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viernes, 20 de enero de 2017

“De ninguna manera estamos destinados a un futuro sin trabajo”. El autor responde a James Livingston y afirma que el empleo es una decisión política y no una mera función de la empresa privada ¿A la mierda el trabajo?

CTXT

A raíz de la alarmante elección de Donald Trump a la Casa Blanca, el historiador James Livingston publicó un ensayo en la revista Aeon con el provocativo título A la mierda el trabajo. La pieza condensa el argumento que explica con detalle Livingston en su último libro, No More Work: Why Full Employment is a Bad Idea (The University of North Carolina Press, 2016) [Basta de trabajo: por qué el pleno empleo es una mala idea].

Tanto en el libro como en el ensayo de Aeon, Livingston plantea abordar las diversas crisis que se solapan: una alienante y actualmente desgastada ética del trabajo nacida de la Reforma Protestante, cuarenta años de subempleo rampante, caída de salarios, incremento de la desigualdad; el repunte de la especulación financiera que los acompaña y la caída en la inversión productiva y la demanda agregada, y un clima post 2008 de resentimiento cultural y polarización política, el cual ha avivado los levantamientos populistas de derecha e izquierda.

Lo que la presente catástrofe muestra, de acuerdo con el diagnóstico de Livingston, es el fracaso final del mercado en la provisión y la distribución del trabajo de la sociedad. Lo que es peor, el futuro del trabajo parece desesperanzador. Citando los trabajos de los ciberutópicos de Silicon Valley y de economistas ortodoxos de Oxford y el MIT, Livingston insiste en que los algoritmos y la robotización reducirán la fuerza de trabajo necesaria a la mitad en 20 años y que esto es imparable, como si fuera algún proceso natural perverso. “Las tendencias medibles del último medio siglo y las proyecciones plausibles para el próximo medio siglo están tan empíricamente fundamentadas que hacer caso omiso de ello como si fueran tonterías ideológicas o filosofía deprimente”, concluye el autor, “parecen como los datos del cambio climático, puedes negarlo si quieres pero sonarás como un idiota cuando lo hagas”.

La respuesta de Livingston a este “empírico”, “mensurable” y aparentemente innegable escenario apocalíptico es abrazar el colapso de la vida del trabajo sin lamentaciones. “A la mierda el trabajo” es el eslogan de Livingstone para superar la decadencia del trabajo, transformando una condición negativa en contradicción positiva de la vida colectiva.

En términos concretos, esto significa poner en marcha impuestos progresivos para captar las ganancias de las grandes empresas, y entonces redistribuir ese dinero a través de una RBU (Renta Básica Universal) que en este libro describe como “un ingreso anual mínimo para cada ciudadano”. Semejante redistribución masiva de fondos cortaría la relación histórica entre trabajo y salarios, desde el punto de vista de Livingston, liberando a los des/sub empleados para que persiguieran diversos fines personales y comunitarios. Dicha transformación es inminentemente asumible, puesto que hay fondos de grandes empresas que se pueden captar y redirigir a aquellos que los necesitan. El problema profundo tal como lo ve Livingston es moral. Debemos rechazar el ascetismo de la ética protestante del trabajo y, en su lugar, reorganizar el alma desde una base más libre y amplia.

Para que no captemos la idea mal, Livingston mantiene que el trabajo en sociedad no desaparecerá simplemente en un mundo organizado por una renta básica universal financiada con impuestos. En su lugar él ve un futuro con automatización creciente donde el tiempo libre es nuestra primera preocupación, el trabajo en sociedad se convierte enteramente en voluntario, y el consumo en curso impulsa la demanda. Renunciando a planes utópicos o fórmulas se pregunta: “¿Cómo serían nuestra sociedad y civilización si no tuviéramos que 'ganarnos' la vida, si el ocio no fuera una opción, sino un modo de vida? ¿Pasaríamos el tiempo en el Starbucks con los portátiles abiertos? ¿O enseñaríamos a niños en lugares menos desarrollados, como Mississippi, de manera voluntaria? ¿O fumaríamos hierba y veríamos realities en la tele todo el día?”.

¿Enfurecidos por la explosión del trabajo en los servicios infrapagado y precario? ¿Desengañados por unos desalmados en la administración y puestos de atención ciudadana? ¿Indignados por el trabajo esclavo en el que se basa la historia del así llamado “libre mercado”? ¿Deseas más tiempo libre? ¿No hay suficiente trabajo a mano? Bueno, pues entonces que se vaya a la mierda el trabajo, sentencia Livingston. Decid adiós al viejo objetivo liberal del pleno empleo y que se pudran la miseria, la servidumbre y la precariedad.

“A la mierda el trabajo” ha tocado la fibra sensible de una multitud diversa de lectores. Desde su lanzamiento, el ensayo ha tenido más de 350.000 clics en la web de Aeon. La publicación española CTXT ha publicado una traducción del mismo*. Y semanas después, el grito de guerra de Livingston continúa resonando por las redes sociales. “A la mierda el trabajo” ha sido retuiteado entusiásticamente por todo el mundo, desde marxistas y liberales al estilo europeo hasta anarquistas y gurús tecnológicos.

El problema es que “A la mierda el trabajo” de Livingston cae presa de una empobrecida y en cierto sentido clásica ontología social del liberalismo, la cual deifica el orden neoliberal que pretende transformar. Renegando de la confianza en la humanidad moderna en el gobierno a gran escala y de las infraestructuras públicas robustas, esta ontología liberal predica la vida social en la inmediatez y en las aparentes asociaciones “libres”, mientras que su preocupación crítica sobre la tiranía y la coerción renuncia al cometido de la interdependencia política y de los cuidados. Como tantos partidarios de la Renta Básica Universal de la izquierda contemporánea, Livingston se reafirma en esa relacionalidad encogida. Lejos de ser una forma de trascender la gobernanza neoliberal, la triunfante negación del trabajo de Livingston solo agrava la retirada de la gobernanza colectiva y la despolitización concomitante de la producción social de doble faz del neoliberalismo.

En una contribución previa en Arcade, critiqué la concepción liberal del dinero sobre la cual los marxistas como Livingston de manera acrítica confían. De acuerdo con esa concepción, el dinero es un quantum de valor privado, finito y alienable el cual debe ser arrancado de las arcas privadas antes de que pueda servir al bien común. Por el contrario, la Teoría Monetaria Moderna afirma que el dinero es un instrumento público ilimitado y fundamentalmente inalienable. Este instrumento se basa en la gobernanza pública. Y el gobierno puede siempre permitirse apoyar la producción social valiosa, sin atender a la capacidad de recaudar impuestos de los ricos. El resultado: el empleo es siempre y en todo lugar una decisión política, y no una mera función de la empresa privada, los ciclos de expansión y recesión y la automatización. No hay por lo tanto nada inevitable sobre el desempleo y la miseria que este causa. De ninguna manera estamos destinados a un “futuro sin trabajo”.

Por lo tanto, confrontando el lema de la revista Aeon para el artículo de Livingston –¿Que pasaría si el trabajo no fuera la solución sino el problema?– de manera inmediata empecé a preguntarme lo contrario.

¿Qué pasaría si rechazásemos la jerga blanca y patriarcal del pleno empleo, la cual mantiene a millones de mujeres y minorías subempleadas? ¿Y si en lugar de esta treta liberal democrática pusiéramos en marcha un Plan de Trabajo Garantizado suficientemente financiado y completamente inclusivo como la base para un imaginario renovado para la izquierda?

¿Qué pasaría si dejamos de creer que los capitalistas y la automatización son los responsables de determinar cómo y cuándo trabajamos en sociedad? ¿Qué pasaría si dejamos de imaginar que el así llamado tiempo libre se autoorganiza espontáneamente como está ampliamente desacreditado por todo el mundo respecto a los mercados laissez-faire?

¿Qué pasaría si creásemos un sistema de trabajo público que proporcionara un salario mínimo justo y que verdaderamente asegurara una vida digna para toda la economía? ¿Qué pasaría si hiciéramos imposible para WalMart explotar a los desfavorecidos, mientras que multiplicáramos el poder de negociación de todos?

¿Qué pasaría si hiciéramos uso de tal sistema para reducir la jornada laboral, exigir que todos tuvieran atención sanitaria e incrementáramos la calidad de la participación social a lo largo de los sectores público y privado? ¿Qué pasaría si la vida económica no estuviera basada solamente en el afán de lucro?

¿Qué pasaría si cuidáramos a nuestros niños, a nuestros enfermos y a nuestra crecientemente envejecida población? ¿Qué pasaría si redujéramos a la mitad los ratios de alumnos por profesor en todos los niveles educativos? ¿Qué pasaría si construyéramos casas al alcance de todos? ¿Qué pasaría si hubiera un jardín comunitario en cada manzana? ¿Qué pasaría si hiciéramos nuestras ciudades energéticamente eficientes? ¿Qué pasaría si aumentáramos las bibliotecas públicas? ¿Qué pasaría si socializáramos y pagáramos los trabajos de cuidado que históricamente no se han retribuido? ¿Qué pasaría si fuera algo normal que existieran centros de arte públicos en nuestros barrios? ¿Qué pasaría si pagáramos a la gente joven por documentar las vidas de nuestros jubilados?

¿Qué pasaría si garantizáramos que realmente “las vidas negras cuentan”? ¿Qué pasaría si además de desmantelar el sistema presidiario industrial creáramos un mundo acogedor donde todo el mundo ciudadano o no tuviera el derecho a participar y ser tenido en cuenta?

¿Qué pasaría si el rechazo por la empresa privada de trabajadores liberara a la gente para organizar el trabajo en sociedad bajo más amplias, diversas y abiertamente discutidas premisas?

¿Qué pasaría si los trabajos públicos reafirmaran la inclusión, la colaboración y la diversidad? ¿Qué pasaría si reconociéramos que los sentimientos de la vida laboral no son reducibles a la ética protestante sobre el trabajo? ¿Qué pasaría si nos preguntáramos si el significado y valor del trabajo se convirtieran en parte de la vida laboral en sí?

¿Qué pasaría si hiciéramos crítica social en términos que no estén definidos por la ideología neoliberal que deseamos sortear?

¿Qué pasaría si afirmáramos radicalmente nuestra dependencia de las instituciones públicas que nos dan apoyo? ¿Qué pasaría si forzáramos a nuestro gobierno a asumir la responsabilidad por el sistema que siempre y en todo lugar condiciona?

¿Qué pasaría si admitiéramos que no hay límites a cómo podemos cuidar unos de otros y que como comunidad política podemos siempre permitirnos?

Los argumentos de Livingston no pueden superar estas preguntas.

Luego a la llamada de atención de “A la mierda el trabajo”, la izquierda debería contestar, “Y una mierda”.
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(n.t. artículo al que sigue esta réplica traducida por Jorge Amar Benet presidente de APEEP).
La versión original de este texto está publicada en Arcade.

Scott Ferguson es profesor asistente en la Universidad del Sur de Florida. Doctor en Estudios de Retórica y Cine por Berkeley.

