“Con el compromiso político (en la literatura) hay que tener mucho cuidado, porque la línea que separa la exposición de un problema social y el panfleto social es muy delgada y fácil de traspasar. Lo literario es conducir imperceptiblemente al lector para que sea él (o ella) quien saque sus propias conclusiones ideológicas, no que el autor imponga las suyas diciéndole: esto es lo bueno y esto lo malo. En ambos casos la herramienta que transmite el mensaje es el lenguaje y lo que diferencia a un artista de un diletante panfletario es la maestría a la hora de utilizarlo”, afirmaba Manuel Talens.
Fallecido el 21 de julio a los 67 años en Valencia, el escritor y traductor Manuel Talens legó novelas como “La parábola de Carmen la Reina” (1992), “Hijas de Eva” (1997) y “La cinta de Moebius” (2007), además de libros de relatos como “Venganzas” y “Rueda del tiempo”. Tradujo asimismo más de 70 obras relacionadas con la ficción, el cine, el teatro, la psiquiatría o la lingüística. Como coordinador del equipo de traductores de Rebelión.org o en la fundación de Tlaxcala (red internacional de traductores por la diversidad lingüística) contribuyó a horadar el pensamiento único. En la vida de Manuel Talens ocupaban un lugar relevante las causas justas, como las de Palestina o Cuba (en 2008 publicó el libro de ensayos “Cuba en el corazón”).
“Cuando hablo de Manuel Talens lo hago de su escritura”, afirma el escritor y periodista Alfons Cervera, autor de obras como “Las voces fugitivas” o “Todo lejos”, en un acto de homenaje a Talens organizado por la Librería Primado de Valencia. Siempre les juntaron las letras, los libros que uno y otro publicaron, y que después presentaban juntos. Alfons Cervera define a Manuel Talens como una persona de gran cercanía y una inocencia que provocaba mucho afecto en la gente que lo quería. Pero no era una inocencia aséptica, pues en muchas ocasiones resultaba incómoda “para determinada gente, por lo que Manuel decía y escribía” (su relación con la editorial Tusquets y con el diario El País, donde colaboró durante once años, se rompió de manera abrupta). La escritura también les unió a la hora de encontrar motivos literarios. Manuel Talens incorporó paisajes de uno de los libros de Alfons Cervera –“Maquis”- en el relato “María”, sobre un viejo republicano que vuelve al pueblo en busca de un lejano amor. También coincidían en el gusto por las descripciones escatológicas, como el que hizo Manuel Talens sobre Franco en “Venganzas”: la muerte del dictador ahogado en su propia mierda.
“Era una persona buena y un excelente escritor”. Es la caracterización que hace de Talens la escritora Teresa Garbí, autora de libros como “Sakkara”, “El pájaro solitario anida tras el muro” o “Grisalla”. En el plano literario, lo define como a un “gran contador de historias”, influido por clásicos como Cervantes con su “ironía distanciadora”. Otro de sus modelos era el escritor y humorista irlandés del siglo XVIII Laurence Sterne, autor del libro “Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy”. Tenía además una mirada compasiva sobre los personajes, que destilaba una enorme piedad. De estilo impecable, Manuel Talens incluía en sus textos citas de Lorca, el Evangelio (también la irreverencia y parodia de elementos religiosos), un humor escatológico (de ahí las referencias al “coño de la Bernarda” y al “cristo de las cucarachas”) y modos de narrar cervantinos, galdosianos y valleinclanescos.
Pero sobre todo, en sus textos “cuenta los avatares de la vida del pueblo, la explotación de los personajes que viven en la pobreza y la injusticia”, destaca Teresa Garbí. Otro elemento de interés en sus novelas y relatos es el tratamiento de las mujeres. En la novela “Hijas de Eva” (1997) dice uno de los personajes: “Ni monja, ni criada, ni esposa ni puta”. En “La parábola de Carmen la Reina” (1992) aparecen personajes femeninos fuertes, con una personalidad compleja y definida. “Qué importa si no te conviertes en la pintora que querías en tu juventud, tú importas por encima de la tradición y de los hombres”, afirma una de las mujeres en el relato “Venganzas”. Resalta Teresa Garbí que, en el fondo, Manuel Talens era “un gran conocedor del ser humano, sus personajes poseen un humanismo trascendente”.
El periodista y escritor Pascual Serrano mantuvo una relación cercana con Manuel Talens en el periódico digital “Rebelión”, pero también durante los viajes que hicieron a Cuba, las cervezas compartidas, presentaciones de libros y fiestas del PCE. “El mercado hace millonario a alguien cuando le gusta, pero cuando se muere lo ignora; los pueblos en cambio sí recuerdan”, ha afirmado el periodista durante el homenaje organizado por la Librería Primado. Pascual Serrano define a Talens como a un “necio” en el sentido de la canción de Silvio Rodríguez: el niño que quiere seguir jugando a lo perdido. “Dirán que pasó de moda la locura, dirán que la gente es mala y no merece, mas yo seguiré soñando travesuras (acaso multiplicar panes y peces)”, dice la letra del cantautor. Pascual Serrano define al escritor valenciano con tres rasgos: una inocencia y candidez que a veces se volvía intolerable para el poder; una vitalidad y una cultura vasta, a la que se agregaba un interés continuo por aprender; y la solidaridad y sensibilidad con los más débiles. Los niños de la escuela primaria dicen en Cuba “seremos como el Che”. “El mundo sería mucho mejor si muchos fueran necios como Manuel”, remata Pascual Serrano.
El poeta Jenaro Talens, hermano del escritor fallecido, recuerda que un colega docente le invitó a impartir un curso en Canadá, donde Manuel ejercía de médico. “Empecé a reírme a carcajadas de unos textos que casualmente leí, y que finalmente eran de mi hermano. Con el tiempo se convertirían en una parte de la novela “La parábola de Carmen la Reina”. Se trata de una obra narrativa en la que no hay nada de ficción, “es puro realismo socialista”, destaca el poeta, una novela en la que se incluía el odio a la madre y el amor por la abuela. “Le dije que el texto estaba muy bien, que lo iríamos corrigiendo y así iría avanzando en la escritura hasta terminarlo”. Pero Manuel añadía cada vez más barbaridades, le dijo su hermano, sólo faltaba incluir al coño de la Bernarda y al cristo de las cucarachas. “Y los metió en el libro, siempre le gustaron mucho los chistes escatológicos”, comenta Jenaro.
Conclusa la novela, resultaron 400 páginas sin comas ni puntos y aparte. Pero finalmente hubo que agregar la puntuación para que la editorial Cátedra publicara la primera edición del texto. En la segunda novela de Manuel Talens, “Hijas de Eva”, se mantienen los argumentos escabrosos: dos monjas que se escapan de un convento y organizan una casa de putas. En “La cinta de Moebius” opta el escritor valenciano por la blasfemia: pinta a Dios Padre con mal de Alzheimer. Jenaro coincide en la inocencia de su hermano, de hecho, le decía que formaba parte del Partido Comunista del Niño Jesús. Los dos hermanos aspiraban, desde pequeños, a convertirse en escritores, pero Jenaro siempre tuvo claro que si uno es “radical” escribiendo, no le van a hacer caso. Ese abrumador silencio le llevó a Manuel Talens a, en un momento dado, renunciar al mundo de la novela y dedicarse a la traducción. Cuando murió estaba embarcado en otro libro, “No hay más destino que el deseo”.
