martes, 27 de febrero de 2024

Cuando los navajos le tomaron el pelo a John Ford. La diferencia entre la forma en que se rodó ‘El gran combate’ y, 60 años después, ‘Los asesinos de la luna’ refleja el cambio radical de Hollywood hacia los nativos americanos

Fotografía del rodaje de 'El gran combate', de John Ford.
Fotografía del rodaje de 'El gran combate', de John Ford.
La diferencia entre la forma en que se rodó ‘El gran combate’ y, 60 años después, ‘Los asesinos de la luna’ refleja el cambio radical de Hollywood hacia los nativos americanos

Con El gran combate, John Ford quiso pedir perdón, al final de su carrera, a los nativos americanos por la forma en que los había tratado en sus películas. Rodada en 1964, fue su último wéstern. “He matado a más indios que Custer, Beecher y Chivington juntos y la gente en Europa siempre quiere saber cosas de los indios”, explicó el maestro a Peter Bogdanovich en el libro de entrevistas John Ford (Hatari! Books). “Toda historia tiene dos versiones, pero por una vez quería enseñar su punto de vista. Seamos justos: los hemos tratado muy mal y es una mancha en nuestro historial; los hemos engañado y robado, matado, masacrado y hecho de todo; pero si ellos matan a un solo hombre blanco, por Dios que sale el Ejército”.

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El filme, que originalmente se titulaba Otoño Cheyenne, relata un episodio histórico en el que un grupo de cheyennes huyen hacia sus tierras históricas desde la mísera reserva en la que están confinados y acaban por ser masacrados, después de que las autoridades estadounidenses los engañen una y otra vez. El problema es que Ford rodó en Monument Valley, escenario de sus grandes películas del Oeste, que pertenece a una reserva navajo. Los miembros de esta tribu actuaron masivamente en el filme, en el que también actores mexicanos interpretan a los nativos americanos. Es algo que hoy sería imposible de explicar al público, pero Ford no tuvo otra opción si quería rodar el filme.

Eso sí, los navajos haciendo de cheyennes se tomaron su venganza de los hombres blancos. Como nadie, menos ellos, entendía el navajo en el rodaje —un lenguaje tan difícil que se utilizó como código secreto durante la II Guerra Mundial—, en vez de leer el guion decidieron decir lo que les daba la gana. Con cara de circunstancias, compungidos, en las escenas más trágicas de la película, soltaban todo tipo de comentarios sobre el escaso tamaño del pene de los oficiales blancos y otras burradas. Al menos, eso es lo que relata una vieja leyenda de Hollywood, pero John Ford dejó clara la doctrina al final de El hombre que mató a Liberty Valance: “Esto es el Oeste: cuando la leyenda se convierte en un hecho, imprime la leyenda”.
Fotografía histórica de un grupo de nativos osage. Fotografía histórica de un grupo de nativos osage.
ILBUSCA (GETTY IMAGES)
El narrador Tony Hillerman escribió una serie de novelas negras que transcurren en la misma reserva navajo donde Ford rodó El gran combate, en las que se basa la estupenda serie Dark Winds, cuyas dos temporadas pueden verse actualmente en AMC+. En una de ellas, Sacred Clowns (Payasos sagrados), describe un autocine en Gallup al que los navajos acudían una y otra vez a ver la película. Uno de los policías que protagonizan la serie, Jim Chee, relata que “hacían sonar las bocinas de los coches y se morían de risa” durante la proyección en los momentos, en teoría, más dramáticos. Y recuerda lo que sintió al asistir a una sesión con un cheyenne que no entendía el navajo: “Exactamente en la misma escena, él contemplaba la destrucción de su cultura. Nosotros contemplábamos cómo nuestro pueblo se reía de los blancos”.

Todo esto es algo que no le podría haber pasado a Martin Scorsese, otro director en la cumbre de su sabiduría creativa, que se ha lanzado al wéstern a los 81 años con Los asesinos de la luna (que se puede ver en Apple TV), en la que la tribu de los osage tiene un papel esencial y que ha logrado 10 candidaturas a los Oscar. El filme, que transcurre en los años veinte, relata cómo decenas de osage fueron asesinados con total impunidad para robarles los derechos de propiedad de sus pozos de petróleo. Scorsese ha contado no solo con numerosos asesores nativos para darle credibilidad a la película, sino que ha trabajado directamente con representantes tribales. De los 63 actores nativos americanos que aparecen en la película, solo 14 no son osage.

Leonardo DiCaprio y Lily Gladstone, en 'Los asesinos de la luna'.
Leonardo DiCaprio y Lily Gladstone, en 'Los asesinos de la luna'.Leonardo DiCaprio y Lily Gladstone, en 'Los asesinos de la luna
MELINDA SUE GORDON
Tanto Ford como Scorsese quisieron recordar una historia olvidada, enterrada por una visión del pasado en la que los papeles están totalmente invertidos —los invasores eran los invadidos y viceversa—. De hecho, David Grann, el periodista del New Yorker en cuyo libro, Los asesinos de la luna (Random House), se basa la película de Scorsese, relata que fue precisamente eso, la voluntad de recordar algo que nunca debía haber sido olvidado, lo que lo llevó a investigar durante años los crímenes contra los osage. “Un día del verano de 2012, recién llegado de Nueva York, donde vivo y trabajo como periodista, visité Pawhuska por primera vez con la esperanza de encontrar información sobre los asesinatos ocurridos hacía ya casi un siglo. Como la mayoría de los norteamericanos, cuando iba a la escuela nunca leí ningún libro sobre esos crímenes; era como si hubieran sido borrados de la historia. De ahí que me pusiera a investigar al tropezar casualmente con una referencia a aquellos hechos. Desde entonces me consumía el ansia de resolver las preguntas sin respuesta, de atar los cabos sueltos de los que adolecía la investigación del FBI”.

La protagonista, Lily Gladstone, que tiene grandes posibilidades de convertirse en la primera actriz nativo americana en ganar el Oscar, recibió clases de cultura osage, que no se limitaron solo a la lengua, sino también a las historias que cimentan las tradiciones de esta tribu. “Hay elementos en esta película claramente osage”, dijo a The Harvard Gazette Jim Gray, uno de los miembros de la tribu que colaboraron en la realización de la película. “Aunque el 99% de los espectadores no sean osage y no vayan a saber tanto de esta historia como nosotros, los osage sentados entre el público van a captar muchas de las observaciones que Scorsese incorporó a la película y que solo podrían haber surgido de la colaboración con la tribu”.

Descolonizar —museos, mentalidades, la visión del pasado— también representa la diferente forma en que dos maestros del cine, Ford y Scorsese, se han enfrentado con 60 años de diferencia al mismo problema: contar la historia de América desde el punto de vista de los que fueron exterminados.

FRANCIA. El armenio Manouchian y sus camaradas extranjeros en la resistencia ingresan en el Panteón de Francia. Y Le Pen no es bienvenida.

La extrema derecha, embarcada en un proceso de normalización, asiste al homenaje en contra de la voluntad de Macron.

Francia, al acoger este miércoles al resistente armenio Missak Manouchian y a sus camaradas de lucha contra el nazismo, envía un mensaje sobre el pasado y el presente. Por primera vez, entran en templo republicano y laico los inmigrantes y refugiados que resistieron contra los nazis durante la II Guerra Mundial. Por primera vez, los comunistas. Y los hijos del genocidio armenio de 1915 bajo el imperio otomano: Missak y su esposa, Mélinée.

