miércoles, 24 de marzo de 2021

Erradicar la pobreza requiere capacidad, voluntad y la mayor movilización de la historia

Fuentes: The conversation [Foto: Campo de refugiados de Atmeh, en Idlib, Siria, en 2013. Shutterstock / John Wreford] 

El desarrollo social y económico, desde mediados del pasado siglo, se ha ido consolidando como el emprendimiento multidisciplinar más ambicioso que se ha impuesto la humanidad a sí misma, ya que tiene por fin la erradicación de la pobreza, en todas sus dimensiones, y el avance hacia un mundo próspero, justo, sostenible y pacífico para todos.

Esta afirmación inicial parece una evocación poética, mística, metafórica; sin embargo, constituye un enunciado descriptivo del significado de un campo de acción y de estudio que no puede condensarse en una sola disciplina.

Esta esfera de empeño, que tras 70 años ha traído múltiples mejoras al mundo pero que no ha logrado sus fines –a pesar del ingente número de recursos humanos y financieros dedicados a la tarea–, vuelve a ser vital, puesto que la pandemia amenaza, según los cálculos de la misma ONU, con un resurgimiento de la pobreza extrema en zonas donde ya había desaparecido.

El recientemente fallecido Dr. Farzam Arbab, bahaísta de origen iraní pero formado en física de partículas en Estados Unidos, dedicó gran parte de su vida en Colombia, a través de la Fundación para la Aplicación y Enseñanza de las Ciencias que instituyó, tanto al empoderamiento de los campesinos y de la gente común para hacerse cargo de su desarrollo como al pensamiento del desarrollo como área interdisciplinar.

Con motivo del lanzamiento de un documental titulado Labradores de esperanza, que pretende honrar su legado, este artículo explora brevemente algunas de las que pueden ser consideradas sus principales contribuciones y que parecen ser cruciales para avanzar inexorablemente hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Un marco que guíe el aprendizaje, el discurso y la acción
El mundo del desarrollo, desde sus orígenes, a fin de dotar de coherencia y rigor a sus propuestas, se fundamentó, en primer lugar, en teorías descriptivas de cómo se produce el desarrollo —modernización, dependencia, sistemas mundiales— que también prescribían las políticas para lograrlo y, en segundo, en ideologías totalizantes que aspiraban a transformar integralmente la vida política, económica y social. Los científicos sociales también buscaban modelos rigurosos.

El Dr. Arbab, consciente de la necesidad de aprender sistemáticamente de la acción, por un lado, de recurrir a la ciencia, por el otro, y de no caer presos de modelos cuantitativos que parecen precisos, pero que en realidad esconden rigidez, planteó la necesidad de que los actores del desarrollo operaran bajo un marco conceptual evolutivo, donde los enfoques y métodos, convicciones, valores y principios que resultasen más efectivos en la práctica pudieran acumularse y orientar a todos los protagonistas de esta empresa mundial con anclaje local.

La generación del conocimiento, eje del desarrollo
Un elemento fundamental del marco conceptual reside en la noción de que la generación de conocimiento –así como su aprendizaje, aplicación y difusión– ha de ser el principio motriz del desarrollo.

En otras palabras, se debe reemplazar a la economía como proceso central de la existencia social por la generación de conocimiento y el aprendizaje acerca del desarrollo. De este modo, la economía en sí se volvería un ámbito de aprendizaje y se podría abordar como un tema de estudio y acción transformadora, como lo son la salud, la educación y la producción agropecuaria.

Esto implica ir más allá de las modas, los paquetes y las fórmulas simplistas de desarrollo que plantean que este puede ser algo que se entrega a los necesitados, por muy importantes que sean: infraestructuras, tecnología, educación, salud…

Además, requiere la democratización de la ciencia, la apertura de espacios, no necesariamente de investigación vanguardista, donde las masas pudieran participar en cierto grado en la producción científica sobre el desarrollo.

Las fuentes del conocimiento
Otra cuestión clave del pensamiento del Dr. Farzam Arbab, relacionada con la noción anterior, es la idea de que el conocimiento necesario para forjar el desarrollo, además de proceder de la experiencia práctica por propiciar el progreso social, debe proceder de tres fuentes en interacción: la ciencia, el conocimiento tradicional de la población local o regional que asume su sendero de desarrollo y el acervo moral y espiritual de la humanidad –la religión–.

Sin esta interacción, se erosiona el conocimiento tradicional, no se logra conectar con la población local donde se suele concentrar la acción, se puede llegar a romantizar el conocimiento autóctono desacreditando a la ciencia o se pueden asumir inconscientemente nociones perjudiciales para fomentar actitudes proclives al desarrollo relacionadas con la naturaleza humana, los fines y los medios y el progreso.

La visión que se tiene de los campesinos y de los pobres es uno de esos temas a los que le dio la mayor relevancia, puesto que, tanto el programa de modernización, como la revolución verde, el enfoque de las necesidades básicas e incluso el marco del desarrollo humano, solían pecar del mismo defecto: ver a las personas a quienes supuestamente se ha de empoderar como vagos e improductivos, en el peor de los casos, o conglomerados problemas a resolver y de necesidades a satisfacer, en el mejor.

Al igual que encontrar formas de producción más eficientes y ecológicas –por poner un ejemplo– debía ser el objeto de un escrutinio científico riguroso, identificar nociones sobre el ser humano que induzcan confianza en su potencial también debería ser estudiado en profundidad.

La participación y el empoderamiento
Ante la moda de la participación, ya sea en los servicios que se ofrecen, en los proyectos o en los procesos de toma de decisiones, el Dr. Arbab desde el inicio consideraba que la gente debía ser la protagonista del desarrollo. Sin embargo, muchas fuerzas sociales impiden que el potencial humano se libere.

La plétora de programas políticos así como de iniciativas civiles de cooperación, muchas veces iban acompañadas de estilos de liderazgo paternalistas y de intereses demasiado estrechos que, en ningún caso, lograban colocar a las personas en el medio.

En línea con la perspectiva de la concienciación de Freire, pero probablemente llevando el principio de participación a un nivel de radicalidad mayor, veía a la humanidad entera como protagonista irreemplazable de la empresa global del desarrollo. Sin el concierto de todos, no se podrían superar los desafíos históricos.

En las localidades menos favorecidas, donde la mayoría ve dolor, pobreza y sufrimiento, se ha de aprender a identificar, por encima de todo, el potencial, a fin de que este, mediante la educación, pueda ser cultivado.

Además, la separación entre ellos (quienes sufren) y nosotros (quienes ayudamos) se debería disolver, puesto que todos somos los partícipes de un camino que ha de conducir a un modelo de desarrollo y organización social que genere bienestar para todos.

La educación integradora
Lo anterior se vincula con la convicción que tenía el Dr. Arbab de que la educación era una de las claves para el desarrollo; la cantidad de materiales educativos, la innovación pedagógica que gestó y los programas de educación para el desarrollo que cuajaron bajo su guía, lo acreditan.

Se adelantó a la idea de competencias y de interdisciplinariedad con la herramienta de desarrollo curricular que diseñó: la noción de capacidad, entendida como un entramado de cualidades y actitudes, conceptos e información, herramientas y habilidades para emprender acciones transformadoras y que se agrupan en capacidades científicas, tecnológicas, matemáticas, del lenguaje y la comunicación y del servicio comunitario. Aquí también fue pionero.

Hoy se habla de aprendizaje y servicio como uno de los enfoques más innovadores y los trabajadores sociales lo estudian con entusiasmo. En los años 70 ya lo aplicaba este visionario, puesto que los programas de FUNDAEC colocan a la acción en el centro y empoderan, a través del estudio, la conversación y la actividad intensa para servir a la comunidad con creciente efectividad.

Algunos de estos programas de educación para el desarrollo, como el SAT –también impulsó, entre otros, dos licenciaturas, dos posgrados y diversos programas informales como el Preparación para la Acción Social extendida por casi todos los continentes hoy día–, han sido reconocidos por diferentes gobiernos como currículos oficiales y sistemas alternativos que se han extendido masivamente para ofrecer una educación de alta calidad a zonas donde no llega el sistema formal.

Este apartado de la visión de la educación que el Dr. Arbab poseía y de los logros cosechados en este campo se prestaría para un libro extenso.

Las estructuras locales y la creación de capacidad
De todo lo propuesto hasta ahora, se puede observar que la creación de capacidad representa el rasgo central del enfoque para el desarrollo del Dr. Farzam Arbab.

En última instancia, consideraba que la creación de capacidad en los individuos, en la comunidad y en las instituciones –al mismo tiempo– debía ser la preocupación central de todo esfuerzo por lograr la prosperidad y ayudar a una población a adueñarse de su progreso. La modernización había erosionado las estructuras tradicionales sin reemplazarlas por otras, lo que había sido una de las principales causas de la desolación de esos territorios.

Sin estructuras pertenecientes a la gente que puedan impulsar procesos de aprendizaje y de investigación-acción, que permitan la interacción del conocimiento científico y del tradicional, que faciliten la introducción de programas educativos que empoderen sin dividir, la sistematización de los aprendizajes y la difusión del conocimiento generado a través de la misma población, lograr el desarrollo es solo una utopía, una quimera.

Esta perspectiva condujo al Dr. Arbab a la creación de la Universidad Rural, una institución que ha permitido vertebrar los objetivos recién señalados.

Desde ella, la población del Norte del Cauca, por ejemplo, ha podido emprender, y sigue emprendiendo –aspirando a la sostenibilidad y al crecimiento en escala–, múltiples proyectos, programas e investigaciones sobre los distintos procesos de vida –agricultura, ganadería, procesamiento, comercialización, transformación industrial, educación, socialización y comunicación…– que, cuando logran un éxito relativo, se sistematizan y documentan para incorporarse a los nuevos materiales educativos, a fin de formar a la misma población y diseminar el conocimiento.

Integración, complejidad y sentido de misión histórica
A pesar de la magnitud de la tarea, el desarrollo ha de comenzar de manera sencilla, con una o dos líneas de acción que, a medida que se crea mayor capacidad, se logra implicar a más gente local y se consiguen más recursos, se complementan con otras líneas de acción que se van integrando en un enfoque holístico coherente que, a toda costa, evita la fragmentación tal prevalente en la vida moderna.

Por último, el Dr. Arbab veía al desarrollo dentro de un proceso histórico mundial de transformaciones que parecían estar forzando a la humanidad a repensar los fundamentos últimos sobre los que se erige la civilización.

El reconocimiento de la unicidad del género humano alcanzado por la antropología y la genética a principios del siglo XX –un principio también presente en las diferentes tradiciones indígenas, religiosas y espirituales de la mayoría de los pueblos–, la justa distribución de recursos entre individuos, grupos y naciones y el respeto y fortalecimiento de la diversidad cultural de la especie debían imprimir la motivación, constituir la visión de futuro e informar los medios y los enfoques para una movilización masiva de alcance glocal que permitiera alcanzar dicho estado de prosperidad y justicia colectiva sin precedentes.

Aunque no existan, el Dr. Arbab fue un gigante, un genio invisible entre la gente que pasó desapercibido, aunque no su legado… porque así él lo decidió.

Sergio García Magariño. Investigador de I-Communitas, Institute for Advanced Social Research, Universidad Pública de Navarra

Fuente: 

martes, 23 de marzo de 2021

_- Johann Wilhelm Trollmann, boxeador alemán de origen gitano.

