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jueves, 17 de abril de 2014

Asegurar las siguientes generaciones

El pasado otoño oímos decir a diferentes altos cargos del Partido Popular que se apoyarían en la recuperación económica como pilar fundamental de su programa de reelección. Y así han hecho; no pierden ocasión para hablar de ello mientras no les oímos jamás hablar de problemas tan relevantes como pueda ser la pobreza de las familias o, todavía peor, sus consecuencias en los niños, incluida el hambre. Sin duda piensan que —al menos para muchos de sus votantes— de lo que ellos no hablan, no existe. Atender a la pobreza —y de manera muy especial la de los niños y jóvenes— no es un acto de caridad. Es estrategia de país y visión de Estado. Pensando en el futuro común (desde luego, más allá de las próximas elecciones) es preciso asegurar que dentro de unos años no habrá toda una generación de ciudadanos casi sin preparación ni recursos personales, y posiblemente con una visión rencorosa y hostil de la vida, consecuencia de una niñez y juventud que pueden (vistas desde una perspectiva infantil) haber sido trágicas. En este país hay memoria reciente de vidas marcadas por infancias y juventudes bien difíciles y conocemos su precio, también para el conjunto de ciudadanos.

No merece la pena llamar la atención del mundo del Partido Popular sobre este tema; sería inútil. Al resto nos conviene tenerlo muy presente. ELISEO PASCUAL GÓMEZ Alicante 16 ABR 2014.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2014/04/15/opinion/1397577264_512550.html

sábado, 12 de octubre de 2013

Dedicado a todos los que están lejos, que sepan que los suyos, su familia la que los ha criado y educado, los echan todos los días de menos



Para los miles y miles de españoles preparados y valientes que se han tenido que ir o que un día se fueron para formarse mejor y después no han podido volver, porque sencillamente no hay un sitio para ellos en su país y en especial para Rosa, Jose, Carlos,... porque los conocemos y queremos...

viernes, 15 de marzo de 2013

El sí de cada no. Ahora y en el futuro

...Como una música interna la columna entrevista avanza en nuestro pecho y nos conduce al movimiento siguiente.

Desde Cibeles vimos acercarse la columna de Sol, la luz atravesaba pancartas y velaba los cuerpos, todo era inminencia. Pisamos el asfalto que es nuestro, las distintas columnas confluyeron en Neptuno desbordándolo, hubo fotografías, orgullo. Luego, el regreso dejaba personas detenidas e inquietud, nos habíamos ido y las demandas permanecían, seguía la deuda intacta, no habíamos arrebatado siquiera un fuerte aun cuando fuera intermitente y movedizo, nada de lo privatizado nos había sido devuelto. Sin embargo, como una música interna la columna entrevista avanza en nuestro pecho y nos conduce al movimiento siguiente.

Hay quien habla de diversificar “en grupos pequeños y transversales, con riesgos asumidos y controlados, que busquen impacto comunicativo”; quien apunta al 14 de abril y comenta que la palabra columna remite a las columnas milicianas, “un conglomerado de pequeñas unidades, fuerzas y servicios, donde todos los escalones están en el primer nivel”; quien propone “la creación y extensión de colectivos locales, suficientemente coordinados, capaces de pasar a la ofensiva y bloquear la ejecución de los planes de privatización”; quien recuerda que la estrategia requiere a veces cautela para sorprender.

A lo que podría ser fácil y libre le han puesto un precio; no bastarán denuncias y solicitudes, la explotación diaria se ampara en cárcel, daño, tierra quemada. Y mientras, poco a poco, advertimos que la suma de voluntades dispersas nos hace menos débiles, y la palabra unidad deja de darnos miedo, reaparece, como siempre ha sido en cada una de las luchas, el conflicto entre el ahora y el futuro. Construir ahora espacios, redes, experiencias, medios distintos, que se guían por lógicas nuevas y al hacerlo se entrenan, nos entrenan, pero que han de vivir acorralados. O luchar por un futuro donde esas lógicas nuevas sean lo existente. O borrar la disyuntiva pues lo necesitamos todo.

Luchamos tanto por las capacidades que ahora ejercemos a trancas y barrancas, a la contra, intentando, aprendiendo, parando golpes, como por las que -y es bueno imaginarlas- no podemos desarrollar ahora, por lo que ahora no podemos ser y sí seremos el día que la presión sea levantada, desatemos brazos y tanto puto dolor evitable, tanta fatiga a causa de lo absurdo, sucumban bajo la intensidad de nuestra vida en pie.
Belén Gopegui. Diagonal
Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/culturas/ahora-y-futuro.html-0
Ilustración de la artista polaca, Pawla Kuczynskiego, facilitada por nuestra compañera Marga.

jueves, 30 de junio de 2011

El visionario que acertó

La autobiografía de Nikola Tesla retrata a un genio ensombrecido por Edison y erigido en icono de la cultura popular.

Pocas veces alguien con un sitio tan claro en las enciclopedias ha sido a la vez tan claramente un personaje de novela. Y de película, cómic y videojuego. Ese alguien es Nikola Tesla, un físico serbio nacido en Croacia en 1856 y emigrado a Estados Unidos que terminó prestando su apellido a la unidad de inducción magnética (el tesla), además de ser reconocido en todo el mundo como el hombre que consiguió domesticar la corriente alterna -a través del motor de inducción polifásico- y en su país de adopción como el inventor de la radio. Este último reconocimiento le llegó cuando el Tribunal Supremo decretó que Marconi se había basado para su trabajo en las patentes desarrolladas por Tesla.

