de la Casa de Gobierno eran los supuestos incrustados en su diseño. Su arquitecto la describió como de “transición”, pero “tradicional” podría ser un término mejor. Centenares de antiguos activistas de la clandestinidad endurecidos en la cárcel entraron en una domesticidad de madurez con sus mujeres e hijos en habitaciones forradas de estanterías hechas a mano repletas de los tesoros de la literatura del mundo, comedores de elegante mobiliario, manteles de lino y hasta espacio para una litera destinada a la doncella. Leían (sin parar), jugaban al tenis y asistían al teatro.

En muchos aspectos, su forma de vida no era enormemente distinta de sus equivalentes en el [edificio] Dakota o en Central Park Oeste, en Nueva York, salvo en que la familia de su sirvienta podría estar muriéndose de hambre en Ucrania en lugar de vivir en la pobreza en Alabama u Oklahoma. Se trataba de totalitarismo comprometido con la vida familiar. Pero al mismo tiempo la vieja ética revolucionaria conservaba su fuerza. Slezkine sostiene que el bolchevismo era una suerte de secta milenaria, pero recalca este extremo con tanta frecuencia y extensión que al final no parece explicar gran cosa.

Para una comprensión más abarcadora y totalizante de lo que movía a un viejo bolchevique, adonde hay que volverse es hacia Stalin Vol II: Waiting for Hitler 1928-1941 [Allen Lane, Londres, 2017], de Stephen Kotkin. Se trata del segundo volumen de su proyectada trilogía biográfica y es una obra maestra, seguramente uno de los libros más notables sobre historia del siglo XX que se hayan publicado en muchos años. No sólo es que deje sin aliento la profundidad de la investigación; es el volumen y extensión del encuadre que usa Kotkin para su tema y la agudeza de sus observaciones.

El autor debe su reputación a un estudio pionero de una ciudad estalinista del acero, pero decía poco en él acerca del terror. En este libro, el terror se cierne por encima de todo y Stalin es su dueño. No importa el milenarismo – Stalin había sido creyente durante años antes del terror – ni la psicopatología, Kotkin es categórico: lo que llevó a la muerte de millones de personas fue la repercusión sobre Stalin de un estilo de gobierno, una concepción de su propio papel en la construcción del socialismo y el dilema geopolítico del país.

La narración episódica de Kotkin, en stacatto, se ve animada por un humor ceñudo. Lo que tenemos es la URSS tal como la vio Stalin; la vista desde su despacho en la Esquinita, sus oficinas privadas en el Kremlin, o desde la dacha de Sochi, donde le gustaba pasar semanas seguidas en verano, leyendo docenas de informes o tomando las aguas. Se trata de historia a modo de crónica, un género atrevidamente anticuado para una historia mu y contemporánea, como pasar las páginas de una agenda con la mesa de trabajo del déspota atravesada de informes. En un momento dado, Stalin cae enfermo durante unos días. No sucede nada. El relato se reanuda una vez que mejora. Sospechando de sus propios guardias, se va de paseo, en un arrebato del momento, por el metro de Moscú, con lo que a su séquito casi le da un ataque al corazón. Sin haber estado jamás gravemente amenazado de asesinato, está a punto de morir cuando un concienzudo guardia de fronteras abre fuego sobre su embarcación mientra navegan por el Mar Negro.

Es esta la historia de las cosas por las que se preocupaba Stalin, lo que significa densos relatos de luchas intestinas en la NKVD [policía política estalinista], un compromiso con la teoría marxista y la tecnología de tanques y, por encima de todo, una visión del mundo que abarca las amenazas que acosaban al socialismo soviético desde dentro y fuera, el este y el oeste. El volumen termina con un momento de suspense, el tour de force de la reconstrucción de las últimas horas antes de que Hitler lleve a cabo la invasión el 22 de junio de 1941. Tiranía a escala mundial, una guerra que le ofrecería su mayor prueba: la Revolución bolchevique tiene todavía cosas que enseñarnos.

Mark Mazower (1958), especialista británico en los Balcanes y la historia europea del siglo XX, es director del Centro Heyman para las Humanidades de la Universidad de Columbia. Entre sus libros se cuentan Hitler's Empire: Nazi Rule in Occupied Europe, Dark Continent: Europe's Twentieth Century y Governing the World: The History of an Idea. Su último libro publicado es What You Did Not Tell: A Russian Past and the Journey Home.