_- Johann Wilhelm, “Rukeli“ Trollmann (Wilsche, 27 de diciembre de 1907 - Neuengamme, 9 de abril de 1944) fue un boxeador alemán de origen gitano, víctima de la política racista del régimen nazi, que primero le desposeyó del título alemán del peso semipesado que había conquistado en 1933, y diez años después acabó con su vida en el campo de concentración de Neuengamme.1

Carrera deportiva
Apodado Rukeli, que en romanó significa "árbol fuerte", comenzó su carrera en la segunda mitad de la década de 1920, pero se hizo famoso en su país a finales de la década. Su estilo se caracterizaba por movimientos ligeros, con una gran agilidad de desplazamientos que recordaba a los pasos de ballet. El joven y carismático Trollmann fue también apreciado por las aficionadas "fans", que a menudo se mostraban entusiasmadas al acabar sus combates, y rápidamente se convirtió en un sex symbol.1​

Rukeli fue desposeído de la corona alemana del peso semipesado que había conquistado el 9 de junio de 1933 ante Adolf Witt por imposición del régimen nazi de Adolf Hitler, motivada por su política racista. A pesar de haber ganado con rotundidad, los jueces de ring decretaron el final del combate con una "no decisión", pero tras las muestras de indignación de los aficionados, que estuvieron a punto de acabar en un tumulto, se le concedió el combate. Sin embargo, ocho días después se le retiró el título, argumentando una "conducta inapropiada" (probablemente, bajo el pretexto de las lágrimas de alegría después de su victoria). La organización profesional de boxeo alemana le obligó a pelear el 21 de julio contra Gustav Eder, prohibiéndole moverse del centro del ring, so pena de revocación de la licencia. Trollmann se presentó a este combate con su pelo teñido de rubio y el cuerpo espolvoreado con talco, una especie de caricatura de ario, siendo derrotado en cinco asaltos debido a que no opuso resistencia para avergonzar a la Alemania Nazi.1

Ahora, en estos días, se ha estrenado en España una obra de teatro sobre Trollmann, con el título de "Rukeli", en Madrid.

Fuente Wiki pedia y prensa diaria.

lunes, 22 de marzo de 2021

La increíble batería inventada hace 120 años que puede revolucionar la producción energética


Thomas Edison inventó un auto eléctrico con una batería que pensó revolucionaría el mercado. Más de 120 años después, puede ser que su idea pueda resurgir.

En un camino de ripio en West Orange, Nueva Jersey (EE.UU.), un auto eléctrico pasó cerca de unos transeúntes, quienes quedaron totalmente sorprendidos por lo espacioso que era su interior.

El auto se desplazaba al doble de la velocidad que los vehículos más convencionales, levantando el polvo de la calle que, tal vez, les hizo cosquillas en la nariz a los caballos que tiraban de los carruajes.

Era principios del siglo XX y el conductor de este particular automóvil era Thomas Edison.

Si bien los autos eléctricos no eran una novedad en el vecindario, la mayoría de ellos dependían de pesadas y voluminosas baterías de plomo y ácido.

Edison había equipado su auto con un nuevo tipo de batería y esperaba que pronto todos los vehículos de todo el país la usaran: era una batería de níquel-hierro.

Sobre la base del trabajo del inventor sueco Ernst Waldemar Jungner, quien patentó por primera vez una batería de níquel-hierro en 1899, Edison buscó refinarla para su uso en autos.

El creador estadounidense afirmó que la batería de níquel-hierro era increíblemente resistente y podía cargarse dos veces más rápido que las baterías de plomo y ácido.

Incluso tenía un acuerdo con la automotriz Ford Motors para producir este vehículo eléctrico supuestamente más eficiente.

Pero la batería de níquel-hierro tenía algunos problemas.

Lo que solía ser una peculiaridad peligrosa de la batería de Edison resultó ser muy útil.

Era más grande que las baterías de plomo y ácido que se utilizaban y también era más cara.

Además, cuando se cargaba, liberaba hidrógeno, que en ese momento se consideraba una preocupación y podía ser peligroso.

Desafortunadamente, para el momento en que Edison logró construir un prototipo más refinado, los vehículos eléctricos estaban desapareciendo y los autos propulsados por combustibles fósiles ganaban terreno, ya que podían recorrer distancias más largas en vez de tener que detenerse para recargar energía.

El trato de Edison con Ford Motors quedó inconcluso, aunque su batería continuó usándose en ciertos nichos como la señalización de ferrocarriles, donde su voluminoso tamaño no fue un obstáculo.

Más de un siglo después, los ingenieros redescubrieron la batería de níquel-hierro como una especie de diamante en bruto.

Ahora se la está estudiando como una respuesta al desafío permanente de generar energías renovables y complementar las fuentes de energía limpia como la eólica y la solar.

Y el hidrógeno, que alguna vez fue considerado preocupante, podría convertirse en uno de los elementos más útiles de estas baterías.

Electrólisis
A mediados de la década de 2010, un equipo de investigación de la Universidad Tecnológica de Delft en los Países Bajos descubrió un uso de la batería de níquel-hierro basada en el hidrógeno producido.

Edison creía que su auto eléctrico dominaría las calles de la época, pero no fue así.

Cuando la electricidad pasa a través de la batería mientras se recarga, sufre una reacción química que libera hidrógeno y oxígeno.

El equipo reconoció que la reacción se asemeja a la utilizada para liberar hidrógeno del agua, conocida como electrólisis.

"Me pareció que la química era la misma", dice Fokko Mulder, líder del equipo de investigación de la Universidad de Delft.

Esta reacción de división del agua es una forma en que se produce hidrógeno para su uso como combustible y uno completamente limpio, siempre que la energía utilizada para impulsar la reacción sea de una fuente renovable.

Si bien Mulder y su equipo sabían que los electrodos de la batería de níquel-hierro eran capaces de dividir el agua, se sorprendieron al ver que los electrodos comenzaron a tener un mayor almacenamiento de energía que antes de que se produjera el hidrógeno.

En otras palabras, se convirtió en una mejor batería cuando también se usó como electrolizador.

También se asombraron al ver lo bien que los electrodos resistieron la electrólisis, que puede degradar excesivamente las baterías más tradicionales.

"Y, por supuesto, estábamos contentos de que la eficiencia energética pareciera ser buena durante todo esto", dice Mulder, alcanzando niveles del 80% a 90%.

Mulder nombró a su creación el "battolyser" y espera que el descubrimiento pueda ayudar a resolver dos desafíos importantes para la energía renovable: el almacenamiento de energía y, cuando las baterías están llenas, la producción de combustible limpio.

Existen electrolizadores convencionales para convertir las energías renovables en hidrógeno, pero Mulder espera que el "battolyser" pueda hacer esto de manera más eficiente y económica.

"Escucharás argumentos sobre las baterías, por un lado y el hidrógeno, por el otro", dice Mulder. "Siempre hubo una especie de competencia entre los dos, pero básicamente necesitas ambos", añade.

Valor renovable
Uno de los mayores desafíos de las fuentes de energía renovable como la eólica y la solar es lo impredecibles e intermitentes que pueden ser.

Con la solar, por ejemplo, se produce un excedente de energía durante el día y el verano, pero durante la noche y en los meses de invierno, el suministro disminuye.

Las baterías convencionales, como las basadas en litio, pueden almacenar energía a corto plazo, pero cuando están completamente cargadas tienen que liberar cualquier exceso o podrían sobrecalentarse y degradarse.

Sin embargo, el "battolyser" de níquel-hierro permanece estable cuando está completamente cargado, momento en el que puede pasar a producir hidrógeno.

"(Las baterías de níquel-hierro) son resistentes y pueden tolerar la carga insuficiente y la sobrecarga mejor que otras baterías", dice John Barton, investigador asociado de la Escuela de Ingeniería Mecánica, Eléctrica y de Fabricación de la Universidad de Loughborough en Reino Unido, que también investiga el "battolyser".

"Con la producción de hidrógeno, el 'battolyser' agrega almacenamiento de energía de varios días e incluso entre estaciones" del año, añade.

El "battolyser" puede ser una forma de ayudar a equilibrar la oferta y la demanda de energía renovable de fuentes como la solar y la eólica.

Además de crear hidrógeno, las baterías de níquel-hierro tienen otras características útiles.

En primer lugar, que requieren un mantenimiento excepcionalmente bajo. Son extremadamente duraderas, como lo demostró Edison en su primer auto eléctrico y se sabe que algunas duran más de 40 años.

Los metales necesarios para fabricar la batería (níquel y hierro) también son más comunes que, por ejemplo, el cobalto que se utiliza para crear baterías convencionales.

Esto significa que el "battolyser" podría tener otro papel para la energía renovable: ayudarla a ser más rentable.

Como cualquier otra industria, los precios de las energías renovables fluctúan según la oferta y la demanda.

En un día brillante y soleado puede haber una gran cantidad de energía solar, lo que puede provocar un exceso y una caída en el precio por el que se puede vender la energía.

El "battolyser" podría ayudar a suavizar esas fluctuaciones.

"Cuando los precios de la electricidad son altos, se puede descargar esta batería, pero cuando el precio de la electricidad es bajo, se puede cargar la batería y producir hidrógeno", opina Mulder.

El "battolyser" no está solo en este aspecto.

Los electrolizadores alcalinos más tradicionales acoplados a baterías también pueden realizar esta función y están muy extendidos en la industria de producción de hidrógeno.

Mulder cree que el "battolyser" puede hacer lo mismo por menos dinero y por más tiempo gracias a la durabilidad del sistema. Es algo que está dando esperanzas a los partidarios del nuevo descubrimiento.

Y aunque el hidrógeno es el producto directo del "battolyser", también se pueden generar otras sustancias útiles, como el amoníaco o el metanol, que suelen ser más fáciles de almacenar y transportar.

El laboratorio de Edison en Nueva Jersey fue el lugar de nacimiento de muchos de sus inventos, tanto los que ganaron popularidad en su vida como los que no lo hicieron.

"Con un 'battolyser' instalado, (una) planta de amoníaco funcionaría de manera más constante y (necesitaría) menos mano de obra, lo que reduciría los costos operativos y de mantenimiento", dice Hans Vrijenhoef, director ejecutivo de Proton Ventures, que invirtió en el "battolyser" de Mulder.

"Así produciría amoníaco de la manera más barata, sostenible y ecológica", añade.

Escalando
En este momento, el "battolyser" más grande que existe es de 15 kW / 15 kW h y tiene suficiente capacidad de batería y almacenamiento de hidrógeno a largo plazo para alimentar 1,5 hogares.

Se está trabajando en una versión más grande de un "battolyser" de 30 kW / 30 kW h en la central eléctrica Magnum en Eemshaven en los Países Bajos, donde proporcionará suficiente hidrógeno para satisfacer las necesidades de la central.

Una vez que se haya sometido a pruebas rigurosas allí, el objetivo es ampliar y distribuir el "battolyser" a los productores de energía verde, como los parques solares y eólicos.

En última instancia, los defensores del "battolyser" esperan que alcance una escala de gigavatios, equivalente a la energía generada por alrededor de 400 turbinas eólicas a escala de servicios públicos.

Aunque además de la ampliación, Barton ve un papel para los "battolyser" más pequeños, que podrían ayudar a suministrar energía a las mini-redes utilizadas por comunidades remotas que no son parte de las redes eléctricas principales.

