martes, 13 de diciembre de 2016

Virtudes del malentendido

Aquello que asimilamos sin esfuerzo no deja rastro

El mejor libro es aquel que no se entiende bien del todo. El pésimo libro será, por el contrario, el que comprendemos de arriba abajo. Aquel que asimilamos sin esfuerzo y línea a línea. Con el primero, los tropiezos desprenden esquirlas o condimentos para la imaginación. Con el segundo, la imaginación queda vacante y el lector se complace, como un haragán, en la dificultad igual a cero.

La frase tan valorada de que “todo el saber está en los libros” (letra de  Vainica Doble) evoca la pasividad del descubrimiento personal y celebra los catones escolares. Pero el libro, como el cuadro, vale la pena si desazona al receptor. Por el contrario, lo demedia (?) si lo tranquiliza,

Lo no entendido hace viajar y estaciona lo que se entiende del todo. De ahí que cuando se habla, como hizo  Estrella de Diego el domingo, en su discurso de ingreso a la Academia, de “malentendido” deba tomarse como una exaltación de la chispa que llega, paradójicamente, de algún punto oscuro en el texto, la pintura o la música.  Las Bellas Artes son tales porque no se dejan ver totalmente en cueros

Los libros al estilo de esas novelas que se tragan de un tirón no dejan rastro alguno. Por el contrario, textos, literarios o no, relativamente complejos convierten ciertas zonas de sombra en ocasionales destellos de inteligencia activa.

Más aún: es imposible disfrutar de algo que se degluta como una porción de obviedad. El “malentendido” es la salsa del conocimiento pero incluso, como decía Lacan (citado por De Diego), constituye la forma idónea de entender. Lo mal entendido es, por carambola, un entendido del mal, y cualquiera sabe de cuánta sabiduría superlativa se halla provista esta película del pensamiento.

No entendemos del todo la obra pero de este modo la obra nos mueve o nos conmueve. No recordamos con precisión las palabras del orador pero entonces la memoria crea su propia cita y produce un objeto nuevo.

El artista ofrece una obra al público pero no para que se acomode a él —característica de los libros o los cuadros vulgares— sino para que lo desequilibre e inquiete en el grado que sea.

De hecho, todas las experiencias importantes de la vida se componen de algún material inesperado o no explicado todavía. La supuesta infertilidad del malentendido filosófico o científico se trasmuta siempre en moléculas, células, y enunciados nuevos.

Políticamente, en fin, el malentendido es lo opuesto a la demagogia. En este último caso oímos aquello que deseamos oír mientras que la revolución, la vanguardia, la creación se componen de objetos inadvertidos con los que choca voluptuosamente la mente. Aquello que es chocante es divertido. Aquello que es raso es funeral.
CORRIENTES Y DESAHOGOS.
Estrella de Diego reivindica los malentendidos discurso aquí.
Lo inteligible y lo bello

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/12/02/actualidad/1480696449_301482.html

Nota:
Lo expuesto en esta entrada no deja de ser una opinión. La podemos asimilar, en síntesis, a aquello tan antiguo de "La letra con sangre entra". Es lo que ha imperado en la mayoría de la pedagogía en occidente, con el nombre de esfuerzo, dolor, trabajo, en general el producto de algo negativo, producto de un castigo,... Nunca de un disfrute o de un placer. Y no digamos en otros lugares del mundo,...

No obstante, se va abriendo paso, eso sí, muy lentamente, lo que podríamos llamar la pedagogía del disfrute, del estímulo positivo, de la motivación placentera; aprender algo porque nos gusta y nos gusta porque disfrutamos con el nuevo conocimiento, habilidad o actitud. Quién no ha vivido la experiencia de estar en una clase disfrutando del aprendizaje, del nuevo conocimiento o descubrimiento o habilidad que adquirimos y, a veces, también y a la vez disfrutamos del procedimiento o metodología empleada y de la agradable actitud del maestro...

Se ha ido imponiendo en la domesticación de animales, sobre todo perros y caballos (o elefantes). Antes, lo he presenciado en la doma de un caballo, se usaba únicamente el castigo. El dolor causado al animal, y sangraba a base de recibir las heridas de espuelas afiladas. Sin duda, se conseguían que, a pesar de todo el dolor, aprendieran cosas. Pero también aprendían a odiar al domador y en múltiples ocasiones, cuando el animal encontraba la ocasión, coceaba al domador (Hay historias de elefantes que al encontrar a su domador después de años, lo ha matado, de ahí la fama de su memoria, ¡¡tiene memoria de elefante!!).

Recuerdo perfectamente a un domador de unas cuadras del barrio de Triana en Sevilla, en concreto el llamado barrio voluntad construido durante la II República, al que íbamos de niños a verlo trabajar por las tardes. Tenía, el domador, la cara deformada de coces recibidas.

La doma actual consiste en dar, principalmente, estímulos positivos, trozos de manzana, caricias, hablarle con voz cálida y estimulante a la vez que dividir en partes sencillas la tarea a aprender para después ir encadenando lo aprendido en una tarea más compleja.

Nuestra sociedad es castigadora más que premiadora, los castigos crean un mal clima, un deseo de eliminar o evitar la fuente del castigo. El cambio del procedimiento castigador por otros con estímulos positivos, incentivos agradables, supone un cambio de mentalidad, no solo de metodología y supondrá mejorar el clima social.

A lo largo de mi experiencia de vida he disfrutado y aprendido muchísimo con algunos profesores, a la vez que he disfrutado de sus procedimientos o metodología y no he tenido con ellos la sensación de esfuerzo o trabajo. Con otros, he olvidado todo lo aprendido y solo queda el recuerdo de los malos momentos pasados.

Comprendo que en una sociedad que ha sido colonialista y esclavista, el castigo y el dolor, incluso la crueldad, han sido los contravalores hegemónicos que han utilizado para mantener la colonia conquistada y a los colonizados y esclavos, subyugados bajo el poder de la metrópoli o del amo. Sin duda, también los festejos crueles han mantenido esa cultura del castigo como diversión, espectáculo o fiesta, del dominante. Pero, ni es la mejor pedagogía, ni es la que más eficacia o eficiencia tiene. Podríamos seguir hablando de ello largo y tendido.

Existe una película, donde trabaja el actor Robert Redford, El hombre que susurraba a los caballos, donde se ve un ejemplo de aplicación de una doma sin castigo, en este caso una terapia aplicada a un caballo gravemente traumatizado y que parece ya irrecuperable. El domador, R. Redford, es un hombre que lo trata y se relaciona con el caballo como si fuese un humano y a base de estímulos positivos, entre ellos hablándole al oído, y sin aplicarle castigo alguno y, naturalmente, consigue recuperarlo. Consigue ganarlo para la monta, el trabajo, la vida. Es también, sin duda, una metáfora para la vida de muchas personas que han sufrido mucho y estan hartas de esa vida, están deprimidas padecen la indefensión aprendida que estudió el psicólogo Seligman.

Lecciones para PISA de un instituto de Zamora. El Claudio Moyano, en Castilla y León, está a la altura de Finlandia. La formación del profesor, los idiomas y reforzar asignaturas son algunas de sus claves.

¿Ves? No se oye nada”. Estamos en el instituto Claudio Moyano, un imponente edificio modernista situado en el centro de la ciudad de Zamora (63.831 habitantes), al oeste de Castilla y León. Y sí, como dice la directora, María del Tránsito Martín, no se oye un alma. No hay gente por los pasillos ni en la cafetería. Todos están en clase en este centro en el que la verja de entrada siempre está abierta. Es un viernes lectivo. Han pasado tres días desde que Castilla y León se coronó como la región española con mejores resultados en el informe PISA, la evaluación internacional más conocida del mundo.Es la primera de España en ciencias y comprensión lectora y la segunda en matemáticas. Está al nivel de países como Singapur, Finlandia o Canadá. Y eso que no es ni la más rica —tiene 1.300 euros menos de renta que la media nacional— ni la que más invierte en educación (en el sexto puesto de España).

El instituto zamorano, con 735 alumnos y 86 profesores, participó en PISA en 2012. Quedó por encima de la media internacional, de España y de la propia Castilla y León. Aquí se dan algunas de las claves que la región da para su éxito: Chicos respetuosos que “vienen educados de casa”, un ambicioso programa de formación de profesores, actividades específicas para mejorar la convivencia, el refuerzo en lengua y matemáticas y el peso de los idiomas. Es un centro bilingüe en inglés, con secciones específicas en portugués, francés y alemán.

A la directora le dieron los resultados en 2015. Asegura que no le preocupa demasiado una clasificación que tiene a los dirigentes de distintas regiones buscando todo tipo de explicaciones para su bajada o su posición en la tabla. Desde Andalucía, que cuestiona la validez científica de la prueba de la OCDE a Cataluña, que culpa de sus datos a los alumnos inmigrantes. “Si acaso nos parecemos en algo a Finlandia es en el frío”, dice con humor Martín. Los cinco grados que se registran en el exterior hielan las manos en menos de un minuto.

Atender a los alumnos por separado

La ecuación que ha pintado Francisco Ruiz con tiza ocupa toda la pizarra. Siete chicos y cuatro chicas de 12 años (1º de la ESO) siguen sus explicaciones casi sin pestañear. “Hay sumas, restas, multiplicaciones y divisiones. ¿Qué tengo que hacer primero?”. “Sumas”, dicen varios a media voz. Es una clase de desdoble de matemáticas. Hace más de 20 años, según la directora, que el centro separa a los estudiantes en el primer curso en lengua y matemáticas para corregir el nivel de los que van más atrasados sin desmotivar a los que saben más. “Llegan de colegios distintos y con niveles diferentes, por eso es importante separarlos”, explica Ruiz, profesor desde hace 24 años que entró en el Claudio Moyano el curso pasado.“Me llevé una sorpresa. Nunca había visto tanta facilidad para poder atender a alumnos por separado”, asegura.

Según han denunciado distintos sindicatos docentes, los desdobles se han resentido en España con los recortes y la crisis, aunque no existen datos globales sobre este asunto. Ruiz pasó parte de su carrera en la escuela rural, otra de las claves que Castilla y León sitúa en el centro de su éxito por tener hasta cuatro alumnos por profesor y “casi clases particulares”. En esos años abrió un blog en el que colgaba vídeos para los alumnos que no podían ir a clase por las nevadas y que ahora ofrece a los que tienen más dificultad para seguir la clase.

Cuatro plantas más arriba, la profesora Sonia Alejo usa el viaje “de un bocadillo de chorizo” desde la boca al estómago y más allá para explicar a 15 alumnos de 3º de la ESO (14 años) las partes del aparato digestivo sin que se oiga de nuevo una mosca. “Aquí no perdemos un segundo en mandarlos callar”, asegura Alejo. Uno de cada cuatro docentes españoles emplea el 20% del tiempo de clase en intentar mantener el orden, según el informe TALIS de la OCDE (2013), centrado en el papel de los profesores. España está ligeramente por encima de la media en esta variable (perder tiempo en mantener la disciplina) que el informe sitúa como un elemento clave para que el aprendizaje “pueda desarrollarse con garantías”.