“Nadie escapa de sus orígenes a la hora de hablar o escribir, porque el lenguaje no es un vehículo neutro, aséptico, y no es lo mismo ser el hijo de un telegrafista de pueblo, como García Márquez, que nacer en el seno de una familia de ilustre linaje patrio, como Borges, o tener un padre médico, académico y de renombre internacional y una madre lectora asidua de Racine y de Madame de Sévigné, como Proust. Esto que digo no es un juicio de valor, ya que estéticamente García Márquez no tiene nada que envidiar a Borges ni Zola me parece peor que Proust, sino la constatación empírica de que el lenguaje de cualquier autor, a poco que uno bucee en él, es como una fotografía conceptual del estrato socioeconómico del que éste procede”, explicaba Manuel Talens.
Enric Llopis
lunes, 7 de diciembre de 2015
Baluarte
Se puede bombardear aquí y allá para vaciar todo el arsenal que depara la industria armamentística, pero al final la libertad solo se defiende ejerciéndola a toda costa
Ahora mismo en Francia puede ocurrir que si alguien llama a tu casa a las cuatro de la madrugada ya no sea el lechero, sino un policía que llega sin orden judicial dispuesto a derribar tu puerta de una patada si no le abres. Para que esto no pudiera suceder nunca fueron necesarios más de 2.000 años de una lucha tenaz por la libertad. ¿Vamos a renunciar a ella por miedo a otro atentado terrorista? La civilización europea arrancó con la victoria de los griegos en Salamina contra los persas en el siglo V antes de Cristo; nuestra cultura se sustenta en la filosofía griega, en el derecho romano, en el humanismo, en los valores de la razón que enarboló la Revolución Francesa, en la conquista de la ciencia frente al oscurantismo, en la resistencia contra el fascismo y la barbarie nazi. ¿Bastan unos chalecos explosivos y una docena de fusiles Kaláshnikov para echar por la borda nuestra historia? ¿Es comprensible que una simple alarma deje paralizada durante cuatro días Bruselas, la capital de Europa?
Se puede bombardear aquí y allá para vaciar todo el arsenal que depara la industria armamentística, pero al final la libertad solo se defiende ejerciéndola a toda costa. Ceder tus derechos individuales a la policía es la forma más rápida de perderlos. La señora Miniver era la protagonista de la famosa película de William Wyler. En 1942, en plena guerra en un pueblo al norte de Londres, la señora Miniver, pese a tener a sus hijos movilizados, estaba empeñada en que se celebrara con normalidad el concurso anual de flores mientras caían alrededor las bombas alemanas. Churchill dijo que si Inglaterra había ganado la guerra, más que a los aviones de la RAF, se debió a personas como la señora Miniver, que siguieron ejerciendo sin miedo su forma de vida, como un baluarte, en defensa de sus derechos conquistados a lo largo de 2.000 años.
Ahora mismo en Francia puede ocurrir que si alguien llama a tu casa a las cuatro de la madrugada ya no sea el lechero, sino un policía que llega sin orden judicial dispuesto a derribar tu puerta de una patada si no le abres. Para que esto no pudiera suceder nunca fueron necesarios más de 2.000 años de una lucha tenaz por la libertad. ¿Vamos a renunciar a ella por miedo a otro atentado terrorista? La civilización europea arrancó con la victoria de los griegos en Salamina contra los persas en el siglo V antes de Cristo; nuestra cultura se sustenta en la filosofía griega, en el derecho romano, en el humanismo, en los valores de la razón que enarboló la Revolución Francesa, en la conquista de la ciencia frente al oscurantismo, en la resistencia contra el fascismo y la barbarie nazi. ¿Bastan unos chalecos explosivos y una docena de fusiles Kaláshnikov para echar por la borda nuestra historia? ¿Es comprensible que una simple alarma deje paralizada durante cuatro días Bruselas, la capital de Europa?
Se puede bombardear aquí y allá para vaciar todo el arsenal que depara la industria armamentística, pero al final la libertad solo se defiende ejerciéndola a toda costa. Ceder tus derechos individuales a la policía es la forma más rápida de perderlos. La señora Miniver era la protagonista de la famosa película de William Wyler. En 1942, en plena guerra en un pueblo al norte de Londres, la señora Miniver, pese a tener a sus hijos movilizados, estaba empeñada en que se celebrara con normalidad el concurso anual de flores mientras caían alrededor las bombas alemanas. Churchill dijo que si Inglaterra había ganado la guerra, más que a los aviones de la RAF, se debió a personas como la señora Miniver, que siguieron ejerciendo sin miedo su forma de vida, como un baluarte, en defensa de sus derechos conquistados a lo largo de 2.000 años.
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domingo, 6 de diciembre de 2015
Owen Jones: "Quieren acabar con el sentimiento solidario de clase trabajadora"
Atresmedia
Transcripción de la entrevista de Jordi Évole en Salvados emitida el 22 de noviembre de 2015
Existe una tendencia en contra de la clase obrera y de las clases bajas para demonizar a la gente. Hace tiempo que en Gran Bretaña se nos dice que todos somos clase media, que la antigua clase trabajadora ha dejado de existir y que los que quedan de la clase obrera son todos unos vagos, perezosos, delincuentes, antisociales... La palabra chav resume esa idea: la degeneración de lo que queda de la clase trabajadora. Es una palabra peyorativa usada para demonizar a las personas y, a menudo, para culpar a la gente de sus condiciones sociales.
Te encuentras con mucha gente que siendo clase trabajadora se siente clase media. Empleados de una cadena de comida rápida que probablemente cobraban el salario mínimo decían “El Gobierno no está cuidando a gente de clase media como nosotros” y utilizaban la expresión “clase media” donde yo usaría “clase trabajadora”. O sea, debido a la demonización de la identidad de la clase trabajadora, algunas personas en lugar de decir “Sí, estoy orgulloso de ser clase trabajadora” dicen: “No, yo quiero ser clase media” porque eso parece sofisticado y auténtico y no se ve como algo negativo. Este es el problema.
En ese sentido se intenta que la gente culpe a su vecino de sus problemas. “Tú trabajas duro, tú pagas tus impuestos, pero ese parado vive de lujo con los impuestos que tú pagas. No tienes que enfadarte con tu jefe porque te paga un bajo salario ni con el Gobierno por recortarte servicios, debes enfadarte con el desempleado”. Este divide y vencerás es muy efectivo en todo el mudo occidental y lleva a la gente a votar en contra de sus propios intereses económicos. Cada vez menos pobres votan en elecciones. Cuanto más pobre eres en Gran Bretaña menos probabilidades hay de que votes. Puedes castigar a la gente pobre todo lo que quieras. Como no van a votar no hay castigo.
Esta imagen negativa de la clase trabajadora comienza con Margaret Thatcher y sus políticas. Básicamente es un cambio en la percepción que tenemos de la pobreza y del paro. Antes se veían como problemas sociales, injusticias que el Gobierno debía solucionar. En los años 80 empezaron a verse como problemas individuales. Incluso cuando el paro subió masivamente en Gran Bretaña en lugar de culpar al Gobierno por sus políticas económicas culparon al desempleado. Y pasa lo mismo con la pobreza: “Si trabajases duro dejarías de ser pobre”. Thatcher defendía que no existe la sociedad sino solo individuos y sus familias. Antes de llegar al poder los conservadores lanzaron una declaración de objetivos que decía que el problema en Gran Bretaña no era la existencia de clases sino la existencia del sentimiento de clase. Thatcher quería acabar con ese sentimiento solidario de clase y hacer que cada individuo sintiera que progresaba con su esfuerzo.
