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domingo, 24 de abril de 2016

"Este capitalismo va directo al desastre y lleva décadas provocando guerras y generando sufrimiento por todo el mundo". Entrevista a Federico Aguilera Klink, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de La Laguna.

Un nuevo País

Federico Aguilera Klink (Ciudad Real, 1953) es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de La Laguna. Premio Nacional de Economía y Ambiente en 2004. Ha centrado su docencia y su labor científica en la economía del agua, la economía ecológica, la relación de la economía y el medio ambiente, los recursos de propiedad colectiva y la calidad de la democracia. Es autor, entre otros libros de La nueva economía del agua (Editorial La Catarata), Los mercados de agua en Tenerife (Bakeaz-Fundación Nueva economía del agua), Economía, poder y megaproyectos (Fundación César Manrique), coordinado con JM Naredo y Para la rehumanización de la economía (Cajamar).

-Pregunta: ¿Cómo ve el mundo Federico Aguilera Klink ocho años después del estallido oficial de la crisis financiera? ¿Cómo ve las islas?
-Tanto el mundo como las islas los veo mal. Más que crisis financiera esto es un “atraco perfecto” según Rafael Poch, por parte del capital financiero, que nos ha llevado a una situación de anulación de derechos sociales y que muestra la cara auténtica de esta Europa salvaje. Canarias no es nada más que una sucursal de esta Europa asocial y repite sus mismas pautas. Es cierto que en otros lados están peor pero no presumen de ser cultos ni demócratas humanistas.

-Pregunta: Se insiste mucho en explicar la crisis de refugiados como resultado de los conflictos bélicos y se evita hablar de los refugiados climáticos. Sin embargo, la ONU advierte de que en los próximos 50 años la cifra de desplazados climáticos alcanzará los 1.000 millones de personas. ¿Es posible revertir esta situación o ya entramos en la cuenta atrás?
-Es difícil pensar que hay vuelta atrás en el cambio climático, en sus causas y en sus consecuencias. Son muchos años de saqueo del planeta y de explotación de las personas, de violencia para apropiarse de los recursos naturales, como señaló en 1987 el Informe Nuestro Futuro Común. Este capitalismo va directo al desastre y lleva décadas provocando guerras y generando sufrimiento por todo el mundo. Pero, como dice Varoufakis, hay que pensar, desde el corazón, que podemos cambiar esta situación.

-Pregunta: Has definido el Mercado como un mecanismo cuyo funcionamiento y resultados dependen del marco institucional y del poder de las grandes empresas. ¿Qué magnitud ha alcanzado en nuestras vidas el Mercado desde el año 2008 con el estallido de la crisis?
-Paradójicamente hay muy poco mercado y mucho poder criminal. El economista norteamericano Dean Baker critica a los ‘progresistas’ por la confusión que generan al afirmar que los conservadores son unos “fundamentalistas del libre mercado”. No lo son, sólo les preocupa poner el Estado y lo público a su servicio mientras califican a ese saqueo de mercado libre. Eso se ha agravado desde 2008 pero no hay más mercado sino más saqueo de lo público.

-Pregunta: ¿Es demasiado tarde para imponer en las Islas un desarrollo sostenible? ¿Qué medidas podrían adoptarse desde ahora para acercarnos a ese modelo?
-Es muy tarde pero no hay otra opción que intentar cambiar para evitar el colapso hacia el que vamos. La principal medida es cambiar nuestra mentalidad (aprendida) de que el crecimiento económico es necesario. Seguir con ello es un puro disparate y si no cambiamos de manera voluntaria lo haremos a la fuerza, obligados por las circunstancias que vamos a encontrarnos en poco tiempo. El turismo no puede seguir creciendo ni destruyendo las islas pero no queremos verlo y oficialmente se siguen descartando opciones alternativas más reales, menos agresivas ambientalmente y más viables socialmente porque implican desmontar esto y cambiar unas reglas que benefician a los poderosos.

-Pregunta: Defiendes la Nueva cultura del agua frente al de Vieja cultura del agua. ¿Qué diferencias existen? ¿La gestión pública es más eficiente que la privada? ¿Debería volver la empresa que gestiona el agua en Santa Cruz, Emmasa, a manos públicas?
-La vieja cultura insiste en construir más embalses, trasvases y desaladoras. Toda obra pública es poca para constructoras y sus políticos que usan la escasez física como excusa para más negocios con dinero público. La nueva cultura muestra que no hay gestión del agua sin gestión del territorio, que los ríos son ecosistemas vivos y no tubos, que hay que gestionar la demanda, que el agua no puede ser un negocio y que la escasez la vamos construyendo con nuestro estilo de vida.

Con respecto a EMMASA, la clave consiste en dejar de creerse las mentiras, como dice El Roto, y la privatización de EMMASA, empresa que funcionaba muy bien, nunca tuvo como objetivo una gestión eficiente. Lo público no funciona mejor que lo privado por ser sólo público pero se puede corregir si hay políticos honestos y competentes. Un estudio de la Universidad de Granada muestra que la gestión pública del agua urbana en España es más eficiente que la gestión privada.

-Pregunta: Hay tres asuntos que parecen absolutamente necesarios para las islas ya: el gas, el petróleo y el Puerto de Granadilla. ¿Oferta y demanda o poder de grandes empresas?
-No es una cuestión de oferta y demanda, es puro poder, entendido como poner lo público al servicio de determinados intereses privados y no del conjunto de la sociedad, financiado con dinero público y que no van a resolver problemas técnicos, sociales o ambientales, los van a agravar.

-Pregunta. ¿Qué es exactamente el Régimen Económico y Fiscal (REF) de Canarias, un mecanismo de captura de rentas o un mecanismo de desarrollo?
-Por mucho que intenten disfrazarlo es un mecanismo de captura de rentas, es el marco regulatorio para obtener privilegios fiscales y económicos mientras se repite que somos un espacio ultraperiférico y esas cosas que nadie cree. La prueba es que la web oficial del gobierno de Canarias www.canaryislandshub.com precisamente insiste en que somos el ‘ombligo’ del mundo. Por otro lado, no se puede seguir afirmando que la economía canaria va mal mientras la RIC (que es un indicador de los beneficios obtenidos por las empresas) ha acumulado, entre 1996 y 2014, cerca de 28.000 millones de euros en dotaciones cuyo uso se desconoce.

-Pregunta: ¿Qué es lo que defines como Democracia deliberativa? ¿Qué pasa con la democracia en España, y en Tenerife, donde has dicho que está secuestrada?
-La democracia, si no está basada en la deliberación, la participación y el debate argumentado, se convierte en representativa, en el sentido de representación teatral, en lugar de actores necesita personas autónomas, no obedientes. Por eso Europa es una farsa de democracia como vemos con la ‘crisis’, el Eurogrupo, la defensa que hace Bruselas (PSOE; PP y Ciudadanos juntos) del TTIP, los refugiados que huyen de guerras provocadas en parte por Europa…. ¿Qué se puede esperar de esta Europa en manos de banqueros (Draghi), asesores fiscales (Juncker y Dijsselbloem) y lobbistas que trabajan para las multinacionales?

-Pregunta: En Tenerife hay tres periódicos, ¿somos una sociedad informada? ¿Qué papel juegan los medios de comunicación?
-Entiendo que nunca ha habido tantas posibilidades de estar bien informado y nunca ha habido tantas posibilidades de estar tan manipulado como ahora. Como afirma el periodista Paul Steiger, “los poderes esconden lo malo cada vez mejor”. No hay nada más que echar un vistazo a distintos medios electrónicos para comprobarlo. Una noticia que no ha tenido apenas eco en los medios habituales es que el gobierno británico presionó a la ONU para que Arabia Saudí formase parte de la Comisión de derechos humanos de la ONU. Y lo consiguió.

-Pregunta: Sin debate público y sabiendo de antemano que toda contestación social en Canarias es sistemáticamente silenciada, ¿cómo puede ejercerse una oposición real y eficaz?
-Como lo están haciendo actualmente, no hay otra opción pero movilizarse cuesta mucho pues hay que luchar contra esa desinformación, contra el “no hay nada que hacer” y contra eso de que “el PSOE es de izquierda y democrático”, que para mí es de lo más desmovilizador que hay.

jueves, 7 de abril de 2016

Entrevista con Xabier Arrizabalo Montero, profesor de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid. “La salida a la crisis del capitalismo solo puede ser resultado de que aquellos que vivimos de nuestro trabajo abramos una alternativa en positivo”.

Fernando Arellano Ortiz El Cronicón

No hay alternativa de superar la profunda crisis civilizatoria dentro del brutal esquema de ajuste que impone el capitalismo, sostiene el economista español, sociólogo y docente universitario Xabier Arrizabalo Montero, quien estuvo en Bogotá y en Quito cumpliendo compromisos académicos.

En la capital colombiana este profesor de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid dio una conferencia en la sede del partido Polo Democrático Alternativo, sustentada en su libro Capitalismo y economía mundial. Bases teóricas y análisis empírico para la comprensión de los problemas económicos del siglo XXI, editado en 2014.

Igualmente, en la capital del Ecuador, Arrizabalo Montero disertó sobre el convulso contexto actual de la economía mundial, caracterizado por la persistencia de la crisis, en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), la universidad de posgrados del Estado.

El imperialismo, los límites del capitalismo y la crisis civilizatoria como encrucijada histórica fueron los tópicos analizados en sus charlas en estos países suramericanos por este analista económico.

En su opinión, “lo que constatamos es la universalización de las políticas de ajuste que tratan de ser la respuesta a la crisis pero que al final no hacen sino contribuir a que la economía desemboque en una crisis aún más aguda”.

Para profundizar en estos temas, dialogamos ampliamente con Arrizabalo Montero, aprovechando su paso por Bogotá.

Para los neoliberales la que está equivocada es la realidad y no su interpretación

- En el capítulo 8 de tu libro analizas el ajuste y crisis de la década de los 70 y afirmas que es el periodo de vuelta a la normalidad del imperialismo. Es decir, a partir de la crisis petrolera del 70 el capitalismo inaugura a sangre y fuego con Pinochet, lo que se llama el modelo neoliberal. Y si se mira históricamente lo que ha sido el capitalismo se puede afirmar que hasta esta etapa tan importante no solamente a partir de la plusvalía sino de la explotación tan profunda que este sistema conlleva per se, ¿podríamos colegir que el capitalismo es el crimen perfecto?
- Muy buena pregunta, no es fácil de resumir. A mí me parece que es interesante lo que señalas respecto del punto de inflexión de los 70 que va mucho más allá de la crisis petrolera, o que sea un mito o un detonante porque realmente hay eventos de fondo previos incluso en particular el año 71, la ruptura de convertibilidad de dólar/oro, esa idea de oro internacional se quiebra y se hace añicos. Desde mi punto de vista, la clave es que hablamos de crisis de los 80, hablamos de crisis hoy y entre medias qué ocurre, entre medias podemos hacer una trampa muy querida de los economistas neoclásicos que es no mirar la realidad, si la realidad y la interpretación difieren, dicen ellos, que la que está equivocada es la realidad y no su interpretación. Como por supuesto queremos ser serios y mirar la realidad, qué constatamos. Lo que constatamos es la universalización de las políticas de ajuste que tratan de ser la respuesta a la crisis pero que al final no hacen sino contribuir a que la economía desemboque en una crisis aún más aguda. Si ves la definición misma, yo diría la huida hacia adelante y la no salida. No hay alternativa dentro de este esquema de ajuste. Estamos asistiendo hoy a un escenario brutal como la experiencia de Europa, que es muy interesante. Es muy interesante porque esa Europa, la referente de desarrollo democrático, económico y social a escala mundial, en ella vemos hoy cómo los elementos básicos de ese desarrollo que le han hecho historialmente adquirir cierto estatus de referente, hoy están siendo cuestionados frontalmente, están cuestionados sin duda en Grecia, Portugal, Irlanda, España, Italia, pero también en Francia y Alemania incluso. De modo que efectivamente yo creo que lo que inaugura y además has puesto un punto de inflexión que no es cualquiera, es la experiencia de Chile. Yo hice mi tesis doctoral sobre la economía chilena durante la dictadura. Y creo que ahí sin falsa modestia hubo un elemento de cierto olfato en la medida de que lo que inauguran es un escenario de antecedente que va a tratar de aplicarse universalmente desde entonces. El tema es fascinante desde luego. Dolorosamente fascinante si queremos decirlo así.