La profesora de Biología, exalumna del Claudio Moyano, asegura que lleva “más de 30 cursos de formación” desde que sacó su plaza en 2010. “Es el cuento de nunca acabar”. Casi el 70% de los docentes del centro hacen cursos, según la directora. El profesor es clave para que el modelo funcione, como repiten hasta la saciedad los informes y especialistas internacionales. “Con la crisis ha bajado la inversión pública en formación, la gente tiene que pagárselo de su bolsillo”, explica Enric Prats, profesor de pedagogía Internacional de la Universidad de Barcelona. Según el informe TALIS, el 67% de profesores españoles aseguran haber participado en cursos y talleres, en la media de la OCDE, sin que esto parezca haber influido en una mejora clara al menos en PISA. “La cuestión es saber qué efectos tienen esos cursos en la práctica docente”, añade Prats.

Para mejorar la enseñanza en un instituto, según este experto, es fundamental “tener proyectos lingüísticos o tecnológicos que lleven al equipo docente a una situación de cohesión”. En el Claudio Moyano están las secciones lingüísticas en cuatro idiomas. El filósofo José Antonio Marina, autor del Libro Blanco para la Formación docente encargado por el Ministerio de Educación, hace también hincapié en este tipo de proyectos y otros que faciliten en cuestiones como “el trato y la convivencia”.

La profesora Laura Cárdenas coordina desde una pequeña aula la convivencia del instituto zamorano. Cuenta con dos estudiantes por clase para ese proyecto, con los que analiza si hay peleas entre los chicos. “En un clima de respeto se trabaja mejor”, asegura. Lleva 26 años dando clase y pasó más de 10 en otros destinos, como Mallorca. Recuerda que era “mucho más difícil” mantener la atención de sus alumnos mallorquines. “La diferencia fundamental es que los chavales movían mucho dinero en trabajos temporales y eso les hacía perder interés por el estudio. Aquí los alumnos y las familias son más sobrios”.

La sobriedad, el “estilo castellano de hacer las cosas” que ha puesto encima de la mesa el consejero de Educación castellanoleonés, Fernando Rey, para explicar por qué la región más extensa de España luce en educación. La misma sobriedad con la que, cuando suena el timbre a las dos y cuarto de la tarde, los alumnos abandonan el Claudio Moyano casi sin estruendo, casi en fila, por la puerta principal de un instituto del centro de Zamora cuya verja siempre está abierta.

LA CLAVE FAMILIAR
Iris quiere estudiar Derecho o Psicología en la universidad. Todavía le faltan unos años. Está en 3º de la ESO en el instituto Claudio Moyano de Zamora, donde saca “ochos y nueves” y ejerce de alumna ayudante en el programa de convivecia en su centro. El padre es ingeniero y su madre, profesora de Plástica. Y, aunque asegura que no los suele necesitar para hacer sus tereas, puede que le ayuden más de lo que cree.

El nivel educativo de los padres es el factor no escolar que más afecta en educación, según el informe PISA. Y en este centro castellanoleonés, la mayoría de los chicos provienen de familias con estudios superiores: profesores, médicos, abogados... “Zamora es una ciudad de funcionarios”, dice la directora.

Casi el 80% de los padres de los alumnos de Castilla y León que participaron en PISA tienen un nivel medio alto (al menos uno con bachillerato o FP de grado medio) o alto (titulaciones universitarias). Está por encima de España (75%) y por detrás de lamedia de la OCDE (89%) y de la UE (88). También es menor que otras autonomías con peores resultados, como Cantabria, Aragón, Asturias, según datos del informe español de PISA, que detalla que precisamente el País Vasco, donde los resultados se han resentido de forma significativa en esta última prueba, es donde se da el nivel más alto de formación de las familias de toda España, con un 87% en niveles medio alto y alto.

“Los padres con más nivel social y más formación controlan más a sus hijos”, explica David Matías, uno de los jefes de estudios del Claudio Moyano “No es que el resto de familias no se preocupen, pero lo hacen de otra manera. Si un alumno llega a casa y les dice que no tiene tarea, por ejemplo, deben estar pendientes y decirles que repasen aunque no tengan deberes”.

http://politica.elpais.com/politica/2016/12/10/actualidad/1481392768_269847.html?rel=lom

lunes, 12 de diciembre de 2016

PSICOLOGÍA ¿Actuamos igual solos que en grupo?

Someterse a la opinión de la mayoría nos vuelve menos empáticos, menos inclinados a ayudar y mucho más obedientes, sean cuales sean los resultados de nuestras acciones.


SABER CÓMO piensa, siente y actúa alguien es una de las incógnitas más interesantes que podemos plantearnos, pero conocer cómo influye la presencia –real o imaginaria– de otras personas en nuestros sentimientos y actos puede ser aún más relevante y más difícil de entender. De esto se encarga la psicología social.

Algunos de los análisis realizados por esta disciplina han sido trágicamente famosos, como El experimento de la prisión de Stanford, conocido simplemente como El experimento. El estudio, llevado a cabo durante tan solo seis días, del 14 al 20 de agosto de 1971, consistió en mantener recluidos en una prisión simulada en los sótanos de un edificio de esta universidad a 24 estudiantes, todos varones, sanos y socialmente adaptados, de los cuales ninguno había mostrado tendencia ni hacia la agresividad ni hacia la sumisión.

El diseñador y líder del proyecto fue el profesor Philip Zimbardo, quien los dividió en dos grupos y adjudicó al azar el papel de preso o de guardián a cada uno de ellos, reservándose para él mismo el de superintendente. Tanto los participantes como el propio Zimbardo se adaptaron a sus funciones más allá de sus expectativas. Hubo abusos de autoridad y tortura psicológica por parte de los guardias, así como aceptación pasiva y sometimiento en el lado de los presos, incluso acoso entre ellos por propia iniciativa o por orden. Inmerso en su papel, Zimbardo solo fue capaz de darse cuenta del despropósito cuando se lo señaló una observadora externa, que lo calificó de monstruoso y anti­ético, la única que se atrevió a cuestionar su moralidad entre las personas que tuvieron acceso al experimento sin estar involucradas en él. Solo entonces el investigador recapacitó y puso fin al estudio ocho días antes de la fecha prevista para su conclusión.

Se analizaba la presunta legitimidad de la conducta punitiva, restrictiva, hasta inmoral o agresiva de las personas cuando se les proporciona el apoyo social o institucional. La conclusión principal fue que la situación en la que se encuentra el individuo influye más en su comportamiento que su propia personalidad.

Estas conclusiones son compatibles con otro estudio realizado por Stanley Milgram en 1961 en la Universidad de Yale sobre el principio de obediencia a las figuras de autoridad. Milgram desarrolló un generador de descargas eléctricas con una serie de interruptores etiquetados con los términos “shock leve”, “shock moderado”, “peligro” y “shock severo”, más otros dos marcados con “XXX”. A un lado del interruptor se encontraba el maestro, una persona sana, común y sin tendencias criminales; al otro, un alumno que debía responder a una serie de preguntas. El maestro tenía el cometido de administrar una descarga aparentemente peligrosa al alumno cada vez que este fallaba en sus respuestas.

El alumno era cómplice del investigador y en realidad no sufría descarga alguna, pero las simulaba hasta mostrarse aparentemente agonizante. Si el maestro dudaba en algún momento, se le daba la orden de continuar. Y debía elegir entre obedecer o seguir los dictados de su conciencia. El 65% de los participantes aplicaron las descargas máximas. Prevaleció el deber de “obediencia a la autoridad” frente a los mandatos de la conciencia.

Según el Experimento de conformidad, realizado por el psicólogo estadounidense Solomon Asch en los años cincuenta del pasado siglo, la percepción propia de un individuo se ve influenciada por la de un grupo mayoritario, ya sea porque se siente presionado por la opinión de la mayoría o porque desconfía de su propia percepción. Sin duda, uno de los experimentos más interesantes en psicología social, muchas veces replicado, es el conocido como de la difusión de la responsabilidad o del espectador apático. Diseñado inicialmente por Darley y Latané en 1968, muestra que si nos hallamos a solas ante una persona que necesita ayuda, un 70% de la población le auxiliará o solicitará auxilio, pero si hay más personas alrededor, tan solo lo hará el 40%.

Muchos de estos estudios han sido controvertidos y considerados por algunos científicos como inmorales y abusivos. Si contextualizamos sus resultados, nos resultan sorprendentes, pero no están tan lejos los ejemplos históricos en los que multitudes se comportaron de ese modo “por obediencia debida”. Que los estudios de psicología social puedan mermar nuestra confianza en el futuro, en la humanidad o en ambas cosas es debatible, pero negarnos a conocer nuestra propia naturaleza es descorazonador. Como argumenta el neurocientífico Steven Pinker en su libro Los ángeles que llevamos dentro (Paidós), nos encontramos en el momento histórico en el que las muertes violentas y las agresiones son menos frecuentes. Por tanto, pensar “¿adónde vamos a llegar?” nunca será tan problemático como remontarnos a “de dónde venimos”.

Naturaleza ¿humana?

La gran mayoría de los estudios de psicología social que llegaron a estas conclusiones se realizaron en los llamados “países civilizados”.

También hay estudios sobre la generosidad o la empatía en poblaciones calificadas como “no civilizadas”, como los bosquimanos del Kalahari y tribus aisladas del Amazonas. Los resultados son muy diferentes, y no precisamente por la tendencia a la maldad de los supuestos salvajes. Estas sociedades son más pródigas en otras formas de generosidad y empatía.

Para saber si está en nuestra naturaleza ser abusadores, egoístas o maquiavélicos se deben definir estos conceptos, pues la condición humana no es absoluta.

http://elpaissemanal.elpais.com/confidencias/actuamos-igual-solos-grupo/

El periodista Rafael Poch recuerda la desaparición de la URSS, 25 años después. “Fue la propia clase dirigente la que propició la disolución de la URSS”

"La lógica de la lucha por el poder de la estadocracia de Rusia determinó la disolución”, afirma.

Hoy [por el sábado 10 de diciembre] hace 25 años la Unión Soviética fue disuelta por sus propios dirigentes culminando una larga y sorprendente crisis. Con ese motivo La Marea publica una entrevista con el autor de este blog que aquí se reproduce.

Este mes se cumplen 25 años del fin de la Unión Soviética. Entonces eras corresponsal en Moscú, ¿cómo era el ambiente en Rusia?

