sábado, 1 de mayo de 2021

El cambio que impulsa Biden en la economía de EE.UU. supone "una ruptura con el neoliberalismo".

El presidente Biden planteo un plan significativo de gasto publico ante el Congreso.

El primer discurso formal del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ante el Congreso será recordado por varias razones, y una de ellas es sin dudas su propuesta de cambiar la relación entre el gobierno y la sociedad.

Biden detalló en su mensaje del miércoles frente a los legisladores un programa económico que suma US$4 billones en ayudas sociales e inversiones públicas para generar trabajo, poniendo al Estado en el centro de los esfuerzos de reactivación.

Las propuestas incluyen un "Plan de Empleo" por US$2,3 billones para construir desde carreteras hasta aeropuertos y mejorar el acceso al agua potable, entre otras medidas.

El mandatario ha planteado además un "Plan de Familias" por US$1,8 billones para ampliar el acceso a programas de educación y cuidado infantil.

Ambas iniciativas se financiarían con un aumento de impuestos a las corporaciones y los más ricos, y se suman al "Plan de Rescate" por US$1,9 billones aprobado en marzo, que contempla pagos directos a los estadounidenses y beneficios adicionales de desempleo.

Un programa económico de estas características habría sido impensable hasta poco tiempo atrás en EE.UU., donde el sector privado -y no el Estado- suele ser el motor clave de la economía.

"El cambio es lo suficientemente grande como para describirlo como una ruptura con el neoliberalismo", sostiene J.W. Mason, un profesor de economía en el John Jay College de Nueva York y miembro del Instituto Roosevelt, enuna entrevista con BBC Mundo.

A su juicio, estas medidas son proporcionales a la magnitud de la crisis que atraviesa EE.UU. tras la pandemia de coronavirus y el colapso económico con millones de empleos perdidos.

Lo que sigue es una síntesis del diálogo telefónico con Mason, editada por motivos de claridad.

J.W. Mason, un profesor de economía en el John Jay College de Nueva York y miembro del Instituto Roosevelt

¿Cuál es el cambio más significativo que Biden produjo en sus primeros 100 días como presidente desde un punto de vista económico?

Lo que ha cambiado fundamentalmente es la voluntad de tener un grado de gasto público proporcional al nivel de crisis que enfrentamos.

En la última generación hubo una vacilación en hacer que el sector público hiciera lo que requería la situación en la que nos encontrábamos, debido a temores a la deuda pública, a dañar el incentivo de las personas para trabajar o por otras razones.

Y esta vez no se ve eso.

¿Esto marca un cambio de paradigma en términos de pensamiento económico desde la Casa Blanca?

Absolutamente. La otra cara de eso es una expansión en las ideas de la gente sobre lo que el gobierno es capaz de hacer.

Algo de esto lo hemos visto con la respuesta al covid, que por supuesto fue muy mala al inicio, pero con la financiación pública al desarrollo de las vacunas y la velocidad con la que se han implementado, es una especie de ejemplo de lo que puede hacer el gobierno cuando funciona bien.

Y creo que hay una voluntad de mirar cosas como la política climática y ver un papel mucho más importante y directo para el sector público de lo que la gente hablaba hace unos años.

¿Diría que hay una ruptura con el neoliberalismo de parte del gobierno de EE.UU.?

Sí, diría eso. Por supuesto que no es 100%, nunca es día y noche, y puedes señalar continuidades.

Pero creo que el cambio es lo suficientemente grande como para describirlo como una ruptura con el neoliberalismo.

¿Puede dar algunos ejemplos de lo que señala en términos de gasto público?

Hace unos años, el consenso sobre la política climática en una suerte de élite de Washington y el Partido Demócrata era que la solución básica pasaba por el precio del carbono: si ponías un impuesto lo suficientemente alto al carbono, el sector privado sabría qué hacer.

Si vemos lo que se propone ahora sobre el clima, el precio del carbono ni siquiera es parte de la conversación. Se trata de inversión pública directa.

Y hay un reconocimiento de que en realidad los precios no son suficientes, que hay problemas de coordinación que el mercado privado no resuelve muy bien.

Varias de las propuestas de Biden requieren aprobación del Congreso, donde el Partido Demócrata tiene una ajustada mayoría.

Otro ejemplo: los cambios que se hicieron al seguro de desempleo en el último año y al crédito tributario por hijos que está en el plan de rescate, que con suerte se convertirán en permanentes.

Eso es un alejamiento de la noción de que siempre tenemos que preocuparnos por si alguien que no lo merece va a obtener beneficios, que siempre tenemos que preservar los incentivos laborales.

Teníamos una estructura loca donde si no ganas dinero y, por lo tanto, estás entre las personas más pobres de la sociedad, tampoco obtienes ningún beneficio porque eso no recompensaría el trabajo.

Hay un reconocimiento de que eso es tonto, contraproducente y dañino, que se debería estar dando un crédito incluso a personas sin ingresos laborales.

Eso es un giro real porque parte del modelo neoliberal era pensar en cómo obligamos a la gente a trabajar, cómo evitamos que la gente se aproveche del sistema. Ahora se reconoce que eso no es lo más importante para preocuparse.

Usted menciona ejemplos como la ley Plan de Rescate de EE.UU. por US$1,9 billones, que incluye pagos directos a familias con hijos. Pero algunas ideas, como la asignación universal por hijo, podrían verse como normales en otros países. Entonces, ¿qué alcance tiene el cambio propuesto para EE.UU.?

Aunque ciertamente hay áreas como el apoyo a las familias donde los países de Europa y otras partes del mundo lo hicieron mucho mejor que EE.UU., en algunas áreas EE.UU. está avanzando.

Por ejemplo, en política climática creo que la atención en Europa sigue en el precio del carbono. El gobierno de EE.UU. está liderando al cambiar el enfoque de su pensamiento hacia la inversión pública y la descarbonización.

La pobreza y el hambre aumentaron en Estados Unidos durante la pandemia.

Tiene razón, una asignación universal por hijo es básica en muchas partes del mundo. Pero si el crédito tributario por hijos se hace permanente (en EE.UU.), se acerca bastante a una asignación universal por hijo.

Eso es algo que otros países han tenido durante mucho tiempo, pero es una ruptura real con lo que históricamente se consideró razonable en EE.UU.

Estas medidas tienen que pasar por el Congreso y aún está por verse si se aprueba la propuesta de la Casa Blanca de ampliar el acceso a la educación y programas de cuidado infantil. ¿Hasta dónde puede ir este movimiento a la izquierda en la política económica?

Hay muchas preguntas políticas cuyas respuestas desconocemos. Alguien en el Senado podría enfermarse mañana, no votar y eso podría cambiar el cálculo de todos.

Pero creo que uno de los cambios reales que estamos viendo es el reconocimiento de que cuando haces cosas a gran escala que son visibles e impactan directamente en la vida de las personas, eso es popular y crea espacio para más acción.

Creo que durante muchos años tuvimos esta idea de un capital político que tienes que gastar con mucho cuidado porque si gastas en una cosa, no estará disponible para otra.

Y nos estamos dando cuenta de que el apoyo político no es así, o tal vez es como un capital en el sentido de que hay que invertirlo para obtener un rendimiento. Entonces, hay un reconocimiento de que si realmente haces cosas a gran escala, eso generará apoyo para hacer aún más.

Creo que hay potencial para un cambio mayor del que hemos visto hasta ahora.

Los críticos dicen que todo esto minimiza las limitaciones de los déficits fiscales, la deuda pública o la inflación, pero tarde o temprano será necesario reconocerlas y ajustar la política económica a objetivos específicos, por ejemplo, para evitar un riesgo de sobrecalentamiento de la economía y mayor inflación. ¿No es esto un problema para las políticas del presidente Biden?

Si algo realmente aprendimos durante los últimos 12 o 15 años en términos de deuda pública, es que los temores fueron simplemente exagerados.

Un país como Japón, que ha duplicado la relación deuda pública-PIB que tenemos, no ha visto ninguno de los problemas que se supone que eso causa: están luchando contra la deflación, desearían tener algo de inflación, sus tipos de interés son extremadamente bajos...

Biden plantea financiar parte de sus planes con un aumento de impuestos a los ricos, un viejo reclamo de los progresistas en EE.UU.

Se demostró que es falsa la teoría de que la deuda pública genera costos económicos, al menos para países como EE.UU. o Japón.

Sí podemos ver algo de inflación si tenemos un auge real en la economía de EE.UU., y espero que lo veamos en los próximos años.

Podríamos ver que la inflación aumenta un poco y creo que deberíamos pensar en cómo lidiar con eso. Pero sería incorrecto decir: "Oh no, aumentará la inflación, así que tenemos que cancelar todos nuestros planes, no podemos tener universidad gratuita, atención médica universal, un plan de vivienda, ni hacer frente a la emergencia climática, porque la inflación ha subido un par de puntos".

¿Podría este cambio económico en EE.UU. abrir espacio para un nuevo consenso que por ejemplo influya a países de América Latina?

Eso espero. Hasta ahora ha sido un poco decepcionante, con todo el cambio que está ocurriendo en política económica, ver muy pocos cambios en la postura de la administración Biden hacia gobiernos del resto del mundo.

Dicho esto, creo que si EE.UU. da un ejemplo de un gran sector público activo que gasta dinero a una escala acorde con los problemas que enfrenta, si eso es políticamente popular, viable y no tiene los costos que la gente ha dicho que tendría, creo que será un ejemplo que el resto del mundo va a querer seguir.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56925193

viernes, 30 de abril de 2021

_- Un estudio alerta de que España es el tercer país de la OCDE con más colegios gueto.

_- El informe, que analiza la situación de 64 países, 28 de ellos de la OCDE, pone de manifiesto que España es el que más segrega a los alumnos en centros según su renta familiar, por detrás de Turquía y Lituania

España es uno de los países europeos con mayor número de colegios gueto, situación que se da cuando el nivel de concentración de alumnado con bajos recursos socioeconómicos en un mismo centro supera el 50%. Es, por tanto, uno de los países que más divide a los estudiantes de primaria en diferentes centros educativos en función de su renta familiar, según un estudio pionero de la ONG Save the Children y el centro de estudios EsadeEcPol (dependiente de la escuela de negocios Esade), que analiza datos de 64 países. Esta segregación escolar genera que los alumnos más desaventajados se concentren en los mismos centros y vean reducidas sus posibilidades de relacionarse con niños de otros estratos sociales, lo que deriva en sociedades menos integradoras.

Los dos autores del estudio han analizado por primera vez los datos socioeconómicos del perfil de los alumnos que se desprenden del informe internacional TIMSS (Estudio de las Tendencias en Matemáticas y Ciencias, en sus siglas en inglés), que elabora desde 1995 y cada cuatro años la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo (IEA son sus siglas en inglés). El TIMSS mide las competencias en Matemáticas y Ciencias de los alumnos de 4º de primaria (niños de 10 años) de 64 países, 28 de ellos pertenecientes a la OCDE ―del total de 37 integran el organismo―. En esa comparativa internacional, uno de los apartados configura un índice socioeconómico construido a partir de tres componentes: el número de libros del hogar, la carencia de materiales escolares y el nivel educativo más elevado entre los dos progenitores del alumno. Con esas variables, se construye un índice para conocer el capital sociocultural y económico de las familias

Una vez analizados esos datos, los investigadores, Lucas Gortázar y Álvaro Ferrer, concluyen en el estudio, titulado Diversidad y libertad: reducir la segregación escolar respetando la capacidad de elección de centro, que España ocupa la tercera posición, por detrás de Turquía y Lituania, en segregación escolar en los colegios de primaria de los 64 países analizados ―de diferentes continentes y niveles de desarrollo, como Chile, Hungría, Alemania, Marruecos, Filipinas o Sudáfrica―.

