Sobre este meandro que dibuja el Támesis en el centro de Londres, conviven a codazos las dos narrativas sobre la economía británica que se enfrentan en estas elecciones. Canary Wharf y Tower Hamlets. El lujo y el hambre. La pujanza de una economía que crea empleo y deja atrás la recesión a un ritmo de crecimiento del 2,8% anual, y su miserable reverso. La caprichosa lógica del urbanismo de la capital quiso que estos rascacielos se levantaran precisamente en Tower Hamlets, el barrio con más hambre infantil del país, donde más de la mitad de los niños vive por debajo del umbral de la pobreza.
Ocho de la mañana. Ejecutivos trajeados circulan por las aceras de Canary Wharf, el centro financiero que ha superado a la City como el mayor empleador de banqueros de Europa. Los habitantes de los rascacielos cobran 95.000 libras (unos 133.000 euros) de media al año. Los de abajo, 11.400. No es fácil mantener a una familia en Londres con eso.
A la sombra de los rascacielos, entre las viviendas sociales, los voluntarios del banco de alimentos de Tower Hamlets ordenan la comida en cajas. Este centro abrió en 2010, al mismo tiempo que David Cameron llegaba al 10 de Downing Street, para atender a lo que su directora, Amy Kimbangi, llama “el hambre escondida”. “Desde 2010 la demanda de este servicio aumenta cada año”, explica. “Hemos pasado de alimentar a cuatro o cinco familias cada semana a 35. Es gente que paga sus alquileres, tiene trabajo, pero no es capaz de llevar comida a sus mesas. Londres es una ciudad extraordinariamente cara, y vivir con el salario mínimo aquí es prácticamente imposible”.
El banco de alimentos de Tower Hamlets pertenece al Trussell Trust, el mayor conglomerado de dispensación de comida de emergencia de Reino Unido. En 2009 apenas contaba con 29 bancos de alimentos y hoy agrupa a 445. Esta semana ha publicado los datos actualizados de su actividad. En los últimos 12 meses distribuyó 1,1 millones de lotes de comida de emergencia, cada uno suficiente para alimentar a una familia durante tres días. Son casi 200.000 más que en el ejercicio pasado, 27 veces más que hace cinco años.
A estos datos habría que sumar los de otros centenares de bancos de alimentos independientes que operan por todo el país. Colectivos de médicos hablan de un auténtico problema de salud pública.
Son los profesionales de la sanidad y los asistentes sociales quienes identifican a las personas necesitadas y les entregan un vale para acudir al banco de alimentos. El 44% de los usuarios de los bancos de Trussell Trust acude por problemas con las ayudas públicas. Las políticas de austeridad han afectado a la seguridad social británica, uno de los pilares del Estado de bienestar construido por los Gobiernos laboristas de la posguerra. Las ayudas llegaron a funcionar como un complemento en el presupuesto de las familias, que permitía a las empresas mantener su productividad pagando unos sueldos medios que están entre los más bajos de toda Europa. Los recortes en el sistema han quebrado el delicado equilibrio.
Eso es lo que concluye un estudio de noviembre del año pasado, encargado por la Iglesia de Inglaterra, Trussell Trust y Oxfam, que relacionaba directamente los recortes en el sistema de la seguridad social con el aumento en el uso de bancos de alimentos. El informe, el más exhaustivo realizado hasta la fecha, solicitaba cambios urgentes en el “complicado, remoto y en ocasiones intimidatorio” sistema, para evitar que la gente caiga en la pobreza. El Gobierno desautorizó el estudio al considerarlo “no concluyente”.
La mañana de Matti Letsie empieza en la puerta de atrás de un hipermercado. Es su rutina desde que el año pasado abrió el banco de alimentos independiente Connect 25 en Newcastle, al norte del país. Aquí recoge las provisiones que el establecimiento les dona. “Es comida que, de otra manera, acabaría en la basura”, explica.
Con la furgoneta cargada, regresa al local junto a la iglesia King’s Castle que le sirve de almacén. “Empecé a trabajar en asistencia social en 2008”, explica. “El uso de bancos de alimentos entonces era marginal, pero ahora cada vez más gente los usa. Creo que, de la misma manera que el Gobierno trata de arreglar la deuda y llevar al país a una buena situación financiera, debe buscar un equilibrio. Tienen que mirar cómo afectan las cosas que hacen al hombre corriente. Hay gente que vive muy por debajo del modo de vida humano”.
La furgoneta aparca junto a una casa compartida por 11 exreclusos que tratan de rehacer su vida. Es el caso de John, que cumplió cinco años por robo. Al salir de la cárcel le entregaron 30 libras y una cama en esta casa. Pero le cuesta despegar. “Salí de prisión hace seis meses”, explica. “No recibes ayudas inmediatamente, así que no tienes dinero para sobrevivir. Los bancos de alimentos han sido una bendición. Si no fuera por ellos, básicamente, me habría muerto de hambre”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/04/24/actualidad/1429900297_849087.html
Un país, dos caras
La economía británica creció un 2,8% en 2014, más que la de ningún otro país del G7. La tasa de paro está por debajo del 6%.
Solo Portugal y Grecia, entre los 15 miembros iniciales de la UE, tienen sueldos medios más bajos que Reino Unido.
El Gobierno de Cameron ha convertido en su prioridad reducir el déficit (5,4% del PIB en 2014) a base de recortar el gasto público.
Los bancos de alimentos de Trussell Trust (445 repartidos por todo el país, frente a 29 en 2009) distribuyeron en los últimos 12 meses 1.084.604 paquetes de ayuda alimentaria, un 19% más que el ejercicio pasado y 27 veces más que hace cinco años.
2,3 millones de niños en Reino Unido están clasificados en la pobreza relativa: viven en hogares con ingresos más bajos que el 60% de la media nacional.
martes, 5 de mayo de 2015
lunes, 4 de mayo de 2015
Buena gente que camina. Andar puede ser un gesto revolucionario. Lo recuerda la ensayista Rebecca Solnit en 'Wanderlust'.
Crucé las avenidas mezclándome con inevitables flâneurs, vagabundos y turistas, con hombres sospechosos por su solo andar improductivo, sin rumbo ni destino; con mujeres que llevan siglos disputando su derecho a caminar sin ser tomadas por prostitutas ni acosadas ni violadas. Cruzando nuevos barrios amurallados y urbanizaciones planificadas contra el caminante, vimos tras las cristaleras de los gimnasios a los Sísifos de cinta mecánica (ese invento perverso que, recuerda Solnit, nació en una cárcel).
Juntos, sin dejar de caminar por las páginas de Wanderlust, nos unimos a quienes venían marchando desde lejos, desde muy lejos: revolucionarios y amotinados que un día echaron a andar y aún resisten, caminantes por la paz o los derechos que cruzan países, obreros, ecologistas, peregrinos, zapatistas, marchas civiles que corren una inacabada carrera de relevos hasta nuestras últimas marchas de la dignidad que prolongan el caminar como un acto político, una forma de desobediencia civil.
Junto a Solnit he caminado varias jornadas, siguiendo sus pasos, sus derivas y rodeos, sus momentos en que se detiene a mirar algo, incluso una nimiedad; las veces en que aprieta el paso y a fuerza de abarcar todos los aspectos posibles del tema nos fatiga, nos marea, nos aburre incluso, sin que podamos dejar de andar, porque caminar, leer, pensar, caminar, tiene un efecto euforizante, nos resitúa en la tierra, libera el cerebro y recupera el cuerpo frente a la incorporeidad creciente de nuestras vidas, nos vincula a quienes andan a nuestro lado, nos hace libres al buscar espacios libres y tiempo libre para recorrerlos.
No se pierdan esta marcha, este libro. Sigan andando.
Wanderlust. Una historia del caminar. Rebecca Solnit. Traducción de Andrés Anwandter. Capitán Swing. Madrid, 2015. 472 páginas. 22 euros.
Juntos, sin dejar de caminar por las páginas de Wanderlust, nos unimos a quienes venían marchando desde lejos, desde muy lejos: revolucionarios y amotinados que un día echaron a andar y aún resisten, caminantes por la paz o los derechos que cruzan países, obreros, ecologistas, peregrinos, zapatistas, marchas civiles que corren una inacabada carrera de relevos hasta nuestras últimas marchas de la dignidad que prolongan el caminar como un acto político, una forma de desobediencia civil.
Junto a Solnit he caminado varias jornadas, siguiendo sus pasos, sus derivas y rodeos, sus momentos en que se detiene a mirar algo, incluso una nimiedad; las veces en que aprieta el paso y a fuerza de abarcar todos los aspectos posibles del tema nos fatiga, nos marea, nos aburre incluso, sin que podamos dejar de andar, porque caminar, leer, pensar, caminar, tiene un efecto euforizante, nos resitúa en la tierra, libera el cerebro y recupera el cuerpo frente a la incorporeidad creciente de nuestras vidas, nos vincula a quienes andan a nuestro lado, nos hace libres al buscar espacios libres y tiempo libre para recorrerlos.
No se pierdan esta marcha, este libro. Sigan andando.
Wanderlust. Una historia del caminar. Rebecca Solnit. Traducción de Andrés Anwandter. Capitán Swing. Madrid, 2015. 472 páginas. 22 euros.
domingo, 3 de mayo de 2015
40 años de la caída de Saigón. Con la toma de la capital de Vietnam del Sur, se cerró un conflicto de tres décadas.
Michael Herr, el reportero estadounidense que revolucionó el periodismo de guerra con sus despachos desde Vietnam, escribió: "Hace mucho que allí no había un país, solo una guerra". La caída de Saigón, el 30 de abril de 1975, representó el final de un prolongado conflicto –tres décadas– que costó millones de muertos y causó gigantescos daños en un país sobre el que cayeron cuatro millones de toneladas de bombas y 75 millones de litros de un herbicida, el agente naranja, que causó todo tipo de enfermedades y deformaciones (las secuelas siguen afectando a miles de niños). La guerra empezó al final de la colonización francesa en 1946, con la división entre Vietnam del Sur y del Vietnam del Norte, y acabó hace 40 años, cuando el Vietcong -la guerrilla comunista del Vietnam del Norte- tomó Saigón.
Pese a los acuerdos de París de 1973, el conflicto continuó hasta la primavera de 1975, cuando las tropas del Vietcong tomaron Vietnam del Sur. La caída de Saigón, que se convirtió en Ho Chi Minh City, será recordaba siempre por la caótica evacuación de las embajadas con helicópteros. La ciudad está ya muy tocada por la guerra. Así la describe Herr en Despachos de guerra durante la ofensiva del Tet, en 1968: “Una ciudad desolada cuyas largas avenidas contenían únicamente deshechos, papeles arrastrados por el viento, montoncitos diferenciados de excremento humano y flores muertas y los armazones de los fuegos artificiales ya quemados del Nuevo Año Lunar”.
Otro periodista que cubrió el conflicto, el gran reportero Manu Leguineche, escribió: “Al cruzar por las calles de Saigón se me agolpaban en la cabeza los recuerdos de una década que ahora tocaba a su fin en medio de un vergonzoso repliegue de las fuerzas sudistas. Saigón había sido para mí la Disneylandia de los 20 años”. El gran reportero español, fallecido en 2014, describe una ciudad surrealista, con un viejo cartel en francés en su hotel en el que se ruega silencio a la hora de la siesta y un restaurante vasco Aterbea, con camareros vestidos de pelotaris. Hoy, la ciudad rebosa energía, negocios, afán de crecimiento económico.
La guerra de Indochina entre Francia y la entonces guerrilla nacionalista del Vietminh terminó en 1954, con el desastre francés en la batalla de Dien Bien Phu. Casi de manera inmediata comenzó primero un conflicto civil, que luego se convirtió, con la paulatina entrada de los estadounidenses, en la guerra de Vietnam. “Era imposible encontrar dos personas que estuvieran de acuerdo en cuándo empezó”, escribe Michael Herr. Cuando, en julio de 1964, se produjo el incidente del golfo de Tonkim —un supuesto ataque del Vietcong contra la patrulla estadounidense Maddox—, la presencia de EE UU ya era muy fuerte.
Oficialmente, como relata Leguineche en su libro La guerra de todos nosotros, la primera baja mortal norteamericana se produjo el 22 de diciembre de 1961, a 40 kilómetros de la capital. Se llamaba James Thomas Davis y tenía 28 años. Cuando cayó Saigón, EE UU había perdido 58.000 soldados –la mayoría de reemplazo, pues entonces existía el servicio militar– y 303.704 heridos. Millones de civiles habían muerto.
El conflicto de Vietnam fue la primera guerra televisada, durante la que el conflicto entró en el cuarto de estar de los estadounidenses. También está asociada a una serie de imágenes que forman parte de la historia del siglo XX: la instantánea de Eddie Adams, de AP, en la que el jefe de la policía de Saigón, el general Loan, dispara en la cabeza a un guerrillero del Vietcong durante la ofensiva del Tet y la fotografía de Nick Ut de Kim Phuc, la niña que corría desnuda, con sus ropas devoradas por las llamas del Napalm, en la carretera número 1, cerca de Trang Bang, el 8 de junio de 1972.
Las fotografías de los soldados destrozados física y moralmente por el combate durante la batalla de Hué de Philip Jones Philips y Don McCullin provocaron también una profunda huella en la sociedad estadounidense. En sus memorias, McCullin escribe aquella batalla de la ofensiva del Tet: “En los días peores, creo que nadie esperaba salir vivo de ahí”. Michael Herr habla de soldados que llevaban escrito en el casco: "¿Por qué yo?". Los marines se habían inventado una canción titulada: “Tenemos que salir vivos de aquí aunque sea lo último que hagamos en la vida”.
La investigación de Seymour M. Hersh sobre la matanza de My Lai, el asesinato de decenas de civiles en una aldea vietnamita por soldados de EE UU en marzo de 1968, también supuso un mazazo para la estrategia bélica de Washington. Tuvieron que pasar otros siete años desde aquella ofensiva que cambió el curso de la guerra —aunque la perdió el Vietcong, demostró su enorme poder de combate— para que el último helicóptero despegase desde el techo de la embajada de EE UU en Saigón, hace ahora 40 años, y acabase la guerra interminable.
Más sobre la caída de Saigón: Artículo de Jean Bricmont, profesor de Física en la U. de Lovaina y autor de El Imperialismo Humanitario: El uso de los derechos humanos para vender la guerra.
https://docs.google.com/document/d/1U4qvHwAw9niVir_A44YMrelYK9PKl04ZE-K4hqf7DHM/edit?usp=sharing
Pese a los acuerdos de París de 1973, el conflicto continuó hasta la primavera de 1975, cuando las tropas del Vietcong tomaron Vietnam del Sur. La caída de Saigón, que se convirtió en Ho Chi Minh City, será recordaba siempre por la caótica evacuación de las embajadas con helicópteros. La ciudad está ya muy tocada por la guerra. Así la describe Herr en Despachos de guerra durante la ofensiva del Tet, en 1968: “Una ciudad desolada cuyas largas avenidas contenían únicamente deshechos, papeles arrastrados por el viento, montoncitos diferenciados de excremento humano y flores muertas y los armazones de los fuegos artificiales ya quemados del Nuevo Año Lunar”.
Otro periodista que cubrió el conflicto, el gran reportero Manu Leguineche, escribió: “Al cruzar por las calles de Saigón se me agolpaban en la cabeza los recuerdos de una década que ahora tocaba a su fin en medio de un vergonzoso repliegue de las fuerzas sudistas. Saigón había sido para mí la Disneylandia de los 20 años”. El gran reportero español, fallecido en 2014, describe una ciudad surrealista, con un viejo cartel en francés en su hotel en el que se ruega silencio a la hora de la siesta y un restaurante vasco Aterbea, con camareros vestidos de pelotaris. Hoy, la ciudad rebosa energía, negocios, afán de crecimiento económico.
La guerra de Indochina entre Francia y la entonces guerrilla nacionalista del Vietminh terminó en 1954, con el desastre francés en la batalla de Dien Bien Phu. Casi de manera inmediata comenzó primero un conflicto civil, que luego se convirtió, con la paulatina entrada de los estadounidenses, en la guerra de Vietnam. “Era imposible encontrar dos personas que estuvieran de acuerdo en cuándo empezó”, escribe Michael Herr. Cuando, en julio de 1964, se produjo el incidente del golfo de Tonkim —un supuesto ataque del Vietcong contra la patrulla estadounidense Maddox—, la presencia de EE UU ya era muy fuerte.
Oficialmente, como relata Leguineche en su libro La guerra de todos nosotros, la primera baja mortal norteamericana se produjo el 22 de diciembre de 1961, a 40 kilómetros de la capital. Se llamaba James Thomas Davis y tenía 28 años. Cuando cayó Saigón, EE UU había perdido 58.000 soldados –la mayoría de reemplazo, pues entonces existía el servicio militar– y 303.704 heridos. Millones de civiles habían muerto.
El conflicto de Vietnam fue la primera guerra televisada, durante la que el conflicto entró en el cuarto de estar de los estadounidenses. También está asociada a una serie de imágenes que forman parte de la historia del siglo XX: la instantánea de Eddie Adams, de AP, en la que el jefe de la policía de Saigón, el general Loan, dispara en la cabeza a un guerrillero del Vietcong durante la ofensiva del Tet y la fotografía de Nick Ut de Kim Phuc, la niña que corría desnuda, con sus ropas devoradas por las llamas del Napalm, en la carretera número 1, cerca de Trang Bang, el 8 de junio de 1972.
Las fotografías de los soldados destrozados física y moralmente por el combate durante la batalla de Hué de Philip Jones Philips y Don McCullin provocaron también una profunda huella en la sociedad estadounidense. En sus memorias, McCullin escribe aquella batalla de la ofensiva del Tet: “En los días peores, creo que nadie esperaba salir vivo de ahí”. Michael Herr habla de soldados que llevaban escrito en el casco: "¿Por qué yo?". Los marines se habían inventado una canción titulada: “Tenemos que salir vivos de aquí aunque sea lo último que hagamos en la vida”.
La investigación de Seymour M. Hersh sobre la matanza de My Lai, el asesinato de decenas de civiles en una aldea vietnamita por soldados de EE UU en marzo de 1968, también supuso un mazazo para la estrategia bélica de Washington. Tuvieron que pasar otros siete años desde aquella ofensiva que cambió el curso de la guerra —aunque la perdió el Vietcong, demostró su enorme poder de combate— para que el último helicóptero despegase desde el techo de la embajada de EE UU en Saigón, hace ahora 40 años, y acabase la guerra interminable.
Más sobre la caída de Saigón: Artículo de Jean Bricmont, profesor de Física en la U. de Lovaina y autor de El Imperialismo Humanitario: El uso de los derechos humanos para vender la guerra.
https://docs.google.com/document/d/1U4qvHwAw9niVir_A44YMrelYK9PKl04ZE-K4hqf7DHM/edit?usp=sharing
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- Palabra de Hersh. Artículo de Manu Leguineche
Los comunistas. Berthold Brecht y Giorgy von Lukács como ejemplos
Pepé Gutiérrez-Álvarez
Rebelión
Hay un momento en el documental sobre los niños del franquismo, de Montse Armengol, en la que la responsable de ellos en los primeros tiempos del franquismo, se ve agobiada por los datos que se le están planteando por lo que decide pasar al ataque. No puede negar lo que le cuentan, pero tiene una defensa: el comunismo era peor, mucho peor. Por supuesto, el comunismo era el Stalin del treinta, pero ellos ya lo describían así desde Octubre de 1917. Esto que en su momento expresaba la opinión de la extrema derecha, se ha convertido en una ley de bronce de los medios en los que, por citar únicamente un par de ejemplos, dos personajes de la talla de Berthold Brecht (1898-1956) y Giorgy von Lukács (1885-1971), han pasado a ser poco menos que “comisarios” del Koba, sin más derecho que el que le puedan otorgar las revistas minoritarias. Un buen ejemplo de esta actitud la representó sin complejos César Antonio Molina, y lo hizo en un lejano artículo titulado El KGB de la cultura 1/ firmado por (director del Instituto Cervantes). Uno se podría creer que el autor hablaría de los responsables “culturales” de este siniestro departamento, pero me encuentro que con motivos de sus respectivos aniversarios, el autor juzga a dos de los mayores intelectuales del siglo XX, Berthold Brecht (1898-1956) y Giorgy von Lukács (1885-1971).
