_- Las “frases torturadas” revelan unas pésimas prácticas en la publicación científica
Hay grados de timos. No es lo mismo el timo de la estampita, donde el timado merece haberlo sido, que bloquear la red de un hospital para pedir un rescate en todo lo alto de la pandemia, lo que se puede considerar un caso de pura maldad. También hay grados en la estafa científica, desde el fraude planeado con la precisión de un robo al Banco de España ―como el que montó el coreano Hwang con los primeros embriones humanos clónicos― hasta un retoque de Photoshop para eliminar esa molesta célula de la derecha, como hizo Stalin con Trotsky con artes más primitivas. El último grito en estafas científicas ocupa un lugar intermedio entre esos dos extremos morales. Consiste en colar por papers, o artículos científicos revisados por pares, cosas que no lo son.
El científico de la computación Guillaume Cabanac y dos colegas empezaron en abril pasado a percibir las mismas expresiones absurdas repetidas en varios papers de su especialidad académica. Por ejemplo, “información colosal” donde debería decir big data; “consciencia falsificada” en vez de inteligencia artificial; o “sobras de vitalidad” en lugar de energía remanente. Las mismas frases estúpidas reaparecían en un paper y otro, como si los autores hubieran enloquecido de manera independiente y simultánea. Cabanac, de la Universidad de Toulouse, y sus colegas llaman a esas expresiones absurdas “frases torturadas”, y les han conducido a un sistema novedoso de descubrimiento de estafas científicas.
Las “frases torturadas” tienen toda la pinta de ser producto de algún programa para disfrazar los plagios mediante una traducción automática de ida y vuelta. Donde el texto original decía big data, el sistema lo traduce a otra lengua, y luego de vuelta al inglés, con el resultado ridículo de “información colosal”. Se parece un poco a ese juego en que uno le cuenta una historia al de al lado, que a su vez se la rebota al de al lado y así hasta dar la vuelta a la mesa, cuando la historia le llega al primero en un estado irreconocible. Esto despista a menudo a los sistemas de detección de plagios que utilizan las editoriales, pero, como se ve, no a los escasos científicos de carne que de verdad leen el paper.
Cabanac ha revisado los trabajos publicados (y recogidos en Dimensions, una base de datos de artículos citados por otros colegas) y ha descubierto nada menos que 860 papers en los que aparece al menos una de las frases torturadas. La mayoría pertenecen al campo de la computación, y 31 de ellos se han publicado en la misma revista científica, Microprocessors and Microsystems. Solo por ello, esas investigaciones han quedado bajo sospecha y deberían retractarse. Los editores de la revista técnica están investigando el tema, pero me temo que no van a tener otra salida. Son un coladero de mala ciencia, y la publicación está gravemente tocada. Los autores de los artículos empezarán a desfilar después por la pasarela de la vergüenza. Muchos son chinos. Y todo esto es seguramente la punta de un iceberg muy grande.
La ciencia no se puede permitir estas excrecencias. Es esencial detectarlas y extirparlas del sistema, y cada vez hay más científicos dedicados a ello. Dejo a la consideración del lector la moraleja para otras áreas del conocimiento.
JAVIER SAMPEDRO
domingo, 22 de agosto de 2021
sábado, 21 de agosto de 2021
La homeopatía es un fraude
La homeopatía es una pseudoterapia sin aval científico en la que, sin embargo, muchas personas confían. Para entender por qué no puede considerarse un tipo de medicina es necesario repasar algunos conocimientos sobre química y física.
En primer lugar, los átomos son entidades cuyo peso es extremadamente pequeño si se expresa en gramos. Por ello, hay que elegir otra unidad de peso muchísimo menor: la unidad de masa atómica (uma), que es lo que pesa un átomo de hidrógeno (H). En esta escala un átomo de H pesa, por definición, 1 uma, uno de carbono (C) 12 umas y uno de oxígeno (O) 16 umas.
En segundo lugar, una molécula es lo que resulta de la unión de dos o más átomos mediante lo que se llama “enlace químico”. Así, el monóxido de carbono es el compuesto constituido por moléculas que resultan del enlace de un átomo de C y uno de O, por eso se representa por CO. Una molécula de CO pesa 28 umas (12 del carbono y 16 del oxígeno). El agua consiste en moléculas en las que un átomo O está unido a dos de H (H₂O), por tanto, una molécula de agua pesa 18 umas (2 del hidrógeno y 16 del oxígeno).
El peso atómico de un elemento o el peso molecular de un compuesto (M) es un número igual al de umas que pesa ese átomo o molécula, respectivamente. Por tanto, el peso atómico del H es 1; el del C, 12; el del O, 16; y el peso molecular del CO, 28. Un mol de una sustancia es su peso molecular en gramos (M gr): 1 mol de agua son, por tanto, 18 gramos de H₂O.
Si establecemos que 1 g = k umas entonces M gr (un mol) pesará Mk umas.
Podemos calcular el número de moléculas que habrá en un mol de cualquier sustancia dividiendo lo que pesa un mol, Mk umas, por lo que pesa una molécula, M umas, es decir, Mk/M=k moléculas. Por tanto, un mol de cualquier compuesto contiene k moléculas, es decir, una constante, cualquiera que sea el compuesto.
Conclusión: el valor de k, que es conocido como constante de Avogadro, es una constante universal (como el número π o la velocidad de la luz en el vacío, c) que ha sido determinado experimentalmente: k = 6,022×10²³ moléculas/mol, es decir, aproximadamente, 6 seguido de 23 ceros o 602.200 trillones de moléculas.
Que haya sido determinado experimentalmente no quiere decir que se hayan contado las moléculas una a una, sino que se ha usado instrumental científico con el que cualquiera que haga la medida en cualquier sitio del mundo obtendrá ese valor.
Nadie, por tanto, puede poner en duda que en 1 mol de cualquier sustancia hay 6,022×10²³ moléculas.
Cómo preparar un producto homeopático
El fundador de la homeopatía, Samuel Hahnemann (1755-1843), y sus usuarios, homeópatas y pacientes, basan su propuesta terapéutica en que:
1. Para combatir una enfermedad deben usarse cantidades mínimas de una sustancia que provoque los mismos síntomas que dicha enfermedad.
Por ejemplo, cafeína para curar el insomnio o muro de Berlín para combatir “una insoportable opresión”. No existe comprobación científica de esta hipótesis.
2. Para obtener esas disoluciones muy diluidas (siguiendo procedimientos bastante esotéricos; Hahnemann usaba su Biblia como parapeto para el proceso de dilución), el producto a usar (natural o de síntesis) se disuelve en 100 mililitros (mL) de disolvente (agua o alcohol) y se extrae la centésima parte (1 mL).
Si partimos de 1 mol de la sustancia (M gr) el mL extraído contendrá el número de moléculas resultado de dividir 6,022×10²³ por 100 y, por tanto, con 2 ceros menos que inicialmente, es decir, 6,022×10²¹ moléculas. Tras añadir el mL extraído a 99 mL de disolvente, los 100 mL resultantes se dice que tienen una concentración 1C.
Cada vez que se repite este proceso disponemos de disoluciones con un número de moléculas que tiene dos ceros menos en cada etapa, es decir, para una disolución nC sería 6,022×1023-2n. Así pues, una disolución 11C tendrá 6,022×1023-22 = aproximadamente a 60 moléculas.
En el siguiente paso (12C), como las moléculas no se dividen en los procesos de dilución y extracción, en el mililitro que ese extrae habrá un 60 % de probabilidad de tener una de las 60 moléculas y un 40 % de que no tener ninguna, es decir, habrá una o ninguna molécula
3. Con la disolución resultante se impregnan unas 35 000 esferitas del excipiente (azúcar o lactosa) para dar los gránulos homeopáticos. Solo 1, como máximo, tendrá una molécula. Refiriéndonos a una preparación de 30 unidosis de Oscillococcinum, el azúcar que se ingiere resulta a 881,33 €/Kg.
Conclusión: cuando el paciente ingiere los gránulos prescritos, cualquiera que sea el nombre del producto que figura en el envase, está tomando exactamente lo mismo: el excipiente (azúcar o lactosa) más la nada más absoluta. Queda, por tanto, demostrado que se trata de un doble fraude. Conviene saber que Hahnemann solía usar disoluciones 30C pero hay preparados comerciales diluidos hasta 200C.
Efecto placebo sin eficacia probada
¿Son suficientes estos datos para concluir el carácter fraudulento de la homeopatía? Evidentemente, si.
En apoyo a todo lo anterior hay que añadir que numerosísimos informes de instituciones científicas y profesionales, nacionales e internacionales, de carácter sanitario han establecido que los productos homeopáticos solo poseen efectos curativos de enfermedades de escasa entidad que se curan solas o por sugestión del paciente (efecto placebo).
Hay que advertir que, en contra del carácter aparentemente inofensivo que pudiera atribuirse a esta práctica (la nada es poco peligrosa), existe un grave riesgo, que puede calificarse de criminal, si se aplica en el tratamiento de enfermedades que requieren el empleo de medicamentos de probada eficacia terapéutica.
José Vicente Soler. Catedrático Emérito de Química Inorgánica, Universidad de Murcia
Fuente: https://theconversation.com/la-homeopatia-es-un-fraude-159005
En primer lugar, los átomos son entidades cuyo peso es extremadamente pequeño si se expresa en gramos. Por ello, hay que elegir otra unidad de peso muchísimo menor: la unidad de masa atómica (uma), que es lo que pesa un átomo de hidrógeno (H). En esta escala un átomo de H pesa, por definición, 1 uma, uno de carbono (C) 12 umas y uno de oxígeno (O) 16 umas.
En segundo lugar, una molécula es lo que resulta de la unión de dos o más átomos mediante lo que se llama “enlace químico”. Así, el monóxido de carbono es el compuesto constituido por moléculas que resultan del enlace de un átomo de C y uno de O, por eso se representa por CO. Una molécula de CO pesa 28 umas (12 del carbono y 16 del oxígeno). El agua consiste en moléculas en las que un átomo O está unido a dos de H (H₂O), por tanto, una molécula de agua pesa 18 umas (2 del hidrógeno y 16 del oxígeno).
El peso atómico de un elemento o el peso molecular de un compuesto (M) es un número igual al de umas que pesa ese átomo o molécula, respectivamente. Por tanto, el peso atómico del H es 1; el del C, 12; el del O, 16; y el peso molecular del CO, 28. Un mol de una sustancia es su peso molecular en gramos (M gr): 1 mol de agua son, por tanto, 18 gramos de H₂O.
Si establecemos que 1 g = k umas entonces M gr (un mol) pesará Mk umas.
Podemos calcular el número de moléculas que habrá en un mol de cualquier sustancia dividiendo lo que pesa un mol, Mk umas, por lo que pesa una molécula, M umas, es decir, Mk/M=k moléculas. Por tanto, un mol de cualquier compuesto contiene k moléculas, es decir, una constante, cualquiera que sea el compuesto.
Conclusión: el valor de k, que es conocido como constante de Avogadro, es una constante universal (como el número π o la velocidad de la luz en el vacío, c) que ha sido determinado experimentalmente: k = 6,022×10²³ moléculas/mol, es decir, aproximadamente, 6 seguido de 23 ceros o 602.200 trillones de moléculas.
Que haya sido determinado experimentalmente no quiere decir que se hayan contado las moléculas una a una, sino que se ha usado instrumental científico con el que cualquiera que haga la medida en cualquier sitio del mundo obtendrá ese valor.
Nadie, por tanto, puede poner en duda que en 1 mol de cualquier sustancia hay 6,022×10²³ moléculas.
Cómo preparar un producto homeopático
El fundador de la homeopatía, Samuel Hahnemann (1755-1843), y sus usuarios, homeópatas y pacientes, basan su propuesta terapéutica en que:
1. Para combatir una enfermedad deben usarse cantidades mínimas de una sustancia que provoque los mismos síntomas que dicha enfermedad.
Por ejemplo, cafeína para curar el insomnio o muro de Berlín para combatir “una insoportable opresión”. No existe comprobación científica de esta hipótesis.
2. Para obtener esas disoluciones muy diluidas (siguiendo procedimientos bastante esotéricos; Hahnemann usaba su Biblia como parapeto para el proceso de dilución), el producto a usar (natural o de síntesis) se disuelve en 100 mililitros (mL) de disolvente (agua o alcohol) y se extrae la centésima parte (1 mL).
Si partimos de 1 mol de la sustancia (M gr) el mL extraído contendrá el número de moléculas resultado de dividir 6,022×10²³ por 100 y, por tanto, con 2 ceros menos que inicialmente, es decir, 6,022×10²¹ moléculas. Tras añadir el mL extraído a 99 mL de disolvente, los 100 mL resultantes se dice que tienen una concentración 1C.
Cada vez que se repite este proceso disponemos de disoluciones con un número de moléculas que tiene dos ceros menos en cada etapa, es decir, para una disolución nC sería 6,022×1023-2n. Así pues, una disolución 11C tendrá 6,022×1023-22 = aproximadamente a 60 moléculas.
En el siguiente paso (12C), como las moléculas no se dividen en los procesos de dilución y extracción, en el mililitro que ese extrae habrá un 60 % de probabilidad de tener una de las 60 moléculas y un 40 % de que no tener ninguna, es decir, habrá una o ninguna molécula
3. Con la disolución resultante se impregnan unas 35 000 esferitas del excipiente (azúcar o lactosa) para dar los gránulos homeopáticos. Solo 1, como máximo, tendrá una molécula. Refiriéndonos a una preparación de 30 unidosis de Oscillococcinum, el azúcar que se ingiere resulta a 881,33 €/Kg.
Conclusión: cuando el paciente ingiere los gránulos prescritos, cualquiera que sea el nombre del producto que figura en el envase, está tomando exactamente lo mismo: el excipiente (azúcar o lactosa) más la nada más absoluta. Queda, por tanto, demostrado que se trata de un doble fraude. Conviene saber que Hahnemann solía usar disoluciones 30C pero hay preparados comerciales diluidos hasta 200C.
Efecto placebo sin eficacia probada
¿Son suficientes estos datos para concluir el carácter fraudulento de la homeopatía? Evidentemente, si.
En apoyo a todo lo anterior hay que añadir que numerosísimos informes de instituciones científicas y profesionales, nacionales e internacionales, de carácter sanitario han establecido que los productos homeopáticos solo poseen efectos curativos de enfermedades de escasa entidad que se curan solas o por sugestión del paciente (efecto placebo).
Hay que advertir que, en contra del carácter aparentemente inofensivo que pudiera atribuirse a esta práctica (la nada es poco peligrosa), existe un grave riesgo, que puede calificarse de criminal, si se aplica en el tratamiento de enfermedades que requieren el empleo de medicamentos de probada eficacia terapéutica.
José Vicente Soler. Catedrático Emérito de Química Inorgánica, Universidad de Murcia
Fuente: https://theconversation.com/la-homeopatia-es-un-fraude-159005
viernes, 20 de agosto de 2021
El gobierno andaluz ha mentido al informar sobre las auditorías
Juan Torres López.
Publicado con Teresa Duarte Atoche en Público.es el 11 de agosto de 2021
El pasado 27 de julio, el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, presentó un informe sobre las 54 auditorías que se han realizado sobre el llamado sector público instrumental de la Junta de Andalucía. Unas auditorías que responden al compromiso que tuvieron que asumir el Partido Popular y Ciudadanos para que Vox apoyara la investidura de Juan Manuel Moreno. Ese partido de extrema derecha siempre ha defendido que hay que desmantelar este sector por carecer de utilidad pública y ser simplemente un nido de «chiringuitos» al servicio del PSOE y los tres partidos esperaban que esas auditorías fueran la prueba fehaciente de ello.
Sin embargo, una vez realizadas, resultó que sus conclusiones no eran ni mucho menos las que la derecha andaluza esperaba encontrar.
En un artículo anterior (El bluf de las auditorías del gobierno andaluz) mostramos que el propio informe presentado por el gobierno indica con claridad que las irregularidades que la derecha andaluza venía denunciando como generalizadas en el sector público instrumental de la Junta de Andalucía se daban, en realidad, con mucha menos gravedad y extensión de las previstas. Así -insistimos, según el propio informe del gobierno- sólo se encontraron duplicidades en 20 de los 54 entes auditados, se recomendaba que se extinguieran uno o dos de ellos, según como se interprete lo que indican las auditorías, y «cambios leves» en 13 de ellos, mientras que tan solo de tres se decía que carecen de utilidad o beneficio público.
El gobierno de la derecha andaluza podría haber asumido estos resultados con realismo y autocrítica por sus exagerados vaticinios, e incluso felicitándose porque los andaluces empleados en esos entes consiguen que la gran mayoría de ellos funcionen con problemas que no son realmente muy diferentes de los que pueda tener la administración general, o las empresas privadas que tantas veces y no siempre con razón se ponen como ejemplo. Pero no lo hizo. En lugar de ello, ha preferido mantener sus prejuicios previos y presentar un informe y hacer unas declaraciones cargados de nuevas exageraciones y mentiras que rápidamente han reproducido los medios de comunicación.
El engaño del gobierno andaluz es fácil de probar, simplemente cotejando las expresiones del informe y las declaraciones del vicepresidente Juan Marín con lo que efectivamente dicen las auditorías que han sido publicadas (aquí).
El gobierno dice en su informe que en el sector público instrumental andaluz hay un «caos organizativo» y un «engorde artificial de la administración», expresiones que no se encuentran en ninguna de las auditorías publicadas. Tampoco están allí, ni en el propio informe de la Junta, las expresiones que el vicepresidente de la Junta utilizó para presentar sus conclusiones: «gastos innecesarios», «inoperancia», «superestructura desproporcionada», «red clientelar», «superestructura desproporcionada, poco operativa, llena de duplicidades».
El gobierno andaluz se ha inventado esa descripción del estado en que se encuentra el sector público instrumental que ha sido auditado. Es cierto -como veremos en otro artículo próximo- que en algunas auditorías se habla de «deficiencia de gestión», pero lo hace en muy pocos casos y siempre refiriéndose a aspectos concretos (ejecución de proyectos, uso de herramientas de planificación, inversiones en sociedades participadas…) y no con carácter general. Y algo parecido se puede decir de las duplicidades encontradas pues, como señala el propio informe del gobierno, ni son generalizadas ni tan graves como se dice; lo mismo que ocurre con los problemas de sueldos o gestión de recursos humanos, solo señalados por las auditorías en algunos casos concretos.
En nuestro artículo anterior ya dijimos, y lo reiteramos ahora, que el hecho de constatar la exageración y las mentiras del gobierno andaluz no quiere decir que le demos poca importancia al hecho de que haya una minoría de casos con mala gestión, ineficiencia o sobrecostes. Hemos defendido siempre que la administración del dinero público debe estar sometida a un control estricto, ser plenamente transparente y siempre eficaz y eficiente hasta el último euro utilizado. Por tanto, nos alegramos de que se hayan realizado auditorías y de que, por fin, se ponga sobre la mesa la reforma profunda de nuestra administración pública autonómica (aunque no creamos que esas auditorías se han hecho correctamente, un asunto del que hablaremos en otra ocasión). Pero reclamar reformas de calado es una cosa y otra presentar el problema con una naturaleza que no tiene, hacer trampas en el planteamiento y engañar a la gente con la intención oculta de alcanzar unos objetivos bien distintos a los que se dice perseguir, tal y como ha hecho el gobierno de la Junta de Andalucía.
Las consecuencias de estas mentiras son, por lo menos, dos muy claras y evidentes.
Los medios y periodistas afines (esto es, los que a través de diferentes vías cobran de la Junta de Andalucía) se han hecho eco de lo que ha dicho el gobierno andaluz sin contrastar sus afirmaciones exageradas y difunden el engaño, confundiendo a la población.
Como muestra de esto valga solamente un botón. El conocido periodista y profesor universitario Teodoro León Gross comenzaba con las siguientes palabras su columna del pasado 1 de agosto en los diarios del grupo Yoly:
“Irregularidades en la contratación”, “se han cobrado muchos sobresueldos”, “caos organizativo”, “duplicidades de funciones y competencias”, “engorde artificial de la administración”, “sueldos por encima de la media del mercado”, “una superestructura desproporcionada, poco operativa, llena de duplicidades y gastos innecesarios”, “una agencia de colocación para otros entes”, “externalización frecuente”, “deficiencia en la gestión”… ahí queda, sintagma a sintagma, el retablo escandaloso levantado por Juan Marín, como anticipo de los seis mil folios que se cuelgan ahora en el Portal de Transparencia, expuestos en plena canícula como se exponían las cabezas de los ajusticiados en la picota de la plaza pública. Se han cerrado, finalmente, las auditorías de infarto de la “herencia recibida”.
Un juicio durísimo sobre el estado en que los gobiernos del Partido Socialista habrían dejado a la administración andaluza pero que tiene una pega fundamental: ninguna, absolutamente ninguna de esas expresiones entrecomilladas que sirven para condenar la antigua gestión del Partido Socialista, aparece en ni una sola de las auditorías. Como bien dice León, se cuelga en la plaza pública la cabeza del PSOE, la herencia recibida de sus gobiernos, pero habiéndolo ajusticiado previamente solo a base mentiras, las que él mismo reproduce y difunde sin pararse a comprobar la veracidad de sus afirmaciones.