El estudio se sustenta sobre un índice que mide la segregación del 0 al 1 donde la media de la OCDE se sitúa en 0,26. A la cabeza en desigualdad están Turquía (0,40), Lituania (0,34) y España (0,32), mientras que los que la presentan en menor medida son Finlandia (0,19), Dinamarca (0,20) y Japón (0,20). La Comunidad de Madrid es la única región de España que ofreció a TIMSS sus datos en abierto, y de ellos se desprende que en Primaria su índice de segregación es del 0,34, por encima del 0,32 de media de España.

En los últimos años, la Comisión Europea, el Comité de Derechos del Niño o la ONU han urgido a España a revisar y aprobar políticas que frenen la segregación escolar, que afecta al 46,8% de los centros educativos del país —9 de cada 10 son públicos—, según el estudio Magnitud de la segregación escolar por nivel socioeconómico, publicado en 2018 por dos investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid. Estos analizaron los datos socioeconómicos de los estudiantes reflejados en el informe PISA 2014, que mide las competencias en Matemáticas, Ciencias y comprensión lectora de los alumnos de secundaria de 15 años de los países de la OCDE. Este nuevo estudio de Save the Children y EsadeEcPol analiza por primera vez en España la segregación de los alumnos de primaria.

Lucas Gortázar, coautor del informe, expone: “En el debate político se ha puesto sobre la mesa el derecho que tienen las familias a elegir el centro educativo que quieren para sus hijos, pero la situación de segregación escolar en España pone de manifiesto que son necesarias políticas que aseguren una matriculación equilibrada tanto en centros públicos como concertados”. Los investigadores analizaron también los datos del perfil socioeconómico de los alumnos de 15 años del informe PISA 2018 y extrajeron que la Comunidad de Madrid es la región que registra una mayor segregación en la ESO (0,41), mientras otras comunidades como La Rioja (0,21), Cantabria (0,22) Aragón (0,23) presentan los niveles más bajos, similares a los de Canadá (0,23), Irlanda (0,23) o Noruega (0,20). La media de segregación por motivos socioeconómicos en la ESO de España (0,29) está al mismo nivel que la media del resto de países de la OCDE (0,29).

Segregación escolar socioeconómica en primaria
El problema, señala Álvaro Ferrer, coautor del informe, son las “dinámicas de huida que se generan” cuando las familias de clase media deciden a qué centros, mayoritariamente públicos, no quieren llevar a sus hijos por la alta concentración de alumnos con pocos recursos o inmigrantes. “Es muy importante que por parte de la Administración se trabaje con las familias autóctonas en los prejuicios que tienen con la diversidad de perfiles en las aulas, cuando la evidencia científica muestra que los estudiantes con progenitores con estudios superiores no ven afectado su rendimiento académico”.

En los últimos años, señala el informe, organismos internacionales como la OCDE o la UNESCO han alertado de los riesgos sociales y económicos que puede generar una “segregación escolar excesiva”. El hecho de que exista un amplio número de centros con una elevada proporción de alumnado vulnerable puede elevar las tasas de abandono escolar temprano ―jóvenes entre 18 y 24 años que no continuaron sus estudios y obtuvieron, como mucho, el título de la ESO; España está a la cabeza con un 16%, frente al 10% de media de la UE―, aumentar el desgaste y la desafección de estudiantes y profesores, y repercutir en la cohesión social o el mercado de trabajo.

Segregación escolar por origen inmigrante en primaria
Xavier Bonal, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona, cree que los alumnos “construyen sus objetivos vitales muy influenciados por los de sus compañeros de aula, si el alumnado de entorno desfavorecido no está expuesto a otro tipo de aspiraciones, probablemente se estanque”. La falta de diversidad en las clases puede afectar a la capacidad de aprendizaje de ese alumnado, a la probabilidad de que obtengan un título, e incluso a sus ingresos en la vida adulta.

Según dos investigaciones recientes, una de ellas dirigida por Xavier Bonal, la segregación escolar no se produce mayoritariamente en zonas periféricas deprimidas, sino dentro de barrios con una composición social diversa. “Hay escuelas que a una distancia de 100 metros son radicalmente distintas, puede que una de ellas concentre al alumnado inmigrante y acabe convertida en un gueto; las políticas de la Administración han sido insuficientes para frenar este fenómeno”, indica Bonal.

Para Gortázar y Ferrer, las políticas “juegan un papel muy importante”, y ponen como ejemplo el llamado sistema de elección controlada acuñado por la OCDE y puesto en marcha en países como Bélgica, en el que la Administración da a las familias la opción de escoger colegio con ciertas limitaciones y con mecanismos para asegurar la integración, como porcentajes máximos por centro de alumnos desaventajados, incentivos económicos para las escuelas que admiten a un mayor número de estos estudiantes o la eliminación de las cuotas (empleadas en la concertada).

Pauline Musset, analista de la OCDE, explica sobre el sistema Pupil Premium, que otorga una cuantía extra a los centros británicos por cada estudiante que percibe beca de comedor: “Cuando se da una libertad total de elección, hay más desigualdad y mayor segregación. Los países que han mejorado su diversidad en las aulas, como Reino Unido, han puesto en marcha sistemas de financiación extra, han dotado a esos centros de un mayor número de profesores y han reducido las ratios. Esta medida hace que para los colegios sea más atractivo escolarizar a alumnos con menos capital”.

Otro caso de éxito es el de Flandes (Bélgica), donde se ha puesto en marcha el llamado sistema de doble lista, que supone reservar plazas en el proceso de matriculación para alumnos con rentas bajas y altas, de modo que se garantiza la mezcla. En esta región, en ningún caso las familias son obligadas a matricular a sus hijos en determinados centros; a través de campañas informativas se anima a las familias a romper sus esquemas. En España, Cataluña es la primera autonomía que ha aprobado un pacto contra la segregación escolar que obliga a las escuelas a reservar un porcentaje de plazas para alumnos con pocos recursos o dificultades de aprendizaje.

Aunque la nueva ley educativa, Lomloe, aprobada el pasado noviembre, es la primera normativa estatal que aborda el problema de la segregación e incluye un paquete de medidas para frenarla, la decisión final está en manos de las autonomías, que son las que diseñan los procesos de admisión. Los autores del informe hacen una serie de recomendaciones, como organizar visitas para que familias de clase media conozcan escuelas de alta complejidad, dar soporte a esos centros para que puedan comunicar su proyecto educativo a la comunidad, o animar a progenitores socialmente aventajados a que elijan en grupo uno de esos centros para equilibrar su composición.

Mejora de la escuela pública
A la hora de escoger un centro, señala el informe, la escuela concertada presenta en España algunas ventajas, como la jornada escolar partida o un servicio de comedor más amplio. En el caso de la Comunidad de Madrid, un 60% de los colegios públicos ya han implantado la jornada continua (las clases terminan a las dos de la tarde), mientras que en la red concertada solo lo han hecho un 3%. “Las familias”, señala Xavier Bonal, “necesitan tener a sus hijos más horas en la escuela, además de por una cuestión de conciliación, por asegurarse de que las horas de la tarde van a estar bien empleadas. Los profesores que son funcionarios han luchado por conseguir la jornada continua, ignorando las consecuencias sobre el aprendizaje, sobre todo, de los más desaventajados”.

Sobre el comedor escolar, un 71,6% de los colegios públicos en España tiene este servicio, frente al 82,2% de los concertados y privados. En secundaria, solo un 11,4% de los públicos lo ofrece, frente al 85% de los concertados y privados. Solo un 2,9% del alumnado de la ESO en centros públicos hizo uso de este servicio el curso pasado, frente al 24% de los estudiantes de la concertada y la privada, según datos del Ministerio de Educación.

https://elpais.com/educacion/2021-04-28/espana-lidera-la-creacion-de-colegios-gueto-por-detras-de-turquia-y-lituania.html

jueves, 29 de abril de 2021

Maestro de todos. La mayor recompensa de Miguel Artola han sido sin duda sus discípulos

José Antonio Maravall me dijo: “Consúlteselo a ese joven historiador que acaba de sacar la cátedra en Salamanca, Miguel Artola. Es muy valioso, tiene mucho futuro”. Era a principios o mediados de los sesenta. Había llegado a mis manos un texto de Antonio de Capmany sobre las reformas políticas en la España de 1810 y no sabía si estaba publicado ya. Escribí a Artola y me contestó amablemente; no estaba publicado y me animaba a hacerlo. Fue el comienzo de una relación que se extendió a lo largo de más de medio siglo. Siempre fue igual de respetuoso, de amable, de profesional. Y no sólo conmigo, sino con toda nuestra generación. La última vez que le vi fue en el homenaje a Santos Juliá en la Residencia de Estudiantes, en enero de este año. Se interesaba por nosotros, reconocía nuestro trabajo, se portaba como nuestro colega. Pero era nuestro maestro.

En aquellos interminables últimos lustros del franquismo surgieron esperanzas en nuestro panorama historiográfico. Los cantos a las glorias imperiales se vieron sustituidos por algunos planteamientos críticos de problemas históricos. Muchas novedades venían de fuera, asociadas a nombres como Tuñón de Lara o Ramos Oliveira. Pero otras, y de las más importantes, venían de Salamanca: sus firmantes se llamaban Francisco Tomás y Valiente y Miguel Artola.

A principios de los setenta, Artola fue reconocido como líder de aquella renovación al encargársele dirigir la serie de siete volúmenes sobre historia de España que publicó Alianza, más tarde con Alfaguara. Una serie que tuvo una característica muy peculiar: la supresión de la narración. Casi no había fechas, personajes ni anécdotas. Lo importante era el análisis estructural.

A Artola, en efecto, no le interesaba tanto la narración sobre períodos de pasado como el análisis de problemas. Comenzó especializándose, es cierto, en la guerra de 1808-1814 y el reinado de Fernando VII. Pero más tarde, cuando pudo escribir con mayor libertad, mostró su preferencia por temas de amplia duración: los ferrocarriles en los siglos XIX-XX, la Hacienda del Antiguo Régimen, la del XIX, la monarquía o los modelos constitucionales, todo ello siempre en relación con España. Le recuerdo comentando, en relación con la Guerra Civil de 1936-39: “Yo lo que quiero saber es cuántas locomotoras quedaron en manos del gobierno y cuantas en las de los rebeldes; qué calzado tenían los ejércitos de uno y otro lado; cómo se alimentaban…”

Miguel Artola ha vivido una vida plena, ha escrito mucho, se ha mantenido activo hasta el final y ha recibido todo tipo de reconocimientos: académico, premio Príncipe de Asturias, Premio Nacional de Historia. Pero su mejor recompensa han sido sin duda sus discípulos: Fernando García de Cortázar, Pablo Fernández Albaladejo, Manuel Pérez Ledesma. Otros no hemos tenido la suerte de haber sido tan cercanos. Pero ha sido el maestro de todos. Es una pérdida enorme para todos.

miércoles, 28 de abril de 2021

¿Quién puede debatir con Monasterio? Son muy astutos en provocarnos, en que quienes los vemos y los escuchamos acabemos también salpicados de su mierda

A nuestras puertas irrumpe una nueva forma de hacer política, para la cual no es necesario ser mínimamente culto, ni respetar las reglas del juego limpio, ni ser educado. Muy al contrario, cuando estos nuevos políticos echan pestes de las élites, no se refieren a la élite económica (a la que ellos pertenecen) sino a las personas cultivadas, a las que respetan las reglas, a las que son educadas. Su discurso anti élites es viejo, se remonta a los años treinta, responde a esa antigua retórica fascista que se dirige al pueblo llano, un discurso que se ha visto renovado en este siglo en Estados Unidos, en Hungría, en Polonia, en los populismos italianos. Por eso erró tanto el tiro Podemos, en los primeros tiempos, cuando arremetió en bloque contra las castas, entre las que incluía a una clase media a la que las sacudidas económicas han obligado a amparar a sus mayores y a los hijos, ya maltratados por dos crisis. Ahora, cuando ellos mismos, aquellos nuevos políticos, han mejorado su nivel económico, estoy convencida de que habrán aprendido una gran lección en sus propias carnes: para defender la igualdad social no hace falta ser pobre. De hecho, el cambio cultural más notable de los años veinte del pasado siglo en España fue el insólito compromiso de la burguesía para sacar al país de su miseria y de su ostracismo cultural. Obligar a los ciudadanos a defender una ideología por el dinero que se tiene en el banco es una estupidez, si es este un dinero ganado honradamente.

