_- En la historia constitucional de España solo ha habido dos cartas magnas capaces de producir una ruptura radical con el pasado: la de Cádiz y la de la Segunda República, pero es esta última la que al fin le otorga la legitimidad a la soberanía nacional
Todas las constituciones dignas de tal nombre han sido siempre punto de llegada y punto de partida. El poder constituyente reflexiona sobre lo que ha sido la historia constitucional del país y a partir de dicha reflexión sobre el pasado aprueba un proyecto de futuro. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Adónde queremos ir? Estos son los dos interrogantes que presiden cualquier proceso constituyente digno de tal nombre. La forma en que se da respuesta a los mismos es lo que define a cada Constitución.
Ahora bien, el hecho de que todas las constituciones tengan que hacer una suerte de ajustes de cuentas con su pasado como premisa para definir un proyecto de futuro, no quiere decir que todas lo hayan hecho de la misma manera. En algunas, la reflexión sobre el pasado constitucional supone una ruptura radical con todo el pasado anterior. Suponen un cambio de época. En otras, supone simplemente la introducción de algunos cambios respecto al pasado más inmediato.
La Constitución de Cádiz de 1812 y la Constitución de la Segunda República de 1931 son las dos únicas constituciones de ruptura radical con el pasado en nuestra historia constitucional. La Constitución de Cádiz rompe con el principio de legitimidad propio de la Monarquía Absoluta. La Constitución de 1931 rompe con el principio de legitimidad de la "Monarquía Española". La Constitución de Cádiz supone la incorporación de la Constitución a la fórmula de gobierno del país, apartándose con ello de lo que había sido la única forma de ejercicio del poder de la que se tenía memoria por haber tenido vigencia durante varios siglos. De la Monarquía Absoluta de la Edad Moderna se pasa a la Monarquía Constitucional con la que nos adentramos en la Edad Contemporánea.
La "Constitución Política de la Monarquía Española" aprobada en Cádiz será la fórmula de gobierno en España hasta 1931. Todas las Constituciones del siglo XIX, con la excepción obviamente de la Constitución de la Primera República, que no llegó siquiera a entrar en vigor, han sido "Constituciones de la Monarquía Española", independientemente de que en unas, las de 1837 y 1869, se tome como punto de partida "el principio de soberanía nacional" y en otras, las de 1845 y 1876, el punto de partida sea "el principio monárquico constitucional". La tensión entre estos dos principios ha sido el eje en torno al cual ha girado la historia constitucional desde 1812 hasta 1931. El principio monárquico ha sido el principio dominante durante la mayor parte del tiempo.
Hasta 1931 España ha sido básicamente una "Monarquía Constitucional" y no un Estado Constitucional. El principio de legitimidad propio del Estado Constitucional, el principio de soberanía nacional, está presente en el origen de todos nuestros ciclos constitucionales, 1812, 1837 y 1869. Pero tras la proclamación de dicho principio se produce la reacción del principio monárquico, que se impone durante la mayor parte del tiempo. El principio de legitimidad que ha dominado la mayor parte de la historia constitucional española hasta 1931 ha sido el principio de legitimidad de la Monarquía y no el principio de legitimidad del Estado. Porque todos los ciclos empiezan con la afirmación del principio de soberanía nacional, pueden ser califica-dos de constitucionales. La vigencia de las Constituciones de 1812, 1837 y 1869 será breve, pero gracias al principio de legitimidad propio del Estado Constitucional del que son portadoras, pueden ser calificadas de Constituciones las de 1845 y 1869, que tuvieron una vigencia temporal muy superior.
Con esto es con lo que rompe de manera radical la Segunda República. Con la Constitución de 1931 hace acto de presencia por primera vez de manera inequívoca el "principio de legitimidad democrática", el principio de "soberanía popular". El "pueblo" es el lugar de residenciación del poder del que emanan todos los poderes del Estado, como dirá lapidariamente el art. 1 de la Constitución republicana.
La Constitución de 1931 líquida para siempre la "Monarquía Española". La Democracia como forma política no admite la existencia de un principio de legitimidad que compita con el principio de soberanía popular. El "principio monárquico" queda desterrado para siempre de la fórmula de gobierno del país.
Esto es lo decisivo de la Constitución de 1931. Las Constituciones de 1812, 1837 y 1869, a pesar de que proclamaron el principio de soberanía nacional, no pudieron impedir que renaciera el principio monárquico como principio de legitimidad de la fórmula de gobierno del país. Por eso se la denominaba "Monarquía Española".
Eso ya no ha sido posible desde 1931. El adjetivo español es privativo del Pueblo o la Nación, del Estado y la Constitución. No se puede predicar de la Monarquía, que tiene que ser calificada de "parlamentaria" para que puede acabar teniendo cabida en una Constitución Española.
1812 supuso la sustitución de la Monarquía de origen divino por la Monar-quía Constitucional, calificada como "Monarquía Española". 1931 supuso la sustitución de la "Monarquía Española" por la República Española. Por primera vez en nuestra historia no era la Monarquía, sino el Pueblo español el que se constitucionalizaba. Por primera vez el poder constituyente del pueblo español se extendía a la Monarquía.
Tanto la Constitución de 1812 como la de 1931 tuvieron que soportar una reacción brutal, con el retorno de la Monarquía Absoluta con Fernando VII la primera y con la Guerra Civil y el régimen del general Franco la segunda. La forma de reaccionar de Fernando VII ante la Constitución de Cádiz es similar a la forma de reaccionar del General Franco ante la Constitución de 1931. Ambas debían ser borradas de la historia de España, como si nunca hubieran existido, porque no deberían haber existido. Pero ni la primera reacción pudo impedir que la Monarquía Constitucional acabara abriéndose camino tras la muerte de Fernando VII, ni la segunda ha podido impedir que lo haya hecho la Democracia Parlamentaria, tras la muerte del general Franco.
Bien es verdad que la sombra del Antiguo Régimen se siguió proyectando sobre la "Monarquía Española" hasta 1931, de la misma manera que la sombra del Régimen del General Franco se sigue proyectando todavía hoy en la Democracia Parlamentaria de la Constitución de 1978. El reinado de Fernando VII hasta su muerte condicionó la "transición" de la Monarquía Absoluta a la Monarquía Constitucional. La ocupación del poder por parte del general Franco hasta su muerte, condicionó la "transición" a la democracia parlamentaria. De ahí la escasísima calidad del constitucionalismo de la Monarquía Española del siglo XIX y primer tercio del siglo XX y de ahí también la escasa calidad de la Democracia Parlamentaria de la Constitución de 1978.
Pero esa es otra historia que exigiría mucho más espacio del que dispongo en este artículo.
Javier Pérez Royo.
https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/linea-divisoria-constitucion-1931_129_8584465.html
viernes, 31 de diciembre de 2021
jueves, 30 de diciembre de 2021
_- Prólogo de ‘Ausencias y extravíos’ de Yayo Herrero. El capitalismo extraterrestre y los monstruos del desamor
_- Empecemos por el final, que en un libro es siempre —en el orden de la gestación y en el de la relevancia— el título. Ausencias y extravíos, rubro de la obra de Yayo Herrero que el lector tiene entre las manos, es un felicísimo hallazgo, hasta el punto de que podría dar nombre a un poemario, si es que aceptamos la definición de Vladimir Nabokov según la cual la poesía «no es la disciplina de los pensamientos abstractos sino de las imágenes concretas». Cada una por su cuenta, las palabras «ausencia» y «extravío» fecundan y hacen germinar docenas de imágenes concretas que se arraciman en largos recorridos luminosos que enhebran la emoción, el peligro y la tradición. Por paradójico que parezca, «ausencia» es uno de los términos más llenos de cosas del diccionario: está lleno, de hecho, de todas las cosas que se pierden, que se han perdido, que ya no vemos, y por eso, tal y como sugiere el conocido soneto de Lope de Vega, la ausencia no es un descanso, como la muerte, sino que «se siente» y «duele» tan radicalmente que es difícil representarse un vínculo más poderoso con el mundo que el de su repentina desaparición.
En cuanto al «extravío», prolonga, de entrada, el campo semántico de la «ausencia», casi a modo de un pleonasmo, pues no en vano hablamos, por ejemplo, de «cosas extraviadas» o de «extraviar el camino». Ahora bien, el verbo «extraviar» y el sustantivo «extravío» no se limitan a sustituir sin más a sus vocablos afines «perder» y «pérdida»; de uno a otro se produce un desplazamiento —de lo material a lo moral— que interpela inmediatamente a la imaginación, si se quiere, en otra zona del alma, más tormentosa y comprometida: «extravío» implica, sí, la idea de des orientación ética y mental y, por extensión, de locura, demencia y desatino. Se pierde el reloj, se extravía el sentido. Que el título utilice el plural en ambos casos (Ausencias y extravíos), hace las «ausencias», por así decirlo, más tangibles y los «extravíos» menos abstractos; cada ausencia tiene su nombre propio, cada extravío su propio camino.
Ahora bien, el libro, al enlazar ambos términos por esa ligera conjunción «y», genera una nueva imagen, en la que los «extravíos» no se limitan a existir al lado de las «ausencias» sino que son su consecuencia. De manera concomitante, como por una sombra retrospectiva que el «extravío» proyecta sobre su causa, ésta —la «ausencia»— adopta de pronto una figura nueva. Yayo Herrero, en efecto, nos habla de «ausencias» cuya particularidad y peligro, al contrario de lo que ocurre con las amorosas, reside en que no «se sienten», en que no nos producen dolor y en que, precisamente por eso, ni siquiera las percibimos como «ausencias»: el extravío, finalmente, consiste en que la ausencia misma se ha ausentado y extraviado, con su materialidad aparejada, lejos del horizonte de nuestra percepción. El libro —y de ahí su potencia poética— se propone hacernos sentir dolorosamente estas ausencias como única vía para rescatar del extravío la cordura común.
Cuidado: el prologuista es vago y pedante, la autora no. Yayo Herrero —la conocemos de sobra— no se va por las ramas ni habla de misterios inasibles. Como era de esperar, como era de desear, nos habla una vez más de los cinco elementos, de la Tierra, de los vínculos concretos con las otras criaturas que pueblan el planeta, incluidos los otros seres humanos, y de los peligros que las —nos— amenazan; habla, pues, de la necesidad de «circunspección» o, en su acepción etimológica, de la urgencia de mirar atenta e intensamente a nuestro alrededor, urgencia visual indisociable a su vez de la lucha común y de la impostergable transformación del hogar compartido y sus condiciones de reproducción.
¿Qué ausencias y qué extravíos describe Yayo Herrero en este libro? Nos advierte —en seis capítulos sucesivos— de lo siguiente: si se pierde la gravedad se pierde el equilibrio; si se pierde el miedo se pierde también el valor; si se pierde de vista el horizonte se pierden las matemáticas; si se pierden los vínculos se pierde asimismo el conocimiento; si se pierde la memoria se pierde igualmente la imaginación; y —por último— si se renuncia a la responsabilidad se renuncia al mismo tiempo a la esperanza.
El primer capítulo —Ausencia de gravedad y extravío del equilibrio— resume, a mi juicio, el andamiaje antropológico de todo el libro, pero reclama imperiosa mente todos los demás. Lo resume porque dibuja con trazos muy nítidos, a partir de la experiencia concreta de los viajes espaciales y las cuitas de los astronautas, la locura prometeica de Occidente: la de un ser humano desenganchado de la gravedad terrestre y, por lo tanto, de la corporalidad misma como nudo en el que se cruzan todos los mundos posibles. De los peligros e incertidumbres de esta visión del ser humano —como «alienígena», dirá Yayo Herrero— daré cuenta en la penúltima frase de este prólogo. Ahora me importa llamar la atención sobre el modo en que esa visión, en la interpretación de la autora, convierte precisamente la ausencia en un extravío.
Yayo Herrero se detiene en el capítulo tres, por ejemplo, en la cuestión crucial del infinito y la multiplicación como motores de la rebelión capitalista contra los límites, fuente a su vez de la degradación y zapa de las condiciones de supervivencia de la humanidad. Ahora bien, esta «degradación» material es inseparable de una doble degradación: del conocimiento y de la sensibilidad. Del conocimiento porque —nos dirá en el capítulo cuatro— la ciencia «alienígena», con todas sus maravillas, ha dejado fuera la «inteligencia colectiva», elaborada a partir de trabajos y vínculos socialmente invisibles; una inteligencia colectiva —insiste— que constituye al mismo tiempo su condición olvidada de posibilidad y la única posible curación de sus excesos letales. Me gusta mucho —porque el libro está lleno de detalles narrativos enormemente efectivos— la historia de la comadreja que muerde la Máquina de Dios, esa pequeñez peluda, contingente y viva, capaz de desactivar el proyecto más avanzado de la ciencia mundial: una verdadera —digamos— «toma de tierra», símil eléctrico con el que quiero evocar a un tiempo la idea de «hacer pie», después de haber volado, y la de salvaguarda contra el peligro de la electrocución.
Pero Yayo Herrero se ocupa también —ver el capítulo dos— de la sensibilidad o, si se quiere, de su pérdida. Lo hace a través de la defensa del miedo, cuya potencia articuladora de un espacio común se olvida a menudo. Sin citarlo, Yayo Herrero nos sitúa en lo que Gunther Anders, en su famosa correspondencia con Claude Eatherly, uno de los pilotos de Hiroshima, llamaba «desnivel prometeico» y «agnosia moral». Anders le decía a Eatherly, encerrado en un psiquiátrico militar, que de todos los estadounidenses él era el único que había reaccionado al «extravío» atómico de un modo «moralmente normal y saludable». Dice Yayo Herrero: «Que la violencia machista, la crisis ecosocial, la guerras climáticas o por los recursos, el declive de la energía y materiales, la escasez inducida y la desigualdad brutal que esta genera, que todo tipo de violencia cause miedo me parece sanísimo, la verdad». No sentir miedo en este crepúsculo civilizacional sería —es— una forma de locura y el peor de los errores. El capitalismo nos anestesia a través de psicofármacos y consumo (y del imperativo de la felicidad) o del terror paralizador, umbral de las «doctrinas del shock». Vivimos, pues, entre la indiferencia y el estupor, expuestos como piezas «solteras» —sueltas— a nuestra propia inermidad, víctima y vehículo del extravío destructor. Yayo Herrero, frente a las anestesias y el terror, reivindica el carácter saludable del miedo como la primera condición del valor; la segunda —y dejo aquí el spoiler— tiene que ver con la compañía, con el hecho de sabernos acompañados de otros miedosos capaces de desculpabilizar y politizar nuestro temor: mil miedos coordinados —digámoslo así— componen precisamente eso que los humanos llamamos coraje.
Acabemos ahora por el principio. Conozco a Yayo Herrero desde hace muchos —muchos— años, he aprendido de ella tantas cosas que a veces siento la tentación de firmar algunos de mis textos con su nombre; he admirado y admiro su activismo generoso, su cálida inteligencia y, sobre todo, su carisma pedagógico. Pero si he aceptado redactar estas líneas y las he comenzado hablando de poesía es porque creo que Ausencias y extravíos supone una evolución en la obra de Yayo —ahora no puedo llamarla Herrero— y que esa evolución tiene que ver con la expresión. Yayo siempre apostó por el conocido adagio de Lessing («la máxima claridad es la máxima belleza»), de tal manera que sus conferencias y artículos eran bellos porque eran claros; porque encontramos siempre algo bello en el hecho de comprender bien —incluso de comprender bien el mal y la sombra. Pero tengo la impresión de que en este libro —que recoge y amplía seis textos ya publicados por entregas en CTXT, aun que pensados desde el principio como un entramado o bastidor—, tengo la impresión, digo, de que aquí Yayo ha comprendido que la belleza, al revés, puede aumentar a su vez la claridad. Es como si hubiese soltado un freno; como si ya no se conformara con encajar sus verbos en su activismo sino que encontrara placer —y necesitara ese placer— en explicar con un impulso nuevo lo que siempre ha explicado con rigor geométrico y maestría ingenieril (su primera formación).
Uno siente un particular placer, sí, en leer estos textos porque percibe que han sido escritos con placer. Eso se llama literatura; y la literatura está muy presente en estas páginas. En primer lugar, por la escritura misma, limpia y certera, como siempre, pero gozosamente explorativa, entre líneas, de buenas imágenes e inesperadas serendipias. La literatura está presente asimismo porque Yayo recurre a obras literarias, y no sólo científicas, a fin de sujetar e iluminar mejor sus ideas. Pensemos, por ejemplo, en el uso que hace en el capítulo dos de El bosque infinito, la ambiciosísima novela de Annie Proulx que ningún lector de Yayo debe dejar de leer. O en cómo explora el clásico de Mary Shelley, Frankenstein, en ese último capítulo sobre la responsabilidad y la esperanza: un «monstruo del desamor», llama en acertadísima y bellísima expresión a la desgraciada criatura de una ciencia irresponsable que no se hace cargo de sus propios hijos.
En definitiva, Yayo Herrero —devolvámosle el apellido para terminar profesionalmente— nos ayuda en este libro a comprender el mundo en el que vivimos, sin velos, legañas ni ansiolíticos químicos, pero con frases y argumentos que combinan el aprendizaje más duro y concreto con el placer más sensible y universal: el de las imágenes que Nabokov asociaba a la expresión poética. Plantea así, de la manera más brillante, el dilema que a mí mismo me preocupa desde hace años, y que debería preocuparnos a todos: el de la pérdida de la ética terrestre y la pugna entre terrícolas y alienígenas, de cuyo desenlace depende el destino, e incluso la supervivencia, de la especie humana.
Y ahora he aquí, abruptamente, como anticipé, la penúltima frase de este prólogo, síntesis de toda la obra, sacada de su primer capítulo: «El capitalismo», dice Yayo Herrero, «tiene una lógica extra terrestre»; afirmación a la que sigue esta pregunta inquietante: «¿Puede una sociedad de alienígenas hacerse terrícola?».
O lo que es lo mismo: ¿puede la sociedad capitalista dejar de ser capitalista? Así formulada, la frase suena casi como una pregunta retórica que invita a responder dócil y fatalmente: «no». Pero no. Este —no lo olvidemos— es un libro de Yayo Herrero y no puede acabar mal. Yayo Herrero siempre te encomienda una tarea y te señala una salida; nunca te paraliza. La cita es del primer capítulo y son seis. Concluyo, por tanto, con una última frase, tomada ahora del capítulo final, que trata de lo que aún podemos hacer y de cómo salir, todos juntos y ligeros de equipaje, del atolladero. Así nos apremia: «Responsabilidad y esperanza activa contra los monstruos del desamor».
