jueves, 17 de enero de 2013

Causas estructurales y respuestas alternativas a la crisis

Es empresa de los caballeros andantes, decía don Quijote, "deshacer entuertos y socorrer y acudir a los miserables" e imaginó al hidalgo manchego montado a lomos de Rocinante acometiendo lanza en ristre contra los esbirros de la Santa Hermandad que proceden al desalojo de los desahuciados, contra los corruptos de la ingeniería financiera o, a Estrecho traviesa, al pie de las verjas de Ceuta y Melilla que él toma por encantados castillos con puentes levadizos y torres almenadas socorriendo a unos inmigrantes cuyo único crimen es su instinto de vida y el ansia de libertad. Sí, al héroe de Cervantes y a los lectores tocados por la gracia de su novela nos resulta difícil resignarnos a la existencia de un mundo aquejado de paro, corrupción, precariedad, crecientes desigualdades sociales y exilio profesional de los jóvenes como en el que actualmente vivimos.
JUAN GOYTISOLO

Para poder dar respuestas eficaces a las crisis entiendo que es fundamental partir de un diagnóstico lo más acertado posible de sus causas, no solo de las más inmediatas sino de las estructurales, es decir, de las que tienen relación con los procesos socioeconómicos más profundos, con las variables enraizadas en lo más hondo de las relaciones económicas y que, precisamente por eso, suelen quedar más ocultas al análisis que se necesita para poner en marcha las soluciones políticas.

En mi opinión, y como he tratado de demostrar en otros trabajos [1] , lo que viene siendo habitual en el tipo de análisis dominante sobre la crisis es que se pase por alto una serie de circunstancias que a mi juicio son precisamente las determinantes de lo que ha ocurrido y, por tanto, fundamentales para poder acertar con el tratamiento que realmente permita superar sus efectos más negativos para la inmensa mayoría de la población.

Por ello, me gustaría dedicar mi intervención a señalar diez aspectos que me parecen esenciales en relación con los problemas que viene sufriendo la economía española en el contexto de la crisis internacional en el que nos desenvolvemos.

1. La actual crisis no es la crisis, como generalmente nos referimos a la crisis. En realidad es una crisis más, de otras muchas, y eso me parece que es muy importante que lo tengamos en cuenta.

El hecho de que desde los años setenta hasta aquí haya habido alrededor de 130 crisis, perturbaciones graves o situaciones de stress financiero refleja que esta en la que estamos forma parte de una etapa en la que la inestabilidad financiera es casi un estado habitual. Algo particularmente relevante si se compara con lo sucedido en los treinta años anteriores en los que prácticamente no hubo crisis financieras de ningún tipo.

El hecho de que fases temporales tan extensas tengas propiedades y manifestaciones financieras tan diferentes obliga a considerar las circunstancias en que cada una de ellas se desarrolló porque éstas no pueden ser ajenas al hecho de que o no se produzcan crisis financieras o que se multipliquen como auténticas pandemias.

Como acaba de poner de relieve Alan M. Taylor en un trabajo reciente [2] , las diferencias entre el periodo comprendido entre 1945 y mediados de los años setenta y entre éstos años y la actualidad son muy significativas y si las ponemos de relieve podremos deducir, por tanto, cuáles son las circunstancias que están asociadas a la multiplicación de las crisis financieras o incluso a su propia existencia.

En el primer periodo hubo una gran disciplina del sector bancario, control de los movimientos de capital, estricta regulación doméstica, bajo crecimiento del crédito, muy poca innovación financiera y, asociado a todo ello, mayor ahorro, alta inversión y tasas de crecimiento de la actividad económica más elevadas. Justo lo contrario de lo que ha ocurrido desde los años setenta a la actualidad, cuando se ha relajado la disciplina en grado extremo, cuando hay plena libertad de movimientos de capital, una innovación financiera constante orientada a la especulación y, como consecuencia de ello, una derivación permanente del ahorro hacia la esfera de las finanzas puramente especulativas que desfavorecen el crecimiento de la actividad productiva.

Por tanto, sabemos que esta crisis no es una excepción ni un hecho aislado sino una manifestación más de los males que produce un determinado régimen financiero bajo la desregulación y liberalización. Y, en consecuencia, sabemos, pues, que es esto mismo lo que se debería evitar si queremos que las crisis dejen de producirse.

2. Si bien esta crisis es un episodio más de la pandemia que sufrimos desde los años setenta, sí es cierto, sin embargo, que es especialmente destacable y singular por su magnitud y extensión, rasgos que no creo que sea necesario documentar ahora pues son bien sabidos los efectos tan dramáticos que ha tenido sobre el conjunto de la economía mundial.

En realidad, esta mayor dimensión es la consecuencia de que se exacerban día a día dos grandes circunstancias que están en la base de la crisis y a las que a menudo no se concede el lugar principal que tienen. La primera es el extraordinario incremento de la desigualdad que, desde cualquier punto de vista que se considere, alcanza hoy día los niveles más altos desde la Gran Depresión [3] . La segunda es el desorbitado aumento de la deuda asociada a la expansión de la actividad especulativa y a la innovación financiera constantemente alimentada por la banca [4] .

La desigualdad es el motor que alimenta y da fuerza a los flujos de capital especulativo que desestabilizan constantemente los mercados y que, al mismo tiempo, debilitan la actividad productiva. Por eso, como ha señalado, es la variable clave sobre la que habría que actuar para poder cambiar de rumbo a la economía internacional y, más concretamente, para poder erradicar la dinámica de crisis recurrentes en la que se inserta la que estamos viviendo.

Por su lado, el incremento de la deuda se ha convertido ya en una bomba de relojería que no solo ha dado a esta crisis la dimensión tan extraordinaria que ha alcanzado, sino que amenaza con detonar en otros ámbitos (deuda soberana, crisis alimentaria, quiebras bancarias de momento disimuladas con artimañas contables, creación constante de burbujas...) produciendo nuevos episodios de crisis.

Y en este sentido no se puede olvidar que el origen de este incremento constante de la deuda no es otro que el privilegio de creación de dinero que tiene la banca privada gracias al sistema de reservas fraccionarias, de modo que sin limitar o ponerle fin será inevitable que sigamos sufriendo nuevos episodios de crisis, o que la salida de la actual sea prácticamente imposible si entendemos por salir de ella el alejar con seguridad un nuevo ramalazo de perturbaciones financieras.

3. Como ya he anticipado, las circunstancias que actuaron como detonador directo de la actual crisis (la difusión de hipotecas sub prime y la posterior quiebra del sistema bancario que suscribió y difundió sus derivados) es el resultado de la desregulación, de la falta de disciplina y de vigilancia por parte de los supervisores, de la complicidad de ciertos poderes públicos con los intereses de la banca privada internacional, o del fundamentalismo con que se ha gestionado la política financiera [5] . Por tanto, resultará también imposible salir de la crisis y evitar otras próximas, sucesivas e incluso lógicamente de mayor envergadura, si no se establece un nuevo tipo de regulación financiera, mucho más severa, disciplinada, represiva y autónoma respecto a los intereses privados, tanto de los bancos, grandes fondos de inversión y empresas multinacionales como de las agencias de calificación y, en general, de los grandes polos de poder económico que en los últimos treinta y cinco años se han erigido en las referencias que establecen lo que se puede hacer o no en los mercados financieros.

La falta de pasos decisivos en este campo, dadas las servidumbres indisimuladas de los gobiernos respecto a los grandes poderes financieros, impiden que se recobre el sistema financiero mundial, de modo que existiendo una abundancia impresionante de capital financiero no hay financiación, sin embargo, para las empresas y la actividad productiva, porque los recursos se derivan constantemente hacia la especulación, lo que materialmente impide la recuperación y la salida de la crisis.

Las reformas financieras que se han propuesto han sido tímidas y apenas si se han llevado a la práctica porque se han dilatado tanto los plazos y las exigencias que, en la práctica, no han tenido efecto alguno de cara a resolver los problemas de financiación que aún siguen padeciendo las economías.

4. Las políticas que los gobiernos han tomado frente a la crisis han sido insuficientes, inicialmente, y en algún caso, como especialmente en Europa, totalmente contrarias a lo que puede permitir que se recupere el ingreso, la actividad y el empleo.

La política de salvar a la banca considerando que los bancos afectados eran demasiado grandes para caer ha provocado un gasto ingente de recursos, una mayor concentración financiera y a la postre, como acabo de señalar, que ni siquiera se haya resuelto el problema bancario que dio lugar a la crisis. En su lugar, la inmensa mayoría de los bancos siguen siendo bancos verdaderamente zombies, cuya verdadera situación solo se disimula gracias a estratagemas y mentiras contables consentidas por los gobiernos en beneficio en su único beneficio.

Los primeros planes de estímulo permitieron evitar una verdadera debacle pero finalizaron antes de tiempo, consumieron menos recursos de los necesarios y los aplicaron a actividades que simplemente lograron mantener cierto nivel de empleo pero sin ser capaces de modificar la lógica o el modelo productivo, de combatir la desigualdad o de proporcionar las bases para un nuevo uso más equilibrado y sostenible de los recursos.

Para colmo, el contumaz fundamentalismo con que se están aplicando en Europa las llamadas políticas de austeridad (realmente, solo encaminadas a que Alemania pueda asegurar la mayor cantidad posible de retornos en la deuda que los bancos de la periferia tienen con los suyos) está provocando una nueva recesión en el seno de la Unión Monetaria, algo inevitable cuando a todos los países de la eurozona se les impone una estrategia deflacionista que mengua los ingresos de todos ello y, por tanto, su capacidad de contribuir al sostenimiento cooperativo de los demás mercados, que es la base que puede hacer exitosa una zona monetaria auténtica.

Sin un cambio radical de orientación, sin poner en marcha un autentico plan de estímulo de las economías, basado no solo en la acumulación de mayor cantidad de recursos sino en el cambio del modelo productivo imperante en la UE y en el seno de sus naciones integrantes, será igualmente imposible modificar la tónica nuevamente recesiva en la que nos encontramos y encaminarnos a una salida efectiva de la crisis.

5. A los problemas de caída de la actividad y desempleo que produjeron en casi todo el mundo la falta de financiación a empresas y consumidores y la caída subsiguiente de la demanda, se siguió en la mayoría de los países otro igualmente grave provocado por el incremento vertiginoso de la deuda soberana de los estados, como consecuencia, al mismo tiempo, de la caída de los ingresos públicos y del aumento del gasto público.

Pero hay que tener en cuenta que los problemas de prima de riesgo que algunos países, como España, están sufriendo no tienen que ver tanto con la magnitud de la deuda (la de España sería aún llevadera incluso con el volumen que tiene en estos momentos) sino con la presión especulativa que hizo subir artificialmente los intereses con los que se ha financiado.

Y, sobre todo, hay que considerar otras dos circunstancias que igualmente se están soslayando a la hora de hacer frente a este problema de deuda.

La primera, que el problema principal no radica en la deuda pública sino en la privada, que es la que realmente resulta impagable, no ya en las condiciones de falta de actividad e ingreso actuales sino en las que previsiblemente se darán en el futuro. ...

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Artículo de Juan Torres López.

martes, 15 de enero de 2013

¿Muerte a los sindicatos?

Nueva moda. Rajar de los sindicalistas. Algo fácil y barato, por cierto. Lo llevan en la solapa ciertos políticos, lanzando mensajes subliminales sobre su actual falta de utilidad para los trabajadores, politización, corrupción, derroche económico. Resulta curioso: Los mismos que alientan al escarnio público, suelen lanzar piedras cargadas por sus propias mezquindades.

