sábado, 28 de julio de 2018

_- Notas sobre Siria y el advenimiento de la tanatocracia global

_- Jules Etjim

Path & Bridges

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

Theodore Gericault, pinturas preparatorias para La balsa de la medusa (1818-1819)

El monstruo más frío
En Así habló Zaratustra, Nietzsche llamaba al Estado el monstruo más frío; podríamos añadir que no hay Estado tan frío como una tanatocracia. En estos momentos existen realmente muy pocos regímenes tanatocráticos auténticos, pero incluso utilizando la definición más estricta (aquí hacemos uso de la más imprecisa), Siria se clasifica como tal sin ambigüedades. Siria es un Estado tanatocrático cuya cleptocrática élite gobernante ha intentado mantener a toda costa su gobierno recurriendo sin cortapisas al genocidio, torturando y asesinando sistemáticamente a su pueblo a escala industrial utilizando la muerte, directa e indirectamente, para administrar a la población a través de una escalada de estrategias gubernamentales que van reduciendo una demografía específica, destruyendo todas aquellas ecologías sociales que cree alimentan la rebelión. La destrucción genocida o desagregación de algunos grupos sociales por parte del Estado va acompañada de una serie de esfuerzos para conseguir un ambiente favorable a otras demografías consideradas compatibles con el imperativo principal: la supervivencia de la élite gobernante.

Desde luego, en el Norte global, en gran medida pacífico, y en otros lugares, muchos verían con malos ojos la sugerencia de que Asad (y sus aliados) son responsables del medio millón o más de sirios asesinados desde 2011, aunque Asad realmente lo sea. Eso es más de medio millón de personas asesinadas en una población de 22 millones, de las cuales 5,6 millones han huido del país creando una espantosa crisis de refugiados, con millones de seres obligados a vivir en campamentos que cada vez son más grandes en el Líbano, Jordania y Turquía, y varios millones más de desplazados dentro de Siria. En su guerra para aplastar la revuelta del pueblo sirio, Asad y sus aliados han utilizado tanques, aviones de combate, ataques de misiles, bombas de barril, fósforo blanco, gas de cloro, gas sarín y otras armas, asediando ciudades, suburbios, pueblos y sus poblaciones civiles.

Thomas Hobbes en Damasco

En un breve artículo “El peligro de un ‘estado de naturaleza’”, escrito en septiembre de 2011, meses después de que se iniciara la “Primavera Árabe”, Yassin al-Haj Saleh, el veterano activista que pasó muchos años en las prisiones baazistas del padre de Asad, Hafez, fue el primero en dar la alarma sobre la degeneración de la rebelión popular contra Asad. Saleh trazó el peligroso giro hacia la militarización defensiva por parte de la revolución, un cambio que en sí mismo no fue sino la reacción a la implacable contrarrevolución de Asad (1).

La revolución siria (y la “Primavera árabe”) es el acontecimiento histórico más importante desde el colapso de la Unión Soviética, pero no ha recibido la atención que merece. Tal vez se deba a que la “Primavera Árabe”, cuyo punto de partida fue Túnez, se encontró con fuertes vientos en contra después del período inicial de lucha ascendente entre 2010-2011. A la revolución egipcia se la hizo fatalmente retroceder cuando el primer presidente democráticamente electo del país, Mohamed Morsi, fue derrocado con un golpe de Estado contrarrevolucionario organizado por el ejército egipcio tan sólo un año después de ocupar el cargo. Otra razón del abandono de la revolución siria es el fracaso de la izquierda global, especialmente en Europa y América del Norte, a la hora de construir un movimiento de solidaridad en su apoyo. Lo que sucedió en cambio, en la medida en que la solidaridad se extendió a cualquiera de las partes en Siria, fue que la tanatocracia de Asad resultó ser la principal beneficiaria. La izquierda global se ha mostrado en muy gran medida indiferente ante los crímenes de un régimen donde la vida está subordinada a la muerte y la precariedad biológica es la norma, y donde a un número inconcebible de personas se le impone la muerte física, social y cultural.

A pesar del sufrimiento de su pueblo, Siria es comúnmente observada a través del prisma de la posverdad y el escepticismo nihilista. Gran parte de la izquierda global se ha unido a las filas crecientes de excéntricos que trafican con teorías conspirativas que promueven el punto de vista, cuya falsedad es demostrable, de que el régimen asesino de Asad fue blanco de un intento de cambio de régimen por parte de EE. UU., considerando a los opositores revolucionarios de Asad a través de las lentes del orientalismo y la islamofobia. Este diabólico consenso de cajón de sastre repite como papagayo la propaganda asadista que retrata a Asad como una combativa oposición laica en lucha contra una oposición dominada por jihadistas salafistas. En siete años de lucha brutal de Asad para aplastar la “Primavera Siria”, pocos han intentado documentarse sobre qué es lo que está realmente sucediendo en Siria ni se han interesado en escuchar las voces de los sirios comunes: esas personas que, a pesar de su sufrimiento, son literalmente invisibles o meras cifras para los miedos paranoicos y las ansiedades de los ciudadanos del Norte global.

En una apropiación deslumbrante, Yassin al-Haj Saleh invocaba al filósofo político del siglo XVII Thomas Hobbes para comprender el peligro a que se enfrentaba la revolución siria, las señales mórbidas de que estaba descendiendo a un "estado de naturaleza ‘esencial’" debido a la brutal contrarrevolución del Estado "neosultanista" de Asad (como más tarde caracterizó Saleh al Estado del Baaz). Saleh creía que la revolución, de forma perversa, había comenzado a reflejar la contrarrevolución en el proceso de defenderse. La adversidad generó una lucha dominada por la "política de supervivencia", mientras que el "estado de naturaleza" era, en principio, opuesto a la razón, que es el fundamento de cualquier política. La caída en el "estado de naturaleza" presagió la destrucción de la política, y la política es el alma de cualquier lucha revolucionaria, ya que encarna la autonomía y autodeterminación del pueblo (2).

El descenso al "estado de naturaleza" indicó que la sociedad estaba "perdiendo su autocontrol" y la cristalización de una tendencia social presente en la revolución misma. En cuestión de meses, la naturaleza abierta y "cívica" de los primeros días de la revolución, patente en el rol jugado por una variedad de grupos de la sociedad civil, en el activismo visible de las mujeres y demás, comenzó a erosionarse mientras el puebblo luchaba contra el "poder brutal" de Asad. Saleh argumentó que la degeneración se hizo evidente en la disposición a recurrir a las armas para la autodefensa y en el crecimiento de la influencia religiosa, que vio cómo las identidades heredadas desplazaban a identidades seculares más inclusivas dentro del campo anti-Assad. Inevitablemente, se produjo una transición desde las consignas que repudiaban el salafismo a la vez que se subrayaban las aspiraciones democráticas de la revuelta, a los eslóganes con connotaciones islámicas o religiosas más tradicionales. En las primeras semanas de la revolución, las protestas callejeras eran "civiles, emancipadoras y humanistas", pero de forma muy rápida la "cara pública" de la revolución comenzó a hablar el "lenguaje del islam" (3).

En los años siguientes, Saleh revisó el papel cambiante de la violencia en la sociedad siria: la atomización de la población provocada por el “estado de tortura” de Asad y los problemas que el campo revolucionario tuvo que enfrentar, mientras la violencia como autodefensa era cada vez más indiscriminada y amenazaba con desmoralizar y socavar la revolución misma con la transición a la “ultraviolencia” o “nihilismo militante”, como Saleh lo caracterizaría, en particular conectando al segundo con los objetivos milenaristas del fundamentalismo religioso en su propia valoración evolutiva del papel político del salafismo.

Reflexionando sobre la “máquina de matar” de Asad, Saleh señalaba el impacto de los anteriores conflictos militares y civiles en la región, el conflicto civil en Líbano y la invasión y ocupación de Iraq por parte de la coalición, para ilustrar la afinidad electiva entre guerra civil y guerra sectaria o lo que Thomas Hobbes denominaba la “guerra de todos contra todos”: el “estado de naturaleza”, donde el odio alimentaba el odio y el asesinato provocaba más asesinatos, en un ciclo mimético similar al ciclo de violencia y derramamiento de sangre que René Girard pensaba que definía la crisis sacrificial periódica que asolaba a la sociedad. Como Saleh observaba:

“Esta es la supuesta ‘condición natural’ de la humanidad, en la que todos están en guerra con todos, tal como Thomas Hobbes describió en su ‘Leviatán’ a mediados del siglo XVII. Pero el estado de naturaleza no es de hecho una condición ‘natural’; es una coyuntura histórica” (4).

Curiosamente, el telón de fondo político y social del “Leviatán” de Hobbes (1651) fue la Guerra Civil inglesa, una turbulencia significativa en lo que era una sociedad capitalista emergente. No se conoce el número exacto de víctimas de las tres diferentes fases de esa guerra, aunque muchos historiadores estiman que las muertes alcanzaron la elevada cifra de 180.000 muertos a causa de la lucha y de las enfermedades; alrededor del 3,6% de la población (una gran proporción eran combatientes, aunque hubo 40.000 civiles entre los muertos). Se estima que alrededor del 2% de la población se vio obligada a desplazarse. En comparación, el 2,6% de la población británica murió en la Primera Guerra Mundial, aunque la Guerra Civil inglesa no se compare con los conflictos fratricidas masivos modernos, ya sean del siglo XX o del actual, donde la naturaleza de la guerra y el conflicto ocupan de forma clara, en general, un nivel totalmente diferente.

Detalle de la portada del Leviathan (1651)

En un reciente y sorprendente artículo “Amor, tortura, violación… y aniquilación”, escrito en el exilio, Saleh explora la relación entre el odio, la tortura y la violación en el contexto de la experiencia siria. Saleh empieza señalando que, en general, el amor une a la humanidad, especialmente el amor erótico exclusivo de los amantes; une al separarnos de nosotros mismos y por eso nos permite encontrarnos a nosotros mismos. El amor es revelación, reconocimiento mutuo y amor a medida que la intimidad difumina los límites cuando uno se convierte en dos o en Uno de Nosotros. En contraste absoluto, la tortura aniquila los límites de forma muy diferente porque persigue a su víctima dentro de sí misma. A diferencia del amor, la tortura no es una relación sino un no vínculo de destrucción que es brutalmente invasivo y se produce con una variedad de objetivos y motivaciones por parte de un torturador o del “estado de tortura”. La exposición de Saleh es sútil y se deriva evidentemente de la experiencia de haber pasado muchos años en las cárceles baazistas. Sin embargo, el interés del análisis de Saleh es su aprehensión de ciertos argumentos globales sobre la naturaleza de nuestra época.

Saleh distingue entre tres tipos de tortura o violación. La primera, la tortura interrogatorio o de investigación persigue ampliamente crear una guerra civil dentro de la víctima individual para que se traicione a sí misma. En esta circunstancia, el instinto de supervivencia individual y su compromiso con una “obligación superior” o “ser social” se enfrentan entre sí. En Siria, con anterioridad a 2011, esos objetivos de tortura podían incluir también la destrucción de grupos de la oposición proscritos sin tener necesariamente como objetivo la destrucción física de los individuos. El segundo tipo de tortura es la tortura de represalia, que tiene como objetivo humillar a sus víctimas y conducir a la destrucción física o psicológica de los individuos. Según Saleh, la prisión de Tadmor de Hafez al-Asad y la de Saidnaya de Bashar tenían ambas como objetivo “crear una memoria inolvidable, dirigida mucho más allá de la persona torturada”, para intimidar e impedir que la población se rebelara. Así pues, el cuerpo torturado era la “valla publicitaria” para la obediencia. El tercer tipo de tortura, la exterminadora, se explica por sí misma.

La transición de la muerte bajo tortura a torturar para matar fue algo consecuente. Era un síntoma de la matanza sistemática y masiva de personas en forma regular durante un período de tiempo más o menos prolongado. En su ensayo sobre “necropolítica” (debatido más adelante), Achille Mbembe invocó la obra del historiador italiano Enzo Traverso sobre los orígenes del Holocausto, que exploró la afinidad entre los campos de exterminio nazi y los procesos industriales similares a la línea de producción característica de la modernidad de Ford. En 2013, un fotógrafo a sueldo del Estado asadista, conocido como “César”, sacó a la luz 53.000 fotos que constituían el catálogo burocrático de rutina con los cadáveres cerosos y emaciados de quienes habían muerto bajo tortura. Al hacer eso “César”, que huyó de Siria, brindó una visión tenebrosa del Estado como máquina de matar organizada, o como sostenemos, una tanatocracia. Saleh mismo señala que los tres tipos de tortura se han difuminado en la práctica en otros dos tipos, mientras que a un nivel más general apunta a una transición histórica de una forma de tortura a la adopción de otra forma. Por ejemplo, desde principios de los años setenta hasta principios de los años ochenta, puede decirse que Siria sobrepasó, con la normalización de la tortura, determinadas fronteras sociales o solidaridades establecidas desde hace tiempo. La “lección” sobre la tortura tenía como objetivo que todos la internalizaran, incluido el torturador, que se transformó en un instrumento voluntario del "estado de tortura". La transición a la tortura exterminativa -en nuestros términos, la transición a la tanatocracia- fue parte de un continuo genocida que revela que el Estado ha conseguido la “libertad absoluta” para sobrepasar los estándares y límites humanos sin ningún límite normativo o ético que no sea el límite práctico (5).

Una pregunta importante que se plantea a partir de la tragedia siria es cuánto de lo que se ha ido desplegando en los últimos siete años sintetiza tendencias globales más amplias del conflicto social y la guerra, y cuántos acontecimientos se derivan de las tendencias inmanentes a la sociedad siria, a la naturaleza específica o psicopatología del Estado baazista y a su singular evolución histórica. La respuesta a esta pregunta debe tener mucho que ver, de forma específica, con la naturaleza de lo que Saleh llama el “Estado neosultánico” de Asad. Sin embargo, está claro también que Siria tiene un significado global en una variedad de formas. Por ejemplo, como Saleh sostiene en un interesante párrafo:

“Hay una fuerte dimensión internacional en el genocidio sirio que casi no tiene parangón en la historia y que podría vincularse, con nuevas investigaciones, a la islafomobia emergente como la forma más destacada de racismo en el mundo actual.”

