Martine Aubry, primera secretaria del casi siempre convulso Partido Socialista francés, ha conseguido acallar desde hace meses la enloquecedora jaula de grillos en la que se había convertido su formación. Las últimas elecciones regionales, celebradas en marzo, significaron no sólo la victoria de la izquierda sobre el centro derecha de Sarkozy sino su consolidación al frente de los socialistas franceses, hasta ahora siempre cuestionada por casi todos.
Tras un viaje a China y en medio de una campaña contra la política económica de Nicolas Sarkozy, Aubry, de 60 años, alcaldesa de Lille y ex ministra, que asegura ni creer ni hacer caso a los sondeos, aceptó dialogar con un grupo de periodistas europeos días después del subidón bursátil tras la aprobación por parte de la Unión Europea del fondo de rescate bancario.
Ese fin de semana y esas negociaciones en Bruselas dejaron a Aubry un regusto amargo, según confiesa: "No era un espectáculo agradable ese, el de ver al grupo de dirigentes europeos encerrados un domingo por la tarde para cerrar un pacto antes de que abriera la bolsa. Era un poco la caricatura del sistema financiero-liberal. Da la impresión de que para salvar a los pueblos, como en el caso griego, nadie es capaz de ponerse de acuerdo. Pero cuando peligran las bolsas y los mercados, sí. Por eso, el plan de rescate de Grecia ha sido tardío, hecho con muchas dudas y su tardanza ha hecho que las dudas vayan ahora a instalarse en Portugal y España". Y añade: "Con Grecia hacía falta un plan, claro, pero no sé si así de drástico, porque si desencadena una crisis social, no servirá".
Aubry, que concedió la entrevista antes de que José Luis Rodríguez Zapatero anunciara su plan anti-déficit en el Congreso, aseguró, a la hora de encarar la salida de la crisis "que una cosa es el rigor, que consiste en gestionar bien el dinero público y otra la austeridad". "Esta puede ser injusta y puede acabar por ahogar el despegue de la economía, y entonces no habremos hecho sino dar dos pasos atrás para coger impulso y saltar al abismo". "Ahora, con la crisis, es el momento de buscar las respuestas económicas del futuro", añadió.
A Nicolas Sarkozy le acusa, sobre todo, "de hablar mucho y no hacer nada, o de hacer precisamente lo contrario de lo que promete". "Todavía me acuerdo de su famoso discurso en Marsella, al principio de la crisis económica, cuando parecía un líder anticapitalista, arremetiendo contra los bancos y los banqueros, asegurando que él solo iba a arreglar el mundo". Y agrega: "¿Y después de eso qué? ¿Dónde está la famosa regulación de los bancos? ¿Del sistema financiero? Tras un año no se ha hecho nada".
Con respecto al Partido Socialista (PS) admite que desde la elección de Sarkozy y hasta hace unos meses "ha sido el escenario de una simple batalla de egos". "Y yo reconozco mi parte de culpa", añade. Ahora, tras el anuncio de unas elecciones primarias para elegir al candidato del PS contra Sarkozy en las elecciones presidenciales de 2012, todo se ha apaciguado. "Y también porque ha habido un trabajo de fondo, de recoger ideas, las ideas ahogan los egos. Si no hay esa base detrás, nos puede pasar como en Italia, que el proyecto de izquierda se desinfle meses después de las votaciones". Seguir aquí. (El País A.JIMÉNEZ BARCA, 14/05/2010)
viernes, 14 de mayo de 2010
Ecología. Cuatro estudiantes lanzan una base de datos para salvaguardar la naturaleza
NOAH se basa en una aplicación gratuita para el iPhone y pronto se podrá descargar en otros móviles - El internauta registra cualquier forma de vida, integrándose automáticamente en un mapa interactivo de la Tierra .
En la era de la Web 2.0 el paradigma es la participación. Cada vez más conectados a través de nuevas interfaces tecnológicas móviles, vivimos rodeados de identidades virtuales que twittean compulsiva e indiscriminadamente sus pensamientos, fotos o mensajes. Para encontrar una salida constructiva a toda esta necesidad de compartir información, Yasser Ansari, Martin Ceperley, Bruno Kruse y Peter Horvath, cuatro estudiantes de la Universidad de Nueva York han creado NOAH (Networked Organisms and Habitats), una aplicación para que todos contribuyan de forma activa a la salvaguarda de la naturaleza y la diversidad medioambiental... Continuar leyendo aquí (De El País 13/05/2010 Bosco-Escaldana)
En la era de la Web 2.0 el paradigma es la participación. Cada vez más conectados a través de nuevas interfaces tecnológicas móviles, vivimos rodeados de identidades virtuales que twittean compulsiva e indiscriminadamente sus pensamientos, fotos o mensajes. Para encontrar una salida constructiva a toda esta necesidad de compartir información, Yasser Ansari, Martin Ceperley, Bruno Kruse y Peter Horvath, cuatro estudiantes de la Universidad de Nueva York han creado NOAH (Networked Organisms and Habitats), una aplicación para que todos contribuyan de forma activa a la salvaguarda de la naturaleza y la diversidad medioambiental... Continuar leyendo aquí (De El País 13/05/2010 Bosco-Escaldana)
jueves, 13 de mayo de 2010
Más mentiras del gobernador
El gobernador del Banco de España ha vuelto a dirigirse a los ciudadanos para confundirlos y engañarlos.
Insiste una vez más en que las reformas más urgentes son las del mercado de trabajo encaminadas a reducir los salarios, los costes del despido y el poder de negociación de los trabajadores.
Miente el gobernador a los ciudadanos porque nada de eso puede garantizar que se cree más empleo mientras no se resuelva el problema en el mercado de bienes y servicios que han creado la banca y la especulación financiera.
Miente el gobernador porque sabe que lo que ha ocasionado el gran aumento del desempleo en España no ha sido la estructura del mercado de trabajo sino el contagio de la crisis financiera internacional que ha cerrado el crédito a las empresas y a los consumidores, y miente el gobernador cuando afirma ahora que se precisan estas reformas de modo prioritario para resolver el déficit presupuestario.
Miente el gobernador porque sabe perfectamente que el déficit no se ha producido por el desempleo sino porque el Estado ha debido tapar el inmenso agujero que la crisis bancaria ha provocado.
Y miente porque sabe, por tanto, que por mucho empleo que se crease, sería inevitable soportar más déficit si la banca se sigue dedicando a especular con los recursos públicos y a provocar crisis como la de las hipotecas subprime.
Miente el gobernador porque sabe perfectamente que habría otras formas más expeditas y eficaces que empobrecer a la mayoría de la población para evitar que aumente el déficit público o para disminuirlo. Para evitarlo, poniendo freno a la especulación que está encareciendo la carga de la deuda. Y para disminuirlo, aumentando impuestos sobre las grandes fortunas y sobre las ganancias extraordinarias, luchando contra el blanqueo y la evasión fiscal, cerrando los paraísos fiscales o penalizando la utilización improductiva de cientos de miles de millones de euros, entre otras.
Miente el gobernador porque sabe que disminuyendo el gasto público cuando el privado no tira de la economía porque el crédito está racionado lo que se conseguirá será empobrecer a la población y deprimir la economía y que los beneficios que así obtenga el capital privado más poderoso a quien defiende no van a redundar (como ahora ocurre con los beneficios de la banca) en un mejor rendimiento de la actividad económica.
Miente el gobernador porque sabe que las propuestas que hace no están dirigidas a dar confianza y bienestar a toda la economía y población sino a los grandes poderes económicos, a los financieros y grandes inversores especulativos a los que cínicamente denominan impersonalmente como “los mercados”. Los mismos que provocaron la crisis y que han podido imponer a los gobiernos medidas que sólo van a beneficiarles a ellos.
Miente el gobernador cuando afirma que "la reforma del mercado laboral es la más necesaria de las reformas estructurales" cuando al mismo tiempo no habla para nada de la reforma del modelo productivo basado en la especulación inmobiliaria que su institución ha alimentado; ni de las reformas financieras que evitaran los desastres que está provocando la especulación y la desnaturalización de la banca; ni de reformas fiscales más justas que no hagan recaer el mayor peso de la recaudación sobre los salarios y las rentas más bajas; ni de reformas de los mercados que acabaran con los oligopolios que campan a sus anchas imponiendo precios y condiciones laborales leoninas para garantizarse beneficios extraordinarios; ni de reformas en las reglas del comercio internacional que garantizaran fuentes de ingresos más seguras y equitativas a todas las naciones y no sólo a las grandes multinacionales; ni de reformas de las agencias de calificación corruptas que actúan para despejar el paso a los especuladores engañando y ocultando la verdad de lo que ocurre en los mercados; ni de reformas en el estatuto del Banco Central Europeo para que no se consienta que el papel que desempeña sólo beneficie a la banca privada, financiándola casi gratuitamente mientras que los banqueros hacen negocio financiando a los Estados; ni de reformas en los mecanismos de decisión para que hubiera instituciones de poder internacional democráticas y no el caos actual que sólo favorece a los financieros y a los poderosos a cuyos intereses se somete vergonzosamente.
El gobernador del Banco de España no dice la verdad a los españoles. Los está engañando y ya es hora de que se le pidan cuentas y dimita.
Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla, editor de www.altereconomia.org y miembro del Consejo científico de ATTAC-España. Su web personal: www.juantorreslopez.com
Insiste una vez más en que las reformas más urgentes son las del mercado de trabajo encaminadas a reducir los salarios, los costes del despido y el poder de negociación de los trabajadores.
Miente el gobernador a los ciudadanos porque nada de eso puede garantizar que se cree más empleo mientras no se resuelva el problema en el mercado de bienes y servicios que han creado la banca y la especulación financiera.
Miente el gobernador porque sabe que lo que ha ocasionado el gran aumento del desempleo en España no ha sido la estructura del mercado de trabajo sino el contagio de la crisis financiera internacional que ha cerrado el crédito a las empresas y a los consumidores, y miente el gobernador cuando afirma ahora que se precisan estas reformas de modo prioritario para resolver el déficit presupuestario.
Miente el gobernador porque sabe perfectamente que el déficit no se ha producido por el desempleo sino porque el Estado ha debido tapar el inmenso agujero que la crisis bancaria ha provocado.
Y miente porque sabe, por tanto, que por mucho empleo que se crease, sería inevitable soportar más déficit si la banca se sigue dedicando a especular con los recursos públicos y a provocar crisis como la de las hipotecas subprime.
Miente el gobernador porque sabe perfectamente que habría otras formas más expeditas y eficaces que empobrecer a la mayoría de la población para evitar que aumente el déficit público o para disminuirlo. Para evitarlo, poniendo freno a la especulación que está encareciendo la carga de la deuda. Y para disminuirlo, aumentando impuestos sobre las grandes fortunas y sobre las ganancias extraordinarias, luchando contra el blanqueo y la evasión fiscal, cerrando los paraísos fiscales o penalizando la utilización improductiva de cientos de miles de millones de euros, entre otras.
Miente el gobernador porque sabe que disminuyendo el gasto público cuando el privado no tira de la economía porque el crédito está racionado lo que se conseguirá será empobrecer a la población y deprimir la economía y que los beneficios que así obtenga el capital privado más poderoso a quien defiende no van a redundar (como ahora ocurre con los beneficios de la banca) en un mejor rendimiento de la actividad económica.
Miente el gobernador porque sabe que las propuestas que hace no están dirigidas a dar confianza y bienestar a toda la economía y población sino a los grandes poderes económicos, a los financieros y grandes inversores especulativos a los que cínicamente denominan impersonalmente como “los mercados”. Los mismos que provocaron la crisis y que han podido imponer a los gobiernos medidas que sólo van a beneficiarles a ellos.
Miente el gobernador cuando afirma que "la reforma del mercado laboral es la más necesaria de las reformas estructurales" cuando al mismo tiempo no habla para nada de la reforma del modelo productivo basado en la especulación inmobiliaria que su institución ha alimentado; ni de las reformas financieras que evitaran los desastres que está provocando la especulación y la desnaturalización de la banca; ni de reformas fiscales más justas que no hagan recaer el mayor peso de la recaudación sobre los salarios y las rentas más bajas; ni de reformas de los mercados que acabaran con los oligopolios que campan a sus anchas imponiendo precios y condiciones laborales leoninas para garantizarse beneficios extraordinarios; ni de reformas en las reglas del comercio internacional que garantizaran fuentes de ingresos más seguras y equitativas a todas las naciones y no sólo a las grandes multinacionales; ni de reformas de las agencias de calificación corruptas que actúan para despejar el paso a los especuladores engañando y ocultando la verdad de lo que ocurre en los mercados; ni de reformas en el estatuto del Banco Central Europeo para que no se consienta que el papel que desempeña sólo beneficie a la banca privada, financiándola casi gratuitamente mientras que los banqueros hacen negocio financiando a los Estados; ni de reformas en los mecanismos de decisión para que hubiera instituciones de poder internacional democráticas y no el caos actual que sólo favorece a los financieros y a los poderosos a cuyos intereses se somete vergonzosamente.
El gobernador del Banco de España no dice la verdad a los españoles. Los está engañando y ya es hora de que se le pidan cuentas y dimita.
Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla, editor de www.altereconomia.org y miembro del Consejo científico de ATTAC-España. Su web personal: www.juantorreslopez.com
miércoles, 12 de mayo de 2010
El Gobierno bajará el sueldo a los funcionarios el 5% este año.
El presidente anuncia sus medidas para reducir el déficit: este año bajará un 5% los sueldos a los funcionarios, los congelerá en 2011 y suprimirá el cheque-bebé.- El presidente del Gobierno explica en la Cámara Baja, tras la reunión del Eurogrupo, el plan de recorte del déficit así como el rescate de Grecia y la situación de los mercados financieros
* Obama presiona a Zapatero para que adopte reformas urgentes
* Sigue la reacción de los mercados
(El País, 12-05-2010)
* Obama presiona a Zapatero para que adopte reformas urgentes
* Sigue la reacción de los mercados
(El País, 12-05-2010)
martes, 11 de mayo de 2010
Los sarcasmos, insultos e incoherencias de Fernando Savater
Tengo que admitir que tengo un nivel bajo de tolerancia hacia autores que hacen del sarcasmo y del insulto el eje de sus discursos. De ahí que no sea un asiduo lector de Fernando Savater. Pero, de vez en cuando, le leo porque es representativo de un amplio sector de la intelectualidad conservadora no perteneciente a la órbita del PP, centrada en Madrid, que reproduce frecuentemente la sabiduría convencional de lo que en España se autodefine como “centro” en el espectro político,.. en Europa correspondería a la derecha...
Uno de los componentes de tal sabiduría convencional es su supuesto antinacionalismo, y digo supuesto porque lo considero a él profundamente nacionalista, aunque de signo contrario al de los nacionalismos que denuncia y critica (el catalán, el vasco y el gallego). El suyo es el nacionalismo españolista, que dificulta, en la práctica, el desarrollo del resto de identidades nacionales existentes en el estado español. Su deseo es que Cataluña, por ejemplo, se convierta en una región de España, semejante a lo que es la Cataluña francesa en Francia (en que la mayoría de la población catalana, en el país vecino, no sabe, ni siquiera, hablar catalán). Fernando Savater, como muchos otros “anti-nacionalistas”, está intentando imponer su nacionalismo centralista y uniforme a toda España. No es sorprendente, pues, que haya sido uno de los inspiradores del partido de Rosa Díez, un partido cuya principal característica identitaria es su antinacionalismo periférico y su profundo nacionalismo centralista.
