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domingo, 22 de enero de 2017

_--A veces Roma si paga...


_-Miguel Ángel García (tercero por la izquierda), junto al resto de expertos durante la presentación por parte de la ministra Fátima Bañez, en primer plano, del informe que avaló en junio de 2013 la propuesta del Gobierno sobe sostenibilidad del sistema de pensiones. / Efe

Hay que afrontar los hechos que queman, que duelen. Algunos pueden pensar que la realidad se puede ignorar o enmascararse para que nadie la utilice en tu contra. Desgraciadamente las puertas giratorias están más extendidas de lo que parece y alcanzan alguna vez a las organizaciones obreras. Son ellas las que tienen que hacer el relato de lo sucedido, sin esperar a que otros lo hagan para desprestigiarlas. Repugna el arribismo, pero eso no es lo más importante; sí lo es llamar a las cosas por su nombre y sacar lecciones para el futuro. Hay que aprender a mirar lo que antes no se era capaz de ver. Y recordar, porque el olvido es la auténtica derrota. Por ello, hay que rasgar el velo y que se sepa la verdad.

La nota de la agencia oficial de noticias sobre el último Consejo de Ministros es muy lacónica: “El Gobierno ha nombrado nuevo director general de Ordenación de la Seguridad Social a Miguel Ángel García Díaz, a propuesta de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, según publica hoy el Boletín Oficial del Estado (BOE). García Díaz formó parte del comité de expertos que designó el Gobierno cuando realizó la reforma de las pensiones en 2013 y, actualmente, era experto en políticas públicas y mercado de trabajo en la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF)”.

Lo que no dice la nota es que era el representante de un sindicato, CCOO, en aquel grupo de expertos que promovió la reforma de las pensiones hace tres años. Un grupo que estaba dominado por “expertos” con intereses nada asépticos, hasta el punto de que ocho de doce habían estado al servicio de las entidades financieras y compañías de seguros. Una reforma que significó importantes recortes al desvincular la subida de las pensiones del IPC y ligarla a las cuentas de la Seguridad Social; al reducir la pensión inicial con el argumento de considerar la esperanza de vida; y al adelantar los plazos de entrada en vigor del alargamiento de la edad de jubilación y de los nuevos sistemas de cálculo más lesivos para los trabajadores. Con el llamado ‘factor de sostenibilidad’ se reducían automáticamente las pensiones actuales y futuras en relación al salario medio: un robo enmascarado en una fórmula compleja.

Entonces, el ahora director general de Ordenación de la Seguridad Social, votó a favor de aquella reforma, a pesar de estar allí por ser el jefe del gabinete técnico del sindicato. El escándalo fue mayúsculo en su momento y algunos lo denunciamos, como el Sector Crítico de CCOO y el Gabinete Interfederal (los mismos compañeros de García) que criticaron en duros términos tanto el “paradójico y escandaloso” voto del director del gabinete económico como la tibieza de la primera respuesta de CCOO. A juicio de los miembros del Gabinete Interfederal (integrado por abogados, economistas y sociólogos), el voto de su compañero contradecía la posición oficial del sindicato y calificaban de “inconstitucional la supresión, a golpe de decreto ley, de la actualización automática de las pensiones según el IPC”. Finalmente CCOO no avaló aquella agresión a los trabajadores, como tampoco lo hizo UGT, pero el voto favorable del representante de CCOO manchó al sindicato y creó alarma social entre sus afiliados.

Es verdad que estas cosas le pueden pasar a cualquier organización, pero hay varios elementos para reflexionar. Por un lado, nunca quedó suficientemente claro cómo fue posible aquella firma de la vergüenza de un técnico del sindicato sin haber informado a sus superiores sindicales. Por otro, cómo no fue más contundente CCOO a la hora de defenestrar públicamente a quien había faltado a la debida lealtad a los trabajadores y a la organización. Por último, que la puerta giratoria se haga hacia el gobierno del PP es más grave aún que si se realiza hacia una empresa. Es, por ello, un elemento de provocación de la ministra Báñez y del propio Rajoy el nombramiento de un economista corriente -cuyo principal mérito era representar al sindicato- para que le tengan enfrente sus antiguos compañeros cuando vayan a negociar el presente y el futuro de las pensiones.

Este nombramiento se produce en vísperas de la movilización convocada por los sindicatos CCOO y UGT en contra de los recortes del Gobierno y por la recuperación de derechos. En mi opinión, no es una casualidad, sino un auténtico casus belli que expresa las auténticas intenciones del gobierno. Si empieza así, poco pueden esperar los sindicatos de cualquier proceso de negociación.

Los sindicatos son necesarios siempre. Más aún cuando aparece al desnudo la lucha de clases, y son tiempos de sobre explotación, paro, precariedad y desarticulación del Derecho del Trabajo y del Estado de Bienestar. Es repugnante la sistemática campaña antisindical que realiza el neoliberalismo, pero acaba calando en sectores de trabajadores al apoyarse en los errores que puedan comenter, su pasividad o impotencia. La única manera de conseguir avanzar en la restitución de derechos laborales y sociales es recuperando su prestigio y apostando por una potente movilización unitaria y sostenida, algo que apenas ha comenzado el 18 de diciembre. Para que tengan éxito, deben ser capaces de convencer y emocionar a los trabajadores y trabajadoras, obteniendo de nuevo su confianza. Para ello, un tema nada menor es practicar lo que decían los viejos revolucionarios: elegir para representar al sindicato a los más honrados y vigilarles como si fueran ladrones. La necesidad de la reconstrucción del sindicalismo de clase es una urgencia ética y política.

Fuente:  https://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/2016/12/20/veces-roma-paga/1762

martes, 20 de diciembre de 2016

Entrevista a Philippe Martínez, secretario general de la CGT francesa. “Estamos preparados para una nueva confrontación”.

El dirigente cree que la aplicación del programa de rigor que anuncia Fillon “será una catástrofe” que agravará la situación social en el país

Philippe Martínez (Suresnes, extrarradio de París, 1961) es el primer sindicalista de Francia. Secretario general de la CGT, el mayor sindicato francés, en primavera mantuvo un arriesgado pulso callejero de cuatro meses contra la reforma laboral del gobierno socialista. Aquello demostró que en el país con una de las tasas de sindicación más bajas de Europa (10%), la movilización social aún puede tener un vigor inusitado en Europa.

“Es diferente que en España. Aquí no hablamos de huelga general y sin embargo tenemos movilizaciones de calle, me parece, más importantes que en España”, dice este hijo de españoles republicanos con raíces en la montaña santanderina. Habla un poco español y dice conservar vínculos personales en España.
En España las huelgas generales suelen ser cosa de un día.
De un día y me parece que con menos gente movilizada… pero bueno son países diferentes, con leyes diferentes, relaciones sociales distintas y una historia diferente. Difícil de comparar.

¿Sobre todo porque Francia es un país mejor gobernado?
No sé. En cualquier caso algunas reformas se parecen. Pero ustedes tienen otra historia, los cuarenta años de franquismo. Nosotros no tenemos ese peso, aparte del periodo de la segunda guerra mundial...
Existe la impresión de que los españoles son un pueblo verbalmente muy rebelde pero de corto recorrido, y que, al final, son los franceses, más perseverantes en su exigencia, los que son más rebeldes.
No sé. Creo que cuando el franquismo se acabó hubo mucha ilusión en España sobre un cambio, pero el capital siguió allá, los intereses saben adaptarse muy bien según los gobiernos y siguen estando presentes. Luego estaba la ilusión europea. España prosperó con las ayudas europeas que favorecieron su integración, así que la experiencia de la joven democracia no es la misma que la de nuestra vieja República.

¿Ve inevitable un duelo derecha/extrema derecha en la segunda vuelta de las presidenciales francesas de mayo?
Es lo que dicen los sondeos, pero los sondeos se equivocan. Nuestro empeño es mostrar que se puede hacer otra cosa diferente a lo que se nos presenta como única vía. Demostrar que hay opciones, que puedes ir hacia la austeridad o hacia las alternativas sociales, pero con el cúmulo de problemas de nuestro país es seguro que el populismo con sus ideas simplistas contra el emigrante va a pesar mucho. Eso es algo recurrente.

¿Va a aumentar mucho la presión la victoria de Fillon?
Las cosas se van a agravar. Dice que hay que “trasladar la negociación a las empresas”, es lo mismo que la ley (laboral socialista) El Khomri, y cita el ejemplo del referéndum de la empresa Smart. No dice que ese referéndum dividió a los empleados, que los obreros votaron contra el alargamiento de la jornada de trabajo y los cuadros a favor. El resultado fue que no hubo acuerdo y que la dirección obligó a los trabajadores a cambiar su contrato de trabajo. Como Fillon no va a las empresas, no lo sabe. Se olvidó decir que con el aumento de la jornada las bajas por enfermedad se doblaron en la empresa, porque cuando se trabaja en condiciones difíciles eso tiene efectos en la salud. En definitiva, que incluso en las empresas en las que hay sindicatos cuando te dicen “si no aceptáis, cerramos”, la negociación es muy difícil. Si te dicen, “estás en plena forma, o te dejas cortar los dos brazos o te matamos”, bueno, pues prefieres el corte a morir… Y no hay sindicatos en todas las empresas. Pero Fillón quiere ir aún más lejos.

¿Qué consecuencias tendrá el recorte anunciado de 500.000 funcionarios?
Será la catástrofe. Por desgracia esa es la pregunta que los periodistas no le hacen. La realidad es que los funcionarios ya no pueden más, que no hay que suprimir puestos sino crearlos. Su solución es que trabajen más pero en los hospitales ya están al límite, que las bajas por enfermedad de las enfermeras -casi siempre son mujeres- están al límite. Allí, desde sus despachos, no tienen ni idea de la vida real de la gente. Y en la enseñanza, las clases están sobrecargadas. La educación debería estar sacralizada, darle todos los medios. No es un gasto, sino una inversión y lo mismo ocurre con la sanidad… Y luego, los servicios públicos son la garantía de que, vivas en la Creuse o en Paris, tienes los mismos derechos. Pero están reagrupando los servicios en las grandes ciudades, así que si vive en la provincia profunda el ciudadano deja de ser igual en la República, porque en Burdeos va bien, pero en la Creuse ya no hay hospital, cierra la oficina de correos, no hay internet… es el propio sistema lo que están poniendo en cuestión. Y siempre apoyándose sobre esa misma idea mentirosa de que los problemas de Francia son culpa de los asalariados que no trabajan suficiente, que son unos perezosos que ganan demasiado. Así se culpabiliza al pueblo y se añaden medidas que aún empeoran más su situación. Fillon miente cuando dice que han aumentado en un millón los funcionarios en las colectividades territoriales. ¡Y nadie le contradice!: lo que ha pasado es que han transferido funciones del Estado al poder local, y con ello los funcionarios. Es la cultura de la mentira.

¿Están dispuestos a una nueva confrontación?
Sí. Hemos entrado en una nueva fase en la que la ley laboral ha sido promulgada sin mediar voto, por imposición autoritaria. Pero llega a las empresas y hay resistencia. Se ve menos que cuando somos un millón en las calles, pero hay victorias. En Renault hubo huelgas la semana pasada porque la dirección quería un acuerdo de empresa para que trabajaran una hora más. Eso es la ley laboral ahora. También hay muchas huelgas en correos contra la supresión de carteros, que son funcionarios.
Pero el paquete que la derecha anuncia ahora va a ser mucho peor…
Fillon ni siquiera quiere leyes, lo que quiere son ordenanzas; escribo un texto, lo firmo y ni siquiera hay debate. Hay que convencer a la gente de que las cosas se pueden hacer de otra manera. Saldrá aún más gente a la calle.