En otra parte del mismo artículo, Saleh señalaba la existencia en Siria de un "Estado de excepción permanente", específicamente en relación con el destino de las víctimas de la tortura. También Saleh aludía a un importante debate sobre la naturaleza contemporánea del poder soberano (el Estado) en la era globalizada, especialmente las relaciones entre el Estado, la violencia, el ciudadano, el nomos, la biopolítica, el poder y el Estado de excepción. Fue el pensador y teórico político italiano Giorgio Agamben quien impulsó este debate clave sobre la naturaleza y trayectoria del poder soberano y el Estado global de excepción en una serie de obras, particularmente en “Homo Sacer: Sovereign Power and Bare Life” (1995) y “Estado de excepción” (2003). Agamben hizo esto reuniendo los hilos de dos contribuciones diferentes a la teoría política en dos épocas diferentes. En primer lugar, el debate subterráneo entre el pensador jurídico conservador Carl Schmitt, que ocupó puestos importantes en el establishment jurídico alemán bajo el Tercer Reich, y Walter Benjamin sobre el “estado de excepción”. El otro hilo utilizado por Agamben fue el relato de Michel Foucault sobre biopolítica, biopoder y gubernamentalidad.

¿Necropolítica?

Tomando prestado un neologismo utilizado por Achille Mbembe en su influyente ensayo “Necropolitics” (2002), Asad ha creado “mundos de muerte”, desplegando su “maquinaria de guerra” (6) en espacios o “zonas de excepción” caracterizadas por una única forma de existencia social que ha proliferado en la era globalizada del capitalismo tardío, donde poblaciones enteras se convierten en objeto de la destrucción desatada por una “maquinaria de guerra” autónoma o sin freno. Las poblaciones son desperdigadas, convertidas en “apátridas”, exterminadas, sometidas de forma brutal para la extracción de recursos o riquezas, privadas de la capacidad para ganarse la vida, asediadas, sometidas a una “muerte invisible” por hambre, obligadas a convertirse en soldados de la “maquinaria bélica”, etc. Mbembe citaba un artículo de Zygmunt Bauman de 2001, en el que sugería que en la era de la guerra globalizada y asimétrica la soberanía se había vuelto borrosa.

La aparición de agentes militares no estatales desdibuja la división entre lo público y lo privado, y en algunas zonas del mundo derribó el monopolio estatal de la violencia. Este desarrollo se hizo evidente con la aparición de “maquinarias de guerra” de las que podría decirse que funcionan como organizaciones mercantiles privadas dedicadas al saqueo, de forma parecida a la Compañía de las Indias Orientales a finales del siglo XVIII. A menudo, estas “maquinarias de guerra” estaban fuera del alcance del Estado, o eran una extensión del Estado como contratista capaz de trabajar codo con codo con el Estado, aunque esto no siempre fue así, y la relación podía ser conflictiva con la “maquinaria de guerra” que luchaba para uno o más Estados. La “maquinaria de guerra” podía explotar vínculos y redes trasnacionales mientras actuaba en zonas de crisis sin ley donde la autoridad del Estado era débil o se había degradado en una nueva era de “guerras inciviles”, como John Keane las definía (7).

El colapso de las economías formales o la lucha por los recursos o riquezas podría reforzar el dominio de la “maquinaria de guerra” o crear las condiciones para su surgimiento, como en las “economías paramilitares” en zonas de África devastadas por la guerra civil. En algunos de estos escenarios distópicos, la “maquinaria de guerra” podría aspirar a desplazarse o apoderarse del Estado y constituirse a sí misma como el único poder soberano que ocupa un territorio demarcado, convirtiéndose efectivamente en un Estado putativo. Pero en “ New and Old Wars: Organized Violence in the Global Era” (1999), Mary Kaldor observó que en algunas de estas zonas de conflicto el Estado fomentaba la formación de grupos armados o milicias que esencialmente operarían fuera del alcance del Estado, pero en su nombre. Para Kaldor, el neoliberalismo y la globalización han remodelado la anatomía de la guerra y el conflicto desafiando el antiguo modelo westfaliano de la inviolabilidad de la soberanía e integridad territorial, haciendo hincapié en el surgimiento de nuevas fuerzas trasnacionales, de políticas de identidad potencialmente desestabilizadoras, de una economía de guerra globalizada y de la descentralización de la violencia (8).

En esta era, en la etapa venidera de la tanatocracia como la describiremos, la precariedad biológica se generalizó al afectar a más grupos y poblaciones. También la “gubernamentalidad” (Michel Foucault) se reconfigura como formas contemporáneas de subyugación de la vida a la muerte -la necropolítica de Mbembe-; el cambio y las poblaciones se convierten en objeto de la imposición de nuevas técnicas de vigilancia y disciplina. El argumento general de Mbembe se hace fuertemente eco de la propia reelaboración de Agamben del relato de la modernidad y la biopolítica de Michel Foucault, que este esbozó en su curso de conferencias del Colegio de Francia a finales de la década de 1970 (9).

Agamben estaba interesado en cómo la biopolítica, como aspecto distinto del poder soberano (el Estado), excluía a ciertos grupos, en cómo el Estado o la gubernamentalidad se caracterizaba por una tendencia creciente a intervenir en las vidas de los ciudadanos para mantener una identidad racial homogénea. Entonces, ¿cómo fue que las estrategias biopolíticas del poder soberano moldearon el cuerpo político mientras ese poder iba capturando o promulgando narrativas ideológicas-imaginarias de identidad racial y nacional que ayudaron a determinar quién estaba “adentro”, una parte de la ciudadanía, y quién estaba “afuera”, convirtiéndose en un tema central del pensamiento político contemporáneo? (10).

Como en la biopolítica de Foucault, Mbembe sugería que los orígenes de la necropolítica podían remontarse a la evolución del Estado moderno con su extensión de los dispositivos del poder, subrayando la poderosa importancia formativa del racismo, el colonialismo, el imperialismo o la necropolítica. La necropolítica del Estado precipitó a grupos enteros al estatus de “muertos vivientes” o colocó a determinados grupos fuera de la población, literalmente como un cuerpo extraño. Grupos como los migrantes y refugiados se “convirtieron en objetos” y pasaron a considerarse menos que humanos. El Estado moderno, como poder soberano dominante en la mayor parte del mundo, determinaba quién importaba y quién no, quién era ciudadano y quién debería ser expulsado del círculo de la ciudadanía, convirtiéndose finalmente en alguien “desechable” (Mbembe). Las poblaciones que fueron marginadas o se volvieron invisibles también podrían verse privadas de la plena capacidad de ganarse la vida, forzadas a ocupar un espacio económicamente liminal. Un ejemplo obvio lo tenemos en la estrategia de asedio de las fuerzas israelíes de ocupación en Gaza y Cisjordania, una combinación peculiar de lo medieval y lo moderno. Aquí tenemos literalmente un estado de sitio que es permanente, una forma indefinida del “estado de excepción” cuyo final es difícil de imaginar o concebir. Poblaciones enteras han sido deliberadamente aisladas de la posibilidad de seguir una vida cotidiana normal en lo que efectivamente era una ocupación colonial tardía donde tres poderes se superponían y se condensaban en el poder soberano: el disciplinario, el biopolítico y el necropolítico, con capacidad para dar (moldear) y retener la vida.

Curiosamente, Mbembe afirma que una debilidad de la concepción de Foucault sobre la biopolítica fue su fracaso a la hora de abordar la cuestión central del racismo: el hecho de que una población pudiera ser racialmente jerarquizada. Elvira Basevich presentó una acusación similar respecto a Agamben, afirmando que la concepción de este último del Estado moderno conservaba un elemento normativo, mientras que el Estado, en tanto en cuanto poder soberano, presuponía tácitamente una ciudadanía legítima invariablemente definida por la exclusión del Otro. Hasta donde Basevich podía juzgar, Agamben no había valorado del todo el grado en el que se identificaba al Otro en el terreno ideológico-imaginario de la “raza” o el etnonacionalismo (11).

¿Necropolítica o tanatocracia?

La tesis sobre necropolítica de Mbembe representó una reflexión provocadora sobre la guerra y el conflicto en la era globalizada, pero existía el peligro de minimizar la continuada importancia del Estado como poder soberano, de proponer inadvertidamente una comprensión normativa del Estado cuando, en realidad, con la llegada de la modernidad, la historia del Estado indicaba que este era una entidad mucho menos estable y más fluida que lo que sugeriría una dicotomía entre Estado y "maquinaria de guerra". El Estado todavía era fundamental en la era neoliberal y globalizada. Fue un concepto erróneo común pensar que el "giro neoliberal" de la década de 1970 significaba una importante disminución de la influencia del Estado, ya fuera a expensas de las instituciones trasnacionales o del mercado mundial.

La imagen del papel cambiante del Estado -desde el principio, el Estado estuvo en el corazón del "giro neoliberal"- fue muchísimo más compleja que algunas de las engañosas narrativas sobre la retirada del Estado. Además, una característica axial definitoria del sistema global consistía en que todavía había una jerarquía competitiva de Estados en constante cambio, aunque esta no era la única característica axial definitoria del capitalismo tardío. Esta nota de advertencia que propone la continuada preeminencia del Estado no implica que Mbembe haya malinterpretado radicalmente el destino del Estado, sino que simplemente destaca que la comprensión de Mbembe de la necropolítica asume explícitamente que el campo de la necropolítica no es exclusivo del Estado, que una agencia no estatal que aspire a la soberanía, incluyendo el ejercicio de la elaboración de leyes y la preservación de la violencia del derecho como una manifestación de poder (Walter Benjamin) en territorios específicos demarcados, también podría practicar la necropolítica. Aun así, tomando en serio estas restricciones y otorgando la relevancia de la necropolítica en la era globalizada, debemos aclarar que lo que sigue se centra en la tanatocracia moderna: a grandes rasgos, en un Estado que de forma regular, sistemática y activa mata a un número significativo de personas (12).

El Estado de Asad como tanatocracia

Sugerir que el Estado asadista-baazista es una tanatocracia en estado avanzado no implica necesariamente que surja de la lógica interna en desarrollo que define a todos los Estados, o que la tanatocracia ocupe simplemente una ubicación identificable en un espectro o tipología del Estado moderno. A nivel abstracto, podría concederse que cualquier Estado puede convertirse en tanatocracia pero, en la realidad, es un escenario extremadamente improbable para la mayoría de los Estados. Eso no significa que el Estado asadista-baazista como tanatocracia sea completamente singular o único, pero reconocer el Estado asadista-baazista como tanatocracia simplemente nos lleva al umbral del análisis. Todos los Estados nacionales reclaman, de forma clara, un monopolio (territorial / defensivo) de violencia legítima y, en última instancia, esa legitimidad no se refiere a los límites de la violencia que cualquier Estado pueda ejercer, sino que se relaciona con la cuestión de la soberanía: ¿qué poder o autoridad es capaz de ejercer la violencia para mantener el orden social y la seguridad del Estado? La implicación es que no existen límites teóricos (o éticos) o límites a la violencia que un Estado, como poder soberano, pudiera desatar, sólo límites prácticos. En última instancia, esto es lo que hace eminentemente posible un holocausto nuclear y la extinción de la humanidad. El exterminismo fue quizás la otra cara de la moneda de la creencia de Jacques Camatte de que la rebelión global o revolución social había muerto porque el capital había escapado a la danza de la muerte con su némesis proletaria teórica mientras la humanidad estaba experimentando un proceso de “domesticación” en el capitalismo tardío. La muerte y el genocidio eran el corazón de la naturaleza secreta del Estado y esta realidad fundamental del Estado moderno resultaba difícil de comprender para una mente en pleno uso de sus facultades (13).

Podría parecer que el poder soberano (el Estado) acepta el imperativo ético o la voluntad popular del pueblo (democracia, etc.) o incluso la diplomacia (tratados y obligaciones internacionales) como límites o controles para el ejercicio de la violencia legítima, pero esto es engañoso porque lo que el poder soberano puede aparentemente aceptar en un momento, puede repudiarlo al siguiente. Dentro del Estado, la soberanía reside finalmente en el puente de mando del ejecutivo, más o menos aislada de cualquier presión o influencia popular externa. Por lo tanto, en el análisis final, el poder soberano siempre recurrirá a la violencia para salvaguardarse como poder soberano. Leviatán nunca se repudiaría a sí mismo.

¿Cuándo se convirtió Siria en una tanatocracia? De forma clara, la contrarrevolución feroz de Asad que se movilizó para aplastar a la “Primavera Siria” marcó un cambio cualitativo en la actividad asesina del extenso aparato represivo del Estado, pero también podríamos argumentar que Siria ya había cruzado ese Rubicón y se había convertido en un Estado de “asesinato masivo” (caracterización de Yassin al-Haj Saleh) en algún momento de las cuatro décadas anteriores de ascendencia del Partido Baaz. Este es el argumento que preferimos porque, aunque es obviamente cierto que la matanza se ha intensificado masivamente desde 2011 debido a la defensa de tierra quemada del gobierno de Assad, una gran proporción de esas muertes podría haber sucedido en el curso “normal” del gobierno asadista, aunque dentro de los aparatos de seguridad y prisiones, como sucedía antes de 2011 (14).

¿Tanatocracia global?

