Las últimas afirmaciones de Zygmunt Bauman sobre el 15-M resultan cuanto menos sorprendentes. El sociólogo y pensador polaco considera en unas declaraciones recogidas por El País que este movimiento es fundamentalmente "emocional" y que “si la emoción es apta para destruir resulta especialmente inepta para construir nada. Las gentes de cualquier clase y condición se reúnen en las plazas y gritan los mismos eslóganes. Todos están de acuerdo en lo que rechazan, pero se recibirían 100 respuestas diferentes si se les interrogara por lo que desean”. La emoción sería, por lo tanto, inestable y fluctuante y haría que el actual movimiento, que el el 15 de octubre se manifestó como potencia política en las calles y plazas del mundo entero, sólo sirviera para destruir. Un movimiento fundado sobre la "emoción" carecería, a su juicio de capacidad constituyente y sólo podría configurarse como una desordenada multitud, una hidra de 100 o mil cabezas.
El problema de Bauman es tal vez que no ha participado nunca directamente en una asamblea ni un debate del movimiento. Basta acercarse a una asamblea para observar cómo el movimiento se ha dotado de un dispositivo de limitación de la "emoción" sumamente eficaz. Llaman, en efecto, la atención el tono y las maneras civilizados, resultado de una disciplina de debate colectivo muy particular, que proscribe los aplausos y las interrupciones verbales o sonoras de la palabra del orador. Un lenguaje gestual silencioso puntúa las intervenciones: las aplaude, las rechaza, critica el lenguaje agresivo o denigrante etc. Por otra parte, la palabra, en las asambleas abiertas del 15-M no tiene como origen ni como destinatario un grupo que afirma una identidad cerrada, sino el ciudadano "cualquiera" reunido con otros "ciudadanos cualesquiera". Ni las pasiones del liderazgo, ni las de la identidad colectiva tienen libre curso en este medio.
Lo que se afirma en su diferencia es la singularidad "cualquiera", pero se trata de un cualquiera positivo, no de aquel por el que no se opta y constituye un residuo, sino el que supone una opción abierta por un otro con quien se busca lo común. En latín este "cualquiera" se denominaría con la palabra "quislibet" que designa al "cual quiera", al "cual" que se acoge y que es causa de amor (el verbo libeo que se encuentra en el componente libet, está directamente relacionado con la raíz del término libido). Tal vez la pasión política fundamental suscitada por el movimiento sea ese amor civil del otro cualquiera, del otro, distinto de mí con quien, sin embargo, estoy en comunidad. Sin duda, el reverso de este amor es la indignación, definida en el sentido de Spinoza como "el odio hacia quien ha hecho mal a otro". La indignación es fuente de antagonismo y de posible destrucción, pero su origen es el reconocimiento del otro cualquiera como un igual; un igual que no lo es por ser propietario, con igualdad de derechos en el mercado respecto de otros propietarios, sino como alguien que tiene igual acceso a lo común del lenguaje, del afecto, de la producción etc.
Difícilmente puede sostenerse, pues, que el 15-M sea un fenómeno meramente emocional desprovisto de pensamiento y que sólo sirva para destruir el orden existente. Sólo cabe suponer que Bauman se ha dejado llevar por un sentido "vulgar" de la palabra "indignación" definida por el Diccionario de La Real Academia como " Enojo, ira, enfado vehemente contra una persona o contra sus actos" y ha atendido más a la designación periodística del movimiento (los indignados) que a su realidad. Efectivamente, lo que está ocurriendo en las calles y plazas de medio mundo en los últimos meses, y con particular intensidad en las de España, es un auténtico experimento de producción política de pensamiento que contrasta con el desierto intelectual y moral en que se mueve el agonizante discurso del poder. La palabra pública tal y como se profiere y se utiliza en las asambleas abiertas es un medio privilegiado de producción de "nociones comunes", de ideas adecuadas y verdaderas que van, precisamente, más allá de la pasión y de la emoción individual o colectiva. En los espacios del 15-M está renaciendo un espacio público que el neoliberalismo había destruido junto a la propia política. Un espacio público donde el contraste organizado de puntos de vista, la necesidad de argumentar lo que se afirma ante un auditorio diverso e imprevisible, la necesidad de contradecir mediante argumentos etc. generan racionalidad.
Esta racionalidad surge, sin embargo, a partir de una palabra que, al no ser proferida por grandes expertos ni sabios reconocidos podría considerarse de poco peso. Sabemos, no obstante, desde la antigüedad -y Hannah Arendt nos lo ha recordado en toda su obra- que no existe un saber de la política, una ciencia de la cosa pública que unos posean y que se imponga a todos como una verdad. Sólo han llegado a pretender gobernar sobre la base de este saber regímenes como el absolutismo y su avatar liberal; por lo demás sin demasiado éxito.
La única racionalidad, la única verdad de la política surge del debate público entre singularidades cualesquiera.
Esto es algo que Maquiavelo y Spinoza ponen en el centro de su teoría de la democracia: una asamblea siempre tiene menos posibilidades de equivocarse gravemente que un sólo individuo porque en ella las distintas pasiones se moderan y llegan a abrirse paso las nociones comunes. Por ello la democracia, o cualquier forma de gobierno que se rija por el principio democrático es más estable y menos pasional que una monarquía donde sólo el monarca tenga el poder decisorio. Por esta razón también el único régimen estrictamente absoluto, el más libre de influencias externas y menos propenso a las pasiones tristes, no es la monarquía mal llamada "absoluta" basada en la decisión exclusiva del monarca, esto es fundamentalmente en las emociones del monarca, sino la democracia, en cuanto es capaz de enraizar en una racionalidad colectiva.
Frente a las teorías absolutistas de un poder basado en el saber trascendente de uno o de unos pocos, el Spinoza del Tratado Teológico-Político sostenía lo siguiente a propósito de la potencia racional que es a la vez efecto y principio de la democracia: "en la democracia son menos de temer las órdenes absurdas que en otros gobiernos, pues resulta casi imposible que la mayoría de una gran asamblea dé su aprobación a un absurdo. Además, el fundamento y el objeto de este régimen es, como hemos demostrado también, poner coto a los desarreglos de los apetitos y mantener a los hombres cuanto sea posible en los límites de la razón, a fin de que vivan juntos en paz y concordia; pues si se retira este fundamento, todo el edificio acabará necesariamente por derrumbarse."
La multitud, su supuesta liquidez, su insumisión a la regla de la uniformidad y del uno, que tanto parece temer Bauman, no son, así, causas de la irracionalidad ni del imperio de la emoción sino auténticos instrumentos de construcción de una racionalidad común.
Por la razón antes señalada, tampoco puede decirse que el 15-M carezca de organización ni de programa. Lo que ocurre es que su organización se genera y reproduce al ritmo mismo del debate y de la movilización colectiva. Su programa es perdurar como nueva figura de la democracia. No es proponer al poder que cambie tal o cual aspecto de su ejecutoria. A pesar de que las primeras reivindicaciones del movimiento proponían al poder un cambio en las formas de representación a través, por ejemplo, de una nueva ley electoral, el lema central del movimiento, "no nos representan", ha ido cargándose de un nuevo contenido mucho más radical. Ya no se trata de pedir que nos representen mejor: lo que se ha comprobado es que el espejo de la representación está roto, hecho añicos y que es imposible recomponerlo.
Al poder capitalista neoliberal ya no hay mucho que proponerle. Lo que queda es que el trabajador colectivo, cognitivo, precario, migrante que se congrega en las plazas haga lo que mejor sabe hacer: comunicarse y organizarse como nueva comunidad política en éxodo respecto del mando del capital.
Las manifestaciones y ocupaciones del 15-M al 15 de octubre y las que seguirán son demostraciones de vida y de racionalidad frente a un poder vacío. Sorprende que un gran analista del presente como Zygmunt Bauman haya olvidado el pasado reciente de su propio país o el de la Alemania del Este donde el principio del fin de esa caricatura del capitalismo que fue el "socialismo real" lo marcaron unas grandes manifestaciones ignoradas por unos gobernantes que las consideraban carentes de pensamiento y de programa. John Brown.
Blog del autor: http://iohannesmaurus.blogspot.com/2011/10/zygmunt-bauman-y-la-supuesta.html
En la foto, 20 de julio de 2011, Antonio al timón del barco neozelandés, campeón de la Copa América, navegando por las aguas del puerto de Auckland. Nueva Zelanda.
jueves, 20 de octubre de 2011
miércoles, 19 de octubre de 2011
La España de Aznar… la España del PP
No paran de decir los voceros de Mariano Rajoy que van a hacer con España lo que ya hicieron en el 96. Que aplicarán las misma recetas que entonces. Que ellos saben lo que es levantar un país… ¿Levantar un país? Los gobiernos de Aznar llevan a sus espaldas (sin que nadie, o casi nadie se lo diga, lo cual es alucinante teniendo en cuenta que los que voy a resumir a continuación son hechos contrastables, conocidos y asumidos por todos) la mayor dilapidación de recursos económicos de la historia de España, y es posible que del mundo:
1. España recibió enormes transferencias de dinero, que se realizaron desde la Unión Europea, tanto que entre 1.995 a 2.003 el importe neto de dichas transferecnias fue de un 1,6% del PIB. Fueron cantidades que, en ése extraordinario período (1995-2005), convirtieron a España en el país del mundo que históricamente más se ha beneficiado por una corriente de solidaridad proveniente de otros países, representando las transferencias de dicho período una cifra más dos veces superior a lo que supuso el Plan Marshall para todos los Estados beneficiados tras la Segunda Guerra Mundial (leer ”La mayor operación de solidaridad de la historia”. Descarga de documentos
. Durante aquellos años se recibieron ingentes cantidades de dinero por las privatizaciones de prácticamente todas las empresas públicas. El balance de privatizaciones de grandes empresas durante aquellos años fue espectacular, llendo a un ritmo de 5 en 1.996, 14 en 1.997, 5 en 1.998, 11 en 1.999, 3 en 2.000, 3 en 2.001 y 1 en 2.002… hasta sumar más de 40 grandes empresas privatizadas (privatizaciones realizadas además, aunque ése es otro cantar, a precios muy bajos y a un selecto grupo de empresarios afines) incluyendo a Gas Natural, Aceralia, Repsol, Endesa, Telefónica, Tabacalera, Enatcar, Iberia, Indra, Red Eléctrica, Casa, Enatcar, Transmediterránea, etc.
3. Heredó una economía lanzada, en todos sus grandes números, porque no olvidemos qué le hizo a Felipez González perder las elecciones de 1.996. Fue el desgaste de la corrupción y del GAL, y no la economía, lo que puso a Aznar en la Moncloa. Porque la de 1.996 era una economía que volvía a crecer después de una larga crisis, una economía que ya creaba empleo después de una larga etapa de destrucción del mismo… una economía saneada y que se encontró con una de las mayores etapas de crecimiento internacional de las últimas décadas.
¿Qué hizo Aznar con todo eso?: la burbuja inmobiliaria.
Aznar aprovechó todo ése dinero caído del cielo (del cielo de la UE y del cielo de las privatizaciones) y ese magnífico entorno internacional para potenciar un modelo económico de rápidos beneficios y escasamente productivo ¿o acaso nos vamos a creer que la burbuja se formó sola?, ¿o acaso nos vamos a creer que los responsables económicos no sabían que el modelo que estaban “pariendo” podía devorarlo todo?
¿De nuevo las recetas económicas de 1.996? sin transferencias de la UE, sin privatizaciones y sin el viento a favor ¿de verdad es posible?, y, aunque lo fuese ¿de verdad es eso lo que queremos?
Fuente: http://unabocaydosorejas.wordpress.com/2011/10/17/la-espana-de-aznar-la-espana-del-pp/
1. España recibió enormes transferencias de dinero, que se realizaron desde la Unión Europea, tanto que entre 1.995 a 2.003 el importe neto de dichas transferecnias fue de un 1,6% del PIB. Fueron cantidades que, en ése extraordinario período (1995-2005), convirtieron a España en el país del mundo que históricamente más se ha beneficiado por una corriente de solidaridad proveniente de otros países, representando las transferencias de dicho período una cifra más dos veces superior a lo que supuso el Plan Marshall para todos los Estados beneficiados tras la Segunda Guerra Mundial (leer ”La mayor operación de solidaridad de la historia”. Descarga de documentos
. Durante aquellos años se recibieron ingentes cantidades de dinero por las privatizaciones de prácticamente todas las empresas públicas. El balance de privatizaciones de grandes empresas durante aquellos años fue espectacular, llendo a un ritmo de 5 en 1.996, 14 en 1.997, 5 en 1.998, 11 en 1.999, 3 en 2.000, 3 en 2.001 y 1 en 2.002… hasta sumar más de 40 grandes empresas privatizadas (privatizaciones realizadas además, aunque ése es otro cantar, a precios muy bajos y a un selecto grupo de empresarios afines) incluyendo a Gas Natural, Aceralia, Repsol, Endesa, Telefónica, Tabacalera, Enatcar, Iberia, Indra, Red Eléctrica, Casa, Enatcar, Transmediterránea, etc.
3. Heredó una economía lanzada, en todos sus grandes números, porque no olvidemos qué le hizo a Felipez González perder las elecciones de 1.996. Fue el desgaste de la corrupción y del GAL, y no la economía, lo que puso a Aznar en la Moncloa. Porque la de 1.996 era una economía que volvía a crecer después de una larga crisis, una economía que ya creaba empleo después de una larga etapa de destrucción del mismo… una economía saneada y que se encontró con una de las mayores etapas de crecimiento internacional de las últimas décadas.
¿Qué hizo Aznar con todo eso?: la burbuja inmobiliaria.
Aznar aprovechó todo ése dinero caído del cielo (del cielo de la UE y del cielo de las privatizaciones) y ese magnífico entorno internacional para potenciar un modelo económico de rápidos beneficios y escasamente productivo ¿o acaso nos vamos a creer que la burbuja se formó sola?, ¿o acaso nos vamos a creer que los responsables económicos no sabían que el modelo que estaban “pariendo” podía devorarlo todo?
¿De nuevo las recetas económicas de 1.996? sin transferencias de la UE, sin privatizaciones y sin el viento a favor ¿de verdad es posible?, y, aunque lo fuese ¿de verdad es eso lo que queremos?
Fuente: http://unabocaydosorejas.wordpress.com/2011/10/17/la-espana-de-aznar-la-espana-del-pp/
lunes, 17 de octubre de 2011
Zygmunt Bauman advierte del peligro de que la indignación termine evaporándose “El 15-M es emocional, le falta pensamiento”
Zigmunt Bauman, el filósofo y sociólogo polaco famoso por su concepto de la modernidad líquida, tan fértil que ha sido aplicado al amor (líquido), al arte (líquido), al miedo (líquido), al tiempo (líquido) y así hasta cualquier cosa, publica el ensayo 44 cartas desde el mundo líquido (Paidós). Además, el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010 ha estado en Madrid para pronunciar una conferencia en el Matadero bajo el título ¿Tiene futuro la solidaridad? El sábado por la tarde, a la misma hora de la manifestación internacional de los indignados, mantuvimos una charla en un hotel a menos de 100 metros de la plaza de Atocha donde, entre la multitud, ya no cabía un alfiler.
En su parecer, el origen de todos los graves problemas de la crisis actual tiene su principal causa en “la disociación entre las escalas de la economía y de la política”. Las fuerzas económicas son globales y los poderes políticos, nacionales. “Esta descompensación que arrasa las leyes y referencias locales convierte la creciente globalización en una fuerza nefasta. De ahí, efectivamente, que los políticos aparezcan como marionetas o como incompetentes, cuando no corruptos”.
“El movimiento del 15-M trataría de suplir la falta de globalización de la política mediante la oposición popular”. ¿Una oposición eficaz? En opinión de este sabio de 86 años, el efecto que puede esperarse de este movimiento es “allanar el terreno para la construcción, más tarde, de otra clase de organización”. Ni un paso más.