- Tú señalas que no hay salida porque esta es una crisis civilizatoria generada por un modelo exacerbado como el capitalismo. ¿Si hoy decimos Europa es neoliberalismo o no es, porque en tu libro veo que haces un análisis de los ajustes fondomonetaristas, estamos bien enfocados, habida cuenta que este continente está entregado a la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional)?
- Exacto…

- Y el hecho de que en tu país, España, no se pueda formar gobierno es una consecuencia directa de las presiones de Ibex 35 (principal índice bursátil de referencia de la bolsa española) y de la troika. La pregunta concreta entonces es: ¿hay horizonte?
- La pregunta es brillante porque realmente lo que constatamos hoy es la imposibilidad de contener la situación, la Comisión Europea sigue el dictado del FMI en la troika. La troika como un organismo tripartito: Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional. Pero digámoslo con claridad, el Banco Central Europeo ya estaba aquí, la Comisión Europea ya estaba aquí. En general la troika es el caballo de Troya dentro del cual el Fondo Monetario Internacional, vale decir el capital financiero estadounidense, quiere tomar las riendas directamente de la política económica de Europa de una forma análoga a la que vosotros en América Latina habéis conocido bien desde los años 80, con esas políticas de ajuste, con ese Fondo Monetario Internacional dirigiendo de manera muy directa la política económica: privatizaciones, desregulación, aperturas indiscriminadas, etc. Yo creo que es muy significativo lo siguiente: ¿puede haber ajuste sin euro? Claro que puede haberlo pero lo que no puede haber es euro sin ajuste, porque el euro es un mecanismo económico del ajuste y efectivamente lo que expresa la crisis española es brutal desde el punto de vista de la Comisión Europea porque el capital tiene un programa que hay que ejecutarse ya, por ejemplo 9 mil millones de euros de recorte del gasto público social. Pero qué ocurre, que no consiguen encontrar la forma para aplicarlo y en este momento la situación es verdaderamente explosiva ya que se ponen en marcha varios juegos simultáneos, varias partidas de póker, varias partidas malas de póker digámoslo así, pero con un denominador común: el mandato electoral que se expresó el 20 de diciembre es inequívoco con aritmética parlamentaria para derogar todas y cada una de las contrarreformas del Partido Popular que es un partido adherido directamente a la dictadura. En España no ha habido ningún elemento de saneamiento. La dictadura murió en la cama y el gobierno del Partido Popular es una continuidad, en ese contexto el hecho es que hay aritmética parlamentaria porque aparte hay cálculos modificateros que piensan más en una eventualidad de repetición de las elecciones haciendo unos cálculos que posiblemente sean disparatados. Esta situación nos está enseñando a vivir en una realidad explosividad que resulta de un deterioro de las condiciones sociales que toma cuerpo en España de una forma brutal. Está habiendo regiones, (nuestras comunidades autónomas) donde los colegios se abren en los periodos vacacionales como única forma de asegurar una ingesta alimentaria diaria a los niños. Es un indicador brutal en una economía, la española, que con todas sus limitaciones hace poco trinaba por un plan de G7. En España los salarios del año 78, en el marco todavía de la transición democrática con todo el poder del franquismo perfectamente mantenido, representaban el 67% del producto, dos terceras partes, hoy representan apenas el 50% y es un problema que viene de lejos. Las crisis en realidad expresan esa huida hacia adelante, no salida de la que estamos hablando; y en ese contexto la situación social y política efectivamente está muy abierta, más abierta que nunca.

- Así como tu señalas, hablando políticamente, de que hay esta banda criminal denominada Partido Popular que es herencia directa del franquismo y que ha sumido a España en una crisis social, beneficiando en forma directa a los sectores financieros, sin embargo no nos podemos olvidar de la responsabilidad directa del Partido Socialista Obrero Español, que de “socialista” no tiene nada, y del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero cuya herencia básicamente fue dejar a Mariano Rajoy. ¿No es en tu concepto el PSOE corresponsable de esta crítica realidad social que vive tu país?
- El PSOE tiene una responsabilidad directa y para mí hay un punto de inflexión en relación con el periodo reciente, que es crucial y que es mayo de 2010. En esa fecha ya con la crisis en curso y con un efecto social demoledor, con un alto desempleo, etc., Zapatero viaja a Bruselas y le recibe una delegación que está integrada no solo por la Comisión Europea sino también por el Fondo Monetario Internacional que dicho de manera llana lo que le plantea es: tienes que aplicar exactamente el programa contrario a aquel por el que te votaron. Resumidamente se trata exactamente de eso. ¿Zapatero tenía alternativas? Por su puesto que las tenía, Zapatero tenía alternativas no siendo un dirigente revolucionario, sin duda, habría bastado simplemente que siendo demócrata a la vuelta de Bruselas, y le voy a poner un poco de escenificación teatral para visualizarlo, habría bastado que al llegar al aeropuerto de Madrid convocara una rueda de prensa y hubiera dicho: señores, me quieren imponer que aplique exactamente lo contrario que aquello que lo que votasteis y yo que no voy a encabezar una rebelión simplemente llamo a las urnas. Habría sido una posición honesta, que además hubiera abierto un escenario.

- Esa experiencia de la imposición de la troika a Zapatero es una demostración de que hoy la democracia está secuestrada por el capital financiero…
- Sin duda, no solamente decía para ilustrar que sí había alternativa, es que no es verdad que no haya alternativa.

- ¿Y el caso de Alexis Tsipras en Grecia?
- Sí, absolutamente, es que quería empezar por Zapatero y acabar por Tsipras para señalar un hecho que tiene una importancia histórica y simbólica como tal y es que el Fondo Monetario Internacional que no se presenta de forma directa a las elecciones el 5 de julio de 2015 en Grecia, mueve sus fichas de la única forma que sabe hacerlo: cuestionando la democracia, haciendo un chantaje que toma la forma particular del corralito. El corralito no es una opción cualquiera, es una amenaza a la población trabajadora en el sentido de que si votan romper con las políticas de ajuste están amenazando sus ahorros. No es una cuestión cualquiera. Y en ese contexto, valerosamente la clase trabajadora en Grecia vota en contra del Fondo Monetario Internacional en una proporción que es ni más ni menos que del 62%, que incluso con voto de abstención en realidad representa casi las dos terceras partes, es un voto muy valioso. En el caso griego lo que hace el gobierno es dar un giro de 180 grados y empezar a caminar en dirección opuesta. Había salida, claro que la había. Aunque era idílica había un escenario de panacea porque la única conclusión lógica era la de respetar el mandato expresado el 5 de julio en las urnas. Cuál era un mensaje de ruptura con la Unión Europea que abría ciertas expectativas de salida. Hay un documento muy valioso de un economista diputado de Syriza que luego se fue con Unidad Popular, Costas Lapavitsas, quien se remanga, se mete de lleno en el charco y plantea, bueno, qué pasaría el día después. Y no es retórico, él habla de que antes que nada tiene que asegurarse el suministro de medicamentos, de alimentos, de energía, no es un juego y sin embargo señala la palanca que se le abriría a un gobierno democrático griego: romper con el corsé del euro movilizando simplemente el gasto público en ayuda al proceso de producción cuando en Grecia hoy un 25% de la capacidad instalada está ociosa y no se va a movilizar porque al capital privado no le conviene por cuanto vive de la actividad puramente financiera y particularmente especulativa. Pero tampoco el gobierno puede hacerlo en ese corsé férreo que es el euro que prohíbe taxativamente cualquier mecanismo de solución.

- Y cómo analizas el hecho de que Tsipras convoca un referéndum, lo gana y se asusta…
- Claro, en realidad eso tiene que ver también con una cierta idealización que pensaba, no en mi caso pero sí de otros, que Syriza era una especie de panacea. Cuando observamos bien a Syriza qué constatamos. Encontramos muchas contradicciones. Si se perdía el referendo se hubiera tenido la justificación para hacer lo que finalmente se hizo. Pero el escenario inexplicable es que se ganó y paradójicamente se va a aplicar un tercer memorándum que es más gravoso que aquel que había sido sometido a referéndum. Es un plan de ajuste que está provocando de nuevo protestas; los recortes en las pensiones son simplemente salvajes; y sin embargo insisto, es aquello por lo que se votó en contra. Esto tiene que ver con algo muy importante y es que a menudo miramos la propia realidad de las organizaciones y de los partidos desde un punto de vista un poco superficial. Desde cómo se presentan los fenómenos sin entrar a analizar elementos de fondo. Y es que incluso en el propio programa de Syriza nunca se planteó realmente ningún escenario, no digo de ruptura, sino uno frente a las exigencias de la troika europea como finalmente ocurrió que echa por tierra las reivindicaciones populares. Porque al final Syriza lo que hace es retractarse, o mejor digámoslo así, se autoretractó.

- Pero Podemos, la formación que lidera Pablo Iglesias en España, tampoco es de ruptura. Podemos es una propuesta socialdemócrata que apunta a negociar con la troika. ¿Su postura está sustentada a entenderse con Bruselas?
- De Podemos cuestionaría incluso su condición socialdemócrata por una premisa: la socialdemocracia tiene una responsabilidad histórica, es cierto, el seguir defendiendo la idea de un reformismo cuando su contenido ni siquiera son reformas, sino puras contrarreformas. Pero ojo, la socialdemocracia no deja de ser una corriente que viene del movimiento obrero traído de lo que se quiera, Podemos ni siquiera eso. En el argumento electoral de Podemos está prohibido hablar de clases, está prohibido hablar de trabajadores, nos hablan de los de abajo, nos hablan de la casta y esta formación tiene dos grandes ejes programáticos: la regeneración democrática frente a la corrupción y el combate contra los recortes sociales. Y aquí es muy importante la experiencia, creo yo, de Lula en Brasil. En las elecciones del 89 el programa presidencial de Lula partía de un no reconocimiento a la deuda, cuando tres periodos después por fin gana las elecciones, viaja unas cuantas veces a Washington y ya no habla de la deuda. Bueno, Podemos hace ese trayecto, lo ha recorrido en unos pocos meses, no sé si con viajes a Washington o no, si sé que el dirigente responsable de economía, Nacho Álvarez, amigo personal, yo le dirigí su tesis doctoral, sí se reúne constantemente con algunos banqueros, con representantes del FMI, etc., ¿para qué? Para darles garantías de que no quieren romper ni un solo plato. El problema cuál es. El problema es que en el contexto en el que estamos no hay espacios de una renegociación de la deuda que abra un escenario, y no lo digo por ninguna pretensión nacionalista, todo lo contrario, mi pretensión es intentar ojalá aproximar a esa gran mayoría social que está viendo como aspectos elementales de sus condiciones de vida están cuestionadas. Al final Podemos, no nos engañemos, devalúa más el contenido social de su programa y más esa regeneración democrática que sin contenido social se parece mucho a quítate tú que me pongo yo, a señores del capital nosotros vamos a llevar sus negocios de una forma decente sin meterles la mano.

- ¿Lo que hay en Europa son partidos como Podemos o como Syriza que únicamente están buscando llegar al poder simplemente para administrar la crisis?
- Sí, con una pretensión de algo que a mí me parece que se acerca a la cuadratura del círculo, que es una pretensión de que puede haber una gestión progresiva de la crisis según qué marcos. Y esta cuestión de los marcos importa en la actual trayectoria que tenemos desde el año 93 del euro, del Banco Central Europeo que es verdaderamente implacable. Es decir, la experiencia francesa, por ejemplo, con la de un gobierno de izquierda que privatiza Air France, la compañía de bandera con toda una tradición, quién la inicia, la inicia un ministro de Transportes, Luc Panissod que era un dirigente del Partido Comunista francés y no es una cuestión por mi parte de ajuste de cuentas, no me interesa esa discusión, simplemente constatar que en el marco del corsé del Banco Central Europeo, de la troika, el margen para aplicar las políticas es un margen muy limitado.

- Tras este contexto que me has dado respecto de la realidad socioeconómica europea, y hablando desde el punto de vista global, ¿tú crees que la periferia en este momento, América Latina en concreto y en forma puntual, va a seguir cumpliendo su infortunado rol histórico de productor de materias primas y de plataforma para la acumulación por desposesión por parte de las grandes transnacionales norteamericanas y europeas? ¿Será que se repite la historia y que estos pueblos, estas periferias, no tiene otro horizonte dentro del capitalismo?

