lunes, 26 de marzo de 2018

Superdotados, el puzzle de las altas capacidades

De cada cien personas, dos o tres tienen una mente maravillosa. ¿Pero ser superdotado es el paraíso o el infierno? Las altas capacidades intelectuales hacen pensar y sentir de otra manera. Y obligan a convivir con el estereotipo y los tópicos que provoca el miedo a lo desconocido. Esta es la historia tras las etiquetas.

YA NO BUSCO causas a mi pensamiento desmesurado, ya no me comparo. Conocer mis capacidades era la pieza perdida del puzle y el diagnóstico es la tregua con el pasado que me permite reconstruir el presente y disponer de un filtro precioso con el que ver la vida”. Es la reflexión de una joven universitaria de 20 años diagnosticada como superdotada que en su pasada crisis emocional llegó a creer que padecía un trastorno mental.

Dos o tres de cada cien personas piensan y sienten de manera diferente al patrón general. Discurren, aprenden y procesan más rápido. Son mentes excepcionales, capaces de desarrollar una actividad neuronal tan intensa que los neurobiólogos han acuñado la expresión “cerebro en llamas” para describir las imágenes registradas mediante escáner que dan cuenta de su rendimiento intelectual. Lo suyo es el pensamiento arbóreo: una idea conduce a otra idea y esta a otra creando ramificaciones. Sienten también de manera distinta porque poseen una elevada sensibilidad emocional que puede hacerles más vulnerables. Su hábitat es un bosque intrincado de ideas y sentimientos, cercado por tópicos y estereotipos. Y atacado, a veces, por la animadversión que suscita la diferencia. Los superdotados huyen de ese estigma y reivindican su personalidad, conscientes de que el cociente de inteligencia (CI) puede ser una trampa, un arma de doble filo. ¿Ser superdotado es el paraíso o el infierno, una fortuna o una maldición, motivo de regocijo o de desgracia? ¿Y qué es la inteligencia?

“Miraba a mi hijo y sentía como si tuviera delante a dos personas: una era el adulto a quien se le podía hablar de cualquier cosa; la otra, el niño que en realidad era y que no comprendía ciertas actitudes propias de las debilidades humanas. ¡Y yo nunca podía saber con cuál de las dos personas iba a hablar!”. Es la impresión más vívida que Montserrat Martí Sol, barcelonesa de 53 años, conserva de la niñez de su hijo, Jaume.

En la infancia de las personas con altas capacidades intelectuales, el niño y el adulto cohabitan en el mismo ser en una simbiosis singular. Su alto grado de desarrollo mental —tres, cuatro, cinco años superior al que les correspondería por su edad— se asienta en un fondo emocional tan infantil y vulnerable como el de sus compañeros, si no más. Bajo su aparente desgana escolar, que les lleva en muchos casos a ser diagnosticados erróneamente con un trastorno de déficit de atención (TDA), late en ellos un desbordante entusiasmo por el conocimiento, una desmesurada pasión por las palabras y una querencia obsesiva por los números. Textos y ecuaciones, problemas y enigmas desfilan incesantemente a gran velocidad por sus bien engrasadas autopistas mentales sin que el sueño pueda actuar siempre de eficaz interruptor.

El incremento sostenido del cociente medio de inteligencia, registrado a lo largo del siglo XX gracias a la mejora nutricional y tecnológica, ha empezado a detenerse en los países más desarrollados. Mientras tanto, se intensifica la búsqueda global de talentos con que hacer frente a los nuevos retos de la humanidad. Aunque los porcentajes varían en función de los criterios aplicados, es un hecho que al menos el 2,28% de la población mundial está capacitada para alcanzar los 130 puntos en los test de inteligencia, la línea establecida convencionalmente a partir de la cual se declara la superdotación intelectual. El número de alumnos de estas características detectado en España en el curso 2015-2016 ascendió únicamente a 23.745. Se calcula que solo en la enseñanza no universitaria existen otros 180.000 no identificados y, en consecuencia, privados de las ayudas escolares previstas para ellos. El 60% de los niños llamados “superdotados” puede estar abocado al fracaso escolar. Talento que no se cultiva ni identifica correctamente, talento que corre riesgo de malograrse. ¿Es la falta de aprovechamiento del ingente caudal de inteligencia que se pierde por los sumideros de la desinformación, la inercia y la rigidez estructural del sistema educativo lo que explica la pobre representación de los alumnos españoles clasificados como “excelentes” en los informes PISA?

Muchos alumnos con altas capacidades optan por mimetizarse en el paisaje escolar convencional para librarse del sambenito de raro y no desatar rechazo. Hay que olvidarse del arrollador chico listo triunfador líder de la clase. Y fijarse más bien en aquella alumna despistada, habitualmente abstraída en sus pensamientos, que no puede dejar de discutirle al profesor aquello que no le parece razonable. Observe también a ese otro chico que está solo en un rincón del patio mientras los demás corretean tras la pelota. O al niño que cuenta los peces de la pecera y construye su propio mundo de objetos. Los que se autoproclaman sobresalientes y dicen que sacaban muy buenas notas contribuyen al error que lleva a la gran mayoría de profesores a identificar erróneamente como superdotados a alumnos que manifiestan buen rendimiento escolar. Hay de todo en el muestrario de los superdotados ilustres o glamurosos declarados: Stephen Hawking, Steve Jobs, Bill Gates, Bobby Fischer, Gary Kaspárov, Marilyn vos Savant, Arnold Schwarzenegger, Geena Davis, Paris Hilton, Shakira, Nicole Kidman, Sharon Stone, Quentin Tarantino… Pero lo que no resulta extraño es que el estudiante de altas capacidades sea visto como el tonto, por despistado, de la clase.

Lea Vélez, 47 años, madre de Michael (10) y Richard (8), tiene en casa sendas muestras del cambio brusco de personalidad que experimentan muchos estudiantes con altas capacidades. Es la prueba de cómo niños comunicativos, dinámicos y felices en casa se transforman en estudiantes pasivos, retraídos e infelices en el colegio. “Los mismos que en casa no se callan ni debajo del agua y no paran de hacer preguntas y observaciones difíciles e ingeniosas enmudecen en clase porque se aburren mortalmente”. Guionista y escritora, Vélez sostiene que el sistema no sabe muy bien qué hacer con los superdotados pese a que, sobre el papel, se ofrece la posibilidad de ampliarles o enriquecerles el temario, añadirles dos asignaturas e, incluso, pasarles de curso. “Nuestros métodos educativos están basados en la reiteración, cuando, precisamente, estos niños, que tienen su fuerte en las áreas intelectual y verbal, abominan de la repetición y la rutina”, prosigue Vélez. “Los profes los consideran vagos, pero ¿cómo no se van a aburrir de conjugar el verbo croar si ya a los cinco años me pedían que les indicara las partes del oído, me preguntaban de qué estaba hecha la lengua por dentro y me explicaban que los cables son la venas de la electricidad? Fíjese, cuando tenía ocho años, Michael me planteó la siguiente cuestión: ‘Mamá, ¿por qué los astrofísicos creen que el origen del universo fue el Big Bang? Si es el inicio de todo, ¿cuál es el detonante? ¿Cómo puede una explosión ser el origen de todo sin detonante?’. A mí me han enseñado a fascinarme por cuestiones de física, química y astronomía. Aprendo mucho con ellos”.

A juicio de esta escritora, la alternativa pasa por mejorar la formación del profesorado y aumentar las clases extraordinarias de enriquecimiento escolar. “El mismo niño que a grito pelado se aferraba a la barandilla porque no quería ir al cole, se levantaba, se vestía él solo y me esperaba impaciente junto al coche para que le llevara al curso de enriquecimiento de física y química”, dice Vélez. “Y al revés: uno de mis hijos ha tenido soriasis y ataques de asma ante la proximidad de una de esas pruebas tediosas que tanto les horrorizan. Ver el ejercicio y empezar a rascarse por el cuerpo es todo uno”. Los estudios de la asociación internacional de superdotados Mensa confirman una prevalencia mayor de las enfermedades asociadas al estrés y la ansiedad entre las personas con alto cociente intelectual.

Muchos superdotados han pasado por la escuela, la vida social y el trabajo sin problema alguno. Más bien, bendecidos por sus capacidades: su potencia de aprendizaje, su creatividad, facilidad para los idiomas o las matemáticas. Pero otros conocen bien, por experiencia propia, el acoso escolar. “Yo era el pitagorín que no caía bien a nadie, tampoco a los profes, dada mi tendencia a hacerles preguntas incómodas”, dice José Beltrán-Escavy, doctorado en Robótica por la Universidad de Tokio y examinador en la Oficina Europea de Patentes de La Haya. “Con 14 años, un grupo de alumnos me colgó del cuello con la cuerda de una persiana y les faltó poco para haberme matado. Me quedó una marca morada en el cuello durante tres semanas. A los 21 años, entré en la asociación Mensa. Probablemente, eso me salvó de convertirme en un amargado insoportable y solitario”.

—¿Qué le ha aportado tener un alto CI?

—Una capacidad de sintetizar muy grande que me permite retener información y encontrar conexiones entre datos separados. También una memoria bastante buena y facilidad para los idiomas: aprendí catalán en 15 días, japonés en 6 meses, alemán básico en 2 meses y rumano en 6 días. A cambio, tengo una ligera discalculia (dislexia para los números). Para cualquier cálculo matemático necesito tirar de lápiz y papel, o de calculadora.

—¿El CI ha contribuido a su felicidad?

—En conjunto, supongo que sí. Si me hubieran hecho esta pregunta a los 14, mi respuesta habría sido diferente.

Muchos superdotados no han olvidado la percepción de ajenidad que les produjo el primer encuentro con sus compañeros de clase. “Yo los veía como unos brutos gritones y ellos, a su vez, me veían a mí diferente”, recuerda Ramón Campayo, 52 años, natural de Albacete, campeón del mundo de memoria en nueve ocasiones. “Me mantuve en mi mundo, en un rincón, sin amigos. Supe que tenía que tratarme a mí mismo con cariño y aprendí a aceptar que siempre habrá personas a las que les caerás mal”. Con más de 190 de CI, este hombre puede leer 2.500 palabras por minuto y memorizar 124 números en cuatro segundos. Dice que la técnica y el ejercicio memorístico pueden más que las capacidades innatas. Y añade que, cuando compite, el voltaje de su actividad neuronal se le dispara hasta los 42 grados de temperatura. En una ocasión tuvo que ir al médico porque su cabeza estaba a punto de estallar con “la fiebre de la inteligencia”.

La maldición de la inteligencia es el título del libro en el que la psicóloga clínica Carmen Sanz Chacón aborda los problemas que conducen, según ella, al fracaso personal y profesional a la mayor parte de las personas superdotadas. En Demasiado inteligente para ser feliz, la psicoterapeuta francesa Jeanne Siaud-Facchin sostiene que las altas capacidades conllevan fragilidad emocional y sufrimiento asociado a la sensación de inadaptación permanente y grandes dificultades para seleccionar, gestionar y organizar la ingente información que reúnen. Algunos expertos han detectado de manera inequívoca en los superdotados un dolor existencial intrínseco. Les atribuyen un particular compromiso con la justicia, la verdad y la solidaridad/empatía hacia quienes sufren. Cabría añadir una acusada sensación de incomprensión permanente y la necesidad de salir de la soledad y de buscar al “otro” entre sus pares, preferentemente. De ahí que sean tan frecuentes las parejas formadas por personas con altas capacidades.

