domingo, 13 de mayo de 2018

_- La crisis de la UE, ¿irreversible o reconducible? (*)

_- I)-SOBRE EL CONTEXTO
Con 500 millones de habitantes y representando el 25% del PIB global, la Unión Europea no puede ser abordada como si se tratara de un país, sino que debe serlo como lo que es: una parte del mundo. Así que para abordar su crisis hay que situarla primero en el momento general del mundo. Ese “momento mundial” contiene dos tendencias muy relacionadas; 1-El paso a la multipolaridad que ahora vivimos -lleno de tensiones bélicas, y 2- Las enmiendas a la globalización actualmente en curso.

Sobre lo primero, venimos de una realidad bipolar, la de la guerra fría, inquietante pero relativamente estable. Hemos pasado por el desastroso intermedio del ensayo de una hegemonía en solitario de Estados Unidos (desde Afganistán a Libia, pasando por Iraq) y nos dirigimos hacia una situación de multipolaridad, a un mundo con diversos centros de poder.

Este cambio en la correlación de fuerzas, afecta a la globalización, tal como ha sido entendida en los últimos 30 años, y así entramos en lo segundo.

La globalización del libre cambio va bien cuando se es el más fuerte. Por eso durante mucho tiempo ese concepto fue una especie de seudónimo del dominio mundial de Estados Unidos. Ahora el marco ha cambiado.

Algunos emergentes (China es el caso más flagrante) han realizado la proeza de fortalecerse jugando hábilmente en esa globalización que era el terreno de juego creado por occidente contra el mundo en desarrollo (un “occidente” entendido como “la tríada” de Samir Amin; Estados Unidos+EU+Japón). Además, aunque ese occidente siga siendo el más fuerte en todos los terrenos (económico, militar, industria cultural, mediático…) ya no es lo que era antes:

Cuando se diseñaron las actuales instituciones, la economía de EEUU representaba el 40% del PIB mundial y chinos e indios no pesaban casi nada en el mundo. Ahora la economía de Estados Unidos representa el 15%. No es lo mismo.

Por eso, tanto los EE.UU de Trump como el brexit (los anglosajones) y la Europa del Este están acometiendo una enmienda a la globalización tal como se entendía, un regreso al énfasis en la soberanía nacional y el proteccionismo: a una globalización atenta a los intereses nacionales (“pro-trade nationalism”). Hay que decir que China se metió en la globalización ya desde esa enmienda, por lo que hay que considerarla como la verdadera anticipadora de esa mudanza.

Hemos dicho que esas dos tendencias de cambio están interrelacionadas y sus señales aparecen por doquier:

-Con el “América first” de Trump y sus nuevos aranceles a la producción importada.

-Cuando China presiona a Arabia Saudí para que le venda su petróleo en yuanes a fin de convertir el yuan en moneda de referencia internacional a partir de este año, aprovechando que la demanda energética de Asia Oriental es más importante para los países del Golfo que la de Estados Unidos. Todo eso debilita al dólar, aun dominante y responsable del 42% de las transacciones generales realizadas en el mundo.

-Con los nuevos desafíos al hegemonismo americano/atlantista en America Latina (Mercosur, Alba…), ahora algo eclipsados por el golpe de estado en curso en Brasil, la erosión del chavismo en Venezuela, el gobierno de Macri en Argentina y los cambios en Ecuador…, lo que no impide que siga siendo difícil imaginar un regreso al estado de cosas vigente en el subcontinente en los años setenta.

-En Eurasia, donde por primera vez en treinta años se ha visto (en Ucrania) una respuesta militar rusa (Crimea, Donbas) al expansionismo occidental, algo que explica la demonización mediática de Putin mucho más que cualquiera de sus desmanes autocráticos.

-En el Mar de China Meridional, donde se ven claras actitudes de advertencia ante el pivot to Asia de Estados Unidos (desplazamiento allí del grueso de su fuerza aeronaval): China advierte que no se va a dejar acosar por más que Estados Unidos y Japón utilicen el espantajo norcoreano como excusa para construir y mantener el mismo círculo de hierro que atosiga a Rusia en su entorno. El fortalecimiento del liderazgo de Xi Jingping, tiene que ver con eso y no con las simplezas que se dicen sobre el “nuevo Mao”, ignorando los cambios que la sociedad china ha experimentado desde entonces…

-Vemos la sorprendente, arriesgada y de momento exitosa intervención militar rusa en Siria, que ha impedido una nueva operación de cambio de régimen allí, sobre el estremecedor panorama de ruinas y matanza en aquel país. Esa victoria ha eclipsado en gran parte el papel de Estados Unidos en la región, activando importantes actores regionales (Turquía, Irán) y rompiendo alineamientos como el de Turquía con la OTAN…

Todo eso son contracciones del parto de la multipolaridad.

La pregunta que se presenta es la de si esta reconfiguración, a la vez geopolítica y económica, desembocará en un nuevo consenso multilateralista-multipolar, en el que los diversos actores mundiales, tradicionales y emergentes, alcanzarán nuevas normas y acuerdos de coexistencia consensuados, o si por el contrario nos dirigimos hacia una dinámica bélica de imperios combatientes.

Este me parece que es el contexto que define y sitúa la crisis de la Unión Europea: 1-su no participación en el tránsito a la multipolaridad como sujeto autónomo y 2-su mala posición para las enmiendas a la globalización actualmente en curso.

El primer punto no precisa mayor explicación: la UE no tiene política exterior propia. Es una orquesta desafinada (en gran parte por la OTAN) que va a remolque de Estados Unidos, no sin contradicciones (que van a más: por ejemplo el pleito con el gaseoducto Nord Stream que enfrenta a Alemania y grandes compañías europeas con Trump, o con la ruptura del acuerdo con Irán donde Alemania y Francia tienen grandes negocios).

El segundo punto necesita más detenimiento porque es el que explica mejor la actual espiral desintegradora de la UE.

II) ESPIRAL DESINTEGRADORA
En su última encarnación, entre 1990 y 2000, la Europa alemana de Maastrich (1992: euro, BCE, primacía del derecho europeo sobre el nacional), fue la locomotora de la globalización neoliberal. Representaba la organización supranacional más integrada del mundo. Su diseño fue muy rígido, a la medida del interés nacional de Alemania, de su estrategia exportadora y de su demografía menguante de ancianos rentistas con fondos de pensiones colocados en las burbujas bancarias. Eso explica muchas de las enormes dificultades actuales de la UE, tanto hacia fuera como hacia adentro:

Hacia fuera: ante las enmiendas a la globalización para la que fue rígidamente diseñada. Hacia adentro: ante toda una serie de países cuyos intereses nacionales son diferentes de los alemanes y chocan con ellos en el interior de la UE.

Se impone un cambio. Cierta deconstrucción, pero la UE se parece a un vehículo obligado a retroceder para reubicarse pero que carece de marcha atrás. Comparado con cualquiera de los otros actores (EE.UU, China, etc) ese vehículo parece muy mal dotado para las enmiendas a la globalización. Cada movimiento que se efectúa para adaptarse a la realidad, cerrando fronteras ante la emigración exterior o restringiendo movimientos y posibilidades laborales en su interior, genera disconformidades y tensiones soberanistas desintegradoras de distinto signo en los estados-nación.

Nada más lógico teniendo en cuenta el espectacular encogimiento de las soberanías nacionales de los Estados de la UE que hemos citado en tantas ocasiones:

-Los bancos centrales son “independientes”, la moneda común impide ajustes y devaluaciones, los ministerios de economía son meros ejecutores de directivas decididas en la UE, la OMC, el FMI…

-El derecho europeo tiene mayor rango que el nacional, pese a carecer de un fundamento democrático: es legal, pero no legítimo.

-Y la política exterior y de defensa viene encuadrada por una estrategia (americana) organizada a través de la OTAN que es no solo exterior a la nación, sino a la propia UE.

-¿Qué le queda a la soberanía popular, al sujeto que vota en unas elecciones nacionales? Muy poco. Y encima, esa desposesión ha sido santuarizada, blindada en normas y tratados para hacerla irreversible.

En época de vacas gordas todo esto no era demasiado problema (aunque en los países democráticamente más exigentes y despiertos hubo toda una serie de referéndums que cuestionaron aspectos de la construcción: ocho referéndums, todos, menos el británico ignorados), pero la crisis financiera y sus recetas lo cambiaron todo. Cuando de lo que se trata es de cambiar cosas fundamentales, todo se descompone.

Además la “idea europea” sufre cierta muerte espiritual. Después de haber sido atracados en nombre de Europa (rescate bancos, conversión de deuda privada en deuda pública, drásticos recortes en el estado social…) y después de constatar que no hay soberanía en decisiones fundamentales, muchos europeos, incluso los que recibimos fondos de cohesión, miran a la UE con otros ojos. Donde antes se veían ventajas y progresos, ahora se abren paso desventajas y retrocesos. Eso tiene diversas manifestaciones, en el Norte, en el Sur, en el Este y en el Oeste, pero se produce un poco por todas partes; referéndums, “populismos”, avances de la extrema derecha y -más débiles- nuevos altermundismos y eurocriticismos de izquierda.

Para impedir, para salir al paso de todo eso, habría que corregir, cuestionar y cambiar las normas de funcionamiento de esta UE neoliberal, que provocan todos esos descontentos, esas involuciones sociales y esos referéndums de contestación, pero:

– ¿Cómo hacerlo si sus tratados fundamentales, se diseñaron para eso y además están blindados (“No hay democracia fuera de los tratados europeos”, ha dicho Juncker).

-Parece que para cambiar las cosas, la UE, tal como la conocemos, debería negarse a si misma, pero, ¿puede un establishment administrativo no electo, al servicio de los intereses oligárquicos, practicar tal ejercicio desde Bruselas?

-Y si eso no es posible sin la ciudadanía, ¿cómo puede intervenir una ciudadanía, el pueblo, en el marco europeo, si la ciudadanía europea y el pueblo europeo no existen? (existen el pueblo francés, español, húngaro, pero no el “pueblo europeo”)

-¿Está entonces la respuesta a este embrollo en los Estados es decir allí donde hay soberanía y elecciones?

-¿Sería, por tanto, la suma de toda una serie de respuestas ciudadanas estatales la solución para generar una reforma en profundidad de la UE…?

Mientras esas preguntas no se responden, constatamos que la Unión Europea está estancada: No está siendo un factor de la reconfiguración en curso. No está participando como actor autónomo en ese parto de la multipolaridad que antes describíamos. Geopolíticamente va a remolque y el gran vector que apunta sugiere que más bien se dirige y contribuye a un escenario de los imperios combatientes: La “Europa de la defensa”, con mayor gasto militar (ver las últimas cifras del SIPRI) y protagonismo intervencionista para garantizar el “acceso” a recursos disputados y vías comerciales amenazadas…

Tampoco está creando enmiendas a la globalización desde sus instituciones. Esas enmiendas ocurren desordenada y unilateralmente en los estados nacionales; Polonia no acepta esto, Hungría aquello, Alemania decide en solitario abrirse a los emigrantes y luego decide cerrar sus puertas, los británicos votan irse, los franceses murmuran, los italianos, los catalanes…Y todo eso crea conflictos y tensiones de signo desintegrado que configuran un panorama de cinco brechas que sugiere una balcanización disgregadora:

III) CINCO BRECHAS
1-La brecha del eje franco-alemán (intereses nacionales divergentes han acabado con tal eje. Hay una sumisión de Francia a Alemania a costa de sus intereses nacionales. El Presidente Macron, última esperanza, propone más inversión pública, más flexibilidad, presupuesto común y ministro de finanzas común, parlamento de la zona euro…cosas que Alemania no está dispuesta a conceder, y ahora menos todavía con un Bundestag lleno de ultraderechistas. Y ese fracaso era la compensación ofrecida a los franceses a cambio de destruir su estado social y sus servicios públicos -entre los mejores del continente- en línea con las exigencias de la política germano-europea.