La segunda consecuencia de la mentira no es menos evidente. Trasladando a la población esa idea falsificada de la realidad no solo se la pone enfrente de lo realizado por gobiernos anterior falseando la realidad, sino que se crea el clima que la predispone para que el gobierno lleve a cabo lo que, en realidad, se proponía alcanzar y que había hecho público antes de que se realizaran las auditorías, tal y como cándidamente reconoce el informe que venimos mencionando: llevar a cabo «una disminución generalizada de las entidades existentes».
Es legítimo que unos partidos tengan dudas sobre lo anteriormente realizado en el gobierno por otros adversarios y que sometan su herencia a evaluación. Incluso sería deseable que así se hiciera constantemente. Pero lo que no se puede justificar es que se reclamen auditorías y que, cuando sus resultados no son los esperados, se monte una campaña digna de los mejores tiempos de Goebbels para poder seguir manteniendo las acusaciones que la realidad ha demostrado que son inciertas.
Es también legítimo, por supuesto, que la derecha defienda los intereses de las empresas y grupos financieros privados que desean quedarse con servicios hasta ahora públicos y que, por tanto, defienda, como el gobierno andaluz, la mayor privatización posible, la «disminución generalizada» del sector público, repetimos, en palabras textuales de su informe sobre las auditorías. Pero defender esta estrategia mintiendo sobre las razones por las que quiere privatizar es deshonesto y ocultar a la población los costes y beneficios reales que la privatización pueda tener es un auténtico y antidemocrático fraude.
En el resto de las comunidades autónomas, en España en su conjunto y en otros países de nuestro entorno hay experiencias suficientes para sacar conclusiones sobre esas políticas de privatización. Tratar de llevarlas cabo sin debate social sobre sus resultados es una perversión de la democracia pero hacerlo a base de mentiras es mucho peor, una auténtica infamia que Andalucía no se merece.
No sorprende la actitud de Vox en este caso porque es un partido que no ha parado de mentir desde su creación, ni tampoco la del Partido Popular y Ciudadanos, pues sabemos que se dejaron caer en manos de la extrema derecha para poder gobernar. Sí resulta más chocante que los partidos de izquierdas, PSOE y Podemos-Adelante Andalucía, no estén denunciando la campaña gubernamental y que no sean quienes reclamen un debate riguroso sobre las auditorías en sede parlamentaria, sin mentiras y a corazón abierto. Es la única forma de que Andalucía aproveche bien hasta el último euro y se descubran todas las irregularidades y problemas que puedan existir verdaderamente en nuestra administración pública, para depurar responsabilidades si las hubiera y tomar, con el mayor acuerdo posible y de una vez por todas, las decisiones que beneficien al mayor número de personas y empresas.
https://juantorreslopez.com/el-gobierno-andaluz-ha-mentido-al-informar-sobre-las-auditorias/
Publicado con Teresa Duarte Atoche en Público.es el 11 de agosto de 2021
El pasado 27 de julio, el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, presentó un informe sobre las 54 auditorías que se han realizado sobre el llamado sector público instrumental de la Junta de Andalucía. Unas auditorías que responden al compromiso que tuvieron que asumir el Partido Popular y Ciudadanos para que Vox apoyara la investidura de Juan Manuel Moreno. Ese partido de extrema derecha siempre ha defendido que hay que desmantelar este sector por carecer de utilidad pública y ser simplemente un nido de «chiringuitos» al servicio del PSOE y los tres partidos esperaban que esas auditorías fueran la prueba fehaciente de ello.
Sin embargo, una vez realizadas, resultó que sus conclusiones no eran ni mucho menos las que la derecha andaluza esperaba encontrar.
En un artículo anterior (El bluf de las auditorías del gobierno andaluz) mostramos que el propio informe presentado por el gobierno indica con claridad que las irregularidades que la derecha andaluza venía denunciando como generalizadas en el sector público instrumental de la Junta de Andalucía se daban, en realidad, con mucha menos gravedad y extensión de las previstas. Así -insistimos, según el propio informe del gobierno- sólo se encontraron duplicidades en 20 de los 54 entes auditados, se recomendaba que se extinguieran uno o dos de ellos, según como se interprete lo que indican las auditorías, y «cambios leves» en 13 de ellos, mientras que tan solo de tres se decía que carecen de utilidad o beneficio público.
El gobierno de la derecha andaluza podría haber asumido estos resultados con realismo y autocrítica por sus exagerados vaticinios, e incluso felicitándose porque los andaluces empleados en esos entes consiguen que la gran mayoría de ellos funcionen con problemas que no son realmente muy diferentes de los que pueda tener la administración general, o las empresas privadas que tantas veces y no siempre con razón se ponen como ejemplo. Pero no lo hizo. En lugar de ello, ha preferido mantener sus prejuicios previos y presentar un informe y hacer unas declaraciones cargados de nuevas exageraciones y mentiras que rápidamente han reproducido los medios de comunicación.
El engaño del gobierno andaluz es fácil de probar, simplemente cotejando las expresiones del informe y las declaraciones del vicepresidente Juan Marín con lo que efectivamente dicen las auditorías que han sido publicadas (aquí).
El gobierno dice en su informe que en el sector público instrumental andaluz hay un «caos organizativo» y un «engorde artificial de la administración», expresiones que no se encuentran en ninguna de las auditorías publicadas. Tampoco están allí, ni en el propio informe de la Junta, las expresiones que el vicepresidente de la Junta utilizó para presentar sus conclusiones: «gastos innecesarios», «inoperancia», «superestructura desproporcionada», «red clientelar», «superestructura desproporcionada, poco operativa, llena de duplicidades».
El gobierno andaluz se ha inventado esa descripción del estado en que se encuentra el sector público instrumental que ha sido auditado. Es cierto -como veremos en otro artículo próximo- que en algunas auditorías se habla de «deficiencia de gestión», pero lo hace en muy pocos casos y siempre refiriéndose a aspectos concretos (ejecución de proyectos, uso de herramientas de planificación, inversiones en sociedades participadas…) y no con carácter general. Y algo parecido se puede decir de las duplicidades encontradas pues, como señala el propio informe del gobierno, ni son generalizadas ni tan graves como se dice; lo mismo que ocurre con los problemas de sueldos o gestión de recursos humanos, solo señalados por las auditorías en algunos casos concretos.
En nuestro artículo anterior ya dijimos, y lo reiteramos ahora, que el hecho de constatar la exageración y las mentiras del gobierno andaluz no quiere decir que le demos poca importancia al hecho de que haya una minoría de casos con mala gestión, ineficiencia o sobrecostes. Hemos defendido siempre que la administración del dinero público debe estar sometida a un control estricto, ser plenamente transparente y siempre eficaz y eficiente hasta el último euro utilizado. Por tanto, nos alegramos de que se hayan realizado auditorías y de que, por fin, se ponga sobre la mesa la reforma profunda de nuestra administración pública autonómica (aunque no creamos que esas auditorías se han hecho correctamente, un asunto del que hablaremos en otra ocasión). Pero reclamar reformas de calado es una cosa y otra presentar el problema con una naturaleza que no tiene, hacer trampas en el planteamiento y engañar a la gente con la intención oculta de alcanzar unos objetivos bien distintos a los que se dice perseguir, tal y como ha hecho el gobierno de la Junta de Andalucía.
Las consecuencias de estas mentiras son, por lo menos, dos muy claras y evidentes.
Los medios y periodistas afines (esto es, los que a través de diferentes vías cobran de la Junta de Andalucía) se han hecho eco de lo que ha dicho el gobierno andaluz sin contrastar sus afirmaciones exageradas y difunden el engaño, confundiendo a la población.
Como muestra de esto valga solamente un botón. El conocido periodista y profesor universitario Teodoro León Gross comenzaba con las siguientes palabras su columna del pasado 1 de agosto en los diarios del grupo Yoly:
“Irregularidades en la contratación”, “se han cobrado muchos sobresueldos”, “caos organizativo”, “duplicidades de funciones y competencias”, “engorde artificial de la administración”, “sueldos por encima de la media del mercado”, “una superestructura desproporcionada, poco operativa, llena de duplicidades y gastos innecesarios”, “una agencia de colocación para otros entes”, “externalización frecuente”, “deficiencia en la gestión”… ahí queda, sintagma a sintagma, el retablo escandaloso levantado por Juan Marín, como anticipo de los seis mil folios que se cuelgan ahora en el Portal de Transparencia, expuestos en plena canícula como se exponían las cabezas de los ajusticiados en la picota de la plaza pública. Se han cerrado, finalmente, las auditorías de infarto de la “herencia recibida”.
Un juicio durísimo sobre el estado en que los gobiernos del Partido Socialista habrían dejado a la administración andaluza pero que tiene una pega fundamental: ninguna, absolutamente ninguna de esas expresiones entrecomilladas que sirven para condenar la antigua gestión del Partido Socialista, aparece en ni una sola de las auditorías. Como bien dice León, se cuelga en la plaza pública la cabeza del PSOE, la herencia recibida de sus gobiernos, pero habiéndolo ajusticiado previamente solo a base mentiras, las que él mismo reproduce y difunde sin pararse a comprobar la veracidad de sus afirmaciones.
La segunda consecuencia de la mentira no es menos evidente. Trasladando a la población esa idea falsificada de la realidad no solo se la pone enfrente de lo realizado por gobiernos anterior falseando la realidad, sino que se crea el clima que la predispone para que el gobierno lleve a cabo lo que, en realidad, se proponía alcanzar y que había hecho público antes de que se realizaran las auditorías, tal y como cándidamente reconoce el informe que venimos mencionando: llevar a cabo «una disminución generalizada de las entidades existentes».
Es legítimo que unos partidos tengan dudas sobre lo anteriormente realizado en el gobierno por otros adversarios y que sometan su herencia a evaluación. Incluso sería deseable que así se hiciera constantemente. Pero lo que no se puede justificar es que se reclamen auditorías y que, cuando sus resultados no son los esperados, se monte una campaña digna de los mejores tiempos de Goebbels para poder seguir manteniendo las acusaciones que la realidad ha demostrado que son inciertas.
Es también legítimo, por supuesto, que la derecha defienda los intereses de las empresas y grupos financieros privados que desean quedarse con servicios hasta ahora públicos y que, por tanto, defienda, como el gobierno andaluz, la mayor privatización posible, la «disminución generalizada» del sector público, repetimos, en palabras textuales de su informe sobre las auditorías. Pero defender esta estrategia mintiendo sobre las razones por las que quiere privatizar es deshonesto y ocultar a la población los costes y beneficios reales que la privatización pueda tener es un auténtico y antidemocrático fraude.
En el resto de las comunidades autónomas, en España en su conjunto y en otros países de nuestro entorno hay experiencias suficientes para sacar conclusiones sobre esas políticas de privatización. Tratar de llevarlas cabo sin debate social sobre sus resultados es una perversión de la democracia pero hacerlo a base de mentiras es mucho peor, una auténtica infamia que Andalucía no se merece.
No sorprende la actitud de Vox en este caso porque es un partido que no ha parado de mentir desde su creación, ni tampoco la del Partido Popular y Ciudadanos, pues sabemos que se dejaron caer en manos de la extrema derecha para poder gobernar. Sí resulta más chocante que los partidos de izquierdas, PSOE y Podemos-Adelante Andalucía, no estén denunciando la campaña gubernamental y que no sean quienes reclamen un debate riguroso sobre las auditorías en sede parlamentaria, sin mentiras y a corazón abierto. Es la única forma de que Andalucía aproveche bien hasta el último euro y se descubran todas las irregularidades y problemas que puedan existir verdaderamente en nuestra administración pública, para depurar responsabilidades si las hubiera y tomar, con el mayor acuerdo posible y de una vez por todas, las decisiones que beneficien al mayor número de personas y empresas.
https://juantorreslopez.com/el-gobierno-andaluz-ha-mentido-al-informar-sobre-las-auditorias/
jueves, 19 de agosto de 2021
_- El triunfo talibán malogra 20 años de sacrificio español con 104 muertos y más de 3.500 millones en gasto militar
_- «Fallecieron dando lo mejor de sí mismos, sus vidas jóvenes, para dar la paz y la libertad a otros”, solemnizó Margarita Robles hace poco más de tres meses en referencia a los más de 100 militares españoles muertos en Afganistán. La toma de Kabul por los talibanes, con su ideología fundamentalista y opresiva a cuestas, oscurece hoy las palabras de la ministra de Defensa, pronunciadas el 13 de mayo con motivo del regreso a España de las últimas tropas destinadas al país centroasiático. Sí, la palabra «libertad» suena ahora casi a sarcasmo.
Tras cerca de 20 años de participación en el conflicto, con el servicio de más de 27.000 hombres y mujeres, más de 3.500 millones de euros gastados y 104 muertos, entre ellos los 62 del Yak 42, España deja su operación internacional más larga y que más bajas ha causado en democracia –según recalca en un informe el Instituto de Seguridad y Cultura–, sin haber cumplido el objetivo central de consolidar un Estado estable, democrático y con derechos garantizados en el que los fundamentalistas no fuesen un actor político clave.
Todas las sombras que se pretendía disipar –Afganistán como infierno para la mujer, refugio de terroristas y epicentro de una crisis de refugiados– se ciernen ahora sobre la tierra de los «señores de la guerra».
La participación española
El análisis del papel español obliga a mirar al 11S. Bush reaccionó de manera fulminante tras concluir que el régimen talibán daba amparo a Bin Laden. Era el inicio de la «guerra global contra el terrorismo», que encontraría continuidad en Irak bajo la falsa excusa de las armas de destrucción masiva. A diferencia de la invasión de Irak, la invasión de Afganistán sí tuvo amparo de la ONU. España se sumó desde el minuto 1. El Consejo de Ministros, en sesión de 27 de diciembre de 2001, aprobó el despliegue con José María Aznar como presidente y Federico Trillo como ministro de Defensa.
Las primeras tropas, 350 militares, llegaron en enero de 2002. El primer objetivo era prestar apoyo médico y logístico, así como buques y helicópteros, a la misión «Libertad Duradera», nombre que casi 20 años después ha quedado dramáticamente desmentido con la toma de Kabul por los talibanes.
Hasta 2014, la participación española se enmarcó en la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), una coalición de la OTAN liderada por Estados Unidos. España se hizo cargo de la reconstrucción de la provincia de Bādgīs, al noroeste, con capital en Qala-i-Naw. La participación española estuvo «principalmente dirigida a contribuir a la estabilización y la gobernanza de Afganistán», según el balance del Instituto de Seguridad y Defensa, centrado en asuntos de defensa y extremismo.
El grueso de las fuerzas españolas empezó a retirarse a partir de 2015, con la práctica finalización de las operaciones de combate y el comienzo de la operación Apoyo Decisivo, bajo mando de la OTAN. España mantuvo en torno a medio millar de efectivos, «centrados en el adiestramiento, asesoramiento y mentorización» de militares y policías afganos, según Defensa. A ello se sumaba el control del aeropuerto de Herat, al oeste del país. A finales de 2015, una vez Obama había anunciado ya la salida progresiva de sus tropas, España dejó Herat y redujo su despliegue a un contingente mínimo en Kabul. En 2018 adaptó su aportación a esta misión con el despliegue de una Fuerza de Operaciones Especiales, unidad que se replegó el en mayo de 2021, en lo que supuso el regreso a casa de las últimas tropas en el país centroasiático, en la estela de Estados Unidos.
104 muertos, 3.500 millones y el Yak 42
La guerra ha supuesto para España 104 muertos, según el Departamento de Seguridad Nacional del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Los fallecidos son 97 militares, tres guardias civiles, dos policías nacionales y dos intérpretes.
Tres hechos trágicos marcan el capítulo luctuoso. El primero es el accidente en 2003 del avión Yak 42, cerca del aeropuerto de Trebisonda, en Turquía, con 62 militares muertos. La responsabilidad del accidente fue de Defensa, siendo ministro Federico Trillo, según dictaminó el Consejo de Estado. El caso se elevó a escándalo por las deficiencias del vehículo, la errónea identificación de los cuerpos y las mentiras denunciadas por los familiares. María Dolores de Cospedal, siendo ministra de Defensa, llegó a pedir perdón «en nombre del Estado«. Otro accidente, en este caso de un helicóptero Cougar, costó la vida a 17 soldados españoles en 2005 al sur de Herat. El tercer acontecimiento fue el ataque a la embajada en Kabul en 2015, que causó la muerte de dos policías. La embajada «no contaba con la seguridad necesaria», según el Instituto de Seguridad y Cultura, que considera que los dos accidentes y el asalto «plantearon dudas sobre la gestión del despliegue, tanto a nivel de recursos como operativo».
El coste de la participación española ha superado holgadamente los 3.500 millones. La cifra fue aportada por Defensa al cierre de la misión de la ISAF. Es decir, se deja fuera al menos el periodo 2015-2021. infoLibre preguntó al ministerio por el coste total, sin respuesta. Álvaro De Argüelles, especialista en estudios internacionales y derecho y colaborador de El Orden Mundial, recalca que el grueso del esfuerzo se realizó entre 2002 y 2014, con lo que esos 3.500 millones pueden ser una cifra «representativa» del coste de la guerra para las arcas públicas, aunque lógicamente por lo bajo. «Desde 2015, el papel español ha sido mucho menos relevante», añade. El Centro Delàs de Estudios por Paz suma a los 3.500 millones casi 198 millones más de la participación española en la operación paralela Libertad Duradera.
Un legado en peligro
El balance de Defensa destaca la tarea de adiestramiento, 1.400 misiones de desactivación de explosivos, los trabajos en el aeropuerto de Herat y la creación de infraestructuras de primera necesidad. «Las misiones españolas han tenido esa impronta humanitaria y de empatía con los más vulnerables, en orfanatos y colegios de Qala-i-Naw, siendo testigos de la integración de niños y niñas en sus aulas», señalaba Defensa en mayo.
De Argüelles, de El Orden Mundial, coincide en destacar que, al haber sido asignada a España una provincia «relativamente estable, sin máximo riesgo militar», las tareas se centraron en el «desarrollo de la zona». «Cuando llegó España [a Bādgīs], ni siquiera podía hacer aterrizajes, porque no había un kilómetro de carretera asfaltada. A veces se habla de áreas medievales, y es en cierto modo un cliché, pero lo cierto es que es una zona muy atrasada», señala De Argüelles, que destaca el papel de la Agencia de Cooperación.
El avance talibán, señala De Argüelles, tendrá un impacto especialmente negativo en todo lo relacionado con las fuerzas policiales y militares afganas, así como con el intento de construir un «nuevo Estado». ¿Qué quedará ahora de eso, elementos centrales del empeño español? Poco, es de temer. «Quizás lo que quede sean las infraestructuras», añade el investigador, pendiente aún de qué uso les darán los talibanes. Y está también, dice, «la semilla» dejada, sobre todo en derechos de las mujeres. Semilla que ahora puede ser pisoteada. Le preocupa además el destino de todas las armas facilitadas por Occidente a policías y militares locales.
En la estela de Estados Unidos
En un artículo de mayo en eldiario.es, Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, hacía un balance aún más sombrío, poniendo el énfasis en el «férreo secretismo», así como en el «empeño en hacer pasar por acción humanitaria» la reconstrucción de Qala-i-Naw, «cuando en realidad eran acciones que servían al cumplimiento de la misión militar». No obstante, la causa central de crítica es que el papel de España haya venido determinado, más que por la realidad de Afganistán, por el deseo de contentar a Washington, en especial como compensación de la retirada de Irak en 2004 con José Luis Rodríguez Zapatero.
«La manera de restañar la herida […] fue aumentar el volumen del contingente en Afganistán, aunque para ello hubiera que retirar el desplegado hasta aquel momento (marzo de 2006) en Haití. Se atendía, así, no a las necesidades afganas, sino a la urgencia por recuperar una buena relación con EEUU, aunque eso conllevara el subsiguiente enfado de Brasil (como líder de la operación de la ONU en Haití) y una pérdida de protagonismo en el ámbito latinoamericano», añade Núñez Villaverde, para quien ningún gobierno ha tenido «estrategia propia».
Es un diagnóstico de todos los analistas: España ha ido actuando conforme guiaba la Casa Blanca, tanto con Bush como con Obama, Trump –cuya Administración acordó con los talibanes en 2020 la salida de las tropas de EEUU– y finalmente con Biden, que aceleró la salida. «Eso, inevitablemente, nos hace compartir sus equivocados enfoques y, del mismo modo, una derrota sin paliativos», analiza Núñez Villaverde.
También observa enfoques equivocados Alejandro Pozo, investigador del Centro Delàs de Estudios por la Paz, que ya hacía un diagnóstico crítico en un análisis de 2014, donde recalcaba que «la misión más costosa de la historia del intervencionismo militar español, tanto en términos humanos como económicos», se había servido de un barniz humanitario que disimulaba la realidad. «Al menos 92 de cada 100 euros destinados por España a Afganistán han sido estrictamente militares, para financiar las operaciones ISAF y Libertad Duradera. Los 8 euros restantes tendrían una lógica […] de mejora de la aceptación de la población local y de facilitación de la presencia militar y su seguridad. En España, esos proyectos han contribuido a justificar políticamente la presencia militar en Afganistán», escribía Pozo, que alertaba de que ni el desarrollo en infraestructuras se prolongaría más allá de la intervención militar, ni el terrorismo había sido neutralizado, ni el avance en derechos se había consolidado. Ahora, en conversación con infoLibre tras la toma de Kabul por los talibanes, se expresa desde la «tristeza», pero también desde la «rabia» por una intervención militar que considera errónea y de la que ve a España como comparsa de los intereses de Estados Unidos.