- Claro que en el marco del capitalismo el plan que está asignado es ese. Pero fíjate que antes hablábamos de España que desde el pasado mes de enero está planteado un plan de corte de gasto público social de 9 mil millones de euros y van pasando los meses y el propio capital presiona en sentido de que haya una gran coalición política para intentar aplicar su política y como bien decíamos no se consigue. Entonces, claro que ese es el plan que está reservado para América Latina, lo que ocurre es que Estados Unidos, la potencia hegemónica única, sigue desarrollando el 42% de todo el gasto militar mundial pero a la vez es un gigante con pies de barro. Y es un gigante con pies de barro incluso en su propio patio trasero tradicional. Ahora bien, los acontecimientos de la trayectoria histórica de América Latina de los últimos 40 años arrancan con la crisis de los 70 que toma la forma de la deuda externa como hilo conductor, coartada para las políticas de ajusta que provoca una deuda social y yo le añado siempre puntos suspensivos. Puntos suspensivos que denotan el caldo de cultivo para la exclusividad social que nos permite entender cómo desde hace 15 años el mapa geopolítico de América Latina es mucho más variado que el que hubo en los años 80 y 90, mucho más uniformizado. Es verdad que Colombia con Panamá, con México, con Perú, con Chile, encarnarían un elemento mucho más directo de disciplinamiento a las políticas del Fondo Monetario que otros países con términos intermedios. Pero en ese contexto, yo creo que el mandato del imperialismo es claro y la capacidad de aplicarlo es mucho más limitado. Esto es muy interesante, hace apenas 20 años queríamos pensar en escenarios donde la situación estuviera abierta, pues seguramente habíamos recurrido a un comodín, que se habría hablado de Palestina, de Oriente Medio, la situación estaba muy explosiva. Hoy lo vemos en América Latina, hemos ido comentando la realidad en Europa, lo vemos incluso en otras situaciones, en Estados Unidos en su territorio. De repente irrumpen, no deposito ninguna ilusión, ninguna remisión ni en Bernie Sanders ni en cualquiera, pero si denota la incapacidad, fíjate la propia discusión dentro del Partido Republicano que al principio pensábamos, hace un año y medio que el llamado nuevamente iba a ser otro Bush que entroncaba con la tradición familiar, lo que representa Texas y vimos que no. Hay un tipo millonario, mercenario, provocador, que parece que va decantándose. No quiero elucubrar qué va a ocurrir, todo es publicidad en poco tiempo, precisamente porque uno de los elementos característicos, y es con lo que yo quiero responder a tu pregunta, de la situación actual es la enorme aceleración de los tiempos históricos, una aceleración brutal, una aceleración que yo no niego, produce vértigo. Entonces es cierto que los planes del imperialismo para América Latina es más de lo mismo, eso es evidente, y le podrán cambiar el nombre y lo traducirán y no sé cuánto, pero al final sigue siendo lo que tu muy bien señalas, sin embargo la capacidad de disciplinar esas políticas cada vez es más limitada. Es verdad que con vaivenes. Está lo de Venezuela hoy, luego lo de Bolivia, lo de Argentina, la propia situación de Brasil, sin duda. Pero a la vez con esta situación de incontenibilidad de la explosividad social que es el elemento más definitorio porque por decir si pensamos hoy, por ejemplo en el año 45, la salida de la Segunda Guerra Mundial, constatamos que el capital tenía que hacer concesiones para aliviar la explosividad, pero podía hacerlas porque eran compatibles con las exigencias de la contabilidad. ¿Hoy no debería el capital aliviar, aflojar la presión en Grecia? Sin duda porque se arriesga a un estallido social incontenible y sin embargo cuál es el problema. El problema es que no puede económicamente porque hacer ese alivio significa que Grecia no pagara deuda al ritmo que la paga y no pagar deuda quiere decir que alguien no la cobraría. Por ejemplo, el capital financiero alemán que es el más expuesto y por tanto ahí podríamos decir, ¿y las cuentas? Si Grecia representa el 2% del PIB de la Unión Europea, ¿no se podría hacer un acuerdo de caballeros para aliviar eso? Y ahí aparece la clave política; si Grecia muestra el ejemplo de que la movilización arranca conquistas, automáticamente en España, en Portugal, en Irlanda pero en Alemania también ya tenemos el referente, por eso la situación está tan abierta, es tan explosiva, es tan dolorosa, pero también es tan fascinante.

- La crisis económica del 2007 prácticamente ha seguido, no ha terminado. La crisis del 29 culminó con la Segunda Guerra Mundial y con ella vino el plan Marshall para Europa y unas medidas keynesianas, pero ahora no hay un Keynes. ¿No será que como no hay solución a una crisis prolongada suscitada en 2007 y 2008, se pueda repetir la historia? La historia se repite a veces como tragedia, ¿y no será que el mundo está abocado a una nueva guerra mundial para poder salir del embrollo económico que ha generado el capitalismo?

- La primera premisa es que hoy en la economía mundial se llega incluso a hablar de una tercera recesión, seamos serios. Tres recesiones en ocho años es una crisis profunda. Por tanto más bien hablemos de crisis crónica, primer elemento. Segundo, recordáis el Plan Obama que tiene un monto que equivale exactamente a una decima parte del rescate bancario. Sobre la base de esas dos premisas, cuestionaría un poco o matizaría más ampliamente la idea de guerra mundial pero no par a impugnar el contenido que tú dices sino para apoyarlo, en qué sentido; en el sentido de que ya tenemos las guerras, las tenemos, las tenemos en el corazón de Europa, la guerra de Ucrania es una guerra en el corazón de Europa y en el Oriente Medio la situación es de guerra abierta, cuando se habla de una forma dramática en Europa de cientos de miles de refugiados en torno a los cuales se esta autorretratando la Unión Europea. En Europa no se habla ni siquiera de la categoría que conocemos que es el derecho de asilo y son refugiados que vienen directamente de la guerra que ha sido dirigida, teledirigida para romper la nación Siria, no solo por los intereses geoestratégicos, también para romper lo que tiene de referente el Oriente Medio que en su momento fue la nación iraquí, sin idealizaciones. Saddam Hussein no era ningún referente, pero había una nación iraquí con un Estado, con un marco de relaciones laborales, con un sector público, con una seguridad social limitada, no era la francesa pero había elementos de economía. Lo mismo Siria, y todo eso se destruye y por tanto los alcances de tu pregunta ni siquiera señala un escenario futuro sino que ya tenemos aquí esos elementos. Lo que ocurre es que sin embargo y quizá paradójicamente a mí no me lleva a una posición pesimista, tampoco optimista, sí una sensación impotente que tiene que ver con una comprensión que es lo que trata de aportar este libro de los procesos sociales que no es esquemática, que no es lineal, que no pretende una perspectiva determinista, pretender que todo está establecido ni para bien ni para mal sino para señalar que todas las espadas están en lo alto y que por tanto tiene sentido que hablemos de esto y tiene sentido intentar intervenir, intentar agrupar para abrir una salida en positivo, salida que solo puede ser el resultado de que aquellos quienes vivimos de nuestro trabajo por oposición a aquellos que también viven de nuestro trabajo, la explotación de la que antes hablábamos, somos los que tenemos la capacidad de abrir una salida en positivo y ese es el reto.

Fuente: http://www.cronicon.net/paginas/edicanter/Ediciones113/nota15.htm

miércoles, 2 de marzo de 2016

La gran apuesta. Sobre "The Big Short" y predicciones

Ya se está estrenando en varios cines. The Big Short (La gran apuesta, en España) describe a varios de los actores clave en la creación de la permuta de incumplimiento crediticio en el mercado, que buscaba apostar en contra de la obligación colateralizada por deuda (CDO), y terminó aprovechando la crisis financiera de 2007- 2010. El libro también destaca la naturaleza excéntrica del tipo de persona que apuesta contra el mercado o va contra la corriente. Yo he asistido al preestreno en Atenas, organizado por una universidad privada y con la interesante ocurrencia de invitar a todos sus alumnos de un Master de Administración de Empresas a verla y finalizar el acto con un debate de dos de sus profesores de Economía. Me ha gustado la película y me ha resultado interesante el resumen de mi compañera y traductora, de lo que estos profesores comentaron tras terminar la proyección, pero me sorprendió mucho el optimismo con el que tanto estos profesores como tantos otros expertos -quizá el lector ha escuchado también a otros- vislumbran el futuro. Días después, un amigo al que le recomendé verla, que también estudió Economía, me afirmaba convencido lo mismo. Y aun más convencido que sendos profesores: “¡claro que se puede esperar que esta crisis no se repita en 20 años! Los expertos ahora cuentan con potentes ordenadores que les permiten predecir con exactitud cuándo ocurrirá la siguiente”.

Pueden parecer hilarantes estas afirmaciones, pero lo cierto es que el Análisis Económico y nuestras herramientas (la Estadística y los ordenadores) mejoran día a día, y algunas de sus predicciones (en Geografía Económica, por ejemplo) alcanzan ya la precisión de algunas parcelas de la Medicina. ¿Por qué parece imposible saber con esta antelación, la fecha exacta de la próxima crisis? La respuesta es Sí y también No, dependiendo del sujeto. ¿Quién lo sabe?

Para determinar algo así, primero debemos partir de una definición de crisis. Se suele aceptar la de recesión cuyos efectos (sobre todo, el aumento del desempleo) duran varios años. Y ¿qué es recesión? Es esa fase final (o inicial, según se mire, porque por algo decimos que el capitalismo es cíclico) de cada ciclo económico, muy habitual (en 240 años de los EEUU, se han producido 42, una cada 6 años), durante la cual la Renta Nacional disminuye. En la OCDE se suele considerar como tal si dura al menos 9 meses, puesto que hay muchas economías con reducción (estacional, y por tanto no crítica) del PIB por unos meses tras el “agosto” propio de su estructura: suele coincidir con la temporada alta en el turismo. Es por eso que la recesión que provocó en España el pinchazo de la burbuja inmobiliaria no se pudo constatar hasta mediados de 2009, cuando llevábamos 9 meses de recesión, y que ésta tenía magnitud de crisis, años más tarde.

Los protagonistas de The Big Short se dedicaban a estudiar los vaivenes del mercado financiero y en un momento dado, pasan de creer que hay que seguir apostando por el “boom” inmobiliario, a apostar en contra. Gracias a que hoy se puede comprar y vender casi de todo, se convierten en multimillonarios en cuestión de meses por el catastrófico hundimiento de dicha burbuja. Al comprarle a diversos bancos derechos a vender en el futuro sus participaciones en carteras de hipotecas (préstamos agrupados de modo que muchos inversores contribuyen en la financiación y obtienen parte de los intereses, cuando se cobran, si se llegan a cobrar) al precio vigente en el momento de la transacción -altísimo en la recta final de esta fase febril-, estaban apostando a que todo se iba al garete. Solo así se puede rentabilizar este acuerdo: pagas por un derecho que solo ejerceríamos si baja el precio de nuestra cartera. De ese modo, cuando de hecho así sucedió, pudieron vender todos sus activos muy por encima del nuevo precio. Algunos multiplicaron así su fortuna por más de 200 veces en un solo año.

La película y la novela también te cuentan que dos de los protagonistas sufren tanto remordimiento de ser de los pocos que se beneficiarán de este hallazgo personal -de momento, parece ser que solo unos pocos no solo comprendieron que esto iba a suceder, sino que interesaba comprar cuantos más derechos de venta de “subprime”, mejor-, cuando la debacle que se avecina dejará a millones en el mundo sin trabajo, sin empleo y muchos más, con sus ingresos recortados, quieren publicar sus análisis en la prensa económica. Wall Street Journal desprecia la propuesta por las escasas credenciales de estos inversores: ni su CV ni el valor de los activos que manejan les sitúan por encima del anonimato. Más de uno se preguntará: ¿y si les hubieran hecho caso y se publica este “boom” en 2006?

La historia no habría sido muy diferente, salvo que el desastre se habría adelantado un año. Si mucha gente creyera la veracidad de sus conclusiones, el pánico se extendería a partir de su publicación, en lugar de meses después, por las noticias que finalmente pregonaron el final de esa burbuja especulativa. Y ahí está la clave para entender este lío: cuando se avecina una crisis, lo único que puede hacer un agente económico influyente es adelantarla mostrando su preocupación -por ejemplo, echando más leña alarmista al fuego-, o ignorar estos análisis, pero tarde o temprano, las personas racionales tomarán medidas: muchas empresas despedirán a sus trabajadores al haber comprometido su viabilidad en esta burbuja; los despedidos, no seguirán endeudándose; todo el que tenga activos relacionados, tratará de venderlos como sea. Todas estas acciones se alimentan entre sí y el fuego de la crisis, que desinfla la burbuja hasta que los precios -en este caso, de los inmuebles y varios activos- tocan fondo.

