viernes, 21 de septiembre de 2018

Una guerra contra el proyecto chino

Las barreras comerciales de Trump contra China significan el inicio de la guerra contra la “Nueva ruta de la seda”,
el único proyecto abierto, integrador, universalista y no basado en la lógica de la imposición del más fuerte que existe en el mundo de hoy.

Donald Trump ha lanzado esta semana aranceles por valor de 2000.000 millones de dólares contra productos chinos que se suman a anteriores medidas. No tiene que ver con aluminio, ni coches ni acero, como ocurre con Europa, sino que hay que leerlo como una exigencia a que China renuncie a su ascenso al estatus de gran potencia. Y esa exigencia está respaldada militarmente. Es decir, la guerra comercial que Washington ha declarado tiene grandes posibilidades de ser prolegómeno de una guerra propiamente dicha, una guerra militar. Veamos por qué.

La política china está ganando peso y prestigio en el mundo desde cualquier punto de vista con su llamada “Nueva ruta de la seda” (Belt and Road Initiative). Los desórdenes del presidente broncas colocan a Xi Jinping en el papel de serio y previsible estadista de proyección mundial. Su prudencia y previsibilidad contrastan aún más al lado de la oferta que Estados Unidos viene lanzando al mundo: una oferta basada en la fuerza, mayormente militar, y regida por la fórmula, “o estás conmigo, o estás contra mí”. Al lado de eso, la “Nueva ruta de la seda” puede leerse como alternativa sostenible: el único proyecto abierto, integrador, universalista y no basado en la lógica de la imposición del más fuerte que existe en el mundo de hoy. ¿Qué significa?

De puertas adentro: tercera fase desde 1949
Para China la “Nueva ruta de la seda” es la tercera gran fase desde el establecimiento de la República Popular en 1949. La primera fase fue la revolución maoísta que levantó al país del suelo. La segunda, sobre los cimientos de la revolución, fue la modernización económica de Deng Xiaoping y sus sucesores. Esa modernización se hizo en el bien entendido de que China debía ser prudente y humilde en la esfera internacional: no meterse en conflictos ni presentar ambiciones que comprometieran su prioridad de desarrollo interno en una etapa tan delicada. Con Xi Jinping se llega a la tercera gran fase: definir y afirmar el papel de China en el mundo.

Tras el impulso económico y modernizador de las últimas décadas, la intervención directa de China en los asuntos mundiales se ha convertido en condición de la continuidad del ascenso chino. Y eso no solo por la necesidad de estabilizar y garantizar los suministros que alimentan su fábrica global: por una simple cuestión de la escala adquirida por su poderío, la prudente no intervención y discreción internacional pregonada por Deng Xiaoping ha comenzado a quedarse desfasada. Los imperativos del mismo “ascenso chino” que hasta hace poco exigían discreción, exigen ahora una mayor intervención en el mundo.

De puertas afuera: asumir responsabilidades globales
Desde el punto de vista de las relaciones entre grandes potencias China ha iniciado con esta tercera fase el primer movimiento del relevo hacia el papel de superpotencia. Lanzada en septiembre de 2013, la nueva ruta de la seda es un gran proyecto de integración económica de Asia, África y Europa mediante colosales inversiones en infraestructuras. Una red de corredores energéticos, vías de comunicación y transporte terrestres y marítimas, e integraciones financieras, destinada a afianzar y expandir la economía global. Con su lanzamiento previsto para el 2021 y una perspectiva hasta el año 2049, ya implica, como proyecto, a una sesentena de países -muchos de ellos sin más cálculo que recibir inversiones chinas- que representan el 70% de la población mundial, el 55% del PIB y el 75% de los recursos energéticos globales conocidos. La iniciativa se basa en tres principios; apertura hacia todos los países, carácter integrador basado en el respeto a la idiosincrasia y opciones de desarrollo de cada uno de ellos, y normas de mercado. El resultado implícito de esta iniciativa es crear un nuevo paradigma geopolítico alternativo al del hegemonismo. En Washington lo entienden perfectamente y lo ven como un verdadero desafío al dominio de Eurasia y de la economía mundial ejercido por Estados Unidos. Y no están dispuestos a permitirlo. Si todo eso funciona, el ascenso de China solo puede ser detenido por la guerra.

¿Primera salva comercial de un conflicto militar?
De momento ha comenzado como guerra comercial -ignorando el hecho de que el 40% de la exportación china al resto del mundo procede de multinacionales americanas y europeas instaladas en China- sin embargo el pivot to Asia (el traslado al entorno de China del grueso de la fuerza aeronaval de Estados Unidos) y los incidentes y tensiones en el Mar de la China meridional, avisan de una dinámica militar bien concreta y conocida. Eso, y no las simplezas del “segundo Mao” publicadas con tanta frecuencia en nuestros medios de comunicación, es lo que explica los poderes ampliados de los que Xi Jinping ha sido dotado: esperando una fase turbulenta que incluye tensión militar en el mejor de los casos y conflicto abierto en el peor, los dirigentes chinos se han puesto un cinturón de seguridad, algo que no tiene nada que ver con Mao, de la misma forma en que la sociedad china actual no es la de entonces.

Con eso en las previsiones, el objetivo militar chino a medio plazo no es desafiar el dominio militar global de Estados Unidos, un objetivo que sería irreal, agotador y extremadamente peligroso, sino sembrar dudas entre los generales americanos sobre las posibilidades de una victoria de Estados Unidos en un pulso militar regional en el Mar de China meridional, donde se acumulan las tensiones del pivot to Asia.

La estrategia de China se dirige a disolver las alianzas de Estados Unidos en Asia Oriental y el Pacífico occidental. Pekín considera esas alianzas reliquias de la guerra fría y confía en que su peso comercial con los países de la región implicados -que ya es superior al de Estados Unidos- sea determinante en ese proceso de disolución. Al mismo tiempo, China fortalece su potencial aeronaval.

Con Xi Jinping se ha realizado un cambio radical en la estructura de las fuerzas armadas chinas y en la doctrina militar de China, constata el ex primer ministro australiano Kevin Rudd, uno de los raros gobernantes occidentales que habla y lee chino. El objetivo es, “sembrar la duda sobre la capacidad de Estados Unidos de vencer en un conflicto militar con China en la región alrededor de las islas en disputa y en el propósito de defender Taiwan”, dice Rudd. Muy pronto, China podrá desafiar el dominio militar regional (que no global) de Estados Unidos allí. Las primeras salvas de esta guerra están siendo disparadas con munición comercial, pero no hay que engañarse: no tiene que ver con comercio, tiene que ver con dos ofertas para diseñar el futuro. Todos los escepticismos sobre el futuro papel de China en el mundo son legítimos, pero de esas dos ofertas solo una es militarista.

https://rafaelpoch.com/2018/09/20/una-guerra-contra-el-proyecto-chino/

¿La utopía anarcofeminista* alcanzada? La revolución de las mujeres kurdas y lo que debemos aprender.

Pilar Villanueva

El desconcierto

Las mujeres kurdas, intentan destruir el menosprecio colonial de su cultura y tomar responsabilidad de sus propias vidas y decisiones. Se juntan y discuten la forma en que la dominación del sistema patriarcal mantiene su poder a través de la separación entre una mujer y otra. No solo están luchando por su liberación, sino que también por la de todas las mujeres del mundo.



Rojava es la región kurda ubicada al norte de Siria y que desde la antigüedad ha sido un lugar altamente dinámico, pues Mesopotamia es uno de los tres lugares donde se vivó la revolución del Neolítico. No resulta tan extraño que sea en esta región donde se esté desarrollando lo que puede llegar a ser una de las más importantes revoluciones de la historia. Actualmente, Rojava está dividida en tres cantones o unidades administrativas: Kobane en el centro, Jazira en el este, y Afrin en el oeste. Este último cantón fue recientemente ocupado por las fuerzas especiales de Turquía y los y las kurdas actualmente están intentando recuperarlo. Los tres cantones funcionan de manera cooperativa para hacer frente al Estado Islámico (IS). Asimismo, no toda la población de estas regiones es kurda, sino que hay kurdos/as, árabes, asirios/as, turcómanos/as, y personas de distintos grupos religiosos como musulmanes, cristianas y yazidíes.

Fue en el 2011 que el movimiento kurdo de liberación declaró su intención de construir un nuevo modelo de sociedad basado en el confederalismo democrático. Posteriormente, en el 2012 se produjeron una serie de levantamientos populares con el fin de liberar a las ciudades y los pueblos de Rojava donde habitaban mayoritariamente kurdos y kurdas, y que estaban bajo la dictadura de Ba’ath. Así, el movimiento estableció un nuevo sistema democrático y en el 2014 declararon por primera vez su autonomía democrática.

El Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) fue una las organizaciones claves que dio nacimiento y fortaleció al movimiento kurdo de liberación. El PKK fue fundado en el 1978 por revolucionarios/as kurdos/as y turcos/as, entre quienes se encontraban sus líderes Abdullah Öcalan y Sakine Cansiz, que formaron este partido como un movimiento de liberación marxista-leninista. En medio de un ajetreo político donde el régimen de Ba’ath en Siria estaba en contra del gobierno turco por la propiedad sobre el agua, el PKK inicia la guerrilla contra este Estado, que los/las estaba reprimiendo violentamente y que ocupaba el norte de Kurdistán ,en 1984. Tanto hombres como mujeres kurdas y/o simpatizantes se unieron a esta guerrilla, lo que marcó esta participación de las mujeres desde el comienzo y que luego se traduciría en la creación el ejército de mujeres llamado La Unión de Mujeres Libres de Kurdistán (YAJK). Las mujeres que entonces se unieron a la guerrilla rechazaron los tradicionales roles patriarcales y crearon un nuevo rol de luchadoras de la libertad. Así, en las montañas de Kurdistán, las mujeres crearon principios de organización autónoma entre mujeres, un liderazgo dual, y el requisito de que existiera un mínimo de 40% de participación de las mujeres en todas las áreas, aspectos que hoy se aplican a todas las regiones de Kurdistán.

Öcalan fue arrestado el 1999 por las fuerzas especiales turcas gracias a la intervención de la CIA. En un comienzo el líder del PKK fue sentenciado a muerte, pero gracias a su intervención legal a través de un acuerdo de paz, se llegó al confinamiento solitario en prisión. Fue aquí donde Öcalan comenzó a estudiar y referenciar las escrituras del teórico libertario Murray Bookchin, historiadores como Wallerstein y Foucault, además de algunos movimientos sociales como el de los zapatistas. Gracias al aprendizaje de estas experiencias y teorías, Öcalan crea el modelo del Confederalismo Democrático y la Autonomía Democrática.

El confederalismo democrático uno los principios del municipalismo libertario, la ecología social y el feminismo. Es un concepto para representar la democratización radical de la sociedad, donde el rol y participación de la mujer es de primera importancia, pues tal como dice el líder del PKK, “un movimiento no tiene oportunidad de crear una sociedad libre real y duradera a menos que la liberación de las mujeres sea una parte esencial de sus prácticas” (traducción propia de Revolution in Rojava, p. 43). Asimismo, este nuevo sistema social propone una administración política propia, donde todos los grupos de la sociedad y todas las identidades culturales puedan expresarse en las reuniones locales, convenciones o consejos. Se busca la integración de la sociedad como un todo y lo político es parte de la vida diaria. Así, esta revolución basada en el confederalismo democrático se comprende como antiestatal, pues funciona por medio de una economía comunal, es decir, cada comunidad tiene una autonomía; y anticentrista, con un trabajo desde abajo. En otras palabras, “mientras la nación democrática sería el espíritu, la autonomía democrática representaría el cuerpo”.

Lo más interesante y distinto en esta revolución, en comparación a todas las que hemos tenido en la historia, es que lo central es la liberación de la mujer. Las y los kurdos están creando una sociedad libre del Estado, y para lograrlo saben que primero deben vencer al patriarcado. Y esta idea está a la base tanto de la democrática organizada en comunas, como del confederalismo a mayor escala.

Las mujeres kurdas, en medio de una cultura y región donde al ser violadas son abandonadas por sus familias por ser una vergüenza, o son asesinadas para salvar el ‘honor’, nos han (de)mostrado que la emancipación de la mujer puede ocurrir bajo cualquier circunstancia y lugar si es que hay organización, autodefensa y camaradería. Las mujeres han enfrentado la cultura en el mundo islámico que no solo desdeña a la mujer abusada y/o violada, sino que también donde el ‘honor’ del hombre se encuentra en la habilidad de controlar a las mujeres y niñas/as.

15 años luego de que Öcalan fuera raptado y encarcelado, eran principalmente las mujeres quienes apoyaban el movimiento de liberación, pues sabían que en esta filosofía radicaba su libertad e igualdad. Las mujeres kurdas, intentan destruir el menosprecio colonial de su cultura y tomar responsabilidad de sus propias vidas y decisiones. Se juntan y discuten la forma en que la dominación del sistema patriarcal mantiene su poder a través de la separación entre una mujer y otra. Estas mujeres no solo están luchando por su liberación, sino que también por la de todas las mujeres del mundo. Su principio es crear nuevos valores que se contrapongan a la cultura materialista del patriarcado, y reconfigurar los medios de expresión propios de las mujeres, su arte y su cultura. Por tanto, si es que existe algún referente donde el feminismo, las mujeres y sus aliados/as debemos mirar, es hacia Kurdistán y su revolución. Si ellas lo están logrando en medio de una guerra, una cultura de dominación masculina y un aprisionamiento familiar, nosotras también podemos.
*P. D.: no entiendo por qué llama anarco feminista. Sus ideales son marxistas.

Fuente:
http://www.eldesconcierto.cl/2018/08/22/la-utopia-anarcofeminista-alcanzada-la-revolucion-de-las-mujeres-kurdas-y-lo-que-debemos-aprender/

Lo indefendible: Idlib y la izquierda

Leila's blog

Traducción para Rebelión de Loles Oliván Hijós.

El sábado pasado los ataques aéreos del régimen y rusos se intensificaron en Idlib en lo que parece ser el preludio de la campaña anunciada para recuperar el control de la provincia. Solo un día antes, miles de hombres, mujeres y niños sirios tomaron las calles en más de 120 ciudades y pueblos en las restantes áreas liberadas coreando el lema “elegimos la resistencia”.

Se manifestaban por sus vidas. Idlib alberga en la actualidad a tres millones de personas, un tercio de las cuales son menores. Más de la mitad de la población actual son desplazados o han sido evacuados por la fuerza a la provincia desde otros lugares. Tienen escasas opciones para huir del asalto. Las fronteras están cerradas y no quedan zonas seguras. Pero no quieren ser expulsados de sus hogares por la fuerza. En las protestas muchos portaban pancartas en las que se leía el rechazo al llamamiento del enviado de la ONU Staffan de Mistura solicitando que los civiles sean evacuados a zonas controladas por el régimen, donde podrían desaparecer en cámaras de tortura o ser reclutados por la fuerza, como les ha sucedido antes a otros. La 'reconciliación' en el contexto sirio significa volver al sometimiento, a la humillación y a la tiranía.

Las pancartas y las consignas lo dejaban claro: el objetivo de las protestas era evitar un ataque del régimen y de los que le apoyan, mostrar al mundo que hay civiles en Idlib cuyas vidas están amenazadas, y seguir afirmando su rechazo a Assad. Entre la multitud resonaba el lema “as shaab yurid isqat al nizam” (la gente quiere la caída del régimen) rememorando los primeros días del levantamiento. No solo protestaban por el fascismo interno sino también por los imperialismos extranjeros, el de Rusia y el de Irán, que respaldan al dictador en su campaña para acabar con la oposición interna.

Sin embargo, una vez más, los llamamientos de los manifestantes pacifistas sirios han sido ignorados por la “izquierda pacifista” occidental. En lugar de pedir que se ponga fin al bombardeo o reclamar apoyo para las víctimas de la guerra, muchos han preferido comprar el discurso del régimen –“guerra contra el terrorismo”– que sostiene que el objetivo del asalto es eliminar a los combatientes yihadistas. Una falacia que debería haberse desvanecido el sábado. El hospital Sham de la aldea de Has, en el sur de Idlib, fue blanco de bombas de barril y misiles hasta quedar fuera de servicio. Se habían trasladado sus instalaciones bajo tierra, a una cueva, en un fútil intento final de protegerlo del bombardeo aéreo. Según la Unión de Organizaciones de Asistencia Médica y Socorro, tres hospitales, dos Centros de Defensa Civil y un sistema de ambulancias fueron atacados los días 6 y 7 de septiembre en Idlib y el norte de Hama, dejando a miles de personas sin atención médica.

Los grupos extremistas tienen presencia en Idlib –algunos han sido enviados por el propio régimen tras evacuarlos de otros lugares. Hayaat Tahrir Al Sham (HTS), que tenía antes vínculos con Al Qaeda, domina gran parte de la provincia con sus 10.000 combatientes. Sin embargo, lejos de ser un “bastión de Al Qaeda”, HTS no ha conseguido el apoyo de la mayor parte de la población que continuamente ha opuesto resistencia a la presencia del grupo y a su ideología reaccionaria. En las protestas del viernes pasado en la ciudad de Idlib HTS disparó munición real para disolver la manifestación. La multitud rápidamente se volvió contra sus combatientes llamándolos shabiha (insulto que antes se reservaba para los matones del régimen) y gritando “Jolani fuera”, en referencia al líder del grupo.

Muchos sectores de la 'izquierda' sostienen que entre una población de tres millones de individuos no queda 'buena gente' a la que apoyar. O consideran que la presencia de unos cuantos miles de extremistas es justificación suficiente para arrasar Idlib hasta dejarla en ruinas y castigar colectivamente a sus residentes. Obvian a la mayoría invisible de los sirios y sirias que no usa armas para imponer su poder como si fueran irrelevantes. Han elegido ignorar a quienes han resistido toda forma de autoritarismo y a quienes se han comprometido a crear un futuro mejor para sus familias, sus comunidades y la sociedad en general. [Esa izquierda] Presenta un binario grotescamente simplificado en el que la alternativa se dirime entre Assad y Al Qaeda como si el conflicto y el arraigo de la intensa lucha social se redujera a un mero partido de fútbol entre dos equipos. La parte a la que respaldan es un régimen fascista –porque al menos es “laico”–, un régimen que arroja a los niños a la muerte mientras duermen, que opera en campos de muerte en los que se tortura a los disidentes hasta morir y que ha sido acusado por la ONU de “crimen de exterminio”. A cualquiera que se resista a regresar al control del régimen se le tacha de enemigo y se convierte en objetivo legítimo a atacar. Libertad, democracia, justicia social, dignidad son metas a las que solo deberían aspirar los occidentales. El resto debería callarse y hacer las paces.

Desde esta visión internacional siniestra y racista, todo el mundo es de Al Qaeda o simpatizante. Que haya mujeres en las comunidades rurales y conservadoras que no se visten como las mujeres occidentales o que tienen que vencer valientemente numerosos obstáculos y amenazas a su seguridad para participar en la esfera pública (como hicieron en las protestas del viernes pasado) se considera muestra de sus inclinaciones terroristas, justificación en sí misma para su aniquilación. En lugar de solidarizarse con las valerosas mujeres de Idlib que se resisten tanto al régimen como a otros grupos armados extremistas y que luchan por superar costumbres sociales tradicionales y patriarcales profundamente arraigadas, prefieren apoyar a un Estado que envía milicias para llevar a cabo campañas de violaciones masivas en comunidades disidentes o que inserta ratas en las vaginas de las mujeres detenidas. La deshumanización de los sirios y de las sirias se ha planificado de tal manera que muchos se resisten a creer que entre el caos y los señores de la guerra pueda haber seres humanos comunes y corrientes dignos de apoyar, personas como “nosotros”.

Cuesta entender que las devastadoras campañas de bombardeos llevadas a cabo por el Estado sirio y por Rusia en áreas residenciales densamente pobladas que han matado a cientos de miles de personas, puedan ser ignoradas por cualquiera que se declare militante “contra la guerra”. Parece que las vidas sirias solo importan cuando son destruidas por bombas occidentales. El “antiimperialismo” de hoy se está utilizando como tapadera de apoyo a regímenes totalitarios por personas lo suficientemente privilegiadas como para no haber experimentado nunca lo que es vivir bajo su yugo. No contentos con ignorar los crímenes de guerra y otras atrocidades masivas, pretenden que se absuelva a los culpables y niegan que hayan ocurrido atrocidades. Circulan por doquier teorías conspirativas –a menudo originadas en el Estado ruso o en los medios de extrema derecha– sobre ataques químicos y “falsas banderas” que solo pretenden blanquear los crímenes del régimen y justificar el ataque contra civiles y trabajadores humanitarios. Siria se ha convertido en motivo de conversación para marcarse puntos políticos sin pensar dos veces en el peligro real que tales acusaciones falsas crean para la vida de las personas, ni en el profundo dolor y la ofensa que causan a las víctimas.

