martes, 8 de febrero de 2022

El vuelo jamás soñado de una pequeña ave migratoria

 

Aunque la hoja del arce canadiense (maple leaf) es el símbolo de Canadá, su imagen es el Bosque Boreal que representa el 60 por ciento de la superficie total del país y contiene apenas al 14 porciento de su población. El Bosque Boreal, que también existe en Alaska, en el norte de Europa y en Rusia, está al norte del paralelo 50 en Canadá. Al final del Periodo Glacial, hace 10.000 años, sólo existía la tundra en esta zona, pero, eventualmente, gracias al viento que trajo semillas desde el sur, se pobló de árboles que hace unos 5.000 años crearon más o menos lo que hoy vemos, una naturaleza imponente que en Canadá representa un área de 5.520.000 kilómetros cuadrados. De estos bosques el 90 porciento son territorios del estado y en menor proporción de las naciones aborígenes y del departamento de defensa militar canadiense. Agencias privadas y estatales comentan que el 80 por ciento de los bosques canadienses están relativamente intactos, pero se hace imposible creer esto pues a simple vista encontramos eco-sistemas deteriorados por concesiones de explotación y tala de árboles, minería incluso de gas y petróleo, turismo y también polución. Lo más importante del Bosque Boreal canadiense, sin embargo, es que es el hogar de millones de aves migratorias que representan 327 especies que vuelven cada primavera a bosques y lagos para reproducirse.


Por siglos las aves han sido un enigma para los seres humanos. Muchas de estas interrogantes siguen sin respuesta especialmente con respecto a las aves migratorias, sabemos que usan muchas herramientas, se ha alcanzado y quizás nunca se alcance un completo conocimiento sobre sus vuelos, en parte esto se debe a la decadencia y al daño que sufre el medio ambiente que habitan. Se piensa que las aves migratorias observan el arco del sol relativo al horizonte y usan su altura para obtener el eje norte-sur para navegar. También que las que viajan por la noche pueden que usen las estrellas para guiarse. Se sabe sobre su sensibilidad a los cambios de presiones barométricas que les hace posible navegar en malos climas. Pueden además usar vientos de cola favorables que les facilitan el vuelo. Tienen habilidad para detectar sonidos de bajas frecuencias que les ayudan a escuchar el romper de las olas en el mar, y sus propias llamadas que pueden escuchar en ecos de la montaña. Hay otros factores como los campos magnéticos de la tierra que pueden ser usados por estas aves.

A pesar de todas las dotes y capacidades con las que las aves migratorias cuentan, es imposible ignorar los peligros que enfrentan en sus travesías. La mayoría de las aves cantoras viajan de noche y pueden ser afectadas por aviones, vehículos o trenes; además vuelan a través de edificios, cables de electricidad, puentes altos. Sólo las torres de teléfonos móvil, radio, TV y los cables que sostiene estas torres matan cada año un millón de pájaros. Desde hace unas décadas la instalación de turbinas de viento para producir electricidad emerge como otro peligro que enfrentan las aves silvestres. Además, las aves sufren desorientación por las luces de aeropuertos, faros marítimos y hasta por el reflejo de edificios iluminados, todas circunstancias que afectan en particular a las aves migratorias que acumulan más muertes cada año por estas causas creadas por los seres humanos, que por todas las otras causas de mortalidad combinadas.

La proeza del Blackpoll Warbler
De todas las especies de aves que migran cada primavera al Bosque Boreal canadiense y a Alaska para reproducirse, una muy especial, pequeñita, cumple su viaje migratorio con gran esfuerzo y nos hace pensar no solo en sus inmensas habilidades sino también en los enormes riesgos que corre. Se trata del Blackpoll Warbler (Setopho gastriata)que en español se la traduce como Reineta estriada entre otros nombres y que no pesa más de 10 gramos y mide apenas 14 centímetros -del porte de los dedos de nuestra mano juntos y cuyo peso apenas se siente sobre nuestra mano extendida. Con cabeza de color negro, casi como un sombrero, se alimenta de insectos, semillas y frutos.

Esta ave tiene un asombroso recorrido migratorio que la coloca en un lugar especial en la naturaleza, pues vuela más de 2700 kilómetros por el Océano Atlántico y el Caribe en tres días, sin detenerse. Cada otoño deja el Bosque Boreal de Canadá y viaja a Sur América con destino a Colombia, Venezuela o Brasil. Esta proeza migratoria, la más extraordinaria del planeta, si lo comparáramos con un viaje similar humano de acuerdo a su peso éste tendría que recorrer 18 millones de kilómetros. Hay otra ave que viaja grandes distancias sin paradas como el Northern Wheater pero se trata de un ave un poco más grande y que pesa hasta 30 gramos, o sea más del doble que del Blackpoll Warbler. Es un misterio fascinante el cómo hace su travesía y en busca de descifrarlo un grupo de investigadores de la Universidad de Massachusetts equipó 37 Blackpoll Warbler con un mini geo-localizador comprobando en cinco de ellos que su vuelo no tuvo paradas. Quedan aún muchas incógnitas sobre su migración. El viaje hacia el norte, cada primavera, es más relajado en tiempo, se detienen en varias áreas antes de llegar al lugar donde nacerán sus crías, y primero arriban los machos mientras que las hembras lo hacen 2 a 3 días después. Son los machos los que marcan su territorio para la crianza y cantan el día entero desde un posadero.

El Blackpoll Warblerse sobre alimenta antes de viajar con calorías grasas que le aportan la energía necesaria para el viaje, comen todo lo más que pueden y llegan a doblar su peso en el proceso. Esta travesía es de volar o morir (fly-or-die journey). Se cree, pero no se prueba todavía que, aunque viven en el Bosque Boreal desde el Alaska y Yukon, en el oeste, hasta la provincia de Nova Scotia, en el este, se reúnen para la partida precisamente en la isla de Cape Bretona poco más de tres horas en vehículo de donde vivo, y desde allí parten juntos en su gran viaje al sur a través del océano Atlántico.

Investigadores del laboratorio de Ornitología de Cornell alcanzaron al lugar de llegada de los Blackpoll Warbleren Colombia y se sorprendieron que llegaban a la península de La Guajira, un lugar desértico y ecológicamente muerto nueve meses al año, pero que desde septiembre a noviembre cobra vida con el crecimiento de plantas justamente con la llegada de estas pequeñas aves. Se sorprendieron también de la rápida recuperación de peso demostradas con estudios minuciosos de cientos de ellos.

Nuestro admirable Blackpoll Warbler es un ave numerosa pero su número ha declinado en forma significativa en las últimas décadas (ha declinado el numero de casi todas las aves migratorias). La población declina al 5 por ciento anual; la población actual es de más o menos de 60 millones -casi el 80 por ciento nacen y se crían en el Bosque Boreal de Canadá. Son miles los que mueren en su viaje de ida y de vuelta y sufren también por la pérdida de bosques que son su hábitat -la explotación humana ha dañado más de 730.000 kilómetros cuadrados de bosques boreales canadienses, incluso a pesar de los programas de protección de aves que el gobierno de Canadá implementa pero que igualmente están en contradicción con la explotación de sus recursos. Podemos preguntarnos si tanto esfuerzo migratorio del pequeño Blackpoll Warbler vale la pena, acaso no tendría una vida de menos desgaste con más cortas travesías, pero los misterios de la naturaleza tienen su propia dinámica y complejidad propias, que nosotros a duras penas entendemos algunas.

La destrucción continúa
En Canadá hay poca amenaza directa a las aves silvestres, la caza ha bajado mucho las últimas décadas y en las ciudades y campos casi nadie las daña, aunque indirectamente la destrucción de su hábitat es significante pues no se les considera cuando hay proyectos económicos de cualquier índole. En el pasado, principalmente en el siglo 18 y 19 en Norteamérica muchas especies animales sufrieron exterminio a manos de invasores europeos y sus descendientes, una fue la extinción de una especie de paloma la Passager pigeon).

La Passager pigeonera un ave nómada que convivió por miles de años con los pueblos aborígenes mayormente en lo que hoy es Estados Unidos, era un alimento poco consumido. Pero para los europeos, la mayoría pobres, ignorantes del medio donde llegaban, sufriendo desnutrición crónica hasta la mitad del siglo 20, cazaban palomas pasajeras como recurso de alimentación barato, algunos simplemente las mataban por hacerlo. Los aborígenes quedaban atónitos frente al grado de destrucción y desprecio por la vida silvestre de los europeos, los bisontes de la gran pradera corrieron la misma suerte que las Passager pigeon. Eran las aves más numerosas del mundo, tan abundantes que con un disparo de escopeta caían más de 50 palomas, se usaron trampas, redes, se las mataba a palos, se les disparaba desde los trenes como entretenimiento, servían de blanco en competencias de tiro. En fin, una masacre histórica de millones de estas aves que logró la extinción total en solo 50 años. La última Passager pigeon murió en cautiverio en 1914 en un zoológico en la ciudad de Cincinnati. En la crisis por la supervivencia de las aves migratorias, y de la naturaleza en general, hay una excepción en el Ganso Branda canadiense, hoy más numeroso que hace 50 años en parte porque tiene menos predadores, más lagunas artificiales en las ciudades, ha bajado su caza y goza de un aprecio conservacionista, al menos por ahora puede que esto cambie y peligren un día.

Nuestro pequeño Blackpoll Warbler continuará emprendiendo el vuelo mientras tenga energía, existan bosques que habitar, y los cielos estén abiertos para ellos. Esta humilde ave seguirá emprendiendo el vuelo de las largas distancias que un viajero jamás soñó. Pero tal y como todo está establecido parece no haber duda de que naturaleza y recursos, que se devoran día a día, le agotará el aliento de vida. Aunque las civilizaciones han sido creativas también se han mostrado incapaces de mantener balance con la naturaleza, nuestro medio de vida. Han pasado generaciones de seres humanos y civilizaciones sin valorar o tratar de entender debidamente la complejidad de la naturaleza y de respetarla. Solo algunos y los especialistas y científicos se preocupan de entender, pero estos últimos viven como enclaustrados su verdad no toca al resto. Mientras que los ricos andan como enloquecidos con su inmenso poder y cuentan con serviles de cualquier color político que mienten y con la antorcha en la mano están listos para desbastarlo todo, lo que se les ordene, acechando la continua destrucción de la naturaleza en nombre del progreso y del crecimiento económico eterno.

Recursos:
Boreal Songbird Initiative, https://www.borealbirds.org/
American Ornithological Society, https://americanornithology.org/
Ecology Action Centre Halifax, Nova Scotia, https://ecologyaction.ca/
All About Birds, Cornell University,https://www.allaboutbirds.org/guide/search
North America’s Bird Nursery,https://www.borealconservation.org/north-americas-bird-nursery
Bird Canada, A voice of the northern bird, https://www.birdcanada.com/

lunes, 7 de febrero de 2022

Diez minutos de caminata para una vida más larga.

Un nuevo análisis encontró que un poco de ejercicio moderado cada día ayudaría a evitar más de 111.000 muertes prematuras anualmente.

Si casi todos nosotros empezáramos a caminar diez minutos más al día, podríamos evitar, en conjunto, más de 111.000 fallecimientos al año, según un nuevo y revelador estudio sobre el movimiento y la mortalidad. El estudio, que se publicó en enero en la revista médica arbitrada JAMA Internal Medicine utilizó datos sobre la actividad física y los índices de mortalidad de miles de adultos estadounidenses para calcular cuántas muertes al año podrían evitarse si todo el mundo hiciera más ejercicio. Los resultados señalan que si cada uno de nosotros hiciera solo un poco más de actividad física se podrían evitar cientos de miles de muertes prematuras en los próximos años.

