domingo, 22 de septiembre de 2019

AVES. Hacia un mundo sin pájaros. En Europa o Norteamérica han desaparecido hasta la mitad de las aves más comunes en unas décadas.

En los alrededores del lago Constanza, frontera acuática entre Alemania, Suiza y Austria, las poblaciones de gorriones se han reducido en un 90% desde 1950. En el desierto de Mojave (EE UU) el raro cucarachero desértico es aún más raro de ver. Y en el delta del Okavango, en Botsuana, el número de buitres ha descendido en un 80% desde hace 20 años. Son tres datos de un fenómeno más global que está alarmando a los científicos: la desaparición de miles de millones de aves, en especial de las más comunes.

Los últimos datos del desastre los acaba de publicar la revista Science. Un estudio con datos de los últimos 50 años sobre la abundancia de 529 especies de aves que sobrevuelan los cielos de Norteamérica (Canadá y EE UU) muestra que hoy hay cerca de 3.000 millones de pájaros menos que en 1970. La cifra equivale al 29% de toda la avifauna de la región. El descenso es generalizado en casi todas las familias, dándose en casi el 60% de las especies. Pero es entre los paséridos (gorriones), aláudidos (alondras) y estúrnidos (estorninos) donde la desaparición llega hasta el 75%. Las rapaces y las aves acuáticas están entre las pocas que han ganado población.

Esperábamos ver un declive continuado en las especies amenazadas", dice el investigador del laboratorio de ornitología de la Universidad Cornell (EE UU) y principal autor del estudio, Ken Rosenberg. "Pero, por primera vez, los resultados también muestran pérdidas generalizadas entre las aves más comunes de todos los hábitats", añade el también miembro de la organización American Bird Conservancy.

En Norteamérica han desaparecido 2.900 millones de pájaros en 50 años y en Europa 400 millones en 30 años

Estos datos, basados en avistamientos de una amplísima red de observadores, tanto aficionados como científicos, se han visto confirmados por un trabajo paralelo apoyado en la última tecnología. Los autores del estudio usaron los registros de 143 radares de la red NEXRAD de la agencia meteorológica de EE UU para detectar cambios en el volumen del flujo migratorio de las aves sobre el cielo estadounidense. Aunque no pudieron remontarse más allá de 2007, han estimado que la migración ha adelgazado en un 13,6% en ese tiempo.

La desaparición de los pájaros no es un fenómeno exclusivamente norteamericano. En 2014, investigadores europeos publicaron datos comparativamente similares. Aquel trabajo partía de 1980 y, hasta 2010, la población de aves europeas se había reducido en 400 millones desde los 2.000 estimados. Además del menor rango temporal, este estudio se limitó a 144 especies de las llamadas comunes. La tendencia, según el último informe (con datos hasta 2016) del Plan Paneuropeo para Monitorear las Aves Comunes (PCBMS), un tercio de las especies están en declive. La población total ha descendido en un 15% desde 1980 y, entre aves de pastizal, los más habituales de los paisajes abiertos, la reducción alcanza al 57%.

El búho nival ('Bubo scandiacus') es, junto a otras rapaces, de las especies que han recuperado población.ampliar foto El búho nival ('Bubo scandiacus') es, junto a otras rapaces, de las especies que han recuperado población.
El búho nival ('Bubo scandiacus') es, junto a otras rapaces, de las especies que han recuperado población.
DOUG HITCHCOX CORNELL LAB OF ORNITHOLOGY

"De forma miope, los conservacionistas tienden a centrarse en las especies en extinción y, por lo tanto, son ciegos a, y subestiman, la importancia de las especies abundantes y aún comunes, los roles que desempeñan para nosotros en términos de servicios ecosistémicos y, muy especialmente, como barómetro fiel de la salud y sostenibilidad del ecosistema", argumenta el ornitólogo responsable de seguimiento de especies en el Centro para la Ciencia de la Conservación RSPB (Reino Unido) y supervisor del proyecto PCBMS, Richard Gregory. Entre esos servicios estarían la dispersión de semillas, la polinización o el control natural de plagas.

En España la tendencia es ambivalente. "La situación es estable, pero hay algunas especies con un descenso muy acusado", comenta el coordinador del área de estudio y seguimiento de SEO/BirdLife Juan Carlos del Moral. Como en el resto de Europa y Norteamérica, es el caso de las aves más relacionadas con el campo, que han perdido hasta 95 millones de sus efectivos en los últimos 20 años, según datos de esta organización conservacionista. En ese tiempo, solo entre las golondrinas, la población se ha reducido en 15 millones. "Ha desaparecido hasta el 74% de las codornices, pero eso aún no es extinción", añade.

El avance de la agricultura está reduciendo la disponibilidad de insectos y, con ellos, el alimento de muchas especies de aves

No hay una única causa de la desaparición masiva de los pájaros. Los autores del estudio de Norteamérica apuntan al deterioro del hábitat, la presión directa humana o el avance de la agricultura y, en especial, su intensificación. Un reciente estudio español relacionaba la desaparición de prácticas agrícolas tradicionales como el barbecho con el descenso de las poblaciones de aves de pastizal. También la sofisticación de los insecticidas está dejando sin alimento a las especies insectívoras. Otras causas apuntadas podrían ser la deforestación en las zonas tropicales o el trastrono provocado por el cambio climático, en especial entre las aves que anidan más al norte.

Pero no hay demasiados datos para saber si el fenómeno es realmente global o se limita a las regiones más alteradas por los humanos, al menos en cuanto a las aves más comunes. La ornitóloga de Cornell Viviana Ruiz, que no ha intervenido en el estudio de Norteamérica, recuerda en un correo que, en América Latina, la situación es "igual de intensiva o peor, en porcentaje sobre la población total". Y da algunos datos: el 44% de las 1.156 especies de aves residentes en Centroamérica están amenazadas, con un 14% en estado crítico.

"En África no tenemos la capacidad para estimar fielmente los cambios en la abundancia de los paseriformes [los pájaros]. Por razones prácticas, el esfuerzo se centra en las especies más grandes, como las rapaces, de las que tenemos series históricas", explica en un correo el profesor del Instituto Fitzpatrick de Ornitología Africana de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) Arjun Amar. "Sin embargo, también es cierto que los paseriformes que proliferan en algunas partes de África podrían estar sufriendo un declive a gran escala, pero, a diferencia de Europa o Norteamérica, no tenemos las herramientas para monitorearlo y detectarlo", añade.

Se produce la paradoja, al menos en Europa y Norteamérica, de que mientras las aves más comunes desaparecen por millones, las tradicionalmente más amenazadas se están recuperando. Según el estudio de Science, en EE UU y Canadá hay ahora 250 millones más de rapaces, aves acuáticas y otras tradicionalmente de caza, como pavos y faisanes. Los esfuerzos conservacionistas y la regulación cinegética explicarían esta recuperación que también se está observando en diversas especies icónicas de los cielos europeos.

Puedes escribirnos a miguel@esmateria.com y seguir a Materia en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aquí a nuestra newsletter.

https://elpais.com/elpais/2019/09/19/ciencia/1568880361_926367.html

sábado, 21 de septiembre de 2019

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Paz hoy sábado. El nuevo informe del Centro Delàs explora alternativas de paz y seguridad para hacer frente a las violencias urbanas y la inseguridad en las ciudades.

Rebelión

En el marco de la celebración del Día Internacional de la Paz este sábado, el Centro Delàs de Estudios por la Paz publica un nuevo informe que aborda la construcción de paz en las ciudades para aportar propuestas alternativas en un contexto de debate político, social y mediático que gira en torno a un discurso avivado por determinados actores sobre las “inseguridades” en las ciudades, en especial en la de Barcelona. “Barcelona es un ciudad segura como lo son la gran mayoría de las ciudades europeas. En Barcelona la inseguridad es una construcción interesada por parte de determinados agentes de poder, políticos y económicos. Desde la administración se tiene que contrarrestar el discurso del miedo y de inseguridad, arbitrando medidas de confianza mediante los medios clásicos (policía y justicia) -sería demagógico no decir que se tiene que contar con ellos-; y las medidas de cuidado a las personas como son servicios sociales, culturales, de urbanismo integrador, de vivienda...; y el fomento de la participación de la población en las tablas de mediación de los distritos”, coinciden Tica Font y Pere Ortega, investigadores del Centro Delàs de Estudios por la Paz y autores del Informe 38: Violencia, seguridad y construcción de paz en las ciudades.

"Es en las ciudades donde se concentra la mayor parte de la ciudadanía mundial, el 55%, y a la vez, es el espacio donde se dirimen la mayor parte de conflictos. Los conflictos están directamente relacionados con la mercantilización de la ciudad, y la diversidad y pluralidad de las personas que conviven en las conurbaciones urbanas", apunta Pere Ortega.

Analizando la confrontación de intereses y la diversidad social y cultural como contexto del afloramiento de conflictos en el espacio urbano, la publicación quiere abordar el reto de cómo afrontar estos conflictos, aprender a gestionarlos y transformarlos de manera positiva creando relaciones de respeto mutuo, de reciprocidad y de justicia mediante acciones que no comporten violencia.

“En este sentido, es muy importante la planificación urbanística de la ciudad y sus barrios, donde no tendría que haber barreras urbanas que creen ‘fronteras’ en el interior de las ciudades porque producen rupturas territoriales y crean separación y exclusión, que afectan especialmente las capas sociales con menos ingresos”, destaca Tica Font. “El espacio público tiene que ser el lugar donde se dirima la disputa por la libertad, la integración, la visibilidad, la representación y no un lugar de control social en cualquier de sus formas”, añade la investigadora.

“En el mundo enriquecido, blanco, patriarcal y masculino occidental, el concepto de seguridad se ha construido como defensivo frente a otros, los y las diferentes a quienes se convierte en contrarios. Una seguridad que los estados asocian a defensa y la conciben siempre desde el ámbito policial y militar para disuadir, prevenir o intervenir ante amenazas externas o internas”. El informe propone, ante este modelo securitario basado en la defensa ante el otro/el enemigo, un modelo de seguridad alternativo basado en la convivencia en la diversidad, la prevención y transformación de conflictos, el abordaje de las desigualdades, los cuidados y otros aspectos que contribuyan a la sostenibilidad humana y medioambiental, así como al pleno desarrollo humano.

La investigación da pie a una propuesta de Agenda de Paz en las Ciudades a partir de un análisis previo de las violencias urbanas y sus diferentes tipologías y afectaciones sobre las vidas y cuerpos de todas las habitantes de las ciudades en todo el mundo: el racismo, la xenofobia y otras formas de intolerancia; las violencias contra las personas migradas; los extremismos violentos; la violencia contra las mujeres y los colectivos LGTBI; la corrupción; las guerras; las violencias interpersonales o el crimen organizado.

“La ciudad tiene que proporcionar a la ciudadanía una seguridad destinada a proporcionar cuidado y dar satisfacción a las necesidades básicas que permitan el pleno desarrollo de las personas para vivir una vida digna de ser vivida”, concluye el informe.

Podéis descargar aquí el  informe completo en castellano y en catalán.