Fuente:
En cuanto al «extravío», prolonga, de entrada, el campo semántico de la «ausencia», casi a modo de un pleonasmo, pues no en vano hablamos, por ejemplo, de «cosas extraviadas» o de «extraviar el camino». Ahora bien, el verbo «extraviar» y el sustantivo «extravío» no se limitan a sustituir sin más a sus vocablos afines «perder» y «pérdida»; de uno a otro se produce un desplazamiento —de lo material a lo moral— que interpela inmediatamente a la imaginación, si se quiere, en otra zona del alma, más tormentosa y comprometida: «extravío» implica, sí, la idea de des orientación ética y mental y, por extensión, de locura, demencia y desatino. Se pierde el reloj, se extravía el sentido. Que el título utilice el plural en ambos casos (Ausencias y extravíos), hace las «ausencias», por así decirlo, más tangibles y los «extravíos» menos abstractos; cada ausencia tiene su nombre propio, cada extravío su propio camino.
Ahora bien, el libro, al enlazar ambos términos por esa ligera conjunción «y», genera una nueva imagen, en la que los «extravíos» no se limitan a existir al lado de las «ausencias» sino que son su consecuencia. De manera concomitante, como por una sombra retrospectiva que el «extravío» proyecta sobre su causa, ésta —la «ausencia»— adopta de pronto una figura nueva. Yayo Herrero, en efecto, nos habla de «ausencias» cuya particularidad y peligro, al contrario de lo que ocurre con las amorosas, reside en que no «se sienten», en que no nos producen dolor y en que, precisamente por eso, ni siquiera las percibimos como «ausencias»: el extravío, finalmente, consiste en que la ausencia misma se ha ausentado y extraviado, con su materialidad aparejada, lejos del horizonte de nuestra percepción. El libro —y de ahí su potencia poética— se propone hacernos sentir dolorosamente estas ausencias como única vía para rescatar del extravío la cordura común.
Cuidado: el prologuista es vago y pedante, la autora no. Yayo Herrero —la conocemos de sobra— no se va por las ramas ni habla de misterios inasibles. Como era de esperar, como era de desear, nos habla una vez más de los cinco elementos, de la Tierra, de los vínculos concretos con las otras criaturas que pueblan el planeta, incluidos los otros seres humanos, y de los peligros que las —nos— amenazan; habla, pues, de la necesidad de «circunspección» o, en su acepción etimológica, de la urgencia de mirar atenta e intensamente a nuestro alrededor, urgencia visual indisociable a su vez de la lucha común y de la impostergable transformación del hogar compartido y sus condiciones de reproducción.
¿Qué ausencias y qué extravíos describe Yayo Herrero en este libro? Nos advierte —en seis capítulos sucesivos— de lo siguiente: si se pierde la gravedad se pierde el equilibrio; si se pierde el miedo se pierde también el valor; si se pierde de vista el horizonte se pierden las matemáticas; si se pierden los vínculos se pierde asimismo el conocimiento; si se pierde la memoria se pierde igualmente la imaginación; y —por último— si se renuncia a la responsabilidad se renuncia al mismo tiempo a la esperanza.
El primer capítulo —Ausencia de gravedad y extravío del equilibrio— resume, a mi juicio, el andamiaje antropológico de todo el libro, pero reclama imperiosa mente todos los demás. Lo resume porque dibuja con trazos muy nítidos, a partir de la experiencia concreta de los viajes espaciales y las cuitas de los astronautas, la locura prometeica de Occidente: la de un ser humano desenganchado de la gravedad terrestre y, por lo tanto, de la corporalidad misma como nudo en el que se cruzan todos los mundos posibles. De los peligros e incertidumbres de esta visión del ser humano —como «alienígena», dirá Yayo Herrero— daré cuenta en la penúltima frase de este prólogo. Ahora me importa llamar la atención sobre el modo en que esa visión, en la interpretación de la autora, convierte precisamente la ausencia en un extravío.
Yayo Herrero se detiene en el capítulo tres, por ejemplo, en la cuestión crucial del infinito y la multiplicación como motores de la rebelión capitalista contra los límites, fuente a su vez de la degradación y zapa de las condiciones de supervivencia de la humanidad. Ahora bien, esta «degradación» material es inseparable de una doble degradación: del conocimiento y de la sensibilidad. Del conocimiento porque —nos dirá en el capítulo cuatro— la ciencia «alienígena», con todas sus maravillas, ha dejado fuera la «inteligencia colectiva», elaborada a partir de trabajos y vínculos socialmente invisibles; una inteligencia colectiva —insiste— que constituye al mismo tiempo su condición olvidada de posibilidad y la única posible curación de sus excesos letales. Me gusta mucho —porque el libro está lleno de detalles narrativos enormemente efectivos— la historia de la comadreja que muerde la Máquina de Dios, esa pequeñez peluda, contingente y viva, capaz de desactivar el proyecto más avanzado de la ciencia mundial: una verdadera —digamos— «toma de tierra», símil eléctrico con el que quiero evocar a un tiempo la idea de «hacer pie», después de haber volado, y la de salvaguarda contra el peligro de la electrocución.
Pero Yayo Herrero se ocupa también —ver el capítulo dos— de la sensibilidad o, si se quiere, de su pérdida. Lo hace a través de la defensa del miedo, cuya potencia articuladora de un espacio común se olvida a menudo. Sin citarlo, Yayo Herrero nos sitúa en lo que Gunther Anders, en su famosa correspondencia con Claude Eatherly, uno de los pilotos de Hiroshima, llamaba «desnivel prometeico» y «agnosia moral». Anders le decía a Eatherly, encerrado en un psiquiátrico militar, que de todos los estadounidenses él era el único que había reaccionado al «extravío» atómico de un modo «moralmente normal y saludable». Dice Yayo Herrero: «Que la violencia machista, la crisis ecosocial, la guerras climáticas o por los recursos, el declive de la energía y materiales, la escasez inducida y la desigualdad brutal que esta genera, que todo tipo de violencia cause miedo me parece sanísimo, la verdad». No sentir miedo en este crepúsculo civilizacional sería —es— una forma de locura y el peor de los errores. El capitalismo nos anestesia a través de psicofármacos y consumo (y del imperativo de la felicidad) o del terror paralizador, umbral de las «doctrinas del shock». Vivimos, pues, entre la indiferencia y el estupor, expuestos como piezas «solteras» —sueltas— a nuestra propia inermidad, víctima y vehículo del extravío destructor. Yayo Herrero, frente a las anestesias y el terror, reivindica el carácter saludable del miedo como la primera condición del valor; la segunda —y dejo aquí el spoiler— tiene que ver con la compañía, con el hecho de sabernos acompañados de otros miedosos capaces de desculpabilizar y politizar nuestro temor: mil miedos coordinados —digámoslo así— componen precisamente eso que los humanos llamamos coraje.
Acabemos ahora por el principio. Conozco a Yayo Herrero desde hace muchos —muchos— años, he aprendido de ella tantas cosas que a veces siento la tentación de firmar algunos de mis textos con su nombre; he admirado y admiro su activismo generoso, su cálida inteligencia y, sobre todo, su carisma pedagógico. Pero si he aceptado redactar estas líneas y las he comenzado hablando de poesía es porque creo que Ausencias y extravíos supone una evolución en la obra de Yayo —ahora no puedo llamarla Herrero— y que esa evolución tiene que ver con la expresión. Yayo siempre apostó por el conocido adagio de Lessing («la máxima claridad es la máxima belleza»), de tal manera que sus conferencias y artículos eran bellos porque eran claros; porque encontramos siempre algo bello en el hecho de comprender bien —incluso de comprender bien el mal y la sombra. Pero tengo la impresión de que en este libro —que recoge y amplía seis textos ya publicados por entregas en CTXT, aun que pensados desde el principio como un entramado o bastidor—, tengo la impresión, digo, de que aquí Yayo ha comprendido que la belleza, al revés, puede aumentar a su vez la claridad. Es como si hubiese soltado un freno; como si ya no se conformara con encajar sus verbos en su activismo sino que encontrara placer —y necesitara ese placer— en explicar con un impulso nuevo lo que siempre ha explicado con rigor geométrico y maestría ingenieril (su primera formación).
Uno siente un particular placer, sí, en leer estos textos porque percibe que han sido escritos con placer. Eso se llama literatura; y la literatura está muy presente en estas páginas. En primer lugar, por la escritura misma, limpia y certera, como siempre, pero gozosamente explorativa, entre líneas, de buenas imágenes e inesperadas serendipias. La literatura está presente asimismo porque Yayo recurre a obras literarias, y no sólo científicas, a fin de sujetar e iluminar mejor sus ideas. Pensemos, por ejemplo, en el uso que hace en el capítulo dos de El bosque infinito, la ambiciosísima novela de Annie Proulx que ningún lector de Yayo debe dejar de leer. O en cómo explora el clásico de Mary Shelley, Frankenstein, en ese último capítulo sobre la responsabilidad y la esperanza: un «monstruo del desamor», llama en acertadísima y bellísima expresión a la desgraciada criatura de una ciencia irresponsable que no se hace cargo de sus propios hijos.
En definitiva, Yayo Herrero —devolvámosle el apellido para terminar profesionalmente— nos ayuda en este libro a comprender el mundo en el que vivimos, sin velos, legañas ni ansiolíticos químicos, pero con frases y argumentos que combinan el aprendizaje más duro y concreto con el placer más sensible y universal: el de las imágenes que Nabokov asociaba a la expresión poética. Plantea así, de la manera más brillante, el dilema que a mí mismo me preocupa desde hace años, y que debería preocuparnos a todos: el de la pérdida de la ética terrestre y la pugna entre terrícolas y alienígenas, de cuyo desenlace depende el destino, e incluso la supervivencia, de la especie humana.
Y ahora he aquí, abruptamente, como anticipé, la penúltima frase de este prólogo, síntesis de toda la obra, sacada de su primer capítulo: «El capitalismo», dice Yayo Herrero, «tiene una lógica extra terrestre»; afirmación a la que sigue esta pregunta inquietante: «¿Puede una sociedad de alienígenas hacerse terrícola?».
O lo que es lo mismo: ¿puede la sociedad capitalista dejar de ser capitalista? Así formulada, la frase suena casi como una pregunta retórica que invita a responder dócil y fatalmente: «no». Pero no. Este —no lo olvidemos— es un libro de Yayo Herrero y no puede acabar mal. Yayo Herrero siempre te encomienda una tarea y te señala una salida; nunca te paraliza. La cita es del primer capítulo y son seis. Concluyo, por tanto, con una última frase, tomada ahora del capítulo final, que trata de lo que aún podemos hacer y de cómo salir, todos juntos y ligeros de equipaje, del atolladero. Así nos apremia: «Responsabilidad y esperanza activa contra los monstruos del desamor».
Fuente:
miércoles, 29 de diciembre de 2021
_- Por qué el azúcar de la fruta es bueno para la salud y el de los procesados no
Ese sabor dulce de la fruta se debe a que contiene una gran cantidad de un tipo de azúcar que, adivinen por qué, ¡se denomina fructosa!
También contiene glucosa, pero en mucha menos cantidad. Pero hoy nos centraremos en la primera de ellas, la que podría ser más perjudicial para nuestra salud.
La fructosa es, además, junto a la glucosa, un integrante del azúcar blanco (o de mesa) y del jarabe de maíz. Ambos edulcorantes se utilizan como ingredientes habituales en la preparación de alimentos procesados, salsas y condimentos, dulces y bebidas refrescantes edulcoradas.
Y es aquí donde empieza el problema. Numerosos estudios asocian el incremento en el consumo de estos productos con la mayor incidencia de enfermedades metabólicas, como la obesidad, la diabetes, el hígado graso y los lípidos en sangre.
Cantidad y calidad, dos palabras clave
Cantidad: un mayor consumo de productos alimenticios que contienen edulcorantes azucarados implica un mayor consumo de calorías. Si estas no se queman, se acumulan en forma de grasa en el organismo y promueven el desarrollo de enfermedades metabólicas.
Por desgracia, el consumo de dietas hipercalóricas, pobres en frutas y vegetales y ricas en grasas y en este tipo de azúcares, se ha globalizado, facilitando el crecimiento epidémico de este tipo de patologías.
En cambio, si uno va al dietista o nutricionista o consulta cualquier guía dietética, siempre encontrará un mismo consejo: si quiere estar sano, consuma unas cinco raciones de fruta y verduras, repartidas en las diferentes comidas del día.
Un consumo diario moderado de un alimento natural, no procesado, como la fruta, es saludable. Y apliquemos el sentido común, ¡no estamos hablando de consumir dos kilos de peras y un melón al día!
Calidad: la fructosa se transforma en grasa con una gran facilidad en el hígado. Para una misma cantidad ingerida, por ejemplo, de fructosa y glucosa, la primera produce mayor cantidad de grasa en el hígado.
En este sentido, la fructosa en exceso tiene un mayor potencial para alterar el metabolismo y facilitar la aparición de enfermedades metabólicas que el resto de azúcares.
Pero entonces, ¿estas patologías también se dan con el consumo de fructosa de la fruta?
El envoltorio lo es todo
Todos sabemos que, al fin y al cabo, somos monos evolucionados. Durante millones de años, nuestros ancestros vivieron y se adaptaron al consumo de una dieta variada, rica en vegetales y frutas que recolectaban en el trascurso del día.
Si quieres estar sano, cinco raciones de fruta y verduras, repartidas durante el día, te ayudarán.
Cuando tomamos fructosa, no la ingerimos como tal, aislada, sino que está incorporada en su envoltorio natural (la propia fruta), con todos los demás componentes de la misma: fibra, minerales, vitaminas, etc.
Por eso debemos masticar adecuadamente cada pieza que tomemos. El objetivo es mezclar sus diversos componentes, entre ellos la abundante fibra, con nuestra saliva y los jugos digestivos. Esto hace que la fructosa que contiene la fruta se incorpore a nuestro organismo de forma lenta.
Así, las células intestinales consumen una gran mayoría de la fructosa que absorben, de forma que muy poca cantidad de la misma llega por la sangre al hígado para ser transformada en grasa.
Así actúa el azúcar industrial en el organismo
Cuando tomamos una gran cantidad de fructosa, presente en un dulce, una salsa, un helado o, sobre todo, en forma líquida, en una bebida azucarada, la situación es muy diferente.
Cuidado con las bebidas gaseosas azucaradas.
Inundamos nuestro tubo digestivo de fructosa, disuelta en agua, que es absorbida rápidamente por las células intestinales, pero hasta el punto de desbordarlas. Entonces llega al hígado, donde se transforma en grasa.
El hígado se encarga de repartir este exceso de grasa en todo nuestro organismo. Si esto sucede de forma aislada, no tiene mayor importancia. Pero si consumimos esos alimentos de forma abundante y frecuente, a la larga tendremos problemas de salud.
El exceso de grasa depositada en nuestro organismo nos podría producir obesidad, diabetes, hipercolesterolemia, etc.
Con el tiempo, los trastornos del metabolismo aumentarán el riesgo de que padezcamos un infarto o, incluso, un proceso canceroso. Por ejemplo, recientemente se ha publicado un estudio en el que se asocia una mayor incidencia de cáncer cuanto mayor es el consumo de azúcares.
Pero ¡atentos!, esta asociación solo se da con el consumo de azúcares en forma líquida, no en forma sólida. Además, cuando se estudia específicamente la asociación entre la aparición de cáncer y el consumo de jugos de frutas, esta también es positiva: se incrementa la incidencia de cáncer a mayor consumo de jugos.
El azúcar de la fruta ¿es bueno o es malo?
Entonces, el azúcar de la fruta ¿es bueno o es malo? Si ha leído lo anterior, podrá intuir la respuesta.
América Latina cuenta con una gran diversidad de frutas y verduras.
El consumo de fruta como tal en nuestra dieta es saludable. Eso implica que la mordemos, la masticamos, la mezclamos con el resto de alimentos, para facilitar su digestión. De esta forma, los componentes de la fruta, y entre ellos la fructosa, se incorporan lentamente a nuestro organismo.
Cuando tomamos un zumo de fruta, incluso si es natural, las cosas cambian. Tomamos mucha más cantidad de fruta que si la tuviéramos que pelar, morder y masticar. Además, como no tomamos la fructosa en su envoltorio natural, esta se absorbe de golpe, rápidamente, llega al hígado y una vez allí ya sabemos lo que pasa. Por tanto, la fruta se come como tal y los jugos son un placer que nos podemos permitir de tanto en tanto.
Y si decide tomar un zumo, por favor, ¡no quite la pulpa! La pulpa favorece que el azúcar de la fruta se incorpore lentamente a nuestro cuerpo, de forma más similar a lo que sucede cuando comemos directamente la fruta.
*Juan Carlos Laguna Egea es catedrático de Farmacología de la Universitat de Barcelona y Marta Alegret Jorda es investigadora en el Departamento de Farmacología y Química Terapéutica, Universitat de Barcelona.
Esta nota apareció originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia de Creative Commons.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-59801800
lunes, 27 de diciembre de 2021
_- Paul Collowald, pionero de la UE: “Vi nacer Europa; ahora es frágil”
_- A los 98 años, este veterano europeísta es uno de los últimos testimonios del nacimiento del proyecto común en las ruinas de la II Guerra Mundial
Quedan pocos como Paul Collowald (Wissembourg, 98 años), testimonio, en un continente en ruinas tras la II Guerra Mundial, del nacimiento de lo que acabaría siendo la Unión Europea (UE). Collowald, francés de Alsacia y sobre todo europeo, cubrió como periodista los primeros balbuceos del proyecto común y después ocupó puestos relevantes en las instituciones comunitarias. Ahora vive en Waterloo. Por la pandemia, conversamos por teléfono.
Pregunta. Una fecha y un encuentro marcaron su vida.
Respuesta. Sí, el 12 de agosto de 1949. Aquel día me presentaron a Robert Schuman, el ministro francés de Asuntos Exteriores. Yo era un joven periodista que cubría la primera sesión de la Asamblea del Consejo de Europa en Estrasburgo. Schuman acudía a una recepción con un grupo de jóvenes. Le saludé y, terminada la reunión, fuimos caminando y conversando hacia la Prefectura, donde él se hospedaba.
P. ¿Qué le dijo?
R. “Estoy bastante preocupado”, me dijo. “No hay que volver a empezar con el tratado de Versalles y la humillación que supuso. Habrá que encontrar soluciones europeas”. Ahí escuché de su boca la palabra: Europa.
P. Poco después se publicaría la declaración Schuman, texto fundacional de la reconciliación franco-alemana y de la actual UE. ¿Por qué le impactó tanto aquel momento?