Bauman califica a este movimiento, como es bien evidente, de “emocional” y, en su parecer, “si la emoción es apta para destruir resulta especialmente inepta para construir nada. Las gentes de cualquier clase y condición se reúnen en las plazas y gritan los mismos eslóganes. Todos están de acuerdo en lo que rechazan, pero se recibirían 100 respuestas diferentes si se les interrogara por lo que desean”.
La emoción es (¿cómo no?) “líquida”. Hierve mucho pero también se enfría unos momentos después. “La emoción es inestable e inapropiada para configurar nada coherente y duradero”. De hecho, la modernidad líquida dentro de la cual se inscriben los indignados posee como característica la temporalidad, “las manifestaciones son episódicas y propensas a la hibernación”.
...¿Se necesitaría un líder acalorado? ¿Varios líderes temperamentales? “El movimiento no lo aceptaría puesto que tanto su potencia como su gozo es la horizontalidad, sentirse juntos e iguales, lo que, en importante medida, les niega el superindividualismo actual”. La superindividualidad (de la modernidad líquida) “crea miedos, desvalimientos, una capacidad empobrecida para hacer frente a las adversidades”.
El estrés es la enfermedad que acompaña a esta sevicia. “Las gentes se sienten solas y amenazadas por la pérdida del empleo, la disminución del sueldo, la dificultad de adaptación al riesgo. El estrés es corriente entre los parados pero también en los empleados, acosados por los cierres y despidos, las prejubilaciones o los salarios cada vez más bajos. En Estados Unidos el estrés produce tantos daños económicos como la suma conjunta de todas las demás enfermedades”. Las bajas laborales por estrés llegan a costar, dice Bauman, 300.000 millones de dólares (216.600 millones de euros) al año y la cifra no deja de crecer... Leer más en El País.
En su parecer, el origen de todos los graves problemas de la crisis actual tiene su principal causa en “la disociación entre las escalas de la economía y de la política”. Las fuerzas económicas son globales y los poderes políticos, nacionales. “Esta descompensación que arrasa las leyes y referencias locales convierte la creciente globalización en una fuerza nefasta. De ahí, efectivamente, que los políticos aparezcan como marionetas o como incompetentes, cuando no corruptos”.
“El movimiento del 15-M trataría de suplir la falta de globalización de la política mediante la oposición popular”. ¿Una oposición eficaz? En opinión de este sabio de 86 años, el efecto que puede esperarse de este movimiento es “allanar el terreno para la construcción, más tarde, de otra clase de organización”. Ni un paso más.
Bauman califica a este movimiento, como es bien evidente, de “emocional” y, en su parecer, “si la emoción es apta para destruir resulta especialmente inepta para construir nada. Las gentes de cualquier clase y condición se reúnen en las plazas y gritan los mismos eslóganes. Todos están de acuerdo en lo que rechazan, pero se recibirían 100 respuestas diferentes si se les interrogara por lo que desean”.
La emoción es (¿cómo no?) “líquida”. Hierve mucho pero también se enfría unos momentos después. “La emoción es inestable e inapropiada para configurar nada coherente y duradero”. De hecho, la modernidad líquida dentro de la cual se inscriben los indignados posee como característica la temporalidad, “las manifestaciones son episódicas y propensas a la hibernación”.
...¿Se necesitaría un líder acalorado? ¿Varios líderes temperamentales? “El movimiento no lo aceptaría puesto que tanto su potencia como su gozo es la horizontalidad, sentirse juntos e iguales, lo que, en importante medida, les niega el superindividualismo actual”. La superindividualidad (de la modernidad líquida) “crea miedos, desvalimientos, una capacidad empobrecida para hacer frente a las adversidades”.
El estrés es la enfermedad que acompaña a esta sevicia. “Las gentes se sienten solas y amenazadas por la pérdida del empleo, la disminución del sueldo, la dificultad de adaptación al riesgo. El estrés es corriente entre los parados pero también en los empleados, acosados por los cierres y despidos, las prejubilaciones o los salarios cada vez más bajos. En Estados Unidos el estrés produce tantos daños económicos como la suma conjunta de todas las demás enfermedades”. Las bajas laborales por estrés llegan a costar, dice Bauman, 300.000 millones de dólares (216.600 millones de euros) al año y la cifra no deja de crecer... Leer más en El País.
sábado, 15 de octubre de 2011
¿Por qué iré a la manifestación global de hoy 15 de octubre con el movimiento 15-M?. Juan Torres e Ignacio Escolar, lo explican bien.
951 ciudades en 82 países (por ahora) se suman a la protesta planetaria del 15-O
1. Porque no me resigno a que de esta crisis sólo podamos salir agachando la cabeza, apretando los dientes y renunciando a lo que tantos años costó construir.
2. Porque no fueron ni los trabajadores, ni los parados, ni los profesores, ni sus alumnos, ni los médicos, ni sus pacientes, ni los pensionistas, ni nuestros hijos quienes hundieron la economía. Pero no son ellos, somos nosotros, los únicos que lo vamos a pagar.
3. Porque quiero un modelo fiscal donde cada cual aporte según su capacidad y, cada cual, reciba según su necesidad. Porque exijo ese “sistema tributario justo, inspirado en los principios de igualdad y progresividad” que me prometió el artículo 31 de la Constitución.
4. Porque la Constitución también me dijo que “la soberanía nacional reside en el pueblo español”, no en el Banco Central Europeo o en Wall Street.
5. Porque si hay dinero público suficiente para volver a rescatar a los bancos, a las cajas o a sus millonarios directivos, también debería haberlo para ayudar a esas familias hipotecadas que lo pierden todo porque no pueden pagar al haber perdido su trabajo.
6. Porque las desigualdades económicas aumentan y me niego a que sea la eficacia, sin la equidad, el único patrón para medir el éxito de una sociedad.
7. Porque tal vez no sirva de nada. Porque tal vez nada vaya a cambiar. Porque puede que sólo nos quede la protesta y la palabra. Pero lo que es seguro que será completamente inútil es quedarse en casa y esperar sentado a que todo se solucione sin más.
Por estos siete motivos, y por otros cuantos y muchos más, este sábado 15 de octubre estaré en la calle para pedir al mundo un cambio global. Un cambio a mejor. www.15october.net e Ignacio Escolar.
http://map.15october.net
1. Porque no me resigno a que de esta crisis sólo podamos salir agachando la cabeza, apretando los dientes y renunciando a lo que tantos años costó construir.
2. Porque no fueron ni los trabajadores, ni los parados, ni los profesores, ni sus alumnos, ni los médicos, ni sus pacientes, ni los pensionistas, ni nuestros hijos quienes hundieron la economía. Pero no son ellos, somos nosotros, los únicos que lo vamos a pagar.
3. Porque quiero un modelo fiscal donde cada cual aporte según su capacidad y, cada cual, reciba según su necesidad. Porque exijo ese “sistema tributario justo, inspirado en los principios de igualdad y progresividad” que me prometió el artículo 31 de la Constitución.
4. Porque la Constitución también me dijo que “la soberanía nacional reside en el pueblo español”, no en el Banco Central Europeo o en Wall Street.
5. Porque si hay dinero público suficiente para volver a rescatar a los bancos, a las cajas o a sus millonarios directivos, también debería haberlo para ayudar a esas familias hipotecadas que lo pierden todo porque no pueden pagar al haber perdido su trabajo.
6. Porque las desigualdades económicas aumentan y me niego a que sea la eficacia, sin la equidad, el único patrón para medir el éxito de una sociedad.
7. Porque tal vez no sirva de nada. Porque tal vez nada vaya a cambiar. Porque puede que sólo nos quede la protesta y la palabra. Pero lo que es seguro que será completamente inútil es quedarse en casa y esperar sentado a que todo se solucione sin más.
Por estos siete motivos, y por otros cuantos y muchos más, este sábado 15 de octubre estaré en la calle para pedir al mundo un cambio global. Un cambio a mejor. www.15october.net e Ignacio Escolar.
http://map.15october.net
Responsabilidad económica
"Hagas lo que hagas
en la vida será
insignificante, pero es
importante que lo hagas porque nadie más lo hará". Mahatma Gandhi.
Los sociólogos más rebeldes aseguran que mientras siga funcionando el sistema monetario será imposible promover la eficiencia, la abundancia y la sostenibilidad. Los economistas más radicales advierten de que, debido al nivel de endeudamiento que arrastramos, podemos llegar a presenciar el colapso mundial del actual sistema financiero. Sean ciertas o no estas afirmaciones, lo fundamental es que reflexionemos acerca de los cambios y las transformaciones que sí dependen enteramente de nosotros. Esta es la esencia de la denominada "responsabilidad económica".
Si realmente queremos ser el cambio que queremos ver en el mundo, lo primero que podemos hacer es reflexionar acerca de cómo estamos ganando el dinero que necesitamos para sufragar nuestros costes. En vez de trabajar para saciar solamente nuestro propio interés, podemos buscar la manera de desarrollar una "función profesional útil", orientada al bien común. Es decir, cualquier ocupación laboral que aporte algún tipo de servicio, contribución, valor añadido, beneficio o riqueza real para la sociedad.
También es fundamental saber de qué manera empleamos el dinero. De ahí el auge del "consumo ecológico". Nuestro poder como ciudadanos ya no reside tanto en el voto como en el consumo. Cada vez que pagamos por algo estamos validando y aprobando la manera en la que se ha producido. Esta nueva forma de votar parte de la premisa de que "el dinero es energía". Con cada euro que gastamos damos fuerza al comercio, la empresa, el producto y el servicio que compramos.
Además, el consumo ecológico es el principal promotor del "comercio justo" y la "producción ecológica y orgánica". Por un lado, el comercio justo apuesta por establecer una relación comercial voluntaria e igualitaria entre productores y consumidores, de manera que todos salgamos ganando. Y dado que el mundo se ha convertido en un gran mercado, su filosofía es que la mejor ayuda que las naciones desarrolladas pueden proporcionar a los países en vías de desarrollo es el establecimiento de relaciones comerciales éticas, justas y respetuosas. Por su parte, la producción ecológica y orgánica es una firme apuesta por la calidad y no tanto por la cantidad. De ahí que no utilice transgénicos ni pesticidas, con lo que los productos son naturales y menos dañinos para todos.
En paralelo y de la mano de la revolución verde, la gestión de residuos y el reciclaje se están profesionalizando. Sin embargo, por más nobles y beneficiosos que sean estos procesos para el planeta, no están orientados a solucionar el problema medioambiental. Se centran en paliar los efectos de nuestra manera ineficiente e insostenible de consumir, y no en solventar su auténtica causa: el hiperconsumismo. Esta es la razón por la que parte de nuestra responsabilidad como consumidores consiste en disminuir y optimizar nuestro consumo, logrando generar menos residuos. Tanto es así, que el principal eslogan ecológico dice lo siguiente: "Reduce, reutiliza y recicla".
En esta misma línea se encuentra el "ahorro consciente", que propone poner nuestro excedente de capital al servicio de la humanidad. Eso sí, esta acción pasa irremediablemente por dejar de ser clientes de la banca tradicional. Y no por asuntos morales, sino por ser verdaderamente coherentes con nuestros valores. Lo curioso es que, en general, no solemos preguntar a nuestro banco a qué destina nuestros ahorros. Nuestra preocupación suele centrarse en los intereses y la rentabilidad que nos ofrece. Y este desconocimiento a veces genera que nuestro dinero se invierta en sectores y actividades con los que no estamos de acuerdo.
Al empezar a concebir el mundo como un organismo vivo donde todo está interrelacionado, de forma natural optamos por la "banca ética". Y esta se distingue de las entidades convencionales en la naturaleza social de los proyectos que financia, en el filtro ético de las empresas en las que invierte y en la transparencia de sus acciones. No destina ni un solo euro a organizaciones relacionadas con el tráfico de armas, la explotación laboral, los combustibles fósiles petróleo, carbón y gas, los transgénicos o la destrucción de la naturaleza. En cambio, sí apoya todo tipo de proyectos sociales y ecológicos, promoviendo la ocupación laboral de personas con discapacidad o el desarrollo de las energías renovables, entre muchos otros.
¿Y qué hay de las empresas? ¿Qué papel juegan en la economía consciente? Pues aquel que los seres humanos que las creamos, dirigimos y componemos decidamos darle. Cuanto más se despierte nuestra consciencia individual, más rápidamente cambiará y evolucionará la mentalidad de las organizaciones, esencialmente para adaptarse y sobrevivir económicamente. Es una ley inmutable: las empresas no se transforman hasta que no lo hacen primero los empleados y los consumidores. Así, al ejercer una profesión útil y hacer un uso responsable y ético de nuestro dinero, estamos fomentando que las compañías impulsen internamente la "responsabilidad social corporativa". Y esta consiste en alinear el afán de lucro con la humanización de sus condiciones laborales y el respeto por el medio ambiente. Para lograrlo, las compañías han de tener como principal objetivo crear riqueza para la sociedad y que el dinero llegue como resultado. BORJA VILASECA en El País, Negocio. 11/09/2011. Más del autor:
en la vida será
insignificante, pero es
importante que lo hagas porque nadie más lo hará". Mahatma Gandhi.
Los sociólogos más rebeldes aseguran que mientras siga funcionando el sistema monetario será imposible promover la eficiencia, la abundancia y la sostenibilidad. Los economistas más radicales advierten de que, debido al nivel de endeudamiento que arrastramos, podemos llegar a presenciar el colapso mundial del actual sistema financiero. Sean ciertas o no estas afirmaciones, lo fundamental es que reflexionemos acerca de los cambios y las transformaciones que sí dependen enteramente de nosotros. Esta es la esencia de la denominada "responsabilidad económica".
Si realmente queremos ser el cambio que queremos ver en el mundo, lo primero que podemos hacer es reflexionar acerca de cómo estamos ganando el dinero que necesitamos para sufragar nuestros costes. En vez de trabajar para saciar solamente nuestro propio interés, podemos buscar la manera de desarrollar una "función profesional útil", orientada al bien común. Es decir, cualquier ocupación laboral que aporte algún tipo de servicio, contribución, valor añadido, beneficio o riqueza real para la sociedad.
También es fundamental saber de qué manera empleamos el dinero. De ahí el auge del "consumo ecológico". Nuestro poder como ciudadanos ya no reside tanto en el voto como en el consumo. Cada vez que pagamos por algo estamos validando y aprobando la manera en la que se ha producido. Esta nueva forma de votar parte de la premisa de que "el dinero es energía". Con cada euro que gastamos damos fuerza al comercio, la empresa, el producto y el servicio que compramos.
Además, el consumo ecológico es el principal promotor del "comercio justo" y la "producción ecológica y orgánica". Por un lado, el comercio justo apuesta por establecer una relación comercial voluntaria e igualitaria entre productores y consumidores, de manera que todos salgamos ganando. Y dado que el mundo se ha convertido en un gran mercado, su filosofía es que la mejor ayuda que las naciones desarrolladas pueden proporcionar a los países en vías de desarrollo es el establecimiento de relaciones comerciales éticas, justas y respetuosas. Por su parte, la producción ecológica y orgánica es una firme apuesta por la calidad y no tanto por la cantidad. De ahí que no utilice transgénicos ni pesticidas, con lo que los productos son naturales y menos dañinos para todos.
En paralelo y de la mano de la revolución verde, la gestión de residuos y el reciclaje se están profesionalizando. Sin embargo, por más nobles y beneficiosos que sean estos procesos para el planeta, no están orientados a solucionar el problema medioambiental. Se centran en paliar los efectos de nuestra manera ineficiente e insostenible de consumir, y no en solventar su auténtica causa: el hiperconsumismo. Esta es la razón por la que parte de nuestra responsabilidad como consumidores consiste en disminuir y optimizar nuestro consumo, logrando generar menos residuos. Tanto es así, que el principal eslogan ecológico dice lo siguiente: "Reduce, reutiliza y recicla".
