miércoles, 19 de julio de 2023

Zapatero en campaña.

Al defender la ejecutoria del Gobierno de Sánchez, el expresidente Zapatero está defendiendo su propio legado y está, sobre todo, defendiendo la permanencia de una democracia digna de tal nombre en nuestro país. Parece que hay gente a la que esto le molesta.

— Las elecciones de España son una batalla clave en la lucha europea contra el neofascismo


Enric Juliana, en su artículo de este pasado domingo, 'El aviso de Gordon Brown', toma como punto de partida el artículo del exprimer ministro británico, 'Las elecciones de España son una batalla clave en la lucha europea contra el neofascismo', para hacer una reflexión sobre la decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de intervenir muy activamente en la campaña electoral del 23 J. La intervención de Gordon Brown fue decisiva para que los escoceses no aprobaran el referéndum de independencia de Escocia, que se daba prácticamente por perdido o por ganado dependiendo de la perspectiva de cada uno. Ni el primer ministro conservador, David Cameron, ni el exprimer ministro laborista Tony Blair, tenían peso alguno en Escocia. Fue Gordon Brown el que tuvo que bajar a la arena, a fin de convencer a sus compatriotas de que la permanencia en el Reino Unido era lo mejor para Escocia. Una mayoría no amplia, pero sí clara, de los escoceses así lo acabaron entendiendo.

Lo que hizo Gordon Brown es lo que está haciendo José Luis Rodríguez Zapatero en la campaña electoral del 23 J. Ha entendido perfectamente la gravedad de la situación, interna e internacional. Interna por las consecuencias que la derrota puede tener para la izquierda española y para el renacimiento de una suerte de neofranquismo. España es el único país europeo que ha tenido que constituirse democráticamente sin haber hecho un ajuste de cuentas con el Régimen fascista nacido de la guerra civil. El fascismo no es para la democracia española un recuerdo más o menos lejano, como lo es para Italia, sino algo que no ha dejado de estar presente en ningún momento desde la guerra civil. El neofascismo en España tiene una dimensión distinta a la que pueda tener en cualquier otro país europeo occidental. Conecta directamente con nuestro inmediato pasado. Contra esto es contra lo que lucha Zapatero.

Desde la perspectiva internacional no es menos relevante lo que pase el 23 J. Si España se suma a Italia, es la naturaleza misma de la Unión Europea la que se puede poner en cuestión. Hasta el momento la Unión Europea ha sido el club más exigente de Estados democráticamente constituidos que ha existido en el mundo. Ella misma no está constituida democráticamente, porque no existe un “pueblo europeo” como lugar de residenciación del poder. Pero las instituciones de la Unión han exigido que la democracia, sin adjetivos, sea la forma política imperante en todos los Estados miembros. Las excepciones de las autollamadas “democracias iliberales” han sido pocas y no han puesto en cuestión la naturaleza inequívocamente democrática de la Unión. Pero el número de tales democracias empieza a aumentar ominosamente. La opción española puede ser determinante en dicho proceso. Contra esto es contra lo que lucha Zapatero.

Es lo que ha conducido a José Luis Rodríguez Zapatero a entrar en campaña. Esto y la defensa de su ejecutoria como presidente del Gobierno durante dos legislaturas. Zapatero ha sido, con mucha diferencia, el presidente del Gobierno con mayor sensibilidad en todo lo relativo al ejercicio de los derechos fundamentales en general y en lo que afecta a minorías que hasta que no llegó él a la Moncloa o no han tenido reconocimiento alguno de su singularidad o lo han tenido de forma muy débil. Por eso, lo está haciendo con una legitimidad indiscutible.

La legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, la ley de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia y creación de la red de servicios de atención, la ley de igualdad efectiva entre mujeres y hombres, la nueva ley de educación con la introducción de la Educación para la Ciudadanía, la creación de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, La ley de plazos…Esta es parte de la trayectoria de los Gobiernos presididos por J. L. Rodríguez Zapatero, que ha supuesto un avance mayúsculo del principio de igualdad jamás visto en la historia de nuestro país y que está amenazado en estas elecciones. Sin la ejecutoria de J. L. Rodríguez Zapatero España sería una democracia “muy antigua”.

La Ley de Memoria Histórica, con la que, por primera vez, se ha intentado iniciar un proceso de reparación, en la medida de lo posible, de las violaciones de derechos fundamentales que se produjeron durante la guerra y, muy especialmente, en los años posteriores a la misma, que no fue anulada por la mayoría absoluta del PP en 2011, pero que se dejó de financiar por el Gobierno presidido por Mariano Rajoy que es casi lo mismo. Es lo que le ocurrirá a la Ley de Memoria Democrática de 2022, si el PP y Vox gobiernan.

La preocupación por el medio ambiente con la creación de un instrumento como la Unidad Militar de Emergencia, atacado ferozmente por el PP, que llegó a calificarla de “capricho” y “cuestionó su constitucionalidad” por entender que chocaba con la misión fundamental de las Fuerzas Armadas recogidas en la Constitución. Ahora ya no se pone en cuestión, pero se toman iniciativas como la proposición de ley andaluza sobre regadíos en la corona del Parque Nacional de Doñana. Y, por supuesto, el negacionismo del “cambio climático” por Vox.

La defensa de la política antiterrorista de su Gobierno, que fue el que acabó con ETA sin contraprestación de ningún tipo, a diferencia de lo que hizo en su momento el Gobierno presidido por José María Aznar.

Y la defensa de las pensiones, que en contra de lo que viene diciendo el PP, tuvieron un crecimiento muy superior en el conjunto de los años de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que en los años de Gobierno de Mariano Rajoy. Más todavía si se toma en consideración la “hucha de las pensiones”, que el Gobierno de Zapatero recibió en 2004 con 19.000 millones y dejó en 2011 con 66.000. Mariano Rajoy la dejó en 2018 en 5.000. Zapatero, a pesar de tener que hacer frente a una crisis espantosa, no redujo en un solo euro la hucha de las pensiones. Mariano Rajoy la vació.

Al defender la ejecutoria del Gobierno de Pedro Sánchez, José Luís Rodríguez Zapatero está defendiendo su propio legado y está, sobre todo, defendiendo la permanencia de la democracia, de una democracia digna de tal nombre, en nuestro país. Parece que hay gente a la que esto le molesta.

https://www.eldiario.es/contracorriente/zapatero-campana_132_10383127.html

Sobre el bien y el mal. No consigo entender por qué mitificamos de tal modo el Mal. Por qué los malotes nos parecen tan atractivos

Retrato de Immanuel Kant.
Retrato de Immanuel Kant.


Sé bien que el Mal existe. Me refiero al Mal con mayúsculas, desbocado, feroz e inútil, ese Mal tautológico que se disfruta a sí mismo, que no tiene otro fin que la pura maldad. En una novela escribí que las religiones se han inventado para darle un sentido al Mal para que no nos destruya. Porque puede en efecto destruirnos, puede volvernos locos, puede hacernos perder la capacidad de seguir viviendo. Y esto es así, permitidme que os diga, porque mayoritariamente no estamos hechos para el Mal. Si lo estuviéramos, nos parecería de lo más normal y los horrores no ocuparían la primera página de los periódicos, no abrirían los telediarios, no los comentaríamos una y otra vez, estremecidos y anonadados. El ser humano viene de fábrica orientado en general hacia el bien, o, dicho de otro modo, las estrategias de empatía y colaboración abundan mucho más y son más eficaces para la supervivencia de la especie que las de depredación. A fin de cuentas, somos animales sociales y estamos llenos de neuronas espejo.

Ya sabéis que al gran Kant le sorprendía que, en situación de guerra, un soldado fuerte y necesitado no matara sistemáticamente a todos los ancianos, niños y mujeres con los que se topara para robar sus posesiones. Por supuesto que a veces ocurría, pero no era lo habitual y, además, se consideraba algo condenable. Y, sin embargo, el soldado podía hacerlo, y, además, le convenía. De ahí el filósofo dedujo su teoría del imperativo categórico, que sería un conjunto de valores morales básicos que tendríamos todos los humanos, independientemente de nuestra religión y nuestras creencias. Un imperativo que para mí es una herramienta evolucionista.

De todo esto ya he escrito varias veces, porque el asunto del Mal me preocupa mucho. De hecho, creo que sólo hay tres temas fundamentales de los que hablar: la muerte, el sentido de la vida (si es que tiene alguno) y el porqué del Mal y del Dolor. Pero en esta ocasión el artícu­lo ha nacido a raíz de haber sido jurado de un bonito concurso de microrrelatos organizado por la farmacéutica Roche. Tenían que ser de tema médico, empezar con la frase “Salí de allí con una sonrisa” y dar cierto espacio a la esperanza. Y el caso es que, en el acto de entrega de los premios, alguien dijo una vez más eso de que “con buenos sentimientos es más difícil hacer buena literatura”. Un lugar común que me desespera.

No consigo entender por qué mitificamos de tal modo el Mal. Por qué los malotes nos parecen tan atractivos, mientras que cuando decimos de alguien que es buena persona corremos el riesgo de que la gente piense que es idiota. Y este topicazo estúpido y pedante se multiplica por cien en los ambientes más o menos intelectuales. Por todos los santos, que no piensen que yo valoro la bondad, o que creo en la esperanza, o que me permito la compasión, parecen decirse estos paladines de la maldad, que sostienen que es la-única-realidad-que-puede-tomarse-en-serio. Luego, en sus vidas cotidianas, curiosamente, muchos son buena gente y actúan como si creyeran en la empatía. Pero ¿reconocerlo? Jamás. Y así, se valora como más inteligente y verdadero el retrato de lo malo, y como falso y ñoño todo lo bueno, cuando yo creo, insisto, que hay mucho más de bien que de mal en nuestras vidas. No veo cómo se puede intentar describir con autenticidad y hondura este mundo si, junto al horror del Mal, no hablas también de esa fuerza luminosa que la vida tiene.

Según el psicólogo Iñaki Piñuel, que publicó en 2021 un libro titulado Mi jefe es un psicópata, en la población mundial hay un 2% de psicópatas, una gente muy mala que es incapaz de sentir empatía por el prójimo. Y a este porcentaje habría que añadir entre un 10% y un 13% de psicopatoides y narcisos, personas también terriblemente tóxicas que sólo utilizan al otro para su provecho. En total, pues, un 15% de tipejos horribles. Muchos de ellos, por cierto, en la dirección de las grandes empresas y en la política. Piñuel y otros expertos sostienen, además, que la vida actual fomenta estos caracteres depredadores. El narcisismo vacuo de las redes, por ejemplo, o la falta de resistencia ante la frustración son pésimas influencias. Yo añadiría también esta mitificación del Mal. Este desdén inmaduro e ignorante hacia la gente buena.

ROSA MONTERO

martes, 18 de julio de 2023

Amar la verdad

Los prejuicios, los estereotipos, los intereses, el odio, la torpeza, la soberbia, la superficialidad y la pereza nos llevan muchas veces a formular juicios sobre el prójimo que están muy alejados de la verdad. Mucho me temo que la verdad nos la traiga al pairo.

Hace tiempo que escuché la siguiente historia. que quiero compartir con mis lectores y lectoras. Un señor acude al Hospital para visitar a su madre. Cuando termina la visita, sale a la calle y se acerca a la parada del autobús para regresar a casa. Cuando llega a la parada se encuentra con un chico de unos 12 años acompañado por su padre. No tarda en llegar el autobús. Suben los tres y avanzan hacia el final donde había cuatro asientos vacíos. El padre y su hijo se sientan juntos y, detrás de ellos, se sienta el señor que había subido con ellos. El niño pega su cara al cristal, y dice con un entusiasmo desmedido:

Mira, papá, hay dos árboles delante de esa casa. Qué bonitos.

