martes, 26 de diciembre de 2023

Una solución para los 300.000 universitarios que necesitan becas para poder estudiar y las reciben tarde.

Un informe de EsadeEcPol plantea cuatro medidas para que el alumnado reciba el dinero en septiembre, entre ellas, adelantar el calendario universitario. Educación considera “interesantes” parte de las propuestas. Las becas del Ministerio de Educación para el alumnado universitario han subido mucho en los últimos años y superan los 1.000 millones de euros. Las reciben más de 300.000 jóvenes, en torno a una cuarta parte de los matriculados. España sería en este terreno un país homologable con su entorno europeo si no fuera por un detalle clave y anómalo. En vez de recibir la beca que necesitan para estudiar a principio de curso, en septiembre, lo han venido haciendo tradicionalmente cuando ya enfilan la recta final, de media hacia febrero ―aunque el ministerio ha ido adelantando los pagos y este año espera haber abonado buena parte de las ayudas antes de que acabe el año―. Un informe elaborado por los investigadores José Montalbán Castilla y Rosa Sanchis-Guarner para EsadeEcPol propone cuatro cambios estructurales para que los estudiantes dispongan de los fondos desde el principio: adelantar el calendario universitario; involucrar más al Ministerio de Hacienda; tomar como referencia la renta de los solicitantes de dos años atrás, y destinar, en un ejercicio, una partida extraordinaria de fondos para ponerse al día con los pagos.

El ministerio ve elementos “interesantes” en la propuesta, considera difícil ejecutar otros, y apunta que el verdadero cuello de botella se halla en las unidades de becas de una parte de las universidades.

“Las becas”, señalan Montalbán, que trabaja en el Instituto Sueco de Investigación Social de la Universidad de Estocolmo, y Sanchis-Guarner, que lo hace en el Instituto de Economía de Barcelona, de la Universidad de Barcelona, “son los asideros principales en la escalera entre educación secundaria y superior por la que se nos caen muchos de los jóvenes que están en riesgo de abandonar el sistema antes de alcanzar un título superior, terminando en el mercado laboral sin las herramientas suficientes” para defenderse en él adecuadamente. El nivel socieconómico influye mucho en las posibilidades de un estudiante de realizar estudios universitarios por diversos motivos, como el menor rendimiento académico a lo largo de su escolarización anterior y el coste, en tiempo y dinero, necesario para completarlos. Incluso después de haberse matriculado, los estudiantes de clases sociales bajas abandonan más. Las becas ―cuyo importe medio en 2021 fue de 750 euros para quienes solo la recibieron para sufragar la matrícula y de, además, otros 2.240 para los que recibieron también ayuda económica― se conceden teniendo en cuenta elementos como la renta familiar; el hecho de residir mientras se estudia en un lugar distinto al del hogar familiar, y el desempeño académico.

Antonio Amante ha experimentado el retraso de las ayudas. “La finalidad de la beca es cubrir los gastos que tenemos durante el curso. Hay alumnos que tenemos la suerte de que nuestras familias pueden ayudarnos a mantenernos hasta que nos llega el ingreso de la beca, pero otras no. Muchos tienen que ponerse a trabajar por este motivo, con la desventaja que supone respecto a los que pueden dedicar solo a estudiar”, lamenta Amante, presidente de la asociación de alumnos Canae.

Los cambios planteados por Montalbán y Sanchis-Guarner consisten, en primer lugar, en adelantar y unificar los calendarios de las universidades, de forma que tanto la finalización del curso como la matriculación para el siguiente estén resueltas antes del verano. Cada vez hay menos universidades con convocatorias extraordinarias en septiembre, pero las que las mantienen retrasan el procedimiento para todas, señalan los autores. Por ello proponen ―en línea con lo defendido por Juan José Ávila, de la Universidad de Granada― adelantar y uniformizar los calendarios. Que los campus que no lo cumplan sean penalizados, o, al menos, que se permita a los becarios de los centros que sí lo hagan poder comenzar los trámites. El Ministerio de Educación ve “conveniente” la medida, y cree que permitiría una “ligera agilización del proceso”.

La segunda medida planteada en el informe de Esade pasa por utilizar como referencia para conceder las becas los ingresos fiscales de los solicitantes de dos años antes. Ahora se hacen con los del año anterior, y como la campaña de la declaración de la renta acaba a final de junio (sin contar el plazo de reclamaciones), ello retrasa los tiempos. Los autores apuntan que Francia y Países Bajos ya utilizan los datos fiscales de dos años antes para las becas universitarias, y también algunas comunidades autónomas las usan para las de comedor. Educación afirma, sin embargo, que en su día se analizó dicha medida y “se comprobó que existen grandes variaciones, de un año a otro, en un porcentaje muy elevado de los solicitantes”. Tanto en el sentido de estudiantes que habían dejado de reunir las condiciones como de otros que habían pasado a cumplirlas. Lo cual “puede causar importantes distorsiones en las concesiones y no asegura la asignación de las ayudas a quienes más lo necesitan en cada momento”.

La tercera propuesta formulada pasa por dar al Ministerio de Hacienda más funciones a la hora de revisar las peticiones. Los autores mencionan todo lo vinculado con el cumplimiento de los requisitos mínimos (un 30% de las solicitudes se rechazan cada año por este motivo). Y piensan que la “potencia informática” de Hacienda permitiría reducir la presión sobre las unidades de becas de cada universidad. Educación asegura, por su parte, que ya utiliza un “servicio web” de Hacienda para tal fin, y que las universidades “no realizan el cruce de datos económicos para la concesión”, por lo que no cree que esta propuesta pudiera reducir el retraso.

Cuello de botella 
La cuarta y última idea planteada en el informe de Esade consiste en presupuestar un año, de forma extraordinaria, una gran partida para becas, para poner los pagos al día. Ahora, las ayudas se abonan con los Presupuestos Generales del Estado de dos ejercicios, ya que estos están vinculados al año natural -de enero a diciembre-, que no coincide con el año académico -de septiembre a junio-. Y cuando los fondos del primer presupuesto se agotan, el ministerio tiene que esperar al año siguiente para retomar los pagos. Montalbán y Rosa Sanchis-Guarner plantean que un año se presupuesten suficientes fondos como para abonar un curso y medio de ayudas. Y a partir del siguiente, con el reloj en hora, se vuelva a presupuestar cada año las ayudas de un solo curso.

Educación considera la medida “interesante”. Pero cree que para que tuviera verdadero impacto debería resolverse el cuello de botella que, afirma, se produce en las unidades de becas de las universidades al gestionar la tramitación de los datos académicos de las becas: “Algunas las unidades graban los datos de forma manual. Y tienen que estudiar las alegaciones contra las denegaciones, los cambios solicitados por aquellos que acaban matriculándose en un centro distinto al que indicaron en su solicitud… Y esto, unido al elevado número de solicitudes, hace que no todas realicen los trámites en los plazos deseables”.