En esta misma línea se encuentra el "ahorro consciente", que propone poner nuestro excedente de capital al servicio de la humanidad. Eso sí, esta acción pasa irremediablemente por dejar de ser clientes de la banca tradicional. Y no por asuntos morales, sino por ser verdaderamente coherentes con nuestros valores. Lo curioso es que, en general, no solemos preguntar a nuestro banco a qué destina nuestros ahorros. Nuestra preocupación suele centrarse en los intereses y la rentabilidad que nos ofrece. Y este desconocimiento a veces genera que nuestro dinero se invierta en sectores y actividades con los que no estamos de acuerdo.
Al empezar a concebir el mundo como un organismo vivo donde todo está interrelacionado, de forma natural optamos por la "banca ética". Y esta se distingue de las entidades convencionales en la naturaleza social de los proyectos que financia, en el filtro ético de las empresas en las que invierte y en la transparencia de sus acciones. No destina ni un solo euro a organizaciones relacionadas con el tráfico de armas, la explotación laboral, los combustibles fósiles petróleo, carbón y gas, los transgénicos o la destrucción de la naturaleza. En cambio, sí apoya todo tipo de proyectos sociales y ecológicos, promoviendo la ocupación laboral de personas con discapacidad o el desarrollo de las energías renovables, entre muchos otros.
¿Y qué hay de las empresas? ¿Qué papel juegan en la economía consciente? Pues aquel que los seres humanos que las creamos, dirigimos y componemos decidamos darle. Cuanto más se despierte nuestra consciencia individual, más rápidamente cambiará y evolucionará la mentalidad de las organizaciones, esencialmente para adaptarse y sobrevivir económicamente. Es una ley inmutable: las empresas no se transforman hasta que no lo hacen primero los empleados y los consumidores. Así, al ejercer una profesión útil y hacer un uso responsable y ético de nuestro dinero, estamos fomentando que las compañías impulsen internamente la "responsabilidad social corporativa". Y esta consiste en alinear el afán de lucro con la humanización de sus condiciones laborales y el respeto por el medio ambiente. Para lograrlo, las compañías han de tener como principal objetivo crear riqueza para la sociedad y que el dinero llegue como resultado. BORJA VILASECA en El País, Negocio. 11/09/2011. Más del autor:
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- 20-02-2011
jueves, 13 de octubre de 2011
16 de octubre. Día Mundial de la Alimentación, World Food Day. Recordando una infancia con Hambre
Peter Kimeu es un pequeño campesino (agricultor de pequeña escala) en Machakos, Kenya, y asesor técnico para los Servicios Católicos de Ayuda, una organización humanitaria.
...El hambre es una enfermedad imperdonable, porque es la más fácil de curar. Es devastadora al despertar por la mañana y mira hacia el este, oeste, sur y norte y ver que no hay nada verde que puedas masticar. Durante una sequía todo se vuelve amarillo y seco. Me gustaba andar por los caminos y buscar en el suelo para ver si alguien había escupido un poco de caña de azúcar masticada. Yo no me avergüenzo de decir que entonces volvía a masticar lo que encontraba.
El hambre es deshumanizante. Te sitúa a un nivel donde no se sabe cómo vamos a sobrevivir y haces cualquier cosa por un simple grano de maíz.
Lo que pasa con la sequía es que no sólo afecta a los agricultores y sus cultivos, sino que afecta a todos. Si lo piensas bien, en época de cosecha los agricultores contratan a peones locales para ayudarles en sus cultivos. Pero cuando no hay cultivos ni cosecha, no sólo el agricultor pierde sus ingresos, también lo hacen los trabajadores que el agricultor había contratado. Hay un efecto dominó que afecta a toda la comunidad. Pocos alimentos y aún menos personas tienen dinero para comprar comida.
Mis padres hicieron todo lo posible para darnos de comer. Mi padre salía temprano por la mañana con una cesta pequeña a pedir comida o pedir comida a crédito. Cada noche regresaba a casa a las 10 pm Mi madre, después de un día infructuoso intentando encontrar alimentos, trataba de fomentar la esperanza animándome para mantener el agua hirviendo en la olla, de modo que cuando llegase mi padre, rápidamente se pudiera cocinar cualquier alimento que trajese en el agua ya preparada.
Me gustaba mantener el fuego y el agua hirviendo. Conforme pasaban las horas veíamos el nivel del agua bajar poco a poco, junto con la esperanza de que volvieramos a comer esa noche. La mayoría de las veces, sin embargo, mi padre llegaba frustrado y con las manos vacías. Y yo me iba a dormir así.
Se trata de una situación traumática, para un niño pequeño, la falta de alimentos. Se notaba el miedo en el rostro de mi madre y mi padre, desesperados de ver que no pueden alimentar a sus hijos. Se siente miedo, también, porque tus padres no pueden procurarte nada. El estómago está tan vacío que, aun cuando tenga sed y tome agua me da vértigo. Uno está tan asqueado de su cuerpo que quiere vomitar, pero no puede pues no han comido. Pienso en un momento como ese, cuando ahora África se enfrenta a una nueva sequía. Pienso en todos los niños que están sufriendo como yo he sufrido. Vemos imágenes terribles de hambre, pero me temo que todavía no hemos visto lo peor.
Estamos experimentando un estrés muy grave. Por el momento, la magnitud del hambre a la que se enfrenta Kenya no es bien conocida.
Nos incumbe a todos nosotros unirnos y luchar contra esta enfermedad muy curable. Ningún niño en la tierra debería tener que dormir así.
Leer más en el NYT. Y más sobre el Día Mundial de la Alimentación, World Food Day: Addressing Hunger Around the Globe.
...El hambre es una enfermedad imperdonable, porque es la más fácil de curar. Es devastadora al despertar por la mañana y mira hacia el este, oeste, sur y norte y ver que no hay nada verde que puedas masticar. Durante una sequía todo se vuelve amarillo y seco. Me gustaba andar por los caminos y buscar en el suelo para ver si alguien había escupido un poco de caña de azúcar masticada. Yo no me avergüenzo de decir que entonces volvía a masticar lo que encontraba.
El hambre es deshumanizante. Te sitúa a un nivel donde no se sabe cómo vamos a sobrevivir y haces cualquier cosa por un simple grano de maíz.
Lo que pasa con la sequía es que no sólo afecta a los agricultores y sus cultivos, sino que afecta a todos. Si lo piensas bien, en época de cosecha los agricultores contratan a peones locales para ayudarles en sus cultivos. Pero cuando no hay cultivos ni cosecha, no sólo el agricultor pierde sus ingresos, también lo hacen los trabajadores que el agricultor había contratado. Hay un efecto dominó que afecta a toda la comunidad. Pocos alimentos y aún menos personas tienen dinero para comprar comida.
Mis padres hicieron todo lo posible para darnos de comer. Mi padre salía temprano por la mañana con una cesta pequeña a pedir comida o pedir comida a crédito. Cada noche regresaba a casa a las 10 pm Mi madre, después de un día infructuoso intentando encontrar alimentos, trataba de fomentar la esperanza animándome para mantener el agua hirviendo en la olla, de modo que cuando llegase mi padre, rápidamente se pudiera cocinar cualquier alimento que trajese en el agua ya preparada.
Me gustaba mantener el fuego y el agua hirviendo. Conforme pasaban las horas veíamos el nivel del agua bajar poco a poco, junto con la esperanza de que volvieramos a comer esa noche. La mayoría de las veces, sin embargo, mi padre llegaba frustrado y con las manos vacías. Y yo me iba a dormir así.
Se trata de una situación traumática, para un niño pequeño, la falta de alimentos. Se notaba el miedo en el rostro de mi madre y mi padre, desesperados de ver que no pueden alimentar a sus hijos. Se siente miedo, también, porque tus padres no pueden procurarte nada. El estómago está tan vacío que, aun cuando tenga sed y tome agua me da vértigo. Uno está tan asqueado de su cuerpo que quiere vomitar, pero no puede pues no han comido. Pienso en un momento como ese, cuando ahora África se enfrenta a una nueva sequía. Pienso en todos los niños que están sufriendo como yo he sufrido. Vemos imágenes terribles de hambre, pero me temo que todavía no hemos visto lo peor.
Estamos experimentando un estrés muy grave. Por el momento, la magnitud del hambre a la que se enfrenta Kenya no es bien conocida.
Nos incumbe a todos nosotros unirnos y luchar contra esta enfermedad muy curable. Ningún niño en la tierra debería tener que dormir así.
Leer más en el NYT. Y más sobre el Día Mundial de la Alimentación, World Food Day: Addressing Hunger Around the Globe.
miércoles, 12 de octubre de 2011
Emerge el pasado nazi de los dueños de BMW
La familia Quandt, una de las más ricas de Alemania, evitó durante décadas que se investigara su pasado. Hasta que un documental reveló el oscuro origen de su patrimonio. Hoy confiesan sin tapujos que el tercer Reich apuntaló su imperio
La familia Quandt se cuenta entre las más ricas e influyentes del país y, por tanto, del mundo. La fortuna combinada de sus integrantes, propietarios entre otras cosas de la automotriz BMW, supera los 23.000 millones de euros. La bancarrota moral de Alemania entre 1933 y 1945 no acarreó la bancarrota económica de la que pervive como última gran dinastía fabril del país. Al contrario. Según certifica la concienzuda biografía familiar que presentó este lunes en Múnich Joachim Scholtyseck, los 12 años de nazismo apuntalaron un imperio en pleno ascenso al olimpo corporativo.
Günther y Herbert Quandt, nazi el padre y nazi el hijo, participaron desde primera fila en el esfuerzo bélico de Hitler y en el gran expolio de bienes judíos orquestado por el régimen hasta 1945. Han corrido ríos de tinta sobre la supuesta "fascinación" que los nazis ejercían sobre los alemanes, pero se habla menos de la colosal rapiña que llamaron arisierung: la apropiación de los bienes de los judíos de Alemania y los territorios ocupados. El Deutsche Bank, por poner un ejemplo ilustre, afanó la berlinesa Banca Mendelssohn. ...
A principios del siglo XX había más de 600.000 judíos en Alemania. Su paulatina deshumanización legal desde 1933 y su posterior exilio o supresión biológica (asesinato y cremación) presentaron una oportunidad de medro y de lucro para millones. No solo de ideología vive el hombre...
Así pudieron, entre otras maniobras "contrarias a la decencia", apropiarse de las fábricas del judío Henry Pels en 1937. Durante la guerra siguieron ojo avizor sobre cualquier otra presa. La fábrica de baterías AFA (hoy Varta) de Hanóver obtuvo además su propio campo de trabajos forzados. Allí se fabricaban acumuladores eléctricos para la flota submarina y para los cohetes V-2. Günther (1881-1954) y Herbert (1910-1982) eran nazis de última hora, pero bastaba. El padre se hacía fotografiar con varias condecoraciones en la solapa: su insignia del NSDAP, la medalla al Mérito de Guerra y una que lo distinguía honoríficamente como wehrwirtschaftsführer (líder de la industria de defensa)...
Nazis los hubo en las mejores familias. Fritz Thyssen, magnate del acero y tío político de Carmen Thyssen-Bornemisza, escribió él mismo un libro titulado Yo financié a Hitler. Tuvieron sus nazis los Krupp, fabricantes de tremendos cañones y otros ingenios para las carnicerías europeas. También nazi y también archimillonario fue Friedrich Flick, el mismo que se hizo famoso en España cuando el entonces presidente Felipe González aseguró en el Parlamento que "ni Flick, ni Flock" habían financiado ilegalmente al PSOE. Krupp y Flick (sin noticias de Flock) fueron condenados por crímenes de guerra en los juicios de Núremberg. La reputación de los Quandt, en cambio, salió indemne de sus muy lucrativas aventuras nazis. Hasta 2007.
Nadie antes que Scholtyseck había podido hurgar sin restricciones en los archivos de los Quandt. Se lo permitieron hace tres años, después de que un documental de la televisión pública NDR llevara a las salas de estar de toda Alemania la historia de los dueños de BMW. Muestra el regreso del superviviente del campo de trabajo de AFA Carl-Adolf Soerensen. Uno de los 50.000 esclavos que trabajaron gratis para los Quandt: "Siempre que sueño estoy aquí de vuelta, en el campo". Habla en danés sobre las condiciones de trabajo que mataron a decenas de sus compañeros. "Era el infierno". El partisano antinazi danés rompe a llorar y se disculpa en alemán, "es demasiado".
En el documental de 2007, esta escena viene seguida de una entrevista a Sven Quandt. Resulta pasmoso cómo el hijo de Herbert y nieto de Günther, nacido en 1956, se enreda en una estrambótica negación del pasado nazi de su padre y de su abuelo antes de zanjar: "Todas las familias tienen su lado oscuro". La fortuna familiar y ciertos negocios le permiten dedicarse a lo que más le gusta, que es correr rallies y conducir deportivos...
Leer más aquí en El País.
La familia Quandt se cuenta entre las más ricas e influyentes del país y, por tanto, del mundo. La fortuna combinada de sus integrantes, propietarios entre otras cosas de la automotriz BMW, supera los 23.000 millones de euros. La bancarrota moral de Alemania entre 1933 y 1945 no acarreó la bancarrota económica de la que pervive como última gran dinastía fabril del país. Al contrario. Según certifica la concienzuda biografía familiar que presentó este lunes en Múnich Joachim Scholtyseck, los 12 años de nazismo apuntalaron un imperio en pleno ascenso al olimpo corporativo.
Günther y Herbert Quandt, nazi el padre y nazi el hijo, participaron desde primera fila en el esfuerzo bélico de Hitler y en el gran expolio de bienes judíos orquestado por el régimen hasta 1945. Han corrido ríos de tinta sobre la supuesta "fascinación" que los nazis ejercían sobre los alemanes, pero se habla menos de la colosal rapiña que llamaron arisierung: la apropiación de los bienes de los judíos de Alemania y los territorios ocupados. El Deutsche Bank, por poner un ejemplo ilustre, afanó la berlinesa Banca Mendelssohn. ...
A principios del siglo XX había más de 600.000 judíos en Alemania. Su paulatina deshumanización legal desde 1933 y su posterior exilio o supresión biológica (asesinato y cremación) presentaron una oportunidad de medro y de lucro para millones. No solo de ideología vive el hombre...
Así pudieron, entre otras maniobras "contrarias a la decencia", apropiarse de las fábricas del judío Henry Pels en 1937. Durante la guerra siguieron ojo avizor sobre cualquier otra presa. La fábrica de baterías AFA (hoy Varta) de Hanóver obtuvo además su propio campo de trabajos forzados. Allí se fabricaban acumuladores eléctricos para la flota submarina y para los cohetes V-2. Günther (1881-1954) y Herbert (1910-1982) eran nazis de última hora, pero bastaba. El padre se hacía fotografiar con varias condecoraciones en la solapa: su insignia del NSDAP, la medalla al Mérito de Guerra y una que lo distinguía honoríficamente como wehrwirtschaftsführer (líder de la industria de defensa)...
Nazis los hubo en las mejores familias. Fritz Thyssen, magnate del acero y tío político de Carmen Thyssen-Bornemisza, escribió él mismo un libro titulado Yo financié a Hitler. Tuvieron sus nazis los Krupp, fabricantes de tremendos cañones y otros ingenios para las carnicerías europeas. También nazi y también archimillonario fue Friedrich Flick, el mismo que se hizo famoso en España cuando el entonces presidente Felipe González aseguró en el Parlamento que "ni Flick, ni Flock" habían financiado ilegalmente al PSOE. Krupp y Flick (sin noticias de Flock) fueron condenados por crímenes de guerra en los juicios de Núremberg. La reputación de los Quandt, en cambio, salió indemne de sus muy lucrativas aventuras nazis. Hasta 2007.
Nadie antes que Scholtyseck había podido hurgar sin restricciones en los archivos de los Quandt. Se lo permitieron hace tres años, después de que un documental de la televisión pública NDR llevara a las salas de estar de toda Alemania la historia de los dueños de BMW. Muestra el regreso del superviviente del campo de trabajo de AFA Carl-Adolf Soerensen. Uno de los 50.000 esclavos que trabajaron gratis para los Quandt: "Siempre que sueño estoy aquí de vuelta, en el campo". Habla en danés sobre las condiciones de trabajo que mataron a decenas de sus compañeros. "Era el infierno". El partisano antinazi danés rompe a llorar y se disculpa en alemán, "es demasiado".
