Miles de niñas en Etiopía escapan de una vida de pobreza y sumisión gracias al apoyo recibido por una ONG estadounidense para su escolarización en 26 escuelas
“Casi 800 mujeres mueren todos los días por causas que hubieran podido evitarse con la prevención, relacionadas con el embarazo y el parto. Si todas las mujeres terminaran el ciclo de la enseñanza primaria, la mortalidad materna disminuiría en un 66%, salvándose así 189.000 vidas por año”, según el último informe publicado por Naciones Unidas sobre la “Educación para todos”.
En 2006, el Gobierno de Etiopía revisó la ley de la familia y se estableció como edad mínima para contraer matrimonio los 18 años. Esto facilitó la labor de esta ONG en la escolarización de las niñas ayudando a garantizar el cumplimiento de esta ley evitando el matrimonio precoz y los partos prematuros que derivan frecuentemente en tragedias como la fístula obstétrica o la muerte del niño e incluso de la madre.
“Estas niñas de familias tan pobres, si no fueran al colegio, estarían prostituyéndose o sirviendo en Sudáfrica o Arabia Saudí o trabajando en sus granjas”, apunta Getu Mengistu, jefe de recursos externos y monitorización de fondos del Departamento de Educación en el estado de Oromía.
Penzeb Habtamy, que vive en la remota localidad de Dera, es la alumna más brillante de Bitotsa School, nos cuenta: “Duermo tres horas al día, el resto del día estoy estudiando o en clase. No podía ir a la escuela porque tenía que trabajar con mi padre en el campo. Cuando Trampled Rose me encontró, no tenía esperanza. Ahora no tengo que preocuparme de encontrar comida, puedo estudiar. Siento que he vuelto a nacer”.
Penzeb será la primera estudiante de estas cinco mil niñas en ir a la universidad. Ya tiene garantizado el acceso y estudiará medicina. Gracias a Trampled Rose, algunas niñas de Etiopía pueden cambiar su mirada de profunda tristeza a una de ilusión.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2014/04/14/planeta_futuro/1397486760_026368.html
viernes, 18 de abril de 2014
jueves, 17 de abril de 2014
Ha fallecido García Márquez
Ha fallecido en México Gabriel García Márquez. (87)
Para mi la lectura de "Cien Años de Soledad" fue algo mágico.
"-El mundo está mal hecho -sollozó.
Quienes la visitaron por esos días tuvieron motivos para pensar que había perdido el juicio. Pero nunca fue más lúcida que entonces. Desde antes de que empezara la matanza política ella pasaba las lúgubres mañanas de octubre frente a la ventana de su cuarto, compadeciendo a los muertos y pensando que si Dios no hubiera descansado el domingo habría tenido tiempo de terminar el mundo.
- Ha debido aprovechar ese día para que no le quedaran tantas cosas mal hechas -decía-. Al fin y al cabo, le quedaba toda la eternidad para descansar".
De La viuda de Montiel, cuento de Gabriel García Márquez.
"... El problema de la vida publica es controlar el miedo; mientras que el de la vida privada es controlar el tedio."
El Amor en los tiempos del colera
El maestro de obra copiaba los datos de la lápida en un cuaderno de escolar, ordenaba los huesos en montones separados, y ponía la hoja con el nombre encima de cada uno para que no se confundieran. Así que mi primera visión al entrar en el templo fue una larga fila de montículos de huesos, recalentados por el bárbaro sol de octubre que se metía a chorros por los portillos del techo, y sin más identidad que el nombre escrito a lápiz en un pedazo de papel. Casi medio siglo después siento todavía el estupor que me causó aquel testimonio terrible del paso arrasador de los años.
Del amor y otros Demonios.
A modo de disculpa le pregunté si creía en los amores a primera vista. "Claro que sí", me dijo. "Los imposibles son los otros".
El avión de la bella durmiente. (Doce cuentos peregrinos)
"Cuando Florentino Ariza la vio por primera vez, su madre lo había descubierto desde antes de que él se lo contara, porque perdió el habla y el apetito y se pasaba las noches en claro dando vueltas en la cama. Pero cuando empezó a esperar la respuesta a su primera carta, la ansiedad se le complicó con cagantinas y vómitos verdes, perdió el sentido de la orientación y sufría desmayos repentinos, y su madre se aterrorizó porque su estado no se parecía a los desórdenes del amor sino a los estragos del cólera. El padrino de Florentino Ariza, un anciano homeópata que había sido el confidente de Tránsito Ariza desde sus tiempos de amante escondida, se alarmó también a primera vista con el estado del enfermo, porque tenía el pulso tenue, la respiración arenosa y los sudores pálidos de los moribundos. Pero el examen le reveló que no tenía fiebre, ni dolor en ninguna parte, y lo único concreto que sentía era una necesidad urgente de morir. Le bastó con un interrogatorio insidioso, primero a él y después a la madre, para comprobar una vez más que los síntomas del amor son los mismos del cólera. Prescribió infusiones de flores de tilo para entretener los nervios y sugirió un cambio de aires para buscar el consuelo en la distancia, pero lo que anhelaba Florentino Ariza era todo lo contrario: gozar de su martirio."
El amor en los tiempos del cólera
Entonces se asomó por la ventana, y sorprendió al ángel en las primeras tentativas del vuelo. Eran tan torpes, que abrió con las uñas un surco de arado en las hortalizas y estuvo a punto de desbaratar el cobertizo con aquellos aletazos indignos que resbalaban en la luz y no encontraban asidero en el aire. Pero logró ganar altura. Elisenda exhaló un suspiro de descanso, por ella y por él, cuando lo vio pasar por encima de las últimas casas, sustentándose de cualquier modo con un azaroso aleteo de buitre senil. Siguió viéndolo hasta cuando acabó de cortar la cebolla, y siguió viéndolo hasta cuando ya no era posible que lo pudiera ver, porque entonces ya no era un estorbo en su vida, sino un punto imaginario en el horizonte del mar.
"Un señor muy viejo con unas alas enormes"
"En esta casa no entrará ningún animal que no hable. Entonces él compró un loro..." El amor en los tiempos del cólera.
Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.
El amor en los tiempos del cólera.
"Florentino Ariza terminaría por saber que el mundo estaba lleno de viudas felices. Las había visto enloquecer de dolor ante el cadáver del esposo, suplicando que las enterraran vivas... pero a medida que se iban reconciliando con la realidad de su nuevo estado se las veía surgir de las cenizas con una vitalidad reverdecida..." pág. 208
(de el amor en los tiempos del Colera )
Al ser destapado por el gigante, el cofre dejó escapar un aliento glacial. Dentro sólo había un enorme bloque transparente, con infinitas agujas internas en las cuales se despedazaba en estrellas de colores la claridad del crepúsculo. Desconcertado, sabiendo que los niños esperaban una explicación inmediata, José Arcadio Buendía se atrevió a murmurar:
—Es el diamante más grande del mundo.
—No —corrigió el gitano—. Es hielo.
Cuando estaba solo, José Arcadio Buendía se consolaba con el sueño de los cuartos infinitos. Soñaba que se levantaba de la cama, abría la puerta y pasaba a otro cuarto igual, con la misma cama de cabezal de hierro forjado, el mismo sillón de mimbre y el mismo cuadrito de la Virgen de los Remedios en la pared del fondo. De ese cuarto pasaba a otro exactamente igual, cuya puerta abría para pasar a otro exactamente igual, y luego a otro exactamente igual hasta el infinito. Le gustaba irse de cuarto en cuarto, como en una galería de espejos paralelos hasta que Prudencio Aguilar le tocaba el hombro. Entonces regresaba de cuarto en cuarto despertando hacia atrás. Pero una noche, dos semanas después de que lo llevaron a la cama, Prudencio Aguilar le tocó el hombro en un cuarto intermedio, y él se quedó allí para siempre, creyendo que era el cuarto real.
- Cien años de soledad
¿Qué tipo de gobierno desearías para tu país? Cualquier gobierno que haga felices a los pobres. ¡imagínate!
El olor de la guayaba, conversaciones con Plinio Apuleyo Mendoza y Gabriel García Márquez
"Tan eterno este amor, tan resistible, que comparado al tiempo es imposible saber dónde limita con la muerte"
- Así es -suspiró el coronel-. La vida es la cosa mejor que se ha inventado.
(El Coronel no tiene quién le escriba)
"Era bella, elástica, con una piel tierna del color del pan y los ojos de almendras verdes, y tenía el cabello liso y negro y largo hasta la espalda, y una aura de antigüedad que lo mismo podía ser de Indonesia que de los Andes. Estaba vestida con un gusto sutil: chaqueta de lince, blusa de seda natural con flores muy tenues, pantalones de lino crudo, y unos zapatos lineales del color de las bugambilias. “Esta es la mujer más bella que he visto en mi vida”, pensé, cuando la vi pasar con sus sigilosos trancos de leona, mientras yo hacía la cola para abordar el avión de Nueva York en el aeropuerto Charles de Gaulle de París. Fue una aparición sobrenatural que existió sólo un instante y, desapareció en la muchedumbre del vestíbulo."
De "El avión de la Bella Durmiente"
Fuente: El País
Para mi la lectura de "Cien Años de Soledad" fue algo mágico.
"-El mundo está mal hecho -sollozó.
Quienes la visitaron por esos días tuvieron motivos para pensar que había perdido el juicio. Pero nunca fue más lúcida que entonces. Desde antes de que empezara la matanza política ella pasaba las lúgubres mañanas de octubre frente a la ventana de su cuarto, compadeciendo a los muertos y pensando que si Dios no hubiera descansado el domingo habría tenido tiempo de terminar el mundo.
- Ha debido aprovechar ese día para que no le quedaran tantas cosas mal hechas -decía-. Al fin y al cabo, le quedaba toda la eternidad para descansar".
De La viuda de Montiel, cuento de Gabriel García Márquez.
"... El problema de la vida publica es controlar el miedo; mientras que el de la vida privada es controlar el tedio."
El Amor en los tiempos del colera
El maestro de obra copiaba los datos de la lápida en un cuaderno de escolar, ordenaba los huesos en montones separados, y ponía la hoja con el nombre encima de cada uno para que no se confundieran. Así que mi primera visión al entrar en el templo fue una larga fila de montículos de huesos, recalentados por el bárbaro sol de octubre que se metía a chorros por los portillos del techo, y sin más identidad que el nombre escrito a lápiz en un pedazo de papel. Casi medio siglo después siento todavía el estupor que me causó aquel testimonio terrible del paso arrasador de los años.
Del amor y otros Demonios.
A modo de disculpa le pregunté si creía en los amores a primera vista. "Claro que sí", me dijo. "Los imposibles son los otros".
El avión de la bella durmiente. (Doce cuentos peregrinos)
"Cuando Florentino Ariza la vio por primera vez, su madre lo había descubierto desde antes de que él se lo contara, porque perdió el habla y el apetito y se pasaba las noches en claro dando vueltas en la cama. Pero cuando empezó a esperar la respuesta a su primera carta, la ansiedad se le complicó con cagantinas y vómitos verdes, perdió el sentido de la orientación y sufría desmayos repentinos, y su madre se aterrorizó porque su estado no se parecía a los desórdenes del amor sino a los estragos del cólera. El padrino de Florentino Ariza, un anciano homeópata que había sido el confidente de Tránsito Ariza desde sus tiempos de amante escondida, se alarmó también a primera vista con el estado del enfermo, porque tenía el pulso tenue, la respiración arenosa y los sudores pálidos de los moribundos. Pero el examen le reveló que no tenía fiebre, ni dolor en ninguna parte, y lo único concreto que sentía era una necesidad urgente de morir. Le bastó con un interrogatorio insidioso, primero a él y después a la madre, para comprobar una vez más que los síntomas del amor son los mismos del cólera. Prescribió infusiones de flores de tilo para entretener los nervios y sugirió un cambio de aires para buscar el consuelo en la distancia, pero lo que anhelaba Florentino Ariza era todo lo contrario: gozar de su martirio."
El amor en los tiempos del cólera
Entonces se asomó por la ventana, y sorprendió al ángel en las primeras tentativas del vuelo. Eran tan torpes, que abrió con las uñas un surco de arado en las hortalizas y estuvo a punto de desbaratar el cobertizo con aquellos aletazos indignos que resbalaban en la luz y no encontraban asidero en el aire. Pero logró ganar altura. Elisenda exhaló un suspiro de descanso, por ella y por él, cuando lo vio pasar por encima de las últimas casas, sustentándose de cualquier modo con un azaroso aleteo de buitre senil. Siguió viéndolo hasta cuando acabó de cortar la cebolla, y siguió viéndolo hasta cuando ya no era posible que lo pudiera ver, porque entonces ya no era un estorbo en su vida, sino un punto imaginario en el horizonte del mar.
"Un señor muy viejo con unas alas enormes"
"En esta casa no entrará ningún animal que no hable. Entonces él compró un loro..." El amor en los tiempos del cólera.
Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.
El amor en los tiempos del cólera.
"Florentino Ariza terminaría por saber que el mundo estaba lleno de viudas felices. Las había visto enloquecer de dolor ante el cadáver del esposo, suplicando que las enterraran vivas... pero a medida que se iban reconciliando con la realidad de su nuevo estado se las veía surgir de las cenizas con una vitalidad reverdecida..." pág. 208
(de el amor en los tiempos del Colera )
Al ser destapado por el gigante, el cofre dejó escapar un aliento glacial. Dentro sólo había un enorme bloque transparente, con infinitas agujas internas en las cuales se despedazaba en estrellas de colores la claridad del crepúsculo. Desconcertado, sabiendo que los niños esperaban una explicación inmediata, José Arcadio Buendía se atrevió a murmurar:
—Es el diamante más grande del mundo.
—No —corrigió el gitano—. Es hielo.
Cuando estaba solo, José Arcadio Buendía se consolaba con el sueño de los cuartos infinitos. Soñaba que se levantaba de la cama, abría la puerta y pasaba a otro cuarto igual, con la misma cama de cabezal de hierro forjado, el mismo sillón de mimbre y el mismo cuadrito de la Virgen de los Remedios en la pared del fondo. De ese cuarto pasaba a otro exactamente igual, cuya puerta abría para pasar a otro exactamente igual, y luego a otro exactamente igual hasta el infinito. Le gustaba irse de cuarto en cuarto, como en una galería de espejos paralelos hasta que Prudencio Aguilar le tocaba el hombro. Entonces regresaba de cuarto en cuarto despertando hacia atrás. Pero una noche, dos semanas después de que lo llevaron a la cama, Prudencio Aguilar le tocó el hombro en un cuarto intermedio, y él se quedó allí para siempre, creyendo que era el cuarto real.
- Cien años de soledad
¿Qué tipo de gobierno desearías para tu país? Cualquier gobierno que haga felices a los pobres. ¡imagínate!
El olor de la guayaba, conversaciones con Plinio Apuleyo Mendoza y Gabriel García Márquez
"Tan eterno este amor, tan resistible, que comparado al tiempo es imposible saber dónde limita con la muerte"
- Así es -suspiró el coronel-. La vida es la cosa mejor que se ha inventado.