«Entre no hacer nada, que era lo que Estados Unidos hacía en Afganistán por su población antes del 11S, y desplegar cientos de miles de soldados hay muchas opciones que no se han explorado. Se optó por la intervención militar y ahí entró España, sin chistar», señala Pozo, que rechaza el argumento a favor de la guerra, usado durante las últimas dos décadas, según el cual Afganistán había mejorado significativamente gracias a la intervención. «EEUU ha gastado 1 billón de dólares, que era 400 veces el PIB de Afganistán en 2001, a pesar de lo cual sigue ocupando la antepenúltima posición en el Índice de Desarrollo de Género de 2019 del PNUD y la última en el Índice de Paz Global del Instituto por la Economía y la Paz. Lo que está pasando es tristísimo, pero no es que se haya pasado del cielo al infierno. Las mejoras alcanzadas no se corresponden ni de lejos con un gasto de esas dimensiones».
¿Qué se podía haber hecho? Pozo señala que Afganistán arrastra un problema histórico de intervencionismo, siendo escenario de «miniguerras frías» entre India y Pakistán o Arabia Saudí e Irán, entre otras. «La estrategia de EEUU, en vez de trabajar para reducir esas injerencias y crear relaciones diplomáticas y de cooperación, ha sido tirar bombas. Se han dedicado a intentar ganar influencia y reducir la de rivales directos, observando a Afganistán como un espacio vacío que se podía ocupar», explica.
¿Y España? El Gobierno, dice Pozo, «tiene que dar una explicación». Como recuerda el investigador, el comandante del mando de Operaciones, general Francisco Braco, le dijo al rey «misión cumplida» en mayo, una afirmación que el tiempo pone más que en cuestión. «Si la misión era echar un cable a Estados Unidos, en efecto, sí, ha sido una misión cumplida. Pero esto jamás se ha explicado. Estados Unidos no necesitaba nuestra fuerza militar. Hemos sido más útiles con la cesión de espacio aéreo y bases militares y dando cobertura política internacional a la intervención. El coste ha sido de más de cien vidas y 3.500 millones. ¿Para qué ha servido, exactamente? Ahora deben explicarlo».
La teoría y la realidad
La situación actual, con los talibanes dominando Kabul, conmociona al mundo. Pero había voces que advertían de un escenario así. El Instituto Español de Estudios Estratégicos, un think tank encuadrado en Defensa, publicaba esta alerta en marzo, en un informe de Óscar Ruiz, militar destinado en el Cuartel General de la OTAN en Bélgica, y Pilar Rangel, profesora de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Málaga: «La multitud de factores (terrorismo, drogas, Pakistán, corrupción, refugiados, pobreza extrema…) hacen temer lo peor si se produce una salida del país poco planeada y precipitada por parte de las tropas aliadas, pudiendo dejar esta situación a Afganistán a merced de los talibanes, que ni ocultan su deseo de instaurar un Estado Islámico con estricta aplicación de la sharía, ni por el momento han cortado sus vínculos con Al Qaeda».
Esta advertencia contrasta con las palabras optimistas de la ministra de Defensa, Margarita Robes, en abril: «Las líneas generales del plan de repliegue propuesto por los EEUU ofrecen margen suficiente para asegurar que se consoliden los progresos democráticos alcanzados en el país en materia de derechos humanos, educación y el bienestar de las mujeres y los niños».
Álvaro De Argüelles advierte de otro flanco todavía abierto: la salida de los residentes españoles, el personal de la embajada y los afganos que han colaborado. En descargo del Gobierno, señala, puede alegarse que «nadie esperaba que el avance talibán fuera de tal velocidad, si bien deja una pregunta en el aire: «¿Por qué no se hizo al revés? ¿Por qué no se sacó primero a toda la gente y después se hizo la retirada militar?».
Fuente:
https://www.infolibre.es/noticias/politica/2021/08/17/el_triunfo_taliban_malogra_esfuerzo_espanol_tras_104_muertos_mas_500_millones_123626_1012.html
Tras cerca de 20 años de participación en el conflicto, con el servicio de más de 27.000 hombres y mujeres, más de 3.500 millones de euros gastados y 104 muertos, entre ellos los 62 del Yak 42, España deja su operación internacional más larga y que más bajas ha causado en democracia –según recalca en un informe el Instituto de Seguridad y Cultura–, sin haber cumplido el objetivo central de consolidar un Estado estable, democrático y con derechos garantizados en el que los fundamentalistas no fuesen un actor político clave.
Todas las sombras que se pretendía disipar –Afganistán como infierno para la mujer, refugio de terroristas y epicentro de una crisis de refugiados– se ciernen ahora sobre la tierra de los «señores de la guerra».
La participación española
El análisis del papel español obliga a mirar al 11S. Bush reaccionó de manera fulminante tras concluir que el régimen talibán daba amparo a Bin Laden. Era el inicio de la «guerra global contra el terrorismo», que encontraría continuidad en Irak bajo la falsa excusa de las armas de destrucción masiva. A diferencia de la invasión de Irak, la invasión de Afganistán sí tuvo amparo de la ONU. España se sumó desde el minuto 1. El Consejo de Ministros, en sesión de 27 de diciembre de 2001, aprobó el despliegue con José María Aznar como presidente y Federico Trillo como ministro de Defensa.
Las primeras tropas, 350 militares, llegaron en enero de 2002. El primer objetivo era prestar apoyo médico y logístico, así como buques y helicópteros, a la misión «Libertad Duradera», nombre que casi 20 años después ha quedado dramáticamente desmentido con la toma de Kabul por los talibanes.
Hasta 2014, la participación española se enmarcó en la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), una coalición de la OTAN liderada por Estados Unidos. España se hizo cargo de la reconstrucción de la provincia de Bādgīs, al noroeste, con capital en Qala-i-Naw. La participación española estuvo «principalmente dirigida a contribuir a la estabilización y la gobernanza de Afganistán», según el balance del Instituto de Seguridad y Defensa, centrado en asuntos de defensa y extremismo.
El grueso de las fuerzas españolas empezó a retirarse a partir de 2015, con la práctica finalización de las operaciones de combate y el comienzo de la operación Apoyo Decisivo, bajo mando de la OTAN. España mantuvo en torno a medio millar de efectivos, «centrados en el adiestramiento, asesoramiento y mentorización» de militares y policías afganos, según Defensa. A ello se sumaba el control del aeropuerto de Herat, al oeste del país. A finales de 2015, una vez Obama había anunciado ya la salida progresiva de sus tropas, España dejó Herat y redujo su despliegue a un contingente mínimo en Kabul. En 2018 adaptó su aportación a esta misión con el despliegue de una Fuerza de Operaciones Especiales, unidad que se replegó el en mayo de 2021, en lo que supuso el regreso a casa de las últimas tropas en el país centroasiático, en la estela de Estados Unidos.
104 muertos, 3.500 millones y el Yak 42
La guerra ha supuesto para España 104 muertos, según el Departamento de Seguridad Nacional del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Los fallecidos son 97 militares, tres guardias civiles, dos policías nacionales y dos intérpretes.
Tres hechos trágicos marcan el capítulo luctuoso. El primero es el accidente en 2003 del avión Yak 42, cerca del aeropuerto de Trebisonda, en Turquía, con 62 militares muertos. La responsabilidad del accidente fue de Defensa, siendo ministro Federico Trillo, según dictaminó el Consejo de Estado. El caso se elevó a escándalo por las deficiencias del vehículo, la errónea identificación de los cuerpos y las mentiras denunciadas por los familiares. María Dolores de Cospedal, siendo ministra de Defensa, llegó a pedir perdón «en nombre del Estado«. Otro accidente, en este caso de un helicóptero Cougar, costó la vida a 17 soldados españoles en 2005 al sur de Herat. El tercer acontecimiento fue el ataque a la embajada en Kabul en 2015, que causó la muerte de dos policías. La embajada «no contaba con la seguridad necesaria», según el Instituto de Seguridad y Cultura, que considera que los dos accidentes y el asalto «plantearon dudas sobre la gestión del despliegue, tanto a nivel de recursos como operativo».
El coste de la participación española ha superado holgadamente los 3.500 millones. La cifra fue aportada por Defensa al cierre de la misión de la ISAF. Es decir, se deja fuera al menos el periodo 2015-2021. infoLibre preguntó al ministerio por el coste total, sin respuesta. Álvaro De Argüelles, especialista en estudios internacionales y derecho y colaborador de El Orden Mundial, recalca que el grueso del esfuerzo se realizó entre 2002 y 2014, con lo que esos 3.500 millones pueden ser una cifra «representativa» del coste de la guerra para las arcas públicas, aunque lógicamente por lo bajo. «Desde 2015, el papel español ha sido mucho menos relevante», añade. El Centro Delàs de Estudios por Paz suma a los 3.500 millones casi 198 millones más de la participación española en la operación paralela Libertad Duradera.
Un legado en peligro
El balance de Defensa destaca la tarea de adiestramiento, 1.400 misiones de desactivación de explosivos, los trabajos en el aeropuerto de Herat y la creación de infraestructuras de primera necesidad. «Las misiones españolas han tenido esa impronta humanitaria y de empatía con los más vulnerables, en orfanatos y colegios de Qala-i-Naw, siendo testigos de la integración de niños y niñas en sus aulas», señalaba Defensa en mayo.
De Argüelles, de El Orden Mundial, coincide en destacar que, al haber sido asignada a España una provincia «relativamente estable, sin máximo riesgo militar», las tareas se centraron en el «desarrollo de la zona». «Cuando llegó España [a Bādgīs], ni siquiera podía hacer aterrizajes, porque no había un kilómetro de carretera asfaltada. A veces se habla de áreas medievales, y es en cierto modo un cliché, pero lo cierto es que es una zona muy atrasada», señala De Argüelles, que destaca el papel de la Agencia de Cooperación.
El avance talibán, señala De Argüelles, tendrá un impacto especialmente negativo en todo lo relacionado con las fuerzas policiales y militares afganas, así como con el intento de construir un «nuevo Estado». ¿Qué quedará ahora de eso, elementos centrales del empeño español? Poco, es de temer. «Quizás lo que quede sean las infraestructuras», añade el investigador, pendiente aún de qué uso les darán los talibanes. Y está también, dice, «la semilla» dejada, sobre todo en derechos de las mujeres. Semilla que ahora puede ser pisoteada. Le preocupa además el destino de todas las armas facilitadas por Occidente a policías y militares locales.
En la estela de Estados Unidos
En un artículo de mayo en eldiario.es, Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, hacía un balance aún más sombrío, poniendo el énfasis en el «férreo secretismo», así como en el «empeño en hacer pasar por acción humanitaria» la reconstrucción de Qala-i-Naw, «cuando en realidad eran acciones que servían al cumplimiento de la misión militar». No obstante, la causa central de crítica es que el papel de España haya venido determinado, más que por la realidad de Afganistán, por el deseo de contentar a Washington, en especial como compensación de la retirada de Irak en 2004 con José Luis Rodríguez Zapatero.
«La manera de restañar la herida […] fue aumentar el volumen del contingente en Afganistán, aunque para ello hubiera que retirar el desplegado hasta aquel momento (marzo de 2006) en Haití. Se atendía, así, no a las necesidades afganas, sino a la urgencia por recuperar una buena relación con EEUU, aunque eso conllevara el subsiguiente enfado de Brasil (como líder de la operación de la ONU en Haití) y una pérdida de protagonismo en el ámbito latinoamericano», añade Núñez Villaverde, para quien ningún gobierno ha tenido «estrategia propia».
Es un diagnóstico de todos los analistas: España ha ido actuando conforme guiaba la Casa Blanca, tanto con Bush como con Obama, Trump –cuya Administración acordó con los talibanes en 2020 la salida de las tropas de EEUU– y finalmente con Biden, que aceleró la salida. «Eso, inevitablemente, nos hace compartir sus equivocados enfoques y, del mismo modo, una derrota sin paliativos», analiza Núñez Villaverde.
También observa enfoques equivocados Alejandro Pozo, investigador del Centro Delàs de Estudios por la Paz, que ya hacía un diagnóstico crítico en un análisis de 2014, donde recalcaba que «la misión más costosa de la historia del intervencionismo militar español, tanto en términos humanos como económicos», se había servido de un barniz humanitario que disimulaba la realidad. «Al menos 92 de cada 100 euros destinados por España a Afganistán han sido estrictamente militares, para financiar las operaciones ISAF y Libertad Duradera. Los 8 euros restantes tendrían una lógica […] de mejora de la aceptación de la población local y de facilitación de la presencia militar y su seguridad. En España, esos proyectos han contribuido a justificar políticamente la presencia militar en Afganistán», escribía Pozo, que alertaba de que ni el desarrollo en infraestructuras se prolongaría más allá de la intervención militar, ni el terrorismo había sido neutralizado, ni el avance en derechos se había consolidado. Ahora, en conversación con infoLibre tras la toma de Kabul por los talibanes, se expresa desde la «tristeza», pero también desde la «rabia» por una intervención militar que considera errónea y de la que ve a España como comparsa de los intereses de Estados Unidos.
«Entre no hacer nada, que era lo que Estados Unidos hacía en Afganistán por su población antes del 11S, y desplegar cientos de miles de soldados hay muchas opciones que no se han explorado. Se optó por la intervención militar y ahí entró España, sin chistar», señala Pozo, que rechaza el argumento a favor de la guerra, usado durante las últimas dos décadas, según el cual Afganistán había mejorado significativamente gracias a la intervención. «EEUU ha gastado 1 billón de dólares, que era 400 veces el PIB de Afganistán en 2001, a pesar de lo cual sigue ocupando la antepenúltima posición en el Índice de Desarrollo de Género de 2019 del PNUD y la última en el Índice de Paz Global del Instituto por la Economía y la Paz. Lo que está pasando es tristísimo, pero no es que se haya pasado del cielo al infierno. Las mejoras alcanzadas no se corresponden ni de lejos con un gasto de esas dimensiones».
¿Qué se podía haber hecho? Pozo señala que Afganistán arrastra un problema histórico de intervencionismo, siendo escenario de «miniguerras frías» entre India y Pakistán o Arabia Saudí e Irán, entre otras. «La estrategia de EEUU, en vez de trabajar para reducir esas injerencias y crear relaciones diplomáticas y de cooperación, ha sido tirar bombas. Se han dedicado a intentar ganar influencia y reducir la de rivales directos, observando a Afganistán como un espacio vacío que se podía ocupar», explica.
¿Y España? El Gobierno, dice Pozo, «tiene que dar una explicación». Como recuerda el investigador, el comandante del mando de Operaciones, general Francisco Braco, le dijo al rey «misión cumplida» en mayo, una afirmación que el tiempo pone más que en cuestión. «Si la misión era echar un cable a Estados Unidos, en efecto, sí, ha sido una misión cumplida. Pero esto jamás se ha explicado. Estados Unidos no necesitaba nuestra fuerza militar. Hemos sido más útiles con la cesión de espacio aéreo y bases militares y dando cobertura política internacional a la intervención. El coste ha sido de más de cien vidas y 3.500 millones. ¿Para qué ha servido, exactamente? Ahora deben explicarlo».
La teoría y la realidad
La situación actual, con los talibanes dominando Kabul, conmociona al mundo. Pero había voces que advertían de un escenario así. El Instituto Español de Estudios Estratégicos, un think tank encuadrado en Defensa, publicaba esta alerta en marzo, en un informe de Óscar Ruiz, militar destinado en el Cuartel General de la OTAN en Bélgica, y Pilar Rangel, profesora de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Málaga: «La multitud de factores (terrorismo, drogas, Pakistán, corrupción, refugiados, pobreza extrema…) hacen temer lo peor si se produce una salida del país poco planeada y precipitada por parte de las tropas aliadas, pudiendo dejar esta situación a Afganistán a merced de los talibanes, que ni ocultan su deseo de instaurar un Estado Islámico con estricta aplicación de la sharía, ni por el momento han cortado sus vínculos con Al Qaeda».
Esta advertencia contrasta con las palabras optimistas de la ministra de Defensa, Margarita Robes, en abril: «Las líneas generales del plan de repliegue propuesto por los EEUU ofrecen margen suficiente para asegurar que se consoliden los progresos democráticos alcanzados en el país en materia de derechos humanos, educación y el bienestar de las mujeres y los niños».
Álvaro De Argüelles advierte de otro flanco todavía abierto: la salida de los residentes españoles, el personal de la embajada y los afganos que han colaborado. En descargo del Gobierno, señala, puede alegarse que «nadie esperaba que el avance talibán fuera de tal velocidad, si bien deja una pregunta en el aire: «¿Por qué no se hizo al revés? ¿Por qué no se sacó primero a toda la gente y después se hizo la retirada militar?».
Fuente:
https://www.infolibre.es/noticias/politica/2021/08/17/el_triunfo_taliban_malogra_esfuerzo_espanol_tras_104_muertos_mas_500_millones_123626_1012.html
miércoles, 18 de agosto de 2021
La falta de ejercicio físico, una nueva amenaza mundial
El número de jóvenes que práctica algún deporte se ha estancado desde 2012 y un 80% no sigue las recomendaciones de la OMS para este ámbito
Realizar ejercicio físico o practicar algún deporte tiene enormes beneficios, no solo a nivel físico, sino también mental. Reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, la presión arterial y el estrés, ayuda a controlar el colesterol y nos hace descansar mejor. Sin embargo, en los últimos años, la lucha contra la inactividad física se ha estancado, según ha publicado la revista The Lancet en una serie de tres artículos sobre el tema. A nivel global, los problemas derivados de la falta de ejercicio físico y el sedentarismo son responsables de más de cinco millones de muertos cada año y al cambio suponen casi 46.000 millones de euros de gasto en sanidad. De esa cantidad, unos 26.000 millones provienen del sector público.
Los dos primeros estudios se centran en los jóvenes de hasta 24 años y las personas con alguna discapacidad, dos grupos poblacionales clave. El primero, por el triple beneficio que conlleva la práctica deportiva: supone una mejor salud hoy, cuando esa generación crezca y para la generación siguiente. En el caso de las personas discapacitadas, estas tienen un riesgo mayor de padecer problemas de corazón, diabetes u obesidad, por lo que realizar ejercicio físico es una forma sencilla de protegerse. El tercer informe analiza las políticas en torno al deporte llevadas a cabo durante la celebración de los Juegos Olímpicos de los últimos años y el efecto que tuvieron en la rutina de los ciudadanos del país donde se celebraron.
Los problemas derivados del sedentarismo son responsables de más de cinco millones de muertos al año y suponen 46.000 millones de euros anuales de gasto en sanidad.
Según la publicación, el nivel de actividad física en los adolescentes se ha estancado desde 2012 y un 80% de los jóvenes no sigue la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de hacer una hora de ejercicio al día. Un 40% de los escolares nunca va a pie al colegio y un 25% pasa más de tres horas al día sentado después de asistir a clases y completar sus deberes. El estudio también analiza el uso de pantallas de los jóvenes de 38 países europeos. En España, un 53% de los niños y un 48% de las niñas pasaba más de dos horas al día viendo la televisión, frente a la media europea del 60% y 56%, respectivamente. En cuanto a los videojuegos, nuestro país también se mantiene ligeramente por debajo de la media. Si en el continente un 51% de los niños y un 33% de las niñas dedica más de dos horas diarias a jugar con la videoconsola, en España esas cifras se quedan en un 37% y un 29%, respectivamente. Para Esther van Sluijs, autora de esta primera investigación, “los datos sugieren que el uso de pantallas está reemplazando otras actividades sedentarias, como leer libros o revistas o escuchar la radio, pero no necesariamente sustituye a la actividad física”.
En el caso de las personas discapacitadas, los investigadores han determinado que tienen entre un 16 y un 62% más de posibilidades de no alcanzar las recomendaciones de actividad diarias. Es un margen grande, pero depende de los ingresos del país, el sexo o el nivel y el número de discapacidades. “Necesitamos más investigación centrada en la gente con discapacidad, al igual que políticas concretas y cohesivas para asegurar que los derechos de estas personas se mantienen y se les permite participar en actividades físicas”, dice en una nota Kathleen Martin Ginis, de la Universidad de Columbia Británica y una de las autoras.
El trabajo lamenta que la celebración de grandes eventos deportivos (principalmente los Juegos Olímpicos, aunque también mencionan la Eurocopa y la Copa América de fútbol celebradas este 2021) no sea utilizados por las administraciones para impulsar la práctica deportiva. A excepción de los JJ OO de 2008 en Pekín (China) y los de invierno de 1998 en Nagano (Japón), en ningún país organizador aumentó la participación ciudadana en actividades deportivas. “Los grandes eventos hacen que la gente se interese en el ejercicio, pero algunos pueden pensar que ese deporte está por encima de sus capacidades o de sus habilidades, por lo que tenemos que ofrecer programas para la gente de todas las edades y niveles de actividad”, pide Adrian Bauman, investigador de la Universidad de Sídney y uno de los autores de este trabajo.
The Lancet también menciona la pandemia como una oportunidad perdida para el deporte. Pese a que se convirtió en una actividad esencial en algunos países durante el confinamiento, los gobiernos no aprovecharon ese interés creciente. “Las primeras campañas gubernamentales durante la pandemia de la covid motivaban al público a salir y hacer ejercicio. ¿Por qué entonces los gobiernos no pueden comprometerse a promover la actividad física como una necesidad humana esencial más allá e independientemente de la covid-19?”, se pregunta el artículo.