De entrada, con este título, todo lo que dice el autor queda –irremisiblemente- ligado al terror estaliniano, incluso cuando el propio autor detalla que tanto uno, como otro, escaparon por los pelos de su represión. La reducción se cumple con otro requisito básico: Molina no da un paso fuera de la historia del estalinismo, de tal manera que uno y otro quedan encerrados en el estigma de la KGB. Se trata de una metodología muy en consonancia con las ya practicadas por los expertos de la casa, en unas prácticas ya consagradas por la famosa (y se nos quiere convencer que definitiva) obra de François Furet, El pasado de una ilusión 2/ . Es una técnica con la que se vacían cómodamente los océanos de sangre provocados, no ya por los fascismos (como el nuestro al que se nos indica miremos sin ira), sino por las democracias mejor homologadas 3/, se llena de estalinismo las biografías de unos autores comunistas de larga y compleja trayectoria. Una trayectoria en la que los momentos de complicidades puntuales con el estalinismo hacen olvidar tanto sus repulsas como la amplitud de sus aportaciones.
César Antonio Molina se despacha sobre todo con Lukács sobre el que expone su cara más oscura. Una parte oscura que no se puede desligar de la propia “pata de palo” del autor de Historia y conciencia de clase, pero tampoco de los abismos abiertos por una época en la que convergieron tres grandes desastres: el “crack” financiero y político de las democracias liberales, el ascenso del nazi-fascismo, así como la inusitada contrarrevolución burocrática en la URSS. Sin embargo, por más que sus partes oscuras fueran de dominio común (se solía bromear con sus “autocríticas” y con sus “excomuniones”), lo cierto es que a nadie se le ocurría negar el valor de su obra por mayores que fuesen sus pecados (¿se imagina alguien que algo así se pueda hacer con Ortega y Gasset?), tanto fue así que los años sesenta-setenta, se editaron entre España y América Latina casi la práctica totalidad de su obra, sobre todo en Grijalbo en las traducciones de Manuel Sacristán y Gustau Muñoz, amén de numerosos estudios 4/. Eso sí, en los ochenta casi desapareció, y para encontrarlo había que ir a las librerías de segunda mano. Una anécdota harto sintomática de este cambio lo observaba alguien (que no recuerdo) que contaba que había escuchado el siguiente comentario en las puertas del Liceo después del “tejerazo”: “¡Y ahora que no nos vengan con el Lukács!”
Pero eso fue lo que ocurrió con “todo” el marxismo (y demás corrientes “subversivas”), aunque era difícil llegar a creer que se llegaría a los extremos actuales 5/.
Lukács conoció una intensa vida como filósofo, como crítico literario y (entre 1919 y 1929) como uno de los dirigentes del movimiento comunista húngaro a lo largo de varias décadas. Autor de numerosas obras, sus primeras publicaciones aparecieron en 1902, ultimó sus Prolegómenos a una antología social unos setenta años después, poco antes de su muerte. También dejó esbozada una última obra: sus memorias, originariamente tituladas Pensamiento vivido. Con anterioridad a la revolución de Octubre, Lukács se hallaba comprometido con un sistema objetivo idealista, influido por Platón, Kant, Hegel y Kierkegaard (Lukács fue el primero en volver a sacar a la luz la obra de este último, hacia 1908).
Conocida es su amistad con Georg Simmel, Max Weber y Ernst Bloch, pasó mucho tiempo en Alemania, escribiendo al final muchas de sus obras en alemán. En Hungría, durante la Primera Guerra Mundial fue el líder intelectual del “Círculo del Domingo”, junto Frigyes Antal, Béla Balázs, Béla Fogarasi, Arnold Hauser, Karl Mannheim, Karl Polány, Wilhelm Szilasi, Charles de Tolnay, Eugene Varga 6/ entre otros. Entre todos organizaron la “Escuela Libre de Ciencias del Espíritu” en la que participaban también Bartók y Kodály. Sus obras principales durante esa época fueron: El alma y las formas, 1910; Historia del desarrollo del drama moderno, 1911; Cultura estética, 1913; Teoría de la novela, 1916, y la Filosofía del arte de Heidelberg. En esta época comenzó a escribir su célebre obra la Estética de Heidelberg, empezada en 1912, abandonada en 1918 y publicada póstumamente 7/.
Aunque el canon histórico neoliberal tiene poco menos que prohibido hablar de la “Gran Guerra” (Enrique Krauze la achaca a una cosa llamada “nacionalismos”), el caso es que significó un desastre humanitario de alcance hasta entonces desconocido, y colocó al borde del abismo a países como Rusia y Hungría, provocando una auténtica reacción crítica en la que se inscribe la evolución de Lukács hacia el marxismo (cuando él habla del odio que incubó contra la burguesía se está refiriendo a esta “página en blanco” en la historia del imperialismo. En 1918 se afilió al partido comunista. Durante los meses de la Comuna húngara, en 1919, un acontecimiento que Molina restringe a un único comentario (lamentó que se había derramado “demasiada poca sangre burguesa”), que cita por lo tanto, totalmente descontextualizado. Durante la revolución fue ministro (comisario del Pueblo) de Educación y Cultura, designando a varios de sus amigos y colaboradores (Antal, Bartók, Kodály, Mannheim, Varga y otros) para importantes puestos político-culturales 8/. Cuando triunfó la contrarrevolución, comenzó un exilio que no concluyó hasta 1945, año en que regresó tan sólo para hacer un trabajo clandestino de partido, desafiando la sentencia de muerte que contra él pronunciaron los jueces de Horthy. Un detalle que dice algo de su compromiso militante.
La amplitud del compromiso marxista de Lukács no se puede reducir a unas cuantas pinceladas sectarias –que las hubo-, y para ofrecer, aunque sea una idea muy apretada, cabe referirse cuanto menos a cinco fases diferenciadas:
Una primera que va desde 1919 a 1929, período en el que Lukács aparece ligado a la internacional Comunista, cuando ésta aparecía como un instrumento a favor de la revolución, o sea a una época en que el ideal revolucionario estaba plenamente vivo. En este tiempo, Lukács fue uno de los líderes del Partido Comunista húngaro, Lukács se vio profundamente inmerso en la lucha política cotidiana viciada por las confrontaciones internas entre facciones, constantemente atacadas por el aparato creado entorno a Béla Kun (el líder de la República de los Conejos Obreros que después de trabajar para Stalin en el Komintern, murió a mano de su policía). Muchos de sus escritos se referían a cuestiones políticas y de agitación, ya la elaboración de una estrategia política viable que culminó en las Tesis sobre Blum, tesis sobre la que valdría la pena un buen debate.
Escritas en 1928, y propugnando perspectivas bastante semejantes a las propuestas del VII Congreso de la Internacional, y que siete años más tarde fueron adaptadas a las exigencias de la política exterior estaliniana con el nombre de Frente Popular» (adoptadas como política oficial de la Komintern siete años después), pero que en pleno período de “socialfascismo” (ya se sabe, el fascismo y la socialdemocracia eran “hermanos gemelos” según Stalin), y fueron tachadas como “liquidacionistas” y como “medio socialdemócratas” 9/. Sus principales escritos teóricos de este periodo fueron recopilados en tres volúmenes: Historia y conciencia de clase (1923); Lenin. La coherencia de un pensamiento (1924), y Escritos políticos, 1919-1929. De ellos, Historia y conciencia de clase, máxima expresión de su trama consejista-izquierdista 10/, acabaría siendo condenado por la Komintern de la época post estalinista a través de Bujarin, Zinóviev y otros, ejerció una enorme influencia desde Korsch hasta Benjamin y Merleau-Ponty, y desde Goldmann hasta Marcuse y el movimiento estudiantil de finales de la década de 1960, y el propio Lukács lo evoca con cierta nostalgia en las Conversaciones 11/ .
Un segundo, abarca desde 1930 hasta su regreso a Hungría (1945). Obligado a abandonar las actividades políticas debido a la “desviación” que representaban sus Tesis sobre Blum, Lukács escribió principalmente ensayos de crítica literaria así como dos obras teóricas fundamentales: La novela histórica (1937), y una de sus obras maestras, El joven Hegel y los problemas de la sociedad capitalista (1938). Sus estudios literarios fueron reunidos bastantes años más tarde en diversos volúmenes como los titulados Materiales sobre realismo; Goethe y su época, y Thomas Mann. En el orden teórico, esta fase estuvo marcada por una modificación de sus primeras ideas sobre la “reflexión” y por el rechazo de la “identidad sujeto-objeto”, concepto que había defendido en Historia y conciencia de clase, y que en gran medida son deudores de la publicación de los Manuscritos económico-filosóficos y los Grundrisse de Marx, sin olvidar los Cuadernos filosóficos en los que Lenin daba cuenta de sus lecturas de Hegel (un texto capital también en la evolución del pensamiento de Henri Lefevre). Encarcelado en la URSS en 1941 durante un breve período, fue puesto en libertad gracias a la intervención de Dimitrov, quien compartía algunos de sus puntos de vista, aunque –claro está- sin expresarlos.
Luego, entre la última fase de la II Guerra Mundial (1943), y los inicios de la “democracia popular” húngara (1949), reapareció el Lukács más militante, y se vio profundamente envuelto en la actividad cultural y política, primero clandestina, luego legal, publicando muchos ensayos literarios, y fundó y presidió la publicación cultural mensual Forum. En 1949 fue violentamente atacado por los ideólogos oficialistas del PC húngaro (Rudas, Horvath y Revai), a causa de las ideas expresadas en sus obras Literatura y democracia y Por una nueva cultura húngara, que recogían y ampliaban las Tesis sobre Blum.
Estos ataques (que se amplificaron con los provenientes de la URSS a través de Fadeev y otros intelectuales oficialistas) denunciaban en buena medida la completa estalinización de la cultura y política húngaras, y obligaron a Lukács a abandonar sus estudios filosóficos. Hay una cuarta fase que coincide con la ebullición intelectual que culminará con la revolución húngara de Octubre de 1956, y durante la cual, Lukács emprendió varias obras fundamentales de síntesis, dos de las cuales fueron completadas en ese período: El asalto de la razón y La particularidad como categoría estética. Cuando acababa de escribir El significado del realismo contemporáneo, pasó a ocupar el cargo de ministro de Cultura en el breve gobierno de Imre Nagy, y cuando entraron los tanques rusos, en Budapest fue deportado junto con otros miembros del gobierno a Rumania, regresando a Budapest en el verano de 1957. Esta extensa disidencia (que a veces trataba de justificar con sus debidas genuflexiones), no son suficientes para que el avezado César Antonio Molina reduzca la caracterización de Lukács a “idólatra” de Stalin.
En su última fase (1957-1971), Lukács se distingue por su esfuerzo en culminar dos síntesis muy densas: un nuevo trabajo sobre estética: La naturaleza específica de la estética (1962), así como una antología social, Hacia una antología del ser social (1971), en la que incluyen tres apartados muy importantes sobre Hegel, Marx y Trabajo que se publicarán sucesivamente después de su muerte. Recuerdo que cuando ésta tuvo lugar, todas las revistas y diarios ajenos al régimen le dedicaron una atención menor que la que ofrecieron sobre Bertrand Russell, muerto un poco antes (1970).
Como es sabido, las mayores aportaciones del marxismo de Lukács tuvieron un alcance muy amplio, desde la estética y la crítica literaria hasta la filosofía, la sociología y la política. En el ámbito de las ideas estéticas, además de las numerosas obras en las que creó toda una escuela sobre el realismo, ofrecida a través de una postura enérgicamente “tradicionalista” que le llevaba por igual a rechazar a Kafka, Joyce o Brecht, produjo no obstante, una de las síntesis más completas y fundamentales de la teoría marxista del arte y la literatura, un material sobre el cual otros discípulos rectificaron y ampliaron sus partes más estrechas. Resulta curioso que Molina le atribuye un rechazo del “realismo social” de Gorki –al que incluyó entre los clásicos que más admiraba-, al tiempo que otorga al autor de Los bajos fondos el “invento” del “realismo social” (“con permiso de Stalin), cuando Gorki lo único que hizo fue no oponerse; aunque sobre esto también habría que hablar ya que por la misma época aceptó tener una entrevista –clandestina- con Trotsky, que si no tuvo lugar, no fue por él.
Como filósofo, Lukács emerge como una de las figuras principales del marxismo occidental, tal como dejaría constancia Perry Anderson en su conocido trabajo. Lukács fue un constante defensor de la causa de la dialéctica contra diversas formas de irracionalismo, de materialismo mecanicista y de dogmatismo, ajustando criterios que, por más que resulten claramente discutibles, conforman un legado cultural de primera magnitud. Lukács elaboró desde su subyugante Historia y conciencia de clase, una teoría de la alienación y de la reificación, y lo hizo bastante antes de la tardía publicación de las importantes obras de Marx sobre el tema, y que tanto contribuyeron a liberar el marxismo de los corsés en lo que lo habían encerrado la vieja socialdemocracia y el estalinismo. Esto por no hablar de una monumental y aún poco comprendida ontología social, escrita entre sus 75 y sus 85 años, un tiempo en el que se puede hablar de un cierto Lukács “olímpico”, o sea liberado de sus obligaciones partidarias estrechas, y ya claramente opuesto a todo lo que oliera a estalinismo. En cuanto al apartado de la sociología, conviene recordar su teoría de la conciencia de clase la que tuvo un mayor impacto, influyendo fuertemente en la “sociología del conocimiento”, tan cara a la Escuela de Francfort así como es escuelas más recientes. En el terreno de la política, el abanico de sus ideas y aportaciones requieren una importante contextualización ya que sus implicaciones estalinianas –sus bochornosas autocríticas, su insoportable actuación durante los “Procesos de Moscú”, todo para separar el niño de un agua a veces, especialmente ensuciada.
Aunque, tal como decimos más arriba, Molina es mucho más denigratorio con Lukács que con Brecht, no por ello lo libera de este encuadramiento.
El mismo hecho de reconocer que “Brecht nunca tuvo demasiado entusiasmo por Stalin, y añade que “veía muy poca diferencia entre el estalinismo y el fascismo”. Detalle que extrae de sus diarios: “así lo dejó escrito, aunque no lo manifestó públicamente en su momento, como si hubiera sido necesario”. Esto sin olvidar el reconocimiento que “por sí misma” ha obtenido su obra poética y su teatro, sobre la que puede decir con toda solemnidad que ha superado la prueba del tiempo, y que ha ganado su espacio entre los grandes clásicos. Tampoco se sabe que fuese funcionario de ningún Estado. Empero, todo esto no le libera de su pertenencia a la KGB de la Cultura. Brecht participa en una misma trama “comunista”, tan tiñosa que al parecer lo mancha todo.
Aquí por lo tanto no valen los relativismos –tan habituales cuando se habla de antiguos franquistas- por más que en Brecht se da una notable ambivalencia, con todas sus matizaciones, no era otra cosa lo sucedía con Lukács. De poco le vale el “detalle” que el comunismo de Brecht siempre estuvo con los de abajo. Como ya decíamos al hablar de Lukács, el director del Instituto, hace desaparecer la historia del capitalismo, y ni entra ni sale sobre un período histórico que fue agudamente definido por Víctor Serge “medianoche del siglo” 12/ .
Brecht es –popularmente hablando- una valor mucho más sólido que Lukács. Su obra ha sido constantemente representada desde que allá por la mitad de los años veinte, la dictadura permitió en 1966 que se estrenara (en el Poliorama) una versión aligerada de La ópera de los cuatro reales, en realidad una adaptación al servicio del entonces popular “pibe” Luis Aguilé, que hacía de “Maki Navaja” y cantaba la famosa canción de Kurt Weil. Luego siguieron las concienzudas adaptaciones de Ricard Salvat, ¡además, en catalán!, supongo que porque se pensaba que El círculo de tiza o La buena persona de Sezuán, eran cosas de élites (las mismas que debían leer al Lukács), aunque la verdad fue que el Teatro Griego de Montjuich se ponía a tope. Se puede afirmar que Brecht fue uno de los arietes culturales del antifranquismo 13/ , pero como un buen clásico actual, nunca se dejó de representar con mayor o menor asiduidad, y por lo mismo se publicaron trabajos sobre él, editoriales, revistas y diarios, en tanto que Lukács permanecía relegado a una minoría especializada que guardaba las ediciones de mejores tiempos.
De momento, Brecht ha seguido siendo bastante respetado, hasta el mismísimo Mario Vargas Llosa le dedicó una de sus tribunas dominicales con elogios (envenenados) en El País titulada Distanciando a Brecht (15-02-1998), en la que se hacía eco del vasto alcance que el centenario del autor de Madre Coraje estaba teniendo en Berlín, detalla algunas de las actividades, la lista de películas en las que de alguna manera participó (aunque no ofrece más precisiones, por ejemplo su colaboración con el ciclo antifascista de Fritz Lang en Hollywood que, además, de su “compromiso” y de su “sermón marxista” ocupan una página de oro en la historia del cine, ofrece algún detalle involuntariamente cómico como cuando dice “siento una profunda antipatía moral hacia el personaje”. Han leído bien, moral. No está mal para el genio que acababa de hacer sus ditirambos a la señora Thatcher que no retiró cuando la famosa dama salvó a Pinochet de los tribunales “sectarios” con jueces que colaboraban, ¡con Amnistía Internacional! No mucho tiempo antes, Vargas Llosa había dedicado otra de sus tribunas a glosar la justificación de los historiadores neocons de Hiroshima y Nagasaki.
Pero quizás sea un buen momento para recordar, aunque sean cuatro cosas, sobre Bertold Brecht (Augsburgo, 10-02-1898, Berlín, 14-08-1956), que fue dramaturgo, poeta y teórico del teatro así como guionista de cine. Comenzó su carrera literaria como un impetuoso y original “poeta maldito” enamorado de la potencia de lo norteamericano, de autores como Jack London, Frank Norris y Upton Sinclair, admiración que se expresa en obras como Del pobre B.B., Baal, En la jungla de las ciudades. Éste es también un tiempo en el que el joven Brecht procuraba rescatar la escena alemana de los excesos sentimentales y expresionistas.
Las consecuencias de la crisis económica que conmovió la República de Weimar (y a sus financieros que comenzaron a buscar “un salvador”), afectó profundamente a Brecht. Una situación que le llevó a adoptar, hacia 1928, su resolución de forjar el “teatro de la era científica”. Se trataba de conseguir una representación “distanciada” mediante argumentos, decorados, actuación y dirección sin crispaciones. Que fuesen interesantes y a la vez didácticas. En ellas se presentarían los dilemas de la sociedad moderna, un mundo ante el cual el individuo aislado se halla impotente. “Uno es ninguno”, es el tema sobre el que gira la temática de un Hombre por hombre, una frase que se tendrían que repetir los ilusos que creen que porque crean que lo propio es “que cada cual cuide de su culo”, van a impedir que le den de todas las formas, laboralmente hablando. Solamente nuevas modalidades de pensamiento, organización y productividad que responda a otro tema primordial: “Cuando el hombre ayuda al hombre” (que preside La pieza didáctica de Baden) pueden rehumanizar una existencia que el ciego egoísmo capitalista (de “todos contra todos”) ha convertido en bárbara.