Rusia no existía. Se vivía en la URSS, superestado a la vez cosmopolita –con un pluralismo civilizatorio inaudito- y uniforme, donde encontrabas el mismo sofá Schomberg, fabricado en la RDA, en un despacho de Ucrania Occidental y en un hotel de Kamchatka, a once usos horarios de distancia. El ambiente cambiaba con gran rapidez. En 1987 cuando llegué por primera vez como estudiante, era de expectativa. Los jóvenes solo pensaban en pantalones tejanos y en inocentes trapicheos menores. Los policías no llevaban pistola. En general, una sorda expectación por dejar atrás los agobios y miserias de la vida soviética de los sesenta y setenta, magistralmente descrita por José Fernández en “Memorias de un niño de Moscú” (Planeta 1999). Aún en 1988, mezclado con el generalizado cinismo, había esperanza en los cambios, pero se hacía sentir el impacto del desabastecimiento. El sistema había abierto la mano y dio lugar a una general relajación y caída de la disciplina, concepto económico fundamental en aquel universo. No se curraba. No había estrés laboral, pero se pasaba mucha penalidad por llenar la despensa. Había mucho sexo, pero pocas risas. En 1990 y 1991, sobre todo eso se impuso la extrañeza y la incertidumbre. En el ambiente juvenil de 1990 sonaba la inquietante música de Viktor Tsoi. Al calor del deshielo, los intelectuales habían girado en cuatro días desde una disidencia íntima, cobarde y secreta, perfectamente compatible con el conformismo, hacia una especie de estalinismo capitalista que loaba el radiante porvenir de la humanidad y el “regreso a la civilización”. Los dirigentes y cuadros del sistema más avispados se disponían a realizar la profecía de Trotski, formulada en 1936, que decía que la burocracia acabaría transformándose en clase propietaria porque, “el privilegio sólo tiene la mitad del valor si no puede ser transmitido por herencia a los descendientes” y porque, “es insuficiente ser director de un consorcio si no se es accionista”. Las loas a von Hayek de los intelectuales estalino-capitalistas estaban en sintonía con eso. Respecto al pueblo, sufría y despotricaba, desde ese lúcido e indigno anarquismo ancestral del siervo ruso. En las repúblicas la suma de casi todo lo expuesto desembocaba en el vector nacionalista. Liberadas del miedo, algunas de ellas, en el Cáucaso y en Asia Central, comenzaban a zurrarse con sus vecinas… Todo eso, envuelto en la enorme sensualidad rusa, en los secretos que se iban desvelando (creo haber sido el primer periodista europeo en llegar a la orilla del Mar de Aral, y uno de los primeros en acceder a la frontera chino-soviética o a Kamchatka), era, sencillamente, sensacional e irrepetible. Después de vivir aquello, cualquier aventura vital solo podía saber a poco.

Desde hace años proliferan los comentaristas que aseguran que el fin de la URSS era “inevitable”. Sin embargo, leyendo textos de la época parece que el fin de la URSS más bien tomó por sorpresa a casi todo el mundo.
Sin entrar en el complejo debate sobre las causas de su desaparición, ¿qué destacarías de este episodio tan importante?

La sorpresa vino de que nadie tuviera en cuenta el mencionado escenario de Trotski, es decir: que fuera la propia clase dirigente, la estadocracia, la que desencadenara y propiciara la transformación y la disolución. Aún hoy algunos despistados continúan achacando la disolución de la URSS a la presión de Reagan, al Papa Juan Pablo II y hasta a los nacionalismos que fueron su consecuencia. La simple realidad es que si la estadocracia, los propietarios del asunto soviético, hubieran querido, habrían podido mantener el sistema veinte o veinticinco años más con un ajuste andropoviano. Dentro de ese universo desencadenante, fue la lógica de la lucha por el poder de la estadocracia rusa la que determinó la disolución: llegó un momento en el que para que el grupo de Yeltsin conquistara el Kremlin había que disolver el superestado soviético. Así de banal fue la sorpresa.

En el centro de este drama se encuentra Mijaíl Gorbachov, cuya figura y legado son aún hoy objeto de una fuerte controversia no sólo en Rusia, sino en los países del antiguo bloque socialista y entre la izquierda europea.
¿Qué balance puede hacerse de los años de Gorbachov al frente del Kremlin?

Gorbachov era uno de los raros dirigentes que creía en el socialismo. No en el “socialismo soviético” heredero de una amalgama de Stalin y las experiencias de la guerra y la posguerra, sino en algo más genuino situado entre Lenin (léase como lo recuperable de la historia soviética) y la socialdemocracia europea. En un contexto de economía estatalizada eso arroja un resultado bien diferente al de, digamos, un SPD neoliberal. Lo intentó y fracasó. Su punto flaco fue haber subestimado dos cosas: el nivel de podredumbre de la estadocracia rusa y eso que llamamos imperialismo, es decir el dominio político y económico de las potencias fuertes sobre las débiles, que los occidentales aplicaron inmediatamente hacia la URSS/Rusia en cuanto percibieron sus dudas, debilidades y desbarajustes internos. Hay que decir que sin haber estado animado de ese optimismo, Gorbachov no habría emprendido nada. El mero intento fue un éxito humano, por más que el resultado haya sido bastante malo. Pero en ese resultado -una Rusia oligárquica y capitalista y una situación global que ni siquiera nos ha liberado del peligro nuclear y hasta de la guerra en Europa- la responsabilidad de Gorbachov va muy por detrás de la de otros. A mí, su gestión al frente del Kremlin me induce un gran respeto y asombro por el hecho de que un honesto muzhik de Stavropol llegara a ese mando con ideas y reflejos tan sanos. De puertas adentro, Gorbachov ofreció lecciones a su pueblo –como la transferencia de su poder de autócrata a cámaras representativas- que éste no comprendió porque no estaba preparado para ellas y que contradecían radicalmente la lógica histórica del poder moscovita. De puertas afuera ofreció acabar con la guerra fría y el arma nuclear, abriéndole la puerta a un siglo viable en el que la cooperación internacional abordara los grandes retos globales. Occidente prefirió omitir esa oportunidad para meterse en la utopía monopolar, comenzando por el desastroso y criminal intento de dominar por completo el Oriente Medio, es decir un más de lo mismo. Así nos va. El actual Imperio del caos no es, en absoluto, responsabilidad del idealismo de Gorbachov que ha sido un gran hombre del Siglo XX.

Frente a Gorbachov se encuentra otra figura no menos controvertida, la de Borís Yeltsin. ¿Qué papel jugó en todos estos acontecimientos?

Fue un hombre mucho más limitado, un vulgar secretario regional del partido de provincias que llegó casi por casualidad al poder central moscovita propiciado por Gorbachov. También fue un oportunista valiente que se la jugó para ascender. Su propio primitivismo, su clásica relación (autocrática) con el poder, le hizo ser mucho más comprensible que Gorbachov para la población. Toda su intuición, sentido de la oportunidad y luego el apoyo de Occidente, no le habrían servido de nada si Gorbachov hubiera sido un autócrata como él y le hubiera enviado de embajador a Mongolia. Fue un dirigente ideal para dirigir la época turbulenta en la que los cuadros cambiaron poderes administrativos por acciones y capitales. En su ocaso, intentó remediar el fiasco que resultó, poniendo a un guardia civil al mando del asunto. Putin es eso. Otra cosa es el papel de Rusia en el mundo, la importancia capital de su contrapeso, pero de eso no hablamos aquí.

También has sido durante seis años corresponsal en China, donde desde hace décadas existe un “socialismo con características chinas”.
¿Qué impacto tuvo la desintegración de la URSS y cómo reaccionó el Partido Comunista Chino?

La debacle soviética fue observada con extrema atención en Pekín. Los dirigentes chinos fueron directamente al meollo del asunto: la degeneración burocrática de la estadocracia. Su discusión interna ha girado mucho alrededor de eso que identifican como el motivo principal. Poco después de mi llegada a Pekín, el Comité Central del PC chino distribuyó una serie documental sobre la implosión soviética, de visión obligatoria para decenas de miles de sus cuadros. Fue “top secret”. Si alguien le pasaba el disco a un corresponsal extranjero se le caía el pelo. Solo llegué a ver la carátula del disco, pero me enteré de lo muy atinados que eran los mensajes que contenía aquella serie. La crisis de la URSS era un tema del que se podía hablar sin tapujos. Du Shu, una de las revistas intelectuales chinas más interesantes, ciertamente no oficial, publicó un artículo mío dedicado a la comparación entre Rusia y China que se encuentra fácilmente en la red (Rusia y China comparadas). Más tarde, mi propio libro La Gran Transición. Rusia 1985-2002, editado por Planeta Critica, fue publicado por una de las principales editoriales universitarias de China con un gran tiraje. Significativamente, no omitieron nada sobre la degeneración de la clase dirigente, la corrupción, etc. Lo único que censuraron por completo fue el capítulo dedicado a la guerra de Chechenia, seguramente por analogía con la situación en Xinjiang… Es solo un ejemplo personal, si se me permite, del interés suscitado. Naturalmente, que hagan un buen diagnóstico de los problemas del vecino y que intenten lanzar campañas contra la corrupción, que fortalezcan la supremacía del Partido sobre las fuerzas financieras, etc., no les inmuniza contra crisis similares ni contra grandes convulsiones sociales. Cuando en marzo de 2012 se produjo la caída de Bo Xilai, no pude evitar pensar en que quizás habían detectado en él a una especie de “Yeltsin chino”. La historia sigue su camino…

Los think tank occidentales aseguran desde hace años que Vladímir Putin busca reconstruir la Unión Soviética. ¿Qué hay de cierto en esta afirmación?

Es una bobada lamentable, pero nada sorprendente si sabes cómo suelen trabajar esos centros a sueldo del establishment. Hace poco se supo que hasta expertos del Cidob, un centro de relaciones internacionales de Barcelona, recibieron dinero de Soros para confeccionar una lista de periodistas que no sintonizan con el punto de vista de la OTAN sobre lo ocurrido en Ucrania… Es muy cutre.

Putin intenta restablecer la potencia rusa dentro de lo posible. Ese es su principal delito. Eso es lo que explica que sea el centro de todos los ataques. Los derechos humanos, el estilo autocrático y todo eso les importa un rábano. Están viendo una Rusia que sube, que se atreve incluso a discutirles militarmente en Ucrania después de veinte años metiéndolo el dedo en el ojo al oso ruso, que toma irritantes iniciativas en Siria, donde solo los aviones rusos matan a niños en Alepo (y exclusivamente en el sector Este de la ciudad, dominado por nuestros ambiguos socios). En el marco de todo eso, Moscú intenta organizarse un entorno económico y político estable, organiza unos medios de comunicación globales que han mejorado mucho y que compiten con la propaganda de los occidentales. Esto último provoca llamadas a asfixiar a esos medios, tan vergonzosas como la última resolución del Parlamento Europeo… De todo eso surge la leyenda “imperialista” de Putin. La simple realidad es que ni Rusia ni China son países agresivos en política exterior. No buscan la hegemonía mundial y si les dejan su diplomacia contribuirá a un mundo menos peligroso. Es algo que salta a la vista a cualquier observador independiente.

