domingo, 6 de agosto de 2023

Hiroshima, el reto del desarme nuclear más allá de Oppenheimer

Alianza por el Desarme Nuclear 
Fuentes: El Salto [Foto: Hiroshima (ICAN)]


A los 78 años de la catástrofe de Hiroshima y Nagasaki se impone una reflexión sobre las armas nucleares y la exigencia de su total prohibición y desmantelamiento

El 6 de agosto de 1945, a las 8:15 de la mañana, Estados Unidos lanzaba Little Boy, la bomba atómica, sobre Hiroshima. Al resplandor y la explosión le siguió una gran bola de fuego de más de 250 metros de diámetro que provocó temperaturas de más un millón de grados y arrasó con todo, fulminando de manera instantánea la vida de unas 80.000 personas. En los meses y años posteriores morirían decenas de miles más a consecuencia de la radiactividad. Hace 78 años de ese despertar en el infierno que paró todos los relojes y transformó el destino de Hiroshima para siempre.

Aquella mañana apocalíptica, Setsuko Thurlow, una adolescente de 13 años, que había sido entrenada para descodificar mensajes secretos, se encontraba en el cuartel general del ejército junto a una treintena de compañeras. La procesión de fantasmas que vería en las calles de su ciudad, pieles derretidas y carbonizadas, cuerpos ardiendo, personas con los ojos en las manos y las vísceras fuera, escenas de un horror inenarrable, la llevaron a entregar su vida a la lucha por un mundo libre de armas nucleares, tarea que la ocupa todavía hoy y a la que promete dedicarse hasta su último aliento.

Hibakusha
Que cada año por estas fechas recordemos lo sucedido en Hiroshima y, tres días más tarde, en Nagasaki, no solo es un acto de memoria y dignidad con el sufrimiento de Setsuko y los hibakusha (término japonés con el se conoce a los sobrevivientes de las bombas atómicas y que significa, literalmente, “persona bombardeada”) sino que debe hacernos reflexionar sobre el legado de estas armas de destrucción masiva, las más devastadoras e inhumanas, y el sentido o sinsentido de su existencia a día de hoy.

Setsuko Thurlow
Setsuko Thurlow
Foto: Setsuko Thurlow (fotografía: ICAN)

78 años después asistimos a una nueva carrera armamentística nuclear y nos enfrentamos a una amenaza sin precedentes desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. El “reloj del apocalipsis”, cuyas manecillas ajusta el Boletín de Científicos Atómicos, sitúa a la humanidad más cerca que nunca del desastre global, a 90 segundos de la medianoche. La guerra en Ucrania, las tensiones en Corea, los riesgos de la inteligencia artificial y posibles accidentes o las conexiones de la amenaza nuclear con la crisis climática exigen a nuestros líderes la toma de medidas urgentes y valientes.

Así lo han pedido estos días, en una acción sin precedentes, más de un centenar de publicaciones médicas del mundo, entre ellas The Lancet, British Medical Journal, New England Journal of Medicine o JAMA. Con motivo del inicio de las reuniones del Comité Preparatorio del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) en Viena, han publicado un editorial conjunto coescrito por los editores de once revistas líderes, la Asociación Mundial de Editores Médicos y la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW). “El peligro es grande y creciente”, advierten, “los estados armados nuclearmente deben eliminar sus arsenales antes de eliminarnos a nosotros”.

No basta con el TNP
La capacidad del TNP para frenar la proliferación y avanzar hacia el desarme nuclear es, cuando menos, cuestionable. Desde su entrada en vigor, en 1970, el número de países que poseen armas nucleares ha pasado de 5 a 9 (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte) y los acuerdos para la reducción de arsenal han sido acuerdos bilaterales entre Rusia/URSS y EEUU realizados fuera del marco de este Tratado.

En la actualidad existen más de 12.500 armas nucleares, el 90% de ellas en manos de Rusia y Estados Unidos. De estas, 3.844 ojivas están desplegadas en misiles o aviones y unas 2.000 se encuentran en estado de alerta máxima, listas para ser utilizadas en cualquier momento. Incluso las más pequeñas de ellas tienen una carga explosiva muy superior a la de las bombas de Hiroshima y Nagasaki. El uso de algunas de estas armas en una guerra nuclear a pequeña escala sería devastador y podría comprometer el futuro de la humanidad y el planeta. Tenemos capacidad no solo de replicar muchas más hiroshimas sino de hacerlo de manera todavía más terrorífica.

Lejos de desarmarse, las potencias nucleares aumentan el gasto en sus arsenales. En 2022 el gasto nuclear global se incrementó por tercer año consecutivo alcanzando un total de 82.900 millones de dólares, 157.664 dólares por minuto, según ICAN. Para el SIPRI, esta escalada armamentística nuclear “nos adentra en uno de los periodos más peligrosos de la historia de la humanidad”.

El estreno de Oppenheimer en los cines y su éxito en taquilla nos ofrece una oportunidad para el debate sobre la necesidad de abolir las armas nucleares. Sin embargo, la película de Christopher Nolan deja fuera del relato una parte esencial: el punto de vista de las víctimas, las consecuencias del legado nuclear sobre la vida de las personas y su entorno. Sin ellas es imposible entender la magnitud del problema. Las armas nucleares no son un ente abstracto. En la retórica de los líderes políticos son instrumentos de proyección de poder, modelan la geopolítica desde un prisma patriarcal y militarizado. En la vida de las personas que han sufrido su impacto, los hibakushas, las comunidades de los territorios donde se han realizado ensayos nucleares, las poblaciones de los lugares donde se ha producido algún accidente, las armas nucleares son sinónimo de muerte, enfermedad, discriminación, contaminación y destrucción de sus medios de vida a gran escala. La única garantía de no repetición es su eliminación. Esa es la lección pendiente de Hiroshima: la abolición total de las armas nucleares.

La esperanza del TPAN
En diciembre de 2017 Setsuko Thurlow fue una de las encargadas de recibir el Premio Nobel de la Paz en nombre de ICAN, en reconocimiento a la campaña internacional que condujo a la aprobación en Naciones Unidas del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN) en julio de ese mismo año. El TPAN marcó un hito. A partir de su entrada en vigor, en enero de 2021, las armas nucleares quedaron prohibidas en virtud del derecho internacional. El TPAN, en contra de lo que se esgrime desde algunas posiciones, no debilita el TNP sino que lo desarrolla y lo complementa. Es la herramienta que nos permite avanzar hacia ese mundo libre de una amenaza existencial. Hasta la fecha lo han firmado 92 países y 68 lo han ratificado. España no está entre ellos.

“El TPAN muestra un camino a seguir. Es luz en un tiempo de oscuridad. Las armas nucleares son ahora ilegales. Su existencia es inmoral. Su abolición está en nuestras manos. ¿Es el fin de las armas nucleares o el nuestro final? Debemos elegir uno”, planteó Thurlow en la ceremonia de entrega del Nobel. Esa es la pregunta que deben y que debemos hacerle hoy a nuestros líderes políticos.

El recuerdo de Hiroshima los invita a cuestionarse si están o no en el lado equivocado de la Historia. 

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sábado, 5 de agosto de 2023

El artículo 99 de la Constitución.

Con lo resultados del 23J, el Rey debería preguntar al candidato del PP si está dispuesto a acudir al Congreso de los Diputados a presentar “su” programa de Gobierno y solicitar la confianza de la Cámara. Y, si la respuesta fuera positiva, el Rey debería proponerlo. En el caso de que no la alcanzara, debería proponer al candidato del PSOE para que lo intentara.

La interpretación jurídica se ha construido en los países del continente europeo con base en la ley y no con base en la Constitución. Hasta después de la Primera Guerra Mundial de manera muy limitada y hasta después de la Segunda ya de manera bastante generalizada el mundo del derecho no empieza con la Constitución, sino con la ley. La Constitución es un documento político, pero no una norma jurídica. De ahí que las normas relativas a las fuentes del derecho y a la interpretación de las normas jurídicas figuren en nuestro ordenamiento en el Título Preliminar del Código Civil, que es un Título materialmente constitucional, que contiene el mínimo de Derecho Constitucional imprescindible para que pueda operar el ordenamiento jurídico del Estado Constitucional. Con base en ese título se ha construido la inicial teoría de la interpretación jurídica...

Con la afirmación del principio de legitimación democrática después de la Primera Guerra Mundial empiezan a darse los primeros pasos para la afirmación de la Constitución como norma jurídica, pero no será hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando dicha afirmación se impondrá de manera progresiva hasta convertirse en indiscutible. A los alumnos siempre les recordaba que uno de los grandes juristas europeos del siglo XX, Konrad Hesse, dedicó su Lección Inaugural en la Universidad de Freiburg a 'La fuerza normativa de la Constitución'. ¿Sería imaginable que un catedrático de Derecho Civil o de Derecho Penal hubiera dedicado su lección inaugural a 'La fuerza normativa del Código Civil o del Código Penal'? Pues en el Derecho Constitucional no solo no era inimaginable, sino que se llegó a considerar imprescindible. El impacto del opúsculo de Konrad Hesse fue enorme. Unos veinte años más tarde Eduardo García de Enterría publicaría su “Constitución como norma jurídica” con motivo la aprobación de la Constitución Española de 1978.

