jueves, 27 de junio de 2024

Matilde Landa. A todas ellas en Can Sales, la prisión siniestra donde estuvo Aurora Picornell, trajo a mi memoria el primer reportaje que hice para la radio sobre Matilde Landa con el convencimiento de que había historias que debían ser contadas

Homenaje a Aurora Picornell, el pasado día 9 en Palma.
Homenaje a Aurora Picornell, el pasado día 9 en Palma.
Cuando vi al presidente del Parlamento balear, Gabriel Le Senne, romper con indisimulado desprecio la foto de Aurora Picornell, sacada de la prisión de mujeres de Palma de Mallorca, torturada y fusilada la noche de Reyes de 1937, algo de esa historia sacudió mi recuerdo. No era solo por la relevancia en sí de esta represaliada que a los 20 años ya era conocida como La Pasionaria mallorquina, ni el que formara parte del grupo de Les Roges des Molinar, jóvenes costureras que perdieron la vida a manos de falangistas que las torturaron antes de acabar con ellas; tampoco se reducía al hecho de que siempre he creído que la épica de las costureras en España constituye la base de la emancipación femenina y aún no ha sido contada. Fue el nombre de aquella prisión siniestra, Can Sales, lo que trajo a mi memoria el primer reportaje que hice para la radio, a los 19 años, cuando sin experiencia pero con el convencimiento de que había historias que debían ser contadas me asomé a la vida de las madres o abuelas de amigas de mi barrio, Moratalaz, que por aquel entonces, 1981, aún mantenía un vibrante movimiento vecinal.

Es así como conocí a Carmen López Landa, pelo corto canoso, aire juvenil a sus 60 años, fumadora, de conversación fácil, con una larga historia de exilio y clandestinidad. Una más entre los 30.000 niños que en la guerra vieron trastornada su vida por la lucha de sus padres. Ella sabía que yo estaba allí con la pretensión de contar la vida de su madre, Matilde Landa, y con una paciencia maternal convirtió la mesa de la cocina en un retablo de las maravillas: el poema, A Matilde, que le dedicó Miguel Hernández (inédito hasta 2002), un Platero y yo dedicado por Juan Ramón Jiménez a la niña Carmen, un cartel en defensa de la República con Carmencita como modelo y las cartas que Matilde había escrito a su hija desde la cárcel, primero la de Ventas y luego la de Can Sales.

Ahí estaba aquella caligrafía, desplegada ante mí, que leía con asombro cómo la madre presa escribía a su hija desde un lugar imaginario, impostando alegría, relatando anécdotas y sin nombrar en ningún momento la penuria del yugo carcelario. Landa, hija de padres ilustrados cercanos a la Institución Libre de Enseñanza, no fue bautizada, y esa circunstancia enturbió aún más sus días de prisión, porque esta mujer, que no participó en el frente pero sí recibió instrucción militar, fue esencial en la retaguardia, viajando por España y reorganizando desde Valencia el Socorro Rojo.

Casi al final de la guerra, el Partido Comunista decidió que Landa volviera a Madrid para organizar la clandestinidad ante la inminente entrada de los franquistas. Fue detenida al poco de acabar la guerra. La directora de Ventas, una teresiana que había estudiado en la Institución Libre de Enseñanza, le permitió organizar en la prisión un humilde gabinete de asistencia jurídica a las penadas. Tal vez no consiguiera muchas victorias legales, pero supuso un apoyo psicológico para mujeres completamente desamparadas. Fue tal la admiración que la figura de Matilde concitó entre las presas que las autoridades la apartaron llevándosela a una de las cárceles más sórdidas, la de Palma. Su pena de muerte fue excepcionalmente conmutada por años de prisión, pero en Can Sales le hicieron la vida imposible. Las autoridades religiosas la chantajeaban asegurándole que si se convertía al catolicismo los hijos de las presas estarían mejor alimentados. La presión psicológica fue tal que en 1942 Matilde Landa se arrojó desde una galería de la prisión. Fue bautizada al borde la muerte.

El profesor Ginard Ferón ha publicado la biografía de esta admirable mujer, también la historia de Picornell. Yo regreso con ellas a 1981, en el pequeño piso de una hija que me mostraba aquel legado, me veo leyendo aquellas cartas, esperando en aquel entonces que la joven democracia les rindiera homenaje a todas ellas.

Compañía bananera estadounidense culpable de financiar a paramilitares colombianos «La luz del día llega»: jurado de EE.UU. ordena a la compañía Chiquita pagar reparaciones por financiar escuadrones de la muerte

Fuentes: Democracy Now!


“Trabajo toda la noche con una copa de ron
La luz del día llega y me quiero ir a casa
Apilo bananas hasta que llegue la mañana
La luz del día llega y me quiero ir a casa
Vamos, señor contador, cuente mis bananas
La luz del día llega y me quiero ir a casa”

“En 2007, Chiquita fue declarada culpable de un delito federal por haber realizado transacciones financieras con una organización terrorista, las Autodefensas Unidas de Colombia, lo cual contravenía la ley federal de Estados Unidos. Pagaron una multa de 25 millones de dólares en ese momento, pero ninguna parte de ese dinero fue a parar a las víctimas de sus acciones”.

Chiquita es la corporación multinacional que surgió de la tristemente célebre United Fruit Company, una enorme empresa que ejerció dominio económico en varios países de América Central y del Sur, entre ellos Colombia, durante años. La United Fruit Company apoyó a gobiernos autoritarios en toda la región y presionó con éxito al Gobierno de Estados Unidos para que derrocara, en 1954, al presidente de Guatemala elegido democráticamente Jacobo Arbenz, después de que este implementara varias reformas laborales y agrarias destinadas a mejorar las condiciones de los trabajadores en el país. El entonces secretario de Estado estadounidense, John Foster Dulles, se había desempeñado como abogado de la United Fruit, y su hermano, Allen Dulles, dirigía la CIA. United Fruit Company operó desde 1899 hasta 1984, cuando el empresario multimillonario Carl Lindner Jr., oriundo de la ciudad de Cincinnati, estado de Ohio, cambió el nombre de la empresa a “Chiquita”.

El negocio de la comercialización de bananas genera enormes riquezas. En 2022, Estados Unidos importó bananas de Guatemala, Honduras, Costa Rica, México, Ecuador y Colombia por valor de 2.800 millones de dólares. Sin embargo, los trabajadores que cultivan, cosechan, transportan y “apilan” las bananas, como reza la canción, obtienen una parte sumamente pequeña de los ingresos.

Alistair Smith es coordinador internacional de Banana Link, una organización que promueve el comercio justo de bananas. En un artículo de opinión publicado en abril en la revista británica The Grocer, Smith expresó: “’Hay que aceptar la realidad’ fue el mensaje central de la gran mayoría de los miembros de la industria del banano en la conferencia del Foro Mundial Bananero que se celebró este mes en Roma. En un mundo en el que los precios de la fruta los fijan los supermercados, el mensaje enviado es claro: los precios que estos pagan a sus proveedores deben aumentar y la era de los precios súper baratos del plátano para los consumidores debe llegar a su fin”, escribió Smith.

Smith lleva mucho tiempo abogando por salarios justos y condiciones laborales seguras y humanas para los trabajadores del sector bananero. En otro fragmento del artículo, Smith escribe: “Los precios deben ser lo suficientemente altos como para garantizar un salario digno para los productores de bananas. […] La migración masiva a Estados Unidos y España se debe a la falta de oportunidades económicas en los países productores de bananas”.

Las corporaciones multinacionales como Chiquita rara vez realizan mejoras en sus prácticas a menos que se vean obligadas a hacerlo. En la entrevista que mantuvo con Democracy Now, Marco Simons agregó: “El veredicto del jurado en este caso es una señal para las corporaciones estadounidenses de que no pueden considerar las vidas de las personas de los países en los que operan como un costo necesario para llevar a cabo sus negocios. Eso fue lo que hizo Chiquita en Colombia […] para producir bananas al precio más bajo posible. Y eso provocó la muerte de miles de personas, entre ellas las personas incluidas en esta demanda”.

Gracias al veredicto del jurado, la “luz del día” se ha asomado y ha expuesto las prácticas violentas que se esconden detrás de la etiqueta azul de cada racimo de bananas de Chiquita.

© 2024 Amy Goodman

Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

Fuente:www.democracynow.org https://www.democracynow.org/es/2024/6/14/la_luz_del_dia_llega_un

Bananera manchada de sangre. La condena de un tribunal estadounidense a Chiquita Brands, la antigua United Fruits, por colaborar con los paramilitares colombianos es un hito en la lucha por los derechos humanos

La guerra que durante más de medio siglo padecieron los colombianos no solo enfrentó a grupos insurgentes como las FARC, el Estado y organizaciones paramilitares. Los intereses económicos fueron a menudo parte de los engranajes del conflicto y hubo empresas cómplices de esa lógica. El funcionamiento de ese ecosistema perverso no representa en sí una novedad, pero la justicia estadounidense ha tomado una decisión sin precedentes contra uno de esos actores, la multinacional bananera Chiquita Brands. Un juez de Florida condenó la semana pasada a la compañía a indemnizar a ocho víctimas de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en dos regiones del país.

El fallo señala que la transnacional, una de las mayores del sector, financió a los paramilitares entre 1997 y 2004 y que ese apoyo sirvió para perpetrar homicidios, secuestros y otros crímenes como desapariciones forzadas, torturas y extorsiones. Los montos de reparación establecidos oscilan entre 1,8 y 2,5 millones de euros por víctima. Chiquita Brand ya había confesado en 2007 haber entregado fondos a las autodefensas y por ello tuvo que pagar una sanción de más de 23 millones. Sin embargo, esa multa se impuso en el marco de la ley antiterrorista de Estados Unidos. El proceso que acaba de concluir sienta, en cambio, un precedente crucial, al tratarse de la primera vez que una empresa es declarada responsable en un tribunal estadounidense de complicidad en violaciones de los derechos humanos.