Actualmente eres corresponsal en Francia. Hemos visto hace poco imponerse en las primarias de Los Republicanos a François Fillon, partidario de una política de rapprochement con Rusia. Marine Le Pen o el Frente de Izquierdas apuestan más o menos por lo mismo. Y lo mismo ocurre en Moldavia o Bulgaria.
¿estamos asistiendo a un cambio de la política europea hacia Rusia?

La Unión Europea está en el centro de una crisis descomunal. La integración del Este ha sido un fracaso. Hoy ese espacio es periferia subordinada más parecida al estatuto que tenía en el periodo de entreguerras que al que tenía bajo el yugo soviético, cuando sus productos (desde los ordenadores hasta el mencionado sofá Schomberg) eran el top de la calidad y la modernidad en el bloque. En la Europa del Sur toda la magia del sueño europeo también ha desaparecido: la UE ya no significa más democracia y prosperidad, sino lo contrario, austeridad e imposición involutiva. En el centro, la pareja franco-alemana está en pleno divorcio no reconocido. Francia en el papel de mujer maltratada y Alemania como macho dominante. Pero lo más grave es que nada de todo esto es reconocido oficialmente por los políticos (e incluso por los periodistas) de Bruselas. Hemos tenido el Brexit, el referéndum de Italia, asistimos al regreso generalizado de los nietos de Pétain, Horthy, Pilsudski, Mussolini y demás (los de Franco nunca se fueron del todo), pero en Bruselas hay una máquina con treinta años de inercia incapaz de cambiar de rumbo. Al final creo que lo máximo que serán capaces de proponer será la “lepenización de Goldman-Sachs”. La crisis de la UE comienza a tener un caótico tufillo verdaderamente soviético. Y al mismo tiempo, por debajo de la mesa, en los estados mayores del norte se sueña con una Kerneuropa, una Europa matriz luterana sin los meridionales… Todo esto es grandioso.

Sí, es verdad, en ese contexto hay ciertos cambios y ciertas gesticulaciones. Respecto a Fillon, si su gaullismo no alcanza para referirse a este pastel en la UE, creo poco en su capacidad de cambiar las cosas hacia Rusia u Oriente Medio. De todas formas cierto avance del sentido común francés es ineludible gobierne quien gobierne. De momento Fillon aún no ha ganado las elecciones. En el pantano europeo, Francia es terreno frágil. 
Fuente:

http://www.lamarea.com/2016/12/10/rusia-fue-la-clase-dirigente-la-propicio-la-disolucion-la-urss/

domingo, 11 de diciembre de 2016

UNA HERMOSA LÁGRIMA

Un mendigo callejero, una limosna enrabietada y la sorpresa: un regalo en forma de cristal que refleja la dignidad y la belleza de la vida.


EL OTRO DÍA me sucedió algo extraordinario. Estaba en Barcelona para asistir a un congreso literario y salí del hotel a primera hora de la tarde camino de una mesa redonda. Me alojaba cerca de las Ramblas, en plena zona turística, y la calle era un hervidero de peatones.

Y, como siempre sucede en el centro de las grandes ciudades, también había un montón de mendigos. Uno de ellos era más llamativo; pertenecía al registro de indigentes discapacitados y contrahechos, a ese terrible, patético rubro de personas desbaratadas que son esclavas de mafias sin escrúpulos, que los obligan a exhibir sus deformidades para causar conmoción y piedad en el viandante. Ya se sabe que la explotación del monstruo, del débil, del distinto es un antiquísimo negocio. Todo un clásico de la maldad humana.

Este mendigo en concreto se encontraba arrimado a la pared y sentado en el suelo sobre una manta. Las piernas, tapadas con el cobertor, no se le veían. Por la carencia de volumen, debían de ser delgadísimas, o quizá ni siquiera tuviera extremidades inferiores, no me fijé lo suficiente para saberlo; nunca miramos mucho a personas así. Lo que resultaba indudable era que no podía caminar por sí solo. Sus explotadores debían de haberlo colocado ahí en algún momento, como quien coloca una máquina tragaperras en un bar.

Estaba desnudo de cintura para arriba. Mostraba un torso raquítico y deforme, un pecho picudo de paloma, unos bracitos casi inútiles, puro hueso y pellejo. Coronándolo todo, una cabeza demasiado grande con una desordenada cabellera castaña. Esa tarde no hacía frío, pero desde luego tampoco hacía calor como para estar así, desnudo y quieto. Pasé por delante sin detenerme, diciéndome, como siempre que veo algo así, que no se debe dar dinero a estos indigentes para no fomentar la explotación, y también preguntándome cómo es posible que permitamos que suceda semejante abuso ante nuestros ojos; cómo no interviene la autoridad, cómo no lo rescatan de la mafia. Pero a los dos minutos se me fue el asunto de la cabeza.

Cuando regresé al hotel seis horas más tarde ya era de noche. Y el mendigo seguía allí, desnudo y solo. Pensé: si no saca suficiente dinero lo mismo lo tienen aquí hasta la madrugada. Resoplé, enrabietada contra mí misma, contra el mundo, contra los explotadores, sabiendo que iba a intentar paliar mi desasosiego con una maldita limosna. Me acerqué rápidamente, eché dos tristes euros en el bote que tenía delante de él y salí escopetada. Pero entonces el hombre me chistó, deteniendo mi huida. Me volví y advertí que el mendigo estaba cogiendo un objeto pequeño que había sobre la manta. Estiró su bracito maltrecho y me lo tendió; desconcertada, puse la mano y él depositó en mi palma un bellísimo cristal pulido del tamaño de una alubia, con un color azul profundo y una limpia y oscura transparencia. Alcé la cara, atónita, y por primera vez vi de verdad al hombre. Sus ojos eran de un tono verde uva imposible, maravilloso. Una mirada sobrecogedora que no parecía pertenecer a este mundo. Me dijo algo en una lengua desconocida. Yo le susurré gracias con la garganta apretada, las gracias más sinceras que he dicho en mi vida, y me fui con el cristal dentro del puño.

Horas más tarde, aún trastornada por el suceso, escribí a un amigo contándole la historia, y él me contestó: “Es un hierofante; no sientas pena de él”. Me pareció precioso: sí, un hierofante, que en la Grecia antigua era el sumo sacerdote de los cultos mistéricos. De hecho, la palabra hierofante significa “el que hace aparecer lo sagrado”, y eso era exactamente lo que había logrado nuestro mendigo: que por un instante se parara el rotar del planeta, que estallaran el misterio y la belleza de la vida, todo aquello que es mucho más grande que nosotros. Me sentí bendecida, porque eso es lo sagrado para mí, que no soy creyente. Ese hombre contrahecho, que ha debido y debe de tener la existencia más dura que pensarse pueda, fue capaz de elevarse por encima de todas sus limitaciones y, revestido de una suprema dignidad, me dio un regalo que nadie hubiera podido pagar ni con todo el dinero del mundo. Y aquí estoy, agradecida, con su hermosa lágrima de cristal en la mano.

http://elpaissemanal.elpais.com/columna/una-hermosa-lagrima/

sábado, 10 de diciembre de 2016

Patrick McMullan Archives DOCUMENTOS. EL PULSO 325 millones de libros no se equivocan.

James Patterson ha creado una auténtica factoría de novelas con un equipo de ayudantes. La producción en serie le ha hecho rico.

QUIZÁS EL ERROR sea insistir en que es una persona cuando es, en realidad, una empresa. Pero es bajo su nombre de persona que James Patterson está tercero en la lista mundial de las “celebridades que más dinero ganan”: Cristiano Ronaldo está 4º; Messi, 8º; Madonna, 12º; los Rolling Stones, 16º. El señor Patterson, dice la revista Forbes, se lleva unos 95 millones de dólares –85 millones de euros– al año haciendo libros. Escribirlos es –¿era?– otra cuestión.

En 1976, a los 29 años, el joven Patterson era un madman consumado, director creativo en la gran agencia de publicidad J. Walter Thompson. Fue entonces cuando –tras 31 rechazos– consiguió publicar su primera novela: la había escrito él, tenía una buena trama policial y vendió menos de 10.000 ejemplares. Veinte años y 15 libros después, Patterson ya ganaba suficiente como para dejar su puesto de CEO de Walter Thompson: sus novelas policiales solían ser número uno en los famosos rankings de The New York Times y se vendían por millones. Fue entonces cuando decidió que su propia pluma no alcanzaba, y empezó a organizar su factoría.

“Tenía demasiadas ideas, no me alcanzaban las horas del día”, diría después. “Tenía muchas historias que merecían ser escritas, pero yo solo no podía”. Así que se puso a contratar escritores, y ahora tiene unos veinte que elaboran sus novelas. Él se ocupa de sus tapas, sus campañas publicitarias, su mercadeo, cada detalle de la venta –con un equipo de seis ejecutivos–. Y se ocupa incluso de pensarlas: en general, entrega al negro de servicio una especie de guion –de varias docenas de páginas– donde resume las peripecias de la historia, para que él o ella las redacte. El año pasado Vanity Fair publicó el principio de uno de esos guiones: “Nora y Gordon tontean, divertidos y enamorados. Nos gustan. Se ven bien juntos –y no solo cuando están de pie–. Un minuto más tarde empiezan un polvo tremendo, terremoto. Nos hacen sentir bien, calientes, envidiosos”.

Patterson empezó produciendo policiales; con el tiempo entendió la utilidad de diversificarse y ahora fabrica libros para chicos, adolescentes, mujeres, ciencia-ficción, fantasía. Ya vendió 325 millones de ejemplares: más que Stephen King, John Grisham y Dan Brown juntos. Una de cada 25 novelas consumidas en Estados Unidos lleva su nombre en la tapa. El martes pasado, por ejemplo, publicó dos libros, y el próximo fin de semana tiene previsto publicar seis más. La cifra se ha acelerado mucho estos últimos meses con la aparición de su colección BookShots.

Los BookShots son unos tomitos de pura acción, menos de 150 páginas, menos de 30.000 palabras –50 veces este artículo–, con los que Patterson quiere cambiar la idea de lo que consideramos una novela. Deberían comprarse en cualquier lado y leerse “de una sentada” –o casi–; cada ejemplar cuesta cinco dólares y la primera tirada suele ser de medio millón. Patterson dice que en ese tipo de emprendimientos está el futuro del libro: que si quiere competir con la televisión, los videojuegos y las redes sociales tiene que usar sus mismas armas –y que por eso vale la pena simplificar los textos y armarlos en equipo y venderlos a golpes de mercadeo agresivo–. Cuando no escribe, Patterson insiste en lo importante que es leer y paga campañas para fomentar los libros como “vehículos de cultura”. Es curioso que la forma de algo lo defina tanto que la respetemos por sí misma: que un libro sea un libro, sea un libro, aunque sus palabras cuenten las tonterías del señor Patterson –o tantas otras–.

http://elpaissemanal.elpais.com/documentos/libros-no-se-equivocan/

viernes, 9 de diciembre de 2016

Dos matones intelectuales. EL ATIZADOR DE WITTGENSTEIN. UNA JUGADA INCOMPLETA ENTRE WITTGENSTEIN Y POPPER.

