jueves, 17 de octubre de 2019

15 grandes viajes en tren que tal vez no conozcas. Del serpenteante recorrido entre las ciudades iraníes de Andimeshk y Dorud a una ruta espectacular por las tierras altas eslovenas en la línea de ferrocarril de Bohinj.

15 grandes viajes en tren que tal vez no conozcas.

Del serpenteante recorrido entre las ciudades iraníes de Andimeshk y Dorud a una ruta espectacular por las tierras altas eslovenas en la línea de ferrocarril de Bohinj

1. A través de Irán
De Andimeshk a Dorud
Serpenteante como una caravana de la Ruta de la Seda, esta ruta ferroviaria se asoma al montañoso corazón de la antigua Persia y, sobre todo, invita a convivir con la hospitalaria población local (rara vez viajaremos con turistas). El transiraní, que circula desde Andimeshk, en el sur, hasta Dorud, al norte, es un prodigio de la ingeniería: construido a base de explosivos en los impresionantes montes Zagros, se aferra a las vertientes de remotos valles fluviales, pasa bajo inmensos picos, cruza enormes desfiladeros y discurre junto a cascadas, envuelto por un paisaje inhóspito e inolvidable, como el que se contempla durante el ascenso desde la planicie de Juzestán hasta la alta meseta del mítico Lorestán. Encargado por el Sha en la década de 1930 y trazado por ingenieros europeos, su sistema de túneles, viaductos y espirales superpuestas fue propuesto para la lista patrimonio mundial de la Unesco.

Un tren a su paso por el puente de Bisheh, en Irán. ALI MAJDFAR GETTY

Cómo viajar: suele haber un único trayecto diario (209 kilómetros; 5-7 horas de trayecto) y los horarios cambian con frecuencia. Pueden reservarse plazas con antelación (en agencias de viaje locales y en cualquier estación) y es preferible evitar los jueves y viernes (fin de semana en Irán) y el Nowruz (Año Nuevo iraní, en marzo). Se recomienda llevar comida (y compartirla), y no fotografiar infraestructuras (estaciones, puentes, vías). Más información sobre visados en www.rai.ir

El tren Tazara que conecta Tanzania y Zambia en la estación tanzana de Mbeya. GETTY IMAGES

2. Tren Tazara, safari sobre raíles
De Dar es Salaam (Tanzania) a Kapiri Mposhi (Zambia)
El trayecto del Tazara (Tanzania and Zambia Railway Authority) se acompasa al pausado ritmo de vida africano: 46 horas (que pueden alargarse) para recorrer 1.860 kilómetros, desde Dar es-Salaam, portuaria ciudad de Tanzania, hasta New Kapiri Mposhi, en Zambia. Eso sí: ofrece la posibilidad de observar grandes animales desde la ventanilla. También la vida cotidiana, el clamor y el caos que se desatan cuando el tren llega a una parada (prevista o imprevista). La experiencia de subir al Mukuba Express merece la pena: desde la estación Tazara de Dar es Salaam, construida, como el resto de la línea, por ingenieros chinos en la década de 1970, los alegres bandazos del Mukuba Express —que originalmente facilitaban el transporte de cobre desde Zambia hasta el mar— discurre primero por la llanura costera y atraviesa después cientos de kilómetros de sabanas de ensueño. Los sonidos, los olores y el calor de la Tanzania meridional se cuelan por la ventanilla. Y cuando el tren pasa por la reserva de Selous (la primera noche del trayecto) llega la oportunidad de avistar jirafas, elefantes y otros grandes ejemplares de la fauna africana.

Cómo viajar: hay dos trenes semanales en cada sentido; el Mukuba Express desde Dar es-Salaam (ida los viernes, regreso los martes) y el Kilimanjaro Ordinary desde New Kapiri Mposhi. No se pueden sacar billetes online (por teléfono o en la estación) pero sí obtener información en www.seat61.com (teléfonos, agencias de viaje y detalles sobre ambos trenes) y tazarasite.com. Se puede reservar desde un asiento simple a coches cama (limpios y cómodos) con compartimentos de cuatro o seis literas unisex.

Un convoy Superliner a su paso por Texas (EE UU). GETTY IMAGES DAVID KOZLOWSKI

3. De Nueva Orleans a Los Ángeles (Estados Unidos)
Desde los bares del Barrio Francés de Nueva Orleans hasta las olas del Pacífico, el Sunset Limited es la opción perfecta para quien haya soñado atravesar Estados Unidos alguna vez pero no tenga muchas ganas de pasar dos semanas conduciendo un coche. Lo único que hay que hacer es relajarse en el asiento y ver pasar los paisajes: los pantanos de Luisiana, los rascacielos de Houston, los desiertos de Texas y Arizona, las colinas de California y, finalmente, las playas doradas de Los Ángeles. Inaugurado en 1894 como Sunset Express, fue la segunda línea ferroviaria estadounidense de costa a costa (la Pacific Railroad, de 1869, fue la primera), abrió al comercio las ricas plantaciones del sur y revolucionó el tiempo del trayecto transcontinental de pasajeros: de varias semanas a varios días. Rebautizada como Sunset Limited, actualmente circula tres veces por semana y completa su recorrido (3.211 kilómetros) en dos días. Equipado con coches cama, el viaje puede hacerse íntegramente a bordo o, si se quiere, apearse en cualquier parada para pernoctar y volver a subir en el siguiente tren que pase por la ciudad —Houston, El Paso, Palm Springs— al cabo de un par de días (aunque supone un incremento del precio, con tarifas aparte). Algo así como la versión ferroviaria de la Ruta 66.

Cómo viajar: hay dos opciones al reservar una cabina en coche cama; Superliner Roomette (dos asientos que se abaten formando una litera, más una litera superior plegable y baño compartido en el pasillo) y Superliner Bedroom (más espaciosa y con baño privado). También hay cabinas para familias e incluso servicio de habitaciones. El salón Sightseer, con asientos giratorios y ventanas panorámicas de suelo a techo, ofrece las mejores vistas. Hay salidas semanales en ambos sentidos y reservas en www.amtrak.com/sunset-limited-train.

Vista de las Montañas Rocosas canadienses durante el trayecto de la línea de VIA Rail entre Jasper y Prince Rupert. BERNARD WEIL GETTY

4. Canadá salvaje a bordo del Rupert Rocket
De Jasper a Prince Rupert
Esta encantadora línea de VIA Rail entre Jasper y Prince Rupert invita a dos días de travesía (1.160 kilómetros) a bordo de vagones retro con laterales de acero de la década de 1950 que recuerdan la época dorada de los viajes de lujo. El Park Car tiene dos niveles, una cúpula sobre los asientos del nivel superior y un coqueto saloncito debajo. El Rupert Rocket (cohete de Rupert), trazado ya centenario, es una conexión regular entre paisajes impresionantes de las provincias de Alberta y la Columbia Británica, que incluye la posibilidad de avistar fauna salvaje desde la ventanilla: uapitíes rumiando, muflones quietos como estatuas, delicados ciervos y, los más esperados, osos negros y grizzlis. Tras dejar atrás las Montañas Rocosas, la enorme Cadena Costera brinda también escenarios alucinantes, entre una continua sucesión de puentes y túneles. También podremos observar alguna de las pequeñas estaciones de madera con tejados acampanados construidas por Grand Trunk Pacific Railway, como la de McBride, donde el convoy suele detenerse para que los pasajeros puedan hacer fotos y pedir un café para llevar en su acogedora cantina.

Cómo viajar: de junio a septiembre se habilita una clase turística especial a bordo, con espaciosos asientos en el vagón panorámico, comidas de estilo avión y acceso exclusivo al Park Car (la clase económica funciona igualmente). Los trenes salen de Jasper los domingos, miércoles y viernes (todo el año), hacen noche en Prince George (conviene buscar hotel con antelación) y al llegar a Prince Rupert conectan con la línea de BC Ferries a Port Hardy, en la isla de Vancouver, o a las islas de Haida Gwaii. Se pueden reservar los billetes en la web de VIA Rail (www.viarail.ca).

El llamado Reunification Express Train cruza un puente cerca de la ciudad de Lang Co (Vietnam). BEN DAVIES GETTY

5. El expreso de la Reunificación
De Ciudad Ho Chi Mihn a Hanói (Vietnam)
También conocido como el Ferrocarril Norte-Sur, esta popular línea ferroviaria de Vietnam ha sufrido los mismos altibajos que el país que recorre. Más de 1.700 kilómetros en dos días desde Hanói, al norte, hasta Ciudad Ho Chi Minh (la antigua Saigón), en el sur, que conectan de forma muy evocadora las dos grandes metrópolis vietnamitas, y los tesoros que hay en el camino. El tren nació durante el dominio colonial francés de Indochina, para que comunicara las regiones norte y sur de su territorio, pero pronto quedó atrapado por el tumultuoso devenir de Vietnam durante el siglo XX: fue secuestrada por las fuerzas invasoras japonesas durante la II Guerra Mundial, poco después pasó a ser objetivo bélico durante la I Guerra de Indochina, cuando las guerrillas del Viet Minh atacaban los trenes acorazados que circulaban por ella. Pero el episodio más conocido de su historia llegó durante la Guerra de Vietnam, cuando la línea fue usada para transportar tanques y artillería, algunos tramos fueron dinamitados y se bombardearon muchos de sus puentes. La línea quedó partida en dos entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur. Algunos años después, cuando volvió a conectar Saigón y Hanói en 1976, el tren se convirtió en un símbolo de la solidaridad y la recuperación del país.

Cómo viajar: circulan varios tipos de trenes con diferentes clases de billete según el grado de confort, y aunque los turistas suelen preferir los compartimentos de seis literas blandas, se pueden reservar vagones privados más lujosos y con aire acondicionado (livitrans.com, violetexpresstrain.com). Hay cuatro o cinco salidas diarias (todo el año) al norte y al sur (generalmente a primera hora de la mañana y última de la tarde) y se puede reservar plaza mediante agencias como Baolau o 12Go Asia; hacer paradas en destinos como como Hué o Danang requiere varias reservas. Una recomendación: sentarse en la ventanilla derecha cuando se viaja hacia el norte para tener las mejores vistas del puerto de las Nubes.

Estación de en Pyin U Lwin, una localidad del interior de Birmania, de la línea Mandalay-Lashio. ALAMY

6. La antigua Birmania en tren
De Mandalay a Lashio (Myanmar)
Puede que los trenes de la época colonial de Myanmar (la antigua Birmania) chirríen por el peso del tiempo, pero es parte de su encanto. El que discurre entre montañas hacia el noreste desde Mandalay hasta Lashio (201 kilómetros, unas 15 horas), el final de la carretera de Birmania durante la guerra, traquetea especialmente al pasar por el precario viaducto de Gokteik, que desafía al paso de los siglos sobre un valle que parece no tener fondo de camino a la colonial estación de montaña de Pyin U Lwin. Transitar por estas vías es hacer un viaje por el tiempo, mientras que los bungalós coloniales, las aldeas de las tribus de montaña y los monasterios en el bosque se ven pasar fugazmente entre el follaje de la selva. Hay puentes de acero que atraviesan profundas gargantas, pero también tramos que permiten relajarse y localizar monasterios y estupas doradas entre bosques y aldeas.

Cómo viajar: las comodidades a bordo del tren (con una salida diaria en ambos sentidos todo el año) son limitadas; merece la pena pagar un poco más por un asiento acolchado de clase superior (incluye un servicio básico de comidas), y es recomendable comprar los billetes (en las estaciones del trayecto) con un par de días de antelación; se requiere el pasaporte).

El Baikal-Amur (BAM) que atraviesa Siberia a su paso por la zona de Buriatia. GETTY IMAGES

7. Atravesando la estepa siberiana
De Taishet a Sovetskaya Gavan (Rusia)
Esta línea férrea recorre más de 4.320 kilómetros por la estepa siberiana, comunica asentamientos remotos, se concibió como la mayor obra de la historia de la URSS y nos es el Transiberiano. El Baikal-Amur (BAM) fue construido casi un siglo después, es más frío y más remoto, atraviesa parajes igualmente espectaculares, pero apenas atrae a turistas. Y es que es un viaje para viajeros curtidos, pues los placeres del BAM, a ojos de algunos, bordean lo perverso: tumbarse acurrucado en un pequeño compartimento durante 36 horas; asomarse por la ventanilla y ver bosques de abedules infinitos sin el más mínimo indicio de presencia humana; apearse en estaciones inhóspitas en las que el frío paralizador del invierno (hasta temperaturas de 60 grados bajo cero) puede congelar el líquido de los globos oculares… Para apreciar esta aventura hay que entender la extraordinaria historia del BAM: las obras empezaron en la década de 1970 para conectar rincones de Siberia, de gran riqueza mineral, y construir una nueva utopía comunista en el virgen territorio del salvaje oriente ruso. Pero la construcción no fue bien: el permafrost deformaba las vías, los obreros voluntarios fallecían por las duras condiciones… Actualmente muchas de las ciudades construidas ex profeso están deshabitadas, pero el tren sigue siendo un salvavidas para algunas de las comunidades más remotas del planeta.

Cómo viajar: en el BAM solo hay billetes de dos clases, Kupe (compartimentos de cuatro literas que se convierten en asientos) y Platskartny (vagones de tipo dormitorio colectivo). Los horarios de las comidas a bordo pueden ser impredecibles; los carteles de las estaciones están en cirílico, y para recorrer la línea completa (4 días) hay que realizar conexiones entre, al menos, tres servicios. El BAM circula todo el año y se pueden reservar billetes en eng.rzd.ru.