¿Entre los políticos hay alguno que proponga hacer las cosas de otra manera? ¿No recomendarán un voto?
Nosotros no estamos para eso. Nos limitamos a proponer y luego veremos. Esa es la diferencia con España, Alemania o Suecia. En Francia somos independientes.

¿Incluso en una situación tan crítica como la que se les viene encima?
Nosotros hacemos propuestas y son los políticos los responden como quieren. La gente no es tonta, no necesita que la CGT le diga a quién votar. No nos corresponde a nosotros decir lo que hay que hacer, excepto en la cuestión del Frente Nacional. Es verdad que la derecha de Fillon culpabiliza a los extranjeros, pero el FN dice, “si tienes problemas es culpa de los inmigrantes”. Y eso es inadmisible.
El problema es que no solo Fillon, sino también Hollande demuestran que hay una “lepenización” de la política francesa. Es un proceso serio, ¿no?
Cuando todos corren tras el lobo, acaban legitimándolo. En eso somos intransigentes: el racismo es inadmisible. Nos hemos opuesto a la retirada de nacionalidad (a binacionales acusados de terrorismo, propuesta por el FN y asumida por el Presidente Hollande, que no logró su aprobación). La extrema derecha siempre ha estado presente en Francia y la CGT siempre se ha opuesto a esta división: el que trabaja a tu lado, siempre es un compañero y no alguien que te quiere quitar el trabajo aunque venga de muy lejos.

Hasta ahora el incremento del voto al Frente Nacional siempre ha sido contenido en Francia por el sistema proporcional y por la alergia que aún provoca la ultraderecha a una mayoría de los franceses.

¿Va a volver a funcionar esta póliza de seguro en 2017?
No estoy seguro. Es verdad que los otros partidos entran en el terreno del FN en lugar de proponer soluciones contrarias. Antes había una verdadera oposición alrededor de los valores fundamentales de la República. Hoy es el FN quien lanza las ideas y determina la polémica sobre los refugiados, por ejemplo. Es grave. Dicho esto, la democracia es el voto proporcional: no se lucha contra las ideas del FN con leyes y artificios electorales, la segunda vuelta y todo eso. Contra las ideas hay que luchar con ideas.

¿Se está yendo hacia una síntesis entre el programa neoliberal europeo y el populismo autoritario de los nietos de Pétain? ¿Podría ser ese el futuro?
¡Pero si el FN es neoliberal! Tanto Marion Marechal Le Pen como Florian Philippot proponen suprimir el impuesto a las fortunas, suprimir las cotizaciones sociales que son el fundamento de la solidaridad social en nuestro país. Todo eso no es para los pobres. ¡Es el programa de la gran patronal del Medef! Proponen, igual que Fillon, liberalizar el trabajo, dejar de molestar a los patrones para que puedan despedir como quieran. Así que el FN es económicamente un partido liberal. La diferencia es que además de eso ponen cosas como el cierre de las fronteras, que los demás imitan, y también la idea de que las elites son siempre los mismos, etc.

Ustedes son un sindicato de gente que trabaja,

¿qué hacer con la realidad social de la gente que no trabaja y que son la mayoría en los territorios abandonados de la República?
Somos la única central en la que hay parados sindicados y tenemos un colectivo que se ocupa de ello, de organizar a los que no tienen trabajo. No es fácil porque, por principio, no tienen vínculos sociales, se quedan en casa, en el barrio… Se les puede encontrar en las oficinas de empleo pero en ellas cada vez hay menos funcionarios que se ocupan de ellos y más ordenadores. Hay mucho trabajo que hacer porque nuestra vertebración es sobre todo la empresa y hay que actuar más en los barrios y con los precarios.

Ustedes proponen trabajar menos para trabajar todos, reducir la jornada de trabajo, pero en nuestra sociedad parece que el trabajo disminuye, se hace más raro,

¿qué piensa de la renta básica?
El trabajo no disminuye. Hay menos gente que trabaja, pero los que trabajan, trabajan más. Que la ley contemple la semana de 35 horas no significa que todo el mundo trabaje 35 horas. La media de trabajo en Francia es de 38 o 39 horas para los empleados y de casi 45 horas para los cuadros. Y eso sin contar el “trabajo invisible” de los fines de semana en casa, siempre localizables por ordenador y móvil… Por eso la CGT lucha por el derecho a la desconexión al salir del trabajo. La idea de trabajar menos es para hacer respetar colectivamente los horarios de trabajo, lo que abre posibilidades.

En el debate sobre la renta básica hay mucha confusión. Nosotros pensamos que el trabajo es estructurador en la vida, un lugar de socialización, de relaciones, algo que evita encerrarse y disolverse a la gente, siempre que las condiciones sean decentes. Por eso tenemos ciertas reservas sobre la renta básica. Eso no quiere decir que no haya indemnizar a quienes no tienen trabajo e incrementar el seguro de paro, pero hay que ir hacia el pleno empleo y no considerar que habrá menos trabajo y encontrar una fórmula para que la gente se quede en casa sin hacer nada. Hay un debate, pero la tendencia es esta: considerar que el trabajo estructura la vida de la gente, que hay que emanciparse, relacionarse e intercambiar con los otros.

¿Quiere decir que la renta básica sería renunciar a todo eso?
Sí. El problema hoy es que se sufre porque no se tiene trabajo, o porque se tiene demasiado trabajo. Por eso nuestra idea de ir a una semana laboral de 32 horas que meta a mas gente en el trabajo, que se les pague bien, porque eso estructura. Puede que una parte marginal de la sociedad no quiera trabajar, habría que verlo, pero a aquellos que no tienen trabajo hay que indemnizarlos porque no es por su culpa.

Casi toda la involución social que reciben en Francia está contenida en directivas europeas.

¿Es posible reparar esta UE o hay que derribarla?
Hay que repararla

¿Cómo reparar una estructura oligárquica, antidemocrática y al servicio del neoliberalismo?
Hay que inyectarle democracia

¿Cómo? ¿Con más soberanía nacional?
Dando más derechos a los ciudadanos
Pero el “ciudadano europeo” no existe. Hay el citoyen francés, el staatsbürger alemán, la mezcla de súbdito y ciudadano español, todos con un marco de referencia, una historia, nacional…
Hay que asociar los pueblos a la construcción europea para que den su opinión sobre lo que se discute en los despachos de Bruselas. Por ejemplo, nosotros en 2005 votamos contra el tratado y nos ignoraron…Debemos trabajar con nuestros homólogos en los demás países para ir a criterios comunes en materia de salario mínimo. No hay que privilegiar la competencia entre países, pero esta Europa se ha construido sobre la oposición de los pueblos. Yo trabajo en Renault que está implantada en Francia, España, Portugal y Eslovenia ¿Qué nos dicen?: “ustedes ganan más que los españoles, deben ponerse a su nivel”. Y a los españoles se les dice, “ganan más que los rumanos, pónganse a su nivel”. En lugar de tomar los mejor como criterio, se opone a un pueblo contra el otro. Así que aunque no estemos al mismo nivel, por lo menos necesitamos los mismos criterios en salario mínimo y jornadas laborales.

Pero eso quiere decir cambiar los tratados europeos, cambiar la estructura fundamental de Europa tal como la conocemos hoy,
de ahí mi pregunta sobre la reformabilidad cuando al frente del asunto están personajes como Juncker, Barroso o Draghi, unidos por Goldman Sachs…

Para reorientar la política europea hay que apoyarse sobre los ciudadanos, los asalariados y no sobre los comisarios. Todo depende de la correlación de fuerzas, de la movilización de los ciudadanos en la calle. Por lo menos en Francia las cosas se hacen así. Los políticos hacen las leyes, pero porque hay detrás trabajadores movilizados. En Europa hay que construir la solidaridad y hace falta que los sindicatos amplíen su visión. Nosotros proponemos criterios comunes en materia de salario mínimo en cada país, limitar el tiempo de trabajo, que la fiscalidad sea la misma porque es inadmisible que una empresa se establezca en Irlanda para no pagar impuestos.

El problema es que no existe una CGT europea…

Es usted pesimista.

Ustedes juegan un partido nacional en un terreno de juego que es, por lo menos, europeo.
Encuentro a muchos colegas europeos que comparten nuestras ideas y que reflexionan junto con nosotros sobre las alternativas. Creo que algo comienza a moverse lentamente…

¿Cuántas jornadas europeas de protesta han organizado?
No sé, pero no basta con que los sindicatos organicen cosas desde arriba sobre las que la gente no tiene ni idea.

¿Las cúpulas sindicales son problema?
Claro, los sindicatos funcionan igual que la política y que Europa, con los mismos defectos: personas, expertos, muy alejados de la realidad. El propio sindicalismo debe reflexionar y acercarse más a las enfermeras que a Juncker, por así decirlo.

Usted recibió mucha presión durante la protesta contra la reforma laboral.
Algo más que presión. El trato que recibió la CGT fue absolutamente escandaloso. (El presidente de la gran patronal, Medef, Pierre) Gataz nos trató de “terroristas” sin que nadie dijera, “cuidado que manifestarse y matar gente no es exactamente lo mismo”. Cuando el primer ministro y los medios de comunicación nos trataban de alborotadores violentos -a los que denunciábamos y que nos atacaron en las manifestaciones- porque un tipo encapuchado rompió los cristales de un hospital infantil, fue escandaloso. Vivimos bajo el único Estado de Emergencia de la Unión Europea. Tenemos militantes detenidos, arrestados con enormes peticiones de pena: se pide prisión con libertad provisional para un trabajador que tiró confetis en una reunión con los patrones. Un año. ¡Es escandaloso! Casi cada semana tenemos un sindicalista detenido como si fuera un delincuente.

En marzo-abril parecía que había cierto miedo, cierto nerviosismo en el gobierno, por la convergencia del sindicalismo con la Nuit Debout, el pseudo 15-M francés.
Intentaban oponer a la juventud con la CGT. Macron [ministro de Economía francés] era el especialista: “los jóvenes pasan de ustedes, quieren ser millonarios…” Sí, hay un miedo de que los sindicatos y la juventud dialoguen. Yo fui ha hablar a la Nuit Debout, no estábamos de acuerdo en todo. Creo que ese movimiento idealizó mucho a los indignados españoles.

Después de todo la juventud instruida francesa tiene mucho más futuro laboral y profesional que la española…
Para mi lo fundamental es que en Francia, aunque por todas partes se dice “hay que apañárselas solo”, aún hay una noción de lo colectivo. Se pueden tener problemas individuales, pero todavía está vivo ese reflejo de decir “juntos seremos más fuertes”. ¡Hasta los empleados de Uber han acabado creando su asociación! Permanece la idea de que la asociación es la mejor manera de defenderse y eso es interesante.

La conexión de los trabajadores con la Nuit Debout también fue interesante. Sin embargo, ni ellos ni ustedes tienen una conexión con el mundo de los extrarradios urbanos emigrantes, que concentran el grueso de la miseria y del abandono social en Francia.
Efectivamente: no construiremos nada desde arriba sin estar arraigados con la realidad de la vida de la gente. Hay que trabajar a nivel local. En Marsella por ejemplo, la CGT está implantada en los barrios, pero hay mucho por hacer, eso debería multiplicarse por cien para dar una esperanza a esa juventud. Debemos trabajar mucho antes de que esa fractura se haga irremediable. Están rompiendo la sociedad, pero la República es la solidaridad y el vivir en común.