Fuente:
The Guardian, 13 de noviembre de 2017
http://www.sinpermiso.info/textos/el-porque-de-una-respuesta-tan-apagada-a-su-centenario-la-revolucion-rusa-y-su-legado

jueves, 28 de diciembre de 2017

Noviembre 1917- La democracia en el socialismo Miguel Salas 03/12/2017

Recordad que de aquí en adelante
sois vosotros mismos los que administráis el Estado.
Nadie os ayudará si no os unís por impulso propio
y si no cogéis en vuestras manos todos los asuntos del Estado.
(Lenin)

La toma del poder por una nueva clase social es el momento cumbre de todo proceso revolucionario y, al mismo tiempo, solo es el inicio de la titánica tarea de crear una nueva sociedad. Cuando la burguesía se adueñó del poder, en la revolución francesa o americana, previamente había conquistado buena parte de la base económica de la sociedad, sin embargo, para la revolución obrera adueñarse del poder era la condición previa para empezar a cambiar las condiciones económicas y sociales de la mayoría de la sociedad. El nuevo gobierno representativo de los soviets tuvo desde el primer día una tarea inmensa. La situación no dejaba de ser desesperada. La burguesía y los terratenientes no podían creerse lo que estaba sucediendo y confiaban que los bolcheviques no pudieran sostenerse en el poder. Kerensky, que había logrado huir, contactó con generales golpistas para marchar sobre Petrogrado, los oficiales reaccionarios intentaron organizarse y contaron, lamentablemente, con el apoyo de los mencheviques y social-revolucionarios. Al día siguiente de la insurrección, el 26 de octubre, formaron un Comité de Salvación de la Patria y la Revolución, otro intento más de conservar la alianza con la burguesía en contra de la revolución, no para hacer declaraciones formales ni para ejercer el papel de oposición, sino para llamar “a todos los ciudadanos a negar obediencia a los bolcheviques, a resistir de una manera activa a la sublevación, a echar mano del sabotaje y de la desorganización del avituallamiento. Su santo y seña es: Todos los medios son buenos contra los bolcheviques.” (Publicado en el diario Novaia Zhizn del 28 de octubre de 1917) El fracaso militar de los primeros intentos contrarrevolucionarios permitió un pequeño respiro. El 2 de noviembre la insurrección obrera se impuso en Moscú, mientras por toda la extensa Rusia iba prendiendo la llama de la revolución. La contrarrevolución fue sofocada porque no tenía apoyos suficientes entre la población. La guerra civil, que duraría hasta 1920 y causaría millones de muertos y la devastación de todo el país, solo pudo sostenerse por la ayuda e intervención de ejércitos extranjeros. Ejércitos de diez países intervinieron directamente y fueron los gobiernos imperialistas quienes sostuvieron y pagaron esa guerra contra los soviets, sin esa intervención la guerra civil probablemente hubiera durado bien poco.

