El gobierno alemán está proponiendo (en realidad imponiendo) políticas de austeridad a todos los países de la Eurozona, forzándoles a que recorten de una manera muy marcada su gasto público, incluyendo el gasto público social. La Sra. Angela Merkel cree erróneamente que tales políticas ayudarán a los países de tal zona monetaria a salir de su enorme recesión. La evidencia histórica, incluida la existente en el propio pasado de Alemania, muestra lo profundamente equivocada que está Angela Merkel. En un interesante artículo, el politólogo y economista alemán Fabian Lindner (“European Austerity. Is this 1931 all over again?”) detalla la génesis del nazismo en Alemania, mostrando los preocupantes paralelismos entre la situación actual en gran parte de los países de la Eurozona y la existente en los años veinte y treinta del siglo pasado en Alemania y en Europa. Fabian Lindner señala que la economía alemana se colapsó en 1931 como resultado de las políticas de gran austeridad realizadas por el gobierno alemán. Como ahora, el dogma oficial había afirmado que había que recortar el déficit del Estado como condición indispensable para permitir la recuperación económica. El canciller Heinrich Brüning, sabiendo lo impopular de tales medidas de austeridad, que incluían reducciones salariales (tanto en el sector público como privado), gobernó por decreto, saltándose el Parlamento Alemán.
Alemania tenía una enorme deuda pública, que debía sobre todo a Francia y Gran Bretaña, como reparaciones a los vencedores en la I Guerra Mundial, donde había sido derrotada. Para pagar su deuda pública, Alemania tuvo que pedir dinero, sobre todo de EE.UU, que exigía ser pagado en dólares. Y para pagar esta deuda, Brüning redujo el 30% del gasto público, afectando sobre todo a los salarios públicos y a la Seguridad Social. Después del crash de la bolsa de NY del 29, los bancos americanos retiraron el dinero de Alemania. Como consecuencia, el PIB bajó un 8% en 1931 y un 33% en 1932, causando un enorme crecimiento del desempleo, que alcanzó el 30%. La gente entró en pánico y el dinero depositado en los bancos dejó el país rápidamente (los parecidos con la situación actual de Grecia son enormes). El sistema bancario se colapsó, y el crédito desapareció. Dos años más tarde, el 30 de enero de 1933, Hitler fue nombrado canciller, por el presidente Hindenburg (no salió elegido porque no tuvo mayoría absoluta) en el Parlamento alemán, al que suprimió más tarde. Hitler siguió políticas keynesianas (keynesianismo militar) que sacó Alemania de la depresión.
Los paralelismos entre la Alemania de los años treinta y lo que está ocurriendo en Grecia, Portugal y pronto en España e Italia, son preocupantemente altos. Es un profundo error que el gobierno alemán esté imponiendo aquellas políticas de austeridad a estos países. Fue precisamente la parálisis económica de los años 1931 y 1932, creada por las políticas de austeridad, la que determinó, junto con el apoyo de las clases dominantes (banqueros, industriales, terratenientes, militares) la subida del nazismo al poder.
Una última apostilla. Después de la segunda derrota, la II Guerra Mundial, (rendición incondicional cuya firma exigieron los rusos a los mandos del ejercito -la Wehrmacht-, ya que la firma del Tratado de Versalles por los políticos -socialdemócratas- y la inhibición de los militares, había sido la base del mito de "la puñalada por la espalda" que explotaron tanto los nazis para acusar de la derrota alemana a la traición de los políticos de Weimar) Alemania tenía una enorme deuda, de nuevo con los países vencedores del conflicto. Los aliados le perdonaron la mitad de la deuda y además se vieron, a partir de 1947 con el cambio de politica de Truman y el inicio de la guerra fría, beneficiados por el Plan Marshall. Sin esta medida, Alemania no se habría recuperado. ¿Tan poca memoria tiene la Sra. Merkel? 18/diciembre/2011.
Vicenç Navarro.
URL al artículo: http://www.elplural.com/2011/12/18/el-profundo-error-del-gobierno-aleman-los-origenes-del-nazismo/
https://global.britannica.com/biography/Walther-Rathenau
viernes, 17 de febrero de 2012
miércoles, 15 de febrero de 2012
ISLANDIA TRIPLICARÁ SU CRECIMIENTO EN 2012 TRAS ENCARCELAR A POLITICOS Y BANQUEROS
Islandia consiguió acabar con un gobierno corrupto y parásito.
Encerró a los responsables de la crisis financiera en la cárcel.
Empezó a redactar una nueva Constitución hecha por ellos y para ellos.
Y hoy, gracias a la movilización, será el país más próspero de un occidente sometido a una tenaz crisis de la deuda.
Es la ciudadanía islandesa, cuya revuelta en 2008 fue silenciada en Europa por temor a que muchos tomaran nota.
Pero lo lograron, gracias a la fuerza de toda una nación, lo que empezó siendo crisis se convirtió en oportunidad.
Una oportunidad que los movimientos altermundistas han observado con atención y lo han puesto como modelo realista a seguir.
Desde En Positivo, consideramos que la historia de Islandia es una de las más buenas noticias de los tiempos que corren.
Sobretodo después de saber que según las previsiones de la Comisión Europea, este país del norte atlántico, cerrará el 2011 con un crecimiento del 2,1% y que en 2012, este crecimiento será del 1,5%, una cifra que supera el triple que la de los países de la zona euro.
La tendencia al crecimiento aumentará incluso en 2013, cuando está previsto que alcance el 2,7%.
Los analistas aseveran que la economía islandesa sigue mostrando síntomas de desequilibrio.
Y que la incertidumbre sigue presente en los mercados. Sin embargo, ha vuelto a generar empleo y la deuda pública ha ido disminuyendo de forma palpable.
Este pequeño país del periférico ártico rechazó rescatar a los bancos.
Los dejó caer y aplicó la justicia sobre quienes habían provocado ciertos descalabros y desmanes financieros.
Los matices de la historia islandesa de los últimos años son múltiples.
A pesar de trascender parte de los resultados que todo el movimiento social ha conseguido, poco se ha hablado del esfuerzo que este pueblo ha realizado.
Del límite que alcanzaron con la crisis y de las múltiples batallas que todavía están por resolver.
Sin embargo, lo que es digno de mención es la historia que habla de un pueblo capaz de comenzar a escribir su propio futuro, sin quedar a merced de lo que se decida en despachos alejados de la realidad ciudadana.
Y aunque sigan existiendo agujeros por llenar y oscuros por iluminar.
La revuelta islandesa no ha causado otras víctimas que los políticos y los hombres de finanzas.
No ha vertido ninguna gota de sangre.
No ha sido tan llamativa como las de la Primavera Árabe.
Ni siquiera ha tenido rastro de mediática, pues los medios han pasado por encima de puntillas.
Sin embargo, ha conseguido sus objetivos de forma limpia y ejemplar.
Hoy por hoy, su caso bien puede ser el camino ilustrativo de los indignados españoles, de los movimientos de Occupy Wall Street y de quienes exigen justicia social y justicia económica en todo el mundo. (Noticia recibida por Internet)
Encerró a los responsables de la crisis financiera en la cárcel.
Empezó a redactar una nueva Constitución hecha por ellos y para ellos.
Y hoy, gracias a la movilización, será el país más próspero de un occidente sometido a una tenaz crisis de la deuda.
Es la ciudadanía islandesa, cuya revuelta en 2008 fue silenciada en Europa por temor a que muchos tomaran nota.
Pero lo lograron, gracias a la fuerza de toda una nación, lo que empezó siendo crisis se convirtió en oportunidad.
Una oportunidad que los movimientos altermundistas han observado con atención y lo han puesto como modelo realista a seguir.
Desde En Positivo, consideramos que la historia de Islandia es una de las más buenas noticias de los tiempos que corren.
Sobretodo después de saber que según las previsiones de la Comisión Europea, este país del norte atlántico, cerrará el 2011 con un crecimiento del 2,1% y que en 2012, este crecimiento será del 1,5%, una cifra que supera el triple que la de los países de la zona euro.
La tendencia al crecimiento aumentará incluso en 2013, cuando está previsto que alcance el 2,7%.
Los analistas aseveran que la economía islandesa sigue mostrando síntomas de desequilibrio.
Y que la incertidumbre sigue presente en los mercados. Sin embargo, ha vuelto a generar empleo y la deuda pública ha ido disminuyendo de forma palpable.
Este pequeño país del periférico ártico rechazó rescatar a los bancos.
Los dejó caer y aplicó la justicia sobre quienes habían provocado ciertos descalabros y desmanes financieros.
Los matices de la historia islandesa de los últimos años son múltiples.
A pesar de trascender parte de los resultados que todo el movimiento social ha conseguido, poco se ha hablado del esfuerzo que este pueblo ha realizado.
Del límite que alcanzaron con la crisis y de las múltiples batallas que todavía están por resolver.
Sin embargo, lo que es digno de mención es la historia que habla de un pueblo capaz de comenzar a escribir su propio futuro, sin quedar a merced de lo que se decida en despachos alejados de la realidad ciudadana.
Y aunque sigan existiendo agujeros por llenar y oscuros por iluminar.
La revuelta islandesa no ha causado otras víctimas que los políticos y los hombres de finanzas.
No ha vertido ninguna gota de sangre.
No ha sido tan llamativa como las de la Primavera Árabe.
Ni siquiera ha tenido rastro de mediática, pues los medios han pasado por encima de puntillas.
Sin embargo, ha conseguido sus objetivos de forma limpia y ejemplar.
Hoy por hoy, su caso bien puede ser el camino ilustrativo de los indignados españoles, de los movimientos de Occupy Wall Street y de quienes exigen justicia social y justicia económica en todo el mundo. (Noticia recibida por Internet)
Marx is back
Desde hace tres años, en el cementerio londinense de Highgate se oye por las noches una risa atronadora que hiela la sangre a los vigilantes. Atraído por el caso, nuestro Iker Jiménez hizo noche entre las lápidas y localizó el origen de las carcajadas: salen de la tumba del más ilustre de los inquilinos de Highgate: Karl Marx.
Marx ha vuelto, como se titula el último libro de Daniel Bensaïd, que viene a decirnos lo que muchos ya sospechábamos: que el pensador de Tréveris está más vivo que nunca, y la quiebra del capitalismo nos lleva a revisar su obra, donde ya se anticipaban crisis como esta. No estaba muerto, ni de parranda, ni tampoco es otro zombi. Más bien lo enterraron vivo, prematuramente, y ahora, cuando el capitalismo global degrada por igual el planeta, las condiciones de vida y su propia supervivencia, está de vuelta. En las librerías se multiplican las ediciones resumidas de El Capital, y todo tipo de títulos que actualizan su obra, al tiempo que cada vez más gente emplea términos proscritos del lenguaje político durante demasiados años en los que decir “lucha de clases” te hacía pasar por trasnochado.
Como sus sepultureros sabían que no estaba muerto, se ocuparon de echar sobre su tumba varias capas de hormigón, en forma de tópicos difamantes para que nadie se acercase a su tumba, no sea que le oyesen removerse en el ataúd. Ya conocen esos tópicos, pues hemos crecido con ellos: el marxismo pasó a la historia, fracasó como sistema político, llevó miseria y terror a millones de personas, es incompatible con la libertad y la democracia, reduce todo lo humano a cuestiones económicas, ya no hay lucha de clases ni tampoco clase obrera, creó monstruos como Stalin…
A refutar una por una todas esas críticas y devolver toda su frescura al marxismo original se dedica un libro formidable cuyo título ya es una declaración: Por qué Marx tenía razón, de Terry Eagleton, que además funciona como introducción asequible al pensador que mejor comprendió el funcionamiento de ese mismo capitalismo que hoy intenta refundarse a nuestra costa. Léanlo, y rían con él. Isaac Rosa en Público. Fuente: http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2012/02/13/marx-is-back/
Marx ha vuelto, como se titula el último libro de Daniel Bensaïd, que viene a decirnos lo que muchos ya sospechábamos: que el pensador de Tréveris está más vivo que nunca, y la quiebra del capitalismo nos lleva a revisar su obra, donde ya se anticipaban crisis como esta. No estaba muerto, ni de parranda, ni tampoco es otro zombi. Más bien lo enterraron vivo, prematuramente, y ahora, cuando el capitalismo global degrada por igual el planeta, las condiciones de vida y su propia supervivencia, está de vuelta. En las librerías se multiplican las ediciones resumidas de El Capital, y todo tipo de títulos que actualizan su obra, al tiempo que cada vez más gente emplea términos proscritos del lenguaje político durante demasiados años en los que decir “lucha de clases” te hacía pasar por trasnochado.