Fuente:
http://www.lavanguardia.com/internacional/20161212/412546895096/entrevista-philippe-martinez-estamos-preparados-nueva-confrontacion.html

domingo, 1 de mayo de 2016

Reino de España: una radiografía de la situación del movimiento obrero. Miguel Salas. Sin Permiso


El movimiento huelguístico sigue estancado. La crisis económica ha golpeado duramente al movimiento obrero: el paro masivo, la precariedad y el descenso de los salarios junto a la reforma laboral impuesta por el PP, ha logrado debilitar la respuesta obrera a la crisis. Esta es la evolución del movimiento en los últimos años:
AÑO
NÚMERO DE HUELGAS
PARTICIPANTES
JORNADAS PERDIDAS
2009
1.001
653.483
1.290.852
2010
984
340.776
671.498
2011
777
221.974
485.054
2012
878
323.871
1.290.111
2013
994
448.024
1.098.480
2014
777
217.047
620.568
2015
615
170.528
497.483
* Fuente Ministerio Trabajo
Como se puede apreciar, hay una tendencia descendiente desde que se desató la crisis, con la salvedad en cuanto a jornadas perdidas por la huelga general del 2012.
Durante el año 2015 continuó la tendencia. De las 615 huelgas declaradas, 587 fueron por motivos laborales (148 por negociación de convenios y 439 por otros motivos, expedientes de empleo, despidos, etc.) y 28 por motivos  no estrictamente laborales (solidaridad…). La Comunidad autónoma con mayor porcentaje de huelgas fue el País Vasco, 154 (38 menos que el año anterior); seguida de Catalunya, 125 (33 menos que en el 2014); Galicia, 83 (23 menos que el año anterior); Andalucía, 75 (29 menos); y Madrid 71 (31 menos). Industria y servicios son los sectores mayoritarios afectados por las huelgas.
La negociación colectiva
La reforma laboral asestó un duro golpe a la negociación de los convenios y facilitó a los empresarios imponer una enorme presión a la baja de las condiciones de trabajo. Entre 2009 y 2014 los salarios bajaron un 5,3%, pero los salarios más bajos descendieron hasta un 25,6%. La crisis ha golpeado a toda la clase trabajadora, pero las grandes empresas y los sectores con mayor organización sindical han aguantado mejor, mientras que los sectores de empresas pequeñas, precarios y sectores más dispersos y con menor organización han sufrido mucho más.
La combinación de crisis y reforma laboral redujo al mínimo la negociación de convenios: sólo alrededor de un 50% de trabajadores y trabajadoras están manteniendo la negociación colectiva.

TRAB. SECTOR PRIVADO
CONVENIOS
TRAB. AFECTADOS
AUMENTO SALARIAL
2014
11.555.500
1.728
4.755.972
0,57%
2015
11.988.100
2.268
6.484.829
0,74%
Existe un repunte en la negociación de convenios y también una cierta recuperación en los aumentos salariales (hay que tener en cuenta la inflación a cero) y aún se está lejos de recuperar lo perdido. Como es habitual, los aumentos salariales fueron superiores en los convenios sectoriales (un 0,58% en 2014 y un 0,88% en el 2015). El sector público sigue pagando la austeridad impuesta por el PP y, a falta de libertad para negociar colectivamente, se ha logrado recuperar parte de alguna paga extra o juicios que se han ganado por recortes que no correspondían.
La no aplicación de convenios colectivos que permite la reforma laboral del PP se ha impuesto en 2.073 casos en 2014, y en 1.437 en 2015, pero ha afectado a pocos trabajadores, a 66.203 en el 2014 y a 43.173 en el 2015. En la mayoría de los casos la inaplicación ha afectado a las cuantías salariales que el empresario debía pagar.
Expedientes de regulación
Otro medio que las patronales han utilizado para cargar la crisis sobre la clase trabajadora han sido los expedientes de regulación (ERE).
AÑO
EMPRESAS
TRABAJ. AFECTADOS
2009
14.009
549.282
2010
13.029
302.746
2011
16.094
343.629
2012
27.570
483.313
2013
21.228
379.972
2014
10.637
159.566
2015
7.336
100.522
Fuente: Ministerio de Trabajo
El descenso de expedientes de regulación, que incluye cierres, despidos y reducciones de jornada, da a entender que puede estar acabando el ciclo de reorganización de la economía en el país, que no hay que confundir con el final de la crisis. Nuevos recortes impuestos por la Unión Europea o una nueva caída en la crisis podrían agudizar la pérdida de capacidad productiva y del tejido industrial y productivo.
Elecciones sindicales
El resultado a finales de 2015 confirma el mantenimiento de CCOO y UGT como los sindicatos con mayor representación en el conjunto del Reino. CCOO gana con 92.836 delegados y delegadas (ha perdido un 1,6%) y UGT ha obtenido 84.475. Ambos sindicatos suman el 70% de la representación sindical. CCOO gana en Andalucía, Catalunya, Madrid, Comunidad Valenciana, Aragón, Castilla La Mancha y Castilla y León, Extremadura y Canarias. UGT en Asturias, Cantabria Baleares, Navarra, Murcia y Rioja. ELA gana en Euskadi. Por federaciones, CCOO gana en Enseñanza, Industria, Sanidad, Servicios y Agroalimentaria. UGT en Construcción y Servicios Ciudadanía. No aparece, ni por la derecha ni por la izquierda, una alternativa sindical: CSIF ha crecido un 0,6% mientras que CGT lo ha hecho en un 0,3%.
Recuperar salarios y derechos
El proceso de recuperación de la movilización trabajadora pasa por la lucha por mejorar sus condiciones de trabajo, que incluye los salarios, la lucha contra la precariedad y los derechos arrebatados durante la crisis. La negociación de los convenios será un elemento central para recuperar la confianza de la clase trabajadora. Otro lo será la lucha contra los cierres de empresas, despidos, etc. Como vimos con el ejemplo de Coca Cola, resuelto victoriosamente, o la actual movilización para evitar el cierre de Arcelor en Zumárraga, tales movilizaciones no sólo afectan a las plantillas sino que pueden ser el catalizador de movimientos de solidaridad y de relación entre el movimiento obrero y la acción política. Porque la recuperación de derechos exige la movilización lo más amplia posible, pero también la acción política, la presión para cambiar las leyes. La exigencia de derogación de la reforma laboral aprobada por el PP en el 2012 implica esa combinación entre acción social y acción política, al final tiene que ser un nuevo gobierno y un nuevo parlamento quienes lo decidan.
Los comunes y las huelgas
La experiencia de la huelga del Metro de Barcelona, y también la de autobuses de Zaragoza, ha planteado el conflicto entre el gobierno de las instituciones y las reivindicaciones trabajadoras, por un lado, y el de las relaciones políticas entre el movimiento obrero organizado y las nuevas expresiones políticas de confluencia de izquierdas y ciudadanistas, por otro. Estos problemas hay que enmarcarlos en el proceso de cambio necesario tanto en el ámbito de la política como en el sindical. Gobernar las instituciones es un medio para el cambio y la satisfacción de las exigencias de la mayoría de la población y, por lo tanto, debe ponerse en función de esos objetivos. El movimiento sindical debe mantener su independencia y la defensa de las reivindicaciones obreras, pero también debe comprender que las confluencias y los movimientos ciudadanistas son aliados, y que los conflictos deben servir para reforzar ambas partes, pues solo así se logrará sumar la fuerza necesaria para los cambios políticos y sociales.  

jueves, 28 de abril de 2016

28 de abril. Día Internacional de la Salud y Seguridad en el Trabajo‏

Día Internacional de la Salud y Seguridad en el Trabajo. Una jornada reivindicativa, en la que CCOO exigirá a los partidos políticos que sitúen la seguridad y salud en el trabajo en el centro de sus prioridades, para forzar un cambio de rumbo y revertir la actual regresión en materia preventiva, que ha desembocado en un aumento de la siniestralidad laboral.

Como ha denunciado el secretario confederal de Salud Laboral y Medio Ambiente de CCOO, Pedro J. Linares, "en España vivimos una situación de urgencia respecto a la seguridad y salud laboral. Desde 2012 asistimos a una escalada continúa de accidentes de trabajo y no vemos que los poderes públicos tomen las medidas necesarias para frenar este desastre"
http://www.ccoo.es/cms/g/public/o/7/o88387.pdf

Más aquí: http://verdecoloresperanza.blogspot.com.es/2012/08/los-industriales-ponen-deliberadamente.html#links

lunes, 11 de abril de 2016

“La mejora de los salarios mínimos es la mejor herramienta para combatir la pobreza en el trabajo”. Entrevista a Joaquín Nieto, director en España de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)

El Captor

Joaquín Nieto Sainz -Mendavia (Navarra), 1956- ocupa desde el 1 de mayo de 2011 la Dirección de la Oficina en España de la Organización del Trabajo Internacional (OIT), agencia de las Naciones Unidas (ONU) especializada en materia laboral y cuya estructura tripartita -gobierno, empresas y trabajadores- persigue el fortalecimiento del diálogo social, entre otras de sus misiones y objetivos.

Profundizamos así en la nueva sección de entrevistas que progresivamente irán publicándose en El Captor, ofreciendo en exclusiva la extensa y enriquecedora conversación mantenida hace escasas semanas con el máximo representante de uno de los más relevantes organismos institucionales en el ámbito socio-laboral de España.

Resulta un privilegio poder entrevistar al director en España de la OIT, una institución clave a nivel mundial.

Y a punto de ser centenaria. En el contexto de la preparación del centenario en 2019, la OIT ha lanzado la ‘Iniciativa sobre el futuro del trabajo’, un debate mundial para responder a preguntas como; ¿Qué va a ser del trabajo a lo largo del siglo XXI? ¿Habrá suficiente? ¿Se evitará la pérdida de toda una generación de jóvenes? ¿Cómo afectará al trabajo la evolución tecnológica? ¿Cómo la evolución demográfica? ¿Qué cambios e impactos serán debidos a la protección ambiental para evitar el desastre climático y ecológico? ¿Qué modificaciones en la organización del trabajo y la producción y en las organizaciones de empleadores y trabajadores?

Dada la magnitud de los retos, ¿poseen las instituciones llaves maestras para crear las condiciones que nos permitan afrontarlos? ¿Qué instituciones: las españolas, las europeas…? Lo que le sucede a España está íntimamente ligado de manera inmediata con lo que sucede en el mundo y en Europa. Los problemas españoles no son intrínsecamente españoles; están asociados a problemas y decisiones tomadas en Europa. Es imposible hoy hablar sólo de políticas nacionales. En nuestro informe 2016 “Tendencias y perspectivas mundiales del empleo” prevemos que la senda de la creación de empleo en España no va a estar exenta de dificultades. En la economía española hay sectores como el exportador -muy importante y dinámico- que es muy sensible a la coyuntura internacional, que presenta unas perspectivas sombrías dada la situación en los países emergentes. Otros sectores dependen más de la demanda interna, que se ve constreñida por las políticas de austeridad. El gran riesgo es que fruto de la austeridad extrema que ha provocado la caída de ingresos y la devaluación salarial, España –que está conociendo una recuperación económica pero sin recuperación social- caiga en otra crisis económica antes incluso de reiniciarse la recuperación social.

Ciertos resortes institucionales sí influyen positivamente en la recuperación de la demanda interna, como por ejemplo la modulación del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).

Por supuesto. Existen restricciones que provienen de la esfera internacional, pero existe también un margen positivo para aplicar políticas internas. Los poderes públicos influyen, es evidente. Por ejemplo, han sido ellos los que han decido aplicar políticas de austeridad extrema en Europa y en España. Eso es una opción política, activar la recuperación salarial elevando, por ejemplo, el salario mínimo, es también una opción política. Pero no todo acaba ahí. También influyen las decisiones adoptadas por las asociaciones empresariales y de trabajadores. En la activación de la demanda interna es muy importante lo que pase en la negociación colectiva, con los acuerdos salariales alcanzados en los convenios. Empresarios y sindicatos firmaron un acuerdo confederal que contemplaba una elevación moderada de los salarios. Esto ha influido positivamente en los convenios firmados que han acordado mejoras salariales. Los poderes públicos son decisivos pero no suficientes, es necesario que el conjunto de la sociedad actúe.