El tren cremallera de las montañas Nilgiri, en India. GETTY IMAGES

8. El tren de las montañas Nilgiri
De Mettupalayam a Ooty (India)
El único tren de cremallera de India, que asciende por las aromáticas montañas Nilgiri, tiene cierto aire retrofuturista. Declarado patrimonio mundial en 2005, el trayecto desde Mettupalayam hasta Ooty (Udhagamandalam) se abre camino por las frescas y fértiles tierras altas de Tamil Nadu, donde los colonizadores británicos se refugiaban del calor tropical de las planicies. Aquí uno disfruta de pasos por puentes precarios, vistas panorámicas, un verde exuberante, la nostalgia por las máquinas de vapor antiguas y el aroma del especiado té indio al atravesar las plantaciones de Nilgiri. Sus escasos 46 kilómetros de lento recorrido (unas 4 horas y media) se abre camino por densas junglas con tramos que superan el 8% de desnivel (solo cuatro líneas férreas en el mundo superan dicha inclinación), una demostración de ingeniería ferroviaria motivada por una sencilla razón: el calor. Los funcionarios de la provincia de Madrás, acostumbrados a los tibios veranos británicos, languidecían durante el cálido y pegajoso monzón, y cada año, de mayo a octubre, huían al verde frescor de los montes Nilgiri, acarreando consigo la proliferación de plantaciones de té en la zona, que empezó a producir las infusiones más refinadas del sur de India. Actualmente, gracias a las más de 200 películas de Bollywood ambientadas en estas verdes y agradables montañas, el viaje en tren hasta Ooty se ha convertido en un imán para matrimonios en plena luna de miel. Y, probablemente, todo aquel turista extranjero que vaya a bordo acabará posando en el álbum de fotos de la boda, por expresa petición de los recién casados.

Cómo viajar: el tren de las montañas Nilgiri suele arrastrar tres o cuatro vagones, por lo que hay que reservar con mucha antelación (al menos dos semanas, sobre todo en primera clase, más confortable y con mejores vistas) en la web www.indianrail.gov.in. Una advertencia: no sirven comidas a bordo (se pueden comprar tentempiés en las estaciones de Mettupalayam u Ooty). Hay un trayecto completo diario de Mettupalayam a Ooty (sale a las 7.10 y regresa a las 14.00) y otros tres más entre Coonoor y Ooty.

El sendero de Nakasendo, entre Magome y Tsumago (Japón). SUNPHOL SORAKUL GETTY

9. El Nakasendo nipón, en versión ferroviaria
De Nagoya a Matsumoto (Japón)
Más allá de los trenes bala, Japón también ofrece líneas férreas más lentas que atraviesan paisajes fascinantes, como los Alpes japoneses siguiendo el trazado del antiguo Nakasendo, o camino de postas. Este tren (incluido en el Japan Rail Pass) atraviesa pequeñas aldeas de montaña en las que perviven ancestrales edificios de madera y los artesanos siguen elaborando cuencos a mano. Si se combina con la versión senderista del camino Nakasendo podremos experimentar cómo recorrían los viajeros y comerciantes de antaño la ruta que conectaba la antigua Edo (hoy Tokio) con Kioto. El convoy recorre el tramo conocido como Kisoji (46 kilómetros, 4 horas) a través del valle de Kiso, un trayecto que serpentea siguiendo la línea del río, compañero de viaje. La puntualidad y eficacia japonesa no es aquí lo importante. El tren avanza pausadamente por un paraje más propio de rutas a pie o a caballo, y que en otro tiempo precisaba de decenas de paradas (postas) para llegar al destino. Actualmente estos pueblos —como una aldea del período Edo (1603-1868) perfectamente conservada— son su mayor atractivo, e invitan a reservar varios días para disfrutar del viaje.

Cómo viajar: los trenes salen desde Nagoya con bastante regularidad, pero debemos asegurarnos de subir a los identificados como JR Chuo Line. En Nakatsugawa hay que hacer un transbordo para tomar el tren del valle de Kiso. El abono Japan Rail Pass permite viajar en tren sin límites, por lo que se puede hacer la ruta completa, alojarse en la agradabilísima Matsumoto y combinar la experiencia con excursiones de un día para visitar con calma las aldeas del camino de postas. El otoño (de septiembre a noviembre) es la mejor época, ya que disfrutaremos del momijigari, el pasatiempo japonés de “ver las hojas del otoño”.

En tren que conecta Serbia con Montenegro en un trayecto de algo más de 470 kilómetros se adentra por los Alpes Dináricos. ALAMY

10. Por el corazón de los Balcanes
De Belgrado (Serbia) a Bar (Montenegro)
A pesar del inmaculado paisaje que atraviesa, este tren escapa a casi todos los mapas turísticos. Desde Belgrado, capital serbia, hasta Bar, en la costa adriática de Montenegro, es un fascinante viaje de 476 kilómetros y 12 horas que se adentra en los Alpes Dináricos, enfila cañones y puentes que salvan gargantas fluviales, y se desliza por encima de un antiguo lago tectónico. Cuando en 1951 comenzó su construcción, la entonces República Federal Socialista de Yugoslavia era todavía una inestable unión de Estados al oeste de la península Balcánica. Cuando la ruta férrea se inauguró, en 1976, con 254 túneles y 234 puentes que serpentean entre la llanura Panónica y el mar Adriático, el país era una potencia geopolítica y un vínculo entre Occidente y la Unión Soviética. A pesar de la posterior (y desgarradora) fragmentación de la antigua Yugoslavia, la línea sobrevive, comunica Serbia y Montenegro, y ofrece una ventana privilegiada para contemplar el paisaje balcánico en estado puro, a través de parajes surcados por griegos e ilirios primero, y posteriormente, por los imperios romano, bizantino, otomano y austrohúngaro.

Cómo viajar: hay dos servicios diarios en ambos sentidos a bordo de vagones antiguos pero cómodos, que en el convoy nocturno permite elegir entre compartimentos de 2 o 3 camas, o de 4 o 6 literas. Los billetes se reservan en la estación el día anterior (horarios y más información en srbvoz.rs) y aunque los trenes suelen tener vagón restaurante es buena idea comprar agua, tentempiés y algo más sustancioso en la panadería de la estación de Belgrado antes de embarcar.

El tren Bernina Express a su paso por el viaducto sobre el río Landwasser (Suiza). ROBERTO MOIOLA GETTY

11. Los Alpes desde el Bernina Express
De Coira (Suiza) a Tirano (Italia)
Las ventanillas panorámicas del Bernina Express se asoman a montañas coronadas por glaciares, barrancos adornados de cascadas e interminables bosques de píceas. El trayecto de 156 kilómetros y 4 horas de duración desde Coira, en el cantón suizo de los Grisones, hasta Tirano, al norte de Italia, es un prodigio de la ingeniería de principios del siglo XX, y el tramo conocido como línea Albula de RhB fue incluido es patrimonio mundial de la Unesco. El tren, un Hornby de vía estrecha con un mantenimiento impecable, de color rojo, se desliza por viaductos en espiral y supera fuertes pendientes de hasta el 7%.

Cómo viajar: hay salidas a diario y se pueden reservar los billetes con antelación en www.rhb.ch y www.sbb.ch. Las mejores vistas se consiguen desde la parte derecha del tren (en dirección sur), y entre julio y finales de octubre el Bernina Express incorpora vagones panorámicos abiertos entre Davos Platz y Tirano, con vistas en todas direcciones, aire fresco y buenas oportunidades para hacer fotos. Una alternativa son los trenes regulares de la SBB, pues realizan la misma ruta aunque sin ventanillas panorámicas; eso sí, hay más variedad de horarios, no precisan de reserva y son más baratos.

Vista aérea de la línea ferroviaria que une Oslo y Bergen (Noruega). GETTY IMAGES

12. El desconocido Bergensbanen
De Oslo a Bergen (Noruega)
Maravilla de la construcción ferroviaria del siglo XIX, que superó un sinfín de dificultades para unir Oslo y Bergen a través de montañas y fiordos, lagos, valles y glaciares (por no hablar de la inmensa meseta montañosa de Hardangervidda, cubierta de nieve gran parte del año), el Bergensbanen es, sin embargo, casi desconocido fuera de Noruega. En poco más de 6 horas y 490 kilómetros permite asomarse a todo el esplendor paisajístico y natural del país nórdico: atraviesa cañones, cruza ríos, se encarama por laderas y se adentra en estériles extensiones de hielo. Las obras empezaron en diciembre de 1875 y no culminaron hasta 1909, prueba de la complejidad del trazado, pero cuando el primer convoy llegó a la estación central de Oslo el rey Haakon VII lo describió como “la obra maestra de nuestra generación”. Más de un siglo después sigue funcionando con la eficacia de un reloj, ahora con una mezcla de turistas y trabajadores a bordo.

Cómo viajar: el Bergensbanen es un tren regular, pero cómodo: asientos espaciosos y confortables, grandes ventanillas, wifi gratis y bar bien surtido. La clase Komfort tiene asientos más grandes, enchufes y té y café gratis. En el vagón familiar hay zonas de juegos para los niños y los trenes nocturnos disponen de coches cama. Hay hasta cuatro servicios diarios entre Oslo y Bergen en ambos sentidos y se puede reservar plaza en la web www.nsb.no (los precios varían según la demanda).

13. Inlandsbanan, ritmo lento por los bosques suecos

De Mora a Gällivare (Suecia)
¿En cuántas líneas ferroviarias del mundo el maquinista puede, si surge la ocasión, detener el tren para que los pasajeros bajen a recoger bayas? ¿O para darse un baño en un lago cercano o contemplar un alce paseando por un claro del bosque? Aunque suene increíble, esto no es infrecuente en la línea Inlandsbanan (Tren del interior), que atraviesa los impecables bosques del interior de Suecia, a lo largo de dos días y 12.808 kilómetros. Incomprensiblemente lento y conscientemente excéntrico, es uno de los trenes más amables de Europa. Un tren rojo con un único vagón (solo funciona en verano) que pasa, una vez al día, por estaciones de cuento. Ideada a principios del siglo XX como un acceso al agreste norte de Suecia, estuvo a punto de clausurarse en la década de 1990 debido al exiguo número de pasajeros. En los últimos años, no obstante, ha experimentado un resurgimiento gracias a sus muchas y variadas peculiaridades, convertidas en atractivo turístico. Como disfrutar de largas conversaciones con el maquinista en la cabina mientras se otean osos cruzando las vías algo más adelante. Pero sobre todo invita a un viaje hacia una tierra ignota, el desconocido interior de Suecia.

Cómo viajar: el Inlandsbanan suele incorporar uno o dos vagones y no dispone de coches cama, por lo que todos los pasajeros deben pasar noche en Östersund. Suele funcionar de principios de junio a mediados de agosto, con salidas diarias en los tramos norte y sur de la línea (Mora-Östersund y Östersund-Gällivare). Los billetes pueden reservarse con antelación por Internet en inlandsbanan.se, pero la mejor forma de viajar es con la tarjeta Inlandsbanan, que ofrece viajes ilimitados durante un máximo de dos semanas y permite conocer la región a fondo.

El convoy Ffestiniog, un tren de vía estrecha que recorre Gales del norte, en la estación de Porthmadog. DAVID MARTYN GETTY

14. Los trenes galeses de vía estrecha
En los ferrocarriles Ffestiniog y Welsh Highland (Gales)

Ffestiniog y Welsh Highland son unas líneas por las que las diminutas locomotoras de vapor se entretienen en pequeñas estaciones y serpentean entre las imponentes montañas de Gales del Norte durante 63 kilómetros (que hace en cuatro horas). Este trayecto, en el que se combinan la compañía ferroviaria en activo más antigua del mundo, Ffestiniog, y la línea histórica más larga del Reino Unido, Welsh Highland, puede hacerse en un día. A su paso junto a canteras de pizarra y minas abandonadas, los viajeros pueden comprobar cómo la Revolución Industrial alteró para siempre el paisaje galés y, al mismo tiempo, ver la naturaleza británica en todo su esplendor, gracias a los oscuros bosques, valles fluviales y cumbres azotadas por el viento de Snowdonia.

A pesar de ser muy querida por su flota de ilustres locomotoras de vapor, el ferrocarril Ffestiniog nació, en realidad, sin tener ninguna; por no tener, no tenía ni pasajeros. Se construyó en 1833 para transportar pizarra desde las canteras de Blaenau Ffestiniog hasta los barcos que esperaban en el mar de Irlanda; cuesta abajo, los trenes funcionaban por gravedad y luego se usaban caballos para tirar de los vagones vacíos cuesta arriba hasta que las locomotoras de vapor les tomaron el relevo a mediados del siglo XIX.

Cómo viajar: casi todos los pasajeros suben a vagones estándar de tercera clase. También se puede pagar algo más por sentarse en los de primera, de estilo Pullman, con tejidos afelpados, asientos cómodos y —lo mejor de todo— grandes ventanillas con magníficas vistas de las montañas. En ambas líneas también hay un bar que sirve comida caliente y fría y en algunos servicios también hay té de la tarde. Durante todo el año hay rutas especiales, desde fines de semana victorianos hasta actividades navideñas. Los trenes de ambas líneas tienen horarios de temporada: el Ffestiniog tiene hasta ocho salidas diarias en pleno verano (julio y agosto), mientras que el Welsh Highland tiene tres salidas diarias en hora punta. Las dos cierran durante períodos prolongados en invierno (de noviembre a febrero). Y es que la ruta está más bonita en pleno verano, cuando el tiempo galés es más benigno. Es fácil reservar por internet (www.festrail.co.uk) y también se pueden comprar los billetes en las principales estaciones.