Los restos de los Manouchian — y, simbólicamente, sus camaradas en la resistencia, entre ellos el español Celestino Alfonso, ejecutados el 21 de febrero de 1944 — entraron en el monumento del centro de París en una ceremonia con alta carga emocional. En pleno auge de la extrema derecha y debate sobre la inmigración, la carga política también era considerable.

La presencia de Marine Le Pen y otros dirigentes del Reagrupamiento Nacional (RN), heredero de un partido fundado por filonazis y colaboracionistas, resultó una afrenta para muchos asistentes. El presidente Emmanuel Macron había declarado en una entrevista con el diario comunista L’Humanité: “Las fuerzas de la extrema derecha harían bien en no estar presentes.”

Le Pen, invitada oficialmente en calidad de jefa del RN en la Asamblea Nacional, ignoró la petición del presidente. Consideró que era “insultante”. También el Comité de Apoyo para Manouchian en el Panteón se oponía a su presencia.

Para Le Pen era importante estar ahí también y demostrar que es una política normal, como los demás, identificada con los valores de la Resistencia y la Ilustración. Todo su esfuerzo, desde que hace más de una década tomó las riendas del partido nacionalista y hostil a la inmigración, consiste en sacarlo del rincón de la extrema derecha y homologarlo como un partido de gobierno.

Macron, cuestionado por la reciente ley de inmigración, criticada desde la izquierda por excesivamente represiva, declaró en un discurso solemne: “Missak Manouchian, usted entra aquí siempre ebrio de sus sueños, Armenia liberada del dolor, Europa fraterna, el ideal comunista, la justicia, la dignidad, sueños franceses, sueños universales.”

Las palabras del actor y cantante Patrick Bruel resonaron bajo la lluvia del atardecer invernal, al pie del Panteón: “Mi querida Mélinée, mi huerfanita querida, en unas horas ya no seré de este mundo. Nos fusilarán esta tarde a las 15 horas”. Era la carta que Missak Manouchian escribió a Mélinée antes de que los nazis lo ejecutaran junto a los miembros de la red que él dirigía, y que la policía francesa desarticuló en noviembre de 1943. “En momento de morir”, siguió Missak en la voz de Bruel, “proclamo que no siento ningún odio contra el pueblo alemán ni contra quien sea, cada uno tendrá lo que merezca como castigo y recompensa”.

Serge Avédikian, actor franco-armenio, leyó, por orden alfabético, los nombres de los 24 resistentes de la red de Manouchian, también conocida como el grupo del Afiche rojo, por el cartel que propaganda nazi que les denunciaba, que después dio título a un poema de Louis Aragon y una canción de Léo Ferré. “Celestino Alfonso”, empezó Avédikian. “¡Muerto por Francia!”, respondió un coro de estudiantes de un liceo militar. Alfonso, cuyo nombre quedó inscrito a la entrada de la cripta donde ya reposan Missak y Mélinée Manouchian, es el primer español en el Panteón. Macron invocó después su nombre y citó su última carta antes de morir fusilado.

Los ataúdes de los Manouchian, portados por la Legión extranjera, remontaron la avenida que lleva al Panteón mientras se escenificaban las etapas de su vida: el exilio, la vida en Francia como obrero en Citroën, la resistencia. En el discurso, Macron proclamó: “Missak Manouchian, usted entra aquí con sus hermanos de armas”. En estas palabras se escuchaba un eco del escritor André Malraux, que en 1964 leyó el discurso de ingreso en el Panteón del gran resistente y mártir Jean Moulin.

“Extranjeros y, sin embargo, hermanos nuestros”, dijo Macron citando a Aragon. “Franceses de preferencia, franceses de esperanza”. Las ceremonias como la de Panteón son el espejo de un país. Un relato y un ideal. La Francia de Manouchian —y de Alfonso— es la de los derechos humanos, la antifascista, la abierta al mundo, la universal. Francia es esto. O al menos una parte de Francia.

lunes, 26 de febrero de 2024

Los 4 tipos de amor según los antiguos griegos (cuáles son y su significado)

Los antiguos griegos empleaban cuatro palabras distintas para definir lo que hoy día conocemos por el término “amor”, estas eran: eros, ágape, philia y storge. Cada una de ellas tiene un sentido más profundo que el que le damos actualmente a una sola palabra.

Por un lado, el eros supone el amor pasional, aquel que se deja llevar por el deseo y la atracción. Por otro lado, el amor storge es fraternal, implica la admiración y el cariño recíproco. En cambio, el ágape refiere al amor incondicional, aquel que acepta al otro tal y como es. Mientras que philia es similar a la amistad, supone fraternidad y admiración.

El amor, en sus distintas formas, ha servido de inspiración a artistas desde tiempos inmemoriales. Veamos el significado de los cuatro tipos de amor que referían los griegos de la antigüedad ilustrados con ejemplos de obras artísticas, literarias y cinematográficas de todos los tiempos.

Amor Eros
un beso de amor

0 Psyché ranimée par le baiser de l'Amour - Canova - Louvre 1.JPG

Antonio Canova: Psique reanimada por el beso del amor. Mármol. 155 cm x 168. Museo del Louvre (París). En la mitología griega el Dios Eros representa la atracción, la pasión y la fertilidad. El tipo de amor eros se refiere al amor apasionado que implica deseo y atracción.

A diferencia del amor tal y como se entiende hoy día, eros ocupa una dimensión semántica más profunda. El eros griego a veces se trata solo de deseo o pasión.

En una de sus obras más famosas, El Banquete, Platón habla de la naturaleza del eros.

Para el filósofo, eros es el amor-deseo que mueve al mundo inteligible. Al principio, el eros comienza siendo deseo sensual, mediante la apreciación de la belleza. Una vez avivado este deseo no se complace en el mundo sensible. Para Platón, el amor (deseo) es un mediador entre el mundo de las ideas y lo humano.

Este tipo de amor se aprecia, por ejemplo, en fragmentos como estos de Safo, donde se percibe la pasión en los cambios que experimenta el cuerpo en presencia de la persona amada:

Un igual a los dioses me parece
el hombre aquel que frente a ti se sienta
de cerca y cuando dulcemente hablas
te escucha, y cuando ríes

seductora. Esto — no hay duda— hace
mi corazón volcar dentro del pecho.
Miro hacia ti un instante y de mi voz
ni un hilo ya me acude,

la lengua queda inerte y un sutil
fuego bajo la piel fluye ligero
y con mis ojos nada alcanzo a ver
y zumban mis oídos;

me desborda el sudor, toda me invade
un temblor, y más pálida me vuelvo
que la hierba. No falta — me parece—
mucho para estar muerta.

(Traducción de Aurora Luque)

En el arte se ha representado el eros en múltiples ocasiones. Un ejemplo de ello supone la escultura neoclásica de Antonio Canova, donde queda enaltecida la pasión amorosa que representa este tipo de amor.

El eros también podría identificarse en obras del periodo realista como Anna Karenina de Tolstói, donde se descubre una pasión amorosa entre la protagonista y Vronski, la cual surge a primera vista en la estación de tren. Al inicio de la novela, el romance es intenso y descontrolado, lo que lleva a la protagonista a cometer adulterio. Esta pasión lleva incluso a Anna al aislamiento social.

Amor Ágape
Multiplicación de los panes y los peces
Giovanni Lafranco: Milagro de los panes y los peces. 1620-1623. Óleo sobre tela. Galería Nacional de Irlanda. En la cultura griega antigua, la palabra ágape expresa el amor incondicional. Es un amor que tiene como prioridad el bienestar de los demás, es decir, supone aceptar al otro indistintamente de sus imperfecciones.