El juez y los 10 miembros del jurado escucharon testimonios de las víctimas, representadas por la ONG Earth Rights International, la versión de la compañía y el relato de jefes paramilitares como Salvatore Mancuso, que regresó a Colombia en febrero tras pasar casi 15 años de condena por tráfico de drogas en EE UU. Los letrados de Chiquita Brands intentaron demostrar durante el proceso que los pagos no representaban ingresos significativos para la AUC frente al dinero procedente del narcotráfico. También se escudaron en el argumento de la extorsión. Esas excusas no evitaron la decisión del jurado, que según los expertos abre ahora la puerta a que haya más resoluciones en esa línea entre las cientos de demandas similares presentadas ante la justicia estadounidense.

La reparación de las víctimas es una premisa clave en todos los procesos de paz emprendidos en Colombia, y la responsabilidad civil atribuida a Chiquita Brands comienza a cerrar un terrible círculo que se abrió cuando la multinacional, fundada a finales del XIX, aún se llamaba United Fruit Company. La protesta de trabajadores de la empresa, reprimida por el Gobierno colombiano en 1928 y conocida como “masacre de las bananeras”, fue evocada por Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, pero, sobre todo, fue uno de los episodios de terror que marcó la memoria colectiva latinoamericana durante décadas de violencia.

miércoles, 26 de junio de 2024

La tarta de fresas con crema de la abuela, reinventada

Un postre vintage adquiere una dimensión de ensueño con la ayuda de un poco de alquimia de refrigeradora e ingredientes muy frescos.

Una capa de rodajas de fresa cubre un cremoso mousse de fresa en este postre, que luego se cubre con gelatina para un triple golpe de sabor veraniego. David Malosh para The New York Times. Estilismo: Simon Andrews.

Hay pocos postres de dos ingredientes tan extraordinarios como una tarta helada de galletas.

Cuando la crema batida y las galletas crujientes de vainilla estilo wafer se superponen en una sencilla combinación y se dejan enfriar durante la noche, ambos ingredientes renacen. Las galletas secas y quebradizas absorben la humedad de la crema batida y se ablandan hasta convertirse en un pastel, mientras que la crema se endurece hasta convertirse en un bloque glaseado con la firmeza suficiente para poder cortarlo. Es un milagro cotidiano que siempre resulta emocionante.

Un mousse rosa de fresa es el corazón de esta tarta retro. Credit...David Malosh para The New York Times. Estilismo: Simon Andrews.

En las recetas tradicionales se utiliza crema batida con galletas de chocolate, pero hay muchas variantes. Algunas añaden fruta y otros sabores a la crema batida; otras cambian las galletas. También hay quienes juegan con la forma, colocan todo en una corteza de galleta crujiente y le llaman una tarta helada. [En Latinoamérica se hace una especie de carlota con galletas marías y leche condensada al limón].

Esta lujosa versión de fresa, de la heladería Morgenstern’s Finest Ice Cream en Manhattan, logra todo esto y más.

El cremoso relleno de fresa se cubre con mitades de galletas de vainilla. Credit...David Malosh para The New York Times. Estilismo: Simon Andrews.

Comienza con una crujiente corteza de galleta de vainilla rebosante de mousse de fresa rosa y más galleta debajo de un mosaico de bayas frescas. A continuación, la parte superior está adornada con una resplandeciente gelatina de fresa casera de aspecto tembloroso y esponjoso además de la espuma ondulante que hay debajo. Tiene un juego de texturas como el que se obtiene en un restaurante de lujo, pero conserva el encanto retro de una porción de tarta de cafetería.

Dada la inspiración de la receta, es bastante lógico. Se trata de un postre que la abuela de Nicholas Morgenstern solía preparar con una cobertura de crema batida y una caja de gelatina roja. Luego, él y Priyaporn Pichitpongchai, la chef repostera de Morgenstern’s, le hicieron un cambio de imagen.

“Las marcas Jell-O y Cool Whip eran los pilares de los postres de mi abuela”, comentó Morgenstern. “Todavía me encantan”.

No obstante, esta versión actualizada tiene un sabor más original e intenso, por lo que vale la pena el trabajo extra que requiere su elaboración.

La gelatina de fresa se vierte mejor sobre la tarta mientras está en la refrigeradora. Credit...David Malosh para The New York Times. Estilismo: Simon Andrews.

La única parte complicada es la gelatina de fresa casera, que requiere macerar en azúcar las bayas cortadas durante toda la noche, y luego calentarlas suavemente para sacar sus jugos. Pero este elixir es el alma de la tarta, dándole un sabor intenso y un color rubí.

Tendrás que empezar a prepararla al menos un día antes de servirla, pero se conserva bien hasta tres días. Las galletas se ablandan y se vuelven más pastosas a medida que se asientan.

Esto es exactamente lo que ocurrió con la receta original de la abuela Morgenstern.

“Ella no era una chef repostera”, dijo Morgenstern. “Pero siempre servía el postre”.

Tarta helada de fresa
Receta de Nicholas Morgenstern y Priyaporn Pichitpongchai, adaptada por Melissa Clark.

Rinde: 8 porciones

Tiempo total de preparación: 1 hora, más al menos 18 horas de maceración y 5 horas de enfriado

Ingredientes para la gelatina de fresa:

½ kilo de fresas cortadas en rodajas finas (unas 3 tazas)

3 cucharadas (38 gramos) de azúcar

2 cucharaditas (6 gramos) de gelatina en polvo

½ cucharadita de jugo de limón recién exprimido

Para la corteza:

3 cucharadas (42 gramos) de mantequilla sin sal, derretida, y un poco más para engrasar

3 ½ tazas (200 gramos) de galletas de vainilla (como las de la marca Nilla o galletas María) o aproximadamente 1 ¾ tazas de migas

2 cucharadas (25 gramos) de azúcar

Para el relleno:

280 gramos de fresas (unas 2 tazas)

1 taza (240 mililitros) de crema espesa fría

2 cucharadas (15 gramos) de azúcar glas

13 galletas de vainilla (45 gramos), cortadas en mitades

Para la cobertura:

Crema batida, con o sin azúcar

1. Para la gelatina de fresa: mezcla las fresas en rodajas y el azúcar en un tazón mediano resistente al calor (de preferencia de metal), cúbrelo con plástico para envolver y refrigera de 18 a 24 horas.

2. Para hacer la corteza: calienta el horno a 160 grados Celsius y engrasa ligeramente un molde para tartas de 22 a 25 centímetros (no uses nada más pequeño). En un procesador de alimentos, mezcla las galletas, el azúcar y la mantequilla derretida. Procesa hasta mezclar bien. Pon la mezcla en el molde para tartas y, con la parte inferior de un vaso medidor de fondo plano, extiende la mezcla de galletas hasta formar una capa uniforme en el fondo y en los costados, presionando más o menos medio centímetro más allá del borde del molde para tartas. Hornea hasta que la corteza se oscurezca un poco en los bordes, de 8 a 12 minutos. Transfiere a una rejilla para que se enfríe.

3. Para hacer el relleno: licúa 85 gramos de fresas en un procesador de alimentos, una licuadora o una batidora de inmersión hasta que estén suaves. Deberás tener entre ¼ y ⅓ de taza de puré de fresas. Reserva. Corta en cuartos otros 56 gramos de fresas para obtener aproximadamente ⅓ de taza, y reserva.

4. Con una batidora de aspas o una batidora eléctrica con el accesorio para batir, bate la crema espesa y el azúcar hasta que se formen picos suaves, de 2 a 3 minutos. Incorpora el puré de fresas hasta que esté bien mezclado, asegurándote de no batir demasiado. Con una espátula de hule, incorpora las fresas cortadas en cuartos. Vierte la crema de fresas en la corteza del de la tarta que enfriaste y alisa la parte superior. Presiona las galletas de vainilla cortadas por la mitad de manera vertical sobre el relleno para que quede salpicado de galletas. Cubre la tarta con envoltura de plástico o papel sulfurizado, colócala en una bandeja para hornear con borde y métela al refrigerador durante al menos 3 horas (y hasta 3 días). Cuanto más tiempo repose la tarta, más aspecto de pastel tendrán las galletas.

5. Una vez que la tarta se haya enfriado, corta en rodajas finas los 140 gramos restantes de fresas. Saca la tarta del refrigerador y coloca las fresas cortadas sobre el relleno para cubrirlo, superponiéndolas ligeramente si es necesario. Vuelve a meterla al refrigerador, tapada, mientras preparas la gelatina de fresa.

6. Vierte de 2,5 a 5 centímetros de agua en una cacerola mediana y lleva a hervor a fuego lento. Coloca el tazón de fresas aún cubierto sobre la cacerola. Asegúrate de que el agua no toque el fondo del tazón; si es así, sácale un poco de agua. Calienta las fresas para que suelten más jugo, agitando el tazón de vez en cuando (utiliza guantes de cocina), durante 15 minutos; deben tener un aspecto muy jugoso. Con un colador de malla fina, cuela las fresas hasta que haya unos ⅔ de taza de jugo. Puedes presionar las fresas con suavidad para que suelten más jugo, pero no presiones demasiado o la gelatina se va a enturbiar. Guarda los sólidos de las fresas para otro uso, como batidos.

