sábado, 23 de diciembre de 2023

“Me explotó en la cara”: cuán comunes son todavía los accidentes con ollas a presión y cómo evitarlos

Accidente con olla a presión

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Solo entre Río de Janeiro y São Paulo, hubo 104 llamadas para atender accidentes con ollas a presión en 2022.


Cada semana, el médico Marcos Barretto, de 70 años, parece oír la misma historia.

“Doctor, la olla a presión explotó”.

El cirujano, que desde hace décadas está al frente de un centro de tratamiento de quemados que es referencia en Brasil, cuenta que al menos una persona a la semana acude allí tras sufrir un accidente con esa clase de ollas.

Barretto recuerda algunos ejemplos llamativos: una vez que la comida hirviendo se le quedó pegada a la cara a un paciente, u otra en la que un paciente perdió parte de la vista.

Suelen ser mujeres pobres, amas de casa o empleadas domésticas.

También llegan adolescentes de 12 o 13 años que empiezan a ayudar en la cocina o que decidieron meterse donde no debían.

A pesar de enfrentarse a tantos ejemplos trágicos cada semana en el trabajo, al propio Barretto nunca se le ha pasado por la cabeza dejar de utilizar una olla a presión.

“En casa la utilizamos sin ninguna dificultad. Para cocinar lengua de vaca, alguna carne, frijoles”, dice. “Un uso adecuado no supone ningún riesgo”.

La opinión de que la olla a presión no debe dejar de ser utilizada es compartida por expertos.

“No hay que tener miedo a estos elementos, sino respetarlos. Con un mantenimiento al día, el riesgo de accidente es prácticamente cero”, argumenta el ingeniero y máster en Ciencia de Materiales Leandro Possamai.

“No hay nada que temer, porque su uso es seguro. Hay que recordar que la cocina esencialmente es un ambiente de riesgo, no se puede encender el fuego e ir a jugar con el celular”, añade la chef y profesora Zenir Dalla Costa.

A pesar de ello, los accidentes siguen ocurriendo, como demuestran las decenas de vídeos compartidos en las redes sociales que captan momentos de explosiones y que acaban sembrando miedo entre una parte de la población.

La razón del elevado número de accidentes, según los expertos, es la falta de información.

Olla a presión

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Según los expertos, si se usa adecuadamente, la olla a presión no representa ningún riesgo.

Cómo reducir en gran medida la probablidad de accidentes en las ollas a presión

  • Lea el manual de seguridad de la olla que compró para saber con qué frecuencia se debe realizar el mantenimiento preventivo.

  • Verifique siempre que la válvula por donde sale el vapor esté despejada y limpia.

  • No llene la olla más allá del máximo indicado por el fabricante (en general, son dos tercios). y tenga en cuenta que hay alimentos que crecen cuando se cocinan.

  • Nunca utilice la olla sin agua.

  • Nunca utilice recipientes dentro de la olla, como latas de leche condensada, que pueden explotar por la presión interna.

  • Compruebe que la tapa esté bien cerrada.

  • Cuando apague el fuego, deje que la olla se enfríe y libere la presión de forma natural (nunca tire de la válvula con un tenedor, por ejemplo, para no quemarse con el vapor).

  • Si quiere acelerar el proceso de enfriamiento y la liberación de la presión, puede verter agua fría en la olla (pero tenga cuidado de no derramar agua sobre la válvula por donde sale el vapor).

  • No abra nunca la tapa hasta que haya salido todo el vapor.

  • Si la olla no alcanza la presión, apague el fuego inmediatamente y espere a que se enfríe.

Infográfico olla a presión

“Pasé nueve días en el hospital con la cara quemada”


Lucileide

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La cara de Lucileide resultó quemada después de que explotó la olla.

Lucileide Maria da Silva, de 52 años, estaba cocinando el almuerzo en su casa cuando todo se descontroló.

Estaba revolviendo el arroz en uno de los fogones de la estufa, mientras en el otro se cocinaban las alubias en la olla a presión. Fue entonces cuando explotó. Los frijoles salieron volando y le cayeron en la cara.

“Lo único que pude hacer fue cerrar los ojos y sentir el vapor caliente en la cara. Le grité a mi hijo: ‘Ayúdame aquí’”, recuerda.

El tejado de la casa quedó dañado y a la ama de casa se le rompieron las gafas.

La familia de Lucileide la llevó a un centro de salud. No recuerda mucho dolor, sólo que aún tenía la cara sucia por los granos calientes.

Pero el resultado fueron quemaduras de segundo grado en toda la cara, por lo que tuvo que ser hospitalizada durante nueve días. Bajo anestesia, se sometió a procedimientos de limpieza y tomó medicación.

Como en la mayoría de los casos, lo que provocó la explosión fue la falta de comprensión del funcionamiento de la olla a presión.

El ama de casa recuerda que, semanas antes del accidente, su marido adulteró la válvula de seguridad de la olla para impedir que se abriera, bloqueándola para que no pudiera salir el vapor, “para no asustar a la gente de la casa”.

“Por increíble que parezca, no teníamos esa información de que la válvula tiene que abrirse para que salga el vapor y no explote. Y te digo más: aquí, en la periferia, te aseguro que mucha gente no lo sabe”.

Cocina destruida 
Cocina destruida

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La estufa de la casa de Lucileide, en Recife, quedó destruida después de que explotó la olla.

¿Cuál es la diferencia entre una olla “normal” y una olla a presión?

Infográfico aumento de temperatura en olla común Infográfico sobre olla a presión
Infográfico aumento de temperatura en olla común

Infográfico sobre olla a presión

La falta de información “quema”

“La falta de cuidado causa más quemaduras que el fuego”, afirma el médico Marco Barretto.

Los que están informados no sólo no se accidentan, sino que no tienen miedo, subraya Zenir Dalla Costa, profesora de Gastronomía.

“Algunos alumnos vienen con ese miedo, pero nos empeñamos en enseñarles que es seguro si se le hace el debido mantenimiento a la olla y se mantiene limpia la válvula”, afirma.

Uno de los consejos esenciales para evitar que la olla explote es prestar siempre atención a la válvula. Dalla Costa explica que se puede limpiar con una aguja desatascadora.

También es importante cambiar la goma que sella la tapa si está desgastada o suelta.

En el Instituto Federal de Goiás, donde enseña física, el profesor Leandro Possamai ha desarrollado un proyecto para utilizar la olla a presión como ejemplo práctico en el aula.

La idea es mostrar que los objetos cotidianos no “funcionan porque sí”.

“No vemos la física que entrañan estos aparatos cotidianos. Y los alumnos son muy receptivos cuando enseñamos con este ejemplo”.

El profesor explica a los alumnos de secundaria, por ejemplo, que cuando la olla alcanza la presión, podemos bajar el fuego porque el agua ya ha alcanzado la temperatura máxima dentro de la olla, y que esto reduce el tiempo de cocción y el gasto de gas.

Y no es solo por economía (de tiempo y dinero) que la olla a presión es importante. También es fundamental para la calidad de algunos alimentos.

Los frijoles, por ejemplo, tienen mejor calidad si se cocinan en ollas a presión, afirma Dalla Costa. “Si se cocinan en una olla normal, aparte de la enorme cantidad de gas que se utiliza, los fríjoles serán más oscuros, y no serán tan uniformes”.

Hay que tener cuidado con los alimentos que sueltan la piel, como los garbanzos y algunos tipos de habas. Si la olla está demasiado llena, esta piel puede acabar obstruyendo la válvula.

“Generalmente, cuando eso pasa, el agua se escapa por la válvula”, dice Dalla Costa. 

“La olla siempre dará señales de que algo no funciona”.