Como sus sepultureros sabían que no estaba muerto, se ocuparon de echar sobre su tumba varias capas de hormigón, en forma de tópicos difamantes para que nadie se acercase a su tumba, no sea que le oyesen removerse en el ataúd. Ya conocen esos tópicos, pues hemos crecido con ellos: el marxismo pasó a la historia, fracasó como sistema político, llevó miseria y terror a millones de personas, es incompatible con la libertad y la democracia, reduce todo lo humano a cuestiones económicas, ya no hay lucha de clases ni tampoco clase obrera, creó monstruos como Stalin…
A refutar una por una todas esas críticas y devolver toda su frescura al marxismo original se dedica un libro formidable cuyo título ya es una declaración: Por qué Marx tenía razón, de Terry Eagleton, que además funciona como introducción asequible al pensador que mejor comprendió el funcionamiento de ese mismo capitalismo que hoy intenta refundarse a nuestra costa. Léanlo, y rían con él. Isaac Rosa en Público. Fuente: http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2012/02/13/marx-is-back/
martes, 14 de febrero de 2012
lunes, 13 de febrero de 2012
La reforma laboral facilita los ERE en la Administración
La “insuficiencia presupuestaria” durante nueve meses permitirá despidos colectivos en el sector público.
La reforma laboral allana el camino de los despidos colectivos en el sector público tanto como en el privado. Y no solo lo hace para quienes trabajan en las empresas públicas, sino también para el personal laboral contratado directamente por los ayuntamientos, las comunidades autónomas o los propios ministerios. Cuando los “entes, organismos y entidades que forman parte del sector público” aduzcan nueve meses de “insuficiencia presupuestaria sobrevenida y persistente”, según reza una disposición transitoria del decreto ley que entró ayer en vigor, podrán poner en marcha un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) por causas económicas y despedir con una indemnización de 20 días por año trabajado sin que la autoridad laboral les de el visto bueno.
Entre los potenciales afectados de esta medida están los casi 700.000 empleados públicos que están considerados como personal laboral contratado, según el Ministerio de Administraciones Públicas, y los más de 150.000 que trabajan en empresas públicas, según la encuesta de población activa. En cambio, deja fuera a los dos millones de funcionarios, cuyo régimen laboral no se rige por el Estatuto de los Trabajadores, que es lo que reformó el Consejo de Ministros el pasado viernes.
Además, la reforma laboral zanja un viejo debate del derecho laboral: ¿se pueden promover despidos colectivos desde el sector público? La mayoría de juristas y sentencian opinaban que sí. Y, de hecho, hay múltiples regulaciones de empleo llevadas a cabo en Administraciones públicas. Uno de los últimos ejemplos es el del Ayuntamiento madrileño de Collado Villalba que el jueves recibió luz verde de la Comunidad de Madrid —si hubiera esperado dos días no la habría necesitado— para despedir a 39 de sus 569 empleados.
Lo que no podrán hacer las Administraciones y los demás órganos públicos, a partir de ahora, salvo los que se financien mayoritamente con dinero que no procede de los contribuyentes, es recurrir a otras herramientas para adaptarse a las dificultades económicas y recibir ayudas de la Seguridad Social para mantener el empleo. La reforma laboral les veda la posibilidad de recurrir a los ERE para suspender contratos temporalmente o reducir jornada. Este veto es la mejor prueba de que el Gobierno —con los cambios laborales para el sector público en la reforma— lo que persigue es facilitar el ajuste presupuestario a través de la partida de personal... Leer todo aquí en El País.
La reforma laboral allana el camino de los despidos colectivos en el sector público tanto como en el privado. Y no solo lo hace para quienes trabajan en las empresas públicas, sino también para el personal laboral contratado directamente por los ayuntamientos, las comunidades autónomas o los propios ministerios. Cuando los “entes, organismos y entidades que forman parte del sector público” aduzcan nueve meses de “insuficiencia presupuestaria sobrevenida y persistente”, según reza una disposición transitoria del decreto ley que entró ayer en vigor, podrán poner en marcha un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) por causas económicas y despedir con una indemnización de 20 días por año trabajado sin que la autoridad laboral les de el visto bueno.
Entre los potenciales afectados de esta medida están los casi 700.000 empleados públicos que están considerados como personal laboral contratado, según el Ministerio de Administraciones Públicas, y los más de 150.000 que trabajan en empresas públicas, según la encuesta de población activa. En cambio, deja fuera a los dos millones de funcionarios, cuyo régimen laboral no se rige por el Estatuto de los Trabajadores, que es lo que reformó el Consejo de Ministros el pasado viernes.
Además, la reforma laboral zanja un viejo debate del derecho laboral: ¿se pueden promover despidos colectivos desde el sector público? La mayoría de juristas y sentencian opinaban que sí. Y, de hecho, hay múltiples regulaciones de empleo llevadas a cabo en Administraciones públicas. Uno de los últimos ejemplos es el del Ayuntamiento madrileño de Collado Villalba que el jueves recibió luz verde de la Comunidad de Madrid —si hubiera esperado dos días no la habría necesitado— para despedir a 39 de sus 569 empleados.
Lo que no podrán hacer las Administraciones y los demás órganos públicos, a partir de ahora, salvo los que se financien mayoritamente con dinero que no procede de los contribuyentes, es recurrir a otras herramientas para adaptarse a las dificultades económicas y recibir ayudas de la Seguridad Social para mantener el empleo. La reforma laboral les veda la posibilidad de recurrir a los ERE para suspender contratos temporalmente o reducir jornada. Este veto es la mejor prueba de que el Gobierno —con los cambios laborales para el sector público en la reforma— lo que persigue es facilitar el ajuste presupuestario a través de la partida de personal... Leer todo aquí en El País.
El apoyo de juristas y observadores internacionales a Baltasar Garzón
¿Cómo situamos este juicio en el marco internacional? ¿A qué derechos de las víctimas de los genocidios nazi y fascista puede afectar? ¿A quién anima en el continente que se autoproclama defensor de los Derechos humanos? ¿Y, fuera del continente, tenemos en cuenta las violaciones que vienen realizando EEUU e Israel? ¿Es posible el revisionismo histórico en Europa por parte de los genocidas? ¿Se está en España en la lucha entre franquismo y democracia desde 1936?
Por lo que se refiere al Estado español, el problema dela Memoria Histórica cruza el corazón del presente. Estar a favor de Garzón o en contra desde posiciones de izquierda deja de ser lo primero si nos ponemos ante el significado de su juicio. Los franquistas se felicitan y se premian ante el procesamiento. El juicio a Garzón es el resorte franquista (“No consiento que en mi presencia se hable mal de Franco”, declara Juan Carlos de Borbón) para atemorizar y corregir la tendencia social de condena de los crímenes franquistas y llevar a sus responsables a juicio. El propósito de los fascistas es aferrarse a los órganos de poder para que todo siga atado y bien atado. Pero los Crímenes de Lesa Humanidad no prescriben, y hay tribunales internacionales que los persiguen, y sabemos que más pronto que tarde van a ser juzgados.
Prestigiosos juristas y observadores internacionales relacionados con los Derechos Humanos siguen sumándose a numerosas declaraciones de apoyo al juez Baltasar Garzón. Tras nuevas manifestaciones de la ciudadanía en su defensa y en protesta por los juicios de la vergüenza, Crónica Popular recoge algunas de las opiniones y argumentos en pro de los derechos humanos y de la aplicación del Derecho Internacional que se están produciendo.
María Ángeles Siemens. Directora general del Comité Español del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y presidenta dela Asociación de Derechos Civiles.
“Forma parte del Derecho Internacional y de los derechos humanos el reconocimiento y la reparación a las víctimas. En el juicio a Garzón no se discute su argumento, sino la defensa del Derecho Internacional. Hasta ahora el Tribunal Supremo se ha negado a escuchar a las víctimas del franquismo, algo insólito.”
Manuel Ollé. Presidente dela Asociación Pro Derechos Humanos de España.
“Desde la independencia que representamos no entendemos cómo se puede abrir la causa contra Garzón cuando los crímenes del franquismo son de lesa humanidad. España tiene obligaciones claras con el Derecho Internacional.”
Alicia Moreno. Abogada e integrante del Comité Coordinador de Rights Internacional Spain
“En un auto del 28 de mayo de 2009, en Granada, el juez de aquel auto declaró que eran crímenes contra la humanidad. Nadie le denunció. El 15 de abril de 2009 se dictó otro auto en los mismos términos. El 2 de julio de 2009 otro juez abre un auto similar declarando que los crímenes del franquismo son crímenes contra la humanidad. Luego Garzón no es el único que juzga estos crímenes, pero si es el único que va a ser juzgado.
El Tribunal Supremo olvida que al militar argentino Adolfo Scilingo la Audiencia Nacional le juzgó y condenó a 640 años de cárcel por crímenes contra la humanidad; que en 2003, en el caso Guatemala, también juzgó por crímenes contra el Derecho Internacional. Debe saber que el ministerio fiscal avala los juicios contra los cambios sobre los campos de exterminio nazi, y el juicio de Nuremberg es uno de los seguidos.
El juez instructor del juicio a Garzón parece desconocer lo expuesto aquí diciendo que juzgar los crímenes franquistas es propio de una imaginación exacerbada por parte de Garzón.”
Hugo Relva. Consejero jurídico de Amnistía Internacional.
“Está clara la imprescriptibilidad de los crímenes franquistas. España es parte de la Convención de 1999 sobre el Derecho en/de los Tratados dela ONU, y todo tratado firmado por un Estado debe ser cumplido, y no puede (Artículo 27) no cumplir basándose en su derecho interno. La prescripción de los crímenes de lesa humanidad no es autorizada por el Derecho Internacional. Los crímenes contra el Derecho Internacional no prescriben.”
Reed Brody. Portavoz de Huwman Right Watch.
“Es la primera vez que en un país dela UE es juzgado un juez por aplicar los Derechos Humanos. Si eso ocurriese en países de Oriente la reacción sería inmediata. “La independencia de jueces y abogados no es un fin sino un medio”, ha declarado el Ministro de Justicia brasileño. ¿Las víctimas del franquismo tienen menos derechos que las víctimas del pinochetismo? En Naciones Unidas los relatores han declarado que para proteger a la sociedad debe protegerse la independencia de los jueces, para lo que deben contar con cierto grado de inmunidad; la respuesta a una sentencia es la invalidación de la sentencia. Procesar a un juez conduce a la timidez de los jueces. El mensaje que envían los que juzgan a Garzón es que el juez que incomoda sufre represalias. No se puede aceptar que se impida la aplicación del Derecho Internacional.
Aquí no han dejado ver y sentir la repercusión internacional para mantener oculta ante el pueblo la importancia de los crímenes franquistas y las denuncias internacionales, y de esa manera tratan de evitar que repercuta en la sociedad”. Ramón Pedregal Casanova. Crónica Popular- Fuente: http://www.cronicapopular.es/?p=7553
"La sentencia ha caído como una bomba allá, acá y en todo el mundo". La prensa internacional recoge las reacciones a la inhabilitación del juez Garzón.
Declaraciones y comunicados de Federación Internacional de Derechos Humanos, la FIDH sobre nuestro país en general, aquí.
Y sobre lo que considera la doble vulneración de la independencia judicial en el juicio contra el juez Garzón por el T. Supremo, aquí.
Más: El Congreso recibe la recomendación de la ONU de tipificar la desaparición forzosa.
Los grupos de la izquierda se quejan del parón en la aplicación de la ley de Memoria Histórica.
Por lo que se refiere al Estado español, el problema dela Memoria Histórica cruza el corazón del presente. Estar a favor de Garzón o en contra desde posiciones de izquierda deja de ser lo primero si nos ponemos ante el significado de su juicio. Los franquistas se felicitan y se premian ante el procesamiento. El juicio a Garzón es el resorte franquista (“No consiento que en mi presencia se hable mal de Franco”, declara Juan Carlos de Borbón) para atemorizar y corregir la tendencia social de condena de los crímenes franquistas y llevar a sus responsables a juicio. El propósito de los fascistas es aferrarse a los órganos de poder para que todo siga atado y bien atado. Pero los Crímenes de Lesa Humanidad no prescriben, y hay tribunales internacionales que los persiguen, y sabemos que más pronto que tarde van a ser juzgados.
Prestigiosos juristas y observadores internacionales relacionados con los Derechos Humanos siguen sumándose a numerosas declaraciones de apoyo al juez Baltasar Garzón. Tras nuevas manifestaciones de la ciudadanía en su defensa y en protesta por los juicios de la vergüenza, Crónica Popular recoge algunas de las opiniones y argumentos en pro de los derechos humanos y de la aplicación del Derecho Internacional que se están produciendo.
María Ángeles Siemens. Directora general del Comité Español del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y presidenta dela Asociación de Derechos Civiles.
“Forma parte del Derecho Internacional y de los derechos humanos el reconocimiento y la reparación a las víctimas. En el juicio a Garzón no se discute su argumento, sino la defensa del Derecho Internacional. Hasta ahora el Tribunal Supremo se ha negado a escuchar a las víctimas del franquismo, algo insólito.”