Fuente: http://ctxt.es/es/20161228/Firmas/10331/Trabajo-futuro-robots-empleo-ocio-estado.htm

viernes, 6 de enero de 2017

Los 12 pasos que debes dar para no quedarte sin trabajo en la era digital. La revolución tecnológica eliminará millones de empleos y abrirá nuevas oportunidades laborales

¿Está tu puesto de trabajo en peligro de extinción? ¿Y el de tus hijos? ¿Sabes ya qué empleos se van a destruir? ¿En cuáles hay más futuro? ¿Y qué profesiones lo tienen peor? Es más, ¿sabrías decir, con total seguridad, si eres reciclable profesionalmente? ¿O qué necesitas para serlo? ¿Y quién no tiene solución?

Son muchas las preguntas que llegan con el tsunami digital, un fenómeno que no es nuevo en absoluto. Estamos ante la cuarta revolución industrial y, como las anteriores, implicará destrucción de empleo. De hecho, durante el siglo XX cambió una gran parte de las tipologías de empleos que existían cuando este empezó. Pero esta revolución también conllevará nuevas oportunidades y nuevos empleos, aunque desafortunadamente saberlo no minimiza el trauma social de un proceso con muchas víctimas en el corto plazo.

Para enfrentarnos a ello aquí está la Receta para sobrevivir al 4.0, una guía que nace para apoyar a todos aquellos que apuesten por sumarse a este fenómeno, sea cual sea su edad, profesión o experiencia laboral, porque, en estos momentos, hay espacio para todos.

PRIMERA FASE: ESPABILA
1) Tómatelo en serio.
Por algún extraño motivo, la transformación digital y su impacto sobre el empleo es un tema que, a priori, no resulta atractivo. Está cargado de prejuicios, estereotipos y miedos, lo que lleva a que no sea de interés general, cuando la realidad es que nos van a cambiar la vida a todos.

Por esa razón, mi primera recomendación será que te lo tomes en serio: en 2025 el 45% de las tareas industriales estarán en manos de robots, frente al 10% que actualmente tienen bajo su responsabilidad, y todavía podemos elegir. Podemos dejarnos arrastrar (para siempre) por el tsunami digital, o apostar por surfearlo para llegar mucho más alto de lo que jamás hubiéramos pensado.

2) Céntrate en lo tuyo.
La teoría de las tres D dice que si un trabajo es sucio (dirty), aburrido (dull) y peligroso (dangerous) se trata, realmente, de un trabajo para robots. Esto explica que casi la mitad de los puestos de trabajo que hoy conocemos vayan a desaparecer dentro de una o, como mucho, dos décadas. Son, sin duda, estadísticas demoledoras, pero en el fondo pueden resultar lejanas, ¿no es verdad? ¡Al fin y al cabo, son tan solo números!

Por ese motivo, sugiero que dediques un tiempo a la reflexión y que respondas tú mismo la pregunta: ¿Pero, de verdad, todo esto también va contigo? ¿Con tu sector? ¿Con tu profesión? ¿Con tu actividad? ¿Con aquello a lo que dedicas tu tiempo cada día? El peligro está ahí, al acecho, y nadie queda fuera de su sombra, pero es una conclusión que deberás sacar tú mismo.

SEGUNDA FASE: PONTE LAS PILAS
3) No elijas antes de tiempo.
El tsunami digital no es más que la suma de una serie de olas tecnológicas como la realidad virtual y aumentada, los drones, la gamificación, la impresión 3D, la bioimpresión, el Internet de las cosas, el big data, la inteligencia artificial o la robótica.

Todas ellas están llegando para quedarse, generando grandes oportunidades a nivel profesional. Sin embargo, pronto habrá que seleccionar, porque no es muy realista pensar que, al menos para empezar, podremos ser expertos en todo.

Es así como surge el dilema: ¿en cuál especializarnos? Dependerá, entre otras muchas cosas, de tu profesión, deseos y experiencia previa con la tecnología.

De esta forma, mi recomendación será que empieces por una visión general con todo el material que tengas a tu alcance (cursos, libros, prensa, revistas especializadas...) y que, desde ahí, te dejes llevar por la intuición y aspiraciones profesionales.

4) Fórmate bien, es gratis.
¿Y si te dijera que estás a tiempo de formarte en universidades tan prestigiosas como el MIT, Harvard o Stanford? ¿Y si añadiera que además es gratis?

Hoy todos podemos acceder a cursos de formación online de las mejores universidades y escuelas de negocios del mundo en plataformas como Coursera, Miríada X y (o) HarvardX, y, afortunadamente, no hay que pasar por caja…

Si quieres sumarle a la revolución digital te sugiero que explores, que te informes y te formes, porque es un esfuerzo que pronto te traerá grandes recompensas.

5) Pasa de la formación a la acción.
Como es lógico, tras la etapa previa de la formación, llega el momento de pasar a la acción y comprobar todo lo que has aprendido.

¿Estás entre los que han decidido apostar por la robótica y la Internet de las cosas? En ese caso, lo tienes muy fácil gracias a dispositivos como Arduino. Esta plataforma de desarrollo, que podrás comprar por menos de 40 euros en sitios como Amazon, llega cargada de horas de diversión y es válida “para todos los públicos” (desde principiantes hasta los más expertos).

Si, por el contrario, preferiste apostar por la realidad virtual, también podrás practicar con bajo presupuesto. ¿Has probado ya las Cardboard de Google? Estas gafas de cartón, que están disponibles por menos de doce euros (gastos de envío incluidos), te permitirán empezar a experimentar con aplicaciones de terceros pero también con las tuyas propias.

Es importante aclarar que Arduino y las Cardboard son tan solo ejemplos que demuestran que hoy la tecnología es apta para todos los bolsillos. Cuando llegues a este momento podrás elegir entre cientos de dispositivos, equipos que te permitirán profundizar en tu formación y prepararte para sacar todo tu talento digital.

6) No dejes nunca de formarte, de aprender.
Vivimos momentos de aceleración tecnológica, años en los que la tecnología evoluciona a una velocidad de vértigo y, si quieres tener éxito en lo profesional, necesitarás asegurarte de mantener tus conocimientos siempre al día.

Dicho así, muchos sentirán el peso de una enorme carga: ¿siempre? ¿Vamos a tener que dedicar “siempre” tiempo a la formación? El tiempo es un elemento escaso, limitado y limitante, ¿no son suficientes las horas que ya hemos “metido” en esta partida durante toda la vida? Pues bien, me temo que no lo son, y que esto es algo que no vas a poder cambiar, por lo que te recomiendo que lo conviertas, cuanto antes, en un estilo de vida y que lo empieces a disfrutar. Te hará el camino más fácil.

TERCERA FASE: CAMBIA EL CHIP
7) “Resetea” tu forma de pensar.
Los sistemas educativos tradicionales nos han “programado” bajo una fuerte influencia de disciplinas como las matemáticas, la física o la estadística. ¿Influencias negativas? ¡No! Eran momentos que exigían la estimulación del razonamiento lógico.

Sin embargo, hoy lo importante es innovar con la tecnología, y para ello hay que aprender a pensar mezclando la lógica y la creatividad. Pero, ¿cómo desarrollamos a estas alturas nuestra creatividad? ¿Cómo volver a pensar como cuando éramos niños? ¿Por dónde empezar? Tienes cientos de técnicas a tu alcance como el brainstorming, el psicodrama o la técnica de “soñar despierto”. Empieza por conocerlas y, si no te convence ninguna, escribe la tuya. Si a ti te funciona, no busques más. Será la buena.

8) No tengas miedo.
El miedo es la emoción más presente de occidente y uno de los mayores enemigos a los que nos tendremos que enfrentar en el proceso de reinvención profesional. Nos frena el miedo al fracaso, a lo nuevo y, en demasiadas ocasiones, al futuro y a no cumplir las expectativas que tienen puestas sobre nosotros.

El miedo trae inseguridad, lo que genera tensión nerviosa y mueve hacia la aversión al cambio. Por si fuera poco, el miedo es paralizante y puede paralizar también a los demás. Sin embargo, como decía Sartre: “Todos los seres humanos tienen miedo. Todos. El que no tiene miedo no es normal”. El miedo no es malo, el problema es no saber gestionarlo. Por todo ello, tenlo siempre presente, especialmente en los momentos en los que la vida profesional decida ponerte a prueba.

9) Apasiona y apasiónate.
Lo dicen las estadísticas: la pasión determina el 35% de nuestras probabilidades de éxito en una acción. Sin embargo, tan solo el 15% de las personas van a trabajar en cuerpo y alma. O al revés, el 85% de las personas dejan su energía, ilusión y motivación en casa…

Ese comportamiento tiene un claro impacto sobre el rendimiento laboral en el corto plazo y, por supuesto, sobre los éxitos profesionales en el largo. Por ello, si realmente apuestas por adaptarte a la llegada de la era digital, apasiona, apasiónate y busca motivos para no vivir tu vida como si estuvieras de paso.

CUARTA FASE: MARCA LA DIFERENCIA
10) Presume de ser digital
No solo hay que ser bueno, también hay que mostrarlo. No solo debes hacer el esfuerzo de digitalizarte, debes asegurarte también de que se nota en tu entorno y de que los demás lo perciben con claridad.

Por supuesto, no debes presumir de lo que no eres pero, si te vas poniendo las pilas, deberás hacerlo visible y compartirlo en tus redes (familiares, amigos, compañeros de trabajo y, por supuesto, redes sociales…). ¿Cómo lo estás haciendo? ¿Cuál es tu experiencia? ¿Logros? ¿Y pequeños fracasos? Recuerda que tecnologías como el Internet de las cosas tendrán que multiplicar por quince la fuerza laboral en tan solo cuatro años y, si estás en el radar, trabajo no te va a faltar.

11) Apunta muy alto.
Dice la teoría de las profecías autocumplidas que cuando creemos firmemente que algo sucederá es muy probable que suceda porque habremos movilizado toda nuestra energía (y miedos) en esa dirección. Por ello, es el momento de redefinir tus expectativas y, cuando lo hagas, apunta muy alto. Se abre un nuevo ciclo y ya no es necesario que te conformes con lo que hasta ahora te ha tocado vivir.

Haz memoria y respóndete a ti mismo: ¿Y tú, qué querías ser “de mayor”? ¿Lo conseguiste? ¿Qué falló? ¿Cuáles serían los pasos para lograrlo si te dieran una segunda oportunidad? Créeme, en muchos casos llegará, y si la quieres aprovechar mejor que te coja preparado.

12) Y sobre todo: saca tu humanidad.
Los robots están cada vez más presentes en la ejecución de tareas rutinarias y repetitivas, algo que se está intensificando con la reducción de su coste de fabricación. Además, su mayor inteligencia y su creciente estabilidad están provocando que también se empiecen a encargar de tareas de más complejidad.