A veces da la sensación de que incluso las decisiones tomadas en un marco de diálogo social avanzan por una áspera deriva, me refiero al abaratamiento de los costes por cese o despido.

Esas medidas de abaratamiento de los costes del despido se han adoptado en ausencia de diálogo social, esa es la realidad. Las partes tenían distintas posiciones. Las organizaciones sindicales defendían la flexibilidad interna –para mantener al máximo el empleo en cada empresa–, pero no la flexibilidad externa, por considerar que abarata y estimula el despido favoreciendo la sustitución de trabajadores con cierta antigüedad y salarios más elevados por otros sin antigüedad y salarios menores. Lo que ha habido desde que se inició la crisis es una ausencia de diálogo social, lo que ha favorecido el abaratamiento de los despidos, la sustitución de empleos por otros de menor calidad y la reducción de la calidad del empleo.

También influirá la economía. El impacto de las reformas laborales sobre el empleo está sobrevalorado. La evolución del empleo no depende tanto de las relaciones laborales como de otros factores, como la política económica y el modelo productivo. Se crea empleo cuando hay decisiones económicas que revitalizan la economía y la inversión estimulando la creación de empleo. El modelo productivo, es decir la estructura productiva por sectores, es también decisiva. En España, sin ir más lejos, el marco regulatorio básico de las relaciones laborales es único, por ser estatal. Pero hay Comunidades autónomas con la mitad de desempleo que otras. Las diferencias se encuentran en sus modelos productivos; los más diversificados, industrializados y modernizados hacia los requerimientos internacionales de sostenibilidad tienen más empleos y éstos son más estables. Antes comentaba que el sector exportador ha tenido un comportamiento dinámico incluso durante la crisis. Que no sea el sector con empleos más precarios y de peor remuneración sino todo lo contrario, nos da pistas muy significativas. En lo que sí influye la regulación es en la calidad del empleo.

Algunas conclusiones tan evidentes luego no se plasman en la práctica. Lo cierto es que a los trabajadores se les exige flexibilidad y eso es algo muy difícil de conjugar con la estabilidad.

Cuando se habla de flexibilidad tenemos que distinguir entre flexibilidad interna y flexibilidad externa. La interna se negocia y puede ser un elemento de conservación y mantenimiento de los empleos en la empresa, mientras que la externa consiste en un marco regulatorio que permite decisiones unilaterales por parte de la empresa, que suele traer consigo más despidos y una menor estabilidad de los empleos. Detrás de los grandes términos como ‘flexibilidad’ hay que buscar mayor nivel de precisión para saber de qué se está hablando. También convendría discernir las tendencias en la evolución del empleo. No todo el empleo ha evolucionado hacia la precariedad, aunque existe una tendencia general -que es mundial- hacia una mayor precarización. Pero a la vez también existen sectores en los que el empleo va ganando mayores niveles de estabilidad. Y el potencial mundial de este proceso es inmenso. Más de la mitad de los empleos en el mundo están en la economía informal, pero se pueden formalizar. En el marco de la OIT, gobiernos, organizaciones empresariales y sindicatos han iniciado un camino para facilitar la transición de la economía informal a la economía formal.

Aunque alguno de los últimos informes de la OCDE indica que España tiene una de las tasas de minijobs en el mercado juvenil más altas del mundo.

Sí, esta es también una tendencia general de los últimos años, la del empleo a tiempo parcial, que ha generado una especie de efecto sustitución de empleos a tiempo completo por otros a tiempo parcial y peor remunerados. Así, el número de contratos puede aumentar estadísticamente, sin que aumente el número real de empleos creados y de horas remuneradas. Lo que sí aumenta es la situación de pobreza entre los empleados. Ya no basta con tener un empleo para salir de la pobreza y cada vez hay más trabajadores pobres. En España superan en un tercio la media de la Unión Europea (12,5% versus 9,5%). Además se encuentran principalmente en los trabajadores por cuenta propia, algo a tener en consideración en el momento de alentar qué tipo de empleos se crean.

Si apostamos por un modelo de emprendedurismo masivo las tasas de fracaso serán enormes y aumentará la pobreza.

Lo importante a considerar es que a partir de ahora los gobiernos van a estar obligados tanto a reducir el desempleo como a reducir la pobreza. La agenda 2030 de Naciones Unidas en vigor desde el 1 de enero de 2016 establece en el Objetivo 1.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible la obligación de reducir la pobreza en cada país a la mitad de su pobreza relativa (es decir de aquellas personas cuyos ingresos anuales están por debajo del 60% de la mediana). Esta nueva agenda de Naciones Unidas –los ODS– ya no está dirigida sólo a los países en desarrollo o menos desarrollados como era antes, sino que vincula también a los países desarrollados, porque existe un sur dentro del norte, y sus gobiernos van a tener que explicar qué están haciendo para reducir la pobreza y adoptar medidas coherentes.

Creo que en este sentido podríamos hablar del término “Complemento Salarial”.

Están apareciendo varias propuestas a este respecto y todas son algo confusas en relación a su modalidad y su posible aplicación.

Todas parecen ir orientadas hacia el uso de recursos públicos para complementar la remuneración de los trabajadores.

El salario es salario y las ayudas públicas son ayudas públicas. Hay una amplia red de protección social con ayudas públicas. También hay un sistema de incentivos a la contratación, reducciones y exenciones de cotización y otras subvenciones a las empresas que son ayudas públicas. En lo que se refiere a los trabajadores, la OIT considera que tienen derecho a un trabajo decente y a la protección social. Si los trabajos son decentes, es decir con salarios dignos y protección social, no sería necesario activar un sistema añadido de ingreso salarial. En cuanto a la protección social, hay numerosos mecanismos para garantizar unos ingresos mínimos para todas las personas y muchas fórmulas en debate, desde la garantía de renta mínima a las propuestas de renta básica. En cuanto a los ingresos salariales, el salario mínimo es una buena fórmula. Además, la mejora de los salarios mínimos es la mejor herramienta para combatir la pobreza en el trabajo e incluso para dinamizar la economía y la demanda interna. Nosotros creemos que en países como España hay un margen importante de mejora en este aspecto. La carta social de la UE ya apunta a un salario mínimo de al menos el 60% de la mediana de los salarios. Esto daría una buena respuesta a la situación de trabajadores pobres. Los complementos para aquellas personas que trabajan a tiempo parcial y no completan un salario mínimo mensual son parte de la esfera de la protección social. Las subvenciones a las empresas son parte de las políticas activas de empleo.

¿Qué opina sobre la posibilidad de limitar la realización de horas extraordinarias para incrementar las posibilidades de ocupación de los parados, tal y como establece el artículo 35.2 del Estatuto de los Trabajadores en España?

Dicho artículo da una posibilidad a los poderes públicos de actuar al respecto. El problema con las horas extra en España hoy está relacionado con lo que se conoce como economía sumergida, que en OIT denominamos “trabajo no declarado”. Es posible que la actividad económica no declarada no haya aumentado en tiempos de crisis y se mantenga en valores que rondan un 20%. Pero sí que se observa un desplazamiento de las modalidades del trabajo no declarado hacia las horas extras no declaradas, lo que da pie a pensar que parte de las contrataciones a tiempo parcial no son sino artificios para declarar menos a la Seguridad Social. La actuación de los poderes públicos en el sentido que usted comenta tiene su complejidad y debería empezar por hacer aflorar las horas extraordinarias realmente realizadas pero no declaradas aunque remuneradas y las no declaradas ni remuneradas. De hecho, se está dando cierto reparto del empleo, porque si comparamos el total de las horas de trabajo realizadas en 2015 en relación a las realizadas en 2011, resulta que son algo menos pero el número de ocupados ha crecido ligeramente en ese período lo que sugiere que se ha dado un cierto reparto del empleo, pero con peores salarios y menor protección social.

Respecto a lo que usted citaba sobre el “trabajo no declarado” nos enfrentamos al problema de la sostenibilidad del sistema de pensiones.

La sostenibilidad del sistema de pensiones público y de reparto depende fundamentalmente del empleo, es evidente, y la mejor forma de hacer sostenible el sistema es el fortalecimiento de la población activa y la plena ocupación. No obstante, atendiendo también a variables demográficas y a las necesidades de la sociedad está claro que el sistema debe nutrirse de ingresos fiscales que provengan no solo de lo que llamamos ingresos contributivos, las cotizaciones sociales, sino también de impuestos. Si hay que mejorar los ingresos en el sistema de pensiones no necesariamente eso tiene que significar elevar las cotizaciones sociales, puede conseguirse con una mayor tributación de los beneficios u otros impuestos.

Debe de haber una reflexión sobre el conjunto del sistema fiscal. Tenemos unos sistemas de recaudación fiscal en los que el uso de los recursos humanos en forma de empleo está muy gravado a través de las cotizaciones sociales, y sin embargo los recursos humanos son abundantes y el empleo escaso. Mientras que el uso de los recursos naturales no está tan gravado, siendo recursos muy escasos pero muy empleados, cuyo consumo debería reducirse. Para estimular la eficiencia energética y de los recursos naturales por un lado y para estimular la empleabilidad por el otro, debería producirse una especie de trasvase impositivo, bajando cargas a la empleabilidad de los recursos humanos y aumentando impuestos al uso de recursos naturales, con un balance que podría ser neutro o no desde la perspectiva de los ingresos fiscales dependiendo de las necesidades de cobertura del sistema.

¿No se debería definir con mayor precisión toda propuesta de financiación alternativa? El cómo se debe hacer con detalle corresponde a las partes discutirlo y decidirlo; al gobierno, a las empresas y a los trabajadores de manera tripartita. Lo único que sí quiero añadir a esta reflexión es que cualquier nueva articulación debe ser simultánea, justa y pensada en el medio y largo plazo, no sea que la reducción de cotizaciones no sea cubierta por los nuevos impuestos y se desmorone el sistema.

También debería seguir siendo solidaria, como lo es el sistema público de reparto de pensiones, que es un sistema solidario inter-generacional e intra-generacional. Inter-generacional porque la generación laboralmente activa mantiene a las generaciones pasivas, que a su vez han contribuido en el pasado o contribuirán en el futuro a sostener el sistema. Intra-generacional porque el abanico de salarios es mucho más abierto que el de las prestaciones contributivas.

Y por supuesto debe ser el fruto del diálogo social. Si de lo que se trata es de mejorar los ingresos de manera justa, el diálogo social siempre encontrará el modo de hacerlo. Y lo mismo si hay que moderar las prestaciones. Porque entonces los distintos intereses se conjugan y aumenta la creatividad a la hora de encontrar soluciones. Si solo es una parte la que actúa, o si por ejemplo, a la hora de reformar los sistemas públicos de reparto, predominan las reflexiones y estudios y propuestas que provienen del sector privado de pensiones, entonces se producen distorsiones interesadas tanto del análisis como del diagnóstico, las previsiones y las soluciones. Hay que analizar la sostenibilidad de los sistemas públicos, pero también de los sistemas privados, porque ambos tienen fortalezas y debilidades que hay que considerar.

Fuente: http://www.elcaptor.com/economia/mejora-salarios-minimos-combatir-pobreza-trabajo
(Foto de Rosa Peña: Primavera en mi barrio. Rivermark. Santa Clara. California)

sábado, 19 de diciembre de 2015

La demonización de la clase obrera.