La ciencia ya ofrece muchas pruebas de que la cantidad de ejercicio que hacemos influye en la duración de nuestra vida. En 2019, un estudio revelador publicado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés), indicó que más del ocho por ciento de todos los fallecimientos en el país eran atribuibles a “niveles inadecuados de actividad”. Un estudio británico de 2015 demostró que los hombres y mujeres que se ejercitaban durante al menos 150 minutos a la semana (la recomendación estándar en el Reino Unido, Europa y Estados Unidos) reducían su riesgo de muerte prematura al menos un 25 por ciento en comparación con las personas que hacían menos ejercicio. Aún más impactante fue un estudio realizado en 2020 sobre los estilos de vida y los riesgos de fallecimiento de unos 44.000 adultos de Estados Unidos y Europa, el cual concluyó que los hombres y mujeres más sedentarios del estudio, que permanecían sentados casi todo el día, tenían hasta un 260 por ciento más de probabilidades de morir de manera prematura que las personas más activas del estudio, quienes hacían ejercicio durante al menos 30 minutos la mayoría de los días.

No obstante, gran parte de estas investigaciones se basaban en los recuerdos (con frecuencia poco fiables) de las personas sobre sus hábitos de ejercicio y sedentarismo. Además, muchos de los estudios que profundizaban en los efectos más amplios del ejercicio sobre la longevidad, en el ámbito de población, solían utilizar pautas formales de ejercicio como su objetivo. En esos estudios, los investigadores modelaron lo que sucedería si todo el mundo empezara a hacer ejercicio durante al menos 150 minutos a la semana, un objetivo ambicioso y quizá inalcanzable para las muchas personas que antes hacían ejercicio en contadas ocasiones, si es que lo hacían.

En lugar de eso, en el estudio nuevo, los investigadores del Instituto Nacional del Cáncer y de los CDC decidieron explorar lo que podría ocurrir con los índices de mortalidad si la gente empezara a moverse más, aunque no cumpliera las pautas formales de ejercicio. Pero antes, los investigadores necesitaban establecer un punto de referencia para saber cuántas muertes podrían estar relacionadas con el movimiento reducido o nulo. Así que empezaron a recopilar datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, que de manera periódica le pregunta a una muestra representativa de la población sobre su vida y su salud. Esta también les proporciona a algunos encuestados monitores de actividad para medir de manera objetiva cuánto se mueven.

Así fue como los investigadores obtuvieron información de 4840 participantes de distintos grupos étnicos, hombres y mujeres, con edades comprendidas entre los 40 y los 85 años. Todos habían participado en la encuesta entre 2003 y 2006, y habían usado un monitor de actividad durante una semana. A partir de esos datos, los investigadores agruparon a las personas según los minutos que caminaban o se movían la mayoría de los días. También cotejaron los nombres de las personas con un registro nacional de defunciones para establecer los riesgos de mortalidad según los distintos niveles de actividad.

Con estos resultados, empezaron a crear una serie de hipótesis estadísticas. Los investigadores se preguntaron qué pasaría si todas las personas con la capacidad de hacer ejercicio comenzaran a hacerlo con moderación, por ejemplo, caminando a paso ligero durante diez minutos más al día, además de lo mucho o poco que se ejercitaban. ¿Cuántas muertes no se producirían?

Los investigadores hicieron ajustes para que las estadísticas incluyeran a las personas que eran demasiado frágiles o que no podían caminar o moverse con facilidad. En los cálculos también incluyeron la edad, la educación, el hábito de fumar, la alimentación, el índice de masa corporal y otros factores de salud.

A continuación, los investigadores plantearon el mismo escenario estadístico con todos los participantes haciendo ejercicio durante 20 minutos más al día y, por último, durante 30 minutos más al día y verificaron los resultados de mortalidad.

Comprobaron que bastantes personas vivirían más tiempo en cualquiera de esos escenarios. Según el modelo, si todos los adultos que pueden caminar lo hicieran a paso ligero o hicieran algún otro tipo de ejercicio durante diez minutos más al día, podrían evitarse 111.174 muertes anuales en todo el país, es decir, alrededor del siete por ciento de todos los fallecimientos de un año normal.

Cuando duplicaron el tiempo de ejercicio hipotético a 20 minutos adicionales al día, el número de muertes que se podrían evitar aumentó a 209.459. Al triplicar el ejercicio a 30 minutos extra al día se evitaban 272.297 muertes, o casi el 17 por ciento de los totales anuales típicos. (Los datos se recogieron antes de la pandemia, que ha sesgado las cifras de mortalidad).

Estas cifras pueden parecer abstractas, pero, en la práctica, esos cientos de miles de muertes evitadas podrían terminar siendo bastante personales. Podrían significar evitar la muerte prematura de un cónyuge, un padre, un amigo, un hijo mayor, un compañero de trabajo o, por supuesto, de nosotros mismos, señaló Pedro Saint-Maurice, investigador de salud pública del Instituto Nacional del Cáncer, quien dirigió el estudio nuevo. “Hay un mensaje en estos datos para las entidades de salud pública” sobre la importancia de promover la actividad física para reducir los fallecimientos prematuros, comentó, y el mensaje se aplica de igual manera a cada uno de nosotros.

Así que hoy levántate y camina o haz algún tipo de actividad física moderada durante diez minutos adicionales. Invita a tus amigos, colegas y padres de edad avanzada a hacer lo mismo. “En este contexto, un poco de actividad física adicional puede tener un gran impacto”, concluyó Saint-Maurice.

domingo, 6 de febrero de 2022

Estas son las 100 mejores películas de habla no inglesa de todos los tiempos (según BBC)

Otra vez hemos sido derrotados. Los ganadores son los campesinos, no nosotros", recita el inmortal Kambei al final del film del director japonés Akira Kurosawa "Los siete samuráis".

Frases como ésta -y la perfecta cadena de escenas sobre el heroísmo- son algunas de las razones por la que esta película, estrenada en 1954, fue elegida por 209 críticos de 43 países como la mejor película de habla no inglesa de la historia.

El resultado fue producto de una encuesta que realizó la BBC en los últimos meses y que dejó un listado de 100 películas, encabezado por la obra maestra de Kurosawa.

"'Los siete samuráis' no solo es una nueva aproximación a las películas de acción, sino que también creó un subgénero en el cine: los que hablan sobre un grupo de inesperados héroes en una misión imposible en la que luchan por salvar sus almas", escribió la crítica brasilera Ana María Bahiana.

Guillermo del Toro
El laberinto del fauno, de 2006 y dirigida por el mexicano Guillermo del Toro, es la película en español que mejor se ubica en la lista.

Pero el "top 100" es un listado diverso: las películas fueron dirigidas por 67 directores distintos, de 24 países y en 19 idiomas.

El francés es el que predomina, con 27 títulos en el listado, seguido de 12 films en mandarín y 11 en italiano y en japonés. En español hay siete.

Para BBC Culture, la sección encargada de realizar la encuesta, tal vez el punto más decepcionante es la poca presencia de directoras en el listado. Solo cuatro de las 100 películas fueron dirigidas por mujeres.

Las directoras son: Chantal Akerman, Agnès Varda, Kátia Lund y Claire Denis.

Esta es la tercera vez que se realiza este tipo de sondeo. Primero fue para elegir el mejor film de lo que va del siglo XXI (y el ganador fue "Muholland Drive", de David Lynch) y después para la mejor comedia, que resultó ser "Una Eva y dos Adanes", de Billy Wilder.

En BBC Mundo te presentamos el listado completo de las mejores películas no habladas en inglés, según el jurado.

100. Cenizas y diamantes (Polonia, 1958) - Andrzej Wajda
99. Paisaje en la niebla (Grecia, 1988) - Theo Angelopoulos
98. Días de sol (China, 1994) - Jiang Wen
97. El sabor de las cerezas (Irán, 1997) - Abbas Kiarostami
96. Shoah (Francia, 1985) - Claude Lanzmann
95. Nubes flotantes (Japón, 1955) - Mikio Naruse
94. ¿Dónde queda la casa de mi amigo? (Irán, 1987) - Abbas Kiarostami
93. Esposas y concubinas (China, 1991) - Zhang Yimou
92. Escenas de un matrimonio (Suecia, 1973) - Ingmar Bergman
91. Rififi (Francia, 1955) - Jules Dassin
90. Hiroshima Mon Amour (Francia, 1959) - Alain Resnais

Amelie
"Amelie" estuvo nominada a 5 premios Oscar.

89. Fresas salvajes (Suecia, 1957) - Ingmar Bergman
88. La historia del último crisantemo (Japón, 1939) - Kenji Mizoguchi
87. Las noches de Cabiria (Italia, 1957) - Federico Fellini
86. El muelle (Francia, 1962) - Chris Marker
85. Umberto D (Italia, 1952) - Vittorio de Sica
84. El discreto encanto de la burguesía (Francia, 1972) - Luis Buñuel
83. La Strada (Italia, 1954) - Federico Fellini
82. Amélie (Francia, 2001) - Jean-Pierre Jeunet
81. Celine y Julie van en barco (Francia, 1974) - Jacques Rivette

Abbas Kiarostami Tres películas de Abbas Kiarostami aparecen en la lista.

80. Los olvidados (México, 1950) - Luis Buñuel
79. Ran (Japón, 1985) - Akira Kurosawa
78. El tigre y el dragón (China - Taiwán, 2000) - Ang Lee
77. El conformista (Italia, 1970) - Bernardo Bertolucci
76. Y tu mamá también (México, 2001) - Alfonso Cuarón
75. Belle de Jour (Francia, 1967) - Luis Buñuel
74. Pierrot, el loco (Francia, 1965) - Jean-Luc Godard
73. El hombre de la cámara (Unión Soviética, 1929) - Dziga Vertov
72. Ikiru (Japón, 1952) - Akira Kurosawa
71. Happy Together (China, 1997) - Wong Kar-wai

Y tú mamá también
"Y tu mamá también" fue un éxito en todo el mundo.

70. El eclipse (Italia, 1962) - Michelangelo Antonioni
69. Amor (Francia, Austria, 2012) - Michael Haneke
68. Ugetsu (Japón, 1953) - Kenji Mizoguchi
67. El ángel exterminador (México, 1962) - Luis Buñuel
66. Todos nos llamamos Alí (Alemania, 1973) - Rainer Werner Fassbinder
65. Ordet (Dinamarca, 1955) - Carl Theodor Dreyer
64. Tres colores: azul (Francia, 1993) - Krzysztof Kieślowski
63. Primavera en un pequeño pueblo (China, 1948) - Fei Mu
62. Touki Bouki (Senegal, 1973) - Djibril Diop Mambéty
61. El intendente Sansho (Japón, 1954) - Kenji Mizoguchi

Nino Castelnuovo y Catherine Deneuve protagonizan "Los paraguas de Cherburgo", de Jacques Demy.

60. El desprecio (Francia, 1963) - Jean-Luc Godard
59. Ven y mira (Unión Soviética, 1985) - Elem Klimov
58. Madame de… (Francia, 1953) - Max Ophüls
57. Solaris (Unión Soviética, 1972) - Andrei Tarkovsky
56. Chungking Express (China, 1994) - Wong Kar-wai
55. Jules y Jim (Francia, 1962) - François Truffaut
54. Comer, beber, amar (Taiwán, 1994) - Ang Lee
53. Al azar de Baltasar (Francia, 1966) - Robert Bresson
52. Primavera tardía (Japón, 1949) - Yasujirô Ozu
51. Los paraguas de Cherburgo (Francia, 1964) - Jacques Demy

Buñuel
Cinco películas del español Luis Buñuel aparecen en la lista.


50. L'Atalante (Francia, 1934) - Jean Vigo
49. Stalker: La zona (Unión Soviética, 1979) - Andrei Tarkovsky
48. Viridiana (España, México, 1961) - Luis Buñuel
47. 4 meses, 3 semanas y 2 días (Rumanía, 2007) - Cristian Mungiu
46. Los hijos del paraíso (Francia, 1945) - Marcel Carné
45. La aventura (Italia, 1960) - Michelangelo Antonioni
44. Cleo de 5 a 7 (Francia, 1962) - Agnès Varda
43. Beau Travail (Francia, 1999) - Claire Denis
42. Ciudad de Dios (Brasil, 2002) - Fernando Meirelles y Kátia Lund
41. ¡Vivir! (China, 1994) - Zhang Yimou

Agnès Varda
Agnès Varda es una de las cuatro mujeres directoras que aparecen en la lista.