R. Por vivir yo en la frontera. Hubo anexiones sucesivas de Alsacia por Alemania. Mis antepasados conocieron la guerra de 1870, la de 1914-1918, y aún viviríamos la de 1940-1944. Es terrible. Cuando me di cuenta de que por fin había una respuesta precisa e inteligente para salir del círculo vicioso de guerras, guerras, guerras, entendí que esto me daba perspectivas. ¡Es importante tener perspectivas!
P. ¿Cómo había vivido usted la guerra?
R. Si yo hubiese residido en Burdeos, en Lyon o Marsella, mi juventud habría sido muy distinta. Pero Alsacia y Lorena eran territorios anexionados por Alemania.
P. Y se acercó a la resistencia.
R. Formaba parte de una red que distribuía folletos llamando a resistir y que ayudaba a pasar hacia Suiza para escapar a la Wehrmacht, el ejército alemán.
P. Pero lo acabaron reclutando.
R. A los padres de los chicos que se evadían los enviaban a campos de reeducación. Mi padre era funcionario. Mi madre estaba enferma. Tenía tres hermanas pequeñas. Una noche dije a mis padres: “He reflexionado, tengo la posibilidad de escapar, pero no os quiero exponer a los campos de reeducación”. Fui movilizado. Me enviaron a Polonia. Jamás había empuñado un fusil.
P. ¿Cómo fueron las cosas en Polonia?
R. Estaba en el cuerpo de ingenieros: construíamos puentes, nunca disparé. Los soviéticos avanzaban y avanzaban. La Wehrmacht reculaba y reculaba. Durante la retirada el sargento con el que estaba fue herido. Entramos en una granja. Mientras todos dormían tomé una de las grandes decisiones de mi vida. Tiré el uniforme militar, me puse un mono azul que encontré y me marché en dirección al Elba. En la otra orilla estaban los americanos.
P. ¿Qué aprendió de aquellos años?
R. Después de lo que vi, pensé que todo lo que pudiese contribuir a soluciones pacíficas sería formidable. La declaración Schuman del 9 de mayo de 1950 explica toda mi vida.
P. Usted estuvo presente en la creación.
R. Vi nacer Europa, en efecto. No había ninguna referencia histórica semejante. Desde 1870 se habían sucedido las guerras y el final de estas guerras no había conducido a la paz. Ahora llevamos más de 70 años de paz.
P. Ahora vuelven las fronteras, el nacionalismo.
R. Me veo obligado a pronunciar una palabra que está en la base de todo: solidaridad. Lo de ahora no es la guerra, pero afrontamos las complicaciones sociales, económicas y políticas que implica la covid-19. Aunque alego circunstancias atenuantes: se trata de decidir entre 27, mientras al principio solo éramos seis.
P. ¿Ve un peligro de que Europa se vuelva insignificante ante Estados Unidos y China?
R. No diría insignificante no, pero sí débil. Europa es frágil debido a la falta de solidaridad.
Quedan pocos como Paul Collowald (Wissembourg, 98 años), testimonio, en un continente en ruinas tras la II Guerra Mundial, del nacimiento de lo que acabaría siendo la Unión Europea (UE). Collowald, francés de Alsacia y sobre todo europeo, cubrió como periodista los primeros balbuceos del proyecto común y después ocupó puestos relevantes en las instituciones comunitarias. Ahora vive en Waterloo. Por la pandemia, conversamos por teléfono.
Pregunta. Una fecha y un encuentro marcaron su vida.
Respuesta. Sí, el 12 de agosto de 1949. Aquel día me presentaron a Robert Schuman, el ministro francés de Asuntos Exteriores. Yo era un joven periodista que cubría la primera sesión de la Asamblea del Consejo de Europa en Estrasburgo. Schuman acudía a una recepción con un grupo de jóvenes. Le saludé y, terminada la reunión, fuimos caminando y conversando hacia la Prefectura, donde él se hospedaba.
P. ¿Qué le dijo?
R. “Estoy bastante preocupado”, me dijo. “No hay que volver a empezar con el tratado de Versalles y la humillación que supuso. Habrá que encontrar soluciones europeas”. Ahí escuché de su boca la palabra: Europa.
P. Poco después se publicaría la declaración Schuman, texto fundacional de la reconciliación franco-alemana y de la actual UE. ¿Por qué le impactó tanto aquel momento?
R. Por vivir yo en la frontera. Hubo anexiones sucesivas de Alsacia por Alemania. Mis antepasados conocieron la guerra de 1870, la de 1914-1918, y aún viviríamos la de 1940-1944. Es terrible. Cuando me di cuenta de que por fin había una respuesta precisa e inteligente para salir del círculo vicioso de guerras, guerras, guerras, entendí que esto me daba perspectivas. ¡Es importante tener perspectivas!
P. ¿Cómo había vivido usted la guerra?
R. Si yo hubiese residido en Burdeos, en Lyon o Marsella, mi juventud habría sido muy distinta. Pero Alsacia y Lorena eran territorios anexionados por Alemania.
P. Y se acercó a la resistencia.
R. Formaba parte de una red que distribuía folletos llamando a resistir y que ayudaba a pasar hacia Suiza para escapar a la Wehrmacht, el ejército alemán.
P. Pero lo acabaron reclutando.
R. A los padres de los chicos que se evadían los enviaban a campos de reeducación. Mi padre era funcionario. Mi madre estaba enferma. Tenía tres hermanas pequeñas. Una noche dije a mis padres: “He reflexionado, tengo la posibilidad de escapar, pero no os quiero exponer a los campos de reeducación”. Fui movilizado. Me enviaron a Polonia. Jamás había empuñado un fusil.
P. ¿Cómo fueron las cosas en Polonia?
R. Estaba en el cuerpo de ingenieros: construíamos puentes, nunca disparé. Los soviéticos avanzaban y avanzaban. La Wehrmacht reculaba y reculaba. Durante la retirada el sargento con el que estaba fue herido. Entramos en una granja. Mientras todos dormían tomé una de las grandes decisiones de mi vida. Tiré el uniforme militar, me puse un mono azul que encontré y me marché en dirección al Elba. En la otra orilla estaban los americanos.
P. ¿Qué aprendió de aquellos años?
R. Después de lo que vi, pensé que todo lo que pudiese contribuir a soluciones pacíficas sería formidable. La declaración Schuman del 9 de mayo de 1950 explica toda mi vida.
P. Usted estuvo presente en la creación.
R. Vi nacer Europa, en efecto. No había ninguna referencia histórica semejante. Desde 1870 se habían sucedido las guerras y el final de estas guerras no había conducido a la paz. Ahora llevamos más de 70 años de paz.
P. Ahora vuelven las fronteras, el nacionalismo.
R. Me veo obligado a pronunciar una palabra que está en la base de todo: solidaridad. Lo de ahora no es la guerra, pero afrontamos las complicaciones sociales, económicas y políticas que implica la covid-19. Aunque alego circunstancias atenuantes: se trata de decidir entre 27, mientras al principio solo éramos seis.
P. ¿Ve un peligro de que Europa se vuelva insignificante ante Estados Unidos y China?
R. No diría insignificante no, pero sí débil. Europa es frágil debido a la falta de solidaridad.
domingo, 26 de diciembre de 2021
_- Charles Dickens inventó la Navidad (y la denuncia del acoso laboral).
_- El escritor firmó el más popular de los cuentos navideños, que no era solo una fábula sobre la redención, sino también un crudo reflejo de las condiciones de trabajo en el siglo XIX.
Karl Marx explicó en una ocasión a Friedrich Engels que Charles Dickens “había proclamado más verdades de calado social y político que todos los discursos de los profesionales de la política, agitadores y moralistas juntos”. Así lo cuenta Peter Ackroyd en Dickens. El observador solitario (Edhasa, traducción de Gregorio Cantera), su contundente biografía del gran novelista inglés. Sus novelas retrataron de manera feroz y realista la pobreza y las desigualdades de la Inglaterra del siglo XIX. Títulos como Oliver Twist o David Copperfield abrieron los ojos a los ciudadanos sobre la miseria que tenían delante, pero que preferían no ver, y que el propio Dickens padeció cuando, en 1824, tuvo que trabajar en una fábrica de betún a los 12 años.
Karl Marx explicó en una ocasión a Friedrich Engels que Charles Dickens “había proclamado más verdades de calado social y político que todos los discursos de los profesionales de la política, agitadores y moralistas juntos”. Así lo cuenta Peter Ackroyd en Dickens. El observador solitario (Edhasa, traducción de Gregorio Cantera), su contundente biografía del gran novelista inglés. Sus novelas retrataron de manera feroz y realista la pobreza y las desigualdades de la Inglaterra del siglo XIX. Títulos como Oliver Twist o David Copperfield abrieron los ojos a los ciudadanos sobre la miseria que tenían delante, pero que preferían no ver, y que el propio Dickens padeció cuando, en 1824, tuvo que trabajar en una fábrica de betún a los 12 años.
Su literatura describe una sociedad despiadada en la que muchos niños estaban condenados desde su nacimiento a la pobreza. La denuncia de la injusticia es algo que impregna toda su obra, no importa que cuente una historia de amor con la Revolución francesa como telón de fondo (tras leer las descripciones que ofrece en Historia de dos ciudades de la forma en que los nobles trataban al pueblo en la Francia anterior a 1789 dan ganas de participar en primera línea en la toma de la Bastilla) o un relato navideño con fantasmas. Canción de Navidad es recordada sobre todo porque, desde su publicación en 1843, cambió la manera en que se celebran estas fiestas, pero su huella social va mucho más allá.
Una película titulada El hombre que inventó la Navidad (Bharat Nalluri, 2017) resume un sentimiento que comparten muchos historiadores: que el descomunal éxito que alcanzó su relato –en apenas unos días vendió 6.000 ejemplares, una barbaridad para la época– rompió para siempre con la tradición puritana que durante siglos había arrinconado la Navidad en el Reino Unido. No es del todo verdad –las navidades llevaban un cierto tiempo celebrándose–, pero tampoco es totalmente falso: muchas de las tradiciones que describe, como el banquete con pavo, se hicieron mucho más populares gracias a su libro. Peter Ackroyd lo plantea así: “Podemos decir que, precisamente en una época en que tanto la ostentación georgiana como la rigidez evangélica estaban en entredicho, Dickens resaltó la vertiente de afable cordialidad de estas fechas. Lo que hizo fue aderezar aquel día con sus aspiraciones, querencias y temores”.
En ‘Cuento de Navidad’, Dickens resaltó “la afable cordialidad de estas fechas” y las vinculó a “aspiraciones y temores”, según su biógrafo La idea de la Navidad como un momento de generosidad se encuentra en el centro del cuento de Dickens, al igual que la posibilidad de redimirse cuando el protagonista, Ebenezer Scrooge, contempla su vida casi como si fuese un extraño en ella, algo que logra gracias a la visita de tres fantasmas. El espíritu de las navidades pasadas le muestra una infancia en la que aparecen ribetes de la del propio Dickens y en la que todavía no era un avaro solitario y huraño que odiaba a todo el mundo. El fantasma de las navidades presentes le enseña que el desprecio hacia la humanidad que siente no siempre es devuelto con la misma moneda. El fantasma que le permite atisbar su futuro le descubre una inmensa soledad, que acaba por ablandarle el corazón.
Al igual que otro gran cuento navideño, ¡Qué bello es vivir!, que acaba de cumplir 75 años, Dickens ofrece a su personaje una segunda oportunidad en la vida: no es que Scrooge y George Baily, el protagonista del filme de Frank Capra, se parezcan en nada. Scrooge es un avaro siniestro que saca los higadillos a aquellos a los que ha prestado dinero en una sociedad en la que una deuda sin pagar podía acabar con una pena de prisión (como le ocurrió al padre del autor), mientras que Baily es un individuo que se ha pasado la vida ayudando a los demás en los peores tiempos posibles. Sin embargo, los dos reciben una ayuda sobrenatural –fantasmas en un caso, un ángel sin alas en otro– para reparar un error vital.
Como siempre en Dickens, la fantasía esconde una denuncia social. Ackroyd cuenta que escribió el libro de manera compulsiva, en apenas seis semanas, durante las que padeció además un desagradable resfriado. Caminaba durante horas por Londres componiendo la trama, que en parte estaba inspirada por un personaje de Los papeles del Club Pickwick, que también tiene la oportunidad de ver su futuro gracias a unos duendes. Pero el elemento fundamental con el que compuso su cuento navideño fueron sus propios recuerdos de infancia, su trabajo en la fábrica de betún y el mundo laboral despiadado del principio de la Revolución Industrial.
Una película titulada El hombre que inventó la Navidad (Bharat Nalluri, 2017) resume un sentimiento que comparten muchos historiadores: que el descomunal éxito que alcanzó su relato –en apenas unos días vendió 6.000 ejemplares, una barbaridad para la época– rompió para siempre con la tradición puritana que durante siglos había arrinconado la Navidad en el Reino Unido. No es del todo verdad –las navidades llevaban un cierto tiempo celebrándose–, pero tampoco es totalmente falso: muchas de las tradiciones que describe, como el banquete con pavo, se hicieron mucho más populares gracias a su libro. Peter Ackroyd lo plantea así: “Podemos decir que, precisamente en una época en que tanto la ostentación georgiana como la rigidez evangélica estaban en entredicho, Dickens resaltó la vertiente de afable cordialidad de estas fechas. Lo que hizo fue aderezar aquel día con sus aspiraciones, querencias y temores”.
En ‘Cuento de Navidad’, Dickens resaltó “la afable cordialidad de estas fechas” y las vinculó a “aspiraciones y temores”, según su biógrafo La idea de la Navidad como un momento de generosidad se encuentra en el centro del cuento de Dickens, al igual que la posibilidad de redimirse cuando el protagonista, Ebenezer Scrooge, contempla su vida casi como si fuese un extraño en ella, algo que logra gracias a la visita de tres fantasmas. El espíritu de las navidades pasadas le muestra una infancia en la que aparecen ribetes de la del propio Dickens y en la que todavía no era un avaro solitario y huraño que odiaba a todo el mundo. El fantasma de las navidades presentes le enseña que el desprecio hacia la humanidad que siente no siempre es devuelto con la misma moneda. El fantasma que le permite atisbar su futuro le descubre una inmensa soledad, que acaba por ablandarle el corazón.
Al igual que otro gran cuento navideño, ¡Qué bello es vivir!, que acaba de cumplir 75 años, Dickens ofrece a su personaje una segunda oportunidad en la vida: no es que Scrooge y George Baily, el protagonista del filme de Frank Capra, se parezcan en nada. Scrooge es un avaro siniestro que saca los higadillos a aquellos a los que ha prestado dinero en una sociedad en la que una deuda sin pagar podía acabar con una pena de prisión (como le ocurrió al padre del autor), mientras que Baily es un individuo que se ha pasado la vida ayudando a los demás en los peores tiempos posibles. Sin embargo, los dos reciben una ayuda sobrenatural –fantasmas en un caso, un ángel sin alas en otro– para reparar un error vital.
Como siempre en Dickens, la fantasía esconde una denuncia social. Ackroyd cuenta que escribió el libro de manera compulsiva, en apenas seis semanas, durante las que padeció además un desagradable resfriado. Caminaba durante horas por Londres componiendo la trama, que en parte estaba inspirada por un personaje de Los papeles del Club Pickwick, que también tiene la oportunidad de ver su futuro gracias a unos duendes. Pero el elemento fundamental con el que compuso su cuento navideño fueron sus propios recuerdos de infancia, su trabajo en la fábrica de betún y el mundo laboral despiadado del principio de la Revolución Industrial.
Porque Canción de Navidad es sobre todo una denuncia del acoso laboral, de Scrooge hacia Bob Cratchit, su escribiente, obligado a trabajar pasando un frío de bigotes –le escatima hasta el carbón– y que tiene que reclamar sus derechos como si fuesen un favor –librar el día de Navidad–, siempre aterrorizado ante un jefe despótico, colérico e injusto. Una de las descripciones más emocionantes que hace Dickens en todo el libro es cuando, tras cerrar el despacho, Cratchit regresa a casa todavía atemorizado por los gruñidos de su patrón y a la vez alegre por la Navidad: “Con los largos extremos de la bufanda blanca colgándole por debajo de la cintura (pues no tenía abrigo) se dirigió a Cornhill y se deslizó veinte veces por una pendiente tras una hilera de muchachos para celebrar que era Nochebuena y después corrió a su casa en Camden Town, tan deprisa como pudo para jugar a la gallina ciega” (traducción de Nuria Salas Villar para la edición de Cuentos de Navidad de Penguin Clásicos).
Sin embargo, desde su primer viaje, cuando el fantasma de las Navidades pasadas le muestra un lugar donde trabajó como aprendiz, se da cuenta del poder que un buen patrón puede tener sobre sus empleados. Después de contemplar de nuevo una fiesta de Navidad de su pasado, Scrooge reflexiona: “Él tiene la facultad de hacer que nos sintamos felices o desgraciados, de que nuestro trabajo nos resulte llevadero o gravoso, placentero o arduo. Podría decirse que su poder reside en sus palabras y sus miradas, en cosas tan sutiles e insignificantes que resulta imposible contarlas y enumerarlas”. Tras contemplar aquella escena, el avaro prestamista se queda pensativo y, cuando el fantasma le pregunta si le pasa algo, responde: “Es solo que ahora me gustaría tener ocasión de decirle un par de cosas a mi escribiente”.
Lo primero que hace Scrooge al volver de su viaje astral es subirle el sueldo a Cratchit y darle todo el carbón que necesite para no trabajar congelado, además de ayudar a su familia –sobre todo a su hijo minusválido Tim, al que salva la vida–. Por encima de todo, le devuelve los derechos que le había arrebatado durante años de explotación. Canción de Navidad es un relato universal por muchos motivos: la redención, la posibilidad de cambiar de vida para mejor, la Navidad, su elogio de la tolerancia. Pero, sobre todo, porque narra como pocas veces en la literatura la importancia de la dignidad laboral. Y eso no son paparruchas.
Sin embargo, desde su primer viaje, cuando el fantasma de las Navidades pasadas le muestra un lugar donde trabajó como aprendiz, se da cuenta del poder que un buen patrón puede tener sobre sus empleados. Después de contemplar de nuevo una fiesta de Navidad de su pasado, Scrooge reflexiona: “Él tiene la facultad de hacer que nos sintamos felices o desgraciados, de que nuestro trabajo nos resulte llevadero o gravoso, placentero o arduo. Podría decirse que su poder reside en sus palabras y sus miradas, en cosas tan sutiles e insignificantes que resulta imposible contarlas y enumerarlas”. Tras contemplar aquella escena, el avaro prestamista se queda pensativo y, cuando el fantasma le pregunta si le pasa algo, responde: “Es solo que ahora me gustaría tener ocasión de decirle un par de cosas a mi escribiente”.