El antiguo tren a vapor de la línea de ferrocarril de Bohinj en un puente sobre río de Soca (Eslovenia). GETTY IMAGES

15. En tren por Eslovenia
De Nova Gorica a Jesenice (Eslovenia)

He aquí una aventura en tren casi perfecta de la que pocos han oído hablar. Al fin y al cabo, la línea de ferrocarril de Bohinj conecta dos lugares cuya importancia puede escapárseles a los viajeros modernos. El modesto tren que sale de una parada de esplendor ajado en la frontera de Italia y Eslovenia no da la más mínima pista de lo que está por venir. El viaje es un recorrido de 112 kilómetros en dos horas espectacular por puntos destacados de las tierras altas eslovenas: sube por ciudades y pueblos de montaña siguiendo el río Soca, surca magníficos parajes alpinos cerca del lago Bohinj y pasa junto al famosísimo lago Bled.

El Imperio austrohúngaro dejó una red de líneas férreas que resultan curiosas a los ojos modernos; y salen desde Viena en disposición radial hacia partes importantes de este reino perdido. Es el caso de este ferrocarril Bohinj, o Transalpina, que llegaba hasta la ciudad portuaria de Trieste, hoy italiana. Pero actualmente solo sigue en funcionamiento entre Jesenice y Nova Gorica. La sensación de estar descubriendo una parte perdida de la historia europea nos acompañará desde el principio, desde la misma estación de Nova Gorica, donde se cruza la frontera entre Eslovenia e Italia para pasear por la histórica ciudad italiana de Gorizia. El imponente edificio de la estación, que se antoja demasiado grande para el servicio regional en el que se está a punto de embarcar, refleja la importancia de la línea y de su enclave.

El tren es una forma de ver los paisajes de la zona, sus colinas y montañas envueltas en nubes, las antiguas estaciones y algunos de los lugares más llamativos del país. Y es que la mayoría de los viajes en tren por Eslovenia tienen momentos espectaculares. El precioso trayecto de Liubliana a Sezana y hasta Villa Opicina, ya en Italia, es el complemento perfecto.

Cómo viajar: al tener pocas posibilidades de que alguien ocupe el asiento de al lado, este viaje de dos horas ofrece una perspectiva sin agobios. Los billetes se compran al llegar a la estación de Nova Gorica o Jesenice y solo hay segunda clase, que ofrece asientos cómodos y espacio para estirarse. El tren museo especial de vapor hace la ruta en verano y ofrece una excursión de un día entero que incluye almuerzo en los viñedos de la región de Goriska Brda. Hay salidas diarias y se tiene que reservar con antelación, a diferencia del tren normal. Véase www.slo-zeleznice.sihref= "https://elviajero.elpais.com/elviajero/2019/10/16/actualidad/1571250188_100947.html">https://elviajero.elpais.com/elviajero/2019/10/16/actualidad/1571250188_100947.html

_- El acoso a Peter Handke

_- Rafael Poch de Feliu Blog personal

El Nobel de literatura se interpone en el camino de los apologistas de la guerra humanitaria de la OTAN

Los premios Nobel de literatura -no hablemos ya de los de la Paz- siempre fueron asunto polémico y politizado. Hace unos años el galardón literario se le concedió a Patrick Modiano, autor de una sola novela que se repite, una y otra vez, en toda su extensa obra. En 2010 se le concedió a Mario Vargas Llosa, un gran escritor que, curiosamente se ha ido haciendo mediocre (y hasta plagiador, véase el artículo de Enrique Serbeto sobre La fiesta del chivo) conforme se hacía más reaccionario. En 2016, llegó la broma de considerar un gran literato a Bob Dylan… Políticamente es bastante corriente premiar a los escritores críticos con los gobiernos de países adversarios, lo que hace particularmente notable que autores no disidentes de esos países accedan al título, como fue el caso de Mo Yan en 2012. Considerando todo esto, es doblemente destacado que el Nobel de literatura haya recaído este año en el poeta y dramaturgo austríaco Peter Handke.

Peter Handke

No solo tiene Handke méritos más que sobrados para tal premio, sino que desde los años noventa figuraba en el índice de los apestados, circunstancia que había convencido a todo el mundo, y en primer lugar al propio autor, de que nunca sería premiado. El motivo es que Handke criticó, con toda la razón, el informe mediático occidental contra Serbia que preparó las guerras de Bosnia (1992-1995) y Kosovo (1999). Sin aquello nunca habríamos llegado a comprender que las bombas de Javier Solana explicadas por el infame Jamie Shea, eran necesarias y humanitarias, que la agresión de la OTAN violadora del derecho internacional iba destinada a prevenir el genocidio. Por eso, su publicación, en enero de 1999, del texto Gerechtigkeit für Serbien (“Justicia para Serbia”) lleno de buen sentido, fue el escándalo literario del año en el mundo germanoparlante. Algo parecido le sucedió a Régis Debray en Francia, con su “Carta de un viajero al Presidente de la República” (1999). Ovejas negras que desentonaban en el rebaño. Notas que desafinaban en la disciplinada y gregaria orquesta.

Parecido pero de diferente calidad. Porque los Nouveaux Chiens de garde que sufrió Debray en Francia eran los habituales payasos mediáticos de la derecha parisina, Alain Finkielkraut, André Glucksmann, Bernard-Henri Lévy y similares, mientras que los apologistas de la guerra en Alemania que denigraron a Handke eran gente de mayor categoría, Jürgen Habermas, habitualmente descrito como “el principal filósofo alemán vivo”, Hans Magnus Enzensberger o Peter Schneider. Habermas vio en el ataque de la OTAN a Serbia un “salto en el camino del derecho internacional clásico de los estados hacia el derecho cosmopolita de una sociedad civil mundial”. En ausencia de instituciones responsables de mantener el orden global, la OTAN debía actuar como “instrumento de un derecho superior”.

El texto de Handke se basaba en un viaje que el autor hizo con amigos en noviembre y diciembre de 1995 a través de Serbia. Su propósito era contar la verdad sobre Serbia y el conflicto. “Cuando los criminales de la OTAN bombardean el país, mi lugar está en Serbia”, decía en un contexto dominado por las acusaciones unilaterales y las tergiversaciones mediáticas más groseras. Handke volvió a Yugoslavia en 1999, cuando caían las bombas de la llamada guerra de Kosovo, y publicó sus notas “Unter Tränen fragend” (Preguntando entre lágrimas). Católico practicante, anunció que dejaba la “Iglesia actual” en protesta porque en su mensaje de Pascua, el papa no condenó “el arrollador asalto de la OTAN contra un país pequeño”. Mas tarde visitó a Slobodan Milošević en La Haya y escribió sobre él nuevos textos incorrectos.

Por su comprensión hacia Milosevic, Handke fue comparado con Ezra Pound por sus loas a Mussolini, y con Louis-Ferdinand Céline, ese enorme escritor que fue fan de Hitler, poniendo el signo de igualdad entre actitudes, situaciones y personajes tan diferentes. Como escribió hace unos años el historiador Kurt Gritsch en la revista Hintergrund, “apenas se intentó entender la motivación de Handke, al revés: se cuestionó su credibilidad e integridad”. Es una manera moderada de decirlo.

Lo que hubo fue un linchamiento, algo particularmente asqueroso cuando los pateadores de la víctima hablan alemán, lo que inevitablemente se asocia con perros de presa y un fondo de reflectores y alambre de espino. Se le tachó de “negacionista”, de “tonto útil”, etc., y todo para justificar una enormidad: la primera participación alemana en una guerra desde Hitler. Esa circunstancia no concurría en Francia.

A Habermas en 2001 le dieron el premio de la paz de los libreros alemanes. A Handke se le nominó en 2006 para el premio Heinrich Heine pero el consejo municipal de Düsseldorf protestó recordando la “actitud proserbia del autor” y el entonces presidente de la región de Renania del Norte-Westfalia, Jürgen Rüttgers, declaró indigno de tal premio “a quien ha relativizado el holocausto”.

Este tipo de acusaciones y reproches deshonestos se han mantenido hasta hoy y han resurgido con motivo de la concesión del Nobel de literatura. “Nadie ha convertido en tanta pequeñez las masacres, la guerra y el sufrimiento en los Balcanes tan expresivamente como Peter Handke, para las víctimas, la decisión de Estocolmo tiene un mensaje demoledor”, señalaba hace unos días el Frankfurter Allgemeine Zeitung. “Alemania estaba en guerra con Milosevic por muy buenas razones humanitarias, ¿no honramos ahora a los apologistas del dictador?”, se pregunta en el Tagespiegel el embajador y lobbysta del complejo militar-industrial alemán Wolfgang Ischinger.

Los mismos que en su día contaminaron el informe yugoslavo, sobre el que hoy disponemos de cuadros mucho más completos y realistas, continúan manipulando y tergiversando. Por una vez el Nobel de literatura se les ha atravesado en el camino.

(Publicado en Ctxt)

Fuente: https://rafaelpoch.com/2019/10/16/el-acoso-a-peter-handke/#more-347

miércoles, 16 de octubre de 2019

_- Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista “Quienes practicamos la ciencia somos un segmento privilegiado de la población mundial".

_- Salvador López Arnal
Rebelión

Profesor de Historia de Europa y de Teoría de la Historia en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Comahue (Argentina), Ariel Petruccelli ha publicado numerosos ensayos y artículos de marxismo, política y teoría de la historia. Es miembro del consejo asesor de la revista Herramienta. En esta conversación nos centramos en su libro Ciencia y utopía, Buenos Aires, Ediciones Herramienta y Editorial El Colectivo, 2016. Se define como “marxista libertario con una amplia participación política en el movimiento estudiantil (en tiempos ya lejanos) y sindical docente”. Ha cultivado el humor político en un colectivo de agitadores culturales (El Fracaso) que editó a lo largo de más de una década dos publicaciones satírico-revolucionarias: La Poronguita y El Cascotazo.

***

Nos habíamos quedado aquí. Para usted los fracasos revolucionarios del siglo XX no permiten concluir que en el futuro tampoco podrá construirse una sociedad genuinamente socialista. Si hablamos de implicación seguramente no, pero ¿no cabe inferir, aunque sea probabilísticamente, que esa tarea es una aspiración demasiado compleja, un ideal hermoso pero demasiado difícil? Podemos soñar, está bien que soñemos, pero el mundo no es una entidad onírica.

Por supuesto, el mundo no es una entidad onírica. Acepto este punto. Pero precisamente: el mundo real en el que vive la gente real corre un peligro mortal justamente por el capitalismo. Este es el punto que hay que discutir hoy. Si usted cree que el capitalismo, incluso sin ser un sistema demasiado bonito, es un sistema capaz de desarrollo indefinido (más o menos como hasta ahora), es una cosa. Pero si usted piensa que el desarrollo capitalista nos lleva a la catástrofe, es otra. Yo pienso lo segundo. Y déjeme precisar. El desarrollo del capitalismo, mirándolo históricamente, nunca me pareció algo uniformemente hermoso: siempre tuvo dos caras, como muy bien vio Marx. Pero ahora la situación es diferente, dado que el desarrollo del capitalismo nos ha colocado a las puestas de un colapso ecológico. Y navegamos al borde del abismo sin que, entre tanto, hayan desaparecido el hambre, la miseria, la pobreza o las guerras (cosas que, al menos en teoría, podrían no existir en el capitalismo; como no sucede con la explotación, por caso, y por ello no la incluí en el listado).

Puestas las cosas así, la alternativa socialista, antes que un sueño (hermoso o no), podría ser vista como una vía para despertarnos de la pesadilla capitalista.

No niego que las dificultades de elaborar un sistema social alternativo al dominado por el capital sean enormes. Pero pienso que seguir (más o menos) como hasta ahora es seguir navegando en dirección a un iceberg.

Por cierto, le he preguntado poco sobre Cuba. ¿Cuba no sería una sociedad que, a su manera, con dificultades, con “contradicciones”, con imperfecciones, intenta construir una sociedad igualitarista, socialista?

Cuba vivió una revolución popular que rápidamente se encaminó a construir el “socialismo” tal y como lo entendían los soviéticos. En su momento tampoco había muchas otras alternativas, dada la ubicación geográfica y el tamaño de Cuba. El Che lo vio muy bien, y mucho no le simpatizaba la situación: por eso prefirió irse a hacer la revolución en el Congo primero y en Bolivia después. Su famoso discurso de Argel es muy claro sobre lo que pensaba de los soviéticos. Pero creo que entendía que, más allá de los deseos, la dirigencia revolucionaria cubana estaba entre la espada y la pared. De todas las sociedades “estilo soviético”, Cuba debe haber sido una de las menos represivas y más igualitaria. En los últimos años, sin embargo, las desigualdades han crecido mucho. Ahora bien, si definimos al socialismo como lo hiciera Ralph Miliband (y yo creo que es una excelente definición), Cuba no es hoy ni ha sido nunca exactamente socialista. Miliban dice que el socialismo debe aunar: a) democracia; b) igualdad; c) socialización de al menos los principales medios de producción. Y bien, la democracia en la que piensa Miliband presupone la libertad de que existan diferentes partidos: no se puede decir que Cuba sea una democracia en este sentido, dado el monopolio del PC. Igualdad ha tenido mucha (como dije, ahora menos), y este punto acaso se le debería conceder. En cuanto a la socialización, hay que decir que en Cuba las empresas son estatales, antes que socializadas en el sentido de Miliband (sentido que se conjuga con la democracia, en virtud del derecho de los trabajadores a participar en la gestión de sus empresas y elegir a sus autoridades).

Le vuelvo a citar: “Aunque es indudable que en la mayor parte de su obra manifestó Marx un respeto y un interés por la ciencia, así como un cierto desprecio o desinterés por la ética y la justicia, no es menos evidente que en su práctica concreta valoró por igual a la ciencia y a los ideales”. No es cualquier cosa eso de que un clásico socialista manifieste cierto desprecio o desinterés (sobre todo lo primero) por la ética y la justicia. Pero, sea como fuere, ¿nos puede dar algún ejemplo concreto donde, en la práctica, Marx valorase por igual ciencia e ideales?