Pero lo que motiva mi artículo no es esta incoherencia, sino la incongruencia expresada en su artículo de El País (22.04.10), titulado sarcástica y ofensivamente “Las sectas en pie de guerra”, en el que, con una narrativa predecible, lanza una enorme retahíla de insultos y aseveraciones, los cuales constituyen elementos importantes de la sabiduría convencional de los círculos conservadores y nacionalistas españolistas.
Además de las predecibles aseveraciones de equidistancia en las atrocidades cometidas por los dos lados durante la Guerra Civil Española y equiparar el comunismo con el fascismo (afirmaciones requeridas como indicador de ecuanimidad y equilibrio), concluye que, aún siendo bueno que se ayude a los familiares de los desaparecidos a encontrar a sus muertos y enterrarlos, encuentra mal que se quieran buscar responsabilidades en base al argumento de ser “crímenes contra la humanidad”, pues además de cuestionar la existencia de tal categoría de crímenes en el mundo, cree que la búsqueda de responsabilidades rompe la placidez y concordia que hemos alcanzado en este país, basada en el respeto a la ley de Amnistía, aprobada por los dos bandos del conflicto civil, que nos obliga a no mirar al pasado. Encuentro esta aseveración sorprendente, pues ignora la historia de este país. La Ley de Amnistía no fue una ley de punto final, Alianza Popular no la apoyó, fue propuesta por las izquierdas para sacar a los suyos de las cárceles, y excluyó “actos de violencia grave contra la vida o la integridad de las personas” (artículo 1º (a) Ley de Amnistía, 15 octubre 1977). Supongo que Fernando Savater admite que un asesinato es violencia grave contra la vida. Pero asume, además, que esta supuesta concordia no tiene costes. Pero es fácil demostrar que los tiene... Seguir leyendo aquí. Vicenç Navarro El Plural
Uno de los componentes de tal sabiduría convencional es su supuesto antinacionalismo, y digo supuesto porque lo considero a él profundamente nacionalista, aunque de signo contrario al de los nacionalismos que denuncia y critica (el catalán, el vasco y el gallego). El suyo es el nacionalismo españolista, que dificulta, en la práctica, el desarrollo del resto de identidades nacionales existentes en el estado español. Su deseo es que Cataluña, por ejemplo, se convierta en una región de España, semejante a lo que es la Cataluña francesa en Francia (en que la mayoría de la población catalana, en el país vecino, no sabe, ni siquiera, hablar catalán). Fernando Savater, como muchos otros “anti-nacionalistas”, está intentando imponer su nacionalismo centralista y uniforme a toda España. No es sorprendente, pues, que haya sido uno de los inspiradores del partido de Rosa Díez, un partido cuya principal característica identitaria es su antinacionalismo periférico y su profundo nacionalismo centralista.
Pero lo que motiva mi artículo no es esta incoherencia, sino la incongruencia expresada en su artículo de El País (22.04.10), titulado sarcástica y ofensivamente “Las sectas en pie de guerra”, en el que, con una narrativa predecible, lanza una enorme retahíla de insultos y aseveraciones, los cuales constituyen elementos importantes de la sabiduría convencional de los círculos conservadores y nacionalistas españolistas.
Además de las predecibles aseveraciones de equidistancia en las atrocidades cometidas por los dos lados durante la Guerra Civil Española y equiparar el comunismo con el fascismo (afirmaciones requeridas como indicador de ecuanimidad y equilibrio), concluye que, aún siendo bueno que se ayude a los familiares de los desaparecidos a encontrar a sus muertos y enterrarlos, encuentra mal que se quieran buscar responsabilidades en base al argumento de ser “crímenes contra la humanidad”, pues además de cuestionar la existencia de tal categoría de crímenes en el mundo, cree que la búsqueda de responsabilidades rompe la placidez y concordia que hemos alcanzado en este país, basada en el respeto a la ley de Amnistía, aprobada por los dos bandos del conflicto civil, que nos obliga a no mirar al pasado. Encuentro esta aseveración sorprendente, pues ignora la historia de este país. La Ley de Amnistía no fue una ley de punto final, Alianza Popular no la apoyó, fue propuesta por las izquierdas para sacar a los suyos de las cárceles, y excluyó “actos de violencia grave contra la vida o la integridad de las personas” (artículo 1º (a) Ley de Amnistía, 15 octubre 1977). Supongo que Fernando Savater admite que un asesinato es violencia grave contra la vida. Pero asume, además, que esta supuesta concordia no tiene costes. Pero es fácil demostrar que los tiene... Seguir leyendo aquí. Vicenç Navarro El Plural
lunes, 10 de mayo de 2010
Epílogo
Un argumento pesado, recurrente como una pesadilla. La ingeniería financiera mundial da la voz de alarma, desata el terror, provoca una crisis y se las arregla para incrementar sus beneficios gracias a ella. Faltaba el epílogo, aprovechar la situación para machacar al enemigo, y ya lo tenemos aquí. Cuando la película parecía a punto de terminar, aparece un nuevo protagonista de naturaleza siniestra y tentacular, a quien no le tiembla el pulso al señalar a los verdaderos culpables: las organizaciones sindicales y el Estado de bienestar. Sólo de nuestra renuncia a los derechos conquistados durante largas décadas de lucha, debemos esperar la salvación.
Nadie parece inquietarse porque ignoremos demasiadas cosas. Quiénes son, por ejemplo, los propietarios de esas fantasmales agencias de calificación que funcionan como una mafia universal. Por qué no tienen un portavoz que dé la cara y responda a preguntas. A qué intereses obedecen, aparte de fortalecer el dólar en detrimento del euro, un objetivo que, a estas alturas, es ya meridiano hasta para quienes carecemos de mentalidad conspirativa. Y por qué, mientras las reivindicaciones de los trabajadores se presentan como el colmo del egoísmo insensato, no se plantean medidas de control frente al calculado, rentable pánico de los especuladores.
En los últimos días, he escuchado pronunciar el venerable nombre de Grecia con tal desprecio, que demasiadas veces, y en muchos idiomas distintos, ha evocado en mis oídos el acento de Adolf Hitler. Y no he podido evitar que un profundo prejuicio racista arraigue en mí. Sí, lo confieso. Si algún día caigo fulminada en plena calle con un bebé entre los brazos, siempre se lo confiaré antes a un sindicalista griego que a un financiero anglosajón. Vivirá peor, pero su espíritu permanecerá a salvo de la despiadada crueldad de los cínicos. (ALMUDENA GRANDES El País 10/05/2010).
Leer más aquí.
Nadie parece inquietarse porque ignoremos demasiadas cosas. Quiénes son, por ejemplo, los propietarios de esas fantasmales agencias de calificación que funcionan como una mafia universal. Por qué no tienen un portavoz que dé la cara y responda a preguntas. A qué intereses obedecen, aparte de fortalecer el dólar en detrimento del euro, un objetivo que, a estas alturas, es ya meridiano hasta para quienes carecemos de mentalidad conspirativa. Y por qué, mientras las reivindicaciones de los trabajadores se presentan como el colmo del egoísmo insensato, no se plantean medidas de control frente al calculado, rentable pánico de los especuladores.
En los últimos días, he escuchado pronunciar el venerable nombre de Grecia con tal desprecio, que demasiadas veces, y en muchos idiomas distintos, ha evocado en mis oídos el acento de Adolf Hitler. Y no he podido evitar que un profundo prejuicio racista arraigue en mí. Sí, lo confieso. Si algún día caigo fulminada en plena calle con un bebé entre los brazos, siempre se lo confiaré antes a un sindicalista griego que a un financiero anglosajón. Vivirá peor, pero su espíritu permanecerá a salvo de la despiadada crueldad de los cínicos. (ALMUDENA GRANDES El País 10/05/2010).
Leer más aquí.
Salmorejo, una sencilla y sabrosa receta para el tiempo que viene. Cold Tomato Soup.
INGREDIENTES para 4 o 5 personas.
1 Kg de tomates maduros y a ser posible sabrosos (Los tipo pera o los clásicos para tomarlos con sal).
125 c. c. de aceite virgen extra de oliva.
100 gr de pan (mejor el que a uno le guste más, para mi el tipo de pueblo con miga prieta y muy blanca. Hay quien moja en agua el pan si está duro. Así consigue una textura más suave.
3 cucharadas medianas de vinagre, preferiblemente vinagre de vino de Jerez.
2 dientes de ajo.
Sal al gusto (se puede poner una cucharada mediana para empezar).
1 Kg de tomates maduros y a ser posible sabrosos (Los tipo pera o los clásicos para tomarlos con sal).
125 c. c. de aceite virgen extra de oliva.
100 gr de pan (mejor el que a uno le guste más, para mi el tipo de pueblo con miga prieta y muy blanca. Hay quien moja en agua el pan si está duro. Así consigue una textura más suave.
Es muy posible que el origen del plato fuese una forma popular y humilde de aprovechar el pan duro. (Hoy es un plato recreado por la alta cocina)
3 cucharadas medianas de vinagre, preferiblemente vinagre de vino de Jerez.
2 dientes de ajo.
Sal al gusto (se puede poner una cucharada mediana para empezar).
Guarnición.
1/2 huevo duro, por persona, para poner por encima, jamón, trocitos de tomates en dados o pimientos, etc,. Esto al gusto. Hay quien no le pone nada de guarnición.
PREPARACIÓN.
Batir los tomates y pasarlos por el chino o colador para eliminar semillas y piel. Después añadir, al tomate colado, el aceite y el pan batiendo bien, añadir el vinagre, los dientes de ajo y la sal, seguir batiendo. Cuando esté todo bien batido y cremoso, ponerlo a enfriar o directamente en cuencos y, si se desea, añadir la guarnición indicada.
El sabor variará en función del tipo de aceite, los tomates y el pan que utilicemos y, además, según la cantidad de sal o la intensidad del sabor de los ajos o el vinagre. Se puede añadir más o menos de cada ingrediente para potenciar uno u otro sabor; el tomate o el pan, el aceite o los ajos, el vinagre o la sal, a gusto de cada uno. La base está indicada y siguiéndola está buenísimo. Puede servir de entrada, de 125 a 200 c.c. O puede ser un plato principal, 200 o 250 c.c., en verano, si le añadimos huevo y jamón, junto a una ensalada ligera y unas frutas de postre -melón, manzana, plátano, sandía, uvas, melocotón, ciruelas, frutos secos, etc- completan una ligera, sana y sabrosa comida estival.
Aunque ahora es un plato de la cocina internacional para todo el año. Parece que el origen del plato es claramente cordobés. ¡¡Qué cocina tenemos!! con un poco de voluntad e interés sus platos atraen a todo el mundo y lo digo con conocimiento respaldado por los hechos.
En Córdoba donde, sin duda, se toma "el mejor salmorejo del mundo", recomiendo "Casa Rubio".
Más sobre el salmorejo aquí.
Aquí una receta en inglés, con una bella ilustración a la acuarela, pero no adecuada por la ausencia de medidas de cantidades.
Preparation:
Ingredientes del salmorejo cordobés para 6 personas 1/2 huevo duro, por persona, para poner por encima, jamón, trocitos de tomates en dados o pimientos, etc,. Esto al gusto. Hay quien no le pone nada de guarnición.
PREPARACIÓN.
Batir los tomates y pasarlos por el chino o colador para eliminar semillas y piel. Después añadir, al tomate colado, el aceite y el pan batiendo bien, añadir el vinagre, los dientes de ajo y la sal, seguir batiendo. Cuando esté todo bien batido y cremoso, ponerlo a enfriar o directamente en cuencos y, si se desea, añadir la guarnición indicada.
El sabor variará en función del tipo de aceite, los tomates y el pan que utilicemos y, además, según la cantidad de sal o la intensidad del sabor de los ajos o el vinagre. Se puede añadir más o menos de cada ingrediente para potenciar uno u otro sabor; el tomate o el pan, el aceite o los ajos, el vinagre o la sal, a gusto de cada uno. La base está indicada y siguiéndola está buenísimo. Puede servir de entrada, de 125 a 200 c.c. O puede ser un plato principal, 200 o 250 c.c., en verano, si le añadimos huevo y jamón, junto a una ensalada ligera y unas frutas de postre -melón, manzana, plátano, sandía, uvas, melocotón, ciruelas, frutos secos, etc- completan una ligera, sana y sabrosa comida estival.
Aunque ahora es un plato de la cocina internacional para todo el año. Parece que el origen del plato es claramente cordobés. ¡¡Qué cocina tenemos!! con un poco de voluntad e interés sus platos atraen a todo el mundo y lo digo con conocimiento respaldado por los hechos.
En Córdoba donde, sin duda, se toma "el mejor salmorejo del mundo", recomiendo "Casa Rubio".
Más sobre el salmorejo aquí.
Aquí una receta en inglés, con una bella ilustración a la acuarela, pero no adecuada por la ausencia de medidas de cantidades.
Ingredients:
Bread from the previous day (hard bread and very dense)
Tomatoes, four, very red and ripe
Garlic, 2 pieces
Olive oil
Salt
Preparation:
1.- Put the bread in water for 5 minutes.
2.- Put bread, tomatoes and garlic in a blender. Drop some olive oil (less than a glass) and some salt.
3.-You can add some vinegar during the process, very few drops. It depends on your taste.
4.- Grind until everything is a cream. There shouldn´t be too much taste of olive oil.
5.-Strain the cream.
6.- Serve it cold with ham (jamón), a bit more of olive oil, and hard boiled egg.
That is the original recipe, but during the last years, many people have changed some ingredients. For example they use beetroot, red peppers or even strawberries instead of tomatoes.
You can combine salmorejo with other dishes like tortilla española, Spanish omelette, or flamenquin, another typically Cordoban dish. However, these are other recipes, and other posts.
Enjoy your salmorejo from Córdoba! Write to me about the results.
Para el salmorejo:
1 kg de tomates de pera maduros
150 g de miga de pan blanco
1 diente de ajo
Sal al gusto
100 ml de aceite de oliva suave
Para el acompañamiento:
2 huevos
50 g de jamón ibérico.
sábado, 8 de mayo de 2010
_--Caperucita Roja. Little Red Riding Hood
_--Caperucita Roja y Bibiana feroz
_¿Qué jaleo es este, el que se ha armado a propósito del supuesto intento de Bibiana Aído de “meter cuchara” (una articulista dixit) en los cuentos infantiles de toda la vida?
Para empezar, ¿qué ha ocurrido?
Los hechos son estos: el Ministerio de Igualdad ha firmado un convenio con la Federación de Enseñanza de UGT para fomentar la igualdad en las aulas; y en él se afirma: “Los cuentos infantiles están llenos de estereotipos. Casi todas las historias colocan a las mujeres en una situación pasiva, en la que el protagonista, generalmente masculino, tiene que salvarla”.
En cuanto a Bibiana Aído en persona, no ha dicho nada. Lo que no obsta para que se le haya acusado de todo: de “achicar los espacios del pensamiento”, “emplear las tijeras de podar en la literatura infantil”, “habitar un mundo desolado de relativismo y deconstrucción” (sic) y hasta de “no entender Blancanieves”...
A mí, en todo este revuelo, me molestan tres cosas que, más allá de este caso concreto, se están volviendo norma general.
Una, que se califique de censura (“piquete moralista”, ha escrito alguien) lo que no es más que sentido crítico, el intento de hacer que la gente piense en vez de tragarse sin más lo que le echen, sean cuentos infantiles u otra cosa.
Dos, la idea subyacente de que de un lado está –cual inocente Caperucita– el sentido común, o la naturaleza de las cosas, o la tradición o la calidad o la libertad de los lectores, y del otro, sólo del otro, como el Lobo Feroz, la ideología. Como si los cuentos infantiles –o el canon occidental, o la publicidad, o la lengua española– fueran indiscutibles e invariables, como si en su gestación o fijación no hubiera intervenido nadie; como si no contuvieran, en fin, ninguna ideología.