Lo primero que hace Scrooge al volver de su viaje astral es subirle el sueldo a Cratchit y darle todo el carbón que necesite para no trabajar congelado, además de ayudar a su familia –sobre todo a su hijo minusválido Tim, al que salva la vida–. Por encima de todo, le devuelve los derechos que le había arrebatado durante años de explotación. Canción de Navidad es un relato universal por muchos motivos: la redención, la posibilidad de cambiar de vida para mejor, la Navidad, su elogio de la tolerancia. Pero, sobre todo, porque narra como pocas veces en la literatura la importancia de la dignidad laboral. Y eso no son paparruchas.
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sábado, 25 de diciembre de 2021
Cómo las vacunas ARNm que nos salvaron frente a la covid pueden derrotar a otras enfermedades y convertirnos en "superhumanos"
Hace apenas un año, Anna Blakney trabajaba en un campo de la ciencia relativamente especializado y poco conocido por el gran público en un laboratorio de Londres.
Pocas personas fuera de sus círculos científicos habían oído hablar de las vacunas de ARNm. Porque aún no existía ninguna.
Los asistentes a una conferencia anual que Anna dio en 2019 podían contarse por decenas, no por cientos.
Hoy en día, tiene una gran demanda: es profesora asistente en la Universidad de Columbia Británica, en Canadá, y comunicadora científica con 253.000 seguidores y 3,7 millones de 'me gusta' en TikTok.
Ella admite que estaba en el lugar correcto en el momento adecuado para formar parte de un exitoso período de progreso científico.
Debido a la pandemia de coronavirus, muchas personas han oído hablar y han recibido una vacuna de ARNm de empresas como Pfizer-BioNTech y Moderna.
Pero incluso cuando Blakney comenzó su doctorado en el Imperial College de Londres en 2016, "mucha gente se mostró escéptica sobre si alguna vez podrían funcionar". Ahora, "todo el campo del ARNm está explotando. Es un cambio importante en la medicina", dice.
Es un cambio que plantea algunas preguntas muy importantes y emocionantes: ¿podrían las vacunas de ARNm proporcionar una cura para el cáncer, el VIH, las enfermedades tropicales e incluso darnos una inmunidad sobrehumana?
El ácido ribonucleico mensajero, o ARNm para abreviar, es una molécula monocatenaria que transporta el código genético del ADN a la maquinaria de producción de proteínas de una célula.
Sin ARNm, no se usaría tu código genético, no se producirían proteínas y tu cuerpo no funcionaría. Si el ADN es la tarjeta bancaria, entonces el ARNm es el lector de tarjetas.
Cómo serán las vacunas de segunda generación contra la covid-19
Pocas personas fuera de sus círculos científicos habían oído hablar de las vacunas de ARNm. Porque aún no existía ninguna.
Los asistentes a una conferencia anual que Anna dio en 2019 podían contarse por decenas, no por cientos.
Hoy en día, tiene una gran demanda: es profesora asistente en la Universidad de Columbia Británica, en Canadá, y comunicadora científica con 253.000 seguidores y 3,7 millones de 'me gusta' en TikTok.
Ella admite que estaba en el lugar correcto en el momento adecuado para formar parte de un exitoso período de progreso científico.
Debido a la pandemia de coronavirus, muchas personas han oído hablar y han recibido una vacuna de ARNm de empresas como Pfizer-BioNTech y Moderna.
Pero incluso cuando Blakney comenzó su doctorado en el Imperial College de Londres en 2016, "mucha gente se mostró escéptica sobre si alguna vez podrían funcionar". Ahora, "todo el campo del ARNm está explotando. Es un cambio importante en la medicina", dice.
Es un cambio que plantea algunas preguntas muy importantes y emocionantes: ¿podrían las vacunas de ARNm proporcionar una cura para el cáncer, el VIH, las enfermedades tropicales e incluso darnos una inmunidad sobrehumana?
El ácido ribonucleico mensajero, o ARNm para abreviar, es una molécula monocatenaria que transporta el código genético del ADN a la maquinaria de producción de proteínas de una célula.
Sin ARNm, no se usaría tu código genético, no se producirían proteínas y tu cuerpo no funcionaría. Si el ADN es la tarjeta bancaria, entonces el ARNm es el lector de tarjetas.
Cómo serán las vacunas de segunda generación contra la covid-19
Millones de dosis de vacunas de ARNm contra covid han sido administradas alrededor del mundo.
Una vez que un virus está dentro de nuestras células, libera su propio ARN, engañando a nuestras células secuestradas para que produzcan copias del virus, en forma de proteínas virales, que comprometen nuestro sistema inmunológico.
Las vacunas tradicionales funcionan inyectando proteínas víricas inactivadas llamadas antígenos, que estimulan el sistema inmunológico del cuerpo para que reconozca el virus cuando reaparece.
La genialidad de las vacunas de ARNm es que no es necesario inyectar el antígeno en sí.
Lo que hacen estas vacunas es utilizar la secuencia genética o "código" del antígeno traducido en ARNm.
Es un fantasma de lo real, engañando al cuerpo para que cree anticuerpos muy reales.
El ARNm artificial en sí mismo desaparece, degradado por las defensas naturales del cuerpo, incluidas las enzimas que lo descomponen, dejándonos solo con los anticuerpos.
Por lo tanto, es más seguro producirlo, de manera más rápida y económica, en comparación con las vacunas tradicionales.
Ya no se necesitan enormes laboratorios de bioseguridad que cultiven virus mortales dentro de millones de huevos de gallina.
En cambio, un solo laboratorio puede secuenciar las proteínas del antígeno y enviarlo por correo electrónico a todo el mundo.
Con esa información, un laboratorio podría producir "un millón de dosis de ARNm en un solo tubo de ensayo de 100 ml", dice Blakney.
Ahora hemos visto que ese proceso se desarrolla en tiempo real. El 10 de enero de 2020, Zhang Yongzhen, profesor de zoonosis en el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China en Pekín, secuenció el genoma del coronavirus y lo publicó al día siguiente.
La covid fue declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de marzo.
El 16 de marzo, utilizando la secuencia de Zhang, la primera vacuna de ARNm comenzó la fase uno de su ensayo clínico.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) aprobó la vacuna Pfizer-BioNTech Covid-19 el 11 de diciembre de 2020, haciendo historia no solo como la primera vacuna de ARNm aprobada para humanos, sino también como la primera en tener una tasa de eficacia del 95% en ensayos clínicos.
La aprobación de la vacuna de ARNm de Moderna siguió de cerca el 18 de diciembre.
La vacuna que anteriormente se había ganado el título de la "vacuna más rápida de la historia", la vacuna contra las paperas, tardó cuatro años en producirse.
Las vacunas de Moderna y Pfizer-BioNTech tardaron solo 11 meses.
La teoría detrás de la vacuna de ARNm fue promovida por los científicos de la Universidad de Pensilvania Katalin Karikó y Drew Weissman, quienes recientemente recibieron el Premio Lasker 2021, el premio de investigación biomédica más importante de Estados Unidos.
Sin embargo, incluso en 2019, se creía que las vacunas convencionales de ARNm estaban al menos a cinco años de distancia.
La pandemia hizo avanzar rápidamente este campo de la medicina.
Kathryn Whitehead, profesora asociada de ingeniería química e ingeniería biomédica de la Universidad Carnegie Mellon, y colaboradora clave de Weissman y Karikó, admite que "no había muchas personas en el mundo de la terapéutica del ARNm que hubieran imaginado tasas de eficacia inicial del 95% en este escenario de emergencia".
Pero ahora, las posibilidades parecen infinitas. O, como dice Blakney: "Ahora es, bueno, ya funcionó para una glicoproteína viral, entonces, ¿qué otras vacunas podemos hacer con ella? ¿Y qué podemos hacer más allá de eso?".
Una vez que un virus está dentro de nuestras células, libera su propio ARN, engañando a nuestras células secuestradas para que produzcan copias del virus, en forma de proteínas virales, que comprometen nuestro sistema inmunológico.
Las vacunas tradicionales funcionan inyectando proteínas víricas inactivadas llamadas antígenos, que estimulan el sistema inmunológico del cuerpo para que reconozca el virus cuando reaparece.
La genialidad de las vacunas de ARNm es que no es necesario inyectar el antígeno en sí.
Lo que hacen estas vacunas es utilizar la secuencia genética o "código" del antígeno traducido en ARNm.
Es un fantasma de lo real, engañando al cuerpo para que cree anticuerpos muy reales.
El ARNm artificial en sí mismo desaparece, degradado por las defensas naturales del cuerpo, incluidas las enzimas que lo descomponen, dejándonos solo con los anticuerpos.
Por lo tanto, es más seguro producirlo, de manera más rápida y económica, en comparación con las vacunas tradicionales.
Ya no se necesitan enormes laboratorios de bioseguridad que cultiven virus mortales dentro de millones de huevos de gallina.
En cambio, un solo laboratorio puede secuenciar las proteínas del antígeno y enviarlo por correo electrónico a todo el mundo.
Con esa información, un laboratorio podría producir "un millón de dosis de ARNm en un solo tubo de ensayo de 100 ml", dice Blakney.
Ahora hemos visto que ese proceso se desarrolla en tiempo real. El 10 de enero de 2020, Zhang Yongzhen, profesor de zoonosis en el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China en Pekín, secuenció el genoma del coronavirus y lo publicó al día siguiente.
La covid fue declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de marzo.
El 16 de marzo, utilizando la secuencia de Zhang, la primera vacuna de ARNm comenzó la fase uno de su ensayo clínico.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) aprobó la vacuna Pfizer-BioNTech Covid-19 el 11 de diciembre de 2020, haciendo historia no solo como la primera vacuna de ARNm aprobada para humanos, sino también como la primera en tener una tasa de eficacia del 95% en ensayos clínicos.
La aprobación de la vacuna de ARNm de Moderna siguió de cerca el 18 de diciembre.
La vacuna que anteriormente se había ganado el título de la "vacuna más rápida de la historia", la vacuna contra las paperas, tardó cuatro años en producirse.
Las vacunas de Moderna y Pfizer-BioNTech tardaron solo 11 meses.
La teoría detrás de la vacuna de ARNm fue promovida por los científicos de la Universidad de Pensilvania Katalin Karikó y Drew Weissman, quienes recientemente recibieron el Premio Lasker 2021, el premio de investigación biomédica más importante de Estados Unidos.
Sin embargo, incluso en 2019, se creía que las vacunas convencionales de ARNm estaban al menos a cinco años de distancia.
La pandemia hizo avanzar rápidamente este campo de la medicina.
Kathryn Whitehead, profesora asociada de ingeniería química e ingeniería biomédica de la Universidad Carnegie Mellon, y colaboradora clave de Weissman y Karikó, admite que "no había muchas personas en el mundo de la terapéutica del ARNm que hubieran imaginado tasas de eficacia inicial del 95% en este escenario de emergencia".
Pero ahora, las posibilidades parecen infinitas. O, como dice Blakney: "Ahora es, bueno, ya funcionó para una glicoproteína viral, entonces, ¿qué otras vacunas podemos hacer con ella? ¿Y qué podemos hacer más allá de eso?".
El trabajo pionero de Katalin Karikó y Drew Weissman sobre ARNm preparó el terreno para las vacunas de covid de Pfizer y Moderna.
En la Universidad de Rochester, Dragony Fu, profesor asociado del departamento de biología, recibió fondos de la Fundación Nacional de Ciencia de EE.UU. para que su laboratorio investigara de forma acelerada las proteínas de ARN.
Si actualmente estamos presenciando la vacuna de ARNm 1.0 para la covid, entonces la 2.0 abordará dos categorías más de enfermedades, dice Fu.
"Una son patógenos, como el Sars, pero puedes aplicar esta tecnología a otros invasores como el VIH. Ya antes de covid, las empresas estaban desarrollando vacunas de ARNm contra el VIH".
También cita el zika, el herpes y los parásitos de la malaria en el campo de los patógenos.
"La otra categoría son las enfermedades autoinmunes", dice. "Eso es intrigante porque va más allá de la definición estricta de una vacuna".
Fu afirma que el futuro podría involucrar "tratamientos" de ARNm, por ejemplo, para reducir la inflamación. "En teoría, eso abre muchas posibilidades", señala.
Yizhou Dong, profesor asociado de farmacia y farmacología de la Universidad Estatal de Ohio, se especializa en pequeñas bolas de grasa o lípidos necesarias para albergar el ARNm y entregarlo de manera segura a las células sin que nuestro cuerpo lo destruya inmediatamente.
Los lípidos han sido descritos como el "héroe olvidado": si la entrega de lípidos no se hubiera perfeccionado y aprobado finalmente en 2018, no habría habido vacunas de ARNm de covid para 2020.
Antes de la covid, había muchos estudios de investigación que buscaban aplicaciones más amplias combinando esta nueva técnica de liberación de lípidos con ARNm, explica Dong, que incluyen trastornos genéticos, inmunoterapia contra el cáncer, enfermedades infecciosas e infecciones bacterianas.
"Siempre que tengas el antígeno y puedas secuenciar la proteína, en teoría debería funcionar".
Gracias al avance combinado en la administración de lípidos y la tecnología de ARNm, las vacunas y tratamientos en desarrollo incluyen la terapia de ARNm de Translate Bio para la fibrosis quística y la esclerosis múltiple; la vacuna de ARNm de Gritstone Oncology y Gilead Sciences para el VIH; las terapias de Arcturus Therapeutics para la fibrosis quística y las enfermedades cardíacas; y la start-up alemana Ethris con AstraZeneca, que están desarrollando terapias de ARNm para enfermedades pulmonares graves y asma.
También se están explorando soluciones para las enfermedades tropicales.
Moderna está cerca de la fase dos (de tres) de los ensayos clínicos de vacunas de ARNm para zika y chikungunya.
Ambos patógenos se describen como "desatendidos", porque afectan a las poblaciones más pobres del mundo y no reciben la investigación y la financiación adecuadas.
La velocidad y el costo de las vacunas de ARNm podrían cambiar ese paradigma y señalar el fin de las enfermedades tropicales desatendidas.
Quizás la primera nueva vacuna de ARNm que llegue a nuestros estantes, sin embargo, será para un enemigo más familiar: la gripe.
Los virus de la influenza son responsables de entre 290.000 y 650.000 muertes anuales en todo el mundo.
"Es más probable que veamos vacunas de ARNm contra la influenza en un futuro cercano", dice Whitehead.
"Estas vacunas de ARNm han estado en desarrollo durante años y los ensayos clínicos hasta la fecha son alentadores. Actualmente hay cinco ensayos clínicos para la influenza A, incluido uno en la fase dos".
Este avance podría ocurrir justo a tiempo. Paul Hunter, profesor de protección de la salud de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, que también es consultor de la OMS, advirtió que en algunos países puede ocurrir una epidemia de influenza que podría provocar más muertes que la covid-19.
Varias compañías farmacéuticas también están buscando vacunas de ARNm y tratamientos para el cáncer.
"Las células cancerosas a menudo tienen ciertos marcadores en la superficie que el resto de las células de tu cuerpo no tienen", dice Blakney.
"Puedes entrenar a tu sistema inmunológico para que reconozca y elimine esas células, al igual que puedes entrenar a tu sistema inmunológico para que reconozca y elimine un virus: es la misma idea, simplemente averigua qué proteínas hay en la superficie de las células tumorales y úsalas como una vacuna".
La idea de una medicina individualizada y específica para el paciente ha sido una perspectiva tentadora durante años.
Esta podría ser otra puerta abierta de par en par por el ARNm, según Blakney. En teoría, "se extrae el tumor, se secuencia, se ve qué hay en la superficie y luego se hace una vacuna específicamente para tí".
En la Universidad de Rochester, Dragony Fu, profesor asociado del departamento de biología, recibió fondos de la Fundación Nacional de Ciencia de EE.UU. para que su laboratorio investigara de forma acelerada las proteínas de ARN.
Si actualmente estamos presenciando la vacuna de ARNm 1.0 para la covid, entonces la 2.0 abordará dos categorías más de enfermedades, dice Fu.
"Una son patógenos, como el Sars, pero puedes aplicar esta tecnología a otros invasores como el VIH. Ya antes de covid, las empresas estaban desarrollando vacunas de ARNm contra el VIH".
También cita el zika, el herpes y los parásitos de la malaria en el campo de los patógenos.
"La otra categoría son las enfermedades autoinmunes", dice. "Eso es intrigante porque va más allá de la definición estricta de una vacuna".
Fu afirma que el futuro podría involucrar "tratamientos" de ARNm, por ejemplo, para reducir la inflamación. "En teoría, eso abre muchas posibilidades", señala.
Yizhou Dong, profesor asociado de farmacia y farmacología de la Universidad Estatal de Ohio, se especializa en pequeñas bolas de grasa o lípidos necesarias para albergar el ARNm y entregarlo de manera segura a las células sin que nuestro cuerpo lo destruya inmediatamente.
Los lípidos han sido descritos como el "héroe olvidado": si la entrega de lípidos no se hubiera perfeccionado y aprobado finalmente en 2018, no habría habido vacunas de ARNm de covid para 2020.
Antes de la covid, había muchos estudios de investigación que buscaban aplicaciones más amplias combinando esta nueva técnica de liberación de lípidos con ARNm, explica Dong, que incluyen trastornos genéticos, inmunoterapia contra el cáncer, enfermedades infecciosas e infecciones bacterianas.
"Siempre que tengas el antígeno y puedas secuenciar la proteína, en teoría debería funcionar".
Gracias al avance combinado en la administración de lípidos y la tecnología de ARNm, las vacunas y tratamientos en desarrollo incluyen la terapia de ARNm de Translate Bio para la fibrosis quística y la esclerosis múltiple; la vacuna de ARNm de Gritstone Oncology y Gilead Sciences para el VIH; las terapias de Arcturus Therapeutics para la fibrosis quística y las enfermedades cardíacas; y la start-up alemana Ethris con AstraZeneca, que están desarrollando terapias de ARNm para enfermedades pulmonares graves y asma.
También se están explorando soluciones para las enfermedades tropicales.
Moderna está cerca de la fase dos (de tres) de los ensayos clínicos de vacunas de ARNm para zika y chikungunya.
Ambos patógenos se describen como "desatendidos", porque afectan a las poblaciones más pobres del mundo y no reciben la investigación y la financiación adecuadas.
La velocidad y el costo de las vacunas de ARNm podrían cambiar ese paradigma y señalar el fin de las enfermedades tropicales desatendidas.
Quizás la primera nueva vacuna de ARNm que llegue a nuestros estantes, sin embargo, será para un enemigo más familiar: la gripe.
Los virus de la influenza son responsables de entre 290.000 y 650.000 muertes anuales en todo el mundo.