Creo que en sus últimos años es muy evidente cómo valora por igual a sus “amigos científicos”, como Kovalevsky, y a sus “amigos revolucionarios”, como Narodnaia Volia. La meticulosidad con la que estudió el caso ruso (para lo cual aprendió ese idioma a los 56 años) es muestra de la seriedad con la que se tomaba sus investigaciones científicas. Pero nunca abandonó su espíritu revolucionario. Al analizar las posibilidades de la comuna rural, luego de sopesar todos los elementos fácticos, concluyó: “pero no se trata de resolver un problema teórico, sino de vencer a un enemigo”. Más allá de los datos, él estaría con las masas campesinas.

De nuevo sus palabras: “Por otra parte, la completa síntesis entre subjetividad y objetividad -estoy seguro de ello- nunca lograremos alcanzarla”. ¿De dónde su seguridad? ¿No subyace a esa seguridad una implicación que antes rechazaba?

Creo que no. La seguridad de esa expresión es deudora de mi convencimiento en el carácter limitado del conocimiento humano. Siempre tendremos análisis incompletos y muchas veces al menos parcialmente errados. Las consecuencias imprevistas de la acción, además, no pueden ser eliminadas. No creo que sea posible una acción subjetiva basada en un conocimiento perfecto capaz de controlar completamente sus consecuencias ulteriores. Por eso pienso que la completa síntesis entre objetividad y subjetividad nunca lograremos alcanzarla. Pero ello no obsta para que procuremos basar nuestras decisiones en el mejor conocimiento disponible, mientras estamos atentos y dispuestos a examinar críticamente tanto las premisas de las que partimos como las consecuencias de nuestras creencias y acciones.

Sus palabras finales: “Pero si hemos de ser fieles al legado de Marx, entonces habremos de llevar en nuestras mochilas tanto el ropaje del científico riguroso que procura acaso sin éxito pero provechosamente alcanzar la verdad, cuanto los atuendos del apasionado revolucionario dispuesto a realizar los mayores sacrificios en pos de sus ideales”. Ciencia y utopía, pues, concluye. Pero, perdone la insistencia, a día de hoy, finales de septiembre de 2019, mirando el mundo de cara, sin engaños, sin sueños excesivos que enturbien la razón (que pueden producir monstruos), teniendo en cuenta nuestros tres jinetes del Apocalipsis (desigualdades inimaginables, armamento atómico en aumento, calentamiento global y afines), ¿es posible llevar una mochila con ese peso?

Justamente por todo lo que usted señala es que debemos llevar esa mochila. Estando las cosas como están, ya no es ni muy sensato ni muy viable entregarnos a ensoñaciones utópicas despreocupadas de su viabilidad, como a puros análisis de lo que hay mientras el barco se hunde. Por otra parte, quienes practicamos la ciencia, en el mundo contemporáneo, somos por definición un segmento privilegiado de la población mundial. Las mayorías llevan mochilas mucho más pesadas e incómodas, cargadas de miseria, hambre, violencia cotidiana, sufrimientos inauditos. Para mí es casi un imperativo que quienes tenemos el privilegio de que se nos pague para estudiar e investigar debemos asumimos el compromiso de criticar este mundo desquiciado y proponer posibilidades alternativas. Quizá eso haga nuestra mochila más pesada, pero nunca tanto como la que llevan los olvidados de la tierra.

¿Quiere añadir algo más? Por mi parte, muchas, muchísimas gracias. Ha sido gran honor dialogar con usted, aprender de usted, durante todos estos meses (que no han sido pocos). No le extrañe que intente repetir. Le voy a echar en falta. Lo bueno, si ausente, genera melancolía.

Melancolía de izquierdas, que diría Enzo Traverso. Yo también voy a extrañar mucho este intercambio. No se en qué momento decidió usted que este diálogo tendría la extensión que terminó teniendo (al principio yo imaginé algo mucho, mucho más breve); pero en verdad se lo agradezco. He aprendido mucho con usted y de usted. Y he ganado un gran amigo. ¡¡Hasta la victoria siempre, amigo Salvador!!

Hasta la victoria siempre amigo Ariel. Salud, amor, prudencia, indignación ante la injusticia y socialismo en serio.

* Nota de edición. Conversaciones anteriores :

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (I). "La perspectiva materialista en los términos de Marx que asumo puede sintetizarse en la sentencia: ‘el ser social determina la conciencia social'" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238338

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (II). "El socialismo como la organización de los productores libremente asociados nunca vio la luz, salvo a pequeña escala o por momentos fugaces" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238571

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía en Marx y en la tradición marxista (III). "Sobre el marxismo sin ismos de Paco Fernández Buey tengo la mejor de las opiniones. En realidad la tengo del conjunto de su obra" (*) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238794

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (IV). "Antoni Domènech ha realizado un estudio histórico magistral del concepto de fraternidad" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=239177

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (V). "Intento mostrar que Marx tuvo -hasta finales de los sesenta del XIX- una concepción relativamente ingenua del proceso de expansión capitalista" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=239526

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (VI). "Para Marx las cosas verdaderamente valiosas son las que constituyen un fin en sí mismas y no un mero medio para otra cosa" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=239785

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (VII), "La concepción usual de la dialéctica en la tradición marxista se basa en generalidades como la negación de la negación" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=240133

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (VIII). "La pasión política es tomar la política como una necesidad vital, como un fin en sí mismo y en el que se juegan las convicciones" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=240735

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (IX). "Marx, en sus últimos años, corrige algunas concepciones suyas de años anteriores; pero no veo una ruptura total o completa". http://www.rebelion.org/noticia.php?id=241240

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (X). "Engels solía ser más perspicaz que Marx en muchas cuestiones históricas, y en asuntos científicos, por no hablar de los militares" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=241504

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XI). "Plajanov es un exponente del determinismo tecnológico: una concepción que yo no comparto" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=242601

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XII). "No hay ningún vínculo necesario entre clase obrera y socialismo" http://www.rebelion.org/noticia.php?id=242899

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XIII). Una elite revolucionaria con pocos privilegios materiales sería un gran avance pero no puede ser el objetivo".

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=243199

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XIV) "Hasta ahora la historia ha sido mucho más padecida que racionalmente creada". http://www.rebelion.org/noticia.php?id=243480

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XV). “Hay muchas vetas en la producción intelectual de Mariátegui. Es un autor vivo, y cabe esperar que lo seguirá siendo”. h ttp://www.rebelion.org/noticia.php?id=243852

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XVI). “Mariátegui no rechaza la existencia de una dimensión moral o racial, sino lo que pretendía “explicar” la miseria indígena por elementos raciales o culturales”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=244104

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista (XVII)“La de Trotsky es una ética de la igualdad, del lado de los oprimidos y explotados, y de la rebeldía”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245998

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “El hiperrealismo suele estar basado en la aceptación moral, no solamente intelectual, de un estado de cosas deplorable” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246277

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “La libertad era para Marx el mayor bien, nunca estuvo dispuesto a sacrificar el principio de la libertad por consideraciones pragmáticas de prudencia” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246858

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “Conviene no perder de vista los usos sociales y políticos de las concepciones éticas” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=247348

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “Las convicciones socialistas deben afincarse en un plano ético sobre el que empíricamente se puede argumentar, pero nunca demostrar nada concluyente” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=249319

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista

“Igual que con la libertad, las reservas marxianas sobre la justicia son útiles para tener una mirada crítica sobre la misma” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=249588

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “Marx concebía la libertad como autodeterminación individual y colectiva para establecer nuestros fines sin coacciones y la capacidad de alcanzarlos” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=251127

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “La fuerza del desarrollo tecnológico y económico es el imperativo de la ganancia y no las humanas necesidades en armonía con el medio ambiente”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=251397

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “La igualdad es un valor irrenunciable de la izquierda” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=254618

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “Militar en una organización revolucionaria no fue en el siglo XX un juego de niños” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=259892

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “Las reservas de Marx sobre la mitología de la igualdad sigue teniendo vigencia.” http://www.rebelion.org/docs/260155.pdf

Entrevista a Ariel Petrucelli sobre Ciencia y utopía. En Marx y en la tradición marxista. “Marx se hizo comunista mucho antes de entender cómo funciona exactamente el modo capitalista de producción” http://www.rebelion.org/docs/261057.pdf

martes, 15 de octubre de 2019

El destierro eterno del ‘generalísimo’ francés. A diferencia de lo ocurrido en España, los restos del mariscal Pétain, líder de la Francia colaboracionista con los nazis, reposan en el cementerio de una minúscula isla.

A él le habría gustado que le enterrasen en la necrópolis de Douaumont, donde reposan los soldados muertos en la batalla de Verdún. O habría podido acabar en los Inválidos de París, cerca de Napoleón o de Foch, héroe, como él, de la Primera Guerra Mundial. Pero los restos de Philippe Pétain están enterrados a centenares de kilómetros de los monumentos a los caídos y de todos los honores.

“Philippe Pétain. Mariscal de Francia”, reza la inscripción en una tumba blanca junto al muro del cementerio de Port-Joinville, capital de la Île d’Yeu, una pequeña isla de 4.500 habitantes a 30 minutos en ferri de la costa francesa.

El mariscal Pétain —el comandante que en la Gran Guerra disfrutó como ningún otro de la admiración de los franceses, y que años más tarde encabezó el régimen colaboracionista con la Alemania nazi— acabó sus días en este pedazo de tierra en el Atlántico. Tras la liberación de Francia, fue condenado a muerte por “alta traición” e “inteligencia con el enemigo”, pero el general De Gaulle le conmutó la pena. Después de un paso breve por una fortaleza de los Pirineos, se le trasladó a la isla de Yeu, lejos de todo y de todos. Encarcelado en un fuerte militar, pasó aquí sus seis últimos años. Su esposa, Annie Pétain, conocida como la Mariscala, vivía en el Hôtel des Voyageurs, junto al puerto. Cuando se acercaba la hora final, le trasladaron a una casa de Port-Joinville, cerca de la iglesia. Murió el 23 de julio de 1951. Tenía 96 años.

Pequeño museo
“Me acuerdo bien de la Mariscala yendo a la iglesia. Y la veíamos subiendo por la calle cuando iba a ver al mariscal a la ciudadela”, dice Marie-Louise Nolleau, que tenía 12 años cuando los Pétain llegaron a la isla. El mariscal, en la ciudadela de Pierre-Levée. La Mariscala, en el hotel que regentaban quienes serían los suegros de la mujer, la familia Nolleau. El marido de Marie-Louise Nolleau convivió durante aquellos años con Madame la Maréchale. “Me contaba que era una mujer dura, estricta”, recuerda. Y, mientras tanto, muestra el minúsculo museo dedicado a la memoria de Pétain, situado en la casa de sus suegros, donde Annie Pétain residió. Allí está la cama donde murió el mariscal, así como todo tipo de objetos, desde sellos hasta cartas manuscritas. Y una caja de naranjas —vieja y vacía, con una bandera rojigualda— que Franco envió a Pétain. “Gracias por esta evocación del destino del mariscal Pétain. ¡Muchas gracias! ¡Viva nuestro mariscal!”, ha escrito alguien en el libro de visitas. Y otro: “Gracias por haber sabido conservar los testimonios de una vida extraordinaria de un hombre cuyo recuerdo sigue persiguiendo Francia y la República”.

La isla de Yeu, el minúsculo museo que parece una capilla pétainista, la tumba imponente pero sobria y sin adornos oficiales podrían ser una metáfora del lugar que Pétain ocupa hoy en la historia. Un personaje maldito que representa los momentos más oscuros del siglo XX, incluido su papel en la deportación de los judíos, y, al mismo tiempo, un personaje idolatrado en los años veinte y treinta por su papel en la victoria de 1918 ante los alemanes.

“Su nombre está ligado al traumatismo de la Segunda Guerra Mundial, es sinónimo de la Francia que colaboró con los nazis”, explica la historiadora Bénédicte Vergez-Chaignon, autora de la biografía de referencia sobre Pétain. “Sigue siendo difícil evocar su papel en la Primera Guerra Mundial sin que parezca que se le excusa por lo que hizo en la segunda”.

Desde el mismo momento en que Pétain fue enterrado, empezó el debate sobre los restos. El presidente François Mitterrand, que en su juventud había sido funcionario en el régimen de Vichy y fue condecorado por Pétain, enviaba flores cada año. En el centenario del final de la Gran Guerra, el actual presidente, Emmanuel Macron suscitó una polémica cuando afirmó: “El mariscal Pétain fue un gran soldado, es una realidad. La vida política, como la naturaleza humana, a veces es más compleja”.

El otoño se ha instalado en la Île d’Yeu, la lluvia y la mala mar refuerzan la sensación de encontrarse en una burbuja remota, pese a que la travesía no supera la media hora. La pesca, el turismo y la construcción son el motor económico. En temporada baja, Port-Joinville marcha a medio gas. En el cementerio nada indica que ahí yace Pétain. La tumba es un engorro para una isla donde pocos se identifican con el mariscal: la extrema derecha recoge peores resultados que en el resto del país. En ocasiones es objeto de vandalismo. Los visitantes son escasos. Cada 23 de julio hay una conmemoración. Los fieles envejecen, cada año son menos.

