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sábado, 21 de marzo de 2015

Susan George: "Antes pedíamos que EEUU se fuera de Vietnam; era más fácil que explicar el TTIP"

Entrevista a la filósofa y politóloga, que presenta el libro Los usurpadores. Cómo las empresas transnacionales toman el poder: "En el ámbito financiero, Europa es más neoliberal que Estados Unidos"

Susan George vuelve a la carga en su denuncia contra una globalización que beneficia a un grupo selecto de empresas y ciudadanos. Es lo que esta filósofa y politóloga llama Los usurpadores, título de su último libro, que acaba de publicar en castellano Icaria Editorial, y que lleva por subtítulo Cómo las empresas transnacionales toman el poder. Ha superado los 80 años pero sigue firme en el activismo que le ha llevado a presidir el Comité de Planificación del Transnational Institute de Amsterdam o a ser vicepresidenta de ATTAC Francia, entidades que reclaman un sistema financiero más justo.

Los usurpadores llega tras el éxito de las dos ediciones de El informe Lugano (2001 y 2012) y Sus crisis, nuestras soluciones (2010). El gran objetivo por el que lucha ahora es que no se apruebe el Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversión (TTIP) que negocian la Unión Europea y los Estados Unidos. A su entender, sería un nuevo triunfo de los lobbies empresariales que pretenden mover los hilos de la política saltándose los principios democráticos y los intereses de la mayoría.

¿Quiénes son estos usurpadores de los que habla en su libro?
Son corporaciones transnacionales, muy grandes, y quienes las ayudan, que son las compañías y las personas que les hacen de lobistas. Confluyen en entidades como la Mesa Redonda Europea de Industriales, que agrupa a la mitad de los presidentes de las mayores empresas industriales y negocian con los estados siempre que quieren. Hay organizaciones similares en todas partes, trabajando para un sector o para varios sectores al mismo tiempo. Si vas a Bruselas, puedes hacer un tour por todos los lobbies que hay, especializados por sectores o clientes.

Usted habla del crecimiento de una autoridad ilegítima. ¿Quién es esta autoridad?
Están tomando poder de forma ilegítima, por eso los califico de usurpadores. Son corporaciones que desplazan a personas elegidas democráticamente. O que trabajan tan acopladas que no podemos ver la diferencia entre unas y otras. Corporaciones que dictan a los políticos lo que tienen que hacer.
Por ejemplo, el Pacto por la Competitividad fue preparado y presentado por un alemán y un francés, presidentes de grandes corporaciones, para que lo firmara François Hollande. Y lo hizo. Dos dirigentes de la Mesa Redonda Industrial Europea escribieron este pacto y, además, lo hicieron con el apoyo de técnicos de los gobiernos. Utilizaron la Comisión Europea para hacer aprobar el texto. La Comisión hizo 127 reuniones para preparar el pacto, de las cuales el 93% fueron con empresarios y representantes de los lobbies de todos los sectores afectados. Sólo el 7% de los consultados fueron consumidores, ecologistas, sindicalistas y representantes de la ciudadanía.

Dedica gran parte del libro a alertar sobre los peligros que conllevaría la puesta en práctica del Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversión (TTIP). ¿Por qué le preocupa tanto?
Empezaron a prepararlo hace veinte años. No hay ningún problema entre las corporaciones europeas y las de los Estados Unidos. Están totalmente de acuerdo en lo que quieren. Como ciudadanos tenemos regulaciones mejores, más protectoras en Europa que en Estados Unidos, salvo en el ámbito de las finanzas. A las corporaciones europeas ya les va bien acabar con las regulaciones actuales.
Por ejemplo, en la mayor parte de Europa no se puede vender comida o semillas modificadas genéticamente. Pero las corporaciones quieren hacerlo, y sin tener que explicitarlo en las etiquetas de los productos. Y también quieren practicar el fracking. O tribunales privados que diriman los litigios con los estados. Este tipo de tribunales ya han dado la razón a grandes corporaciones que han contaminado países como Ecuador. Hay muchos ejemplos. Uno, que aún está por resolver, es el de la empresa de servicios francesa Veolia, que ganó el contrato de eliminación de residuos de Alejandría, y que ha demandado a Egipto porque aprobó un aumento del salario mínimo que considera que la perjudica.

Por este motivo, las corporaciones quieren estos tribunales privados. Pueden tener sentido si estamos hablando de países pequeños, débiles y corruptos, pero en Estados Unidos y Europa no hay ninguna justificación posible.

Mal papel de Europa en cuanto a regulación financiera si está peor que Estados Unidos.
Sí. Las regulaciones financieras en Estados Unidos son mejores que en Europa. Tienen un poco más de control sobre los bancos, los bonus, determinadas transacciones. En el ámbito financiero, Europa es más neoliberal que Estados Unidos.

De todos modos, el TTIP todavía está en fase de negociación.
Pretenden terminar las negociaciones este año. En 2016 hay elecciones presidenciales en Estados Unidos y lo quieren resolver antes. Estamos progresando. Hemos conseguido un millón y medio de firmas en once países europeos contra el Tratado. Intentamos hacer una campaña oficial de recogida de firmas de acuerdo con la Unión Europea, pero se negó. Continuaremos recogiendo firmas hasta octubre. Confiamos en doblar las firmas que la Unión exige en una campaña de este tipo. Además, el 18 de abril se hará un Día Internacional contra el TTIP.

¿Qué podría interpretarse como una victoria en esta lucha contra el TTIP?
Que no se apruebe. Que no se pongan en marcha ni los tribunales privados de arbitraje que resuelvan los litigios entre las corporaciones y los estados, ni las comisiones regulatorias que quieren poner en marcha en ámbitos como la alimentación, la salud, la educación, los salarios, leyes laborales, energía, ...
Estados Unidos quiere comercializar pollos tratados con productos químicos, lo que los europeos no aceptan. Si se aprueba el Tratado, pueden intentar que se acepte en los años siguientes. Europa ha prohibido 1.200 tratamientos químicos mientras que Estados Unidos sólo ha prohibido 12, desde los años setenta.

Pensar que esta negociación puede ser reversible y que la Unión Europea podría convencer a Estados Unidos de adoptar regulaciones más favorables a los ciudadanos y a su salud, ¿es soñar?
Al principio, había sindicatos de Estados Unidos que lucharon para conseguir los derechos que tienen sus equivalentes europeos. Allí no se reconoce el derecho a la negociación de los sindicatos y un puñado de derechos laborales. El año pasado intentaron conseguir los derechos sindicales de los europeos pero no lo consiguieron.

Así las cosas, calificar de democracia a Estados Unidos requiere hacer algunos matices.
No estoy tampoco segura de que Europa sea una democracia de verdad. Los griegos votaron y no sé qué pasará ahora. El 80% de la gente apoya a Syriza tras las elecciones y para la Unión Europea parece que la democracia no cuenta. Probablemente empujarán a Grecia fuera del euro, contra la voluntad de Syriza.

La Comisión Europea no es una organización democrática, ni mucho menos. Votamos en Francia y en los Países Bajos contra la Constitución, en 2005, y pusieron el Tratado de Lisboa en su lugar, que era lo mismo. Luchamos para conseguir gobiernos democráticos y el libro va en esta dirección.

¿Cómo consiguen estos usurpadores imponer su voluntad?
Tienen mucho dinero. Están muy bien organizados. Tienen acceso a los políticos. Pagan mucho dinero a los lobistas. Tienen mucha presencia en los gobiernos. Tienen mucha más capacidad de influencia que ninguna ONG. Están en todos los comités de expertos europeos, de todos los sectores.
François Hollande, en julio de 2012, hizo muchas promesas pero dio marcha atrás rápidamente. Jean-Claude Juncker ha hecho lo propio y ha renunciado a todas las promesas que hizo durante la campaña electoral europea.

¿Por qué lo han hecho?
No estoy en sus reuniones, pero pienso que se dejan convencer por la dialéctica del "crecimiento y trabajo". Un estudio de un think tank para la Unión Europea ha calculado, en su visión más optimista, que el TTIP provocará un incremento de los ingresos en 540 euros anuales para las familias de cuatro personas y que se crearán 600.000 puestos de trabajo, en 2027. Otro estudio, con un modelo diferente, calcula que, por el contrario, se perderán 600.000 puestos de trabajo, se reducirá mucho el crecimiento y Francia será la más perjudicada.

El acuerdo NAFTA, firmado por Canadá, Estados Unidos y México, en 1994, provocó la pérdida de casi 700.000 puestos de trabajo en la industria de los Estados Unidos y los pequeños agricultores mexicanos desaparecieron prácticamente. Siempre hablan de "trabajo y crecimiento", pero no es verdad.

La información sobre cuestiones como esta no llega al gran público.
El papel de los periodistas es esencial. En la lucha en la que estamos metidos, tenemos que utilizar la "estrategia Drácula", que significa exponer los vampiros a la luz. Si no, perderemos. Podemos ganar, pero depende de tu profesión, que los periodistas sean suficientemente libres para explicar bien el TTIP. Es la razón por la que he escrito este libro.

Una investigadora hizo un estudio durante 17 meses, hasta el pasado mes de febrero, y detectó que ni la CBS, ni la ABC, ni la NBC y otra cadena televisiva nacional, habían hecho ninguna mención del TTIP. Son empresas privadas y no quieren que se discuta esta cuestión.

Una cosa es la voluntad de los periodistas y otra, la de los propietarios de los medios.
Es un problema para todos. Nadie es completamente libre. Bueno, yo puedo escribir lo que quiero. Ganamos en 1998 la batalla contra el MAI ( Multilateral Agreement on Investment). Cuando conseguimos que apareciera en la primera página del Libération pensé que habíamos ganado. Y fue así. El gobierno tuvo que escucharnos. Francia se salió y el MIA colapsó. Fuimos capaces de crear suficiente conciencia en la gente. Hay esperanza. Hay un puñado de malas noticias pero podemos ganar. Depende de nosotros.

Nosotros, dicen, somos el 99%; y ellos, los ricos, los poderosos, un 1%. Entonces ¿por qué perdemos?
¿Qué parte de este 99% está realmente bien informada? La política es muy complicada hoy. Cuando empecé en el activismo pedíamos que Estados Unidos se fuera de la guerra de Vietnam. Era un mensaje sencillo, claro, comprensible. Se podía no estar de acuerdo, pero todo el mundo lo entendía.
Ahora, si hablo del TTIP lo tengo que explicar bien. ¿Cuánta gente tiene tiempo para escuchar las explicaciones? Sobre todo si no tienen trabajo, si tienen grandes problemas en casa, si tienen que buscar los alimentos más baratos... Necesitamos movilizar a los líderes de opinión. Hay mucha gente movilizada. En España, por ejemplo, Ecologistas en Acción está haciendo muy buen trabajo.