En su reciente libro, Indefensible: Democracy, Counter-Revolution and the Rhetoric of Anti-imperialism [Indefendible: Democracia, contrarrevolución y la retórica del antiimperialismo], Rohini Hensman se pregunta “cómo ha llegado a usarse la retórica del antiimperialismo para apoyar las contrarrevoluciones contrarias a la democracia en todo el mundo”. Argumenta que hay tres clases de “pseudo-antiimperialistas”. Los primeros son los que creen que “Occidente es el único opresor en todos los contextos”, obran desde un “etnocentrismo occidental” que los hace ajenos al hecho de que gentes de otras partes del mundo tengan como ellos voluntad propia, y que puedan ejercerla tanto para oprimir a los demás como para luchar contra la opresión”. La segunda categoría son los “neo-estalinistas” que “apoyarán cualquier régimen respaldado por Rusia, no importa lo derechista que sea”. El tercero “está compuesto por tiranos e imperialistas, perpetradores de crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, genocidios y agresiones, que apenas reciben un atisbo de crítica occidental, reclaman de inmediato que están siendo criticados por ser antiimperialistas”.

Para apoyar su argumento, Hensman ofrece una descripción detallada del verdadero antiimperialismo en oposición al “pseudo-antiimperialismo” a través de casos de estudio en Rusia y Ucrania, Bosnia y Kosovo, Irán, Iraq y Siria. Demuestra cómo autodenominados “izquierdistas” han apoyado reiteradamente a regímenes autoritarios contra las luchas democráticas populares, difundiendo la intolerancia antimusulmana, construyendo alianzas tácticas con fascistas, diseminando teorías de la conspiración y propaganda del Kremlin/o del Estado, participando en la negación del genocidio o en las atrocidades y culpando a las víctimas. Su excelente libro viene a recordar oportunamente que las narrativas propagadas en torno a Siria, en las que una extrema izquierda se hace eco de argumentos de la extrema derecha y en las que se prioriza la geopolítica sobre las luchas y las vidas de las personas, son ejemplo inquietante de algo mucho más profundo.

Mientras las bombas caen sobre Idlib, son pocos los sirios y sirias que esperan ver manifestaciones internacionales en apoyo de su causa o en defensa de sus vidas. Aquellos que reivindican el “internacionalismo” los abandonaron y se retiraron al aislacionismo o, peor aún, a la apología del fascismo. Si no se hace frente e esta cuestión, no será posible construir un movimiento internacional contra el autoritarismo, el imperialismo, la guerra y el capitalismo. Mientras tanto, los horrores que llevaron al mundo a declarar “nunca más” volverán a repetirse una y otra vez.

Fuente:
https://leilashami.wordpress.com/2018/09/14/indefensible-idlib-and-the-left/#more-970 .

Publicado inicialmente en Freedom

P. D.: Tiene toda la pinta de tratarse de una Fake News. Incluso el lugar original de publicación "Freedom" parece avalarlo. Los servicios secretos occidentales tienen una especial querencia por llamarse Free, Freedom, etc., después se olvidan de la libertad como en Kosovo, Irak, Libia, Yemen, Afganistán, la antigua Yugoeslavia. Siempre aparece una llamada a la libertad, a los derechos Humanos, y después de cambiado los gobiernos por uno prooccidental, "si te vi no me acuerdo". Estamos hartos de la utilización a sangre y fuego de los instrumentos llamados Derechos Humanos, o Libertad como palanca para apoderarse de las riquezas minerales o geopolíticas y aumentar su influencia en el mudo

_- Los trabajadores de Navantia y sus familias tienen derecho a sobrevivir, pero toca reflexionar si es ético hacerlo sobre la muerte de miles de civiles. Sobrevivir gracias a la muerte.

_- Finalmente el Ministerio de Defensa ha autorizado el envío a Arabia Saudí del cargamento de 400 bombas de precisión láser paralizado por Margarita Robles la pasada semana. El gobierno saudí amenazó con suspender a su vez la compra a España de cinco corbetas por valor de 1.813 millones de euros, de llevarse a cabo la suspensión de contrato anunciada por la ministra. Este contrato, según la empresa pública encargada de la construcción, Navantia, generaría cerca de 6.000 puestos de trabajos, entre directos e indirectos. El asunto ha provocado un interesante debate entre intereses y valores enfrentados. Por un lado, trabajadores que veían peligrar sus empleos y que se vieron apoyados por diferentes políticos, especialmente por el alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, quien afirmó: “el contrato (de Navantia con Arabia Saudí) me parece necesario. Significa trabajo y nosotros somos constructores de barcos, lo hemos hecho desde la época de los fenicios. En Arabia Saudí los derechos humanos no son respetados y estoy en contra de eso, pero mientras, ¿qué comemos? Hoy en día soy alcalde de esta ciudad y la responsabilidad es mirar por el interés de sus vecinos y la construcción de los barcos no va a acabar con la guerra en Yemen. Si no los hacemos nosotros, los harán otros”.

Expuesto lo anterior debemos de contemplar algunos datos necesarios para comprender la situación.
El 25 de marzo de 2015, una coalición internacional dirigida por Arabia Saudí atacó desde el aire a las milicias de los hutíes en Yemen, uno de los países más pobres de Oriente Medio. Era el inicio de la guerra que, desde entonces, golpea a la población del país árabe. Los saudís quieren derrocar a los rebeldes hutíes, de religión chiíta, que llegaron al poder de Yemen a principios de 2015. A diferencia del gobierno anterior de Yemen, el gobierno hutí se alinearía con Irán, Rusia o China, algo intolerable para Arabia Saudí y Estados Unidos. Por ello, en 2015, armas valoradas en casi 546 millones de euros salieron de las fronteras españolas con destino a Arabia Saudí, un 46% más que en 2014.

El mismo año en que comenzó la guerra de Yemen, el Gobierno del Partido Popular autorizó contratos para vender, durante los años siguientes, armamento valorado en 584 millones de euros a esta monarquía del Golfo. Entre los tipos de armas que España permitió exportar al país saudí había rifles, obuses, municiones, torpedos, misiles. Entre ellas estaban las 400 bombas de precisión láser cuya venta se planteó frenar por el Ejecutivo de Sánchez ante el riesgo de que pudieran utilizarse para bombardear Yemen. Las bombas que vamos a vender a Arabia Saudí son similares a las que en 2015, les vendió la Administración de Obama: 4.000 bombas GBU-12 Paveway II. Trump, por su parte, prometió vender 104.000 bombas guiadas a los saudíes.

Uno de los motivos por los que el Gobierno de Pedro Sánchez anunció que revisaría las condiciones de venta de armamento español a los países de la coalición fue que, pocos días antes de esa decisión, el 9 de agosto de 2018, un proyectil lanzado por la coalición liderada por Arabia Saudí cayó sobre un grupo de niños que viajaba en autobús escolar al norte de Yemen. Al menos 40 menores murieron en el ataque.

Amnistía Internacional ha documentado más de 36 bombardeos que “podrían constituir” violaciones y crímenes en virtud del derecho internacional. Las bodas, funerales, los mercados y los centros médicos son algunos de los objetivos de los bombardeos de la coalición liderada por Arabia Saudí en Yemen. El 23 de abril la aviación saudí bombardeó la celebración de una boda en la provincia yemení de Haya, 33 personas fallecieron y 41 resultaron heridas a causa del ataque, cuyo objetivo fueron las tiendas de invitados. Una imagen difundida por medios locales permitió identificar el origen de la munición utilizada en el ataque. Se trataba de los restos de una bomba guiada por láser GBU-12 Paveway II, fabricada por la empresa norteamericana Raytheon. Estos son ejemplos de la “utilidad” y “eficacia” de las bombas que venderemos a Arabia Saudí.

Desde el inicio del conflicto, según datos de Naciones Unidas, 6.660 civiles han muerto y 10.563 han resultado heridos, aunque “la cifra real es probablemente significativamente más alta”, reiteran los expertos. Las fuerzas saudíes también han cometido “tratos crueles y tortura, actos denigrantes, violaciones y al reclutamiento de niños menores de 15 años o haberlos utilizado como parte activa en las hostilidades”, según la ONU. Un total de 2,3 millones se han desplazado internamente a causa de la violencia.

En cuanto a las corbetas que estamos fabricando para los saudíes, que nadie imagine que son unos pacíficos barcos civiles. Se trata de buques de guerra que, en el mejor de los casos, sirven, según denuncian las ONG’s, para mantener el bloqueo naval que impide a Yemen la llegada de la ayuda humanitaria.

En esas corbetas se transportan helicópteros artillados (NH-90, AB-212, AB-412 o Eurocopter AS-565) y hasta dos embarcaciones semirrígidas de 5,5 metros de eslora cada una, lo que permite realizar acciones de asalto. Al tratarse de un buque de guerra, puede incorporar varios cañones de hasta 76 mm y sistemas de misiles SAM y SSM, así como dos lanzadores triples de torpedos.

Por supuesto que los trabajadores de Navantia y sus familias tienen derecho a sobrevivir. Pero visto la anterior, toca reflexionar si es ético sostener esa manutención en la muerte de miles de civiles por el ejército de una monarquía absolutista. Sentencias del tipo de “si no las vendemos nosotros se las venderán otros” o “mi responsabilidad es mirar por el interés de mis vecinos como alcalde”, como han dicho los sindicatos y el alcalde de Cádiz, son razonamientos inmorales e incluso xenófobos. Recuerda ese argumento de la ultraderecha de que los que importan son los españoles y no los seres humanos. ¿A Kichi le importan los gaditanos (mejor dicho, su puesto de trabajo) y no los seres humanos no gaditanos? ¿De verdad el sindicalismo español no sabe ni de internacionalismo, ni de derechos humanos, ni de solidaridad hasta el punto de interesarse solo por los empleos de su empresa? Hubo un tiempo en que trabajadores de Europa se negaban a trabajar en las industrias que vendían armamento al bando golpista de Franco. Es evidente que todos los que defendemos el fin de la venta de armas a Arabia Saudí o cualquier otra dictadura debemos pensar en una alternativa para esos trabajadores, como desde el ecologismo la planteábamos para los mineros del carbón u otras reconversiones industriales que hubo en España. Algunas veces me parece estar viendo la película El Verdugo, de Berlanga, donde el protagonista plantea que lo suyo es solo un trabajo que, además, quiere que herede su hijo. Porque si se trata de mantener de puestos de trabajo y mantener a tus hijos a costa de cualquier cosa, también el ladrón de bancos o el torturador (menos mal que alguien asumió perder un puesto de trabajo cuando se jubiló Billy el Niño) deberían mantenerse. La humanidad ha mejorado cuando los principios éticos y los derechos humanos se han puesto por delante de cuestiones particulares como el empleo de algunos, es el caso de la prohibición de las bombas de racimo o las minas antipersona, o el embargo a la Sudáfrica del apartheid. Es indiscutible que, en todos esos casos, se perdieron muchos puestos de trabajo, pero se entendió que había un motivo mayor.

Del mismo modo, países como Alemania, Bélgica, Holanda o Noruega ya no autorizan ni exportan armas que se puedan utilizar en el conflicto de Yemen, siguiendo directrices de la ONU y el Parlamento Europeo.

Lo preocupante es que España vive un boom en la venta de armas al mundo como nunca antes en su historia. Los millones de euros facturados entre el 2015 y 2017 han convertido a España en uno de los mayores proveedores mundiales de armas a Arabia Saudí. En estos años, ha ocupado el cuarto puesto en la lista de los principales exportadores de armas a la monarquía del Golfo, y ha conseguido posicionarse como el séptimo país del planeta que más comercializa armamentos y material bélico. Quizás lo que está haciendo la industria militar española es aprovecharse de que otros países sí tienen escrúpulos para apropiarnos de ese mercado.

Existe otro detalle todavía mucho más preocupante, como señala Pere Ortega, del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, Navantia, empresa pública propiedad del Estado, es una empresa donde su cuenta de resultados siempre ha sido negativa. En 2016 se perdieron 230 millones, y en los últimos diez años 730 millones de euros. Y si pierde dinero es porque los costes de producción de sus buques son superiores al valor de su venta. Por tanto, las cinco corbetas que se venderán a Arabia Saudí por 1.800 millones para cubrir sus costes de producción deberían tener un valor más elevado. Las pérdidas se subsanan con recursos del Estado, es decir, ni Navantia ni los españoles ganamos dinero vendiendo esas armas a los saudíes, al contrario, se las vendemos por debajo de su coste, estamos subvencionando las armas con las que Arabia Saudí masacra en Yemen o impiden la llegada de alimentos y ayuda humanitaria a una población donde se calcula que siete millones de personas están al borde de la inanición. Este es otro argumento para ir trabajando en una alternativa a los trabajadores de Navantia. Como señala Ortega, los sindicatos de Navantia, el ayuntamiento de Cádiz, el Gobierno de Andalucía y el Gobierno del Estado no se han puesto a investigar y diseñar un plan de conversión de esa naviera. No se ha buscado la complicidad de colegios profesionales de ingenieros, de asociaciones profesionales y de empresarios para llevar un plan de revitalización de la zona. Y seguro que es posible una reindustrialización y puesta en marcha de nuevos servicios en toda la bahía de Cádiz para limitar el impacto negativo de una conversión industrial de Navantia. Según Ortega, ese es el único camino para una empresa, que todos los años pierde dinero y cuyos puestos de trabajo son ineficientes por lo que valdría más la pena estudiar su conversión del ámbito militar y pasar a producir bienes y servicios de carácter civil que, cuando menos, no producirían ese desgarro moral, que es vender armas para la guerra.

Es curioso como, desde el poder, se apoyan unas causas de defensa de puestos de trabajo y no otras. Paradójicamente la mayoría no sabe que España está perdiendo dinero y puestos de trabajo por apoyar las sanciones a Rusia e Irán propuestas por Estados Unidos, puesto que se está bloqueando importantes ventas a esos países, sobre todo de productos agrícolas, sin que ni medios ni gobernantes hayan protestado o al menos reconocido. Países que, por cierto que no están bombardeando a nadie.

La sociedad española en general debe hacer suyo el problema de los puestos de trabajo de Navantia, pero también los trabajadores y sus familias deben hacer suyo el drama de la muerte de miles de personas por las armas que ellos fabrican. Esa es la solidaridad que nos hace humanos.

Pascual Serrano es periodista. Su último libro es ‘Medios democráticos. Una revolución pendiente en la comunicación’ (Akal, 2016)

Fuente:

http://www.cuartopoder.es/ideas/opinion/2018/09/16/sobrevivir-gracias-a-la-muerte/

jueves, 20 de septiembre de 2018

El poder de la blasfemia

El poder de la blasfemia

Santiago Alba Rico
Cuarto Poder

Willy Toledo ha pasado una noche en la cárcel por blasfemar. Si hay algo eterno que podemos llamar aún España -y eso para todos, por muy ligeros o postmodernos que nos queramos- es precisamente esta combinación: la cárcel y la blasfemia.

Toledo se ha cagado en Dios, lo que es una estupidez; o lo parecía antes de que una asociacion católica lo denunciase y un juez admitiese a trámite la denuncia. En España todo el mundo blasfema; todo el mundo ha blasfemado siempre, sobre todo los católicos y, cuando en España todo el mundo era católico, blasfemaban sólo los católicos. Ahora bien, cuando los católicos españoles se cagan en Dios no están pensando en Dios sino en la Iglesia. España -recuerda Villacañas en su libro sobre el poder político- ha sido un país extraño en el que la Iglesia ha regido durante siglos de modo inquisitorial los destinos de una población naturaliter cristiana, de manera que el anticlericalismo furibundo español, antes de adoptar formas ateas, era profundamente católico: pensemos, por ejemplo, en la quema de conventos de 1834, cuando los vecinos católicos de Lavapiés atribuyeron la epidemia de peste que asolaba la ciudad a un envenenamiento de las fuentes públicas por parte de las órdenes religiosas instaladas en Madrid.

Por lo demás, siempre he interpretado en este sentido un misterioso pasaje de los Episodios Nacionales en el que Galdós, en el marco de la primera guerra carlista, habla de la relación difícil del aspirante Don Carlos con su máximo general, Rafael Maroto, un hombre de cuyo fervoroso catolicismo nadie podía dudar. Pues bien, dice Galdós en las últimas páginas de su novela Vergara: “(Don Carlos) odiaba cordialmente a Maroto, no por mal militar, que no lo era, ni por desafecto a su causa, sino porque en cierta ocasión de apuro, atravesando la frontera de Portugal, había soltado D. Rafael en los regios oídos la interjección más común en bocas españolas, desacato que el meticuloso Rey no perdonó nunca”. ¿Qué “interjección” se le escapó al impulsivo y beato Maroto que su rey, tan necesitado de su ayuda, no le pudo perdonar? Sin duda una blasfemia; probablemente un “me cago en Dios”; y si su rey no se lo pudo perdonar no fue porque descubriese de pronto que su general era ateo, sino porque se percató de que era algo peor: un católico anticlerical y, por lo tanto, un carlista tibio (como quedó demostrado en el famoso “abrazo de Vergara” con Espartero en 1839).

Más allá de este caso sujeto a especulación, todos sabemos que los católicos blasfeman y se cagan en Dios no contra Dios sino contra la Iglesia, dentro de la cual muchos de ellos se han sentido siempre incómodos o engrilletados. En este sentido, uno de los graves errores de la Segunda República Española, y más en una situación de rebelión militar “católica”, fue la de obligar a los blasfemos católicos a elegir entre el ateísmo y la Iglesia, dentro de la cual los católicos al menos podían blasfemar. Es fuera de la Iglesia donde no se puede, como lo demuestra la denuncia contra Willy Toledo por parte de una asociación compuesta sin duda por católicos que blasfeman libremente, pero que no pueden aceptar el anticlericalismo consciente y premeditado de un ateo.

Muchos católicos se cagan en Dios por amor a Dios y rechazo de la Iglesia. Incluso muchos curas se cagan en Dios, porque esa expresión, junto a “me cago en la hostia”, se encuentra en la línea de salida -en la superficie- del rico repertorio blasfemo y palabroto del pueblo español plurinacional. Esas “interjecciones” están ahí, a disposición de todos, y salen del alma apenas una contrariedad, pequeña o grande, asalta nuestras vidas. Un católico blasfema, aunque no lo sepa, contra la Iglesia; y la Iglesia le perdona su anticlericalismo plebeyamente cristiano. Un cura blasfema, en cambio, para unirse más al Dios en el que cree firmemente (los que creen firmemente en él). O para interiorizar su misión como su representante y apropiarse -fervor rayano en la herejía- parte de su sustancia divina.

El “me cago en Dios” de un cura es como el “me cago en tu madre” de una madre que regaña al hijo que ha cortado los flecos del sillón o hecho trizas la vajilla. Al cura blasfemo (que es el bueno, el verdadero creyente) le sale del alma regañar a Dios con un “me cago en Dios” -pienso en algunos teólogos de la liberación ante flagrantes casos de injusticia- porque lo sienten suyo y así lo hacen más suyo, y se lo arrebatan un poco a los “malos” que invocan su nombre con solemnidad hipócrita y distancia humanamente despectiva.

No se puede escapar de España blasfemando. Todos blasfeman; todos blasfemamos. Lo que los católicos blasfemos no pueden quizás tolerar del “me cago en Dios” de Willy Toledo es precisamente que no le ha “salido del alma”; que le ha salido de la ideología, de la voluntad fría -diría Pavese- de añadir un clavo en la crucifixión de Cristo. Que no le haya salido del alma sino de la ideología vuelve en realidad más ingenua e infantil la blasfemia: una palabrota antigua, un poco obsoleta o pasada de moda, la autocomplacencia afirmativa y audaz de un niño en la fase oral que paladea el verbo más que el nombre y al que excita su propio coraje escatológico.