Y la tercera, basta que la ministra de Igualdad abra la boca (o no la abra siquiera, como en este caso), para que la despedace una jauría de columnistas y tertulianos, izquierdas y derechas confundidas.
Pero quizá lo que más me duele es el ahínco con que algunas mujeres que escriben en la prensa han aprovechado la oportunidad para hacer algo que hacen regularmente: renegar tres veces, en voz alta y clara, del feminismo y de las feministas. Hacen bien: no olvidan que son hombres, poco proclives en general al feminismo, los que pagan y mandan, y que su silla nunca está lo bastante segura.
Fuente: Laura Freixas, La Vanguardia, jueves 29 de abril, 2010, pág. 24
.
_¿Qué jaleo es este, el que se ha armado a propósito del supuesto intento de Bibiana Aído de “meter cuchara” (una articulista dixit) en los cuentos infantiles de toda la vida?
Para empezar, ¿qué ha ocurrido?
Los hechos son estos: el Ministerio de Igualdad ha firmado un convenio con la Federación de Enseñanza de UGT para fomentar la igualdad en las aulas; y en él se afirma: “Los cuentos infantiles están llenos de estereotipos. Casi todas las historias colocan a las mujeres en una situación pasiva, en la que el protagonista, generalmente masculino, tiene que salvarla”.
En cuanto a Bibiana Aído en persona, no ha dicho nada. Lo que no obsta para que se le haya acusado de todo: de “achicar los espacios del pensamiento”, “emplear las tijeras de podar en la literatura infantil”, “habitar un mundo desolado de relativismo y deconstrucción” (sic) y hasta de “no entender Blancanieves”...
A mí, en todo este revuelo, me molestan tres cosas que, más allá de este caso concreto, se están volviendo norma general.
Una, que se califique de censura (“piquete moralista”, ha escrito alguien) lo que no es más que sentido crítico, el intento de hacer que la gente piense en vez de tragarse sin más lo que le echen, sean cuentos infantiles u otra cosa.
Dos, la idea subyacente de que de un lado está –cual inocente Caperucita– el sentido común, o la naturaleza de las cosas, o la tradición o la calidad o la libertad de los lectores, y del otro, sólo del otro, como el Lobo Feroz, la ideología. Como si los cuentos infantiles –o el canon occidental, o la publicidad, o la lengua española– fueran indiscutibles e invariables, como si en su gestación o fijación no hubiera intervenido nadie; como si no contuvieran, en fin, ninguna ideología.
Y la tercera, basta que la ministra de Igualdad abra la boca (o no la abra siquiera, como en este caso), para que la despedace una jauría de columnistas y tertulianos, izquierdas y derechas confundidas.
Pero quizá lo que más me duele es el ahínco con que algunas mujeres que escriben en la prensa han aprovechado la oportunidad para hacer algo que hacen regularmente: renegar tres veces, en voz alta y clara, del feminismo y de las feministas. Hacen bien: no olvidan que son hombres, poco proclives en general al feminismo, los que pagan y mandan, y que su silla nunca está lo bastante segura.
Fuente: Laura Freixas, La Vanguardia, jueves 29 de abril, 2010, pág. 24
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miércoles, 5 de mayo de 2010
Las lecciones del gobernador del Banco de España
El gobernador del Banco de España ha vuelto a intervenir en la vida pública, haciendo gala de que es una de las grandes figuras de la política española y no un simple técnico como dicen de sí mismos él y sus colegas. Y lo ha hecho también una vez más defendiendo las posiciones de la patronal y de los grandes bancos y grupos financieros a los que sirve. Mostrando igualmente que ni él ni la institución que gobierna son tan independientes como dice su estatuto.
Ahora afirma que hay que "extraer lecciones de Grecia". Una recomendación muy sensata que todos deberíamos seguir si no fuera porque las lecciones que extrae son del mismo tipo que las que extrae de cualquier circunstancia que sea, llueva o haga sol. El gobernador no dice que haya que sacar lecciones de la política de los gobiernos conservadores que llevaron a Grecia a la ruina. Una política que es la misma que su institución defiende.
El gobernador no recomienda que saquemos lecciones de la especulacióin que se ha cebado sobre la economía griega en los últimos meses de mano de fondos especulativos que no buscan sanearla ni darle más estabilidad sino ganar miles de millones aunque sea a costa de que todo salte por los aires.
El gobernador no tiene que aprender ni nos recomienda a los demás que aprendamos a controlar a los bancos para que no vuelvan a provocar la crisis que ha obligado a que los gobiernos de medio mundo, entre ellos el griego, tengan que endeudarse hasta las cejas enriqueciendo así a la banca privada que provocó la crisis.
El gobernador no recomienda que saquemos lecciones del mal funcionamiento de la zona euro, de la falta de coordinación política o de la ausencia de instituciones y mecanismos que permitan hacer frente a los desequilibrios que, como en el caso griego, se puedan producir.
El gobernador no saca conclusiones de la falta de control de los bancos que estafaron al pueblo griego, o de la complicidad del Banco Central Europeo con los banqueros que se enriquecieron ocultando las cifras del déficit griego.
El gobernador tampoco extrae lecciones de la ceguera de los supervisores que como él no apreciaron lo que se venía encima a pesar de ser tan listos, de autoproclamarse depositarios de la verdad y de tener a su disposición los medios más privilegiados para seguir la coyuntura económica.
El gobernador no saca lecciones de la burbuja inmobiliaria y financiera que los bancos centrales como el suyo dejaron expandirse.
El gobernador no nos dice que extraigamos lecciones de la deriva regresiva de las políticas fiscales de los últimos años.
El gobernador no extrae lecciones del incremento de la desigualdad de los últimos tiempos, ni le preocupa que el ahorro se haya estado dirigiendo hacia la especulación.
El gobernador no extrae lecciones de lo que están haciendo los bancos con el dinero público que en lugar de utilizar para financiar la economía lo usan simplemente para mejorar sus resultados y repartir dividendos multimillonarios a sus accionistas.
El gobernador no extrae lecciones de lo que ocurre cuando los mercados se debilitan pr la precariedad en el empleo y los bajos salarios.
El gobernador no saca conclusiones del hecho de que los bancos multipliquen artificialmente la deuda gracias al sistema de reservas fraccionarias que produce inestabilidad permanente y las crisis financieras recurrentes.
El gobernador no tiene nada que aprender del hecho evidente de que la plena libertad de movimientos de capital está generando la etapa de mayor y más dañina inestabilidad financiera de la historia.
El gobernador no extrae lecciones de la falta de opacidad en la que actúan los bancos y los grandes financieros y su propia institución oculta la situación real de los bancos españoles engañando a la ciudadanía.
El gobernador no extrae lecciones de los problemas que plantea la cada vez mayor concentración del poder financiero y de la banca y se dispone a entregar en bandeja a los banqueros españoles parte del mercado que hasta ahora controlaban las cajas de ahorro.
El gobernador mira a otro lado y no es capaz de extraer lección alguna de lo que ha supuesto no disponer de banca pública y dejar la financiación imprescindible de la vida económica en manos de los bancos privados.
No. De nada de esto extrae lección alguna el gobernador.
Las lecciones que según él hay que extraer del caso de Grecia es que en España se deben rebajar los derechos sociales reduciendo el gasto público y los derechos y los salarios de los trabajadores reformando las leyes que regulan el mercado de trabajo.
Esa es la única lección que según el gobernador del Banco de España, como según la patronal y los banqueros, debemos aprender los españoles.
Una lección falsa con la que consuman un vergonzoso engaño a los ciudadanos porque ocultan a la ciudadanía que lo que ha pasado o pase con las cuentas del Estado o en el mercado de trabajo no es causa sino efecto de lo ocurrido en el sector financiero y en el mercado de bienes y que por tanto es en estos espacios en donde se debe actuar. Concretamente, reduciendo los derechos, los privilegios y el poder de los financieros, de los banqueros y de la gran patronal y no de los trabajadores de a pie.
Conseguirán lo que se porponen si la ciudadanía no se moviliza y se enfrenta a ellos con decisión.
Pero yo no pierdo la esperanza de que así sea y de que, en Grecia, aquí y en todos los sitios, se ponga algún día de relieve el latrocinio que están llevando a cabo los banqueros y la complicidad
vergonzosa de estos funcionarios que en lugar de servir al Estado y a los ciudadanos trabajan a su servicio.
(Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla)
Ahora afirma que hay que "extraer lecciones de Grecia". Una recomendación muy sensata que todos deberíamos seguir si no fuera porque las lecciones que extrae son del mismo tipo que las que extrae de cualquier circunstancia que sea, llueva o haga sol. El gobernador no dice que haya que sacar lecciones de la política de los gobiernos conservadores que llevaron a Grecia a la ruina. Una política que es la misma que su institución defiende.
El gobernador no recomienda que saquemos lecciones de la especulacióin que se ha cebado sobre la economía griega en los últimos meses de mano de fondos especulativos que no buscan sanearla ni darle más estabilidad sino ganar miles de millones aunque sea a costa de que todo salte por los aires.
El gobernador no tiene que aprender ni nos recomienda a los demás que aprendamos a controlar a los bancos para que no vuelvan a provocar la crisis que ha obligado a que los gobiernos de medio mundo, entre ellos el griego, tengan que endeudarse hasta las cejas enriqueciendo así a la banca privada que provocó la crisis.
El gobernador no recomienda que saquemos lecciones del mal funcionamiento de la zona euro, de la falta de coordinación política o de la ausencia de instituciones y mecanismos que permitan hacer frente a los desequilibrios que, como en el caso griego, se puedan producir.
El gobernador no saca conclusiones de la falta de control de los bancos que estafaron al pueblo griego, o de la complicidad del Banco Central Europeo con los banqueros que se enriquecieron ocultando las cifras del déficit griego.
El gobernador tampoco extrae lecciones de la ceguera de los supervisores que como él no apreciaron lo que se venía encima a pesar de ser tan listos, de autoproclamarse depositarios de la verdad y de tener a su disposición los medios más privilegiados para seguir la coyuntura económica.
El gobernador no saca lecciones de la burbuja inmobiliaria y financiera que los bancos centrales como el suyo dejaron expandirse.
El gobernador no nos dice que extraigamos lecciones de la deriva regresiva de las políticas fiscales de los últimos años.
El gobernador no extrae lecciones del incremento de la desigualdad de los últimos tiempos, ni le preocupa que el ahorro se haya estado dirigiendo hacia la especulación.
El gobernador no extrae lecciones de lo que están haciendo los bancos con el dinero público que en lugar de utilizar para financiar la economía lo usan simplemente para mejorar sus resultados y repartir dividendos multimillonarios a sus accionistas.
El gobernador no extrae lecciones de lo que ocurre cuando los mercados se debilitan pr la precariedad en el empleo y los bajos salarios.
El gobernador no saca conclusiones del hecho de que los bancos multipliquen artificialmente la deuda gracias al sistema de reservas fraccionarias que produce inestabilidad permanente y las crisis financieras recurrentes.
El gobernador no tiene nada que aprender del hecho evidente de que la plena libertad de movimientos de capital está generando la etapa de mayor y más dañina inestabilidad financiera de la historia.
El gobernador no extrae lecciones de la falta de opacidad en la que actúan los bancos y los grandes financieros y su propia institución oculta la situación real de los bancos españoles engañando a la ciudadanía.
El gobernador no extrae lecciones de los problemas que plantea la cada vez mayor concentración del poder financiero y de la banca y se dispone a entregar en bandeja a los banqueros españoles parte del mercado que hasta ahora controlaban las cajas de ahorro.
El gobernador mira a otro lado y no es capaz de extraer lección alguna de lo que ha supuesto no disponer de banca pública y dejar la financiación imprescindible de la vida económica en manos de los bancos privados.
No. De nada de esto extrae lección alguna el gobernador.
Las lecciones que según él hay que extraer del caso de Grecia es que en España se deben rebajar los derechos sociales reduciendo el gasto público y los derechos y los salarios de los trabajadores reformando las leyes que regulan el mercado de trabajo.
Esa es la única lección que según el gobernador del Banco de España, como según la patronal y los banqueros, debemos aprender los españoles.
Una lección falsa con la que consuman un vergonzoso engaño a los ciudadanos porque ocultan a la ciudadanía que lo que ha pasado o pase con las cuentas del Estado o en el mercado de trabajo no es causa sino efecto de lo ocurrido en el sector financiero y en el mercado de bienes y que por tanto es en estos espacios en donde se debe actuar. Concretamente, reduciendo los derechos, los privilegios y el poder de los financieros, de los banqueros y de la gran patronal y no de los trabajadores de a pie.
Conseguirán lo que se porponen si la ciudadanía no se moviliza y se enfrenta a ellos con decisión.
Pero yo no pierdo la esperanza de que así sea y de que, en Grecia, aquí y en todos los sitios, se ponga algún día de relieve el latrocinio que están llevando a cabo los banqueros y la complicidad
vergonzosa de estos funcionarios que en lugar de servir al Estado y a los ciudadanos trabajan a su servicio.
(Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla)
martes, 4 de mayo de 2010
David Simon, productor de The Wire
La de David Simon es la historia de cómo un redactor de sucesos se convirtió en el productor de televisión más admirado. Quien ha visto sus series The wire o Generation kill, que retratan la corrupción y la guerra de Irak con autenticidad, queda marcado como espectador. Simon, de 50 años... habla con seguridad desbordante...
P. ¿Le atraían los periódicos?
R. Me encantaban. En mi casa se compraban al menos cuatro revistas. Mis padres, mis hermanos y yo discutíamos de todo por norma. Nos tomábamos como un deporte el ser capaces de desarrollar una argumentación. Una forma muy socrática de educarnos.
Al principio me gustaban los periódicos como entidad. Luego, en el instituto, me fascinó su proceso de elaboración: maquetar, imprimir... En la Universidad aprendí a diferenciar una buena de una mala historia, no se me había ocurrido antes (risas). La primera vez que sentí ese enamoramiento fue entonces. Tenía un profesor que nos mandaba sus propios libros de lectura obligatoria, me parecía una mierda. Decidí entrevistar a todos los profesores que hacían lo mismo. Contestaban unas chorradas increíbles y tuve mucho éxito entre los estudiantes. Cuando entré en el Baltimore Sun me encargaron los sucesos. Y con los días empiezas a ver crímenes a diario y nada mejora. Empiezas a preguntarte ¿por qué? Ése es el periodismo adulto...
Hay un hecho trascendental en la carrera de Simon. A los 28 años, siendo redactor de sucesos, pidió permiso para integrarse en el grupo de homicidios de la Policía de Baltimore. El comisario jefe se lo dio. En pleno divorcio, Simon se entregó a la tarea. De aquella experiencia nació el libro Homicide. Y tras su éxito, la televisión llamó a su puerta. En plena crisis de fe hacia la dirección del Sun, aceptó. “Aún no me explico por qué aquel tipo me dio permiso -para entrar en la brigada-”, dice. “Murió antes de que se publicara el libro”. Tenía un tumor cerebral. “¿Qué otra explicación necesitas?”...
Los periodistas de prensa escrita se suelen considerar por encima de los de tele o Internet.
R. Efectivamente. Pero la iglesia de la que me siento un apóstata se ha llenado de usureros y putas. Lo que yo valoraba del periodismo estaba desapareciendo del Sun cuando me fui. Si no, no lo habría hecho. Pero nos compró un grupo para los que Baltimore no era un lugar que cubrir, sino un sitio desde el que ascender. Su cobertura era falsa o exagerada y dejó de divertirme...