En vez de preocuparse en ganar dinero, aquel escéptico y erudito Brecht completó esta visión moral mediante un estudio de primera mano de la obra de Marx y, en cierta medida, de la de Lenin. Ocurrió que mientras se dedicaba a los estudios preliminares de su obra Santa Juana de los mataderos, Brecht se entregó a la lectura de El Capital, pasión que le ayudó a situar en un plano extremadamente riguroso sus propias intuiciones. Fue por entonces cuando comentó a uno de sus numerosos colaboradores (E. Hauptmann), que “tenía que sabérselo todo” (octubre de 1926). Veinte años después se disponía a adaptar el Manifiesto Comunista a la “versificación altamente respetable de De rerum natura de Lucrecio, revistiéndolo de algo semejante a la artificiosidad de la condición burguesa”.
Se puede decir que el marxismo de Brecht fue conformado, en parte, por las demandas cientifistas del entonces pujante PC Alemán (el más importante fuera del PCUS) y, en parte, también por los mentores intelectuales a los que aceptó como amigos y colegas suyos. En especial Fritz Sternberg, Karl Korsch y Walter Benjamin, tres de los mayores marxistas alemanes desde las muertes de Rosa Luxemburgo y Frank Merhing 14/ , por cierto, todo ellos inequívocamente antiestalinistas. Por esta época, Brecht rechazó la línea dialéctica propuesta por Theodor Adorno como no plumpe (materialista) y ofreció una aguda sátira del grupo de la Escuela de Francfort, a los que presentó como intelectuales cortesanos de la era burguesa (Tui-Roman, Turandot). Igualmente Brecht rechazó las teorías de Giorgy Lukács sobre el “realismo literario”, que consideró como no dialéctica y tendente a suprimir la imaginación y productividad de los lectores (así los expresó en Anchura y variedad del modo de escritura realista). Molina anota justamente “su aversión hacia el poder literario-político ejercido por Lukács desde Moscú. Brecht hablaba de un realismo más inteligente, productivo y permanente”. Otra cosas es que la pata coja de Lukács invalide su obra.
La vida de Brecht en Moscú puso a prueba su idealismo, entre cosas porque muchos comunistas alemanes ilustres como Heinz Neumann, desaparecieron. Eso sin olvidar pensadores y artistas afines a él, como su amigo Sergei Tretyakov o el director V. Meyerhold, fueron exterminados. En vida de Brecht sólo se representó La ópera de los cuatro reales. En realidad, al exiliarse de Alemania el día en que Hitler accedió al poder, Brecht esperaba alcanzar al fin el éxito en los escenarios de Broadway, pero ni se congració con los inversores ni persuadió a la izquierda norteamericana de que tenia una importante mercancía que ofrecer. Se habría forrado escribiendo en el Wall Street Journal una tribuna dominical ajustando las cuentas a los que se oponían a la “democracia” en nombre de lo trabajadores y el socialismo.
Se ha escrito que sus años en Santa Mónica y Nueva York (1941-1947) alentaron un cierto “oportunismo” en su método sin aumentar, a no ser marginalmente, la accesibilidad de su obra. Sobre este pasaje existen multitud de anécdotas, y contaré solo una. Al día siguiente de que Douglas Sirk comprara un libro suyo en una librería de viejos, recibió la visita de un policía del FBI para interrogarle. No “escogió la libertad” y regresó a Europa para poner en práctica sus obras y métodos con su propia compañía, el Berlín Ensemble (dirigido por su mujer, la gran actriz Helene Weigel); sus giras aportaron la definitiva praxis teatral de la década de los cincuenta en Francia, Gran Bretaña, Italia y Polonia.
A su manera, Brecht intentó ser el Marx del teatro poscapitalista, postsubjetivista. Las propuestas que desarrolló para explicar su sistema -la noción de teatro “épico” (más tarde “dialéctico”) y las técnicas de “distanciamiento” en cuanto a actuación, dirección y obra literaria- son de lectura indispensable en la estética moderna, y el concepto brechtiano está plenamente incorporado a la jerga teatral más extensa. El dramaturgo era más científico y objetivo, mientras que el ensayista estaba más preocupado por la ética y la moral. Molina tiene razón cuando escribe que “el autor de Galileo Galilei pensaba que la ciencia y la cultura debían servir a las causas sociales de los más desfavorecidos sin intermediarios”, y el hecho es que la obra de Brecht se ha representado entre los trabajadores, en los pueblos, en los lugares más improbables.
Molina dice que admira a Brecht, y destaca que “obras como La madre, Santa Juana de los mataderos, Las medidas tomadas, Madre Coraje, La resistible ascensión de Arturo Ui, El círculo de tiza caucasiano y Galileo Galilei poseen una fecundidad innata que enseñan objetividad dialéctica a la vez que atraen a la audiencia y entretienen”, pero esto tampoco modifica su veredicto. Precisa “que el autor del poema Yo, el superviviente, dio como seguro que nunca hubiera sobrevivido a Stalin de haberse refugiado allí y no en Estados Unidos”, lo cual es cierto. Pero esa no es la cuestión, no se trata de establecer comparaciones al margen de las condiciones históricas. Brecht sabía bastante más cosas de las que dijo, Isaac Deutscher sugiere que era como su Galileo, alguien que no tiene más remedio que adecuar su opinión a las imposiciones de la Inquisición, pero que sabe que con el tiempo, todo está obligado a cambiar.
Para reforzar sus acusaciones, Molina cita un encuentro entre Lukács y Stephen Spender, el poeta inglés que horrorizado por la actitud del liberalismo ante el nazismo y ante Franco, se hizo comunista para luego arrepentirse. En el momento representaba a la UNESCO en un congreso internacional. La compañera de Lukács, Gertrud le preguntó por qué ya no era comunista. Spender contestó: "Porque estoy en contra de los campos de concentración". Aunque no lo hizo, Gertrud le podría haber respondido: “a) los comunistas fueron las primeras víctimas de dichos campos; b) los más avanzados estuvieron entre los primeros en denunciarlos; c) si era por estar en contra de los campos de concentración, la derecha y el capitalismo los empleó a gran escala antes y después (Weyler en Cuba; los británicos en Sudáfrica; Horthy en Hungría, etc).
El asunto no era pues la denuncia de dichos campos (que ya fueron hecha por Trotsky, Serge, y otros en los años treinta; los “trotskistas” los conocieron y murieron luchando en ellos, tanto fue así que casi no quedó nadie para contarlo), el asunto era que Spender utilizaba los campos rusos para mirar hacia otro lado delante de los “Gulags”, empezando por los del Imperio Británico que por la época exterminaba a millares de kenianos para “salvarlos” del “terrorismo” del Mau-Mau, y los ejemplos se podrían multiplicar. Por ejemplo, alguien sabe que el célebre mariscal Montgomery era un firme partidario del sistema de “apartheid” en Sudáfrica.
Molina podría también haber recordado que Spender, después de haber servido para la CIA, apoyó las campañas de Bertrand Russell contra la guerra del Vietnam, uno de los mejores ejemplos sobre cuantas atrocidades se pueden perpetrar en nombre de la democracia y la libertad. Pero eso se encuentra en una parte de la historia que él no quiere mirar.
Los social liberales tiraron por la borda del “final de la historia” todas las tradiciones anticapitalistas, justamente cuando más falta hacían.
Notas.
1 / El País (17-10-06),
2/ A mi juicio, la crítica más aguda de Furet fue la efectuada por Daniel Bensaïs (por ejemplo en www.espacioalternativo.org)
3/ El método del “libro negro” que inspira el actual anticomunismo comprende un “libro blanco” sobre el capitalismo y el imperialismo. Un buena síntesis crítica de este último se puede encontrar en AA.VV, El libro negro del capitalismo (Txalaparta, Tafalla, 2001).
4/ A mi entender, los estudios más completos sobre Lukács son los de Michael Löwy, especialmente Por una sociología de los intelectuales revolucionarios: Ia evolución política de Lukács, 1909-1929 (Trad. de María Dolores de la Peña. México: Siglo XXI, 1978); así como los textos incluidos en El marxismo olvidado que editó Fontamara (1978), editorial que también dio a conocer la famosa biografía escrita por István Mészáros, El pensamiento y la obra de Georg Lukács (1981). También está la edición de G.H. R. Parkinson, Georg Lukács. El hombre, su obra, sus ideas (Grijalbo, Barcelona, 1973).
5/ En su artículo, Molina concluye agrupando todas las requisitorias adversas a Lukács –de Balázs, Bloch y Jaspers-, como si no hubiera otras, como si estas se pudieran aislar, como si se trataran de sentencias, media un abismo. Pero, ¿qué otra cosa se puede esperar de alguien que reduce una trayectoria como la aquí –someramente- descrita como la de un intelectual de la KGB?. Después de la evolución de Jon Juaristi -desde “simpa” de la LKI hasta la FAES-, parece que el cargo obliga a dejar patente el anticomunismo.
6/ Desde una óptica marxista, anotemos que Bálzas es el autor de La burocracia celeste (Barral, Barcelona, 1974), Arnold Hauser es el reconocido autor de la monumental Historia social del arte y la literatura (Guadarrama, Madrid, 1969), y que Eugene Vargas, después de haber servido durante muchos años como “cerebro” económico de Stalin, se descolgó con un vibrante Testamento (Icaria, Barcelona, 1977), cuyo mensaje básico será: “Realizar el comunismo no es únicamente desarrollar las fuerzas productivas. El comunismo es ante todo el triunfo total del espíritu democrático socialista y de la iniciativa cívica libre de las masas, fundada en la autogestión de los trabajadores en todos los dominios de la vida”.
7/ Después de iniciar edición de las Obras Completas de Lukács en la experta y esmerada traducción de Manolo Sacristán, Grijalbo interrumpió el proyecto y poco después los volumenes aparecidos aparecían en los lotes de las rebajas, entre ellos la Estética que en los años sesenta-setenta era “el no va más” de la cultura marxista.
8/ Me remito a mis trabajos sobre la revolución húngara de 1956 (que constan con un apartado sobre 1919), uno aparecido en la revista de El Viejo Topo y otro en la Web de la Fundación Andreu Nin.
9/ Se suele considerar que dichas “Tesis” suponen un adelanto de las propuestas del Frente Popular, pero esto es muy discutible ya que invierten el punto cardinal de estas; para "Blum" no se trata de supeditar el bloque democrático a la hegemonía política de la burguesía "liberal" para una alternativa "democrática", por el contrario, lo que pretende es que la clase obrera asuma este papel en la lucha democrática contra el fascismo y las dictaduras de derechas pero para avanzar el socialismo mediante una línea de ruptura. Este planteamiento tiene a nuestro juicio más connotaciones con las posiciones del último Gramsci y con las de la Oposición de izquierda, antes que con las que darán lugar a los desastres de Francia y España (1936-1939).
10/ Tanto Historia... como el Lenin, fueron material de primer orden en los primeros años de la LCR española, entre otras cosas, justificaba fehacientemente la teoría de la ofensiva, la idea de que la acción ejemplar podía acelerar la conciencia de las masas... Una de las bromas sobre Lukács con Holz, Kofler y Wolfgang Abendroth de entonces era preguntar a un “tovarich” si tenía “el Lukács de Lenin”, la mayoría caían.
11/ Aparte de la biografía de Henri Arvon (Fontanella, 1967), y del ensayo de Juan Ramón Recalde (del que nadie ha vuelto a hablar), el trabajo introductorio más importante que se publicó en la España franquista sobre Lukács fueron las Conversaciones de Lukács con Holz, Kofler y Wolfgang Abendroth, aparecidas tempranamente en Alianza de bolsillo, y por lo tanto asequible a cualquiera.
12/ Víctor Serge se refería a la confluencia de horrores, de un lado la crisis social abierta con el “crack” del 29, de otro el ascenso del nazi-fascismo, y de otro el estalinismo que estaba liquidando todos los vestigios de bolchevismo en la URSS. Fue publicado por Ayuso, Madrid, y no sé que se haya reeditado. Alguien me contó que en realidad pertenecía a Walter Benjamín, pero no he encontrado el lugar.
13/ En una de las “Travesías” que Antonio Muñoz Molina publicaba en El País, se detuvo en lo que llamó “Otoño Brecht” (27-09-1995), como muestra de su camino de arrepentimiento. Decía que 20 años atrás Brecht había sido como una moda de otoño, “una figura obligatoria de culto” (¿quién obligaba, el Estado?), y descubría que detrás de la mitología había un “didactismo que no ofende ya por lo burdo o lo simple, sino por lo falso”. La falsedad radicaba obviamente en el análisis marxista de Brecht que, por citar un ejemplo, consideraba la República de Weimar como un “Estado bárbaro y corrupto de la oligarquía”, cuando en realidad se trataba de “un régimen democrático”. O sea (¡toma del frasco Carrasco!) Molina defendía la democracia contra Brecht. Cualquier historia seria le enseñaría que la democracia en Europa es una conquista del movimiento obrero (con los comunistas en primera línea), que la oligarquía se “cargó” literalmente la República de Weimar apostando por los nazis... Brecht defendía las libertades y la justicia social, palabras que Muñoz Molina gusta de citar. Pero si algún día luchó por estas cosas, ya ha mostrado debidamente su constricción.
14/ Fritz Sternberg fue el autor de una Historia del bolchevismo amén de un especialista en historia antigua cada vez más reconocido, Karl Korsch uno de los teóricos marxistas más preparados de su tiempo, fue muy editado en los años setenta, y durante la guerra española se identificó especialmente con el anarcosindicalismo, en cuanto a Walter Benjamin...
Rebelión
Hay un momento en el documental sobre los niños del franquismo, de Montse Armengol, en la que la responsable de ellos en los primeros tiempos del franquismo, se ve agobiada por los datos que se le están planteando por lo que decide pasar al ataque. No puede negar lo que le cuentan, pero tiene una defensa: el comunismo era peor, mucho peor. Por supuesto, el comunismo era el Stalin del treinta, pero ellos ya lo describían así desde Octubre de 1917. Esto que en su momento expresaba la opinión de la extrema derecha, se ha convertido en una ley de bronce de los medios en los que, por citar únicamente un par de ejemplos, dos personajes de la talla de Berthold Brecht (1898-1956) y Giorgy von Lukács (1885-1971), han pasado a ser poco menos que “comisarios” del Koba, sin más derecho que el que le puedan otorgar las revistas minoritarias. Un buen ejemplo de esta actitud la representó sin complejos César Antonio Molina, y lo hizo en un lejano artículo titulado El KGB de la cultura 1/ firmado por (director del Instituto Cervantes). Uno se podría creer que el autor hablaría de los responsables “culturales” de este siniestro departamento, pero me encuentro que con motivos de sus respectivos aniversarios, el autor juzga a dos de los mayores intelectuales del siglo XX, Berthold Brecht (1898-1956) y Giorgy von Lukács (1885-1971).
De entrada, con este título, todo lo que dice el autor queda –irremisiblemente- ligado al terror estaliniano, incluso cuando el propio autor detalla que tanto uno, como otro, escaparon por los pelos de su represión. La reducción se cumple con otro requisito básico: Molina no da un paso fuera de la historia del estalinismo, de tal manera que uno y otro quedan encerrados en el estigma de la KGB. Se trata de una metodología muy en consonancia con las ya practicadas por los expertos de la casa, en unas prácticas ya consagradas por la famosa (y se nos quiere convencer que definitiva) obra de François Furet, El pasado de una ilusión 2/ . Es una técnica con la que se vacían cómodamente los océanos de sangre provocados, no ya por los fascismos (como el nuestro al que se nos indica miremos sin ira), sino por las democracias mejor homologadas 3/, se llena de estalinismo las biografías de unos autores comunistas de larga y compleja trayectoria. Una trayectoria en la que los momentos de complicidades puntuales con el estalinismo hacen olvidar tanto sus repulsas como la amplitud de sus aportaciones.
César Antonio Molina se despacha sobre todo con Lukács sobre el que expone su cara más oscura. Una parte oscura que no se puede desligar de la propia “pata de palo” del autor de Historia y conciencia de clase, pero tampoco de los abismos abiertos por una época en la que convergieron tres grandes desastres: el “crack” financiero y político de las democracias liberales, el ascenso del nazi-fascismo, así como la inusitada contrarrevolución burocrática en la URSS. Sin embargo, por más que sus partes oscuras fueran de dominio común (se solía bromear con sus “autocríticas” y con sus “excomuniones”), lo cierto es que a nadie se le ocurría negar el valor de su obra por mayores que fuesen sus pecados (¿se imagina alguien que algo así se pueda hacer con Ortega y Gasset?), tanto fue así que los años sesenta-setenta, se editaron entre España y América Latina casi la práctica totalidad de su obra, sobre todo en Grijalbo en las traducciones de Manuel Sacristán y Gustau Muñoz, amén de numerosos estudios 4/. Eso sí, en los ochenta casi desapareció, y para encontrarlo había que ir a las librerías de segunda mano. Una anécdota harto sintomática de este cambio lo observaba alguien (que no recuerdo) que contaba que había escuchado el siguiente comentario en las puertas del Liceo después del “tejerazo”: “¡Y ahora que no nos vengan con el Lukács!”
Pero eso fue lo que ocurrió con “todo” el marxismo (y demás corrientes “subversivas”), aunque era difícil llegar a creer que se llegaría a los extremos actuales 5/.
Lukács conoció una intensa vida como filósofo, como crítico literario y (entre 1919 y 1929) como uno de los dirigentes del movimiento comunista húngaro a lo largo de varias décadas. Autor de numerosas obras, sus primeras publicaciones aparecieron en 1902, ultimó sus Prolegómenos a una antología social unos setenta años después, poco antes de su muerte. También dejó esbozada una última obra: sus memorias, originariamente tituladas Pensamiento vivido. Con anterioridad a la revolución de Octubre, Lukács se hallaba comprometido con un sistema objetivo idealista, influido por Platón, Kant, Hegel y Kierkegaard (Lukács fue el primero en volver a sacar a la luz la obra de este último, hacia 1908).
Conocida es su amistad con Georg Simmel, Max Weber y Ernst Bloch, pasó mucho tiempo en Alemania, escribiendo al final muchas de sus obras en alemán. En Hungría, durante la Primera Guerra Mundial fue el líder intelectual del “Círculo del Domingo”, junto Frigyes Antal, Béla Balázs, Béla Fogarasi, Arnold Hauser, Karl Mannheim, Karl Polány, Wilhelm Szilasi, Charles de Tolnay, Eugene Varga 6/ entre otros. Entre todos organizaron la “Escuela Libre de Ciencias del Espíritu” en la que participaban también Bartók y Kodály. Sus obras principales durante esa época fueron: El alma y las formas, 1910; Historia del desarrollo del drama moderno, 1911; Cultura estética, 1913; Teoría de la novela, 1916, y la Filosofía del arte de Heidelberg. En esta época comenzó a escribir su célebre obra la Estética de Heidelberg, empezada en 1912, abandonada en 1918 y publicada póstumamente 7/.
Aunque el canon histórico neoliberal tiene poco menos que prohibido hablar de la “Gran Guerra” (Enrique Krauze la achaca a una cosa llamada “nacionalismos”), el caso es que significó un desastre humanitario de alcance hasta entonces desconocido, y colocó al borde del abismo a países como Rusia y Hungría, provocando una auténtica reacción crítica en la que se inscribe la evolución de Lukács hacia el marxismo (cuando él habla del odio que incubó contra la burguesía se está refiriendo a esta “página en blanco” en la historia del imperialismo. En 1918 se afilió al partido comunista. Durante los meses de la Comuna húngara, en 1919, un acontecimiento que Molina restringe a un único comentario (lamentó que se había derramado “demasiada poca sangre burguesa”), que cita por lo tanto, totalmente descontextualizado. Durante la revolución fue ministro (comisario del Pueblo) de Educación y Cultura, designando a varios de sus amigos y colaboradores (Antal, Bartók, Kodály, Mannheim, Varga y otros) para importantes puestos político-culturales 8/. Cuando triunfó la contrarrevolución, comenzó un exilio que no concluyó hasta 1945, año en que regresó tan sólo para hacer un trabajo clandestino de partido, desafiando la sentencia de muerte que contra él pronunciaron los jueces de Horthy. Un detalle que dice algo de su compromiso militante.