2-La brecha Norte/Sur entre los Pigs y países beneficiarios del euro

3-La del brexit. Aquí hay que decir que el propósito de Bruselas de que la salida británica salga ejemplarmente mal, no está garantizado, pues el Reino Unido es duro de pelar negociará con brío y tiene bazas notables como la city y el vínculo directo con Washington. Por todo ello vale la pena preguntarse qué pasaría si al Reino Unido le fueran bien las cosas fuera de la UE y que mensaje lanzará eso a otros países europeos…

4-La Este/oeste (Visegrad, desencanto, nueva dependencia a 25 años de la emancipación de la tutela soviética del antiguo bloque).

5-La brecha regional: No solo Escocia o Catalunya, sino también y sobre todo multitud de tensiones nacionales y regionales en los Balcanes y en Europa Central/Oriental: posibles roces de Rumanía con Ucrania por la Bukovina, de Hungría con Ucrania por Rutenia, de Hungría con Eslovaquia (por los derechos de la minoría magiar) y con Rumania por Transilvania, la tensión bélica de Ucrania con Rusia en Donbas y Crimea, la voluntad del norte de Kosovo de unirse a Serbia, de los serbios y croatas de Bosnia por configurar sus propias repúblicas, las tensiones en Macedonia… ¿Quién se atrevería en este contexto a abrir la caja de Pándora del “derecho a la autodeterminación” en Europa?

La suma de estas cinco brechas producto del estancamiento es una crisis fenomenal ¿Es reconducible o es irreversible? Les adelanto que no voy a responder a la cuestión que da título a esta intervención, por simple humildad, pero sí diré que, subjetivamente, a mí me parece irreversible. Quizá por haber ya presenciado algo impensable: la disolución de un superestado como era la URSS. Claro que las circunstancias y contextos eran diferentes, pero la impresión en el espectador queda ahí…No lo puedo evitar.

Por otro lado, pienso que el vacío no existe. Con la UE estancada, otras fórmulas europeas ocuparían su lugar, nuevas asociaciones, etc. Por ahí veo un vector reconducible. No creo en un escenario de disolución, un 8 de diciembre de 1991 en Bruselas (el día en que tres presidentes de repúblicas soviéticas declararon disuelta la URSS, no me imagino algo así con Alemania, Francia e Italia, por ejemplo), porque la necesidad de organizar vínculos entre los estados europeos permanecerá de una u otra forma.

Lo más probable parece una especie de regreso al consenso entre estados en detrimento de lo supranacional. Así lo sugiere el fracaso manifiesto de Macron con sus propósitos federalizantes (presupuesto europeo significativo, ministro de finanzas común, listas transnacionales en el parlamento europeo, etc.) que Alemania no piensa aceptar. Ahí está el manifiesto del 8 de marzo de ocho estados del norte -Dinamarca, Holanda, Suecia, Finlandia, Irlanda, Estonia, Lituania y Letonia- contra cualquier reforma del euro sobre bases supranacionales: “la toma de decisiones debe mantenerse firmemente en las manos de los estados miembros”, señala el manifiesto que Alemania ha bendecido…

Pero en cualquier caso, la actual inoperancia de la UE la aparta de los grandes vectores de nuestro tiempo y recuerda a la de un muerto viviente. Eso me hace pensar en el precedente de la Sociedad de Naciones (1918-1946).

La Sociedad de Naciones fue inoperante para los retos de su tiempo; para Abisinia, Libia, la China invadida por Japón, para los sudetes y el Anschluss de Hitler, para la enormidad de la II Guerra Mundial… y cuando se disolvió, en 1946, nadie la echó a faltar porque era un cadáver. Pero, claro, aquel cadáver dio lugar a otro sujeto: la ONU. Esta es la analogía que se me ocurre con la UE que hoy tenemos y que vemos apagarse mientras va perdiendo los trenes del tiempo mundial.

(*) Publicado en Contexto. Este artículo sigue el hilo de la conferencia pronunciada el 20 de abril en el Forum de Debats de Vic.

https://rafaelpoch.com/2018/05/10/la-crisis-de-la-ue-irreversible-o-reconducible/

sábado, 12 de mayo de 2018

Cambridge Analytica no cierra, cambia de piel: la manipulación sigue


CLAE

La consultora británica Cambridge Analytica, la que protagonizó el escándalo por el uso de datos de millones de usuarios de Facebook, anunció el cese inmediato de todas las operaciones e inició su proceso de quiebra, pero simplemente cambia de piel y seguirá sus manipulaciones con otros nombres, amenazando la pureza de las elecciones en varios países, entre ellos Argentina, Colombia y México.

La compañía británica culpó de su quiebra a las denuncias de manipulación política que inundaron los medios internacionales en los últimos, pero lo cierto (y que no dice) es que sus principales activos ya trabajan en una empresa con fines similares llamada Emerdata.

No es de extrañar que muchos medios del primer mundo se han hecho eco de la maniobra, aun cuando el británico Financial Times cita a exempleados que afirman que la empresa podría reinventarse con un nombre diferente, teniendo en cuenta que "Cambridge Analytica como marca es absolutamente tóxica (…) aunque, seguramente, SCL Group surgirá reencarnada o quizá disfrazada".

La entidad registradora pública de empresas y organizaciones del Reino Unido, Companies House, develó que existe una compañía llamada Emerdata Limited, “con sede en las mismas oficinas que SCL Elections y dirigida por la misma administración e inversores que Cambridge Analytica”. Incluso se describe a sí misma como una organización de "procesamiento de datos, alojamiento y actividades relacionadas", una actividad similar a la que decía realizar la empresa

El 21 de marzo Business Insider destapó la existencia de Emerdata Limited, en cuyo consejo de administración aparecen una serie de nombres directamente vinculados con Cambridge Analytica y SCL Group. Alexander Taylor fue nombrado director de Emerdata el 28 de marzo en sustitución del dimitido Alexander Nix. Otro directivo de SCL Group, Julian Wheatland, aparece en los registros como directivo de Emerdata.

Nix, quien reconoció que trabajó en elecciones en países de todos los continentes, incluyendo Estados Unidos, Reino Unido, Argentina, Nigeria, Kenia y República Checa, dejó la compañía justo tras estallar el escándalo de los datos de Facebook (o lo hizo estallar) y a raíz de un vídeo grabado por la televisión británica con cámara oculta donde hizo toda clase de comentarios inapropiados como ofrecer grandes cantidades de dinero a un candidato y amenazarle con publicarlo, para intentar extorsionarlo.

Jennifer y Rebekah Mercer, hijas del millonario Robert Mercer —fundador y financiador de Cambridge Analytica, y financista de la campaña presidencial de Donald Trump— quienes detentaban cargos de responsabilidad en Cambridge Analytica, también aparecen como directivos de Emerdata desde el 16 de marzo, en pleno estallido público del escándalo.

Es más, según Business Insider, entre los responsables de Emerdata también aparece Johnson Chun Shun Ko, un ejecutivo chino de Frontier Services Group, la firma militar presidida por el prominente partidario de Trump Erik Prince, fundador de la contratista militar estadounidense Blackwater US, y hermano de la secretaria de educación de Estados Unidos, Betsy DeVos.

Emerdata se constituyó en agosto de 2017, pero ha registrado bastante actividad desde que el escándalo del uso ilegítimo de los datos de Facebook llegó a los titulares en marzo de este año, incluidos los ya mencionados nombramientos de directivos provenientes, precisamente, de Cambridge Analytica.

Una provocada autoquiebra
Cambridge Analytica anunció también que en breve anunciará una bancarrota para su central en Londres y sus filiales en Estados Unidos. Todo esto pareciera un puesta en escena para hacer creer que muerta la empresa se terminó el mal. Pero es obvio que seguirán, con otro nombre las mismas manipulaciones.

En marzo pasado, Christopher Wylie, uno de sus fundadores, denunció que esa consultora había utilizado de manera ilegal la información de 50 millones de usuarios en Facebook.

Recién cuando el escándalo tomó dimensión global, Facebook reconoció que la consultora británica había accedido (¿o comprado?) a la información personal de al menos 87 millones de usuarios y la había utilizado para crear perfiles de votantes.

Wylie desnudó ante la Cámara de los Comunes británica la mecánica interna de la consultora, y denunció puntualmente la manipulación que realizó la empresa durante la campaña por la salida de Reino Unido de la Unión Europea a favor del Brexit, que incidieron en el resultado del referéndum de la UE.

AggregateIQ (AIQ), una empresa canadiense, trabajó con Cambridge Analytica durante la campaña a favor del Brexit y desarrolló un software denominado Ripon que utilizaba algoritmos de datos de Facebook para apuntar a ciertos perfiles ideológicos más abiertos al discurso anti UE, explicó Wylie. AIQ desempeñó un “papel muy significativo” en la victoria del Brexit en el Reino Unido, dijo.

Esta denuncia desató todo tipo de versiones y rumores en Estados Unidos, en donde Cambridge Analytica trabajó en la campaña presidencial de Donald Trump. El vínculo entre la consultora y el presidente republicano no es sólo laboral. Uno de los dueños de la compañía es el multimillonario estadounidense Robert Mercer, uno de los impulsores de la llamada derecha alternativa norteamericana, el movimiento de extrema derecha que apoyó desde el inicio al magnate inmobiliario.

Pero Cambridge Analytica no fue la única que recibió golpes por este escándalo. Facebook tuvo una caída abrupta en la bolsa estadounidense y una disminución igual de fuerte en su número de usuarios.

Facebook, una de las señaladas por las autoridades fiscales americana y europeas por disfrutar de las ventajas impositivas que confieren las regulaciones mercantiles y tributarias a los domicilios sociales y fiscales y el principal agente empresarial involucrado en los cambios de tendencia en las urnas británicas y estadounidenses en 2016, gestiona más de 300 millones de gigabytes en información personal de sus usuarios.

Estos datos equivalen a que cada uno de ellos tuviera archivados 126 e-books en sus cuentas, y un arsenal de perfiles que le permite disponer de una de las plataformas on line más importante del mundo, indispensable para beneficiarse de modelos de negocio que amplían consumidores y diversifican mercados al calor del incremento productivo de los robots y la automatización industrial.

Todo esto acontece apenas dos decenios después de que Sergey Brin y Larry Page registraran el dominio google.com y once de que Steve Jobs presentara en sociedad, en San Francisco, el primer iPhone. Mientras, Facebook sigue creando perfiles de usuarios y los algoritmos que usara Cambridge Analytica siguen a disposición de quien los quiera (o pueda) pagar.

Ricardo Carnevali: Doctorando en Comunicación Estratégica, Investigador del Observatorio en Comunicación y Democracia, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la )

El hundimiento de Cristina Cifuentes. Sitiada por todos, le va como un guante la famosa frase de Jimmy McNulty ('The Wire'): “Pueden masticarte, pero tendrán que escupirte”.

Cuenta Cristina Cifuentes (Madrid, 1964) que le gusta tanto el cine que en alguna ocasión compró las dos butacas vecinas para poder ver una película en paz. Si ese cine fuese del PP, hoy no le haría falta comprarlas.