Un Maidán para China

Original de Rafael Poch de Feliu
(Blog personal)

La crisis de lo que queda de Hong Kong está siendo instrumentalizada hacia un callejón sin salida que desprestigie a Pekín

Históricamente el ascenso, riqueza y bienestar de Hong Kong se derivó de su particular estatus de puerto franco para el capital, centro financiero internacional, emporio productivo y puerta comercial para la enorme y cerrada China maoísta. Todo eso encarriló una estable y continua prosperidad para sus habitantes entre 1949 y el año 2000, pero se está acabando. Como emporio tecnológico Shenzhen, aquel villorrio de pescadores de los años setenta convertido hoy en ciudad millonaria, la supera como hub de la alta tecnología. Guangzhou (Cantón) superará pronto en PNB a Hong Kong. Shanghai se consolida como centro financiero y Singapur que ya acogió en 1997 muchos miedos del dinero hongkonés cuando la ex colonia se integró en China sin perder su autonomía, es el puerto franco del capital global en Asia por excelencia. Respecto a la puerta comercial ¿Quién la necesita cuando toda China lleva décadas abierta de par en par?

Lo que queda de Hong Kong
Por primera vez en dos generaciones los jóvenes de Hong Kong no vislumbran un porvenir prometedor. Al revés, constatan incertidumbre y decadencia mesurables en salarios, costos de vivienda y perspectivas de futuro. Todo eso lo achacan a China con toda la razón, porque el ascenso de China ha disuelto el particular estatuto de Hong Kong que fue la base de su prosperidad. Pese a los mimos que los oligarcas locales han recibido de Pekín desde 1997, el PIB de la región autónoma especial que a mediados de los noventa representaba el 27% del chino, hoy solo pesa un 2,7%. Así que salen a la calle desde hace meses pidiendo una solución a algo que no la tiene: lo que queda de Hong Kong no volverá a ser lo que fue.

Por razones objetivas el vector del crecimiento económico chino, que es a la vez general y enormemente desigual, empuja en este caso hacia la nivelación territorial. El enclave se está convirtiendo “en otra ciudad China”, como explica Carl Zha en una  clarificadora entrevistaPara un enclave con una renta per cápita de 48.517 dólares formar parte de una China con una renta de 9.608 dólares no es un buen negocio. Así que, “¿Por qué un hongkonés tendría que querer ser chino?”, se pregunta el economista tailandés Chartchai ParasukTodo esto no tiene gran cosa que ver con una lucha política por la libertad y la democracia que nos acostumbran a presentar nuestros medios de comunicación. Es un claro asunto económico.

Callejón sin salida
Visto desde Pekín es imposible ceder a las confusas demandas “soberanistas” que se formulan desde las calles de Hong Kong, incluso si estas no fueran siempre ampliables y en continua evolución como para impedir todo acuerdo. Por si acaso, una minoría violenta y bien organizada cuyos métodos (bloqueo de aeropuerto, destrozos) serían inmediatamente criminalizados y ferozmente reprimidos en cualquier ciudad occidental, se encarga de radicalizar la situación. Si China cede en Hong Kong, detrás vendrá Xinjiang, el Tibet y Taiwán. Y una vez abierta la caja de Pandora podrían apuntarse también diversas provincias de la China continental y étnicamente han. Al fin y al cabo, la desmembración territorial es un escenario que China conoce desde varios siglos antes de Cristo… Es obvio que Pekín no va a admitirlo, pero ¿Cuál es el papel en todo esto de los gobiernos de Estados Unidos y Alemania, los que mandan en Euroatlántida?

El sueño de la desmembración territorial
La desmembración de China es el escenario con el que sueña Occidente para su rival estratégico, naturalmente en nombre de la “democracia y los derechos humanos”. Al respecto no hay el menor disimulo. En Munich se encuentra la sede de los separatistas uigures de Xinjiang, cuya ideología oscila entre un supremacismo racista túrquico y el integrismo islámico. Políticos alemanes, especialmente verdes y liberales, apoyan abiertamente al irredentismo tibetano, cuyos vínculos con la CIA se remontan a los años cincuenta. Escritores como Liao Yiwu, un excitado opositor que describe a China como “un montón de basura en expansión” y clama por su “desmembración en bien de la humanidad”, han recibido el “premio de la paz” del gremio de los libreros alemanes (2012). La plana mayor de la oposición hongkonesa más radical, que ahora pide a Donald Trump que les libere, ha sido recibida en los salones de Washington por personajes como el vicepresidente Mike Pence, el Secretario de Estado Mike Pompeo o el demente y recién cesado consejero de seguridad nacional, John Bolton. En Berlín, el ministro de exteriores ha recibido al joven Joshua Wong, otro dirigente de las protestas con quien, según sus declaraciones, se habló de preparar una base para futuros exiliados de Hong Kong en Alemania. Wong se hizo un nombre ya en las protestas de los paraguas de 2014, cuando tenía 17 años, y ya mantenía contactos regulares con el consulado de Estados Unidos allá. Desde entonces ha sido recibido por dinosaurios belicistas como el senador Marco Rubio, uno de los promotores de la fallida intentona golpista en Venezuela, y apadrinado por las ong´s del entorno de la CIA entusiasmadas por su reivindicación desmembracionista de un referéndum para que Hong Kong salga de China. Rubio presentó la candidatura de Wong al Premio Nóbel de la Paz. Desde la época de Obama el Congreso de Estados Unidos prepara una “Hong Kong Human Rights and Democracy Act” para dar ambiente al actual conflicto con las correspondientes sanciones. En Berlín, el diario ultra-atlantista Bild reunió hace unos días a una muestra de sus héroes para una foto de grupo: el ucraniano Vitali Klichkó, el sirio Raed al-Saleh, jefe de los “cascos blancos”, y el millonario ruso exiliado Mijail Jodorkovski. ¿Cuál es la lógica de fondo de estos inequívocos mensajes?

Hegemónicos y emergentes
Hoy en día en este mundo incierto solo hay dos planes generales de ordenamiento: el belicista de Occidente liderado por Washington basado en el intervencionismo, los cambios de régimen y el control de recursos por la vía militar, es decir un escenario de caos hegemónico, y el integrador que representa el plan chino de “nuevas rutas de la seda” conocido como “Belt and Road Initiative” que por muchas y legítimas dudas que suscite no parece incompatible con un orden multipolar basado en el consenso entre los diversos centros de poder y actores del mundo. Este esquema general puede sonar simple, pero es lo que tenemos encima de la mesa. No hay otra cosa.

Las protestas de Hong Kong representan una oportunidad dorada para que el proyecto del caos aseste un golpe en el bajo vientre al proyecto integrador. Naturalmente en nombre de la “democracia y los derechos humanos”, como en Siria, Irak, Libia, Afganistán y demás. En 2014 la combinación de la bajada de los precios del petróleo movilizando a los amigos del Golfo y de las sanciones que siguieron a la operación de cambio de régimen en Ucrania, intentaron frenar la recuperación de Rusia. Vistas desde esa perspectiva general, las concretas ansias democráticas y anticorrupción del movimiento nacional ucraniano en la Plaza Maidán de Kiev fueron una insignificante nota a pie de página de gran valor instrumental. Hoy pasa algo parecido con la calle de Hong Kong: de lo que se trata es de forzar a Pekín a escenificar un Tiananmen.2, una represión que permita incrementar la demonización de China, explica el periodista brasileño Pepe Escobar. “La inevitable consecuencia sería que Occidente y amplios sectores del Sur Global boicoteasen las Nuevas Rutas de la Seda –Belt and Road Initiative – una compleja estrategia con diversos estratos de integración económica que se está ampliando mucho más allá de Eurasia”, dice.

En 2014, las autoridades rusas respondieron apoyando la oposición del Este de Ucrania y anexionándose Crimea, medidas que amortiguaron su derrota y les permitieron salvar la cara y una consolidación por lo menos temporal del delicado prestigio interno de su orden autocrático. Por aquello Moscú aún está pagando el precio de dolorosas sanciones económicas y más militarización junto a sus fronteras. En Pekín ahora deberán ir con mucho tiento para no propiciar una derrota propagandística que les persiga otros 30 años como ocurrió con Tiananmen lastrando su proyección mundial y justificando nuevas sanciones.

El movimiento de Hong Kong es un Maidán contra China. Al igual que en Kiev hace cinco años, por más que el motor sea local, los padrinos y promotores de este movimiento de la “sociedad civil” están en Washington y Berlín. Allí no quieren diálogo. Ni les interesa lo más mínimo la problemática social de Hong Kong. Buscan escenas violentas para su aparato de propaganda y muertos para llevar la situación a un extremo que arroje el resultado buscado: el desprestigio y ulterior demonización de China y de su proyección mundial en beneficio del proyecto del caos hegemónico.

Estamos ante un típico pulso de la dialéctica de los imperios combatientes. La crisis de lo que queda de Hong Kong está siendo instrumentalizada hacia un callejón sin salida. Los chinos van a tener que aplicarse a fondo para no perder esta batalla que por otro lado revela bien a las claras su vulnerabilidad ante la guerra híbrida del adversario.

(Publicado en Ctxt)

viernes, 20 de septiembre de 2019

La crisis que viene. Juan Torres López

Nueva Tribuna

La mala costura de la anterior crisis dejó a la economía mundial 'tocada' y con una recuperación más aparente que real. En 2020 o 2021, pero se da por hecho que la sufriremos de nuevo

Desde hace unos meses hay una convicción generalizada entre los expertos sobre la proximidad de otra crisis (un cambio en la senda actual de crecimiento económico seguido de inestabilidad) y quizá de una nueva fase de recesión económica (crecimiento negativo durante más de dos trimestres consecutivos) que conduzca a otra etapa posterior de nuevas dificultades.



Las diferencias de opinión tienen que ver sobre la fecha en que comenzará a producirse -en 2020 o 2021- pero se da por hecho que vamos a sufrirla, de modo que es muy conveniente estar al tanto y tratar de adelantarse a lo que ya parece inevitable.

A mi juicio, hay algunas señales que indican claramente que la crisis está muy cerca y algunas razones de peso que llevan a pensar que va a ser inevitable y de relevancia, aunque de naturaleza diferente a la que vivimos a partir de 2007-2008. Las comento brevemente a continuación.

Las señales
La economía de China crece al ritmo más bajo de los últimos 30 años. Alemania sólo se ha salvado de entrar formalmente en recesión por unas décimas. La de Estados Unidos lleva el periodo más largo de crecimiento positivo de toda su historia pero, precisamente por ello, cabe esperar que se encuentra a las puertas de un frenazo inmediato. Algo que ya anticipan muchos indicadores. El de actividad de la industria química, por ejemplo, está empeorando y eso significa que lo hace toda la economía estadounidense, puesto que los productos químicos se utilizan en todos los sectores. Por otro lado, la rentabilidad de los bonos a un año ha comenzado a superar a la del bono a 10 años, y sabemos que cada vez que eso ha ocurrido se ha producido una recesión en Estados Unidos entre 9 y 25 meses después.

Si tenemos en cuenta que esas tres economías representan alrededor el 55% del PIB mundial y que también están en una situación muy parecida otras de las más grandes, como la de Japón o Italia, las de países de menor peso económico pero relevantes (como Argentina, Irán, Venezuela, Singapur, Brasil, México...) o, por otras razones, la de Gran Bretaña... parece claro que la desaceleración de la actividad económica en todo el mundo es un hecho indiscutible.