Ahora bien: ocurre que algunos católicos no ven aquí una niñería antigua, como la veo yo, ni un empobrecimiento ideológico; ven, del mismo modo que esos fanáticos musulmanes que atacan las pésimas e infantiles caricaturas del Charlie Hebdo, un ataque real a su Dios, al que creen absolutamente real, de manera que de pronto la blasfemia banal de Toledo, que pincha en nervio vivo, adquiere un sentido que en el contexto sociológico actual no tiene. Ese “sentido”, en todo caso, podía haberse quedado ahí, en una batalla en internet entre un niño valiente y un grupo de fanáticos musulmanes (quiero decir católicos) si no fuese porque, de manera inesperada, ha intervenido la justicia, y no precisamente, como sería de rigor, para defender al niño malhablado de los fanáticos ofendidos.

Porque es aquí donde interviene el otro rasgo típicamente “español”: la cárcel. Lo que da verdadero sentido, de manera retrospectiva, a la infantil blasfemia de Toledo (que se vuelve así grande, misteriosa y subversiva) es la cárcel. Es en este “sentido” adventicio, a contrapelo del contexto social, donde estamos ahora obligados a movernos todos, con independencia de lo que pensemos del twit de Toledo; blasfemar tiene el sentido que le ha conferido la persecución judicial y ya no podemos escapar a él, y no debemos hacerlo, en defensa precisamente del contexto social (que disolvería el sentido de la blasfemia) y, en consecuencia, de la libertad de expresión. Por alargar la cosa más allá de un “me cago en Dios” ideológico, podemos decir que Toledo, Hasel, Valtonyc, los independentistas catalanes encarcelados -y todo ello al margen de que nos gusten o no sus canciones o sus posiciones políticas- no habrían hecho nada si nada se hubiera hecho contra ellos. El “sentido” de sus actos, derivado del fanatismo religioso y de la persecución judicial, se habría perdido en el contexto social, como una chiquillada o una broma, si el Estado español fuese un poco más democrático -fuese realmente democrático.

Resulta que en España, el país más blasfemo y descarado del mundo, el más frívolo y más olvidadizo, tiene sentido blasfemar, además de sonido. Así que ahora, por culpa de unos fanáticos y una mala ley, estamos obligados a tomárnoslo en serio, ese sentido, hasta que se disuelva de nuevo -y desaparezca inaudible- en el repertorio palabrotero banal y en la banal rutina democrática.

Fuente:

-Los franquistas asesinaron en el Campo de Gibraltar a más de mil civiles indefensos. Una sociedad democrática no puede permitir homenajes ni lugares de culto a genocidas

La Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo en La Sauceda y El Marrufo (Afresama) y el Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar queremos manifestar:

-Ningún genocida puede tener un monumento en una sociedad sana y democrática. Los restos de Franco, José Antonio y demás autores intelectuales y materiales del genocidio contra el pueblo español no pueden descansar en un lugar público convertido en homenaje permanente al fascismo y sus terribles consecuencias.

-Quienes predican que hay que amar al prójimo y poner la otra mejilla frente al agresor no pueden permitir que sus símbolos amparen a los responsables de una guerra contra el pueblo español que costó la vida a más de un millón de personas, el exilio de más de medio millón y el fusilamiento o la cárcel para centenares de miles de hombres y mujeres inocentes.

-Sabemos los nombres y apellidos de unas seiscientas personas que fueron fusiladas en el Campo de Gibraltar por los sublevados contra la democracia española. Aquí no hubo guerra, sólo una represión feroz y cruel contra una población civil indefensa perpetrada según el plan de los militares traidores al pueblo que en Andalucía asesinaron a unas 60.000 personas inocentes en las tapias de los cementerios o en las cunetas de las carreteras. Los historiadores aseguran que esa cifra de 600 desaparecidos hay que multiplicarla al menos por tres para saber cuantas personas fueron realmente asesinadas. La mayoría de los fusilamientos los cometieron los fascistas al principio de la guerra sin juicio previo, sin ninguna instrucción policial y no hay rastro documental de buena parte de ellos. Sólo en Algeciras, que en 1936 tenía 22.000 habitantes, los fascistas fusilaron a más de 300 personas. En La Línea, sólo en un día, el 19 de julio, las tropas sublevadas asesinaron a más de cien personas junto al cuartel de Ballesteros.

-Nos sentimos profundamente ofendidos, agraviados e indignados por la proliferación estos días en la televisión, las radios y los periódicos de comentaristas y tertulianos que defienden abiertamente a los genocidas y el genocidio. ¿Se imaginan ustedes qué podrían sentir las familias de Miguel Ángel Blanco o de Ernest Lluch si cada vez que alguien fuese a hablar en la tele del aniversario de los atentados de Hipercor aparecieran miembros de ETA o HB defendiendo los atentados y la lucha armada? Pues eso es lo que sentimos nosotros todos estos días. Un asco tremendo y un dolor sin consuelo. Con la diferencia de que los asesinos de nuestros padres y abuelos no fueron sometidos a juicio, no pagaron por sus crímenes y encima han gozado y gozan de impunidad y respetabilidad para una parte de la sociedad que siguen sin romper con el franquismo.

-El juez Garzón le puso nombre a 115.000 personas asesinadas por las huestes franquistas cuyos restos siguen esparcidos por las cunetas y fosas comunes de los cementerios de toda España. Cualquier Estado civilizado y democrático haría lo mínimo: Ordenar una investigación judicial, hallar los restos mortales de todos ellos, devolvérselos a sus familias, poner nombre y apellidos a los culpables de tanto crimen, juzgarlos y reparar el daño sufrido por las víctimas. Pero amparado por un aparato judicial en gran parte heredero del franquismo, los jueces se han escudado en la Ley de Amnistía de 1977 para decir que los crímenes de los funcionarios, militares, policías y dirigentes del franquismo están perdonados, y que por eso no hay nada que investigar ni fosas que descubrir.

Europa, la ONU, y todos los organismos internacionales de derechos humanos no paran de ponerle la cara colorada al Gobierno español. Los crímenes de genocidio, los crímenes contra la humanidad nunca prescriben. Es obligación del Estado investigarlos y reparar a las víctimas o sus familiares. Afresama y el Foro pusieron una denuncia en el juzgado de Jerez cuando aparecieron los restos de los 28 fusilados del Marrufo. Pero el juez decretó el archivo de la causa. Nuestra abogada presentó el pertinente recurso, también rechazado. Luego entregamos toda la documentación sobre La Sauceda y el Marrufo y la de los 600 asesinados en el Campo de Gibraltar al Grupo de Trabajo de la ONU sobre Desapariciones Forzosas e Involuntarias y a los abogados de la querella presentada en Argentina contra los criminales franquistas que investiga la jueza María Servini.

-Nos gustaría pensar que en España hay jueces a los que se les cae la cara de vergüenza viendo cómo tiene que venir una jueza de otro país a hacer su trabajo. Nosotros alentamos y apoyamos con todas nuestras fuerzas la acción de la jueza Servini y de cualquier otra instancia internacional que colabore en romper la impunidad del franquismo. La razón, el derecho natural y los principios más elementales de la justicia nos asisten. Esperamos que el nuevo Gobierno de España no se limite solo a sacar los restos de Franco del valle de Cuelgamuros, clausure los monumentos de exaltación al fascismo y elimine toda la simbología franquista que aún existe en este país.

-Y esperamos que se anulen las condenas dictadas por los tribunales franquistas contra nuestros padres, madres, abuelos y abuelas. Los traidores al pueblo español juzgaron y condenaron por rebelión a quienes sólo habían permanecido fieles al orden constitucional. La justicia al revés. Los traidores juzgando y condenando a los traicionados. El Estado español debe devolver a nuestros familiares el buen nombre que jamás han perdido en nuestras conciencias.

Blas Infante, un notario de pueblo defensor de los jornaleros y los trabajadores, fue asesinado por un pelotón de fusilamientos compuesto por falangistas. Sus restos mortales yacen aún en una de las fosas comunes del cementerio de Sevilla junto a los de otros cuatro mil asesinados. En 1940, Blas Infante, cuando llevaba cuatro años muerto, fue condenado por rebelión y a su familia se le impuso una multa de 20.000 pesetas de las de entonces. Andalucía necesita reparar esta aberración. Los andaluces necesitamos recuperar los restos de Blas Infante, los de sus compañeros de fosa y los de las 60.000 personas asesinadas por los franquistas.

Necesitamos saber quiénes y cómo los asesinaron y necesitamos que el Estado heredero asuma su responsabilidad, anule las sentencias contra las víctimas y condene a los culpables de su asesinato. Y si alguien (Ejército, Guardia Civil, Iglesia católica, Tribunal Supremo, o presidente de Gobierno) pide perdón por tanto crimen y tanta infamia, mucho mejor.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246335

El PP respondió a la ONU que “la voluntad de reconciliación” solo sería posible “a través del olvido, la amnesia y el perdón”. El relator especial de Naciones Unidas sobre los crímenes del franquismo: “O se juzga a sus responsables o se extraditan”

La Marea


“Mi más absoluta solidaridad con las víctimas”. Con esas palabras comenzaba su intervención en la Sala Constitucional del Congreso de los Diputados el argentino Fabián Salvioli, relator especial de Naciones Unidas para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición. Invitado por el intergrupo de Memoria Histórica de las Cortes y apoyado por Unidos Podemos, PNV, ERC, PdeCat y Compromís, Salvioli abordó la situación de impunidad de los crímenes de la dictadura franquista y de la Guerra Civil.

El relator, muy crítico con la Administración española, ha planteado que “si quienes están a cargo de las funciones del Estado” no cumplen con sus obligaciones jurídicas, “¿para qué están?”. “No sé qué otra señal” necesitan, añadió. Y aseguró que la falta de soluciones no parte de un problema de Derecho: “Lo que ha faltado es voluntad política”.

Ya en 2014, su antecesor en el cargo, el colombiano Pablo de Greiff, emitió un informe donde instaba a España a reparar a las víctimas del franquismo. La respuesta no se hizo esperar. En septiembre, tal y como ha revelado este martes el relator, el gobierno del PP indicó lo siguiente: que “la voluntad de reconciliación” solo sería posible “a través del olvido, la amnesia y el perdón”. Unas declaraciones que, para el relator, “marcan un profundo desprecio por las víctimas”.

Al año siguiente, Salvioli advirtió a España ante el Comité de Derechos Humanos que debía “derogar la Ley de Amnistía, investigar, juzgar y condenar a los responsables”, ya que si cada país interpreta el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos como quiere “entonces no hay estándares internacionales de Derechos Humanos”. Ese mismo año, recuerda el relator, el Consejo de Ministros, entonces presidido por Mariano Rajoy, rechazó las extradiciones de una veintena de imputados por la justicia argentina. Tras tacharlo de surrealista, ha instado al ejecutivo de Pedro Sánchez a modificar esa directriz por considerarla “jurídicamente insostenible, además de apuntar a dos únicas vías de actuación posible: “o se juzgan o se extraditan”. Para lo primero, es fundamental actuar sobre la Ley de Amnistía, “incompatible con todo el andamiaje jurídico internacional”. Si no es suprimida, cree que “igual no debería ser tenida en cuenta” porque “sus efectos jurídicos son nulos”, afirmó. Sin embargo, durante la intervención de los distintos grupos políticos, el representante socialista se mostró contrario a esa petición por “todo lo que conlleva” y por lo que “en su día significó”.

Pide exhumar de una vez a las víctimas y rechaza la reconciliación. Asimismo, considera importante la decisión de exhumar del Valle de los Caídos los restos de Franco, pero mantiene que debe ser “complementado por otras cosas” porque sigue “revictimizando a las víctimas”, aludiendo a la simbología que profesa el mausoleo. Sobre la situación de las miles de personas que aún continúan en cunetas, ha insistido en que “la gente se está muriendo, y quiere morirse en paz”, así como tener “un lugar para llevarles una flor a un familiar; poder hacer el duelo”, ante lo que cuestiona “el grado de humanidad” de quienes hacen oídos sordos a estas demandas. A su juicio, “si el Estado fue capaz de hacer desaparecer una persona, tiene que ser capaz de decirle dónde está”.

Por otra parte, Fabián Salvioli rechaza el concepto de reconciliación de una víctima con su torturador. Una palabra cuyo sentido, señala, “se ha mal utilizado”, y que será objeto de su próximo informe, previsto para el año que viene. Para él, reconciliación es “la recuperación de la confianza de la sociedad en el Estado”, solo posible “a través de la restauración de la justicia”. “Cualquier otra interpretación es absolutamente perversa”. “Otra cosa es el perdón individual”. 

Fuente: http://www.lamarea.com/2018/09/18/relator-naciones-unidas-crimenes-franquistas/

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Aznar* niega que el PP sea corrupto y se enfrenta con todos en el Congreso. La oposición aprovecha una comparecencia del expresidente en la que se desmarca de Correa, de los sobresueldos y de la financiación ilegal para cuestionar todo su mandato.

Lo negó todo, no entonó ningún mea culpa ni asumió ninguna autocrítica. Al contrario, fue retador. El expresidente del Gobierno, José María Aznar, negó haber conocido, contratado o haberse reunido nunca con el fundador de la trama Gürtel, Francisco Correa, rechazó haber cobrado algún sobresueldo del PP y cuestionó incluso el sentido de la sentencia impuesta por la Audiencia Nacional en el juicio central de ese caso de corrupción que acabó con la carrera de Mariano Rajoy. Afirmó así que su partido no es corrupto y que no montó en su seno un sistema de financiación ilegal. Toda la oposición le tenía ganas y aprovechó su presencia para arremeter contra su tono, su estilo y, sobre todo, los espinosos ángulos oscuros de todo su mandato de presidente del Gobierno y del PP. Aznar no solo no eludió los enfrentamientos sino que los alentó contra el socialista Rafael Simancas, el republicano Gabriel Rufián y contra Pablo Iglesias.



Fue un aquelarre que duró más de cuatro horas y quince minutos. El presidente de la comisión sobre la financiación ilegal del PP, el canario Pedro Quevedo, resultó además muy permisivo y dejó que el asunto fuese sobrepasado con creces y los portavoces de los distintos partidos y el propio Aznar se mostraran encantados de resolver algunas cuitas pendientes.

La cita comenzó ya fuerte, con el socialista Rafael Simancas dejando para la oficialidad de las actas confidencias de pasillo de diputados actuales del PP -que se refieren a Aznar con la confesión de que ellos, ahora, se están comiendo “toda su mierda”-. Simancas le exigió al expresidente popular que reconozca los hechos de la caja oculta y opaca del PP “y no escurra el bulto”, que pida perdón y disculpas a la “hastiada” sociedad española y que asuma alguna responsabilidad. Nada de eso sucedió.

La Gürtel, uno de los puntos centrales
El portavoz del PSOE se agarró para sus ataques iniciales a la sentencia de la Audiencia Nacional sobre la pieza central del caso Gürtel, conocida el pasado mes de mayo y que determinó condenas de hasta 51 años de cárcel a 29 de los 37 acusados, que suman 351 años de presidio, una resolución que puso en solfa la credibilidad del testimonio del expresidente Rajoy y que condenó al PP a pagar 245.492 euros por lucrarse de ese entramado de corrupción para la organización de varios actos electorales.

Fue en ese punto cuando Aznar rebatió que le parecía “un poco exagerado” acusar a todo el PP de ser un partido corrupto tras haber sido condenados a título lucrativo, cuando, apuntó, esa sentencia está recurrida ante el Tribunal Supremo y afecta solo a dos casos en dos ayuntamientos madrileños (Pozuelo y Majadahonda) por un importe total de unos 200.000 euros. Enseñó entonces también cuál iba a ser su estrategia de defensa: el ventilador. Al PSOE le reprochó en varios momentos el caso de los ERE de Andalucía, con 320 cargos afectados y una cuantía de 855 millones de euros, la condonación de 50 millones de euros en los bancos y hasta Filesa.

Aznar contestó a Simancas -y luego lo repitió a otros portavoces- que nunca “conoció ni contrató a Correa”. El diputado socialista le recordó que el jefe de Gürtel fue padrino en la boda de su hija, “en la que había más delincuentes que en una película de Coppola” y le enumeró la ristra de sus excolaboradores afectados por casos de corrupción: Luis Bárcenas, Ana Mato, Jesús Sepúlveda, Eduardo Zaplana… “¿Y usted pasaba por allí? cuando la sentencia establece que hubo una caja b y una estructura paralela a la oficial, de dinero negro u opaco, desde 1989”. Aznar tomó el mando total del PP en el congreso de 1990 y no lo dejó hasta 2004. Fue la época de florecimiento de Gürtel y Correa dentro del PP.

Aznar optó por minimizar la valía de la sentencia de Gürtel y se parapetó en que, tras diez años de instrucción del caso, tres jueces y múltiples testimonios recogidos en el juicio, él no ha sido nunca citado a declarar, ni imputado. Aznar se aferró a su idea de que “no existe una caja b del PP ni una trama para actos delictivos” sino, en todo caso, algunas personas que pudieron cometerlos y que no son todo el partido. El expresidente se declaró “orgulloso de haber sido presidente 14 años del PP” y de su hoja de servicios y hasta rescató la posición del actual presidente, el socialista Pedro Sánchez, que aseguró al ganar la moción de censura que “el PP no es un partido corrupto”.

A la pregunta de Simancas sobre la acusación de que Aznar recibió sobresueldos, en sobres, en su época de presidente del partido, el exlíder del PP lo negó y detalló que solo compaginó, en su época, el salario de jefe del ejecutivo y responsable del PP, ambas retribuciones declaradas a Hacienda. El diputado del PSOE le recordó a Aznar que algunos cargos del PP, como Eugenio Nasarre, Jaime Ignacio del Burgo, Jaume Matas o Pío García Escudero, han reconocido que recibieron dinero del partido que figuraba en la contabilidad b de Luis Bárcenas para distintos cometidos. Aznar enmarcó esas aportaciones en ayudas para solventar problemas relacionados con amenazas de la banda terrorista ETA. Generosidad que ahora repetiría.

Aznar, a gusto como diputado
El expresidente Aznar se fue sintiendo cada vez más a gusto en su olvidada faceta parlamentaria, rememoró que estuvo 20 años de diputado en el Congreso, y no desperdició la ocasión para derivar el debate hacia revanchas que tenía pendientes. En uno de esos pasajes se entretuvo en hacer chanzas sobre que el actual presidente llame “proyectiles de alta precisión” a las bombas que se han vendido a Arabia Saudí y que han provocado la desautorización de la ministra de Defensa, Margarita Robles, o a mofarse de su debilidad parlamentaria con tan solo 84 diputados.

Simancas resucitó, a su vez, el escándalo que se desató en el verano de 2003, cuando él mismo ganó unas elecciones autonómicas en Madrid y se disponía a gobernar. Dos diputados del PSOE se ausentaron y posibilitaron luego la elección de Esperanza Aguirre. Simancas insinuó muy directamente que Aznar y el PP tuvieron mucho que ver con aquella actuación. Aznar ironizó con que Simancas debería intentar “superar todas sus frustraciones y disgustos” y “reinventar” su vida.

La tensión se desbocó cuando tomó la palabra Gabriel Rubián, diputado de ERC. Acusó a Aznar de mentir y le recriminó la participación de 2.600 soldados españoles en la guerra de Irak, la muerte del cámara de Telecinco José Couso (del que Rufián llevaba una camiseta) y hasta el ingreso en prisión y la fuga al extranjero de varios políticos catalanes presos. Y le preguntó en tono directo y provocativo: “¿Tiene usted vergüenza?”. Aznar se atrevió a recomendar al diputado separatista que no tirase de “histrionismo” en sus debates parlamentarios y le recriminó formar parte de “un partido golpista que quiere destruir el orden constitucional” y que tiene a sus máximos dirigentes en prisión.

Aznar relató que durante sus mandatos en La Moncloa (presumió de haber sido el primero en terminar los los dos) nombró 71 cargos ministeriales y solo ha visto a uno condenado con sentencia firme y por una actuación posterior. Y se agarró, en lo demás, a la presunción de inocencia. También pidió solidaridad ante la situación de Eduardo Zaplana, en la cárcel, que ha pedido su libertad condicional por padecer leucemia. Rufián afeó a Aznar defender a un partido que no condena el golpe de 1936 y lo etiquetó como “el padrino del cartel” de la trama Gürtel. Aznar se remontó al golpe de 1934 y a que un exconsejero catalán de ERC fue condenado por contrabando de tabaco.