Se trata de una situación inédita para una política que a los 16 años entró en la sede de Nuevas Generaciones de Alianza Popular para que le firmase Jorge Verstrynge el carnet del partido. 35 años después, a Verstrynge lo detuvieron durante una manifestación acusado de golpear a un agente —fue absuelto— y le envió un mensaje a Cifuentes desde el calabozo para decirle que “su policía” lo estaba tratando con mucha educación. Mantienen una vieja y cordial amistad que no impide ataques políticos de primer orden: “Le viene bien la violencia”, dejó dicho Verstrynge del paso de Cifuentes por la delegación del Gobierno.

Para entonces Cristina Cifuentes ya era la primera delegada-estrella de la política española al modo en que lo fue Baltasar Garzón de la judicatura: no hay precedentes de nadie tan famoso; si el juez aterrizó en el pazo de un narco, Cifuentes lo hizo en 10.000 manifestaciones contabilizadas a su paso por la Delegación del Gobierno de Madrid. Quiso recortar ese derecho, el de manifestarse, y Jueces para la Democracia le avisó de que se estaba situando “fuera de la Constitución”. En una de las salas de la Comunidad tiene, entre relieves de pavos reales, cuadros orientales y estampas de su adorado Tintín, un centro de mesa con los cascotes que los manifestantes tiraron a los agentes en los enfrentamientos del 22-M. Prohibió la exhibición de símbolos republicanos en la calle durante los fastos de la coronación de Felipe VI, hecho por el que el Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo admitió a trámite una querella de la Coordinadora 25s contra ella.

Es hija de dos gallegos, el general de artillería coruñés José Luis Cifuentes y la ourensana Fuenciscla Cuencas, encargada de llevar una casa con ocho hijos (Cifuentes es la séptima). Su madre vive en Navas de Riofrío, en Segovia, donde falleció su padre de alzheimer en 2015. En uno de sus últimos instantes de lucidez quiso desplazarse a Madrid en 2012 cuando vio a su hija pequeña rodeada en la calle por una turba que la increpó cuando se dirigía a casa con la compra. De aquel famoso escrache sobrevive la imagen icónica de Cifuentes soportando gritos e insultos a medio metro de su cara. No fue su momento más delicado. Un año después su corazón se paró dos veces tras un accidente de moto que la tuvo entre la vida y la muerte. Llegó a querer morir en la UCI a causa del sufrimiento, según confesó: “Me perdoné a mí misma y a todos, y algo ha quedado de eso”.

¿Eres más de Esperanza Aguirre o de Mariano Rajoy?, le preguntaron hace muchos años. “Eso es como elegir entre papá y mamá”, respondió. Tiempo después la madre se convirtió en madrastra. Con Aguirre empezó en la política y terminó enfrentada hasta que en 2015 todo saltó por los aires. El partido pidió a Aguirre, candidata a la Alcaldía, retirarse antes de las elecciones de la dirección del PP de Madrid en favor de Cifuentes, candidata a la Comunidad, y ella llamó a la Cope para preguntar si es que la tenían “por un monigote”. En la misa de aniversario por las víctimas del 11-M, cuando tenían que darse la mano, Aguirre se acercó a Cifuentes para pedirle el “besito de la paz”. Se lo dieron, y al salir, en el Bosque de los Ausentes, Aguirre le pidió otro casi sin mover los labios, como habla Aguirre cuando besa y cuando ejecuta: “Otro besito que hay periodistas y van a pensar que estamos enfadadas”. Cifuentes le dijo cortante que ya se habían dado uno dentro de la iglesia, pero Aguirre insistió: “Pero este besito ya de verdad”.

Su vida política no se entiende sin su vida académica. Hoy más que nunca, pero siempre fue así: de hecho es funcionaria de la Complutense. El periodista Antonio Martín Beaumont, que en 1979 era jefe de las juventudes de AP, le dijo a Alfonso Merlos, autor de Cristina Cifuentes. Sin ataduras (La Esfera, 2016), que Cifuentes llegó al partido interesada en las asociaciones universitarias. En 1984 firmó una manifiesto en Abc contra las movilizaciones estudiantiles de la Complutense y denunció su politización por parte de la izquierda; tres años después hizo íntima amistad con Gustavo Villapalos, Jesús Calvo Soria (que en 1995 influyó para nombrarla directora de un colegio mayor universitario) y Dionisio Ramos (en 2001 fue el presidente del tribunal que ascendió a Cifuentes de categoría en la Universidad).

“Estudié en la Complutense y gané una oposición que me unió para siempre a esta Universidad. También me siento vinculada a la Carlos III y a la Rey Juan Carlos donde estoy haciendo el doctorado”, dijo a la revista Fuera de Serie en 2012, en una entrevista en la que comunica que ese mismo año en el que hace el doctorado, concluye un máster en Derecho Público. El pasado jueves, en su web del partido, no aparece ninguna de las dos cosas: el doctorado no lo terminó y el máster que Cifuentes dice haber hecho no lo incluye en su biografía. Solo cuenta: “Me licencié en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y realicé después el máster en Administración Pública y Dirección de Empresas del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset”. Sí está en su biografía de la Comunidad.

Ese máster, y las declaraciones que sucedieron al máster esgrimiendo un acta falsificada y asegurando que hubo defensa de un trabajo final que no aparece por ninguna parte, ni la defensa ni el trabajo, la ha dejado sola en el partido. Ella, el mirlo blanco que emergió de las aguas más corruptas del partido, las de Madrid, que ha tenido en la cárcel a un presidente de Comunidad y a un secretario general, y decenas de imputados en otras tantas tramas, ha caído en desgracia por una espiral de mentiras que compañeros suyos califican de “irracionales”.

Se evaporó el día en que la periodista Raquel Ejerique publicó en eldiario.es la primera bomba para reaparecer con un directo en redes sociales a medianoche desde su despacho diciendo que no la iban a echar, que ella se quedaba. Mediática entre las mediáticas (“no teme la sobreexposición ni corre al burladero con prisas en pleno temporal”, dijo su biógrafo) desapareció otra vez durante los días en los que continuó un goteo de noticias que evidenciaba el fracaso de su estrategia. También se saltó su socorrido cuerpo a cuerpo con los periodistas dando explicaciones a través de un plasma días antes de aparecer sonriendo en el pleno en que se abordó su máster. “Para fastidiar hay que sonreír siempre”, recomienda siempre a quien le pide consejo, la versión edulcorada del “dientes, dientes, que es lo que les jode” de Isabel Pantoja.

Republicana y partidaria del aborto
Se declara republicana (del republicanismo exótico que antes era juancarlista y ahora felipista, aunque reconoce que “no es lógico que la jefatura del Estado lo sea de manera hereditaria y no por votación”) y es partidaria del aborto, del matrimonio homosexual y agnóstica. Durante la visita del Papa asistió como invitada a un canal conservador y contó luego a EL PAÍS que fue una de sus experiencias más duras, ”al no poder decir durante una hora que no tenía nada clara la existencia de Dios”. Es blanco habitual de la derecha del PP y más allá, y las ha tenido tiesas con grupos ultras como Hazte Oír. Le encanta Borges y ha contado cómo en una ocasión lo vio, desde la ventana de su cuarto, paseando por Santander y se tiró a la calle casi en pijama a pedirle un autógrafo. Fue la visita del escritor argentino en 1984 en la que, cuenta Maruja Torres tras hacerle una memorable entrevista (“empiezo a sospechar quién soy, sé que mi destino es literario y que no debo quejarme de ello”), un empleado del aeropuerto agarró su silla de ruedas, lo separó de la comitiva y se lo llevó por el aeropuerto adelante hasta meterlo en una sala y dejarlo cara a la pared; “¿qué le ha parecido Santander, don José Luis?”, le preguntó un periodista para rematarlo.

En Sevilla, durante la convención nacional de PP, Cristina Cifuentes recibió una larga y cálida ovación en público y se le puso de cara a la pared en privado. Fuentes de la dirección del partido detallan tres hechos que sentaron como un tiro a Mariano Rajoy. Una rueda de prensa media hora antes de que llegase el presidente con los logos y los lemas de la convención contextualizando la polémica, un canutazo al acabar la intervención de Rajoy y, sobre todo, decir que se irá sólo cuando él se lo pida. “Algo que a duras penas va a hacer, porque Rajoy deja la fruta caer sola, y esto lo pone en entredicho y con todos los focos sobre él, debilitándolo cuanto más pase el tiempo y no lo haga”, dice un dirigente.

"A Cristina hay que arroparla con toda la fuerza posible”, dijo en Sevilla un cargo importante del PP mientras Alberto Núñez Feijóo rebatía, como lo hizo en privado durante todo el congreso, que eso estaría bien “si no nos hubiese mentido”. "La presidenta de Madrid ha dado sus explicaciones", dijo Rajoy el viernes. No hay razón, siguió el presidente, para terminar con el acuerdo entre Ciudadanos y PP. Unas fuentes dicen que son declaraciones contextualizadas en nuevos casos de curriculums alterados de la oposición, otras que el respaldo de Rajoy se dirige únicamente al pacto con Ciudadanos: "Por encima de todo está el acuerdo y por tanto la Comunidad". Al PP le alivia que Ciudadanos haya desligado la presión sobre Cifuentes de su apoyo a los presupuestos: "Hubiera sido jaque mate".

Son los pasos tambaleantes de una caída que en Génova datan en 2017, cuando el 2 de mayo Cristina Cifuentes dijo que “el tiempo de los corruptos ha acabado” y se erigió en la encargada de la limpieza de un partido y un tiempo al que ella pertenece desde 1979, como se encargó de decir Rajoy a su círculo íntimo con enfado visible. “[Rajoy] pone precio a la cabeza de Cifuentes”, escribió entonces Rubén Amón en EL PAÍS. Desapareció entonces del club de los elegidos.

Por los móviles de dirigentes del PP circula estos días la captura del Facebook de Joaquín Vázquez, paradójicamente militante hostil a la dirección, antiguo cargo de Nuevas Generaciones (NNGG) que fue candidato a las elecciones europeas de 2009 y que tiene demandado al PP por incumplir los estatutos: “Cifuentes es lo nuevo de lo viejo, es lo viejo que tanto daño ha hecho al Partido Popular”.

Fan declarada de The Wire (Pablo Iglesias, que no sabe que le gusta ver cine sola, la invitó a recordar la serie en el sofá de su casa “porque hay cosas que no has entendido”) a Cristina Cifuentes le viene hoy como un guante, sitiada por todos, la famosa frase de Jimmy McNulty: “Pueden masticarte, pero tendrán que escupirte”.

 https://politica.elpais.com/politica/2018/04/14/actualidad/1523720903_612945.html

Kanye West califica de “elección” la esclavitud. "Uno escucha decir que la esclavitud duró 400 años. ¿400 años? Parece una elección", asegura el marido de Kim Kardashian. Un evidente ejemplo de que ser rapero y afroamericano no tiene por que ser garantía de que te libres de ser inculto e imbécil. A cualquier hombre de buena voluntad le ofenden sus palabras.

Ni un día sin polémica de Kanye West. La estrella estadounidense de rap ha levantado una nueva polvareda al afirmar que la esclavitud era una "elección". "Uno escucha decir que la esclavitud duró 400 años. ¿400 años? Parece una opción", ha asegurado el rapero de Chicago en una entrevista con la web TMZ de cara a la próxima publicación de sus dos últimos álbumes.