Además, la destrucción del sindicalismo hace mucho más fácil la labor de los gobernantes, sin movilizaciones ni huelgas, especialmente la de quienes dirigen tras la cortina. Qué bien estaríamos si no existieran los sindicatos, piensan algunos.

El problema es que esa frase por la que suspiran los gobernantes "Qué bien estaríamos sin sindicatos" empieza a calar entre la gente de a pie, con un discurso cargado de improperios, gritos, oportunismo, mala leche y, sobre todo, un enorme vacío de argumentos que se resume en: "Para lo que hacen, mejor que no hagan nada", "Por mi los echaba a todos y los ponía a trabajar", "Están vendidos, no se mueven, no están con los trabajadores". Luego terminan reservándote para el final el placer de oír la raída historia de: "Conozco a uno que está de liberado sindical.".

Confesar ser liberado sindical, en estos tiempos que corren, es un auténtico pecado capital. Mejor inventar cualquier otra cosa antes de que te descubran. Te pueden acechar en cualquier esquina, a cualquier hora: sacando dinero, haciendo la compra, recogiendo a tus hijos en el colegio. Cualquier lugar y excusa es buena, para utilizar como insulto la palabra "sindicalista".

Se puede ser banquero chupasangre, se puede ser político en cualquiera de sus muchos cargos (concejal, alcalde, o delegado provincial.) y trincar todo lo que se quiera, aceptar sobornos y trajes, realizar chantajes, revender terrenos públicos, recortarle el sueldo a los trabajadores o directamente despedirlos sin indemnización. Se puede, incluso, aumentar el recibo de la luz a los pensionistas hasta asfixiarlos, o salir en fotos besando niños y ancianos mientras los colegios y asilos se caen a trozos, cobrar dos o tres sueldos en tres cargos diferentes, declarar a hacienda que se está arruinado mientras se cobra de mil chanchullos distintos, para que su hijo obtenga la beca que le permita comprarse una moto a costa del Estado.

En este maldito país se puede ser lo que se quiera, pero no sindicalista. Nadie se acuerda ya de la última huelga, aquella en que nadie de la empresa fue, excepto los dos afiliados que perdieron el sueldo de aquel día, para que luego se firmara un acuerdo que les subió el sueldo a todos. Incluso a aquellos que escupieron sobre la huelga.

O de Luís, ese hombre que estuvo 30 años cotizando, y que gracias a la pre-jubilación que se consiguió en su momento, puede ahora, con 60 años y despedido de su puesto, tirar para adelante sin necesidad de buscar un trabajo que nadie le ofrecería.

Recuerden también a Marta, la chica de 23 años que estuvo aguantando un jefe miserable con aliento a coñac, que le obligaba a hacer más horas extras para tener un momento de intimidad donde poder acosarla mientras le recordaba cuándo le vencía el contrato. Hasta que su mejor amiga la llevó al sindicato y, gracias a una liberada sindical, ahora el tipo ha tenido que indemnizarla hasta por respirar.

Son muchos los que les deben algo a los sindicatos, y a los sindicalistas: El maestro que pudo denunciar al padre que le pegó en la puerta del colegio, los trabajadores que consiguieron que no les echaran de la RENAULT, la chica que pudo exigir el cumplimiento de su baja por maternidad en su supermercado. Porque también fue una liberada sindical la que se puso al teléfono el día en que despidieron a Julia, la chica de la tienda de fotos, y le ayudó a ser indemnizada como estipulan los convenios; y aquel otro joven que movió cielo y tierra para arreglarle los papeles al abuelo para procurarle una paga medio-decente, porque los usureros de hace 30 años no lo aseguraban en ningún trabajo. Para qué recordar las horas al teléfono escuchando con paciencia a cientos de opositores a los que no aprobaron, gritando e insultado porque en el examen no les contaron 2 décimas en la pregunta 4. O el otro compañero sindicalista, el que denunció a la constructora que se negaba a indemnizar a la viuda de su amigo Manuel, que trabajaba sin casco.

Ya nadie se acuerda de dónde salieron sus vacaciones, los aumentos de sueldo que se fueron consensuando, el derecho a una indemnización por despido, a una baja por enfermedad, o a un permiso por asuntos propios.

Esta sociedad del consumo, prefiere tirar un saco de manzanas porque una o dos están picadas, por muy sanas que estén el resto. Los precedentes televisivos: entrenadores de fútbol, famosos de la exclusiva en revistas, y demás subproductos, se convierten en clinex de usar y tirar dependiendo de las modas. Ahora, en un momento en que los trabajadores deben estar más juntos, arropados y combatientes contra quienes realmente les explotan, aparecen grietas prefabricadas en los despachos de los altos ejecutivos, ávidos de hincar más el diente en el rendimiento de la clase trabajadora.

¿Quién tirará la primera piedra?. ¿Serán los políticos gobernantes, o los banqueros quienes hablarán de dejadez o vagancia?. ¿Tendrán capacidad moral los jueces o los periodistas, de hablar de corrupción en las demás profesiones?. ¿Serán más idóneos para iniciar lapidaciones, los super-empresarios del ladrillo?. ¿En qué profesión se puede jurar que no existen vagos, corruptos, peseteros, o ladrones?. ¿Preguntamos mejor entre la Iglesia o la Monarquía.?. Pero qué fácil resulta rajar en este país. Siembra la duda, y obtendrás fanatismo barato.

Qué bien asfaltado les estamos dejando el camino a quienes realmente nos explotan cada día. ¡Acabemos con los sindicatos!. Sí. Dejemos que la patronal y los bancos regulen los horarios, las pensiones, los sueldos, las condiciones laborales y los costes del despido. Verán cómo nos va a ir con la reforma del mercado laboral, cuando los sindicatos dejen de existir y no puedan convocarse huelgas ni manifestaciones.

Verán qué contentos se pondrán algunos cuando sepan que ya no estarán obligados a pagar las flores de los centenares de trabajadores que mueren todos los años, a costa de sus mezquindades.
Iñaki Gabilondo.

También;
https://verdecoloresperanza.blogspot.com.es/2016/08/la-desfachatez-intelectual-ignacio.html#links

lunes, 14 de enero de 2013

Terry Eagleton: Por qué Marx tenía razón


Terry Eagleton: Por qué Marx tenía razón. Albino Santos Mosquera (tr.) Barcelona: Península, 2011.

Tras la caída del Muro de Berlín la ola neoliberal ha conseguido desprestigiar enormemente la filosofía política de Karl Marx. Eagleton examina en un lenguaje asequible las objeciones más comunes al marxismo al tiempo que aclara algunos elementos básicos de las teorías de filósofo alemán.

Estas son las críticas más habituales al pensamiento de Marx que Eagleton considera erróneas o simples malentendidos:
  1. El marxismo está acabado. No tiene sentido en las sociedades posindustriales donde la desigualdad social está a punto de desaparecer.
    El capitalismo ha "deslocalizado" la desigualdad pero no le ha puesto fin. Al contrario, la injusticia en la distribución de la riqueza ha alcanzado niveles extraordinarios. Mientras la acumulación de capital continúe suponiendo la pobreza extrema de millones, el marxismo seguirá tan vivo como lo estaba durante la Revolución Industrial. Es posible, además, que no sea el marxismo quien está obsoleto sino el capitalismo: la imposibilidad de compatibilizar la acumulación de capital a corto plazo con la gestión de problemas globales como el cambio climático o la sucesión de burbujas y crisis es evidente.
  2. El marxismo llevado a la práctica ha degenerado siempre en tiranía, terror y asesinatos en masa.
    En primer lugar, la riqueza generada por el capitalismo no se ha conseguido de otro modo que a costa de la miseria y las vidas de millones. En segundo lugar, no se puede confundir marxismo con estalinismo o maoísmo. Marx advirtió expresamente contra una revolución socialista que se llevase a cabo en un país con una economía atrasada como la Rusia de los zares. Una revolución tal sólo alcanzaría a socializar la pobreza y la miseria y degeneraría en tiranía. Una revolución socialista necesita una economía hiperdesarrollada además de una dimensión global para poder llevarse a cabo correctamente. Marx, Engels, Lenin y Trotski no tienen nada que ver con Stalin.
  3. El marxismo defiende el determinismo histórico privando a los hombres de la libertad.
    La herencia de la filosofía de la historia idealista es el lastre más pesado de las teorías de Marx. Considerar que el capitalismo engendrará tarde o temprano una sociedad comunista es un sinsentido pues bien podría desaparecer previamente la especie humana víctima de un holocausto nuclear. También es un problema la idea de Marx (herencia directa de la insociable sociabilidad kantiana) de que el capitalismo es un mal necesario antes de acceder a una sociedad comunista. Este camino lleva directamente a disquisiciones prácticamente teológicas. Frente a esta interpretación de Marx, Eagleton prefiere aquella otra donde se da más importancia a la acción política y a la libertad humana que al desarrollo inevitable de las fuerzas productivas. 
  4. El marxismo es una utopía imposible porque los individuos son criaturas egoístas, codiciosas, agresivas y competitivas por naturaleza. 
    Marx renunció a la utopía porque entendía que era una distracción con respecto a la tarea política del presente. Soñar en un mundo perfecto no tenía nada que ver con establecer las condiciones adecuadas para el tránsito del capitalismo al comunismo. Además, Marx no cree en una naturaleza humana fija sino, al contrario, considera que la característica principal del ser humano es su ser indeterminado, inacabado, su capacidad para transformarse a sí mismo. La sociedad liberal toma como punto de partida y punto final a un conjunto de individuos libres, pero libres para agredirse unos a otros, mientras que el marxismo sugiere la posibilidad de organizar la vida social de modo que la realización de cada individuo sólo sea posible a través de la realización de los demás. 
  5. El marxismo es un reduccionismo económico que hace caso omiso de la complejidad de las instituciones humanas como el arte, la religión, la política, la moral o el derecho. 
    Lo que Marx dice no es que los modos de producción sean la causa directa de un tipo concreto de arte o religión. Si así fuera el propio marxismo habría sido imposible. Los modos de producción constituyen un contexto dentro del cual una determinada filosofía o forma literaria pueden ser explicadas. Si miramos más de cerca podremos comprobar que el derecho y la religión de una sociedad de clases está intrínsecamente ligado a los intereses de la clase dominante. 
  6. El marxismo es un materialismo burdo que transforma a los individuos en máquinas sin alma al servicio del Estado.
    El materialismo de Marx es, al contrario que el de Feuerbach, principalmente activo. Habla del ser humano como alguien capaz de interpretar y transformar la realidad. Aunque no existiese el capitalismo seguiría habiendo superestructura (arte, religión...) sólo que ya no estaría al servicio de la clase dominiante. 
  7. La clase obrera, el proletariado como sujeto de la Historia, ha desaparecido. 
    Esa idea de que la clase obrera ha desaparecido es una imagen engañosa engendrada por el capitalismo. Ocurre que el proletariado se ha desplazado a las megalópolis del sureste asiático.
  8. El marxismo aboga por la acción política violenta, por la revolución, y, por tanto, es incompatible con la democracia. 
    La revolución es la única opción cuando los parlamentos son insuficientes para satisfacer la voluntad de la mayoría que es lo que habitualmente ocurre en democracia. Los parlamentos son los instrumentos de los mercados y no de la voluntad general.
  9. El marxismo supone el fin la libertad individual que cede sus privilegios al partido y este al Estado. 
    Marx aborrecía el Estado. Consideraba que se reducía al monopolio de la violencia en favor de la clase dominante. El Estado democrático no representa a la sociedad civil. La llamada "dictadura del proletariado" no es más que una democracia real.
  10. Los movimientos radicales de las últimas cuatro décadas han surgido al margen del marxismo: feminismo, ecologismo, política étnica, derechos de los homosexuales, pacifismo...
    En el fondo, todos esos movimientos no son más que síntomas de un desajuste más profundo que es la lucha de clases.
En definitiva, la filosofía de Marx se ha reducido a una serie de tópicos que dejan a un lado la complejidad de matices del pensamiento del autor alemán. El libro de Eagleton cumple la función que se propone: deshacer interpretaciones erróneas o malintencionadas del marxismo. 