“Eso es lo que siempre digo: no puedes ponerla al fuego, dejar la olla ahí e irte. La cocina no funciona así”.

viernes, 22 de diciembre de 2023

_- Una estafa con nombre decente

_- Larry Fink no se encuentra en el top de las personas más ricas del mundo. Ocupa el puesto 2.478 en la lista que todos los años publica la revista Forbes, pues ”sólo” tiene un patrimonio de 1.100 millones de dólares (200 veces menos que el más rico, Bernard Arnault). Sin embargo, Fink es el consejero delegado de Blackrock, el mayor fondo de inversión del mundo que maneja unos 10 billones de dólares, casi tanto como toda la riqueza de América Latina, el doble de la de Africa, o más de seis veces el PIB de España y sólo superados por el de Estados Unidos y China.

Junto a otros tres o cuatro grandes fondos de inversión, se podría decir que el fondo de Fink es el dueño efectivo en España, como en otros muchos países, de la banca, las compañías de seguros, constructoras, un buen número de grandes empresas industriales, transporte o comerciales, fabricas de armas… y, por supuesto, de los medios de comunicación más influyentes.

Sus inversiones sólo tienen un objetivo: aumentar continuamente sus beneficios a costa de lo que sea. Y ese “lo que sea” significa generalmente que lo que menos importa es mantener viva a medio o largo plazo la actividad de las empresas que adquiere o controla.

Y si les importa poco la vida de las empresas que adquieren, mucho menos les afecta lo que pase con la naturaleza a la hora de ganar dinero.

En 2020, Larry Fink afirmó que “el riesgo climático es riesgo de inversión” y que, por lo tanto, Blackrock iba a vigilar el comportamiento ambiental de las empresas en las que participaba para no invertir en las contaminantes. Pero esa idea no le duró mucho y pronto volvieron a las andadas, invirtiendo allí donde hubiera ganancias, con independencia de la contaminación que se produjera.

Blackrock, Vanguard, State Street y algunos otros fondos más, controlan la principal cartera de inversiones en combustibles fósiles más contaminantes del mundo y diversos estudios han mostrado que es habitual que utilicen su influencia en los consejos de administración en los miles de empresas en donde participan para evitar que se tomen medidas que podrían frenar el cambio climático.

Por si hacía falta algo que confirmara su total ausencia de compromiso climático y que tan sólo buscan el beneficio inmediato, Larry Fink anunció hace unos días que creará un fondo que incluirá inversiones en criptomonedas.

El destrozo ambiental que hace la producción de estas últimas es brutal. Según un estudio reciente de Naciones Unidas, para producir bitcoins que sirven básicamente como activos para la especulación, ha sido necesario utilizar la energía eléctrica que gasta un país de 230 millones de personas, como Pakistán. Para compensar la huella de carbono que generó sería necesario plantar 3.900 millones de árboles, en una superficie equivalente a la de Países Bajos, Suiza o Dinamarca; y el gasto de agua realizado con ese exclusivo fin de especular equivale al necesario para satisfacer las necesidades actuales de agua doméstica de más de 300 millones de personas en las zonas rurales del África subsahariana (di más datos sobre lo que “cuestan” realmente las criptomonedas y su verdadera utilidad aquí).

Para hacer todo eso, incluso recurren al fraude. En 2021 se descubrió que Blackrock y otros fondos encargan la evaluación ambiental de sus inversiones a auditoras que utilizan métricas engañosas para disimular el daño climático real que producen.

Los causantes del extraordinario peligro ambiental al que nos enfrentamos y del destrozo de la naturaleza tienen nombres y apellidos y se sabe perfectamente cómo lo hacen. Lo sorprendente es que, en lugar de ponerlos en evidencia y detener a quienes lo provocan, se les permita controlar los medios de comunicación desde los que nos quieren hacer creer que sólo gracias a ellos podremos solucionar el problema.

Comentario de Wenceslao.

Al capitalismo de nuestros días, revestido de conceptos como libertad de empresa, competencia, responsabilidad social, emprendimiento, progreso… se le podría aplicar lo que decía Ramón Pérez de Ayala sobre las estafas: «cuando ya son enormes, toman nombrDefine la RAE hipocresía como “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan” y tenemos también en la forma de proceder lo que llamamos “doble rasero”, diferente modo de juzgar a personas o grupos de personas, por el cual unos reciben un mayor castigo o reprobación que otros por los mismos hechos. Bien partiendo de estas premisas, todo lo que se muestre por estos “sensibles” periodistas es pura hipocresía, está más que demostrado, USA_OTAN asesinó sólo en su invasión de Irak más de 500.000 personas, vimos sus carnicerías vía Wikileaks y clama al cielo que todo ciudadano con dignidad debería de denunciar y que no es otra cosa que si USA ordena a la OTAN taparse la nariz, la OTAN se tapa la nariz y punto, SOLO el día que Europa deje de estar subyugada a USA_ISRAEL, ese día la “denuncia” que se muestra en ese video tal vez tenga algo de repercusión, en la actualidad eso sólo sirve para “hacer” llorar a algunos y el resto se tapará la nariz no sea que el “jefe” se enfade , ya lo dijo Biden hace muchos años, en 1986, el actual presidente de Estados Unidos Joe Biden confesó que la mejor inversión para defender sus intereses en Medio Oriente es en Israel, y en el caso de que ese país no existiera, Estados Unidos inventaría uno, pero es más USA con más de 750 bases militares por todo el mundo, con más de 250 intervenciones militares en terceros países desde 1945 no respeta ni respetará el derecho de los pueblos como reza en la carta de la ONU y Europa asiente esa actitud de su “jefe” sumisamente incluso en contra de su economía y estatus mundial, de la que China, Rusia, India, Irán, Brasil, Arabia Saudí, etc., están tomando buena nota y crean al Brics+, dice el dicho que “Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar”, esos países han visto lo que le ha hecho USA a Rusia a la que quieren robarle Siberia y no han dudado en unirse para hacer frente al latrocinio de USA y sus súbditos.Europa, la OTAN, es vasalla de USA_Israel, antes y ahora calla ante sus atrocidades, no es la OTAN y su jefe USA ejemplo de nada, son ejemplo de cómo someter por la fuerza a los que no se dejan robar. Buen día. RESPONDER

“Pasarán millones de años antes de que una máquina pueda volar” y otras predicciones tecnológicas espectacularmente erradas

Máquina voladora de los hermanos Wright

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El primer vuelo humano controlado, propulsado y sostenido, el 17 de diciembre de 1903, en Carolina del Norte, realizado por los hermanos Wright. 

Predecir, según la RAE, es anunciar por revelación, conocimiento fundado, intuición o conjetura algo que ha de suceder.

Aunque el sentido común quizás te diga que no es aconsejable hacerlo, la predicción es necesaria en todos los aspectos de la vida: cualquier decisión involucra algún grado de visualización del porvenir.

Pero, como dijo el brillante físico Neils Bohr, "la predicción es muy difícil, especialmente si es sobre el futuro".

Y cuando voces confiables se aventuran a adivinar qué pasará y fallan, no lo olvidamos.

Digamos que es porque alguna lección se podrá sacar de esos catálogos de errores. Pero, para ser francos, es porque nos entretiene.

Recientemente, por ejemplo, ha circulando un editorial publicado hace 120 años, en octubre de 1903, por The New York Times (NYT), uno de los diarios más respetados y galardonados del mundo.

El titular era "Máquinas voladoras que no vuelan" y en las líneas finales concluía:

"...podría asumirse que la máquina voladora que realmente volará podría evolucionar con los esfuerzos combinados y continuos de matemáticos y mecánicos en entre un millón a 10 millones de años".