7. Transfiere unas 2 cucharadas del jugo de fresa caliente a un tazón y vierte la gelatina por encima; deja reposar unos minutos para que se suavice. Añade el resto del jugo de fresa a la mezcla de gelatina y bate hasta que se disuelva por completo. Incorpora el jugo de limón y revuelve.

8. Con la tarta todavía en el refrigerador y sobre una bandeja, vierte la gelatina sobre las fresas cortadas (verter la gelatina sobre el dorso de una cuchara suspendida sobre la tarta puede ser útil para conseguir una capa uniforme de gelatina sobre la parte superior y, si lo haces mientras la tarta está en el refrigerador, te aseguras de obtener la cobertura más brillante y evitar que todo se derrame). Deja que la tarta se enfríe en el refrigerador, sin tapar, hasta que la gelatina cuaje, al menos 2 horas o toda la noche. Sirve con crema batida.

SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. Max Hastings regresa a la Segunda Guerra Mundial con ‘Operación Pedestal’, un épico relato de sangre y fuego en el mar: “Inevitablemente, no todo el mundo es un héroe”

El portaviones Indomitable, de la Royal Navy, en 1943, en una imagen del Museo Royal Air Force.
El portaviones Indomitable, de la Royal Navy, en 1943, en una imagen del Museo Royal Air Force.
El popular historiador británico recupera la tremenda aventura de la flota británica enviada a socorrer Malta y de paso brinda un gran homenaje a la Royal Navy.

El prestigioso y popular historiador militar Max Hastings (Londres, 78 años) vuelve a la Segunda Guerra Mundial embarcándose en un capítulo menos conocido para el público en general que las grandes campañas y batallas icónicas de la contienda (y menos relevante), pero sin duda tremendo y lleno de emoción o, como el propio autor apunta, “una epopeya de coraje, determinación y sacrificio”. En su nuevo libro, Operación Pedestal (Crítica, 2024), Hastings narra con su inimitable estilo, caracterizado por la exhaustiva documentación y la mezcla de hálito épico y atención al factor humano, el envío en verano de 1942 de una gran flota británica, la mayor reunida desde la batalla de Jutlandia en 1916, para aliviar la dramática situación de la isla de Malta, asediada por los alemanes y los italianos. En la singladura, eleva un gran homenaje a la marina de su país.

La Operación Pedestal, apoteosis de la Royal Navy, la Marina Real, fue un monumental vía crucis marino, con cuatro días de especial calvario, marcado por los sobrecogedores ataques por mar y aire a cargo de verdaderos enjambres de submarinos, lanchas torpederas y bombarderos enemigos. El centro de la operación era un convoy de 14 mercantes (cargados varios de ellos con combustible y municiones: ideal para saltar por los aires) que iba protegido por la friolera de más de medio centenar de navíos de guerra incluidos dos acorazados (uno de ellos el poderoso HMS Nelson), cuatro portaviones (la aviación embarcada debía proporcionar cobertura sobre la marcha), siete cruceros y 32 destructores. El objetivo de esta masa de barcos de 15 kilómetros de ancho y que se perdía en el horizonte era tratar de atravesar de oeste a este un peligrosísimo Mediterráneo dominado por el Eje para acudir en ayuda de Malta, cuyo destino era una cuestión esencial no sólo desde el punto de vista estratégico sino del honor nacional, aparte de que la población estaba al borde de sufrir hambre.
El portaviones Indomitable alcanzado durante la Operación Pedestal.

El portaviones Indomitable alcanzado durante la Operación Pedestal. 

En unas páginas de las que emana todo el dramatismo y el estruendo del sangriento episodio envuelto en el fragor del mar y el ruido de los cañones, el olor del salitre y de la cordita, Hastings nos muestra la cara atroz de la guerra, pero también actos de abnegación y heroísmo, y nos traslada a un momento oscuro en el que parecía que nada podía detener a Hitler e impedir que la esvástica siguiera extendiendo su sombra sobre el mundo.

El relato de Hastings nos lleva desde las reuniones del Almirantazgo hasta las cuitas del más humilde marinero (la mayoría no sabía nadar) y las meditaciones más profundas de los submarinistas (“butta la pasta!”, era la orden más importante en los sumergibles italianos). Seguimos el convoy (y a sus enemigos) desde su formación entre grandes dudas, pues hacía poco que se había consumado el desastre del PQ17, hasta la llegada a Malta. Con ataques salvajes de los Stukas, Ju-88 y Heinkel 111, y con grandes tragedias, como el estremecedor hundimiento del portaviones Eagle por los torpedos del U-73 o la destrucción del crucero Cairo y el petrolero Ohio por los del submarino italiano Axum, mandado por Renato Ferrini. Y anécdotas como, entre otras de mascotas a bordo, la del canario que apareció en la cubierta del destructor Ashanti y el alcoholismo por estrés de la mona del Laforey, o que los submarinistas alemanes se rociaban con colonia 4711 para tratar de ocultar el tufo a lobo.
Max Hastings19/05/23 El historiador Max Hastings, fotografiado en Londres.

¿Cuál es el personaje favorito de Max Hastings en Pedestal? “Posiblemente el capitán del destructor HMS Ledbury, Roger Hill, excéntrico, impulsivo (llegó a lanzarse al agua para rescatar a los tripulantes de un hidroavión Sunderland abatido) e indisciplinado, un verdadero bucanero, pero el tipo de hombre que representaba lo mejor del espíritu de la Royal Navy. Su temperamento salvaje era lo que hacía falta en una operación como Pedestal, donde, en general, casi todos los capitanes de la Royal Navy lo hicieron muy bien. Hay que recordar el factor psicológico de que en aquel momento de la contienda, cuando los alemanes aún no habían sido detenidos en Stalingrado y Hitler iba de victoria en victoria, nadie podía estar seguro de que los nazis llegarían a ser derrotados”.

En la forma tan vívida con que Hastings cuenta la ordalía marina de Pedestal (del lado británico se perdieron 9 mercantes y 4 buques de guerra, con muchos más dañados seriamente) ha influido su experiencia directa como invitado en portaviones, submarinos y torpederas y sobre todo embarcado en 1982 en el transporte de tropas Canberra, donde iban dos batallones de Royal Marines y uno de paracaidistas, durante la Guerra de las Malvinas, que cubrió como corresponsal. “Desde luego, haber estado en un buque bajo el fuego y ver barcos explotar, arder e irse a pique, y aviones caer, me ha ayudado mucho a describir los acontecimientos de Pedestal”, señala el historiador. “Algunas armas usadas allí, como los cañones Bofors y las ametralladoras Bren, eran todavía las mismas de Pedestal. Y los equipos: me tuve que poner la misma clase de protección, casco, manoplas y capucha ignífuga que los marinos que zarparon hacia Malta. La de las Falklands, las Malvinas como dicen ustedes, fue una guerra muy anticuada. La mayoría de los capitanes tenían como referencia las películas de la Segunda Guerra Mundial y parecía que revivían esas historias. Un día, en el puente de mando de una fragata, escuché a un oficial gritar: ‘Recordad chicos, ¡cuando vengan vamos a enviarlos al infierno!’, lo mismo que decían los capitanes de Pedestal “.
El maltrecho mercante 'Ohio' llega a Malta.

El maltrecho mercante 'Ohio' llega a Malta.  

El historiador aprecia “un pedigrí, una línea” en los oficiales de la Royal Navy por los que tiene una debilidad —al parecer también por el mujeriego comandante italiano de cruceros Alberto da Zara, que se decía que había seducido a Wallis Spencer, futura duquesa de Windsor— y de los que canta en su libro su “excelencia y bravura” como émulos de Nelson y Jack Aubrey. “Le voy a contar una historia muy snob. De camino a las Falkland me dijo un oficial de la marina: ‘Eres un privilegiado, vas a ser testigo de cómo la Royal Navy entra en combate mandada por última vez por gentlemen; luego todos serán mecánicos de garaje”. Hastings continúa: “Admiro mucho el ethos de la Royal Navy, todo el mundo celebra los Spitfires y el glamour de la RAF, pero seguir adelante mientras observas cómo van hundiendo uno por uno los barcos de tu flota, atravesar las pavesas humeantes en que se han convertido los buques de tus camaradas, para eso has de desplegar el tipo de valentía que hacía falta para ganar la guerra”. Solo le falta entonar el Rule, Britannia!

Hastings describe, sin embargo, cómo, en el otro lado del espectro, en Pedestal algunas tripulaciones de mercantes perdieron los nervios y abandonaron sus barcos aunque estos no estaban en peligro de hundirse. “Así es, cuando un carguero explotaba por efecto de los ataques, a veces los del siguiente, que presenciaban la escena, se lanzaban aterrorizados al mar; si todos hubieran hecho lo mismo no hubiera llegado ni un solo barco a Malta. Es comprensible. Pasa en todas las batallas: inevitablemente, no todo el mundo es un héroe. Lo sorprendente no es que algunos saltaran, sino que tantos no lo hicieran. Y no hay que olvidar que las tripulaciones de los mercantes, que no eran buques de guerra, no eran soldados”.
El submarino italiano 'Cobalto' alcanzado por el fuego de los escoltas del convoy, antes de hundirse.
 El submarino italiano 'Cobalto' alcanzado por el fuego de los escoltas del convoy, antes de hundirse.