El hecho de que los electrodos del "battolyser" estén hechos de metales comunes y relativamente baratos puede ayudar.

Y a diferencia del litio, el níquel y el hierro no generan grandes cantidades de desechos de agua cuando se extraen, ni están vinculados a una degradación ambiental significativa.

La batería de níquel-hierro adaptada que desarrolló Thomas Edison puede tener una nueva oportunidad en el siglo XXI.

Aún así, tanto Mulder como Barton ven obstáculos que superar en términos de eficiencia y capacidad.

"El 'battolyser' se beneficiaría mucho de una mayor capacidad de potencia como batería o de una resistencia interna reducida", dice Barton.

La resistencia interna es la oposición al flujo de corriente en una batería. Cuanto mayor sea la resistencia interna, menor será la eficiencia. Mejorar eso es algo en lo que Mulder y su equipo están trabajando.

Gran parte del potencial del "battolyser" estaba escondido a plena vista, desde que Thomas Edison comenzó a experimentar con su batería de níquel-hierro a principios del siglo XX.

Es posible que se haya equivocado al creer que su batería suplantaría a los otros vehículos en las calles.

Pero la batería de níquel-hierro aún puede desempeñar un papel en la sustitución de los combustibles fósiles en general, al ayudar a acelerar la transición a las energías renovables.

https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-56342143

domingo, 21 de marzo de 2021

Maria Goeppert Mayer, la nobel de Física que explicó los "números mágicos" mientras investigaba sin que le pagaran.

Maria Goeppert Mayer se convirtió en profesora titular apenas a los 54 años.

"Voluntaria", "becaria", "investigadora asociada": esos fueron algunos de los títulos que Maria Goeppert Mayer recibió a lo largo de 30 años liderando investigaciones científicas que la llevarían a ganar el Nobel de Física en 1963.

En otras palabras, la física alemana trabajó la mayor parte de su carrera en distintas universidades estadounidenses sin que le pagaran un sueldo.

Investigaba "solo por el placer de hacer física", indica su biografía publicada por los premios Nobel.

Si bien en aquel entonces regían normas antinepotismo en Estados Unidos, lo cierto es que "ninguna universidad hubiese pensado en contratar a la esposa de un profesor", explica la academia sueca.

Era su marido, el químico estadounidense Joseph Mayer, quien conseguía los puestos de profesor e investigador de tiempo completo, mientras ella recibía las sobras. Literalmente.

Una de las universidades donde la pareja trabajó, la prestigiosa Johns Hopkins University, cuenta: "Ella había visto una oficina vacía y preguntó si podía usarla; se la negaron y, en su lugar, le dieron un salón en el ático".

Su historia, narrada en el marco del proyecto The Women of Hopkins, "es un ejemplo de determinación ante la presencia de obstáculos", reconoce la universidad.

Cuando Goeppert Mayer finalmente se convirtió en profesora titular tenía 54 años.

Séptima generación
Goeppert Mayer nació el 28 de junio de 1906 en Katowice, una ciudad que entonces formaba parte de Alemania, pero que hoy pertenece a Polonia.

Su padre era la sexta generación de académicos, por lo que siempre asumió que su única hija iría a la universidad y seguiría el legado familiar.

"Mi padre me decía: 'Cuando crezcas, no te conviertas en una mujer', en el sentido de ama de casa", contó Goeppert Mayer citada por los Nobel.

"Es una de esas mujeres que pelearon por sus objetivos cuando la sociedad exigía que se quedaran en casa", dice a BBC Mundo la física Louise Giansante.

Si bien en un principio su intención era graduarse en matemáticas, decidió estudiar física tras participar de un seminario sobre mecánica cuántica dictado por Max Born, uno de los padres de lo que entonces era una incipiente rama de la ciencia.

Born se terminaría convirtiendo en el mentor de Goeppert Mayer a lo largo de sus años de estudio en la Universidad de Gotinga, en Alemania.

Pero tras completar su doctorado, la joven se casó y mudó a Estados Unidos, en parte buscando mejores oportunidades académicas, y en parte para alejarse del movimiento político que culminaría con el ascenso al poder de Adolf Hitler.

De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial, Goeppert Mayer terminaría trabajando en el Proyecto Manhattan, el programa secreto del gobierno estadounidense que desarrolló la bomba atómica.

Manhattan Project
"La urgencia de la Segunda Guerra Mundial llevó al gobierno de Estados Unidos a tratar la capacidad de Goeppert Mayer con más respeto que el mostrado por sus universidades más importantes", afirman los Nobel.

El 6 y 9 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, en Japón.

Ella incluso llegó a decir que, gracias al Proyecto Manhattan, por primera vez en su carrera logró "pararse" por sí misma como científica, sin "sostenerse" en su marido.

Sus biógrafos coinciden en que, aunque disfrutaba del respeto que recibió de sus colegas y de las responsabilidades que le fueron dando durante esos 3 años de trabajo, ella albergaba la esperanza de que el proyecto fracasara.

Según los Nobel, Goeppert Mayer era "vehementemente anti-Hitler, pero consciente de que el arma que estaba ayudando a crear podría usarse contra amigos y familiares que vivían en Alemania".

Y aunque la bomba sí fue desarrollada y usada sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, matando a decenas de miles de personas, las investigaciones lideradas por ella efectivamente no tuvieron éxito.

"No encontramos nada y tuvimos suerte... escapamos de la punzante culpa que sienten hasta el día de hoy los responsables de la bomba", reconocería luego, según los Nobel.

Los "números mágicos"
Fue después de la guerra cuando Goeppert Mayer comenzó a trabajar en física nuclear, la línea de trabajo que la llevaría a definir la estructura del núcleo atómico y ganar el Nobel.

Cuando Goeppert Mayer ganó el Nobel de Física en 1963 se convirtió en la segunda mujer de la historia en recibirlo.

Sin entrar en muchos tecnicismos, lo que la científica logró demostrar una y otra vez es que los núcleos más estables siempre tenían una determinada cantidad de neutrones o protones. Los "números mágicos" eran 2, 8, 20, 28, 50, 82 o 126.

Pero no se conformó con ello: ahora que sabía que eran números especiales, quería saber el por qué.

Fue así que comenzó a desarrollar lo que ahora es el famoso modelo de capas nucleares.

De acuerdo con un artículo de 2008 de la Sociedad Estadounidense de Física (APS), "el hecho de que los núcleos con cierto número de nucleones (neutrones y protones) eran especialmente estables ya había sido advertido antes, pero los físicos estaban seguros de que un modelo de capas no podía ser correcto".

Es que en aquel entonces prevalecía otro modelo creado nada menos que por Niels Bohr, quien había ganado el Nobel por sus investigaciones sobre la estructura de los átomos.

Según la APS, Goeppert Mayer "tenía una formación menos formal en física nuclear, (entonces) estaba menos sesgada".

Su colega y amigo Edward Teller lo resumiría de una forma más elocuente: "Se le ocurrió la idea absurda de oponerse al modelo del núcleo atómico de Bohr. Fui rotundo en mi crítica. Pero resultó ser que Maria tenía razón y, merecidamente, recibió el premio Nobel".

Una de cuatro
Goeppert Mayer no fue la única capaz de pensar afuera de la caja respecto a la estructura del núcleo atómico.

Cuando estaba por enviar su investigación a la revista Physical Review se enteró de que otro equipo liderado por un tal Hans Jensen había llegado a la misma conclusión en su Alemania natal.

"Pidió que su artículo fuese retrasado para salir publicado en el mismo número que el de ellos, pero el de ella terminó siendo publicado en el número posterior al de ellos, en junio de 1949", cuenta el citado artículo de la APS.

Tiempo después Goeppert Mayer y Jensen se conocieron, convirtiéndose en amigos y colaboradores. Publicaron juntos un libro sobre el modelo de capas nucleares y en 1963 compartieron el Nobel.

En ese entonces solo una mujer en la historia había recibido el Nobel de Física: Marie Curie, 60 años antes.

Marie Curie fue la primera persona en recibir dos premios Nobel en distintas especialidades, física y química, en 1903 y 1911 respectivamente.

Tendrían que pasar otros 55 años para que otra mujer, Donna Strickland, lo volviese a ganar en 2018. La cuarta y última física en obtenerlo fue Andrea Ghez el año pasado.

El legado
En 1960, poco después de llegar a San Diego para empezar a desempeñarse en su primer trabajo como profesora titular en la Universidad de California, Goeppert Mayer sufrió un ataque cardíaco.

Su salud continuaría siendo delicada desde entonces hasta su muerte, en 1972, pero aún así no dejó de investigar y dictar clases.

"Es una de esas mujeres que pelearon por sus objetivos cuando la sociedad exigía que se quedaran en casa", le dice a BBC Mundo la física Louise Giansante, autora principal del artículo "Mujeres en la física: pioneras que nos inspiran" publicado en 2018 en la revista de la Organización Internacional de Física Médica.

"Enfrentó una serie de desafíos en su vida profesional y personal", continúa, "lo que incluyó guerras y muertes, pero también simplemente criar a sus hijos y ser esposa mientras intentaba continuar con sus investigaciones".

"Sus descubrimientos y destacada contribución en gran medida se utilizan hasta el día de hoy. Creo que su historia necesita ser contada y puede servir de inspiración especialmente para las mujeres jóvenes, que todavía tienen que enfrentar numerosos desafíos", concluye Giansante, sobre el legado de la física alemana.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-56286955

sábado, 20 de marzo de 2021

_- Dan Price: "La filantropía de los multimillonarios es una estafa de relaciones públicas".

_- Dan Price recortó su salario en US$1 millón, hipotecó sus dos casas y renunció a sus acciones, al mismo tiempo que le subió el sueldo a sus empleados en 2015.

Dan Price está cansado de los multimillonarios que hacen obras de caridad y entregan donaciones a los más desposeídos.

Le molesta porque cree que es una buena excusa para no hacer lo que realmente "deberían hacer": pagar más impuestos y mejores sueldos.

Price es el fundador y director ejecutivo de Gravity Payments, una compañía que procesa pagos con tarjetas de crédito.

Se hizo conocido internacionalmente cuando en 2015 anunció que había decidido bajarse el salario en US$1 millón y subirles el sueldo a todos sus empleados.

Fue así como estableció un sueldo mínimo de US$70.000 al año para los 120 empleados de su empresa.

Y lo hizo por considerar que se trataba de un "imperativo moral" para reducir las diferencias salariales entre los jefes de una empresa y sus empleados.

Seis años después, Price cree que valió la pena.
Ahora está embarcado en lograr que se apruebe un impuesto a la riqueza por primera vez en la historia de Estados Unidos.

Su objetivo es lograr que la medida se implemente en el estado de Washington, aunque también está promoviendo la idea a nivel nacional.

"Una de las principales críticas que escucho de la gente es que los multimillonarios no necesitan pagar más impuestos porque hacen donaciones", le dice Price a BBC Mundo.

Y como cada vez que hacen una donación reciben una gran cobertura de prensa, agrega, eso ayuda a la construcción de una imagen pública que les favorece.

"En realidad, la cantidad que donan es una fracción de lo que pagarían si sus tasas impositivas estuvieran en línea con las de la clase trabajadora", explica Price.