La amplitud del compromiso marxista de Lukács no se puede reducir a unas cuantas pinceladas sectarias –que las hubo-, y para ofrecer, aunque sea una idea muy apretada, cabe referirse cuanto menos a cinco fases diferenciadas:
Una primera que va desde 1919 a 1929, período en el que Lukács aparece ligado a la internacional Comunista, cuando ésta aparecía como un instrumento a favor de la revolución, o sea a una época en que el ideal revolucionario estaba plenamente vivo. En este tiempo, Lukács fue uno de los líderes del Partido Comunista húngaro, Lukács se vio profundamente inmerso en la lucha política cotidiana viciada por las confrontaciones internas entre facciones, constantemente atacadas por el aparato creado entorno a Béla Kun (el líder de la República de los Conejos Obreros que después de trabajar para Stalin en el Komintern, murió a mano de su policía). Muchos de sus escritos se referían a cuestiones políticas y de agitación, ya la elaboración de una estrategia política viable que culminó en las Tesis sobre Blum, tesis sobre la que valdría la pena un buen debate.
Escritas en 1928, y propugnando perspectivas bastante semejantes a las propuestas del VII Congreso de la Internacional, y que siete años más tarde fueron adaptadas a las exigencias de la política exterior estaliniana con el nombre de Frente Popular» (adoptadas como política oficial de la Komintern siete años después), pero que en pleno período de “socialfascismo” (ya se sabe, el fascismo y la socialdemocracia eran “hermanos gemelos” según Stalin), y fueron tachadas como “liquidacionistas” y como “medio socialdemócratas” 9/. Sus principales escritos teóricos de este periodo fueron recopilados en tres volúmenes: Historia y conciencia de clase (1923); Lenin. La coherencia de un pensamiento (1924), y Escritos políticos, 1919-1929. De ellos, Historia y conciencia de clase, máxima expresión de su trama consejista-izquierdista 10/, acabaría siendo condenado por la Komintern de la época post estalinista a través de Bujarin, Zinóviev y otros, ejerció una enorme influencia desde Korsch hasta Benjamin y Merleau-Ponty, y desde Goldmann hasta Marcuse y el movimiento estudiantil de finales de la década de 1960, y el propio Lukács lo evoca con cierta nostalgia en las Conversaciones 11/ .
Un segundo, abarca desde 1930 hasta su regreso a Hungría (1945). Obligado a abandonar las actividades políticas debido a la “desviación” que representaban sus Tesis sobre Blum, Lukács escribió principalmente ensayos de crítica literaria así como dos obras teóricas fundamentales: La novela histórica (1937), y una de sus obras maestras, El joven Hegel y los problemas de la sociedad capitalista (1938). Sus estudios literarios fueron reunidos bastantes años más tarde en diversos volúmenes como los titulados Materiales sobre realismo; Goethe y su época, y Thomas Mann. En el orden teórico, esta fase estuvo marcada por una modificación de sus primeras ideas sobre la “reflexión” y por el rechazo de la “identidad sujeto-objeto”, concepto que había defendido en Historia y conciencia de clase, y que en gran medida son deudores de la publicación de los Manuscritos económico-filosóficos y los Grundrisse de Marx, sin olvidar los Cuadernos filosóficos en los que Lenin daba cuenta de sus lecturas de Hegel (un texto capital también en la evolución del pensamiento de Henri Lefevre). Encarcelado en la URSS en 1941 durante un breve período, fue puesto en libertad gracias a la intervención de Dimitrov, quien compartía algunos de sus puntos de vista, aunque –claro está- sin expresarlos.
Luego, entre la última fase de la II Guerra Mundial (1943), y los inicios de la “democracia popular” húngara (1949), reapareció el Lukács más militante, y se vio profundamente envuelto en la actividad cultural y política, primero clandestina, luego legal, publicando muchos ensayos literarios, y fundó y presidió la publicación cultural mensual Forum. En 1949 fue violentamente atacado por los ideólogos oficialistas del PC húngaro (Rudas, Horvath y Revai), a causa de las ideas expresadas en sus obras Literatura y democracia y Por una nueva cultura húngara, que recogían y ampliaban las Tesis sobre Blum.
Estos ataques (que se amplificaron con los provenientes de la URSS a través de Fadeev y otros intelectuales oficialistas) denunciaban en buena medida la completa estalinización de la cultura y política húngaras, y obligaron a Lukács a abandonar sus estudios filosóficos. Hay una cuarta fase que coincide con la ebullición intelectual que culminará con la revolución húngara de Octubre de 1956, y durante la cual, Lukács emprendió varias obras fundamentales de síntesis, dos de las cuales fueron completadas en ese período: El asalto de la razón y La particularidad como categoría estética. Cuando acababa de escribir El significado del realismo contemporáneo, pasó a ocupar el cargo de ministro de Cultura en el breve gobierno de Imre Nagy, y cuando entraron los tanques rusos, en Budapest fue deportado junto con otros miembros del gobierno a Rumania, regresando a Budapest en el verano de 1957. Esta extensa disidencia (que a veces trataba de justificar con sus debidas genuflexiones), no son suficientes para que el avezado César Antonio Molina reduzca la caracterización de Lukács a “idólatra” de Stalin.
En su última fase (1957-1971), Lukács se distingue por su esfuerzo en culminar dos síntesis muy densas: un nuevo trabajo sobre estética: La naturaleza específica de la estética (1962), así como una antología social, Hacia una antología del ser social (1971), en la que incluyen tres apartados muy importantes sobre Hegel, Marx y Trabajo que se publicarán sucesivamente después de su muerte. Recuerdo que cuando ésta tuvo lugar, todas las revistas y diarios ajenos al régimen le dedicaron una atención menor que la que ofrecieron sobre Bertrand Russell, muerto un poco antes (1970).
Como es sabido, las mayores aportaciones del marxismo de Lukács tuvieron un alcance muy amplio, desde la estética y la crítica literaria hasta la filosofía, la sociología y la política. En el ámbito de las ideas estéticas, además de las numerosas obras en las que creó toda una escuela sobre el realismo, ofrecida a través de una postura enérgicamente “tradicionalista” que le llevaba por igual a rechazar a Kafka, Joyce o Brecht, produjo no obstante, una de las síntesis más completas y fundamentales de la teoría marxista del arte y la literatura, un material sobre el cual otros discípulos rectificaron y ampliaron sus partes más estrechas. Resulta curioso que Molina le atribuye un rechazo del “realismo social” de Gorki –al que incluyó entre los clásicos que más admiraba-, al tiempo que otorga al autor de Los bajos fondos el “invento” del “realismo social” (“con permiso de Stalin), cuando Gorki lo único que hizo fue no oponerse; aunque sobre esto también habría que hablar ya que por la misma época aceptó tener una entrevista –clandestina- con Trotsky, que si no tuvo lugar, no fue por él.
Como filósofo, Lukács emerge como una de las figuras principales del marxismo occidental, tal como dejaría constancia Perry Anderson en su conocido trabajo. Lukács fue un constante defensor de la causa de la dialéctica contra diversas formas de irracionalismo, de materialismo mecanicista y de dogmatismo, ajustando criterios que, por más que resulten claramente discutibles, conforman un legado cultural de primera magnitud. Lukács elaboró desde su subyugante Historia y conciencia de clase, una teoría de la alienación y de la reificación, y lo hizo bastante antes de la tardía publicación de las importantes obras de Marx sobre el tema, y que tanto contribuyeron a liberar el marxismo de los corsés en lo que lo habían encerrado la vieja socialdemocracia y el estalinismo. Esto por no hablar de una monumental y aún poco comprendida ontología social, escrita entre sus 75 y sus 85 años, un tiempo en el que se puede hablar de un cierto Lukács “olímpico”, o sea liberado de sus obligaciones partidarias estrechas, y ya claramente opuesto a todo lo que oliera a estalinismo. En cuanto al apartado de la sociología, conviene recordar su teoría de la conciencia de clase la que tuvo un mayor impacto, influyendo fuertemente en la “sociología del conocimiento”, tan cara a la Escuela de Francfort así como es escuelas más recientes. En el terreno de la política, el abanico de sus ideas y aportaciones requieren una importante contextualización ya que sus implicaciones estalinianas –sus bochornosas autocríticas, su insoportable actuación durante los “Procesos de Moscú”, todo para separar el niño de un agua a veces, especialmente ensuciada.
Aunque, tal como decimos más arriba, Molina es mucho más denigratorio con Lukács que con Brecht, no por ello lo libera de este encuadramiento.
El mismo hecho de reconocer que “Brecht nunca tuvo demasiado entusiasmo por Stalin, y añade que “veía muy poca diferencia entre el estalinismo y el fascismo”. Detalle que extrae de sus diarios: “así lo dejó escrito, aunque no lo manifestó públicamente en su momento, como si hubiera sido necesario”. Esto sin olvidar el reconocimiento que “por sí misma” ha obtenido su obra poética y su teatro, sobre la que puede decir con toda solemnidad que ha superado la prueba del tiempo, y que ha ganado su espacio entre los grandes clásicos. Tampoco se sabe que fuese funcionario de ningún Estado. Empero, todo esto no le libera de su pertenencia a la KGB de la Cultura. Brecht participa en una misma trama “comunista”, tan tiñosa que al parecer lo mancha todo.
Aquí por lo tanto no valen los relativismos –tan habituales cuando se habla de antiguos franquistas- por más que en Brecht se da una notable ambivalencia, con todas sus matizaciones, no era otra cosa lo sucedía con Lukács. De poco le vale el “detalle” que el comunismo de Brecht siempre estuvo con los de abajo. Como ya decíamos al hablar de Lukács, el director del Instituto, hace desaparecer la historia del capitalismo, y ni entra ni sale sobre un período histórico que fue agudamente definido por Víctor Serge “medianoche del siglo” 12/ .
Brecht es –popularmente hablando- una valor mucho más sólido que Lukács. Su obra ha sido constantemente representada desde que allá por la mitad de los años veinte, la dictadura permitió en 1966 que se estrenara (en el Poliorama) una versión aligerada de La ópera de los cuatro reales, en realidad una adaptación al servicio del entonces popular “pibe” Luis Aguilé, que hacía de “Maki Navaja” y cantaba la famosa canción de Kurt Weil. Luego siguieron las concienzudas adaptaciones de Ricard Salvat, ¡además, en catalán!, supongo que porque se pensaba que El círculo de tiza o La buena persona de Sezuán, eran cosas de élites (las mismas que debían leer al Lukács), aunque la verdad fue que el Teatro Griego de Montjuich se ponía a tope. Se puede afirmar que Brecht fue uno de los arietes culturales del antifranquismo 13/ , pero como un buen clásico actual, nunca se dejó de representar con mayor o menor asiduidad, y por lo mismo se publicaron trabajos sobre él, editoriales, revistas y diarios, en tanto que Lukács permanecía relegado a una minoría especializada que guardaba las ediciones de mejores tiempos.
De momento, Brecht ha seguido siendo bastante respetado, hasta el mismísimo Mario Vargas Llosa le dedicó una de sus tribunas dominicales con elogios (envenenados) en El País titulada Distanciando a Brecht (15-02-1998), en la que se hacía eco del vasto alcance que el centenario del autor de Madre Coraje estaba teniendo en Berlín, detalla algunas de las actividades, la lista de películas en las que de alguna manera participó (aunque no ofrece más precisiones, por ejemplo su colaboración con el ciclo antifascista de Fritz Lang en Hollywood que, además, de su “compromiso” y de su “sermón marxista” ocupan una página de oro en la historia del cine, ofrece algún detalle involuntariamente cómico como cuando dice “siento una profunda antipatía moral hacia el personaje”. Han leído bien, moral. No está mal para el genio que acababa de hacer sus ditirambos a la señora Thatcher que no retiró cuando la famosa dama salvó a Pinochet de los tribunales “sectarios” con jueces que colaboraban, ¡con Amnistía Internacional! No mucho tiempo antes, Vargas Llosa había dedicado otra de sus tribunas a glosar la justificación de los historiadores neocons de Hiroshima y Nagasaki.
Pero quizás sea un buen momento para recordar, aunque sean cuatro cosas, sobre Bertold Brecht (Augsburgo, 10-02-1898, Berlín, 14-08-1956), que fue dramaturgo, poeta y teórico del teatro así como guionista de cine. Comenzó su carrera literaria como un impetuoso y original “poeta maldito” enamorado de la potencia de lo norteamericano, de autores como Jack London, Frank Norris y Upton Sinclair, admiración que se expresa en obras como Del pobre B.B., Baal, En la jungla de las ciudades. Éste es también un tiempo en el que el joven Brecht procuraba rescatar la escena alemana de los excesos sentimentales y expresionistas.
Las consecuencias de la crisis económica que conmovió la República de Weimar (y a sus financieros que comenzaron a buscar “un salvador”), afectó profundamente a Brecht. Una situación que le llevó a adoptar, hacia 1928, su resolución de forjar el “teatro de la era científica”. Se trataba de conseguir una representación “distanciada” mediante argumentos, decorados, actuación y dirección sin crispaciones. Que fuesen interesantes y a la vez didácticas. En ellas se presentarían los dilemas de la sociedad moderna, un mundo ante el cual el individuo aislado se halla impotente. “Uno es ninguno”, es el tema sobre el que gira la temática de un Hombre por hombre, una frase que se tendrían que repetir los ilusos que creen que porque crean que lo propio es “que cada cual cuide de su culo”, van a impedir que le den de todas las formas, laboralmente hablando. Solamente nuevas modalidades de pensamiento, organización y productividad que responda a otro tema primordial: “Cuando el hombre ayuda al hombre” (que preside La pieza didáctica de Baden) pueden rehumanizar una existencia que el ciego egoísmo capitalista (de “todos contra todos”) ha convertido en bárbara.
En vez de preocuparse en ganar dinero, aquel escéptico y erudito Brecht completó esta visión moral mediante un estudio de primera mano de la obra de Marx y, en cierta medida, de la de Lenin. Ocurrió que mientras se dedicaba a los estudios preliminares de su obra Santa Juana de los mataderos, Brecht se entregó a la lectura de El Capital, pasión que le ayudó a situar en un plano extremadamente riguroso sus propias intuiciones. Fue por entonces cuando comentó a uno de sus numerosos colaboradores (E. Hauptmann), que “tenía que sabérselo todo” (octubre de 1926). Veinte años después se disponía a adaptar el Manifiesto Comunista a la “versificación altamente respetable de De rerum natura de Lucrecio, revistiéndolo de algo semejante a la artificiosidad de la condición burguesa”.
Se puede decir que el marxismo de Brecht fue conformado, en parte, por las demandas cientifistas del entonces pujante PC Alemán (el más importante fuera del PCUS) y, en parte, también por los mentores intelectuales a los que aceptó como amigos y colegas suyos. En especial Fritz Sternberg, Karl Korsch y Walter Benjamin, tres de los mayores marxistas alemanes desde las muertes de Rosa Luxemburgo y Frank Merhing 14/ , por cierto, todo ellos inequívocamente antiestalinistas. Por esta época, Brecht rechazó la línea dialéctica propuesta por Theodor Adorno como no plumpe (materialista) y ofreció una aguda sátira del grupo de la Escuela de Francfort, a los que presentó como intelectuales cortesanos de la era burguesa (Tui-Roman, Turandot). Igualmente Brecht rechazó las teorías de Giorgy Lukács sobre el “realismo literario”, que consideró como no dialéctica y tendente a suprimir la imaginación y productividad de los lectores (así los expresó en Anchura y variedad del modo de escritura realista). Molina anota justamente “su aversión hacia el poder literario-político ejercido por Lukács desde Moscú. Brecht hablaba de un realismo más inteligente, productivo y permanente”. Otra cosas es que la pata coja de Lukács invalide su obra.
La vida de Brecht en Moscú puso a prueba su idealismo, entre cosas porque muchos comunistas alemanes ilustres como Heinz Neumann, desaparecieron. Eso sin olvidar pensadores y artistas afines a él, como su amigo Sergei Tretyakov o el director V. Meyerhold, fueron exterminados. En vida de Brecht sólo se representó La ópera de los cuatro reales. En realidad, al exiliarse de Alemania el día en que Hitler accedió al poder, Brecht esperaba alcanzar al fin el éxito en los escenarios de Broadway, pero ni se congració con los inversores ni persuadió a la izquierda norteamericana de que tenia una importante mercancía que ofrecer. Se habría forrado escribiendo en el Wall Street Journal una tribuna dominical ajustando las cuentas a los que se oponían a la “democracia” en nombre de lo trabajadores y el socialismo.
Se ha escrito que sus años en Santa Mónica y Nueva York (1941-1947) alentaron un cierto “oportunismo” en su método sin aumentar, a no ser marginalmente, la accesibilidad de su obra. Sobre este pasaje existen multitud de anécdotas, y contaré solo una. Al día siguiente de que Douglas Sirk comprara un libro suyo en una librería de viejos, recibió la visita de un policía del FBI para interrogarle. No “escogió la libertad” y regresó a Europa para poner en práctica sus obras y métodos con su propia compañía, el Berlín Ensemble (dirigido por su mujer, la gran actriz Helene Weigel); sus giras aportaron la definitiva praxis teatral de la década de los cincuenta en Francia, Gran Bretaña, Italia y Polonia.
A su manera, Brecht intentó ser el Marx del teatro poscapitalista, postsubjetivista. Las propuestas que desarrolló para explicar su sistema -la noción de teatro “épico” (más tarde “dialéctico”) y las técnicas de “distanciamiento” en cuanto a actuación, dirección y obra literaria- son de lectura indispensable en la estética moderna, y el concepto brechtiano está plenamente incorporado a la jerga teatral más extensa. El dramaturgo era más científico y objetivo, mientras que el ensayista estaba más preocupado por la ética y la moral. Molina tiene razón cuando escribe que “el autor de Galileo Galilei pensaba que la ciencia y la cultura debían servir a las causas sociales de los más desfavorecidos sin intermediarios”, y el hecho es que la obra de Brecht se ha representado entre los trabajadores, en los pueblos, en los lugares más improbables.
Molina dice que admira a Brecht, y destaca que “obras como La madre, Santa Juana de los mataderos, Las medidas tomadas, Madre Coraje, La resistible ascensión de Arturo Ui, El círculo de tiza caucasiano y Galileo Galilei poseen una fecundidad innata que enseñan objetividad dialéctica a la vez que atraen a la audiencia y entretienen”, pero esto tampoco modifica su veredicto. Precisa “que el autor del poema Yo, el superviviente, dio como seguro que nunca hubiera sobrevivido a Stalin de haberse refugiado allí y no en Estados Unidos”, lo cual es cierto. Pero esa no es la cuestión, no se trata de establecer comparaciones al margen de las condiciones históricas. Brecht sabía bastante más cosas de las que dijo, Isaac Deutscher sugiere que era como su Galileo, alguien que no tiene más remedio que adecuar su opinión a las imposiciones de la Inquisición, pero que sabe que con el tiempo, todo está obligado a cambiar.
Para reforzar sus acusaciones, Molina cita un encuentro entre Lukács y Stephen Spender, el poeta inglés que horrorizado por la actitud del liberalismo ante el nazismo y ante Franco, se hizo comunista para luego arrepentirse. En el momento representaba a la UNESCO en un congreso internacional. La compañera de Lukács, Gertrud le preguntó por qué ya no era comunista. Spender contestó: "Porque estoy en contra de los campos de concentración". Aunque no lo hizo, Gertrud le podría haber respondido: “a) los comunistas fueron las primeras víctimas de dichos campos; b) los más avanzados estuvieron entre los primeros en denunciarlos; c) si era por estar en contra de los campos de concentración, la derecha y el capitalismo los empleó a gran escala antes y después (Weyler en Cuba; los británicos en Sudáfrica; Horthy en Hungría, etc).