El padre mira complacido lo que le muestra su hijo. Y sonríe.

– Fíjate, papá, un perro. Y una señora que lo lleva tirando por un collar.

El chico no cabe de alegría ante todo lo que está viendo y describiendo

– Mira, papá, una nube blanca muy grande y otra pequeña.

– Sí, dice el padre, y la grande se parece a una ballena.

El señor que está situado detrás piensa que el chico está reaccionando de manera muy infantil, impropia de su edad. Y focaliza su atención en los dos.

Papá, un bloque de diez pisos, dice el niño asombrado mientras corre por el pasillo hasta la parte delantera del autobús para ver mejor. Aprovechando la situación, el señor se dirige al padre y, pidiendo disculpas por la intromisión, le dice si se ha dado cuenta de que las reacciones de su hijo son propias de un niño mucho más pequeño. Y le pregunta si se ha planteado buscar la ayuda de un buen psicólogo.

El padre le dice, con delicadeza y tranquilidad, consciente de que desconoce por completo la historia del chico.

– Venimos de ver a un médico, No a uno cualquiera sino al mejor. Mi hijo era ciego de nacimiento y le han hecho un trasplante de córnea. Hoy es el primer día que ve el mundo del que tantas veces le habíamos hablado.

No es difícil imaginar la reacción del entrometido interlocutor. Quiere ayudar a ese padre tan despistado, pero la realidad es otra muy distinta a la que él se ha imaginado. El desconocimiento de la historia y del contexto le ha llevado a emitir un juicio equivocado, le ha hecho alejarse de la verdad.

“Sé comprensivo. Cada persona que te encuentras está librando su propia batalla”, decía Platón. Pero nos falta esa comprensión. Nos sobra engreimiento y falta de rigor. Sobre todo cuando nos interesa llegar a determinada conclusión.

Se formulan juicios apresurados y poco rigurosos en todos los ámbitos de la vida. Juicios malintencionados, a veces. Se emiten con demasiada frecuencia en la política, atribuyendo intenciones de forma arbitraria y, a veces, perversa. ¿Qué importa la verdad ante el rédito que se busca? Decir que el presidente del Gobierno convoca elecciones generales en pleno mes de julio para que la ciudadanía no vaya a votar es un atrevimiento descarado. Probablemente falso porque, si así fuera, no estaría insistiendo una y otra vez en que la ciudadanía acuda a las urnas. Y decir que lo hace para castigar a los españoles dejándoles sin vacaciones es, además, una perversidad. Atribuir a la promulgación de la ley de memoria democrática la intención de dividir a los españoles es una conjetura que no tiene fundamento. Afirmar que la pretensión de la izquierda es empobrecer a los españoles es una suposición estúpida e injusta. Sostener que recibir los votos de los independentistas responde al deseo de romper España es una estupidez y una arbitrariedad. Qué poco rigor hay en muchos juicios. Qué poco amor a la verdad.

Sucede en el ámbito de la convivencia. Reaccionamos ante los comportamientos y las palabras de otras personas sin conocer cuál es la realidad, cuál es el contexto, cuál es la pretensión de nuestros conciudadanos. No sé dónde leí hace tiempo la historia de un vecino que, estando ya en la cama, empezó a escuchar los pasos del inquilino que vivía en el piso superior. No solo le habían despertado aquellos pasos enérgicos sino que no le dejaban conciliar el sueño. Irritado dio golpes con el palo de una escoba en el techo de su habitación para exigir al paseante que dejase de hacer ruido.

El inquilino del piso de arriba siguió dando pasos firmes y apresurados. El enfado del insomne llegó a tal punto, que se levantó, se vistió y subió como un energúmeno a exigir a su vecino que dejase de caminar por la casa. Llamó a la puerta y, antes de dejar hablar a su vecino, le llenó de descalificaciones e insultos. Le explicó con rabia que tenía que madrugar y acabó maldiciendo la mala suerte de vivir debajo de un desaprensivo. Cuando pudo intervenir su vecino, que tenia un bebé en los brazos y la cara desencajada, le explicó que su hijo pequeño había fallecido por muerte súbita y, en su desesperación, lo paseaba de acá para allá por la casa, esperando al forense que debía acreditar su muerte.

Las disculpas trataron de borrar aquellos insultos y aquella agresividad extrema. No tenía ni idea de lo que le estaba pasando a su vecino. Reaccionó de una forma apresurada y violenta. Le había importado un comino la verdad.

También en la enseñanza se produce este riesgo de los juicios de valor, frente a los juicios de hecho. Recuerdo un vídeo conmovedor de un alumno pequeño al que se ve llegando tarde a la escuela. El niño llama a la puerta del aula y se encuentra con el gesto adusto del profesor. Extiende la palma de la mano en espera del castigo. Y el profesor descarga un duro golpe con la regla sobre ella. El día siguiente sucede lo mismo. Se ve entrar al niño cariacontecido y, sin mediar palabra, extiende la mano en espera del golpe. Un golpe que llega de forma inexorable. Con la regla, de forma desabrida, el profesor empuja al niño para que se siente en su pupitre. En la imagen siguiente se ve al profesor en bicicleta circulando por las calles del pueblo. Ve al niño empujando una silla de ruegas en la que lleva a su madre enferma. Mira el reloj y comprende la causa del retraso. Cuando el niño llega unos minutos después a la escuela extiende su mano como de costumbre y baja la mirada en espera del castigo, El profesor deposita la regla en su mano extendida, se arrodilla y besa la mano del niño en silencio. Seguidamente abraza lo abraza con emoción. No se puede decir más con tan pocas imágenes.

Cuando interpretamos el comportamiento de los demás sin conocer las circunstancias y sin recibir las explicaciones del interesado corremos el riesgo de emitir juicios infundados, de faltar a la verdad.

Si no existe más criterio que la destrucción del adversario, la extorsión del prójimo o el sometimiento de los alumnos, está claro que de cualquier comportamiento, palabra o actitud podemos obtener una conclusión perjudicial para el prójimo.

Cuando existe buena fe, cuando se pretende actuar con rigor, tampoco es fácil acertar. Incluso cuando el interesado nos explica con sinceridad los motivos de sus decisiones o de sus palabras. En muchos casos dominan los prejuicios, las interpretaciones interesadas, las elucubraciones maliciosas, los juicios arteros, las pretensiones de hacer daño.

Además de nuestras actitudes en el análisis de la conducta o la palabra de los otros, existen las dificultades técnicas de la comunicación. Entre lo que pensamos, lo que queremos decir, lo que realmente decimos, lo que queremos oír, lo que oímos, lo que creemos entender y lo que entendemos… existen ocho posibilidades de no entenderse, de alejarnos de la verdad.

Creo que todos y todas deberíamos hacer un esfuerzo para alcanzar la comprensión, un esfuerzo nacido del respeto al prójimo y del amor a la verdad. Mejorar nuestras relaciones, en todos los ámbitos de la vida, haría este mundo menos hostil, más habitable y más hermoso.

He hablado de conocer y respetar al otro para formular un juicio certero. También abogo porque actuemos y hablemos con sinceridad. Oscar Wilde, que nos dejó tantas frases lapidarias, dijo: “Si uno dice la verdad, tarde o temprano será descubierto”. Esa es la otra cara de la moneda.

Sé que el objetivo puede ser utópico en un mundo lleno de intereses, de competitividad y de relativismo moral. Pero es lo que tiene la utopía: nunca la alcanzaremos, pero, como está en el horizonte, nos hace caminar hacia ella. Sin descanso. Decía Martin Luther King: “Tu verdad aumentará en la medida que sepas escuchar la verdad de los otros”.

Adarve. Miguel Ángel Santos Guerra

lunes, 17 de julio de 2023

Mariano Gamo (1931-2023): revolucionario y cristiano. Juan Antonio Delgado de la Rosa, Juan Mari Arregi. 06/07/2023

Uno de los grandes jinetes de un apocalipsis que sí existió

Juan Antonio Delgado de la Rosa

Mariano Gamo Sánchez, referente dentro de los curas obreros, hizo compatible su trabajo pastoral con su trabajo como enfermero y su militancia sindicalista y política.

Una de las cuestiones más relevantes fue su apuesta por La Casa del Pueblo de Dios

Designado en 1964 párroco de Nuestra Señora de la Montaña, en el barrio de Moratalaz, encuentra allí la “tierra prometida” en la que pone en marcha el proyecto soñado durante años de una Iglesia de pueblo, para el pueblo y desde el pueblo.

Como una declaración pública de este propósito figuraría, con grande caracteres, en el frontispicio del barracón que hacía de templo la inscripción: CASA DEL PUEBLO DE DIOS. Éste barracón ofreció durante años hospitalidad a las reuniones clandestinas de CCOO y también las misas de los domingos, eran eucaristías vivas, abiertas al diálogo, para fomentar una asamblea cristiana plural, en la que los asistentes se pronunciaran sobre los diferentes temas propuestos con toda libertad e espontaneidad, aunque utilizando algunas veces un lenguaje críptico, debido a la presencia policial. La declaración del estado de excepción de 1969 provocó la detención de Mariano Gamo “a causa de ciertas expresiones vertidas sobre el Estado de excepción” (BLÁZQUEZ, 1991: 189). En esos días, Gamo (2000: 32–33) sostenía:

“Mis cadenas no son otras que la militaresca ordenanza del silencio, por la que a todo un pueblo se le ha impuesto la renuncia a su innata vocación… El hombre es responsable de la historia… Un pueblo no poseso del silencio, libre de sus decisiones, es el ángel en el que yo confío. No se llama legión, PUEBLO es su nombre”.

Posteriormente, fue confinado en el Monasterio de El Paular (Rascafría, Madrid) y, condenado por el Tribunal de Orden Público (TOP) a tres años de prisión, tal como narra el historiador Tuñón de Lara:

"También fue juzgado y condenado, esta vez en Madrid, el párroco de Moratalaz, Mariano Gamo, en cuyo favor había testimoniado el obispo auxiliar de la capital, monseñor Echarren. El Estado de Franco, al dirigir así sus aparatos coactivos-judiciales contra miembros del clero, estaba inutilizando por completo un aparato de hegemonía (ideológica) que durante muchos años le sirviera eficazmente". (TUÑÓN DE LARA, 1980: 403).

Finalmente, fue trasladado a la cárcel Concordataria de Zamora (BLÁZQUEZ, 1991: 190), donde convivió con una veintena de curas vascos, también reclusos, de los que llegó a aprender algo de euskera y con los que colaboró en el montaje de una ikastola en la propia prisión (JÁUREGUI Y VEGA, 1985: 139–141). Abandonó la cárcel en octubre de 1971 por el llama do indulto Matesa (JÁUREGUI Y VEGA, 1985: 139), aunque en fechas posteriores ingresó tres veces más en la cárcel de Carabanchel, por otras tantas multas gubernativas, tal como narran Jaúregui y Vega:

"El día 25 de diciembre de 1973 tampoco iba a ser bueno para Mariano Gamo. Por la mañana le aconsejan que firme una declaración en la que se declare autor de un delito de injurias a la memoria de Carrero Blanco (el domingo siguiente al asesinato de Carrero Blanco no ha recordado en la misa al almirante caído en acto de servicio el jueves 20 de diciembre). Seguidamente le imponen una multa de 200.000 pesetas y le envían a Carabanchel, en cuyo hospital penitenciario, sección toxicómanos, es recluido en arresto sustitutorio por impago de multa. Los funcionarios le reconocerán como el toxicómano número 22, el número 21 es Carlos Jiménez de Parga…" (JÁUREGUI Y VEGA, 1985: 182–183).