Es un combate desigual.
Naturalmente. Lo sabemos. Ellos nunca se rinden. Tienen todo el dinero que necesitan. Mucha gente trabajando para ellos las 24 horas del día. Publicistas propios. Acceso a los medios cuando lo desean, en las páginas de opinión, los editoriales. De todos modos, cuando se entiende el peligro que representan los lobistas y que este Tratado es perjudicial para la salud de los ciudadanos, su alimentación, su salud, la educación, la calidad del medio ambiente, el transporte... la gente dice no.

Movimientos como Syriza o Podemos ¿representan un cambio político y social en la dirección que usted considera acertada?
Estoy preocupada por Syriza. He perdido dos horas de sueño esta noche pensando en un artículo para planteae preguntas del tipo: ¿está usted contento ahora, Mario Draghi, por empujar a Grecia fuera del euro? ¿Está usted contenta Christine Lagarde porque el Fondo Monetario Internacional no dará dos semanas más al nuevo Gobierno para hacer frente a sus problemas económicos? ¿Está usted contento señor Schäuble por mantener la presión al máximo sobre Grecia?

¿Hace falta algún tipo de revolución?
No, una revolución no. No hace falta ir tan lejos. Tenemos que decir basta. Debemos exigir que mantengan los negocios en su sitio. Han venido preparando el TTIP durante veinte años. Hace treinta años no estaban tan bien organizados. La globalización y el neoliberalismo les han permitido organizarse en todas partes. Es lo que yo llamo la clase Davos.

Nosotros no tenemos este nivel de organización y no tenemos tanto dinero como ellos, pero lo estamos haciendo mejor que hace diez años. Es lento. Pero la campaña para la recogida de firmas está funcionando muy bien, en muchos países. Tenemos una coalición en Francia que reúne entre cuarenta y cincuenta organizaciones. Muchos países tienen sus propias coaliciones.

Algunos analistas dicen que los poderosos sólo aceptan los cambios que benefician a la ciudadanía cuando tienen miedo. ¿Hay alguna manera de meter el miedo en el cuerpo de los "usurpadores"?
Están asustados ya. Porque están dejando que veamos algunos de los documentos que están negociando. Están recurriendo a mejorar sus relaciones públicas. Ven que estamos ofreciendo estudios que demuestran que los suyos son basura. Los socialdemócratas, que están en coalición con el partido de Angela Merkel, han mostrado su oposición a los tribunales administrativos privados.
Esto está subiendo muy arriba...
Fuente: http://www.eldiario.es/catalunya/Susan-George-EEUU-Vietnam-TTIP_0_367813952.html

martes, 10 de marzo de 2015

Sin capacidad de análisis y sin supervisión política. Un informe de Cáritas Europa pone en evidencia la debilidad progresiva de la Unión y las pocas expectativas de mejora

¿Saldrá la Unión Europea más fuerte de esta etapa de crisis? ¿Ha elegido, y está siguiendo, la estrategia necesaria para ello? La pregunta tiene varias facetas, no solo la económica, sino también la política, la social o la internacional. Y en todos los aspectos, la conclusión no puede ser más decepcionante. Europa, liderada en esta década, por primera vez, casi en solitario, por un Gobierno democratacristiano alemán, no vislumbra un futuro ambicioso, sino más bien inquietante.

Un informe de la Cámara de los Lores, hecho público esta semana, señala con firmeza la pérdida de relevancia internacional, exactamente en el lugar del mundo que más nos interesa y afecta: Rusia. Europa ha estado, y está, en el centro de la crisis de Ucrania y de sus relaciones con Moscú, y se ha movido hasta ahora con una asombrosa “pérdida de capacidad de análisis”. Los dirigentes europeos no se dieron cuenta de la crisis que se iba incubando, porque, entre otras cosas, dejaron las negociaciones con Ucrania en manos de tecnócratas: “La ausencia de supervisión política fue evidente”.

El resultado, insiste el documento, fue que “ni la Unión, ni los Estados miembros fueron capaces de interpretar lo que ocurría sobre el terreno ni de ofrecer una respuesta autorizada”. Por eso, tal vez, la apresurada irrupción posterior de Angela Merkel y François Hollande, en un loable, pero insuficiente, intento de reconducir la situación. Ahora toca permanecer unidos, y muy firmes, frente a la inaceptable desmembración de un Estado soberano y procurar, al mismo tiempo, que Rusia no se vea abocada a interpretar nuestros movimientos como respuestas amenazadoras. Es decir, recuperar como se pueda la influencia política, perdida por errores de apreciación.

“Pérdida de capacidad de análisis”, “ausencia de supervisión política”, podrían ser aplicados también a la evolución social en la UE. En este caso es un informe publicado, también esta semana, por Cáritas Europa el que pone en evidencia la debilidad progresiva de la Unión y las pocas expectativas de mejora. En la mitad de los 28 Estados de la UE, al menos uno de cada tres niños vive en la pobreza. En siete de ellos (España, Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, Rumania y Chipre), se aprecian niveles preocupantes de privación en amplias capas de la población. La ONG pide que se ponga en marcha una renta (salario, ingreso, como se quiera llamar) mínima, y que se lancen programas de creación de empleo que acaben con los planes de austeridad. El fracaso en proporcionar estos apoyos en la escala requerida, afirma, debilita de tal manera a Europa que harán falta décadas para reanimarla.

Se diría que el esqueleto sobre el que todas las demás debilidades descansan es el formado por la supervisión política. Pero es precisamente ese esqueleto el que falla más estrepitosamente y el que muestra menos síntomas de fortaleza futura. La integración política europea puede haber avanzado en algunos aspectos formales necesarios, imprescindibles, sin duda, pero claramente insuficientes. Todo el edificio se levanta, afirma el economista británico Simon Wren-Lewis, sobre una especie de “cuasi constitucionalismo neoliberal, que tiene consecuencias adicionales y socava sus propias condiciones políticas y morales”. En lugar de buscar la convergencia de los Estados miembros, se instala la competencia; en lugar de buscar un fuerte liderazgo político, centrado en Berlín, pero plural, se confía en el increíble eje Alemania-Holanda.

Sea, aceptan algunos. Pero la estrategia elegida para salir de la crisis permitirá que emerja una Europa nueva más fuerte económicamente, y debido a ello, más influyente. No parece ser el criterio de cada día más economistas. Es la firme convicción, eso es cierto, de la mayoría de los grandes medios de comunicación y de la mayoría de los centros de poder. Incluso de los economistas vinculados a la llamada City europea. Muchos otros creen que es esa estrategia la que impedirá durante muchos años que Europa recobre su fortaleza. “Pasará tiempo antes de que los economistas puedan calcular cuál ha sido el coste total de las erróneas políticas de austeridad”, asegura Wren-Lewis. Pero entonces los gritos deberían oírse en las puertas del Parlamento.  22 FEB 2015.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/02/20/opinion/1424447562_492930.html

lunes, 9 de marzo de 2015

Las púas del puercoespin

Desde la lógica neoliberal los argumentos básicos para eliminar el salario mínimo y la prestación por desempleo serían los siguientes:

- Eliminar el salario mínimo (que, por cierto, es bajo en España). Fundamentalmente, hay un triple argumento contra la existencia de un salario mínimo ya que, según los neoliberales el salario mínimo:
1) pone en peligro el empleo y la competitividad de la economía;
2) favorece una espiral inflacionista y
3) al ser superior al salario de equilibrio genera un exceso de oferta laboral y desempleo.

- Eliminar la prestación por desempleo (que, por cierto, cada vez es más bajo en España). Principalmente, el argumento es doble según los neoliberales, ya que la prestación por desempleo:

1) pone en peligro el empleo y la competitividad de la economía y
2) reduce las probabilidades de buscar un empleo, alarga el desempleo y carga el sistema.

De aquí se pueden extraer algunas rápidas lecciones:
1º) Toda medida de carácter social pone en peligro el empleo y la competitividad de la economía (cajón de sastre neoliberal).
2º) La competitividad de la economía es un eufemismo para referirse a la pérdida de derechos sociales, laborales y sindicales.
3º) Los argumentos “al ser superior al salario de equilibrio genera un exceso de oferta laboral y desempleo” y “reduce las probabilidades de buscar un empleo, alarga el desempleo” son contradictorios, el primero genera exceso de oferta y el segundo la mitiga.

De todos modos hay que entender que para los neoliberales el trabajo es una mercancía más, las personas venden su capacidad para trabajar a un precio que el mercado siempre determina impersonal y sabiamente.

Es decir, para un neoliberal los seres humanos somos como cualquier otro producto que se puede vender y comprar en el mercado y como “homo economicus” debemos plegarnos a esa lógica (claro que el llamado “mercado de trabajo” ha sido uno de los inventos más antinaturales que jamás han experimentado los seres humanos y esta concepción supone una aberración antropológica y uno de los mayores fraudes intelectuales de la historia que solo sirven para dar coartada científica a la utopía económica liberal).

Para el neoliberal hay un salario de equilibrio que dicta el mercado libre (que siempre es molón); si éste dice que son 200 euros al mes, ajo y agua.

Para el neoliberal quedarte sin empleo y pasar a cobrar el paro es una incongruencia ya que presupone que cuando nos quedamos en paro tenemos que buscar otro empleo de continuo, sin esperar ni siquiera unos días para digerir el golpe o pararse a reflexionar mínimamente sobre lo que nos pasa; obviamente si eliminamos la prestación por desempleo las personas se apresuraran más en buscar otro trabajo porque tendrán que seguir pagando las hipotecas, facturas, dar de comer a sus hijos, etc.

Para finalizar quiero compartir las palabras de Walter Block economista de la escuela austriaca, aynrandiano y “anarquista de mercado” del ultraliberal Mises Institute de EE.UU. (también ex economista jefe del Fraser Institute y gurú de nuestro Instituto Juan de Mariana, todos ellos lobbies centrados en extender el llamado Consenso de Washington y los intereses de la plutocracia) relacionados con los asuntos comentados:

- El argumento esclavista:
Dice, “un contrato basado en la propiedad privada llega a más reinos de la interacción humana, incluso para voluntarios contratos de esclavo.”
En la película “Stico” de Jaime de Armiñán, un Fernando Fernán-Gómez arruinado se ofrece como esclavo a Agustín González que acaba aceptando; lo que veíamos antes como parábola propia de tiempos pasados es lo que proponen hoy algunos renombrados “expertos” para el día de mañana.