Las causas de la crisis
Constatar que la economía mundial se desacelera es importante pero lo que realmente puede darnos una idea precisa de lo que se nos viene encima son las causas que han provocado la situación en la que estamos y las que hacen que la llegada de una nueva crisis sea ya inevitable a estas alturas. En mi opinión, los más importantes son las siguientes.

En primer lugar, que no se resolvió adecuadamente la anterior, provocada por los bancos y los grandes fondos de inversión al corromper el sistema financiero de todo el planeta. La mala costura dejó a la economía mundial "tocada" y registrando una recuperación que en realidad ha sido más aparente que real. En particular, el incremento de la desigualdad y la deuda ha debilitado la demanda de consumo y la de inversión y eso hace que la inmensa mayoría de las empresas, las que no tienen poder de mercado, tengan más difícil obtener beneficios generando la producción y el empleo que son la base de la estabilidad económica.

La mala costura de la anterior crisis dejó a la economía mundial 'tocada' y registrando una recuperación que ha sido más aparente que real

En segundo lugar, que las políticas de estímulo que hasta ahora han venido aplicando los gobiernos o los bancos centrales, según los casos, han sido insuficientes y ahora, además, están empezando a ser insostenibles. Por un lado, porque la deuda, tanto pública como corporativa, está alcanzando niveles cada día más alarmantes. Y, por otro, porque con los tipos de interés prácticamente a cero o incluso negativos, es muy difícil poder utilizarlos con bajadas significativas para impulsar la actividad. En cuanto el gasto y la financiación se han ido desinflado un poco, las economías se han desacelerado y si desaparecieran la situación se pondría todavía más fea.

En tercer lugar, los conflictos comerciales (China-Estados Unidos o Europa-Mercosur, entre otros) y el proteccionismo reaccionario de Trump que está produciendo efectos muy negativos, no sólo sobre las importaciones y exportaciones entre las superpotencias sino también sobre las de otros muchos países. Como no parece que la tensión se vaya a resolver a corto plazo, el daño irá a más. Sobre todo, si Trump intensifica el conflicto para usarlo como arma electoralista dando pie a que se extienda a los mercados de divisas. En ese caso, sus efectos serían mucho más potentes, generalizados y dañinos.

En cuarto lugar, hay que tener en cuenta que los sistemas financieros de todo el mundo apenas si se han reformado después de la crisis de 2008 y que siguen en situación de gran fragilidad. Eso hace que su contribución para mejorar las cosas, proporcionando la financiación y apoyo necesarios, esté siendo más escasa justamente a medida que la situación se va complicando.

En quinto lugar, estamos viviendo tensiones geopolíticas que producen gran riesgo e incertidumbre porque pueden derivar inmediatamente en gravísimos problemas económicos y energéticos, algunos globales, si estallan: Brexit, Irán, Venezuela, Turquía...

Finalmente, pero no por ser la última menos importante sino quizá todo lo contrario, resulta que las bolsas de todo el mundo están al borde de un colapso cuyos efectos serían demoledores para muchas grandes empresas y para el sector financiero. Y todas las señales apuntan a que eso es lo que se va a producir sin remedio como consecuencia, entre otros factores, de la sobrecapitalización de las más grandes empresas del mundo (que vienen utilizando sus beneficios para realizar compras multimillonarias de sus propias acciones); de la especulación a gran escala y a toda velocidad que domina los mercados; y de la gran inestabilidad que lleva consigo la incertidumbre y el riesgo que provocan la coincidencia de todos los factores anteriores que acabo de señalar.

Una crisis distinta a la de 2008
Cuando se oye decir que se aproxima ahora una nueva crisis es lógico que todo el mundo mire hacia atrás y recuerde la de 2007-2008 para preguntarse si será lo mismo. Pero será diferente.

Como se sabe, la anterior tuvo su origen en el sistema financiero que es quien proporciona la financiación al resto de la economía. Y la financiación es como la sangre de un animal o la savia de una planta, lo que significa que si se bloquea, si se contamina o se corrompe, destruye a todo lo que vive de ellas. Cuando eso ocurre, como ocurrió cuando los bancos de todo el mundo se dedicaron a producir productos e inversiones financieros que eran pura basura, se da lugar a una crisis que, precisamente por esa razón, se dice que es sistémica: porque casi nadie se puede salvar de ella y porque afecta a todas las economías prácticamente sin excepción.

La crisis que viene ahora no será de este tipo. El estado del sistema financiero mundial sigue siendo muy frágil, como acabo de señalar y por razones que no tengo espacio para comentar aquí, y eso puede dar lugar a que explosione en cualquier momento. Pero no parece que eso sea lo que vaya a ocurrir en los próximos meses. O, mejor dicho, me parece mucho más probable que las explosiones se produzcan primero en otros ámbitos del sistema económico.

La nueva crisis no tiene su origen en el sistema financiero sino en el mercado de bienes y servicios. Pero tampoco vendrá producida sólo por la escasez de demanda que viene dándose desde hace años como consecuencia de la caída de los salarios en todo el mundo (y que en condiciones normales se puede resolver inyectando gasto desde el Estado o medios de pago desde el banco central). En esta ocasión, la crisis es principalmente de oferta real y tiene que ver con dos factores que ya se han destapado y con uno que aparecerá a posteriori.

Los dos primeros son, por un lado, la guerra comercial que he mencionado y sus casi seguras consecuencias sobre los mercados de divisas; y, por otro, la lucha para lograr mejores posiciones en la próxima revolución tecnológica ligada a la robótica, la inteligencia artificial o los nuevos tipos de comunicaciones. El tercero tiene que ver con los problemas que una crisis así termina siempre generando sobre las fuentes de energía y que ahora se verán agravados al encontrarnos en medio de un cambio climático de excepcional envergadura.

Los peligros que trae la crisis
La ventaja de una crisis de este tipo respecto a una financiera es que no suele ser sistémica y que, por tanto, es posible que algunas economías, sectores o empresas escapen de ella. Pero tiene otros peligros tanto o más letales.

El primero, que afecta en primer lugar y de lleno a la vida de las empresas, es decir, a las organizaciones que crean los bienes y servicios que necesitamos, las que generan los ingresos salariales con los que vive la mayoría de la gente y las que en teoría deben invertir para mejorar nuestra calidad de vida y la marcha de la economía.

El segundo peligro es que una crisis como la que viene no se puede resolver simplemente haciendo "transfusiones" de dinero desde los bancos centrales (como hizo, por ejemplo, la Reserva Federal de Estados Unidos cuando en sólo seis meses de 2008 creó más dinero para inyectar a los bancos comerciales del que había creado desde 1945). Ni tampoco aumentado el gasto público, porque la deuda ya es muy elevada en la inmensa mayoría de las economías, además de que los problemas de la oferta empresarial -como acabo de señalar- no consisten sólo en que no tengan demanda suficiente.

El tercer peligro que conlleva una crisis como la que viene es que producirá caída de la producción y el empleo y, al mismo tiempo, aumento de precios, de modo que serán necesarias políticas de control justamente contrarias a las que habría que adoptar para reactivar la vida empresarial y la demanda.

El cuarto peligro es que, si la crisis que viene va acompañada, como yo creo que va a ocurrir, de un desorden grave en los mercados de capitales y en las bolsas, lo que sucederá es que un buen número de las mayores empresas del planeta tendrán dificultades que les van a obligar a modificar sus estrategias de todo tipo, produciendo así un incremento generalizado del desorden y de la inestabilidad y, como resultado, nuevos problemas financieros como consecuencia de la falta de liquidez en todos los mercados.

La crisis que viene es de nueva ola: no se le podrá hacer frente con los instrumentos convencionales de la política económica, ni la política monetaria ni la fiscal tradicionales nos van a servir

El quinto peligro que a mi juicio acompaña a la crisis que se aproxima es que no se le va a poder hacer frente recurriendo solamente a los instrumentos convencionales de la política económica. Es de nueva ola. Ni la política monetaria ni la fiscal tradicionales nos van a servir; mantener las actuales pautas de distribución que aumentan la desigualdad dificultará cada vez más que se recupere la oferta de las empresas; seguir dando completa libertad a los grandes operadores que acaban con la competencia en los mercados y los controlan a su antojo para primar la especulación y el despilfarro de recursos producirá ineficiencia e inestabilidad crecientes; no actuar radicalmente sobre el cambio climático y sobre el deterioro ambiental traerá subidas de precios y escasez; y aceptar que la economía de nuestra planeta no tenga más gobierno que el de los intereses minoritarios de los más poderosos en un contexto político de democracias cada vez más debilitadas y vacías de contenido, nos puede sumir en un auténtico caos.

Nos encontramos, en resumen, a las puertas de una crisis que no va a ser sistémica y quizá ni siquiera global, sino que va a manifestarse en detonaciones sucesivas, en diferentes lugares y con magnitud muy diversa, de oferta en el mercado de servicios y que no responderá a las terapias convencionales.

Recurrir a los envejecidos paradigmas de conocimiento dominantes para diagnosticarla y aplicarle las medidas políticas de siempre mitigará alguno de sus efectos, pero seguirá dejando abiertas de par en par las ventanas por donde se colarán las siguientes y más peligrosas crisis del siglo XXI, la financiera, la de la deuda, la ambiental y la social. Sobre cómo desarrollar y aplicar un nuevo tipo de análisis y respuestas hablaremos otro día, aunque lo que acabo de señalar creo que da pistas sobre ello.

Fuente:

https://www.nuevatribuna.es/opinion/juan-torres-lopez/h/20190915115930166195.html

jueves, 19 de septiembre de 2019

MATERIALES SOSTENIBLES. El bambú no es solo comida para osos panda. Es la hierba contra la pobreza y la crisis climática en la que nadie piensa (salvo China). Crece rápido, es barata, resistente, absorbe dióxido de carbono, y se puede usar para casi todo.

ZIGOR ALDAMA
Twitter
Shanghái 14 SEP 2019 -

El bambú es mucho más que comida para osos panda. De hecho, Borja De la Peña considera que puede ser un arma muy efectiva para combatir tanto la crisis climática que sufre el planeta como la pobreza que afecta a gran parte de su población. “Hay 1.642 especies catalogadas, crece en casi todo el mundo, y, aunque puede alcanzar 35 metros de altura y un diámetro de 30 centímetros, es una hierba. No un árbol. Eso quiere decir que, si lo cortas, vuelve a crecer muy rápido. En algunos casos, incluso hasta 91 centímetros al día. Y sus usos son muy variados: se puede convertir en material de construcción o en textil, y también en sistema para tratar aguas residuales o controlar la erosión del territorio”, explica De la Peña.

Este barcelonés sabe de qué habla, porque es responsable de las políticas globales de la Organización Internacional para el Bambú y el Ratán (INBAR), una institución que agrupa a 45 países y que “promueve el uso del bambú para el desarrollo ambientalmente sostenible y el crecimiento verde”. En su plan estratégico 2015-2030 se ha propuesto popularizarlo en todo tipo de ámbitos: puede ser material para andamios, sustituto del plástico en cubertería de un solo uso, papel o tela, e incluso carbón vegetal. Además, como observadora permanente de las Naciones Unidas, la OIBR está alineada con siete de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que destacan "erradicar la pobreza" (ODS número 1), "proporcionar acceso a una vivienda adecuada y sostenible" (ODS 11), o "proteger y restaurar los ecosistemas terrestres" (ODS 15).

