Mostrando entradas con la etiqueta globalización. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta globalización. Mostrar todas las entradas

sábado, 21 de marzo de 2015

Susan George: "Antes pedíamos que EEUU se fuera de Vietnam; era más fácil que explicar el TTIP"

Entrevista a la filósofa y politóloga, que presenta el libro Los usurpadores. Cómo las empresas transnacionales toman el poder: "En el ámbito financiero, Europa es más neoliberal que Estados Unidos"

Susan George vuelve a la carga en su denuncia contra una globalización que beneficia a un grupo selecto de empresas y ciudadanos. Es lo que esta filósofa y politóloga llama Los usurpadores, título de su último libro, que acaba de publicar en castellano Icaria Editorial, y que lleva por subtítulo Cómo las empresas transnacionales toman el poder. Ha superado los 80 años pero sigue firme en el activismo que le ha llevado a presidir el Comité de Planificación del Transnational Institute de Amsterdam o a ser vicepresidenta de ATTAC Francia, entidades que reclaman un sistema financiero más justo.

Los usurpadores llega tras el éxito de las dos ediciones de El informe Lugano (2001 y 2012) y Sus crisis, nuestras soluciones (2010). El gran objetivo por el que lucha ahora es que no se apruebe el Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversión (TTIP) que negocian la Unión Europea y los Estados Unidos. A su entender, sería un nuevo triunfo de los lobbies empresariales que pretenden mover los hilos de la política saltándose los principios democráticos y los intereses de la mayoría.

¿Quiénes son estos usurpadores de los que habla en su libro?
Son corporaciones transnacionales, muy grandes, y quienes las ayudan, que son las compañías y las personas que les hacen de lobistas. Confluyen en entidades como la Mesa Redonda Europea de Industriales, que agrupa a la mitad de los presidentes de las mayores empresas industriales y negocian con los estados siempre que quieren. Hay organizaciones similares en todas partes, trabajando para un sector o para varios sectores al mismo tiempo. Si vas a Bruselas, puedes hacer un tour por todos los lobbies que hay, especializados por sectores o clientes.

Usted habla del crecimiento de una autoridad ilegítima. ¿Quién es esta autoridad?
Están tomando poder de forma ilegítima, por eso los califico de usurpadores. Son corporaciones que desplazan a personas elegidas democráticamente. O que trabajan tan acopladas que no podemos ver la diferencia entre unas y otras. Corporaciones que dictan a los políticos lo que tienen que hacer.
Por ejemplo, el Pacto por la Competitividad fue preparado y presentado por un alemán y un francés, presidentes de grandes corporaciones, para que lo firmara François Hollande. Y lo hizo. Dos dirigentes de la Mesa Redonda Industrial Europea escribieron este pacto y, además, lo hicieron con el apoyo de técnicos de los gobiernos. Utilizaron la Comisión Europea para hacer aprobar el texto. La Comisión hizo 127 reuniones para preparar el pacto, de las cuales el 93% fueron con empresarios y representantes de los lobbies de todos los sectores afectados. Sólo el 7% de los consultados fueron consumidores, ecologistas, sindicalistas y representantes de la ciudadanía.

Dedica gran parte del libro a alertar sobre los peligros que conllevaría la puesta en práctica del Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversión (TTIP). ¿Por qué le preocupa tanto?
Empezaron a prepararlo hace veinte años. No hay ningún problema entre las corporaciones europeas y las de los Estados Unidos. Están totalmente de acuerdo en lo que quieren. Como ciudadanos tenemos regulaciones mejores, más protectoras en Europa que en Estados Unidos, salvo en el ámbito de las finanzas. A las corporaciones europeas ya les va bien acabar con las regulaciones actuales.
Por ejemplo, en la mayor parte de Europa no se puede vender comida o semillas modificadas genéticamente. Pero las corporaciones quieren hacerlo, y sin tener que explicitarlo en las etiquetas de los productos. Y también quieren practicar el fracking. O tribunales privados que diriman los litigios con los estados. Este tipo de tribunales ya han dado la razón a grandes corporaciones que han contaminado países como Ecuador. Hay muchos ejemplos. Uno, que aún está por resolver, es el de la empresa de servicios francesa Veolia, que ganó el contrato de eliminación de residuos de Alejandría, y que ha demandado a Egipto porque aprobó un aumento del salario mínimo que considera que la perjudica.