- El argumento darwinista social:
Dice “algunos animales son más débiles que otros. Por ejemplo, el puercoespín es un animal indefenso excepto por sus púas, el ciervo es vulnerable excepto por su velocidad. En la economía también hay personas relativamente débiles. Los discapacitados, los jóvenes, las minorías, los que no tienen preparación, todos ellos, son agentes económicos débiles. Pero al igual que les ocurre a los seres en el mundo animal, estos agentes débiles tienen una ventaja sobre los demás: la capacidad de trabajar por sueldos más bajos. Cuando el gobierno les arrebata esa posibilidad fijando sueldos mínimos obligatorios, es como si se le arrancaran las púas al puercoespín.”
Sin comentarios.

https://lpedeuda.wordpress.com/2013/02/07/las-puas-del-puercoespin/

sábado, 7 de marzo de 2015

En la era de la nueva racionalidad ya no hay respuestas racionales, muchas personas tienen la sensación de vivir por debajo de sus posibilidades…

La interesada confusión de la propaganda ha alcanzado límites de broma en España, hemos asistido a una verdadera ciclogénesis delirante de declaraciones: la desigualdad social no aumenta (Rajoy), la pobreza no crece (Mato), el poder adquisitivo de las pensiones no desciende (Báñez), los salarios no disminuyen (Montoro), los informes sobre la pobreza no se corresponden con la realidad o la crisis se ha acabado (VV.AA. del Ibex 35, etc). En un principio podríamos pensar que nos toman por estúpidos, pero una aproximación más detenida señalaría que las teorías económicas hegemónicas parecen justificar cualquier cosa. Antaño dichas teorías se ocupaban de las correcciones de los llamados “fallos del mercado” (participación del sector público), hoy se centran en las “bondades del mercado” (fundamentalmente de capitales), esto es, la financiarización de la economía, las desregulaciones y las privatizaciones. Pero el problema de las teorías económicas no reside tanto en el análisis que se haga de ellas (aproximado o equivocado) sino en sus posibles aplicaciones prácticas sin haberlas sometido a suficiente discusión crítica.

Las teorías económicas neoliberales presentan unas características propias, entre las que destacarían:
– Son establecidas como un dogma de fe ajenas a toda evidencia empírica a pesar de sus desastrosas consecuencias para el conjunto de la sociedad. Un ejemplo serían las propuestas de los seguidores de F. Hayek (1899-1992), auténticos geómetras euclidianos en un mundo no euclidiano, y la ultraliberal “escuela económica austriaca”, un mero relato ideológico ajeno al método científico que ha acabado por sustituir la “episteme” (el conocimiento económico) por la simple “doxa” (la opinión económica). Así, influyentes economistas se han apropiado de la administración del alma del ser humano, minimizando la experiencia vital, comunal, estética, espiritual, idealista, afectiva, pasional o sexual ante la verdadera y grandiosa “experiencia económica”.

– Son promovidas por las élites extractivas del núcleo duro y hermético de las grandes entidades financieras y corporaciones multinacionales para favorecer sus propios intereses, amplificándolas a través los think-tanks, medios académicos y de comunicación afines donde son justificadas por una legión de “expertos” que, previo pago, les dicen a los plutócratas lo que éstos quieren escuchar para acabar siendo aplicadas por unos políticos dóciles y vendepatrias. Galbraith J. (1952) dice que las figuras dominantes en la economía “predicen el desastre cuando no se avecina ninguno, rechazan la posibilidad de acontecimientos posteriores, se oponen a reformas básicas y convenientes ofreciendo en su lugar placebo, fingen sorpresa cuando sucede algo adverso, y cuando finalmente se dan cuenta de que su posición es insostenible, cambian de tema en lugar de cuestionar sus ideas“. El psiquiatra suizo Paul Bleuler (1857-1939) decía que el pensamiento autista es la propia fantasía que no se modifica ni aunque la confrontación con la realidad la desmienta continuamente.

– Están hechizadas por el poder de la inducción y la (falsa) neutralidad metodológica. Este sería un tipo de razonamiento neoliberal: tres botánicos encuentran una nueva planta y tratan de saber si es o no comestible; los dos primeros la prueban y no notan nada, por tanto concluyen: la nueva planta es comestible. Pero este razonamiento tiene un problema: si el tercero prueba la planta y se envenena habría que revisar la conclusión. El razonamiento inductivo es posible pero no se pueden atribuir alegremente probabilidades a hipótesis construidas por inducción. Muchos “expertos” consideran que lo que ha funcionado en Letonia funcionará de manera idéntica en cualquier parte del mundo.

– Están hechizadas por el poder de los números macroeconómicos con los que contaminan todas las ciencias sociales. Este sería un tipo de razonamiento neoliberal: Juan acude a una fiesta donde hay un grupo de personas. Una dice: “65”, y todos ríen. A continuación otra dice: “47”, y todos se parten la caja. Juan pregunta qué está pasando y un participante se lo explica: “lo que pasa es que conocemos muchos chistes y los hemos contado tantas veces que los hemos numerado y para ahorrar tiempo ahora sólo decimos su número”. Juan piensa que también él lo podría participar y exclama: “¡83!” Pero nadie ríe. Juan decepcionado protesta: “¿qué pasa, acaso no es un chiste?”. “Sí, sí lo es y además es uno de los buenos, lo que pasa es que usted no lo ha contado bien”. Y es que detrás de los números hay personas y no sólo vale que sólo sean contadas. Es dudoso establecer lazos directos entre los números y la propia identidad ciudadana; como dice Susan George (1934): “el fundamento económico de la austeridad es una patraña económica y matemática, todo esto está basado en la ideología”.

Aunque hay muchos fraudes económicos o pseudoeconómicos; repasemos a continuación algunos de los más bochornosos:
En 2015, varios medios publicaron parte de la “Lista Falciani“ con nombres de 130.000 evasores fiscales en la filial en el paraíso fiscal suizo del banco británico HSBC. Suiza vive básicamente de la evasión fiscal y lidera el llamado “Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial” por la “innovación y sofisticación de sus negocios”. En España se ha identificado a 659 personas físicas con cuentas más que sospechosas, aunque el gobierno está estudiando todavía si emprende acciones legales contra dicho banco como ya han hecho otros países. Estos adalides de la cultura del esfuerzo y la evasión fiscal tuvieron muchas más facilidades para regularizar su situación fiscal que el común de los contribuyentes mediante la presentación de declaraciones complementarias de IRPF o por el Impuesto de Patrimonio (2010, gobierno del PSOE) o acogiéndose directamente a la amnistía fiscal (2012, gobierno del PP). Sin embargo, el 72% del fraude fiscal en España pertenece a grandes empresas y fortunas (estimándose en unos 42.000 millones de euros), mientras que autónomos, profesionales liberales y trabajadores con nómina tan sólo representan el 8% del total del fraude fiscal pese a que se les dedica el 80 % de los recursos de Hacienda. El informe de Oxfam (nº 35, mayo de 2014) señala que “mientras las personas físicas aportaron el 92% de la recaudación total del Estado en 2011 (…) las grandes empresas aportaron un 2% de la recaudación total; es decir, las familias aportaron 46 veces más que las grandes empresas”.

-En 2013, se destaparon los errores de dos economistas de Harvard, Carmen Reinhart (1955) y Kenneth Rogoff (1953), que en su trabajo “Growth in a time of debt” (Crecimiento en una época de endeudamiento), establecieron un umbral crítico para la deuda pública (del 90% sobre el PIB en adelante) tras el cual se produce el estancamiento económico. Para Reinhart y Rogoff el endeudamiento ralentizaría la economía en cualquier coyuntura, por lo que las políticas de austeridad estimularían el crecimiento económico. Sin embargo, esta fallida teoría, desmentida por los datos, fue tomada como dogma de fe por gran parte de las élites económicas, políticas y mediáticas a pesar de que, tras revisar la hoja de cálculo original, se detectaron numerosos fallos (fue destapado por un estudiante de doctorado de la universidad de Massachusetts, Thomas Herndon y sus profesores Robert Pollin y Michael Ash). Uno de los dogmas más extendidos es que los males económicos provienen de pecados desafortunados (gasto excesivo); se trata de un moralismo economicista: “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora lo tenemos que pagar”.

En 2012, el economista y propagandista de la desigualdad social, Arthur Laffer (1940), dejó algunas perlas en el curso de Economía del neoliberal Campus FAES: “si una economía es buena funciona igual en un mundo de dos personas que en uno de trescientos mil (…) Tenemos una recesión no a pesar del gasto público, sino por el gasto público (…) No hay nada malo en ser rico, pero hay algo intrínsecamente erróneo en ser pobre (…) Cuando dejas de pagar el paro a un desempleado es porque estás dejando de quitarle lo suyo al que trabaja; cuando das, quitas. (…) La austeridad es aumentar la libertad”. En 1980, este economista propuso la llamada “curva de Laffer”, mito y lugar común del neoliberalismo, que relaciona determinista y unívocamente ingresos fiscales y tipos impositivos, con la idea según la cual disminuyendo los impuestos después de un determinado umbral o punto de inflexión el Estado puede aumentar la recaudación. Sin embargo, dicho umbral concreto no ha podido determinarse aún en ningún país, lo que no impidió que fuese aceptada como dogma económico, fundamentalmente por las políticas económicas de oferta de los gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, que la utilizó como coartada “científica” para bajar impuestos a los ricos junto con otra idea mágica denominada “trickle down” (“goteo hacia abajo”), que presupone que las reducciones de impuestos a los ricos acaban llegando a los más desfavorecidos. Sin embargo, está política fue desenmascarada por el economista y diplomático J. K. Galbraith (1908–2006) y ya en el año 2003, la crítica llegó del director del Congressional Budget Office, economista y consejero republicano Douglas J. Holtz-Eakin (1958), que no pudo encontrar evidencias empíricas de las supuestas bondades sociales del “trickle down”. Estas políticas han supuesto muchos desajustes sociales derivados de la desigualdad de rentas pero aún se consideran molonas.

En 2012, Reid Hoffman (1967), cofundador de LinkedIn e “inversor de riesgo”, coescribió un libro con un chanante título: “El mejor negocio eres tú”. En él afirma que “uno no es sino lo que hace, y solamente hace aquello para lo que existe un mercado, y solo hay un mercado para aquello por lo que se paga a uno” y “las personas deben pensar que ellas mismas son los únicos directores ejecutivos de su propia trayectoria profesional”. Es decir, es el mercado lo que mide lo que somos, más allá no hay vida. El libro se inspiró en el artículo titulado “La marca llamada Usted (Yo, S.A.)” y “50 claves para hacer de usted una marca“ de Tom Peters (1948), y en Marc Andreessen (1971), otro gurú de Internet, “inversor de riesgo” y cofundador de Netscape, que nos iluminó: “a los mercados que no existen no les importa lo inteligente que eres, por tanto da exactamente lo mismo con cuanta dedicación has trabajado o con que pasión atiendes a tus intereses: si nadie te paga por tus servicios en el mercado laboral lo tendrás crudo. No tienes derecho a nada”.