¿Desde la televisión se puede sensibilizar, lograr cambios?
R. Nunca me ha importado lograr cambios. Políticamente estoy muy a la izquierda de los demócratas. En EE UU, los intereses económicos han comprado el sistema. Que un país con tanta riqueza no pueda ofrecer cobertura sanitaria básica a todos sus ciudadanos es terrible.
P. ¿No siente la necesidad de aportar su grano de arena para cambiar las cosas?
R. Como periodista, nunca escribí con esa idea. Lo hacía pensando que era la mejor historia que podía hacer. Lo que suceda con ella está fuera de mi alcance. No me van las cruzadas. Sales al mundo, ves algo y lo cuentas. No hay ninguna ley que diga que eso no puede hacerse también en televisión.
Sus series han subido el nivel de exigencia de muchos espectadores...
R. Bueno, es que la tele es un terreno desperdiciado. Pero ahora hay más calidad, aunque también más basura.
P. ¿Creará escuela? R. Hay más gente experimentando con el estilo. El director Paul Greengrass también usa la autenticidad como herramienta.
Y eso os diferencia porque...
R. El motivo por el que uno cuenta algo sin inventar chorradas es dotarlo de profundidad, pero sigue siendo ficción. Hay una gran frase de Picasso, y no me estoy comparando con él, que dice: "El arte es la mentira que nos ayuda a ver la verdad". El periodismo puede contar la verdad, y cuando elige hacerlo es muy poderoso. El arte a veces tiene que mentir para poder contar la verdad con la intensidad necesaria para hacernos sentir algo respecto a esa verdad...
P. Tras retratar el fraude y describir el comienzo de la guerra de Irak, ahora vuelve la vista a Nueva Orleans tras el Katrina.
R. The wire iba sobre cómo el poder y el dinero se relacionan con una ciudad. Treme trata sobre la cultura. Cuando ya no se recuerde a EE UU por nuestra ideología, alguien entrará en un bar en Katmandú y podrá oír a Michael Jackson, a John Coltrane o a Otis Redding. El origen de eso son los músicos que empezaron aquí con Louis Armstrong. Esa es nuestra exportación al mundo. Y ese legado peligró con el Katrina. No la música, pero sí su punto de origen, Treme, el barrio más europeo, latino y tercermundista de EE UU pudo haber desaparecido.
P. ¿Así que es optimista?
R. La cultura ha vuelto. Pero sigue siendo una ciudad disfuncional. The wire es una tragedia en la que los individuos no pueden transformar las instituciones a las que pertenecen. Éstas prefieren hacer una carnicería con los suyos antes que cambiar; ésa era mi crítica al capitalismo posmoderno. La Nueva Orleans institucional no es diferente. ¡Ya ni siquiera hay sistema de educación público! La corrupción es endémica, esta ciudad es un desastre. Pero nada demuestra mejor el poder de los individuos que los músicos y toda esta gente que ha rehecho la ciudad.
P. ¿Cree que Treme ayudará en algo a Nueva Orleans?
R. Quizá traiga más turismo, no sé. De nuevo me estás preguntando si quiero lograr cambios... Sólo estoy contando una historia. En este caso, sobre la cultura americana. Parte de la entrevista publicada en "El País, Domingo"
P. ¿Le atraían los periódicos?
R. Me encantaban. En mi casa se compraban al menos cuatro revistas. Mis padres, mis hermanos y yo discutíamos de todo por norma. Nos tomábamos como un deporte el ser capaces de desarrollar una argumentación. Una forma muy socrática de educarnos.
Al principio me gustaban los periódicos como entidad. Luego, en el instituto, me fascinó su proceso de elaboración: maquetar, imprimir... En la Universidad aprendí a diferenciar una buena de una mala historia, no se me había ocurrido antes (risas). La primera vez que sentí ese enamoramiento fue entonces. Tenía un profesor que nos mandaba sus propios libros de lectura obligatoria, me parecía una mierda. Decidí entrevistar a todos los profesores que hacían lo mismo. Contestaban unas chorradas increíbles y tuve mucho éxito entre los estudiantes. Cuando entré en el Baltimore Sun me encargaron los sucesos. Y con los días empiezas a ver crímenes a diario y nada mejora. Empiezas a preguntarte ¿por qué? Ése es el periodismo adulto...
Hay un hecho trascendental en la carrera de Simon. A los 28 años, siendo redactor de sucesos, pidió permiso para integrarse en el grupo de homicidios de la Policía de Baltimore. El comisario jefe se lo dio. En pleno divorcio, Simon se entregó a la tarea. De aquella experiencia nació el libro Homicide. Y tras su éxito, la televisión llamó a su puerta. En plena crisis de fe hacia la dirección del Sun, aceptó. “Aún no me explico por qué aquel tipo me dio permiso -para entrar en la brigada-”, dice. “Murió antes de que se publicara el libro”. Tenía un tumor cerebral. “¿Qué otra explicación necesitas?”...
Los periodistas de prensa escrita se suelen considerar por encima de los de tele o Internet.
R. Efectivamente. Pero la iglesia de la que me siento un apóstata se ha llenado de usureros y putas. Lo que yo valoraba del periodismo estaba desapareciendo del Sun cuando me fui. Si no, no lo habría hecho. Pero nos compró un grupo para los que Baltimore no era un lugar que cubrir, sino un sitio desde el que ascender. Su cobertura era falsa o exagerada y dejó de divertirme...
¿Desde la televisión se puede sensibilizar, lograr cambios?
R. Nunca me ha importado lograr cambios. Políticamente estoy muy a la izquierda de los demócratas. En EE UU, los intereses económicos han comprado el sistema. Que un país con tanta riqueza no pueda ofrecer cobertura sanitaria básica a todos sus ciudadanos es terrible.
P. ¿No siente la necesidad de aportar su grano de arena para cambiar las cosas?
R. Como periodista, nunca escribí con esa idea. Lo hacía pensando que era la mejor historia que podía hacer. Lo que suceda con ella está fuera de mi alcance. No me van las cruzadas. Sales al mundo, ves algo y lo cuentas. No hay ninguna ley que diga que eso no puede hacerse también en televisión.
Sus series han subido el nivel de exigencia de muchos espectadores...
R. Bueno, es que la tele es un terreno desperdiciado. Pero ahora hay más calidad, aunque también más basura.
P. ¿Creará escuela? R. Hay más gente experimentando con el estilo. El director Paul Greengrass también usa la autenticidad como herramienta.
Y eso os diferencia porque...
R. El motivo por el que uno cuenta algo sin inventar chorradas es dotarlo de profundidad, pero sigue siendo ficción. Hay una gran frase de Picasso, y no me estoy comparando con él, que dice: "El arte es la mentira que nos ayuda a ver la verdad". El periodismo puede contar la verdad, y cuando elige hacerlo es muy poderoso. El arte a veces tiene que mentir para poder contar la verdad con la intensidad necesaria para hacernos sentir algo respecto a esa verdad...
P. Tras retratar el fraude y describir el comienzo de la guerra de Irak, ahora vuelve la vista a Nueva Orleans tras el Katrina.
R. The wire iba sobre cómo el poder y el dinero se relacionan con una ciudad. Treme trata sobre la cultura. Cuando ya no se recuerde a EE UU por nuestra ideología, alguien entrará en un bar en Katmandú y podrá oír a Michael Jackson, a John Coltrane o a Otis Redding. El origen de eso son los músicos que empezaron aquí con Louis Armstrong. Esa es nuestra exportación al mundo. Y ese legado peligró con el Katrina. No la música, pero sí su punto de origen, Treme, el barrio más europeo, latino y tercermundista de EE UU pudo haber desaparecido.
P. ¿Así que es optimista?
R. La cultura ha vuelto. Pero sigue siendo una ciudad disfuncional. The wire es una tragedia en la que los individuos no pueden transformar las instituciones a las que pertenecen. Éstas prefieren hacer una carnicería con los suyos antes que cambiar; ésa era mi crítica al capitalismo posmoderno. La Nueva Orleans institucional no es diferente. ¡Ya ni siquiera hay sistema de educación público! La corrupción es endémica, esta ciudad es un desastre. Pero nada demuestra mejor el poder de los individuos que los músicos y toda esta gente que ha rehecho la ciudad.
P. ¿Cree que Treme ayudará en algo a Nueva Orleans?
R. Quizá traiga más turismo, no sé. De nuevo me estás preguntando si quiero lograr cambios... Sólo estoy contando una historia. En este caso, sobre la cultura americana. Parte de la entrevista publicada en "El País, Domingo"
lunes, 3 de mayo de 2010
Omara Portuondo
Aquí Omara con María Betania en un estudio de grabación. Para Carmen.
María Betania en Negué. Con la letra original en portugués.
Ayub Ogada. Kothbiro
Kothbiro significa “lluvia venidera” en lengua Luo. Ayub Ogada nació al abrigo de una familia perteneciente al pueblo Luo de Kenya. De su cultura aprendió a tocar el Nyatiti, una especie de lira de ocho cuerdas, y el Djembé, instrumento de percusión de mano muy común en el África negra.
La canción parte de una melodía tradicional Luo que se canta cuando se avecinan tormentas. En Kenya es poco común que llueva, y el agua es todo un acontecimiento. Entonces se canta esta canción que cuenta a los niños que la lluvia está por llegar y que se debe poner el ganado a resguardo para salvaguardar la riqueza familiar. Aprenden a través de la canción lo que se debe hacer, pues muchos todavía no han visto llover nunca y no saben lo que eso significa.
En algunas formas de la tradición oral, el conocimiento se transmite de un modo subjetivo a través de la música. En sociedades con ausencia de escuelas, donde la educación se vive a través de las familias y por transmisión oral, las canciones contienen pequeñas perlas de sabiduría que ayudan a los niños a comprender y aprender. Así, a partir de una experiencia física (acción) que se siente a través de una melodía y una letra (emoción), se comprende en profundidad lo sucedido (conocimiento, intelecto), produciéndose con ello un aprendizaje.
La belleza de la música tradicional sustenta en su transmisión a los valores sociales, educativos, y también en su utilización, pues muchas tonadas se usan para momentos cotidianos en el trabajo, la crianza, las relaciones… Algo que se ha ido perdiendo en occidente, donde usamos muy poco la música en nuestra cotidianidad para quedar como un objeto más de consumo.
RealWorld, la discográfica que fichó a Ayub Ogada después de descubrirle tocando el Nyatiti en las calles de Londres, pretende fomentar y promocionar este tipo de música venga del lugar del mundo que sea. Sus discos son auténticas perlas.
Ogada forma parte ya de un elenco de excelentes músicos africanos con proyección en occidente, junto con Richard Bona (Camerún), Youssou N’Dour (Senegal), o Ladysmith Black Mambazo (Suráfrica), entre otros.La letra en Luo:
Hah
Hahye hahye aye hahye
BIS
Om maa na pum imjya
Kothbiro
Ke luru do ketaa-lha
BIS
(x2)
Hah
Hahye hahye hahye
Yah yebi tom nuguee
Um kuru tili bare made
Kothbiro
Kem luru do ketaa-lha
(x2)
Y su traducción:
Om maa, ¿oyes lo que digo?
La lluvia está por llegar
Trae a nuestro ganado de vuelta a casa
Yahye, los niños
¿Que es lo que estáis haciendo?
La lluvia está por llegar
Trae a nuestro ganado de vuelta a casa
Kothbiro está incluida en el disco En Mana Kuoyo - "Simplemente Arena" - (RealWorld, 1993), y también se incluyó en la banda sonora de la película El Jardinero Fiel de Fernando Mereilles (Focus Features, 2005). También aparece en las diapositivas incluidas en este post del indio quechua Chamalú.
domingo, 2 de mayo de 2010
La reforma financiera no arranca por la presión de la banca y las dificultades para darle la vuelta a 25 años de desregulación
La gran banca internacional -la banca, a secas- es la principal causante de la crisis, de la locura colectiva de los mercados en los últimos años. Eso es algo que ya casi nadie discute. Ni siquiera los propios banqueros, que llevan unos años surrealistas: en Francia, durante los ochenta, los socialistas tomaron los bancos; en España, izquierdas y derechas hicieron poco más o menos lo mismo con las cajas.
En la última década, en Estados Unidos, los bancos tomaron el Gobierno, y una vez llegada la crisis el sector consiguió cerrar una macabra cuadratura del círculo y "combinar lo peor del capitalismo y lo peor del socialismo: socializar las pérdidas y privatizar los beneficios", según la definición acuñada por el sociólogo Nicholas Taleb. En realidad, los chanchullos del sistema financiero están detrás de casi cualquier crisis de calado en los últimos 200 años. Aunque esa, probablemente, sea otra historia.
O tal vez no tanto: "No es que el sentido de responsabilidad de la comunidad financiera respecto a la sociedad sea pequeño: es que es prácticamente nulo", escribía tras el crack de 1929 y la Gran Depresión el maestro John K. Galbraith, uno de los grandes economistas del siglo XX. Desde su despacho en la Universidad de Texas, su hijo James K. Galbraith -también brillante economista- se ríe con sorna al otro lado del teléfono cuando se le pregunta por la refundación del capitalismo que prometieron los líderes mundiales hace ya más de dos años, tras el inicio de la Gran Recesión. "Es un espejismo pensar que el sistema puede funcionar tras la reforma financiera. El debate está planteado entre aquellos que son favorables a instaurar esa ilusión (los demócratas en Estados Unidos) y los que prefieren un sistema de rapiña. La tercera fuerza, en realidad la única fuerza efectiva, es el sistema judicial, que apenas ha comenzado a actuar. Que sea de veras efectiva (a través de investigaciones, de demandas y sobre todo de condenas) está por ver".
Así funciona Estados Unidos: al final, los grandes y los pequeños problemas empiezan a resolverse por la vía de los tribunales. Y puede que esa también sea la única forma de que funcione el resto del mundo: a golpe de látigo de los juzgados, empezando por la acusación de fraude de Estados Unidos a Goldman Sachs, cuyo presunto fraude (vendían productos montados sobre las nefastas hipotecas basura sin informar a sus clientes de los riesgos) representa el rostro inaceptable del capitalismo.
Porque tras montones de cumbres internacionales y centenares de reuniones entre reguladores, banqueros y políticos, la vida sigue igual. A pesar de haber hinchado las expectativas de una reforma profunda del sistema financiero con las habituales declaraciones grandilocuentes -"si quieren guerra, la tendrán" (Barack Obama); "el mundo seguirá siendo un lugar peligroso mientras no llegue la hora de la reforma" (Dominique Strauss-Kahn); "hay que refundar el capitalismo" (Angela Merkel y Nicolas Sarkozy), y así ad infinitum-, no hay apenas nada de aquella tierra prometida. La reforma financiera, la piedra angular del nuevo sistema que debe salir de las cenizas del viejo, no avanza. Y si lo hace es a un ritmo imperceptible para la ciudadanía -una palabra que debería escribirse siempre en cursiva-, incluso para buena parte de los expertos. "La política fracasó al aceptar que los bancos se autorregularan, y la política (y los políticos) vuelve a fracasar con estrépito porque lo único que ve la gente, y es poco probable que la gente se equivoque, es que los Gobiernos han rescatado a las entidades financieras con un cheque en blanco: miles de millones gastados después han vuelto a los beneficios, han vuelto a los bonus y sobre todo empiezan a volver a algunas de las prácticas que nos llevaron a esto: nada o apenas nada ha cambiado", resumía hace unos días el Nobel de Economía Joseph Stiglitz en Barcelona.