En el documental de 2007, esta escena viene seguida de una entrevista a Sven Quandt. Resulta pasmoso cómo el hijo de Herbert y nieto de Günther, nacido en 1956, se enreda en una estrambótica negación del pasado nazi de su padre y de su abuelo antes de zanjar: "Todas las familias tienen su lado oscuro". La fortuna familiar y ciertos negocios le permiten dedicarse a lo que más le gusta, que es correr rallies y conducir deportivos...
Leer más aquí en El País.
John Denver 1943-12 de octubre de 1997
Tal día como hoy, hace 14 años, murió en accidente de aviación John Denver, cantante norteamericano que se hizo famoso a nivel mundial con canciones como Take me home country roads, Annie's Song, Perhaps Love, Love Again, Don't close your eyes tonight, Rhymes And Reasons, nacido Henry John Deutschendorf, Jr., fue un cantante country, compositor, músico y actor estadounidense. Denver murió con 53 años de edad en la costa de Monterey, California cuando pilotaba un Rutan Long-EZ un avión en kit experimental, tipo pato, de fibra de vidrio.
sábado, 8 de octubre de 2011
El Salvador deniega otras cinco detenciones del "caso Ellacuría"
La Corte Suprema de Justicia de El Salvador, reunida en pleno, decidió el jueves negarse a capturar a otros cinco exmilitares salvadoreños requeridos en España por el asesinato de seis sacerdotes jesuitas ocurrido durante la guerra civil (entre ellos el de Ignacio Ellacuría y otros cuatro religiosos españoles), alegando que la orden de detención registrada en Interpol se refiere únicamente a una solicitud de "localización" y no de detención.
Las órdenes internaciones de arresto fueron cursadas por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, que ha procesado a 20 exmilitares, entre generales, coroneles y soldados, que habrían planificado y asesinado a los seis sacerdotes jesuitas y dos asistentes el 16 de noviembre del año 1989.
El máximo tribunal de justicia de El Salvador sostiene, al igual que en agosto, cuando denegó el arresto de otros nueve exmilitares requeridos por el mismo caso, que la orden de Interpol solo contempla la localización de los acusados y no su detención con fines de extradición. "Lo que teníamos era extractos de notificaciones de difusión roja decretadas contra estas personas por Interpol, pero no trae las solicitudes de detención con fines de extradición", dijo el magistrado de la Corte Ulises del Dios Guzmán.
Los cinco reclamados en esta última oportunidad son los coroneles en retiro Guillermo Benavides Moreno, Joaquín Arnoldo Cerna Flores, Héctor Ulises Cuenca Ocampo, Carlos Mauricio Guzmán y Óscar Alberto León, todos acusados de asesinato, terrorismo y crímenes de lesa humanidad. El 25 de agosto pasado, la misma corte en pleno decidió no ordenar la captura de un grupo de nueve militares que estaban encabezados por el exministro y el exviceministro de la Defensa Nacional, generales en retiro, Humberto Larios y Orlando Zepeda, así como el exjefe de la Fuerza Aérea, general Juan Rafael Bustillo, entre otros.
El Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (Idhuca), que pertenece al centro educativo donde fueron masacrados Ellacuría y sus compañeros, asegura a través de su director, Benjamín Cuéllar, que en El Salvador prevalece la impunidad y el Estado salvadoreño no tiene ninguna voluntad de hacer justicia.
Los jesuitas fueron asesinados el 16 de noviembre de 1989 por un comando especial de contrainsurgencia Atlacatl, entrenado en bases estadounidenses para el combate de la guerrilla izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). El Gobierno de entonces, encabezado por Alfredo Cristiani, acusó a Ellacuría y sus compañeros de ser miembros del movimiento insurgente.
El País, JUAN JOSÉ DALTON - San Salvador - 08/10/2011
Las órdenes internaciones de arresto fueron cursadas por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, que ha procesado a 20 exmilitares, entre generales, coroneles y soldados, que habrían planificado y asesinado a los seis sacerdotes jesuitas y dos asistentes el 16 de noviembre del año 1989.
El máximo tribunal de justicia de El Salvador sostiene, al igual que en agosto, cuando denegó el arresto de otros nueve exmilitares requeridos por el mismo caso, que la orden de Interpol solo contempla la localización de los acusados y no su detención con fines de extradición. "Lo que teníamos era extractos de notificaciones de difusión roja decretadas contra estas personas por Interpol, pero no trae las solicitudes de detención con fines de extradición", dijo el magistrado de la Corte Ulises del Dios Guzmán.
Los cinco reclamados en esta última oportunidad son los coroneles en retiro Guillermo Benavides Moreno, Joaquín Arnoldo Cerna Flores, Héctor Ulises Cuenca Ocampo, Carlos Mauricio Guzmán y Óscar Alberto León, todos acusados de asesinato, terrorismo y crímenes de lesa humanidad. El 25 de agosto pasado, la misma corte en pleno decidió no ordenar la captura de un grupo de nueve militares que estaban encabezados por el exministro y el exviceministro de la Defensa Nacional, generales en retiro, Humberto Larios y Orlando Zepeda, así como el exjefe de la Fuerza Aérea, general Juan Rafael Bustillo, entre otros.
El Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (Idhuca), que pertenece al centro educativo donde fueron masacrados Ellacuría y sus compañeros, asegura a través de su director, Benjamín Cuéllar, que en El Salvador prevalece la impunidad y el Estado salvadoreño no tiene ninguna voluntad de hacer justicia.
Los jesuitas fueron asesinados el 16 de noviembre de 1989 por un comando especial de contrainsurgencia Atlacatl, entrenado en bases estadounidenses para el combate de la guerrilla izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). El Gobierno de entonces, encabezado por Alfredo Cristiani, acusó a Ellacuría y sus compañeros de ser miembros del movimiento insurgente.
El País, JUAN JOSÉ DALTON - San Salvador - 08/10/2011
Exposiciones: La utopía soviética coloreada
Para subrayar debidamente la importancia de esta convocatoria se podría alegar que se trata de la primera gran muestra individual -consta de unas 250 obras- de este artista soviético, uno de los más importantes de este inmenso país durante el siglo XX y, desde luego, el más representativo de lo que ha dado en llamarse "realismo socialista", una tendencia que no sólo se convirtió en la oficial y hegemónica en la URSS o en los países comunistas, sino que también tuvo una presencia beligerante y prestigiosa en las democracias occidentales hasta fechas relativamente recientes. Por otra parte, fuera de España, tampoco hasta ahora apenas si se ha exhibido la obra de Deineka, y, cuando se ha hecho, sin la ambición y la inteligencia con que se ha planteado el proyecto de la Fundación Juan March, lo que incluye una exhaustiva documentación de todo tipo en el voluminoso y suntuoso catálogo, y una selectiva contextualización histórico-artística de la obra del pintor ruso, que puede cotejarse con ejemplos bien seleccionados de la vanguardia soviética del siglo XX.
Siendo todo ello excelente, no podemos quedarnos ahí, porque, a través de ello, seguir el hilo conductor de Deineka nos enfrenta a una parte esencial del arte del siglo XX. Por de pronto, Deineka se inscribe en un amplio movimiento artístico internacional, que floreció en las décadas de entreguerras, que ha recibido muy diversas denominaciones, las de "realismo", "retorno al orden", "neoclasicismo", etcétera, una corriente, en cualquier caso, que gravitó de una forma decisiva en otros movimientos vanguardistas contemporáneos, como el surrealismo. Por si fuera poco, el mítico prestigio de la Revolución de Octubre, saludada internacionalmente como el primer paso de la transformación decisiva del viejo orden y la creación de un nuevo modelo de humanidad, hizo observar con ansiosa admiración cualquier aspecto de lo que se produjo en la URSS a partir de 1917, entre lo que también estuvo el arte.
Tras la implacable represión estalinista de las veleidades culturales de los intelectuales, se conservó en Occidente un culto hacia los exaltados y visionarios proyectos de la vanguardia rusa aplastada, que fue reivindicada y difundida con amplitud a lo largo del siglo XX, y, en particular, en su segunda mitad. Pero, junto a este ardor generalizado por recuperar la memoria de estas "sendas perdidas" de la vanguardia rusa, se aplicó otro semejante en ignorar y despreciar cualquier manifestación artística que hubiera podido sobrevivir en la URSS, fuera más o menos "oficial". Tal fue el caso de Aleksandr Deineka (1899-1969), cuya originalidad y talento indudables han sido sistemáticamente negados, algo que, además de injusto, nos ha hecho analizar la realidad artística contemporánea con la visión crítica de un tuerto, útil sólo para disparar, algo así como si nos hubiésemos permitido ignorar la existencia de, entre otros, Hopper, Balthus, Morandi, Spencer, Gutiérrez Solana, Beckman, Schad, por citar sólo algunos contemporáneos suyos. Pienso que, algún día, cuando se entremezclen las obras de estos artistas, no sólo apreciaremos su interesante mutua conjugación, sino el papel y el valor de Deineka, que vivió todos y cada uno de los momentos, esperanzados y siniestros, de la asombrosa utopía comunista.
Hijo de un ferroviario de Kursk y formado artísticamente en Jarkov, la Revolución emplazó a Deineka en el centro de los debates artísticos posrevolucionarios, conociendo en directo las ideas de los constructivistas, productivistas y otros ismos de la vanguardia rusa de entonces, muy legítimamente obsesionada con buscar una nueva definición y función para la actividad artística convencional. Ya en la segunda mitad de la década de 1920, Deineka se decantó por el "oficio" tradicional, aunque no para ejercerlo de forma académica. Lo hizo simplemente al asociarse con el grupo OST, siglas de la Sociedad de Pintores de Caballete, membrete muy expresivo, sobre todo, si se considera que los constructivistas habían demonizado este inocuo soporte, como lo atestigua el título del libro de uno de ellos, Nikolai Tarabukin, Del cuadro de caballete al automóvil Ford.
No creo, en ningún caso, que a las autoridades soviéticas le inquietasen estas conjeturas, porque su recelo estaba dirigido en general contra cualquier tipo de arte fuera de control político, como se demostró después con la caída en desgracia por igual de los pintores y de los ingenieros. En cualquier caso, la capacidad de supervivencia casi única de Deineka no se debió -o sólo en parte- a su fanatismo ideológico, ni a su particular servilismo, ni a ninguna otra clase de artimaña especial, sino a su talento para realizar un arte figurativo fuera del odioso molde formalmente ultraconservador de lo que acabó siendo el realismo socialista, algo que logró sembrando la duda entre los comisarios políticos de turno sobre si el estilo de lo que él realizaba era, en el fondo, el único genuinamente soviético.
Leer más en El País. FRANCISCO CALVO SERRALLER 08/10/2011
Aleksandr Deineka (1899-1969). Una vanguardia para el proletariado. Fundación Juan March. Castelló, 77. Madrid. Del 7 de octubre al 15 de enero de 2012. (En la cuenca del Don, 1947. Trabajadoras textiles, 1927, Defensa de Petrogrado, 1928)
Ver también, en las mismas fecha la expo de La Casa Encendida.
Siendo todo ello excelente, no podemos quedarnos ahí, porque, a través de ello, seguir el hilo conductor de Deineka nos enfrenta a una parte esencial del arte del siglo XX. Por de pronto, Deineka se inscribe en un amplio movimiento artístico internacional, que floreció en las décadas de entreguerras, que ha recibido muy diversas denominaciones, las de "realismo", "retorno al orden", "neoclasicismo", etcétera, una corriente, en cualquier caso, que gravitó de una forma decisiva en otros movimientos vanguardistas contemporáneos, como el surrealismo. Por si fuera poco, el mítico prestigio de la Revolución de Octubre, saludada internacionalmente como el primer paso de la transformación decisiva del viejo orden y la creación de un nuevo modelo de humanidad, hizo observar con ansiosa admiración cualquier aspecto de lo que se produjo en la URSS a partir de 1917, entre lo que también estuvo el arte.
Tras la implacable represión estalinista de las veleidades culturales de los intelectuales, se conservó en Occidente un culto hacia los exaltados y visionarios proyectos de la vanguardia rusa aplastada, que fue reivindicada y difundida con amplitud a lo largo del siglo XX, y, en particular, en su segunda mitad. Pero, junto a este ardor generalizado por recuperar la memoria de estas "sendas perdidas" de la vanguardia rusa, se aplicó otro semejante en ignorar y despreciar cualquier manifestación artística que hubiera podido sobrevivir en la URSS, fuera más o menos "oficial". Tal fue el caso de Aleksandr Deineka (1899-1969), cuya originalidad y talento indudables han sido sistemáticamente negados, algo que, además de injusto, nos ha hecho analizar la realidad artística contemporánea con la visión crítica de un tuerto, útil sólo para disparar, algo así como si nos hubiésemos permitido ignorar la existencia de, entre otros, Hopper, Balthus, Morandi, Spencer, Gutiérrez Solana, Beckman, Schad, por citar sólo algunos contemporáneos suyos. Pienso que, algún día, cuando se entremezclen las obras de estos artistas, no sólo apreciaremos su interesante mutua conjugación, sino el papel y el valor de Deineka, que vivió todos y cada uno de los momentos, esperanzados y siniestros, de la asombrosa utopía comunista.
Hijo de un ferroviario de Kursk y formado artísticamente en Jarkov, la Revolución emplazó a Deineka en el centro de los debates artísticos posrevolucionarios, conociendo en directo las ideas de los constructivistas, productivistas y otros ismos de la vanguardia rusa de entonces, muy legítimamente obsesionada con buscar una nueva definición y función para la actividad artística convencional. Ya en la segunda mitad de la década de 1920, Deineka se decantó por el "oficio" tradicional, aunque no para ejercerlo de forma académica. Lo hizo simplemente al asociarse con el grupo OST, siglas de la Sociedad de Pintores de Caballete, membrete muy expresivo, sobre todo, si se considera que los constructivistas habían demonizado este inocuo soporte, como lo atestigua el título del libro de uno de ellos, Nikolai Tarabukin, Del cuadro de caballete al automóvil Ford.
No creo, en ningún caso, que a las autoridades soviéticas le inquietasen estas conjeturas, porque su recelo estaba dirigido en general contra cualquier tipo de arte fuera de control político, como se demostró después con la caída en desgracia por igual de los pintores y de los ingenieros. En cualquier caso, la capacidad de supervivencia casi única de Deineka no se debió -o sólo en parte- a su fanatismo ideológico, ni a su particular servilismo, ni a ninguna otra clase de artimaña especial, sino a su talento para realizar un arte figurativo fuera del odioso molde formalmente ultraconservador de lo que acabó siendo el realismo socialista, algo que logró sembrando la duda entre los comisarios políticos de turno sobre si el estilo de lo que él realizaba era, en el fondo, el único genuinamente soviético.
Leer más en El País. FRANCISCO CALVO SERRALLER 08/10/2011
Aleksandr Deineka (1899-1969). Una vanguardia para el proletariado. Fundación Juan March. Castelló, 77. Madrid. Del 7 de octubre al 15 de enero de 2012. (En la cuenca del Don, 1947. Trabajadoras textiles, 1927, Defensa de Petrogrado, 1928)
Ver también, en las mismas fecha la expo de La Casa Encendida.
jueves, 6 de octubre de 2011
Stiglitz en Zucotti Park
El domingo, el profesor Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, estuvo en Zuccotti Park para hablar con los manifestantes, junto a otro economista, Jeff Madrick. Como los manifestantes tienen prohibido usar megáfonos, la multitud repitió los discursos de a una oración por vez para que las palabras llegaran a los que estaban más lejos. Stiglitz comenzó su discurso con una ocurrencia: “Me doy cuenta de que la pedagogía de tener que repetir lo que digo es muy valiosa, pero hace que el proceso sea mucho más largo”. Dicho como un verdadero economista.