Luego, seis semanas después, el 17 de diciembre, los hermanos Wright lograron el primer vuelo sostenido en una aeronave más pesada que el aire.

Recortes del artículo "Máquinas voladoras que no vuelan" Pie de foto,
Recortes del artículo "Máquinas voladoras que no vuelan"
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Recortes del artículo "Máquinas voladoras que no vuelan".

Para ser justos, el autor del artículo estaba comentando sobre un intento frustrado de vuelo que había presenciado.

Por letrado que fuera, no era un célebre físico e inventor, como sí lo fue William Thomson, Lord Kelvin, quien en 1895, declaró que "las máquinas voladoras más pesadas que el aire son imposibles".

De hecho, Lord Kelvin es uno de los clásicos del arte de la predicción.

En 1897 concluyó que "la radio no tiene futuro" y en 1900 le aseguró a sus colegas científicos que "los rayos X son un engaño".

Estaba en el umbral de una revolución que traería tecnologías inimaginables.

Y una colección de predicciones erradas icónicas, como la selección que compartimos a continuación sobre algunos de los inventos que utilizamos cotidianamente.

"Una caja de madera"

Televisión antigua

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Es cierto que la caja de madera desapareció, pero la TV triunfó.


 Televisión antigua

“Si bien teórica y técnicamente la televisión puede ser factible, comercial y financieramente es imposible”, sentenció en 1926 Lee DeForest, pionero de la radio” e inventor con más de 180 patentes.

No obstante, la idea de ver imágenes a distancia tenía una larga historia y, en la década de 1920, la fantasía se hizo realidad.

No hubo ningún "inventor" único de la televisión. Participaron un gran número de experimentadores, empresarios y organizaciones públicas.

Mientras se iba perfeccionando, se hacían presentaciones para la prensa y el público.

En 1939, el NYT publicó un artículo titulado “Acto I, Escena I: Las transmisiones a los hogares comienzan el 30 de abril. La Feria Mundial será el escenario” de Orrin E. Dunlap Jr., un periodista especializado en radiodifusión.

A su parecer...

"El problema de la televisión es que la gente debe sentarse y mantener los ojos pegados a una pantalla; la familia estadounidense promedio no tiene tiempo para ello".

Una opinión semenjante fue expresada en 1946 por Darryl Zanuck, cofundador del estudio de cine 20th Century Fox.

“La televisión nunca retendrá una audiencia. La gente se aburrirá muy rápidamente de mirar cada noche una caja de madera contrachapada”.

Contrario a sus predicciones, la televisión es un punto focal importante en la vida diaria de muchos estadounidenses.

Hoy en día, casi el 80% ve televisión a diario.

La persona promedio mira alrededor de 141 horas de televisión al mes o 1.692 horas al año. Suponiendo que alcance la esperanza de vida promedio de 78 años, eso equivale a unos 15 años de su vida.

Y todo eso sólo en Estados Unidos, donde se suponía que la gente no tenía tiempo para eso.

"Una supernova"
 
Ilustración vintage de internet

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Aunque se comenzó a desarrollar antes, fue en 1995 cuando el internet dio pasos firmes en el mercado.


Ilustración vintage de internet

Así como la televisión, internet se fue desarrollando con el tiempo y trabajo de muchos, y fue la World Wide Web la que la puso a disposición de todos.

Aunque estaba ahí desde unos años antes, fue en 1995 que empezó a entrar con paso más firme, y la reacción fue mixta.

Entre los escépticos se destacó el astrofísico Clifford Stoll, quien en su libro "Silicon Snake Oil" predijo:

“No creo que las guías telefónicas, los periódicos, las revistas o los videoclubs desaparezcan a medida que se extiendan las redes informáticas.

"Tampoco creo que mi teléfono se fusione con mi computadora para convertirse en una especie de dispositivo de información”.

Pero la predicción más memorable fue la del pionero de internet Robert Metcalfe, el multimillonario inventor de la tecnología Ethernet y fundador de 3Com Corporation.

En un artículo clásico que publicado en diciembre de 1995 en InfoWorld, escribió:

“Casi todas las predicciones que se hacen ahora sobre 1996 dependen del continuo crecimiento exponencial de internet. Pero predigo que internet (...) pronto se convertirá en una espectacular supernova y en 1996 colapsará catastróficamente”.

Y no se quedó ahí: prometió comerse sus palabras sobre el colapso de internet si la predicción de la “supernova” resultaba errónea.

En 1997, subido en un escenario durante una conferencia internacional sobre la World Wide Web en Santa Clara, California, Metcalfe reconoció que internet no era una supernova.

Como se había comprometido a comerse sus palabras, intentó hacerlo comiéndose un gran pastel decorado para parecerse a su columna InfoWorld.

Pero el público lo abucheó: no se iba a librar tan fácilmente.

Tuvo que razgar la columna de InfoWorld, echarla en una batidora con un poco de agua para hacerla pulpa y comérsela.

A pesar del espectáculo, no todos aprendieron la lección e insistieron en pronosticar el fin de la web.

Sólo un año después, y citando una ley que lleva el nombre de Metcalfe, el renombrado economista Paul Krugman anticipó su inminente desaparición.

“El crecimiento de internet se desacelerará drásticamente a medida que se haga evidente el error en la 'ley de Metcalfe': ¡la mayoría de las personas no tienen nada que decirse entre sí!

"En 2005 quedará claro que el impacto de internet en la economía no ha sido mayor que el de la máquina de fax”.

No sólo erró, sino que ese pronóstico apareció en un artículo que él escribió para la revista tecnológica Red Herring titulado "Por qué las predicciones de la mayoría de los economistas son incorrectas" (no es broma).

Aunque no tuvo que tragarse sus palabras, se aseguró un lugar en este peculiar panteón de la fama.

"Ninguna posibilidad"
 
Steve Jobs, director ejecutivo de Apple Inc., presentando el nuevo iPhone en Macworld en San Francisco el 1 de enero de 2007.

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Steve Jobs, director ejecutivo de Apple Inc., presentando el nuevo iPhone en Macworld en San Francisco el 1 de enero de 2007.


“Los teléfonos móviles nunca sustituirán al teléfono con cable”.

Obviamente, errado.

Lo curioso es que quien lo dijo en 1981 fue nada menos que el inventor del teléfono móvil, Marty Cooper, quien había hecho la primera llamada con celular en Nueva York en 1973.

Y hablando de teléfonos...

"No hay ninguna posibilidad de que el iPhone consiga una cuota de mercado significativa", declaró en 2007 el ex director ejecutivo de Microsoft, Steve Ballmer, a USA Today.

"Ninguna posibilidad", subrayó.

"Es posible que ganen dinero. Pero si realmente echas un vistazo a los 1.300 millones de teléfonos que se venden, preferiría tener nuestro software en el 60%, el 70% o el 80% de ellos, que tener el 2% o el 3%, que es lo que Apple podría conseguir”.

Dado que iPhone llegaría a convertirse en el producto tecnológico de consumo más exitoso de todos los tiempos,  probablemente esta sea la peor predicción de la historia.

jueves, 21 de diciembre de 2023

"El socialismo no fracasó por insuficiencias económicas". Entrevista a Lea Ypi


A menudo se presenta una falsa dicotomía que opone las libertades personales a los derechos sociales. Una agenda verdaderamente democrática debe armonizar estos elementos en lugar de enfrentarlos.

