domingo, 9 de abril de 2023

De dónde procede el capirote, el llamativo gorro que llevan los penitentes en la Semana Santa española

Un nazareno en Sevilla.


Por si alguien duda, empecemos respondiendo a la pregunta que asalta a algunos extranjeros que visitan por primera vez la Semana Santa española: no, no tiene nada que ver con el Ku Kluk Klan.

"Es una lucha continua", explica a BBC Mundo el historiador sevillano Manuel Jesús Roldán, "hay que hacer pedagogía todos los años para explicarle al que viene que esto es una riqueza enorme de siglos".

Roldán se refiere al capirote, ese cono que portan en la cabeza los nazarenos o penitentes en las procesiones en la Semana Santa en España -y en algunos países de América Latina, como Colombia-, y que posiblemente es uno de sus iconos más reconocibles.

Pero también a la celebración de la Pascua en sí, una "fiesta viva" que ha ido evolucionando con el paso de los siglos, "y que, sobre todo en el sur de España, tiene un sentido festivo, es una curiosa combinación de vivir la pasión y mezclarla con la resurrección".

Desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección, las calles de España se llenan de fieles y curiosos que acuden a ver las procesiones de Semana Santa, en las que las diferentes cofradías o hermandades penitenciales sacan pasos con imágenes de la pasión de Jesús.

Estas enormes tallas, que los "costaleros" cargan sobre sus hombros, van acompañadas de religiosos, músicos y decenas de penitentes, hombres y mujeres que visten unas largas túnicas y, en la mayoría de los casos, portan una capucha que acaba en pico.

Esta especie de cucurucho, hecho de cartón y, más recientemente, también de plástico, tiene su origen en una de las instituciones más siniestras de la historia del país: la Inquisición española.

El Santo Oficio
Los condenados por esta institución, que fue fundada por los Reyes Católicos en el siglo XV para mantener la ortodoxia católica en sus territorios, eran obligados a llevar un capirote o coroza y una pequeña túnica de tela basta llamada "sambenito" para identificarlos y abochornarlos durante los autos de fe.

"El auto de fe era el gran teatro que hacían los tribunales de la inquisición que tenía como objetivo, en teoría, reincorporar a los herejes a la Iglesia, pero que, en el fondo, lo que hacía era sacar a las personas en vergüenza pública, las manchaba socialmente y excluía de la sociedad, tanto al condenado como a todos sus descendientes", explica a BBC Mundo el historiador José Martínez Millán, autor de "La inquisición española".

Durante tres siglos, miles de personas fueron condenadas en España por los tribunales religiosos de la Inquisición, acusadas de distintos delitos, que podían ir desde la blasfemia hasta la herejía. Muchos de estos condenados, sobre todo en los primeros años, acababan en la hoguera.

Pero antes, la Inquisición les daba la oportunidad de abjurar de sus pecados y proclamar su adhesión a la fe católica. Aquellos que así lo hacían, los "penitentes", obtenían la gracia de ser estrangulados antes de ser quemados. Los condenados a muerte que no se arrepentían de sus pecados eran incinerados vivos.

Los autos de fe se celebraban en la plaza pública, generalmente en primavera o en otoño, cuando se había juntado un número suficiente de reos. Se instalaba una especie de escenario, donde se sentarían las autoridades eclesiásticas, seculares y los reos, e incluso se ensayaba en la víspera.

Semanas antes se contrataba a pintores y a sastres para que elaboraran los sambenitos y los capirotes que llevarían los condenados. Los dibujos y colores que les pintaban variaban en función de la herejía.

"Algunos simplemente llevaban el saco, otros iban mucho más pintados, incluso simulando llamas. Esos, evidentemente, iban al fuego", relata Martínez Millán, que es catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Madrid (AUM).

Los autos de fe eran auténticos teatros, como puede verse en este cuadro de Francisco Rizi, que recoge un auto de fe en la Plaza Mayor de Madrid.

Así vestidos, los reos eran procesionados en humillación pública hasta el lugar donde se celebraba el auto de fe.

Una vez leída la sentencia, los condenados a muerte eran llevados al quemadero, que solía estar a las afueras de la ciudad para que el "brazo temporal", como se llamaba a las autoridades civiles, ejecutaran la pena. Los demás eran obligados a vestir el sambenito durante todo el tiempo que durara su sentencia.

Sin olvido
Pero la condena no acababa ahí.

Los sambenitos y los capirotes se llevaban luego a la iglesia parroquial para ser colgados de las naves con los nombres de condenados.

"A partir de entonces, en misa siempre tenían que sentarse debajo de su sambenito, lo mismo que sus hijos o nietos, la mancha perduraba por generaciones, que es una de las grandes crueldades de la Inquisición", apunta Martínez Millán.

La expresión "colgarle el sambenito a alguien" o "llevar un sambenito" viene precisamente de ahí.

Cuando una persona quería, por ejemplo, entrar en la universidad o pedir un título de una orden militar, debía pedir un expediente de limpieza de sangre en el que se demostrara que, a lo largo de tres generaciones, nadie había sido condenado por la Inquisición.

Los sambenitos colgados en las iglesias servían de testimonio, y la única forma de limpiar el nombre era el olvido pero, como explica el profesor de la AUM, "el olvido no existía".

Los grandes autos de fe dejaron de celebrarse en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando pasaron a organizarse dentro de las instituciones de la Inquisición, en lo que vino a llamarse "autillos".

Es probable que Goya no presenciara este "autillo" y que se inspirara en épocas anteriores.

Uno de ellos inspiró la que posiblemente sea la pintura sobre la Inquisición más famosa que existe, el cuadro Auto de fe de la Inquisición, de Francisco de Goya.

En su centro, vestido con un capirote y un sambenito adornados con llamas, un condenado escucha su sentencia con la mirada baja y la actitud resignada, mientras que una muchedumbre de clérigos, autoridades y figuras sin identificar generan una atmósfera asfixiante. Junto al estrado, otros tres condenados, que también lucen sus corozas, esperan su turno.

Cómo este cucurucho de cartón saltó de la Inquisición a las celebraciones de Semana Santa no está claro.

Hermandades penitenciales
Sin embargo, los historiadores creen que las hermandades penitenciales adoptaron este capirote, que por su forma simbolizaba también el intento de acercase a Dios, de haberlo visto en esos condenados penitentes.

Las primeras hermandades que se formaron en el siglo XV, después de que San Vicente Ferrer predicara la penitencia, y que salían en procesión, eran muy diferentes a las que se conocen hoy.

La penitencia conllevaba la flagelación, por lo que estos hombres se desnudaban la espalda y se azotaban con cuerdas y cadenas en un espectáculo sangriento.

En esta época "se empieza a reivindicar el culto a la Vera Cruz y a la sangre de Cristo, por lo que se empiezan a procesionar hacia la calle una serie de imágenes que normalmente suele ser un crucificado", explica Manuel Jesús Roldán.

Este crucificado de la Vera Cruz se extiende por toda España y por Hispanoamérica.

El capirote y el sambenito de los condenados a muerte, como en jos grabado de Goya, se pintaban con imágenes de llamas.

Los penitentes eran anónimos, cubrían su rostro con un antifaz y vestían una túnica de tela basta y barata, que normalmente solía ser blanca.

Los historiadores coinciden en que la primera de estas hermandades que adopta el capirote a finales del siglo XVI es la sevillana Hermandad de la Hiniesta, que tiene un origen medieval y que sigue existiendo hoy.

"La Hermandad de la Hiniesta adapta ese cono de cartón al antifaz que llevaban sus penitentes, y empieza a diferenciar dos tipos de hermanos: el 'hermano de sangre', que se flagelaba y que llevaba el antifaz caído hacia atrás, y el 'hermano de luz', que estaba encargado de portar un cirio y que llevaba el capirote", afirma Roldán, autor de "Historias de la Semana Santa que nunca te contaron".

Para el siglo XVII, la mayoría de las cofradías de España ya usan este cucurucho, dando otra presencia a los penitentes, que para entonces ya se empiezan a llamar nazarenos.

Cada cofradía adoptó un color. Muchas eligieron el morado, que era el penitencial; pero algunas el rojo, por su simbolismo sacramental; otras el verde, por el culto a la Vera Cruz; y otras mantuvieron el blanco o adoptaron el negro, que se puso de moda a finales del siglo XVIII.

Desde entonces, las cofradías y las procesiones estuvieron a punto de desaparecer con la llegada al trono de Carlos III. "La penitencia era algo que chocaba con las ideas de la Ilustración, por lo que prohibió que se azotaran en la calle públicamente, que se cubrieran el rostro con un antifaz y que salieran de noche", explica el historiador sevillano.

Tras la Guerra de la independencia y el regreso al absolutismo, las hermandades volvieron a su actividad. Pero la penitencia, que ya se consideraba cosa de siglos pasados, nunca se recuperó.

La celebración de la Semana Santa va más allá de lo religioso en ciudades como Sevilla.

Hoy, las procesiones de Semana Santa en España van mucho más allá de lo religioso y forman parte de una cultura popular "que tiene un sentido, festivo, identitario, que conecta con el regreso cada año a una fecha, a una gente conocida, a un sentimiento de la ciudad y a una forma de entender la vida que hace que esta fiesta siga viva", apunta Roldán.

El historiador recuerda que algunas interpretaciones las conectan con el sustrato importante de cultura romana clásica que existe en España, donde a finales de marzo se celebraban fiestas en torno a la primavera.

"Aunque las procesiones sean muy serias y rigurosas, también tienen ese sentido festivo tradicional", argumenta Roldán, "por eso es difícil hacer entender a los de fuera que quienes se visten de nazareno no son solo señores anclados en el pasado, sino que pueden ser jóvenes, mayores, mujeres, hombres, gente de izquierdas, de derechas… ¡hasta ateos hay!".

https://www.bbc.com/mundo/noticias-65131411

sábado, 8 de abril de 2023

Cómo reforzar de manera natural el magnesio en tu cuerpo (y por qué es importante este nutriente)

 31 enero 2023, 10:22 GMT

nueces

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES


En los últimos meses se ha hablado mucho en las redes sociales sobre la importancia de los suplementos de magnesio.