Quizá sea Siria la única tanatocracia de pleno derecho en el sistema global hoy, aunque un país como Corea del Norte con su extensa, aunque recientemente racionalizada cadena de gulags que anualmente se cobra la vida de miles de desconocidos mediante inanición, disparos, enfermedades y trabajos forzados, debe ser también candidato para este exclusivo club. Sin embargo, hay otros países que son candidatos potenciales para que los clasifiquen como tanatocracia. Las Filipinas de Rodrigo Duterte es un candidato marginal, y otro candidato -quizás- menos marginal es Myanmar, que ha desencadenado una limpieza étnica genocida contra su minoría rohingyá. No obstante, aunque esta brutal carnicería contra los musulmanes rohingyá es grave y horrenda, ha sido un acto temporalmente delimitado en términos de escalada militar de violencia y terror cuyo principal objetivo es expulsar a cientos de miles de musulmanes rohingyá al vecino Bangladesh, mientras promueve que otros grupos étnicos se establezcan en la región Rakáin. Sin embargo, reconocemos que, como caso límite, esta interpretación de Myanmar está abierta a debate e invita a una mayor investigación. Pero no debe haber duda de que el destino del pueblo rohingyá no es menos aterrador dependiendo de que Myanmar sea o no etiquetada como tanatocracia. Significativamente, al pueblo rohingyá se le ha negado la ciudadanía en Birmania/Myanmar desde que se introdujo una Ley de Ciudadanía de 1982, que extendía la ciudadanía a muchos grupos y etnias diferentes que son tratados como parte del tejido social multiétnico del país. Esta Ley de Ciudadanía se reforzó en julio de 2012, solo dos años después de la llegada de la democracia y el retorno al gobierno civil, cuando este gobierno publicó una lista de los grupos y etnias considerados partes legítimas de la población de Myanmar. Los rohingyá no aparecían en la lista.

A nivel global, es cada vez más visible, convirtiéndose en un tema explícito del discurso en todo el espectro político, la lógica biopolítica subterránea que asume que grupos específicos de ciudadanos son grupos demográficos etno-nacionalistas distintos que pertenecen a un territorio particular organizado por tal o cual Estado. En relación con Siria, Yassin al-Haj Saleh rastrea la degeneración de la ideología del panarabismo, una falsa ideología radical de los años de posguerra vinculada al radicalismo anticolonialista y antisionista en su resultado: el arabismo absoluto de los años setenta. El telos del arabismo absoluto era paranoico, de uniformidad coercitiva y hostilidad hacia los enemigos internos y externos (los primeros eran los agentes de estos últimos). Tras la toma del poder por Hafez al-Asad en 1970, el arabismo absoluto degeneró finalmente en una sospecha sectaria respecto a la mayoría suní en Siria, que fue objeto de un decidido intento de marginación y represión. La cultura “oficial” de la camarilla gobernante de Asad era en apariencia laica y moderna, enfrentándose supuestamente al tradicionalismo. Pero esa apariencia (a menudo destinada al consumo de Occidente) era extremadamente engañosa y, en realidad, el arabismo absoluto de la élite gobernante despreciaba profundamente a las masas sirias; era racista y elitista y se hacía eco de la islomofobia occidental. En Siria, la élite dominante bloqueó con firmeza la verdadera movilidad social y actuó a nivel interno como un primer mundo rematado de discursos orientalistas. Buscaban reforzar su dominio, riqueza y poder favoreciendo a sus propias sectas y clanes aliados. En la Siria de Asad, la secta se ha convertido en una nueva forma de destino: en términos de Mbembe, la élite practicaba una forma de necropolítica al imponer una forma de "asesinato invisible" con las masas marginadas (15).

En este contexto, es difícil negar que si bien el Estado como tanatocracia es relativamente novedoso como desarrollo contemporáneo, la tanatopolítica global es cada vez más visible en la inflación del racismo, nativismo y nacionalismo en el contexto de la crisis social, económica y política y la guerra y el conflicto descentralizados. A medida que la tanatopolítica se metastatiza, la defensa de la etno-nación o de sus ciudadanos definidos contra el Otro se vuelve cada vez más estridente, como indica el nuevo gobierno de coalición de Italia entre la Liga Norte y el movimiento populista Cinco Estrellas. Este gobierno recién elegido no perdió el tiempo para atacar a los romaníes, refugiados y migrantes que intentan llegar a Europa. El Otro se convierte en un marcador de posición de todos los males sociales de la sociedad, reales e imaginarios, y en el objetivo de diversos pánicos morales que presagian las próximas emergencias eco malignas y catástrofes del mañana. Una técnica ideológica-imaginaria que refuerza la falsa identidad etno-nacionalista, la imaginaria comunidad homogénea donde se elimina la diferencia, consiste en crear una división entre nosotros y el Otro que refleje la bifurcación discursiva de adentro/afuera. El Otro pertenece al afuera, no al adentro. Si el Otro de alguna manera se encuentra adentro, se identifica para que pueda ser vigilado y controlado y, por lo tanto, finalmente expulsado o eliminado. La parábola de esta lógica es en última instancia totalitaria.

Hoy, la Fortaleza Europa ejemplifica esta lógica política maligna, ya que el refugiado y el migrante son representados como los portadores socialmente desorientadores de la enfermedad, el crimen, el desempleo, encarnando creencias religiosas y culturas vilipendiadas y no deseadas. Los migrantes y los refugiados rara vez son considerados como potenciales ciudadanos o como ciudadanos electos, como lo indica la perturbadora deriva de las mareas políticas en Italia, Hungría, Polonia, Grecia, Austria y otros lugares. En Alemania, que dio la bienvenida a cientos de miles de refugiados, muchos de ellos de Siria, el capital político de Angela Merkel casi ha desaparecido, mientras sus socios de la Coalición obligan a su gobierno a dar marcha atrás en la reciente generosidad hacia los inmigrantes y refugiados. Sin embargo, el movimiento laboral libre y sin restricciones, sin lugar a duda una ganancia social progresiva significativa, sólo existió dentro de las fronteras de la Unión Europea entre sus Estados miembros. Recientemente, el United Europe for Intercultural Action (una red compuesta por 550 grupos antirracistas) emitió un informe que recopila los nombres de los 34.361 refugiados y migrantes que se sabe que han muerto intentando llegar a Europa desde 1993, de los cuales 27.000 se ahogaron en el Mediterráneo. El grupo UEIA admite que esa cifra es un cálculo muy bajo, ya que muchos más refugiados y migrantes desconocidos y no identificados han muerto tratando de llegar a Europa. Desde 1993, los gobiernos europeos, independientemente de su naturaleza política, han adoptado medidas draconianas, represivas y racistas contra los migrantes y refugiados, a la vez que desvían cada vez más recursos para detener este trágico éxodo humano que llega a Europa (16).

El crecimiento del nativismo y el racismo en Europa es un barómetro de la metástasis de la tanatopolítica o necropolítica como defensa del ciudadano frente al Otro, considerado como una especie de mensaje de las próximas emergencias eco malignas, una manifestación de la catástrofe que colorea cada vez más la política global. A medida que la tanatopolítica se extiende a lo largo del discurso político y la conversación nacional y mundial, amenaza con extinguir toda política. La tanatopolítica global venidera es inseparable del renacimiento del fascismo y la comprensión de su troika maligna es la condición previa para una resistencia eficaz contra todo ello.

Notas

(1) Artículo de Yassin al-Haj Saleh, “El peligro de un estado de naturaleza”, aparece en una colección de sus escritos sobre la revolución siria recogidos en su libro “Siria, la revolución imposible” -Ediciones del Oriente y del Mediterráneo- (2018).

(2) Ibid.

(3) Ibid.

(4) Ibid. Curiosamente, CB Macpherson ha cuestionado la lectura tradicional y casi universal de lo que Hobbes estaba argumentando con su hipótesis del "estado de naturaleza", sugiriendo que no pretendía ser una descripción histórica real de las sociedades preestatales ni proponía que una "guerra de todos contra todos” fuera inevitable en ausencia de un poder soberano (el Estado) para “intimidar” a todos los hombres. Este es un argumento que intentaremos abordar en un futuro cercano. Véase C.B Macpherson “The Political Theory of Possessive Individualism: Hobbes to Locke” (edición de 1979) pp.19-46.

(5) Yassin al-Haj Saleh: “Love, Torture, Rape…and Annihilation: A letter to Samira”, en:

https://www.wiko-berlin.de/en/wikotheque/koepfe-und-ideen/issue/13/letter-from-berlin-articles-to-samira-5/

(6) La acuñación "máquinas de guerra" pertenece originalmente a Deleuze y Guattari, pero Mbembe la adoptó. Típicamente provocativo, pero también un tanto flojo en manos de Deleuze y Guattari, el concepto de piratería, de "máquinas de guerra" autónomas, aunque perspicaz, debe tratarse con cuidado y contextualizarse adecuadamente. Ver Gilles Deleuze y Felix Guattari en “Nomadology: The War Machine” (traducción de 2010).

(7) John Keane: “Reflections on Violence” (1996).

(8) Mary Kaldor: “New and Old Wars: Organised Violence in a Global Era” (1999) p.138.

(9) Véase Achille Mbembe: “Necropolitics” (2002); Giorgio Agamben: “The State of Exception” (2003) y Michel Foucault: “The Birth of Biopolitics: Lectures at the College de France 1978-79” (2010).

(10) Véase también Giorgio Agamben: “Homo Sacer: Sovereign Power and Bare Life” (1998).

(11) En defensa de Foucault contra Mbembe, Foucault identificó explícitamente el racismo como una narrativa ideológica central y formativa cooptada por la "racionalidad gubernamental" recién fusionada del Estado moderno. La homogeneidad racial era el supuesto normativo que sustentaba la definición del Estado moderno de la "ciudadanía legítima". Los ciudadanos definidos racialmente indicaban la llegada del modelo biopolítico de gubernamentalidad. Para la crítica de Elvira Basevich de Agamben, ver "Agamben on Race, Citizenship and the Modern State” (2012).

(12) Walter Benjamin distinguió entre ley que preserva y ley que fomenta la violencia en “Critique of Violence” (1921). Benjamin consideraba que la elaboración de leyes y la preservación de la ley estaban "podridas" porque derivaban del reino fenoménico de la ley, el poder y la violencia, el reino profano del Estado, o "lo que sea", como algo opuesto al reino de la justicia.

(13) Ensayo de Jacques Camatte “On Domestication” (1973), recogido en “This World We Must Leave” (1985) pp.91-137.

(14) De hecho, la represión infligida por las cárceles de tortura actuó como acicate para la rebelión, una vez que las manifestaciones y protestas en Siria ya habían comenzado cuando las personas salieron a las calles inspiradas por los disturbios sociales en Túnez, Egipto y otros lugares. Por ejemplo, el 25 de mayo de 2011, el cadáver mutilado de Hamza al-Khateeb, de 13 años, de Daraa, uno de los primeros puntos de revuelta contra Asad, fue devuelto a sus padres. Hamza había sido recogido por la Inteligencia de la Fuerza Aérea en una marcha de protesta y torturado: sufrió castración, huesos rotos, quemaduras de cigarrillos y heridas de bala. Las imágenes que sus padres publicaron en las redes sociales causaron indignación. Véase Robin Yassin-Kassab y Leila al-Shami “Burning Country: Syrians in Revolution and War” (2016) p.49.

(15) Yassin al-Haj Saleh debate sobre ese apuntalamiento sectario y orientalista de las reglas de la elite de Assad con cierta extensión en “Siria, la revolución imposible” -Ediciones del Oriente y del Mediterráneo- (2018).

(16) Véase The Guardian Special Issue, publicado en el Día Mundial de los Refugiados, que lleva los nombres de los 34.361 refugiados y migrantes que se sabe que han muerto desde 1993.

Fuente:
https://pathsandbridges.wordpress.com/2018/07/11/notes-on-syria-and-the-coming-global-thanatocracy/

La he colgado entera  aunque está muy lejos de los hechos y datos que me mantienen lejos de esta opinión.
Me hago algunas preguntas. Quienes son los asesinos, los de "Tanatos" como aquí le designan; ¿los que invaden, bombardean y asesinan en un país, sin declararle la guerra y sin atenerse a ninguna norma ni acuerdo o resolución de la ONU? ¿que respeto muestran no ya por los derechos humanos, sino por la vida de niños inocentes, mujeres, ciudadanos de esos países? En Siria han intervenido 80 paises, han bombardeado ciudades, escuelas, hospitales, depuradoras de agua, centrales electricas, puentes, edificios oficiales, ¿con qué derecho?. Y cuando Siria llama a sus amigos para que les ayuden, son críminales. Y asi en Yemen, Libia, Afganistán, Irak, Mali, Sudan, etc.
Y nos cuentan que cuando se defienden de los invasores mercenarios y yidahistas pagados por occidente, sus acciones son condenables. Los medios nos quieren hacer ver que los culpables son inocentes y los inocentes que ponen en práctica su derecho a defenderse son los culpables. No, es evidente que sólo tienen la fuerza, no la razón

viernes, 27 de julio de 2018

La propaganda del otro

Cómo occidente reacciona ante el informe del adversario cuando este rompe su monopolio.

Fue a finales de los noventa en Moscú. Solía visitar a un ex muy alto cargo analista del antiguo KGB de la URSS, el cerebro pensante de la acción exterior, un hombre culto, inteligente y con mucho mundo ya completamente apartado de toda función oficial. La URSS llevaba años enterrada y era el tipo de fuente que, si lograbas ganarte su confianza, valía un Potosí. Naturalmente, el acuerdo no era contármelo todo, pero sí, responder directamente a mis preguntas. Lo que no se podía contar, no se contaba. Así llegamos a una relación de confianza.

Fue aquel teniente general jubilado, cuya casa tenía video vigilancia, una rareza entonces, quien, entre otras cosas, me contó con bastante detalle los defectos de las alianzas mundiales de Moscú en la guerra fría, el despilfarro de unos medios que eran muy limitados y que si se hubieran concentrado en ciertos países habrían rendido mucho más. Entre sus observaciones críticas sobre la propaganda recuerdo la siguiente: Moscú podría haber creado una red de medios mucho más eficaz que la oxidada red de las agencias Tass y Nóvostí, las revistas en idiomas extranjeros como “Tiempos Nuevos” o “Novedades de Moscú” o el servicio internacional de Radio Moscú, todos muy mediatizados por el KGB y cuyas relaciones internas darían para escribir miles de folletines alguno de ellos completamente kafkiano.

“Habría bastado”, decía el ex jefe analista, “con copiar a nuestros adversarios: crear un canal que diera voz a todos los disidentes del mundo occidental”. Los adversarios disponían de tal red. En realidad una red de redes que se llamaba “Voz de América”, “Radio Liberty”, “Radio France International (RFI)”, “Deutsche Welle”, “BBC”, etc. La mayoría de ellas tenía programas en ruso y ucraniano, y algunas en casi todas las lenguas importantes de las diversas nacionalidades de la URSS (y había muchas lenguas en la URSS!). Los disidentes soviéticos, fuera en Lituania, San Petersburgo, Tibilisi o Moscú, se expresaban a través de aquellos medios, que difundían sus papeles y noticias. Millones de ciudadanos soviéticos escuchaban aquellas “voces”; ese era el eufemismo con el que la prensa oficial se refería a veces a aquella red, eficaz, profesional, bien pagada. Pues bien, muchos años después, ya con Putin y concluida oficialmente desde hacía quince años la guerra fría, Moscú creó un aparato similar.