Supongamos ahora que un grupo de economistas, con los ordenadores más potentes, las mejores herramientas de análisis económico y recursos suficientes, hacen un estudio sesudo que arroja como conclusión que la próxima crisis empezará con una recesión durante los meses de enero a septiembre de 2030. Hay dos escenarios extremos: que todo el mundo les crea y que nadie les crea. En el primer caso, el pánico cundiría antes. Las expectativas autocumplidas están bastante estudiadas y diversos estudios nos demuestran que ante una convicción grande, los agentes tratan de anticiparse para evitar pérdidas personales, pero obviamente esto acelera el desastre y colectivamente, la mayoría sufrirá pérdidas. Es lógico: si crees que este estudio es cierto y conoces la teoría de las expectativas autocumplidas y la teoría de juegos, ¿esperarás al 31/12/29 a vender tus activos? Quizá te juegas mucho; sabes que si hay miles queriendo anticiparse, puede que el 31 ya sea tarde. Mejor el 30. ¿O el 29? ¿Qué hacemos? “Ya está, metemos todas las variables en un programa informático que resuelve sistemas de ecuaciones por teoría de juegos”. Es decir: realiza diversas simulaciones del comportamiento de todos los agentes que queramos considerar. Tras cada simulación, nos ofrece un resultado. Como queremos anticiparnos, se repite la simulación (o juego) pero cambiando la variable esperada, pues es posible que otros agentes también hagan el mismo análisis y quieran anticiparse, y obtenemos un nuevo resultado, pero entonces ¿a qué fecha se anticiparán los actores? Si intentamos anticiparnos a millones de inversores, al final, el ordenador concluirá que debes vender mañana mismo. La Teoría de juegos es un área de la matemática aplicada que utiliza modelos para estudiar interacciones entre sujetos que reciben incentivos o “castigos” por sus acciones y nos permite trazar varios escenarios posibles y la decisión óptima. Si ésta es anticiparse, tenemos que considerar cuantos sujetos participan, la probabilidad de que éstos se anticipen a nosotros, el coste de anticiparse y el de no hacerlo. Entonces, tiene que entrar la subjetividad del decisor -no queda otra- y unos venderán mucho antes de la fecha señalada por los agoreros, y otros serán más crédulos con la profecía, esperando a ver qué pasa, pero seguro que venderán antes de 2030, puesto que para 2029 ya habrán caído tanto las cotizaciones que será imposible el optimismo. Así, tendremos que la crisis que todo el mundo creía perfectamente predicha por unos analistas formidables, tendrá lugar mucho antes de lo previsto, por la credibilidad total de los afectados.

En el segundo caso extremo, nadie creerá a estos magníficos economistas y la recesión tendrá lugar en las fechas y magnitudes previstas. Estos economistas podrán luego complacerse con un “os lo dije”, como Casandra según aquel mito griego, pero lo paradójico es que acertarán justo porque nadie les cree -aparte de que sus predicciones sean asombrosamente pertinentes-. Es lo que tienen las Ciencias Sociales: si el analista hace predicciones que pueden alterar las expectativas -¡y tanto! porque hay mucho en juego-, estas predicciones tendrán que cambiar en cuanto los agentes estudiados cambien su comportamiento. El “observador” -que en estos casos, hace algo más que observar-, modifica lo observado. En parte, es lo que criticaba Miguel Angel Ordoñez a Rajoy. Anunciar que la cosa está muy mal -magnificando la situación- puede servir para que si aun no lo estaba, empeore hasta el punto deseado, pero solo si alguien te hace caso. Si todo el mundo ignora la predicción, ésta no tiene modo de afectar a las decisiones de los agentes. Solo así puede cumplirse.

Cualquier otro caso será una situación intermedia entre estos extremos: algunos creerán la predicción y sus decisiones afectarán a las de otros agentes, pero cuantos más sean los que se anticipan, antes ocurrirá la recesión anunciada. Cuantos menos crean el estudio en cuestión, mas probable será que se puedan mantener las premisas -lo cual no quita que si la predicción es errónea, lo seguirá siendo-. Y esto nos lleva a una terrible conclusión: las predicciones sobre la próxima crisis no son útiles para evitarlas. Solo pueden ser certeras cuando casi nadie ve venir la hecatombe y en tal caso, tan solo sacarán tajada unos pocos avispados como los de la película. Por otra parte, siempre nos quedarà la duda de si son realmente unos pocos, tal y como nos muestra el director, o muchos del famoso 1% que posee casi la mitad de la riqueza mundial, los que se anticipan y la reubican en “lugares” y formas convenientes para cada momento. Dada la apertura financiera de nuestras economías hoy, esto es sumamente fácil para quien posee un patrimonio considerable.

Lo que está claro es que la inestabilidad del capitalismo es inherente a su funcionamiento y puede que cada crisis tenga algo distinto a todas las anteriores, pero siempre viene otra y otra más. Y en parte es así porque es imposible saber cuándo es la próxima. Esta incertidumbre confiere al fantasma de la crisis una autonomía que adquiere casi rango de personalidad propia, como un agente más que decide tanto o más que un gobierno o incluso un G-8. De este modo, las clases y grupos dominantes se exoneran de culpa y como ya decía Roxa Luxemburg*, este resultado de la suma de decisiones humanas, conscientes y hasta premeditadas, se convierte en “catástrofe natural” en manos de la prensa. Ya a principios del siglo XX se hablaba así de una crisis y aun hoy se utilizan símiles como “terremoto”, “tsunami”, etc. Al llamarlo “terremoto financiero”, nos quedamos mas tranquilos, porque es un apelativo que nos invita a la resignación. Poco podemos hacer contra la Naturaleza, incluso en la sociedad del conocimiento. No parece casualidad que Hollywood nos haya relatado decenas de formas fantásticas de solucionar o anticiparse a una hecatombe y salvar así al mundo, pero no se puedan salvar más de 10 personas a una crisis financiera ni en un film de George Lucas. No nos quieren dar ideas.
David Romero
Nota *Luxemburg, Rosa. Introducción a la Economía Política. Siglo XXI de España, 1974.

viernes, 19 de febrero de 2016

La extrema derecha está lista para una nueva crisis económica

Owen Jones
The Guardian

Deberíamos aprender de la historia para que la izquierda europea prepare una alternativa a la austeridad. Y rápido. España es uno de los países más castigados, pero el descontento popular se ha materializado en Podemos y no en un partido radical de derechas. La última crisis económica no ha terminado del todo mientras que una nueva podría estar a punto de surgir. Los europeos han sufrido durante años y años el desempleo, un deterioro de su calidad de vida y unos recortes en los servicios sociales que se han hecho cuesta arriba hasta la aniquilación. La desintegración de Siria ha generado un maremoto de miseria humana que rompe contra las fronteras y a veces deja sus secuelas en las orillas del continente europeo. Y la derecha ya ocupa una posición de poder con sus políticas populistas anti-inmigración, desde Suecia hasta Francia, pasando por Grecia y Holanda.

Así que cuando el exministro de Finanzas griego, el todoterreno Yanis Varufakis, alerta de que Europa podría precipitarse hacia unos modernos años 30, es momento de sentarse, escuchar y prepararse.

Cualquiera es capaz de predecir la próxima crisis económica y luego atribuirse el mérito, pero esto es todo lo que sabemos. Nunca llegamos a superar la anterior crisis: nos mantenemos en las secuelas del desastre, una década perdida, y los gobiernos tendrán unas opciones bastante más limitadas si se enfrentan a otro hundimiento. En la Eurozona -donde los miembros de la moneda única dejan poco margen de maniobra y los años de recortes han derivado en una devastación social y económica- una de cada 10 personas sigue en el paro.

Es especialmente desalentador para los jóvenes, a quienes el desempleo afecta en una quinta parte; en Grecia y España el número de parados incluye casi a la mitad de ellos; en Italia, al 38%; y en Francia a casi un cuarto . El "licenciado sin futuro", como lo describe el periodista Paul Mason, es reconocible por todo el continente. Un perfil que se corresponde con la gente joven que descubre que las oportunidades que esperan de su formación simplemente no existen.

La pobreza y la adversidad se han convertido en el destino de un número cada vez más preocupante de europeos. Intermón Oxfam afirmó que 7,5 millones más de europeos sufrían en 2013 una "importante carencia de bienes materiales" en comparación con los cuatro años anteriores.

Y ahora el fantasma económico de 2008 parece estar nuevamente de gira. El crecimiento global cada vez depende más de una economía china en retroceso. Los temores crecen ante una recesión de Estados Unidos, el despertar de la producción industrial europea y una posible crisis crediticia en los bancos de Europa. Las imágenes de inversores entrando en pánico, y echándose las manos a la cabeza cuando se desploma la bolsa, contribuyen a una sensación de déjà vu. La política económica de (George) Osborne ha dejado al Reino Unido poco preparado para una crisis, ya que el débil incremento salarial implica una menor recaudación fiscal y la reducción de la producción industrial nos deja más dependientes que nunca de los mercados financieros.

¿Y quién está ahí aguardando mientras se prepara y se consolida? La extrema derecha europea, que se está alimentando del desaliento de la crisis económica y del revés contra los refugiados que huyen de la violencia de Oriente Medio. Donde antes el objetivo principal era la comunidad judía, ahora es la musulmana.

A pesar de que no consiguió el éxito previsto en las elecciones regionales de diciembre, el ultraderechista Frente Nacional de Marine Le Pen -combinando una política anti-inmigración con una audaz retórica de ataque contra la izquierda- ganó cerca de 7 millones de votos en Francia. Aunque, afortunadamente, la líder tiene pocas posibilidades de hacerse con la presidencia -al menos en el actual ambiente político-, es bastante posible que encabece la primera vuelta.

Además, la formación de extrema derecha Demócratas de Suecia -de origen neonazi- ha liderado en ocasiones las encuestas de opinión y recibe el apoyo habitual de una quinta parte del electorado. He aquí un partido cuyo líder identificó la expansión del Islam como "la mayor amenaza extranjera desde la Segunda Guerra Mundial". En Finlandia, afectada por la recesión económica, el partido de extrema derecha Verdaderos Finlandeses está actualmente en el Gobierno.

La Liga Norte de Italia está avanzando posiciones en el país. Su líder, Matteo Salvini, ha exigido desmantelar los asentamientos de gitanos, y Luca Zaia, tras convertirse en gobernador de Venecia, reclamó el año pasado la expulsión de los migrantes africanos. Mientras, el ultraderechista Partido de la Libertad de Austria -cuyo presidente Jörg Haider fue acusado de simpatizar con los nazis- no ganó las elecciones de Viena del año pasado pero batió el récord con sus resultados.

Los sondeos en Holanda señalan que la formación liderada por Geert Wilders, quien, como Donald Trump, quiere frenar la inmigración musulmana para impedir una "invasión islámica", va en camino de encabezar las elecciones generales. En la Grecia azotada por la austeridad, el partido neonazi Amanecer Dorado aterroriza a los inmigrantes. Incluso en Alemania, donde en la posguerra evitaron el auge del fascismo, los populistas de extrema derecha de Alternativa para Alemania cada vez cuentan con más apoyos.

Por lo tanto, en la izquierda recae la responsabilidad de ofrecer una salida alternativa. Es posible. España ha sido más castigada que muchos, pero no se ha impuesto ningún partido radical derechas con políticas anti-inmigración como los anteriores. En su lugar, el descontento popular se ha catalizado en Podemos, un partido progresista que plantea una alternativa a la austeridad.

Podemos ha prosperado gracias a movimientos organizados en comunidades locales tales como las plataformas contra los desahucios. Pero también vale la pena atender a su enfoque de la comunicación. El partido ha conseguido quedar muy por encima de la habitual zona tradicional de las formaciones progresistas, rompiendo con los símbolos y el lenguaje de la izquierda, incluso al resistirse a usar ese lenguaje contra el de la "derecha". Han atraído a una generación joven desesperada con un mensaje implacable de optimismo y esperanza. Podemos tiene un enfoque firmemente patriótico, pero que redefine el patriotismo en favor de la mayoría contra la élite y libera al país de la injusticia.