De todos modos, a título personal, cuando contemplo la realidad política y económica en la que nos desenvolvemos no es Marx el pensador en que me apoyo para interpretarla sino el nihilismo escéptico de Baudrillard. 

domingo, 13 de enero de 2013

Consejos para vivir 100 años


En el mundo viven hoy 455.000 personas de 100 años o más.
Se calcula que más de 455.000 personas de 100 años o más viven hoy en el mundo.

Aunque sin duda está muy bien poder alcanzar una vida longeva, nadie quiere vivir muchos años con enfermedades, discapacidad y falta de independencia.

Entonces, ¿cuál es el secreto de una vida larga que a la vez es una buena vida?
Nora Hardwich, de 106 años, es una de los 12.000 centenarios que viven en el Reino Unido.
Nora ha dedicado su vida a su comunidad. Durante muchos años fue la encargada de la oficina de correos en el pueblo de Ancaster, en Inglaterra. Y para ella, el secreto de su longevidad ha sido su estilo de vida filantrópico.
Nora está en lo correcto.

Los estudios han demostrado que dar algo o hacer algo por los demás ofrece al individuo un sentido de propósito en la vida e incrementa su autoestima. Esa sensación que se experimenta con los actos de generosidad puede resultar en la liberación de hormonas, específicamente de endorfinas, las cuales se cree que reducen el estrés, promueven el bienestar y fortalecen el sistema inmune.

Beber, pero poco, ayuda
Pero Nora, además, tiene otra clave para una vida longeva: una copa ocasional de whisky.
En esto Nora también está en lo correcto. Algunos estudios han demostrado que las mujeres que beben pequeñas cantidades de alcohol cada noche tienen más probabilidad de envejecer con mejor salud que las abstemias. Y también la nutrición parece tener un impacto en el envejecimiento. Algunas investigaciones han demostrado que una dieta baja en calorías puede incrementar las expectativas de vida, incluso hasta por 25 años.
Hasta ahora, sin embargo, los científicos no logran ponerse de acuerdo en cuáles son los factores que tienen el mayor impacto en la longevidad.
 "La ciencia está algo perpleja ante este asunto", le dice a la BBC el profesor Tim Spector, experto en envejecimiento del King's College de Londres. "Todavía no logramos entender qué es lo que hace a un centenario. Porque todos ellos tienen características únicas", agrega.
Algunos investigadores creen que la respuesta está en los genes. Para otros es el estilo de vida.
Pero tal como señala Alice Herz-Sommer, de 108 años de edad, la explicación de su vida larga está en la actitud. "Mi hermana gemela era una pesimista terrible. Nunca, nunca se reía, y murió antes de cumplir los 70 años", dice Alice. "Yo soy optimista. Para mí lo único que cuenta son las cosas buenas, nunca los malos pensamientos" agrega.

Actitud
Alice no ha tenido una vida fácil. Es la sobreviviente de más edad del Holocausto. Estuvo en el campo de concentración de Terezín, cerca de Praga, junto con su pequeño hijo Rafael. Y su esposo murió en el campo de Belsen en Alemania.
Es el secreto de Nora, de 106 años, es la filantropía y una copa ocasional de whisky.

Según el profesor Spector, puede haber algo de verdad en la afirmación de Alice sobre la calma interna y el optimismo.
El científico es autor del libro Identically Different (Identicamente Diferente), en el cual investiga la epigenética, un nuevo campo de estudio sobre cómo el ambiente y las decisiones que tomamos pueden tener un impacto en nuestro código genético.
"Lo que hemos encontrado con nuestros experimentos con gemelos es que una pequeña diferencia en el desarrollo o la actitud en la vida puede tener un enorme impacto en las vías genéticas", dice el científico.
Cree que la forma como una persona ve o enfrenta una situación puede afectar sus genes y provocar cambios químicos en el cerebro y alterar los niveles de estrés. Y esto puede tener un impacto en la salud y longevidad.

La actitud ante la vida es especialmente importante en las personas de edad avanzada, dice el profesor Spector. "Si usted tiene la voluntad para realizar actividades entonces es una persona optimista. Si usted es algo pesimista y dice: 'si hago esto o aquello puedo romperme una pierna y terminar en el hospital' entonces lo más seguro es que se quede en la cama todo el día".

Según Tim Spector, las investigaciones han demostrado que un estilo de vida activo es vital para tener una vida larga y una vida sana. Pero a esto, dice, se deben agregar las influencias genéticas y las ambientales.

De manera que en la longevidad, como en muchas otras cosas en la vida, también se trata, al menos en parte, de una cuestión de suerte.
BBC.

viernes, 11 de enero de 2013

Nuevo año, nuevo recorte de pensiones

Durante las pasadas elecciones generales Rajoy repitió incansablemente que no tocaría las pensiones. Y sin embargo lo ha hecho. El Gobierno cruza con ello la que era su última línea roja. Con su decisión de no cubrir la desviación respecto de la inflación en 2012, el ejecutivo hace retroceder un 2% la capacidad adquisitiva de los pensionistas. Estos dejan de ingresar unos 220 euros de media en 2012, al tiempo que dicho recorte se consolida en años sucesivos al no incorporarse la actualización a la base de cálculo de las pensiones en 2013.

Se recortan de este modo los ingresos del sector más vulnerable de la sociedad, ingresos de los que hoy día dependen no sólo los propios pensionistas, sino millones de familias desempleadas. El Gobierno atiende así a las presiones de la patronal y la troika, que abogaban por congelar las pensiones para cumplir con el objetivo de déficit impuesto por Bruselas. Como elocuente señalaba el ministro Gallardón hace unos días: “Gobernar, a veces, es repartir dolor”.

No obstante, este recorte de las pensiones públicas no es el único que figura en la agenda del ejecutivo. El Gobierno del Partido Popular prepara para este año un endurecimiento de algunos de los recortes ya contenidos en la reforma que en 2011 acordaron el Gobierno de Zapatero, CCOO, UGT y la patronal.

Esta reforma, que entró en vigor el pasado 1 de enero, contempla como es sabido elementos muy lesivos para las y los trabajadores: de forma general, eleva la edad de jubilación desde los 65 años hasta los 67, aumenta el periodo de cotización exigido para jubilarse con el 100% de la base reguladora (hasta los 37 años en lugar de los 35 actuales), e incrementa los años para el cómputo de la pensión desde los 15 actuales hasta 25. Así, esta reforma establece un listón inalcanzable para millones de trabajadores (especialmente mujeres y jóvenes) que, con carreras laborales inestables y bajas cotizaciones, verán notablemente mermadas sus futuras pensiones.

El Gobierno de Rajoy ha anunciado su intención de retrasar la edad de las jubilaciones anticipadas, elevando las forzosas hasta los 63 años y las voluntarias hasta los 65. Además, el Gobierno quiere acelerar el ritmo al que se tiene previsto implantar la elevación de la edad de jubilación a los 67 años (transición que debería completarse en 2027).

Esta nueva agresión contra el sistema público de pensiones se prepara con los mismos argumentos que han dirigido las reformas anteriores: se cuestiona, una vez más, la sostenibilidad del sistema. Sin embargo, los datos hablan por sí mismos.

En primer lugar, la jubilación anticipada no cuestiona la sostenibilidad del sistema de pensiones, puesto que quienes se acogen a ella sufren una reducción en su pensión –durante toda la duración de la prestación– del 7% por año de adelanto. Por otro lado, la pretensión de acercar la edad real de jubilación a la edad legal debiera tener en cuenta que la primera se sitúa en España en los 63 años, una de las más altas de la Unión Europea (cuya media está en los 61,5 años).

Según datos de Eurostat, el sistema de pensiones de España es uno de los más baratos de la UE. El gasto público español en pensiones fue en 2010 (último dato disponible) de 1.862 euros por habitante (equivalente al 10,7% del PIB). Esta cifra es muy inferior a los 2.769 euros de gasto medio en la UE (13% del PIB), los 3.421 euros de Alemania (12,8% del PIB), los 3.658 Francia (14,4% del PIB) o los 3.295 de Italia (16% del PIB). Es más, en España el 70% de las pensiones no superan los 1.000 euros mensuales, de modo que la pensión media contributiva es un 25% inferior a la media de la UE, y la no contributiva casi un 50%.

El hecho de que el porcentaje del PIB dedicado al gasto en pensiones haya aumentado en España entre 2007 y 2012 (incrementándose en un 2% aproximadamente) no se debe a la “insostenibilidad” del sistema, sino a la propia crisis económica y a la gestión que se ha hecho frente a ella. Así, son las medidas de recorte fiscal que imponen el Gobierno y Bruselas las que siguen expulsando cotizantes del mercado de trabajo, las que hunden la demanda agregada y las que con ello deterioran las cuentas de la Seguridad Social. De hecho, hasta la llegada de la crisis el sistema público de pensiones no presentaba problema alguno, e incluso acumuló importantes superávits que se trasladaron al Fondo de Reserva de la Seguridad Social (que a fecha de hoy acumula aún 66.000 millones de euros, equivalente al 6,5% del PIB).

Además, no se puede hablar seriamente de la sostenibilidad del sistema de pensiones sin poner todas las cartas sobre la mesa: dicha sostenibilidad remite directamente al debate de qué modelo de distribución de la renta queremos tener.

A comienzos de la década de 1970 había en el Estado español dos millones de pensionistas y el gasto en pensiones apenas representaba el 3% del PIB. Hoy día el número de pensionistas alcanza los 8,1 millones y el gasto representa el 10,7% del PIB. Esta evolución ha sido perfectamente compatible –hasta la llegada de la crisis y las políticas de recortes– con los superávits anteriormente mencionados. ¿Cómo ha sido posible? Pues porque el incremento de la productividad permite que aumente también la ratio entre pensionistas y trabajadores ocupados sin poner en riesgo el sistema (esta ratio pasó del 15% en 1970 al 45% actual). No existe –en contra de las proyecciones generalmente interesadas– ninguna razón económica ni demográfica para que esta tendencia no pueda continuar en el tiempo. Ahora bien, para que esto sea posible es necesario socializar las ganancias derivadas del incremento de la productividad.

Es más, si hiciese falta reforzar la sostenibilidad del sistema siempre se podría acudir a otras medidas que no pasen por el recorte del gasto, sino por el aumento de los ingresos. Por ejemplo, la retirada de las políticas de recortes y el desarrollo de los servicios públicos ayudaría a sostener el empleo y con ello el número de cotizantes. Los permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles, y la universalización de la educación infantil desde los cero años, facilitarían que más mujeres pudieran incorporarse al mercado de trabajo y que la tasa de ocupación femenina alcanzase los estándares de la UE.