“El bambú no solo no emite CO2, sino que lo absorbe. Concretamente, se estima que entre 200 y 400 toneladas por hectárea. También ayuda a la recuperación de tierras degradadas por actividades como la minería o la industria. Una plantación madura en solo cuatro o cinco años, de forma que resulta muy efectiva”, apunta De la Peña. “Por eso, nosotros proponemos el bambú no como la panacea, sino como uno de los elementos que tenemos a nuestro alcance para combatir el cambio climático y alcanzar los objetivos fijados en la Cumbre del Clima de París”, apostilla.

El problema, reconoce De la Peña, es que “la mayoría de los países desconoce cuál es el potencial este material, que está olvidado. Nosotros abogamos para que se incluya en los sistemas agroforestales, y en los planes de mitigación del cambio climático”.

Otro de los principales escollos está en que muy pocos países tienen normativas que regulen su uso. Por eso, una de las principales labores del INBAR es trabajar en la estandarización y certificación del material para diferentes fines. “Existen normativas para la madera, pero el bambú es una planta herbácea y hay mucha confusión sobre la clasificación a la que pertenece. Algunos se preocupan por el peligro de que arda, pero lo cierto es que resulta muy ignífugo y es fácil de tratar para que no se queme. En algunos países latinoamericanos ha comenzado a utilizarse en construcción después del terremoto de Ecuador”, subraya De la Peña.

Esas viviendas de bambú no solo son muy resistentes a los seísmos, también son económicas de construir. Por eso, se han puesto en marcha proyectos como Bambú Social, que ha diseñado viviendas sociales para Nicaragua. En España, arquitectos de la talla de Alejandro Zaera también han utilizado el material en viviendas de protección oficial en localidades como Carabanchel. Y de bambú diseñó el arquitecto español la fachada del pabellón con el que Madrid se lució en el espacio de Mejores Prácticas Urbanas de la Exposición Universal de 2010, en Shanghái. “Es necesaria la intervención de los gobiernos, para que obliguen a los constructores a que la eficiencia energética y la sostenibilidad no sean extras, sino que estén recogidas en los estándares de construcción”, explicó Zaera en aquella ocasión.

Si hay un país que sabe sacar todo el partido que ofrece el bambú, ese es China. De los 70.000 millones de dólares que mueve la producción de este material en el mundo, 35.000 millones cambian de manos en el gigante asiático, en cuya capital, Pekín, se ubica la sede del OIBR. Ocho millones de chinos están empleados en este sector, el Gobierno se ha propuesto que para el año que viene sean 10 millones, y la prensa oficial incluso asegura que el bambú es un símbolo de los valores tradicionales chinos, “reflejo del alma y de las emociones de la población”. En el territorio de la segunda potencia mundial crecen 400 especies de esta hierba, y hace ya 7.000 años que los chinos la utilizan.

De bambú son barcas, sillas, esterillas, instrumentos musicales, jarrones, toallas, servilletas, e incluso almohadas que tienen muy buena acogida entre la población de más edad. En ciudades como Hong Kong, sorprende que incluso rascacielos de tamaño superlativo se construyen o remozan con infinitos andamios de bambú, cuya flexibilidad les proporciona una mayor resistencia a los tifones que la de sus hermanos metálicos. Y sí, los osos panda se nutren de bambú, pero también lo hacen los propios chinos. Sus brotes son una delicia culinaria.

De la Peña no se ha propuesto introducir esos últimos en la dieta mediterránea, pero sí que empresas como IKEA se comprometan a fabricar más muebles de bambú. Y que gobiernos de los países desarrollados —Canadá es el único de renta alta que pertenece al OIBR— regulen su uso para que pueda extenderse. Y también que el público general aprenda sobre sus usos, razón por la que está trabajando para lograr que se asigne un Día Internacional del Bambú. De forma paralela, la INBAR celebrará el próximo 1 de octubre el Simposio Ibérico del Bambú en el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja de Madrid.

Poco a poco, De la Peña va celebrando algunos triunfos. Se siente entusiasmado cuando ve pajitas de bambú en una importante franquicia internacional de cafeterías, “porque las grandes cadenas son las que tienen que dar el paso de generalizarlas en sus establecimientos”, y agradece que políticos como el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, se interesen por las iniciativas de la organización, “porque son ellos quienes pueden darles un espaldarazo”.

“El bambú crece sobre todo en países del sur global, pero no debe considerarse un material de pobres”, enfatiza De la Peña. “Sus peculiares características le otorgan múltiples usos. Por ejemplo, en la Universidad de Lisboa me explicaron que en el nuevo paradigma de la conservación de los recursos acuíferos en Europa, y de su biodiversidad, el bambú va a desempeñar un gran papel como herramienta tecnológica natural reciclando nutrientes y capturando moléculas contaminantes en aguas residuales, en tanto que se reciclan esas aguas y se convierten en materiales para construcción sostenible”, añade.

Diseñadoras como Mónica Muriel, fundadora de Zurita en Shanghái, también convierte al bambú en algo de moda al utilizarlo en prendas de lo que se conoce como lujo asequible. “Nosotras seguimos la clasificación que hace The Reformation sobre la sostenibilidad de los tejidos, donde se califica con una A los más ecológicos y con una E los más dañinos para el medioambiente. En nuestra empresa nos hemos propuesto que el 50% de los que utilizamos pertenezcan a las categorías A y B, y que el 75% sean A, B, y C. El bambú (Lyocell) está clasificado como A, transpira, es suave, es cómodo, y se puede lavar en lavadora. Además, crece de forma local en China, no requiere fertilizantes, apenas consume agua, y no hay que cortarlo de raíz. Todo eso está relacionado con la sostenibilidad de la ropa y reduce la huella ecológica del tejido”, explica Muriel. Ahora solo falta que, como indica De la Peña, el bambú no sea un elemento meramente decorativo y “salte a la agenda política global”.

Fuente:
https://elpais.com/elpais/2019/09/11/planeta_futuro/1568199403_231153.html

El bambú y sus múltiples posibilidades sostenibles

Las casas hechas con bambú quieren echar raíces en España


miércoles, 18 de septiembre de 2019

_- El apartheid siempre ha sido el plan

_- Kenn Orphan
Counterpunch

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.


La entrada norte al complejo de montañas Cheyenne en Colorado, Dominio público

¿Qué hacen los capitalistas ricos en respuesta a la siempre presente amenaza de aniquilación nuclear o de una biosfera que se tambalea al borde del colapso? Construyen enormes búnkeres fortificados en las profundidades subterráneas, por supuesto. Aquí pueden vivir como los descendientes de los mamíferos que sobrevivieron a la extinción de los dinosaurios en el Cretácico tardío y el Paleoceno temprano hace unos 65 a 100 millones de años. Los extinguidos necrolestes patagonensis, cuyo significado sorprendentemente apropiado para esta comparación es "ladrones de tumbas", son los descendientes del cronopio que escapó por poco del destino de los dinosaurios al excavar profundamente la tierra.

Pero estos mamíferos modernos aparentemente vivirán en un lujo mucho mayor que sus peludos predecesores cuando el planeta sufra el próximo evento cataclísmico. Varios de estos, que pronto serán habitantes del suntuoso inframundo se exhiben en un artículo reciente de Julie Turkewitz en el New York Times titulado "Un momento de auge para el negocio de los búnkeres y los capitalistas del fin del mundo". Y sus guaridas, con todo el buen gusto, están adornadas con las últimas comodidades tecnológicas y de confort como salas de cine, piscinas y salas de yoga. ¿Cómo se sentiría hacer un estiramiento de hatha debajo de un mundo muerto?

Este tipo de noticias a menudo parecen una broma de nuestra situación colectiva. Después de todo, la mayoría de nosotros entendemos que la riqueza no genera inteligencia o un sentido de decencia. Pero la crisis existencial que todos enfrentamos no es divertida. El cambio climático indujo el colapso ecológico y la amenaza siempre presente de la devastación nuclear o incluso la aniquilación son cada vez más grandes. La última cuestión surgió recientemente tras un desastroso accidente en la Federación de Rusia que involucró una prueba de misiles con combustible nuclear. Varios científicos fueron asesinados, muchos otros sufrieron envenenamiento por radiación y un área entera ha sido cerrada debido a la contaminación. Este evento, exacerbado por el amenazado abandono del Tratado de Prohibición de Pruebas Nucleares por parte de la Administración de Trump, ha avivado los temores de una carrera armamentista renovada y envalentonada.

Pero son la contaminación y el cambio climático y su concomitante degradación de los ecosistemas del mundo lo que representa la mayor amenaza porque son cuestiones de múltiples capas que involucran a las empresas transnacionales, el sector financiero global, los gobiernos y el complejo industrial militar. Y se están desarrollando de una manera que a menudo se pasa por alto. Este es un problema que se traduce aterradoramente en sistemas existentes de disparidad de clase, poder y riqueza. Un informe reciente de Philip Alston, relator especial de la ONU sobre pobreza y derechos humanos, subrayó estas desigualdades. Advirtió:

“Nos arriesgamos a un escenario de 'apartheid climático' en el que los ricos pagan para escapar del sobrecalentamiento, el hambre y los conflictos, mientras el resto del mundo sufre. El riesgo de descontento de la comunidad, de una creciente desigualdad y de niveles de privación aún mayores entre algunos grupos, probablemente estimulará respuestas nacionalistas, xenófobas, racistas y de otro tipo. Mantener un enfoque equilibrado de los derechos civiles y políticos será extremadamente complejo".

Pero no seamos tontos aquí. El apartheid siempre ha sido el plan. Vivienda separada, educación separada, infraestructura separada, justicia separada, ambiente separado. Y cuando se trata de la catástrofe climática en curso, podemos ver cómo se desarrolla esto en una variedad de lugares. En los EE.UU., Australia y en Europa, los ricos reconstruyen fácilmente sus mansiones dañadas o destruidas cuando quedan en cenizas por los incendios forestales o quedan anegadas por inundaciones. En la India los millonarios y sus familias pueden escapar del calor sofocante en edificios altos con aire acondicionado y en fincas palaciegas y extensas. Y en lugares como Indonesia, los ricos simplemente mueven una ciudad entera. Mientras la capital, Yakarta, se hunde en el lodo debajo de un mar en ascenso, la élite planea mudarse a una nueva en Borneo.

Yakarta es, en muchos sentidos, un ejemplo de manual de un sistema floreciente de apartheid económico con la gran mayoría de sus habitantes viviendo por debajo del nivel del índice de pobreza global. Sería extremadamente ingenuo creer que la clase dominante indonesia, que está sumida en la corrupción, ideologías religiosas y políticas reaccionarias, discriminación de castas y un fascismo nacido de décadas de brutalidad respaldada por Estados Unidos, trasladaría a sus pobres a la nueva ciudad. No, probablemente serán los primeros abandonados.

Y la nueva ubicación no es una "tierra sin pueblo" como suele decir el mito colonial. Borneo es el hogar de los indígenas dayak, con muchas comunidades e idiomas diversos. Ver cómo el país ha colonizado y maltratado a los papúes indígenas durante décadas deja pocas esperanzas de cómo tratará a los dayak nativos. La isla también tiene algunas de las últimas extensiones de bosque tropical intacto en un país con una historia ambiental extremadamente pobre. Los orangutanes y los osos malayos en peligro crítico se aferran a una existencia precaria aquí gracias a la minería y la deforestación masiva del aceite de palma. Según algunos informes, a los orangutanes solo les quedan 10 años.