Ágape es un amor profundo y generoso, en el que se toma en consideración la dicha del ser amado y de los demás. Es un tipo de amor que no espera nada a cambio y se aleja de la superficialidad.

En el cristianismo el ágape es una comida fraternal cuyo fin es la conexión de amor mutuo entre los miembros de la comunidad.

En relación a esto se utilizaba este término en la Biblia. En este sentido, ágape supone dar aquello que se tiene, implica incluso la entrega absoluta, como Cristo. En este pasaje bíblico encontramos referencias a este tipo de amor:

El amor es paciente, es servicial, no es envidioso ni busca aparentar, no es orgulloso ni actúa con bajeza, no busca su interés, no se irrita, sino que deja atrás las ofensas y las perdona, nunca se alegra de la injusticia, y siempre se alegra de la verdad. Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

En el arte, el Milagro de los panes y los peces del pintor italiano Giovanni di Stefano Lanfranco, donde se representa este suceso narrado en los Evangelios, es un ejemplo ilustrativo de este tipo de amor. Jesús tomó la pequeña cantidad de alimento que había y consiguió alimentar a la multitud.

En el cine encontramos este tipo de amor en películas como La Pasión de Cristo de Mel Gibson. Este duro filme muestra las últimas horas de vida de Jesús, en los diferentes hechos que ocurren se ve reflejada la entrega, el amor incondicional sin esperar nada a cambio. El sacrificio de Jesús, al dar su vida por los hombres.

También puedes leer: Película La pasión de Cristo, de Mel Gibson

Amor Philia
Amistad de Jef Leempoels
Joseph Leempoels: Amistad. Óleo sobre tela.86 x 102 cm. Museo Nacional de Bellas Artes (Argentina).

Este tipo de amor tiene una acepción semejante al de amistad, implica cariño y afecto por el otro. Philia se caracteriza por ser fraternal y promover el bien del otro. Es un amor que se basa en la admiración.

La palabra filia viene del griego antiguo y significa amor o amistad. Este término también se utiliza como sufijo para referirse al amor por cosas concretas. Por ejemplo, filosofía significa amor, o amistad, por la sabiduría.

En la historia de la filosofía, Aristóteles en obras como Ética a Nicómaco o Ética Nicomáquea indicó que en la amistad “es preciso que tengan los unos para con los otros sentimientos de benevolencia, que se deseen el bien y no ignoren el bien que se desean mutuamente”. Por tanto, este tipo de amor que describe el filósofo también implica alegrarse generosamente por la felicidad del otro.

Así, las singularidades de este tipo de amor son solidaridad, fraternidad y lealtad. En el ámbito cinematográfico encontramos títulos como Cinema Paradiso (1988), donde se muestra este tipo de amor entre Salvatore y Alfredo, cuya amistad sobrepasa varias generaciones, también el tiempo y la distancia. El profundo interés de ambos por el cine consigue unirlos para siempre, entre ellos se forja una relación basada en la admiración mutua.

En el cuadro Amistad, de estilo realista, del pintor belga Joseph Leempoels se puede ver el retrato de dos hombres de edad avanzada entrelazando sus manos, donde queda inmortalizado un gesto de complicidad y conexión entre ellos.

Algo similar ocurre en una de las obras más populares de Ernest Hemingway, El viejo y el mar indaga en la relación absoluta de amistad entre Manolín y Santiago, joven y maestro respectivamente.

En los siguientes versos del poeta naturalista John Burroughs (1837-1921), también se puede apreciar el amor philia:

Aquel quien más pronto da que pide,
Aquel quien es el mismo hoy y mañana,
Aquel quien compartirá tu pena igual que tu alegría;
Ese es a quien yo llamo un amigo.

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Ética de Aristóteles


Amor Storge
Madre e Hijo de Pablo Picasso

Las imágenes pueden estar 
Pablo Picasso: Madre e hijo. 1901. Óleo sobre lienzo. 112 x 97,5 cm. Harvard Art Museum (Estados Unidos).
Este tipo de amor sucede de manera natural. Storge es un término menos recurrente en la antigua Grecia que los anteriores. Se refiere a las relaciones familiares y de amistad, tiene que ver con el afecto por ejemplo entre padres e hijos.

Storge supone un compromiso que perdura en el tiempo y surge de forma sosegada y cautelosa. Es un amor que se transforma y que busca más el compromiso duradero que la satisfacción placentera, tampoco da importancia a la apariencia física.

En el periodo azul de Picasso, donde representa la desdicha de sus protagonistas a través de tonalidades azules, encontramos esta obra que lleva por título Madre e hijo (1901). Los protagonistas quedan aislados por la frialdad tonal, pero se percibe el estrecho vínculo de amor entre ellos. Este podría ser un buen ejemplo de storge.

El amor storge entre familiares se puede ver representado también en poemas como Dulzura (Ternura, 1924) de Gabriela Mistral. En estos versos se percibe el amor incondicional de una hija hacia una madre, donde se demuestra el vínculo materno-filial que viene desde el vientre de la madre y parece unirlas de por vida:

Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.

Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo;
deja revolverlo
sobre tu regazo.

El cine también ha dejado historias donde queda representado storge, lo encontramos por ejemplo en cintas como La vida es Bella de Roberto Benigni, donde Guido hace hasta lo imposible por salvar la vida de quién más ama: su hijo. En el peor de los lugares, un campo de concentración, el protagonista hace creer a su hijo que todo se trata de un juego, de esta forma consigue salvar a su pequeño.

FRANQUISMO. La expansión del virus del revisionismo histórico.

Revisionismo histórico
Varias personas rezan el rosario por la unidad católica de España en la parroquia del Inmaculado Corazón de María, en la calle Ferraz, en paralelo a las protestas contra la ley de amnistía junto a la sede del PSOE.
—“Unos señores pedían disgregar España; otros querían una revolución, todos querían destruir la cultura cristiana. Y eso fue por lo que se luchó en la guerra [civil española]. Unos a favor y otros para impedirlo y ganaron los que lo impidieron. Eso fue lo que permitió que España volviera a ser un país unido y próspero”.

—“No hubo ni un solo demócrata en las cárceles de Franco”.

—“La democracia viene del franquismo y todas las amenazas a ella vienen del antifranquismo”.
—“¿Cuál era la razón de la colaboración con la banda terrorista? La afinidad ideológica de fondo entre el PSOE y ETA, algo evidente. El PSOE y la ETA eran y son partidos socialistas, radicalmente antifranquistas, partidarios de leyes de memoria, de género etc.”.

El autor de estas afirmaciones, Pío Moa, paradigma del llamado revisionismo histórico, ha vendido decenas de miles de libros. En 38 años ha escrito más de 40. En 2006 publicó cinco. En 2007, otros cuatro. Es tan prolífico que los títulos, a menudo, se parecen, como ocurre con Adiós a un tiempo (2023) y De un tiempo y de un país (2002) o El derrumbe de la II República y la Guerra Civil (2001); 1936, el asalto final a la República (2005) y La República que acabó en Guerra Civil (2006). Además de ese frenesí editorial, Moa, exmiembro de los GRAPO, dispone de un blog, un espacio semanal en una emisora de radio, es asiduo a los productos televisivos predilectos de la extrema derecha y ha sido convocado para dar charlas en bibliotecas públicas por concejales de Vox, partido que también le invitó a una conferencia en Cataluña y que replica sus tesis. “Este es el peor Gobierno en 80 años”, llegó a declarar su líder, Santiago Abascal, en el Congreso de los Diputados: literalmente, con Franco vivíamos mejor. La asociación Pie en pared, de la que forman parte, entre otros, Juan Carlos Girauta y Marcos de Quinto (exmiembros de Ciudadanos), Esperanza Aguirre, del PP, y Alejo Vidal-Quadras (fundador de Vox), también lo incluyó en una charla titulada “El negacionismo histórico del PSOE”, celebrada, en este caso, en una universidad, la San Pablo-CEU.