La ira ciudadana aumenta a la velocidad que sube el paro, a medida que la crisis se prolonga y va dejando cicatrices aquí y allá, al conocerse una pensión multimillonaria de un banquero o cuánto se van a repartir los ejecutivos de otra entidad que en su día fue rescatada por el Estado. Los reguladores piden tranquilidad, aseguran que trabajan a la velocidad adecuada, no quieren prisas, argumentan que es un asunto demasiado delicado para precipitarse. Sólo los tejemanejes de Goldman Sachs que ha denunciado EE UU han podido sacar la reforma de su letargo al otro lado del Atlántico. Obama puede provocar así una respuesta en Europa, que de momento está enfangada en otros problemas... Seguir leyendo en "El País"
En la última década, en Estados Unidos, los bancos tomaron el Gobierno, y una vez llegada la crisis el sector consiguió cerrar una macabra cuadratura del círculo y "combinar lo peor del capitalismo y lo peor del socialismo: socializar las pérdidas y privatizar los beneficios", según la definición acuñada por el sociólogo Nicholas Taleb. En realidad, los chanchullos del sistema financiero están detrás de casi cualquier crisis de calado en los últimos 200 años. Aunque esa, probablemente, sea otra historia.
O tal vez no tanto: "No es que el sentido de responsabilidad de la comunidad financiera respecto a la sociedad sea pequeño: es que es prácticamente nulo", escribía tras el crack de 1929 y la Gran Depresión el maestro John K. Galbraith, uno de los grandes economistas del siglo XX. Desde su despacho en la Universidad de Texas, su hijo James K. Galbraith -también brillante economista- se ríe con sorna al otro lado del teléfono cuando se le pregunta por la refundación del capitalismo que prometieron los líderes mundiales hace ya más de dos años, tras el inicio de la Gran Recesión. "Es un espejismo pensar que el sistema puede funcionar tras la reforma financiera. El debate está planteado entre aquellos que son favorables a instaurar esa ilusión (los demócratas en Estados Unidos) y los que prefieren un sistema de rapiña. La tercera fuerza, en realidad la única fuerza efectiva, es el sistema judicial, que apenas ha comenzado a actuar. Que sea de veras efectiva (a través de investigaciones, de demandas y sobre todo de condenas) está por ver".
Así funciona Estados Unidos: al final, los grandes y los pequeños problemas empiezan a resolverse por la vía de los tribunales. Y puede que esa también sea la única forma de que funcione el resto del mundo: a golpe de látigo de los juzgados, empezando por la acusación de fraude de Estados Unidos a Goldman Sachs, cuyo presunto fraude (vendían productos montados sobre las nefastas hipotecas basura sin informar a sus clientes de los riesgos) representa el rostro inaceptable del capitalismo.
Porque tras montones de cumbres internacionales y centenares de reuniones entre reguladores, banqueros y políticos, la vida sigue igual. A pesar de haber hinchado las expectativas de una reforma profunda del sistema financiero con las habituales declaraciones grandilocuentes -"si quieren guerra, la tendrán" (Barack Obama); "el mundo seguirá siendo un lugar peligroso mientras no llegue la hora de la reforma" (Dominique Strauss-Kahn); "hay que refundar el capitalismo" (Angela Merkel y Nicolas Sarkozy), y así ad infinitum-, no hay apenas nada de aquella tierra prometida. La reforma financiera, la piedra angular del nuevo sistema que debe salir de las cenizas del viejo, no avanza. Y si lo hace es a un ritmo imperceptible para la ciudadanía -una palabra que debería escribirse siempre en cursiva-, incluso para buena parte de los expertos. "La política fracasó al aceptar que los bancos se autorregularan, y la política (y los políticos) vuelve a fracasar con estrépito porque lo único que ve la gente, y es poco probable que la gente se equivoque, es que los Gobiernos han rescatado a las entidades financieras con un cheque en blanco: miles de millones gastados después han vuelto a los beneficios, han vuelto a los bonus y sobre todo empiezan a volver a algunas de las prácticas que nos llevaron a esto: nada o apenas nada ha cambiado", resumía hace unos días el Nobel de Economía Joseph Stiglitz en Barcelona.
La ira ciudadana aumenta a la velocidad que sube el paro, a medida que la crisis se prolonga y va dejando cicatrices aquí y allá, al conocerse una pensión multimillonaria de un banquero o cuánto se van a repartir los ejecutivos de otra entidad que en su día fue rescatada por el Estado. Los reguladores piden tranquilidad, aseguran que trabajan a la velocidad adecuada, no quieren prisas, argumentan que es un asunto demasiado delicado para precipitarse. Sólo los tejemanejes de Goldman Sachs que ha denunciado EE UU han podido sacar la reforma de su letargo al otro lado del Atlántico. Obama puede provocar así una respuesta en Europa, que de momento está enfangada en otros problemas... Seguir leyendo en "El País"
sábado, 1 de mayo de 2010
¿ESTADO VERSUS MERCADO? EL FALSO DILEMA
El desarme ideológico de las izquierdas explica que muchas de ellas hayan adoptado el esquema ideológico de las derechas, con las consecuencias que todos estamos viendo: la enorme crisis financiera y económica que estamos experimentando, y en cuya génesis encontramos las políticas liberales promovidas por los gobiernos de derechas y reproducidas en gran número de políticas llevadas a cabo por gobiernos de centroizquierdas.
Así pues, en la Unión Europea (UE), existe consenso en las instituciones europeas -desde el Consejo Europeo, a la Comisión Europea, pasando por el Banco Central Europeo-, de que hay que “apretarse el cinturón” y hacer sacrificios, lo cual quiere decir (en la mayoría de forums en que esta llamada a la austeridad se realiza) que hay que bajar los salarios (a través de reformas del mercado laboral, cuyo resultado será la disminución de la capacidad adquisitiva de las clases populares), y disminuir el gasto público para reducir el déficit y la deuda pública. Estas políticas se desarrollan dentro de un marco teórico en el que se considera que el mercado debe ser el que determine la distribución de los recursos, disminuyendo el intervencionismo del estado que dificulta el desarrollo y la eficiencia económica. Hoy, tanto las derechas como las izquierdas gobernantes comulgan con este credo. Y las diferencias políticas se reducen a cuánto mercado versus cuánto estado necesita la economía. Las izquierdas favorecen, en general, que el Estado tenga una función reguladora mayor y las derechas que la tenga menor. Pero por lo demás, ambas –las derechas y las izquierdas- coinciden en que el mercado debe ser el centro del quehacer económico.
Debido al enorme dominio de las derechas en los medios de información y persuasión, esta teoría ha alcanzado la categoría de dogma y como tal se reproduce a base de fe, en lugar de a partir de evidencia científica, puesto que ésta última demuestra claramente que este marco teórico no define la realidad existente hoy en la actividad económica que nos rodea. El Presidente Reagan, el gran gurú del pensamiento liberal (la sensibilidad dominante en las derechas, no sólo estadounidenses, sino también europeas), fue el presidente que aumentó más el intervencionismo público a base de incrementar considerablemente el gasto público durante su manato (de 21,6% al 23% del PIB) mediante el mayor crecimiento de los impuestos que un gobierno federal haya llevado a cabo en tiempo de paz en EEUU (reduciendo la carga fiscal del 20% de renta superior de la población, los más ricos de EEUU, pero aumentando la del 80% restante de la población) y permitiendo un gran crecimiento del déficit federal. El crecimiento del gasto público se dedicó, predominantemente, a tecnología militar y a subvenciones a las grandes corporaciones. Como bien dijo el ideólogo del pensamiento liberal en EEUU, John Williamson, “tenemos que reconocer que lo que el gobierno Reagan promueve a nivel internacional, no lo hace en su propio país” Institute for Internacional Economics. Washington DC. 1986).
El último ejemplo de la falsedad del modelo teórico “mercado versus estado” es lo que ocurre con el gasto farmacéutico. El capítulo farmacia consume alrededor de un 25-30% del gasto sanitario en la mayoría de países de la OCDE (en España es el 32%). Ello supone muchos millones de dólares o euros. EEUU se gasta 250.000 millones de dólares en productos farmacéuticos. Ahora bien, un porcentaje muy elevado (74%) es para comprar productos que tienen un precio inflado, resultado de estar patentado. Es decir, que para compensar lo que la industria farmacéutica define como costes de investigación, el estado le permite durante varios años tener un monopolio en la venta del producto, inflando su precio. No hay, pues, mercado que valga. Según el sistema de patentes, el estado no permite que haya mercado.
Esta práctica ocurre constantemente en el mal llamado libre mercado. Bill Gates no existiría si no hubiera sido porque el estado le dio el monopolio de Windows, prohibiendo alternativas. De ahí, la enorme fortuna de uno de los personajes más ricos del mundo. No fue el mercado, sino el estado el que creó a Bill Gates (permitiéndole unos ingresos de 60.000 millones al año, lo cual no podría ser de no existir tal patente). Pues bien, los costes que supone para la ciudadanía el sistema de patentes garantizadas por el estado se calcula que es alrededor de un 6,6% del PIB en EEUU (casi la tercera parte de los ingresos al estado federal). Recuerden que en todo ello el mercado no tiene nada que ver con eso. Estamos hablando de un monopolio garantizado por el estado. Seguir aquí.
Así pues, en la Unión Europea (UE), existe consenso en las instituciones europeas -desde el Consejo Europeo, a la Comisión Europea, pasando por el Banco Central Europeo-, de que hay que “apretarse el cinturón” y hacer sacrificios, lo cual quiere decir (en la mayoría de forums en que esta llamada a la austeridad se realiza) que hay que bajar los salarios (a través de reformas del mercado laboral, cuyo resultado será la disminución de la capacidad adquisitiva de las clases populares), y disminuir el gasto público para reducir el déficit y la deuda pública. Estas políticas se desarrollan dentro de un marco teórico en el que se considera que el mercado debe ser el que determine la distribución de los recursos, disminuyendo el intervencionismo del estado que dificulta el desarrollo y la eficiencia económica. Hoy, tanto las derechas como las izquierdas gobernantes comulgan con este credo. Y las diferencias políticas se reducen a cuánto mercado versus cuánto estado necesita la economía. Las izquierdas favorecen, en general, que el Estado tenga una función reguladora mayor y las derechas que la tenga menor. Pero por lo demás, ambas –las derechas y las izquierdas- coinciden en que el mercado debe ser el centro del quehacer económico.
Debido al enorme dominio de las derechas en los medios de información y persuasión, esta teoría ha alcanzado la categoría de dogma y como tal se reproduce a base de fe, en lugar de a partir de evidencia científica, puesto que ésta última demuestra claramente que este marco teórico no define la realidad existente hoy en la actividad económica que nos rodea. El Presidente Reagan, el gran gurú del pensamiento liberal (la sensibilidad dominante en las derechas, no sólo estadounidenses, sino también europeas), fue el presidente que aumentó más el intervencionismo público a base de incrementar considerablemente el gasto público durante su manato (de 21,6% al 23% del PIB) mediante el mayor crecimiento de los impuestos que un gobierno federal haya llevado a cabo en tiempo de paz en EEUU (reduciendo la carga fiscal del 20% de renta superior de la población, los más ricos de EEUU, pero aumentando la del 80% restante de la población) y permitiendo un gran crecimiento del déficit federal. El crecimiento del gasto público se dedicó, predominantemente, a tecnología militar y a subvenciones a las grandes corporaciones. Como bien dijo el ideólogo del pensamiento liberal en EEUU, John Williamson, “tenemos que reconocer que lo que el gobierno Reagan promueve a nivel internacional, no lo hace en su propio país” Institute for Internacional Economics. Washington DC. 1986).
El último ejemplo de la falsedad del modelo teórico “mercado versus estado” es lo que ocurre con el gasto farmacéutico. El capítulo farmacia consume alrededor de un 25-30% del gasto sanitario en la mayoría de países de la OCDE (en España es el 32%). Ello supone muchos millones de dólares o euros. EEUU se gasta 250.000 millones de dólares en productos farmacéuticos. Ahora bien, un porcentaje muy elevado (74%) es para comprar productos que tienen un precio inflado, resultado de estar patentado. Es decir, que para compensar lo que la industria farmacéutica define como costes de investigación, el estado le permite durante varios años tener un monopolio en la venta del producto, inflando su precio. No hay, pues, mercado que valga. Según el sistema de patentes, el estado no permite que haya mercado.
Esta práctica ocurre constantemente en el mal llamado libre mercado. Bill Gates no existiría si no hubiera sido porque el estado le dio el monopolio de Windows, prohibiendo alternativas. De ahí, la enorme fortuna de uno de los personajes más ricos del mundo. No fue el mercado, sino el estado el que creó a Bill Gates (permitiéndole unos ingresos de 60.000 millones al año, lo cual no podría ser de no existir tal patente). Pues bien, los costes que supone para la ciudadanía el sistema de patentes garantizadas por el estado se calcula que es alrededor de un 6,6% del PIB en EEUU (casi la tercera parte de los ingresos al estado federal). Recuerden que en todo ello el mercado no tiene nada que ver con eso. Estamos hablando de un monopolio garantizado por el estado. Seguir aquí.
Hoy es 1º de mayo, día histórico para los trabajadores del mundo entero.
Dos, de las muchísimas razones para justificar la necesidad de la lucha sindical.
1.La crisis social llega al Parlamento Europeo
Le Monde Diplomatique en español Abril 2009. Numero 162
Polémica sobre una decisión demasiado favorable a las empresas
Por Anne-Cécile Robert
Ahora que los partidos políticos preparan las listas para las elecciones del próximo mes de junio, el Parlamento Europeo sigue siendo una institución desconocida. Sin embargo, una jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que legaliza el dumping social, provocó entre los eurodiputados un revelador debate a finales de 2008. Mientras la crisis económica se extiende, los textos adoptados muestran las contradicciones y los límites de una asamblea que quisiera ser la expresión de los pueblos de la Unión Europea.
Varias semanas después de los hechos, aún puede verse la estupefacción en el rostro de Jan Andersson, presidente de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales del Parlamento Europeo. En unos pocos meses, desde noviembre de 2007 hasta junio de 2008, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE) pronunció cuatro fallos donde se afirma la primacía de los derechos de las empresas por sobre los de los trabajadores. En el caso Viking, un armador finlandés deseaba transferir un ferry bajo bandera estonia para sustraerse de un convenio colectivo. En el caso Laval, un sindicato sueco había intentado, bloqueando las operaciones de una empresa constructora, obligar a un prestador de servicios letón a firmar un convenio colectivo. En el caso Rüffert, una empresa polaca instalada en Baja Sajonia, pagaba salarios inferiores al mínimo local. Y por último, el 18 de junio de 2008, el TJCE fue intervenido por la Comisión Europea, que consideraba excesivas las obligaciones impuestas por Luxemburgo a un prestador de servicios extranjero (ver Tambien "Sindicatos acosados").
Seguir aquí.
2. Sindicatos acosados
Por Anne-Cécile Robert
Por medio de cuatro fallos, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE) legitimó el dumping social en el mercado común (1). En el caso Viking, juzgado el 11 de diciembre de 2007, una compañía finlandesa quería transferir un ferry bajo pabellón estonio, a fin de eludir un convenio colectivo finlandés. El TJCE falló en contra de los sindicatos que se oponían a una maniobra destinada a pagar menores salarios. En el caso Laval, juzgado el 18 de diciembre de 2007, un sindicato sueco buscaba obligar a un prestador de servicios letón a firmar un convenio colectivo, como es costumbre en Suecia, para lo cual bloqueó la obra que la empresa realizaba en ese país. El TJCE le dio la razón a las empresas que se quejaban de una restricción a la libertad de establecimiento y de libre prestación de servicios, derechos reconocidos por los artículos 43 y 49 del Tratado de Roma. Está hecha la UE para los empresarios y los ricos?