"Es más probable que veamos vacunas de ARNm contra la influenza en un futuro cercano", dice Whitehead.
"Estas vacunas de ARNm han estado en desarrollo durante años y los ensayos clínicos hasta la fecha son alentadores. Actualmente hay cinco ensayos clínicos para la influenza A, incluido uno en la fase dos".
Este avance podría ocurrir justo a tiempo. Paul Hunter, profesor de protección de la salud de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, que también es consultor de la OMS, advirtió que en algunos países puede ocurrir una epidemia de influenza que podría provocar más muertes que la covid-19.
Varias compañías farmacéuticas también están buscando vacunas de ARNm y tratamientos para el cáncer.
"Las células cancerosas a menudo tienen ciertos marcadores en la superficie que el resto de las células de tu cuerpo no tienen", dice Blakney.
"Puedes entrenar a tu sistema inmunológico para que reconozca y elimine esas células, al igual que puedes entrenar a tu sistema inmunológico para que reconozca y elimine un virus: es la misma idea, simplemente averigua qué proteínas hay en la superficie de las células tumorales y úsalas como una vacuna".
La idea de una medicina individualizada y específica para el paciente ha sido una perspectiva tentadora durante años.
Esta podría ser otra puerta abierta de par en par por el ARNm, según Blakney. En teoría, "se extrae el tumor, se secuencia, se ve qué hay en la superficie y luego se hace una vacuna específicamente para tí".
Si los tratamientos para el cáncer, el VIH y las enfermedades tropicales van de la mano con el ARNm 2.0, ¿qué podría haber con el 3.0?
Un área de gran preocupación para la medicina moderna es la resistencia a los antibióticos.
"Potencialmente, podría imaginarse la fabricación de una vacuna contra un antígeno bacteriano como C. difficile o algunos de los que son realmente difíciles de tratar", señala Blakney.
Todavía no hay ensayos, pero revistas científicas como Frontiers han explorado esta idea.
También existe la posibilidad de aplicaciones comerciales de salud y bienestar más generales.
Por ejemplo, Fu sugiere que la intolerancia a la lactosa, que afecta a cientos de millones de personas de origen asiático, incluido él mismo, y de hecho a un 68% estimado de la población mundial, podría algún día ser el objetivo.
"Me falta la proteína que me permite descomponer la lactosa. En el futuro, se podría desarrollar alguna forma de transmitir el mensaje, el ARNm, que creará la proteína que descompone la lactosa ... no está en riesgo la vida, pero me imagino que es una industria de miles de millones de dólares".
En el estado de Ohio, Dong incluso ha realizado con éxito una prueba en ratones para atacar el colesterol.
Las personas con niveles altos de la proteína PCSK9 tienden a tener colesterol alto y desarrollar enfermedades cardíacas temprano.
"Notamos que después de un tratamiento [en ratones], pudimos reducir el nivel de proteína PCSK9 en más del 95%. Esa es definitivamente una dirección de investigación muy importante", señala.
Según Dong, al menos una empresa de biotecnología está planeando un ensayo clínico utilizando ARNm para inhibir la PCSK9.
Todo esto plantea la pregunta: ¿podrían las terapias de ARNm darnos una inmunidad casi sobrehumana?
Las vacunas de ARNm de covid-19 han llevado a algunas personas a producir niveles muy altos de anticuerpos, capaces de neutralizar varias variantes de covid-19 a la vez.
También existe la posibilidad de mezclar varias vacunas de ARNm en una sola vacuna de refuerzo de la salud, que podría prevenir cánceres y virus al mismo tiempo.
Si bien es solo una especulación en la actualidad, dice Fu, "podrías tener un montón de sabores diferentes ... un cóctel de ARNm que haga que las diferentes proteínas sean selectivas para tu necesidad particular".
Tanto Moderna como Novavax ya están desarrollando vacunas combinadas contra covid-19 y gripe.
Un área de gran preocupación para la medicina moderna es la resistencia a los antibióticos.
"Potencialmente, podría imaginarse la fabricación de una vacuna contra un antígeno bacteriano como C. difficile o algunos de los que son realmente difíciles de tratar", señala Blakney.
Todavía no hay ensayos, pero revistas científicas como Frontiers han explorado esta idea.
También existe la posibilidad de aplicaciones comerciales de salud y bienestar más generales.
Por ejemplo, Fu sugiere que la intolerancia a la lactosa, que afecta a cientos de millones de personas de origen asiático, incluido él mismo, y de hecho a un 68% estimado de la población mundial, podría algún día ser el objetivo.
"Me falta la proteína que me permite descomponer la lactosa. En el futuro, se podría desarrollar alguna forma de transmitir el mensaje, el ARNm, que creará la proteína que descompone la lactosa ... no está en riesgo la vida, pero me imagino que es una industria de miles de millones de dólares".
En el estado de Ohio, Dong incluso ha realizado con éxito una prueba en ratones para atacar el colesterol.
Las personas con niveles altos de la proteína PCSK9 tienden a tener colesterol alto y desarrollar enfermedades cardíacas temprano.
"Notamos que después de un tratamiento [en ratones], pudimos reducir el nivel de proteína PCSK9 en más del 95%. Esa es definitivamente una dirección de investigación muy importante", señala.
Según Dong, al menos una empresa de biotecnología está planeando un ensayo clínico utilizando ARNm para inhibir la PCSK9.
Todo esto plantea la pregunta: ¿podrían las terapias de ARNm darnos una inmunidad casi sobrehumana?
Las vacunas de ARNm de covid-19 han llevado a algunas personas a producir niveles muy altos de anticuerpos, capaces de neutralizar varias variantes de covid-19 a la vez.
También existe la posibilidad de mezclar varias vacunas de ARNm en una sola vacuna de refuerzo de la salud, que podría prevenir cánceres y virus al mismo tiempo.
Si bien es solo una especulación en la actualidad, dice Fu, "podrías tener un montón de sabores diferentes ... un cóctel de ARNm que haga que las diferentes proteínas sean selectivas para tu necesidad particular".
Tanto Moderna como Novavax ya están desarrollando vacunas combinadas contra covid-19 y gripe.
Sin embargo, antes de entusiasmarnos demasiado, quedan dudas en torno a las vacunas de ARNm.
Actualmente, necesitamos inyecciones de refuerzo regulares, y estas inyecciones tienden a lastimar tu brazo, a veces con efectos secundarios de fatiga.
En el momento de escribir este artículo, llevamos menos de un año de uso en el mundo real.
Se han observado reacciones anafilácticas (aunque sin muertes) en aproximadamente 2 a 5 personas por millón vacunadas en Estados Unidos: ligeramente más altas, 4,7 por millón, con la vacuna Pfizer-BioNTech que los 2,5 por millón de la vacuna Moderna.
Según un análisis, aunque sigue siendo bajo, es 11 veces más alto que con la vacuna contra la gripe.
"Todavía estamos trabajando para comprender cuánto tiempo dura la respuesta de los anticuerpos, así como la respuesta celular", dice Blakney.
"Ahora hay buenos indicios de que se obtiene una respuesta de células T de memoria realmente buena a partir de las vacunas de ARNm, pero dado que estos ensayos sólo tienen un año y medio en la mayoría de los casos, todavía estamos tratando de entender cuánto tiempo dura esa inmunidad".
Agrega que la mayoría de la gente, "realmente no quiere recibir múltiples vacunas cada año que después te dejen noqueado durante tres días".
Sin embargo, el laboratorio de Blakney en la UBC está trabajando en una respuesta: ARNsa o ARNm autoamplificado.
Tiene los mismos componentes estructurales que el ARNm normal, excepto que una vez dentro de una célula puede hacer copias de sí mismo.
"Esto es realmente ventajoso porque te permite usar una dosis mucho más baja, por lo general alrededor de 100 veces menos ARNsa que ARNm", dice Blakney.
Esto significa más beneficios para tu inversión y menos dolor en el brazo.
En una carrera de tortuga contra liebre, las vacunas de ARNm pueden haberse adelantado para combatir la covid-19, pero el ARNsa puede ganar al final, y de hecho acaba de recibir US$195 millones de respaldo de AstraZeneca (que se compara favorablemente con los US$29,5 millones que recibió Ethris por el desarrollo de la vacuna contra las enfermedades pulmonares, mencionado anteriormente en este artículo).
Mientras tanto, Fu, Dong, Whitehead y Blakney continúan liderando de la ola de progresos del ARNm.
Dondequiera que los lleve, una cosa es segura: este nunca volverá a ser el mismo campo anónimo de investigación científica que una vez conocieron.
Especialmente si publicas tus videos explicativos en TikTok como Blakney.
"Toda mi misión allí es educar a la gente sobre las vacunas", dice riendo. "Recibo toneladas de preguntas al azar. Pero también muchas personas han dicho cosas como: 'Tú eres la razón por la que mi pareja y yo nos pusimos la vacuna'. Y eso es realmente impactante".
Actualmente, necesitamos inyecciones de refuerzo regulares, y estas inyecciones tienden a lastimar tu brazo, a veces con efectos secundarios de fatiga.
En el momento de escribir este artículo, llevamos menos de un año de uso en el mundo real.
Se han observado reacciones anafilácticas (aunque sin muertes) en aproximadamente 2 a 5 personas por millón vacunadas en Estados Unidos: ligeramente más altas, 4,7 por millón, con la vacuna Pfizer-BioNTech que los 2,5 por millón de la vacuna Moderna.
Según un análisis, aunque sigue siendo bajo, es 11 veces más alto que con la vacuna contra la gripe.
"Todavía estamos trabajando para comprender cuánto tiempo dura la respuesta de los anticuerpos, así como la respuesta celular", dice Blakney.
"Ahora hay buenos indicios de que se obtiene una respuesta de células T de memoria realmente buena a partir de las vacunas de ARNm, pero dado que estos ensayos sólo tienen un año y medio en la mayoría de los casos, todavía estamos tratando de entender cuánto tiempo dura esa inmunidad".
Agrega que la mayoría de la gente, "realmente no quiere recibir múltiples vacunas cada año que después te dejen noqueado durante tres días".
Sin embargo, el laboratorio de Blakney en la UBC está trabajando en una respuesta: ARNsa o ARNm autoamplificado.
Tiene los mismos componentes estructurales que el ARNm normal, excepto que una vez dentro de una célula puede hacer copias de sí mismo.
"Esto es realmente ventajoso porque te permite usar una dosis mucho más baja, por lo general alrededor de 100 veces menos ARNsa que ARNm", dice Blakney.
Esto significa más beneficios para tu inversión y menos dolor en el brazo.
En una carrera de tortuga contra liebre, las vacunas de ARNm pueden haberse adelantado para combatir la covid-19, pero el ARNsa puede ganar al final, y de hecho acaba de recibir US$195 millones de respaldo de AstraZeneca (que se compara favorablemente con los US$29,5 millones que recibió Ethris por el desarrollo de la vacuna contra las enfermedades pulmonares, mencionado anteriormente en este artículo).
Mientras tanto, Fu, Dong, Whitehead y Blakney continúan liderando de la ola de progresos del ARNm.
Dondequiera que los lleve, una cosa es segura: este nunca volverá a ser el mismo campo anónimo de investigación científica que una vez conocieron.
Especialmente si publicas tus videos explicativos en TikTok como Blakney.
"Toda mi misión allí es educar a la gente sobre las vacunas", dice riendo. "Recibo toneladas de preguntas al azar. Pero también muchas personas han dicho cosas como: 'Tú eres la razón por la que mi pareja y yo nos pusimos la vacuna'. Y eso es realmente impactante".
viernes, 24 de diciembre de 2021
Covid: cómo tu dieta te puede ayudar a recuperarte después de contraer el coronavirus
La receta para que el cuerpo enfrente cualquier infección no suele cambiar: generar energía a través de los alimentos, mantenerse hidratado y una pizca de proteínas que ayuden a reparar los tejidos y las células.
El de la covid-19, sin embargo, es un virus distinto a todos los que conocíamos.
Es nuevo, así que nuestros sistemas inmunológicos no estaban preparados para enfrentarlo. Tampoco existían medicamentos para combatirlo.
Aun así los expertos en nutrición afirman que la alimentación es crucial para enfrentar la enfermedad.
Comer es una parte tan rutinaria de nuestra vida diaria que es fácil pasar por alto su importancia, sobre todo cuando una persona se recupera de la covid-19.
Ante esto, expertos ofrecen recomendaciones sobre distintas dietas que podrían ayudar a un paciente de covid en etapa de recuperación a manejar los síntomas.
¿Cómo la comida ayuda a la recuperación?
Antes de explicar los consejos de varios nutricionistas, es importante entender cómo el cuerpo combate las enfermedades. Como dicen, conocer la teoría facilitará la fase de práctica. El sistema inmunológico es una red de órganos, células y químicos que luchan contra las infecciones de muchas formas. Los glóbulos blancos, anticuerpos y otros mecanismos destruyen los microorganismos dañinos, y además reparan las células y tejidos afectados por cualquier enfermedad. De la misma forma, las proteínas y los aminoácidos de los cuales están hechas estas células son importantes. Durante una infección, el cuerpo extrae proteínas de los músculos que se descomponen y se transforman en aminoácidos, que a su vez el sistema inmunológico usa para producir nuevas proteínas, explicó Philip Calder, profesor de inmunología nutricional de la Universidad de Southampton. Por esta razón es que muchas personas pierden peso y sienten sus músculos débiles cuando están enfermas. "Durante la recuperación, [la persona] debe volver a agregar la proteína", dice el profesor Calder. "Esto proporciona los componentes básicos que su cuerpo necesita para realizar sus actividades... especialmente para aquellos que han estado inmóviles en una cama de hospital". En un escenario de enfermedad el cuerpo también necesita más energía porque trabaja más de lo normal. "El sistema inmunológico necesita mucha energía cuando está activo y se enfrenta a patógenos", añadió Calder. Es por esto que comer alimentos ricos en carbohidratos como avena, pan y pasta, además de alimentos ricos en proteínas y ricos en energía como yogur con toda la grasa, huevos y nueces ayudará a la recuperación, incluso si el apetito de la persona es poco. Vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales
Igualmente, consumir las vitaminas y minerales adecuados es esencial durante el proceso de recuperación. Estos micronutrientes se encuentran en muchos alimentos, como en las frutas y verduras, carne, huevos y lácteos. Es aquí cuando entra en juego la importancia de disfrutar de una dieta amplia. "Son los trabajadores de la fábrica que llevan a cabo todos los procesos y son realmente importantes", expuso Calder.
Antes de explicar los consejos de varios nutricionistas, es importante entender cómo el cuerpo combate las enfermedades. Como dicen, conocer la teoría facilitará la fase de práctica. El sistema inmunológico es una red de órganos, células y químicos que luchan contra las infecciones de muchas formas. Los glóbulos blancos, anticuerpos y otros mecanismos destruyen los microorganismos dañinos, y además reparan las células y tejidos afectados por cualquier enfermedad. De la misma forma, las proteínas y los aminoácidos de los cuales están hechas estas células son importantes. Durante una infección, el cuerpo extrae proteínas de los músculos que se descomponen y se transforman en aminoácidos, que a su vez el sistema inmunológico usa para producir nuevas proteínas, explicó Philip Calder, profesor de inmunología nutricional de la Universidad de Southampton. Por esta razón es que muchas personas pierden peso y sienten sus músculos débiles cuando están enfermas. "Durante la recuperación, [la persona] debe volver a agregar la proteína", dice el profesor Calder. "Esto proporciona los componentes básicos que su cuerpo necesita para realizar sus actividades... especialmente para aquellos que han estado inmóviles en una cama de hospital". En un escenario de enfermedad el cuerpo también necesita más energía porque trabaja más de lo normal. "El sistema inmunológico necesita mucha energía cuando está activo y se enfrenta a patógenos", añadió Calder. Es por esto que comer alimentos ricos en carbohidratos como avena, pan y pasta, además de alimentos ricos en proteínas y ricos en energía como yogur con toda la grasa, huevos y nueces ayudará a la recuperación, incluso si el apetito de la persona es poco. Vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales
Igualmente, consumir las vitaminas y minerales adecuados es esencial durante el proceso de recuperación. Estos micronutrientes se encuentran en muchos alimentos, como en las frutas y verduras, carne, huevos y lácteos. Es aquí cuando entra en juego la importancia de disfrutar de una dieta amplia. "Son los trabajadores de la fábrica que llevan a cabo todos los procesos y son realmente importantes", expuso Calder.
Ciertas vitaminas y minerales juegan un papel clave en el apoyo al sistema inmunológico y la recuperación, como por ejemplo:
Vitaminas: A, C, D, E, B6, B9 (folato) y B12
Minerales: zinc, cobre, selenio y hierro
El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) recomienda que las personas tomen un suplemento de vitamina D (10 microgramos por día) en los meses de invierno, pues este nutriente se produce por el contacto con la luz solar. Mientras, la vitamina B12 solo se encuentra en productos de origen animal, por lo que las personas veganas deberían tomar suplementos de esa sustancia.
Vitaminas: A, C, D, E, B6, B9 (folato) y B12
Minerales: zinc, cobre, selenio y hierro
El Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) recomienda que las personas tomen un suplemento de vitamina D (10 microgramos por día) en los meses de invierno, pues este nutriente se produce por el contacto con la luz solar. Mientras, la vitamina B12 solo se encuentra en productos de origen animal, por lo que las personas veganas deberían tomar suplementos de esa sustancia.
Ciertas vitaminas y minerales juegan un papel clave en el apoyo al sistema inmunológico.
Además de las vitaminas, en el proceso de producir energía las grasas saludables, incluidas las que se encuentran en el aceite de oliva, el aceite de colza y el pescado azul, son importantes.
Así también las grasas Omega-3, ácidos grasos esenciales que el cuerpo no puede producir lo suficiente y deben provenir de la alimentación. Son especialmente beneficiosos para el sistema inmunológico. Algunas fuentes de Omega-3 son las sardinas, el salmón y el verdel.
Si el paciente no tiene apetito durante la enfermedad, por lo que le cuesta obtener todas sus vitaminas vía alimentos, puede considerar tomar un suplemento multivitamínico enriquecido con Omega-3.
Ninguna sustancia, vitamina o mineral acelerará milagrosamente la recuperación; cada uno tiene un papel diferente.