Por último, el sistema público de pensiones no necesariamente debe sostenerse a través de las cotizaciones sociales, sino que también puede ser financiado mediante impuestos generales. Es necesario resaltar en este sentido que la presión fiscal en nuestro país es una de las más bajas de Europa: el 32,6% según datos de Eurostat, muy alejada del 40% de la media de la UE, del 43,1% de Francia e Italia, del 46,8% de Suecia o del 48,9% de Dinamarca.

En resumen, la sostenibilidad de nuestro sistema de pensiones no es una cuestión técnica, sino política (¿Qué recursos queremos destinar a sostener a quienes ya han trabajado toda una vida?). ¿O es que acaso el Gobierno pretende hacernos creer que hay dinero suficiente para rescatar al sistema bancario, pero no para garantizar nuestra futura vejez? Las pensiones públicas no sólo garantizan la estabilidad del ciclo macroeconómico, impidiendo que las recesiones se agraven. Constituyen un derecho social conquistado después de toda una vida de trabajo, así como un bien público que garantiza la solidaridad, la cohesión y la justicia. Son, en definitiva, un enorme activo a defender.

Dicha defensa debería estar encabezada por las organizaciones sindicales. Por ello, nuestros dirigentes sindicales, que en su momento no quisieron ver el enorme error estratégico que significaba firmar la reforma que ahora entra en vigor, harían bien en no tratar de “poner en valor” acríticamente dicho pacto. Por el contrario, su papel debiera ser el de preparar y organizar la respuesta frente a cualquier nueva agresión que pueda sufrir el sistema público de pensiones. 
Fuente: http://blogs.publico.es/otrasmiradas/496/nuevo-ano-nuevo-recorte-de-pensiones/
Nacho Álvarez es Profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Valladolid y Miembro del Consejo Asesor de la Fundación VientoSUR

Cita de Bertolt Brecht

Corre por ahí una larga cita, adjudicada a Bertolt Brecht, aunque José K. no puede certificar dicha autoría. Dice así:

“El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios dependen de decisiones políticas.

El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.”

(De un artículo de J. M. Izquierdo)

jueves, 10 de enero de 2013

Esas prisas por enterrar a Chávez

Al presidente venezolano Hugo Chávez muchos medios le tienen preparada la necrológica casi desde su llegada al poder hace catorce años. Y estos días están impacientes por ponerle la fecha y el punto final.

En el periodismo es costumbre tener en un cajón los obituarios de aquellas personalidades cuya edad avanzada o salud delicada les hacen candidatos a morir en cualquier momento. De otra forma no podrían salir al día siguiente de su muerte con varias páginas de artículos, análisis y balances de su vida y su legado. A veces el señalado invalida toda previsión, y sigue cumpliendo años, lo que no causa más inconveniente que una periódica actualización de su necrológica, hasta el día en que muera y le coloquen la fecha y el punto final al artículo.

En el caso de Hugo Chávez, la mayoría de grandes medios, venezolanos y extranjeros, y muy especialmente españoles, tienen desde hace años su necrológica política en un cajón. Es fácil imaginar quiénes firman esos artículos, y cómo caracterizan a Chávez y su obra política. La mantienen en el cajón, pero más de una vez les puede la impaciencia y la sacan antes de tiempo, confundiendo la realidad y el deseo.

Lo vimos cuando el golpe de Estado de 2002, en que más de uno se pasó de frenada, y se ha repetido en las sucesivas elecciones que Chávez ha ido ganando: antes de cada paso por las urnas, la prensa antichavista de aquí y allá abría el cajón, veía la necrológica amarilleando, y se convencía a sí misma (y nos intentaba convencer) de que los días de Chávez estaban contados, que esta era la definitiva, que la oposición tenía todas las papeletas para ganar y que en pocos días la revolución bolivariana sería historia. Luego llegaba el recuento, y nada, de vuelta al cajón, a esperar mejor ocasión. Y así más de una década, dando una y otra vez por muerto a Chávez, echando la primera palada de tierra y descorchando el cava demasiado pronto.

Desde hace año y medio la enfermedad de Chávez hace que su esperanza de vida política coincida con la biológica. De modo que la necrológica política que espera en el cajón se convierte ahora en necrológica vital; la muerte política deseada por sus enemigos se calca en su muerte real, que supongo también deseada por quienes ven en su desaparición la última (y la única) posibilidad de derrotarlo.

Por eso no sorprende que los mismos que llevan años precipitándose en anunciar el fin de Chávez, bullan hoy de excitación ante la incertidumbre por su salud, y una vez más confundan realidad y deseo difundiendo partes médicos fantasmales que le dan horas de vida, o que incluso lo dan ya por muerto. Apuesto a que no solo tienen listos los artículos, columnas y fotografías que acompañarán la noticia de su muerte; también la portada con que la saludarán.

También es fácil de entender que los mismos que llevan catorce años esperando ver pasar el cadáver por su puerta, hoy fantaseen (realidad por deseo, otra vez) con el fin de la revolución bolivariana, y asimilen la enfermedad y posible muerte del líder con la enfermedad y muerte de su proyecto político. Da mucha pereza leer el enésimo análisis que agota el campo semántico del cáncer y usa el tumor, la metástasis, el tratamiento, el coma, etc, como metáfora de Venezuela y del chavismo. Más pereza todavía da escuchar a tanto experto en constitucionalismo venezolano como ha aparecido entre nosotros, con juristas, editorialistas y tertulianos opinando con seguridad sobre qué sucederá el 10 de enero.

Evidentemente, la necrológica no solo se la tienen escrita a Chávez desde hace años: es todo su proyecto político el que esperan enterrar con él. Y también aquí se precipitan en coger la pala, y quieren ver divisiones, incertidumbre, debilidad de los sucesores, oportunidades para la oposición en nuevas elecciones. Estoy seguro de que aquí también se llevarán un chasco: si muere Chávez en fechas próximas, comprobarán que hay vida más allá de él, que bajo el personalismo hay una estructura de Estado, unas instituciones sólidas y leales, unos dirigentes intermedios, y sobre todo un pueblo que sigue apoyando la revolución.

Pensar que pocas semanas después de ganar cómodamente las elecciones presidenciales, y de haber arrasado en las elecciones regionales, el sistema político levantado por Chávez va a derrumbarse cual castillo de naipes por la falta del líder, es otro ejemplo de whisful thinking que acabará en decepción. Los mismos que acusan de exceso de personalismo a Chávez son los que más personifican en su figura todo lo que pasa en Venezuela; y por eso creen que sin él llegará el borrón y cuenta nueva.

Salvando las distancias, también se pasaron décadas advirtiéndonos de que la revolución cubana se vendría abajo en cuanto faltase Fidel Castro, y ahí tienen Cuba, con Fidel retirado desde hace cinco años. No es el mismo caso venezolano, pero quizás la enfermedad imprevista haya actuado como desatascador para quienes, desde dentro de la revolución bolivariana, temían un chavismo sin Chávez, y ahora cuentan con una transición (donde Chávez no está sin haberse ido del todo) en la que se ven obligados a asumir el poder y acelerar el relevo.

Lo indudable es que el proyecto político de Hugo Chávez sigue teniendo apoyo, suficiente para sobrevivirle. Sus dos recientes victorias así lo indican, y también la conmoción en que tantos ciudadanos viven hoy, y el cariño que muestran a su presidente. Una conmoción y un cariño que provoca burlas por aquí, por parte de los mismos que, el día en que el rey pase por un trance similar, nos animarán a rezar por él y mostrarle cariño. Yo no rezo por nadie, pero a la vista de lo que ha cambiado en la última década no solo Venezuela, sino toda América Latina, prefiero que la necrológica de Chávez siga amarilleando en el cajón unos años más. Isaac Rosa. eldiario.es Fuente original: http://www.eldiario.es/zonacritica/venezuela_chavez_medios_6_87901220.html

martes, 8 de enero de 2013

El gobierno usa fondos que respaldan el pago de pensiones para comprar deuda soberana

España ha estado vaciando sigilosamente la mayor alcancía del país, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, que ha usado como comprador de última instancia de los bonos del gobierno, una operación que plantea dudas sobre el papel del fondo como garante de las futuras pensiones.

La maniobra, que ha pasado casi desapercibida, está por concluir ya que queda muy poco dinero disponible. Al menos 90% del fondo de 65.000 millones de euros, unos US$85.700 millones, han sido invertidos en deuda española cada vez más riesgosa, de acuerdo a cifras oficiales, y el gobierno ha comenzado a retirar dinero para realizar pagos de emergencia.

Aunque la tendencia ha generado poca atención o controversia, preocupa a los relativamente pocos analistas financieros independientes que estudian el Fondo, quienes indican que el gobierno se quedará con un lugar menos al que acudir para financiarse cuando enfrenta otro año de recesión y severas medidas de austeridad.

Algunos analistas opinan que esta presión podría obligar al gobierno encabezado por Mariano Rajoy a solicitar un rescate este año del fondo de la Unión Europea, una gestión que acarrea un alto riesgo político y que busca evadir.

También existen preocupaciones de que las reservas de la Seguridad Social para pagar a los futuros pensionados se están agotando más rápido de lo previsto.

El gobierno retiró en noviembre 4.000 millones de euros del fondo de reserva para pagar pensiones, la segunda vez en la historia en que lo ha hecho. La primera fue en septiembre, cuando sacó 3.000 millones de euros para cubrir necesidades no especificadas.

Los dos retiros de emergencia combinados rebasaron el límite legal anual, por lo que el gobierno tuvo que aumentarlo temporalmente.

"Estamos muy preocupados por esto", indicó Dolores San Martín, presidenta de la mayor asociación de pensionados en Asturias, una región que cuenta con uno de los porcentajes más altos de jubilados de España.

"Simplemente no sabemos quién pagará las pensiones de los que ahora son más jóvenes", aseveró.

 En los años previos a la crisis mundial de 2008, algunos países como España, Finlandia y Francia crearon fondos de estabilización de las pensiones con el dinero sobrante del pago de algunas pensiones. Las reservas serían guardadas para años futuros.

Tras el comienzo de la crisis, algunos de estos países comenzaron a utilizar los fondos para otros fines, como compensar la caída en la demanda de los inversionistas extranjeros por sus bonos soberanos.

"El fondo [español] es un truco contable", dijo Javier Díaz-Giménez, profesor de economía de la escuela de negocios IESE.

"El gobierno está prestando dinero a otro poder del gobierno".

Los funcionarios españoles defienden la inversión en los bonos soberanos por parte del Fondo de Reserva de la Seguridad Social. Aseguran que la práctica es sostenible siempre y cuando España no pierda acceso a los mercados de capital.

Pero algunos analistas indican que a España no le será fácil encontrar compradores para los cerca de 207.000 millones de euros en deuda que planea emitir en 2013 para costear las operaciones del gobierno central, los vencimientos de deuda de 17 gobiernos regionales y las facturas de energía retrasadas. "Mientras los inversionistas extranjeros se marginen del mercado de deuda española, necesitarán todo el apoyo que puedan reunir de las empresas locales", puntualizó Rubén Segura-Cayuela, de Bank of America-Merrill Lynch. David Román. The Wall Street Journal.