Con el apelativo en singular del título, debido al profesor John Watkins, los autores de este libro se refieren en una ocasión a Popper. Pero lo mismo puede decirse de Wittgenstein. Ambos fueron dos polemistas tan rápidos, profundos y lúcidos como desconsiderados, dogmáticos, maleducados, crueles y coléricos. Intimidatorios, agresivos, feroces, intolerantes y absortos en sí mismos, adjetivan los citados autores. Con una sola diferencia en este sentido. Popper era demasiado humano y Wittgenstein, no lo suficiente.

Así, aquella famosa reunión en la tarde del 25 de octubre de 1946, a las 20.30, de la Sociedad de Ciencia Moral de Cambridge en la habitación H3 (habitación 3 de la escalera H) de la primera planta del edificio Gibbs del King's College (todo ello pertenece a la mitología heroica con que recuerdan popperianos y wittgensteinianos este episodio), se prometía tensa y lo fue. Aun sin tener en cuenta la más bien gratuita, cuando no mendaz, presuposición de amenaza con el atizador de la chimenea por parte de Wittgenstein. Fue tensa sobre todo por la enorme carga de recelos con que venía el supuesto amenazado, el conferenciante invitado ese día, Popper, que esperaba un momento así para desquitarse y vapulear al odiado Wittgenstein, a cuya sombra siempre había vivido y vivía para su desgracia. Odiado y envidiado tanto por su prestigio e influjo intelectual, cuyo nivel sir Karl R. Popper (es inimaginable, por cierto, Wittgenstein siendo investido caballero por la reina de Inglaterra) nunca consiguió, como por la libertad y facilidad de vida, movimientos, influencia y relaciones debidas a su alta posición social en Viena, de la que separaba un abismo a la familia Popper, sobre todo después del empobrecimiento del padre tras la Primera Guerra Mundial, cuando Karl Raimund -13 años más joven que Ludwig- contaba 16 años y hubo de marcharse de casa para buscarse solo y como pudo la vida.

Esas pelusas sociales provincianas y el resentimiento -típico en todas partes, como parece- que albergaba Popper por haber tenido que 'sufrir' muchos años como profesor de enseñanza secundaria antes de conseguir entrar a duras penas en la universidad (y no en Oxford ni en Cambridge, donde había que estar, sino en Nueva Zelanda), y él, que, naturalmente, se consideraba un genio, contribuyeron a la personalidad un mucho resentida, vengativa y huraña en general de este pequeño-gran hombre, fijada sobre todo en la figura de su noble paisano, ignorante, al parecer, de todo ello.

Pero a parte de los avatares personales de la vida de ambos filósofos -vieneses y judíos conversos y asimilados los dos-, que confluyen de algún modo en el episodio del atizador, y que los autores de este libro recogen y narran con extraordinario interés y atractivo, en aquella reunión que Wittgenstein abandonó a los diez minutos de no muy buenas maneras, enfadado, se trataba del sentido mismo de la propia filosofía. Ambos pusieron de manifiesto dos posturas ya modélicas respecto a su propia concepción. La de Popper era más o menos la de siempre y la de Wittgenstein era entonces casi exclusivamente suya. Son, más o menos también, las posturas que siguen definiendo hoy a neomodernos y posmodernos, respectivamente, y seguirán previsiblemente separando los talantes filosóficos mucho tiempo.

Popper defendía que la filosofía se preocupa del mundo, se compromete teóricamente con él, que hay verdaderos problemas reales y candentes a los que ella puede dar solución, que con todo derecho, por tanto, pueden considerarse 'problemas filosóficos'. Wittgenstein pensaba que no, que la filosofía sólo es ejercicio crítico y analítico del lenguaje en busca de claridad en él, y que en tal caso esos problemas, si lo son, son problemas de la ciencia, pero no son temas sobre los que los filósofos puedan realizar una contribución válida y significativa. Que los 'problemas filosóficos' de verdad son y siempre han sido meros enredos lingüísticos, cuestiones desconcertantes por su mal planteamiento, que hay que liquidar clarificando éste.

Con ello, la filosofía, como analítica y crítica del lenguaje, destruía su propio modo de comprenderse hasta entonces, liquidando por metafísicos los problemas tradicionales que le habían ocupado y reduciendo su tarea, ya sin contenido doctrinal o teórico alguno, a una especie de terapéutica liberadora del espíritu que los había soportado entre tanto. No era ya esa filosofía 'profesional y académica', cuya 'única justificación', para Popper, efectivamente, consistía en 'la existencia de problemas perentorios y serios y en la necesidad de examinarlos críticamente'. Más bien dejaba sin contenido esa función académica, y sin trabajo a los profesionales de ella. Tampoco en este sentido son de extrañar, pues, los recelos.

Un libro brillantísimo éste. Un libro sobre filósofos y filosofía que, increíblemente, se lee de un tirón. No sólo porque narra, en buena trama literaria y fidelidad a los hechos, todo el entorno de la vida y época de estos dos curiosos personajes, las turbulentas circunstancias que les llevaron a coincidir en Cambridge aquel viernes (nunca más se vieron en su vida) de ese modo, sino porque incluso sus dos capítulos más o menos teóricos son de enorme claridad, interés y acierto al describir lo más esencial del pensamiento de ambos autores. En este aspecto hacen comprensible y atractivo el mensaje filosófico, al que, sobre todo en el caso de los grandes hombres, los clichés académicos roban su fuerza e interés. La academia ha alejado a la gente de la filosofía. Este libro, periodístico pero con muchas citas y sabiduría aunque sin referencia alguna, escandalizará felizmente a más de uno de sus miembros, pero hará gozar y aprender mucho a mucha gente.

La traducción podría haber sido mejor en general, pues hay cosas repartidas por todo el texto que suenan o que se entienden mal en castellano. Podría uno ahorrarse esta expresa mención si no se tradujera la famosísima primera proposición del Tractatus como: 'El mundo es todo de lo que hay que tratar'. Si no aparecieran expresiones como 'tablas de veracidad', 'estados de situaciones', 'principio de falsificación', 'falseabilidad', 'incerteza', etcétera, para lugares comunes conocidísimos de la filosofía del siglo XX. Los menesterosos honorarios del traductor en España no justifica hasta ese punto las cosas.

UN CISMA EN LA FILOSOFÍA DEL SIGLO XX
A LA VEZ que relatan el famoso encuentro entre los dos pensadores vieneses, David Edmonds y John Eidinow retratan tanto los mundos como las concepciones de la filosofía que representaban cada uno de ellos:

'Wittgenstein y Popper han ejercido una profunda influencia en el modo en que abordamos las cuestiones fundamentales de nuestra civilización, de la ciencia y de la cultura actuales. Sus aportaciones al conocimiento y cómo deberíamos ser gobernados, como en los que se refiere a las dudas contemporáneas sobre los límites del lenguaje y el sentido, y qué es lo que queda fuera de esos límites. Ambos creían haber liberado a la filosofía de los errores del pasado y se sentían responsable son de vital importancia tanto en lo relativo a problemas ya antiguos, tales como qué podemos afirmar que sabemos, de qué manera podemos avanzar en el conocimiento responsables de su futuro.

Popper veía en Wittgenstein al enemigo por antonomasia de la filosofía. No obstante, el incidente del atizador va más allá del carácter y las creencias de los protagonistas, pues resulta inseparable del contexto de la época y abre una ventana a las turbulentas y trágicas circunstancias históricas que conformaron sus vidas y les llevaron hasta Cambridge. Además, es la historia de un cisma en la filosofía del siglo XX sobre el significado del lenguaje, una división entre quienes han determinado que los problemas filosóficos tradicionales son puros embrollos o enredos lingüísticos y quienes piensan que esos problemas trascienden el lenguaje', dice en uno de sus apartes el libro. En otra de sus páginas se lee: 'Wittgenstein no conocía personalmente a Popper. Sin embargo, su historia en Viena nos invita a concluir que, filosofía aparte, el aristócrata del Palais -con lo que se suponía de ropas inglesas, mobiliario francés, mansiones rurales, recursos sin límite, viajes constantes y familiaridad con los gigantes de la cultura- miró instintivamente por encima del hombro al profesor burgués con el que se encontró cara a cara en H3. Y que le trató con toda la condescendencia insolente que le permitían su posición y riqueza...

También para Popper, Wittgenstein era algo más que un adversario académico. Representaba la Viena que había permanecido siempre fuera del alcance del hijo de un hombre de leyes respetado y socialmente responsable. En Wittgenstein veía a la ciudad imperial en la que las riquezas y el estatus garantizaban el respeto y abrían las puertas, un territorio aparte donde la pobreza provocada por la inflación no tenía lugar y en el que se podía comprar a los nazis para mantenerlos fuera. Veía el opuesto de todas las circunstancias que le habían impedido integrarse y le habían impulsado al exilio'.

Isidoro Reguera.

EL ATIZADOR DE WITTGENSTEIN. UNA JUGADA INCOMPLETA ENTRE WITTGENSTEIN Y POPPER.
David Edmonds y John Eidinow Traducción de María Morrás Península. Barcelona, 2001 334 páginas.
http://elpais.com/diario/2001/10/13/babelia/1002929958_850215.html

jueves, 8 de diciembre de 2016

El encuentro Solimed repasa en Valencia la situación de los refugiados y las fronteras durante la peor crisis de la Unión Europea desde su creación. Fogonazos de información sobre una guerra hecha de guerras en Solimed.

65 años antes, en Ginebra, se firmó la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados. Se trataba de un acuerdo que obedecía al mandato de su tiempo: la lucha por la liberación de los pueblos colonizados, la intención de los países del bloque capitalista de socavar el comunismo y su necesidad de adoptar para ello principios antifascistas. A la propaganda la acompañaron derechos efectivos para las personas en tránsito. Pero el mundo cambió de base. En 2016 apenas se habla de valores antifascistas, de descolonización o de liberación.

25 de noviembre, Valencia.
Un centenar de personas participan en Solimed, un encuentro de solidaridad con las personas refugiadas. Las cifras del desastre humanitario son desperdigadas en las más de cien ponencias e intervenciones que dan cuerpo al encuentro. Más de 65 millones de personas –el equivalente de toda la población de Reino Unido– se encuentran en tránsito. Entre cuatro y cinco millones desplazadas en 2015.

Ocho millones de refugiados en Turquía desde el inicio de la guerra de Afganistán. Un millón en Líbano. 600.000 en Jordania. Millones de desplazados internos en Iraq y Siria. Dos campos de batalla, Mosul y Alepo, un millón en peregrinaje alrededor de las dos ciudades. 4.600 personas muertas en el Mediterráneo en 2016, el año con más muertes desde que se contabilizan. Violaciones y abusos a mujeres y niñas en todo el recorrido migratorio, también en Europa. Expansión de la trata. Menores obligadas a conseguir el permiso diciendo que tienen 20 años para poder ejercer la prostitución al llegar a Europa. Cifras de una guerra de guerras que está en curso.