"Estamos en una prisión mental. Me gusta la palabra 'prisión' porque 'esclavos' está demasiado ligada a los negros", ha declarado. "Sé por supuesto que los esclavos no fueron encadenados y embarcados porque así lo quisieran", ha escrito en Twitter tras recibir infinidad de críticas. Pero "no podemos permanecer mentalmente prisioneros durante los próximos 400 años", ha añadido en otro mensaje. West se ha considerado "atacado una vez más por presentar nuevas ideas". Harvey Levin y Charles Latibeaudiere, los periodistas que realizaban la entrevista, casi ni se inmutaron frente al comentario pero otro trabajador del mismo portal sí reaccionó minutos más tarde recriminándole su imprudencia. “Creo que no estás pensando en nada. Lo que estás haciendo ahora es la ausencia de pensamiento”, le espetó Van Lathan cuando West interrogó a la redacción respecto a su opinión y si sentían que él estaba pensando con libertad. “Estoy decepcionado y asqueado”, concluyó el periodista.

La emisión en directo del programa TMZ Live que había durado cerca de una hora terminó justo con la imagen del rapero acercándose al lugar en el que se encontraba Latham para pedirle perdón. Aun así, las redes se incendiaron y otro compañero de estilo musical de West, el rapero Will.I.Am apareció en el programa Good Morning Britain para decir que le partía el corazón escuchar semejantes declaraciones. “Cuando eres esclavo te niegan la educación. Eso es a la fuerza, no lo eliges”, manifestó Will.I.Am.

Pero no fue la única extravagancia que salió a la luz a lo largo de esa conversación que está siendo calificaba como una de las entrevistas más raras concedidas hasta ahora por el cantante. West también dijo: “No me interesa la política, me gusta Trump. Es mi hermano”. Una declaración tras la que se lamentó de que otros raperos hubieran sacado antes al actual presidente de Estados Unidos en sus vídeos musicales y que hayan dejado de apoyarlo ahora que está en la Casa Blanca.

Durante la entrevista también explicó el motivo de su ingreso en un hospital durante más de una semana en 2016: “Estaba drogado”, contó a gritos a la redacción de TMZ. “Me hice una liposuccion para verme bien para ustedes, para que no me llamaran gordo como a Rob (Kardashian), y me dieron dos pastillas diarias”, explicó. Según su relato, fue su intención de dejar los opioides lo que acabó con él en el hospital. “Y después de eso, adivinen cuántas pastillas me dieron al día. ¡Siete!”.

Aclaró que ahora sólo toma dos a la semana porque siente que las pastillas le están matando su visión. Más tarde, en su Twitter, en un último intento de dejar clara su intención en la entrevista dijo: “Nos cortaron la lengua para que no nos pudiéramos comunicar. No permitiré que corten mi lengua”.

El artista, de 40 años y casado con la modelo Kim Kardashian, volvió a frecuentar las redes sociales a finales de abril tras una larga ausencia debida a una depresión y una hospitalización. En estas intervenciones en Internet, además de anunciar sus nuevos proyectos, ratificó su apoyo a su “hermano” Donald Trump, a quien considera como “una energía de dragón”, calificativo que utiliza para sí mismo. Trump, que rara vez replica a los famosos, respondió al mensaje del rapero: “Gracias, Kanye. Genial!”.

El rapero también subió a la red social una foto de sí mismo en la que lucía una gorra roja con el eslogan de Trump Make America Great Again. También desató las especulaciones sobre su futuro político al tuitear "2024", año en el que se celebran elecciones presidenciales.

Numerosos artistas de la comunidad hip-hop, mayoritariamente negra y opuesta al presidente republicano, lo criticaron, pero Yeezy, como lo apodan, recibió el respaldo de columnistas conservadores. En 2005, tras el devastador paso del huracán Katrina por Nueva Orleans, West había acusado en la televisión al presidente de entonces George W. Bush de “no prestar atención a los negros”.

El martes admitió haberse sentido ofendido porque Barack Obama no lo invitó a la Casa Blanca. En 2009, el presidente demócrata, también negro y nacido en Chicago, lo trató de “bruto” por su conducta en los MTV Video Music Awards, cuando interrumpió la ceremonia para proclamar que Taylor Swift no merecía ser premiada. Obama nunca le llamó para pedirle “disculpas”, lamentó el rapero.

https://elpais.com/elpais/2018/05/02/gente/1525248830_980510.html

viernes, 11 de mayo de 2018

El ‘síndrome del emperador’, cuando tu hijo es un tirano. Francesc Miralles.

Dedicar poco tiempo a su atención y conceder caprichos son el abono para que un niño manifieste el llamado “síndrome del emperador”

EL NÚMERO DE CASOS no deja de aumentar. Cada vez a edades más tempranas: se llama “síndrome del emperador”, y define a los niños y adolescentes que abusan de sus padres sin la menor conciencia. La madre suele ser la primera y principal víctima del pequeño tirano, que luego extenderá el maltrato a otros miembros de la familia, a no ser que se ponga remedio, según explica el psicólogo José Antonio Ramadán. Muy sonada fue la sentencia que dictó el año pasado el Juzgado de lo Penal número 2 de A Coruña que absolvía a una madre acusada por su propio hijo de 11 años de maltrato por un bofetón. Pero ¿cuáles son las causas de este mal que convierte la vida familiar en un infierno?

Según los expertos, hay diferentes factores que pueden coronar a un emperador en casa:

Poca dedicación de los padres. El problema tiene su origen muchas veces en unos progenitores ausentes que, para paliar su sentimiento de culpabilidad por el tiempo que no pasan con el niño, le conceden todos los caprichos. Con ello transmiten al pequeño el mensaje de que, pese a su soledad afectiva, es el centro del universo y los adultos están allí para satisfacer todas sus exigencias.

Falta de límites. Derivado muy a menudo de la primera causa, si los padres no dedican suficiente tiempo a la crianza delegando en terceras personas, tampoco tendrán tiempo para educar a su hijo en normas de conducta, con lo cual el rey de la casa sentirá que tiene total impunidad. El psicólogo Javier Urra asegura que ningún niño nace siendo un tirano, sino que hay progenitores que no actúan como adultos educadores, ya que “hacen todo tipo de concesiones para no tener problemas y al final lo que generan es un problema”. El juez de menores Emilio Calatayud, muy conocido por sus aleccionadoras sentencias a jóvenes conflictivos, resumía así esta complicada situación en una entrevista publicada en EL PAÍS en 2006: “Les hemos dado muchos derechos, pero no les hemos trasladado deberes. Hemos perdido el principio de autoridad. ¡Hemos querido ser amigos de nuestros hijos!”.

Ser hijo único. No tener hermanos no lleva necesariamente a convertirse en un minidictador si los padres son conscientes de su función educativa, pero puede contribuir a que el niño se sienta un monarca solitario. Es muy interesante analizar los efectos que la política china de un solo hijo ha tenido en la psicología de toda una generación. En un artículo para el rotativo británico The Independent, el periodista Steve Connor hablaba de un “ejército chino de pequeños emperadores”, fruto de la sobreprotección del único retoño por parte de padres y abuelos, que quieren darle los lujos y privilegios que a ellos les negaron. Esto, sumado al incremento de la renta per capita de las familias, ha multiplicado los “pequeños tiranos” hasta límites insospechados. Connor afirma que los niños chinos actuales son “menos altruistas y confiados, más tímidos, menos competitivos, más pesimistas y menos considerados con los demás”.

Excepto en los trastornos psiquiátricos, el síndrome del emperador es producto de una disfunción educativa que puede corregirse.
El psicólogo Vicente Garrido, autor de Los hijos tiranos, (editorial Ariel), propone tres puntos de actuación:

Fomentar el desarrollo de la inteligencia emocional y la conciencia. Para ello, los padres deben ayudar a sus hijos a reconocer sus emociones y las de los demás, incidiendo en la empatía e invitándoles a practicar actos altruistas para que vean su efecto en los demás.

Enseñarles a cultivar habilidades no violentas. En una casa en la que los adultos gritan y amenazan, difícilmente lograremos que los pequeños se comuniquen de forma sosegada. Los progenitores deben dar ejemplo y practicar con ellos el diálogo respetuoso y la escucha.

Poner barreras claras. Los padres no deben tolerar la violencia ni el engaño. Estas son líneas rojas que el pequeño debe saber que no puede cruzar, por muchas estrategias que use para ponernos a prueba.

La pedagoga Montse Domènech declara al respecto: “Los límites confieren seguridad a los niños, que se sienten perdidos si no hay unas pautas de conducta en el hogar. Los padres necesitan tomar la autoridad y no ceder a los intentos del niño por salirse con la suya”.
Domènech, autora de numerosos libros sobre niños y adolescentes, señala que muchas veces los padres claudican por miedo a que la bronca se les vaya de las manos. La solución, según apunta, pasa por explicar los límites y reforzar los aspectos positivos del pequeño. La claridad en esas barreras, el refuerzo positivo y, sobre todo, dedicarles nuestro tiempo les dará la seguridad para desarrollarse como personas autónomas y felices. 

La llegada del ‘bebé jefazo’
— El estudio de animación DreamWorks estrenó el año pasado la película El bebé jefazo. La historia narra cómo un niño de siete años es destronado por su hermano pequeño, el nuevo rey de la casa. Tim Templeton disfruta siendo el centro de atención de sus padres hasta la llegada del bebé, que se dedicará a imponer su ley.

— Esta película muestra muy bien cómo se siente un niño ante la llegada de un hermano. El mayor puede creer que le han robado el amor y el tiempo de los progenitores. Pierde parte de la autonomía conseguida y se “hace pequeño” para intentar llamar la atención, aunque sea a través de la regañina.

https://elpais.com/elpais/2018/01/29/eps/1517241117_174147.html

Educar contra la paz o educar en y para la paz.

Agustín Moreno

Tengo que reconocer que me pasa como a Paco Ibáñez y es que “la música militar nunca me supo levantar”. Ahora bien, me supera el acuerdo que han firmado los ministerios de Educación y Defensa del Gobierno Rajoy para llevar a los colegios el ejército, el pasodoble La banderita, los himnos de la Marina y del Aire, los desfiles militares, la vida y la boda del rey, la inmigración no regularizada como amenaza, etc. Son 10 unidades didácticas para el currículo de educación primaria sobre ‘Conocimiento de la Seguridad y la Defensa’ a incluir en la asignatura ‘Valores Sociales y Cívicos‘ que es alternativa a la Religión católica. Vamos, que o te adoctrina el ejército o lo hace la Iglesia.

Este burdo adoctrinamiento aprovecha el clima creado en torno a la cuestión catalana. La derecha ha recuperado un proyecto para pretender meter el militarismo y otros imaginarios en los colegios de primaria. Identificar patria con ejército es un clásico de la manipulación política, pero es especialmente más grave si se hace con niños y niñas de 6 a 12 años.

Parece que se intentan crear reflejos paulovianos en los niños del tipo: tanque igual a salvación; inmigrante igual a peligro. Se quiere hablar a los niños de “armas de destrucción masiva”, de cómo alistarse al ejército, animar a la asistencia a los desfiles militares y reproducir tanques con plastilina, hacer comics sobre la vida y la boda real, dibujar escudos y banderas. Es evidente que ha habido una modernización, pero el ejército es el ejército y, aunque hoy sean unas fuerzas armadas en un sistema democrático, en la memoria colectiva su imagen también se asocia a golpes de Estado, en general reaccionarios y contra el pueblo, durante los siglos XIX y XX.