Para ganar en la guerra de clases, lo decisivo eran las medidas políticas que el gobierno iba desarrollando. En la entrega del mes de octubre explicamos que las primeras decisiones fueron el llamamiento a una paz inmediata y sin anexiones y la entrega de la tierra a los campesinos. Los Comisarios del Pueblo (los ministros en los gobiernos burgueses) recibirían un sueldo igual al salario medio de un obrero cualificado, además de un suplemento de cien rublos mensuales por cada miembro de sus familias que no estuviese en edad de trabajar. El 2 de noviembre se promulgaba “la declaración de los derechos de los pueblos de Rusia” que ponía en práctica la igualdad y soberanía de los pueblos; el derecho de los pueblos a disponer de su propio destino, inclusive la separación; la abolición de todos los privilegios nacionales y religiosos y el libre desarrollo de todas las minorías nacionales. Esta declaración se complementó el 22 de noviembre con un llamamiento a los obreros musulmanes de Rusia y de Oriente en el mismo sentido. El 5 de noviembre se firmó un llamamiento a la población para combatir el sabotaje, “Poneos manos a la obra -decía- desde abajo, sin esperar que os den señal alguna. Instaurad el orden revolucionario más severo.” El 10, se emite un decreto aboliendo la diferencia de castas, el mismo día se deja a las municipalidades la tarea de proveer el avituallamiento local y de resolver la crisis de alojamiento por los medios que estén a su alcance. El 14 de noviembre, mediante un decreto, se invita a los obreros a que controlen, mediante sus respectivos comités, la producción, los negocios y la situación financiera de las empresas. El 1 de diciembre se crea el Consejo Superior de Economía; el 2, se firma un armisticio con Alemania; el 4, se establece el derecho de revocación de los cargos electos por sus electores, sin la necesidad de esperar a nuevas elecciones; el 7, se decide formar una Comisión extraordinaria para luchar contra el sabotaje y la contrarrevolución; el 9, se inician las conversaciones de paz en la ciudad de Brest-Litovsk (que no finalizarán hasta marzo de 1918) El 11 de diciembre se decreta la jornada de 8 horas de trabajo en la red ferroviaria (en la mayoría de las empresas ya se había conquistado antes de octubre) y se decide la creación de una Comisaría de Instrucción Pública para la enseñanza general, laica y gratuita (hasta entonces buena parte de la enseñanza básica estaba en manos de la Iglesia) El 14, se presenta ante el Consejo Superior de Economía el decreto sobre la nacionalización de los bancos; el 16, se establece la elegibilidad de los grados en el ejército y se decreta la confiscación de los bienes de la Sociedad Metalúrgica ruso-belga; el 17, se hace lo mismo con la Sociedad de Electricidad 1886; el 18, se legalizó el matrimonio civil y el 19, el derecho al divorcio; el 24, se acordó confiscar las industrias Putilov; el 29, se resolvió dejar de pagar el pago de cupones de rentas y dividendos; el 31, se creó un colegio de protección a la maternidad y a la infancia. El 3 de enero, se proclamó la República Federativa de los Soviets de Rusia. Una inmensa tarea legislativa para empezar a construir el socialismo.

Crisis de gobierno
En ningún manual estaban escritos los pasos a dar tras la victoria de la revolución. De hecho, muchos la veían como una anomalía histórica que hubiera sido mejor evitar. Los revolucionarios rusos solo contaban con el conocimiento de la revolución francesa y con las experiencias de la Comuna de Paría de 1871 y la revolución rusa de 1905, pero se atrevieron y tuvieron que decidir, improvisar y poner en práctica lo que nadie había hecho en la historia.

Se pretende explicar algunas de las causas de la posterior degeneración estalinista en un primigenio pecado original sobre el supuesto carácter dictatorial del bolchevismo y su rechazo hacia las otras tendencias socialistas, los mencheviques y los social-revolucionarios. Pongamos las cosas en su sitio. Lenin defendió que, dada la fuerza de los soviets que agrupaban a la mayoría de la clase trabajadora y los campesinos, era posible un tránsito pacífico si los partidos mayoritarios en los soviets tomaban el poder. Pero las tendencias socialistas moderadas rechazaron esa posibilidad y prefirieron la alianza con la burguesía, con todo lo que eso significaba, mantener la guerra, no dar la tierra a los campesinos, etc. Cuando en octubre, en el II Congreso de los soviets, los bolcheviques lograron la mayoría, el resto de tendencias socialistas abandonaron el Congreso y rechazaron sus decisiones, sólo se mantuvo una minoría menchevique, encabezada por Martov, y otra de los social-revolucionarios de izquierda, que presionaron para que se formara un gobierno de todas las tendencias socialistas. ¿Un gobierno entre quienes querían avanzar hacia el socialismo y quienes querían seguir manteniendo su alianza con la burguesía? Los bolcheviques propusieron un gobierno responsable de poner en práctica el programa decidido en el Congreso, paz, pan y tierra. “¡Que los conciliadores acepten nuestro programa y entren en el Gobierno!”, repetía Lenin, pero nadie respondió positivamente. Así fue como se conformó el primer gobierno de la revolución.

El vértigo de empezar a construir una nueva sociedad también afectó a la dirección del partido bolchevique. A los pocos días de estar en el gobierno, algunos miembros del gobierno y otros dirigentes del Comité Central decidieron dimitir de sus responsabilidades para presionar a favor de la formación de un gobierno de todos los partidos socialistas. La situación era crítica, pero pudo resolverse democráticamente. En esos tiempos las diferencias políticas solo eran eso, políticas, se debatían y se decidían por mayorías y minorías. Víctor Serge escribió en El año I de la revolución rusa: “No conocemos en la historia del movimiento obrero otro caso de una crisis tan grave que se haya resuelto de una manera tan sencilla y tan lógica.” No será la única ocasión. La cruel guerra civil y la paz de Brest-Litovsk con los alemanes y austríacos pusieron de nuevo al partido ante el abismo de la ruptura.