En ese ritmo frenético de increpaciones y ataques, Rufián sacó toda la lista de miembros de los equipos de Aznar salpicados por corrupción, narró una escena mítica de El Padrino, los relacionó con la boda en el Escorial de su hija y hasta lo interrogó sobre a qué se dedica su yerno, Alejandro Agag, al que definió como “el Steve Jobs de Gürtel”. Aznar tampoco eludió ese terreno pantanoso. Bromeó con que él no se casó aquel día, con que cumple ahora 40 años de feliz matrimonio con Ana Botella, y se desmarcó de los apuntes de Bárcenas donde aparecen pagos a J. M.: “No tengo noticia, ni estoy en nada ni tengo nada que ver con esos papeles ni con esas siglas; yo no tengo que probar mi inocencia”. Y piropeó a su yerno: “Es un empresario de éxito en el Reino Unido y en el mundo”.

El duelo con el portavoz de Bildu, Oskar Matute, se enfangó cuando Aznar relacionó a esa formación directamente “con Batasuna y una parte de ETA” y el diputado vasco lo menospreció como una reliquia del pasado. No contestó a nada de lo que le preguntó el representante del PNV, pero sí le confesó que se lo estaba pasando bien. Por parte de Ciudadanos, su diputado Toni Cantó subrayó que no entendía el “tono y la actitud chulesca, no humilde y ocurrente” del expresidente llamado a declarar en una comisión de investigación sobre financiación ilegal y criticó el combate sobre el “y tú más” emprendido con el portavoz del PSOE. Aznar se defendió preconizando que nadie puede aventurar lo que puede llegar a hacer mal un compañero de partido varios años después de dejar su cargo.

El expresidente del Gobierno recogió unas alusiones a su frase “Váyase, señor González”, en un debate de la nación, para constatar que ahora se lleva mejor con el exlíder del PSOE “pese a haber discutido mucho”, que colaborarán juntos en un acto este jueves y para extrapolar que les une un “consenso sobre la transición democrática” que se mantuvo durante los ejecutivos del PSOE y del PP.

Enfrentamiento con Podemos
En la traca faltaba la intervención más esperada del líder de Podemos, Pablo Iglesias, que no es portavoz en esa comisión pero quiso asumir este martes esa función. Iglesias se quiso ceñir al objeto de la comisión, pero Aznar lo estaba esperando hace tiempo. El líder de Podemos le tocó en el orgullo más sensible, además, cuando le recordó todo el rato que estaba obligado a no mentir. Iglesias se interesó por aspectos tan concretos como si Aznar había detectado alguna irregularidad durante sus mandatos en el PP y el expresidente replicó con alusiones a que Podemos se benefició de financiación de gobiernos extranjeros y condonaciones. Iglesias le cuestionó sobre si en su día tuvo acceso a las escuchas de otro extesorero del PP, Rosendo Naseiro, y el líder popular retomó la acusación de la financiación de 270.000 euros a Podemos desde Venezuela o Irán. Iglesias quiso saber por qué Aznar había escrito artículos en el Instituto de Estudios Financieros con Ramón Blanco Balín, uno de los cerebros de la trama Gürtel, y el exdirigente del PP afirmó que nunca fue su amigo y que le conoció menos que el líder de Podemos a Nicolás Maduro. Y así más.

Aznar estaba más tenso en ese pasaje, y al final le soltó a Iglesias: “Usted me parece un peligro para la democracia en España y lo demuestra todos los días”. Iglesias tampoco se cortó: “Esto no es un tribunal de justicia, y no se le pide ninguna responsabilidad penal pero sí política. Usted ha mentido y usted es el máximo responsable de la corrupción del PP”. Ya no hubo tregua. Aznar reprendió a Iglesias ser “un antisistema y anticapitalista, no fiable e incapaz de decir la verdad hasta el final”. Iglesias concluyó que la intervención del expresidente le había parecido “triste” y proclamó: “Trabajaré para que en mi patria nadie se tenga que avergonzar de expresidentes como usted”. Aznar aclaró: “Me da igual, su partido quiere destruir el sistema de 1978”.

https://elpais.com/politica/2018/09/18/actualidad/1537262272_803440.html?autoplay=1

* Post Data y Comentario:
Lo que me ha causado mucha impresión es la prepotencia e incluso chulería y desprecio con que el compareciente se mostraba en todo momento, y la falta de reacción por parte de la comisión, como por parte de los representante de los partidos le pararan con firmeza los piés y le recordaran sus obligaciones.  Vimos como en múltiples ocasiones adoptó el rol de los diputados investigadores, haciéndoles preguntas en vez de contestar a las que le hacían, incumpliendo sus obligaciones ciudadanas de comparecer, colaborar en la investigación y no mentir.

En muchas ocasiones, se permitió juzgar a los diputados con juicios de valor no solo fuera de lugar -ni era el lugar ni era la ocasión ni tenia autoridad para ello en su calidad de compareciente- saltándose e incumpliendo todas las normas. El presidente de la comisión no lo llamó al orden, ni con la autoridad que legalmente poseía, cortó de raíz y tajantemente estos comportamientos y actitudes y no le hizo en ningún momento rectificar, como era de rigor y su obligación de presidencia neutral y no sesgada. Solo en una ocasión, con Pablo Iglesias, al que el compareciente le repetía una y otra vez acusaciones ya demostradas ante los tribunales, falsas, el Presidente le hizo un comentario, que no rectificación, ni llamada al orden.

Es un ejemplo más de las actitudes y comportamientos a los que la derecha de este país nos tienen habituados. Desde el levantamiento criminal contra la legalidad republicana del 18 de julio del 36, (sin justificación real ninguna, más que la defensa de sus privilegios injustos de clase, mientra el pueblo padecía toda suerte de injusticias, desprecios, hambre y necesidades de una educación y salud gratis para todos.) al que mintiendo de entrada llamaron cruzada, y en el que durante años se permitieron juzgar a los defensores de dicha legalidad como sublevados dándole una vuelta a toda la verdad, la justicia y el sentido común sino también a todo el ordenamiento jurídico con leyes injusta y con utilización del sistema "legal" civil y militar como un obsceno fraude de ley y venganza. Lo que supuso una represión sin par, con cientos de miles fusilados, desaparecidos, torturados, apaleados, condenados y ejecutados con el ignominioso garrote vil,  sin precedentes, con prohibición, persecución y represión de todo intento de asociación obrera de autodefensa; partidos o sindicatos, durante más de 40 años. Después esa derecha alardea de constitucionalista, de ser respetuosa con las normas y legal,... 

He subrayado y puesto en negrita las partes de la crónica en las que el compareciente adopta el rol de investigador o portavoz y se le permite, ¡¡¡una y otra vez con todos los portavoces!!! No contesta a las preguntas, miente, utiliza el insulto, la ironía, la mentira, acusa falsamente, pregunta, sentencia, se niega a contestar reiteradamente y en definitiva se ríe del Congreso, de las normas sobre la comisión y de todos nosotros con una prepotencia y chulería inadmisible. No podemos olvidar que nos metió en una guerra injusta y criminal basada en mentiras que repitió múltiples veces y de la que todos los otros de las Azores se han arrepentido, pedido disculpas y lamentado, menos él. Terrible.

Lee íntegra la condena a Ana Botella y siete ex altos cargos por malvender pisos públicos.

_- Por qué tenía razón Marx

_- Dedicado a François Houtart y Samir Amin

Karl Marx nació hace doscientos años. Pocos pensadores han influido tanto en la historia como él. Su crítica aguda y radical del capitalismo sigue siendo actual hoy en día: crisis económicas, explotación, las características del Estado, la lucha de clases, el papel de la clase obrera, el pensamiento ecologista... (1).

1. Crisis económica.
 La crisis financiera de 2008 tuvo unos efectos devastadores. Socavó las finanzas públicas y costó un 20 % del PIB a los países de la zona euro (2). Para salvar a los bancos las autoridades nacionales del mundo entero liberaron casi 9 billones de dólares, esto es, el equivalente a 65 años de ayuda al desarrollo (3).

Esta gran recesión provocó el desmoronamiento de todo el sistema financiero. El colmo es que los economistas burgueses ni siquiera lo vieron venir. Pero no es sorprendente ya que la economía burguesa simplemente no tiene una teoría de la crisis. Para explicar una crisis económica se recurre a explicaciones superficiales y psicológicas como “comportamientos irresponsables” o “mala evaluación” de los actores económicos, “comportamiento irracional” de los inversores o “mala comunicación” por parte de los políticos. En el mejor de los casos se habla de “reglas del juego imperfectas”. No hay un análisis profundo, estructural.

Para Marx, por el contrario, el estudio de las crisis es un elemento esencial de su teoría. Para él la crisis no es un fenómeno debido al azar o a la codicia. Al contrario, la crisis forma parte del ADN del capitalismo. Es parte integrante de su propia lógica. “El verdadero límite de la producción capitalista es el propio capital” (4). Marx constató que el motor del capitalismo se averiaba regularmente y entonces se destruye una parte del aparato de producción. Durante las crisis “una buena parte de los productos fabricados e incluso de las fuerzas productivas ya creadas se destruye regularmente” (5).

Marx fue el primer economista que explicó por qué el capitalismo se enfrentaba a crisis regularmente. Su explicación es la siguiente en pocas palabras: las personas asalariadas producen más de lo que pueden comprar con su salario o, dicho de otro modo, ganan menos que el valor que ellos producen con su trabajo (véase el segundo punto). Como la producción es mayor que lo que se puede consumir una parte de la producción no se puede vender. “La razón última de todas las crisis reales es siempre la pobreza y la limitación del consumo de las masas frente a la tendencia de la producción capitalista a desarrollar las fuerzas productivas como si solo tuvieran como límite la capacidad absoluta de consumo de la sociedad”(6).

De este modo se crea regularmente un cortocircuito entre la producción y el consumo. Durante la crisis se suprime este cortocircuito. Es una cura periódica de saneamiento, una purga que necesita el capital para sobrevivir. La crisis es “una destrucción violenta del capital, no debido a relaciones externas sino como condición de supervivencia” (7). La purga es brutal. En cada ocasión quien paga la crisis es la población de personas trabajadoras. “El capital no tiene en cuenta la salud y la duración de la vida del obrero, salvo cuando la sociedad lo obliga a tomarlas en consideración” (8). La crisis de 2008 precipitó a la pobreza extrema a 64 millones de personas en todo el mundo. Según Oxfam, se necesitarán entre 10 y 25 años para que la pobreza vuelva al nivel anterior a la crisis (9).

Durante una crisis se habla de superproducción, pero se hace desde el punto de vista del capital. En realidad se trata de un subconsumo porque para una gran parte de la población no se satisfacen muchas de las necesidades vitales a pesar de todo lo que se produce. “No se producen demasiados medios de subsistencia en proporción a la población existente; por el contrario, se producen demasiado pocos como para satisfacer decente y humanamente al grueso de la población” (10). Pensemos en las largas listas de espera para obtener una vivienda social, una plaza en la guardería, cuidados para personas discapacitadas y mayores. Y ni siquiera hablamos todavía de los enormes retos que plantea la producción de energía verde.

¿Qué recetas hay para hacer frente a una crisis económica? ¿Cómo supera la élite económica las recesiones periódicas? “Por una parte, mediante la destrucción forzosa de una una parte considerable de las fuerzas productivas; por otra, mediante la conquista de nuevos mercados y una explotación más intensiva de los antiguos” (11). De nuevo, la última crisis lo ilustra perfectamente. Después de 2008 las multinacionales de todo el mundo perdieron 2 billones de dólares de capacidad de producción y se destruyó un total de al menos 20 millones de empleos (12). Después de 2008 y en todos los países capitalistas los salarios se redujeron seriamente. “Las crisis también ofrecen unas posibilidades interesantes. Podemos obtener cosas que serían imposibles sin ellas”, afirmaba Wolfgang Schäube, ministro de Finanzas alemán en el apogeo de la crisis en Europa (13).

Otro intento de salir de las crisis recurrentes es el “dopaje financiero” del sistema. Cuando las expectativas de beneficio en la esfera de la producción son bajas el capitalista recurre al sector financiero. “La especulación se produce regularmente en períodos en los que la superproducción ya está en pleno apogeo. Proporciona a la superproducción salidas temporales al mercado” (14). Tras la crisis de 19 73 somos testigos de una verdadera explosión financiera. En 1980 los activos financieros representan el 120 % del PIB en el mundo entero. En 2014 es el 370 %, es decir, tres veces más (15). El mercado de derivados representa hoy más de 630 billones de dólares (16), que equivalen a casi 90.000 dólares por cada persona en el mundo. Poco antes de la crisis de 2008 más del 40 % de los beneficios de las grandes empresas provenía de la especulación (17).

En el seno de la élite económica se esconde una capa superior financiera que parasita al resto de la economía. “Produce una nueva aristocracia financiera, una nueva clase de parásitos en forma de proyectistas, fundadores de sociedades y directores puramente nominales: todo un sistema de especulación y de fraude con respecto a las fundaciones de sociedades y a la emisión y al tráfico de acciones” (18).

Los intentos de salir de la crisis permiten un alivio temporal pero no resuelven fundamentalmente el problema, al contrario, las contradicciones dentro del capitalismo “se superan permanentemente pero también se resucitan constantemente” (19). “La producción capitalista tiende constantemente a superar estos límites que le son inmanentes, pero sólo lo consigue en virtud de medios que vuelven a alzar ante ella esos mismos límites, en escala aún más formidable” (20). Las crisis se aprovechan para bajar los salarios con el fin de que los beneficios puedan aumentar más. Pero esto es precisamente una receta para un futuro cortocircuito entre producción y consumo.

El dopaje financiero no hace más que empeorar las cosas. “Proporciona a la superproducción salidas temporales al mercado, mientras que por esta misma razón precipita el estallido de la crisis y aumenta su fuerza” (21). El tamaño y poder de los grupos financieros, y el impacto que tienen sobre la esfera de producción han llegado a ser capaces actualmente de desestabilizar la economía mundial. Eso es lo que ocurrió en 1929 con el crash de Wall Street y en 2008 con la crisis financiera. Desde la financiarización de la economía en 1973 se ha perdido el vínculo con la economía real. Ha aparecido una gigantesca burbuja financiera que puede estallar tarde o temprano y que, además, estalla regularmente. Desde la década de 1980 cada dos o tres años hay una crisis bursátil, una crisis banquera, un crash financiero o una crisis de endeudamiento. Estas crisis financieras no existen por sí mismas, son consecuencia de la superproducción. “La crisis se desata en el ámbito de la especulación y sólo más tarde lo hace en la producción. Lo que al observador superficial le parece ser la causa de la crisis no es la superproducción, si no el exceso de especulación, pero esto en sí es sólo un síntoma de la superproducción” (22).

¿A qué lleva todo esto? A la preparación de “crisis cada vez más multilaterales y violentas” (23). En efecto, las crisis de estas últimas décadas se han vuelto cada vez más profundas y no van seguidas necesariamente de una recuperación o de periodos de buena coyuntura económica. Si aun así hay un periodo de buena coyuntura, a menudo es corto y, sobre todo, está causado por el “dopaje financiero”: deudas o especulación. Ahora las crisis ya no son acontecimientos aislados que se repiten con algunos años de intervalo, tienen un carácter casi permanente.

2. La explotación del trabajo
Fortunas fabulosas por una parte, miseria sorda por otra. ¿De dónde vienen estos fenómenos? ¿Tienen relación? Durante gran parte de su vida Marx buscó la respuesta a ambas preguntas. Buscaba el “fundamento oculto de la construcción socioeconómica” (24) responsable tanto de gigantescas riquezas como del abismo entre personas ricas y pobres. “Sólo con el conocimiento de las leyes económicas se puede entender la estrecha relación entre el hambre de la parte más activa de la fuerza de trabajo y el consumo grosero o sofisticado y excesivo de los ricos basado en la acumulación capitalista” (25).

Tras largos estudios desarrolló la teoría de la plusvalía y de la explotación: “La motivación y el objetivo dominante del proceso de producción capitalista es, sobre todo, la mayor autoexpansión posible del capital, lo que significa la mayor producción posible de valor añadido, es decir, la mayor explotación posible de la fuerza de trabajo por parte del capitalista” (26).

La clave es que cada persona trabajadora produce más valor que el salario que recibe a cambio. También es la condición para que el capitalista esté dispuesto a contratar. Supongamos, por ejemplo, que un trabajador produce un valor de 25 euros (de bienes o de servicios). Su salario será de 15 euros (27). La diferencia, 10 euros, es lo que Marx llama plusvalía. Este dinero va a los bolsillos del propietario de la empresa (el patrón o los accionistas). Marx denomina “explotación” al hecho de que el capitalista se atribuya esta plusvalía.

Nuestro ejemplo es ficticio, pero cercano a la realidad. En las quinientas empresas más grandes del mundo la plusvalía media por trabajador es de aproximadamente 11 euros la hora (28).

La creación de plusvalía explica por qué hay una riqueza gigantesca en el seno del capitalismo. Supongamos que en la empresa de nuestro ejemplo trabajan cien personas. El patrón se embolsa entonces mil euros por hora o setenta veces más que su trabajador. Por consiguiente, la propiedad de los medios de producción lleva a una concentración desmesurada de riqueza en manos de unas pocas personas. En nuestro ejemplo un trabajador con un salario de 2.500 euros tendría que trabajar 160.000 años para tener la fortuna de Albert Frère (29). Actualmente en el mundo ocho personas poseen tanto como 3.600 millones de de personas. En pocas palabras, “los que [...] trabajan [en la sociedad burguesa] no ganan y los que en ella ganan no trabajan” (30).

No en vano la obra principal de Marx, El Capital, empieza con la siguiente frase: “La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como un enorme cúmulo de mercancías" (31). Hoy en día no es diferente. Nuestro país [Bélgica] nunca ha producido tanta riqueza como hoy. El ingreso medio disponible de un hogar belga con dos hijos es de 8.650 euros netos al mes (32).

Con semejante riqueza es evidente que todos podríamos vivir sin preocupaciones, en la opulencia. Y aun así existe mucha miseria. Un 20 % de nuestros hogares corre peligro de caer en la pobreza, una cuarta parte de las familias tiene problemas para pagar todos sus gastos médicos, un 40 % no puede ahorrar nada y un 70 % de las personas en paro tiene problemas para llegar a fin de mes (33).

“No hay dinero, lo único que podemos hacer es ahorrar”, vocea a coro la derecha. ¿Cómo que no hay dinero? Solo en los tres últimos años las empresas belgas han desviado 300.000 millones de euros a los paraísos fiscales (34). Es una acumulación colosal de dinero con la que las empresas simplemente no saben qué hacer. Con mil millones de euros es posible dar empleo a 30.000 personas durante un año (35). Para Marx el problema no es que haya demasiada riqueza sino que está escandalosamente mal repartida y que ello es parte integrante del capitalismo. “El capital es la potencia económica, que lo domina todo, de la sociedad burguesa. Debe constituir el punto de partida y de llegada” (36).

Desde el origen del capitalismo la lucha por la plusvalía constituye el centro de la lucha social. Dado que la plusvalía es la única fuente de beneficios también es, por consiguiente, el objetivo último de todo capitalista. Sin embargo, cuanto más altos son los salarios más bajos son los beneficios y viceversa. El capitalista hace lo imposible para lograr que las personas asalariadas trabajen más tiempo, más duramente y más barato. Las personas asalariadas, por su parte, se esfuerzan por obtener una jornada laboral más corta, un salario más alto y más justo, y un ritmo de trabajo más humano. Los intereses son incompatibles: lo que para una persona es ganancia para otra es pérdida: Marx describe el capital de la siguiente manera: “El capital es trabajo muerto que sólo se reanima, a la manera de un vampiro, al chupar trabajo vivo, y que vive tanto más cuanto más trabajo vivo chupa" (37).

Para sobrevivir una persona trabajadora debe ofrecer necesariamente su fuerza de trabajo en el mercado de empleo, ahí donde impera la ley de la oferta y la demanda. “Estos obreros, que se ven obligados a venderse por piezas, constituyen una mercancía como otro artículo de comercio y, en consecuencia, se ven expuestos de igual modo a todas las vicisitudes de la competencia sujeta, por tanto, a todos los cambios y modalidades de la concurrencia, a todas las oscilaciones del mercado” (38).