Aún continuamos en la Gran Bretaña de Thatcher. Ella transformó este país. Promovió una sociedad donde cada uno va a lo suyo. Esta actitud está muy extendida y los políticos y los medios la difunden. En este país la gente cree que el 27% de lo que gastamos en servicios sociales responde a un fraude. Pero ese fraude solo afecta al 0,7%. También piensan que hay veinte veces más embarazos entre adolescentes de los que hay y que el nivel de ayudas sociales es mucho más alto del que realmente es. De hecho tenemos una política de ayudas de las más bajas de Europa Occidental pero la gente cree que es generosa y que algunos la reciben durante años. ¿Por qué ocurre? Porque los medios desinforman a la gente. Intentan que la gente se enfrente entre ella.
Tenemos un pequeño grupo de medios de comunicación, politizado, que controla casi toda la prensa de este país y utiliza su posición para ganar influencia política. En las últimas elecciones menos del 37% de los votos fueron para los conservadores pero el 70% de los medios apoya a los conservadores. A su vez, el periodismo está lleno de gente que proviene de entornos privilegiados porque es complicado trabajar en los medios a no ser que te puedas permitir hacerlo gratis. Por eso los medios no centran su atención en los poderosos como los banqueros, que han empujado al país a este desastre económico, sino en los pobres y los inmigrantes. Encuentran los ejemplos menos representativos y antipáticos y afirman que sí son representativos.
Lo que hacen estos medios es encontrar a gente pobre que recibe ayuda social y descubrir los peores ejemplos. Por ejemplo: una mujer secuestró a su hija hace unos años, en Yorkshire con la intención de sacar dinero a los medios sensacionalistas simulando que su hija había desaparecido. Cuando se descubrió la verdad se dijo que esta historia era representativa de en qué se ha convertido la clase trabajadora, en una subclase. Se transmitió la idea de que todos los que viven en pisos de protección oficial son como la madre que secuestró a su hija, en lugar de decir que esto no era representativo de un grupo social y que sólo era representativo de esa mujer. Es obvio que en estos barrios las madres no secuestran a sus hijas para ganar dinero pero así lo contaron los medios, como si ella representara a todo un grupo social. Con la gente adinerada no actúan de la misma manera. En este país hubo un doctor, Harold Shipman. Fue un asesino en serie que envenenó y mató a sus pacientes. Imaginate que digan “Este es un ejemplo de lo que es la clase media”. Es ridículo. Se representa a sí mismo. Su entorno social no tiene nada que ver con sus crímenes.
La imagen negativa de la clase trabajadora se transmite mediante programas como “La calle de los subsidios” basado en una calle de Birmingham donde vive gente que depende de las ayudas sociales. No hemos tenido ningún programa llamado “La calle de los banqueros” o “La calle de los defraudadores fiscales”. Es parte del problema. Pregunté al productor de “La calle de los subsidios”, un programa que triunfó cuando apareció en Channel 4 el año pasado, por qué no hacían un programa sobre el mal comportamiento de los ricos. Y me dijo: “No me interesa”.
Existe otro programa llamado “Sinvergüenza” localizado en un barrio de protección oficial de Manchester que es caótico, lleno de drogadictos, de gente que practica sexo con todo el mundo y que se pasa todo el día de fiesta... No creo que la gente que vive en los barrios de protección oficial lo mire pensando: “Ese soy yo”. La gente se ríe y no se lo toma como una ofensa. La diferencia es que alguien de clase media que no vive en esos barrios y no conoce a la gente que vive ahí es más probable que mire estos programas y piense que esa gente es así.
En una sociedad desigual y segregada el peligro es que la clase media piense que está viendo un documental cuando en realidad es un programa de entretenimiento basado en caricaturas.
Pienso que el sistema de clases es como una prisión. Atrapa a la gente en unas circunstancias que no deberían existir en un país rico. Creo que aquí hay muchos problemas. El primero que los desequilibrios educativos empiezan al nacer. La comida, la casa... Vivimos en Londres, una de las ciudades más prósperas del planeta, pero uno de cada cuatro jóvenes londinenses crece en una casa sobreocupada. Eso tiene un gran impacto en su salud, su bienestar y también en su educación. También cosas como los becarios no remunerados. Para entrar en el mercado laboral tienes que trabajar un tiempo gratis, hacer masters carísimos y siempre hay gente que no puede permitírselo. De nuevo se discrimina por al riqueza y no por las habilidades personales.
El estándar de vida de la clase obrera ha caído durante el periodo más largo desde que la reina Victoria llegó al trono hacia 1870. Es grotesco, injustificables.
No obstante pienso que podemos dar la vuelta a la situación. No te puedes involucrar en ninguna lucha si no tienes esperanza. La esperanza nos dice que todas las injusticias y problemas son temporales y transitorios y pueden superarse con la determinación adecuada. Y la historia de este país, y de otros países como España, demuestra que los cambios no se producen por la generosidad de los poderosos. Los poderosos no se levantan un día y dicen: “Me siento generoso, voy a conceder el voto a las mujeres”. La gente luchó por la Seguridad Social en este país, los sindicalistas lucharon por la dignidad de los trabajadores y cuando los trabajadores vean que si son atacados pueden luchar contra ello y ganar... puede servir de ejemplo.
Desde el feudalismo hemos avanzado, luchamos para superar esas injusticias. Se supone que tenemos que ir a mejor, tener más seguridad y comodidad. El problema es que en los últimos años vamos para atrás. En 2008 la izquierda pensó: “El libre mercado ha quedado desacreditado, vamos a ganar”. No teníamos ideas, lo único que teníamos eran eslóganes a la defensiva: “No a los recortes", "no a las privatizaciones”. Y la única forma de ganar es tener alternativas coherentes que aglutinen a la gente. La derecha no usa palabra técnicas como esta. Habla el lenguaje del sentido común, del día a día. Y la izquierda debe encontrar una nueva forma de comunicación y aprender de la derecha.
La clave no es que la gente se sienta orgullosa de la clase a la que pertenece. Entiendo clase como una desigualdad que debería erradicarse. Me gustaría tener un día una sociedad sin clases y yo creo que debemos luchar por alcanzarla, que no tengamos esas enormes y grotescas distribuciones de riqueza y poder. Y esto supone una sociedad distinta a la que tenemos actualmente. No es algo que tenga que ver con la identidad y el orgullo, simplemente se trata de acabar con la desigualdad que viene del poder y de la riqueza. Solo me interesa eso.
Owen Jones, Transcripción de la entrevista de Jordi Évole en Salvados emitida el 22 de noviembre de 2015
Fuente:
http://www.mrafundazioa.eus/es/articulos/owen-jones-quieren-acabar-con-el-sentimiento-solidario-de-clase-trabajadora
Transcripción de la entrevista de Jordi Évole en Salvados emitida el 22 de noviembre de 2015
Existe una tendencia en contra de la clase obrera y de las clases bajas para demonizar a la gente. Hace tiempo que en Gran Bretaña se nos dice que todos somos clase media, que la antigua clase trabajadora ha dejado de existir y que los que quedan de la clase obrera son todos unos vagos, perezosos, delincuentes, antisociales... La palabra chav resume esa idea: la degeneración de lo que queda de la clase trabajadora. Es una palabra peyorativa usada para demonizar a las personas y, a menudo, para culpar a la gente de sus condiciones sociales.