(El Coronel no tiene quién le escriba)
"Era bella, elástica, con una piel tierna del color del pan y los ojos de almendras verdes, y tenía el cabello liso y negro y largo hasta la espalda, y una aura de antigüedad que lo mismo podía ser de Indonesia que de los Andes. Estaba vestida con un gusto sutil: chaqueta de lince, blusa de seda natural con flores muy tenues, pantalones de lino crudo, y unos zapatos lineales del color de las bugambilias. “Esta es la mujer más bella que he visto en mi vida”, pensé, cuando la vi pasar con sus sigilosos trancos de leona, mientras yo hacía la cola para abordar el avión de Nueva York en el aeropuerto Charles de Gaulle de París. Fue una aparición sobrenatural que existió sólo un instante y, desapareció en la muchedumbre del vestíbulo."
De "El avión de la Bella Durmiente"
Fuente: El País
Asegurar las siguientes generaciones
El pasado otoño oímos decir a diferentes altos cargos del Partido Popular que se apoyarían en la recuperación económica como pilar fundamental de su programa de reelección. Y así han hecho; no pierden ocasión para hablar de ello mientras no les oímos jamás hablar de problemas tan relevantes como pueda ser la pobreza de las familias o, todavía peor, sus consecuencias en los niños, incluida el hambre. Sin duda piensan que —al menos para muchos de sus votantes— de lo que ellos no hablan, no existe.
Atender a la pobreza —y de manera muy especial la de los niños y jóvenes— no es un acto de caridad. Es estrategia de país y visión de Estado. Pensando en el futuro común (desde luego, más allá de las próximas elecciones) es preciso asegurar que dentro de unos años no habrá toda una generación de ciudadanos casi sin preparación ni recursos personales, y posiblemente con una visión rencorosa y hostil de la vida, consecuencia de una niñez y juventud que pueden (vistas desde una perspectiva infantil) haber sido trágicas. En este país hay memoria reciente de vidas marcadas por infancias y juventudes bien difíciles y conocemos su precio, también para el conjunto de ciudadanos.
No merece la pena llamar la atención del mundo del Partido Popular sobre este tema; sería inútil. Al resto nos conviene tenerlo muy presente. ELISEO PASCUAL GÓMEZ Alicante 16 ABR 2014.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2014/04/15/opinion/1397577264_512550.html
No merece la pena llamar la atención del mundo del Partido Popular sobre este tema; sería inútil. Al resto nos conviene tenerlo muy presente. ELISEO PASCUAL GÓMEZ Alicante 16 ABR 2014.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2014/04/15/opinion/1397577264_512550.html
miércoles, 16 de abril de 2014
Shakespeare, el mayor inspirador
Fuente inagotable de fertilidad literaria, el dramaturgo y poeta inglés sigue siendo el escritor que corre más por las venas de los autores del presente
Un estímulo que alimentan novelas, películas o series de televisión
Aunque su nacimiento fue registrado el 26 de abril de 1564, habría nacido entre el 19 y el 25 del mismo mes
Sé de numerosos escritores que leyeron a los más grandes en su temprana juventud —quizá cuando sólo eran lectores— y luego jamás vuelven a ellos. En parte lo entiendo: resulta desalentador, disuasorio, incluso deprimente, asomarse a las páginas más sublimes de la historia de la literatura. “Existiendo esto”, se dice uno (yo el primero), “¿qué sentido tiene que llene folios con mis tonterías? No sólo nunca alcanzaré estas alturas o esta profundidad, sino que en realidad es superfluo añadir ni una letra. Casi todo se ha dicho ya, y además de la mejor manera posible”. Hay escritores, por tanto, que para sobrevivir como tales y encontrar el ánimo para pasar meses o años ante el ordenador o la máquina, necesitan fingir que no han existido Shakespeare ni Cervantes ni Dante ni Proust, ni Faulkner ni Montaigne ni Conrad ni Hölderlin ni Flaubert ni James, ni Dickens ni Baudelaire ni Eliot ni Melville ni Rilke, ni muchos más seguramente. Lo último que se les ocurre es regresar a sus textos, al menos mientras trabajan, porque el pensamiento consecuente suele ser: “Mejor me quedo callado y no doy a las exhaustas imprentas otra obra más: ya hay demasiadas, y la mayoría están de sobra. Por cálculo de probabilidades, sin duda las mías también”. Para quienes estamos en activo la frecuentación de los clásicos puede ser más paralizante y esterilizadora que nuestros mayores pánicos e inseguridades, y créanme que, excepto los muy soberbios (los hay, los hay), no hay novelista ni poeta que no se vea asaltado por ellos, antes, durante y después de la escritura...
Frecuento a Shakespeare porque para mí es una fuente de fertilidad, un autor estimulante. Lejos de desanimarme, su grandeza y su misterio me invitan a escribir, me espolean, incluso me dan ideas: las que él sólo esbozó y dejó de lado, las que se limitó a sugerir o a enunciar de pasada y decidió no desarrollar ni adentrarse en ellas. Las que no están expresas y uno debe “adivinar”. Por eso he hablado de misterio: Shakespeare, entre tantísimas otras, posee una característica extraña; al leérselo o escuchárselo, se lo comprende sin demasiadas dificultades, o el encantamiento en que nos envuelve nos obliga a seguir adelante. Pero si uno se detiene a mirar mejor, o a analizar frases que ha comprendido en primera instancia, se percata a menudo de que no siempre las entiende, de que resultan enigmáticas, de que contienen más de lo que dicen, o de que, además de decir lo que dicen, dejan flotando en el aire una niebla de sentidos y posibilidades, de resonancias y ecos, de ambigüedades y contradicciones; de que no se agotan ni se acaban en su propia formulación, ni por lo tanto en lo escrito.
En mis novelas he puesto ejemplos: “It is the cause, it is the cause, my soul” (“Es la causa, es la causa, alma mía”), así inicia Otelo su famoso monólogo antes de matar a Desdémona. El lector o el espectador leen o escuchan eso tranquilamente por enésima vez, lo comprenden. Y sin embargo, ¿qué demonios quiere decir? Porque Otelo no dice “She is the cause” ni “This is the cause” (“Ella es la causa” o “Esta es la causa”), que resultarían más claros y más fáciles de entender. O cuando a Macbeth le comunican la muerte de Lady Macbeth, murmura: “She should have died hereafter” (“Debería haber muerto más adelante”, más o menos). ¿Y eso qué significa —esa célebre frase—, cuando la situación es ya desesperada y el propio Macbeth morirá en seguida? También Lady Macbeth, tras empaparse las manos con la sangre del Rey Duncan que su marido ha asesinado, vuelve a este y le dice: “My hands are of your color; but I shame to wear a heart so white” (“Mis manos son de tu color; pero me avergüenzo de llevar un corazón tan blanco”). No se sabe bien qué significa ahí “blanco”, si inocente y sin mácula, si pálido, asustado o cobarde. Por mucho que ella quiera compartir el sino de Macbeth, ensangrentándose las manos, lo cierto es que la asesina no ha sido ella, o sólo por inducción, instigación o persuasión. Su marido es el único que se ha manchado el corazón de veras.
Son ejemplos de los que me he valido en el pasado. Pero hay centenares más. (“¡Ojalá fuera tan grande como mi pesar, o más pequeño mi nombre! ¡Ojalá pudiera olvidar lo que he sido, o no recordar lo que ahora debo ser!”, dice Ricardo II en su hora peor). Las historias de Shakespeare rara vez son originales, rara vez de su invención. Es una prueba más de lo secundario de los argumentos y de la importancia del tratamiento. Es su verbo, es su estilo, el que abre brechas por las que otros nos podemos atrever a asomarnos. Señala sendas recónditas que él no exploró a fondo y por las que nos tienta a aventurarnos. Quizá por eso sigue siendo el clásico más vivo, al que se adapta y representa sin cesar; el que sobrevuela películas y series de televisión oceánicas como El señor de los anillos, Los Soprano, El padrino o Juego de tronos, o más superficialmente House of Cards. A él sí osamos volver. No sólo yo, desde luego, aunque en mi caso no haya la menor ocultación. Lo reconozcan o no otros autores, a los cuatrocientos cincuenta años de su nacimiento y a los trescientos noventa y ocho de su muerte, Shakespeare sigue siendo el que corre más por nuestras venas y el mayor inspirador de nuestros balbuceos.
Leer más en El País. Javier Marías.
Un estímulo que alimentan novelas, películas o series de televisión
Aunque su nacimiento fue registrado el 26 de abril de 1564, habría nacido entre el 19 y el 25 del mismo mes
Sé de numerosos escritores que leyeron a los más grandes en su temprana juventud —quizá cuando sólo eran lectores— y luego jamás vuelven a ellos. En parte lo entiendo: resulta desalentador, disuasorio, incluso deprimente, asomarse a las páginas más sublimes de la historia de la literatura. “Existiendo esto”, se dice uno (yo el primero), “¿qué sentido tiene que llene folios con mis tonterías? No sólo nunca alcanzaré estas alturas o esta profundidad, sino que en realidad es superfluo añadir ni una letra. Casi todo se ha dicho ya, y además de la mejor manera posible”. Hay escritores, por tanto, que para sobrevivir como tales y encontrar el ánimo para pasar meses o años ante el ordenador o la máquina, necesitan fingir que no han existido Shakespeare ni Cervantes ni Dante ni Proust, ni Faulkner ni Montaigne ni Conrad ni Hölderlin ni Flaubert ni James, ni Dickens ni Baudelaire ni Eliot ni Melville ni Rilke, ni muchos más seguramente. Lo último que se les ocurre es regresar a sus textos, al menos mientras trabajan, porque el pensamiento consecuente suele ser: “Mejor me quedo callado y no doy a las exhaustas imprentas otra obra más: ya hay demasiadas, y la mayoría están de sobra. Por cálculo de probabilidades, sin duda las mías también”. Para quienes estamos en activo la frecuentación de los clásicos puede ser más paralizante y esterilizadora que nuestros mayores pánicos e inseguridades, y créanme que, excepto los muy soberbios (los hay, los hay), no hay novelista ni poeta que no se vea asaltado por ellos, antes, durante y después de la escritura...
Frecuento a Shakespeare porque para mí es una fuente de fertilidad, un autor estimulante. Lejos de desanimarme, su grandeza y su misterio me invitan a escribir, me espolean, incluso me dan ideas: las que él sólo esbozó y dejó de lado, las que se limitó a sugerir o a enunciar de pasada y decidió no desarrollar ni adentrarse en ellas. Las que no están expresas y uno debe “adivinar”. Por eso he hablado de misterio: Shakespeare, entre tantísimas otras, posee una característica extraña; al leérselo o escuchárselo, se lo comprende sin demasiadas dificultades, o el encantamiento en que nos envuelve nos obliga a seguir adelante. Pero si uno se detiene a mirar mejor, o a analizar frases que ha comprendido en primera instancia, se percata a menudo de que no siempre las entiende, de que resultan enigmáticas, de que contienen más de lo que dicen, o de que, además de decir lo que dicen, dejan flotando en el aire una niebla de sentidos y posibilidades, de resonancias y ecos, de ambigüedades y contradicciones; de que no se agotan ni se acaban en su propia formulación, ni por lo tanto en lo escrito.
En mis novelas he puesto ejemplos: “It is the cause, it is the cause, my soul” (“Es la causa, es la causa, alma mía”), así inicia Otelo su famoso monólogo antes de matar a Desdémona. El lector o el espectador leen o escuchan eso tranquilamente por enésima vez, lo comprenden. Y sin embargo, ¿qué demonios quiere decir? Porque Otelo no dice “She is the cause” ni “This is the cause” (“Ella es la causa” o “Esta es la causa”), que resultarían más claros y más fáciles de entender. O cuando a Macbeth le comunican la muerte de Lady Macbeth, murmura: “She should have died hereafter” (“Debería haber muerto más adelante”, más o menos). ¿Y eso qué significa —esa célebre frase—, cuando la situación es ya desesperada y el propio Macbeth morirá en seguida? También Lady Macbeth, tras empaparse las manos con la sangre del Rey Duncan que su marido ha asesinado, vuelve a este y le dice: “My hands are of your color; but I shame to wear a heart so white” (“Mis manos son de tu color; pero me avergüenzo de llevar un corazón tan blanco”). No se sabe bien qué significa ahí “blanco”, si inocente y sin mácula, si pálido, asustado o cobarde. Por mucho que ella quiera compartir el sino de Macbeth, ensangrentándose las manos, lo cierto es que la asesina no ha sido ella, o sólo por inducción, instigación o persuasión. Su marido es el único que se ha manchado el corazón de veras.
Son ejemplos de los que me he valido en el pasado. Pero hay centenares más. (“¡Ojalá fuera tan grande como mi pesar, o más pequeño mi nombre! ¡Ojalá pudiera olvidar lo que he sido, o no recordar lo que ahora debo ser!”, dice Ricardo II en su hora peor). Las historias de Shakespeare rara vez son originales, rara vez de su invención. Es una prueba más de lo secundario de los argumentos y de la importancia del tratamiento. Es su verbo, es su estilo, el que abre brechas por las que otros nos podemos atrever a asomarnos. Señala sendas recónditas que él no exploró a fondo y por las que nos tienta a aventurarnos. Quizá por eso sigue siendo el clásico más vivo, al que se adapta y representa sin cesar; el que sobrevuela películas y series de televisión oceánicas como El señor de los anillos, Los Soprano, El padrino o Juego de tronos, o más superficialmente House of Cards. A él sí osamos volver. No sólo yo, desde luego, aunque en mi caso no haya la menor ocultación. Lo reconozcan o no otros autores, a los cuatrocientos cincuenta años de su nacimiento y a los trescientos noventa y ocho de su muerte, Shakespeare sigue siendo el que corre más por nuestras venas y el mayor inspirador de nuestros balbuceos.
Leer más en El País. Javier Marías.
domingo, 13 de abril de 2014
Ecuador recluta a más de 800 españoles para sus universidades. El gasto en educación en este país se ha triplicado en seis años
En 2012 Rafael Correa, presidente de Ecuador, ordenó cerrar 14 universidades que no cumplían unos mínimos de calidad. En 2013 clausuró la 15º y 86 carreras. Un tiempo en el que ha habido un continuo goteo de profesores españoles hacia el país. “Hace dos años en la Universidad Técnica de Ambato no había ninguno y ahora somos 14 y otros seis se han marchado a Quito o a España”, cuenta José María Lavín, hasta 2012 profesor en la facultad de Telecomunicaciones de la Universidad Rey Juan Carlos.
Esto no ha hecho más que empezar. Solo el 2,33% de la población tiene educación superior, cuando UNESCO recomienda el 10%. Dentro del Plan Internacional de Captación y Selección de Educadores se han ofertado 500 puestos para profesores españoles que impartirán clase en la gratuita Universidad Nacional de Educación (UNAE). La República Dominicana también ha hecho el esfuerzo de formar a sus educadores, pero sin contar con profesorado extranjero.
Enrique Iglesias, ex Secretario General Iberoamericano, resume los motivos del auge educativo en el subcontinente en tres ideas: la pobreza solo se erradica desde una educación de calidad; en la sociedad del conocimiento no habrá espacio para los no formados a todos los niveles y edades; y la vorágine tecnológica es de tal magnitud que solo quien reciba la formación de base podrá pertenecer a la sociedad del futuro.
Otras tres universidades del conocimiento de excelencia —relacionadas con la investigación, las ciencias de la vida (energías renovables o cambio climático) y la tierra (geología, minas o petróleo)— están en marcha. Además, el programa de investigación Prometeo ha seleccionado ya a 180 españoles de los que 125 ya están allí o han trabajado. “Se trata de captar a los mejores científicos e investigadores de todas las áreas para que aporten sus conocimientos en nuestro país”, explica el embajador de Ecuador en España, Miguel Calahorrano. “Un 25% aproximadamente de los prometeos proceden de España, país con el que Ecuador tiene unas excelentes relaciones consolidadas por el lazo histórico, la cultura, el idioma y la religión y acentuada a partir del siglo XXI por el fenómeno migratorio”, se felicita.