Cuantas más personas trabajadoras se presenten para un mismo trabajo más competencia hay entre ellas y más inclinadas estarán a aceptar el trabajo por un salario menor y en peores condiciones. Por ello la élite económica siempre hace para que haya demasiadas personas trabajadoras o, en términos de Marx, un ejército industrial de reserva: “A la producción capitalista no le basta, de ninguna manera, la cantidad de fuerza de trabajo disponible que le suministra el incremento natural de la población. Para poder desenvolverse libremente requiere un ejército industrial de reserva que no dependa de esa barrera natural” (39).

Para mantener este ejército de reserva tras la Segunda Guerra Mundial se atrajo a Europa a trabajadores emigrantes y se incitó a las mujeres a trabajar. Hoy este ejército de reserva en los países ricos constituye el 26 % de la población activa (véase gráfico 1). En el mundo es incluso un 58 % (40). Desde hace décadas se preserva el nivel de este ejército de reserva haciendo trabajar a la gente más tiempo (se eleva la edad de jubilación y se suprimen las prejubilaciones), obligando a las personas paradas a aceptar un trabajo, acosando a la enfermas de larga duración para que vuelvan al trabajo lo antes posible y poniendo a trabajar a más estudiantes. “Lo que en un polo es acumulación de riqueza es, en el polo contrario […] es acumulación de miseria, de tormentos de trabajo” (41).

Gráfico 1 Cuando se trata de beneficios el capital no tiene en cuenta en absoluto la salud o bienestar de la persona trabajadora. Marx lo formula así: en su “hambre insaciable de plusvalía” el capital comete “unas extravagancias desmesuradas” (42).

La relación entre salarios y beneficios, o el grado de explotación, se define por medio de las relaciones de fuerza entre el trabajo y el capital. Cuanto más se organiza y defiende la población de personas trabajadoras mejores son las condiciones salariales y las condiciones de trabajo (véase punto 5). La huelga es una herramienta importante en esta relación de fuerzas. En el momento de la huelga se seca la fuente de la plusvalía y, por lo tanto, el enriquecimiento del capitalista, con lo que el capitalismo queda tocado en el corazón. De ahí, según Marx, “la ira furiosa” de la élite económica “contra la huelga” (43).

3. Lucha de clases 
Micheline es una obrera de una gran empresa textil. Su jefe es el señor Richard*. Hay 600 personas asalariadas a su servicio. A primera vista Micheline y el señor Richard son ciudadanos iguales que tienen los mismos derechos. Ambos tiene derecho de ir a donde quieran, de hacer lo que deseen. Cuando entran en una misma tienda pagan el mismo precio. En la elecciones cada uno tiene un voto y en principio son iguales ante la ley.

Pero en cuanto se traspasa la puerta de la empresa todo cambia como por encanto. Micheline ya no tiene nada que decir y ya no se trata de los mismos derechos. Para poder disponer de unos ingresos se ve obligada a vender su fuerza de trabajo. El hecho de tener derecho a trabajar, cuántas horas a la semana, la organización de su trabajo, todo está totalmente determinado por su jefe. El señor Richard, por su parte, decide él mismo tanto acerca de sus propias inversiones y sus beneficios, como acerca de todo lo que concierne a Micheline. Si le da la gana invertirá el dinero en otra empresa que echará a Micheline a la calle.

“¿Qué es la riqueza sino […] el absoluto despliegue de las potencialidades creativas [del ser humano]”, escribe Marx (44). Micheline es una mujer sociable, creativa y emprendedora. Pero dentro de la empresa no puede desplegar su talento, al contrario, tiene que reprimirlo para poder seguir trabajando ahí. Lo único que se espera de ella es que actúe para realizar las expectativas de beneficios de su jefe. Es reducida a un factor de producción, no se tienen en cuenta en absoluto su dignidad humana o sus necesidades. “El trabajo como mero servicio para la satisfacción de necesidades inmediatas no tiene nada que ver con el capital, ya que no es asunto del capital“ (45).

Micheline trabaja a un ritmo desenfrenado, se cronometran sus pausas para ir al servicio. Aun así gana veinte veces menos que su jefe, que organiza totalmente solo su ritmo de trabajo y sus vacaciones. Ella vivirá con buena salud 18 años menos que la señora Richard (46). “La producción no produce al hombre simplemente como mercancía […] lo produce […] como un ser espiritual y físicamente deshumanizado” (47).

Micheline y el señor Richard personifican la muy desigual situación socioeconómica de la sociedad capitalista. Veamos la situación en Bélgica. En la base de la pirámide hay una tercera parte de la población que no puede ahorrar y que tiene muy pocas posesiones. En la parte alta hay un 5 % de superricos. Poseen tanto como el 75% de las personas más pobres. Unos cientos de familias controlan la mayor parte de la economía belga (48). Marx tuvo el mérito de analizar con precisión esta contradicción flagrante, pero también de situarla en una perspectiva histórica y de ver cómo se podía superar. En la maraña de contradicciones y conflictos sin fin descubrió un patrón fundamental que aparece regularmente con diferentes aspectos. Según él, la contradicción entre trabajadores y patronos en el capitalismo no es un fenómeno nuevo, ya había surgido una contradicción similar bajo diferentes formas varias veces a lo largo de la historia. “La historia de todas las sociedades que han existido hasta ahora es la historia de las luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales de gremio, en definitiva, opresores y oprimidos han estado permanentemente enfrentados, han librado una lucha incesante entre sí, en ocasiones velada y otras veces abierta; una lucha que ha concluido sistemáticamente con una transformación revolucionaria de toda la sociedad o con el hundimiento generalizado de las clases combatientes. […] La sociedad burguesa moderna, surgida del hundimiento de la sociedad feudal, no ha eliminado estos enfrentamientos entre clases. Sencillamente, ha establecido nuevas clases, nuevas condiciones de opresión, nuevas formas de lucha en lugar de las anteriores. Sin embargo, nuestra época, la época de la burguesía, se distingue por haber simplificado los enfrentamientos entre clases. La sociedad en su conjunto se encuentra cada vez más dividida en dos grandes frentes enemigos, en dos grandes clases directamente antagónicas: la burguesía y el proletariado” (49).

Esta lucha de clases es esencialmente una lucha en torno al excedente económico. Durante cientos de miles de años la humanidad ha vivido en modo de supervivencia. No había excedentes y todo se compartía equitativamente. Era el periodo de los cazadores recolectores y de los inicios de la agricultura. A partir de 3.000 años antes de Cristo esta situación cambia. Las técnicas de agricultura mejoran y se produce más de lo necesario para sobrevivir. La producción excedente permite la creación de categorías de población que no producen: dirigentes, sacerdotes, clérigos, jueces, soldados… En estas filas se forma una capa que atrae el poder, que tiene en sus manos los medios de producción más importantes y que se va a apropiar de la producción excedente.

Así nace la escisión de la sociedad en una pequeña clase superior que se enriquece en detrimento de las clases inferiores. Este esquema es recurrente en la historia. En la Antigüedad los amos se enriquecen gracias a los esclavos. En la Edad Media la nobleza lo hace gracias a los siervos. En el capitalismo son los capitalistas quienes se enriquecen en detrimento de la clase obrera.

Evidentemente, este enriquecimiento o explotación no se basa en el consentimiento espontáneo de las clases inferiores, debe ser forzado, supone una lucha y de ahí la formulación de Marx que habla de “lucha” de clases.

Debido a que esta lucha concierne esencialmente a la producción excedente el trabajo se organiza de tal manera que la clase dominante pueda seleccionar el excedente económico. “La forma económica específica en la que se le extrae el trabajo adicional no remunerado al productor directo determina la relación de dominación y servidumbre [...] en esto se funda toda la configuración de la entidad comunitaria económica […] y, al mismo tiempo, su figura política específica. En todos los casos es [en] la relación directa entre los propietarios de las condiciones de producción y los productores directos [...] donde encontraremos el secreto más íntimo, el fundamento oculto de toda la estructura social, y por consiguiente también […] de la forma específica del Estado” (50).

La posesión de los medios de producción es esencial en la apropiación de la producción excedente y por eso Marx no lo desea. “Vemos cómo solo ahora puede perfeccionar la propiedad privada su dominio sobre el hombre y convertirse, en su forma más general, en un poder histórico—universal ” (51). Para Marx las clases tienen que ver con la esfera de producción. Se trata de grupos de personas una de las cuales puede apropiarse del trabajo de otra debido al hecho de que posee unos medios de producción.

Para Marx y Engels la lucha de clases no es un detalle de la historia es “la fuerza directamente propulsora de la historia” (52). Es la dinámica fundamental que hace avanzar la historia. Para Marx es un desarrollo “diálectico”, es decir, una dinámica basada en contradicciones internas. “Siendo la base de la civilización la explotación de una clase por otra, su desarrollo se opera en constante contradicción. Cada progreso de la producción es al mismo tiempo un retroceso en la situación de la clase oprimida, es decir, de la inmensa mayoría” (53). Esta ley “tiene el mismo significado para la historia que la ley de la conservación de la energía para las ciencias naturales” (54).

En la visión de la sociedad de Marx y Engels los intereses contradictorios tienen un lugar fundamental, lo cual matiza su opinión sobre la política. “El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra” (55). Para Marx el conflicto es fundamental. La política no se hace para buscar soluciones a los problemas, sino para ocuparse de situaciones de dominación y de opresión. Solo abordando las causas se puede acabar con eso. Para Marx la política es en primer lugar una confrontación entre grupos de interés que él denomina clases. “La sociedad no consiste en individuos, sino que expresa la suma de las relaciones, relaciones en las que estos individuos se encuentran entre sí. Como si alguien tratara de decir: desde el punto de vista de la sociedad, los esclavos y los hombres libres no existen, son todos seres humanos” (56). Micheline y el señor Richard serían ambos seres humanos, ni más ni menos ...

Solo se puede producir un verdadero cambio de sociedad si se abordan las contradicciones fundamentales y eso se sitúa en el nivel de la economía. “Según esto, las causas últimas de todas las modificaciones sociales y las subversiones políticas no deben buscarse en las cabezas de los hombres, en su creciente comprensión de la verdad y la justicia eternas, sino en las transformaciones de los modos de producción y de intercambio; no hay que buscarlas en la filosofía, sino en la economía de las épocas de que se trate” (57).

No es que a Marx y Engels no les interesara la lucha de las ideas, le dedicaron casi toda su vida. Pero es iluso pensar que es posible modificar los fundamentos de una sociedad solo por medio de la persuasión, haciendo cambiar a la gente de opinión. El poder de la argumentación por sí mismo no lo logrará ya que las ideas no existen por sí mismas. “La producción de las ideas […] aparece al principio directamente entrelazada con la actividad material y el trato material de los hombres ” (58). Y esta actividad material no es neutra sino que está caracterizada por las relaciones de fuerza que determinan a su vez las ideas . “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época” (59) . Si se quiere vencer a las ideas dominantes hay que destronar a la clase dominante y para ello hay que modificar las relaciones de fuerza, para lo cual la clase obrera es esencial.

4. El papel de la clase obrera 
Marx era un pensador estratégico. No quería saber nada de ideas románticas, alejadas de la realidad. En cambio, buscaba palancas y fuerzas en la realidad que pudieran llevar a un mundo mejor. “[Los obreros] No tienen que realizar ningunos ideales sino, simplemente, liberar los elementos de la nueva sociedad que la vieja sociedad burguesa agonizante lleva en su seno” (60). Más precisamente, hay que poder usar “unas fracturas internas de la burguesía” (61).

La fuerza social en el interior del capitalismo capaz de hacerlo es la clase obrera. La esencia del capitalismo es, entre otras cosas, la acumulación de capital basado en la plusvalía y el trabajo asalariado. En última instancia eso hace al capitalista dependiente del trabajado. “La condición fundamental para la existencia y la dominación de la clase burguesa es la acumulación de la riqueza en manos de ciudadanos particulares y la creación y multiplicación del capital; y la condición para la existencia del capital es el trabajo asalariado” (62). Las personas obreras pueden paralizar la producción y herir al capitalismo en el corazón.

Debido a que cada vez se organiza más la producción en grandes unidades, el capitalismo une de hecho a la población trabajadora. “El capital es lo que los une” (63). “El avance de la industria, cuyo portador, carente de voluntad y de capacidad de resistencia, es la burguesía, provoca que el aislamiento de los trabajadores, generado por la competencia, sea sustituido por la revolucionaria unión generada por la asociación [sindicatos] […] Los trabajadores empiezan a crear coaliciones [sindicatos] contra los burgueses. Se unen para defender sus salarios. Fundan asociaciones estables con el fin de estar preparados para cualquier posible rebelión” (64).

El hecho de unirse aumenta también la conciencia política de las personas trabajadoras. “Con el desarrollo de la industria el proletariado no solo crece, sino que se reúne en masas más amplias y aumenta su poder, del que es cada vez más consciente” (65).

Es la astucia de la historia. Sin saberlo el capitalismo “está cavando su propia tumba” (66).

En la lucha por una sociedad más justa las personas trabajadoras tendrán que contar sobre todo con ellas mismas y no con la burguesía o la pequeña burguesía (67). “La emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos. No podemos, por consiguiente, marchar con unos hombres que declaran abiertamente que los obreros son demasiado incultos para emanciparse ellos mismos, por lo que tienen que ser liberados desde arriba, por los filántropos de la gran burguesía y de la pequeña burguesía” (68). Contrariamente a las demás clases, las personas trabajadoras “no tienen nada que perder más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar” (69). Serán las personas trabajadoras quienes “por su valor, resolución y espíritu de sacrificio, formarán la fuerza principal en la conquista de la victoria. Como hasta aquí ha ocurrido, en la lucha que viene la pequeña burguesía mantendrá una actitud de espera, de irresolución e inactividad tanto tiempo como le sea posible, en orden a que, tan pronto como la victoria esté asegurada, pueda arrogársela como propia y decir a los trabajadores que permanezcan tranquilos, vuelvan al trabajo y eviten los llamados excesos, apartando así a los obreros del fruto de su victoria” (70).

Así, las personas obreras representan a la gran mayoría de la población. “Todos los movimientos pasados han sido movimientos impulsados por minorías o en interés de minorías. El movimiento proletario es el movimiento autónomo de la inmensa mayoría en interés de la inmensa mayoría. El proletariado, la capa más baja de la sociedad actual, no puede levantarse, no puede alzarse, sin hacer saltar por los aires toda la superestructura de capas que constituyen la sociedad oficial” (71).

Para Marx y Engels no hay duda posible: “De todas las clases que se enfrentan hoy a la burguesía, el proletariado es la única verdaderamente revolucionaria” (72).

¿Siguen siendo válidas hoy en día las ideas de Marx y Engels?
Es indudable que la situación de la clase obrera, en comparación con la de la segunda mitad del siglo XIX ha cambiado profundamente. Ha disminuido fuertemente la cantidad de agricultores y obreros industriales mientras que el sector de servicios ha experimentado un gran aumento. Pero en lo fundamental la naturaleza del capitalismo no ha cambiado, bien al contrario, estas modificaciones no han hecho más que reforzar y consolidar las relaciones capitalistas.

El capital sigue estando en manos de muy pocas personas. Más aún, en comparación con el siglo XIX la concentración de capital ha aumentado terriblemente. Actualmente 147 superempresas controlan el 40 % de la economía mundial. 737 de estos “systems integrators” incluso controlan el 80 %. Las 110 empresas más grandes tienen un volumen de negocios mayor que el PIB de más de 120 Estados nacionales (73). Exactamente como había previsto Marx, la cantidad de personas asalariadas ha aumentado sistemáticamente: nunca ha habido tantas como hoy en día. Desde 1990 hay 1.200 millones de personas trabajadoras más en el mundo (74). El único objetivo de las discusiones de moda sobre “el fin de la clase obrera”, el postcapitalismo o el postmodernismo es minar la combatividad del movimiento obrero. Aun así, eso no resiste a la prueba de la realidad.

Lo único que puede perder esta mayor cantidad de personas trabajadoras en el mundo es sus cadenas. Más de 700 millones de personas trabajadoras trabajan por unos salarios ridículos, son los “working poor” [personas trabajadoras pobres]. Además, 1.400 millones de personas trabajadoras tienen unas condiciones laborales muy malas, sobre todo trabajo informal. 190 millones de personas están estructuralmente en paro. En total se trata de más del 70 % del conjunto de la población activa (75). Y la tendencia actual no va por buen camino. Desde la crisis bancaria de 2008 la cantidad de ingresos medios ha disminuido en muchos países (76). Los nuevos empleos son cada vez más temporales o a tiempo parcial. Hoy en día una gran parte de los ingresos medios está expuesta a la incertidumbre que caracterizaba el trabajo en el siglo XIX. Al aumentar el ritmo de trabajo y la flexibilidad las condiciones laborales se vuelven cada vez peores para la mayor parte de las personas trabajadoras.

La clase obrera debe seguir confiando solo en sí misma y no debe esperar demasiado de las fuerzas (pequeño)burguesas o de los partidos. Una coalición entre los Verdes y los socialdemócratas es la que hace veinte años lanzó en Alemania un ataque contra los salarios y los contratos de trabajo, y ha arrastrado así a toda Europa a una espiral descendiente de destrucción social (77). Son los populistas de (extrema)derecha o los nacionalistas al estilo Trump, Le Pen, Salvini, Orban y compañía quienes supuestamente representan a la persona común, pero que de hecho son los recaderos de los grandes grupos del capital.

5. La importancia de la organización y de la unidad
Para Marx la clase obrera es la verdadera clase revolucionaria, que constituye el vínculo entre la vieja sociedad y la nueva. No obstante, esta transformación hacia una nueva sociedad no se producirá espontáneamente. Tampoco se producirá por medio de un gran cambio de mentalidades o adoptando otro estilo de vida personal. Las personas obreras se ven enfrentadas a un enemigo fuerte y tendrán que hacer todo lo posible para construir relaciones de fuerza. Por lo tanto, tendrá que organizarse. “Naturalmente, la clase obrera, para poder luchar, tiene que organizarse como clase” (78).

La historia ha demostrado que la organización de la clase obrera era decisiva para los logros sociales. En la mayoría de los casos estos logros han sido arrebatados a los parlamentos. Sin huelgas nacionales no habría sufragio universal y el trabajo infantil seguiría siendo una realidad. Las vacaciones pagadas, el salario mínimo, las pensiones, los subsidios de paro, los subsidios familiares, etc, todo ello se debe a la dura lucha social de las generaciones anteriores.

Hasta la década de 1950 estas huelgas tenían un carácter ofensivo y después un carácter más defensivo: luchar para preservar todo lo posible el estado de bienestar. El nivel de organización es determinante en la lucha social. Cuanto más fuertes son los sindicatos, más garantizan la edificación y preservación del estado de bienestar social. Los países que tiene la tasa más alta de sindicalización disponen de los mejores sistemas de seguridad social y conocen una pobreza menor. A la inversa, los países que tienen una tasa de sindicalización baja se enfrentan a más pobreza y más problemas de criminalidad, salud, etc. (79).

Gráfico 2: Cobertura sindical y desigualdad salarial Para Marx organizar a la clase obrera implicaba al menos tres cosas.

En primer lugar, hay que tener una visión y una estrategia a largo plazo. Sin duda las personas obreras deben luchar para tener mejores condiciones laborales, pero siempre con el objetivo final muy presente. “De cuando en cuando los obreros ganan, pero solo de forma temporal. El verdadero resultado de sus combates no es el éxito inmediato, sino la unión de los trabajadores, cada vez más amplia” (80) . Las personas trabajadoras deben tomar conciencia del hecho de que “la emancipación económica de la clase obrera es [...] el gran fin al que todo movimiento político debe ser subordinado como medio” (81) .

En segundo lugar, la unidad es una condición decisiva del éxito. Tras enfrentarse a una serie de derrotas, Marx constataba “que todos los esfuerzos dirigidos a este gran fin han fracasado hasta ahora por falta de solidaridad entre los obreros de las diferentes ramas del trabajo en cada país y de una unión fraternal entre las clases obreras de los diversos países” (82). A la élite le gusta promover esta división. Tiene todo el interés en dividir internamente a la población trabajadora y en enfrentar a unas personas con otras. El nacionalismo y el racismo son unas herramientas prácticas para lograrlo. Desvían la atención de las contradicciones de clase y ocultan a la élite. Llevan a las personas obreras a luchar contra quienes están abajo en vez de luchar contra quienes están arriba. Hacen olvidar la escandalosa fractura entre personas ricas y pobres, y el hecho de que la población trabajadora paga el precio. El nacionalismo y el racismo constituyen el tendón de Aquiles del movimiento obrero.