La izquierda -incluida la británica- tiene mucho que aprender. Generar una alternativa convincente y coherente a la tala y quema de la economía, entre otras razones porque si otra crisis económica está en camino, es también totalmente necesario. Pero debería ser mucho más urgente entre las filas izquierdistas, ya que las de la extrema derecha son más fuertes, están mejor organizadas y posicionadas para beneficiarse ante cualquier crisis inminente. La historia de Europa debería ser lo suficientemente alarmante. Ha llegado el momento de prepararse, y rápido.
Fuente: http://www.eldiario.es/theguardian/Europa-deberia-preparada-crisis-economica_0_483301805.html
Traducción de: Mónica Zas

sábado, 30 de enero de 2016

¿A quién afecta el recorte del gasto?. Los Gobiernos priorizan las políticas para combatir el déficit sobre las dirigidas a crear empleo y a mantener el gasto social. Los Presupuestos de Género, promovidos por la ONU y la UE, analizan el impacto sobre la igualdad

En una sociedad cuya prioridad fuera el bienestar de sus ciudadanos, los políticos querrían ser fotografiados inaugurando centros de educación infantil, comedores escolares, viviendas sociales y centros de día para mayores: medidas de bajo coste que mejoran la calidad de vida. Nuestros políticos, sin embargo, inauguran grandes infraestructuras, faraónicos centros culturales y multimillonarias intervenciones urbanas. La mayoría de los españoles no utilizará nunca los superpuertos deportivos, ni el AVE, ni entrará en los megamuseos. Sin embargo, los han pagado con sus impuestos.

Los servicios que mejoran la vida cotidiana son poco rentables política y mediáticamente. En primer lugar, porque cuestan poco. Las obras modestas no atraen a los arquitectos o ingenieros famosos. Además, el cuidado de las personas sigue sin considerarse un problema público. La atención a niños, ancianos y dependientes se considera un problema de las familias y en especial de las mujeres, que lo han hecho siempre, a cambio de nada. Sin embargo, si hay un sector que mejora la vida de los ciudadanos y refleja la madurez democrática de un país son los servicios públicos. La vivienda, el transporte, la sanidad, la educación y las pensiones añaden bienestar, muy especialmente a aquellos con menos ingresos, donde son mayoría las mujeres.

Nos ayudan a entender esto los "Presupuestos con impacto de género", un instrumento de política económica que exige a los Gobiernos medir el efecto que cada medida de Ingreso y Gasto tiene sobre mujeres y hombres. Los Presupuestos de Género están siendo adoptados por los Gobiernos de la UE y promovidos por Naciones Unidas (www.gender-budgets.org). Exigen, en cuanto al ingreso, analizar el impacto de la tributación sobre la igualdad de género. Resulta, por ejemplo, que desgravamos los contratos a tiempo parcial, en un 80% de mujeres, a pesar de su efecto negativo sobre los salarios y la estabilidad laboral. Y que a través del régimen de tributación conjunta desgravamos a las personas con un cónyuge que no percibe ingresos, es decir, a los maridos de amas de casa, mientras desincentivamos la actividad femenina, de las más bajas de la UE.

En cuanto al gasto, el Presupuesto de Género exige desagregar las distintas partidas del presupuesto y su impacto. En los Presupuestos Generales del Estado para 2011, con el objetivo de reducir el déficit público, el Gobierno recorta el gasto, al tiempo que intenta un tímido aumento de la presión fiscal (y renuncia a acabar con el fraude fiscal). Está claro que los recortes distan de afectar a todos los ciudadanos por igual. Destaca que se suspenda la ley de permisos parentales, cuya entrada en vigor estaba prevista para el 1 de enero de 2011, para ahorrar 200 millones de euros. El permiso de paternidad se puso en marcha en virtud de la Ley de Igualdad de 2007. En 2008, el Congreso instó al Gobierno a ampliarlo de 13 días a cuatro semanas. Según el Barómetro del CIS (marzo 2010), el 88,7% de las mujeres y el 88,5% de los hombres se muestra muy o bastante de acuerdo con él. Que este permiso sea intransferible y remunerado al 100% es vital para que tener hijos deje de penalizar a las mujeres en sus empleos, y es bueno para los hijos, cuyos padres podrán asumir parte de su cuidado (www.igualeseintransferibles.org). Pero se ha suprimido, como se suprime el Ministerio de Igualdad, que representaba el 0,03% del gasto total, ahorro gigantesco e imprescindible, según el PP, CiU y PNV, para mejorar la economía española. Estos recortes se producen mientras se mantienen masivas e incomprensibles subvenciones a la Iglesia católica; mientras los grupos de presión industriales y financieros se aseguran multimillonarias ayudas que llevan décadas recibiendo; mientras minorías políticas obtienen por sus votos fuertes recompensas que les permiten alimentar a sus clientelas locales financiando infrautilizados aeropuertos y televisiones. Y, mientras, se mantienen los gastos militares.

El Gobierno parece olvidar que los servicios públicos y la atención a la dependencia crean empleos. Mientras la industria prosigue su automatización, los servicios a personas generan empleo porque su calidad pasa precisamente por su mínima mecanización. Especialmente empleo femenino, imprescindible para acercarnos al 60% de tasa de actividad femenina a la que nos comprometimos en la Agenda de Lisboa. Mientras, la Ley de Dependencia se consolida como una paga de 300 y pico euros a las cuidadoras familiares, en vez de en un sistema de servicios profesionales que iba a crear 500.000 empleos. El cuidado de los ancianos y dependientes es ahora el principal problema de millones de familias y lo será cada vez más en los próximos años. Si se recorta más la provisión pública de servicios de cuidados, este trabajo recaerá aún más sobre los familiares, en su inmensa mayoría mujeres, muchas de las cuales se verán obligadas a abandonar sus empleos o a acceder solo a sus formas más precarias. Mientras esto ocurre, arrecian las presiones para que se amplíe el número de años necesarios para tener derecho a la pensión completa de los 35 actuales a 40. ¿Cuántas mujeres podrán acceder a ella? ¿Se les puede exigir 40 años de cotización y al mismo tiempo que se ocupen de criar hijos, cuidar enfermos y atender ancianos?

El Presupuesto de Género nace de la Economía Feminista, que nos permite ver las políticas anticrisis con otros ojos. La exigencia de analizar el impacto de género de las medidas de estímulo o austeridad nos permite saber, por ejemplo, que con los 5.000 millones de euros del Fondo Municipal para el Empleo en 2010 los Ayuntamientos realizaron 28.000 proyectos, de los que el propio Gobierno considera que solo 745 beneficiaron directamente a las mujeres. Una mejora respecto a 2009, cuando con los 8.000 millones del Fondo se crearon 442.000 empleos temporales en construcción, exclusivamente masculinos (http://impactodegeneroya.blogia.com).

La Economía Feminista introdujo este tipo de análisis en los años ochenta y noventa, cuando se examinaron los costes sociales de las políticas de ajuste estructural en los países en desarrollo. Supimos entonces que la macroeconomía no era neutral con respecto al género ni a la clase. En América Latina, África y Asia, millones de personas perdieron sus empleos o su acceso al "salario social". Los recortes presupuestarios privatizaron el acceso a la educación, salud y pensiones. La crisis forzó a millones a buscar en la emigración (cada vez más feminizada) los ingresos que no encontraban en su país. No es difícil trazar paralelos con los planes de austeridad que ahora llegan a los países europeos. En todo caso, nos ayudan a reflexionar sobre los objetivos de la política económica.

Para la Economía Feminista, el objetivo de la actividad económica es la satisfacción de las necesidades básicas de las personas, frente a la acumulación y al crecimiento económico per se. Los actuales planes de austeridad responden a las exigencias del FMI, del Banco Central Europeo y de élites que imponen sus intereses en los mercados globales. No responden a las necesidades de los ciudadanos, obligados a pagar por el caos creado por la crisis financiera. En 2009, los Gobiernos occidentales, sobre todo el de los EE UU, rescataron a los grandes bancos, con el dinero de todos, de la ruina que ellos mismos habían generado. En 2010, con la banca de regreso a sus astronómicos beneficios, no hay voluntad política de rescatar a los ciudadanos. Al contrario, las políticas implementadas los hunden cada vez más. Obsesionados con los peligros del déficit, los Gobiernos priorizan las políticas anti-déficit sobre las dirigidas a crear empleo y a mantener las políticas sociales. El resultado es el aumento de la pobreza (ya el 20,8% de la población española, según el INE) y la desigualdad.

Como ciudadanos, debemos opinar sobre las decisiones de las Administraciones y las empresas. Debemos tener acceso a la información y derecho a exigir que los Gobiernos, sobre todo los que se llaman de izquierdas, recauden y gasten buscando la disminución de las desigualdades. De ello depende nuestra calidad de vida y la misma democracia.

Lourdes Benería es profesora de Economía en la Cornell University. Carmen Sarasúa es profesora de Historia Económica en la Universidad Autónoma de Barcelona.

martes, 26 de enero de 2016

Varoufakis avisa a Podemos: "No permitan que la troika los divida. Si lo consigue, les destruirá" El exministro de Finanzas griego ultima la fundación del Movimiento por la Democracia Europea ('Democracy in Europe Movement'), una plataforma que busca democratizar las instituciones de la UE

Hace un año, cuando por estas fechas se gestaba la histórica irrupción del partido de izquierda radical Syriza como primera fuerza política en Grecia, el economista Yanis Varufakis se disponía a asumir la cartera de Finanzas del país con un objetivo fundamental: liderar el combate que pondría fin a las “fuerzas destructivas” de la troika en la república helena. Un combate que, según Varufakis, no solo era vital para sacar a Grecia del bucle pernicioso de austeridad, deuda y deflación en el que llevaba sumido el país desde 2010, sino también para liberar al proyecto de integración europeo de un cada vez mayor y peligroso “autoritarismo burocrático”.

Tras seis meses que tuvieron en vilo a la zona euro, Varufakis abandonó la batalla dimitiendo de su cargo cuando se produjo la capitulación del Gobierno griego ante sus acreedores.

Varufakis ni se da por vencido, ni ha perdido la esperanza. Y mucho menos piensa que su diagnóstico sobre el estado actual de la UE y los peligros que esta corre se haya demostrado erróneo, todo lo contrario. El exministro que plantó cara a la troika en 2015 y que llegó a ser acusado de alta traición, vuelve al campo de batalla un año más tarde, solo que esta vez no emprenderá la lucha desde Atenas, sino desde el corazón de Europa.

Cuesta creer que en unos días se cumplirá un año desde que usted entró a formar parte del Gobierno griego que pondría “fin a la troika”, como proclamó el propio Alexis Tsipras la noche del 25 de enero de 2014.

¿Conclusiones?
El año comenzó con unas elecciones en Grecia que electrizaron a Europa con la esperanza de que era posible devolver legitimidad a la política europea. Cuando llegó el verano, los viejos poderes europeos se habían reafirmado tras haber estrangulado la “primavera griega”. También habían logrado restaurar una versión más dura de los dictados autoritarios y políticas económicas inviables que han convertido a Europa en el “enfermo” del capitalismo global.

El ahogamiento de la democracia griega el pasado verano hirió de gravedad a la Unión Europea y reforzó las fuerzas centrífugas que la están rompiendo. Al poco tiempo, cuando los refugiados comenzaron a llegar, la mentalidad de “no en mi patio” y del “¿yo qué gano?” que había sido reafirmada con el aplastamiento de la “primavera griega”, era dominante. El resultado para Europa ha sido dar un paso más hacia la pérdida tanto de su integridad como de su alma.

En el lado positivo, la “primavera griega” desató un proceso imparable que puede desafiar el masivo déficit democrático en Europa. No hay ningún europeo que hoy pueda negar el hecho de que las decisiones importantes en la zona euro son tomadas por un órgano que legalmente no existe y que opera como una sociedad secreta, el Eurogrupo. La “primavera griega” también ha dado lugar a transformaciones, aunque inconclusas, en Portugal y en España, así como a ciertos aires de cambio en el resto de Europa. Nunca antes las demandas de una democracia auténtica y de transparencia habían sido tan sonoras en nuestro continente. Es crucial que 2016 sea el año en el que esas exigencias se consoliden.