Por este motivo, las corporaciones quieren estos tribunales privados. Pueden tener sentido si estamos hablando de países pequeños, débiles y corruptos, pero en Estados Unidos y Europa no hay ninguna justificación posible.

Mal papel de Europa en cuanto a regulación financiera si está peor que Estados Unidos.
Sí. Las regulaciones financieras en Estados Unidos son mejores que en Europa. Tienen un poco más de control sobre los bancos, los bonus, determinadas transacciones. En el ámbito financiero, Europa es más neoliberal que Estados Unidos.

De todos modos, el TTIP todavía está en fase de negociación.
Pretenden terminar las negociaciones este año. En 2016 hay elecciones presidenciales en Estados Unidos y lo quieren resolver antes. Estamos progresando. Hemos conseguido un millón y medio de firmas en once países europeos contra el Tratado. Intentamos hacer una campaña oficial de recogida de firmas de acuerdo con la Unión Europea, pero se negó. Continuaremos recogiendo firmas hasta octubre. Confiamos en doblar las firmas que la Unión exige en una campaña de este tipo. Además, el 18 de abril se hará un Día Internacional contra el TTIP.

¿Qué podría interpretarse como una victoria en esta lucha contra el TTIP?
Que no se apruebe. Que no se pongan en marcha ni los tribunales privados de arbitraje que resuelvan los litigios entre las corporaciones y los estados, ni las comisiones regulatorias que quieren poner en marcha en ámbitos como la alimentación, la salud, la educación, los salarios, leyes laborales, energía, ...
Estados Unidos quiere comercializar pollos tratados con productos químicos, lo que los europeos no aceptan. Si se aprueba el Tratado, pueden intentar que se acepte en los años siguientes. Europa ha prohibido 1.200 tratamientos químicos mientras que Estados Unidos sólo ha prohibido 12, desde los años setenta.

Pensar que esta negociación puede ser reversible y que la Unión Europea podría convencer a Estados Unidos de adoptar regulaciones más favorables a los ciudadanos y a su salud, ¿es soñar?
Al principio, había sindicatos de Estados Unidos que lucharon para conseguir los derechos que tienen sus equivalentes europeos. Allí no se reconoce el derecho a la negociación de los sindicatos y un puñado de derechos laborales. El año pasado intentaron conseguir los derechos sindicales de los europeos pero no lo consiguieron.

Así las cosas, calificar de democracia a Estados Unidos requiere hacer algunos matices.
No estoy tampoco segura de que Europa sea una democracia de verdad. Los griegos votaron y no sé qué pasará ahora. El 80% de la gente apoya a Syriza tras las elecciones y para la Unión Europea parece que la democracia no cuenta. Probablemente empujarán a Grecia fuera del euro, contra la voluntad de Syriza.

La Comisión Europea no es una organización democrática, ni mucho menos. Votamos en Francia y en los Países Bajos contra la Constitución, en 2005, y pusieron el Tratado de Lisboa en su lugar, que era lo mismo. Luchamos para conseguir gobiernos democráticos y el libro va en esta dirección.

¿Cómo consiguen estos usurpadores imponer su voluntad?
Tienen mucho dinero. Están muy bien organizados. Tienen acceso a los políticos. Pagan mucho dinero a los lobistas. Tienen mucha presencia en los gobiernos. Tienen mucha más capacidad de influencia que ninguna ONG. Están en todos los comités de expertos europeos, de todos los sectores.
François Hollande, en julio de 2012, hizo muchas promesas pero dio marcha atrás rápidamente. Jean-Claude Juncker ha hecho lo propio y ha renunciado a todas las promesas que hizo durante la campaña electoral europea.