Muchos sugieren que síntomas como problemas para dormir, músculos tensos y poca energía son signos de que tienes una deficiencia y que deberías tomar un suplemento de magnesio.

Resulta que muchos de nosotros probablemente tengamos una deficiencia de magnesio.

Según algunas investigaciones, la mayoría de la gente no consume la cantidad recomendada de magnesio para satisfacer las necesidades del cuerpo.

También se estima que en los países desarrollados, entre el 10 y 30% de la población tiene una ligera deficiencia de magnesio.

El magnesio es uno de los muchos micronutrientes que el cuerpo necesita para mantenerse saludable.

Es esencial para ayudar a más de 300 enzimas a llevar a cabo numerosos procesos químicos en el cuerpo, incluidos aquellos que producen proteínas, fortalecen los huesos, controlan el azúcar en la sangre y la presión arterial y mantienen los músculos y nervios saludables.

El magnesio también actúa como un conductor eléctrico que ayuda al corazón a latir y a contraer los músculos.

Teniendo en cuenta la importancia del magnesio para el cuerpo, si no estás obteniendo la cantidad suficiente, esa carencia te puede causar una variedad de problemas de salud.

Pero a pesar de que la mayoría de nosotros probablemente tengamos una deficiencia de magnesio, eso no significa que debas tomar suplementos para asegurarte de que estás obteniendo suficiente.

De hecho, con la planificación adecuada, la mayoría de nosotros podemos obtener todo el magnesio que necesitamos con los alimentos que comemos.

Signos de una deficiencia
La mayoría de las personas con deficiencia de magnesio no son diagnosticadas, porque los niveles de magnesio en la sangre no reflejan con precisión cuánto de este se almacena realmente en nuestras células.

Además hay que mencionar que las señales de que tus niveles de magnesio son bajos solo se vuelven evidentes cuando tienes una deficiencia.

Los síntomas incluyen debilidad, pérdida de apetito, fatiga, náuseas y vómitos.

Pero los síntomas que presentes y su gravedad dependerán de cuán bajos sean tus niveles de magnesio.

Si no se controla, una deficiencia de magnesio se asocia con un mayor riesgo de ciertas enfermedades crónicas, incluidas las enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis, la diabetes tipo 2, la migraña y la enfermedad de Alzheimer.

Si bien cualquiera puede desarrollar una deficiencia de magnesio, ciertos grupos corren más riesgo que otros, incluidos niños y adolescentes, personas mayores y mujeres posmenopáusicas.

Trastornos como la enfermedad celíaca y la enfermedad inflamatoria intestinal, que dificultan que el cuerpo absorba los nutrientes, pueden hacerlo más propenso a la deficiencia de magnesio, incluso con una dieta saludable.

Las personas con diabetes tipo 2 y los alcohólicos también tienen más probabilidades de tener niveles bajos de magnesio.

Además, la gran mayoría de las personas en los países desarrollados corren el riesgo de tener una deficiencia de magnesio debido a enfermedades crónicas, ciertos medicamentos recetados (como diuréticos y antibióticos, que reducen los niveles del mineral), la disminución del contenido de magnesio en los cultivos y las dietas ricas en alimentos procesados.

Solo 28 gramos de almendras contienen el 20% de los requerimientos diarios de magnesio de los adultos.

Puedes obtener suficiente en tu dieta
Con los muchos problemas que pueden ocurrir debido a los bajos niveles de magnesio, es importante asegurarse de obtener suficiente en tu dieta.

La cantidad recomendada de magnesio que una persona debe aspirar a consumir diariamente dependerá de su edad y estado de salud.

Pero, en general, los hombres de 19 a 51 años deben consumir entre 400 y 420 mg al día, mientras que las mujeres en esa franja de edad deben consumir entre 310 y 320 mg.

Aunque las frutas y verduras ahora contienen menos magnesio que hace 50 años, y el procesamiento elimina alrededor del 80% de este mineral de los alimentos, aún es posible obtener todo el magnesio que necesitas en tu dieta si lo planificas cuidadosamente.

Los alimentos como las nueces, las semillas, los cereales integrales, las legumbres, las verduras de hoja verde (como la col rizada o el brócoli), la leche, el yogur y los alimentos enriquecidos contienen mucho magnesio.

Solo 28 gramos de almendras contienen el 20% de los requerimientos diarios de magnesio de los adultos.

Si bien la mayoría de nosotros podremos obtener todo el magnesio que necesitamos de los alimentos que comemos, ciertos grupos (como los adultos mayores) y aquellos con ciertos trastornos de salud pueden necesitar un suplemento de magnesio.

Pero es importante hablar con tu médico antes de comenzar a tomar suplementos.

Si bien los suplementos de magnesio son seguros en las dosis sugeridas, es importante tomar solo la cantidad recomendada.

Ingerir demasiado puede causar ciertos efectos secundarios, como diarrea, mal humor, presión arterial baja.

También es vital que las personas con insuficiencia renal no los tomen a menos que se los hayan recetado.

El magnesio también puede alterar la eficacia de varios medicamentos, incluidos algunos antibióticos comunes, diuréticos y medicamentos para el corazón, junto con antiácidos y laxantes de venta libre.

Por eso es importante consultar a un médico antes de comenzar a tomar suplementos de magnesio.

Los suplementos de magnesio no son una solución rápida. Si bien pueden ser necesarios en ocasiones, no abordarán las causas fundamentales de tu deficiencia, como ciertas condiciones de salud que pueden estar contribuyendo a los niveles bajos.

Por eso es importante centrarse en mantener un estilo de vida saludable, que incluya ejercicio, dormir bien y comer una dieta equilibrada.

Y hay que subrayar que las vitaminas y los minerales son mejor absorbidos por el cuerpo cuando provienen de alimentos integrales.

*Hazel Flight es jefa del Programa de Nutrición y Salud de la Universidad de Edge Hill, Inglaterra.

Este artículo fue publicado en The Conversation. BBC

jueves, 6 de abril de 2023

La presidencia incomprendida de Jimmy Carter

El hombre no era como piensas. Era duro. Era muy intimidante. Jimmy Carter fue probablemente el hombre más inteligente, trabajador y decente que haya ocupado el Despacho Oval en el siglo XX.

Cuando lo entrevisté con regularidad hace unos años, rondaba los 90 años y, sin embargo, seguía levantándose al amanecer para ponerse a trabajar temprano. Una vez lo vi dirigir un acto a las 7 a. m. en el Centro Carter, donde estuvo 40 minutos caminando de un lado al otro del estrado, explicando los detalles de su programa para erradicar la enfermedad de la lombriz de Guinea. Era incansable. Ese mismo día me concedió a mí, su biógrafo, 50 minutos exactos para hablar sobre sus años en la Casa Blanca. Aquellos brillantes ojos azules se clavaron en mí con una intensidad alarmante. Pero era evidente que a él le interesaba más la lombriz de Guinea.

Carter sigue siendo el presidente más incomprendido del último siglo. Era un liberal sureño que sabía que el racismo era el pecado original de Estados Unidos. Fue progresista en la cuestión racial; en su primer discurso como gobernador de Georgia, en 1971, declaró que “los tiempos de la discriminación han terminado”, para gran incomodidad de muchos estadounidenses, incluidos muchos de sus paisanos del sur. Y, sin embargo, creció descalzo en la tierra roja de Archery, una pequeña aldea del sur de Georgia, por lo que estaba impregnado de una cultura que había experimentado la derrota y la ocupación. Eso lo convirtió en un pragmático.

El periodista gonzo Hunter S. Thompson dijo una vez que Carter era el “hombre más maquiavélico” que había conocido jamás. Thompson se refería a que era implacable y ambicioso, a su empeño en ganar para llegar al poder: primero, a la gobernación de Georgia; después, a la presidencia. Aquella época, tras Watergate y la guerra de Vietnam, marcada por la desilusión con el excepcionalismo estadounidense, fue la oportunidad perfecta para un hombre que en gran medida basó su campaña en la religiosidad del cristiano renacido y la integridad personal. “Nunca les mentiré”, dijo en varias ocasiones durante la campaña, a lo que su abogado de toda la vida, Charlie Kirbo, respondió bromeando que iba a “perder el voto de los mentirosos”. Inopinadamente, Carter ganó y llegó a la Casa Blanca en 1976.

Decidió utilizar el poder con rectitud, ignorar la política y hacer lo correcto. Fue, de hecho, un admirador del teólogo protestante favorito de la clase dirigente, Reinhold Niebuhr, que escribió: “Es el triste deber de la política establecer la justicia en un mundo pecaminoso”. Carter, bautista del sur niebuhriano, era una iglesia unipersonal, una auténtica rara avis. Él “pensaba que la política era pecaminosa”, dijo su vicepresidente, Walter Mondale. “Lo peor que podías decirle a Carter, si querías que hiciera alguna cosa, era que políticamente era lo mejor”. Carter rechazó constantemente los astutos consejos de su esposa, Rosalynn, y de otros, de posponer para su segundo mandato las iniciativas que tuvieran un costo político, como los tratados del canal de Panamá.

Su presidencia se recuerda, de forma un tanto simplista, como un fracaso, pero fue más trascendental de lo que recuerda la mayoría. Llevó adelante los acuerdos de paz entre Egipto e Israel en Camp David, el acuerdo SALT II sobre control de armas, la normalización de las relaciones diplomáticas y comerciales con China y la reforma migratoria. Hizo del principio de los derechos humanos la piedra angular de la política exterior de Estados Unidos, y sembró las semillas para el desenlace de la Guerra Fría en Europa del este y Rusia.

Liberalizó el sector de las aerolíneas, lo que allanó el camino a que un gran número de estadounidenses de clase media volaran por primera vez; y desreguló el gas natural, lo que sentó las bases de nuestra actual independencia energética. Trabajó para imponer en los autos los cinturones de seguridad o las bolsas de aire, que salvarían la vida de 9000 estadounidenses cada año. Inauguró la inversión nacional en investigación sobre energía solar y fue uno de los primeros presidentes estadounidenses que nos advirtió sobre los peligros del cambio climático. Impulsó la Ley de Conservación de Tierras de Alaska, mediante la cual se protegió el triple de los espacios naturales de Estados Unidos. Su liberalización de la industria de la cerveza casera abrió la puerta a la pujante industria de la cerveza artesanal estadounidense. Nombró a más afroestadounidenses, hispanos y mujeres para la magistratura federal, y aumentó considerablemente su número.