Escribe Owen Jones en su espléndido libro Chavs: La demonización de la clase obrera, “La Cámara de los Comunes no es representativa, no refleja al país en su conjunto. Es demasiado representativo de abogados, periodistas metidos a políticos, diversas profesiones, sobre todo profesores de universidad…Hay pocos que hayan trabajado en centros de atención telefónica o en fábricas, o hayan sido funcionarios municipales de rango bajo… Antiguamente había una tradición, sobre todo en los escaños laboristas, de diputados que habían empezado trabajando en fábricas y minas. Esa época pasó hace mucho”. Si trasladamos esa reflexión a la composición del Congreso de los Diputados y de los parlamentos de las comunidades autónomas llegaríamos a una conclusión bastante parecida. El neoliberalismo no solo ha representado un ataque a los derechos de las clases trabajadores sino también, entre otras cosas, una modificación de la representación política y ha dedicado un ingente esfuerzo para cambiar la percepción de la sociedad respecto a las clases sociales. Algo así como “si parece que las clases sociales se han difuminado lo tendremos mejor para que siga gobernando nuestra clase social”. Volviendo al libro citado, algo que lograron en el Reino Unido Margaret Thatcher venciendo a los mineros en 1985 y descabezando y desorganizando al potente movimiento sindical y posteriormente el dirigente laborista Toni Blair pretendiendo que “todos somos clase media”.

La campaña electoral que finalizará el próximo 20 D anuncia un cambio, más allá de quien gane o de las combinaciones de gobierno que puedan formarse, las cosas ya no podrán hacerse de la misma manera. Habrá que reconocer que ese cambio puede quedar lejos aún del que hace unos meses podía vislumbrarse, destinado a abrir un proceso o procesos constituyentes y a cambios en las políticas económicas y sociales favorables a las clases trabajadoras. Pero sí podemos constatar que tanto entre los candidatos de las izquierdas como en los contenidos de las campañas hay muy poca presencia de la clase obrera organizada. Cuando podamos hacer un análisis sociológico de los nuevos diputados y diputadas es muy probable que encontremos un panorama parecido al que denuncia Owen Jones en su libro. Y eso es una anormalidad.

El proceso de cambio que desde posiciones de izquierda se ha ido gestando es el resultado de varios factores: la rebelión del 15M, las huelgas generales contra las reformas laborales, las luchas y mareas contra los recortes en los derechos públicos, las movilizaciones contra los desahucios, el movimiento soberanista en Catalunya… y en todos ellos ha habido un peso importante, si no fundamental, del mundo del trabajo y de su expresión organizada, el movimiento sindical. Las candidatas y candidatos, allí donde hay confluencia (Catalunya, Valencia y Galicia) en Podemos, en Unidad Popular-IU, en Bildu… representan una gran renovación, son el reflejo del conjunto de esas protestas ciudadanas, pero se nota la falta de representantes del mundo del trabajo.

Sindicalismo de clase
Si compartimos “que el trabajo es la fuente de toda la riqueza y la medida de todos los valores” hay que apostar por colocar ese problema en el centro porque sino estamos mareando la perdiz a la hora de buscar alternativas para salir de la crisis y organizar un cambio real a favor de las clases trabajadoras. Hay, además, otro aspecto fundamental: difícilmente podrá haber mayorías sociales de cambio a la izquierda sin la presencia activa y visible del movimiento obrero.

El objetivo de los capitalistas y sus políticas neoliberales para afrontar la crisis ha consistido en reducir salarios, enviar al paro a millones de personas, recortar derechos, generalizar aún más la precariedad y debilitar al sindicalismo, especialmente a través de la última reforma laboral. Un proceso de cambio político y social exige reconquistar todo lo que ha sido arrebatado. Por eso el trabajo debe situarse en el centro, porque no hablamos sólo de un empleo sino de todo lo que está relacionado con él: un salario decente para tener independencia económica, derechos (un convenio colectivo, una jornada laboral, vacaciones, salud, formación, etc.) pero también trabajo en el sentido de organización de clase de los trabajadores. Existe una relación mutua: si hay trabajo puede haber sindicato, si hay sindicato hay derechos.

La política neoliberal, la del PP y la que anuncia Ciudadanos, persigue lo contrario. Sabe que sin trabajo no hay organización. Si el salario es bajo hay menos sindicación. A mayor precariedad hay menos sindicalismo y si hay menos sindicato hay menos derechos, salarios inferiores, jornadas más largas, salud laboral más precaria. No nos limitamos a los derechos laborales, porque la defensa de los derechos de ciudadanía, salud, educación, formación, vivienda, cuya defensa incumbe al conjunto de la sociedad, necesita también de organización y de confluencia entre los diversos actores. Por ejemplo, las mareas contra los recortes en sanidad o educación se basaron en la colaboración de intereses entre los trabajadores y la población.

Se puede debatir y confrontar opiniones sobre si la política de las direcciones sindicales ha sido la adecuada para la actual situación, pero no hay ninguna duda de que el sindicalismo es la base para la resistencia.

A través del sindicalismo de clase, tanto de los grandes sindicatos como de los alternativos, es como se organiza la clase trabajadora, porque aunque el nivel de afiliación sea relativamente bajo (alrededor de un 15%) no lo es a través de la representación que significa la elección de los delegados sindicales. Con datos cerrados del 2011, se eligieron más de 300.000 delegados, votaron más de 4,7 millones de personas sobre un censo de 7,2, un 65% de participación. Si añadimos los miles de convenios negociados y firmados, incluso con las restricciones impuestas por la reforma laboral, y las negociaciones y acuerdos de empresa, y las asambleas y movilizaciones de protesta, tanto a nivel de empresa o sector como en defensa de derechos generales de la ciudadanía, sanidad, educación, etc., tendremos un panorama del instrumento organizador y movilizador del sindicalismo de clase, completamente imprescindible para cualquier cambio social por la izquierda. No se puede ignorar.

Sindicalismo y política
Pero también en el sindicalismo hay que reflexionar sobre qué papel y qué iniciativas puede tomar para jugar un papel más activo en los procesos de cambio. En su momento tuvo que luchar para defender su autonomía e independencia en la toma de decisiones, pero eso no puede entenderse como una abstención o separar artificialmente los ámbitos de la política y los del sindicalismo. Es cierto que son relaciones complejas y no siempre tienen un único sentido, pero también es necesario ponerlas a debate.

Ante los ataques brutales que se han vivido el sindicalismo por sí mismo no ha podido defenderse ni defender los derechos de las clases trabajadoras. Se necesita el máximo de alianzas posibles para derrotar a un enemigo fuerte. Alianzas con otros movimientos sociales, alianzas con los partidos, con las asociaciones de vecinos, mareas, etc. Con todo quien esté dispuesto a luchar contra las políticas neoliberales. Y hay que hacerlo con espíritu unitario, sin pretender hegemonías de uno u otro, sino con la convicción de que sólo la suma y la movilización pueden lograr volver a conquistar los derechos. Para que la clase obrera esté en el centro del cambio social, el sindicalismo también tiene que reivindicar su lugar y su papel en la política.

Toda lucha laboral o social es una expresión de lucha de clases y por lo tanto política: unas veces se expresa en la negociación de un convenio colectivo o en la lucha contra la precariedad y otras en la exigencia de nuevas leyes o derechos universales para la sociedad y en todas ellas la participación del “trabajo asalariado” es determinante (ya sea como trabajador o como ciudadano)

La perspectiva de un cambio político y social exige cambios en las organizaciones y en las relaciones entre ellas, será el esfuerzo colectivo lo que permitirá derrotar a la derecha, tanto con los votos como con la movilización social.

Porque para el día después del 20 D hay amenazas bien concretas: la Unión Europea ya ha anunciado que exigirá una reducción de 7.000 millones al próximo gobierno que surja de las urnas, o sea más recortes; también que debe ampliar aún más la reforma laboral, menos derechos y/o abaratamiento del despido y /o reducción de pensiones, y sino pondrán por delante la propuesta de contrato único de Ciudadanos, que es otra vuelta de tuerca a las anteriores reformas laborales.

Por eso hay que colocar el empleo y la recuperación de los derechos laborales en el centro del debate y la acción. Tal como lo explican los sindicalistas, cambio es también poner en el centro el conflicto capital-trabajo, o sea la lucha de clases.

Miguel Salas Miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso Fuente: www.sinpermiso.info, 13 de diciembre 2015

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Mejor unidos, como siempre. En memoria de Cipriano García y Ángel Rozas

I- Si algo ha demostrado la historia es que las derrotas de los trabajadores siempre han venido por la división o cuando se han dejado arrastrar por proyectos insolidarios. Los que firmamos este artículo somos personas que, en momentos difíciles, hemos dirigido las luchas de los trabajadores por la democracia y el bienestar social. Ahora vemos, con gran preocupación, que se nos quiere separar. Se pretende poner por encima de nuestros valores y compromisos solidarios unos proyectos identitarios, con el objetivo de dividir un Estado democrático que los trabajadores, más que nadie, fueron capaces de conquistar. Este problema se ha agravado por la crisis económica, por una sentencia del Tribunal Constitucional que modificó el nuevo Estatuto de Cataluña y por la política de los nacionalistas de encubrir sus medidas antisociales y la corrupción bajo la bandera de la separación.

Pero no olvidemos que las libertades y los derechos sociales conquistados —hoy en peligro— son el producto de las luchas de todos los españoles. Porque en todos los lugares hay hombres y mujeres que se levantan contra las injusticias, sabiendo que formamos parte de un proyecto común de avance social y que si nos va mal a unos les irá mal a todos.

II- Luchamos juntos contra la dictadura, fuimos represaliados, muchos perdieron la vida y otros conocimos la cárcel. Nuestros represores pertenecían a todos los territorios de España. Así se forjó el movimiento obrero de nuestro país, que fue decisivo en la conquista de las libertades. En las movilizaciones por la libertad sindical, la amnistía y los estatutos de autonomía, los trabajadores estuvieron a la cabeza, mientras los que hoy se presentan como adalides de confusas liberaciones nacionales, o no se enfrentaron a la dictadura con igual decisión o ni siquiera lo intentaron.

III- Se defendieron todas las causas justas sin pensar a qué territorios afectaban. Y si hoy existen notables diferencias de desarrollo entre distintas autonomías, no se debe a que unos seamos más listos o laboriosos que otros sino a que la desigualdad es una constante en el desarrollo del capitalismo y a que los diversos sectores de ese capital siempre han pactado repartirse las zonas de influencia. Eso explica, históricamente, las grandes corrientes migratorias en el interior de España, de las zonas más pobres a las más ricas. Pero también es indiscutible la contribución de esos emigrantes al desarrollo económico y a la conquista de las libertades en Cataluña. Nos interesa recordar que ya en junio de 1967, la Primera Asamblea Nacional de CC OO reconocía las reivindicaciones nacionales del País Vasco, Cataluña o Galicia "sin anteponerse a las de tipo social o sindical ni a la unidad de acción de todos los trabajadores españoles".

IV- Hoy la crisis económica se aborda provocando millones de desempleos, reduciendo salarios y pensiones, desahuciando a los más pobres, reduciendo las inversiones en educación y sanidad, facilitando el despido. Todo ello en el contexto de la corrupción más vergonzosa jamás conocida en el periodo democrático. Medidas antisociales y corrupción que afectan sobre todo a PP y a CiU, por mucho que este último se envuelva en la "independencia" con el fin de ocultar sus vergüenzas y sus políticas antisociales.