Sin duda, los bosques restantes serán talados, su madera será vendida a los Estados Unidos, la UE, Australia y China y la tierra será desarrollada por y para las élites. Los centros comerciales, campos de golf y complejos de viviendas exclusivos serán acordonados del resto de los habitantes de la isla con sistemas de vigilancia y seguridad elaborados que los protegen. La contaminación, que ha plagado a Yakarta gracias a las industrias no reguladas y la falta de infraestructura, ahora contaminará un nuevo lugar en el corazón de la selva tropical de Borneo.

Pero Indonesia no existe en el vacío. Pertenece al "sur global", esa zona de sacrificio designada por la élite de las naciones mucho más ricas. La élite que usa el Banco Mundial y otras agencias de control para mantener un sistema de riqueza y poder concentrados profundamente feudal mientras publicita una campaña verde para paliar nuestra crisis ambiental; se reúnen en salas de juntas o en el campo de prácticas, van a los mismos eventos para recaudar fondos, bodas y cenas y viven en casas elegantes en Londres, Nueva York, París, Tokio, Singapur o Zúrich. Y en menor medida Hong Kong, Tel Aviv, Sao Paulo, Moscú, Riad, Taipei o Pekín. La élite que se encuentra en Biarritz y que arroja migajas a sus peones menores que hacen su voluntad de saquear los recursos de su nación y mantener a raya la disidencia. Que calma su conciencia moribundas arrojando fondos miserables a los problemas mundiales y las calamidades. Estas élites se lanzan a donde quieran en esta esfera que se calienta rápidamente y está protegida por las ganancias mal obtenidas de su fortuna acumulada. En otras palabras: saqueo legalizado.

El acuerdo económico global no es más que crimen organizado. La imposición de la voluntad de los ricos sobre los pobres y las clases trabajadoras a través de la represión violenta. De hecho tienen el complejo industrial militar y el estado de vigilancia como su mayor arma contra las masas. Ejecutores de los "intereses del capital". Y en una era de angustia existencial constante, este apalancamiento se está convirtiendo en un buen negocio.

La quema de la selva amazónica o el derretimiento de las capas de hielo de Groenlandia presentan una oportunidad para la explotación de los recursos o para la mercantilización de la naturaleza misma, lavada de verde como "protegiendo la selva" privatizándola. Después de todo, las corporaciones y los militares depredan, ensucian o talan más bosques en todo el mundo que los granjeros o ganaderos individuales. Por lo tanto, cualquier Nuevo Acuerdo Verde, si no aborda el complejo industrial militar y su relación con la protección del capital, o no es examinado y escrito a fondo por los pobres, la clase trabajadora, los activistas ambientales y los pueblos indígenas, solo servirá para salvar al capitalismo, aunque sea por poco tiempo y para muy pocos, de las fauces de su propia avaricia insaciable. Será un esquema Ponzi de privatización diseñado por la corporación de los demonios neoliberales y estrategas de marketing que ayudaron a crear los problemas en primer lugar.

Sin duda, si se permite que este acuerdo persista, el apartheid es el futuro que tienen reservado para todos nosotros. En verdad siempre ha sido así. Un futuro militarizado y vigilado, lleno de caminos privados, muros de seguridad y comunidades cerradas. Donde reina el espectáculo y la jet set y las celebridades son elogiados sin cesar por sus medios corporativos. Donde los pueblos desplazados que huyen por sus vidas son demonizados y detenidos. Donde sus hijos son arrancados de sus brazos, enjaulados y se les niega el jabón o incluso un abrazo seguro por parte de oficiales con botas. Uno donde el derecho a la alimentación y al agua limpia se considera un privilegio. Donde los documentos controlan quién vive y quién muere. Donde a los trabajadores pobres se les niegan sus hogares ancestrales o se vuelven invisibles. Uno donde las especies en peligro de extinción se consideran prescindibles, donde los antiguos bosques son arrasados ​​y los ríos se utilizan como vertederos para la industria y el ejército. Este es el mundo que existe ahora en lugares en los que el norte global rara vez escucha o siquiera se toma un segundo para pensar.

La clase dominante mundial no tiene planes para abordar o mitigar nuestra crisis existencial sin el sostenimiento del saqueo capitalista. No ven ninguna opción fuera de la preservación de este acuerdo, ya sea a través de la distracción o la explotación del miedo, o por escapar de su enorme costo humano y ecológico por completo. El apartheid, separarse de nosotros, las "masas sucias e indecentes de la humanidad", siempre ha sido su forma, espíritu y plan. Con esto en mente, solo podemos esperar que nos hagan un favor a todos y se escabullan en uno de esos búnkeres de alto precio en el suelo un poco antes de lo planeado.

Kenn Orphan es artista, sociólogo, amante de la naturaleza, radical y activista cansado pero comprometido. Se le puede contactar en kennorphan.com

Fuente:
https://www.counterpunch.org/2019/09/04/apartheid-had-always-been-the-plan/

martes, 17 de septiembre de 2019

_- Feminismo & Transformación social. Yo soy feminista

_- Marisa del Campo Larramendi
Rebelión

Sobre la importancia y la significación social de ser feminista.

Los feminismos son uno de los pocos movimientos que actualmente ofrecen algo de resistencia a la incontenible ola reaccionaria que recorre el mundo. Con todos sus luces y sus sombras, las reivindicaciones y movilizaciones feministas “molestan” al poder realmente existente en su objetivo de vaciar de contenido democrático las instituciones de los ya de por sí devaluados sistemas parlamentarios burgueses en aras de alcanzar sus sueños de acumulación incesante e infinita de capital.

Pero no solo “molestan” a los poderosos, sino que determinados feminismos “perturban” con sus denuncias la conciencia de hombres y mujeres del común. Nada más atractivo para ese ser egoísta y conformista que todos llevamos dentro que los cantos de fraternidad o sororidad universal que entonan los coros y danzas del poder.

La unidad de la nación, bajo el palio de la soberanía del pueblo, como cortina que encubre la división real en clases; la unidad de los sexos, bajo la bandera de la igualdad, que oculta la auténtica estructura patriarcal de nuestras sociedad. Porque ahí está la bicha, no lo duden: la división en clases y la estructura patriarcal.

Los feminismos nos recuerdan a los hombres y a las mujeres que existe violencia de género aquí y ahora, en el piso de arriba, en la calle que vivimos, en la ciudad que habitamos. Violencia de género de baja intensidad en nuestras relaciones cotidianas; violencia de género de alta intensidad en el interminable rosario de asesinatos machistas.

Los feminismos nos recuerdan que son mujeres las que ocupan los lugares más inhóspitos de la escala social, que son mujeres la fuerza de trabajo más explotada por el sistema, que son mujeres y niñas la mayor parte del ominoso ejército de esclavos que aún subsiste en el mundo.

Los feminismos nos recuerdan que existe un techo de cristal para las mujeres; que los lugares de trabajo son espacios de acoso sexual sobre las mujeres; que en las calles, en las fiestas y en las noches ronda la perversión machista de creer que la mujer es objeto y propiedad del deseo incontenible del macho. Sí, esto y más cosas nos recuerdan los feminismos.

Y por eso molesta a los de arriba en su objetivo de acallar cualquier voz que se levante contra su poder; y por eso molesta a sectores de los de abajo en su deseo de que les dejen vivir tranquilos, de que no les perturben en su sueño de habitar el mejor de los mundos posibles, de que no les quiten esas micro ventajas que da la sociedad patriarcal incluso a los hombres pertenecientes a las clases sometidas. Sí, por eso el feminismo es atacado por tanto flautista de Hamelín, bella pluma del poder y corifeo del Leviatán.

Y siempre con los mismos “argumentos”: el rasgarse las vestiduras ante el irracional radicalismo feminazi; la vergonzosa insistencia en desconfiar de las víctimas; la hipócrita reivindicación de la presunción de inocencia del hipotético victimario; la hiperbólica denuncia de una supuesta guerra sin cuartel desatada contra el hombre; las angélicas llamadas a ser, antes que feministas, femeninas, personas, seres humanos fraternalmente unidos en la costilla de Adán; la abracadabrante teoría de la existencia de un poderosa conspiración compuesta por feminazis, maricones y bolleras dispuesta a hundir la moral de occidente, pervertir nuestros usos y costumbres e imponer una terrible dictadura de “lo políticamente correcto”; la reducción del carácter estructural del sometimiento de la mujer a casos extremos de individuos anómicos; la elevación de la anécdota a categoría, de la excepción a regla, por ejemplo si hay una denuncia falsa por maltrato se utiliza como “argumento” para negar la violencia sistémica contra las mujeres; la igualación de víctimas y victimarios, poniendo al mismo nivel el daño que sufren las mujeres con el acoso estructural en el trabajo y las penosas consecuencias que para un caso individual conlleva una acusación que resulte fraudulenta…

Sí, los feminismos tienen sus luces y sus sombras, poseen puntos en conflicto y desacuerdo – es por eso que no se debe de hablar de “feminismo” sino de “feminismos” pues existen diversas corrientes, algunas muy enfrentadas entre sí – Por ejemplo: la complicidad de algún feminismo con el liberalismo pseudo progresista y meritocrático, que olvida la discriminación hacia las mujeres de clase baja o de etnias marginadas; o la mitificación por otros feminismos de una supuesta naturaleza femenina que en buen parte reproduce conceptos patriarcales y es funcional al sistema; o el determinismo de algunas teorías feministas que pretenden encontrar la explicación de todo en una “estructura patriarcal” concebida de un modo mecanicista, como otrora el marxismo vulgar creyó encontrar la llave de la historia en el determinismo económico.

Sí, los feminismos han cometido y cometerán muchos errores… como toda praxis humana. Pero los feminismos tienen “la” razón, una razón poderosa, innegable, radical: vivimos en una sociedad patriarcal que somete a la mujer, que genera violencia contra la mujer, que impide su libre desenvolvimiento como ser humano. Y los feminismos tienen un objetivo profundamente ético, revolucionario y emancipador: acabar con ese estado de cosas. Por eso yo soy feminista.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Los perdedores silenciosos de la recuperación económica

Carrión i Huguet Cuarto Poder

Hace unos días conocíamos datos que apuntan a una desaceleración del crecimiento de la economía en un contexto de turbulencias y guerra comercial entre las dos principales economías del mundo, Estados Unidos y China, y de salida del Reino Unido de la Unión Europea. Así pues, parece que a los trabajadores nos toca volver a preocuparnos por nuestros puestos de trabajo en el enésimo avatar al que nos somete el capitalismo, después de un periodo de bonanza generalizada.

Pero, ¿ha percibido usted esa bonanza? Las cifras macroeconómicas indican que la economía ha ido a mejor desde que tocamos fondo en 2012-2013 y que se han recuperado muchos de los indicadores, que han alcanzado o superado las cifras previas a la crisis. Quizás usted ha sido uno de esos afortunados que ha mejorado su situación, pero aunque ello no ocupe portadas en los medios de comunicación, no todo el mundo se ha recuperado del golpe. Nadie habla de los que se han quedado atrás, quizás porque supondría quebrantar el relato oficial de la economía con viento en popa, pero allí están, silenciosos, sufriendo todavía las consecuencias de una crisis que, a lo mejor, nunca se fue. Hay varios indicadores que nos permiten saber quiénes son esas personas, y en esta ocasión nos centraremos en los datos que nos proporciona la Encuesta anual de estructura salarial a través del INE para el periodo 2008-2016.