Fuente: http://online.wsj.com/article/SB10001424127887323374504578220273069774076.html

domingo, 6 de enero de 2013

Miles de jubilados alemanes, obligados a emigrar porque sus pensiones no les permiten vivir en su país

El año pasado había más de 7.100 pensionistas alemanes instalados en asilos húngaros. Otros 3.000 han decidido pasar sus últimos años en asilos afincados en la República Checa. Las estadísticas oficiales indican que, además, hay otros 600 'refugiados' en Eslovaquia. Y varios centenares repartidos entre España, Grecia y Ucrania. La mayoría de ellos, según explica un reportaje del periódico británico The Guardian, contra su voluntad; no tienen dinero para quedarse en Alemania.

Las pensiones recibidas, en muchos casos, no dan para cubrir los costes de un asilo alemán, dice el rotativo británico. Quedarse en Alemania alcanzada una determinada edad y dependencia cuesta, de media, entre los 2.900 euros y los 3.400 euros al mes. El problema es que estos precios no parecen destinados a reducirse en el corto plazo. Y entre eso y una población cada vez más envejecida, los expertos temen que el número de ‘exiliados’ no pare de crecer en los próximos años.

Las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) están visiblemente molestas con la situación. El término “deportación inhumana”, utilizado por algunas de ellas, no puede evitar compararse con tiempos más oscuros para el país, aunque el argumento más recurrente para tratar de remodelar el sistema que cuida, supuestamente, de los ancianos del país es el de que no se puede tratar de esta manera a las personas que construyeron la Alemania moderna, el actual motor económico de Europa, tras la devastación dejada por la II Guerra Mundial.

Pero la crisis del sistema que pretende cuidar de los mayores en Alemania no es ninguna novedad. Por el contrario, parece un problema crónico. Sin embargo, durante los últimos años se habían tapado agujeros gracias a la llegada masiva de inmigrantes del Este europeo, que ejercían de mano de obra (no muy cara) y podían cubrir, de este modo, vacantes sin que los centros tuviesen que aumentar los precios.

El drama va más allá de la irresponsabilidad nacional, que es la bandera que ondean desde el ‘think tank’ de carácter social Sozialverband Deutschland (VdK, por sus siglas en alemán). Hay casos concretos realmente tristes. Algunos los expone la Sociedad de Alzheimer alemana: “En particular, las personas con demencia pueden encontrar dificultades a la hora de orientarse estando inmersos en otra cultura y en una lengua completamente diferente, porque muchos viven en un mundo anclado al pasado, basado en memorias de sus épocas más tempranas”.

Por su parte, los griegos ironizan sobre la situación. Al ser su país uno de los destinos mencionados por el reportaje del diario inglés, algunos periodistas helenos ya han manifestado la posibilidad de que el Gobierno que lidera el conservador Antonis Samarás, que cuenta con el beneplácito de la canciller germana, Angela Merkel, gracias a su predisposición a adoptar las medidas de austeridad dictadas en Berlín, se dedique de ahora en adelante a construir una industria basada en el cuidado de los ancianos alemanes. Podría ser esa, quizá, la salida de la crisis económica que atraviesa el país mediterráneo. B. B.
Fuente: http://www.elboletin.com/index.php?name=internacional&noticia=67310

Cenizas sin apagar

A mediados de este mes ha muerto Albert Hirschman, un gran economista del siglo XX, otro maestro nonagenario de la saga de los Samuelson o Galbraith, que llegaron a casi una centuria de existencia. Aunque mucho menos conocido que los anteriores, los estudios de Hirschman sobre la economía del desarrollo han tenido una enorme influencia, sobre todo en su dimensión latinoamericana. Nacido en Berlín, trabajó la mayor parte de su vida en Estados Unidos, con incursiones de asesoría en Colombia y, antes, en la España de la Guerra Civil, en la que estuvo junto a las Brigadas Internacionales. No es anecdótico que casi toda su obra haya sido traducida en el Fondo de Cultura Económica (FCE), la editorial mexicana a la que nunca agradeceremos lo suficiente sus esfuerzos en la divulgación de las ciencias sociales.

Uno de los libros centrales y más incisivos de Hirschman fue Retóricas de la intransigencia, del año 1991. Cuando el mundo saboreaba la caída del muro de Berlín y del socialismo real, nuestro economista, interdisciplinar, llamó la atención sobre las murallas que permanecían intactas y las brechas que se profundizaban, sobre todo en términos de desigualdad.Hirschman se había apoyado en el triple concepto de ciudadanía de Marshall: ciudadanía civil (los derechos individuales), ciudadanía política (el derecho de todo hombre a elegir a sus representantes o ser elegido) y ciudadanía social (el mínimo de bienestar económico conforme a los estándares de cada tiempo y el derecho a compartir la herencia social).

Frente a este triple ciudadano se oponían las tres tesis reactivo-reaccionarias que tanto han aumentado en las últimas tres décadas: la tesis de la perversidad, según la cual toda acción deliberada para mejorar algún rasgo del orden político, social o económico solo sirve para agudizar la situación que se pretende remediar. La tesis de la futilidad sostiene que las tentativas de transformación social serán inválidas ya que no logran “hacer mella”. Y la tesis del riesgo, que arguye que los costes de los cambios o de las reformas propuestas son siempre demasiado altos, dado que ponen en peligro algunos logros previos y apreciados.

El resultado de estas tres tesis reaccionarias es la defensa de un statu quo crecientemente injusto, solo movible por el mero despliegue del tiempo. Toda ingeniería social y política contribuye a cambiar el modelo natural de las cosas. Hirschman oponía argumentos de activismo a cada una de las retóricas de la intransigencia: no llevar a cabo lo necesario para la transformación de las cosas traerá consecuencias desastrosas; las nuevas y las viejas reformas se refuerzan mutuamente, y los movimientos de mejora están respaldados por poderosas fuerzas históricas que ya están en marcha, por lo que lo verdaderamente fútil sería oponerse a ellos.

No dejen de leer a Hirschman, ni siquiera ahora que ha desaparecido casi en la clandestinidad. Como su propia obra. En El País.

Superdotados y talentos. Un millón de españoles despilfarra su talento

La OMS calcula que el 2,3% de la población mundial tiene altas capacidades intelectuales
En España hay muy pocos diagnosticados; irónicamente, muchos fracasan en la escuela

El filósofo Antonio Marina, autor de La inteligencia ejecutiva o La inteligencia fracasada, lo resume en una frase: “La mayor riqueza de un país no son sus materias primas, su territorio y su capital, sino el talento de sus ciudadanos”.

Durante décadas Cuba, la Unión Soviética y sus países satélites aplicaron las palabras de Marina entrenando a las mentes más privilegiadas en unas escuelas segregadas con el fin de que ocupasen los puestos dirigentes de la política y la Administración al tiempo que a los superdotados estadounidenses se les formaba —y se les forma— en escuelas privadas para liderar el mundo de las finanzas. Mientras, la equitativa Europa, convencida de la necesidad de ofrecer una educación igual para todos sin caer en elitismos, ha estado mirando para otro lado. Hoy Barack Obama reclama que estas cabezas brillantes se centren también en otros campos como la ciencia o la medicina y en el Viejo Continente se plantean, en plena debacle económica, si se está malgastando materia gris sin saberlo.

“Para cualquier Administración preocuparse de desarrollar el talento de estos chicos es una inversión barata. Habría que, entre comillas, aprovecharse de su inteligencia”, opina Agustín Regadera, exinspector de educación y experto en altas capacidades. En Johannesburgo (Sudáfrica) se inauguró en 2008 la African Leadership Academy, que busca “identificar, desarrollar y conectar a la próxima generación de líderes africanos”. Su fórmula: potencial, práctica y oportunidad. En Israel, un país de apenas 7,5 millones de habitantes con 10 premios Nobel en sus escasos 64 años de historia, también lo tienen claro. “La base de todo progreso económico y general está estrechamente relacionada con un sistema educativo sólido, el cual debe ser moderno y estar adecuado a las necesidades locales. El interrogante es saber cuáles son los aspectos educativos de mayor relevancia para el progreso económico”, subrayan en el Centro Internacional de Capacitación Aharon Ofri, fundado en 1989.

Son niños que se aburren en clase si no tienen una atención específica “Siempre se había creído que los niños que poseen sobredotación no nos necesitan, y hemos volcado toda nuestra atención en los niños discapacitados. El pediatra, como la sociedad en general, con una economía de servicios y nuevas tecnologías, debe ayudarles y no malgastar todo ese potencial humano”, reclama Gabriel Galdó Muñoz, catedrático de Pediatría Social y de la Adolescencia en la Universidad de Granada, en su artículo Superdotados I (2007). El Estado también se ha preocupado por los nacidos en familias desfavorecidas, pero no ha visto como un problema la sobredotación, y eso que entre el 30% y el 50% de esos chicos tienen un bajo rendimiento escolar.

Descubrir superdotados entre los alumnos brillantes académicamente no es tan complicado como entre los fracasados.

Al menos sobre el papel, muchas consejerías de Educación en España se proponen ahora establecer el itinerario que pide Galdó Muñoz. “Llevo años oyendo que se van a hacer cosas. Es verdad que ahora se gasta mucho dinero en diagnosticar los casos de altas capacidades, pero si luego no hay un seguimiento, si no se les orienta, si no se les dan becas… no sirve de nada”, se queja Regadera. Él formó parte de un ambicioso programa en la Comunidad Valenciana: se sometió a un test de inteligencia a 11.000 alumnos de 42 centros y se concluyó que el 2,3% —justamente el porcentaje que estima la Organización Mundial de la Salud (OMS) en términos globales— eran superdotados. “Se les estudió durante un año y nunca más”, lamenta.

Muchos están poco capacitados físicamente y les falta humor
Estas pruebas de inteligencia, que consideran superdotadas a las personas con un cociente intelectual superior al 130 (100 es la media), van perdiendo fuerza. “Hay que utilizar herramientas y estrategias diversificadas que atienden al desarrollo emocional, social y creativo”, se señala en el plan de acción para superdotados presentado en mayo en el País Vasco. Según sus datos, en Euskadi, que pretende atender la diversidad en la escuela a partir del curso 2015-2016, hay contabilizados 142 estudiantes con altas capacidades, cuando Alcagi (Asociación de Altas Capacidades de Guipúzcoa) asegura que podrían ser entre 6.000 y 7.000. ¿Por qué ese desfase? ¿No habla la OMS de un 2,3% de la población por encima de la media intelectual? Por tanto, un profesor que se jubila debería haber descubierto entre 20 y 30 superdotados a lo largo de sus décadas de docencia. Sin embargo, raro es el educador que dice haber reconocido a más de uno. Y En España, con 47 millones de habitantes, 1.081.000 personas tendrían altas capacidades.

Cuidado: tener una alta capacidad no significa ser un pequeño Mozart o Stephen Hawking. Esos casos tan extraordinarios son habas contadas. Hay diferentes grados de superdotación, muy pocos podrían protagonizar El pequeño Tate o El indomable Will Hunting. Se distinguen por ser unos niños observadores, sensibles, críticos, creativos, capaces de llevar varios proyectos a la vez y precoces en la madurez intelectual (que no psicológica y afectiva) y con preocupaciones sorprendentes para su edad. Por eso se sienten más cómodos entre mayores. Pero, en lo negativo, son también poco capacitados físicamente y con escasas habilidades para sociabilizar, apenas duermen y no gozan de mucho sentido del humor. “Son niños que mientras el resto se deja las espinillas jugando al fútbol en el patio, se dedican a leer y solo sintonizan con los que tienen sus mismas inquietudes”, explica el psicólogo Ricardo Sanmartin, presidente de la Asociación Española de Niños Superdotados, con sedes en Zaragoza y Madrid. En la capital comenzó el pasado curso un bachillerato de la excelencia en el que no todos son superdotados. Se valora su brillante expediente, que puede haberse conseguido con muchos codos y poco talento. Premia el esfuerzo.