...

Rosa Luxembourg
En las polémicas sobre la revolución rusa suele utilizarse un breve ensayo de Rosa Luxembourg titulado La revolución rusa [https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf] para enfrentar sus opiniones a las del bolchevismo. Rosa, junto a Karl Liebneckt, fue una de las pocas revolucionarias que en Alemania denunció desde el primer día el carácter imperialista de la guerra y la traición de los dirigentes de la socialdemocracia alemana. Por su denuncia fue juzgada y condenada en junio de 1916. La revolución de noviembre de 1918 la liberó, pero en enero de 1919 fue asesinada por las fuerzas policiales que dirigían sus ex camaradas socialdemócratas.

Rosa escribió el ensayo en las duras condiciones de la cárcel y con poca información, como también se quejaba Liebneckt “incapaz una vez más de enterarme como es debido de los problemas rusos”, pero cuando recibió la noticia de la caída del zarismo no pudo más que exclamar: “una ventana se ha abierto al fin bruscamente y ha penetrado una corriente de aire puro y vivo.” En su trabajo polemizó con los bolcheviques sobre la política agraria, sobre la autodeterminación de las naciones y sobre la Asamblea Constituyente, pero, curiosamente, quienes pretenden utilizarla contra el bolchevismo solo suelen referirse a esta última cuestión. Efectivamente, Rosa plantea toda una serie de críticas y reservas sobre la política de los bolcheviques, en el sentido de que sus medidas ahogan la vida democrática y defiende “la participación más activa e ilimitada posible de la masa popular, la democracia sin límites.” Es más que probable que los bolcheviques apoyaran esa afirmación y, de hecho, son numerosos los llamamientos a la iniciativa audaz de las masas, a que sean ellas mismas quienes gestionen el Estado, “la organización proletaria tiene que hacer prodigios”, repetía Lenin. Pero todo eso sucedía con una guerra civil en marcha y con el retraso y posterior fracaso de la revolución en Europa.

Y como la polémica de Rosa se desarrolla a partir del reconocimiento y la importancia de la revolución rusa, expresa sus críticas teniendo en cuenta esas circunstancias. Se lee en su ensayo: “Todo lo que sucede en Rusia es comprensible y refleja una sucesión inevitable de causas y efectos que comienza y termina en la derrota del proletariado en Alemania y la invasión de Rusia por el imperialismo alemán” y, continúa más adelante, “pues una revolución proletaria modelo en un país aislado, agotado por la Guerra Mundial, estrangulado por el imperialismo, traicionado por el proletariado mundial, sería un milagro.” No pretendemos negar las diferencias de Rosa, que no tuvo ocasión de compartir con Lenin o Trotsky, y sobre las que no volvió a insistir desde que salió de la cárcel en noviembre de 1918, pero sí denunciar el abuso interesado de sus opiniones para desprestigiar la revolución. En la biografía de Rosa Luxemburg, escrita por Peter Nettl, escribe que ese ensayo “cumpliría mejor su objeto si lo viéramos como un análisis de la revolución ideal basado, como buena parte de la obra luxemburguiana, en una forma de diálogo crítico […] Los que se sienten felices con las críticas a los fundamentos de la revolución bolchevique harían mejor en dirigirse a otra parte.”

PD.:
En el suplemento cultural de El País del 2 de diciembre, el escritor Antonio Muñoz Molina ha publicado un artículo titulado "Un retrato de Lenin". Más que un retrato se ha limitado a recoger las más burdas calumnias e intoxicaciones. Dice que “La obsesión de Lenin no era la justicia social ni la igualdad, sino el poder político absoluto.” ¿Alguien podría explicarle la diferencia entre Lenin y Stalin?

Escribe también: “No habría llegado a Rusia sin la asistencia directa del Alto Mando alemán, que organizó su viaje en tren y le dio todo el dinero que necesitaba para la organización y la propaganda.”