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1.La crisis social llega al Parlamento Europeo
Le Monde Diplomatique en español Abril 2009. Numero 162
Polémica sobre una decisión demasiado favorable a las empresas
Por Anne-Cécile Robert
Ahora que los partidos políticos preparan las listas para las elecciones del próximo mes de junio, el Parlamento Europeo sigue siendo una institución desconocida. Sin embargo, una jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que legaliza el dumping social, provocó entre los eurodiputados un revelador debate a finales de 2008. Mientras la crisis económica se extiende, los textos adoptados muestran las contradicciones y los límites de una asamblea que quisiera ser la expresión de los pueblos de la Unión Europea.
Varias semanas después de los hechos, aún puede verse la estupefacción en el rostro de Jan Andersson, presidente de la Comisión de Empleo y Asuntos Sociales del Parlamento Europeo. En unos pocos meses, desde noviembre de 2007 hasta junio de 2008, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE) pronunció cuatro fallos donde se afirma la primacía de los derechos de las empresas por sobre los de los trabajadores. En el caso Viking, un armador finlandés deseaba transferir un ferry bajo bandera estonia para sustraerse de un convenio colectivo. En el caso Laval, un sindicato sueco había intentado, bloqueando las operaciones de una empresa constructora, obligar a un prestador de servicios letón a firmar un convenio colectivo. En el caso Rüffert, una empresa polaca instalada en Baja Sajonia, pagaba salarios inferiores al mínimo local. Y por último, el 18 de junio de 2008, el TJCE fue intervenido por la Comisión Europea, que consideraba excesivas las obligaciones impuestas por Luxemburgo a un prestador de servicios extranjero (ver Tambien "Sindicatos acosados").
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2. Sindicatos acosados
Por Anne-Cécile Robert
Por medio de cuatro fallos, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE) legitimó el dumping social en el mercado común (1). En el caso Viking, juzgado el 11 de diciembre de 2007, una compañía finlandesa quería transferir un ferry bajo pabellón estonio, a fin de eludir un convenio colectivo finlandés. El TJCE falló en contra de los sindicatos que se oponían a una maniobra destinada a pagar menores salarios. En el caso Laval, juzgado el 18 de diciembre de 2007, un sindicato sueco buscaba obligar a un prestador de servicios letón a firmar un convenio colectivo, como es costumbre en Suecia, para lo cual bloqueó la obra que la empresa realizaba en ese país. El TJCE le dio la razón a las empresas que se quejaban de una restricción a la libertad de establecimiento y de libre prestación de servicios, derechos reconocidos por los artículos 43 y 49 del Tratado de Roma. Está hecha la UE para los empresarios y los ricos?
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Crisis financiera, las seis etapas de un desastre
Des subprime à l’effondrement des dominos européens
Crise financière, les six étapes d’un désastre.
De las subprime al colapso del dominó europeo.
Par Pierre Rimbert (Le Monde Diplomatique)
L’agence de notation Standard & Poor’s a dégradé, mardi 27 avril, la dette souveraine grecque au rang d’obligation douteuse, et abaissé celle du Portugal. Le lendemain, l’Espagne entrait dans le collimateur – à qui le tour ?
La agencia de calificación Standard & Poor's rebajó, el martes 27 de abril, la obligación de la deuda soberana griega a la categoría de dudoso cobro y bajó la de Portugal. Al día siguiente, España fue atacada - ¿Quién sigue?
En los tres casos, la agencia dijo fundamentar su apreciación en las perspectivas macroeconómicas de los países afectados: el bajo crecimiento no le permitía dar cumplimiento a sus compromisos. Pero, ¿qué factores nublan así sus horizonte económicos? Es fácil identificar a uno de ellos: los recortes presupuestarios llevados a cabo bajo la presión … de los inversores y de las agencias de calificación.El bucle está así cerrado. Con el cierre del círculo, las piezas esparcidas de los crach económicos producidos repetidamente en los últimos tres años componen poco a poco el tema de un puzzle bien conocidos. Su cuadro: la ola de desregulación financiera en la década de 1980. Su nombre: a crisis de los mercados, remedios de mercado.
Primera etapa: en 2007 hogares de los EE.UU., cuyos ingresos se han estancado, netamente bajo el efecto de la competencia internacional, se encuentran ante la incapacidad de pagar los préstamos hipotecarios concedidos sin respeto a las garantias por los bancos en una borrachera de concesiones. Desde el estallido de “la burbuja de Internet” en 2000, la Reserva Federal de EE.UU. mantiene los tipos de interés muy bajos de hecho, alentando el aventurerismo de los inversores.
Segunda etapa: en septiembre de 2008, la crisis subprime degenerar en una crisis bancaria, los balances de las entidades financieras se revelan que está lleno de deudas por creditos (inmobiliarios) a la propiedad, esparcidos en trozos por todo el mundo en sofisticados productos financieros. Lehman Brothers cae, el pánico se extiende (gana); los bancos ya no conceden créditos: la economía está al borde de la asfixia.
Tercera etapa: en vez de colocar la totalidad del sector en quiebra financiera bajo control público, los gobiernos han acordado reflotarlo con la fianza del estado. Los Estados se endeudan en adelante por encima de toda proporción para salvar a los bancos y reactivar la economía. Pero después de veinte años de descenso continuo de la fiscalidad, las recetas no siguen siendo válidas. Entre finales de 2008 y mediados de 2009, la crisis de la financiación privada se convierte en la inflamación de la deuda pública y en crisis social. En los países occidentales, el desempleo sube como una flecha.
Cuarta etapa: arreglada por la afluencia de dinero público y la subida de las Bolsas, estimulada por las tasas de interés cercanas a cero, los bancos y fondos de inversión reanuda sus actividades ordinarias. Durante las turbulencias del mercado, muchos han trasladado sus activos de mercado de valores (percibido como incierto) a la deuda pública (que se considera seguro). Pero éstas se inflan peligrosamente, y no sirven mas que a un tipo de interés bajo. Hácerlo subir: ésta es la consecuencia de un “ataque” especulativo sobre la deuda soberana de los países “periféricos” de Europa después de la revelación del maquillaje del déficit griego – carambola efectuada con la asistencia de la banca de inversión Goldman Sachs.
Quinta etapa: desde entonces los poderes públicos se niegan a detener la especulación por la ley y por una ayuda inmediata a Grecia, un círculo vicioso se establece: es necesario pedir prestado para pagar la deuda, reducir su déficit para pedir prestado; recortar el gasto público para reducir los déficits; bajar los salarios, las prestaciones sociales y “reformar” las pensiones para reducir el gasto público. Todas esas medidas empobrecen los hogares, oscurecen la perspectiva económica y alientan a los organismos de calificación para rebajar los valores de la deuda publica ...
Presentado al principo a los Estados, la factura enviada por los bancos por el precio de su propia incompetencia recae luego en su destino final: los empleados, los trabajadores.
Sexta etapa: el colapso del dominó europeo. Ahí estamos. Espejo de la desunión europea, el plan de ayuda a Grecia aprobado el 11 de abril intento final de conciliar todos los antagonismos: la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) con el rescate de las apariencias comunitaria; la puesta bajo tutela de Atenas y el principio de soberanía nacional; a los intereses bien entendido de los bancos franceses y alemanes muy expuestos a la deuda griega, y el Tratado de funcionamiento de la Unión Europea, que prohíbe la solidaridad financiera con los estados miembros (artículos 123 y 125 ) y el importe de los préstamos inicialmente previsto (45 millones de euros, incluidos 15 por el FMI) y que ahora se consideran necesarios para frenar la actividad especulativa (dos o tres veces superior); el modelo económico renano que comprime los salarios para aumentar las exportaciones, y los saldos negativos del comercio de sus vecinos; la agenda política de la canciller alemana, Angela Merkel, se enfrenta a unas importantes elecciones regionales el 9 de mayo, y los líderes de los países más endeudados que ven la tormenta especulativa frente a sus costas.
Bajo este arreglo, Grecia puede pedir prestado a tasas menores que el mercado (pero infinitamente más que eso, prácticamente cero, junto con cantidades ilimitadas publicado por el Banco Central Europeo en favor de las instituciones privadas en 2008 y 2009 ). Deberá en contrapartida reducir de 5 o 6 puntos, un déficit presupuestario estimado en un 14% del producto interno bruto. Una sangría violenta, operado principalmente en los presupuestos sociales, pero ya resulta insuficiente a los ojos de Berlín. Menos de diez días después de su anuncio, cortejos hostiles se suceden en las calles de Atenas, el fantasma de la quiebra en el pago se cierne sobre la Acrópolis, la crisis de la deuda pública alcanzó la Península Ibérica y los rumores de separación del euro se extienda.
Hecho de improvisación, del miedo y de la resignación cara a la imposición de las finanzas, la reacción de los gobiernos, las instituciones europeas y el FMI se caracteriza por la ausencia de una estrategia global: se limitan a repercutir la exigencias de los mercados, mientras que juran resistir. Ello incita a los países miembros a desmarcarse mutuamente con la esperanza de escapar de las especulaciones de los inversores. Una vez que los “socios” se coloca en competencia, para ser el que exhibe el plan de austeridad más drástico. Tanto en Lisboa, en Atenas, en Dublín, como en Madrid, resuena una sola consigna: “tranquilizar a los mercados” - hace un año, los líderes del G20 se comprometió a domarlos. En el fondo, la dinámica refleja involuntariamente la lógica real de la Unión Europea promesa a todos como un lugar de solidaridad y, finalmente, entregado al dumping social, salarial, fiscal y ahora especulativo ... Otras soluciones estaban disponibles, sin embargo a la elección de los gobernantes. ...
Como el mar cuando retrocede, la crisis descubre la fragilidad de una construcción que, desde su origen, estaba basada en una apuesta: la unión aduanera y la unión monetaria daría lugar a la unión política y popular. Podemos decir que se ha perdido.
más aquí.
Crise financière, les six étapes d’un désastre.
De las subprime al colapso del dominó europeo.
Par Pierre Rimbert (Le Monde Diplomatique)
L’agence de notation Standard & Poor’s a dégradé, mardi 27 avril, la dette souveraine grecque au rang d’obligation douteuse, et abaissé celle du Portugal. Le lendemain, l’Espagne entrait dans le collimateur – à qui le tour ?
La agencia de calificación Standard & Poor's rebajó, el martes 27 de abril, la obligación de la deuda soberana griega a la categoría de dudoso cobro y bajó la de Portugal. Al día siguiente, España fue atacada - ¿Quién sigue?
En los tres casos, la agencia dijo fundamentar su apreciación en las perspectivas macroeconómicas de los países afectados: el bajo crecimiento no le permitía dar cumplimiento a sus compromisos. Pero, ¿qué factores nublan así sus horizonte económicos? Es fácil identificar a uno de ellos: los recortes presupuestarios llevados a cabo bajo la presión … de los inversores y de las agencias de calificación.El bucle está así cerrado. Con el cierre del círculo, las piezas esparcidas de los crach económicos producidos repetidamente en los últimos tres años componen poco a poco el tema de un puzzle bien conocidos. Su cuadro: la ola de desregulación financiera en la década de 1980. Su nombre: a crisis de los mercados, remedios de mercado.
Primera etapa: en 2007 hogares de los EE.UU., cuyos ingresos se han estancado, netamente bajo el efecto de la competencia internacional, se encuentran ante la incapacidad de pagar los préstamos hipotecarios concedidos sin respeto a las garantias por los bancos en una borrachera de concesiones. Desde el estallido de “la burbuja de Internet” en 2000, la Reserva Federal de EE.UU. mantiene los tipos de interés muy bajos de hecho, alentando el aventurerismo de los inversores.
Segunda etapa: en septiembre de 2008, la crisis subprime degenerar en una crisis bancaria, los balances de las entidades financieras se revelan que está lleno de deudas por creditos (inmobiliarios) a la propiedad, esparcidos en trozos por todo el mundo en sofisticados productos financieros. Lehman Brothers cae, el pánico se extiende (gana); los bancos ya no conceden créditos: la economía está al borde de la asfixia.
Tercera etapa: en vez de colocar la totalidad del sector en quiebra financiera bajo control público, los gobiernos han acordado reflotarlo con la fianza del estado. Los Estados se endeudan en adelante por encima de toda proporción para salvar a los bancos y reactivar la economía. Pero después de veinte años de descenso continuo de la fiscalidad, las recetas no siguen siendo válidas. Entre finales de 2008 y mediados de 2009, la crisis de la financiación privada se convierte en la inflamación de la deuda pública y en crisis social. En los países occidentales, el desempleo sube como una flecha.
Cuarta etapa: arreglada por la afluencia de dinero público y la subida de las Bolsas, estimulada por las tasas de interés cercanas a cero, los bancos y fondos de inversión reanuda sus actividades ordinarias. Durante las turbulencias del mercado, muchos han trasladado sus activos de mercado de valores (percibido como incierto) a la deuda pública (que se considera seguro). Pero éstas se inflan peligrosamente, y no sirven mas que a un tipo de interés bajo. Hácerlo subir: ésta es la consecuencia de un “ataque” especulativo sobre la deuda soberana de los países “periféricos” de Europa después de la revelación del maquillaje del déficit griego – carambola efectuada con la asistencia de la banca de inversión Goldman Sachs.
Quinta etapa: desde entonces los poderes públicos se niegan a detener la especulación por la ley y por una ayuda inmediata a Grecia, un círculo vicioso se establece: es necesario pedir prestado para pagar la deuda, reducir su déficit para pedir prestado; recortar el gasto público para reducir los déficits; bajar los salarios, las prestaciones sociales y “reformar” las pensiones para reducir el gasto público. Todas esas medidas empobrecen los hogares, oscurecen la perspectiva económica y alientan a los organismos de calificación para rebajar los valores de la deuda publica ...
Presentado al principo a los Estados, la factura enviada por los bancos por el precio de su propia incompetencia recae luego en su destino final: los empleados, los trabajadores.
Sexta etapa: el colapso del dominó europeo. Ahí estamos. Espejo de la desunión europea, el plan de ayuda a Grecia aprobado el 11 de abril intento final de conciliar todos los antagonismos: la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) con el rescate de las apariencias comunitaria; la puesta bajo tutela de Atenas y el principio de soberanía nacional; a los intereses bien entendido de los bancos franceses y alemanes muy expuestos a la deuda griega, y el Tratado de funcionamiento de la Unión Europea, que prohíbe la solidaridad financiera con los estados miembros (artículos 123 y 125 ) y el importe de los préstamos inicialmente previsto (45 millones de euros, incluidos 15 por el FMI) y que ahora se consideran necesarios para frenar la actividad especulativa (dos o tres veces superior); el modelo económico renano que comprime los salarios para aumentar las exportaciones, y los saldos negativos del comercio de sus vecinos; la agenda política de la canciller alemana, Angela Merkel, se enfrenta a unas importantes elecciones regionales el 9 de mayo, y los líderes de los países más endeudados que ven la tormenta especulativa frente a sus costas.
Bajo este arreglo, Grecia puede pedir prestado a tasas menores que el mercado (pero infinitamente más que eso, prácticamente cero, junto con cantidades ilimitadas publicado por el Banco Central Europeo en favor de las instituciones privadas en 2008 y 2009 ). Deberá en contrapartida reducir de 5 o 6 puntos, un déficit presupuestario estimado en un 14% del producto interno bruto. Una sangría violenta, operado principalmente en los presupuestos sociales, pero ya resulta insuficiente a los ojos de Berlín. Menos de diez días después de su anuncio, cortejos hostiles se suceden en las calles de Atenas, el fantasma de la quiebra en el pago se cierne sobre la Acrópolis, la crisis de la deuda pública alcanzó la Península Ibérica y los rumores de separación del euro se extienda.