Controversias
Desde la exposición de Sami Nair –exeurodiputado socialista y experto en movimientos migratorios– un debate recorre el encuentro: ¿hay que establecer diferencias entre refugiados y migrantes, a menudo calificados como migrantes económicos? Las dos posiciones aportan su lógica. Se discute si la distinción echa al pie de los caballos a las personas que no pueden acreditar su procedencia de países en conflicto. No son refugiados; por tanto, la maquinaria de control de fronteras cae sobre ellas. Frontex, redadas, CIE, exclusión. Negocios, como siempre.

Pero la equiparación, apunta Nair, es un “golpe de Estado” conceptual, al tratar el desplazamiento de miles de personas como un problema de fronteras y no de derechos humanos. Lo dice el periodista de M’Sur Ilya U. Topper: “No categorizar pone a ambos grupos [refugiados y migrantes] en el mismo nivel por abajo”. “Refugiada es la persona que huye, no sólo la que es perseguida. El hambre, la pobreza o el cambio climático matan tanto o más que bombas y balas”, dice la declaración final.

El mundo ha cambiado y Europa ha movido sus principios hasta consumar la muerte de la convención de 1951. En 1991 se firmaba el Tratado de Maastricht, un cambio sustancial en las relaciones dentro de la Unión Europea, que un año después se trasladaba a las fronteras. El acuerdo de Schengen, tres meses después de la caída del muro de Berlín, se adaptaba al bautizado como Nuevo Orden Mundial.

Con el Tratado de Lisboa de 2005 –que dice que la UE no tiene como objetivo la protección de refugiados–, con el Tratado de Gobernanza europea de 2012, se organizaba la expulsión de todos los contingentes de personas que el mercado no precise. Después, la crisis. Después, las guerras en Libia, Siria, Yemen, los millones de desplazados y la austeridad. Conflictos sin el marchamo de guerra como el de Nigeria, que han duplicado el número de nigerianos llegados a Italia en un año.

El magistrado territorial de Jueces por la Democracia, Joaquim Bosch, lo corrobora: “Tengo la impresión de que la UE de hoy no hubiera firmado las declaraciones de 1948 y 1951”. El sistema de asilo, explica Inés Díez, responsable del área jurídica de Red Acoge, no funciona “porque la UE no quiere”. Del horror de la guerra y la descolonización a la situación de guerra en las fronteras. La profesora de Relaciones Internacionales Itziar Ruiz-Giménez resume este “nuevo contrato social: no hay derechos, hay soldados”. En Europa se preparan nuevos acuerdos con Afganistán (inminente), Libia, Nigeria y Egipto. “Un sistema de coerción toma la fachada de un sistema de protección”, dice la especialista en Derecho Internacional Violeta Moreno-Lax.

La respuesta ha sido organizada en la insolidaridad y la asimetría.
Los Estados de la UE, que conservan su soberanía en cuestiones de acogida, culpan a Europa. La Unión Europea impone su perfil más duro. En 2015 se crea la nueva Guardia Europea de Fronteras y Costas, una “agencia de deportación”, dice la eurodiputada Marina Albiol. Una guardia, como el Frontex, sin mandato humanitario. En contra de las convenciones de Ginebra de 1948 y 1951. En marzo de este año, Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, lanzaba un mensaje duro: “Seas de donde seas, no vengas a Europa”. La austeridad crea una “subjetividad de la escasez”, una “lepenización de los espíritus”, dice en Solimed el eurodiputado Miguel Urbán. Ante esto, se necesita “antifascismo democrático”, exclama Urbán.

Xenofobia.
Los discursos del miedo y de la seguridad contra la libertad y los derechos humanos. El derrumbe de la socialdemocracia lastra la posibilidad de una salida basada en el respeto a los derechos. Los socialdemócratas con poder –Hollande, Martin Schulz, Mateo Renzi– participan de la demolición del concepto de refugiado. En Dinamarca, el partido socialdemócrata votó a favor de confiscar objetos de valor como pago por el reconocimiento del estatus de refugiados. La austeridad catapulta los movimientos de extrema derecha en gran parte del continente. La batalla del penúltimo contra el último, dice alguien.

Solidaridad en precario
Ante esto, la organización de la sociedad civil organizada ha tomado la delantera. Solidaridad, derechos, justicia. Palabras que no se desgastan en el encuentro Solimed. Cierto escepticismo de algunas redes ciudadanas de acogida ante la acción en determinados ‘ayuntamientos del cambio’, en especial Madrid. Se presentan datos, más de 133 ciudades se han integrado en la red de municipios acogedores. Los gobiernos locales –dice el teniente de alcalde de Barcelona Jaume Asens– tienen que ejercer de contrapoder. Barcelona, Ámsterdam y Atenas se han puesto de acuerdo para realizar su propio corredor seguro para la acogida de refugiados. Pero “el campo de batalla está en el Estado”, confirma Asens.

El Estado ha optado por ponerse de perfil.
Oficialmente no hay de qué preocuparse porque a España apenas le corresponden 4.900 refugiados en el reparto de la UE de los 160.000 para los próximos dos años en toda la Unión. Y, además, el compromiso no se está cumpliendo. El exministro José Manuel García Margallo afirmó que el acuerdo de la UE para la externalización era una “chapuza”. La Unión Europea reconoce que, en materia de externalización de fronteras, España ha sido pionera con sus acuerdos con Marruecos o Senegal. La España de Rajoy es una pieza útil en el complejo equilibrio que intentan sostener las élites europeas.

Es el mismo gobierno que negó a la Generalitat Valenciana la autorización para una Operación Esperanza que estableciera un corredor a disposición de 1.400 personas de campamentos de Grecia e Italia, recuerda la vicepresidenta valenciana Mónica Oltra. La periodista Helena Maleno aporta otro recuerdo: no ha habido condena alguna en los tribunales españoles por los abusos en las fronteras. Ni por el caso del Tarajal, archivado hace un año, ni por el pinchazo del salvavidas por parte de la Guardia Civil que condenó a Lauding Sonko a morir ahogado, pronto hará diez años.

Entre los medios de comunicación cunde la perplejidad.
“Nunca hubo tanta información, pero el resultado es la apatía”, comenta Nico Castellanos, periodista de la Cadena Ser especializado en movimientos migratorios. La excorresponsal de RTVE Rosa María Calaf pide contexto: si los espectadores “se quedan en la emoción, no se hacen preguntas. Si no se hacen preguntas, no se buscan responsabilidades”. Explicar las causas, buscar responsables entre quienes eluden la responsabilidad de la mayor catástrofe humanitaria de la Unión Europea en su historia.

“Se naturaliza la idea de que es de sentido común que hay personas sin derecho a tener derecho”, protesta Ruiz-Giménez. El fantasma de la intolerancia cabalga en Europa, comenta Asens. El periodista Javier de Lucas ahonda: “El discurso del ‘efecto llamada’ es una apología del delito”. La guerra en las fronteras y las recetas de austeridad están costando miles de vidas humanas cada año, se insiste en Solimed. 
Fuente:
http://www.diagonalperiodico.net/panorama/32477-fogonazos-informacion-sobre-guerra-hecha-guerras-solimed.html

miércoles, 7 de diciembre de 2016

CONFIDENCIAS. CIENCIA SIN FICCIÓN. Cómo vencimos a la viruela.

El debate sobre vacunar o no a los niños es un lujo sin sentido. Esta práctica es de los pocos avances científicos que han probado su eficacia con seguridad, y el caso de la viruela, descubierta por Edward Jenner, lo demuestra.

QUE A ESTAS alturas del siglo XXI todavía tengamos a gente que se permita el lujo de dudar de la eficacia y seguridad de las vacunas y que defienda no ponérselas a sus hijos es una especie de broma pesada. De pocos avances científicos estamos tan seguros de su efectividad como de las vacunas. Si hoy ya no vemos niños con muletas o encadenados a un pulmón mecánico por culpa de la polio, o a otros muertos por sarampión o varicela, es gracias a las políticas de vacunación de las últimas décadas. De hecho, una enfermedad terrible, la viruela, fue absolutamente erradicada de la faz de la tierra durante el siglo XX gracias a ellas. Aunque no fue un proceso fácil.
Mulet (9) – Como vencimos a la viruela-2
La viruela era una enfermedad muy democrática. Afectaba por igual a pobres y a ricos y en todas las partes del mundo. Entre los siglos XVI y XVII fue responsable de la muerte de seis reyes, incluyendo el efímero Luis I de España, Pedro II de Rusia y Luis XV de Francia. Si buscamos en una enciclopedia, veremos que el inventor de la vacuna fue Edward Jenner, que se dio cuenta de que la gente que estaba en contacto con vacas no contraía la enfermedad. Pero, como suele pasar, su trabajo tenía antecedentes: se tiene constancia de observaciones parecidas siglos antes. La belleza de las mujeres que cuidaban vacas era loada en numerosos poemas. En los siglos XIV y XV, la higiene o el cuidado facial no eran valores que cotizaran al alza, menos aún en ambientes rurales. Posiblemente, si estas mujeres llamaron la atención de los poetas fue porque en su cara no existían marcas de viruela, comunes a la mayoría de la población. Por ejemplo, el rector de Vallfogona, poeta catalán del siglo XVII, en un poema titulado A una mossa gravada de verola hace una descripción cruel y descarnada de las señales que dejaba la enfermedad en la cara de una joven.

El primer tratamiento contra la viruela fue la variolización, de origen oriental e importado a Europa por lady Mary Wortley Montagu. Consistía en inocular a individuos sanos pústulas o polvo de las costras de personas infectadas para que desarrollasen estados más suaves de la enfermedad. Esta práctica se extendió por toda Europa, incluyendo España, y en concreto por la provincia de Guadalajara. En 1768, en el pueblo de Majaelrayo se consiguió frenar una epidemia gracias a esta técnica. Pero en la localidad vecina de Campillo de Ranas la población se diezmó por la oposición del párroco a la variolización, ya que veía en esta práctica una mano demoniaca. Realmente se trataba de una técnica de riesgo, ya que consistía en transmitir el propio germen de la enfermedad. Lo que hizo Jenner fue inocu­lar a personas sanas la viruela de las vacas, que era una patología parecida pero benigna y que inmunizaba contra la enfermedad. La primera vacuna la obtuvo de la vaca Blossom (cuya piel todavía se conserva) y la infundió en James Phipps, un niño de ocho años, hijo de su jardinero. El experimento fue un éxito y pronto nobles inglesas como Lady Duce o la condesa de Berkeley ordenaron hacer lo mismo con sus hijos, lo que creó un efecto imitativo. En 1805, Napoleón mandó vacunar a sus tropas, y en España Carlos IV organizó la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, en la que los médicos Francisco Javier Balmis y José Salvany la propagaron por las colonias españolas. Como en aquella época no había neveras, el sistema utilizado para transportarla fueron niños vacunados, de quienes se extraía el suero que se inoculaba a otros niños. Los primeros 22 menores de este viaje filantrópico fueron huérfanos de la inclusa de A Coruña.