"Los multimillonarios utilizan la estafa de la filantropía para evitar que se produzca un cambio sistémico", le dice Price a BBC Mundo.

"Los multimillonarios pagan la tasa impositiva más baja de cualquier grupo de ingresos a nivel nacional".

Por ejemplo, en el estado de Washington, "los más ricos pagan el 3% de sus ingresos en impuestos, mientras que los pobres pagan el 18%", apunta el empresario.

¿Es realmente útil cobrarles un impuesto a la riqueza a los multimillonarios? (y qué países lo hacen)

Aunque reconoce que los multimillonarios hacen obras de caridad por distintas razones, asegura que al final de cuentas las donaciones les benefician, dado que les permiten evitar hacer una contribución mucho mayor para resolver problemas sistémicos.

"Los multimillonarios utilizan la estafa de la filantropía para evitar que se produzca un cambio sistémico", argumenta Price.

"Por eso digo que la filantropía multimillonaria es una estafa de relaciones públicas".

"Millonarios patriotas"
Como él, hay otros grupos de empresarios e inversores de Wall Street que abogan por un alza de impuestos para los más ricos de Estados Unidos.

La más conocida es la organización "Millonarios Patriotas", que propone gravar la riqueza a partir de los US$1.000 millones.

"Estamos hablando de los más ricos, de unos pocos cientos de personas", explicó el presidente del grupo, Morris Pearl, en diálogo con BBC Mundo a comienzos de febrero.

Organizaciones como "Millonarios Patriotas" gravar la riqueza a partir de los US$1.000 millones.

Pearl es un exdirectivo de BlackRock (una de las mayores firmas de inversión del mundo) que ahora vive de la rentabilidad que le generan sus inversiones, tras una exitosa carrera en Wall Street.

Durante la pandemia su propia fortuna ha crecido aún más gracias a que los mercados bursátiles están en máximos históricos.

"Nuestro país se está desmoronando": el multimillonario estadounidense que pide que los más ricos paguen más impuestos

"Creo que tenemos que cambiar de dirección y que los más ricos paguen más impuestos que el ciudadano común que trabaja para poder vivir", sostiene Pearl.

Desincentivo a la inversión
Pero quienes se oponen a este tipo de propuestas argumentan que subir los impuestos es un desincentivo a la inversión.

Por lo tanto, un aumento tributario haría que muchos empresarios e inversores trasladen su dinero a otros países para conseguir una mayor rentabilidad.

De hecho, en diciembre de 2017 el gobierno de Donald Trump logró que se aprobara el mayor recorte de impuestos en más de tres décadas.

Quienes se oponen a crear un impuesto a la riqueza argumentan que desincentiva la inversión, daña el crecimiento económico y afecta la creación de empleos.

"Queremos una reforma de impuestos que favorezca el crecimiento, que favorezca los empleos", sostuvo el expresidente en aquella época.

Chris Edwards, director de Estudios de Políticas Tributarias del Instituto Cato en Estados Unidos, le dijo al programa Business Daily de la BBC que no es productivo aumentar la tributación a los más ricos con un impuesto a la riqueza.

"Ellos ya pagan impuestos altos", argumentó.

"La mayoría de sus activos están invertidos en negocios. Por ejemplo, Jeff Bezos de Amazon, genera crecimiento económico y miles de trabajos", dijo en una entrevista a comienzos de 2020.

"La mayor parte de la riqueza en EE.UU. es generada por la innovación de multimillonarios como Bezos o Gates, por gente que crea nuevos negocios que los hace ricos, pero que benefician a todos", apuntó.

La filantropía en medio de un "boom" de riqueza
Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg y otros seis magnates tecnológicos ganaron US$360.000 millones durante la pandemia, según datos recopilados por el periódico The Washington Post, basados en el Índice de Multimillonarios de Bloomberg.

Las firmas tecnológicas tuvieron un año de altas rentabilidades. Tanto así que solo seis empresas tecnológicas -Apple, Facebook, Amazon, Netflix, Microsoft y Google- fueron responsables de más del 60% de las ganancias del índice S&P 500 en 2020, de acuerdo a Yardeni Research.

Jeff Bezos de Amazon, Tim Cook de Apple, Mark Zuckerberg de Facebook y Sundar Pichai de Google son las caras de las mayores empresas tecnológicas que durante la pandemia consiguieron enormes rentabilidades.

Es por eso que las fortunas de los magnates de un sector, dominado por pocos jugadores, se dispararon durante la pandemia de covid-19.

Según Megan Tompkins-Stange, profesora de Políticas Públicas de la Universidad de Michigan, Jeff Bezos, fundador de Amazon, donó US$150 millones, equivalente al 0,1% de las ganancias que acumuló durante la pandemia.

"Pequeños aumentos en los impuestos se ven mucho mejor que las pequeñas donaciones", escribió en su cuenta de Twitter.

Elon Musk habría donado un 0,004%, Zuckerberg un 0,36%, y Bill Gates un 7,3% de las rentas conseguidas durante la pandemia, de acuerdo al periódico estadounidense.

Sin embargo, las cifras varían sustancialmente dependiendo de cómo se hacen los cálculos y la fuente de información utilizada. Por otro lado, algunos millonarios hacen donaciones anónimas y muchos no están obligados a revelar los montos entregados.

A fines de diciembre, The Chronicle of Philanthropy publicó su ranking anual de las principales contribuciones caritativas de individuos y sus fundaciones en 2020.

Según The Chronicle of Philanthropy Jeff Bezos es el individuo que hizo la mayor donación filantrópica en 2020 con la creación de su propio fondo mediambiental "Bezos Earth Found".

El primer lugar lo ocupa Jeff Bezos con su donación de US$10.000 millones para la creación de su propio fondo mediambiental "Bezos Earth Found", dedicado a entregar aportes a organizaciones que combaten el cambio climático.

En la lista (organizada según el valor de los montos) vuelve a aparecer Bezos en el séptimo lugar por su donación a US$100 millones a la organización Feeding America.

También está en el ranking Mark Zuckerberg con dos donaciones entregadas a la misma organización: Center for Tech and Civic Life. La primera es de US$250 millones y la segunda de US$100 millones.

La lista también incluye a conocidos donantes como Phil Knight, cofundador de Nike. La publicación advierte que dos multimillonarios famosos en el mundo de las donaciones, MacKenzie Scott (exesposa de Jeff Bezos) y Jack Dorsey, director ejecutivo de Twitter, no aparecen en la lista porque sus contribuciones fueron divididas entre diferentes causas.

Calcula que sumando los distintos aportes, Scott contribuyó con cerca de US$4.000 millones y Dorsey con US$300 millones dirigidas a más de un centenar de organizaciones sin fines de lucro.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-56409627

viernes, 19 de marzo de 2021

150 años de la Comuna de París. De la Guerra Civil al 15M: los ecos de la Comuna de París que llegaron a España

Las reminiscencias del levantamiento francés impregnaron a una España que se dividió: el movimiento cantonalista, la persecución a La Internacional, la simbología compartida y las conmemoraciones de la revolución parisina fueron algunos de los hechos que llegaron del país fronterizo.

París era un hervidero de libertad y fervor patriótico. Aquella revolución del 18 de marzo de 1871 dio comienzo al primer gobierno de la clase obrera del mundo. Duraría poco, tan solo 60 días, el tiempo que trascurrió hasta que una implacable represión acabaría con la novedosa legislación vertebrada en torno al socialismo autogestionario.

La Comuna de París murió el 28 de mayo, y con ella los decretos que daban más poder al pueblo, entre otros: la obligación de las iglesias a acoger asambleas de vecinos, la laicidad del Estado, la creación de guarderías para los hijos de las obreras, la autogestión de las fábricas abandonadas por los patrones y la abolición de los intereses de las deudas.

En España, la revolución fue ampliamente difundida por la cobertura que hicieron los periódicos de la época con sus diferentes líneas editoriales. «El arco político se dividió entre aquellos que la apoyaron y los que la denostaban, pero hay referencias explícitas de La Comuna hasta 1937», comenta Marie-Angèle Orobon, profesora en la Université Sorbonne Nouvelle-Paris 3 (La Sorbona) y estudiosa del tema.

Una Francia en el calderero que acaba de salir de la guerra franco-prusiana se convirtió en la protagonista de la prensa española. «Los diarios republicanos españoles, muy importantes en aquella época, recalcaron en seguida la legitimidad de la reacción del pueblo ante lo que consideraban un ataque gubernamental, mientras que los medios monárquicos, liberales, conservadores e incluso carlistas denunciaron la anarquía y el desorden que reinaba en París», explica Orobon. En España, inmersa en su sexenio democrático, el republicanismo percibe a La Comuna como un modelo de nuevo orden social, llegándolo a tildar de «templo de la libertad, igualdad y fraternidad».

Las primeras consecuencias de la revolución parisina no se hacen esperar: «Los círculos internacionalistas son prudentes con el apoyo al levantamiento popular, pero el 2 de mayo, una fecha muy señalada al marcar el inicio de la resistencia antifrancesa, la sección madrileña de La Internacional organiza una velada de té fraternal en apoyo de La Comuna; un acto que terminó siendo reprimido», en los términos de Orobon.

... seguir aquí.

jueves, 18 de marzo de 2021

Albert Einstein: ¿quiénes fueron sus hijos y qué pasó con ellos?

"Creo que a Einstein le fue difícil sobrellevar el trastorno mental de su hijo", dice Ze'ev Rosenkranz, editor y subdirector de Einstein Papers Project.

Eduard o "Tete", como le decían cariñosamente, fue el hijo menor de Albert Einstein.

Aunque de niño tuvo problemas de salud, en parte relacionados con los pulmones, el trastorno mental se manifestaría en su adultez.

"Tuvo una vida muy trágica", le indica el experto a BBC Mundo.

Junto a su primera esposa, Mileva Maric, el físico tuvo dos hijos más.

El destino de la primera es un misterio que muchos han tratado de develar, mientras que el segundo se consagró por mérito propio.

"Lo que hacía a mi padre extraordinario, creo, era la tenacidad con la que se dedicaba a algunos problemas, aun luego de toparse con una solución errada. Siempre volvía a intentarlo, y una vez más", dijo Hans Albert, uno de ellos.

"Probablemente el único proyecto al que renunció fui yo. Trató de aconsejarme, pero pronto descubrió que yo era demasiado terco y que perdía su tiempo".

I
Lieserl, la primogénita. La primera hija de Einstein nació en 1902.

La física Mileva Maric y Einstein en una foto de 1905.

"En realidad no sabemos qué le pasó después de los dos años", señala Rosenkranz. "Se pierde en la historia".

Y eso ha generado especulaciones.

"Puede ser que la hayan dado en adopción o que haya fallecido. Simplemente no lo sabemos".

Rosenkranz ha sido fundamental en el desarrollo del Einstein Papers Project, una iniciativa del Instituto de Tecnología de California que ha reunido, traducido y publicado miles de documentos del Nobel alemán y que cuenta con el patrocinio de la Universidad de Princeton de Estados Unidos y la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Las cartas y los documentos del físico se han convertido en una fuente valiosísima para adentrarnos en su lado humano, para verlo con otra luz, una diferente a la del genio científico.

Y es precisamente su correspondencia la que nos confirma que Lieserl existió.