¿Por qué lo han hecho?
No estoy en sus reuniones, pero pienso que se dejan convencer por la dialéctica del "crecimiento y trabajo". Un estudio de un think tank para la Unión Europea ha calculado, en su visión más optimista, que el TTIP provocará un incremento de los ingresos en 540 euros anuales para las familias de cuatro personas y que se crearán 600.000 puestos de trabajo, en 2027. Otro estudio, con un modelo diferente, calcula que, por el contrario, se perderán 600.000 puestos de trabajo, se reducirá mucho el crecimiento y Francia será la más perjudicada.

El acuerdo NAFTA, firmado por Canadá, Estados Unidos y México, en 1994, provocó la pérdida de casi 700.000 puestos de trabajo en la industria de los Estados Unidos y los pequeños agricultores mexicanos desaparecieron prácticamente. Siempre hablan de "trabajo y crecimiento", pero no es verdad.

La información sobre cuestiones como esta no llega al gran público.
El papel de los periodistas es esencial. En la lucha en la que estamos metidos, tenemos que utilizar la "estrategia Drácula", que significa exponer los vampiros a la luz. Si no, perderemos. Podemos ganar, pero depende de tu profesión, que los periodistas sean suficientemente libres para explicar bien el TTIP. Es la razón por la que he escrito este libro.

Una investigadora hizo un estudio durante 17 meses, hasta el pasado mes de febrero, y detectó que ni la CBS, ni la ABC, ni la NBC y otra cadena televisiva nacional, habían hecho ninguna mención del TTIP. Son empresas privadas y no quieren que se discuta esta cuestión.

Una cosa es la voluntad de los periodistas y otra, la de los propietarios de los medios.
Es un problema para todos. Nadie es completamente libre. Bueno, yo puedo escribir lo que quiero. Ganamos en 1998 la batalla contra el MAI ( Multilateral Agreement on Investment). Cuando conseguimos que apareciera en la primera página del Libération pensé que habíamos ganado. Y fue así. El gobierno tuvo que escucharnos. Francia se salió y el MIA colapsó. Fuimos capaces de crear suficiente conciencia en la gente. Hay esperanza. Hay un puñado de malas noticias pero podemos ganar. Depende de nosotros.

Nosotros, dicen, somos el 99%; y ellos, los ricos, los poderosos, un 1%. Entonces ¿por qué perdemos?
¿Qué parte de este 99% está realmente bien informada? La política es muy complicada hoy. Cuando empecé en el activismo pedíamos que Estados Unidos se fuera de la guerra de Vietnam. Era un mensaje sencillo, claro, comprensible. Se podía no estar de acuerdo, pero todo el mundo lo entendía.
Ahora, si hablo del TTIP lo tengo que explicar bien. ¿Cuánta gente tiene tiempo para escuchar las explicaciones? Sobre todo si no tienen trabajo, si tienen grandes problemas en casa, si tienen que buscar los alimentos más baratos... Necesitamos movilizar a los líderes de opinión. Hay mucha gente movilizada. En España, por ejemplo, Ecologistas en Acción está haciendo muy buen trabajo.

Es un combate desigual.
Naturalmente. Lo sabemos. Ellos nunca se rinden. Tienen todo el dinero que necesitan. Mucha gente trabajando para ellos las 24 horas del día. Publicistas propios. Acceso a los medios cuando lo desean, en las páginas de opinión, los editoriales. De todos modos, cuando se entiende el peligro que representan los lobistas y que este Tratado es perjudicial para la salud de los ciudadanos, su alimentación, su salud, la educación, la calidad del medio ambiente, el transporte... la gente dice no.

Movimientos como Syriza o Podemos ¿representan un cambio político y social en la dirección que usted considera acertada?
Estoy preocupada por Syriza. He perdido dos horas de sueño esta noche pensando en un artículo para planteae preguntas del tipo: ¿está usted contento ahora, Mario Draghi, por empujar a Grecia fuera del euro? ¿Está usted contenta Christine Lagarde porque el Fondo Monetario Internacional no dará dos semanas más al nuevo Gobierno para hacer frente a sus problemas económicos? ¿Está usted contento señor Schäuble por mantener la presión al máximo sobre Grecia?