Parte de su tesis con respecto a las políticas económicas adoptadas en Europa desde el estallido de la crisis, así como su crítica sobre la propia arquitectura institucional de la Unión, es que, de no corregir el rumbo, estamos abocados al resurgimiento de extremismos peligrosos. Nadie parece compartir esa tesis en las instituciones europeas, a conectar las causas y efectos que usted denuncia.

Eso tiene un nombre: negación. Al ser apabullados por problemas difíciles y por la desesperación, los humanos frecuentemente optamos por liarnos la manta a la cabeza. Los banqueros lo hacen, los políticos lo hacen, sociedades enteras lo hacen.

En 2008, un colapso del sector financiero que comenzó en Wall Street dio lugar a una serie de bancarrotas en los sistemas bancarios de países en superávit y, poco después, en las finanzas de Estados deficitarios, lo que hizo que la divisa común comenzara a fragmentarse. Para mantenerla se implementaron medidas que combinaban préstamos y políticas de austeridad insostenibles que terminaron por trasladar el coste de la crisis a las clases trabajadoras; medidas a las que yo defino como “austeridad Ponzi”.

Al igual que ocurrió en 1929, cuando un colapso similar en el sector financiero fragmentó la divisa común de esa era, el patrón oro, la secuencia de eventos actual conducen a la desesperanza, a la depresión y al miedo; factores todos ellos que contribuyen al resurgimiento de ultranacionalismos, racismo y, finalmente, al regreso de los neonazis. Mientras tanto, como usted comenta, los poderes fácticos se niegan a conectar las causas y los efectos y se pertrechan en la quimera de que políticas económicas contractivas darán lugar, de algún modo, a crecimiento.

En la República de Weimar, bajo el canciller Heinrich Brüning, la burguesía se había convencido de que la transferencia de riqueza de la clase trabajadora a la suya resolvería la economía, mientras que la extrema derecha mantendría a raya a la creciente autoridad de la izquierda. El resultado fue Adolf Hitler. En la actualidad, de una manera muy similar, la política económica de Brüning ha sido resucitada con la izquierda siendo mantenida a raya por el Eurogrupo y la troika, mientras que el ultranacionalismo, el racismo y el neonazismo campa a sus anchas para convertirse en una amenaza.

Y para contrarrestar todo lo anterior, usted sigue insistiendo en cambiar la arquitectura europea. Desde hace unos meses habla de un “movimiento para democratizar Europa”. ¿Cómo se traduce eso a la acción?

Primero hemos de fundar el movimiento. Eso ocurrirá el 9 de febrero en Berlín. El propósito es movilizar a los europeos bajo una simple agenda común: democratizar las instituciones europeas.

Una vez que hayamos iniciado esta “conversación” sobre nuestra meta de democratizar Europa, en el contexto de un movimiento activista, emergerá un consenso que a partir de entonces tendrá que encontrar su expresión en cada uno de los estados miembros de la Unión Europea.

La fórmula organizativa y electoral que esta expresión cobre en cada país es algo que queda a expensas de ser decidido de manera colectiva y orgánica. En algunos países puede ser en forma de un nuevo partido. En otros, nuestro movimiento podría establecer alianzas con partidos ya existentes. Todo esto está pendiente de ser debatido y decidido.

Sin embargo, lo que realmente importa es que nuestro movimiento invertirá el orden actual. Actualmente los partidos se erigen a nivel estado-nación que luego intentan formar alianzas, débiles, a nivel europeo. Nuestro movimiento comenzará a escala europea, basado en un internacionalismo radical, y se enfocará en el déficit democrático en el corazón de Europa y cada una de sus instituciones y jurisdicciones nacionales. Solo entonces “descenderá” a la mecánica de los procesos electorales a nivel nacional, regional y local.

¿Cómo puede un “movimiento”, sin el respaldo de la fuerza de un Estado miembro, lograr cambios en las autoridades europeas cuando ni siquiera el mismo Parlamento Europeo tiene esa capacidad?

Nuestro movimiento surge como respuesta a una realidad según la cual los políticos pueden estar en el Gobierno, pero no tienen poder. Incluso los primeros ministros, presidentes y los ministros de Finanzas de Estados fuertes dentro de la Unión Europea carecen de poder en una Europa que ha dejado la toma de decisiones cruciales lejos de la esfera política y en manos de un oscuro mundo de burócratas, banqueros y autoridades sin representación democrática.

En cuanto al Parlamento Europeo, es tan sólo la hoja de parra que esconde la ausencia de democracia parlamentaria en Europa.

Así que, para plantarle cara a esta despolitización del proceso de toma de decisiones político que viene reafirmando la crisis económica y de legitimidad en Europa, necesitamos un movimiento que emerja por todo el continente de un solo golpe y con la misma agenda: devolver a la política las decisiones y democratizar el proceso de toma de decisiones. No hay otra forma de poner fin a la perversa asociación entre autoritarismo y políticas económicas fallidas en Europa, que dará como resultado la ruina del proyecto común a favor del ultranacionalismo.

El año pasado usted era muy optimista sobre la posibilidad de lograr un acuerdo con la troika. Se apoyaba en que la lógica económica y política le acompañaría. ¿Qué le hace pensar que esta vez logrará tener éxito ante los mismos adversarios?

Cuando uno emprende el camino hacia el campo de batalla, la obligación es ser optimista y, al mismo tiempo, estar preparado para lo peor. Ese fue el espíritu con el que entré al Eurogrupo y a las negociaciones con la troika.

Sigo convencido de que entonces pudimos haber logrado un acuerdo honorable si hubiésemos mantenido nuestra estrategia original en lugar de ceder ante la presión tras unos meses de lucha. Pero de todo eso hablaremos en el futuro, cuando escriba sobre la historia de la estrangulación de la “primavera griega”. Lo que importa ahora es que aprendamos de ese espléndido episodio y sigamos hacia adelante.

¿Qué me hace ser optimista de un movimiento a escala europea? ¡Que será a escala europea! Que presionaremos en cada Parlamento, en cada Gobierno, en cada jefe de Estado al mismo tiempo. Que cuando la troika esté apretando, por ejemplo, al Gobierno de Madrid, sabrá que el proceso electoral en Alemania, Francia o Portugal castigará a cualquier político local que ceda ante la troika.

¿En qué fase se encuentra el movimiento?
Estamos en los primeros días. Lo lanzaremos el próximo 9 de febrero. El 2016 será el año en el que sembremos nuestras semillas en cada ciudad de cada Estado de la Unión Europea. La nuestra es sin duda una tarea utópica, pero si fracasamos, una terrible distopía aguarda a nuestra deslegitimada Europa en proceso de fragmentación.

Las encuestas en Grecia comienzan a sugerir un retroceso en el apoyo de los ciudadanos a Syriza. El pueblo pierde la esperanza.

¿Es que acaso sorprende que la esperanza sea la víctima de la capitulación de Syriza? ¿Durante cuánto tiempo puede Alexis Tsipras sostener la paradoja de pedir a sus diputados en el Parlamento que voten leyes a favor de las políticas misántropas de la troika y, al mismo tiempo, que las denuncien?

Como dije a mis colegas cuando abandoné el Gobierno y voté en contra de esas leyes, el peor aspecto de la capitulación es que las masas que sufran las consecuencias de esas leyes no tendrán otra alternativa política salvo Amanecer Dorado.

No obstante, hay un lado positivo: el pueblo griego no deja de sorprenderme. Como cuando me sorprendieron el 5 de julio con su magnífico “no” en el referéndum. Así que me siento alentado por su coraje y capacidad de mantener viva la esperanza de que la llama de nuestra “primavera griega” vuelva a brillar. Por mi parte, confío en que, antes de devolver esa llama a Atenas, será necesario llevar el espíritu de nuestra primavera a cada rincón de Europa, y que sirva de inspiración a todos los europeos que claman por una Europa democrática.

Cuando el pueblo griego vea a Europa ponerse en pie ante el autoritarismo que lo aplastó el verano pasado, ellos también volverán a ponerse en pie llenos de esperanza y entusiasmo.

En entrevistas anteriores me afirmó que abandonar el euro estaba fuera de sus planes y deseos, pero que no estaba de acuerdo en permanecer en él a cualquier precio. ¿Cuál es el precio? ¿Cuándo hay que decir “basta”?

Las divisas son instrumentos. Son medios para otros fines, como la prosperidad. El fetichismo por una divisa es lo peor, es un error. No creo que debamos incurrir en un fetichismo sobre el euro, pero tampoco creo que debamos hacerlo con nuestras divisas nacionales.

Para responder a su pregunta de manera directa: yo nunca, como ministro de Finanzas, pediría la salida del euro diciendo “basta”. Al mismo tiempo, tampoco entraría en pánico si alguien me amenazara con expulsarnos del euro, sobre todo cuando no existe un mecanismo para que eso ocurra, lo cual sería ilegal.

Mi punto de vista y mi política, como de costumbre, siempre ha sido: fijemos nuestras líneas rojas, como por ejemplo que acordemos que jamás se volverán a reducir las pensiones mínimas otra vez, y digamos a la troika que ignoraremos sus amenazas de expulsarnos del euro. Y si ellos de manera escandalosa cierran nuestros bancos, como hicieron, establezcamos un sistema de pagos paralelo, en euros, y mantengámonos firmes hasta alcanzar una solución política en Bruselas.

Nada de esto es fácil, pero es la única manera de poner fin a este ciclo interminable de recesión y autoritarismo en manos de una cada vez más despiadada troika. Es, de hecho, ¡la única forma de mantenernos dentro de la zona euro a largo plazo!

Tras su renuncia como ministro de Finanzas me dijo que “el tamaño importa”, que a España no se le hubiese propinado el mismo trato que a Grecia en circunstancias similares. ¿Qué lecciones puede sacar España de la ‘experiencia griega’?

Hay tres lecciones que resultan pertinentes. Primero, que al liderazgo en la sombra del Eurogrupo que mueve los hilos de la troika poco le importa la sostenibilidad económica del país que es enviado a negociar con ella, sino imponer su autoridad. Un Gobierno progresista en España tiene que tener esto presente, siempre.

En segundo lugar, España jamás se recuperará económicamente de manera sostenible si se mantiene dentro de los límites que la troika le ha impuesto. Un Gobierno progresista en España tiene que prepararse para un enfrentamiento con la troika.

En tercer lugar, prepárense para recibir amenazas y sepan que no son creíbles. Un Gobierno progresista en España tiene que exponer el “bluf” de la troika dado que la deuda pública y privada del país no puede ser absorbida por el Banco Central Europeo si la troika intenta amenazar a Madrid como lo hizo con Atenas.

Y a Podemos, el partido que en su día usted identificó como posible aliado de Syriza frente a la troika, y que tras las elecciones generales en España logró posicionarse como tercera fuerza en el país, ¿qué le aconsejaría?

Manténganse unidos. Unidos lo conseguirán, pero divididos caerán. Asegúrense de que el equipo que lleva el liderazgo actúe como uno y no permitan que la troika los divida. Si lo consigue, les destruirá.
http://www.eldiario.es/canariasahora/internacional/Varufakis-vuelve-desafiar-Troika_0_468953333.html

viernes, 22 de enero de 2016

Los silencios sociales. Dos lecciones que cabe extraer de la crisis: la concesión de crédito no ayuda a vencer la desigualdad y no es posible la redistribución de la riqueza en un mundo globalizado.

Para entender buena parte de lo que ha sucedido durante los años de la Gran Recesión hay que tener en cuenta lo que se denominan “silencios sociales”. Son aquellos aspectos de la vida cotidiana que habitualmente se omiten o se ocultan, a pesar de ser tan importantes o más que aquellas cuestiones que son objeto del debate público. Muchas veces estos silencios son los que ayudan a reproducir un sistema y sus estructuras de poder a lo largo del tiempo.

La periodista del Financial Times Gillian Tett aplicó esta teoría de los silencios sociales al mundo de las finanzas, en el que es experta. Y la complementó con lo que denominó la trampa del silo: la existencia de compartimentos estancos que dificultan sacar consecuencias del conjunto de la realidad. Conectar los puntos que definen el perímetro de la cartografía social es cada vez más complicado.

Se pueden buscar dos ejemplos de lo que el economista norteamericano Mark Blyth ha calificado como “la mayor operación de engaño con señuelo de la historia moderna”. Son dos falacias: la consideración del crédito como factor de lucha contra la desigualdad; y la distribución de la riqueza y el poder en el seno de una misma clase social porque la globalización impide que se haga entre distintos grupos sociales.