40. Andrei Rublev (Unión Soviética, 1966) - Andrei Tarkovsky
39. Close-Up (Irán, 1990) - Abbas Kiarostami
38. Un día de verano (Taiwán, 1991) - Edward Yang
37. El viaje de Chihiro (Japón, 2001) - Hayao Miyazaki
36. La gran ilusión (Francia, 1937) - Jean Renoir
35. El gatopardo (Italia, 1963) - Luchino Visconti
34. Las alas del deseo (Alemania, 1987) - Wim Wenders
33. Playtime (Francia, 1967) - Jacques Tati
32. Todo sobre mi madre (España, 1999) - Pedro Almodóvar
31. La vida de los otros (Alemania, 2006) - Florian Henckel von Donnersmarck

El Laberinto del fauno
"El laberinto del fauno" ganó varios premios Oscar.

30. El séptimo sello (Suecia, 1957) - Ingmar Bergman
29. Oldboy (Corea del Sur, 2003) - Park Chan-wook
28. Fanny y Alexander (Suecia, 1982) - Ingmar Bergman
27. El espíritu de la colmena (España, 1973) - Víctor Erice
26. Cinema Paradiso (Italia, 1988) - Giuseppe Tornatore
25. Yi Yi (Taiwán, Japón, 2000) - Edward Yang
24. El acorazado Potemkin (Unión Soviética, 1925) - Sergei M. Eisenstein
23. La pasión de Juana de Arco (Francia, 1928) - Carl Theodor Dreyer
22. El laberinto del fauno (España, México, EE.UU., 2006) - Guillermo del Toro
21. Una separación (Irán, 2011) - Asghar Farhadi
20. El espejo (Unión Soviética, 1974) - Andrei Tarkovsky
19. La batalla de Argel (Italia, Argelia, 1966) - Gillo Pontecorvo
18. Ciudad doliente (Taiwán, 1989) - Hou Hsiao-hsien
17. Aguirre, la ira de Dios (Alemania, 1972) - Werner Herzog
16. Metrópolis (Alemania, 1927) - Fritz Lang
15. Pather Panchali (India, 1955) - Satyajit Ray
14. Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles (Bélgica, 1975) - Chantal Akerman
13. M (Alemania, 1931) - Fritz Lang
12. Adiós a mi concubina (China, 1993) - Chen Kaige
11. Sin aliento (Francia, 1960) - Jean-Luc Godard

La Dolce Vita
Anita Ekberg se convirtió en un ícono sexual tras aparecer el "La dolce vita".

10. La dolce vita (Italia, 1960) - Federico Fellini
9. Deseando amar (China, 2000) - Wong Kar-wai
8. Los 400 golpes (Francia, 1959) - François Truffaut
7. 8 1/2 (Italia, 1963) - Federico Fellini
6. Persona (Suecia, 1966) - Ingmar Bergman
5. Las leyes del juego (Francia, 1939) - Jean Renoir
4. Rashomon (Japón, 1950) - Akira Kurosawa
3. Tokyo Story (Japón, 1953) - Yasujirô Ozu
2. El ladrón de bicicletas (Italia, 1948) - Vittorio de Sica
1. Los sietes samuráis (Japón, 1954) - Akira Kurosawa

BBC

sábado, 5 de febrero de 2022

_- La desfachatez del Consejo General del Poder Judicial.

_- Ha llegado el momento de que los seis miembros del CGPJ que han aprobado el voto particular dimitan. En un órgano que actúa con la desfachatez con que lo hace el CGPJ no se puede estar. Por dignidad, por decoro profesional. Y por “patriotismo constitucional”

— Cinco vocales del Poder Judicial ven “coherente” la ley de vivienda y acusan a la mayoría de “extralimitarse”

El lector es probable que recuerde que en varias ocasiones he subrayado que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) es un “órgano de Gobierno” y no un “órgano judicial”. Es el órgano de gobierno del Poder Judicial. Pero él mismo no forma parte de dicho Poder. Se trata, por tanto, de un órgano de “naturaleza política” y, en cuanto tal, su renovación está vinculada a la evolución del principio de legitimidad democrática que se expresa a través del ejercicio del derecho de sufragio en las elecciones generales.

La renovación del CGPJ no coincide con la renovación del Congreso de los Diputados y el Senado, pero sí guarda una vinculación muy estrecha con la renovación de estos órganos que constituyen las Cortes Generales. El Congreso de los Diputados y el Senado se renuevan cada cuatro años. El CGPJ cada cinco. Justamente por eso, por su naturaleza política, no es admisible la “prórroga” del mandato de los miembros integrantes del CGPJ, de la misma manera que no lo es la del Congreso de los Diputados o el Senado. La prórroga va contra la “naturaleza” de los órganos de naturaleza política. La prórroga los “desnaturaliza”, es decir, los convierte en órganos “deformes”, incompatibles con el lugar que ocupan en el edificio constitucional.

Esto es lo que está ocurriendo con el CGPJ. La prórroga del actual CGPJ es una prórroga “contra natura”, que lo convierte en un Rigoletto constitucional, que choca frontalmente con el lugar que el constituyente le asignó en nuestra fórmula de gobierno.

Esto no lo pueden no saber los actuales miembros del CGPJ. Y si no lo supieran, estarían prevaricando de manera continuada por “ignorancia inexcusable”. Como esto no es razonable que sea así, la conclusión más plausible es que la interpretación que están haciendo de su función, admitiendo una prórroga plurianual, solamente puede ser explicada como resultado de una extraordinaria desfachatez, es decir, de un extraordinario “descaro o desvergüenza” (Diccionario de la RAE).

Este descaro o desvergüenza ha alcanzado su máxima expresión en el informe que acaba de emitir la mayoría del CGPJ, constituida por 15 miembros, sobre el proyecto de Ley de Vivienda aprobado por el Consejo de Ministros. Los 6 miembros que han firmado el voto particular se lo vienen a decir a sus compañeros de manera inequívoca. La mayoría no está cumpliendo con la función que corresponde al CGPJ en cuanto órgano constitucional en el proceso de elaboración de un proyecto de ley, sino que están ejerciendo de una manera desviada dicha función, contribuyendo con ello no al perfeccionamiento del texto del proyecto, sino a participar en un debate político encanallado, como el que se está produciendo de forma generalizada como consecuencia de la polarización política, que por ello mismo debería estar fuera de lo que debe ser el contenido de su informe sobre un proyecto de ley. El CGPJ, dice la minoría en su voto particular, no está para hacer lo que ha hecho la mayoría. No está para tomar partido por una determinada opción política, sino para emitir un informe exclusivamente técnico.

Como el lector sin duda sabe, el informe del CGPJ es preceptivo, pero no vinculante y, en consecuencia, el Gobierno no tiene por qué hacer suya la opinión de la mayoría. Pero ese carácter no vinculante no debería ser interpretado por los miembros del CGPJ que lo han aprobado por mayoría como una coartada para entrar en el debate político.

En mi opinión, creo que ha llegado el momento para que los seis miembros del CGPJ que han aprobado el voto particular adopten la decisión de dimitir. En un órgano que actúa con la desfachatez con que lo hace el CGPJ no se puede estar. Por dignidad, por decoro profesional. Y por “patriotismo constitucional”. No se puede continuar formando parte de un órgano que actúa de la forma en que el CGPJ lo hace, desnaturalizando la voluntad del constituyente. El voto particular debería haber venido acompañado del anuncio de la dimisión de la condición de miembro del CGPJ. Hasta aquí hemos llegado.

Javier Pérez Royo

viernes, 4 de febrero de 2022

Entrevista a Keeanga-Yamahtta Taylor. En memoria de Howard Zinn

El 27 de enero de 2010 falleció Howard Zinn, historiador marxista estadounidense. Recordamos su recorrido como intelectual público y sus contribuciones a la elaboración de una historia desde abajo.

El historiador Howard Zinn falleció el día 27 de enero de 2010. Su forma de transmitir sus ideas más allá de la academia y su participación activa en los movimientos sociales hacen que siga siendo un modelo para los intelectuales de izquierda.

Mientras enseñaba en Spelman, instituto de humanidades para mujeres de Atlanta, Zinn ayudó a organizar el movimiento estudiantil de sentadas por los derechos civiles. Durante la guerra de Vietnam viajó a Hanói a recibir a los prisioneros estadounidenses derribados por los vietnamitas del norte. Y además publicó La otra historia de los Estados Unidos, libro que llevó a muchos lectores a descubrir por primera vez las mentiras que esconde el mito fundacional de inocencia y meritocracia de los Estados Unidos.

Como escribió Eric Foner en un obituario del Nation, «Pocos historiadores lograron alcanzar una audiencia no académica tan amplia. Quienes lo hacen suelen escribir historia monumental, esas obras que celebran a los grandes hombres o los acontecimientos heroicos del país. La historia de Zinn era distinta. […] El público de Zinn aprendió sobre las luchas cotidianas de los estadounidenses que se movilizaron por justicia, igualdad y poder». 

Sigue Foner, Siempre me sorprende la cantidad de estudiantes de historia que terminan destacándose y que encontraron la primera chispa de su pasión por el pasado en la lectura de Howard Zinn. Está claro que a veces su interpretación tendía a una visión maniquea, un relato demasiado simplificado de la lucha entre las fuerzas de la luz y la oscuridad. Pero La otra historia… contiene una enseñanza estimulante y saludable: que a pesar de tanta represión, si Estados Unidos tiene una historia que celebrar, debemos buscarla en los movimientos sociales que lo convirtieron en un país mejor.

Keeanga-Yamahtta Taylor, profesora de Estudios afroamericanos en la Universidad de Princeton, escribió el prólogo a la nueva edición de You Can’t Be Neutral on a Moving Train, autobiografía de Zinn. Daniel Denvir conversó con Taylor sobre la vida y el legado del historiador en su podcast the Dig.

En tu prólogo escribiste, «El poder de Howard Zinn como escritor eclipsó la fascinante historia de su participación en esos grandes movimientos sociales». ¿Qué destacarías de los distintos roles que Zinn jugó en tantas décadas de izquierda estadounidense? Es probable que los dos episodios más interesantes, y tal vez los más importantes en su formación, hayan sido su participación en el Movimiento por los derechos civiles y su compromiso con el movimiento en contra de la guerra de Vietnam, que en cierto sentido fue una conclusión de su desempeño como piloto de bombardero en la Segunda Guerra Mundial. El primer episodio tal vez sorprenda a mucha gente, pues Zinn suele ser reconocido por haber escrito Otra historia… Pero en realidad, todo el marco teórico de ese libro —estudiar la historia desde abajo— viene de su participación en aquel movimiento.

Zinn fue parte del trabajo cotidiano y de base del movimiento sureño, muchas veces opacado cuando ensalzamos la figura de Martin Luther King, las grandes marchas y las confrontaciones espectaculares de la época. Nuestro historiador estuvo involucrado en muchas confrontaciones que no tuvieron tanta prensa. Su libro nos enseña justamente que el movimiento se mantuvo unido por las acciones de esos activistas comunes y corrientes, personas que estaban dispuestas a perder todo (incluso su vida), pero que aprendieron en el proceso y lograron sobreponerse a los altibajos que afectan a todos los movimientos sociales. De ese modo, no solo transformaron la realidad del Sur, sino que también se transformaron a sí mismos.

Pasado cierto tiempo, el Sur fue incapaz de conservar la legislación de Jim Crow porque las personas negras se negaron a ser gobernadas así. Zinn nos brinda una cartografía detallada del proceso a través del cual estas personas pasaron del miedo a la conciencia de que eran las únicas capaces de transformar sus condiciones de vida. Todo eso conlleva una importante cuota de sacrificio, pero también de heroísmo, además de muchas enseñanzas importantes para quienes abordan en la actualidad la cuestión de los movimientos sociales, sus métodos de trabajo y su posible efectividad.