¿Este es el nivel de conocimientos de la intelectualidad actual? Hace cien años que corren tales calumnias y está visto que no cesarán nunca. No se trata ni de cultura ni de conocimientos, sino de la estupidez de quienes sencillamente no pueden reconocer la verdad y tienen la posibilidad de seguir publicando mentiras.

http://www.sinpermiso.info/textos/noviembre-1917-la-democracia-en-el-socialismo

miércoles, 27 de diciembre de 2017

La represión económica del Franquismo. Otra represión cruel y en gran parte desconocida por los españoles. Profesor de Secundaria. Zaragoza, Cándido Marquesán Millán.

Es lamentable que una parte de la sociedad española ignore los crímenes del franquismo o le resultan irrelevantes. Hay razones. En la enseñanza de los colegios e institutos, períodos claves de nuestra Historia del siglo XX como la II República, la Guerra Civil y la dictadura franquista reciben un tratamiento escaso. El profesor Enrique Javier Díez Gutiérrez en el artículo Educando la memoria de las jóvenes generaciones: el olvido escolar de la II República y de la barbarie franquista, nos dice que en el documental Los campos del silencio sobre los presos republicanos, la última parte se grababa en el Instituto de Secundaria de Fabero del Bierzo (León), por lo que preguntó a un grupo de alumnos/as sobre el campo de concentración que había estado ubicado en su pueblo, donde hubo un batallón de unos 250 presos republicanos, de 1939 a 1947, trabajando como esclavos para una empresa privada (Minas Moro) y extrayendo carbón en las minas del Bierzo. La existencia de tal campo la desconocían, y eso que algunos de sus abuelos habían estado ahí presos. Hay muchos responsables de este olvido lamentable. Veremos algunos en estas líneas.

En esa filosofía del olvido, el vicesecretario general de Comunicación del Partido Popular, Pablo Casado, espetó: «Hay que olvidar la Historia», justo el 20-N, cuando se conmemora el aniversario de la muerte de Franco. ¡Qué obsesión con olvidar nuestra Historia! Lo grave es que ese pensar y sentir están muy extendidos en una parte importante de la sociedad española. Hace unos días lo pude comprobar: un señor aducía encolerizado “Ya está bien de sacar la mierda”, cuando alguien le argumentaba de la necesidad de enterrar dignamente a muchos de los republicanos asesinados y que permanecen en las cunetas. Hoy mismo acabo de leer un artículo excelente y pleno de valores éticos, que me parece muy oportuno, del profesor de Filosofía de la Universidad de Zaragoza, Juan Manuel Aragües, con un título muy explícito España no es Argentina, donde nos señala, no hace falta excesivo comentario para poner de manifiesto la distancia que existe entre España y Argentina. Allí, el dolor de las víctimas es recompensado con justicia reparadora; aquí, al dolor de las víctimas se añade la imposición del silencio.

Es de dominio común, salvo para algunos olvidadizos y desconocedores del auténtico significado de una democracia, que la dictadura de Franco ejerció una represión brutal sobre todos aquellos que lucharon en el bando republicano. Esta represión que supuso exilio, cárcel, torturas y muertes para cientos de miles de españoles, ha sido estudiada en gran parte por algunos historiadores valientes. En Aragón tenemos un buen ejemplo en el libro El pasado oculto: Fascismo en Aragón (1936-1939) publicado en 1992, dirigido por Julián Casanova, con las historiadoras Ángela Cenarro, Julita Cifuentes, Mª Pilar Maluenda y Mª Pilar Salomón, donde pudimos conocer por primera vez y que supuso un aldabonazo en muchas mentes adormecidas, un listado de muchos aragoneses asesinados por el fascismo. Puedo contar la anécdota de cómo se le arrasaban los ojos a un amigo, cuando le presté este libro, y pudo leer por primera vez escrito el nombre de su padre asesinado por los fascistas.

Ha existido otro tipo de represión económica, prácticamente desconocida para gran parte de la sociedad española. Hoy podemos conocerla en Aragón también gracias al libro Pagar culpas. La represión económica en Aragón (1936-1945) de 2014 dirigido por Julián Casanova y Ángela Cenarro, y de los jóvenes historiadores Estefanía Langarita, Nacho Moreno e Irene Murillo.