En 2012, pese a los evidentes fallos del mercado, la cancillera alemana y europea Angela Merkel defendió la llamada “Marktkonforme Demokratie”, esto es la “democracia acorde con el mercado”, porque se supone que los mercados son más sabios (y mandan más) y las mercancías son artilugios de producir verdades. Ese año, el porcentaje del PIB correspondiente a los banqueros, corredores de Bolsa y demás financieros duplicó el del año 1980 y el valor mundial de los mercados de derivados negociados ya era 20 veces más que el PIB mundial. Pero, ¿quién es el mercado? ¿Quizá especuladores como John Paulson (Paulson & Co.), Warren Buffett (Berkshire Hathaway),‎ George Soros (Soros Fund Management), Kenneth Grifin (Citaldel Investment Group), Philip Falcone (Harbringer Capital), James Simons (Renaissance Technologies), Bill Gross (PIMCO), etc?

En 2011, Stephanie Bon, empleada de Colchester de 37 años del Lloyd”s Banking Group, fue despedida por preguntarse en su Facebook si era justo que ella cobrase siete libras la hora, mientras que el nuevo CEO, António Mota de Sousa Horta Osório, cobraba 4.000 libras la hora en salario, bonos, pensiones y otros beneficios, es decir 571 veces más, según informó el Daily Mail.

En 2010, se puso de moda la llamada “Expansionary austerity” (“austeridad expansiva”) en la que se defendía que la bajada del gasto público no contrae el crecimiento económico en una economía que funciona por debajo del potencial de sus factores productivos (según proposición de tipo keynesiano) sino que ésta, por el contrario, puede ser expansiva ya que la austeridad crea “confianza” en los mercados financieros y en el sector privado. La idea fue difundida por los trabajos de Alberto Alesina (1957) y Silvia Ardagna (1969) en “Large Changes in Fiscal Policy: Taxes Versus Spending”, aunque finalmente tuvo que ser corregida (y posteriormente cuestionada) incluso en los estudios del propio Fondo Monetario Internacional (FMI), que primeramente lo había bendecido. Sin embargo, ni este desmentido académico ni los desastrosos efectos de las políticas de austeridad en Grecia, Portugal, Irlanda, España o Italia (recesión, paro, pobreza, emigración, etc.) no cohibieron a Olli Rehn, el máximo funcionario económico de la Comisión Europea, ni a los pseudoburócratas del BCE (Banco Central Europeo) con el ex-Goldman Sachs Mario Draghi a la cabeza, ni a gran parte de los políticos europeos que siguen creyendo en la falacia de la “austeridad expansiva”.

En 2010 (6 de mayo) se produjo el llamado “Flash Crash”, durante el cual, en cinco minutos, el índice Dow Jones de Nueva York perdió cerca de mil puntos, recuperándose rápidamente en los siguientes veinte minutos. Aunque se desconoce la semilla del mal, el desplome lo provocaron los endiablados algoritmos de los ordenadores, programados por los quants y los corredores de Bolsa de alta frecuencia, que son los que negocian por nosotros. Ya en 1996, la American Physical Society, segunda mayor organización de físicos del mundo, detrás de la Deutsche Physikalische Gesellschaft, recomendó vivamente a sus asociados acudir a trabajar al gran casino de Wall Street. En EE.UU. el periodo medio de tenencia de acciones bursátiles ha pasado de cuatro años por término medio en la década de los años cincuenta a apenas 22 segundos actualmente. Por ello, no es raro ver que los agentes financieros instalen sus ordenadores en Nueva York para ganar unos valiosos milisegundos, ya que la velocidad de trasmisión de los datos desde Londres por fibra óptica es de unos 740 nanosegundos, una pérdida de tiempo demasiado grande para la hipermoderna especulación financiera.

En 2008, probablemente basándose en las pseudoprofecías del antiguo presidente de Citibank, Walter Wriston (1919-2005), que aseguraba que el Estado capitularía finalmente ante el sabio conocimiento de los mercados y la racionalidad omnipotente del homo œconomicus, Philippe Bobbitt (1948) defendió en el libro “Terror and Consent: the Wars for the Twenty-first Century” la implantación de los llamados “Estados de mercado de la información”, una variante del Estado mínimo al que se llega (no podía ser de otro modo) de manera natural y evolutiva. Su idea cayó de pié y Bobbitt se animó: “el Estado de mercado de la información no tiene clases sociales, no le interesan la raza, el origen, el sexo, también le son indiferentes valores como el respeto el sacrificio personal, la lealtad y la familia”. De nuevo, las trampas de la distopía neoliberal se camuflan como leyes naturales.

En 2008, el dogma de la autorregulación de los mercados financieros puso en un aprieto al organismo regulador del sistema financiero de EE.UU Securities and Exchange Commission (SEC), que acabó por destapar el mayor fraude financiero cometido por una sola persona: Bernie Madoff (1938). Madoff, ex-vigilante playero reconvertido en glorificado “experto financiero” en los ochenta y admirado pilar de la comunidad del East Hampton, estafó 50.000 millones de dólares a inversores institucionales y, sobre todo, grandes fortunas (entre ellos muchos clientes del BBVA y el Santander) proponiéndoles retornos del 12% a través de un poco sofisticado pero gigantesco esquema piramidal (Ponzi), por lo que fue finalmente condenado a 150 años de prisión, convirtiéndose en el único financiero que ha pagado sus desmanes con la cárcel debido que tuvo el detalle de especializarse en estafar a los ricos y no a los pobres. (Aunque visto de otro modo, al desplumar a los millonarios contribuyese a mitigar la escandalosa desigualdad de rentas de la que nos advierten, entre otros, Thomas Piketty en “El capital en el siglo XXI”.) Madoff fue investigado por la SEC cuando ya estafaba, al menos ocho veces entre 1992 y 1996, lo que no importó para ser agraciado con la presidencia de la bolsa de valores Nasdaq (lo que supone una gran visión para dicha institución financiera).

En 2007, el profesor de Finanzas de la Universidad de Chicago Eugene Fama (1937), dijo: “los mercados inmobiliarios son menos líquidos, pero la gente es muy cuidadosa cuando compra casas; se trata normalmente de la mayor inversión que van a hacer, de manera que estudian el asunto con mucho cuidado y comparan precios; me irrita que se hable de la palabra burbuja“. Fama había propuesto en 1970 la llamada algo así como “hipótesis de eficiencia de los mercados”, asumiendo que los mercados financieros siempre se autorregulan ya que un mercado de capitales en que los activos contienen la información disponible es necesariamente un mercado eficiente y, por ello, todas las burbujas que se producen tiene un origen político y no financiero. Pese a que hoy sabemos que los mercados financieros no se autorregulan y hemos asistido al último gran estallido de la burbuja inmobiliaria y financiera (sólo en el año 2009 quebraron 52 bancos estadounidenses), el dogma de “la eficiencia de los mercados financieros” sigue teniendo grandes e influyentes seguidores entre nuestros gobernantes. El propio Fama recibió el premio Nobel de Economía en el año 2013, pero la pregunta sigue en el aire: ¿cómo explicar los fallos y estragos de los mercados financieros y justificar su eficiencia y bondad infinita?

En 2007, el director ejecutivo de Lehman Brothers (multinacional financiera fundada en 1850) Richard S. Fuld (apodado Dick) y su mano derecha, Joseph M. Gregory (apodado Darth Vader), fueron advertidos de la mala praxis bancaria por dos de sus subordinados, el director global de bonos de alto rendimiento y préstamos apalancados (Alex Kirk) y el director global de ingreso fijo (Mike Gelband), que les avisaron de esta manera: “nuestro mercado de viviendas está corroído” y “tenemos que replantear nuestro modelo de negocio”. La respuesta: ese mismo año ambos fueron despedidos. En septiembre de 2008, Lehman Brothers anunció la quiebra; el resultado fue de 13.800 millones de dólares en pérdidas y 7.890 empleados despedidos. Sin embargo, Fuld obtuvo 40 millones de finiquito, cobró su último año 53 millones de salario y autorizó pagos de 20 millones de dólares a Gregory cuatro días antes de que Lehman se declarara en bancarrota. El presidente de Lehman Brothers para España y Portugal, Luis De Guindos dijo que “la crisis no es un fallo de mercado, sino de Estado” (2008); después fue nombrado ministro de Economía de España para solicitar a la feroz Troika que activara un rescate financiero de España “ante la irracionalidad de los mercados” (2012).

En 2007, las cinco mayores firmas financieras de Wall Street (Lehman Brothers, Merrill Lynch, Bear Stearns, JP Morgan y Citigroup) pagaron más de 3.000 millones de dólares a sus máximos ejecutivos (en los últimos cinco años) mientras contribuían a una de las mayores crisis financieras de la historia. Por ejemplo, Stanley O’Neall, el ideólogo de las hipotecas subprime, se llevó a casa 161 millones de dólares cuando dejó Merrill Lynch (52.200 millones en pérdidas y 5.200 despidos); James Cayne, se llevó 38 millones de dólares y vendió sus acciones por 60 millones más cuando Bear Stearns (9.159 despidos), el mayor banco de inversión de EEUU, pasó de valer 21.000 millones de dólares a solo 200 millones; James Simons de JPMorgan (14.300 millones en pérdidas y 4.100 despidos) cobró en 28 millones de dólares entre salarios e indemnizaciones y Charles Prince obtuvo 40 millones al dejar Citigroup (11.000 millones de dólares en pérdidas, 17.000 despidos) y cobró en su último año 65 millones más de salario.

En 2006, Frederic Mishkin (1951), economista ligado al BM (Banco Mundial) y al FMI (Fondo Monetario Internacional), cofirmó un caro informe (124.000 $) titulado “Financial Stability in Iceland” (Estabilidad financiera en Islandia) resaltando las bondades del sistema financiero islandés, muy desregulado y sobredimensionado desde 2001, y recomendando su implantación en otros países. En el mismo se decía: “la fragilidad financiera no es alta y las probabilidades de una crisis financiera son muy bajas”. Apenas un año después del colapso financiero de Islandia Mishkin modificó chapuceramente en su CV el título del informe por “Financial Instability in Iceland” (Inestabilidad financiera en Islandia) tal y como muestra el documental “Inside Job” de Charles Ferguson). Sin embargo, ni esto ni la falta de previsión de la crisis han supuesto una catarsis para ejercer la necesaria autocrítica por parte de muchos académicos, paniaguados y “expertos en finanzas” que, visto lo visto, vendieron su alma al diablo.

Fraude Intelectual. En 2006, Jeffrey K. Skilling (1953) fue condenado a 24 años y cuatro meses por el caso Enron. Como presidente de Enron Skilling implementó en su compañía un sistema de “gestión de recursos humanos” y promoción profesional llamado “rank and yank”, un modelo de competencia despiadada entre sus empleados con la permanente amenaza de despidos. Este esquema profundamente darwinista social corrompió a la empresa desde dentro. Lo más inquietante es que, según la revista Time, en el momento del colapso de Enron, una de cada cinco empresas estadounidenses estaban siguiendo el mismo disparate.