Hecho de improvisación, del miedo y de la resignación cara a la imposición de las finanzas, la reacción de los gobiernos, las instituciones europeas y el FMI se caracteriza por la ausencia de una estrategia global: se limitan a repercutir la exigencias de los mercados, mientras que juran resistir. Ello incita a los países miembros a desmarcarse mutuamente con la esperanza de escapar de las especulaciones de los inversores. Una vez que los “socios” se coloca en competencia, para ser el que exhibe el plan de austeridad más drástico. Tanto en Lisboa, en Atenas, en Dublín, como en Madrid, resuena una sola consigna: “tranquilizar a los mercados” - hace un año, los líderes del G20 se comprometió a domarlos. En el fondo, la dinámica refleja involuntariamente la lógica real de la Unión Europea promesa a todos como un lugar de solidaridad y, finalmente, entregado al dumping social, salarial, fiscal y ahora especulativo ... Otras soluciones estaban disponibles, sin embargo a la elección de los gobernantes. ...
Como el mar cuando retrocede, la crisis descubre la fragilidad de una construcción que, desde su origen, estaba basada en una apuesta: la unión aduanera y la unión monetaria daría lugar a la unión política y popular. Podemos decir que se ha perdido.
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viernes, 30 de abril de 2010
La resistencia a conocer el pasado
Este artículo responde a algunas de las críticas hechas predominantemente por las derechas (y también por intelectuales conocidos por su antiizquierdismo) a las movilizaciones progresistas que están ocurriendo en España en protesta del enjuiciamiento del Juez Garzón por sus investigaciones de los crímenes realizados por el fascismo.
La movilización de amplios sectores progresistas en contra del enjuiciamiento de Baltasar Garzón por parte del Tribunal Supremo, como consecuencia de su investigación de los crímenes del fascismo, ha dado lugar a una respuesta de condena por parte de la derecha española acompañada de los “compañeros de viaje” que han hecho de su anti izquierdismo la marca de su labor periodística.
Un argumento utilizado por el PP –que evidencia una carencia de sensibilidad democrática– es el de acusar a tales manifestaciones de ser “antidemocráticas”, pues presentan las críticas y presiones al Tribunal Supremo como comportamientos que no respetan las reglas democráticas. Tal argumento desconoce que el poder de cualquier parte del Estado deriva de la soberanía popular y, como tal, puede ser sujeto de crítica y presión por parte de la ciudadanía. Tal acusación de antidemocrática tiene también un componente elevado de incoherencia, pues la dirección de aquel partido nunca ha criticado a la Iglesia católica por amenazar con la excomunión a los jueces que aplicasen la Ley del Aborto, amenaza que representa el máximo grado de presión e interferencia en una judicatura en la que la mayoría de sus miembros son católicos.
Otro argumento planteado no sólo por las derechas sino también, entre otros, por Joaquín Leguina, Fernando Savater y Santos Julià, en sendos artículos publicados este mes en El País, es que tales movilizaciones están rompiendo la reconciliación nacional, que asumen estuvo plasmada en la Ley de Amnistía, ignorando que tal norma fue resultado de la movilización popular liderada por las izquierdas y cuyo objetivo primordial (en el momento de su aprobación, en el periodo preconstitucional) era sacar de las cárceles a los que lucharon en contra de la dictadura. En realidad, las derechas (Alianza Popular) no la apoyaron. De reconciliación tuvo poca. Y esta todavía no ha llegado, como bien lo muestra el hecho de que casi 150.000 personas asesinadas del bando republicano continúan desaparecidas como consecuencia de la oposición de las derechas a que sea el Estado el responsable de encontrar a tales desaparecidos, tal como instruyen las leyes internacionales, por mucho que Joaquín Leguina lo niegue en su artículo (ver los escritos del magistrado José Mª Mena sobre este tema).
Tal oposición imposibilita la reconciliación, como también la dificulta la oposición al reconocimiento de aquellos que perdieron la vida como consecuencia de su lealtad a la República. El juez Adolfo Prego, miembro del Tribunal Supremo, que está a favor de la penalización del juez Garzón por la ayuda que este intentó proveer a los familiares de los desaparecidos para encontrar a sus seres queridos, se opuso con gran contundencia al reconocimiento de los jueces republicanos asesinados o desterrados por la dictadura. Como escribió The Guardian (20-04-10), “a las izquierdas ni siquiera les dejaron encontrar y enterrar a sus muertos”. Tal nivel de crueldad (y no hay otra manera de definirlo) no tiene equivalente en la Unión Europea. La gran mayoría de los medios de información de la derecha europea han condenado que se haya llevado a los tribunales al único juez que ha querido analizar la represión fascista. No así las derechas españolas, cuyos homólogos en Europa son la ultraderecha.
Pero el argumento que se da con mayor intensidad en la denuncia de las manifestaciones es el mismo que se ha dado durante el periodo democrático para justificar el olvido y la injusticia que ello conlleva. Es el argumento de la equidistancia, indicando que ambos bandos del conflicto civil hicieron las mismas salvajadas (lo cual ha permitido afirmar a Arturo Pérez-Reverte que “todos [vencedores y vencidos] hemos sido igual de hijos de puta” (El Mundo, 26-02-10). De tal equidistancia se concluye que es mejor no reavivar la memoria, pues abriría las heridas, asumiendo erróneamente que estaban cerradas. No por casualidad, la mayoría de los que sostienen tales posturas son hijos de vencedores, independientemente de que hayan pasado el sarampión de haber sido de izquierdas en su juventud. Es frecuente que para lavar tal pasado acentúen ahora sus sarcasmos e insultos a las izquierdas.
El hecho de que hubiera casos de asesinatos políticos en el Estado republicano (muchos menos que los cometidos por el Estado fascista), no niega, sin embargo, la justicia de la causa de la República, de la misma manera que el injusto bombardeo de la ciudad de Dresde (Alemania) por parte de las fuerzas aliadas en su lucha contra el nazismo y el fascismo no niega, tampoco, la bondad de su causa. Tampoco el hecho de que existieran personas no democráticas entre los asesinados republicanos significa que la mayoría de asesinados no hubieran luchado o se hubieran identificado con un gobierno democráticamente elegido. De ahí que tal equidistancia no sea tanto una explicación, sino una justificación para sostener aquella profunda injusticia. El definir como “hijos de puta”, como hace Pérez-Reverte, a los que lucharon defendiendo la República, la mayoría de los cuales no cometieron “salvajadas”, es un insulto injusto e inmerecido, excepto en su propio caso, pues no es de bien nacido ofender a los que sufrieron enormemente por una causa noble, de la cual el que insulta se ha beneficiado ampliamente.
Lo que está ocurriendo en España no es “inexplicable”, como se ha escrito. Es muy explicable, pues es consecuencia del enorme dominio de las derechas en el proceso de la Transición inmodélica que determinó una democracia muy incompleta y un bienestar muy insuficiente. Su oposición a conocer el pasado se explica porque el que controla la visión del pasado controla la hegemonía intelectual del presente. Y esto es lo que ocurre en nuestro país. (Vicenç Navarro en el diario PÚBLICO, 29 de abril de 2010)
Un argumento utilizado por el PP –que evidencia una carencia de sensibilidad democrática– es el de acusar a tales manifestaciones de ser “antidemocráticas”, pues presentan las críticas y presiones al Tribunal Supremo como comportamientos que no respetan las reglas democráticas. Tal argumento desconoce que el poder de cualquier parte del Estado deriva de la soberanía popular y, como tal, puede ser sujeto de crítica y presión por parte de la ciudadanía. Tal acusación de antidemocrática tiene también un componente elevado de incoherencia, pues la dirección de aquel partido nunca ha criticado a la Iglesia católica por amenazar con la excomunión a los jueces que aplicasen la Ley del Aborto, amenaza que representa el máximo grado de presión e interferencia en una judicatura en la que la mayoría de sus miembros son católicos.
Otro argumento planteado no sólo por las derechas sino también, entre otros, por Joaquín Leguina, Fernando Savater y Santos Julià, en sendos artículos publicados este mes en El País, es que tales movilizaciones están rompiendo la reconciliación nacional, que asumen estuvo plasmada en la Ley de Amnistía, ignorando que tal norma fue resultado de la movilización popular liderada por las izquierdas y cuyo objetivo primordial (en el momento de su aprobación, en el periodo preconstitucional) era sacar de las cárceles a los que lucharon en contra de la dictadura. En realidad, las derechas (Alianza Popular) no la apoyaron. De reconciliación tuvo poca. Y esta todavía no ha llegado, como bien lo muestra el hecho de que casi 150.000 personas asesinadas del bando republicano continúan desaparecidas como consecuencia de la oposición de las derechas a que sea el Estado el responsable de encontrar a tales desaparecidos, tal como instruyen las leyes internacionales, por mucho que Joaquín Leguina lo niegue en su artículo (ver los escritos del magistrado José Mª Mena sobre este tema).
Tal oposición imposibilita la reconciliación, como también la dificulta la oposición al reconocimiento de aquellos que perdieron la vida como consecuencia de su lealtad a la República. El juez Adolfo Prego, miembro del Tribunal Supremo, que está a favor de la penalización del juez Garzón por la ayuda que este intentó proveer a los familiares de los desaparecidos para encontrar a sus seres queridos, se opuso con gran contundencia al reconocimiento de los jueces republicanos asesinados o desterrados por la dictadura. Como escribió The Guardian (20-04-10), “a las izquierdas ni siquiera les dejaron encontrar y enterrar a sus muertos”. Tal nivel de crueldad (y no hay otra manera de definirlo) no tiene equivalente en la Unión Europea. La gran mayoría de los medios de información de la derecha europea han condenado que se haya llevado a los tribunales al único juez que ha querido analizar la represión fascista. No así las derechas españolas, cuyos homólogos en Europa son la ultraderecha.
Pero el argumento que se da con mayor intensidad en la denuncia de las manifestaciones es el mismo que se ha dado durante el periodo democrático para justificar el olvido y la injusticia que ello conlleva. Es el argumento de la equidistancia, indicando que ambos bandos del conflicto civil hicieron las mismas salvajadas (lo cual ha permitido afirmar a Arturo Pérez-Reverte que “todos [vencedores y vencidos] hemos sido igual de hijos de puta” (El Mundo, 26-02-10). De tal equidistancia se concluye que es mejor no reavivar la memoria, pues abriría las heridas, asumiendo erróneamente que estaban cerradas. No por casualidad, la mayoría de los que sostienen tales posturas son hijos de vencedores, independientemente de que hayan pasado el sarampión de haber sido de izquierdas en su juventud. Es frecuente que para lavar tal pasado acentúen ahora sus sarcasmos e insultos a las izquierdas.
El hecho de que hubiera casos de asesinatos políticos en el Estado republicano (muchos menos que los cometidos por el Estado fascista), no niega, sin embargo, la justicia de la causa de la República, de la misma manera que el injusto bombardeo de la ciudad de Dresde (Alemania) por parte de las fuerzas aliadas en su lucha contra el nazismo y el fascismo no niega, tampoco, la bondad de su causa. Tampoco el hecho de que existieran personas no democráticas entre los asesinados republicanos significa que la mayoría de asesinados no hubieran luchado o se hubieran identificado con un gobierno democráticamente elegido. De ahí que tal equidistancia no sea tanto una explicación, sino una justificación para sostener aquella profunda injusticia. El definir como “hijos de puta”, como hace Pérez-Reverte, a los que lucharon defendiendo la República, la mayoría de los cuales no cometieron “salvajadas”, es un insulto injusto e inmerecido, excepto en su propio caso, pues no es de bien nacido ofender a los que sufrieron enormemente por una causa noble, de la cual el que insulta se ha beneficiado ampliamente.
Lo que está ocurriendo en España no es “inexplicable”, como se ha escrito. Es muy explicable, pues es consecuencia del enorme dominio de las derechas en el proceso de la Transición inmodélica que determinó una democracia muy incompleta y un bienestar muy insuficiente. Su oposición a conocer el pasado se explica porque el que controla la visión del pasado controla la hegemonía intelectual del presente. Y esto es lo que ocurre en nuestro país. (Vicenç Navarro en el diario PÚBLICO, 29 de abril de 2010)
miércoles, 28 de abril de 2010
Grecia no es la causa principal de la crisis del euro
La visión que se está transmitiendo, por la mayoría de medios de información en España, sobre la crisis del euro es que esta crisis está causada por el comportamiento irresponsable del gobierno griego, que ha gastado en exceso en su estado del bienestar, creando un déficit y una deuda pública que no son sostenibles y que han generado dudas sobre si el gobierno podrá pagar sus deudas, con lo cual la moneda que utiliza Grecia –el euro- quedará muy afectada. Ejemplo de esta lectura del euro es el artículo de Sala i Martín en La Vanguardia (17.02.10), en el que critica a Grecia (y a otros países de la eurozona mediterránea, incluyendo España) de ser responsables de la crisis de la moneda europea, debido a un excesivo gasto público, derrochado –según él- en exuberantes beneficios sociales y laborales (ver mi artículo “La crisis, ¿qué debería hacerse?” Sistema 05.03.10). En este contexto, aparecen frecuentemente los pensionistas griegos, muchos de los cuales pueden ya jubilarse a la temprana edad de 55 años. De esta lectura se deriva que la solución es que los griegos (así como los españoles, portugueses y otros mediterráneos -aunque incluyen también a Irlanda- inclinados a excesos en sus gastos públicos) se aprieten el cinturón recortando su gasto público y reduciendo sus exuberantes beneficios sociales y laborales, tal como instruyen el Banco Central Europeo (máxima autoridad monetaria de la Eurozona) y el Pacto de Estabilidad.
Hasta aquí el dogma liberal. Veamos ahora los datos. En realidad, la economía griega en los últimos quince años (hasta 2009) había sido altamente exitosa. Su crecimiento económico (medido en el PIB per capita) creció más rápidamente que el promedio de la UE. Es cierto que ahora su déficit es elevado (13% del PIB), y su deuda es también elevada (113%), aunque no mucho más elevada que la deuda que se proyecta para el 2011 para el promedio de los países de la OCDE y mucho menor que la deuda de Japón (192% del PIB). Lo que ha ocurrido en Grecia, y en la mayoría de países de la OCDE, es que la disminución de los ingresos del estado, consecuencia del descenso muy marcado de la actividad económica, ha causado el crecimiento del déficit. Lo que los liberales olvidan es que el problema del déficit se basa más en el déficit de ingresos al estado (impuestos), que en la exuberancia del gasto.
Grecia es un país pequeño (que además tiene un fraude fiscal enorme), y el gobierno conservador anterior prefirió conseguir más dinero de los bancos extranjeros que aumentar los impuestos de la gente más pudiente y así corregir el fraude fiscal. El 95% del dinero que consiguió, vendiendo bonos, fue a bancos europeos. En otras palabras, el 95% de la deuda del estado griego la tienen los bancos europeos (y muy en especial los alemanes). Estos bancos compraron los bonos griegos en masa y a precios muy reducidos. Tiene millones de euros en bonos. Esto s bonos los tienen asegurados en lo que se llama Credit Defaults Swaps (CDS); lo cual quiere decir que el aseguramiento de los bonos no se basa en su precio real, sino en un precio ficticio, resultado de la especulación. De ahí las campañas de los bancos y de los hedge funds (fondos de carácter especulativo) a fin de inflar el precio de los bonos que generan un interés exorbitante de un 7% por año. Y se están forrando como consecuencia de ellos. De esto, los liberales ni hablan.