Ya no se discute que el mundo del derecho empieza con la Constitución y que, en cuanto norma jurídica, la Constitución tiene que ser interpretada como tal. La Constitución no era norma jurídica antes de la democracia. No puede no serlo en democracia.

Pero la Constitución no deja de ser norma jurídica a su manera, como las familias desgraciadas de Tolstoi. La Constitución no deja de ser el punto de intersección entre la Política y el Derecho. La Constitución democrática todavía más que la predemocrática. Es el punto de llegada de un proceso constituyente de naturaleza política y el punto de partida de un ordenamiento jurídico. El momento político está presente en la interpretación constitucional con una fuerza muy superior a lo que ocurre en la interpretación en las demás ramas del derecho. La interpretación constitucional es interpretación jurídica, pero con singularidades que la diferencian de esta última.

Es así por varios motivos:
1º. Porque la Constitución y la ley en cuanto normas jurídicas son distintas. La Constitución existe tangiblemente, la ley no. También le decía a los alumnos que si van a una librería y piden una Constitución, el librero no tiene duda de lo que se le está pidiendo. Si piden una ley, el librero les preguntará que qué ley quieren, el Código Civil o el Estatuto de los Trabajadores. La ley no existe sin adjetivo calificativo. La ley es una categoría normativa, de la que existen centenares de ejemplares.

2º. La estructura normativa de los preceptos constitucionales y legislativos es distinta. Los preceptos legislativos parten del establecimiento de un presupuesto fáctico al que se anudan determinadas consecuencias jurídicas. En la Constitución no hay ni un solo precepto con esta estructura. Y es así porque la ley, las leyes, están para dar respuestas a los problemas que se plantean en la vida en sociedad, mientras que la Constitución no está para resolver ninguno, sino para posibilitar que cualquier problema encuentre una respuesta política de una manera jurídicamente ordenada. La Constitución no resuelve ningún problema, pero sin ella no se resuelve ninguno.

3º. La finalidad de la ley es que se haga justicia, que se pueda acabar dando a cada uno lo suyo. La finalidad de la Constitución es que se haga justicia “de conformidad con la Constitución”, o, mejor dicho, que no se haga justicia de manera anticonstitucional.

4º. La Constitución tiene intérpretes privilegiados: las Cortes Generales y el Tribunal Constitucional. Intérprete propiamente dicho solo son las Cortes Generales. El Tribunal Constitucional no interpreta la Constitución, sino que revisa la interpretación que de la Constitución han hecho las Cortes Generales. Las Cortes Generales no dejan de interpretar la Constitución en ningún momento. El Tribunal Constitucional solo lo hace cuando se interpone un recurso de inconstitucionalidad o se le eleva una cuestión de inconstitucionalidad. No pasan del 1% o 2% las leyes que son recurridas o elevadas al Tribunal Constitucional.

5º. La ley, las leyes, la interpretamos los ciudadanos con nuestra conducta. Si la interpretación es coincidente, no hay ningún problema. Es lo que ocurre en el 98% o 99% de los casos. Si no es coincidente, se produce un conflicto, que, de no ser solucionado amistosamente, acaba llegando a un juez. Los abogados que representan a las partes o el juez no interpretan la ley. Quienes la interpretan son los ciudadanos. Los abogados argumentan por qué ha sido la parte que él representa la que se ha mantenido con su conducta dentro de la ley y a la inversa la parte contraria. Y el juez decide cuál de las partes se ha mantenido con su conducta dentro de la ley y cuál se ha puesto con su conducta fuera de la ley. Pero no es el juez el que interpreta la ley, sino los ciudadanos en pie de igualdad.

6º. La interpretación jurídica es expresión del principio de igualdad. La interpretación constitucional es expresión del “monopolio de la coacción física legítima en que el Estado consiste”.

Tanto la interpretación constitucional como la interpretación jurídica deben ser instrumentos de “seguridad jurídica”, que deben encajar en su ejercicio. Los ciudadanos, en el caso de la interpretación jurídica, y las Cortes Generales, en el caso de la interpretación judicial. Los jueces y magistrados, en la revisión de la interpretación jurídica por los ciudadanos. El Tribunal Constitucional, en la interpretación por las Cortes Generales de la Constitución. A través de ambas debería ser posible conseguirlo.

¿Qué ocurre con el artículo 99? Pues que el intérprete de la Constitución en este caso no son las Cortes Generales, sino el Rey. La interpretación, tanto la jurídica como la constitucional, es una operación democrática. De democracia directa, la jurídica. De democracia representativa, la constitucional. En la interpretación del artículo 99 no es posible, porque el intérprete es el portador de una magistratura hereditaria, que es “a-democrática”. El constituyente español regula la investidura de manera democrática. La cadena de legitimación democrática, que arranca del artículo 1.2 de la Constitución, “el pueblo español como titular del poder”, se proyecta en el 66.1, en el que por primera vez aparece de nuevo el “pueblo” vinculado a las Cortes Generales, y del 66.1 al 99, en el que el Congreso de los Diputados trasmite la legitimidad democrática a través de la investidura. Pero en el punto de partida de la investidura entra el Rey y se produce, por tanto, si no una quiebra, sí una suspensión de la legitimidad democrática. Para ese momento no hay interpretación jurídica o constitucional que valga. El momento inicial de la operación de investidura es “a-democrático”.

Si estuviera en el servicio jurídico de la Casa Real, ¿qué interpretación le recomendaría al Rey que hiciera del artículo 99 en este caso?

Dado que el PP ha superado al PSOE en votos y escaños, aunque más en los segundos que en los primeros, porque en la “desviación calculada” que hay en nuestra ley electoral se produce un cierto escoramiento entre los dos posibles primeros partidos a favor del partido de la derecha a la hora de traducir los votos en escaños, pero lo ha superado, y dado que, aunque parece que el candidato del PP no tiene apoyos suficientes para ser investido, tampoco resulta inequívoco que los tenga el otro posible candidato, el candidato del PSOE, el Rey debería preguntar al candidato del PP si está dispuesto a acudir al Congreso de los Diputados a presentar “su” programa de Gobierno y solicitar la confianza de la Cámara. Y, si la respuesta fuera positiva, el Rey debería proponerlo. En el caso de que no la alcanzara, el Rey debería proponer al candidato del PSOE para que lo intentara.

Con los resultados del 23 J pienso que esta es la posición más ecuánime que el Rey puede mantener. Me parece muy importante que lo sea y que lo parezca.

viernes, 4 de agosto de 2023

Muere Monjalés, el artista que huyó de la policía franquista en una trepidante fuga e hizo las Américas.

José Soler Vidal ha fallecido en Valencia a los 91 años, tras una larga trayectoria, la mayor parte en Colombia. Fue miembro del Grupo Parpalló y participó en dos ediciones de la Bienal de Venecia.

José Soler Vidal, conocido como Monjalés, ante una de sus obras en la exposición de la Fundación Chirivella Soriano de Valencia, en 2014.


José Soler Vidal, conocido como Monjalés, ha fallecido esta pasada madruga a los 91 años, tras “permanecer ingresado en Hospital Clínico de Valencia atendido por excelentes profesionales”, según expone una escueta nota enviada por su familia. Monjalés fue un pintor y ceramista prestigioso, de éxito. Como miembro destacado del Grupo Parpalló fundado en Valencia en 1956, pretendía renovar el arte español en plena dictadura. Participó dos veces en la Bienal de Venecia, en 1960 y 1976, y fue uno de los precursores, junto con Antonio Saura y Eduardo Arroyo, de la tendencia nueva realidad e informalismo en España. Su funeral se celebrará en su pueblo natal, Albaida.

Nunca olvidó sus orígenes y al final de su vida se volvió a instalar en Valencia, tras desarrollar en Colombia la mayor parte de su trayectoria artística. Allí vivió exiliado y se labró una reconocida carrera sobre todo como ceramista, cuando con anterioridad había despuntado entre sus coetáneos como uno de los mejores pintores. Se tuvo que marchar de Valencia en una precipitada y rocambolesca fuga, perseguido por la policía y la justicia franquistas en 1967. Fue acusado de haber tomado parte en la manifestación del 1 de mayo en Valencia y de haber tirado piedras contra un guardia o ante un guardia. Fueron detenidas 12 personas. A Monjalés le pedían una condena de 14 años de cárcel por resistencia a la autoridad.

Monjalés recordó para este periódico en 2007 aquel accidentado episodio: “Fue una odisea. Fui a Barcelona en un coche, me alojé en casa de Raimon [cantante valenciano], cambié de casa porque pensábamos que nos vigilaba la policía, viajé a la Seu d’Urgell y, de ahí, hasta Andorra, en el maletero del coche de Raimon Obiols hasta que, el 15 de agosto de 1967, llegué a Francia”. Obiols, exdirigente el PSC, confirmó esta versión y añadió más detalles a la “odisea” en unas manifestaciones recogidas en la web del artista: “En Andorra se hizo cargo de él Jordi Costa, exguerrillero del POUM y militante socialista que vivía exiliado en el sur de Francia, en Perpiñán”. Tras huir de la ciudad en la que vivía, su estudio fue asaltado y saqueado, perdiéndose buena parte de su obra de aquella época.