Sí a las vacunas

— El virus de la viruela fue oficialmente erradicado en el año 1977. La última víctima fue Janet Parker, quien falleció un año después de que se controlara esta lacra.

— Trabajaba en la Universidad de Birmingham, un piso por encima del laboratorio de Henry Bedson, que hacía investigación civil con el virus.

— Un escape por el sistema de ventilación provocó el contagio. Bedson se suicidó días después del fallecimiento de Janet. Un caso que puede servir de ejemplo a los que se oponen o claman por la libertad de vacunación en un país, España, donde ahora mismo es obligatorio vacunar a tu perro, pero no a tu hijo.

http://elpaissemanal.elpais.com/confidencias/vencimos-la-viruela/?rel=cx_articulo#cxrecs_s

CLIP PASTEL DE PERA CON LAVANDA from Surtsey Films on Vimeo.

martes, 6 de diciembre de 2016

ANTONIO CATALÁN. El presidente de AC Hoteles carga contra la “explotación” en el sector. Antonio Catalán sostiene que "no se puede pagar tres euros por habitación" a una camarera y critica la reforma laboral.

El presidente de AC Hotels by Marriott, Antonio Catalán, puso ayer la estabilidad de las plantillas y los trabajadores por delante del beneficio económico. "Si voy a ganar más a base de sacrificar al personal, prefiero que ganemos menos", dijo ayer el empresario en un foro económico en Málaga. Catalán cargó además contra la reforma laboral puesta en marcha por el Gobierno de Mariano Rajoy, que permite, por ejemplo, despedir a camareras de hotel con poca indemnización y subcontratarlas a otras empresas de servicios que las "explotan". Las declaraciones han levantado una oleada de comentarios en las redes sociales, en su mayoría favorables a la cadena y al empresario.

"Nosotros no externalizamos los pisos. No se puede pagar [a estas camareras] tres o cuatro euros por habitación; aceptar eso supone un deterioro del producto y de la imagen. Los listos de la película siempre son los mismos", dijo el empresario, que definió su sector, el hotelero, como un sector “de personas, no tecnológico” y que el diferencial de AC by Marriot son las personas, siendo clave la formación.

Catalán aseguró que en su cadena “todo el mundo es fijo”, incluidas las camareras de piso, y recordó que los empresarios tienen la responsabilidad de generar "más y mejor empleo". Fue en este punto cuando criticó la reforma laboral de 2012, a la que ve responsable de que la buena marcha del sector turístico no tenga equivalencia en el empleo. Según él, la reforma laboral permite despedir con una indemnización de 20 días por año trabajado a toda la plantilla y empezar a subcontratar las camareras de piso con otras empresas como Ferrovial o Entrecanales, que "explotan" a estas trabajadoras. "Hoy puedo despedir pagando 20 días por año y empezar a subcontratar. Es lo que hacen los que explotan a las camareras de piso, y lo digo con todas las letras: explotan", afirmó. Así, pasan de acogerse a convenios que fijan unos 1.000 euros de salario a otros que contemplan apenas 600 y tienen que trabajar seis días a la semana en lugar de cinco, ha detallado.

Catalán ha apuntado que actualmente hay más empleo que en 2011, sin embargo, se paga menos que entonces debido a la reforma laboral. "Si este país no chuta es porque los empresarios no generan puestos de trabajo" y ha asegurado que si él formara parte de la Administración "yo sería mucho más exigente con los hoteles", considerando que tienen que tener más nivel "porque aún seguimos con una normativa de la época de Fraga".

Catalán afirmó que los trabajadores han de estar "bien pagados" y puso como ejemplo el AC by Marriot Málaga Palacio de su cadena. "Tiene cuatro millones de euros de resultados; la gente está feliz, tenemos a gente que no se quiere ni jubilar".

"Faltan empresarios a veces en este país; hay gente que hace el negocio y ya está", dijo Catalán, quien considera que si no hay consumo y empleo "las pensiones no se podrán pagar". La reforma laboral "no puede ser café con leche para todos, hay empresas que tienen que cerrar", indicó el hotelero, insistiendo en que "para hacer un país posible la gente tiene que poder vivir".

http://economia.elpais.com/economia/2016/11/24/actualidad/1479975576_031277.html

La renta básica incondicional y cómo se puede financiar. Comentarios a los amigos y enemigos de la propuesta.

Jordi Arcarons, Daniel Raventós, Lluís Torrens. 25/11/2016. Sin Permiso.

En diciembre de 2014, con Antoni Domènech, publicamos un avance de financiación (Arcarons, Domènech, Raventós y Torrens, 2014) de una renta básica (RB) mediante una reforma del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) que motivó muchas reacciones. Hubo algunas críticas buenas y muchas más de mediocres y malas. Pasados casi dos años, hemos dispuesto de nuevos materiales y hemos ajustado y perfeccionado aquel avance de proyecto de financiación, aprovechando las buenas críticas. La revista de la Generalitat de Catalunya Nota d’Economia nos pidió un artículo para el número 103, un monográfico dedicado a la pobreza. Debía de abordar los aspectos fundamentales de la financiación de la RB, pero también se nos sugería que tuviera un apartado dedicado a la filosofía política de justificación normativa de la propuesta. Aceptamos el encargo y aprovechamos para actualizar y pulir los aspectos fundamentales de aquel avance de financiación. A continuación se ofrece la versión castellana, notablemente ampliada, de aquel artículo. Hemos desarrollado con detalle las respuestas a muchas críticas, nuevas algunas y muy viejas las otras, que recibe tanto la propuesta de la RB como nuestro proyecto de financiación.

http://www.sinpermiso.info/textos/la-renta-basica-incondicional-y-como-se-puede-financiar-comentarios-a-los-amigos-y-enemigos-de-la

lunes, 5 de diciembre de 2016

WERNER HOFMANN / FÍSICO. “Queremos estudiar los límites de las teorías de Einstein”

El director del Instituto Max Planck de Física Nuclear en Heidelberg habla sobre las posibilidades que ofrecen los rayos gamma para conocer el universo

En el año 1800, el astrónomo alemán William Herschel descubrió que había más luz que la que ven nuestros ojos.
Midiendo las distintas temperaturas de los colores que tomaba la radiación del Sol al pasar a través de un prisma, colocó un termómetro justo en el extremo del arcoiris, un poco más allá de la luz roja. El objetivo era medir la temperatura ambiente de la habitación, pero el resultado del experimento fue inesperado. La temperatura medida por ese termómetro era superior a la de la luz visible y el científico concluyó que debía haber algún tipo de luz invisible que hacía subir el mercurio. Había descubierto la radiación infrarroja.

Aquel hallazgo abrió, entre otras cosas, una nueva ventana a la observación del universo. Los telescopios que capturan la luz infrarroja han permitido observar procesos cósmicos invisibles con la luz normal.  Herschel, por ejemplo, un telescopio de la Agencia Espacial Europea lanzado en 2009, ha permitido observar la formación de galaxias y estrellas con un detalle imposible para los telescopios ópticos.

Con los años, se descubrieron otros tipos de radiación que han ampliado nuestra capacidad de observación del cosmos. Es el caso de los rayos gamma, cien trillones de veces más energéticos que los fotones visibles, un tipo de luz que se encuentra más allá del límite violeta del arcoiris. Este rango es el que va a servir a físicos como Werner Hofmann (Baden-Baden, Alemania, 1952) para explorar algunos fenómenos superenergéticos y, quizá, revolucionar la física.

Hofmann, director del Instituto Max Planck de Física Nuclear en Heidelberg (Alemania), participó el martes en el ciclo de astrofísica y cosmología de la Fundación BBVA, en Madrid, para hablar de la Red de Telescopios Cherenkov (CTA, por sus siglas inglés), dos observatorios gemelos que explorarán hasta su límite las posibilidades de los rayos gamma. Uno de esos observatorios estará en la isla canaria de La Palma.

Pregunta. ¿Qué podemos aprender observando el universo a través de los rayos gamma?

Respuesta. La forma en que se producen los rayos gamma es muy diferente de la de la luz normal. La luz normal surge de cuerpos calientes que irradian porque están calientes y no hay nada lo bastante caliente en el universo para irradiar rayos gamma. Lo que creemos es que se producen cuando hay partículas muy energéticas en el universo que se aceleran de alguna manera interactúan con la materia y producen rayos gamma. Los rayos gamma nos hablan de estas partículas de muy alta energía en el universo y nos cuentan dónde han sido creadas, cómo se propagan o cómo interactúan con su entorno.

Hasta hace algo más de una década, se pensaba que procedían de algún rincón exótico del cosmos que no tenía un gran impacto, pero ahora, la actual generación de instrumentos nos ha mostrado que hay un gran número de aceleradores de partículas cósmicas en el universo. Estos aceleradores crean partículas muy energéticas y estas partículas también influyen en la forma de evolucionar de nuestro universo. Porque hay mucha energía en estas partículas y la galaxia tendría un aspecto diferente y habría evolucionado de otra manera sin estas partículas.

P. ¿Qué tipo de objetos producen este tipo de radiación?
R. La fuente clásica predicha para los rayos gamma eran las supernovasHemos visto cómo estos objetos aceleran las partículas, lo que no sabemos es si solo con ellas se puede justificar la cantidad de partículas de alta energía que hay en el universo o si hay otros objetos.

P. ¿Cuáles son los principales objetivos para los nuevos observatorios de rayos gamma que se van a empezar a construir?
R. Tenemos tres grandes objetivos científicos para la CTA. 
Uno es entender cómo se crean las partículas de alta energía, especialmente en nuestra galaxia. Intentar comprender la formación y la propagación de rayos cósmicos.

El otro gran objetivo es intentar entender lo que sucede cerca de los agujeros negros. Sabemos que los agujeros negros producen unos chorros de eyecciones altamente relativistas, pero no sabemos cómo se generan estos chorros o cómo se aceleran las partículas en el chorro. También estamos intentando entender cómo se convierte en radiación el material que cae en los agujeros negros.

El tercer gran objetivo es buscar nueva física. Uno de los fenómenos fundamentales que queremos estudiar es la aniquilación de materia oscura. En el centro de la galaxia hay partículas de materia oscura que son nuevas partículas elementales. En algunos modelos se predice que cuando colisionan se aniquilan y crean rayos gamma que producen una señal distinguible. Si esas partículas existen, la CTA debería ser capaz de detectarlas.

También queremos estudiar los límites de las teorías de Einstein en energías muy elevadas.
Hay teorías que predicen que en escalas de distancia muy cortas el espacio tiempo tiene una estructura espumosa. Los rayos gamma tienen longitudes de onda muy cortas, así que sienten ya un poquito esta estructura espumosa. En algunos modelos los rayos gamma de alta energía se propagan más rápido o más lento que la luz normal, lo que significa que la velocidad de la luz no es constante dependiendo de la energía, algo que violaría la ley de Einstein. Eso sería un indicio de que hay algo como esta espuma del espacio tiempo de gravedad cuántica. Tanto la gravedad cuántica como la materia oscura serían ambos grandes descubrimientos que revolucionarían nuestra forma de pensar sobre el universo.