“Hay un sistema en el que socializamos las pérdidas y privatizamos las ganancias”, continuó. “Eso no es capitalismo, no es economía de mercado, es una economía distorsionada que si la continuamos no vamos a crecer, no vamos a crear una sociedad más justa. Continuó el Nobel: “Antes de hablar de economía, quiero decir algo sobre la democracia. En julio estuve en España, hablando con los ‘indignados’. Ahí podía usar un megáfono, no tenía que pasar por esta cámara de ecos. ¡Es indignante que no puedan usar un megáfono! Tenemos demasiadas reglas que detienen la democracia y no suficientes reglas para que Wall Street se comporte bien. Ustedes deberían tener el derecho de manifestar sus opiniones sin ser arrestados y o que les lancen gas pimienta”.
En España dijo: “Tienen razón en estar indignados. El hecho es que el sistema no está funcionando bien. No está bien que tanta gente esté sin trabajo cuando tenemos tantas necesidades que llenar. No está bien echar a la gente de sus hogares cuando hay tantos sin techo. Nuestros mercados financieros tienen que jugar un rol importante. Se supone que deben ubicar el capital y manejar el riesgo, pero han mal ubicado al capital y crearon riesgo. Estamos pagando el costo de sus errores”.
Stiglitz siguió con su argumentación. “Una de las cosas que hicieron los bancos fue explotar a los estadounidenses más pobres a través de préstamos. Nosotros lo sabíamos. Hubo gente que trató de pararlo, pero Wall Street usó su poder político para detener a los que querían detenerlos. El FBI les dijo a los poderes que había una epidemia de fraude en el mercado hipotecario en 2004. Washington y la Reserva Federal tenía el poder para hacer algo. No lo hicieron”, y agregó el economista: “Después de que estalló la burbuja, el equilibrio de los derechos se distorsionó. Entonces ayudamos a los bancos en la creencia de que habría una vuelta a los préstamos. ¡Todo lo que hubo fue una restauración de bonos! Si no restauramos las finanzas a la función que debe tener, no tendremos una recuperación fuerte. Las prácticas poco éticas fueron una importante contribución a la crisis y el futuro difícil que enfrentamos.”
Página 12
“Hay un sistema en el que socializamos las pérdidas y privatizamos las ganancias”, continuó. “Eso no es capitalismo, no es economía de mercado, es una economía distorsionada que si la continuamos no vamos a crecer, no vamos a crear una sociedad más justa. Continuó el Nobel: “Antes de hablar de economía, quiero decir algo sobre la democracia. En julio estuve en España, hablando con los ‘indignados’. Ahí podía usar un megáfono, no tenía que pasar por esta cámara de ecos. ¡Es indignante que no puedan usar un megáfono! Tenemos demasiadas reglas que detienen la democracia y no suficientes reglas para que Wall Street se comporte bien. Ustedes deberían tener el derecho de manifestar sus opiniones sin ser arrestados y o que les lancen gas pimienta”.
En España dijo: “Tienen razón en estar indignados. El hecho es que el sistema no está funcionando bien. No está bien que tanta gente esté sin trabajo cuando tenemos tantas necesidades que llenar. No está bien echar a la gente de sus hogares cuando hay tantos sin techo. Nuestros mercados financieros tienen que jugar un rol importante. Se supone que deben ubicar el capital y manejar el riesgo, pero han mal ubicado al capital y crearon riesgo. Estamos pagando el costo de sus errores”.
Stiglitz siguió con su argumentación. “Una de las cosas que hicieron los bancos fue explotar a los estadounidenses más pobres a través de préstamos. Nosotros lo sabíamos. Hubo gente que trató de pararlo, pero Wall Street usó su poder político para detener a los que querían detenerlos. El FBI les dijo a los poderes que había una epidemia de fraude en el mercado hipotecario en 2004. Washington y la Reserva Federal tenía el poder para hacer algo. No lo hicieron”, y agregó el economista: “Después de que estalló la burbuja, el equilibrio de los derechos se distorsionó. Entonces ayudamos a los bancos en la creencia de que habría una vuelta a los préstamos. ¡Todo lo que hubo fue una restauración de bonos! Si no restauramos las finanzas a la función que debe tener, no tendremos una recuperación fuerte. Las prácticas poco éticas fueron una importante contribución a la crisis y el futuro difícil que enfrentamos.”
Página 12
miércoles, 5 de octubre de 2011
Si no se cambia, hay que salir del euro
1. Europa en el abismo.
Las autoridades europeas, la Comisión y el Banco Central Europeo, están llevando a Europa al borde del abismo. Se habla todos los días de la situación extrema de Grecia, pero no es solo ese país el que está siendo literalmente saqueado y arruinado por las desastrosas medidas que se están aplicando para salvar los intereses de los grandes grupos financieros y empresariales europeos. Son muchos más.
Las políticas “de austeridad” son meros recortes en el gasto social y en los salarios directos e indirectos y diferidos (sanidad, educación, pensiones…) orientados a limitar el disfrute de derechos sociales conquistados hace décadas con gran esfuerzo por las clases trabajadoras en beneficio de los grandes capitales. Y día a día estamos viendo que de esa manera no solo no se sale de la crisis sino que, por el contrario, están provocando una nueva recesión que incluso denuncian organismos internacionales neoliberales como el FMI o Estados Unidos porque no les conviene que Europa llegue a una situación de impago generalizado como la que se nos viene encima.
Las autoridades europeas están siendo incapaces de asegurar la financiación a las empresas a pesar de haberles dado cientos de miles de millones a los bancos, de modo que miles de ellas siguen cerrando y generando más desempleo y una situación de deterioro productivo que pronto puede llegar a ser irreversible.
Sin reformas que garanticen una nueva forma de actuar del sistema financiero y sin impulso público que sostenga a la actividad empresarial y al consumo hasta que se recuperen por sí solos, las autoridades europeas están generando un problema fatal de demanda.
Y cayendo día a día la actividad y por tanto los ingresos, la deuda sigue aumentando sin cesar mientras que la complicidad del Banco Central Europeo con los bancos privados deja a los gobiernos en manos de “los mercados”, encareciendo la ya de por sí dificultosa y escasa financiación y provocando una gigantesca amenaza que ya es prácticamente una realidad: Europa no puede pagar la deuda que acumulan sus gobiernos y empresas y familias. Es materialmente imposible que puede hacerse y mucho menos con la pérdida de ingresos que se produce en los países más endeudados como consecuencia de las políticas que se están imponiendo.
Y para colmo, no solo no se resuelven los gravísimos problemas económicos que se extienden como una mancha de aceite por toda Europa, sino que las instituciones resultan impotentes, incapaces de coordinarse con efectividad, de transmitir liderazgo y confianza a ciudadanos y empresarios y de tomar decisiones con rapidez y eficacia. La inicial crisis financiera se ha convertido finalmente en una auténtica crisis política que paraliza a Europa que pone en peligro su estabilidad social y que puede llevarnos a un conflicto de grandes proporciones.
2. No hay solución en el marco político en el que quieren moverse los dirigentes europeos.
El empecinamiento en mantener las políticas de recorte de gasto social y los privilegios a la banca impide que los problemas económicos de las economías europeas se puedan resolver, ni siquiera con los sacrificios cada vez mayores que se les están imponiendo a la población.
Que nadie se engañe. Es materialmente imposible salir del agujero en el que nos encontramos con las políticas que se están aplicando. Estrujar hasta la extenuación a los países y a los pueblos, como en Grecia, Irlanda, Portugal, Rumanía u otros muchos de la Unión solo están produciendo una destrucción fatal y quizá permanente de sus aparatos productivos y una quiebra social sin precedentes en nuestro continente. Abortando sus mecanismos de generación de ingresos es una estupidez pensar que los países endeudados puedan pagar la deuda y salir adelante.
Hablemos claro. No se trata solo de errores doctrinales. La insistencia de los grandes grupos financieros en imponer a Grecia y otros países medidas cada día más restrictivas y antisociales son ya conductas sencillamente criminales que hay que repudiar por inútiles y por salvajes. No hay derecho al ensañamiento vil de los poderes financieros. No tienen derecho a destrozar las economías y a arruinar a los pueblos de la manera en que lo están haciendo y las autoridades Europas deben dejar ya de actuar como sus siervos para imponerlas sin piedad.
Estas medidas no pueden resolver los problemas que hay sobre la mesa sencillamente porque estos derivan de fallos estructurales en la construcción de la unión monetaria, o mejor dicho de fallos “estratégicamente” estructurales porque responden a un diseño deseadamente imperfecto desde el punto del equilibrio y la justicia global pero que garantizan unas condiciones inmejorables para el capital europeo. Me refiero, por ejemplo, a la falta de mecanismos de coordinación de las políticas económicas, a la ausencia de una hacienda europea y de un presupuesto suficiente, a la renuncia de disponer de un auténtico banco central que financie a los estados cuando estos lo necesiten para no hacerlos esclavos de la banca privada, a la falta de supervisión financiera centralizada que hubiera impedido los desmanes de las entidades financieras, o de instituciones que garanticen la gobernanza democrática y el control efectivo de los poderes informales que se superponen sobre las instituciones representativas. Y eso por no hablar de la falta de pluralismo y del fundamentalismo que guía las políticas que se vienen llevando a cabo a pesar de que la realidad muestra día a día que no son las adecuadas para mejorar el rendimiento económico y mucho menos para aumentar la equidad y los equilibrios territoriales y personales en los distintos países y en el conjunto de la Unión.
3. El mal diseño del euro produce más inconvenientes que ventajas.
Los daños que está produciendo en los últimos años el defectuoso diseño de la unión monetaria, o mejor dicho, su diseño orientado simplemente a proporcionar un área de óptima rentabilización a los capitales, están empezando a ser ya insoportables.
Es verdad que la pertenencia al euro ha conllevado muchos beneficios. Ha proporcionado sinergias, ahorro de muchos costes, intercambios muy fructíferos, empuje acelerado y modernidad a estados más atrasados, referencias inexcusables para mejorar estándares de vida, de emprendimiento e innovación, e ingresos para poder abordar en muy poco tiempo transformaciones que hubiera costado decenios llevar a cabo sin el euro. Y es cierto también que ha proporcionado un encuadre más seguro a las economías más atrasadas que se han podido aprovechar de la seguridad que da “viajar” de la mano de economías tan potentes como la alemana o incluso la francesa en el seno de una zona que estaba llamada a ser uno de los grandes ejes del desarrollo y la prosperidad mundial.
Pero la realidad es que esas ventajas palidecen si se tienen en cuenta otros problemas derivados, como acabo de señalar, de haber puesto la unión monetaria al servicio de los grandes capitales y de su renuncia a avanzar hacia la conformación de un espacio auténticamente integrado y equilibrado.
Los países de la periferia hemos perdido nuestros mejores activos y el control de nuestras principales empresas y redes, que hemos tenido que vender a los capitales europeos más potentes, y así, nuestras economías son ahora mucho menos competitivas y está mucho más concentradas en torno a grupos de poder y decisión cuyos intereses nada tienen que ver con el desarrollo de nuestras capacidades productivas o con el aumento de nuestros ingresos.
Nuestras grandes empresas se han beneficiado de formar parte del espacio común que les ha dado alas para saltar al global pero eso ha supuesto pérdida de empleos, extraversión de ingresos y renuncia a nuestra capacidad de decisión sobre intereses nacionales estratégicos.
Hemos recibido muchos ingresos de Europa pero no han servido para reducir significativamente nuestros deficits sociales ni para reducir nuestras desigualdades. Todo lo contrario. Hemos perdido capacidad de maniobra y ahora hemos de nadar con las manos y pies atados justamente cuando las aguas se ponen más bravas y difíciles.
Es verdad que todo ello ha sido también por culpa nuestra. No podemos responsabilizar de todo a Europa. Pero no lo es menos que en el marco en el que actualmente se mueven las políticas europeas resulta muy difícil hacer otra cosa. El discurso oficial precisamente se basa en difundir la idea de que “lo impone Europa” y que es “imposible” llevar a cabo otras políticas que nos sean las que dictan sus autoridades.
Por eso hay que acabar con aseveraciones que solo son verdades a medias. Se podría haber avanzado por otros caminos sin necesidad de haber roto con Europa: incrementando la justicia fiscal, modificando nuestras prioridades y especialidades productivas, aumentando la inversión en el gasto público y social necesario para impulsar la actividad productiva y la vida empresarial creadora de empleo y, sobre todo, se podría haber actuado con mayor independencia respecto a los centros de poder de Europa levantando nuestra voz en lugar de limitarnos a ser siervos obedientes de los grupos de poder económico y financiero que dominan las instituciones europeos.
Dicho de otro modo: los dos partidos que se han alternado en el gobierno en estos últimos años podrían haber sido más fieles a los intereses nacionales y haberlos defendido en Europa en lugar de ceder España al capital extranjero, como han hecho de la manera más explícita mediante privatizaciones y aplicación de normas en su beneficio. Y el resto de las fuerzas sociales deberíamos haber estado más acertados a la hora de impulsar la lucha contra todas las injusticias y daños que ha provocado nuestra inadecuada entrada en el euro y los efectos que hemos venido padeciendo por culpa de ello.
4, Ha llegado el momento de hacerse oír.
La situación europea que está creando la crisis política que se añade a la financiera y económica es de emergencia.
A punto de entrar en otra recesión, con una deuda gigantesca que es imposible pagar, como he señalado, y sin capacidad efectiva de decisión política por parte de las autoridades europeas (como demuestran las idas y venidas, las contradicciones y retrasos continuos en la toma de decisiones y en su aplicación) solo queda como alternativa a corto plazo para evitar el derrumbe definitivo de Europa tomar medidas urgentes como las siguientes:
a) Que el Banco Central Europeo se haga cargo de la financiación de la deuda de los estados. Que se organice una quita o reestructuración generalizada de toda ella y que se planee un plan de pagos a medio y largo plazo que no lleve consigo la ruina de Europa sino que garantice la generación de ingresos en todos los países. Dicho con palabras que todo el mundo entiende: tal y como salvaron antes a los bancos, tienen que salvar ahora a los pueblos, a las pequeñas y medianas empresas y a los autónomos que crean empleo y a las economías en general.
b) Debe crearse una institución pública financiera en Europa que inmediatamente garantice recursos a empresas y consumidores.
c) Ha de ponerse en marcha un plan urgente de reactivación de la actividad basado en el impulso de nuevas líneas productivas. Una especie de “Plan Marshall” europeo que posiblemente debería contar con el apoyo internacional en el marco de acuerdos globales sobre nuevos estilos de gobernanza, política y justicia global.
d) Igualmente, es imperioso llevar a cabo un plan urgente de fortalecimiento democrático de las instituciones europeas y de coordinación de las políticas que permitan aplicar todo lo anterior, sobre todo, limitando el poder financiero y la influencia decisiva que viene teniendo las operaciones especulativas.
Soy consciente de la dificultad de poner en marcha planes como estos. Mejor dicho, estoy completamente seguro de que no se van a llevar a cabo mientras predominen los intereses que hoy día gobiernan Europa y mientras que los poderes que la dominan no tengan enfrente, en la calle y en las instituciones, contrapesos contundentes y de suficiente envergadura.
Por eso creo que a estas alturas ya no basta con reclamar estas medidas y ni siquiera con esperar o confiar en que la sensatez o el duro enfrentamiento con la realidad obligue a modifique su actuación a las autoridades europeas. No creo mucho en los milagros.
Hay que forzar la situación y al mismo tiempo hay que evitar que el tsunami que están provocando las desastrosas políticas de los poderes europeos nos arrastren. Por eso creo que la mejor alternativa para la economía española es salir del euro. Se que se trata de una posibilidad ni siquiera contemplada en los tratados pero que, en ese caso, se puede adoptar sencillamente como una alternativa de facto. No es ninguna opción irreal ni nos llevaría al desastre. De hecho, si no cambia la orientación de las políticas actuales (y no cambiarán sin medidas de presión como la amenaza de que países como España digan ¡Basta ya!) terminaremos todos fuera del euro. Pero saliendo deprisa y corriendo, con el rabo entre las piernas y huyendo de la quema.