Perfiles de sobredotación
El 90% de los casos identificados de sobredotación son alumnos exitosos o con buen rendimiento académico, según una guía distribuida a padres y profesores en el País Vasco.

Los chicos con bajo rendimiento escolar, más difíciles de detectar, suelen tener problemas de autoestima o con su entorno. Las razones de sus fracasos las atribuyen a los demás.
En alumnos con algún déficit asociado, por ejemplo una discapacidad de lenguaje, la tendencia a trabajar más en las carencias que en sus capacidades evita que sean mostradas o desarrolladas.
Hay un grupo de estudiantes underground, que suelen querer pasar desapercibidos para ser aceptados socialmente.
Otros son desafiantes o creativos, cuestionan las normas y a menudo tienen un sentido del humor corrosivo.
Los autónomos son chicos alegres, con buena autoestima y que trabajan por su cuenta.
Los procedentes de otras culturas o medios sociales desfavorecidos pueden tener dificultades por la distancia cultural y tienden a mostrarse tímidos.
Para no ser tachados de bichos raros muchos tratan de ocultar su superdotación. “En especial las chicas, que dan más importancia que los hombres a la parte afectiva, social. Por eso el 80% de los superdotados que se someten a nuestros test son chicos. Lo que no significa que ellos sean más listos”, continúa Sanmartín.
El pediatra Galdó Muñoz comparte esta idea en su artículo: “Las chicas son más imaginativas, intuitivas, y conceden mucha importancia a las relaciones interpersonales. Aprecian poco la atmósfera de competición y de individualismo. Dan prueba de un nivel de reflexión y de curiosidad intelectual igual al de los niños y, a pesar de ello, temen la aceleración del aprendizaje y las situaciones de competición, prefieren las relaciones interpersonales. Se interesan menos en su instrucción en la adolescencia, o incluso sufren regresión intelectual en la edad adulta”.

Una “regresión intelectual” de los superdotados que muchas veces, coinciden los expertos, pasa inadvertida para su profesorado. “Se les confunde porque se desconocen sus ritmos de aprendizaje. Eso les provoca frustración, falta de atención, hiperactividad, dolencias somáticas. Así que muchas veces son tratados por los síntomas, y no por la verdadera raíz que lo produce: su alta capacidad”, denuncia Alicia Rodríguez, presidenta de la Asociación Española para Superdotados y con Talento.

Rodríguez, madre de un superdotado, se queja de que no se valoren los diagnósticos privados, ni de la Asociación Mundial para la Salud Mental Infantil. “Es donde acudimos los padres ante los problemas que manifiestan nuestros hijos”, dice.
La incomprensión de las Administraciones provoca que los superdotados con recursos económicos opten por estudiar en países en los que no hay obstáculos para entrar en la universidad antes de tiempo, en especial Estados Unidos.
¿Y saltarse algún curso? El Colegio Oficial de Psicólogos y de Pedagogos de Cataluña organizaron en 2010 unas jornadas sobre superdotación y escuela en la que se concluyó que es recomendable la aceleración para un mejor desarrollo cognitivo, social y afectivo. Sin embargo, muchos padres ven la medida como un parche, pues los niños empiezan motivados ante nuevos retos, pero pronto pasan a ser los primeros de la clase y vuelven a distraerse.

Educación se vuelca en discapacitados y descuida a los sobredotados Parece complicado conseguir resultados positivos con estos niños que se aburren en clase cuando el ratio de alumnos por aula sube y baja el número de orientadores en los centros por los recortes en el sector.

“Si entre ESO, Bachillerato y FP hay 1.000 alumnos y dos orientadores es imposible que estos conozcan bien los casos individuales”, alerta Regadera, que incide en la importancia de la labor de los profesores. Para ayudarles a diagnosticar y tratar casos de superdotación él, licenciado en Pedagogía, organizó unos cursos que en su día fueron presenciales y hasta el año pasado se impartían online. “Este año no se han programado”, explica sin entrar en conjeturas.

“El problema es que los profesores se interesan en un momento determinado para ocuparse de un niño en clase, pero cuando pasa de curso lo dejan. Ocurre igual con los padres. Están muy motivados en las primeras etapas educativas y luego lo abandonan”, explica el autor de La delgada línea azul de la inteligencia (Brief, 2011).

Las chicas, más que los chicos, ocultan su capacidad para socializar
José Luis Sánchez Carrillo, profesor de Educación Especial en el instituto Camp de Morverdre de Sagunto (Valencia) creó hace seis años la primera Aula de Excelencia de la Comunidad Valenciana, que se ha exportado a otros centros. Al aula, que funciona de forma virtual, están inscritos chicos con un expediente académico brillante —ello no significa que sean superdotados— o son propuestos por la junta de profesores o del resto de alumnos. No hay test para conocer el coeficiente intelectual de por medio. “No necesitamos saberlo”.

 En opinión de este profesor, autor de libros de técnicas de estudio, no hay que gastar grandes sumas “en etiquetar a los superdotados”, sino que hay que “invertir en mimarlos”. “De qué vale saber que lo son, si luego no se hace nada”.
A su juicio, más que una adaptación curricular del alumno con altas capacidades, hay que ampliar su currículum para que no se aburra. “A un centro especializado solo necesitan ir 200 muy superdotados”.

Andalucía y Cataluña tienen un plan integrador y el País Vasco en 2015 Cada año se apuntan a su aula unos 80 chicos, pero solo han atendido a dos realmente genios. “Uno introvertido y otro muy líder”. Su forma de resolver los problemas matemáticos y su comprensión de la Filosofía de primero de bachillerato les puso sobre la pista. “En la Red encuentran cursos de creación literaria, de poesía, de lógica matemática, técnicas de estudio...”, enumera Sánchez Carrillo. Y, a cambio, se premia a los niños con un carné joven que permite acceder gratis a actividades extraescolares, asistir al teatro, conciertos o tener descuentos en informática, librerías o videoclubs.

Inciden sobre todo en técnicas de inteligencia emocional. “Porque a veces son muy listos pero no saben controlar sus emociones y fracasan en los exámenes, o no saben relacionarse...”. Como dice Galdó Muñoz: a pesar de ser tan listos, “nos necesitan”. http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/01/01/actualidad/1357062638_685403.html

sábado, 5 de enero de 2013

La situación de la clase trabajadora en España

El Instituto de Política Económica (The Economic Policy Institute) de EEUU es uno de los centros de análisis económicos más rigurosos existentes en aquel país. Sus informes tienen gran impacto en el establishment político del gobierno federal. Y sus trabajos tienen gran resonancia en los mayores medios de información estadounidenses. Publica cada dos años el informe The State of Working America, en el que analiza la situación de la población trabajadora en EEUU. Es, sin lugar a dudas, el estudio más elaborado y detallado del mercado laboral así como de las condiciones del trabajo en EEUU.

Incluye también datos internacionales que permiten comparar la situación de la población trabajadora, no sólo en EEUU, sino también en los países de la UE-15 así como en Canadá, en Australia, en Japón, en Noruega y en Suiza, países todos ellos de semejante nivel de desarrollo económico que EEUU. Sería de desear que tal informe se tradujera al español pues tiene gran cantidad de información relevante para España. Es hoy en día el estudio más detallado que existe de la situación laboral y social de la población empleada en aquellos países, incluida España, y muy en particular de sus clases trabajadoras, permitiendo comparaciones de gran interés.

Muestra por ejemplo que los salarios bajos (la decila inferior de la población empleada) en España son más bajos (un 79%) que los salarios más bajos de EEUU, que es a su vez, uno de los países analizados donde los salarios bajos son más bajos. La decila inferior de la población empleada tiene un salario promedio que es el 47% del salario medio en EEUU. En España es el 60%.

Esta es una de las causas de que pobreza relativa (que es la mitad de la renta media del país) sea, tanto en EEUU como en España, de las más altas (14% en España, 15,7% en EEUU) de aquellos países. La situación es incluso peor entre los infantes. La pobreza infantil es un 23,1% en EEUU y 17,1% en España, siendo estos dos países los que muestran mayor pobreza infantil. El hecho de que la pobreza sea mayor en EEUU que en España a pesar de que los salarios más bajos sean más bajos en España que en EEUU se debe, en gran parte, a que hay más personas empleadas en EEUU que en España, y ello se debe, también, en parte, a que el empleo público (empleo financiado con fondos públicos) es mayor en EEUU que en España, dato que sorprenderá a mucha gente en España, donde la sabiduría convencional económica, de talante liberal, está sistemáticamente equivocada y cree que el empleo público en nuestro país está sobredimensionado. El Estado federal de EEUU, es uno de los empleadores públicos más importante de aquellos países, resultado de la enorme extensión de sus fuerzas armadas y también de la gran extensión de la población reclusa. Si tales sectores de la población empleada no estuvieran empleados, el desempleo en EEUU sería mucho más elevado que el hoy existente (7,7%).

A pesar de tales intervenciones públicas, el hecho es que la pobreza de EEUU es, junto con la de España, de las más elevadas hoy en aquel grupo de países, y ello se debe, además de la pobreza de los salarios en ambos países, a la escasa capacidad redistributiva de sus Estados. Así en EEUU, el 27% de la población sería pobre sino interviniera el Estado federal y estatal (equivalente este último al autonómico en España). Una vez este Estado interviene, la pobreza baja a un 17,3%, es decir un bajón de 9,7 puntos. En España, tal reducción es algo mayor. Debido a la intervención del Estado, la pobreza baja 13,2 puntos, siendo una de las reducciones más limitadas y más bajas, junto a la de EEUU, entre los países estudiados. Como punto de comparación, el Estado francés reduce la pobreza 25,4 puntos, Alemania 23,6 puntos, Finlandia 22,1 puntos, y así un larga lista. El Estado redistribuye muy poco tanto en EEUU como en España. De ahí que sean los países más desiguales dentro del grupo de países analizados.

El Estado estadounidense y el Estado español se caracterizan por, además de ser poco redistributivos, tener escasa sensibilidad social. Sus gastos públicos sociales como porcentaje del PIB (22% España, 18% EEUU) son de los más bajos de la lista de Estados analizados. Francia y Suecia, por el otro lado, son los Estados que tienen mayores salarios y mayor impacto redistributivo de sus Estados, así como mayor gasto público social.

La situación se está empeorando
Hoy, la situación de la clase trabajadora española se está empeorando resultado de las políticas iniciadas por el gobierno Zapatero y acentuadas mucho más por el gobierno Rajoy, y que incluyen unas reformas laborales que tienen como objetivo la reducción de los salarios y unas políticas de austeridad que están recortando el gasto público social, incrementando incluso más su regresividad y escasa vocación redistributiva. Tales políticas se están promoviendo para aumentar la “competitividad” de la economía española y poder estimular las exportaciones que supuestamente sacarán a España de la crisis.