Sin embargo, algunas de sus decisiones polémicas, dentro y fuera del país, fueron igual de trascendentes. Sacó a Egipto del campo de batalla en beneficio de Israel, pero siempre insistió en que Israel también estaba obligado a suspender la construcción de nuevos asentamientos en Cisjordania y a permitir a los palestinos cierto grado de autogobierno. A lo largo de las décadas, sostuvo que los asentamientos se habían convertido en un obstáculo para la solución de dos Estados y la resolución pacífica del conflicto. No se arredró al advertirle a todo el mundo que Israel estaba tomando un rumbo equivocado hacia el apartheid. Lamentablemente, algunos críticos llegaron a la imprudente conclusión de que era antiisraelí, o algo peor.

Tras la revolución iraní, Carter hizo bien al resistirse durante muchos meses a las presiones de Henry Kissinger, David Rockefeller y su propio consejero de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski, para que le concediera asilo político al sah depuesto. Carter temía que eso pudiera encender las pasiones iraníes y poner en peligro nuestra embajada en Teherán. Tenía razón. Solo unos días después de que accediera a regañadientes, y el sah ingresara en un hospital de Nueva York, la embajada estadounidense fue tomada. La crisis de los rehenes, que duró 444 días, hirió gravemente su presidencia.

Pero Carter se negó a ordenar represalias militares contra el régimen rebelde de Teherán. Eso habría sido lo más fácil desde el punto de vista político, pero también era consciente de que pondría en peligro la vida de los rehenes. Insistió en que la diplomacia funcionaría. Sin embargo, ahora tenemos pruebas fehacientes de que Bill Casey, director de campaña de Ronald Reagan, hizo un viaje secreto en el verano de 1980 a Madrid, donde pudo haberse reunido con el representante del ayatolá Ruhollah Jomeini, y prolongar así la crisis de los rehenes. Si esto es cierto, con esa injerencia en las negociaciones sobre los rehenes se pretendió negarle al gobierno de Carter una buena noticia de cara a las elecciones —la liberación de los rehenes en la recta final de la campaña—, y fue una maniobra política sucia y una injusticia para los rehenes estadounidenses.

La presidencia de Carter estuvo prácticamente impoluta en lo que a escándalos se refiere. Carter se pasaba 12 horas o más en el Despacho Oval leyendo 200 páginas de memorandos al día. Estaba empeñado en hacer lo correcto, y cuanto antes.

Pero esa rectitud tendría consecuencias políticas. En 1976, aunque ganó los votos electorales del sur, y el voto popular de electores negros, judíos y sindicalistas, en 1980, el único gran margen que conservaba Carter era el de los votantes negros. Incluso los evangélicos lo abandonaron, porque insistía en retirar la exención fiscal a las academias religiosas exclusivamente blancas.

La mayoría lo rechazó por ser un presidente demasiado adelantado a su época: demasiado yanqui georgiano para el nuevo sur, y demasiado populista y atípico para el norte. Si las elecciones de 1976 ofrecían la esperanza de sanar la división racial, su derrota marcó la vuelta de Estados Unidos a una etapa conservadora de partidismo áspero. Era una trágica historia que le resultaba familiar a cualquier sureño.

Perder la reelección lo sumió durante un tiempo en una depresión. Pero, después, una noche de enero de 1982, su esposa se sobresaltó al verlo sentado en la cama, despierto. Le preguntó si se estaba sintiendo mal. “Ya sé lo que podemos hacer”, respondió. “Podemos desarrollar un lugar para ayudar a las personas que quieran dirimir sus disputas”. Ese fue el comienzo del Centro Carter, una institución dedicada a la resolución de conflictos, a las iniciativas en materia de salud pública y la supervisión de las elecciones en todo el mundo.

Si bien antes pensaba que Carter era el único presidente que había utilizado la Casa Blanca como trampolín para lograr cosas más grandes, ahora entiendo que, en realidad, los últimos 43 años han sido una extensión de lo que él consideraba su presidencia inacabada. Dentro o fuera de la Casa Blanca, Carter dedicó su vida a resolver problemas como un ingeniero, prestando atención a las minucias de un mundo complicado. Una vez me dijo que esperaba vivir más que la última lombriz de Guinea. El año pasado solo hubo 13 casos de enfermedad de la lombriz de Guinea en humanos. Puede que lo haya conseguido.

Kai Bird es biógrafo, ganador del Pulitzer, director del Leon Levy Center for Biography y autor de The Outlier: The Unfinished Presidency of Jimmy Carter.

https://www.nytimes.com/es/2023/02/23/espanol/opinion/jimmy-carter-presidente.html

"Fue casi una aniquilación": la Masacre de Bear River, uno de los peores ataques contra nativos en la historia de EE.UU.

Cuando los antepasados de Brad Parry observaron los caballos bajar por la colina, evocaron la primera vez que vieron una locomotora en funcionamiento.

A la distancia, en una mañana gélida, advirtieron el vapor que producía la respiración de los soldados y sus caballos.

Aunque había tensión con el ejército, los líderes de la tribu no pensaron que esa movilización sería una amenaza para su pueblo.

Les dijeron a las mujeres y a los mayores que se encontraban en los tipis que no se levantaran y que volvieran a dormir, como lo estaban haciendo los niños.

Pero pronto descubrieron que no venían con intenciones de dialogar y rápidamente comenzaron a urgirlos a escapar.

Lo que siguió es uno de los capítulos más desgarradores en la historia de los indígenas en Estados Unidos.

Ocurrió el 29 de enero de 1863 y se conoce como la Masacre de Bear River.

"Agarraban a los niños pequeños por las piernas como si fueran una liebre y les golpeaban la cabeza contra la tierra", contó Elva Schramm, descendiente de uno de los caciques.

"Fue espantoso, tenían el objetivo de matar y eso duró cuatro horas", dice Parry.

Algunas estimaciones apuntan a que más de 300 nativos murieron, 90 eran mujeres y niños.

En el oeste
Parry, quien es vicepresidente del Consejo tribal del grupo del noroeste de la Nación Shoshone (Northwestern Band of the Shoshone Nation) compartió con BBC Mundo lo que, gracias a la tradición oral, trascendió de ese día.

Aunque hubo registros militares, su abuela, Mae Timbimboo Parry, fue clave para conocer la perspectiva de los shoshones.

Mae Timbimboo Parry insistió en que la historia registrara lo sucedido no como una "batalla", sino como una "masacre".

"Ella fue la primera que recogió esas historias, las escribió y luego las compartió ampliamente", le dice a BBC Mundo Molly Cannon, profesora en la Universidad Estatal de Utah y directora del Museo de Antropología de esa institución.

La tragedia ocurrió en lo que hoy es Idaho, en el oeste del país, cerca del Bear River, río Bear (río del oso).

"Es triste que la mayor masacre de nativos americanos en la historia de Estados Unidos no se conozca realmente", dijo Darren Parry, expresidente del grupo del noroeste de la Nación Shoshone, en un documental del Servicio Público de Radiodifusión de ese país: Remembering Bear River: Tragedy for Idaho's Shoshone Tribe (Recordando Bear River: Tragedia para la tribu Shoshone de Idaho).

En "silencio"
Inicialmente, lo ocurrido se describió como una "batalla" entre el ejército y guerreros shoshones.

Pero Mae -destaca Cannon- hizo que eso se replanteara.

Yeager Timbimboon, el abuelo de Mae, era un adolescente cuando ocurrió la masacre.

"Esta idea de que fue una batalla persistió durante mucho tiempo en nuestra historia y en la mente de los estadounidenses, pero creo que la narrativa se está desmoronando lentamente en gran parte por el trabajo de los grupos tribales", dice la antropóloga.

Para Brad, se trató de una historia que se mantuvo en "silencio" por más de cien años.

Muchas personas que vivían cerca de esa zona prefirieron no acercarse, otras "no quisieron escribir sobre una matanza de mujeres, niños y ancianos".

Por otra parte, ocurrió durante la Guerra Civil y la mayoría de los periodistas estaban cubriendo los acontecimientos de ese conflicto en el este del país.

Además, dice, "no sabíamos escribir, solo podíamos contar lo que había pasado".

Sin embargo, eso cambió con su abuela, quien fue "una estudiante excepcional".

"Tuvo una educación extremadamente buena, escribía y hablaba muy bien y cuando se graduó en la escuela secundaria, su abuelo todavía estaba vivo. Entonces, comenzó a escribir lo que él le contó".

Ese testimonio, junto a los de otros que también sobrevivieron, nutrieron el registro histórico de los shoshones sobre lo sucedido.

"No fue hasta las décadas de 1980 y 1990 cuando mi abuela comenzó a insistir en cambiar el nombre de 'Batalla de Bear River' por 'Masacre de Bear River'. Se enfrentó al ejército de Estados Unidos, fue al Congreso, se reunió con todas esas personas para conseguir un reconocimiento verdadero de los hechos".

Tensión
Ese acontecimiento no se puede ver como un hecho aislado.

En el siglo XIX, los shoshones y otras tribus sufrieron la invasión de sus tierras por parte de colonos y grupos de mormones, además de tener escaramuzas con buscadores de oro.

Ilustración de Sacagawea, miembro de la tribu de los shoshones que ayudó a Meriwether Lewis y William Clark en su expedición por el oeste de EE.UU. entre 1804 y 1806.

La masacre fue "la culminación de casi dos décadas de sucesos que brotaron de la interacción entre indios y blancos".

Así lo señala la editorial de la Universidad de Utah en la presentación del libro The Shoshoni Frontier and the Bear River Massacre (La frontera shoshone y la Masacre de Bear River), del historiador Brigham Madsen.

"Las tierras natales de los shoshones abarcaban una gran extensión de territorio y fueron atravesadas por las principales rutas de viaje en el occidente, lo que forzó a encuentros entre indios y blancos".