El asunto no era pues la denuncia de dichos campos (que ya fueron hecha por Trotsky, Serge, y otros en los años treinta; los “trotskistas” los conocieron y murieron luchando en ellos, tanto fue así que casi no quedó nadie para contarlo), el asunto era que Spender utilizaba los campos rusos para mirar hacia otro lado delante de los “Gulags”, empezando por los del Imperio Británico que por la época exterminaba a millares de kenianos para “salvarlos” del “terrorismo” del Mau-Mau, y los ejemplos se podrían multiplicar. Por ejemplo, alguien sabe que el célebre mariscal Montgomery era un firme partidario del sistema de “apartheid” en Sudáfrica.
Molina podría también haber recordado que Spender, después de haber servido para la CIA, apoyó las campañas de Bertrand Russell contra la guerra del Vietnam, uno de los mejores ejemplos sobre cuantas atrocidades se pueden perpetrar en nombre de la democracia y la libertad. Pero eso se encuentra en una parte de la historia que él no quiere mirar.
Los social liberales tiraron por la borda del “final de la historia” todas las tradiciones anticapitalistas, justamente cuando más falta hacían.
Notas.
1 / El País (17-10-06),
2/ A mi juicio, la crítica más aguda de Furet fue la efectuada por Daniel Bensaïs (por ejemplo en www.espacioalternativo.org)
3/ El método del “libro negro” que inspira el actual anticomunismo comprende un “libro blanco” sobre el capitalismo y el imperialismo. Un buena síntesis crítica de este último se puede encontrar en AA.VV, El libro negro del capitalismo (Txalaparta, Tafalla, 2001).
4/ A mi entender, los estudios más completos sobre Lukács son los de Michael Löwy, especialmente Por una sociología de los intelectuales revolucionarios: Ia evolución política de Lukács, 1909-1929 (Trad. de María Dolores de la Peña. México: Siglo XXI, 1978); así como los textos incluidos en El marxismo olvidado que editó Fontamara (1978), editorial que también dio a conocer la famosa biografía escrita por István Mészáros, El pensamiento y la obra de Georg Lukács (1981). También está la edición de G.H. R. Parkinson, Georg Lukács. El hombre, su obra, sus ideas (Grijalbo, Barcelona, 1973).
5/ En su artículo, Molina concluye agrupando todas las requisitorias adversas a Lukács –de Balázs, Bloch y Jaspers-, como si no hubiera otras, como si estas se pudieran aislar, como si se trataran de sentencias, media un abismo. Pero, ¿qué otra cosa se puede esperar de alguien que reduce una trayectoria como la aquí –someramente- descrita como la de un intelectual de la KGB?. Después de la evolución de Jon Juaristi -desde “simpa” de la LKI hasta la FAES-, parece que el cargo obliga a dejar patente el anticomunismo.
6/ Desde una óptica marxista, anotemos que Bálzas es el autor de La burocracia celeste (Barral, Barcelona, 1974), Arnold Hauser es el reconocido autor de la monumental Historia social del arte y la literatura (Guadarrama, Madrid, 1969), y que Eugene Vargas, después de haber servido durante muchos años como “cerebro” económico de Stalin, se descolgó con un vibrante Testamento (Icaria, Barcelona, 1977), cuyo mensaje básico será: “Realizar el comunismo no es únicamente desarrollar las fuerzas productivas. El comunismo es ante todo el triunfo total del espíritu democrático socialista y de la iniciativa cívica libre de las masas, fundada en la autogestión de los trabajadores en todos los dominios de la vida”.
7/ Después de iniciar edición de las Obras Completas de Lukács en la experta y esmerada traducción de Manolo Sacristán, Grijalbo interrumpió el proyecto y poco después los volumenes aparecidos aparecían en los lotes de las rebajas, entre ellos la Estética que en los años sesenta-setenta era “el no va más” de la cultura marxista.
8/ Me remito a mis trabajos sobre la revolución húngara de 1956 (que constan con un apartado sobre 1919), uno aparecido en la revista de El Viejo Topo y otro en la Web de la Fundación Andreu Nin.
9/ Se suele considerar que dichas “Tesis” suponen un adelanto de las propuestas del Frente Popular, pero esto es muy discutible ya que invierten el punto cardinal de estas; para "Blum" no se trata de supeditar el bloque democrático a la hegemonía política de la burguesía "liberal" para una alternativa "democrática", por el contrario, lo que pretende es que la clase obrera asuma este papel en la lucha democrática contra el fascismo y las dictaduras de derechas pero para avanzar el socialismo mediante una línea de ruptura. Este planteamiento tiene a nuestro juicio más connotaciones con las posiciones del último Gramsci y con las de la Oposición de izquierda, antes que con las que darán lugar a los desastres de Francia y España (1936-1939).
10/ Tanto Historia... como el Lenin, fueron material de primer orden en los primeros años de la LCR española, entre otras cosas, justificaba fehacientemente la teoría de la ofensiva, la idea de que la acción ejemplar podía acelerar la conciencia de las masas... Una de las bromas sobre Lukács con Holz, Kofler y Wolfgang Abendroth de entonces era preguntar a un “tovarich” si tenía “el Lukács de Lenin”, la mayoría caían.
11/ Aparte de la biografía de Henri Arvon (Fontanella, 1967), y del ensayo de Juan Ramón Recalde (del que nadie ha vuelto a hablar), el trabajo introductorio más importante que se publicó en la España franquista sobre Lukács fueron las Conversaciones de Lukács con Holz, Kofler y Wolfgang Abendroth, aparecidas tempranamente en Alianza de bolsillo, y por lo tanto asequible a cualquiera.
12/ Víctor Serge se refería a la confluencia de horrores, de un lado la crisis social abierta con el “crack” del 29, de otro el ascenso del nazi-fascismo, y de otro el estalinismo que estaba liquidando todos los vestigios de bolchevismo en la URSS. Fue publicado por Ayuso, Madrid, y no sé que se haya reeditado. Alguien me contó que en realidad pertenecía a Walter Benjamín, pero no he encontrado el lugar.
13/ En una de las “Travesías” que Antonio Muñoz Molina publicaba en El País, se detuvo en lo que llamó “Otoño Brecht” (27-09-1995), como muestra de su camino de arrepentimiento. Decía que 20 años atrás Brecht había sido como una moda de otoño, “una figura obligatoria de culto” (¿quién obligaba, el Estado?), y descubría que detrás de la mitología había un “didactismo que no ofende ya por lo burdo o lo simple, sino por lo falso”. La falsedad radicaba obviamente en el análisis marxista de Brecht que, por citar un ejemplo, consideraba la República de Weimar como un “Estado bárbaro y corrupto de la oligarquía”, cuando en realidad se trataba de “un régimen democrático”. O sea (¡toma del frasco Carrasco!) Molina defendía la democracia contra Brecht. Cualquier historia seria le enseñaría que la democracia en Europa es una conquista del movimiento obrero (con los comunistas en primera línea), que la oligarquía se “cargó” literalmente la República de Weimar apostando por los nazis... Brecht defendía las libertades y la justicia social, palabras que Muñoz Molina gusta de citar. Pero si algún día luchó por estas cosas, ya ha mostrado debidamente su constricción.
14/ Fritz Sternberg fue el autor de una Historia del bolchevismo amén de un especialista en historia antigua cada vez más reconocido, Karl Korsch uno de los teóricos marxistas más preparados de su tiempo, fue muy editado en los años setenta, y durante la guerra española se identificó especialmente con el anarcosindicalismo, en cuanto a Walter Benjamin...
sábado, 2 de mayo de 2015
Francia prueba que se puede recuperar para el Estado hospitales privatizados como los españoles
El Gobierno francés anuló un contrato con la adjudicataria de la concesión, que había disparado los costes, y prevé un ahorro de 700 millones de euros
La historia del centro situado al sur de París es paralela a la del hospital de Burgos, que costará en 30 años cerca de 2.000 millones de euros
La Comunidad Valenciana rehízo la concesión del centro de Alzira para garantizar la rentabilidad a la contratista y Madrid, a petición de las empresas, aumentó el canon a las gestoras privadas de hospitales
¿Tienen algo en común París y Burgos? ¿Y con Alzira? ¿Y con Valdemoro? Sí. Todos tienen hospitales gestionados y construidos por empresas privadas a cambio de un canon económico pagado con dinero público. En el caso castellanoleonés, ambos hospitales tienen una vida paralela. Pero el francés ha regresado a manos del Estado y el burgalés es todavía un agujero para las cuentas públicas.
Las similitudes entre París y Burgos ejemplifican esta historia de cesión ruinosa a empresas de servicios públicos. Y sus diferencias también ilustran la manera de abordar el fracaso de la apuesta privatizadora. Los dos se planificaron casi en las mismas fechas, se ejecutaron bajo la fórmula de la colaboración público-privada y tuvieron un sobrecoste descomunal. La solución para los dos centros sí que ha sido diferente: el Gobierno francés llegó a un acuerdo con la adjudicataria para anular el contrato, mientras que la Junta de Castilla y León pretende pagar por el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) el doble de lo que había previsto en los próximos 30 años. La asociación 'Sanidad Pública Sí' pide al Gobierno regional que considere la posibilidad de copiar esa respuesta invocando el "interés general" y ha convocado una mesa de partidos para estudiar la propuesta.
En 2006 la Administración gala adjudicó a la empresa Eiffage la construcción de un hospital que diera servicio a los municipios de Evry y Corbeil, cercanos a la capital, en la región de Essonnes. El contrato establecía un importe de 344 millones de euros y un canon a pagar durante 30 años a la concesionaria y explotadora del servicio de 35 millones anuales.
Esas cifras variaron considerablemente: su puesta en marcha tuvo tal sobrecoste que su valor estimado llegó a los 600 millones de euros. La factura del primer año fue finalmente de 44 millones, es decir, nueve más de los previstos, que tuvo que pagarse incluso antes de que el hospital estuviera acabado. Un informe de la Cámara de Cuentas concluyó que la operación público-privada conllevó para las arcas públicas 1.200 millones, mientras que "una obra pública financiada con préstamos" hubiera costado 760 millones.
Este es el primer paralelismo con el HUBU, que se planificó en 2007 para sustituir al hospital General Yagüe. El presupuesto que en principio iba a tener Eficanza –la concesionaria, que está integrada por OHL, un fondo de capital riesgo del Banco Santander y una sociedad en la que está detrás el empresario Miguel Méndez Pozo, entre otras– era de 242 millones de euros.
Sin embargo, el Gobierno regional ha aprobado hasta cuatro modificados que han supuesto un sobrecoste de 657 millones de euros. El canon anual de explotación, que inicialmente se situó en 35 millones de euros, se disparó hasta los 75 millones el primer año. A ese ritmo, el hospital costará a los burgaleses cerca de 2.000 millones de euros en tres décadas.
Además, el Gobierno que preside Juan Vicente Herrera compensó los sobrecostes para que el conglomerado de empresas que explota el hospital mantuviera la rentabilidad del 6,92%. Incluso avaló el préstamo de 128 millones de euros pedido por la empresa pública Sociedad Patrimonial de Castilla y León SA al Banco Europeo de Inversión que fue a parar al centro privatizado. Bruselas ha abierto un expediente de infracción a España por las posibles "irregularidades contables y administrativas en el proceso de adjudicación, contratación y gestión del hospital".
Ninguna de las dos adjudicatarias cumplieron las fechas de entrega y ambos centros, de tamaño y número de camas similares, comenzaron a funcionar más tarde de lo que se había fijado en el contrato. En los dos casos la entrega del hospital se retrasó hasta 2012. Los dos mantuvieron una planta cerrada una vez puesto en marcha. "El hospital tiene tal sobrecoste y ha generado tal cantidad de gastos para que las empresas concesionarias tengan negocio que ahora no tiene recursos. Como a las adjudicatarias tienen que pagarlas por contrato, lo hace no cubriendo bajas, amortizando las plazas y cerrando toda una planta", denunció el pasado mes de mayo el líder del PSOE en la región, Luis Tudanca.
El rescate con dinero público de un proyecto de hospital fiado a la iniciativa privada se ha ido reproduciendo en España desde que arrancara el primer centro diseñado con este modelo: el valenciano de Alzira a finales del siglo XX. Tras adjudicar el centro a Ribera Salud, el Gobierno valenciano rompió el contrato porque, tal y como está redactado, a la concesionaria no le salían las cuentas. Rehízo el sistema ampliando el radio de acción del hospital (es decir, el número de pacientes) y Ribera Salud volvió a dirigir el centro. Ahora cinco complejos hospitalarios trabajan de esa manera.
En la Comunidad de Madrid, las empresas concesionarias de los hospitales creados a base de colaboración público-privada exigieron, y obtuvieron, una revisión al alza del canon que paga el Ejecutivo regional dirigido por el Partido Popular para equilibrar su rentabilidad.
7.000 fallos en la construcción
El director del Centre Hospitalier Sud-Francilien (CHSF) en aquel momento, Alain Verret, constató en un informe realizado por funcionarios más de 7.000 fallos en la construcción. Entre los errores había algunos tan graves como problemas de electricidad, defectos en el sistema de agua caliente, fallos en la distribución de los gases medicinales o una distribución del mobiliario que era un nido potencial para las bacterias, entre otros.
En el hospital burgalés no se ha llevado a cabo una auditoría de este tipo, aunque los trabajadores denuncian que "las calidades son inferiores a lo que se había proyectado, que tiene unos acabados desastrosos, un diseño imposible y el acceso es rocambolesco". "Si en el hospital francés había 7.000 fallos, en este hay 70.000", señalan desde la asociación 'Sanidad Pública Sí' de Burgos.
El último episodio peligroso tuvo lugar la semana pasada, cuando una de las puertas de salida del parking cayó sobre una ambulancia destrozando la luna. "Afortunadamente no hubo que lamentar heridos, pero imagínate que hubiera caído sobre una persona", se queja uno de los portavoces de la asociación.
Francia busca una solución: ahorra 700 millones
Ante la insostenible situación financiera del hospital CHSF y su calidad deficitaria, el anterior director, Alain Verret, que se negó a firmar la entrega del centro por parte de la constructora, intentó buscar una solución alternativa. Así, planteó a las autoridades públicas la posibilidad de rescindir el contrato con la adjudicataria invocando al "interés general".
"Teníamos suficientes elementos: las condiciones económicas del contrato eran desequilibradas y el hospital sufrió fallos en la construcción –relató Verret–. Había 7.000 fallos constatados. Propuse redimir parcialmente el contrato de arrendamiento. Había que poner unos 70 millones sobre la mesa, pero fue rechazado. Creo que el objetivo del Gobierno era abrir el hospital antes de las presidenciales", concluyó.
Verret contaba con el apoyo del socialista Manuel Valls, que en aquel momento era alcalde de uno de los municipios a los que cubre geográficamente el hospital. "Hay que salir de la colaboración público-privada –expresó en octubre de 2011–. Puede servir para financiar la construcción de un estadio de fútbol pero de ninguna manera un hospital".
La derrota de Nicolas Sarkozy en mayo de 2012 provocó un cambio de rumbo en el futuro del hospital. Las autoridades gubernamentales negociaron con la empresa que explotaba el centro para anular el contrato. El acuerdo se produjo en abril de 2014, cuando el hospital CHSF llevaba dos años en marcha.
A partir de octubre de este año, el centro pasará a ser de titularidad exclusivamente pública. La adjudicataria recibirá una indemnización de 171 millones de euros por la rescisión del contrato, pero aun así las arcas públicas salen ganando. Por un lado, la sociedad renunció a una demanda de unos 200 millones de euros por un sobrecoste que no había sido satisfecho y, en total, la Administración ahorrará unos 700 millones de euros, según las cuentas oficiales, al evitarse el pago del canon durante las próximas dos décadas.
Y Burgos, ¿qué?
Con este precedente, la asociación 'Sanidad Pública Sí' de Burgos está convencida de que esa solución es posible también en el HUBU, ya que la legislación española también determina la modificación de los contratos públicos "por razones de interés público". "El órgano de contratación ostenta la prerrogativa de interpretar los contratos administrativos, resolver las dudas que ofrezca su cumplimiento, modificarlos por razones de interés público, acordar su resolución y determinar los efectos de esta", dice el artículo 210 de la Ley de Contratos del Sector Público.
La asociación ha convocado una mesa de trabajo para que todos los partidos que se presentan a las autonómicas de mayo debatan junto al exdirector del hospital francés las posibles soluciones para el HUBU. Podemos y PSOE ya han confirmado la asistencia al acto, que se celebrará el próximo 28 de abril. Ese mismo día por la tarde, Alain Verret ofrecerá la conferencia "Así se recuperó un hospital como el nuestro", a las 19:30 horas en la Casa de Cultura de Gamonal. Unos días más tarde la asociación de defensa de la sanidad pública forzará a los partidos a retratarse sobre su posición sobre el hospital en un debate acerca del sistema sanitario.
La historia del centro situado al sur de París es paralela a la del hospital de Burgos, que costará en 30 años cerca de 2.000 millones de euros
La Comunidad Valenciana rehízo la concesión del centro de Alzira para garantizar la rentabilidad a la contratista y Madrid, a petición de las empresas, aumentó el canon a las gestoras privadas de hospitales
¿Tienen algo en común París y Burgos? ¿Y con Alzira? ¿Y con Valdemoro? Sí. Todos tienen hospitales gestionados y construidos por empresas privadas a cambio de un canon económico pagado con dinero público. En el caso castellanoleonés, ambos hospitales tienen una vida paralela. Pero el francés ha regresado a manos del Estado y el burgalés es todavía un agujero para las cuentas públicas.
Las similitudes entre París y Burgos ejemplifican esta historia de cesión ruinosa a empresas de servicios públicos. Y sus diferencias también ilustran la manera de abordar el fracaso de la apuesta privatizadora. Los dos se planificaron casi en las mismas fechas, se ejecutaron bajo la fórmula de la colaboración público-privada y tuvieron un sobrecoste descomunal. La solución para los dos centros sí que ha sido diferente: el Gobierno francés llegó a un acuerdo con la adjudicataria para anular el contrato, mientras que la Junta de Castilla y León pretende pagar por el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) el doble de lo que había previsto en los próximos 30 años. La asociación 'Sanidad Pública Sí' pide al Gobierno regional que considere la posibilidad de copiar esa respuesta invocando el "interés general" y ha convocado una mesa de partidos para estudiar la propuesta.
En 2006 la Administración gala adjudicó a la empresa Eiffage la construcción de un hospital que diera servicio a los municipios de Evry y Corbeil, cercanos a la capital, en la región de Essonnes. El contrato establecía un importe de 344 millones de euros y un canon a pagar durante 30 años a la concesionaria y explotadora del servicio de 35 millones anuales.
Esas cifras variaron considerablemente: su puesta en marcha tuvo tal sobrecoste que su valor estimado llegó a los 600 millones de euros. La factura del primer año fue finalmente de 44 millones, es decir, nueve más de los previstos, que tuvo que pagarse incluso antes de que el hospital estuviera acabado. Un informe de la Cámara de Cuentas concluyó que la operación público-privada conllevó para las arcas públicas 1.200 millones, mientras que "una obra pública financiada con préstamos" hubiera costado 760 millones.
Este es el primer paralelismo con el HUBU, que se planificó en 2007 para sustituir al hospital General Yagüe. El presupuesto que en principio iba a tener Eficanza –la concesionaria, que está integrada por OHL, un fondo de capital riesgo del Banco Santander y una sociedad en la que está detrás el empresario Miguel Méndez Pozo, entre otras– era de 242 millones de euros.
Sin embargo, el Gobierno regional ha aprobado hasta cuatro modificados que han supuesto un sobrecoste de 657 millones de euros. El canon anual de explotación, que inicialmente se situó en 35 millones de euros, se disparó hasta los 75 millones el primer año. A ese ritmo, el hospital costará a los burgaleses cerca de 2.000 millones de euros en tres décadas.