¿Hace falta algún tipo de revolución?
No, una revolución no. No hace falta ir tan lejos. Tenemos que decir basta. Debemos exigir que mantengan los negocios en su sitio. Han venido preparando el TTIP durante veinte años. Hace treinta años no estaban tan bien organizados. La globalización y el neoliberalismo les han permitido organizarse en todas partes. Es lo que yo llamo la clase Davos.

Nosotros no tenemos este nivel de organización y no tenemos tanto dinero como ellos, pero lo estamos haciendo mejor que hace diez años. Es lento. Pero la campaña para la recogida de firmas está funcionando muy bien, en muchos países. Tenemos una coalición en Francia que reúne entre cuarenta y cincuenta organizaciones. Muchos países tienen sus propias coaliciones.

Algunos analistas dicen que los poderosos sólo aceptan los cambios que benefician a la ciudadanía cuando tienen miedo. ¿Hay alguna manera de meter el miedo en el cuerpo de los "usurpadores"?
Están asustados ya. Porque están dejando que veamos algunos de los documentos que están negociando. Están recurriendo a mejorar sus relaciones públicas. Ven que estamos ofreciendo estudios que demuestran que los suyos son basura. Los socialdemócratas, que están en coalición con el partido de Angela Merkel, han mostrado su oposición a los tribunales administrativos privados.
Esto está subiendo muy arriba...
Fuente: http://www.eldiario.es/catalunya/Susan-George-EEUU-Vietnam-TTIP_0_367813952.html

domingo, 21 de septiembre de 2014

La importancia de las lenguas. Al ritmo actual, de 6000 lenguas nos quedaremos con 600 en 90 años... cada 14 días desaparece una lengua. La fiebre del inglés

En TEDxDubai, la veterana profesora de inglés Patricia Ryan pregunta provocadoramente: el mundo, al centrarse en el inglés, ¿está impidiendo la difusión de grandes ideas en otras lenguas? (Por ejemplo: ¿y si Einstein hubiera tenido que pasar el examen de inglés TOEFL?). Una apasionada defensa de la traducción y de la difusión de ideas.

martes, 14 de agosto de 2012

Yayo Herrero. “Vivimos un golpe de Estado global”

Yayo Herrero participó en el aniversario del 15-M.

Eran ya las siete de la tarde cuando Sagrario Herrero, Yayo, empuñó el micrófono y sacó media cuartilla con anotaciones subrayadas en rojo. Enfrente, unas 800 personas aguantando como podían el calor que emanaba del cemento recalentado de la Puerta del Sol. Todavía le temblaban un poco las piernas. Esta era una cita grande. La noche anterior, las plazas habían vuelto a llenarse para celebrar el aniversario del 15-M y le tocaba participar como oradora invitada en la asamblea informativa Desmontando Mentiras, organizada por el grupo de Economía de Sol. En las asambleas del 15-M se procura no aplaudir. La aprobación se demuestra haciendo el gesto, que algunos han bautizado como Mickey Mouse, de girar las manos en el aire. Con Yayo Herrero, los mickey mouses se pusieron a dar palmas.
“La verdad es que quedé aturdida por la emoción durante un buen rato, y dos días después, todavía se me ponía la carne de gallina al recordar el momento”, cuenta en una cafetería cercana a la Puerta del Sol Yayo, de 46 años, antropóloga, tutora de Educación Ambiental en la UNED y activista de largo recorrido. Sobre la mesa, junto a su bolso, la cuartilla subrayada en rojo que utilizó aquel día.