Fue en 2005. Entre tanto el ex gran jefe analista volvió a servir a la patria. Quizá fue su vieja idea, quizá estaba en el aire, pero con el canal Russia Today (RT), Moscú hizo las cosas bien.

Una propaganda alternativa
Desde entonces el canal y las agencias internacionales no han hecho más que crecer. El presupuesto de RT es de unos 300 millones de dólares. Contrataron a competentes profesionales extranjeros y se han consolidado como un formidable medio de comunicación global en muchas lenguas. Naturalmente, la hegemonía informativa occidental es aplastante y naturalmente RT defiende intereses rusos, pero su mera existencia contribuye al pluralismo. Quiero decir al pluralismo realmente existente, que especialmente en materia de medios de televisión es un pluralismo de propagandas, algo que está muy lejos de ser ideal, pero que es mucho mejor que el monopolio que sufrimos durante la primera guerra de Irak (CNN) o la inducida disolución bélica de Yugoslavia (CNN+BBC, etc.).

La red propagandística occidental sigue siendo la principal, pero el mundo emergente multipolar ya tiene sus aparatos alternativos: los canales del Golfo, la china CCTV (también en varios idiomas), RT, Tele Sur, y otras.

En el pulso Rusia-Occidente la desproporción de medios salta a la vista. RT no forma parte de una inexistente red de los emergente. Frente a sus 300 millones, la Deutsche Welle dispone de un presupuesto de 350 millones, RFI 380 millones, la BBC 524 millones y el complejo americano mucho más. Y todos esos medios actúan al unísono en cuanto a la difamación de Rusia se refiere. Pese a todo, RT se ha convertido en un adversario de peso.

Su canal en inglés, por ejemplo, se parece mucho a un medio alternativo: ahí es donde el ciudadano americano puede enterarse de muchas noticias relevantes que sus medios no dan. Aunque la idiosincrasia del régimen ruso sea bien de derechas, una versión nacional-eslava de eso que calificamos como espíritu neocon, su posición en el mundo redunda en un posicionamiento mucho más liberal (partidario de la diplomacia y del multilateralismo) y crítico con el belicismo realmente existente (que es occidental) en cuestiones internacionales. El resultado es interesante. Por eso, pese a la modestia de sus medios, esta competencia se ha hecho muy incordiante en occidente, cuyas potencias no soportan que el adversario les responda, aunque sea modestamente, con su propia moneda.

Atando corto al incordio
Todos ustedes conocen las denuncias por atropello a la libertad de información que se producen en Rusia, pero seguramente desconocen que los periodistas y colaboradores de RT trabajan en Estados Unidos en unas condiciones muy parecidas a las que los periodistas occidentales estábamos sujetos en la URSS. En Estados Unidos el canal ruso se ha tenido que registrar como “agente extranjero” (igual que algunas ONG financiadas por dinero occidental en Rusia) y están obligados a trabajar con esa etiqueta. Los periodistas deben enviar copias de su trabajo a las autoridades en un plazo de 48 horas y sus movimientos están estrictamente supervisados. Por supuesto, empresas privadas como Google y Twitter, estrechas colaboradoras de la NSA como se ha demostrado, discriminan al canal ruso todo lo que pueden. En el parlamento británico se han escuchado voces de diputados para “clausurar” RT. En Alemania, con el complejo mediático más uniforme y retrógrado de Europa occidental, la campaña antirrusa ha batido todos los récords y con ella la demonización de los medios rusos. El parlamento europeo ha aprobado resoluciones discriminatorias contra los medios de comunicación rusos. Twitter y Facebook ya han cerrado las cuentas de portales rusos como USAReally.com, donde pueden leerse informes tan sorprendentes como el de que uno de cada cuatro americanos apoyaría la secesión pacífica de su estado de los Estados Unidos… Y en el este de Europa las cosas son aun más rudas: una periodista de RT, Paula Slier, acaba de ser expulsada de Ucrania- y su entrada en el país vetada por cinco años- al acudir a un certamen de la OSCE sobre libertad de información organizado en Kiev. En Estonia, el periodista y ex diputado italiano Giulietto Chiesa, habitual colaborador de RT, fue también expulsado cuando acudió a una conferencia. Son solo algunos ejemplos recientes entre muchos otros.

Los procedimientos que occidente utiliza para remediar que los rusos hayan logrado establecer cierta competencia con el antiguo monopolio informativo occidental, son claros atentados a la libertad de información y bastante reveladores de hacia donde soplan los vientos en nuestras democracias. En cualquier caso, gracias al pluralismo de propagandas es mucho más fácil orientarse en los actuales conflictos que sacuden nuestro agitado mundo.

Rafael Poch de Feliu

80 años de la batalla del Ebro, la última gran ofensiva republicana.



La fallida operación relámpago del ejército leal para recuperar territorio a los sublevados al sur del río derivó en un frente estancado en el que en 114 días de combates murieron 20.000 personas y hubo otros tantos prisioneros y 70.000 heridos.

“La batalla del Ebro, como la de Belchite o la de Teruel, se encuentran entre las batallas míticas de la guerra civil, por la ferocidad con la que se combatió y por el volumen de tropas que intervinieron, aunque realmente apenas tuvieron trascendencia más allá del desgaste humano y militar que supusieron”, explica el historiador José María Maldonado.

El próximo 25 de julio se cumple el octogésimo aniversario de la última gran ofensiva del ejército republicano, en la que, en una operación inspirada por el presidente del Gobierno, Juan Negrín, y planificada por el general Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor, las tropas leales cruzaron el Ebro hacia el sur por las provincias de Zaragoza y Tarragona, donde se encontraba estabilizado el frente, para adentrarse en el territorio de los sublevados, centrados entonces en la ofensiva hacia Valencia desde Teruel, el llamado frente de Levante, y comenzar a recuperar terreno.

La operación, diseñada como una ofensiva relámpago, comenzó bien para el ejército republicano. Los sublevados se tragaron los señuelos planeados por Rojo (era una de sus especialidades) en la zona del delta, que hacían pensar que la ofensiva iba a comenzar por allí, y pudieron avanzar varios kilómetros tras iniciar los movimientos por las localidades zaragozanas de Mequinenza y Fayón.

Sin embargo, pronto cambiarían las cosas: Franco desactiva el frente de Levante y traslada las tropas al Ebro, reforzadas por otras llegadas de Madrid, con lo que, en una zona montañosa, el avance se estabiliza. De hecho, los republicanos ni siquiera pudieron llegar a Alcañiz, situado a menos de 30 kilómetros del río en línea recta y uno de los objetivos declarados de la ofensiva.

La estabilización del frente, de unos 70 kilómetros de longitud y cuyos últimos reductos resistieron hasta el 16 de noviembre, dio lugar a una sangrienta batalla de 114 días en la que murieron cerca de 20.000 combatientes y hubo otros tantos prisioneros, además de 70.000 heridos. Los republicanos habían cometido el error de atacar dejando el río a sus espaldas, lo que tenía bastante de autoencerrona. Y los sublevados lo aprovecharon para machacarlos con el notable apoyo de las aviaciones alemana e italiana y su superioridad en artillería.

Los motivos estratégicos de la ofensiva
¿Por qué apostaron el Gobierno y el Estado Mayor republicanos por una ofensiva de este tipo, con escasas posibilidades reales de salir adelante dada la diferencia de fuerzas? Nunca estuvo claro del todo, aunque Maldonado apunta una hipótesis: “La guerra civil estaba decidida desde marzo, cuando el ejército de Franco se impuso en el frente de Aragón, llegó a Vinaroz a primeros de abril y partió en dos la España republicana. Sin embargo, Negrín estaba convencido de que pronto iba a estallar la guerra mundial a intentaba resistir” con la esperanza de que, en ese caso, llegara el apoyo de las democracias occidentales.

El ejército franquista optó por una batalla de desgaste que, en cualquier caso, perjudicaba más a los republicanos que a sus fuerzas. “La batalla fueron unos kilómetros”, señala Maldonado, aunque la ferocidad de los combates, con episodios como los de Gandesa, que intentó tomar sin éxito la misma XV Brigada Internacional que unos meses antes había resistido allí para cubrir la retirada de republicana ante el avance de los sublevados, resultó despiadada.

Rojo y Negrín optaron por lanzar el frente del Ebro ante la desconcertante estrategia de Franco, que en abril, tras tomar Lleida y Vinaroz, frenó los avances hacia Barcelona y Valencia para hacerlo a finales de ese mes en dirección a la última de estas ciudades.

Esa ofensiva, no obstante, topó con la resistencia de la línea de fortificaciones XYZ en las inmediaciones de Sagunto. Barcelona caería el 26 de enero de 1939, cuando todavía no habían transcurrido dos meses y medio desde que finalizó la batalla del Ebro, lo que provocó el éxodo de medio millón de republicanos hacia Francia.

Una cúpula militar de peso político
“Franco optó por enviar allí al grueso de sus fuerzas, pero la guerra ya estaba decidida y el desgaste perjudicaba en mayor medida a los republicanos que a sus tropas”, apunta Maldonado.

La batalla del Ebro, el último episodio bélico en el que participaron las Brigadas Internacionales, supuso la movilización de la ‘quinta del biberón’, jóvenes de 17 y 18 años movilizados en la zona republicana, principalmente en Catalunya. La inexperiencia de la tropa siempre ha sido incluida por los historiadores entre los motivos del fracaso de la operación.

En cualquier caso, Maldonado destaca el peso político que el Gobierno de Negrín intentó dar a la ofensiva del Ebro, en la que participaron varios de los jefes militares más políticos de su ejército, como Enrique Líster, Valentín González ‘El campesino’ o Antonio Beltrán ‘El Esquinazau’. *

@e_bayona 

Fuente:
https://www.publico.es/politica/batalla-ebro-80-anos-batalla-ebro-ultima-gran-ofensiva-republicana.html

*.Manuel Tagüeña, fue el Comandante más joven que dirigió el XV Cuerpo de Ejercito, en la batalla del Ebro. El primero que lo cruzó y el último que se retiró. Después dio clases en la academia militar de Moscú sobre organizar y planificar retiradas.

jueves, 26 de julio de 2018

La gentrificación, además de otras cosas, perjudica nuestra alimentación

FUHEM

FUHEM Ecosocial publica un nuevo dossier bajo el título: “Gentrificación, privilegios e injusticia alimentaria” que analiza como las transformaciones comerciales de nuestras ciudades están creando nuevos hábitos de alimentación y nuevas formas de exclusión social.

Algunos lo llaman food porn por la forma en la que la comida se presenta como un objeto de deseo inalcanzable. Los medios de comunicación, con programas de cocina, revistas de gastronomía o de estilo de vida, etc. aceleran lagourmetización de ciertos productos, prácticas o lugares. Son dinámicas que se insertan dentro de procesos más amplios de gentrificación y turistificación de las ciudades.

Las ciudades se han subido al carro de la gourmetización y el turismo gastronómico para atraer a más turistas y fomentar el consumo. Así, gourmetización y gentrificación entran en relación, trasformando los paisajes comerciales y gastronómicos de las ciudades y creando nuevas fronteras y segregación. La búsqueda de estas experiencias gastronómicas asociadas a espacios particulares en la ciudades no está solo restringida a los turistas, los propios residentes se comportan cada vez más como turistas locales.

La turistificación dirigida y promovida por el Estado mediante la gentrificación de los establecimientos comerciales, impregna las ciudades españolas. ”Sin intervenciones políticas que prevengan y retrasen la gentrificación o sin una redistribución equitativa del poder económico, seguiremos viendo cómo los alimentos sirven de herramienta para desplazar a la población con menor poder adquisitivo”, apunta Joshua Sbicca Profesor de Sociología en la Universidad Estatal de Colorado.

Mercados de abastos: escaparates gastronómicos
Los mercados de abastos fueron construidos en su mayoría entre la mitad del siglo XIX y principios del XX, cuando el Estado era más proclive a involucrarse en la organización o regulación del abastecimiento y su comercio. El modelo más famoso internacionalmente es el del Mercado San Miguel en Madrid, un mercado tradicional de hierro abierto en 1916 y localizado en el centro histórico de la ciudad que fue después remodelado y reabierto en 2009 como “meca de los sibaritas”. Este mercado está ya firmemente establecido como parte de rutas turísticas, tiene horarios nocturnos (hasta las 2 de la madrugada los fines de semana), y consta principalmente de puestos de degustación de comida y bebida con algún puesto selecto de comida preparada (pescadería especializada). En el mercado de la Boquería de Barcelona, el 20% de las paradas o los puestos vendían comida para llevar (tipo cestillos de fruta cortada), y el número de turistas con cámaras sobrepasa por mucho al de vecinos que hacen la compra.

Estas nuevas prácticas gastronómicas generan nuevas formas de exclusión: ”Por un lado de grupos vulnerables como personas de rentas bajas, minorías étnicas y emigrantes o personas mayores que usaban el mercado de abastos en su función de servicio o espacio público y, por otro lado, el desplazamiento de los comerciantes más “débiles” que no consiguen adaptarse a la nueva situación, es decir, los grupos más vulnerables de las ciudades ven cómo otro espacio más se hace inaccesible”, según argumenta Sara González, profesora asociada de Geografía en la Universidad de Leeds.

Desiertos alimentarios
En Estados Unidos, la distancia media para encontrar comercios de alimentación que cubran las necesidades básicas está entre 21 y 57 kilómetros. Un desierto alimentario es considerado una zona caracterizada por la ausencia o escasez significativa de comercios de alimentación, que impide la adquisición habitual de alimentos y su posterior consumo a la población que allí reside. “Esta situación podría implicar la aparición de problemas de salud pública, como consecuencia de las dificultades para acceder a una alimentación saludable y económicamente asequible” advierte Guadalupe Ramos Truchero, profesora del Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad de Valladolid y miembro del Grupo de investigación de Sociología de la alimentación de la Universidad de Oviedo.