V- Siempre se han defendido, desde el mundo del trabajo, los derechos democráticos que han sido la expresión de su fuerza unitaria. Todo quebranto de dicha unidad conduciría a la debilidad del movimiento de los trabajadores, y de la izquierda. Es más, en la época de la globalización, en una UE que decide cada vez más sobre nuestros asuntos, las opciones de ruptura y división nos debilitarían hasta hacernos irrelevantes. No deberíamos olvidar nunca que la solidaridad es la esencia del sindicalismo y no hay acto más insolidario que desgajar una parte del conjunto cuando, como en este caso, es una de las más ricas. El que haya afiliados a favor de la independencia no debe ser obstáculo para que las organizaciones sindicales tengan una posición clara ante lo que supone un atentado contra los intereses de los trabajadores. Desde luego, no estamos por el inmovilismo actual. Apostamos por una reforma de la Constitución que amplíe los derechos sociales, que mejore nuestra convivencia democrática y el encaje de todos en una España mejor. Por eso los que luchamos juntos queremos seguir unidos dentro de una España y una Europa federales, garantía de que podremos avanzar en las conquistas sociales y democráticas.

 /  /  23 SEP 2015
Este artículo lo firman también Paco Acosta, Pedro Santiesteban y Miguel Ángel Zamora. Los autores son cofundadores de CC OO y fueron represaliados por la dictadura.

lunes, 3 de agosto de 2015

Entrevista a Aitor Martínez, abogado de Derechos Humanos y autor del informe “Masacre de Curuguaty” “Paraguay es uno de los países de América Latina con más líderes campesinos asesinados”

Desde que finalizara la dictadura de Stroessner y comenzara el periodo democrático en Paraguay, en el año 1989, han resultado asesinados o desaparecidos 115 dirigentes campesinos, según el informe Chokokue. Paraguay registra una de las cotas más elevadas de América Latina, aunque el hecho no trascienda habitualmente fuera del país. Recuerda esta circunstancia el abogado en materia de Derechos Humanos, Aitor Martínez, autor del informe “Masacre de Curuguaty” (presentado en octubre de 2012) para la Plataforma de Estudios e Investigación de Conflictos Campesinos (PEICC). El abogado e investigador trabajó en el equipo de defensa de los campesinos imputados por la masacre entre agosto de 2012 y enero de 2013. La causa fue elevada al Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que decidió contra Paraguay, y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde está pendiente de resolución.

Aitor Martínez es también abogado coordinador de la querella por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura de Stroessner (1954-1989), presentada en agosto de 2013 en Argentina. Actualmente trabaja en la Fundación Internacional Baltasar Garzón (FIBGAR) y en el despacho jurídico ILOCAD, dirigido asimismo por Garzón. “El caso Curuguaty no puede entenderse con independencia de la lucha por la tierra en Paraguay”, afirma Aitor Martínez, “el país más desigual de América Latina”. Un país que tiene como fuente económica principal el sector agrícola-ganadero, y que presenta tal concentración de tierras, “genera un conflicto social imposible de contener”. Algo más del 2% de los hacendados acumula la propiedad de la tierra en un país que, pese a ser uno de los principales productores de alimentos de la región, también es uno de los países con mayor malnutrición. “Este modelo de inequidad se gestó en gran medida durante la dictadura de Stroessner”, remata el abogado.

P-El 15 de junio de 2012 se produjo la llamada “masacre de Curuguaty”, en la que murieron 17 personas (11 campesinos y 6 policías). Por los hechos, que terminaron en la destitución del presidente de Paraguay, Fernando Lugo, hay actualmente procesados 13 campesinos (ningún miembro de las fuerzas policiales). ¿Por qué se ha postergado el juicio en diferentes ocasiones, hay algún interés en ello? ¿Hay alguna posibilidad de que se aplace de nuevo?

La investigación de los hechos está llena de irregularidades. Se presentaron numerosas nulidades en la audiencia preliminar que ni siquiera se evaluaron, por lo que el caso se elevó a juicio oral en situación precaria.

Todas estas irregularidades, nulidades y acusaciones sin fundamento fueron elevadas en queja a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en marzo de 2014 (se abrió la P-417/14 actualmente en curso).

Entre otras graves irregularidades, se alertó del hecho de que se estaba acusando a los campesinos por invasión de inmueble ajeno sin que se hubiera aportado el titulo de la tierra por parte del Fiscal. Evidentemente no puede aportarlo porque la tierra no pertenece a Blas N. Riquelme, terrateniente que había accionado el desalojo. Esto significa se ha realizado una acusación sin que exista la mínima y elemental prueba de cargo, la ajenidad del inmueble, lo que convierte la acusación en inquisitoria.

Es difícil para las autoridades paraguayas atreverse a celebrar un juicio que está siendo analizado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y que, de finalmente producirse, inapelablemente produciría la nulidad del mismo. No sé si se producirá un nuevo aplazamiento. Es probable que se vean forzados a hacerlo. Pero también puede suceder que no quieran seguir manteniendo esta situación y se celebre finalmente.

Me gustaría asimismo recordar que realmente murieron 18 personas. No debemos olvidar que Vidal Vega, el Presidente de la Comisión de Familiares Víctimas de Curuguaty, fue asesinado en la puerta de su casa por dos sicarios. Vidal Vega se encontraba colaborando con la Plataforma de Estudios e Investigación de Conflictos Campesinos (PEICC) en la defensa de los campesinos y el esclarecimiento de los hechos, sobre todo en lo relacionado a la situación de la tierra. Ha sido la víctima 18 de este luctuoso hecho.

P-Como autor del informe “Masacre de Curuguaty” y abogado de las víctimas, ¿observaste alguna relación entre la escabechina y la destitución del expresidente Fernando Lugo?
Desde que Lugo llegó al poder en 2008 comenzaron los movimientos de la oligarquía para expulsarlo del poder. Yo recuerdo haber llegado al país en esa fecha y ser raro el día que no había rumores de un golpe. Su promesa de una distribución más equitativa de la tierra era una amenaza que debía ser frenada a toda costa. De hecho, los cables, revelados por Wikileaks, de la embajadora norteamericana muestran abiertamente las conversaciones de políticos “colorados” que venían planeando de manera recurrente dar un golpe, duro o blando, contra Lugo. Finalmente ese golpe se materializó el 15 de junio de 2012.

Cuando ese día se produjo la masacre, los medios de comunicación “cerraron” inmediatamente una versión oficial: los campesinos, radicalizados por las políticas de la distribución de la tierra de Fernando Lugo, llegaron al punto de enfrentarse a la Policía. Sentenciaron ipso facto que un reducido grupo de campesinos había emboscado a la Policía y había producido la masacre. Los medios sentaban una versión oficial sin investigación alguna, como forma de coadyuvar con los partidos tradicionales, colorados y liberales, para poder destituir así a Fernando Lugo, un outsider de la política que había llegado al poder después de más de 60 años de monopolio político del Partido Colorado.

Lugo era una amenaza para el “statu quo” de Paraguay, con uno de los índices de desigualdad más altos del mundo, donde una pequeña oligarquía disfruta de una masiva concentración de la riqueza. Los principales medios de comunicación y la jerarquía política colorada son esa oligarquía que tenía como objetivo la destitución de Lugo para acabar con sus planes de distribución de la tierra a través de la recuperación de las tierras malhabidas.

Esto sentó las bases para que se planteara un juicio político de urgencia contra el Presidente de la República, en el que se le acusaba de haber sido el responsable de la masacre. El 22 de junio, sólo 7 días después de que sucedieran los hechos, y sin permitir ni una investigación (incluso se negó al Presidente crear una comisión de investigación), Lugo fue destituido. Se le dejaron unas pocas horas para su defensa, en una total violación del derecho a la defensa y el debido proceso.

P-¿Afectó la defenestración de Lugo a la investigación posterior de lo sucedido en Curuguaty? Por otra parte, ¿han observado la defensa y las organizaciones de derechos humanos irregularidades en el proceso de Curuguaty?
Lo peor es que con la destitución de Lugo, se sentó una verdad en sede legislativa que ya no podía ser alterada. Si posteriormente se demostraba que la masacre no era tal y como se había descrito por los medios, y como los parlamentarios colorados y liberales habían relatado, se caería toda una destitución presidencial; desde ese momento había que asegurar que la investigación posterior cuadrara con lo afirmado en sede parlamentaria.

Y es ahí donde empiezan todas las irregularidades de este proceso. Cuando yo llegué a Paraguay a investigar la masacre, la verdad “oficial” estaba asentada, pero a medida que investigábamos, descubríamos que nada era como se había afirmado. Fuimos desmontando la versión oficial y descubriendo las falsedades de la Fiscalía en el proceso que avanzaba, hasta el punto de que Paraguay fue condenado nada menos que por el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas en 2013, tras la presentación de nuestro informe.

Por ejemplo, encontramos un vídeo en el que se observa que no se había producido ninguna emboscada, sino que los campesinos estaban con sus mujeres y niños en medio del recibimiento a la comitiva policial. Además, pudimos observar la diferencia de fuerzas en el procedimiento, con 354 efectivos policiales especializados que, supuestamente, fueron emboscados por una treintena de campesinos.

Acreditamos que la tierra no era de Blas N. Riquelme, terrateniente de la zona y ex Presidente del Partido Colorado que había instado el desalojo, sino que efectivamente la tierra era pública y estaba destinada a la reforma agraria, tal y como argumentaban los campesinos. También pudimos determinar que la Fiscalía venía solicitando desalojos, mientras que el juez de zona le otorgaba permisos de allanamientos, afirmando constantemente ambas autoridades la existencia de título de propiedad de Riquelme, algo radicalmente falso.

Ni que decir tiene que cuando acudimos a la Carpeta Fiscal del proceso abierto descubrimos que ninguna prueba apuntaba a lo que se afirmaba. Por ejemplo, según las pruebas de hisopos las 6 escopetas incautadas no habían sido disparadas, es decir, no tenían resto de pólvora, excepto una de ellas, que aunque tenía restos precisamente estaba rota y no pudo accionarse. Además, las pruebas de parafina en las manos de los campesinos demostraron que no habían disparado armas.

Por otro parte, encontramos que se habían introducido pruebas falsas en la causa, como una escopeta Maverick calibre 15 cuya desaparición había sido denunciada una semana después. Además, se habían ocultado pruebas, como los cientos de casquillos 5,56 mm que se encontraban en la zona y que pudimos acreditar mediante un vídeo que fueron entregados al fiscal de la causa, habiendo desaparecido de la misma. Lo mismo que ocurrió con la cámara del helicóptero que sobrevolaba la zona, que también desapareció sin ninguna explicación. Y todo ello con un rigor probatorio que llega hasta el punto de que se haya incluso denegado pruebas tan elementales como la dactiloscopia (toma de huellas dactilares) de las armas.

P-¿Qué conclusiones pueden extraerse del accionar de la policía?
Desde un primer momento se afirmó que los policías habían accedido desarmados. Sin embargo, presentamos un vídeo en el que se identificaba una cadena de disparos de armamento automático que abría la balacera. El Fiscal siempre negó que ahí hubieran comenzado disparos automáticos, aunque posteriormente acreditamos que había escondido los casquillos de armamento automático que le entregaron (grabado en un vídeo que puede consultarse).

Tampoco se investigó el accionar policial en relación a las ejecuciones extrajudiciales que le denunciamos al Fiscal. Se estima que, entre 7 y 8 campesinos pudieron morir ejecutados a sangre fría. Algunos han muerto por disparos en la boca, otros con disparos que han hecho estallar el cráneo a cañón tocante, otros campesinos heridos llamaron a sus familiares mientras estos escuchaban su ejecución, entre otros muchos casos.