Sancionar económicamente a los vencidos tuvo cobertura legal y respondía a un plan sistematizado con objetivos concretos. El Decreto 108 de 13 de septiembre de 1936 de la Junta de Defensa Nacional declara la ilegalidad de todos los partidos políticos que integraban el Frente Popular y se inician las incautaciones de todos sus bienes. Luego, el Decreto de 12 de noviembre de 1936, por el que se deja sin validez y se incautan las pesetas republicanas, el llamado «dinero rojo», dejando a las familias en la más absoluta ruina. Unos meses después el Decreto-Ley de 10 de enero de 1937 puso en marcha la Comisión Central de Bienes Incautados, encargada de confiscar los bienes de fortuna de los republicanos de los territorios conquistados.

Quiero reflejar esta represión económica, impuesta a los republicanos “Rojos” en Híjar, pueblo de la provincia de Teruel. Las grandes síntesis históricas no podrían realizarse sin investigaciones de historia local, comarcal o regional. Para ello me he servido del Libro de Actas Municipales. La conquista del pueblo por las tropas fascistas fue en marzo de 1938, después de haber sometido a la población a unos dramáticos bombardeos por la Legión Cóndor.

En el Pleno municipal de 24 de abril de 1938 se decidió que debían juntarse en un local los colchones y las máquinas recuperadas en Híjar a los rojos huidos, por ser estos objetos de difícil asignación para su dueño, ser de primera necesidad y muy codiciados por todos. En el Pleno de 8 de mayo de 1938 decidieron recoger todas las máquinas, trillos, arados, atalajes de labranza y demás enseres que estaban abandonados por los rojos en las eras, fincas y torres de este término municipal y depositarlos en un local de la carretera propiedad de un terrateniente. Del mismo modo acordaron colocar en la puerta de los pajares de los huidos rojos de esta localidad un letrero que dijera: "Incautado por el Ayuntamiento y prohibida la entrada a toda persona no autorizada por el mismo”, procediéndose a su cierre. A su vez cualquier vecino que quisiera paja de estos pajares debía pagar 5 pesetas por viaje al Ayuntamiento. En el Pleno de 1 de mayo de 1938 se tomó la decisión de repartir los objetos recuperados, en primer lugar a los familiares de los fusilados (al inicio de la guerra los hubo en la localidad por parte de las columnas anarquistas) y pobres de solemnidad; y después a aquellos individuos que, a juicio del Ayuntamiento, por su conducta política durante el actual movimiento fueran más acreedores de obtener beneficios de dicho reparto, acordando se hiciera relación de los bienes entregados a cada uno y nombrar para ello a un concejal, al alguacil y al secretario. En el Pleno de 15 de mayo de 1938, se leyó por parte del Alcalde el contenido de la Ley inserta en el Boletín Oficial de la provincia de Zaragoza nº 108, (durante unos meses estuvo dependiendo Híjar de la administración de Zaragoza) sobre recuperación agrícola de los productos de la tierra de aquellas fincas abandonadas por los rojos de la localidad, por la cual se debía constituir una Comisión, integrada por el Alcalde como Presidente, un Secretario que será el del Ayuntamiento; y, como vocales, un representante de F.E.T. y de las J.O.N.S., un agricultor y un práctico de campo nombrado por el Ayuntamiento. En el Pleno del 11 de septiembre de 1938 se aprobó que se debía pagar, a partir del 1º de octubre próximo, por los actuales inquilinos, el alquiler de la casa que habitasen y que había sido abandonada por individuos rojos de esta villa, cuyo alquiler sería impuesto por una Comisión del Ayuntamiento, que revisaría el estado actual en que se encontrase cada uno de los edificios expresados; debían hacer lo mismo con los pajares de los rojos. En el Pleno de 22 de mayo de 1938 se adjudicó al vecino José Pitarque Pina, tras haberlo solicitado, el borrico del rojo huido Francisco Monzón Gómez.

Los rojos, también pagaron con su trabajo gratuito. El 11 de septiembre de 1938 el Ayuntamiento decidió que la limpieza y arreglo de los locales de las escuelas de párvulos del edificio de las hermanas de San Vicente de Paúl de esta villa, se hiciera con cargo al presupuesto municipal, a fin de que pudieran dar clase, y que, a ser posible, se emplease gente roja para proceder a la limpieza de toda la casa de las monjas, sita en la calle Otal, no pagando cantidad alguna a estas gentes. El 23 de octubre de 1938 se decidió que la leña que el Ayuntamiento facilita para la cocina de Auxilio Social de esta villa, la trajeran del Pinar los individuos clasificados como no afectos al Glorioso Movimiento Nacional de esta villa.