En esta nueva fase de nuestra bronca vida política, son muchos los que han allanado el terreno a las estrellas de la extrema derecha, excusando sus desmanes o silenciándolos. Era difícil eludir las triquiñuelas ilegales de Rocío Monasterio para firmar proyectos de arquitectura sin tener el título reglamentario, pero de tanto ignorar esta irregularidad ha acabado desapareciendo del debate; de la misma manera que de tanto machacar con la casa de Pablo Iglesias e Irene Montero se ha legitimado ese argumento en cualquier foro. No importa que uno se pague las cosas con su dinero, la cuestión es que, amigo, el chaletazo, como así lo denominó Ayuso en el primer y único debate al que asistió, no te corresponde. Ese es el estilo. Ataques personales, provocaciones que acaban abroncando a todos los asistentes. Es inevitable no verse ensuciado cuando se comparte mesa con alguien que desprecia, insulta, no calla, miente con descaro. Por supuesto, numerosos opinadores políticos han señalado a Pablo Iglesias como el culpable de que el debate, el que abandonó y los que quedaban, se haya frustrado. Nadie culpa en cambio a Díaz Ayuso de dejar la silla vacía. Y de las groserías de Monasterio muchos disfrutan en silencio, porque se encargó de expulsar al demonio del cuarto (algunos viejos socialistas llaman a ese demonio “anomalía democrática”). El Partido Popular celebró el abandono de Iglesias en un tuit que luego borró. Los tuits que se borran son los que más valor tienen, porque exhiben lo que de verdad se piensa.

Muchos han pavimentado el discurso de Monasterio. Dice Adama Dieng, asesor de la ONU para la prevención del genocidio, que los crímenes de odio están precedidos por discursos de odio. Esto es lo que ha venido estudiando la Fundación por Causa, advirtiendo desde hace años de que España no estaba libre de la legitimación de una ideología xenófoba. Isabel Díaz Ayuso dice no estar de acuerdo con los carteles racistas referidos a los chavales no acompañados (desterremos menas, es ya un insulto), pero advierte de que comparte con ese partido otras muchas cosas. ¿Y qué cosas se pueden compartir con un partido racista? La cuestión en este asunto es si merece la pena debatir con quien siembra el odio. Mi opinión es que no hay conversación posible: son muy astutos en provocarnos, en que quienes los vemos y los escuchamos acabemos también salpicados de su mierda. ELVIRA LINDO. El País.

martes, 27 de abril de 2021

_- La "élite contaminante": cómo los más ricos están en "el centro del problema del clima"

_- Según el estudio, el 1% más rico del mundo produce el doble de las emisiones de carbono combinadas del 50% más pobre.

Los ricos del mundo deben cambiar radicalmente sus estilos de vida para enfrentar el cambio climático, señala un informe llevado a cabo por expertos en Reino Unido.

Según el estudio, el 1% más rico del mundo produce el doble de las emisiones de carbono combinadas del 50% más pobre, en base a las cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Solo el 5% más rico, la llamada "élitecontaminante", contribuyó con el 37% del crecimiento de las emisiones entre 1990 y 2015.

El documento fue elaborado por la Comisión de Sostenibilidad de Cambridge sobre Cambio de Comportamiento a Escala.

Es un panel de 31 expertos que estudian el comportamiento de las personas en relación con el medioambiente.

Se les encomendó la tarea de encontrar la forma más eficaz de ampliar las medidas para combatir las emisiones de dióxido de carbono.

Sus críticos dicen que la mejor manera de reducir las emisiones más rápido es a través de mejoras tecnológicas, no a través de medidas que resultarían impopulares.

Pero el autor principal del informe, Peter Newell, profesor de la Universidad de Sussex, le dijo a BBC News: "Estamos totalmente a favor de las mejoras tecnológicas y productos más eficientes, pero está claro que se necesitan acciones más drásticas porque las emisiones siguen aumentando".

5 razones por las que 2021 puede ser un año crucial en la lucha contra el cambio climático

"Estas son las personas que vuelan más, conducen los automóviles más grandes y viven en las casas más grandes".

"Tenemos que reducir el consumo excesivo y lo mejor es empezar por el de las élites contaminantes que contribuyen mucho más de lo que les corresponde a las emisiones de carbono".

"Estas son las personas que vuelan más, conducen los automóviles más grandes y que viven en casas grandes que pueden permitirse calentar fácilmente, por lo que tienden a no preocuparse si están bien aisladas o no".

"También son el tipo de personas que realmente podrían permitirse un buen aislamiento y paneles solares si quisieran".

El profesor Newell explica que para abordar el cambio climático, todos deben sentirse parte de un esfuerzo colectivo, y eso significa que los ricos consuman menos para dar ejemplo a los más pobres.

Agrega que "las personas ricas que vuelan mucho pueden pensar en compensar sus emisiones con iniciativas para plantar árboles o proyectos para capturar carbono del aire, pero son iniciativas polémicas" cuya eficacia no ha sido probada a largo plazo.

Por ello, el experto indica que los ricos "simplemente deben volar menos y conducir menos".

"Incluso si poseen un todoterreno eléctrico, son como un desagüe en el sistema energético, además de el volumen de emisiones que supone fabricarlos".

Algunos creen que fomentar las tecnologías limpias podría ser más efectivo.

Por su parte, Sam Hall, de Conservative Environment Network (Red Conservadora de Medio Ambiente), le dijo a la BBC que "es correcto enfatizar la importancia de la equidad en la entrega (reducciones de emisiones), y la política podría facilitar que las personas y las empresas se vuelvan ecológicas, a través de incentivos, regulaciones específicas y estímulos".

"Pero es probable que fomentar las tecnologías limpias sea más efectivo y es posible que esto goce de más consentimiento público que las fuertes sanciones o las restricciones de estilo de vida".

Sin embargo, el profesor Newell indica que las estructuras políticas existentes han permitido a las empresas e individuos ricos hacer presióncontra los cambios necesariosque erosionaríansu estilo de vida.

El reciente informe de la Asamblea del Clima del Reino Unido, por ejemplo, propuso una serie de medidas para modificar hábitos que más impacto tienen en las emisiones, y así recomendó reducir el consumo de la carne y productos lácteos, prohibir los vehículos más contaminantes e imponer gravámenes a los viajeros frecuentes.

El Ministerio de Hacienda británico le dijo a la BBC que un impuesto a los viajeros frecuentes podría requerir que el gobierno recopile y almacene información personal sobre cada pasajero.

Esto podría plantear problemas de procesamiento, manejo y privacidad de datos. También sería difícil realizar un seguimiento de las personas con varios pasaportes.

Pero el informe de la comisión señala que "los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático no se pueden lograr sin cambios radicales en los estilos de vida y cambios en el comportamiento, especialmente entre los miembros más ricos de la sociedad".

El informe es la última fase de un diálogo de larga duración sobre lo que significa ser "justo" al abordar el cambio climático.

Las naciones pobres India han argumentado constantemente que se les debería permitir aumentar sus emisiones, porque son mucho más bajas por persona que los de las naciones ricas.

El tema forma parte de las enredadas y complejas negociaciones que se llevan a cabo para la cumbre del clima de la próxima semana, organizada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP) que se celebrará en Reino Unido y está programada para noviembre.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-56734297

lunes, 26 de abril de 2021

_- Keynes y la ética

_- El economista más influyente del siglo XX, de cuya muerte se cumplen hoy, día 4 de abril, 75 años, entendió que de las crisis se sale sabiendo qué futuro queremos


En plena Segunda Guerra Mundial, el Gobierno del Reino Unido encargó al político y académico  William Beveridge un informe sobre el futuro de la Seguridad Social del país. Lord Beveridge pidió ayuda con el cálculo de su costo a Keynes. Como cuenta el mejor biógrafo de éste, el también notable economista Robert Skidelsky, de esa colaboración surgieron una serie de documentos clave -empezando por el Social Insurance and Allied Services (1942), del que se vendieron 700.000 copias en unas semanas- que marcaron un giro crucial a las políticas económicas y sociales que hicieron posible a partir de 1945 tres décadas de bienestar no solo en el Reino Unido sino también en Europa occidental. Ni Beveridge ni Keynes eran precisamente radicales. Al contrario, ideológicamente se encontraban en la órbita del moribundo Partido Liberal y eran por origen, temperamento y estilos de vida, personas plenamente integradas en el sistema, que querían salvar al capitalismo del fascismo, del comunismo y de sí mismo.

Para salvar al capitalismo había que reinventarlo y en este proceso fueron cruciales los conocimientos de Keynes, el hombre que  ya había revolucionado en 1936 el pensamiento económico con su libro Teoría general del empleo, el interés y el dinero, en el que abogaba por el papel imprescindible del Estado y del déficit presupuestario para sacar a las economías occidentales de las garras de la Gran Depresión. Luego, en los años cuarenta, Keynes demostró que los proyectos de reforma social eran posibles porque se podían pagar si se hacían los esfuerzos presupuestarios y fiscales necesarios. Llama la atención que estos planes se concibieran en medio de una guerra que había llevado al Reino Unido a la bancarrota técnica, que solo la ayuda económica americana evitó que se materializase. Y es que Keynes vio en la catástrofe una oportunidad para hacer un mundo mejor, mientras que podría haber hecho lo contrario y dejar las reformas para cuando la situación económica mejorase, o para nunca. No fue una acción del todo inesperada o inexplicable. Como antes hiciera Adam Smith (autor de un libro a menudo ignorado, titulado nada menos que Teoría de los sentimientos morales), Keynes había llegado a la economía desde la ética, y quizás por ello nunca olvidó que aquélla está al servicio de la sociedad y no al revés, en contra de los dogmáticos que pensaban que la sociedad está maniatada por unos supuestos principios naturales o científicos inmutables, empezando por la sagrada mano invisible del libre mercado.

Dejar la ética fuera de los planteamientos económicos ignoraría la historia que vino después. La reforma del capitalismo a partir de 1945 fue posible por un cambio de mentalidad en la mayoría de los ciudadanos y de una parte de las élites, que concluyeron que los años de miseria, desempleo estructural, recortes sociales y de desigualdad que precedieron a la guerra no podían continuar. En el Reino Unido, Churchill, el gran héroe de la resistencia ante los nazis, no entendió este cambio en la opinión pública y por eso fue derrotado de forma rotunda por los laboristas en las elecciones de aquel año.