“La superdotación es una forma de ser, pensar y sentir distinta, pero por sí misma no impide alcanzar la felicidad”, indica Maite Garnica, pedagoga y autora del libro   “Las características cualitativas emocionales se manifiestan como diferentes a la mayor parte de la gente”, prosigue Garnica. “Tiende a cuestionar su valía, posee una baja tolerancia a la frustración, es altamente susceptible, soporta mal los motes y resulta víctima de un afán perfeccionista que conduce a la insatisfacción”. Establecido que cada superdotado posee un perfil diferente, esta pedagoga detecta en esos niños individualismo derivado de la falta de intereses compartidos con sus compañeros y de su gran capacidad de comprensión de los conceptos abstractos, además de una curiosidad temprana por las cuestiones filosófico-religiosas trascendentales. Disponen, igualmente, de un elaborado sentido del humor y una percepción sensorial de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto más acusada de lo normal. La precocidad y la memoria serían indicativos de un alto CI, aunque no marcadores definitivos. El mismo CI es visto cada vez más como una referencia mejorable, de contornos difusos. ¿Qué pasa con los que obtienen 129 puntos en lugar de los 130 establecidos? ¿Acaso la distancia entre estos últimos y los que superan los 160 puntos no es mayor que la que existe entre los “raspados” y el resto que, en el 70% de los casos, se sitúa en la banda entre 87 y 114 puntos?

Atendiendo a su experiencia, Garnica subraya la necesidad de combinar la inteligencia intelectual con las técnicas de “inteligencia emocional” que permiten conocerse mejor, gestionar las emociones y desarrollar la empatía y la asertividad hacia los demás, de forma que la tendencia al fracaso que se observa en muchas personas con alto CI se transforme en éxito personal y social, en bienestar anímico. “Si el superdotado no aprende a controlar y a poner consciencia sobre sus pensamientos, son estos los que dominan su mente, sus emociones y su vida”. Como directora del madrileño Centro Especializado en Superdotados (CES), Garnica ha visto a madres romper a llorar al saber la condición de superdotado de sus hijos. Este es su consejo a los padres: “No teman, su hijo podrá ser feliz. Hay que contarle que tiene un alto cociente intelectual y que no es raro, sino especial. Este es un paso primordial, cuestión de salud pública, porque ellos se sienten mejor cuando saben lo que les pasa y constatan que no es nada malo”.

De hecho, abundan los testimonios que ratifican la compatibilidad entre las altas capacidades y un razonable bienestar emocional. “No comulgo con quienes lo asocian con la desgracia”, señala Jesús Landart, 57 años, vecino de Irún. “Más vale ser listo que tonto, pero no tenemos mérito ni demérito por ser como somos. Todo el misterio es que nacemos con mayor dotación intelectual. El esfuerzo, el tesón y el trabajo pueden dar mejores resultados que la inteligencia no aprovechada”. Landart piensa que el rasgo común es la curiosidad por el conocimiento resultante de la mayor facilidad para entender conceptos abstractos. “Es lo que en euskera llamamos jakinmina (dolor, ansia de saber)”, concluye.

Matemático, ingeniero electrónico y filósofo, Jesús Landart forma parte de Mensa, el club de superdotados que en España cuenta con 2.300 socios y 160.000 en todo el mundo. Agrupa a personas que superan la barrera de los 130 puntos de CI en los test psicológicos, un espectro en torno al 2% de la población. “Somos una asociación de gran biodiversidad que se propone fomentar la inteligencia y crear un ambiente estimulante en la educación”, dice Elena Sanz, 54 años, química, natural de Errenteria (Gipuzkoa). “La inteligencia es una herramienta para la vida y el desarrollo de la razón. Pero ya sabemos que la razón no da la felicidad, de la misma manera que ser alto no te convierte en el mejor jugador de baloncesto ni en mejor persona”. Sanz no padeció el acoso de niña. “Me juntaba con las chicas malas de la clase. Con la diferencia de que yo aprobaba sin estudiar y ellas no”. Presidenta de Mensa entre los años 2013 y 2016, Sanz niega que este club responda al propósito de formar una comunidad dentro de la comunidad, aunque acepta la imagen de refugio que permite compartir inquietudes en un ambiente festivo, aderezado de refinada ironía humorística. “Hay socios que fuera de aquí no manifiestan su condición de superdotados, ni siquiera se lo cuentan a sus parejas. Los expertos en recursos humanos nos aconsejan no incluir el CI en los currículos. Hay que preguntarse por qué gente que acepta con naturalidad las diferencias en la estatura, el pelo o el color de los ojos, y aplaude a los deportistas de élite, soporta mal que otros tengan mayor capacidad intelectual”.

Carmen Po Marquina, de 44 años, trabaja de teleoperadora en un call center de Zaragoza y, como tantos otros superdotados, particularmente las mujeres, está habituada desde pequeña a disimular. “He tenido que callarme muchas veces. Supongo que tampoco es fácil mandar sobre personas de nuestras características porque nos gusta que nos expliquen las cosas para luego analizarlas. Esto es algo que yo no puedo evitar, pese a que con frecuencia mi opinión se toma como un ataque”. Po Marquina dice que en el cole se aburría. No entendía por qué los profesores explicaban una y otra vez lo mismo. Perdió los hábitos mínimos de estudio y renunció a ir a la universidad. “No he tenido una vida de éxito profesional, nunca me sentí más inteligente que los demás. Ser lista no te soluciona la vida”.

Tampoco Joseba, 35 años, vecino de Vitoria, soldador de profesión, llegó a la universidad. “Al contrario que otros chicos superdotados que optaban por aislarse, yo supe adaptarme. Pero preferí ponerme a trabajar y no me arrepiento porque vivo feliz. Siento alivio al mirar hacia atrás. Cuando mis compañeros de clase todavía se comían los mocos, me dio por reflexionar intensamente sobre la muerte. Pasé por un periodo de gran ansiedad. Ahora veo que lo mío no era tan raro”. A la teoría, casi nunca explicitada pero subyacente, de que las personas con altas capacidades son también más bondadosas, sinceras y solidarias, a causa de su supuesta mayor sensibilidad y conciencia de los problemas, la psicóloga Cristina Surroca, de 55 años y vecina de Barcelona, con dos hijos de 19 y 18, contrapone: “No está probado que la inteligencia suponga mayor tolerancia”. Su experiencia como socia y supervisora de los test que se exigen para ingresar en Mensa le lleva a concluir que el mundo no iría necesariamente mejor si los órganos de decisión estuvieran formados por superdotados. “La tolerancia reina entre nosotros, pero tenemos opiniones muy dispares. Tampoco estamos libres de las disputas, ni del peligro de creernos en posesión de la verdad. No disponemos de soluciones únicas ni contamos con unanimidad en nada. Entre personas, lo mejor es la mezcla”.

¿Qué es la inteligencia? A falta de un criterio unificado sobre la superdotación —tampoco hay un protocolo de actuación escolar común a todas las comunidades autónomas españolas—, el doctor en Psicología Roberto Colom define la inteligencia como “la capacidad general que nos permite razonar, resolver problemas y aprender de la experiencia”. Contra lo que establece el psicólogo Howard Gardner en su Teoría de las inteligencias múltiples (intelectuales, lingüísticas, lógico-matemáticas, visual-espaciales…), Colom reconoce una inteligencia general que controla las demás capacidades cognitivas: “Hay una inteligencia general compuesta de diferentes capacidades que están relacionadas. El alumno que hace bien las pruebas de matemáticas hace bien también lenguaje y ciencias, aunque puede haber excepciones”. Profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, Colom encuentra en la figura del candelabro —una base única con varios brazos—, la analogía más adecuada para su tesis. Tener conocimientos enciclopédicos, buena memoria, dominio del lenguaje o ser muy creativo no implica, en su opinión, por sí solos, ser muy inteligente. “Si quieres medir la capacidad atlética de una persona no le pongas solo a correr los 100 metros, ponle también con saltos de altura, a levantar pesas…”.

Este especialista español asegura que las altas capacidades pueden objetivarse gracias a las nuevas técnicas de neuroimagen. “Podemos analizar lo que ocurre en el cerebro, comprobar hasta qué punto las conexiones entre diferentes áreas cerebrales cambian según el nivel intelectual de los individuos”. Colom considera necesario combatir los estereotipos y contradicciones ambientales. “La idea de que la inteligencia del grupo es mayor que la suma de las inteligencias individuales de sus componentes es objetivamente falsa. Las altas capacidades mentales son vistas como algo perturbador y hasta facha, cuando resulta que tenemos que movernos en contextos muy competitivos que nos obligan a cuidar el capital humano, a no desperdiciar el talento. De hecho, la sociedad sí premia a los más inteligentes. No hay más que ver quiénes se sientan en la dirección de las compañías de éxito: o son superdotados o son personas que suplen con esfuerzo y tesón su menor potencia intelectual. Sería interesante que la selección para los puestos de responsabilidad estuviera en manos de la gente más capacitada, aunque ser más inteligente no te convierte en mejor persona”. Seguro que es así, aunque uno termine el reportaje con la sensación de haber estado en contacto con almas delicadas, hermosas.

https://elpais.com/elpais/2018/03/16/eps/1521200603_126765.html

domingo, 25 de marzo de 2018

_- La buena nueva, película pasada el viernes 23 de marzo, en la 2 de tve y que me impresionó vivamente.

_- Una película que me sorprendió gratamente, sobre nuestra guerra, llamada civil, dirigida por una mujer y que retrata verazmente lo que fue en realidad la llamada por los sublevados "Cruzada Nacional". Y que ni fue nacional (pues participó Alemania, Italia, Portugal y mercenarios marroquíes, sin cuya ayuda y la falta de armamento del ejercito legal, la derrota de la República no habría sido posible. Ni fue cruzada por la participación de mahometanos,...
Un film totalmente recomendable, para ver, estudiar y dialogar sobre él.

“En el tema de la Guerra Civil no hay que buscar venganzas, pero sí recordar a quienes fueron valientes”
Helena Taberna Directora de cine

ANA OLIVEIRA LIZARRIBAR

IRUÑEA. Alegre y vitalista en su vida cotidiana, Helena Taberna prefiere para su cine historias hondas que contribuyan a horadar siquiera milímetros en las profundidades que encierra la existencia.Y con La buena nueva lo ha vuelto a hacer. En un intento de arrojar luz a un período oscuro de la historia reciente de Navarra, la directora retrata el drama de quienes se convirtieron en héroes a su pesar y lo hace a través de “una hermosísima historia de amor” y de la convicción de quien cree que, aún en las situaciones más duras y tremendas, si uno se esfuerza se puede encontrar belleza. Y la belleza “nunca estorba y siempre conmueve”, afirma Taberna, que en este caso también hace las veces de productora de la película, con el riesgo que ello conlleva, así que agradecería que “esta vez el Gobierno de Navarra síme apoye”.
Quedan apenas unos días para dar comienzo al rodaje de su segundo largo de ficción, y parece que ya lo tiene casi todo atado, escenarios incluidos.

Sí, la fase de preparación está siendo muy intensa. Estoy encantada porque hemos encontrado unas localizaciones espléndidas, con una presencia especial del gris en distintos lugares como las piedras de la plaza de Leitza, las de la casa del cura, la cantera de Aldatz... Hemos encontrado una iglesia preciosa en Itxaso (Gipuzkoa), que esunrareza, porque conserva el púlpito y tiene unos frescos iguales a los que imaginamos en el guión.