Además, el Gobierno que preside Juan Vicente Herrera compensó los sobrecostes para que el conglomerado de empresas que explota el hospital mantuviera la rentabilidad del 6,92%. Incluso avaló el préstamo de 128 millones de euros pedido por la empresa pública Sociedad Patrimonial de Castilla y León SA al Banco Europeo de Inversión que fue a parar al centro privatizado. Bruselas ha abierto un expediente de infracción a España por las posibles "irregularidades contables y administrativas en el proceso de adjudicación, contratación y gestión del hospital".
Ninguna de las dos adjudicatarias cumplieron las fechas de entrega y ambos centros, de tamaño y número de camas similares, comenzaron a funcionar más tarde de lo que se había fijado en el contrato. En los dos casos la entrega del hospital se retrasó hasta 2012. Los dos mantuvieron una planta cerrada una vez puesto en marcha. "El hospital tiene tal sobrecoste y ha generado tal cantidad de gastos para que las empresas concesionarias tengan negocio que ahora no tiene recursos. Como a las adjudicatarias tienen que pagarlas por contrato, lo hace no cubriendo bajas, amortizando las plazas y cerrando toda una planta", denunció el pasado mes de mayo el líder del PSOE en la región, Luis Tudanca.
El rescate con dinero público de un proyecto de hospital fiado a la iniciativa privada se ha ido reproduciendo en España desde que arrancara el primer centro diseñado con este modelo: el valenciano de Alzira a finales del siglo XX. Tras adjudicar el centro a Ribera Salud, el Gobierno valenciano rompió el contrato porque, tal y como está redactado, a la concesionaria no le salían las cuentas. Rehízo el sistema ampliando el radio de acción del hospital (es decir, el número de pacientes) y Ribera Salud volvió a dirigir el centro. Ahora cinco complejos hospitalarios trabajan de esa manera.
En la Comunidad de Madrid, las empresas concesionarias de los hospitales creados a base de colaboración público-privada exigieron, y obtuvieron, una revisión al alza del canon que paga el Ejecutivo regional dirigido por el Partido Popular para equilibrar su rentabilidad.
7.000 fallos en la construcción
El director del Centre Hospitalier Sud-Francilien (CHSF) en aquel momento, Alain Verret, constató en un informe realizado por funcionarios más de 7.000 fallos en la construcción. Entre los errores había algunos tan graves como problemas de electricidad, defectos en el sistema de agua caliente, fallos en la distribución de los gases medicinales o una distribución del mobiliario que era un nido potencial para las bacterias, entre otros.
En el hospital burgalés no se ha llevado a cabo una auditoría de este tipo, aunque los trabajadores denuncian que "las calidades son inferiores a lo que se había proyectado, que tiene unos acabados desastrosos, un diseño imposible y el acceso es rocambolesco". "Si en el hospital francés había 7.000 fallos, en este hay 70.000", señalan desde la asociación 'Sanidad Pública Sí' de Burgos.
El último episodio peligroso tuvo lugar la semana pasada, cuando una de las puertas de salida del parking cayó sobre una ambulancia destrozando la luna. "Afortunadamente no hubo que lamentar heridos, pero imagínate que hubiera caído sobre una persona", se queja uno de los portavoces de la asociación.
Francia busca una solución: ahorra 700 millones
Ante la insostenible situación financiera del hospital CHSF y su calidad deficitaria, el anterior director, Alain Verret, que se negó a firmar la entrega del centro por parte de la constructora, intentó buscar una solución alternativa. Así, planteó a las autoridades públicas la posibilidad de rescindir el contrato con la adjudicataria invocando al "interés general".
"Teníamos suficientes elementos: las condiciones económicas del contrato eran desequilibradas y el hospital sufrió fallos en la construcción –relató Verret–. Había 7.000 fallos constatados. Propuse redimir parcialmente el contrato de arrendamiento. Había que poner unos 70 millones sobre la mesa, pero fue rechazado. Creo que el objetivo del Gobierno era abrir el hospital antes de las presidenciales", concluyó.
Verret contaba con el apoyo del socialista Manuel Valls, que en aquel momento era alcalde de uno de los municipios a los que cubre geográficamente el hospital. "Hay que salir de la colaboración público-privada –expresó en octubre de 2011–. Puede servir para financiar la construcción de un estadio de fútbol pero de ninguna manera un hospital".
La derrota de Nicolas Sarkozy en mayo de 2012 provocó un cambio de rumbo en el futuro del hospital. Las autoridades gubernamentales negociaron con la empresa que explotaba el centro para anular el contrato. El acuerdo se produjo en abril de 2014, cuando el hospital CHSF llevaba dos años en marcha.
A partir de octubre de este año, el centro pasará a ser de titularidad exclusivamente pública. La adjudicataria recibirá una indemnización de 171 millones de euros por la rescisión del contrato, pero aun así las arcas públicas salen ganando. Por un lado, la sociedad renunció a una demanda de unos 200 millones de euros por un sobrecoste que no había sido satisfecho y, en total, la Administración ahorrará unos 700 millones de euros, según las cuentas oficiales, al evitarse el pago del canon durante las próximas dos décadas.
Y Burgos, ¿qué?
Con este precedente, la asociación 'Sanidad Pública Sí' de Burgos está convencida de que esa solución es posible también en el HUBU, ya que la legislación española también determina la modificación de los contratos públicos "por razones de interés público". "El órgano de contratación ostenta la prerrogativa de interpretar los contratos administrativos, resolver las dudas que ofrezca su cumplimiento, modificarlos por razones de interés público, acordar su resolución y determinar los efectos de esta", dice el artículo 210 de la Ley de Contratos del Sector Público.
La asociación ha convocado una mesa de trabajo para que todos los partidos que se presentan a las autonómicas de mayo debatan junto al exdirector del hospital francés las posibles soluciones para el HUBU. Podemos y PSOE ya han confirmado la asistencia al acto, que se celebrará el próximo 28 de abril. Ese mismo día por la tarde, Alain Verret ofrecerá la conferencia "Así se recuperó un hospital como el nuestro", a las 19:30 horas en la Casa de Cultura de Gamonal. Unos días más tarde la asociación de defensa de la sanidad pública forzará a los partidos a retratarse sobre su posición sobre el hospital en un debate acerca del sistema sanitario.
Cómo se recupera la felicidad tras un desastre, según la ciencia. Un grupo de investigadores estadounidenses pudo medir los niveles de satisfacción de gente que ha superado desastres
En 2003, unas mil parejas con hijos y bajos ingresos se apuntaron a un estudio universitario que se estaba haciendo en Nueva Orleans (EE UU). Tenía como objetivo aumentar el nivel de la educación en los centros públicos de enseñanza superior (los community colleges) y, para ello, se estudiaría el estatus económico, los lazos sociales y la salud mental y física de los participantes a lo largo de los años. El 29 de agosto de 2005, todo cambió: el huracán Katrina tocó tierra y dejó tras su paso 1.800 muertos y más de la mitad de la ciudad destruida. De repente, la encuesta trocó en una oportunidad única para analizar mediante nuevas preguntas cómo afecta un desastre de tales proporciones en familias desfavorecidas. Usando esos datos, acaba de publicarse en Journal of Happiness Studies un análisis que asegura que los niveles de felicidad se recuperan mucho más rápido de lo que se podría imaginar.
“Uno de los elementos más interesantes de nuestra investigación es que teníamos datos sobre la felicidad de los supervivientes de Katrina, en nuestro caso mujeres, un año antes del huracán, un año después, y cuatro años después”, explica en un correo electrónico Rocio Calvo, ayudante de docencia en el Boston College’s School of Social Work y autora principal del estudio. “Dado lo impredecible de los desastres naturales y la dificultad de localizar a los supervivientes después de que hayan sido desplazados, teníamos una base de datos única que permitía investigar las consecuencias de uno de los peores desastres naturales ocurridos en el país en las felicidad de las supervivientes”.
Con una de 491 mujeres, el análisis define la felicidad o satisfacción vital como "la evaluación personal de la vida en general compuesta por una dimensión congnitiva a largo plazo y por una dimensión temporal afectiva". Para medirla, usaron la siguiente pregunta: "Si considera su vida en general en este momento, ¿cómo de feliz o infeliz diría usted que es?" Había cuatro grados de respuesta, desde "No soy nada feliz" a "Muy feliz".
Lógicamente, la felicidad de los supervivientes descendió significativamente cuando la pregunta se realizó al año del desastre. La sorpresa vino al repetirla cuatro años después. La mayoría de las mujeres habían vuelto a niveles previos al desastre. “No deja de ser sorprendente y esperanzador porque es un indicador de la gran capacidad de superación y adaptación del ser humano, incluso tras haber experimentado circunstancias extremadamente difíciles”, razona Calvo.
“Una vez observado el patrón de felicidad de la mayoría de supervivientes, estábamos interesados en investigar que factores estaban asociados con la recuperación de las satisfacción vital, o felicidad, de las mujeres”, cuenta. De la muestra, solo 38 mujeres no recuperaron los niveles previos. Todas tenían en común que vivían solas y percibían que tenían menos gente a su alrededor que las valorara. Calvo arguye que al trabajar con supervivientes de desastres naturales u otras circunstancias traumáticas, permitirles restablecer sus mecanismos de apoyo comunitario es tan vital como proporcionar recursos y dinero.
“Estos resultados van en línea con otros estudios que demuestran que una de las claves de la felicidad se encuentra en las relaciones personales y en el apoyo que recibimos de los demás”, concluye. Aplíquense el cuento.
http://elpais.com/elpais/2015/04/23/icon/1429808641_739650.html
“Uno de los elementos más interesantes de nuestra investigación es que teníamos datos sobre la felicidad de los supervivientes de Katrina, en nuestro caso mujeres, un año antes del huracán, un año después, y cuatro años después”, explica en un correo electrónico Rocio Calvo, ayudante de docencia en el Boston College’s School of Social Work y autora principal del estudio. “Dado lo impredecible de los desastres naturales y la dificultad de localizar a los supervivientes después de que hayan sido desplazados, teníamos una base de datos única que permitía investigar las consecuencias de uno de los peores desastres naturales ocurridos en el país en las felicidad de las supervivientes”.
Con una de 491 mujeres, el análisis define la felicidad o satisfacción vital como "la evaluación personal de la vida en general compuesta por una dimensión congnitiva a largo plazo y por una dimensión temporal afectiva". Para medirla, usaron la siguiente pregunta: "Si considera su vida en general en este momento, ¿cómo de feliz o infeliz diría usted que es?" Había cuatro grados de respuesta, desde "No soy nada feliz" a "Muy feliz".
Lógicamente, la felicidad de los supervivientes descendió significativamente cuando la pregunta se realizó al año del desastre. La sorpresa vino al repetirla cuatro años después. La mayoría de las mujeres habían vuelto a niveles previos al desastre. “No deja de ser sorprendente y esperanzador porque es un indicador de la gran capacidad de superación y adaptación del ser humano, incluso tras haber experimentado circunstancias extremadamente difíciles”, razona Calvo.
“Una vez observado el patrón de felicidad de la mayoría de supervivientes, estábamos interesados en investigar que factores estaban asociados con la recuperación de las satisfacción vital, o felicidad, de las mujeres”, cuenta. De la muestra, solo 38 mujeres no recuperaron los niveles previos. Todas tenían en común que vivían solas y percibían que tenían menos gente a su alrededor que las valorara. Calvo arguye que al trabajar con supervivientes de desastres naturales u otras circunstancias traumáticas, permitirles restablecer sus mecanismos de apoyo comunitario es tan vital como proporcionar recursos y dinero.
“Estos resultados van en línea con otros estudios que demuestran que una de las claves de la felicidad se encuentra en las relaciones personales y en el apoyo que recibimos de los demás”, concluye. Aplíquense el cuento.
http://elpais.com/elpais/2015/04/23/icon/1429808641_739650.html
viernes, 1 de mayo de 2015
1º de Mayo, día de manifestaciones y luchas de los trabajadores del mundo. Un día de fiesta -no en todos los países aún- gracias a la lucha de los trabajadores.
El origen del 1º de Mayo está en la reivindicación de 8 horas de trabajo por los obreros norteamericanos.
El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial. Es una jornada que se ha utilizado habitualmente para realizar diferentes reivindicaciones sociales y laborales a favor de las clases trabajadoras por parte, fundamentalmente, de los movimientos socialistas, anarquistas y comunistas, entre otros.
Desde su establecimiento en la mayoría de países (aunque la consideración de día festivo fue en muchos casos tardía) por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago. Estos sindicalistas anarquistas fueron ejecutados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas, que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket. A partir de entonces se convirtió en una jornada reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general celebrada en mayor o menor medida en todo el mundo.
En Estados Unidos, Canadá y otros países no se celebra esta conmemoración. En su lugar se celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre en un desfile realizado en Nueva York y organizado por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor, en inglés). El presidente estadounidense Grover Cleveland, auspició la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento socialista en los Estados Unidos desde 1882. Canadá se unió a conmemorar el primer lunes de septiembre en vez del primero de mayo a partir de 1894.
En Extremadura habrá una manifestación en Mérida a partir de las 12
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_Internacional_de_los_Trabajadores
El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial. Es una jornada que se ha utilizado habitualmente para realizar diferentes reivindicaciones sociales y laborales a favor de las clases trabajadoras por parte, fundamentalmente, de los movimientos socialistas, anarquistas y comunistas, entre otros.
Desde su establecimiento en la mayoría de países (aunque la consideración de día festivo fue en muchos casos tardía) por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago. Estos sindicalistas anarquistas fueron ejecutados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas, que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket. A partir de entonces se convirtió en una jornada reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general celebrada en mayor o menor medida en todo el mundo.
En Estados Unidos, Canadá y otros países no se celebra esta conmemoración. En su lugar se celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre en un desfile realizado en Nueva York y organizado por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor, en inglés). El presidente estadounidense Grover Cleveland, auspició la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento socialista en los Estados Unidos desde 1882. Canadá se unió a conmemorar el primer lunes de septiembre en vez del primero de mayo a partir de 1894.
En Extremadura habrá una manifestación en Mérida a partir de las 12
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_Internacional_de_los_Trabajadores
Crimen de Lesa Humanidad. La UE quiere las riquezas de África, pero a las personas no
Cecilia Zamudio
Miles de personas fallecen todos los años en su intento de llegar a Europa. Miles de personas huyendo de la miseria a la que el saqueo perpetrado por el gran capital transnacional somete a África. No van hacia el *"sueño europeo"*, huyen de la pesadilla en que las transnacionales han convertido a África; siguen la ruta que previamente han seguido las inmensas riquezas extraídas de sus países. Pero la UE quiere las riquezas de África, pero a las personas no. La Dictadura del Capital obliga a las personas a emprender éxodos terribles, en condiciones de peligro extremas.
En la madrugada del 19 de abril 2015, un barco con más de 900 personas migrantes se hundió en el estrecho de Sicilia: intentaba llevar a centenares de personas desde Libia hasta Italia. La Fiscalía de Catania señaló que se estima que podrían haber fallecido unas 950 personas; los procuradores expresan que *"aún es imposible determinar con precisión el número de muertes" (1)*. Por el momento se han encontrado 24 cadáveres, y solamente 28 supervivientes. Carlotta Sami (ACNUR Italia), expresó que el barco se hundió a unos 110 km de la costa. Los Guardacostas italianos habían recibido una llamada de socorro en la noche, avisándoles de que el barco se encontraba en peligro. Pero, según informaron los guardacostas, cuando se inició la operación de rescate, el barco naufragó porque todos los que iban a bordo se colocaron del mismo lado en la desesperación por sobrevivir (2).
Las fauces de un mar sorprendido se tragaron la vida de otras 900 personas. En el mismo mes de abril de 2015, más de 400 personas migrantes desaparecieron y unas 150 sobrevivieron, tras naufragar en su viaje clandestino rumbo a Italia, el día 15. Y es que el Mediterráneo se ha convertido en una inmensa tumba. En total unas 90 mil personas cruzaron a Europa entre el 1 de julio y el 30 de septiembre 2014, y al menos 2.200 perdieron la vida. En el trimestre anterior fueron 75 mil personas y 800 muertes, según ACNUR.
Estas tragedias representan un largo sufrimiento para los familiares de las víctimas; y por otro lado una larga sucesión de malabarismos mediáticos para los políticos de la UE, que salen a intentar tapar el sol con un dedo. Quieren tapar que el saqueo y las *"guerras humanitarias"* perpetradas por la UE y EEUU contra África tienen al éxodo masivo como lógica consecuencia. Salen los políticos, los representantes de las instituciones *internacionales*, a cual más "caritativo", a cuál más "legalista", a cuál más ufano a proponer *soluciones*. Y cada *solución* es menos solución que la anterior. Parecen obsesionarse con las supuestas "mafias" de transporte de personas, cuando es bien sabido que en muchas ocasiones el supuesto "mafioso" no es otra cosa que un pescador que ya no puede sobrevivir de la pesca en un mar saqueado por el arrastre de las grandes transnacionales, reconvertido en conductor de embarcaciones que clandestinamente intentan pasar las fronteras de la Europa fortaleza. Incluso, si bien puede ser cierto que muchos transportistas de estos viajes clandestinos, se aprovechan de las personas en situación de éxodo y migración clandestina, estos transportistas no pueden ser tenidos por los responsables de esta tragedia, de estos crímenes de Lesa Humanidad. A menos que se quieran ocultar a los verdaderos responsables. Algunos salen incluso a decir que hay que bombardear las embarcaciones en las costas de salida: el fascismo de la Unión Europea deja completamente caer sus máscaras.
Entre los supervivientes de la tragedia del 19 de abril, los medios han ubicado ya a los dos hombres que les sirven de chivo expiatorio: dos miembros de la tripulación serán el blanco de todo el odio; chivos expiatorios perfectos para ocultar a los verdaderos responsables de estos crímenes contra la humanidad. Se les acusa de homicidio múltiple, y los medios del gran capital intentan responsabilizar de la continua tragedia del Mediterráneo y del Atlántico a las supuestas *"mafias de trata de personas"*.
Esta tragedia del fallecimiento atroz de cientos de personas en proveniencia de Libia, también pone en evidencia otra de las consecuencias de la invasión contra Libia, perpetrada por los "aliados" y su OTAN en el 2011.
La invasión de Libia fue una intervención al servicio del Gran Capital Transnacional, que adelantó la OTAN con la ayuda de mercenarios paramilitares inyectados en Libia desde los servicios secretos europeos y estadounidenses. Esta invasión se articuló con la total complicidad del aparato mediático del capitalismo transnacional, que a los paramilitares mercenarios los llamaba *"rebeldes"* con la finalidad de justificar la invasión y genocidio contra el pueblo libio, y su gobierno de entonces, el de Muammar Al Gaddafi. Durante el gobierno de Gaddafi, Libia era el país con el mayor nivel de vida de toda África; razón por la que en Libia se establecieron muchísimos africanos de otras regiones de África. Estos africanos hoy se suman a los que intentan llegar a la Europa fortaleza: a esa UE que saquea las riquezas de África, pero luego no quiere a las personas.
Libia fue el blanco de la codicia capitalista por varias razones: tiene en su suelo un petróleo de los más livianos del mundo y un potencial productivo estimado en más de 3 millones de barriles diarios. Desde 2009 Gaddafi adelantaba un plan para nacionalizar el petróleo libio. El plan de nacionalización fue impedido por opositores en el mismo seno del gobierno. Muchos de estos opositores a la nacionalización fungieron *de "jefes rebeldes"* al servicio de los intereses de las transnacionales.
Además Libia posee una inmensa reserva hídrica subterránea estimada en 35.000 kilómetros cúbicos de agua, que forma parte del Sistema Acuífero Nubio de Arenisca (NSAS), la mayor reserva fósil de agua del mundo. En los años ochenta Libia inició un proyecto a gran escala de aprovisionamiento de agua: El Gran Río Artificial de Libia, considerado uno de los más grandes proyectos de ingeniería, que proveía agua desde los acuíferos fósiles. El sistema una vez finalizado cubriría a Libia, Egipto, Sudán y Chad, y potenciaría así la seguridad alimentaria de una región aquejada por la escasez de agua para cultivos. Eso evitaría que esos países recurrieran a los fondos del FMI: algo que se oponía a la aspiración del monopolio global de los recursos hídricos y alimentarios por parte de Occidente.