A última hora conocemos otra campaña gubernamental con un coste de 600.000 euros dirigida a colegios y a medios de comunicación para que aumente la ‘percepción de riesgo de la población y el papel del Ejército para combatirlos’. Son campañas con el objetivo de vender armas, porque van dirigidas a crear una ciudadanía permeable a los continuos incrementos del gasto militar, tal y como nos presiona la OTAN en nombre de los intereses económicos del complejo militar industrial. Hay que recordar que el gasto militar es 2,77 veces más que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Educar para la guerra es algo disparatado por múltiples razones. En las aulas hay que trabajar la paz y la convivencia. Argumentar que el precio de la paz es el esfuerzo de la guerra, es una falacia, como el “si vis pacem parabellum” de los romanos o la más reciente doctrina de la “guerra preventiva” de Bush. El belicismo y el militarismo son contrarios a los valores de la educación y no deben tener lugar en nuestras aulas.

Especialmente dañina es la campaña que asocia la inmigración con amenaza. En concreto, se presentan los ‘flujos migratorios irregulares’ como un peligro para nuestros valores y que tienen implicaciones para la política de seguridad. Estas ideas no unen sino que dividen. ¿Se les va a explicar a los niños de origen inmigrante que ellos y sus familias, que quizá no tengan papeles, son una amenaza para este país? ¿Se les contará a los niños cómo se blindan las fronteras con las sangrientas concertinas? ¿O qué la gente que llega en pateras no tienen derechos?

Pero, sobre todo, demuestra una ignorancia supina. España llevaba estancada por debajo de los 40 millones de habitantes y gracias a la inmigración (viniera como viniera) la población, la riqueza y la natalidad creció. ¿No conoce este gobierno que la OCDE ha concluido que España necesita 5,5 millones de personas migrantes para que siga funcionando su economía y para pagar las pensiones? Llegará el día no lejano en el que, en vez de perseguir y poner barreras a la inmigración, tendremos que ir a buscar trabajadores a sus países de origen para traerlos en vuelos chárter a nuestro país.

En cuanto al pasodoble de hace un siglo, La banderita, decir que es simplemente anacrónico. La patria no es una tela y un himno. Por eso, este artículo también se podía haber titulado: ¿La patria de quién? o Un país a la medida de una parte. Porque el intento de Moncloa parece encaminado a una nueva ‘Formación del Espíritu Nacional‘ sobre una patria que no es la de todos. Se hace más patria, si la basamos, por ejemplo, en cuestiones más sólidas:

Una política de reconciliación nacional basada en la verdad, justicia y reparación, que condene unánimemente el franquismo y recupere los más de 114.000 asesinados que aún permanecen enterrados en campos y cunetas.

La derogación del artículo 135 de la Constitución, porque lo más sagrado y prioritario no es pagar la deuda sino proteger a la población y combatir la pobreza en España.

Una política fiscal justa donde paguen más los que más tienen y no se produzca el fraude de los ricos, ni la evasión de capitales a los paraísos fiscales.

Un Estado de Bienestar que asegure pensiones dignas, una sanidad y una educación pública de calidad, el derecho a la vivienda, a los servicios sociales y a la dependencia, que estén constitucionalmente blindados de recortes, deterioros y privatizaciones por cualquier gobierno.

La igualdad entre hombres y mujeres, sin machismo, patriarcado, violencia de género y discriminación.

La limpieza y decencia política, en un país donde la corrupción no tenga ningún tipo de impunidad ni judicial, ni política, ni social.

Un consenso territorial democrático basado en el respeto a todos los territorios que forman parte de nuestro Estado plural, sin imposiciones por la fuerza.

Esto sí sería hacer una nación con la que se identificase la mayoría social de este país y no una ‘patria’ al servicio de las élites y para la manipulación el pueblo. Respetando los sentimientos nacionales que puedan tener los buenos ciudadanos, es difícil reconocer alguna autoridad a los que hablan de patria y roban, engañan, dividen al país, enfrentan a sus pueblos, y tratan a los ciudadanos como el enemigo. Y es que cuando se ve la utilización que se hace de todo esto por corruptos y evasores fiscales, viene a la cabeza la frase del doctor Samuel Johnson: “La patria es el último refugio de los canallas”.

Nota de última hora:
En la Comisión de Educación del Congreso se ha rechazado una propuesta de ERC que pedía la retirada del Proyecto Conocimiento de la Seguridad y la Defensa en los centros educativos por 17 votos de PP y C´s, 11 a favor (ERC, Unidos Podemos y PDeCat) y 9 abstenciones del PSOE.

Fuente: cuartopoder.es

¿Por qué molestan los barcos que salvan vidas? Responsables de Proactiva Open Arms, acusados de favorecer la inmigración ilegal por negarse a entregar náufragos a Libia.

Ahora resulta que los salvavidas rojos de la organización Proactiva Open Arms, que ha rescatado a miles de náufragos en el Mediterráneo, han dejado de ser el símbolo de una misión humanitaria que no se resigna a que el Mare Nostrum sea una gran tumba de vidas e ilusiones, para convertirse en el arma del delito de una peligrosa organización criminal. O al menos eso parece. El lunes, el juez de instrucción de Catania (Sicilia) ha de decidir la suerte del barco de la ONG que se encuentra inmovilizado en el puerto de Pozzalo y si procesa a su capitán, Marc Reig, y a la responsable de la misión de salvamento, Anabel Montes, por favorecer la inmigración ilegal y el tráfico de personas. En este contencioso se dirime la presencia de las ONG en el rescate de inmigrantes. Los acuerdos con Libia han permitido un cambio de escenario: ya no se trata de rescatar para salvar, sino de rescatar para devolver. Y en esa nueva estrategia, las organizaciones humanitarias pueden ser un estorbo.

El incidente que ha dado lugar a la inmovilización del barco refleja bien el tipo de conflicto que se dirime. El 15 de marzo, el Open Arms recibió un aviso del Centro de Coordinación de Rescate Marítimo de Roma para que acudiera al rescate de una embarcación a la deriva situada a 73 millas de la costa de Libia, con la indicación de que la operación iba a ser coordinada por los guardacostas libios. Pero el barco de la ONG fue el primero en alcanzar a los náufragos y comenzó la tarea de rescate. Cuando había subido a bordo a 25 mujeres y 7 niños, llegó la patrullera libia y exigió la entrega de los inmigrantes. La ONG española se negó. Tres horas duró el forcejeo. Finalmente los libios se retiraron y entonces comenzó el segundo forcejeo: Italia no asignaba ningún puerto en el que atracar. Que fueran a Malta, o a España, les decían. Tras numerosas gestiones, les fue asignado el puerto de Pozzalo, al que llegaron con los 218 náufragos eritreos rescatados. Y allí sigue el Open Arms, con sus responsables pendientes de una posible imputación.

La entrega de los migrantes rescatados a Libia fuera de sus aguas jurisdiccionales y sin que esta sea reconocida como zona de rescate marítimo (RSS) puede considerarse una devolución en caliente que contraviene las normas de la UE. Las ONG que operan en las tareas de salvamento saben que entregar a los náufragos supone devolverlos a Libia, donde serán sometidos a condiciones inhumanas de explotación por parte de las mafias que campan a sus anchas. Libia es un Estado fallido que no puede considerarse en absoluto un país seguro. Los náufragos recogidos por el Open Arms eran eritreos, que tienen reconocido el derecho a asilo en la UE.

Los acuerdos con Libia y esta nueva forma de operar explica que el número de inmigrantes que llegaron a Italia por esta ruta cayó en marzo a 1.400, un 88% menos que en el mismo mes de 2017. En todo el primer trimestre, las llegadas han sido 6.600, casi un 75% menos que el año anterior. Y entre que llegan, los eritreos son el grupo más numeroso. El número de desaparecidos en el mar a lo largo de 2017 de los que se tiene noticia se eleva a 3.116. Nadie discute que se han de hacer esfuerzos por disminuir los flujos migratorios. La cuestión es a qué precio y con qué métodos. De los seis barcos de ONG que operaban en esta ruta ya solo quedan tres: el Open Arms, el Aquarius, de SOS Mediterranée, y el Seefuchs de Sea Eye. Y parece que ya no son tan bienvenidos.

Cinco mitos sobre la crisis de refugiados

El Aquarius saca a la luz la xenofobia europea y el tráfico de migrantes

Dos Italias frente al Mediterráneo

jueves, 10 de mayo de 2018

“Sentimos vergüenza y dolor”. Francotiradores veteranos del Ejército de Israel expresan su pesar por las órdenes militares que permiten disparar a manifestantes desarmados.

Nosotros, un grupo de excombatientes miembros del equipo de francotiradores del Ejército de Israel, queremos expresar nuestra aflicción por los recientes incidentes en la franja de Gaza.

Al escuchar que órdenes militares permiten a francotiradores disparar municiones reales a manifestantes desarmados, nos invadió la vergüenza y el dolor. Sentimos vergüenza por las órdenes que carecen de juicio moral y ético, y dolor por los jóvenes soldados que, como bien sabemos por nuestra propia experiencia, cargarán todas sus vidas con esas escenas de las que fueron testigos a través de la mirilla de sus rifles.

Instruir a francotiradores para disparar a manifestantes desarmados que no suponen peligro para la vida humana es otra consecuencia de la ocupación y de las reglas militares impuestas a millones de palestinos, al igual que el cruel liderazgo de nuestro país y su malogrado camino moral.

Herir a personas inocentes en Gaza forma parte de lo que es necesario para mantener el régimen de ocupación, y todos debemos oponernos a que esto perdure. Solo el cese del control militar sobre el pueblo palestino permitirá que esto termine.

Gil Fermon, 50ª Batallón de la Brigada Nahal

Amit Goldberg

Nadav Weiman, Unidad de reconocimiento de la Brigada Nahal

Avner Gvaryahu, Unidad antitanque de paracaidistas de la Brigada Nahal

Ron Zaidel, 931ª Batallón de la Brigada Nahal

https://elpais.com/elpais/2018/04/12/opinion/1523552224_037738.html

Israel investiga un vídeo en el que un francotirador dispara a un palestino desarmado entre vítores

_- Reiki de ida y vuelta

_- J. M. Mulet

La mayoría de pseudoterapias no están avaladas por la experiencia.

Hay que tener mucha fe para poner la salud de uno en manos de alguien que te hace supuestos pases mágicos sólo con sus dedos.

En el año 2011 se anunció en la prensa que varios hospitales españoles iban a implementar unidades de reiki como apoyo a los pacientes oncológicos. Durante estos siete años hemos visto cómo les hacían a los enfermos una especie de masajes, a veces pasando las manos a cierta distancia del cuerpo, para reconducir o reequilibrar las energías y así recuperar la salud. Todo ello de manera oficial, amparado por algunos colegios de médicos o universidades. De hecho, estas técnicas no se diferencian mucho de cuando un curandero te hace una imposición de manos o un sacerdote te bendice. Sin embargo, parece que los años dorados del reiki llegan a su fin. La Organización Médica Colegial ha creado un observatorio de pseudoterapias donde el reiki es una de las más cuestionadas. El Gobierno de Madrid prohibió esta pseudociencia en 2017.

Técnicas como el reiki, el ‘tapping’ o el ‘shiatsu’ no han superado nunca ningún ensayo clínico. Tampoco son efectivas.

El reiki es una disciplina que se anuncia como milenaria, pero no es cierto.
Es el invento de un monje budista llamado Mikao Usui. Le vino la inspiración en 1922, después de una jornada de meditación en lo alto del monte Kurama (Japón). Básicamente lo que hizo Usui fue recoger conceptos propios de la medicina tradicional china, como el de la energía vital o qi, y reinterpretarlos a su gusto, pero sin ninguna aplicación del método científico. Ni evidencia de su funcionamiento. De hecho, el significado del nombre es incierto, pero parece ser también un préstamo del termino chino que quiere decir “influencia espiritual”. Tampoco se puede considerar que sea oriental.