EL FALLIDO COMANDO QUE TRATÓ DE LLEVAR LOS RESTOS A VERDÚN
Hubert Massol, presidente de la Asociación para la defensa del mariscal Pétain, fue protagonista en la noche del 18 al 19 de febrero de 1973 de un episodio rocambolesco: el intento de cumplir la voluntad de Pétain y trasladarlo a Douaumont, junto a Verdún, en el este de Francia. “Un día nos dijimos que había que hacer algo y montamos un pequeño comando. Yo lo dirigí”, recuerda Massol por teléfono. Eran cinco personas. Viajaron en camioneta y en ferri hasta la isla de Yeu. Abrieron la tumba, sacaron el ataúd y lo cargaron en la camioneta. De camino a Verdún, y antes de llegar a París, escucharon en la radio la noticia del secuestro de los restos de Pétain, y por prudencia decidieron esconderlo en un garaje de las afueras de París. Pero la policía localizó a Massol, que les acabó indicando donde estaba escondido el ataúd. “Me di cuenta de que no había salida: no podíamos dejar a Pétain ahí”, explica. Pasó una noche en el calabozo, nada más. No volvió a intentar la operación. Los pétainistas siempre observaron con envidia el Valle de los Caídos, que Massol ha visitado varias veces. Hoy, ante las noticias del anunciado traslado de Franco a un pequeño cementerio en El Pardo, lo tiene claro: “Me parece escandaloso”.

https://elpais.com/politica/2019/10/12/actualidad/1570899646_559645.html

lunes, 14 de octubre de 2019

_- La importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa. No es lo mismo.

_- Rafael Poch de Feliu
Blog personal

Cómo el Parlamento Europeo aprueba la versión de la historia de la Segunda Guerra Mundial de la derecha polaca, de acuerdo con los planes estratégicos de Estados Unidos en el continente.

Con su resolución de 19 de septiembre sobre la Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa, el Parlamento Europeo, ha dado un nuevo y vergonzoso paso en la reescritura de la historia europea. A iniciativa de 19 diputados, 18 de ellos polacos y uno letón, una feliz coalición de conservadores, liberales, nacionalistas, socialdemócratas y algunos verdes, aprobó, por 535 votos a favor, 66 en contra y 52 abstenciones, “un retroceso ideológico hacia los peores tiempos de la guerra fría”, en palabras de la Federación Internacional de combatientes de la Resistencia (FIR).

La resolución afirma la curiosa tesis de que “La Segunda Guerra Mundial fue el resultado directo del infame Tratado de no Agresión nazi-soviético de 23 de agosto de 1939, también conocido como Pacto Molotov-Ribbentrop”. La Unión Soviética y la Alemania nazi, los dos principales adversarios de la Segunda Guerra Mundial, son de nuevo presentados como gemelos: “dos regímenes totalitarios que compartían el objetivo de conquistar el mundo, repartirse Europa en dos zonas de influencia”. Poniendo un nuevo signo de igualdad, se pide a los estados miembros que “conmemoren el 23 de agosto como Día Europeo de las Víctimas del Estalinismo y del Nazismo a escala tanto nacional como de la Unión”, y se llama a elevar los ánimos bélicos agitando a las “generaciones más jóvenes” para “fomentar la capacidad de resistencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia”.

Una vieja ideología de nuevo funcional
Esta amalgama no tiene nada de inocente y está directamente relacionada con las actuales y artificiales tensiones de “nueva guerra fría” a las que han conducido un cuarto de siglo de marginación de Rusia de un sistema de seguridad atlantista contra ella dirigido, vía ampliación de la OTAN, abandono de acuerdos de desarme e instalación de infraestructuras militares junto a sus fronteras. Tampoco es algo nuevo.

En el pasado, poner el signo de igualdad entre nazismo y comunismo fue extremadamente funcional en el periodo de posguerra, cuando el frente aliado de la coalición anti Hitler del que la URSS era pilar fundamental, se fracturó dando lugar a la nueva tensión entre potencias del mundo bipolar que conocemos como guerra fría entre Estados Unidos y la URSS. El paralelismo y la equivalencia entre nazismo y comunismo estalinista rehabilitó a los ex nazis alemanes que construyeron la República Federal Alemana , integrándolos en la primera línea del frente común anticomunista en Europa. Gracias a la teoría de los totalitarismos de uno u otro signo , los ex nazis fueron eximidos de la mitad de su culpa: por un lado eran culpables de atrocidades, pero por el otro habían sido precursores en la lucha contra el nuevo enemigo, al que se habían anticipado identificándolo aunque fuera desde una ideología algo equivocada . En Alemania occidental, donde apenas hubo desnazificación, un pequeño ejercicio verbal de arrepentimiento, les bastó para convertirse en cristiano-demócratas, liberales e incluso socialdemócratas, no solo sin renegar de su pulso contra el comunismo, sino reivindicándolo. Franco sacó buen partido de ese mismo recurso reciclando la criminal alianza de su régimen con las potencias del eje para convertir a España en base militar aeronaval del mundo libre y reserva espiritual de Occidente.

Mantener la división continental
Ahora esa misma ideología, que en la Europa de los años, sesenta, setenta y ochenta habría sido considerada desvergonzado disparate reaccionario, avanza impulsada por la dinámica de nueva tensión con la Rusia postsoviética (cuyo “comunismo” es igual a cero), acusada de “amenazar Europa” pese a que su gasto militar es más de catorce veces inferior al del conglomerado noratlántico que la rodea. En este despropósito, que retrata un aspecto del regreso de la Europa parda, no hay nada de casual.

Algunos países del Este de Europa, enemigos históricos de Rusia son utilizados para la estrategia de división continental impulsada desde Washington. Es sabido, y los documentos oficiales de los estrategas de Washington así lo proclaman desde hace años, que imposibilitar el ascenso de la Unión Europea como sujeto autónomo, por ejemplo con una política independiente en Oriente Medio, es el objetivo estratégico de Estados Unidos en el continente, por lo que es imperativo mantener una tensión artificial con Rusia. Una relación normalizada de la Unión Europea con la nación más poblada de Europa y la más rica en recursos, además de su principal suministrador energético, es condición sine qua non para esa hipotética autonomía.

Los gobiernos de países como Polonia y las repúblicas bálticas actúan como el caballo de Troya de ese propósito, con el que sus gobiernos ultraconservadores sintonizan -por razones históricas bien comprensibles dada la tormentosa relación de esos países con Rusia en el siglo XIX y XX. Su ingreso en la OTAN y en la UE fue priorizado desde Estados Unidos por esa razón y sus gobiernos tienen en ese papel de acicate anti ruso su principal carta de influencia en Washington y en Bruselas. Es significativo que la resolución llame a “fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la fuerza de resistencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia”, dando por buena la leyenda de la “amenaza rusa” sobre Europa que esos países proclaman de forma histérica, así como apelando a tomar “firmes medidas” ante la “guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla”, es decir a silenciar el aparato de propaganda ruso en el continente que asegura un pluralismo de propagandas que debilita los monopolios establecidos.

La desvergüenza de los diputados polacos, y la tontería de los diputados que han votado esta resolución muchos de ellos seguramente sin leerla o sin entenderla, llega al extremo de solicitar la declaración del “Día Internacional de los héroes de la lucha contra el totalitarismo, el 25 de mayo, aniversario de la ejecución de un militar anticomunista polaco, Witold Pilecki, que fue internado en Auschwitz por los nazis en una rocambolesca historia y posteriormente ejecutado por los comunistas polacos como agente militar del gobierno polaco en el exilio. Aquí la intención que se adivina es eminentemente nacional: blanquear la escandalosa complicidad polaca en el holocausto, así como la sintonía de la Polonia de preguerra con los nazis, con quienes firmó un acuerdo de no agresión en 1934. Polonia fue cómplice en la desmembración nazi de Checoslovaquia en 1938 y sus dirigentes tuvieron una gran responsabilidad en la posterior ruina de su nación, algo de lo que se prefiere no hablar . Europa debe odiar a los rusos, de acuerdo con el nacionalismo polaco, y para ello se falsifica y manipula lo que haga falta.

“Totalitarismos de uno u otro signo”
La llamada teoría de los totalitarismos intentó explicar el hecho histórico de que en el siglo XX algunos sistemas tuvieron un nivel de coerción y control político tan superior al de la mayoría de las dictaduras, que merecían una nueva categoría. Pero el término totalitarismo no tiene un claro contenido y sí claros inconvenientes. Uno de ellos es que no es un concepto histórico, sino propagandístico cuyo uso se generalizó durante la guerra fría. En la práctica sirvió para rehabilitar a los nazis y movilizar a Occidente contra el comunismo. Desde ese término, los propagandistas occidentales introdujeron la idea del “comunismo” y el estalinismo como despotismos sin relación alguna con el pasado, obviando toda explicación histórica. La historia de la autocracia y el absolutismo rusos, con una larga tradición secular y de la que el estalinismo fue genuina expresión en las condiciones técnicas del siglo XX, simplemente desapareció en beneficio de una cruzada ideológica encaminada a demonizar la peligrosa idea de la nivelación social.

Fue así como una teología de la maldad explicó, por ejemplo, la compleja historia del acuerdo germano-soviético de agosto de 1939, que viene después, y no antes, de acuerdos similares de no agresión firmados por Polonia con los nazis contra la URSS, o del espectáculo de Munich que convenció definitivamente a los soviéticos de que los liberales occidentales acabarían aliándose con los nazis contra la URSS, o por lo menos dejándoles hacer en el Este, tal como el propio Hitler confirma en sus reflexiones póstumas transcritas por su último secretario personal, Martin Bormann.

Tras la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial, la teoría del totalitarismo se utilizó para presentar al nazismo y al comunismo estalinista como hermanos gemelos, ignorando la diferencia ideológica fundamental; que no puede haber un “buen” nazismo, contrario a todo planteamiento humanista, pero sí un “buen” socialismo que desarrolle ideales humanistas radicalmente antagónicos con el antihumanismo estalinista.

El punto de vista de Primo Levi
Todo esto era bastante banal en la Europa de la guerra fría. En uno de los libros más importantes del siglo, la Trilogía de Auschwitz (1971), Primo Levi, un superviviente de aquella catedral de la historia europea, relataba en estos términos las diferencias entre los Lager alemanes y los soviéticos. La principal, decía, “consiste en su finalidad”:

Los Lager alemanes constituyen algo único en la no obstante sangrienta historia de la humanidad: al viejo fin de eliminar o aterrorizar al adversario político, unían un fin moderno y monstruoso, el de borrar del mundo pueblos y culturas enteros. A partir de más o menos 1941, se volvieron gigantescas máquinas de muerte: las cámaras de gas y los crematorios habían sido deliberadamente proyectados para destruir vidas y cuerpos humanos en una escala de millones; la horrenda primacía le corresponde a Auschwitz, con 24.000 muertos en un solo día de agosto de 1944. Los campos soviéticos no eran ni son, desde luego, sitios en los que la estancia sea agradable, pero no se buscaba expresamente en ellos, ni siquiera en los años más oscuros del estalinismo, la muerte de los prisioneros: era un hecho bastante frecuente y se lo toleraba con brutal indiferencia, pero en sustancia no era querido; era, en fin, un subproducto debido al hambre, el frío, las infecciones, el cansancio. En esta lúgubre comparación entre dos modelos de infierno, hay que agregar que en los Lager alemanes, en general, se entraba para no salir: ningún otro fin estaba previsto más que la muerte. En cambio en los campos soviéticos siempre existió un término: en la época de Stalin los “culpables” eran condenados a veces a penas larguísimas (incluso de quince y veinte años) con espantosa liviandad, pero subsistía una esperanza de libertad, por leve que fuera.

De esta diferencia fundamental nacen las demás. Las relaciones entre guardias y prisioneros, en la Unión Soviética, están menos deshumanizadfas: todos pertenecen al mismo pueblo, hablan la misma lengua, no son “superhombres” e “infrahombres” como bajo el nazismo. Los enfermos, aún mal, son atendidos; ante un trabajo demasiado duro es concebible una protesta, individual o colectiva; los castigos corporales son raros y no demasiado crueles: es posible recibir cartas y paquetes de víveres de casa; en una palabra, la personalidad humana no está negada ni se pierde totalmente. En contraposición, al menos por lo que hacía a los judíos y gitanos, en los Lager alemanes el exterminio era casi total: no se detenía ni siquiera ante los niños, que murieron por centenares de miles en las cámaras de gas, caso único entre las atrocidades de la historia humana. Como consecuencia general, los niveles de mortandad resultan bastante diferentes en los dos sistemas. Al parecer, en la Unión Soviética, en el periodo más duro, la mortandad era de un 30 por ciento de la totalidad de los ingresados, un porcentaje sin duda intolerablemente alto; pero en los Lager alemanes la mortandad era del 90-98 por ciento.

En conclusión, los campos soviéticos siguen siendo una manifestación deplorable de ilegalidad y deshumanización. Nada tienen que ver con el socialismo sino al contrario: se destacan en el socialismo soviético como una fea mancha; han de considerarse más bien como una barbarie heredada del absolutismo zarista de la que los gobiernos soviéticos no han sabido o no han querido liberarse. Quien lea las Memorias de la casa de los muertos, escrito por Dostoyevski en 1862, no tendrá dificultad en reconocer los mismos rasgos carcelarios descritos por Solzhenitsin cien años después. Pero es posible o, más bien, es fácil imaginar un socialismo sin Lager: en muchas partes del mundo se ha conseguido. No es imaginable, en cambio, un nazismo sin Lager.

La historia es una obra en construcción. Cada generación, grupo social y nación, la reescribe a su medida constantemente. A lo que asistimos hoy en la Unión Europea es a la reescritura de una versión de la historia de la Segunda Guerra Mundial de la derecha polaca, acorde con los planes estratégicos de Estados Unidos para mantener al continente divido y en tensión interna.

(Publicado en Ctxt)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=261312

domingo, 13 de octubre de 2019

_- Suplemento elaborado por la FAO (Naciones Unidas) La influencia de los precios internacionales de los productos básicos en el Hambre.