Sin embargo, hay cosas en las que la tecnología difícilmente nos podrá llegar a superar: nuestra humanidad. Eso explica que hoy, en países como China, la moda de los restaurantes ya no sea contratar camareros-robot sino, por el contrario, despedirlos. Por esa razón, toma buena nota: cuanto más “humano” seas, más difícil serás de sustituir en tu puesto de trabajo. Así de complejo y así de simple…

http://elpais.com/elpais/2016/12/30/talento_digital/1483099393_454246.html

lunes, 21 de noviembre de 2016

El trabajo del futuro

El paro es el principal problema de España. Urge crear empleo, y empleo de calidad. Los robots y la inteligencia artificial amenazan los puestos de trabajo como hoy los conocemos.


Alcoi, 2 de marzo de 1821. Un millar de campesinos y jornaleros de pueblos vecinos que cardaban e hilaban lana en sus casas para la industria textil local asaltan la ciudad “reduciendo a cenizas 17 máquinas y otros enseres”, actuando en cuadrillas, a plena luz del día y “con las armas en la mano”, según relata el Diario de Sesiones del Congreso del 18 de marzo de 1821. Era la mayor manifestación hasta el momento en España del ludismo, el movimiento encabezado por artesanos de Manchester a comienzos del siglo XIX contra las máquinas de la revolución industrial que les dejaban sin empleo.

El tiempo ha demostrado que, pese a dejar perdedores a corto plazo, el resultado de los avances tecnológicos ha sido una mejora de la productividad y del nivel de vida del conjunto de la población. Así ha sido con la imprenta, la excavadora, el tractor, el ordenador personal y tantas otras innovaciones.

Con frecuencia surge la discusión sobre si esta vez será diferente, pero con la Cuarta Revolución Industrial (The Future of Jobs, World Economic Forum, 2016) o segunda era de las máquinas (Robots, crecimiento y desigualdad, de Andrew Berg, Edward F. Buffie y Luis-Felipe Zanna), con el auge aparentemente imparable de la robótica y la inteligencia artificial, resuena con fuerza de nuevo el debate sobre el futuro del empleo, la pérdida de puestos de trabajo y la desigualdad.

“La tecnología que llega, tiene por su naturaleza la capacidad de transformar la forma en que el trabajo y la producción se organiza”, admite a EL PAÍS Guy Rider, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

“Como consecuencia del retroceso de los salarios y del crecimiento del capital, el trabajo (humano) ocupa una parte cada vez más pequeña de la economía”, señalan Berg, Buffie y Zanna.

El trabajo del futuro

http://politica.elpais.com/politica/2016/11/11/actualidad/1478875024_113738.html

viernes, 14 de octubre de 2016

Tesla busca empleados en España. El fabricante de coches eléctricos ofrece puestos de trabajo en Madrid y Barcelona

Tesla busca empleados en España. Las ofertas de trabajo, publicadas en su página en Reino Unido, dejan entrever una posible apertura de centros de mantenimiento de coches tanto en Madrid como en Barcelona. También buscan especialistas en Lisboa. Entre los perfiles que piden se encuentran responsables de instalar los supercargadores, el equivalente a las gasolineras pero con un menor tiempo de carga comparado con los enchufes de otros fabricantes. También se demandan asesores de ventas, personal de marketing o especialistas de producto, capaces de hacer demostraciones de uso tanto en carretera como en la tienda.

Tesla, la firma de coches eléctricos de alta gama fundada por Elon Musk, quiere llegar a Europa de una manera más activa. Su campo de pruebas, por el momento, han sido los países nórdicos. Con respecto a España, siempre han alegado de modo no oficial que presenta un marco legal inestable y poco beneficioso para su sistema de carga. En California, el estado más preocupado por las energías renovables y el medio ambiente, junto con la factura del consumo de luz de cada mes se incluye un folleto con las bondades del coche eléctrico y se invita a instalar un cargador específico el hogar.

Tesla Europa reitera que estas ofertas de empleo no significan que vaya abrir de manera inmediata y que, por ahora, no hay nada que anunciar. Sin embargo, antes del desembarco en México siguieron este mismo patrón. Es previsible que antes tengan que bregar con las autoridades y el resto de fabricantes de coches. Uno de los puntos de fricción más marcados tiene que ver con los puntos de venta. Tesla tiene una cadena de tiendas propias, con un sistema muy parecido al de Apple, en el que se puede probar, configurar y adquirir un coche. Son todas de su propiedad. No tienen concesionarios y el precio es el mismo si se compra en la tienda o a través de Internet, que es como se suelen tramitar la mayoría de los pedidos.

Por el momento, Tesla ofrece dos modelos de coche, el Model S, el Model X. También ha presentado ya el Model 3, cuyo precio es más asequible, desde 35.000 dólares, y está previsto que llegue al mercado en 2017. Se espera que las entregas se hagan efectivas en menos de 18 meses.

Aunque Tesla es, por ahora, un fabricante de coches, su misión fundacional es otra: “Acelerar la transición en todo el mundo hacia una energía sostenible”.

http://economia.elpais.com/economia/2016/10/10/actualidad/1476120175_767930.html?rel=lom

jueves, 11 de agosto de 2016

Marx llevaba bastante razón

Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía. Universidad de Barcelona

Como consecuencia del enorme dominio que las fuerzas conservadoras tienen en los mayores medios de difusión y comunicación, incluso académicos, en España (incluyendo Catalunya), el grado de desconocimiento de las distintas teorías económicas derivadas de los escritos de Karl Marx en estos medios es abrumador. Por ejemplo, si alguien sugiere que para salir de la Gran Recesión se necesita estimular la demanda, inmediatamente le ponen a uno la etiqueta de ser un keynesiano, neo-keynesiano o “lo que fuera” keynesiano. En realidad, tal medida pertenece no tanto a Keynes, sino a las teorías de Kalecki, el gran pensador polaco, claramente enraizado en la tradición marxista, que, según el economista keynesiano más conocido hoy en el mundo, Paul Krugman, es el pensador que ha analizado y predicho mejor el capitalismo, y cuyos trabajos sirven mejor para entender no solo la Gran Depresión, sino también la Gran Recesión.
En realidad, según Joan Robinson, profesora de Economía en la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, y discípula predilecta de Keynes, este conocía y, según Robinson, fue influenciado en gran medida por los trabajos de Kalecki.

Ahora bien, como Keynes es más tolerado que Marx en el mundo académico universitario, a muchos académicos les asusta estar o ser percibidos como marxistas y prefieren camuflarse bajo el término de keynesianos. El camuflaje es una forma de lucha por la supervivencia en ambientes tan profundamente derechistas, como ocurre en España, incluyendo Catalunya, donde cuarenta años de dictadura fascista y otros tantos de democracia supervisada por los poderes fácticos de siempre han dejado su marca.

Al lector que se crea que exagero le invito a la siguiente reflexión. Suponga que yo, en una entrevista televisiva (que es más que improbable que ocurra en los medios altamente controlados que nos rodean), dijera que “la lucha de clases, con la victoria de la clase capitalista sobre la clase trabajadora, es esencial para entender la situación social y económica en España y en Catalunya”; es más que probable que el entrevistador y el oyente me mirasen con cara de incredulidad, pensando que lo que estaría diciendo sería tan anticuado que sería penoso que yo todavía estuviera diciendo tales sandeces. Ahora bien, en el lenguaje del establishment español (incluyendo el catalán) se suele confundir antiguo con anticuado, sin darse cuenta de que una idea o un principio pueden ser muy antiguos, pero no necesariamente anticuados. La ley de la gravedad es muy, pero que muy antigua, y sin embargo, no es anticuada. Si no se lo cree, salte de un cuarto piso y lo verá.

La lucha de clases existe
Pues bien, la existencia de clases es un principio muy antiguo en todas las tradiciones analíticas sociológicas. Repito, en todas. Y lo mismo en cuanto al conflicto de clases. Todos, repito, todos los mayores pensadores que han analizado la estructura social de nuestras sociedades –desde Weber a Marx- hablan de lucha de clases. La única diferencia entre Weber y Marx es que, mientras que en Weber el conflicto entre clases es coyuntural, en Marx, en cambio, es estructural, y es intrínseco a la existencia del capitalismo. En otras palabras, mientras Weber habla de dominio de una clase por la otra, Marx habla de explotación. Un agente (sea una clase, una raza, un género o una nación) explota a otro cuando vive mejor a costa de que el otro viva peor. Es todo un reto negar que haya enormes explotaciones en las sociedades en las que vivimos. Pero decir que hay lucha de clases no quiere decir que uno sea o deje de ser marxista. Todas las tradiciones sociológicas sostienen su existencia.

Las teorías de Kalecki
Kalecki es el que indicó que, como señaló Marx, la propia dinámica del conflicto Capital-Trabajo lleva a la situación que creó la Gran Depresión, pues la victoria del capital lleva a una reducción de las rentas del trabajo que crea graves problemas de demanda. No soy muy favorable a la cultura talmúdica de recurrir a citas de los grandes textos, pero me veo en la necesidad de hacerlo en esta ocasión.

Marx escribió en El Capital lo siguiente: “Los trabajadores son importantes para los mercados como compradores de bienes y servicios. Ahora bien, la dinámica del capitalismo lleva a que los salarios –el precio de un trabajo- bajen cada vez más, motivo por el que se crea un problema de falta de demanda de aquellos bienes y servicios producidos por el sistema capitalista, con lo cual hay un problema, no solo en la producción, sino en la realización de los bienes y servicios. Y este es el problema fundamental en la dinámica capitalista que lleva a un empobrecimiento de la población, que obstaculiza a la vez la realización de la producción y su realización”. Más claro, el agua.

Esto no es Keynes, es Karl Marx. De ahí la necesidad de trascender el capitalismo estableciendo una dinámica opuesta en la que la producción respondiera a una lógica distinta, en realidad, opuesta, encaminada a satisfacer las necesidades de la población, determinadas no por el mercado y por la acumulación del capital, sino por la voluntad política de los trabajadores.

De ahí se derivan varios principios. Uno de ellos, revertir las políticas derivadas del domino del capital (tema sobre el cual Keynes no habla nada), aumentando los salarios, en lugar de reducirlos, a fin de crear un aumento de la demanda (de lo cual Keynes sí que habla) a través del aumento de las rentas del trabajo, vía crecimiento de los salarios o del gasto público social, que incluye el Estado del bienestar y la protección social que Kalecki define como el salario social.

Mirando los datos se ve claramente que hoy las políticas neoliberales realizadas para el beneficio del capital han sido responsables de que desde los años ochenta las rentas del capital hayan aumentado a costa de disminuir las rentas del trabajo (ver mi artículo “Capital-Trabajo: el origen de la crisis actual” en Le Monde Diplomatique, julio 2013), lo cual ha creado un grave problema de demanda, que tardó en expresarse en forma de crisis debido al enorme endeudamiento de la clase trabajadora y otros componentes de las clases populares (y de las pequeñas y medianas empresas).