Para considerar una zona como desierto alimentario se estableció una distancia entre 500 y 1.000 metros o un trayecto de 10 a 15 minutos a pie para llegar a un establecimiento comercial. Pero también se añadió la opción del uso del medio de transporte público, considerando una combinación de un viaje de 10 minutos y 50 metros de recorrido de ida y vuelta andando. Lo que venía a ser unos 3 kilómetros de distancia.

La alternativa ecológica
Los últimos informes indican que el gasto por persona en España en productos ecológicos es de 36,33 euros al año, un 69% superior al consumo medio del año 2012. Por su parte, las más de 3.800 empresas industriales de agricultura ecológica generan un volumen de mercado de 1.700 millones de euros y una ocupación de 85.000 puestos de trabajo.

A pesar de estos datos positivos, el poder de transformación de la alimentación ecológica presenta límites: la mercantilización (los sellos que determinan que un producto es ecológico impactan en su coste); la posible desconexión con la persona que lo produce, ya que podemos consumir un producto adquirido en una gran cadena comercial que no contemple las condiciones sociales de las personas que lo han cultivado o elaborado; escaso compromiso político, la aproximación al consumo ecológico no tiene un carácter de transformación que permita proponer o promocionar nuevos espacios políticos; y por último, el origen no es una prioridad, disponemos de productos ecológicos que han recorrido miles de kilómetros, por lo cual, la nominación eco no considera el impacto ambiental de su transporte.

“El hecho de que las grandes cadenas de distribución hayan entrado en la corriente de lo eco, no es una buena noticia. Se convierten en centros de poder, ya que ejercen un control sobre todo el proceso que recorre un alimento desde su producción a su comercialización”, afirma Ricard Espelt, investigador en Digital Commons (DIMMONS) e Internet Interdisciplinary Institute en la Universitat Oberta de Catalunya.

Más información:

Enlace al dossier: Gentrificación, privilegios e injusticia alimentaria
Departamento de Comunicación de FUHEM
Tel. 91 431 02 80. Extensión: 5 // comunicación@fuhem.es
Avda. de Portugal, 79 (posterior)
28011 Madrid
t +34 91 431 02 80. Ext. 161

Fuente: www.fuhem.es

Las 12 cosas más efectivas para superar una ruptura, según la ciencia. Una separación puede producir angustia, depresión, sentimiento de culpa y pérdida de autoestima.

1. Estar enamorado es descubrir lo bella que es la vida",
cantaba el inefable y siempre sabio Raphael. De ahí que, cuando una relación se acaba —los matrimonios duran 16,3 años de media, según el INE—, el batacazo psicológico sea morrocutudo. No solo se trunca una relación, sino la vida como la habíamos imaginado. Un estudio de la psicóloga Galena Rhoades, de la Universidad de Denver (EE UU), relacionó la disolución de una pareja con un aumento de la angustia y una disminución en la satisfacción vital.

Los hombres y las mujeres que son rechazados, en comparación con los que rechazan, experimentan más depresión, pérdida de autoestima y pensamientos cuidadosos y reiterados sobre un mismo tema, según otro estudio de la Universidad de Texas en Austin (EE UU). Además, tras una ruptura, el cerebro de las mujeres cambia, incrementando su actividad en zonas relacionadas con la tristeza, según el profesor Arif Najib, de la Universidad de Tubingen (Alemania). Y, por si fuera poco, puede llegar a afectar al sistema inmune, como halló Janice K. Kiecolt-Glaser, de la Universidad de Ohio (EE UU). Por suerte, la ciencia ha encontrado algunos métodos para pasar mejor el trago.

2. Llore, desahóguese 
"Al experimentar esos sentimientos disminuirán con el tiempo y se acelerará el proceso de duelo. Las etapas de duelo con frecuencia incluyen: conmoción/negación, negociación, enojo, depresión y, finalmente, aceptación", indica un documento de la Universidad McGill (Canadá) que recoge 20 estrategias para sobrevivir a una ruptura.

"Es lo primero que hay que hacer: llorar, soltar toda la pena y la rabia. Aunque la gente de nuestro entorno nos diga que lo olvidemos; todo lo contrario: lloro, porque me apetece llorar. Hay que autorizarse a estar mal y llorar", sentencia Esteban Cañamares, miembro del Colegio de Psicólogos de Madrid. "Si cerramos el grifo de la pena lo único que vamos a conseguir es que en vez de durar equis dure tres equis. Llorano vamos a acortar el duelo.

3. Concéntrese en las cosas malas de su ex ¿Se dejaba siempre la tapa del váter levantada? ¿Nunca ponía la lavadora? ¿Era una seta? No deje de pensarlo y se sentirá mejor. Es la conclusión de un estudio publicado en 2018 en Journal of Experimental Psychology: pidieron a los participantes —todos recién salidos de una relación— que, antes de ver una foto de su ex, se concentraran en tres tipos de pensamientos: en los defectos de la otra persona; en aceptar lo ocurrido; y en cosas que a ellos mismos les resultaban gratificantes (su comida favorita, por ejemplo). Aquellos que evocaron los aspectos negatitos tenían una respuesta emocional menor.

4. No intente quedar bien con la otra persona
Cuando dos amantes cortan, ambos lo pasan mal, aunque "la persona que toma la decisión ha tenido un tiempo para reflexionar y asimilar antes de anunciarla, de modo que el sentimiento de culpa y pérdida es más claro en la persona que no decide", dice Trinidad Bernal, doctora en Psicología y experta en mediación de la Fundación ATYME.

A veces, con la mejor intención, quien ha puesto punto final intenta minimizar el daño en el otro ofreciéndole su amistad o proponiendo el clásico "aquí estoy para lo que necesites". Los expertos lo desaconsejan. "Lo único que consigue es crear en el otro un sentimiento de esperanza y lo fastidia indica Bernal.

5. Escriba un diario
Poner por escrito las sensaciones y vivencias posteriores a una ruptura puede ser adecuado para afrontarla, ya que de ese modo se acentúa el procesamiento cognitivo de una forma sencilla, asegura el psicólogo estadounidense James W. Pennebaker en su ensayo Opening up: The healing power of expressing emotions.

Quienes escriben sobre los aspectos positivos de la ruptura experimentan emociones más positivas con respecto a la misma, según el profesor Gary W. Lewandowski, de la Universidad de Monmouth (EE UU). Entre esas emociones figuran comodidad, confianza, empoderamiento, energía, felicidad, optimismo, alivio, satisfacción, agradecimiento y sabiduría. En esa misma línea, un estudio publicado en Procedia-Social and Behavioral Sciences sostiene que "la expresión emocional escrita reduce los síntomas depresivos".

6. Salga de fiesta con sus amigos
Puede tener efectos balsámicos, siempre que nos lo pida el cuerpo. "Lo de obligarnos a salir, eso nunca. Sin forzarlo. Puede que no nos lo pasemos bien y cuando realmente nos apetezca prefiramos no salir", advierte Cañamares. Un estudio publicado en 2013 en PLOS One decretó que la calidad de las relaciones sociales influye en el riesgo de depresión exactamente igual que los hábitos saludables en el riesgo de enfermedad cardiovascular

7. Pero evite hablar demasiado del tema
Descargar las penas en un hombro amigo es casi una necesidad cuando uno se siente como un perro apaleado. Para los psicólogos, está bien hacerlo dos o tres veces, pero no más. "Al verbalizarlo constantemente, la herida sigue abierta", señala Trinidad Bernal. "Uno encuentra relax en ese momento, pero a la vez provoca que se recuerden una y otra vez las mismas situaciones y no hay manera de salir de un atolladero bastante fuerte. Los amigos creen que ayudan mucho con eso, y no es verdad. Lo que se recomienda es que se desvíe la conversacion hacia otros temas, distraer al amigo o amiga que esta pasando por esa situación.

8. No busque culpables
Montarse películas no trae nada bueno. "Tendemos a inventarnos una historia de buenos y malos. Las cosas son mucho más complejas. Es mejor huir de eso, primero porque es falso, y puede llevarnos a cometer nuevas equivocaciones de pareja. También porque las culpas facilitan las depresiones, los ataques contra uno mismo… En esta sociedad nuestra, de origen judeocristiano, tendemos mucho a la culpabilidad".

Es mejor sacar una moraleja: "Del tipo: a partir de ahora no me voy a conformar con fijarme en el físico, o a partir de ahora hasta que no conozca a su familia no voy a comprometerme. Prender cual es la piedra en la que hemos tropezado. Añade Cañamares.

9. Descarte iniciar una nueva relación enseguida
Suele suceder que quien ha tomado la decisión tiene un derroche social altísimo. Pero no siempre es aconsejable emparejarse pronto. "Si se implica enseguida en una relación sin haber pasado el duelo, lo más probable es que no tenga éxito. Hasta que no se ha pasado esa fase, indudablemente no va estar en condiciones de poder dar cariño a otra persona y va a estar enganchado a situaciones anteriores", dice Trinidad Bernal.

Menos probable es que la persona abandonada tenga ganas de comprometerse a corto plazo. "Ni se le va a ocurrir. Su centro de atención sigue estando en el otro", asegura Bernal. Tras una separación, los hombres son más propensos a iniciar una relación de rebote, como asegura un estudio publicado en Social Sciences en 2013. ¿Y una relación esporádica? "Es un parche para un momento, no la solución", dice Cañamares.

10. Recupere rutinas
El tiempo que antes tenía para usted —en ocasiones limitado, puesto que de buen grado compartía horas y actividades con su pareja— , ahora se ha multiplicado: aprovéchelo en su propio beneficio, apuntándose a un gimnasio, matriculándose en un curso o visitando exposiciones. Será como extraer una consecuencia buena de algo malo. "Es necesario hacer una lista de actividades. Pero con antelación: planifiquemos el fin de semana antes de que llegue el viernes, de lo contrario se quedará tumbado en el sofá dándole vueltas a los recuerdos. Funciona muy bien el volver a hacer cosas que a uno le gustaban y dejó de hacer, o cosas que nunca ha hecho y puede apuntarse a ellas", señala Trinidad Bernal.

11. Pongase en forma
Cuidar el cuerpo es importante. "La actividad física, salir al aire libre, pasear, respirar de una manera más acompasada…, son cosas que ayudan mucho. Las emociones nos están generando reacciones químicas en nuestro organismo que son contraproducentes, y de este modo se equilibran", comenta Trinidad Bernal.
Hágase un control médico. 

El ejercicio puede ser un buen tratamiento contra la ansiedad, dicta un estudio de 2015 de la Universidad de Duke (EE UU). En 2017, un grupo de investigadores canadienses estimó que es beneficioso para los trastornos de ánimo y la depresión.

12. Dejar de seguirlo/la en Facebook e Instagram
Esteban Cañamares recomienda dejar pasar al menos seis meses hasta retomar el contacto. "No podemos pretender que a las dos semanas de haber cortado ya seamos amigos", dice. "Durante seis meses no deberíamos saber nada de él o ella. Ni en Facebook ni nada por el estilo. No ayuda a que el duelo evolucione. Hay que dejar que la herida cierre totalmente, y a partir de ahí podemos seguir siendo amigos o compañeros de pádel".

Una tesis doctoral de Veronika A. Lukacs, de la Universidad de West Ontario (Canadá), sostiene que el contenido en Facebook puede ser una fuente de angustia para las personas que recientemente han experimentado una ruptura romántica. En su estudio, aquellos que participaron en altos niveles de vigilancia electrónica interpersonal experimentaron más angustia por la ruptura que las personas que no lo hicieron.

13. La guinda: si cree que algo le va a aliviar, hágalo
En 2017 se publicó en Journal of Neuroscience un curioso estudio, a cargo de investigadores de la Universidad de Colorado (EE UU). Reunieron a un grupo de personas que acababan de terminar una relación y les pidieron que miraran fotos de sus exparejas. A algunos les dieron un pequeño aparato, diciéndoles que se trataba de "un poderoso analgésico efectivo en reducir el dolor emocional"; al resto les dijeron la verdad: era un simple espray nasal. Entre los engañados, la actividad cerebral aumentó marcadamente en las regiones involucradas en el control de la emoción y disminuyó en las áreas asociadas con el rechazo; también aumentó en una región llamada gris periacueductal, que ayuda a controlar los analgésicos y los neuroquímicos que estimulan el estado de ánimo como los opioides y la dopamina. El experimento con el placebo sugiere que las expectativas positivas pueden ser suficientes para influir en áreas del cerebro en las que habitualmente actúan los antidepresivos.

https://elpais.com/elpais/2018/06/18/album/1529315028_761947.html#foto_gal_2

miércoles, 25 de julio de 2018

Los cinco hábitos saludables que pueden alargar la vida una década. Investigadores estadounidenses estudian en 123.000 personas los beneficios de hacer deporte, cuidar la alimentación, no pasarse con el alcohol y evitar el sobrepeso.

Todo el mundo sabe que no fumar, hacer deporte, cuidar la alimentación, no pasarse con el alcohol y evitar el sobrepeso son hábitos saludables.

Pero no todos toman al pie de la letra estas recomendaciones. Un grupo de científicos de la Harvard T.H. Chan School of Public Health ha publicado en la revista Circulation un estudio que deja más claros los beneficios de un estilo de vida sano. Según la investigación, respetar esas cinco normas puede conllevar un aumento de la esperanza de vida con respecto a quienes no las siguen de hasta 14 años para las mujeres y 12 años para los hombres. Los autores han sacado esta conclusión tras observar a lo largo de 34 años los comportamientos más o menos saludables de 123.000 estadounidenses.

Pese a ser el país que más invierte en sanidad en el mundo, Estados Unidos ocupa el puesto 31 en el listado de los que mejor esperanza de vida tienen, según los últimos datos de la Organización Mundial de la SaludPara explicar esta realidad, los investigadores creen que influyen los hábitos de vida de cada ciudadano. "La obesidad en EE UU es mucho más alta que en otros países desarrollados. Las mujeres estadounidenses empezaron a fumar hace décadas, antes que en otros países", pone como ejemplos Yanping Li, autor del estudio.