“Para hacer la biografía de Franco o El holocausto español”, recuerda el hispanista Paul Preston, “invertí más de 10 años de investigación. De hecho, seguí añadiendo información en años posteriores. Y como yo, Julián Casanova, Enrique Moradiellos, Ángel Viñas… en fin, todos los historiadores serios”. A todos ellos y alguno más, les dedicó también Moa uno de sus libros, Galería de charlatanes (2022). Cuando Casanova, catedrático de historia contemporánea, lamentó, en un artículo en EL PAÍS, que José María Aznar hubiese recurrido a Moa, “que no es un historiador”, para “contrarrestar los ‘mitos’ de los historiadores a los que nunca tuvo necesidad de leer”, el aludido contestó: “En 2002, Aznar y su partido de señoritos se permitieron condenar el alzamiento del 18 de julio que libró a España de la disgregación y la sovietización. Lo cual demuestra que, contra lo que dice Casanova, Aznar sí leyó la bazofia historiográfica de los memoriadores y, lo que es peor, se la tragó entera”.

El primer presidente del PP había confesado que entre sus lecturas estaba Los mitos de la Guerra Civil, el gran pelotazo de Moa. Esfera de los Libros lo reeditó el año pasado. La nota promocional asegura que es “una de las obras de historia más vendidas en los últimos años, con 53 ediciones y más de 300.000 ejemplares”. Su traducción al francés y una polémica entrevista con el autor en Le Figaro provocaron gran revuelo y la protesta de periodistas del propio diario. El periódico llegó a asumir en un vídeo la tesis de Moa por la cual fueron los socialistas quienes empezaron la Guerra Civil. Francia se escandalizaba por algo que en España sucedía cualquier sábado por la mañana, cuando Moa colabora en la radio.

Se les llama revisionistas, pero los expertos entrevistados para este reportaje, autores todos ellos de obras de referencia sobre la Guerra Civil y la dictadura, alertan del mal uso del término. “Llamarles eso”, afirma Preston, “es darles una seriedad de la que carecen. Lo que hace el historiador es revisar continuamente su trabajo. Ellos son más bien propagandistas. Lanzan afirmaciones sensacionalistas con fines comerciales y políticos. Hay gente a la que todavía le disgusta que se hable mal de Franco y eso ocurre porque la dictadura fue un lavado de cerebro de 40 años. Pero todos estos libros que blanquean el franquismo niegan lo que ya es una verdad irrefutable. Hay investigaciones muy serias sobre la represión franquista en cada pueblo, ciudad y provincia. Decir que eso no existió o que no fue para tanto es insultante. Y no solo para los investigadores que han hecho de eso el trabajo de una vida, sino para los familiares de las víctimas”.

“Una cosa”, añade Casanova, “es la revisión y otra muy distinta el revisionismo, que es una enfermedad dentro de la historiografía”. “El pasado”, recuerda Ángel Viñas, “es inconmensurable. No existe. Lo que hace el historiador es acercarse con una linterna y alumbrar los archivos, las fuentes que te sirven para explicar por qué pasó lo que pasó. Pero a esta gente no le interesan los documentos, las fuentes, la investigación... solo tiene opinión”.

El fenómeno crece, gracias o paralelamente a la presencia de Vox. “El revisionismo”, prosigue Casanova, “es una traslación de lo que pasa en la política a la historiografía. Antes era al revés: se usaba políticamente la historia. Todo esto empezó cuando publicamos El pasado oculto [una de las primeras grandes obras sobre la represión franquista], creció a raíz de la apertura de fosas y las leyes de memoria y ahora coincide con un auge generalizado de la extrema derecha”. Viñas coincide: “El revisionismo es causa de la polarización y a su vez hace que aumente”. En Alemania, recuerdan, negar el Holocausto es un delito y se lleva a chavales de institutos a visitar campos de concentración para que conozcan su historia. La educación, comparten los historiadores, es la vacuna contra ese virus revisionista que carcome el conocimiento, ya que permite desmontar prejuicios y construir ciudadanos con espíritu crítico. Hoy, recuerda el catedrático de ciencia política, sociólogo e historiador Alberto Reig, “en las protestas frente a la sede del PSOE en Ferraz se ve a chavales cantar el Cara al sol y gritar ‘¡Viva Franco!”.

Parece un negocio rentable. La editorial Actas, fundada en 1990, se presenta como “un proyecto cultural necesario” contra “la historia oficial” en una “España revanchista”. Uno de sus últimos lanzamientos es La represión de la posguerra, del periodista Miguel Platón, muy recomendado por Moa —“acaba con las falsedades sobre las cifras de ejecuciones y la supuesta arbitrariedad de los juicios”—; por Andrés Trapiello en El Mundo y en la web de la Fundación Nacional Francisco Franco, que reproduce a menudo las tesis del autor. Hoy se pueden consultar, según recuerda el historiador Gutmaro Gómez Bravo, más de medio millón de consejos de guerra. El estudio de Platón, critica, analiza 30.000 con datos “sesgados”. A preguntas de este diario, Platón reduce la cifra total de procesos a 125.000, admite que “la justicia de los vencedores” fue “excesiva, incluso cruel”, pero al tiempo, asegura que “la inmensa mayoría de los ejecutados tras ser condenados a muerte tenían delitos de sangre”. “Cuando se ven los cargos, expediente a expediente, es la conclusión a la que se llega. Hubo decenas de miles de crímenes, luego alguien los cometió. Y se aplicó siempre el principio de in dubio pro reo”. Preguntado por casos como los de las 13 rosas, ejecutadas en agosto de 1939, afirma que es “por hechos cometidos después de la Guerra Civil” que no entran en esta investigación. Pío Moa, al que Platón considera “un autor muy interesante”, rechazó responder a preguntas de este periódico.

Casanova señala el salto cualitativo que supone que alguien como Trapiello, que conoce cómo funciona la universidad, sugiera que no son historiadores serios. “¿Piensa que a mí me contrata una facultad norteamericana por mi ideología?”. El prólogo del libro de Platón es de Stanley G. Payne. “Para mí”, afirma Viñas, “es el peor de todos, porque él sí es historiador y el único archivo del que bebe es el de la Fundación Franco. Payne escribe sin papeles. Eso en los setenta, cuando los archivos estaban cerrados a cal y canto, todavía, pero hoy no tiene justificación”.

Preston lamenta también que “Payne, que tiene libros admirables, defienda ahora a Franco” y recuerda: “Los consejos de guerra solo son una parte de la represión, la mayoría fueron ejecuciones extrajudiciales. En los juicios se procesaba a veces a 40 o 50 personas de golpe. Que no todas las condenas fueran a muerte no borra las largas condenas, en condiciones infrahumanas, ni todas las muertes que hubo en prisión”.