Aunque las historias de Zinn efectivamente eclipsaron su historia personal, escribiste que su obra y su vida se reflejan una en la otra, en el sentido de que su vida fue un modelo de esas vidas comprometidas que retrató en sus libros. Dijiste que su libro más famoso es La otra historia de los Estados Unidos. ¿Cómo llegó a convertirse en un libro tan popular?
El eje que puso en la vida cotidiana de las personas no solo brinda una perspectiva más compleja de la historia, sino que también desmitifica el eterno dilema que enfrentamos quienes interrogamos la realidad del mundo: «¿Cómo es posible que algo cambie?». Zinn quita el velo de ese misterio y desmiente los mitos fundamentales de la historia de Estados Unidos, es decir, que el motor de cambio son las acciones de los hombres blancos y de las instituciones que reinan en nuestra gran democracia.

No basta con decir, «Bueno, eso no es tan así» o «La historia es más compleja». Zinn da vuelta el esquema y pone en el centro las vidas de esos millones de personas comunes que suelen ser invisibles en los libros de historia, como un modo de mostrar que el cambio es complejo y difícil, pero que las capacidades y la inteligencia de la gente común hacen que siempre sea posible. No es un milagro y no es magia. Son todas esas luchas pequeñas las que a veces logran convertirse en luchas más grandes. En muchos casos fracasan, incluso nos hacen retroceder. Pero la presión constante que ejercen las condiciones sociales sobre las vidas de las personas siempre las fuerzan a avanzar.

En última instancia, eso hace posible que ciertos militantes más radicalizados decidan organizarse, aprender del pasado, estudiar la historia como un modo de aportar al desarrollo de sus estrategias y tácticas en el marco de los movimientos sociales. Por eso el libro de Zinn, siendo tan dinámico y vital, suele tener mucho más sentido que las historias típicas que nos cuentan de arriba y que siempre están cubiertas por un velo de misterio. Zinn plantea una ruptura nítida con todos esos enfoques.

También escribiste que Zinn no solo convierte a las personas comunes en protagonistas de su historia, sino que otorga mucha importancia a los acontecimientos corrientes. En un momento leemos que su historia aborda el impacto de las acciones políticas de un modo no convencional. Por ejemplo, la forma en que analiza el «fracaso» del Movimiento por los derechos civiles en Albany (Georgia) en 1961-1962 y la decepción de las primeras movilizaciones contra la guerra de Vietnam de 1965. ¿Qué pensaba Zinn de estos movimientos de izquierda aparentemente «fallidos»? En primer lugar, hay que entender la importancia de esa observación, pues muchas personas no tan familiarizadas con la organización política, por causas ajenas a su voluntad, no saben que los intentos fallidos suelen ser los que impulsan las victorias más importantes. Las grandes movilizaciones —esto también vale para los años 1960— no caen del cielo. Deben ser construidas y organizadas.

A veces solemos perder de vista este hecho, sobre todo cuando intervienen fundaciones que bajan mucha plata y gestionan muchos recursos. Pero el problema es siempre el mismo: si eso no está conectado con una organización o con un proceso real, aun si tal vez sirva para llamar la atención sobre un tema particular, no generará los medios para solucionarlo y no logrará perdurar.

Zinn está intentando hacer dos cosas. Una es sintetizar el modo en que se desarrolla la conciencia. El caso de Albany siempre es presentado como un ejemplo de fracaso del Movimiento por los derechos civiles por no haber promovido el tipo de espectáculo sobre el que se apoyaba Martin Luther King para convocar a la prensa y llamar la atención del gobierno federal, siempre con el fin de presionarlos, en última instancia, para que forzaran a las autoridades del Sur a adecuarse a las leyes federales. En Albany, el sheriff detuvo a todo el mundo sin provocar mayores disturbios y fue elogiado por no golpear a los activistas locales.

Por ese motivo suele ser considerada una campaña infructuosa en comparación con Selma, Birmingham u otras victorias bien conocidas. Pero como participante del movimiento de Albany, Zinn planteó otra perspectiva: reconoció que la participación local en las actividades del movimiento, que implicaba superar el miedo enorme, a veces incapacitante, que infundían los sectores políticos, legales y económicos dominantes de esa ciudad, sin llegar a ser una «victoria», conllevó la transformación de sus protagonistas. Superaron el miedo. Y eso los colocaba a medio camino de la victoria. Porque la mantención del statu quo promovida por los sectores políticos dominantes de esa ciudad y del Sur dependía de ese miedo, cultivado durante largas décadas de violencia. Vencer el miedo y darse cuenta de que era realmente posible transformar la realidad: eso fue una victoria.

Entonces, la pregunta más importante es, ¿Cómo hacen las personas para sobreponerse a esa reticencia que surge de la idea de que es imposible transformar sus propias condiciones de vida? Ese es el elemento fundamental de la conciencia: esa voluntad, no solo de participar en una que otra marcha, sino de involucrarse completamente en un movimiento social y en un proyecto político que apunta a transformar la realidad.

En el caso de Vietnam, Zinn relata la frustración de las primeras manifestaciones, que no lograron convocatorias amplias. Unos cuantos cientos de personas en la calle no eran suficientes para desafiar la máquina de guerra estadounidense. Entonces, hace avanzar a los lectores por dos caminos.

En primer lugar, muestra que, durante cierto tiempo, los militantes pueden realizar actividades que contribuyen a generar un proceso de organización más efectivo. La gente aprende a hacer correr la voz antes de emprender una acción particular. Con el tiempo, se desarrollan relaciones que posibilitan llegar a una audiencia más amplia que al principio.

Pero también hay en juego factores sociales que no tienen nada que ver con la experiencia organizativa. Pensar que solo los militantes son capaces de convocar a la existencia grandes movilizaciones de masas es pecar de voluntarismo. Esos movimientos toman forma en función de fuerzas que están fuera de todo control.

Pero esa es la utilidad del libro de Zinn. Explica que el cambio social es una combinación de factores objetivos y subjetivos. Y el cambio es posible solo cuando nos ponemos en una posición que permite aprovechar las circunstancias, aunque eso no siempre depende de nosotros.

Por ejemplo, la aceleración de la guerra de Vietnam es un factor que impulsó el crecimiento del movimiento antiguerra. Pero si fue posible aprovechar esa situación, fue a causa de que existían militantes y activistas comprometidos desde el principio. Tuvo que haber alguien dispuesto a organizar las conclusiones que habían sacado esos movimientos de los que participó Zinn. De esa manera, vemos todos los elementos distintos que entran en juego cuando se trata de generar las condiciones de un movimiento efectivo.

Zinn pudo haber escrito una autobiografía de mil páginas. Pero optó por escribir un libro modesto, de doscientas páginas. En esas páginas pone el eje en todas estas campañas que estamos comentando. Porque no escribe para ensalzar su propia figura: escribe para transmitir su experiencia a una nueva generación de activistas, de personas que tarde o temprano se movilizarán y llegarán a preguntarse, «¿Qué hacemos? ¿Cómo hacemos?». No existe ninguna prescripción ni mapa certero que permita construir un movimiento exitoso, pero la historia de las organizaciones nos enseña ciertas cosas, sobre todo, nos muestra cómo cambia la conciencia y cómo la convergencia de muchos factores es capaz de crear las condiciones para que un movimiento de gente común y corriente reúna suficiente poder como para transformar una situación.

Durante el período en que participó del movimiento de Albany, Zinn fue profesor en Spelman, una institución de humanidades para mujeres negras. Fue un modelo de intelectual público de izquierda comprometido con el mundo político. Veo que es una posición que decidiste adoptar. ¿Qué podrías decirnos de tu rol de intelectual pública y qué aprendiste de Zinn?
«Intelectual público» es un término equívoco. Zinn fue participante activo de un movimiento social y enseñó en un instituto de mujeres negras del Sur en un momento en que las estudiantes buscaban medios de participación efectivos. Entonces, decidió comprometerse, en las aulas y a nivel más general, a tal punto que perdió su trabajo. Lo despidieron de Spelman. Cuando fue a la Universidad de Boston y empezó a hablar y a organizarse en contra de la guerra, John Silber, presidente de la universidad, también intentó echarlo.

En fin, es un nivel de compromiso y de sacrificio raro entre esas personas que solemos definir como «intelectuales públicos». Zinn utilizó su posición de profesor para escribir artículos que publicaba en el New York Times y en el Nation y que contribuían a visibilizar la política del movimiento y a encuadrarla en un momento en que el discurso dominante sostenía que los activistas por los derechos civiles estaban pidiendo demasiado.

En su libro cuenta lo que les decía a sus estudiantes: que él no era una persona neutra, que no todas las ideas tienen el mismo peso y que los niveles de injusticia y desigualdad del mundo exigían un posicionamiento firme. Ese posicionamiento debía estar anclado en los hechos, en la historia. Pero la vida es demasiado corta como para ser tibios. Es necesario tomar posición y luchar.

Yo creo que esa es una enseñanza muy importante. Es la ética con la que entro al aula. Tenemos que confrontar respetuosamente nuestras ideas, pero la historia también está hecha de puntos de vista. Todo el tiempo estoy tratando de responder, junto a otros compañeros, a las mismas preguntas: ¿Cómo podemos ganar? ¿Cuál es el método más efectivo para que ganen los oprimidos, la clase obrera, los negros, los inmigrantes, es decir, los nuestros? ¿Cómo hacemos para triunfar en la lucha por la supervivencia del planeta?

Cuando uno entiende los intereses que están en juego, es muy difícil mantenerse en una posición neutra. Estamos hablando de la supervivencia del planeta y de nuestra especie. Eso implica una respuesta urgente. Me gustaría que, mientras todavía estoy dando clases, surja un movimiento de peso, suficientemente importante y amplio, en el que pueda participar activamente.

Sin embargo, después de la marcha de mujeres, citaste a Zinn para decir que los militantes más radicalizados no deberían agarrárselas con los liberales por la tibieza de sus métodos. Aclaraste que fue la experiencia de confrontación con la policía en una marcha la que terminó radicalizando a Zinn.
Es una enseñanza clave. Zinn creía que todos eran capaces de llegar a conclusiones radicales, y que no se puede descartar a nadie, porque cada uno llega a esas conclusiones en función de su experiencia personal.

Hay personas que leen a Zinn y dicen, «Perfecto, esto tiene sentido. Soy socialista». Probablemente no sean pocas. Pero por cada persona que hace esa experiencia, hay cientos que ni siquiera leen el libro, que todos los días intentan dar lo mejor de sí mismas en su vida cotidiana y que solo llegan a posiciones radicales cuando identifican una brecha entre las posibilidades que supuestamente ofrece este país y la realidad. En esa brecha emerge la cuestión de la disparidad entre la idea de que este es el mejor país del mundo si uno se esfuerza y el hecho de que muchísimas personas se esfuerzan y no son exitosas. Entonces, no se puede descartar a nadie.

La mayor parte de las personas que terminan adoptando posiciones de izquierda más radicalizadas —si no todas— empiezan siendo liberales. Comienzan teniendo ilusiones liberales en la capacidad de las instituciones estatales estadounidenses para solucionar los problemas del país. Es solo a través de la experiencia del fracaso repetido de esas instituciones que empiezan a plantearse cuestiones más profundas. ¿Por qué todavía tenemos que luchar contra una policía que asesina negros? ¿Por qué hubo tanta especulación y polémica cuando hubo que definir si Jason Van Dyke había matado a Laquan McDonald? Todos vimos que el tipo disparó dieciséis veces sobre el cuerpo del niño, pero dudábamos sobre si debía ser acusado o no del crimen. Así que es ese fracaso permanente de nuestras instituciones lo que abre la posibilidad de pensar el cambio de otra forma.

Si simplemente descartamos a todas esas personas porque no llegan a las conclusiones a las que llegamos nosotros, no estamos hablando de construir un movimiento de masas. Estamos hablando de un grupo de amigos que piensa lo mismo y que está dispuesto a poner toda su energía en el cambio social. Pero las cosas no suceden de esa manera. Si estamos hablando de transformar la sociedad estadounidense en una sociedad democrática, eso implica un movimiento de masas, y un movimiento de masas implica transformar la conciencia y las ideas de las personas.