Tal endeudamiento creó la gran expansión del capital financiero (la banca), la cual invirtió en actividades especulativas, pues sus inversiones financieras en las áreas de la economía productiva (donde se producen los bienes y servicios de consumo) eran de baja rentabilidad precisamente como consecuencia de la escasa demanda. Las inversiones especulativas crearon las burbujas que, al estallar, crearon la crisis actual conocida como la Gran Depresión. Esta es la evidencia de lo que ha estado ocurriendo (ver mi libro Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante, Anagrama, 2015)

De ahí que la salida de la Gran Crisis (en la que todavía estamos inmersos) pase por una reversión de tales políticas, empoderando a las rentas del trabajo a costa de las rentas del capital. Esta es la gran contribución de Kalecki, que muestra no solo lo que está pasando, sino por dónde deberían orientar las fuerzas progresistas sus propuestas de salida de esta crisis, y que requieren un gran cambio en las relaciones de fuerza Capital-Trabajo en cada país. El hecho de que no se hable mucho de ello responde a que las fuerzas conservadoras dominan el mundo del pensamiento económico y no permiten la exposición de visiones alternativas. Y así estamos, yendo de mal en peor. Las cifras económicas últimas son las peores que hemos visto últimamente.

http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2016/08/01/marx-llevaba-bastante-razon/

viernes, 29 de julio de 2016

¿Eres suficientemente inteligente para trabajar en Google? Así consiguieron trabajar en Google, y no sabían nada de tecnología. La única sede de la tecnológica en España, ubicada en Madrid, cuenta con 200 empleados. La media de edad es de 32 años.

Las preguntas extrañas en los procesos de selección de Google no son un mito. Calcular cuántas pelotas de ping pong caben en el interior de un autobús de dos plantas era hasta hace unos años una de las pruebas de lógica que el candidato debía resolver in situ frente a su entrevistador. El objetivo era analizar su habilidad para salir airoso de un problema desconocido. El tema suscitó tal interés que en 2012 el autor estadounidense William Poundstone publicó el best seller Are you Smart enough to work at Google? (en español, ¿eres suficientemente inteligente para trabajar en Google?), una guía en la que desglosaba algunos de los retos de lógica más frecuentes planteados por la tecnológica en sus entrevistas.

En abril de 2015 el máximo responsable de recursos humanos de Google, Laszlo Bock, lanzó Work Rules, un libro en el que aseguraba que ese tipo de preguntas no servían para predecir el comportamiento de los candidatos en sus futuros puestos de trabajo. En su lugar, la compañía emplearía otros métodos avalados por investigaciones para tratar de detectar las posibles reacciones de los entrevistados ante situaciones reales.

Hoy, esa prueba, conocida como General Cognitive Ability, sigue siendo parte del proceso, pero ahora está más enfocada a la realidad del mundo de los negocios, explica Javier Martín, director de recursos humanos de Google España. Preguntar cuántos aviones sobrevuelan el cielo de Madrid en hora punta es una de las opciones. “No se busca una respuesta exacta, sino ver cómo piensa y razona el candidato y su capacidad para identificar las variables. En el caso de los aviones, puede hacer referencia al número de compañías aéreas que operan en el país o a las conexiones del aeropuerto de Barajas”, apunta Martín.

Quienes se plantean incorporarse a Google, tienen que saber que no hace falta ser un experto en tecnología. "Hay muchos graduados que no se presentan a los procesos de selección por ideas preconcebidas que no son ciertas. No contratamos solo a ingenieros informáticos ni a frikis de la tecnología", añade el director de recursos humanos. Cada año la tecnológica recibe a escala internacional una media de 2,5 millones de inscripciones a sus ofertas de empleo.

(1)Imprescindible es tener un buen dominio de inglés, de hecho la primera entrevista es telefónica y en ese idioma. (2)“Una de nuestras normas es que la nacionalidad del entrevistador debe ser distinta a la del candidato”, señala Martín. Los 200 empleados de la sede de Google en España, que abrió sus puertas en 2005 en la planta 26 del rascacielos Torre Picasso en Madrid, realizan más del 50% de sus comunicaciones diarias en inglés.

En Google no se entra enviando el currículum y llamando insistentemente a sus oficinas. (3)Solo se puede optar a las vacantes que oferta la compañía en la web Google Careers, en la que se pueden hacer búsquedas personalizadas y filtrar por ciudad o departamento.

Además de las famosas instalaciones con salas provistas de hamacas para el descanso, futbolines y comida gratuita en cualquier momento del día, en Google se pueden realizar estancias de tres meses en cualquiera de sus 70 sedes internacionales, localizadas en 40 países, o pedir el traslado. En 2015, el 10% de la plantilla de España optó por esa opción. "Incentivamos a los empleados a que cada dos años cambien de rol y para ello les formamos constantemente. Cada trabajador recibe al menos 10 horas de cursos al mes. Avanzan al ritmo de la tecnología", asegura Martín.

El perfil de cuatro trabajadores españoles de la sede de Madrid demuestra que se puede acceder con una licenciatura de letras o sin apenas conocimientos de tecnología. Estas son sus historias.

Fran Ruiz (49 años), director de relaciones internacionales.
Nunca pensé que lo conseguiría; soy de letras puras.
El 24 de agosto de 2006, la portada de The Economist le hizo replantearse su carrera. El tema de apertura Who killed the newspaper (en español, quién mató al periódico) vaticinaba el fin del periodismo impreso en 2043. Tras más de 19 años como periodista en varios medios nacionales, Fran Ruiz decidió ampliar su perfil profesional. Dos años más tarde, se matriculó en un curso de economía y gestión de empresas de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, de tres meses de duración. Pidió permiso a su periódico, en ese momento la Gaceta de los Negocios, y la empresa se hizo cargo del coste de matrícula, unos 4.500 dólares, y le mantuvo el sueldo durante la estancia.

Ese viaje cambió su rumbo. Le fichó una consultora italiana de relaciones internacionales para su sede de Madrid y un año y medio después fue seleccionado por Google. "Pasé siete entrevistas y en ninguna de ellas me hicieron preguntas raras. Se centraron en analizar mi capacidad de resolución de problemas y de liderazgo", cuenta. No se esperaba de él que tuviese nociones básicas de programación ni que supiese cómo gestionar los productos de la compañía.

"Hay que creer en uno mismo y ponerse las pilas con los idiomas, eso es lo más importante", recalca Ruiz, que acaba de cumplir seis años en Google, durante los que ha realizado estancias temporales en las sedes de California, Londres, Dublín y París. "En esta empresa te avalúan cada seis meses en función de los objetivos que alcanzas, son muy exigentes pero se preocupan mucho de tu crecimiento profesional".

Miquel Trías (32 años), analista.
No lo había intentado antes porque no soy graduado en Informática
"La escala temporal en Google es totalmente diferente a la de otras empresas. Cada seis meses hay cambios y tu ritmo de aprendizaje es brutal". Miquel Trías, que se incorporó a la tecnológica hace tres años, es graduado en Física y el primer estudiante de doctorado de ondas gravitacionales en España. "Google siempre había sido el top, pero no lo había intentado antes porque pensaba que solo entraban informáticos".

Tras finalizar el doctorado, cursó un máster en dirección de empresas. "Me di cuenta de las pocas posibilidades que brinda España para la carrera investigadora y tomé otro camino", explica.

De las entrevistas en Google recuerda que no se centraron en sus conocimientos específicos, sino en su capacidad resolutiva. "Durante los cinco años de carrera aprendí a enfrentarme a problemas complicados y a diseñar soluciones creativas. De eso va la física y eso fue lo que valoraron". En la sede de España la mayoría de empleados se dedica a la parte de estrategia de negocio digital, y Miquel ya tiene la vista en Estados Unidos, donde se concentran la mayoría de departamentos de innovación. "En un par de años me gustaría sumarme al equipo de inteligencia artificial".

Anaïs Pérez (32 años), directora de comunicación.
No tenía experiencia en el campo tecnológico
A Anaïs Pérez la seleccionaron para unas prácticas en el departamento de comunicación de Google apenas unos años después de su graduación. Era 2007 y habían pasado dos años desde la apertura de la sede de la tecnológica en Madrid. "No tenía experiencia en el campo tecnológico, pero buscaban a alguien que entendiese cómo funcionan los medios tradicionales y que supiese crear contenidos noticiables".

Tras licenciarse en Periodismo por la Universidad Carlos III, realizó prácticas en Telecinco y la Cadena Ser y dio el saltó a México gracias a una beca del Banco Santander. Se incorporó durante un año a un periódico local de Tehuacán. "Mi principal reto cuando llegué a Google era traducir un lenguaje y unos conceptos ininteligibles para los periodistas". Siete años y medio después, fue nombrada directora de comunicación.

Durante la carrera, Anaïs mejoró su inglés con dos estancias de tres meses en Irlanda y Londres. "Cuando entras en Google el ritmo de aprendizaje del inglés se multiplica y en pocos meses eres perfectamente capaz de comunicar cualquier asunto".

Carmen García (32 años), manager de cuentas estratégicas
Tenía que reinventarme y encajé en Google.
El perfil de Carmen García destaca por su experiencia internacional. Graduada en Ingeniería Industrial por ICAI, cursó un MBA en la India y trabajó durante más de un año en la banca en Nueva York. "Por cuestiones personales regresé a Madrid y decidí intentarlo en Google".

Carmen cree que la seleccionaron por su experiencia en el campo de los negocios y por su espíritu de reinvención. En su currículum también constaba un año y medio de trabajo en una startup y casi dos años en la consultora Deloitte. "En la carrera de ingeniería falta formación en negocio, es la carencia de casi todos los ingenieros", opina. A diferencia del resto de empresas en las que ha trabajado, cree que en Google se fomenta el cambio de rol y la puesta en marcha de nuevas ideas sin miedo al fracaso. "Te permiten arriesgar. Su filosofía es la de probar y medir los resultados. Es muy difícil caer en la monotonía o aburrirse".

http://economia.elpais.com/economia/2016/03/30/actualidad/1459348179_025212.html?rel=mas

jueves, 19 de mayo de 2016

Si tienes más de 40 años tal vez deberías trabajar solo tres días a la semana. Un estudio de la universidad australiana de Melbourne sobre la productividad laboral demostró que el cerebro funciona mejor si trabaja, pero poco. Lo ideal para los autores sería tener una jornada de trabajo reducida a tres días por semana.

Si tienes más de 40 años tal vez deberías trabajar solo tres días a la semana.

Un estudio de la Universidad de Melbourne en Australia señaló que las personas de más de 40 años deberían trabajar sólo tres días a la semana. Para llegar a esta conclusión analizaron los hábitos de trabajo y las pruebas cognitivas de 6.500 personas en ese país.

Los expertos encontraron que tanto un exceso de trabajo como la ausencia total del mismo es supone un riesgo importante para la mente. Para ellos lo ideal sería encontrar un equilibrio entre el tiempo de trabajo y el de descanso, es decir trabajar a tiempo parcial sería la mejor manera de mantener estimulado el cerebro sin llegar a niveles altos de estrés o cansancio.

Para el trabajo pidieron a los participantes que leyeran palabras en voz alta, recitaran números hacia atrás y vincularan letras con números siguiendo un patrón particular.

Resultados
Como resultado encontraron que las personas que trabajaban cerca de 25 horas semanales obtenían los mejores resultados.

En contrapartida observaron quienes no trabajaban nunca obtuvieron resultados un 18% más bajos en la prueba de lectura, un 20% más bajos en la de los números y un 15% inferior en las de relacionar letras con números.