Monjalés comenzó su trayectoria artística en los años cincuenta, con paisajes y retratos, tras estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Valencia. A mediados de la década —en la serie Pacto de las premoniciones— se concentró en la tarea de reinterpretar El jardín de las delicias, de El Bosco. En 1957 se sumó a Parpalló, una agrupación de artistas valencianos, entre los que se encontraban Andreu Alfaro y Eusebio Sempere. Entonces se convirtió en un precursor del informalismo y la abstracción, lo que le abrió las puertas de exposiciones internacionales. Sin embargo, Monjalés prefirió entonces regresar a la figuración, a una pintura social, de compromiso político, hasta que la dictadura franquista truncó su vida y se exilió.

De carácter abierto, sociable, divertido, culto y gran lector, Monjalés estableció fuertes vínculos con la comunidad cultural en Colombia. Prueba de ello son estas palabras del cineasta y escritor de Medellín Sergio Cabrera, reproducidas también en su web: “Conocí a Monjalés hace más de 30 años y desde que lo vi por primera vez me sorprendió con su hospitalidad primero, luego con su amistad, y siempre por la gran claridad con que veía y analizaba todos los temas que tocábamos en las innumerables reuniones que hacíamos en su casa casi todos los domingos”.

Establecido en Bogotá, Monjalés no perdió el contacto con sus compañeros de generación. “Cuando llegué a Bruselas, en 1967, esa Navidad recibí un paquete de Andreu Alfaro que contenía turrón. Y, desde entonces, ninguna Navidad ha faltado ese regalo”, recordaba el artista en 2007, cinco años antes de retornar y establecerse en su tierra, donde finalmente ha fallecido, tal y como era su deseo.

jueves, 3 de agosto de 2023

Domesticar


El Principito png imágenes | PNGWing


– Buenos días -dijo el zorro

– Buenos días -respondió cortesmente el principito

– Ven a jugar conmigo -le propuso el principito- ¡Estoy tan triste!

– No puedo jugar contigo -dijo el zorro- No estoy domesticado

– ¿Qué significa “domesticar”?

– Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro- Significa “crear lazos”

– ¿Crear lazos?

– Si -dijo el zorro- para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para tí único en el mundo…

– Mi vida es monótona, cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de tí. Y amaré el ruido del viento en el trigo…

El zorro calló y miró largo tiempo al principito.

– ¡Por favor… domestícame! -dijo

– ¿Qué hay que hacer? -dijo el principito

– Hay que ser muy paciente -respondió el zorro- Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca…

Al día siguiente volvió el principito.

– Hubiese sido mejor venir a la misma hora -dijo el zorro- Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón… Los ritos son necesarios.

Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:

– ¡Ah!… -dijo el zorro- Voy a llorar

– Tuya es la culpa -dijo el principito- No deseaba hacerte mal pero quisiste que te domesticara…

– Si -dijo el zorro

– ¡Pero vas a llorar! -dijo el principito

Domesticar– Si -dijo el zorro

– Entonces, no ganas nada

– Gano -dijo el zorro-, por el color del trigo.

FRAGMENTO DE ” EL PRINCIPITO” (Capítulo XXI) – Antoine de Saint-Exupéry

Llamadlo fascismo, ya está aquí

El Ayuntamiento de Cartaya (Huelva) ha cancelado la representación de la obra La mirada del otro, que aborda los encuentros entre víctimas de ETA y arrepentidos de la banda terrorista en la cárcel de Nanclares de Oca entre 2011 y 2012; un caso de censura (sin comillas, sin paliativos); y todo “por abordar el tema del terrorismo tras el caso de los titiriteros”.

Ciudadanos pide la prohibición de Def con Dos en Valladolid.

Rita Maestre, portavoz del Ayuntamiento de Madrid, es juzgada, como en Irán o en Arabia Saudí, en un juicio de carácter moral y religioso, por una protesta estudiantil (cargada de razón, por otra parte) en la Universidad. Y, mientras, la Iglesia católica en España se apropia de miles de propiedades inmuebles, e incluso de espacios públicos, plazas y calles, sin que a nadie parezca importarle un comino.

Guillermo Zapata será juzgado de nuevo por reflexionar sobre la naturaleza de los chistes de mal gusto y el humor negro. Ni el juez cree en el delito, pero se ve obligado por otros jueces del PP a continuar una causa esencialmente política.

Dos jóvenes de Alcalá de Henares, Jesús y Elena, son detenidos y encausados tras el allanamiento por parte de la policía del centro social “Las Trece Rosas”, que es la sede del Partido Comunista en la ciudad, simplemente por estar en su propia casa celebrando una fiesta (algo que debiera parecernos inconcebible en términos democráticos, pero que apenas despertó reacción alguna en su momento ni ahora; quizás porque iban a por los comunistas, no a por nosotros aún).

Dos sindicalistas, Juanjo y Pedro, del corredor del Henares también, como los ocho de Airbus (absueltos, al fin), sufren persecución por la justicia solo por ejercer su derecho a la huelga (poned aquí todos los caso que conozcáis en vuestros pueblos y lugares de residencia).

Facebook y Twiter se han convertido en territorio de caza.

La protesta ha quedado proscrita.

Ser un trabajador en paro resulta sospechoso de por sí.

Ser extranjero y del piel oscura es aún más sospechoso (de por sí).

Conozco escritores, gentes de teatro y animadores culturales que se autocensuran, desde hace tiempo, no tanto por afán de medro (que también), sino por miedo. Hace poco, escuché en un círculo supuestamente abierto y crítico que había que despolitizar la escritura y la cultura en general; que arte y literatura no es política.

En Cataluña hay miedo, en Euskadi hay miedo, en Madrid hay miedo, miedo a disentir, a destacarse, a expresar libremente las ideas, por no molestar, por no entrar en conflicto, por no quedar señalados. TV3 se ha convertido en TeleMadrid, realidades intercambiables en donde el desacuerdo ha desaparecido, en las que el miedo se ha apoderado de sus profesionales (poned aquí todos los medios y las televisiones de vuestros pueblos y lugares de residencia).

En TVE a los periodistas rebeldes, a los que aún les queda algo de la dignidad que se supone a su profesión, se les compara con ETA (una vez más). El consenso mediático hermana a El País, El Mundo, el ABC y La Razón. El afán de control mental y social iguala a PP, C’s, PSOE, ERC, PNV y CDC.

Y más allá y más acá de las leyes laborales o de la “ley mordaza”, los auténticos amos, banqueros, empresarios y mercados dicen que Podemos, de momento es peligroso, que no debe entrar en ningún gobierno, y no entrará (o, si lo hace, será a cambio de…). Como el capital y los mercados han dicho que Europa no debe terminar de construirse y no lo hará. Y no hay plan B que valga (lo siento, míster Varoufakis, y demás creyentes; y ya me gustaría que lo hubiese).

A otro nivel, pero el mismo nivel, al fin y al cabo, hace unos días, conocí directamente el caso de unos supuestos asesores especializados en relaciones y conductas sexuales que aconsejaban a los maestros de un colegio de educación especial que no mostrasen sus afectos físicamente hacia sus alumnos mediante abrazos y caricias por miedo a ser denunciados como acosadores. Y nos extrañamos luego de que las conductas psicópatas, tanto individuales, como colectivas, se extiendan como la pólvora a nuestro alrededor.

Los sentimientos han quedado proscritos.

La Escuela, en general, debe ser una fábrica de seres seriados, sumisos, dispuestos a la explotación, preparados y capaces para la eterna competición, pero indiferentes a todo y a todos los demás (Juan Antonio Marina, LOMCE et alia, dixerunt).

Es el miedo y la fría mecánica del consentimiento por doquier. El miedo a expresarse, a ser libre y a ejercer la libertad. Un miedo que se extiende y nos impregna. Que finalmente deviene silencio mortal.

Entre tanto, buenas gentes como Dani Rovira se sorprenden de las consecuencias de expresarse libremente en público. Mientras nuestros políticos, claro, están en lo suyo; ahora andan en eso de las “líneas rojas”, pues la vieja política no solo no ha muerto, sino que resucita pujante ante la indiferencia y el cansancio general.

Y nuestros “comunicadores” hozando en su particular lodazal, pugnando por salir en cuantos más medios mejor y en cuantas más tertulias mejor (alucino con el don de la ubicuidad de algunos de ellos, y el de la vacuidad de todos ellos), compitiendo por ver quién es el que más habla sin decir ni comprometerse a nada (el “grado cero” de la significación, para los que lo dudaban, era esto, ni más ni menos). Y nuestros novelistas, dramaturgos, poetas, músicos, artistas, ¿qué hacen? Pues, salvo excepciones, miran a otro lado o tratan los temas con tal nivel de generalidad y de abstracción que sus palabras lo mismo valen para un sí como para un no; o para condenar el capitalismo, así, en esencia, como quien condena el pecado o el mal en el mundo (a ver si con su toma de posición, clara y diáfana, nombrando al medio con el que colaboran, la editorial con la que publican o a la corporación en la que se apoyan, van a perder su pequeñita cuota de mercado).

Es el fascismo, que, como se ha anunciado ya, como lo han anunciado otros antes que yo, ya está aquí… Un fascismo nuevo, quizás, en las formas: subrepticio y difuso, unas veces, chirriante y escandaloso, otras; pero, en realidad, antiguo en sus causas y en sus consecuencias terroríficas y deshumanizadoras. Avisados llevamos hace tiempo y avisados quedamos.