Llegados a este punto, seguramente tendrá ya ganas de lanzar el primer ‘¡acción!’

Ganas y susto (risas). Sí, porque el rodaje es, por supuesto, muy importante, pero esta vez de alguna manera siento que esta película es más mía que otras, porque no solamente he escrito el guión con Andrés Martorell, sino que estoy implicada en toda la producción como empresaria, y por eso tengo más capacidad de decisión, lo cual supone más responsabilidad, pero también más placer, ya que puedo incidir en los aspectos estéticos y artísticos de la película.

Después de Yoyes, aborda un proyecto diferente en la época y el tema concreto, pero también reconoce que ambas historias guardan similitudes, ¿el cineasta, como cualquier artista, en el fondo apuesta siempre por el mismo tipo de relato?

Eso se suele decir, y en parte puede que así sea, porque, en el fondo, los temas que te interesan siempre están ahí. Una escritora de cine que sigue mi carrera leyó el guión y me dijo que en ambos proyectos está presente la lucha entre la libertad individual y el compromiso social. Y es cierto que es un tema que mí me importa mucho: esa posibilidad del individuo de volar solo sin alejarse demasiado de los demás, y que el compromiso con ellos nunca suponga una losa para él. Y puede que, en efecto, estos elementos estén presentes en mi trabajo, porque, al final, las pasiones humanas son eternas y siempre estamos contando historias en las que el amor y el odio ocupan un lugar fundamental.

También es cierto que tanto en Yoyes como en La buena nueva, la ficción parte de hechos reales. Teniendo en cuenta, además, su faceta como documentalista, está claro que la realidad le interesa como foco generador de historias.

Me gusta la realidad, y fantasear a partir de ella. De hecho, en este caso la ficción está más presente, ya que Yoyes sí era un personaje real y Miguel, el cura que protagoniza La buena nueva, no. Tiene elementos de mi tío, pero he tenido total libertad para construir personajes y situaciones dentro, eso sí, de un marco histórico fiel a la época.

Hay una corriente de opinión que enseguida se muestra contraria a cualquier proyecto intelectual y artístico que aborde la Guerra Civil, por aquello de no revolver el pasado, dicen sus defensores. ¿Qué opina de estos postulados?

Si hiciésemos caso a esas opiniones, no hubiésemos podido disfrutar de una película tan bella como El laberinto del fauno, por ejemplo. Además, ese planteamiento contiene varias mentiras. Una de ellas es decir que a la gente no le interesan estas historias, porque, cuando se hacen bien, llenan las salas de cine.Y lo que está claro es que en una sociedad que realmente sea libre se debe hablar de todo. Respecto a este tema en concreto, creo que hace falta entrar a limpiar una herida que dura ya 70 años. Desde luego, soy prudente y sé que una película no lo puede hacer todo, pero sí quiero que esta película sirva de homenaje a quienes sufrieron en aquel momento y creo que mucha gente se va a sentir identificada y reconfortada al saber que su silencio, su bondad y su sufrimiento de tantos años va a tener un lugar en el cine y en la historia de nuestro pueblo.

Además, según ha comentado en alguna ocasión, esta historia, lejos de ser revanchista, quiere ser sanadora y dejar un lugar a la esperanza.

Por supuesto. No hay que buscar venganzas, pero sí recordar a esa gente que fue capaz de ser valiente. Además, creo firmemente en que el cine tiene una función catártica y que, por ejemplo, con Yoyes hubo una sanación de la mirada hacia ese momento y ese personaje. Y estoy convencida de que La buena nueva va a ser un proyecto que va a reconocer, y el reconocimiento siempre es bueno. Sería muy ambicioso por mi parte querer contar toda una época y unos acontecimientos, pero todo lo que cuento es verdad y habrá quien complete esta propuesta con su propia información y quien se identifique con la historia, porque hechos similares sucedieron en muchas partes. En mi caso,me hace especial ilusión que vayan a participar figurantes de Alsasua y que vayan a visitar el rodaje los chavales del instituto para saber cómo se hace una peli, pero también para conocer parte de su historia.Todo esto, como es lógico, dificulta la producción, pero no me importa, porque me apetece hacer un homenaje a las gentes que me precedieron y que han tenido que estar tantos años en silencio.

Ha mencionado a su tío, el sacerdote alsasuarra Marino Ayerra, autor del libro No me avergoncé del evangelio, ¿qué ha supuesto esta figura en su vida para que le sirviera de inspiración para su nuevo filme?

Es una figura muy atractiva desde el punto de vista dramático; una especie de héroe romántico que es capaz de llegar hasta las últimas consecuencias por defender aquello en lo que cree, que en su caso es el evangelio. Mi gran pena es no haberle conocido, recuerdo que en mi infancia existía un cierto silencio en torno a su persona, aunque había mujeres en Alsasua que me contaban el bien que les hizo su presencia. Por ello, y siempre desde el afecto, este personaje me llevó a conocer ese episodio tan terrible de nuestra historia y comprobar que entonces, además de los dos bandos, también hubo dos iglesias. Siempre me pareció un período interesante para retratar, de hecho ya estaba presente en mi primer trabajo, Alsasua 1936, así que ahora, con madurez y sintiéndome más cineasta, me ha parecido que era el momento de hacerlo.Yeso que el proyecto es ambicioso y tiene dificultades de todo tipo... Parece que tengo tendencia a cosas que no son precisamente fáciles (risas).

¿Dónde reside esa ambición?
Me interesa contar bien el contexto histórico, y para eso, como es lógico, hace falta dinero: tienen que estar los figurantes adecuados, los desfiles deben ser correctos, el vestuario...Y tengo que decir que dispongo de un equipo estupendo que lo está gestionando todo muy bien. Me tranquiliza saber que llevo un gran soporte detrás y que ya se han localizado todos los escenarios, porque creo que los espacios son importantísimos, cuentan muchas cosas.

Y el reparto resulta fundamental para la credibilidad de una historia. ¿Por qué se decidió por Unax Ugalde?
Es un actor excelente, pero, sinceramente, al principio no pensaba que pudiera contar con él, porque está en un nivel muy alto. Hizo Alatriste, pronto estrenará El amor en los tiempos del cólera y ahora mismo tiene proyectos para elegir por todo el mundo.Pero el no ya lo tenía, así que, como creía mucho en mi historia y sabía que los buenos actores suelen tener la sensibilidad suficiente como para detectar un proyecto interesante, le cité a tomar un café y, si ya me gustaba en el cine, en persona mucho más.Le entregué el guión justo un día antes de se fuera a rodar a Londres y me llamó antes de las 24 horas, cosa que me encantó porque yo soy muy apasionada y me gustó que siguiera sus impulsos. Me dijo que el guión le había conmovido y que hacía la película seguro.Es más, me confesó que ya antes de reunirnos conocía parte del guión a través de Gorka Aginagalde, que hará el papel de Hugo, el antagonista, porque ambos son muy amigos y cuando Gorka fue a hacer la prueba a Madrid, durmió en casa de Unax, que le ayudó a ensayar su parte.

¿Y el resto del reparto?
Estoy muy contenta, porque están entrando actores de primer nivel con una generosidad sin límite.Por ejemplo, a Guillermo Toledo le ha gustado tanto el proyecto que trabajará en condiciones especiales.Y los ensayos han sido una delicia. Bárbara también está genial y funciona muy bien con Unax.

Con Yoyes, primero, y con Extranjeras, después, ha visitado medio mundo de festival en festival, ¿le gustaría repetir experiencia con La buena nueva? ¿Para cuándo el estreno?

Me gustaría llevarla al Festival de Berlín de 2008, y creo que podrá verse en cualquier país porque es una historia universal. Con Yoyes pensé que sólo iba a interesar a gente de mi generación y que conociese la historia del País Vasco y resulta que gustó en los sitios más insospechados. Si aciertas y la película tiene esa verdad y ese pálpito universal, llegará a todo el mundo. No hay nada más universal que lo que sale del propio corazón y de las vivencias de uno.

Pero antes de hablar de estrenos, lanzarse a producir y dirigir una película hoy en el cine español es, cuando menos, todo un riesgo teniendo en cuenta cómo están las cosas.

Es todo un riesgo, así que estoy esperando a ver si esta vez el Gobierno de Navarra se decide a apoyarme con una cantidad significativa como ha apoyado antes otros proyectos similares. Su ayuda nos es imprescindible para culminar con éxito La buena nueva.

Lo que está claro es que Helena Taberna está entregada a este proyecto como antes lo hizo con otras historias que, de algún modo, sentía la necesidad de contar. ¿Cree en el compromiso del artista, del creador, con un tiempo y una sociedad?

Me asusta hablar del compromiso como una carga. Yo me veo comprometida sobre todo con la vida, soy una persona vital y apasionada, y entiendo que la vida en plenitud consiste en ver las luces y las sombras, y creo que un cineasta debe estar al lado de la sombra para reconfortar a la gente, reconociendo su dolor y transformándolo en arte, sublimando, así, la existencia.

https://web.archive.org/web/20080508142639/http://www.deia.com/es/impresa/2007/05/07/bizkaia/kultura/362451.php?print=1

"Nos ofrecieron dos opciones, elegimos los paletazos": los castigos que se aplican en escuelas de Estados Unidos

Nos ofreció dos opciones de castigo, que debían ser aprobadas por nuestros padres. O bien sufriríamos dos golpes con una paleta o dos días de suspensión en la escuela".

Parece un fragmento de Las Aventuras de Tom Sawyer, la novela de Mark Twain en la que el profesor azotaba al protagonista cada vez que cometía una de sus travesuras.

El relato, sin embargo, no es ficción. En realidad es parte de una carta en la que Wylie A. Greer, un estudiante de una secundaria rural en Arkansas, Estados Unidos, narra cómo él y dos compañeros fueron castigados por salir de clase para participar en una huelga hace unos días en contra de la violencia de las armas.

"Los tres elegimos los paletazos, con el apoyo de nuestros padres", escribió Greer en un texto publicado por The Daily Beast.

"Los golpes no fueron dolorosos ni hirientes. No fue más que un quemón temporal en mis muslos".

"Uno de los directivos dijo, sin embargo, que este tipo de castigos no terminan siempre de esta manera", escribió Greer.

El caso se dio a conocer por su madre, Jerusalem Greer, quien en Twitter pareció elogiar la decisión de su hijo.

"Les dieron dos opciones de castigo. Escogieron el castigo corporal. Esta generación no anda jugando".

El mensaje generó decenas de miles de reacciones. Quienes golpearon a Greer, sin embargo, no estaban haciendo nada ilegal, ni fuera de lo común.

En 19 de los 50 estados de Estados Unidos está permitido aplicar castigos físicos a los alumnos en las escuelas públicas.

Estos castigos, que pueden incluir golpes con una paleta, nalgadas o bofetadas, son parte del reglamento de algunas escuelas, donde de manera general se dan las pautas para aplicarlos.

En la secundaria Greenbier donde estudia Wylie, por ejemplo, se autoriza el castigo corporal bajo ciertas condiciones, como que el estudiante pueda refutar las acusaciones que se le hacen, que el castigo se aplique en un lugar donde los demás estudiantes no lo puedan ver ni oír y que se haga en presencia de un testigo.

Además, el código dice que el castigo no puede ser "excesivo" ni "administrarse con malicia".