Lo que se debe comer para recuperarse de la covid-19
El experto indicó que una dieta de estilo mediterráneo, rica en alimentos vegetales, es ideal para recuperarse de la covid-19. Y es que contiene todos los nutrientes que el cuerpo necesita después de recibir el "martilleo" de la infección. "Esto significa que lo ideal es una dieta con abundantes frutas, verduras, bayas, nueces, semillas y legumbres, y también algo de pescado azul y aceites saludables", sostuvo Calder. La carne es una buena fuente de proteínas, pero algunas plantas también son excelentes. Por ejemplo, la quinoa, legumbres (frijoles, lentejas y guisantes), tofu y nueces. Para que una persona vegana o vegetariana obtenga los aminoácidos que necesita lo mejor es combinar más de una fuente de proteínas. Este tipo de dieta variada y rica en fibra también proporciona una amplia gama de bacterias intestinales buenas y un revestimiento intestinal saludable, los cuales desempeñan un papel importante en la regulación del sistema inmunológico.
Frutas y verduras: 5 porciones de 80 g (aproximadamente un puñado), incluso frescas, congeladas o enlatadas, idealmente en una gama de colores.
Lácteos / alternativas lácteas: tres porciones del tamaño de un pulgar de leche, queso y yogurt o alternativas lácteas ricas en proteínas que están fortificadas con calcio (más leche de soja fortificada y menos productos a base de aceite de coco)
Enfrentar la fatiga
Si a consecuencia de la covid-19 el paciente se siente débil, debe intentar minimizar la pérdida de peso, aumentar la energía y recuperar la fuerza muscular, comentó por su parte Kirsten Jackson, dietista y portavoz de la Asociación Dietética Británica. "Muchas personas se involucran en tratar de comer de manera saludable, pero si se siente tan mal que no puede cocinar y su energía es baja, entonces es importante consumir calorías en cualquier forma", detalló.
El experto indicó que una dieta de estilo mediterráneo, rica en alimentos vegetales, es ideal para recuperarse de la covid-19. Y es que contiene todos los nutrientes que el cuerpo necesita después de recibir el "martilleo" de la infección. "Esto significa que lo ideal es una dieta con abundantes frutas, verduras, bayas, nueces, semillas y legumbres, y también algo de pescado azul y aceites saludables", sostuvo Calder. La carne es una buena fuente de proteínas, pero algunas plantas también son excelentes. Por ejemplo, la quinoa, legumbres (frijoles, lentejas y guisantes), tofu y nueces. Para que una persona vegana o vegetariana obtenga los aminoácidos que necesita lo mejor es combinar más de una fuente de proteínas. Este tipo de dieta variada y rica en fibra también proporciona una amplia gama de bacterias intestinales buenas y un revestimiento intestinal saludable, los cuales desempeñan un papel importante en la regulación del sistema inmunológico.
Las legumbres son una fuente de proteína.
El científico agregó que si la persona pasó por un tiempo en el que injirió pocos alimentos, lo ideal es que retome su dieta poco a poco.
"Hágalo con cuidado", comentó. "Los alimentos más blandos son más fáciles de manejar para el intestino. Restaurar el intestino será razonablemente rápido, pero podría llevar algunos días, ya que los pacientes vuelven a comer más ".
Según el NHS, si no bajó de peso durante la enfermedad, la persona puede intentar incluir lo siguiente en su dieta diaria para optimizar su recuperación de la covid-19:
Proteína: tres porciones del tamaño de la palma de la mano de carne, pescado, huevos, frijoles, legumbres, nueces, garbanzos y alternativas a la carne como Quorn o tofu. (Más frijoles y legumbres, menos carnes rojas y procesadas).
Frutas y verduras: 5 porciones de 80 g (aproximadamente un puñado), incluso frescas, congeladas o enlatadas, idealmente en una gama de colores.
Lácteos / alternativas lácteas: tres porciones del tamaño de un pulgar de leche, queso y yogurt o alternativas lácteas ricas en proteínas que están fortificadas con calcio (más leche de soja fortificada y menos productos a base de aceite de coco)
Enfrentar la fatiga
Si a consecuencia de la covid-19 el paciente se siente débil, debe intentar minimizar la pérdida de peso, aumentar la energía y recuperar la fuerza muscular, comentó por su parte Kirsten Jackson, dietista y portavoz de la Asociación Dietética Británica. "Muchas personas se involucran en tratar de comer de manera saludable, pero si se siente tan mal que no puede cocinar y su energía es baja, entonces es importante consumir calorías en cualquier forma", detalló.
Los batidos que incluyen algún tipo de lácteos son buenos para mantener la hidratación y recibir energía.
Las bebidas con leche como el chocolate caliente y los batidos que incluyen algún tipo de lácteos son buenos para mantener la hidratación y recibir energía.
Las bebidas sustitutivas de comidas y las comidas preparadas saludables también pueden ser un recurso provisional en medio de la fatiga. Sin embargo, Jackson instó a tener precaución al comprar estos líquidos.
"Muchos batidos en el mercado son en realidad para bajar de peso, por lo que son muy bajos en calorías, o son batidos de proteínas, que son simplemente ricos en proteínas y no en calorías", mencionó.
Comer poco y con frecuencia puede ser más fácil y atractivo que preparar tres comidas abundantes al día. La Asociación Dietética Británica sugirió optar por tres comidas nutritivas más pequeñas, además de refrigerios y bebidas.
Pérdida de olfato y gusto
Cerca de la mitad de todos los pacientes con covid-19 pierden el sentido del olfato (anosmia) y con ello su capacidad para saborear los alimentos. Para la mayoría de las personas volverá después de dos o tres semanas, pero para el 10% de los pacientes puede tomar meses.
Pérdida de olfato y gusto
Cerca de la mitad de todos los pacientes con covid-19 pierden el sentido del olfato (anosmia) y con ello su capacidad para saborear los alimentos. Para la mayoría de las personas volverá después de dos o tres semanas, pero para el 10% de los pacientes puede tomar meses.
El yogur es una alternativa para adquirir proteínas.
"Esto puede tener un impacto significativo en su apetito porque no tiene todas esas señales normales, los olores y sabores, para activarlo", dice Sarah Oakley, directora ejecutiva de Abscent, una organización benéfica que apoya a las personas que han perdido su sentido del olfato. La experta sugirió probar alimentos con distintas cualidades sensoriales. "Pruebe alimentos con elementos crujientes y suaves, o piense en diferentes colores y temperaturas", acotó Oakley. "De esa manera, obtienes una variedad de sensaciones que son importantes cuando has perdido el sentido del gusto y el olfato". También recomendó "entrenar" el olfato para ayudar a que se recupere. Esto implica inhalar activamente los mismos aromas dos veces al día bajo una intensa concentración. Esta práctica debe repetirse durante cuatro meses. "El entrenamiento del olfato es esencialmente fisioterapia para la nariz", dijo Oakley. "Las neuronas se han dañado y la terapia del olfato es un proceso de curación". Los olores y sabores distorsionados y desagradables (parosmia) también son una parte común de la recuperación de la covid-19.
"Esto puede tener un impacto significativo en su apetito porque no tiene todas esas señales normales, los olores y sabores, para activarlo", dice Sarah Oakley, directora ejecutiva de Abscent, una organización benéfica que apoya a las personas que han perdido su sentido del olfato. La experta sugirió probar alimentos con distintas cualidades sensoriales. "Pruebe alimentos con elementos crujientes y suaves, o piense en diferentes colores y temperaturas", acotó Oakley. "De esa manera, obtienes una variedad de sensaciones que son importantes cuando has perdido el sentido del gusto y el olfato". También recomendó "entrenar" el olfato para ayudar a que se recupere. Esto implica inhalar activamente los mismos aromas dos veces al día bajo una intensa concentración. Esta práctica debe repetirse durante cuatro meses. "El entrenamiento del olfato es esencialmente fisioterapia para la nariz", dijo Oakley. "Las neuronas se han dañado y la terapia del olfato es un proceso de curación". Los olores y sabores distorsionados y desagradables (parosmia) también son una parte común de la recuperación de la covid-19.
El pescado, como el salmón, puede ser una fuente de proteína.
Esto puede hacer que comer sea muy difícil, especialmente si la parosmia hace que algunos alimentos tengan un mal sabor.
Los alimentos que provocan esta reacción varían de persona a persona, pero a menudo incluyen café, ajo, cebollas, pan y carnes asadas o fritas. "Esto puede volverse bastante angustioso y difícil", dijo Oakley.
Aunque la condición sea intensa y los sabores desagradables, el paciente necesita obtener sus calorías de la manera que pueda.
"Los batidos sustitutivos de comidas sin sabor y los alimentos fríos como el helado tienden a ser menos desencadenantes", dice Oakley. "En esas primeras etapas, no se trata tanto de preocuparse por el equilibrio nutricional, se trata de mantener altos los niveles de energía.
Una vez que las cosas mejoran la persona puede comenzar a consumir frutas o verduras.
jueves, 23 de diciembre de 2021
La mayor de las mentiras de nuestro tiempo
Publicado en Público.es el 17 de diciembre de 2021
El pasado día 7 el Banco Internacional de Pagos publicó (aquí) los últimos datos disponibles sobre las transacciones financieras registradas en los 27 países o zonas de mayor volumen de todo el mundo, lo que equivale a decir en la práctica totalidad del planeta.
Aunque las cifras no se presentan acumuladas se pueden sumar con relativa facilidad las correspondientes a cada uno de los diferentes conceptos para obtener el total: 14.937 billones de dólares (billones españoles, es decir, millones de millones).
De esa cantidad, el 26% corresponde a las transacciones registradas en Estados Unidos, el 13% al Reino Unido y el 12% a China. Las de estos tres países suman, por tanto, el 51% del total. Las realizadas en España, 74 billones de dólares (0,5% del total)
La cuantía reseñada por el BIP es ya impresionante pero hay que tener presente que no están incluidas todas las transacciones que se llevan a cabo en los mercados financieros. Falta, por ejemplo, las correspondientes a las 9.549 millones de operaciones que, según sus propios datos (aquí), se llevan realizadas en lo que va de año en la OCC (Options Clearing Corporation), una organización de compensación de derivados de acciones.
En cualquier caso, esos 14.937 billones de dólares son ya una cifra suficientemente grande como para sacar algunas conclusiones.
La primera es que la economía mundial está total e innecesariamente financiarizada. Según el Banco Mundial, el PIB conjunto de todos los países del mundo fue de 84,6 billones de euros, es decir, 176 veces menor que el volumen de transacciones financieras. Lo cual, sencillamente significa que estas últimas no se realizan como un servicio de la actividad productiva, como debiera ser, sino como un fin en sí mismas. Es la muestra evidente de que la economía de nuestro tiempo dilapida una cantidad ingente de recursos en un verdadero casino que absorbe los que necesita la actividad productiva, provocando al mismo tiempo burbujas y crisis financieras que la desestabilizan continuamente.
En segundo lugar y esto es lo verdaderamente importante, resulta que una minúscula tasa sobre todas esas transacciones sería suficiente para financiar los gastos que sería necesario realizar para cubrir sobradamente las necesidades de todos los seres humanos sin excepción.
Como es bien sabido, en todos los países del mundo se fijan impuestos con tipos que pueden superar, como ocurre en los personales sobre la renta, el 30-40 por ciento de la cantidad sometida a gravamen. Sin embargo, basta una sencillísima operación para comprobar lo que se podría conseguir con una tasa sobre la totalidad de esas transacciones financieras. Según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (recopiladas aquí), los gastos de todos los gobiernos del mundo suman 35,6 billones de euros en 2020, de modo que sería suficiente una tasa del 0,24%, es decir, de 24 céntimos por cada 100 dólares de transacción financiera, para sufragar la totalidad de ese gasto sin necesidad de ningún otro impuesto o cualquier otra financiación adicional.
La maraña de impuestos, tasas, multas y demás fuentes de ingresos que hoy día se utilizan para obtener los 25,2 billones de dólares que, según la misma fuente, obtienen los gobiernos, se podrían generar con una tasa de 17 céntimos por cada 100 dólares de transacciones financieras.
Hasta el momento, se calcula que todos los gobiernos del mundo han gastado unos 17 billones de dólares para hacer frente a la pandemia, lo que se podría haber sufragado con una tasa de 11 céntimos por cada 100 dólares de transacciones financieras y, por tanto, sin ningún impuesto adicional y sin haber generado deuda alguna.
Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo (UNCTAD), para conseguir los Objetivos del Milenio, destinados a cubrir las necesidades básicas de la población mundial, se necesitarían entre cinco y siete billones de dólares anuales hasta 2030. Si tomamos la cantidad más grande, resulta que se podría conseguir con una ínfima tasa del 0,04%, es decir, de 4 céntimos por cada 100 dólares de transacción financiera.
Un informe de Naciones Unidas estimó en 2015 que serían necesarios 267.000 millones de dólares anuales hasta 2030 para acabar con el hambre que provoca diariamente la muerte de más de 25.000 personas. Si redondeamos hasta 300.000 millones, se podrían financiar con una tasa del 0,002 por ciento, como he dicho, sin necesidad de más impuestos y sin deuda. ¿No es un auténtico crimen contra la humanidad permitir tantas muertes cuando el dinero necesario para evitarlas lo tenemos a nuestra disposición?
Es evidente que una tasa de esta naturaleza necesita grandes acuerdos y nuevas tecnologías para ponerse en marcha pero ¿de verdad que más complicados o inalcanzables que muchas otras de las medidas que toman los gobiernos de los países más avanzados o las empresas más punteras del mundo?
No estoy hablando ahora (aunque deberíamos hacerlo) de acabar con las más peligrosos e innecesarias de las operaciones financieras y ni si quiera de penalizarlas: ¿Quién en su sano juicio y con honestidad puede pensar que se frenarían por soportar tasas de esa ínfima cantidad? Y tampoco vale el estúpido argumento de que el coste de esa tasa sería trasladado a los demás sujetos económicos por quienes las llevan a cabo. Son tan pequeñas que incluso así compensaría aplicarlas. Y, por el contrario, lo que está meridianamente claro es que, con esa tasa minúscula, se aliviarían extraordinariamente los costes de las empresas y hogares, pues dejarían de soportar la carga de impuestos directos e indirectos, entre cien o doscientas veces más cuantiosa, que hoy día han de pagar.
De hecho, ni siquiera sería necesario gravar la totalidad de las transacciones financieras. Su volumen es tan extraordinario que bastaría con hacerlo sobre una parte de ellas para obtener recursos ingentes con tasas igualmente de insignificantes.
Se perfectamente que he expuesto la idea de esta tasa en bruto y que estas cifras son a título de ejemplo pero lo hago para mostrar que la economía y la política de nuestra época se basan en una gran mentira. ¿Cómo se puede decir constantemente que no hay dinero en el mundo para financiar la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, los cuidados, las pensiones, las infraestructuras, la seguridad… que necesitamos todos los seres humanos del planeta cuando se podría obtener todo lo necesario para ello por un procedimiento tan directo y efectivo?
Al menos, seamos sinceros y honestos: no hay escasez de dinero, hay miseria de voluntades y un egoísmo atroz por parte de quienes manejan los resortes del poder en el planeta. Los datos que acabo de presentar muestran que vivimos en un sistema que crea la penuria artificialmente. Y lo hace así porque solo se puede tener dominada a la inmensa mayoría de la población si se la mantiene bajo la esclavitud de la ignorancia, la insatisfacción y la deuda.
El pasado día 7 el Banco Internacional de Pagos publicó (aquí) los últimos datos disponibles sobre las transacciones financieras registradas en los 27 países o zonas de mayor volumen de todo el mundo, lo que equivale a decir en la práctica totalidad del planeta.
Aunque las cifras no se presentan acumuladas se pueden sumar con relativa facilidad las correspondientes a cada uno de los diferentes conceptos para obtener el total: 14.937 billones de dólares (billones españoles, es decir, millones de millones).
De esa cantidad, el 26% corresponde a las transacciones registradas en Estados Unidos, el 13% al Reino Unido y el 12% a China. Las de estos tres países suman, por tanto, el 51% del total. Las realizadas en España, 74 billones de dólares (0,5% del total)
La cuantía reseñada por el BIP es ya impresionante pero hay que tener presente que no están incluidas todas las transacciones que se llevan a cabo en los mercados financieros. Falta, por ejemplo, las correspondientes a las 9.549 millones de operaciones que, según sus propios datos (aquí), se llevan realizadas en lo que va de año en la OCC (Options Clearing Corporation), una organización de compensación de derivados de acciones.
En cualquier caso, esos 14.937 billones de dólares son ya una cifra suficientemente grande como para sacar algunas conclusiones.
La primera es que la economía mundial está total e innecesariamente financiarizada. Según el Banco Mundial, el PIB conjunto de todos los países del mundo fue de 84,6 billones de euros, es decir, 176 veces menor que el volumen de transacciones financieras. Lo cual, sencillamente significa que estas últimas no se realizan como un servicio de la actividad productiva, como debiera ser, sino como un fin en sí mismas. Es la muestra evidente de que la economía de nuestro tiempo dilapida una cantidad ingente de recursos en un verdadero casino que absorbe los que necesita la actividad productiva, provocando al mismo tiempo burbujas y crisis financieras que la desestabilizan continuamente.
En segundo lugar y esto es lo verdaderamente importante, resulta que una minúscula tasa sobre todas esas transacciones sería suficiente para financiar los gastos que sería necesario realizar para cubrir sobradamente las necesidades de todos los seres humanos sin excepción.
Como es bien sabido, en todos los países del mundo se fijan impuestos con tipos que pueden superar, como ocurre en los personales sobre la renta, el 30-40 por ciento de la cantidad sometida a gravamen. Sin embargo, basta una sencillísima operación para comprobar lo que se podría conseguir con una tasa sobre la totalidad de esas transacciones financieras. Según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (recopiladas aquí), los gastos de todos los gobiernos del mundo suman 35,6 billones de euros en 2020, de modo que sería suficiente una tasa del 0,24%, es decir, de 24 céntimos por cada 100 dólares de transacción financiera, para sufragar la totalidad de ese gasto sin necesidad de ningún otro impuesto o cualquier otra financiación adicional.
La maraña de impuestos, tasas, multas y demás fuentes de ingresos que hoy día se utilizan para obtener los 25,2 billones de dólares que, según la misma fuente, obtienen los gobiernos, se podrían generar con una tasa de 17 céntimos por cada 100 dólares de transacciones financieras.
Hasta el momento, se calcula que todos los gobiernos del mundo han gastado unos 17 billones de dólares para hacer frente a la pandemia, lo que se podría haber sufragado con una tasa de 11 céntimos por cada 100 dólares de transacciones financieras y, por tanto, sin ningún impuesto adicional y sin haber generado deuda alguna.
Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo (UNCTAD), para conseguir los Objetivos del Milenio, destinados a cubrir las necesidades básicas de la población mundial, se necesitarían entre cinco y siete billones de dólares anuales hasta 2030. Si tomamos la cantidad más grande, resulta que se podría conseguir con una ínfima tasa del 0,04%, es decir, de 4 céntimos por cada 100 dólares de transacción financiera.