Comenzó su intervención explicando cómo el sistema en el que vivimos está de espaldas a los procesos naturales, tanto del planeta como de las personas; cómo la dependencia, los unos de los otros, es algo natural e insoslayable: somos dependientes al nacer, lo somos en la vejez. ¿Y quién realiza en la mayor parte de los casos ese trabajo invisible pero fundamental para nuestras existencias?: Las mujeres. Primeros aplausos.
Planteó que hay que salir de esa lógica perversa de crecimiento, beneficio y acumulación. Que el planeta tiene unos límites físicos: “El ciclo del agua no se renueva al ritmo de la economía capitalista”. Que el sistema no tiene en cuenta los límites de los cuerpos: “Da la espalda a la enfermedad, a la discapacidad y a la muerte”. E invitó a los presentes a que se plantearan cuáles son las necesidades reales del ser humano.
 Paradojas del mundo en que vivimos: el cuidado de la vida humana, en muchas ocasiones, no está retribuido. No solo eso: en la escala del prestigio social, ocupa un lugar bajo, como es el caso de tantas mujeres inmigrantes que cuidan de los ancianos. ¿Qué es socialmente más importante y qué debe ser recompensado?: ¿lo que hace esa mujer o lo que hace un alto ejecutivo que solo multiplica beneficios a costa de machacar el planeta?
 Su intervención, que debía durar 15 minutos, sobrepasó los 20. Reivindicó la necesidad de que haya rentas mínimas y máximas. Y sostuvo que el capitalismo se presenta a sí mismo como una ley natural cuando existen alternativas. ¿Cuáles?: “Una economía que coloque el bienestar en el centro, en vez del lucro y la acumulación”. Desde aquella asamblea, a Herrero se le han multiplicado las peticiones de intervenciones en charlas y conferencias
Yayo Herrero, que además de profesora es una de las tres coordinadoras de Ecologistas en Acción, se muestra muy optimista, a pesar de la que está cayendo: “En el último año y medio el resurgir de la política en la calle ha sido impresionante”. “Vivimos una especie de golpe de Estado global. No sabemos quiénes toman las decisiones. Al poder económico la gente le importa un carajo”.
 Herrero considera legítima la desobediencia civil y pacífica, expresada en las ocupaciones de plazas, en la resistencia a los desahucios y a las redadas indiscriminadas contra inmigrantes. “La recuperación de la política en la calle es una condición necesaria para poder darle la vuelta a las cosas”,...
 JOSEBA ELOLA 13 AGO 2012. En  El País.

Las políticas capitalistas disparan el abandono de niños en Europa

Las medidas neoliberales impuestas por los gobiernos europeos no sólo han incrementado el número de suicidios derivados de problemas económicos, sino que también se han traducido en un aumento de abandonos de bebés y niños.

 La organización SOS Aldeas Infantiles, que asiste a niños huérfanos, abandonados o cuyas familias no pueden ocuparse de ellos advirtió, que en el último año unos 1.200 niños fueron abandonados en Grecia y otros 750 en Italia. Unas cifras alarmantes comparadas con los 400 niños abandonados que se registraron en Italia hace un año y los 114 que hubo en Grecia en 2003.

Además, ha aumentado en toda Europa el número de los ‘buzones bebé’: unos contenedores creados con la finalidad de evitar casos de abandonos incontrolados y abortos, donde los recién nacidos no deseados son entregados de forma anónima. Esta práctica está cada vez más generalizada entre quienes atraviesan dificultades económicas debido a los drásticos recortes sociales aplicados por los gobiernos capitalistas.
 Esta situación viola la Convención Europea de Derechos Humanos de 1953.

 Se estima que el gasto total por criar a un hijo en Europa supone entre un 20% y un 30% del presupuesto medio familiar y dada la actual coyuntura económica de la región, para muchos hacer frente a esos costos resulta cada vez más difícil.
 El director general de SOS Aldeas Infantiles en Grecia, George Protopapas, señaló que “por el momento la mayoría de los casos provienen de familias de clase trabajadora y no descartó que este fenómeno vaya en aumento. Más en este blog.
 Fuente: http://www.librered.net/?p=20215

sábado, 28 de abril de 2012

Creadores de escasez. Dos años después del inicio de las políticas de austeridad extrema el panorama es desolador

Se multiplica el paro, la exclusión, las clases medias se empobrecen y mueren empresas.