La proliferación de títulos de este tipo, publicados por editoriales como Actas o SND, que comercializa obras como Tejero, un hombre de honor o Franco, memoria imborrable, además de una especie de trivial sobre el dictador —“estamos muy orgullosos de nuestros antepasados”— ha hecho que cale la idea de que hay historiadores de derechas y de izquierdas. Preston niega la mayor: “Yo me considero un demócrata, pero eso nunca me ha impedido contar los errores de los políticos democráticos, como hice con Largo Caballero en Un pueblo traicionado. Cuando empiezo una investigación, tengo la mente abierta, dispuesta a llegar a conclusiones según me vayan guiando las evidencias de los archivos o de las fuentes. Cuando empecé la biografía de Santiago Carrillo, por ejemplo, le admiraba mucho. No me imaginaba que el resultado final sería tan crítico como finalmente fue, casi devastador”.

El auge del revisionismo plantea un dilema para los historiadores serios. “Hubo un tiempo”, afirma Casanova, “en que los libros de revisionistas como Moa inundaban los escaparates. Su impacto ahora es menor, pero hemos entrado en una dinámica en la que historiadores buenos tienen que financiarse sus libros mientras esta gente ocupa espacios sin merecerlo. Cuando medios de comunicación acogen a personas como Moa o a periodistas que escriben libros de este tipo, se resta crédito a los historiadores, se desprecia el conocimiento. Y hay varias posturas: los que pasan, los que creen que hay que responderles y los que creemos que la forma de contrarrestar todo eso es seguir investigando y participar en medios y redes sociales, es decir, entender que la era digital está cambiando la forma de enseñar la historia”.

El historiador Alberto Reig decidió contestar. En 2006 publicó Anti Moa. La subversión neofranquista de la Historia de España. Recordaba, entre otras cosas, que el prolífico autor se limita a “copiar a los historiadores franquistas” que construyeron el relato para legitimar el golpe de Estado y la Guerra Civil. En 2017, Reig continuó desmontando a los revisionistas con el libro La crítica de la crítica. Antes, en 2004, participó en la serie documental de TVE Memoria de España. “Recibí amenazas de muerte por el capítulo de Franco”. El año pasado, también salió al mercado el libro Vox frente a la historia (Akal), una obra colectiva en la que varios historiadores combaten, con su avalada trayectoria e investigación, “la proliferación de mitos y desinformación por demagogos de extrema derecha que han hecho de la historia patria uno de los ejes de su combate por la hegemonía cultural”.

Los hits de los revisionistas, entre los que los entrevistados citan a Moa, César Vidal, Luis Togores o José María Marco, beben del relato franquista, a saber, que la guerra era inevitable; que la represión no fue tan dura, etcétera. Viñas señala llamativas coincidencias con algunos discursos políticos hoy: “España se rompe, la patria se desintegra y, curiosamente, los malos malos de la película ya no son los comunistas, sino los socialistas, que tienen ansias ‘totalitarias’. No es casual. Se alimentan de los revisionistas”. El amor es recíproco: “Solo queda Vox, el único partido que defiende claramente la unidad y soberanía de España”, repite Moa.

Lista de lecturas

Franco. Caudillo de España
Paul Preston
Debate, 2015 (edición actualizada del texto de 1993)
1.088 páginas. 31,26 euros

El holocausto español
Paul Preston
Debate, 2011
864 páginas. 23,65 euros

Quién quiso la Guerra Civil
Ángel Viñas
Crítica, 2019
504 páginas. 21,90 euros

Franco, Hitler y el estallido de la Guerra Civil
Ángel Viñas
Alianza Editorial, 2001
608 páginas. 32,95 euros

El pasado oculto. Fascismo y violencia en Aragón (1936-1939)
Julián Casanova, Ángela Cenarro, Julita Cifuentes, María Pilar Maluenda y María Pilar Salomón
Mira Editores, 2010
492 páginas. 26 euros

La iglesia de Franco
Julián Casanova
Crítica, 2022
384 páginas. 16,90 euros.

Entrevista a José Luis Martín Ramos sobre Afganistán. La última revolución del siglo XX (El Viejo Topo, 2023) «Nunca he considerado una invasión la intervención de la URSS en Afganistán»

Fuentes: Rebelión [Imagen: Paseantes por las calles de Kabul en 1979. Créditos: TASS, tomado de Peoples World]


José Luis Martín Ramos (Barcelona, 1948) es catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona. Entre sus principales publicaciones cabe citar aquí: Rojos contra Franco. Historia del PSUC, 1939-1947 (2002); La retaguardia en guerra. Catalunya, 1936-1937 (2012); El Frente Popular. Victoria y derrota de la democracia en España (2016); Historia del PCE (2021); La Internacional Comunista y la cuestión nacional en Europa (2022). Recientemente ha publicado en El Viejo Topo, Afganistán. La última revolución del siglo XX. En este último ensayo centramos nuestra conversación.

Salvador López Arnal.- Sorprende el título de tu libro: Afganistán. La última revolución del siglo XX. ¿Qué revolución fue esa? No suele hablarse a día de hoy de la revolución afgana.
José Luis Martín Ramos.- Es un olvido interesado para muchos. El 30 de abril de 1978 el Partido Democrático Popular, comunista, tomó el poder en Afganistán; el proceso de transformación revolucionaria acabó 14 años después.

Salvador López Arnal.- ¿Desde cuándo que existe Afganistán como nación, como Estado-nación si me permites la incorrección?
José Luis Martín Ramos.- Desde el último tercio del siglo XIX, cuando se afirma un poder regional pastún, con sede en Kabul, frente a la dominación británica en la India y en el límite de los avances del Imperio Ruso en el Sur de Asia Central.

El estado afgano –que difícilmente puede considerarse estado-nación– se consolidó cuando el emir Amanulah Khan, aprovechó el fin de la Gran Guerra para conseguir emanciparse del protectorado británico y proclamar luego, en 1926, el Reino de Afganistán.

Salvador López Arnal.- Comentas que Afganistán fue un territorio olvidado por el movimiento comunista hasta después de la Segunda Guerra Mundial, que no constituyó objeto de ninguna consideración particular en los debates de la Internacional Comunista sobre la cuestión colonial, ni en el Congreso de los Pueblos de Oriente desarrollado en Bakú en septiembre de 1920, ni en los debates sobre la cuestión colonial desarrollados entre el segundo y el quinto congreso de la IC. ¿Cómo puede explicarse ese olvido?
José Luis Martín Ramos.- Más que olvido, desconocimiento. La representación exterior de Afganistán estuvo en manos británicas hasta el final de la Primera Guerra Mundial; y dentro del país no había ningún germen de movimiento revolucionario. Por otra parte, el estado soviético consideró a Amanulah Khan como un aliado nacionalista frente al imperialismo. De hecho, la primera intervención del Ejército Rojo en Afganistán se produce en 1929 para ayudar a Amanulah Khan contra el golpe contra él promovido por el Imperio Británico.

Salvador López Arnal.- ¿Qué posición mantuvo Afganistán durante la II Guerra Mundial?
José Luis Martín Ramos.- De no intervención en el conflicto, aunque un sector de la Corte y de la élite de Kabul se inclinó por el Eje, como reacción al antiguo dominador británico.

Salvador López Arnal.- ¿Cuándo y cómo se formó el Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA)? ¿Fue propiamente una formación comunista?
José Luis Martín Ramos.- Lo fue desde el primer momento, por más que no lo explicite su denominación, que se inspiró en la del comunismo iraní (el partido Tudeh, partido de las masas populares).

Se formó por la fusión de diversos grupos marxistas en 1964, oficializada en congreso en enero de 1965.

Salvador López Arnal.- ¿Cómo consiguió el poder el PDPA? ¿Fue en algún momento una formación comunista al servicio de los intereses geopolíticos soviéticos?
José Luis Martín Ramos.- Mediante la insurrección de una parte del ejército, vinculada al PDPA, apoyada por los militantes del partido.