Publicado en más de 30 idiomas, su libro Libre: el desafío de crecer en el fin de la historia (Anagrama, 2023) nos invita a reflexionar sobre el socialismo, el capitalismo, y sobre qué hacer cuando los imaginarios se derrumban. Conversamos con ella sobre el socialismo, la libertad y acerca de cómo es ser la primera novelista socialista en narrar la caída de socialismo en Europa del Este. Una entrevista de Simón Vázquez

Hasta hace muy poco, prácticamente la única literatura albanesa que había salido de sus fronteras había sido la de Ismael Kadaré. Incluso durante la etapa socialista de Albania, las relaciones culturales con España estaban dirigidas por su partido hermano proalbanés, el PCE (ml). ¿Existe un desconocimiento de la literatura y cultura albanesas en el resto de Europa?

Sí. Durante el periodo comunista, Albania estuvo bastante aislada, lo que provocó un desconocimiento general del país. Incluso ahora seguimos sintiendo las repercusiones de ese aislamiento. Además, no ha habido mucho interés por parte de otros países europeos. Este parece ser un destino común para muchos países pequeños de Europa: solo aparecen en los titulares durante incidentes críticos como guerras o crisis. Por lo demás, permanecen en la periferia de la conciencia cultural dominante.

Usted se define como socialista y anticapitalista, ¿podríamos estar ante el primer acercamiento narrativo desde estas posiciones ideológicas a la caída del socialismo real?

No creo que haya habido ningún novelista explícitamente de izquierdas que se haya ocupado de la transición del socialismo real al capitalismo, o que haya abordado cuestiones en torno al colapso del comunismo y el legado de la transición desde esta posición ideológica. Así que sí, parece ser así.

¿Por qué un acercamiento desde los ojos de una niña a la caída del socialismo?

Inicialmente, no pretendía escribir sobre Albania. El libro se concibió como un discurso sobre varias ideas. Como alguien que ha profundizado en el marxismo y la tradición socialista, prefiero ver las tradiciones intelectuales como ideas en evolución y no como doctrinas estáticas ligadas a individuos. Me propuse explorar las coincidencias intelectuales entre las tradiciones liberal y socialista. Sin embargo, mientras escribía durante la pandemia de COVID-19, una mezcla de circunstancias personales y políticas orientó el libro hacia una narrativa más personal. No fue una elección explícita, pero las condiciones hicieron más evidente este cambio hacia una narrativa personal, ya que mi objetivo era comunicar ideas a través de historias personales.

¿El uso de un narrador inocente era una forma de acercarse a esta parte de la historia sin ser juzgada?

Creo que la literatura es un potente medio para este tipo de exploración. Al principio, el libro iba a tratar sobre la libertad. Cuando se escribe sobre un tema así, es imperativo elaborar la narración de manera que permita a los lectores experimentar la libertad, recorrer ideas y entablar diálogos sobre la libertad sin sentirse dirigidos. Me pareció que la perspectiva de una niña era muy eficaz, porque una niña no tiene una noción preconcebida de la libertad. La niña simplemente navega por el mundo, sirviendo de narrador ingenuo.

Este recurso narrativo es poderoso para reflejar diversas perspectivas a través de la ingenuidad de la niña. Es especialmente potente en sociedades polarizadas o divididas, ya que puede tender puentes entre desacuerdos muy arraigados. La niña, al ser un personaje neutral, facilita un vínculo emocional que permite explorar ideas como la libertad a través de una lente no enturbiada por ideas preconcebidas.

Recientemente he estado reflexionando sobre la noción de que toda filosofía revisa fundamentalmente las indagaciones de un niño, que ahonda sin esfuerzo en cuestiones profundas que los adultos suelen pasar por alto debido a la habituación. Esta perspectiva rejuvenece esas preguntas esenciales, haciendo que la narrativa sea rica y evocadora.

En su libro dice: «Mi mundo está tan lejos de la libertad como aquel del que mis padres intentaron escapar». Si Marx expresaba que teníamos que pasar del reino de la necesidad al reino de la libertad, a menudo se ha argumentado que las democracias liberales han resuelto la cuestión de la libertad sin resolver la cuestión de la necesidad, y el socialismo real, lo contrario. En su libro parece haber una reflexión al respecto. ¿Qué papel cree que juega la esfera de las libertades en el proyecto socialista contemporáneo?

Desde luego. Hago referencia a una línea de mi libro en la que me hago eco de una interpretación marxista de la libertad como «conciencia de la necesidad». Esta frase enlaza con una vieja idea filosófica que me intriga, que postula la libertad como conciencia de la ley moral. Esta concepción moral y no reductiva de la libertad se aparta significativamente de la concepción negativa convencional de la libertad. El libro explora el papel de los individuos en la historia, haciéndose eco del sentimiento de Marx de que los individuos dan forma a la historia, aunque en condiciones que no son de su elección.

Incluí un epígrafe de Rosa Luxemburg, en el que exponía la idea de Marx haciendo hincapié en la noción de hacer historia a pesar de las limitaciones. La narración ahonda en la interacción entre las necesidades históricas y morales, destacando la búsqueda de ideales morales por parte de los individuos en medio de las limitaciones históricas. Este esfuerzo subraya el tema central del libro: la exploración de la libertad como necesidad moral e histórica, la búsqueda de un terreno moral más elevado en la sociedad en medio de las limitaciones ideológicas imperantes.

Conocemos todas las fuertes críticas al socialismo real, desde el liberalismo hasta el antistalinismo socialista, en un momento del libro usted dice: «el socialismo de mis compañeros universitarios era claro, brillante y con visión de futuro. El mío era confuso, sangriento y pertenecía al pasado». ¿Hay alguna lección positiva de esa experiencia?

De hecho, parece que las lecciones del pasado siguen sin escucharse, lo que contribuye a la actual discordia política, especialmente notable en Europa. Estas cuestiones sin resolver emanan de la incapacidad de abordar adecuadamente el legado del socialismo. Mi relato narra mis encuentros personales con el marxismo occidental en Italia, un viaje que me condujo a un reino de ambigüedad respecto a Marx y las ramificaciones del marxismo.

Procedente de un país en el que la trágica historia de estas ideologías dejó un vacío social lleno de desesperación y desilusión hacia las promesas filosóficas, me encontré dividida entre dos perspectivas opuestas. En Italia me encontré con una ética marxista occidental que parecía ignorar el contexto histórico, centrándose únicamente en los marcos teóricos. Esta dualidad, centrarse en la historia o en la filosofía, parecía impregnar a su vez la Europa Oriental y la Occidental.

El libro intenta salvar este abismo ideológico, afirmando el vínculo indisoluble entre las ideas y la historia. Mediante el análisis de experiencias pasadas, intenta fomentar el diálogo entre estos dos ámbitos aparentemente desconectados, impulsando así el discurso de forma constructiva.

La premio Nobel bielorrusa Svetlana Aleksievtch habla del «homo sovieticus», personas que no supieron adaptarse al retorno del capitalismo. ¿Se dio esta circunstancia en Albania?

Efectivamente, hay un miedo inherente experimentado por muchos, sobre todo cuando se enfrentan al cambio. Cada fase de transición tiene su parte de individuos que encuentran difícil la adaptación. No es algo exclusivo del escenario postsoviético. Occidente también tiene su parte de individuos que luchan por seguir el ritmo de las transiciones tecnológicas, económicas o ideológicas. Yo no diría que hay una nostalgia notable por el comunismo en Albania, al menos no parecida a la que se observa en otras naciones de Europa del Este. No se trata tanto de nostalgia como de navegar por las turbulentas aguas del cambio.

Puede que a algunas personas les costara entender la nueva dinámica económica o comprender la importancia de ciertas transiciones.

No estoy necesariamente de acuerdo. Se suele decir que la dureza de la transición en países como Albania se debió a la incapacidad de la población para adaptarse a una economía de mercado. Sin embargo, había élites liberales, y atribuir los problemas únicamente a la aclimatación de la sociedad es una simplificación excesiva.