Los prometeos acuden para una estancia de entre dos meses y un año pero resulta muy fácil reengancharse. Aunque hay quien se lo plantea como una estancia de movilidad. Es el caso de Gorka Moreno, sociólogo de la Universidad del País Vasco. En mayo se va con su familia por cuatro meses. Allí investigará sobre cómo invertir las remesas económicas en el turismo, formará a profesores y estudiantes y dará alguna charla divulgativa a la población. Es un programa “con una logística muy buena”. La dotación económica va entre los 3.300 y los 4.500 euros mensuales ya Moreno, director del Observatorio Vasco de Migraciones, le pagan además la casa, un seguro médico y el billete de avión.
“Me ha sorprendido el cambio del flujo migratorio. Tantísimos ecuatorianos que llegaron a nuestro país durante nuestros años de bonanza (1999-2005) —llegaron a ser medio millón— y ahora están volviendo y nosotros yendo”, razona el murciano Rafael López, ingeniero agrónomo, que trabaja en un programa de uso sostenible del agua y el suelo de la Universidad de Cuenca. El gasto en Educación en el país se ha triplicado en seis años. Pero el peso de la enseñanza privada sigue siendo muy fuerte. Representa un tercio del total en el mundo, pero en el caso de Latinoamérica el 50%.
El sueldo en la UNAE va de los 1.600 a los 3.800 euros, más un bono adicional de vivienda (de 300 a 530 euros), comida en el centro de trabajo y transporte. Cuentan en la embajada que recibieron 19.000 candidaturas por vía telemática, pero se descartaron a muchos no licenciados. Se entiende el interés despertado por la precariedad peninsular. Lo ilustra bien la malagueña Alba Anaya, que estudió Bellas Artes y Comunicación Audiovisual, es técnica superior en Artes Gráficas y tiene un máster en Didáctica. “En España estaba trabajando de profesora de extraescolares, de acomodadora en un teatro y daba clases en un centro cultural. No ganaba lo suficiente para vivir dignamente y estaba estresada”. En una semana en Ecuador tuvo varias ofertas de universidades y empresas de diseño. Da clase en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador...
Fuente: El País.
Esto no ha hecho más que empezar. Solo el 2,33% de la población tiene educación superior, cuando UNESCO recomienda el 10%. Dentro del Plan Internacional de Captación y Selección de Educadores se han ofertado 500 puestos para profesores españoles que impartirán clase en la gratuita Universidad Nacional de Educación (UNAE). La República Dominicana también ha hecho el esfuerzo de formar a sus educadores, pero sin contar con profesorado extranjero.
Enrique Iglesias, ex Secretario General Iberoamericano, resume los motivos del auge educativo en el subcontinente en tres ideas: la pobreza solo se erradica desde una educación de calidad; en la sociedad del conocimiento no habrá espacio para los no formados a todos los niveles y edades; y la vorágine tecnológica es de tal magnitud que solo quien reciba la formación de base podrá pertenecer a la sociedad del futuro.
Otras tres universidades del conocimiento de excelencia —relacionadas con la investigación, las ciencias de la vida (energías renovables o cambio climático) y la tierra (geología, minas o petróleo)— están en marcha. Además, el programa de investigación Prometeo ha seleccionado ya a 180 españoles de los que 125 ya están allí o han trabajado. “Se trata de captar a los mejores científicos e investigadores de todas las áreas para que aporten sus conocimientos en nuestro país”, explica el embajador de Ecuador en España, Miguel Calahorrano. “Un 25% aproximadamente de los prometeos proceden de España, país con el que Ecuador tiene unas excelentes relaciones consolidadas por el lazo histórico, la cultura, el idioma y la religión y acentuada a partir del siglo XXI por el fenómeno migratorio”, se felicita.
Los prometeos acuden para una estancia de entre dos meses y un año pero resulta muy fácil reengancharse. Aunque hay quien se lo plantea como una estancia de movilidad. Es el caso de Gorka Moreno, sociólogo de la Universidad del País Vasco. En mayo se va con su familia por cuatro meses. Allí investigará sobre cómo invertir las remesas económicas en el turismo, formará a profesores y estudiantes y dará alguna charla divulgativa a la población. Es un programa “con una logística muy buena”. La dotación económica va entre los 3.300 y los 4.500 euros mensuales ya Moreno, director del Observatorio Vasco de Migraciones, le pagan además la casa, un seguro médico y el billete de avión.
“Me ha sorprendido el cambio del flujo migratorio. Tantísimos ecuatorianos que llegaron a nuestro país durante nuestros años de bonanza (1999-2005) —llegaron a ser medio millón— y ahora están volviendo y nosotros yendo”, razona el murciano Rafael López, ingeniero agrónomo, que trabaja en un programa de uso sostenible del agua y el suelo de la Universidad de Cuenca. El gasto en Educación en el país se ha triplicado en seis años. Pero el peso de la enseñanza privada sigue siendo muy fuerte. Representa un tercio del total en el mundo, pero en el caso de Latinoamérica el 50%.
El sueldo en la UNAE va de los 1.600 a los 3.800 euros, más un bono adicional de vivienda (de 300 a 530 euros), comida en el centro de trabajo y transporte. Cuentan en la embajada que recibieron 19.000 candidaturas por vía telemática, pero se descartaron a muchos no licenciados. Se entiende el interés despertado por la precariedad peninsular. Lo ilustra bien la malagueña Alba Anaya, que estudió Bellas Artes y Comunicación Audiovisual, es técnica superior en Artes Gráficas y tiene un máster en Didáctica. “En España estaba trabajando de profesora de extraescolares, de acomodadora en un teatro y daba clases en un centro cultural. No ganaba lo suficiente para vivir dignamente y estaba estresada”. En una semana en Ecuador tuvo varias ofertas de universidades y empresas de diseño. Da clase en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador...
Fuente: El País.
sábado, 12 de abril de 2014
España lidera el abandono escolar temprano en Europa con su mejor dato
El 23,5% deja los estudios tras la ESO o sin graduarse
Se ha mejorado en ocho puntos en una década pero otros países han progresado más
España se ha vuelto a situar en 2013 a la cabeza de Europa en abandono escolar temprano, el que hace referencia a los jóvenes de 18 a 24 años que dejaron sus estudios tras completar la educación obligatoria o antes de graduarse. Un 23,5% de los jóvenes españoles había abandonado la enseñanza prematuramente el año pasado, el doble de la media comunitaria, situada en el 11,9%, según los datos publicados este viernes por la oficina de estadística comunitaria Eurostat. La paradoja es que el de 2013 es nuestro mejor dato histórico: España mejora en un punto y medio respecto al año anterior, y en ocho puntos si se compara con los datos de la última década. Lo que ocurre es que, en el mismo tiempo, otros han hecho mejor los deberes...
Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/04/11/actualidad/1397211917_985641.html
Otra noticia de educación pero en este caso más positiva.
Se ha mejorado en ocho puntos en una década pero otros países han progresado más
España se ha vuelto a situar en 2013 a la cabeza de Europa en abandono escolar temprano, el que hace referencia a los jóvenes de 18 a 24 años que dejaron sus estudios tras completar la educación obligatoria o antes de graduarse. Un 23,5% de los jóvenes españoles había abandonado la enseñanza prematuramente el año pasado, el doble de la media comunitaria, situada en el 11,9%, según los datos publicados este viernes por la oficina de estadística comunitaria Eurostat. La paradoja es que el de 2013 es nuestro mejor dato histórico: España mejora en un punto y medio respecto al año anterior, y en ocho puntos si se compara con los datos de la última década. Lo que ocurre es que, en el mismo tiempo, otros han hecho mejor los deberes...
Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/04/11/actualidad/1397211917_985641.html
Otra noticia de educación pero en este caso más positiva.
viernes, 11 de abril de 2014
Europa, ¿se hace o se deshace?
Sobre la génesis de posguerra
La Unión Europea se creó después de 1945 por motivos y propósitos dispares que coincidieron en su común interés en la integración de las naciones. El más simpático de todos esos propósitos fue el encarnado por un personaje llamado Jean Monnet, así como toda una serie de europeos visionarios, pragmáticos e idealistas, que ante el panorama aún humeante del desastre bélico reflexionaron y proyectaron una Europa interdependiente y federalizante que remediara la crónica pelea continental (1).
Monnet nació en un medio de origen campesino de la región de Cognac. Su familia comerciaba con el renombrado producto que lleva el nombre de la región. Su primer cosmopolitismo se forjó en la venta de cognac en el mundo anglosajón. Mas tarde fue ejecutivo de empresas multinacionales en los años treinta, residió en Shanghai y se movía como pez en el agua en Washington, Londres y Roma. Desde el mundo de los negocios conoció personalmente a Roosvelt, a los hermanos Dulles, a Dean Acheson, William Harriman, Henry Morgenthau, George Marshall, etc.; los jefes de lo que luego sería la CIA, los secretarios de Estado, de comercio de Defensa de Estados Unidos de aquella época. Es decir: a prácticamente todos los personajes que luego diseñaron la estrategia americana de posguerra. Por todo eso y por su independencia fue, a pesar de su papel en la administración comercial de la Francia libre, un hombre que tuvo un encaje difícil en el gaullismo; en Francia se le solía considerar un peón de los americanos. Desde la izquierda se recelaba de su red capitalista de contactos… Pero Monnet era un patriota francés y un hombre independiente y abierto, que mantuvo excelentes relaciones con la sindical CGT, completamente desinteresado en la guerra fría y en un enfrentamiento con el Este, y que creía en una Europa regenerada.
En el verano de 1943, poco después de Stalingrado y durante la batalla de Kursk, los dos combates que decidieron la II Guerra Mundial en Europa, Monnet era el encargado del suministro militar para las fuerzas francesas libres y vivía en Argel. Ahí se le vio barruntando ante un mapa la posibilidad de crear un nuevo estado tapón entre Francia y Alemania, una especie de Lotaringia, decía, que impidiera la pelea entre ambos estados. Ese fue el ámbito geográfico de la Unión del Carbón y del Acero (1950). (2)
Pero más allá de este simpático y visionario propósito, existían en la segunda mitad de los años 40, otros motivos para la integración europea sin los cuales la visión de la gente como Monnet se habría quedado en un “soñar tortillas”, como dicen los catalanes. Estos otros motivos eran los siguientes:
1-Desde Francia: la necesidad estratégico-militar de contener a Alemania.
2-Desde la media Alemania, ocupada y sometida: la idea de que una integración era la única forma de abrir una perspectiva de futura reunificación nacional y soberanía aceptada por los demás. Y,
3-Desde la influencia dominante de Estados Unidos: la voluntad de organizar un fuerte bloque europeo occidental para la guerra contra la URSS y su bloque.
Todos esos diversos propósitos tenían como denominador común el hecho, de que no eran realizables sin una Europa Occidental próspera y estable. Potenciar eso interesaba a cada uno de los cuatro propósitos, y era la integración y la interdependencia prevista por la gente como Monnet la que aportaba la solución concreta; primero unión de carbón y del acero y luego cada vez más…
Por todo ello Hobsbawn concluye que la integración europea es creada, “tanto por los Estados Unidos como en contra de ellos”. Ilustra, dice, “la fuerza del miedo que mantenía unida a la alianza antisoviética”: miedo a la URSS, pero también miedo de Francia a Alemania, de Alemania a una condena eterna a la falta de soberanía, y miedo de ambos a Estados Unidos, a la certeza de que Washington ponía siempre su propia agenda por delante de los intereses de sus aliados europeos.
El resultado de ese intríngulis fue una integración europea completamente sometida a los intereses de Estados Unidos en cuanto a política internacional y de defensa a través de la OTAN (certeramente definida por De Gaulle como la, “expresión del dominio de Washington sobre el continente”), pero con ciertos niveles de autonomía y soberanía en los planes económico-políticos, niveles que fueron lógicamente aumentando conforme pasaban las décadas. A partir de los setenta, con Kissinger y Nixon, se detectan, dentro de esos niveles de autonomía rodeados de vasallaje, los primeros recelos americanos de competencia estratégica hoy perfectamente consolidados (Boeing/Airbus, Galileo/GPS, Euro/dolar), y visibles en la actual amalgama de vasallaje y competencia que la UE y EE.UU mantienen.
Sobre el desencanto
Desde que en Europa hay crisis el proyecto europeo, que gozaba de un consenso automático-inercial pese a ser un asunto de élites desde su inicio, atraviesa un manifiesto desencanto. En enero, una encuesta de Gallup realizada en los 28 miembros daba un 45% de ciudadanos opuestos a la actual política de Bruselas/Berlín. La caldera que alimenta este desencanto tiene varios combustibles obvios:
-La desposesión de considerables sectores sociales por el desmonte del Estado social, mientras la minoría más favorecida se enriquece: la idea de oligarquía y del 99% manejada por el Occupy. -La ausencia de perspectivas de futuro para la juventud instruida, en principio el sector más proclive a la acción en un continente anciano. -La evidencia de que la soberanía nacional ha desaparecido en beneficio de centros de decisión exteriores incontrolables, y que por tanto la democracia de baja intensidad de los estados-nación retrocede aún más para convertirse en algo ya completamente hueco. -La creciente sensación, sobre todo en los países endeudados, de que la Unión Europea es un régimen autoritario dispuesto a suspender los procedimientos democráticos invocando urgencias económico-financieras que permiten echar a jefes de gobierno, cambiar constituciones acorazadas en 24 horas, nombrar a tecnócratas al frente de países o ignorar referéndums; la “democracia conforme al mercado” definida por Merkel.
Todos estos factores de malestar abren un horizonte de acción y protesta que parece que van a ir a más, con desagües tanto por la derecha como por la izquierda. En Grecia, el país socialmente más activo hasta ahora, vemos ambas cosas (3).
Sin la promesa de prosperidad el proyecto europeo que antes contaba con un consenso pasivo se convierte cada vez más en una pregunta: ¿Para qué necesitamos el euro, la UE? En ese contexto se afirma un nuevo discurso de legitimación de la UE.
Sobre la nueva legitimación de la UE
La legitimación tradicional (además de la desaparecida promesa de prosperidad) fue la idea fundacional de la UE como “garantía de paz”: 68 años de paz desde 1945. Sobre ella, tres puntualizaciones críticas:
1- Sin restar valor al impulso de ciertos padres fundadores preocupados por la paz entre países europeos, hay que decir que en los años cincuenta no había peligro de guerra entre Francia y Alemania: el peligro de guerra real era entre el Este y el Oeste. Y a ese peligro la integración europea contribuía. En cierta forma el vector principal de la integración europea era una consecuencia de la creación de la OTAN (1949), del propósito general americano de contención contra el bloque del Este. Así que esos “68 años de paz” incluyen casi medio siglo (1945-1989) que fue una época tutelada por dos superpotencias en tensión nuclear, es decir una paz bajo vigilancia y presidida por un factor, el de la destrucción masiva, que representa el escalón superior de la más destructiva estupidez humana.
2- La etiqueta del “gran periodo de paz de 68 años” deja fuera a los Balcanes: En Yugoslavia ha habido una cruda guerra europea, con participación de las grandes potencias, cambios de fronteras, etc. (4).