Incorporado de nuevo a su parroquia, tras su salida de Zamora, comienza a trabajar como sanitario en la Clínica de la Concepción hasta 1988 en que se traslada como DUE (ATS) al nuevo hospital público “Severo Ochoa” de Leganés. Aprovechando una baja laboral por enfermedad, termina su licenciatura en Filología Hispánica. Su compromiso político discurre a través de la ORT:

"La ORT, grupo político que surge en 1970 procedente casi por entero de la Acción Sindical de Trabajadores, un núcleo obrero católico surgido en 1964 y vinculado a los jesuitas de las Vanguardias Obreras. Lo particular del marxismo de su programa oficial, que se transformó en maoísmo enseguida, provenía de la militancia católica de origen. Entre sus principales dirigentes habrá curas obreros como Mariano Gamo…" (CRUZ, 1997: 205).

Y bajo esas siglas se presenta, en las primeras elecciones democráticas de 1977, como candidato al Congreso de los Diputados. En ese período deja la parroquia para volcarse en la actividad político-sindical emergente, sin abandonar el puesto de trabajo. Desaparecida la ORT, ingresa en Izquierda Unida, por cuya organización sale elegido Diputado de la Asamblea de Madrid en 1995, en la que actúa de portavoz de su grupo para temas sanitarios, durante su IV Legislatura, al término de la cual cesa en su excedencia laboral por cargo público y se jubila a los 68 años de edad, pero sigue al pie del cañón acompañando la vida de las personas. Una de sus últimas reuniones las realizó en el equipo de la ACO del lucero.

Sus últimas palabras fueron que nos tenía a todos en el corazón. DEP

Sin Permiso, 5 de julio 2023

Mariano Gamo, referente solidario y antifranquista

Juan Mari Arregi

Ha muerto en la madrugada de ayer en Madrid con 92 años Mariano Gamo, un gran amigo y compañero de muchas historias, muy conocido en los sectores de la izquierda de la Iglesia popular y de la política del Estado Español. Huérfano desde niño de padre fusilado en 1936 por un destacamento del Frente Popular de la República en las tapias del cementerio de Vaciamadrid y enterrado en una fosa común junto a otros fusilados. Curiosamente, un tío suyo sería posteriormente fusilado también, pero por la dictadura franquista.

Mariano ha sido un referente social, político y solidario. Un referente de la lucha antifranquista, antifascista y anticapitalista. Como sacerdote ha dejado sus huellas en la Parroquia de Nuestra Señora de la Montaña de Moratalaz de Madrid, donde desde 1963 tuvo su mayor protagonismo.

Muy pegado a los sectores populares, apostó por una Iglesia popular y luchó contra aquella Iglesia jerárquica pivote junto al capitalismo de la dictadura franquista. Fiel a su compromiso popular y lejos del PSOE y PCE de Carrillo, participó, como político, en partidos revolucionarios como la ORT y en la creación de las primeras CCOO. En ese contexto llegó a ser también diputado por IU en la Asamblea de Madrid en los años 90.

Por ello pasó por los tribunales franquistas y fue condenado a tres años de cárcel. Por esa razón, pasó también por la cárcel concordataria de Zamora, creada por la Iglesia y el Estado español, donde pudo conocer y convivir con los curas vascos que también fueron condenados por los tribunales franquistas por haber luchado en defensa de los derechos políticos, sociales y nacionales de nuestro Pueblo.

Como el resto de curas vascos ha participado también, como protagonista, en la elaboración del documental "Apaiz Kartzela", de la mano de la productora vasca Maluta Films, liderada por Ritxi Lizartza. Nuestra última relación directa con él fue precisamente hace menos de un año en San Sebastián de los Reyes de Madrid, en la presentación allí de la citada película que la presidió y en la que intervino entre muchos aplausos...

Mariano reconoce sus diferencias ideológicas con los curas vascos encarcelados de Zamora, pero que no impidieron su buen rollo y camaradería. Así Gamo dice en el libro "Zamorako apaiz kartzela" que... «ni mis diferencias ideológicas ni otras discusiones teóricas rompieron el clima de camaradería y buen rollo que se mantuvo hasta el final... A todos los considero compañeros de fatigas e ilusiones, aunque fueran dispares, pero con el denominador común de la utopía».

En ese contexto es lógico que Gamo apoyara el intento de fuga de la cárcel de Zamora... «Durante la construcción o gesta del túnel, asegura en el mismo libro, me asignaron la tarea de distracción o entretenimiento del funcionario de turno, para neutralizar su vigilancia. Al abandonar la prisión en la noche del 3 de octubre de 1971, albergaba la esperanza de que la fuga se haría realidad pocos días después, en una noche de luna y en un turno de la guardia civil, siempre más puntual que la Policía armada. Al no aparecer ninguna noticia en la prensa viajé al País Vasco, donde me recibió e informó José María Madariaga» (otro cura vasco ya fallecido, de la parroquia de Bakio, que estuvo también preso en Zamora).

Mariano Gamo, pese a sus diferencias ideológicas con el nacionalismo vasco, ha formado parte también de la cadena humana y solidaria con este Pueblo. Además de lo que mis compañeros que pasaron por la cárcel concordataria de Zamora pudieran decir, quien suscribe este artículo puede dar fe de ello por haber sido testigo privilegiado de hechos muy importantes que avalan esa afirmación.

Mariano Gamo, durante el franquismo, puso sus instalaciones parroquiales al servicio de quienes luchaban contra el fascismo, franquismo y capitalismo y vivían en la clandestinidad, pertenecieran a la organización que fueren. Quien suscribe estaba en la clandestinidad en Madrid en los años 1973-1976. Mi relación con Mariano era casi diaria, sobre todo desde que inició su andadura como cura obrero en un hospital público de Madrid.

En un mismo día coincidimos con Mariano en su parroquia de Moratalaz, y por razones distintas pero determinadas por la clandestinidad común, yo mismo y Pedro Ignacio Perea Beotegi, (WILSON), militante de ETA durante los días previos al histórico y relevante atentado contra el almirante y presidente Carrero Blanco, garante de la continuidad del régimen. Nunca supe la razón de la presencia de Wilson en la parroquia de Moratalaz. Si sé, que Mariano Gamo nunca fue partidario de la lucha armada. Pero también sé que, pese a las diferencias ideológicas con unos u otros, Mariano echaba una mano a quienes luchaban desde la clandestinidad.

En 1975 el Gobierno español franquista declaró, una vez más, el estado de excepción en Bizkaia y Gipuzkoa. Algunos como quien suscribe, y tras su exilio y paso por la cárcel de Basauri y convento de los pasionistas de Euba, tuvo que volver a la clandestinidad y me oculté por Madrid. Ante la falta de información de la represión desencadenada en las provincias vascas, decidimos crear un boletín informativo clandestino, "Noticias del País Vasco en estado de excepción".

Aunque el famoso e histórico capitán de la Guardia Civil, «el Capitán Hidalgo», buscaba, para su desmantelamiento y detención de sus creadores, el lugar de impresión del citado boletín por el Duranguesado, lo editábamos en Madrid. Clandestinamente, por supuesto. Mariano Gamo fue también uno de los que en Madrid nos echó una mano para su impresión y difusión no solo en la capital sino por todo Euskal Herria y resto del Estado español.

Finalmente, Madrid fue paso de muchos familiares de presos políticos vascos. Unos que visitaban a los suyos en cárceles de Madrid o cercanas. Otros que tenían que pasar por Madrid para llegar a las cárceles del sur. Unos y otros encontraban también apoyo y refugio en manos de Mariano Gamo y su entorno.

En el Estado Español hubo y hay muchos enemigos de este Pueblo. Es verdad. Tan verdad como que también hay no pocos ejemplos de haber formado parte de una cadena solidaria con nuestro Pueblo reprimido por la dictadura franquista. Como lo fue Mariano Gamo. Independientemente de sus planteamientos ideológicos políticos. Eskerrik asko, Mariano.

https://www.naiz.eus/eu/iritzia/articulos/mariano-gamo-referente-solidar...

Juan Antonio Delgado de la Rosa Doctor en Filosofía, Historia Contemporánea y Derecho. Licenciado en Teología. Es autor de 'Mariano Gamo, testigo de un tiempo. Entre Cristianismo y marxismo y viceversa (Endymion 2012).

Juan Mari Arregi Nació en Durango en el seno de una familia abertzale. A los 12 años ingresó en el seminario de Derio, donde fue muy activo en el movimiento contra el régimen que allí se formó, miembro, entre otros, del movimiento GOGOR. Conoció el exilio, la clandestinidad, la cárcel…Tras la muerte del dictador participó en la fundación del diario Egin y trabajó en él firmando con el nombre de Daniel Udalaitz hasta que fue despedido. La vida de Juan Mari Arregi es un vida vertebrada por el compromiso social y el nacional.

Fuente:
Varias

https://www.sinpermiso.info/textos/mariano-gamo-1931-2023-revolucionario-y-cristiano

domingo, 16 de julio de 2023

Solo se derogan las leyes. Miguel Ángel Santos Guerra

Entérese, señor Feijóo. Me extraña que usted no lo sepa y que ninguno de sus asesores se lo haya advertido. No se puede derogar a Sánchez ni al sanchismo. Porque solo se derogan las leyes. Usted lo que pretende es acabar con Sánchez y con el sanchismo. Eso sí. Sea este lo que usted quiera decir que es. O mejor, lo que a la señora Ayuso le de más rabia soportar. Porque a ella le da mucha rabia todo lo que refiere al Presidente del Gobierno. Les he oído decir tantas cosas de todo tipo sobre el sanchismo (todas malas, por no decir horribles) que me cuesta abarcarlo todo en un golpe de pensamiento. Sencillamente, es el mal en estado puro. Hasta ha dicho que “derogar el sanchismo” es acabar con un modo de gobernar basado en el orgullo para hacerlo desde la humildad. Y es que a humilde no le gana nadie, señor Feijóo. Derogar, si consulta el diccionario, verá que significa dejar sin efecto una norma jurídica o cambiar parte de ella. Eso es derogar.

Usted, si gana las elecciones, podrá proponer al parlamento que derogue todas las leyes que desee, probablemente todas las aprobadas en la legislatura sanchista. Desde la ley sobre eutanasia hasta la ley trans. Ustedes son muy dados a votar en contra de todas las leyes que conquistan derechos y a utilizarlas todas cuando les conviene. Y si no, dígame si los dirigentes y los votantes del PP no se divorcian, si no abortan, si no se casan o acuden a bodas homosexuales… Pero a todo han dicho que no. Y de casi todo han llevado recursos al tribunal constitucional. Han dicho no a la reforma laboral y ahora usted dice que está muy bien, porque tiene el refrendo de los agentes sociales. Pero ya lo tenía entonces cuando votaron en contra, ¿no? Podrá derogar las leyes si tiene los votos suficientes para hacerlo. Pero eso que llama sanchismo no se puede derogar. Porque no es una ley.

Lo que pretende usted es acabar con el sanchismo. Y con Sánchez. Eso sí. Pero, verá, señor Feijóo, eso solo lo pueden hacer los votantes y las votantes. Eso de “vamos a derogar el sanchismo” es una fanfarronada y una inexactitud monumental. Y podría suceder que quienes pueden acabar con el sanchismo no quieran hacerlo. A ver si se lleva una sorpresa. A ver si le pasa lo que le ha hecho usted pasar a la señora Guardiola. Usted piensa que el sanchismo es algo tan odioso, tan perverso, tan maligno, tan soberbio, tan mentiroso que cree que todos los españoles y españolas de bien van a pensar como usted. Pero puede ser que no. Y se puede quedar con las ganas.

A usted le ha hecho el programa el señor Sánchez. Porque lo que va a hacer es acabar con todo lo que él hizo. Como va a terminar con el sanchismo, ya tiene programa para rato. O por lo menos para los primeros días. Pero de proyecto propio, poco.