¿Qué opina de la novela Mar cruel, de Nicholas Monsarrat, de la que toma el título para uno de sus capítulos? “¡Fabulosa! Siempre he sido un gran admirador. Uno de los libros más destacables sobre la Segunda Guerra Mundial. Muestra de manera fidedigna cómo era la vida en un barco de guerra de la Royal Navy. Cómo la mayor parte del tiempo no estaban en acción sino alertas y en condiciones muy penosas. A bordo de un buque de gran tamaño aún podía ser soportable, pero en las unidades pequeñas, fragatas, corbetas, era extraordinario lo que tenías que soportar, y hay que recordar que nueve décimas parte de la tripulación no eran profesionales sino personal reclutado. Una de las cosas que me fascina de los marineros es que si eres soldado puedes escaquearte de la acción, incluso los pilotos tienen opciones, pero en un barco haces lo que el capitán quiere. No te queda otro que acompañarlo, así decida embestir un submarino. No eres diferente de un esclavo romano en una galera. Incluso si el capitán ordena un movimiento suicida has de secundarlo”.

Los aviadores y marinos italianos fueron muy valientes, y uno de sus submarinos protagonizó el ataque más devastador de un sumergible en la guerra”

Aunque Operación Pedestal sea en gran parte una loa a los marinos británicos y a la Royal Navy, Hastings trata bien al enemigo. Destaca, y sorprende por ello, su retrato de los italianos. “Siempre que escribo intento pensar qué puedo contar a la gente que no sepa ya. Al documentarme vi que no había casi nada escrito de Pedestal del lado italiano. Me temo que los británicos somos muy proclives a caricaturizar a las tropas italianas. Es cierto que en tierra en el desierto no les fue muy bien, pero sus pilotos y sus marinos eran muy valientes. Fue uno de sus capitanes de submarino, Ferrini, con el Axum, el que protagonizó el más devastador ataque de un sumergible en la Segunda Guerra Mundial. Y las tripulaciones de las lanchas torpederas MS y MAS actuaron con increíbles valor y eficacia contra la flota. Es de justicia mostrarles el respeto debido. En el siglo XXI ya no vale escribir con clichés nacionalistas”.

Ha hablado de Monsarrat, ¿qué opina de otro autor de emocionantes novelas marinas de la Segunda Guerra Mundial como Alistair MacLean, el autor de HMS Ulises en el que resuenan los Oerlikon y pom-pomps? “Muchos de mi generación leímos sus novelas en la adolescencia, a mí me parecen buenísimas. Ahora se le considera pasado de moda, pero sus historias son maravillosas. Los que no lo han leído deberían hacerlo. Insufló nueva vida a esas batallas en el mar”. Hastings recalca que los convoyes en el Ártico y la guerra marítima en esas latitudes eran muy distintos a combatir en el Mediterráneo en una cosa esencial: si tu barco se hundía camino de Múrmansk morías en cuestión de minutos mientras que en el sur podías vivir horas en el agua. “El Mediterráneo era amable, el Ártico despiadado”, zanja.
Imagen del hundimiento del carguero 'Waimarama' durante la Operación Pedestal.

Imagen del hundimiento del carguero 'Waimarama' durante la Operación Pedestal. 

El padre de Max Hastings, Macdonald Hastings, célebre corresponsal de guerra, desembarcó en Normandía el Día D. ¿Qué opina el historiador del 80 aniversario, recién celebrado? “Estuve en Normandía hace un mes, me sorprendió y me conmovió lo encantadores que fueron los franceses, a los que se les acusa de maleducados. Es triste pensar que seguramente es la última vez que se conmemora la fecha con supervivientes. Mi padre creía que los estadounidenses habían ganado la guerra ellos solos mascando chicle. Hoy todos los historiadores están de acuerdo en que el teatro decisivo fue el del Este. Gran Bretaña tiene que enorgullecerse de haber resistido sola en 1940, pero honestamente, fueron los EE UU y el Ejército Rojo los que ganaron la guerra. A los rusos de hoy no se les cuenta que entraron en Berlín calzando botas enviadas por los EE UU, y en camiones estadounidenses, ellos no tenían nada, los alemanes habían arrasado con todo al invadirlos. Por otro lado, los rusos modernos tampoco saben que la URSS era aliada de Hitler hasta que éste la invadió. Y que el combustible soviético hacía volar a la Luftwaffe durante la Batalla de Inglaterra”.

Como suele suceder en cada encuentro con Hastings, este (el pasado lunes 10 de junio), también ha ido a coincidir casualmente con una fecha señalada de la Segunda Guerra Mundial: se cumplían 80 años de la matanza de Oradour-sur-Glane, cuando elementos de la 2 ª división Panzer de las SS Das Reich, camino del frente de Normandía, asesinaron a 642 hombres, mujeres y niños de la población francesa en represalia por las acciones de la Resistencia. “Así es, dediqué a la sangrienta marcha de esa división a través de Francia uno de mis primeros libros [Das Reich, Pan Books, 1983]”, señala Hastings. “Es una historia mucho más fea que la de Pedestal, operación en la que, pese a todo el horror consustancial a la guerra, no hubo actos inhumanos ni crímenes de guerra, y los combates se libraron con cierta decencia, tratando incluso, ambos bandos, de salvar las vidas de los enemigos que caían al mar. Lo de la Das Reich fue espantoso, mientras escribía el libro pude entrevistar todavía a supervivientes de la división y uno me dijo que no entendía por qué tanto revuelo y escándalo por lo de Oradour ‘cuando en Rusia hacíamos lo mismo todos los días’. Es un shock cuando entiendes que las tropas de las Waffen SS estaban entrenadas y condicionadas para creer que la fuerza despiadada es la mayor virtud, y que la compasión era vista como una debilidad sin lugar en su ideario. Todas las guerras son experiencias aterradoras, pero en la historia de Pedestal, aunque fuera una batalla feroz y sangrienta, nadie hizo nada vergonzante”.

El debate que trata de abrir la ultraderecha alemana sobre las Waffen SS es estéril, en el cuerpo la crueldad estaba institucionalizada” Hastings subraya que es estéril e interesado el debate que ha tratado de crear la ultraderecha alemana sobre si había en las Waffen SS hacia el final de la guerra combatientes normales, no fanatizados. “Es un intento evidente de blanquear el cuerpo para excusarlo. Es cierto que, aunque todo el que llevó armas al servicio de Hitler tenía motivo para avergonzarse, no podemos decir que todos fueran criminales, ni siquiera en las Waffen SS. En todas las guerras hay gente que se comporta de manera terrible, y otros que no tanto. Pero intentar aplicar eso a las Waffen SS es querer ignorar lo que eran. Prácticamente todas las unidades del cuerpo se involucraron en crímenes de guerra. En las Waffen SS la crueldad estaba institucionalizada. Cualquier intento de exonerarlas ni que sea parcialmente es una manipulación ideológica. Da miedo ver cómo se intenta defenderlas. Hay una fealdad esencial en la extrema derecha de hoy. Incluso Meloni, que puede parecer menos execrable, habla bien de Mussolini”.
El portaviones 'Eagle' hundiéndose tras ser alcanzado por torpedos durante la Operación Pedestal.

El portaviones 'Eagle' hundiéndose tras ser alcanzado por torpedos durante la Operación Pedestal. 

 Con respecto a la guerra de Ucrania, dice que él nunca pensó que Rusia pudiera colapsar como creyeron algunos optimistas. “Pero es muy importante apoyar a Ucrania porque si Putin se sale con la suya pagaremos un precio altísimo todos”. Considera que los países nórdicos “se han comportado bien, han sido muy valientes, pero el resto de Europa y EE UU sobre todo muy a menudo se han limitado a ofrecer grandes palabras”. Y añade: “Putin piensa que Occidente es decadente, y tiene algo de razón”. Hastings no cree en todo caso que Putin pueda extinguir Ucrania, “pero sí convertirla en un lugar terrible para vivir”.

Netanyahu es un hombre malvado e Israel se ha convertido en algo que no reconozco” Pasando al otro foco bélico, la guerra de Gaza, Hastings considera que es “una gran tragedia” y que israelíes y palestinos van a sufrir las consecuencias durante generaciones. El historiador conoce personalmente a Benjamín Netanyahu (y escribió una biografía de su hermano Yoni, el héroe de las fuerzas especiales abatido en Entebbe en 1976). “Nunca he tenido la menor duda de lo que es: un hombre muy, muy malo”. Recuerda haberle oído decir en una cena en 1978: “Tenemos que hacer que todos los palestinos salgan de Cisjordania en la próxima guerra”. Hastings publicó esas opiniones y “Netanyahu dijo: ‘Max Hastings es un mentiroso’. Netanyahu es un hombre de muchas maldades”. Militarmente, “la campaña no tiene sentido, están limitándose a castigar y creando una nueva generación de terroristas”. El historiador añade: “He visto como trata el Ejército a los palestinos y si yo fuera palestino los odiaría. Siempre he admirado a Israel y creído en el genio judío, he estado en sus guerras. Pero se han convertido en algo que no reconozco”.

¿Volverá a la Segunda Guerra Mundial? “Sí, de hecho, acabo de publicar un nuevo libro sobre la Operación Biting, el asalto paracaidista en febrero de 1942 para capturar componentes de la red de radar (nombre en código Würzburg) establecida por los nazis en la costa norte de Francia. Si se me permite decirlo, el libro ya está en la lista de más vendidos. Por edad, no creo que escriba ya grandes obras globales sobre la guerra, pero disfruto mucho contando estas historias de formato más reducido”.

Con Max Hastings nunca dejarías de seguir hablando de cosas interesantes, y en la conversación sale el aspecto aéreo de la guerra de Corea —sobre la que tiene un gran libro, The Korean War (Pan, 1988)—. “Cuando los estadounidenses se encontraron con los reactores Mig 15 soviéticos no podían creérselo, fue un shock tremendo, como lo fue el Sputnik luego, porque siempre subestimaban a los rusos…”.

martes, 25 de junio de 2024

Suiza desmonta por tercera vez la causa contra Puigdemont: “Tsunami no es terrorismo” J. M. R.|Madrid. La respuesta al juez niega el auxilio judicial pedido porque las marchas contra la sentencia del ‘procés’ fueron de “contenido político”

El departamento federal de Justicia y Policía de Suiza, dependiente del Gobierno de ese país, ha rechazado por tercera vez prestar el auxilio judicial solicitado por el juez español Manuel García-Castellón en relación con la causa que instruye por supuestos delitos de terrorismo en las manifestaciones violentas convocadas por Tsunami Democràtic contra la sentencia del procés a finales de 2019.