Un informe de Naciones Unidas estimó en 2015 que serían necesarios 267.000 millones de dólares anuales hasta 2030 para acabar con el hambre que provoca diariamente la muerte de más de 25.000 personas. Si redondeamos hasta 300.000 millones, se podrían financiar con una tasa del 0,002 por ciento, como he dicho, sin necesidad de más impuestos y sin deuda. ¿No es un auténtico crimen contra la humanidad permitir tantas muertes cuando el dinero necesario para evitarlas lo tenemos a nuestra disposición?
Es evidente que una tasa de esta naturaleza necesita grandes acuerdos y nuevas tecnologías para ponerse en marcha pero ¿de verdad que más complicados o inalcanzables que muchas otras de las medidas que toman los gobiernos de los países más avanzados o las empresas más punteras del mundo?
No estoy hablando ahora (aunque deberíamos hacerlo) de acabar con las más peligrosos e innecesarias de las operaciones financieras y ni si quiera de penalizarlas: ¿Quién en su sano juicio y con honestidad puede pensar que se frenarían por soportar tasas de esa ínfima cantidad? Y tampoco vale el estúpido argumento de que el coste de esa tasa sería trasladado a los demás sujetos económicos por quienes las llevan a cabo. Son tan pequeñas que incluso así compensaría aplicarlas. Y, por el contrario, lo que está meridianamente claro es que, con esa tasa minúscula, se aliviarían extraordinariamente los costes de las empresas y hogares, pues dejarían de soportar la carga de impuestos directos e indirectos, entre cien o doscientas veces más cuantiosa, que hoy día han de pagar.
De hecho, ni siquiera sería necesario gravar la totalidad de las transacciones financieras. Su volumen es tan extraordinario que bastaría con hacerlo sobre una parte de ellas para obtener recursos ingentes con tasas igualmente de insignificantes.
Se perfectamente que he expuesto la idea de esta tasa en bruto y que estas cifras son a título de ejemplo pero lo hago para mostrar que la economía y la política de nuestra época se basan en una gran mentira. ¿Cómo se puede decir constantemente que no hay dinero en el mundo para financiar la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, los cuidados, las pensiones, las infraestructuras, la seguridad… que necesitamos todos los seres humanos del planeta cuando se podría obtener todo lo necesario para ello por un procedimiento tan directo y efectivo?
Al menos, seamos sinceros y honestos: no hay escasez de dinero, hay miseria de voluntades y un egoísmo atroz por parte de quienes manejan los resortes del poder en el planeta. Los datos que acabo de presentar muestran que vivimos en un sistema que crea la penuria artificialmente. Y lo hace así porque solo se puede tener dominada a la inmensa mayoría de la población si se la mantiene bajo la esclavitud de la ignorancia, la insatisfacción y la deuda.
miércoles, 22 de diciembre de 2021
_- Covid: cuáles son los síntomas hasta ahora conocidos de la variante ómicron
_- Las infecciones causadas por ómicron están aumentando rápidamente en varios países del mundo y los expertos creen que la nueva variante del coronavirus pronto se convertirá en la dominante.
Es por eso que distintos gobiernos están tomando medidas para enfrentar un drástico aumento en el número de casos.
En Reino Unido el miércoles se registró el número más alto de infecciones desde que comenzó la pandemia.
Según la doctora Jenny Harries, directora de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, "ómicron es probablemente la amenaza más significativa que hemos tenido desde el inicio de la pandemia" y advirtió que en los próximos días se verá un número "impactante" de casos.
Aunque los científicos siguen investigando cómo se propaga esta nueva variante, uno de los principales epidemiólogos del país indicó que, por lo que se ha visto hasta ahora, los síntomas de ómicron son muy similares a los de un resfriado común.
"Pensamos que ómicron es mucho más similar a las variantes leves que hemos visto en personas vacunadas, como la delta principalmente", le dijo a la BBC el profesor Tim Spector, epidemiólogo del King's College de Londres, que dirige el llamado Estudio de Síntomas Zoe Covid.
"La mayoría de los síntomas son como los de un resfriado común", indicó el experto. "Estamos hablando de dolores de cabeza, dolor de garganta, secreción nasal, fatiga, y estornudos".
El estudio Zoe Covid, que comenzó hace 18 meses, ha estado reuniendo datos de miles de personas que registran sus síntomas en una app.
Variantes anteriores del coronavirus presentaban síntomas como fiebre, tos y pérdida de gusto y olfato.
Pero, según el epidemiólogo, ahora la mayoría de la gente que está reportando nuevas infecciones no tiene esos "síntomas clásicos" de covid.
Es por eso que distintos gobiernos están tomando medidas para enfrentar un drástico aumento en el número de casos.
En Reino Unido el miércoles se registró el número más alto de infecciones desde que comenzó la pandemia.
Según la doctora Jenny Harries, directora de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, "ómicron es probablemente la amenaza más significativa que hemos tenido desde el inicio de la pandemia" y advirtió que en los próximos días se verá un número "impactante" de casos.
Aunque los científicos siguen investigando cómo se propaga esta nueva variante, uno de los principales epidemiólogos del país indicó que, por lo que se ha visto hasta ahora, los síntomas de ómicron son muy similares a los de un resfriado común.
"Pensamos que ómicron es mucho más similar a las variantes leves que hemos visto en personas vacunadas, como la delta principalmente", le dijo a la BBC el profesor Tim Spector, epidemiólogo del King's College de Londres, que dirige el llamado Estudio de Síntomas Zoe Covid.
"La mayoría de los síntomas son como los de un resfriado común", indicó el experto. "Estamos hablando de dolores de cabeza, dolor de garganta, secreción nasal, fatiga, y estornudos".
El estudio Zoe Covid, que comenzó hace 18 meses, ha estado reuniendo datos de miles de personas que registran sus síntomas en una app.
Variantes anteriores del coronavirus presentaban síntomas como fiebre, tos y pérdida de gusto y olfato.
Pero, según el epidemiólogo, ahora la mayoría de la gente que está reportando nuevas infecciones no tiene esos "síntomas clásicos" de covid.
La guía oficial del Servicio Nacional de Salud británico (NHS), sin embargo, indica que las personas deben seguir atentas a los síntomas clásicos de la covid: tos, fiebre y pérdida de olfato o gusto.
Síntomas de ómicron
Dolor de cabeza
Dolor de garganta
Secreción nasal
Fatiga
Estornudos
Fuente: Estudio Zoe Covid King´s College de Londres
Más covid que resfriados
El epidemiólogo del King´s College señala que, debido a que muchos de los síntomas que se reportan ahora con la variante ómicron son similares a los del resfriado, esto puede conducir a que la gente "quizás no va a reconocer la infección como covid".
Es decir, en regiones donde ómicron se está propagando rápidamente, es muy probable que una persona con síntomas de resfriado tenga covid.
"Estamos registrando también otros virus, aparte del de la covid, y vemos que ambas infecciones son bastante comunes actualmente (en Reino Unido)".
"Pero en Londres, donde la covid está incrementándose rápidamente, es más probable que una persona tenga covid a que tenga un resfriado", señaló Spector.
Es por eso, subrayan los expertos, que es importante someterse a una prueba cuando se presenten síntomas porque, aún si no te sientes muy enfermo, puedes contagiar a otros.
Síntomas de ómicron
Dolor de cabeza
Dolor de garganta
Secreción nasal
Fatiga
Estornudos
Fuente: Estudio Zoe Covid King´s College de Londres
Más covid que resfriados
El epidemiólogo del King´s College señala que, debido a que muchos de los síntomas que se reportan ahora con la variante ómicron son similares a los del resfriado, esto puede conducir a que la gente "quizás no va a reconocer la infección como covid".
Es decir, en regiones donde ómicron se está propagando rápidamente, es muy probable que una persona con síntomas de resfriado tenga covid.
"Estamos registrando también otros virus, aparte del de la covid, y vemos que ambas infecciones son bastante comunes actualmente (en Reino Unido)".
"Pero en Londres, donde la covid está incrementándose rápidamente, es más probable que una persona tenga covid a que tenga un resfriado", señaló Spector.
Es por eso, subrayan los expertos, que es importante someterse a una prueba cuando se presenten síntomas porque, aún si no te sientes muy enfermo, puedes contagiar a otros.
En cuanto a la forma en que se está propagando la nueva variante, el experto indica que "estamos viendo que los números (de infecciones) se están duplicando cada 2,5 días".
"Y si vemos los gráficos regionales, observamos que en Londres (la variante) está aumentando mucho más de lo que hemos visto desde la primera ola (de la pandemia)", señaló el epidemiólogo.
El epidemiólogo indicó que ómicron ya es la variante dominante en Londres y pronto será la causante de todas las infecciones que se registren en la capital británica.
"Esto realmente ha ocurrido en solo unos pocos días y es por ello que hay tantas personas infectándose", agregó.
"Similar a la delta"
Los expertos del Estudio Zoe Covid no han visto diferencias sustanciales entre los síntomas de covid registrados hace un mes en Londres y los que se están registrando actualmente.
"No estamos viendo que las infecciones sean severas o que estén causando síntomas inusuales como los que algunas personas han reportado en Sudáfrica".
Esto quiere decir que los síntomas de ómicron en personas vacunadas son similares a los de la variante delta, que también incluían secreción nasal, estornudos y dolor de garganta.
"Y si vemos los gráficos regionales, observamos que en Londres (la variante) está aumentando mucho más de lo que hemos visto desde la primera ola (de la pandemia)", señaló el epidemiólogo.
El epidemiólogo indicó que ómicron ya es la variante dominante en Londres y pronto será la causante de todas las infecciones que se registren en la capital británica.
"Esto realmente ha ocurrido en solo unos pocos días y es por ello que hay tantas personas infectándose", agregó.
"Similar a la delta"
Los expertos del Estudio Zoe Covid no han visto diferencias sustanciales entre los síntomas de covid registrados hace un mes en Londres y los que se están registrando actualmente.
"No estamos viendo que las infecciones sean severas o que estén causando síntomas inusuales como los que algunas personas han reportado en Sudáfrica".
Esto quiere decir que los síntomas de ómicron en personas vacunadas son similares a los de la variante delta, que también incluían secreción nasal, estornudos y dolor de garganta.
Ómicron ya es la variante dominante en Londres.
Los datos en Sudáfrica indican que algunas personas han reportado problemas digestivos como un posible síntoma de ómicron.
Pero en Reino Unido, Tim Spector indicó que la infección de ómicron parece seguir siendo similar a la de variantes anteriores, es decir, una infección principalmente respiratoria.
En cuanto a la severidad de las infecciones, el experto indicó que por lo que han visto hasta ahora ómicron parece estar causando una infección leve en personas vacunadas.
Pero subrayó que se necesitará más tiempo para comprobar si realmente es así, porque hasta ahora la mayoría de los casos de ómicron están ocurriendo en personas jóvenes.
"Lo que sí sabemos es que muchas personas con dos y hasta tres vacunas se están infectando", indicó el epidemiólogo.
"Y aunque todavía no tenemos todos los datos confirmados, hemos visto anecdóticamente que personas que tuvieron una infección de covid de una variante previa se están volviendo a infectar ahora", agregó.
La población de personas que registran sus síntomas en el estudio del King's College están en su mayoría vacunadas por lo que el estudio no cuenta con datos sobre los síntomas o la severidad de ómicron en personas no vacunadas.
Los datos en Sudáfrica indican que algunas personas han reportado problemas digestivos como un posible síntoma de ómicron.
Pero en Reino Unido, Tim Spector indicó que la infección de ómicron parece seguir siendo similar a la de variantes anteriores, es decir, una infección principalmente respiratoria.
En cuanto a la severidad de las infecciones, el experto indicó que por lo que han visto hasta ahora ómicron parece estar causando una infección leve en personas vacunadas.
Pero subrayó que se necesitará más tiempo para comprobar si realmente es así, porque hasta ahora la mayoría de los casos de ómicron están ocurriendo en personas jóvenes.
"Lo que sí sabemos es que muchas personas con dos y hasta tres vacunas se están infectando", indicó el epidemiólogo.
"Y aunque todavía no tenemos todos los datos confirmados, hemos visto anecdóticamente que personas que tuvieron una infección de covid de una variante previa se están volviendo a infectar ahora", agregó.
La población de personas que registran sus síntomas en el estudio del King's College están en su mayoría vacunadas por lo que el estudio no cuenta con datos sobre los síntomas o la severidad de ómicron en personas no vacunadas.
martes, 21 de diciembre de 2021
Los "Führer de la física": los científicos nazis que intentaron desacreditar a Einstein con argumentos racistas
Albert Einstein se enfrentó a cálculos tremendamente complejos para resolver grandes enigmas del universo.
Y, al mismo tiempo, soportó el feroz ataque de científicos nazis que, llevados por la envidia, la ansiedad por sentirse rezagados ante nuevas teorías e inspirados en ideas racistas, intentaron frenar la revolución intelectual que gestaba uno de los físicos más brillantes de todos los tiempos.
Y no eran enemigos de poca monta.
Durante años, dos premios Nobel de física, Philipp Lenard y Johannes Stark, lideraron una campaña de descrédito contra Einstein, basados en una ciencia influenciada por la ideología nazi.
Su estrategia era imponer una supuesta "física aria", en contraposición a lo que ellos consideraban una física que había sido secuestrada por un, también supuesto, "espíritu judío".
Lenard y Stark se negaban a reconocer las dos teorías más audaces de la época, ambas impulsadas por científicos de origen judío: la relatividad de Einstein y la mecánica cuántica de Niels Bohr.
Era tal la inquina de Lenard y Star, que los historiadores afirman que sus esfuerzos eran comparables con querer convertirse en los "Führer de la física".
¿Cómo surgió el odio de Lenard y Stark hacia Einstein, cómo fue su campaña de persecución, y hasta dónde llegaron en su empeño de imponer una "física aria"?
Un genio incómodo
Einstein, de origen judío y cada vez más reconocido a nivel mundial, resultaba muy incómodo para los nazis.
Además, su éxito le despertaba celos a Lenard, también un físico brillante, pero sin varios de los atributos que hacían especial a Einstein.
Lenard recibió el premio Nobel de física en 1905 por su estudio de los rayos catódicos.
Sin embargo, tenía "una profundidad intelectual limitada y estaba emocional e imaginativamente atrofiado", según lo describe el escritor científico y exeditor de la revista Nature Philip Ball en su libro Serving the Reich: The Struggle for the Soul of Physics under Hitler ("Al servicio del Reich: la lucha por el alma de la física bajo Hitler").
Lenard era un científico mayormente experimental y, según Ball, sus conocimientos de matemáticas no le alcanzaban para entender ideas tan osadas como la relatividad.
Su incapacidad de comprender la relatividad lo llevaron a descalificarla como teoría, y el hecho de que fuera apoyada por la comunidad académica internacional, lo hizo pensar que se trataba de una conspiración.
Lenard se aferraba a la idea de que lo que hoy conocemos como espacio-tiempo era el llamado éter, y calificó a la relatividad de ser un "fraude judío".
El caso de Stark era similar.
En 1919 había recibido el Premio Nobel de Física por descubrir que un campo eléctrico causa alteraciones en el espectro de luz, un fenómeno que hoy se conoce como Efecto Stark.
Stark también era un experimentalista que se veía abrumado por la complejidad matemática que estaba adquiriendo la física.
La nueva física estaba tomando una complejidad que escapaba los límites de Lenard y Stark.
Y como Lenard, también era un nacionalista extremo cuyas ideas se habían radicalizado tras la Primera Guerra Mundial.
Era tal su nacionalismo, que llegó a enfrentarse con oficiales nazi porque, desde su punto de vista, no eran lo "suficientemente nazis".
Ambos, Lenard y Stark, se habían unido a los nazis desde antes de que el partido tomara el poder.
Ciencia racista
Lenard ya criticaba la relatividad desde 1910, pero fue a partir de 1920 cuando comenzó a añadirle elementos racistas a sus ataques, según indica Ball.
Su discurso se basaba en que, mientras los arios se aferraban a los datos y el trabajo experimental, los judíos se enfrascaban en elucubraciones abstractas.
Lenard y Stark aplicaban la ideología nazi a la ciencia.
"El argumento de Lenard era que cualquier esfuerzo humano, incluyendo la ciencia, estaba definido por la raza", le dice a BBC Mundo Alex Wellerstein, historiador de la ciencia especialista en la historia de la eugenesia.
"Lenard sostenía que distintas razas tenían una física distinta".
Como la relatividad y la mecánica cuántica incluyen factores como la incertidumbre y el relativismo, Lenard vio en esas teorías una amenaza a una sociedad bien organizada y un camino al caos.
En cambio, la "física aria", que incluía experimentos que habían estado en auge en la Alemania del siglo XIX, hacía énfasis en verdades intangibles, en ciencia que fuera aplicada a problemas reales y en un acercamiento a la realidad estrictamente basado en lo experimental.
En general, los argumentos de Lenard y Stark no contenían "críticas sustanciales" a las ideas de Einstein, explica Wellerstein.
Desde el punto de vista científico eran débiles.
Lo más generoso que se podría decir de los argumentos anti Einstein, dice Wellerstein, es que en ese tiempo varios aspectos de sus teorías no se habían terminado de completar, lo cual abría la puerta a que personajes como Lenard o Stark ofrecieran explicaciones alternativas, ignorando los aspectos robustos de las ideas de Einstein.
Alcance limitado
En 1931, cientos de filósofos y científicos participaron en una publicación en contra de las ideas de Einstein.
La teoría cuántica resultó revolucionaria para la ciencia.
Wellerstein, sin embargo, señala que la "física aria" realmente no gozaba de mucha popularidad.
"No conozco ningún número exacto (de seguidores), pero los relatos que he leído hacen parecer que era relativamente pequeño", dice el experto.
"Hay que tener en cuenta que las ideas que impulsaban Lenard y Stark no eran muy interesantes desde la perspectiva de la física funcional. Era física del pasado, no del futuro".
¿Qué pensaba Hitler de todo esto?
El máximo líder nazi obviamente estaba al tanto de Einstein, mundialmente famoso por su Nobel de 1921, y por ser un disidente que se negó a volver a Alemania tras el ascenso de los nazis.
Hitler no estaba particularmente interesado en las ideas de Lenard y Stark.
Wellerstein, sin embargo, dice que no ha visto mucha evidencia de que Hitler considerara que la campaña de Lenard y Stark mereciera su atención personal.
"Hitler no necesitaba razones sofisticadas para odiar a los judíos y su creaciones", dice el historiador.
¿Cómo reaccionaba Einstein?
En general, Einstein no se involucró mucho en los ataques de sus detractores.
En 1920, sin embargo, publicó una carta en respuesta a uno de los ataques contra la relatividad orquestados por Lenard.