"Inicialmente fueron amigables y complacientes con los viajeros blancos en la década de 1840, (pero) a fines de la década de 1850 el resentimiento se disparó entre los indios cuando fueron asesinados y sus reservas de alimentos fueron consumidas por los emigrantes y sus ganados".

Michael Andersen escribió Bear River Massacre and the Ethical Implications for Large Scale Combat Operations (La Masacre de Bear River y las implicaciones éticas para las operaciones de combate a gran escala), un ensayo publicado por el Centro Simons para el Liderazgo Ético y la Cooperación Interinstitucional, una organización que se dedica, entre varias áreas, a investigar temas de seguridad de Estados Unidos.

El autor señala que aunque se suele considerar a los siux y los apache como "las tribus más violentas en ese periodo de la historia estadounidense, de hecho, los shoshones fueron responsables de más ataques a colonos y viajeros, en comparación con otras tribus".

El 6 de enero de 1863, la tensión aumentó cuando unos viajeros que transitaban por el Valle Cache reportó que uno de sus miembros había sido asesinado y que su ganado había sido robado.

Uno de ellos ofreció, ante las autoridades, una declaración jurada que llevó a que un juez emitiera una orden de arresto contra tres líderes shoshones.

Se pidió la asistencia del coronel irlandés Patrick Connor, quien dirigió la expedición militar al Valle Cache.

Ahí, cerca del río Bear, un pueblo de shoshones se había asentado.

Encuentro
"Todos los años, durante el invierno, íbamos allí y nos reuníamos con otras naciones shoshones que venían de otras partes", cuenta Brad.

En esa zona, que llaman "casa de los pulmones", sus antepasados encontraban recursos y fuentes termales con propiedades curativas.

"Era un lugar espiritual sagrado, pero también jugábamos, hacíamos carreras y se daban premios, muchas veces conocías a tu cónyuge, había matrimonios. Era como un gran encuentro familiar".

"En enero, comenzaba lo que llamamos la danza cálida, destinada a ayudar a la Madre Tierra y al gran espíritu a traer la primavera".

Las familias de los otros grupos shoshones se empezaron a devolver a sus territorios.

"Nuestro pequeño grupo, el del noroeste, se quedaba allí porque éramos los anfitriones".

"Justo antes del 29 de enero, se enviaron a nuestros jóvenes y hombres más fuertes a conseguir comida, a cazar ciervos o alces para pasar el resto del invierno".

Quedaron "muy pocos guerreros" en el campamento y cuando el jefe Sagwitch vio descender a los soldados en caballos, habló con los otros líderes de la tribu.

"Les dijo: 'Vamos a ver qué quieren, si necesitan arrestar a alguien, seguiremos las reglas'. Por lo general, entre líderes trataban de negociar una salida".

Para Brad era evidente que no querían combatir: "tenían a las mujeres, a los niños y a los ancianos en los tipis".

De acuerdo con Andersen, Sagwitch dio órdenes de "no disparar contra el ejército", pues pensaba que solo estaban interesados en los arrestos y "luego se irían".

La agonía
La antropóloga Cannon hace notar que era bien conocido entre los colonos europeos y el ejército que en ese asentamiento estarían "todos los miembros" de ese pueblo shoshone y no únicamente "guerreros".

Unos 300 soldados fueron dirigidos por Connor.

"Cabalgaron hacia el campamento" -cuenta Brad- "mientras nosotros teníamos nuestra primera línea de defensa".

Y el enfrentamiento se desató.

Cuando los shoshones se quedaron sin municiones, "la contienda había terminado y comenzó la masacre de hombres, mujeres y niños", escribió Andersen, quien recogió testimonios en su ensayo:

"Varias indias fueron asesinadas porque no se sometieron silenciosamente a ser violadas, y otras indias fueron violadas en la agonía de la muerte", contó un mormón de esa zona.

Brad indica que testigos vieron a soldados "agarrar a niños pequeños por las trenzas y darles vueltas hasta romperles el cuello".

Los líderes y los hombres de la tribu trataron de mantener a los soldados en el sur, "para que nuestra gente pudiera escapar por el norte, pero el coronel se dio cuenta y desplegó sus tropas por el norte, sobre una colina, y comenzaron a disparar balas, por lo que toda la gente tuvo que correr hacia el sur".

Me habla de Anzie Chee, una mujer que, pese a estar herida, logró escapar.

Saltó con su bebé a una parte del río que no estaba congelada y se escondió en una de las riberas. Allí, se percató que había más mujeres.

"Pero su bebé comenzó a llorar…

Lo tuvo que soltar. El bebé se ahogó para poder salvar a todas esas otras personas".

Pasarse por muertos
Sagwitch resultó herido y estuvo flotando en el río hasta que "un amigo blanco lo ayudó" y sobrevivió.

Su hijo, Yeager Timbimboo (el abuelo de Mae) tenía unos 14 años.

Junto a su abuela, se quedó acostado en el suelo gélido y pretendieron estar muertos.

"No abras los ojos, no mires para arriba", le susurró su abuela. Pero el niño no tardó en desobedecer.

"Un soldado se dio cuenta, se le acercó y le puso una pistola en la cabeza, pero no disparó. Subió el arma y lo volvió a apuntar. Se rió y se fue", cuenta Brad.

Yeager creció con esos recuerdos y, como otros sobrevivientes, no quería que desaparecieran.

"Cada invierno, se reunían y contaban la historia de la masacre. Tomaban una hoja de un árbol, la doblaban y le abrían agujeros con un clavo: 'Así quedaron nuestros tipis', decían". Otros fueron quemados.

Después de que los soldados se fueron, "los miembros de la comunidad blanca en el condado de Franklin corrieron hacia los indios para ayudarlos".

"Muchos de ellos recibieron muy buena atención en el pueblo. Se sacaron balas, se vendaron heridas, se adoptaron niños".

Las cifras
Veinticinco soldados fallecieron, pero precisar cuántos shoshones murieron aún es difícil.

Los soldados contaron 224 cuerpos, pero dejaron claro que no era el total.

Un inmigrante danés llamado Hans Jasperson indicó en su autobiografía de 1911 que, tras recorrer el campamento, contó 493 shoshones muertos.

"Me di la vuelta, volví a contar y me dio la misma cantidad", escribió, según el periódico Salt Lake Tribune.

Brad dice que miembros de la comunidad cercana que auxilió a las víctimas contabilizaron 368 muertos.

"Nosotros estimamos que murieron entre 350 y 500 personas".

"Nuestro grupo (los shoshones del noroeste) tenía probablemente alrededor de 650 integrantes. Nos dejaron con unas 125 personas".

"Nuestra tribu aún no ha superado los 600 miembros desde entonces. Creo que en este momento somos alrededor de 578 o 580. Esto es lo más alto que hemos estado en mucho, mucho tiempo".

"Aún no hemos recuperado nuestros números anteriores a la masacre. Fue casi una aniquilación completa, nos diezmó tanto que nos tomó 160 años volver a la misma población".

Antes de irse, los soldados se apropiaron de los caballos, "saquearon el campamento, se robaron la carne, los granos, nos dejaron sin nada".

Y, territorialmente, esos shoshones sentían que no tenían a donde ir.

Deshumanizados
Al reflexionar sobre la matanza de nativos en Estados Unidos en el siglo XIX, el historiador militar Jonathan Deiss le dijo a la periodista Dana Hedgpeth, de The Washington Post, que en esa época "la gente consideraba que los indios no eran realmente humanos, así que era fácil justificar matarlos o maltratarlos".

Brad escuchó sobre la masacre de voz de su abuela, Mae. No quiere que se olvide lo ocurrido.

A la luz de esa percepción deshumanizante de los indígenas, señala Cannon, "las masacres no parecían masacres, eran acciones militares, parte de un proceso de ocupación y expansión".

De hecho, a su regreso, el coronel Connor fue elogiado por sus superiores y promovido a General de Brigada.

Un año después, se le pidió asesoría sobre cómo lidiar con un campamento de las tribus arapajó y cheyenes en Colorado.

"El coronel Chivington usó un enfoque similar: un ataque en invierno, temprano en la mañana, y masacró a 130 hombres, mujeres y niños", señaló Andersen.

Han pasado 160 años desde la Masacre de Bear River y, como cada año, los shoshones recuerdan ese invierno en el que su tierra se cubrió de rojo.

Para ellos, los espíritus de quienes murieron siguen ahí.

miércoles, 5 de abril de 2023

_- El "holocausto olvidado" perpetrado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial

Hinta Gheorghe con su esposa Agripina Hirta

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_- "¿Por qué querían matarnos? ¿Por qué nos mataron?".

Esas son las preguntas que se hace Hinta Gheorghe, un sobreviviente delholocausto del pueblo romaní de 83 años.

Con 2 años, fue llevado a un campo en Transnistria, un territorio entre los ríos Dniéster y Bug, administrado por Rumania entre 1941 y 1944.

"No tengo muchos recuerdos del viaje en sí, pero me marcó para siempre", le dijo Gheorghe a la BBC a través de su sobrina nieta, Izabela Tiberiade.

Aproximadamente 11 millones de personas fueron asesinadas por los nazis. Cinco millones de los fallecidos no eran judíos.

Los historiadores estiman que entre 250.000 y 500.000 gitanos fueron asesinados durante el Holocausto. Pero estas víctimas permanecen casi olvidadas.

Los nazis creían que los alemanes eran arios y por lo tanto la "raza superior".

Algunas personas eran indeseables según los estándares nazis, ya fuera por sus orígenes genéticos o culturales, o por su estado de salud.

Izabela Tiberiade dice que su tío abuelo está demasiado traumatizado como para contar todas las historias de horror que escuchó.

En estas categorías eran puestos los judíos, los gitanos, los polacos y otros eslavos, así como personas con discapacidades físicas o mentales.

Otras víctimas incluyeron testigos de Jehová, homosexuales, clérigos disidentes, comunistas, socialistas, 'asociales' (un término usado por los nazis para categorizar a un grupo de personas que no se ajustaban a sus normas sociales) y otros enemigos políticos.