"¿Está sana? ¿Y llora convenientemente? ¿Cómo son sus ojos? ¿A cuál de nosotros se parece más? ¿Quién le da la leche? ¿Tiene hambre? Debe ser completamente calva. Todavía no la conozco y la quiero tanto", le escribió Einstein, desde Suiza, a Mileva.

Ella había dado a luz lejos de él, en Serbia.

El embarazo
Esos fragmentos de una carta de Einstein los reproduce Walter Isaacson en su magistral biografía Einstein, his life and universe ("Einstein, su vida y universo").

¿Pero por qué Milena abandonó Suiza para dar a luz en la casa de sus padres?

Para responder esa pregunta hay que trasladarse no sólo a la época, sino al hogar materno del joven Einstein.

"Su madre se opuso rotundamente a que se uniera a Mileva", le cuenta a BBC Mundo Hanoch Gutfreund, coautor del libro recientemente publicado: Einstein on Einstein: Autobiographical and Scientific Reflections (Einstein sobre Einstein: reflexiones autobiográficas y científicas).

Consideraba que con ella su hijo arruinaría su futuro.

"Incluso le advirtió que si quedaba embarazada iba a ser un desastre. En esos días, un embarazo antes del matrimonio era un escándalo gigante".

Lo cierto es que los dos estaban muy enamorados.

Se cree que la relación comenzó cuando él tenía 19 años y ella, 23.

Había sido su compañera en el Instituto Politécnico de Zúrich, donde la joven demostró su brillo como física y científica.

"Mi devoción hacia ti"
Sus cartas, indica Isaacson, no sólo reflejan sus sentimientos hacia ella, sino el rechazo de su madre a su intención de hacerla su esposa:

Eisntein y Mileva se enamoraron y decidieron casarse, pese a la oposición de los padres del físico.

"Mis padres lloran por mí casi como si me hubiera muerto. Una y otra vez se quejan de que yo mismo me he acarreado la desgracia por mi devoción hacia ti. Creen que no eres sana".

Pero siguió su corazón y durante el embarazo, a la distancia, le prometió que sería un buen esposo.

Pocas semanas antes del parto, Einstein se encontraba en Berna, entusiasmado por la posibilidad de conseguir un empleo en la Oficina Federal de la Propiedad Intelectual.

Eso les daría estabilidad en una época en la que ofrecía clases privadas de matemáticas y física. "Una hora de prueba gratis", prometía en un anuncio de periódico.

Y en una carta le expresa optimismo frente a su futuro juntos, pero le revela una preocupación:

"El único problema que nos quedaría por resolver sería el de cómo tener a nuestra Lieserl con nosotros".

"No quisiera tener que renunciar a ella", le escribió.

Einstein sabía de la dificultad que representaba en su sociedad tener un "hijo ilegítimo" y más para alguien que buscaba convertirse en un respetado funcionario público.

El largo silencio
Parece que el físico y su hija no se llegaron a conocer. Mileva la tuvo que dejar con sus parientes en Serbia.

El Premio Nóbel guardó celosamente el secreto de su hija.

Isaacson asoma la posibilidad, a través de una "críptica insinuación", de que una amiga muy cercana a ella pudo haber sido quien asumió el cuidado de la niña.

Pero no hay certeza.

"Todo lo que sabemos sobre su hija es lo que se escribieron en sus cartas de amor", indica Gutfreund.

"Pero, en un momento determinado, no vuelve a ser mencionada" en las misivas que lograron trascender.

"Sobre ese misterio se han escrito libros, pero no hay nada concreto".

Y es que, de acuerdo con Rosenkranz, "hubo historiadores y periodistas que fueron a Serbia y trataron de encontrar sus rastros, buscaron documentos, registros, en archivos y repositorios, pero no tuvieron éxito".

El "año milagroso" de Einstein en el que escribió 5 estudios científicos que revolucionaron la física
"La última mención que se hace de ella es cuando tenía cerca de dos años, había contraído escarlatina. No sabemos si sobrevivió a eso", indica el experto.

Se trata de una enfermedad bacteriana, que para la época se consideraba muy grave, especialmente en niños tan pequeños.

Se cree que Einstein, quien murió en 1955, no le contó a nadie sobre su hija.

De hecho, el equipo de Einstein Papers Project solo se enteró de que la niña existió en 1986, cuando descubrió parte de su correspondencia con Mileva.

II
El hogar propio
Una vez Einstein se aseguró un trabajo estable en Berna, Mileva regresó y se casaron en 1903.

En 1904, nacería su segundo hijo, Hans Albert, y en 1910, nacería Eduard, cuando la familia vivía en Zúrich.

Casa en Berna FUENTE DE LA IMAGEN,ATHANASIOS GIOUMPASIS/GETTY IMAGES Pie de foto,

En esta casa en Berna, que se ha transformado en un museo, vivieron Einstein, Mileva y el pequeño Hans Albert.

"Cuando mi madre estaba ocupada en la casa, mi padre dejaba de lado su trabajo y nos cuidaba durante horas, mientras nos balanceábamos sobre sus rodillas. Recuerdo que nos contaba historias y a menudo tocaba el violín en un esfuerzo por mantenernos callados", recordó Hans Albert, de acuerdo con Isaacson.

La niñez temprana de Eduard fue difícil, su salud era frágil y a menudo se enfermaba de gravedad.

"En una oportunidad, cuando tenía cuatro años estuvo postrado en la cama por siete semanas", cuentan Alice Calaprice, Daniel Kennefick y Robert Schulmann en An Einstein Encyclopedia.

En una ocasión, en 1917, cuando se le inflamaron los pulmones, Einstein le escribió a un amigo: "El estado de mi pequeño me deprime sobremanera".

Pese a ello, indican los autores, "se convirtió en un excelente estudiante y se interesó especialmente en las artes, en la composición de poesía y en tocar el piano".

De hecho, Eduard entablaba con su padre intensas discusiones sobre música y filosofía, lo cual -Einstein dijo- le demostraba que su hijo "se estaba devanando los sesos en torno a las cosas importantes en la vida".

El ocaso de un amor
A medida que el físico se adentraba cada vez más en su trabajo científico, la relación con Mileva se deterioraba dramáticamente.

Elsa y Einstein eran primos e iniciaron una relación cuando el físico estaba casado con Mileva.

Y, para empeorar la situación, empezó una relación amorosa con su prima, Elsa.

En 1914, la familia se había trasladado a Berlín. Pero, en julio, la amargura en el matrimonio, en gran parte por la actitud despreciativa de Einstein hacia Mileva, la empujó a regresar a Suiza con los niños.

Para 1919, el divorcio era inminente.
De acuerdo con Gutfreund, separarse de sus hijos fue muy difícil para él. Por eso, trató de que su relación con ambos se mantuviera fuerte.

"Era un padre muy cariñoso", señala Rosenkranz.
En los periodos en que la Primera Guerra Mundial se lo permitía, el físico los visitó; los llevaba de vacaciones y cuando "se hicieron lo suficientemente grandes, los invitaba a Berlín a pasar tiempo juntos".

Gran parte de lo que se conoce de la relación del físico con sus hijos es gracias a las decenas de cartas personales que lograron trascender el tiempo.

"Mantuvo una extensa correspondencia con ambos, especialmente con el menor, cuando era adolescente".

El intercambio con Eduard, dice el experto, era de un nivel intelectual muy alto y hasta se criticaban abiertamente por las posiciones que no compartían. Tenían un intercambio constante por escrito.

"Einstein disfrutaba mucho lo que le enviaba", no sólo por sus dotes para la escritura, sino por la profundidad de sus reflexiones.

En 1930, su padre le escribió: "La vida es como andar en bicicleta. Para mantener el equilibrio, debes seguir moviéndote".

La personalidad de Hans, cuenta el experto, era diferente, era más "bajado a la tierra".

"Se inclinaba por lo práctico, por los inventos, por lo técnico" y eso se reflejó en los juegos con su padre.

Años después, Einstein le escribiría no sólo acerca de su teoría y sus intentos por probarla, sino que le daría consejos para conseguir empleo.

El diagnóstico
El menor de los Einstein soñaba con ser psiquiatra y se interesó por las teorías de Sigmund Freud.

Einstein pasó los últimos años de su vida en Estados Unidos, lejos de su hijo Eduard, a quien no volvió a ver en muchos años.

Estudiaba medicina, cuando, en 1932, tuvo que ser hospitalizado en una clínica psiquiátrica en Suiza.

En 1933, con 22 años, se le diagnosticó esquizofrenia.

"Eso le dolió profundamente a Einstein", cuenta Gutfreund. "Al más refinado de mis hijos, al que realmente consideraba de mi propia naturaleza, le sobrevino una enfermedad mental incurable", escribiría tiempo después, según el diario The Guardian.

En 1933, ante la amenaza del ascenso del nazismo en Alemania, el científico fue presionado para abandonar el país y embarcarse hacia Estados Unidos.

"Poco antes de su partida" -cuentan Calaprice, Kennefick y Schulmann- "Einstein hizo lo que se convertiría en su última visita" al lugar donde se encontraba Eduard.

"Padre e hijo no se volverían a ver".

Un triste final
Si bien Mileva se encargó de su cuidado en el hogar, Eduard tuvo que pasar temporadas en un centro psiquiátrico, especialmente cuando los síntomas empeoraban y, en particular, cuando ella se enfermó gravemente.

A Einstein le gustaba tocarle el violín a sus hijos.

Tras su muerte, en 1948, se nombró un guardián legal (que Einstein pagaba) para que hiciera las gestiones correspondientes cuando era necesaria su internación.

"No creo que durante esos años haya habido correspondencia (entre padre e hijo)", indica Rosenkranz.

De acuerdo con Isaacson, a Eduard no se le permitía emigrar a Estados Unidos por ser un paciente con un trastorno mental.

Pasó sus últimos años confinado en una clínica psiquiátrica.

Murió de un accidente cerebrovascular en 1965, a los 55 años.

III
Hans Albert, un pionero
El segundo hijo de Einstein estudió Ingeniería Civil en la Escuela Politénica Federal de Zúrich.

La relación de Einstein y Hans Albert tuvo momentos de tensión. Aquí se les ve en 1927.

En una carta, de 1924, su padre no ocultaba su orgullo por los resultados de sus exámenes, que lo ubicaron de primero: "Mi Albert se ha convertido en un hombre capaz e íntegro".

Se graduó en 1926 y en 1936, obtuvo el título de doctor en Ciencias Técnicas.

"Su tesis doctoral (…) es el trabajo definitivo sobre el transporte de sedimentos aceptado por ingenieros y científicos de todo el mundo", señala una breve biografía de la Universidad de California.

En 1938 y por consejo de su padre, el ingeniero emigró a Estados Unidos y continuó con sus estudios sobre transporte de sedimentos.

En el libro Hans Albert Einstein: His Life as a Pioneering Engineer (Hans Albert Einstein: Su vida como ingeniero pionero), Robert Ettema y Cornelia Mutel se adentran en el "trabajo de un hombre y su búsqueda por comprender y desentrañar las complejidades de los ríos".

"La ecuación E=mc² de Albert Einstein le dio forma a todo el siglo XX": Christophe Galfard, discípulo de Stephen Hawking "Hans Albert desarrolló conocimientos teóricos y métodos prácticos que ayudaron a sentar las bases para nuestra comprensión actual de cómo el agua que fluye transporta los sedimentos", indican los autores.