Manuel Ollé. Presidente dela Asociación Pro Derechos Humanos de España.
“Desde la independencia que representamos no entendemos cómo se puede abrir la causa contra Garzón cuando los crímenes del franquismo son de lesa humanidad. España tiene obligaciones claras con el Derecho Internacional.”
Alicia Moreno. Abogada e integrante del Comité Coordinador de Rights Internacional Spain
“En un auto del 28 de mayo de 2009, en Granada, el juez de aquel auto declaró que eran crímenes contra la humanidad. Nadie le denunció. El 15 de abril de 2009 se dictó otro auto en los mismos términos. El 2 de julio de 2009 otro juez abre un auto similar declarando que los crímenes del franquismo son crímenes contra la humanidad. Luego Garzón no es el único que juzga estos crímenes, pero si es el único que va a ser juzgado.
El Tribunal Supremo olvida que al militar argentino Adolfo Scilingo la Audiencia Nacional le juzgó y condenó a 640 años de cárcel por crímenes contra la humanidad; que en 2003, en el caso Guatemala, también juzgó por crímenes contra el Derecho Internacional. Debe saber que el ministerio fiscal avala los juicios contra los cambios sobre los campos de exterminio nazi, y el juicio de Nuremberg es uno de los seguidos.
El juez instructor del juicio a Garzón parece desconocer lo expuesto aquí diciendo que juzgar los crímenes franquistas es propio de una imaginación exacerbada por parte de Garzón.”
Hugo Relva. Consejero jurídico de Amnistía Internacional.
“Está clara la imprescriptibilidad de los crímenes franquistas. España es parte de la Convención de 1999 sobre el Derecho en/de los Tratados dela ONU, y todo tratado firmado por un Estado debe ser cumplido, y no puede (Artículo 27) no cumplir basándose en su derecho interno. La prescripción de los crímenes de lesa humanidad no es autorizada por el Derecho Internacional. Los crímenes contra el Derecho Internacional no prescriben.”
Reed Brody. Portavoz de Huwman Right Watch.
“Es la primera vez que en un país dela UE es juzgado un juez por aplicar los Derechos Humanos. Si eso ocurriese en países de Oriente la reacción sería inmediata. “La independencia de jueces y abogados no es un fin sino un medio”, ha declarado el Ministro de Justicia brasileño. ¿Las víctimas del franquismo tienen menos derechos que las víctimas del pinochetismo? En Naciones Unidas los relatores han declarado que para proteger a la sociedad debe protegerse la independencia de los jueces, para lo que deben contar con cierto grado de inmunidad; la respuesta a una sentencia es la invalidación de la sentencia. Procesar a un juez conduce a la timidez de los jueces. El mensaje que envían los que juzgan a Garzón es que el juez que incomoda sufre represalias. No se puede aceptar que se impida la aplicación del Derecho Internacional.
Aquí no han dejado ver y sentir la repercusión internacional para mantener oculta ante el pueblo la importancia de los crímenes franquistas y las denuncias internacionales, y de esa manera tratan de evitar que repercuta en la sociedad”. Ramón Pedregal Casanova. Crónica Popular- Fuente: http://www.cronicapopular.es/?p=7553
"La sentencia ha caído como una bomba allá, acá y en todo el mundo". La prensa internacional recoge las reacciones a la inhabilitación del juez Garzón.
Declaraciones y comunicados de Federación Internacional de Derechos Humanos, la FIDH sobre nuestro país en general, aquí.
Y sobre lo que considera la doble vulneración de la independencia judicial en el juicio contra el juez Garzón por el T. Supremo, aquí.
Más: El Congreso recibe la recomendación de la ONU de tipificar la desaparición forzosa.
Los grupos de la izquierda se quejan del parón en la aplicación de la ley de Memoria Histórica.
domingo, 12 de febrero de 2012
¿Cómo me afecta la reforma laboral?
Los cambios en la normativa del trabajo no solo tendrán impacto en los contratos nuevos
Si se enfrenta a un despido, las reglas del juego son nuevas
La reforma laboral que entrará en vigor mañana, una vez se publique en el Boletín Oficial del Estado (BOE) al ser aprobada como un decreto ley por parte del Gobierno de Mariano Rajoy, no solo afectará a quienes logren un nuevo contrato. Todos los trabajadores, en mayor o menor medida, se enfrentan a unas nuevas reglas del juego dentro de un marco diferente al que había establecido el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero con la anterior reforma. El Ministerio de Empleo ha ofrecido las primeras pistas sobre los cambios en la normativa tras la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en la que participaron la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez.
¿Me afecta el contrato de 33 días?
Los trabajadores que logren un nuevo empleo, firmarán un contrato con una indemnización máxima por despido (por ejemplo, si se trata de un despido improcedente) de 33 días por año trabajado, con un tope de compensación de 24 mensualidades. Antes esa indemnización máxima era de 45 días y con el tope de 42 mensualidades. Es decir, si trabaja para su empresa a partir de mañana durante 10 años con un sueldo de 20.000 euros anuales, la indemnización máxima será aproximadamente de de 1.808 euros (correspondiente a 33 días de trabajo) multiplicado por 10, que son los años trabajados. 18.080 euros en total, frente a los 24.650 euros que hubiera cobrado con 45 días de indemnización.
Los trabajadores que ya tuvieran un contrato no se escapan de la reforma referente a los días de indemnización por despido. Si su contrato anterior recogía una indemnización máxima de 45 días por año trabajado, esa será su compensación, pero contando solo hasta ayer. A partir de ahora, los años que siga trabajando para su empresa le acumularán indemnización de 33 días. Es decir, si llevara 10 años trabajando para su empresa y lo despidieran el año próximo de manera improcedente (11 años en total), cobraría en dos tramos su compensación: el equivalente a diez años con 45 días de indemnización y el último, en el que ya funciona la reforma laboral, con 33 días de indemnización.
¿Será más fácil para las empresas despedirme?
Las empresas que quieran realizar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), y por tanto acogerse a pagar la indemnización mínima (20 días por año trabajado con un máximo de un año) no necesitarán el visto bueno de la Autoridad Laboral. Hasta ahora, la mayoría de compañías que querían aplicar un ERE pactaban con el comité de empresa las compensaciones, ya que de este modo, la autoridad laboral no se oponía si no existían irregularidades legales. Para lograr el pacto, las indemnizaciones solían ser más elevadas. Ahora, sin embrago, la empresa solicitará el ERE alegando una de las causas establecidas para lograrlo. Si existe conflicto con los trabajadores, solo un juez podrá parar el expediente.
Las causas que una empresa puede alegar para presentar un ERE se amplían. Por tanto, se amplían los casos en los que la empresa pagará la indemnización por despido procedente, la más baja (20 días por año trabajado y un tope de 12 mensualidades). Según ha explicado la ministra de Empleo, las empresas podrán hacer despidos colectivos no solo si ya están en pérdidas. También si tienen "pérdidas actuales o previstas" o una "disminución de ventas durante tres trimestres consecutivos".
¿Qué tipos de despido me pueden aplicar ahora?
Depende de si el despido se considera procedente o improcedente. Si es procedente (porque la empresa puede acogerse a causas económicas, organizativas, etc) la indemnización será de 20 días por año trabajado con un tope de 12 mensualidades.
Si el despido es considerado improcedente o logra un pacto con su empresa, podrá cobrar 45 días por año (un máximo de 42 mensualidades) por los años trabajados hasta hoy y a partir de mañana acumulará 33 días por año trabajado con tope de 24 meses. Si su contrato empieza mañana, y llega a ser despedido en el futuro de modo improcedente, cobrará 33 días por año trabajado con un máximo de 24 meses.
¿Podré encadenar en una empresa contratos temporales?
Como máximo durante 24 meses. A partir del 31 de diciembre, volverá estar prohibido mantener a un trabajador más allá de los dos años con contratos temporales.
¿Qué ventajas tendrán los jóvenes a la hora de lograr contratos?
La reforma quiere que las pequeñas y medianas empresas cuenten con jóvenes. Por eso, se les permitirá tener a los empleados de menos edad con un periodo de prueba de un año. Además, la empresa tendrá derecho a una deducción en su cuenta fiscal de 3.000 euros cuando contrate a su primer trabajador, siempre que tenga menos de 30 años. Si se trata de un un nuevo empresario quien contrata a su primer trabajador.
Las empresas (de cualquier tamaño) que contraten jóvenes de menos de 30 años, también tienen bonificación en las cuotas de la Seguridad Social que abonen por ellos. 1.000 euros en el primer año de contrato, de 1.100 euros en el segundo y de 1.200 euros en su tercer año de contrato.
¿Hay ayudas para contratar a parados de más de 45 años?
Hay bonificaciones en las cuotas de la Seguridad Social si se trata de desempleados de larga duración. La empresa podrá ahorrarse 1.300 euros al año los tres primeros años de su contratación.
¿Qué tendrá que hacer la empresa para reducirme la jornada laboral?
La empresa podrá realizar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que suponga la reducción de la jornada laboral sin acudir a la Autoridad Laboral, como venía siendo necesario hasta ahora. Aparte de todo lo que se negocie a un nivel superior, el empresario y los representantes de los trabajadores pueden consensuar un convenio propio que se adapte a sus peculiaridades.
Si soy un parado con prestación, ¿a qué estoy obligado?
La nueva normativa prevé que los parados que formen parte de las listas del Inem y estén cobrando las prestaciones puedan "realizar servicios de interés general en beneficio de la comunidad a través de convenios con las Administraciones Públicas". Gracias a este resquicio legal, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, podrá tirar de parados para que trabajen en bibliotecas u otros servicios públicos. Botella había pedido voluntarios para estas tareas. El Gobierno pretende controlar las bajas injustificadas y las incapacidades temporales a través de las mutuas de trabajo.
¿Tengo derecho a formación?
Todos los trabajadores tendrán derecho a 20 horas de formación anuales pagadas por la empresa. Se amplía hasta los 30 años el contrato de formación y aprendizaje, hasta que el paro baje del 15%.
¿Las mujeres tienen ventajas a la hora de ser contratadas?
Las empresas de sectores tradicionalmente masculinos cuenta con algunas bonificaciones si contratan mujeres. Si se trata de mujeres de menos de 30 años, a las reducciones al paro de la Seguridad Social para los jóvenes, se les añaden otros 100 euros más (es decir, 1.100 euros de ayuda el primer año). Si se trata de mujeres de más de 45 años, en paro de larga duración, la bonificación de 1.300 euros se eleva a 1.500 euros. (de El País)
Si se enfrenta a un despido, las reglas del juego son nuevas
La reforma laboral que entrará en vigor mañana, una vez se publique en el Boletín Oficial del Estado (BOE) al ser aprobada como un decreto ley por parte del Gobierno de Mariano Rajoy, no solo afectará a quienes logren un nuevo contrato. Todos los trabajadores, en mayor o menor medida, se enfrentan a unas nuevas reglas del juego dentro de un marco diferente al que había establecido el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero con la anterior reforma. El Ministerio de Empleo ha ofrecido las primeras pistas sobre los cambios en la normativa tras la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en la que participaron la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez.
¿Me afecta el contrato de 33 días?
Los trabajadores que logren un nuevo empleo, firmarán un contrato con una indemnización máxima por despido (por ejemplo, si se trata de un despido improcedente) de 33 días por año trabajado, con un tope de compensación de 24 mensualidades. Antes esa indemnización máxima era de 45 días y con el tope de 42 mensualidades. Es decir, si trabaja para su empresa a partir de mañana durante 10 años con un sueldo de 20.000 euros anuales, la indemnización máxima será aproximadamente de de 1.808 euros (correspondiente a 33 días de trabajo) multiplicado por 10, que son los años trabajados. 18.080 euros en total, frente a los 24.650 euros que hubiera cobrado con 45 días de indemnización.
Los trabajadores que ya tuvieran un contrato no se escapan de la reforma referente a los días de indemnización por despido. Si su contrato anterior recogía una indemnización máxima de 45 días por año trabajado, esa será su compensación, pero contando solo hasta ayer. A partir de ahora, los años que siga trabajando para su empresa le acumularán indemnización de 33 días. Es decir, si llevara 10 años trabajando para su empresa y lo despidieran el año próximo de manera improcedente (11 años en total), cobraría en dos tramos su compensación: el equivalente a diez años con 45 días de indemnización y el último, en el que ya funciona la reforma laboral, con 33 días de indemnización.
¿Será más fácil para las empresas despedirme?
Las empresas que quieran realizar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), y por tanto acogerse a pagar la indemnización mínima (20 días por año trabajado con un máximo de un año) no necesitarán el visto bueno de la Autoridad Laboral. Hasta ahora, la mayoría de compañías que querían aplicar un ERE pactaban con el comité de empresa las compensaciones, ya que de este modo, la autoridad laboral no se oponía si no existían irregularidades legales. Para lograr el pacto, las indemnizaciones solían ser más elevadas. Ahora, sin embrago, la empresa solicitará el ERE alegando una de las causas establecidas para lograrlo. Si existe conflicto con los trabajadores, solo un juez podrá parar el expediente.