Across The Universe, The Beatles



Las palabras fluyen como una lluvia interminable en un vaso de papel. 
Words are flowing out like endless rain into a paper cup

Se deslizan salvajemente mientras se escabullen por el universo. 
They slither wildly as they slip away across the universe

Charcos de tristeza, olas de alegría flotan en mi mente abierta 
Pools of sorrow, waves of joy are drifting through my opened mind

Poseyéndome y acariciándome 
Possessing and caressing me

Jai guru deva, om 
Jai guru deva, om

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Imágenes de luz rota que bailan ante mí como un millón de ojos 
Images of broken light which dance before me like a million eyes

Me llaman una y otra vez en todo el universo 
They call me on and on across the universe

Los pensamientos serpentean como un viento inquieto dentro de un buzón. 
Thoughts meander like a restless wind inside a letterbox they

Dan vueltas a ciegas mientras recorren el universo. 
They tumble blindly as they make their way across the universe

Jai guru deva, om 
Jai guru deva, om

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Sonidos de risa, sombras de la vida están sonando. 
Sounds of laughter shades of life are ringing

A través de mis oídos abiertos incitándome e invitándome 
Through my open ears inciting and inviting me

Amor eterno e ilimitado que brilla a mi alrededor como un millón de soles 
Limitless undying love which shines around me like a million suns

Me llama una y otra vez a través del universo 
It calls me on and on across the universe

Jai guru deva, om 
Jai guru deva, om

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Nada va a cambiar mi mundo 
Nothing's gonna change my world

Jai gurú deva 
Jai guru deva

Jai gurú deva 
Jai guru deva

Jai gurú deva 
Jai guru deva

Jai gurú deva 
Jai guru deva

Jai gurú deva 
Jai guru deva

Jai gurú deva 
Jai guru deva

Fuente: Musixmatch

Europa Laica encuentra graves insuficiencias en el Informe del Defensor del Pueblo sobre los abusos a menores en la Iglesia

Fuentes:

Comunicado de Europa Laica acerca del “Informe sobre los abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica” del Defensor del Pueblo

En Europa Laica hemos recibido con suma indignación, pero no gran sorpresa, los datos sobre abusos sexuales en el entorno de la Iglesia católica española que recoge el Informe del Defensor del Pueblo, que, coordinado por el profesor Josep M. Tamarit, ha desarrollado una Comisión asesora de expertos.

Nos congratulamos de un Informe que, como dice en su “Consideración final”, aspira a «contribuir a la toma de conciencia iniciada hace unos años por parte de la sociedad española» y que recuerda «que sigue abierta la necesidad de dar una respuesta a las víctimas». Pero lamentamos con Miguel Hurtado, miembro de la Plataforma Tolerancia 0, que el resultado «no garantiza los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición», y que no se hayan investigado a fondo los archivos canónicos ni «el encubrimiento cometido por la jerarquía católica de forma generalizada y sistemática», por lo que es «una oportunidad de oro perdida». También nos sorprende que, aunque en el informe se estima que el porcentaje de personas adultas que fueron víctimas de abusos cometidos por un sacerdote o religioso católico es del 0,6 %, no se recogen estudios como los de Richard Sipe (autor de un estudio de referencia sobre sexualidad en el clero) y otros, que concluyen que los abusadores de menores pueden representar entre el 4 y el 10 % del clero, e incluso más (según tiempos y lugares).

Habrá mucho que comentar, pues, acerca del extenso Informe, pero de entrada queremos añadir a lo dicho antes las siguientes consideraciones sobre la “Recapitulación de las recomendaciones” con que finaliza (apéndices aparte).

Las recomendaciones sobre “Reconocimiento”, “Reparación” y “Apoyo” a las víctimas, que incluyen una cuota en cada aspecto a los poderes públicos, incorporan elementos adecuados, pero otros no lo son tanto. Rechazamos de forma destacada lo que se refiere a las indemnizaciones a las víctimas de abusos eclesiales. Pretender que se haga cargo de ellas el Estado es inaceptable. Sólo faltaba eso. Recordemos, a este respecto, que la institución que ha propiciado y ocultado los abusos sexuales no carece de recursos económicos, y que su inmensa riqueza la ha acumulado en gran parte precisamente gracias a la “generosidad” del Estado, a través de la acción o inacción de los distintos gobiernos pre y postconstitucionales. El Estado, con el último gobierno, ha seguido contribuyendo a la fortuna de la Iglesia mediante la concesión de unos 12.000 millones de euros anuales (entre asignaciones directas, exenciones de impuestos, asignación tributaria, etc.). Súmese a esto la complicidad estatal (gubernamental) en el robo a la ciudadanía de un enorme patrimonio público (que incluye la Mezquita de Córdoba, la catedral de Granada, y así hasta más de 100.000 bienes) a través de las inmatriculaciones eclesiásticas de bienes públicos.

Al margen de ese desatino, incluso los aspectos positivos de estas recomendaciones sobre “Reconocimiento”, “Reparación” y “Apoyo” serán muy insuficientes e hipócritas si no se atiende lo que señalamos a continuación sobre “Prevención”.

A nuestro entender, el apartado sobre “Prevención” se queda muy corto porque previamente no se ha realizado un estudio y diagnóstico suficiente de las causas de los abusos. Aunque se reconoce en el estudio que «En la raíz de todas las formas de abuso sexual tanto si afecta a menores de edad como a personas adultas hay un abuso de poder», no se llega a ver que ese abuso poder, especialmente en el caso de la infancia, antes de llegar a ser físico, suele ser mental. La infancia, en una etapa de su desarrollo en la que debe progresar en su capacidad intelectual y en su autonomía moral, se ve expuesta, en particular en la catequesis que se imparte en las asignaturas escolares de religión, a un adoctrinamiento en buena medida anticientífico (que incluye creacionismo y pensamiento mágico-milagrero) y en el que se intenta imponer una moral heterónoma con grandes dosis de homofobia y misoginia; en una palabra, del machismo que cabe esperar de una institución que discrimina de una forma extrema a las mujeres.

Todo esto ya debería ser suficientemente grave para que el Estado no permita, y menos aún facilite, aliente y financie, mediante la instrucción religiosa, el posible daño causado al desarrollo de los menores, con todas las consecuencias que ello pueda acarrear. Pensamos, por ejemplo, que merecería la pena un estudio que indagara las posibles relaciones entre esa educación machista y la violencia de género en los adultos que la padecieron.

Pero es que, además, hay datos y argumentos que apuntan a que el adoctrinamiento catequista sirve a menudo como antesala de los abusos físicos, pero no aparecen en el informe; por ejemplo, los aportados por el exsacerdote argentino Adrián Vitali (aunque se le cite en la Bibliografía) o la teóloga alemana Gunda Werner.

El informe dice que “Es necesario que la Iglesia católica adopte compromisos públicos para el reconocimiento de las víctimas, la reparación y, en lo que sea necesario, la reforma institucional”. Estamos en desacuerdo: no podemos dejar todas estas acciones a merced de la buena voluntad de la Iglesia católica. Es el Estado quien debe exigirle la reparación de las víctimas; y, en cuanto a la “reforma institucional” de la Iglesia, es algo que no compete al Estado.

Lo que a este le compete es no permitir que una institución tan esencialmente antidemocrática, teocrática y machista tenga en sus manos la educación de la infancia. Asimismo, y como ya exigió Europa Laica en 2020 mediante enmiendas a la ‘Ley de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia’, que ninguna de sus normativas pueda contravenir las obligaciones de la ley, incluyendo el llamado secreto de confesión y el secreto de oficio.

Por consiguiente, lo que el Estado debe establecer como medida de prevención básica, además de toda la vigilancia de tipo policial que sea necesaria, es una defensa de la infancia que niegue a la Iglesia católica (y a otras confesiones religiosas, y en su caso a otras instancias ideológicas) la posibilidad de adoctrinamiento y acoso mental infantil. Esto se traduce, entre otras cosas, en que no debe haber religión (ninguna asignatura de ninguna religión, o de otras creencias particulares) en la escuela y, por supuesto, no puede ser que el Estado financie escuelas confesionales a través de los llamados “conciertos educativos”. Hay que resaltar que estas medidas, así como las antes apuntadas referidas a la financiación estatal de la Iglesia católica, exigen la urgente derogación (no reforma) de los Acuerdos con la Santa Sede.

_- Un ingenuo artículo de regalo.

_- Popper opinaba que la cultura democrática nace con el mercado del libro en Atenas, en el siglo V antes de Cristo. Hoy, lo opuesto: vemos la democracia en peligro inmersos en una saturación de lecturas.

Regalo Navidad
Una mujer leía un libro a orillas del Sena, en París, el día 17.