Una sentencia de la Corte Suprema de 1977 afirma que golpear a los estudiantes como reprimenda por un mal comportamiento no viola sus derechos ni va en contra de la Octava Enmienda de la Constitución, que prohíbe los "castigos crueles e inusuales".

Así, cada estado puede dictar sus propias normas para regular el castigo corporal en las escuelas públicas.

En Texas, este se define como "infligir dolor deliberadamente mediante golpes, tablazos, azotes, bofetadas u otra forma de fuerza física como medio de disciplina".

Según un reporte de 2017 de la ONG Children's Defense Fund, cada día en Estados Unidos 589 estudiantes reciben un castigo corporal. El cálculo lo hacen en base a un año escolar de 180 días.

Las organizaciones que monitorean la aplicación de estos castigos, indican que se aplican con mayor frecuencia en las áreas rurales y los estados del sur del país.

"En las áreas rurales en algunos casos la aplicación de estos castigos está asociada a creencias religiosas", le dice a BBC Mundo Víctor Vieth, director del Centro Nacional Gundersen para el Entrenamiento la Protección Infantil, basado en Wisconsin.

Vieth también menciona que estos castigos se aplican de manera "desproporcionada" a niños varones, minorías, niños que han sufrido algún tipo de abuso en su casa o padecen algún tipo de discapacidad.

David Osher, vicepresidente del Instituto Estadounidense de Investigaciones, especializado en disciplina escolar, dice que no conoce evidencia de que este tipo de castigos pueda tener algún tipo de beneficio.

Además del castigo en sí mismo, Osher critica la manera discrecional en la que cada escuela lo aplica.

"Hay casos en los que se aplica a comportamientos que no son violentos, como replicar, llegar tarde a clase o no hacer la tarea", le dice a BBC Mundo.

Según una publicación de la organización National Women's Law Center, entre 2013 y 2014, el 37% de los castigos corporales en Carolina del Norte se aplicaron por "ofensas menores o subjetivas como mal comportamiento en el autobús, falta de respeto al personal, uso del teléfono móvil, lenguaje inapropiado y otros malos comportamientos".

"Muchos de los niños que son problemáticos es porque sufren algún tipo de abuso en otro contexto, así que castigarlos físicamente lo que hace es traumatizarlos de nuevo", dice Osher.

"En muchos casos son castigados por comportamientos que ellos ni siquiera son capaces de controlar".

...

Leer más, http://www.bbc.com/mundo/noticias-43479556#

Haga de su hijo un gran filósofo. Jordi Nomen plantea aprovechar aquello que los niños tienen en común con los pensadores, capacidad de asombro y admiración, para fomentar su espíritu crítico

Se trataba de dibujar el silencio. Y plasmó un pájaro. “Cuando voy al bosque, todo es silencio: solo está su canto y nada más”, explicó. El silencio, por exclusión. Podría haberlo planteado un filósofo, pero fue un alumno del profesor de Filosofía y Ciencias Sociales Jordi Nomen, un niño, porque estos tienen curiosidad y admiración, las mismas cualidades de todo gran pensador: ambos miran igual el mundo. Por ello cree Nomen (Barcelona, 1965), cual particular Prometeo, que hay que dar el fuego de la filosofía cuanto antes a los infantes, para que así “aprendan a pensar por ellos mismos, para convertirlos en ciudadanos críticos, creativos, para que lleven una vida menos impulsiva y más autónoma”, sostiene. Y tiene un método, a partir de una supuesta sacrílega trinidad antipedagógica, cuentos-juego-arte, que desarrolla en el libro  El niño filósofo (Arpa).

La premisa de Nomen es que tenemos una inteligencia filosófica. “Huyo de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, que dice que te dediques a lo que sirves; yo creo que la inteligencia se puede trabajar, estimular, es una capacidad que puede ser entrenada”, afirma. Con eso, y pertrechado con las ideas del filósofo y educador norteamericano Matthew Lipman (creador del programa Filosofía para niños a partir de novelas filosóficas, que les permiten abordar temas de la vida cotidiana), el autor ha escogido a 12 filósofos que ha asociado a 12 preguntas frecuentes que se plantean los niños sobre la vida. Así, Platón responde a si debemos actuar con la cabeza o el corazón; Séneca, a si hay que tener miedo a la muerte; Montaigne, a si es importante tener buenos amigos o Arendt a qué es la maldad, por ejemplo.

A una breve introducción del personaje y su pensamiento le sigue un relato y una propuesta de juego (un baile de minué para testar a Spinoza sobre cómo se puede conseguir la alegría; escoger una pareja independientemente de que en la frente tenga pegado un atributo moral sin que él lo sepa para decidir, vía Kant, qué debemos hacer en cada momento; continuar un dibujo iniciado por otro, pero del que apenas divisamos un centímetro, para responder a Nietzsche si es necesario ser creativo para vivir…). Cierra cada capítulo una oferta plástica y el análisis de una obra artística (unas creativas imágenes de Chema Madoz para el Rousseau que inquiere para qué sirve la educación; unas fotografías de una familia norteamericana y otra del Chad con sus cestas de comida semanal para ilustrar al Erich Fromm de si es más importante tener o ser…).

Las reflexiones están enfocadas para niños de entre 9 y 12 años, y siempre bajo el formato de diálogos socráticos en clase. “No son debates, donde hay una posición A contra B, sino diálogos, que implica no posiciones fijas sino dar razones y argumentar”, insiste Nomen, que justifica que las historias sean de naturaleza muy distinta (fábulas tradicionales, un Chéjov, un Jorge Bucay…) y no de los filósofos en cuestión: “Se trata de que sus ideas se puedan utilizar más allá de sus libros; además, sus textos no siempre son de la comprensión de los niños; por eso utilizo lo que tienen más cerca, lo que hacen todo el día: el cuento, el juego, el arte; lo importante es que lleven a aprender a pensar”.

También es consciente el autor, en un descanso entre dos clases en el colegio Sadako de Barcelona donde imparte (“es una escuela inclusiva: aquí el niño es el centro de la educación”), de que son tiempos que “caminan hacia una menor curiosidad intelectual” y de que, si se les enseña a pensar, los niños son más conscientes, pero, en consecuencia, menos felices, algo que parece sacrílego. “La felicidad está sobrevalorada y mal explicada: la felicidad entendida como plenitud total, completa y continuada, es una engañifa, no existe, y darse cuenta de eso es ser lúcido; hay que revindicar la alegría, que es concreta y de hoy”. Además, hay que luchar contra el concepto de inutilidad práctica de la Filosofía en una sociedad cada vez más mercantilista. “No hay que practicarla tanto por utilitaria por razón laboral como porque sin ella es difícil lograr un poco de plenitud; o, al menos, para ser conscientes de que la plenitud tiende a desestabilizarse fácilmente, que no es permanente”.

Los griegos llamaban idiotés a aquellos faltos de juicio crítico y que no participaban en política. “La filosofía ha de ser un tábano, ha de obligar a los otros a dar explicaciones, ha de interrogar a nuestra sociedad, como hace hoy el coreano Byung-Chul Han, dice Nomen. El pensar, sostiene, ayuda a frenar la aceleración loca de la vida digital y “a crear una ciudadanía crítica que evitará que la democracia caiga pervertida por intereses económicos, como vemos”. Tiene claro el también profesor de Ciudadanía de la Universidad Autónoma de Barcelona quién no quiere ese ciudadano crítico: “Ese poder que se plantea no dar explicaciones de nada, por ejemplo; toda la sociedad debería estar interesada en crear niños así si no queremos que la democracia se pierda”.

“Una vida vivida sin reflexión no vale la pena”, defendía Sócrates, como recuerda Nomen, quien atribuye a todo pensador crítico una postura humilde, pero de carácter, alguien que es sincero y “abocado a la acción: ser ciudadano es eso, participar en la vida de la ciudad porque no todo acaba en el voto, como nos quieren hacer creer… Pero si no se trabaja en la familia y en la escuela, no salen ciudadanos críticos. Hay que educar en la razonabilidad, el sentimiento, que no en el impulso, y en la acción”. Y ahí asoma Pitágoras: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”. Pero para todo eso no queda, alerta Nomen, demasiado tiempo más: “Es el momento para que no se pierda del todo; si no se hace ahora, se acabará el espíritu crítico”.

"A LOS PROFES NO SE NOS ENSEÑA A ESCUCHAR"
Admite Jordi Nomen que su método —que ya compendió en formato de libro en catalán el año pasado, que lleva tres décadas practicando y que fomenta en el marco de GrupIREF, grupo de investigación y enseñanza de la Filosofía para niños— demanda un profesorado distinto y un cambio de programa educativo notable. “A los profesores no se nos enseña a preguntar, a escuchar ni a responder, ni tan siquiera a ser dúctiles a cambiar de opinión… Y todo eso es lo que conforma el diálogo socrático”. A ello y a la habilidad de pensamiento (“nunca pensamos cómo estamos pensado”), añade la necesidad de saber crear una comunidad, una atmósfera (“requerimos confianza en el grupo porque los niños se mojan, se desnudan”) y llegar a la mayoría de las decisiones por consenso (“es prioritario en democracia y cuando se logra en clase es mágico: se produce un silencio porque se dan cuenta de que lo han logrado cuando parecía imposible; genera bienestar”).

Como “pensar es más lento que aprender de memoria y reflexionar, que es volver a mirar, o estimular requiere tiempo”, admite Nomen que cuesta que esa metodología se vaya implantando, a pesar de que cree que empieza a notarse ya más en Primaria (“los profesores son más flexibles, de siempre”) que en la Secundaria (“implica cambiar el currículo y la metodología, temarios, objetivos… Ningún profesor de filosofía discute qué dicen los filósofos: se intenta que los alumnos los entiendan más o menos y se les examina de ello”).

https://elpais.com/cultura/2018/03/23/actualidad/1521830362_563550.html

Por qué los niños deberían aprender filosofía

sábado, 24 de marzo de 2018

San Woody Allen

Hay quienes tachan de caza de brujas las acusaciones contra el director por abusos sexuales, pero el caso dista de estar claro: encierra datos inquietantes.

LLEVO SEMANAS asistiendo con asombro creciente a la beatificación de Woody Allen. Lo veo levitar ante mis ojos rumbo al cielo aupado por diversos columnistas y comentaristas. Salvo alguna excepción, en la mayoría de estos alegatos se dan dos curiosas circunstancias: por un lado, una enérgica, escandalizada denuncia de la caza de brujas del movimiento MeToo, que según ellos llega a ser tan dogmático que está torturando al pobre Allen sin ninguna prueba; y por el otro, una sesgada ignorancia sobre las circunstancias de este caso. Lo cual me preocupa, porque veo a colegas admirados e incluso queridos llegar en este tema a un nivel de simplificación que no suelen manifestar en otros asuntos.

De entrada, sorprende que todos estén tan convencidos de la inocencia de Woody Allen, porque el tema es un maldito y envenenado pantano: yo, desde luego, no estoy segura de nada. Algunos afirman que Allen fue declarado no culpable, lo cual es un error: no hubo ninguna declaración porque no hubo juicio. El examen médico de la niña Dylan, que tenía siete años, resultó negativo (claro que unos tocamientos, esa fue la acusación, no dejan huella); además, un informe del hospital Yale-New Haven, encargado por el fiscal del Estado Frank Maco, concluye que el vídeo en el que la niña habla de los abusos está editado y manipulado, y que o bien Dylan se inventaba todo, o bien se lo había sugerido la madre. Debo recordar que el proceso tuvo lugar en medio de la trifulca de la separación de Allen y Farrow a consecuencia de la relación de él con una hija adoptiva de Mia. Total, que el juez Elliot Wilk no encontró pruebas concluyentes y cerró el caso.