Durante la década de los años treinta, cuando los rostros de muchos hombres se tornaron duros y fríos como si miraran hacia un abismo, nuestro hombre advirtió los signos de la desesperanza generalizada que conocía desde niño. Vio hombres buenos destruidos al ver roto su concepto de una vida decente, les veía caminar desanimados por las calles y los parques, con la mirada vacía como añicos de cristal roto; les veía entrar por las puertas de atrás, con el amargo orgullo de los hombres que avanzan hacia su propia ejecución, a mendigar el pan que les permitiera volver a mendigar, y también vio personas que una vez caminaron erguidos mirarle con envidia y odio por la débil seguridad que él disfrutaba.

Más o menos así describe el novelista John Williams el espíritu de los años de la Gran Depresión en su maravillosa novela Stoner. No es difícil establecer una analogía con lo que se observa ahora, en las capitales y en los pueblos de algunos países intervenidos o con posibilidades de serlo, del sur de Europa. Con todas las diferencias que se le quiera poner. La Gran Recesión que comenzó en el verano del año 2007 ha dejado de ser planetaria, pero ha adquirido otras características: de EE UU ha pasado al Viejo Continente; de crisis financiera privada ha devenido en una crisis de la deuda pública; su origen estuvo en los abusos y las estafas del sistema financiero en la sombra, y las ayudas estatales al mismo (cuando algunos se atrevían a defender que salvar a la banca era salvar a la calle, que proteger a Wall Street era proteger a Main Street) están en el epicentro de buena parte de los problemas de déficit y de endeudamiento de muchos países. A este fenómeno se le ha denominado “neoliberalismo de Estado”, una paradoja por la cual mientras los beneficios (de unos pocos) continúan siendo individuales, los riesgos (de la mayoría) se socializan. En ella, el papel del Estado ya no consiste en limitar el poder económico sino en facilitar su predominancia; el Estado solo debe actuar para favorecer el libre funcionamiento de la competencia (excepto la citada socialización de pérdidas), allanar los conflictos sociales y mantener el orden público.

Muchos de los problemas económicos que trajeron la recesión no han cedido. Hay posibilidades de marcha atrás en los sitios que han abandonado el fondo del abismo y a que en una nueva fase se multiplique el contagio en sentido inverso. No en vano algunos medios de comunicación norteamericanos han llegado a publicar algo que en otra coyuntura podría resultar muy exagerado: que la reelección del presidente Barak Obama estaría condicionada en parte por la solución de los problemas económicos y financieros de países tan distantes de EE UU como España o Italia. Eso es la globalización.

Se acaban de cumplir dos años de la primera intervención de un país europeo, Grecia, por la troika de poderes fácticos contemporáneos y externos a la soberanía de los países de la zona: la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Luego controlaron a otros dos países, Irlanda y Portugal, y la próxima semana coincide con el segundo aniversario de la noche en la que los ministros de Economía de la eurozona hicieron morder el polvo a la política económica de José Luis Rodríguez Zapatero y la cambiaron de sentido en un santiamén, causando la ruina electoral de los socialistas españoles y esbozando la estructura de un fondo de rescate para países en problemas que todavía —más de setecientos días después— anda ajustando su fórmula y su monto definitivo.

Desde entonces, la Unión Europea ha abandonado la política económica común de estímulos que se había aprobado en las reuniones del G-20 en Washington, Londres y Pittsburgh, y ha desarrollado una senda de consolidación fiscal y de austeridad a ultranza. Mientras prácticamente el resto de las zonas del mundo consideran que el problema principal de la economía es su falta de crecimiento (EE UU, China, América Latina…), Europa asume que lo prioritario es volver a los equilibrios macroeconómicos para, más adelante, comenzar a crecer. La desavenencia se manifiesta en el dilema de ajustar para crecer o crecer para ajustar. Hasta ahora la razón empírica parece manifestarse a favor de los partidarios del crecimiento como prioridad para solucionar los problemas más urgentes. Crecimiento o barbarie...