El cuestionamiento profundo de la organización de la sociedad estadounidense está desplegándose ante nuestra mirada. Podemos señalar el levantamiento de Ferguson, el levantamiento de Baltimore, los trece millones de personas que votaron por el socialista declarado Bernie Sanders y el notable crecimiento de Democratic Socialists of America. Son muchos los factores que apuntan a la existencia de una radicalización en curso en los Estados Unidos. En ese movimiento hay muchas personas que solían tener ilusiones liberales. Esas ideas también cambian.

Si nosotros, que pensamos mucho este tema y llegamos a conclusiones distintas, nos contentamos con descartar a esas personas por no haber llegado a tiempo a las mismas ideas, entonces nunca construiremos ni desarrollaremos el tipo de movimiento necesario para transformar realmente los Estados Unidos, y no solo remedarlo en tal o cual punto.

Traducción: Valentín Huarte.

Fuente:

jueves, 3 de febrero de 2022

¿Por qué nos resulta más difícil hacer nuevos amigos cuando somos adultos? (y qué puedes hacer para superarlo)

Si alguna vez has intentado hacer nuevos amigos en tu vida adulta, probablemente habrás entendido por qué la soledad está en su nivel más alto. Hacer nuevos amigos se siente como algo simplemente complicado.

En la escuela, hacer amigos puede ser tan simple como jugar juntos en el pasamanos del patio. Pero como adultos, hacer, desarrollar y mantener amistades puede ser mucho más difícil.

Y esto es importante porque necesitamos amigos. Aunque los viejos amigos son oro, nada permanece igual para siempre. Los viejos amigos se mudan o dedican su tiempo a la crianza de los hijos o a sus carreras.

La soledad puede crecer silenciosamente a tu alrededor y vale la pena tomarla en serio. Hoy en día la evidencia sugiere que la soledad crónica puede ser letal -un impacto equivalente a 15 cigarrillos al día, según las tasas de mortalidad.

Pero no eres solo tú, tampoco. En muchos países, la soledad tiene proporciones epidémicas. Y eso ocurría antes de que la covid-19 nos dificultara vernos con nuestros amigos.

El reto de la confianza
Antes de la pandemia, alrededor de un tercio de los australianos informaron haber sentido al menos un episodio de soledad.

Desde que la covid trajo una interrupción generalizada a nuestro trabajo y nuestra vida social, la soledad se ha disparado.

Ahora las encuestas encuentran que más de la mitad (54%) de los australianos informan haber experimentado una mayor soledad desde el inicio de la pandemia.

Así que, a medida que nos acercamos a una nueva normalidad post-covid, vale la pena hacer un balance de tus amistades y evaluar si sientes que tu vida social está bien o si necesita un poco de ayuda.

En un estudio reciente, cuando los investigadores entrevistaron a personas adultas sobre cómo hacer amigos, estas mencionaron que el desafío más importante es la falta de confianza.

Es decir, a las personas les resultó más difícil confiar en alguien nuevo e invertir completamente en ellos como amigos en comparación con cuando eran más jóvenes.

Quizás por eso muchas personas intentan mantener su círculo de viejos amigos el mayor tiempo posible, así como la confianza que pueden haber construido durante muchos años.

Pero ¿para quién fue más difícil? Las mujeres fueron más propensas que los hombres a decir que no hacían nuevos amigos fácilmente porque les costaba confiar en los demás.

Entonces, ¿Qué pasa con la adultez? Bueno, pues como adultos, tenemos una mayor conciencia de nosotros mismos que cuando somos niños.

Si bien esto suele ser positivo, también significa que somos más conscientes de los riesgos de ser juzgados por otros, de no gustar, de ser rechazados y de ser heridos. O tal vez solo significa que hemos pasado por la escuela secundaria y tenemos 20 años.

Si hemos tenido rechazos previos como amigos o sufrimos un abuso de confianza, es posible que nos resulte más difícil confiar en los demás en el futuro. Confiar en un nuevo amigo significa abrirnos y ser vulnerables, tal como lo hacemos en las relaciones.

La amistad necesita tiempo
Después del tema de la confianza, sigue el del tiempo. La "falta de tiempo" fue la segunda razón más común que dieron las personas cuando se les preguntó por qué les resultaba difícil hacer amigos durante la adultez.

Esto no es una novedad para muchos de nosotros. Cuando tenemos horarios de trabajo exigentes, vidas familiares muy comprometidas, o una combinación de ambos, nuestro tiempo para invertir en amistades disminuye.

Incluso cuando conocemos a un nuevo amigo prometedor, puede ser difícil sacar tiempo para invertir en él. Este es un problema peor para los adultos mayores, dado que la mayoría de las personas encuentran que sus obligaciones aumentan con la edad.

Entonces, ¿Cuánto tiempo lleva realmente hacer amigos? No debería sorprendernos que las amistades más cercanas tomen más tiempo que las casuales.

Investigadores estadounidenses han tratado de cuantificar esto, estimando que se necesitan aproximadamente 50 horas de contacto compartido para pasar de conocidos a amigos casuales. ¿Y para ser un amigos cercanos? Más de 200 horas.

Además, las horas que pasen juntos deben ser de calidad. Si bien es posible que dediques tiempo a tus compañeros de trabajo, las interacciones profesionales no cuentan mucho.

Para desarrollar una nueva amistad necesitas una conexión personal. No tiene que ser una conversación íntima para fortalecer una amistad, los encuentros casuales y las bromas pueden ser igual de importantes.

Hay muchas otras barreras que nos impiden tener las amistades que queremos. Esto puede incluir tener una personalidad introvertida, problemas de salud, inseguridades personales o mantener una fachada formal y no permitir la entrada de amigos potenciales.

Es más probable que las personas mayores mencionen la enfermedad y la discapacidad como una barrera para socializar, mientras que es más probable que los adultos más jóvenes se detengan por la introversión y el miedo al rechazo.

¿Cómo podemos mejorar para hacer amigos en la adultez?
Es completamente posible superar estas barreras como adultos y construir amistades significativas y duraderas. No tenemos que aceptar la soledad como algo inevitable.

Y si bien puedes pensar que todos los demás tienen una gran vida social, recuerda que la soledad está muy extendida.

Entonces, ¿Cómo lo haces?

-Construye amistades durante diez minutos al día.
No tienes que estar escalando montañas o uniéndote intensamente a través de un pasatiempo compartido para solidificar una nueva amistad. Si dedicas diez minutos al día, puedes mantener las amistades existentes y construir otras nuevas. Envía un mensaje de texto, reenvía un meme, inclúyele al chat grupal o llama a alguien rápidamente. No te dejes atrapar por la cantidad de esfuerzo, energía y tiempo que se dedica a construir amistades. Diez minutos al día puede ser todo lo que necesitas.

-Aprovecha al máximo cualquier tiempo de calidad.
Cuando puedas pasar el tiempo adecuadamente con un amigo o conocido, aprovéchalo al máximo. Evita las distracciones si es posible, deja Instagram para el sofá de la casa y mantente presente con tu nuevo amigo.

-Apóyate en tu vulnerabilidad.
A menudo nos asusta la idea de ser vulnerables. Creo que deberíamos aceptarlo. Recuerda que tú tienes el control de cuánto confías y cuánto te abres. Si tienes problemas con la confianza, considera compartir información personal lentamente, en lugar de todo a la vez.

Sí, existe el riesgo de ser vulnerable, pero también existe la posibilidad de conectarse en un nivel significativo con otra persona que muy bien puede convertirse en un buen amigo. Y esa es una buena recompensa.

*Anastasia Hronis es Psicóloga Clínica de la Universidad Tecnológica de Sydney. Esta nota apareció originalmente en The Conversation y se publica aquí bajo una licencia de Creative Commons.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-60148994

miércoles, 2 de febrero de 2022

_- La metáfora de la soga

_- El aprendizaje vicario o aprendizaje social (descrito por el psicólogo Bandura) nos hace saber que los seres humanos aprendemos por imitación. El contexto en el que nos movemos nos ofrece comportamientos que, de forma a veces imperceptible, vamos convirtiendo en modelos. Se trata de un aprendizaje que se realiza a través de la observación. La neuropsicología nos dice que existen unas neuronas denominadas “neuronas espejo” que actúan mediante la imitación. Es decir, que un niño o un adulto, observan determinadas conductas en otras personas que luego, gracias a las neuronas espejo, imitarán.

Según Bandura hacen falta cuatro exigencias para que se produzca el aprendizaje social: atención (hay que observar cuidadosamente), retención (asimilar lo observado), reproducción (imitar el comportamiento) y motivación (tener interés). La conducta copiada puede tener un carácter positivo o negativo. Por eso resulta tan importante ofrecer a niños y jóvenes modelos de conducta que, al ser imitados, les ayuden a ser mejores personas.

¿Cómo se puede soportar un comportamiento tan irresponsable, hipócrita, indecente, descarado e insultante como el que ha tenido el primer ministro inglés, Boris Johnson? Y no solo el jefe del ejecutivo sino todos aquellos y aquellas que le acompañaban en las fiestas ilegales. Lo cual desvela un nivel de servilismo preocupante. Prefirieron reírle las gracias al jefe, asistir a la fiesta, celebrar los “viernes del vino” y llevar sus botellas de alcohol… sin pensar en el desprecio que esos hechos suponían para la ciudadanía. Celebraban fiestas aquellos que prohibían al pueblo organizarlas. Nos quedan los hechos un poco lejos geográficamente, pero nos afectan como ciudadanos del mundo y miembros de una democracia europea.

La forma de ejercer la autoridad es muy importante en una democracia. Porque aquellos que han sido colocados en un puesto de responsabilidad por la voluntad del pueblo, tienen la condición de súbditos. Manda el que vota y sirve quien que es elegido. No al revés. La persona elegida adquiere una responsabilidad indiscutible. La primera de todas es servir de ejemplo a los ciudadanos y ciudadanas de un país.

Hace algunos años, dirigí un curso para directores y directoras de centros educativos en la ciudad argentina de Posadas, en la provincia de Misiones. Para hacer visible la idea fundamental de que la autoridad es más una forma de ser y de actuar que una forma de decir, realicé una actividad que tenia dos partes.

Pedí que cinco asistentes se ofrecieran como voluntarios. Les entregué una cuerda de unos diez metros. Y aquí viene la primera parte. Les pedí que se situaran uno detrás de otro agarrados a la cuerda, a una distancia de dos metros. Al último le nombré jefe y le pedí que fuese dando órdenes acerca de lo que quería que hicieran. Las órdenes se iban realizando: avanzad en línea recta, caminad más de prisa, deteneos, girad a la izquierda, avanzad más despacio, agachaos un poquito, levantad la mano izquierda…

Los participantes iban cumpliendo las órdenes con la mayor fidelidad posible. Cuando no oían bien, miraban para atrás y pedían que repitiese la orden. El que había asumido las funciones de mando no ejecutaba todas las órdenes. Se limitaba a mandar y a comprobar que los súbditos cumplieran las indicaciones.

Decía que la actividad constaba de dos partes. Esta era la primera. Para realizar la segunda, yo me puse en la cabecera de la fila, me eché la soga al hombro y dejé detrás de mí, agarrados a la cuerda, a los cinco voluntarios, separados por distancias equidistantes. La única orden que les di fue la siguiente:

– Seguidme y haced lo que yo vaya haciendo…

Fui avanzando y tomando la iniciativa: giré a la derecha, avancé con más rapidez, me agaché, me detuve, giré a la izquierda, levanté la mano derecha… No tenía que decir ni una palabra. Ellos iban repitiendo lo que yo hacia delante de ellos. Solo tenía que pensar que mis iniciativas fueran visibles y factibles para quienes me seguían.

Esa es la concepción de un autoridad educativa. El que dirige es un “primus inter pares”. Él va haciendo en primera línea lo que los demás tienen que ir haciendo detrás. Pero él lo hace primero. Seguidme es un verbo muy diferente a obedecedme.

Cuando, desde la autoridad, hay un desajuste entre lo que se hace y lo que se les exige a los demás, la autoridad se hunde en el descrédito. Es lo que ha pasado en Inglaterra esos días con su Primer Ministro, el señor Boris Johnson. Ha exigido a la ciudadanía que se confine y él ha organizado fiestas en el 10 de Dawning Street, que es la casa que le ha cedido el pueblo que le había votado.