P. ¿Pueden existir fuentes de rayos gamma que envíen señales de objetos cósmicos que aún no conocemos?
R. Entre las fuentes de rayos gamma que conocemos, hay algunas donde no vemos cuál es el objeto que los produce. Es una zona oscura del universo y de allí vienen rayos gamma. Puede ser que tengamos que mirar con nuevos instrumentos o que se trate de un mecanismo totalmente nuevo.

P. ¿De qué nuevos objetos podríamos estar hablando?
R. Una posibilidad serían conglomerados de materia oscura. La materia oscura es muy densa en el centro de la galaxia, pero también hay conglomerados en otras zonas y podría ser que fuesen el origen de algunos de esos rayos gamma porque solo lo ves en forma de aniquilación de rayos gamma. De todos modos, es mucho más probable que sea de un tipo de fuente que conocemos, como una estrella de neutrones que acelera las partículas y aún no hayamos encontrado esa estrella de neutrones.

http://elpais.com/elpais/2016/11/23/ciencia/1479900732_768230.html?rel=lom
vídeo sobre la vida de Einstein.
https://youtu.be/pItb8zKxnW0

domingo, 4 de diciembre de 2016

Tres filósofos contra la prisa y el ruido. EL PAÍS reúne a los pensadores César Rendueles, Manuel Cruz y Daniel Innerarity para hablar de las sociedades de hoy.

Asumiendo la no existencia de piedras filosofales que resuelvan nuestros extravíos, se trataba en este caso –más que de dar aventuradas respuestas- de buscar las buenas preguntas. O al menos de desbrozar caminos. Así que  César RenduelesManuel Cruz y Daniel Innerarity, tres de los nombres más activos e inquietos del pensamiento en español, aceptaron la invitación de EL PAÍS para hablar de todo y de nada. Esta conversación se desarrolló recientemente en Burgos, tras la intervención de los tres autores en el II Foro de la Cultura. Una de las conclusiones de la charla: todo va demasiado deprisa en nuestras sociedades de hoy.

Pregunta. Entonces… ¿cultura… o culturas?
Manuel Cruz. Yo estoy de acuerdo en lo de culturas, en plural. Y a veces la cultura no es que esté viciada por una lógica mercantil, sino que responde además a una lógica de subalternidad. Se habla siempre del creador, y la izquierda a lo más que llega es a reclamar que el máximo de gente tenga acceso a la obra de ese creador. Y ahí se entrecruzan los conceptos de obra de arte y de autoridad. Hay que revisar ese vínculo.

César Rendueles. Tendemos a hablar de la cultura en términos de prácticas profesionales, y despreciamos una riquísima cultura amateur, y esto tiene que ver con la precarización. O nos olvidamos de prácticas estéticas o artesanales no estrictamente culturales pero que rondan ese territorio, como pueden ser algunas manifestaciones deportivas. En los periódicos hay cosas que salen en las páginas de Cultura cuando deberían salir en las de Consumo, y en cambio algunas de Deportes podrían ir en Cultura.

Daniel Innerarity. La cultura ya no se puede entender como un mundo de espacios contenedores. Como pasa en la universidad, las mejores ideas suelen surgir entre chispazos, entre espacios que se están peleando y colaborando y una excesiva especialización trae cosas normalmente poco interesantes.

M. C. Suele darse una identificación entre cultura y saber… y eso nos lleva a las academias. O sea, el saber como aquello de lo que hay academia, y si no, no es saber. Y pienso si ahí no ha habido un retroceso en planteamientos que se llegaron a hacer pero que no han tenido más recorrido, pienso en aquello que  Vázquez Montalbán defendía como subcultura.

P. Que un rapero improvise durante 24 horas rimando letras y poniéndoles música, para algunos es subcultura. Para otros es cultura con mayúsculas. Y por cierto: ¿no creen que esos mensajes improvisados –lo mismo que el replanteamiento crítico de ideas y situaciones mediante la filosofía- pueden estar interesando tanto a la gente más joven porque los dos se enfrentan a los mensajes estáticos, oficiales?
D. I. Hay un libro muy interesante de Von Kleist, aunque de título horrible, Sobre la formación de nuestro pensamiento a medida que se habla. Trata de que, en el fondo, no hay pensamiento allí donde no se da un cierto bricolaje personal. Vivimos en un mundo atravesado de discursos oficiales, prácticas institucionales y lugares comunes. En esos circuitos mecánicos hay que introducir elementos de reflexividad, y por lo tanto de apropiación. Pensar es tener un interruptor. E interrumpir.

P. Sí, pero para eso de pensar por uno mismo hace falta silencio y tiempo, justo lo que empieza a faltar. Más bien hay ruido y prisa.
C. R. Totalmente. Y enlazando con lo de antes: yo desconfío de la espontaneidad. Y creo que si alguna fuerza tienen la filosofía y el pensamiento racional es esa capacidad de someter esa espontaneidad. Y efectivamente, hay un ruido de fondo que nos inunda, es como una rueda de hámster…

P. ¿Se llama inercia?
C. R. Sí, la inercia simbólica y social que nos rodea.

M. C. A la gente le hace gracia que el filósofo piense de las cosas concretas… en el fondo espera que el filósofo vea en ellas más cosas de las que uno ve. Pero por otro lado creo que la gente necesita también esquemas teóricos, elementos que le organicen un poco el mundo.

D. I. Hacen falta mapas, referencias a la totalidad…

M. C. Sí, y otra cosa: el tiempo ha desaparecido. Ya no funcionamos con tiempo, sino con una sucesión de instantes de los que se espera la máxima intensidad.

D. I. Decía  Wittgenstein que si los filósofos formáramos una secta y tuviéramos una expresión que nos desvelara como tales, una clave que marcara esa pertenencia, sería precisamente “tómate tu tiempo”…

C. R. Los espacios culturales privilegiados, al menos en las dos últimas décadas, han sido muy refractarios a los espacios de desconexión. A mí me alarma lo poco que se habla de las bibliotecas, unas instituciones milenarias que funcionan particularmente bien. Y resulta que lo único que dicen de ellas los programas culturales de los partidos políticos es que su problema es de conectividad. ¡Cuando justamente es al revés, son espacios de desconexión que funcionan muy bien! Y lo mismo está pasando en la Universidad, donde los espacios académicos que implican pausa y perspectiva son demonizados.

P. ¿Temen que el estudio de las humanidades acabe muriendo de muerte lenta al no ser vistas como saberes útiles?
D. I. Totalmente. En el mundo de la investigación filosófica, la rentabilidad que se nos exige es una rentabilidad pensada con criterios de las ciencias de la naturaleza.

C. R. Se está uniformizando muchísimo la producción científica, cada vez es más difícil desarrollar investigaciones un poco marginales o arriesgadas. Se busca el rendimiento inmediato. Todo esto es una catástrofe.

D. I. Vivimos en una sociedad que no está muy interesada en replantearse la cuestión de qué significa que algo sea útil. Es una cuestión que incomoda.

M. C. ¿Utilidad? Mira, es muy normal que cualquier persona de la calle te diga de los políticos: “¡Bah, es que no quieren otra cosa que el poder!”, como hablando de algo asqueroso. Pero ¿y si en vez de querer el poder quisieran acumular mucho dinero? ¿Es que eso sería mejor?

P. Ahí sale la figura del idiotes aristotélico … la abdicación de muchísima gente ante la política, ¿no?
C. R. Bueno, yo soy más optimista. Cada vez veo más gente consciente de llevar “vidas dañadas”, como decía Adorno. De haber vivido y seguir viviendo una mentira. Y lo veo también en la Universidad. Frente a una inercia heredada del pasado, cada vez veo más gente, sobre todo estudiantes, que hace grandes esfuerzos para vivir de otra manera.

P. En lo referente a cierta lógica de la volatilidad y la obsolescencia programada de las cosas, ¿hasta qué punto ha incidido en ello la apuesta furiosa por el avance tecnólogico/digital? ¿No desemboca eso a veces en la chuchería digital?
C. R. El solucionismo tecnológico es el síntoma de una aceleración consumista, de un consumismo llevado a ámbitos de nuestras vidas que de otra manera sería más difícil comercializar… como el ámbito de las emociones o el de la información. Así que, por ejemplo, sistemáticamente buscamos una especie de ídolo en las tecnologías digitales ¡como si fueran las únicas tecnologías que hay!

M. C. Ojalá que lo tecnológico fuera una chuchería, pero no lo es. Eso que llamamos el complejo científico-técnico no para de crecer.

P. “Un mundo de todos y de nadie”, escribió Daniel Innerarity…
D. I. Bueno, pero hay formas de desaceleración que son muy emancipadoras. Yo creo, por ejemplo, que no responder el correo electrónico o el tuit o el whatsapp de forma inmediata es una fuente de ganancia de racionalidad. Las cosas que se hacen inmediatamente se hacen mal. Evitar los automatismos y no estar sujetos a la lógica de lo inmediato es liberador.

C. R. Hay una larga tradición de reaccionarios de izquierda, como  Benjamin o Pasolini, que fueron premonitorios, con una enorme capacidad para vislumbrar hacia dónde nos llevaba el desarrollismo brutal. Y creo que el pensamiento ecologista y eco-socialista sí que está planteando algunos desafíos políticos urgentes en esa dirección.


TRES MOSQUETEROS PARA PENSAR
César Rendueles (Gerona, 1975). Sociólogo y doctor en Filosofía, enseña actualmente Sociología en la Universidad Complutense de Madrid. Entre sus ensayos recientes destacan Sociofobia. El cambio político en la era de la utopía digital (2013) y Capitalismo canalla. Una historia personal del capitalismo a través de la literatura (2015). Rendueles fue uno de los fundadores, en 2002, del movimiento social y cultural de izquierdas Ladinamo.

Daniel Innerarity (Bilbao, 1959). Catedrático de Filosofía Política y Social, investigador IKERBASQUE en la Universidad del País Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democrática. Entre sus obras destacan La democracia del conocimiento (Premio Euskadi de Ensayo 2012), La sociedad invisible (Premio Espasa de Ensayo 2004) o La transformación de la política (Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Ensayo de 2003). Fue número 2 en las listas de la coalición navarra Geroa Bai en las elecciones generales del pasado 20 de diciembre.

Manuel Cruz (Barcelona, 1951). Catedrático de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona e investigador en el Instituto de Filosofía del CSIC (Madrid). Algunos de sus principales ensayos son Las malas pasadas del pasado (Premio Anagrama de Ensayo 2005), Amo, luego existo (Premio Espasa de Ensayo 2010) y Ser sin tiempo, que acaba de publicar en Herder Editorial. Es diputado independiente por el PSC-PSOE en el Congreso.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/11/25/actualidad/1480078930_220108.html?rel=cx_articulo#cxrecs_s