">Usted se olvida de algunas cuestiones esenciales del sanchismo, como que haya hecho frente a la pandemia y a la vacunación con un éxito indiscutible, de que los datos macroeconómicos sean buenos, de que haya subido el SMI, de que haya garantizado el poder adquisitivo de las pensiones, de que haya salvado muchos empleos con los ERTES, de que haya creado el Mínimo Vital, de que haya promulgado la ley de Muerte Digna, de que haya promulgado la ley trans, la ley de educación, la ley de vivienda y la ley del sí es sí… Anda, que no le ha sacado usted rédito a la ley del sí es sí. Como si a usted le hubieran dolido más los violadores excarcelados o los que han visto reducidas sus penas que a quienes promovieron y promulgaron la ley. Usted, que quiere eliminar el Ministerio de Igualdad, ha utilizado de manera tramposa un error para arremeter contra el Presiente del Gobierno y la Ministra de Igualdad. Estoy seguro de que le han dolido más las excarcelaciones y las reducciones de penas a quienes creen en la violencia de género que a quienes la niegan.

>No haga más trampas. A Sánchez le duelen las víctimas de ETA y del machismo igual, al menos, que a usted; ama a España igual, al menos, que usted; busca la prosperidad de los españoles igual de sinceramente, al menos, que usted; desea que España permanezca unida como nación al menos igual que usted y quiere permanecer en la Moncloa con un deseo similar al de usted por llegar a ella…

>Deje de una ves de recordar cuántos violadores vieron reducidas sus penas y dígale a su socio que reconozca que existe la violencia machista. No sea hipócrita, señor Feijóo. Rásguese las vestiduras por lo que es importante respecto a la superación de la violencia de género. Usted ha aceptado la expresión de violencia intrafamiliar porque tiene una visión muy cercana a la de su socio. Deje de manipular la realidad. Ni les ha importado la ley, ni les importa el Ministerio de Igualdad. Menudo chollo han encontrado en la ley del sí es sí. La han convertido en un cesto de piedras contra el gobierno, no contra los violadores. Se han rasgado las vestiduras de forma hipócrita para machacar al Ministerio de Igualdad y a la ministra que lo preside. Como si fueran más y mejores feministas que ella. Qué barbaridad. Existió un error fatal, Incluso un empecinamiento en el error. No les ha importado la ley del sí es sí. Les ha importado golpear con ella al gobierno. Es que da la impresión de que han hecho una ley para excarcelar y para reducir penas. No, señor Feijóo. No haga trampas. Si de verdad le importa la causa de la igualdad, no pacte con el señor Abascal y deje en paz a Irene Montero.

‘Cara a Cara. El Debate’
En el debate asedió a su contrincante con datos falsos. En eso consiste la técnica del galope de Gish o ametralladora de falacias. Sabrá usted, o su asesor para el debate que también lo es de la señora Ayuso, que se trata de abrumar al oponente con el mayor número de argumentos posible sin tener en cuenta la exactitud de los mismos. Se suceden las medias verdades, los datos falsos, las tergiversaciones y los argumentos engañosos. De esta manera resulta imposible al oponente dar respuesta a todas las cuestiones un solo turno de un debate formal. Resulta obvio que hacer un enunciado de este tipo requiere mucho menos tiempo que el necesario para desmontarlo con argumentos. El término fue acuñado por Eugenie Scott y recibe el nombre del creacionista Duane Gish, que utilizó frecuentemente la técnica contra los defensores de la evolución.

Le voy a dar un pequeño consejo lingüístico. No vuelva a decir que el Gobierno debe de hacer o el Gobierno debe de dejar de hacer… Porque cuando el contenido semántico de la frase es de obligación y no de duda, no hace falta ese de que usted repite una y otra vez. No se cómo no le corrigen sus asesores de la política o de la prensa. Porque el señor Jiménez Losantos se lo sabe, pero solo se lo corrige con desprecio a quienes considera enemigos despreciables…" />Pero hay una trampa del debate que quiero destacar. La insistencia en que el presidente firmase un acuerdo de que gobierne la lista más votada es una trampa de manual. Todas las encuestas le dan a usted ganador, y entonces propone que gobierne la lista más votada. Qué listo, señor Feijóo. Y así se quita el engorro de los pactos. Hizo bien el presidente en sugerirle que le explicase la propuesta al señor Vara. Porque, para que eso que tan vehementemente proponía como una solución democrática no sucediese en Extremadura le hizo tragar a la presidenta de la Comunidad sus palabras para desdecirse de aquellos principios que había proclamado enfáticamente el día anterior. El mismo día en que usted decía que la política consistía en respetar la palabra dada.

Lo que importa, señor Feijóo, es cuál es el proyecto, cuál es la filosofía, cuáles son las prioridades, cuánto le importan a usted los pobres y cuánto los ricos., cuánto los sindicatos y cuánto la patronal, cuánto la verdad y cuánto la mentira, cuánto los de arriba y cuánto los de abajo, cuánto lo público y cuánto lo privado, cuánto la libertad y cuánto la censura…

La ola reaccionaria que está recorriendo el mundo puede anegar a nuestro país. Será una desgracia: un retroceso de las libertades, una pérdida de derechos, una vuelta a la censura, un regreso a la exclusión del diferente, una criminalización de los inmigrantes, un aumento de las privatizaciones en detrimento de lo público, un camuflaje de la violencia de género… Eso es lo que nos espera si acaba usted, como desea, con el sanchismo, Menos mal que usted no puede hacerlo. Está en manos de los electores y de las electoras. Espero que sepan lo que hacen cuando vayan a las urnas.

No sé si le gusta leer. Espero y supongo que sí. Por si tiene un ratito después de las elecciones me gustaría aconsejarle (como a mis lectores y lectoras) la obra reciente de Enrique Javier Díaz, un buen colega y amigo leonés. Me refiero a la obra ‘Pedagogía antifascista. Construir una pedagogía inclusiva, democrática y del bien común frente al auge del fascismo y la xenofobia’. Porque muchos de los problemas que tenemos pueden encontrar solución en la escuela.

PSICOLOGÍA. El método Stutz: un sencillo enfoque para combatir los pensamientos victimistas que nos frenan

Un documental de Netflix ha popularizado las teorías de un psiquiatra neoyorquino aquejado de párkinson sobre cómo utilizar la fuerza interior para afrontar dificultades
Metodo Stutz
RICARDO TOMÁS
FRANCESC MIRALLES

Metodo Stutz

Hace una década se publicó en nuestro país El método, escrito por Phil Stutz en colaboración con Barry Michels. Sin embargo, este manual de psicología práctica pasó inadvertido hasta que el año pasado se estrenó en Netflix el documental Stutz, dirigido por el actor Jonah Hill, que a su vez se pone en el papel de entrevistador de su terapeuta: el mismo Stutz, un psiquiatra neoyorquino afincado en Los Ángeles, donde trata a numerosas estrellas de Hollywood.
En el documental, el psiquiatra aparece como un hombre escuálido de mirada penetrante. Apreciamos un ligero temblor en su brazo debido al párkinson, enfermedad que padece desde hace largo tiempo. La conversación se desarrolla de manera informal y en algunas ocasiones Stutz se muestra disconforme con los terapeutas que hacen hablar a sus pacientes para devolverles silencio.

Jonah Hill asiente y agrega que eso es el mundo al revés, porque los amigos, que no tienen ni idea de nada, suelen darte consejos no solicitados, mientras que el terapeuta, al que pagas, calla. El protagonista del documental sonríe y reconoce que, cuando un paciente se muestra poco proactivo, no tiene inconveniente en decirle: “¡Haz lo que te digo, coño! Te aseguro que te sentirás mejor”.

Estos consejos o medidas prácticas son lo que Stutz denomina “las herramientas”. Por ejemplo, cuando pasamos por una fase de desánimo o incluso depresión, nuestra tendencia natural es a meternos en la cueva, lo cual es lo contrario de lo que necesitamos. Pero en una persona con crisis de ansiedad, el hecho de no salir a la calle hará que la fobia se refuerce, limitando cada vez más su autonomía.

Para salir del atolladero, Stutz recomienda usar la fuerza vital que todos poseemos y que su mano temblorosa dibuja como una pirámide de tres niveles: cuerpo, gente y tú mismo. Veamos de qué manera cada una de ellas puede alimentar nuestras ganas de vivir:

Cuerpo. 
Está en la base de la pirámide. El primer paso para notar una mejora en nuestro estado de ánimo es vigilar tres aspectos que afectan al cuerpo: movimiento, alimentación y sueño. Un 85% de nuestro bienestar, según Stutz, depende de hacer ejercicio diario, nutrirnos de manera adecuada y dormir las horas necesarias. Cuando nos sintamos presa de las emociones negativas, hay que empezar por aquí, ya que está en nuestra mano mejorar la base de nuestro autocuidado.

Gente. 
Las personas ansiosas o deprimidas tienden a evitar el contacto social, cuando justamente es lo que más les conviene. Este célebre psiquiatra dice que las relaciones son como los agarraderos en una escalada, las necesitamos para no caer en el abismo de la soledad y los pensamientos repetitivos. En los momentos de gran desazón, recomienda quedar incluso con alguien que no nos parezca interesante. Y el motivo es que, en sus propias palabras, “esa persona representa a la humanidad entera”. Esta conexión también alimenta nuestra fuerza vital.

Tú mismo. 
Cuando el cuerpo y los vínculos sociales están bien atendidos, en lo alto de la pirámide queda la relación contigo mismo. Muchas veces no logramos resolver nuestros problemas porque no nos conocemos lo suficiente. Para conectar con quien eres, la herramienta que recomienda este terapeuta es escribir. Aunque sea solo unas notas desordenadas en un papel o archivo de texto, a través de la escritura afloran temas y matices que nos darán pistas para resolver el desafío que estemos afrontando.

Además de cultivar esta pirámide básica del bienestar personal, Stutz nos advierte contra las dinámicas mentales que nos meten en el laberinto, como él representa a los pensamientos victimistas. El daño que nos puede producir un accidente u ofensa es directamente proporcional a la energía mental que le dediquemos. Si pasamos página, nuestra vida podrá seguir como si nada. En cambio, si le damos protagonismo y se convierte en un bucle victimista, nos perderemos en el laberinto. Y, en sus propias palabras, “cuando estás dentro del laberinto, la vida pasa de largo”.

Por eso, nuestra libertad mental y existencial depende de ocuparnos de cada cosa en su debido momento y luego soltar lastre para seguir viviendo.

Francesc Miralles es escritor y periodista experto en psicología.

La Parte X

— En una de las tarjetas que Stutz entrega a sus pacientes hay un dibujo de una persona rodeada de equis. Cada una representa una dificultad. El conjunto lo llama Parte X, que viene a ser el “villano” de nuestra película. Es posible librarse de un problema en concreto, pero no de la Parte X en general, ya que cuando resuelves un problema enseguida aparece otro.

Para comprender la Parte X es necesario asumir que la vida tiene tres componentes que no podemos eludir: dolor, incertidumbre y trabajo constante. 

El dolor nos permite desarrollar actitudes como la resiliencia o la empatía. 
La incertidumbre es el mar en el que tendremos que navegar a lo largo de la vida. 

sábado, 15 de julio de 2023

¿Por qué nos resistimos a aceptar el fracaso económico y a reconocer que llegó el momento de evitar más pérdidas?

Saliste para comprar leche en la tienda. A mitad de camino te acuerdas de que los domingos en la tarde está cerrada.

No se te ocurre que cerca haya otro lugar abierto. Pero ya pasaste 10 minutos caminando, así que, ¿por qué no terminar el recorrido?

A menos que realmente necesitaras estirar las piernas, es una manera de pensar un poco tonta. Sin embargo, es un patrón mental ilógico que se utiliza con frecuencia en la toma de decisiones. Y en muchas ocasiones, los riesgos que se corren son más altos.