Al fallecer Usui, se crearon diversas escuelas. Una de ellas fue creada en Hawái por la estadounidense de origen japonés Hawayo Takata. A través de ella se exportó a Occidente. Como pasa con muchas pseudomedicinas, cualquiera puede reinterpretarla a su gusto, así que a partir del reiki se ha derivado el shiatsu o acupresión, que viene a ser una acupuntura sin agujas. Fue inventado por Tokujiro Namikoshi en 1940 —aunque también se venda como técnica milenaria— y su práctica consiste en presionar con el dedo. Otra derivada de esta pseudociencia es el shenshu: reiki para animales de compañía. Y como parece que la imaginación no abunda, el shiatsu tiene una copia occidental llamada EFT o taping, que no solo sirve para calmar dolores al estilo de la acupuntura, sino que también se puede aplicar en caso de problemas psicológicos. Hasta la recomiendan para arreglar lavadoras (y no es broma).

La mediática Sor Teresa Forcades imparte cursos de esta disciplina en su monasterio. Así que ya hemos visto cómo en menos de un siglo, a partir de las elucubraciones de un monje han nacido toda una suerte de disciplinas que comparten un nexo en común: ninguna ha superado nunca un ensayo clínico. ¿Son efectivas? No. No hay ninguna evidencia de su funcionamiento. Hay que tener mucha fe para poner tu salud en manos de alguien que te hace pases mágicos. Si leemos lo que se puede encontrar en la página web del maestro John Curtin, presidente de la asociación española de reiki, dice barbaridades como la siguiente: que el cáncer es “rabia que te consume, un deseo de auto-destrucción”. Aparte de mezclar conceptos de medicina india con japonesa, asume que es una enfermedad psicosomática que se debe a problemas emocionales, algo que no es cierto. El cáncer es algo muy serio y no es culpa de los sentimientos de la persona que lo sufre. Hacer algo así es bastante miserable, pero cuando practicas una disciplina que te vas inventando sobre la marcha, puedes hacer afirmaciones gratuitas como esta. Pseudomedicinas como el reiki y sus derivadas, cuanto más lejos de los hospitales mejor. 

La pseudociencia que desmontó una niña de nueve años
Una de las muchas derivaciones del reiki fue el toque terapéutico. Se supone que los practicantes de esta técnica son capaces de detectar la energía vital, que si se desequilibra, puede causar enfermedades.
Esta pseudociencia se desmontó con un sencillo experimento llevado a cabo por Emily Rosa, una estadounidense de nueve años. Cuando cursaba cuarto de primaria, le encargaron un trabajo de ciencia. Ella diseñó un sencillo experimento para demostrar la ineficacia del toque terapéutico. Cogió un trozo grande de cartón y lo puso sobre una mesa, como si fuera un biombo. Le hizo dos agujeros para que las manos del tocador terapéutico quedarán apoyadas sobre la mesa con las palmas hacia arriba del lado de la niña.
Rosa ponía una de sus manos sobre la del terapeuta, a distancia suficiente como para que no detectara el calor. Si detectaba algún tipo de energía, el sujeto tenía que acertar sobre cuál de sus manos había puesto Rosa la suya.
¿Cuál fue el resultado? Los tocadores terapéuticos acertaron sólo en el 44% de las veces, lo previsible por azar. En 1998 Rosa se convirtió en el autor más joven en firmar un artículo de investigación en la prestigiosa revista de la Asociación Médica Americana.

https://elpais.com/elpais/2018/03/27/eps/1522145643_785990.html

Las pseudociencias ¡vaya timo! Mario Bunge

miércoles, 9 de mayo de 2018

¿Quién tiene la culpa del fracaso de la revolución siria?

Bachir Nafi
Middle East Eye


El campo de la contrarrevolución consideró las revoluciones democráticas como una amenaza a sus privilegios, a su poder y a su influencia en Oriente Próximo, y por lo tanto, decidió librar su guerra a escala regional.

Inicialmente lanzada como un llamamiento a la reforma, la revolución siria pasó enseguida a exigir la caída del régimen. Pero ni a través de la pacífica movilización popular ni mediante el uso de la fuerza han podido los sirios y las sirias derrocar al presidente Bachar al Asad. En 2011 la revolución siria se convirtió en una sangrienta guerra civil y en el escenario de enfrentamientos regionales e internacionales. A pesar de la destrucción física generalizada, de cientos de miles de muertos y de millones de refugiados, Asad sigue siendo el representante de Siria ante la comunidad internacional y el administrador de los asuntos de sus instituciones estatales o de lo que queda de ellas. El régimen ha obtenido decisivas y constantes ventajas en su guerra contra las facciones armadas de la revolución siria gracias al cuantioso apoyo de sus aliados rusos e iraníes.

Oposición desorganizada

Los fracasos siempre provocan la búsqueda de responsables y así, el debate sobre el deceso de la revolución ya se ha planteado y no solo en los círculos revolucionarios sirios. Para algunos la responsabilidad principal recae en la oposición siria, tanto en su vertiente militar como política. La oposición política no ha conseguido unificar sus filas ni presentar una dirección carismática alrededor de la cual unir a la gente y convencer al mundo de su solvencia como representante de la revolución y de la ciudadanía.

A la gran brecha entre los sectores políticos y militares de la revolución hay que sumar las múltiples facciones militares de tamaño diverso. Cuando fue necesario que las fuerzas de la oposición armada protegieran la integridad de la revolución se abstuvieron de enfrentarse a al Qaeda y a Estado Islámico (IS) y no lograron expulsarlos del escenario sirio. La mayoría de esos grupos armados parecían aspirar más a mantenerse como grupos que a salvaguardar los intereses de la gente y de la revolución. Esta oposición ni estaba cualificada para liderar a la gente ni para hacer frente a los retos sobrevenidos por la transformación de Siria en un campo de batalla. Tan pronto como el equilibrio de poder comenzó a cambiar a favor del régimen, la oposición no pudo mantenerse firme.

Dinámica más amplia para el cambio

Si bien esta crítica a la oposición atina en cierta medida, implica asimismo condenar al pueblo sirio que es, después de todo, quien dio lugar a esta oposición. Esa lógica llevaría a concluir que el pueblo sirio no estaba listo para hacer frente al régimen represor de Asad y que la parte que ha vencido estaría más cualificada para liderar Siria. Lo que este punto de vista no tiene en cuenta es que la revolución siria no ha sido un fenómeno aislado. Emergió dentro de un contexto más amplio de una dinámica revolucionaria árabe por el cambio. Sería un error leer lo que ocurrió en Siria de forma aislada.

Hoy, siete años después del estallido de las revoluciones en Túnez, Egipto, Libia, Siria y Yemen, se puede decir que el objetivo de cambiar el orden político no solo ha fracasado en Siria sino en cada uno de estos Estados. El fracaso se extiende también a países en los que no ha actuado el recurso a las armas, en aquellos donde no surgieron grupos terroristas como EI y al Qaeda, y también en los que contaban con fuerzas de oposición más desarrolladas.

Incluso cuando las revoluciones consiguieron derrocar a los regímenes, las viejas clases dominantes se restablecieron pronto y pusieron en marcha movimientos contrarrevolucionarios hasta recuperar su supremacía. El equilibrio de poder se volvió rápidamente contra los movimientos revolucionarios árabes en todos estos Estados. Y este giro no se produjo porque la oposición fuera cándida o incompetente sino porque cristalizaron nuevas circunstancias apremiantes que aplastaron a la oposición y al pueblo.

Contramovilización

Que el movimiento de la revolución por el cambio fuese panárabe y no solo sirio, yemení o libio, desencadenó una contramovilización en todo el mundo árabe. Tan pronto como las fuerzas de la contrarrevolución se dieron cuenta de la magnitud y el impacto de la dinámica revolucionaria se activaron para organizar una coalición de amplio alcance.

Incluso sin mediar acuerdo previo, Estados influyentes con enormes recursos políticos, militares y financieros, como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Irán, se movilizaron para provocar la derrota del movimiento por el cambio y la transformación democrática.

El campo de la contrarrevolución consideró las revoluciones democráticas como una amenaza a sus privilegios, a su poder y a su influencia en Oriente Próximo, y por lo tanto decidió librar su guerra a escala regional.

El movimiento revolucionario árabe, además, no encontró aliados internacionales poderosos que lo respaldaran y protegieran en momentos de transformación claves. En un mundo entreverado, ninguna transformación democrática ha tenido éxito sin respaldo exterior. Sin el apoyo político y económico de Estados Unidos y Europa, ningún cambio democrático habría arraigado ni en España ni en Portugal tras el colapso de sus regímenes despóticos, ni en Europa del Este tras el colapso del bloque comunista.

El respaldo occidental a las revoluciones árabes y al proceso de transformación democrática fue flemático y reacio hasta convertirse pronto en indiferencia o en retorno a la política “del mal menor”.

Renunciar al poder o hacer la guerra

Algo ha habido de específico en el caso de Siria. En todos los casos de cambio político del siglo pasado, al enfrentarse a la oposición popular generalizada, las clases dominantes tuvieron que elegir entre dos vías principales: o renunciar al poder o librar una guerra sangrienta contra el pueblo. Déspotas como el Sha de Irán, Zine al Abidine Ben Ali, Hosni Mubarak y Ali Abdulá Saleh renunciaron al poder, aunque con reticencia.

Déspotas como Muamar Gadafi y Asad eligieron la confrontación. Si a Gadafi le derrotó una contundente intervención extranjera, Asad se ha atrincherado tras una sangrienta forma de sectarismo. Tan pronto como descubrió su incapacidad para lograr la victoria contra la revolución y contra el pueblo buscó el patrocinio sectario regional. Cuando él y sus aliados regionales fracasaron, no dudó en llamar a los rusos al precio incluso de perder su soberanía.

Es cierto que la revolución árabe no ha logrado sus objetivos de cambio y transición democrática. Sin embargo, las causas de este fracaso van mucho más allá de las deficiencias del movimiento popular y de las fuerzas de oposición. Al mismo tiempo, lo que debe recordarse es que el fracaso actual no significa el fin del camino. En una trayectoria histórica de transformación extremadamente compleja, no existe eso de final del camino...

Bashir Nafi es historiador del islam y Oriente Próximo.

Fuente: 

Aterrizar es necesario

Rafael Poch de Feliu


Tras una larga relación de treinta años entre un diario de derechas y un periodista de izquierdas, mi antiguo patrón, La Vanguardia, me despidió en enero. Ahora paso a colaborar con Jornada, sin sintonía alguna con las ilusiones del “estat catalá” hacia el que desembocan, coaligados, tanto sufrimientos y frustraciones populares, como el impulso de supervivencia institucional de la corrupta Generalitat pujoliana.

En septiembre escribí cuales serían las consecuencias de tal coalición;

1-exacerbación del nacionalismo español,
2-consolidación de la derecha en Madrid y en Barcelona,
3-fuera de juego de los Podemos, y
4- transformación de la latente división de la sociedad catalana en algo mucho más activo y desagradable.

En resumen, un nuevo retroceso en la historia ibérica que anula buena parte del potencial social que trajo la indignación post 2008 y que lo conduce a una vía muerta.

Los catalanes nos hemos presentado en España como gente razonable, pactista y pragmática que sabe sumar y restar. En realidad la historia del nacionalismo catalán acumula una sucesión de quimeras bastante notable; la fantasmagórica “invasión de Catalunya” del avi Maciá en 1926, la pantomima de declaración de octubre del 34, el suicida enfrentamiento armado entre facciones antifascistas en plena guerra civil de la Barcelona de 1937… El actual retroceso no es que tenga precedentes, sino que más bien parece un clásico.