Hasta aquí todo parece muy sencillo. Pero empecemos con el lío. Resulta que el informe Yale-New Haven está firmado por dos asistentes sociales y por un pediatra que era el jefe del equipo, pero que jamás vio a Dylan. Todas las notas de la investigación fueron destruidas antes de presentar el informe, algo muy anómalo; los asistentes sociales se negaron a declarar ante el juez y el único testimonio fue el del pediatra. Por todas estas razones, el estudio no fue considerado fiable ni por el fiscal que lo había encargado ni por el juez, que dijo: “Es un informe sanitized [desinfectado, retocado] y por lo tanto menos creíble”. En cuanto al fiscal Maco, declaró que no había continuado con el caso por la fragilidad de la niña víctima, aunque había causa probable para presentar cargos contra Allen (el cineasta le puso una denuncia disciplinar por estas palabras y perdió). Además, y aunque no hubo nunca un juicio por los supuestos tocamientos, sí lo hubo por la custodia de los hijos de Allen; y Elliot Wilk, el mismo juez que archivó los abusos, dijo en esa sentencia cosas como: “No hay evidencia creíble que soporte la alegación del señor Allen de que la señora Farrow manipuló a Dylan” o “Probablemente nunca sabremos lo que sucedió aquel 4 de agosto de 1999 (…) [pero] la conducta del señor Allen hacia Dylan fue gravemente inapropiada y… deben tomarse medidas para proteger a la niña” (el texto íntegro de la sentencia está en Internet). Farrow obtuvo la custodia y el juez denegó las visitas de Woody a Dylan. Allen presentó dos apelaciones contra la sentencia, que también perdió, y tuvo que pagarle a Mia un millón de dólares por los gastos legales.

Aún queda muchísima basura por contar, pero no me cabe en este artículo. Más indicios que acusan tanto a Woody como a Mia, intentos cruzados de desacreditar a los partidarios de ambas facciones… La miseria habitual entre dos personas chifladas que se odian. En fin, yo no escribo este texto para demostrar que Allen es culpable (en la duda, yo me inclino más hacia su culpabilidad, pero esto es irrelevante), sino para probar que el caso dista mucho de estar claro y que quienes le acusan no son unos dogmáticos y delirantes cazadores de brujas, sino que se basan en inquietantes datos. Aunque lo peor es intuir, a la luz de este escándalo, la facilidad con la que la inercia social nos hace apoyar automáticamente al personaje de poder y no prestar la suficiente atención a las denuncias de los niños por abuso o incesto.

https://elpais.com/elpais/2018/03/12/eps/1520852702_012867.html

viernes, 23 de marzo de 2018

15 años de la guerra de Irak: ¿quiénes justificaron y quiénes se opusieron al inicio de la invasión que dividió al mundo?

http://www.bbc.com/mundo/media-43476921

Fue uno de los episodios de mayor división en el panorama internacional de la historia reciente.

El 20 de marzo de 2003, una coalición liderada por Estados Unidos junto a países aliados como Reino Unido y España, dio inicio a la invasión de Irak.

La principal justificación para esta operación fue la afirmación de que Saddam Hussein poseía y desarrollaba armas de destrucción masiva.

El líder iraquí fue derrocado. Sin embargo, nunca se encontraron armas.

El conflicto que Estados Unidos aseguró que no se prolongaría más de unos meses no finalizó hasta más de siete años después.

Los principales líderes mundiales evidenciaron sus posturas enfrentadas sobre esta guerra, pero ¿recuerdas lo que dijeron en aquel momento?

BBC Mundo recuerda las declaraciones clave a 15 años del inicio de la guerra de Irak.



http://www.bbc.com/mundo/media-43476921#

jueves, 22 de marzo de 2018

Hitler nunca pudo ganar la guerra. James Holland, autor de ‘El auge de Alemania’, sostiene que las carencias del ejército alemán jamás le hubieran permitido vencer en la Segunda Guerra Mundial.


El auge de Alemania
¿De verdad piensa que el Tigre era un mal tanque?
Ante la primera pregunta, lanzada de sopetón con ánimo combativo y que conjura en este mediodía gris la mole del legendario y temido carro de combate alemán, James Holland sonríe y se arrellana en su asiento; está en su terreno, su campo de batalla: el nivel operacional. 

Holland (Salisbury, Gran Bretaña, 1970) es un popularísimo especialista en la Segunda Guerra Mundial, autor de numerosos libros sobre la contienda —entre ellos el fascinante Heroes (Harper, 2006), una apasionante galería de combatientes en todos los frentes y armas—, y del que Ático de los Libros va a publicar ahora El auge de Alemania, el primer volumen de una trilogía que revisa, desde nuevas, "refrescantes" perspectivas, lo que sabemos o creemos saber de esa guerra. El estudioso afirma (y argumenta) que la Alemania de Hitler no podía de ninguna manera haber ganado la Segunda Guerra Mundial, que su ejército era un gigante con los pies de barro, y ni siquiera tan gigante, y que la Blitzkrieg fue un espejismo. Lo hace investigando pormenorizadamente, con el punto de vista de la historia económica y social y no solo la militar, los recursos y el armamento de ambos bandos, desde la producción de aviones hasta los detalles más ínfimos de las ametralladoras -como la aclamada MG 34 alemana, muy buena, sí, pero cuyo cañón había que ir cambiando porque se recalentaba-, incluyendo el análisis de los uniformes: los de los alemanes eran, desde luego, más chulos, pero se malgastó en ellos recursos que el país simplemente no tenía. El auge de Alemania no olvida sin embargo la dimensión humana del conflicto y sus páginas están llenas de testimonios de primera mano tanto de combatientes como de civiles, desde un comandante de submarino o un Fallschirmjäger (paracaidista) alemanes a un empresario del acero estadounidense, pasando por un zapador australiano, un granjero británico o una actriz francesa.

Volvamos al Tigre.
"Si lo pones en un campo de fútbol con un Sherman aliado al otro lado, el Tigre va a ganar, evidentemente. Pero hay un gran pero: era un tanque increíblemente complejo. Su sistema de transmisión, la suspensión y la tracción eran muy complicados. Y solo se fabricaron 1.347 unidades (a los que habría que sumar los 492 del modelo perfeccionado Tigre II o Königstiger, Rey Tigre). Del Sherman los aliados fabricaron 4.900 unidades y otros 17.000 chasis que sirvieron para diferentes propósitos militares. Además construyeron talleres móviles y todo lo necesario para repararlos sobre el terreno. El Shermann disponía asimismo de un sistema de reequilibrado que le permitía efectuar disparos certeros sobre cualquier terreno, una tecnología de la que los alemanes carecían. Tendemos a juzgar los tanques por el tamaño de su cañón y el grosor de su blindaje, pasando por alto aspectos más sutiles pero muy relevantes. Si la prioridad para los alemanes era el cañón grande y el blindaje grueso, británicos y estadounidenses prefirieron la fiabilidad y la facilidad de mantenimiento. Si tienes que cambiar la suspensión de un Sherman el acceso es fácil, mientras que si va mal en un Tigre tienes que apartar enteras las orugas y las ruedas. Era todo muy sofisticado. Pero ¿qué pasa además cuando en un carro así metes a un recluta novato de 18 años? Es como darle un Ferrari a alguien que se acaba de sacar el carnet de conducir: a la primera se te carga la caja de cambios. Y la de un Tigre era algo complicadísimo de arreglar".

Holland señala que durante la Operación Goodwood en Normandía en julio de 1944 los aliados perdieron 400 tanques a manos especialmente de los Tigre, sí, pero habían desembarcado ya 3.500 y a los tres días, 300 de los 400 averiados ya estaban reparados y otra vez en acción. "Eso muestra la diferencia entre aliados y alemanes en la forma de entender la guerra. El mantenimiento de los alemanes era muy pobre. Más del 50 % de sus pérdidas de tanques en la Segunda Guerra Mundial se debió a fallos mecánicos. Añade que un Shermann gastaba dos galones de gasolina por milla. Mientras que el Tigre consumía cuatro galones por milla. “¿Y cuál era el recurso del que menos disponían los alemanes?: gasolina. ¿Qué sentido tiene construir tanques de 56 toneladas entonces?".

El debate sobre el Tigre ejemplifica la forma de proceder de Holland.
"Lo que trato de hacer es ver el nivel operacional, introducir ese punto de vista en la narrativa de la Segunda Guerra Mundial, en la que han predominado las perspectivas de la estrategia (los objetivos) y la táctica (el combate y la forma de llevarlo a cabo). De alguna manera lo operacional, las tuercas, los tornillos, la munición, el equipo, los recursos, es lo que relaciona ambas. Ha sido dejado de lado y no puedes leer una campaña como la de Normandía, por ejemplo, solo contando las decisiones de los generales o las experiencias de los soldados pero con poca o ninguna explicación de cómo se desarrollaban operacionalmente las batalla. Es como tratar de comparar el Tigre y el Sherman solo en el campo de fútbol. Siempre nos centramos en la batalla en lugar de en cómo funcionaban las armas”.

Y los uniformes.
"Por eso también les presto mucha atención. Dan mucha información sobre la actitud de un país en guerra. La guerrera alemana llegaba hasta el muslo, mientras que la chaqueta de combate británica solo hasta la cintura. Los alemanes gastaban 30 centímetros más de lana que no servía para nada, excepto para aparentar. Es la diferencia entre un Estado militarista, Alemania, y un Estado en guerra, Gran Bretaña. Para los alemanes el parecer, el look, lo era todo. Las botas altas de cuero son un engorro en combate y se desgastan, pero son aparentes, sin duda. Los británicos tenían una visión práctica. Los alemanes preferían pavonearse, eso es muy nazi".

Holland afirma en El auge de Alemania que el ejército alemán no era la reoca (y no solo en el paso) que creíamos. Dice que estaba mal preparado para una guerra sin cuartel, poco equipado, escasísimamente mecanizado (dependía aún de los caballos y los pies de los soldados), poco entrenado, que era inferior incluso al británico. Por no hablar de la carencia de recursos naturales de Alemania. Pero empezaron ganando, y mucho. ¿Fue suerte? "No enteramente. Aunque fueron apuestas muy arriesgadas de Hitler. Pero esas victorias no fueron suficientes. Polonia era débil. La caída de Francia se debió en un 50 % a la brillantez militar alemana y en otro 50 % a la incompetencia francesa". Parece ese un punto de vista muy británico. "Los británicos admiramos mucho a los alemanes", ironiza Holland, "y también a los franceses, casi tanto".

En todo caso, "el Estado nazi, su constructo, era muy frágil, y su ejército, a pesar de las apariencias, también. Nada, excepto una victoria total, le servía a Alemania. Ir a la guerra en 1939 fue un riesgo excesivo. Cuando miramos los éxitos de la Blitzkrieg adoptamos un punto de vista muy terrestre. Pero desde el principio, la lucha en el mar y la lucha en el aire no les fueron favorables. La Armada alemana ya fue destrozada por la Royal Navy desde la campaña de Noruega y la Luftwaffe en la Batalla de Inglaterra. Tampoco los submarinos fueron todo lo exitosos que se hacía creer. Probablemente la Batalla del Atlántico es la más importante de la guerra".