Hay un agravante en su comportamiento que es la mentira. Porque el primer Ministro comenzó negando que hubiera habido fiestas y solo ante la evidencia palmaria de las pruebas, ha comenzado el rosario de disculpas y la petición de perdón al parlamento. Hay, en lo que se ha dado en llamar Partygate, dos motivos de escándalo. El primero es el hipócrita incumplimiento de la ley de quienes quebrantan las prescripciones que imponen a la ciudadanía y la mentira mantenida en el parlamento. Y hay que añadir un nuevo motivo de repulsa en la falta de respeto que supone organizar una fiesta en la víspera del entierro del duque de Edimburgo, esposo de la reina Isabel, a quien Boris Johnson pidió las debidas disculpas.

Otro agravante ha sido el de la reiteración. No hubo solo una fiesta, al parecer. Hubo fiestas de todo tipo: de cumpleaños, de despedida, de celebraciones, de rutina, como desvela el lema “los viernes de vino”… ¿No pensaron que iban a ser fácilmente descubiertos en un lugar tan visible?

No es una cuestión menor la abundancia de alcohol que corría en las fiestas. Para que no faltase se pedía a los asistentes que llevasen sus propias botellas. Y hasta compraron un frigorífico para que la cerveza y otras bebidas estuviesen frescas. Mientras se piensa que aparezca en los envases una llamada similar a la de las cajetillas del tabaco diciendo que el alcohol es malo para la salud, este grupo de irresponsables bebe a espaldas del pueblo, que permanece encerrado en sus casas por orden de los bebedores.

Estos botellones de élite eran lugares de contagio, como lo son los tan criticados botellones de la gente joven, a la que yo mismo he calificado de irresponsable en este mismo lugar.

Se acaba de saber que Scotland Yard va a iniciar una investigación sobre lo sucedido. Lo cual es buena noticia. Porque habrá información fehaciente. A la investigación política se añade ahora la de carácter policial.

Todo lo que aquí se ha dicho se puede aplicar al comportamiento de quienes tienen autoridad en cualquier ámbito de la sociedad: político, académico, empresarial, religioso, deportivo, familiar... No me canso de repetirlo: el ruido de lo que somos llega a los oídos de nuestros hijos (alumnos, súbditos, feligreses, trabajadores…) con tanta fuerza, que les impide oír lo que decimos.

¿Cómo se pueden sentir los ciudadanos o ciudadanas que hayan sido multados por desobedecer las normas que les habían impuesto aquellos que las incumplían impunemente?

Boris Johnson se niega a dimitir. Lo exigen los laboristas y también algunos miembros de su propio partido. La situación es insostenible. Porque las pruebas son incontestables. Las excusas que están dando en sede parlamentaria, lejos de suscitar comprensión despiertan bochorno e indignación: “pensé que eran reuniones de trabajo”, “no me lo advirtieron los miembros de mi equipo”, “es una emboscada con tarta”, dice un tory.

Si un líder de esta catadura dice a los súbditos “seguidme”, quienes lo hagan, acabarán en el precipicio. Porque a lo que lleva esta conducta es a una escandalosa irresponsabilidad.

Los votantes tenemos en las manos la posibilidad de premiar y de castigar. Cuando llega la hora de votar podemos decir a quién no queremos y a quién queremos en el poder. No es justo que un gobernante desprecie al pueblo y sea aclamado con entusiasmo en las siguientes elecciones.

El libro “Aristóteles y un armadillo llegan a la capital”, escrito por los filósofos estadounidenses McCathcar y Klein, tiene como subtítulo “Las mentiras de los políticos analizadas con humor”. En una de las páginas presenta un esbozo de la Casa Blanca delante de la cual caminan dos políticos. Uno le dice al otro: “Pero, ¿cómo puedes estar seguro de que tienes poder, si no abusas de él?”. Eso ha debido de pensar el primer Ministro inglés.

El abuso de poder e una democracia es mucho más grave que en una dictadura. Porque quien comete el abuso traiciona a quien a quien le ha dado poder para que lo use en beneficio de todos, no el suyo propio.

El Adarve. M. iguel Ángel Santos Guerra

martes, 1 de febrero de 2022

_- Las brigadistas judías en la Guerra Civil: de España, rumbo a la tragedia europea.

                Las llamadas mamás belgas, en la plaza de Cataluña a su llegada a Barcelona en mayo de 1937.

Sven Tuytens recupera en ‘Las mamás belgas’ a 30 voluntarias que ejercieron de enfermeras en la contienda española

Cuando Vera, Golda y Rachel Luftig se enteraron del bombardeo de Gernika, decidieron que debían comprometerse con la República Española. Rachel vendió su bicicleta y tanto ella como sus dos hermanas hicieron la maleta con lo justo para trasladarse desde Bélgica a la frontera pirenaica. No era su primer viaje, ni sería el último. A los Países Bajos habían llegado huyendo del antisemitismo que desde principios de la década de los treinta sacudía Polonia, su país de origen. De España, con la derrota a cuestas y zumbando, volverían al norte. Golda y Rachel acabaron en los campos de concentración con suertes dispares. Vera se libró de ellos sin dejar un constante activismo como espía contra el enemigo en plena ocupación nazi.

Las tres ejemplifican la incierta y trágica odisea del siglo XX. Ese paréntesis en la historia que se mueve entre los ideales y el apocalipsis. Comprendieron pronto que su condición de perseguidas las obligaría a no quedarse paradas. También, que España representaba el primer frente de una guerra total en el continente, con los judíos en el amenazante punto de mira. Por eso, junto a otras 30 mujeres residentes en Bélgica entonces, pero provenientes de la diáspora del este europeo ―Polonia, Checoslovaquia, Hungría o Rumania―, se decidieron a arrimar el hombro en pro de los republicanos durante la Guerra Civil. Así lo cuenta el libro Las mamás belgas, del periodista Sven Tuytens, publicado por la editorial El Mono Libre.

Querían luchar, fusil en mano, “pero el machismo de las facciones dominantes respecto a las Brigadas [Internacionales] en el bando republicano, los comunistas, ante todo, no lo permitían”, comenta Tuytens. Acabaron de enfermeras en Ontinyent (Valencia) en un hospital improvisado en un convento franciscano que llegó a tener 1.000 camas. El edificio sigue en pie, pero sin rastro del episodio.

Sin embargo, la memoria de Rosario Llin Belda, Rosariet, custodia aquellos días. “Yo había cumplido 15 años y entré a trabajar allí como voluntaria. Entonces tenía dos hermanas enfermas y me iba a ser más fácil conseguir comida y medicinas para ellas desde dentro”, comenta en su casa de Ontinyent, con 97 años a cuestas y suficiente lucidez sobre el pasado. “Las primeras dos semanas me las tiré limpiando el sudor a los doctores mientras operaban. Hasta que les dije: '¿Voy a estarme así toda la vida?' Porque yo quiero hacer algo”.

“Yo sí tengo una foto de su madre”
Miriam Luftig no partió a España con sus tres hermanas para enrolarse en las Brigadas Internacionales. Acababa de tener un hijo y decidió seguir en Amberes. Pero eso no quería decir que su destino fuera más seguro. "En una de esas razias, [redadas que los nazis hicieron en las ciudades belgas], cayó presa", cuenta Sven Tuytens, autor de Las mamás belgas. De ahí pasó a Malinas, una localidad ferroviaria desde donde partieron 25.000 judíos residentes en la zona hacia los campos de concentración y exterminio. "Los alemanes dejaron constancia rigurosa de todo, con nombres, procedencias y fotografías de los prisioneros", asegura el autor. Tuytens tuvo acceso a estos archivos en perfecto estado cuando investigaba para su libro. Un buen día, Jacob Baal-Schem se puso en contacto con él. Era el hijo de Miriam. Vivía en Tel Aviv y quería información sobre la familia Luftig para seguir el rastro de su madre: "Tengo 76 años y nunca he visto su fotografía", le confesaba a Sven. "Yo sí", respondió el periodista. La había encontrado en los archivos. Se la envió a Israel a su hijo, quien la enmarcó y hoy preside el salón de su casa, donde se la enseña a sus amigos y familiares. Su historia pone de relieve el verdadero valor de un retrato.

Trabajaban a destajo: “Llegué a ver como en dos horas curaron 28 hernias y una fimosis”, rememora. Montaron un quirófano en el coro de la iglesia y poco a poco fueron poniendo en marcha mejoras para sanar a los heridos. Llegaban en tromba y a centenares desde frentes encarnizados y masacres como la del bombardeo de Játiva. De esa forma se convirtió en un centro más que decente y con medios provistos por la Internacional Socialista. “Lo utilizaron con cierto propósito propagandista”, dice Tuytens, autor también de un documental titulado como el libro.

Contaba con máquinas de rayos X, avances en ortopedia, laboratorio y especialidad en venéreas: “A ese último espacio de enfermedades contagiosas ninguna queríamos entrar, la llamábamos la sala de los toreros”, recuerda Rosario. Ella pronto se convirtió en una especie de mascota. “Vera Luftig me adoptó, me protegían y me enseñaban. Eran todas excepcionales, muy agradables y muy trabajadoras”.

No solo Vera y las Luftig, también aquellas cerca de 30 mujeres ―21 de origen judío―, entre las que destacaban Genia Gross, Henia Hass, Lya Berger o las hermanas Anna y Adela Korn, todas ellas retratadas en el libro. Cada una, por diversos motivos y un muy arraigado ideal, formó parte de las Brigadas Internacionales. “Si algo destaco de su ejemplo fue ese compromiso generoso sin esperar nada a cambio, tan extraño en estos tiempos de narcisismo exacerbado por las redes sociales”, comenta Tuytens.

La asombrosa humildad del héroe es lo que deslumbró a este corresponsal en España de la radio y televisión pública belga para contar sus historias. Algunas, como Vera o Genia Gross, llegaron con sus esposos y novios en el frente. El de la primera, Emiel Akkerman, cayó muy pronto defendiendo Madrid. Maks Stark, en cambio, murió en Teruel. Genia lo supo cuando le enviaron devuelto el paquete con leche condensada que le había enviado. La primera pareja se había conocido en el Kultur Farein de Amberes y casado en 1934. Al principio ella no comprendió porqué Emiel quiso arriesgarse a ir a un país extraño: “No puedo quedarme de brazos cruzados mientras mujeres como tú o niños inocentes caen a diario asesinados”, le explicó.

Vera quedó tan impresionada por su experiencia que no solo se implicó ella, también lideró al grupo en que estaban sus hermanas. Pero cuando llegaron la división en el bando republicano ya agrietaba la victoria. “Se presentaron en Barcelona en mayo de 1937, pocos días antes de que los estalinistas aniquilaran al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista). La idea de la división como motivo de la derrota anda por todo el libro”, remata el autor.

Su trabajo en Ontinyent fue un capítulo activo en la cápsula de una vida plagada de vicisitudes no siempre buscadas, a las que no tuvieron más remedio que hacer frente. De las tres hermanas, Vera se comprometió como espía a favor de los soviéticos cuando los nazis tomaron Bélgica. “Eso la marcó también después en la Guerra Fría como sospechosa”, asegura Tuytens. Murió de cáncer en 1959. Rachel fue enviada al campo de Ravensbrück, pero sobrevivió. Golda, en cambio, acabó como sus padres: en Auschwitz-Birkenau, sin poder contarlo.

Allí ingresó Golda Luftig con el número 175. El siguiente, 176, se lo plantaron a su hijo, concebido precisamente en Ontinyent con el soldado Berliner, otro brigadista. El niño se llamaba Madrid.

https://elpais.com/cultura/2019/02/26/actualidad/1551171907_654454.html#?rel=mas

lunes, 31 de enero de 2022

_- Nazismo. Holocausto. Annette Cabelli: “A las jovencitas les quitaban todos los órganos que podían en el campo de concentración”

_- Una superviviente del holocausto de origen sefardí relata las atrocidades que vivió bajo el horror nazi.