El hecho de que la justicia dictara su fallo en 1943, cuando el científico serbocroata llevaba meses muerto, es solo un ejemplo de lo que el futuro destinaba a su figura. Pese a que sus inventos permitieron iluminar grandes ciudades, enviar la electricidad a miles de kilómetros por primera vez o construir la primera gran central hidroeléctrica del mundo -en las cataratas del Niágara-, su nombre ha quedado ensombrecido por el de Thomas Alva Edison, con el que Tesla llegó a colaborar. El encuentro y desencuentro entre ambos lo cuenta este último en Mis inventos, el texto autobiográfico que, junto al ensayo El problema de aumentar la energía humana, integra ahora el volumen Yo y la energía, traducido por Cristina Núñez Pereira, publicado por Turner y acompañado por una larga y apasionante introducción del periodista y escritor Miguel Ángel Delgado.

"En este volumen hay dos libros: el de Tesla y el de Miguel Ángel Delgado", dijo ayer en la sede madrileña del Círculo de Lectores José Manuel Sánchez Ron. El físico y miembro de la Real Academia Española abrió el acto enseñando un paquete comprado en unos grandes almacenes. Contenía la versión en muñeco de algunos de los grandes héroes de la ciencia y la técnica modernas. Allí entre, Darwin, Madame Curie o Einstein estaba Tesla. El propio Sánchez Ron reconoció que cuando lo vio en la tienda se preguntó: "¿Qué hace este aquí?". Era su manera de reconocer el lugar fronterizo de "un visionario que acertó", un genio que "lo tenía todo para no prosperar como hombre de empresa". Ese "todo" del que habla Sánchez Ron fueron un cuerpo, una personalidad y una inteligencia extremas: de dos metros de altura y políglota desatado -declaró haber estudiado 12 lenguas y llegó a manejarse en no menos de seis-, conjugaba su afán de notoriedad con una misantropía enfermiza que le llevó a mantenerse célibe durante toda su vida y que por momentos le impedía incluso dar la mano a la gente. Amén de rechazar el ofrecimiento de colaboración como ayudantes sin sueldo de futuros premios Nobel de Física. Eso, no obstante, no evitó que el gran mundo frecuentara su laboratorio neoyorquino: de la actriz Sarah Bernhardt a su gran amigo Mark Twain. Un hombre que ha fascinado a escritores como Paul Auster o Thomas Pynchon, que lo han convertido en personaje de sus novelas, o a cineastas como Jim Jarmusch o Christopher Nolan.

Convertido en icono pop, Tesla se ha asomado en los últimos años en cómics, discos, videojuegos y series de televisión, de House a Los Simpson. Ese es uno de los muchos Tesla. El otro es el de la leyenda que empezó a fraguarse el día que murió en la habitación 3327 del hotel New Yorker. El mito dice que el FBI habría recogido sus papeles, que, por supuesto, permanecen en secreto.

A Miguel Ángel Delgado no le hace gracia la teoría conspiranoica porque podría reducir a caricatura a uno de los grandes genios de la historia de la humanidad. Él prefiere subrayar que fue uno de los primeros en "preocuparse por cosas que preocupan mucho ahora, pero nada en su tiempo": la necesidad de explotar energías limpias e inagotables frente a la dependencia del petróleo, el peligro nuclear o la atención a la ecología. Y, por supuesto, "las posibilidades que ofrece la transmisión inalámbrica de electricidad". El futuro parece suyo; el presente, también. La historia, todavía no.

miércoles, 8 de julio de 2009

Eric Hobsbawm. Después del siglo XX, un mundo en transición

Después del siglo XX Un mundo en transición

Eric Hobsbawn
Fuente: Letras Libres

Un muy destacado científico ha expresado la opinión de que la raza humana sólo tiene un cincuenta por ciento de posibilidades de sobrevivir al siglo XXI. Ésta es en cierto sentido una afirmación extrema; pero muy pocos disentiríamos de la idea de que nuestra especie y nuestro globo enfrentan ahora peligros sin precedentes para la presente centuria, aunque sólo sea por el extraordinario impacto que la tecnología y la economía humanas ejercen sobre el medio ambiente. A este ensayo mío no le conciernen tales escenarios apocalípticos: supondré que si la humanidad sobrevivió al siglo XX, igualmente lo hará en el siglo XXI.

El mundo de principios del siglo XXI se caracteriza por tres sucesos principales:

• Las enormes fuerzas que aceleran la velocidad de nuestra capacidad de producción y que, al hacerlo, cambian la faz del mundo. Esto es así y así continuará.

• Un proceso de globalización acelerado por la revolución en el transporte y las comunicaciones, nos indica que: a) sus efectos mayores corresponden directa o indirectamente a la globalización económica; aunque b) se presenta en todos los campos excepto en los del poder político y la cultura, en la medida en que dependen del idioma.

• El reciente pero rápido cambio en la distribución de la riqueza, el poder y la cultura, de un patrón establecido que duró de 1750 a 1970 a uno todavía indeterminado.

(Si deseas continuar leyendo el artículo, clik en el titular, y para leer su interesante artículo donde expone su opinión sobre las luchas, en Barcelona, entre las fuerzas leales al ejercito legal republicano en la Guerra Civil española aquí)