Las causas que una empresa puede alegar para presentar un ERE se amplían. Por tanto, se amplían los casos en los que la empresa pagará la indemnización por despido procedente, la más baja (20 días por año trabajado y un tope de 12 mensualidades). Según ha explicado la ministra de Empleo, las empresas podrán hacer despidos colectivos no solo si ya están en pérdidas. También si tienen "pérdidas actuales o previstas" o una "disminución de ventas durante tres trimestres consecutivos".
¿Qué tipos de despido me pueden aplicar ahora?
Depende de si el despido se considera procedente o improcedente. Si es procedente (porque la empresa puede acogerse a causas económicas, organizativas, etc) la indemnización será de 20 días por año trabajado con un tope de 12 mensualidades.
Si el despido es considerado improcedente o logra un pacto con su empresa, podrá cobrar 45 días por año (un máximo de 42 mensualidades) por los años trabajados hasta hoy y a partir de mañana acumulará 33 días por año trabajado con tope de 24 meses. Si su contrato empieza mañana, y llega a ser despedido en el futuro de modo improcedente, cobrará 33 días por año trabajado con un máximo de 24 meses.
¿Podré encadenar en una empresa contratos temporales?
Como máximo durante 24 meses. A partir del 31 de diciembre, volverá estar prohibido mantener a un trabajador más allá de los dos años con contratos temporales.
¿Qué ventajas tendrán los jóvenes a la hora de lograr contratos?
La reforma quiere que las pequeñas y medianas empresas cuenten con jóvenes. Por eso, se les permitirá tener a los empleados de menos edad con un periodo de prueba de un año. Además, la empresa tendrá derecho a una deducción en su cuenta fiscal de 3.000 euros cuando contrate a su primer trabajador, siempre que tenga menos de 30 años. Si se trata de un un nuevo empresario quien contrata a su primer trabajador.
Las empresas (de cualquier tamaño) que contraten jóvenes de menos de 30 años, también tienen bonificación en las cuotas de la Seguridad Social que abonen por ellos. 1.000 euros en el primer año de contrato, de 1.100 euros en el segundo y de 1.200 euros en su tercer año de contrato.
¿Hay ayudas para contratar a parados de más de 45 años?
Hay bonificaciones en las cuotas de la Seguridad Social si se trata de desempleados de larga duración. La empresa podrá ahorrarse 1.300 euros al año los tres primeros años de su contratación.
¿Qué tendrá que hacer la empresa para reducirme la jornada laboral?
La empresa podrá realizar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que suponga la reducción de la jornada laboral sin acudir a la Autoridad Laboral, como venía siendo necesario hasta ahora. Aparte de todo lo que se negocie a un nivel superior, el empresario y los representantes de los trabajadores pueden consensuar un convenio propio que se adapte a sus peculiaridades.
Si soy un parado con prestación, ¿a qué estoy obligado?
La nueva normativa prevé que los parados que formen parte de las listas del Inem y estén cobrando las prestaciones puedan "realizar servicios de interés general en beneficio de la comunidad a través de convenios con las Administraciones Públicas". Gracias a este resquicio legal, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, podrá tirar de parados para que trabajen en bibliotecas u otros servicios públicos. Botella había pedido voluntarios para estas tareas. El Gobierno pretende controlar las bajas injustificadas y las incapacidades temporales a través de las mutuas de trabajo.
¿Tengo derecho a formación?
Todos los trabajadores tendrán derecho a 20 horas de formación anuales pagadas por la empresa. Se amplía hasta los 30 años el contrato de formación y aprendizaje, hasta que el paro baje del 15%.
¿Las mujeres tienen ventajas a la hora de ser contratadas?
Las empresas de sectores tradicionalmente masculinos cuenta con algunas bonificaciones si contratan mujeres. Si se trata de mujeres de menos de 30 años, a las reducciones al paro de la Seguridad Social para los jóvenes, se les añaden otros 100 euros más (es decir, 1.100 euros de ayuda el primer año). Si se trata de mujeres de más de 45 años, en paro de larga duración, la bonificación de 1.300 euros se eleva a 1.500 euros. (de El País)
sábado, 11 de febrero de 2012
La oficina de la ONU para los derechos humanos pide derogar la ley española de amnistía
La oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pilay, ha pedido al Estado español la derogación de la ley de amnistía de 1977 porque incumple la normativa internacional en materia de derechos humanos.
"España está obligada, bajo la ley internacional, a investigar las graves violaciones de los Derechos Humanos, incluidas las cometidas durante el régimen de Franco, y a procesar y castigar a los responsables si todavía están vivos", ha afirmado el portavoz de Pillay, Rupert Colville, durante una rueda de prensa en Ginebra.
Además, según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, existe un deber hacia las víctimas, que tienen "derecho de reparación".
Colville ha recordado que, conforme a una recomendación de 2009 de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, "España debe derogar su ley de amnistía, puesto que no es conforme con las leyes internacionales de derechos humanos". Dicha recomendación, elaborada por 18 expertos de la organización internacional, toma como base el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Político, ratificado por el Estado español en 1985.
La citada oficina ha descartado comentar la condena emitida contra Baltasar Garzón por el "caso Gürtel", pero, en alusión a la causa abierta en su contra por declararse competente para investigar los crimenes cometidos por el franquismo, ha opinado que "los jueces no deberían ser objeto de una investigación penal por hacer su trabajo", habida cuenta de que sus investigaciones, según la ONU, tratan de cumplir los estándares internacionales en la medida en que no cabe amnistía para "graves crímenes internacionales". 10/02/2012 20:34:00. Ginebra.
"España está obligada, bajo la ley internacional, a investigar las graves violaciones de los Derechos Humanos, incluidas las cometidas durante el régimen de Franco, y a procesar y castigar a los responsables si todavía están vivos", ha afirmado el portavoz de Pillay, Rupert Colville, durante una rueda de prensa en Ginebra.
Además, según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, existe un deber hacia las víctimas, que tienen "derecho de reparación".
Colville ha recordado que, conforme a una recomendación de 2009 de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, "España debe derogar su ley de amnistía, puesto que no es conforme con las leyes internacionales de derechos humanos". Dicha recomendación, elaborada por 18 expertos de la organización internacional, toma como base el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Político, ratificado por el Estado español en 1985.
La citada oficina ha descartado comentar la condena emitida contra Baltasar Garzón por el "caso Gürtel", pero, en alusión a la causa abierta en su contra por declararse competente para investigar los crimenes cometidos por el franquismo, ha opinado que "los jueces no deberían ser objeto de una investigación penal por hacer su trabajo", habida cuenta de que sus investigaciones, según la ONU, tratan de cumplir los estándares internacionales en la medida en que no cabe amnistía para "graves crímenes internacionales". 10/02/2012 20:34:00. Ginebra.
viernes, 10 de febrero de 2012
El PP pide respeto para el Supremo mientras los partidos de izquierda critican la condena a Garzón
Aguirre:"Creo que es un día muy alegre para la democracia y no muy triste".
Cayo Lara (Izquierda Unida): "Hoy es un día triste para la justicia española y para los demócratas". "Nos llama poderosamente la atención la celeridad del Supremo para condenar a un juez que persigue delitos de presunta corrupción mientras los presuntos corruptos todavía no se han sentado en el banquillo".
Gaspar Llamazares (IU): "Es una injusticia monstruosa". "Un un linchamiento y un escándalo". Leer más aquí en El País.
Los del brindis. Los jueces que se enfrentan a las mafias, como los fiscales y policías, están solos ante el peligro. Leer todo el artículo de Manuel Rivas en El País.
Dirán lo que quieran los jueces, pero este es el juez. Y ahí lo ven, sacrificado en una pira en cuyo encendido han ido colaborando muchos, hasta la sentencia final... por ahora. ... El Juez.
Cayo Lara (Izquierda Unida): "Hoy es un día triste para la justicia española y para los demócratas". "Nos llama poderosamente la atención la celeridad del Supremo para condenar a un juez que persigue delitos de presunta corrupción mientras los presuntos corruptos todavía no se han sentado en el banquillo".
"Vamos a tener dificultades para explicarles a nuestros hijos que los buenos fueron condenados y los malos no se han sentado en el banquillo".
Gaspar Llamazares (IU): "Es una injusticia monstruosa". "Un un linchamiento y un escándalo". Leer más aquí en El País.
Los del brindis. Los jueces que se enfrentan a las mafias, como los fiscales y policías, están solos ante el peligro. Leer todo el artículo de Manuel Rivas en El País.
Dirán lo que quieran los jueces, pero este es el juez. Y ahí lo ven, sacrificado en una pira en cuyo encendido han ido colaborando muchos, hasta la sentencia final... por ahora. ... El Juez.
Juan Cruz, en El País.
jueves, 9 de febrero de 2012
Garzón condenado a 11 años de inhabilitación
El juez Baltasar Garzón ha sido condenado a 11 años de inhabilitación por las escuchas en prisión a los corruptos del caso Gürtel, trama vinculada al PP, lo que implica su expulsión de la carrera judicial. La condena añade además el pago de una multa y las costas. En una sentencia durísima, los jueces del Supremo acusan a Garzón de haber utilizado “prácticas de regímenes totalitarios” utilizando los mismos argumentos que el juez instructor, Alberto Jorge Barreiro. Garzón, según su abogado, Francisco Baena Bocanegra, está "desolado" y estudia ya si recurre ante el Constitucional.
Para sus jueces, Garzón causó “una drástica e injustificada reducción del derecho de defensa y demás derechos afectados anejos al mismo”. La sentencia homenajea al instructor Alberto Jorge Barreiro, al utilizar sus palabras y tildar de “laminación” de esos derechos la disposición de las escuchas. Incluso utiliza sus mismos razonamientos en el sentido de que Garzón habría “colocado a todo el proceso penal español, teóricamente dotado de las garantías constitucionales y legales propias de un Estado de Derecho contemporáneo, al nivel de sistemas políticos y procesales característicos de tiempos ya superados”.
También le atribuye prácticas que en los tiempos actuales solo se encuentran en los regímenes totalitarios en los que todo se considera válido para obtener la información que interesa, o se supone que interesa, al Estado, prescindiendo de las mínimas garantías efectivas para los ciudadanos y convirtiendo de esta forma las previsiones constitucionales y legales sobre el particular en meras proclamaciones vacías de contenido”.
Según la sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Miguel Colmenero, “ninguno de los métodos de interpretación del derecho usualmente admitidos que hubiera podido seguir el acusado respecto de esos preceptos, le habría conducido a concluir de forma razonada que es posible restringir sustancialmente el derecho de defensa, con los devastadores efectos que ocasiona en el núcleo de la estructura del proceso penal, en las condiciones en que lo hizo”,...
Leer todo aquí en El País.
Opiniones de algunos juristas extranjeros; Henrik Janbell y Caroline Edelstam, aquí.
Para sus jueces, Garzón causó “una drástica e injustificada reducción del derecho de defensa y demás derechos afectados anejos al mismo”. La sentencia homenajea al instructor Alberto Jorge Barreiro, al utilizar sus palabras y tildar de “laminación” de esos derechos la disposición de las escuchas. Incluso utiliza sus mismos razonamientos en el sentido de que Garzón habría “colocado a todo el proceso penal español, teóricamente dotado de las garantías constitucionales y legales propias de un Estado de Derecho contemporáneo, al nivel de sistemas políticos y procesales característicos de tiempos ya superados”.
También le atribuye prácticas que en los tiempos actuales solo se encuentran en los regímenes totalitarios en los que todo se considera válido para obtener la información que interesa, o se supone que interesa, al Estado, prescindiendo de las mínimas garantías efectivas para los ciudadanos y convirtiendo de esta forma las previsiones constitucionales y legales sobre el particular en meras proclamaciones vacías de contenido”.
Según la sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Miguel Colmenero, “ninguno de los métodos de interpretación del derecho usualmente admitidos que hubiera podido seguir el acusado respecto de esos preceptos, le habría conducido a concluir de forma razonada que es posible restringir sustancialmente el derecho de defensa, con los devastadores efectos que ocasiona en el núcleo de la estructura del proceso penal, en las condiciones en que lo hizo”,...
Leer todo aquí en El País.
Opiniones de algunos juristas extranjeros; Henrik Janbell y Caroline Edelstam, aquí.
miércoles, 8 de febrero de 2012
Más allá de la crisis
De lo que quisiera hablarles [1] no es tanto de la crisis actual como de lo que está ocurriendo más allá de la crisis: de algo que se nos oculta tras su apariencia. Para explicarlo necesitaré empezar un tanto atrás en el tiempo.