Jesús del Pozo, profesor de Actividad Física de la Universidad de Sevilla, explica este estancamiento debido a la digitalización de los últimos años. “Básicamente hemos vivido una revolución tecnológica en la que hemos incrementado el uso de pantallas y ello implica que estamos incrementando el nivel de sedentarismo”, dice. Para el investigador, este problema viene de lejos, aunque con la covid se ha acentuado. “Los niños lo mínimo que se pasan sentados en la escuela son seis o siete horas”, asegura. “El ser humano no está diseñado para estar sentado y nosotros hemos desarrollado nuestras vidas basándonos en el sedentarismo”, concluye.
A excepción de los JJOO de 2008 en Beijing y los de invierno de 1998 en Nagano, en ningún país organizador de las Olimpiadas aumentó la participación ciudadana en actividades deportivas.
Para Del Pozo, este estudio es una llamada de atención al mundo científico para señalar hacia dónde deben ir los próximos estudios. “No existen evidencias de cómo se produce la transición cuando pasa de ser un adolescente a un adulto ni qué estrategias deberíamos de seguir”, apunta el investigador. Del Pozo también pide revisar las recomendaciones de la OMS: “A lo mejor hay que volver a estudiar el impacto en términos de salud de estas guías. No está tan claro que si tengo 18 años y hago más de 150 minutos a la semana de actividad física moderada eso vaya a tener un impacto positivo en la salud”.
https://elpais.com/ciencia/2021-08-16/la-falta-de-ejercicio-fisico-una-nueva-amenaza-mundial.html#?rel=lom
Realizar ejercicio físico o practicar algún deporte tiene enormes beneficios, no solo a nivel físico, sino también mental. Reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, la presión arterial y el estrés, ayuda a controlar el colesterol y nos hace descansar mejor. Sin embargo, en los últimos años, la lucha contra la inactividad física se ha estancado, según ha publicado la revista The Lancet en una serie de tres artículos sobre el tema. A nivel global, los problemas derivados de la falta de ejercicio físico y el sedentarismo son responsables de más de cinco millones de muertos cada año y al cambio suponen casi 46.000 millones de euros de gasto en sanidad. De esa cantidad, unos 26.000 millones provienen del sector público.
Los dos primeros estudios se centran en los jóvenes de hasta 24 años y las personas con alguna discapacidad, dos grupos poblacionales clave. El primero, por el triple beneficio que conlleva la práctica deportiva: supone una mejor salud hoy, cuando esa generación crezca y para la generación siguiente. En el caso de las personas discapacitadas, estas tienen un riesgo mayor de padecer problemas de corazón, diabetes u obesidad, por lo que realizar ejercicio físico es una forma sencilla de protegerse. El tercer informe analiza las políticas en torno al deporte llevadas a cabo durante la celebración de los Juegos Olímpicos de los últimos años y el efecto que tuvieron en la rutina de los ciudadanos del país donde se celebraron.
Los problemas derivados del sedentarismo son responsables de más de cinco millones de muertos al año y suponen 46.000 millones de euros anuales de gasto en sanidad.
Según la publicación, el nivel de actividad física en los adolescentes se ha estancado desde 2012 y un 80% de los jóvenes no sigue la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de hacer una hora de ejercicio al día. Un 40% de los escolares nunca va a pie al colegio y un 25% pasa más de tres horas al día sentado después de asistir a clases y completar sus deberes. El estudio también analiza el uso de pantallas de los jóvenes de 38 países europeos. En España, un 53% de los niños y un 48% de las niñas pasaba más de dos horas al día viendo la televisión, frente a la media europea del 60% y 56%, respectivamente. En cuanto a los videojuegos, nuestro país también se mantiene ligeramente por debajo de la media. Si en el continente un 51% de los niños y un 33% de las niñas dedica más de dos horas diarias a jugar con la videoconsola, en España esas cifras se quedan en un 37% y un 29%, respectivamente. Para Esther van Sluijs, autora de esta primera investigación, “los datos sugieren que el uso de pantallas está reemplazando otras actividades sedentarias, como leer libros o revistas o escuchar la radio, pero no necesariamente sustituye a la actividad física”.
En el caso de las personas discapacitadas, los investigadores han determinado que tienen entre un 16 y un 62% más de posibilidades de no alcanzar las recomendaciones de actividad diarias. Es un margen grande, pero depende de los ingresos del país, el sexo o el nivel y el número de discapacidades. “Necesitamos más investigación centrada en la gente con discapacidad, al igual que políticas concretas y cohesivas para asegurar que los derechos de estas personas se mantienen y se les permite participar en actividades físicas”, dice en una nota Kathleen Martin Ginis, de la Universidad de Columbia Británica y una de las autoras.
El trabajo lamenta que la celebración de grandes eventos deportivos (principalmente los Juegos Olímpicos, aunque también mencionan la Eurocopa y la Copa América de fútbol celebradas este 2021) no sea utilizados por las administraciones para impulsar la práctica deportiva. A excepción de los JJ OO de 2008 en Pekín (China) y los de invierno de 1998 en Nagano (Japón), en ningún país organizador aumentó la participación ciudadana en actividades deportivas. “Los grandes eventos hacen que la gente se interese en el ejercicio, pero algunos pueden pensar que ese deporte está por encima de sus capacidades o de sus habilidades, por lo que tenemos que ofrecer programas para la gente de todas las edades y niveles de actividad”, pide Adrian Bauman, investigador de la Universidad de Sídney y uno de los autores de este trabajo.
The Lancet también menciona la pandemia como una oportunidad perdida para el deporte. Pese a que se convirtió en una actividad esencial en algunos países durante el confinamiento, los gobiernos no aprovecharon ese interés creciente. “Las primeras campañas gubernamentales durante la pandemia de la covid motivaban al público a salir y hacer ejercicio. ¿Por qué entonces los gobiernos no pueden comprometerse a promover la actividad física como una necesidad humana esencial más allá e independientemente de la covid-19?”, se pregunta el artículo.
Jesús del Pozo, profesor de Actividad Física de la Universidad de Sevilla, explica este estancamiento debido a la digitalización de los últimos años. “Básicamente hemos vivido una revolución tecnológica en la que hemos incrementado el uso de pantallas y ello implica que estamos incrementando el nivel de sedentarismo”, dice. Para el investigador, este problema viene de lejos, aunque con la covid se ha acentuado. “Los niños lo mínimo que se pasan sentados en la escuela son seis o siete horas”, asegura. “El ser humano no está diseñado para estar sentado y nosotros hemos desarrollado nuestras vidas basándonos en el sedentarismo”, concluye.
A excepción de los JJOO de 2008 en Beijing y los de invierno de 1998 en Nagano, en ningún país organizador de las Olimpiadas aumentó la participación ciudadana en actividades deportivas.
Para Del Pozo, este estudio es una llamada de atención al mundo científico para señalar hacia dónde deben ir los próximos estudios. “No existen evidencias de cómo se produce la transición cuando pasa de ser un adolescente a un adulto ni qué estrategias deberíamos de seguir”, apunta el investigador. Del Pozo también pide revisar las recomendaciones de la OMS: “A lo mejor hay que volver a estudiar el impacto en términos de salud de estas guías. No está tan claro que si tengo 18 años y hago más de 150 minutos a la semana de actividad física moderada eso vaya a tener un impacto positivo en la salud”.
https://elpais.com/ciencia/2021-08-16/la-falta-de-ejercicio-fisico-una-nueva-amenaza-mundial.html#?rel=lom
martes, 17 de agosto de 2021
Situación límite
https://www.juantorreslopez.com/
El gobierno ha anunciado ya las condiciones en que se producirá la desescalada material de la situación de alarma en la que nos encontramos pero las empresas y trabajadores autónomos se encuentran en una situación de enorme incertidumbre e inseguridad que incrementa peligrosamente la vulnerabilidad de nuestra economía.
Nadie puede negar que la situación a la que se está haciendo frente es sumamente difícil, que no había protocolo alguno que estableciera lo que había que hacer y lo que no en esta emergencia sanitaria y económica y que, por mucho que se quiera comparar, la situación de cada país es distinta no sólo por el acierto o desacierto de los gobiernos que, en este momento puntual, han tenido que hacer frente a la pandemia. Es seguro que de no haberse producido los recortes en servicios públicos (sobre todo, sanitarios) que se han llevado a cabo en España en los últimos años, de haber estado en otra situación nuestras residencias de mayores, por ejemplo, la evolución del daño hubiera sido distinta. Lo mismo que, pasado el tiempo, se analizará el efecto tan negativo que está teniendo la decepcionante respuesta de la Unión Europea, incapaz de actuar como lo que se supone que es, un grupo de países que unen sus esfuerzos con un destino compartido y común.
Tampoco creo que nadie pueda poner en duda la firme voluntad que está teniendo este gobierno para evitar que las personas y grupos sociales más desfavorecidos sufran en mayor medida que los demás las consecuencias terribles de la pandemia, como nos consta que ocurrió en crisis anteriores.
Circunstancias como esas hay que tenerlas en cuenta, pero no se pueden utilizar para ocultar los errores que se cometan y las lagunas que se observan en las medidas que se estén aplicando. Hay que tratar de desvelarlos con lealtad y contribuir de la manera en que cada uno mejor pueda a corregirlos.
En los próximos días y semanas se va a ir produciendo la reactivación de la vida económica y, sin embargo, las empresas y trabajadores no tienen las mínimas certezas de las que hay que disponer para abrir los negocios con un mínimo de seguridad.
Esto es algo muy importante y que el gobierno quiero creer que ya habrá considerado: puede ocurrir que haya muchas empresas que decidan no volver a abrir, a pesar de poder hacerlo ya, si no disponen de información suficiente sobre lo que vaya a suceder con las ayudas que hasta ahora estén recibiendo o con la gestión de sus plantillas.
El gobierno debe informar cuanto antes de la estrategia que va a seguir en esas materias y más vale ser cauto, poniéndose en el peor de los lugares, que no tratar de contentar a todos ofreciendo escenarios que luego no vayan a poder cumplirse, como ya ha ocurrido en varias ocasiones.
Miles de empresas y trabajadores autónomos están gastando su ahorro o se están endeudando para seguir pagando gastos que son ineludibles y una gran parte se empieza a encontrar en una situación límite, sin saber si van a contar con más ayudas, si el plan de desescalada será firme o si, a la vuelta, el tipo de negocio que habían desarrollado va a seguir teniendo la misma demanda o podrá llevarse a cabo en las condiciones de siempre.
Es cierto que el gobierno se enfrenta a las mismas incertidumbres y que tiene muchas más dificultades que una empresa en concreto para determinar qué va a ocurrir en el futuro más inmediato, pero, desgraciadamente, este argumento no vale en una situación de emergencia. Si se va a dejar caer a las empresas se debe decir cuanto antes porque el destrozo y el coste que sufriremos todos serán mucho mayores si, por no querer asumirlo ahora, se va dejando que sea el tiempo quien vayan pasando la cuenta.
Sigue siendo imprescindible que las empresas reciban ayuda incluso cuando se haya producido la vuelta a la actividad. Esta no va a ser ni inmediata ni completa, de modo que será un error memorable que se deje que todas las empresas y todos los trabajadores autónomos reemprendan sus negocios como si sólo se tratara del despertar de una mala noche en una mala posada. El gobierno debe ofrecer cuanto antes una estrategia de apoyo, todo lo modulada que haga falta pero efectiva y que no puede seguir pasando por fomentar su endeudamiento. En una situación como esta, es el Estado quien debe endeudarse y no miles de empresas y trabajadores autónomos. Aunque, eso sí, ese endeudamiento gubernamental debe ser entendido, asumido y apoyado por la ciudadanía como un esfuerzo imprescindible de la nación en su conjunto y que debe ser asumido por cada uno en función de nuestra particular capacidad de pago. Para lo cual es fundamental que exista liderazgo y mucha y buena pedagogía.
En concreto, creo que deben contemplarse tres cuestiones principales.
La primera, la ayuda en metálico que no sólo no puede desaparecer, sino que se debe hacer mucho más ágil y efectiva.
La segunda es el paréntesis fiscal que debe continuar, para evitar que la vuelta a la actividad produzca el ahogo definitivo de la ya de por sí escasa liquidez de las empresas y autónomos. El calendario fiscal debe dar prioridad ahora a su salvamento y el Estado deberá cubrir -endeudándose en lo que haga falta, como acabo de decir- el roto que eso lógicamente supone para las finanzas públicas. El coste que todos tendremos que asumir más adelante si no lo hace ahora será mucho mayor.
La tercera cuestión que hay que poner sobre la mesa con carácter inmediato y urgente es la relativa a la gestión de las plantillas de las empresas. Yo he defendido y defiendo que hay que evitar que haya empresas que utilicen las ayudas recibidas del Estado para cambiar con oportunismo su plantilla (como, desgraciadamente, están haciendo muchas). Sin embargo, esa prevención no puede llevar a mantener una posición maximalista que puede tener un coste terrible en cuanto a pérdida de empleo se refiere.
Por un lado, es evidente que la vuelta a la actividad no va a ser, como he dicho, ni completa ni inmediata. Y, por otro, también lo es que muchas empresas, afortunadamente, han comenzado ya a reinventarse o lo van a hacer enseguida. Cuando abran tendrán que acomodar su negocio a los nuevos planes de gasto de los consumidores, a los miedos y nuevas pautas de consumo, a la exigencia del distanciamiento… o puede ser que incluso hayan virado completamente su actividad para poder sobrevivir. Lógicamente, todo eso tiene un efecto directo sobre su política de personal, así que no se puede pretender que, por mucha que haya sido la ayuda que hayan recibido, mantengan una misma estructura de personal idéntica a la anterior.
Entre el malgastar la ayuda recibida o utilizarla con oportunismo y el realizar esos cambios positivos que a la postre salvan empleo, hay mucha distancia y las normas, por tanto, se deben establecer con enorme flexibilidad para poder contemplar la realidad de cada caso.
Por tanto, se debe hacer lo necesario para que los ERTES se vayan resolviendo de una manera flexible y adaptada. En otro caso, se puede dar lugar a que muchas empresas que pudieran comenzar a tener actividad decidan no reiniciarla si la demanda o las nuevas condiciones del negocio no les permiten (como es lógico que les ocurra en muchos casos) asumir a la totalidad de la plantilla anterior.
Prórroga fiscal y flexibilidad laboral negociada y bien definida son, en este momento, las claves para que la vuelta a la actividad no se convierta en un verdadero desastre. Aunque no es lo único imprescindible para evitarlo.
Tampoco se puede olvidar que es fundamental dar ayuda de choque y urgente a las familias que se encuentran en situación de carencia extrema y que no están recibiendo ningún apoyo. Me temo que una vez más se ha demostrado que lo mejor es enemigo de lo bueno. Tratar de configurar en situación de emergencia un mecanismo perfeccionado de ingreso mínimo, con todas sus cautelas y garantías, quizá no haya sido la mejor idea cuando la necesidad de miles de personas apura en tan gran medida.
Además de hacer lo que acabo de señalar, el gobierno debe evitar seguir cometiendo los tres errores garrafales que empañan hasta ahora la gestión que realiza de la crisis, eso sí, con una gran preocupación social.
En primer lugar, no puede seguir actuando como El Llanero Solitario frente a la pandemia. Me resulta verdaderamente incomprensible que este gobierno no se dé cuenta del coste político tan tremendo que le está suponiendo el no haber convocado desde el primer momento y permanentemente a todas los partidos políticos, agentes sociales y autoridades autonómicas y del Estado para realizar y protagonizar conjuntamente el seguimiento de la crisis. Cada día que pasa es un paso más hacia el abismo y no sé si aún se estará a tiempo de arreglarlo, pero el gobierno debe rectificar cuanto antes en este sentido.
En segundo lugar, y por razones obvias que no voy a detenerme a comentar, el gobierno debe mejorar también la comunicación de sus estrategias.
Finalmente, también se debe corregir cuanto antes el grave error de haber circunscrito el diseño del llamado plan de reconstrucción a una comisión parlamentaria sin apenas contenido, sin el apoyo necesario, que no parece que haya comenzado a hacer algo y, en principio, como algo ajeno a la propia actuación del gobierno.
Ya casi estamos en el día después (si el destino no nos devuelve en unos pocos meses a la casilla de salida y esto sí que tiene mucho que ver con la responsabilidad de las personas corrientes) y la ciudadanía no sabe qué va a pasar (más allá de las condiciones en que se producirá la desescalada), cómo vamos a salir de todo esto y de qué manera se podrá hacer frente a un futuro económico tan incierto. También me parece mentira que este gobierno no se dé cuenta, a la hora de pensar en el futuro, de lo importante que es la complicidad social y ciudadana, la participación de todas las personas y organizaciones que llevan pensando en los problemas de España durante años e incluso resolviéndolos en el día a día. Cuanto antes, con la máxima urgencia, el gobierno debería hacer una gran convocatoria nacional que permita aflorar la creatividad y el compromiso de los españoles de todas las comunidades y nacionalidades. En otras ocasiones hemos sido capaces de poner en marcha grandes proyectos y podríamos volver hacerlo ahora que es mucho más necesario.
https://www.juantorreslopez.com/situacion-limite/#more-8794
El gobierno ha anunciado ya las condiciones en que se producirá la desescalada material de la situación de alarma en la que nos encontramos pero las empresas y trabajadores autónomos se encuentran en una situación de enorme incertidumbre e inseguridad que incrementa peligrosamente la vulnerabilidad de nuestra economía.
Nadie puede negar que la situación a la que se está haciendo frente es sumamente difícil, que no había protocolo alguno que estableciera lo que había que hacer y lo que no en esta emergencia sanitaria y económica y que, por mucho que se quiera comparar, la situación de cada país es distinta no sólo por el acierto o desacierto de los gobiernos que, en este momento puntual, han tenido que hacer frente a la pandemia. Es seguro que de no haberse producido los recortes en servicios públicos (sobre todo, sanitarios) que se han llevado a cabo en España en los últimos años, de haber estado en otra situación nuestras residencias de mayores, por ejemplo, la evolución del daño hubiera sido distinta. Lo mismo que, pasado el tiempo, se analizará el efecto tan negativo que está teniendo la decepcionante respuesta de la Unión Europea, incapaz de actuar como lo que se supone que es, un grupo de países que unen sus esfuerzos con un destino compartido y común.
Tampoco creo que nadie pueda poner en duda la firme voluntad que está teniendo este gobierno para evitar que las personas y grupos sociales más desfavorecidos sufran en mayor medida que los demás las consecuencias terribles de la pandemia, como nos consta que ocurrió en crisis anteriores.
Circunstancias como esas hay que tenerlas en cuenta, pero no se pueden utilizar para ocultar los errores que se cometan y las lagunas que se observan en las medidas que se estén aplicando. Hay que tratar de desvelarlos con lealtad y contribuir de la manera en que cada uno mejor pueda a corregirlos.
En los próximos días y semanas se va a ir produciendo la reactivación de la vida económica y, sin embargo, las empresas y trabajadores no tienen las mínimas certezas de las que hay que disponer para abrir los negocios con un mínimo de seguridad.
Esto es algo muy importante y que el gobierno quiero creer que ya habrá considerado: puede ocurrir que haya muchas empresas que decidan no volver a abrir, a pesar de poder hacerlo ya, si no disponen de información suficiente sobre lo que vaya a suceder con las ayudas que hasta ahora estén recibiendo o con la gestión de sus plantillas.
El gobierno debe informar cuanto antes de la estrategia que va a seguir en esas materias y más vale ser cauto, poniéndose en el peor de los lugares, que no tratar de contentar a todos ofreciendo escenarios que luego no vayan a poder cumplirse, como ya ha ocurrido en varias ocasiones.
Miles de empresas y trabajadores autónomos están gastando su ahorro o se están endeudando para seguir pagando gastos que son ineludibles y una gran parte se empieza a encontrar en una situación límite, sin saber si van a contar con más ayudas, si el plan de desescalada será firme o si, a la vuelta, el tipo de negocio que habían desarrollado va a seguir teniendo la misma demanda o podrá llevarse a cabo en las condiciones de siempre.
Es cierto que el gobierno se enfrenta a las mismas incertidumbres y que tiene muchas más dificultades que una empresa en concreto para determinar qué va a ocurrir en el futuro más inmediato, pero, desgraciadamente, este argumento no vale en una situación de emergencia. Si se va a dejar caer a las empresas se debe decir cuanto antes porque el destrozo y el coste que sufriremos todos serán mucho mayores si, por no querer asumirlo ahora, se va dejando que sea el tiempo quien vayan pasando la cuenta.
Sigue siendo imprescindible que las empresas reciban ayuda incluso cuando se haya producido la vuelta a la actividad. Esta no va a ser ni inmediata ni completa, de modo que será un error memorable que se deje que todas las empresas y todos los trabajadores autónomos reemprendan sus negocios como si sólo se tratara del despertar de una mala noche en una mala posada. El gobierno debe ofrecer cuanto antes una estrategia de apoyo, todo lo modulada que haga falta pero efectiva y que no puede seguir pasando por fomentar su endeudamiento. En una situación como esta, es el Estado quien debe endeudarse y no miles de empresas y trabajadores autónomos. Aunque, eso sí, ese endeudamiento gubernamental debe ser entendido, asumido y apoyado por la ciudadanía como un esfuerzo imprescindible de la nación en su conjunto y que debe ser asumido por cada uno en función de nuestra particular capacidad de pago. Para lo cual es fundamental que exista liderazgo y mucha y buena pedagogía.