Y 3- (fundamental de cara al futuro y a la nueva legitimación): Los componentes de esa Europa en paz que comienza su integración en la posguerra eran países que hacían la guerra fuera de las fronteras europeas: Francia en Argelia (1954-1962) e Indochina (1945-1954). Holanda en Indonesia (1945-1949). Bélgica en el Congo. Francia e Inglaterra con la intervención en Suez de 1956. Veamos algunos datos sobre todo ello:
-Francia tenía un imperio colonial veinte veces su territorio metropolitano con una población de 100 millones. Las relaciones en ese espacio colonial no eran muy diferentes de las que la metrópoli había vivido con la ocupación alemana: El 8 de mayo de 1945, el mismo día de la capitulación alemana, en la ciudad argelina de Setif, el ejército francés ametralló a la multitud argelina que celebraba la victoria enarbolando una bandera argelina. Murieron 1500 argelinos, según fuentes oficiales francesas, muchos miles según fuentes argelinas. En noviembre de 1946 tres barcos franceses bombardearon la ciudad de Haiphong (el puerto de Hanoi), matando a 6000 personas en represalia por un incidente aduanero. Los Oradour sur Glane (esa localidad francesa cuya población fue pasada por las armas al completo por los alemanes en represalia por un atentado), no solo se cuentan por decenas en Bielorrusia y Grecia durante la segunda guerra mundial, sino también en el espacio colonial de Francia después de esa guerra.
-En sus “Indias Orientales”, la diminuta Holanda dominaba un territorio semejante en superficie a la Europa Occidental. En 1946 y 1947 el ejército colonial realizó masacres como las de Sulawesi y Rawagede, en Java Occidental, en las que murieron 430 niños y jóvenes.
-Bélgica dominaba el inmenso Congo y Ruanda/Burundi y organizaba allí independencias coloniales con los métodos correspondientes, ilustrados por la serie Lumumba, Tsombé y Mobutu.
-A eso podemos sumar los casos de otros países que luego fueron miembros de la UE y ya lo eran entonces de la OTAN: Portugal, miembro cofundador de la OTAN en 1949 (ingresó en la UE en 1986), luchaba en Angola, Guinea-Bisáu y Mozambique entre los años 1961 y 1975. Inglaterra y su Commonwealth, que controlaba en la posguerra una cuarta parte del mundo y de su población y tenía un rosario de frentes abiertos; en Palestina, en India/Paquistán, en Kenya, en Malasia, en Birmania, en Irlanda…
Fuente Rafael Poch en la Vanguardia.
La Unión Europea se creó después de 1945 por motivos y propósitos dispares que coincidieron en su común interés en la integración de las naciones. El más simpático de todos esos propósitos fue el encarnado por un personaje llamado Jean Monnet, así como toda una serie de europeos visionarios, pragmáticos e idealistas, que ante el panorama aún humeante del desastre bélico reflexionaron y proyectaron una Europa interdependiente y federalizante que remediara la crónica pelea continental (1).
Monnet nació en un medio de origen campesino de la región de Cognac. Su familia comerciaba con el renombrado producto que lleva el nombre de la región. Su primer cosmopolitismo se forjó en la venta de cognac en el mundo anglosajón. Mas tarde fue ejecutivo de empresas multinacionales en los años treinta, residió en Shanghai y se movía como pez en el agua en Washington, Londres y Roma. Desde el mundo de los negocios conoció personalmente a Roosvelt, a los hermanos Dulles, a Dean Acheson, William Harriman, Henry Morgenthau, George Marshall, etc.; los jefes de lo que luego sería la CIA, los secretarios de Estado, de comercio de Defensa de Estados Unidos de aquella época. Es decir: a prácticamente todos los personajes que luego diseñaron la estrategia americana de posguerra. Por todo eso y por su independencia fue, a pesar de su papel en la administración comercial de la Francia libre, un hombre que tuvo un encaje difícil en el gaullismo; en Francia se le solía considerar un peón de los americanos. Desde la izquierda se recelaba de su red capitalista de contactos… Pero Monnet era un patriota francés y un hombre independiente y abierto, que mantuvo excelentes relaciones con la sindical CGT, completamente desinteresado en la guerra fría y en un enfrentamiento con el Este, y que creía en una Europa regenerada.
En el verano de 1943, poco después de Stalingrado y durante la batalla de Kursk, los dos combates que decidieron la II Guerra Mundial en Europa, Monnet era el encargado del suministro militar para las fuerzas francesas libres y vivía en Argel. Ahí se le vio barruntando ante un mapa la posibilidad de crear un nuevo estado tapón entre Francia y Alemania, una especie de Lotaringia, decía, que impidiera la pelea entre ambos estados. Ese fue el ámbito geográfico de la Unión del Carbón y del Acero (1950). (2)
Pero más allá de este simpático y visionario propósito, existían en la segunda mitad de los años 40, otros motivos para la integración europea sin los cuales la visión de la gente como Monnet se habría quedado en un “soñar tortillas”, como dicen los catalanes. Estos otros motivos eran los siguientes:
1-Desde Francia: la necesidad estratégico-militar de contener a Alemania.
2-Desde la media Alemania, ocupada y sometida: la idea de que una integración era la única forma de abrir una perspectiva de futura reunificación nacional y soberanía aceptada por los demás. Y,
3-Desde la influencia dominante de Estados Unidos: la voluntad de organizar un fuerte bloque europeo occidental para la guerra contra la URSS y su bloque.
Todos esos diversos propósitos tenían como denominador común el hecho, de que no eran realizables sin una Europa Occidental próspera y estable. Potenciar eso interesaba a cada uno de los cuatro propósitos, y era la integración y la interdependencia prevista por la gente como Monnet la que aportaba la solución concreta; primero unión de carbón y del acero y luego cada vez más…
Por todo ello Hobsbawn concluye que la integración europea es creada, “tanto por los Estados Unidos como en contra de ellos”. Ilustra, dice, “la fuerza del miedo que mantenía unida a la alianza antisoviética”: miedo a la URSS, pero también miedo de Francia a Alemania, de Alemania a una condena eterna a la falta de soberanía, y miedo de ambos a Estados Unidos, a la certeza de que Washington ponía siempre su propia agenda por delante de los intereses de sus aliados europeos.
El resultado de ese intríngulis fue una integración europea completamente sometida a los intereses de Estados Unidos en cuanto a política internacional y de defensa a través de la OTAN (certeramente definida por De Gaulle como la, “expresión del dominio de Washington sobre el continente”), pero con ciertos niveles de autonomía y soberanía en los planes económico-políticos, niveles que fueron lógicamente aumentando conforme pasaban las décadas. A partir de los setenta, con Kissinger y Nixon, se detectan, dentro de esos niveles de autonomía rodeados de vasallaje, los primeros recelos americanos de competencia estratégica hoy perfectamente consolidados (Boeing/Airbus, Galileo/GPS, Euro/dolar), y visibles en la actual amalgama de vasallaje y competencia que la UE y EE.UU mantienen.
Sobre el desencanto
Desde que en Europa hay crisis el proyecto europeo, que gozaba de un consenso automático-inercial pese a ser un asunto de élites desde su inicio, atraviesa un manifiesto desencanto. En enero, una encuesta de Gallup realizada en los 28 miembros daba un 45% de ciudadanos opuestos a la actual política de Bruselas/Berlín. La caldera que alimenta este desencanto tiene varios combustibles obvios:
-La desposesión de considerables sectores sociales por el desmonte del Estado social, mientras la minoría más favorecida se enriquece: la idea de oligarquía y del 99% manejada por el Occupy. -La ausencia de perspectivas de futuro para la juventud instruida, en principio el sector más proclive a la acción en un continente anciano. -La evidencia de que la soberanía nacional ha desaparecido en beneficio de centros de decisión exteriores incontrolables, y que por tanto la democracia de baja intensidad de los estados-nación retrocede aún más para convertirse en algo ya completamente hueco. -La creciente sensación, sobre todo en los países endeudados, de que la Unión Europea es un régimen autoritario dispuesto a suspender los procedimientos democráticos invocando urgencias económico-financieras que permiten echar a jefes de gobierno, cambiar constituciones acorazadas en 24 horas, nombrar a tecnócratas al frente de países o ignorar referéndums; la “democracia conforme al mercado” definida por Merkel.
Todos estos factores de malestar abren un horizonte de acción y protesta que parece que van a ir a más, con desagües tanto por la derecha como por la izquierda. En Grecia, el país socialmente más activo hasta ahora, vemos ambas cosas (3).
Sin la promesa de prosperidad el proyecto europeo que antes contaba con un consenso pasivo se convierte cada vez más en una pregunta: ¿Para qué necesitamos el euro, la UE? En ese contexto se afirma un nuevo discurso de legitimación de la UE.
Sobre la nueva legitimación de la UE
La legitimación tradicional (además de la desaparecida promesa de prosperidad) fue la idea fundacional de la UE como “garantía de paz”: 68 años de paz desde 1945. Sobre ella, tres puntualizaciones críticas:
1- Sin restar valor al impulso de ciertos padres fundadores preocupados por la paz entre países europeos, hay que decir que en los años cincuenta no había peligro de guerra entre Francia y Alemania: el peligro de guerra real era entre el Este y el Oeste. Y a ese peligro la integración europea contribuía. En cierta forma el vector principal de la integración europea era una consecuencia de la creación de la OTAN (1949), del propósito general americano de contención contra el bloque del Este. Así que esos “68 años de paz” incluyen casi medio siglo (1945-1989) que fue una época tutelada por dos superpotencias en tensión nuclear, es decir una paz bajo vigilancia y presidida por un factor, el de la destrucción masiva, que representa el escalón superior de la más destructiva estupidez humana.
2- La etiqueta del “gran periodo de paz de 68 años” deja fuera a los Balcanes: En Yugoslavia ha habido una cruda guerra europea, con participación de las grandes potencias, cambios de fronteras, etc. (4).
Y 3- (fundamental de cara al futuro y a la nueva legitimación): Los componentes de esa Europa en paz que comienza su integración en la posguerra eran países que hacían la guerra fuera de las fronteras europeas: Francia en Argelia (1954-1962) e Indochina (1945-1954). Holanda en Indonesia (1945-1949). Bélgica en el Congo. Francia e Inglaterra con la intervención en Suez de 1956. Veamos algunos datos sobre todo ello:
-Francia tenía un imperio colonial veinte veces su territorio metropolitano con una población de 100 millones. Las relaciones en ese espacio colonial no eran muy diferentes de las que la metrópoli había vivido con la ocupación alemana: El 8 de mayo de 1945, el mismo día de la capitulación alemana, en la ciudad argelina de Setif, el ejército francés ametralló a la multitud argelina que celebraba la victoria enarbolando una bandera argelina. Murieron 1500 argelinos, según fuentes oficiales francesas, muchos miles según fuentes argelinas. En noviembre de 1946 tres barcos franceses bombardearon la ciudad de Haiphong (el puerto de Hanoi), matando a 6000 personas en represalia por un incidente aduanero. Los Oradour sur Glane (esa localidad francesa cuya población fue pasada por las armas al completo por los alemanes en represalia por un atentado), no solo se cuentan por decenas en Bielorrusia y Grecia durante la segunda guerra mundial, sino también en el espacio colonial de Francia después de esa guerra.
-En sus “Indias Orientales”, la diminuta Holanda dominaba un territorio semejante en superficie a la Europa Occidental. En 1946 y 1947 el ejército colonial realizó masacres como las de Sulawesi y Rawagede, en Java Occidental, en las que murieron 430 niños y jóvenes.
-Bélgica dominaba el inmenso Congo y Ruanda/Burundi y organizaba allí independencias coloniales con los métodos correspondientes, ilustrados por la serie Lumumba, Tsombé y Mobutu.
-A eso podemos sumar los casos de otros países que luego fueron miembros de la UE y ya lo eran entonces de la OTAN: Portugal, miembro cofundador de la OTAN en 1949 (ingresó en la UE en 1986), luchaba en Angola, Guinea-Bisáu y Mozambique entre los años 1961 y 1975. Inglaterra y su Commonwealth, que controlaba en la posguerra una cuarta parte del mundo y de su población y tenía un rosario de frentes abiertos; en Palestina, en India/Paquistán, en Kenya, en Malasia, en Birmania, en Irlanda…
Fuente Rafael Poch en la Vanguardia.
jueves, 10 de abril de 2014
En los tiempos de la Gran Mentira
El escritor mexicano Jorge Volpi lleva al límite, en su desconcertante y complejo 'Memorial del engaño’, el juego entre realidad y ficción con la crisis financiera de fondo
¿No hay quien sostiene que la literatura tiene la fuerza como para crear una vida real? ¿No es el mayor encanto de la ficción que nos permite convertirnos en otros? En cualquier caso, ¿no fuimos todos engañados (desde 2008 y aún hasta el día de hoy) con la burbuja financiera? En esa línea, el escritor Jorge Volpi creó una macrometáfora haciendo que en su último libro, Memorial del engaño (Alfaguara),“el narrador fuera un engaño para el lector”. A todo nivel.
Así, la novela no la escribe él, sino un tal J. Volpi, nacido en Nueva York en 1953 y no en México, en 1968; y no es un reconocido escritor, sino el fundador y director general de JV Capital Management, en paradero desconocido y prófugo de la justicia tras defraudar 15.000 millones de dólares en 2008. El estafador ha entregado una especie de memorias a su agente literario A. W., seguro el temible Andrew Wylie (exagente real del Volpi escritor), que ha dado pie a este trepidante relato, con traducción de un tal Gustavo Izquierdo y precedido por entusiastas críticas de supuestos grandes expertos internacionales que se reflejan en la contraportada y en las solapas del volumen.
“En mi primera novela, en 1993, A pesar del oscuro silencio, ya el protagonista utilizaba mi nombre y 20 años después le incorporo el apellido”, cuenta el autor de En busca de Klingsor, que enmarca el juego en la tradición literaria que va de Cervantes —“pensaba en él: el Quijote lo presenta como una traducción de una obra árabe de Cide Hamete Benengeli al Nobel Coetzee”— con autoficciones como Verano. “La marca de la época actual ha sido el engaño, llevado al máximo posible; yo he hecho lo mismo”, argumenta el Volpi real, que dice que ha creado “una novela picaresca contemporánea donde los mendigos del Siglo de Oro son aquí expertos económicos cargados de másteres MBA”.
La génesis de Memorial del engaño es triple, lo que se refleja en otras tantas líneas del relato, construido con estructura de ópera. Por un lado, la crisis de 2008 que se inició con la caída de Lehman Brothers: “No sabía que no iba a golpear a México, pero como he vivido ya tantas crisis, quería entender qué pasaba; luego ya la viví en directo en Madrid entre 2011 y 2012”. El segundo incentivo fue conocer la historia de Harry Dexter White, creador del Fondo Monetario Internacional, pero que fue llevado ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas acusado de espiar para la Unión Soviética.
La tercera pata es la más literaria: “Me interesan los engaños familiares y la relación padres-hijos”, dice el Volpi escritor, marcado por “el carácter poderoso pero a la vez frágil” de su progenitor. Por ello hace que su Volpi financiero vague por la obra buscando a su padre, en una estructura que recuerda la del mítico Pedro Páramo de Juan Rulfo: la madre que cuenta al hijo sobre el padre y este sale en su búsqueda. “Mi Volpi engaña toda la vida, pero al final él es el engañado”, resume.