En la fase de recopilación de datos sobre las más de 120.000 personas involucradas, los investigadores de Harvard contaron 42.167 muertes. Al analizar en detalles qué hábitos de vida tenían esas personas, los científicos han constatado importantes diferencias entre quienes llevaban un estilo de vida saludable y quienes no. Los cinco factores clave han sido escogidos de acuerdo con los estudios de las décadas anteriores y gracias a la propia "experiencia de investigación" de los autores, que, en particular, han manejado "durante muchos años" información sobre miles de profesionales de la sanidad, afirma Li.

Esther López García, investigadora de la Universidad Autónoma de Madrid, explica que la principal aportación del estudio es el hecho de aplicar el cálculo de los beneficios de un estilo de vida saludable a los datos reales sobre fallecimientos en Estados Unidos. "Sirve para calcular cuántas muertes se pueden atribuir a no seguir ese estilo de vida, que es modificable y no depende de fármacos y tratamientos médicos", afirma López. Eso se traduce "en cuánto más podría vivir la gente", agrega la investigadora.

Li y el resto del equipo que ha trabajado en el estudio, liderado por Frank B. Hu, han sacado la conclusión de que, a los 50 años de edad, una mujer que mantiene un estilo de vida conforme a los cinco factores saludables señalados puede tener una esperanza de vida de 43 años más. Para un hombre de la misma edad sería de 37 años. Para las personas que no respetan ninguna de estas recomendaciones, la esperanza de vida media es de 29 años en el caso de las mujeres y de 25 para los hombres. López destaca que, según el estudio, no es necesario haber seguido este estilo estrictamente a lo largo de toda la vida. En opinión de la investigadora, "nunca es tarde" para mejorar aspectos como dejar de fumar o seguir una dieta más saludable y, aunque se empiece a los 50 años, se pueden obtener beneficios.

Los científicos estadounidenses creen que, para que cada individuo adopte un estilo más saludable, es importante un mayor esfuerzo de la sanidad pública. "Recomendamos al sistema de salud de Estados Unidos impulsar la prevención en la población genérica antes que los tratamientos de los pacientes", afirma Yanping Li. Esther López sostiene que el mismo discurso es aplicable a un país como España y hace referencia al consumo de tabaco, según ella un hábito no saludable muy común en este país. "Si se previene que mucha gente fume, se van a reducir muchas enfermedades. En cambio, los tratamientos médicos, aunque por supuesto mejoran la salud, tienen un impacto menor, en términos de salud pública, porque llegan a menos gente".

No seguir los factores indicados en el estudio puede conllevar graves consecuencias para la salud de las personas. Los investigadores señalan una larga lista de efectos negativas por cada uno de ellos, como el riesgo de sufrir cáncer u otras enfermedades por fumar o la diabetes y los problemas cardiovasculares asociados a una mala dieta. Por eso insisten en que si se adoptan los cinco hábitos a los que apuntan, los beneficios están garantizados. "El mensaje clave es común para todos: cuánto más saludable es el estilo de vida de una persona, más larga será su esperanza de vida", concluye Li.

https://elpais.com/elpais/2018/05/04/ciencia/1525441647_414845.html

La “caja mágica” que extrae agua del aire del desierto

Daniel Galilea EFE.doc

La revolucionaria "cosechadora" de agua, consiste básicamente en una caja dentro de otra que utiliza un material extremadamente poroso y permite obtener agua del aire del desierto, utilizando únicamente la luz solar como fuente de energía.

– La cosechadora de agua se basa en un tipo material extremadamente poroso denominado MOF, que absorbe la humedad del aire durante la noche en el desierto y la libera para que se condense en gotas de agua durante el día.

– El científico Omar Yaghi, profesor de Química en la UC Berkeley (www.berkeley.edu), es el inventor de la tecnología MOF subyacente a esta cosechadora. Según Yaghi, este sistema “funciona a temperatura ambiente con la luz del sol, y puede recoger agua en el desierto sin recibir un aporte de energía adicional”.

– “Oriente Medio, África del Norte e India se encuentran entre los primeros lugares donde esta tecnología podría ser aplicable, debido a la muy baja humedad relativa y a la abundancia de luz solar que hay en estas áreas”, señala a Efe el estudiante de postgrado Eugene Kapustin, que forma parte del equipo del profesor Yaghi.
La 'caja mágica' situada en el tejado de la Universidad realizando una prueba previa. Foto:Stephen McNally/Roxanne Makasdjian (UC Berkeley)
La "caja mágica" situada en el tejado de la Universidad realizando una prueba previa.

Foto:Stephen McNally/Roxanne Makasdjian (UC Berkeley)

Un equipo de científicos de la Universidad de California, en Berkeley (UC Berkeley) ha ensayado con éxito, en el desierto estadounidense de Arizona, un sistema capaz de recolectar agua potable del aire sin otra energía que la luz del sol.

Este dispositivo absorbe agua durante la noche y, a través del calentamiento solar durante el día, la libera, para condensarla y recolectarla utilizando un nuevo tipo de material denominado ‘Estructuras metal-orgánicas’ o Metal Organic Frameworks (MOF, por sus siglas en inglés).

Este exitoso ensayo de campo en Arizona permite demostrar que este sistema puede extraer agua potable todos los días y todas las noches, con una humedad muy baja y a un bajo costo, lo que lo hace ideal para las personas que viven en zonas áridas y con escasez de agua en todo el mundo, de acuerdo a esta universidad.

El científico Omar Yaghi, profesor de Química en la UC Berkeley (www.berkeley.edu), ha sido el inventor de la tecnología MOF subyacente a esta cosechadora.

Según Yaghi, este sistema “funciona a temperatura ambiente con la luz del sol, y puede recoger agua en el desierto sin recibir un aporte de energía adicional”.

“Este viaje del laboratorio al desierto nos ha permitido conseguir que la recolección de agua pase de ser un fenómeno interesante a convertirse en una ciencia”, recalca.

MATERIAL PRODIGIOSO
“Yaghi es un pionero en el desarrollo de los MOF, unos sólidos con tantos canales y agujeros internos que uno de estos materiales del tamaño de un terrón de azúcar podría tener una superficie interna del tamaño de seis campos de fútbol”, según Robert Sanders, director de comunicaciones científicas de la universidad californiana.

“Esta superficie absorbe fácilmente tanto gases como líquidos y, lo que es igual de importante, los libera rápidamente cuando se calientan”, añade.

Según Sanders, ya se están probando varios tipos de MOF, por ejemplo como una forma de introducir más gas en los tanques de los vehículos alimentados con hidrógeno, para absorber dióxido de carbono de las chimeneas y para almacenar metano. El químico jordano-estadounidense Omar Yaghi recibió en 2018 el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ciencias Básicas por su trabajo en el desarrollo de estos materiales, capaces de capturar y almacenar dióxido de carbono, obtener agua del vapor atmosférico en zonas desérticas o desarrollar combustibles limpios basados en el hidrógeno.

Los MOF altamente porosos, que Yaghi desarrolló en la década de 1990 junto con otros materiales llamados COF, son como esponjas cristalinas a escala molecular, en las que el tamaño de los poros o celdas se puede definir en función de las necesidades, según esta entidad (www.premiosfronterasdelconocimiento.es).

Estos materiales reúnen muchas de las propiedades más deseadas por los químicos, entre ellas una gran capacidad de absorber otros compuestos, que se alojan dentro de sus poros, según la Fundación BBVA.

Añade que mientras los COF están compuestos por materiales orgánicos, los MOF combinan materiales inorgánicos (óxidos de metal) y orgánicos. El óxido de metal cambia dependiendo de la molécula que se quiera capturar, mientras el tamaño del poro depende del compuesto orgánico utilizado, según esta fuente.

Con el prototipo que el equipo de Yaghi probó en Scottsdale (Arizona, EE. UU.), donde la humedad ambiental relativa pasa del 40 por ciento por la noche al 8 por ciento durante el día, se demostró que, en el futuro, debería ser fácil aumentar la escala de la cosechadora añadiendo más material MOF que absorba agua, según estos investigadores.

Este equipo también explica a Efe que, con el actual tipo de MOF hecho de zirconio (MOF-801), la cosechadora es capaz de recolectar alrededor de 200 gramos (unas 7 onzas) de agua por cada kilogramo de este material poroso.

El zirconio es un metal costoso, pero Yaghi informa que ha creado un nuevo MOF basado en aluminio, llamado MOF-303, que es, al menos, 150 veces más barato y captura el doble de agua en las pruebas de laboratorio, lo que permitirá desarrollar una nueva generación de cosechadoras capaces de producir más de 400 mililitros de agua al día a partir de un kilogramo de MOF.

UNA CAJA DENTRO DE OTRA
“La cosechadora es básicamente una caja dentro de una caja. La caja interior contiene una cama de 2 pies cuadrados (0,18 metros cuadrados) de granos de MOF expuestos al aire para absorber la humedad. Este material está encapsulado en un cubo de plástico con la tapa y sus laterales transparentes”, según Robert Sanders.

“La parte superior de la cosechadora se dejó abierta por la noche para permitir que el aire entrara y se pusiera en contacto con el MOF, pero se reemplazó durante el día para que la caja pudiera calentarse como si fuera un invernadero para expulsar el agua absorbida por el MOF”, explica.

El MOF está dentro de la caja interior, y su parte superior o tapa envuelta en papel aluminio está diseñada para mantener la caja exterior lo suficientemente fría como para condensar el vapor de agua que se desprende desde el MOF por la luz solar.

“Durante el experimento de Scottsdale, el agua liberada se condensó en el interior de la caja exterior y cayó al fondo, donde los investigadores la recogieron con una pipeta”, informa Sanders.

Los experimentos establecen que esta cosechadora es capaz de operar con baja humedad, como ocurre en las regiones áridas del mundo, y que puede ser configurada para diferentes condiciones, dotándola de un MOF específico, según los investigadores.

“Ahora estamos efectuando mejoras tanto en los materiales como en los aspectos de ingeniería de la cosechadora”, explica a Efe el estudiante de postgrado Eugene Kapustin, que forma parte del equipo del profesor Yaghi, junto con los becarios de postdoctorado Markus Kalmutzki y Farhad Fathieh.

“Estamos estudiando otros MOFs que sean más baratos de sintetizar y suministren más agua con una humedad relativa más baja, y estamos trabajando en un nuevo diseño de la cosechadora basado en el MOF-303 para que sea más compacta y pueda producir mayor cantidad de agua potable”, añade Kapustin.

SOLUCIÓN PARA LA REGIONES CON ESTRÉS HÍDRICO

Consultado por Efe sobre donde podría utilizarse esta cosechadora, Kapustin adelanta: “en Oriente Medio, África del Norte e India se encuentran entre los primeros lugares donde esta tecnología podría ser aplicable, debido a la muy baja humedad relativa y a la abundancia de luz solar que hay en estas áreas”.

“Para el futuro, estamos diseñando una nueva cosechadora de agua en modo activo, en la que el aire es arrastrado hacia el MOF a alta velocidad para llenar los poros de agua rápidamente, y que luego esta agua sea extraída y recolectada”, explica Yaghi a Efe.

“Este ciclo se puede realizar más de diez veces al día, con lo que se podrá obtener una cantidad mucho mayor de agua limpia”, apunta Yaghi (http://yaghi.berkeley.edu) .

Este profesor señala que, hasta la fecha, se han creado más de 70.000 MOF en todo el mundo, pero solo han probado unos pocos en cuanto a su capacidad para cosechar agua, por lo que obviamente el siguiente paso será buscar cuáles de estos materiales son mejores y más baratos para la recolección de agua.

La visión de Yaghi consiste en conseguir una “agua personalizada”, donde quienes viven en regiones con estrés hídrico, es decir con un acceso limitado al agua potable, tengan en su casa un dispositivo de captación de agua que funcione con energía solar ambiental, entregando el líquido que satisfaga las necesidades básicas de las personas.

“Más de un tercio de la población mundial vive en regiones con estrés hídrico, por lo que las implicaciones potenciales de esta tecnología para transformar la vida de las personas y mejorar las condiciones de salud pública mundial son enormes”, enfatiza.

“Todavía se requieren muchos avances para conferir a esta tecnología la utilidad y accesibilidad necesarias para hacer realidad esta visión, pero con nuestra invención estamos un paso más cerca de conseguirlo”, señala Yaghi a Efe. EFE/REPORTAJES.

Fuente:
https://www.efedocanalisis.com/noticia/caja-magica-agua-desierto/

martes, 24 de julio de 2018

Una calle (por fin) en Sevilla, para el cónsul alemán Otto Engelhardt, que renegó de Hitler y fue fusilado por Franco

Olivia Carballar
La Marea

El primer director de la Compañía Sevillana de Electricidad renunció a la nacionalidad alemana y fue asesinado por orden de Queipo de Llano, denuncia su familia

“Los conductores y cobradores de los tranvías eléctricos dedican a su digno director don Otto Engelhardt este insignificante recuerdo que pretenden sea expresión sincera y justa de la intensa gratitud que sienten por la concesión tan beneficiosa hecha a sus pretensiones accediendo a la minoración de las horas de la jornada de invierno. La satisfacción de hacer el bien sea su más legítima recompensa”. Es la leyenda que preside la entrada de la casa de Conrado, nieto de Otto Engelhardt, que fue director de la Compañía Sevillana de Tranvías. Ese mismo cuadro, de principios del siglo pasado, estuvo esperando en dependencias municipales para ser expuesto en una muestra sobre la historia del transporte público en Sevilla, pero fue rechazado, según cuenta la familia, con una excusa: no poder hacer frente a posibles daños dado el incalculable valor sentimental.

“¡Pero si nosotros lo que queremos es que se conozca quién fue Otto Engelhardt!”, decía sin dar crédito Ruth, su bisnieta, hija de Conrado, hace cinco años. “Fue un defensor de las libertades y de los derechos humanos. Un emprendedor y un visionario de una ciudad más moderna en cuanto al transporte, la energía o la salud. Sigamos restaurando la memoria y construyamos una ciudad donde ya no habite el olvido”, dijo Ruth el pasado jueves, cinco años después, bajo el rótulo recién puesto de la calle Otto Engelhardt, en la estación de autobuses del Prado de San Sebastián.