En 1988, la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles (ASCE) creó el premio Hans Albert Einstein Award para reconocer las contribuciones en ese campo.

Simon Winchester, en su obra The End of The River, destaca el rol clave de Hans en la construcción de la "poderosa estructura" que mantiene bajo control el imponente río Mississippi.

El profesor admirado
A su llegada a Estados Unidos, Hans trabajó en la Estación Experimental Agrícola de Carolina del Sur y, posteriormente, en el Departamento de Agricultura.

Después se dedicaría a la enseñanza de la ingeniería hidráulica en la Universidad de California, Berkeley.

"Poseía la rara combinación de un científico investigador altamente competente, un magnífico ingeniero en ejercicio y un excelente maestro", señala esa casa de estudios.

"El profesor Einstein fue extremadamente generoso con su tiempo, ya sea en conferencias con sus muchos estudiantes de posgrado, enseñando por períodos breves en universidades extranjeras o asesorando a países de todo el mundo sobre soluciones a problemas críticos de sedimentación".

Y es que Hans ejerció "una gran influencia en el desarrollo científico de la hidráulica de los sedimentos" en otros países.

Por qué Einstein tuvo que esperar a que un eclipse confirmara su teoría de la relatividad En una carta que le envió a su hijo en 1954, Albert Einstein elogió que hubiese heredado "la característica principal de mi propio carácter: la capacidad de elevarse por encima de la mera existencia dedicándose persistentemente a lo mejor de su capacidad para lograr una meta impersonal".

De hecho, Ettema y Mutel reflexionan sobre cómo, pese a trabajar en diferentes campos de la ciencia, padre e hijo coincidieron "en una frontera científica".

"Esta circunstancia compartida enriqueció su relación".

Desacuerdos
Y es que la relación de Einstein con sus hijos tuvo altibajos y si bien en algunas cartas se mostraba cariñoso, en otras los criticaba y era frío.

Elsa y Einstein hicieron varios viajes juntos.

"Hubo periodos difíciles, pero también buenos, como sucede en todas las familias", señala Rosenkranz.

"Tuvo algunos conflictos con Hans Albert".

Por ejemplo, cuando el adolescente le contó que había decidido estudiar ingeniería, la reacción del físico fue de rechazo.

Años después, surgiría otro desencuentro: "Al principio, Einstein no aprobaba la mujer con la que se quería casar".

Y no era el único. Mileva también la objetaba.

Pero Hans los desafió y contrajo matrimonio en 1927 con la filóloga Frieda Knecht, quien era nueve años mayor que él.

"Einstein se reconcilió con la decisión de su hijo" y le dio la bienvenida a la nueva integrante de la familia, quien le dio tres nietos.

El eclipse que confirmó la teoría de la relatividad hace 100 años (y convirtió a Einstein en una celebridad) Aunque se visitaron y estaban en contacto, cuenta Gutfreund, la relación entre padre e hijo en Estados Unidos no era muy cercana, en parte por el elemento geográfico: Hans se encontraba en la costa oeste y Einstein en la costa este, en Princeton.

"Además, Einstein ya había formado su segunda familia", recuerda el experto.

El físico se había casado con Elsa y ambos vivían con las dos hijas que ella tuvo en un matrimonio anterior.

Hans, quien tras la muerte de Frieda se casó con la bioquímica Elizabeth Roboz, murió en 1973, después de sufrir un infarto. Tenía 69 años.

IV
Ser hijo de Albert Einstein
En una oportunidad, evoca Isaacson, Einstein le dijo a Mileva que "sus dos hijos eran la mejor parte de su vida interior, un legado que se mantendría después de que el reloj de su propio cuerpo se desgastara".

Ser hijo del hombre que cambió nuestra percepción del Universo debió haber tenido sus complejidades.

El mismo Eduard lo escribió: "A veces es difícil tener un padre tan importante porque uno se siente tan poco importante".

Cuando a Hans, quien nació un año antes de que su padre publicara la Teoría especial de la relatividad, le preguntaron qué se sentía ser el hijo de un científico tan famoso, respondió:

"Habría sido desesperante si no hubiera aprendido a reírme de la molestia, desde la infancia" y procedió a explicar lo que hacía a su padre como "extraordinario".

Einstein, el padre
Dependiendo de las fuentes que se consulten y de los fragmentos de cartas que se lean, se puede divisar una o varias imágenes de Albert Einstein como padre.

La biografía de Einstein escrita por Walter Isaacson es considerada una de las más completas. A través de sus páginas podemos conocer a los hijos del genio.

Pero aun así es difícil tener un retrato completo y claro.

Gutfreund, quien fue presidente de la Universidad Hebrea de Jerusalén, cuenta que cuando "la colección de sus documentos" llegó a esa institución, había unas 1.500 cartas privadas.

Margot, una de las hijas de Elsa había pedido que se dieran a conocer después de que transcurrieran 20 años de su muerte. Murió en 1986.

De acuerdo con el profesor emérito, esos documentos muestran a un Einstein "más cálido, más humano, más cariñoso" que el que había trascendido.

Aunque la relación con Mileva se había deteriorado, "se puede encontrar una correspondencia hermosa y muy interesante entre un padre amoroso y sus hijos".

Con los años, el físico reconoció la "devoción" de su primera esposa hacia sus hijos y lo bien que los había criado.

"No creo que se viera a sí mismo como un gran marido. Yo creo que él sintió que había hecho un mejor trabajo como padre, que como esposo", reflexiona Rosenkranz.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-55711651

miércoles, 17 de marzo de 2021

"En México podías ser libre. A ellos no les importaba de qué color fuera tu piel": la poco conocida historia de la ruta de escape de los esclavos estadounidenses hacia el sur

Para los esclavos estadounidenses México representó la libertad y la promesa de una vida mejor.

Entre 1821 y 1865, miles de afroestadounidenses esclavizados cruzaron el río Bravo para buscar un futuro distinto.

Sus historias y las de aquellos que les dieron una mano, sin embargo, permanecieron enterradas en el olvido hasta hace poco.

A diferencia de lo que ocurre con el llamado "ferrocarril subterráneo" -la red clandestina organizada por los abolicionistas en el siglo XIX para ayudar a los esclavos a escapar hacia los estados del norte del país y Canadá-, cuya historia se enseña a los estudiantes de bachillerato en EE.UU., la ruta hacia el sur ha permanecido ignorada a ambos lados del río Bravo.

"El concepto es el mismo que el del 'ferrocarril subterráneo' al norte, lo diferente es que en la ruta hacia México no existía una red tan organizada y no había tanta gente disponible para ayudar a los esclavos", dice Roseann Bacha-Garza, quien encabeza el programa de historia y arqueología comunitaria (CHAPS, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Texas Rio Grande Valley, a BBC Mundo.

Pese a todo, lo ocurrido en esta vía de escape no fue menor y distintos historiadores estiman que entre 5.000 y 10.000 esclavos lograron cruzar hacia México entre 1821 y 1865.

"En México podías ser libre"
La reconstrucción de este episodio de la historia entre México y Estados Unidos no ha sido fácil, en gran medida, por la falta de registros.

Los propietarios de haciendas publicaban en la prensa de la época avisos ofreciendo recompensa por la captura de los esclavos fugados.

"Las fugas eran clandestinas y había escuadrones contratados por los esclavistas para perseguir a las personas que huían hacia México, por lo que estas muchas veces querían mantenerse en el anonimato cuando cruzaban al lado mexicano", explica María Camila Díaz Casas, quien hizo su tesis doctoral sobre este tema en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México y ahora es profesora de la Universidad Javeriana de Colombia.

Pese a estas limitaciones, la historia sobre la existencia de la ruta hacia el sur se ha ido reconstruyendo gracias a los materiales dispersos de las comunidades locales, los registros de la prensa de la época -en cuyas páginas los esclavistas publicaban avisos ofreciendo recompensa a quien les ayudara a recapturar a los huidos- y los testimonios que pudieron recabarse en las décadas de 1930 y de 1940 de antiguos esclavos estadounidenses como parte del llamado Proyecto Federal de Escritores.

Uno de estos testimonios corresponde a Felix Haywood, quien residía en San Antonio (Texas) cuando fue entrevistado en 1941, a los 92 años de edad, y ofrece una idea clara de la visión que los antiguos esclavos aún conservaban de México.

"En ocasiones alguien llegaba y nos animaban a escapar hacia el norte para conseguir la libertad. Nosotros nos reíamos de ello. No había razón para huir hacia el norte, todo lo que teníamos que hacer era caminar, pero caminar hacia el sur, donde obtendríamos la libertad tan pronto cruzáramos el río Grande (río Bravo)", narra Haywood.

"En México podías ser libre. A ellos no les importaba de qué color fuera tu piel: negra, blanca, amarilla o azul. Cientos de esclavos huyeron hacia México y les fue bien. Supimos de ellos y que se hicieron mexicanos. Criaban a sus hijos para que hablaran sólo mexicano", agrega.

Felix Haywood, un antiguo esclavo que residía en Texas, contó cómo para ellos México representaba la libertad.

Bacha-Garza explica que muchos esclavos sabían cómo llegar a México porque parte de su trabajo era acompañar los cargamentos de algodón desde las plantaciones en Texas hasta los mercados en localidades como Brownsville o Matamoros.

"Esos esclavos conocían las rutas y cómo llegar al río. Se daban cuenta cuán fácil sería cruzar y conseguir la libertad en México", señala la historiadora.

Según el testimonio de Sallie Wroe, quien nació como esclava en una plantación cercana a Austin (Texas), eso fue lo que hizo su padre y tres de sus tíos cuando llegaron hasta el río Bravo conduciendo carretas cargadas de algodón, que el dueño de la hacienda iba a vender en Brownsville.

La antigua esclava Sallie Wroe contó cómo su padre y sus tíos huyeron a México flotando sobre pacas de algodón.

"Papi y los otros dejaron las carretas en la orilla del río, lanzaron una paca de algodón al río y los cuatro se montaron sobre ella, remando con palos a través del río hasta México. Eso fue durante la guerra. Papi regresó con nosotros después de la libertad y dijo que le había ido bien en México. Aprendió a hablar igual que ellos", contó a los investigadores del Proyecto Federal de Escritores.

Una ruta peligrosa
Aunque la mayor parte de los afroestadounidenses esclavizados que huyeron hacia México procedían de Texas, la idea de hallar la libertad al otro lado de la frontera sur viajó mucho más allá.

La historiadora estadounidense María Hammack ha encontrado historias de individuos que cruzaron el río Bravo procedentes de estados próximos como Luisiana y de otros más lejanos como Misisipi, Alabama y Carolina del Norte.

Bacha-Garza explica que aunque aquella frontera no estaba ni remotamente tan resguardada como la actual y que incluso el río podía cruzarse a caballo en unos pocos puntos.

De todas formas, era un recorrido difícil debido al clima excesivamente caliente durante gran parte del año, a la presencia abundante de animales peligrosos como serpientes y escorpiones, y a la falta de agua y de sombra para aliviarse del sol inclemente.

Mapa que muestra los estados de donde provenían los esclavos que cruzaron hasta México a través de Texas. Además, debían evitar los caminos principales y cuidarse de los cazarrecompensas que recorrían la zona en busca de esclavos fugitivos.

"Era muy difícil para ellos, pero estaban motivados por la libertad que podían conseguir en México y por el hecho de que México no iba a devolverlos a Estados Unidos. Ese era el tema principal", señala Bacha-Garza.