Como explicó Josep Fontana, no hay independencia sin violencia. Naturalmente, a menos que uno cuente con el apoyo de los grandes poderes hegemónicos. Ese fue el caso de las independencias postsoviéticas, que además tuvieron la anómala complicidad de la propia metrópoli rusa interesada en disolver la URSS para que su clase dirigente tomara el poder en Moscú y se llenara los bolsillos sin el engorro de la hoz y el martillo. Nada de eso se da en España, por lo menos mientras en Madrid no haya un gobierno decidido a acometer reformas sociales y afirmar la soberanía española ante EE.UU, la OTAN y la Unión Europea.

El referéndum griego (61,3% contra la austeridad en 2015, en condiciones mucho más convincentes que el irregular 1-0) lo apuntó con toda claridad. Solo auténticos vendedores de alfombras pudieron agitar la ilusión de que “Europa” acabaría reconociendo el “derecho de autodeterminación”. Solo un pueblo políticamente inmaduro, manifiestamente desinformado por sus lamentables medios de comunicación, y completamente desesperado ante los espectáculos presenciados, pudo comprar tal ilusión.

La simple realidad es que el secesionismo lo tiene ahora peor que nunca en la Unión Europea. La brecha regional es la quinta del actual estancamiento europeo. Las otras cuatro son; la brecha entre Alemania y Francia, entre los pigs y los beneficiarios del euro, la del Brexit y la Este/Oeste. La regional no es tanto Escocia o Catalunya, sino sobre todo la multitud de tensiones nacionales y regionales en los Balcanes y en Europa Central; Rumania con Ucrania por Bukovina, Hungría con Ucrania por Rutenia, Hungría con Eslovaquia, Hungría con Rumania por Transilvania, Ucrania con Rusia (ya disparando) por el Donbas y Crimea, el norte de Kosovo que quiere integrarse en Serbia, los serbios y croatas de Bosnia que quieren su república, Macedonia…

El 8 de marzo, ocho estados del norte de Europa aprobaron un manifiesto, que Alemania ha acabado bendiciendo, contra cualquier reforma del euro sobre bases supranacionales. “La toma de decisiones debe mantenerse firmemente en las manos de los estados miembros”, decía. En un momento en el que el fracaso “federalista” de Macron está garantizado y avanza en la UE un regreso al consenso entre estados en detrimento de lo supranacional, ¿Qué estado podría ser solidario de la desmembración de uno de ellos abriendo el derecho de autodeterminación? Es necesario aterrizar.

Fuente: https://rafaelpoch.com/2018/05/05/aterrizar-es-necesario/

Feminismo & Marxismo, Marxismo y feminismo: una perspectiva histórica.

Catherine Andrews

http://www.letraslibres.com

La autora nos hace un breve repaso sociohistórico del feminismo desde sus claves teóricas y como muchas de estas se han alimentando de la teoría marxista.

Siempre me ha fascinado la historia de Olive Schreiner, autora de uno de los textos clásicos feministas del siglo XX (Woman and labour, 1911). Schreiner nació en 1855 en una misión metodista de Cabo del Este (actualmente, República de Sudáfrica). Fue la novena de doce hermanos. Su padre, Gottlob Schreiner, era un clérigo alemán; y su madre, Rebecca Lyndall, hija de un ministro protestante inglés.

En la década de 1880 Olive vivió en Escocia y luego en Londres, donde se hizo amiga de la hija menor de Karl Marx, Eleanor, y de otras mujeres socialistas en el club londinense Nueva Mujer. En ese periodo empezó a investigar sobre lo que llamaría más tarde “el problema del trabajo femenil”; es decir, la cuestión de la idoneidad de las mujeres para trabajar fuera de la casa, muy debatida entre la intelectualidad europea del momento.

Concluyó dicha tarea en 1899 cuando, tras el matrimonio y la muerte de su única hija, se encontró de nuevo en Sudáfrica. Obligada a refugiarse en su casa de manera repentina durante la guerra de los bóeres, tuvo que abandonar el manuscrito terminado. Ocho meses más tarde, cuando un amigo fue por el texto, descubrió que la casa de Schreiner había sido saqueada y quemada, y con ella, su libro. Profundamente decepcionada por la pérdida de veinte años de trabajo, Schreiner decidió reescribirlo. Pero la guerra, y luego su mala salud, le impidieron reconstruir el texto en su totalidad.

Al final, optó por reelaborar solo los últimos capítulos, que fueron publicados en 1911. Cuento la historia de Schreiner en calidad de alegoría por el tema de este ensayo: la relación entre el pensamiento marxista y el feminista del siglo XIX a la actualidad. La historia de su libro ejemplifica de manera excelente esta relación intelectual; su existencia accidentada y llena de violencia simboliza la forma en que el trabajo intelectual de las mujeres se realiza en un mundo aún diseñado para los hombres. El marxismo y los marxistas no han sido siempre los más entusiastas partidarios de la causa feminista. Desde el siglo XIX intentaron marcar una división entre las propuestas igualitarias del “feminismo burgués” y las ideas socialistas dirigidas a desmantelar el capitalismo.

El fin de este, argumentaban, terminaría con la explotación de la burguesía sobre la clase obrera y liberaría a hombres y mujeres por igual. En La ideología alemana (escrita en 1846, pero publicada por primera vez en 1932), Marx y Engels plantearon que la primera división del trabajo derivaba del hecho de que la mujer se embarazaba y se dedicaba a cuidar a sus hijos. Desde su punto de vista, era una división “natural” de las tareas masculinas y femeninas. Engels retomó esta idea más tarde en El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado (1884).

En este texto, argumentó que, en el periodo precapitalista, la familia era parte de una comunidad productiva en la que la propiedad se compartía entre todos sus miembros:

La división del trabajo es en absoluto espontánea: solo existe entre los dos sexos. El hombre va a la guerra, se dedica a la caza y a la pesca, procura las materias primas para el alimento y produce los objetos necesarios para dicho propósito. La mujer cuida de la casa, prepara la comida y hace los vestidos; guisa, hila y cose. Cada uno es el amo en su dominio: el hombre en la selva, la mujer en la casa. Cada uno es el propietario de los instrumentos que elabora y usa: el hombre de sus armas, de sus pertrechos de caza y pesca; la mujer, de sus trebejos caseros. La economía doméstica es comunista, común para varias y a menudo para muchas familias. [El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado, Akal, 2017.]

La transición hacia el capitalismo implicó, de acuerdo con el análisis de Engels, la esclavitud de la mujer, pues la introducción de la propiedad privada y el intercambio de trabajo masculino por dinero en el espacio público modificaron también la relación en el ámbito doméstico. Dice Engels:

La misma causa que había asegurado a la mujer su anterior supremacía en la casa –su ocupación exclusiva en las labores domésticas– aseguraba ahora la preponderancia del hombre en el hogar: el trabajo doméstico de la mujer perdía ahora su importancia comparado con el trabajo productivo del hombre; este trabajo lo era todo; aquel, un accesorio insignificante. [Las cursivas son mías.]

En otras palabras, se interpretaba la explotación sufrida por la mujer a manos capitalistas como una extensión de la infligida a su marido. Ella contribuía a la producción de plusvalía mediante el cuidado de su marido y la procreación de la fuerza de trabajo. Asimismo, se le consideraba como el elemento burgués en la familia, en virtud de su papel como consumidora del salario del esposo. Para conseguir su libertad primero tendría que incorporarse al mercado como fuerza laboral, pues de esta manera podría reclamar la parte correspondiente de los frutos de su trabajo.

Engels subrayaba que “la emancipación de la mujer no se hace posible sino cuando esta puede participar en gran escala, en escala social, en la producción y el trabajo doméstico no le ocupa sino un tiempo insignificante”. Por consiguiente, el fin socialista debería ser crear las condiciones necesarias para permitir el trabajo de la mujer fuera de la casa, pero no librarla de la responsabilidad “natural” de su sexo.

La interpretación socialista del origen de la subyugación femenil resultó sumamente importante para las mujeres trabajadoras y socialistas. Desde el siglo XIX, se repite para rebatir los argumentos en contra de la presencia de la mujer en el campo laboral, y para exigir de los patrones salarios igualitarios y mejores condiciones de trabajo para las mujeres. Hasta la actualidad es el motor de buena parte de la acción sindicalista entre mujeres.

El origen de la familia
La teoría de Marx y Engels acerca de los orígenes de la familia y el capitalismo también ha servido de distintas maneras para el desarrollo del pensamiento feminista fuera del socialismo.

La versión del comunismo primitivo de Engels, según la cual las mujeres y los hombres compartían el trabajo en condiciones de igualdad, inspiró a Olive Schreiner para elaborar una crítica incisiva a los argumentos científicos de su época que postulaban la inferioridad física e intelectual de las mujeres. Para Schreiner la historia de la relegación de la mujer al espacio privado era una tragedia, pero también una inspiración para el futuro.

Si bien dedica sus primeros capítulos a describir cómo las transformaciones de la sociedad del “estado primitivo” a “la civilización” decimonónica habían “robado a las mujeres su dominio antiguo de la labor productiva y social” para convertirlas en una especie “parasítica” del hombre, no pretendía adjudicar este cambio a la supuesta debilidad de la mujer. Al contrario, buscaba resaltar la fuerza femenil, sus contribuciones al progreso de la sociedad y su espíritu indomable:

Mientras que el hombre cazaba, o batallaba con el enemigo [...], trabajábamos la tierra. Arábamos el campo, cosechábamos el grano, organizábamos las casas, hilábamos y cosíamos la ropa, hacíamos las ollas y pintábamos los primeros dibujos, lo que representaba el primer arte doméstico de la humanidad; estudiábamos las propiedades y usos de las plantas, y nuestras mujeres fueron las primeras médicos de la raza, como sus primeras sacerdotisas y profetas. [Woman and labour, T. Fisher Unwin, 1911.]

Antes de Simone de Beauvoir, Schreiner apuntó que no había nada natural en la división de labores entre hombres y mujeres: entre los animales, las hembras no eran más débiles que los machos y había casos en que ambos sexos compartían la tarea de la crianza. De hecho, para Schreiner, la mujer debería considerarse como el sexo más fuerte, pues su “trabajo era más laborioso e interminable que el del hombre”.

El varón “salvaje” tenía tiempo para descansar “en el sol” comiendo y bebiendo “lo producido por nuestras manos”, mientras que la mujer, incluso “cuando traía un niño en el vientre”, seguía trabajando sin quejarse. Ni siquiera aceptaba el argumento de que el rol masculino de soldado o guerrero ilustraba la inferioridad de las mujeres, pues “incluso en términos de la muerte [...] hay mucha más probabilidad de que la mujer promedio muera en el parto a que el hombre promedio muera en el campo de batalla”.

El libro de Schreiner, por ende, era un llamado a las mujeres a no aceptar su estatus subordinado. Debían de inspirarse en el heroísmo de sus congéneres del pasado que “nunca fueron compradas ni vendidas [...] que no conocían el miedo, ni temían la muerte, pero quienes vivían grandes vidas y tenían grandes esperanzas”. La salvación de la mujer consistía en volver a realizar trabajo productivo y socialmente útil; y, dado que “nada del presente ni del pasado” sugería que había “relación entre las capacidades intelectuales y la función sexual”, no existía cargo al que no pudieran aspirar:

De la silla del juez al escaño del legislador; de la sala del estadista a la oficina del comerciante; del laboratorio del químico a la torre del astrónomo; no hay puesto [...] en el que no aspiremos a meternos: y no hay puerta cerrada que no intentemos abrir; y no hay fruto en el jardín del conocimiento que no vayamos a comer.