Los ciudadanos de las naciones de Europa del Este han demostrado una notable capacidad de adaptación, habiendo navegado por diversos sistemas de gobierno a lo largo de las décadas. Su flexibilidad, forjada a través de cambios duraderos desde el dominio del Imperio Otomano hasta el Estado independiente y, más tarde, el comunismo, pone de relieve su resistencia.

Es la dureza de las reformas, a menudo opresivas y brutales, lo que exacerbó la lucha, no la capacidad intrínseca del pueblo para adaptarse. Las reformas estructurales fueron las verdaderas culpables de que la transición fuera una experiencia brutal para muchos.

En 1997 Albania estaba al borde de la guerra civil, es una historia de la que casi nadie en el resto de Europa sabe nada. ¿Puede hablarnos un poco de la situación que esboza brevemente en el libro, a través de los ojos del diario de una niña?

Este capítulo está tomado literalmente del diario; he conservado su esencia original sin ninguna alteración. El motivo fue el carácter crucial de esta etapa de mi vida. Estar a punto de cumplir 18 años, afrontar decisiones universitarias y lidiar con una realidad en la que todo parecía desmoronarse debido a una guerra inminente era abrumador. Este momento era un epítome del desorden que exigía una narración. Sin embargo, para mantener la autenticidad de las emociones y los acontecimientos, decidí emplear los fragmentos originales de mi diario.

Me asombró ver cómo mi yo más joven había relatado aquellos momentos angustiosos con una lente no teñida por el paso del tiempo. Es una tendencia común olvidar o suprimir las experiencias traumáticas como mecanismo de afrontamiento, y volver a leer esos diarios hizo que todos esos recuerdos reprimidos volvieran al primer plano.

No se trataba simplemente de una guerra civil, sino de las consecuencias en cascada del colapso de un sistema financiero. Esta narrativa apenas fue comprendida por Occidente, que a menudo enmarcaba este tipo de crisis en una óptica estrecha, de conflicto étnico, pasando por alto los fallos sistémicos en juego.

La debacle se desarrolló bajo la vigilancia de instituciones financieras mundiales como el FMI y el Banco Mundial, que guiaban a Albania en su fase de transición. Sin embargo, su supervisión flaqueó cuando el espíritu del capitalismo neoliberal —ahorrar e invertir— condujo a una caída en picado de las finanzas. Sin embargo, la narrativa que se tejió fue la de culpar a las divisiones étnicas locales en lugar de abordar a los culpables sistémicos globales. Esto a menudo se transforma en un discurso sobre los «corruptos locales» o el «odio étnico inherente», pasando por alto un examen crítico de las estructuras imperantes que dan forma a estas crisis.

En mi familia, las llamadas divisiones étnicas eran inexistentes; mi madre pertenecía a un grupo y mi padre a otro, pero estas supuestas divisiones nunca influyeron en nuestras vidas. Es una clara demostración de cómo las narrativas globales a menudo malinterpretan las realidades locales, eludiendo convenientemente un examen más profundo de los problemas sistémicos. En el libro pretendo desafiar esta narrativa sesgada, arrojando luz sobre las experiencias individuales y colectivas frente a los fallos sistémicos, trascendiendo la culpabilización simplista de las dinámicas locales. A través de este recuento, espero evocar una comprensión más matizada de los acontecimientos que tuvieron lugar durante aquellos tiempos turbulentos.

En sus trabajos anteriores ha reflexionado sobre la militancia y el compromiso. Por ejemplo, ha publicado junto a Jonathan White The Meaning of Partisanship. ¿Qué papel desempeñan la militancia y el compromiso en la transformación del mundo actual?

El libro aborda principalmente la esencia de la forma partido y postula que las instituciones colectivas son esenciales para canalizar el compromiso político. A lo largo del siglo XX, los partidos políticos sirvieron de medio para dicho compromiso. Estos partidos encarnaban proyectos específicos que unían a los individuos, proporcionándoles un sentido de esfuerzo colectivo y refuerzo mutuo. Reflexionamos sobre el vacío social que se crea cuando este medio se disipa, dando lugar a un escenario en el que las causas se vuelven individualistas, desprovistas del ethos colectivo. Esta transformación también borra la fuerza rectora de las ideas que nos impulsan hacia delante.

Los partidos políticos, distintos del Estado o la familia, eran organizaciones únicas impulsadas por compromisos políticos. En la época contemporánea se ha producido un cambio en el que los compromisos se definen ahora a menudo por la etnia o la cultura, lo que disminuye el potencial transformador que antaño tenían los partidos políticos. Nuestro argumento se extiende a cómo los partidos políticos, antaño impulsados ideológicamente, han sucumbido a las influencias económicas, convirtiéndose en meros grupos de interés o entidades sociales desprovistas de un enfoque ideológico.

El quid de nuestro razonamiento consiste en identificar la pérdida que se produce cuando los partidos con principios se desintegran, dejando tras de sí un vacío llenado por la política de la identidad. Este cambio reorienta las expresiones políticas únicamente hacia identificaciones de grupo, alejándose de marcos ideológicos más amplios. Reconocemos que, aunque los movimientos sociales han surgido como actores significativos, carecen de la influencia legislativa que ejercen los partidos políticos. La desconexión entre los movimientos y los poderes legislativos inhibe la transformación sana de la sociedad que antes facilitaban los partidos.

¿Entonces que hacemos con los partidos?

Hay una necesidad acuciante de reinventar los partidos políticos para adaptarlos a la dinámica de la sociedad moderna sin perder su esencia transformadora. A pesar de sus deficiencias, los partidos políticos siguen siendo incomparables en su capacidad de tender puentes entre las aspiraciones individuales y colectivas hacia un cambio sustancial de la sociedad. El reto reside en rejuvenecer el vigor ideológico dentro de estas instituciones, reavivando así la llama de la búsqueda política colectiva que parece estar menguando frente a la floreciente política identitaria.

Su compromiso con el socialismo en el Reino Unido se ha visto en su apoyo a Jeremy Corbyn y en su militancia laborista. Recientemente, ha anunciado su marcha del Partido Laborista, ¿cuál es su balance de esa experiencia?

Efectivamente, mi militancia se produjo durante una fase en la que el Partido Laborista estaba recuperando impulso como partido de masas, con casi medio millón de personas alineadas con su visión. Este fenómeno echó por tierra la creencia generalizada de que los individuos no se interesan por la política. Puso de relieve la capacidad de un proyecto transformador para galvanizar el interés y la participación públicos. La gente no es apática, tiene criterio y busca causas que merezcan la pena. El aumento del número de afiliados indica que la población está dispuesta al cambio, contrariamente a lo que se dice sobre el letargo inherente a la población.

Mi decisión de afiliarme no se basó en Jeremy Corbyn per se, sino en la revitalización ideológica más amplia que representaba. El Partido Laborista, bajo su dirección, se embarcó en una introspección respecto a su postura de centroizquierda, y parecía preparado para un giro político más radical. Esta dirección renovada también contrastaba fuertemente con el enfoque del Partido Conservador, delineando una clara dicotomía ideológica, que considero esencial para una democracia viva. Es fundamental que las entidades políticas encarnen y defiendan principios distintos, lo que a su vez estimula el discurso y el compromiso públicos.

A pesar de un posterior cambio de liderazgo que me pareció menos inspirador, opté por permanecer en el Partido Laborista dado el sistema mayoritario del Reino Unido, que plantea importantes obstáculos a los partidos más pequeños. Aunque descorazonada, finalmente me di de baja cuando sentí que el partido estaba retrocediendo en principios socialdemócratas fundamentales por conveniencia electoral, sobre todo en cuestiones como las ayudas a la infancia. La deriva ideológica del partido, unida a la purga de su ala izquierda y a la expulsión de Corbyn, hizo que no me sintiera representada, lo que provocó mi marcha.