Quizás tengamos que volver a tomar las calles de nuevo, antes de que sea demasiado tarde, y vengan a por (todos) nosotros.

miércoles, 2 de agosto de 2023

_- Nuevas armas para contar la II Guerra Mundial.

La Batalla de Stalingrado. La Batalla de Stalingrado.
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_- ‘El faro de Stalingrado’, de Iain MacGregor, ejemplifica la manera innovadora de acercarse a la devastadora contienda por parte de los historiadores actuales. Recomendaciones literarias para ir al combate

La II Guerra Mundial se sigue luchando en los libros. El tema no deja de interesar pese a la distancia que nos va separando de la contienda —en 2025 se cumplirán 80 años de su final— y los otros enfrentamientos que se han ido produciendo, el último la guerra de Ucrania, donde los panzers de fabricación alemana ya no se llaman Tiger o Panther sino Leopard. Pero aunque la producción editorial sobre la II Guerra Mundial no desciende para nada sí que se detectan cambios en la forma de abordar aquel devastador conflicto, el peor (de momento, no seamos demasiado optimistas) en la historia de la humanidad. Se buscan episodios y personajes inéditos o poco tratados, ángulos de enfoque distintos para lo ya conocido, y nuevas formas de contar. Nuevas armas, por usar un lenguaje pertinentemente bélico. No se trata de dar con “armas milagrosas” como las que anunciaba Hitler para ganar la guerra —aunque Robert Harris ha encontrado precisamente una vía estupenda para explicar el tema de la cohetería nazi y la Vergeltungswaffe 2 (arma de represalia): su espléndida novela V2 (Hutchinson, 2020, inexplicablemente aún no traducida al castellano)—, pero sí hallar algo que justifique volver a unos campos de batalla en general muy transitados y a un conflicto en el que muchos lectores son verdaderos especialistas y no les das gato por liebre.

En ese sentido, resulta ejemplar lo que ha hecho el historiador escocés Iain MacGregor (Aberdeen, 55 años) en su ensayo El faro de Stalingrado, subtitulado La verdad oculta en el corazón de la mayor batalla de la II Guerra Mundial (Ático de los Libros, 2023). MacGregor nos lleva de vuelta a aquel infierno —del que precisamente trata también otra novedad, Stalingrado, de Jonathan Trigg (Pasado & Presente, 2023), con la especificidad de relatar la batalla desde la óptica de los alemanes—. “El reto es encontrar nuevos datos, pero sobre todo historias con interés humano, y adoptando una perspectiva más cercana”, señaló MacGregor a este diario durante una reciente entrevista en Barcelona. El historiador ha conseguido ambas cosas en su libro: lo centra en la lucha entre dos unidades clave, la 71ª división de infantería alemana y la 13ª división de Fusileros de la Guardia, y especialmente en la Casa de Pávlov, en el 61 de la calle Penzenskaya, un edificio legendario en el medio de la feroz pugna por Stalingrado y menos conocido para el lector aficionado a la historia militar que las emblemáticas factorías de la Fábrica de tractores, la de armas de Barrikady, el elevador de grano o la acería Octubre Rojo, pero que para los habitantes de la antigua URSS constituye un símbolo muy especial de la lucha heroica de los defensores de la ciudad. Y al mismo tiempo, el historiador aporta nuevos testimonios inéditos que, aunque parezca increíble a estas alturas, reescriben en algunos aspectos y detalles el relato tradicional de la batalla.

MacGregor, además se entrega a un sutilísimo ejercicio de análisis crítico y desmitificador del relato oficial sobre la Casa de Pávlov, Álamo dentro del Álamo de Stalingrado (se decía que habían muerto más alemanes tratando de tomar la Casa que en la captura de París en 1940), defendida con uñas y dientes por un puñado de guardias miembros de distintos pueblos soviéticos bajo el mando del sargento menor (junior sargent) ruso Pávlov (en la traducción española del libro “sargento inferior”, lo que suena peligrosamente a, glups, Untermensch) . El nombre clave de la posición era Faro. El historiador desmenuza los testimonios para extraer la verdad bajo la leyenda, pero tratando de no desprestigiar a nadie ni herir los sentimientos de una comunidad que venera a aquellos soldados que se dejaron la vida para parar a los nazis en aquel matadero a orillas del Volga. No hay que olvidar que en la gran carnicería de la II Guerra Mundial fueron los soviéticos los que pusieron la mayor parte de muertos para, como reconoció el propio Churchill, “arrancar las entrañas al ejército alemán”. En Stalingrado la cuenta de la parca fue de una proporción de 16 soviéticos muertos por cada alemán.

Lo más interesante del libro (entre sus muchas cosas apasionantes, como la forma tan vívida de relatar los combates cuerpo a cuerpo “prácticamente medievales”: la pala corta del soldado, empleada junto al subfusil PPSh-41 y las granadas, se convirtió en la terrorífica arma blanca favorita de la infantería soviética), es el excepcional relato de la rendición del comandante alemán, el recién nombrado mariscal Paulus. MacGregor pudo disponer, gracias a la familia del militar, del material inédito (diarios, cartas, dibujos y unas memorias) dejado por un alto jefe de la Wehrmacht, el general Friedrich Roske, que estuvo al lado de Paulus en las horas finales del Sexto Ejército atrapado hasta su destrucción en el kessel, el caldero hirviente de Stalingrado, y de hecho al mando de lo que quedaba del otrora poderoso contingente. “Su testimonio”, recalca el historiador, “significa una nueva voz de la batalla y nos permite ver la rendición de una manera también nueva”.

“Por su testimonio”, continúa, “está claro que fue él el que estuvo al frente de la rendición final, el que la organizó y coreografió para tratar de mantener la dignidad del ejército derrotado. Y también aporta información sobre los pensamientos del postrado y abatido Paulus y sus sentimientos con respecto a Hitler”. Roske —paradójicamente jefe de la División Afortunada (la 71ª de infantería de la Baja Sajonia), aniquilada en el cerco—, “fue decisivo en que el mariscal no se suicidara siguiendo las directrices del Führer”. En el relato del general, Paulus “resulta una figura más simpática” (si es que se puede usar ese adjetivo con Paulus: MacGregor recuerda que era el líder de un ejército genocida, pues elementos del Sexto participaron en masacres) de lo que estamos acostumbrados a ver. En uno de los momentos sensacionales del relato de Roske recogido en el libro, un sargento soviético se asoma al coche en el que está Paulus tras la rendición, carga una ametralladora alemana que ha tomado al enemigo y apunta al mariscal diciendo: “¡Ah, el general que ha matado a tanta gente y ahora se marcha como si nada!”. En el último momento, un teniente ruso le impide disparar.

¿Cómo es posible que tantos años después un testimonio clave como el de Roske permaneciera inédito? “Roske estuvo 13 años cautivo en los gulags de Siberia y los Urales y cuando regresó a Alemania en 1955 ya se habían publicado muchos relatos de figuras clave del ejército como los de Manstein, Guderian o el propio Paulus. A Roske no se le permitió volver al ejército y cayó en una depresión. Un año después de regresar, en la Navidad de 1956, se suicidó”. MacGregor no lo cuenta en el libro, pues lo supo después por la familia, pero explica en la conversación que Roske se mató ingiriendo una píldora de cianuro, probablemente la misma que se había distribuido a los mandos en Stalingrado para el Götterdämmerung mandado por Hitler y que él conservó para usarla tantos años después.

MacGregor, que por cierto echa pestes del filme Enemigo a las puertas, aporta además en su libro otro testimonio inédito, los documentos personales de, en contraste con el general Roske, un soldado de a pie, el Unteroffizier, suboficial subalterno, Albert Wittenberg, que permiten asomarse a la (pavorosa) experiencia del combatiente de base en Stalingrado. La historia se equilibra con numerosos testimonios soviéticos que el historiador consiguió con su entrevista al nieto del general Chuikov (artífice de la defensa de Stalingrado y que propugnó la táctica de “abrazar al enemigo”, situándose lo más cerca posible de él, la “guerra de ratas” que decían los alemanes), y con sus visitas a la actual Volgogrado, donde se zambulló en los archivos del Museo Panorama y encontró la colaboración de grupos de investigadores locales. MacGregor subraya la importancia de Stalingrado: “Fue el final de la guerra librada en los términos de Hitler, luego ya la batalla de Kursk fue otra cosa”.

“Hay que construir una nueva narrativa, y poner carne y piel a la historia”, señala MacGregor

El historiador es consciente de que El faro de Stalingrado es un ejemplo de cómo reenfocar y recontar la II Guerra Mundial. “Es una historia con una buena investigación que muestra que las cosas no son inamovibles y dependen de la evolución al aparecer nuevos materiales”, reflexiona. “Hay que construir una nueva narrativa, y poner carne y piel a la historia”, señala MacGregor, que además de historiador y autor es editor de no ficción, lo que le pone en una situación privilegiada, “con un pie en cada mundo”, para analizar el panorama. “Es importante no repetir lo que ya se ha hecho: Antony Beevor es un ejemplo, su magnífico Stalingrado ha sido una inspiración para mí, y puso el listón muy alto, pero hay que buscar nuevos planteamientos”. En ese sentido, “la Casa de Pávlov me daba un punto de vista innovador para contar la batalla”. El historiador dice que le gusta “esa perspectiva como de Beau Geste”, con la casa soviética rodeada como el fuerte Zinderneuf de la novela de P. C. Wren.