EN LA BAÑERA DE GOEBBELS

Le digo a Holland que mientras leía El auge de Alemania le vi por televisión. Salía en un reportaje de Megaestructuras nazis, de National Geographic. "Estamos por la cuarta temporada, rodar esos documentales te permite acceder a sitios fabulosos". Como el tren privado de Goebbels. "Se conservan varios vagones, todavía con águilas y esvásticas, entre ellos el del baño.  La bañera es lujosa pero muy pequeña e imaginar allí sentado desnudo al ministro de Propaganda fue realmente horrible". El estudioso en cambio tiene una debilidad (relativa) por Goering. “Era brillante y maquiavélico. No se le puede negar que sabía disfrutar de la vida, a diferencia de los otros jerarcas que compartían en general la aburrida austeridad de Hitler. Si eres un nazi, se diría, selo a lo grande”. En el curso de los documentales Holland ha podido también disparar un 88 alemán y ver sus devastadores efectos.

A diferencia de los historiadores militares de la generación anterior a la suya como Antony Beevor o Max Hastings, a los que conoce personalmente y admira (aunque reprocha no tener suficiente punto de vista operacional), Holland no ha sido soldado. "No, pero he estado con una unidad de infantería en Afganistán y he pasado mucho tiempo con gente que ha visto acción, es muy útil para un historiador. Y he disparado muchas armas, he estado en tanques y Spitfires. Aunque nunca me han disparado, sé lo que ocurre en un combate".

Holland, que además de ensayos escribe novelas (como el thriller bélico a lo Alistar MacLean Misión Odín, ambientado en la invasión de Noruega y publicado por Militaria-Planeta), es el hermano dos años menor del célebre autor Tom Holland (Rubicón, Fuego Persa, Dinastía). ¿Se han repartido la historia los dos hermanos? James Holland ríe: "No, ha ido así, él ama los clásicos y está a otro nivel, es un erudito y un intelectual”.

James Holland se posicionó contra la independencia de Escocia. “Siempre he considerado una locura que Escocia, que no es rica, quiera marcharse. Lo de Cataluña me parece diferente. Creo que los catalanes tienen más problemas reales a resolver con Madrid y heridas históricas más recientes. Dudo de todas formas que les fuera mejor fuera de España".


"LOS TANQUISTAS NO HABLABAN COMO EN 'FURY'"

Una última pregunta, inevitable, sobre el Tigre: ¿qué le pareció la película Fury, Corazones de acero? "En general no me gustó, pero la escena del combate entre los Shermann y el Tigre es muy buena. El problema con el filme es que la terminología que usan los tanquistas estadounidenses no se corresponde con la auténtica de la época, está diseñada para los jugadores de Call of Duty. Los soldados de los carros de 1945 no hablaban así. Y la película se abona también al falso mito de que el armamento aliado era peor que el de los alemanes, cuando hay la famosa anécdota del oficial de la división de élite Panze-Lehr capturado que al ver lo que tenían sus enemigos casi se echa a llorar y dijo que si hubiera sabido de lo que disponían no hubiera ido a la guerra. En Fury también es absurda la manera en que entra en combate al final el batallón de las SS contra el tanque de Brad Pitt".

https://elpais.com/cultura/2018/02/28/actualidad/1519832097_149422.html

miércoles, 21 de marzo de 2018

Autocensura. El único efecto transcendental de la censura de cualquier tipo sucede en el ánimo, en el espíritu creativo de cualquier artista


 

La calidad de las intenciones que pongan en marcha el proceso es irrelevante. El infierno está empedrado con las mejores. Un buen día se invocan los sentimientos más elevados, la sensibilidad más progresista, el bien general, para prohibir un acto, para retirar de la circulación un libro, para prohibir la exhibición de una película, para descolgar un cuadro, para cerrar una exposición. La justificación de tales decisiones suele ser grosera, tosca, pero incluso cuando es sublime, los bellos conceptos que la integran resultan irrelevantes, y el respaldo de la opinión pública, por muy democrático que parezca, no tiene ningún valor.

El único efecto transcendental de la censura de cualquier tipo sucede en el ánimo, en el espíritu creativo, o como lo quieran llamar, de cualquier artista, escritor, cineasta, que después de asistir a la condena de un creador, se sienta a una mesa ante un papel en blanco y un instrumento para escribir, o para dibujar. En ese momento, se preguntará si tiene vocación de héroe y muy probablemente se responderá que no. Pensará en su familia, en su pareja, en sus hijos, en las facturas de la luz, del gas, de la calefacción, en la letra de la hipoteca que tiene que pagar todos los meses, y comprenderá que tiene mucho que perder, ni más ni menos que cualquier persona sobre la que se proyecta la amenaza de la pérdida de sus ingresos. Y entonces decidirá que no pasa nada si sustituye un nombre propio por dos iniciales, que si pone a Buda en lugar de a Cristo el efecto será el mismo, que puede quitar del guion la escena del policía que mata al manifestante. Y publicará su libro, pintará su cuadro, rodará su película. Ese es el único efecto relevante de la censura. Porque así se destruye la cultura de un país.

https://elpais.com/elpais/2018/02/23/opinion/1519390790_437721.html

martes, 20 de marzo de 2018

_- Los efectos impactantes en caso de que las armas nucleares vuelvan a utilizarse en la guerra.

_- El Dr. Philip Webber, SGR, describe los efectos impactantes en caso de que las armas nucleares vuelvan a utilizarse en la guerra.



Artículo del sitio web de Huffington Post en el Reino Unido; reeditado: 31 de enero de 2018

Después del final de la Guerra Fría hace unos 30 años, el debate público y la comprensión de la enorme escala del impacto de la guerra nuclear se redujeron a niveles muy bajos. Esto ha cambiado con las recientes pruebas de armas nucleares y el lanzamiento de misiles por parte de Corea del Norte. En este artículo, explico por qué la amenaza de una guerra nuclear puede ser ahora más importante que nunca y por qué todos deberíamos estar al tanto de los últimos estudios científicos sobre los impactos de las armas nucleares.

Dos escenarios de guerra nuclear
Hay aproximadamente 14,900 armas nucleares listas para disparar o en arsenales. 13.800 son desplegados por los Estados Unidos y Rusia, mientras que los 1.100 restantes son desplegados por China, el Reino Unido, Francia, India, Pakistán e Israel. Corea del Norte puede tener un puñado de armas. Con base en una serie de planes de guerra nuclear publicados o filtrados y declaraciones de los líderes políticos, hay dos tipos clave de guerra nuclear a considerar.

El primero es una guerra nuclear global que involucra a los EE. UU. Y Rusia. En este escenario, se dispararían al menos 1800 ojivas grandes, o más de 3000, en los sitios de lanzamiento de armas nucleares, centros de comando, puertos, industria importante, centrales eléctricas y los principales centros de población. Este es un gran número de ojivas nucleares y la mayoría de las ciudades, en particular las capitales estatales o regionales, serían alcanzadas por varias armas nucleares.

El otro escenario principal es un "conflicto regional", por ejemplo, entre India y Pakistán. En este caso, se usarían al menos 100 armas nucleares más pequeñas de las reservas de alrededor de 200 armas que atacan principalmente las grandes ciudades densamente pobladas como Delhi y Karachi. Un escenario de Corea del Norte - EE. UU. Podría ser similar, pero con menos ojivas de mayor tamaño utilizadas.

Todos entienden que cualquier conflicto de este tipo causaría niveles sin precedentes de muertes y sufrimiento, pero lo que no se entiende bien es cuán vulnerable es la sociedad moderna. Además de esto, los estudios científicos más actualizados predicen impactos climáticos globales serios y duraderos que conducen a la pérdida generalizada de cosechas y la hambruna.

El mayor riesgo de guerra nuclear
Desde la Guerra Fría, tanto los Estados Unidos como Rusia han mantenido 1800 ojivas listas para su lanzamiento en cuestión de minutos tan pronto como se detecte un potencial ataque nuclear. Este disparador de cabello nuclear está destinado a prevenir un primer ataque nuclear al garantizar que las armas se lanzarán antes de que sean destruidas. Pero esta política ha traído al mundo muy cerca de una guerra nuclear varias veces en los últimos años cuando se creía que las fallas de los equipos y las señales inocentes eran ataques nucleares en curso y los lanzamientos solo se cancelaron en el último minuto. Ahora, los comandantes nucleares advierten que este riesgo es aún mayor debido a los continuos ciberataques. Muchos argumentan que las armas no deberían mantenerse listas para disparar a corto plazo, ya que siempre sería posible una respuesta nuclear.

La vulnerabilidad de la sociedad al ataque nuclear
El uso de una ojiva nuclear causa una serie de impactos severos: radiación nuclear intensa y un destello cegador de luz mucho más brillante que el sol; una feroz bola de fuego que dura varios segundos; una intensa onda expansiva; minutos u horas después, deposición a gran escala de partículas radiactivas como lluvia radiactiva.

Los sobrevivientes de las bombas arrojadas sobre Japón al final de la Segunda Guerra Mundial hablan de un brillante día iluminado por el sol sumido en la oscuridad a medida que caía lluvia aceitosa y negra. Figuras muertas, negro carbonizado aún en pie. Sobrevivientes quemados y con heridas terminales, con la piel colgando; ojos y otros órganos internos colgando de sus cuerpos. Coches y vehículos lanzados como juguetes, estructuras fuertes reducidas a pilas de escombros. Enormes incendios.

El uso de un arma nuclear hoy sería mucho peor por dos razones: un arma nuclear moderna típica es ahora de 8 a 80 veces más grande; la sociedad moderna depende mucho más de tecnologías de información vulnerables y rutas de suministro de larga distancia para alimentos y combustible.

La sociedad moderna depende en gran medida de la electricidad para alimentar las bombas de calefacción central, para proporcionar agua, información a través de la televisión, Internet y teléfonos móviles. Ataque nuclear significará que no habrá suministro de agua, ni calefacción ni iluminación, ni información, ni señal de teléfono móvil.

Solo existen algunos días de suministro de alimentos en los depósitos regionales de distribución. La red de suministro fracasaría por múltiples motivos: bloqueo de carreteras, interrupción de las comunicaciones, colapso del sistema bancario, destrucción de puertos.

Las organizaciones internacionales de ayuda y los organismos de salud están de acuerdo en que las decenas de miles de víctimas de una sola bomba nuclear superarían todos los intentos de ayudar a los heridos. Como resultado, no habría esperanza de tratamiento para lesiones graves, incluidas quemaduras, huesos rotos, cortes profundos de desechos voladores.

Para agregar a los impactos múltiples, la mayoría de los lugares en Europa occidental están rodeados por objetivos nucleares como estaciones de energía o ciudades, por lo que sea cual sea el clima o la condición del viento, es probable que haya lluvia radioactiva. Puede recibir una dosis letal dentro de unas horas, pero es posible que no experimente ningún síntoma hasta días posiblemente hasta una semana después. La enfermedad por radiación causa vómitos, diarrea y hemorragia interna. Los niños y los ancianos son más vulnerables y tienen más probabilidades de sufrir o morir.

Con los intensos niveles de daños, enormes incendios se extenderían por todas las ciudades principales y otros objetivos, quemándolos en grandes incendios que durarían de días a semanas. Ahora comprendemos que estos enormes incendios causarían impactos climáticos duraderos a nivel mundial.