Mientras que aquellos que trabajaban 40 horas a la semana se vincularon con un déficit congnitivo inferior al de aquellos que no trabajaban. Y para quienes trabajaban 55 horas a la semana los resultados eran aún peores.

Así los autores de la investigación concluyeron que el trabajo puede estimular la actividad cerebral pero que las largas jornadas de trabajo fatigan la mente y dañan las funciones cognitivas.

Colin McKenzie, uno de los investigadores del estudio declaró: “Señalamos que las diferencias en las horas de trabajo son importantes para mantener el funcionamiento cognitivo en adultos de mediana edad y ancianos”.

Otros estudios ya han demostrado que jornadas laborales más cortas favorecen la productividad de los trabajadores mientras que también cuidan su salud ya que están más predispuestos, reducen los niveles de estrés y pueden descansar mejor y dedicar tiempo a su vida personal.

http://www.lr21.com.uy/salud/1287160-trabajar-tres-dias-semanas-adultos-cerebro?

martes, 26 de abril de 2016

Economistas han examinado 7 programas de prestaciones sociales para ver si han hecho a la gente holgazana. ¡Y no las ha hecho!

Desde que ha habido programas del gobierno diseñados para ayudar a los pobres, ha habido críticos insistiendo en que ayudar a los pobres los mantendrá sin trabajar. Pero la evidencia de esta proposición ha sido siempre bastante endeble.

Un estudio reciente[1] de economistas de Harvard y del MIT - Massachusetts Institute of Technology, ha debilitado aún más esta propuesta. Abhijit Banerjee, Rema Hanna, Gabriel Kreindler, y Benjamin Olken volvieron a analizar los datos de siete experimentos aleatorios evaluando los programas de ayuda económica en países pobres y encontraron que “no hay evidencia sistemática de que los programas de prestación de dinero en metálico desanimen a la gente a trabajar”. Atacar a los receptores de las prestaciones llamándolos gandules es una retórica fácil, pero cuando de verdad examinas científicamente la proposición, ésta no se sostiene.

No han tenido este efecto en Honduras, ni en Indonesia, ni en Marruecos…

Los programas tratados en el estudio tienen una extensión geográfica bastante amplia. Hay cuatro en América Latina (dos en México, uno en Nicaragua y otro en Honduras), dos en el Sudeste asiático (Filipinas e Indonesia), y uno en Marruecos.

La mayor parte de los programas que analiza este estudio se conocen como “transferencias de dinero condicionales” (CCTs – Conditional Cash Transfers), en la que las familias reciben dinero con la condición de que, digamos, lleven a sus hijos a la escuela, o que los vacunen. La idea es doble: ayudar a la gente pobre, y usar la ayuda como presión para que sus hijos se eduquen y reciban asistencia sanitaria. Estas “transferencias de dinero condicionales -- CCTs” se pusieron de moda antes en América Latina, por eso la mayoría de los programas analizados se han hecho en esta región. Pero el estudio incluye también un Programa mexicano[2] que proporcionaba 13 dólares al mes en metálico “sin condiciones” a familias de las regiones pobres.

Exactamente: cero. Ese fue el número de programas (de entre estos siete programas) en los que vieron un cambio estadísticamente significativo en los niveles de desempleo o en las horas trabajadas a la semana:

Banerjee, Hanna, Kreindler, y Olken, 2015. Efectos en el trabajo, por programa.

En algunos casos el trabajo subió; en otros, el trabajo bajó. En ninguno de ellos hubo un cambio sustancial. En todos los programas, excepto en el de Honduras y Filipinas, los datos fueron lo suficientemente equiparables como para que los investigadores pudieran hacer un fondo común y calcular los efectos a través de todos los programas. Esto permitió estimaciones más precisas que las que se hubiesen podido obtener de cualquiera de los cinco estudios comparados en solitario. El intervalo de confianza fue de un 95% en cuanto a cómo afectaron a la tasa de empleo, comprendidos entre un descenso de un 1,6 % y un incremento de un 0,9%. Prácticamente esto es una indicación de que no hay cambios.

Otros estudios encontraron que el dinero en metálico anima a trabajar

Hasta cierto punto, esto abarata los programas de transferencia de dinero. Dos recientes trabajos de investigación en estos programas de transferencia de dinero sugieren que dar dinero a la gente pobre de los países en desarrollo podría incluso, en algunos casos, fomentar el trabajo. Un estudio hecho por Christopher Blattman, Nathan Fiala, y Sebastian Martinez evaluaron un programa que dio becas (382 dólares por persona, de media) a grupos de ugandeses desempleados jóvenes para ayudarles a aprender oficios cualificados, y descubrieron que aumentaron un 17% en horas de trabajo y sus salarios en un 38%. Otro trabajo de investigación de: Blattman, Eric Green, Julian Jamison, y Jeannie Annan, examinó un programa de Nigeria en el que daban unos 150 dólares y un entrenamiento con algunas habilidades básicas de negocios a mujeres del norte de Uganda: el trabajo aumentó en un 61%.

Esos programas son significativamente diferentes de los evaluados en el estudio de Harvard/MIT. La diferencia es que estaban orientados a ayudas para los negocios. El programa para mujeres proporcionó capacitación y supervisión, y el programa para adultos jóvenes exigió a los candidatos que presentaran sus propuestas explicando cómo utilizarían el dinero para mejorar sus negocios. También hubo otro de una beca pagada en una vez, en vez de una transferencia a plazos, y operando por regla general a una escala menor que las de los programas gubernamentales evaluados por Banerjee et al.

Pero el razonamiento que hacen los contrarios a los programas de prestaciones sociales escépticos acerca de los programas de transferencias de dinero, debería también preocuparse por darle a la gente pobre grandes pagos únicos para usarlos como capital para negocio; ¿por qué no cogerían este dinero y lo gastarían? Por tanto el éxito de estos programas proporciona otro contraargumento más para la paranoia acerca de la “welfare queen - – reina del subsidio[3]”.

No es solo en el extranjero

Todas las evidencias mencionadas anteriormente se refieren a países en desarrollo. Pero merece la pena ser escépticos también en los países ricos acerca las denuncias a las “welfare queens – reinas del subsidio”. Por una sencilla razón, el mayor programa de EEUU que hay actualmente funcionando para jóvenes adultos pobres es el “EITC - Earned Income Tax Credit[4]”.

Hay una abundante evidencia que demuestra que el programa de EITC fomenta el trabajo, normalmente atrayendo a los padres solteros al mercado de trabajo. Esto tiene un impacto anti-pobreza más allá del dinero que este crédito fiscal[5] proporciona a la familia.

Pero incluso los programas de donación de dinero sin condiciones probablemente no tengan un mayor efecto en el trabajo en los países ricos. Varios estudios en los años 70 en los EEUU examinaron los programas de “impuesto negativo sobre la renta”[6], donde se tomó como ejemplo un grupo de familias pobres que recibieron becas, cuya cantidad fue disminuyendo a medida que las familias ganaban más dinero con sus trabajos. Los estudios encontraron un descenso muy bajo en el trabajo, debido sobre todo a que la gente tardaba más en encontrar un buen trabajo cuando estaba desempleada y alargaba el periodo de estudios. Incluso esos cálculos fueron exagerados por los participantes que ocultaban la cantidad de trabajo que hacían, quizá para obtener mayores cheques; cuando los investigadores examinaron los datos administrativos, en vez de las respuestas de los sondeos, no encontraron apenas efecto en cuanto al trabajo.

Hay un ejemplo mucho mejor en Canadá, donde una ciudad entera obtuvo unos ingresos garantizados a través del sistema de “impuesto negativo sobre la renta”, y se observaron incluso menores reducciones en trabajo, y allí donde se encontraron fueron en los casos de madres que habían parido recientemente (que pasaron más tiempo en casa con sus recién nacidos), y adolescentes.

No hay duda alguna de que los programas sociales mal diseñados pueden disuadir de trabajar. En el estudio de las ayudas a familias con niños dependientes, la reforma anterior del actual programa de prestaciones sociales se encontró que decrecieron las horas trabajadas de un 10 a un 50% entre los receptores; esto probablemente tuvo que ver con el hecho de que los beneficios de AFDC[7] fueron sustraídos con una proporción de un 100%, por lo que cada dólar ganado trabajando, era un dólar menos que se recibía del AFDC. ¿Quién querría trabajar en esas circunstancias?

Pero la mayoría de los programas de prestaciones sociales son mejores que el AFDC. Tanto si se llevan a cabo en los EEUU o en países en desarrollo no tienden a disuadir a la gente de trabajar.

[1] Debunking the Stereotype of the Lazy Welfare Recipient: Evidence from Cash Transfer

[2] Mexico tried giving poor people cash instead of food. It worked. –- México probó a dar dinero a los pobres en vez de comida. Y funcionó.

http://www.vox.com/2014/6/26/5845258/mexico-tried-giving-poor-people-cash-instead-of-food-it-worked

[3] [Nota de la T.] El artículo se refiere al famoso caso de Linda Taylor, que cometió fraude abusando del sistema de prestaciones de ayudas (entre otros muchos y más graves delitos), y que Ronald Reagan utilizó en su campaña para ilustrar sus críticas a los programas de ayudas sociales. https://en.wikipedia.org/wiki/Linda_Taylor http://www.slate.com/articles/news_and_politics/history/2013/12/linda_taylor_welfare_queen_ronald_reagan_made_her_a_notorious_american_villain.html

[4] [Nota de la T.] EITC: Earned Income Tax Credit, es una devolución en el pago de impuestos para trabajadores con bajos o medios ingresos, especialmente para aquellos con hijos https://www.irs.gov/Credits-&-Deductions/Individuals/Earned-Income-Tax-Credit/EITC,-Earned-Income-Tax-Credit,-Questions-and-Answers https://en.wikipedia.org/wiki/Earned_income_tax_credit

[5] [Nota de la T.] Los créditos fiscales reducen la cantidad de impuestos debidos. Los gobiernos pueden conceder un crédito fiscal para promover un comportamiento específico, como renovar el parque automovilístico, o los electrodomésticos antiguos con otros más eficientes, o ayudando los contribuyentes más desfavorecidos reduciendo el coste total de la vivienda. http://www.investopedia.com/terms/t/taxcredit.asp

[6] [Nota de la T.] El impuesto negativo sobre la renta es un sistema de impuestos progresivo en el que la gente que gana por debajo de una cierta cantidad, recibe una cantidad suplementaria de gobierno. https://es.wikipedia.org/wiki/Impuesto_negativo_sobre_la_renta

[7] [Nota de la T.] AFDC (Aid to Families with Dependent Children – Ayuda a familias con hijos dependientes)

https://www.census.gov/population/socdemo/statbriefs/whatAFDC.html
Dylan Matthews

lunes, 11 de abril de 2016

“La mejora de los salarios mínimos es la mejor herramienta para combatir la pobreza en el trabajo”. Entrevista a Joaquín Nieto, director en España de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)

El Captor

Joaquín Nieto Sainz -Mendavia (Navarra), 1956- ocupa desde el 1 de mayo de 2011 la Dirección de la Oficina en España de la Organización del Trabajo Internacional (OIT), agencia de las Naciones Unidas (ONU) especializada en materia laboral y cuya estructura tripartita -gobierno, empresas y trabajadores- persigue el fortalecimiento del diálogo social, entre otras de sus misiones y objetivos.