Efectivamente, si observamos dichos datos podemos afirmar que, en general, los asalariados españoles cobramos más ahora que antes de la crisis en términos absolutos. Así, el salario mediano bruto anual (es decir, aquel punto en el que se sitúan por debajo el 50% de salarios y por encima el otro 50%) pasó de 18.244,40 euros en 2008 a 19.432,62 euros en 2016, esto es, un incremento interanual acumulado del 6,4% (1.188,22 euros más al año). La recuperación, pues, habría llegado a los salarios. Sin embargo, si ahondamos en los datos y observamos su evolución en los distintos niveles salariales veremos que este incremento no ha sido, ni mucho menos, homogéneo.

Así, tras la crisis y varios años de recuperación económica, los datos muestran que el 10% de trabajadores con un salario bruto más bajo tuvieron un descenso salarial interanual acumulado del 9,1% entre 2008 y 2016, o lo que es lo mismo, pasaron de tener un salario de 8.903,52 euros a uno de 8.095,44 euros (808,08 euros menos al año). Aunque entre 2014 y 2016 este grupo de trabajadores tuvo un aumento salarial de casi 470 euros anuales, este incremento no fue suficiente para compensar las pérdidas que acumularon entre 2008 y 2014, que fueron de unos 1.277 euros. Así pues, durante el periodo 2008-2016 los salarios de estos trabajadores descendieron, como decíamos, un 9,1%; si a ello sumamos que durante el mismo periodo el crecimiento acumulado de la inflación fue del 7,6%, nos daremos cuenta de la magnitud del desastre que están sufriendo los trabajadores con salarios más bajos.

Pero las complicaciones no terminan aquí, no al menos para el resto de asalariados. Si observamos qué ha ocurrido en otros niveles salariales, podemos ver que el 25% de los trabajadores con salarios brutos más bajos han experimentado un crecimiento salarial interanual acumulado de solamente el 0,3% durante el periodo 2008-2016. Esto equivale a un incremento de 27,21 euros (de 13.342,53 a 13.369,74 euros anuales). Al mismo tiempo, y como ya habíamos indicado anteriormente, el salario bruto mediano creció un 6,4% durante el mismo periodo. Con todo ello podemos concluir que entre 2008 y 2016 la mitad de los trabajadores (es decir, los que tiene salarios por debajo de la mediana) tuvieron pérdidas en su poder adquisitivo (con las distintas intensidades que hemos observado), ya que la inflación acumulada (7,6%) fue superior a las ganancias o pérdidas que tuvieron sus respectivos salarios.

Pero, efectivamente, no todo el mundo ha perdido entre 2008 y 2016. Mientras el 10% de los trabajadores con salarios más bajos han visto como su salario descendía en 808,08 euros anuales, el 10% de trabajadores con salarios brutos más elevados han experimentado un incremento salarial de 3.297,09 euros anuales , ya que su salario ha pasado de 38.558,29 a 41.855,38 euros. Esto representa un aumento interanual acumulado del 8,3%, con lo que este 10% de trabajadores ha ganado poder adquisitivo a pesar de la crisis, a diferencia de la mitad de los trabajadores con salarios más bajos. Como último apunte cabe resaltar que este escenario de ganancias reales también ha sido experimentado por el 25% de trabajadores con mayores salarios brutos anuales, los cuales han visto como su salario crecía en 2.317,54 euros entre 2008 y 2016, con un aumento interanual acumulado del 8,4%.

Podemos ver, pues, que a pesar del discurso oficial la recuperación económica en términos salariales sólo ha existido y ha sido tangible para una parte, seguramente minoritaria, de la ciudadanía . Ello hace que sea todavía más preocupante imaginar el escenario que podría producirse a nivel social si los tambores de recesión que resuenan ahora acaban concretándose en el futuro, ya que lo más probable sería que la nueva contracción económica se cebara sobre la clase trabajadora en general y, más concretamente, sobre sus estratos más débiles. Ante este panorama se hace patente que sólo con un giro de 180º en las políticas económicas y laborales de los poderes públicos se conseguirá proteger a estos trabajadores. Medidas como por ejemplo el aumento de la productividad, el incremento del salario mínimo, la mejora en la redistribución de las plusvalías entre capital y trabajo, o la orientación de la economía hacia la competitividad en calidad y no en salarios se convierten en esenciales para garantizar el progreso del conjunto social y de la clase trabajadora en particular.

Fuente:
http://www.cuartopoder.es/economia/2019/09/08/los-perdedores-silenciosos-de-la-recuperacion-economica/

Entrevista a Maristella Svampa: "“Los progresismos pactaron con el gran capital”

Mariano González y Azul Picón
Ideas de Izquierda

Recientemente galardonada con el Premio Nacional de Ensayo Sociológico por su libro Debates latinoamericanos, desarrollo, dependencia y populismo (Edhasa, 2016), la socióloga e intelectual anfibia, Maristella Svampa, conversó con Ideas de Izquierda sobre extractivismo, medioambiente, los límites de los denominados gobiernos progresistas en la región, su apoyo a la declaración de intelectuales en favor del FIT-Unidad.

-Hace varios años que venís investigando sobre extractivismo, medioambiente y las resistencias que se fueron articulando en relación a su avance. ¿Cómo operó en las experiencias progresistas esa tensión entre el avance del neoextractivismo y las resistencias? ¿Cuáles son las continuidades y rupturas que ves en Argentina tras el agotamiento del ciclo kirchnerista en relación a la matriz extractiva y a las narrativas desarrollistas?

Yo creo que el ciclo es necesario leerlo en clave latinoamericana, porque esto no se da solo en Argentina sino en toda América Latina y efectivamente, como todo ciclo, tiene diferentes fases y momentos. El primero fue un momento de “positividad”, en el cual los gobiernos progresistas minimizaron los conflictos socioambientales y estigmatizaron a los movimientos y organizaciones que cuestionaban el modelo extractivista. Fase de positividad porque fue un momento de rentabilidad extraordinaria: el boom de los commodities. Y, efectivamente, gran parte de esa tasa de ganancia fue utilizada para fomentar mayor cantidad de planes sociales, políticas públicas focalizadas y programas para una mayor inclusión a través del consumo. Hubo una reducción de la pobreza importante en América Latina, que no solo se vio en países con gobiernos progresistas sino con gobiernos conservadores y liberales. Hay una segunda etapa que se inicia hacia 2008, en la cual ya se visibilizan los conflictos socioambientales y se producen una serie de conflictos emblemáticos en América Latina, que hacen que los gobiernos progresistas sean interpelados y reaccionen de manera muy virulenta contra las resistencias socioambientales. Pasó en Brasil con Belo Monte, en Argentina con Famatina en 2012 y en Bolivia con el Tipnis en 2011. Las reacciones fueron las mismas: deslegitimar las luchas socioambientales, asociándolas con ONG extranjeras o intereses foráneos. Ese es el discurso de Álvaro García Linera en Bolivia. Es una época en la cual se multiplicaron los proyectos extractivos: mayor cantidad de mega represas, la expansión de la frontera extractiva. En el caso de Argentina es, sobre todo, el Programa Estratégico Agroalimentario, que implica la multiplicación del 60 % de la producción de granos. Esta segunda fase, que yo sitúo entre 2008 y 2013, es de mucha conflictividad. En 2013, con la caída del precio de los commodities, ya se advierte un impacto en las economías latinoamericanas, algo ligado también a que en América Latina, a partir del 2007, se da el ingreso de China. La demanda de materias primas por parte de China produce un efecto de reprimarización, inclusive en Brasil, que es un país diversificado económicamente, generando lo que se llama desindustrialización temprana. Y los gobiernos de los países latinoamericanos, en vez de repensar los modelos de desarrollo, continuaron obturando la discusión y multiplicando aún más los proyectos extractivos para obtener los mismos beneficios que durante el boom de los commodities. Este proceso va ligado también al giro conservador que ya en 2015 comenzamos a ver en la región. Y ahí lo que se detecta es una fase de exacerbación del neoextractivismo, que es visible en parte en la cantidad de asesinatos a activistas ambientales. América Latina es la región donde se asesinan más activistas de derechos humanos y ambientales en todo el mundo. Pero el incremento de muertes arranca en 2007 y se pronuncia aún más a partir del 2015. Otro elemento relacionado con el neoextractivismo es la emergencia de enclaves criminales ligados a la minería ilegal en Venezuela, Colombia y Perú. Y por otro lado, la expansión de las energías extremas: la expansión de la frontera petrolera a través de la explotación de hidrocarburos no convencionales (fracking). Se habla de energías extremas porque es necesario utilizar tecnologías muy lesivas para su extracción, muy costosas económicamente y con menor rendimiento energético, que aumenta la tasa de accidentes a nivel ambiental y a nivel laboral. Realmente es un régimen de gran peligrosidad en un contexto agravado de crisis ecológica. Entonces hay que leer la expansión del neoextractivismo en términos de fases. Si al principio el éxito de los progresismos venía asociado a la reducción de la pobreza, hacia el final del ciclo progresista, encontramos gobiernos más interpelados por las luchas socioambientales, que redujeron la pobreza pero no la desigualdad. Es decir, son gobiernos que al calor del Consenso de los Commodities, hicieron el pacto con el gran capital. Entonces no es lo mismo 2003/2005 que 2013/2015, donde estamos ya en el ocaso del ciclo progresista y podemos ver con claridad cuáles son los déficits y las grandes limitaciones que presentaron estos gobiernos. Si al inicio fueron considerados gobiernos de izquierda y levantaron fuertes expectativas políticas, al final del ciclo fueron caracterizados como modelos de dominación más tradicional, como populismos.

-Podríamos decir que con respecto a los pueblos originarios es donde se ven las mayores contradicciones, porque están los avances legales (incorporación a la constitución del ‘94, las leyes de emergencia territorial, la ley 26160 del 2006) que aparecen como progresivos, pero se contrapone con el avance sobre los territorios y las denuncias por usurpación, represión, criminalización...

Claro, entre las características del neoextractivismo, están la gran escala de los emprendimientos, el hecho de que son materias primas o commodities que están orientados a la exportación y que implican una ocupación intensiva del territorio, que ilustra otro de los grandes fenómenos que caracteriza a América Latina: no solo el hecho de que seguimos siendo los campeones de la desigualdad y el lugar del planeta donde se asesinan más activistas ambientales, sino también el lugar del planeta en donde hay mayor acaparamiento de tierras. La disputa por la tierra se perdió en favor de las grandes corporaciones transnacionales que avanzan sobre los territorios a través del modelo del agronegocio. Y ahí quienes han perdido más son campesinos e indígenas. En Argentina se añade que es un país que ha buscado negar sus raíces indígenas y sobre todo, como dice Diana Lenton, la fundación del Estado Nacional se basa en el genocidio originario. En otros países siempre ha habido una gran tensión sobre cuál es el lugar que ocupan los pueblos originarios, de eso no hay ninguna duda, el racismo o el racialismo recorre la historia latinoamericana. En argentina se añade el genocidio, lo cual no ha implicado un exterminio total de los indígenas. Los sobrevivientes fueron resubalternizados en el marco del modelo de acumulación capitalista, como trabajadores de la zafra, peones de campo. Otros, mujeres y niñas fueron entregados a miembros de la élite, como servidumbre. Ahora bien, a partir del año 1994 se incorporaron los derechos de los pueblos originarios a la constitución, la legislación internacional existente fue adoptada. En consecuencia, no es que no se reconozcan los derechos de los pueblos originarios, sino que éstos no se aplican. Todo lo contrario, ante la expansión de la frontera del capital, aquellos territorios en los que habitan los pueblos originarios han sido revalorizados y hoy son desplazados o hay un intento de desplazamiento en nombre del avance del capital. Y a esto se le suma una fuerte y creciente estigmatización y demonización en relación con los derechos que éstos reclaman. No se olviden que la figura penal que más se en Argentina se aplican a los pueblos originarios es la de “usurpación”, ante el reclamo por sus derechos territoriales.