Aunque la desigualdad en el interior de los países haya crecido exponencialmente durante la crisis, ya estaba muy presente antes. Ha crecido sin parar desde los años ochenta del siglo pasado. Lo denunció, entre muchos otros, uno de los hombres más ricos del mundo, Warren Buffett, cuando escribió en 2011 un artículo en The New York Times, titulado Dejad de mimar a los ricos: “Mientras las clases media y baja luchan por nosotros en Afganistán, mientras los norteamericanos pelean por ganarse la vida, nosotros, los megarricos, continuamos teniendo exenciones fiscales extraordinarias”. Ya entonces el mapa cotidiano de las clases medias y bajas era de salarios prácticamente estancados, amén de una creciente precariedad laboral. Las diferencias entre unos y otros se trataron de compensar con el acceso masivo al crédito, en un tiempo en que los tipos de interés eran bastantes bajos. No ganamos mucho, pero nos podemos endeudar para comprar casa, coche e irnos de vacaciones. Precisamente la expansión de los préstamos bancarios a las familias de menos ingresos fue el origen de las hipotecas subprime (de alto riesgo) con el que arranca la crisis financiera del verano de 2007.

Los beneficios de esta forma de actuar —aumento del consumo, compra de viviendas, incremento del precio de las mismas, lo que hacía que las familias se sintieran más pudientes (el efecto riqueza), más empleo...— son inmediatos, en tanto que el pago de la inevitable factura se aplaza para el futuro. Pelotazo hacia adelante. Así se puso en marcha el ¡qué coman crédito!, que funcionó hasta que estalló la burbuja. El crédito como sustitutivo de una distribución más progresiva de la renta y la riqueza ha sido uno de los silencios sepulcrales de la Gran Recesión.

Otro de ellos ha sido el de la distribución en las entrañas del mismo grupo social. Se ha instalado una verdad ideológica: no se puede distribuir desde el capital hacia el trabajo, desde los ricos hacia los pobres, porque las empresas y los ciudadanos ricos abandonan los países de altos impuestos hacia aquellos de gravámenes bajos o directamente hacia los paraísos fiscales, aprovechando la libertad de movimientos de capitales. La mayor parte de las reformas fiscales han reducido los impuestos al capital y han paliado o eliminado los impuestos del patrimonio (a lo que se posee, no a lo que se gana) y el de sucesiones y donaciones (a lo que se hereda). Las clases medias, ya suficientemente demediadas por la crisis, son las que padecen esas reformas fiscales y las reformas laborales que exigen dosis cada vez superiores de flexibilidad del mercado de trabajo.

En este contexto, los sindicatos y los trabajadores permanentes se convierten, a los ojos de los demás (exempleados que perdieron su puesto, jóvenes que lo buscan por primera vez pero no lo encuentran, mujeres que aún siendo menos jóvenes lo intentan por las dificultades económicas familiares, asalariados a tiempo parcial, trabajadores pobres que no llegan a fin de mes, falsos autónomos, becarios permanentes, etcétera), en defensores de los derechos adquiridos. ¿Cuántas veces se escucha que los jóvenes no pueden encontrar trabajo por culpa de los “privilegios” de los trabajadores fijos, o que los sindicatos sólo se preocupan de los intereses de estos? Se elimina lo que es seguro, mientras se promete lo que es incierto.

Como consecuencia de esta argumentación, la redistribución sólo se hace en el seno de cada clase social, de cada estamento, no entre unas clases y grupos sociales y otros. La redistribución se hace ontológicamente imposible, por mor de la globalización. En el periódico italiano Il Manifesto, el periodista Aldo Carra hablaba de ello como una guerra en el interior de la clase media. Se dice: estamos pagando los abusos del pasado (vivir por encima de las posibilidades) y, por lo tanto, los privilegiados tienen que pagar. Pero ¿quiénes son los privilegiados? En una sociedad en crisis, individualizada y fragmentada, empobrecida, son aquellos que están más cerca de nosotros: quien tiene un trabajo es un privilegiado para el que está en paro; el que tiene un trabajo indefinido para el que tiene uno temporal; el que trabaja a tiempo completo para el que sólo trabaja a tiempo parcial, el que gana 2.000 euros para el que gana 1.000; etcétera.

¿Y los demás? ¿Y los privilegiados de verdad? ¿Y las élites extractivas que se han amparado en las instituciones políticas y económicas para subir la cucaña social? Esas están muy lejos y no se las ve. En la cola social que no avanza se mira con envidia al vecino que está delante. Y si ya no se le ve porque ha avanzado mucho, se observa con antipatía a los que nos rodean y compiten por lo poco, por lo escaso. Así, la lucha de clases se convierte en la envidia dentro de la clase. El sociólogo francés Pierre Bourdieu escribió que los efectos ideológicos más seguros son aquellos que para ejercerse no precisan de palabras o no demandan más que silencios cómplices.

Joaquín Estefanía acaba de publicar Estos años bárbaros (Galaxia Gutenberg) y Las posibilidades económicas de nuestros nietos. Siete ‘Ensayos de persuasión’. Una lectura de John Maynard Keynes (Taurus).

http://economia.elpais.com/economia/2015/11/18/actualidad/1447865827_638475.html

jueves, 21 de enero de 2016

Crímenes económicos contra la humanidad

Según la Corte Penal Internacional, crimen contra la humanidad es "cualquier acto inhumano que cause graves sufrimientos o atente contra la salud mental o física de quien los sufre, cometido como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil". Desde la II Guerra Mundial nos hemos familiarizado con este concepto y con la idea de que, no importa cuál haya sido su magnitud, es posible y obligado investigar estos crímenes y hacer pagar a los culpables.

Situaciones como las que ha generado la crisis económica han hecho que se empiece a hablar de crímenes económicos contra la humanidad. El concepto no es nuevo. Ya en los años 1950 el economista neoclásico y premio Nobel Gary Becker introdujo su "teoría del crimen" a nivel microeconómico. La probabilidad de que un individuo cometa un crimen depende, para Becker, del riesgo que asume, del posible botín y del posible castigo. A nivel macroeconómico, el concepto se usó en los debates sobre las políticas de ajuste estructural promovidas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial durante los ochenta y noventa, que acarrearon gravísimos costes sociales a la población de África, América Latina, Asia (durante la crisis asiática de 1997-98) y la Europa del Este. Muchos analistas señalaron a estos organismos, a las políticas que patrocinaron y a los economistas que las diseñaron como responsables, especialmente el FMI, que quedó muy desprestigiado tras la crisis asiática.

En la actualidad son los países occidentales los que sufren los costes sociales de la crisis financiera y de empleo, y de los planes de austeridad que supuestamente luchan contra ella. La pérdida de derechos fundamentales como el trabajo y la vivienda y el sufrimiento de millones de familias que ven en peligro su supervivencia son ejemplos de los costes aterradores de esta crisis. Los hogares que viven en la pobreza están creciendo de forma imparable. Pero ¿quiénes son los responsables? Los mercados, leemos y oímos cada día.

En un artículo publicado en Businessweek el 20 de marzo de 2009 con el título "Wall Street's economic crimes against humanity", Shoshana Zuboff, antigua profesora de la Harvard Business School, sostenía que el que los responsables de la crisis nieguen las consecuencias de sus acciones demuestra "la banalidad del mal" y el "narcisismo institucionalizado" en nuestras sociedades. Es una muestra de la falta de responsabilidad y de la "distancia emocional" con que han acumulado sumas millonarias quienes ahora niegan cualquier relación con el daño provocado. Culpar solo al sistema no es aceptable, argumentaba Zuboff, como no lo habría sido culpar de los crímenes nazis solo a las ideas, y no a quienes los cometieron.

Culpar a los mercados es efectivamente quedarse en la superficie del problema. Hay responsables, y son personas e instituciones concretas: son quienes defendieron la liberalización sin control de los mercados financieros; los ejecutivos y empresas que se beneficiaron de los excesos del mercado durante el boom financiero; quienes permitieron sus prácticas y quienes les permiten ahora salir indemnes y robustecidos, con más dinero público, a cambio de nada. Empresas como Lehman Brothers o Goldman Sachs, bancos que permitieron la proliferación de créditos basura, auditoras que supuestamente garantizaban las cuentas de las empresas, y gente como Alan Greenspan, jefe de la Reserva Federal norteamericana durante los Gobiernos de Bush y Clinton, opositor a ultranza a la regulación de los mercados financieros.

La Comisión del Congreso norteamericano sobre los orígenes de la crisis ha sido esclarecedora en este sentido. Creada por el presidente Obama en 2009 para investigar las acciones ilegales o criminales de la industria financiera, ha entrevistado a más de 700 expertos. Su informe, hecho público el pasado enero, concluye que la crisis se hubiera podido evitar. Señala fallos en los sistemas de regulación y supervisión financiera del Gobierno y de las empresas, en las prácticas contables y auditoras y en la transparencia en los negocios. La Comisión investigó el papel directo de algunos gigantes de Wall Street en el desastre financiero, por ejemplo en el mercado de subprimes, y el de las agencias encargadas del ranking de bonos. Es importante entender los distintos grados de responsabilidad de cada actor de este drama, pero no es admisible la sensación de impunidad sin "responsables".

En cuanto a las víctimas de los crímenes económicos, en España un 20% de desempleo desde hace más de dos años significa un enorme coste económico y humano. Miles de familias sufren las consecuencias de haber creído que pagarían hipotecas con sueldos mileuristas: 90.000 ejecuciones hipotecarias en 2009 y 180.000 en 2010. En EE UU, la tasa de paro es la mitad de la española, pero supone unos 26 millones de parados, lo cual implica un tremendo aumento de la pobreza en uno de los países más ricos del mundo. Según la Comisión sobre la Crisis Financiera, más de cuatro millones de familias han perdido sus casas, y cuatro millones y medio están en procesos de desahucio. Once billones de dólares de "riqueza familiar" han "desaparecido" al desvalorizarse sus patrimonios, incluyendo casas, pensiones y ahorros. Otra consecuencia de la crisis es su efecto sobre los precios de alimentos y otras materias primas básicas, sectores hacia los que los especuladores están desviando sus capitales. El resultado es la inflación de sus precios y el aumento aún mayor de la pobreza.

En algunos casos notorios de fraude como el de Madoff, el autor está en la cárcel y el proceso judicial contra él continúa porque sus víctimas tienen poder económico. Pero en general, quienes han provocado la crisis no solo han recogido unas ganancias fabulosas, sino que no temen castigo alguno. Nadie investiga sus responsabilidades ni sus decisiones. Los Gobiernos los protegen y el aparato judicial no los persigue.

Si tuviéramos nociones claras de qué es un crimen económico y si existieran mecanismos para investigarlos y perseguirlos se hubieran podido evitar muchos de los actuales problemas. No es una utopía. Islandia ofrece un ejemplo muy interesante. En vez de rescatar a los banqueros que arruinaron al país en 2008, la fiscalía abrió una investigación penal contra los responsables. En 2009 el Gobierno entero tuvo que dimitir y el pago de la deuda de la banca quedó bloqueado. Islandia no ha socializado las pérdidas como están haciendo muchos países, incluida España, sino que ha aceptado que los responsables fueran castigados y que sus bancos se hundieran.

De la misma forma que se crearon instituciones y procedimientos para perseguir los crímenes políticos contra la humanidad, es hora de hacer lo mismo con los económicos. Este es un buen momento, dada su existencia difícil de refutar. Es urgente que la noción de "crimen económico" se incorpore al discurso ciudadano y se entienda su importancia para construir la democracia económica y política. Como mínimo nos hará ver la necesidad de regular los mercados para que, como dice Polanyi, estén al servicio de la sociedad, y no viceversa.

Lourdes Benería es profesora de Economía en la Universidad de Cornell. Carmen Sarasúa es profesora de Historia Económica en la Universidad Autónoma de Barcelona.
http://elpais.com/diario/2011/03/29/opinion/1301349604_850215.html
Artículos de Lourdes: http://elpais.com/autor/lourdes_beneria/a/
La culpa del paro es de los trabajadores
http://elpais.com/diario/2009/11/24/opinion/1259017212_850215.html  
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miércoles, 20 de enero de 2016

Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas griego, "La mayor amenaza al capitalismo es el capitalismo mismo"

Se presenta como economista marxista y se distinguió por ser el principal contradictor de Alemania y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, durante la crisis griega. El exministro griego de Economía, Yanis Varoufakis –que dimitió del gobierno de Alexis Tsipras en julio tras el referéndum sobre el tercer plan de rescate–, estaba invitado el martes [8 de diciembre] por la tarde a un TED Global celebrado en Ginebra.