Campos de la muerte
"Mi madre perdió varios hijos durante el viaje en esos trenes para ganado. Y creo que una parte de ella permaneció allí para siempre, incluso después de muchos años, cuando todo era solo un recuerdo", cuenta Gheorghe.

"Comprendimos lo que estaba pasando en el campo incluso antes de que llegáramos allí. Muchos murieron en el camino. Había demasiada gente en pequeños trenes, diseñados para el transporte de ganado".

La llamada "Oficina Central para la Lucha contra el Estorbo Gitano" fue creada en junio de 1936 por los nazis. Ubicada en Múnich, se encargó de "evaluar los hallazgos de una investigación racial-biológica" sobre los sinti y los romaníes.

Para el año 1938, los sinti y los romaníes ya estaban siendo deportados a campos de concentración.

Al igual que los judíos, fueron privados de sus derechos civiles. A los niños se les prohibió asistir a las escuelas públicas y a los adultos les resultó cada vez más difícil mantener o asegurar un empleo.

Los romaníes, un pueblo nómada que se cree que procedía del noroeste de la India, estaban formados por varias tribus o naciones.

Más de 21.000 gitanos fueron asesinados en Auschwitz-Birkenau.

La mayoría de los romaníes que se habían asentado en Alemania pertenecían a la nación sinti. Habían sido perseguidos durante siglos. El régimen nazi continuó la persecución al considerarlos asociales y racialmente inferiores a los alemanes.

"Nadie se preocupaba por nosotros pero, al mismo tiempo, nos odiaban tanto", recuerda Gheorghe.

El campamento gitano en Auschwitz
En 1943, se asignó un gran área del complejo de campos de Auschwitz-Birkenau para albergar a los romaníes deportados.

Se estima que el número de prisioneros era de alrededor de 23.000. Muchos se convirtieron en víctimas de experimentos médicos. Otros murieron de agotamiento o fueron asesinados en las cámaras de gas.

El campo se disolvió en agosto de 1944, pero la mayoría de sus prisioneros fueron asesinados o trasladados a otros campos. Al final, al menos 21.000 hombres, mujeres y niños murieron ahí.

Recién a partir de 2015 se conmemora oficialmente en Europa el genocidio gitano.

Cuando Hinta Gheorghe y los sobrevivientes de su familia regresaron del campo de exterminio después de tres extenuantes años, encontraron que sus hogares en Rumanía habían sido destruidos u ocupados por otras personas.

"Nos deshumanizaron. Y lo peor es que todavía nos despojan de nuestra historia. Muchos niños hoy en día no tienen ni idea de lo que pasó, solo escuchan canciones de abuelas viejas que recuerdan y lloran mientras cantan".

"Nuestras canciones transmiten el sufrimiento, las condiciones insoportables en el campo, que fueron devastadoras. La suciedad, el hambre, el frío, los refugios inhóspitos [...] el hacinamiento que crea enfermedades lentas y dolorosas".

Prejuicios arraigados
Barbara Warnock, curadora de la Biblioteca del Holocausto Wiener ubicada en Londres, dice que la exclusión social existente y la discriminación hecha política oficial dentro de la sociedad alemana hicieron mucho más fácil que los nazis atacaran a la comunidad romaní.

"Al principio fue una especie de continuación de las medidas y actitudes perjudiciales ya existentes. Los nazis se basaban en la legislación existente. Los romaníes eran un grupo bastante marginado dentro de Alemania", dice Warnock.

También señala que hay una falta de registros oficiales sobre los romaníes durante la Segunda Guerra Mundial.

Muchos gitanos fueron asesinados en campos de concentración donde fueron alojados por separado, como en el campo de Belzec.

"Hay mucha incertidumbre sobre los números. Algunos fueron asesinados en campos de exterminio, muchos murieron en ejecuciones masivas, particularmente en territorios soviéticos. El ejército alemán fue seguido por los Einsatzgruppen (escuadrones de la muerte paramilitares de la Alemania nazi) y los colaboradores locales participaron en la cacería masiva".

Inmediatamente después de la guerra, muchos de los principales jefes nazis fueron capturados y juzgados por tribunales militares y en los Juicios de Núremberg.

En estos casos, nadie fue acusado de matar a un gitano. Los nazis solían afirmar que "los romaníes que arrestaban eran criminales".

Miedos renovados
Para Gheorghe, la discriminación que él y su comunidad enfrentaron en el país como "extranjeros" no se limitó al régimen nazi.

Después de la caída del comunismo soviético, Gheorghe se fue de Rumania a Alemania.

Pero pocos meses después de su llegada, se vio envuelto en un brutal ataque xenófobo en 1992, conocido como los disturbios de Rostock-Lichtenhagen, en agosto de aquel año.

La generación joven de romaníes como Izabela Tiberiade está interesada en mantener vivos los recuerdos del Holocausto para cambiar la narrativa sobre su comunidad.

Fue la peor violencia derechista en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial. Los extremistas atacaron a los inmigrantes arrojando piedras y cócteles molotov contra un bloque de apartamentos donde vivían solicitantes de asilo.

"Qué triste que el sucesor del pueblo que trajo tanto sufrimiento haya llevado a cabo los mismos actos. Nuestros hijos merecen algo mejor que el odio y la ira", señala Gheorghe.

Nueva generación
Los descendientes de las víctimas olvidadas del Holocausto también se interesaron más en el sufrimiento de sus antepasados.

La sobrina nieta de Hinta Gheorghe, Izabela Tiberiade, ni siquiera había nacido cuando su familia enfrentó nuevos ataques inspirados en la ideología neonazi.

En la escuela estudió sobre la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, pero se omitieron los sufrimientos de los gitanos, señala.

Izabela Tiberiade dice que pensó que el racismo contra los gitanos era cosa del pasado hasta que ella misma enfrentó el odio.

Fue en casa, en Rumania, donde supo más. Decidida a buscar justicia, decidió estudiar Derechos Humanos y Derecho Internacional. "Solían contar historias que nuestras nuevas generaciones no podían comprender", le dice Tiberiade a la BBC.

"Descubrí que mis abuelos, tíos y muchos otros compartieron la misma experiencia. Fueron deportados a campos de exterminio, solo porque eran romaníes".

"Las nuevas generaciones no tienen acceso a la información, hay falta de representación y los jóvenes rara vez se conectan con su pasado y sus raíces. Algunos incluso consideran que ser gitano es malo", lamenta.

Ahora Tiberiade trabaja para una organización de jóvenes romaníes, Dikh he na bsiter (que se traduce como "Mira y no olvides"), cuyo objetivo es conmemorar y concienciar sobre lo que le sucedió a la comunidad romaní durante el Holocausto.

La joven quiere que los romaníes de las nuevas generaciones y otros aprendan más sobre el Holocausto. Espera que esto "haga que otros vean a su comunidad con mucha más empatía".

Izabela Tiberiade cree que si se concienciara a más personas sobre las víctimas olvidadas del Holocausto, habría más empatía hacia los gitanos.

También hay esfuerzos internacionales.

En 2015, un informe de Naciones Unidas pidió un compromiso político firme y tangible para luchar contra los prejuicios y la discriminación que siguen vulnerando los derechos del pueblo gitano.

El Parlamento Europeo también aprobó observar el Día Europeo de Conmemoración del Holocausto Romaní en 2015. Se conmemora el 2 de agosto. Los romaníes también son recordados junto con otras víctimas durante el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto.

"No podemos cambiar mucho de la noche a la mañana. Se necesita tiempo, determinación y mucho esfuerzo. Necesitamos aceptación y tolerancia", dice Tiberiade.

"Necesitamos celebrar nuestra cultura, historia e idioma juntos. Necesitamos dejar de hablar unos de otros. Y hablar entre nosotros".

Desde Craiova, la localidad en Rumania donde Gheorghe vive ahora, el sobreviviente del Holocausto dice que tiene un deseo: "Quiero que todos los jóvenes romaníes asistan a la escuela y aprendan y logren todo lo que nosotros nunca tuvimos oportunidad de hacer".

La asombrosa historia de la científica que por un derrame cerebral que la paralizó temporalmente hizo un gran descubrimiento



Jill Bolte Taylor

Un derrame cerebral cambió para siempre la vida de la neurocientífica estadounidense Jill Bolte Taylor.

Tenía 37 años cuando una mañana de 1996 sintió que algo no andaba bien. Un vaso sanguíneo estalló en su cerebro y en pocas horas perdió la capacidad de caminar, hablar, leer, escribir o recordar.

"Esencialmente me convertí en un bebé en el cuerpo de una mujer", dice en diálogo con BBC Mundo.

Le tomó ocho años recuperarse. "Lo más difícil fue volver a leer".

Pese a las dificultades del camino, cuenta que si pudiera volver atrás en el tiempo no haría nada para evitar su derrame cerebral. "Lo tendría otra vez, absolutamente".

Elegida como una de las "100 personas más influyentes del mundo" por la revista Time, Bolte es autora de dos libros.

El primero, My Stroke of Insight (publicado en español como "Un ataque de lucidez"), fue traducido a más de 20 idiomas, y el segundo, Whole Brain Living, también ha sido un éxito editorial.

En este último libro, la neurocientífica propone que cada hemisferio del cerebro tiene una parte emocional y una parte racional.

Libro
FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Entonces, explica Bolte, esos cuatro módulos (dos en el hemisferio derecho y dos en el hemisferio izquierdo) operan como si se tratara de cuatro personajes que conforman lo que somos.

Lo increíble es que cuando estos cuatro personajes trabajan juntos y se equilibran entre sí como un cerebro completo, vivimos mejor.

"Todos estamos cableados en el cerebro para tener una profunda paz interior", dice la científica.

"¿Qué pasaría si no viviéramos en modo automático?, ¿qué tal si pudiéramos elegir qué partes de nuestro cerebro queremos utilizar en un momento dado y convertirnos en verdaderos maestros de nuestro propio cerebro?".

"Para mí esa es la evolución de la humanidad".