El artículo de regalo al que me refiero en el título es este artículo que está leyendo, porque es Navidad. Y por eso es ingenuo, es un intento de hacerlo con espíritu navideño, sea lo que sea eso, que para mí es pensar que estamos todos en una película de Frank Capra, donde todo el mundo al final es más bueno de lo que parece, y se ve que somos todos humanos y vecinos. Ya ven, decir estoy hoy en día, quién te va a tomar en serio. Pero también quería hablar de uno de los mejores artículos de regalo, un libro. Aunque comprar o tener libros está muy bien, pero luego hay que leerlos. Abandonen las redes sociales, la autopromoción, de verdad se lo digo. Denle una oportunidad al libro, tiene algo muy original: te hace escuchar, no le puedes replicar, y es muy relajante saber que no espera tu respuesta. Con la lectura se crea un tiempo más sosegado, baja el ritmo cardiaco. No tienes el deber de interrumpir o decir lo que piensas. Lo que solemos entender por escuchar es esperar el momento para hablar, y no es eso. Hablo de libros porque he leído uno, Los demasiados libros, de Gabriel Zaid, que hace saborear el maravilloso y único objeto que es un libro. Dice, por ejemplo: “Ante la disyuntiva de tener tiempo o cosas, hemos optado por tener cosas. Hoy es un lujo leer a Sócrates no por el costo de los libros, sino por el tiempo escaso”. Si regalas un libro, regalas tiempo.

Popper opinaba que la cultura democrática nace con la aparición del mercado del libro en Atenas, en el siglo V antes de Cristo, cuando el libro comercial acaba con el libro sagrado (esto lo he leído ahí, no haré como que lo sabía). Y es curioso porque hoy vemos la democracia en peligro y estamos justo en el extremo opuesto: estamos inmersos en una saturación de libros y lecturas sin precedentes en la historia, pero con una incapacidad ―física o de tiempo― para leer más de cuatro líneas, y consecuencia de ello, vivimos en un intercambio masivo de mensajes breves y efímeros, o ya tan solo imágenes. Es el colapso de la conversación. Leemos ansiosamente y en diagonal, un picoteo de frasecitas, y es como si el principio de incertidumbre de Heisenberg, eso de que el observador condiciona lo observado (creo, yo de mecánica cuántica no tengo ni idea), funcionara al revés: es lo observado lo que altera al observador. De hecho, lo acelera y le vuelve loco. Luego ya no es capaz de leer más de dos frases y se enfada con el mundo por cosas que a los dos minutos no recuerda. En fin, lo que creo es que después de leer tranquilamente un libro, la vida se ve de otra manera, y se impone más el sentido común. Esa es mi ingenua solución navideña para el tremendismo y la sobreexcitación en que vivimos en nuestro querido país. Ortega y Gasset dijo hace más de cien años (España invertebrada, 1921): “Casi todas las ideas sobre el pasado nacional que hoy viven alojadas en las cabezas españolas son ineptas y, a menudo, grotescas”. Y ahí seguimos, dando vueltas a la idea de España, los catalanes, los vascos, somos una unidad de desatino en lo universal. A lo mejor es que somos así y ya está, y seremos siempre así, con un cabreo permanente de fondo, así que paciencia y a relajarse.

No hay tantas cosas que te cambien la vida, a mejor. Un amor, un libro, un viaje. Dice Zaid: “¿Qué importa si uno es culto, está al día o ha leído todos los libros? Lo que importa es cómo se anda, cómo se ve, cómo se actúa, después de leer. Si la calle y las nubes y la existencia de los otros tienen algo que decirnos. Si leer nos hace, físicamente, más reales”.

_- Pipes of Peace


_- Letras

I light a candle to our love
In love our problems disappear
But all in all we soon discover
That one and one is all we long to hear
All 'round the world
Little children being born to the world
Got to give 'em all we can 'til the war is won
Then will the work be done?
Help them to learn (help them to learn)
Songs of joy instead of "burn, baby, burn" (Burn, baby, burn)
Let us show them how to play
The pipes of peace
Play the pipes of peace
Help me to learn
Songs of joy instead of "burn, baby, burn"
Won't you show me how to play (how to play)
The pipes of peace? (Pipes of peace)
Play the pipes of peace
Ooh, ooh, ooh, ooh
What do you say? (Do you say)
Will the human race be run in a day? (In a day)
Or will someone save this planet we're playing on?
Is it the only one?
What are we going to do?
Help them to see (help them to see)
That the people here are like you and me (like you and me)
Let us show them how to play (how to play)
The pipes of peace (pipes of peace)
Play the pipes of peace
Ooh, ooh, ooh, ooh
I light a candle to our love
In love our problems disappear
But all in all, we soon discover
That one and one is all we long to hear


Letras

Enciendo una vela a nuestro amor 
I light a candle to our love

En el amor nuestros problemas desaparecen 
In love our problems disappear

Pero en definitiva pronto descubriremos 
But all in all we soon discover

Ese uno y uno es todo lo que anhelamos escuchar 
That one and one is all we long to hear

Alrededor del mundo 
All 'round the world

Pequeños niños que nacen en el mundo. 
Little children being born to the world

Tenemos que darles todo lo que podamos hasta que se gane la guerra. 
Got to give 'em all we can 'til the war is won

¿Entonces estará hecho el trabajo? 
Then will the work be done?

Ayúdalos a aprender (ayúdalos a aprender) 
Help them to learn (help them to learn)

Canciones de alegría en lugar de "arde, nena, quema" 
(Arde, nena, quema) Songs of joy instead of "burn, baby, burn" (Burn, baby, burn)

Enseñémosles cómo jugar. 
Let us show them how to play

Las pipas de la paz 
The pipes of peace

Toca las flautas de la paz 
Play the pipes of peace

Ayúdame a aprender 
Help me to learn

Canciones de alegría en lugar de "arde, nena, arde" 
Songs of joy instead of "burn, baby, burn"

¿No me mostrarás cómo jugar (cómo jugar)? 
Won't you show me how to play (how to play)

¿Las flautas de la paz? 
The pipes of peace?

(Pipas de paz) 
(Pipes of peace)

Toca las pipas de la paz 
Play the pipes of peace

Ooh, ooh, ooh, ooh Ooh, ooh, ooh, ooh

¿Qué dices? 
What do you say?

(Tú dices) 
(Do you say)

¿La raza humana desaparecerá en un día? 
Will the human race be run in a day?

(En un día) 
(In a day)

¿O alguien salvará este planeta en el que jugamos? 
Or will someone save this planet we're playing on?

¿Es el único? 
Is it the only one?

¿Qué vamos a hacer? 
What are we going to do?

Ayúdalos a ver (ayúdalos a ver) 
Help them to see (help them to see)

Que la gente aquí es como tú y yo (como tú y yo) 
That the people here are like you and me (like you and me)

Enseñémosles cómo jugar (cómo jugar) 
Let us show them how to play (how to play)

Las pipas de la paz (pipas de la paz) 
The pipes of peace (pipes of peace)

Toca las flautas de la paz 
Play the pipes of peace

Ooh, ooh, ooh, ooh Ooh, ooh, ooh, ooh

Enciendo una vela a nuestro amor 
I light a candle to our love

En el amor nuestros problemas desaparecen 
In love our problems disappear

Pero en definitiva, pronto descubrimos 
But all in all, we soon discover

Ese uno y uno es todo lo que anhelamos escuchar 
That one and one is all we long to hear

lunes, 25 de diciembre de 2023

_- La número uno en UK estas navidades

¿Dulce Navidad?