En concreto, creo que deben contemplarse tres cuestiones principales.
La primera, la ayuda en metálico que no sólo no puede desaparecer, sino que se debe hacer mucho más ágil y efectiva.
La segunda es el paréntesis fiscal que debe continuar, para evitar que la vuelta a la actividad produzca el ahogo definitivo de la ya de por sí escasa liquidez de las empresas y autónomos. El calendario fiscal debe dar prioridad ahora a su salvamento y el Estado deberá cubrir -endeudándose en lo que haga falta, como acabo de decir- el roto que eso lógicamente supone para las finanzas públicas. El coste que todos tendremos que asumir más adelante si no lo hace ahora será mucho mayor.
La tercera cuestión que hay que poner sobre la mesa con carácter inmediato y urgente es la relativa a la gestión de las plantillas de las empresas. Yo he defendido y defiendo que hay que evitar que haya empresas que utilicen las ayudas recibidas del Estado para cambiar con oportunismo su plantilla (como, desgraciadamente, están haciendo muchas). Sin embargo, esa prevención no puede llevar a mantener una posición maximalista que puede tener un coste terrible en cuanto a pérdida de empleo se refiere.
Por un lado, es evidente que la vuelta a la actividad no va a ser, como he dicho, ni completa ni inmediata. Y, por otro, también lo es que muchas empresas, afortunadamente, han comenzado ya a reinventarse o lo van a hacer enseguida. Cuando abran tendrán que acomodar su negocio a los nuevos planes de gasto de los consumidores, a los miedos y nuevas pautas de consumo, a la exigencia del distanciamiento… o puede ser que incluso hayan virado completamente su actividad para poder sobrevivir. Lógicamente, todo eso tiene un efecto directo sobre su política de personal, así que no se puede pretender que, por mucha que haya sido la ayuda que hayan recibido, mantengan una misma estructura de personal idéntica a la anterior.
Entre el malgastar la ayuda recibida o utilizarla con oportunismo y el realizar esos cambios positivos que a la postre salvan empleo, hay mucha distancia y las normas, por tanto, se deben establecer con enorme flexibilidad para poder contemplar la realidad de cada caso.
Por tanto, se debe hacer lo necesario para que los ERTES se vayan resolviendo de una manera flexible y adaptada. En otro caso, se puede dar lugar a que muchas empresas que pudieran comenzar a tener actividad decidan no reiniciarla si la demanda o las nuevas condiciones del negocio no les permiten (como es lógico que les ocurra en muchos casos) asumir a la totalidad de la plantilla anterior.
Prórroga fiscal y flexibilidad laboral negociada y bien definida son, en este momento, las claves para que la vuelta a la actividad no se convierta en un verdadero desastre. Aunque no es lo único imprescindible para evitarlo.
Tampoco se puede olvidar que es fundamental dar ayuda de choque y urgente a las familias que se encuentran en situación de carencia extrema y que no están recibiendo ningún apoyo. Me temo que una vez más se ha demostrado que lo mejor es enemigo de lo bueno. Tratar de configurar en situación de emergencia un mecanismo perfeccionado de ingreso mínimo, con todas sus cautelas y garantías, quizá no haya sido la mejor idea cuando la necesidad de miles de personas apura en tan gran medida.
Además de hacer lo que acabo de señalar, el gobierno debe evitar seguir cometiendo los tres errores garrafales que empañan hasta ahora la gestión que realiza de la crisis, eso sí, con una gran preocupación social.
En primer lugar, no puede seguir actuando como El Llanero Solitario frente a la pandemia. Me resulta verdaderamente incomprensible que este gobierno no se dé cuenta del coste político tan tremendo que le está suponiendo el no haber convocado desde el primer momento y permanentemente a todas los partidos políticos, agentes sociales y autoridades autonómicas y del Estado para realizar y protagonizar conjuntamente el seguimiento de la crisis. Cada día que pasa es un paso más hacia el abismo y no sé si aún se estará a tiempo de arreglarlo, pero el gobierno debe rectificar cuanto antes en este sentido.
En segundo lugar, y por razones obvias que no voy a detenerme a comentar, el gobierno debe mejorar también la comunicación de sus estrategias.
Finalmente, también se debe corregir cuanto antes el grave error de haber circunscrito el diseño del llamado plan de reconstrucción a una comisión parlamentaria sin apenas contenido, sin el apoyo necesario, que no parece que haya comenzado a hacer algo y, en principio, como algo ajeno a la propia actuación del gobierno.
Ya casi estamos en el día después (si el destino no nos devuelve en unos pocos meses a la casilla de salida y esto sí que tiene mucho que ver con la responsabilidad de las personas corrientes) y la ciudadanía no sabe qué va a pasar (más allá de las condiciones en que se producirá la desescalada), cómo vamos a salir de todo esto y de qué manera se podrá hacer frente a un futuro económico tan incierto. También me parece mentira que este gobierno no se dé cuenta, a la hora de pensar en el futuro, de lo importante que es la complicidad social y ciudadana, la participación de todas las personas y organizaciones que llevan pensando en los problemas de España durante años e incluso resolviéndolos en el día a día. Cuanto antes, con la máxima urgencia, el gobierno debería hacer una gran convocatoria nacional que permita aflorar la creatividad y el compromiso de los españoles de todas las comunidades y nacionalidades. En otras ocasiones hemos sido capaces de poner en marcha grandes proyectos y podríamos volver hacerlo ahora que es mucho más necesario.
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lunes, 16 de agosto de 2021
Me vuelves Lorca. Miguel Ángel Santos Guerra
Los pasados días 6, 7 y 8 de agosto tuve la suerte de vivir una experiencia extraordinaria. Una de esas experiencias que te llenan de sonrisas, de encuentros, de emociones, de hermosos aprendizajes y de maravillosos recuerdos. Mi mujer y yo fuimos hasta Laroles guiados por la mano de nuestros amigos Carmen y Rafa. Compartir es uno de los verbos que mejor conjuga la amistad.
En ese pequeño pueblo de la Alpujarra granadina llamado Laroles (Ayuntamiento de Nevada) se celebraba ese fin de semana la séptima edición del Festival “Me vuelves Lorca”, dedicada este año a la mujer artista. Un Festival que mezcla teatro, música y danza y que llena el pueblo de gentes ávidas de beber el agua limpia y fresca de la cultura.
Hay muchas facetas dignas de ser reseñadas en esta experiencia cultural. Se trata de un conjunto de actividades que se desarrolla al aire libre en la antigua era del pueblo. Así es: en el Teatro de la Era, según dicen las entradas. Una era donde antes había trillos, aparvaderas y máquinas de limpiar y ahora hay artistas que despiertan la admiración y el aplauso de residentes y turistas. Los pueblos también necesitan cultura. ¡Ay, mi querido y abandonado mundo rural! Viví mis primeros años en un pequeño pueblo de la provincia de León, llamado Grajal de Campos. Un pueblo con un impresionante castillo árabe del XVI, un palacio renacentista y una historia que se remonta a los hermanos Graco de la Roma imperial. Castigados por un olvido ancestral, los vecinos de estas localidades que conforman el Ayuntamiento de Nevada (Laroles tiene unos 600 habitantes; Picena, 247; Mairena, 209; y Júbar, 46) tienen que salir del pueblo para ver una obra de teatro o para disfrutar de un concierto. Es un pequeño milagro que puedan disfrutar en su era, convertida en anfiteatro, de espectáculos de gran calidad.
Quiero dejar constancia de que la impulsora y alma mater de la iniciativa es una ciudadana británica, Anna Kemp, licenciada en literatura inglesa por la Universidad de Oxford, que aterrizó en tierras alpujarreñas cuando trabajaba como script (secretaria de rodaje) de la película “Al sur de Granada” de Fernando Colomo, basada en la novela autobiográfica de Gerald Brenan. Se enamoró de esta tierra y creo que fue correspondida desde el primer momento, en un flechado singular. Compró una casa y se hizo alpujarreña de mente y corazón. Su capacidad emprendedora no tiene limites, ni siquiera los impuestos por la pandemia.
Es de celebrar que haya tenido lugar este año la séptima edición del Festival ya que, si se hacen las cosas bien, las raíces van profundizando en la tierra fértil de la cultura popular. Es importante empezar, es más difícil mantenerse y seguir mejorando la idea inicial. He visto muchos números cero de revistas, de Festivales, de Celebraciones… Hace falta perseverancia, tesón, espíritu de superación y creatividad a raudales para sorprender al espectador cada año… En ediciones anteriores el Festival duraba tres fines de semana consecutivos. Este año, dadas las restricciones de la pandemia, se ha hecho una “edición bonsái”, dice Anna, condensando las actividades en un fin de semana.
Por el nombre del Festival pueden descubrir el lector y la lectora que la figura del poeta granadino es el epicentro de tantas ideas y emociones. La figura de Lorca lo impregna todo, desde el nombre del Festival, hasta la tierra granadina que lo alberga; desde la inspiración libertaria a la sensibilidad exquisita… Es más, el espíritu del Festival es eco de aquellas obras de teatro (cómo no recordar La Barraca) que Federico representaba con estudiantes en los pueblos de su tierra.
En esta séptima edición el eje central ha sido el estreno de la obra “Lluvias enlazadas”, escrita por Anna Kemp (qué mérito la búsqueda y la cuidada y elegante escritura en un idioma que es el suyo), después de realizar una exhaustiva investigación sobre poemas, cartas, textos biográficos y memorias. La obra cuenta la vida de tres mujeres de la generación del 27, injustamente silenciadas durante muchos años: Carmen Conde (Darlene Rodríguez), Concha Méndez (Macarena Sanz) y Ernestina de Champourcin (Lara Sanz). Estas mujeres estuvieron muy cerca de García Lorca durante su estancia en la Residencia de Estudiantes. Su juventud transgresora, sus luchas personales para emanciparse, el impacto del exilio en sus vidas y carreras literarias, sus relaciones personales…se muestran de manera intensa y atractiva en los diálogos chispeantes y en la trama teatral. La excelente interpretación de las actrices llenó de vibraciones positivas la atmósfera alpujarreña y tocó los corazones de los asistentes.
“Y vosotros, queridos actores, artistas por encima de todo. Artistas de los pies a la cabeza, puesto que por amor y vocación habéis subido al mundo fingido y doloroso de las tablas”, les dice Federico García Lorca a estas jóvenes actrices pertenecientes a la internacional y supergalardonada compañía “Teatro en Vilo”, fundada en Londres en 2012 y afincada ahora en Madrid.
El teatro es poesía que se levanta del libro y se hace humana, dijo en una ocasión García Lorca, y nunca dejó de confiar en la capacidad del teatro para enseñar y deleitar, según el viejo modelo clásico.
Con notas y palabras se fue tejiendo el hermoso tapiz de la obra representada en el formato de teatro leído. Los integrantes de Malandro Club, Gorka Hermosa (acordeón), Alberto Vaquero (trompeta) y Javi Mayor (contrabajo), llenaron la noche de hermosos ritmos.
El segundo día nos llenó de ritmo, arte y mensajes feministas el conjunto Amparanoia.Música vibrante y mensajes contundentes. Amparo Sánchez nos recordó que no hay mayor opresión que aquella en la que el oprimido mete en su cabeza los esquemas del opresor.
El último día, domingo, hubo doble sesión. Un estupendo e incisivo monólogo de Esperanza Pedreño sobre la mujer y la madre y un creativo entramado de historias iimprovisadas, divertidas e interactivas a cargo del grupo Jamming. El humor es una forma de bondad. Las risas de los asistentes se mezclaban con las estrellas en la noche de Laroles. Hasta un cometa volante hizo presencia para celebrar con el público las emociones del Festival.
Otra dimensión de interés de la experiencia es el turismo que la iniciativa promueve. Se llenan los hoteles, y las casas rurales, se llena de bañistas la piscina municipal, se llenan los restaurantes de comensales y se incrementa el comercio. Después de una larga reclusión estamos deseosos de conquistar el mundo. Nosotros nos alojamos en el Hotel rural Real y fuimos atendidos con exquisita amabilidad por el incansable Ramón que, con el esternón roto en un accidente de tráfico, practicó en solitario a la perfección todos los verbos de la hostelería: limpiar, planchar, servir, hacer camas, atender, abrir, dialogar, informar, sonreír, regalar… ¿Hay quien dé más?
Una actividad de este tipo solo puede montarse y mantenerse desde el trabajo generoso de un equipo bien organizado y dirigido. Eso lo consigue Anna con su capacidad de liderazgo y su simpatía contagiosa. Me gustó ver a un grupo de jóvenes atender las necesidades de la organización, manteniendo a rajatabla todas las indicaciones sanitarias para evitar el contagio.
Es una constante en las sucesivas ediciones del Festival “Me vuelves Lorca”, por lo que he visto en esta y por lo que me han contado de las anteriores, ofrecer calidad en los espectáculos. Es un círculo virtuoso: la calidad da prestigio al Festival y ese prestigio facilita la aceptación de los invitados de más categoría. Estoy seguro de que los contactos y la habilidad de Anna tienen mucho que ver en la entusiasta presencia de los importantes artistas participantes.
Me gustó que las autoridades políticas (Diputación de Granada y Ayuntamiento de Nevada) estuviesen comprometidas con la experiencia y se hiciesen presentes en el Teatro de la Era. Es saludable que el poder apueste por la cultura en los pueblos.
Y he aquí otra característica del Festival. Tiene un necesario, oportuno y profundo sentido feminista. Es la gran revolución pendiente. Laroles se ha convertido en nuestra matria emocional.
Miguel Ángel Santos Guerra, El Adarve. https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2021/08/14/me-vuelves-lorca/
En ese pequeño pueblo de la Alpujarra granadina llamado Laroles (Ayuntamiento de Nevada) se celebraba ese fin de semana la séptima edición del Festival “Me vuelves Lorca”, dedicada este año a la mujer artista. Un Festival que mezcla teatro, música y danza y que llena el pueblo de gentes ávidas de beber el agua limpia y fresca de la cultura.
Hay muchas facetas dignas de ser reseñadas en esta experiencia cultural. Se trata de un conjunto de actividades que se desarrolla al aire libre en la antigua era del pueblo. Así es: en el Teatro de la Era, según dicen las entradas. Una era donde antes había trillos, aparvaderas y máquinas de limpiar y ahora hay artistas que despiertan la admiración y el aplauso de residentes y turistas. Los pueblos también necesitan cultura. ¡Ay, mi querido y abandonado mundo rural! Viví mis primeros años en un pequeño pueblo de la provincia de León, llamado Grajal de Campos. Un pueblo con un impresionante castillo árabe del XVI, un palacio renacentista y una historia que se remonta a los hermanos Graco de la Roma imperial. Castigados por un olvido ancestral, los vecinos de estas localidades que conforman el Ayuntamiento de Nevada (Laroles tiene unos 600 habitantes; Picena, 247; Mairena, 209; y Júbar, 46) tienen que salir del pueblo para ver una obra de teatro o para disfrutar de un concierto. Es un pequeño milagro que puedan disfrutar en su era, convertida en anfiteatro, de espectáculos de gran calidad.
Quiero dejar constancia de que la impulsora y alma mater de la iniciativa es una ciudadana británica, Anna Kemp, licenciada en literatura inglesa por la Universidad de Oxford, que aterrizó en tierras alpujarreñas cuando trabajaba como script (secretaria de rodaje) de la película “Al sur de Granada” de Fernando Colomo, basada en la novela autobiográfica de Gerald Brenan. Se enamoró de esta tierra y creo que fue correspondida desde el primer momento, en un flechado singular. Compró una casa y se hizo alpujarreña de mente y corazón. Su capacidad emprendedora no tiene limites, ni siquiera los impuestos por la pandemia.
Es de celebrar que haya tenido lugar este año la séptima edición del Festival ya que, si se hacen las cosas bien, las raíces van profundizando en la tierra fértil de la cultura popular. Es importante empezar, es más difícil mantenerse y seguir mejorando la idea inicial. He visto muchos números cero de revistas, de Festivales, de Celebraciones… Hace falta perseverancia, tesón, espíritu de superación y creatividad a raudales para sorprender al espectador cada año… En ediciones anteriores el Festival duraba tres fines de semana consecutivos. Este año, dadas las restricciones de la pandemia, se ha hecho una “edición bonsái”, dice Anna, condensando las actividades en un fin de semana.
Por el nombre del Festival pueden descubrir el lector y la lectora que la figura del poeta granadino es el epicentro de tantas ideas y emociones. La figura de Lorca lo impregna todo, desde el nombre del Festival, hasta la tierra granadina que lo alberga; desde la inspiración libertaria a la sensibilidad exquisita… Es más, el espíritu del Festival es eco de aquellas obras de teatro (cómo no recordar La Barraca) que Federico representaba con estudiantes en los pueblos de su tierra.
En esta séptima edición el eje central ha sido el estreno de la obra “Lluvias enlazadas”, escrita por Anna Kemp (qué mérito la búsqueda y la cuidada y elegante escritura en un idioma que es el suyo), después de realizar una exhaustiva investigación sobre poemas, cartas, textos biográficos y memorias. La obra cuenta la vida de tres mujeres de la generación del 27, injustamente silenciadas durante muchos años: Carmen Conde (Darlene Rodríguez), Concha Méndez (Macarena Sanz) y Ernestina de Champourcin (Lara Sanz). Estas mujeres estuvieron muy cerca de García Lorca durante su estancia en la Residencia de Estudiantes. Su juventud transgresora, sus luchas personales para emanciparse, el impacto del exilio en sus vidas y carreras literarias, sus relaciones personales…se muestran de manera intensa y atractiva en los diálogos chispeantes y en la trama teatral. La excelente interpretación de las actrices llenó de vibraciones positivas la atmósfera alpujarreña y tocó los corazones de los asistentes.
“Y vosotros, queridos actores, artistas por encima de todo. Artistas de los pies a la cabeza, puesto que por amor y vocación habéis subido al mundo fingido y doloroso de las tablas”, les dice Federico García Lorca a estas jóvenes actrices pertenecientes a la internacional y supergalardonada compañía “Teatro en Vilo”, fundada en Londres en 2012 y afincada ahora en Madrid.
El teatro es poesía que se levanta del libro y se hace humana, dijo en una ocasión García Lorca, y nunca dejó de confiar en la capacidad del teatro para enseñar y deleitar, según el viejo modelo clásico.
Con notas y palabras se fue tejiendo el hermoso tapiz de la obra representada en el formato de teatro leído. Los integrantes de Malandro Club, Gorka Hermosa (acordeón), Alberto Vaquero (trompeta) y Javi Mayor (contrabajo), llenaron la noche de hermosos ritmos.
El segundo día nos llenó de ritmo, arte y mensajes feministas el conjunto Amparanoia.Música vibrante y mensajes contundentes. Amparo Sánchez nos recordó que no hay mayor opresión que aquella en la que el oprimido mete en su cabeza los esquemas del opresor.
El último día, domingo, hubo doble sesión. Un estupendo e incisivo monólogo de Esperanza Pedreño sobre la mujer y la madre y un creativo entramado de historias iimprovisadas, divertidas e interactivas a cargo del grupo Jamming. El humor es una forma de bondad. Las risas de los asistentes se mezclaban con las estrellas en la noche de Laroles. Hasta un cometa volante hizo presencia para celebrar con el público las emociones del Festival.
Otra dimensión de interés de la experiencia es el turismo que la iniciativa promueve. Se llenan los hoteles, y las casas rurales, se llena de bañistas la piscina municipal, se llenan los restaurantes de comensales y se incrementa el comercio. Después de una larga reclusión estamos deseosos de conquistar el mundo. Nosotros nos alojamos en el Hotel rural Real y fuimos atendidos con exquisita amabilidad por el incansable Ramón que, con el esternón roto en un accidente de tráfico, practicó en solitario a la perfección todos los verbos de la hostelería: limpiar, planchar, servir, hacer camas, atender, abrir, dialogar, informar, sonreír, regalar… ¿Hay quien dé más?
Una actividad de este tipo solo puede montarse y mantenerse desde el trabajo generoso de un equipo bien organizado y dirigido. Eso lo consigue Anna con su capacidad de liderazgo y su simpatía contagiosa. Me gustó ver a un grupo de jóvenes atender las necesidades de la organización, manteniendo a rajatabla todas las indicaciones sanitarias para evitar el contagio.
Es una constante en las sucesivas ediciones del Festival “Me vuelves Lorca”, por lo que he visto en esta y por lo que me han contado de las anteriores, ofrecer calidad en los espectáculos. Es un círculo virtuoso: la calidad da prestigio al Festival y ese prestigio facilita la aceptación de los invitados de más categoría. Estoy seguro de que los contactos y la habilidad de Anna tienen mucho que ver en la entusiasta presencia de los importantes artistas participantes.
Me gustó que las autoridades políticas (Diputación de Granada y Ayuntamiento de Nevada) estuviesen comprometidas con la experiencia y se hiciesen presentes en el Teatro de la Era. Es saludable que el poder apueste por la cultura en los pueblos.
Y he aquí otra característica del Festival. Tiene un necesario, oportuno y profundo sentido feminista. Es la gran revolución pendiente. Laroles se ha convertido en nuestra matria emocional.