En 2003, el Premio Nobel de Economía de 1995, Robert Lucas (1937) dijo en la sede la de la American Economic Association (de la que era presidente) que “a efectos prácticos la desregulación de los mercados financieros es la solución a la depresión (…) El problema central de la prevención de la depresión ya está resuelto”. Ese mismo año nos dejó otra perla sobre las consecuencias del proceso de acumulación de capital: “el estudio de los temas de distribución es una de las tendencias perniciosas y dañinas en el conocimiento económico, en realidad, es venenosa para tal conocimiento”. Las aportaciones de Robert Lucas sobre las expectativas racionales y su visión economía de corte neoliberal adolece, como todas las ciencias sociales, de un exceso de inductivismo, al dar por buenas recetas económicas generales a partir de escasas observaciones particulares.

En 2003, una veterana y cualificada representante del grupúsculo del Tea Party de Texas (EE.UU.) llamada Debbie Riddle (1949) manifestó lo siguiente en “El Paso Times”: “¿de dónde vino la idea de que todo el mundo merece una educación gratuita, una atención médica gratuita y cualquier otra cosa gratuita? Viene de Moscú, de Rusia. Viene directamente de la boca del infierno. Y esta idea se disfraza hábilmente como propia de gente de buen corazón. Pero nada de buen corazón. Es la idea que rasga el corazón de este país“. Hans-Hermann Hoppe (1949) hiló más fino: “la democracia no tiene nada que ver con la libertad, es una variante suave del comunismo, y rara vez en la historia de las ideas ha sido tomada por otra cosa”. Se ve que no todos los neoliberales lo son por inspiración de la visión rebelde adolescente del mundo viejuno de “La rebelión de Atlas” de Ayn Rand pero casi.

En 2002 (c.) cuentan, entre otros Frank Schirrmacher (1959-2014), que justo después de los atentados del 11S, en un informe promovido por unos plutócratas alucinados de Wall Street se valoró hacer un mercado de futuros sobre posibles atentados terroristas, opción que finalmente fue sensatamente rechazada por descabellada, al considerar que los especuladores ganarían dinero con la realización de atentados tal y como ya lo hacen con las hambrunas y crisis alimentarias (aunque esto último no importe demasiado).

En 2001, el analista de JP Morgan David Li (1960) se inventó una fórmula matemática (de tipo alquímico) que cuantificaba los riesgos de las “obligaciones de deuda colaterales” (es decir, hipotecas basura) por lo que la banca utilizó la fórmula de coartada “matemática” multiplicando esas toxicidades financieras que se vieron favorecidas por las triples A con la que las premiaron las agencias de (des)calificación. Hoy la fórmula milagrosa está más desprestigiada que los pagarés de Nueva Rumasa (sus modelos probabilísticos se mueven con probabilidades de 1 vez cada 20.000 años), lo que no ha sido un problema para seguir aceptando irresponsablemente la falsa asepsia metodológica de la cháchara económico-financiera neoliberal y las justificaciones matemáticas de las toxicidades que circulan a diario por los mercados de futuros y derivados financieros.

En 2001, el treintañero Henry Blodget (no confundir con Belfort, “el lobo de Wall Street” de Scorsese) era el analista de mercados (de la camada de la todavía impoluta Merrill Lynch) más famoso en el venenoso mundillo de la banca de inversión de Wall Street debido a sus predicciones visionarias sobre las cotizaciones de las empresas tecnológicas. Ese año ganó doce millones de dólares netos anuales; sin embargo, el advenedizo Blodget recomendaba comprar a sus clientes acciones de empresas ruinosas que costaron pérdidas cienmilmillonarias después del estallido de la “burbuja puntocom”. Blodget fue acusado en el año 2003 por el supervisor bursátil estadounidense (SEC) por malas prácticas y pagó una multa de cuatro millones de dólares retirándose del psicopático casino financiero.

En 2000, cerró por ruina la “empresa” (en realidad un fondo de inversión libre de carácter especulativo) Long-Term Capital Management dirigida por los economistas Myron Scholes (1941) y Robert Merton (1944) que aplicaban su “nuevo método” para determinar el valor de los derivados financieros con los que, además, fueron reconocidos con el premio Nobel de Economía en 1997 (supongo que por introducir el cálculo estocástico en las finanzas, lo que puede ser un fallo parecido a conceder el premio Príncipe de Asturias del Deporte a un dopado Lance Armstrong). El resultado fue que la empresa perdió 5.000 millones de dólares en sólo cien días (muchos especulando contra la moneda y la economía de Rusia), lo que no fue un problema para seguir venerando la opinión de los “expertos financieros” y para que variantes de este modelo se incluyeran en las calculadoras de los analistas financieros, que los consideraban poco riesgosos al presuponer que las crisis financieras ya eran historia.

En 1999, en las postrimerías del gobierno de Clinton, en EE.UU. se anuló la llamada Ley Glass-Steagall vigente desde 1933 para proteger la banca de depósito comercial (ahorros) de la banca de inversión (especulación). Esta descabellada idea ideológica prestó su coartada fundamentalmente en los trabajos del economista Eugene Fama que propuso la hipótesis de eficiencia de los mercados y la autorregulación de los mismos. Poco importó que esta revocación facilitase el descontrol y caos financiero, o comprender que los mercados financieros no se autorregulan, o que la crisis financiera quedese mejor explicada por las contribuciones teóricas alternativas (por ejemplo, las de Hyman Minsky) o promulgar la tímida Ley Dodd Frank de reforma de Wall Street y de protección del consumidor. (Esta Ley, de 2010, pretendía poner algo de orden en el desaguisado financiero pero apenas se pudo desarrollar completamente debido a que las asociaciones de consumidores contaban con 20 lobbistas frente a los 400 lobbistas y los mil millones de dólares del sector financiero para influenciar a los congresistas y entorpecer el desarrollo de la Ley.)

En 1997, el economista austroliberal Thomas Siems (1957) escribió un influyente panfleto titulado “10 Myths about financial derivatives” (10 mitos sobre los derivados financieros) donde se afirmaba que el creciente y enorme tamaño del mercado de derivados financieros no suponían una práctica bancaria insegura sino que, por el contrario, era muy sólida y prometedora. El origen de la crisis financiera (y las que vengan) han desmentido esto, pero no supone ningún problema para seguir aceptando el dogma de las bondades de la gran financiarización. Ya no se trata de hacer que los mercados financieros sean útiles y eficaces para el conjunto de la sociedad sino de pura auri sacra fames.

En 1992, el politólogo estadounidense Francis Fukuyama (1952), reinterpretando a su modo al filósofo ruso Alexander Kojève, publicó “El fin de la Historia y el último hombre” donde defiende que el triunfo del bondadoso capitalismo de libre mercado posreal ha puesto fin a las utopías de emancipación y al ser humano como sujeto histórico y conformador de la realidad a cambio de proporcionarnos un paraíso terrenal de libre mercado. “¡La sociedad no existe!” clamaban Margaret Thatcher y sus adláteres. Cada época se juzga por su filosofía dominante, el neoliberalismo se retrataba: posmodernidad y darwinismo social.

En 1991, George Kenneth Binmore (1940), experto en teoría de juegos no colaborativos, considerada la nueva escolástica, escribió “Designing Economic Agents that Behave Like Human Agents”, a fin de crear agentes económicos artificiales indistinguibles de los propios seres humanos. El Homo (homunculus) œconomicus, construido como un auténtico sociópata egomaníaco pasó de ser una simulación de laboratorio a la misma realidad, ya que nos convencieron de que somos seres codificados y sintéticos que si actuamos de acuerdo con las fórmulas matemáticas de las leyes aceptadas por los economistas prosistema y perseguimos únicamente nuestro propio interés, llegaremos mágicamente al mejor de los mundos posibles.

En 1990, el artículo “CEO Incentives: It’s not how much you pay, but how” de Michael Jensen (1939) y Kevin Murphy (1958) sugería que, debido a que los mercados financieros siempre reflejan adecuadamente los precios (aunque esto sea una premisa falsa), las retribuciones de los ejecutivos deberían relacionarse, no ya con los sueldos de los burócratas, sino con los cambios en las cotizaciones bursátiles de sus empresas (pero sólo al alza, evidentemente). Esta idea cayó en gracia y al poco tiempo la mayoría de los ejecutivos financieros cobraban “opciones sobre acciones”, lo que incentivó la manipulación de la contabilidad de la economía de casino en su beneficio por lo que no es de extrañar que los resultados fuesen demoledores: salarios multimillonarios, extensión de la información privilegiada, falseamiento de cuentas, culto a la personalidad, obscena desigualdad, precios de las cotizaciones inflados por encima de su valor real, escándalos como el de Enron, crack financiero de 2008, etc. A mediados de los años setenta un alto ejecutivo ganaba unas 35 veces más que el sueldo medio de un trabajador de la empresa, actualmente esta distancia casi se ha multiplicado por diez. En el año 2007, Rick Wagoner, de General Motors, cobró algo más de 12 millones de dólares netos en salario, bonus y opciones sobre acciones al mismo tiempo que anunciaba bajadas de sueldos y despidos para 74.000 empleados.

En 1983, Milton Friedman (1912-2006), premio Nobel de Economía en 1976, manipuló datos en las series históricas del Reino Unido sobre la masa de dinero y el gasto total a fin de avalar empíricamente su teoría monetarista en su publicación “Monetary Trends in the United States and United Kingdom” en colaboración con Anna Schwartz (1915-2012). Los econometristas de Oxford David Hendry (1944) y Neil Ericsson (1944) detectaron numerosos errores, pero no denunciaron la equivocación de la teoría monetarista, sino su falta de apoyo en los datos reales (ya en 1953, Milton Friedman publicó un artículo, “The Methodology of Positive Economics”, en donde defendía que no importaba que las premisas de una teoría fueran realistas o no sino lo que importaba eran si sus predicciones eran certeras). Aunque, en el fondo, la polémica ya no estaba en la incorrección o las limitaciones de la formalización matemática de determinados axiomas o teorías económicas, sino en la batalla ideológica por el control de la política económica, monetaria y fiscal, de la que Friedman fue un pionero, aunque hoy en día pueda ser considerado un moderado matemático comparado con sus posteriores y desatados herederos ideológicos.
Martín Abascania
Fuente: https://lpedeuda.wordpress.com/2015/02/26/fraudes-intelectuales-ii-hoy-el-tinglado-neoliberal/

domingo, 4 de enero de 2015

Los silencios oficiales. Funciona el ‘efecto Mateo’: al que más tiene se le dará más; al que menos, se le quitará

Conforme se aleja la larguísima recesión, el debate público va centrándose, como es natural, en las secuelas de largo plazo que dejó aquella y en los costes estructurales para la ciudadanía de una gestión basada exclusivamente en la austeridad asimétrica. El Gobierno está interesado en fijar la atención en la naturaleza de los números macroeconómicos (crecimiento del 1,4% en 2014, creación de 470.000 puestos de trabajo, aumento del comercio al por menor, mejora del índice de confianza empresarial,...) y en patrocinar los "silencios sociales" sobre el resto: aquellos temas sobre los que se procura no hablar o se marginan del discurso oficial, potenciados además por la gigantesco aparato de propaganda de un año electoral.