Te encuentras con mucha gente que siendo clase trabajadora se siente clase media. Empleados de una cadena de comida rápida que probablemente cobraban el salario mínimo decían “El Gobierno no está cuidando a gente de clase media como nosotros” y utilizaban la expresión “clase media” donde yo usaría “clase trabajadora”. O sea, debido a la demonización de la identidad de la clase trabajadora, algunas personas en lugar de decir “Sí, estoy orgulloso de ser clase trabajadora” dicen: “No, yo quiero ser clase media” porque eso parece sofisticado y auténtico y no se ve como algo negativo. Este es el problema.
En ese sentido se intenta que la gente culpe a su vecino de sus problemas. “Tú trabajas duro, tú pagas tus impuestos, pero ese parado vive de lujo con los impuestos que tú pagas. No tienes que enfadarte con tu jefe porque te paga un bajo salario ni con el Gobierno por recortarte servicios, debes enfadarte con el desempleado”. Este divide y vencerás es muy efectivo en todo el mudo occidental y lleva a la gente a votar en contra de sus propios intereses económicos. Cada vez menos pobres votan en elecciones. Cuanto más pobre eres en Gran Bretaña menos probabilidades hay de que votes. Puedes castigar a la gente pobre todo lo que quieras. Como no van a votar no hay castigo.
Esta imagen negativa de la clase trabajadora comienza con Margaret Thatcher y sus políticas. Básicamente es un cambio en la percepción que tenemos de la pobreza y del paro. Antes se veían como problemas sociales, injusticias que el Gobierno debía solucionar. En los años 80 empezaron a verse como problemas individuales. Incluso cuando el paro subió masivamente en Gran Bretaña en lugar de culpar al Gobierno por sus políticas económicas culparon al desempleado. Y pasa lo mismo con la pobreza: “Si trabajases duro dejarías de ser pobre”. Thatcher defendía que no existe la sociedad sino solo individuos y sus familias. Antes de llegar al poder los conservadores lanzaron una declaración de objetivos que decía que el problema en Gran Bretaña no era la existencia de clases sino la existencia del sentimiento de clase. Thatcher quería acabar con ese sentimiento solidario de clase y hacer que cada individuo sintiera que progresaba con su esfuerzo.
Aún continuamos en la Gran Bretaña de Thatcher. Ella transformó este país. Promovió una sociedad donde cada uno va a lo suyo. Esta actitud está muy extendida y los políticos y los medios la difunden. En este país la gente cree que el 27% de lo que gastamos en servicios sociales responde a un fraude. Pero ese fraude solo afecta al 0,7%. También piensan que hay veinte veces más embarazos entre adolescentes de los que hay y que el nivel de ayudas sociales es mucho más alto del que realmente es. De hecho tenemos una política de ayudas de las más bajas de Europa Occidental pero la gente cree que es generosa y que algunos la reciben durante años. ¿Por qué ocurre? Porque los medios desinforman a la gente. Intentan que la gente se enfrente entre ella.
Tenemos un pequeño grupo de medios de comunicación, politizado, que controla casi toda la prensa de este país y utiliza su posición para ganar influencia política. En las últimas elecciones menos del 37% de los votos fueron para los conservadores pero el 70% de los medios apoya a los conservadores. A su vez, el periodismo está lleno de gente que proviene de entornos privilegiados porque es complicado trabajar en los medios a no ser que te puedas permitir hacerlo gratis. Por eso los medios no centran su atención en los poderosos como los banqueros, que han empujado al país a este desastre económico, sino en los pobres y los inmigrantes. Encuentran los ejemplos menos representativos y antipáticos y afirman que sí son representativos.
Lo que hacen estos medios es encontrar a gente pobre que recibe ayuda social y descubrir los peores ejemplos. Por ejemplo: una mujer secuestró a su hija hace unos años, en Yorkshire con la intención de sacar dinero a los medios sensacionalistas simulando que su hija había desaparecido. Cuando se descubrió la verdad se dijo que esta historia era representativa de en qué se ha convertido la clase trabajadora, en una subclase. Se transmitió la idea de que todos los que viven en pisos de protección oficial son como la madre que secuestró a su hija, en lugar de decir que esto no era representativo de un grupo social y que sólo era representativo de esa mujer. Es obvio que en estos barrios las madres no secuestran a sus hijas para ganar dinero pero así lo contaron los medios, como si ella representara a todo un grupo social. Con la gente adinerada no actúan de la misma manera. En este país hubo un doctor, Harold Shipman. Fue un asesino en serie que envenenó y mató a sus pacientes. Imaginate que digan “Este es un ejemplo de lo que es la clase media”. Es ridículo. Se representa a sí mismo. Su entorno social no tiene nada que ver con sus crímenes.
La imagen negativa de la clase trabajadora se transmite mediante programas como “La calle de los subsidios” basado en una calle de Birmingham donde vive gente que depende de las ayudas sociales. No hemos tenido ningún programa llamado “La calle de los banqueros” o “La calle de los defraudadores fiscales”. Es parte del problema. Pregunté al productor de “La calle de los subsidios”, un programa que triunfó cuando apareció en Channel 4 el año pasado, por qué no hacían un programa sobre el mal comportamiento de los ricos. Y me dijo: “No me interesa”.
Existe otro programa llamado “Sinvergüenza” localizado en un barrio de protección oficial de Manchester que es caótico, lleno de drogadictos, de gente que practica sexo con todo el mundo y que se pasa todo el día de fiesta... No creo que la gente que vive en los barrios de protección oficial lo mire pensando: “Ese soy yo”. La gente se ríe y no se lo toma como una ofensa. La diferencia es que alguien de clase media que no vive en esos barrios y no conoce a la gente que vive ahí es más probable que mire estos programas y piense que esa gente es así.
En una sociedad desigual y segregada el peligro es que la clase media piense que está viendo un documental cuando en realidad es un programa de entretenimiento basado en caricaturas.
Pienso que el sistema de clases es como una prisión. Atrapa a la gente en unas circunstancias que no deberían existir en un país rico. Creo que aquí hay muchos problemas. El primero que los desequilibrios educativos empiezan al nacer. La comida, la casa... Vivimos en Londres, una de las ciudades más prósperas del planeta, pero uno de cada cuatro jóvenes londinenses crece en una casa sobreocupada. Eso tiene un gran impacto en su salud, su bienestar y también en su educación. También cosas como los becarios no remunerados. Para entrar en el mercado laboral tienes que trabajar un tiempo gratis, hacer masters carísimos y siempre hay gente que no puede permitírselo. De nuevo se discrimina por al riqueza y no por las habilidades personales.
El estándar de vida de la clase obrera ha caído durante el periodo más largo desde que la reina Victoria llegó al trono hacia 1870. Es grotesco, injustificables.
No obstante pienso que podemos dar la vuelta a la situación. No te puedes involucrar en ninguna lucha si no tienes esperanza. La esperanza nos dice que todas las injusticias y problemas son temporales y transitorios y pueden superarse con la determinación adecuada. Y la historia de este país, y de otros países como España, demuestra que los cambios no se producen por la generosidad de los poderosos. Los poderosos no se levantan un día y dicen: “Me siento generoso, voy a conceder el voto a las mujeres”. La gente luchó por la Seguridad Social en este país, los sindicalistas lucharon por la dignidad de los trabajadores y cuando los trabajadores vean que si son atacados pueden luchar contra ello y ganar... puede servir de ejemplo.