Nos educamos con una visión de la historia que hacía del progreso la base de una explicación global de la evolución humana. Primero en el terreno de la producción de bienes y riquezas: la humanidad había avanzado hasta la abundancia de los tiempos modernos a través de las etapas de la revolución neolítica y la revolución industrial. Después había venido la lucha por las libertades y por los derechos sociales, desde la Revolución francesa hasta la victoria sobre el fascismo en la Segunda guerra mundial, que permitió el asentamiento del estado de bienestar. No me estoy refiriendo a una visión sectaria de la izquierda, ni menos aun marxista, sino a algo tan respetable como lo que los anglosajones llaman la visión whig de la historia, según la cual, cito por la wikipedia, “se representa el pasado como una progresión inevitable hacia cada vez más libertad y más ilustración”.
Hasta cierto punto esto era verdad, pero no era, como se nos decía, el fruto de una regla interna de la evolución humana que implicaba que el avance del progreso fuese inevitable –la ilusión de que teníamos la historia de nuestro lado, lo que nos consolaba de cada fracaso-, sino la consecuencia de unos equilibrios de fuerzas en que las victorias alcanzadas eran menos el fruto de revoluciones triunfantes, que el resultado de pactos y concesiones obtenidos de las clases dominantes, con frecuencia a través de los sindicatos, a cambio de evitar una auténtica revolución que transformase por completo las cosas.
Para decirlo simplemente, desde la Revolución francesa hasta los años setenta del siglo pasado las clases dominantes de nuestra sociedad vivieron atemorizadas por fantasmas que perturbaban su sueño, llevándoles a temer que podían perderlo todo a manos de un enemigo revolucionario: primero fueron los jacobinos, después los carbonarios, los masones, más adelante los anarquistas y finalmente los comunistas. Eran en realidad amenazas fantasmales, que no tenían posibilidad alguna de convertirse en realidad; pero ello no impide que el miedo que despertaban fuese auténtico.
En un articulo sobre la situación actual de Italia publicado en La Vanguardia el pasado mes de octubre se podía leer: “los beneficios sociales fueron el fruto de un pacto político durante la guerra fría”. No sólo durante la guerra fría, a no ser que hablemos de una “guerra” de doscientos años, desde la revolución francesa para acá. Lo que este reconocimiento significa, por otra parte, es que ahora no tienen ya inconveniente en confesar que nos engañaron: que no se trataba de establecer un sistema que nos garantizase un futuro indefinido de mejora para todos, sino que sólo les interesaba neutralizar a los disidentes mientras eliminaban cualquier riesgo de subversión.
Los miedos que perturbaron los sueños de la burguesía a lo largo de cerca de doscientos años se acabaron en los setenta del siglo pasado. Cada vez estaba más claro que ni los comunistas estaban por hacer revoluciones –en 1968 se habían desentendido de la de París y habían aplastado la de Praga-, ni tenían la fuerza suficiente para imponerse en el escenario de la guerra fría. Fue a partir de entonces cuando, habiendo perdido el miedo a la revolución, los burgueses decidieron que no necesitaban seguir haciendo concesiones. Y así siguen hoy.
Déjenme examinar esta cuestión en su última etapa. El período de 1945 a 1975 había sido en el conjunto de los países desarrollados una época en que un reparto más equitativo de los ingresos había permitido mejorar la suerte de la mayoría. Los salarios crecían al mismo ritmo a que aumentaba la productividad, y con ellos crecía la demanda de bienes de consumo por parte de los asalariados, lo cual conducía a un aumento de la producción. Es lo que Robert Reich, que fue secretario de Trabajo con Clinton, describe como el acuerdo tácito por el que “los patronos pagaban a sus trabajadores lo suficiente para que éstos comprasen lo que sus patronos vendían”. Era, se ha dicho, “una democracia de clase media” que implicaba “un contrato social no escrito entre el trabajo, los negocios y el gobierno, entre las élites y las masas”, que garantizaba un reparto equitativo de los aumentos en la riqueza.
Esta tendencia se invirtió en los años setenta, después de la crisis del petróleo, que sirvió de pretexto para iniciar el cambio. La primera consecuencia de la crisis económica había sido que la producción industrial del mundo disminuyera en un diez por ciento y que millones de trabajadores quedaran en paro, tanto en Europa occidental como en los Estados Unidos. Estos fueron, por esta razón, años de conmoción social, con los sindicatos movilizados en Europa en defensa de los intereses de los trabajadores, lo que permitió retrasar aquí unas décadas los cambios que se estaban produciendo ya en los Estados Unidos y en Gran Bretaña, donde los empresarios, bajo el patrocinio de Ronald Reagan y de la señora Thatcher, decidieron que éste era el momento para iniciar una política de lucha contra los sindicatos, de desguace del estado de bienestar y de liberalización de la actividad empresarial.
La lucha contra los sindicatos se completó con una serie de acuerdos de libertad de comercio que permitieron deslocalizar la producción a otros países, donde los salarios eran más bajos y los controles sindicales más débiles, e importar sus productos, con lo que los empresarios no sólo hacían mayores beneficios, al disminuir sus costes de producción, sino que debilitaban la capacidad de los obreros de su país para luchar por la mejora de sus condiciones de trabajo y de su remuneración: los salarios reales bajaron en un 7 por ciento de 1976 a 2007 en los Estados Unidos, y lo han seguido haciendo después de la crisis.
Así se inició lo que Paul Krugman ha llamado “la gran divergencia”, el proceso por el cual se produjo un enriquecimiento considerable del 1 por ciento de los más ricos y el empobrecimiento de todos los demás. En los Estados Unidos, que citaré con frecuencia por dos razones –porque disponemos de buenas estadísticas sobre su evolución y porque lo que sucede allí es el anuncio de lo que va a pasar aquí más adelante-, se pudo ver en vísperas de la crisis de 2008 que este 1 por ciento de los más ricos recibía el 53 por ciento de todos los ingresos (esto es más que el 99 por ciento restante),...
seguir aquí el artículo de Josep Fontana.
Y una crítica a algunas afirmaciones vertidas al final de la conferencia, aquí.
Nos educamos con una visión de la historia que hacía del progreso la base de una explicación global de la evolución humana. Primero en el terreno de la producción de bienes y riquezas: la humanidad había avanzado hasta la abundancia de los tiempos modernos a través de las etapas de la revolución neolítica y la revolución industrial. Después había venido la lucha por las libertades y por los derechos sociales, desde la Revolución francesa hasta la victoria sobre el fascismo en la Segunda guerra mundial, que permitió el asentamiento del estado de bienestar. No me estoy refiriendo a una visión sectaria de la izquierda, ni menos aun marxista, sino a algo tan respetable como lo que los anglosajones llaman la visión whig de la historia, según la cual, cito por la wikipedia, “se representa el pasado como una progresión inevitable hacia cada vez más libertad y más ilustración”.
Hasta cierto punto esto era verdad, pero no era, como se nos decía, el fruto de una regla interna de la evolución humana que implicaba que el avance del progreso fuese inevitable –la ilusión de que teníamos la historia de nuestro lado, lo que nos consolaba de cada fracaso-, sino la consecuencia de unos equilibrios de fuerzas en que las victorias alcanzadas eran menos el fruto de revoluciones triunfantes, que el resultado de pactos y concesiones obtenidos de las clases dominantes, con frecuencia a través de los sindicatos, a cambio de evitar una auténtica revolución que transformase por completo las cosas.
Para decirlo simplemente, desde la Revolución francesa hasta los años setenta del siglo pasado las clases dominantes de nuestra sociedad vivieron atemorizadas por fantasmas que perturbaban su sueño, llevándoles a temer que podían perderlo todo a manos de un enemigo revolucionario: primero fueron los jacobinos, después los carbonarios, los masones, más adelante los anarquistas y finalmente los comunistas. Eran en realidad amenazas fantasmales, que no tenían posibilidad alguna de convertirse en realidad; pero ello no impide que el miedo que despertaban fuese auténtico.
En un articulo sobre la situación actual de Italia publicado en La Vanguardia el pasado mes de octubre se podía leer: “los beneficios sociales fueron el fruto de un pacto político durante la guerra fría”. No sólo durante la guerra fría, a no ser que hablemos de una “guerra” de doscientos años, desde la revolución francesa para acá. Lo que este reconocimiento significa, por otra parte, es que ahora no tienen ya inconveniente en confesar que nos engañaron: que no se trataba de establecer un sistema que nos garantizase un futuro indefinido de mejora para todos, sino que sólo les interesaba neutralizar a los disidentes mientras eliminaban cualquier riesgo de subversión.
Los miedos que perturbaron los sueños de la burguesía a lo largo de cerca de doscientos años se acabaron en los setenta del siglo pasado. Cada vez estaba más claro que ni los comunistas estaban por hacer revoluciones –en 1968 se habían desentendido de la de París y habían aplastado la de Praga-, ni tenían la fuerza suficiente para imponerse en el escenario de la guerra fría. Fue a partir de entonces cuando, habiendo perdido el miedo a la revolución, los burgueses decidieron que no necesitaban seguir haciendo concesiones. Y así siguen hoy.
Déjenme examinar esta cuestión en su última etapa. El período de 1945 a 1975 había sido en el conjunto de los países desarrollados una época en que un reparto más equitativo de los ingresos había permitido mejorar la suerte de la mayoría. Los salarios crecían al mismo ritmo a que aumentaba la productividad, y con ellos crecía la demanda de bienes de consumo por parte de los asalariados, lo cual conducía a un aumento de la producción. Es lo que Robert Reich, que fue secretario de Trabajo con Clinton, describe como el acuerdo tácito por el que “los patronos pagaban a sus trabajadores lo suficiente para que éstos comprasen lo que sus patronos vendían”. Era, se ha dicho, “una democracia de clase media” que implicaba “un contrato social no escrito entre el trabajo, los negocios y el gobierno, entre las élites y las masas”, que garantizaba un reparto equitativo de los aumentos en la riqueza.
Esta tendencia se invirtió en los años setenta, después de la crisis del petróleo, que sirvió de pretexto para iniciar el cambio. La primera consecuencia de la crisis económica había sido que la producción industrial del mundo disminuyera en un diez por ciento y que millones de trabajadores quedaran en paro, tanto en Europa occidental como en los Estados Unidos. Estos fueron, por esta razón, años de conmoción social, con los sindicatos movilizados en Europa en defensa de los intereses de los trabajadores, lo que permitió retrasar aquí unas décadas los cambios que se estaban produciendo ya en los Estados Unidos y en Gran Bretaña, donde los empresarios, bajo el patrocinio de Ronald Reagan y de la señora Thatcher, decidieron que éste era el momento para iniciar una política de lucha contra los sindicatos, de desguace del estado de bienestar y de liberalización de la actividad empresarial.
La lucha contra los sindicatos se completó con una serie de acuerdos de libertad de comercio que permitieron deslocalizar la producción a otros países, donde los salarios eran más bajos y los controles sindicales más débiles, e importar sus productos, con lo que los empresarios no sólo hacían mayores beneficios, al disminuir sus costes de producción, sino que debilitaban la capacidad de los obreros de su país para luchar por la mejora de sus condiciones de trabajo y de su remuneración: los salarios reales bajaron en un 7 por ciento de 1976 a 2007 en los Estados Unidos, y lo han seguido haciendo después de la crisis.
Así se inició lo que Paul Krugman ha llamado “la gran divergencia”, el proceso por el cual se produjo un enriquecimiento considerable del 1 por ciento de los más ricos y el empobrecimiento de todos los demás. En los Estados Unidos, que citaré con frecuencia por dos razones –porque disponemos de buenas estadísticas sobre su evolución y porque lo que sucede allí es el anuncio de lo que va a pasar aquí más adelante-, se pudo ver en vísperas de la crisis de 2008 que este 1 por ciento de los más ricos recibía el 53 por ciento de todos los ingresos (esto es más que el 99 por ciento restante),...
seguir aquí el artículo de Josep Fontana.
Y una crítica a algunas afirmaciones vertidas al final de la conferencia, aquí.
martes, 7 de febrero de 2012
Del pub a la prisión, el Londres de Dickens
Hoy se celebra el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens, uno de los escritores más famosos del mundo.
Muchas de las novelas de Dickens fueron inspiradas en observaciones y experiencias propias, como las vividas en el Southwark, sureste de Londres.
Su padre estuvo preso en la cárcel de Marshalsea para deudores, edificio que se encontraba junto a la Iglesia de San Jorge en la calle Borough High.
La cárcel y la iglesia aparecen muchas veces en una de sus novelas: La pequeña Dorrit.
En este video de BBC Mundo, el actor Edward Petherbridge y Tony Williams, de la Asociación Dickens nos llevan de paseo por esos lugares. Charles Dickens y una pobreza que genera millones
Hoy 7 de febrero de 2012 se celebra el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens. Fue un famoso novelista inglés y uno de los más conocidos de la literatura universal.