"Admiro a Lenard como maestro de la física experimental", escribió Einstein.
"Sin embargo, aún le falta lograr algo en física teórica, y sus objeciones a la teoría de la relatividad general son tan superficiales, que no había considerado necesario, hasta ahora, responderlas en detalle".
Muchas veces Einstein dejó que fueran otros quienes discutieran sus ideas.
Según Wellerstein, Einstein se alejó de los debates públicos sobre sus teorías y dejó que fueran otros físicos los que las discutieran.
"Que yo sepa, no trató de influir en los debates dentro de la Alemania nazi, tal vez consciente de que lo único que lograría sería agitarlos", dice Wellerstein.
El fracaso de la "física aria"
Con el tiempo, las ideas de Lenard y Stark fueron perdiendo fuerza ante el pragmatismo de los oficiales nazis.
En plena guerra, estos líderes estaban más interesados en lograr resultados, desarrollar armas y tecnología, que en discusiones sobre la interpretación de la física.
"Los nazis nunca adoptaron la 'física aria' como parte de su ideología oficial", dice Wellerstein.
Para los alemanes, la prioridad era desarrollar armas y tecnología.
"La 'física aria' fracasó espectacularmente, porque incluso a los nazis les costaba trabajo tomársela en serio, especialmente durante la guerra".
Ball, por su parte, explica que para los nazis era evidente que los judíos que habían propuesto la teoría cuántica y la relatividad eran quienes realmente conocían los secretos de los átomos, y que solo ellos estaban en capacidad de convertir sus hallazgos en aplicaciones prácticas.
Tras el fin de la guerra, llegaron los juicios de Núremberg en 1945.
Para entonces, Lenard tenía 82 años y aunque fue arrestado brevemente y despojado de su título como profesor emérito en la Universidad de Heidelberg, nunca fue condenado y murió en 1947, como lo explica Ball en su libro.
Los líderes del nazismo fueron juzgados en los juicios de Núremberg.
Stark también se salvó de una condena severa.
En 1947 fue sentenciado a cuatros años de trabajo en el campo, pero la sentencia fue suspendida dos veces y murió sin cumplir su codena en 1957, a los 83 años.
En 2020, la Unión Astronómica Internacional decidió que dos cráteres de la Luna que habían sido bautizados Lenard y Stark en honor a estos científicos, dejaran de llamarse así.
Hay voces que van más allá y piden que le sean retirados sus respectivos Premios Nobel.
En cambio, la relatividad general de Einstein se mantiene como una de las teorías más importantes de la física moderna, esperando que alguien la supere con argumentos realmente sólidos.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-59599790
lunes, 20 de diciembre de 2021
_- El día que quemé mi corazón
_- Resulta dramático que una institución como la escuela, que pretende enseñar el camino de la felicidad, de la convivencia armoniosa y de la paz justa, se convierta para algunos alumnos y alumnas en un infierno. El sufrimiento se hace, a veces, tan insoportable que las víctimas se ven abocadas a tomar la decisión de quitarse la vida.
Es triste pensar en la noche de las víctimas de acoso escolar, que se acuestan pensando en el horror del día que ha pasado y en las seguridad de que al día siguiente volverá a repetirse la tortura. Es probable, además, que el sueño se pueble de pesadillas. ¿Por dónde escapar?
Cuesta pensar en esa horrible sensación de tener que levantarse para ir cada día al potro de tortura. Con la angustia, el miedo y la impotencia grabados a fuego en la piel. Callando por el miedo a que redoblen las agresiones y a que se cumplan las amenazas de los torturadores. Callando porque sienten vergüenza de lo que les está pasando y no lo quieren contar.
– Como digas algo a tus padres o a los profesores, lo pagarás caro.
Hace unos días, la cadena de televisión Antena 3 estrenó una película francesa titulada ”El día que quemé mi corazón”, del director Christophe Lamotte. Una película que cuenta la historia real de un joven estudiante francés que se inmola a los 16 años prendiéndose fuego, como consecuencia de un acoso escolar de más de seis años.
– “El 8 de febrero de 2011, dice el protagonista de la historia, decidí acabar con todo. Compré un litro de alcohol, lo vertí sobre mi ropa y me prendí fuego”.
La película se estrenó el año 2018 en Francia con motivo del Día Internacional contra el acoso escolar, que se celebra el día 2 de mayo desde el año 2011.
El caso de Jonathan Destin fue el origen de la primera ley francesa contra el acoso escolar en colegios e institutos de Francia. Fue necesario que un alumno se prendiera fuego para que se promulgase una ley, que llegó tres años después de la tragedia.
El autor del libro autobiográfico “Condamné à me tuer” (“Condenado a matarme”), Jonathan Dastin (interpretado en la película por el actor Martin Daquin), nació en 1994. Tiene ahora 27 años, si no he hecho mal el cálculo.
Ese libro ha servido para producir la película, que comienza con unas dramáticas imágenes del joven rociándose con gasolina y pendiéndose fuego. La prensa se hace eco de la tragedia con el impactante lema de “La antorcha humana”.
– “Todo empezó cuando tenía 10 años, dice Jonathan. Durante todo ese tiempo me acosaron en la escuela. Me pegaban, me intimidaban, me decían que matarían a mis padres”,
La película, desde el punto de vista cinematográfico, no tiene nada especial. Es una película que está más centrada en el qué cuenta que en el cómo contarlo. Es una película correcta, sin alardes, con inevitables flash backs, con un lenguaje sencillo.
Nos cuenta las burlas, los chantajes, las humillaciones, los golpes, las amenazas con las que se ceban algunos compañeros y compañeras de colegio. Y también algunas escenas de la vida colegial en las que sufre, por ejemplo en las clases de Educación Física. Tiene que saltar el plinton, dar volteretas, suspenderse de barras, dar saltos… Lo que para los demás es algo fácil y divertido para él resulta imposible y, como consecuencia, humillante. Dada su constitución pícnica se muestra incapaz, despertando las risas de sus compañeros y, en algún caso, del profesor. En otra clase, después de recibir un golpe de una compañera se gana sin rechistar la reprimenda de la profesora. Él, como suele suceder en estos casos, no desvela quién ha sido la que ha desencadenado la disrupción. La compañera sonríe cínicamente, alegrándose del injusto reproche que recibe Jonathan.
Le quitaban diariamente los diez euros que sus padres le entregaban para el desayuno. En cierta ocasión le colocaron una pistola en la frente y le exigieron que les diera cien euros.
– Si no nos das el dinero te mataremos y mataremos también a tus padres.
Después de la autoinmolación pasa varios meses en coma, los médicos se plantean hacer alguna amputación porque en las aguas del canal quedó congelado. Ha sido sometido, según cuenta en su libro, a más de veinte operaciones y todavía sigue en terapia para superar aquella tragedia.
La película muestra a los protagonistas de la historia: el acosado, los acosadores y acosadoras, los testigos, la familia (padres y hermana) el profesorado, el jefe de estudios y el director del centro, los padres de los acosadores…
Los acosadores y acosadoras, en realidad, son unos cobardes. Eligen al más débil cono su víctima. Su dolor les divierte. Y se rodean de una camarilla de turiferarios que les ríen las gracias. Porque todas las vejaciones son consideradas graciosas.
El jefe de estudios, interpretado por el excelente actor Patrick Demarescau, que no sabe que su hijo es uno de los acosadores, es una persona cercana a los alumnos. Cuando se entera de lo ocurrido, acude al Hospital donde se encuentra encamado Jonathan, como una momia, completamente oculto por las vendas. Solamente se le ve la nariz y la boca. Permanece en estado de coma desde el día trágico en que tomó la decisión autolítica. Después de incendiarse, diversos recuerdos de la vida familiar le impulsaron a arrojarse a un canal después de recorrer doscientos metros.
El Director de la institución le exige a su jefe de estudios que exima al centro de cualquier responsabilidad. Es la imagen del centro lo que le importa.
– Ya sufría acoso antes de llegar aquí, dice el Director, tratando de eludir cualquier responsabilidad,
Su postura es realmente deleznable. No existe ni una pizca de compasión en sus palabras. Incluso desde el punto de vista profesional adopta una actitud inadmisible:
No es mi trabajo saber si hubo acoso, dice enfadado. Pues yo creo que sí es su trabajo. Más aún, debería saber cómo y por qué no se ha detectado. Y qué responsabilidad existe en el intento de suicidio de uno de sus alumnos.
Los profesores celebran una reunión para analizar los hechos. Es curioso observar la sorpresa de la mayoría. ¿Cómo es posible que no veamos nada de nada, que ni siquiera alberguemos una sospecha? ¿Cómo puede fraguarse la decisión de un suicidio después de años de acoso, como sucedió en este caso, sin percibir ni un solo signo de alarma? Alguno, sin embargo, había observado con más atención y reconoce que Jonathan no se comportaba de una manera espontanea.
Pienso también en el padre, la madre (interpretada por la actriz Camille Chamaux) y la hermana de Jonathan. Porque ellos tampoco se percataron de la tragedia que estaba viviendo Jonathan. Ni siquiera en los álgidos días en que se fragua la fatal decisión. Es más, cuando el padre es informado por su mujer de que su hijo era acosado, dice:
– Es imposible. Él es muy fuerte. Les hubiera dado una paliza a todos.
Es preocupante también la insolidaridad de todos los testigos. Los alumnos y alumnas conocen bien lo que pasa. Son testigos directos de los abusos. Pero se callan. Temen las represalias de los violentos. Saben que ellos pueden pasar a ser las víctimas si hablan.
Escuela y familia tienen una tarea educativa que debe estar encaminada a la prevención de este fenómeno (que hoy se ve agrandado por el uso nocivo de las redes sociales). Y que deben permanecer atentas (hay que educar los ojos para ver, hay que cuidar el corazón para que el otro importe) ante el sufrimiento de las víctimas.
Jonathan no solo ha escrito el libro para ayudar a descubrir y afrontar esta lacra. Imparte conferencias en Colegios e institutos, concede entrevistas (fue entrevistado en Antena 3 con ocasión del estreno de la película), hace campañas… No quiere que nadie viva lo que él tuvo que soportar y que todavía perdura (“Las secuelas psicológicas son las peores”, dice). porque considera que hay que evitar a toda costa esta tragedia.
El acoso escolar es un cáncer de las instituciones educativas. ¿Cómo es posible que nos pase inadvertido tanto dolor, tanta angustia, tanta desesperación? ¿Cómo no detectamos el sufrimiento de esos alumnos y alumnas que viven a la desesperada una vida infeliz, llena de miedo y de dolor?
Y los alumnos y alumnas tienen que saber que es una obligación moral delatar a los torturadores. El silencio les hace cómplices de la tortura. No son chivatos, no son acusicas. Es un error considerarse buenos compañeros porque no hablan. Tienen que ser buenos compañeros de las víctimas.
Blog El Adarve. Miguel Ángel Santos Guerra.
Es triste pensar en la noche de las víctimas de acoso escolar, que se acuestan pensando en el horror del día que ha pasado y en las seguridad de que al día siguiente volverá a repetirse la tortura. Es probable, además, que el sueño se pueble de pesadillas. ¿Por dónde escapar?
Cuesta pensar en esa horrible sensación de tener que levantarse para ir cada día al potro de tortura. Con la angustia, el miedo y la impotencia grabados a fuego en la piel. Callando por el miedo a que redoblen las agresiones y a que se cumplan las amenazas de los torturadores. Callando porque sienten vergüenza de lo que les está pasando y no lo quieren contar.
– Como digas algo a tus padres o a los profesores, lo pagarás caro.
Hace unos días, la cadena de televisión Antena 3 estrenó una película francesa titulada ”El día que quemé mi corazón”, del director Christophe Lamotte. Una película que cuenta la historia real de un joven estudiante francés que se inmola a los 16 años prendiéndose fuego, como consecuencia de un acoso escolar de más de seis años.
– “El 8 de febrero de 2011, dice el protagonista de la historia, decidí acabar con todo. Compré un litro de alcohol, lo vertí sobre mi ropa y me prendí fuego”.
La película se estrenó el año 2018 en Francia con motivo del Día Internacional contra el acoso escolar, que se celebra el día 2 de mayo desde el año 2011.
El caso de Jonathan Destin fue el origen de la primera ley francesa contra el acoso escolar en colegios e institutos de Francia. Fue necesario que un alumno se prendiera fuego para que se promulgase una ley, que llegó tres años después de la tragedia.
El autor del libro autobiográfico “Condamné à me tuer” (“Condenado a matarme”), Jonathan Dastin (interpretado en la película por el actor Martin Daquin), nació en 1994. Tiene ahora 27 años, si no he hecho mal el cálculo.
Ese libro ha servido para producir la película, que comienza con unas dramáticas imágenes del joven rociándose con gasolina y pendiéndose fuego. La prensa se hace eco de la tragedia con el impactante lema de “La antorcha humana”.
– “Todo empezó cuando tenía 10 años, dice Jonathan. Durante todo ese tiempo me acosaron en la escuela. Me pegaban, me intimidaban, me decían que matarían a mis padres”,
La película, desde el punto de vista cinematográfico, no tiene nada especial. Es una película que está más centrada en el qué cuenta que en el cómo contarlo. Es una película correcta, sin alardes, con inevitables flash backs, con un lenguaje sencillo.
Nos cuenta las burlas, los chantajes, las humillaciones, los golpes, las amenazas con las que se ceban algunos compañeros y compañeras de colegio. Y también algunas escenas de la vida colegial en las que sufre, por ejemplo en las clases de Educación Física. Tiene que saltar el plinton, dar volteretas, suspenderse de barras, dar saltos… Lo que para los demás es algo fácil y divertido para él resulta imposible y, como consecuencia, humillante. Dada su constitución pícnica se muestra incapaz, despertando las risas de sus compañeros y, en algún caso, del profesor. En otra clase, después de recibir un golpe de una compañera se gana sin rechistar la reprimenda de la profesora. Él, como suele suceder en estos casos, no desvela quién ha sido la que ha desencadenado la disrupción. La compañera sonríe cínicamente, alegrándose del injusto reproche que recibe Jonathan.
Le quitaban diariamente los diez euros que sus padres le entregaban para el desayuno. En cierta ocasión le colocaron una pistola en la frente y le exigieron que les diera cien euros.
– Si no nos das el dinero te mataremos y mataremos también a tus padres.
Después de la autoinmolación pasa varios meses en coma, los médicos se plantean hacer alguna amputación porque en las aguas del canal quedó congelado. Ha sido sometido, según cuenta en su libro, a más de veinte operaciones y todavía sigue en terapia para superar aquella tragedia.
La película muestra a los protagonistas de la historia: el acosado, los acosadores y acosadoras, los testigos, la familia (padres y hermana) el profesorado, el jefe de estudios y el director del centro, los padres de los acosadores…
Los acosadores y acosadoras, en realidad, son unos cobardes. Eligen al más débil cono su víctima. Su dolor les divierte. Y se rodean de una camarilla de turiferarios que les ríen las gracias. Porque todas las vejaciones son consideradas graciosas.
El jefe de estudios, interpretado por el excelente actor Patrick Demarescau, que no sabe que su hijo es uno de los acosadores, es una persona cercana a los alumnos. Cuando se entera de lo ocurrido, acude al Hospital donde se encuentra encamado Jonathan, como una momia, completamente oculto por las vendas. Solamente se le ve la nariz y la boca. Permanece en estado de coma desde el día trágico en que tomó la decisión autolítica. Después de incendiarse, diversos recuerdos de la vida familiar le impulsaron a arrojarse a un canal después de recorrer doscientos metros.
El Director de la institución le exige a su jefe de estudios que exima al centro de cualquier responsabilidad. Es la imagen del centro lo que le importa.
– Ya sufría acoso antes de llegar aquí, dice el Director, tratando de eludir cualquier responsabilidad,
Su postura es realmente deleznable. No existe ni una pizca de compasión en sus palabras. Incluso desde el punto de vista profesional adopta una actitud inadmisible:
No es mi trabajo saber si hubo acoso, dice enfadado. Pues yo creo que sí es su trabajo. Más aún, debería saber cómo y por qué no se ha detectado. Y qué responsabilidad existe en el intento de suicidio de uno de sus alumnos.
Los profesores celebran una reunión para analizar los hechos. Es curioso observar la sorpresa de la mayoría. ¿Cómo es posible que no veamos nada de nada, que ni siquiera alberguemos una sospecha? ¿Cómo puede fraguarse la decisión de un suicidio después de años de acoso, como sucedió en este caso, sin percibir ni un solo signo de alarma? Alguno, sin embargo, había observado con más atención y reconoce que Jonathan no se comportaba de una manera espontanea.
Pienso también en el padre, la madre (interpretada por la actriz Camille Chamaux) y la hermana de Jonathan. Porque ellos tampoco se percataron de la tragedia que estaba viviendo Jonathan. Ni siquiera en los álgidos días en que se fragua la fatal decisión. Es más, cuando el padre es informado por su mujer de que su hijo era acosado, dice:
– Es imposible. Él es muy fuerte. Les hubiera dado una paliza a todos.
Es preocupante también la insolidaridad de todos los testigos. Los alumnos y alumnas conocen bien lo que pasa. Son testigos directos de los abusos. Pero se callan. Temen las represalias de los violentos. Saben que ellos pueden pasar a ser las víctimas si hablan.
Escuela y familia tienen una tarea educativa que debe estar encaminada a la prevención de este fenómeno (que hoy se ve agrandado por el uso nocivo de las redes sociales). Y que deben permanecer atentas (hay que educar los ojos para ver, hay que cuidar el corazón para que el otro importe) ante el sufrimiento de las víctimas.
Jonathan no solo ha escrito el libro para ayudar a descubrir y afrontar esta lacra. Imparte conferencias en Colegios e institutos, concede entrevistas (fue entrevistado en Antena 3 con ocasión del estreno de la película), hace campañas… No quiere que nadie viva lo que él tuvo que soportar y que todavía perdura (“Las secuelas psicológicas son las peores”, dice). porque considera que hay que evitar a toda costa esta tragedia.
El acoso escolar es un cáncer de las instituciones educativas. ¿Cómo es posible que nos pase inadvertido tanto dolor, tanta angustia, tanta desesperación? ¿Cómo no detectamos el sufrimiento de esos alumnos y alumnas que viven a la desesperada una vida infeliz, llena de miedo y de dolor?
Y los alumnos y alumnas tienen que saber que es una obligación moral delatar a los torturadores. El silencio les hace cómplices de la tortura. No son chivatos, no son acusicas. Es un error considerarse buenos compañeros porque no hablan. Tienen que ser buenos compañeros de las víctimas.
Blog El Adarve. Miguel Ángel Santos Guerra.
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