FK El capitalismo está en crisis, dice usted. Pero, ¿de qué capitalismo estamos hablando, del anglosajón, el alemán, el chino?

Desde luego, hay muchas formas de capitalismo. Por mi parte, hablo del capitalismo como sistema global, que está en crisis desde 2008. Es la crisis más larga y más seria que hemos vivido desde hace 200 años. Hay similitudes con algunos aspectos de la crisis de los años 1920–1930. Pero los responsables de los bancos centrales son hoy más hábiles a la hora de responder a ella.

¿Qué es lo que resulta disfuncional?

Un ejemplo: en los Estados Unidos y en Europa, estos tres últimos meses el montante total de las inversiones se ha elevado a cerca de 34.000 millones. Al mismo tiempo, más de 50.000 millones siguen ociosos sin nada que hacer en el sistema financiero. Por un lado, tenemos una deuda extremadamente elevada ; por el otro, tenemos una enorme cantidad de dinero inutilizado, que no se invierte, que queda en el circuito de las instituciones financieras. Es un derroche extremo, y eso explica en gran medida la situación de Europa. Los bancos centrales han fracasado y están cada vez más lejos de sus objetivos. En Occidente, Japón incluido, hasta un 30% de quienes tienen entre 18 y 50 años está en situación de desempleo. Se trata de una crisis de envergadura para el capitalismo. Se podría seguir con el catálogo. Todo lo que tenía sentido hasta 2008 ya no lo tiene. Tenemos una crisis de inversión, una crisis de deuda, una crisis de ese dinero que está ocioso. Nunca hemos tenido un volumen de ahorro tan elevado en Europa y un volumen tan débil de inversiones. Este es el problema.

¿Cuál es su remedio? ¿Hay que salir del capitalismo, es reformable?

La izquierda ha tenido siempre el proyecto de substituir el capitalismo por el socialismo. Ese proyecto murió en 1991. Sencillamente, no estaba en situación de levarlo a buen término. La mayor amenaza al capitalismo es el capitalismo mismo. Puede usted observarlo en Europa. Europa no está amenazada por la izquierda. Hasta un pequeño país dirigido por la izquierda, en el que yo era ministro de Economía, ha acabado por tomar medidas muy conservadoras, simplemente para tratar de estabilizarlo para los bancos. Este diálogo debería haberse producido hace un siglo cuando la izquierda tenía un proyecto para substituir al capitalismo. Pero el socialismo ha muerto. Dicho esto, si esperamos que el mercado obre un milagro y coordine una salida para esta crisis, vamos sin más a fracasar.

¿Qué hacer?

La solución no puede venir sólo del mercado, hay que tener a la gente en cuenta. Los mercados están prisioneros de profecías autocumplidas que agravan los problemas. ¿Por qué no hay inversiones? ¿Por qué los inversores, los industrialas, los que controlan esos billones durmientes, temen que si invierten el dinero, no acudirá la demanda que lo haga rentable. Dado que no invierten, no hay demanda, y eso confirma sus expectativas negativas de que no habrá demanda. El mercado no hace más que repetir este esquema. Al mismo tiempo, los estados están paralizados, son incapaces de actuar. Los estados miembros de la zona euro están ya fiscalmente al límite, no pueden pedir pedir más prestado para gastar más. Los Estados Unidos son casi ingobernables con un Congreso que bloquea a la Casa Blanca. China ya está bastante intervenida y no puede hacer ya más. Nos hace falta una coordinación política racional en el plano del G20, sin la cual va a acabar sucediendo algo terrible. En la década de 1930, fue la guerra finalmente la que tuvo como resultado una coordinación de la política de intervención. La innovación tecnológica interviene en el plano de la microeconomía. Esos progresos son a la vez muy prometedores y muy inquietantes. Los nuevos cambios de la productividad y los aparatos que facilitan el trabajo son la clave del futuro. Este puede revelarse sombrío o agradable. La diferencia vendrá de la forma en que nuestros gobiernos, sobre todo en el plano del G20, respondan a los retos.

El marxista que es usted preconiza una solución política…

Todo es política. La cuestión estriba en saber si se trata de una acción política racional o no, si está coordinada. Comprar un «ipod», un «smartphone» o un automóvil son actos políticos. El problema con el mercado es que todos estos actos políticos no están bien coordinados. El capitalismo no es duradero, pero la izquierda ha desperdiciado todas las ocasiones que ha tenido, y todos los modelos teóricos, para substituir al capitalismo. Pero el capitalismo – ese es mi lado marxista – es un sistema contradictorio que produce su propia Némesis deconstruyendo el orden social.

Volvamos a la innovación: ¿cómo hacerla «agradable» a sus ojos?

Tomemos el ejemplo de las impresoras 3D, una tecnología descentralizada basada en Internet, que va a hacer cada vez más improbable la supervivencia de las empresas que hoy existen. ¿Por qué tenemos necesidad de empresas ? Por razones de constancia y de escala de producción, pero ese se vuelve cada vez más redundante. El modelo de capitalismo de empresas se ve cada vez más minado por los productos de esas empresas. Sabiendo que vamos a asistir a una descomposición del poder de las empresas, la cuestión consiste actualmente en saber qué es lo que va a reemplazarlas. ¿Vamos hacia un escenario de segunda era del maquinismo, con un fracaso masivo en producir suficiente demanda para los productos de estas máquinas o encontraremos una vía en la que reestructuremos la forma en la que mantenemos relaciones entre nosotros y relaciones con las máquinas para producir y compartir la prosperidad que estas tecnologías hacen posible? Es una cuestión política. No se puede resolver por medio de abogados ni por medio de compradores ni de vendedores. Hace falta un esfuerzo por parte de los gobiernos, de los actores del mercado financiero, así como del mundo empresarial. Hay que crerar algo nuevo, y acaso se le llame postcapitalismo. En todos los casos, el tipo de acuerdo que resulte de ello será enormemente inestable.

¿Cómo explica usted que los Estados Unidos, parangón del capitalismo, sea el país que mejor se ha recuperado desde 2008 siendo a la vez el principal crítico de la austeridad en Europa?

Los norteamericanos son pragmáticos. No son de los que tiran el dinero. Cuando Richard Nixon se dio cuenta, a finales de las años 60, de que el sistema de Bretton Woods estaba muerto (un sistema inventado por los norteamericanos en los años 40), acabó con él. Los Estados Unidos creen que hay que eliminar lo que ha fracasado. Comprenden que hay que acabar con una deuda insostenible. Entienden que hay que substituir una arquitectura financiera que se ha desfondado. A la inversa, el capitalismo europeo, dado que es bastante más oligárquico, es bastante menos capaz de autocríticas. En el caso griego, los norteamericanos, sean representantes del gobierno o de Wall Street, están completamente de acuerdo conmigo cuando digo que los problemas de Grecia desde 2010 son imputables a los banqueros. No es más que simple sentido común.

¿Se siente decepcionado por que Alexis Tsipras prosiga la misma política que sus predecesores con un tercer plan de ayuda europea?

Evidentemente, esa es la razón por la que dimití. Está claro que estoy en contra, pero no quiero personalizar, la política debe seguir siendo civilizada. Este tercer plan es el mismo que el primero o el segundo. Se prolonga la crisis, se ahonda, pretendiendo que se va a resolver pidiendo prestado a los estados banqueros todavía más dinero de acuerdo con condiciones que nos arruinan. Todavía tendrán que pasar diez años para que nos demos cuenta de que esto no puede funcionar.

Ha declarado usted que la política de austeridad de la que es adalid Alemania se dirigía en realidad a Francia. ¿Qué quiere usted decir exactamente?

Lo que he dicho es que la implosión de las finanzas mundiales en 2008 ha actualizado las fragilidades de la arquitectura del euro. Las reglas sobre las cuales había acuerdo eran imposibles de respetar, pues estaban mal concebidas. Antes que plantearse la cuestión de qué nuevas reglas necesitamos para que funcione, Europa se ha quedado en la negación. Fue el primer periodo durante el cual Bruselas, Frankfurt y Berlín trataban sólo de apagar un incendio. Fue una simple gestión de crisis. Más recientemente, el Banco Central Europeo, gracias a Mario Draghi, que es el operador más hábil de Europa, ha logrado contener los incendios con un cierto éxito. Eso permite ganar tiempo. Los políticos empiezan a reflexionar. París y Berlín están de acuerdo en mejorar la arquitectura, hay una necesidad de unidad política a causa de la unión monetaria. Pero hay una diferencia de importancia en lo que se refiere a saber qué tipo de unión política es necesaria: los franceses quieren bastante más reciclaje de los superávits de la zona euro hace aquellas partes que son deficitarias, los alemanes quieren más disciplina. Hay un conflicto directo. En esta lucha a Grecia se le ha reservado el papel de laboratorio. ¿Por qué este desorden? Puesto que su relación es problemática, su diálogo no progresará.

¿Va a terminar por imponerse la salida de grecia del euro [Grexit]?

No. Jamás he apoyado el «Grexit» ni he utilizado este argumento como mercadeo. Hace años que digo que no debíamos haber entrado en el euro. Pero desde el momento en que estamos dentro, hay que resolver el problema. Creo por contra que deberíamos proceder a una suspensión de pagos de nuestra deuda. Cuando se tiene una deuda insostenible, lo que no se puede pretender es que se puede gestionar. Habría que volver a poner en solfa un acuerdo que no funciona, según todas las evidencias.

Hoy saluda usted el valor de la señora Merkel en su gestión de la crisis de los refugiados…

Nada me regocija más en principio que ver a un oponente político que hace algo bueno. Creo que es mi deber transmitir mis felicitaciones a la señora Merkel. Ha estado absolutamente brillante al dar pruebas de humanismo en un universo sombrío.

Berlín dice que puede mostrarse generoso porque el presupuesto del estado está controlado. ¿No le da eso la razón a su gestión económica?

Eso no tiene nada que ver con el presupuesto. ¿Por qué habría que tener un presupuesto equilibrado? Las familias deben tener un presupuesto equilibrado, pero eso no sirve de nada en el caso de un país. Los Estados Unidos no han tenido jamás un presupuesto equilibrado desde su revolución. Lo que hace falta es un presupuesto duradero. Los estados no tienen que reembolsar su deuda, todo lo que tienen que hacer es refinanciarla. Mientras dirijas una política fiscal responsable y crezca tu PIB, se puede mantener un poco de déficit. Si Merkel tuviera un déficit superior al 3%, ¿habría hecho regresar a los refugiados, les habría cerrado las fronteras al acercarse? No lo creo.

Suiza ha puesto fin al secreto bancario. ¿Qué piensa usted de la cooperación entre Berna y Atenas en materia de intercambio de información fiscal? ¿Está usted satisfecho de cómo se desarrolla?

No. Queda mucho por hacer. Yo tenía muy buena relación de trabajo con mi homóloga suiza [Eveline Widmer-Schlumpf] y estaba dispuesto a cooperar con aquellos griegos que hicieran una declaración voluntaria de sus cuentas en Suiza. Pero hubiera querido que la transparencia anunciada para 2018 se aplicara desde ahora. A todo el mundo se le dice que la transparencia se la ha impuesto a Suiza la Unión Europea. ¿Por qué no aplicarla inmediatamente? Habría sido estupendo que mi ministerio –mientras era yo ministro – hubiera tenido acceso a los datos de los ciudadanos griegos, al montante de sus haberes en los bancos suizos. Eso habría facilitado la persecución de los defraudadores y ayudado a nuestro presupuesto. Esto nunca llegó a suceder, nunca. Suiza podía haberlo hecho mucho mejor.

Según sus informaciones, ¿cuánto dinero griego hay en las arcas suizas? No lo sabemos.

Yanis Varoufakis exministro de Finanzas del gobierno griego de Syriza, es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Es profesor de política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa económico del partido griego de la izquierda, Syriza. Fue recientemente profesor invitado en los EEUU, en la Universidad de Texas. Su libro El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6 décadas, fue publicado en castellano por la editorial española Capitán Swing, a partir de la 2ª edición inglesa revisada.

Le Temps, 9 de diciembre de 2015

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/la-mayor-amenaza-al-capitalismo-es-el-capitalismo-mismo-entrevista

Traducción: Lucas Antón