Insiste el escritor real en los embustes y falsedades (el libro está pespunteado de fotos de personajes, mezclados verdaderos y falsos) porque se reafirma, categórico, que “el engaño es la gran marca de la época”. Y pone dos ejemplos: “Nos prometieron que todos íbamos a ser ricos a partir del modelo neoliberal y luego hubo la guerra de Irak a partir de unas armas de destrucción masiva que nunca existieron”. En España hubo dos superengaños más: “Uno, del PP, con su instrumentalización de los atentados del 11-M; otro del PSOE, negando la crisis; ¿cómo se recupera un país de eso?”.
Una segunda marca clave de estos tiempos, añade el autor de El fin de la locura, es la impunidad. “Es el alegato que representa mi narrador: los culpables nunca pagan por el engaño causado, ni los ejecutivos, ni los reguladores que no regularon, ni las agencias de calificación que no calificaron… Desde principios de los noventa hasta 2008 todo invitaba a ser cínico e inmoral”, resume. Que ese ambiente haya sido elevado a la máxima potencia es “fruto del triunfo de una moral distinta, resultado de la revolución neoconservadora, basado en los textos de Hayek y Friedman o Fukuyama”. Pero no hay revuelta social. “Sí, y me sorprende a medias porque la crisis ha estado tan mal gestionada tanto por la izquierda como por la derecha que el descrédito de la política es muy alto, hay la sensación de que no hay salida; además el neocapitalismo se disfrazó de no-ideología y despolitizó la sociedad; ahí sí triunfó totalmente”.
Está Memorial del engaño, a la manera de su admirado documental Inside job, muy bien documentado (“Un amigo muy puesto me fue indicando”, explica el escritor mexicano), y es didáctico al explicar la ingeniería financiera (quants —los expertos en hacer dinero de la nada a través de fórmulas matemáticas, a la manera de alquimistas medievales—, swaps…).
A la vez, la novela está cargada de temibles frases: “Siempre hemos ganado cuando otros han perdido; esta es la naturaleza de nuestro fondo”; “Las burbujas han estado y estarán siempre allí, multiplicándose en un lugar u otro. Lo que tenemos que hacer es escapar de ellas en el último segundo”, se dicen dos tiburones financieros en una obra donde el comunismo aflora como demonio derrotado. “Parte de lo que ha ocurrido ha sido porque el capitalismo se ha quedado solo en el mundo; el comunismo, con su presencia, había conseguido, por contrapeso, que en Occidente se crearan las sociedades más equitativas de la historia de la humanidad; cuando implosionó el bloque soviético, en la agenda del neocapitalismo estaba eliminar el Estado del bienestar y desregularlo todo”.
No nos hemos recuperado aún, piensa el Volpi real, ni en lo económico ni, en consecuencia, en lo moral: “Se dijo que se pondría freno a este capitalismo salvaje con medidas encaminadas a un nuevo modelo; si no lo ha habido, tampoco lo puede haber moral... los verdaderos responsables de todo no hacen más que estar ahí; siguen ahí”.
Fuente, más en El País.
¿No hay quien sostiene que la literatura tiene la fuerza como para crear una vida real? ¿No es el mayor encanto de la ficción que nos permite convertirnos en otros? En cualquier caso, ¿no fuimos todos engañados (desde 2008 y aún hasta el día de hoy) con la burbuja financiera? En esa línea, el escritor Jorge Volpi creó una macrometáfora haciendo que en su último libro, Memorial del engaño (Alfaguara),“el narrador fuera un engaño para el lector”. A todo nivel.
Así, la novela no la escribe él, sino un tal J. Volpi, nacido en Nueva York en 1953 y no en México, en 1968; y no es un reconocido escritor, sino el fundador y director general de JV Capital Management, en paradero desconocido y prófugo de la justicia tras defraudar 15.000 millones de dólares en 2008. El estafador ha entregado una especie de memorias a su agente literario A. W., seguro el temible Andrew Wylie (exagente real del Volpi escritor), que ha dado pie a este trepidante relato, con traducción de un tal Gustavo Izquierdo y precedido por entusiastas críticas de supuestos grandes expertos internacionales que se reflejan en la contraportada y en las solapas del volumen.
“En mi primera novela, en 1993, A pesar del oscuro silencio, ya el protagonista utilizaba mi nombre y 20 años después le incorporo el apellido”, cuenta el autor de En busca de Klingsor, que enmarca el juego en la tradición literaria que va de Cervantes —“pensaba en él: el Quijote lo presenta como una traducción de una obra árabe de Cide Hamete Benengeli al Nobel Coetzee”— con autoficciones como Verano. “La marca de la época actual ha sido el engaño, llevado al máximo posible; yo he hecho lo mismo”, argumenta el Volpi real, que dice que ha creado “una novela picaresca contemporánea donde los mendigos del Siglo de Oro son aquí expertos económicos cargados de másteres MBA”.
La génesis de Memorial del engaño es triple, lo que se refleja en otras tantas líneas del relato, construido con estructura de ópera. Por un lado, la crisis de 2008 que se inició con la caída de Lehman Brothers: “No sabía que no iba a golpear a México, pero como he vivido ya tantas crisis, quería entender qué pasaba; luego ya la viví en directo en Madrid entre 2011 y 2012”. El segundo incentivo fue conocer la historia de Harry Dexter White, creador del Fondo Monetario Internacional, pero que fue llevado ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas acusado de espiar para la Unión Soviética.
La tercera pata es la más literaria: “Me interesan los engaños familiares y la relación padres-hijos”, dice el Volpi escritor, marcado por “el carácter poderoso pero a la vez frágil” de su progenitor. Por ello hace que su Volpi financiero vague por la obra buscando a su padre, en una estructura que recuerda la del mítico Pedro Páramo de Juan Rulfo: la madre que cuenta al hijo sobre el padre y este sale en su búsqueda. “Mi Volpi engaña toda la vida, pero al final él es el engañado”, resume.
Insiste el escritor real en los embustes y falsedades (el libro está pespunteado de fotos de personajes, mezclados verdaderos y falsos) porque se reafirma, categórico, que “el engaño es la gran marca de la época”. Y pone dos ejemplos: “Nos prometieron que todos íbamos a ser ricos a partir del modelo neoliberal y luego hubo la guerra de Irak a partir de unas armas de destrucción masiva que nunca existieron”. En España hubo dos superengaños más: “Uno, del PP, con su instrumentalización de los atentados del 11-M; otro del PSOE, negando la crisis; ¿cómo se recupera un país de eso?”.
Una segunda marca clave de estos tiempos, añade el autor de El fin de la locura, es la impunidad. “Es el alegato que representa mi narrador: los culpables nunca pagan por el engaño causado, ni los ejecutivos, ni los reguladores que no regularon, ni las agencias de calificación que no calificaron… Desde principios de los noventa hasta 2008 todo invitaba a ser cínico e inmoral”, resume. Que ese ambiente haya sido elevado a la máxima potencia es “fruto del triunfo de una moral distinta, resultado de la revolución neoconservadora, basado en los textos de Hayek y Friedman o Fukuyama”. Pero no hay revuelta social. “Sí, y me sorprende a medias porque la crisis ha estado tan mal gestionada tanto por la izquierda como por la derecha que el descrédito de la política es muy alto, hay la sensación de que no hay salida; además el neocapitalismo se disfrazó de no-ideología y despolitizó la sociedad; ahí sí triunfó totalmente”.
Está Memorial del engaño, a la manera de su admirado documental Inside job, muy bien documentado (“Un amigo muy puesto me fue indicando”, explica el escritor mexicano), y es didáctico al explicar la ingeniería financiera (quants —los expertos en hacer dinero de la nada a través de fórmulas matemáticas, a la manera de alquimistas medievales—, swaps…).
A la vez, la novela está cargada de temibles frases: “Siempre hemos ganado cuando otros han perdido; esta es la naturaleza de nuestro fondo”; “Las burbujas han estado y estarán siempre allí, multiplicándose en un lugar u otro. Lo que tenemos que hacer es escapar de ellas en el último segundo”, se dicen dos tiburones financieros en una obra donde el comunismo aflora como demonio derrotado. “Parte de lo que ha ocurrido ha sido porque el capitalismo se ha quedado solo en el mundo; el comunismo, con su presencia, había conseguido, por contrapeso, que en Occidente se crearan las sociedades más equitativas de la historia de la humanidad; cuando implosionó el bloque soviético, en la agenda del neocapitalismo estaba eliminar el Estado del bienestar y desregularlo todo”.
No nos hemos recuperado aún, piensa el Volpi real, ni en lo económico ni, en consecuencia, en lo moral: “Se dijo que se pondría freno a este capitalismo salvaje con medidas encaminadas a un nuevo modelo; si no lo ha habido, tampoco lo puede haber moral... los verdaderos responsables de todo no hacen más que estar ahí; siguen ahí”.
Fuente, más en El País.
CAFÉ CON... PHILIP BALL “La Iglesia execraba la curiosidad tanto como el cotilleo”
Este editor de la revista ‘Nature’ dice que no hay garantías de entender el mundo
¿Por qué la curiosidad se considera un don y la cotillería una lacra? Más aún, ¿por qué tenemos dos palabras para esas dos cosas que significan algo tan parecido? ¿No es investigar, después de todo, un eufemismo de fisgar, de espiar o de meter las narices donde a uno no le llaman? Un científico dirá que la curiosidad es el motor de la ciencia, y no mentirá, pero si lo hubiera dicho en el siglo XVI lo más probable es que se hubiera metido en un buen lío. Como químico, investigador, periodista científico, editor de la revista Nature y autor de seis libros de divulgación, Philip Ball puede aspirar al título de la persona más curiosa del mundo. Pero, curiosamente, no da por hecho que eso sea algo bueno. Y en su última obra, Curiosidad; por qué todo nos interesa, recién editada en español por Turner Noema, muestra con lujo erudito que no siempre fue así.
“Cualquiera que tenga hijos, como yo mismo, sabe que la curiosidad no es una rareza de los científicos o de un pequeño grupo de gente”, dice sorbiendo su café con una mano y frotándose con la otra su flamante pierna rota. “Es fácil pensar que interesarnos por el entorno ha sido para nuestra especie una necesidad evolutiva, pero basta mirar a la historia para percibir que la cuestión es mucho más complicada, porque desde la Grecia clásica hasta la Edad Media la curiosidad estuvo muy mal considerada, y la Iglesia la execraba tanto como el cotilleo; en mi libro argumento que no fue hasta finales del XVI cuando la curiosidad empezó a prestigiarse”.
Ball estaba a punto de venir a Madrid para presentar su libro cuando, hace un par de semanas, se rompió la pierna derecha jugando al fútbol en algún campo de su Londres natal. Ahora lleva una de esas escayolas modernas y maneja con soltura sus dos muletas para desplazarse ligero hasta donde le dice el fotógrafo, que siempre es el que manda en estas situaciones. Ha cumplido 51 años, y su cara de resignación presagia que va a tener que abandonar su deporte favorito y dedicar más horas a navegar por la Red.
“Internet lo ha cambiado todo, y también la práctica de la curiosidad, pero se requiere alguna guía para saber qué pequeña parte de todo ese marasmo de información es fiable”. Opina que, en buena medida, este es exactamente el mismo problema al que se enfrentaban los científicos en el siglo XVII, saber si debían fiarse o no de un informe extraño sobre un acontecimiento maravilloso en los cielos o una bestia feroz con un solo ojo, siete patas y afiladas fauces. “Los académicos tenemos herramientas para filtrar la información fiable, pero para la mayor parte del público este es un problema muy considerable”.
¿Por qué el universo es comprensible?, le pregunto parafraseando a Einstein, y responde: “Realmente no sabemos si lo es. Los científicos nos asombramos continuamente de que podamos entender las cosas, los fenómenos del mundo, y la ciencia prosigue su investigación en la suposición de que seguirá siendo así. Pero, cuando uno piensa en las cuestiones más profundas de nuestro tiempo, como el hecho de que la inmensa mayoría del universo esté constituido por la enigmática materia oscura y la aún más misteriosa energía oscura, debemos admitir que no tenemos la menor garantía de poder entender el cosmos en el futuro”.
Fuente El País
¿Por qué la curiosidad se considera un don y la cotillería una lacra? Más aún, ¿por qué tenemos dos palabras para esas dos cosas que significan algo tan parecido? ¿No es investigar, después de todo, un eufemismo de fisgar, de espiar o de meter las narices donde a uno no le llaman? Un científico dirá que la curiosidad es el motor de la ciencia, y no mentirá, pero si lo hubiera dicho en el siglo XVI lo más probable es que se hubiera metido en un buen lío. Como químico, investigador, periodista científico, editor de la revista Nature y autor de seis libros de divulgación, Philip Ball puede aspirar al título de la persona más curiosa del mundo. Pero, curiosamente, no da por hecho que eso sea algo bueno. Y en su última obra, Curiosidad; por qué todo nos interesa, recién editada en español por Turner Noema, muestra con lujo erudito que no siempre fue así.
“Cualquiera que tenga hijos, como yo mismo, sabe que la curiosidad no es una rareza de los científicos o de un pequeño grupo de gente”, dice sorbiendo su café con una mano y frotándose con la otra su flamante pierna rota. “Es fácil pensar que interesarnos por el entorno ha sido para nuestra especie una necesidad evolutiva, pero basta mirar a la historia para percibir que la cuestión es mucho más complicada, porque desde la Grecia clásica hasta la Edad Media la curiosidad estuvo muy mal considerada, y la Iglesia la execraba tanto como el cotilleo; en mi libro argumento que no fue hasta finales del XVI cuando la curiosidad empezó a prestigiarse”.
Ball estaba a punto de venir a Madrid para presentar su libro cuando, hace un par de semanas, se rompió la pierna derecha jugando al fútbol en algún campo de su Londres natal. Ahora lleva una de esas escayolas modernas y maneja con soltura sus dos muletas para desplazarse ligero hasta donde le dice el fotógrafo, que siempre es el que manda en estas situaciones. Ha cumplido 51 años, y su cara de resignación presagia que va a tener que abandonar su deporte favorito y dedicar más horas a navegar por la Red.
“Internet lo ha cambiado todo, y también la práctica de la curiosidad, pero se requiere alguna guía para saber qué pequeña parte de todo ese marasmo de información es fiable”. Opina que, en buena medida, este es exactamente el mismo problema al que se enfrentaban los científicos en el siglo XVII, saber si debían fiarse o no de un informe extraño sobre un acontecimiento maravilloso en los cielos o una bestia feroz con un solo ojo, siete patas y afiladas fauces. “Los académicos tenemos herramientas para filtrar la información fiable, pero para la mayor parte del público este es un problema muy considerable”.
¿Por qué el universo es comprensible?, le pregunto parafraseando a Einstein, y responde: “Realmente no sabemos si lo es. Los científicos nos asombramos continuamente de que podamos entender las cosas, los fenómenos del mundo, y la ciencia prosigue su investigación en la suposición de que seguirá siendo así. Pero, cuando uno piensa en las cuestiones más profundas de nuestro tiempo, como el hecho de que la inmensa mayoría del universo esté constituido por la enigmática materia oscura y la aún más misteriosa energía oscura, debemos admitir que no tenemos la menor garantía de poder entender el cosmos en el futuro”.
Fuente El País
martes, 8 de abril de 2014
Seis ideas para aprovechar su tiempo libre si está desempleado
Si perdió su trabajo, recibió un paquete de indemnización, fue despedido o se ha aventurado al mundo desconocido del tiempo libre entre trabajos, quizás las primeras semanas de desempleo le parezcan tan aterradoras como liberadoras.