Desde el feudalismo hemos avanzado, luchamos para superar esas injusticias. Se supone que tenemos que ir a mejor, tener más seguridad y comodidad. El problema es que en los últimos años vamos para atrás. En 2008 la izquierda pensó: “El libre mercado ha quedado desacreditado, vamos a ganar”. No teníamos ideas, lo único que teníamos eran eslóganes a la defensiva: “No a los recortes", "no a las privatizaciones”. Y la única forma de ganar es tener alternativas coherentes que aglutinen a la gente. La derecha no usa palabra técnicas como esta. Habla el lenguaje del sentido común, del día a día. Y la izquierda debe encontrar una nueva forma de comunicación y aprender de la derecha.
La clave no es que la gente se sienta orgullosa de la clase a la que pertenece. Entiendo clase como una desigualdad que debería erradicarse. Me gustaría tener un día una sociedad sin clases y yo creo que debemos luchar por alcanzarla, que no tengamos esas enormes y grotescas distribuciones de riqueza y poder. Y esto supone una sociedad distinta a la que tenemos actualmente. No es algo que tenga que ver con la identidad y el orgullo, simplemente se trata de acabar con la desigualdad que viene del poder y de la riqueza. Solo me interesa eso.
Owen Jones, Transcripción de la entrevista de Jordi Évole en Salvados emitida el 22 de noviembre de 2015
Fuente:
http://www.mrafundazioa.eus/es/articulos/owen-jones-quieren-acabar-con-el-sentimiento-solidario-de-clase-trabajadora
Secretos para tener empleo
Hace siete años Donna Lubrano trabajaba como entrenadora personal. Hoy da cursos de negocios en la Universidad Northeastern de Massachusetts, en Estados Unidos.
Pero un cambio tan radical no fue fácil.
No era la primera vez que daba un giro profesional. A Lubrano, de 59 años, siempre le ha gustado el entrenamiento físico, y después de aburrirse de su trabajo de escritorio en una agencia de bienes raíces, decidió sacar un certificado para dar clases en su gimnasio local. Pero también tenía una maestría en negocios internacionales, así que sabía que no trabajaría para siempre como entrenadora personal. "Llega un momento en la vida en que hay que avanzar", dice. Sabía que quería dedicarse a la enseñanza, pero que podría tomarle varios años alcanzar ese objetivo, así que comenzó con lo que sabía: desarrollando seminarios para entrenadores personales del sector de salud y bienestar, mercadeo y ventas.
Entonces Lubrano utilizó su experiencia en enseñanza para lograr que la contrataran en entrenamiento corporativo. Tuvo que aprender cosas nuevas, pero su experiencia como entrenadora personal le había dado las habilidades relevantes, tales como cómo desarrollar un currículo y cómo trabajar con clientes. También aceptó un salario menor y tuvo que ir armando una buena reputación, pero la estrategia funcionó. Eventualmente logró su primer trabajo como profesora en una pequeña universidad local, y después de adquirir suficiente experiencia llegó a su posición actual. Desear un cambio de rumbo profesional es bastante común. El 48% de los trabajadores en Estados Unidos dicen estar listos para ello, de acuerdo con una encuesta de la firma consultora Lee Hecht Harrison, y otro 13% dice estar casi listo. En Reino Unido, el 47% de los profesionales dijeron sentirse de la misma manera, según un informe de la London School of Economics and Finance. Pero dar pasos hacia un cambio significativo en tu carrera puede ser abrumador. Una persona frente a dos caminos Image copyright Thinkstock Image caption Trata de lograr aquello que te apasiona, pero no olvides los problemas prácticos. "Uno de los errores que comete la gente cuando comienzan en un nuevo oficio es pensar que simplemente pueden empezar y ya", dice Nic Paton, autor de un libro en la materia. "Cambiar de profesión no es fácil. Es mucho más fácil no hacerlo. Es un esfuerzo duro y es una apuesta". Así que si estás buscando la manera de renovarte profesionalmente, aquí tienes un plan a cinco años. Cómo sobrevivir a los cambios constantes en el trabajo Cinco años antes Con frecuencia sabes qué no quieres hacer pero no tienes claro qué paso dar a continuación. Así que, inicialmente, trata de concentrarte en aquello que más te gusta hacer y en qué clase de ambiente te va mejor, dice Phyllis Mufson, asesor profesional en Florida. "Algunas personas están dispuestas a invertir para entrenarse en algo completamente nuevo, y para otras esa no es una opción", dice Mufson. "¿Cuánto dinero tienes que ganar? Considera asuntos aspiracionales como cuáles son tus intereses y lo que te apasiona, pero también ten en cuenta cuáles son las limitaciones prácticas dentro de las cuales tienes que moverte". Si tienes familia, se verán afectados por tus decisiones, así que discute tus planes con ellos. "La mayoría de los cambios de carrera causan alteraciones y una reducción en el ingreso. Con suerte sólo será temporalmente, pero quizás de manera permanente", advierte Paton. A continuación, haz un mapa de los siguientes pasos a tomar. ¿Ahorrarás para compensar por los primeros años de menor salario en tu nuevo campo? ¿Necesitarás más educación formal? ¿Y cuándo es probable que encuentres otro trabajo? Una persona frente a varios signos de interrogación Image copyright Thinkstock Image caption Haz un cronograma: esto pondrá las cosas en movimiento. Hacer un cronograma pone el proceso en movimiento, porque estableces metas concretas. "Nueve de cada diez veces, no es tan importante cuándo empiezas, sino simplemente empezar", dice Paton. Cuatro años antes Una vez que hayas identificado la nueva profesión o industria a la que te quieres dedicar, asegúrate de que es la indicada para ti. Identifica a personas que trabajen en ese campo y pídeles información. ¿No sabes dónde encontrarlas? "Busca en LinkedIn a personas que estén haciendo exactamente el mismo trabajo que deseas en la compañía que quieres, y pregúntales si estarían dispuestos a hablarte sobre lo que hacen", dice Abby Kohut, una experta en desarrollo profesional. Pídeles que te den su opinión sobre tu currículo: ¿qué te falta? ¿En qué debes prepararte? ¿Y cuáles características personales se necesitan para tener éxito? "Así comienzas a crear una red en tu nueva área. También pide que te den referencias de otras personas con las que sería interesante conversar", añade Mufson. Dos a tres años antes Ahora es el momento de adquirir las habilidades y experiencia que necesitas para asumir el papel que quieres. Puede tratarse de educación formal, tal como la que se requiere para trabajar como enfermero o fisioterapeuta, o una serie menos estructurada de clases o un programa de certificación. Es posible que este proceso sea corto o que tome cinco o más años. Pero si tienes un empleo a tiempo completo y una familia, y tu nuevo rol requiere de educación formal, esta etapa requerirá de un poco de planificación financiera. Una conferencia Image copyright Thinkstock Image caption Participar en conferencias relacionadas con el nuevo rumbo que escogiste puede darte la oportunidad de conocer a la gente indicada. Antes de tirarte de cabeza en un curso universitario, calcula el costo, incluidos los intereses si vas a necesitar un préstamo para financiar tus estudios y la pérdida de ingresos si te dedicas a ello tiempo completo. Compara esta suma con el ingreso probable que alcanzarás en tu nuevo campo. Confirma si necesitas credenciales académicas para llevar a cabo tu plan. "Es posible que logres que te contraten y adquieras los conocimientos