Profundizamos así en la nueva sección de entrevistas que progresivamente irán publicándose en El Captor, ofreciendo en exclusiva la extensa y enriquecedora conversación mantenida hace escasas semanas con el máximo representante de uno de los más relevantes organismos institucionales en el ámbito socio-laboral de España.

Resulta un privilegio poder entrevistar al director en España de la OIT, una institución clave a nivel mundial.

Y a punto de ser centenaria. En el contexto de la preparación del centenario en 2019, la OIT ha lanzado la ‘Iniciativa sobre el futuro del trabajo’, un debate mundial para responder a preguntas como; ¿Qué va a ser del trabajo a lo largo del siglo XXI? ¿Habrá suficiente? ¿Se evitará la pérdida de toda una generación de jóvenes? ¿Cómo afectará al trabajo la evolución tecnológica? ¿Cómo la evolución demográfica? ¿Qué cambios e impactos serán debidos a la protección ambiental para evitar el desastre climático y ecológico? ¿Qué modificaciones en la organización del trabajo y la producción y en las organizaciones de empleadores y trabajadores?

Dada la magnitud de los retos, ¿poseen las instituciones llaves maestras para crear las condiciones que nos permitan afrontarlos? ¿Qué instituciones: las españolas, las europeas…? Lo que le sucede a España está íntimamente ligado de manera inmediata con lo que sucede en el mundo y en Europa. Los problemas españoles no son intrínsecamente españoles; están asociados a problemas y decisiones tomadas en Europa. Es imposible hoy hablar sólo de políticas nacionales. En nuestro informe 2016 “Tendencias y perspectivas mundiales del empleo” prevemos que la senda de la creación de empleo en España no va a estar exenta de dificultades. En la economía española hay sectores como el exportador -muy importante y dinámico- que es muy sensible a la coyuntura internacional, que presenta unas perspectivas sombrías dada la situación en los países emergentes. Otros sectores dependen más de la demanda interna, que se ve constreñida por las políticas de austeridad. El gran riesgo es que fruto de la austeridad extrema que ha provocado la caída de ingresos y la devaluación salarial, España –que está conociendo una recuperación económica pero sin recuperación social- caiga en otra crisis económica antes incluso de reiniciarse la recuperación social.

Ciertos resortes institucionales sí influyen positivamente en la recuperación de la demanda interna, como por ejemplo la modulación del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).

Por supuesto. Existen restricciones que provienen de la esfera internacional, pero existe también un margen positivo para aplicar políticas internas. Los poderes públicos influyen, es evidente. Por ejemplo, han sido ellos los que han decido aplicar políticas de austeridad extrema en Europa y en España. Eso es una opción política, activar la recuperación salarial elevando, por ejemplo, el salario mínimo, es también una opción política. Pero no todo acaba ahí. También influyen las decisiones adoptadas por las asociaciones empresariales y de trabajadores. En la activación de la demanda interna es muy importante lo que pase en la negociación colectiva, con los acuerdos salariales alcanzados en los convenios. Empresarios y sindicatos firmaron un acuerdo confederal que contemplaba una elevación moderada de los salarios. Esto ha influido positivamente en los convenios firmados que han acordado mejoras salariales. Los poderes públicos son decisivos pero no suficientes, es necesario que el conjunto de la sociedad actúe.

A veces da la sensación de que incluso las decisiones tomadas en un marco de diálogo social avanzan por una áspera deriva, me refiero al abaratamiento de los costes por cese o despido.

Esas medidas de abaratamiento de los costes del despido se han adoptado en ausencia de diálogo social, esa es la realidad. Las partes tenían distintas posiciones. Las organizaciones sindicales defendían la flexibilidad interna –para mantener al máximo el empleo en cada empresa–, pero no la flexibilidad externa, por considerar que abarata y estimula el despido favoreciendo la sustitución de trabajadores con cierta antigüedad y salarios más elevados por otros sin antigüedad y salarios menores. Lo que ha habido desde que se inició la crisis es una ausencia de diálogo social, lo que ha favorecido el abaratamiento de los despidos, la sustitución de empleos por otros de menor calidad y la reducción de la calidad del empleo.

También influirá la economía. El impacto de las reformas laborales sobre el empleo está sobrevalorado. La evolución del empleo no depende tanto de las relaciones laborales como de otros factores, como la política económica y el modelo productivo. Se crea empleo cuando hay decisiones económicas que revitalizan la economía y la inversión estimulando la creación de empleo. El modelo productivo, es decir la estructura productiva por sectores, es también decisiva. En España, sin ir más lejos, el marco regulatorio básico de las relaciones laborales es único, por ser estatal. Pero hay Comunidades autónomas con la mitad de desempleo que otras. Las diferencias se encuentran en sus modelos productivos; los más diversificados, industrializados y modernizados hacia los requerimientos internacionales de sostenibilidad tienen más empleos y éstos son más estables. Antes comentaba que el sector exportador ha tenido un comportamiento dinámico incluso durante la crisis. Que no sea el sector con empleos más precarios y de peor remuneración sino todo lo contrario, nos da pistas muy significativas. En lo que sí influye la regulación es en la calidad del empleo.

Algunas conclusiones tan evidentes luego no se plasman en la práctica. Lo cierto es que a los trabajadores se les exige flexibilidad y eso es algo muy difícil de conjugar con la estabilidad.

Cuando se habla de flexibilidad tenemos que distinguir entre flexibilidad interna y flexibilidad externa. La interna se negocia y puede ser un elemento de conservación y mantenimiento de los empleos en la empresa, mientras que la externa consiste en un marco regulatorio que permite decisiones unilaterales por parte de la empresa, que suele traer consigo más despidos y una menor estabilidad de los empleos. Detrás de los grandes términos como ‘flexibilidad’ hay que buscar mayor nivel de precisión para saber de qué se está hablando. También convendría discernir las tendencias en la evolución del empleo. No todo el empleo ha evolucionado hacia la precariedad, aunque existe una tendencia general -que es mundial- hacia una mayor precarización. Pero a la vez también existen sectores en los que el empleo va ganando mayores niveles de estabilidad. Y el potencial mundial de este proceso es inmenso. Más de la mitad de los empleos en el mundo están en la economía informal, pero se pueden formalizar. En el marco de la OIT, gobiernos, organizaciones empresariales y sindicatos han iniciado un camino para facilitar la transición de la economía informal a la economía formal.

Aunque alguno de los últimos informes de la OCDE indica que España tiene una de las tasas de minijobs en el mercado juvenil más altas del mundo.

Sí, esta es también una tendencia general de los últimos años, la del empleo a tiempo parcial, que ha generado una especie de efecto sustitución de empleos a tiempo completo por otros a tiempo parcial y peor remunerados. Así, el número de contratos puede aumentar estadísticamente, sin que aumente el número real de empleos creados y de horas remuneradas. Lo que sí aumenta es la situación de pobreza entre los empleados. Ya no basta con tener un empleo para salir de la pobreza y cada vez hay más trabajadores pobres. En España superan en un tercio la media de la Unión Europea (12,5% versus 9,5%). Además se encuentran principalmente en los trabajadores por cuenta propia, algo a tener en consideración en el momento de alentar qué tipo de empleos se crean.

Si apostamos por un modelo de emprendedurismo masivo las tasas de fracaso serán enormes y aumentará la pobreza.

Lo importante a considerar es que a partir de ahora los gobiernos van a estar obligados tanto a reducir el desempleo como a reducir la pobreza. La agenda 2030 de Naciones Unidas en vigor desde el 1 de enero de 2016 establece en el Objetivo 1.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible la obligación de reducir la pobreza en cada país a la mitad de su pobreza relativa (es decir de aquellas personas cuyos ingresos anuales están por debajo del 60% de la mediana). Esta nueva agenda de Naciones Unidas –los ODS– ya no está dirigida sólo a los países en desarrollo o menos desarrollados como era antes, sino que vincula también a los países desarrollados, porque existe un sur dentro del norte, y sus gobiernos van a tener que explicar qué están haciendo para reducir la pobreza y adoptar medidas coherentes.

Creo que en este sentido podríamos hablar del término “Complemento Salarial”.

Están apareciendo varias propuestas a este respecto y todas son algo confusas en relación a su modalidad y su posible aplicación.

Todas parecen ir orientadas hacia el uso de recursos públicos para complementar la remuneración de los trabajadores.

El salario es salario y las ayudas públicas son ayudas públicas. Hay una amplia red de protección social con ayudas públicas. También hay un sistema de incentivos a la contratación, reducciones y exenciones de cotización y otras subvenciones a las empresas que son ayudas públicas. En lo que se refiere a los trabajadores, la OIT considera que tienen derecho a un trabajo decente y a la protección social. Si los trabajos son decentes, es decir con salarios dignos y protección social, no sería necesario activar un sistema añadido de ingreso salarial. En cuanto a la protección social, hay numerosos mecanismos para garantizar unos ingresos mínimos para todas las personas y muchas fórmulas en debate, desde la garantía de renta mínima a las propuestas de renta básica. En cuanto a los ingresos salariales, el salario mínimo es una buena fórmula. Además, la mejora de los salarios mínimos es la mejor herramienta para combatir la pobreza en el trabajo e incluso para dinamizar la economía y la demanda interna. Nosotros creemos que en países como España hay un margen importante de mejora en este aspecto. La carta social de la UE ya apunta a un salario mínimo de al menos el 60% de la mediana de los salarios. Esto daría una buena respuesta a la situación de trabajadores pobres. Los complementos para aquellas personas que trabajan a tiempo parcial y no completan un salario mínimo mensual son parte de la esfera de la protección social. Las subvenciones a las empresas son parte de las políticas activas de empleo.

¿Qué opina sobre la posibilidad de limitar la realización de horas extraordinarias para incrementar las posibilidades de ocupación de los parados, tal y como establece el artículo 35.2 del Estatuto de los Trabajadores en España?

Dicho artículo da una posibilidad a los poderes públicos de actuar al respecto. El problema con las horas extra en España hoy está relacionado con lo que se conoce como economía sumergida, que en OIT denominamos “trabajo no declarado”. Es posible que la actividad económica no declarada no haya aumentado en tiempos de crisis y se mantenga en valores que rondan un 20%. Pero sí que se observa un desplazamiento de las modalidades del trabajo no declarado hacia las horas extras no declaradas, lo que da pie a pensar que parte de las contrataciones a tiempo parcial no son sino artificios para declarar menos a la Seguridad Social. La actuación de los poderes públicos en el sentido que usted comenta tiene su complejidad y debería empezar por hacer aflorar las horas extraordinarias realmente realizadas pero no declaradas aunque remuneradas y las no declaradas ni remuneradas. De hecho, se está dando cierto reparto del empleo, porque si comparamos el total de las horas de trabajo realizadas en 2015 en relación a las realizadas en 2011, resulta que son algo menos pero el número de ocupados ha crecido ligeramente en ese período lo que sugiere que se ha dado un cierto reparto del empleo, pero con peores salarios y menor protección social.