Según su experiencia, a camino entre el socialismo y el capitalismo, ¿cuáles serían las lecciones para construir un mundo sin clases y sin opresiones?

A menudo se presenta una falsa dicotomía, sugiriendo una disyuntiva entre libertades personales y derechos sociales. Sin embargo, una agenda verdaderamente progresista debe armonizar estos elementos en lugar de enfrentarlos entre sí. El esfuerzo socialista fracasó no por insuficiencias económicas, sino por un ethos democrático deficiente. Descuidar libertades fundamentales como la libertad de expresión, de asociación y movimiento bajo el pretexto de criticar los «derechos burgueses» condujo a una concentración de poder no deseada y a la erosión del tejido democrático de las sociedades socialistas.

La lección clave aquí es la naturaleza indispensable de la democracia, que incluye tanto los derechos individuales como las garantías de bienestar social. Es esencial fomentar una perspectiva global que trascienda los enfoques centrados en el Estado. Un auténtico proyecto socialista debería contemplar un mundo sin fronteras en el que la prosperidad colectiva no esté compartimentada, sino compartida globalmente.

Lea Ypi (Tirana, 1979) es profesora de teoría política en la London School of Economics, profesora adjunta de Filosofía en la Research School of Social Sciences de la Universidad Nacional de Australia y miembro del jurado del Deutscher Memorial Prize.

Fuente:
Jacobin, 14/10/2023

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Crónica de un desastre anunciado. ¿Argentina va a creer en la magia monetaria? Paul Krugman.

Argentina es un gran país, es rico por sus recursos, tiene buenas tierras con inmensos pastizales, buenas costas con pesca abundante, minerales valiosos, gas, petróleo, agua dulce, cereales en inmensas cantidades, ha sido un país culto y formado con buenas universidades, premios Nobel, baja densidad de población... etc. Y qué le ha ocurrido para que estén, como sociedad, llenos de deudas y pasando hambre y con gran parte de la población en la pobreza y miseria. 

Simplificando mucho, podemos decir que ha padecido una muy mala gestión continuada. Dictaduras militares con palabras patrioteras pero con grades desfalcos, robo de riquezas naturales y corrupción rampante... 

Ahora, una vez más, se ve venir una gestión que castigará a los mas pobres y necesitados, los menos culpables del estado actual y ofreciendo una nueva ocasión para que los más ricos y poderosos de hagan aún mas ricos y poderosos aprovechando el desastre de la crisis e inflación para apoderarse de más riquezas y propiedades... 

El pueblo caerá en más miseria y pobreza,... las grandes fortunas y multinacionales se harán más poderosos y ricos,... 

Milei en primer lugar ha viajado a EE.UU. a rendir pleitesía al gigante del Norte y asegurarle la protección de sus intereses ,... es la crónica de un desastre anunciado... y con los votos de un pueblo manipulado y engañado por los medios de comunicación en mano de los poderosos. 

Paul Krugman, el premio Nobel de economía americano nos adelanta parte de lo que ocurre y ocurrirá en el inmediato futuro.


Hace tres semanas, Argentina eligió a Javier Milei como su nuevo presidente. Milei contendió en una plataforma libertaria radical, cuya propuesta más notable era la eliminación de la moneda argentina, el peso, para remplazarla con el dólar estadounidense.

En este momento, no se sabe bien si en realidad Milei cumplirá esa promesa o qué tan radical será en verdad su rompimiento con políticas anteriores en general; yo no pretendo entender lo que está ocurriendo realmente en la política argentina. Pero el hecho de que tantas personas creyeran, al parecer, que la dolarización resolvería los problemas de Argentina solo fue el ejemplo más reciente del poder persistente del pensamiento mágico en materia monetaria.

A decir verdad, a veces el dinero —y la política monetaria— pueden parecer magia. Incluso antes del surgimiento de la tecnología de la información, era bastante asombroso que la gente pudiera convencer a otras personas de darles bienes y servicios a cambio de unos pedazos de papel verde sin ningún valor intrínseco. Ahora podemos hacer transacciones desde celulares y con tarjetas de débito sin contacto que no representan otra cosa más que representaciones digitales del papel verde sin ningún valor.

Pero el dinero existe y funciona; de hecho, tiende a aparecer en alguna forma, aunque no tenga ningún tipo de respaldo oficial. Por un tiempo, Sam Bankman-Fried convenció a inversionistas de que las matemáticas complicadas podían hacer aparecer de la nada una alternativa al dólar; ahora él está en la cárcel y, según se dice, esa cárcel se ha convertido en una economía interna rudimentaria que se basa en el intercambio de paquetes de macarela. (Piensen en todas las bromas que se han hecho acerca de que ahí hay algo sos-pez-choso).

Entonces, de cierta manera no nos sorprende que a menudo la gente se imagine que introducir una nueva moneda y decir las palabras mágicas correctas pueda resolver los problemas económicos de un país. Es un poco más sorprendente que los argentinos crean en este tipo de pensamiento. Después de todo, ya lo han vivido.

Es verdad que Argentina nunca ha estado dolarizada por completo, pero en 1991 intentó controlar la inflación con una ley que supuestamente establecería una tasa de cambio permanente de un peso por dólar, un compromiso respaldado por una “junta monetaria” que fue promocionada por conservar un dólar en reserva por cada peso en circulación. La verdad era que los pesos nunca estuvieron respaldados al 100 por ciento con dólares, pero este respaldo incompleto no fue la razón por la que el sistema se derrumbó. Más bien, el problema fue que al haber eliminado la posibilidad de usar una política monetaria para impulsar la economía cuando era necesario, Argentina se vio atrapada en una recesión prolongada y extenuante. Además, la junta monetaria no resolvió el problema persistente de los déficits presupuestarios que tenía el país.

También había otro problema: ¿por qué vincular el peso al dólar? Argentina está muy lejos de Estados Unidos y en realidad tiene más comercio con China y la Unión Europea que con Estados Unidos. Sin embargo, cuando el dólar subió y bajó, por razones que no tenían nada que ver con Argentina, la moneda argentina siguió estas fluctuaciones. A fines de la década de 1990, hubo un gran aumento en el valor del dólar, tal vez como reflejo del optimismo por el auge tecnológico de esa época.

Entonces, Argentina, al haber vinculado el peso al dólar, vio que su moneda aumentaba de valor en los mercados mundiales, lo cual hizo que sus exportaciones fueran cada vez menos competitivas y profundizó la recesión. Y por supuesto que abandonar por completo el peso por los dólares tendría el mismo problema: en la práctica, Argentina amarraría su política económica a la de un país que tiene problemas muy diferentes y que ni siquiera es su principal socio comercial.

Por cierto, si El Salvador —que ha estado intentando promover el uso de bitcoin— consiguiera, ay, bitcoinizar su economía, tendría el mismo tipo de problema pero a una escala mucho mayor, al vincular de manera efectiva su política económica a un activo con un valor salvajemente fluctuante. Por fortuna, incluso con la promoción gubernamental, el bitcoin no parece tener mucha atracción como dinero real.

En cualquier caso, la junta monetaria de Argentina se desplomó de manera desordenada a principios de 2002. El gobierno señaló al final que muchas deudas especificadas en dólares se declararían después del hecho en realidad en pesos, lo cual era más o menos necesario para evitar una desastrosa oleada de bancarrotas. La economía argentina, ya liberada de su vinculación con el dólar, prosperó por un tiempo.

Por desgracia, el antiguo problema de los déficits presupuestarios irresolubles nunca desapareció y, a la larga, la inflación resurgió de manera estrepitosa.