Uno podría decir durante el ciclo kirchnerista había una tensión que reflejaba muy bien que el neoextractivismo fue un punto ciego para el gobierno. Pero el kirchnerismo tenía un discurso sobre los derechos humanos, iba y venía con respecto a los pueblos originarios. En la actualidad esto cambió porque el gobierno de Macri no tiene un lenguaje de derechos humanos que contraponer, por lo cual el proceso de criminalización es más abierto y brutal. Se fomenta claramente el avance del capital.

Recientemente se cumplieron 2 años de lo de Santiago Maldonado, que marcó una inflexión política. No olvidemos que fue un operativo de gran envergadura con gendarmería, que se militarizó el territorio. La desaparición de Santiago Maldonado cayó en la grieta, claramente, y cuando los peritos dijeron al encontrar el cadáver que éste se había ahogado, el gobierno se desresponsabilizó rápidamente. Como si la muerte por ahogamiento de Santiago Maldonado no hubiese sido responsabilidad de esa situación de represión. Esto muestra cuál es la visión que tiene el gobierno actual. No dudo de que en esos meses quiso ir mucho más lejos de lo que pudo ir... lo que sucedió entre la desaparición y ahogamiento de Santiago Maldonado y el asesinato de Rafael Nahuel, fue que el gobierno conformó con las provincias patagónicas un comando unificado en base a un discurso de guerra en el cual se constituye a los indígenas como el enemigo interno, se hablaba muy ligeramente de la existencia de un movimiento etnonacionalista al cual se le inventaban una serie de acciones... Así, el gobierno había avanzado como para consolidar un dispositivo de represión muy amplio. Sin embargo eso quedó en suspenso. Aun así, hubo avances claros, pues extraditaron a Facundo Jones Huala que ya había sido juzgado acá... extradición que fue una promesa de Macri a Bachelet.

De todas maneras lo que hay que decir es que no hay diferencias en términos de políticas de “desarrollo”, entre lo que propone Macri y lo que propone la fórmula Fernández-Fernández. Un claro ejemplo es el lugar que tiene Vaca Muerta. Este es un tema que alinea los planetas, en el sentido de que todos de los sectores de poder ven allí la salvación de la Argentina ante la fenomenal crisis económica y, sobre todo, la pesada deuda que nos ha dejado Macri. En eso claramente puede verse el imaginario eldoradista funcionando a pleno. Tanto progresistas como neoliberales... también la izquierda ha tenido grandes dificultades para incorporar una crítica al imaginario productivista del desarrollo, cuestionar estos modelos que son claramente insustentables. Pero el macrismo y la fórmula Fernández-Fernández lo han colocado en el centro. Vaca Muerta parece ser la solución a todos los problemas de los argentinos. Y cuando uno indaga el proyecto de Vaca Muerta, no solo es insustentable desde el punto de vista territorial, socioambiental, sino que además es de escasa viabilidad económica y financiera. No lo digo solamente yo, sino informes internacionales, como el del IEEFA (Instituto de Economistas de la Energía y el Análisis Financiero) Hay mucha información que se está ocultando. Porque es tal la ceguera ambiental con el fracking y la desesperación por explotar los hidrocarburos no convencionales aceleradamente, que se ignoran olímpicamente los elementos que dan cuenta del inminente fracaso. La extracción de gas no convencional no solo es muy cara sino que exige una gran infraestructura que vaca Muerta no tiene y que sí tienen otros países, con iguales recursos: Australia, Rusia, Estados Unidos. Con lo cual comparativamente en términos internacionales, para decirlo en los términos que el neoliberalismo utiliza, Argentina no es competitiva; y mucho más en un contexto de crisis económica y creciente endeudamiento externo. Resulta difícil garantizar el esquema leonino de subsidios estatales que le está brindando el Estado argentino a las corporaciones internacionales. Si a eso le añadimos el litigio ambiental y el litigio con los pueblos originarios, con los mapuches, Vaca Muerta es un paquete muy poco atractivo internacionalmente. Por último, tengamos en cuenta que vamos hacia un escenario de transición energética que implica priorizar las energías renovables. En 10 años si no se explota Vaca Muerta, habrá que dejar los no convencionales bajo tierra, por eso hay tanta desesperación en aquellos que promueven los hidrocarburos no convencionales. No les importan los costos ambientales, los costos laborales, lo que importa es explotarlo porque en 10 años, probablemente deje no solo de ser rentable, deje de ser necesario. Todo esto es un debate que no es se está dando. E insisto, no solo no se habla de los impactos ambientales, territoriales, de los desplazamientos de comunidades mapuches, sino de estas cuestiones que tienen que ver con la inviabilidad económica y financiera de Vaca Muerta.

-Cuando hablas del “ciclo progresista” regional, indicás que este se inicia con un fuerte protagonismo de los pueblos indígenas y se cierra, hacia 2015, con un fuerte protagonismo de las mujeres. ¿Cómo se da esta transición? ¿Cómo se articulan o insertan con las luchas de otros sectores como, ambientalistas, trabajadores y trabajadoras, movimiento estudiantil, movimientos sociales, sindicales, etc.?

Lo que uno observa al analizar el ciclo progresista, es que efectivamente al inicio del ciclo está muy asociado al protagonismo de los pueblos originarios, sobre todo en el mundo andino. Se expresó en la sanción de los derechos de la naturaleza en Ecuador, los derechos de la Pachamama en Bolivia, y la emergencia de una narrativa contrahegemónica muy asociada a los pueblos originarios que es la del Buen Vivir. Si hay una nueva gramática política que exporta América Latina a las luchas antisitémicas, tiene que ver con el Buen Vivir y los Derechos de la Naturaleza. Sabemos que al final del ciclo esta narrativa fue vaciada de su riqueza y potencialidad porque los gobiernos optaron por consolidar proyectos neoextractivos y subalternizar a los pueblos originarios. En esa línea yo creo que la capacidad de irradiación de esta narrativa indigenista fue muy grande en toda América Latina y en el mundo. Hoy aparece más debilitada. Lo que observamos hacia el final del ciclo es un gran protagonismo de las mujeres en dos líneas fundamentales: por un lado, ligado al cuestionamiento de la violencia de género, ante el aumento de los femicidios y, sobre todo, la emergencia de un discurso antipatriarcal muy radical en las luchas feministas. Argentina ha sido emblemática en ese sentido, pero podemos observarlo en otros países latinoamericanos también. El movimiento Ni Una Menos, que tiene una historia que lo remonta a los Encuentros de Mujeres y a las luchas a favor del Aborto Legal ha tenido una gran capacidad de irradiación en toda América Latina. A la par de estas luchas, y mucho más en relación con la problemática del neoextractivismo, están los feminismos populares. Hemos visto emerger un protagonismo femenino en los márgenes de la sociedad, ligado a las luchas contra el neoextractivismo: feminismos comunitarios de la mano de mujeres campesinas e indígenas, feminismos populares de carácter más multiétnico o multiclasista. Un feminismo más de los márgenes que introduce nuevos temas en las luchas feministas en donde la noción de cuerpo y territorio son fundamentales. Y lo interesante de esto, de estas luchas que inicialmente no se dicen feministas ni ecofeministas, es el ida y vuelta que hay entre lo público y lo privado. Lo público, el modo en cómo ponen el cuerpo las mujeres ante el avance del modelo extractivo; lo privado, cuando estas mismas mujeres vuelven a sus casas y experimentan la opresión de género. En ese ida y vuelta las mujeres no solo se constituyen como actores políticos ante el extractivismo sino también van construyendo un discurso feminista. Un feminismo popular que uno puede leer en perspectiva ecofeminista, donde la relación cuerpo-territorio-naturaleza es entendido como una suerte de totalidad. Una encuentra el mismo lenguaje en Perú, en Bolivia, en el norte de Argentina, en Colombia, de estas mujeres que comienzan a problematizar cuerpo-territorio-naturaleza y que postulan como los pueblos originarios a través del buen vivir, a través de la noción de cuidado y de territorio, de los nuevos modos de habitar y defender la vida, de la centralidad que toma la sostenibilidad de la vida. Lo que tiene valor es la producción y reproducción de la vida social y no el capital. La lucha entre el capital y la vida. Eso aparece como central, con lo cual son luchas potencialmente antisistémicas. Es muy interesante como proceso. El momento feminista que atraviesa la región, se da al final del ciclo progresista y al inicio de un giro conservador fenomenal y eso no es menor porque en América Latina está emergiendo una nueva derecha, que es la derecha radical autoritaria. Una derecha que claramente plantea volver a los binarismos tradicionales: en la relación de género, en su rechazo a la diversidad sexual, en su rechazo al discurso garantista y los derechos humanos. Es una derecha que se nutre de un discurso fuertemente antidemocrático o antiderechos, que es distinta a la derecha neoliberal. Pueden compartir en términos económicos el mismo proyecto, pero en términos culturales no. En términos culturales ha "comprendido" o cree (lo dicen así sus líderes) que el marxismo perdió la batalla política pero ganó la batalla cultural. Entonces, el objetivo es efectivamente golpear contra el llamado “marxismo cultural”. Y según estas derechas el marxismo cultural es expresado por el feminismo, por las comunidades de diversidad sexual, por el discurso garantista, etc. Es lo que se expresó ya en términos político-electorales con Bolsonaro y que desde lo social recorre otras sociedades latinoamericanas. Algo que en Argentina encontró una fuerte reactivación como respuesta reaccionaria a la marea feminista.

-Recientemente recibiste el Premio Nacional Ensayo Sociológico por tu Debates latinoamericanos. ¿Nos podrás contar un poco de qué trata el libro? Allí mencionás los límites de los gobiernos que denominás progresistas e incluso en algunos otros textos usás la categoría de “progresismo selectivo”. ¿Cuáles son esos límites y a qué te referís con esta idea de progresismo selectivo?