Supo manejar la narración, el humor, la descripción de lugares verdaderos e imaginarios y creo muchos personajes que los describía tan bien que parecían reales.
Escribió muchos libros. En sus novelas, Dickens denunció a menudo los abusos y la miseria social de su tiempo.
-¿Cuándo naciste?
Nací el 7 de febrero de 1812
-¿Dónde naciste?
-Nací en Portsmouth, Gran Bretaña.
-¿Qué recuerdos tienes de tu infancia?
-Mi infancia fue desagradable. Detuvieron a mi padre por deudas y por eso tuve que dejar la escuela a los doce años e ir a trabajar a una fábrica de tintes y calzados. Me sentí humillado, aunque luego pude dejar la fábrica y volver a la escuela gracias a la herencia de mi abuela.
-¿Dónde estudiabas para ser escritor?
-Mi formación la hice de forma autodidacta.
-¿Cuál fue una de tus principales aficiones?
-Una de mis grandes aficiones fue la lectura. Era un apasionado de las novelas picarescas. Mis escritores favoritos eran Henry Fielding y Tobias Smollett y mis libros favoritos eran Robinson Crusoe y Don Quijote de la Mancha.
-¿Trabajaste en algún otro lugar?
-Si, en 1827 trabajé de abogado y después de reportero.
-¿Te casaste con alguien?
-Sí, con Catherine Hogarth y tuve 10 hijos.
-¿Te ganabas la vida como escritor?
-Sí, además de reportero escribía, bajo el seudónimo de Boz, artículos sobre la vida en Londres.
-¿Cuál fue tu peor época?
-Mi peor época fue en 1850 porque tuve problemas de salud. También se murió mi hija, mi padre y mi hermana.
-¿Cuándo falleciste?
-Fallecí en 9 de junio de 1870 en Gad’s Hill y fui enterrado en la abadía de Westminster (gran monumento de Londres donde se entierran grandes personajes y reyes).
Lorenzo, Julia y Lucía. (del blog Aula de desarrollo de capacidades)
Más sobre Charles Dickens.
Muchas de las novelas de Dickens fueron inspiradas en observaciones y experiencias propias, como las vividas en el Southwark, sureste de Londres.
Su padre estuvo preso en la cárcel de Marshalsea para deudores, edificio que se encontraba junto a la Iglesia de San Jorge en la calle Borough High.
La cárcel y la iglesia aparecen muchas veces en una de sus novelas: La pequeña Dorrit.
En este video de BBC Mundo, el actor Edward Petherbridge y Tony Williams, de la Asociación Dickens nos llevan de paseo por esos lugares. Charles Dickens y una pobreza que genera millones
Hoy 7 de febrero de 2012 se celebra el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens. Fue un famoso novelista inglés y uno de los más conocidos de la literatura universal.
Supo manejar la narración, el humor, la descripción de lugares verdaderos e imaginarios y creo muchos personajes que los describía tan bien que parecían reales.
Escribió muchos libros. En sus novelas, Dickens denunció a menudo los abusos y la miseria social de su tiempo.
-¿Cuándo naciste?
Nací el 7 de febrero de 1812
-¿Dónde naciste?
-Nací en Portsmouth, Gran Bretaña.
-¿Qué recuerdos tienes de tu infancia?
-Mi infancia fue desagradable. Detuvieron a mi padre por deudas y por eso tuve que dejar la escuela a los doce años e ir a trabajar a una fábrica de tintes y calzados. Me sentí humillado, aunque luego pude dejar la fábrica y volver a la escuela gracias a la herencia de mi abuela.
-¿Dónde estudiabas para ser escritor?
-Mi formación la hice de forma autodidacta.
-¿Cuál fue una de tus principales aficiones?
-Una de mis grandes aficiones fue la lectura. Era un apasionado de las novelas picarescas. Mis escritores favoritos eran Henry Fielding y Tobias Smollett y mis libros favoritos eran Robinson Crusoe y Don Quijote de la Mancha.
-¿Trabajaste en algún otro lugar?
-Si, en 1827 trabajé de abogado y después de reportero.
-¿Te casaste con alguien?
-Sí, con Catherine Hogarth y tuve 10 hijos.
-¿Te ganabas la vida como escritor?
-Sí, además de reportero escribía, bajo el seudónimo de Boz, artículos sobre la vida en Londres.
-¿Cuál fue tu peor época?
-Mi peor época fue en 1850 porque tuve problemas de salud. También se murió mi hija, mi padre y mi hermana.
-¿Cuándo falleciste?
-Fallecí en 9 de junio de 1870 en Gad’s Hill y fui enterrado en la abadía de Westminster (gran monumento de Londres donde se entierran grandes personajes y reyes).
Lorenzo, Julia y Lucía. (del blog Aula de desarrollo de capacidades)
Más sobre Charles Dickens.
lunes, 6 de febrero de 2012
Hoy en el "New York Times": "Procesar a Garzón es una ofensa a la justicia y a la historia"
Parece que por fin a la derecha no democrática, dogmática, totalitaria y dictatorial se ha metido en un callejón sin salida de desprestigio internacional. En una editorial del día 5 del NYT (Ya colgada en este blog ese día), el diario de más prestigio de los EE.UU., y también mundial, lanza una desautorización hacia el tribunal que juzga a Garzón por haber intentado atender las demandas de los familiares de asesinados en la guerra civil y después de la guerra y que continúan en fosas perdidas por campos y cunetas.
El recurso al universal derecho de amparo, al que todo tribunal tiene obligación de atender, aquí se ha ignorado sistemáticamente y lo que es más chocante e injusto, cuando un juez pretende abrir una investigación para procurar ese amparo, se ve increíblemente sometido a juicio y retirado de su función de juez. Ya la justicia europea había condenado los hechos como injustos y que no prescriben por su propia naturaleza.
El país lo comenta:
"La verdad a juicio en España". Así se titula el editorial que el prestigioso diario estadounidense The New York Times publica hoy en defensa del juez Baltasar Garzón. "España es ahora una democracia viva, pero el juicio contra Baltasar Garzón iniciado la pasada semana [el de la memoria histórica] es un preocupante eco del pensamiento totalitario de la era de Franco", asegura la cabecera para quien el juez estaba amparado por el derecho internacional cuando estableció que ante crímenes contra la humanidad no podían aplicarse leyes de amnistía.
"Miles de fosas siguen cerradas", recuerda el diario NYT.
...el Tribunal Supremo "nunca debió haber aceptado este caso", abierto, recuerdan, tras la denuncia de "dos grupos de extrema derecha".
El diario llama también la atención sobre el hecho de que en España, "donde los procesos contra magistrados son poco frecuentes", un solo juez tenga tres causas abiertas, lo que "podría frenar la independencia judicial"... "El juez Garzón es a veces innegablemente ambicioso, pero procesarle por investigar en los crímenes de la era franquista es una ofensa a la justicia y a la historia. El Tribunal Supremo debe absolverle", concluye el periódico...
Leer más aquí en El País.
Leer más sobre el juicio.
El recurso al universal derecho de amparo, al que todo tribunal tiene obligación de atender, aquí se ha ignorado sistemáticamente y lo que es más chocante e injusto, cuando un juez pretende abrir una investigación para procurar ese amparo, se ve increíblemente sometido a juicio y retirado de su función de juez. Ya la justicia europea había condenado los hechos como injustos y que no prescriben por su propia naturaleza.
El país lo comenta:
"La verdad a juicio en España". Así se titula el editorial que el prestigioso diario estadounidense The New York Times publica hoy en defensa del juez Baltasar Garzón. "España es ahora una democracia viva, pero el juicio contra Baltasar Garzón iniciado la pasada semana [el de la memoria histórica] es un preocupante eco del pensamiento totalitario de la era de Franco", asegura la cabecera para quien el juez estaba amparado por el derecho internacional cuando estableció que ante crímenes contra la humanidad no podían aplicarse leyes de amnistía.
"Miles de fosas siguen cerradas", recuerda el diario NYT.
...el Tribunal Supremo "nunca debió haber aceptado este caso", abierto, recuerdan, tras la denuncia de "dos grupos de extrema derecha".
El diario llama también la atención sobre el hecho de que en España, "donde los procesos contra magistrados son poco frecuentes", un solo juez tenga tres causas abiertas, lo que "podría frenar la independencia judicial"... "El juez Garzón es a veces innegablemente ambicioso, pero procesarle por investigar en los crímenes de la era franquista es una ofensa a la justicia y a la historia. El Tribunal Supremo debe absolverle", concluye el periódico...
Leer más aquí en El País.
Leer más sobre el juicio.
En 'La economía del miedo', de Joaquín Estefanía, hay política e ideología, economía, números y pinceladas de sociología, pero también un libro cargado de historias
La historia de Florence Owens Thompson. Sin saber nada de economía, Florence Owens Thompson es probablemente quien mejor ha explicado la Gran Depresión, la feroz crisis de los años treinta del siglo pasado. Y sin malgastar una sola palabra: acababa de vender las llantas de su coche para alimentar a su famélica prole cuando quedó inmortalizada en una fotografía que se ha convertido en la imagen icónica de aquella crisis. La imagen del miedo: una mujer de 32 años junto a sus hijos, con la mirada perdida y ese gesto de desaliento e incertidumbre en sus ojos claros. Ahí hay un pedazo de historia. La economía del miedo, del exdirector de este periódico -El País- Joaquín Estefanía, arranca con esa foto. "Este es un libro de política económica", escribe Estefanía a la que uno se arranca con las primeras páginas. Sí y no: hay política e ideología, economía, números y pinceladas de sociología, pero también un libro cargado de historias.
"Para contar cualquier historia se necesitan los impulsos de ordenar y dar forma, propios de la ficción, aunque la historia tenga la misma profunda improbabilidad que la vida", dice el novelista John Lanchester para justificar por qué dejó de lado la ficción durante un tiempo para acabar firmando uno de los mejores libros de esta crisis (¡Huy!, Anagrama). En el caso de la Gran Recesión actual, esa improbabilidad era tan grande que los modelos estadísticos del todopoderoso Goldman Sachs demostraban que era prácticamente imposible que algo así ocurriera. La Gran Recesión ha sido una crisis con mil caras distintas. La miopía de los financieros y de esos científicos sociales llamados economistas, "encerrados en un onanismo experimental durante años", forma parte del material del que está hecho el ensayo de Estefanía. Pero el hilo conductor de la crónica del último lustro, por encima de todos, es el miedo.
"El miedo ha sido siempre fiel aliado del poder. Nos han inoculado el miedo a la inseguridad económica, al paro, al otro, al que viene a disputar los pocos empleos que se crean… Y ese miedo, que adopta rostros inéditos, da paso al cabreo y a la indignación: estamos entrando con lentitud en esa segunda fase", avisaba Estefanía en una entrevista. La idea viene de lejos: Naomi Klein la apuntó en La doctrina del shock, y el propio autor ya escribió una columna premonitoria, meses después del atentado a las Torres Gemelas. Entonces la raíz de ese miedo era diferente. Pero la narrativa que ese temor instala en las sociedades es la misma.
nuestros representantes, aquellos a quienes la sociedad ha elegido para resolver los problemas, no pueden hacerlo porque las decisiones ya no se toman en los parlamentos, sino en territorios más alejados: los espectrales mercados.
... Estefanía castiga a derecha e izquierda, por los efectos devastadores de la revolución conservadora y del Consenso de Washington, pero también por "el debilitamiento de la socialdemocracia, incapaz de elaborar un relato alternativo al económico". Al cabo, fueron los Bill Clinton, los Toni Blair, los Gerhard Schröder y alguno más quienes no se alejaron del discurso economicista instaurado en los años de Reagan y Thatcher. Estefanía señala que en lo peor de la Gran Recesión, cuando la peor de las pesadillas pudo convertirse en realidad, sí hubo una vuelta al keynesianismo. Pero ese movimiento pendular ha durado poco: el retroceso pacífico de la economía a favor del mercado es evidente. El autor reivindica a Keynes, a Hyman Minsky y a los pepito grillo contemporáneos: Paul Krugman y Joseph Stiglitz. Y reclama la vuelta de la política (como Xosé Carlos Arias y Antón Costas en La torre de la arrogancia): "La autorregulación es una farsa: la enfermedad infantil del capitalismo. Ya nadie se atreve a decir que el Estado es el problema y el mercado es la solución". (Error: después del triunfo del PP en las elecciones, esa era la tesis de la patronal en un acto organizado por FAES)...