Tal argumento, ampliamente aceptado también por la sabiduría convencional económica neoliberal, olvida que durante estos años de crisis las exportaciones españolas han ido aumentando a la vez que los salarios han ido bajando sin que ello haya repercutido en reavivar y estimular la economía. Y ello como consecuencia de que la recesión existente en España se debe precisamente a la escasa capacidad adquisitiva de la población (resultado de la bajada de los salarios) y a la reducción del gasto público (que contribuye al descenso de la necesaria demanda). La sabiduría convencional que siempre reproduce la visión de los grupos poderosos (tanto en las esferas económicas y financieras, como en las culturales y mediáticas) que dominan la vida política y mediática del país, está profundamente equivocada. Vicenç Navarro. Fuente: Público.es
Vicenç Navarro. Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

miércoles, 2 de enero de 2013

Juan Carlos Barba y Antonio de Miguel

Juan Carlos:
La única razón por la que se puede defender la economía de mercado como superior al comunismo u otras formas de economía colectivizada es porque se supone que la eficiencia de los procesos económicos obtenida como consecuencia de la competencia entre las empresas en mercados libres finalmente hará que la riqueza total de la sociedad sea mucho mayor y que por lo tanto, aunque peor distribuida, llegue en mayor cuantía al grueso de la población.

Pero si los mercados dejan de ser libres, si se encuentran controlados por oligopolios, si unas élites copan los mercados más lucrativos y a la vez el poder político, se pierde la única razón a la que la economía de mercado debe su razón de ser, y terminamos en el peor de los mundos posibles, con los defectos más aberrantes de las economías capitalistas y de las socialistas. Eso es lo que a día de hoy vivimos en España.

A. de Miguel:
Europa es, hoy por hoy, la única potencia económica que ha elegido la vía del ajuste para resolver la crisis económica y financiera en la que lleva envuelto el mundo desde que estallara la crisis de Lehman Brothers. Si a una crisis global corresponde una solución global, cabe preguntarse si Europa hace bien en conducir en la dirección contraria.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Sahara, memoria contra el olvido

El pasado 10 de diciembre, día internacional de los derechos humanos, el Instituto Hegoa de la UPV/EHU y Euskal Fondoa presentaron en Donostia el Oasis de la Memoria . Se trata de un informe que recoge el trabajo de más de año y medio de recopilación de datos y de testimonios sobre la sistemática violencia ejercida por el Reino de Marruecos sobre el pueblo saharaui durante casi cuatro décadas.

El valor del documento reside en tres aspectos fundamentales: el primero es el período cubierto por el Informe, que parte desde el bombardeo de Um Dreiga en 1976 -que obligó a la población huida al desierto a internarse definitivamente en Argelia- y llega hasta el bombardeo de Gdem Izik, en noviembre de 2010. Por tanto, es un recorrido histórico completo, algo que nunca se había hecho hasta el momento.

El segundo aspecto que debe resaltarse es la cantidad y la calidad de los testimonios obtenidos -más de 260-, tanto en los campamentos en Argelia como en las complejas condiciones del Sahara Occidental ocupado. Este alto número permite constatar los muy variados tipos de conculcación de derechos humanos perpetrados por Marruecos. Así, en Informe se denuncian bombardeos, asesinatos, torturas, violencia sexual, pillajes, desplazamientos forzados, detenciones arbitrarias, etc.

En este sentido se explicita la voluntad de Marruecos por ejercer la mayor violencia posible sobre las mujeres y hombres saharauis, con el ánimo de ahogar sus legítimos derechos de justicia y autodeterminación. También se explicita que esta estrategia, aunque varió, sigue vigente aún después del alto el fuego de 1991.

Por último, el tercer aspecto significativo es que el Oasis de la Memoria está elaborado según los estándares internacionales de este tipo de documentos, y por tanto puede y debe ser utilizada como herramienta política y jurídica para denunciar lo que ya se sabía pero no se había sistematizado, así como para situar este conflicto olvidado en el centro de la agenda internacional, sacándolo del olvido cómplice en el que se encuentra en la actualidad.

Porque precisamente si este documento tiene un gran valor es el de reconocer que el conflicto entre Marruecos y Sahara es uno de los procesos de descolonización no resueltos -como el palestino, por ejemplo-. A su vez, el Oasis de la memoria demuestra el uso sistemático de violencia con total impunidad, y en base a unas enormes asimetrías de poder entre perpetradores y víctimas.

De esta manera, y ante las pruebas presentadas por el Informe, los países y estamentos que permiten esa impunidad, así como los que no asumen sus responsabilidades históricas, deberán retratarse.

¿Qué dirá el Reino de España, constatándose la violencia ejercida por Marruecos frente a una población que abandonó a su suerte hace 37 años, frente a un poderoso país sediento de los recursos naturales saharauis? ¿No debería asumir su responsabilidad como fuerza colonizadora inicial y ofrecer una salida democrática a las legítimas aspiraciones saharauis?

¿Qué dirán Francia y Estados Unidos, aliados históricos de Marruecos, ante las evidencias presentadas por el Informe, que por ejemplo sitúan el ratio de población desaparecida más alto respecto a cualquier conflicto -por encima del 2 por 1.000-, o que ha ensayado formas nuevas de horror, como por ejemplo las personas detenidas-desaparecidas por más de 15 años?

¿Qué dirá la comunidad Internacional, en general, ante la imagen en el espejo que les devuelve este Informe? Es momento de una solución democrática. Es momento de una implicación decidida de la comunidad internacional en la resolución del conflicto. Es momento de un reconocimiento del dolor infligido. Es momento de la verdad, de la justicia, y de la reparación. Es tiempo, también, de la dignidad de las víctimas. Y es tiempo, sobre todo, de la dignidad de un pueblo luchador que nunca hinca la rodilla. ¡Autodeterminación para el Sahara, ya!
Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate, es miembro de la Mesa Internacionalista de Alternativa

domingo, 30 de diciembre de 2012

No es lo mismo: esto es una chapuza

La reforma del sistema británico de salud será controlada, paso a paso, por organismos independientes


En 2015, todos los ciudadanos deberían poder valorar cómo funciona el sistema de salud a su nivel local, cómo proporciona los cuidados que está obligado a dar y cómo cumple con los estándares o normas de calidad fijadas públicamente. “La transparencia es un elemento decisivo tanto para mejorar la calidad de los servicios de asistencia así como para informar a los ciudadanos sobre lo que pueden esperar y exigir del Servicio Nacional de Salud”. “Es fundamental que exista una expectativa mensurable [es decir datos, cifras y comparaciones que se puedan medir] para poder valorar si el Gobierno está cumpliendo con sus afirmaciones sobre el rendimiento del sistema de salud”.

Lo que acaban de leer es parte del “mandato” firmado en noviembre pasado entre el Gobierno de Reino Unido y el Consejo de Dirección del Sistema Nacional de Salud (NHS), un organismo independiente que ha sido creado para asumir la responsabilidad del nuevo modelo de gestión del NHS a partir del 1 de abril del año próximo. El “mandato” fue negociado durante tres meses con asociaciones de ciudadanos, de médicos y de personal sanitario, y con otras organizaciones independientes relacionadas con la sanidad pública.

El Gobierno conservador británico puso en marcha una complicada reforma del Sistema Nacional de Salud, mediante la ley denominada Health and Social Care Bill, que fue objeto de centenares de enmiendas, se discutió durante horas en el Parlamento e incluso se pospuso y ralentizó su aplicación como consecuencia de la presión que ejercieron los afectados y la oposición. Cameron aceptó esperar a que un grupo independiente elaborara un informe, y esos expertos propusieron que la reforma se realizara paso a paso y que se pudiera ir valorando sus resultados.

La nueva ley acepta que hay que introducir más competencia en la sanidad pública, sin que eso sea un objetivo en sí mismo, sino una manera de mejorar la calidad, y abrir el abanico de proveedores privados. El recurso a proveedores privados ya fue aceptado por el Gobierno laborista de Tony Blair, pero manteniendo la gratuidad y la idea de que se trata de un servicio público universal.

El nuevo informe confirma esa presencia del sector privado en la sanidad pública, pero de manera equilibrada y controlada, de forma que se monitoricen permanentemente los resultados, al igual que se debe hacer con los servicios prestados directamente por el sistema gestionado de forma pública.

El King’s Fund, una fundación independiente para la mejora de la sanidad pública, que tiene sus raíces nada menos que en un hospital londinense de 1897, y que ahora funciona como un famoso think tank, advirtió sobre las dificultades que se plantean para cumplir con la exigencia del Gobierno de que el NHS ahorre un 5% anual de presupuesto en los próximos años. Sus expertos han empezado a analizar trimestralmente los datos que están obligados a proporcionar los centros sanitarios, de gestión pública o privada, y ejercen una considerable presión para lograr un máximo de información en términos que sean comparables.

Toda esta información viene a cuento del debate que se plantea en España sobre la gestión privada de hospitales y centros de salud públicos. Es lo mismo que se está haciendo en Reino Unido, advierten sus partidarios. No, no es lo mismo, porque en España ni se ha debatido sobre el asunto en el Parlamento, ni se ha consultado previamente a los expertos y a los interesados, pacientes y personal sanitario, ni se han establecido previamente las normas de control, ni se han fijado de manera formal y transparente los objetivos que deben cumplir esos centros (de gestión pública o privada), ni se garantiza la transparencia del gasto, ni la posibilidad de comparar unos centros y otros, ni nada de nada.

Lo de aquí, al margen de que se favorezca o no la presencia de proveedores privados en la sanidad pública, es una simple chapuza. Un trabajo poco profesional de unos políticos poco habituados al control, la exigencia, y la demanda de responsabilidades. Soledad Gallego-Díaz, El País.