Las ayudas estatales al sistema financiero están en el epicentro de buena parte de los problemas de déficit y endeudamiento

Mientras los beneficios (de unos pocos) siguen siendo individuales, los riesgos ( de la mayoría) se socializan
En resumen, el paisaje después de una batalla que ya ha durado dos años no puede ser más estremecedor. Las políticas de austeridad extrema y de rigor mortis pueden ser calificadas como “creadoras de escasez”, siguiendo las hipótesis de Daniel Anisi, un economista prematuramente desaparecido. La oposición a tales políticas —que ahora empiezan a hacerse más presentes en instancias oficiales de algunos países afectados y diversas instituciones, como el propio FMI, la Comisión y tal vez en el BCE— era de grado y de dosis: nadie ha sugerido incrementos desorbitados del déficit y de la deuda sino una combinación más flexible de los criterios de crecimiento y de estabilidad. Los economistas poskeynesianos, encabezados entre otros por los premios Nobel Krugman y Stiglitz, se quejan de la manipulación del lenguaje que se ha hecho por parte de los partidarios del ajuste duro. La aparición en España del movimiento Economistas frente a la Crisis, se ha sustentado hasta el momento en el principio de “que no nos roben las palabras”. Se trata de impedir que el lenguaje sea tergiversado con conceptos que manipulan el pensamiento que los maestros de la economía han transmitido y que la experiencia que como profesionales de la economía.ha enseñado. Reestructurar no es desregular, reforma estructural no es sinónimo de recortes ni de la dilución de los derechos de la gente, liberalización y regulación son conceptos complementarios e inseparables, los críticos de la austeridad injusta no son partidarios del despilfarro del mismo modo que la estabilidad presupuestaria no es equivalente a déficit cero (un fundamentalismo más) y que quienes critican el Pacto de Estabilidad y las reformas forzadas de las Constituciones nacionales no defienden la inestabilidad... Seguir aquí, Joaquín Estefanía, en El País
Ya en el 2000, se publicaba lo siguiente: El número de pobres se ha multiplicado por 20 en la Europa del Este y la antigua URSS.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Los sindicatos llevan razón

Existe una visión muy generalizada en amplios sectores políticos y mediáticos españoles (incluyendo algunos de izquierdas) que considera que el nivel de integración de las economías de los países en la economía mundial global es tal que la globalización económica es, en realidad, la que determina lo que un país puede hacer o dejar de hacer. En esta visión, los estados deben someterse a los dictámenes de ese orden económico globalizado, hasta el punto de que el sistema democrático dentro de cada país desaparece y se convierte en irrelevante. La última versión de este determinismo globalizador es la respuesta de la Unión Europea y de España al dictamen de los mercados financieros. Se subraya en los mayores medios de información que, en respuesta a las exigencias de estos mercados, no hay otra alternativa que llevar a cabo políticas impopulares (tales como las políticas de austeridad de gasto público y social, y las desreguladoras del mercado de trabajo que faciliten el despido, entre otras) para tranquilizar a los mercados y evitar así que estos penalicen a tales estados, dificultando el pago de la deuda soberana y la obtención de crédito.

Se nos dice que no entender esta realidad y oponerse a estas políticas, tal como hacen los sindicatos en la Unión Europea (también en España) y los partidos a la izquierda de los partidos gobernantes es “estúpido”, tal como afirmaba Fernando Vallespín en su artículo de El País “La huelga zombi” (17-09-10). Este artículo, además de criticar a tales partidos y sindicatos “por demonizar el capitalismo”, señalaba que un indicador de la inevitabilidad de las políticas realizadas por el Gobierno español era la falta de propuestas de políticas públicas alternativas por parte de tales agentes sociales e instrumentos políticos. Decía Vallespín que muchos de ellos no habían hecho propuestas (porque según él no existían) de cómo, por ejemplo, compaginar “el gasto público social con la respuesta necesaria para evitar el pago de excesivos intereses debido a los mercados financieros”. En realidad, tal artículo (tanto en su contenido como en su tono insultante) es representativo de la hostilidad presentada por los cinco rotativos de mayor difusión del país hacia la convocatoria de huelga general y hacia sus convocantes –los sindicatos– y los partidos que apoyan tal convocatoria.