Los economistas lo llaman "costo hundido". Pero el concepto se encuentra en cualquier ámbito.

Todos lo hacemos. ¿Alguna vez fuiste al cine y te quedaste hasta el final aunque a los 10 minutos te diste cuenta de que la película no te iba a gustar?

Es la misma lógica que al pensar: "¿cómo voy a deshacerme de mi carro viejo si he invertido tanto dinero en él? Lo que debería hacer es cambiarle la caja de velocidades".

La esperanza de recuperar las pérdidas lleva a invertir más dinero.

Instinto animal
La conexión que existe entre los ejemplos anteriores es el fenómeno de seguir invirtiendo recursos (tiempo o dinero) después de que las cosas han salido mal, esperando que mejoren pese a que no hay razones para pensar que eso pasará.

Muchas personas son reacias a disminuir sus pérdidas. Es mucho más probable que se resistan antes de que decidan aceptar el golpe y pasar página. Las motivaciones son el optimismo y la aversión al fracaso.

Incluso los animales tienen una actitud similar.

Un estudio reciente de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, descubrió que los ratones y las ratas tenían las mismas probabilidades de actuar como los humanos cuando los experimentos en los que participaban estaban relacionados con retrasos y recompensas.

En cada caso, mientas más tiempo pasaban esperando conseguir su "premio" (comida), eran más reticentes a abandonar su búsqueda.

Según algunos investigadores, este patrón podría sugerir que hay una razón evolutiva que explica esta actuación irracional.

¿Vale la pena seguir invirtiendo recursos?

Riesgos elevados
En el ambiente laboral, las consecuencias de insistir en recuperar costos pueden ser catastróficas.

Para empresas pequeñas puede ser la postergación de despedir a un empleado a quien se ha entrenado durante meses pese a que, desde el principio, estaba claro que no tenía las habilidades para desempañar el rol.

Es el mismo espíritu que hace que la gente realice cuantiosas inversiones ilógicamente. Pensar solo en la posibilidad de ganancias futuras quiere decir que no evalúan los recursos que ya han invertido y que no pueden recuperar.

Es fácil entender por qué.

Después de que invertiste US$13 millones en un proyecto que no ha funcionado, se puede justificar invertir US$5 millones más si sólo consideras las ganancias que generarán US$5 millones, no las que se habrían obtenido con US$18 millones.

En realidad, tampoco quieres quedar mal aceptando que el proyecto fracasó.

En su libro Thinking, Fast and Slow, el premio Nobel Daniel Kahneman refiere que esta manera de lidiar con ciertas situaciones explica por qué las compañías recurren a nuevos gerentes y contratan a asesores en la etapa en la que el proyecto está a punto de colapsar.

No cree que esto ocurra porque consideren que son más competentes que quienes estaban a cargo en un principio, sino porque los nuevos no arrastran la carga de los anteriores ni la reticencia a evitar más pérdidas y seguir adelante.

Como un apostador en una partida de póker, la gente se queda atrapada pretendiendo que tiene una mano ganadora.

El operador financiero Nick Leeson, quien ocasionó la caída del Banco Barings en 1995, utilizó un razonamiento similar tratando de recuperarse de una serie de transacciones desastrosas.

Los proyectos públicos de infraestructura suelen exceder el presupuesto original.

Elemento político
La toma de decisiones impulsada por el análisis del "costo hundido" lleva a que, eventualmente, las compañías inviertan elevadas sumas de dinero y hagan transacciones con las acciones de una empresa. Como consecuencia, llega un punto en el que no pueden seguir operando.

Por el contrario, hay menos fiscalización en torno a decisiones políticas. Tampoco ayuda que exista la percepción de que cambiar el rumbo en un proyecto sea un signo de debilidad, lo que hace que los políticos insistan en seguir adelante con decisiones equivocadas.

Hay muchos ejemplos de estos casos. Por ejemplo, las obras de infraestructura pública suelen excederse en el presupuesto calculado originalmente.

Es lo que ha ocurrido en el Reino Unido con el proyecto "High Speed Rail 2" que, hasta el momento, ha costado US$65.000 millones más de lo previsto. Y se estima que siga aumentando.

Japón también suele invertir en infraestructuras caras. Es una de las razones por las cuales el país tiene el nivel más elevado de deuda nacional en el mundo.

Muchos de estos proyectos ofrecen muy pocos estímulos fiscales, además, hay muchos "puentes que no conducen a ninguna parte", en el sentido literal y metafórico.

La "guerra contra las drogas" en Estados Unidos aumentó el número de detenidos por narcotráfico, lo que dio origen a la mayor infraestructura de prisiones en el mundo.

Sin embargo, y aunque la evidencia apunta a que enfocarse en la distribución no ha ayudado a controlar el consumo de drogas, para los legisladores sería muy difícil desmantelar ese sistema.

El consumo de drogas no disminuyó en EE.UU. pese a que hay más traficantes en la cárcel.

Opciones
El "costo hundido" explica la mala inversión de millones y billones, pero también tiene un efecto en las finanzas personales. Hay quienes recurren a sus ahorros, por ejemplo, para reparar una propiedad que no adquiere valor.

El concepto tiene un gran impacto a nivel micro y macroeconómico, tanto para el individuo como para la toma de decisiones que afectan a muchos en distintas partes del mundo.

Estar consciente acerca de este razonamiento ilógico puede ayudarnos a evitar caer en la trampa, y también a lograr que líderes políticos y quienes toman decisiones económicas importantes, asuman su responsabilidad cuando lo hagan.

Entonces, ¿cómo controlar esta situación?

"Todos somos susceptibles a predisposiciones, pero podemos neutralizarlas hasta cierto punto si tomamos distancia y pensamos en las alternativas", afirma Jim Everett, psicólogo social de la Universidad de Leiden, en Holanda.

Cuando se analice si se debe insistir en alguna acción en particular, Everett recomienda preguntarse: "¿Qué ganaría o perdería si sigo adelante? ¿Qué ganaría o perdería si hago algo diferente?"

En caso de dudas, sugiere evaluar las decisiones que se tomaron para llegar a ese punto y considerar qué es verdad y qué no lo es.

"Si tengo las mismas opciones en el futuro, ¿tomaría la misma decisión? Y si la respuesta es no, ¿por qué?"

Es una idea simple, pero con ramificaciones generales.

Finalmente, se trata de una de las primeras lecciones en las apuestas. Un buen jugador de póker sabe cuándo retirarse del juego.

viernes, 14 de julio de 2023

La "falacia del costo hundido": el engaño mental que te puede dejar en la ruina (y cómo enfrentarlo)

La "falacia del costo hundido" hace una persona siga perdiendo dinero aunque no sea una decisión racional.

Hacer una inversión y perder todo el dinero invertido es algo que pasa mucho más a menudo de lo que parece.

Aunque habitualmente vemos historias de éxito, la evidencia muestra que más de la mitad de las empresas no sobrevive más allá de cinco años.

Pero además, hay otro tipo de inversiones que no tienen que ver con emprender un negocio, pero que de todos modos te pueden dejar en la ruina.

Puede ser invertir dinero en una carrera, en una casa y hasta en una relación que no va para ningún lado.

Según la periodista de la BBC Sandra Kanthal, quien ha investigado el tema, suele ser difícil admitir el fracaso y en consecuencia, salir del pozo financiero en el que hemos caído.

Se trata de una especie de trampa, que los economistas llaman "la falacia del costo hundido" o "la falacia de las pérdidas irrecuperables", que hace que una persona siga intentando recuperar lo perdido, aunque no sea racional.

¿Pero cómo salir de esa trampa mental?

Qué es la infidelidad financiera y cómo pone en peligro las relaciones modernas
Esta nota es una adaptación de un capítulo del programa de radio de la BBC The Why Factor.

"Me estaba ahogando en deudas"
"Una mañana me despertó una llamada de un agente del FBI, que me dijo que la agencia me había estado investigando durante un año por posible fraude bancario debido a actividades sospechosas", cuenta Spencer Christian, ex presentador de un programa televisivo estadounidense y autor del libro "Apuestas tu Vida".

Lo investigaban por sus frecuentes retiros y depósitos de grandes sumas de dinero.

La verdad detrás del asunto, es que Christian era un adicto al juego que estaba fuera de control.

Spencer Christian era adicto al juego y fue investigado por el FBI.

A pesar de que no había fraude ninguno, la llamada fue una alerta para que dejara de jugar.

Sin embargo, no podía controlarse.

"Seguí apostando porque quería revertir mis pérdidas", explica Christian.

Pero ese momento nunca llegó.

"Tengo 29 años y una deuda de casi US$80.000 en mi tarjeta de crédito"

"No quería que nadie supiera que me estaba ahogando en deudas", confiesa.

Las pérdidas escalaron a cerca de US$3,5 millones, hasta que su hija y su fe religiosa lo hicieron reaccionar.

Cómo funciona la "falacia del costo hundido"
Digamos que estás en un restaurante y pides un gran postre lleno de helados y chocolate.

Después de unas cucharadas, te das cuenta que no quieres comer más, que está satisfecho, y que si continúas, probablemente te dolerá el estómago.

Estudios muestran que la mayor parte de la gente opta por aferrarse a sus proyectos aunque pierdan dinero.

Si te lo comes, porque ya lo ordenaste y tendrás que pagarlo, entonces tomas decisiones económicas con un sesgo.

Y si eres capaz de no comerlo, significa que tienes la capacidad de asumir y desprenderte de ese "costo hundido".

Así lo explica Wandi Bruine de Bruin, profesora de la Escuela de Negocios de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido.

Qué deudas debes pagar antes de que sea demasiado tarde y por qué
"La mayoría de las personas elige comerse el postre", destaca Bruine de Bruin.

"Esta conducta afecta la toma de decisiones cuando has invertido tiempo o dinero. Es un condicionamiento por costo", explica.

"Cometimos muchos errores"
Dean Yeong, un emprendedor malasio, pasó por esta experiencia.

"Pensamos que estábamos listos para instalar un pequeño café, pero al final del día, no funcionó muy bien".

"Cometimos muchos errores", cuenta.

"Siempre hay una voz en tu cabeza que te dice si te rindes ahora, tu esfuerzo habrá sido en vano".

"Sabía que estábamos perdiendo dinero cada día, pero no estaba seguro de cuánto. Como no podía contratar personal, me puse a trabajar en el café y me sentía atrapado física y mentalmente".

Estaban todas las señales sobre la mesa, pero le tomó cerca de dos años cerrar el negocio.

"Siempre hay una voz en tu cabeza que te dice si te rindes ahora, tu esfuerzo habrá sido en vano", explica.

La pregunta clave para frenar las pérdidas
"La clave está en discernir cuándo un compromiso puede terminar en algo bueno o cuando nos lleva a que las cosas vayan de mal en peor", dice la experta Wandi Bruine de Bruin .

Y en la medida que pasan los años, la experiencia es un factor que contribuye a tomar mejores decisiones y a enfrentar las pérdidas.

Hay una sabiduría que ayuda a distinguir entre lo perfecto y lo bueno, comenta la especialista.

Billetera vacía
Hay un sesgo psicológico que te hace perder aún más dinero. Pero existe una pregunta clave que puede ayudarte.

"La vida es muy corta para seguir invirtiendo en algo que no te hace feliz", insiste.

Ahora bien, más allá del momento de la vida en que te encuentres, sin duda nunca es fácil cortar las pérdidas.

Incluso cuando la lógica te grita que lo hagas.

Si alguna vez te quedaste viendo una película que no te gustaba, o seguiste usando unos zapatos demasiado pequeños porque los compraste en una rebaja, es porque caíste en la falacia del costo hundido.

Lo mismo ocurre al tratar de recuperar una inversión, cuando no hay forma de que el dinero regrese.