Miguel Ángel Santos Guerra, El Adarve. https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2021/08/14/me-vuelves-lorca/
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domingo, 15 de agosto de 2021
Leonardo Sciascia, 100 años de la conciencia de Italia
Varias reediciones celebran el centenario del autor siciliano, que analizó en su obra lo que todo poder tiene de “hecho criminal”. El tiempo le dio la razón en sus denuncias de la connivencia entre mafia y política
Dos años antes de su muerte, Leonardo Sciascia (Racalmuto, 1921-Palermo, 1989) decidió arremeter no sólo contra la Mafia, piedra negra de su país y de su tierra natal, Sicilia, sino contra aquellos que se aprovechaban de sus denuncias contra esa organización criminal para medrar en los negocios y en la política, entre ellos los líderes visibles e invisibles de la Democracia Cristiana, que dejó morir a Aldo Moro, secuestrado por esa otra banda implacable que fue la sangrienta Brigadas Rojas. En aquel país poseído por el gen más peligroso desde el fascismo de Mussolini, la arriesgada denuncia del hombre que había sido llamado “conciencia de Italia” le costó a Sciascia ataques que él arrostró sin otro apoyo, casi, que el que le dio el periodista más importante de entonces, Indro Montanelli, que dijo que no hacía nada sin pensar qué hubiera hecho en su lugar el autor de Todo modo.
Sciascia sobrellevó aquella polémica como una más de una vida que lo llevó del periodismo a la política y a la ficción literaria. Marcado por aquel asesinato (primavera de 1978) del influyente líder político abandonado por los suyos escribió El caso Aldo Moro, “terrible panfleto escrito cuando la muerte y el crimen atraparon a Italia del todo”, como escribió aquí Rafael Conte. Hasta entonces prácticamente todos sus libros, incluidas las ficciones (como A cada cual lo suyo, 1966, o Todo modo, 1974, reeditados ahora por Tusquets), tuvieron que ver con esa amenaza que removió la conciencia intelectual, política y poética del escritor de Racalmuto.
A cada cual lo suyo es el desarrollo, lleno de humor, de un incidente de cuernos que ocurre en un pueblo sin nombre que se va desarrollando de acuerdo con las instrucciones que hicieron visible el poder de la mafia. No hay en este libro, entre los primerizos de su obra, tan solo un relato de lo que ocurre en un pueblo cuando desvarían sus fortalezas morales, sino una crítica sistemática de los distintos poderes simbólicos manejados por la mafia para chantajear a la sociedad. Todo modo, por otra parte, es quizá la novela más completa en cuanto que reúne en un escenario perfecto para Sciascia, una iglesia que deviene en hotel, a un sacerdote que resulta ser como el capo de una mafia peculiar y a un grupo selecto de funcionarios y políticos que llevan a sus amantes a unos ejercicios espirituales en los que irrumpe dramáticamente el hábito mafioso del chantaje y el asesinato. Un pintor muy conocido, detrás del que se adivina el propio narrador, va interpretando las paradojas crueles que dan de sí las distintas escenas de aquella sucesión de hipocresías, como si estuviera describiendo los distintos estadios a los que llega la Mafia en su sistemática destrucción de instituciones e individuos.
Como suele ocurrir en Sciascia, especialmente en Todo modo, se muestran atisbos de las pasiones literarias que están detrás de su propia escritura, como Cervantes, Borges, Stendhal o los clásicos italianos. A esos escritores literarios él añadía Bertrand Russell y José Ortega y Gasset. Al pensador español llegó por casualidad cuando descubrió (según contó en un artículo publicado en EL PAÍS, donde colaboró habitualmente) en una librería un volumen traído de España por un soldado italiano que aquí hizo la guerra en el bando fascista. “Ortega. Me apasiona. Me ha enseñado tantas cosas. En un momento se le alejó de la cultura contemporánea. Fue una injusticia y un error”.
Como suele ocurrir en Sciascia, especialmente en ‘Todo modo’, se muestran atisbos de las pasiones literarias que están detrás de su escritura Entró en política, como concejal, en Sicilia, de la mano del Partido Comunista, aunque no militó (“estuve cerca del PCI porque era liberal”). A finales de los años setenta del siglo XX aceptó ser diputado del Partido Radical, y como tal presidió la comisión que estudió el asesinato de Aldo Moro, pero luego se cansaría de las servidumbres de ese oficio, que había alternado con la literatura, se retiró a vivir a París, a cumplir con la pasión de escribir y de editar, pues fue colaborador decisivo de la firma Sellerio, donde él descubriría para Italia al entonces (1983) muy joven pensador español Fernando Savater.
El caso Moro, y su interpretación del mismo, lo pusieron al rojo vivo contra la política oficial italiana. Él llegó a decir que semejante proceso representaba “una negación del Estado”. “Se ha querido afirmar contra Moro la existencia del Estado y en realidad era la negación”, dijo en EL PAÍS a José Martí Gómez y Josep Ramoneda. “Un Estado que permite que se pueda secuestrar al presidente del partido político más importante; un Estado que en 55 días no lo consigue más que muerto, y aún porque se le ha indicado el sitio; un Estado que no consigue proteger a ningún ciudadano… Un Estado así no tiene el derecho de afirmar la razón de Estado y de no negociar. La vida del ciudadano inocente está por encima de todo y hay que negociar”.
Su pasión por poner al servicio del compromiso político su propia vocación literaria venía, dijo él, de la experiencia de los pelotones de fusilamiento que ejecutaban a los enemigos de Mussolini, “una visión del poder como hecho criminal”. “El poder del Estado. El poder de la Iglesia. El poder mafioso”. Y serían esos poderes los que, en ficción y en periodismo o investigación, serían las dianas en las que clavó las flechas, a veces proféticas, de la prosa que lo convirtieron en la conciencia de Italia, como fue llamado por sus contemporáneos.
Fue, además, una persona extraordinaria, muy querido en Italia y por donde fue. De ese aspecto humano, uno de sus grandes amigos, el periodista Juan Arias, entonces corresponsal de EL PAÍS en Roma, que sigue en este periódico desde Brasil, nos hizo este apunte: “De Sciascia siempre aprecié su autenticidad. No tenía dobleces ni tampoco se doblegaba. Era austero en su vida e incorruptible. Fiel a sus amigos y siempre reservado. Era la conciencia crítica del país y siempre estuvo fuera de las modas. Era entrañable”.
https://elpais.com/babelia/2021-08-14/leonardo-sciascia-100-anos-de-la-conciencia-de-italia.html
Dos años antes de su muerte, Leonardo Sciascia (Racalmuto, 1921-Palermo, 1989) decidió arremeter no sólo contra la Mafia, piedra negra de su país y de su tierra natal, Sicilia, sino contra aquellos que se aprovechaban de sus denuncias contra esa organización criminal para medrar en los negocios y en la política, entre ellos los líderes visibles e invisibles de la Democracia Cristiana, que dejó morir a Aldo Moro, secuestrado por esa otra banda implacable que fue la sangrienta Brigadas Rojas. En aquel país poseído por el gen más peligroso desde el fascismo de Mussolini, la arriesgada denuncia del hombre que había sido llamado “conciencia de Italia” le costó a Sciascia ataques que él arrostró sin otro apoyo, casi, que el que le dio el periodista más importante de entonces, Indro Montanelli, que dijo que no hacía nada sin pensar qué hubiera hecho en su lugar el autor de Todo modo.
Sciascia sobrellevó aquella polémica como una más de una vida que lo llevó del periodismo a la política y a la ficción literaria. Marcado por aquel asesinato (primavera de 1978) del influyente líder político abandonado por los suyos escribió El caso Aldo Moro, “terrible panfleto escrito cuando la muerte y el crimen atraparon a Italia del todo”, como escribió aquí Rafael Conte. Hasta entonces prácticamente todos sus libros, incluidas las ficciones (como A cada cual lo suyo, 1966, o Todo modo, 1974, reeditados ahora por Tusquets), tuvieron que ver con esa amenaza que removió la conciencia intelectual, política y poética del escritor de Racalmuto.
A cada cual lo suyo es el desarrollo, lleno de humor, de un incidente de cuernos que ocurre en un pueblo sin nombre que se va desarrollando de acuerdo con las instrucciones que hicieron visible el poder de la mafia. No hay en este libro, entre los primerizos de su obra, tan solo un relato de lo que ocurre en un pueblo cuando desvarían sus fortalezas morales, sino una crítica sistemática de los distintos poderes simbólicos manejados por la mafia para chantajear a la sociedad. Todo modo, por otra parte, es quizá la novela más completa en cuanto que reúne en un escenario perfecto para Sciascia, una iglesia que deviene en hotel, a un sacerdote que resulta ser como el capo de una mafia peculiar y a un grupo selecto de funcionarios y políticos que llevan a sus amantes a unos ejercicios espirituales en los que irrumpe dramáticamente el hábito mafioso del chantaje y el asesinato. Un pintor muy conocido, detrás del que se adivina el propio narrador, va interpretando las paradojas crueles que dan de sí las distintas escenas de aquella sucesión de hipocresías, como si estuviera describiendo los distintos estadios a los que llega la Mafia en su sistemática destrucción de instituciones e individuos.
Como suele ocurrir en Sciascia, especialmente en Todo modo, se muestran atisbos de las pasiones literarias que están detrás de su propia escritura, como Cervantes, Borges, Stendhal o los clásicos italianos. A esos escritores literarios él añadía Bertrand Russell y José Ortega y Gasset. Al pensador español llegó por casualidad cuando descubrió (según contó en un artículo publicado en EL PAÍS, donde colaboró habitualmente) en una librería un volumen traído de España por un soldado italiano que aquí hizo la guerra en el bando fascista. “Ortega. Me apasiona. Me ha enseñado tantas cosas. En un momento se le alejó de la cultura contemporánea. Fue una injusticia y un error”.
Como suele ocurrir en Sciascia, especialmente en ‘Todo modo’, se muestran atisbos de las pasiones literarias que están detrás de su escritura Entró en política, como concejal, en Sicilia, de la mano del Partido Comunista, aunque no militó (“estuve cerca del PCI porque era liberal”). A finales de los años setenta del siglo XX aceptó ser diputado del Partido Radical, y como tal presidió la comisión que estudió el asesinato de Aldo Moro, pero luego se cansaría de las servidumbres de ese oficio, que había alternado con la literatura, se retiró a vivir a París, a cumplir con la pasión de escribir y de editar, pues fue colaborador decisivo de la firma Sellerio, donde él descubriría para Italia al entonces (1983) muy joven pensador español Fernando Savater.
El caso Moro, y su interpretación del mismo, lo pusieron al rojo vivo contra la política oficial italiana. Él llegó a decir que semejante proceso representaba “una negación del Estado”. “Se ha querido afirmar contra Moro la existencia del Estado y en realidad era la negación”, dijo en EL PAÍS a José Martí Gómez y Josep Ramoneda. “Un Estado que permite que se pueda secuestrar al presidente del partido político más importante; un Estado que en 55 días no lo consigue más que muerto, y aún porque se le ha indicado el sitio; un Estado que no consigue proteger a ningún ciudadano… Un Estado así no tiene el derecho de afirmar la razón de Estado y de no negociar. La vida del ciudadano inocente está por encima de todo y hay que negociar”.
Su pasión por poner al servicio del compromiso político su propia vocación literaria venía, dijo él, de la experiencia de los pelotones de fusilamiento que ejecutaban a los enemigos de Mussolini, “una visión del poder como hecho criminal”. “El poder del Estado. El poder de la Iglesia. El poder mafioso”. Y serían esos poderes los que, en ficción y en periodismo o investigación, serían las dianas en las que clavó las flechas, a veces proféticas, de la prosa que lo convirtieron en la conciencia de Italia, como fue llamado por sus contemporáneos.
Fue, además, una persona extraordinaria, muy querido en Italia y por donde fue. De ese aspecto humano, uno de sus grandes amigos, el periodista Juan Arias, entonces corresponsal de EL PAÍS en Roma, que sigue en este periódico desde Brasil, nos hizo este apunte: “De Sciascia siempre aprecié su autenticidad. No tenía dobleces ni tampoco se doblegaba. Era austero en su vida e incorruptible. Fiel a sus amigos y siempre reservado. Era la conciencia crítica del país y siempre estuvo fuera de las modas. Era entrañable”.
https://elpais.com/babelia/2021-08-14/leonardo-sciascia-100-anos-de-la-conciencia-de-italia.html
sábado, 14 de agosto de 2021
Las vacunas salvan vidas. Covid: el hombre que vio morir en una semana a sus padres y a un hermano que rechazaron la vacuna
Francis Gonçalves, quien reside en Gales, Reino Unido, utiliza el dolor de perder a su madre, su padre y un hermano como impulso para advertir a otros sobre los riesgos de no vacunarse contra la covid-19.
Los tres vivían en Portugal y decidieron no vacunarse, influenciados por noticias falsas sobre supuestos riesgos de la inmunización que no tienen base científica.
En julio, los tres murieron en el curso de una semana por complicaciones de la covid, que parecen haber contraído durante un evento familiar.
"Ellos no aprovecharon la oportunidad para vacunarse porque tenían miedo. Mis padres tenían problemas de salud crónicos, pero deberían haberse vacunado. Hubo tanta confusión sobre este tema", relató Gonçalves.
"Sé que muchas personas eligen no recibir la vacuna. Pero deberían intentar ver el problema desde otra perspectiva y preguntarse, por ejemplo, ¿por qué alguien administraría estas dosis si fueran dañinas?"
Seguir leyendo,
https://www.bbc.com/mundo/noticias-58201080
Los tres vivían en Portugal y decidieron no vacunarse, influenciados por noticias falsas sobre supuestos riesgos de la inmunización que no tienen base científica.
En julio, los tres murieron en el curso de una semana por complicaciones de la covid, que parecen haber contraído durante un evento familiar.
"Ellos no aprovecharon la oportunidad para vacunarse porque tenían miedo. Mis padres tenían problemas de salud crónicos, pero deberían haberse vacunado. Hubo tanta confusión sobre este tema", relató Gonçalves.
"Sé que muchas personas eligen no recibir la vacuna. Pero deberían intentar ver el problema desde otra perspectiva y preguntarse, por ejemplo, ¿por qué alguien administraría estas dosis si fueran dañinas?"
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https://www.bbc.com/mundo/noticias-58201080
viernes, 13 de agosto de 2021
_- "Hoy, el que no tiene más de un par de ojos, está ciego": Benjamín Labatut, el autor chileno de "Un verdor terrible" recomendado por Barack Obama
El infortunio de Fritz Haber, el químico que creó el pesticida Zyklon sin saber que los nazis terminarían utilizándolo en los campos de exterminio para asesinar a miembros de su propia familia; las exploraciones matemáticas de Alexander Grothendieck que lo llevaron al delirio místico, al aislamiento y la locura; y la lucha de los dos fundadores de la mecánica cuántica que generó el principio de incertidumbre.
Estas y otras historias son parte de Un verdor terrible, el tercer y último libro del escritor chileno, Benjamín Labatut.
El texto —que, según él, tiene un formato "inclasificable" dentro de las categorías tradicionales de la literatura— ha sido ampliamente reconocido: no solo fue uno de los seis seleccionados en la Lista Corta del prestigioso premio Booker Prize International 2021, sino también fue destacado por personajes como el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien lo recomendó en su última lista de lectura para el verano boreal.
Este éxito algo inesperado le ha dado a su autor una cuota de fama que él mira con desconfianza (y bastante a regañadientes).
"Sé que el Booker va a cambiar mi vida, de hecho, ya la está cambiando. Pero no sé si quiero que mi vida cambie. Al final, no hay ningún premio, ningún reconocimiento que me vaya a hacer escribir mejor", reflexiona.
Nacido en Róterdam, Países Bajos, en 1980, Labatut se crió en distintas ciudades del mundo, pasando por Buenos Aires y Lima, entre otras. A los 14 años se instaló en Santiago, la capital chilena, donde estudió periodismo.
Y luego, se dedicó a escribir. La Antártica empieza aquí y Después de la luz son sus dos primeras obras, también difíciles de clasificar.
En esta entrevista con BBC Mundo, Labatut repasa las motivaciones detrás de sus libros, su interés por la vida —y el delirio—de los científicos, y su particular forma de explorar y presentar la realidad.
Porque la realidad —advierte— no es sólo lo que vemos cuando abrimos los ojos. "La parte más importante, de hecho, solo está al alcance de quien los cierra".
En "Un verdor terrible" los relatos están basados en episodios de la vida de algunos destacados científicos. ¿Qué te atrae particularmente de la vida de ellos y por qué los elegiste como tus personajes principales?
Para bien y para mal, hoy la ciencia es la forma en que el ser humano interactúa con el misterio. A mí, lo que me atrae es la amplitud de su mirada, porque no solo estudia lo trascendental, sino también lo nimio, lo ridículo, lo imperceptible.
Valoro su ambición, porque es absoluta, y creo que su búsqueda —la búsqueda del conocimiento— es un viaje alocado que no tiene fin, ni puerto en que encallar.
Uno de los relatos del último libro de Labatut se relaciona con la creación del pesticida Zyklon que los nazis utilizaban en los campos de exterminio.
Esa fascinación sin límites, es a mi gusto, una parte esencial de lo humano. Es una necesidad tan primordial, poderosa e inconsciente que no debiera sorprendernos el hecho de que la ciencia y la tecnología nos tengan a un paso del abismo.
Cosa que tampoco me parece tan terrible, porque es justamente ahí —de lo hondo, del vacío— donde surgen las maravillas.
¿Qué tipo de historias te interesa contar?
Las historias que me atraen son aquellas en las cuales un ser humano se topa de golpe con algo que no es capaz de comprender.
La diferencia entre los científicos sobre los que escribo y las personas comunes y corrientes como yo, es que ellos no se quedan de brazos cruzados ante lo desconocido; tienen herramientas, tienen un método, tan oscuro como luminoso, para indagar en sus obsesiones y en las preguntas que los torturan.
Están tomados por la duda, sufren sus ganas de saber como quienes sufren el amor, y muchas veces pierden el alma debido a eso, o se queman, o se condenan, o son condenados producto de lo que trajeron al mundo.
Yo uso la ciencia y las matemáticas como una excusa para hablar de aquellas cosas que ni las palabras ni las ecuaciones pueden tocar.
¿Qué puntos de encuentro tienen la literatura y la ciencia?
El deseo que anima a la literatura es tan extremo como el que late detrás de la ciencia: el intento, fallido por principio, de poner el mundo en palabras, de darle una forma humana al caos de la experiencia. Pero la ciencia, a diferencia de la literatura, ha cobrado vida propia; es como si fuese otra mente, un sistema caníbal que opera por sí mismo, que se justifica con su propia lógica y se alimenta de si.
Lo que me atrae tanto de la ciencia es que es —junto con el arte— un ámbito de lo humano que se sale de todos los límites, que no le debe lealtad a nada, y que rompe, casi sin miramientos, con lo que consideramos bueno y malo, moral e inmoral.
Como dijo John von Neumann, es útil para cualquier propósito, pero indiferente ante todos. Esa libertad radical es peligrosa, pero también es muy necesaria, porque tiene que haber un aspecto inhumano en el fenómeno humano, algo que no se arrodille ante los valores de la época, que no reconozca ninguna autoridad, que se cague en lo que está de moda, que se ría de las grandes verdades espirituales, que ignore los triunfos morales y civilizatorios de nuestra especie.
La literatura, por su parte, florece donde asoman los cuernos del diablo, o donde queda algo del polvo que le cae a las hadas, porque la literatura corre detrás de las huellas que va dejando el espíritu. Es una gran herramienta para ahondar en las fallas en la lógica del universo, sirve para para pillarle los errores a dios.
¿Cómo fuiste creando las historias de tu último libro?
A mi me interesan dos cosas que pueden parecer muy alejadas, pero que tal vez sean una sola: los fundamentos, lo que podríamos llamar la base de la realidad, y la carne, las ideas que encarnan.
En este libro me fui topando con cierto tipo de historias, muy específicas, en las cuales algo abstracto de pronto toma cuerpo; es el caso de Karl Schwarschild, que encontró la primera solución a las ecuaciones de la relatividad general mientras agonizaba por una enfermedad necrotizante que le estaba comiendo la piel, en el frente ruso de la Primera Guerra Mundial.
O Werner Heisenberg, que sufrió un ataque de alergia en una isla desierta, y que logró desentrañar las reglas que rigen el mundo subatómico con la cara deformada por la hinchazón y los párpados tan hinchados como los de un boxeador.
En ambos casos, ideas que parecen ser totalmente ajenas al ser humano se vuelven dolorosa materia.
Seguir aquí, https://www.bbc.com/mundo/noticias-57943009
jueves, 12 de agosto de 2021
La teoría del ciclo económico de la Escuela Austriaca
La escuela austriaca no pertenece a la corriente dominante de la teoría económica. Los austriacos parten de micro-supuestos. Esta no es la visión neoclásica de unos agentes humanos racionales, plenamente informados, que maximizan su utilidad y ganancias. Por el contrario, las acciones humanas son especulativas y no hay garantía de éxito en la inversión. Según Karl Menger, fundador de esta escuela de pensamiento, cuanto más lejos en el tiempo estén los resultados de cualquier inversión, más difícil será tener certeza del éxito. Por tanto, es más fácil estimar los rendimientos de la inversión para los bienes de consumo inmediato que para los necesarios para los bienes de capital. Ahorrar en lugar de consumir es una decisión especulativa para obtener beneficios adicionales en el futuro.