Pero, esperemos. El primer intento de Argentina de controlar la inflación con prestidigitación monetaria se remonta incluso más atrás en su historia. A finales de la década de 1970, el régimen militar que, en ese momento, gobernaba el país intentó utilizar una serie de minidevaluaciones de desaceleración gradual preanunciada —la tablita— para frenar la inflación. (Es probable no quieras conocer los detalles). Como en episodios posteriores, esta estrategia monetaria no estuvo respaldada por una reforma adecuada de otras medidas y acabó en una crisis de la balanza de pagos y en el resurgimiento de la inflación. Llegados a ese punto, no quedaba más remedio que invadir las Islas Malvinas.

¿Acaso esto quiere decir que la reforma monetaria nunca funciona? No, puede tener éxito si está respaldada por otras reformas importantes. A principios de la década de 1990, Brasil, que también ha tenido sus problemas de inflación, remplazó su vieja moneda, el cruzeiro, con el real. Ahora bien, tal vez no estemos acostumbrados a pensar en Brasil como un ejemplo de economía, pero los brasileños sí lograron solucionar sus problemas subyacentes, a tal grado que el país pudo reducir la inflación de forma duradera.

Así que introducir una nueva moneda puede frenar con éxito la inflación, si esto se acompaña de otras reformas políticas, aunque en ese caso no se sabe qué tanto importó la moneda. Citemos a Voltaire, cosa que pocas veces hacemos en economía, “algunas palabras y ceremonias destruirán un rebaño de ovejas de manera eficaz, si se suministran con una cantidad suficiente de arsénico”.

A fin de cuentas, lo que importa es darse cuenta de que, si bien hay algo de magia en la economía monetaria, cambiar la moneda pocas veces tiene efectos mágicos. Además, es especialmente importante señalar, dado el entusiasmo de los tipos de criptomonedas y demás, que, aunque Estados Unidos tiene muchos problemas, nuestra moneda prácticamente no tiene nada de malo. Es cierto que hace poco tuvimos un brote de inflación, pero no fue provocado por problemas de nuestra moneda, y parece que ya hemos terminado más o menos con ese aumento de la inflación sin pagar ningún precio importante en materia de desempleo. En estos momentos, muchas cosas son problemáticas, pero el dólar va bien.

Paul Krugman ha sido columnista de Opinión desde 2000 y también es profesor distinguido en el Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Ganó el Premio Nobel de Ciencias Económicas en 2008 por sus trabajos sobre comercio internacional y geografía económica. @PaulKrugman


Cómo se forman los huracanes y por qué son tan frecuentes en México, EE.UU. y el Caribe

Camilla Costa, Carol Olona y Cecilia Tombesi

BBC News Mundo

Los huracanes son las tormentas más grandes y violentas del planeta.

Cada año, entre los meses de junio y noviembre, azotan la zona del Caribe, el golfo de México y la costa este de Estados Unidos, en algunas ocasiones arrasando con edificios y poblaciones.

Sus homólogos son los tifones, que afectan al noroeste del océano Pacífico, y los ciclones, que lo hacen al sur del Pacífico y el océano Índico.

Gráfico que muestra las áreas donde se forman los ciclones tropicales 
Gráfico que muestra las áreas donde se forman los ciclones tropicales

Todos son ciclones tropicales, pero el nombre "huracán" se usa exclusivamente para los del Atlántico norte y del noreste del Pacífico.

Pero, ¿cómo se forman y por qué suelen afectar a esta zona del mundo?

Huracanes, bombas de energía

El mecanismo más común de formación de huracanes en el Atlántico -que provoca más del 60% de estos fenómenos- es una onda tropical.

La onda empieza como una perturbación atmosférica que crea un área de relativa baja presión.

Suele generarse en África Oriental a partir de mediados de julio.

Si encuentra las condiciones adecuadas para mantenerse o desarrollarse, esta área de baja presión empieza a moverse de este a oeste, con la ayuda de los vientos alisio-

Gráfico que muestra la dirección de los vientos que influyen en la formación de huracanes

 Gráfico que muestra la dirección de los vientos que influyen en la formación de huracanes Pie de foto,

Cuando llega al océano Atlántico, la onda tropical puede ser el germen de un huracán, pero para que este se forme necesita fuentes de energía, como el calor y el viento adecuado.

En concreto, es necesario que la superficie del agua esté por encima de los 27ºC y que haya una capa espesa de agua caliente en el océano.

También tiene que haber, por un lado, vientos con un giro horizontal para que la tormenta se concentre. Por el otro, vientos que mantengan su fuerza y velocidad constante a medida que suben desde la superficie del océano.

Si hay cortante de viento, o variaciones del viento con la altura, esto puede interrumpir el flujo de calor y humedad que hace que el huracán se forme.

Además, tiene que haber una concentración de nubes cargadas de agua y una humedad relativa alta presente en la atmósfera.
Gráfico que muestra los ingredientes necesarios para el surgimiento de un huracán
Gráfico que muestra los ingredientes necesarios para el surgimiento de un huracán Pie de foto,

Todo esto tiene que ocurrir en las latitudes adecuadas, en general entre los paralelos 10° y 30° del hemisferio norte, ya que aquí el efecto de la rotación de la Tierra hace que los vientos puedan converger y ascender alrededor del área de baja presión.

Cuando la onda tropical encuentra todos estos ingredientes, se crea un área de unos 50-100 km, donde empiezan a interactuar.

"El movimiento de la onda tropical funciona como el disparador de esa tormenta", explica a BBC Mundo Jorge Zavala Hidalgo, coordinador general del Servicio Meteorológico Nacional de México.

Y es esta tormenta la que hace de catalizador: empieza el baile de calor, aire y agua.

El área de baja presión hace que el aire húmedo y caliente que viene del océano suba y se enfríe, lo que alimenta las nubes.

La condensación de este aire libera calor y provoca que la presión sobre la superficie del océano baje aún más, lo que atrae más humedad del océano, engrosando la tormenta.

Los vientos convergen y ascienden dentro de este área de baja presión, girando en dirección contraria a las agujas del reloj — por influencia de la rotación de la Tierra — y dando a los huracanes esa imagen tan característica.

Gráfico que muestra las partes de un huracán 
Gráfico que muestra las partes de un huracán
A medida que la tormenta se hace más poderosa, el ojo del huracán — el área central de hasta 10 km — permanece relativamente tranquilo.

A su alrededor se levanta la pared del ojo, compuesta de nubes densas donde se localizan los vientos más intensos.

Más allá, están las bandas nubosas en forma de espiral, donde hay más lluvias.

La velocidad de los vientos es la que determina en qué momento podemos llamar a este fenómeno "huracán": en su nacimiento es una depresión tropical, cuando aumenta de fuerza pasa a ser una tormenta tropical y se convierte en huracán cuando pasa de los 118 km por hora.

Gráfico que muestra la velocidad de viento necesaria para que un fenómeno climático se considere huracán 
Gráfico que muestra la velocidad de viento necesaria para que un fenómeno climático se considere huracán
A partir de ahí, se suelen clasificar en cinco categorías según la velocidad sostenida del viento. En el Atlántico, se usa la escala de vientos Saffir-Simpson para medir su poder destructivo.

Tal es su fuerza que los vientos de un huracán podrían producir la misma energía que casi la mitad de la capacidad de generación eléctrica del mundo entero, según la Administración Nacional de Océanos y de la Atmósfera de Estados Unidos (NOOA, por sus siglas en inglés).

Gráfico que muestra la escala que clasifica los huracanes según su intensidad Pie de foto,
Gráfico que muestra la escala que clasifica los huracanes según su intensidad
Sin embargo, no es el viento sino la marejada y las inundaciones que provoca la lluvia que descarga el huracán las que generalmente causan la mayor destrucción y pérdida de vidas.