Marx hablaba de ello con ocasión de las tensiones entre las y los obreros ingleses e irlandeses en Inglaterra. En el siglo XIX en Gran Bretaña había muchas personas trabajadoras extranjeras venidas de Irlanda. Las personas irlandesas hablaban la misma lengua que las británicas, pero eran mucho más pobres y practicaban otra religión. La élite británica azuzaba intencionadamente las tensiones con el fin de reforzar su propia posición y debilitar al movimiento obrero. “Todos los centros industriales y comerciales de Inglaterra tiene actualmente una clase obrera escindida en dos campos hostiles: el de los proletarios ingleses y el de los proletarios irlandeses. El obrero inglés ordinario detesta al obrero irlandés como a un competidor que hace bajar su nivel medio de existencia . […] Prejuicios religiosos, sociales y nacionales enfrentan al obrero irlandés. Se comporta con él poco menos que como los “poor whites” [blancos pobres] con los negros en los viejos estados esclavistas de los Estados Unidos. […] El irlandés […] ve en él a un tiempo al cómplice y al instrumento ciego de la dominación inglesa en Irlanda. Este antagonismo se alimenta artificialmente y se estimula con la prensa, los sermones, las revistas humorísticas, en suma, con con todos los medios de que disponen las clases dominantes. Este antagonismo es el secreto de la impotencia de la clase obrera inglesa a pesar de su organización. Es también el secreto del persistente poderío de la clase capitalista, que se da perfecta cuenta de ello” (83).

En Estados Unidos la división en el seno de la clase obrera no se basaba tanto en la religión o la nacionalidad sino sobre todo en el color. A finales del siglo XIX una gran parte de la población vivía en la esclavitud. Proliferaban el racismo y la discriminación. Según Marx, la clase obrera blanca debía ocuparse de la suerte de sus hermanos y hermanas negras. La emancipación de la clase obrera concernía a todos los obreros. Mientras una parte estuviera oprimida no era posible alivio alguno para el resto. “En los Estados Unidos de Norteamérica todo movimiento obrero independiente estuvo sumido en la parálisis mientras la esclavitud desfiguró una parte de la república. El trabajo cuya piel es blanca no puede emanciparse allí donde se estigmatiza el trabajo de piel negra” (84).

Son unas palabras enormemente actuales. Los políticos de derecha y de extrema derecha se divierten enfrentando entre sí a los diferentes grupos de la población. El movimiento obrero no puede caer en esa trama. Si la clase obrera está dividida no podrá hacer frente a la élite. Una actitud de solidaridad, en cambio, puede darle alas. En todo caso, esa fue la lección de Estados Unidos. “Pero de la muerte de la esclavitud surgió de inmediato una vida nueva, remozada. El primer fruto de la guerra civil fue la agitación por las ocho horas” (85).

Además de la unidad y de una visión a largo plazo el movimiento obrero también necesita un intermediario político. “Contra ese poder colectivo de las clases poseedoras el proletariado sólo puede actuar como clase constituyéndose en partido político diferenciado, opuesto a todos los antiguos partidos formados por las clases poseedoras” (86). A mediados del siglo XIX el movimiento obrero se encontraba todavía en un estado embrionario. Las personas obreras todavía estaban organizadas sobre todo a nivel local y sectorial, aún no disponían de un partido obrero propio. Si querían convertirse en un factor significativo y resistir a su poderoso enemigo, tenían que crear un partido revolucionario. Marx y Engels llegan a esta conclusión tras las fracasadas revueltas revolucionarias de 1848 en varias ciudades europeas. “El progreso revolucionario no se abrió paso con sus conquistas directas tragicómicas, sino, por el contrario, engendrando una contrarrevolución cerrada y potente, engendrando un adversario, en la lucha contra el cual el partido de la subversión maduró, convirtiéndose en un partido verdaderamente revolucionario” (87). Los sindicatos son necesarios para las luchas directas (como las reivindicaciones salariales y las condiciones laborales). Pero para llegar a un objetivo final, una sociedad justa en la que no exista la explotación, se necesita un partido político. “La coalición de las fuerzas obreras, ya obtenida merced a las luchas económicas, debe servir también como palanca en manos de esta clase, en su lucha contra el poder político de sus explotadores” (88).

6. El Estado del 1 %
En los puntos 2 y 3 hemos visto que la población trabajadora se encuentra en una posición débil y sometida respecto a los capitalistas. Sin embargo, tiene una gran ventaja: representa a la mayoría aplastante de la población. Y puesto que la producción se organiza cada vez más en grandes unidades, el capitalismo ha “reunido”, por así decirlo, a las personas obreras y empleadas, lo que constituye una amenaza potencial para las relaciones de explotación.

En ese punto es en el que la clase dirigente acude al Estado para proteger su poder y sus privilegios. Ni más ni menos que Adam Smith, el fundador del liberalismo clásico, lo dijo de modo en absoluto ambiguo: “El gobierno civil, […] instaurado para asegurar la propiedad, está en realidad instituido para la defensa del rico contra el pobre o de quienes tienen alguna propiedad contra quienes no tienen ninguna” (89).

El aparato de Estado fue uno de los temas fundamentales de Marx y Engels: “Al paso que los progresos de la moderna industria desarrollaban, ensanchaban y profundizaban el antagonismo de clase entre el capital y el trabajo, el poder estatal fue adquiriendo cada vez más el carácter de poder nacional del capital sobre el trabajo, de fuerza pública organizada para la esclavización social, de máquina del despotismo de clase” (90). Y concluyen Marx y Engels: “El Estado moderno no es más que una comisión que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa” (91).

El Estado debe permitir a los capitalistas percibir un máximo de beneficios. Esto significa proteger la propiedad privada de los medios de producción y crear las condiciones favorables para la usurpación de la plusvalía. Esto último el Estado lo hace, entre otras cosas, delimitando los márgenes de las negociaciones salariales, limitando la posición de poder de los sindicatos, fijando el margen de maniobra legal en caso de conflictos sociales (huelgas, ocupaciones de centros de trabajo), etc.

Dicho claramente, la clase capitalista reina, pero no gobierna. Como regla general, la clase dominante deja la gestión a una casta política que se supone sirve a sus intereses a largo plazo. En una carta a Karl Marx Engels habla de una “oligarquía capaz de ocuparse de la gestión del Estado y de la sociedad que defiende los intereses de la burguesía a cambio de una indemnización adecuada” (92) . La élite económica no gobierna de forma directa sino que busca personal político para hacerlo. “La riqueza ejerce su poder indirectamente, pero por ello mismo de un modo más seguro. De una parte, bajo la forma de corrupción directa de los funcionarios […] de otra parte, bajo la forma de alianza entre el gobierno y la Bolsa” (93).

El Estado es una especie de campana política que sirve para neutralizar y cubrir las contradicciones económicas. La cohesión, imposible en la esfera económica debido a la contradicción entre el trabajo y el capital, se crea en la esfera política. “Pero a fin de que estos antagonismo, estas clases con intereses económicos en pugna no se devoren a sí mismas y no consuman a la sociedad en una lucha estéril, se hace necesario un poder situado aparentemente por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el choque, a mantenerlo en los límites del «orden». Y ese poder, nacido de la sociedad pero que se pone por encima de ella y se divorcia de ella más y más, es el Estado” (94).

El hecho de que para hacer esta misión la clase dominante subcontrate a “terceras personas”, que además son cargos electos, permite salvar las apariencias de neutralidad y de imparcialidad. Se aparenta que el Estado está por encima de las clases y que representa el “interés general”: “Cada nueva clase que pasa a ocupar el puesto de la que dominó antes de ella se ve obligada, para poder sacar adelante los fines que persigue, a presentar su propio interés como el interés común de todos los miembros de la sociedad” (95).

El mito de la neutralidad y del interés general se destruye rápidamente. “La alianza entre el gobierno y la Bolsa” por sí sola ya l o demuestra. Así, Jean-Luc Dehaene, exprimer ministro de Bélgica, desempeñó cargos en varias empresas, como Umicore, Lotus, Dexia y AB Inbev. Sigfried Bracke, presidente de la Cámara, era (antes de ser obligado a dimitir) consejero de Telenet, una gran empresa belga de telecomunicacione. Karel de Gucht, excomisario europeo de Comercio, trabaja en Proximus y ArcelorMittal, y José Manuel Barroso, expresidente de la Comisión Europea, trabaja ahora en el banco de inversión Goldman Sachs, uno de los responsables de la crisis financiera de 2008.

No es sorprendente que las multinacionales paguen menos impuestos que quienes trabajan limpiando sus sedes. La élite hace todo lo posible para destacar la neutralidad del Estado, pero no es más que una fachada. El Estado siempre elige siempre su campo. La policía y la justicia no protegen a las personas sin hogar frente a los especuladores, no protegen a las personas en huelga contra quienes rompen la huelga, no protegen a las personas trabajadoras despedidas contra los jefes de empresa que quieren conseguir en otros lugares un porcentaje extra de beneficio, no persiguen a los grandes banqueros que saquearon nuestra economía en 2008, etc.

El Estado asume una posición neutra mientras no esté en juego el status quo y mientras no ganen las clases subalternas. En cuanto hay peligro de que esto ocurra, se les hará frente con cañones de agua y gases lacrimógenos o se cortarán los fondos. Y si eso no basta, intervendrán los tanques. “La civilización y la justicia del orden burgués aparecen en todo su siniestro esplendor dondequiera que los esclavos y los parias de este orden osan rebelarse contra sus señores. En tales momentos esa civilización y esa justicia se muestran como lo que son: salvajismo descarado y venganza sin ley” (96) . En cuanto los intereses del capital están en peligro “el Estado tiene atada, fiscalizada, regulada, vigilada y tutelada a la sociedad civil, desde sus manifestaciones más amplias de vida hasta sus vibraciones más insignificantes” (97).

La clase capitalista es capaz, si lo desea, de estrangular la economía de un país. Es lo que ocurrió en Chile justo antes del golpe de Estado de 1873, en Venezuela en 2003 y en Grecia en 2015. El capital lleva al Estado burgués atado con una correa, por así decirlo. Esta correa puede ser larga o corta y da una idea del margen de maniobra de gobierno, pero a fin de cuentas la correa está ahí.

Debido a esta correa Marx no tenía una buena opinión de las elecciones. “En vez de decidir una vez cada tres o seis años qué miembros de la clase dominante habían de "representar" al pueblo en el parlamento, el sufragio universal habría de servir al pueblo” (98). Marx consideraba que la democracia era demasiado preciosa para confiarla solamente a unas personas que se dedican profesionalmente a la política o a unos parlamentos. La democracia debe estar anclada al nivel local, cerca del pueblo, y emanar del pueblo. Según él, el proceso de toma de decisiones lo debía llevar a cabo lo que hoy llamaríamos la sociedad civil. Su modelo era el de la Comuna de París, una revuelta popular desencadenada en París en 1871 que el ejército francés reprimió en sangre al cabo de dos meses.

Esto no impide que la lucha electoral y el parlamento sea unos instrumentos útiles para la lucha obrera. Engels afirmó en 1895: “Con la agitación electoral, [el sufragio universal] nos ha suministrado un medio único para entrar en contacto con las masas del pueblo allí donde están todavía lejos de nosotros, para obligar a todos los partidos a defender ante el pueblo, frente a nuestros ataques, sus ideas y sus actos; y, además, abrió a nuestros representantes en el parlamento una tribuna desde lo alto de la cual pueden hablar a sus adversarios en la Cámara y a las masas fuera de ella con una autoridad y una libertad muy distintas de las que se tienen en la prensa y en los mítines. […] Con este eficaz empleo del sufragio universal entraba en acción un método de lucha del proletariado totalmente nuevo, método de lucha que se siguió desarrollando rápidamente” (99).

Pero, al final habrá que revertir el equilibrio de fuerzas. “El objetivo inmediato es […] la constitución de los proletarios en clase, derrocamiento de la dominación burguesa, conquista del poder político por el proletariado” (100).

7. El socialismo en el orden del día
“De ahí la gran influencia civilizadora del capital; su producción de un estado social frente al cual todos los anteriores se presentaban solo como desarrollos locales de la humanidad y como idolatría de la naturaleza” (101).

A lo largo de la historia mundial la humanidad ha vivido privaciones y una enorme miseria. Desde la revolución agrícola hubo una producción excedente pero no se invertía en la economía. Se la quedaba la élite para construir palacios o templos, para vivir una vida lujosa o para mantener un ejército. Durante siglos la riqueza producida permanecía constante y aumentaba únicamente en función del aumento de población. Solo cuando la plusvalía se reinvierte en la esfera de la producción la historia se acelera. El capital nuevo permite adquirir máquinas nuevas y mejores, y desarrollar la producción. Este cambio se produjo más o menos a mediados del siglo XIX. A partir de entonces se disparó la creación de riqueza en este planeta (102).

Gráfico 3
Marx analizó minuciosamente este proceso histórico. “La gran industria creó el mercado mundial, cuyas bases había sentado ya el descubrimiento de América. El mercado mundial dio lugar a un desarrollo inconmensurable del comercio, la navegación y las comunicaciones terrestres, desarrollo que, a su vez, contribuyó a la expansión de la industria” (103) . Marx constató que las fuerzas productivas (herramientas, máquinas) tenían una tendencia histórica a hacerse mejores y más eficaces. “El resultado es una tendencia al desarrollo general de las fuerzas productivas, de la riqueza en general” (104). Cada vez se necesitaba menos tiempo “para producir trigo, ganado. […] Ganar tiempo, a eso se reduce en última instancia toda economía” (105).

En el capitalismo el objetivo de la producción es únicamente el afán de lucro de un grupo pequeño de personas que son propietarios privados y no se elabora en función de las necesidades sociales o de las oportunidades de desarrollo de la gran mayoría. “El monopolio del capital se convierte en grillete del régimen de producción que ha florecido con él y bajo él” (109).

Esto es más actual que nunca. La brecha entre lo que es posible y lo que realmente se hace nunca había sido tan grande como hoy en día. Las relaciones de producción impiden más que nunca un desarrollo digno. A escala mundial la riqueza producida en la actualidad permite a cada familia de dos personas adultas y tres hijos disponer de unos ingresos potenciales de 3.500 euros (110). En otras palabras, existe riqueza suficiente para que todo el mundo lleve una vida más que decente. Sin embargo, una tercera parte de la población mundial no dispone de instalaciones sanitarias básicas y una cuarta parte no dispone de electricidad. Una séptima parte vive en un barrio de chabolas y una novena parte no dispone de agua potable (111).

La industria alimentaria, con un valor de 4 billones de dólares, está en manos de unos pocos monopolios, que controlan casi toda la cadena alimentaria, de principio a fin, y solo operan en función de sus beneficios. Lo que determina quién podrá disponer o no de comida en este mundo son sus expectativas de beneficios y no las necesidades. Actualmente más de 800 millones de personas padecen hambre a pesar de que es posible producir alimentos para 12.000 millones de personas. Solo el alimento que se tira en Estados Unidos bastaría para alimentar a todas las personas hambrientas (112). El hambre en el mundo no es una cuestión de poca capacidad sino de malas relaciones de propiedad.

La FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, calculó que una inversión pública anual de 24.000 millones de dólares (esto es, un 0,6 % del producto anual del sector agrícola) complementada con inversiones privadas permitiría aumentar el producto mundial bruto 120.000 millones de dólares. La razón es que las personas concernidas viven más tiempo y tiene una salud mejor, y, por lo tanto, pueden producir más (113). Por consiguiente, ¡se trata de un rendimiento del 500%! Por no hablar siquiera de los millones de vidas humanas que se podrían salvar. Sin embargo, el capitalismo es incapaz de hacer esta inversión evidente y necesaria.

La situación sanitaria es igual de alucinante. A principios de este año el gigante farmacéutico Pfizer decidió parar las investigaciones sobre las enfermedades de Alzheimer y de Parkinson, no porque ya no sea necesario, al contrario, más de 60 millones de personas sufren una de estas enfermedades, sino porque el beneficio es demasiado insuficiente. En los últimos años millones de personas han muerto de sida porque las empresas farmacéuticas bloquearon el acceso a los medicamentos baratos. Cada año mueren de malaria unas 600.000 personas. Hace tiempo que se podría haber erradicado esta enfermedad, pero también en este caso se gana poco con ello. Para controlar la enfermedad bastarían 2.400 millones de dólares suplementarios al año. En los paraísos fiscales se aparcan unos 32 billones de dólares… Las empresas farmacéuticas gastan 19 veces más en marketing que en investigación fundamental. Eso lo dice todo (114).

¡Qué decir del trabajo! Marx constataba que con el paso del tiempo la productividad seguía aumentando, con lo que se liberaba tiempo para el pleno desarrollo del individuo. “Cuanto menos tiempo necesita la sociedad para producir trigo, ganado, etc., más tiempo consigue para otra producción, material o espiritual. […] Ahorrar tiempo de trabajo equivale a aumentar el tiempo libre, es decir, el tiempo para el pleno desarrollo de la persona. […] Tiempo libre, que es a la vez tiempo de ocio y tiempo para una actividad superior” (115). El hecho de que ya no se viva para trabajar sino a la inversa crea un nuevo tipo de ser humano: “El tiempo libre ha transformado a su poseedor en otro sujeto” (116). Aumenta el nivel cultural, el placer es más sofisticado. La persona trabajadora experimenta “un placer mayor, incluso mentalmente, se implica en su propio interés, lee periódicos, asiste a conferencias, educa a sus hijos, desarrolla sus gustos, etc.” (117).

En 1830 un obrero belga trabajaba 72 horas a la semana. En 1913 había 60 horas de trabajo semanal; en 1940, 48 horas y en 1970, 40 horas (118). La razón es simple: la productividad, lo que una persona obrera crea en valor por hora de media, no ha dejado de aumentar y sigue aumentando. En 1970 una persona obrera producía de media ocho veces más que hace cien años. A principios de este siglo ya era 14 veces más (119). Por consiguiente, sería de esperar que con el paso del tiempo el tiempo de trabajo siga disminuyendo. Keynes, uno de los economistas más reputados, preveía ya en 1930 que sus nietos solo tendrían que trabajar 15 horas a la semana para tener una vida cómoda (120). Pero no tenía en cuenta las relaciones de propiedad capitalistas. En vez de hacer disminuir la cantidad de horas de trabajo se nos obliga a trabajar cada vez más y durante más tiempo para satisfacer el “hambre insaciable de trabajo excedente” (121) (el trabajo excedente es el trabajo no remunerado que es la base del beneficio del capitalista, véase punto 2)....

Es indudable que el capitalismo ha producido mucha riqueza, pero de manera muy desigual. Ahora bien, ¿cuánto tiempo queremos esperar todavía para satisfacer las necesidades básicas de todas las personas? El capitalismo se comporta de forma inhumana y antisocial cuando lo exige el beneficio. Destruye la naturaleza y el clima si lo requiere el beneficio. Bajo las relaciones de propiedad capitalistas es imposible alimentar a todo el mundo, prever medicamentos a un precio razonable para todos, trabajar para vivir en vez de lo contrario. “La propiedad privada burguesa moderna es la última y más acabada expresión del modo de producción y de apropiación de lo producido basado en los antagonismos de clase, en la explotación de los unos por los otros” (122). Estas palabras son más actuales que nunca.

El capitalismo ha creado suficiente plusvalía para eliminar definitivamente la penuria y, por lo tanto, la existencia de clases. Ahora bien, solo el socialismo es capaz de realizarlo. “Si el hombre está formado por su entorno las circunstancias tiene que hacerse humanas” (123). Para ello será necesario que la economía no esté en manos de una pequeña élite. “El rasgo distintivo del comunismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición de la propiedad burguesa. […] En este sentido, los comunistas pueden resumir su teoría en esta fórmula única: abolición de la propiedad privada” (124).