y habilidades que necesitas de otra manera", dice Mufson. "Fíjate en qué otros trabajos en el campo no requieren de mucha educación formal para emplearte en algo que vas a disfrutar". Es posible que puedas obtener la educación que necesitas vía internet, aunque para muchos empleadores estas credenciales no son ideales. "Pero si es la única manera, simplemente hazlo", dice Kohut. O ponte creativo. "Un cliente quería convertirse en ingeniero de software pero no tenía dinero para tomar clases", cuenta Mufson. "Encontró un trabajo como recepcionista en una compañía de computación con beneficios educativos liberales, que terminó pagando sus estudios". También es buen momento ir a conferencias relacionadas con tu nueva profesión y conocer a nuevos empleadores. "Deben ver que vas en serio y que estás trabajando por ello", dice Kohut. Es posible que tengas que dar temporalmente un paso atrás para lograr lo que te propones. Eso fue lo que le funcionó a May Tran, a quien le tomó tres años cambiar de un trabajo en finanzas a otro en mercadeo digital. "Para lograr el cambio tomé trabajos de principiante en mercadeo, empecé por abajo", señala Tran, de 34 años y quien vive en Dubai. Un año antes Es momento de buscar trabajo, lo cual puede tomar tiempo. Personas esperando por una entrevista de trabajo Image copyright Thinkstock Image caption Encontrar ese primer nuevo empleo va a ser un desafío. "Me llevó un año encontrar trabajo como profesora", señala Lubrano. "Fue difícil, porque tenía que hacerles ver todo lo que había hecho y cómo iba a transferir mi experiencia al aula de clases". ¿Cómo vas a presentar a tu nuevo yo? Comienza por repensar tu currículo y tu presencia online, en sitios como LinkedIn y webs profesionales. "Lo que vas a hacer es presentar partes de tu experiencia que todavía sirven para el nuevo rumbo que escogiste", señala Mufson. Lo mismo aplica para las entrevistas. "¿Cuáles son los aspectos de tu personalidad que funcionan con tu nueva carrera?", pregunta Mufson. "¿Qué aprendiste en las clases que tomaste? Practica tus respuestas a preguntas comunes y encuentra historias que ilustren el tipo de problemas que puedes resolver". Hagas lo que hagas, no entres al proceso pensando que tus logros pasados te van a dar la oficina con la mejor vista a la calle. "Mucha gente piensa que porque ha sido exitosa en otra carrera el mundo les debe una nueva", dice Kohut. Sin embargo, si le pones suficiente dedicación es posible dar un giro de 180 grados. Pregúntale a Stephanie David, de 35 años, quien dejó una carrera como empleado público en Washington para lanzar PopNod, un sitio social de compras en internet. "Mi experiencia de 11 años en estrategia corporativa, desarrollo empresarial y ventas se aplicaba directamente a crear mi propio negocio", afirma David. "Nunca subestimes las habilidades que ya tienes y el poder de la pasión". Lee la historia original en inglés en BBC Capital
Pero un cambio tan radical no fue fácil.
No era la primera vez que daba un giro profesional. A Lubrano, de 59 años, siempre le ha gustado el entrenamiento físico, y después de aburrirse de su trabajo de escritorio en una agencia de bienes raíces, decidió sacar un certificado para dar clases en su gimnasio local. Pero también tenía una maestría en negocios internacionales, así que sabía que no trabajaría para siempre como entrenadora personal. "Llega un momento en la vida en que hay que avanzar", dice. Sabía que quería dedicarse a la enseñanza, pero que podría tomarle varios años alcanzar ese objetivo, así que comenzó con lo que sabía: desarrollando seminarios para entrenadores personales del sector de salud y bienestar, mercadeo y ventas.
Entonces Lubrano utilizó su experiencia en enseñanza para lograr que la contrataran en entrenamiento corporativo. Tuvo que aprender cosas nuevas, pero su experiencia como entrenadora personal le había dado las habilidades relevantes, tales como cómo desarrollar un currículo y cómo trabajar con clientes. También aceptó un salario menor y tuvo que ir armando una buena reputación, pero la estrategia funcionó. Eventualmente logró su primer trabajo como profesora en una pequeña universidad local, y después de adquirir suficiente experiencia llegó a su posición actual. Desear un cambio de rumbo profesional es bastante común. El 48% de los trabajadores en Estados Unidos dicen estar listos para ello, de acuerdo con una encuesta de la firma consultora Lee Hecht Harrison, y otro 13% dice estar casi listo. En Reino Unido, el 47% de los profesionales dijeron sentirse de la misma manera, según un informe de la London School of Economics and Finance. Pero dar pasos hacia un cambio significativo en tu carrera puede ser abrumador. Una persona frente a dos caminos Image copyright Thinkstock Image caption Trata de lograr aquello que te apasiona, pero no olvides los problemas prácticos. "Uno de los errores que comete la gente cuando comienzan en un nuevo oficio es pensar que simplemente pueden empezar y ya", dice Nic Paton, autor de un libro en la materia. "Cambiar de profesión no es fácil. Es mucho más fácil no hacerlo. Es un esfuerzo duro y es una apuesta". Así que si estás buscando la manera de renovarte profesionalmente, aquí tienes un plan a cinco años. Cómo sobrevivir a los cambios constantes en el trabajo Cinco años antes Con frecuencia sabes qué no quieres hacer pero no tienes claro qué paso dar a continuación. Así que, inicialmente, trata de concentrarte en aquello que más te gusta hacer y en qué clase de ambiente te va mejor, dice Phyllis Mufson, asesor profesional en Florida. "Algunas personas están dispuestas a invertir para entrenarse en algo completamente nuevo, y para otras esa no es una opción", dice Mufson. "¿Cuánto dinero tienes que ganar? Considera asuntos aspiracionales como cuáles son tus intereses y lo que te apasiona, pero también ten en cuenta cuáles son las limitaciones prácticas dentro de las cuales tienes que moverte". Si tienes familia, se verán afectados por tus decisiones, así que discute tus planes con ellos. "La mayoría de los cambios de carrera causan alteraciones y una reducción en el ingreso. Con suerte sólo será temporalmente, pero quizás de manera permanente", advierte Paton. A continuación, haz un mapa de los siguientes pasos a tomar. ¿Ahorrarás para compensar por los primeros años de menor salario en tu nuevo campo? ¿Necesitarás más educación formal? ¿Y cuándo es probable que encuentres otro trabajo? Una persona frente a varios signos de interrogación Image copyright Thinkstock Image caption Haz un cronograma: esto pondrá las cosas en movimiento. Hacer un cronograma pone el proceso en movimiento, porque estableces metas concretas. "Nueve de cada diez veces, no es tan importante cuándo empiezas, sino simplemente empezar", dice Paton. Cuatro años antes Una vez que hayas identificado la nueva profesión o industria a la que te quieres dedicar, asegúrate de que es la indicada para ti. Identifica a personas que trabajen en ese campo y pídeles información. ¿No sabes dónde encontrarlas? "Busca en LinkedIn a personas que estén haciendo exactamente el mismo trabajo que deseas en la compañía que quieres, y pregúntales si estarían dispuestos a hablarte sobre lo que hacen", dice Abby Kohut, una experta en desarrollo profesional. Pídeles que te den su opinión sobre tu currículo: ¿qué te falta? ¿En qué debes prepararte? ¿Y cuáles características personales se necesitan para tener éxito? "Así comienzas a crear una red en tu nueva