El libro Debates latinoamericanos aborda cuatro grandes ejes problemáticos, que no son los únicos en la historia de la región, pero que yo considero importantes en la época actual. Son ejes que muestran ese constante vaivén entre lo político, lo social y lo cultural y que, por sobre todas las cosas se actualizaron en el escenario político en los últimos 20 años: el lugar de los pueblos originarios, la disputa por los modelos de desarrollo, la recreación de la dependencia a partir de la emergencia de China como nuevo Hegemón y por último, el retorno de los populismos infinitos. Esto último merece aclaración, pues yo tengo una lectura de los populismos, que no es la que tiene la derecha mediática y política. Yo considero que los populismos son un fenómeno complejo, contradictorio, que tiene elementos positivos, elementos democráticos que implican la incorporación de grandes mayorías excluidas, un lenguaje de derechos, pero que por otro lado tiene elementos autoritarios, muy ligados a la concentración de poder en los líderes. Otra de sus ambivalencias es que la incorporación de masas excluidas tiene como contracara el pacto con el gran capital. Entonces la construcción de una gobernanza populista siempre se da por la vía de una negociación entre el lugar que ocupan los sectores subalternos y el lugar que ocupa el gran capital. Y en América Latina los progresismos fueron selectivos en esto porque efectivamente desarrollaron una retórica democrática en relación a los derechos de las grandes mayorías, pusieron el acento en una política social muy ligada a los planes sociales de inclusión de esas mayorías pero al mismo tiempo, insisto, hicieron el pacto con el gran capital extractivo y, en algunos países, como Brasil, también financiero. No ver esto, como muchos quisieron durante el progresismo, constituyó uno de los grandes problemas para construir una izquierda plural. Porque yo creo que los populismos progresistas tienen elementos de izquierda, pero que esos elementos fueron neutralizados en el marco de estas alianzas con el gran capital.

Durante el ciclo progresista se abrió una brecha en las izquierdas latinoamericanas: entre una izquierda populista cuya bandera es sobre todo el antiimperialismo, que apoyó de manera incondicional a los gobiernos progresistas, y una izquierda más plural, en donde estaba desde el trotskismo con su vocación obrerista, hasta los que nos consideramos como parte de una izquierda antisistémica, ecologista e indianista, que quedó fuera, sin posibilidad casi de diálogo. Esto se expresó en un gran desgarramiento y sobre todo en torno a los posicionamientos sobre Venezuela y posteriormente sobre Nicaragua. Pero la real divisoria de aguas fue Venezuela. No sé si recordarán que, en 2016, junto con otros intelectuales latinoamericanos hicimos una declaración criticando al régimen de Maduro. La reacción de la izquierda incondicional a los progresismos fue visceral, tremenda. A mí me significó la ruptura de puentes con una serie de organizaciones sociales con las cuales yo venía trabajando hace muchos años, desde mis tiempos piqueteros. Hoy me siento más cómoda dialogando con una izquierda trotskista más combativa y que está en la calle, que con una izquierda progresista que efectivamente tiene varios puntos ciegos en su visión sobre el poder, en su visión sobre la relación con los líderes, en su visión selectiva de los derechos humanos. Muchos todavía no tomaron conciencia de los costos e impactos que genera en las izquierdas la deriva autoritaria en Venezuela.

Con la izquierda trotskista también tengo una asignatura pendiente ligada al hecho de que yo creo que siguen siendo todavía muy obreristas y que no ha incorporado la problemática socioambiental. Creo que el gran desafío de las izquierdas es pluralizar las agendas. Así como se ha incorporado la agenda feminista, también la agenda socioambiental tiene que ser incorporada. Se trata de un eje transversal y debe ser comprendida desde una perspectiva más holística. Y lo que yo percibo es que todavía hay un sector de la izquierda que tiene una visión muy productivista. Si hay una posibilidad de renovación de las izquierdas pasa por la incorporación de esos dos ejes que son centrales a la hora de diseñar un nuevo horizonte civilizatorio. No basta con desarrollar un lenguaje obrerista ligado a la contradicción capital- trabajo cuando efectivamente estamos en el medio de una crisis ecológica de gran envergadura que tiene que ver con la lógica productivista del capital y la expansión de las fuerzas productivas. Si eso no es cuestionado no podremos elaborar un diagnóstico acerca de la crisis y por ende tampoco podremos elaborar una vía o un horizonte que marque la posibilidad de construir una nueva sociedad.

-Yendo al escenario más coyuntural, firmaste la declaración de intelectuales en apoyo al Frente de Izquierda-Unidad. ¿Por qué decidiste apoyar a una fuerza de izquierda anticapitalista?

Ya había firmado en 2015 por el FIT y voté al FIT. Creo que estamos viviendo un escenario de mucha polarización que simplifica el espacio político, binariza los posicionamientos y, sobre todo, en el mediano plazo despolitiza a la gente, porque no se ve posibilidad de construir otra alternativa. La izquierda es la única que rompe, que no se deja atrapar por ese binarismo. Por ejemplo: todos los sectores de centroizquierda con los cuales he tenido mucho diálogo han terminado por ser furgón de cola del kirchnerismo. Muchos de ellos abandonaron su agenda, hicieron borrón y cuenta nueva y olvidaron las críticas al kirchnerismo, por el temor a que el gobierno macrista se perpetúe. Por otro lado, también están aquellos sectores intelectuales que apoyan al macrismo. Ahí se ve cómo la lógica de la polarización terminó fagocitando a sectores que vienen del progresismo alfonsinista, llevándolos a confluir con la derecha neoliberal. Firmando una declaración que apoya a un gobierno de derecha que promueve una política de exclusión. A eso me refiero con la simplificación del espacio político. Me parece que la izquierda hizo un esfuerzo de unidad y que es la única propuesta con un programa anti sistema que además rompe con el binarismo. Esa es la propuesta que hay que alentar. No podemos dejarnos atrapar en estas lógicas binarias que lo único que hacen es diluir cualquier diferencia, simplificar la discusión e, insisto, generar un enorme daño. Es ese tipo de daño y tendencia a la despolitización el que abre la puerta a proyectos de extrema derecha como es el caso de Brasil con Bolsonaro. Hay que promover posiciones de izquierda que rompan con el binarismo y que pluralicen el discurso incluyendo las demandas socioambientales, las demandas feministas, las demandas de los trabajadores porque, efectivamente, hay tres grandes problemas en la sociedad contemporánea. El primero de ellos es la crisis socioecológica que estamos viviendo, la era del Antropoceno, que nos enfrenta a nuevos riesgos, que ponen en peligro la vida del planeta. En segundo lugar, la robotización y el avance de la sociedad digital que va a generar desempleo y reconversiones que es necesario afrontar en el marco de una transición justa. En tercer lugar, está el retorno de las derechas radicales, con contenidos fascistas que implican una fuerte regresión política. Muchos de estos escenarios están relacionados; no es casual que las derechas radicales autoritarias sean negacionistas respecto del cambio climático, ya que promueven la expansión de la frontera de commodities y la mercantilización general de la vida.

-Previo a las PASO salieron declaraciones de apoyo de intelectuales a las fórmulas del FIT-U, de Macri-Pichetto y de Fernández-Fernández. ¿Cuál te parece que es el rol de los intelectuales en esta coyuntura?

Los intelectuales argentinos somos seres gregarios. Necesitamos estar en grupo; básicamente somos seres gregarios que queremos discutir, debatir en la escena pública. Yo, sobre todo, tengo una visión más ligada al pensamiento crítico latinoamericano que es un pensamiento que se ha forjado en la frontera entre lo político y lo cultural y que acompaña procesos de lucha muy ligados a la contestación y el repudio a la dinámica de acumulación del capital. Yo he sostenido y defendido una visión de intelectual anfibio, que se mueve en diferentes escenas. La escena pública es una de ellas, pero no la única. Que ha habido una gran visibilidad de los intelectuales en la última década tiene que ver con el rol que tuvieron durante la época del kirchnerismo. No se olviden además que el kirchnerismo benefició mucho en ese sentido a la investigación científica y técnica. Eso es lo que le otorgó gran visibilidad. Igualmente si ustedes ven en los últimos cinco o seis años, al calor del agravamiento de la crisis económica, los intelectuales han tenido menos lugar en la escena pública. Son los economistas, como especialistas, los que han tenido más visibilidad mediática. Desde mi perspectiva, la de colocar temas pocos visibles en la agenda pública, es una de las grandes funciones de los intelectuales. Pero insisto, la escena pública es una más. Hay otras escenas, tal vez de más bajo perfil, que implican un activismo por parte de los intelectuales que son igual de importantes. Hoy se invisibiliza una tarea más silenciosa, de acompañamiento, de visibilización de luchas que se vienen dando desde hace mucho tiempo en América Latina. Pero insisto, creo que está sobredimensionado el impacto que pueda tener el apoyo de intelectuales a una fórmula política, es más de orden simbólico y generan fricciones y disputas al interior de un campo que tiene poco peso político en líneas generales.

-¿Cómo analizás el escenario político tras las elecciones primarias?

Pocas veces se vio una campaña electoral tan polarizada y a la vez, tan desigual. El oficialismo contaba con el apoyo de los grandes medios de comunicación, del FMI, de Donald Trump y de los mercados financieros. Tal es así que, desde fuera de esa densa red de apoyos incondicionales y cada vez más obscenos, desde esa maraña superestructural que parecía cubrir y sobredeterminar todo, apenas si podía verse el escenario social real y sus actores.

La respuesta de la sociedad fue en clave de polarización, pero de rechazo total al programa de Macri y por ello, en favor del kirchnerismo. Eso hizo saltar por los aires la situación de gran asimetría electoral que se vivía. Y lo tremendamente peligroso es que el oficialismo no pudo reconocerlo y entró en una crisis en la cual llevó al país a una situación abismal, dejando al desnudo su ceguera de clase. Así, las declaraciones del presidente en las primeras 48 horas no fueron desafortunadas; más bien revelaron su pensamiento al desnudo, esto es, el ethos dominante, el conjunto de ideas y valoraciones que nutre una determinada práctica política ligada a una clase social. Para Macri no se trata solo de afirmar que la política implementada es “la correcta”; más aún, “el único camino correcto”, y que lo opuesto o diferente es un completo “error”, sino de dejar en claro que el único ethos posible en política es aquel que se identifica con los mercados. Mientras una parte de la sociedad, a través del voto, afirmaba un ethos que busca colocar límites al mercado; defender la vida, la posibilidad de la producción y la reproducción social, el gobierno insistía en defender una y otra vez la validez –y supuesta universalidad– del ethos de la acumulación (financiera) del capital.

La corrida cambiaria que se desató el día lunes no fue solo castigo al voto “incorrecto” de la ciudadanía, fue una afirmación del fatalismo económico-financiero en coherencia/correspondencia con un determinado ethos. En esa línea, el costo fue enorme, y en una semana aprendimos más de lo que 50 lecciones sobre sociología de las élites pueden aportarnos. Creo que eso puede servir como aprendizaje para muchos votantes macristas decepcionados; que comprendieron el alcance de lo que significa votar a la élite dominante. Espero que esto pase a los libros de historia. El escenario político que se abre es el de un país en crisis hiperbólica, con un futuro gobierno peronista/kirchnerista de espíritu centrista y negociador, que buscará recomponer el diálogo con todos los sectores de poder. Muy probablemente la derecha radical autoritaria (Gómez Centurión) y la derecha ultra-neoliberal (Espert), mejoren su performance electoral en octubre, ante la debacle del macrismo. Me intriga adonde irán a parar los votos de Lavagna o si seguirán con él. Por último, la izquierda se consolidó como cuarta fuerza electoral, pero no creo que mejore electoralmente; quedó muy afectada por la polarización extrema, aunque aún tiene la posibilidad de ganar una diputación más. Y más que nunca ¡necesitamos izquierda de la buena en el Congreso Nacional!