Annette Cabelli bajó del tren y vio cómo unos soldados cogieron del brazo a unos niños gemelos y los apartaron del resto del grupo. "Se los llevan para hacer experimentos", le dijeron. Cabelli tenía 17 años y acababa de llegar al campo de concentración nazi de Auschwitz (Polonia), en 1942. Unas semanas antes, en Salónica, la ciudad griega donde nació, las SS (la policía política del régimen nazi) se llevaron a uno de sus hermanos. “Vinieron los alemanes al gueto con perros y vestidos de negro a por todos. No supimos más de él”, narra la nonagenaria pausadamente en español ladino, su lengua materna. Ahora, a punto de cumplir 94 años, recuerda en el Centro Sefarad-Israel de Madrid la barbarie de Auschwitz, las atrocidades que soportó en tres campos de concentración y el antisemitismo que atravesó toda su vida.

"Cuando vivía en Grecia, los judíos éramos como de segunda clase. No podíamos ir a la escuela con el resto de niños. Eso sí, cuando estalló la guerra en 1940 contra Italia nos llamaron para ir a luchar", relata. Creció en una comunidad sefardí con su madre y dos hermanos mayores. Su padre murió cuando ella tenía cinco años. Cuando Italia pidió ayuda a Alemania, el ejército de Adolf Hitler ocupó el país. "Vinieron las SS con perros, nos empezaron a pegar a todos y nos pidieron el nombre", dice. Tiempo después, fue trasladada forzosamente junto con su madre a Polonia.

Como a tantos miles, la marcaron cuando llegó al campo: un tatuaje en el antebrazo con el número 4065 con un triángulo debajo. Su madre fue asesinada al poco de llegar. "¿Ves el humo de aquella chimenea? Pues allí está tu mamá", cuenta que le dijo un guardia al que le preguntó. De sus padres solo conserva una fotografía, una medalla que una vecina le entregó cuando regresó tras la guerra y la promesa de visitar algún día España. "Éramos sefardíes. Para mi familia, era la tierra de la que fuimos expulsados hacía siglos", explica.

En Auschwitz, su primer trabajo fue limpiar las cubas de excrementos del hospital para presos políticos polacos. "Las polacas que estaban allí me daban patatas y me querían mucho. No me llamaban judía, sino La Griega, narra. Allí pasó varios meses hasta que se contagió de tifus y la trasladaron a un bloque para enfermos. Recuerda ver cómo se llevaban a la gente a las cámaras de gas y a los hornos. Según cuenta, la capo (mujer que trabajaba para los nazis como guardiana) le confesó: "Como te vas a morir de tifus, no te voy a dejar ir para que te maten". Pero sobrevivió.

Josef Mengele, el médico y oficial de las SS conocido como El Ángel de la Muerte, también forma parte de los recuerdos de la protagonista. Mengele se paseaba, relata, junto con otros doctores "sin diploma" y seleccionaba a pacientes entre los prisioneros para experimentar con ellos. "A las jovencitas se las llevaban y les quitaban todos los órganos que podían. Luego las enviaban a trabajar. Pero no podían y una semana después se morían", asegura. Los prisioneros de los campos nazis vestían uniformes de rayas haraposos con los que difícilmente podían combatir el frío. Desayunaban café aguado y se alimentaban a base de sopa y pan. "Nos sacaban de la cama a las siete de la mañana y a las ocho venían para contarnos. Eso era la muerte. Cuando hay menos 13 grados no puedes más".

La marcha de la muerte
Auschwitz fue liberado por el ejército soviético el 27 de enero de 1945. No obstante, días antes y ante el miedo de ser capturados, los nazis trasladaron forzosamente a unos 60.000 prisioneros a otros campos de concentración. A esta huida se la conoce como "las marchas de la muerte". Cabelli caminó sin descanso hasta la frontera alemana. Durante el viaje a pie vio cómo miles de compañeros perecían a su lado. Tuvo que pasar por dos campos más: Ravensbrück y Malchow (a 90 y 70 kilómetros de Berlín, Alemania, respectivamente), antes de ser liberada el 2 de mayo de 1945. "Anduvimos por la nieve. Sin pan. Pasamos la frontera sin dormir. Si no caminabas venía la SS, te tiraba al suelo y te disparaba. Más del 50% de los deportados murieron", asevera.

Cabelli decidió trasladarse a París para comenzar a vivir el resto de una vida que, hacía poco más de dos años, pensaba que había perdido. Aunque el Holocausto le ha marcado cada día, no pierde la sonrisa. Ahora, dedica parte de su tiempo a contar su historia por los colegios y universidades. Hace dos años recibió la nacionalidad española, aunque para ella no deja de ser un reconocimiento simbólico. "Soy sefardí y, por lo tanto, nací española antes que todos vosotros", dice entre risas mientras apunta con su bastón a los periodistas.

https://elpais.com/sociedad/2019/03/21/actualidad/1553189586_236325.html#?rel=lom

domingo, 30 de enero de 2022

_- Querida gente blanca, la esclavitud también forma parte de vuestra historia

_- Por Chaimaa Boukharsa | 28/01/2022 | Racismo y opresión capitalista
                                                                      

Fuentes: Afroféminas [Imagen: Mercado de esclavos. Créditos: Afroféminas] 

La esclavitud es la historia de los blancos; cómo se ha sobrevivido a ella, es la historia de los negros.

Uno de los problemas es que se piensa que la esclavitud es la historia de los negros y no la de los blancos. Porque debemos tenerlo claro:

1. Al considerarla sólo “historia de los negros” los blancos no se responsabilizan de tener que aprenderla. O de asumirla.

2. ¡Los blancos pueden seguir escondiendo la cabeza en la arena en lugar de asumir el hecho de que todavía se benefician de los privilegios heredados por sus antepasados esclavistas y la sociedad!

3. Los negros tienen que cargar con el peso de la esclavitud, solos y sin las herramientas adecuadas para afrontar ese trauma. Se nos inflige un trauma generacional mientras los blancos disfrutan de su riqueza generacional…

Los blancos necesitan comprender el papel que ha desempeñado la esclavitud. Los educadores que se ponen nerviosos a la hora de tratar este tema pueden omitirlo, tratarlo con precipitación o minimizar su importancia sin darse cuenta, haciendo así que la historia sea blanca y para nada cierta.

La mayoría de los libros de texto hoy en día muestran el horror de la esclavitud y su impacto en los negros. Sin embargo, guardan un gran silencio sobre su impacto en los blancos, del Norte o del Sur.

El doble legado de la esclavitud en el presente es la inferioridad social y económica que causó a los negros, y el racismo cultural que impregnó en las mentes blancas y en nuestra cultura. Ambas cosas aún persiguen en nuestra sociedad. A diferencia de la esclavitud, el racismo aún no ha terminado. Las obras literarias presentan dificultades para tratar con sinceridad cualquier problema que no haya sido ya resuelto.

La idea clave que necesitan comprender los estudiantes es: el racismo surgió en parte como justificación de la esclavitud. Montesquieu, el filósofo social francés que tuvo una profunda influencia en la democracia estadounidense, resumió el papel del racismo: que la gente moldea sus ideas para racionalizar sus acciones. La gente no nace racista, los bebés no tienen ni idea de que las personas vienen divididas en diferentes razas. De hecho, biológicamente, sólo hay una raza: la humana. La historia nos dividió en razas.

La esclavitud existía mucho antes del racismo, por supuesto. Los europeos se esclavizaban entre sí, los africanos entre sí, los nativos americanos entre sí. Los esclavistas anteriores apenas trataban con justicia a las personas esclavizadas, pero a veces los esclavos eran devueltos a su pueblo de origen. O podían llegar a casarse con alguien de la sociedad de acogida, escapando así de la esclavitud. Sin embargo, en torno a 1450, los europeos construyeron cañones, barcos que podían navegar contra el viento y otros inventos sociales y físicos y avanzaron por la costa de África con una nueva superioridad militar. La esclavitud racial resultante no ofrecía casi ninguna salida. Además, los hijos de uno y sus hijos también fueron esclavizados para siempre. Una injusticia tan flagrante requería una justificación más fuerte: de ahí el racismo. En la década de 1850, la mayoría de los blancos consideraban a los negros tan inferiores que la esclavitud era apropiada para ellos.

Esta visión de los negros no era sólo sureña y no desapareció en 1865, cuando se prohibió la esclavitud. La esencia misma de lo que fue heredado de la esclavitud es la idea de que es apropiado, incluso “natural”, que los blancos estén arriba y los negros abajo.

Es fundamental que los estudiantes de hoy comprendan todo esto. Por desgracia, todavía no he leído un libro de texto que relacione la historia con el racismo. Los alumnos blancos pueden llegar a la conclusión de que todas las sociedades han sido siempre racistas, quizá por naturaleza, por lo que el racismo es aceptable. Los estudiantes negros pueden llegar a la conclusión de que todos los blancos siempre han sido racistas, tal vez por naturaleza, por lo que estar en contra de los blancos no supone ningún problema. La historia es el antídoto contra estas creencias, empezando por una descripción precisa de la relación entre la esclavitud de entonces y el racismo de ahora.

Esta reflexión nos sirve para entender la responsabilidad histórica de los blancos por la esclavitud. No les pedimos que se disculpen, sino que asuman sus responsabilidades, que conozcan su historia porque es a través de la dominación de los esclavos que se formó la supremacía blanca que constituye la blancura actual. Ser un aliado significa aprender y no quedarse al margen del debate, cuando éste le concierne enormemente.

No puedes llamarte antirracista si no cuestionas tu bagaje histórico y social. Esto es un recordatorio, ahora depende de ti.

¡Enséñalo, adquiérelo y corrige!

Chaimaa Boukharsa es licenciada en estudios árabes e islámicos por la Universidad de Granada, especialista en feminismo islámico.

Fuente: https://afrofeminas.com/2022/01/18/querida-gente-blanca-la-esclavitud-tambien-forma-parte-de-vuestra-historia/

sábado, 29 de enero de 2022

Gramsci y la vigencia del análisis dialéctico

Los hechos que todo el mundo ve suceder ante su atónita mirada, han puesto en evidencia el hecho histórico, no solo que el destino del Homo sapiens es el mismo que el de la Naturaleza, de la cual siempre ha formado parte y con la que se ha relacionado dialécticamente y ha conocido mediante su práctica transformadora; sino que como nunca en la Historia se había hecho tan claro e indiscutible un momento como en el que estamos:

En el cual, el proceso de la globalización capitalista (en su forma neoliberal) se ha concluido en el orbe, sacando a flote varios y nuevos poderosos Estados capitalistas rivales y antagónicos, contrarios al Hegemón unilateral dominante establecido después de la2° guerra mundial, inaugurando así un nueva etapa histórica que puede definirse como “el paso del Unilateralismo al Multilateralismo” en la geografía universal.

Asistimos pues al hecho nuevo de que todos los problemas de la naturaleza y del homo sapiens que forma parte de ella, sin excepción, se han tornado GLOBALES, y que, para aprehenderlos correctamente y superarlos es necesario volver a la dialéctica establecida por el marxismo revolucionario (como llamaba Lenin a los comunistas de su época) y del cual formó parte esencial Antonio Gramsci.

Ya no es posible analizar una realidad social o un país, cualquiera que sea o donde quiera que se encuentre geográficamente, obviando (o pasando por alto) el complejo sistema de contradicciones sociales, es decir históricas, que lo sobredeterminan, mueven en su desarrollo y precipitan su superación, como hasta ahora lo venían haciendo escolásticos y metafísicos interesados de todo el mundo. Ya no hay posibilidad de evitar el retorno al pensamiento dialéctico marxista.

¿Porqué invoco la ayuda de Gramsci?
A riesgo de incurrir en una liviandad con el profundo y rico pensamiento gramsciano esparcido en toda su obra y en toda su praxis, pretendo poner un acento en la forma dual, opuesta y sintética como Gramsci utilizó en sus análisis y escritos como un hilo rojo conductor, la dialéctica legada por Marx y Engels (superación-conservada de la filosofía de Hegel y la filosofía clásica europea):

Uno, como Método, como técnica del conocimiento filosófico y político. Dos, como una nueva manera de pensar, como una nueva filosofía que se vuelve política y a la vez una política que se transforma en filosofía, unidad y lucha de contrarios cuya novedosa síntesis superadora es “la Filosofía de la Praxis”.