“Navidad, Navidad, dulce Navidad, la alegría de este día hay que festejar”, dice la letra de una conocida canción navideña. ¿Dulce Navidad? Imagino cómo será la Navidad de los niños y las niñas de Ucrania y los de la franja de Gaza. Cualquier adjetivo del diccionario será más preciso que el que figura en el título del artículo. Cualquiera de estos le convendría más a la realidad de estas criaturas: amarga, cruel, triste, horrible, catastrófica, infame, injusta, espantosa, terrible, dura, desastrosa… Navidad.

Se trata de genocidios puros y duros, tal como los define el convenio del 9 de diciembre de 1948 de las Naciones Unidas en el contexto del proceso de Nürenberg: “Se entiende por genocidio los actos cometidos con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”.

Cuando encendemos la televisión y vemos imágenes del horror no sabemos si se trata de escenas de una película o registros de la realidad. Este es un fenómeno inquietante, como explico en mi libro “Imagen y educación”: La película se hace realidad. De hecho, algunas veces lloramos ante la historia que se cuenta en una película. Pero, de la misma manera, alejamos emocionalmente las escenas recogidas de la realidad como son las de estas guerras, convirtiéndolas en escenas de ficción. Casi setecientos días de guerra en Ucrania. Más de dos meses de guerra en Oriente Próximo. No tenemos ni idea de cuándo llegará el fin. Podemos comer y hablar y reír mientras observamos la barbarie, mientras vemos niños muertos, niños que se han quedado huérfanos, niños y niñas mutilados, edificios destruidos, escenas devastadoras… Se destruyen hospitales, escuelas, museos, viviendas… Y en estas fiestas de Navidad pasearemos viendo la profusión de luces, cantaremos villancicos y comeremos y beberemos felices… El sufrimiento de tantos niños y niñas inocentes será simultáneo en el tiempo a esta riada de festejos.

Decía Plinio el Joven que “la guerra es un atentado contra el género humano”. Pero lo es especialmente contra los niños y las niñas. ¿Qué han hecho para ser víctimas o testigos de esa increíble brutalidad? Sostenía Kant que “la guerra es nefanda porque hace más hombres malos que los que mata”. Traigo a colación esta cita porque la guerra no solo causa daños en quienes la padecen sino en quienes la contemplan. Nos muestra el cruel y estúpido método para resolver los conflictos. “Salvo una batalla perdida no hay nada más triste que una ganada”, dice Arthur Wellesley, duque de Welington que combatió en la guerra de independencia española.

No habrá para los niños y las niñas de la guerra más que miedo y horror en esta Navidad. Miedo a las bombas, a la muerte, al hambre, a la enfermedad, a la pérdida de la familia… Horror ante la destrucción de viviendas, ante la muerte de personas queridas, ante un futuro incierto… La guerra es terrible; las secuelas de la guerra son inenarrables.

Esos niños y esas niñas no tendrán juguetes, ni árboles, ni belenes, ni villancicos, ni regalos, ni fiestas, ni dulces, ni sonrisas, ni luces, ni paz…

La guerra y la Navidad se repelen como fuerzas antagónicas. ¿En nombre de qué Dios se puede robar la Navidad a estos niños y a estas niñas? ¿En nombre de qué causa se les puede arrebatar sus derechos? Derecho a la paz, a la seguridad, al alimento, al cobijo, a la educación, a ser a queridos, a ser protegidos…

Los días se suceden en una y otra guerra sin que el resto del mundo haga otra que mirar asombrado esta brutalidad irracional. He recibido una tarjeta de felicitación en la que se ve a una pareja sentado en un banco al lado de un árbol de Navidad. Ella dice:
– La historia nos juzgará como cómplices de genocidio.
Él contesta:
Oye, que nosotros no hemos hecho nada.
Y ella replica de forma contundente.
Exacto.

Resulta casi inexplicable cómo en muchos países del mundo se celebran estas fiestas con millones de bombillas de colores, con todo el derroche que es imaginable, mientras en otros lugares del mismo mundo personas con iguales derechos mueren y pasan calamidades sin cuento.

¿Qué mundo les vamos a entregar a nuestros hijos y a nuestras hijas? ¿Qué leyes nos hemos dado? ¿Qué educación hemos recibido? ¿A qué escuela fueron los líderes que mantienen un día tras otro la decisión de acabar con la vida de tantos inocentes?

Los mandatarios de los países en guerra, los que tomaron la cruel decisión de exterminar a otro país y la mantienen cada día, ¿cómo pueden dormir y vivir con ese cargo de conciencia? ¿Qué piensan y qué sienten cuando ven en la televisión imágenes tan cargadas de horror? ¿Cómo pueden soportar ver los cadáveres de los niños y de las niñas asesinados? ¿Cómo pueden ver las ambulancias transportando criaturas inocentes medio destrozadas por la metralla?

Me centro en los niños y las niñas porque la Navidad es una celebración especialmente suya. La cristiandad celebra el nacimiento de un niño Dios. Y la cultura ha incorporado esta fiesta a sus tradiciones más significativas que los niños y las niñas viven con enorme ilusión.

Me duele escuchar decir al señor Putin que es importante y necesario cultivar el patriotismo en la juventud. Lo que quiere decir es que el amor a la patria les movilice para ofrecer la vida en la defensa de sus criminales planteamientos. Él toma la decisión de que vayan al frente y ellos ofrecen sus vidas para ir la guerra con alegría y orgullo.

Dalton Trumbo fue un famoso novelista y guionista estadounidense, perseguido por el macarthismo en la época de la caza de brujas. Dirigió una sola película titulada “Johnny cogió su fusil”. El guión fue escrito por el mismo Trumbo sobre una novela antibelicista de su autoría que tenía el mismo título. La película está protagonizada por Thimoty Botons. Cuenta la historia de un joven que es reclutado para combatir en la Primera Guerra Mundial, rompiendo una vida feliz y un futuro cargado de ilusiones y proyectos. En el frente es herido por una explosión y queda convertido en un tronco humano: sin ojos, sin oídos, sin habla, sin piernas ni brazos… Solo se puede comunicar a través de señales de morse dibujadas en la piel. Quienes quedamos en la sala hasta el final de los rótulos de crédito (siempre aconsejo quedarse hasta el final, no solo hasta la palabra fin que, en algunas ocasiones, debería decir por fin) pudimos leer una frase en latín que estaba llena de mordacidad: Dulce et decorum est pro patria mori. Es dulce y honroso morir por la patria. ¿Dulce? Qué horrible trampa la del patriotismo.

Desde sus casas de gobierno Putin y Netanyahu darán órdenes lejos de las trincheras, mientras los patriotas brindan sus vidas en defensa del genocidio. Es decir, que una guerra provoca víctimas en el enemigo y otras entre los combatientes del propio bando.

Acabo de escuchar sobrecogido la entrevista que Angels Barceló ha realizado a Ricardo Martínez, miembro de Médicos sin Fronteras. Qué horror. Qué crueldad. Qué tristeza. Miles de niños y de niñas que llegan a hospitales llenos de sangre y de heces porque el miedo les hace defecar. Muchos de ellos llegan con una etiqueta que produce un dolor insoportable: “niño herido sin familia sobreviviente”. Si se salva, ¿qué será de su vida? Miles de personas durmiendo a la intemperie con frío, sed, con heridas, hacinamiento en escuelas con una ducha para quinientas personas, falta de alimentos, falta de anestesia y de calmantes para los postoperatorios… ¡Con las fronteras cerradas para recibir ayuda humanitaria! ¿Por qué?

Israel tiene derecho a defenderse de los ataques terroristas de Hamás, pero lo que está haciendo sobrepasa todos los límites. Está sometiendo a la población de la franja de Gaza a un exterminio inadmisible.