Muy parecido es el arranque, con el as de caza alemán Johannes Steinhoff oteando el cielo desde las alturas de Erice, sobre Trapani, de otro historiador de la nueva generación, James Holland, en su Sicilia: 1943, espléndido relato de la campaña Aliada en la isla (Ático de los libros, 2021). Y también es ejemplo de las nuevas maneras de contar la II Guerra Mundial el libro del propio Holland Brothers in Arms (Bantam Press, 2021), en el que sigue casi íntimamente, con gran pulso narrativo (Holland también escribe obras de ficción), a un regimiento de tanques británico, los Sherwood Rangers, desde el desembarco de Normandía hasta el final de la guerra. El fin de la contienda es justamente lo que cuenta otro libro notable, Ocho días de mayo, de la muerte de Hitler al final del Tercer Reich (Taurus, 2023), de Volker Ulrich, que relata con intensidad la caída del régimen y trata cosas tan interesantes como la polémica en torno al libro Una mujer en Berlín, la curiosa historia de la hermana filonazi de Marlene Dietrich, la obsesión de Hitler con su colección de arte o el repentino olvido sobre su pasado al que se entregó masivamente la sociedad alemana.

“Si quieres conseguir ampliar tus lectores a una audiencia no especializada en historia militar, has de poner mucho énfasis en lo humano”, añade MacGregor No olvidarse de cuidar los elementos tácticos y estratégicos es fundamental, recalca MacGregor, “pero si quieres conseguir ampliar tus lectores a una audiencia no especializada en historia militar has de poner mucho énfasis en lo humano”. Se trata de “crear empatía” con lo que se cuenta. Siempre recordando que la guerra es una peste y algo que “te destruye física y mentalmente”.

Nuevas formas de contar son las que ha empleado Ben Macintyre en dos libros muy entretenidos e iluminadores que abordan aspectos colaterales de la contienda: Los hombres del SAS (Crítica, 2017, reimpreso el año pasado con motivo de la serie televisiva), sobre las acciones en la primera parte de la guerra de la unidad de operaciones especiales creada por Stirling en el Norte de África; y Los prisioneros de Colditz (Crítica, 2023), una aproximación muy desmitificadora al castillo alemán de reclusión de prisioneros de guerra díscolos y sus famosas fugas. Sobre unidades de operaciones especiales, un campo amplio y muy fértil para escribir de la II Guerra Mundial a destacar asimismo la maravillosa El oasis perdido, Almásy, Zerzura y la guerra del desierto, de Saul Kelly (Desperta Ferro, 2018), y el libro que ha escrito sobre el Special Boat Service, SBS, Silent Warriors (Collins, 2022) Saul David, gran especialista en guerras victorianas pero que últimamente ha cambiado de tercio y también nos llevó a la sangrienta Okinawa, presentada como “la última gran batalla de la II Guerra Mundial” en The Crucible of Hell (Collins, 2021).

Otra aproximación reciente muy valiosa a una batalla que, como la de Stalingrado, ha sido muy tratada, es el Leningrado de Anna Reid (de 2011), que publicó el año pasado en nuestro país Debate. Sin salir del frente del Este, Estalinismo en guerra, del historiador Mark Edele (Desperta Ferro, 2022), es una profunda y documentada inmersión en la forma en que gestionó la Unión Soviética el brutal trauma del conflicto (la obra abarca desde 1937 hasta 1949).

Y a destacar, como muestra de original enfoque, muy personal y con una impactante perspectiva moral, El club de los bombarderos (Taurus, 2022), sobre la cadena de acontecimientos y decisiones (y personalidades) que llevaron al ataque indiscriminado contra las ciudades japonesas por las superfortalezas B-29, empezando por la Operación Encuentro que devastó el centro de Tokio con el recién descubierto napalm la noche del 9 de marzo de 1945.

Interesantísimo también Ladrones de libros (Desperta Ferro, 2022), de Anders Rydell, sobre un frente poco conocido, el de los bibliotecarios —y el propio autor— empeñados en la búsqueda y recuperación de los libros saqueados en las bibliotecas públicas y privadas de toda Europa por los nazis y sus tropas durante la II Guerra Mundial (no sólo los quemaban).

La vieja guardia, sin embargo, no deja de dar guerra (y valga la frase). Antes de viajar a la crisis de los misiles de Cuba, el gran Max Hastings nos envió a defender Malta de los Stukas y todo lo que podía arrojar Hitler contra la isla en la musculada Operation Pedestal, the Fleet that Battled to Malta 1942 (Collins, 2021, también injustificablemente sin publicar en castellano), un espléndido relato al que la glorificación de la Royal Navy no le resta un ápice de emoción. “Hastings siempre es brillante”, apunta MacGregor, que aprovecha para señalar la falta de suficientes libros británicos sobre derrotas como Singapur o Tobruk. “Sólo tienes éxito en el Reino Unido si publicas libros sobre victorias o sobre Dunkerque, y el frente oriental es mucho menos popular”. Por cierto, de Hastings se publicó en 2021 (Crítica) Operación Castigo, su relato clásico (¡un hurra por los Lancaster!) de una de esas grandes hazañas británicas, la destrucción con bombarderos y la bomba saltarina Upkeep de las presas del Ruhr en 1943.

Al pedirle al historiador que recomiende algunos libros sobre la II Guerra Mundial, cita Black Snow, de James M. Scott (Norton, 2022), “lleno de nueva información y testimonios”, precisamente sobre los citados atroces bombardeos estadounidenses de Tokio que antecedieron y mataron más gente incluso que las bombas atómicas, y, como en el caso, de El club de los bombarderos, centrado especialmente en el controvertido general de aviación Curtis LeMay; y The Red Hotel, de Alan Philips, sobre los corresponsales extranjeros confinados en el hotel Metropole de Moscú durante la II Guerra Mundial y la guerra de desinformación de Stalin (Simon & Schuster, 2023).

De la fábrica de tractores a la acería de Mauripol
No se puede dejar marchar al autor de un libro tan iluminador sobre Stalingrado como Iain MacGregor sin pedirle una comparación entre aquella batalla y las que se libran en Ucrania. ¿No recuerdan los combates que tuvieron lugar en la acería de Azovstal en Mauripol en 2022 a los de la Fábrica de tractores de Stalingrado, con los miembros de la Brigada de asalto Azóv ucrania como defensores en la primera? "Hay paralelismos, me preguntan mucho por la conexión Stalingrado-Ucrania. Hay cosas que se repiten, sí, pero diríase que con los papeles invertidos. Los invasores ahora son los rusos y sus enemigos los que reciben armas de los nuevos Aliados. Los rusos no han dejado de vincular su guerra en Ucrania con la victoria de Stalingrado. En el 80 aniversario del fin de la batalla, el pasado 2 febrero, se vio cómo se trataba de fundir ambas historias y las dos iconografías. Incluso hay una Brigada Stalingrado rusa que combate en Ucrania”. Los ucranios han usado menos el relato. “Porque quieren formar parte de Occidente, rechazan formar parte del discurso oficial ruso, aunque no dejan de sentir orgullo por una victoria en la que, no lo olvidemos, los ucranios, como la mayor nacionalidad en el Ejército Rojo tras los rusos, fueron decisivos, y murieron muchos a manos de las tropas de Hitler, más que estadounidenses y británicos juntos. La propaganda de Putin, por otro lado, ha tratado de recordar y enfatizar los vínculos de algunos ucranios con el ejército nazi”. El historiador acuerda que los ucranios podrían aprovechar mejor hoy el simbolismo de resistencia de la Casa de Pávlov…

martes, 1 de agosto de 2023

_- Muere a los 56 años Sinéad O'Connor, la cantante de la inolvidable "Nothing Compares 2 U

_- La cantante irlandesa Sinéad O'Connor falleció a los 56 años de edad, según informó su familia este miércoles.

"Con gran tristeza, anunciamos el fallecimiento de nuestra querida Sinéad”, dijeron en un comunicado.

Y agregaron: "Sus parientes y amigos están devastados y han solicitado privacidad en este momento tan difícil".

Según la policía, su muerte no es considerada como "sospechosa", después de que su cuerpo se encontrara "inconsciente" en su casa de Londres y fuera "declarada muerta en el lugar".

La artista, conocida por expresar de forma abierta sus puntos de vista sociales y políticos, publicó 10 álbumes de estudio en su carrera.

Destacó especialmente su aclamada versión del tema Nothing Compares 2 U, del intérprete y compositor estadounidense Prince, que alcanzó el número 1 en listas de éxitos de todo el mundo.

O'Connor era madre de 4 hijos, de los cuales uno se suicidó en enero de 2022.

En uno de sus últimos tuits antes de morir, la cantante se refirió a su hijo fallecido como "el amor de mi vida, la luz de mi alma, éramos un alma en dos mitades".

Una artista rompedora

Sinéad O'Connor nació en Irlanda en 1966.

Sinéad O'Connor fue un talento precoz que usó la música como un medio para lidiar con sus demonios.

Una figura contradictoria en muchos sentidos, siempre se negó a seguir las líneas establecidas, algo que probablemente hizo que lograra menos éxito del que merecía.

En 1987 salió a la venta su primer disco, The Lion and the Cobra, que entró en el top 40 de Reino Unido y Estados Unidos.

Después publicó I Do Not Want What I Haven't Got ("No quiero lo que no tengo"), que incluía la famosa versión de Nothing Compares 2 U y fue un éxito total.