Las autoridades suizas reiteran al instructor, en un escrito fechado el pasado 22 de mayo, al que ha tenido acceso EL PAÍS, que los actos descritos en la comisión rogatoria no entran en el ámbito de aplicación del Código Penal suizo: “La jurisprudencia de nuestros tribunales ha considerado que las organizaciones criminales/terroristas incluyen, por ejemplo, las Brigadas Rojas italianas, la ETA vasca y la red Al Qaeda, pero NO las organizaciones que, utilizando medios que no son actos de violencia criminal, luchan por el poder político en el país”. El análisis de la petición de auxilio judicial ha sido elaborado, según explican, por “juristas especializados en tratados internacionales y derecho penal internacional”.

El juez García-Castellón solicitaba a las autoridades suizas la localización de Marta Rovira, dirigente de ERC imputada en la causa, e información sobre una cuenta bancaria utilizada supuestamente para financiar las movilizaciones de protesta que organizó Tsunami Democràtic en 2019. Las autoridades suizas ya expresaron su extrañeza ante esta petición en la respuesta a otra comisión rogatoria: “Nos gustaría saber la relación exacta entre Marta Rovira, objeto tanto de la investigación penal como de una de las de las medidas de asistencia mutua, y las manifestaciones en los dos aeropuertos mencionados [El Prat y Barajas] que constituyen los hechos descritos en la comisión rogatoria; en otras palabras, es importante destacar la implicación precisa de la señora Rovira en dichas manifestaciones, y más concretamente en las acciones emprendidas contra los funcionarios españoles y saqueos cometidos en este contexto”.

García-Castellón solo aportó entonces como pruebas de la participación de Rovira en Tsunami Democràtic una reunión en Ginebra, cuyo contenido se desconoce, en la que supuestamente se habló de la creación del movimiento de protesta y se planificaron sus acciones. Rovira “fue la que más rápido tuiteó el primer mensaje de Tsunami”, escribió el juez. “Tan solo tardó tres minutos en leer el tuit, retuitearlo, pensar en comentarlo y transcribirlo (40 palabras repartidas en 225 caracteres con espacios). Se sospecha, por ello, que pudo estar en la reunión de Ginebra en la que se planificó y organizó la acción de Tsunami Democràtic”.

La Oficina Federal de Justicia suiza entiende que los actos sobre los que se pide información no constituyen terrorismo con arreglo al derecho suizo, y por ese motivo niegan el auxilio judicial solicitado por el juez García-Castellón.

Oposición del fiscal en 2020
El fiscal español que investigó desde 2020 estos hechos, Miguel Ángel Carballo, tampoco vio terrorismo en los actos organizados por Tsunami Democràtic y se opuso a la imputación de Rovira y del expresidente catalán Carles Puigdemont: “Hay una significativa falta de argumentos para la concreta imputación de hechos de matiz terrorista a los investigados”, señaló en su último recurso.

Pese a ello, el Tribunal Supremo sí admitió a finales de febrero pasado la exposición razonada que el juez García-Castellón remitió a este órgano para encausar a Puigdemont y abrió una investigación por terrorismo al eurodiputado y expresidente catalán, fugado de la justicia desde 2017. La magistrada instructora del Supremo ha citado a Puigdemont para que declare entre el 17 y el 21 de junio.

La oficina federal Suiza también se pronuncia sobre la causa abierta por terrorismo en el Supremo: “Las apreciaciones o resoluciones dictadas por el Tribunal Supremo español, sobre las que no nos corresponde emitir juicio de valor alguno, no alteran la calificación que el derecho suizo otorga a los hechos descritos en la comisión rogatoria”.

Las autoridades suizas vuelven a recordar que existe una excepción para prestar auxilio judicial sobre hechos de “carácter político preponderante” siempre que estos hayan sido impulsados “con fines de coacción o extorsión, hayan puesto en peligro o amenazado con poner en peligro la vida o la integridad física de las personas, “en particular, mediante el secuestro de un avión, la utilización de métodos de exterminio masivo, la provocación de una catástrofe o la toma de rehenes”. “Y esa situación”, añade, “no se ha cumplido a nuestro juicio”.

Las autoridades suizas responden con dureza al escrito que les remitió el juez García-Castellón, quien atribuyó un sesgo político favorable al Gobierno español por parte de las autoridades suizas, les afeó que preguntaran por el estado de la tramitación de la ley de amnistía en España, y les reprochó que aún no hubieran respondido a la petición de una reunión entre responsables judiciales de ambos países. “Es normal que nos hayamos informado previamente sobre el proceso de amnistía en España, como habríamos hecho en circunstancias similares con otros Estados extranjeros. Este elemento legislativo no puede omitirse, ya que puede tener incidencia en el procedimiento penal español que sirve de base a la comisión rogatoria”, contesta Suiza. “Por otra parte”, añade, “no es nuestra práctica reunirnos con representantes del Estado requirente extranjero, ni con la autoridad central extranjera por regla general y mucho menos con el magistrado requirente extranjero tras recibir una comisión rogatoria”.

Reproche de García-Castellón
García-Castellón también señaló en su escrito que Suiza tenía la obligación de respetar los instrumentos internacionales que ha firmado, principalmente el Convenio del Consejo de Europa para la prevención del terrorismo, y, por tanto, prestar el auxilio judicial solicitado y remitir la información pedida. Las autoridades suizas responden a este reproche y concluyen: “Las excepciones previstas demuestran claramente que la legislación nacional suiza ha tenido en cuenta varias de las situaciones contempladas en los convenios sobre terrorismo. Sin embargo, los hechos descritos en la comisión rogatoria española no alcanzan el nivel de gravedad requerido para ejercer esta excepción”.

El juez García-Castellón sigue instruyendo en la Audiencia Nacional el caso Tsunami Democràtic pese a la falta de colaboración de las autoridades suizas. De las 10 personas a las que investiga por terrorismo en los disturbios registrados en Cataluña en 2019, solo Marta Molina, secretaria de Movimientos Sociales en ERC, ha declarado por videoconferencia. Del resto, tres imputados han logrado aplazar sus citaciones —entre ellos, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, y Josep Lluís Alay, amigo del expresident Carles Puigdemont y jefe de su oficina en Waterloo (Bélgica)— y los demás (varios se marcharon al extranjero cuando fueron imputados) no se han presentado en el tribunal pese a los requerimientos del juez.

_- ARQUEOLOGÍA. Una explosión tecnológica hace 600.000 años identifica el origen de la capacidad que nos hizo humanos. La habilidad para transmitir innovaciones con precisión ha permitido una acumulación cultural que ha hecho posible la extraordinaria complejidad de las sociedades humanas

The 'Homo sapiens' of the Upper Paleolithic, like those who created the tools above, had a great capacity for cumulative culture.
_- Los 'Homo sapiens' del Paleolítico superior, como los que crearon las herramientas de la imagen, tenían una gran capacidad de acumular cultura que había aparecido cientos de miles de años antes.

Si mira a su alrededor, está rodeado de tecnología que probablemente no sepa cómo funciona y, si lo sabe, no sería capaz de reproducir. Y no solo hablamos de los complejos chips del teléfono móvil. La tinta que impregna las páginas de un libro, el tejido sintético de una camiseta o una llave metálica requieren una cantidad de conocimiento ingente y combinado, que está distribuido entre muchas personas y apareció por la acumulación de saberes a lo largo de incontables generaciones. Esa capacidad para adquirir conocimientos de los ancestros y pasarlos a los descendientes después de añadir alguna mejora, y de hacerlo con precisión, más allá de la copia a bulto de lo que hacen otros, que se ha visto en chimpancés y monos, es una de las habilidades que aún parecen exclusivas de la humanidad.

Por eso, buscar el origen de esa capacidad de acumular cultura es también buscar algo parecido al origen humano. Un artículo que se publicó este lunes en la revista PNAS y firman Jonathan Paige, de la Universidad de Misuri, y Charles Perreault, de la Estatal de Arizona, ambas en EE UU, trata de identificar ese momento crucial, que ellos sitúan hace unos 600.000 años. Llegaron a esa cifra después de analizar herramientas de piedra de los últimos 3,3 millones de años, comparando la complejidad de las herramientas producidas por otros animales y haciendo experimentos en los que los investigadores fabricaron utensilios líticos para ponerse en el lugar de aquellos humanos prehistóricos.

El misterio de las esferas de piedra y la tecnología más duradera de la humanidad

Hay indicios de que hace más de tres millones de años, en lugares como Dikika, en Etiopía, o Lomekwi, en Kenia, los primeros homínidos utilizaban artefactos de piedra para extraer carne de los animales. Estas primeras herramientas hicieron posible una alimentación mejor que permitió un crecimiento del cuerpo y el cerebro y una mayor habilidad manual para crear mejores artilugios. Al principio, los núcleos y las lascas se generaban sin mucha planificación, persiguiendo una utilidad intuitiva como la que buscan algunos monos hoy cuando producen lascas, no muy distintas de las que utilizaban los primeros miembros del género Homo. Esa forma de hacer las cosas se transmitió durante cientos de miles de años, a un ritmo que aún estaba lejos del que se asocia a la especie humana.