No solo hay guerra en Ucrania y en la franja de Gaza. Hay más puntos infernales cargados de conflicto y de dolor en esta ¿dulce Navidad?: Siria, Yemen, Afganistán, República Democrática del Congo, Sudán del Sur… Decía Humberto Maturana, querido amigo que nos dejó no hace mucho, que los seres humanos somos “adictos al amor” y «dependientes para la armonía biológica de nuestro vivir cotidiano de la cooperación y la sensualidad, de las caricias y de vínculos positivos y sintonía emocional con los demás, no de la competencia y la lucha». ¿Qué nos está pasando, entonces? Ojalá que la Navidad avive en todos los seres humamos ese núcleo de bondad, de solidaridad y compasión hacia nuestros semejantes que, según Maturana, es consustancial a nuestra condición humana.

El Adarve. Miguel Ángel Santos Guerra.

domingo, 24 de diciembre de 2023

«El país se hunde»

Me escribe un amigo un mensaje por whatsapp con reflexiones sobre la España de estos días que me parece refleja perfectamente lo que nos viene pasando. O, mejor dicho, lo que viene pasando a una parte de España. Entristece leerlo, pero creo que vale la pena hacerlo y lo difundo con su permiso, aunque sin dar su nombre. 


 Tomado de Juan Torres López.

Las nietas que hunden sus manos en la tierra buscando a sus abuelos fusilados por el franquismo en España

Parte de las excavaciones gestionadas por ACVSSR

FUENTE DE LA IMAGEN,ÁLVARO MINGUITO / ARANZADI

Pie de foto,

Parte de las excavaciones gestionadas por ACVSSR. 

Ambos nacieron en 1902 y fueron fusilados en 1939. Las fechas están inscritas en lápidas inexistentes, lápidas que les fueron negadas cuando arrojaron sus cuerpos a la fosa común. Las sentencias no fueron solo de muerte, también de olvido. Pero sus verdugos fracasaron. Hoy sus nietas los nombran y recuerdan. 

Manuel Mateo López y Facundo Navacerrada Perdiguero eran jornaleros pobres, hombres de familia y ciudadanos involucrados en la vida pública de su comunidad.

En 1936, tras el golpe de estado del 18 de julio, el llamado a defender la República los colocó en posiciones de liderazgo sindical y municipal en el pueblo de San Sebastián de los Reyes, 18 kilómetros al norte de Madrid.

Manuel era alcalde cuando la aviación nazi bombardeó Colmenar Viejo, un pueblo vecino. En respuesta, Manuel mandó a construir refugios para proteger a los sobrevivientes y les garantizó alimentación y abrigo.

Facundo fue teniente alcalde del mismo concejo municipal. Juntos, le cerraron el paso al hambre y la enfermedad, males subsidiarios de la guerra, y solucionaron los problemas de abastecimiento que enfrentaba el pueblo.


Ambos sirvieron en el frente por la defensa de Madrid.

En medio de las explosiones, la sangre y la traición, Manuel y Facundo imaginaron e hicieron realidad maneras alternativas de organizar la vida.

Al parecer, ese fue su crimen. 

Carmen Carreras y Benita Navacerrada

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 Carmen Carreras, secretaria de la Asociación Comisión de la verdad de Sanse, junto a Benita Navacerrada, hija de uno de los represaliados en Colmenar.

En 1939, cuando los golpistas triunfaron, Manuel y Facundo fueron condenados a muerte. Los trasladaron a Colmenar Viejo.

El improvisado tribunal que los encontró culpables recurrió a denuncias espurias de vecinos que buscaban congraciarse con el nuevo régimen.

Facundo fue fusilado el 24 de mayo; Manuel, el 22 de octubre.

Sus cuerpos, junto con los de otras 106 víctimas, fueron enterrados en una fosa común en el cementerio de Colmenar Viejo.

84 años después, escucho esta historia en boca de Esther Mateo Cabrero y Gema López Navacerrada, nietas de Manuel y Facundo.

A Gema y Esther las mueve un objetivo concreto: remover la tierra para recuperar los huesos de sus abuelos.

"Por eso estamos aquí", dice Esther, "para dignificar la memoria de los nuestros, porque no fueron perros, sino personas que tenían un pasado, unos padres, unos hijos. Y ahora estamos aquí sus nietos".

Equipo de excavación de Aranzadi junto a miembros de la. Pie de foto,

Equipo de excavación de Aranzadi junto a miembros de la ACVSSR

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Equipo de excavación de Aranzadi junto a miembros de la ACVSSR.


Vine a Sebastián de los Reyes para reunirme con Gema y Esther, pero también con Luis Pérez Lara y Carmen Carreras Béjar, presidente y secretaria de la Asociación Comisión de la Verdad de San Sebastián de los Reyes (ACVSSR), quienes impulsan el proyecto de exhumación en el cementerio de Colmenar Viejo.

Nos encontramos en el centro cultural Blas de Otero, un espacio empeñado en propiciar el encuentro comunitario en tiempos de ensimismamiento digital.

Luis me da la bienvenida con una sonrisa hospitalaria. Ese hombre que ha visto de frente el horror no escatima sonrisas. Varias veces, quizá demasiadas, exclamo que no lo puedo creer cuando me dice que tiene 87 años.

La espalda erguida, la mano fuerte, la palabra resuelta me muestran a una persona por lo menos veinte años menor. Si Luis fuera distante y parco, si decidiera enfrentar la vida con una mueca amarga, nadie podría juzgarlo. Pero en cambio sonríe.

¿De dónde viene esa sonrisa? ¿De haber dado con la fórmula para convertir el sufrimiento en el combustible que le permite seguir creyendo que la justicia es posible?

Esther Mateo, nieta de Manuel Mateo López y Gema Navacerrada. Pie de foto,

Esther Mateo, nieta de Manuel Mateo López y Gema Navacerrada

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Esther Mateo, nieta de Manuel Mateo López, junto a Gema Navacerrada, nieta de Facundo Navacerrada, dos de los represaliados en Colmenar Viejo tras la guerra civil española, se asoman a los trabajos en la fosa común de Colmenar Viejo.


"Se oye con mucha frecuencia", dice Luis, "que lo que aquí ocurrió fue una guerra y que hubo dos bandos que cometieron barbaridades. Yo digo que eso es mentira.

Aquí lo que hubo fue un golpe de Estado que trató de destruir la República y esta, que no era un ‘bando’, sino un gobierno elegido democráticamente, se defendió. Mis padres eran comunistas los dos y se fueron al frente a defender la República.

A mí, de tres mesesitos, me dejaron al cuidado de mis abuelos. Durante tres años fui el hijo de unos héroes.

Se acaban los tres años, triunfan los golpistas, y de un día a otro me convierto en el hijo de unos rojos asesinos, hijos de puta. Mi padre salió al exilio. A los 21 años, viajo a Francia a conocerlo.

Descubro un país que no se parece en nada al mío. En el mío las cárceles están llenas de opositores y todavía se ordenan fusilamientos. En ese momento me integro a la lucha clandestina.

En el año 68 me capturan y me sentencian a 13 años de cárcel. Para justificar la sentencia, la policía argumenta que se me encontraron octavillas que llamaban a los trabajadores a luchar por la democracia. Ese era mi delito.


Fui torturado por el equipo policial de Billy 'El Niño'. Yo pasé por sus desgraciadas manos"


Muestra de un cráneo de una de los exhumados con un impacto de bala

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Muestra de un cráneo de una de los exhumados con un impacto de bala.


Carmen, secretaria y vocera de la ACVSSR, tiene la mirada escrutadora y le interesa que todo cuanto diga esté fundamentado.

Su formación científica no le impide, sin embargo, emocionarse y me muestra sin reparos el brazo escalofriado cuando la conmueve algún episodio del relato que está comenzando a contarme.

"Este país nos ha mantenido con mentiras durante 40 años de franquismo y muchos de democracia. Yo me crie sin saber nada de esto. Apenas lo descubrí cuando fui a la universidad".