En fin: vuelta a Florence Owens Thompson para cerrar esta historia. Por esa serie de fotografías —que dieron fama a Dorothea Lange—, un comprador pagó casi 300.000 dólares en una subasta de Sotheby’s. Eso era en octubre de 2005, cuando casi nadie ponía reparos a la exuberancia irracional del dios mercado, cuando los más brillantes economistas y políticos hablaban del fin de los ciclos económicos, de una era —la Gran Moderación—. La crisis es una bofetada de realidad que obliga a despertar. Pero los despertares no son iguales para todo el mundo. Leer más en El País.La economía del miedo, Joaquín Estefanía. Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2011. 348 páginas. 21 euros
"Para contar cualquier historia se necesitan los impulsos de ordenar y dar forma, propios de la ficción, aunque la historia tenga la misma profunda improbabilidad que la vida", dice el novelista John Lanchester para justificar por qué dejó de lado la ficción durante un tiempo para acabar firmando uno de los mejores libros de esta crisis (¡Huy!, Anagrama). En el caso de la Gran Recesión actual, esa improbabilidad era tan grande que los modelos estadísticos del todopoderoso Goldman Sachs demostraban que era prácticamente imposible que algo así ocurriera. La Gran Recesión ha sido una crisis con mil caras distintas. La miopía de los financieros y de esos científicos sociales llamados economistas, "encerrados en un onanismo experimental durante años", forma parte del material del que está hecho el ensayo de Estefanía. Pero el hilo conductor de la crónica del último lustro, por encima de todos, es el miedo.
"El miedo ha sido siempre fiel aliado del poder. Nos han inoculado el miedo a la inseguridad económica, al paro, al otro, al que viene a disputar los pocos empleos que se crean… Y ese miedo, que adopta rostros inéditos, da paso al cabreo y a la indignación: estamos entrando con lentitud en esa segunda fase", avisaba Estefanía en una entrevista. La idea viene de lejos: Naomi Klein la apuntó en La doctrina del shock, y el propio autor ya escribió una columna premonitoria, meses después del atentado a las Torres Gemelas. Entonces la raíz de ese miedo era diferente. Pero la narrativa que ese temor instala en las sociedades es la misma.
nuestros representantes, aquellos a quienes la sociedad ha elegido para resolver los problemas, no pueden hacerlo porque las decisiones ya no se toman en los parlamentos, sino en territorios más alejados: los espectrales mercados.
... Estefanía castiga a derecha e izquierda, por los efectos devastadores de la revolución conservadora y del Consenso de Washington, pero también por "el debilitamiento de la socialdemocracia, incapaz de elaborar un relato alternativo al económico". Al cabo, fueron los Bill Clinton, los Toni Blair, los Gerhard Schröder y alguno más quienes no se alejaron del discurso economicista instaurado en los años de Reagan y Thatcher. Estefanía señala que en lo peor de la Gran Recesión, cuando la peor de las pesadillas pudo convertirse en realidad, sí hubo una vuelta al keynesianismo. Pero ese movimiento pendular ha durado poco: el retroceso pacífico de la economía a favor del mercado es evidente. El autor reivindica a Keynes, a Hyman Minsky y a los pepito grillo contemporáneos: Paul Krugman y Joseph Stiglitz. Y reclama la vuelta de la política (como Xosé Carlos Arias y Antón Costas en La torre de la arrogancia): "La autorregulación es una farsa: la enfermedad infantil del capitalismo. Ya nadie se atreve a decir que el Estado es el problema y el mercado es la solución". (Error: después del triunfo del PP en las elecciones, esa era la tesis de la patronal en un acto organizado por FAES)...
En fin: vuelta a Florence Owens Thompson para cerrar esta historia. Por esa serie de fotografías —que dieron fama a Dorothea Lange—, un comprador pagó casi 300.000 dólares en una subasta de Sotheby’s. Eso era en octubre de 2005, cuando casi nadie ponía reparos a la exuberancia irracional del dios mercado, cuando los más brillantes economistas y políticos hablaban del fin de los ciclos económicos, de una era —la Gran Moderación—. La crisis es una bofetada de realidad que obliga a despertar. Pero los despertares no son iguales para todo el mundo. Leer más en El País.La economía del miedo, Joaquín Estefanía. Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2011. 348 páginas. 21 euros
La "otra" historia del mundo
Josep Fontana compone una historia total desde 1945 con la guerra fría como hilo conductor
El profesor Fontana en la fase más madura y fecunda de su capacidad como historiador ha acometido el proyecto más extenso, descomunal de manejo bibliográfico, casi infinito de sugerencias, apuntes e incluso revelaciones de toda su obra. Son de esperar en el futuro nuevas e importantes aportaciones del autor catalán, pero su historia del mundo desde 1945 marca un punto y aparte en su ya abundante producción.
l propósito del profesor Fontana ha sido el de equilibrar, contrarrestar o producir una narrativa que se oponga a las versiones dominantes, estándar, sobre el suceder de las últimas décadas. Es esta también una historia total en la que, inevitablemente, predomina lo político, el hecho superestructural, pero que está admirablemente fundido en lo que es también una historia económica, sociológica, de las mentalidades y de la cultura. Lo primero que probablemente ha de decidir el historiador al plantearse una obra de esta envergadura es dónde hacer el corte: cuánto entra, dónde y cómo del acontecer político, y cómo se hace la fusión con las grandes fuerzas en juego, el contexto en el que se desarrollan, y todo ello valorado con un permanente news analysis de los porqués de un pasado que sigue tan presente.
Ese vasto propósito tiene un hilo conductor -el grand récit- que es la llamada guerra fría, el enfrentamiento por actores interpuestos de las dos superpotencias que nacieron de la derrota de Alemania en 1945. Y el veredicto es inapelable: no hubo fuerzas que inexorablemente condujeran a ese enfrentamiento, sino una serie de errores, incomprensiones, y, sobre todo, planes disfuncionales, muy mayoritariamente del lado norteamericano, que condujeron al secular enfrentamiento por poderes. En esa narrativa, el presidente Truman y su secretario de Estado Dean Acheson -el que estuvo 'presente en la creación'- y, en menor medida, George F. Kennan, se mostraron claramente inferiores a su tarea. Y, aunque Josep Fontana no lo diga explícitamente, podría inferirse de ello que la guerra fría no hizo sino consolidar entre miedos e insuficiencias al bloque soviético, alargando, quizás, medio siglo la división de Europa y la supervivencia del estalinismo, así como imponer una hegemonía del mundo anglosajón raramente ejercida con prudencia.
No estamos ante un ensayo histórico, a la manera de la espléndida Europa ante el espejo, sino más bien ante una historia con ensayo, que se sostiene sobre una permanente tensión revisionista de tantas versiones homologadas solo por su repetición. Y en esa fusión de niveles de lectura,...
...el profesor Fontana ha completado un más difícil todavía con esta su otra historia del mundo: el libro de referencia en castellano sobre la materia seguramente para varias generaciones.
Por el bien del imperio. Una historia del mundo desde 1945. Josep Fontana. Pasado y Presente. Barcelona, 2011. 1.230 páginas. 39 euros. (De M. A. BASTENIER 28/01/2012 El País, Babelia)
El profesor Fontana en la fase más madura y fecunda de su capacidad como historiador ha acometido el proyecto más extenso, descomunal de manejo bibliográfico, casi infinito de sugerencias, apuntes e incluso revelaciones de toda su obra. Son de esperar en el futuro nuevas e importantes aportaciones del autor catalán, pero su historia del mundo desde 1945 marca un punto y aparte en su ya abundante producción.
l propósito del profesor Fontana ha sido el de equilibrar, contrarrestar o producir una narrativa que se oponga a las versiones dominantes, estándar, sobre el suceder de las últimas décadas. Es esta también una historia total en la que, inevitablemente, predomina lo político, el hecho superestructural, pero que está admirablemente fundido en lo que es también una historia económica, sociológica, de las mentalidades y de la cultura. Lo primero que probablemente ha de decidir el historiador al plantearse una obra de esta envergadura es dónde hacer el corte: cuánto entra, dónde y cómo del acontecer político, y cómo se hace la fusión con las grandes fuerzas en juego, el contexto en el que se desarrollan, y todo ello valorado con un permanente news analysis de los porqués de un pasado que sigue tan presente.
Ese vasto propósito tiene un hilo conductor -el grand récit- que es la llamada guerra fría, el enfrentamiento por actores interpuestos de las dos superpotencias que nacieron de la derrota de Alemania en 1945. Y el veredicto es inapelable: no hubo fuerzas que inexorablemente condujeran a ese enfrentamiento, sino una serie de errores, incomprensiones, y, sobre todo, planes disfuncionales, muy mayoritariamente del lado norteamericano, que condujeron al secular enfrentamiento por poderes. En esa narrativa, el presidente Truman y su secretario de Estado Dean Acheson -el que estuvo 'presente en la creación'- y, en menor medida, George F. Kennan, se mostraron claramente inferiores a su tarea. Y, aunque Josep Fontana no lo diga explícitamente, podría inferirse de ello que la guerra fría no hizo sino consolidar entre miedos e insuficiencias al bloque soviético, alargando, quizás, medio siglo la división de Europa y la supervivencia del estalinismo, así como imponer una hegemonía del mundo anglosajón raramente ejercida con prudencia.
No estamos ante un ensayo histórico, a la manera de la espléndida Europa ante el espejo, sino más bien ante una historia con ensayo, que se sostiene sobre una permanente tensión revisionista de tantas versiones homologadas solo por su repetición. Y en esa fusión de niveles de lectura,...
...el profesor Fontana ha completado un más difícil todavía con esta su otra historia del mundo: el libro de referencia en castellano sobre la materia seguramente para varias generaciones.
Por el bien del imperio. Una historia del mundo desde 1945. Josep Fontana. Pasado y Presente. Barcelona, 2011. 1.230 páginas. 39 euros. (De M. A. BASTENIER 28/01/2012 El País, Babelia)
domingo, 5 de febrero de 2012
Truth on Trial in Spain. La verdad a juicio en España.
Inglés.
Terrible crimes were committed during and after Spain’s 1936-39 civil war that no court has yet examined or judged. No one knows how many people were taken away, tortured and murdered. Now, one of Spain’s top investigating magistrates, Baltasar Garzón, is on trial for daring to open an inquiry into those atrocities.Spain is now a vibrant democracy, but Judge Garzón’s trial, which opened last week, is a disturbing echo of the Franco era’s totalitarian thinking. He faces criminal charges that could suspend him from the bench for 20 years for defying an amnesty enacted in 1977 to smooth the transition to democracy. He rightly counters that under international law, there can be no amnesty for crimes against humanity and that unsolved disappearances — thousands of mass graves are unopened — constitute a continuing crime.
In 2008, Judge Garzón briefly began an official inquiry, ordering the opening of 19 mass graves and symbolically indicting Gen. Francisco Franco and several former officials, none still alive, for the disappearance of more than 100,000 people. An appellate court shut the inquiry down. The next year, two far-right groups brought criminal charges against the judge for defying the amnesty law. The government’s prosecutor argued that no crime had been committed, but the Supreme Court accepted the case.
Separately, Judge Garzón faces criminal charges for rulings in two other politically charged cases. We cannot judge the merits of these. But criminal prosecution of magistrates for their rulings is rare in Spain, and could chill judicial independence.
Judge Garzón became famous for his prosecutions of Basque terrorists, Argentine torturers, Chile’s former dictator, Gen. Augusto Pinochet, and Spanish politicians. His powerful enemies now see a chance to end his career.
Judge Garzón is undeniably flamboyant and at times overreaches, but prosecuting him for digging into Franco-era crimes is an offense against justice and history. The Spanish Supreme Court never should have accepted this case. Now it must acquit him.
Español.
Crímenes terribles fueron cometidos durante y después de guerra civil de 1936-39 de España que ningún tribunal ha examinado o juzgado. Nadie sabe a cuántas personas se llevaron, torturaron y asesinaron. Ahora, uno de los jueces de instrucción, más importantes de España, Baltasar Garzón, está siendo juzgado por haberse atrevido a abrir una investigación sobre esas atrocidades.
España es ahora una democracia brillante, pero el juicio del juez Garzón, que abrió sus puertas la semana pasada, es un inquietante eco del pensamiento totalitario de la era de Franco. Se enfrenta a cargos penales que le podría suspender durante 20 años por desafiar a una amnistía promulgada en 1977 para facilitar la transición a la democracia. Con razón, los relatores dicen que, en virtud del derecho internacional, no puede haber amnistía para los crímenes de lesa humanidad y que las desapariciones no resueltas - miles de fosas comunes han sido abiertas - constituyen un delito continuado.
En 2008, el juez Garzón inició una breve investigación oficial, ordenando la apertura de 19 fosas comunes y acusando simbólicamente al general Francisco Franco, y varios ex funcionarios, ninguno ya con vida, por la desaparición de más de 100.000 personas. Un tribunal de apelaciones cerró la investigación. Al año siguiente, dos grupos de extrema derecha se querellaron contra el juez por desafiar la ley de amnistía. El Fiscal del gobierno argumentó que ningún crimen se había cometido, pero el Tribunal Supremo aceptó el caso.
Por otra parte, el juez Garzón se enfrenta a cargos penales por fallos en otros dos casos políticamente cargadas. No podemos juzgar los méritos de los mismos. Pero la persecución penal de los magistrados a sus resoluciones es poco frecuente en España, y podría dañar la independencia judicial.