El cambio fue paulatino, con unas tecnologías que se podían aprender con cierta facilidad y poca información, simplemente mirando como lo hacían otros. Los autores plantean incluso que hace 1,8 millones de años, después de la aparición de las hachas de mano, que suponen un salto tecnológico importante y una mayor planificación, se produce cierto estancamiento, porque la habilidad manual no era suficiente para continuar con el mismo avance veloz. Eso cambió hace 600.000 años. Las transformaciones que comienzan a verse en las herramientas de esa época, más finas y diversas, requieren dedicar mucho tiempo al aprendizaje y es posible que el tallado de las piedras se transmitiese como ahora se enseña un oficio.

Los autores defienden que el aumento rápido y continuo de la complejidad se puede explicar por la capacidad de aquellos homínidos para acumular cultura. Aparece una mayor variedad de herramientas, de formas de tallado y de combinación de elementos que multiplican exponencialmente las posibilidades de la tecnología. A medida que se descubren nuevas técnicas de tallado, se expanden las posibilidades de diseño. Por ejemplo, la percusión con martillo blando y la talla por presión permiten hacer hachas de mano más delgadas de lo que es posible con la percusión con martillo duro. Estas tecnologías más complejas también son más difíciles de descubrir, dominar y enseñar.

La evolución del acervo cultural se produce a la vez que los cambios biológicos que facilitan el aprendizaje desde una etapa muy temprana de la vida. La cocina, por ejemplo, redujo el tamaño del intestino y facilitó la extracción de más energía para alimentar el cerebro a partir de la misma cantidad de comida. Eso favorece el crecimiento de un cerebro con la capacidad para adquirir habilidades cada vez más complejas o de manejar los dedos con una finura imprescindible para fabricar aparatos más sutiles.

Aunque la gran explosión tecnológica se suele asociar a la aparición de los humanos modernos, Paige y Perreault plantean que la cultura acumulativa puede ser anterior a la separación de los linajes de neandertales y sapiens, y que pudo desarrollarla un ancestro común. “Esto se refleja en la complejidad solapada de ambos grupos durante el Pleistoceno tardío”, afirman, y podría explicar por qué algunos investigadores han visto que las tecnologías asociadas a los neandertales en el Pleistoceno Medio son más complejas que algunas relacionadas con los humanos modernos al final de ese periodo.

Ignacio de la Torre, investigador del CSIC, duda de que existan pruebas convincentes de que los neandertales sean capaces de elaborar artilugios más avanzados que los sapiens, pero plantea que “la explosión tecnológica o de innovación se podría atribuir a una especie de precursores de Homo sapiens”. Aunque la relación entre los restos arqueológicos y las características biológicas de los seres que los crearon no siempre es nítida, y muchas tecnologías son tan útiles que son transmitidas entre especies durante largos periodos, De la Torre no descarta que la fiebre innovadora se acabe asociando a la presencia de una especie humana con características más modernas que aún no está identificada.

“Cada cuatro o cinco años se anuncian nuevos hallazgos de Homo sapiens más antiguos”, indica. “Hasta hace unos 15 años, los restos más antiguos tenían 100.000 años. Después aparecieron restos de 150.000 años, un 50% más antiguo, y en 2017 se publicaron restos de humanos modernos de hace 300.000 años. Se ha duplicado la cronología de Homo sapiens en poco más de 15 años”, asevera De la Torre. “Estas equivalencias entre biología y arqueología hay que cogerla con pinzas, pero ¿quién nos dice que dentro de unos años no se encuentren restos de Homo sapiens de hace medio millón de años?”, concluye.

lunes, 24 de junio de 2024

Te echamos de menos, querido Berlinguer.

Enrico Berlinguer, en brazos del actor Roberto Benigni durante un acto del PCI en 1983.
Enrico Berlinguer, en brazos del actor Roberto Benigni durante un acto del PCI en 1983.
Se cumplen 40 años del fallecimiento del secretario general del PC italiano y del ‘sorpasso’ a la DC. Compromiso democrático, rechazo de la polarización y europeísmo hacen de su liderazgo un modelo todavía inspirador.

Hace 40 años, en las elecciones europeas celebradas el 17 de junio de 1984, el Partido Comunista Italiano logró superar por primera y única vez en una convocatoria electoral de alcance nacional a la Democracia Cristiana. Era el triunfo póstumo de un político extraordinario: Enrico Berlinguer. Visto desde aquí, desde el erial político contemporáneo, su figura se yergue titánica, inspiradora, conmovedora.

Berlinguer había fallecido pocos días antes, el 11 de junio. Un ictus le golpeó el día 7, mientras pronunciaba un discurso en un mitin en Padua. Tan solo las desgarradoras imágenes del hombre que, pese al grave sufrimiento por el accidente cerebrovascular, resiste en el estrado para terminar su intervención, dicen tanto: de un inquebrantable sentido del deber, del servicio público, de la fuerza interior y de la dignidad.

Más aún diría el funeral celebrado en Roma. Una muchedumbre realmente oceánica inundó las calles para rendirle homenaje —qué patéticas en comparación suenan las pretensiones de ciertos partidos actuales que celebran como triunfos manifestacioncillas de poca monta—. Sin duda había ahí muchos ciudadanos que no eran comunistas, que mostraban su respeto a un hombre admirable. Entre ellos, Giorgio Almirante, líder del fascista MSI. Cuentan quienes estaban ahí que, cuando se supo que iría, hubo cierta inquietud en la dirigencia comunista. ¿Cómo recibiría la muchedumbre al fascista? Giancarlo Pajetta, dirigente histórico del PCI, que aparece en Léxico familiar de Natalia Ginzburg todavía en pantalón corto y ya antifascisantifascista, dijo: le recibiré yo mismo. Hasta el líder fascista reconoció la grandeza de ese hombre. 
Ciudadanos en la Plaza Venecia de Roma el día del funeral de Enrico Berlinguer.Ciudadanos en la Plaza Venecia de Roma el día del funeral de Enrico Berlinguer. MONDADORI PORTFOLIO/ GETTY 

¿En qué reside esa grandeza? Resulta impresionante releer hoy sus escritos, discursos, entrevistas. Componen un monumento que encarna la altura de miras política.

Berlinguer, como es notorio, es el líder que impulsó el compromiso histórico, la política de apertura del PCI a la colaboración con la DC. En esa decisión había sin duda cálculos tácticos de interés del partido, pero también sin duda ninguna una noble disposición a pensar en el interés democrático del conjunto del país. Tras el derrocamiento de Salvador Allende en Chile, Berlinguer tuvo claro que el PCI no habría podido gobernar con normalidad si hubiese logrado una mayoría parlamentaria. Habría habido una reacción, tal vez un golpe. Pensó que era necesario afianzar una imagen de responsabilidad y credibilidad, consolidar una legitimación y tratar de influir por esa vía. En paralelo, Berlinguer quería evitar a toda costa una polarización brutal del país en tiempos muy oscuros. ¿Les suena?

Lean lo que escribió en uno de los tres artículos en los que planteó el compromiso histórico, publicados en Rinascita“La contraposición y el choque frontal entre partidos que tienen una base en el pueblo y por los cuales importantes masas de la población se sienten representadas, conducen a una ruptura, a una verdadera escisión en dos del país, que sería fatal para la democracia y arrollaría las mismas bases de la supervivencia del Estado democrático. (…) La tarea de un partido como el nuestro no puede ser otra que el de aislar y derrotar drásticamente las tendencias que apuestan por la ruptura vertical del país”. Qué abismo con los polarizadores profesionales de hoy día.

Hay una célebre foto que retrata a Berlinguer y Aldo Moro, su contraparte democristiana, otro hombre justo, que se extienden sobre una mesa que les separa para darse la mano en 1977. Berlinguer y Moro estaban, de alguna manera, proyectándose más allá del muro de Berlín mucho antes de que cayera. Como es notorio, la infame banda terrorista de las Brigadas Rojas secuestró y asesinó a Moro. El PCI de Berlinguer mantuvo un leal apoyo externo a los Gobiernos democristianos en oscuros años de plomo.

Enrico Berlinguer (a la izquierda) y Aldo Moro, en 1975.
Enrico Berlinguer (a la izquierda) y Aldo Moro, en 1975. MONDADORI PORTFOLIO/ GETTY

El compromiso histórico no prosperó. En la DC ganaron planteamientos más derechistas y avanzaron podredumbre, juego sucio, corrupción. Berlinguer, que no era un dogmático, fue modificando la estrategia. Sus posiciones de entonces resuenan hoy fortísimas. En una entrevista concedida para las elecciones europeas de 1984 se oponía a quienes “recomiendan volver atrás, a la Europa de las patrias”. “No es pensable que la vía de salida a la crisis de la Comunidad Europea pueda consistir en el repliegue de cada Estado en su peculiar identidad, en el encerrarse en la particularidad de sus intereses. (…) No tiene sentido para quienes tengan un mínimo de mirada de largo plazo. (…) De la crisis no emerge la necesidad de cada nación de retirarse en sí mismo, sino la necesidad de una Europa realmente unida desde el punto de vista político, realmente independiente en el plano internacional, finalmente autónoma en la iniciativa”. ¿Les suenan los conceptos de Europa de las patrias, de necesidad de autonomía?

Ya antes él había dicho que se estaba mejor bajo el paraguas de la OTAN que bajo el del Pacto de Varsovia. Es difícil evitar que la mente se dirija a Jean-Luc Mélenchon y sus instintos polarizadores, euroescépticos, anti-otanistas. Da la sensación de que va medio siglo por detrás de Berlinguer.