Los temores por el dinero y por encontrar el siguiente trabajo en algunos casos pueden estar precedidos por un suspiro de alivio temporal, especialmente si cuenta con varios meses de sueldo para sacarlo del apuro.
De repente tiene tiempo para ponerse al día, para comenzar a hacer esos ejercicios que ha estado posponiendo, dejar atrás años de falta de sueño, hasta de pasar más horas con la familia y amigos. "Si usted ha trabajado en márketing durante diez años y ahora toma un curso de finanzas con la esperanza de convertirse en un gerente de finanzas, no va a funcionar" Jorg Stermann, Kennedy Executive Search & Outplacement
Pero no se relaje por mucho tiempo. Una vez que el desempleo se extienda más allá de unas pocas semanas, tenga cuidado de no dejar pasar los días uno tras otro, como si se tratara de unas vacaciones prolongadas.
En algunos lugares, como en Estados Unidos, puede ser mucho más difícil encontrar un trabajo cuando se está desempleado, así que el control de las horas es crucial para optimizar su tiempo...
Use su tiempo libre entre las 9 y las 5 para tomar las acciones pertinentes para darse a conocer...
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Lea más en BBC.
Los temores por el dinero y por encontrar el siguiente trabajo en algunos casos pueden estar precedidos por un suspiro de alivio temporal, especialmente si cuenta con varios meses de sueldo para sacarlo del apuro.
De repente tiene tiempo para ponerse al día, para comenzar a hacer esos ejercicios que ha estado posponiendo, dejar atrás años de falta de sueño, hasta de pasar más horas con la familia y amigos. "Si usted ha trabajado en márketing durante diez años y ahora toma un curso de finanzas con la esperanza de convertirse en un gerente de finanzas, no va a funcionar" Jorg Stermann, Kennedy Executive Search & Outplacement
Pero no se relaje por mucho tiempo. Una vez que el desempleo se extienda más allá de unas pocas semanas, tenga cuidado de no dejar pasar los días uno tras otro, como si se tratara de unas vacaciones prolongadas.
En algunos lugares, como en Estados Unidos, puede ser mucho más difícil encontrar un trabajo cuando se está desempleado, así que el control de las horas es crucial para optimizar su tiempo...
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lunes, 7 de abril de 2014
El secreto poder de las tierras raras
Probablemente nunca haya oído hablar de las tierras raras. Sin embargo, este grupo de elementos de la tabla periódica ha penetrado en el tejido de la vida moderna, en maneras impensables hasta hace unos años y de las cuales la mayoría de nosotros todavía no somos conscientes.
Hay entre 15 y 17 de ellas (dependiendo de cómo se las clasifique), incluyendo sustancias como holmio, praseodimio, cerio, lutecio, iterbio, gadolinio o –mi favorito– prometio.
Quizá sean misteriosos y poco conocidos, pero estos minerales ya han transformado todo tipo de industrias. La fabricación de turbinas eólicas es un buen ejemplo.
Henrik Stiesdal es considerado uno de los padres de la industria eólica moderna. De adolescente, construyó su primera turbina en la granja de su familia en Dinamarca y ha estado perfeccionando sus diseños desde entonces.
Ahora es director de tecnología de uno de los mayores fabricantes de aerogeneradores del mundo, el gigante alemán de ingeniería Siemens.
Al entrar en su oficina, con una vista generosa de una enorme fábrica de turbinas de la compañía en la península de Jutlandia, lo primero que uno nota es el intrigante reloj antiguo frente a su escritorio.
Su sonoro tic-tac es imposible de ignorar. Él está encantado cuando le pregunto sobre eso. Es, dice, un ejemplo original de un reloj Synchronome.
"Lo compré para inspirar y porque a veces siento la necesidad de mostrarle a mis colegas que existen soluciones simples a problemas de ingeniería con los que se ha luchado por siglos".
Claramente, Stiesdal puede ser un jefe exigente.
Precisión ante todo
Qué son las tierras raras
El primer elemento de la lista de las tierras raras fue descubierto por el químico finlandés Johan Gadolin en 1792, después de recibir y analizar un mineral pesado de la aldea sueca de Ytterby.
Los elementos subsiguientes fueron identificados y aislados a lo largo de 150 años.
El grupo central de 15 tierras raras se conoce como lantánidos. Sus números atómicos van del 57 al 71 y aparecen agrupados en la tabla periódica de los elementos.
Las otras dos, que completan el total de 17 y exhiben características similares a los lantánidos, son el escandio y el itrio.
La última tierra rara en ser descubierta, en 1945, es el prometio, que es radiactivo y es el más escaso de todos los elementos del grupo.
El Synchronome, diseñado hace más de un siglo en Reino Unido, es el reloj de péndulo más preciso jamás construido.
Representa, explica Stiesdal, una respuesta excepcionalmente elegante para un viejo desafío: reducir el mecanismo a una sola rueda de engranaje.
Hasta hace muy poco Stiesdal y sus colegas enfrentaban un desafío similar: querían eliminar los sistemas de engranajes en sus turbinas.
Las turbinas eólicas necesitan engranajes porque las palas giran a alrededor de diez revoluciones por minuto, pero los generadores que convierten la rotación en electricidad operan a 1.500 revoluciones.
El problema es que –al igual que con los relojes– cuanto más complejo se convierte un mecanismo, más cosas pueden salir mal en el intento de modificarlo.
Y en el mundo de las turbinas de viento –particularmente las de alta mar– una falla mecánica es muy costosa. Se necesitan barcos grúa especiales, ingenieros y buen clima.
El costo de una reparación alcanza rápidamente los cientos de miles de dólares.
"Ni raros ni tierras"
Entonces, ¿cómo podrían Stiesdal y su equipo deshacerse de todos esos engranajes? La solución de la industria –como a esta altura habrán adivinado– implicó el uso de las tierras raras.
En su laboratorio en University College de Londres (UCL), la cara del profesor Andrea Sella se ilumina cuando le pregunto sobre ellas. Es evidente que esta familia de elementos está particularmente cerca del corazón de este químico.
"Lo primero que usted necesita saber es que ni son raros ni son tierras", me dice Sella.
Se las califica de "raras" ya que es muy poco común encontrarlos en una forma pura, pero resulta que hay depósitos de algunos de ellos en todo el mundo. El cerio, por ejemplo, es el 25º elemento más común en el planeta...
Leer más en Justin Rowlatt Servicio Mundial de la BBC
Hay entre 15 y 17 de ellas (dependiendo de cómo se las clasifique), incluyendo sustancias como holmio, praseodimio, cerio, lutecio, iterbio, gadolinio o –mi favorito– prometio.
Quizá sean misteriosos y poco conocidos, pero estos minerales ya han transformado todo tipo de industrias. La fabricación de turbinas eólicas es un buen ejemplo.
Henrik Stiesdal es considerado uno de los padres de la industria eólica moderna. De adolescente, construyó su primera turbina en la granja de su familia en Dinamarca y ha estado perfeccionando sus diseños desde entonces.
Ahora es director de tecnología de uno de los mayores fabricantes de aerogeneradores del mundo, el gigante alemán de ingeniería Siemens.
Al entrar en su oficina, con una vista generosa de una enorme fábrica de turbinas de la compañía en la península de Jutlandia, lo primero que uno nota es el intrigante reloj antiguo frente a su escritorio.
Su sonoro tic-tac es imposible de ignorar. Él está encantado cuando le pregunto sobre eso. Es, dice, un ejemplo original de un reloj Synchronome.
"Lo compré para inspirar y porque a veces siento la necesidad de mostrarle a mis colegas que existen soluciones simples a problemas de ingeniería con los que se ha luchado por siglos".
Claramente, Stiesdal puede ser un jefe exigente.
Precisión ante todo
Qué son las tierras raras
El primer elemento de la lista de las tierras raras fue descubierto por el químico finlandés Johan Gadolin en 1792, después de recibir y analizar un mineral pesado de la aldea sueca de Ytterby.
Los elementos subsiguientes fueron identificados y aislados a lo largo de 150 años.
El grupo central de 15 tierras raras se conoce como lantánidos. Sus números atómicos van del 57 al 71 y aparecen agrupados en la tabla periódica de los elementos.
Las otras dos, que completan el total de 17 y exhiben características similares a los lantánidos, son el escandio y el itrio.
La última tierra rara en ser descubierta, en 1945, es el prometio, que es radiactivo y es el más escaso de todos los elementos del grupo.
El Synchronome, diseñado hace más de un siglo en Reino Unido, es el reloj de péndulo más preciso jamás construido.
Representa, explica Stiesdal, una respuesta excepcionalmente elegante para un viejo desafío: reducir el mecanismo a una sola rueda de engranaje.
Hasta hace muy poco Stiesdal y sus colegas enfrentaban un desafío similar: querían eliminar los sistemas de engranajes en sus turbinas.
Las turbinas eólicas necesitan engranajes porque las palas giran a alrededor de diez revoluciones por minuto, pero los generadores que convierten la rotación en electricidad operan a 1.500 revoluciones.
El problema es que –al igual que con los relojes– cuanto más complejo se convierte un mecanismo, más cosas pueden salir mal en el intento de modificarlo.
Y en el mundo de las turbinas de viento –particularmente las de alta mar– una falla mecánica es muy costosa. Se necesitan barcos grúa especiales, ingenieros y buen clima.
El costo de una reparación alcanza rápidamente los cientos de miles de dólares.
"Ni raros ni tierras"
Entonces, ¿cómo podrían Stiesdal y su equipo deshacerse de todos esos engranajes? La solución de la industria –como a esta altura habrán adivinado– implicó el uso de las tierras raras.
En su laboratorio en University College de Londres (UCL), la cara del profesor Andrea Sella se ilumina cuando le pregunto sobre ellas. Es evidente que esta familia de elementos está particularmente cerca del corazón de este químico.
"Lo primero que usted necesita saber es que ni son raros ni son tierras", me dice Sella.
Se las califica de "raras" ya que es muy poco común encontrarlos en una forma pura, pero resulta que hay depósitos de algunos de ellos en todo el mundo. El cerio, por ejemplo, es el 25º elemento más común en el planeta...
Leer más en Justin Rowlatt Servicio Mundial de la BBC
domingo, 6 de abril de 2014
Morir de pena
Un nuevo estudio estrecha la vinculación entre depresión y enfermedades cardiacas
Los cardiólogos estadounidenses incorporan la tristeza profunda como factor de riesgo
La pena no parece una causa de muerte clínicamente válida como para registrarla en una partida de defunción. O para explicar el motivo del ingreso de un paciente cardiaco a sus familiares. Y, sin embargo, cada vez son más concluyentes los datos que relacionan la tristeza extrema con los infartos y, en general, patologías del corazón.
El último de los trabajos que avanzan en esta dirección plantea que los afectados de depresión de moderada a severa presentan un incremento del 40% del riesgo de sufrir insuficiencia cardiaca. El estudio se ha anunciado este viernes en el encuentro EuroheartCare que la Sociedad Europea de Cardiología celebra en Noruega. Para su elaboración se siguió a lo largo de 11 años el estado psíquico y físico (con datos sobre el índice de masa muscular, la actividad física, hábitos tabáquicos y presión sanguínea) de 63.000 de los 97.000 vecinos de la región noruega de Nord-Trondelag, y se comparó esta información con los ingresos y fallecimientos por insuficiencia cardiaca. “Concluimos que cuanto mayores eran los síntomas depresivos, mayor era el riesgo de sufrir problemas cardiacos”, explica Lise Tuset Gustad, enfermera intensivista responsable del trabajo. Entre los pacientes menos graves la posibilidad de desarrollar problemas cardiacos era solo de un 5% más que la media.
“Las evidencias entre la depresión y la patología cardiaca son cada vez más sólidas”, añade el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), José Ramón González-Juanatey. Hasta el punto de que la principal sociedad de cardiólogos estadounidense (American Heart Association) planteó este pasado mes de febrero añadir la depresión a la lista de factores de riesgo clásicos, como son la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, el sedentarismo o el colesterol alto, en pacientes con síndrome coronario agudo (infarto).
“Ya habíamos visto trabajos previos de los efectos de la depresión entre pacientes que ya habían sufrido un infarto o como factor de riesgo de la patología coronaria”, apunta el presidente de la SEC. Pero el trabajo presentado ayer da un paso más al relacionar esta enfermedad mental con un ámbito más extenso de las lesiones cardiovasculares como es el caso de la insuficiencia cardiaca, el tramo final de muchas cardiopatías que se presenta cuando el corazón es incapaz de bombear la sangre con suficiente fuerza. Su origen es muy diverso, y puede estar ligado a un infarto, a problemas con las válvulas cardiacas o a un cuadro de diabetes o hipertensión en pacientes de larga evolución.
El trabajo noruego también aporta otro aspecto interesante: la relación directa que establece entre el desequilibrio metabólico (hormonal, desarreglos en neurotransmisores) que caracteriza la depresión, con los efectos en la salud del corazón.
Buena parte de los trabajos hasta ahora publicados incidían en los efectos indirectos. La depresión severa se identifica por la tristeza, la apatía y la desesperanza de los enfermos. Incluso con las ideas de muerte y suicidio en los casos más graves. Este estado de ánimo afecta al estilo de vida de los pacientes. Si se tienen que medicar es fácil que o dejen de hacerlo o se les olviden tomas. Además, suelen fumar más, comer peor, practicar menos o nada de ejercicio y adquirir más peso.
El estudio presentado este viernes admite esta vinculación. Pero tras neutralizar los efectos potenciales del tabaquismo o la obesidad en las personas analizadas destaca otros factores directos que vinculan la depresión y la insuficiencia cardiaca. “La depresión estimula la aparición de hormonas vinculadas al estrés, que inducen la aparición de fenómenos inflamatorios o aterosclerosis [el deterioro de las paredes arteriales que puede provocar un infarto]”.
“Es algo parecido a lo que sucede con la ira”, comenta González-Juanatey. El presidente de la SEC recuerda un reciente artículo publicado en la Revista Europea de Cardiología en el que se describía como se producía una brusca descarga de catecolaminas (hormonas asociadas al estrés) que tenían un impacto directo en la hipertensión y un aumento de plaquetas en la sangre que aumentaban el riesgo de coágulos en las paredes vasculares. “Se asociaba este aumento del tono simpático [del sistema nervioso] con un mayor riesgo de infarto e ictus”. La alteración hormonal ligada a la depresión explicaría un fenómeno similar en estas personas, según González-Juanatey.
“La asociación entre depresión y problemas cardiovasculares la observamos en la clínica, con los pacientes”, comenta Rafael Tabarés-Seisdedos, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Valencia...
Fuente, El País.
Los cardiólogos estadounidenses incorporan la tristeza profunda como factor de riesgo
La pena no parece una causa de muerte clínicamente válida como para registrarla en una partida de defunción. O para explicar el motivo del ingreso de un paciente cardiaco a sus familiares. Y, sin embargo, cada vez son más concluyentes los datos que relacionan la tristeza extrema con los infartos y, en general, patologías del corazón.