La lucha de clases
Las grandes esperanzas de Schreiner y sus compañeras de la primera ola feminista de que la sociedad industrializada ofreciera a las mujeres oportunidades de igualdad mediante el empleo asalariado no se habían cumplido para la década de 1960. Ni siquiera en los países comunistas, donde el número de mujeres trabajadoras era mayor que en los capitalistas. Las mujeres, al parecer, no eran oprimidas solo por su “irrelevancia” económica.

Había que buscar otra explicación para su situación subordinada. El análisis marxista de nuevo resultó muy útil para el pensamiento feminista. No obstante, la inspiración ya no fue Engels y El origen de la familia, sino la teoría de la lucha de clases y su función como motor de la historia. Las feministas del baby boom estadounidense interpretaron su lucha en términos revolucionarios y crearon una narrativa en que las mujeres se describieron como “una clase” oprimida por “la supremacía masculina”, o bien, por lo que llamarían “el patriarcado”. En palabras del famoso manifiesto de las Redstockings (Medias Rojas) de 1969:

La supremacía masculina es la más antigua y la más básica forma de dominación. Todas las demás formas de explotación y opresión (racismo, capitalismo, imperialismo, etc.) son extensiones de la supremacía masculina: los hombres dominan a las mujeres y unos pocos hombres dominan lo restante. Todas las estructuras del poder a través de la historia son dominadas por los hombres y orientadas hacia los hombres. Los hombres controlan todas las instituciones políticas, económicas y culturales, y mantienen ese control mediante la fuerza física. Ellos usan el poder para mantener a las mujeres en una posición inferior. Todos los hombres se benefician económica, sexual y psicológicamente de la supremacía masculina. Todos los hombres oprimen a las mujeres.

En este feminismo radical (adjetivo que deriva de la insistencia en identificar la raíz de la opresión femenina), la mujer no fungía como el elemento burgués de la pareja, como insinuaba Engels. El elemento burgués era el hombre, y el fin del feminismo radical no era otro que “desarrollar la conciencia de clase femenina” con el fin de promover la destrucción del sistema de explotación clasista. Según el análisis radical, la supremacía de la clase masculina se apoya en la violencia física y sexual. Adrienne Rich argumentó en 1980, por ejemplo, que el fundamento del poder masculino reside en el rechazo a que las mujeres desarrollen su propia sexualidad.

En el patriarcado, la mujer se define a partir del servicio sexual que proporciona al hombre, y nunca en función de sus propios deseos. La familia y la heterosexualidad, por consiguiente, no son fenómenos naturales, sino políticos. Las instituciones gubernativas del patriarcado inculcan y reproducen las relaciones de clase. Para Rich, “ante la ausencia de elección [en su sexualidad] [...], las mujeres no tendrán el poder colectivo para determinar el significado ni la posición que podría tener la sexualidad en sus vidas” [“Compulsory heterosexuality and lesbian existence” en Signs, vol. 5, núm. 4, 1980].

La interseccionalidad
El llamado del feminismo radical para que las mujeres adquirieran conciencia de su clase y lucharan por su liberación encontró eco principalmente entre mujeres blancas de clase media en Europa y Estados Unidos. Para otras comunidades femeninas, el discurso de que todos los hombres se beneficiaban de la supremacía masculina no correspondía del todo con sus realidades. Si bien la propuesta de analizar las relaciones entre hombres y mujeres como una lucha entre clases encontró una recepción favorable entre feministas socialistas, como Zillah Eisenstein y Patricia Connelly, no por ello renunciaron a la tesis marxista de la explotación económica en el capitalismo.

Más bien, incorporaron el feminismo radical en sus argumentos. Eisenstein, por ejemplo, planteó “la teoría de un patriarcado capitalista” que postulaba la existencia del patriarcado previa al capitalismo y sugirió que había “una dependencia mutua entre la estructura de clase capitalista y la supremacía masculina”. Afirmaba que el socialismo y el feminismo radical obligaban a estudiar la opresión como si las mujeres ocuparan solamente el espacio privado y los hombres, el público; es decir, se analizaba “el trabajo doméstico o el trabajo asalariado; [...] la familia o la economía; [...] la división sexual del trabajo o las relaciones de clase en el capitalismo”.

La teoría del patriarcado capitalista, en cambio, permitía a las feministas socialistas reconocer que las mujeres existían en ambas esferas y participaban activamente en ellas. Para las feministas negras, las tesis de la supremacía masculina y del patriarcado capitalista no constituían una explicación coherente acerca de la situación de la mujer. Las retóricas socialista y feminista radical no incluían referencias a la opresión racista, que consideraban como una explotación derivativa.

Las socialistas consideraban a esta como producto del capitalismo y las feministas radicales, como resultado del patriarcado. Para las feministas negras de Estados Unidos y las del entonces llamado tercer mundo, era necesario analizar el racismo también como parte medular de la lucha de clases. Como explicaron las integrantes del Colectivo de Río Combahee, un grupo de mujeres negras lesbianas estadounidenses, en su manifiesto de 1977:

Reconocemos que la liberación de toda la gente oprimida requiere la destrucción de los sistemas político-económicos del capitalismo y del imperialismo, tanto como el del patriarcado. Somos socialistas porque creemos que el trabajo se tiene que organizar para el beneficio colectivo de los que hacen el trabajo y crean los productos, y no para el provecho de los patrones. Los recursos materiales tienen que ser distribuidos igualmente entre todos los que crean estos recursos. No estamos convencidas, sin embargo, de que una revolución socialista que no sea también una revolución feminista y antirracista nos garantizará nuestra liberación. [...] Necesitamos verbalizar la situación de clase real de las personas que no son simplemente trabajadores sin raza, sin sexo, pero para quienes las opresiones raciales y sexuales son determinantes en sus vidas laborales/económicas. Aunque compartimos un acuerdo esencial con la teoría de Marx en cuanto se refiere a las relaciones económicas específicas que él analizó, sabemos que su análisis tiene que extenderse más para que nosotras comprendamos nuestra específica situación económica como negras.

Desde la academia, feministas negras como Angela Y. Davis (Women, race and class, 1981) y bell hooks (Ain’t I a woman? Black women and feminism, 1981) retomaron estos argumentos para elaborar una historia del capitalismo e imperialismo en Estados Unidos que subrayaba el peso de esa triple explotación experimentada por las mujeres negras. En 1991, la socióloga Patricia Hill Collins acuñó el término “matriz de dominación” (matrix of domination) para explicar cómo diferentes mujeres lidiaban con dichas opresiones.

Actualmente el feminismo identifica este análisis como “interseccional”. La nomenclatura deriva del trabajo de la jurista Kimberlé Crenshaw quien, siguiendo las tradiciones del feminismo negro, critica la legislación antidiscriminatoria de Estados Unidos por no contemplar la “intersección” de dos o más discriminaciones en una sola queja.

La nueva terminología feminista ya no se refiere únicamente a la opresión resultante de las diferencias sexuales, sino también a la que emana del género.

No obstante, el feminismo interseccional tiene dos corrientes principales: la materialista, que postula que el género es el nombre que se asigna a las relaciones jerárquicas de poder entre la clase masculina y la femenina; y la liberal (y posmoderna), que entiende el género, al igual que la clase y la raza, como formas de “identidad”. Las rupturas y los desacuerdos en la discusión feminista actual solo se pueden entender si se reconoce esta distinción.

En suma, el marxismo y el feminismo tienen una historia compartida de largo aliento. Las feministas de distintas índoles, socialista o no, han adoptado y adaptado los argumentos de Marx y Engels para promover la liberación de la mujer. Hasta la expresión feminista en boga –interseccionalidad– tiene ascendencia marxista.

El planteamiento común es que quieren liberar a la mujer de sus múltiples opresiones ya. No desean esperar a que la revolución o ningún otro movimiento masculino otorgue la justicia que merecen.

Fuente: http://www.letraslibres.com/mexico/revista/marxismo-y-feminismo-una-perspectiva-historica

martes, 8 de mayo de 2018

Libertino. El legado de la Ilustración pende del frágil hilo de una visión secularizada del mundo.

Benedetta Craveri (Roma, 1942) ha centrado su atención sobre el mundo cultural francés del siglo XVIII. Sin salirse de este siglo crucial, en el que se ha cimentado nuestro mundo, acaba de editarse en castellano Los últimos libertinos (Siruela) de esta misma autora, donde, a través de la historia de siete aristócratas franceses de la segunda mitad de esta centuria, nos adentra en el ambiente de la fragua y el desarrollo de la Revolución de 1789, cuyos ideales básicos siguen por el momento rigiendo nuestros destinos.

El término “libertino” tiene dos usos esenciales: el que define a alguien que convierte en un arte la capacidad de gozar de los placeres carnales, pero también una forma de pensar sin ataduras dogmáticas, propia de la Ilustración. Ninguno de los siete nobles estudiados por Craveri se privó de cultivar ambas tendencias, a pesar de que la segunda comprometía sus intereses materiales. Leyendo el bien informado y ameno libro de esta escritora italiana, no se puede evitar establecer el contraste entre la aristocracia francesa y la española de este mismo momento histórico, pues, en la mayoría de los casos, la nobleza y la burguesía ilustradas de nuestro país eran bien libertinas de pensamiento, pero castas o hedonistas a la par que incultas. Quizás esto explique la causa de que el uso del término “libertino” en nuestra lengua actual se siga aplicando unilateralmente a quien lleva una vida disoluta. Aunque Francia fuera entonces un país de confesión católica, es obvio que su interpretación de la religión fue más honda y laxa que en España, donde incluso los que se consideran ateos defienden sus convicciones con el fervor fanático de los creyentes sin atisbo de piedad, algo por lo que seguimos pagando un alto precio.

Sea como sea, el legado perenne de la Ilustración occidental pende del frágil hilo de una visión secularizada del mundo, pero siempre y cuando se conciba la forma inclusiva, no excluyente. Una parte importante de estos aristócratas franceses acabaron en la guillotina en la época radical del terror, a pesar de sus ideales liberales, pero acierta Craveri a definir su novelesco destino como el de los últimos de su especie, no tanto por su trágico final sino porque, desde ese momento hasta la actualidad, se ha impuesto el puritanismo moral de la burguesía, hoy más agobiante por mor de lo “políticamente correcto”.

En principio, sin ninguna atadura moral ni política en sí mismo, por su gratuidad y su abierta voluntad inquisitiva, el arte es quizás hoy la única instancia mediante la cual el ser humano escarba críticamente en su oceánica zona oscura, o, si se quiere, que se muestra como una actividad genuinamente libertina. Así lo hizo siempre afrontando las dificultades censorias correspondiente de cada época, pero se explayó más en la nuestra, sobre todo a partir del comienzo de éste durante el siglo XVIII. Lo refrenda el también especialista italiano Renato Barilli (Bolonia, 1935), en su ensayo Lo posmoderno, pasado y presente (Casimiro), en el que acertadamente reconfigura la modernidad a partir del renacimiento, considerando que lo que llamamos posmoderno arranca del último tercio del siglo XVIII, con lo que para él este último término tiene tras de sí una larga historia y lo que ahora vivimos al respecto se halla, no en su primavera sino en su invernal momento final. Detrás de ellos se apunta que el uso social de la libertad está al borde de la congelación.

https://elpais.com/cultura/2018/04/09/actualidad/1523295890_233884.html