Un caso particularmente sangrante es el hecho de que el día siguiente, los familiares de los campesinos, junto con periodistas que ya se habían desplazado a la zona, se decidieran a entrar en el predio para buscar a familiares que estaban desparecidos. Los propios medios de comunicación registraron cómo encontraron cuerpos de campesinos que habían sido escondidos entre los maizales de la finca. Con disparos en la frente de trayectoria descendente los cuerpos de Luís Paredes y De los Santos Agüero habían sido deliberadamente escondidos. Denunciamos estos intentos de comisión de desaparición forzada por parte de agentes de la autoridad y nada se ha investigado hasta el momento.

P-¿Cómo se produjeron las detenciones?
Los propios campesinos denunciaron que se habían cometido detenciones arbitrarias. Algunos de los detenidos afirmaban que jamás habían estado en esa finca. La orden de detención se había librado contra toda persona que estuviera en la finca en el momento de los hechos, o contra cualquiera que se encontrara inscrita en una pequeña lista que los campesinos tenían dentro de la finca para los pequeños aportes de alimentación del asentamiento (aunque la defensa jamás la ha visto, ya que parece ser que un Policía se cayó al agua con ella y se destruyó, lo que no evitó que se memorizaran todos los nombres).

Con una orden de detención tan genérica era normal que se produjeran detenciones arbitrarias. Sin embargo, ante el reclamo de algunos campesinos de haber sido detenido por animadversiones con policías, el fiscal jamás procedió a investigar. Por ejemplo, conseguimos vídeos donde se grababa a policías deteniendo a uno de los campesinos, Marcelo Trinidad, en el hospital cuando iba a visitar a un familiar, lo que demostraba que el informe de detenciones estaba falseado. Pedimos que imputara a los policías que se veían en el vídeo y al Policía que había falseado ese informe de detención, negándose a ello.

A todo lo anterior se une que pudimos demostrar denegación de auxilio a campesinos gravemente heridos. Incorporamos a la investigación fotografías donde se observaba a Arnaldo Quintana, con un disparo de entrada y salida en el intestino, que iba a ser recogido por una ambulancia, cuando dos policías cerraron la puerta del vehículo sanitario y le obligaron a montarse en una camioneta policial. Arnaldo Quintana estuvo a punto de fallecer por falta de atención médica. Incluso el propio conductor de la ambulancia reconoció los hechos a los medios. Pedimos al fiscal que imputara a los policías que se veían en las imágenes e igualmente se negó.

P-Ante todas estas denuncias, ¿de qué modo ha obrado la Fiscalía?
Evidentemente la pregunta que todos se deben hacer es, ¿quién es el fiscal de la causa? Pues bien, lo más importante que hay que señalar es que el fiscal de la causa fue cambiado en el momento en se decidió que se iba a hacer juicio político a Lugo. En ese momento la fiscal Ninfa Aguilar fue apartada de la causa y se entregó unilateralmente la investigación a Jalili Rachid, hijo de Bader Rachid, ex Presidente del Partido Colorado y amigo íntimo de Blas N. Riquelme, el también ex Presidente del Partido Colorado que había usurpado esas tierras y había accionado el desalojo sin ser legítimo propietario. Por si fuera poco, además, encontramos fotos del Fiscal Jalil Rachid en una cena íntima con Patricia Riquelme, sobrina nieta de Blas N. Riquelme, con la que presumiblemente mantenía una relación sentimental, foto tomada sólo 4 meses antes de la masacre, el 15 de febrero de 2012.

Es decir, el padre del fiscal Rachid, íntimo amigo de Blas N. Riquelme, decidía en el máximo órgano de dirección del Partido Colorado llevar a Lugo a juicio político, mientras se colocaba a su hijo unilateralmente y sin explicación alguna al cargo de la investigación. Fiscal Rachid es incluso militante del Partido Colorado.

Ninguno de estos hechos ha facilitado que se separe al Fiscal Rachid de la causa. En dos ocasiones se le recusó y en dos ocasiones fue negada su separación de la causa por parte de la Fiscalía General del país. Evidentemente no se debería ni haber llegado a plantear la recusación, simplemente porque él se debería haber inhibido de actuar en una causa que vincula penalmente al amigo de su padre, en la que su partido tiene intereses políticos, y en la que su padre cerró una versión oficial de los hechos que a todas luces iba a condicionar la objetividad investigadora de su hijo.

El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas instó a Paraguay a apartar al Fiscal Rachid para garantizar la independencia de las actuaciones. Ni aun siendo solicitada por una de las principales autoridades internacionales se consiguió. Evidentemente, que el Fiscal Rachid siga al frente de las investigaciones es determinante.

P-¿Apunta directamente el “Caso Curuguaty” a la estructura de la propiedad de la tierra en Paraguay (el 2,6% de los propietarios concentra el 80% de las tierras cultivables) o además se señalan otros intereses?
El caso Curuguaty no puede ser entendido al margen del contexto de la lucha por la tierra que existe en Paraguay. Estamos ante el país con la mayor desigualdad de América Latina (según el índice Gini). Un país que se dedica básicamente a la exportación de producción agroganadera del sector primario, y que tiene esa concentración de tierras, genera un conflicto social imposible de contener.

Es decir, el único medio de producción del país está en manos de poco más del 2% del país, mientras el resto sólo puede, en el mejor de los casos, trabajar en condiciones infrahumanas para esa minoría oligárquica. Curiosamente, Paraguay es uno de los principales productores de alimentos de la región, pero el que mayor malnutrición registra. Una tierra en manos de unos pocos, destinada a producir para vender fuera, con mano de obra campesina que no tiene acceso a esa mínima alimentación. Un escenario insostenible para crear una sociedad que se quiere llamar justa.

P-¿Cuál es el origen de este modelo de distribución desigual?
Este modelo de inequidad se gestó en gran medida durante la dictadura de Alfredo Stroessner. El dictador que más duró en el poder en toda América Latina entregó unilateralmente y sin arreglo a ningún procedimiento las conocidas como tierras malhabidas a allegados del Partido Colorado y militares fieles al régimen. La Comisión de Verdad y Justicia, órgano encargado de investigar los crímenes de la dictadura, determinó que aproximadamente 8 millones de Hectáreas fueron repartidas discrecionalmente entre lo que hoy es la oligarquía terrateniente paraguaya, pagada por favores al régimen dictatorial.

Este injusto status quo social se mantuvo hasta que en 2008 un líder religioso, Fernando Lugo, llegó sorpresivamente al poder desbancando al Partido Colorado después de más de 60 años en el poder. Nucleando el voto de todas las fuerzas minoritarias de izquierdas y con el apoyo del Partido Liberal, Lugo ganó las elecciones y trató de implementar un programa reformista, cuyo principal objetivo era la distribución de la tierra, como única forma de conseguir una justa distribución de la riqueza del país.

P-¿Amenazó el ejecutivo de Lugo los intereses de la oligarquía terrateniente?
Desde el gobierno de Lugo comenzaron a abrirse procesos civiles para conseguir recuperar las tierras malhabidas, algo que fue visto por la oligarquía como una amenaza que ponía en peligro sus históricos privilegios. Los llamados a un golpe de Estado eran constantes. Los editoriales de los medios, en manos de esa misma oligarquía, lo tildaban de “radical” y “comunista” al que había que apartar del poder de cualquier forma posible.

Ese es el contexto en el que se produce la masacre de Curuguaty. Una finca, Marina Kue, que precisamente figura entre las conocidas como tierras malhabidas en el Informe de la Comisión Verdad y Justicia, por haber sido ilegítimamente usurpada por el ex Presidente del Partido Colorado, Blas N. Riquelme. Unos campesinos que se asentaron en una tierra que, efectivamente, estaba destinada a la reforma agraria y que contaban con el beneplácito del INDERT, órgano encargado de gestionar esa distribución. Y una fiscalía que de manera clientelar venía recurrentemente desalojando a los campesinos sin cotejar el título de propiedad de los registros públicos, simplemente como forma de complacer a Riquelme.

Finalmente, la historia de la tierra cierra si tenemos en cuenta que el padre del fiscal que investiga este entramado, el también ex Presidente del Partido Colorado, Bader Rachid, figura asimismo como propietario de tierras malhabidas en el informe de la Comisión Verdad y Justicia. Probablemente eso haga comprender por qué su hijo no quiere investigar la titularidad de Marina Kue.

P-¿Es receptiva la opinión pública urbana (de las capitales y ciudades de Paraguay) a la batalla de los campesinos por la tierra? ¿Qué idea ofrecen los medios de comunicación convencionales de las luchas campesinas y, en concreto, de la memoria de Curuguaty?
La división social entre el mundo urbano en Asunción y la realidad rural del interior del país es palpable. La verdadera conciencia campesina se encuentra concentrada en las zonas más desfavorecidas del país. Lo que no quiere decir que en Asunción no exista una sensibilidad al respecto, pero sigue siendo por parte de grupos minoritarios de la ciudad.

A ello no ayuda el hecho de que los medios de comunicación, vehículos privilegiados de transmisión de la información en la ciudad, deliberadamente desarrollen una campaña de criminalización de los campesinos. Es común vincularlos a terroristas, comunistas, vagos o cualquier otro apelativo que estigmatice cualquier movimiento que hagan las comunidades campesinas del interior.

P-¿Continúan hoy los asesinatos de dirigentes y militantes de las organizaciones campesinas, tal como sucedió en Curuguaty? ¿Existe alguna contabilización de las víctimas en los últimos años?
En Paraguay se registra uno de los números más elevados de asesinatos de líderes campesinos de toda América Latina. Curiosamente es un asunto silenciado que no trasciende fuera de sus fronteras.

Según el informe Chokokue, que es actualizado continuamente, han sido asesinados o desaparecidos 115 dirigentes campesinos desde la llegada de la democracia en 1989.

En la mayoría de los casos las sospechas de los asesinatos recaen en terratenientes de la zona que podrían entender que la forma más fácil de acabar con un reclamo campesino, es eliminar al líder y descabezar al movimiento contestatario. El modus operandi suele ser el mismo: sicarios profesionales con el uso de armamento sofisticado, son quienes cometen los hechos. La respuesta pública es en la práctica totalidad de las ocasiones la misma, garantizar la impunidad absoluta.

P-¿Es un reduccionismo afirmar que el país está controlado por una oligarquía de la soja? ¿Qué peso tienen las compañías transnacionales?
En absoluto es un reduccionismo. Si hacemos un análisis estructural del país, efectivamente estamos ante un país netamente exportador de productos agroganaderos, principalmente soja. Además, con un modelo de producción latifundista y mecanizado, las grandes plantaciones de soja ni siquiera requieren de una gran cantidad de mano de obra, por lo que es un modelo productivo que produce una enorme pobreza nacional en términos generales; en cambio, para unos pocos propietarios genera enormes bolsas de riqueza por la exportación.

A lo anterior se une el drama de los agrotóxicos. Para una eficiente producción de soja los productores recurren al bombardeo de glifosato, destinado a eliminar la maleza de la tierra. Este químico, que a largo plazo destruye esa tierra y la hace infértil, además tiene graves consecuencias para la salud de los asentamientos campesinos cercanos a las plantaciones, sobre todo cuando se lanzan desde las avionetas.

P-¿Y en cuanto al narcotráfico?
Si a este modelo latifundista sojero, de concentración de riqueza y graves problemas sanitarios por el uso de agrotóxicos, le unimos el negocio del narcotráfico, tendremos un escenario desolador en el interior del país. Las bandas organizadas normalmente aprovechan esos latifundios enormes para establecer sus plantaciones de marihuana. Un lucrativo negocio que ha creado nuevas fortunas vinculadas a esta actividad ilícita. Fortunas que están empezando a desplegar la peor cara de este negocio, la violencia, con el repetido asesinato de periodistas en el interior del país que vienen denunciando esta actividad, como sucedió recientemente con el periodista Pablo Medina.