Al menos en Occidente (pero no en España), el mundo nuevo que alumbró la Segunda Guerra Mundial estaba basado en lograr un objetivo simple: la creación de una sociedad más justa y libre en la que todos los ciudadanos tuviesen oportunidades reales para mejorar sus vidas. Las nuevas prioridades sociales llevaron a los gobiernos democráticos de posguerra a expandir su función redistributiva de la riqueza de una forma sin precedentes. Para ello se aumentaron las cargas fiscales a los más ricos. Con las subidas de impuestos, las grandes mansiones de la aristocracia británica que vemos en algunas películas llenas de nostalgia –pagadas con el dinero de la esclavitud, el despojo de la India y mantenidas por legiones de sirvientes que cobraban muy poco- tuvieron que cerrar sus puertas y ser vendidas al National Trust. Pero a cambio se pudieron pagar las cerca de 200.000 viviendas sociales que construyó cada año el Gobierno del Reino Unido (fuese laborista o conservador) y acabar así con la vergüenza de que una de cada tres casas en el país no tuviese agua corriente en 1939.

Keynes, uno de los padres de esta nueva sociedad, fue un hombre lleno de contradicciones y de opiniones cambiantes. El exquisito esteta elitista (miembro del exclusivo y secreto club de los Apóstoles de Cambridge  y del grupo de Bloomsbury) que despreciaba a Marx, resultó ser uno de los individuos que más hizo por los trabajadores el siglo pasado. Fue primero librecambista y luego proteccionista. Defendió a la derrotada Alemania en 1919 pero aborreció el Apaciguamiento ante Hitler en los años treinta. Intentó evitar la vuelta al patrón oro en 1925 y luego luchó, en la conferencia de Bretton Woods de 1944, para encontrar la estabilidad perdida de las divisas. Sus ideas fiscales en los años veinte eran muy distintas de las de los años cuarenta. No podía ser de otro modo. Como toda persona inteligente y no dogmática, él cambió las preguntas y las respuestas según cambiaron los tiempos. Pero ante todo nunca olvidó que la función pública debía basarse en principios éticos. Por ello mismo entendió que la teoría económica tenía que ser flexible y responder a las necesidades del momento, y que la salida a la crisis desatada en 1939-1945 no podía ser la misma que la que siguió primero al estallido de la Gran Guerra y luego a la Gran Depresión, que pagaron los más pobres mientras que las diferencias sociales se agudizaron aún más.

Los imperativos éticos de las generaciones que vivieron la Segunda Guerra Mundial hicieron que en el capitalismo de posguerra se desarrollaran políticas que hoy serían acusadas por muchos de subversivas y aberrantes. Por ejemplo, en Estados Unidos se implementaron tipos máximos del impuesto de la renta que llegaron hasta el 91% bajo Eisenhower, y lo normal era que los grandes patrones empresariales ganasen como media unas treinta veces más que sus empleados. Hoy, en un ambiente moral muy distinto, el tipo impositivo máximo en los Estados Unidos es del 37% y los jefes de las grandes compañías ganan una media de 300 veces el salario de sus empleados. También hoy en España tenemos millones de personas socialmente excluidas que sufren la segunda crisis socio-económica profunda en una generación. Sin embargo, hay quienes no solo se echan las manos a la cabeza cuando se propone apuntalar nuestro más bien escuálido Estado del bienestar aumentando la carga fiscal nacional  hasta el mismo nivel medio del resto de Europa (del 35% al 41% del PIB), sino que además piden o prometen bajadas masivas de impuestos mientras que evitan explicar cómo se van a pagar las pensiones, las ayudas a la dependencia, la educación, la sanidad, la investigación y hasta la defensa de este país.

A diferencia de demagogos y santones del mercado, Keynes entendió que de las crisis económicas se debe salir considerando primero qué futuro queremos. Tampoco olvidó que la economía es política, y por lo tanto una manifestación de nuestros valores éticos colectivos.

Antonio Cazorla Sánchez es catedrático de Historia Contemporánea de Europa en la Trent University. Canadá.

https://elpais.com/opinion/2021-04-21/keynes-y-la-etica.html

domingo, 25 de abril de 2021

Grandola Vila Morena. 25 de abril.

Hoy es 25 de abril, hace 47 años de la revolución de los claveles en nuestra vecina Portugal.

Fue un gran día y una hermosa revolución.

_- Amazon EEUU: Los elementos constitutivos de la derrota sindical en Bessemer

_- La National Labor Relations Board [Junta Nacional de Relaciones del Trabajo] anunció hoy los resultados de la votación sobre la adhesión de los trabajadores del depósito de Amazon en Bessemer, Alabama a un sindicato nacional. La votación fue de 738 a favor y 1798 en contra. Es una mala noticia, pero eso no significa que en futuras campañas los trabajadores de Amazon no puedan o no quieran ganar. Pueden ganar. Los resultados no fueron sorprendentes, por razones que tienen más que ver con los criterios utilizados en la propia campaña que con cualquier otro factor.

Las historias de las horribles condiciones de trabajo en Amazon son más que conocidas. Mucho antes de la campaña de Bessemer, cualquiera que se interesara un poco en el asunto sabía que los trabajadores están sometidos a un ritmo tan frenético que acaban orinando en botellas para evitar ser sancionados por demorarse demasiado en ir al baño, lo que para la empresa es "tiempo libre". Christian Smalls fue despedido hace un año por denunciar públicamente que no se proporcionaba equipo de protección personal a la gente en su local de Amazon en el estado azul [color del Partido demócrata] de Nueva York. Jennifer Bates, empleada de Amazon en el depósito de Bessemer dio un testimonio ante el Congreso que da vueltas el estómago. Los trabajadores de Amazon necesitan desesperadamente sindicalizarse, en Alabama, en Alemania y en cualquier otro lugar en el que la patronal high-tech y futurista, pero con una actitud medieval para con sus empleados, instale un local de trabajo, cualquiera que sea la naturaleza del mismo. Con tan malas condiciones, ¿cómo se explica la derrota en Bessemer?

Hay tres factores que tienen mucho peso en cualquier votación sobre la sindicalización en los EEUU: el comportamiento terriblemente vicioso de los empresarios -a veces ilegal, la mayoría de las veces, legal- que incluye el acoso y la intimidación de los trabajadores, y las mentiras descaradas (lo que, aparte de los países con gobiernos abiertamente represivos, es un fenómeno exclusivo de Estados Unidos); las estrategias y tácticas utilizadas en la campaña por los organizadores; y el contexto sociopolítico más amplio en el que tienen lugar las elecciones sindicales.

Destrucción de los sindicatos
Dada la eficacia de Amazon en la entrega de pedidos y el nuevo dominio que ejerce en Hollywood como productor y financista clave de películas y programas de televisión, no es difícil imaginar que su operación para acabar con los sindicatos es también de primera categoría. El carácter implacable de las campañas patronales para derrotar a los sindicatos no es nada nuevo.

Para refrescar la memoria, nada mejor que leer Confessions of a Union Buster [Confesiones de un cazador de sindicatos], de Martin Jay Levitt (Crown Publishers, 1993). Es un libro escrito por un ex mercenario de la patronal. Está lleno de arrogancia, como debe ser, dado el número de campañas sindicales que Levitt ayudó a destruir. En su libro, Levitt le dice al lector: "El anti sindicalismo es un terreno lleno de matones y basado en la mentira. Una campaña contra un sindicato es un ataque a las personas y una guerra contra la verdad. Como tal, es una guerra sin honor. La única forma de desmantelar un sindicato es mentir, deformar, manipular, amenazar y siempre, siempre, atacar. Toda campaña de "prevención sindical", como se denominan esas guerras, se basa en una estrategia combinada de desinformación y de ataques personales."

Basta con leer el libro de Levitt -que debería ser una lectura obligatoria para todos los organizadores y militantes sindicales- para darse cuenta de que los dados están siempre echados en contra de los trabajadores que tratan de organizarse en Estados Unidos (y cada vez más, en todo el mundo, ya que la experiencia en la destrucción de los sindicatos se ha convertido en una mercadería de exportación muy apreciada en el sector de los servicios). Su libro, la campaña de Amazon y casi todas las elecciones sindicales desde la era Reagan constituyen una amplia prueba de que, para tener alguna posibilidad de invertir la tendencia a la baja de la situación de los trabajadores estadounidenses, es absolutamente necesaria la adopción de la HR 842, la Protecting the Right to Organize Act of 2021 [PRO, Ley de Protección del Derecho de Organización] de 2021, que acaba de ser aprobada por la Cámara de Representantes.

El apoyo popular a los sindicatos está en su punto más alto, mientras que el apoyo a las grandes empresas se encuentra en un nivel históricamente bajo. Lamentablemente, el apoyo popular a una propuesta tiene poco o nada que ver con que el Congreso apruebe la legislación. Dado el historial de intentos infructuosos de modificar de forma progresiva las leyes laborales bajo administraciones controladas por los demócratas -incluso con mayorías en ambas cámaras- la aprobación final de la Ley PRO es poco probable. Pero a pesar de los muchos obstáculos que se interponen en el camino de los trabajadores que intentan sindicalizarse, es fundamental recurrir a las estrategias y tácticas que dieron mejores resultados.

Aceptar la derrota en campañas de sindicalización difíciles de ganar significa aceptar un futuro muy sombrío. Para tener una posibilidad de ganar las campañas más rudas, hay que aplicar los mejores métodos desde los primeros días de la campaña y mantenerlos hasta el final. Los deseos y las intuiciones imprecisas no tienen cabida en una campaña contra un empleador tan sofisticado y tan bien equipado como Amazon.

Varias señales de alerta durante la campaña
- Lista inexacta de trabajadores. Desde el principio, la campaña de Bessemer tuvo, como lo reconocieron muchos organizadores experimentados, debilidades casi fatales. La primera de ellas era una estimación muy inexacta sobre el número de empleados que trabajaban en el depósito. Cuando el sindicato presentó la documentación oficial ante la NLRB para celebrar las elecciones el 20 de noviembre de 2020 -en un momento en el que poca gente le prestaba atención a otra cosa que no fueran las elecciones presidenciales de Estados Unidos-, el Sindicato de Minoristas, Mayoristas y Grandes Almacenes (RWDSU, por sus siglas en inglés) estimó que en el depósito había 1.500 trabajadores. Poco después de que el RWDSU presentara su denuncia, Amazon respondió a la NLRB que había unos 5.800 trabajadores en el almacén. Después de este primer paso del proceso -el acto formal de presentar un pedido de elección de sindicalización-, el sindicato puso en marcha el proceso legal verdaderamente oscuro que rige las elecciones sindicales en Estados Unidos. Los abogados de Amazon argumentaron que si el sindicato creía que sólo 1.500 empleados tenían derecho a votar en las elecciones, no tendría lo que se llama una "demostración de interés" suficiente, que establece que el 30% del total de empleados hayan firmado tarjetas de autorización indicando que desean organizar una elección sindical.

En lo que podría parecer una señal de aliento para los organizadores del sindicato, entre finales de noviembre y mediados de diciembre consiguieron reunir suficientes firmas de trabajadores como para alcanzar el umbral mínimo del 30% y así poder realizar las elecciones, incluso sobre el número mucho mayor de trabajadores que Amazon dijo que eran elegibles (para alcanzar el 30% de 1500 empleados, se necesitaban 300 tarjetas firmadas, pero eran necesarias 1740 en un total de 5800 trabajadores).

En realidad, según el New York Times, los organizadores habían recogido un total de 2.000 tarjetas de autorización a finales de diciembre de 2020. Para los militantes sindicales con menos experiencia puede ser desconcertante que los trabajadores firmen una tarjeta de autorización para la celebración de las elecciones y que luego voten en contra. Los organizadores sindicales experimentados nunca formulan esta pregunta: "¿Quieres el derecho a votar para tener un sindicato o no?" Les pedimos que se comprometan con el voto afirmativo y que firmen una petición en ese sentido al firmar la tarjeta de autorización para las elecciones. Son preguntas muy diferentes y al final los resultados son también muy diferentes.