8. Interés por la naturaleza
La conciencia ecológica en el seno del mundo industrial se creó hace cincuenta años, impulsada sobre todo por el Club de Roma. En los diez últimos años la degradación climática ha fomentado esta conciencia. En el siglo XIX todavía no existía esta conciencia. Reinaba entonces la creencia en el progreso basada en los grandes avances tecnológicos de la época. Marx era hijo de su tiempo y no le era ajeno un cierto optimismo tecnológico. No obstante, en sus escritos también encontramos al mismo tiempo un profundo análisis del impacto del ser humano sobre la naturaleza, algo bastante único en su tiempo. Constata que la dominación ilimitada del ser humano sobre la naturaleza es inherente al capitalismo. Fue uno de los raros pensadores del siglo XIX que abordó de manera franca el interés por la naturaleza, lo que lo convierte en un pionero del pensamiento ecológico actual.

Ya en sus primeros escritos Marx integraba en su análisis tanto los factores geográficos y climatológicos como el efecto que estos factores tenían sobre el ser humano. “Toda historiografía tiene necesariamente que partir de estos fundamentos naturales y de la modificación que experimentan en el curso de la historia por la acción de los hombres” (125). La teoría del valor, que es el centro de la obra de Marx, no se limita únicamente al trabajo. El trabajo Y la naturaleza son las fuentes de la plusvalía. “El trabajo [...] no es la fuente única [...] de la riqueza material. El trabajo es el padre de ésta, como dice William Petty, y la tierra, su madre” (126).

Para poder sobrevivir el ser humano debe trabajar y dominar la naturaleza. Contrariamente al animal, “el hombre [...] modifica la naturaleza y [...] la domina” (127), afirmaba Engels. Marx y Engels rechazaban todo enfoque romántico o sentimental de la madre tierra. “Las ciencias modernas [...] con la moderna industria han revolucionado toda la naturaleza y puesto fin a la actitud infantil del hombre hacia ella” (128).

Puesto que el ser humano está subordinado a la naturaleza, también depende de ella y debe cuidarla. “Que el hombre vive de la naturaleza quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el cual ha de mantenerse en proceso continuo para no morir” (129). “Todo nos recuerda a cada paso que el hombre no domina, ni mucho menos, la naturaleza a la manera de un conquistador domina un pueblo extranjero, es decir, como alguien que es ajeno a la naturaleza, sino que formamos parte de ella con nuestra carne, nuestra sangre y nuestro cerebro, que nos hallamos en medio de ella y que todo nuestro dominio sobre la naturaleza y la ventaja que en esto llevamos a las demás criaturas consiste en la posibilidad de llegar a conocer sus leyes y de saber aplicarlas acertadamente” (130). “Una sociedad entera, una nación, ni siquiera todas las sociedades contemporáneas juntas son propietarias de las tierra. Solo la aprovechan en usufructo y como boni patres familias tiene que legársela mejorada a las generaciones posteriores” (131). Esta última cita se escribió hace 150 años, pero se podría haber extraído de un discurso pronunciado en una reciente cumbre sobre el clima.

Marx constaba que el desarrollo económico en su época tenía un gran impacto negativo en el medioambiente. “Con el aumento de la producción y el aumento de la productividad en el trabajo […] aumenta la cantidad de materias primas utilizadas en el proceso de producción cotidiano” (132). “El desarrollo de la cultura y de la industria se ha traducido siempre en la tendencia colosal a destruir los bosques y todo lo que se ha intentado para la conservación y producción de la riqueza forestal representa un factor verdaderamente insignificante al lado de aquella tendencia” (133). Se altera el equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, lo que se expresa, entre otras cosas, en el agotamiento de las tierras agrícolas. “Con la preponderancia incesantemente creciente de la población urbana, acumulada en grandes centros por la producción capitalista, esta por una parte acumula la fuerza motriz histórica de la sociedad y por otra perturba el metabolismo entre el hombre y la tierra, esto es, el retorno al suelo de aquellos elementos constitutivos del mismo que han sido consumidos por el hombre bajo la forma de alimento y vestimenta, retorno que es condición natural eterna de la fertilidad permanente del suelo” (134). “La explotación y el saqueo de los recursos de los suelos […] sustituyen el cultivo consciente y racional […], lo cual es una condición necesaria para la existencia y perpetuación de la cadena alimentaria para las generaciones futuras del hombre” (135).

Su conclusión es clara: “La producción capitalista […] no desarrolla la técnica y la combinación del proceso social de producción sino socavando al mismo tiempo los dos manantiales de toda riqueza: la tierra y el trabajador […] Este proceso de destrucción es tanto más rápido cuanto más tome un país –el caso de los Estados Unidos de América, por ejemplo– a la gran industria como punto de partida y fundamento de su desarrollo” (136). Engels nos advierte: “No debemos […] lisonjearnos demasiado de nuestras victorias humanas sobre la naturaleza. Esta se venga de nosotros por cada una de las derrotas que le inferimos” (137).

Marx no se contenta con esta conclusión. Busca también por qué el capitalismo explota a ultranza la naturaleza. En su afán de lucro el capital reduce todo a mercancía. Se reducen los bienes a su valor de intercambio en detrimento de su valor de uso. “Un producto se convierte en una mercancía que puede ser intercambiada. Una mercancía se transforma en valor de cambio […] en dinero” (138). Nada escapa a esta codicia, ni siquiera “los huesos de los santos”. La naturaleza desaparece así en “la gran retorta social a la que todo se arroja para que salga de allí convertido en cristal de dinero” (139). El capitalismo no ve el entorno natural como algo que hay que querer y disfrutar, sino como un medio del afán de lucro y para lograr aún más acumulación de capital. Por primera vez “la naturaleza se transforma en puro objeto para el hombre, en pura cosa utilitaria; deja de ser reconocida en tanto potencia para sí” (140).

Un sistema impulsado por la acumulación de capital es un sistema que no se detiene nunca. El capitalismo es como una bicicleta que debe circular constantemente para no caer. Tarde o temprano la finitud de la naturaleza entra en contradicción con la sed insaciable de beneficios. “Tal es la ley [ley de la competencia que lleva a la acumulación] que saca constantemente de su viejo cauce a la producción burguesa y obliga al capital a tener constantemente en tensión las fuerzas productivas del trabajo, [...]; la ley que no le deja punto de sosiego y le susurra incesantemente al oído: ¡Adelante! ¡Adelante!” (141). La exigencia de la acumulación debido a la competencia hace que los capitalistas tengan pocos escrúpulos.”« Après moi le déluge!» [¡Después de mí el diluvio!] es la divisa de todo capitalista y de toda nación capitalista” (142).

Según Marx, para acabar con esta depredación hay que abolir la propiedad privada. “Desde el punto de vista de una formación económica superior de la sociedad la propiedad privada de algunos individuos sobre la tierra parecerá algo tan monstruoso como la propiedad privada de un hombre sobre su semejante” (143). La relación perturbada entre el ser humano y la naturaleza solo se podrá solucionar si se controla la fuerza ciega de la acumulación de capital y los medios de producción se convierten en propiedad común. “El comunismo […] es la resolución definitiva del antagonismo entre el hombre y la naturaleza, y entre el hombre y el hombre” (144).

La célebre escritora y activista Naomi Klein llega a una conclusión similar. En su libro sobre el clima afirma que el mundo se enfrenta a una elección decisiva: salvar el capitalismo o salvar el clima (145). Esta elección se plantea claramente en el sector de la energía fósil, el principal responsable de la emisión de CO2. Las 200 sociedades más grandes de petróleo, gas y carbón tienen un valor de mercado común de 4 billones de dólares y hacen unos beneficios anuales de decenas de miles de millones (146). Si queremos mantener el aumento de la temperatura por debajo de 2 grados nuestros gigantes energéticos no deben tocar entre el 60 % y el 80 % de sus reservas (147). En el marco del capitalismo esto es desastroso para las perspectivas de beneficio, hundiría inmediatamente su valor bursátil.

Estos gigantes no toleran ataque alguno contra su imperio económico o financiero, aunque haya consideraciones ecológicas o incluso esté amenazado el futuro del planeta. Cada año siguen invirtiendo sin traba alguna cientos de millones de dólares en la búsqueda de nuevas reservas (148). Mientras tanto, los valores bursátiles de los monopolios energéticos van muy bien. Como si no pasara nada suponen, de acuerdo con los mercados financieros y los accionistas, que el mundo político no cumplirá lo prometido respecto a los objetivos climáticos. Según Jeffrey Sachs, asesor de la ONU, “los grupos de presión están ganado […] el resto del mundo está perdiendo, sobre todo porque los grupos de presión de los combustibles fósiles están bien organizados […]. Esta situación tiene que cambiar urgentemente antes de que sea demasiado tarde” (149).

El calentamiento climático no se puede detener en el marco de la lógica del beneficio. Según The Economist, portavoz de la élite económica mundial, el precio financiero es demasiado elevado para detener el calentamiento climático y de ahí su conclusión cínica: “Una acción global no detendrá el cambio climático. El mundo debe buscar como vivir con ello”. Ahora bien, no hay que deprimirse por eso: según The Economist, a consecuencia del calentamiento climático todavía se puede sacar mucho beneficio. Con todos los diques nuevos que hay que construir las constructoras tiene un magnífico porvenir ante sí. Con todas las catástrofes por venir las empresas de seguros van a hacer negocios redondos. El calentamiento climático también será bueno para la medicina tropical (150)... Después de nosotros el diluvio, en sentido totalmente literal.

La política climática es demasiado importante para dejarla en manos de los gigantes energéticos y de su lógica del beneficio. Debemos acabar con su omnipotencia con el fin de crear margen para una política climática responsable. O, según las palabras de Marx, es importante “[regular] racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su control colectivo, en vez de ser dominados por él como por un poder ciego” (151). Este es el gran reto al que se enfrenta la generación actual.

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Losurdo, D., La lutte des classes. Une histoire politique et philosophique, París, 2016.

Miliband, R., Politieke theorie van het marxisme, Amsterdam. 1977.

Van Bladel, L., Kerngedachten van Karl Marx, Anvers, 1981.

Notas:

(1) Nos concentramos en primer lugar en los textos de Marx. Los completamos con citas de Friedrich Engels, su amigo y compañero de armas. Comparten las mismas ideas y escriben juntos gran cantidad de textos. Friedrich Engels también redactó y editó muchas obras importantes de Marx. La mayoría de las citas son traducciones [al neerlandés y después al francés], se han tomado las buenas traducciones que existen al francés. [Para las citas en castellano tomaremos siempre que sea posible las traducciones publicadas en internet, n. de la t.].

(2) El PIB – el Producto Interior Bruto - es la producción anual de bienes y servicios de un país. En 2016 el PIB de la zona euro era un 20 % más bajo que las tendencias anteriores a la crisis, Financial Times, 11 de noviembre de 2015, p. 9; http://www.ft.com/intl/cms/s/0/373793a2-86cf-11e5-9f8c-a8d619fa707c.html

(3) Financial Times, 16 de septiembre de 2009, p. 13;. http://www.ft.com/intl/cms/s/0/b24477de-a226-11de-9caa-00144feabdc0.html#axzz2niuBeAH0.

(4) Marx, K., Le Capital , Livre III, Le procès d'ensemble de la production capitaliste, 1894, http://inventin.lautre.net/livres/MARX-Le-Capital-Livre-3.pdf , p. 121. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital3/MRXC3615.htm ].

(5) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, 1844, https://www.ucc.ie/archive/hdsp/Literature_collection/Manifest_French.pdf , p. 11. [Esta cita en castellano y, a no se que se indique otra cosa, las siguientes de este libro están tomadas de https://www.planetadelibros.com/libros_contenido_extra/35/34404_El_manifisto_comunista.pdf ]. 

(6) Marx, K., Le Capital , Livre III, p. 222. [En castellano https://books.google.es/books?id=qSO0DQAAQBAJ&pg=PT268&lpg=PT268&dq=La+raz%C3%B3n+%C3%Baltima+de+todas+las+crisis+reales+es+siempre+la+pobreza+y+la+limitaci%C3%B3n+del+consumo+de+las+masas&source=bl&ots=Un85jhfjE6&sig=X8BdEv9aU2snzEJFmSBfcTp3uoA&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwjClqz7mvzcAhVBKewKHWEwC6oQ6AEwAnoECAcQAQ#v=onepage&q=La%20raz%C3%B3n%20%C3%Baltima%20de%20todas%20las%20crisis%20reales%20es%20siempre%20la%20pobreza%20y%20la%20limitaci%C3%B3n%20del%20consumo%20de%20las%20masas&f=false ].

(7) Marx, K., Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie (Rohentwurf), 1858, http://dhcm.inkrit.org/wp-content/data/mew42.pdf, p. 661.

(8) Marx, K., Le Capital Critique de l'économie politique. Livre I; 1867, http://inventin.lautre.net/livres/MARX-Le-Capital-Livre-1.pdf , p. 351. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/8.htm].

(9) http://siteresources.worldbank.org/EXTPREMNET/Resources/TDAT_Book.pdf , p. 261; http://www.oxfamsol.be/nl/IMG/pdf/bp174-cautionary-tale-austerity-inequality-europe-120913-en.pdf , p. 22.

(10) Marx, K., Le Capital, Livre III , p. 124. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital3/MRXC3615.htm ]

(11) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 11.

(12) Financial Times , 3 de enero de 2013; http://www.ft.com/intl/cms/s/2/dafa4a2c-486e-11e2-a1c0-00144feab49a.html#axzz2KIkH3LkW ; Deshpande A. & Nurse K. (eds.), The Global Economic Crisis and the Developing World: Implications and Prospects for Recovery and Growth , Nueva York, 2012, p. 1.

(13) Financial Times , 1-2 de noviembre de 2011, http://www.ft.com/intl/cms/s/0/473f53da-0310-11e1-899a-00144feabdc0.html#axzz2UDYGNQV0.

(14) Marx, K. y Engels, F., Neue Rheinische Zeitung. Politisch-ökonomische Revue, 1850, http://www.mlwerke.de/me/me07/me07_421.htm. [Citado en castellano en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245198]

(15) https://hbr.org/2008/09/new-thinking-for-a-new-financial-order ; http://uk.businessinsider.com/global-financial-assets-2015-2?international=true&r=UK&IR=T ; https://data.worldbank.org/indicator/NY.GDP.MKTP.CD.

(16) http://www.bis.org/statistics/dt1920a.pdf. Un derivado o producto derivado es la denominación general de aquellos productos bursátiles cuya tasa se basa en otra inversión subyacente. Los derivados financieros se utilizan para reducir el riesgo pero, sobre todo, con fines especulativos. Las principales formas de derivados son las options [opciones], futures [futuros], swaps y forwards. Cfr. Vandepitte, M. en Callewaert C., %Attac% tegen de dictatuur van het kapitaal, Attac-Vlaanderen, 2000, p. 39-40; http://nl.wikipedia.org/wiki/Financiële_derivaten.

(17) http://blogs.ft.com/martin-wolf-exchange/2011/10/24/the-threat-of-the-volatility-junkie/ ; cfr. http://www.iii.co.uk/investment/detail?code=cotn:LLOY.L&display=discussion&id=8953934&action=detail.

(18) Marx, K., Le Capital, Livre III, p. 204. [En castellano http://www.javiercolomo.com/index_archivos/Literatura/Marx/Marx.pdf ]

(19) Marx, K., Grundrisse, p. 335.

(20) Marx, K., Capital. Volume III, p. 121. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital3/MRXC3615.htm ]

(21) Marx, K. y Engels, F., Neue Rheinische Zeitung. [Citado en castellano en https://www.boltxe.eus/una-critica-marxista-del-analisis-keynesiano-sobre-la-crisis-economica/ ]

(22) Marx, K. y Engels, F., Neue Rheinische Zeitung. [Citado en castellano en https://www.boltxe.eus/una-critica-marxista-del-analisis-keynesiano-sobre-la-crisis-economica/] . 

(23) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 11.

(24) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 357. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/]

(25) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 788.

(26) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 422.

(27) Para simplificar hacemos abstracción de impuestos y de salario diferido (parte del salario dedicado a las pensiones, seguridad social, etc).

(28) Las quinientas empresas más grandes del mundo emplean a 65 millones de personas y en 2014 generaron un beneficio de 1.700.000 millones de dólares, http://fortune.com/global500/.

(29) La fortuna de Albert Frère se calcula en 4.900 millones de euros. https://www.hln.be/geld/nieuwe-nummer-een-op-miljardairslijst-van-forbes-trump-zakt-verder-weg-en-belg-komt-top-300-binnen~afc6d6da/ . [Albert Frère es un hombre de negocios belga y la persona más rica de Bélgica, n. de la t.].

(30) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 20.

(31) Marx, K., Le Capital Critique de l'économie politique. Livre I, p. 89. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/1.htm ]

(32) En Bélgica el ingreso disponible neto se eleva a 28.700 dólares por persona al año. Convertido en euros equivale a 8.650 euros al mes para un hogar con dos niños y dos adultos. Fuente: http://www.oecdbetterlifeindex.org/countries/belgium/.

(33) http://deredactie.be/cm/vrtnieuws/binnenland/1.2281491; Wetenschappelijk Instituut Volksgezondheid, Gezondheidsenquête 2013. Rapport 3: Gebruik van gezondheids- en welzijnsdiensten, Bruselas, 2015, https://his.wiv-isp.be/nl/Gedeelde%20%20documenten/Summ_HC_NL_2013.pdf, p. 36; https://www.hln.be/geld/economie/4-op-10-vlamingen-kunnen-niet-sparen~a1176e4f/.

(34) http://www.standaard.be/cnt/dmf20160714_02385565 ; http://www.standaard.be/cnt/dmf20170814_03017672.

(35) Un empleo cuesta aproximadamente 50.000 euros al año, lo que supone 20.000 empleos por mil millones de euros. Con los impuestos y las contribuciones a la seguridad social por una parte y la disminución de las prestaciones sociales por otra, puede llegar fácilmente a 30.000 empleos y más. Además, estos nuevos empleos contribuyen a relanzar la economía.

(36) Marx, K, Grundrisse, p. 58. [En castellano https://books.google.es/books?id=H19EtT5WmskC&pg=PA28&lpg=PA28&dq=El+capital+es+la+potencia+econ%C3%B3mica,+que+lo+domina+todo,+de+la+sociedad+burguesa.+Debe+constituir+el+punto+de+partida+y+el+punto+de+llegada&source=bl&ots=h-9D7K7Ngi&sig=T8XOFp0IQ8lfOnOf2iRzYuvLBmE&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwiZ2_Td5P7cAhUDxhoKHRDGBS4Q6AEwA3oECAcQAQ#v=onepage&q=El%20capital%20es%20la%20potencia%20econ%C3%B3mica%2C%20que%20lo%20domina%20todo%2C%20de%20la%20sociedad%20burguesa.%20Debe%20constituir%20el%20punto%20de%20partida%20y%20el%20punto%20de%20llegada&f=false ].

(37) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 309. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/8.htm].

(38) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 10-11.

(39) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 762. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/23.htm].

(40) Jamil Jonna R. y Bellamy Foster J., ‘Marx’s Theory of Working-Class Precariousness. Its Relevance Today’, Monthly Review , 1 de abril de 2016, https://monthlyreview.org/2016/04/01/marxs-theory-of-working-class-precariousness/#lightbox/0/. 

(41) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 774-5. [Citado en castellano en http://www.niepmarx.blog.br/MM2017/anais2017/MC83/mc833.pdf].

(42) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 321.

(43) Marx, K., The Belgian Massacres, https://www.marxists.org/archive/marx/iwma/documents/1869/belgian-massacre.htm . *El apellido Richard se forma irónicamente sobre el adjetivo “riche”, “rico” en francés, se podría traducir por “Señor Ricachón” (n. de la t.)

(44) Marx, K., Grundrisse , p. 411. [Citado en castellano en https://marxismocritico.files.wordpress.com/2011/10/eagleton_terry_-_marx_y_la_libertad.pdf ].

(45) Marx, K., Grundrisse , p. 211.

(46) http://www.knack.be/nieuws/belgie/voorpublicatie-de-grote-pensioenroof-ze-pakken-onze-beste-jaren-af/article-longread-979693.html.

(47) Marx, K., Manuscrits de 1844, 1844, http://classiques.uqac.ca/classiques/Marx_karl/manuscrits_1844/Manuscrits_1844.pdf , p. 56. [Citado en castellano en https://medium.com/la-tiza/marx-y-el-origen-del-marxismo-ii-a3efd92b8b78].