El 26 de marzo de 1939 se decidió que la limpieza de los solares particulares de los escombros producidos por la aviación (la franquista) la llevasen a cabo los rojos. El 9 de abril de 1939 para la construcción del Monumento a los Caídos se decidió que debían presentarse a trabajar los rojos durante 15 días, quedando además a elección del Ayuntamiento el poder mandar a dichos individuos mayor número de días en la limpieza de la localidad, si lo estimaba necesario.

Los rojos pagaron a su vez con su dinero. En el Pleno de 11 de septiembre de 1938 el Ayuntamiento decidió abrir una cuenta corriente en el Banco de Crédito de esta localidad, a nombre del Ayuntamiento con el nombre de "Retenidos", con todo el dinero incautado a los rojos, como desafectos al Régimen que acaudilla el Generalísimo Franco, y pronto en el Pleno de 11 de diciembre de 1938 decidieron que de ese dinero retenido a los rojos, se arreglase el local de la escuela de párvulos, tres dormitorios y una cocina de las monjas de San Vicente de Paúl. De la misma cuenta en el Pleno de 16 de abril de 1939, se aprobó asignar 1100 pesetas para arreglar la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor.

También los rojos perdieron sus puestos de trabajo. Joaquín Losilla Gómez, Voz Pública; Felipe Castañer García, guardián de la cárcel de partido; Joaquín Turón Turón, enterrador en el cementerio católico municipal; José Muñoz Pérez, encargado de las aguas públicas; y Pascual Monzón Carrillo, caminero de la huerta.

Todo este entramado legislativo citado anteriormente y aplicado en Híjar, convergió en la Ley de Responsabilidades Políticas de 9 de febrero de 1939, promulgada tras la caída del frente catalán y con el inminente triunfo definitivo de la guerra. Todo este castigo económico iba dirigido a reforzar las arcas del franquismo a costa de los considerados culpables de la guerra, y a neutralizar cualquier futura reorganización de los adversarios

Siguiendo el artículo La legalización del expolio: la represión económica franquista de Víctor Peñalver Guirao, todas las personas que se mostraron a favor del sistema republicano o habían participado en él, desde 1934 y especialmente durante el gobierno del Frente Popular, o simplemente aquellas que mostraron pasividad ante la irrupción del «Glorioso Alzamiento Nacional», fueron las víctimas de esta ley represora. La Ley vulnera principios jurídicos básicos. Entre ellos, la retroactividad: una ley promulgada en 1939 condena la actividad política –contraria a los valores de una «nueva España» que aún no existía– desempeñada a partir del 1 de octubre de 1934. La ley consideraba delictivos hechos que en el momento de producirse eran legales, rompiendo el principio de nulle crime nulle poena sine lege. Además la gran mayoría de los acusados por responsabilidades políticas habían sido condenados ya por la jurisdicción militar por los mismos hechos, vulnerando el principio jurídico non bis in ídem. Por último, a este entramado judicial fraudulento le siguen aspectos tales como la extensión de la responsabilidad penal a personas muertas, a menores de edad, exiliados, ausentes y desaparecidos, o la transmisión «a modo de herencia» de las sanciones económicas a los familiares en el caso de haber fallecido/desaparecido el condenado.