Juan Torres López (www.juantorreslopez.com). Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla. Juan Torres López
Las autoridades europeas, la Comisión y el Banco Central Europeo, están llevando a Europa al borde del abismo. Se habla todos los días de la situación extrema de Grecia, pero no es solo ese país el que está siendo literalmente saqueado y arruinado por las desastrosas medidas que se están aplicando para salvar los intereses de los grandes grupos financieros y empresariales europeos. Son muchos más.
Las políticas “de austeridad” son meros recortes en el gasto social y en los salarios directos e indirectos y diferidos (sanidad, educación, pensiones…) orientados a limitar el disfrute de derechos sociales conquistados hace décadas con gran esfuerzo por las clases trabajadoras en beneficio de los grandes capitales. Y día a día estamos viendo que de esa manera no solo no se sale de la crisis sino que, por el contrario, están provocando una nueva recesión que incluso denuncian organismos internacionales neoliberales como el FMI o Estados Unidos porque no les conviene que Europa llegue a una situación de impago generalizado como la que se nos viene encima.
Las autoridades europeas están siendo incapaces de asegurar la financiación a las empresas a pesar de haberles dado cientos de miles de millones a los bancos, de modo que miles de ellas siguen cerrando y generando más desempleo y una situación de deterioro productivo que pronto puede llegar a ser irreversible.
Sin reformas que garanticen una nueva forma de actuar del sistema financiero y sin impulso público que sostenga a la actividad empresarial y al consumo hasta que se recuperen por sí solos, las autoridades europeas están generando un problema fatal de demanda.
Y cayendo día a día la actividad y por tanto los ingresos, la deuda sigue aumentando sin cesar mientras que la complicidad del Banco Central Europeo con los bancos privados deja a los gobiernos en manos de “los mercados”, encareciendo la ya de por sí dificultosa y escasa financiación y provocando una gigantesca amenaza que ya es prácticamente una realidad: Europa no puede pagar la deuda que acumulan sus gobiernos y empresas y familias. Es materialmente imposible que puede hacerse y mucho menos con la pérdida de ingresos que se produce en los países más endeudados como consecuencia de las políticas que se están imponiendo.
Y para colmo, no solo no se resuelven los gravísimos problemas económicos que se extienden como una mancha de aceite por toda Europa, sino que las instituciones resultan impotentes, incapaces de coordinarse con efectividad, de transmitir liderazgo y confianza a ciudadanos y empresarios y de tomar decisiones con rapidez y eficacia. La inicial crisis financiera se ha convertido finalmente en una auténtica crisis política que paraliza a Europa que pone en peligro su estabilidad social y que puede llevarnos a un conflicto de grandes proporciones.
2. No hay solución en el marco político en el que quieren moverse los dirigentes europeos.
El empecinamiento en mantener las políticas de recorte de gasto social y los privilegios a la banca impide que los problemas económicos de las economías europeas se puedan resolver, ni siquiera con los sacrificios cada vez mayores que se les están imponiendo a la población.
Que nadie se engañe. Es materialmente imposible salir del agujero en el que nos encontramos con las políticas que se están aplicando. Estrujar hasta la extenuación a los países y a los pueblos, como en Grecia, Irlanda, Portugal, Rumanía u otros muchos de la Unión solo están produciendo una destrucción fatal y quizá permanente de sus aparatos productivos y una quiebra social sin precedentes en nuestro continente. Abortando sus mecanismos de generación de ingresos es una estupidez pensar que los países endeudados puedan pagar la deuda y salir adelante.
Hablemos claro. No se trata solo de errores doctrinales. La insistencia de los grandes grupos financieros en imponer a Grecia y otros países medidas cada día más restrictivas y antisociales son ya conductas sencillamente criminales que hay que repudiar por inútiles y por salvajes. No hay derecho al ensañamiento vil de los poderes financieros. No tienen derecho a destrozar las economías y a arruinar a los pueblos de la manera en que lo están haciendo y las autoridades Europas deben dejar ya de actuar como sus siervos para imponerlas sin piedad.
Estas medidas no pueden resolver los problemas que hay sobre la mesa sencillamente porque estos derivan de fallos estructurales en la construcción de la unión monetaria, o mejor dicho de fallos “estratégicamente” estructurales porque responden a un diseño deseadamente imperfecto desde el punto del equilibrio y la justicia global pero que garantizan unas condiciones inmejorables para el capital europeo. Me refiero, por ejemplo, a la falta de mecanismos de coordinación de las políticas económicas, a la ausencia de una hacienda europea y de un presupuesto suficiente, a la renuncia de disponer de un auténtico banco central que financie a los estados cuando estos lo necesiten para no hacerlos esclavos de la banca privada, a la falta de supervisión financiera centralizada que hubiera impedido los desmanes de las entidades financieras, o de instituciones que garanticen la gobernanza democrática y el control efectivo de los poderes informales que se superponen sobre las instituciones representativas. Y eso por no hablar de la falta de pluralismo y del fundamentalismo que guía las políticas que se vienen llevando a cabo a pesar de que la realidad muestra día a día que no son las adecuadas para mejorar el rendimiento económico y mucho menos para aumentar la equidad y los equilibrios territoriales y personales en los distintos países y en el conjunto de la Unión.
3. El mal diseño del euro produce más inconvenientes que ventajas.
Los daños que está produciendo en los últimos años el defectuoso diseño de la unión monetaria, o mejor dicho, su diseño orientado simplemente a proporcionar un área de óptima rentabilización a los capitales, están empezando a ser ya insoportables.
Es verdad que la pertenencia al euro ha conllevado muchos beneficios. Ha proporcionado sinergias, ahorro de muchos costes, intercambios muy fructíferos, empuje acelerado y modernidad a estados más atrasados, referencias inexcusables para mejorar estándares de vida, de emprendimiento e innovación, e ingresos para poder abordar en muy poco tiempo transformaciones que hubiera costado decenios llevar a cabo sin el euro. Y es cierto también que ha proporcionado un encuadre más seguro a las economías más atrasadas que se han podido aprovechar de la seguridad que da “viajar” de la mano de economías tan potentes como la alemana o incluso la francesa en el seno de una zona que estaba llamada a ser uno de los grandes ejes del desarrollo y la prosperidad mundial.
Pero la realidad es que esas ventajas palidecen si se tienen en cuenta otros problemas derivados, como acabo de señalar, de haber puesto la unión monetaria al servicio de los grandes capitales y de su renuncia a avanzar hacia la conformación de un espacio auténticamente integrado y equilibrado.
Los países de la periferia hemos perdido nuestros mejores activos y el control de nuestras principales empresas y redes, que hemos tenido que vender a los capitales europeos más potentes, y así, nuestras economías son ahora mucho menos competitivas y está mucho más concentradas en torno a grupos de poder y decisión cuyos intereses nada tienen que ver con el desarrollo de nuestras capacidades productivas o con el aumento de nuestros ingresos.
Nuestras grandes empresas se han beneficiado de formar parte del espacio común que les ha dado alas para saltar al global pero eso ha supuesto pérdida de empleos, extraversión de ingresos y renuncia a nuestra capacidad de decisión sobre intereses nacionales estratégicos.
Hemos recibido muchos ingresos de Europa pero no han servido para reducir significativamente nuestros deficits sociales ni para reducir nuestras desigualdades. Todo lo contrario. Hemos perdido capacidad de maniobra y ahora hemos de nadar con las manos y pies atados justamente cuando las aguas se ponen más bravas y difíciles.
Es verdad que todo ello ha sido también por culpa nuestra. No podemos responsabilizar de todo a Europa. Pero no lo es menos que en el marco en el que actualmente se mueven las políticas europeas resulta muy difícil hacer otra cosa. El discurso oficial precisamente se basa en difundir la idea de que “lo impone Europa” y que es “imposible” llevar a cabo otras políticas que nos sean las que dictan sus autoridades.
Por eso hay que acabar con aseveraciones que solo son verdades a medias. Se podría haber avanzado por otros caminos sin necesidad de haber roto con Europa: incrementando la justicia fiscal, modificando nuestras prioridades y especialidades productivas, aumentando la inversión en el gasto público y social necesario para impulsar la actividad productiva y la vida empresarial creadora de empleo y, sobre todo, se podría haber actuado con mayor independencia respecto a los centros de poder de Europa levantando nuestra voz en lugar de limitarnos a ser siervos obedientes de los grupos de poder económico y financiero que dominan las instituciones europeos.
Dicho de otro modo: los dos partidos que se han alternado en el gobierno en estos últimos años podrían haber sido más fieles a los intereses nacionales y haberlos defendido en Europa en lugar de ceder España al capital extranjero, como han hecho de la manera más explícita mediante privatizaciones y aplicación de normas en su beneficio. Y el resto de las fuerzas sociales deberíamos haber estado más acertados a la hora de impulsar la lucha contra todas las injusticias y daños que ha provocado nuestra inadecuada entrada en el euro y los efectos que hemos venido padeciendo por culpa de ello.
4, Ha llegado el momento de hacerse oír.
La situación europea que está creando la crisis política que se añade a la financiera y económica es de emergencia.
A punto de entrar en otra recesión, con una deuda gigantesca que es imposible pagar, como he señalado, y sin capacidad efectiva de decisión política por parte de las autoridades europeas (como demuestran las idas y venidas, las contradicciones y retrasos continuos en la toma de decisiones y en su aplicación) solo queda como alternativa a corto plazo para evitar el derrumbe definitivo de Europa tomar medidas urgentes como las siguientes:
a) Que el Banco Central Europeo se haga cargo de la financiación de la deuda de los estados. Que se organice una quita o reestructuración generalizada de toda ella y que se planee un plan de pagos a medio y largo plazo que no lleve consigo la ruina de Europa sino que garantice la generación de ingresos en todos los países. Dicho con palabras que todo el mundo entiende: tal y como salvaron antes a los bancos, tienen que salvar ahora a los pueblos, a las pequeñas y medianas empresas y a los autónomos que crean empleo y a las economías en general.
b) Debe crearse una institución pública financiera en Europa que inmediatamente garantice recursos a empresas y consumidores.
c) Ha de ponerse en marcha un plan urgente de reactivación de la actividad basado en el impulso de nuevas líneas productivas. Una especie de “Plan Marshall” europeo que posiblemente debería contar con el apoyo internacional en el marco de acuerdos globales sobre nuevos estilos de gobernanza, política y justicia global.
d) Igualmente, es imperioso llevar a cabo un plan urgente de fortalecimiento democrático de las instituciones europeas y de coordinación de las políticas que permitan aplicar todo lo anterior, sobre todo, limitando el poder financiero y la influencia decisiva que viene teniendo las operaciones especulativas.
Soy consciente de la dificultad de poner en marcha planes como estos. Mejor dicho, estoy completamente seguro de que no se van a llevar a cabo mientras predominen los intereses que hoy día gobiernan Europa y mientras que los poderes que la dominan no tengan enfrente, en la calle y en las instituciones, contrapesos contundentes y de suficiente envergadura.
Por eso creo que a estas alturas ya no basta con reclamar estas medidas y ni siquiera con esperar o confiar en que la sensatez o el duro enfrentamiento con la realidad obligue a modifique su actuación a las autoridades europeas. No creo mucho en los milagros.
Hay que forzar la situación y al mismo tiempo hay que evitar que el tsunami que están provocando las desastrosas políticas de los poderes europeos nos arrastren. Por eso creo que la mejor alternativa para la economía española es salir del euro. Se que se trata de una posibilidad ni siquiera contemplada en los tratados pero que, en ese caso, se puede adoptar sencillamente como una alternativa de facto. No es ninguna opción irreal ni nos llevaría al desastre. De hecho, si no cambia la orientación de las políticas actuales (y no cambiarán sin medidas de presión como la amenaza de que países como España digan ¡Basta ya!) terminaremos todos fuera del euro. Pero saliendo deprisa y corriendo, con el rabo entre las piernas y huyendo de la quema.
Juan Torres López (www.juantorreslopez.com). Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla. Juan Torres López
martes, 4 de octubre de 2011
Lo bueno de no tener gobierno antes que tener un mal gobierno.
El milagro belga: mientras el PIB de la zona euro crecerá este año un rácano 1,6% de media y para España se espera menos del 1%, la economía de Bélgica aumentará un 2,4%. ¿Su secreto? Que están sin gobierno desde hace casi un año y medio. Gracias a esta afortunada circunstancia, los belgas se han librado de las tóxicas consecuencias de esos tijeretazos del gasto público que receta Alemania: una poda tan salvaje que está matando la recuperación de la UE. La administración belga, que lleva más de 500 días con un gabinete en funciones, no puede moverse de las líneas económicas trazadas en el presupuesto que se diseñó en 2009. El resultado no ha sido esa plaga bíblica que profetizan aquellos que presentan como indiscutibles los recortes de gasto. Al contrario: Bélgica no sólo crece, sino que su déficit público se ha reducido, gracias a la recuperación de su economía.
La anarquía belga tiene más ventajas: que el Banco Central Europeo (BCE) no tiene a quién enviar una de esas cartas que han recibido Zapatero o Berlusconi. Ayer Il Corriere de la Sera desveló el contenido de la misiva italiana. La carta confirma lo que ya sospechábamos: que la reforma constitucional exprés no fue una idea genial de Zapatero y Rajoy, sino un disco dedicado que pidió Jean Claude Trichet, el presidente del BCE, a cambio de comprar deuda española. La reforma de la Constitución no se hizo para “dar confianza a los mercados”, como nos habían contado. La reforma fue la condición que puso Trichet, por orden de Alemania, para salvarnos de unos mercados a los que les importa muy poco lo que diga nuestra carta magna.
Miro a Bélgica con algo de envidia. Ironías de esta crisis: cuando no tienes Gobierno, es más difícil que te roben la soberanía.
lunes, 3 de octubre de 2011
ENTREVISTA: MARÍA DEL MAR BONET - Cantante
Pregunta. Cuarenta y cinco años cantando. Y ahora, un disco más. ¿No le vale ya?
Respuesta. Pues la verdad es que no tengo este sentimiento. La vida artística no es un trabajo que te canse. Lo que me cansa más es lo que la envuelve: los viajes, las entrevistas.
P. Dice que canta sin red. ¿Nunca se ha caído del trapecio?
R. Muchísimas veces [ríe], y me he hecho daño en las cuerdas vocales, me he quedado en blanco o me han dejado sin sonido.
...
P. ¿Se puede seguir hablando, a estas alturas del partido, de nova cançò?
R. Bueno, las cosas van pasando, y tienen otros nombres. La cançò es el hecho de que hay determinado tipo de cantantes que cantan en nuestra lengua.
P. ¿Seguimos estando para cantautores?
R. Es que todos lo son. Un grupo que se llame Antonia Font, o los Manel. Un grupo de rock también, porque se ha inventado lo que está cantando.
P. Ahora está participando en un documental sobre la muerte de Enrique Ruano. ¿Contra la policía franquista se componía mejor?
R. Creo que el tiempo ha cambiado muchísimo todo. Son muchos años cantando y he tenido etapas. Ahora escribo cosas de tipo muy personal e interiorizado.
P. Dicen que Nacho Duato le inoculó el virus de la danza. ¿Pero usted tiene cuerpo de jota?
R. Pues a ratos. Puede ser. El cuerpo de jota va com va. Pero más que Nacho Duato el que me llevó a la jota fue Javier Mas. Tocamos jotas, y potentes. Nacho ha bailado otras cosas mías.
...
P. Cuando dice que se avecina el fin del mundo, ¿se refiere al 20-N?
R. Yo el 20-N no lo calificaría de fin del mundo, pero sí viene una etapa muy difícil, una vuelta atrás muy considerable.
P. Cuentan que tiene dotes de bruja. Dígame defectos suyos.
R. No he sido nunca dotada para estos menesteres, aunque todos tenemos mucha intuición. Yo soy pesada, tozuda... A veces soy realmente desagradable.
P. Como para ser vecina suya.
R. Bueno, no llega la sangre al río. Es que soy demasiado perfeccionista. Pero en la vida personal no soy así. Por eso me van las cosas tan bien.