(48) http://www.hln.be/hln/nl/38762/Geld-maakt-gelukkig/article/detail/3019906/2016/12/03/4-op-10-Vlamingen-kunnen-niet-sparen.dhtm ; https://www.hln.be/geld/economie/twee-op-de-drie-belgische-woningen-bewoond-door-eigenaar~a0bd47d9/ ; http://www.knack.be/nieuws/wereld/oxfam-steeds-meer-armoede-in-europa-rijken-hebben-te-veel-invloed-op-beleid/article-normal-603687.html.

(49) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 6-7.

(50) Marx, K., Le Capital, Livre III , p. 357. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital3/MRXC3847.htm].

(51) Marx, K., Manuscrits de 1844, p. 78. [En castellano http://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/44mp/3.htm].

(52) Engels, F. y Marx, K., Lettre à Bebel, Liebknecht, Bracke, 17-18 septembre 1879, https://www.marxists.org/francais/marx/works/00/parti/kmpc085.htm . [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1879circu.htm].

(53) Engels, F., L’origine de la famille, de la propriété privée et de l’état, 1884, https://matricien.files.wordpress.com/2012/03/engels-origine-de-la-famille.pdf , p. 78. [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/el_origen_de_la_familia.pdf].

(54) Marx, K., Le 18 Brumaire de Louis Bonaparte, 1851, http://classiques.uqac.ca/classiques/Marx_karl/18_brumaine_louis_bonaparte/18_brumaine_louis_bonaparte.pdf , p. 12. [En castellano http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/M&E(SP)/EBLB52s.html].

(55) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 24.

(56) Marx, K., Grundrisse , p. 204-5. En el texto Marx empleba el término 'citizen' [ciudadano] para identificar a los ciudadanos 'libres' en una sociedad esclavista.

(57) Engels, F., 1880, Socialisme utopique et socialisme scientifique, https://www.marxists.org/francais/marx/80-utopi/utopie.pdf , p. 41. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/78ad/78AD302.htm].

(58) Engels, F. y Marx, K., L’idéologie allemande, 1845, http://classiques.uqac.ca/classiques/Engels_Marx/ideologie_allemande/Ideologie_allemande.pdf , p. 17. [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/feuerbach/1.htm].

(59) Engels, F. y Marx, K., L’idéologie allemande, p. 31.

(60) Marx, K., La guerre civile en France, 1871, http://www.karlmarx.fr/documents/marx-1871-guerre-civile-france.pdf, p. 15. [Citado en castellano en http://books.google.es/books?id=T8LRDgAAQBAJ&pg=PT53&lpg=PT53&dq=No+tienen+que+realizar+ningunos+ideales+sino,+simplemente,+liberar+los+elementos+de+la+nueva+sociedad+que+la+vieja+sociedad+burguesa+agonizante+lleva+en+su+seno&source=bl&ots=CFPh-TD3F-&sig=O1oCglWJDQ54iiAbAH8YUrvO4Dg&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwilveaWrIXdAhXQzoUKHUj2BhYQ6AEwAHoECAAQAQ#v=onepage&q=No%20tienen%20que%20realizar%20ningunos%20ideales%20sino%2C%20simplemente%2C%20liberar%20los%20elementos%20de%20la%20nueva%20sociedad%20que%20la%20vieja%20sociedad%20burguesa%20agonizante%20lleva%20en%20su%20seno&f=false]

(61) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 14.

(62) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 16.

(63) Marx, K., Grundrisse , p. 507.

(64) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 14.

(65) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 13.

(66) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 16.

(67) El término pequeño burgués proviene del alemán y se refiere a la capa social entre la clase obrera y la “gran” burguesía. Se trata de los capataces, pequeños campesinos, pequeños empresarios, etc.

(68) Engels, F. y Marx, K., Lettre à Bebel, Liebknecht, Bracke.

(69) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 35.

(70) Marx, K. y Engels, F., Adresse du Comité Central à la Ligue des communistes, 1850, https://www.marxists.org/francais/marx/works/1850/03/18500300.htm . [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/50_circ.htm].

(71) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 15.

(72) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 14.

(73) http://arxiv.org/PS_cache/arxiv/pdf/1107/1107.5728v2.pdf; cfr. http://www.forbes.com/sites/bruceupbin/2011/10/22/the-147-companies-that-control-everything/ ; http://dstevenwhite.com/2012/08/11/the-top-175-global-economic-entities-2011/.

(74) World Bank, https://data.worldbank.org/indicator/SL.TLF.TOTL.IN.

(75) ILO, World Employment Social Outlook. Trends 2018 , http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---dcomm/---publ/documents/publication/wcms_615594.pdf , p 8.

(76) Vacas-Soriano, C. y Fernández-Macías, E., Europe’s Shrinking Middle Class, https://www.socialeurope.eu/europes-shrinking-middle-class.

(77) Mertens, P., Comment osent-ils ? La crise, l'euro et le grand hold-up, Bruselas 2012, capítulo 2. 

(78) Marx, K., Critique du Programme de Gotha, 1875, http://www.communisme-bolchevisme.net/download/Marx_Critique_du_programme_de_Gotha.pdf , p. 11. (En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gotha/gotha.htm].

(79) http://www.progressiveeconomy.eu/sites/default/files/Progressive_Economy-JOURNAL_issue2.pdf , p. 13.

(80) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 13.

(81) Marx, K., Statuts de l'Association Internationale des Travailleurs, 1864, https://www.marxists.org/francais/marx/works/1864/00/18640000.htm. [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/1864-est.htm].

(82) Marx, K., Statuts de l'Association Internationale des Travailleurs.

(83) Marx, K., Lettre à Siegfried Meyer et August Vogt, 9 avril 1870, en Marx, K. y Engels, F., Textes sur le colonialisme, Moscú 1977, 352-355; p. 354-5. [En castellano https://pensaryhacer.files.wordpress.com/2013/01/acerca-del-colonialismo-articulos-y-cartas.pdf pp. 45 y 46].

(84) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 386. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/8.htm].

(85) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 386.

(86) Engels, F. y Marx, K., Les prétendues scissions dans l'Internationale, 1872, https://www.marxists.org/francais/marx/works/1872/03/scissions.htm . [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/lpee72s.htm].

(87) Marx, K., Les luttes des classes en France, 1850, http://piketty.pse.ens.fr/files/Marx1850.pdf, p. 22.

(88) Engels, F. y Marx, K., Les prétendues scissions dans l'Internationale, 1872.

(89)https://fr.wikisource.org/wiki/Recherches_sur_la_nature_et_les_causes_de_la_richesse_des_nations/Livre_5/1. [Citado en castellano en https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/ecoins/article/view/299/3224].

(90) Marx, K., La guerre civile en France, p. 11. [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/guer.htm].

(91) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 8.

(92) Engels, F., Brief aan Karl Marx, 13 avril 1866, https://www.marxists.org/archive/marx/works/1866/letters/66_04_13.htm.

(93) Engels, F., L’origine de la famille, de la propriété privée et de l’état, p. 76. [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/el_origen_de_la_familia.pdf ].

(94) Engels, F., L’origine de la famille, de la propriété privée et de l’état, p. 75.

(95) Engels, F. y Marx, K., L’idéologie allemande, p. 32. [Citado en castellano en http://www.mabelthwaitesrey.com.ar/wp-content/uploads/art-period/16.pdf ].

(96) Marx, K., La guerre civile en France, p. 22.

(97) Marx, K., Le 18 Brumaire de Louis Bonaparte, p. 53. [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum4.htm].

(98) Marx, K., La guerre civile en France, p.13.

(99) Engels, F., Introduction à ‘Les luttes de Classes en France’, 1895, https://www.marxists.org/francais/engels/works/1895/03/fe18950306.htm . [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/francia/francia1.htm].

(100) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 18. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/47mpc/i2.htm].

(101) Marx, K., Grundrisse, p. 339. [Citado en castellano en https://haciaelcapital.files.wordpress.com/2010/02/write-10.pdf].

(102) Los primeros capitalistas eran capitalistas comerciales. A partir de finales del siglo XV ganaron grandes cantidades de dinero gracias al saqueo, el robo, la piratería, el comercio de esclavos, etc. Pero como tales no aumentaron la riqueza mundial. Solo cuando empiezan a invertir su capital en la esfera de la producción toma forma verdaderamente la acumulación de capital y, por lo tanto, el capitalismo. Fuente del gráfico: http://www.krusekronicle.com/kruse_kronicle/2008/03/charting-histor.html#.VaOeOfntlHw.

(103) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 8.

(104) Marx, K., Grundrisse, p. 462.

(105) Marx, K., Grundrisse, p. 119.

(106) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 10.

(107) Marx, K., Grundrisse, p. 257 y 461.

(108) Marx, K., Contribution à la critique de l'économie politique, 1859, http://www.karlmarx.fr/documents/marx-1859-critique-economie-politique.pdf , p. 9. [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/1859contri.htm].

(109) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 906. [En castellano http://www.marx.be/fr/content/capitulo-xi].
(110) El cálculo para una familia media se basa en la hipótesis plausible de que el ingreso disponible de los hogares es un 70 % del PIB. Utilizamos el producto mundial bruto: 122 billones de dólares en 2016. Esta cifra, expresada en dólares PPA [Paridad del Poder Adquisitivo], tiene en cuenta unas diferencias de precios entre países para los mismos bienes o servicios y expresa el poder adquisitivo real. Hemos convertido esta cifra en euros según el método de cálculo del Banco Mundial: para Bélgica 1 dólar PPA equivale a 0,808 euros. Fuentes: https://data.worldbank.org/indicator/NY.GDP.MKTP.PP.KD; http://www.worldometers.info/world-population/world-population-by-year/; https://data.oecd.org/conversion/purchasing-power-parities-ppp.htm.

(111) http://www.unwater.org/statistics_san.html http://www.voanews.com/content/decapua-un-energy-28apr10-92323229/154303.html ; http://www.habitatforhumanity.org.uk/statistics ; http://www.fao.org/hunger/en/.

(112) Financial Times, 25 de febrero de 2013, p. 7; http://www.ft.com/intl/cms/s/0/128a852e-7b64-11e2-8eb3-00144feabdc0.html#axzz2U7FxPYH3; FAO, IFAD, UNICEF, WFP y WHO, The State of Food Security and Nutrition in the World 2017, Roma, 2017, http://www.fao.org/3/a-I7695e.pdf, p. 2. http://www.dewereldmorgen.be/artikel/2017/11/16/er-is-iets-grondig-mis-met-het-mondiale-voedselsysteem; Elver H., Speech by Ms Hilal Elver, United Nations Special Rapporteur on the Right to Food, http://www.fao.org/fileadmin/templates/righttofood/images/img_event/2014_VG10/FAO_SpecialRapporteurRTF_speech.pdf; Financial Times, Special Report: Managing Climate Change, 28 de noviembre de 2011, p. 3, https://www.ft.com/content/112e448e-142e-11e1-b07b-00144feabdc0.

(113) FAO, State of Food Insecurity in the World 2004, Roma, 2004, p. 5; http://www.hungerfreeplanet.org/news/hunger-costs-poor-countries-450-billion-a-year.

(114) http://fortune.com/2018/01/08/pfizer-alzheimers-drug-research-end/; https://mronline.org/2018/01/16/profits-before-people-capitalists-abandon-alzheimers-and-parkinsons-research; https://www.theguardian.com/commentisfree/2013/feb/22/hiv-aids-deaths-pharmaceutical-industry; Financial Times, 29 de diciembre de 2014, p. 5; https://www.ft.com/content/f0ff8ed2-86b4-11e4-9c2d-00144feabdc0; http://tjn-usa.org/storage/documents/The_Price_of_Offshore_Revisited_-_22-07-2012.pdf; https://www.bmj.com/content/345/bmj.e4348.

(115) Marx, K, Grundrisse, p. 119 y 625. [Citado en castellano en http://books.google.es/books?id=2waeBBGARLQC&pg=PA74&lpg=PA74&dq=cuanto+menos+tiempo+necesita+una+sociedad+para+producir+trigo,+ganado+Marx&source=bl&ots=wzc9PKRsMo&sig=lBnsOcBSF34ZmwVto_1B0SzHW-4&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwikxaadkovdAhVJaBoKHbwAAsIQ6AEwBHoECAYQAQ#v=onepage&q=cuanto%20menos%20tiempo%20necesita%20una%20sociedad%20para%20producir%20trigo%2C%20ganado%20Marx&f=false

(116) Marx, K, Grundrisse, p. 119 y 625 . [Citado en castellano en http://books.google.es/books?id=fGq7DgAAQBAJ&pg=PT71&lpg=PT71&dq=este+tiempo+libre+transforma+a+su+poseedor+en+un+sujeto+diferente.+Marx&source=bl&ots=LVzraY5Ist&sig=vcWrWhqtBafusA62pbYSV6eL4CQ&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwi3zvyYlovdAhWPCuwKHQkwCp8Q6AEwAnoECAgQAQ#v=onepage&q=este%20tiempo%20libre%20transforma%20a%20su%20poseedor%20en%20un%20sujeto%20diferente.%20Marx&f=false]

(117) Marx, K, Grundrisse, p. 226.

(118) https://ourworldindata.org/working-hours.

(119) Se calcula sobre la base de Maddison A., Contours of The World Economy, I-2030AD, Oxford 2007, p. 377 en 379.

(120) http://www.econ.yale.edu/smith/econ116a/keynes1.pdf; p. 5.

(121) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 312.

(122) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 18. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/47mpc/i2.htm].

(123) Engels, F. y Marx, K., La Sainte Famille, 1845, http://www.luttedeclasse.org/marxisme/sainte_famille.pdf, p. 76.

(124) Engels, F. y Marx, K., Manifeste du Parti communiste, p. 18. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/47mpc/i2.htm].

(125) Engels, F. y Marx, K., L’idéologie allemande, p. 12. [En castellano http://personales.unican.es/gonzaleof/Curso_TeX/docs/paginas/Marx_1.pdf].

(126) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 99. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/1.htm ].

(127) Engels, F., Dialectique de la nature, 1883, https://www.marxists.org/francais/engels/works/1883/00/engels_dialectique_nature.pdf, p. 141.

(128) Engels, F. y Marx, K., Rezension: G. Fr. Daumer, ‘Die Religion des neuen Weltalters. Versuch einer combinatorisch-aphoristischen Grundlegung’, 1850, http://hiaw.org/defcon6/works/1850/02/daumer.html . [Citado en castellan en https://radiozapatistasud.files.wordpress.com/2011/11/bellamy-foster-john-la-ecologc3ada-de-marx.pdf].

(129) Marx, K., Manuscrits de 1844, p. 60. [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/man1.htm#1-3].

(130) Engels, F., Dialectique de la nature, p. 141. [En castellano http://archivo.juventudes.org/textos/Friedrich%20Engels/Dialectica%20de%20la%20Naturaleza.pdf]. 
(131) Marx, K., Le Capital, Livre III, p. 351. [Citado en castellano en http://books.google.es/books?id=zZtPtQciv9UC&pg=PA207&lpg=PA207&dq=sociedad+naci%C3%B3n+entera++propietarias+de+la+tierra+usufructo+generaciones+El+capital+III&source=bl&ots=83xeZ57QY3&sig=rY7dGeRxXhCvkoC8OpvpUj_eJXY&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwj9gLyN34zdAhVLPBoKHas5DjYQ6AEwAHoECAEQAQ#v=onepage&q=sociedad%20naci%C3%B3n%20entera%20%20propietarias%20de%20la%20tierra%20usufructo%20generaciones%20El%20capital%20III&f=false].

(132) Marx, K., Le Capital. Critique de l'économie politique. Livre II, 1885, http://inventin.lautre.net/livres/MARX-Le-Capital-Livre-2.pdf , p. 62.

(133) Marx, K., Capital. Volume II, p. 106. [En castellano http://juango.es/files/Karl-Marx---El-capital-II.pdf].

(134) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 615. [En castellano http://books.google.es/books?id=twPVDQAAQBAJ&pg=PA584&lpg=PA584&dq=preponderancia+poblaci%C3%B3n+urbana+fuerza+motriz+metabolismo+tierra+El+capital&source=bl&ots=tmbqgagzs7&sig=a3gzQLO3p6lyBkQxf4lx8-4FH94&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwi2-6rB6IzdAhVR6RoKHZSLBjoQ6AEwAXoECAkQAQ#v=onepage&q=preponderancia%20poblaci%C3%B3n%20urbana%20fuerza%20motriz%20metabolismo%20tierra%20El%20capital&f=false]

(135) Marx, K., Le Capital, Livre III, p. 366.

(136) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 617 et 616. [En castellano http://books.google.es/books?id=twPVDQAAQBAJ&pg=PA584&lpg=PA584&dq=preponderancia+poblaci%C3%B3n+urbana+fuerza+motriz+metabolismo+tierra+El+capital&source=bl&ots=tmbqgagzs7&sig=a3gzQLO3p6lyBkQxf4lx8-4FH94&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwi2-6rB6IzdAhVR6RoKHZSLBjoQ6AEwAXoECAkQAQ#v=onepage&q=preponderancia%20poblaci%C3%B3n%20urbana%20fuerza%20motriz%20metabolismo%20tierra%20El%20capital&f=false].

(137) Engels, F., Dialectique de la nature, p. 141. [En castellano http://archivo.juventudes.org/textos/Friedrich%20Engels/Dialectica%20de%20la%20Naturaleza.pdf]. 
(138) Marx, K., Grundrisse , p. 93.

(139) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 199. [En castellano https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/3.htm]

(140) Marx, K., Grundrisse , p. 339. [Citado en castellano en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=6845].

(141) Marx, K., Travail salarié et capital , 1849, http://www.karlmarx.fr/documents/marx-1849-travail-salairie-capital.pdf , p. 18. [En castellano https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/49-trab2.htm].

(142) Marx, K., Le Capital. Livre I, p. 351. [En castellano http://marxismo.school/files/2017/09/Marx_El-capital_Tomo-1_Vol.-1.pdf].

(143) Marx, K., Le Capital, Livre III, p. 351. [En castellano https://books.google.es/books?id=AqRjDwAAQBAJ&pg=PT2234&lpg=PT2234&dq=la+propiedad+privada+de+algunos+individuos+sobre+la+tierra+parecer%C3%A1+algo+tan&source=bl&ots=Zb56nQl-bB&sig=tKrm_qW0buo_OqRIJ5aXvHQy09I&hl=en&sa=X&ved=2ahUKEwihiqOj0I3dAhXR_KQKHTi-D_AQ6AEwAXoECAkQAQ#v=onepage&q=la%20propiedad%20privada%20de%20algunos%20individuos%20sobre%20la%20tierra%20parecer%C3%A1%20algo%20tan&f=false].

(144) Marx, K., Manuscrits de 1844, p. 82. [Citado en castellano en http://ict.edu.ar/renovacion/wp-content/uploads/2011/06/Fragmentos-de-Marx-y-ejercicios.pdf]

(145) Klein, N., Tout peut changer. Capitalisme et changement climatique, Arles, 2015. [Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima, Barcelona, Paidós, 2015; traducción al castellano de Albino Santos Mosquera].

(146) http://www.economist.com/news/business/21577097-either-governments-are-not-serious-about-climate-change-or-fossil-fuel-firms-are.

(147) The Economist, 14 de noviembre de 2015, pp. 55-6; http://www.economist.com/news/business/21678219-some-oil-majors-are-still-ducking-issue-global-warming-nodding-donkeys.

(148) Unburnable Carbon 2013. Wasted capital and stranded assets, http://carbontracker.live.kiln.it/Unburnable-Carbon-2-Web-Version.pdf, p. 33; Carbon reserves held by top fossil fuel companies soar, https://www.theguardian.com/environment/2015/apr/19/carbon-reserves-held-by-top-fossil-fuel-companies-soar.

(149) Financial times, 16/7 de noviembre de 2013, p. 9; https://www.ft.com/content/8251fd86-4de8-11e3-8fa5-00144feabdc0.

(150) “ Adapting to climate change. Facing the consequences”, The Economist, 27 de noviembre de 2010, p. 79-82; https://www.economist.com/node/17572735.

(151) Marx, K., Le Capital, Livre III , p. 370. Fuente: http://www.investigaction.net/fr/pourquoi-marx-avait-raison/ Traducido del neerlandés al francés por M. Lauwers, E. Carpentier y L. Ragugini
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246013http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246013 ...