El último de los trabajos que avanzan en esta dirección plantea que los afectados de depresión de moderada a severa presentan un incremento del 40% del riesgo de sufrir insuficiencia cardiaca. El estudio se ha anunciado este viernes en el encuentro EuroheartCare que la Sociedad Europea de Cardiología celebra en Noruega. Para su elaboración se siguió a lo largo de 11 años el estado psíquico y físico (con datos sobre el índice de masa muscular, la actividad física, hábitos tabáquicos y presión sanguínea) de 63.000 de los 97.000 vecinos de la región noruega de Nord-Trondelag, y se comparó esta información con los ingresos y fallecimientos por insuficiencia cardiaca. “Concluimos que cuanto mayores eran los síntomas depresivos, mayor era el riesgo de sufrir problemas cardiacos”, explica Lise Tuset Gustad, enfermera intensivista responsable del trabajo. Entre los pacientes menos graves la posibilidad de desarrollar problemas cardiacos era solo de un 5% más que la media.
“Las evidencias entre la depresión y la patología cardiaca son cada vez más sólidas”, añade el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), José Ramón González-Juanatey. Hasta el punto de que la principal sociedad de cardiólogos estadounidense (American Heart Association) planteó este pasado mes de febrero añadir la depresión a la lista de factores de riesgo clásicos, como son la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, el sedentarismo o el colesterol alto, en pacientes con síndrome coronario agudo (infarto).
“Ya habíamos visto trabajos previos de los efectos de la depresión entre pacientes que ya habían sufrido un infarto o como factor de riesgo de la patología coronaria”, apunta el presidente de la SEC. Pero el trabajo presentado ayer da un paso más al relacionar esta enfermedad mental con un ámbito más extenso de las lesiones cardiovasculares como es el caso de la insuficiencia cardiaca, el tramo final de muchas cardiopatías que se presenta cuando el corazón es incapaz de bombear la sangre con suficiente fuerza. Su origen es muy diverso, y puede estar ligado a un infarto, a problemas con las válvulas cardiacas o a un cuadro de diabetes o hipertensión en pacientes de larga evolución.
El trabajo noruego también aporta otro aspecto interesante: la relación directa que establece entre el desequilibrio metabólico (hormonal, desarreglos en neurotransmisores) que caracteriza la depresión, con los efectos en la salud del corazón.
Buena parte de los trabajos hasta ahora publicados incidían en los efectos indirectos. La depresión severa se identifica por la tristeza, la apatía y la desesperanza de los enfermos. Incluso con las ideas de muerte y suicidio en los casos más graves. Este estado de ánimo afecta al estilo de vida de los pacientes. Si se tienen que medicar es fácil que o dejen de hacerlo o se les olviden tomas. Además, suelen fumar más, comer peor, practicar menos o nada de ejercicio y adquirir más peso.
El estudio presentado este viernes admite esta vinculación. Pero tras neutralizar los efectos potenciales del tabaquismo o la obesidad en las personas analizadas destaca otros factores directos que vinculan la depresión y la insuficiencia cardiaca. “La depresión estimula la aparición de hormonas vinculadas al estrés, que inducen la aparición de fenómenos inflamatorios o aterosclerosis [el deterioro de las paredes arteriales que puede provocar un infarto]”.
“Es algo parecido a lo que sucede con la ira”, comenta González-Juanatey. El presidente de la SEC recuerda un reciente artículo publicado en la Revista Europea de Cardiología en el que se describía como se producía una brusca descarga de catecolaminas (hormonas asociadas al estrés) que tenían un impacto directo en la hipertensión y un aumento de plaquetas en la sangre que aumentaban el riesgo de coágulos en las paredes vasculares. “Se asociaba este aumento del tono simpático [del sistema nervioso] con un mayor riesgo de infarto e ictus”. La alteración hormonal ligada a la depresión explicaría un fenómeno similar en estas personas, según González-Juanatey.
“La asociación entre depresión y problemas cardiovasculares la observamos en la clínica, con los pacientes”, comenta Rafael Tabarés-Seisdedos, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Valencia...
Fuente, El País.
sábado, 5 de abril de 2014
La cultura enclaustrada
La universidad se ha replegado sobre sí misma como consecuencia de un nuevo antiintelectualismo favorecido por una sacralización del 'paper', cuya confección obliga a renunciar a toda creatividad y riesgo
A finales de la Edad Media el caudal más fecundo de la cultura europea pasó de los monasterios a las universidades. Con este trasvase lo que había permanecido depositado en los recintos monásticos bajo la tutela de los monjes, preservado casi en secreto, se abrió al debate urbano que proponían los espacios universitarios. La cultura europea entró en una nueva dinámica que implicó el fin de dogmas y tabúes, pero que sobre todo supuso la superación del temor en la búsqueda del conocimiento. Los escritores y los filósofos aspiraron a romper el hermetismo de la época anterior, con la aspiración de someter sus concepciones a públicos cada vez más amplios. El uso, junto al latín, de las lenguas populares contribuyó a la consolidación de esta tendencia, como lo demuestra el caso de Dante que, si bien escribió muchas de sus obras en lengua latina, reservó para su joya literaria, la Divina Comedia, el uso del toscano. La culminación de todo ese proceso fue el Renacimiento. La invención de la imprenta y la consolidación de las universidades en las grandes ciudades forjaron un primer gran escenario de convergencia entre la cultura y la sociedad. Aumentó extraordinariamente el número de lectores al tiempo que las obras literarias influían en públicos cada vez más amplios. Shakespeare, Montaigne, Bruno o Cervantes simbolizan bien esta confluencia.
Las universidades occidentales se consolidaron definitivamente en los siglos xix y xx (sumando las americanas a las europeas) y, aunque nunca se despojaron por completo de su origen, por así decirlo, monástico, participaron activamente en la vida cultural moderna. Siempre mantuvieron una tendencia centrípeta y endógena pero, paralelamente, muchos de sus miembros se incorporaron a los debates públicos de su época y fueron grandes creadores de la literatura y del pensamiento. En estos dos últimos siglos es imposible tratar de comprender la historia cultural, o simplemente la Historia, sin atender a la función de las universidades en la dinámica pública y sin subrayar la importancia de numerosos profesores en la esfera creativa.
Pero no estoy seguro de que esto continúe siendo cierto. En los últimos lustros, y de un modo increíblemente acelerado, se ha producido una suerte de inversión de tendencias, a partir de la cual la universidad ha tendido a replegarse sobre sí misma, como si añorara, en un modelo laico, su antiguo origen monástico. Paradójicamente este repliegue se produce en el momento en que las tecnologías de la comunicación, como en el Renacimiento la imprenta, podrían facilitar la expansión de las ideas mucho más allá de los circuitos universitarios.
Desde una cierta perspectiva este retraimiento es la consecuencia de un nuevo antiintelectualismo que se ha asentado poderosamente en la vida social y política de principios del siglo xxi. En un reciente artículo escrito en el New York Times y titulado ¡Profesores, os necesitamos! Nicholas Kristof ha recordado el uso común de la expresión "That's academic" para descalificar la aportación de un adversario, poniendo, además, el ejemplo de su utilización por el conservador Rick Santorum para criticar los discursos de Obama. Que algo sea "demasiado académico", o sencillamente "demasiado intelectual", es una piedra de toque común en nuestra sociedad. El antiintelectualismo es una de las formas más toscas del populismo, pero parece proporcionar fáciles réditos en una población ávida por ese consumo inmediato de las cosas que la complejidad intelectual casi nunca otorga.
El problema es que la universidad actual se ha convertido, por inseguridad, cobardía u oportunismo, en cómplice pasivo de la actitud antiintelectual que debería combatir. En lugar de responder al desafío arrogante de la ignorancia ofreciendo a la luz pública propuestas creativas, la universidad del presente ha tendido a encerrarse entre sus muros. Es llamativo, a este respecto, la escasa aportación universitaria a los conflictos civiles actuales, incluidas las crisis sociales o las guerras. En dirección contraria, el universitario ha asumido obedientemente su pertenencia a un microcosmos que debe ser preservado, aún a costa de dar la espalda a la creación cultural.
Cada vez más alejado de lo que había significado la gran cultura, ese microcosmos ha elaborado complicadas normas de autopreservación en las que apenas se reconoce el talante intelectual, abierto y crítico, que se halla en la raíz renacentista de la universidad. Dicho de manera brutal: el humanista ha sido arrinconado por el burócrata (o si se quiere, por un monje sin fe pero con gran perspicacia en la tarea de la propia conservación). Naturalmente, esto no es atribuible a numerosos profesores, pero sí es el dibujo simbólico de una tendencia general que, en sí misma, supone la destrucción de la universidad tal como históricamente la habíamos concebido...
Fuente: Rafael Argullol El País.
A finales de la Edad Media el caudal más fecundo de la cultura europea pasó de los monasterios a las universidades. Con este trasvase lo que había permanecido depositado en los recintos monásticos bajo la tutela de los monjes, preservado casi en secreto, se abrió al debate urbano que proponían los espacios universitarios. La cultura europea entró en una nueva dinámica que implicó el fin de dogmas y tabúes, pero que sobre todo supuso la superación del temor en la búsqueda del conocimiento. Los escritores y los filósofos aspiraron a romper el hermetismo de la época anterior, con la aspiración de someter sus concepciones a públicos cada vez más amplios. El uso, junto al latín, de las lenguas populares contribuyó a la consolidación de esta tendencia, como lo demuestra el caso de Dante que, si bien escribió muchas de sus obras en lengua latina, reservó para su joya literaria, la Divina Comedia, el uso del toscano. La culminación de todo ese proceso fue el Renacimiento. La invención de la imprenta y la consolidación de las universidades en las grandes ciudades forjaron un primer gran escenario de convergencia entre la cultura y la sociedad. Aumentó extraordinariamente el número de lectores al tiempo que las obras literarias influían en públicos cada vez más amplios. Shakespeare, Montaigne, Bruno o Cervantes simbolizan bien esta confluencia.
Las universidades occidentales se consolidaron definitivamente en los siglos xix y xx (sumando las americanas a las europeas) y, aunque nunca se despojaron por completo de su origen, por así decirlo, monástico, participaron activamente en la vida cultural moderna. Siempre mantuvieron una tendencia centrípeta y endógena pero, paralelamente, muchos de sus miembros se incorporaron a los debates públicos de su época y fueron grandes creadores de la literatura y del pensamiento. En estos dos últimos siglos es imposible tratar de comprender la historia cultural, o simplemente la Historia, sin atender a la función de las universidades en la dinámica pública y sin subrayar la importancia de numerosos profesores en la esfera creativa.
Pero no estoy seguro de que esto continúe siendo cierto. En los últimos lustros, y de un modo increíblemente acelerado, se ha producido una suerte de inversión de tendencias, a partir de la cual la universidad ha tendido a replegarse sobre sí misma, como si añorara, en un modelo laico, su antiguo origen monástico. Paradójicamente este repliegue se produce en el momento en que las tecnologías de la comunicación, como en el Renacimiento la imprenta, podrían facilitar la expansión de las ideas mucho más allá de los circuitos universitarios.
Desde una cierta perspectiva este retraimiento es la consecuencia de un nuevo antiintelectualismo que se ha asentado poderosamente en la vida social y política de principios del siglo xxi. En un reciente artículo escrito en el New York Times y titulado ¡Profesores, os necesitamos! Nicholas Kristof ha recordado el uso común de la expresión "That's academic" para descalificar la aportación de un adversario, poniendo, además, el ejemplo de su utilización por el conservador Rick Santorum para criticar los discursos de Obama. Que algo sea "demasiado académico", o sencillamente "demasiado intelectual", es una piedra de toque común en nuestra sociedad. El antiintelectualismo es una de las formas más toscas del populismo, pero parece proporcionar fáciles réditos en una población ávida por ese consumo inmediato de las cosas que la complejidad intelectual casi nunca otorga.
El problema es que la universidad actual se ha convertido, por inseguridad, cobardía u oportunismo, en cómplice pasivo de la actitud antiintelectual que debería combatir. En lugar de responder al desafío arrogante de la ignorancia ofreciendo a la luz pública propuestas creativas, la universidad del presente ha tendido a encerrarse entre sus muros. Es llamativo, a este respecto, la escasa aportación universitaria a los conflictos civiles actuales, incluidas las crisis sociales o las guerras. En dirección contraria, el universitario ha asumido obedientemente su pertenencia a un microcosmos que debe ser preservado, aún a costa de dar la espalda a la creación cultural.
Cada vez más alejado de lo que había significado la gran cultura, ese microcosmos ha elaborado complicadas normas de autopreservación en las que apenas se reconoce el talante intelectual, abierto y crítico, que se halla en la raíz renacentista de la universidad. Dicho de manera brutal: el humanista ha sido arrinconado por el burócrata (o si se quiere, por un monje sin fe pero con gran perspicacia en la tarea de la propia conservación). Naturalmente, esto no es atribuible a numerosos profesores, pero sí es el dibujo simbólico de una tendencia general que, en sí misma, supone la destrucción de la universidad tal como históricamente la habíamos concebido...
Fuente: Rafael Argullol El País.
viernes, 4 de abril de 2014
La escuela permeable
Algunos colegios obstaculizan la participación externa, pero no todos los padres están dispuestos a trabajar con el maestro
Las familias deben implicarse en la educación de sus hijos. Eso nadie lo duda y los estudios avalan la mejora de los resultados académicos cuando eso ocurre. Pero no todos los padres están animados a participar de la vida escolar, ni todos los centros abren sus puertas al exterior para que la formación de los niños fluya también de fuera a dentro. Se trata, dicen los especialistas, de fomentar las vías de participación y comunicación entre escuela y familias, mejorar la predisposición a colaborar de ambas partes y favorecer la conciliación laboral con el horario escolar, como principales medidas. Pero no es fácil, y cada vez que se menciona un problema educativo, como los malos resultados de los alumnos españoles en la prueba de resolución de problemas cotidianos, se desentierran las culpas. ¿Qué responsabilidad tienen las familias y cuánta los docentes?
“Tras unos años en que las familias casi eran apartadas de las escuelas porque se pensaba que la educación debía quedar solo en manos de expertos, ahora se ha pasado a implicarlas más en todo el proceso”, explica Ismael Palacín, director de la Fundación Jaume Bofill, experta en temas educativos. Y añade que “se ha pasado incluso a culpabilizarlas” de los malos resultados de los estudiantes.
De la importancia de la implicación de las familias en el rendimiento de los estudiantes da cuenta el informe PISA 2009. En aquellos casos en que los padres leían a sus hijos a menudo durante el primer año de primaria, los adolescentes obtuvieron 25 puntos más de media que sus compañeros. Diferentes estudios coinciden en que los padres cada vez están más encima de los estudios. El 80% de los niños de primaria reciben ayuda y el 45% de los de secundaria, según la Encuesta sobre los hábitos de estudio de los niños españoles de TNS Demoscopia.
Fuente: El País.
jueves, 3 de abril de 2014
EDUCACIÓN Suspenso en la vida real
España, con 477 puntos, se coloca entre la posición 27 y 31 de un total de 44 países
Los jóvenes obtienen 23 puntos menos que la media de la OCDE en problemas cotidianos
Las pruebas van desde la compra de un billete de metro hasta búsquedas en internet
En la era de Google ya no es tan relevante saberse la lista de los reyes godos (si es que alguna vez lo fue). Lo que se necesita, además, es conocer estrategias para encontrar, entre los 500.000 resultados que muestra el buscador, cuáles son las fuentes fiables sobre ese o cualquier otro conocimiento. La escuela debe enseñar a discriminar entre la ingente cantidad de información disponible y a desenvolverse en nuevos escenarios, y parece que la española está bastante lejos de hacerlo. El informe PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha puesto de manifiesto que los alumnos españoles están aún peor preparados para enfrentarse a la vida diaria de lo que revelan sus ya mediocres resultados en matemáticas, ciencias o capacidad lectora. Y los tiempos requieren otras destrezas. “La economía mundial no se centra en lo que se sabe, sino en lo que se puede hacer con lo que se sabe”, aseguró ayer el responsable de Educación de la OCDE, Andreas Schleicher, en la presentación de los resultados del informe. “El siglo XXI requiere un enfoque distinto de la enseñanza”, advirtió.