_- FAO
Le Monde Diplomatique

El nuevo incremento del hambre en el mundo es consecuencia de distintos factores, tanto políticos como económicos y sociales. En esta ecuación un factor clave que ha jugado un papel destacado es la dependencia de muchos de los países pobres de los precios de los productos básicos en los mercados internacionales, un factor que afecta de forma directa a la seguridad alimentaria y la nutrición.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=261295


sábado, 12 de octubre de 2019

Entrevista a Marcos Roitman Rosenmann sobre Por la razón o la fuerza. Historia y memoria de los golpes de Estado, dictaduras y resistencias en América Latina (I)

“El dólar sigue mandando y por ello el cuarto Reich habla inglés y se mide en dólares”

Salvador López Arnal
El Viejo Topo


Marcos Roitman Rosenmann es profesor titular de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid y profesor e investigador invitado en la Universidad Nacional Autónoma de México. También es docente en diferentes centros de América Latina. Columnista habitual del periódico mexicano La Jornada y del Clarín digital de Chile, es también autor de numerosos artículos en revistas especializadas y de libros imprescindibles. Entre estos últimos cabe citar: Los orígenes del socialconformismo (2003), La razones de la democracia en América Latina (2005), Pensar América Latina: el desarrollo de la sociología latinoamericana (2008), Democracia sin demócratas y otras invenciones (2008), Indignados: el rescate de la política (2011), Tiempos de oscuridad (2013), La criminalización del pensamiento (2017) y de Por la razón o la fuerza (Madrid, Akal, 2019). En este último centramos nuestra conversación.

Mi enhorabuena por su nuevo libro. Voy a dejar en el tintero muchas preguntas por la riqueza informativa y argumentativa de su ensayo. Déjame preguntarle en primer lugar por la portada. ¿A qué situación hace referencia?

Es el Estadio Nacional de Santiago de Chile. Uno de los primeros campos de concentración habilitados por las fuerzas armadas. Allí fueron trasladados miles de personas, muchos de ellos serían torturados, asesinados o desaparecidos. La foto refleja el desconcierto y la incredulidad de quienes fueron trasladados allí desde los centros de trabajo, universidades, instituciones públicas, poblaciones o directamente de las detenciones en casas, sindicatos y organizaciones populares. Hoy se reserva un espacio en dicho recinto como parte de la memoria historia. La escotilla 8.

Copio la dedicatoria del libro: “A todas las víctimas que sufren la persecución anticomunista, dan sus vidas y combaten la explotación capitalista. A los trabajadores de Nuestra América que luchan por romper la dependencia imperialista”. ¿Cuántos trabajadores, cuántos luchadores, han dado su vida en ese combate? ¿Ha valido la pena, siguen valiendo la pena, tanto dolor, tanta muerte, tanta tragedia?

Siempre. Hoy más que nunca. La lucha antiimperialista, en los países de América latina donde la dominación capitalista, adopta formas de dependencia colonial, industrial, financiera y tecnológica, obliga, en ocasiones, a entregar lo más preciado, la vida. Ese fue el camino seguido por hombres y mujeres, jóvenes que sin dudarlo emprendieron el camino de las luchas por la emancipación, la soberanía, la democracia y el socialismo, bajo la bandera de la generosidad. La historia está plagada de ejemplos. José Martí, Emiliano Zapata, Augusto Cesar Sandino, Farabundo Martí, Ernesto Che Guevara o Salvador Allende, muestran el camino. En ellos se condensa la dignidad de los pueblos de “Nuestra América” sobre los cuales se levanta el proyecto anticapitalista.

¿Ha pretendido al escribirlo una especie de versión actualizada de Las venas abiertas de América Latina, del nunca olvidado Eduardo Galeano?

No. Eso es imposible. El texto de Eduardo Galeano es una historia donde, como su nombre indica, se expresa el dolor y las traiciones de las plutocracias a sus pueblos. Su lectura crea un sentimiento de rabia y en ocasiones un dolor inmenso. Pero su relato es una historia novelada. Es un libro donde muchos latinoamericanos han tenido un primer contacto con la realidad del continente. Eso es insuperable. No hay lugar a la comparación. Por la razón o la fuerza es un análisis para que sus lectores vean como se han gestado los golpes de Estados, sus actores, sus consecuencias, las complicidades con los centros imperiales, y como las clases dominantes en América Latina nunca han renunciado a dicha técnica como parte de su estrategia para mantener el poder. Es también la historia de las resistencias y de la memoria donde se deja constancia de una máxima: nunca se ha dejado de combatir ni resistir a las tiranías que usurpan por la fuerza y derrocan a gobiernos legítimos salidos de las urnas.

Titula su libro: “Por la razón o la fuerza”. Extraña disyuntiva. ¿Qué razón, qué fuerza? ¿De quién, de quiénes? Para conseguir, ¿qué finalidades?

El encabezado es el lema del escudo chileno. Texto por otra parte que ha sido debatido y se ha intentado modificar, no con mucho éxito. Es una de las máximas del positivismo que de forma modificada está en la enseña de Brasil: Orden y Progreso. La razón: la de las oligarquías criollas que se impuso frente al proyecto democrático de las burguesías progresistas y líderes como Manuel Rodríguez en Chile, Morazán en Centroamérica, Benito Juárez en México, José Artigas en Uruguay. La fuerza: aquella proveniente de los caudillos militares de la post-independencia. Autocracias forjadas con el apoyo del imperialismo inglés o estadounidense que se dieron a la terea de exterminar los pueblos originarios, realizar las guerras “civilizatorias”. En el libro se da buena cuenta de ello.

El subtítulo del libro “Historia y memoria de los golpes de Estado, dictaduras y resistencias en América Latina”. ¿Qué debemos entender por “golpe de Estado”?

Una técnica para romper el orden constitucional legítimo. Sus modos y formas han ido evolucionando en la medida que los mecanismos y dispositivos dentro de las estructuras sociales y de poder se hace más compleja. El quiebre constitucional es lo que caracteriza dicha técnica de toma del poder político.

¿Ha habido algún golpe de estado favorable a los intereses populares? Si fue así, ¿ha quedado algún legado positivo de todo aquello?

Como técnica, efectivamente no tiene color político. Pero históricamente, al menos en América Latina, y no hay que confundir con una Revolución o un proceso insurreccional, su utilización ha sido la forma por excelencia de las clases dominantes para impedir el desarrollo de los procesos democráticos. En este sentido, como casos extraordinarios, donde su impulso fue articulado por jóvenes nacionalistas de raigambre popular y anti-oligárquico en su proyección. Velazco Alvarado en Perú 1968 y Omar Torrijos en Panamá ese mismo año. El caso más efímero de Juan José Torres en Bolivia en 1970, derrocado casi inmediatamente por Hugo Banzer. En Perú una reforma agraria, leyes laborales, derechos sindicales, participación popular y nacionalizaciones de las riquezas básicas, más tarde revertidas por los mismos que retornaros al poder en 1975. En Panamá, la nacionalización del Canal de Panamá, con los acuerdos Torrijos-Carter que no es poco.

Es un lugar común entre pensadores y activistas de izquierda asociar golpes de fuerza con los intereses de grandes corporaciones. ¿Cree que es una conjetura precipitada o bien hay hechos que corroboran ampliamente esa afirmación?

No creo que sean conjeturas afiebradas propias de teorías conspirativas. En el libro se citan los documentos del departamento de Estado para casos como Chile, Argentina, Brasil, Guatemala o República Dominicana, además de El Salvador, Honduras, Ecuador, Bolivia, en fin de casi todo los países, inclusive, en México, cuando se frustro el golpe contra el general Lázaro Cárdenas tras la nacionalización del petróleo. Los nombres de las compañías van desde ITT, Anaconda, Ford, las siete hermanas del petróleo, hasta el capital financiero y la banca. La lista es interminable, en el libro se cita y da cuenta de la documentación histórica.

Le pregunto lo mismo que antes por el concepto de dictadura. ¿A qué llama usted dictadura? Por ejemplo, ¿es democrático o dictatorial el sistema político colombiano?

La dictadura es un estado de excepción cuyo objetivo, en sus orígenes históricos, fue entregar el poder por un tiempo limitado al CESAR, para restablecer el orden político amenazado bien internamente o por guerra. De allí el concepto cesarismo democrático. En nuestro articulado contemporáneo desde el desarrollo constitucional, se entiende como un Estado de Sitio, emergencia o de excepción, donde se limitan los derechos civiles y políticos y restringe el poder al legislativo, según el caso. Son momentos de crisis donde el poder se concentra.

En cuanto a Colombia, ni democrático ni dictadura, es un Narco-Estado. Un orden autoritario, antidemocrático, cuya característica es la militarización del poder.

Cuando se habla de los golpes “blandos” o “institucionales” -el “impeachment” por el que el Congreso y el Senado de Brasil destituyeron en 2016 a Dilma Rousseff sería un ejemplo-, ¿de qué se habla exactamente? ¿Cuánto de blandos son esos “golpes blandos”?

El concepto es muy laxo. El abanico de los llamados golpes blandos, es muy amplio. Su definición hace referencia al papel de las fuerzas armadas como actor fundamental o como valedor de la trama cívico-militar. El grado de violencia suele ser la medida. Sin embargo, ello encubre la represión selectiva. Casos de Honduras contra el presidente Manuel Zelaya o en Paraguay como Fernando Lugo. En definitiva, es el uso abusivo del derecho y su manipulación, la llamada guerra jurídica, lo que identifica la técnica del golpe blando. En Chile se intentó en marzo de 1973, conseguir los dos tercios de las cámaras para derrocar el gobierno de la Unidad Popular. Tras su fracaso, al igual que en España en 1936 con la CEDA, su derrota supuso el alzamiento militar y el golpe de Estado. El impeachment no debe entenderse como una acción torticera, lo es cuando se rompe su sentido jurídico. En Estados Unidos, por ejemplo Nixon renunció ante la posibilidad de ser enjuiciado. En América Latina no todos los países reconocen la posibilidad de destitución del presidente. Pero cuando se ha utilizado, lo ha sido de manera bastarda y rompiendo su espíritu.

Su libro revisa y actualiza uno anterior publicado en 2013, Tiempos de oscuridad. ¿Hay novedades importantes en el nuevo libro?

Sí. Más que una ampliación es una reformulación del mismo. Cobran importancia los movimientos sociales de resistencia, las luchas contra las dictaduras que estaban ausentes. Las formas en las cuales se dieron los procesos de memoria historia. El arte, la literatura, arquitectura, moda, cine, poesía, canción, donde se expresa la memoria colectiva y desde las cuales se mantuvo la unidad y la esperanza. Igualmente las formas de evadir la censura, los mecanismos de control. Las luchas de género, sus organizaciones, su papel en la resistencia y su rol protagónico en las luchas democráticas en medio de una sociedad patriarcal. Igualmente el lugar de la seguridad estratégica de Estados Unidos para América latina. El Plan Colombia, las leyes de amnistía, los informes contra los crímenes de lesa humanidad, la operación Cóndor. En fin aconsejo que se lea el libro. Los procesos de transición, la cultura de la resistencia y la necesidad de mantener viva la lucha para hacer posible la máxima de Sábato: Nunca Más.

Abre su Introducción con unas palabras –de realismo sucio o muy sucio- de 1973 del doctor y Premio Nobel de la paz Henry Kissinger. Con estas en concreto: “Controla los alimentos y controlarás a la gente; controla el petróleo y controlarás las naciones, controla el dinero y controlarás el mundo”. ¿Verdaderas en opinión? ¿Los siguen siendo?

Seré lacónico. Basta un ejemplo. Es cosa de ver como se estrangula hoy a Venezuela. Se le retienen sus fondos en organismos internacionales, se le priva de su oro. Se bloquean sus cuentas. El Dólar sigue mandando y con ello el cuarto Reich habla inglés y se mide en dólares.

Le pido un comentario: en octubre de 1973 más de 170 graduados en la Escuela de las Américas eran jefes de gobierno (Hugo Banzer, Ríos Montt, Videla por ejemplo), ministros, generales o jefes de inteligencia de sus países. ¿Es una exageración? ¿Un buen cálculo? ¿Qué inferencia pueden extraerse de ese dato?

En el libro, la lista es extensa. Se trata de la total dependencia ideológica, tecnológica y por ende el manejo de las fuerzas armadas. La doctrina de seguridad nacional, el anticomunismo y el plegarse a Estados Unidos en las estrategias militares. No hay autonomía militar. Su papel es definido desde el pentágono. En el texto hay un capitulo in extenso sobre dicha relación.

Unas palabras del Secretario de Defensa, Robert McNamara, ante el Congreso de Estados Unidos ¡y ya en 1967!: “Nuestro objetivo en Latinoamérica es ayudar, donde sea necesario, al continuo desarrollo de las fuerzas militares y paramilitares nativas capaces de proporcionar, en unión a la policía y otras fuerzas de seguridad, la necesaria seguridad interna”. Medio siglo más tarde, ¿sigue siendo el mismo eje vertebrador de la política estadounidense respecto a América Latina?

La tríada “seguridad, democracia y desarrollo” definió el papel de Estados Unidos en tiempos de guerra fría para América Latina. Las leyes de defensa de la democracia, bajo la doctrina Truman, selló el pacto entre las clases dominantes nativas y los Estados Unidos. Fue el tiempo donde se ilegalizaron los partidos comunistas, la guerra sucia se cobró miles de víctimas, y la lucha antisubversiva terminó por consolidar las dictaduras en los años sesenta y setenta. Para evitar procesos democráticos y revolucionarios, que siguiesen la estela de la Revolución Cubana, Kennedy potenció propuestas anticomunistas reformadoras profundamente anticomunistas en medio de campañas de miedo y terror psicológico.