Pero la manifestación de interés preparó el terreno para el siguiente paso en el engorroso y complicado proceso: la audiencia oficial de la NLRB que determina si habrá elecciones y en caso afirmativo, cómo. Esa audiencia tuvo lugar el 20 de diciembre. Desde entonces y hasta finales de enero, mientras la atención de la nación se centraba en el asalto al Capitolio, Amazon emprendió su propio ataque a la democracia, la que se supone que está garantizada para las personas en su lugar de trabajo.

- La discusión sobre las cotizaciones sindicales. Cuando en el mes de enero, Amazon lanzó www.doitwithoutdues.com, un sitio web en el que se enumeraba todo lo que los trabajadores podrían hacer con el dinero “gastado” en concepto de cotizaciones sindicales, aparecieron los primeros signos de alerta. Al mismo tiempo, Amazon publicó un hashtag en Twitter. La estratagema le salió mal. Los militantes pro-sindicatos de todo el país se apropiaron de la plataforma para tuitear una respuesta tras otra, todas muy ingeniosas, convirtiendo las reacciones de Amazon en una obsesión casi tan fuerte como los chistes que circulaban en Twitter sobre el barco encallado en el Canal de Suez.

Para los organizadores del sindicato, por muy divertida que haya sido la respuesta nacional en Twitter -que se convirtió en una plataforma digital para mostrar su rechazo a Amazon-, había un motivo más profundo de preocupación, según la respuesta oficial del RWDSU. Su presidente nacional, Stuart Appelbaum y otros representantes de la campaña lanzaron una ofensiva para demostrar que la dirección de Amazon mentía. "Amazon está intentando convertir las cotizaciones sindicales en un problema, aunque la gente no tenga que pagar ninguna contribución", dijo Stuart Appelbaum al Washington Post. Mensajes similares dominaron la cobertura de los medios de comunicación en respuesta al mensaje antisindical totalmente predecible sobre las cotizaciones. Un funcionario sindical dijo a NPR (National Public Radio): "Como algunos trabajadores lo indican, las leyes de "derecho al trabajo" de Alabama establecen que los empleados pueden elegir entre pagar o no las cotizaciones sindicales".

Aunque la respuesta del sindicato sea correcta -los trabajadores no tienen que pagar cotizaciones en un estado con una ley de "derecho al trabajo"-, aquellos que organizan y ganan una campaña nunca proponen a los trabajadores que pueden elegir si quieren o no pagar las cuotas. Más bien, es lo contrario. De hecho, es totalmente previsible que haya carteles por todas partes -en los baños, los comedores, las salas de descanso, junto a los marcadores de tarjeta, etc.- que dicen que la empresa da más que lo que pueden obtener los trabajadores con el pago de una cotización sindical. - Una respuesta más sutil consistiría en preguntarse por qué, de pronto, la empresa quiere debatir de cómo gastan los trabajadores su propio dinero. En ese caso, los sindicalistas pueden ayudar al trabajador a entender que el pago de las cuotas es esencial para construir el poder necesario para enfrentarse a empresarios gigantes como Amazon.

La semántica y los mensajes suscitaron preocupaciones mucho más allá de la conversación sobre las cotizaciones sindicales. En los carteles pro-sindicato, los mensajes incluían lemas como "El sindicato está de tu lado". En los numerosos vídeos que salen de Bessemer en las redes sociales, los activistas y sindicalistas hablan regularmente de "el sindicato", como si un sindicato fuera algo distinto de los trabajadores que tratan de formarlo. Un eslogan mejor habría sido "Cuando los trabajadores se unen, se producen cambios de verdad", o algo que no convirtiera al "sindicato" en algo así como el nombre de un edificio o una calle y una dirección.

- La puerta de la fábrica como lugar de la campaña, sin visitas a domicilio. En la gran mayoría de las campañas que han tenido éxito, la forma y el lugar de las conversaciones con los trabajadores son cruciales. En un motor de búsqueda de Internet, si se escribe "Amazon cambia el esquema de los semáforos en Alabama" [para impedir la recogida de firmas], los resultados muestran docenas de historias, destacando una de las muchas tácticas que Amazon utilizó para combatir a los militantes de la campaña y a los sindicalistas. Aunque sea infame, esa táctica es acorde con la dureza de los combates por la sindicalización en Estados Unidos. En Twitter, cuando se dio a conocer la historia, las personas que habían vivido el mismo problema contaban: "Sí, esto también ocurrió en el norte de Ohio, en nuestras elecciones, donde la empresa domina la política de la ciudad". Ninguna de estas tácticas resulta sorprendente después de haber leído Confessions of a Union Buster. Lo que les preocupaba a los organizadores experimentados era la constatación de que la mayor parte del contacto cara a cara con los trabajadores tenía lugar en la puerta de la planta.

Como explicar eso de "No te preocupes. No hay que pagar cotización en Alabama", una campaña no debe hacerse nunca desde la puerta de la fábrica. ¿Por qué? Porque el patrón está mirando. Esto es válido para todos los empresarios, no sólo para Amazon, una empresa que además desarrolla sistemas de vigilancia. Los trabajadores no quieren ser vistos cerca de su lugar de trabajo hablando con partidarios del sindicato, eso les preocupa.

Las campañas victoriosas han demostrado que para ganar hay que hacer visitas a domicilio, es decir, visitas físicas sin previo aviso a las casas de los trabajadores para que la conversación pueda tener lugar lejos de la mirada de la empresa. En una entrevista en The American Prospect [una revista de la izquierda demócrata] un organizador de la campaña pro sindicato de Amazon explicó que no hacen visitas a domicilio, debido a la pandemia de Covid. Pero en una campaña difícil de ganar, hay que ponerse un tapabocas, tocar el timbre, llevar el desinfectante colgando del cuello o en las manos para que se vea e iniciar el diálogo con el trabajador manteniendo la distancia social, con toda seguridad.

La cuestión sobre el Covid y la campaña puerta a puerta, también se planteó al principio de la campaña de Biden, después de que Sanders se retirara y cuando la pandemia se agravó. Al principio, Biden se equivocó, y cuando se dio cuenta de lo reñida que sería la elección, cambió de método. Del mismo modo, en los artículos sobre la segunda vuelta de las elecciones al Senado en Georgia, los organizadores del derecho al voto dejaron claro que tenían que salir a la calle, subirse a sus coches y visitar a cada votante cara a cara, a pesar de la pandemia. Llevaban máscaras y visitaron a miles de votantes.

El trabajo académico más completo sobre el éxito de la sindicalización en los EEUU, realizado por Kate Bronfenbrenner, directora de investigación laboral de la Universidad de Cornell, brinda argumentos irrefutables a favor de las visitas a domicilio. Sin embargo, los organizadores de Bessemer dijeron que se basaban en "estrategias digitales". El sindicato también dice que, aparte de venir a dialogar en las puertas de la planta, los representantes de otros sindicatos del país llamaban por teléfono a los trabajadores de Amazon de Bessemer. Pero no hay nada que remplace una visita a domicilio en una campaña dura, y punto.

Una posible excepción a la regla de la campaña en la puerta de la fábrica podría haber sido que muchos verdaderos trabajadores de Bessemer Amazon estuvieran en la puerta de la fábrica durante el cambio de turno. Pero no fue así. En lugar de eso, los trabajadores de la planta veían a personal del sindicato y a simpatizantes de afuera.

- Falta de apoyo mayoritario. Una de las tácticas más importantes en estas luchas difíciles por la organización de un sindicato es lo que los sindicalistas llaman "pruebas de estructura pública mayoritaria". Una prueba de estructura pública mayoritaria se produce cuando la mayoría de los trabajadores con derecho a voto en las próximas elecciones sindicales, o que votan a favor de la huelga, firman una petición o se fotografían y realizan carteles públicos, un folleto o abren una página web en la que aparecen sus firmas o sus caras, con un mensaje que indica su intención de votar 'sí'. El sindicato contestó que en Bessemer necesitaba "proteger a la mano de obra" de los despidos, por lo que no quería hacer nada en público. Y ahí se acabó el juego.

Un error frecuente en las batallas sindicales difíciles es que los responsables del esfuerzo piensan que hay algo único en sus circunstancias particulares -la industria, el grupo de trabajadores, el tipo de trabajadores, la región del país, el momento de la historia, el nivel de vigilancia, etc.- que justifica que no se adopten las prácticas adecuadas de organización, como la realización de pruebas de estructura mayoritaria y eventualmente, la publicación de esas pruebas una vez que se alcanza la mayoría. Cuando el miedo se extiende en un establecimiento -lo que fue seguramente el caso en la elección de Amazon- la única manera de superarlo es que todos los trabajadores pro sindicato salgan a declararse públicamente a favor del mismo. Lo que "protege a los trabajadores" es cuando una mayoría de ellos toma esa medida conjuntamente, todos al mismo tiempo. Se muestra así la fuerza colectiva en las conversaciones y en la acción.

Las pruebas de estructura se hacen primero en privado y en silencio hasta el momento en que la mayoría de los trabajadores están dispuestos a firmar. Si la mayoría firma, suele ser un indicio fiable de que la campaña va a tener éxito. Pero no basta con una prueba de estructura pública. Hay que seguir adelante, porque el apoyo aumenta, en general, una vez que los compañeros de trabajo indecisos se dan cuenta de que, en realidad, la mayoría de sus compañeros construyen la unidad. Las pruebas de estructura mayoritaria demuestran que las personas en las que más confían los trabajadores le hacen frente a una campaña de miedo, son sus propios compañeros y están dispuestos a apoyarlos, a decir "basta".

Los que ganan son los trabajadores que ven que muchos de sus compañeros se pronuncian. No se gana organizando mítines con superestrellas venidas de otro estado, ni con jugadores de fútbol famosos, ni con actores y actrices famosos, ni siquiera con Bernie Sanders o el presidente de los EE.UU. (aunque el video del presidente Biden es digno de ser aplaudido por varias razones: las futuras campañas y la legitimidad general de los sindicatos, sobre todo). Cuando en una campaña hay más seguidores y personal de otras fábricas que trabajadores de esa planta, es una clara señal de que la derrota es inminente.

El contexto de Bessemer
Mucho se ha dicho sobre la historia de Bessemer y por extensión de Birmingham (cerca de Bessemer), como un lugar que -a pesar de estar en Alabama, un estado republicano aferrado al sistema de Jim Crow [segregación racial], con una de las tasas de sindicalización más bajas del país- es en cierto modo una excepción debido a la historia de sindicalización de la ciudad. ¡Una historia sorprendente!

Son maravillosas historias de las luchas de los trabajadores por organizarse en la región, con los negros uniéndose entre sí y con los trabajadores blancos -a veces sacrificando la vida- para forjar sindicatos en aquellas minas que fueron parte del paisaje. La cobertura mediática también se centró en el porcentaje de trabajadores negros en los depósitos de Amazon, sugiriendo que la demografía aseguraría la victoria. Si esto último hubiera sido cierto, habría habido una victoria sólida en las elecciones de Nissan en Canton, Mississippi, en 2017, cuando los medios de comunicación también exageraron de manera muy grosera la elección y el factor de una mayoría de trabajadores negros. En esas elecciones, el voto fue de 38% por el sí y 62% por el no.