Respecto a lo que usted citaba sobre el “trabajo no declarado” nos enfrentamos al problema de la sostenibilidad del sistema de pensiones.

La sostenibilidad del sistema de pensiones público y de reparto depende fundamentalmente del empleo, es evidente, y la mejor forma de hacer sostenible el sistema es el fortalecimiento de la población activa y la plena ocupación. No obstante, atendiendo también a variables demográficas y a las necesidades de la sociedad está claro que el sistema debe nutrirse de ingresos fiscales que provengan no solo de lo que llamamos ingresos contributivos, las cotizaciones sociales, sino también de impuestos. Si hay que mejorar los ingresos en el sistema de pensiones no necesariamente eso tiene que significar elevar las cotizaciones sociales, puede conseguirse con una mayor tributación de los beneficios u otros impuestos.

Debe de haber una reflexión sobre el conjunto del sistema fiscal. Tenemos unos sistemas de recaudación fiscal en los que el uso de los recursos humanos en forma de empleo está muy gravado a través de las cotizaciones sociales, y sin embargo los recursos humanos son abundantes y el empleo escaso. Mientras que el uso de los recursos naturales no está tan gravado, siendo recursos muy escasos pero muy empleados, cuyo consumo debería reducirse. Para estimular la eficiencia energética y de los recursos naturales por un lado y para estimular la empleabilidad por el otro, debería producirse una especie de trasvase impositivo, bajando cargas a la empleabilidad de los recursos humanos y aumentando impuestos al uso de recursos naturales, con un balance que podría ser neutro o no desde la perspectiva de los ingresos fiscales dependiendo de las necesidades de cobertura del sistema.

¿No se debería definir con mayor precisión toda propuesta de financiación alternativa? El cómo se debe hacer con detalle corresponde a las partes discutirlo y decidirlo; al gobierno, a las empresas y a los trabajadores de manera tripartita. Lo único que sí quiero añadir a esta reflexión es que cualquier nueva articulación debe ser simultánea, justa y pensada en el medio y largo plazo, no sea que la reducción de cotizaciones no sea cubierta por los nuevos impuestos y se desmorone el sistema.

También debería seguir siendo solidaria, como lo es el sistema público de reparto de pensiones, que es un sistema solidario inter-generacional e intra-generacional. Inter-generacional porque la generación laboralmente activa mantiene a las generaciones pasivas, que a su vez han contribuido en el pasado o contribuirán en el futuro a sostener el sistema. Intra-generacional porque el abanico de salarios es mucho más abierto que el de las prestaciones contributivas.

Y por supuesto debe ser el fruto del diálogo social. Si de lo que se trata es de mejorar los ingresos de manera justa, el diálogo social siempre encontrará el modo de hacerlo. Y lo mismo si hay que moderar las prestaciones. Porque entonces los distintos intereses se conjugan y aumenta la creatividad a la hora de encontrar soluciones. Si solo es una parte la que actúa, o si por ejemplo, a la hora de reformar los sistemas públicos de reparto, predominan las reflexiones y estudios y propuestas que provienen del sector privado de pensiones, entonces se producen distorsiones interesadas tanto del análisis como del diagnóstico, las previsiones y las soluciones. Hay que analizar la sostenibilidad de los sistemas públicos, pero también de los sistemas privados, porque ambos tienen fortalezas y debilidades que hay que considerar.

Fuente: http://www.elcaptor.com/economia/mejora-salarios-minimos-combatir-pobreza-trabajo
(Foto de Rosa Peña: Primavera en mi barrio. Rivermark. Santa Clara. California)

lunes, 4 de abril de 2016

¿Cómo debes responder en una entrevista de trabajo a la pregunta sobre cuáles son tus defectos? Maria Atanasov

¿De verdad crees que los entrevistadores quieren escuchar de ti que piensas que eres perfecto?

La falsa modestia es un arte en sí misma. Y cuando se trata de entrevistas laborales, muchos hacen gala de ella.
Cuando aparece la temida pregunta "¿Cuál es su mayor debilidad?", ¿sueles responder "puedo ser demasiado perfeccionista" o "puedo asumir demasiada responsabilidad y no delegar?".
A muchos de nosotros nos han enseñado a dar un giro positivo en las respuestas, convirtiendo las deficiencias potenciales en fortalezas, en un intento por salir airoso.

¿Pero, es realmente eso lo que los reclutadores quieren oír?

Cómo recuperarse de una primera mala impresión
Nos dirigimos al sitio de preguntas y respuestas Quora para averiguar lo que tenían que decir acerca de si se debe convertir una debilidad en una oportunidad usando la falsa modestia para allanar el camino hacia un puesto de trabajo.

¿Cómo ganar la guerra psicológica en la entrevista de trabajo?
Evítalo
"Por favor…no lo hagas. Detente", escribió Chau Nguyen, quien ha revisado 250.000 hojas de vida, entrevistado a 50.000 candidatos y contratado a 4.000 personas.
Es como decir 'Deseo la paz mundial' (...) Crees que es inteligente convertir la pregunta en una oportunidad para alardear, cuando en realidad sólo te hace quedar mal"

Chau Nguyen, especialista en Recursos Humanos
"Es como decir 'Deseo la paz mundial' durante una entrevista en un concurso de belleza. Crees que es inteligente convertir la pregunta en una oportunidad para alardear, cuando en realidad sólo te hace quedar mal", escribió.
Nguyen la ha formulado en innumerables ocasiones y se molesta cuando oye las siguientes respuestas: "soy perfeccionista", "trabajo muy duro", "me preocupo demasiado", "no tengo ninguna debilidad".
Esas respuestas suenan triviales y falsas, y en esto coincidieron abrumadoramente los reclutadores. "Es importante entender por qué el entrevistador está haciendo esta pregunta", continuó Nguyen.
"Esta es la oportunidad para que usted pueda demostrar que es humilde, consciente de sus limitaciones, y que está trabajando activamente para mejorarlas".

El valor de la honestidad
Lo que la reclutadora Jae Lee Alexis aprecia es la honestidad al responder.
"Tener a alguien torciéndose para hacer que su 'debilidad' escogida parezca algo positivo no me ayuda a formarme una opinión de la persona en lo absoluto", escribió.

Lo que impresiona es que puedas admitir una debilidad verdadera y que cuentes cómo haces para vivir con ella y seguir siendo productivo y eficiente.
"¿Sabes lo que más me impresiona? Cuando alguien describe una debilidad real y, a continuación, va a decirme cómo trabaja para reconocerla y funcionar con ella", señaló.
"He tenido un candidato (lo contratamos) que me dijo que era difícil para él recordar las tareas de seguimiento, porque se centra mucho en lo que está actualmente frente a él. Luego pasó a describir la forma en que había usado el calendario de Outlook para administrar recordatorios, seguimientos, y adaptar su flujo de trabajo a ese 'punto ciego'", añadió.
"Admitió que era algo con lo que todavía luchaba, pero que también era muy consciente de ello y estaba trabajando activamente para resolverlo. Si no puedes hablar conmigo sobre tu mayor debilidad en una entrevista, me preocupa que vayas a ocultar errores y debilidades una vez que estés trabajando para mí".

Responder honestamente a la pregunta también muestra que eres valiente, que admites tu propia debilidad y eres falible.
Esto no es negativo, de acuerdo con Dushka Zapata, quien señala que ser flexible y con capacidad de adaptación indica que tienes la posibilidad de crecer dentro de una empresa.
Admitirlo también "muestra que no culpas a otros y que asumes responsabilidad", escribió Zapata.
¿Cuál es el objetivo de la pregunta?
Otros, sin embargo, mantienen su distancia frente a la espinosa cuestión.
"Es una pregunta tonta que nunca hago", escribió Peter D'Autry, un reclutador de ejecutivos.
Una persona a la que están regañando en la oficina. Los empleadores quieren saber si pueden confiar en que serás honesto y abierto cuando cometas un error.
"Las respuestas no dan alguna idea sobre si un candidato será capaz de realizar el trabajo para el que él o ella va a ser contratado. La pregunta surge a menudo con personal de reclutamiento o de recursos humanos que no tiene una idea de qué va el empleo, y por lo tanto van a buscar refugio en el balbuceo sicológico enmascarado como metodología de evaluación".
Tal vez por eso algunas personas responden a la pregunta con su propia réplica ingeniosa para nivelar el terreno.
De acuerdo con el gerente de recursos humanos Gary Claassen, "la mejor respuesta que he oído para la pregunta sobre la mayor debilidad fue ... 'chocolate'".
"Se rompe el hielo, muestra que usted tiene sentido del humor, y por lo general provoca una sonrisa o la risa. Después de todo, quieres hacer que te recuerden, y mostrar al gerente de contrataciones que te sientes a gusto es un gran paso hacia caer bien", escribió Classen.
"Entonces, habla de algo real en lo que has estado trabajando para superarte".
BBC

martes, 29 de marzo de 2016

¿Ha creado empleo el ajuste salarial?

Uno de los argumentos centrales del pensamiento económico convencional es que el ajuste salarial tiene un efecto positivo sobre el empleo; existiría una relación inversa entre ambas variables (según este enfoque, el nivel de empleo estaría determinado a corto plazo por los salarios). En primer lugar, porque la moderación de los costes laborales permite la recuperación de los márgenes empresariales, motor de la inversión productiva, que, al reforzarse, se traduce en nuevos puestos de trabajo. En segundo lugar, la contención salarial mejora la competitividad-precio de las empresas, ensanchando sus mercados y, en consecuencia, aumentando las necesidades de empleo. Se sostiene, en tercer lugar, que el ajuste de los salarios a la baja favorecerá, muy especialmente, a los trabajadores de menor cualificación.
De acuerdo con esa línea de argumentación, los países que hubieran aplicado políticas salariales más contenidas habrían obtenido mejores resultados ocupacionales.
¿Qué nos dice al respecto la evidencia empírica proporcionada por Eurostat? A continuación se presentan tres gráficos que relacionan, por un lado, el esfuerzo salarial, y, por otro, la creación de empleo. El primero está referido al periodo comprendido entre 2000 y 2007; el segundo comprende los años de crisis, 2008-2015; y el último se centra en el tramo 2010-2015, cuando se han aplicado con mayor rigor las políticas de austeridad salarial.