Hoy se mantiene bajo otras formas. Es el paso del capitalismo analógico al capitalismo digital. De la biopolítica a la psicopolítica. La guerra es por el control de la conciencia como mecanismo de sumisión y obediencia. La estrategia se moderniza, si vale la expresión. Drones, narco-política, paramilitares, medios digitales, cibercontrol.

La historia de América Latina está llena de sobresaltos, señala en la Introducción. Por una parte, las luchas democráticas y los avances en derechos; por otra, “los procesos de involución”. Las burguesías latinoamericanas, añade, no han tenido rubor en acudir a los golpes de Estado cuando han sido derrotadas en las urnas. ¿Se puede seguir hablando en estos mismos términos o esas burguesías tienen actualmente otras formas de intervención?

Bueno, los mecanismos de interrumpir procesos democráticos han sido variados. Fraude electoral, asesinato de los dirigentes, magnicidio, guerra judicial. Hoy, encarcelamiento de candidatos presidenciales que alteren el orden neoliberal. Sin olvidar el uso del miedo como arma política. Su arsenal de técnicas es variado. Lo que no hacen es renuncian a su poder y sus ganancias. Harán lo que está a su alcance para lograrlo, no te quepa duda. Hoy Venezuela es un buen ejemplo. Hasta la invasión de una potencia extranjera o una guerra civil.

¿Dónde se puede ubicar Uruguay en los procesos de cambios en América Latina?

Buena pregunta. Como todo proceso histórico no se puede establecer un patrón común para América Latina. Lo cierto es que los procesos políticos, en ocasiones, están condicionados por el carisma de sus dirigentes. Ese es el caso de Uruguay y José Mújica, que le dio un sello especial a su mandato, pero ello no supone que el proyecto se aleje de lo que fueron los llamados gobiernos progresistas. Hubo medidas de gran impacto como la legalización de la marihuana. Hoy el nuevo presidente, Tabaré Vázquez vuelve a los mismos usos y costumbres del poder tradicional. Mújica no pudo modificar ni cambiar la organización del capitalismo uruguayo, ni siquiera modificar sus estructuras. Como gobierno del Frente Amplio su acción política fue muy limitada. Como vida ejemplar un camino a seguir.

La influencia que ejercen Rusia y China en algunos países latinoamericanos, ¿transita por la misma senda que la influencia estadounidense?

No. Las formas y los mecanismos de intercambio son diferentes. No intentan imponer doctrinas, ideologías o interferir en la política interna. Es necesario recordar que el principal socio de China en América Latina es Chile. Rusia y China están a millones de kilómetros de distancia, su capacidad de influencia es al menos, desde su proyección geopolítica, limitada. Para Estados Unidos, América Latina sigue siendo su patio trasero con todo lo que ello implica. En el libro hay todo un apartado dedicado a dicho análisis compartido con María José Rojas.

Hace usted referencia a una obra de Alexander Hamilton, El Federalista. La califica como “una de las obras más importantes en la historia política y constitucional”. ¿Por qué es tan importante, en su opinión, esta obra del que fuera primer Secretario de Tesoro?

Hay que señalar que son los escritos que dieron lugar a la primera gran Constitución y que hoy se mantiene vigente en Estados Unidos. En ella se recogen derechos sociales y políticos antes fragmentarios, nunca recogidos en un texto constitucional. Pero no fue solo Hamilton, sino John Jay y Madison quienes en una serie de artículos pusieron las bases. Fueron sus concepciones sobre la división de poderes y su independencia, sus contrapesos, los derechos políticos, la manera de entender los espacios públicos y privados y la supremacía de la Constitución frente a las leyes tipificadas en códigos, lo que terminó por convertirla en un punto de referencia

La literatura latinoamericana, ¿ha estado siempre a la altura de las circunstancias? ¿Ha defendido siempre la dignidad de los pueblos? Hay casos que siguen deslumbrando y nos llenan de admiración. Por ejemplo, el caso de Rubén Darío del que usted nos habla en su libro (cita por extenso su “Oda a Roosevelt”)

El pensamiento no es lineal. La cultura es parte de un lenguaje, de una lógica significante enraizada en las costumbres, los símbolos, las tradiciones y sobre todo las diferentes maneras de concebir la realidad. Desde la novela histórica, costumbrista, romántica, hasta la poesía, pasando por el género de ficción o policiaco son parte de la memoria colectiva y social de los pueblos.

En este sentido no es la literatura en abstracto la que están a la altura. Son quienes han querido convertirse en notarios de sus tiempos quienes hacen de sus obras deslumbren y traspasen la coyuntura. Rubén Darío, García Márquez, Alejo Carpentier, Pablo Neruda, Isabel Allende, Gioconda Belli, Gabriela Mistral, Helena Paniatowska, Mario Benedetti, Paco Taibo II, Eduardo Galeano, Juan Carlos Onetti, Ernesto Sábato, y aunque nos pese por sus posiciones políticas reaccionarias, las descripciones que realiza Vargas Llosa de las dictaduras son de obligada lectura, tanto como la obra de Jorge Luis Borges.

No quisiera dejar de mencionar a grandes escritoras que han relatado los tiempos abyectos de las dictaduras como Liliana Heker, Elsa Osorio, Laura Alcoba, Alejandra Laurencich o Marta Dillon. En el libro se detallan con más profundidad. Pero tampoco podemos olvidar los cantautores: Víctor Jara, Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Silvio Rodríguez, entre otros.

Tomemos un descanso. Le pregunto a continuación por la figura de Camilo Torres.

Cuando quiera.

Fuente: El Viejo Topo, nº 380, septiembre de 2019.

Avance de la nueva novela de Mario Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa regresa con ‘Tiempos recios’, su reconstrucción del golpe militar en Guatemala auspiciado por Estados Unidos. Así arranca la nueva obra del Nobel peruano
Mario Vargas Llosa
AUNQUE DESCONOCIDOS del gran público y pese a figurar de manera muy poco ostentosa en los libros de historia, probablemente las dos personas más influyentes en el destino de Guatemala y, en cierta forma, de toda Centroamérica en el siglo xx fueron Edward L. Bernays y Sam Zemurray, dos personajes que no podían ser más distintos uno del otro por su origen, temperamento y vocación.

Avance de la nueva novela de Mario Vargas Llosa
Avance de la nueva novela de Mario Vargas Llosa
Arriba, Sam Zemurray; abajo, Edward L. Bernays con su esposa, Doris E. Fleischman. E. ELISOFON THE LIFE PICTURE COLLECTION / GETTY IMAGES / BETTMANN ARCHIVE

Zemurray había nacido en 1877, no lejos del Mar Negro y, como era judío en una época de terribles pogromos en los territorios rusos, huyó a Estados Unidos, donde llegó antes de cumplir quince años de la mano de una tía. Se refugiaron en casa de unos parientes en Selma, Alabama. Edward L. Bernays pertenecía también a una familia de emigrantes judíos pero de alto nivel social y económico y tenía a un ilustre personaje en la familia: su tío Sigmund Freud. Aparte de ser ambos judíos, aunque no demasiado practicantes de su religión, eran muy diferentes. Edward L. Bernays se jactaba de ser algo así como el Padre de las Relaciones Públicas, una especialidad que, si no había inventado, él llevaría (a costa de Guatemala) a unas alturas inesperadas, hasta convertirla en la principal arma política, social y económica del siglo xx. Esto sí llegaría a ser cierto, aunque su egolatría lo impulsara a veces a exageraciones patológicas. Su primer encuentro había tenido lugar en 1948, el año en que comenzaron a trabajar juntos. Sam Zemurray le había pedido una cita y Bernays lo recibió en el pequeño despacho que tenía entonces en el corazón de Manhattan. Probablemente ese hombrón enorme y mal vestido, sin corbata, sin afeitarse, con una casaca descolorida y botines de campo, de entrada impresionó muy poco al Bernays de trajes elegantes, cuidadoso hablar, perfumes Yardley y maneras aristocráticas.

—Traté de leer su libro Propaganda y no entendí gran cosa —le dijo Zemurray al publicista como presentación. Hablaba un inglés dificultoso, como dudando de cada palabra.

—Sin embargo, está escrito en un lenguaje muy simple, al alcance de cualquier persona alfabetizada —le perdonó la vida Bernays.

—Es posible que sea falta mía —reconoció el hombrón, sin incomodarse lo más mínimo—. La verdad, no soy nada lector. Apenas pasé por la escuela en mi niñez allá en Rusia y nunca aprendí del todo el inglés, como estará usted comprobando. Y es peor cuando escribo cartas, todas salen llenas de faltas de ortografía. Me interesa más la acción que la vida intelectual.

—Bueno, si es así, no sé en qué podría servirlo, señor Zemurray —dijo Bernays, haciendo el simulacro de levantarse.

—No le haré perder mucho tiempo —lo atajó el otro—. Dirijo una compañía que trae bananos de América Central a los Estados Unidos.

—¿La United Fruit? —preguntó Bernays, sorprendido, examinando con más interés a su desastrado visitante.

—Al parecer, tenemos muy mala fama tanto en los Estados Unidos como en toda Centroamérica, es decir, los países en los que operamos —­continuó Zemurray, encogiendo los hombros—. Y, por lo visto, usted es la persona que podría arreglar eso. Vengo a contratarlo para que sea director de relaciones públicas de la empresa. En fin, póngase usted mismo el título que más le guste. Y, para ganar tiempo, fíjese también el sueldo.

La United Fruit producía más dólares que la mayoría de empresas de Estados Unidos

Así había comenzado la relación entre estos dos hombres disímiles, el refinado publicista que se creía un académico y un intelectual, y el rudo Sam Zemurray, hombre que se había hecho a sí mismo, empresario aventurero que, empezando con unos ahorros de ciento cincuenta dólares, había levantado una compañía que —aunque su apariencia no lo delatara— lo había convertido en millonario. No había inventado el banano, desde luego, pero gracias a él en Estados Unidos, donde antes muy poca gente había comido esa fruta exótica, ahora formaba parte de la dieta de millones de norteamericanos y comenzaba también a popularizarse en Europa y otras regiones del mundo. ¿Cómo lo había conseguido? Era difícil saberlo con objetividad, porque la vida de Sam Zemurray se confundía con las leyendas y los mitos. Este empresario primitivo parecía más salido de un libro de aventuras que del mundo industrial estadounidense. Y él, que, a diferencia de Bernays, era todo menos vanidoso, no solía hablar nunca de su vida.
Una plantación de la United Fruit.
Una plantación de la United Fruit.

https://elpais.com/elpais/2019/09/24/eps/1569316799_047501.html?rel=str_articulo#1570630856356

viernes, 11 de octubre de 2019

_- "No estés triste", lo peor que se le puede decir a alguien que sí lo está. Saber manejar esta emoción básica puede ayudarnos a mejorar, y una buena ayuda de los demás es muy valiosa

_- ANDRÉS MASA
8 OCT 2019

Nada es casual. Al menos no en el trabajo de la evolución, que hace que todo lo que no ayude a sobrevivir acabe desapareciendo, olvidado, mutado, suprimido sin piedad y, solo quizá, recuperado en un futuro favorable. La tristeza es un buen ejemplo. Esta emoción, que dibuja una precisa y universal expresión facial que cualquier ser humano reconoce al instante, no ha sobrevivido al paso de milenios por casualidad. La tristeza, que también se manifiesta en aspectos como la postura corporal y el tono de la voz, es una llamada de socorro, un mecanismo para reclamar apoyo social notablemente efectivo. Pero la manera en la que nos aproximamos a las personas tristes ya no depende del negociado de la evolución, eso es cosa nuestra, y ahí empiezan los problemas. Algunos son muy fáciles de detectar en el lenguaje. En este código cristalizan frases como "no estés triste", una expresión muy común y una de las peores cosas que se le puede decir a una persona que sí lo está.

No es que debiéramos decir todo lo contrario, pero es poco probable volver a pronunciar esas palabras sin sentir el pellizco del remordimiento después de saber lo bueno que es estar triste cuando la emoción es de una intensidad, frecuencia y duración moderadas. Tras un episodio estresante muy fuerte o una pérdida importante, la tristeza alimenta una conducta ventajosa: encerrarte en casa, a cobijo bajo el edredón, pegajoso porque no quieres tener contacto ni con el jabón de la ducha, puede resultar deprimente a los ojos humanos, pero el sistema inmune no podría pedir nada mejor para recobrar fuerzas.

Además, "es un momento muy bueno para reflexionar acerca de los posibles errores que has podido cometer, de qué manera eres corresponsable de lo que ha ocurrido", explica la psicóloga especialista en ansiedad y estrés Cristina Wood. La tristeza puede marcar un camino para mejorar cuando uno pierde un trabajo o rompe una relación, por ejemplo. "En ese sentido, la tristeza nos ayuda", subraya Wood. También puede aparecer cuando lo que se pierde es la salud, o la juventud, casos en los que debería servir para fijarnos en las cosas buenas que aún nos quedan. Si la experimentamos con ánimo positivo, la tristeza puede ayudarnos a ser más felices; quien no ha experimentado nunca una gran tristeza difícilmente puede sentir una alegría de la misma intensidad. No estropeemos el momento con frases que solo refuerzan el malestar.

Un involuntario empujón hacia la culpa
Si hay algo que hay que evitar es decirle a una persona triste qué debe hacer. Y entre todas las órdenes que hay que evitar, la de "no estés triste" está entre las más dañinas. "La frase produce más presión, le produce estrés a la persona", explica la doctora del centro clínico Área Humana. Además, "uno tiene derecho a estar triste, le están faltando al respeto si se lo dicen, y eso enfada, frustra y puede generar más desesperanza", enumera la psicóloga.