Por otro lado Libia poseía 200 mil millones de dólares de reservas internacionales que fueron confiscadas por sus agresores. Estos fueron los móviles del crimen contra Libia.
Luego de la agresión imperialista, Libia quedó destruida, sin infraestructura acuífera ni vial, ni escuelas, ni hospitales, ya que hasta éstos fueros bombardeados. Antes de la invasión imperialista, en Libia las mujeres vivían con mucha más libertad que en otros países de la región; luego de la invasión, la UE y EEUU aplaudieron al gobierno de sus mercenarios: una de cuyas primeras medidas fue decretar la ley de la Sharia, atrozmente cruel con las mujeres. Otra de las consecuencias de la invasión a Libia, es el surgimiento de grupos de terrorismo paramilitar en diferentes países de la región: los mercenarios empleados por los servicios secretos europeos y estadounidenses se reciclan en otras operaciones del terror. De estas operaciones surge el Estado Islámico.
Libia fue torturada por lo que falsimedia tuvo el cinismo de llamar *"bombardeos humanitarios"*. Fue una operación de neocolonialismo con miras a apropiarse de los inmensos recursos petroleros y acuíferos de Libia. Las transnacionales inflaron sus fortunas en base a la tortura del pueblo Libio.
El capitalismo es el responsable de esta tragedia, y concretamente los grandes capitalistas que se lucran del sudor ajeno y del saqueo del planeta: ellos son los criminales de Lesa Humanidad. Esos que los medios nos mostrarán como "empresarios de éxito" y no como los genocidas que son. 85 multimillonarios poseen una riqueza igual a la riqueza que comparten 3.570 millones de personas, que sobreviven explotadas en infernales socavones, teniendo que vender sus órganos, teniendo que trabajar en fábricas que las sepultan vivas, teniendo que prostituirse desde la infancia, o teniendo que empeñarse en éxodos terribles, cuya culminación no será otra que la muerte por ahogamiento, o el ahogamiento en vida, teniendo que trabajar por migajas en la Europa fortaleza, en caso de sobrevivir al viaje.
Hoy son miles de hombres jóvenes, mujeres y niños, que se ha tragado el mar. Un mar cuyas olas van y vienen entre África y Europa, testigos silenciosas del genocidio capitalista, lamiendo las playas de los países saqueados y también aquellas playas que son las puertas del cinismo más absoluto.
Notas:
(1) http://eldia.es/agencias/8061022-INMIGRACI-N-MEDITERR-NEO-ITALIA-Prevision-Italia-busca-respuestas-naufragio-Cuantos-eran-que-hundieron
(2) http://www.telesurtv.net/news/Barco-con-700-inmigrantes-se-hunde-en-costas-de-Libia-20150419-0010.html
Miles de personas fallecen todos los años en su intento de llegar a Europa. Miles de personas huyendo de la miseria a la que el saqueo perpetrado por el gran capital transnacional somete a África. No van hacia el *"sueño europeo"*, huyen de la pesadilla en que las transnacionales han convertido a África; siguen la ruta que previamente han seguido las inmensas riquezas extraídas de sus países. Pero la UE quiere las riquezas de África, pero a las personas no. La Dictadura del Capital obliga a las personas a emprender éxodos terribles, en condiciones de peligro extremas.
En la madrugada del 19 de abril 2015, un barco con más de 900 personas migrantes se hundió en el estrecho de Sicilia: intentaba llevar a centenares de personas desde Libia hasta Italia. La Fiscalía de Catania señaló que se estima que podrían haber fallecido unas 950 personas; los procuradores expresan que *"aún es imposible determinar con precisión el número de muertes" (1)*. Por el momento se han encontrado 24 cadáveres, y solamente 28 supervivientes. Carlotta Sami (ACNUR Italia), expresó que el barco se hundió a unos 110 km de la costa. Los Guardacostas italianos habían recibido una llamada de socorro en la noche, avisándoles de que el barco se encontraba en peligro. Pero, según informaron los guardacostas, cuando se inició la operación de rescate, el barco naufragó porque todos los que iban a bordo se colocaron del mismo lado en la desesperación por sobrevivir (2).
Las fauces de un mar sorprendido se tragaron la vida de otras 900 personas. En el mismo mes de abril de 2015, más de 400 personas migrantes desaparecieron y unas 150 sobrevivieron, tras naufragar en su viaje clandestino rumbo a Italia, el día 15. Y es que el Mediterráneo se ha convertido en una inmensa tumba. En total unas 90 mil personas cruzaron a Europa entre el 1 de julio y el 30 de septiembre 2014, y al menos 2.200 perdieron la vida. En el trimestre anterior fueron 75 mil personas y 800 muertes, según ACNUR.
Estas tragedias representan un largo sufrimiento para los familiares de las víctimas; y por otro lado una larga sucesión de malabarismos mediáticos para los políticos de la UE, que salen a intentar tapar el sol con un dedo. Quieren tapar que el saqueo y las *"guerras humanitarias"* perpetradas por la UE y EEUU contra África tienen al éxodo masivo como lógica consecuencia. Salen los políticos, los representantes de las instituciones *internacionales*, a cual más "caritativo", a cuál más "legalista", a cuál más ufano a proponer *soluciones*. Y cada *solución* es menos solución que la anterior. Parecen obsesionarse con las supuestas "mafias" de transporte de personas, cuando es bien sabido que en muchas ocasiones el supuesto "mafioso" no es otra cosa que un pescador que ya no puede sobrevivir de la pesca en un mar saqueado por el arrastre de las grandes transnacionales, reconvertido en conductor de embarcaciones que clandestinamente intentan pasar las fronteras de la Europa fortaleza. Incluso, si bien puede ser cierto que muchos transportistas de estos viajes clandestinos, se aprovechan de las personas en situación de éxodo y migración clandestina, estos transportistas no pueden ser tenidos por los responsables de esta tragedia, de estos crímenes de Lesa Humanidad. A menos que se quieran ocultar a los verdaderos responsables. Algunos salen incluso a decir que hay que bombardear las embarcaciones en las costas de salida: el fascismo de la Unión Europea deja completamente caer sus máscaras.
Entre los supervivientes de la tragedia del 19 de abril, los medios han ubicado ya a los dos hombres que les sirven de chivo expiatorio: dos miembros de la tripulación serán el blanco de todo el odio; chivos expiatorios perfectos para ocultar a los verdaderos responsables de estos crímenes contra la humanidad. Se les acusa de homicidio múltiple, y los medios del gran capital intentan responsabilizar de la continua tragedia del Mediterráneo y del Atlántico a las supuestas *"mafias de trata de personas"*.
Esta tragedia del fallecimiento atroz de cientos de personas en proveniencia de Libia, también pone en evidencia otra de las consecuencias de la invasión contra Libia, perpetrada por los "aliados" y su OTAN en el 2011.
La invasión de Libia fue una intervención al servicio del Gran Capital Transnacional, que adelantó la OTAN con la ayuda de mercenarios paramilitares inyectados en Libia desde los servicios secretos europeos y estadounidenses. Esta invasión se articuló con la total complicidad del aparato mediático del capitalismo transnacional, que a los paramilitares mercenarios los llamaba *"rebeldes"* con la finalidad de justificar la invasión y genocidio contra el pueblo libio, y su gobierno de entonces, el de Muammar Al Gaddafi. Durante el gobierno de Gaddafi, Libia era el país con el mayor nivel de vida de toda África; razón por la que en Libia se establecieron muchísimos africanos de otras regiones de África. Estos africanos hoy se suman a los que intentan llegar a la Europa fortaleza: a esa UE que saquea las riquezas de África, pero luego no quiere a las personas.
Libia fue el blanco de la codicia capitalista por varias razones: tiene en su suelo un petróleo de los más livianos del mundo y un potencial productivo estimado en más de 3 millones de barriles diarios. Desde 2009 Gaddafi adelantaba un plan para nacionalizar el petróleo libio. El plan de nacionalización fue impedido por opositores en el mismo seno del gobierno. Muchos de estos opositores a la nacionalización fungieron *de "jefes rebeldes"* al servicio de los intereses de las transnacionales.
Además Libia posee una inmensa reserva hídrica subterránea estimada en 35.000 kilómetros cúbicos de agua, que forma parte del Sistema Acuífero Nubio de Arenisca (NSAS), la mayor reserva fósil de agua del mundo. En los años ochenta Libia inició un proyecto a gran escala de aprovisionamiento de agua: El Gran Río Artificial de Libia, considerado uno de los más grandes proyectos de ingeniería, que proveía agua desde los acuíferos fósiles. El sistema una vez finalizado cubriría a Libia, Egipto, Sudán y Chad, y potenciaría así la seguridad alimentaria de una región aquejada por la escasez de agua para cultivos. Eso evitaría que esos países recurrieran a los fondos del FMI: algo que se oponía a la aspiración del monopolio global de los recursos hídricos y alimentarios por parte de Occidente.
Por otro lado Libia poseía 200 mil millones de dólares de reservas internacionales que fueron confiscadas por sus agresores. Estos fueron los móviles del crimen contra Libia.
Luego de la agresión imperialista, Libia quedó destruida, sin infraestructura acuífera ni vial, ni escuelas, ni hospitales, ya que hasta éstos fueros bombardeados. Antes de la invasión imperialista, en Libia las mujeres vivían con mucha más libertad que en otros países de la región; luego de la invasión, la UE y EEUU aplaudieron al gobierno de sus mercenarios: una de cuyas primeras medidas fue decretar la ley de la Sharia, atrozmente cruel con las mujeres. Otra de las consecuencias de la invasión a Libia, es el surgimiento de grupos de terrorismo paramilitar en diferentes países de la región: los mercenarios empleados por los servicios secretos europeos y estadounidenses se reciclan en otras operaciones del terror. De estas operaciones surge el Estado Islámico.
Libia fue torturada por lo que falsimedia tuvo el cinismo de llamar *"bombardeos humanitarios"*. Fue una operación de neocolonialismo con miras a apropiarse de los inmensos recursos petroleros y acuíferos de Libia. Las transnacionales inflaron sus fortunas en base a la tortura del pueblo Libio.
El capitalismo es el responsable de esta tragedia, y concretamente los grandes capitalistas que se lucran del sudor ajeno y del saqueo del planeta: ellos son los criminales de Lesa Humanidad. Esos que los medios nos mostrarán como "empresarios de éxito" y no como los genocidas que son. 85 multimillonarios poseen una riqueza igual a la riqueza que comparten 3.570 millones de personas, que sobreviven explotadas en infernales socavones, teniendo que vender sus órganos, teniendo que trabajar en fábricas que las sepultan vivas, teniendo que prostituirse desde la infancia, o teniendo que empeñarse en éxodos terribles, cuya culminación no será otra que la muerte por ahogamiento, o el ahogamiento en vida, teniendo que trabajar por migajas en la Europa fortaleza, en caso de sobrevivir al viaje.
Hoy son miles de hombres jóvenes, mujeres y niños, que se ha tragado el mar. Un mar cuyas olas van y vienen entre África y Europa, testigos silenciosas del genocidio capitalista, lamiendo las playas de los países saqueados y también aquellas playas que son las puertas del cinismo más absoluto.
Notas:
(1) http://eldia.es/agencias/8061022-INMIGRACI-N-MEDITERR-NEO-ITALIA-Prevision-Italia-busca-respuestas-naufragio-Cuantos-eran-que-hundieron
(2) http://www.telesurtv.net/news/Barco-con-700-inmigrantes-se-hunde-en-costas-de-Libia-20150419-0010.html
jueves, 30 de abril de 2015
Cómo Estados Unidos ayudó a la creación del Estado Islámico
El grupo extremista más fuerte de la actualidad, Estado Islámico, nació en el que debió ser el más improbable de los lugares: una prisión estadounidense en el desierto de Irak.
Así concuerdan al menos los analistas y los comandantes a cargo de la instalación y los soldados que trabajaron en ella. Camp Bucca no era su nombre original. Tras la invasión de Irak, las fuerzas británicas la llamaron Camp Freddy. Pero en abril de 2003, cuando los estadounidenses tomaron el control del campo de detención, lo rebautizaron en honor a Ronald Bucca, un jefe de bomberos de Nueva York que murió por las labores de rescate tras el ataque del 11 de septiembre de 2011 a las Torres Gemelas.
La prisión, situada a las afueras de la ciudad sureña de Basora, fue considerada la cárcel modelo de EE.UU., con unidades habitacionales de cemento y techo de madera, actividades gestionadas por los propios reclusos, y derecho a visita familiar y atención médica.
Llegó a tener 27.000 detenidos repartidos en 24 campos y clasificados con trajes de colores según su estatus; muchos de ellos transferidos de Abu Ghraib tras el escándalo por torturas y abusos a prisioneros. Por sus instalaciones pasaron, entre otros, nueve miembros de la cúpula de EI, de acuerdo al informe The Islamic State, de Soufan Group, una organización que ofrece servicios estratégicos de inteligencia de seguridad a gobiernos y multinacionales, publicado en noviembre del año pasado.
"Universidad de terroristas"
El líder del grupo yihadista, Abu Bakr al-Baghdadi, autoproclamado califa y "líder de todos los musulmanes", por ejemplo, permaneció en Camp Bucca cinco años.
Lo trasladaron tras detenerlo en Fallujah, al oeste de la capital, Bagdad, en febrero 2004.
Tenía 33 años y no habían pasado muchos meses desde que ayudara a fundar Jeish Ahl al-Sunnah al-Jamaah, un grupo militante que había echado raíces en las comunidades sunitas alrededor de su ciudad natal, Samarra.
Eran tiempos en los que la insurgencia sunita contra EE.UU. estaba cobrando fuerza en el país.
Pero el grupo que ayudó a fundar no era muy conocido, así que llegó a la prisión con perfil bajo. "Los estadounidenses no sabían a quién tenían", dijo sobre él Hisham al-Hashimi, un asesor del actual gobierno iraquí.
Allí, en Camp Bucca, Al Baghdadi coincidió con el que después sería su número dos en EI, Abu Muslim al-Turkmani, así como con el experimentado militar Haji Bakr, hoy fallecido.
También permaneció en el campo de detención Abu Qasim, líder de los combatientes extranjeros, según Soufan Group. Y los analistas señalan que es probable que estos hombres fueran extremistas cuando entraron en la prisión, pero seguro que lo eran cuando salieron de ella.
... Más en: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2015/04/150422_eeuu_ayuda_crear_estado_islamico_irak_camp_bucca_lv
Así concuerdan al menos los analistas y los comandantes a cargo de la instalación y los soldados que trabajaron en ella. Camp Bucca no era su nombre original. Tras la invasión de Irak, las fuerzas británicas la llamaron Camp Freddy. Pero en abril de 2003, cuando los estadounidenses tomaron el control del campo de detención, lo rebautizaron en honor a Ronald Bucca, un jefe de bomberos de Nueva York que murió por las labores de rescate tras el ataque del 11 de septiembre de 2011 a las Torres Gemelas.
La prisión, situada a las afueras de la ciudad sureña de Basora, fue considerada la cárcel modelo de EE.UU., con unidades habitacionales de cemento y techo de madera, actividades gestionadas por los propios reclusos, y derecho a visita familiar y atención médica.
Llegó a tener 27.000 detenidos repartidos en 24 campos y clasificados con trajes de colores según su estatus; muchos de ellos transferidos de Abu Ghraib tras el escándalo por torturas y abusos a prisioneros. Por sus instalaciones pasaron, entre otros, nueve miembros de la cúpula de EI, de acuerdo al informe The Islamic State, de Soufan Group, una organización que ofrece servicios estratégicos de inteligencia de seguridad a gobiernos y multinacionales, publicado en noviembre del año pasado.
"Universidad de terroristas"
El líder del grupo yihadista, Abu Bakr al-Baghdadi, autoproclamado califa y "líder de todos los musulmanes", por ejemplo, permaneció en Camp Bucca cinco años.
Lo trasladaron tras detenerlo en Fallujah, al oeste de la capital, Bagdad, en febrero 2004.
Tenía 33 años y no habían pasado muchos meses desde que ayudara a fundar Jeish Ahl al-Sunnah al-Jamaah, un grupo militante que había echado raíces en las comunidades sunitas alrededor de su ciudad natal, Samarra.
Eran tiempos en los que la insurgencia sunita contra EE.UU. estaba cobrando fuerza en el país.
Pero el grupo que ayudó a fundar no era muy conocido, así que llegó a la prisión con perfil bajo. "Los estadounidenses no sabían a quién tenían", dijo sobre él Hisham al-Hashimi, un asesor del actual gobierno iraquí.
Allí, en Camp Bucca, Al Baghdadi coincidió con el que después sería su número dos en EI, Abu Muslim al-Turkmani, así como con el experimentado militar Haji Bakr, hoy fallecido.
También permaneció en el campo de detención Abu Qasim, líder de los combatientes extranjeros, según Soufan Group. Y los analistas señalan que es probable que estos hombres fueran extremistas cuando entraron en la prisión, pero seguro que lo eran cuando salieron de ella.
... Más en: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2015/04/150422_eeuu_ayuda_crear_estado_islamico_irak_camp_bucca_lv
Un 25% de los españoles cree que el Sol gira alrededor de la Tierra
Una encuesta oficial constata el analfabetismo científico de la población. Un 30% cree que hombre y dinosaurios convivieron
Un 30% de los españoles cree que los humanos convivieron con los dinosaurios —en línea con la serie de dibujos animados Los Picapiedra, aunque en realidad más de 60 millones de años separan ambos grupos— y un 25% piensa que es el Sol el que gira alrededor de la Tierra y no al revés. Los datos, sin embargo, son solo relativamente desoladores. En 2006, apenas la mitad de la población sabía que hombres y mujeres no coincidieron con los dinosaurios y casi el 40% desconocía que es nuestro planeta el que da vueltas en torno a su estrella.
La Encuesta de Percepción Social de la Ciencia, presentada esta mañana por la secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, recalca que la alfabetización científica de los españoles ha mejorado desde 2006, pasando de un promedio de respuestas acertadas del 58% al 70%.
Pese a todo, apenas el 46% de los ciudadanos sabe que los antibióticos no curan enfermedades causadas por virus, sino solo las originadas por bacterias. El 11,5% niega que los seres humanos procedan de especies animales anteriores, algo que podría ser un poso de la época en la que la Iglesia católica prohibió hablar de evolución en la televisión española.
El 27% piensa, además, que toda la radiactividad del planeta está generada por el ser humano. En realidad, el 80% de la radiación que recibe una persona a lo largo de su vida procede de fuentes naturales, como los rayos cósmicos y el gas radón del subsuelo. Casi el 20% restante proviene de pruebas médicas, como radiografías. Y apenas un 0,01% se debe a la actividad de las centrales nucleares, según el Comité Científico de Naciones Unidas sobre los Efectos de la Radiación Atómica.
Esta falta de conocimientos científicos básicos podría explicar por qué el 54% de los consultados rechaza de manera directa la energía nuclear. La encuesta, elaborada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt), también apunta que el 42% de los españoles repudia el cultivo de plantas modificadas genéticamente, frente al 17% que lo apoya y al 24% que opina que sus beneficios y perjuicios están equilibrados.
En cuanto al fracking —la polémica técnica para extraer gas infiltrado a más de 2.000 metros de profundidad mediante cócteles de sustancias químicas—, el 24% de los ciudadanos lo rechaza, frente al 17% que lo ve con buenos ojos. Casi el 43% de los españoles todavía no sabe qué es el fracking.