No es solo en sus debates escritos con Croce, con Gentile, o con el estalinista Bujarin (tal y como los revisionistas y reformistas de derecha y de izquierda han pretendido mostrar para quitarle su esencia de marxista revolucionario), sino en casi toda su obra y sus potentes conceptos trascendidos, en donde se puede palpar el movimiento de su atormentado pensamiento por encontrar los contrarios unidos en lucha que van a generar ese salto y una transformación hacia una nueva calidad, hacia un nuevo concepto síntesis, abarcador del fenómeno analizado en su desarrollo histórico y práctico.

Tal es el caso de los novedosos conceptos de la Historia como Devenir, como proceso social sin límites y siempre abierto; como el concepto de Estado, bien sea en el momento de la lucha y Coacción o en el momento del Consenso y Hegemonía; o en el complejo concepto e Reforma Pasiva o “revolución-restauración” con el que aborda la comprensión del fenómeno fascista en Italia.

Gramsci como Marx y Engels, lo mismo que Lenin, no prioriza el momento de la unidad de los contrarios (lo que sí es fundamental para los reformistas y su práctica conciliadora asimilatoria), sino que siempre destaca el momento de la lucha, de la antítesis preñada de superación destructora y transformadora, es decir llena de potencial revolucionario que conducirá a la síntesis, al “Aufheben” hegeliano, a la superación-conservando del nudo contradictorio en cuestión.

La novedad que me interesa destacar en este intento; es cómo Gramsci, basado en su experiencia negativa en el Movimiento de los Consejos en el norte de Italia o bienio rojo 1919-20, y en su concepción materialista, abierta y dialéctica de la Historia; llama la atención sobre la síntesis transformadora, que si bien puede ser revolucionaria también puede ser regresiva y recuperar en el “Aufheben” elementos reaccionarios y negativos contenidos en la contradicción.

Lo negativo del pasado que sea conservado en el proceso dialéctico de unidad, lucha de contrarios y superación (la tesis, antítesis y síntesis de los lógicos formales) advierte Gramsci, es y será abierto: “no puede ser determinado a priori, sino que resultará del proceso mismo”. Es la base para su concepto de revolución pasiva y su aporte a la concepción de la dialéctica marxista: El que la Superación dialéctica puede tener dos soluciones: Una, revolucionaria y Otra regresiva. Este resultado estará determinado por el proceso de la lucha de los contrarios.

Trayendo estas ideas a los hechos que el mundo actual nos está poniendo en evidencia (mencionados en el primer párrafo), es indudable la importancia que reviste la advertencia de Gramsci: El paso histórico del Unilateralismo dominante al Multilateralismo en el que nos encontramos, es y será un proceso dialéctico complejo y difícil.

El Hegemón imperialista, su Troika y sus Estados lacayos, ofrecerá una inmensa y vigorosa resistencia a ser desplazado del escenario Natural donde se desarrolla la Historia humana, y el fin de este gran proceso dialéctico no está determinado de antemano como alegremente han expresado algunos idealistas eufóricos (posiblemente bien intencionados) que han confundido algunos signos de decadencia en el Imperialismo agravados por la confluencia de las múltiples crisis que ha generado el Covid 19 (crisis ecológica, económica, demográfica, sanitaria, financiera, racial, geoestratégica, civilizatoria, etc.), y quienes pensando con el deseo, perciben un colapso Imperial inminente, casi que para ya. Lo que no pasa de ser una peligrosa subestimación de la Potencia Imperialista que puede tener efectos negativos dentro de los Pueblos y Países que se encuentran en lucha definitiva por ocupar el lugar que les corresponde en la Historia real y material y sacar de la escena al Hegemón. ¿Lo lograrán?

Es esta pequeña advertencia de Gramsci, donde se puede apreciar la profundidad y grandeza futurista de su pensamiento, es decir su actualidad. Y esa ha sido la pretensión de este escrito.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Por Alberto Pinzón Sánchez

https://rebelion.org/gramsci-y-la-vigencia-del-analisis-dialectico/

viernes, 28 de enero de 2022

Conflicto de Ucrania y Rusia: cómo empiezan las guerras

La historia demuestra que a lo largo de los siglos se han manejado todo tipo de pretextos para desatar conflictos y que sus consecuencias son imposibles de controlar y de imaginar

En La princesa prometida, la ya clásica película de Rob Reiner, el personaje de Vizzini, un despiadado espía siciliano, asegura: “Empezar una guerra es un trabajo muy prestigioso con una larga y gloriosa tradición”. Pero en este caso no se trata de un conflicto entre los imaginarios reinos de Florín y Guilder dentro de un cuento, sino del peligro real de un ataque contra un país soberano como Ucrania por parte de una potencia militar y energética como Rusia. La historia alberga varias lecciones, entre ellas que a lo largo de los siglos se han manejado todo tipo de pretextos para montar un casus belli y que las consecuencias de un conflicto son siempre imposibles de controlar y de imaginar. Y que, una vez puestos en marcha algunos mecanismos, resulta muy difícil dar marcha atrás. Y también que las guerras pueden tener causas, pero no son accidentes naturales como los terremotos: las desencadenan un puñado de seres humanos, aunque la tragedia reside en que las sufren, en cambio, millones de otros seres humanos.

La historiadora canadiense y profesora en Oxford Margaret MacMillan dedica un capítulo de su último libro, La guerra. Cómo nos han marcado los conflictos (Turner), a las razones esgrimidas a lo largo de la historia para justificar guerras e invasiones, empezando por Troya —”un hombre roba la mujer de otro”— hasta el hundimiento del Maine en la bahía de La Habana en 1898, que justificó el ataque estadounidense contra España. Aunque, en este caso, fue sobre todo una invención de la prensa sensacionalista: se trata de una de las muchas tormentas de desinformación con las que empiezan las guerras y en las que la Rusia de Putin es especialmente hábil. Sin embargo, MacMillan sostiene que ningún estallido se produce en el vacío. “Las causas de una guerra pueden parecer absurdas o incoherentes”, escribe, “pero detrás de ellas suele haber disputas y tensiones mucho más profundas. A veces basta una chispa para que una pila enorme de madera arda en llamas”.

Un momento clave en cualquier conflicto reside en su punto de inflexión: ¿cuándo es demasiado tarde para pararlo? En un artículo sobre la crisis de Ucrania, la revista británica The Economist recordaba esta semana una frase del gran historiador A.J.P. Taylor: “La Primera Guerra Mundial se hizo inevitable una vez que se emitieron las órdenes de movilización en Berlín”. “La complejidad de los horarios de los ferrocarriles de principios del siglo XX, de los que dependían entonces los movimientos de las tropas, hacía prácticamente imposible cualquier alteración”, prosigue la revista.

Pocos analistas piensan que, pese a la indudable y rotunda movilización rusa, se haya superado en Ucrania ese momento sin marcha atrás, pero siempre resulta más fácil leer el pasado que el presente. Netflix acaba de estrenar la película Múnich, basada en un libro de Robert Harris, que trata de salvar la cara a Neville Chamberlain, el primer ministro británico que firmó en la ciudad bávara en 1938 el pacto por el que entregaba a Hitler los Sudetes y que permitió al dictador nazi preparar la guerra total en Europa. El filme describe a Chamberlain como un político obsesionado por la Primera Guerra Mundial, que quiere evitar a toda costa otra generación masacrada. “Hasta que un conflicto ha empezado, se puede evitar”, sostiene el personaje. Sin embargo, los espectadores del siglo XXI saben lo que Chamberlain desconocía: la Segunda Guerra Mundial ya era imparable, porque Hitler había tomado la decisión de atacar y solo buscaba ganar tiempo.


Tony Blair, George W. Bush y José María Aznar, antes de la reunión en marzo de 2003 en las islas Azores en la que se decidió el comienzo de la guerra en Irak. A la derecha, Sadam Husein.

La Administración de George W. Bush estuvo inventando durante años una intrincada red de mentiras para justificar una invasión de Irak. Cada vez un número mayor de evidencias muestra que la construcción del caso contra Sadam Husein empezó pocos días después de los atentados del 11 de septiembre contra Washington y Nueva York. ¿Cuándo fue inevitable la guerra? ¿Sirvieron para algo todas las sesiones del Consejo de Seguridad antes de que los misiles comenzasen a caer sobre Bagdad el 20 de marzo de 2003? Seguramente, no. Y, desde luego, cuando millones de ciudadanos se manifestaron en todo el mundo contra la guerra, el 15 de febrero de 2003 —un momento de rebelión cívica que Ian McEwan retrató en su novela Sábado—, la Casa Blanca ya había tomado la orden de invadir, que se había cristalizado en una enorme movilización militar en torno al golfo Pérsico.

Irak es un caso paradigmático de una guerra en la que todo parece controlado —empezando por las mentiras con las que arranca—, pero que se convierte en un desastre de imprevisibles consecuencias. El pasado, de nuevo, ofrece numerosos ejemplos. En el año 415 antes de nuestra era, Atenas decidió fletar una expedición contra la poderosa ciudad griega de Siracusa. El pretexto era que dos ciudades aliadas de Atenas, y rivales de Siracusa, habían pedido ayuda a la ciudad-Estado griega. En realidad, se trataba de una lucha por la expansión helena en el Mediterráneo y de un episodio más de la guerra del Peloponeso contra Esparta. Las fuerzas atenienses fueron derrotadas en el puerto de Siracusa dos años más tarde, una debacle militar que acabó por destruir la democracia ateniense.

“La incursión ateniense también trajo consigo un resultado terrible”, escribe Donald Kagan en La guerra del Peloponeso (Edhasa). “Pérdidas devastadoras en hombres y embarcaciones, rebeliones generalizadas a través del Imperio y la entrada en escena del poderoso Imperio persa. Estos motivos contribuyeron significativamente a expandir la opinión generalizada de que Atenas estaba acabada”. En el año 411, por primera vez en un siglo, se instauró una dictadura en la ciudad que había inventado la democracia.

De todos los desastres de la historia que trajeron imprevisibles y devastadoras consecuencias el más intrigante sigue siendo la Primera Guerra Mundial. Los historiadores llevan más de un siglo tratando de buscar el verdadero motivo por el que empezó el conflicto: desde que se produjo el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio austrohúngaro, en Sarajevo, el 28 de junio de 1914, hasta que estallaron las hostilidades transcurrieron cinco semanas durante las que las potencias europeas fueron incapaces de parar un mecanismo estúpido, que las llevaba a la debacle de forma bastante involuntaria. El historiador Christopher Clark acuñó el concepto de “sonámbulos” en el libro que lleva ese título (Galaxia Gutenberg) para describir la manera en que los responsables del estallido caminaron decididamente hacia el abismo sin ser conscientes de que iban a provocar 20 millones de muertos, 21 millones de heridos, la destrucción de tres imperios y, al final del camino, la Segunda Guerra Mundial.

“¿Cómo pudo hacerse Europa eso a sí misma y al mundo?”, se pregunta Margaret MacMillan en su libro sobre el principio del conflicto, 1914. De la paz a la guerra (Turner). “Hay muchas explicaciones posibles, tantas que resulta difícil decantarse por una”, escribe. Al final, deja claro que “muy pocas cosas en la historia son inevitables”, que las masacres de Lovaina, de Verdún, del Somme, no tuvieron por qué existir. Pero también sostiene que “las fuerzas, las ideas, los prejuicios, las instituciones y los conflictos son ciertamente factores importantes, pero no tienen en cuenta a los individuos —que al final no fueron tantos— en cuyas manos estaba decir ‘sí, adelante, desatemos una guerra’, o bien ‘no, detengámonos”. Las guerras las declaran —y las impiden— seres humanos. Pero, sobre todo, las sufren.

https://elpais.com/internacional/2022-01-27/conflicto-de-ucrania-y-rusia-como-empiezan-las-guerras.html#?rel=lom