En la página del Rolde de Estudios Aragoneses, que participó en la edición del libro Pagar culpas ya citado, podemos consultar el listado por orden alfabético de las 13.422 víctimas de la represión económica en Aragón. Me referiré a algunas. A Ramón Acín, pintor, escultor y humorista gráfico, cuyo asesinato fue particularmente avieso y cruel, se había ocultado provisionalmente en su propio domicilio, pero un día oyó cómo una patrulla fascista había entrado en el piso y maltrataba a su mujer, Conchita Monrás; Acín salió espontáneamente a defenderla y fue detenido, sacado a empellones de su casa y fusilado al poco en las tapias del cementerio de Huesca. Diecisiete días después le ocurría lo mismo a su mujer, sin otra responsabilidad política que haberlo sido. Ya muerto se le impuso una multa de 20.000 pesetas por sentencia de 20-7-1938. A Odón de Buen y del Cos, naturalista español que destacó como fundador de la oceanografía español y que marchó al exilio, una multa de 10.000 pesetas. A Antonio Plano, alcalde socialista de Uncastillo (Zaragoza), torturado brutalmente antes de morir y fusilado el 5 de octubre de 1936, una multa de 25.000 pesetas por sentencia de 28-10-1937, que al no poder ser pagada por su esposa le fueron confiscados su vivienda y todos sus enseres. A José Ignacio Mantecón nombrado gobernador de Aragón en 1937 por el gobierno de la República, que se exilió a Méjico, una multa de 10 millones de pesetas por sentencia de 26-10-1938. Termino con Bernardo Aladrén, socialista y ugetista, concejal del Ayuntamiento de Zaragoza durante la II República fue asesinado el 9 de agosto de 1936. Incluso muerto, las autoridades franquistas le sometieron a un juicio en 1941, a través del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Zaragoza para averiguar su comportamiento político con el objetivo de arrebatarle si tenía algún patrimonio. Su viuda rozando la miseria y sobreviviendo haciendo faenas por las casas, fue requerida sin contemplaciones varias veces a declarar ante el tribunal. Su expediente fue sobreseído por insolvencia.

Como señaló Xavier Domenech, que también es historiador, en la Comisión Constitucional del 8 de marzo pasado, el Tribunal de Responsabilidades Políticas provocó la mayor transferencia de rentas desde la desamortización de Mendizábal en la historia de España. Y mientras en los partidos políticos —y ahí reside el problema— ha habido varias leyes con las que se les ha restituido el patrimonio o se les ha indemnizado, nunca se ha planteado indemnizar también a las familias expoliadas en este periodo.

 http://www.nuevatribuna.es/opinion/candido-marquesan-millan/represion-economica-franquismo-otra-represion-cruel-gran-parte-desconocida-espanoles/20171216103048146370.html?1513511614339

martes, 26 de diciembre de 2017

Art Thinking: en busca de un nuevo paradigma educativo a través del arte | Entrevista a María Acaso

Yo Estudié en la Pública
13 de diciembre a las 15:03 ·
"El verdadero problema de los profesores y profesoras del siglo XXI no es la brecha de los contenidos ni la brecha tecnológica: es la brecha metodológica", dice María Acaso, directora de la Escuela Art Thinking. Y estamos de acuerdo, pero matizamos: la brecha no esta solo en el "cómo", sino también y sobre todo en el "para qué". ¿Educar para adaptarnos a un mundo cambiante o para cuestionarlo críticamente y transformarlo?

Porque, de no ser así, corremos el riesgo de que todas esas pedagogías, alternativas a la escuela tradicional, no sean más que un menú de experiencias de éxito personal que dejen intactas las injusticias de partida (de entre las que la creciente desigualdad social y la alarmante insosteniblidad planetaria son las más acuciantes). Corremos el riesgo también de que el afán consumista que se supone que deberíamos combatir termine despiezando la oferta educativa en alegres, dinámicos y muy apetecibles productos para el consumo de las familias.

María Acaso recuerda muy bien la primera vez que dio clase. De eso hace ya más de 20 años y, desde entonces, mucho ha cambiado la forma en que María entiende la educación. Actualmente, es una de las máximas exponentes de la conocida como rEDUvolution, término que hace referencia a la necesidad de dar un giro a la educación a través de 5 ejes o microrrevoluciones:

Lo que los profesores enseñamos no es lo que aprenden los alumnos. Cada alumno aprende de manera diferente e individual. Los profesores debemos ser más democráticos. El conocimiento se genera en tres direcciones: profesor – alumno, alumno – profesor, alumno – alumno. No pensamos con la cabeza, pensamos con el cuerpo. Es necesario (re)pensar el espacio y los tiempos en el aula. No queremos malgastar nuestro tiempo estudiando, queremos aprender. El verdadero aprendizaje está relacionado con el placer y la motivación. Debemos pasar de un modelo educativo basado en la evaluación a otro basado en la investigación.


https://www.realinfluencers.es/2017/12/04/art-thinking-maria-acaso/ #.Wi_acnyvCfE.twitter