A mí me ocurrió lo mismo, le digo. No fue sino hasta que fui a la universidad que comprendí las dimensiones del horror que se había vivido en Guatemala, de donde vengo.

En Guatemala también se interrumpió un proceso democrático con la excusa de defender al país del comunismo.

En Guatemala, también, familiares de víctimas masacradas por el ejército continúan cavando agujeros en la tierra con la esperanza de encontrar los restos de sus parientes.

Una de las integrantes de Arazandi realizando labores de recopilación.

Una de las integrantes de Arazandi realizando labores de recopilación

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Una de las integrantes de Arazandi realizando labores de recopilación.


"Para llevar adelante este proyecto", dice Carmen, "nos enfrentamos al problema de que nosotros éramos una asociación local de San Sebastián de los Reyes y la exhumación había que hacerla en otro municipio".

La Asociación, sin embargo, consiguió que su ayuntamiento se pusiera de acuerdo con los alcaldes de los otros siete ayuntamientos, para presentar un proyecto al gobierno, amparado por la recién aprobada Ley de Memoria Democrática.

"Nuestra asociación", enfatiza Carmen, "se tiene que sentir orgullosa de que alcaldes del PP, del PSOE, de Ciudadanos e Independientes, se hayan puesto de acuerdo y dijeran que sí al proyecto. Hay cosas que simplemente superan los criterios partidistas".

En asocio con la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el proyecto comenzó en 2022 y a la fecha se han recuperado más de la mitad de los restos de los 108 fusilados.

Sin embargo, hasta que finalice el proceso, la Unidad de Antropología Física de la Universidad Complutense de Madrid y el laboratorio BIOMICS, de la Universidad del País Vasco, no podrán analizar las muestras de ADN para determinar cuáles restos pertenecen a Facundo Navacerrada y cuáles a Man<-

Jornada de excavación.

Jornada de excavación

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Para los mayas, pueblo originario del país de donde vengo, los abuelos y las abuelas son quienes nos revelan lo que somos, nos proveen de un lugar en el mundo y nos consuelan frente al misterio cíclico de la vida y la muerte.

Nos plantan como a ceibas en la tierra y en el tiempo.

Tengo en mis manos dos folletos editados por la Asociación que honran la memoria de Facundo y Manuel. Las cubiertas muestran los retratos de ambos en blanco y negro: hombres jóvenes que miran a la cámara con orgullo.

Pienso primero que me está traicionando la imaginación, pero después de un par de ojeadas lo confirmo: Gema se parece mucho a Facundo, Esther se parece mucho a Manuel.

La genética ha conseguido hacerle un doblez al tiempo y los dos hombres parecen reunirse de nuevo a través de los genes de sus nietas.

En ese momento, Gema está hablando de su madre, Benita Navacerrada, que se ha convertido en símbolo de la lucha contra el olvido y representante de una generación para quienes la reivindicación de la memoria y la justicia parece haber llegado demasiado tarde.

A sus 91 años, Benita Navacerrada sigue en pie y en ella se reúnen las aspiraciones de miles de hombres y mujeres que murieron sin saber dónde estaban enterrados sus padres.

Gema dice que su madre se acuerda de todo.

"Lo cual", precisa, "es bueno y malo porque se pasa todo el día pensando en ello".

Hay un recuerdo que a Benita le causa especial sufrimiento: en San Sebastián de los Reyes todo el mundo decía que a Facundo no lo fusilaron, sino lo quemaron.

"De hecho, mi madre sabe quién llevó la gasolina. Y ese señor, con el que ella se vio forzada a convivir en un pueblo de 1.500 habitantes, pasó de ser un pobrecito a que le regalaran una finca".

Las lágrimas asoman en los ojos de Gema.

"Si es verdad que lo quemaron", continúa, "reconozco que no aparecerá y para mi madre eso va a ser muy duro. Ella dice que lo entiende, pero cuando empecemos a entregar los restos a los familiares y ella no tenga los de su padre…".

"Eso no lo sabemos", interrumpe Carmen, "yo espero que no sea cierto".

Con gran sabiduría y sensibilidad simbólica, necesarias para comprender los mecanismos sutiles del duelo, durante la primera excavación surgió la idea de recoger montoncitos de tierra de la fosa y colocarlos en pequeños saquitos de cuero para entregar a los familiares.

Benita Navacerrada recibió uno y lo apretó contra su pecho.

A Esther le hubiera gustado que su padre, hijo de Manuel, viera lo que ella está viendo, que protagonizara junto a Benita esta historia.

"Mi padre nunca lo superó. Siempre lo llevó muy mal. Desgraciadamente, murió joven, con 69 años. Por eso me da tanta alegría ver a Benita, que ella sí ha podido ver los homenajes que se han hecho a su padre, el poder estar allí en la fosa. Yo veo a Benita… Y veo a mi padre".

Esther llora y sujeta con fuerza la mano de Gema, que llora también. Se miran a los ojos, como si encontraran, la una en la mirada de la otra, respuestas a preguntas esenciales: ¿qué harán cuando reciban los restos de sus abuelos, cuando se vacíe la tierra que ocupan?

¿Cuánto cambiarán sus vidas cuando termine la búsqueda y el duelo encuentre algún alivio? ¿Cómo será el día después de la justicia?

* Esta crónica se publicó originalmente en el sitio de Centroamérica Cuenta, y es parte de un proyecto de relatos realizados en los países en que se realiza el festival itinerante.

Benita Navacerrada, madre de Gema e hija de Facundo Navacerrada.

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Benita Navacerrada, madre de Gema e hija de Facundo Navacerrada.


https://www.bbc.com/mundo/articles/c9r64xz1p4wo

sábado, 23 de diciembre de 2023

Yuval Noah Harari: “Netanyahu construyó una coalición de fanáticos mesiánicos y sinvergüenzas oportunistas” El historiador y escritor israelí, autor del superventas ‘Sapiens’ y con más de 45 millones de libros vendidos, es uno de los pensadores estrella de ámbito mundial

Netanyahu Israel
Yuval Noah Harari, en el Ateneo de Madrid, donde estuvo el pasado mayo en una charla del Global Youth Leadership Forum.
El historiador y escritor israelí, autor del superventas ‘Sapiens’ y con más de 45 millones de libros vendidos, es uno de los pensadores estrella de ámbito mundial.

Barro es una palabra importante en la vida de Yuval Noah Harari (Kiryat Atta, Israel, 47 años). Cuando era niño, cuenta, vivía en una casa rodeada por un lago. Allí jugaba al fútbol, observaba las especies animales que aterrizaban por el lugar y solía construir castillos con la tierra húmeda, pese a que acabara sumido en el fango. Entonces debía quedar algo absorto entre sensaciones encontradas y conceptos que conectaban paradójicamente. Quizás por eso, a veces tienda a utilizar términos que resuenan en su subconsciente, y aunque no tengan que ver con sus ideales de infancia, sí entrañan ciertas sensaciones pegajosas. “Parte del problema de hoy”, dice, “es que nos hallamos enfangados en una cantidad de información que no podemos procesar y la mayoría de esta, con la que nos alimentamos, es información basura”.

Por eso, además, se atreve a darnos un consejo: “Como ocurre con la comida, nos estamos atiborrando de información basura. Necesitamos una dieta. Debemos medir las raciones de información que ingerimos”.

Dieta también es una palabra con peso en la vida de Harari. Es vegano, aunque no ultra. Si visita a su madre y a ella se le ocurre añadir queso de cabra a una tarta, se la come. Su vocación austera y la medida del tiempo rigen su vida. Lo administra bien, como observamos mientras le acompañamos en su visita más reciente a Madrid, en mayo pasado. Allí, por la mañana, habló media hora clavada para cientos de empleados de Sanitas sobre el futuro de la salud en la Fábrica de TapicesDe pie, con su tono de voz agudo y su habilidad para desentrañar conceptos complejos ante todo tipo de públicos, aseguró que nos encontramos ante una nueva era en ese ámbito: “La revolución tecnológica no solo nos lleva a curar a enfermos, sino a mejorar la salud de quienes se encuentran sanos”.