Si alguna vez te encuentras en esta situación, la mejor pregunta que te puedes hacer, según la investigadora, es: ¿cuánto más estoy dispuesto a perder?

https://www.bbc.com/mundo/noticias-48218777

jueves, 13 de julio de 2023

_- Cómo estamos "programados" para persistir y por qué a veces es mucho más beneficioso rendirse

_- El 3 de junio de 1995, el estadounidense Jeffrey Z. Rubin, experto en resolución de conflictos, murió mientras intentaba escalar una montaña en Maine, Estados Unidos. Tenía 54 años.

La montaña, en Baxter State Park, en el norte del estado, forma parte de un circuito de 100 picos muy popular entre los montañeros, cuya meta es escalarlos todos.

Amante de este deporte y bastante experimentado, Rubin estuvo cerca de lograrlo: ya había escalado los otros 99 picos.

La última persona en verlo con vida fue un estudiante con el que estaba escalando.

Mientras subían, descendió una niebla muy espesa y la visibilidad se redujo prácticamente a cero. El alumno le dijo que era mejor no seguir pues era peligroso pero Rubin decidió continuar solo. Su cuerpo fue hallado dos días después.

La gran ironía es que esta historia ilustra una teoría que el propio Rubin fue pionero en desarrollar: la del entrapment o aprisionamiento, en traducción libre.

Según ella, somos propensos a quedar atrapados en situaciones o proyectos aun cuando haya claros indicios de que seguir insistiendo no nos beneficiará.
Y no se trata solamente de montañas cubiertas de niebla, sino también de trabajos o relaciones tóxicas, y hasta grandes guerras imposibles de ganar.

Contra el sentido común
En la década de 1970, Rubin realizó un experimento que sirvió como base para su teoría.

Invitó a los participantes a completar un crucigrama que tenía ocho respuestas, algunas muy difíciles.

Cada voluntario recibiría US$8, sin importar cuántas palabras acertaran, más US$2 por cada respuesta correcta.

El tiempo para entregar el crucigrama era limitado: después de cierto tiempo, empezaban a perder el dinero acumulado, y si se pasaban del límite final, lo perdían todo.

Para resolver las preguntas más difíciles, el investigador les ofreció a los participantes la opción de consultar un diccionario de crucigramas.

Pero sólo había uno, así que si querían usarlo, tendrían que esperar.

La pregunta era, ¿esperarían por el diccionario, aún a riesgo de perder hasta los US$8?
Pues resultó que sí.
Al parecer, una vez que nos involucramos en un proyecto, no nos damos por vencidos, incluso cuando está muy claro que seguir nos va a perjudicar.

Rubin, pionero en el estudio del fenómeno, fue víctima de él.

Ni siquiera saber que tendemos a actuar de esa manera nos ayuda a tomar mejores decisiones.
No ayudó a Rubin, por ejemplo.

"Si alguien podía entender este problema y nuestra fenomenal habilidad para ignorar las señales que recibimos de que no debemos continuar, era Jeffrey Rubin", señala la psicóloga Annie Duke en el programa The Spark de la BBC.

Como exjugadora de póker profesional, que acumuló ganancias de más de US$4 millones, Duke es una experta en decir "no va más".

En el póker, los profesionales son mucho más propensos a retirarse temprano que los aficionados. ¿Por qué?

Porque conocen las probabilidades y cuando se les reparte un 2 y un 7, estadísticamente la peor mano posible, no dejan que su juicio se nuble por la esperanza de un giro increíble en la carta final.

En su nuevo libro "Quit: The Power of Knowing When to Walk Away" ("Parar: el poder de saber cuándo desistir", en traducción libre), Duke argumenta que todos nos beneficiaríamos de aplicar un poco más de lógica a las decisiones que tomamos en nuestra vida cotidiana.

Eso incluye saber cuándo abandonar ya sea un trabajo insatisfactorio, una relación infeliz, un proyecto condenado al fracaso o una desventura de política exterior.

Causas perdidas
Pero, ¿por qué nos aferramos a causas obviamente perdidas?

Según las observaciones de los investigadores, nos quedamos atrapados en callejones sin salida cuando estamos involucrados emocionalmente en esas situaciones.

Si Rubin hubiera estado al pie de la montaña cuando descendió la niebla, quizás no habría iniciado el ascenso.

“Pero estaba en medio de la escalada y quería completar el circuito, así que siguió”.

Annie Duke explica las formas en que quedamos atrapados en malas situaciones o proyectos y presenta estrategias para superar el problema.

Tras identificar el fenómeno, los expertos se preguntaron qué procesos mentales estarían detrás de él. Y encontraron errores lógicos en la forma en 4la que pensamos que se interponen en nuestra toma de decisiones.

Las guerras son un ejemplo clásico de cómo este fenómeno cognitivo puede mantener como rehenes a algunas de las personas más poderosas del mundo.

“Creo que hay dos razones por las que es tan difícil salir de una guerra”, dice Duke.

La primera tiene que ver con una “trampa cognitiva” que los economistas llaman la “falacia del costo hundido”.

Ocurre cuando sentimos que ya hemos invertido tanto que no podemos dejar lo que empezamos, así sea obvio que continuar muy probablemente resultará en mayores pérdidas.

Esa trampa puede influir en nuestras decisiones mucho más allá del mundo de las finanzas.

Y muchos hemos caído, ya sea quedándonos en un restaurante a pesar de que ha pasado más de una hora y ni siquiera nos han tomado el pedido, o en un trabajo o relación sentimental que no prometen mejorar.

Pero en el caso de la guerra, “no solo estamos hablando de miles de millones de dólares gastados, sino también de vidas perdidas”.

Duke cita el testimonio del general estadounidense Tony Thomas, excomandante del Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos en Afganistán, a quien el padre de un soldado caído le dijo: “No dejes que mi hijo muera en vano. ¡Gana esta guerra!”.

“Esta es la versión más extrema del problema de los costos irrecuperables”, dice.

“Es desgarrador, la vida de una persona se perdió en la guerra. Pero la pregunta es, ¿vale la pena poner en riesgo más vidas?

“No estábamos programados para pensar de esa manera.

"Y desde el punto de vista político se complica aún más porque, aunque el político llegue a pensar, 'es trágico que se hayan perdido vidas, pero no voy a poner más vidas en riesgo en una guerra que sé que estamos perdiendo', será juzgado por el público”.

Para Duke, quien además es estratega de decisiones, ese miedo a la opinión pública es la otra razón por la que a los líderes les cuesta abandonar las batallas fallidas, como ocurrió con Vietnam.

O piensa en todo lo que se ha jugado Vladimir Putin con el actual conflicto en Ucrania.

Monos en pedestales
¿Qué hacer primero?
La falacia del costo irrecuperable es apenas uno de los procesos mentales que conducen al bloqueo en la toma de decisiones, continúa Duke.

Según ella, estamos programados cognitivamente con múltiples sesgos que no nos dejan desistir, entre ellos...

El sesgo de status quo que "hace que prefiramos lo que ya estamos haciendo sobre otras opciones que podrían ser mejores para nosotros".

El sesgo de omisión que nos lleva a “tratar la falta de acción de manera diferente a como tratamos una acción”.

El sesgo de aversión a las pérdidas, la propensión a verse más afectado por las pérdidas que por las ganancias.

Pero la clave es adoptar “mecanismos” de protección antes de sumergirse en proyectos o situaciones determinadas.

“La idea es asegurarnos de que sabremos si vale la pena continuar con algo lo antes posible”, propone.
“Cuanto más rápido decidas, menor será el costo de salir cuando ya estás profundamente involucrado en el problema”.

 
Para ilustrarlo, describe el siguiente escenario:
Has decidido que vas a entrenar monos para hacer malabarismos con antorchas encendidas sobre un pedestal. Si puedes hacerlo, ganarás mucho dinero.

Para alcanzar tu objetivo, debes entrenar al mono y construir el pedestal. ¿Qué haces primero?
“La respuesta es: no el pedestal”, dice la psicóloga.
“Sabes que eres capaz de construir el pedestal. Si lo construyes, tendrás la sensación de que estás avanzando con tu proyecto, pero es un falso avance, pues si no puedes entrenar al mono, no necesitarás el pedestal”.

“Esto nos enseña a abordar primero el problema más difícil porque si no podemos resolverlo, no tiene sentido trabajar en los demás”.

Vale rendirse 
 En los días de verano en el Everest Camp 4, la hora establecida para que los escaladores regresen a la base es a las 13:00 horas. 'No importa en qué parte de la montaña estés, a la 1 p.m. tienes que dar la vuelta', dice Duke

El desafío de los monos y los pedestales -que la psicóloga llama el "modelo mental para la resolución de problemas"- es más fácilmente aplicable en la fase inicial de un proyecto, es decir, antes de llegar a "esa montaña helada, después del pico 99".

“En ese momento, incluso si la niebla ya se ha disipado, nuestra toma de decisiones será muy pobre”.
“Al igual que Jeffrey Rubin, vamos a terminar haciendo cosas que no deberíamos estar haciendo. Entonces, una gran parte de la solución para mejorar nuestra capacidad de abandonar lo iniciado es salirte de ese momento, salirte de ti mismo”, aconseja Duke.

Una buena manera de hacer esto es buscar un mentor, es decir, pedir el consejo de alguien que no esté involucrado en el problema y que pueda ayudarte a mirarlo desde la distancia.
Pero advierte que hay que hacer ese análisis desde una posición neutral.
“No estoy proponiendo que se valore más la deserción, sino que se considere en términos de equidad con la continuidad”.

Eso requiere un esfuerzo, pues nuestra tendencia es valorar la persistencia.

“Tiene que ver con nuestra noción de formación del carácter. Creemos que no debemos renunciar a nada porque muestra un defecto de carácter, que somos cobardes o perdedores”.

Para ella, se trata de recalibrar la balanza. Y de considerar ambas posibilidades por igual: “¿Cuál es el sentido de continuar? ¿Y qué sentido tiene rendirse?”, sugiere.

Violencia estructural & Violencia de género. “Una falla del pensamiento feminista es creer que la violencia de género es un problema de hombres y mujeres”

Florencia Vizzi y Alejandra Ojeda Garnero www.nuevatribuna.es

Entrevista a Rita Segato, doctora en Antropología e investigadora, probablemente, una de las pensadoras feministas más lúcidas de esta época. Y tal vez de todas las épocas.

Ha escrito innumerables trabajos a partir de su investigación con violadores en la penitenciaría de Brasilia, como perito antropológico y de género en el histórico juicio de Guatemala en el que se juzgó y condenó por primera vez a miembros del Ejército por los delitos de esclavitud sexual y doméstica contra mujeres mayas de la etnia q’eqchi, y fue convocada a Ciudad Juárez a exponer su interpretación en torno a los cientos de femicidios perpetrados en esa ciudad.

Su currículum es largo e impresionante. Más allá de todo prejuicio escandalizador, Segato ha propuesto una mirada profunda sobre la violencia letal sobre las mujeres, entendiendo a los femicidios como una problemática que trasciende a los géneros para convertirse en un síntoma, o mejor dicho, en una expresión de una sociedad que necesita de una “pedagogía de la crueldad” para destruir y anular la compasión, la empatía, los vínculos y el arraigo local y comunitario.

Es decir todos esos elementos que se convierten en obstáculo en un capitalismo “de rapiña”, que depende de esa pedagogía de la crueldad para aleccionar. Es, en ese sentido, que el ejercicio de la crueldad sobre el cuerpo de las mujeres, pero que también se extiende a crímenes homofóbicos o trans, todas esas violencias “no son otra cosa que el disciplinamiento que las fuerzas patriarcales imponen a todos los que habitamos ese margen de la política, de crímenes del patriarcado colonial moderno de alta intensidad, contra todo lo que lo desestabiliza” (*).