área. También pide que te den referencias de otras personas con las que sería interesante conversar", añade Mufson. Dos a tres años antes Ahora es el momento de adquirir las habilidades y experiencia que necesitas para asumir el papel que quieres. Puede tratarse de educación formal, tal como la que se requiere para trabajar como enfermero o fisioterapeuta, o una serie menos estructurada de clases o un programa de certificación. Es posible que este proceso sea corto o que tome cinco o más años. Pero si tienes un empleo a tiempo completo y una familia, y tu nuevo rol requiere de educación formal, esta etapa requerirá de un poco de planificación financiera. Una conferencia Image copyright Thinkstock Image caption Participar en conferencias relacionadas con el nuevo rumbo que escogiste puede darte la oportunidad de conocer a la gente indicada. Antes de tirarte de cabeza en un curso universitario, calcula el costo, incluidos los intereses si vas a necesitar un préstamo para financiar tus estudios y la pérdida de ingresos si te dedicas a ello tiempo completo. Compara esta suma con el ingreso probable que alcanzarás en tu nuevo campo. Confirma si necesitas credenciales académicas para llevar a cabo tu plan. "Es posible que logres que te contraten y adquieras los conocimientos y habilidades que necesitas de otra manera", dice Mufson. "Fíjate en qué otros trabajos en el campo no requieren de mucha educación formal para emplearte en algo que vas a disfrutar". Es posible que puedas obtener la educación que necesitas vía internet, aunque para muchos empleadores estas credenciales no son ideales. "Pero si es la única manera, simplemente hazlo", dice Kohut. O ponte creativo. "Un cliente quería convertirse en ingeniero de software pero no tenía dinero para tomar clases", cuenta Mufson. "Encontró un trabajo como recepcionista en una compañía de computación con beneficios educativos liberales, que terminó pagando sus estudios". También es buen momento ir a conferencias relacionadas con tu nueva profesión y conocer a nuevos empleadores. "Deben ver que vas en serio y que estás trabajando por ello", dice Kohut. Es posible que tengas que dar temporalmente un paso atrás para lograr lo que te propones. Eso fue lo que le funcionó a May Tran, a quien le tomó tres años cambiar de un trabajo en finanzas a otro en mercadeo digital. "Para lograr el cambio tomé trabajos de principiante en mercadeo, empecé por abajo", señala Tran, de 34 años y quien vive en Dubai. Un año antes Es momento de buscar trabajo, lo cual puede tomar tiempo. Personas esperando por una entrevista de trabajo Image copyright Thinkstock Image caption Encontrar ese primer nuevo empleo va a ser un desafío. "Me llevó un año encontrar trabajo como profesora", señala Lubrano. "Fue difícil, porque tenía que hacerles ver todo lo que había hecho y cómo iba a transferir mi experiencia al aula de clases". ¿Cómo vas a presentar a tu nuevo yo? Comienza por repensar tu currículo y tu presencia online, en sitios como LinkedIn y webs profesionales. "Lo que vas a hacer es presentar partes de tu experiencia que todavía sirven para el nuevo rumbo que escogiste", señala Mufson. Lo mismo aplica para las entrevistas. "¿Cuáles son los aspectos de tu personalidad que funcionan con tu nueva carrera?", pregunta Mufson. "¿Qué aprendiste en las clases que tomaste? Practica tus respuestas a preguntas comunes y encuentra historias que ilustren el tipo de problemas que puedes resolver". Hagas lo que hagas, no entres al proceso pensando que tus logros pasados te van a dar la oficina con la mejor vista a la calle. "Mucha gente piensa que porque ha sido exitosa en otra carrera el mundo les debe una nueva", dice Kohut. Sin embargo, si le pones suficiente dedicación es posible dar un giro de 180 grados. Pregúntale a Stephanie David, de 35 años, quien dejó una carrera como empleado público en Washington para lanzar PopNod, un sitio social de compras en internet. "Mi experiencia de 11 años en estrategia corporativa, desarrollo empresarial y ventas se aplicaba directamente a crear mi propio negocio", afirma David. "Nunca subestimes las habilidades que ya tienes y el poder de la pasión". Lee la historia original en inglés en BBC Capital
Sin movimiento obrero, ¿adónde quieren llevarnos las nuevas izquierdas?
Como tal, el movimiento obrero a la usanza del siglo XX ha dejado de existir y de ser un actor político con señas de identidad propias, habiéndose segmentado en multitud de movimientos sociales o mareas puntuales donde sus energías se han disuelto de modo irremisible.
La precariedad laboral se configura como un amplio territorio inconexo de trabajadores que solo buscan salvar los muebles de sus necesidades básicas inmediatas. Nadie se reconoce en el otro porque todos son competidores por salarios de miseria y empleos de baja calidad.
En ese ambiente gaseoso, los sindicatos mayoritarios solo sirven como agencia jurídica para solventar casos concretos e individuales. Hacer sindicalismo en ese mar de dudas laboral resulta poco menos que una osadía de locos. Aquellos trabajadores que intenten un gesto reivindicativo pueden dar con sus huesos en la calle de forma fulminante.
Así las cosas, observamos desde bastante tiempo atrás que las candidaturas de la izquierda transformadora están huérfanas de representantes auténticos del movimiento obrero en general. Los sindicatos con mayor relevancia no tienen fuerza alguna en el terreno político para insertar en las listas opciones particulares del mundo del trabajo. O no quieren o no pueden, pero su irrelevancia es muy acusada.
A título de ejemplo significativo, Marcelino Camacho es el último emblema de esa aportación genuina del viejo movimiento obrero a la acción política parlamentaria. Después de él, el desierto absoluto. Eso sí, las candidaturas del PP y el PSOE han sido copadas por empresarios y profesionales liberales sin ningún rubor. En el caso actual de Podemos, las expectativas parecen ser las mismas: gente profesional y activistas de nuevo cuño que amanecen a la cosa pública desde movimientos sociales nacidos al calor del 15M, sin una experiencia directa con el sindicalismo o lo laboral en sentido estricto.
La infrarrepresentación política de los trabajadores (ligados al antiguo concepto de clase obrera) es clamorosamente evidente. Su escasa fuerza e influencia se corresponde con una corrosión de las ideas de izquierda clásicas y con la precariedad e inestabilidad laborales. El nuevo sujeto individual emergente “de izquierdas” se quiere “autónomo y libre”, habiendo cortado sus raíces con las luchas sociales y políticas precedentes de cuajo.
En la novedad primigenia y total, la “nueva izquierda” se siente muy a gusto sin referencias del pasado, pretendiendo inaugurar un horizonte original casi de la nada. Los elementos principales de su análisis descansan, sin expresarlo a la cara, en que el capitalismo puede reformarse en positivo solo con apuestas éticas: lo que quiere la gente es vivir en paz sin chocar con las contradicciones de clase sociales.
A simple vista, parece un bagaje ideológico demasiado infantil. Como la gente no desea radicalismos excesivos, hay que moderar la práctica política con posturas estéticas de mucho ruido mediático y pocas nueces efectivas. Su estrategia es nula, todo lo fían a hoy mismo, a los votos que otorguen una mayoría suficiente para gestionar los restos del Estado del Bienestar. Todo ello destila un tradicional aroma a socialdemocracia de corto recorrido.