Hay mucho más. Berlinguer es por supuesto el hombre que cortó definitivamente los lazos del PCI con la URSS —relación que había alejado del partido a figuras como Calvino— en nombre de una adhesión inquebrantable a los valores democráticos, marcando el camino del eurocomunismo; el político que denunció la putrefacción del sistema partidista con una lucidez asombrosa —la llamada cuestión moral—, señalando su conversión en máquinas de poder y clientelismo alejadas del interés colectivo; el líder que planteó la idea de una moderación del consumo para proteger el medioambiente; que introdujo en el discurso público la reflexión sobre el difícil camino a la felicidad de las personas en el sistema capitalista.

Roberto Benigni, quien protagonizó un film de Giuseppe Bertolucci de 1977 titulado Te quiero Berlinguer, dijo recientemente de él que tenía “la pureza de un niño”. Es célebre en Italia una imagen en la que el actor-director —culto estudioso de La Divina Comedia— coge en brazos al entonces secretario general del PCI en un acto público, le balancea, y a este se le ve sonreír, alegre. Como un niño, tal vez.

Esta no quiere ser una alabanza nostálgica e ingenua. Berlinguer no era perfecto, cometió errores. No logró gobernar. Pero fue una fuerza benéfica para el país, y en él y en su liderazgo hay valores indiscutibles que brillan como un ejemplo necesario hoy en esta Europa atribulada.

Un editorial de este diario publicado tras su muerte y titulado Después de Berlinguer incluía estas dos observaciones: “Una de las características más acusadas de la personalidad de Berlinguer era la de que nunca se doblegaba a las exigencias de la táctica política”; “el estilo de éste era particularmente dialogante; necesitaba tener en torno suyo a un equipo para discutir antes de tomar la decisión”. Ambas cualidades parecen fundamentales en la Europa contemporánea.

La crónica del funeral escrita por el entonces corresponsal de EL PAÍS en Roma, Juan Arias, decía: “Berlinguer puede descansar en paz. Es difícil que un ser humano pueda ser despedido con una explosión de afecto como la que recibió ayer el desaparecido secretario general del PCI”.

Tuvo una enorme grandeza humana, hecha de honradez, cortesía, aspiraciones morales, que le granjeó el respeto de todos; tuvo una enorme grandeza política, hecha de una visión progresista noble, de largas miras, que antepuso el interés democrático colectivo a cualquier beneficio partidista.

¿Cuál sería su propuesta política hoy, en tiempos de ultraderechas retrógradas y peligrosas, de derechas en oscurísima deriva hacia ser ultraderechas ellas mismas, de izquierdas entregadas al tacticismo y a la polarización que él aborrecía?

Desde aquí abajo, algunos te echamos tanto de menos, caro Enrico.


domingo, 23 de junio de 2024

_- ¿El Club Bilderberg la cumbre secreta que dirige el mundo?

_- Un Club que realiza una cumbre secreta anual reúne a ultrarricos, políticos y militares. La lista de invitados se lee como si un conspirador dijera quién gobierna el mundo ¿Cuál es el objetivo?

De esos temas habló Diego Sacchi en su columna sobre noticias internacionales del programa de radio El Círculo Rojo, que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs por Radio Con Vos.

El fin de semana pasado se realizó en Madrid un encuentro que reunió a 130 empresarios ultrarricos, líderes políticos y expertos de la industria, las finanzas y los medios de comunicación.

¿Qué tiene de diferente a otras reuniones, por ejemplo el Foro de Davos? La prensa no tiene ningún tipo de acceso y las Reuniones se llevan a cabo bajo la Regla Chatham House, no se podrá revelar la identidad ni la afiliación del(los) orador(s) ni de ningún otro participante.

Se trata del Club Bilderberg, su nombre viene del hotel en el que tuvo lugar la primera reunión, en los Países Bajos, el 29 de mayo de 1954.

El propósito declarado para la fundación del Club fue «hacer un nudo alrededor de una línea política común entre Estados Unidos y Europa en oposición a Rusia y al comunismo».

¿Quienes participan?
Fundadores y directivos de empresas como Musafa Suleyman (Microsoft IA), Albert Bourla (Pfizer), Jane Fraser (Citigroup), Charlene de Carvalho (Heineken), Demis Hassabis (Google DeepMind), Kasia Kieli (Warner Bros), Patrick Pouyanné (TotalEnergies), Wael Sawan (Shell) o Christian Sewing (Deutsche Bank), por nombrar algunos.

Funcionarios de alto nivel como la presidenta del Banco Europeo de Inversiones; el presidente del Eurogrupo, el subsecretario general adjunto de Innovación de la OTAN, James Appathurai; Børge Brende, presidente del Foro Económico Mundial, el comandante general del Ejército de EE.UU. en Europa, Christopher G. Cavoli o el director de Tecnología y Seguridad Nacional de EE.UU., Tarun Chhabra.

Resumiendo, empresarios y ejecutivos ultrarricos, funcionarios de las más altas esferas de Europa y Estados Unidos, sumado a militares del mayor rango, debatiendo hacia dónde va el mundo.

¿Qué debate el Club?
En 2009 se reunió en Grecia con la crisis de deuda de los países del sur europeo como clave central. En 2017 debatían a dónde iba el gobierno de Donald Trump y en 2018 los populismo en Europa.

La web de Club resumió con palabras claves el temario de este año: Estado de la IA, Seguridad de la IA, el futuro de la guerra, Panorama político estadounidense o Ucrania y el mundo.

Para tener una idea, la revista Time denominó a Ucrania “un laboratorio de guerra de IA”, y The Economist describió el territorio como “un campo de pruebas para empresas como Anduril y Palantir”.

Noten el detalle que ni las palabras Gaza o Israel aparecen en el temario, mostrando el nulo interés, de este grupo de empresarios y funcionarios de alto nivel, ante el genocidio contra la población palestina.

El Club de Bilderberg no se trata de un grupo de conspiradores, al estilo de una película de suspenso, es la sala de juntas de la alianza occidental que busca configurar la gran estrategia.

Políticos y militares van a rendir cuentas, no a los millones que se ven afectados cada día por los ajustes o la guerra, pero si a un grupito de grandes empresarios que se benefician por sus acciones.

Diego Sacchi. Nacido en Buenos Aires en 1977, militante del Partido de Trabajadores Socialistas desde 1994. Periodista, editor en la sección Internacional de La Izquierda Diario y columnista de temas internacionales en el programa de radio El Círculo Rojo. @sac_diego 

Fuente:

sábado, 22 de junio de 2024

Entrevista a Vandana Shiva, activista ecofeminista «El nacionalismo del odio es socio del neoliberalismo corporativo»

Fuentes: Ctxt


Vandana Shiva (Dehradun, 1952) es una de las activistas e intelectuales ecofeministas más reconocidas de nuestra época. Doctora en física cuántica, fue una de las fundadoras del Fórum Social Mundial, pionera en abrir el debate agroecológico y sobre el control de las semillas y es autora de más de 15 libros. Desde 1987 lidera la finca agroecológica y banco de semillas Navdanya, en el norte de India, y contribuye a organizar las luchas campesinas en todo el mundo.

CTXT se encuentra con Shiva en el antiguo recinto industrial de Fabra i Coats de Barcelona, donde ha acudido para participar en la Fira Literal de Barcelona, un encuentro de editoriales críticas. Allí, la activista e intelectual india, protagonizó una conversación con Yayo Herrero ante un público de cerca de 700 personas.

Con Yayo Herrero comparte un diagnóstico sobre la crisis ecológica. ¿Cómo lo describiría?

El primer elemento para entender la crisis ecológica es que se está produciendo por una extracción sin límites. Esto sucede porque se han otorgado derechos corporativos y coloniales, y se les recompensa con un poder absoluto. Al presentar una actividad extractiva como progreso se oculta la explotación, se oculta la violación de la autoorganización de los sistemas, cómo los árboles están conectados con los ríos, cómo el suelo está conectado con la agricultura, cómo la biodiversidad de las plantas está conectada con la de los insectos. Todas estas relaciones son fundamentales.

Francisco Varela y Humberto Maturana hablaron de autopoiesis, y plantearon un cambio total de paradigma al hacernos ver que los sistemas vivos están autoorganizados. El extractivismo destruye la organización interna de los organismos vivos y de las relaciones de esos organismos con todo lo demás que está vivo. Así es cómo toda destrucción pasa a considerarse como una externalidad. Destruyes, pero ocultas la destrucción.

Parte de esto viene del pensamiento cartesiano y el pensamiento mecánico de Francis Bacon. El pensamiento mecánico desmonta las cosas y da vida a cada parte por separado. A las personas que han sido educadas en ese pensamiento mecánico les resulta difícil ver las relaciones. Las relaciones fueron destruidas en una economía de muerte.

¿Cómo definiría la perspectiva ecofeminista en la que coincide con Yayo Herrero y otras pensadoras como Maria Mies?

Ecofeminismo es decir que la Tierra está viva, que la Tierra sustenta y mantiene la vida. Y es decir que las mujeres no son un segundo sexo pasivo. No son un objeto que deba poseerse ni controlarse. Las mujeres sustentan la sociedad. Sus cuidados, su trabajo invisibilizado, son la economía real, porque se ocupan de la reproducción y regeneración de la sociedad. Pero también son las cuidadoras de la Tierra. Debido a que a las mujeres se les ha otorgado hacer el verdadero trabajo [de cuidados], que no cuenta como trabajo, tienen que trabajar con la naturaleza. Por ejemplo, en India las mujeres son las principales proveedoras de agua. Ellas saben cuándo un pozo se está secando, cuándo un río se está secando. Debido a que trabajan con la naturaleza, son las primeras en responder a la crisis ecológica.