P-Por otro lado, fuiste autor de la querella que se presentó en Argentina, en agosto de 2013, por los crímenes cometidos en la dictadura de Stroessner (1954-1989). ¿En qué consistieron estos crímenes?
Paraguay sufrió la dictadura más larga de toda Latinoamérica, 35 largos años entre 1954 y 1989. Un régimen totalitario, de corte personalista, centrado en la figura de Alfredo Stroessner, y soportado sobre la triada de la conocida como “unidad granítica”: Gobierno, Fuerzas Armadas y Partido Colorado.

El stronismo estableció un sistema político orweliano, de absoluto control de la ciudadanía, con un férreo sistema de vigilancia social a través de los conocidos como pyragues (del guaraní espías, chivatos o confidentes), allegados al régimen que se esparcían por todo el país alertando de cualquier persona que pudiera ser sospechosa de animadversión al dictador.

Esta estructura totalitaria estableció una maquina de represión jerárquica, sistemática y planificada que cometió masivamente ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias, torturas sistemáticas, exilios forzados y otras graves violaciones a los derechos humanos. Para justificar todo este tipo de abusos, el régimen dictó el Estado de sitio permanente, a través de continuadas prórrogas, lo que permitía el uso de la detención arbitraria para la posterior tortura, ejecución, desaparición o expulsión del país. Además, se aprobaron las conocidas como leyes liberticidas (Ley 294 de 1955 de Defensa de la Democracia y Ley 209 de 1970 de Defensa de la Paz Pública y Libertad de las Personas) que facultaban a las fuerzas de seguridad para detener a cualquier persona sospechosa de ser simpatizante de ideologías progresistas.

P-¿Hay cifras contrastadas sobre estos crímenes/violaciones de los derechos humanos?
Por dar algunos datos oficiales recogidos por la Comisión Verdad y Justicia, un subregistro de lo que se ha podido documentar por este organismo, durante la dictadura uno de cada 124 ciudadanos paraguayos sufrió una violación de los derechos humanos. Se han documentado 19.862 detenciones arbitrarias, de las cuales el 91% de ellas no fueron en dependencias penitenciarias, sino en zulos de comisarías policiales; Paraguay contaba con los presos políticos de más larga duración de Latinoamérica, hacinados por más de 20 años en calabozos sin luz ni dependencias sanitarias.

Por otro lado, se documentaron 59 ejecuciones extrajudiciales, básicamente porque el régimen practicó preferentemente la desaparición forzada de los opositores (se han documentado hasta el momento 395 casos). La tortura fue una práctica generalizada: recibieron este trato el 90% de los detenidos, en 18.772 casos, contando el país con centros especializados de tortura como la Dirección General de Asuntos Técnicos (conocida como “La Técnica”, hoy Museo de las Memorias). A lo anterior se une el destierro de 3.472 personas que fueron expulsadas del país a la fuerza. Y todo ello junto a otras graves violaciones a los derechos humanos, de entre las que destacan la práctica de secuestro de menores de aproximadamente 15 años en dependencias del régimen, para ser sistemáticamente violadas por los jerarcas del país, como salió a la luz durante los trabajos de la Comisión Verdad y Justicia.

P-¿Ha habido en Paraguay una batalla por la memoria histórica, son conocidas estas violaciones de los derechos humanos por la opinión pública?
Después de la caída del régimen de Stroessner en 1989 no hubo ninguna depuración política del país. Los poderes ejecutivo, legislativo y judicial siguieron en manos del Partido Colorado. Por lo tanto, los responsables de la represión anterior siguieron en la mayoría de los casos impunes. Exceptuando algunas pocas causas contra policías de rango inferior, la impunidad fue la norma en el país.

Sin embargo, las victimas seguían presentando querellas, señalando a sus victimarios y exigiendo justicia. Pero la respuesta judicial era el “cajoneo” de las causas, quedando olvidadas en una impunidad que afecta a querellas presentadas hace ya más de 25 años.

Esta situación conllevó condenas por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por denegación de acceso a la justicia de algunas víctimas. Además, la Comisión Interamericana recomendó a Paraguay que abriera una Comisión de la Verdad que documentara los crímenes de la dictadura y diera traslado de sus investigaciones a la Fiscalía para que actuara contra los responsables.

De esta forma, y gracias a la presión de la sociedad civil y de las diversas instancias internacionales, Paraguay estableció en el año 2003 la Comisión Verdad y Justicia, que trabajó en la documentación de los crímenes de la dictadura hasta el año 2008. Recogió miles de testimonios, accedió a documentación clasificada (por ejemplo del Procedimiento 1503 que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU abrió contra la dictadura) e incluso investigó en profundidad el conocido como Archivo del Terror, toda la documentación de la represión que el régimen quería destruir pero que un activista, Martín Almada, descubrió en 1992 y hoy es material probatorio inmejorable para poder impulsar las causas penales.

La Comisión Verdad y Justicia terminó sus trabajos con la publicación de su Informe Final a mediados de 2008. En este informe se identificaban 448 responsables de gravísimas violaciones a los derechos humanos, dando traslado de todo el material a los poderes del Estado. Pero desde entonces no ha habido ninguna actuación penal contra estas personas. La Fiscalía sigue sin proceder contra ellos y las causas están paralizadas.

P-¿Algún organismo internacional ha señalado la responsabilidad del Estado de Paraguay?
El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas condenó a Paraguay por falta de persecución de estos crímenes en 2013. El Comité contra las Desapariciones Forzadas condenó igualmente a Paraguay por no identificar los restos de personas que los familiares encuentraron en las dependencias policiales, para cerrar así su duelo y poner fin a un delito permanente como es la desaparición forzada.

P-¿Cómo surgió la idea de la “querella argentina”?
Ante esta situación de impunidad, se decidió acudir a la justicia argentina a través del principio de jurisdicción universal. Este mecanismo de derecho internacional habilita para que ante aquellos crímenes que afectan a la comunidad internacional en su conjunto (principalmente genocidio, lesa humanidad y crímenes de guerra), por la magnitud de los hechos, cualquier tribunal del mundo pueda conocer de ellos, en el caso de que el país donde se cometieron y que tiene la competencia territorial, no quiera investigarlos.

La querella fue presentada el 5 de agosto de 2013 en Argentina y correspondió por el turno de reparto al juez federal Norberto Oyarbide, a cargo del Juzgado nº5. Desde entonces se han estado remitiendo exhortos desde Argentina a Paraguay solicitándole información.

P-En la querella se incluye el genocidio contra el pueblo Aché. ¿Cuáles son las características básicas de este pueblo y en qué consistió su persecución?
Efectivamente, la querella fue ampliada con relación a los crímenes cometidos contra la etnia Aché.

Durante los años ´70 un proceso de expansión de carreteras del país hacia el norte cortó en dos los bosques de Canindeyú, donde vivían los Aché, una comunidad indígena no contactada. La principal característica de este grupo era su carácter nómada, es decir, vagaban por esos bosques en los que habían vivido desde tiempos ancestrales cazando, sin que tuvieran un asentamiento estable.

Al establecerse esta nueva carretera, la posibilidad de transportar producción agroganadera desde la zona trajo consigo el establecimiento de fincas en esos bosques. Los Aché, que seguían con su modus vivendi ancestral, en ocasiones entraban en las fincas, evidentemente ajenos al concepto de propiedad privada que jamás habían escuchado, y se llevaban algunos cultivos o mataban alguna pieza de ganado.

Los terratenientes de la zona protestaron enérgicamente y la solución dictada por el régimen dictatorial fue aprobar la “sedentarización forzada” de la etnia Aché, sacándolos a la fuerza del monte y concentrándolos en una reserva, la Colonia Nacional Guayakí, dependiente del Departamento de Asuntos Indígenas, organización militar encuadrada en el Ministerio de Defensa Nacional.

P-¿Cómo se produjo este proceso de sedentarización?
Fue traumático. Las cacerías humanas de Aché se sucedieron durante años, en ocasiones a través de Achés sedentarizados que se utilizaban como señuelos, otras veces con sicarios de la zona y en ocasiones con la participación del propio Ejército. Posteriormente eran trasladados a la Colonia Nacional Guayaquí, bajo el mando del temible Sargento Pereira. Una vez allí solían ser vendidos como mano de obra prácticamente esclava a los estancieros de la zona. Los menores, en muchas ocasiones, fueron vendidos a familias paraguayas, sin que a día de hoy se tenga noticia de muchos de esos niños, ya que sólo se han podido recuperar una pequeña parte de ellos. Finalmente, una epidemia de gripe afectó a la Colonia y devastó a gran parte de los Aché, ante una carencia absoluta de medicamentos y alimentación necesaria. Todo este traumático proceso ha sido documentado por diversos antropólogos, de entre los que destaca el alemán Marl Münzel, quien fue testigo presencial de los hechos y llevó a cabo diversas denuncias internacionales.

P-¿Puede hablarse de un genocidio silenciado contra el pueblo Aché?
Los hechos han sido calificados algunas ocasiones de genocidio y otras de crimen de lesa humanidad. La diferencia radica en que el genocidio exige un elemento subjetivo, la comisión de esos crímenes con la intención de hacer desaparecer en parte o en todo a un grupo racial, religioso, étnico o nacional. En la querella se aplica la fórmula genocidio y/o lesa humanidad, dejando abierta la posibilidad de que durante la instrucción se califiquen los hechos en uno u otro sentido.

En mi opinión, los crímenes de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, secuestros, traslado forzoso, limpieza étnica de una zona, además de ser constitutivos de un crimen de lesa humanidad incuestionable, lo serían también de genocidio. La intención del régimen no fue el exterminio de la comunidad Aché en términos físicos, ya que la finalidad era expulsarlos de sus tierras y concentrarlos en la Colonia. Sin embargo, el objetivo final era acabar con la cultura Aché, trasladando a sus niños a familias de culturas paraguayas, impidiéndoles sus prácticas dentro de la reserva, extirpando su lengua al “culturizarlos”, y en definitiva, con la finalidad de hacer desaparecer ese molesto grupo que impedía el desarrollo económico en términos occidentales de una región del país.

P-Por último, ¿en qué punto se encuentra querella? ¿Cuál está siendo la posición del estado de Paraguay ante la misma?
Desde que se presentó la querella en agosto de 2013, se abrió la Causa 7300/2013 y comenzó a exhortarse a Paraguay para que identificara si efectivamente allí se estaban investigando esos hechos.

En un primer momento Paraguay se negó a cooperar judicialmente con Argentina. De hecho, durante más de un año se negó a responder el exhorto del juez Oyarbide. Sin embargo, la presión internacional hizo que finalmente se respondiera, remitiéndose una simple comunicación donde se afirmaba que esos crímenes eran competencia territorial de Paraguay y que se estaban investigando allí, en un desconocimiento absoluto del mecanismo de jurisdicción universal.

Sin embargo, el juzgado argentino reiteró un segundo exhorto en el que solicitaba más información, al que todavía no se ha respondido, por lo que se demuestra nuevamente la falta de voluntad de cooperación judicial.

La idea es que una vez quede acreditada la impunidad existente en Paraguay, se comiencen a incorporar los testimonios de los víctimas, la documentación probatoria, y se dicte orden de detención internacional, para empezar, contra los 18 represores que están vivos y que han sido identificados por la Comisión Verdad y Justicia, así como las víctimas que son querellantes en Argentina.
Enric Llopis