En el material publicado por el sindicato en su página web, se puede ver una larga lista de personas que apoyan a los trabajadores a nivel nacional, y una lista mucho más corta de grupos locales que apoyan los esfuerzos de los trabajadores. Los medios de comunicación hablaron a menudo del aspecto religioso de la campaña, en la que los líderes religiosos habrían sido los principales protagonistas. Pero las organizaciones religiosas de Bessemer o de la zona de Birmingham estuvieron prácticamente ausentes de la lista de apoyo a la campaña. Las noticias decían que las reuniones comenzaban con oraciones, pero los principales líderes religiosos locales no apoyaron públicamente a los trabajadores. En las campañas exitosas, el apoyo público de los líderes religiosos locales suele ser esencial si la pertenencia religiosa es común entre los trabajadores.

En Detroit, antes de que se sindicalizaran las fábricas de automóviles, muchos negros se oponían al sindicato. La razón, según el Dr. Steven Pitts, que dirige el nuevo podcast Black Work Talk: "Muchos pastores prestigiosos de la zona de Detroit tenían buenas relaciones con Henry Ford. Cuando la emigración negra del Sur [hacia el Norte] estaba en su apogeo, las familias negras se instalaron en Detroit, allí encontraron una iglesia y consiguieron trabajo en la fábrica de Ford gracias a los responsables de su iglesia. Hizo falta una década de luchas entre los trabajadores negros pro-sindicatos y sus jefes cívicos antes de que dinámica cambiara en Detroit para inclinarse a favor de los sindicatos."

En Bessemer, los grupos comunitarios locales con los que hablé por teléfono me dijeron que ésta era la primera campaña sindical que recordaban en la que el sindicato se había puesto en contacto con ellos en una fecha tan tardía de la campaña, en el mes de febrero. En elecciones pasadas, en la misma región, incluso la de la planta de componentes de automóviles de Mercedes en Tuscaloosa, que se encuentra a 80 kilómetros de la ciudad -mucho más lejos de lo que Bessemer está de Birmingham- los sindicatos intervinieron mucho antes de que los trabajadores hicieran pública la campaña (lo que en Bessemer había ocurrido ya en octubre).

Es muy probable que en estos días veamos mensajes afirmando que "aunque los trabajadores no hayan ganado, en realidad ganaron". Pero no ganaron. Y eso es realmente lamentable. Los medios de comunicación, especialmente los llamados medios sindicales, nunca deberían haber sobrestimado esta campaña, ni la de Volkswagen, ni la de Nissan. En los tres casos, la derrota inminente era clara. Cuando los medios de comunicación priorizan los clics y los seguidores [followers] y no la realidad, no sólo no ayudan sino que probablemente perjudican a los trabajadores. La cobertura de los medios de comunicación acumuló una atención injustificada que podría servir a la narrativa a favor de la Ley PRO, pero las campañas mediatizadas en exceso hacen que la gente se sienta derrotada. A veces, de hecho, se sienten tan derrotados que dan un paso atrás y se retiran para siempre. Probablemente, esta campaña no debería haber tenido lugar a partir del momento en que los sindicalistas se dieron cuenta de lo errónea que era su estimación de la cantidad de trabajadores en el depósito. No hay nada que justifique que se ponga a los trabajadores en lo que los sindicalistas llaman una "marcha de la muerte".

Para los trabajadores de Bessemer, la próxima etapa será que probablemente el sindicato presente una gran cantidad de objeciones plenamente justificadas, o denuncias por "prácticas laborales injustas", contra Amazon. Es probable que ganen el derecho a una nueva elección basándose en el comportamiento ilegal de la empresa. En la legendaria campaña de organización de Smithfield, donde los trabajadores del mayor matadero de cerdos del país consiguieron su sindicato [en 2008] al cabo de 16 años de lucha, en su tercer intento de elecciones, la lección que la gente debería haber aprendido es que efectivamente, las leyes laborales no se cumplen, pero también que no hay que saltar o evitar etapas cuando se hace una campaña.

Muchas de las dificultades constatadas en la primera ronda de votaciones en Smithfield tuvieron lugar en la primera ronda de votaciones en Bessemer. Ya es hora de que dejemos de dar por sentado que los trabajadores nos apoyan, de que no los hagamos correr riesgos innecesarios con una política de "tierra quemada".

Al lado de las presiones que debe soportar la mayoría de los trabajadores de Estados Unidos cuando tratan de formar un sindicato, las recientes medidas de la asamblea legislativa de Georgia, destinadas a suprimir más votantes [para las elecciones estatales] parecen inofensivas. Si el Senado aprueba el proyecto de ley PRO, no cabe duda de que la sindicalización aumentará rápidamente, lo cual es una de las razones por las que su aprobación en un futuro próximo parece curiosamente remota. A pesar de contar con el presidente más favorable a los sindicatos en casi 100 años, el Senado se mantiene inmóvil en temas mucho menos difíciles que una gran reforma del código laboral. El Senado no aceptaría siquiera un salario mínimo de 15 dólares por hora aunque lo pidiera el gobierno federal. Y los progresistas vienen intentando aprobar una ley laboral desde la presidencia de Jimmy Carter, sin conseguirlo.

Cada uno de los trabajadores de la campaña de Bessemer merecía ganar. Y si las normas de sindicalización en Estados Unidos fueran mínimamente justas, habrían ganado. Pero las reglas no son justas. Todo lo contrario: son descaradamente injustas. Lo que merecen los trabajadores que intentan formar sindicatos contra empresarios inmorales es un esfuerzo con posibilidades de ganar. Hay muchas pruebas de lo que funciona. Las redes sociales y los medios digitales no funcionan cuando el miedo y la división son las principales armas de los patrones.

Los trabajadores pueden ganar y organizar sindicatos, pueden hacer huelga y ganar. Es muy difícil; para ello, se requiere un compromiso sin concesiones.

Jane McAlevey corresponsal laboral de The Nation para las luchas de los trabajadores. Es autora de A Collective Bargain: Unions, Organizing, and the Fight for Democracy (Ecco, 2020). Es investigadora responsable del Instituto de Investigación sobre el Trabajo y el Empleo de la Universidad de California.

Fuente:
https://www.thenation.com/authors/jane-mcaleve

sábado, 24 de abril de 2021

_- Medios de Comunicación & Violencias Machistas. La verdad del documental sobre Rocío Carrasco.

_- Por Beatríz Gimeno | 21/04/2021 | Feminismos

Fuentes: www.publico.es

Sobre la construcción social en el imaginario social, a través de los mass media, del mito de «la mujer perversa»

Hace años escribí un libro, La construcción de la lesbiana perversa, sobre cómo los medios de comunicación serios (entonces eran serios) construyeron a Dolores Vázquez como la asesina perfecta de Rocío Wanninkhof. Comienzo contando en el libro que, al principio, yo misma pensé que Dolores Vázquez era la asesina. Si la habían detenido, si la fiscalía la acusaba de algo tan grave como el asesinato de una menor, alguna prueba debían tener. No puse demasiada atención en aquella historia.

Cada una de nosotras se pone en guardia ante determinadas situaciones. Por cuestiones ideológicas, familiares, de costumbre, por trabajo…es decir, cada uno/a tiene las antenas dispuestas ante determinadas cosas, pero no las tiene puestas todo el tiempo ante absolutamente todo. Y sí, se supone que mis antenas debían estar dispuestas para prevenirme ante la lesbofobia, pero no lo estaban, ante mi propio estupor. En aquellos años -que no eran estos- parecía que la mayoría de los medios, de los que entonces llamábamos «serios», aun informaban con un mínimo de rigor, aun con su sesgo ideológico, los bulos periodísticos no existían en determinada prensa y a mí, ya digo, sin prestarle demasiada atención, me parecía que la prensa no había caído en el sensacionalismo al informar del caso.

Y eso me pareció suficiente garantía. Cuando apareció el asesino de Rocío me pasé un par de años indagando en esa misma prensa para descubrir por qué yo misma (y supongo que la mayoría de la gente) habíamos llegado a creer que la inocente era culpable. Y eso es mi libro. El relato de cómo la llamada prensa seria construyó, artículo a artículo, un personaje siniestro y culpable a partir de una mujer inocente cuya única culpa era ser lesbiana. Un personaje tradicional de la misoginia, la lesbiana perversa, estaba escondida para aparecer cuando muchas podíamos pensar que era ya un personaje desgastado y, justo por eso, cuando ya teníamos las antenas parcialmente desactivadas.

Han pasado muchos años y ahora nada es igual. Una gran parte de esa llamada prensa seria ya ni es prensa ni es seria y todas nos movemos en medio de bulos, mentiras y desinformación de la que no es sencillo extraer la verdad. Supongo que ahora, sin embargo, tendría las antenas mejor orientadas. Creo que la proliferación de mentiras hace que muchos tengamos el sensor más afinado. He estado pensando en estas cosas mientras he visto el documental sobre Rocío Carrasco, que me ha parecido fascinante para hacer un estudio.

Sería un estudio mucho menos «intelectual» que aquel, en otro plano, pero con similitudes también. Aquel lo hice investigando sólo tres periódicos. Este podría ser un estudio de la construcción de la madre perversa (otro personaje femenino de la misoginia tradicional, tan vigente) a través de los mal llamados programas «de entretenimiento». El documental sobre Rocío es fascinante y terrible. Es terrible porque el sufrimiento de esa mujer, un sufrimiento derivado de la injusticia patriarcal, nos llega a todas y nos da directamente en el estómago.

Pero es fascinante como documento porque es un relato casi perfecto de lo que supone el acoso machista en una pareja y lo fácil que resulta todavía construir el personaje de una mala madre. Este documental es como ver las tripas de la bestia extendidas en una mesa. No le falta detalle. Maltrato físico, psicológico, infidelidad, luz de gas, violencia a través de los hijos/as, aislamiento social y familiar, alineamiento familiar y de la sociedad con el maltratador, autoculpabilización, miedo, deseo de muerte, justicia patriarcal, y todo tipo de mitos sobre lo que debe ser y no debe ser una madre. Si fuera un guion escrito para enseñar lo que puede suponer el machismo en una separación y el maltrato a una mujer a través de su maternidad, nadie lo hubiera escrito mejor. Podría servir para dar clase. Es esto, podríamos decir a las alumnas: es esto.

Las cadenas de televisión y las revistas del corazón que han sido las transmisoras de esta historia han construido el personaje de Rocío como una mala mujer y una mala madre (que suele ser lo mismo) y, a partir de esta imagen, la han machacado durante 20 años. La diferencia es que aquí, todo es mucho más epidérmico que en el caso de Dolores Vázquez. Yo no conocía nada de lo que estoy viendo estos días en la televisión pero si en el caso de Dolores Vázquez había que leer entre líneas cómo tal o cual periódico culpabilizaba a Dolores utilizando determinados adjetivos que nos remitían a imágenes inconscientes que todas y todos llevamos dentro en esta cultura, basta escuchar dos veces a Antonio David, para darse cuenta de lo que hay.

Y lo que hay no es sólo un ejemplo palmario de lo que llamamos violencia vicaria a través de los hijos contra una madre; lo que hay es la dificultad de probar la violencia psicológica, lo que hay es una sociedad que siempre sospecha de ella antes que de él, aunque él sea un ejemplo paradigmático de lo que no debe ser un padre responsable. Lo que hay es un acoso mediático y social ante una mujer que no tiene manera humana de defenderse. Lo que hay son familiares cobardes que se ponen de parte del que parece más fuerte, lo que hay es soledad y desamparo de la víctima. Lo que hay son mal llamados periodistas que cuentan lo que sea sin comprobar si es verdad o mentira porque, en realidad, eso no importa: las madres tiene que inmolarse, literalmente, en un pira por sus hijos o, de lo contrario son malas madres. El cuestionamiento de Rocío como madre me ha recordado al cuestionamiento de las mujeres violadas. ¿No puso en riesgo su propia vida al defenderse? Entonces no la violaron. ¿No murió cuando dejó de ver a sus hijos? Entonces es mala madre.