Tal argumento de inevitabilidad es, sin embargo, profundamente erróneo. Su función no es explicar la realidad económica, sino justificar unas políticas públicas, detrás de las cuales están la banca –que causó la crisis financiera– y la gran patronal –que facilitó la aparición de la crisis (ver mi artículo “La causa de la crisis”, Público, 09-09-10)–, así como las instituciones dominadas por el capital financiero (como el Fondo Monetario Internacional) y las derechas europeas (como el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo). En realidad, las políticas que están desarrollando los gobiernos de la eurozona, en respuesta a las presiones de aquellas instituciones, son las mismas políticas que han estado presionando durante muchos años. Quieren utilizar la crisis (que ellos provocaron) para conseguir lo que han deseado siempre. Y utilizan ahora el argumento de los mercados financieros (como antes utilizaron el argumento de la globalización) para subrayar que no hay alternativas a las políticas que ellos proponen. La realidad, sin embargo, es distinta. Los mercados financieros hablan con muchas voces, y no puede concluirse que lo que están exigiendo sea la reducción del déficit mediante la reducción del gasto público. La agencia Moody’s, por ejemplo, indicó (30-06-10) que el problema de España eran “las débiles perspectivas de crecimiento de su frágil economía” (que la reducción del gasto público acentuará). Los países que están experimentando mayores dificultados (los famosos PIGS, Portugal, Irlanda, Grecia y España) tienen, por cierto, el menor gasto público de la eurozona, y sus políticas fiscales son las más regresivas. Pero, independientemente de lo que dijeran tales agencias, el hecho más importante es que el mismo establishment europeo que está proponiendo estas medidas impopulares tiene en sus manos el poder para imponer su voluntad sobre tales mercados (ver mi artículo “Otras políticas públicas son posibles y necesarias”, 29-07-10 en www.vnavarro.org). No es cierto que los estados deban someterse a los mercados. Los estados y la Unión Europea pueden controlar los mercados. La evidencia de ello es abrumadora. Lo que ocurre es que la enorme influencia política del capital financiero sobre tales estados hace que se sigan aquellas políticas impopulares. Y ahí está la raíz del problema, un problema que es político más que económico: las relaciones de poder dentro de cada Estado.

La Unión Europea que tenemos es la Europa que han ido configurando las derechas con la ayuda del socioliberalismo, que ha construido una Europa a las espaldas de las poblaciones de sus estados miembros, que presenta sus propias propuestas como las únicas posibles. Pero existen alternativas, y también en España. No es cierto que –como Vallespín afirma– los sindicatos y las izquierdas no hayan hecho propuestas alternativas. Para cada política neoliberal existen propuestas alternativas. En lugar de intentar conseguir fondos para el Estado congelando las pensiones y disminuyendo los salarios de los empleados públicos, se ha propuesto revertir las políticas fiscales regresivas que restaron ingresos al Estado. Y en lugar de gastar cantidades ingentes en la banca y en las cajas, se ha propuesto hacer de las cajas bancos públicos, para facilitar el crédito, y así un largo etcétera.

El hecho de que Vallespín parezca desconocer tales propuestas puede deberse a que sólo lee los diarios de mayor difusión donde, en su avalancha hostil en contra de la huelga general, nunca aparecen tales alternativas, como parte de una discriminación antidemocrática contra las izquierdas. Pero ahora, además de ignorarlas, importantes voces del establishment mediático las insultan, llamándolas “estúpidas”. La abundante evidencia existente sobre estas alternativas, sin embargo, hace merecedores de tal calificativo a quienes lo utilizan. (Vicenç Navarro)