P. Menos mal.
R. Aunque creo que no tengo mucha vida personal. Mi vida personal está un poco aparcada.
P. ¿Y eso no es terrible?
R. Bueno, no, porque pasas épocas diferentes.
P. Ha dicho del 15-M que es "irremediable". ¿Qué le indigna?
R. Volver atrás. Que todo lo logrado en libertades, en cultura, se ponga en entredicho. Veo en el cambio que se nos viene un elemento muy sórdido.
P. ¿El nacionalismo le sienta bien a la canción?
R. Ni bien ni mal. El nacionalismo es una forma de ver la vida que en este país está muy arraigada. En Madrid hay un nacionalismo enorme. Veo un centralismo atroz del Estado español, por el que todos tenemos que hablar la misma lengua, y no veo en las televisiones las otras lenguas del Estado.
P. ¿Interpretar La balanguera, himno oficial de Mallorca, le hace sentirse como Plácido Domingo con el del Real Madrid?
R. No, no [ríe]. La ha cantado mucha gente antes que yo. La grabé por primera vez en Francia, el día en que Tejero entró en el Parlamento. El arreglador me dijo: "Oye, hay como una especie de toreros con ametralladoras. Está pasando algo en tu país". Vi las noticias y realmente canté esta canción de otra forma.
...
P. ¿Se siente hija o deudora de la sobrasada?
R. Siempre deudora [risas].
P. ¿Su cuenta de Suiza se ha visto afectada por la crisis?
R. Mi cuenta se ha visto afectada desde siempre. Y no tengo ninguna cuenta en Suiza. Vivo de mi música y estoy muy contenta.
Perfil
Tiene 64 años, y acaba de presentar, con el pianista Manel Camp, un nuevo disco, que combina sus aires de siempre con toques de jazz. Cuenta que la ensaimada tiene música, "cuando entra y sale del horno", y habla con entusiasmo de su faceta de pintora, "vicio oculto" para el que siempre lleva acuarelas en la maleta. Dice que le encanta bailar, mata por un trozo de chocolate y se confiesa devota de la cocina mediterránea.
Leer todo en El País.
Respuesta. Pues la verdad es que no tengo este sentimiento. La vida artística no es un trabajo que te canse. Lo que me cansa más es lo que la envuelve: los viajes, las entrevistas.
P. Dice que canta sin red. ¿Nunca se ha caído del trapecio?
R. Muchísimas veces [ríe], y me he hecho daño en las cuerdas vocales, me he quedado en blanco o me han dejado sin sonido.
...
P. ¿Se puede seguir hablando, a estas alturas del partido, de nova cançò?
R. Bueno, las cosas van pasando, y tienen otros nombres. La cançò es el hecho de que hay determinado tipo de cantantes que cantan en nuestra lengua.
P. ¿Seguimos estando para cantautores?
R. Es que todos lo son. Un grupo que se llame Antonia Font, o los Manel. Un grupo de rock también, porque se ha inventado lo que está cantando.
P. Ahora está participando en un documental sobre la muerte de Enrique Ruano. ¿Contra la policía franquista se componía mejor?
R. Creo que el tiempo ha cambiado muchísimo todo. Son muchos años cantando y he tenido etapas. Ahora escribo cosas de tipo muy personal e interiorizado.
P. Dicen que Nacho Duato le inoculó el virus de la danza. ¿Pero usted tiene cuerpo de jota?
R. Pues a ratos. Puede ser. El cuerpo de jota va com va. Pero más que Nacho Duato el que me llevó a la jota fue Javier Mas. Tocamos jotas, y potentes. Nacho ha bailado otras cosas mías.
...
P. Cuando dice que se avecina el fin del mundo, ¿se refiere al 20-N?
R. Yo el 20-N no lo calificaría de fin del mundo, pero sí viene una etapa muy difícil, una vuelta atrás muy considerable.
P. Cuentan que tiene dotes de bruja. Dígame defectos suyos.
R. No he sido nunca dotada para estos menesteres, aunque todos tenemos mucha intuición. Yo soy pesada, tozuda... A veces soy realmente desagradable.
P. Como para ser vecina suya.
R. Bueno, no llega la sangre al río. Es que soy demasiado perfeccionista. Pero en la vida personal no soy así. Por eso me van las cosas tan bien.
P. Menos mal.
R. Aunque creo que no tengo mucha vida personal. Mi vida personal está un poco aparcada.
P. ¿Y eso no es terrible?
R. Bueno, no, porque pasas épocas diferentes.
P. Ha dicho del 15-M que es "irremediable". ¿Qué le indigna?
R. Volver atrás. Que todo lo logrado en libertades, en cultura, se ponga en entredicho. Veo en el cambio que se nos viene un elemento muy sórdido.
P. ¿El nacionalismo le sienta bien a la canción?
R. Ni bien ni mal. El nacionalismo es una forma de ver la vida que en este país está muy arraigada. En Madrid hay un nacionalismo enorme. Veo un centralismo atroz del Estado español, por el que todos tenemos que hablar la misma lengua, y no veo en las televisiones las otras lenguas del Estado.
P. ¿Interpretar La balanguera, himno oficial de Mallorca, le hace sentirse como Plácido Domingo con el del Real Madrid?
R. No, no [ríe]. La ha cantado mucha gente antes que yo. La grabé por primera vez en Francia, el día en que Tejero entró en el Parlamento. El arreglador me dijo: "Oye, hay como una especie de toreros con ametralladoras. Está pasando algo en tu país". Vi las noticias y realmente canté esta canción de otra forma.
...
P. ¿Se siente hija o deudora de la sobrasada?
R. Siempre deudora [risas].
P. ¿Su cuenta de Suiza se ha visto afectada por la crisis?
R. Mi cuenta se ha visto afectada desde siempre. Y no tengo ninguna cuenta en Suiza. Vivo de mi música y estoy muy contenta.
Perfil
Tiene 64 años, y acaba de presentar, con el pianista Manel Camp, un nuevo disco, que combina sus aires de siempre con toques de jazz. Cuenta que la ensaimada tiene música, "cuando entra y sale del horno", y habla con entusiasmo de su faceta de pintora, "vicio oculto" para el que siempre lleva acuarelas en la maleta. Dice que le encanta bailar, mata por un trozo de chocolate y se confiesa devota de la cocina mediterránea.
Leer todo en El País.
domingo, 2 de octubre de 2011
Cuando la palabra poética nos abandonó
Una reciente cala veraniega en antologías y obras de autores hispanos del periodo que abarca de la entronización de la dinastía borbónica hasta la muerte de Fernando VII me confirmó sin lugar a dudas que la decadencia política y económica de España se acompañó asimismo de un estiaje creativo que, exceptuando el milagro de Goya, apenas permite vislumbrar algunas brasas en tan extenso y ceniciento erial. En vano buscaremos una huella de la genial invención cervantina ni de la palabra poética de san Juan de la Cruz, Quevedo o Góngora. Ni siquiera del mal conocido Gracián. Diríase que tan glorioso pasado hubiera sido borrado de golpe y cedido el paso a una lobreguez que no obstante los bien intencionados esfuerzos de algunos esclarecidos (empleo el término correcto acuñado por Eduardo Subirats respecto a los ilustrados) nadie alcanzó a alumbrar. El desprecio injusto a la corriente innovadora, de modernidad atemporal, de la propia tradición; la imitación desastrosa del acartonado neoclasicismo francés; la presencia castradora del Santo Oficio (no olvidemos las vicisitudes del proceso y retracción forzada de Olavide) explican en parte, pero tan solo en parte, tan sobrecogedor salto atrás.
Si las fábulas de Iriarte y su rival Samaniego pueden ser recorridas con agrado aunque digan muy poco al lector de hoy y el humor de bajo vuelo de fray Gerundio de Campazas soporta tan solo una primera (y única) lectura, la novela Eusebio de Pedro Montengón, afrancesado e imbuido de la filosofía de las Luces, cuya crítica aguda de la ignorancia en la que se hallaba sumida España, como señalaba recientemente Rogelio Blanco en La República de las Letras, es de un enorme interés, no alcanza con todo a renovar el género como lo hizo Diderot: su aportación es más didáctica que literaria. Incluso un autor tan notable como José María Cadalso -cuyas incentivas Cartas Marruecas reescribí a mi manera hace unas décadas y reflejan por desdicha algunos aspectos de la indignada y fallera España de 2011-, fracasó en el ámbito novelesco: sus Noches lúgubres no aguantan un mero repaso por mucha que sea la buena voluntad del lector. Dicha incapacidad para un género que, gracias a la semilla cervantina, floreció en las dos orillas del canal de la Mancha, afecta incluso a nuestros mejores creadores de la primera mitad del siglo XIX: Blanco White y Larra. Luisa de Bustamante, la huérfana española en Inglaterra del primero y El doncel de don Enrique el Doliente del segundo no redundan en la gloria de dos autores de su valía: su lectura es inocua y nos decepciona. Las barras de plata de mi tatarabuela María Mendoza, inspirada como Larra por el medievalismo de Walter Scott, no desmerece en exceso de ellas.
Si de la novela pasamos a la poesía -dejo por ahora el teatro de Leandro Fernández de Moratín y la figura del novelable y novelado Abate Marchena-, la situación no es más lucida. La imitación antes señalada de los neoclásicos franceses y su retórica huera alterna con el entusiasmo ingenuo por la ciencia y los valores del progreso. Intentar recorrer las odas de Meléndez Valdés es degustar una especie de jarabe de melaza que indigesta el estómago más resistente. Mi admirado Menéndez Pelayo, a quien tantos descubrimientos debo en el fecundo campo de la heterodoxia hispana, escribía de ella con su habitual gracejo: "¿Qué decir de un poeta que se imagina convertido en palomo, y a su amada en paloma, cubriendo a la par los albos huevos?".
Si la palabra poética tiene algún sentido, no la hallaremos jamás en la infinidad de versos grises embebidos de un vago humanismo o, peor aún, escritos a la gloria de monarcas idiotas o favoritos de la especie de Manuel Godoy. Cienfuegos, Quintana, Reinoso, Alberto Lista, entonaban odas a la imprenta, a la vacuna, a la beneficencia, etcétera, con resultados idénticos a quienes un siglo y medio después exaltarían las estadísticas de producción (trucadas) de la URSS y las virtudes del homo sovieticus. Una garrulería insoportable a cualquier oído fino arrambló con todo asomo de sensibilidad literaria. Las durísimas palabras de Sarmiento durante su estancia en la Península reflejan con crudeza el agotamiento creativo de la época. La literatura española se había convertido en un secarral.
Las razones de semejante vacío después de varios siglos de una dinámica excepcional en el ámbito artístico y literario europeo son múltiples y las mejores respuestas contemporáneas a los hechos las hallamos, como siempre, en Blanco White. Hundido nuestro poder militar y económico, independizada la España ultramarina, marginadas las tentativas emancipadoras en el campo del pensamiento y la ciencia -esas Pequeñas Atlántidas que, con Jovellanos a la cabeza, intentó rescatar hace medio siglo Alberto Gil Novales-, el retorno al absolutismo inquisitorial hundió en el pesimismo a las mentes más lúcidas refugiadas en Europa o América. Recordemos las palabras de Fernando VII en octubre de 1824, después de la intervención militar de la muy poco Santa Alianza que liquidó las esperanzas suscitadas por el Trienio liberal:
"Con el fin de que desaparezca del suelo español hasta la más remota idea de que la soberanía resida en otro que en mi real persona; con el justo fin de que mis pueblos conozcan que jamás entraré en la más pequeña alteración de las leyes fundamentales de esta monarquía, dispongo que ...", etcétera.
¿Qué efecto podía surtir dicho mensaje sino el embrutecimiento de unos y una fervorosa rebeldía política y patriótica, pero sin dimensión estética, de cuantos se oponían a semejantes despropósitos?
La palabra poética nos abandonó. La persistente inclinación nacional por los malos, pero ardorosos poetas, tardó en enmendarse y se convirtió, como dijo un crítico en un acceso de lucidez, "en una nueva forma de calamidad pública". Es ya hora de que revisemos nuestros esquemas heredados de generación en generación, y dejemos de llamar poesía a lo que no lo es.
JUAN GOYTISOLO.
El País, 02/10/2011
El menú de los restaurantes
¿Cómo diseñar bien el menú de un restaurante? Un libro recorre curiosas cartas históricas de EE UU y preguntamos a grafistas por las últimas tendencias.
Cuando los miembros del Cercle de L'Union de San Francisco (EE UU) se sentaron a cenar el 23 de diciembre de 1912 pusieron sus ojos en una carta que hoy consideraríamos, como poco, extraña. El club gastronómico celebraba una velada de "pollo a la cazuela estilo Enrique IV", rey francés del siglo XVI que se propuso que sus súbditos pudieran tomar este plato cada domingo. Sin embargo, el menú no estaba ilustrado con estampas históricas o avícolas, sino con un dibujo de tres pequeños faunos vestidos de cocineros arrastrando hacia los fogones -gracias a una cuerda- a una mujer desnuda y atada. La carta, cuyo sentido sigue siendo un enigma un siglo después -¿querían excitar sexualmente a los comensales o promover el canibalismo de género?-, es una de las joyas recuperadas por la editorial Taschen en el libro Menu design in America. El tomo es un fascinante recorrido visual por la historia de los menús en Estados Unidos desde su aparición a finales del XIX hasta la decadencia en los ochenta, con especial incidencia en su edad dorada, acaecida en la primera mitad del siglo XX.
Además de cartas algo estrambóticas como la de los faunos o la del French Casino de Chicago en 1935 -en la que vemos a una señorita de cuyos pechos mana champán-, el libro recoge elegantes ejercicios de diseño gráfico y auténticas maravillas anónimas de la ilustración. Distinguidos o populares; americanos, chinos o hawaianos; políticamente incorrectos o directamente racistas, los menús trataban -y tratan aún- de reflejar el espíritu de los locales, invitando a los clientes a zambullirse en sus delicias.
"Hay momentos de esplendor en el diseño de cartas y van en paralelo a los avances en la cocina", explica el editor del libro, el coleccionista Jim Heimann. "A mí me encantan las del cambio de siglo y las de los años treinta. Estas últimas aúnan un gran refinamiento con un tono guasón y exploran a fondo las posibilidades de la ilustración. Según te vas adentrando en los sesenta y los setenta, la fotografía empieza a dominar el ambiente y las cartas se vuelven menos satisfactorias visualmente".
Aunque las fotos pueden ser consideradas una vulgaridad en las cartas actuales -al menos en España, están casi reducidas al ámbito de las cadenas de restauración y los menús más viejunos-, es cierto que la exquisitez visual de los menús del libro no se suele encontrar en los restaurantes actuales.
"Por lo general, el arte de las cartas ha ido empobreciéndose. La mayoría de los restaurantes quieren cambiar el menú con frecuencia, así que se lo imprimen ellos desde su ordenador", afirma Heimann. "El uso de la ilustración ya no es lo habitual. Las cartas grandes tampoco están de moda: antes el tamaño importaba a la hora de indicar el prestigio de un restaurante, con lo que se volvieron gigantes, pero eso ya no significa nada".
Hay diseñadores que celebran la desaparición de los menús-sábana que tanto furor causaron en el pasado. Aprovechan y también piden la extinción de rancios clásicos como las carpetitas marrones o azules de polipiel. "No me gusta tener que apartar cosas de la mesa para poder leer los platos tranquilamente", se queja Sergio Ibáñez, del estudio de diseño gráfico Setanta. "El menú no debe pesar tres toneladas, ha de minimizar el contenido al máximo y evitar fundas semipromocionales. Y a poder ser, no usar papeles vegetales o nacarados. ¡Superemos ya esta etapa, por favor! A veces es mejor una hoja plastificada que un álbum de comunión. Tampoco me gustan los que usan papeles en plan artesano, japoneses o con elementos florales incrustados. Prefiero un papel liso, blanco. Como un mantel".
En efecto, una carta cursi o excesivamente larga puede estomagar al comensal con un mínimo gusto. Pero ¿qué condiciones debe reunir entonces una buena? "Tiene que transmitir los valores culinarios del restaurante, permitir la legibilidad y respetar la jerarquía", asegura Pablo Juncadella, del estudio de diseño Mucho.