Actualmente Bolte vive la mitad del año en Bloomington -donde, entre otras cosas, trabaja como profesora adjunta de Anatomía, Biología Celular y Fisiología en la Universidad de Indiana- y la otra mitad del año en un bote en un lago de Kentucky.

Es portavoz del Centro de Recursos de Tejido Cerebral de Harvard (Harvard Brain Bank), pertenece a la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales y tiene su Fundación Jill Bolte Taylor BRAINS, dedicada a entregar servicios educativos.

La clave para "una buena vida" según la Universidad de Harvard: qué dice el estudio más largo sobre la felicidad jamás realizado A continuación presentamos un extracto editado de la charla Ted Talk que Jill Bolte Taylor ofreció en California, Estados Unidos, donde explica cómo el derrame cerebral cambió su vida y cómo llegó a hacer un gran descubrimiento a partir de esa experiencia.

Crecí para estudiar el cerebro porque tengo un hermano que fue diagnosticado con esquizofrenia.

Como hermana y científica, me preguntaba ¿qué pasa con el cerebro de mi hermano y su esquizofrenia que no puede conectar sus sueños a una realidad común y compartida, y en su lugar se convierten en delirios?

Así que dediqué mi carrera a la investigación de las enfermedades mentales graves. Y me mudé de mi estado natal de Indiana a Boston, a trabajar en el laboratorio de la doctora Francine Benes, en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Harvard.

Jill Bolte Taylor FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR En el laboratorio nos hacíamos la pregunta: ¿cuáles son las diferencias biológicas entre los cerebros de las personas diagnosticadas con trastornos mentales y aquellas sin ese diagnóstico?

Básicamente, estábamos mapeando los microcircuitos del cerebro. En esa época, tenía una vida con mucho significado porque hacía este tipo de investigación durante el día y luego, por las tardes y los fines de semana, viajaba como defensora de NAMI, la Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales.

Pero la mañana del 10 de diciembre de 1996 me desperté y descubrí que yo tenía un trastorno cerebral.

Un vaso sanguíneo estalló en la mitad izquierda de mi cerebro y en el transcurso de cuatro horas vi cómo mi cerebro se deterioraba por completo y perdía su capacidad para procesar información.

En la mañana de la hemorragia no podía caminar, hablar, leer, escribir o recordar nada de mi vida. Esencialmente me convertí en un bebé en el cuerpo de una mujer.

ilustración cerebro FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES "He traído para ustedes un cerebro humano real" Si alguna vez has visto un cerebro humano, es obvio que los dos hemisferios están completamente separados el uno del otro. Y he traído para ustedes un cerebro humano real.

Entonces, este es un cerebro humano real. Esta es la parte frontal del cerebro, la parte posterior del cerebro con una médula espinal colgando, y así es como se colocaría dentro de mi cabeza.

Jill Bolte Taylor en una conferencia. FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Nuestro hemisferio derecho tiene que ver con este momento presente. Se trata de aquí y ahora. Nuestro hemisferio derecho piensa en imágenes y aprende cinestésicamente a través del movimiento de nuestros cuerpos.

La información en forma de corrientes de energía entra simultáneamente a través de todos nuestros sistemas sensoriales.

Mi hemisferio izquierdo es un lugar muy diferente. Nuestro hemisferio izquierdo piensa lineal y metódicamente. Nuestro hemisferio izquierdo tiene que ver con el pasado y con el futuro.

"Mis manos parecían garras primitivas" Y esta fue la parte de mi cerebro que perdí la mañana de mi derrame cerebral. En la mañana del derrame cerebral, me desperté con un dolor punzante detrás de mi ojo izquierdo. Y era un tipo de dolor, dolor hiriente, que sientes cuando muerdes un helado.

Y simplemente me agarró y luego me soltó. Era muy inusual para mí experimentar algún tipo de dolor, así que pensé: "ok, simplemente comenzaré con mi rutina normal".

Jill Bolte Taylor y su madre tras la operación. FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Pie de foto,

Jill Bolte Taylor y su madre tras la operación.

Así que me levanté y me subí a mi planeador cardíaco, que es una máquina de ejercicios para todo el cuerpo. Y estoy empujando esta cosa, y me doy cuenta de que mis manos parecían garras primitivas sujetando la barra.

Pensé "eso es muy peculiar" y miré mi cuerpo y pensé, "vaya, soy una cosa rara".

Y fue como si mi conciencia se hubiera alejado de mi percepción normal de la realidad -donde soy la persona en la máquina que tiene la experiencia- a un espacio esotérico donde soy testigo de que tengo esta experiencia.

Y todo era muy peculiar y mi dolor de cabeza estaba empeorando, así que salgo de la máquina y estoy caminando por el piso de mi sala de estar, y me doy cuenta de que todo dentro de mi cuerpo se ha ralentizado mucho.

Y cada paso es muy rígido y muy deliberado. No hay fluidez en mi ritmo, y hay una constricción en mi área de percepción, así que solo estoy enfocada en los sistemas internos.

"¿Qué tengo, qué está pasando?"
Estoy parada en mi baño preparándome para entrar en la ducha y podía escuchar el diálogo dentro de mi cuerpo. Escuché una vocecita que decía: "está bien, tus músculos, tienes que contraerlos, tienes que relajarlos".

Y perdí el equilibrio y estoy apoyada contra la pared. Y me miro el brazo y me doy cuenta de que ya no puedo definir los límites de mi cuerpo. No puedo definir dónde empiezo y dónde termino, porque los átomos y las moléculas de mi brazo se mezclaron con los átomos y las moléculas de la pared.

cerebro de Bolte cuando tenía el derrame cerebral

FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Pie de foto,

Así se veía el cerebro de la neurocientífica antes de la cirujía.

Y todo lo que podía detectar era esta energía. Energía. Y me pregunto: "¿qué tengo, qué está pasando?" Y en ese momento, mi parloteo cerebral, el parloteo cerebral de mi hemisferio izquierdo quedó totalmente en silencio. Como si alguien hubiera tomado un control remoto y presionado el botón de silencio y… silencio total.

Y al principio me sorprendió encontrarme dentro de una mente silenciosa. Pero luego me cautivó de inmediato la magnificencia de la energía que me rodeaba.

Y como ya no podía identificar los límites de mi cuerpo, me sentía enorme y expansiva. Me sentí una con toda la energía, y era hermoso.

Entonces, de repente, mi hemisferio izquierdo vuelve a estar en línea y me dice: "¡Oye! tenemos un problema, tenemos un problema, tenemos que buscar ayuda".

Entonces pienso: "está bien, está bien, tengo un problema", pero luego volví de inmediato a la conciencia y me refiero cariñosamente a este espacio como La La Land. Pero era hermoso allí.

Imagina cómo sería estar totalmente desconectado de tu charla cerebral que te une al mundo exterior.

Así que aquí estoy en este espacio, y cualquier estrés relacionado con mi trabajo desapareció. Y me sentí más ligera en mi cuerpo. Imagina: todas las relaciones en el mundo externo y los muchos factores estresantes relacionados con cualquiera de ellas, desaparecieron. Tuve una sensación de paz.

"Tenemos que conseguir ayuda"
¡Imagina cómo se sentiría perder 37 años de equipaje emocional! Sentí euforia. La euforia era hermosa, y luego mi hemisferio izquierdo se conecta y dice "¡Oye!, tienes que prestar atención, tenemos que conseguir ayuda".

Y yo pensaba: "Tengo que conseguir ayuda, tengo que concentrarme". Así que salgo de la ducha y me visto mecánicamente y camino por mi apartamento y pienso: "tengo que ir a trabajar, tengo que ir a trabajar, ¿puedo conducir?, ¿puedo conducir?".

Jill Bolte Taylor

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES Y en ese momento mi brazo derecho quedó totalmente paralizado. Y me di cuenta: "¡Oh, Dios mío! ¡Estoy teniendo un derrame cerebral! ¡Estoy teniendo un derrame cerebral!".

Y lo siguiente que me dice mi cerebro es: "¡Guau, esto es genial, esto es genial! ¿Cuántos neurocientíficos tienen la oportunidad de estudiar su propio cerebro de adentro hacia afuera?".

Y luego se me pasa por la cabeza: "pero yo soy una mujer muy ocupada. ¡No tengo tiempo para un derrame cerebral!". Así que luego pienso, "está bien, no puedo evitar que suceda el derrame cerebral, así que haré esto durante una o dos semanas, y luego volveré a mi rutina, está bien".

Así que tenía que pedir ayuda, tenía que llamar al trabajo, pero no podía recordar el número del trabajo. Entonces recordé que en el estudio de mi casa tenía una tarjeta de presentación con mi número.

"Solo podía ver pixeles"
Entonces, entro y saco una pila de siete centímetros de tarjetas de presentación. Estoy mirando la parte superior de la tarjeta y aunque podía ver claramente en mi mente cómo era mi tarjeta de negocios, no podía reconocer si era mi tarjeta o no, porque todo lo que podía ver eran pixeles.

Y los pixeles de las palabras se mezclaron con los pixeles del fondo y los pixeles de los símbolos, y simplemente no los podía reconocer. Tenía que esperar por lo que denomino como una ola de claridad.

ilustración cerebro
FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES En ese momento, logré volver a unirme a la realidad normal y pude darme cuenta de que esa no era la tarjeta. Me tomó 45 minutos bajar tres centímetros dentro de esa pila de tarjetas.

Mientras tanto, en esos últimos 45 minutos la hemorragia en mi hemisferio izquierdo aumentó. No entiendo de números, no entiendo de teléfono, pero es el único plan que tengo.

Así que tomo el teléfono y pongo la tarjeta de presentación aquí y hago coincidir la forma de los garabatos de la tarjeta con la forma de los garabatos del teclado del teléfono.

Pero luego regresé a La La Land. No recordaba cuándo volví, ni si ya había marcado esos números.

"Whoo woo wooo woo woo"
Así que tuve que empuñar mi brazo paralizado como un muñón, y cubrir los números a medida que avanzaba y los empujaba, para que cuando volviera a la realidad normal pudiera decir, "sí, ya marqué ese número".

Jill Bolte Taylor FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Pie de foto,

Bolte dedica parte de su tiempo al arte.