Apoyos en la ruta al sur
Los esclavos encontraron varios aliados en su camino hacia la libertad. Entre estos, los historiadores mencionan a inmigrantes alemanes que mostraron gran empatía por los fugitivos. En las décadas de 1830 y de 1840, los colonos germanos se convirtieron en una de las comunidades de migrantes más importantes de Texas.

Otro grupo de apoyo importante fueron los tejanos-mexicanos (aquellos que residían en Texas desde que ese territorio formaba parte de México), así como otros mexicanos que migraron a EE.UU. después para trabajar en las haciendas como peones.

"Muchos de estos peones mexicanos, sobre todo a partir de la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848, migran hacia Texas y empiezan a trabajar en los ranchos, coexistiendo con frecuencia con los esclavizados", indica Díaz Casas.

"Entonces, allí se empieza a crear también una serie de asociaciones entre mexicanos y esclavizados que la prensa de Texas denuncia con mucho terror y uno puede ver, por ejemplo, mucho avisos que ofrecen recompensa para recapturar a fugitivos que dicen que se fugaron con un mexicano o que fueron guiados por unos mexicanos, o que los mexicanos los instigaron a fugarse", agrega.

El rancho de los Jackson contaba con un muelle con acceso directo al río Bravo y también con una iglesia que todavía sigue en pie.

La Comisión de Historia de Texas ha reconocido el legado de Nathaniel Jackson y de su esposa Mathilda Hicks, incluyendo la ayuda que prestaban a los esclavos fugitivos.

La experta señala que esta asociación entre esclavizados y peones mexicanos derivó en la estigmatización de estos últimos. Considera que este puede ser un factor que ayudó al nacimiento de un sentimiento antimexicano en Texas.

Más allá de estos apoyos, las investigaciones de Roseann Bacha-Garza en la última década han logrado ayudar a identificar a personas que brindaron apoyo a esclavos en EE.UU. a huir hacia México.

Se trata de dos familias de raza mixta: los Jackson y los Webber, encabezadas por un marido blanco y una esposa negra -una esclava emancipada-, que se establecieron en la orilla estadounidense del río Bravo en la década de 1850, después del fin de la guerra entre México y Estados Unidos, que convirtió esa vía fluvial en la nueva delimitación entre ambos países.

"Ellos se trasladaron hasta la frontera y decidieron quedarse en el lado estadounidense y compraron tierras. Se asimilaron en la sociedad -que no era muy poblada- cambiando sus nombres y aprendiendo las costumbres y el idioma. Así, por ejemplo, John Ferdinand Webber se convirtió en Juan Fernando Webber y su hija Sarah Jane pasó a llamarse Juanita Webber. Ellos estaban muy felices de mezclarse con la comunidad", indica la experta.

Webber estableció una relación con la esclava de un vecino, Sylvia Hector, con quien tuvo tres hijos antes de poder comprar su libertad en 1834.

"En total llegaron a tener 11 hijos y durante años vivieron bien en Austin (Texas), pero cuando creció la población en la zona también aumentó la animosidad hacia ellos por ser una pareja mixta con hijos mestizos. En 1851, las cosas se pusieron realmente feas para ellos y decidieron bajar hacia México y se establecieron en la frontera", afirma Bacha-Garza.

Nathaniel Jackson y su pareja, Matilda Hicks, viajaron en 1857 con sus hijos desde Alabama hasta el condado de Hidalgo en Texas, intentando huir de la intolerancia frente a las relaciones interraciales. La pareja llegó a tener 10 hijos.

El recorrido, de más de 1.600 kilómetros, lo hicieron en carretas cubiertas y en compañía de 11 afroestadounidenses libres.

Al igual que los Webber, los Jackson adquirieron tierras y establecieron una hacienda junto al río.

En 1853, el rancho de los Webber tenía acceso directo al río Bravo.

Bacha-Garza destaca que ambas familias se desplazaron hacia la frontera huyendo de la intolerancia racial y que las dos haciendas contaban con muelles con embarcaciones que podían usarse para cruzar el río Bravo en cualquier momento, algo que no solamente les permitía ayudar a escapar a los esclavos, sino que también les daba la seguridad de poder huir ellos en caso de necesidad.

Mapa que muestra la ubicación del rancho Webber y del rancho Jackson.
"Entre 1851 y 1865, estas familias dieron abrigo y comida a los esclavos que huían, los aceptaron en su comunidad y los ayudaron a cruzar el río para alcanzar su libertad, aunque algunas de estas personas decidieron no ir hasta México porque se sintieron bien acogidos en estas pequeñas comunidades junto al río y decidieron permanecer del lado estadounidense de la frontera, sabiendo que si venía algún cazarrecompensas siempre podían cruzar y quedarse ocultos del lado mexicano", señala Bacha-Garza.

Al otro lado del río Bravo
Pero ¿Qué pasó con las personas esclavizadas una vez que cruzaron la frontera?

La información que conocen los historiadores indica que entre los antiguos esclavos hubo quienes lograron sumarse a los puestos militares que existían en el norte del país y que en esa época intentaban aumentar sus fuerzas.

"Unirse al ejército mexicano era un forma que tenían los antiguos esclavos de permanecer seguros y contar con un apoyo para vivir, pues tenías alimento y techo asegurado. Puede que no pagaran mucho, pero era una forma de hallar alguna comodidad", precisa Bacha-Garza.

María Camila Díaz Casas señala que se conoce casos de antiguos esclavos estadounidenses que llegaron a convertirse en oficiales del ejército mexicano, aunque advierte que hubo experiencias muy diversas.

"Hubo personas que se instalaron en Tamaulipas y que se volvieron hacendados o dones, que es una designación de importancia política, económica y social. Lograron ser aceptados por la sociedad, vivir bien y tener un capital económico y social que en Estados Unidos les hubiera sido imposible, aunque hubieran sido libres", refiere.

La fuga de esclavos se produjo en una época de tensiones entre México y EE.UU.

"Paralelamente, hubo personas que terminaron trabajando como peones, que en México era prácticamente una forma de esclavitud", agrega.

Tanto entre los que tuvieron más suerte como entre aquellos que no, muchos terminaron regresando a Estados Unidos cuando la guerra civil terminó y la esclavitud fue abolida.

Esclavitud y cálculo político
La fama de tierra de libertad de México entre los esclavos afroestadounidenses se originó en la época en la que este país era una colonia de España. Esto no era del todo ajeno al cálculo político.

Según explica Díaz Casas, desde el siglo XVIII la Corona española comienza a dar refugio a los esclavos fugitivos de las potencias enemigas y a declararlos libres en sus territorios. Entonces, los esclavos de Luisiana intentaban fugarse a Texas para conseguir su libertad.

Al independizarse México en 1821, la esclavitud no es abolida, pero empieza a debilitarse.

Díaz Casas indica que entre 1824 y 1829 empieza a conmemorarse el Día de la Independencia con ceremonias en las que se libera a personas esclavizadas que eran compradas a sus propietarios o que eran donadas por estos para ser liberadas argumentando que se trataba de un asunto de valores patrióticos, por la libertad que había traído la independencia a la patria.

Pero mientras en el sur de México la esclavitud pierde fuelle, en el norte del país está creciendo, pues el gobierno del país -interesado en poblar y proteger la frontera norte- otorga autorizaciones para que colonos estadounidenses se asienten en Texas y puedan establecer una economía basada en la mano de obra esclava.

Esto genera tensiones cuando el presidente Vicente Guerrero declara la abolición de la esclavitud en México en 1829, pero bajo presiones de los colonos se ve forzado a los pocos meses a hacer una excepción para Texas.

La abolición de la esclavitud decretada por el presidente Vicente Guerrero tuvo que permitir una excepción para los colonos anglos de Texas.

El gobierno de Guerrero cae al poco tiempo y la abolición de la esclavitud es declarada inconstitucional en 1831. No obstante, las diferencias ante este tema entre los colonos y el gobierno central marcarán el inicio de la ruta hacia la pérdida de Texas como parte del territorio mexicano.

No será sino hasta 1837, después de la separación de Texas, cuando México elimine definitivamente la esclavitud.

La historia de los esclavos afroestadounidenses que huyeron a México se produjo en una época de tensiones territoriales con Estados Unidos.

Casas Díaz destaca que las autoridades mexicanas nunca aceptaron la devolución o extradición de los antiguos esclavos hacia Estados Unidos y que, en muchas ocasiones, le dieron protección a los fugitivos y no permitieron que los cazarrecompensas que cruzaban la frontera se los llevaran de vuelta.

Sin embargo, considera que estas políticas estaban enmarcadas en un contexto político concreto de definición de la frontera y de construcción de la nación y del Estado mexicano en un contexto de expansión territorial estadounidense.

En todo caso, según la experta, la fuga de esclavos de EE.UU. hacia México es un episodio fundamental en la historia entre ambos países.

"No podríamos comprender cómo se construyó la frontera si no sabemos qué pasó con estas poblaciones y si no entendemos que los esclavizados de origen africano fueron actores que también le dieron forma a esa frontera. Estas fugas estuvieron vinculadas con todos estos momentos tan importantes de la historia de México y Estados Unidos", concluye.

martes, 16 de marzo de 2021

_- Inventario.

_- INVENTARIO, Por Jacques Prévert.


Una piedra
dos casas
tres ruinas
cuatro sepultureros
un jardín
flores

una rata de albañal

una docena de ostras un limón un pan
un rayo de sol
un escenario marino
seis músicos
una puerta con felpudo
un señor condecorado con la legión de honor

otra rata de albañal

un escultor que esculpe Napoleones
la flor que se llama caléndula
dos enamorados en un gran lecho
un recaudador de impuesto una silla tres pavos
un eclesiástico un forúnculo
una avispa
un riñón flotante
una caballeriza para caballos de carrera un hijo indigno dos frailes dominicos tres langostas un traspuntín
dos rameras un tío Cipriano
una Mater Dolorosa tres padres chochos dos cabras del señor Seguin
un tacón Luis XV
una butaca Luis XVI
un aparador Enrique II dos aparadores Enrique III tres aparadores Enrique IV
un cajón suelto
un ovillo de hilo dos horquillas un señor de edad
una Victoria de Samotracia un contador dos ayudantes de contador un hombre de mundo dos cirujanos tres vegetarianos
un caníbal
una expedición colonial un cabalo entero una media pinta de buena sangre una mosca tsé-tsé
una langosta a la americana un jardín a la francesa
dos patatas a la inglesa
un par de impertinentes un lacayo un huérfano un pulmón de acero
un día de gloria
una semana de bondad
un mes de María
un año terrible
un minuto de silencio
un segundo de descuido
y...

cinco o seis ratas de albañal

un niño que llega llorando a la escuela
un niño que sale riendo de la escuela
una hormiga
dos pedernales
diecisiete elefantes un juez de instrucción en vacaciones sentado en una silla plegadiza
un paisaje con mucha hierba verde
una vaca
un toro
dos bellos amores tres grandes armonios un ternero a la Marengo
un sol de Austerlitz
un sifón de agua de Seltz
un vino blanco con limón
un Pulgarcito un gran perdón un calvario de piedra una escala de cuerda
dos hermas latinas tres dimensiones doce apóstoles mil y una noches treinta y
dos posiciones seis partes del mundo cinco puntos cardinales diez años
de buenos y leales servicios siete pecados capitales dos dedos de la mano diez gotas antes de cada comida treinta días de arresto quince de
ellos en el calabozo cinco minutos de entreacto
y...

muchas ratas de albañal

lunes, 15 de marzo de 2021

La revolución interminable de la Comuna de París. Se cumplen 150 años de una revuelta, todavía objeto de debates y publicaciones, que cambió la historia en solo 72 jornadas


El gran investigador francés de las revoluciones, François Furet, escribió sobre la Comuna de París: “Ningún acontecimiento de la historia reciente de Francia, o de toda su historia, ha provocado un interés tan exagerado en relación con su brevedad”. Fueron solo 72 jornadas, desde el 18 de marzo hasta el 28 de mayo de 1871, cuando los últimos focos de resistencia de los communards fueron aniquilados, en medio de una represión salvaje. Sin embargo, su eco resuena hasta nuestros días. La conmemoración de los 150 años de aquella revolución sobre la que Marx escribió que trató de “asaltar los cielos” no ha estado exenta de polémicas, pero tampoco de novedades literarias y actos oficiales.