Engelhardt, un ingeniero nacido en 1866 en Brunswick (Alemania), fue quien trajo la luz a Sevilla. En sentido literal: fue el primer director de la Compañía Sevillana de Electricidad, en 1894. “En esta imagen se ve uno de los primeros alumbrados de la feria de Sevilla”, señala Ruth con una foto en la mano. Y en sentido figurado: trabajó para que los vecinos y vecinas, cuando no había más avance que los carros tirados por mulas, fueran más libres, más progresistas. “Y en esta está en el laboratorio farmacéutico que creó después de rechazar la nacionalidad alemana”, cuenta sosteniendo otra foto vieja sin una mota de polvo encima.

Cónsul alemán honorífico en la capital andaluza, devolvió todas las medallas que le habían concedido porque no quería ser cómplice del nazismo. Condenó el exterminio nazi mucho antes de que nadie aventurase lo que iba a suceder más tarde, en la Segunda Guerra Mundial. “¡Gracias a Dios que vivo ahora como ciudadano español, bajo la protección de un Gobierno que está tan lejos del fascismo como yo de Hitler y sus príncipes! No dejo de amar a mi Alemania y le deseo para ella de corazón que vengan pronto días felices sin Hitler, sin barones y príncipes; días republicanos de verdad y prósperos como merece el pacífico pueblo alemán”, escribió en un artículo en El Liberal.

El franquismo, sin embargo, decidió apagarle la luz a él. En 1936, con casi 70 años, fue fusilado por orden de Queipo de Llano, que sigue enterrado en la basílica de la Macarena. “El que fue después cónsul alemán, Gustav Draeger, era amigo íntimo de Queipo de Llano. Y creemos que este hombre instó a elminarlo. Draeger, de hecho, murió en Camas ya de viejo”, sostiene Ruth. A Engelhardt lo sacaron del hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, hoy sede del Parlamento andaluz, donde aguardaba ingresado, enfermo, junto a una de las salas a las que él mismo había contribuido a restaurar con su generosidad, como explica su familia.

“En el año 1916 vino un submarino alemán por el Guadalquivir cargado de explosivos para hacer estallar los barcos ingleses que había en el puerto. Y el abuelo logró hablar con el capitán del barco, desmontaron los explosivos, que deben estar ocultos por la orilla de Gelves o por las inmediaciones, y se deshizo aquella operación porque era una barbaridad. Impidió que un país más, España, hubiera entrado en guerra contra Alemania”, contaba orgulloso hace cinco años Conrado, un hombre callado, culto, que hablaba públicamente, por primera vez, del abuelo Otto. Conrado asiste también callado, casi sin creerlo, al acto de inauguración de la calle, antes denominada Manuel Vázquez Sagastizabal, aviador franquista.

De niño, él mismo también sintió el terror de la dictadura. Como tantas otras víctimas, pagó las consecuencias de ser el nieto de un “cónsul rebelde” que tuvo la osadía de renegar de Hitler y fue fusilado después por el ejército de Franco. Recuerda que su tía, que había sido monja de clausura, insistió al párroco para que le permitiera hacer la comunión. Y la hizo pero a las seis de la mañana, que fue la hora que puso el cura como condición para que aquello no supusiese un escándalo público. “La Gestapo y la Falange hacían registros donde yo vivía con mis padres, en la calle Luis Montoto. Entraban a culatazos, a las cinco, a las seis de la mañana, hasta que un vecino que teníamos carlista apareció una noche allí con su boina roja y su sable y ya no volvieron más”, explica Conrado. Se llevaron muchísimos libros de la biblioteca. Pero parece, sonríe Conrado, que no sabían leer: “El Capital, de Marx, que tenía la tapa verde y no roja, lo dejaron“.

Hoy con 86 años, aparta la sonrisa cuando rememora cómo la segunda mujer de su abuelo, Mercedes, tuvo que aguantar a la Legión Cóndor en su casa, donde se hospedaron después de haber asesinado a su marido. “La abuela recibió un tortazo en el cine porque al final, cuando aparecía el Nodo, no se levantó ni saludó brazo en alto. ‘Cuando muera Franco voy a coger una borrachera’, pero no vivió para verlo”, prosigue Conrado. Ana, la primera mujer de Otto –curiosa coincidencia con Los amantes del círculo polar ártico– era alemana y murió de inanición en un psiquiátrico, tras buscar desesperadamente a un hijo que creía muerto. De ella conserva aún su nieto una biblia traducida por Lutero: “Aquel cura de la comunión quería que la destruyese, pero aquí esta aún, arriba, con un valor literario enorme. Si Cervantes le da consistencia al idioma español, el alemán con el que se escribe esta biblia es el que le da consistencia al alemán moderno”.

Con la generosidad heredada del abuelo Otto, Conrado ha regalado muchos de sus libros a sus amistades. Incluso el violín que tocaba este hombre “punto y aparte”, como la canción que sonó en directo durante la inauguración de la calle. “Estaba estudiando también árabe”, dice Conrado, que toca el piano y aún recuerda otro sonido menos melódico, el de los tiros: “Cuando yo era chico pasaban por delante de la ventana las filas de gente del Ejército y un poquito más arriba los fusilaban”.

En la familia son monotemáticos: “Solo hablamos de Otto”. Carmen, la mujer de Conrado, interviene también indignada en la conversación. Y luego habla Salvador, el marido de Ruth, y exhala pasión por todos lados: “Le habéis contado lo del submarino, y que su mujer tuvo que convivir con sus asesinos, y que era generoso, y que también era bromista…?”. Eso no. “Pues puso el número 13 al tranvía que llevaba al cementerio. Y de color gris ceniza. Trece, gris y ceniza. Toma superstición”, ríe Salvador.

Ruth no para de contar éxitos. Coge la reproducción de un libro que regalaron los trabajadores del tranvía a su bisabuelo y muestra las cifras de los beneficios logrados: “Comenzó con un capital de 2,8 millones en 1898, y en 1910 era ya de diez millones. Este libro lo tiene la Fundación Endesa y no saben ni quién es Otto Engelhardt”. Se sabe fragmentos de memoria y aún se emociona al leerlo: “A don Otto. A través del tiempo, vuestros hijos lean sus páginas, ellos podrán corroborar el lema con el que comenzamos esta humilde dedicatoria: nuestro padre vive en sus obras. Nunca va a morir. 12 de diciembre de 1920″. Y luego vienen páginas y páginas con las firmas de los trabajadores. “De todos, de todos, de todos, de todos, de todos, de todos los trabajadores, páginas y páginas de personas, porque esto son personas”, repite sin cesar Salvador.

Hasta el momento, Otto Engelhardt sí había recibido homenajes en San Juan de Aznalfareche, donde se ubica la residencia donde vivió, Villa Chaboya. Un concejal de este pueblo sevillano, donde una plaza lleva su nombre, fue la única representación institucional durante el acto, convocado por la Asamblea de familiares y Asociaciones de memoria histórica de la Plaza de la Gavidia. El colectivo acaba de registrar en el Ayuntamiento de Sevilla una relación de 19 calles con nombres franquistas, una de ellas, Manuel Bermudo Barrera, a escasos pasos de la nueva calle de Otto Engelhardt, quien, como recordó el historiador Carlos Font, terminó su autobiografía con un “viva España”.

Fuente:
http://www.lamarea.com/2018/07/17/una-calle-por-fin-para-el-consul-aleman-que-renego-de-hitler-y-fue-fusilado-por-franco/

Karl Marx (1818-1883). En el bicentenario de su nacimiento (XIX) Sobre la dialéctica.




Salvador López Arnal (editor) Rebelión

Una de las categorías que ha generado más polémica, páginas y confusión en muchas de las tradiciones marxistas ha sido la dialéctica. Se ha afirmado en ocasiones, nada infrecuentes por lo demás incluso en épocas recientes, que la dialéctica era el método marxista por excelencia, que se trataba de una lógica alternativa, más realista, más ajustada y más fructífera que la fijista lógica formal, que la lógica dialéctica era a la lógica formal como la ciencia obrera frente a la ciencia burguesa. Mejor no seguir, no es necesario.

Conviene aclaraciones al respecto y algunas aproximaciones sustantivas. Tomo pie, principalmente, en textos de Manuel Sacristán, Toni Domènech y Francisco Fernández Buey. También de Miguel Candel y Manuel Monleón Pradas.

Sacristán impartió una conferencia "Sobre dialéctica" en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Barcelona en 1973. Tal vez no fuera el lugar más apropiado, tal vez hubo alguna confusión motivada por el encarcelamiento de uno de los organizadores, el profesor y luchador antifascista Juan-Ramón Capella, pero fue en Derecho donde dictó una conferencia de mucho calado y contenido filosófico.

No me centro en su primera intervención, en la primera parte de la conferencia.

En el coloquio, un asistente formuló una larga e interesante pregunta que señalaba el problema de la operatividad del pensamiento dialéctico y se centraba también en el ámbito del derecho y de los condicionamientos sociales. Citaba, en su exposición a Hesse, Platón, Heráclito y Umerto Cerroni. Al final hacía referencia al neopositivismo y a Ludwig Wittgenstein. En algún momento, planteó el asunto de la posibilidad o imposibilidad de realización de las finalidades dialécticas.

La respuesta de Sacristán, larga, profunda, detallada, fue la siguiente. Voy por partes.

Sí, de acuerdo, comentó, "pero casi habría que volver a empezar. Quiero decir, esto es todo el tema". Yo arrancaría, prosiguió, de la aceptación de lo que considerada principal, la palabra "sueño". Si hubiera dictado la última parte de la conferencia -le pareció que era oportuno desistir-, habría podido exponer lo que era su comprensión fundamental de la noción. "Yo no creo que haya un método dialéctico, usando la palabra "método" en el mismo sentido tecnificado en que la usamos, aproximadamente, desde Descartes".

La palabra "método" era una palabra cómodamente laxa hasta el autor de La Geometría, aproximadamente. Se encontraba casi con el mismo valor en autores que hoy llamaríamos científicos; Arquímedes por ejemplo ("los ejemplos, como decía Zubiri, se vengan porque Arquímedes no decía método, sino epoco, pero es igual, es una pura variación etimológica de la preposición, no del sustantivo básico que es "ódos", camino"). Más concretamente: en personajes a los que consideraríamos científicos actualmente, como Arquímedes o como toda la escuela geométrica de Megara, y también en autores que hoy llamaríamos moralistas, pedagogos o, incluso, místicos.

El texto clásico en el que había nacido de un modo documentable históricamente el problema del método, el Poema de Parménides, estaba usado literalmente en los dos sentidos. Se habla en el Poema parmenídeo de camino hacia el saber, al mismo tiempo que de camino hacia la salvación.

Las metáforas del camino eran tan propias del hombre religioso o del moralista como del científico (o como del político, entendido como un tipo especial de moralista el autor de política, incluyendo, por supuesto, en el concepto de moralista a Maquiavelo, no en un sentido parcial de moralismo).

En cambio, desde Descartes y desde la cristalización del álgebra moderna (desde Viète y Descartes propiamente), la palabra "método" adquirió, en primer lugar, una frecuencia ya natural del uso en plural. Se empezó a hablar de métodos. "Antes no, era más frecuente el uso en singular, y luego una gran precisión de descripción". Existió entonces el método de los algebristas; existió, sobre todo a partir de Descartes, el método geométrico en el sentido cartesiano, o sea la geometría analítica, el transformar las nociones geométricas en nociones algebraicas. "Eso sí que lo habéis hecho en enseñanza media seguro: las ecuaciones de una recta, las ecuaciones de una curva o de tal o cual curva o de tal o cual recta".

En este sentido muy preciso de método, Sacristán no creía que se pudiera decir método dialéctico, "en ese sentido moderno, inventado por la cultura burguesa moderna". Ante eso cabía decir: "¡fuera este sentido estrecho, rígido, de método que han inventado la ciencia y la filosofía burguesas, desde Descartes en adelante!", y vayamos a una noción antigua del concepto. O, por el contrario, se podía decir: la dialéctica no sirve para nada porque no es operativa en el sentido en que lo son esos otros métodos.

Yo pienso que es equivocado, sectario y anulación de la historia, decir: vamos a suprimir el uso exacto de la palabra método", es decir, vamos a no llamar ya nunca más método a las varias técnicas, por ejemplo, de resolución de sistemas de ecuaciones. Esto lo tenéis presente de la enseñanza media. Recordáis que se hablaba del método... A ver, alguien que recuerde esto. En el bachillerato, en mis tiempos, solían enseñar tres métodos de resolver sistemas de ecuaciones. ¿Quién tiene presente esto fresco? Si sois de primero, lo tenéis que tener fresco. ¿Alguien lo tiene fresco o no?

Un asistente comentó: "Igualdad". ¿Y cómo la llamabais preguntó Sacristán? "Di toda la frase, ¿qué de igualdad?". ¿No decían "método de igualdad"? Decían "método" y eso consistía en una serie de operaciones… Otro asistente interrumpió: El de sustitución. El de sustitución, etc, comentó Sacristán. "El de igualdad o de la igualación lo recordáis. Coger, igualar dos expresiones que pertenecen a dos de esas ecuaciones, por ejemplo".

A eso se le llamaba método en sentido preciso, desde Descartes en la cultura burguesa, "a una serie normada de operaciones, de manipulaciones atómicas, por así decirlo, simplicísimas, que toda persona competente puede realizar del mismo modo, obteniendo el mismo resultado, si parte de los mismos datos. Prototipo...

Otro estudiante le pidió que repitiera la definición. No hacía falta, "no te hacen falta las palabras. La idea es seguro que la has cogido".

Dijo de nuevo: en ese sentido estricto inventado por la cultura y por la filosofía de la ciencia burguesa, "método es un conjunto de operaciones muy simples, normadas en el sentido de que como son muy simples todos las podemos practicar del mismo modo sin necesidad de ser genios ni poetas ni filósofos".