La reacción puede ser muy fuerte y desagradable, y quizá empujar hacia un sufrimiento mayor que tiene su origen en una de las abundantes falacias perniciosas que circula sobre la felicidad, la de que uno no es feliz, sino que lo será en el futuro. Según esta idea, podemos contar con ser bendecidos con la mayor dicha un vez hemos cumplido objetivos como terminar la carrera, pagarse una casa, llamar la atención de una pareja ideal, casarse con esa pareja ideal, que la unión fructifique en niños sanos y alegres... En este contexto, el mensaje de "no estás triste" parece ser el de que, si lo estás a pesar de tener todo lo que has deseado, es por tu culpa. El poder de las palabras empuja, en este caso, hacia una culpabilidad innecesaria.

Eso sí, conviene ser comprensivos con quien lanza el afilado dardo del "no estés triste". "No toleramos que una persona que queremos sufra", y por eso la frase sale tan fácilmente, explica la psicóloga. "Si veo a mi hija llorar, a mí me duele, y por eso se lo digo", añade. Pero lo que debería hacer como madre, o como amiga, en otros casos, "es aprender a tolerar que es normal y que se pasará, y que se va a pasar antes si uno ayuda a las personas a ser un poco más positivas".

Instrucciones para no decir 'no estés triste' nunca más
Si quieres aprender a tratarte bien a ti mismo y a los demás, piensa en tu infancia. Seguro que en alguno de los rincones de tu memoria encuentras situaciones como esta: llegas triste porque te has peleado con tu mejor amigo y a tu padre no se le ocurre otra cosa que aplicar una fórmula del tipo "ya harás más amigos", un "no estés triste" en toda regla y un error de manual. En su lugar, Wood aconseja comenzar por normalizar la tristeza en la casa. "Es muy bueno decirles a los niños cuándo estamos tristes, en seguida dicen que te van a ayudar. Es muy bonito comunicar eso, y además es enseñarles inteligencia emocional", comenta. Luego, ante una situación puntual, lo mejor es sustituir el "no estés triste" por una estrategia más elaborada y eficaz que vale para todas las edades.

Lo primero es permitir expresar la emoción y lo que ha pasado, una tarea en la que los abrazos son de gran ayuda. También es útil mostrar empatía hacia la persona y hacer que se sienta comprendida, incluso cuando uno no es capaz de ponerse en su lugar. Lo deseable es hacerle comprender que no rechazas su tristeza, contándole alguna historia personal, por ejemplo, o admitiendo directamente que no alcanzas a comprender su dolor pero que te das cuenta de que debe de ser muy importante. Una vez la conexión está funcionando, es muy importante preguntar a la persona triste qué piensa hacer o en que le puede uno ayudar. Eso sí, las propuestas deben tener forma de pregunta.

Luego hay que transmitir confianza, hacer ver que puede conseguir superar la tristeza, dar ánimos. "Si dice que no sabe si podrá hacerlo es bueno preguntarle las tres cosas más difíciles que ha hecho en su vida, te puedes agarrar a eso y decirle que si las ha conseguido es que también puede lograr el nuevo objetivo, que es cuestión de entrenarlo", concluye Wood. Así, dice la psicóloga, no solo se sale de la tristeza, sino que se abandona la emoción con mayor fuerza para ser feliz. No se trata exclusivamente de un favor que se hace a los demás, la manera de hablarse a uno mismo también es fundamental.

Cambia el lenguaje y transformarás el mundo
Somos parlanchines por naturaleza. Hasta la persona más reservada y silenciosa del mundo no se calla nunca. Eso sí, habla en una voz tan baja que solo ella la oye. Es el autodiálogo interno que todos tenemos, un carrusel de ideas que nunca se detiene. Si se instala en él un mensaje materialista de que uno tiene todo lo que puede desear y que, por lo tanto, debería ser feliz para siempre, el efecto del "no estés triste" corroe por dentro. Si se le hace demasiado caso, uno acaba metiéndose en un bucle de malestar en el que se viste de víctima y verdugo. De la misma manera que hay que tener empatía con las otras personas a la hora de ofrecerles ayuda, en estos casos uno tiene que llevar a cabo la difícil tarea de empatizar con uno mismo. "Si te pones a buscar, por supuesto que tienes motivos para estar triste, pero tienes que ayudarte a comprender por qué lo estás", dice Wood.

Las personas más autoexigentes, los perfeccionistas que siempre quieren ir más allá, cegados por la idea irreal de que pueden llegar a una meta que, en realidad, no existe, son quienes tienen una relación más estrecha con la tristeza. También poseen menos capacidad de corregir las frases perjudiciales de su diálogo interior. "Muchísima gente no se da cuenta de cómo se habla. Es un problema de educación, por frases que nos han dicho nuestros padres, o por la propia personalidad: si tu autodiálogo interno está plagado de exigencias, eso lleva, tarde o temprano, a la tristeza". Los perfeccionistas lo tienen más difícil para corregir el rumbo de esa conversación permanente, pero pueden conseguirlo de la misma manera que el resto de las personas.

Hay que cambiar el vocabulario y sustituir el "tengo que" por un "me gustaría", "preferiría", "me apetece"... "No es lo mismo decir 'tengo que ir al gimnasio porque he engordado' que 'me apetece ir al gimnasio porque quiero cuidarme", asegura la especialista. Es lo que los psicólogos llaman autoinstrucciones positivas, que pueden conseguir que uno esté más contento, más animado y que se encuentre mejor físicamente. "Todos podemos entrenar eso, pero lo primero es ser consciente, mucha gente ni es consciente de cómo se habla y está siempre comparándose con los demás", olvidando que, por mucho que a veces lo parezca, especialmente en las redes sociales, nadie es perfecto.

jueves, 10 de octubre de 2019

La pareja perfecta no es la persona ideal (si quieres que el amor dure) Las emociones caducan y el romanticismo lleva a la frustración. ¿Qué cualidades debe tener la compañía sentimental para que la relación sea larga?

VERÓNICA PALOMO
13 JUN 2019 -

"¿Qué me dices? No me lo puedo creer, ¡pero si erais la pareja perfecta!" María no ha dejado de escuchar esta frase desde que rompió con Eduardo, su novio de toda la vida. Se conocieron en el instituto y después de 15 años saliendo contrajeron matrimonio. En su entorno fue la boda del año. Después de una fiesta inolvidable y una luna de miel que duró un mes, decidieron compartir la hipoteca de un adosado a las afueras de Madrid, los gastos de un 4x4 y la crianza de un bebé. Los dos eran profesionales con éxito, guapos, deportistas, seres modélicos que nunca dieron pie a un cotilleo. Fieles y perfectos, parecían hechos el uno para el otro. Pero, un buen día, se rompió la relación. Fue un bombazo que descolocó a amigos y familiares, cegados por el brillo de una pareja ideal que no lo era tanto.

Resulta que el escaparate era perfecto pero que, en realidad, María y Eduardo no eran compatibles. Hasta tal punto no funcionaban juntos que nunca fueron capaces de solventar ninguno de los problemas que les salían al paso. Se limitaban a dejarlos aparcados para retomarlos en otro momento, que nunca llegaba (lo que sucede cuando uno no sigue los consejos adecuados en su camino a la felicidad). El que sí llegó fue el día en que aquella bola inmensa de conflictos sin resolver se hizo demasiado grande, excesivamente pesada, y se les cayó encima, aplastándolos. La pareja perfecta quedó tocada y hundida.

La media naranja es un invento del 'marketing'
Puede que el entorno del matrimonio no pudiera explicarse lo sucedido, pero María sabe muy bien lo que ocurrió. La unión se quebró cuando pasó la época de eterna luna de miel, justo cuando ambos comenzaron a sentir los síntomas del síndrome del estrés posromántico, un término acuñado por el psicólogo John Bradshaw para definir el final una fase en la que todo es perfecto, la actividad sexual no decae y las imperfecciones pasan felizmente inadvertidas. Probablemente María juzgó su matrimonio solo por los desayunos en la cama, las rosas rojas y las cenas sorpresa, y se equivocó al pensar que tenía una pareja perfecta. Ahora sabe que eso habría sido imposible.

Y es que preguntar a un psicólogo o sexólogo si existe la pareja perfecta es como mentar al diablo. "Esa media naranja es una idea del marketing, somos seres imperfectos en continuo desarrollo y crecimiento, y nadie te puede satisfacer al 100% en todas tus fuentes de satisfacción. Una relación va creciendo, evolucionando y modificándose a lo largo de la vida", afirma con rotundidad Miren Larrazabal, psicóloga especialista en psicología clínica, sexóloga y presidenta de la Sociedad Internacional de Especialistas en Sexología. Basta hacer un ejercicio de memoria (si tienes mucho estrés, quizá te resulte más difícil), repasar los amores de una vida, platónicos incluidos, y hacernos algunas preguntas para ver que es así. ¿Cuál de ellos se acercó más a lo que consideras perfección? ¿Hay alguna de estas relaciones que no vivió ningún bache, desafío, desengaño o sufrimiento? Si la respuesta es afirmativa, ¿por qué no sigues con esa persona? Seguramente no hubo tiempo de conocerla mucho u ocasión de que llegaran problemas verdaderamente serios a los que enfrentarse.

Y luego hay personas incapaces de ver la realidad, que se obcecan en un ideal del amor que no existe. Es lo que opina Soraya Calvo, sexóloga y profesora en la Universidad de Oviedo, quien insiste en el daño que provoca la propagación de la idea de la pareja ideal o perfecta. "Desvirtúa la vida en pareja porque las metas que genera esa idea romántica del amor son inalcanzables y provocan mucha frustración cuando no se consiguen. Además, lo ideal es algo diferente para cada persona y sociedad, por lo que ni siquiera podríamos definir el concepto", explica. Lo perfecto, si uno quiere que la relación dure, es fijarse en cualidades más mundanas.

Cambio de pareja: de la perfecta a la consciente 
"La mayoría de las personas pensamos que con el amor basta, pero no es cierto, el amor no es suficiente para convivir. Hacen falta habilidades de convivencia, que tienen que ver con la comunicación, con la capacidad de resolución de problemas y las habilidades de negociación. Esto es lo que va a generar la satisfacción y el bienestar de la pareja, algo que tiene poco que ver con lo que la gente entiende como pareja ideal, esa que no tiene problemas. La diferencia entre una persona que se dice satisfecha en su vida en pareja y una infeliz no son los problemas, sino la manera de afrontarlos", opina Larrazabal.

Precisamente es lo que recoge en sus páginas The Secrets of Enduring Love: How to Make Relationships Last, un libro que recopila los resultados de un estudio para el que los científicos entrevistaron a más de 4.000 parejas de Reino Unido y que siguió a fondo el comportamiento de otras 50 para determinar qué es lo que hacía que su relación funcionara. Según los autores, coincidieron en pensar que el éxito de la larga convivencia se debía a la capacidad de comunicación y de resolución de conflictos.

"A la pareja perfecta hay que cambiarle el nombre por el de pareja consciente o compatible. Hay personas que son más o menos compatibles, pero lo que hay que ver es si tenemos metas parecidas, si tenemos maneras de vivir parecidas, si queremos tener o no hijos o si tenemos ocios parecidos. Estos ocios pueden ser diferentes, pero tenemos que ser capaces de gestionar esa diferencia sin que se convierta en algo incompatible para nuestra vida de pareja", según Soraya Calvo. No se trata de hacer las mismas cosas todo el tiempo y estar siempre juntos, pero sí de encontrar un punto en común, porque una pareja tiene que tener, además de los espacios personales, un nutrido espacio en común. "Si no existe, la relación se acaba", concluye la sexóloga.

Cuando el amor romántico impide progresar
También hay otra realidad que no podemos pasar por alto, y es que cada persona, en cada momento de su vida, busca cosas diferentes. Hay parejas que son muy compatibles, pero que pasan por momentos vitales diferentes que terminan modificando su compatibilidad inicial. ¿Cómo influyen estos cambios en una relación consolidada? En una pareja puede generar distancias incluso el hecho de cambiar de turno de trabajo. Si ambas personas llevan años sincronizadas y, de repente, sus rutinas cambian drásticamente, no tener el tiempo en común ya puede crear un problema que hay que saber gestionar. "Y es más difícil solucionarlo si basas la relación en ese amor romántico e ideal, en el que lo más importante es ese tiempo en común que se ha perdido".

Esta actitud puede sonar a inmadurez, pero Miren Larrazabal remarca que no solo la gente joven cree en la pareja ideal. Es un modelo que influye a los jóvenes y a los mayores, "aunque es cierto que, cuando eres muy joven, vives en un contexto que te hace más proclive a sufrir ese estado un poco alterado de consciencia, en el que el enamoramiento se vive con más pasión, pero también te encuentras con personas de 50 años llenas de mitos e ideas distorsionadas sobre lo que es el amor", dice la experta.

La conclusión es que tener expectativas irreales en el amor genera incomprensión y frustración, porque el amor todopoderoso y absoluto no existe. "Es cierto que todos podemos tener ciertas expectativas (ese ideal de hombre o mujer), pero hay que pensar y no dejarte llevar por lo que sientes, porque las emociones caducan, o por lo menos caducan tal y como las entendíamos en un principio de la relación. A lo largo de la vida en pareja, el amor sentido tiene que dejar paso al amor pensado, esa es la clave", explica la sexóloga Soraya Calvo. Al final, la relación que a largo plazo puede ser más fructífera (aunque nunca se puede asegurar) es la consciente o compatible. Si todo se basa en mitos e ideales, hay muchas más probabilidades de no resolver los conflictos que aparezcan en tu vida y que la relación termine en una ruptura.

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