Aunque, a juzgar por lo que horas después, en el Ateneo de Madrid, por la tarde, dijo Harari durante la presentación del VIII Global Youth Leadership Forum, uno se pregunta hasta qué punto vale la pena mantener las analíticas en niveles óptimos: “Si no regulamos pronto las nuevas tecnologías de la información, perderemos el control de nuestras vidas”, soltó. Y así, entre el advenimiento del apocalipsis y la constatación de los mejores avances y progresos a nuestro alcance, el filósofo israelí ha construido su disquisición de la época en que vivimos no solo en su obra —sobre todo con tres superventas, con más de 45 millones de copias, como Sapiens, Homo Deus o 21 lecciones para el siglo XXI, principalmente—, también en sus charlas, conferencias y debates públicos.

Harari es una estrella del pensamiento mundial. Entre esos dos extremos, consciente del yin y el yang que balancea en su vida y su filosofía, me atreví a preguntarle, ya al final de su jornada madrileña, bajo el retrato de Manuel Azaña en el Ateneo, sentados frente a frente y rodeados de tres miembros de su equipo, si era optimista. “Trato de ser realista”, contestaba entonces. “No me considero un pesimista que piense que nos encontremos condenados y sin salida porque entonces: ¿qué sentido tiene intentar hacer algo? Pero, por el contrario, un optimista cree que al final todo se va a arreglar por sí solo y no se responsabiliza de nada. La verdad es que afrontamos retos enormes, pero en la época que nos ha tocado vivir disponemos del conocimiento y los recursos suficientes para resolverlos”.
 
Yuval Noah Harari, en el Ateneo de Madrid.
Yuval Noah Harari, en el Ateneo de Madrid.
 FRANCIS TSANG

No había estallado entonces la última guerra en Oriente Próximo. Pero en medio del conflicto le volvimos a preguntar. Harari se había movilizado contra el asalto a la democracia en su país por parte del Gobierno de Benjamin Netanhayu y la situación no ha disminuido sus críticas: “Él no es culpable del ataque que perpetró Hamás. Pero ha fracasado a la hora de preparar al país para una guerra”, afirma. “Ha gobernado casi sin interrupción desde 2009 y, por desgracia, ha antepuesto sistemáticamente sus intereses personales a los nacionales. Construyó su carrera política dividiendo al país y debilitando cualquier institución del Estado que no lo sirviera ciegamente”.

La protesta contra Netanyahu se convirtió en un asunto central entre sus actividades. “Me siento muy comprometido contra esa situación. De una manera que nunca imaginé que lo haría. Hasta el punto de que en primavera me vi en medio de una plaza en Tel Aviv dando un discurso ante miles de personas. Cuando el fuego rodea tu casa y te planteas cómo sería vivir en una dictadura, no te queda más remedio”, nos contaba en mayo pasado. Sobre todo, cuando su trabajo se basa en la libertad de expresión y se ve obligado a escribir cosas no muy agradables sobre líderes políticos o empresariales… “Pensar que un día te puedes levantar y esa libertad haya desaparecido, que en 2024 podamos estar cerca de vivir las últimas elecciones democráticas en Estados Unidos o que el Gobierno de Israel triunfe a la hora de destrozar la independencia judicial y la libertad de pensamiento y los derechos humanos, me obliga a reaccionar”.

A lo largo del año pasado, cuenta Harari, la situación de asedio a la democracia en su país empeoró. “Netanyahu construyó una coalición de fanáticos mesiánicos y sinvergüenzas oportunistas que se dedicaron a ignorar los muchos problemas que tenemos, incluyendo el deterioro de la seguridad, y en lugar de eso se concentraron en acaparar un poder ilimitado para sí mismos”, denuncia ahora. “Para perseguir esos objetivos adoptaron unas políticas extremadamente divisivas, expandieron teorías de la conspiración sobre las instituciones públicas que se oponían a sus estrategias y calificaron a las élites de servicio comprometidas como traidores desestabilizadores”.

En medio de esa estrategia populista del Gobierno, prefirieron taparse los oídos ante las advertencias de las fuerzas de seguridad. “Fueron continuamente prevenidos por el Ejército y los servicios de inteligencia acerca de que esas políticas situaban al país en peligro y erosionaban nuestra capacidad ante ataques externos. Se burlaron de los expertos e ignoraron todos sus avisos”, asegura.

Los oídos sordos llegaron a ser de tal calado que, “para colmo”, afirma el filósofo, “cuando el comandante en jefe del Ejército le pidió una reunión para prevenir a Netanyahu de hasta qué punto sus políticas afectaban a la seguridad nacional, el primer ministro rechazó el encuentro. Y cuando el ministro de Defensa, Yoav Gallant, levantó la alarma, lo cesó y fue obligado a restituirlo solo por la indignación popular que esa decisión provocó”.

En medio de toda esa ceguera, Hamás atacó el pasado 7 de octubre para impedir, según Harari, algo muy concreto. “Israel estaba a punto de firmar un acuerdo de paz con Arabia Saudí. El tratado estaba destinado a normalizar las relaciones entre Israel y el mundo árabe, mejorar las condiciones de los palestinos y reanudar el proceso de paz. Esa perspectiva de normalización ha aterrorizado tanto a Hamás como a Irán, su principal apoyo. Por eso se produjo el ataque, por eso lo perpetraron con tanta saña contra civiles e incluso lo filmaron. El objetivo era desbaratar el acuerdo y esparcir semillas de odio que acaben con cualquier oportunidad para una paz futura”, cree.

Pese a todo, reta a su Gobierno a no caer en una trampa: “No deberían encerrarnos en una guerra sin fin. Espero que, tras desarmar a Hamás, eso no implique frustrar acuerdos de paz futuros, que Israel regrese a la propuesta saudí, se comprometa en el camino de la pacificación y se dé cuenta de que esta solo puede ser alcanzada si conlleva la posibilidad de dotar a los palestinos de una vida digna en su propia patria”.

Pero el objetivo se aleja. La obcecación del Gobierno israelí y las señales autoritarias de los últimos años hacían temer lo peor y esto se produjo. “Ese comportamiento a lo largo de los años ha corroído el poder del Ejército y el Estado. Israel ha denominado la operación militar como Espadas de hierro. Pero si mantienes esas espadas en agua salada, se oxidan. Da lo mismo lo que uno pueda pensar acerca del conflicto palestino-israelí, la manera en que las políticas populistas de Netanyahu han corroído el Estado de Israel deberían servir de aviso a todas las democracias del mundo. Si das el poder a los populistas, te puede ocurrir a ti”.

No será porque él se canse de advertirlo. Tiene la oportunidad de decírselo a la cara a los líderes más influyentes del mundo cuando se reúne con ellos. Los despachos de ciertos mandatarios en el cargo son habituales en los viajes que Harari realiza por el mundo, como los de empresarios, fundaciones y think tanks… Es el gurú favorito de Silicon Valley. Quizás no haya diseñado un pensamiento original propio. Pero nadie duda de que ha logrado resumir en esta era de la incertidumbre atiborrada de datos gran parte de lo que nos ocurre. Lo ha hecho en una obra que ha tratado de explicarnos nuestro pasado en Sapiens, el futuro en Homo Deus y el presente en 21 lecciones para el siglo XXI.