Fue una formación comunista alineada con la URSS, no al servicio de ningún interés geopolítico sino de lo que consideraban el interés de los pueblos de Afganistán.

Salvador López Arnal.- Hablas de “una división histórica” del PDPA. ¿Qué división fue esa? ¿Por qué fue importante en términos políticos e históricos?
José Luis Martín Ramos.- La división sobre los ritmos y los objetivos del proceso revolucionario, sobre si desarrollar un programa democrático popular o un programa de construcción inmediata del socialismo, sobre cuál había de ser la base social de la revolución. Temas todos ellos presentes a lo largo de la historia del marxismo revolucionario.

Tenía antecedentes en las diferentes orientaciones tácticas en los sesenta y setenta y se agravó con la toma del poder.

Salvador López Arnal.- ¿Es correcto afirmar, como tantas veces se ha hecho, que la URSS soviética invadió Afganistán como años antes interviniera en Checoslovaquia para aniquilar la Primavera de Praga? ¿Por qué intervino? ¿Pulsiones imperiales o fue otra cosa?
José Luis Martín Ramos.- Nunca lo he considerado una invasión, sí una intervención que se produjo desde el primer momento de acuerdo con una de las dos partes del PDPA.

La razón de la intervención fue el más que previsible colapso de la RDA ante la política sectaria de Amin. La intervención, que se preveía limitada en su presencia territorial y en su actividad, tuvo que ampliarse ante la debilidad del ejército afgano frente a la rebelión islamista apoyada y financiada por EEUU.

No veo pulsiones imperiales en ningún momento.

«Nunca lo he considerado una invasión, sí una intervención que se produjo desde el primer momento de acuerdo con una de las dos partes del PDPA»

Salvador López Arnal.- ¿Qué interés tenía Estados Unidos en Afganistán? ¿Desde cuándo intervino en los asuntos políticos del país?
José Luis Martín Ramos.- Aunque la CIA está presente desde los años cincuenta, el interés explícito de EEUU se produce en 1978, impulsado inicialmente por la esperanza de generar dificultades en la frontera sur de la URSS y orientar a la población musulmana de la URSS contra el estado soviético. Lo hizo ayudando a la rebelión islamista antes de que se produjera la intervención militar soviética y se mantuvo reforzada tras ella con el objetivo de arrastrar a la URSS a un conflicto de larga duración, a una “trampa para osos”, como la llamó un agente de los servicios secretos pakistaníes, intermediarios fundamentales de esa intervención.

Salvador López Arnal.- ¿Tiene sentido afirmar que la guerra en Afganistán fue también una guerra por delegación entre Estados y la URSS en el marco de la guerra fría?
José Luis Martín Ramos.- Solo por parte de EEUU. La URSS no interviene para luchar contra la influencia de EEUU, que no existía apenas en el país; EEUU sí interviene a través de la rebelión islamista para desequilibrar a la URSS.

Salvador López Arnal.- ¿Hay alguna duda a día de hoy sobre la ayuda política, económica y militar de Estados Unidos a los rebeldes islamistas con el objetivo de erosionar a la URSS?
Ninguna en absoluto.
Dedicatoria que se podía leer en la película Rambo III, estrenada en 1988: «esta película está dedicada a los bravos luchadores muyaidines de Afganistán». Créditos: fotograma de la película, en la actualidad suprimido.

Salvador López Arnal.- ¿Qué balance haces del papel político que ha tenido Babrak Karmal en la historia de Afganistán?
José Luis Martín Ramos.- Pienso que en la pugna que lo enfrentó a Taraki primero y a Amin, tenía razón. Su proyecto de revolución democrática popular era el adecuado. Otra cosa es si tuvo la firmeza y la capacidad suficiente para desarrollarlo a partir de 1980, o si los vaivenes de Gorbachov se lo permitieron.

«Su proyecto [de Babrak Karmal] de revolución democrática popular era el adecuado»

Salvador López Arnal.- ¿Por qué se retiró la Unión Soviética en tiempos de Gorbachov de Afganistán? ¿Fue una decisión correcta en tu opinión? ¿Se tenía que haber producido antes tal vez?
José Luis Martín Ramos.- Correspondió al giro de la política exterior soviética por parte de Gorbachov, de retirada del apoyo a los movimientos revolucionarios en el Tercer Mundo. Fue una decisión compleja –para mí negativa- imposible de resumir en cuatro líneas.

Salvador López Arnal.- ¿Colapsó la República Democrática tras la retirada de la URSS?
José Luis Martín Ramos.- No inmediatamente, no tras la retirada militar, que es la que ordena Gorbachov; en 1990, Yeltsin amplió la retirada a todo apoyo político, financiero y de suministros militares y a pesar de ello el colapso tardó año y medio en producirse.

Salvador López Arnal.- Te cito: “La República de Afganistán desapareció en medio del caos. Con ella acabó el proyecto de reforma revolucionaria iniciado en abril de 1978, recuperado en enero de 1980 y suspendido en espera de un proceso de transición a la paz, que nunca llegó, a partir de 1987. El futuro, en los siguientes treinta años, no volvería a ver una propuesta popular reformadora semejante, el estado afgano fue derivando hacia un estado fallido y la polarización cultural, ideológica, fue dominada finalmente por las versiones extremas del islamismo político, mientras que la narcoeconomía siguió dominando la producción para el mercado e interfiriendo en beneficio de sus mafias, y las internacionales, en todos los ámbitos de la sociedad y de la política afgana”. ¿Esa es aproximadamente la situación de Afganistán a día de hoy?
José Luis Martín Ramos.- Sin duda.

Salvador López Arnal.- Te vuelvo a citar: “La segunda conquista de Afganistán por el movimiento talibán, permitida -como mínimo- por el gobierno de EEUU y consumada el 15 de agosto de 2021…”. ¿Permitida como mínimo, alentada por el gobierno de EEUU? ¿Por qué?
José Luis Martín Ramos.- No tengo la respuesta exacta; sí la sospecha de que Biden decidió soltar el lastre de un país que nunca interesó por sí mismo a EEUU.

Salvador López Arnal.- Una pregunta inapropiada tal vez: ¿cuál es la principal aportación de tu ensayo?
José Luis Martín Ramos.- Espero que sea superar el olvido.

Salvador López Arnal.- ¿Qué sentido tuvo, si lo tuvo, aquella dura y prolongada discusión entre comunistas afganos y no-afganos en los primeros años ochenta en nuestro país (y creo también en otros países próximos)? ¿De qué discutíamos exactamente? Ser afgano era más o menos como ser estalinista, dogmático y antidemocrático.
José Luis Martín Ramos.- Esa sí fue una polémica por delegación. No se discutía de la situación afgana, que desconocíamos, sino de nuestros propios problemas y de los de la relación del comunismo europeo con la URSS.

Salvador López Arnal.- ¿A quién interesa hoy lo que sigue sucediendo allí? ¿Cuál es la situación de la mujer en estos momentos? Hace pocos días mujeres afganas han hecho un llamamiento a la “comunidad internacional” para que las liberen de la esclavitud y la tortura que están sufriendo de nuevo desde agosto de 2021.
José Luis Martín Ramos.- A casi nadie. Y esa situación -muchísimo peor que la de la mujer en Irán- no se originó en 2021, sino en la derrota de la revolución afgana en 1992. Nadie se acuerda, ni parece querer acordarse, del importante movimiento por la emancipación de la mujer que acompañó a la revolución, liderado por Anahita Ratzebad.