Su versión de la balada permaneció cuatro semanas en el primer lugar de Billboard Hot 100 y obtuvo tres nominaciones a los Grammy.

El videoclip de la canción ganó tres premios en los MTV Video Music Awards de 1990, entre ellos el Video del Año, que por primera vez se otorgó a una artista femenina.

Años después, el videoclip acumula casi 400 millones de reproducciones en el canal oficial de YouTube de O’Connor.

En sus álbumes posteriores, que no llegaron a alcanzar la repercusión de I Do Not Want What I Haven't Got, la cantante experimentó con diferentes géneros, desde música tradicional irlandesa hasta reggae y pop.

En 1994 lanzó Universal Mother, que fue bien recibido por la crítica, y en 2000 Faith and Courage, otro de sus álbumes más conocidos.

Sinéad O'Connor anunció varias veces su retirada para más tarde retomar su carrera, que se prolongó hasta poco antes de su muerte.

La muerte de su hijo

El año pasado su hijo Shane, de 17 años, fue hallado muerto dos días después de que se reportara su desaparición.

Tras el suceso, la cantante explicó en las redes sociales que su hijo había "decidido poner fin a su lucha terrenal" y pidió que "nadie siga su ejemplo".

Además, canceló todas las actuaciones que tenía previstas en 2022 por el "dolor continuo" que le produjo la muerte de Shane.

Tras esta tragedia, la cantante, que batalló con sus problemas mentales durante años, tuvo que ser ingresada unos días en un hospital.

O’Connor se convirtió al islam en 2018 y cambió su nombre a “Shuhada”, aunque preservó el de nacimiento como nombre artístico en sus actuaciones.

La foto del Papa
O’Connor se convirtió al Islam en 2018.

Uno de los momentos más recordados de su carrera ocurrió en 1992, cuando rompió una foto del papa Juan Pablo II durante el programa de televisión estadounidense Saturday Night Live, en el que era la artista invitada.

Después de una interpretación a capella del tema War de Bob Marley, miró a la cámara y afirmó: "Lucha contra el verdadero enemigo", como una protesta contra la Iglesia católica.

Tras el incidente, la cadena NBC la vetó de por vida y se organizaron protestas en su contra en EE.UU.

"No me arrepiento de haberlo hecho. Fue brillante", afirmó en una entrevista con el diario New York Times en 2021, pero lo cierto es que su carrera se resintió tras el incidente.

Autoridades y celebridades de Irlanda y el resto del mundo, así como usuarios en redes sociales, lamentaron la muerte de la cantante y le dedicaron palabras de homenaje.

"Su música fue amada en todo el mundo y su talento inigualable e incomparable. Mis condolencias a su familia, sus amigos y todos los que amaban su música", tuiteó el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar.

Artistas como Annie Lennox, que ha descrito a O'Connor como "feroz y frágil", con una "voz increíble", o Chrissy Hynde, vocalista de "The Pretenders", quien ha dicho de ella que era "divertida" y "siempre dispuesta a armar revuelo", también han querido recordar a la cantante.

"Tuvo el coraje de hablar cuando todos los demás permanecieron en silencio. Fue acosada simplemente por ser ella misma. Sus ojos finalmente se cerraron en busca de un alma que pudiera llamar suya", ha escrito sobre ella Morrisey, quien fuera cantante de "The Smiths".

https://www.bbc.com/mundo/articles/c809rn7p1l5o

lunes, 31 de julio de 2023

_- 7 técnicas para no volver a subir de peso después de perderlo


comida

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,

_- Después de perder peso es un reto no volver a recuperarlo.


Bajar de peso es un reto. Pero como sabe cualquiera que haya logrado perder peso, el verdadero desafío es evitar recuperarlo.

Esto es cierto sin importar qué método sigas para perder peso. Por ejemplo, los estudios muestran que las personas que siguen dietas muy bajas en calorías (entre 800 y 1.200 calorías por día) recuperan entre el 26 % y el 121 % del peso perdido cinco años después de la dieta.

Las personas que siguen programas conductuales de control de peso (como WW, anteriormente Weight Watchers) recuperan entre el 30 y el 35 % del peso perdido después de un año.

Incluso las personas que usan medicamentos para bajar de peso, como Wegovy, han recuperado alrededor de dos tercios del peso que perdieron un año después de dejar el medicamento.

Hay muchas razones por las que recuperamos el peso que perdemos.

En primer lugar, mantener la pérdida de peso es menos gratificante que ver disminuir el número en la báscula mientras pierdes peso. Esto dificulta mantener la motivación y seguir cuidando de tu peso corporal.

En segundo lugar, a menudo es difícil mantener los cambios que hicimos en el estilo de vida para perder peso, especialmente si estos cambios no son realistas y son difíciles de mantener a largo plazo (como dietas muy bajas en calorías o eliminar grupos de alimentos completos).

En tercer lugar, la pérdida de peso puede desencadenar una mayor producción de hormonas del hambre, e incluso puede ralentizar su metabolismo.

Estos cambios pueden hacer que sea difícil resistirse a comer excesivamente y con el tiempo pueden contribuir a recuperar el peso perdido.Después de perder peso es un reto no volver a recuperarlo.

Pero si bien la recuperación de peso puede ser una experiencia común, eso no significa que no haya muchas cosas respaldadas por evidencia que puedas hacer para prevenir aumentar de peso a largo plazo:

1. Sé flexible
Es importante comprender que mantener un peso saludable requerirá un control de por vida, por lo que tener expectativas rígidas y pensar que siempre seguirás perfectamente los cambios en tu estilo de vida no es realista.

No te sientas culpable cuando tengas un desliz. En lugar de eso, haz planes para volver a la normalidad lo antes posible.

Por ejemplo, si crees que quizás comiste en exceso durante el fin de semana, ten en cuenta esto agregando un par de caminatas adicionales a tu rutina la próxima semana.

Hacer esto puede evitar un enfoque de "todo o nada" para el control del peso, en el que te sientes culpable cuando no logras tus objetivos y, en cambio, abandonas tus esfuerzos.

2. Planea para las interrupciones
Reconoce que habrá interrupciones en tus esfuerzos de control de peso, como días festivos, bodas y fiestas de cumpleaños.

Planifica formas de sortear estas interrupciones con éxito. Por ejemplo, perder algunos kilos de más antes de tiempo puede compensar el peso extra que se puede ganar durante estas ocasiones.

O, si vas a una barbacoa, trae una opción más saludable (como brochetas de verduras) para que tengas una opción más baja en calorías para elegir.

Hacer esto te ayudará a disfrutar de ocasiones especiales con menos preocupaciones. 

 Planifica formas de sortear con éxito las interrupciones de tu dieta.

3. Siéntete orgulloso de tus logros
Nuestro peso fluctúa naturalmente con el tiempo, por lo que es importante estar orgulloso de uno mismo cuando logras tus objetivos, independientemente del número en la báscula.

Las investigaciones también muestran que las personas que se enfocan más en cómo pueden lograr sus objetivos, en lugar de en el resultado, tienen más probabilidades de seguir comportamientos que llevan a mantener la pérdida de peso.

Esto podría deberse a que es menos probable que se vean afectados por contratiempos (como recuperar algo de peso).

4. Crea hábitos
Crear hábitos puede ayudar a mantener la pérdida de peso. Esto se debe a que los hábitos pueden verse menos afectados por las fluctuaciones en la motivación.

Esto significa que incluso cuando no queremos hacer un esfuerzo, los hábitos que implementamos para ayudarnos a perder peso serán más fáciles de seguir cuando tratemos de mantener la pérdida de peso.

También puedes crear algunos hábitos nuevos después de perder peso, como salir a caminar después de la cena o subir las escaleras cuando sea posible.

5. Mantente activo
Un estudio que analizó a las personas que mantuvieron con éxito su pérdida de peso descubrió que la actividad física era el factor más importante para mantener el peso.

Esto se debe a que la actividad física puede compensar algunas de las calorías que comemos.

La mejor actividad física para mantener la pérdida de peso es la que más te guste hacer. Esto se debe a que es más probable que te quedes con esta actividad a largo plazo si la disfrutas.

Pero la investigación sugiere que debes intentar hacer al menos 250 minutos de ejercicio cada semana para mantener la pérdida de peso. 

La mejor actividad física para mantener la pérdida de peso es la que más te guste hacer.

6. Pésate regularmente
El peso fluctúa tanto como 1 kg-2 kg a lo largo de la semana. Al pesarte regularmente, puedes desarrollar un rango personalizado de tu peso promedio más alto y más bajo.

Esto te ayudará a realizar un seguimiento de tu peso y a entender si necesitas hacer algún cambio en tu dieta y hábitos de ejercicio para mantener tu pérdida de peso.

Las investigaciones muestran que las personas que usan rangos de peso personalizados pueden evitar un enorme aumento de peso porque pueden ajustar sus comportamientos cuando sea necesario.

7. Desayuna y concéntrate en la fibra
Aunque la evidencia general sobre la importancia del desayuno en el control del peso muestra resultados variables, un estudio encontró que casi el 97% de las personas que mantuvieron su peso informaron que desayunaban todos los días.

Otro estudio también encontró que las personas que comían muchas verduras y alimentos ricos en fibra, como panes integrales, arroz integral y avena cada día, tenían más probabilidades de evitar recuperar el peso.