La Fecyt, dependiente del Ministerio de Economía, destaca datos positivos, como que la imagen de la ciencia entre los ciudadanos ha mejorado un 12% en los últimos dos años. Ahora, el 60% de los consultados afirma que la ciencia tiene más beneficios que perjuicios, frente al 53% de 2012. Sin embargo, parece que el concepto de lo que es la ciencia tampoco está claro entre los ciudadanos. Un 27% de los encuestados considera la homeopatía "muy o bastante científica", pese a que se trata de una pseudociencia sin eficacia demostrada. Un 14% defiende los horóscopos.
Vela ha lamentado la existencia de dos brechas en la población: una generacional y otra de género. Los jóvenes de entre 15 y 24 años son los que más se interesan por la ciencia. Un 25% de ellos menciona espontáneamente la ciencia y la tecnología cuando se les pregunta por tres temas por los que se sientan interesados. En la franja de 45 a 54 años, el porcentaje no llega al 12%.
“La brecha de género es realmente preocupante”, ha señalado Vela, que fue presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas antes de ser nombrada responsable de ciencia en el Gobierno de Mariano Rajoy. El interés por la ciencia es el doble en hombres (20%) que en mujeres (10%), y este desfase se detecta en todas las franjas de edad, incluso en los más jóvenes.
“Esta brecha se puede deber a la poca visibilidad que se da a las mujeres científicas. Incluso en los premios, el porcentaje de mujeres galardonadas no llega al 5%, están prácticamente ausentes”, ha denunciado Vela.
La encuesta muestra que los ciudadanos solicitan más información científica en los medios de comunicación. En torno al 60% de los consultados sostiene que el número de noticias de ciencia es “insuficiente” en prensa en papel, radio y televisión. Solo los medios digitales cubren las demandas de información científica, según los encuestados.
Internet ya es la primera fuente de información científica para el 40% de los ciudadanos, sobre todo los jóvenes. Un 84% de los chavales de entre 15 y 24 años y un 78% de las personas de 25 a 34 años acuden a internet como primera fuente de información científica. Sus principales vías de acceso a la información científica son la Wikipedia, la prensa generalista online y las redes sociales.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/04/23/ciencia/1429792444_486485.html
Cuánto sabe de Ciencias: http://elpais.com/elpais/2015/04/23/actualidad/1429806820_659696.html
Un 30% de los españoles cree que los humanos convivieron con los dinosaurios —en línea con la serie de dibujos animados Los Picapiedra, aunque en realidad más de 60 millones de años separan ambos grupos— y un 25% piensa que es el Sol el que gira alrededor de la Tierra y no al revés. Los datos, sin embargo, son solo relativamente desoladores. En 2006, apenas la mitad de la población sabía que hombres y mujeres no coincidieron con los dinosaurios y casi el 40% desconocía que es nuestro planeta el que da vueltas en torno a su estrella.
La Encuesta de Percepción Social de la Ciencia, presentada esta mañana por la secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, recalca que la alfabetización científica de los españoles ha mejorado desde 2006, pasando de un promedio de respuestas acertadas del 58% al 70%.
Pese a todo, apenas el 46% de los ciudadanos sabe que los antibióticos no curan enfermedades causadas por virus, sino solo las originadas por bacterias. El 11,5% niega que los seres humanos procedan de especies animales anteriores, algo que podría ser un poso de la época en la que la Iglesia católica prohibió hablar de evolución en la televisión española.
El 27% piensa, además, que toda la radiactividad del planeta está generada por el ser humano. En realidad, el 80% de la radiación que recibe una persona a lo largo de su vida procede de fuentes naturales, como los rayos cósmicos y el gas radón del subsuelo. Casi el 20% restante proviene de pruebas médicas, como radiografías. Y apenas un 0,01% se debe a la actividad de las centrales nucleares, según el Comité Científico de Naciones Unidas sobre los Efectos de la Radiación Atómica.
Esta falta de conocimientos científicos básicos podría explicar por qué el 54% de los consultados rechaza de manera directa la energía nuclear. La encuesta, elaborada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt), también apunta que el 42% de los españoles repudia el cultivo de plantas modificadas genéticamente, frente al 17% que lo apoya y al 24% que opina que sus beneficios y perjuicios están equilibrados.
En cuanto al fracking —la polémica técnica para extraer gas infiltrado a más de 2.000 metros de profundidad mediante cócteles de sustancias químicas—, el 24% de los ciudadanos lo rechaza, frente al 17% que lo ve con buenos ojos. Casi el 43% de los españoles todavía no sabe qué es el fracking.
La Fecyt, dependiente del Ministerio de Economía, destaca datos positivos, como que la imagen de la ciencia entre los ciudadanos ha mejorado un 12% en los últimos dos años. Ahora, el 60% de los consultados afirma que la ciencia tiene más beneficios que perjuicios, frente al 53% de 2012. Sin embargo, parece que el concepto de lo que es la ciencia tampoco está claro entre los ciudadanos. Un 27% de los encuestados considera la homeopatía "muy o bastante científica", pese a que se trata de una pseudociencia sin eficacia demostrada. Un 14% defiende los horóscopos.
Vela ha lamentado la existencia de dos brechas en la población: una generacional y otra de género. Los jóvenes de entre 15 y 24 años son los que más se interesan por la ciencia. Un 25% de ellos menciona espontáneamente la ciencia y la tecnología cuando se les pregunta por tres temas por los que se sientan interesados. En la franja de 45 a 54 años, el porcentaje no llega al 12%.
“La brecha de género es realmente preocupante”, ha señalado Vela, que fue presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas antes de ser nombrada responsable de ciencia en el Gobierno de Mariano Rajoy. El interés por la ciencia es el doble en hombres (20%) que en mujeres (10%), y este desfase se detecta en todas las franjas de edad, incluso en los más jóvenes.
“Esta brecha se puede deber a la poca visibilidad que se da a las mujeres científicas. Incluso en los premios, el porcentaje de mujeres galardonadas no llega al 5%, están prácticamente ausentes”, ha denunciado Vela.
La encuesta muestra que los ciudadanos solicitan más información científica en los medios de comunicación. En torno al 60% de los consultados sostiene que el número de noticias de ciencia es “insuficiente” en prensa en papel, radio y televisión. Solo los medios digitales cubren las demandas de información científica, según los encuestados.
Internet ya es la primera fuente de información científica para el 40% de los ciudadanos, sobre todo los jóvenes. Un 84% de los chavales de entre 15 y 24 años y un 78% de las personas de 25 a 34 años acuden a internet como primera fuente de información científica. Sus principales vías de acceso a la información científica son la Wikipedia, la prensa generalista online y las redes sociales.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/04/23/ciencia/1429792444_486485.html
Cuánto sabe de Ciencias: http://elpais.com/elpais/2015/04/23/actualidad/1429806820_659696.html
miércoles, 29 de abril de 2015
Educación, desigualdad y empleo
España se ha convertido en uno de los países más desiguales, no solo de la Unión Europea, sino también de la OCDE, el club de países más ricos del mundo. ¿Por qué? Una respuesta que está adquiriendo gran visibilidad ahí donde se cocina la sabiduría convencional del país, se centra en las grandes limitaciones del sistema educativo en España. En realidad, tales limitaciones se consideran también la causa del escaso crecimiento económico de este país, que se explica por la falta de gente formada, familiarizada con las nuevas tecnologías y conocimientos, que pueda responder a las necesidades del mundo productivo, compitiendo así en el mercado internacional. Constantemente se acentúa el mensaje de que el sistema educativo no está configurado para ayudar al mundo empresarial, que se encuentra con gran necesidad de trabajadores cualificados que puedan competir con los otros países avanzados tecnológicamente.
Pero, además de ser el sistema educativo insuficiente para responder a las necesidades de la economía, el sistema educativo español también ha sido criticado, con razón, por ser reproductor de las grandes desigualdades sociales existentes en el país a través del sistema dual de escuelas públicas y privadas (con un gasto por alumno muy dispar, a beneficio de la escuela privada, es un sistema dual que reproduce el sistema de clases sociales, muy marcado en España). De ahí deriva el gran diferencial de visiones entre las izquierdas y las derechas, las primeras a favor de la escuela pública, las segundas a favor del mantenimiento de la escuela privada (de propiedad de la Iglesia Católica en su mayoría).
La evidencia científica existente
No puede haber ninguna duda de que la dualidad del sistema escolar (público versus privado) es uno de los mayores factores de perpetuación de las desigualdades en España, y la expansión de esta dualidad, promovida por el gobierno del Partido Popular, las está reproduciendo e incrementando.
Habiendo dicho esto, es importante señalar que mientras hay evidencia de lo primero (de la reproducción de las desigualdades a través del sistema educativo), no hay evidencia de que el retraso económico español pueda deberse a las supuestas limitaciones del sistema escolar. Un análisis del sistema productivo señala que no hay déficit de trabajadores cualificados ni de profesionales avanzados en España. En realidad, hay más de los que el sistema productivo requiere, lo que explica su elevado desempleo y su éxodo a otros países. Hoy el mayor número de puestos de trabajo continúan estando en los puestos de baja cualificación. Lo que precisamente se requiere es cambiar estos puestos de trabajo para darles mayor responsabilidad y creatividad en el desarrollo de sus funciones, una tarea poco prioritaria en el sistema empresarial.
¿Qué está ocurriendo?
La raíz del problema es la estructura económica del país, donde predominan los sectores de baja productividad. Pero esta situación en sí no tendría por qué ser un problema, pues sectores de baja productividad pueden convertirse en sectores de alta productividad mediante inversiones en el puesto de trabajo. Y ahí está el quid de la cuestión: la falta de inversión en mejorar los puestos de trabajo, una de las más bajas de la UE. El empresario no siente ninguna presión de invertir cuando le es tan fácil conseguir trabajadores mal pagados. Si le fuera difícil, invertiría más, para que cada trabajador produjera más. Y ahí está el meollo del problema. Salarios bajos determinan baja productividad.
Pero este entendimiento del problema que tiene la economía española desplaza el punto de atención del trabajador al empresario, el cual tiene mucho más poder que el primero. Ello explica que se hable muchísimo menos de intervenciones sobre el empresariado, incluyendo su gran acumulación de beneficios a costa de ofrecer salarios bajos. Ahí es donde aparece la raíz de la desigualdad, en la excesiva concentración de los beneficios en sectores muy minoritarios de la población. Pero las soluciones pasan por unas políticas fiscales mucho más intervencionistas y más redistributivas, tema tabú hoy en día.
Una medida que Juan Torres y yo sugerimos en el documento preparado para Podemos, que en su original se titulaba Democratizar la economía para salir de la crisis mejorando la equidad, el bienestar y la calidad de vida. Una propuesta de debate para solucionar los problemas de la economía española, y que Podemos cambió a Un proyecto económico para la gente (del cual apenas se ha oído más), fue la de establecer el derecho al trabajo garantizado por el Estado, a nivel central, autonómico o local. Esta medida podría desarrollarse de muchas maneras (que detallamos en el documento), desde incentivar la creación de empleo por parte del sector privado a la provisión de empleo con financiación pública. Intentábamos con este tipo de medidas recuperar las políticas públicas que caracterizaron a los gobiernos socialdemócratas del norte de Europa, caracterizadas por alcanzar el pleno empleo con salarios altos y condiciones de trabajo satisfactorias, todo ello fruto de tener unos sindicatos fuertes (el 70% de la población laboral está sindicalizada), y un mundo del trabajo fuerte, con instrumentos políticos próximos a tal mundo que han gobernado durante la mayoría de años desde la II Guerra Mundial.
Como consecuencia de ello, el porcentaje de la población adulta que trabaja es muy elevado (82%), siendo ello causado, en gran parte, por la elevada participación de la mujer en el mercado de trabajo. Estas tasas de participación explican que el número de trabajadores que crean riqueza y pagan impuestos sea muy elevado. Por otra parte, la elevada participación de la mujer al mercado laboral crea la necesidad de mayor trabajo, no solo como consecuencia de aumentar el consumo, sino también porque exige que alguien haga la tarea realizada anteriormente por la mujer en sus labores familiares.
En el sur de Europa
La debilidad del mundo del trabajo en el sur de Europa explica que raramente las políticas de pleno empleo hayan sido prioritarias en los gobiernos, incluyendo los de izquierdas, que raramente han considerado que sea responsabilidad del Estado crear buen empleo. Esta situación se ha visto reforzada por otro argumento, procedente de sensibilidades neoliberales (pero que han pasado a ser absorbidas por algunos sectores de las izquierdas), y que asume que el gran avance de la productividad y la tecnología hace prever un futuro con pocos puestos de trabajo. Esta suposición carece, sin embargo, de credibilidad, pues las necesidades humanas, incluyendo las desatendidas, son enormes. A la luz de la evidencia existente, no puede concluirse que el bajo porcentaje de la población que trabaja en España se deba a su elevada productividad o a haber alcanzado ya nuestras necesidades cubiertas. Se debe a la escasísima prioridad que han tenido las políticas públicas destinadas en alcanzar pleno empleo, tomando como objetivo la producción de buen empleo, facilitando la participación de la mujer y de los jóvenes en el mercado de trabajo. Las políticas que se han estado siguiendo por los gobiernos españoles en respuesta a la crisis –sus reformas laborales y sus recortes- han empeorado incluso más la situación de empleo, acelerando la destrucción de empleo, lo cual se ha acentuado todavía más con los recortes de gasto público y la bajada de salarios, creando un enorme problema de demanda, convirtiendo a España no solo en uno de los países de la Eurozona con mayor desempleo, sino también con un mayor porcentaje de la población sin empleo. Ahí están las raíces de la miseria y la pobreza en la que viven grandes sectores de la población en España.
Vicenç Navarro. Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra. Ex Catedrático de Economía. Universidad de Barcelona.
Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/13170/educacion-desigualdad-y-empleo/
Pero, además de ser el sistema educativo insuficiente para responder a las necesidades de la economía, el sistema educativo español también ha sido criticado, con razón, por ser reproductor de las grandes desigualdades sociales existentes en el país a través del sistema dual de escuelas públicas y privadas (con un gasto por alumno muy dispar, a beneficio de la escuela privada, es un sistema dual que reproduce el sistema de clases sociales, muy marcado en España). De ahí deriva el gran diferencial de visiones entre las izquierdas y las derechas, las primeras a favor de la escuela pública, las segundas a favor del mantenimiento de la escuela privada (de propiedad de la Iglesia Católica en su mayoría).
La evidencia científica existente
No puede haber ninguna duda de que la dualidad del sistema escolar (público versus privado) es uno de los mayores factores de perpetuación de las desigualdades en España, y la expansión de esta dualidad, promovida por el gobierno del Partido Popular, las está reproduciendo e incrementando.
Habiendo dicho esto, es importante señalar que mientras hay evidencia de lo primero (de la reproducción de las desigualdades a través del sistema educativo), no hay evidencia de que el retraso económico español pueda deberse a las supuestas limitaciones del sistema escolar. Un análisis del sistema productivo señala que no hay déficit de trabajadores cualificados ni de profesionales avanzados en España. En realidad, hay más de los que el sistema productivo requiere, lo que explica su elevado desempleo y su éxodo a otros países. Hoy el mayor número de puestos de trabajo continúan estando en los puestos de baja cualificación. Lo que precisamente se requiere es cambiar estos puestos de trabajo para darles mayor responsabilidad y creatividad en el desarrollo de sus funciones, una tarea poco prioritaria en el sistema empresarial.
¿Qué está ocurriendo?
La raíz del problema es la estructura económica del país, donde predominan los sectores de baja productividad. Pero esta situación en sí no tendría por qué ser un problema, pues sectores de baja productividad pueden convertirse en sectores de alta productividad mediante inversiones en el puesto de trabajo. Y ahí está el quid de la cuestión: la falta de inversión en mejorar los puestos de trabajo, una de las más bajas de la UE. El empresario no siente ninguna presión de invertir cuando le es tan fácil conseguir trabajadores mal pagados. Si le fuera difícil, invertiría más, para que cada trabajador produjera más. Y ahí está el meollo del problema. Salarios bajos determinan baja productividad.
Pero este entendimiento del problema que tiene la economía española desplaza el punto de atención del trabajador al empresario, el cual tiene mucho más poder que el primero. Ello explica que se hable muchísimo menos de intervenciones sobre el empresariado, incluyendo su gran acumulación de beneficios a costa de ofrecer salarios bajos. Ahí es donde aparece la raíz de la desigualdad, en la excesiva concentración de los beneficios en sectores muy minoritarios de la población. Pero las soluciones pasan por unas políticas fiscales mucho más intervencionistas y más redistributivas, tema tabú hoy en día.
Una medida que Juan Torres y yo sugerimos en el documento preparado para Podemos, que en su original se titulaba Democratizar la economía para salir de la crisis mejorando la equidad, el bienestar y la calidad de vida. Una propuesta de debate para solucionar los problemas de la economía española, y que Podemos cambió a Un proyecto económico para la gente (del cual apenas se ha oído más), fue la de establecer el derecho al trabajo garantizado por el Estado, a nivel central, autonómico o local. Esta medida podría desarrollarse de muchas maneras (que detallamos en el documento), desde incentivar la creación de empleo por parte del sector privado a la provisión de empleo con financiación pública. Intentábamos con este tipo de medidas recuperar las políticas públicas que caracterizaron a los gobiernos socialdemócratas del norte de Europa, caracterizadas por alcanzar el pleno empleo con salarios altos y condiciones de trabajo satisfactorias, todo ello fruto de tener unos sindicatos fuertes (el 70% de la población laboral está sindicalizada), y un mundo del trabajo fuerte, con instrumentos políticos próximos a tal mundo que han gobernado durante la mayoría de años desde la II Guerra Mundial.
Como consecuencia de ello, el porcentaje de la población adulta que trabaja es muy elevado (82%), siendo ello causado, en gran parte, por la elevada participación de la mujer en el mercado de trabajo. Estas tasas de participación explican que el número de trabajadores que crean riqueza y pagan impuestos sea muy elevado. Por otra parte, la elevada participación de la mujer al mercado laboral crea la necesidad de mayor trabajo, no solo como consecuencia de aumentar el consumo, sino también porque exige que alguien haga la tarea realizada anteriormente por la mujer en sus labores familiares.
En el sur de Europa
La debilidad del mundo del trabajo en el sur de Europa explica que raramente las políticas de pleno empleo hayan sido prioritarias en los gobiernos, incluyendo los de izquierdas, que raramente han considerado que sea responsabilidad del Estado crear buen empleo. Esta situación se ha visto reforzada por otro argumento, procedente de sensibilidades neoliberales (pero que han pasado a ser absorbidas por algunos sectores de las izquierdas), y que asume que el gran avance de la productividad y la tecnología hace prever un futuro con pocos puestos de trabajo. Esta suposición carece, sin embargo, de credibilidad, pues las necesidades humanas, incluyendo las desatendidas, son enormes. A la luz de la evidencia existente, no puede concluirse que el bajo porcentaje de la población que trabaja en España se deba a su elevada productividad o a haber alcanzado ya nuestras necesidades cubiertas. Se debe a la escasísima prioridad que han tenido las políticas públicas destinadas en alcanzar pleno empleo, tomando como objetivo la producción de buen empleo, facilitando la participación de la mujer y de los jóvenes en el mercado de trabajo. Las políticas que se han estado siguiendo por los gobiernos españoles en respuesta a la crisis –sus reformas laborales y sus recortes- han empeorado incluso más la situación de empleo, acelerando la destrucción de empleo, lo cual se ha acentuado todavía más con los recortes de gasto público y la bajada de salarios, creando un enorme problema de demanda, convirtiendo a España no solo en uno de los países de la Eurozona con mayor desempleo, sino también con un mayor porcentaje de la población sin empleo. Ahí están las raíces de la miseria y la pobreza en la que viven grandes sectores de la población en España.
Vicenç Navarro. Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra. Ex Catedrático de Economía. Universidad de Barcelona.
Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/13170/educacion-desigualdad-y-empleo/
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