Pero este crecimiento exuberante de los intereses de los bonos lo tiene que pagar el ciudadano griego a base de ajustarse el cinturón. Y ahí está el Pacto de Estabilidad, el instrumento por antonomasia de rectitud monetaria. Lo que al ciudadano griego se le dice es que tiene que ser más austero, vivir con menos transferencias y servicios públicos y reducir sus beneficios sociales y laborales. Todo ello para que se puedan pagar a los bancos sus escandalosamente altos bene ficios bancarios, basados en mera especulación. Y los bancos tienen sus propias agencias de certificación (que están en su bolsillo), que catalogan los bonos de los estados según la voluntad de los gobiernos de seguir las instrucciones de los bancos (que se llaman los mercados financieros).
Ahora bien, este descenso del gasto público está creando un enorme problema, pues acentúa más la recesión y dificulta la recuperación en todos los países de la eurozona y no sólo en los países mediterráneos (e Irlanda), sino también en los países centrales, incluida Alemania. La austeridad de gasto público (iniciada ya con las reformas Schroeder) en Alemania, junto con la falta de crecimiento de los salarios en aquel país, hace que la escasa demanda interna esté imposibilitando el estímulo económico necesario para salir de la crisis. De ahí que los círculos liberales y conservadores que gobiernan en Alemania intenten basar la recuperación económica en el crecimiento de las exp ortaciones. Pero el problema es que la gran mayoría de exportaciones en Alemania (2/3 partes) van a los países de la Eurozona que no están importando por las mismas razones: las prácticas de austeridad (bajada de gasto publico y de salarios), que están imposibilitando que se importen los productos alemanes. De ahí que el comercio alemán y europeo se está paralizando. En realidad, en Irlanda, donde más se han aplicado las recetas de austeridad (al igual que en Lituania), el PIB ha disminuido nada menos que un 8% (en 2009), desembocando aquel país en una profunda recesión. Un tanto igual ocurrirá en Grecia (y puede ocurrir en España si las políticas de austeridad no cambian). El paquete de ayuda de la UE a Grecia que el presidente Zapatero, Presidente de la UE, ha organizado, es una medida necesaria pero profundamente ineficiente, pues la solución a la crisis de Grecia pasa por cambios más profundos de lo que la UE está considerando, pues se necesita un giro de 180º en sus políticas, pasando de políticas liberales a políticas keynesianas de estímulo de la demanda. Cuando se creía que la crisis presente (generada por las políticas liberales) significaría el fin del neoliberalismo, resulta que, paradójicamente, estamos viendo como la mayoría de gobiernos de la UE, alentados por sus instituciones (tanto el BCE como la Comisión Europea y el Consejo Europeo) están reincorporando tales políticas. (Vicenc Navarro.) (Foto para el recuerdo, madre e hija minutos antes de participar juntas en una carrera de 5 km. Se aconseja verla escuchando la canción de Katie Melua)
Hasta aquí el dogma liberal. Veamos ahora los datos. En realidad, la economía griega en los últimos quince años (hasta 2009) había sido altamente exitosa. Su crecimiento económico (medido en el PIB per capita) creció más rápidamente que el promedio de la UE. Es cierto que ahora su déficit es elevado (13% del PIB), y su deuda es también elevada (113%), aunque no mucho más elevada que la deuda que se proyecta para el 2011 para el promedio de los países de la OCDE y mucho menor que la deuda de Japón (192% del PIB). Lo que ha ocurrido en Grecia, y en la mayoría de países de la OCDE, es que la disminución de los ingresos del estado, consecuencia del descenso muy marcado de la actividad económica, ha causado el crecimiento del déficit. Lo que los liberales olvidan es que el problema del déficit se basa más en el déficit de ingresos al estado (impuestos), que en la exuberancia del gasto.
Grecia es un país pequeño (que además tiene un fraude fiscal enorme), y el gobierno conservador anterior prefirió conseguir más dinero de los bancos extranjeros que aumentar los impuestos de la gente más pudiente y así corregir el fraude fiscal. El 95% del dinero que consiguió, vendiendo bonos, fue a bancos europeos. En otras palabras, el 95% de la deuda del estado griego la tienen los bancos europeos (y muy en especial los alemanes). Estos bancos compraron los bonos griegos en masa y a precios muy reducidos. Tiene millones de euros en bonos. Esto s bonos los tienen asegurados en lo que se llama Credit Defaults Swaps (CDS); lo cual quiere decir que el aseguramiento de los bonos no se basa en su precio real, sino en un precio ficticio, resultado de la especulación. De ahí las campañas de los bancos y de los hedge funds (fondos de carácter especulativo) a fin de inflar el precio de los bonos que generan un interés exorbitante de un 7% por año. Y se están forrando como consecuencia de ellos. De esto, los liberales ni hablan.
Pero este crecimiento exuberante de los intereses de los bonos lo tiene que pagar el ciudadano griego a base de ajustarse el cinturón. Y ahí está el Pacto de Estabilidad, el instrumento por antonomasia de rectitud monetaria. Lo que al ciudadano griego se le dice es que tiene que ser más austero, vivir con menos transferencias y servicios públicos y reducir sus beneficios sociales y laborales. Todo ello para que se puedan pagar a los bancos sus escandalosamente altos bene ficios bancarios, basados en mera especulación. Y los bancos tienen sus propias agencias de certificación (que están en su bolsillo), que catalogan los bonos de los estados según la voluntad de los gobiernos de seguir las instrucciones de los bancos (que se llaman los mercados financieros).
Ahora bien, este descenso del gasto público está creando un enorme problema, pues acentúa más la recesión y dificulta la recuperación en todos los países de la eurozona y no sólo en los países mediterráneos (e Irlanda), sino también en los países centrales, incluida Alemania. La austeridad de gasto público (iniciada ya con las reformas Schroeder) en Alemania, junto con la falta de crecimiento de los salarios en aquel país, hace que la escasa demanda interna esté imposibilitando el estímulo económico necesario para salir de la crisis. De ahí que los círculos liberales y conservadores que gobiernan en Alemania intenten basar la recuperación económica en el crecimiento de las exp ortaciones. Pero el problema es que la gran mayoría de exportaciones en Alemania (2/3 partes) van a los países de la Eurozona que no están importando por las mismas razones: las prácticas de austeridad (bajada de gasto publico y de salarios), que están imposibilitando que se importen los productos alemanes. De ahí que el comercio alemán y europeo se está paralizando. En realidad, en Irlanda, donde más se han aplicado las recetas de austeridad (al igual que en Lituania), el PIB ha disminuido nada menos que un 8% (en 2009), desembocando aquel país en una profunda recesión. Un tanto igual ocurrirá en Grecia (y puede ocurrir en España si las políticas de austeridad no cambian). El paquete de ayuda de la UE a Grecia que el presidente Zapatero, Presidente de la UE, ha organizado, es una medida necesaria pero profundamente ineficiente, pues la solución a la crisis de Grecia pasa por cambios más profundos de lo que la UE está considerando, pues se necesita un giro de 180º en sus políticas, pasando de políticas liberales a políticas keynesianas de estímulo de la demanda. Cuando se creía que la crisis presente (generada por las políticas liberales) significaría el fin del neoliberalismo, resulta que, paradójicamente, estamos viendo como la mayoría de gobiernos de la UE, alentados por sus instituciones (tanto el BCE como la Comisión Europea y el Consejo Europeo) están reincorporando tales políticas. (Vicenc Navarro.) (Foto para el recuerdo, madre e hija minutos antes de participar juntas en una carrera de 5 km. Se aconseja verla escuchando la canción de Katie Melua)
¿Salvar a Grecia?¡Ni que fuera un banco!
"Prometer ayuda concreta demasiado pronto sólo tendría como efecto quitar presión a Grecia de cara a las medidas que debe afrontar.” Guido Westerwelle, ministro alemán de Exteriores.
¿Tienen ganas de meterse con alguien sin temer su respuesta? Si les pide el cuerpo desahogarse un rato, insultar o humillar a alguien y que el humillado se limite a agachar la cabeza y asentir, búsquense un griego. A ser posible un ministro. Llámenle tramposo y vago, acúsenle de engañar con las cifras, de trabajar poco; pídanle que venda sus preciosas islas, que reforme sus pensiones, que privatice todo lo que tenga.
Hay que ver cómo se las gastan los hermanos europeos, qué bonita es la solidaridad continental. Lo saben los griegos, tratados como apestados, sometidos a la incertidumbre de si les ayudaremos, los dejaremos en manos del fraternal FMI o los abandonaremos a su ruina; y obligados a pasar por todos los aros que les pongan delante. Lo llaman “rescate”, pero en realidad nos rescatamos a nosotros mismos, para proteger la zona euro. Sólo por eso ayudamos a los griegos, y lo hacemos prestando dinero que devolverán con intereses, aunque sean algo más bajos de los que hoy pagan por su disparada deuda. Lo anunció nuestro presidente hace unos días: la ayuda a Grecia nos hará ganar 110 millones de euros. Toma solidaridad.
Lo llaman rescate, sí. ¿Dónde he oído yo esa palabra antes? Ah, sí, cuando entre todos rescatamos al sector financiero, fundiendo billones de los Estados. Qué diferencia de rescate: a los bancos se les dio el dinero sin exigir nada a cambio, mientras que Grecia va a sudar cada euro que reciba, con duros planes de ajuste para varias generaciones. Grecia se ha portado mal, dicen, pero ¿lo ha hecho peor que los bancos rescatados? Claro que éstos eran “demasiado grandes para caer”, frente a la pequeña Grecia.
Lo mejor de todo es que el rescate, a quien de verdad rescata, es a los “mercados”, a los poseedores de deuda griega -que con el plan europeo verán asegurada su ganancia y a intereses cada vez más altos-, y a quienes están jugando con el riesgo griego como en una casa de apuestas. Tras ser rescatado, el sector financiero está haciendo negocio con la deuda pública. Y quiere más. (Isaac Rosa. Público)
¿Tienen ganas de meterse con alguien sin temer su respuesta? Si les pide el cuerpo desahogarse un rato, insultar o humillar a alguien y que el humillado se limite a agachar la cabeza y asentir, búsquense un griego. A ser posible un ministro. Llámenle tramposo y vago, acúsenle de engañar con las cifras, de trabajar poco; pídanle que venda sus preciosas islas, que reforme sus pensiones, que privatice todo lo que tenga.
Hay que ver cómo se las gastan los hermanos europeos, qué bonita es la solidaridad continental. Lo saben los griegos, tratados como apestados, sometidos a la incertidumbre de si les ayudaremos, los dejaremos en manos del fraternal FMI o los abandonaremos a su ruina; y obligados a pasar por todos los aros que les pongan delante. Lo llaman “rescate”, pero en realidad nos rescatamos a nosotros mismos, para proteger la zona euro. Sólo por eso ayudamos a los griegos, y lo hacemos prestando dinero que devolverán con intereses, aunque sean algo más bajos de los que hoy pagan por su disparada deuda. Lo anunció nuestro presidente hace unos días: la ayuda a Grecia nos hará ganar 110 millones de euros. Toma solidaridad.
Lo llaman rescate, sí. ¿Dónde he oído yo esa palabra antes? Ah, sí, cuando entre todos rescatamos al sector financiero, fundiendo billones de los Estados. Qué diferencia de rescate: a los bancos se les dio el dinero sin exigir nada a cambio, mientras que Grecia va a sudar cada euro que reciba, con duros planes de ajuste para varias generaciones. Grecia se ha portado mal, dicen, pero ¿lo ha hecho peor que los bancos rescatados? Claro que éstos eran “demasiado grandes para caer”, frente a la pequeña Grecia.
Lo mejor de todo es que el rescate, a quien de verdad rescata, es a los “mercados”, a los poseedores de deuda griega -que con el plan europeo verán asegurada su ganancia y a intereses cada vez más altos-, y a quienes están jugando con el riesgo griego como en una casa de apuestas. Tras ser rescatado, el sector financiero está haciendo negocio con la deuda pública. Y quiere más. (Isaac Rosa. Público)
lunes, 26 de abril de 2010
Los diez mejores restaurantes de la lista S. Pellegrino
1.- Noma, de René Redzepi, en Copenhague (Dinamarca).
2.- el Bulli, de Ferran Adrià, en Cala Montjoi (Gerona).
3.- The Fat Duck, de Heston Blumenthal, en Bray (Berkshire, Reino Unido).
4.- El Celler de Can Roca, de Joan, Jordi y Josep Roca, en Girona.
5.- Mugaritz, de Andoni Luis Aduriz, en Rentería (Guipúzcoa).
6.- Osteria Francescana, de Massimo Bottura, en Modena (Italia).
7.- Alinea, de Grant Achatz, en Chicago (EE.UU.).
8.- Daniel, de Daniel Boulud, en Nueva York (EE.UU.).
9.- Arzak, de Juan Mari Arzak, en San Sebastián.
10.- Per Se, de Thomas Keller, en Nueva York (EE.UU.).
¿Qué se come en el Noma?
René Redzepi elabora platos muy técnicos con una acusada preponderancia vegetal, presididos por el equilibrio, la pureza y los contrastes de texturas. Un ejemplo de su cocina es el bacalao negrero con pétalos de rosas a la salsa de miel fermentada, o la ensalada de raíces y brotes vegetales con aliño de esencia de tierras. La comida de Noma no se parece a ninguna otra.
Y los restaurantes con tres estrellas Michelin de España son: los hermanos Roca del restaurante El Celler de Can Roca (Girona), Juan Mari Arzak, restaurante Arzak (San Sebastián), Santi Santamaría, restaurante Can Fabes (San Celoni), Ferrán Adriá, restaurante El Bulli (Rosas), Martín Berasategui, restaurante Martín Berasategui (Lasarte), Carme Ruscalleda (Sant Pau) y Pedro Subijana (San Sebastián).
2.- el Bulli, de Ferran Adrià, en Cala Montjoi (Gerona).
3.- The Fat Duck, de Heston Blumenthal, en Bray (Berkshire, Reino Unido).
4.- El Celler de Can Roca, de Joan, Jordi y Josep Roca, en Girona.
5.- Mugaritz, de Andoni Luis Aduriz, en Rentería (Guipúzcoa).
6.- Osteria Francescana, de Massimo Bottura, en Modena (Italia).
7.- Alinea, de Grant Achatz, en Chicago (EE.UU.).
8.- Daniel, de Daniel Boulud, en Nueva York (EE.UU.).
9.- Arzak, de Juan Mari Arzak, en San Sebastián.
10.- Per Se, de Thomas Keller, en Nueva York (EE.UU.).
¿Qué se come en el Noma?
René Redzepi elabora platos muy técnicos con una acusada preponderancia vegetal, presididos por el equilibrio, la pureza y los contrastes de texturas. Un ejemplo de su cocina es el bacalao negrero con pétalos de rosas a la salsa de miel fermentada, o la ensalada de raíces y brotes vegetales con aliño de esencia de tierras. La comida de Noma no se parece a ninguna otra.
Y los restaurantes con tres estrellas Michelin de España son: los hermanos Roca del restaurante El Celler de Can Roca (Girona), Juan Mari Arzak, restaurante Arzak (San Sebastián), Santi Santamaría, restaurante Can Fabes (San Celoni), Ferrán Adriá, restaurante El Bulli (Rosas), Martín Berasategui, restaurante Martín Berasategui (Lasarte), Carme Ruscalleda (Sant Pau) y Pedro Subijana (San Sebastián).
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