Comer este tipo de alimentos significa que te sientes más lleno y es más probable que comas menos.

Mantener la pérdida de peso puede ser difícil, pero eso no significa que sea imposible. E incluso si solo puedes mantener una pequeña cantidad del peso que perdiste, recuerda que esto puede seguir siendo muy beneficioso para tu salud.

domingo, 30 de julio de 2023

"Igual la excepción ibérica era eso": por qué la extrema derecha pierde apoyo en España mientras gana posiciones en Europa


Vox perdió 19 escaños y más de 600.000 votos en estas elecciones.
Vox perdió 19 escaños y más de 600.000 votos en estas elecciones. 

 Almudena de Cabo Role, BBC News Mundo

El resultado electoral de los comicios generales de este domingo en España supuso un freno al avance de la ultraderecha en el país con una clara caída del apoyo a Vox, rompiendo así una racha de éxitos de la extrema derecha en Europa.

Vox perdió 19 escaños y más de 600.000 votos en estas elecciones, en las que el conservador Partido Popular (PP) fue el más votado.

El partido de ultraderecha español bajó de los 52 diputados obtenidos en 2019 hasta los 33, dejando patente que la fórmula de presentarse como un partido antinmigración, negacionista del cambio climático y de la violencia de género, y contrario a colectivos como el LGBTI no gustó a muchos votantes.

Los pactos de gobierno a nivel local y regional también pasaron factura al partido liderado por Santiago Abascal. Los ciudadanos vieron cómo en algunos lugares donde gobierna Vox en coalición con el conservador Partido Popular (PP) se prohibían banderas LGBTI, se censuraban obras de teatro, se cerraban carriles bici y se eliminaban consejerías de Igualdad, entre otras medidas, y se hicieron una idea de cómo sería un gobierno a nivel nacional.

Así, parece que los votantes conservadores y los contrarios al gobierno de izquierdas de Pedro Sánchez que querían un cambio se decantaron por un voto útil por el PP. Por otro lado, el electorado de izquierdas que dudaba si votar decidió a hacerlo ante la perspectiva de un gobierno de coalición de PP con Vox.

La ultraderecha estaba sobrerrepresentada
Con poco más de tres millones de votos, que suponen un 12,39% del total, Vox sigue siendo a pesar de la caída de apoyo el tercer partido más votado en España, ligeramente por delante de la recientemente creada coalición de izquierdas Sumar, que obtuvo 31 escaños con un 12,31% de los votos.

Mientras muchos medios hablan de fracaso de la extrema derecha en España, politólogos consultados por BBC Mundo explican que Vox simplemente ha vuelto a tener el apoyo que realmente lo representa.

“La situación que se da ahora mismo con Vox se ve como algo excepcional, pero creo que lo excepcional era la situación de la que veníamos. Los 52 escaños que tenía Vox en el Parlamento eran resultado de las elecciones de noviembre de 2019, que fueron una repetición electoral”, explica Rosa Navarrete, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad del Sarre (Alemania), sobre unas elecciones que tuvieron que repetirse ante la imposibilidad de Pedro Sánchez de formar gobierno entonces.

Los pactos de gobierno a nivel autonómico pasaron factura al partido liderado por Santiago Abascal.

“No se trata de un descalabro. Ser tercera fuerza política siendo un partido de extrema derecha es algo significativo. Pero sí que es verdad que tenían expectativas muy altas”, reconoce a BBC Mundo.

De la misma manera lo ve Cristina Monge, politóloga y profesora de la Universidad de Zaragoza. “Yo más que pensar que la ultraderecha se ha desplomado, lo que creo es que en 2019 estaba sobrerrepresentada”.

“Aquel fue un momento de repetición electoral, la gente estaba muy enfadada porque habían sido incapaces de formar gobierno y había que volver a votar. Además, Cataluña estaba en un momento muy convulso, con las calles ardiendo, y esto colocó a Vox como tercera fuerza, con 52 diputados”, le recuerda a BBC Mundo.

“Eso no le quita gravedad al asunto de que sigan siendo una fuerza muy relevante y que efectivamente ocupan un espacio. Lo que pasa es que la dimensión es absolutamente distinta”, agrega sobre un partido al que muchos sondeos daban una mayor fuerza y la posibilidad de entrar en el gobierno de la mano de PP.

“Yo creo que este es su techo. Un 13-14% de los votos. No creo que vaya a ir mucho más allá a no ser que ocurriera alguna crisis”, analiza por su parte Óscar Martínez Tapia, profesor de la Universidad IE, en España, en conversación con BBC Mundo.

“En 2019 hubo un efecto rechazo de Cataluña, pero una vez pasada la resaca de Cataluña hay mucho votante moderado que vuelve al PP. No se queda en Vox”, recuerda sobre el referéndum de independencia de Cataluña organizado en 2017 que desató una grave crisis política en el país.

Descontento con las medidas tomadas a nivel regional
En las semanas y meses previos a la votación del domingo, el PP y Vox proporcionaron ejemplos de la vida real de cómo gobiernan en coalición a nivel local y regional. A muchos votantes no les gustó lo que vieron, señalan los politólogos.

A esto se sumó su discurso negacionista de la violencia de género, que centró parte de la campaña electoral.

Como resultado, el PP no ganó tantos escaños en el Parlamento como se esperaba y Vox perdió un tercio de sus apoyos en las urnas, dejando al bloque de derecha sin mayoría para formar gobierno.

Sánchez y su aliado de izquierda, Sumar, también se quedaron cortos, pero aún podrían gobernar con el apoyo de los partidos vascos y catalanes.

“Hay un cierto desgaste por lo que Vox ha hecho una vez ha llegado al poder. Aquí hay dos comunidades autónomas donde este desgaste se ve mucho. La primera es Castilla y León, donde se ha cuestionado mucho su gestión de la tuberculosis bovina, y la segunda es Murcia, donde Vox ha pedido más de lo que a mucha gente le ha parecido razonable”, reflexiona la politóloga Berta Barbet.

“Hay una segunda parte del castigo que seguramente sale de un voto útil para echar a Sánchez que implica que el voto de derecha se ha coordinado alrededor de la figura de Alberto Núñez Feijóo (líder del PP)”, apunta a BBC Mundo. “Vox no ha sabido desmarcarse lo suficiente del PP. No ha sabido decirles a sus votantes qué le hace distinto del PP”.

Esto ha llevado al PP a obtener 136 escaños, que suponen 47 más en el Congreso de los obtenidos en 2019, con un 33,05% de los votos, por delante de los 122 obtenidos por el PSOE (2 más que en 2019).

“Parte del éxito del PP es que ha sido visto como el partido útil para aquellos que querían una alternativa al gobierno de Pedro Sánchez, a lo que hay que sumar que PP y Vox hicieron campaña por separado y básicamente no se distinguían”, coincide Navarrete. “Un votante de derechas solo apreciaba algunas diferencias en cuanto a feminismo e inmigración”.

“Además, el problema que tiene la extrema derecha es que una vez que tocan gobierno empiezan a verse sus costuras y eso es lo que ha pasado también con Vox”, declara.

Alberto Núñez Feijóo lidera el PP, que capitalizó la mayoría de los votos de la derecha.

“Excepcionalidad ibérica”
La caída de Vox frenó el avance de la extrema derecha en Europa, donde los ultraconservadores lideran los gobiernos de Italia, Polonia, Hungría o República Checa y tienen un peso enorme en Finlandia (con carteras del gobierno muy importantes) y Suecia (como apoyo parlamentario al actual Ejecutivo conservador).

“Lo que podemos decir es que la extrema derecha, en su mejor momento en casi toda Europa, en España pierde votos y escaños”, escribió en Twitter el famoso periodista y presentador español Jordi Évole.

“Igual era eso la excepción ibérica”, comentó, aludiendo así a la medida que pusieron en marcha España y Portugal hace unos meses para limitar el precio del gas y rebajar el de la factura de la luz. “Hoy, más que nunca, viva España”, agregó usando la arenga habitual de Santiago Abascal en un tuit que se viralizó en cuestión de minutos.

La extrema derecha europea ha prosperado durante mucho tiempo avivando el rechazo a la inmigración y al islam. Ahora también se alimenta del resentimiento de algunos votantes que creen que los gobiernos les piden demasiados sacrificios en la batalla contra el cambio climático, como sucede en Alemania, donde los sondeos sitúan incluso a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) como segunda fuerza por delante de los socialdemócratas. Pero este mensaje no termina de funcionar en España.

“La memoria de la dictadura todavía pasa un poco de factura”, explica Óscar Martínez Tapia. “Además, en España somos orgullosamente líderes en derechos de las minorías trans, LGTB... en el feminismo también hemos dado pasos importantes y negar todo esto de repente, aunque la gente esté muy enfadada, creo que le ha pasado factura a Vox, a lo que se suma que ha llevado a cabo una campaña muy dura”.

En su opinión, las posturas negacionistas al estilo estadounidense en cuestiones como el cambio climático son algo que “no termina de llegar al electorado español”.

Los analistas en Europa habían descrito estas elecciones como un barómetro de la actitud cambiante de los europeos hacia la extrema derecha, como quedó patente en el discurso de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, en un mitin de Vox en Valencia.