Los austriacos estiman que el coste del ahorro puede medirse mediante la "tasa de interés de mercado", que fija el precio del tiempo necesario para obtener la producción futura con los ahorros realizados. Los "ciclos económicos", como los austriacos llaman a los auges y las recesiones de la producción capitalista, son causados principalmente por la expansión periódica del crédito y la contracción de los bancos centrales. Los ciclos económicos no serían una característica de una economía de “libre mercado”. Si los capitalistas fueran libres de hacer sus propios pronósticos y asignar su inversión basándose en los precios del mercado, en lugar de hacerlo los burócratas, no habría ciclos económicos. Los ciclos se deben a la manipulación del crédito por parte de las instituciones estatales. Esto difiere de la escuela neoclásica / monetarista,que ve las recesiones como interrupciones menores del crecimiento causadas por defectos de información del mercado o los mercados, no como caídas causadas por auges crediticios artificiales.
La fase de auge en el ciclo económico austriaco tiene lugar porque el banco central proporciona más dinero del que el público desea mantener al tipo de interés actual y, por lo tanto, este último comienza a caer. Los fondos prestables superan la demanda y comienzan a utilizarse en áreas no productivas, como en el caso del auge de 2002-2007 del mercado de la vivienda. Estos errores durante el auge sólo los revela el mercado cuando entra en declive.
La Gran Recesión fue producto de la excesiva creación de dinero y de tasas de interés artificialmente bajas provocadas por los bancos centrales, que en esa ocasión se dedicaron a la vivienda. La recesión fue necesaria para corregir los errores y las malas inversiones provocadas por la interferencia en las tasas de interés del mercado. La recesión es la economía que intenta desprenderse de capital y trabajo donde ya no es rentable. Ni el gasto público, cualquiera que sea su volumen, ni las interferencias evitarán esa corrección.
Para la teoría austriaca del ciclo económico (ABCT) es crucial la noción de una "tasa de interés natural", es decir, cuánto costaría pedir prestado si no fuera por la interferencia del gobierno. En los 'mercados libres', la oferta y la demanda de fondos para invertir establecerán una tasa de interés que alinee la inversión y el ahorro, siempre que los mercados de fondos sean totalmente competitivos y todos tengan un conocimiento claro de todas las transacciones.
Es evidente que estas suposiciones no son realistas. Incluso si el supuesto de competencia perfecta fuera realista, no hay razón para pensar que existe una tasa de interés dado para una economía. Más bien hay un tipo para casas, otro para automóviles, otro para la construcción de hotel, etc. Este punto incluso fue aceptado por el gurú de la escuela austriaca, Fredrick Hayek, quien reconoció que no existe una "tasa natural" de interés.
Pero sin una tasa de interés natural, no se puede afirmar que el gobierno está imponiendo tasas demasiado bajas y, por lo tanto, la teoría se desmorona. Sí, el banco central controla un componente de la tasa de interés que ayuda a determinar el margen al que los bancos pueden prestar, pero el banco central no determina las tasas a las que los bancos prestan créditos a los clientes. Simplemente influye en la difusión de los créditos. Apuntar al supuesto "control" de la Fed sobre las tasas de interés malinterpreta cómo los bancos realmente crean dinero e influyen en la producción económica.
El fallo principal de la visión austriaca del banco central ha sido más obvia desde que comenzó la flexibilización cuantitativa en 2008. Los economistas de la escuela austriaca dijeron en ese momento que el aumento de las reservas en el sistema bancario era el equivalente a la "impresión de dinero" y que esto “devaluaría el dólar”, colapsaría los bonos del Tesoro y provocaría hiperinflación. Nada de eso sucedió.
Marx negó el concepto de una tasa de interés natural. Para él, el rendimiento del capital, ya sea como intereses devengados por prestar dinero, o como dividendos de la tenencia de acciones, o como rentas de una propiedad, provenían de la plusvalía apropiada del trabajo de la clase trabajadora y de los sectores productivos del capital. Los intereses eran solo una parte de esa plusvalía. La tasa de interés fluctuaría así entre cero y la tasa promedio de ganancia de la producción capitalista en una economía. En tiempos de bonanza, se movería hacia la tasa media de ganancia y en recesiones descendería hasta cero. Pero el motor decisivo de la inversión sería la rentabilidad, no la tasa de interés. Si la rentabilidad fuese baja, los tenedores de dinero acumularían cada vez más dinero o especularían con activos financieros en lugar de invertir en activos productivos.
Lo que importa no es si la tasa de interés del mercado está por encima o por debajo de alguna tasa "natural", sino si es tan alta que exprime cualquier beneficio para la inversión en activos productivos. En realidad, el principal exponente de la "tasa de interés natural", Knut Wicksell admitió este punto. Según Wicksell, la tasa natural “ nunca es alta o baja en sí misma, sino solo en relación con las ganancias que la gente puede obtener con el dinero en sus manos, y esto, por supuesto, varía. En los buenos tiempos, cuando el comercio es dinámico, la tasa de ganancia es alta y, lo que es de gran importancia, generalmente se espera que siga siendo alta; en períodos de depresión es baja y se espera que permanezca baja".
Los principales defensores de la escuela austriaca generalmente evitan considerar la evidencia empírica en relación con su teoría. Para ellos, la lógica es suficiente. Pero un lector de mi blog me envió recientemente un paquete de estudios empíricos que pretenden demostrar que la teoría del ciclo económico de la escuela austriaca es correcta: es decir, que cuando la tasa de interés del mercado desciende por debajo de la 'tasa natural', habrá una expansión excesiva del crédito, que eventualmente conducirá a un colapso y una crisis.
En uno de estos estudios, el economista austríaco James Keeler hace una aproximación al mercado y a las tasas de interés "naturales" mediante el uso de tasas de interés a corto y largo plazo en las curvas de rendimiento. La tasa de interés natural es representada por el rendimiento del bono a largo plazo, y si la tasa a corto plazo permanece muy por debajo de la tasa a largo plazo, el crédito se expandirá hasta el punto en que haya una crisis. Eso sucede cuando el tipo de interés a corto plazo se dispara y supera al largo o viceversa, es decir, hay una curva de rendimiento inversa. Esto es lo que muestra su estudio empírico. De hecho, JP Morgan calcula sobre esta base que la probabilidad actual de una recesión en la economía estadounidense dentro de un año es de alrededor del 40-60%.
Pero si bien puede ser que una curva de rendimiento invertida se correlacione con las recesiones, todo lo que realmente muestra es que los inversores "temen" a la recesión y actúan en consecuencia. La pregunta es por qué, en cierto punto, los inversores temen una recesión y comienzan a comprar bonos a largo plazo que reducen el rendimiento por debajo de la tasa a corto plazo. Además, cuando miras los bonos corporativos en el sector capitalista, no hay una curva invertida. Los bonos corporativos a más largo plazo generalmente tienen un rendimiento mucho más alto que los bonos a corto plazo.
Otro estudio austriaco de Ismans & Mougeot (2009) examinó cuatro países, Francia, Alemania, Gran Bretaña y EEUU entre 1980 y 2006. Encontró que “los máximos de la relación entre los gastos de consumo y los gastos de inversión a menudo se alcanzan durante los trimestres de recesión o durante los trimestres inmediatamente posteriores a la recesión. Esta observación corrobora la hipótesis austriaca de que la liquidación de sobreinversión marca la crisis". Pero, nuevamente, el estudio se basa en las tasas de interés a corto y largo plazo y sostiene que “las inversiones de diferencial de plazo marcan los puntos de inflexión de la actividad económica agregada. Cuando el término diferencial disminuye, la estructura de producción se vuelve menos indirecta a medida que los empresarios reasignan recursos de los bienes de producción a los bienes de consumo". En otras palabras, cuando los tipos de interés a corto plazo suben o los tipos a largo plazo bajan, los inversores dejan de invertir en bienes de capital y la inversión empresarial cae mientras el consumo aumenta o se mantiene igual. Nuevamente, ¿por qué la curva de rendimiento comienza a invertirse? ¿Cuál es la dirección causal? ¿Es la caída de la inversión en bienes y servicios productivos lo que reduce los rendimientos a largo plazo o viceversa?
Carilli & Dempster intentan responder a esta pregunta en otro estudio mediante la realización de una prueba de causalidad de Granger en dos índices elegidos de la 'tasa de interés natural': 1) la tasa de crecimiento real del PIB 2) la relación ahorro-consumo personal. Pero encuentran que existe una marcada falta de correlación entre las tasas de interés y la actividad económica.
De hecho, hay poca evidencia de que la tasa de interés sea la fuerza impulsora de la inversión capitalista y la señal de precios que los capitalistas buscan para tomar decisiones de inversión. Un estudio reciente del Dartmouth College encontró que:
“En primer lugar, las ganancias y la rentabilidad de las acciones tienen un fuerte poder de predicción del crecimiento de la inversión y persisten muchos trimestres en el futuro. En segundo lugar, las tasas de interés y el diferencial predeterminado (nuestras aproximaciones para las tasas de descuento) están, en el mejor de los casos, correlacionados débilmente con la inversión actual y futura. En resumen, los cambios en la rentabilidad y los precios de las acciones parecen ser mucho más importantes para la inversión que los cambios en las tasas de interés y la volatilidad".
De manera similar, la Fed de EEUU concluyó en su propio estudio que: “Un principio fundamental de la teoría de la inversión y la teoría tradicional de la transmisión de la política monetaria es que los gastos de inversión de las empresas se ven afectados negativamente por las tasas de interés. Sin embargo, una gran cantidad de investigación empírica ofrece evidencia mixta, en el mejor de los casos, de un efecto sustancial de la tasa de interés en la inversión ..., encontramos que la mayoría de las empresas afirman ser bastante insensibles a las disminuciones de las tasas de interés y solo un poco más sensibles a las subidas".
Algunos economistas de la escuela austriaca han tratado de evaluar cuándo podría ser el punto de inflexión hacia la recesión midiendo la divergencia entre el crecimiento del crédito y el crecimiento del PIB (véase Borio y White, Precios de los activos, estabilidad financiera y monetaria, BPI 2002). Aparentemente, hay un punto en el que el crédito pierde su tracción sobre el crecimiento económico y los precios de los activos y luego el crecimiento colapsa. ¿Pero por qué? Los austriacos no pueden responder a esto porque ignoran el defecto fundamental en el proceso capitalista identificado por Marx en su ley de rentabilidad.
Lo que impulsa a las economías capitalistas y la acumulación de capital son los cambios en las ganancias y la rentabilidad. El crecimiento económico en una economía capitalista no está impulsado por el consumo, como afirman los austriacos, sino por la inversión empresarial. Ese es el factor de oscilación que causa auges y recesiones en las economías capitalistas. Y la inversión empresarial está impulsada principalmente por una cosa: las ganancias o la rentabilidad, no las tasas de interés, no la "confianza" y tampoco la demanda de los consumidores. Es cuando la tasa de ganancia comienza a caer; y luego, de forma más inmediata, cuando la masa de beneficios disminuye. Entonces, la enorme expansión del crédito diseñada para mantener la rentabilidad ya no cumple su objetivo.
Michael Roberts economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2021/08/01/the-austrian-business-cycle/ Traducción:G. Buster
Los austriacos estiman que el coste del ahorro puede medirse mediante la "tasa de interés de mercado", que fija el precio del tiempo necesario para obtener la producción futura con los ahorros realizados. Los "ciclos económicos", como los austriacos llaman a los auges y las recesiones de la producción capitalista, son causados principalmente por la expansión periódica del crédito y la contracción de los bancos centrales. Los ciclos económicos no serían una característica de una economía de “libre mercado”. Si los capitalistas fueran libres de hacer sus propios pronósticos y asignar su inversión basándose en los precios del mercado, en lugar de hacerlo los burócratas, no habría ciclos económicos. Los ciclos se deben a la manipulación del crédito por parte de las instituciones estatales. Esto difiere de la escuela neoclásica / monetarista,que ve las recesiones como interrupciones menores del crecimiento causadas por defectos de información del mercado o los mercados, no como caídas causadas por auges crediticios artificiales.
La fase de auge en el ciclo económico austriaco tiene lugar porque el banco central proporciona más dinero del que el público desea mantener al tipo de interés actual y, por lo tanto, este último comienza a caer. Los fondos prestables superan la demanda y comienzan a utilizarse en áreas no productivas, como en el caso del auge de 2002-2007 del mercado de la vivienda. Estos errores durante el auge sólo los revela el mercado cuando entra en declive.
La Gran Recesión fue producto de la excesiva creación de dinero y de tasas de interés artificialmente bajas provocadas por los bancos centrales, que en esa ocasión se dedicaron a la vivienda. La recesión fue necesaria para corregir los errores y las malas inversiones provocadas por la interferencia en las tasas de interés del mercado. La recesión es la economía que intenta desprenderse de capital y trabajo donde ya no es rentable. Ni el gasto público, cualquiera que sea su volumen, ni las interferencias evitarán esa corrección.
Para la teoría austriaca del ciclo económico (ABCT) es crucial la noción de una "tasa de interés natural", es decir, cuánto costaría pedir prestado si no fuera por la interferencia del gobierno. En los 'mercados libres', la oferta y la demanda de fondos para invertir establecerán una tasa de interés que alinee la inversión y el ahorro, siempre que los mercados de fondos sean totalmente competitivos y todos tengan un conocimiento claro de todas las transacciones.
Es evidente que estas suposiciones no son realistas. Incluso si el supuesto de competencia perfecta fuera realista, no hay razón para pensar que existe una tasa de interés dado para una economía. Más bien hay un tipo para casas, otro para automóviles, otro para la construcción de hotel, etc. Este punto incluso fue aceptado por el gurú de la escuela austriaca, Fredrick Hayek, quien reconoció que no existe una "tasa natural" de interés.
Pero sin una tasa de interés natural, no se puede afirmar que el gobierno está imponiendo tasas demasiado bajas y, por lo tanto, la teoría se desmorona. Sí, el banco central controla un componente de la tasa de interés que ayuda a determinar el margen al que los bancos pueden prestar, pero el banco central no determina las tasas a las que los bancos prestan créditos a los clientes. Simplemente influye en la difusión de los créditos. Apuntar al supuesto "control" de la Fed sobre las tasas de interés malinterpreta cómo los bancos realmente crean dinero e influyen en la producción económica.
El fallo principal de la visión austriaca del banco central ha sido más obvia desde que comenzó la flexibilización cuantitativa en 2008. Los economistas de la escuela austriaca dijeron en ese momento que el aumento de las reservas en el sistema bancario era el equivalente a la "impresión de dinero" y que esto “devaluaría el dólar”, colapsaría los bonos del Tesoro y provocaría hiperinflación. Nada de eso sucedió.
Marx negó el concepto de una tasa de interés natural. Para él, el rendimiento del capital, ya sea como intereses devengados por prestar dinero, o como dividendos de la tenencia de acciones, o como rentas de una propiedad, provenían de la plusvalía apropiada del trabajo de la clase trabajadora y de los sectores productivos del capital. Los intereses eran solo una parte de esa plusvalía. La tasa de interés fluctuaría así entre cero y la tasa promedio de ganancia de la producción capitalista en una economía. En tiempos de bonanza, se movería hacia la tasa media de ganancia y en recesiones descendería hasta cero. Pero el motor decisivo de la inversión sería la rentabilidad, no la tasa de interés. Si la rentabilidad fuese baja, los tenedores de dinero acumularían cada vez más dinero o especularían con activos financieros en lugar de invertir en activos productivos.
Lo que importa no es si la tasa de interés del mercado está por encima o por debajo de alguna tasa "natural", sino si es tan alta que exprime cualquier beneficio para la inversión en activos productivos. En realidad, el principal exponente de la "tasa de interés natural", Knut Wicksell admitió este punto. Según Wicksell, la tasa natural “ nunca es alta o baja en sí misma, sino solo en relación con las ganancias que la gente puede obtener con el dinero en sus manos, y esto, por supuesto, varía. En los buenos tiempos, cuando el comercio es dinámico, la tasa de ganancia es alta y, lo que es de gran importancia, generalmente se espera que siga siendo alta; en períodos de depresión es baja y se espera que permanezca baja".
Los principales defensores de la escuela austriaca generalmente evitan considerar la evidencia empírica en relación con su teoría. Para ellos, la lógica es suficiente. Pero un lector de mi blog me envió recientemente un paquete de estudios empíricos que pretenden demostrar que la teoría del ciclo económico de la escuela austriaca es correcta: es decir, que cuando la tasa de interés del mercado desciende por debajo de la 'tasa natural', habrá una expansión excesiva del crédito, que eventualmente conducirá a un colapso y una crisis.
En uno de estos estudios, el economista austríaco James Keeler hace una aproximación al mercado y a las tasas de interés "naturales" mediante el uso de tasas de interés a corto y largo plazo en las curvas de rendimiento. La tasa de interés natural es representada por el rendimiento del bono a largo plazo, y si la tasa a corto plazo permanece muy por debajo de la tasa a largo plazo, el crédito se expandirá hasta el punto en que haya una crisis. Eso sucede cuando el tipo de interés a corto plazo se dispara y supera al largo o viceversa, es decir, hay una curva de rendimiento inversa. Esto es lo que muestra su estudio empírico. De hecho, JP Morgan calcula sobre esta base que la probabilidad actual de una recesión en la economía estadounidense dentro de un año es de alrededor del 40-60%.
Pero si bien puede ser que una curva de rendimiento invertida se correlacione con las recesiones, todo lo que realmente muestra es que los inversores "temen" a la recesión y actúan en consecuencia. La pregunta es por qué, en cierto punto, los inversores temen una recesión y comienzan a comprar bonos a largo plazo que reducen el rendimiento por debajo de la tasa a corto plazo. Además, cuando miras los bonos corporativos en el sector capitalista, no hay una curva invertida. Los bonos corporativos a más largo plazo generalmente tienen un rendimiento mucho más alto que los bonos a corto plazo.
Otro estudio austriaco de Ismans & Mougeot (2009) examinó cuatro países, Francia, Alemania, Gran Bretaña y EEUU entre 1980 y 2006. Encontró que “los máximos de la relación entre los gastos de consumo y los gastos de inversión a menudo se alcanzan durante los trimestres de recesión o durante los trimestres inmediatamente posteriores a la recesión. Esta observación corrobora la hipótesis austriaca de que la liquidación de sobreinversión marca la crisis". Pero, nuevamente, el estudio se basa en las tasas de interés a corto y largo plazo y sostiene que “las inversiones de diferencial de plazo marcan los puntos de inflexión de la actividad económica agregada. Cuando el término diferencial disminuye, la estructura de producción se vuelve menos indirecta a medida que los empresarios reasignan recursos de los bienes de producción a los bienes de consumo". En otras palabras, cuando los tipos de interés a corto plazo suben o los tipos a largo plazo bajan, los inversores dejan de invertir en bienes de capital y la inversión empresarial cae mientras el consumo aumenta o se mantiene igual. Nuevamente, ¿por qué la curva de rendimiento comienza a invertirse? ¿Cuál es la dirección causal? ¿Es la caída de la inversión en bienes y servicios productivos lo que reduce los rendimientos a largo plazo o viceversa?
Carilli & Dempster intentan responder a esta pregunta en otro estudio mediante la realización de una prueba de causalidad de Granger en dos índices elegidos de la 'tasa de interés natural': 1) la tasa de crecimiento real del PIB 2) la relación ahorro-consumo personal. Pero encuentran que existe una marcada falta de correlación entre las tasas de interés y la actividad económica.
De hecho, hay poca evidencia de que la tasa de interés sea la fuerza impulsora de la inversión capitalista y la señal de precios que los capitalistas buscan para tomar decisiones de inversión. Un estudio reciente del Dartmouth College encontró que:
“En primer lugar, las ganancias y la rentabilidad de las acciones tienen un fuerte poder de predicción del crecimiento de la inversión y persisten muchos trimestres en el futuro. En segundo lugar, las tasas de interés y el diferencial predeterminado (nuestras aproximaciones para las tasas de descuento) están, en el mejor de los casos, correlacionados débilmente con la inversión actual y futura. En resumen, los cambios en la rentabilidad y los precios de las acciones parecen ser mucho más importantes para la inversión que los cambios en las tasas de interés y la volatilidad".
De manera similar, la Fed de EEUU concluyó en su propio estudio que: “Un principio fundamental de la teoría de la inversión y la teoría tradicional de la transmisión de la política monetaria es que los gastos de inversión de las empresas se ven afectados negativamente por las tasas de interés. Sin embargo, una gran cantidad de investigación empírica ofrece evidencia mixta, en el mejor de los casos, de un efecto sustancial de la tasa de interés en la inversión ..., encontramos que la mayoría de las empresas afirman ser bastante insensibles a las disminuciones de las tasas de interés y solo un poco más sensibles a las subidas".
Algunos economistas de la escuela austriaca han tratado de evaluar cuándo podría ser el punto de inflexión hacia la recesión midiendo la divergencia entre el crecimiento del crédito y el crecimiento del PIB (véase Borio y White, Precios de los activos, estabilidad financiera y monetaria, BPI 2002). Aparentemente, hay un punto en el que el crédito pierde su tracción sobre el crecimiento económico y los precios de los activos y luego el crecimiento colapsa. ¿Pero por qué? Los austriacos no pueden responder a esto porque ignoran el defecto fundamental en el proceso capitalista identificado por Marx en su ley de rentabilidad.