Como responsable de su identidad visual, Mucho está detrás de las cartas de la cadena de japoneses Sushiitto, las focaccerías Buenas Migas o los restaurantes Petit Comité y Blau en Barcelona. "Son perfiles muy distintos, pero la característica principal es la periodicidad del cambio de menú, lo que determina el diseño enormemente. Otra cuestión es el desgaste: una carta pasa por muchas manos antes de ser repuesta y si está en mal estado da muy mal efecto, por lo que la durabilidad del papel es básica".
Para Juncadella, un ejemplo a seguir en este territorio son los restaurantes del Grupo Tragaluz, que dispone de 18 locales de cuidada estética distribuidos entre Barcelona y Madrid. La empresa encargó a Mario Eskenazi, premio Nacional de Diseño, la factura de la carta del Mordisco o del Bar Tomate, mientras que el joven equipo del estudio Run Design ha ideado las del Luzi Bombón o la del Komomoto, inspirada en el juego oriental tangram. La del restaurante insignia del grupo, el Tragaluz, es obra de Mariscal.
"Aparte del producto y la cocina, que son la base, cuidamos mucho detalles como las cartas, porque la suma de todo hace que el conjunto sea atractivo", afirma Tomás Tarruella, socio fundador del grupo junto a su madre, Rosa María Esteva. "Cuidamos su diseño desde dos puntos de vista: por un lado, cómo y en qué orden se organiza el texto, y por otro buscamos un grafismo en consonancia".
Como escribió el crítico del New York Times Frank Bruni, los menús son una especie de cheerleaders (animadoras) gastronómicas. O, dicho de otra forma, una poderosa herramienta de marketing cuya distribución, colores y posicionamiento de los precios puede promover la compra de determinados platos. "Nosotros no las utilizamos como herramienta para vender más, sino para hacerlo mejor", defiende Tarruella. "El cliente tiene que encontrar lo que quiere, y hay que ayudarle a que acierte en su elección porque si lo hace, querrá volver".
En los menús no solo cuenta el diseño: la elección de las palabras es igual de relevante. Los nombres de los platos y sus explicaciones deben despertar el apetito del lector-cliente. El libro Menu design in America cita una frase de la periodista gastronómica Sara Dickerman que resume el concepto: "El lenguaje de las cartas, con sus guiones, sus comillas y sus explosiones de palabras extranjeras, sirve menos para describir la comida que para administrar tus expectativas. No solo tienta; justifica el desembolso económico que supone cenar fuera".
Leer más aquí en El País Semanal.
Cuando los miembros del Cercle de L'Union de San Francisco (EE UU) se sentaron a cenar el 23 de diciembre de 1912 pusieron sus ojos en una carta que hoy consideraríamos, como poco, extraña. El club gastronómico celebraba una velada de "pollo a la cazuela estilo Enrique IV", rey francés del siglo XVI que se propuso que sus súbditos pudieran tomar este plato cada domingo. Sin embargo, el menú no estaba ilustrado con estampas históricas o avícolas, sino con un dibujo de tres pequeños faunos vestidos de cocineros arrastrando hacia los fogones -gracias a una cuerda- a una mujer desnuda y atada. La carta, cuyo sentido sigue siendo un enigma un siglo después -¿querían excitar sexualmente a los comensales o promover el canibalismo de género?-, es una de las joyas recuperadas por la editorial Taschen en el libro Menu design in America. El tomo es un fascinante recorrido visual por la historia de los menús en Estados Unidos desde su aparición a finales del XIX hasta la decadencia en los ochenta, con especial incidencia en su edad dorada, acaecida en la primera mitad del siglo XX.
Además de cartas algo estrambóticas como la de los faunos o la del French Casino de Chicago en 1935 -en la que vemos a una señorita de cuyos pechos mana champán-, el libro recoge elegantes ejercicios de diseño gráfico y auténticas maravillas anónimas de la ilustración. Distinguidos o populares; americanos, chinos o hawaianos; políticamente incorrectos o directamente racistas, los menús trataban -y tratan aún- de reflejar el espíritu de los locales, invitando a los clientes a zambullirse en sus delicias.
"Hay momentos de esplendor en el diseño de cartas y van en paralelo a los avances en la cocina", explica el editor del libro, el coleccionista Jim Heimann. "A mí me encantan las del cambio de siglo y las de los años treinta. Estas últimas aúnan un gran refinamiento con un tono guasón y exploran a fondo las posibilidades de la ilustración. Según te vas adentrando en los sesenta y los setenta, la fotografía empieza a dominar el ambiente y las cartas se vuelven menos satisfactorias visualmente".
Aunque las fotos pueden ser consideradas una vulgaridad en las cartas actuales -al menos en España, están casi reducidas al ámbito de las cadenas de restauración y los menús más viejunos-, es cierto que la exquisitez visual de los menús del libro no se suele encontrar en los restaurantes actuales.
"Por lo general, el arte de las cartas ha ido empobreciéndose. La mayoría de los restaurantes quieren cambiar el menú con frecuencia, así que se lo imprimen ellos desde su ordenador", afirma Heimann. "El uso de la ilustración ya no es lo habitual. Las cartas grandes tampoco están de moda: antes el tamaño importaba a la hora de indicar el prestigio de un restaurante, con lo que se volvieron gigantes, pero eso ya no significa nada".
Hay diseñadores que celebran la desaparición de los menús-sábana que tanto furor causaron en el pasado. Aprovechan y también piden la extinción de rancios clásicos como las carpetitas marrones o azules de polipiel. "No me gusta tener que apartar cosas de la mesa para poder leer los platos tranquilamente", se queja Sergio Ibáñez, del estudio de diseño gráfico Setanta. "El menú no debe pesar tres toneladas, ha de minimizar el contenido al máximo y evitar fundas semipromocionales. Y a poder ser, no usar papeles vegetales o nacarados. ¡Superemos ya esta etapa, por favor! A veces es mejor una hoja plastificada que un álbum de comunión. Tampoco me gustan los que usan papeles en plan artesano, japoneses o con elementos florales incrustados. Prefiero un papel liso, blanco. Como un mantel".
En efecto, una carta cursi o excesivamente larga puede estomagar al comensal con un mínimo gusto. Pero ¿qué condiciones debe reunir entonces una buena? "Tiene que transmitir los valores culinarios del restaurante, permitir la legibilidad y respetar la jerarquía", asegura Pablo Juncadella, del estudio de diseño Mucho.
Como responsable de su identidad visual, Mucho está detrás de las cartas de la cadena de japoneses Sushiitto, las focaccerías Buenas Migas o los restaurantes Petit Comité y Blau en Barcelona. "Son perfiles muy distintos, pero la característica principal es la periodicidad del cambio de menú, lo que determina el diseño enormemente. Otra cuestión es el desgaste: una carta pasa por muchas manos antes de ser repuesta y si está en mal estado da muy mal efecto, por lo que la durabilidad del papel es básica".
Para Juncadella, un ejemplo a seguir en este territorio son los restaurantes del Grupo Tragaluz, que dispone de 18 locales de cuidada estética distribuidos entre Barcelona y Madrid. La empresa encargó a Mario Eskenazi, premio Nacional de Diseño, la factura de la carta del Mordisco o del Bar Tomate, mientras que el joven equipo del estudio Run Design ha ideado las del Luzi Bombón o la del Komomoto, inspirada en el juego oriental tangram. La del restaurante insignia del grupo, el Tragaluz, es obra de Mariscal.
"Aparte del producto y la cocina, que son la base, cuidamos mucho detalles como las cartas, porque la suma de todo hace que el conjunto sea atractivo", afirma Tomás Tarruella, socio fundador del grupo junto a su madre, Rosa María Esteva. "Cuidamos su diseño desde dos puntos de vista: por un lado, cómo y en qué orden se organiza el texto, y por otro buscamos un grafismo en consonancia".
Como escribió el crítico del New York Times Frank Bruni, los menús son una especie de cheerleaders (animadoras) gastronómicas. O, dicho de otra forma, una poderosa herramienta de marketing cuya distribución, colores y posicionamiento de los precios puede promover la compra de determinados platos. "Nosotros no las utilizamos como herramienta para vender más, sino para hacerlo mejor", defiende Tarruella. "El cliente tiene que encontrar lo que quiere, y hay que ayudarle a que acierte en su elección porque si lo hace, querrá volver".
En los menús no solo cuenta el diseño: la elección de las palabras es igual de relevante. Los nombres de los platos y sus explicaciones deben despertar el apetito del lector-cliente. El libro Menu design in America cita una frase de la periodista gastronómica Sara Dickerman que resume el concepto: "El lenguaje de las cartas, con sus guiones, sus comillas y sus explosiones de palabras extranjeras, sirve menos para describir la comida que para administrar tus expectativas. No solo tienta; justifica el desembolso económico que supone cenar fuera".
Leer más aquí en El País Semanal.
Cómo saquearon la CAM y, hasta ahora, sin consecuencias para los autores. Las deudas las paga el Estado con el dinero de todos.
Las indemnizaciones millonarias a exdirectivos de la Caja de Ahorros del Mediterráneo y la pensión atribuida a su ex directora general rematan el escándalo de la gestión de esta entidad.
La historia de un fiasco, afianzado en el boom inmobiliario, consentido, e incluso alentado, por el Gobierno de la Comunidad Valenciana de Francisco Camps, que utilizó la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) para financiar sus megaproyectos: Ciudad de las Artes, en Valencia; la Ciudad de la Luz, en Alicante, y Terra Mítica, entre otros. Y rematado con la ambición desmesurada de un grupo sin escrúpulos que se lucró en plena ruina de la caja. Así se entiende la deriva de la CAM, el centenario buque insignia de las finanzas de la provincia de Alicante, comandado durante los últimos años por Modesto Crespo, en la presidencia, y Roberto López Abad, como director general, hasta que el pasado 22 de julio fue intervenida por el Banco de España.
En la antesala de la intervención, López Abad y otros cuatro altos ejecutivos se aseguraron un dorado retiro con elevadas prejubilaciones (12,8 millones de euros en total). La sucesora de López Abad, la empleada María Dolores Amorós, no quiso ser menos y se puso un sueldo de 600.000 euros al año y una pensión vitalicia de 370.000. Todo ello sin contar con el visto bueno de los órganos de la entidad, pero con el beneplácito del entonces presidente de la caja, Modesto Crespo, más ocupado en atender las urgencias de su mentor, Francisco Camps, que de los requerimientos del Banco de España para poner orden en las cuentas. El resto de miembros del consejo, conscientes de su papel de comparsas, se mantuvo pasivo y tragando la información que recibían. La CAM pagaba 1.000 euros por cada asistencia al consejo.
Cuando presidía la CAM, Modesto Crespo estaba más atento a urgencias de Francisco Camps que al Banco de España. Leer todo el artículo en El País.
La historia de un fiasco, afianzado en el boom inmobiliario, consentido, e incluso alentado, por el Gobierno de la Comunidad Valenciana de Francisco Camps, que utilizó la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) para financiar sus megaproyectos: Ciudad de las Artes, en Valencia; la Ciudad de la Luz, en Alicante, y Terra Mítica, entre otros. Y rematado con la ambición desmesurada de un grupo sin escrúpulos que se lucró en plena ruina de la caja. Así se entiende la deriva de la CAM, el centenario buque insignia de las finanzas de la provincia de Alicante, comandado durante los últimos años por Modesto Crespo, en la presidencia, y Roberto López Abad, como director general, hasta que el pasado 22 de julio fue intervenida por el Banco de España.
En la antesala de la intervención, López Abad y otros cuatro altos ejecutivos se aseguraron un dorado retiro con elevadas prejubilaciones (12,8 millones de euros en total). La sucesora de López Abad, la empleada María Dolores Amorós, no quiso ser menos y se puso un sueldo de 600.000 euros al año y una pensión vitalicia de 370.000. Todo ello sin contar con el visto bueno de los órganos de la entidad, pero con el beneplácito del entonces presidente de la caja, Modesto Crespo, más ocupado en atender las urgencias de su mentor, Francisco Camps, que de los requerimientos del Banco de España para poner orden en las cuentas. El resto de miembros del consejo, conscientes de su papel de comparsas, se mantuvo pasivo y tragando la información que recibían. La CAM pagaba 1.000 euros por cada asistencia al consejo.
Cuando presidía la CAM, Modesto Crespo estaba más atento a urgencias de Francisco Camps que al Banco de España. Leer todo el artículo en El País.
Tables baratas que tienen opciones iguales a otras más caras
El 35% de los propietarios de una tableta se van con ella al water. Al margen de que sea otra mala noticia para los periódicos de papel, la pregunta es: ¿Vale la pena gastarse 800 euros en eso o sirve la de 146? Por ejemplo Kindle Fire, la que acaba de anunciarAmazon.
Conocidas las características técnicas de la tableta de Amazon, la comparativa con el iPad, líder absoluto del mercado, no se aguanta. Sin embargo, pocos analistas dudan de su éxito. La clave es el precio: sus 199 dólares (146 euros), menos de la mitad que el iPad más barato, a costa de no tener cámara ni GPS ni otras ventajas. Jeff Bezos, jefe de Amazon, apuesta por lo que ya le funcionó en el lector electrónico Kindle: aparatos que hagan pocas cosas, pero bien y fácilmente.
Kindle Fire es fea. Sí, lo mismo se dijo, con justicia, de su lector electrónico; pero no impidió que la gente se lo llevara en el bolso (el lector ha triunfado principalmente entre las mujeres, la tableta entre los hombres).
Kindle Fire no vale para todo. Sí, lo mismo se dijo, con justicia, de su lector electrónico. Y la gente se lo compró.
El lector electrónico satisface al lector empedernido. Si alguien desea además ver las fotos de su familia, que no se compre el lector electrónico de Amazon. La tableta Fire mantiene la filosofía: un aparato para leer libros, oír música y ver películas. Todo descargado del ecosistema Amazon. A falta de concreciones, se ignora si esta tableta permitirá, por ejemplo, descargarse películas de Netflix, comprar discos en iTunes o escuchar música de Spotify.
La explosión de las tabletas, principalmente del iPad, ha generado muchos estudios y encuestas sobre el uso del aparato. Uno de los últimos es de Citigroup, realizado entre consumidores de China, Estados Unidos y el Reino Unido. El 62% confiesa que se comprará la tableta como juguete; sólo el 12% lo reemplazará a un ordenador. El 68% lo empleará para navegar y el 58% para consultar el correo. Otro estudio anterior, deStaples Advantage, entre empleados de empresas, señalaba que lo usa en el baño (35%), restaurantes (30%) y en la cama (78%). Como en el caso anterior, la principal función es la consulta del correo (75%), algo que se puede hacer perfectamente con el smartphone,sobretodo cuando en la mayoría de los casos se trata de tirar mensajes a la papelera. Si hay que escribir textos largos y algo cuidados, la tableta gana por ventaja, pero eso lo hace igual la de 150 que la de 800 euros.
El precio imbatible de la Kindle Fire (199 dólares) lo es comparado con Apple, Motorola, Samsung, HP o Dell, pero no con las marcas blancas. En la misma tienda de Amazon es posible encontrar tabletas más baratas que la suya y con características similares. Lo novedoso es el respaldo de una marca de prestigio como Amazon, garantía de calidad de servicio.
En la actualidad Amazon.com vende tabletas como Viewbook a 169 dólares (124 euros),Coby Kyros (159 dólares, 117 euros), Velocity (169 dólares, 124 euros) o Eken (88 dólares, 64 euros).
Todas ellas tienen en común pantallas de 7 pulgadas, 8 gigas de almacenamiento y el sistema operativo Android, aunque no el más avanzado (el de Kindle Fire, tampoco); no incluyen su navegador Chrome (Fire, tampoco) ni su tienda de aplicaciones (Fire tampoco), por lo que pueden ahorrar costes en licencias. No todos son marcas asiáticas, también se encuentra la tableta de la francesa Archos que por 180 dólares ofrece una pantalla de 10 pulgadas de alta definición, GPS y webcam. Ver todo el artículo en El País.
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