El juez Garzón se hizo famoso por sus juicios contra terroristas vascos, torturadores argentinos, el ex dictador de Chile, general Augusto Pinochet, y los políticos españoles. Sus poderosos enemigos ahora ven una oportunidad para poner fin a su carrera.
El juez Garzón es sin duda llamativo y se extralimita a veces, pero perseguirlo por cavar en los crímenes del franquismo es un delito contra la justicia y la historia. El Tribunal Supremo español no debería haber aceptado este caso. Ahora bien, debe absolverlo.
España es ahora una democracia brillante, pero el juicio del juez Garzón, que abrió sus puertas la semana pasada, es un inquietante eco del pensamiento totalitario de la era de Franco. Se enfrenta a cargos penales que le podría suspender durante 20 años por desafiar a una amnistía promulgada en 1977 para facilitar la transición a la democracia. Con razón, los relatores dicen que, en virtud del derecho internacional, no puede haber amnistía para los crímenes de lesa humanidad y que las desapariciones no resueltas - miles de fosas comunes han sido abiertas - constituyen un delito continuado.
En 2008, el juez Garzón inició una breve investigación oficial, ordenando la apertura de 19 fosas comunes y acusando simbólicamente al general Francisco Franco, y varios ex funcionarios, ninguno ya con vida, por la desaparición de más de 100.000 personas. Un tribunal de apelaciones cerró la investigación. Al año siguiente, dos grupos de extrema derecha se querellaron contra el juez por desafiar la ley de amnistía. El Fiscal del gobierno argumentó que ningún crimen se había cometido, pero el Tribunal Supremo aceptó el caso.
Por otra parte, el juez Garzón se enfrenta a cargos penales por fallos en otros dos casos políticamente cargadas. No podemos juzgar los méritos de los mismos. Pero la persecución penal de los magistrados a sus resoluciones es poco frecuente en España, y podría dañar la independencia judicial.
El juez Garzón se hizo famoso por sus juicios contra terroristas vascos, torturadores argentinos, el ex dictador de Chile, general Augusto Pinochet, y los políticos españoles. Sus poderosos enemigos ahora ven una oportunidad para poner fin a su carrera.
El juez Garzón es sin duda llamativo y se extralimita a veces, pero perseguirlo por cavar en los crímenes del franquismo es un delito contra la justicia y la historia. El Tribunal Supremo español no debería haber aceptado este caso. Ahora bien, debe absolverlo.
NYT
Un debate bien vivo
Poco a poco, en una parte de la izquierda europea se ha abierto paso el gran tema de discusión: la necesidad de regular la libertad económica, tan necesitada de normas como la libertad política. Para ese sector, lo que ha llevado a la actual crisis ha sido la extraordinaria desregularización del mundo financiero que se promovió, casi sin critica, desde los años de Ronald Reagan y Margaret Thatcher y la evidencia de que fueron Gobiernos progresistas, como los de Bill Clinton y Tony Blair, los que le dieron el empujón definitivo, aceptando la cada vez mayor ausencia de reglas y la progresiva desaparición del papel del Estado como garante de esas reglas.
Leer más a Soledad Gallego en El País.
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Un debate bien vivo
Poco a poco, en una parte de la izquierda europea se ha abierto paso el gran tema de discusión: la necesidad de regular la libertad económica, tan necesitada de normas como la libertad política. Para ese sector, lo que ha llevado a la actual crisis ha sido la extraordinaria desregularización del mundo financiero que se promovió, casi sin critica, desde los años de Ronald Reagan y Margaret Thatcher y la evidencia de que fueron Gobiernos progresistas, como los de Bill Clinton y Tony Blair, los que le dieron el empujón definitivo, aceptando la cada vez mayor ausencia de reglas y la progresiva desaparición del papel del Estado como garante de esas reglas.
En Reino Unido, donde la famosa tercera vía laborista tuvo, y tiene, un mayor arraigo, el debate está muy vivo, con nuevos enfrentamientos. El artículo In praise of social democracy, del octogenario Roy Hattersley (una clásica defensa del Estado como el mejor vehículo de expresión de los principios socialdemócratas y una dura crítica de los cambios de los noventa), acaba de encontrar respuesta en el joven David Miliband, que pide que el laborismo "piense más y se reafirme menos" (http://www.newstatesman.com/uk-politics/2012/02/labour-social-government-party), convencido de que la defensa del papel del Estado no ayudará a los laboristas a ganar las elecciones, sino su compromiso de reformarlo. David Miliband (hermano del actual líder de los laboristas, Ed Miliband) reivindica a Blair y advierte de que "principios sin poder es la esencia de una sociedad de debates, no de un partido político".
Los ciudadanos deben ver que las cosas no han sucedido inevitablemente, sino que existen responsabilidades
Pase lo que pase en el congreso de los socialistas españoles, se elija la dirección que se elija, el mismo o parecido debate debería llegar lo antes posible a sus filas y, a ser posible, a sus simpatizantes. Seguramente Miliband tiene razón cuando asegura que lo primero es entender en profundidad por qué perdieron las elecciones (una derrota muy dura, casi equiparable a la del PSOE), y lo segundo, aclarar qué clase de futuro buscan y los medios que se pueden emplear para ello. Pero ese enunciado tiene muy probablemente respuestas muy distintas, según se analice el periodo Thatcher-Blair y su influencia en toda la socialdemocracia europea.
Lo importante es que los ciudadanos se den cuenta de que las cosas no han sucedido inevitablemente, sino que existen responsabilidades. "De la misma manera que el futuro no está determinado para lo bueno, tampoco lo está para lo malo, y tan funestos resultados puede provocar una creencia como la otra", escribió José María Ridao en su libro La elección de la barbarie (2002), de muy recomendable lectura diez años más tarde. "La barbarie no sobreviene, se elige", afirmaba el escritor, lo que sucede no está a merced de una hipotética ley universal de la destrucción, y quienes pregonan ese fatalismo lo que reclaman es que nos sintamos insignificantes y renunciemos de antemano a la resistencia. Que dejemos de preguntarnos que detrás de cada acción hay una responsabilidad, y detrás de cada responsabilidad, un responsable.
Lo que sucede en Grecia, lo que sucede en España, en Reino Unido o en Portugal tiene responsables: en el mundo financiero, en el mundo de la política, de la comunicación o de la Universidad. No se trata tanto de exigir cuentas individuales por ellas (aunque en ciertos casos sea conveniente), sino de comprender que se pudo haber hecho otras cosas. Y sobre todo, que se puede hacer en el futuro otras distintas, tener otros objetivos y plantearse otros medios. No es inevitable que haya que repartir vales de comida entre los niños griegos para atajar la desnutrición incipiente, ni, desde luego, que nos vayamos acostumbrando a esas palabras "como si fueran dosis pequeñas de arsénico, que uno traga sin darse cuenta, que parecen no surtir efecto alguno y, al cabo de un tiempo, se produce el efecto tóxico" (Victor Klemperer, en La lengua del III Reich).
En Reino Unido, donde la famosa tercera vía laborista tuvo, y tiene, un mayor arraigo, el debate está muy vivo, con nuevos enfrentamientos. El artículo In praise of social democracy, del octogenario Roy Hattersley (una clásica defensa del Estado como el mejor vehículo de expresión de los principios socialdemócratas y una dura crítica de los cambios de los noventa), acaba de encontrar respuesta en el joven David Miliband, que pide que el laborismo "piense más y se reafirme menos" (http://www.newstatesman.com/uk-politics/2012/02/labour-social-government-party), convencido de que la defensa del papel del Estado no ayudará a los laboristas a ganar las elecciones, sino su compromiso de reformarlo. David Miliband (hermano del actual líder de los laboristas, Ed Miliband) reivindica a Blair y advierte de que "principios sin poder es la esencia de una sociedad de debates, no de un partido político".
Los ciudadanos deben ver que las cosas no han sucedido inevitablemente, sino que existen responsabilidades
Pase lo que pase en el congreso de los socialistas españoles, se elija la dirección que se elija, el mismo o parecido debate debería llegar lo antes posible a sus filas y, a ser posible, a sus simpatizantes. Seguramente Miliband tiene razón cuando asegura que lo primero es entender en profundidad por qué perdieron las elecciones (una derrota muy dura, casi equiparable a la del PSOE), y lo segundo, aclarar qué clase de futuro buscan y los medios que se pueden emplear para ello. Pero ese enunciado tiene muy probablemente respuestas muy distintas, según se analice el periodo Thatcher-Blair y su influencia en toda la socialdemocracia europea.
Lo importante es que los ciudadanos se den cuenta de que las cosas no han sucedido inevitablemente, sino que existen responsabilidades. "De la misma manera que el futuro no está determinado para lo bueno, tampoco lo está para lo malo, y tan funestos resultados puede provocar una creencia como la otra", escribió José María Ridao en su libro La elección de la barbarie (2002), de muy recomendable lectura diez años más tarde. "La barbarie no sobreviene, se elige", afirmaba el escritor, lo que sucede no está a merced de una hipotética ley universal de la destrucción, y quienes pregonan ese fatalismo lo que reclaman es que nos sintamos insignificantes y renunciemos de antemano a la resistencia. Que dejemos de preguntarnos que detrás de cada acción hay una responsabilidad, y detrás de cada responsabilidad, un responsable.
Lo que sucede en Grecia, lo que sucede en España, en Reino Unido o en Portugal tiene responsables: en el mundo financiero, en el mundo de la política, de la comunicación o de la Universidad. No se trata tanto de exigir cuentas individuales por ellas (aunque en ciertos casos sea conveniente), sino de comprender que se pudo haber hecho otras cosas. Y sobre todo, que se puede hacer en el futuro otras distintas, tener otros objetivos y plantearse otros medios. No es inevitable que haya que repartir vales de comida entre los niños griegos para atajar la desnutrición incipiente, ni, desde luego, que nos vayamos acostumbrando a esas palabras "como si fueran dosis pequeñas de arsénico, que uno traga sin darse cuenta, que parecen no surtir efecto alguno y, al cabo de un tiempo, se produce el efecto tóxico" (Victor Klemperer, en La lengua del III Reich).
sábado, 4 de febrero de 2012
Tesla, un visionario
Todos los genios incomprendidos, con perdón por la redundancia, merecerían la segunda oportunidad que el ángel concedió a James Stewart en Qué bello es vivir: mostrarle cómo sería el mundo si él no hubiera existido. No para impedir que se tiren por un puente, como en la película de Frank Capra, sino para que se mueran sabiendo que tenían razón. Después de una vida entera aguantando a los beocios, esa tiene que ser la mejor versión para genios del descanse en paz al que todos aspiramos.
El ángel de Capra tuvo que hilar fino con el personaje de Stewart, que al fin y al cabo era un banquero y había arruinado a medio pueblo, con perdón otra vez por la redundancia. Su trabajo habría sido mucho más fácil con los genios de verdad. Cervantes y Shakespeare, Galileo y Newton, Van Gogh y Picasso nunca destacaron por su modestia, ciertamente, pero hasta ellos se quedarían boquiabiertos si pudieran ver lo que significan para nosotros, si pudieran saber que sin ellos la literatura, la ciencia y el arte no solo serían muy distintos, sino también mucho peores.
Con ninguno, sin embargo, lo habría tenido el ángel más fácil que con Nikola Tesla, inventor de la bobina de inducción que inauguró la era de la radio, artífice del sistema de transmisión que nos lleva la energía eléctrica a casa, descubridor de un principio extraordinariamente simple, eficaz y versátil -como todas las grandes ideas- en el que se basan nuestros motores eléctricos y casi cualquier otra cosa que lleve un enchufe. No hace falta un ángel para imaginar un mundo sin Tesla. Basta un apagón...
El ángel de Capra tuvo que hilar fino con el personaje de Stewart, que al fin y al cabo era un banquero y había arruinado a medio pueblo, con perdón otra vez por la redundancia. Su trabajo habría sido mucho más fácil con los genios de verdad. Cervantes y Shakespeare, Galileo y Newton, Van Gogh y Picasso nunca destacaron por su modestia, ciertamente, pero hasta ellos se quedarían boquiabiertos si pudieran ver lo que significan para nosotros, si pudieran saber que sin ellos la literatura, la ciencia y el arte no solo serían muy distintos, sino también mucho peores.
Con ninguno, sin embargo, lo habría tenido el ángel más fácil que con Nikola Tesla, inventor de la bobina de inducción que inauguró la era de la radio, artífice del sistema de transmisión que nos lleva la energía eléctrica a casa, descubridor de un principio extraordinariamente simple, eficaz y versátil -como todas las grandes ideas- en el que se basan nuestros motores eléctricos y casi cualquier otra cosa que lleve un enchufe. No hace falta un ángel para imaginar un mundo sin Tesla. Basta un apagón...
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