Lo que impulsa a las economías capitalistas y la acumulación de capital son los cambios en las ganancias y la rentabilidad. El crecimiento económico en una economía capitalista no está impulsado por el consumo, como afirman los austriacos, sino por la inversión empresarial. Ese es el factor de oscilación que causa auges y recesiones en las economías capitalistas. Y la inversión empresarial está impulsada principalmente por una cosa: las ganancias o la rentabilidad, no las tasas de interés, no la "confianza" y tampoco la demanda de los consumidores. Es cuando la tasa de ganancia comienza a caer; y luego, de forma más inmediata, cuando la masa de beneficios disminuye. Entonces, la enorme expansión del crédito diseñada para mantener la rentabilidad ya no cumple su objetivo.
Michael Roberts economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente:
https://thenextrecession.wordpress.com/2021/08/01/the-austrian-business-cycle/ Traducción:G. Buster
miércoles, 11 de agosto de 2021
El sentido de la vida.
Hay grados de ateísmo en la ciencia. Newton reconocía la existencia de Dios, Einstein lo identificaba con la elegancia matemática del Cosmos y Steven Weinberg rompe la báscula
Con Steven Weinberg (1933-2021), el mundo no solo ha perdido a uno de los grandes físicos de la historia, sino también a uno de los ateos más correosos de nuestro tiempo. “Cuanto más comprensible parece el universo, menos sentido parece tener”, escribió en su influyente libro de 1977 Los primeros tres minutos. Ese punto de vista desolador le procuró los vituperios del público y las críticas de sus propios colegas. Los creyentes, como es natural, lo vieron como una embestida a su Dios, su fe y su sed de trascendencia. Lo que inquietaba a los científicos, sin embargo, era una cuestión aparentemente similar, pero muy diferente en el fondo.
Hay grados de ateísmo en la ciencia. El grado cero es el de Newton, que pese a haber descubierto el mecanismo matemático que rige los cielos, era en realidad un fervoroso creyente que interpretó sus hallazgos como una prueba de la existencia de Dios: “Este precioso sistema del Sol, los planetas y los cometas solo puede emanar del consejo y el dominio de un ser inteligente y poderoso”, escribió en los Principia de 1687. Vale que en la época convenía tener cuidado con estas cosas, vistas las que habían pasado Kepler y Galileo con la santa madre Iglesia. En el siglo anterior, Copérnico ni siquiera se había atrevido a publicar en vida su modelo heliocéntrico. Cabrear a los obispos seguía sin parecer una buena idea en tiempos de Newton.
Darwin, que estudió teología en Cambridge y se vio obligado a abandonar poco a poco esa doctrina por culpa de sus propios hallazgos, teorizó correctamente que todos los seres vivos que pueblan la Tierra provienen “de uno o unos pocos organismos muy simples y primordiales” ―hoy los llamamos bacterias y arqueas―, pero nunca se atrevió a ir más allá, hasta la generación de la vida a partir de la materia inerte, y dejó así un margen de actuación para el Dios de los cristianos.
También puso un admirable cuidado estilístico en la floritura que cierra el Origen de las especies: “Hay grandeza en esta concepción de que la vida (…) fue originalmente alentada por el Creador en unas cuantas formas o en una sola, y que, mientras este planeta ha ido girando según la constante ley de la gravitación, se han desarrollado (…) infinidad de formas cada vez más bellas y maravillosas”. También es verdad que, si el viejo Charles pretendía con ello aplacar a las fuerzas doctrinarias, no lo consiguió en absoluto. Las iniciativas judiciales de los creacionistas para excluir la evolución de la enseñanza pública siguen incluso hoy envenenando la educación en la América profunda.
El Dios de Einstein, que es el de Spinoza, tiene mucho más interés científico. El genio judío rechazó de plano el Dios personal de las religiones, que te guía, te observa y te castiga encaramado a tu hombro como el loro de los piratas, pero abrazó una especie de panteísmo que identificaba a Dios con la elegancia matemática del cosmos. Weinberg ha eliminado incluso a ese Dios de los científicos y lo ha sustituido por un ateísmo puro, la percepción de que el universo no tiene ningún sentido ni trascendencia. Ahí fuera no hay dioses, solo leyes de la naturaleza. Ay, cómo adoro a este hombre.
Con Steven Weinberg (1933-2021), el mundo no solo ha perdido a uno de los grandes físicos de la historia, sino también a uno de los ateos más correosos de nuestro tiempo. “Cuanto más comprensible parece el universo, menos sentido parece tener”, escribió en su influyente libro de 1977 Los primeros tres minutos. Ese punto de vista desolador le procuró los vituperios del público y las críticas de sus propios colegas. Los creyentes, como es natural, lo vieron como una embestida a su Dios, su fe y su sed de trascendencia. Lo que inquietaba a los científicos, sin embargo, era una cuestión aparentemente similar, pero muy diferente en el fondo.
Hay grados de ateísmo en la ciencia. El grado cero es el de Newton, que pese a haber descubierto el mecanismo matemático que rige los cielos, era en realidad un fervoroso creyente que interpretó sus hallazgos como una prueba de la existencia de Dios: “Este precioso sistema del Sol, los planetas y los cometas solo puede emanar del consejo y el dominio de un ser inteligente y poderoso”, escribió en los Principia de 1687. Vale que en la época convenía tener cuidado con estas cosas, vistas las que habían pasado Kepler y Galileo con la santa madre Iglesia. En el siglo anterior, Copérnico ni siquiera se había atrevido a publicar en vida su modelo heliocéntrico. Cabrear a los obispos seguía sin parecer una buena idea en tiempos de Newton.
Darwin, que estudió teología en Cambridge y se vio obligado a abandonar poco a poco esa doctrina por culpa de sus propios hallazgos, teorizó correctamente que todos los seres vivos que pueblan la Tierra provienen “de uno o unos pocos organismos muy simples y primordiales” ―hoy los llamamos bacterias y arqueas―, pero nunca se atrevió a ir más allá, hasta la generación de la vida a partir de la materia inerte, y dejó así un margen de actuación para el Dios de los cristianos.
También puso un admirable cuidado estilístico en la floritura que cierra el Origen de las especies: “Hay grandeza en esta concepción de que la vida (…) fue originalmente alentada por el Creador en unas cuantas formas o en una sola, y que, mientras este planeta ha ido girando según la constante ley de la gravitación, se han desarrollado (…) infinidad de formas cada vez más bellas y maravillosas”. También es verdad que, si el viejo Charles pretendía con ello aplacar a las fuerzas doctrinarias, no lo consiguió en absoluto. Las iniciativas judiciales de los creacionistas para excluir la evolución de la enseñanza pública siguen incluso hoy envenenando la educación en la América profunda.
El Dios de Einstein, que es el de Spinoza, tiene mucho más interés científico. El genio judío rechazó de plano el Dios personal de las religiones, que te guía, te observa y te castiga encaramado a tu hombro como el loro de los piratas, pero abrazó una especie de panteísmo que identificaba a Dios con la elegancia matemática del cosmos. Weinberg ha eliminado incluso a ese Dios de los científicos y lo ha sustituido por un ateísmo puro, la percepción de que el universo no tiene ningún sentido ni trascendencia. Ahí fuera no hay dioses, solo leyes de la naturaleza. Ay, cómo adoro a este hombre.
martes, 10 de agosto de 2021
Maestros y ministros
La naturaleza de la función docente es de extraordinaria importancia y complejidad. Muchas personas, lamentablemente, entienden que para ejercerla, solo hace falta dominar el campo de conocimiento que se pretende enseñar. Y ni siquiera eso. Sin embargo, para que se produzca el aprendizaje no basta con que alguien pretenda enseñar sino que es imprescindible que alguien quiera aprender. Y ahí esta la cuestión: ¿cómo despertar en los alumnos y alumnas el deseo de aprender?, ¿cómo suscitar la pasión por el conocimiento?, ¿cómo ayudar a que el saber se convierta en sabiduría?, ¿cómo acompañar al aprendiz en la búsqueda de la libertad y de la felicidad?, ¿cómo conseguir poner el conocimiento adquirido al servicio de la sociedad?
Frente a la desafección reinante e, incluso, frente a la agresividad de algunos, contra quienes se dedican a la enseñanza, quiero dedicar estas líneas a rendir un sincero elogio a quienes, de forma humilde, paciente y generosa dedican su trabajo y su vida a cultivar la mente y cuidar el corazón de sus alumnos y alumnas. Creo que la sociedad no valora de manera justa el trabajo de la enseñanza. No valora en la medida necesaria a los profesionales de la educación.
No hace mucho tiempo, conocí el caso de una familia cuya hija había obtenido una nota de 13.75 en las pruebas de acceso a la Universidad (el máximo es 14). Al conocer la voluntad de su hija de hacer la carrera de Educación Primaria, le recriminaban su escasa ambición. Con esa nota podía elegir una carrera más importante, de mayor estatus, de más proyección, de mayor remuneración.
Alguna vez he contado, no sé si en este espacio, que una maestra argentina me dijo en cierta ocasión que tenía una alumna que iba a casa todos los días con la misma cantinela:
– Mamá, no veas qué maestra más inteligente me ha tocado este año, pero qué inteligente…
La madre, haciéndose eco de ese estado de opinión que menosprecia o minusvalora a los docentes, le contestó un buen día, cansada de la insistencia:
– Mira, hija, no insistas. No será tan inteligente si es maestra…
La madre quería decir que si de verdad fuera inteligente, sería médica, o arquitecta, o ingeniera, o informática, o farmacéutica, o astronauta, o abogada…
Michel Serres fue un filósofo e historiador de las ciencias, miembro de la Academia Europea de las Ciencias y las Artes y de la Academia francesa. Fue también profesor de historia de la ciencia en la Universidad de París. Un personaje de tan alta cualificación profesional dice lo siguiente de la tarea de enseñar. “Si usted tiene un pan y yo tengo un euro, y yo voy y le compro el pan, yo tendré un pan y usted tendrá un euro. Esto es, A tiene un pan y B tiene un euro. Y después de la transacción, a la inversa: A tiene un euro y B tiene un pan. Es un equilibrio perfecto. Pero si usted sabe un soneto de Verlaine o el teorema de Pitágoras y yo no los sé. Y ahora usted me los enseña, al final de ese intercambio, yo sabré el soneto y el teorema de Pitágoras pero usted los habrá conservado. En el primer caso, hay equilibrio. Esto es, mercancía. En el segundo, hay crecimiento. Esto es, cultura, educación”.
No olvidemos que, en una sociedad en la que todo el mundo sabe que quien tiene información tiene poder, el profesor o la profesora dedican su vida a compartir el saber que poseen y ayudan a los alumnos y alumnas a buscar por sí mismos el conocimiento.
Uno de los caminos que lleva de forma rápida y fácil a la valoración de la enseñanza es la manifestación gratitud y admiración que hacen los alumnos y exalumnos a quienes les han enseñado. Tengo una colección casi interminable de testimonios famosos. Y estoy seguro de que existe infinidad de experiencias de este tipo que podría contar la inmensa mayoría de los docentes de a pie. Uno de los más elocuentes que recuerdo es el de Albert Camus a su maestro, el señor Germain, cuando su alumno recibe el premio Nobel de Literatura.
Dice en la carta que le dirige: “Esperé que se apagara un poco el ruido que ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero, cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que yo era, sin su esperanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que conceda demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido”.
En su novela póstuma titulada “El primer hombre”, Camus quiso inmortalizar el recuerdo de su maestro y escribió unas bellísimas páginas en las que recuerda la increíble y gozosa aventura que eran las clases del señor Germain. Escribe Camus: “Después venía la clase. Con el señor Germain era siempre interesante por la sencilla razón de que él amaba apasionadamente su trabajo… En la clase del señor Germain, por lo menos, la escuela alimentaba en ellos un hambre más especial todavía para el niño que para el hombre, que es el hambre de descubrir. En las otras clases les enseñaban sin duda muchas cosas, pero un poco como se ceba a un ganso. En las clases del señor Germain sentían por primera vez que existían y que eran objeto de la más alta consideración: se les juzgaba dignos de descubrir el mundo”.
Le he oído a Irene Vallejo hacer un elogio apasionado de la profesión docente en estos tiempos de pandemia.. Me gustaría trascribirlo íntegramente porque no tiene desperdicio. Solamente haré referencia a un pasaje que ella lee entresacado de uno de sus libros.
“Aprendemos la lengua materna siendo muy pequeños, recién llegados al mundo. Sin embargo, las palabras que empezamos a decir con torpe lengua de trapo son muy antiguas, algunas milenarias. Nosotros estrenamos la vida y los nombres de las cosas, pero el idioma tiene una larga historia. Si nos detenemos un instante para interrogar a las etimologías, descubrimos significados asombrosos que nos interpelan desde el pasado. Al indagar el origen del término “ministro”, topamos con una de esas sorpresas. Deriva del latín “minus”, es decir, “menos”. El ministro, según nuestros antepasados, es quien se ocupa de las minucias, o sea, de administrar asuntos más bien incordiantes que esenciales. En cambio, lo fundamental, lo que realmente importa, lo más —en latín “magis” — es la tarea del “magister”, del maestro. Esta es la antigua idea plasmada en las palabras que, sin saberlo, utilizamos hoy: hace algo más grande quien se dedica a enseñar que quien gobierna. La voz del pasado nos dice que la educación es, más que ningún otro oficio, el territorio donde soñamos y creamos el futuro. Una profesión que merece gratitud, no solo en latín sino en todos los idiomas. Quizá convenga repensar nuestras nuevas ideas: ¿qué valoramos más como sociedad, a quiénes encumbramos? Las etimologías responden: pasar de un ministerio a una escuela supone un ascenso”.
Hay quien piensa que las vacaciones de los maestros y de las maestras son excesivas, pero no piensan en todo el tiempo que se necesita para preparar las clases, para formarse, para fortalecerse anímicamente. Un banquero cierra la puerta de su oficina y se va para casa sin tener que llevarse tarea al domicilio. Pero un maestro tiene que prepararse, tiene que leer, tiene que planificar y tiene que evaluar, fuera de las horas de clase. Se es maestro de manera ininterrumpida.
En tiempos de pandemia, la docencia ha sido un faro en la noche, ha sido un referente no solo para las mentes sino para los corazones de los alumnos y de las alumnas. Y también de las familias. Además, en las etapas de enseñanza presencial, ha cuidado también de la salud de todos los integrantes de la comunidad educativa. Dice Irene Vallejo en un mensaje en el que desea felices vacaciones a los docentes: “En estos tiempos de borrascas, de nieblas y de rutas inciertas, la educación ha sido nuestro refugio. Quienes os dedicáis al antiguo oficio de la enseñanza habéis protegido frente a la amenaza, las claves para imaginar el futuro”. Larga vida a los docentes y unas vacaciones felices que ayuden a fortalecer la pasión por la enseñanza.
https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2021/08/07/maestros-y-ministros/
Frente a la desafección reinante e, incluso, frente a la agresividad de algunos, contra quienes se dedican a la enseñanza, quiero dedicar estas líneas a rendir un sincero elogio a quienes, de forma humilde, paciente y generosa dedican su trabajo y su vida a cultivar la mente y cuidar el corazón de sus alumnos y alumnas. Creo que la sociedad no valora de manera justa el trabajo de la enseñanza. No valora en la medida necesaria a los profesionales de la educación.
No hace mucho tiempo, conocí el caso de una familia cuya hija había obtenido una nota de 13.75 en las pruebas de acceso a la Universidad (el máximo es 14). Al conocer la voluntad de su hija de hacer la carrera de Educación Primaria, le recriminaban su escasa ambición. Con esa nota podía elegir una carrera más importante, de mayor estatus, de más proyección, de mayor remuneración.
Alguna vez he contado, no sé si en este espacio, que una maestra argentina me dijo en cierta ocasión que tenía una alumna que iba a casa todos los días con la misma cantinela:
– Mamá, no veas qué maestra más inteligente me ha tocado este año, pero qué inteligente…
La madre, haciéndose eco de ese estado de opinión que menosprecia o minusvalora a los docentes, le contestó un buen día, cansada de la insistencia:
– Mira, hija, no insistas. No será tan inteligente si es maestra…
La madre quería decir que si de verdad fuera inteligente, sería médica, o arquitecta, o ingeniera, o informática, o farmacéutica, o astronauta, o abogada…
Michel Serres fue un filósofo e historiador de las ciencias, miembro de la Academia Europea de las Ciencias y las Artes y de la Academia francesa. Fue también profesor de historia de la ciencia en la Universidad de París. Un personaje de tan alta cualificación profesional dice lo siguiente de la tarea de enseñar. “Si usted tiene un pan y yo tengo un euro, y yo voy y le compro el pan, yo tendré un pan y usted tendrá un euro. Esto es, A tiene un pan y B tiene un euro. Y después de la transacción, a la inversa: A tiene un euro y B tiene un pan. Es un equilibrio perfecto. Pero si usted sabe un soneto de Verlaine o el teorema de Pitágoras y yo no los sé. Y ahora usted me los enseña, al final de ese intercambio, yo sabré el soneto y el teorema de Pitágoras pero usted los habrá conservado. En el primer caso, hay equilibrio. Esto es, mercancía. En el segundo, hay crecimiento. Esto es, cultura, educación”.
No olvidemos que, en una sociedad en la que todo el mundo sabe que quien tiene información tiene poder, el profesor o la profesora dedican su vida a compartir el saber que poseen y ayudan a los alumnos y alumnas a buscar por sí mismos el conocimiento.
Uno de los caminos que lleva de forma rápida y fácil a la valoración de la enseñanza es la manifestación gratitud y admiración que hacen los alumnos y exalumnos a quienes les han enseñado. Tengo una colección casi interminable de testimonios famosos. Y estoy seguro de que existe infinidad de experiencias de este tipo que podría contar la inmensa mayoría de los docentes de a pie. Uno de los más elocuentes que recuerdo es el de Albert Camus a su maestro, el señor Germain, cuando su alumno recibe el premio Nobel de Literatura.
Dice en la carta que le dirige: “Esperé que se apagara un poco el ruido que ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero, cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que yo era, sin su esperanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que conceda demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido”.
En su novela póstuma titulada “El primer hombre”, Camus quiso inmortalizar el recuerdo de su maestro y escribió unas bellísimas páginas en las que recuerda la increíble y gozosa aventura que eran las clases del señor Germain. Escribe Camus: “Después venía la clase. Con el señor Germain era siempre interesante por la sencilla razón de que él amaba apasionadamente su trabajo… En la clase del señor Germain, por lo menos, la escuela alimentaba en ellos un hambre más especial todavía para el niño que para el hombre, que es el hambre de descubrir. En las otras clases les enseñaban sin duda muchas cosas, pero un poco como se ceba a un ganso. En las clases del señor Germain sentían por primera vez que existían y que eran objeto de la más alta consideración: se les juzgaba dignos de descubrir el mundo”.
Le he oído a Irene Vallejo hacer un elogio apasionado de la profesión docente en estos tiempos de pandemia.. Me gustaría trascribirlo íntegramente porque no tiene desperdicio. Solamente haré referencia a un pasaje que ella lee entresacado de uno de sus libros.
“Aprendemos la lengua materna siendo muy pequeños, recién llegados al mundo. Sin embargo, las palabras que empezamos a decir con torpe lengua de trapo son muy antiguas, algunas milenarias. Nosotros estrenamos la vida y los nombres de las cosas, pero el idioma tiene una larga historia. Si nos detenemos un instante para interrogar a las etimologías, descubrimos significados asombrosos que nos interpelan desde el pasado. Al indagar el origen del término “ministro”, topamos con una de esas sorpresas. Deriva del latín “minus”, es decir, “menos”. El ministro, según nuestros antepasados, es quien se ocupa de las minucias, o sea, de administrar asuntos más bien incordiantes que esenciales. En cambio, lo fundamental, lo que realmente importa, lo más —en latín “magis” — es la tarea del “magister”, del maestro. Esta es la antigua idea plasmada en las palabras que, sin saberlo, utilizamos hoy: hace algo más grande quien se dedica a enseñar que quien gobierna. La voz del pasado nos dice que la educación es, más que ningún otro oficio, el territorio donde soñamos y creamos el futuro. Una profesión que merece gratitud, no solo en latín sino en todos los idiomas. Quizá convenga repensar nuestras nuevas ideas: ¿qué valoramos más como sociedad, a quiénes encumbramos? Las etimologías responden: pasar de un ministerio a una escuela supone un ascenso”.
Hay quien piensa que las vacaciones de los maestros y de las maestras son excesivas, pero no piensan en todo el tiempo que se necesita para preparar las clases, para formarse, para fortalecerse anímicamente. Un banquero cierra la puerta de su oficina y se va para casa sin tener que llevarse tarea al domicilio. Pero un maestro tiene que prepararse, tiene que leer, tiene que planificar y tiene que evaluar, fuera de las horas de clase. Se es maestro de manera ininterrumpida.
En tiempos de pandemia, la docencia ha sido un faro en la noche, ha sido un referente no solo para las mentes sino para los corazones de los alumnos y de las alumnas. Y también de las familias. Además, en las etapas de enseñanza presencial, ha cuidado también de la salud de todos los integrantes de la comunidad educativa. Dice Irene Vallejo en un mensaje en el que desea felices vacaciones a los docentes: “En estos tiempos de borrascas, de nieblas y de rutas inciertas, la educación ha sido nuestro refugio. Quienes os dedicáis al antiguo oficio de la enseñanza habéis protegido frente a la amenaza, las claves para imaginar el futuro”. Larga vida a los docentes y unas vacaciones felices que ayuden a fortalecer la pasión por la enseñanza.
https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2021/08/07/maestros-y-ministros/
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