Uno de los debates sobre la relación entre tecnología y transición verde es el de las energías renovables. El IPCC y otros organismos dicen que una de las acciones necesarias para afrontar el cambio climático es promover las energías renovables, pero estas requieren de grandes cantidades de minerales y de tierra. ¿Cómo podemos fomentar las energías renovables sin crear otra nueva ola de extractivismo y colonialismo?

Mi primera crítica al reduccionismo de las energías renovables tiene que ver con el hecho de olvidar que hay muchos tipos de energía en el mundo. Todo sistema vivo es un generador de energía. Schrödinger, físico cuántico, escribió que la diferencia entre las máquinas y los sistemas vivos es que las máquinas requieren de energía externa y generan entropía, que es energía desperdiciada en forma de emisiones, mientras que los sistemas vivos no requieren de energía externa. Una semilla se convierte en árbol con su propia energía y la energía del sol, y eso es entropía negativa. Se ha ocultado toda la cuestión de la entropía positiva y negativa, pero este es el corazón del debate sobre la energía y sobre el clima.

Mirar únicamente el consumo de energía y decir que continuaremos consumiendo lo mismo a través de energías renovables es no abordar el debate sobre la generación de energía y ocultar la demanda de recursos y de tierras. Eso es reduccionista en todos los sentidos. Es problemático cómo se ha reducido el tema climático al consumo de energía, a buscar energías renovables y a una cuestión de temperatura. Pensar que los fenómenos climáticos provienen por sí solos de la atmósfera sin ver lo que se está haciendo con la tierra es separar lo que está conectado. No podemos resolver un problema ecológico, que es un problema de cómo se está desmantelando la vida, manteniendo la mentalidad industrial, de ingeniería y mecánica. Como dijo Einstein, no se puede resolver un problema con la misma mentalidad que lo creó.

Otro de los ejes de su trabajo, también vinculado con la cuestión de la tecnología, son los pesticidas. Estos últimos meses ha habido en Europa muchas protestas de granjeros y agricultores. Uno de los motivos de la protesta fue la regulación europea que restringía el uso de pesticidas en la agricultura. Como respuesta, la Comisión Europea redujo el nivel de exigencia de esa regulación. ¿Cómo se pueden proteger las economías agrícolas y familiares y al mismo tiempo la ecología?

La protesta comenzó por una cuestión económica, las protestas empezaron contra el tratado de libre comercio con Mercosur. El libre comercio acaba destruyendo todas las economías mientras permite que las corporaciones prosperen. El libre comercio no opone Europa y el Sur Global, es la gente trabajadora de Europa y el Sur Global quien lo sufre.

El sistema agroindustrial globalizado es una receta para aumentar los costes de producción y colapsar los ingresos agrícolas; es una economía negativa. Por esto los agricultores están en crisis. En todo el mundo, dondequiera que se impulse el libre comercio y una mayor industrialización, los agricultores responden.

Las protestas se deben a que los agricultores entienden que existe un intento de deshacerse de ellos, que se han convertido en una entidad prescindible: tendemos hacia una agricultura sin agricultores. La industria aprovechó estas protestas como una oportunidad, porque distribuye los productos fitoquímicos a través de los grandes sindicatos de agricultores. Hicieron que algunos de ellos hablaran sobre la retirada de las regulaciones sobre los pesticidas, pero esa es la voz de las corporaciones, el cártel del veneno. No es la voz de los pequeños agricultores independientes.

La cuestión de los pesticidas tiene mucho que ver con el control de las semillas, una lucha en la que está implicada desde 1987. ¿Cómo ha evolucionado el tema en los últimos 30 años? ¿Sigue siendo igual de relevante?

La vida siempre será relevante. La renovación de los sistemas vivos por sus propios medios siempre será la base de la libertad en la naturaleza y en la sociedad. ¿Por qué me impliqué en el tema de las semillas? Porque en 1987 me invitaron a una reunión donde se discutían las nuevas biotecnologías. Entonces aún no había transgénicos en el mundo; el primer organismo modificado genéticamente se comercializó en 1992.

La industria había trazado su camino y dijo que su principal objetivo era generar patentes para las semillas. Ahora bien, una patente es un monopolio que se obtiene porque has inventado algo nuevo. Entonces, lo primero que había que hacer era cambiar la naturaleza de la semilla en la mente de la gente. La semilla tenía que dejar de ser algo que se hacía a sí mismo y pasar a ser un producto inventado por Monsanto.

¿Una mercancía?

Más que una mercancía: una creación. Una mercancía reconoce que el agricultor tiene un papel, que la tierra tiene un papel. Cuando hablamos de propiedad intelectual sobre las semillas, Monsanto es Dios. Han asumido el papel de la creación y han convertido algo que se renueva y multiplica por sí solo en algo que ha sido hecho por ellos. Pero una semilla no es una máquina.

Por esto decidí empezar a crear bancos comunitarios de semillas, como Navdanya. En segundo lugar, decidí empezar a trabajar con el gobierno y parlamento indios para redactar leyes que respetaran la integridad de la vida en la Tierra. Escribimos leyes que dicen que las plantas, los animales y las semillas no son entidades creadas por los seres humanos y, por lo tanto, no se pueden patentar. Estas leyes siguen vigentes en India. Lo tercero que decidí fue demandar a las empresas de semillas en los tribunales por estar robándolas. Fue lo que yo llamo “la segunda llegada de Colón”. Simplemente, roban y dicen “es mi propiedad intelectual”. Y les dijimos “no, tú lo robaste y, por lo tanto, es biopiratería”.

Otra cuestión clave en la crisis ecológica es el agua. La región mediterránea, en la que nos encontramos, está sufriendo ahora mismo una sequía y se prevé más escasez de agua en el futuro. Se trata de una cuestión transversal que abarca dimensiones sociales, ecológicas y políticas. ¿Cómo podemos mirar al problema del agua desde todos estos diferentes puntos de vista?

No solo necesitamos unir las múltiples dimensiones del agua, necesitamos unir las múltiples dimensiones de un planeta interconectado. La crisis climática y de biodiversidad son una sola crisis. Cuando nos olvidamos de la biodiversidad y la destruimos, se desestabiliza el clima, porque la biodiversidad gestiona el clima. En el movimiento Chipko las mujeres se dieron cuenta del hecho de que si destruyes el bosque, tienes una sequía, tienes una inundación. Así pues, gestionar el agua significa gestionar la regeneración de la biodiversidad, de los bosques, de las plantas, de la tierra, de los pastos. Todos estos son sistemas de gestión del agua, igual que lo es la cuestión climática. Los estragos climáticos tienen que ver con los sistemas hidrológicos desestabilizados, que son los verdaderos asesinos en el Sur Global. Cada desastre en India en el que ha muerto gente es un desastre hídrico. Cuando llega un ciclón, la gente muere. Cuando un lago glacial se derrite y hay una inundación, la gente muere.

Es necesario vincular todas las dimensiones del agua. Cuando el gobierno construye una presa para los agricultores ricos del valle, los demás perderán su acceso al agua. Como todos los recursos están interconectados, deben gestionarse como bienes comunes y para el bien de toda la comunidad. No pueden dividirse para su uso extractivo por parte de los más poderosos. Ahora mismo, la privatización del agua y el mercado de futuros del agua son cuestiones de gran relevancia a las que la gente opone resistencia. El agua de Delhi iba a ser privatizada y conseguimos evitarlo.

El ultranacionalista Narendra Modi del partido BJP será probablemente reelegido primer ministro de India, mientras que la extrema derecha tiene perspectivas de crecer en Europa. Estos partidos tienen en común que combinan nacionalismo y neoliberalismo. ¿Cómo podemos explicar su auge en el contexto de la crisis ecológica?

En 1991 escribí el Manifiesto para una democracia de la Tierra. En 1999 bloqueamos la cumbre de la OMC en Seattle. Durante este período se desarrolló el neoliberalismo, la desregulación del comercio y la economía, y la muerte de la democracia. También empezó esta nueva cultura de muerte y destrucción. El libro de Samuel Huntington El choque de civilizaciones es clave para este momento. Viene a decir que solo puedo saber quién soy cuando sé a quién odio. Se creó el odio como moneda de la identidad. Ahora bien, todas las tradiciones espirituales han dicho algo distinto: saber quién eres tiene que ver con cómo te relacionas con la tierra y con tu comunidad. Existes en comunidad, y como comunidad eres parte de la naturaleza y produces junto a la naturaleza. Se ha pasado de eso a una identidad negativa, una cultura de destrucción, violencia y muerte. Lo que existe hoy es la cultura de los pesticidas, del veneno: “Sepa a quién debe exterminar”. Esa agenda, saber quién es tu enemigo, se ha convertido en la agenda nacional.

Pero una nación tiene que ver con cómo fluyen los arroyos, cuál es la salud de los bosques, cuál es el estado de salud de los ciudadanos, hasta qué punto están organizados para cuidar los bienes comunes… Esas son las cuestiones que definen a una comunidad. Sin embargo, hoy las culturas, las economías, las democracias, se han vaciado de comunidad y se ha convertido en propiedad de las corporaciones. Así es cómo el nacionalismo cultural se ha hecho socio del neoliberalismo corporativo.

En algún momento ha hablado de la necesidad de crear un G-7000 millones. ¿Qué tipo de instituciones democráticas necesitamos para defender una democracia de la Tierra?

La verdadera democracia es posible junto con otros seres que habitan el planeta Tierra. Cultivar alimentos ecológicamente es una práctica de democracia de la Tierra, tiene que ver con la libertad de todas las formas de vida y de sus interconexiones. Salvar a las semillas, por ejemplo, no es solo salvar a los humanos, también a los polinizadores. Debemos reclamar eso.

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