Anahita Ratzebad, de pie a la derecha, dirigiéndose a un grupo de activistas. Créditos: familia Ratzebad, vía X, tomado de Peoples World.

Salvador López Arnal.- ¿Sigues estudiando, sigues investigando sobre Afganistán?
José Luis Martín Ramos.- No. Intento seguir lo que está pasando, pero la información que nos llega es prácticamente nula.

Salvador López Arnal.- Muchas gracias por tu amabilidad y por tu libro.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Bisfenol A: el plástico que ingerimos cientos de veces por encima de lo que se considera seguro. La Comisión Europea planea la prohibición de este compuesto, presente en buena parte de los envases alimentarios

Cada vez que alguien come o bebe un producto envasado, es muy probable que esté ingiriendo cantidades microscópicas de bisfenol A, un plástico muy usado por la industria alimentaria que está desde hace años en el punto de mira de las autoridades sanitarias. Es lo que se conoce como un disruptor endocrino, una sustancia que tiene la capacidad de alterar el correcto funcionamiento del organismo. Hasta este mismo año, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) sostenía que estas trazas entraban dentro de los límites de lo que se consideraba seguro. Pero una revisión que publicó en abril da la vuelta a la situación por completo: establece unos umbrales 20.000 veces inferiores y ahora prácticamente cualquier ingesta, por ínfima que sea, está considerada “un riesgo para la salud”.

Límite de ingesta segura de BPA
Microgramos diarios por kg de peso corporal
En 2015 4 μg
Revisión de 2023 0,0002 μg
Fuente: Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.

Ante este contundente informe, es la Comisión Europea la que tiene que mover ficha: está planeando prohibir el BPA en todos los envases en contacto con los alimentos, pero antes de eso habrá que encontrar alternativas seguras. En el pasado ya tomó cartas en el asunto, reduciendo las cantidades permitidas a medida que iban surgiendo estudios que ponían en entredicho la seguridad del BPA. En 2011 lo vetó de los biberones y de alimentos y bebidas destinados a menores de tres años, ya que son los niños y las mujeres embarazadas los más sensibles a esta sustancia. Pero este nuevo informe de la EFSA supondrá previsiblemente su eliminación total.

Mientras eso ocurre, surgen muchas preguntas: ¿Cómo influye en la salud? ¿qué alimentos están más contaminados? ¿qué alternativas hay a este plástico? ¿qué debería hacer la ciudadanía ante esta situación? ¿qué plazos maneja la Comisión Europea para prohibir el bisfenol? No todas tienen una respuesta clara, pero lo que sigue trata de contestarlas.

El nuevo informe de seguridad de la EFSA está motivado por la revisión de más de 800 estudios que se han ido publicando a lo largo de los años. Algunos de ellos mostraban que estas pequeñas cantidades de BPA producían un incremento de un tipo de glóbulo blanco, denominado T helper, en el bazo de ratones, que se emplean normalmente para evaluar los riesgos de los aditivos alimentarios y de otras sustancias. Estas células desempeñan un papel esencial en los mecanismos inmunitarios y, según el organismo, un incremento de este tipo podría dar lugar al desarrollo de inflamación pulmonar alérgica y a trastornos autoinmunes. La Comisión Técnica también tuvo en cuenta otros efectos potencialmente nocivos para la salud en los sistemas reproductivos, de desarrollo y metabólico que se detectaron en la evaluación del riesgo.

Este tipo de riegos no son inmediatos ni se traducen necesariamente en el desarrollo de enfermedades. Pero una exposición continua al bisfenol incrementa el riesgo de desarrollarlas, sin que esté cuantificado exactamente en qué medida. A pesar de estas incertidumbres, el documento advierte de los peligros y pide su retirada, ya que “la población general de todos los grupos de edad está expuesta a niveles que exceden en dos o tres órdenes de magnitud [cientos o miles de veces] la ingesta diaria tolerable”; esto es, la cantidad que una persona podría consumir todos los días de su vida sin que tuviera repercusión para su salud.

José Manuel López Nicolás, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia, reconoce que es una revisión “contundente e inusual”: “Nunca se había rebajado en 20.000 veces la Ingesta Diaria Tolerable”. Pero recuerda que otros organismos, como la Agencia Europea del Medicamento y el Instituto Federal Alemán de Evaluación del Riesgo, con la misma evidencia sobre la mesa, han llegado a conclusiones distintas y no consideran que se puedan extrapolar de forma directa los resultados de los estudios en ratones a los humanos.

“Dicho esto, sería un error ignorar la evaluación de la EFSA. La Comisión Europea debe hacer caso de la nueva recomendación y revisar la presencia del BPA [de los envases alimentarios]”, prosigue López Nicolás, quien, sin embargo, no considera alarmante la ingesta actual. “Como ciudadano no me preocupa en absoluto. No pienso estar viendo los envases para ver si tienen bisfenol A, habrá que esperar a las medidas que tome la UE y que se adapte a las nuevas recomendaciones”, concluye.

Es una opinión distinta a la de Ángel Nadal, catedrático de Fisiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche. Reconoce que hoy por hoy es casi imposible evitar el consumo excesivo de BPA, pero sí recomienda limitar la ingesta de alimentos que están envasados con este producto. “Es especialmente importante en embarazadas y niños de hasta tres años, que son más susceptibles al daño que pueden producir. Los disruptores endocrinos alteran la expresión de los genes y en esta fase se produce la mayor expresión génica”, señala.

Esto no quiere decir, continúa, que los adultos estén por completo exentos de riesgo. “Los estudios epidemiológicos han mostrado su conexión con muchísimas patologías que tienen que ver con el sistema endocrino, desde obesidad y la diabetes, hasta cáncer de mama; también se ha relacionado con el autismo. Lo que sucede a los niveles que estamos expuestos es que aumenta la predisposición a sufrir estos trastornos, pero de forma sutil, no es como un tóxico al uso, que si se consume te enferma”, señala Nadal.

¿Cómo se puede evitar la ingesta de BPA? Los umbrales establecidos son tan pequeños, que prácticamente cualquier alimento en contacto con bisfenol supera ampliamente los límites establecidos ahora por la EFSA. Y una amplia porción de los productos envasados lo tienen. El propio organismo hizo en 2015 un estudio de varias comidas y bebidas y estableció medias de cuánta sustancia llevaban.

Concentración de bisfenol A
Microgramos de BPA por kilo de producto envasado (media)

Producto, μg
Aperitivos, postres y otros alimentos, 52
Hierbas, especias y condimentos 41,4
Pescado y otros mariscos 37
Alimentos compuestos 37
Cereales y productos a base de cereales 36,6
Legumbres, frutos de cáscara y semillas oleaginosas 34,6
Carne y productos cárnicos 31,5
Hortalizas y productos vegetales 23,5
Frutas y productos a base de frutas 13,4
Leche y productos lácteos 4,9
Zumos de frutas y verduras 2,7
Bebidas alcohólicas 0,8
Bebidas no alcohólicas 0,5
Azúcar y confitería 0,2
Agua potable embotellada 0

Fuente: Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, 2015.

Es imposible establecer exactamente en qué medida, porque varía en función de marcas y productos, pero en general los postres, pescados envasados y cereales son los que más cantidad tenían (también las hierbas, pero su ingesta suele ser mucho menor). Los alimentos grasos que están en contacto con el químico portan normalmente mayores cantidades, ya que es liposoluble, lo que también le permite entrar con mucha facilidad en las células humanas.