Un ejemplo de que la Comuna se mantiene muy viva en la conciencia colectiva francesa es que un libro de 1.400 páginas, titulado La Commune de Paris 1871: Les acteurs, l’événement, les lieux, coordinado por el historiador Michel Cordillot, se agotó en apenas unas semanas, convertido en un insospechado éxito de ventas. “Su relevancia en la historia de Francia es enorme”, explica el investigador estadounidense John Merriman, autor de Masacre. Vida y muerte en la Comuna de París (Siglo XXI) y profesor de la Universidad de Yale. “Sin embargo, resulta interesante que en París, más allá del Muro de los Federados, en el cementerio del Père-Lachaise, prácticamente no haya recuerdos de la Comuna”, señala en una conversación por videoconferencia.

El Muro de los Federados es el lugar donde 147 communards fueron fusilados al final de la llamada Semana sangrienta, cuando las tropas del presidente Adolphe Thiers asesinaron a miles de ciudadanos acusados de haber apoyado la revolución. “La importancia de la represión no es solo por el número de muertos, todavía objeto de debate [algunos historiadores hablan de 6.000, otros elevan la cifra hasta los 30.000]”, sostiene Merriman. “Es relevante porque muchas personas fueron asesinadas solo por el hecho de existir. En mi libro cuento la historia de un obrero detenido por las tropas de Thiers. Le piden que enseñe las manos y cuando comprueban que pertenecen a un trabajador manual, le fusilan allí mismo. Y se conocen muchos casos parecidos”.

Año tras año, aquel paredón centra los homenajes a la Comuna, que en este aniversario se ampliarán a otros lugares de la capital, con 50 eventos y exposiciones organizados por el Ayuntamiento de París, gobernado por la socialista Anne Hidalgo. La oposición ha criticado este despliegue, acusando al consistorio de instrumentalizar la conmemoración por motivos electoralistas. La Comuna tiene, indudablemente, una enorme carga simbólica para la izquierda, pero con el paso de los años el debate ha ido derivando desde la política a la academia. De hecho, en noviembre de 2016 la Asamblea Nacional adoptó una resolución para rehabilitar a las víctimas de la Semana Sangrienta, en la que además consideraba necesario “conocer y difundir mejor los valores republicanos defendidos por los participantes en la Comuna”.

Sin embargo, el edificio más visible de la Comuna, que paradójicamente fue erigido por el régimen que sofocó brutalmente la revolución, no ha sido todavía catalogado monumento nacional por falta de consenso político. Se trata de ese pastelón color merengue que desgraciadamente se ve desde casi todo París: el Sacré Coeur. Pese a ser uno de los edificios icónicos de la capital, no es monumento nacional. El debate sobre su catalogación estaba previsto para este año, pero ha sido aplazado hasta 2022 para tratar de llegar a un acuerdo. “La historia de la Comuna, asociada durante mucho tiempo a una interpretación decididamente militante, se ha renovado en Francia en los últimos años”, explica la historiadora Laure Gaudineau, profesora en la Universidad París Norte y autora, entre otros ensayos, de La Commune expliquée en images. “Sin embargo, los recientes enfrentamientos en el Ayuntamiento de París entre la oposición y la mayoría han demostrado la rápida reactivación de estas memorias enfrentadas. El tema parece menos controvertido, pero quizás eso sea solo en la superficie. Aunque tampoco debemos exagerar la importancia de estas controversias

La Comuna de París estalló el 18 de marzo de 1871, tras la derrota francesa ante Prusia. La capital había padecido, bajo el asedio alemán, una hambruna tremenda, además de constantes bombardeos. Cuando las tropas francesas se rindieron, el pueblo tomó el poder. El 26 de marzo se celebraron elecciones, por las que se eligió un gobierno popular. Su símbolo fue una bandera roja, que inspiró la insignia del movimiento comunista. El 21 de mayo las tropas gubernamentales entraron en París desde Versalles y lanzaron una represión salvaje. Los communards cometieron también crueldades, como el fusilamiento de sacerdotes y prisioneros, y quemaron muchos edificios públicos cuando se supieron derrotados. Como ocurriría pocos años más tarde con el caso Dreyfuss, la Comuna dividió a la sociedad y a los intelectuales franceses. Curiosamente, uno de los críticos más encendidos del movimiento revolucionario fue Émile Zola, quien luego se convertiría en un símbolo de la lucha por la libertad.

Los communards decretaron el control de precios de la comida, expropiaron bienes, entregaron empresas a sus trabajadores… Merriman sostiene que uno de sus anclajes más rotundos con la Francia actual es la reivindicación de la lucha contra la exclusión social: “Se ha hablado de la Comuna como la venganza de los expulsados, de los pobres echados del centro de París por los planes del barón Haussmann y la construcción de los grandes bulevares. Fueron obligados por un decreto imperial de 1852 a abandonar sus casas por una indemnización ridícula. Ahora se habla mucho del desafío de la integración al que se enfrenta Francia, y eso empezó en la Comuna”.

Otro perdurable legado de la Comuna fue su combate por la igualdad entre sexos: hasta entonces ninguna revolución había puesto de una forma tan clara a las mujeres en el centro de la lucha. Estuvieron en las barricadas y en los comités, en el frente y en la política. Junto al escritor y político Jules Vallès, el símbolo máximo de la revolución fue la anarquista Louise Michel, una luchadora que se salvó de la represión, aunque no del exilio. Es raro que haya una manifestación reivindicativa en Francia en la que no aparezca una pancarta con su rostro. De hecho, dio en 2020 el nombre a un barco de rescate de migrantes en el Mediterráneo, financiado por Bansky.

Sobre aquellas mujeres se abatió una leyenda negra: se convirtieron en las “petroleras”, acusadas de haber prendido fuego a los edificios públicos. Sin embargo, no existe ninguna prueba de que participasen más que los hombres en aquel aquelarre. Como explica Godineau: “En una época en la que las mujeres estaban relegadas a la esfera privada, los contrarios a la Comuna denunciaron violentamente su presencia en este movimiento. Las petroleras son una consecuencia de aquello y por eso son representas como unas mujeres ‘desnaturalizadas’. Aunque se trata de una leyenda, la palabra petrolera ha pasado incluso a la lengua francesa para designar a una mujer progresista y reivindicativa”.

Libros para una revolución
Desde su final, la Comuna produjo una enorme bibliografía, sobre todo testimonial. De hecho, una obra que, en 2006, recogía todos los libros sobre aquella revolución ocupaba 600 páginas y tenía 5.000 entradas. Entre los primeros testimonios, destaca el de Prosper Olivier Lissagaray, uno de los dirigentes del movimiento, titulado Historia de la Comuna de París 1871, que acaba de editar Capitán Swing. Lissagaray logró escapar a Londres, como otros dirigentes communards, y allí mantuvo una larga relación con Eleanor Marx, hija de Karl Marx, un gran admirador de la Comuna.

El libro de Merriman sobre la Comuna, Masacre, es el último publicado en castellano sobre la revolución, aunque este verano se editó una novela policiaca ambientada en aquellas semanas, Bajo las llamas (Reservoir Books), de Hervé Le Corre. Pese a ser uno de los primeros grandes acontecimientos fotografiados, junto a la Guerra de Secesión estadounidense, es recordada también por el cuadro de Maximilien Luce, Une rue de Paris en mai 1871, que muestra la represión versallesca, y por dos litografías del impresionista Édouard Manet, también centradas en la violencia política. El gran relato de la Comuna es un tebeo de Jacques Tardi, basado en un libro de Jean Vautrin, El grito del pueblo (Norma Editorial), que refleja lo ocurrido con toda la precisión obsesiva del dibujante francés.

domingo, 14 de marzo de 2021

Enseñar a pensar (La historia del barómetro y el estudiante de física Niels Bohr)

foto de Niels Bohr
Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota: Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que éste afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada.

Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. Leo la pregunta del examen y decía: "Demuestre cómo es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro".

El estudiante había respondido: "Lleva el barómetro a la azotea del edificio y átale una cuerda muy larga. Descuélgalo hasta la base del edificio, marca y mide. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio".

Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente. Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de sus de estudios, obtener una nota más alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.

Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física. Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunté si deseaba marcharse, pero me contesto que tenia muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excuse por interrumpirle y le rogué que continuara.

En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: "Coge el barometro y déjalo caer al suelo desde la azotea del edificio, calcula el tiempo de caída con un cronómetro. Después se aplica la formula altura = 0,5 por g por T al cuadrado. Y así obtenemos la altura del edificio". En este punto le pregunté a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dió la nota más alta.

Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo, coges el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.

Perfecto, le dije, ¿y de otra manera? Sí, contestó; éste es un procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve. En este método, coges el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando en la pared la altura del barómetro y cuentas el número de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el número de marcas que has hecho y ya tienes la altura. Éste es un método muy directo. Por supuesto, si lo que quieres es un procedimiento más sofisticado, puedes atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Dado que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la velocidad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad, al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla formula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.

En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su período de precesión. En fin, concluyó, existen otras muchas maneras. Probablemente, siguió, la mejor sea coger el barómetro y golpear con él la puerta de la casa del conserje. Cuando abra, decirle: señor conserje, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo.

En este momento de la conversación, le pregunté si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares). Evidentemente, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios sus profesores habían intentado enseñarle a pensar. El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de Física en 1922, más conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica. Al margen del personaje, lo divertido y curioso de la anécdota, lo esencial de esta historia, es que LE HABÍAN ENSEÑADO A PENSAR.

Por cierto, para los escépticos: esta historia es absolutamente verídica.

Como todas las historias de esta sección, esta anécdota, enviada por Angelines Prieto, es anónima y muy posiblemente apócrifa, en especial si nos fijamos en esa última línea que defiende la "absoluta veracidad" de la historia pero nos oculta la fuente y la identidad del narrador.Pero, hecha esta salvedad, tampoco importa demasiado: aunque sea pura ficción, su defensa del pensamiento original sigue siendo interesante.
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Gustavo Mendoza nos informa que la historia tiene autor: se trata de Alexander Calandra. 
El texto original se puede leer en 
http://philosophy.lander.edu/intro/introbook2.1/x874.html, y en él, aparte de otros cambios y añadidos, no aparecen citados los afamados físicos del texto "anónimo".