Un ejemplo notable de ello lo dio el sábado el presidente de Gobierno en Barcelona. Subrayó lo que de bueno hay (la mejora de la coyuntura) y no reconoció el resto de lo que está sucediendo (que era, precisamente, en lo que más incidieron las miles y miles de personas que se manifestaron en Madrid convocadas por Podemos): el brutal deterioro de los servicios sociales públicos en nuestro país. Rajoy dijo no aceptar "la España negra que pintan", cargó contra "los tristes" que van diciendo por ahí "lo mal" que van las cosas, y alabó la calidad de los servicios públicos españoles pidiendo que "no mientan" porque nadie ha "liquidado" la sanidad.

Hace unos días, un notable grupo de intelectuales, encabezados por las filósofas Victoria Camps y Adela Cortina, firmaban un manifiesto titulado "Salvar la sanidad pública" (EL PAÍS del 23 de enero), en el que decían que el Sistema Nacional de Salud español se degrada continuamente, fruto de los recortes indiscriminados y financieramente menguado: escaso de inversiones que actualicen sus instalaciones y dotación tecnológica, despoblándose de profesionales sanitarios, muy mal pagados y en gran parte desmotivados, y con unas listas de espera crecientes que causan la desafección y el éxodo de la clase media. "La sanidad pública en pocos años quedará degradada a un servicio de beneficencia, una medicina para pobres".

Pocos días después, el historiador Santos Juliá ampliaba el foco de la denuncia, desde la sanidad hacia el resto de los servicios públicos ("La devastación de los bienes públicos", EL PAÍS del 26 de enero). El resultado de la crisis en este terreno, acelerado "a partir del retorno del PP al poder", es una amenazante devastación de los bienes públicos que pone fin al periodo de mayor cohesión social vivido por la sociedad española desde que existe como sujeto político. Como consecuencia de este daño provocado, los bienes y servicios emergerán de su ruina como propiedades privadas cuyo acceso por los ciudadanos está en función de su poder adquisitivo. Dice Juliá: "No era bastante la agresión que las clases medias, en sus distintos niveles, han sufrido con la bajada de sus salarios nominales y reales, la masiva pérdida de empleos, los ERE y demás artefactos de liquidación de derechos laborales, que no contentos con todo eso se aplican a dar la última puñalada: si necesitas un médico, hazte un seguro privado; si estás dotado para la ciencia vete al extranjero; si quieres para tu hijo un colegio con un profesorado joven y motivado, págatelo de tu bolsillo. Esto es el mercado, so idiotas, nos dicen los que pretenden protegernos de la devastación que ellos mismos provocan en los bienes públicos".

El deterioro estructural del Estado de Bienestar español y de sus servicios públicos más representativos, evidente para cualquiera que lo utilice, tiene como consecuencia la activación de lo que en sociología se denomina el "efecto Mateo", en alusión al evangelista del mismo nombre en su parábola de los talentos: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no. Porque al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran y no ven; oyen, pero no escuchan ni entienden".

¿Alguien ha observado que algún miembro del Gobierno, del partido que le sustenta, mencione siquiera la extraordinaria potenciación de la desigualdad como efecto de la política económica que ha aplicado en esta legislatura?

http://economia.elpais.com/economia/2015/02/01/actualidad/1422806131_371568.html

viernes, 22 de agosto de 2014

Fósforo y libertad

En el último número de la revista Times, Robert Draper hacía una descripción de los políticos (libertarios)(1) neoliberales jóvenes —en términos generales, gente que combina la economía del libre mercado con unas opiniones sociales permisivas— y se preguntaba si iríamos camino de un “momento (libertario en adelante neoliberal) neoliberal”. No parece probable. Los sondeos indican que los jóvenes estadounidenses tienden, si acaso, a respaldar más que sus mayores la idea de una Administración más grande. Pero me gustaría plantear una pregunta diferente: ¿la economía neoliberal es realista?

La respuesta es que no. Y el motivo puede resumirse en una palabra: fósforo.

Como probablemente hayan oído, la ciudad de Toledo recomendaba hace poco a sus residentes que no bebiesen agua del grifo. ¿Por qué? Por la contaminación provocada por una proliferación de algas en el lago Erie, debida en gran parte a los residuos líquidos de fósforo procedentes de las granjas.

Cuando leí la noticia, me vino algo a la cabeza. La semana pasada, muchos peces gordos del Partido Republicano hablaban en una conferencia patrocinada por el blog Red State; y me acordé de un sermón antigubernamental que soltó hace unos años Erick Erickson, el fundador del blog. Erickson daba a entender que las normas gubernamentales opresivas habían llegado a un punto en el que los ciudadanos podrían sentir el impulso de “encaminarse hacia la casa de un legislador estatal, sacarlo a la calle y darle una buena paliza”. ¿A qué se debía su cólera? A que se habían prohibido los fosfatos en los detergentes para lavavajillas. Después de todo, ¿qué interés podían tener los funcionarios de la Administración en hacer algo así?

Una aclaración: los Estados que están a orillas del lago Erie prohibieron o restringieron en gran medida los fosfatos en los detergentes hace ya mucho, lo que durante un tiempo ha librado al lago del desastre. Pero hasta ahora no se ha podido controlar eficazmente la agricultura, y el lago está agonizando otra vez y harán falta más intervenciones gubernamentales para salvarlo.

La cuestión es que, antes de despotricar contra una injerencia gubernamental injustificada en nuestras vidas, tendríamos que preguntarnos por qué interviene la Administración. A menudo —no siempre, claro está, pero mucho más a menudo de lo que los incondicionales del libre mercado querrían hacernos creer— hay, de hecho, un buen motivo para que el Gobierno tome medidas. El control de la contaminación es el ejemplo más simple, pero no el único.

Los políticos neoliberales inteligentes siempre han sido conscientes de que hay problemas que el libre mercado no puede resolver por sí solo, pero sus alternativas a la Administración tienden a ser poco plausibles. Por ejemplo, es célebre el hecho de que Milton Friedman pedía la abolición del Organismo para el Control de Alimentos y Medicamentos. Pero, en ese caso, ¿cómo sabrían los consumidores que la comida y los medicamentos son de fiar? Su respuesta era que recurriesen a la responsabilidad civil. Afirmaba que las grandes empresas tendrían incentivos para no envenenar a la gente por el miedo a las demandas legales.

¿Creen que eso sería suficiente? ¿De verdad? Y, por supuesto, la gente que protesta por una Administración grande también tiende a defender la reforma de las leyes de responsabilidad civil y a atacar a los abogados procesalistas.

Lo más habitual es que los autodenominados políticos neoliberales se enfrenten al problema del fracaso del mercado pretendiendo que no existe e imaginando la Administración como algo mucho peor de lo que es...
Fuente: 17 AGO 2014  El País.
(1) Con todo respeto, en España libertario tiene un significado anarquista, ácrata. La palabra neoliberal o neocon, reflejaría mejor el significado real del concepto tan conservador del término.

lunes, 7 de julio de 2014

Austeridad letal

Varios libros coinciden en demostrar que el mito de los recortes como terapia eficaz contra la crisis es una falacia. ENRIQUE GIL CALVO

Los poderes opacos
Enrique Gil Calvo (Autor)
“Los poderes opacos” presenta un análisis crítico del régimen de austeridad imperante en la actualidad, que los gobiernos europeos han adoptado a partir del estallido de la crisis griega en 2010. Sus efectos, sin embargo, han sido contraproducentes, lo que ha provocado la recaída de toda Europa en una segunda recesión que afecta sobre todo a su periferia meridional. De ahí que, para prevenir la resistencia popular, indignada por los recortes del gasto público, la política de austeridad se haya aplicado en régimen de opacidad, velando estratégicamente sus verdaderas intenciones ocultas. Enrique Gil Calvo descubre esa cara oculta del poder y la política, hecha de corrupción, ineficacia y fraude, y propone una teoría de la opacidad del poder centrándose sobre todo en el ámbito de la comunicación política, a partir de la flagrante contradicción que suele presentarse entre el discurso público y lo que realmente se hace.
Colección: Alianza Ensayo. Páginas: 232. Publicación: Octubre 2013.

El  final de la segunda recesión ha permitido al Gobierno español cantar victoria, asegurando que, gracias a la austeridad, ya se habría iniciado la recuperación. Para ello poco importa que el crecimiento sea ínfimo, el desempleo apenas descienda y se haya duplicado la deuda pública, con tal de presumir que la política de austeridad ha vencido a la crisis.

Pero en esto el Gobierno no está solo, pues también la UE, la  OCDE y el propio  FMI insisten en hacer del caso español un ejemplo del éxito que habría obtenido la austeridad como terapia anticrisis. Y de ser cierto, eso pondría fin al largo debate entre keynesianos y neoliberales acerca de cómo combatir las depresiones económicas, si con estímulos estatales para favorecer la demanda de consumo o con restricciones del gasto público para favorecer la oferta empresarial, habiéndose impuesto finalmente la tesis de la austeridad. ¿Cuánto hay de verdad en ello?  ¿Estamos ante una demostración incontrovertible o se trata de pura propaganda política? He aquí cuatro libros recientes que coinciden en desmontar el mito de la austeridad como terapia eficaz.

Austeridad. Historia de una idea peligrosa. Mark Blyth. Crítica
Por qué la austeridad mata. El coste humano de las políticas de recorte. David Stuckler y Sanjay Basu. Taurus
La nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal. Christian Laval y Pierre Dardot. Gedisa
La fábrica del hombre endeudado. Ensayo sobre la condición neoliberal. Maurizio Lazzarato. Amorrou

Por otra parte, dos Premios Nobel de Economía han escrito y escriben contra el mito de la austeridad: Krugman y Stiglitz
Leer más aquí.

sábado, 24 de mayo de 2014

Glasgow y la diferencia de esperanza de vida de sus barrios.