A mí no me importa que el caso se conozca por medio de la misma cadena que ha creado al monstruo; quizá fuera la única posibilidad para esta mujer de que su historia se conociera y de poder salir del círculo de horror en el que ha estado inmersa todos estos años. Lo que tenemos es un documento casi insustituible en la visibilización de la violencia machista contra las madres. Claro que la cadena no lo muestra para hacer el bien y luchar contra el patriarcado, pero lo cierto es que quien ha dirigido el documental ha confeccionado un documento tan verdadero, tan descarnado, que trasciende con mucho la intención de la cadena que, mañana mismo, creará otra víctima propiciatoria si tiene ocasión.

Pero el documental de Rocío Carrasco quedará para ser mostrado y estudiado en otros foros. Y en medio del griterío del mal llamado debate posterior, al menos han tenido el gesto de poner a Ana Bernal, una experta en violencia de género para que quien está viéndolo tenga algo de verdad a la que agarrarse. El documental es eso, autenticidad, y la verdad no importa dónde aparezca porque siempre puede salvar a alguien.

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viernes, 23 de abril de 2021

Caldeando el ambiente en Ucrania y Taiwán

Mundo 

Para delimitar las responsabilidades del incremento de la tensión militar solo hay que fijarse en dos cosas: la iniciativa y la geografía.

La administración de Biden está caldeando el ambiente militar en una acción en dos frentes, contra Rusia en Ucrania y el Mar Negro, y contra China en el espacio de Taiwán, en el Mar de China meridional. Todo ello está dando lugar a medidas de respuestas rusas y chinas en cada uno de esos teatros, pero no hay nada de “responsabilidades compartidas” en este asunto. Lo que hay es, en primerísimo lugar, una temeraria irresponsabilidad de Estados Unidos.

Para convencerse de ello no hay más que atender a dos aspectos: la iniciativa, de dónde proviene el impulso inicial que provoca la tensión, y la geografía, es decir dónde se localiza el escenario.

Sobre el impulso, se trata de la iniciativa de Estados Unidos y sus vasallos europeos de agobiar a Rusia avanzando su maquinaria militar hasta sus mismas fronteras. Eso comenzó en los años noventa cuando la OTAN incumplió los acuerdos establecidos, muchos de ellos no firmados, que rodearon a la unificación alemana. Que a la política de paz y desarme de Gorbachov, con retirada y disolución del Pacto de Varsovia, siguiera la ampliación de la OTAN como bloque anti ruso, despreciando la Carta de la OSCE de noviembre de 1990, es algo que entra de pleno en los anales de la infamia geopolítica.

Que un bloque que gasta en armas y ejércitos 954.000 millones de dólares clame contra la amenaza de Rusia, que gasta 66.000 millones, más de catorce veces menos, es algo que solo una profunda corrupción mediática permite hacer pasar por normal. Que las maniobras de 30.000 soldados de 26 países (Defender Europe, 2021) que ahora mismo están teniendo lugar pasen como “respuesta” y “defensa”, pertenece a la misma categoría.

Y respecto a la geografía: que todo eso suceda en el entorno inmediato de Rusia, un país que ha sido repetidamente invadido por Occidente a lo largo de su historia, acaba de situar, de forma incontestable, el tema de las responsabilidades. Y lo mismo vale para China, con el vasallo japonés (unos 20 millones de chinos muertos en el conjunto de Asia Oriental durante su última expansión imperial) en el papel que ahora mismo Alemania (26 millones de muertos en la URSS con su invasión hitleriana) desempeña en Europa.

La instrumentada radicalización de Zelensky
En la actual operación de caldeamiento Ucrania y Taiwán son los instrumentos. El Presidente Volodymir Zelensky ganó las elecciones de 2019con la esperanzadora promesa de acabar con las hostilidades en el Este de Ucrania y con la virulenta línea antirrusa de su predecesor pero desde entonces la economía ha continuado deteriorándose y su popularidad se ha hundido. Casi diez millones de jóvenes ucranianos han emigrado al extranjero (Rusia y Occidente) en busca de trabajo y huyendo del alistamiento militar (Ucrania declara oficialmente 9.000 desertores). Con ese panorama, las tornas han girado y Zelensky está más abierto que nunca a la instrumentalización exterior.

Ucrania ha dejado claro su rechazo a seguir participando en el foro de Minsk, un marco negociador con Rusia, Alemania y Francia creado en 2015 sin Estados Unidos (peligroso precedente para el tutelaje continental de Washington). Zelensky también se ha retirado, en febrero, de los acuerdos de 1991 sobre aviación civil y uso del espacio aéreo ex soviético, ha reducido el comercio con Rusia a su mínima expresión y ha cerrado medios de comunicación en ruso en su país, entre ellos la cadena de televisión 112, una de las más plurales. Paralelamente, el número de vuelos de aviones militares de la OTAN junto a las fronteras rusas se ha incrementado un 30% en lo que llevamos de año y también la presencia de barcos de guerra americanos en el Mar Negro ha aumentado.

La administración de Biden incluye algunos de los personajes que fueron protagonistas en todo aquello que el cambio de gobierno en Kiev del 2014 tuvo de golpe de Estado, entre ellos Victoria Nulan (la autora del famoso “fack the EU”) y el propio actual secretario de Estado, Antony Blinken, gente que parece considerar inacabada aquella operación que desencadenó la reincorporación de Crimea a Rusia y la revuelta armada de las regiones del Este.

En este contexto y circunstancias, Zelensky ha sido inducido a incrementar su beligerancia. Mientras fluyen millones de dólares en ayuda militar, desde febrero se suceden los incidentes militares en las regiones del Este. En marzo Zelensky proclamó planes para recuperar Crimea militarmente y en abril se ha dirigido a Estados Unidos y la OTAN con la solicitud de ingreso en ese bloque militar. Biden ha respondido declarando su “apoyo inquebrantable a las aspiraciones euro atlánticas” de Ucrania. “Hemos recibido una fuerte señal de solidaridad de nuestros socios internacionales que apoyan resueltamente la integridad territorial y soberanía de Ucrania ante la escalada rusa”, ha dicho el portavoz de exteriores del gobierno de Kíev.

Lo que está en juego en esta escenificación es hundir el casi acabado gaseoducto Nord Stream 2, que es el principal nexo económico de Alemania con Rusia. Un conflicto militar en Ucrania reavivado, en el que Rusia siempre será presentada como responsable (ya lo está siendo por mover tropas dentro de sus fronteras en reacción a todo lo descrito) pondría el motivo perfecto. Alemania es el país clave para cortar el vector de integración euroasiática que Pekín y Moscú promueven. “En la administración Biden hay interés en fomentar la tensión en Ucrania instrumentalizando a ese país”, ha dicho el diputado ruso Konstantin Zatulin.

Jugando con Taiwán
En cuanto al frente chino, sin llegar a cuestionar su compromiso de 1979 que reconoce que Pekín es el gobernante legítimo de toda China, incluida Taiwán, la administración Biden está igualmente buscando provocar respuestas de China. Biden ha sido el primer presidente en invitar a su investidura al embajador virtual de Taiwán en Estados Unidos, Hsiao Bi-Khim.

Los funcionarios del gobierno de EE.UU. reciben regularmente a visitantes taiwaneses en sedes oficiales y visitan las “representaciones económicas y culturales” de Taiwán en Estados Unidos que actúan como embajadas de facto. El embajador de Estados Unidos en Japón recibió demostrativamente en marzo en su residencia a su homologo taiwanés. El mismo mes el embajador de Estados Unidos en Palau (estado insular) visitó Taiwán. Fue la primera visita de un embajador en activo a la isla en 40 años. Palau es uno de los quince estados que mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán en lugar de con Pekín.

El Instituto Americano de Taiwán, que es la virtual embajada de EE.UU. allá, celebró un congreso bilateral para debatir la cooperación en foros internacionales (en los que Taiwán no está reconocida como Estado ni miembro). El secretario de Estado Blinken ha presionado al gobierno de Paraguay (otro de los quince países que aún reconocen a Taiwán) para que mantenga su reconocimiento. El 10 de marzo Blinken se refirió a Taiwán como “país”: “a country that can contribuye to the World”, dijo.

Todo esto ha dado lugar a notas de protesta de China que ha recordado que, “el principio de una sola China es el fundamento político de las relaciones entre China y EE.UU.”.

Los medios de comunicación occidentales han enfatizado la noticia de que China envió aviones de guerra que entraron en la Zona aérea de defensa de Taiwán (ADIZ), pero esa maniobra frecuentemente presentada como “violación del espacio aéreo taiwanés” no tiene respaldo jurídico. El ADIZ es una figura declarada unilateralmente por Taiwán y no reconocida por el derecho internacional (que no le reconoce condición de Estado) por lo que los aviones chinos se mantuvieron estrictamente hablando en espacio aéreo internacional. Desde que Biden asumió la presidencia, ha enviado tres veces barcos de guerra a patrullar por el estrecho de Taiwán. Se trata de aguas internacionales, exactamente igual que el espacio aéreo de ADIZ, sin embargo solo en el caso de los aviones chinos se habla de “actitud agresiva”, etc.

Pekín siempre ha advertido de que una independencia de Taiwán sería motivo de acción militar. No hay ninguna duda de que, pese a todo lo dicho, cualquier acción de fuerza de China hacia Taiwán sería demoledora para su reputación, incluso si se reconociera que el derecho internacional está de su parte. Estados Unidos está jugando con fuego ahí, incrementando la ambigüedad de su actitud hacia Taiwán. No creo que Washington quiera provocar una intervención militar china contra Taiwán. Lo que hace es meterle el dedo en el ojo al dragón, exactamente lo mismo que practica en Ucrania con el oso ruso. Biden está actuando muy provocativamente en ambos frentes, lo que es sumamente peligroso. Caldear el ambiente militarmente aumenta la probabilidad de una guerra por nadie deseada. Las demostraciones y paseos de barcos y aviones de guerra junto al territorio del otro son una manera de proclamar y demostrar la voluntad y disposición de uno de ir a un conflicto militar si el otro no cede. Aunque nadie lo deseé, eso incrementa la mera posibilidad de accidentes e incidentes susceptibles de degenerar en un conflicto militar. Hoy esa situación no se está dando en el Caribe, ni en el Mar del Norte, ni frente a las costas de California, ni en territorio de Canadá o México, sino que se vive, diariamente, en el espacio Báltico, en Ucrania y el Mar Negro, en el Mar de China meridional y en Taiwán. La geografía lo dice todo. ¿Para cuando el primer incidente militar?

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jueves, 22 de abril de 2021

_- Orígenes agrarios de la guerra civil. Comentario crítico al libro de James Simpson y Juan Carmona

_- Ricardo Robledo, Catedrático (jubilado) de Historia Económica, Universidad de Salamanca, e Investigador visitante de la Universitat Pompeu Fabra (*).