Eventualmente, se marca el número completo, y estoy escuchando el teléfono, y mi colega levanta el teléfono y me dice: "Whoo woo wooo woo woo". Y pienso para mis adentros: "¡Oh, Dios mío, suena como un golden retriever!".

Y le digo, con claridad mental, le digo: "¡esta es Jill! ¡necesito ayuda!". Y lo que sale de mi voz es, "Whoo woo wooo woo woo". Entonces pienso, "Oh, Dios mío, sueno como un golden retriever".

Entonces, no sabía que no podía hablar o entender el lenguaje hasta que lo intenté.

"Me despedí de mi vida"
Así que él reconoce que necesito ayuda y me consigue ayuda. Y un poco más tarde, estoy viajando en una ambulancia desde un hospital en Boston hasta el Mass General Hospital. Y me acurruco como una pequeña bola fetal.

Y al igual que un globo con la última gota de aire, sentí que mi energía se elevaba y sentí que mi espíritu se rendía.

ilustración cerebro FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Y en ese momento supe que ya no era la coreógrafa de mi vida. O los médicos rescataban mi cuerpo y me daban una segunda oportunidad de vida, o este era quizás mi momento de transición.

Cuando me desperté en la tarde, me sorprendió descubrir que todavía estaba viva.

Cuando sentí que mi espíritu se rendía, me despedí de mi vida, ymi mente quedó suspendida entre dos planos de realidad muy opuestos.

La estimulación que entraba a través de mis sistemas sensoriales se sentía como puro dolor. La luz quemó mi cerebro como un reguero de pólvora y los sonidos eran tan fuertes y caóticos que no podía distinguir una voz del ruido de fondo y solo quería escapar.

Como no podía identificar la posición de mi cuerpo en el espacio, me sentía enorme y expansiva, como un genio recién liberado de su botella.

Euforia silenciosa
Y mi espíritu voló libre como una gran ballena deslizándose por el mar de la euforia silenciosa. Armónico. Recuerdo haber pensado que no había forma de que pudiera volver a exprimir la enormidad de mí misma dentro de este pequeño cuerpo.

Pero me di cuenta: "¡todavía estoy viva! Todavía estoy viva y he encontrado el Nirvana. Y si he encontrado el Nirvana y todavía estoy viva, entonces todos los que estén vivos pueden encontrar el Nirvana".

Trabajo de arte de Bolte. FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Pie de foto,

Bolte dedica parte de su tiempo a hacer vitrales.

Me imaginé un mundo lleno de personas hermosas, pacíficas, compasivas y amorosas que sabían que podían venir a este espacio en cualquier momento.

Y que podrían elegir deliberadamente dar un paso a la derecha de sus hemisferios izquierdos y encontrar esta paz.

Y luego me di cuenta del tremendo regalo que podía ser esta experiencia y cómo esta revelación del derrame cerebral podía mostrarnos cómo vivimos nuestras vidas. Y eso me motivó a recuperarme.

El poder del hemisferio derecho
Dos semanas y media después de la hemorragia, entraron los cirujanos y me quitaron un coágulo de sangre del tamaño de una pelota de golf que estaba presionando mis centros lingüísticos. Estaba con mi mamá, que es un verdadero ángel en mi vida.

Me tomó ocho años recuperarme por completo. Entonces, ¿quiénes somos?. Somos el poder de la fuerza vital del universo, con habilidad manual y dos mentes cognitivas.

Casa-bote donde la científica vive la mitad del año. FUENTE DE LA IMAGEN,JILL BOLTE TAYLOR Pie de foto,

En este bote, llamado "Ondas cerebrales", vive Bolte la mitad del año.

Y tenemos el poder de elegir, momento a momento, quién y cómo queremos ser en el mundo. Justo aquí y justo ahora, puedo entrar en la conciencia de mi hemisferio derecho.

Yo soy el poder de la fuerza vital del universo y el poder de la fuerza vital de los 50 billones de hermosos genios moleculares que componen mi forma. Soy uno con todo lo que es.

O puedo optar por entrar en la conciencia de mi hemisferio izquierdo donde me convierto en un solo individuo, sólido, separado del flujo, separado de ti. Soy la doctora Jill Bolte Taylor, intelectual, neuroanatomista.

Estos son el "nosotros" dentro de mí.

¿Cuál escogerías?, ¿cuál eliges?, ¿y cuándo? Creo que cuanto más tiempo pasemos eligiendo hacer andar el circuito de paz interna profunda de nuestros hemisferios derechos, más paz proyectaremos en el mundo y más pacífico será nuestro planeta.

Y pensé que esta era una idea que valía la pena difundir.

martes, 4 de abril de 2023

Cómo puedes aprender el arte de la seducción (y por qué importa más allá del amor)


Venus de Velázquez

El arte de la seducción se puede aprender.

Casanova, el donjuán por excelencia del siglo XVIII, acumuló tantas mujeres conquistadas como trucos para conseguirlas.

"Pero Casanova vivió hace más de 300 años, y la gente de hoy está perdiendo el arte de seducir", afirma a BBC Mundo el doctor Raj Persaud, psiquiatra inglés y autor del libro "Simplemente irresistible: la psicología de la seducción".

El significado de seducir y ser seductor, de hecho, se ha reducido, según el doctor, a la inmediatez de llevarse a alguien a la cama o a creer que George Clooney o Angelina Jolie son irresistibles solo por su apariencia física.

O peor, se piensa que ser seductor es algo con lo que se nace o no y algunas personas asumen que están destinadas a no ser seductoras.

En este sentido, Tempest Rose, bailarina de cabaret en Reino Unido, describió en un video de BBC Ideas que en sus shows una de las cosas que quiere es que la audiencia sienta cuando se vaya que "no existe una sola regla sobre ser atractivo o sexy".

"Cada uno de nosotros usa su propio poder individual", dice.

Las redes sociales y las apps de citas como Tinder, opina Persaud, también han convertido la seducción "en desplazar una foto a la izquierda o derecha (no me gusta o me gusta, respectivamente) y en tener conversaciones triviales donde apenas se conoce a la otra persona".

Qué es realmente seducir
"Con respecto a la seducción hay dos ideas fundamentales. La primera, que se puede aprender a seducir. La segunda, que es una habilidad muy importante no solo para conquistar a alguien, sino también para lograr cualquier objetivo en la vida, ya sea un aumento de sueldo, conseguir un trabajo en una entrevista o mantener una amistad", expone Persaud.

"La seducción no es un delito": la polémica carta firmada por Catherine Deneuve y un centenar de artistas francesas contra el "puritanismo" del movimiento #MeToo

Para conseguirlo, el doctor recurre a una verdad universal: todos tenemos "necesidades insatisfechas".

La clave del éxito, dice, sería encontrar cuáles son las del otro u otra y basar nuestro juego de seducción en responder a las mismas a través de una conversación dirigida con ese objetivo.

La clave de la seducción, según el psiquiatra Raj Persaud, está en averiguar y luego satisfacer las necesidades insatisfechas de la personas.

¿Pero por qué si parece tan fácil se aplica tan poco?

Un ejercicio mental muy sencillo ayuda a entenderlo.

"Si yo te pregunto: ¿cuáles crees que son las necesidades insatisfechas de tu jefe, cuáles dirías que son?", cuestiona Persaud.

La respuesta automática a la pregunta es intuirlas. Es una reacción instintiva o natural pero que nos aleja del punto en cuestión.

"Desde mi experiencia, las personas ni se molestan en pensar un poco, todo lo que hacen es asumir que conocen lo que las personas necesitan en lugar de ir, ser curioso y preguntar".

La mayoría de veces acudimos a los jefes con mucho que demandar pero poco que ofrecer.

"El problema, también, es que cada vez que acudimos a nuestros jefes es para resolver nuestros problemas en vez de intentar solucionar los de ellos", sigue el psiquiatra con el ejemplo.

Persaud basa la idea de la seducción en que la vida es una transacción en la que para recibir lo que queremos, primero debemos dar algo a cambio. Señala cómo solemos demandar mucho más de lo que ofrecemos y que no se puede ser seductor sin tener nada que ofrecer.

"Si queremos un aumento de salario o una promoción, al jefe hay que darle algo que nadie más ofrezca en la empresa", dice.

"El principal problema es que nadie se preocupa por las necesidades de los jefes y, entonces, ni las conocen ni luego tienen los recursos para satisfacerlas. Se puede seducir al mundo si se propone, pero hay que poner un poco de esfuerzo en ello", continúa Persaud, de 56 años.

Pero los límites de la seducción van más allá del intercambio de persona a persona.

Seducción política
Donald Trump encontró "necesidades insatisfechas" en parte del electorado.

En 2016, Donald Trump venció en las elecciones a la presidencia de Estados Unidos cuando muchos lo daban por improbable por prometer cosas como por ejemplo la construcción de un muro a lo largo de la frontera entre su país y México.

Trump había encontrado algo que ponía ansioso a parte del electorado, sobre todo el de la clase media blanca: perder el trabajo.

"El éxito de los políticos que muchos llaman populistas se debe a que detectan qué pone a la gente ansiosa (sus necesidades insatisfechas) y luego proponen una solución simple para ello", dice Persaud.

"Triunfan porque sus rivales, a veces mejor preparados, no están de acuerdo con esto y se empecinan en solucionar grandes problemas. Ahí se pierden. Lo que mueve al electorado son sus miedos y sentimientos. Las ideas simples, aunque pese, son más seductoras", concluye Persaud.

El niño que aprendió a leer por sí mismo a los 2 años y al que acaban de aceptar en la asociación de superdotados Mensa

Un niño que aprendió a leer por sí mismo cuando tenía 2 años ha sido aceptado como el miembro más joven de la asociación internacional de superdotados Mensa en Reino Unido.

Teddy, de 4 años y residente en la localidad inglesa de Portishead, puede contar hasta 100 en seis idiomas diferentes al inglés, incluido el mandarín.

Mensa acepta personas que obtienen una puntuación de 98 o superior en una prueba de inteligencia.

La madre de Teddy, Beth Hobbs, dijo que su hijo aprendió a leer a los 26 meses "viendo la televisión infantil y copiando los sonidos de las letras".