Pues bien, los gráficos ponen de manifiesto que, en un sentido muy diferente al defendido por la corriente dominante en economía, no hay evidencia empírica en la Unión Europea que sostenga la afirmación de que la moderación salarial es una vía para la creación de empleo. Más bien al contrario, en el periodo dominado por la austeridad salarial y presupuestaria encontramos una relación positiva entre la compensación real por empleado y el empleo. En otras palabras, el balance en términos ocupacionales ha sido más favorable para aquellas economías que han relajado la disciplina salarial.
¿Cómo interpretar estos resultados? Cuatro aspectos a tener en cuenta.
a) Las políticas de represión salarial, al contraer la demanda, han penalizado el crecimiento económico y, en esa medida, la capacidad de creación de empleo. Ese efecto de demanda supera, con mucho, los supuestos efectos positivos asociados a la activación de la inversión y el aumento de la competitividad.
b) La recuperación de los márgenes empresariales no se ha traducido en una mejora sustancial de la inversión productiva, que, cuando se escriben estas líneas, todavía se mantiene en niveles muy bajos. La atonía de la demanda y, más en general, las incertidumbres que amenazan la evolución de los mercados explican la prudencia inversora de las empresas.
c) El supuesto intercambio entre salarios (moderación) y empleo (crecimiento) no se ha materializado. La represión salarial no mejora sustancialmente el balance ocupacional. Lejos de abrir las puertas a la contratación de trabajadores de baja cualificación, ha supuesto la degradación salarial de los que antes recibían mejores retribuciones.
d) En el contexto de las reformas estructurales llevadas a cabo estos años por los gobiernos europeos, cuya piedra angular ha sido la desregulación de los mercados de trabajo, se han abierto para las empresas mayores posibilidades de intensificar la utilización de los recursos laborales disponibles (aumentar la explotación): alargamiento de las jornadas laborales e intensificación de los ritmos de trabajo. Ello, como no podía ser de otra manera, ha tenido una incidencia negativa sobre la creación de empleo.

Profesor de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, miembro de econoNuestra y del Consejo Ciudadano Autonómico de Madrid

lunes, 25 de enero de 2016

¡Qué feliz soy! Nos merecemos esto después de todos estos años de crisis con reformas y recortes tan traumáticos

Después de cuatro años sin empleo, y con 56 años y 33 años de vida laboral, he conseguido un puesto de trabajo. Nadie sabe más que los que lo hemos vivido que no hay nada más bonito que saber donde tienes que ir todos los días, mi vida ha cambiado, doy gracias por tener esta oportunidad y no envejecerme en mi casa con la pena y la tristeza de no poder trabajar. La lucha mereció la pena, porque nadie se merece vivir una situación que no la ha buscado. Las personas de mi edad no disponen de mucho tiempo para reinventarse y poder así acceder a otros empleos, a mí me ha costado mucho esfuerzo y lo he podido conseguir, pero sé que la gran mayoría no lo va a lograr y eso es muy cruel, por eso soy feliz, porque he luchado y he obtenido mi recompensa y me gustaría que todo el mundo pudiera tener la misma oportunidad que yo y que también puedan ser felices. Nos merecemos esto después de todos estos años de crisis con reformas y recortes tan traumáticos.
El País, cartas al director— María Victoria Trívez Garijo.

El cantante británico Colin Vearncombe, que popularizó bajo el pseudónimo Black el tema Wonderful Life a finales de los años ochenta, ha muerto a los 53 años tras sufrir un accidente tráfico en Irlanda hace dos semanas, informó hoy su página oficial de Facebook.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Las mujeres realizan el triple de trabajo no remunerado que los hombres. Según el Informe sobre Desarrollo Humano 2015, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Nerea Fernández García
Ameco Press

Según el Informe sobre Desarrollo Humano 2015, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, las mujeres realizan la mayor parte del trabajo no remunerado, en concreto, del 41% que supone, las mujeres representan el 31% frente al 10% de los hombres. Esta proporción se invierte en el caso del trabajo remunerado, que se realiza en su mayor parte fuera del hogar. Éste supone el 59%, del cual el 38% son hombres y solo el 21% mujeres.

Los hombres predominan en el mundo del trabajo remunerado y las mujeres lo hacen en el del trabajo no remunerado. Explica el estudio que, pese a que el trabajo no remunerado en el hogar es indispensable para el funcionamiento de la sociedad y el bienestar humano, al recaer sobre todo en las mujeres, “limita sus posibilidades de elección y sus oportunidades de realizar otras actividades que podrían ser más satisfactorias para ellas”. Esto se evidencia en el tiempo que pueden dedicar al tiempo libre: “en una muestra de 62 países, los hombres dedicaban una media de 4,5 horas al día a la vida social y el ocio, y las mujeres 3,9 hora”. Desigualdad que crece aún más en los países con un desarrollo humano bajo, donde “los hombres dedican casi un 30% más de tiempo a la vida social y el ocio que las mujeres”.

Tanto en el mundo del trabajo de cuidados no remunerado como en el del trabajo remunerado dice el estudio que “sigue observándose un marcado desequilibrio entre los géneros, como consecuencia de los valores locales, las tradiciones sociales y los papeles asignados históricamente a cada género. El trabajo de cuidados abarca las labores domésticas, como preparar la comida para la familia, limpiar la casa e ir a buscar agua y combustible, así como el cuidado de los niños, los ancianos y los familiares enfermos, tanto a corto como a largo plazo. En la mayoría de los países de todas las regiones del planeta, las mujeres trabajan más que los hombres. Se estima que la contribución de las mujeres al trabajo mundial es del 52%, mientras que la de los hombres es un 48%.”

Prosigue el informe afirmando que, aun cuando soportan más de la mitad de la carga, las mujeres se encuentran en situación de desventaja en ambos mundos laborales con patrones que se refuerzan mutuamente.

En 2015, la tasa de participación de la fuerza de trabajo a escala mundial fue del 50% en el caso de las mujeres y del 77% en el de los hombres. En 2015, a escala mundial, el 72% de los hombres en edad de trabajar (a partir de 15 años) tenía un empleo, frente a solo el 47% de las mujeres. La participación de las mujeres en el mercado laboral y las tasas de ocupación se ven afectadas en gran medida por cuestiones económicas, sociales y culturales y la distribución del trabajo de cuidados en el hogar.

El “techo de cristal”
El estudio destaca que, a nivel mundial, “las mujeres ganan un 24% menos que los hombres y solo ocupan el 25% de los cargos administrativos y directivos en el mundo empresarial; además, en el 32% de las empresas ninguna mujer desempeña un cargo directivo superior”. Escasa presencia también en los parlamentos nacionales: solo un 22% de los escaños en la cámara única o en la cámara baja están ocupados por mujeres.

Además, aun realizando tareas similares, las mujeres suelen percibir salarios más bajos y, por lo general, las mayores diferencias salariales se observan entre los profesionales mejor remunerados. “A nivel mundial, las mujeres ganan un 24% menos que los hombres. En América Latina, las mujeres en puestos de alta dirección ganan de media solo un 53% del salario que reciben sus homólogos varones”.

Medidas para acabar con el desequilibrio
Para acabar con los desequilibrios en las oportunidades de trabajo remunerado y no remunerado entre hombres y mujeres, el informe propone varias medidas:

-Ampliación y fortalecimiento de políticas relativas al empleo asalariado de las mujeres que tengan en cuenta las cuestiones de género.

-Medidas para aumentar la representación de las mujeres en los cargos decisorios de alto nivel. La representación puede ampliarse tanto en el sector público como en el privado a través de políticas de recursos humanos, selección y contratación, e incentivos a la retención. Los criterios para ascender a los hombres y las mujeres a cargos directivos deberían ser idénticos.

-Intervenciones específicas. Se necesitan medidas legislativas para reducir la desigualdad entre mujeres y hombres en lo que se refiere al acoso en el lugar de trabajo, la discriminación en la contratación y el acceso a la financiación y a la tecnología.

-Orientación hacia la licencia parental de maternidad y paternidad. Si se concede una bonificación a los progenitores que comparten la licencia parental de un modo más equitativo, se induciría a que los padres hicieran un mayor uso de la licencia de paternidad.

-Ampliación de las opciones de asistencia, como guarderías, programas de actividades extraescolares, residencias para las personas de edad y centros de atención prolongada. Los empleadores también pueden ofrecer servicios de guardería en el lugar de trabajo.

-Fomento de las modalidades de trabajo flexibles, incluido el teletrabajo. Debería haber suficientes incentivos para retomar la actividad profesional después del parto. Entre las medidas que se pueden aplicar se incluye la reserva durante un período de hasta un año de los puestos de trabajo de las mujeres que disfrutan de su licencia de maternidad.

-Valoración del trabajo de cuidados. Las iniciativas en este ámbito contribuirían a concienciar a nivel normativo acerca del valor que el trabajo de cuidados aporta a la sociedad, y podrían fomentar diferentes opciones para recompensar este trabajo.

-Recopilación de mejores datos sobre el trabajo remunerado y no remunerado. Los sistemas nacionales de estadística deberían recopilar mejores datos sobre la distribución del trabajo remunerado y no remunerado, empleando para ello a más investigadoras y utilizando muestras y cuestionarios adecuados.
Fuente: http://www.amecopress.net/spip.php?article13420

domingo, 20 de diciembre de 2015

¿Por qué no ha habido nunca pleno empleo en España?

El Captor

Dentro del Título I de la Constitución española -De los derechos y deberes fundamentales-, en el capítulo III -De los principios rectores de la política social y económica-, el Artículo 40.1 indica: “Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo.”

Pero nunca en la historia de la actual Constitución española se ha producido una situación de pleno empleo, resultando posible añadir, inclusive, que ninguna -o casi ninguna- formación política ha planteado recientemente, y ante la gravedad del contexto económico actual (más del 20% de la población activa desempleada), un objetivo programático de pleno empleo y de consecución en el corto plazo.

Cuestión, aunque parezca mentira, en absoluto baladí, ya que los preceptos constitucionales fueron aprobados para establecer su cumplimiento sin que sobre ellos recayese discrecionalidad alguna por parte de los poderes y agentes institucionales.

De ahí que de no observarse una situación de pleno empleo en el actual mercado laboral ello sea debido a que o bien no se ha realizado “de manera especial una política orientada” a la consecución de dicho objetivo, o bien el ejercicio de las funciones ejecutiva, legislativa y judicial ha sido estrepitosamente fraudulento en este sentido, situación ante la cual el actual sistema democrático de España debería de disponer de los pertinentes mecanismos, también constitucionales, para la debida rendición de cuentas ante la soberanía nacional (recuérdese; “reside en el pueblo español”).

Por consiguiente, ¿que por qué no ha habido nunca pleno empleo en España? Lo diremos de nuevo y de todas las únicas formas posibles. Porque los poderes públicos no han realizado de manera especial una política orientada al pleno empleo. Y porque, ahora, o en el instante siguiente en el que usted decida sentarse ante su televisor, cualquiera de los candidatos al próximo gobierno de la nación podrá aparecer disputando una simpática partida de futbolín, al tiempo que le confirma a un graciosillo cantante de rancheras/”periodista” que sí, que esta idea de mostrarse ante la gente así es total no solo porque le humaniza como representante político sino también porque le homogeneiza con el conjunto de los representados.

Será entonces cuando usted piense: “¡Y una mi...!, ¡siguiente candidato, por favor!” Tan solo aquél cuyo sueldo sirva para defender alguno de los artículos más mentirosamente bellos, por el momento, de nuestra Constitución.

Fuente: http://www.elcaptor.com/2015/11/por-que-no-pleno-empleo-espana.html