"En agosto de 2008, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una encuesta donde mostraba que la diferencia en la esperanza de vida entre un niño nacido en un barrio rico de Glasgow - sur y el oeste - y otro dado a luz en un barrio pobre de la ciudad - este - era de veintiocho años; nos escribió en 2010, "Vivir pobre en una ciudad rica", una investigación inspirada en esta estadística terrible. El informe de la OMS podría causar un terremoto social; pero lo que ha provocado es un suspiro de cansancio y una buena cantidad de intenciones filantrópicos.

Cuatro años después, la situación es todavía más oscura. La desigualdad se ha disparado en el Reino Unido con la aplicación sistemática de un mayor plan de austeridad en Europa, que asciende hasta 110 millones de euros. Un plan aclamado por editorialistas europeos bajo el título de "milagro Inglés". El primer ministro, David Cameron, ahora aboga por el "adelgazamiento del Estado" no como un mecanismo excepcional, sino como un modo de gobernanza "permanente" (discurso pronunciado ante el alcalde de Londres, 18 de noviembre de 2013). Filantrópico.

En marzo, un estudio de Oxfam reveló que las cinco familias más ricas del Reino Unido son propietarias de tanto como los doce millones de súbditos británicos más pobres, es decir, € 33,6 mil millones. Probablemente esos datos, como el publicado por la OMS, podían causar un terremoto social. Pero no provocó eso, solo algunos suspiros de cansancio y un poco de buenas intenciones ...

La película fotográfica es una adaptación de la encuesta "Vivir pobres en una ciudad rica", publicado en Le Monde diplomatique en julio de 2010. Todas las imágenes están reproducidas con los elementos de la película y pertenecen a Julien Brygo.
Julien Brygo había hecho una película fotográfica anterior para Le Monde diplomatique dedicado a las jóvenes de Filipinas entrenadas para trabajar en el servicio doméstico en los países del Golfo o de Hong Kong.
Fuente: http://www.monde-diplomatique.fr/carnet/2014-05-22-Glasgow-contre-Glasgow
Glasgow: la ciudad más enferma del Reino Unido (BBC)

lunes, 28 de octubre de 2013

Entrevista a Diane Ravitch, después de publicar su nuevo libro, EL IMPERIO DEL ERROR.

Diane Ravitch, exasesora del Secretario de Educación en el gobierno de George Bush Jr., pasó varios años abogando por la reforma del sistema educativo estadounidense. Apoyó la ley No Child Left Behind Act (Que ningún niño se quede atrás), el movimiento de escuelas "charter" y las pruebas estandarizadas. Después, y basándose en las evidencias de los datos que se venían obteniendo de las evaluaciones, cambió de opinión y denunció lo que ella llamó la destrucción de la escuela pública americana.

Su nuevo libro, El imperio del error [1]; critica la idea de la sustitución de las escuelas públicas por las instituciones con fines de lucro. Ella le dice a la NPR de Steve Inskeep: "Cuando la gente paga impuestos para las escuelas, no piensan que están pagando a los inversores. Ellos piensan que están pagando para tener clases más pequeñas y mejores maestros."

Por qué no está de acuerdo con el movimiento de escuelas chárter [2]
Lo que pasa con las "escuelas charter" es que originalmente se suponía que debían crearse para colaborar con las escuelas públicas y ayudar a resolver los problemas comunes. Debido a que han sido asumidas por la idea de la competencia, se han convertido en parte del movimiento para convertir la educación en un producto de consumo en lugar de ser uno social y con una responsabilidad pública. ...
Lo que quiero decir es que usted va a comprar una escuela (Que unos particulares convierten en negocio). Yo no creo en la libre elección de escuela. Creo que cada barrio debe tener una buena escuela pública. Y si los padres no quieren la buena escuela pública local y quieren enviar a sus hijos a una escuela privada, pueden hacerlo, pero deberán pagar por ello.

En cuanto a si algunas escuelas "charter" individuales están trabajando bien.
Algunas escuelas "charter" son excepcionales, algunas escuelas autónomas están haciendo un gran trabajo. Muchas escuelas "charter" lo hacen peor que la escuela pública local. Muchas escuelas "charter" están a cargo de personas que no tienen las cualificaciones necesarias para ser educadores, y algunas escuelas "charter" están dirigidas por empresarios con fines de lucro que están haciendo un montón de dinero. (Con excepciones, las escuelas "charter" para Diane forman parte de lo que ella descubrió y ha denunciado como la política de destrucción de la Escuela Pública Americana, y tratado ampliamente en otro de sus libros). ("Como muchos otros en esa época, me sentí atraída por la idea de que el mercado podría desatar la innovación y lograr una mayor eficiencia en la educación. Estaba sin duda influida por la ideología de otros funcionarios de alto nivel en la primera administración Bush, que eran fuertes partidarios de la elección de la escuela y de la competencia entre ellas. Pero de igual manera y de forma importante, creo, empecé a pensar como un político, sobre todo un político federal. eso significa, en palabras de un libro de James C. Scott que luego he leído y admirado, que comencé a "ver como un estado", buscando en las escuelas y los profesores y los estudiantes desde una altitud de 20.000 pies y viéndolos como objetos que se mueven alrededor de las grandes ideas y grandes planes".  Página 10)[3]

Por qué algunas escuelas públicas tienen bajo (desempeño) rendimiento, y cómo responder ante ello.
Algunas son malas, pero la razón por la que las llamamos así es porque están sirviendo a un número desproporcionado de niños con discapacidad y dificultades, ya que las escuelas "charter" no los quieren. Tienen un número desproporcionado de niños que no leen o no hablan Inglés porque son niños nacidos en el extranjero, y las escuelas "charter" no quieren que esos niños sean alumnos suyos. Por lo tanto, estamos sobrecargando a las escuelas públicas con niños de bajo rendimiento y luego las llamamos escuelas deficientes. Y eso está mal.

¿Hay escuelas malas? 
Sí, hay malas escuelas, entonces a las personas que deberían despedir, son a los superintendentes, los administradores, etc., es decir, a las personas que ejecutan, que toman las decisiones y dirigen y gestionan el sistema. Su trabajo es identificar las escuelas que son realmente malas y mejorarlas, dar a esas escuelas las oportunidades de cambiar mediante las clases de pequeño tamaño que necesitan, los consejeros que necesitan, los recursos adicionales que necesitan, para que puedan atender mejor al alumnado.

El papel de las nuevas tecnologías en el aula
No tengo ningún problema con que los profesores tengan buenas herramientas. Mi problema es que yo sé que ahora hay empresarios y gente en los centros de investigación que están discutiendo bastante públicamente que estas herramientas deben reemplazar a los maestros, y que si usted compra bastantes de estas herramientas, no sólo va a enriquecer a la sociedad, sino que hará posible que el distrito escolar ahorre dinero al tener a un centenar de niños en una tableta con un solo maestro, y eso es un gran ahorro para el distrito. Creo que eso no es educación. ... Las mejores escuelas del país, no están sustituyendo a los profesores por ordenadores.

Sobre si la pobreza es la causa subyacente de los problemas con la educación en Estados Unidos
Déjame que te diga lo que pienso, lo que todos necesitan saber: la educación pública estadounidense es un gran éxito. Los resultados de los exámenes nunca han sido mejores de lo que lo son hoy en día para los niños blancos, niños negros, los niños hispanos y los niños asiáticos. Las tasas de graduación de la escuela secundaria nunca han sido mayores de lo que son hoy en día para todos los grupos. Nuestras escuelas no están fallando, sino que tienen un gran éxito.

Donde hay puntajes bajos, donde hay tasas de abandono más altas que la media nacional, es donde se concentra la pobreza. Ahora, no podemos, obviamente, limpiar la pobreza durante la noche, para que no aparezca de día, pero hay muchas cosas que podemos hacer para que la escuela sea un igualador más fuerte de lo que es hoy. Una de ellas sería haber reducido el tamaño de las clases en las escuelas que atienden a los niños más pobres. Otra sería la de tener pre-escolar universal. Debemos tener un programa de artes fuerte en cada una de estas escuelas, sería otra cosa por hacer, porque los niños tienen que tener una razón para venir a la escuela que no sea sólo la de venir para aprobar.

Acabo de estar en Pittsburgh y Filadelfia. Las escuelas carecen de recursos suficientes. Las escuelas de Filadelfia están cerrando todas las bibliotecas, que han despedido a los consejeros. Quiero decir, todas las cosas que los niños necesitan para ayudarles a tener éxito las están quitando. Los niños que estamos tratando de ayudar, que son los que necesitan más, son los que están recibiendo menos. Y así, evidentemente, no se van a conseguir más éxitos.
[1] The Reign of Error.
[2] Escuelas organizadas y dirigidas por la iniciativa privada que vienen a sustituir a las Escuelas Publicas que ha obtenido mala puntuación en las pruebas de diagnóstico y evaluación del gobierno. Los profesores son despedidos y en el nuevo centro "charter" ingresan de nuevo los que son seleccionados por los nuevos dueños de la escuela, pero con peores condiciones de trabajo y, en la mayoría de los casos, no admiten a los afiliados a sindicatos, con el pretexto de que, como empresa privada que son ahora, son libres para contratar a los que quieran y con las condiciones que quieran. De ahí que estos procedimientos de privatización supongan también la destrucción de los sindicatos de profesores. Los sindicatos, con todos sus defectos, si se quiere son muchos, (tantos como tenemos nosotros los que los construimos, mantenemos y defendemos con nuestra participación, luchas y cuotas), han sido un factor fundamental de mejora de las condiciones de trabajo, de lucha por esa mejora, de solidaridad, de fraternidad, de apoyo, de defensa en una sociedad con lucha de clases y en "teoría" estaba dirigida a conseguir el bien común y que con frecuencia han olvidado ese bien común, resultado del "contrato social" que debería ser toda democracia.
En esta nueva sociedad neoliberal el rey es el mercado, el negocio, la ganancia, el dinero, no el bien común, el hombre tiene valor en cuanto tiene valor comercial, de producción y consumo económico de intercambio en el mercado. Por eso las escuelas serán transformadas en centros privados que utilizarán, de una parte, los ahora llamados "emprendedores" como una fuente de negocio más y de otra por aquellos que tengan el dinero para comprar ese bien, esa educación. Los sindicatos no tienen cabida en este mundo de ganancias, de competición sin humanismo, ni solidaridad, ni fraternidad. Esos son valores "caducos" en esta nueva sociedad de la globalización neoliberal que nos lleva a toda velocidad hacia el Antiguo Régimen de servidumbre, de señores, siervos y esclavos.
[3] "Las pruebas deben seguir el plan de estudios. Deben basarse en el plan de estudios. No deben sustituir o preceder al currículo. Los estudiantes necesitan una base coherente de conocimientos y habilidades que se hace más fuerte cada año. Los conocimientos y habilidades son importantes, ya que están aprendiendo a pensar, debatir y cuestionar. Una persona bien educada tiene una mente bien amueblada, con forma de leer y pensar sobre la historia, la ciencia, la literatura, las artes y la política. La persona bien educada ha aprendido a explicar las ideas y escuchar con respeto a los demás". Página 16, del citado libro.

martes, 24 de septiembre de 2013

Free to Be Hungry. Libre para ser hambriento.