Un invierno nuclear
Intensos incendios en toda la ciudad alumbran extensas nubes de humo a gran altitud similares a una gran erupción volcánica. Estas nubes bloquean la luz solar y causan enfriamiento. Los últimos modelos climáticos predicen que el uso de unas pocas decenas a un centenar de armas nucleares más pequeñas en el escenario regional India-Pakistán causaría heladas severas, estaciones de crecimiento reducidas, sequía y hambruna que durarían hasta diez años en todo el hemisferio norte. Un escenario de ojiva ruso-estadounidense de 1.800 causaría un período frío duradero con un enfriamiento global promedio máximo de 4 ° C, mientras que una guerra nuclear a gran escala con más de 3.000 cabezas nucleares provocaría un enfriamiento promedio de 8 ° C. Esto es mayor que el enfriamiento promedio de 5 ° C experimentado durante la última edad de hielo, por lo que este sería un invierno nuclear severo que duraría una década.

Mientras que un enfriamiento promedio de solo unos pocos grados puede no parecer muy serio, el impacto crucial son períodos mucho más largos de heladas en invierno y una sequía severa. Habría estaciones de crecimiento dramáticamente reducidas o incluso la imposibilidad de cultivar cualquier cultivo según lo planeado. La agricultura también depende del suministro de combustible para la siembra y cosecha mecanizadas.

Siendo realistas, después de una guerra nuclear a gran escala, uno debe imaginar pequeños grupos de personas embrutecidas y brutalizadas, arrojadas violentamente a la era preindustrial. Suponiendo que algunas personas más alejadas de las bombas pudieran sobrevivir inicialmente a esta catástrofe global, cualquier "recuperación" seguramente se mediría en cientos de años. Debe considerarse una acusación impactante de nuestra civilización moderna de que las existencias actuales de armas nucleares son suficientes para causar una catástrofe global.

La única conclusión que se puede extraer de estos hallazgos es que cualquier uso de armas nucleares sería un desastre mundial y causaría un sufrimiento inaceptable. Las armas nucleares no nos mantienen a salvo sino bajo la constante amenaza de un desastre. Ahora sabemos que hemos evitado esto solo por pura suerte en varios cierres nucleares. En 2017, este entendimiento llevó a 122 países de las Naciones Unidas a apoyar un tratado para prohibir las armas nucleares de la misma manera que las armas químicas y biológicas y para presionar a los estados con armas nucleares para que negocien grandes reducciones de armas. Necesitamos deshacernos de las armas nucleares antes de que se deshagan de nosotros.

El Dr. Philip Webber es presidente de SGR y es autor de numerosos artículos e informes / libros sobre cuestiones relacionadas con las armas nucleares.

Este artículo se publicó por primera vez en el sitio web de Huffington Post en el Reino Unido, como parte de una serie, HuffPost-Apocalypse.

Ver también...
Armas nucleares: una guía para principiantes sobre las amenazas (serie de artículos de SGR)

Armas nucleares del Reino Unido:¿una catástrofe en ciernes? (Informe SGR)

La amenaza de las armas nucleares (proyecto SGR)

http://www.sgr.org.uk/resources/what-earth-could-look-after-nuclear-attack

En la actualidad, los físicos que participaron en la construcción del arma más tremenda y peligrosa de todos los tiempos, se ven abrumados por un similar sentimiento de responsabilidad, por no hablar de culpa. (...)

Nosotros ayudamos a construir la nueva arma para impedir que los enemigos de la humanidad lo hicieran antes, puesto que dada la mentalidad de los nazis habrían consumado la destrucción y la esclavitud del resto del mundo. (...)

Hay que desear que el espíritu que impulsó a Alfred Nobel cuando creó su gran institución, el espíritu de solidaridad y confianza, de generosidad y fraternidad entre los hombres, prevalezca en la mente de quienes dependen las decisiones que determinarán nuestro destino. De otra manera la civilización quedaría condenada.

Einstein: Hay que ganar la paz (1945).55​
https://thebulletin.org/

lunes, 19 de marzo de 2018

_- Croquetas

_- CROQUETAS DE JAMÓN IBÉRICO.

RECETA DE CARME RUSCALLEDA.
Croquetas de esta manera pero el resultado me ha encantado.
160 gr de jamón ibérico cortado a trocitos pequeños
2 cucharadas de aceite de oliva virgen + un poco de mantequilla
1 cebolla muy picada
500 ml de leche
3 yemas de huevo
80 gr de harina de trigo
50 gr de maizena
sal y pimienta
nuez moscada

PREPARACIÓN
3 claras
harina, huevo batido y pan rallado
aceite para freír.
En una sartén grande ponemos un poco de aceite de oliva y sofreímos la cebolla picada. A fuego lento y hasta que coja color.
Agregamos el jamón y damos unas vueltas.
En un bol, aparte, mezclamos la leche, la harina, la maizena y las yemas. Batimos con las varillas. Agregamos sal, pimienta y un poco de nuez moscada.
Incorporamos esta mezcla a la sartén, sin dejar de remover y hasta la masa se despegue de las paredes.
Dejamos enfriar la masa.
Las claras son para rebozar las croquetas pero yo las rebozo primero con harina, huevo batido y por último pan rallado.
Freír las croquetas con aceite de oliva bien caliente y dejar doraditas.
De momento son las mejores croquetas que he preparado, son muy cremosas y quizás porque llevan más cantidad de jamón son muy gustosas.


CROQUETAS del ECHAURREN
Esta es la receta de unas de las mejores croquetas de España, las de Marisa Sánchez. Hoy su hijo Francis continúa haciéndolas como ella le enseñó.

RECETA
aceite de oliva para freír
2 huevos cocidos
160 g de mantequilla
sal
Jamón ibérico picado
210 g de harina
2 huevos batidos
55 g de jamón
2 litros de leche
Pan rallado
55 g de pechuga de pollo

PREPARACIÓN
1. Poner en una cazuela la mantequilla para que se derrita a fuego lento. Añadir el jamón picado muy fino y a continuación la pechuga de pollo. Rehogar.
2. Añadir la harina poco a poco e irla trabajando con la varilla de mano hasta que no tenga sabor a crudo.
3. Ir incorporando la leche en pequeñas cantidades. Cuanto más se trabaje la bechamel más fina y homogénea quedará, para hacer unas buena croquetas no hay que ser perezoso y mover bien el brazo.
4. Procurar que la bechamel quede suave y ligera pero no clara, eso depende de la cantidad de leche que se añada.
5. Probar y rectificar el punto de sal. Agregar los huevos cocidos picados y aplastados.
6. Dar un par de vueltas más a la bechamel y pasarla a una fuente untada con mantequilla.
7. Cuando la masa de bechamel esté fría, ir modelando las croquetas según el tamaño que se quiera.
8. Rebozar primero con pan rallado, luego con huevo bien batido y otra vez pasar por pan rallado.
9. Freír en abundante aceite de oliva virgen extra caliente. Escurrir sobre papel absorbente.

PRESENTACIÓN
Disponer las croquetas sobre una fuente y servir calientes.
Croquetas de Chicote
https://www.youtube.com/watch?v=sfl8WZIAQb0

domingo, 18 de marzo de 2018

El tío olvidado de Steve Jobs sin el que el iPhone no sería un teléfono tan inteligente Tim Harford y Ben Crighton BBC, Serie:

El 9 de enero de 2007, el empresario más célebre del planeta anunció la llegada de algo nuevo, un producto que se convertiría en el más rentable de la historia.

Era, por supuesto, el iPhone.
Además de sus tremendos réditos -hay sólo dos o tres otras compañías en el mundo que ganen tanto como Apple con sólo el iPhone-, está el hecho de que creó una nueva categoría de productos: el teléfono inteligente.

El iPhone y sus imitadores representan un producto que no existía hace una década y que ahora es un objeto deseado por gran parte de la humanidad.

Pero esos son sólo unos de los hechos obvios sobre el iPhone. Cuando uno explora un poco más, la historia es sorprendente. Le damos crédito a Steve Jobs y otros personajes sobresalientes en Apple -como su viejo socio Steve Wozniak, su sucesor Tim Cook y su diseñador visionario Johnny Ive- pero algunos de los actores más importantes de la obra han sido olvidados.

Pregúntate: ¿qué hace que un iPhone sea un iPhone?
La economista Mariana Mazzucato hizo una lista de las 12 tecnologías clave para que un teléfono inteligente funcione.

¿Curios@? Aquí está la lista completa. (Pero te la puedes saltar)

Microprocesores diminutos
Chips de memoria RAM
Almacenamiento en disco duro
Pantallas de cristal líquido (LCD, por sus siglas en inglés)
Baterías de ion de litio
Algoritmos de transformada rápida de Fourier (FFT)
Internet, pues un teléfono inteligente no lo es sin internet
HTTP y HTML, los lenguajes y protocolos que hicieron que internet fuera fácil de usar tornándola en la World Wide Web (WWW) o red informática mundial.
Las redes celulares, porque si no, tu teléfono inteligente no sólo no es inteligente sino que ni siquiera es teléfono.
El sistema de posicionamiento global o GPS
Las pantallas táctiles
El asistente de inteligencia artificial manejado por voz (SIRI)


Todas esas tecnologías son componentes importantes del iPhone o cualquier teléfono inteligente, y algunas son indispensables.
Pero tras reunir esta lista y revisar su historia, Mazzucato encontró algo inesperado.
El personaje fundamental en el desarrollo del iPhone no era Steve Jobs.
Era el Tío Sam.

Los casos famosos
Todas y cada una de las 12 tecnologías que identificó la economista fueron respaldadas de manera significativas por un gobierno, a menudo el estadounidense.
Algunos de esos casos son famosos.
Mucha gente sabe, por ejemplo, que la WWW existe gracias al trabajo de Tim Berners-Lee, quien trabajaba como ingeniero de software en el CERN, el centro de investigación de partículas físicas ubicado en Ginebra y financiado por gobiernos europeos.

Internet mismo empezó como ARPANET, una red de computadoras sin precedente fundada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos a principios de los años 60.

La tecnología GPS, por supuesto, era tecnología militar pura y dura, desarrollada durante la Guerra Fría y sólo disponible para el uso civil desde los años 80.
Pero otros ejemplos son menos famosos, aunque igual de importantes.
Traductor de mundos

La transformada rápida de Fourier es una familia de algoritmos que hicieron posible pasar de un mundo en el que el teléfono, la televisión y el gramófono funcionaban con señales análogas, a un mundo en el que todo es digitalizado y por ende puede ser procesado por computadoras como el iPhone.

El más común de esos algoritmos partió de una intuición del gran matemático estadounidense John Tukey.

¿En qué estaba trabajando Tukey cuando se le ocurrió? Adivinaste: en una aplicación militar.
Específicamente, era parte del comité de asesoría científica del presidente John F. Kennedy en 1963 y estaba tratando de crear algo para detectar cuándo la Unión Soviética probaba armas nucleares.

En la punta de los dedos
Los teléfonos inteligentes no lo serían sin sus pantallas táctiles y su inventor fue un ingeniero llamado E.A. Johnson, que hizo su investigación inicial cuando era empleado de Royal Radar Establishment, una agencia del gobierno británico.

Su trabajo fue desarrollado más en el CERN.

Al final, la tecnología multitáctil fue comercializada por los investigadores de la Universidad de Delaware en EE.UU. Wayne Westerman y John Elias, que terminaron vendiéndole su compañía a Apple.