Adolfo Vázquez Humasqué, director de la reforma agraria, entre los yunteros de Fernán Caballero que iban a asentarse en la finca de Navalrosal (Foto de Cortés, Mundo gráfico, 8 de abril de 1936). El último libro de James Simpson y Juan Carmona, reseñado por los propios autores en Nada es Gratis, llega después de varias investigaciones sobre la reforma agraria contemplada más bien escépticamente como medio de incrementar la producción o solucionar adecuadamente la pobreza rural. Y, entre otros temas, desarrollaron los problemas de aplicación de la Ley Agraria de 1932 a un país con un grado de desarrollo como el de España. En este mismo sentido Why democracy failed: The agrarian origins of the Spanish Civil War marca una ruptura con un discurso muy influyente en la historia social y económica española y con la reciente literatura centrada en el papel de las élites. En su lugar se nos invita a dirigir la mirada hacia “los pequeños agricultores que no pudieron explotar más eficazmente su recién estrenada voz política”. Estoy seguro que este libro animará el debate académico. Mi comentario se ciñe básicamente a la presentación que hicieron sus autores aquí. Propongo los siguientes puntos de discusión:

1) Relativización del “problema agrario” del latifundio y, en consecuencia, una visión reducida de los problemas de tipo distributivo.

Aunque pueda juzgarse exagerada esta deducción mía, lo cierto es que no aparecen en el texto consideraciones sobre la desigualdad. La forma de relativizar la importancia del latifundismo se hace atribuyéndole el 3% del PIB –¿estimación del PIB agrario de las provincias latifundistas? – y el escaso peso relativo de los jornaleros sin tierra en el conjunto español. Pero es comprensible que existe un haz de relaciones sociales y políticas –las instituciones– con un impacto que no se puede encorsetar en indicadores macro y que determinaron en gran medida la agitada vida social y política de la Segunda República.

Al igual que ocurrió en Italia, la cuestión meridional española constituyó una auténtica «cuestión nacional» (Zamagni, 1987) en la que estaba implicado el desarrollo económico y social de todo el país. Un planteamiento similar había sido expuesto ya por el jiennense Flores de Lemus en 1914, el principal economista español, al afirmar que “la concentración de la propiedad representa el mayor mal no solamente para la agricultura, sino también para la constitución social de España”. Y añadiría, en la línea de M. Weber, que Andalucía y Extremadura se asemejaban a Prusia, el “país de la gran aristocracia territorial”. Cuando se dispuso de la información, parcial, del Catastro, el economista y Ministro de Hacienda Gabriel Franco concretó en 1934 el grado de concentración: el 1,25 % de los contribuyentes poseía más del 40 por 100 de toda la riqueza rústica comprendida en el Avance Catastral y el 2,33 % de aquellos más de la mitad (DS, 7 de mayo de 1936). Cualquier lector familiarizado con los datos actuales de la desigualdad y de su copiosa literatura puede deducir el grado de distorsión y de generación de tensión social que entrañaban potencialmente aquellos indicadores en los años 30.

2) Reforma imposible sin información.

Con el paso del “conflicto de clases” a un segundo plano, toma relevo como protagonista el débil estado español que no aprovechó la coyuntura de la Primera Guerra Mundial para desarrollar, según dicen, “el área de la recopilación estadística y su interpretación” como hicieron otros países. Esto fue grave, argumentan, porque al aprobarse la ley de reforma agraria “nadie sabía” cómo se cultivaban los latifundios, ni siquiera aproximadamente, cuánta tierra había disponible para asentar las familias campesinas. Aunque suavicemos la hipérbole de que “nadie sabía”, creo que la tesis adolece de algún defecto: a) En la estadística española había imperfecciones como expuso Bernis en 1911, pero se consiguió aprovecharlas para fundamentar cambios y tendencias de la agricultura española (aquí). Al fin y al cabo los historiadores agrarios nos fiamos, críticamente, de estas fuentes (recopiladas por el GEHR en 1991 aquí ). Y conocemos, al igual que los ingenieros agrarios y las instituciones agronómicas o financieras de la época, cuál era la superficie cultivable y el grado de modernización de la gran explotación. Menos fiable había sido la estadística de la propiedad, pero hacia 1930 estaban catastradas casi la totalidad de las provincias latifundistas. b) No hizo falta esperar a septiembre de 1932 pues en mayo de 1931 se formó, como es sabido, la Comisión Técnica Agraria. No se hallará otro grupo de expertos sobre la reforma agraria en la historia de España. Solo llamaré la atención sobre A. Vázquez Humasqué, encargado de ejecutar la reforma agraria en 1932-1933 y en 1936. Pues bien, no creo que hubiera otra persona mejor informada sobre precio y calidades de la tierra dado su cargo de Inspector técnico del Banco Hipotecario. c) En mi opinión la gran oportunidad perdida de la neutralidad española, aparte del fracaso en la reforma fiscal por los beneficios extraordinarios de la guerra, estuvo en no seguir la senda del reformismo agrario postbélico como hicieron otros países. Así se convirtió, según S. Aznar (1930: 82), en “el único país de Europa que tiene un régimen agrario lamentable sin que lo advierta y sin que haga esfuerzo alguno por sacudirlo”. Y este lastre robusteció la intransigencia, de modo que, por ejemplo, fue imposible reformar la legislación de arrendamientos, heredada de las Cortes de Cádiz, hasta 1931. Sin esta path dependence no se entenderá bien el fracaso o la hostilidad contra la reforma agraria.

3) Debilidad del estado y polarización

Los autores acuden al lugar común del doble perjuicio de la reforma agraria que divulgó, entre otros, Malefakis: muchos propietarios se sintieron amenazados y los propios trabajadores se desilusionaron. Repito la pregunta formulada hace más de veinte años: ¿puede hacerse responsable del estallido de la guerra civil a la reforma agraria republicana si se acepta al mismo tiempo que fue un fracaso y defraudó las expectativas de los de abajo? La interpretación de los cambios en el mercado de trabajo durante el primer bienio ofrece otra perspectiva.

Fuente: Anuario(s) Estadístico (s) de la Producción Agrícola 1930-1935.
La correlación entre cambio político y decisiones económicas del gráfico anterior resulta atractiva intuitivamente porque la recuperación de las sembraduras se produce en 1934-1935 con la llegada de los conservadores y la reacción de 1935. No todas las provincias siguieron este patrón y hay que tener en cuenta otros factores económicos (precios, salarios, etc.) y políticos (aquí), pero fue casi general la disminución de faenas complementarias como la escarda y otras. De modo que no es que “hubiera huelgas generalizadas de jornaleros durante las cosechas” y los patronos no quisieran contratar luego a “los involucrados en actividades sindicales”, como dicen los autores. La disminución en la demanda de empleo llegó de inmediato porque no se confiaba en el marco de negociación colectiva que buscaba acomodar España a la institucionalización de las políticas sociales de otros países (aquí). Dicho de otra manera, de entrada solía funcionar la discriminación: «Antes me cortaría una mano que consentir que trabajasen mi casa asociados de la Casa del Pueblo”, confesaba un propietario de La Mancha, algo que no se inventó entonces: en 1919, el sindicato católico-agrario de Vila-real ordenó “no buscar para trabajar en sus fincas a los socialistas, aun a costa de trabajar mal las fincas” (aquí). En mi opinión la idea de la división y polarización de los pueblos con la que concluyen Simpson y Carmona su texto tiene que ver más con estos comportamientos que con la frustración o la ineficacia del estado “en administrar las reformas de manera eficiente y justa”. Y aquí también había path dependence.

A diferencia de otras publicaciones, los autores han incorporado en su análisis variables políticas como el caciquismo. Quizá se podría matizar que ese caciquismo no solo probaba la debilidad del estado sino que era muestra más bien de una especie de Deep state; el reflejo del poder social colectivo de una clase a escala local, que también estaba acostumbrada a decidir a cuánto se pagaba el jornal o incluso a qué vecinos “subversivos” hacer la vida imposible. Esto condicionaba la dinámica sociopolítica más allá de las posibles pérdidas que pudiera suponerle la reforma agraria. Y desde el otro ángulo social estaban aquellos a quienes la República les dio la oportunidad de ser ciudadanos plenos, sin que ello tuviese que ver exclusivamente con su aspiración a la tierra o se dedicasen a la agricultura.

Es posible que se haya sobrevalorado la capacidad del estado como un agente autónomo o instrumental, en vez de fijarnos más en las resistencias y negociaciones para trasladar sus iniciativas al tejido social (aquí). Parece claro que el estado de fines de 1934-1935 negoció muy poco y era bastante diferente al de tres años atrás. Según Azaña –en su discurso en las Cortes el 15 de abril de 1936– lo que había existido en 1934-35 era “la anarquía del propio Estado”. La política de tierra quemada después de octubre (represión, desahucios, caída de los salarios), que escandalizó hasta al diario católico El Debate, profundizó en la brecha social y alentó una polarización que era lo que más convenía a quienes estaban diseñando el golpe de estado a fines de 1935.

4) Cuestión agraria y guerra civil
Tienen razón Simpson y Carmona al referirse a la frustración de expectativas de los trabajadores a los que se habría prometido tierras al llegar la República. Pero habrá que distinguir tiempo y espacio. En el corto plazo, con una alta presión social, el modelo de ocupaciones temporales de una parte de la gran explotación (a cuyo propietario se pagaba una renta) sirvió para superar las restricciones de una reforma que apenas expropió a los terratenientes. ¿Es posible que no hubiera faltado tierra con otro horizonte temporal del que no dispuso el gobierno del Frente Popular?

De todos modos, la tesis “fuerte” de los autores (sin poder entrar en el tema de las bases sociales de la democracia en el período de entreguerras, Luebbert, Cobo) es el papel protagonista concedido a los pequeños cultivadores que serían, según Simpson y Carmona, quienes decidirían la suerte de la República. Incluso afirman en su libro que sin su apoyo no habría habido golpe militar (pág. 240). Esta es una afirmación problemática desde la historia política, lo que no quiere decir que no haya confluencias entre cuestión agraria y guerra civil que yo creo son de otro tipo. Incluso en sentido contrario, pues el movimiento social más sólido en favor de la República fue el de los pequeños cultivadores como los rabassaires (aquí). La intensificación de la reforma en marzo de 1936 se produce cuando el golpe militar contra la República había entrado en una fase ejecutiva; de hecho, la gran ocupación de tierras en Extremadura coincide con alguna de las reuniones de los generales en Madrid para fijar el día D. Reforma agraria y golpe militar eran líneas paralelas, perfiladas ya en abril del 31, que solo se cruzaban para justificar la necesidad del golpe militar debido a la ‘anarquía rural’. Se necesitaba un clima moral de caos inducido del que se encargaba “el brazo civil de la sublevación” (aquí). La guerra pudo no haberse buscado intencionadamente al principio, pero no se excluyó luego con tal de conseguir lo que no se había logrado electoralmente ha documentado Ángel Viñas recientemente.

Ahora bien, el “alzamiento nacional” no se convirtió en un movimiento popular, como se lamentaba el consejero de la Embajada alemana a Hitler el 23 de julio de 1936, por carecer de “auténtico Caudillo” y programa social (aquí). Eso hace explicable la dureza de las instrucciones de Mola de imponer el terror para vencer cualquier resistencia pues reconocía que “el entusiasmo demostrado era ficticio” (aquí). El resultado fue la dura represión que sufrió la región de los “propietarios muy pobres” (aquí) –por ejemplo, Zamora y La Rioja con 2.000 asesinados cada una. Esto solo se comprende por la necesidad de acabar con la democracia rural –jurados mixtos, acceso a bienes comunales, etc.– y con la reforma que se aplicaba sin titubeos desde 1936. Más que por el fracaso de la democracia me inclino por La destrucción de la democracia en España que investigó Preston en 1978. Parafraseando a mi modo el poema de Gil de Biedma, concluyo diciendo …Que la reforma iba en serio, pronto lo comprendieron los que querían llevarse la República por delante

(*) Agradezco las observaciones de M. Artola Blanco, S. Calatayud, F. Espinosa, S. Garrido, A. López Estudillo, J. Millán y J. Pan Montojo.