Señalando a los gobiernos de Italia, Finlandia, Suecia, Polonia y República Checa, Meloni argumentó que había llegado el momento de los “patriotas”. Sin embargo, este apoyo de Meloni no jugó a favor de Vox.

“Creo que al intentar internacionalizarse perdieron esa parte genuina española ibérica que llevan tan por bandera. Recibieron a Meloni y parece que el proceso de internacionalización les equiparó con los malos de Europa”, explica Martínez Tapias.

La caída de Vox representa un freno al avance de la extrema derecha en Europa.

Qué puede aprender Europa de España
Si hay algo que se puede extraer de la caída de apoyo de Vox en España es, según Navarrete, la importancia de centrarse en aplicar políticas que “tengan un impacto real en la vida de la gente” en contraposición a las ideas simbólicas que mueven normalmente a la ultraderecha, cuyo programa económico suele ser “bastante débil”.

“Creo que cuando los partidos mayoritarios se centran en las políticas más materiales, en las políticas que afectan realmente a la vida de las personas y no caen en discusiones sobre lo simbólico, tienen alguna oportunidad frente a la extrema derecha”, analiza.

Al mismo tiempo, señala que es importante que los partidos conservadores no adopten parte del discurso de la extrema derecha, y recuerda un artículo académico que salió hace poco que decía que “el éxito de la extrema derecha está relacionado con partidos conservadores comprando parte del discurso usado por la extrema derecha”, algo que no funciona ya que “la gente en esa situación suele comprar al original”.

Mientras, Martínez Tapias va más allá y cree que en el resto de Europa tomarán buena nota de lo sucedido en España. “Van a intentar clonar a Pedro Sánchez. Su olfato político es increíble”.

“Por supuesto que en Europa están mirando a España y hay mucha gente ahora mismo resoplando diciendo 'menos mal que no ha caído otra ficha de dominó', porque España seguramente sujete a Portugal”, afirma.

En su opinión, España seguramente generará dudas en el gobierno de Meloni, aunque en el caso de Alemania reconoce que será más complicado porque se juntan condiciones que califica “como la tormenta perfecta: unos ecologistas muy fuertes, dando muy malas noticias y unos números en Alemania del este de desempleo y de inflación muy altos, que atraen ese voto de descontento y de anti clase política”.


sábado, 29 de julio de 2023

“Oppenheimer”: Jean Tatlock, la trágica vida de la psiquiatra que enamoró (y rechazó) a Oppenheimer. "Estaba entregado a ella".


El estreno de la película de Christopher Nolan ha vuelto a poner de actualidad la figura de la doctora y gran amor del padre de la bomba atómica. Interpretada por Florence Pugh, repasamos la influencia que tuvo en la trayectoria del físico y su temprana y controvertida muerte.

Es la gran batalla cinéfila de 2023. Oppenheimer y Barbie, dos de los filmes más esperados del año, se estrenan de manera simultánea en la gran pantalla para luchar por mucho más que la hegemonía en la taquilla. La escala de grises contra el rosa brillante. Nolan contra Gerwig. Dos películas antitéticas, dos estados de ánimo, dos memes andantes que ‘obligan’ al espectador a elegir entre el drama adulto de despachos y dilemas éticos y la fantasía de carácter escapista y feminista. Sin embargo, pese a los clichés sobre sus índices de testosterona, Oppenheimer es mucho más que una biografía personalista sobre el físico estadounidense (interpretado por Cillian Murphy) que acabó convertido en el padre –después arrepentido– de la bomba atómica. El thriller también narra su tortuosa relación con la psiquiatra Jean Tatlock, la mujer más influyente en la vida de Oppenheimer y a la que da vida Florence Pugh. Una joven intelectual que se reveló ante las convenciones sociales que degradaban a las mujeres de la época y cuya muerte temprana sigue siendo hoy objeto de teorías y conspiraciones. Aunque muchos han intentado reducir su papel al de mera amante, los hechos dicen todo lo contrario. Esta es su trágica historia:

Florence Pugh y Cillian Murphy dan vida a la pareja en la nueva película de Christopher Nolan. 

Oppenheimer conoció a Tatlock durante su estancia como profesor de física en la Universidad de Berkeley en California. Era buen amigo de su padre, John, un reputado profesor de Inglés en la facultad, y su primogénita, de 22 años, ojos verdes y pelo color café, ya era conocida por todo el campus de Medicina, donde se preparaba para ser psiquiatra. Corría el año 1936 y ver a una mujer en un aula universitaria seguía considerándose insólito; más aún si tenía la brillantez académica, el historial vital –había recorrido Europa formándose en psicoanálisis– y la buena imagen de Tatlock. “Todos estábamos un poco celosos”, confirma un amigo en la biografía del científico. A pesar de los diez años de diferencia que los separaban, todos los amigos cercanos a Oppenheimer sostienen que este se enamoró de ella como nunca antes lo había hecho. “Jean fue el amor más verdadero de Robert. La amó más que a nadie, estaba entregado a ella”, afirmó Robert Serber, físico nuclear y confidente de Oppie. Este le propuso matrimonio a Tatlock, sin éxito, hasta en dos ocasiones.

La simpatía de la joven por el Partido Comunista trajo grandes quebraderos de cabeza a la pareja, siendo puesta Tatlock bajo vigilancia del FBI ante la sospecha de que pudiera ser un foco de radicalización para Oppenheimer o hasta una espía soviética. Incluso después de la muerte de la joven, el físico siguió viéndose obligado a desmentir estas afirmaciones en duros interrogatorios ante el gobierno estadounidense. “Su afiliación al partido era intermitente y nunca parecía proporcionarle lo que buscaba. No creo que sus intereses fueran realmente políticos. Ella amaba a su país, a su gente y a su vida”, declaró en una audiencia gubernamental. La paranoia llegó hasta el punto de que el tan célebre como controvertido J. Edgar Hoover, al mando de la oficina de inteligencia, mandó intervenir el teléfono del piso de la psiquiatra y seguir todos sus movimientos.

Jean Tatlock y Robert Oppenheimer rompieron su relación sentimental en 1939. Unos meses después, el científico conoció a Kathering ‘Kitty’ Puening, una bióloga casada en dos ocasiones anteriores que poco después se convertiría en su mujer y en la madre de los dos hijos de la pareja. A pesar de estar casado, Oppenheimer siguió viéndose con una Tatlock que empezaba a sufrir episodios depresivos cada vez más agudizados. Dicen que el estado mental de la doctora se agravó tras la pérdida de contacto con su gran amor. El 14 de junio de 1943, dirigiendo ya el Proyecto Manhattan en Los Álamos que culminaría en la creación de la bomba atómica, este volvería a San Francisco para pasar el que sería su último día con ella. Seguido por oficiales del ejército sin su conocimiento, Oppenheimer se encontró con Tatlock en la estación de tren y, tras besarse, pasaron toda la jornada juntos. Los informes incluso certifican que apagaron las luces del piso de la joven a las 11 y media de la noche. Tras desayunar de nuevo juntos, la doctora llevó al aeropuerto a Oppie para regresar al complejo militar.

El 4 de enero de 1944, el padre de Tatlock acudió a ese mismo apartamento después de que esta no contestara el teléfono durante varios días. Tras escalar por una ventana para poder acceder a él, se encontró a su hija muerta, con la cabeza sumergida en una bañera a medio llenar. Tenía 29 años. Junto a ella había una nota que rezaba así: “Estoy disgustada con todo. A quienes me amaron y me ayudaron, todo el amor y el coraje. Quería vivir y dar, y de una forma u otra me quedé paralizada. Intenté entender, pero no pude… Habría sido una responsabilidad toda mi vida, al menos puedo librar de la carga de un alma paralizada a un mundo en conflicto”. Aunque la teoría de la conspiración respecto al supuesto asesinato de Tatlock ha sido avivada durante nueve décadas con argumentos puramente especulativos, sí que existen ciertos hechos probados que alimentan ese fuego.

A pesar de contraer matrimonio después, los cercanos a Oppenheimer siempre han mantenido que Tatlock fue su gran amor. 

Una vez hallado el cuerpo inerte de la joven, John Tatlock se encargó de quemar toda la correspondencia e imágenes de su hija antes de llamar a los servicios funerarios. Supuestamente, para desligarla de cualquier sospecha de enlace con el comunismo. La autopsia, que determinó que la causa de la muerte había sido asfixia por ahogamiento, también reveló que no había restos de alcohol en su sangre y que ninguno de los barbitúricos que había tomado la psiquiatra había alcanzado sus órganos vitales en el momento de su muerte. Un doctor con acceso a los datos del fallecimiento de Tatlock confesó a los autores del libro Prometeo Americano, en el que se basa la película de Christopher Nolan, que “si eres inteligente y quieres matar a alguien, esta es la forma correcta de hacerlo”. Su hermano Hugh Tatlock siempre apoyó la teoría del asesinato.

Peer De Silva, un oficial de la CIA encargado de la seguridad de Los Álamos, fue el encargado de comunicar a Oppenheimer la muerte de Jean. El científico quedó devastado tras la noticia y se marchó a dar un largo paseo. “Dijo que ya no tenía a nadie más con quien poder hablar”, añadió De Silva. Robert Oppenheimer acuñó el primer test de la bomba atómica como Trinity. Según narraron los cercanos a él, el nombre es un homenaje a un poema de John Donne que le había enseñado la mismísima Jean Tatlock.*