No obstante, incluso en esta última etapa del juego, los gobiernos jugaron su importante rol: Westerman pudo hacer su trabajo gracias a una beca de la Fundación Nacional de Ciencia de EE.UU. y la CIA.

La chica con la voz de silicio
En el año 2000, siete años antes del primer iPhone, DARPA -la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de EE.UU.- le comisionó al Instituto de Investigación de Stanford el desarrollo de un tipo de proto Siri, una asistente virtual que pudiera ayudar al personal militar a hacer sus trabajos.

Una docena de universidades trabajaron furiosamente en todas las diferentes tecnologías necesarias para crear ese asistente con voz.

Siete años más tarde, el resultado fue comercializado como una start-up llamada Siri Incorporated.

Fue sólo en 2010 que Apple la compró por una suma no revelada.

Dinero del gobierno... que es tuyo
Respecto a los discos duros, baterías de ion de litio, pantallas de cristal líquido y semiconductores hay historias similares.
En cada uno de los casos hubo brillantez científica y mucha capacidad empresarial del sector privado.

Pero también un montón de fajos de billetes de la cartera pública, por lo general las agencias del gobierno de EE.UU., más precisamente, de algún brazo del Ejército de Estados Unidos.
El mismo Silicon Valley tiene una gran deuda con Fairchild Semiconductor, la firma que desarrolló los primeros circuitos integrados comercialmente prácticos.
Y Fairchild Semiconductor en sus años mozos dependía del ejército.
Sin el dinero de los contribuyentes, los teléfonos no serían tan inteligentes.
Para tenerlo en cuenta
Por supuesto que el ejército de EE.UU. no hizo el iPhone ni el CERN creó Facebook o Google.
Esas tecnologías de las que tanta gente depende hoy en día fueron afinadas y comercializadas por el sector privado.
Pero fueron los gobiernos los que no sólo aportaron los fondos sino también asumieron los riesgos para que todo eso fuera posible.
Y eso es algo que no debemos olvidar cuando ponderamos retos tecnológicos futuros en campos como la energía y la tecnología.
Lo que no le quita lo genial Steve Jobs fue un genio, sin duda.

Uno de sus proyectos paralelos notables fue el estudio de animación Pixar, que cambió el mundo del cine con su película animada digitalmente "Toy Story".

Seguro habría creado otras cosas maravillosas pero los teléfono probablemente aún no serían inteligentes.
Incluso sin la pantalla táctil, internet o la transformada rápida de Fourier, Steve Jobs probablemente habría creado algo maravilloso.
Pero quizás no habría sido un aparato que sacudió el mundo de la forma que lo hizo el iPhone.


http://www.bbc.com/mundo/noticias-38250970

sábado, 17 de marzo de 2018

El Guernica Andaluz

El Guernica Andaluz
Rafael Calero
Rebelión

Al activista social y poeta malagueño Paco Doblas lo conocí en Moguer, Huelva, la tierra del genial Juan Ramón Jiménez, en el caluroso verano del año 2016. En aquellos días se celebraba la XVIII Edición de los Encuentros Poéticos Voces del Extremo, que el poeta Antonio Orihuela dirige y coordina cada año en su pueblo natal, auspiciados por la fundación Zenobia y Juan Ramón Jiménez. Durante aquellos días tuve ocasión de charlar alguna que otra vez con Paco y sobre todo, tuve ocasión de escucharlo declamar sus versos, con esa forma tan personal, tan llena de música, tan hermosa, que el poeta malagueño tiene de decirlos. Algunos meses más tarde, a comienzos de octubre de ese mismo año, nos volvimos a juntar una mañana de sábado. Esta vez el lugar era La casa invisible, ese espacio libertario y mágico que está en el corazón mismo de la ciudad de Málaga, a tan solo unos metros del Museo Pablo Picasso de la capital andaluza. Esta vez nos encontrábamos en torno al lema “Poesía y Activismo Social” en unas jornadas que el actor y poeta Alejandro Ruíz Morillas se sacó de su chistera de mago de la palabra poética y donde gente de distinto pelaje (poetas, activistas, trabajadores de la hostelería, de la enseñanza, etc.) nos juntamos a teorizar sobre la relación entre el binomio poesía/activismo social.

Visto con la distancia que da el tiempo, creo que era inevitable que el camino de Paco y el mío se cruzaran en algún momento y en algún lugar. Y es que dedicándonos los dos a esto de la poesía, y además haciéndolo desde los mismos planteamientos ideológicos y estéticos era harto difícil que nuestros destinos no se cruzaran.

Y es que, tanto Paco Doblas como yo, nos movemos por los mismos parámetros estéticos e ideológicos. De esta manera, tanto su poesía como la mía, se pueden encontrar en las mismas antologías, por ej, poemas de ambos se pueden leer en “Disidentes”, la magnífica antología poética de poesía crítica que realizó Alberto García Teresa hace un par de años y los dos hemos tratado, de una manera preferente, el tema de la recuperación de lo que se ha dado en llamar Memoria Histórica en nuestras obras. Yo lo hice con mi libro El llanto, la sangre, el fuego (Relatos y Poemas de la Memoria) y él con su libro El Guernica Andaluz,un libro extraordinario que estos días vuelve a ser reeditado con el añadido de 4 extensos poemas.

El Guernica Andaluz es el trabajo conjunto de tres creadores: Paco doblas, poeta; Leonor Jiménez, directora de La historia del silencio documental que acompaña al libro; y Antonio Zamorano, que se ha encargado de ilustrar los poemas de Doblas. Así pues, El Guernica andaluz es el homenaje de estos tres creadores malagueños a toda aquella gente que en el invierno de 1937 vivió uno de los peores momentos, por cruel, por sanguinario, por inhumano, de toda la contienda civil, cuando miles de mujeres y hombres, niños y niñas, ancianos y ancianas, se vieron obligados a desplazarse, principalmente a pie, desde la ciudad de Málaga, que había sucumbido al ataque y al cerco fascista, hasta la de Almería que aún se mantenía en manos del legítimo gobierno republicano. Como digo, miles de personas se vieron obligados a iniciar un éxodo, a pie, sin comida y sin ropa, sin calzado preparado para tan largo camino, en fin, en las peores condiciones que imaginarse puedan, y encima siendo bombardeados y cañoneados desde el aire y desde el mar por la aviación italiana y por los buques de guerra franquista. Un holocausto en toda regla que, a día de hoy, tenemos la obligación moral de recordarlo para que nunca jamás se vuelva a repetir algo tan criminal como lo que ocurrió en aquellos días aciagos.

Y eso es lo que han hecho tanto Paco Doblas con sus poemas y sus versos, como Leonor Jiménez con su documental y Antonio Zamorano con sus ilustraciones: denunciar que en aquella guerra (y en todas las guerras que han sido, son y serán) la población civil se llevó la peor parte. Y un claro ejemplo de esto es lo que ocurrió en la carretera Málaga-Almería.

Conviene recordar todos estos acontecimientos hoy, en este mismo momento, cuando miles de personas huyen de sus países en guerra, y esperan en las fronteras de esta Unión Europea de los mercaderes y los insolidarios, porque, como digo, sus países son víctimas de guerras que, en la mayoría de las ocasiones, han sido promovidas, auspiciadas y financiadas con el dinero de los contribuyentes europeos o estadounidenses.

Voy a terminar esta breve introducción tomando prestadas unas palabras que el poeta y profesor Miguel Ávila Cabezas escribió a propósito de mi libro El llanto, la sangre, el fuego, y que vienen como anillo al dedo aplicadas a El Guernica andaluz ya que esta gran obra de Paco Doblas “nos restituye limpiamente la voz de la memoria que tanto se ha intentado, y aún hoy, en aras de una torticera conciliación histórica, se intenta cercenar, acallar, hacer abortar para que la verdad, la pura verdad de aquella masacre y represión planificadas nunca salga a la luz desde el fondo letal de las incontables cunetas y fosas comunes, de tantas cárceles, campos de concentración y calabozos que jalonan el dominio del horror y el oprobio.”

Tengo que acabar dando las gracias a Paco, a Leonor, a Antonio, y a todo las mujeres y hombres que han contribuido a poner en pie este proyecto, porque está muy claro que mientras haya personas que sigan luchando porque la capa pesada y negra del olvido no se lo trague todo, aún hay esperanza.

viernes, 16 de marzo de 2018

Gobierno y PSOE se culpan de dinamitar el pacto educativo.

Méndez de Vigo solo ve interés por evitar que el acuerdo llegue con el PP y los socialistas un engaño para prolongar la vida de la Lomce

Gobierno y PSOE utilizaron el pleno del Congreso para culparse mutuamente de ser los únicos responsables de haber dinamitado la posibilidad de que se lograse un pacto de Estado por la educación. El debate, a raíz de una interpelación de los socialistas, se produjo el día después de que se supiese que solo PP y Ciudadanos seguirán en la subcomisión parlamentaria en busca de un acuerdo tras el abandono de Unidos Podemos, ERC, PNV y PDeCAT a raíz de la marcha, hace una semana, del PSOE.

El ministro de Educación, tras subrayar más de media docena de veces que el PSOE es incapaz de explicar por qué la semana pasada dio «la espantada», considera que el ultimátum de la exigencia de una inversión educativa mínima del 5% del PIB es una mera excusa. Solo ve oportunismo político en el principal partido de la oposición, que rompió la posibilidad del pacto en la misma semana que Pedro Sánchez reclamó elecciones anticipadas.

«Usted no tiene el más mínimo interés en el pacto, ni en el 5% (del PIB) ni el 6%», le espetó Íñigo Méndez de Vigo a la portavoz socialista de educación, Mari Luz Martínez Seijo. «¡Dígalo! Yo no quiero que el Gobierno del PP obtenga un pacto de Estado por la educación», le reclamó desde la tribuna. Reiteró que el Ejecutivo está dispuesto a garantizar la financiación necesaria para implantar las medidas del pacto, pero al final, cuando se conozca cuáles son y cuánto cuestan, y le pidió que «reflexione», para no defraudar a la comunidad educativa, y que «sigamos trabajando juntos».

La portavoz socialista insistió en que la falta de compromiso del Gobierno sobre el 5% del PIB solo demuestra que «no tienen ninguna voluntad de superar la Lomce» y que solo han utilizado durante más de un año la subcomisión del pacto para prolongar la vida de la ley que aprobaron contra toda la comunidad educativa y la oposición. Calificó la propuesta popular de aumentar la inversión en 5.000 millones hasta 2025 de «ridícula», porque no llega ni a un tercio de lo necesario para revertir los recortes de la crisis e implantar las medidas para modernizar el sistema educativo, y aseguró que «no vamos a ser cómplices de un acuerdo insuficiente en financiación», porque estarían «condenando el futuro de la educación». En definitiva, no volverán a la negociación salvo que les prometan el suelo de gasto del 5%.

Con ambas partes pertrechadas tras sus acusaciones mutuas, Méndez de Vigo ironizó que la situación del PSOE le recuerda a una letra de Los Secretos, «estoy metido en un lío y no se cómo voy a salir», y Martínez Seijo le contestó con una cita de Mafalda: «De tanto ahorrar en educación nos vamos a convertir en millonarios en ignorancia».

http://www.hoy.es/sociedad/educacion/gobierno-psoe-culpan-20180315224430-ntrc.html

_- Sin respeto, el amor se pierde

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