Los estudiantes españoles de 15 años están 23 puntos por debajo de la media de los países desarrollados en la resolución de problemas cotidianos, como programar un aparato de aire acondicionado, escoger la mejor combinación de metro para llegar a otro punto en una ciudad que no se conoce o predecir el comportamiento de un robot de limpieza en una habitación. El estudio, elaborado con 85.000 jóvenes de 44 países —en España participaron 2.709 estudiantes— les puso frente a simulaciones de esas situaciones de la vida real, cotidiana. Y el 28% de los españoles no llega al nivel mínimo para afrontar un problema, frente al 21% de la media de la OCDE. España, con 477 puntos (500 es la media utilizada), se coloca entre la posición 27 y 31 de un total de 44 países, que lideran Singapur y Corea del Sur (con 562 y 561 puntos). Los españoles están a la altura de Polonia, Eslovenia o Serbia, pero más de 30 puntos por debajo de Alemania, Italia o Francia....
“Lo que reflejan los datos es que en España la educación no da la oportunidad a los alumnos de ser creativos”, apunta, en la misma línea, el analista de la OCDE Pablo Zoido. “Hace falta una transformación de todo el sistema más acorde con el tipo de competencias actuales. Los mercados laborales demandan pensamiento crítico, creatividad, intuición, trabajo en grupo...”, razona.
...La profesora de Didáctica de la Universidad Complutense Estela d’Angelo incide en esta idea. “Tenemos una cultura en la que controlamos mucho a los chicos, no les dejamos resolver cosas por sí mismos, les hacemos la vida muy fácil”, asegura. “Un chico que no es autónomo no planifica, no organiza”. D’Angelo enfatiza que la escuela no tiene el monopolio de la enseñanza, y hay una corresponsabilidad de las familias....
“La secretaria de Estado, en un ejercicio de cinismo, ha llegado a responsabilizar al profesorado de los problemas más importantes del sistema educativo, olvidando que el propio Gobierno ha despedido a más de 34.000 docentes”, advierten, por su parte, en el sindicato CC OO.
Los profesores piden también que se relativice el problema. “Los alumnos de la Comunidad de Madrid han superado la media de la OCDE en 7 puntos. ¿Es que estos profesores sí apuestan por nuevas metodologías de enseñanza y otros no?”, se pregunta el presidente de ANPE...
Más en el País.
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Las pruebas van desde la compra de un billete de metro hasta búsquedas en internet
En la era de Google ya no es tan relevante saberse la lista de los reyes godos (si es que alguna vez lo fue). Lo que se necesita, además, es conocer estrategias para encontrar, entre los 500.000 resultados que muestra el buscador, cuáles son las fuentes fiables sobre ese o cualquier otro conocimiento. La escuela debe enseñar a discriminar entre la ingente cantidad de información disponible y a desenvolverse en nuevos escenarios, y parece que la española está bastante lejos de hacerlo. El informe PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha puesto de manifiesto que los alumnos españoles están aún peor preparados para enfrentarse a la vida diaria de lo que revelan sus ya mediocres resultados en matemáticas, ciencias o capacidad lectora. Y los tiempos requieren otras destrezas. “La economía mundial no se centra en lo que se sabe, sino en lo que se puede hacer con lo que se sabe”, aseguró ayer el responsable de Educación de la OCDE, Andreas Schleicher, en la presentación de los resultados del informe. “El siglo XXI requiere un enfoque distinto de la enseñanza”, advirtió.
Los estudiantes españoles de 15 años están 23 puntos por debajo de la media de los países desarrollados en la resolución de problemas cotidianos, como programar un aparato de aire acondicionado, escoger la mejor combinación de metro para llegar a otro punto en una ciudad que no se conoce o predecir el comportamiento de un robot de limpieza en una habitación. El estudio, elaborado con 85.000 jóvenes de 44 países —en España participaron 2.709 estudiantes— les puso frente a simulaciones de esas situaciones de la vida real, cotidiana. Y el 28% de los españoles no llega al nivel mínimo para afrontar un problema, frente al 21% de la media de la OCDE. España, con 477 puntos (500 es la media utilizada), se coloca entre la posición 27 y 31 de un total de 44 países, que lideran Singapur y Corea del Sur (con 562 y 561 puntos). Los españoles están a la altura de Polonia, Eslovenia o Serbia, pero más de 30 puntos por debajo de Alemania, Italia o Francia....
“Lo que reflejan los datos es que en España la educación no da la oportunidad a los alumnos de ser creativos”, apunta, en la misma línea, el analista de la OCDE Pablo Zoido. “Hace falta una transformación de todo el sistema más acorde con el tipo de competencias actuales. Los mercados laborales demandan pensamiento crítico, creatividad, intuición, trabajo en grupo...”, razona.
...La profesora de Didáctica de la Universidad Complutense Estela d’Angelo incide en esta idea. “Tenemos una cultura en la que controlamos mucho a los chicos, no les dejamos resolver cosas por sí mismos, les hacemos la vida muy fácil”, asegura. “Un chico que no es autónomo no planifica, no organiza”. D’Angelo enfatiza que la escuela no tiene el monopolio de la enseñanza, y hay una corresponsabilidad de las familias....
“La secretaria de Estado, en un ejercicio de cinismo, ha llegado a responsabilizar al profesorado de los problemas más importantes del sistema educativo, olvidando que el propio Gobierno ha despedido a más de 34.000 docentes”, advierten, por su parte, en el sindicato CC OO.
Los profesores piden también que se relativice el problema. “Los alumnos de la Comunidad de Madrid han superado la media de la OCDE en 7 puntos. ¿Es que estos profesores sí apuestan por nuevas metodologías de enseñanza y otros no?”, se pregunta el presidente de ANPE...
Más en el País.
miércoles, 2 de abril de 2014
Serbia, quince años después de los bombardeos de la OTAN sobre Yugoslavia
La Directa
La ciudad de Valjevo, a menos de 100 kilómetros al suroeste de Belgrado, es la cuna de Stjepan Filipović y Milenko Pavlović . Ambos están considerados héroes de Yugoslavia. El primero fue un partisano croata cuyo desafiante gesto en el cadalso, con los brazos en alto y al grito de “¡Muerte al fascismo!”, inmortalizado en una fotografía momentos antes de su ejecución, convirtió en un icono de la resistencia. Hoy una estatua en su memoria domina la ciudad desde una de sus colinas. Pavlović fue un piloto de la aviación yugoslava muerto en combate el 4 de mayo de 1999. Cuando aviones de la OTAN se dirigían hacia Valjevo para bombardear una fábrica de municiones, Pavlović contradijo las órdenes de sus superiores, que querían enviar a un piloto menos experimentado, y tomó él mismo los mandos de un MiG-29, sólo para comprobar que el aparato no funcionaba correctamente y ser derribado fatalmente por el enemigo en combate desigual . El monumento a Pavlović, que muestra ciertos signos de abandono, se encuentra en una barriada obrera, no muy lejos de la estación de tren. “Sí, esta ciudad tiene mucha historia”, afirma el camarero de un kafana (bistró) a orillas del río Kolubara. Luego baja la mirada, y el gesto de resignación lo expresa todo: demasiada historia.
2014 es un año de aniversarios múltiples en Serbia: el estallido de la Primera Guerra Mundial tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando a manos de un nacionalista serbio (1914), la liberación de Belgrado de la ocupación nazi (1944), la masacre de Markale en Sarajevo y el bombardeo de la OTAN de la República Srpska (1994) y, finalmente, el 15 aniversario de los bombardeos de la OTAN (1999). A este último estuvo dedicada una conferencia organizada en la capital serbia por el Foro de Belgrado para un Mundo de Iguales, una organización perteneciente al Consejo Mundial de a Paz . Con toda la atención mediática centrada en Crimea, hubo pocos periodistas extranjeros, pero –y ésta es la novedad– también serbios. Aires de conmemoración, desde luego, no los hay.
Diez años de guerras y crisis económica han hecho mella en la población. El cansancio es visible. Las elecciones del 16 de marzo dieron como resultado una mayoría parlamentaria proeuropea, aunque nadie cree seriamente en la Unión Europea –a la que muchos serbios siguen viendo como corresponsable de los bombardeos–, y menos aún desde la crisis de la eurozona y lo sucedido estas últimas semanas en Ucrania. De la UE los serbios esperan simplemente que aporte los fondos necesarios para mantener su maltrecha economía a flote, como ocurrió con otros países de Europa oriental tras el proceso de ampliación oriental de la UE. Y para conseguirlos, los dirigentes serbios tienen que tragarse algunos sapos, como relegar el aniversario de los bombardeos a un segundo plano. El propio primer ministro, I vica Dačić, en una entrevista al canal ruso de televisión Russia Today: «Estamos asistiendo a una política de doble rasero, donde las reglas se cambian sobre la marcha. Desde luego, esto no puede calificarse de “juego limpio”. No mencionaron Kosovo mientras estaban sobre la mesa las extradiciones [de criminales de guerra], pero ahora ya no lo están y el estatuto de Kosovo aparece como una nueva condición. Para nosotros, esto significa renunciar a nuestros acuerdos, pero así es como funciona el mundo.»
Los mayores recuerdan con nostalgia a la extinta Yugoslavia, un Estado plurinacional internacionalmente respetado que lideraba el Movimiento de Países No Alineados. Un pasado, en cualquier caso, que no volverá. El nacionalismo sigue, hoy como ayer, presente en la sociedad serbia, pero sólo le queda agarrarse ya, literalmente, a un clavo ardiendo: Kosovo. También, por descontado, sacar del establo a los viejos caballos de batalla: el paneslavismo (concentrado en la amistad con Rusia), la defensa del cristianismo ortodoxo, el odio hacia los homosexuales y el antisemitismo. Pero la presión económica es demasiado fuerte, y la mayoría de la población se decanta en realidad hacia la resignación y la apatía.
La política austroalemana de etnonacionalismo y “divide y vencerás” ha funcionado en los Balcanes. Los jóvenes con estudios desean marcharse a trabajar a Alemania, Austria, Suiza, Estados Unidos o Canadá. Hoy es más probable que un joven croata visite Berlín antes que Belgrado, y que un joven serbio conozca Zúrich, pero no Zagreb. Perspectivas de futuro en la antigua Yugoslavia desde luego no las hay: Serbia tiene una tasa oficial de desempleo del 20% (2013), Bosnia y Herzegovina, de más del 27% (2011); Croacia, del 22,4% (2014); Macedonia, del 28,7% (2013); Montenegro del 15% (2013); y Kosovo del 45,3% (2011). Sólo Eslovenia presenta una tasa del paro aceptable en comparación, concretamente del 9,9% (2013). La imagen internacional de Serbia sigue dañada por la guerra. Las heridas del conflicto no han cicatrizado. Que la UE golpee el avispero ucraniano no ayuda: bajo la resignación también hay un considerable resentimiento.
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lunes, 31 de marzo de 2014
Las verdades de José Luis Sampedro
- ESPECIAL José Luis Sampedro 1917-2013
- "Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe"
La conciencia de la agonía fue plena en el escritor José Luis Sampedro (Barcelona, 1917-Madrid, 2013). Murió a los 96 años sabiendo y aceptando que aquello se acababa. “La muerte me lleva de la mano, pero se está portando bien porque me deja pensar”, le dijo a una amiga. Con su envidiable lucidez y calma, la frase pervive ahora grabada en el lomo azul de Sala de espera (Plaza y Janés), libro póstumo del escritor que se publica esta semana como homenaje al primer año de su ausencia.
Sampedro falleció un 8 de abril dejando multitud de anotaciones y textos inéditos, escribió hasta el final. Dos de sus últimos proyectos, Los Ríos y Sala de espera, ven ahora la luz por decisión de su compañera y legataria, Olga Lucas, quien explica que dejará “aparcadas” las obras inconclusas iniciadas en “un pasado remoto” pero se ocupará de los inéditos del final de su vida. “Es decir de aquellos de los que tengo seguridad y conocimiento directo acerca de sus intenciones”, afirma en el prólogo del libro.
... “La sublevación de los militares españoles en 1936 hundió para siempre el mundo anterior. Desde entonces soy un inmigrante en el tiempo (no solo hay migraciones espaciales), sin esperanza de retornar a mi origen —la España de 1935— porque desapareció como la Atlántida”...
Cree en la palabra, pero advierte de sus peligros: del naufragio del sentido crítico, de la cobardía de los que no quieren significarse. “No solo hay que reivindicar siempre el derecho a la palabra, como máxima expresión de nuestra humanidad. También hay que cumplir el deber de usarla en pro de la dignidad propia o ajena. Pues, como proclamó magistralmente Martin Luther King, hay una conducta más escandalosa que la de los malvados y es el silencio de los hombres buenos que callan y miran para otro lado sin protestar de las maldades”...
Fuente El País.
Árbol de más de 2000 años de USA, que no había sido retratado completo.
jueves, 27 de marzo de 2014
Armando López Salinas, escritor y penúltimo profesional de la revolución
Armando López Salinas, histórico dirigente comunista, ha fallecido este mediodía en Madrid a punto de cumplir 90 años. López Salinas nació en Madrid en 1925, en el seno de una familia de origen galaico. Su padre fue un anarquista amigo de Buenaventura Durruti que, en más de una ocasión, tuvo al pequeño varón Armando en su regazo. Armando despertó a la mocedad en Madrid, ya en la posguerra de los perdedores. “Crucé aquellos años”, explicaba “vinculado a las partidas de muchachos y muchachas que, provistos de botes de pintura y gruesas brochas, desafiábamos a los falangistas armados y a la entonces rabiosa policía franquista embadurnando muros de Madrid con lemas como "¡Abajo el fascismo!¡Viva la libertad! ¡Pan y derechos!“.
La entrada en la literatura española de López Salinas surgió desde el potente crédito narrativo del realismo social, al cabo de la década de 1950 y preludiaba, por la calidad de su escritura, una prometedora carrera literaria según los críticos que ponderaron -y ponderan aún hoy- el valor de su exigua obra: La Mina, que data de 1959; Caminando por Las Hurdes, escrita un año después con Antonio Ferres; la novela Año tras año, que obtuvo el Premio Machado en 1962; Por el río abajo, en colaboración con Alfonso Grosso, editada en 1966; Viaje al país gallego, junto con Javier Alfaya; y Crónica de un viaje y otros relatos, de 2007
Fuente: El País.
La entrada en la literatura española de López Salinas surgió desde el potente crédito narrativo del realismo social, al cabo de la década de 1950 y preludiaba, por la calidad de su escritura, una prometedora carrera literaria según los críticos que ponderaron -y ponderan aún hoy- el valor de su exigua obra: La Mina, que data de 1959; Caminando por Las Hurdes, escrita un año después con Antonio Ferres; la novela Año tras año, que obtuvo el Premio Machado en 1962; Por el río abajo, en colaboración con Alfonso Grosso, editada en 1966; Viaje al país gallego, junto con Javier Alfaya; y Crónica de un viaje y otros relatos, de 2007
Fuente: El País.
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