Los envases no tienen por qué advertir de su presencia, aunque el código de reciclaje puede dar pistas. Suele estar más presente en los que tienen los números 3, 6 y 7. Algunas marcas incluyen etiquetas que anuncian que están libres de BPA, aunque hoy por hoy son una minoría. Es complicado evitar esta omnipresente sustancia ligera, resistente, coloreable y muy rentable para la industria.

Ricardo José Bosch Martínez, catedrático de Biología de la Universidad de Alcalá de Henares, recomendaba en una entrevista publicada en la web de la universidad usar envases de vidrio o acero y evitar calentar los plásticos, como los de los tuppers, ya que de esta forma se aumenta la migración del BPA y otras sustancias a los alimentos.

Prohibición en Europa
Una vez que recibió el informe de la EFSA, la Comisión Europea se puso a trabajar para prohibir el bisfenol A. Prevé tener un plan de acción para el primer trimestre de 2024, aunque para que este se pueda desarrollar será necesaria una alternativa segura al BPA. Nadal cree que es posible que busquen otros bisfenoles de la familia, menos estudiados, pero que plantean parecidos problemas para la salud. “Las que están proponiendo hasta ahora son derivados del mismo tipo de molécula: el bisfenol F o S, que molecularmente actúan de maneras parecidas”. Dicen que existen otros plásticos que se están empezando a estudiar y que no presentan efectos estrogénicos.

Pero como reconoce uno de los autores de la revisión de la EFSA, que prefiere no identificarse, es probable que si otros plásticos se someten a revisiones y estudios tan rigurosos como los que se han llevado a cabo con el bisfenol, acabarán apareciendo problemas, en mayor o menor medida. Y renunciar al plástico por otro tipo de envases, como podría ser el vidrio, es hoy por hoy casi impensable por las implicaciones logísticas que esto tiene (es mucho más pesado y difícil de almacenar).

En un mundo plagado de plásticos, el BPA es uno más de los 40 disruptores endocrinos que afectan a los seres humanos y cuyas consecuencias no están del todo medidas. “Es casi imposible hacer ciertos estudios porque no hay nadie libre de ellos, así que no se pueden hacer grupos de control para comparar poblaciones”, señala Nadal. No obstante, la previsible retirada del bisfenol supondrá, en opinión del catedrático, “una victoria para la salud de los europeos”.

PSICOLOGÍA. 10 errores que no cometen las personas emocionalmente inteligentes.

Reprimir emociones, culpar de la infelicidad propia a los demás, y otros fallos que nos alejan de la inteligencia emocional.
 
Desde que, en 1995, Daniel Goleman publicara el ya clásico Inteligencia emocional (Kairós), la capacidad de reconocer las emociones propias y las de los demás se ha incorporado al mundo de la educación y la empresa. Sin embargo, ¿qué implica tener inteligencia emocional en nuestra vida cotidiana? La escritora Brianna Wiest responde a esta pregunta en su antología 101 reflexiones que cambiarán tu forma de pensar (Gaia). Esta joven autora estadounidense, que recientemente ha sido publicada por partida doble en España, aborda la cuestión desde el extremo opuesto: ¿cuáles son las 10 cosas que las personas con un alto nivel de inteligencia emocional no hacen?

Asumir que lo que piensan y sienten se corresponde con la realidad. Cada mirada sobre la situación que se está viviendo es parcial y subjetiva. Considerar que “llevas razón” y que los demás están equivocados es un seguro de sufrimiento, como recomienda Joseph Nguyen en su libro del mismo título, No te creas todo lo que piensas.

Hacer depender el bienestar emocional de causas externas. Culpar de nuestra infelicidad a los demás o a circunstancias fuera de nuestro control lleva a una indignación que nos desempodera, ya que dejamos de ocuparnos de lo que depende de nosotros y nos abonamos a la pasividad y el resentimiento.

Saber qué nos haría felices. Las personas con baja inteligencia emocional suelen asumir que aquello que no tienen es lo que podría darles el bienestar personal. Sin embargo, todo deseo lleva a otro, como una zanahoria que nunca se alcanza.

Retroceder ante lo que tememos. En palabras de Brianna Wiest, “el miedo significa que estás tratando de avanzar hacia algo que amas”. Por lo tanto, una persona con inteligencia emocional asumirá el temor como una puerta que invita a ser cruzada para alcanzar otra realidad.

Entender que la felicidad debería ser permanente. Esta aspiración es ilusoria, ya que la vida se compone de distintas experiencias y hay que aprender a transitar por todas ellas con naturalidad, relativizando lo que estamos viviendo.

Dejarse arrastrar por los pensamientos. Lo que en budismo se llama “mente de mono” describe los brincos de las ideas propias y ajenas que pululan por nuestra mente. Para liberarnos de esa esclavitud, el primer paso es, en lugar de seguir al mono, tomar conciencia de nuestras creencias para desidentificarnos de ellas.

Reprimir las emociones. Inteligencia emocional no es contener lo que sentimos, sino gestionarlo adecuadamente para tomar mejores decisiones y expresarlo en la forma y momento adecuados.

Pensar que el sufrimiento acabará contigo. Según la autora de la mencionada antología, las personas con alta inteligencia emocional “han desarrollado la suficiente conciencia y resiliencia para saber que todas las cosas, incluso las peores, son transitorias”.

Intentar hacerse amigo de todo el mundo. Una persona inteligente emocionalmente es empática y busca promover la confianza y la intimidad, pero no de forma indiscriminada. Elige de modo consciente a quién permite entrar en su vida personal, aunque sea amable con todo el mundo.

Confundir un sentimiento triste con una vida triste. Lo primero obedece a una experiencia puntual y, por lo tanto, pasajera. No hay que extrapolar la tesitura actual con un futuro por hacer. Según Wiest, las personas con verdadera inteligencia emocional “se permiten tener ‘días malos’ porque son plenamente humanas”. No resistirnos a lo que nos trae el presente, de hecho, es la llave de la paz personal.

Este último punto era un fundamento de los filósofos estoicos como Séneca, quien llegó a afirmar que “no hay nadie menos afortunado que la persona a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba”.

Reflexiones de este tipo pueden soliviantar a quien esté pasando por un mal momento, pero el pensador romano nacido en Córdoba apunta a que muchas veces estamos “más asustados que heridos”, en el sentido de que padecemos ante escenarios catastrofistas que no se llegarán a cumplir. Sufrir antes de lo necesario es sufrir más de lo necesario, comenta Séneca, y esa sería la muestra última de inteligencia emocional, ocuparnos de lo bueno y de lo malo en su debido momento, sin anticipar la vida. Entregarlo todo a hoy, haciendo simplemente lo que debemos hacer con atención y naturalidad, es la manera más sabia de caminar por el mundo.

La parábola de los ciegos y el elefante

— Una de las fábulas más célebres de la tradición india cuenta que cuatro personas ciegas estaban intentando examinar un elefante que había llegado al poblado.

— La primera, al tocar la trompa, exclamó asustada que aquello era una enorme serpiente. La segunda, que estaba palpando una de las patas del animal, afirmó que se trataba de un árbol. La tercera tenía las manos en una de las orejas, que identificó como un abanico. La cuarta persona, que había agarrado un colmillo, dijo que estaba tocando una lanza.

— La discusión prosiguió hasta que un lugareño vidente se acercó a explicarles que todos tenían algo de razón, pero el error venía de tomar la parte por el todo; eso les impedía entender el conjunto.

— Aplicado a la inteligencia emocional, una clave es entender que cada persona ve la realidad desde su perspectiva, condicionada por sus propias experiencias, y que por lo tanto la verdad absoluta no existe.