La palabra "libertad" ocupa un lugar preponderante en la moderna retórica conservadora. Grupos de presión se dan nombres como Freedom Works, la reforma de salud es denunciada no sólo por su costo sino como un asalto en sí, a la libertad. Ah, y recuerden cuando proponía que se cambiase "pommes frites" por pommes free, como "patatas de la libertad"?

La definición del derecho a la libertad, sin embargo, no es el que, por ejemplo, FDR reconocería. En particular, la tercera de sus famosas cuatro libertades - la libertad para vivir sin miseria - parece que se ha convertido en la primera. Los conservadores parecen, en particular, dispuestos a creer que la libertad es sólo otra palabra y que no es lo suficiente para comer.

De ahí la guerra de los cupones de alimentos, que los republicanos sólo han votado para reducirlos drásticamente aun cuando sí han votado para que aumenten los subsidios agrícolas.

En cierto modo, se puede ver por qué el programa de cupones de alimentos -o, para usar su propio nombre, el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP)- se ha convertido en uno de sus objetivos. Los conservadores están profundamente comprometidos con la visión de que el tamaño del gobierno se ha disparado durante la presidencia de Obama, sin enfrentar el hecho incómodo de que el empleo público se ha reducido considerablemente, mientras que el gasto total ha ido disminuyendo rápidamente como proporción del PIB. El SNAP, sin embargo, realmente ha crecido mucho, con la inscripción pasando de 26 millones de dólares estadounidenses en 2007 a ​​casi 48 millones de ahora.

Los conservadores ven en esto y lo ven, para su gran decepción, que no pueden encontrar en otra parte los mismos datos: el crecimiento descontrolado, explosivo en un programa de gobierno. El resto de nosotros, sin embargo, ver un programa de protección social haciendo exactamente lo que se supone que debe hacer: ayudar a más personas en un momento de dificultad económica generalizada.

El reciente crecimiento de la SNAP de hecho ha sido inusual, pero lo han hecho, en la peor forma posible. La gran recesión de 2007-9 fue la peor crisis desde la Gran Depresión, y la recuperación que siguió ha sido muy débil. Múltiples estudios económicos cuidadosos han demostrado que la crisis económica explica el grueso del aumento en el uso de cupones de alimentos. Y mientras que las noticias económicas han sido en general malas, una buena noticia es que los cupones de alimentos han, al menos, mitigado las dificultades, manteniendo a millones de estadounidenses alejados de la pobreza.

Tampoco es que el único beneficio del programa sea ese. La evidencia es ahora abrumadora de que los recortes de gastos en una economía deprimida profundizan la recesión, sin embargo, el gasto público ha ido disminuyendo de todos modos. SNAP, sin embargo, es un programa que ha ido en aumento, y como tal ha ayudado indirectamente a salvar cientos de miles de puestos de trabajo.

Pero, dicen los mismos de siempre, la recesión terminó en 2009. ¿Por qué no se ha llevado a la recuperación de la SNAP y va cuesta abajo? La respuesta es que, mientras la recesión efectivamente termina oficialmente en 2009, lo que hemos tenido desde entonces es una recuperación de, por y para un pequeño número de personas en la parte superior de la distribución del ingreso, sin que ninguna de las ganancias llegue a manos de los menos afortunados. Ajustado por inflación, el ingreso del 1 por ciento superior aumentó un 31 por ciento de 2009 a 2012, pero los ingresos reales de la parte inferior del 40 por ciento en realidad cayeron un 6 por ciento. ¿Por qué el uso de cupones de alimentos no han bajado?

Aún así, es SNAP en general una buena idea? ¿O es, como Paul Ryan, el presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara, dice, un ejemplo de convertir la red de seguridad en una "hamaca que adormece a las personas sin discapacidad a una vida de dependencia y complacencia."

Una respuesta es, algunas hamacas: el año pasado, los beneficios de cupones de alimentos promedio fue 4,45 dólares al día. Además, en esas "personas sanas": casi dos tercios de los beneficiarios de cupones para alimentos son los niños, los ancianos o los discapacitados, y la mayoría del resto son adultos con niños.

Más allá de eso, sin embargo, se podría pensar que la nutrición adecuada de los niños, que es una gran parte de lo que hace SNAP, en realidad hace que sea menos, no más probable que los niños van a ser pobres y sin la necesidad de asistencia pública cuando crezcan. Y eso es lo que muestra la evidencia. Los economistas Hilary Hoynes y Diane Whitmore Schanzenbach han estudiado el impacto del programa de cupones de alimentos en los años 1960 y 1970, cuando se puso gradualmente en todo el país. Ellos encontraron que los niños que recibieron asistencia temprana crecieron, en promedio, siendo más saludables y más adultos productivos que aquellos que no lo hicieron -y eran también, como resultado menos propensos a recurrir a la red de seguridad en busca de ayuda.

SNAP, en definitiva, es la política pública en su mejor momento. No sólo ayuda a los necesitados, sino que les ayuda a ayudarse a sí mismos. Y lo ha hecho con el trabajo de los terratenientes en la crisis económica, mitigar el sufrimiento y proteger el empleo en un momento cuando muchos políticos parecen decididos a hacer lo contrario. Así que le dice algo que los conservadores han señalado todos como los programas de la ira especial.

Incluso algunos expertos conservadores temen que la guerra contra las estampillas de comida, especialmente combinado con el voto para aumentar los subsidios agrícolas, sea malo para el Partido Republicano, ya que hace que los republicanos se vean como guerreros de una clase amenazante. De hecho lo hace. Y eso es porque lo son.
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lunes, 23 de septiembre de 2013

El espíritu del 45

Lo que está en juego en esta crisis es el modelo social europeo, la mejor utopía factible de la humanidad


La película El espíritu del 45, del director Ken Loach, solo se pasa en una sala de cine en Madrid, y el pasado jueves, en la sesión de noche, apenas tenía una decena de espectadores. En toda España solo circulan ocho copias. A pesar de ser un experimento cinematográfico defectuoso, es una lástima que pase desapercibido, pues el documental refleja el ambiente político de euforia en el que se creó el Estado de bienestar en la Gran Bretaña de después de la II Guerra Mundial.

El laborista Clement Attlee gana arrolladoramente las elecciones al vencedor de la contienda, el conservador Winston Churchill, e inicia inmediatamente la construcción del welfare británico, del cual la gran joya de la Corona es el Servicio Nacional de Salud, durante unas décadas, el ejemplo que intentaron copiar los demás países europeos. Hasta los años ochenta, cuando la señora Thatcher inicia su demolición para dárselo a la iniciativa privada. Attlee se lo encarga a su ministro de Sanidad, Aneurin Beven, un personaje que hay que colocar en el frontispicio de los creadores del Estado de bienestar, junto a Beveridge, Beatrice Webb, etcétera.

En el filme de Loach, compuesto en buena parte por las entrevistas de quienes vivieron la construcción del welfare, hay dos opiniones que retumban por encima de las demás:

—La ampliación de lo público se decidió para evitar el paro y el sufrimiento de quienes se quedaban en el camino, como había sucedido tras la I Guerra Mundial. Hoy hay hogares en los que conviven dos generaciones (padres e hijos) sin puesto de trabajo. ¿Nos hemos olvidado de las lecciones de las dos conflagraciones?

—Las personas que hoy están contribuyendo a destruir el Estado de bienestar son las que ayer se aprovecharon de él para formarse y crecer.

Contrasta este espíritu del 45 con el de 2013, cuando desde el corazón de la rica Europa, Holanda, una de las naciones que más se aplicaron en crear redes de protección ciudadana (“fantástica infraestructura sanitaria y excelentes servicios públicos”, según el Foro Económico Mundial) abre la veda sobre el Estado de bienestar para que sea sustituido por un concepto tan vacío de contenido como la “sociedad participativa”. La semana pasada, un Gobierno compuesto por liberales y socialdemócratas (sic) propuso, por boca del rey Guillermo, “la sustitución del clásico Estado de bienestar de la segunda mitad del siglo XX por una sociedad participativa”.

Lo que está en juego en esta crisis es el modelo social europeo, la mejor utopía factible de la humanidad, que es lo que ha hecho superior a Europa sobre otras partes del mundo durante casi siete décadas. El entusiasmo ciudadano sobre el mismo aparece reiteradamente en el documental de Ken Loach (lástima, la ausencia de cualquier tipo de crítica sobre sus defectos o anquilosamientos por el cambio de la base demográfica de la sociedad). Como también se refleja el triunfo de la ideología de la revolución conservadora sobre la razón.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2013/09/20/opinion/1379670803_970341.html

KEN LOACH ha realizado un documental "El Espíritu del 45" –la victoria laborista británica después de la guerra y la puesta en marcha del programa socialista- porque desespera viendo como el liberalismo económico, ahora, reina dominante.

1945, la contundente victoria del Partido Laborista de CLEMENT ATLEE sobre los Conservadores de WINSTON CHURCHILL, y sobre todo la aplicación de un programa ambicioso: nacionalización de las minas, el transporte y la energía, la creación del Servicio Nacional de Salud, el servicio de salud pública, la construcción de millones de viviendas sociales ...

El documental de KEN LOACH, se basa en gran medida en los asombrosos archivos sobre la situación de la pobreza en el Reino Unido en la época, sobre el entusiasmo que acompañó los comienzos laboristas... También entrevistas cuidadosamente seleccionadas a antiguos sindicalistas y economistas de la izquierda.
Fuente: http://lacomunidad.elpais.com/eurotopia/2013/5/19/ken-loach-es-necesario-revivir-espiritu-1945-

domingo, 18 de agosto de 2013

Crisis financiera y catástrofe ambiental

"La depresión económica y la catástrofe ambiental son el resultado de los riesgos extremos que deben asumir los actores poderosos bajo el capitalismo financiero; "deben asumir" significa que aquellos que no corran todo el riesgo son apartados del poder. Y "todo el riesgo" quiere decir arriesgar todo, todo lo que lleva a una existencia humana continuada. Las crisis que amenazan a la humanidad son estructuralmente endémicas al capitalismo financiero. De modo que la destrucción de la naturaleza no es en esencia un asunto ético que pueda remediarse con la determinación moral de vivir más sencillamente y reciclar más.
La destrucción es el resultado de una forma alienada de producción de la existencia humana, que no está controlada democráticamente, que se organiza indirectamente a través de los mercados, que se basa en la obtención egoista de beneficios, y que tiene que crecer para sobrevivir"...
Richar Peet. Geografía contra el neoliberalismo. Icaria. Barna, 2012.