Probablemente seduzca a los magnates tecnológicos por los principios del contrapunto. No usa teléfono inteligente, aunque tiene uno, solo para emergencias. Ataca los peligros de la inteligencia artificial y demanda con urgencia su regulación en todo el mundo, una iniciativa que ya ha tomado la Unión Europea. Dedica dos horas al día a la meditación y al menos uno o dos meses al año al retiro en completo silencio bajo las reglas de la ortodoxia vipassana. En cuanto a los líderes, Harari desafía conceptos básicos del pensamiento político: desde la libertad a la igualdad. No las cree productos de un derecho inalienable del hombre, sino obra de su capacidad de ficción, como sostiene en Sapiens. No quiere decir esto que nos encontremos ante un furibundo anarcoiliberal: todo lo contrario. Como hemos visto, se siente cada vez más comprometido con la defensa de la democracia.

Vive en Tel Aviv y mantiene su cuartel en las oficinas de su compañía: Sapienship, fundada junto a su esposo y mánager, Itzik Yahav. Antes de publicar Sapiens fue profesor de Historia Medieval y Militar en la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde, dice, además de dar clase se dedicaba a escribir artículos y estudios que apenas llegaban a nadie. Mientras estudiaba, entre otras cosas, la conquista de México y dedicaba su tiempo a las crónicas de Bernal Díaz del Castillo en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, nos cuenta cómo se le fue ocurriendo Sapiens. “Al mismo tiempo leía sobre chimpancés, para divertirme”.

Yuval Noah Harari. FRANCIS TSANG 

Y fue hilando. Entendió que necesitaba destrozar su propio método de escritura: “Cuando estás metido en el doctorado y redactas artículos académicos, los haces de una forma que agrade a tus colegas, con ese código que sabes que les gusta. He tenido que olvidarme de eso y reaprender a escribir para hacerlo accesible”, afirma. Buscó influencias. “Para mí, una muy importante fue la lectura de Armas, gérmenes y acero, el libro de Jared Diamond. Cambió mi vida. No solo a la hora de plantearme cómo escribir, sino sobre qué hacerlo”, confiesa. “En la Universidad te empujan a especializarte, él me hizo ver que como científico vale centrarse en ello, pero debes ampliar el foco hacia la historia del universo”. Otra influencia para Harari fue La política de los chimpancés, de Frans de Waal. “Me enseñó que puedes aplicar el sentido del humor, me divertía y a la vez podías enterarte con profundidad del comportamiento animal y humano”.

Así fue conformando un estilo propio y radicalmente distinto al del aplicado doctorando. Una manera de contar que ha enganchado a decenas de millones de personas y en la que caben en sus páginas la cultura popular y la ciencia de alto nivel. Harari tira de cómics como Jabato para explicar el cerco de Numancia o de Harry Potter para que mastiquemos mejor algoritmos y disquisiciones que investiga. “Mi trabajo es establecer un puente entre ese conocimiento más sesudo y el gran público”, asegura. Y no le importa que le acusen, como han hecho algunos expertos que han tratado de desmontarlo, de populismo científico. “Es verdad y no creo que sea malo. Mi objetivo se centra en eso, en popularizar la ciencia. Ya he escrito artículos que han leído algo así como cinco personas en todo el mundo. Ahora lo que hago es estudiar lo que han hecho otros colegas y no escribir para alentar teorías de la conspiración, pero sí acercarme a muchos lectores más. Si no llegas a ellos, se crea un vacío donde entran las mentiras. Si pierdes a ese público, lo atrapan otros”.

Son muchos los científicos que no saben cómo comunicar bien sus descubrimientos, asegura. “En esa comunidad, escribes con el peso de los números, las ecuaciones, los hechos. No se admiten chistes, ni bromas… Pero no cuadra, no llega, porque somos una especie acostumbrada a las historias, pensamos en esa clave, nos engancha eso, no las estadísticas”. Esa es la teoría principal de Sapiens. En su libro, Harari sostiene que la especie ha logrado imponerse en el mundo gracias a su capacidad para entrelazar ficciones que han mantenido a lo largo de los siglos comunidades enteras. “Así que si deseas explicar los grandes temas necesitas esas herramientas, las de contar bien historias. Ceñirte a la ciencia y los últimos descubrimientos, pero traducirla a una materia interesante y accesible hasta para los adolescentes”.

Pero no solo pretende convencer a sus lectores en más de 60 lenguas con teorías a menudo poco complacientes, como que la especie de los sapiens se impusiera a los neandertales a causa del primer genocidio de la humanidad o que el cambio climático que se nos viene encima no cuenta como el primero, sino el tercero. También busca influir en quienes llevan las riendas. “A menudo les aconsejo que se aparten, que mediten, que busquen tiempo y espacio para sí mismos”, afirma. “Demandamos que nuestros líderes empleen todas sus fuerzas en nosotros, pero si ellos carecen de la oportunidad de contemplar y calmarse, no ejercerán bien su trabajo”. Lo tiene comprobado. Y para resumirlo emplea una parábola moderna al alcance de todo el mundo: “Me doy cuenta a menudo de que, si no tienes hueco para recrearte en una amplia conversación con ellos, nada bueno ni que merezca la pena saldrá de ahí. Si solo dispones de 20 minutos, no llegas a nada. En cuanto aparece el silencio, se marchan a lo siguiente”. ¿Miedo al vacío? “Así solo te quedas en los clichés. Las mejores ideas aparecen cuando se presentan esos silencios, cuando te aburres”.

La ansiedad se ha conformado contra nosotros mismos. Biológicamente resulta insostenible. Por eso Harari detesta la palabra excitante. “El cuerpo humano está construido así. Tienes ciclos de excitación, cierto, cuando aparece el peligro o se presentan oportunidades. Pero luego te calmas. Si mantienes al organismo en una continua sucesión de lo primero, colapsa. En EE UU la palabra excitante se ha convertido en un término estrella: Todo es exciting…, incluso el hecho de saludar a alguien. No es bueno. El cumplido debería ser lo contrario: que los calme mucho el hecho de conocerte”.

Él trata de no venirse demasiado arriba. Aunque se sienta sorprendido de su propio éxito global. “Sí, desde luego. Mi especialidad de estudio es la historia militar en la época medieval: es decir, temas como los Reyes Católicos y la unificación de España o las cruzadas… Y por extrañas coincidencias me veo hablando de la inteligencia artificial… No lo vi venir. Llevaba una vida tranquila, poca gente venía a mis conferencias, publicaba artículos que apenas atraían a nadie. A mí me encanta la historia. Si me das a elegir un libro sobre los Reyes Católicos o Elon Musk, escojo a Isabel y Fernando”.

Su base a la hora de armar los libros sigue siendo radicalmente histórica, basada en su especialidad y su pasión desde niño. “Me atraía la guerra, quizás porque en Israel vivíamos rodeados de ella y mi padre, ingeniero, trabajaba en la industria armamentística”, recuerda. Aun así, el primer conflicto que le marcó fue el de las Malvinas: “Curioso, ¿no? Me fijé en el que teníamos más lejos”.

Tras haber celebrado con una edición conmemorativa por 10 años de éxito ininterrumpido la aparición de Sapiens en 2023, actualmente se encuentra inmerso en tres volúmenes para público infantil: su serie titulada Imparables, que resume la historia del mundo. Para este año anuncia novedad. “Un nuevo libro que tratará la inteligencia artificial y la tecnología de la información desde una perspectiva histórica amplia. De hecho, tiene más capítulos de historia que sobre los avances de Silicon Valley. Al fin y al cabo, no soy un informático, soy historiador”. Aún no tiene título: “Es lo último que pongo. Estoy más o menos satisfecho, pero evito pensar el título hasta el final porque el mismo proceso de investigación me sorprende y me lleva hacia otros lugares. Si te ciñes a una idea, ¿dónde vas a parar? Si lo sabes todo desde el principio, ¿qué sentido tiene empezar? No descubres nada nuevo”.

SOBRE LA FIRMA

Jesús Ruiz Mantilla

Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.