Teddy fue aceptado en Mensa a los 3 años.

"Comenzó a trazar las letras y cuando lo enviamos de regreso a la guardería después del cierre por el Covid les dijimos a los profesores que pensábamos que había aprendido a leer por sí mismo", dijo.

"Recibimos una llamada telefónica de la guardería, que había enviado a un maestro de preescolar para verificarlo y que dijo '¡sí, puede leer!'"

Fue esto último lo que asombró particularmente a los padres de Teddy.

"Estaba jugando en su tableta, haciendo estos sonidos que simplemente no reconocí, y le pregunté que qué era, y dijo: 'Mami, estoy contando en mandarín'", explicó la madre.

Teddy sabe contar en seis idiomas.

Teddy fue aceptado como miembro de Mensa cuando tenía 3 años, lo que lo convierte en el miembro actual más joven de la organización en Reino Unido.

Pero sus padres dijeron que quieren que tenga una infancia normal.

"Está comenzando a darse cuenta de que sus amigos aún no pueden leer y no sabe por qué, pero es muy importante para nosotros mantenerlo con los pies en la tierra", dijo su madre.

"Si puede hacer estas cosas, entonces está bien, pero él lo ve como 'sí, puedo leer, pero mi amigo puede correr más rápido que yo', por lo que todos tenemos nuestros talentos individuales". 

El propio Fondo Monetario Internacional demuestra que sus políticas no funcionan, pero las sigue imponiendo

Publicado en Público.es el 21 de abril de 2023

Hace un par de semanas el Fondo Monetario Internacional publicó en su último Monitor Fiscal un análisis de la situación económica en el que recomendaba volver a las políticas de austeridad para hacer frente a los rebrotes inflacionarios. Concretamente, decía que «los esfuerzos de las autoridades monetarias para que la inflación vuelva al nivel fijado como meta deben complementarse con una política fiscal más restrictiva».

A nadie pudo sorprender esa recomendación porque es la que viene defendiendo desde hace años, haga frío o haga calor, sea cual sea la situación en la que se encuentren las economías. Es la política llamada de austeridad que, una vez que ser aplica, lleva consigo recortes de gasto principalmente social y privatizaciones generalizadas.

Muchos economistas han puesto de relieve, también desde hace décadas, que ese tipo de política es inadecuada para estabilizar a las economías porque lo que provoca, en realidad, es un empeoramiento de la situación. Es una política que llamamos procíclica porque, en lugar de corregir el ciclo cuando hay baja actividad, lo que hace es agravar aún más su caída. Su efecto es como el de quitarle fuelle al motor cuando el problema es que éste ya lo estaba perdiendo y apenas tiene.

También se ha demostrado que las políticas de austeridad no son útiles para reducir la deuda, como asegura el Fondo Monetario Internacional cuando las recomienda con ese fin. La realidad es que la aumentan, precisamente porque llevan consigo una disminución de los ingresos que obliga a que hogares, empresas y gobiernos se tengan que endeudar todavía más.

Las consecuencias negativas de las políticas de austeridad que propone e impone el Fondo Monetario Internacional son, pues, bien conocidas, pero este organismo, como los políticos y economistas que las defienden, son literalmente inmunes a los argumentos en contra y a la evidencia empírica. Las mantienen como si actuaran con una especie de piñón fijo intelectual.

Lo sorprendente, sin embargo, ha ocurrido hace unos días, cuando es el propio Fondo Monetario Internacional quien publica una investigación en la que se demuestra que esas políticas restrictivas que defiende no funcionan.

En el capítulo 3 del último número de Perspectivas de la economía mundial del FMI se presentan los resultados de una investigación realizada en 33 economías emergentes y 21 desarrolladas entre 1980 y 2019.

Sus autores reconocen que «en promedio, las consolidaciones tienen efectos insignificantes en los índices de deuda», no sólo porque no suelen ir acompañadas de otras medidas que serían necesarias sino porque «tienden a desacelerar el crecimiento del PIB».

También reconocen que, por el contrario, «la expansión fiscal se traduce en reducciones de la deuda» en diferentes casos y circunstancias, precisamente, porque esa expansión aumenta el crecimiento del PIB y los ingresos. Y también concluyen que es el aumento de la actividad, de la oferta y la demanda y no su restricción, la «responsable de aproximadamente un tercio de la reducción de la deuda observada durante ese período».

Los autores reconocen que la austeridad fiscal puede ser útil para reducir la deuda, si acaso, cuando las economías se encuentran en fase de crecimiento, pero no cuando están en recesión.

Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional no tiene en cuenta ni siquiera las evidencias puestas de relieve por sus propias investigaciones.

Como mencioné al comienzo de este artículo, vuelve a recomendar la política de austeridad con carácter general y, en el reciente caso de Sri Lanka, el Fondo Monetario Internacional llega aún más lejos. No sólo no ha matizado sus propuestas de consolidación fiscal en medio de una auténtica depresión económica, sino que las ha reforzado. Hasta el punto de que el jefe de la misión del Fondo en ese país, Peter Breuer, ha reconocido que se disponen a llevar a cabo un ajuste «muy brutal».

No hay una prueba más evidente de que las políticas que propone e impone el Fondo Monetario Internacional no tienen base científica ni respaldo empírico. Son fruto de sesgos cognitivos e ideológicos, de contar solamente con la información que coincide con sus propias expectativas e ignorar la que es incompatible con ellas, de usar modelos inadecuados que limitan el conocimiento de la realidad y de ignorar o interpretar erróneamente muchos de los datos disponibles.

Esta última no es una conclusión mía. He reproducido literalmente algunos de los errores que detectó la auditoría independiente que se hizo de la actuación del Fondo Monetario Internacional en la crisis que comenzó en 2007-2008. Parece evidente que siguen dándose, a pesar de que sea ya el propio organismo quien los detecta.

¿Se trata tan solo de un error? ¿Es solamente incompetencia de los miles de economistas magníficamente preparados y bien pagados que trabajan en el FMI?

Me temo que no, porque lo cierto es que esos «errores» tienen consecuencias igualmente claras que delatan su auténtica naturaleza: desmantelan los servicios públicos, desprotegen a la población de por sí más empobrecida, disminuyen sus ingresos y la obligan a endeudarse en mayor medida. Mientras que, al mismo tiempo, ponen en manos de los grandes capitales y de los bancos la principal riqueza de los países, a los que convierte en simples negocios de donde extraen rentas sin límites.

Al menos, hemos de agradecer al Fondo Monetario Internacional que sea ese mismo organismo quien se encargue de mostrar sin disimulo que sus políticas son un fraude intelectual, un colosal engaño al exclusivo servicio de los grandes poderes económicos y financieros.

lunes, 3 de abril de 2023

_- Vientres de alquiler. La legislación española prohíbe esta práctica y la considera una forma de violencia contra las mujeres

_- La noticia de que la actriz y presentadora Ana Obregón, de 68 años, había decidido ser madre de nuevo por el procedimiento de un vientre de alquiler en Estados Unidos ha reabierto el debate en la política y en la sociedad sobre esta práctica prohibida en España, pero legal en otros países. El fracaso en 2019 del intento de Ciudadanos para legalizarla fue el último episodio. La ley de reproducción asistida de 2006 establece que cualquier contrato de esa naturaleza será nulo, y la reciente reforma de la ley del aborto califica expresamente la contratación de un vientre de alquiler como una forma de violencia contra las mujeres, en consonancia con organismos multilaterales. Pero la posibilidad de recurrir a ese método en países donde está legalizado plantea una incongruencia entre la regulación legal vigente y su efectivo cumplimiento. Desde que una instrucción de la Dirección General de Registros y del Notariado permitió, en aras del interés del menor, que pudieran registrarse en España los niños nacidos en otro país, son muchas las parejas, y los hombres y mujeres que han recurrido a un vientre de alquiler para sortear la prohibición.

 Al calor del impacto mediático del caso Obregón, la dirección del PP se precipitó a plantear primero la conveniencia de estudiar una posible regulación de la gestión subrogada altruista, es decir, sin compensación económica, para rectificar después ante la división interna suscitada. Pero las razones para mantener la prohibición son plenamente vigentes. La experiencia de los pocos países que la han regulado indica claramente que los problemas éticos que plantea no se resuelven con una regulación más o menos restrictiva. La cuestión es que su legalización comporta siempre una mercantilización del proceso reproductivo y una explotación inaceptable del cuerpo de la mujer. Los casos de gestación subrogada altruista son testimoniales y en cambio, se genera un comercio de bebés a la carta y un gran negocio de intermediación. En la inmensa mayoría de los casos las gestantes son mujeres pobres que encuentran en la cesión de su capacidad reproductiva una fuente de ingresos. Cuando la vulnerabilidad económica es el factor determinante, no se puede hablar de libertad ni de autonomía de las mujeres para decidir sobre su cuerpo. En el momento en que media una transacción económica, el proceso se corrompe por un mecanismo de explotación social que es prácticamente inevitable.

Las técnicas de reproducción asistida permiten superar los límites naturales de la fertilidad y, tal como se aplican en Estados Unidos, lo hacen sin plantearse una edad límite o las condiciones en que se debe permitir el acceso a esta práctica para garantizar la protección del bebé. Por motivos altruistas puede ser humanamente comprensible en algún caso, e incluso cabe estipular circunstancias muy excepcionales para hacerlo, como propone el nuevo Código de Deontología Médica aprobado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos y presentado el jueves, pero no debe poner en riesgo la seguridad y el bienestar del menor. Esa es la razón por la que en los procesos de adopción se analizan la motivación y la idoneidad de los aspirantes, y se exige que la diferencia de edad entre el niño y los padres adoptivos no supere los 45 años. En el caso de los vientres de alquiler se ha caminado a una banalización de la técnica, con cada vez más casos de modelos, famosos o ricos sin más que recurren a un vientre de alquiler por conveniencia profesional o para preservar su cuerpo de los efectos de un embarazo. La maternidad o la paternidad pueden ser un deseo legítimo, pero no prevalecen sobre el derecho del niño concebido ni sobre los derechos humanos de las mujeres.