Bastaba con saber la ciencia básica de la burguesía, la contabilidad ("que es verdad, no es una chiste, es la pura verdad; sobre esa base está montada, sobre la idea de que las cuentas sean claras"), operaciones que están muy normadas por ser claras y porque su orden de sucesión está marcado, está previsto. "Primero se hace esto, primero se hace lo otro, primero se escribe la incógnita, después se escribe la expresión conocida y en medio se ponen dos rayitas horizontales, si puede ser de la misma longitud mejor, y que cada cual, por lo tanto, con sólo que sea competente, puede repetir del mismo modo, obteniendo los mismos resultados, si parte de los mismos datos".

Ése era el ideal de método de la cultura burguesa, de la sobrestructura ideológica burguesa.

Despreciarlo, decir ¡fuera!, eso no es método, le parecía equivocada. Era perder historia. Sería equivalente a rechazar las técnicas de fundición del acero porque las habían inventado los empresarios y tecnólogos burgueses, porque las hubiera generado la cultura burguesa. "Sería olvidarse de todo el capítulo del Manifiesto Comunista en el que Marx y Engels hacen el catálogo de los grandes méritos históricos del capitalismo. Por tanto, él creía que era digno de conservación ese uso de la palabra "método" como sucesión normada de operaciones simples, tales que toda persona competente, si parte de los mismos datos, podía llegar con su ayuda a los mismos resultados.

No le parecía que debía abandonarse pero, en cambio, le parecía que si una persona tuviera que vivir sobre la base de esos métodos, "lo mejor era pegarse un tiro rápidamente, porque esos métodos no sirven más que para contar, medir y pesar". Todo aquel que reduzca su vida a contar, medir y pesar o a la sublimación del contar, medir y pesar que es la operatividad de la filosofía de la ciencia burguesa, podía ir contento. Le bastaba, le podía bastar. "Si su vida se reducía a eso, al contar, medir y pesar y a la sublimación del contar, medir y pesar que es la operatividad definida por toda la tradición neopositivista, desde Mach hasta Carnap, entonces ya va bien. Le basta". Sacristán creía que, de todas maneras, "seríamos mayoría los que nos pegaríamos un tiro si nos quedáramos reducidos a eso". Entonces, efectivamente, existía el sueño de ir a por más. Por supuesto que sí.

¡Claro que es un sueño, es un objetivo! En mi opinión, no hay un método dialéctico, sino una aspiración dialéctica, un objetivo dialéctico, un pensar con objetivos dialécticos, pero no hay más métodos normados que los que podemos inventar trabajando como si fuéramos positivistas, decías tú, yo rectificaría: como si fuéramos científicos positivos. No tengo que ser positivista para hacer álgebra. Hay muchos algebristas que no son positivistas en absoluto. El más rojo, y más simpático, por otra parte, de los intelectuales marxistas franceses es un algebrista. Un gran matemático.

No existe, pues, un método dialéctico. Existe "un pensar dialéctico por objetivos dialécticos". ¿Qué objetivos dialécticos? Los de totalización, el conseguir visión total, visión del todo. "Todo" era una palabra ambigua que convenía precisar.

Antes de ello querría repasar la intervención que había hecho el interlocutor en puntos de detalle, antes de desembocar en lo que consideraba su personal respuesta. "Para ir tirando y no más".

Sobre la existencia de operatividad en el sentido de la filosofía de la ciencia moderna en un pensamiento dialéctico: ninguno. Precisamente para que fuera operativo, en ese sentido, un razonamiento o un pensamiento tenía que ser particularísimo. Todo menos totalizador. Todo lo contrario, tenía que evitar totalidad. Tenía que ser lo más singular posible, tenía que ir a buscar, en el caso ideal, un experimento in crucis, como "se decía en la época de euforia de este pensamiento, de esa filosofía burguesa del conocimiento, la idea de que existan experimentos capaces de refutar o comprobar cada tesis, puntualmente".

Dicho sea de paso -nos servirá para luego- esto es ya una esperanza abandonada por la misma teoría burguesa del conocimiento, ya en la forma de experimento in crucis de los siglos XVI, XVII, XVIII y principios del XIX, ya en la forma de verificación sensorial exacta, que es la formulación del neopositivismo de los siglos XIX y XX. En las dos formulaciones está abandonada. Lo que, dicho sea entre paréntesis, quiere decir que la idea de operatividad exacta también ella se presenta ya como mero ideal postulado.

Ningún positivista era capaz de afirmar que existiera la operatividad plena, pura. Habían ido abandonando sucesivamente las ideas de experimento in crucis o crucial ("para decirlo menos pedantemente") y de verificación empírica o sensorial.

Que en la sabiduría oriental hubiera pensamiento de tipo dialéctico era evidente para Sacristán, porque era también es una pensamiento que intentaba totalizar, mucho más en el caso de las fuentes. En Lao-Tsê frente a Confucio ("que no era nada totalizador"); en las escuelas heterodoxas hindúes frente a la ortodoxia de Sankara ("que tampoco era nada totalizador"), pero existía la aspiración a globalidad, a ver y comprender la vida entera y no sólo el "detalle técnico administrativo y etiquista a lo Confucio o el aspecto puramente teórico a lo Sankara, en la ortodoxia brahmánica, sino a ver todo lo demás".

En el caso de Lao-Tsê, a hacer metafísica, para decirlo en plata, a hablar del mundo y no sólo de la política y de las ciudades y de la moral, como en la tradición confuciana, y en el caso de las escuelas heterodoxas hindúes, la aspiración a recoger lo que no es teoría, lo que son, pues, técnicas, por ejemplo en el Nyanya, o artes, en otras corrientes hindúes heterodoxas.

En forma de sueño, como había dicho el interlocutor, en forma de aspiración.

Todo ello apuntaba una importante diferencia respecto del mismo sueño (aspiración) dialéctico en occidente:

En Occidente, el capitalismo y la civilización burguesa nos han regalado la idea, el modelo, el prototipo de ciencia, de ciencia positiva. Lo que permite utilizar, digerir, los resultados materiales y metodológicos de ese invento capitalista, igual que de la industria, igual que de las técnicas, para la realización de la aspiración dialéctica. Dicho de otro modo: un pensamiento dialéctico europeo-occidental -aunque sea en Oriente, por ejemplo, en Pekín-, en vez de partir de la simple experiencia vivida, como Lao Tsê o como las escuelas heterodoxas hindúes, puede partir ya de la experiencia elaborada por la ciencia, que sería, en mi opinión, lo característico de la dialéctica marxista, el ser una dialéctica que sabe que no puede arrancar de cero, como la de Hegel, inventándose a sí misma, sino que tiene que arrancar de algo previo.

A saber: de datos no dialécticos pero ya elaborados científicamente, en alguno de los numerosos usos de la palabra "científica". Concretamente, señalaba Sacristán, "en el inventado por la burguesía de finales del capitalismo mercantil y principios del capitalismo industrial".

Que fuera más artística que teórica la aspiración era frase que podía confundir a alumnos de primero de carrera.

Yo la aceptaría siempre que por artístico se entendiera no intuitivo, sino, como decían los griegos, poético, o sea, productivo, creador de producto. Con otras palabras, siempre que se comprendiera que el objetivo de un pensamiento dialéctico pasa por fuerza por una intervención del sujeto que totaliza.

Consiguientemente, era en gran parte producto, construcción, no reflejo, "como con un error histórico siniestro suelen decir los rusos cuando se refieren a la teoría dialéctica del conocimiento o a una concepción dialéctica del conocimiento", por un lapsus lingüístico procedente de la formación burguesa (en filosofía dieciochesca de Lenin.

Esta palabra "reflejo" para hablar de lo que es el conocimiento es, literalmente, lo contrario de lo que puede ser un pensar dialéctico. Pero al pie de la letra. Un pensar dialéctico tiene que ser por fuerza poiético, en sentido griego, es decir, productivo, creador, no reflector. Lo que ocurre es que en el caso moderno puede ser productivo a partir de productos previos que tienen una aspiración de reflejo, los de las ciencias positivas, en vez de partir de la experiencia bruta de la vida cotidiana, como en el caso de la aspiración dialéctica oriental.

De la vida cotidiana o de la vida psíquica muy finamente observada, matizaba Sacristán, pero, en cualquier caso, no con criterios correctores científicos intersubjetivos.

Llegando casi al final, Sacristán señalaba que cuando los autores jurídicos, "dejando aparte a Cerroni el cual puede seguir diciendo lo mismo porque él en su preparación no sea de verdad un jurista" -"esto es la maldición del filósofo tal como los filósofos nos hacemos en la cultura burguesa: como he tenido ocasión de decir alguna vez, con grave indignación de mis colegas, los filósofos somos especialistas en nada, literalmente, por la obligación de hablar, más o menos, de todo, el gravísimo riesgo es no hablar concretamente de nada"-, dejando aparte el caso de Cerroni, decía, que probablemente no fuera, en su opinión, un científico positivo sino más bien un filósofo,

Lo de que los juristas que intentan hacer dialéctica, o pensamiento dialéctico, a la hora de la verdad, hagan lo mismo que los otros, pues, claro, por principio: si el derecho no es una totalidad concreta, no cabe una presentación dialéctica interna del derecho.

Ya por la propia noción de dialéctica, de acuerdo con su interpretación y opinión.

Sólo si lo jurídico es globalizable como una totalidad en sí misma -por eso he aludido antes a la ambigüedad del término "totalidad"-, sólo si se puede reconstruir el derecho como una totalidad concreta, viva, vital, social, con otras palabras, cabría un tratamiento interno verdaderamente dialéctico del derecho.

Si no fuera el caso, sólo podía ser "mutiladamente dialéctico", en el sentido de apuntar "hacia donde habría que completar el tratamiento, fuera del derecho".

Sacristán no se pronunciaba sobre este punto. Sólo había afirmado las dos cosas en condicional: si cabía una concepción de lo jurídico como concretum, tal como se decía en la tradición filosófica, "como cosa, no como parte de cosas", entonces sí: cabía un tratamiento dialéctico "en el sentido en que entiendo la palabra, el cual, por supuesto, no sería operativo en el mismo sentido en que lo puede ser la articulación de una lógica jurídica, según el viejo ideal de los primeros que hicieron lógica jurídica, para reproducir la producción de sentencias o incluso la creación de derecho, según la escuela jurídica que hable". Por la noción misma de dialéctica. O se hacía estudio positivo y entonces no cabía más que otro tipo de dialecticidad: "la dialecticidad de la actividad del que la está haciendo, que eso sí que es un todo, su vida, su acción, pero el producto mismo no. No digo más: la situación sería esa si no es el derecho mismo, él, una totalidad concreta"

Sacristán concluía recogiendo una alusión histórica "porque los ejemplos no sólo se vengan de mí, se vengan de quien los diga". Se trataba del ejemplo de Wittgenstein y Cerroni.

Los ejemplos se vengan siempre, evidentemente, porque Wittgenstein se calló al final del Tractatus: se pasó un año y medio haciendo escuela primaria en Austria y a continuación empezó a hablar que ya no hubo quien lo parara hasta que se murió. ¿Por qué? Porque efectivamente llegó al silencio sobre la base de admitir que el único ideal era la operatividad en ese sentido positivista.

Mientras Wittgenstein había mantenido como ideal la operatividad positivista, la verificación estricta, muy bien, luego ya no quedaba más que el silencio, la sentencia séptima del Tractatus. Cuando Popper y otros filósofos, le habían demostrado que no había "no ya sólo experimento crucial posible, sino ni siquiera verificabilidad empírica posible, entonces el hombre se quitó la represión que, por hablar en términos freudianos, se había metido encima y empezó a charlar como un condenado y a tocar el órgano en todas las Iglesias de Londres en que le dejaban y a leer novelas policiacas sin parar". En fin, comentó, descubrió la vida, "una vez que le hubieron destrozado el principio de verificabilidad que sostiene el Tractatus".

Luego se convirtió en "ese enorme charlador de las Philosophical Investigations, de Los cuadernos azul y marrón, en los que va hablando de lenguaje real, no de lenguajes ficticios". ¿Por qué había sido así? Porque "ya no le importaba, ya sabía que la operatividad no es una cosa accesible sino también un desideratum y sabía que ese desediratum sólo es realizable en un tipo de investigación que no da para vivir".

Sacristán añadía irónicamente:

Bueno, puede dar para vivir en el sentido en que pueda dar para vivir el presupuesto del Estado a través de las instituciones académicas. Si uno es profesor de lógica, desde luego, la operatividad total le da para vivir a través de un sueldo de catedrático de lógica, pero no para vivir en un sentido más serio, en un sentido más completo, no de la comida sólo.

Una vez que Wittgenstein supo eso, dejó de buscar operatividad. Fue más bien todo lo contrario. El resto de su obra fue una cruzada contra la idea de operatividad en sentido estrecho. Exagerada, en opinión de Sacristán,porque el que se haya probado que la operatividad de la que tan orgullosos andaban los neopositivistas por los años treinta es simplemente un ideal, igual que lo es el de pensamiento dialéctico, una aspiración, entonces, la contraposición entre los dos ideales arroja un resultado claro: el de operatividad científico-positiva pura, ¿qué sería? El de obtención de la mayor comprobabilidad de los conocimientos particulares, mientras que la aspiración dialéctica no es ésa sino la de máxima totalización de los conocimientos particulares en una integración.

En su opinión, empezaban por no ser incompatibles.

Si se consideran incompatibles es que alguien estaba negando, sectariamente si era un dialéctico, que tuviera algún valor la exactitud del conocimiento particular, o estaría negando mezquinamente, si era un positivista, que tuviera valor el intento de globalizar la visión de la realidad.

Ambas eran negaciones que no tenían base teórica; la tenían ideológica.

Cuando han tenido vigencia, su vigencia ha sido la de la lucha de clases. Ha sido, por ejemplo, la de los semánticos norteamericanos, en 1939, luchando desesperadamente porque Roosevelt no entrara en guerra contra los nazis arguyendo que el concepto fascismo no es operativo porque no es verificable la proposición "x es fascista".

Pero eso, insistía, era ya pura lucha de clases, no era diferencia teórico-científica entre las dos aspiraciones.

Conviene aproximaciones complementarias a este apasionante tema marxiano y marxista, con derivaciones en otras tradiciones filosóficas y en muchas investigaciones científicas. En la próxima entrega