A la patronal se le ve el plumero

La detención del anterior presidente de la patronal española, acusado ahora de blanqueo de dinero, alzamiento de bienes e insolvencia punible y tras una larga serie de escándalos empresariales protagonizados incluso bajo su mandato, es un buen motivo para reflexionar sobre el papel que los empresarios y sus dirigentes patronales desempeñan en nuestra sociedad. En cualquiera que sea el sistema económico con el que uno se identifique (capitalismo, socialismo, comunismo...) la empresa tiene una función esencial. Entendida como la organización que se dedica a la producción de bienes y servicios no tiene sustituto posible en la inmensa mayor parte de los casos que conocemos, bien sea poniéndolos a disposición del mercado, del estado, de la colectividad por cualquier otro medio, o de alguna autoridad central. Es verdad que no es la única forma de obtenerlos pero sí que resulta prácticamente insustituible a poco que los procesos de producción se hagan algo complejos. Sin embargo, la ignorancia y el papanatismo ideológico que tanto abundan han generado una confusión muy habitual que ha hecho que la empresa, y por ende la figura del empresario (o empresaria, porque creo que cuando se habla de empresas es cada vez más necesario subrayar el papel de las mujeres) sea muy mal comprendida y mucho peor apreciada. Tantos los izquierdistas de salón como los defensores fundamentalistas del capitalismo suelen identificar erróneamente a los empresarios con los capitalistas y más concretamente con el tipo de capitalismo que impera en cada época o en cada economía. Un error manifiesto porque es obvio que puede haber empresas en donde la propiedad no sea la privada o incluso empresas puramente capitalistas en donde los valores o la forma de gestión de los recursos predominantes no esté guiada exclusivamente por la avaricia o el afán de lucro. Una confusión aciaga y que tiene mucha más trascendencia de la que pudiera parecer cuando la difunden personas de gran influencia pública. Para crear riqueza y empleo y para proporcionar ingresos y satisfacción a los seres humanos son imprescindibles las empresas y puede ocurrir que nada de eso se consiga en la medida necesaria si unos las rechazan porque ven en ellas a su enemigo capitalista y si, al mismo tiempo, otros entienden que lo único que hay que hacer para fomentarlas es fortalecer el capitalismo y, en particular, un tipo de empresa capitalista (jerárquica, social y ambientalmente irresponsable, empobrecedora, o ineficiente por muy rentable que sea) con el que es muy difícil que la inmensa mayoría de la sociedad se sienta identificada. Lo primero le pasa a muchos sindicalistas y líderes políticos de izquierdas, que no se dan cuenta de que entre los empresarios (por ejemplo los que ahora están realmente al borde del abismo por culpa de los bancos y de las grandes empresas) pueden tener a muchos aliados, o que si se dedicaran a promover la creación de empresas de otro tipo (cooperativas, sociedades laborales, autogestionadas, etc.) avanzarían mucho más aceleradamente hacia la sociedad alternativa a la que aspiran. Lo segundo es lo que creo que le viene pasando a la patronal española en los últimos años. Ha estado y está dominada por personas cuya trayectoria no ha sido precisamente la que podría servir a la sociedad como referencia de la excelencia, el riesgo y el buen hacer productivo de un empresario ejemplar. Y no me refiero solo a sus presidentes sino a los más de 35.000 liberados (por cierto, casi 8,5 veces más de los que tienen los sindicatos) que mantienen las diferentes organizaciones patronales. El caso de Gerardo Díaz Ferrán es una muestra paradigmática de ello. Es decir, de que la patronal española refleja a un tipo carpetovetónico de empresario que tiene muy poco que ver con el que de verdad crea riqueza y con el que sería necesario promover para lograr que en nuestro país nos liberásemos alguna vez de la mentalidad dependiente y del terrible "¡que inventen ellos!". Ferrán y tantos otros empresarios instalados en la cúpula del poder empresarial, son en realidad buscadores de rentas que defienden el mercado cuando hablan ante los micrófonos pero que solo saben ganar dinero aliándose con la clase política más corrupta y que solo compiten a la hora de dar comisiones. Son los que piden austeridad a los demás pero que inflan las cuentas del Estado cuando se quedan con contratos públicos gracias a los políticos a los que han comprado. Son los que dicen que los servicios públicos son insostenibles mientras se llevan a espuertas el dinero que han ganado a costa de su militancia política a paraísos fiscales para no pagar impuestos. Los líderes de la patronal que no tienen en la boca propuestas distintas a reducir salarios, como Díaz Ferrán, son en realidad enterradores de empresas y no verdaderos líderes empresariales. Con tal de sacarle las castañas del fuego a las grandes compañías de quienes reciben votos, favores y dinero a mansalva, vienen defendiendo políticas económicas que han arruinado a miles de pequeños y medianos empresarios que son los que realmente crean empleo porque la desigualdad a la que dan lugar arruina sus mercados y destruye sus clientelas. ¿Cuándo hemos oído a un dirigente empresarial español reclamar a sus colegas que hay que investigar más, que hay que ser creativos y producir con calidad, que la asunción del riesgo y la innovación es lo que distingue a una buena empresa y no el número de pelotazos conseguido o el número de despidos, y que no basta con bajar sueldos para ser competitivos? Los dirigentes de la patronal española están continuamente diciendo que tiene que haber más empresarios y critican que los jóvenes no quieran serlo. Yo estoy completamente de acuerdo con esa demanda aunque entiendo perfectamente por qué no hay más empresarios y empresarias en España. De hecho, lo hablo a menudo con los jóvenes a quienes enseño en la universidad o con los que trato en otros lugares. A mi juicio hay dos grandes problemas que lo impiden. El primero es que no hay capital suficiente. Los dirigentes de la patronal olvidan a menudo que para que haya empresarios no basta con que existan herederos. Es imprescindible que haya dinero, aunque no sea lo único que hace triunfar un proyecto empresarial, y eso no es lo que se consigue precisamente con las políticas que defienden. Pero también otro tipo de capital muy importante: social, cultural, relacional, también buena educación, formación adecuada, ingenio en el ambiente social. Y resulta que la política que viene defendiendo la patronal española destruye este capital. Se dedica solo a privilegiar el que ya dispone una ínfima parte de la población o a financiar medios de comunicación y centros de estudio como negocio que adocenan, desmotivan y maleducan. Y, como en estos últimos años, a proporcionar dinero fácil a base de especular y de estafarse unos a otros. El segundo problema es también determinante. Mientras que los líderes de la patronal se presenten a la sociedad como cancerberos de la derecha, como escuderos de los proyectos políticos más reaccionarios y conservadores, o mientras sean simples delincuentes, como en el caso de Ferrán, mientras a los líderes de la patronal se les vea tanto el plumero político ¿cómo vamos a pedir que haya más empresarios entre todo tipo de jóvenes o entre personas honestas de todas las tendencias? Juan Torres López. Público.es

Un año de mentiras, de paro y desahucios

No ha tenido que pasar mucho tiempo para que el gobierno de Mariano Rajoy muestre una vez más que el Partido Popular, como ya ocurriera con Aznar, no sabe llegar al poder o mantenerse en él sin mentir constantemente. Lo hizo cuando Rajoy propugnaba medidas en la oposición para criticar a Zapatero que sabía perfectamente que no podría cumplir cuando gobernase. Y no ha dejado de mentir desde que ha llegado a la Moncloa para ocultar los verdaderos motivos de lo que está haciendo.

Como demostramos Vicenç Navarro, Alberto Garzón y yo en nuestro libro Lo que España necesita. Una réplica con propuestas alternativas a la política de recortes del PP (Editorial Deusto, 2012), Rajoy se ha tragado todas sus antiguas propuestas y críticas. En lugar de hacer lo que decía que haría, ha subido impuestos, ha recortado pensiones y servicios públicos esenciales, y lejos de aplicar lo que él llamaba la política "que Dios manda", no ha hecho otra que la que le han mandado hacer los mismos de siempre.

Además, Rajoy y sus ministros han mentido constantemente cuando llamaban de una manera a lo que es otra, y cuando decían perseguir objetivos que es imposible alcanzar con las medidas que ponían en marcha. Han dejado escapar a los evasores fiscales diciendo que luchan contra el fraude y llamando gravamen de activos ocultos a una vergonzosa amnistía fiscal, han subido impuestos diciendo que lo que establecían era un "recargo temporal de la solidaridad", aumentaron el IVA diciendo que no se trataba de subirlo sino de "cambiar la ponderación de los impuestos para favorecer el crecimiento", o imponen copagos diciendo que se trata de aumentar la corresponsabilidad.

Al mismo tiempo, han seguido utilizando una retórica falsa para disimular ante la gente normal y corriente la naturaleza real de lo que vienen haciendo. Han seguido afirmando que eran solo las cajas de ahorros las que tenían problemas para así hundirlas definitivamente y poder entregarles en bandeja a los bancos el mercado que habían ocupado en los últimos años; han proyectado reformas financieras diciendo siempre que las hacían para que volviese a fluir el crédito, cuando era evidente que así no se iba a conseguir porque solo se estaba tratando de proteger aún más a las grandes entidades. Han creado un llamado banco malo pero no para regenerar el sector inmobiliario y poder impulsar otra política de vivienda, sino también para que los contribuyentes paguemos la irresponsable política crediticia de los bancos. Y, por supuesto, han hecho todo ello sin mostrarle claramente a la ciudadanía la factura tremenda que han supuesto todas esas ayudas a los privilegiados. Han hecho una reforma laboral solo para dar más poder al gran empresariado diciendo que se hacía porque así se crearía empleo, cuando era imposible que eso se pudiese conseguir de ese modo, como perfectamente han demostrado los hechos que tratan de silenciar.

El gobierno de Rajoy se empeña en sostener la gran mentira que supone afirmar que realiza una política de austeridad que puede llevar a resolver el problema de la deuda y generar más actividad cuando la realidad es que así solo se consigue debilitar los servicios públicos para facilitar más tarde su privatización. Nada se va a ahorrar con esos recortes. Sabemos a ciencia cierta que provocarán una subsiguiente caída de la actividad que disminuirá aún más los ingresos y que, cuando se privaticen, los servicios serán más caros no solo para los usuarios sino para las administraciones públicas, tal y como ya ha ocurrido en otros países. Ni tampoco se va a conseguir que disminuya la deuda desmantelando las fuentes de generación de ingresos, no ya a medio y largo plazo sino incluso a corto, porque la deuda sube como la espuma por la suma ingente de intereses que van a la banca privada y por la caída de ingresos, y no solo porque haya más gastos corrientes.

En este año de continuas políticas de recortes constantes no solo se han cercenando derechos sociales y personales. Con ellas, a Rajoy le cabe el triste mérito de haber llevado a España a ser la sociedad más desigual de la eurozona, demostrando así que el resultado efectivo de sus políticas no es otro que devolver a los grupos oligárquicos los pocos privilegios conseguidos en el franquismo que habían perdido en la etapa democrática.

Con el incremento tan extraordinario de la desigualdad que se viene produciendo va de la mano una caída en el ingreso y en el consumo de la inmensa mayoría de la sociedad que produce también el debilitamiento constante de la demanda y el mercado interno que alimentan a las pequeñas y medianas empresas que son las que crean la inmensa mayoría del empleo en España. La terrible tragedia es que el gobierno ayuda con docenas de miles de millones de euros a los bancos y grandes empresas que destruyen empleo mientras que destruye las bases para que lo puedan crear las más cercanas al terreno productivo. Ver para creer: el gobierno de extrema derecha de Rajoy y la gran patronal, de la mano a la hora de promover reformas y políticas de austeridad, se han convertido en los grandes destructores de empresas y de capacidad de crear empleo.

Si el gobierno de Rajoy no cambia urgentemente de políticas en la línea que hemos propuestos en otros textos, el paro llegará a niveles desorbitados en los próximos meses y la economía, lejos de recuperarse como dicen sus ministros sin el más mínimo fundamento, se hundirá cada vez más.

Es verdad que la táctica de meter la cabeza debajo del suelo y de engañar a tirios y troyanos de Rajoy al menos ha dado como resultado positivo que España no haya sido intervenida completamente y que solo se haya producido la menos mala vinculada al rescate de la banca. Pero es muy difícil creer que eso será suficiente y que bastará con que Rajoy se siga limitando a dar el esquinazo a Europa, sin enfrentarse decididamente a las imposiciones alemanas que crean más problemas que los que resuelven.

Hace falta más inteligencia y más patriotismo para resolver los problemas económicos que tenemos sobre la mesa. Y muchas menos mentiras, además de mucha más solidaridad y sensibilidad hacia los que sufren en mayor medida los daños de la crisis.

El Partido Popular y el gobierno de Rajoy lleva un año haciendo frente a la crisis con el grito de guerra que una diputada indiscreta proclamó sin disimulo: "¡que se jodan!". Y el momento en el que estamos es el de decidir si creemos que esta es una forma efectiva y ética de salir del agujero en donde estamos o si queremos acabar ya con la traición y la torpeza de nuestros gobernantes.

España tiene que plantearse otros asuntos de fondo de los que el gobierno de Rajoy no quiere oír ni hablar,. Es preciso poner sobre la mesa que no se puede seguir pagando una deuda que es un negocio ilegítimo de una minoría, que hay que acordar otro modo de repartir los costes y los beneficios que se han generado en nuestra economía, y que hay que tener una actitud muy diferente ante el drama que ha ocasionado la conducta irresponsable de los banqueros. Juan Torres. http://juantorreslopez.com/
Fuente: http://juantorreslopez.com/impertinencias/un-ano-de-mentiras-de-paro-y-desahucios/