En esos cuerpos se escribe el mensaje aleccionador que ese capitalismo patriarcal de alta intensidad necesita imponer a toda la sociedad. No es tarea sencilla entrevistar a Rita, que es una especie de torbellino, capaz de enlazar con extrema claridad y sutileza los argumentos más complejos. Se toma su tiempo para responder, analiza cada pregunta, la desgrana, profundiza y vuelve a empezar con una vuelta de tuerca sobre cada concepto. Tiene su propio ritmo y seguirlo puede ser un desafío.

- En el marco del alarmante crecimiento de los casos de violencia de género, ¿podría profundizar en el concepto que desarrolló de que la violencia letal sobre la mujer es un síntoma de la sociedad?

- Desigualdad de género, control sobre el cuerpo de la mujer, desde mi perspectiva, hay otras feministas que no coinciden, acompañan la historia de la humanidad. Sólo que, contrariamente a lo que pensamos y a eso que yo llamo prejuicio positivo con relación a la modernidad, imaginamos que la humanidad camina en la dirección contraria. Pero los datos no confirman eso, al contrario, van en aumento. Entonces tenemos que entender cuáles son las circunstancias contextuales e históricas.

Una de las dificultades, de las fallas del pensamiento feminista es creer que el problema de la violencia de género es un problema de los hombres y las mujeres. Y en algunos casos, hasta de un hombre y una mujer. Y yo creo que es un síntoma de la historia, de las vicisitudes por la que pasa la sociedad. Y ahí pongo el tema de la precariedad de la vida. La vida se ha vuelto inmensamente precaria, y el hombre, que por su mandato de masculinidad, tiene la obligación de ser fuerte, de ser el potente, no puede más y tiene muchas dificultades para poder serlo. Y esas dificultades no tienen que ver como dicen por ahí, porque está afectado por el empoderamiento de las mujeres, que es un argumento que se viene utilizando mucho, que las mujeres se han empoderado y que los hombres se han debilitado por ello y por lo tanto reaccionan así…No. Lo que debilita a los hombres, lo que los precariza y los transforma en sujetos impotentes es la falta de empleo, la inseguridad en el empleo cuando lo tienen, la precariedad de todos los vínculos, el desarraigo de varias formas, el desarraigo de un medio comunitario, familiar, local… en fin, el mundo se mueve de una manera que no pueden controlar y los deja en una situación de precariedad, pero no como consecuencia del empoderamiento de las mujeres, sino como una consecuencia de la precarización de la vida, de la economía, de no poder educarse más, leer más, tener acceso a diversas formas de bienestar.

Y eso también va en dirección de otra cosa que vengo afirmando: que hay formas de agresión entre varones que son también violencia de género. Yo afirmo que los varones son las primeras víctimas del mandato de masculinidad. Con esto no estoy queriendo decir que son víctimas de las mujeres, y quiero dejarlo bien en claro porque se me ha entendido de una manera equivocada muchas veces.

Estoy diciendo que son víctimas de un mandato de masculinidad y una estructura jerárquica como es la estructura de la masculinidad. Son víctimas de otros hombres, no de las mujeres. Y esto también quiero dejarlo en claro, no es que el hombre se volvió impotente porque las mujeres se potencian, sino que se volvió impotente porque la vida se volvió precaria y los deja impotentes.

- Muchas mujeres reciben esta violencia como algo normal. ¿Por qué?

- Por eso, sobre todo en España, al principio, cuando en las primeras campañas por los derechos de la mujer empezaron a aparecer estas mujeres golpeadas en la televisión, fue muy fuerte y causó mucho impacto. Plantear que la violencia doméstica es un crimen creo que fue el mayor avance de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw), es decir, que algo que es una costumbre puede ser un crimen. Es dificilísimo sobre todo en el campo del derecho dar ese paso, porque el derecho es como la santificación de todo lo que es la costumbre como ley. Pero la Cedaw dice: esta costumbre es un crimen, no puede ser transformada en ley. En ese caso de la violencia doméstica, de las violaciones domésticas se ha marchado en el camino de comprender que es un crimen. Ahora, lo que nos da a nosotros una pauta, una luz para entender mejor todo ese tema, es que cuando hay un óbito, cuando aparece un cuerpo, un asesinato de mujer nunca fue natural, ni antes ni ahora ni nunca.

Y ahí vemos que hay una dificultad del derecho y del Estado en ganar terreno en este campo. Porque, sin ninguna duda, están en aumentando cada vez los feminicidios, ese verdadero genocidio de mujeres que estamos viviendo, de varias formas. Y eso lo sabemos porque ya hay más de 10 años de estadísticas en la mayor parte de los países. Y además el avance en lo legal y lo forense respalda esta afirmación.

- Usted plantea que la violación es un acto disciplinador, un crimen de poder. ¿Qué se juega el agresor sexual en esos casos?

Bueno, ese concepto es de altísima complejidad. Le cuesta mucho a la sociedad comprender a qué apunto. Mucha gente de bien, muy moral, saltó contra esto e intenta rápidamente diferenciarse de ese sujeto que considera anómalo, criminal, inmoral, en fin todo lo malo que se deposita en ese sujeto, en ese chivo expiatorio que es el agresor… y los otros hombres se salvan y dicen yo no soy eso.

Yo eso lo pongo bajo un signo de interrogación. Yo creo que aquel último gesto que es un crimen, es producto de una cantidad de gestos menores que están en la vida cotidiana y que no son crímenes, pero son agresiones también. Y que hacen un caldo de cultivo para causar este último grado de agresión que sí está tipificado como crimen… pero que jamás se sucedería si la sociedad no fuera como es.

Se sucedería en un psicópata, pero la mayor cantidad de violaciones y de agresiones sexuales a mujeres no son hechas por psicópatas, sino por personas que están en una sociedad que practica la agresión de género de mil formas pero que no podrán nunca ser tipificadas como crímenes. Por eso mi argumento no es un argumento antipunitivista de la forma clásica, en el sentido de que no se debe punir o sentenciar.

Sí tiene que haber leyes y sentencias que sólo algunas veces llegan a materializarse. Pero en nuestros países sobre todo, en el mundo entero, pero especialmente en América Latina, de todos los ataques contra la vida, no solamente los de género sino de todos en general, los que llegan a una sentencia son una proporción mínima.

La eficacia material del derecho es ficcional, es un sistema de creencias, creemos que el derecho lleva a una condena. Pero claro que tiene que existir, el derecho, todo el sistema legal, el justo proceso y la punición. Lo que yo digo es que la punición, la sentencia no va a resolver el problema, porque el problema se resuelve allá abajo, donde está la gran cantidad de agresiones que no son crímenes, pero que van formando la normalidad de la agresión. Ninguno tomaría ese camino si no existiera ese caldo de cultivo.

- ¿Y por qué algunos hombres toman ese camino y otros no? Porque si es un problema social ¿no afectaría a todos por igual?

Y bueno, porque somos todos diferentes… yo no te puedo responder eso. Lo que sí te puedo asegurar es que los índices serían muchos menores si atacáramos la base, o sea, el hábito, las prácticas habituales. Tampoco hablo de una cultura de la violación, porque se habla mucho de eso, sobre todo en Brasil. Se habla mucho de una cultura violadora. Está bien, pero cuidado con la culturalización, porque el culturalismo, en el abordaje de estos temas, le da un marco de “normalidad”, de costumbre. Como se hace con el racismo por ejemplo… es una costumbre. Yo tengo mucho miedo a esas palabras que terminan normalizando estas cuestiones.

- En relación a este tema, sobre que la violación es un crimen de poder, disciplinador, eso ¿se juega de la misma manera en el caso de los abusos de menores? Ya que generalmente los niños son abusados en su mayoría en las relaciones intrafamiliares o por integrantes de sus círculos cercanos, ¿se puede hacer una misma lectura o es distinto el análisis?

Yo creo que es un análisis distinto, porque ahí si entra la libido de una forma en que yo no creo que entra en las violaciones de mujeres. Yo no he investigado mucho ese tema, lo que sí puedo decir al respecto es que el agresor, el violador, el asediador en la casa lo hace porque puede. Porque también existe una idea de la paternidad que proviene de una genealogía muy antigua, que es el pater familias, como es en el Derecho Romano, que no era como lo concebimos hoy, como un padre, una relación parental. Sino que el padre era el propietario de la mujer, de los hijos y de los esclavos, todos en el mismo nivel.

Entonces eso que ya no es más así, pero que en la genealogía de la familia, como la entendemos, persiste… la familia occidental, no la familia indígena. Pero sí la familia occidental, que tiene por debajo en sus orígenes la idea de la dueñidad del padre. Entonces, eso aun está muy patente. Tengo estudiantes que han trabajado este tema. Por ejemplo, el caso de un pastor evangélico que violaba a todas sus hijas, y lo que sale de ese estudio es que el hombre, en su interpretación, era dueño de esos cuerpos.

Eso es algo que no está más en la ley, pero sí en la costumbre. Y el violador también es alguien que tiene que mostrarse dueño, en control de los cuerpos. Entonces el violador doméstico es alguien que accede a esos cuerpos porque considera que le pertenecen. Y el violador de calle es alguien que tiene que demostrar a sus pares, a los otros, a sus compinches, que es capaz. Son variantes de lo mismo, que es la posesión masculina como dueña, como necesariamente potente, como dueño de la vida.

- En su experiencia, ¿el violador se puede recuperar de alguna forma, con la cárcel o con algún tratamiento?

- Nunca vi un trabajo de reflexión, no lo podemos saber porque el trabajo que debemos hacer en la sociedad que es primero entender y luego reflexionar nunca fue hecho. Sólo después de hacer el trabajo que está pendiente todavía de hacer en el sistema penitenciario, podemos llegar a ese punto. No hay elementos suficientes. No estoy hablando de psicópatas. Porque, a diferencia de lo que dicen los diarios, la mayor parte de las agresiones sexuales no son perpetradas por psicópatas. Los mayores perpetradores son sujetos ansiosos por demostrar que son hombres. Si no se comprende qué papel tiene la violación y la masacre de mujeres en el mundo actual, no vamos a encontrar soluciones.

Quedan pendientes tantos temas… hablar, por ejemplo, sobre el papel de los medios que, según sus propias palabras, colaboran con exhibir públicamente la agresión a las mujeres hasta el hartazgo, haciendo de la victimización de las mujeres un espectáculo de fin de tarde o después de misa, reproduciendo hasta el hartazgo los detalles más morbosos y funcionando así como el “brazo ideológico de la estrategia de la crueldad”…. Esos y tantos otros. Será en otra oportunidad. La estaremos esperando.
(Foto: Laura Rita Segato)

*Extracto del libro “La guerra contra las mujeres”, de Rita Segato.

Fuente:

miércoles, 12 de julio de 2023

_- Enredos en la familia. La evolución humana ya no se explica como una simple cadena lineal de eslabones perdidos.

_- La ciencia nos revela un entramado más complejo de elementos, con una mayor diversidad entre especies

Hace ya siete años que celebramos el 150º aniversario de la publicación de El origen de las especies, el libro que fundó la biología moderna y la obra de Darwin más importante para los científicos profesionales. Pero aún nos quedan cinco años para celebrar el 150º aniversario de otro libro de Darwin que seguramente es mucho más importante para las ciencias sociales, las humanidades y la cultura en general, El origen del hombre. Porque fue aquí, 12 años después, donde Darwin desarrolló el corolario más escandaloso y rompedor de la teoría de la evolución: que nuestra especie no tiene nada de especial, nada que la distinga del gran esquema de las cosas biológicas, ni ninguna relación trascendente con la divinidad, sino que es una mera variación de nuestros primos los monos, nuestros primos segundos los mamíferos, y de todas las especies que pueblan este planeta viejo y solitario, nuestro barrio del cosmos.