En Estados Unidos, por ejemplo, la marejada provocada por ciclones tropicales en el Atlántico fue responsable de casi la mitad de muertes entre 1963 y 2012, según datos de la Sociedad Americana de Meteorología (AMS, por sus siglas en inglés).

Además de estos factores, la destrucción causada por un huracán va a depender de otras circunstancias, como la velocidad a la que pasa, la geografía del territorio y la infraestructura de la zona afectada.

Mujer caminando en una calle inundada con al agua a la altura de las rodillas 

"Amanda" y "Cristóbal" no llegaron a ser huracanes pero dejaron lluvias extraordinarias y mucha destrucción en México y Guatemala en mayo de 2020.

"No necesariamente el daño o el peligro asociado a un ciclón tropical corresponde a su categoría. Por ejemplo, el ciclón de mayor categoría no tiene por qué tener asociada más precipitación", dice Jorge Zavala Hidalgo a BBC Mundo.

México, Estados Unidos y el Caribe: las zonas más vulnerables

Uno de los factores que explica que esta parte del mundo sea propensa a los huracanes es que el océano Atlántico, en las latitudes tropicales, tiene la temperatura adecuada para su formación durante más meses al año.

Otro es el movimiento de las grandes corrientes de vientos que empujan a los huracanes.

Los vientos alisios — las corrientes de vientos globales en el trópico — van de este a oeste llevándolos hacia las costas del Caribe, el Golfo de México y el sur de Estados Unidos.

El recorrido de estos vientos también está influenciado por la rotación de la Tierra — el llamado efecto Coriolis — que hace que tiendan a desviarse hacia el norte.

Mapa que muestra el recorrido de los huracanes en el Atlántico norte en el DE LA IMAGEN,

Los huracanes que se formaron en el Atlántico norte durante el 2019 siguieron distintos recorridos según las corrientes globales de viento u otros fenómenos - como los anticiclones - que encontraban en su camino.
Mapa que muestra el recorrido de los huracanes en el Atlántico norte en el 2019

FUENTE DE LA IMAGEN,WIKI PROJECT TROPICAL CYCLONES/TRACKS/NASA/XYKLONE

Pie de foto,

Los huracanes que se formaron en el Atlántico norte durante el 2019 siguieron distintos recorridos según las corrientes globales de viento u otros fenómenos - como los anticiclones - que encontraban en su camino.

En el Atlántico, mientras los huracanes avanzan se desvían levemente hacia el norte; y al superar aproximadamente los 30°N, suelen encontrase con los vientos del oeste, otra de las grandes corrientes globales, que hacen que se curven hacia el este.

En su camino van a toparse con el anticiclón de Bermudas-Azores que va a determinar si se dirigen hacia el Golfo de México o hacia Estados Unidos.

Los anticiclones son regiones de alta presión atmosférica con aire más seco, menos nubes y vientos que giran en la dirección de las agujas del reloj en el hemisferio norte.

El anticiclón de Bermudas actúa como un obstáculo y si los huracanes quieren avanzar tienen que bordearlo. Por este motivo, el tamaño y la posición del anticiclón puede determinar hacia dónde va un ciclón tropical.

Gráfico que muestra como el anticiclón de Bermudas-Azores influye en la trayectoria de huracanes.
Gráfico que muestra como el anticiclón de Bermudas-Azores influye en la trayectoria de huracanes
Si es débil y está más posicionado hacia el este, los huracanes lo rodean y siguen hacia el norte, alejándose del Caribe.

Por lo contrario, si es más fuerte y se encuentra al suroeste, un ciclón tropical puede dirigirse hacia el Golfo de México o hacia Florida.

La posición del anticiclón cambia según el año, las estaciones y puede variar en cuestión de días.

"A causa de esas variaciones, un huracán puede seguir una trayectoria muy distinta hoy que otro que pasa tres o cinco días después", explica Jorge Zavala Hidalgo, del Servicio Meteorológico Nacional de México.

Siguiendo la misma lógica, los anticiclones y otras masas de aire son responsables de que un huracán se recurve hacia el oeste, como pasó en 2012 con el huracán Sandy, por ejemplo.

Gente en la calle caminando bajo la lluvia durante el huracán Sandy Pie de foto,

En su camino hacia el norte, el huracán Sandy (2012) se curvó azotando las costas de Nueva York y Nueva Inglaterra, en Estados Unidos.

Después de tocar tierra en Cuba, Sandy empezó a desplazarse hacia el noreste, pero un anticiclón en Groenlandia y un frente frío bloquearon su camino. Eso provocó que Sandy retrocediera hacia la costa este de Estados Unidos, causando destrucción en Nueva York y Nueva Jersey.

En el Pacífico Este, a pesar de que es una zona más activa que el Atlántico Norte, tocan tierra menos huracanes.

"Lo que sucede es que esas tormentas suelen dirigirse hacia el oeste o noroeste. Algunas pueden retroceder hacia las costas de México si los vientos son los adecuados, pero la mayoría se dirigen a latitudes más altas, encuentran aguas más frías y desaparecen", dice a BBC Mundo Gary M. Barnes, profesor retirado de la Universidad de Hawái, Estados Unidos.

Por qué casi no vemos en Sudamérica

Si bien la parte norte del Atlántico puede ofrecer las condiciones ideales para la formación de huracanes, no ocurre lo mismo bajo la línea del Ecuador.

"El Atlántico Sur es más tranquilo porque no hay onda tropical — es un fenómeno más común en el hemisferio norte — y hay más variaciones en la velocidad y en la dirección del viento, algo que inhibe la formación de huracanes", explica Barnes.

Mapa de la NASA que muestra el efecto Coriolis en diferentes sitios del planeta
Mapa de la NASA que muestra el efecto Coriolis en diferentes sitios del planeta

FUENTE DE LA IMAGEN,NASA

Pie de foto,

El efecto Coriolis es demasiado débil en la línea del Ecuador para que los vientos giren y formen huracanes.



Además, los ciclones tropicales normalmente no se forman si no están al menos a unos 500 kilómetros del Ecuador, ya que el efecto Coriolis es demasiado débil para hacer que los vientos giren y formen un huracán.

Aunque es un fenómeno que pasa con poquísima frecuencia en Sudamérica, sí se han registrado huracanes en las costas del sur de Brasil.

En 2004, el ciclón tropical Catarina dejó 11 muertos y más de 30.000 personas desplazadas.

¿Y cómo puede impactar el cambio climático?

"El cambio climático provoca que la temperatura de la superficie del océano y la capa gruesa sean más calientes y eso es un problema. Tenemos teorías que dicen que si el océano es más cálido eso puede traducirse en tormentas más fuertes e intensas.", dice el meteorólogo Gary M. Barnes.

Hay indicaciones de que las áreas en que un ciclón encuentra condiciones para mantenerse y sobrevivir se están extendiendo con el paso del tiempo, según Jorge Hidalgo, coordinador del Servicio Meteorológico Nacional de México

"Quizás el número de ciclones no aumente pero la distribución de categorías puede cambiar. Es decir, que haya más huracanes de categoría mayor y menos de categoría menor", añade Zavala.

Los científicos coinciden, ,sin embargo, en que es muy pronto para medir el impacto del cambio climático en la formación y avance de los huracanes.

"Es probable que las tormentas se intensifiquen muy poco a poco, pero vamos a necesitar muchísima data para probar que el calentamiento global va a provocar huracanes más fuertes. En 25 años puede que tengamos evidencias", concluye Barnes.

Agradecimiento a José Manuel Gálvez, meteorólogo del la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).