Misterios y problemas
Curiosamente, y sin que lo supiera Darwin, la primera evidencia de una especie humana primitiva y extinta se había descubierto tres años antes de la publicación de El origen de las especies. El 9 de septiembre de 1856, una cuadrilla de obreros que excavaba cerca de Düsseldorf extrajo de una cueva 16 huesos fosilizados. Pensaron que eran de un oso, pero tuvieron el atino de llevárselos al maestro de un pueblo cercano por si fueran de alguna utilidad para la ciencia. Y vaya si lo fueron. El maestro, llamado Johann Carl Fuhlrott, percibió que los huesos “eran muy antiguos y pertenecían a un ser humano muy diferente del hombre contemporáneo”. Había descubierto al hombre de Neandertal.

El siglo XX contempló episodios gloriosos en la búsqueda del eslabón perdido, o los estadios intermedios en la evolución de nuestra especie a partir de sus ancestros simiescos. Y produjo una narración entrañable de elevación progresiva a los cielos de la consciencia, la inteligencia y la trascendencia moral que se nos suponen.

Pasando a limpio una crónica algo más farragosa, la sucesión de eslabones perdidos quedó más o menos así: hace seis millones de años éramos lo mismo que los chimpancés; hace cuatro millones, evolucionaron los australopitecos (como Lucy), ya bípedos pero todavía con un cerebro de medio litro; hace dos millones apareció el Homo erectus, que había duplicado su tamaño craneal hasta un litro, usaba herramientas y fue la primera especie humana en abandonar África; y nuestra especie, el Homo sapiens, se revelaba como una recién llegada a la gran historia del planeta, con poco más de 100.000 años, casi un litro y medio de cráneo y caracterizada desde sus inicios por herramientas avanzadas y una cultura no solo innovadora, sino también variable y creativa, cuya representación gráfica inmejorable son las pinturas rupestres de Altamira y Lascaux.

Casi un siglo y medio después de la publicación de 'El origen del hombre' las tesis de Darwin quedan superadas por la genómica y las excavaciones La ciencia no solo aspira a describir la realidad — esa es la parte aburrida—, sino también a entenderla. La esperanza de un investigador es que, a medida que se obtienen más datos y se afinan las teorías, empiece a vislumbrarse un modelo del mundo cada vez más simple y comprensible. Por desgracia, este no ha sido el caso de la investigación de la evolución humana en las últimas décadas, y las cosas no han hecho más que complicarse aún más en los últimos años. Las excavaciones paleontológicas —de Sudáfrica a Atapuerca— y los espectaculares avances de la genómica han enmarañado el cuadro de manera sustancial. Pero ese es el mensaje que nos transmite la realidad. La simplicidad y el entendimiento profundo tendrán que esperar.

Un ejemplo perfecto de complicación inesperada es el hobbit (Homo floresiensis), descubierto en 2004 en la isla de Flores, un reducto poco explorado del sur de Indonesia. Con un metro de estatura y la capacidad craneal de un australopiteco o un chimpancé, pero lo bastante inteligente como para manejar herramientas de piedra y, tal vez, haber llegado navegando a la isla, el hombre de Flores —que en realidad era una mujer— vivió hasta hace solo 18.000 años, y por tanto había coexistido con nuestra especie durante 20 milenios. El hobbit encajaba en nuestro modelo de la evolución humana tanto como un burro en un garaje. Y, de hecho, fue recibido con mucha resistencia por la comunidad paleontológica.

En el siglo XIX, cuando Fuhlrott descubrió al hombre de Neandertal, se encontró con una resistencia parecida. El gran Rudolf Virchow, padre de la teoría celular que constituyó la primera gran unificación de la biología (“Omnis cellula e cellula”, toda célula proviene de otra), se pegó el gran batacazo de su carrera al dictaminar que los restos estudiados por Fuhl­rott pertenecían en realidad a un “idiota con artrosis”. Puesto que la evolución no se aceptaba en la época, el mero hecho de que hubiera existido una especie humana primitiva le parecía un disparate. Como les ha pasado a muchos sabios antes y después, Virchow se mostró refractario a las evidencias.

La historia se ha repetido con el hobbit, en una especie de homenaje paradójico al planchazo de Virchow. Un grupo de paleontólogos defendieron desde el principio que se trataba de una mujer con microcefalia. Las investigaciones recientes, sin embargo, confirman que el cráneo de Flores es una versión miniaturizada del típico del género Homo, al que pertenecemos los Homo erectus y nosotros. Los científicos no saben si el hobbit ya era pequeño cuando llegó a la isla o se miniaturizó después de llegar allí, como ciertamente le ocurrió a un elefante enano que también vivía ahí. Los últimos datos apuntan a lo segundo, aunque sin encontrar más cráneos la cuestión seguirá abierta.

Tras el “idiota con artrosis” de Virchow y la mujer microcefalica de Flores, viene al pelo una cita de Darwin: “La ignorancia suele engendrar más confianza que el conocimiento: son quienes conocen poco, no los que conocen mucho, quienes aseveran de forma tajante que ni tal ni cual problema serán jamás resueltos por la ciencia”. Darwin lo escribió en El origen del hombre, preparándose para la que sin duda se le vendría encima. Pero la cita es aplicable a las resistencias científicas que encontraron el neandertal y el hobbit.

Los europeos actuales llevan tramos de ADN neandertal y los asiáticos llevan tramos de ADN denisovano El neandertal y el hobbit comparten otra cualidad: no son ancestros nuestros, sino ramificaciones independientes de la nuestra. Son la primera indicación —y de ningún modo la última, como veremos— de que la evolución humana no tiene la forma de una cadena lineal, con un eslabón tras otro ascendiendo la escalera al cielo. Su forma es más bien la de un arbusto, con una variedad de ramas aquí y allá, con diversificaciones locales, salidas en falso, callejones sin salida y extinciones frecuentes. Tan frecuentes que, de hecho, ahora solo quedamos nosotros.

El truco para aceptar esta teoría sin escándalo es percibir que esa forma de arbusto no es ninguna peculiaridad de la evolución humana. Más bien es la forma general de los procesos evolutivos. Esta es una idea a la que dedicó media vida el evolucionista neoyorquino Stephen Jay Gould, muerto en 2002. Darwin insistió en el carácter gradual de la evolución inspirado por su mentor, Charles Lyell, cuya geología era estrictamente gradual para huir de los diluvios universales de la religión y el catastrofismo de la cultura popular. Pero la historia geológica del planeta solo es gradual en tiempos de bonanza, y aparece puntuada por cambios bruscos del entorno, movimientos tectónicos, orgías volcánicas, sequías desastrosas y hasta impactos de asteroides gigantescos. La vida intenta adaptarse como puede: por eso seguimos aquí tras 4.000 millones de años.

Un segundo aspecto esencial es que no toda la evolución humana ha ocurrido en África, contra lo que creíamos hace poco. El hombre de Atapuerca u Homo antecessor, descubierto en el inmenso yacimiento paleontológico burgalés, es seguramente un buen ejemplo. Arsuaga y sus colegas lo llamaron preneandertal porque tiene todos los signos de estar evolucionando hacia los rasgos típicos de los neandertales, y los preceden en el tiempo geológico por unos cientos de miles de años. Es probable por tanto que los neandertales evolucionaran en Europa, y no salieran ya formados de África.

De hecho, la genómica aporta evidencias incuestionables de ciertas formas de evolución fuera de África. La lectura del ADN antiguo ha avanzado hasta tal punto que ya es capaz de descubrir una nueva especie a partir de una falange de un dedo. Así se descubrió hace unos años a los denisovanos, una especie coetánea de los neandertales, pero distinta de ellos y que habitaba más bien en Asia que en Europa. Y, de hecho, los europeos actuales llevan tramos de ADN neandertal; y los asiáticos y habitantes de las islas del Pacífico llevan tramos de ADN denisovano.

Cuando nuestros ancestros sapiens salieron de África, hace algo más de 50.000 años, esas dos especies antiguas ya llevaban cientos de miles de años adaptándose a las circunstancias ambientales de Eurasia. Y los recién llegados se beneficiaron de esos genes adaptados por una conocida vía de evolución rápida. Se llama sexo.

En fin, una historia más complicada de lo esperado, pero también más interesante, ¿no es cierto?

lunes, 10 de julio de 2023

El racismo sin caretas: las lecciones de ‘Matar a un ruiseñor’

"La obra maestra de Harper Lee describe lo que significa vivir en una sociedad basada en el racismo, comparecen añorar algunos partidos de ultraderecha El asesinato de una mujer durante un atraco en la plaza madrileña de Tirso de Molina y la revuelta en las banlieue francesas, después del homicidio de un menor en un control policial, han desatado una ola de declaraciones racistas en los partidos de la ultraderecha, entre ellos el español Vox, y en la prensa que jalea a estas formaciones políticas, que ocupan cada vez mayores espacios de poder en Europa y Estados Unidos. Lo extraño no es que los ultras sean racistas, es una de las bases de su ideología; lo que parece chocante es la forma abierta e indisimulada con la que se muestran esos sentimientos.

Se ha convertido en moneda corriente la teoría del Gran reemplazo, un repugnante bulo que mezcla el antisemitismo con el racismo, porque acusa, entre otros al financiero George Soros, un judío, de promover la llegada masiva de inmigrantes musulmanes para sustituir a los blancos cristianos, que según esta visión racista del mundo son la esencia de Europa.

Todo tiene sus límites, claro: el ministro de Economía de Finlandia, el ultraderechista Vilhelm Junnila, tuvo que dimitir tras diez días en el cargo por sus declaraciones racistas. Junnila había elogiado al Ku Klux Klan en sus redes sociales y había hecho guiños al número 88, en referencia a Heil Hitler. Eso era de sobra conocido cuando fue nombrado para ocupar uno de los puestos más importantes en cualquier Gobierno. No es una sorpresa el arraigo de la ultraderecha en los países del norte de Europa —antes de la matanza de Utoya, el nazismo oculto había sido tratado por los grandes autores de novela negra nórdicos como Jo Nesbo, Stieg Larsson o Henning Mankell—. Lo aterrador es que no se trata de movimientos subterráneos, sino de cosas que se dicen a plena luz del día.

Numerosas sociedades han basado —y algunas basan— su estructura en el racismo. El color de piel, la pertenencia a una casta o a una religión puede marcar para siempre la vida de una persona. Muchos de los discursos ultras que se escuchan cada vez con mayor insistencia parecen añorar aquellos tiempos. Una de las grandes obras literarias del siglo XX, Matar a un ruiseñor, con la que Harper Lee ganó el Premio Pulitzer en 1961, describe la vida en un pueblo de Alabama en los tiempos de la segregación racial contra los negros.

Es una novela sobre prejuicios raciales y sobre un hombre honesto, Atticus Finch, que decide enfrentarse a ellos defendiendo a un negro injustamente acusado de violación. Su valentía casi le cuesta la vida a su hija. En la biografía de Harper Lee, Mockingbird, Charles J. Shields relata el tipo de imágenes que marcaron la infancia de la escritora. “En 1931, cuando tenía cinco años, un centenar de miembros del Ku Klux Klan se reunieron en el parking de la escuela de Monroeville para hacer una demostración de fuerza”. También cuenta la historia de una compañera de universidad que, por error, se sentó en la parte del autobús reservada a los negros. “Todo el mundo me miró como si me fuesen a matar”, relató la amiga de Harper Lee.

Los que defienden el regreso a una sociedad basada en las razas y no en la libertad y la igualdad deberían preguntarse si quieren vivir en un lugar como el que describe Matar a un ruiseñor. En una de las frases más famosas de la novela, Atticus Finch le explica a su hija que “uno no comprende realmente a una persona hasta que se mete en su piel y camina dentro de ella”.