Mientras tanto, la precariedad laboral aumenta sin cesar y lo público se desmorona día tras día. Lo que vemos ahora en Grecia, un querer sin poder frente a las estructuras de dominación internacional, no arredra a los exegetas de la “nueva izquierda”. Siguen impertérritos en su táctica de ganar las elecciones sin saber adónde nos dirigimos.
Consideran que el mero hecho de una victoria electoral obrará como un resorte mágico para conquistar una sociedad distinta, se supone que más igualitaria y justa. Da la sensación de que estamos ante un craso error de interpretación espontaneísta, ya recurrente en la historia de las izquierdas renovadas de toda Europa. Los votos populares, sin más aditamentos ideológicos de largo alcance, jamás han modificado sustancialmente el régimen capitalista en Occidente.
La confluencia actual de diferentes movimientos sociales en pos de una alternativa política se está realizando a botepronto, más con voluntarismo que con debate interno. Y en esta coyuntura, el movimiento obrero y los sindicatos están claramente ausentes, sin capacidad de expresión propia.
De esa reunión heterogénea está surgiendo, paradójicamente, una camarilla o casta (vanguardia se decía no hace tanto) que impone sus criterios carismáticos rodeándose de mecanismo democráticos cibernéticos de dudosa aplicación en la realidad contingente. “Los de arriba alternativos” tienen un capital mediático casi imbatible por otras opciones partidarias o ciudadanas.
No hay debate real, solo profusa palabrería discursiva, impulsos descoordinados que buscan un objetivo electoral concreto: ganar los comicios generales con fórmulas ultramodernas de mercadotecnia agresiva pero sin saber hacia dónde dirigirse, sin puerto o destino que sirva de ilusión o referente político tangible.
Hoy en España solo quedan vestigios organizados del movimiento obrero en los jornaleros de Andalucía y en el sector minero norteño. El resto es un páramo desangelado de precariedad laboral posmoderna. Haría falta que con urgencia Marcelino Camacho se reencarnara en nuevos líderes salidos del conflicto laboral. Sin ellas y ellos, lo político, la izquierda transformadora, presentará una inconsistencia más que notable.
Desde mayo del 68, todas las izquierdas nuevas han acabado en el desencanto o en el posibilismo socialdemócrata sin que las estructuras capitalistas se hayan visto en apuros o dificultades serias. Crisis tras crisis, el sistema capitalista continúa fiel a sí mismo ante la impotencia de soluciones de izquierda que vayan más allá de la huera retórica coyuntural.
Y la lucha de clases continúa ahí, impertérrita, lozana ella, escondida entre bastidores. Actualmente tienen más resonancia pública los manifiestos del veleidoso sector de la cultura que las reivindicaciones y propuestas genuinas de la clase trabajadora.
Algo funciona mal en la izquierda cuando sus presuntas ideas hay que representarlas y simbolizarlas a través de figuras mediáticas interclasistas de cierto renombre o prestigio profesional. El mundo de la cultura jamás puede llenar el vacío político y social del movimiento obrero. Pero eso es lo que está sucediendo ahora, un motivo más para reflexionar críticamente acerca de las nuevas izquierdas y sus capacidades reales de convertirse en alternativa al statu quo vigente.
Armando B. Ginés
La precariedad laboral se configura como un amplio territorio inconexo de trabajadores que solo buscan salvar los muebles de sus necesidades básicas inmediatas. Nadie se reconoce en el otro porque todos son competidores por salarios de miseria y empleos de baja calidad.
En ese ambiente gaseoso, los sindicatos mayoritarios solo sirven como agencia jurídica para solventar casos concretos e individuales. Hacer sindicalismo en ese mar de dudas laboral resulta poco menos que una osadía de locos. Aquellos trabajadores que intenten un gesto reivindicativo pueden dar con sus huesos en la calle de forma fulminante.
Así las cosas, observamos desde bastante tiempo atrás que las candidaturas de la izquierda transformadora están huérfanas de representantes auténticos del movimiento obrero en general. Los sindicatos con mayor relevancia no tienen fuerza alguna en el terreno político para insertar en las listas opciones particulares del mundo del trabajo. O no quieren o no pueden, pero su irrelevancia es muy acusada.
A título de ejemplo significativo, Marcelino Camacho es el último emblema de esa aportación genuina del viejo movimiento obrero a la acción política parlamentaria. Después de él, el desierto absoluto. Eso sí, las candidaturas del PP y el PSOE han sido copadas por empresarios y profesionales liberales sin ningún rubor. En el caso actual de Podemos, las expectativas parecen ser las mismas: gente profesional y activistas de nuevo cuño que amanecen a la cosa pública desde movimientos sociales nacidos al calor del 15M, sin una experiencia directa con el sindicalismo o lo laboral en sentido estricto.
La infrarrepresentación política de los trabajadores (ligados al antiguo concepto de clase obrera) es clamorosamente evidente. Su escasa fuerza e influencia se corresponde con una corrosión de las ideas de izquierda clásicas y con la precariedad e inestabilidad laborales. El nuevo sujeto individual emergente “de izquierdas” se quiere “autónomo y libre”, habiendo cortado sus raíces con las luchas sociales y políticas precedentes de cuajo.
En la novedad primigenia y total, la “nueva izquierda” se siente muy a gusto sin referencias del pasado, pretendiendo inaugurar un horizonte original casi de la nada. Los elementos principales de su análisis descansan, sin expresarlo a la cara, en que el capitalismo puede reformarse en positivo solo con apuestas éticas: lo que quiere la gente es vivir en paz sin chocar con las contradicciones de clase sociales.
A simple vista, parece un bagaje ideológico demasiado infantil. Como la gente no desea radicalismos excesivos, hay que moderar la práctica política con posturas estéticas de mucho ruido mediático y pocas nueces efectivas. Su estrategia es nula, todo lo fían a hoy mismo, a los votos que otorguen una mayoría suficiente para gestionar los restos del Estado del Bienestar. Todo ello destila un tradicional aroma a socialdemocracia de corto recorrido.
Mientras tanto, la precariedad laboral aumenta sin cesar y lo público se desmorona día tras día. Lo que vemos ahora en Grecia, un querer sin poder frente a las estructuras de dominación internacional, no arredra a los exegetas de la “nueva izquierda”. Siguen impertérritos en su táctica de ganar las elecciones sin saber adónde nos dirigimos.
Consideran que el mero hecho de una victoria electoral obrará como un resorte mágico para conquistar una sociedad distinta, se supone que más igualitaria y justa. Da la sensación de que estamos ante un craso error de interpretación espontaneísta, ya recurrente en la historia de las izquierdas renovadas de toda Europa. Los votos populares, sin más aditamentos ideológicos de largo alcance, jamás han modificado sustancialmente el régimen capitalista en Occidente.
La confluencia actual de diferentes movimientos sociales en pos de una alternativa política se está realizando a botepronto, más con voluntarismo que con debate interno. Y en esta coyuntura, el movimiento obrero y los sindicatos están claramente ausentes, sin capacidad de expresión propia.
De esa reunión heterogénea está surgiendo, paradójicamente, una camarilla o casta (vanguardia se decía no hace tanto) que impone sus criterios carismáticos rodeándose de mecanismo democráticos cibernéticos de dudosa aplicación en la realidad contingente. “Los de arriba alternativos” tienen un capital mediático casi imbatible por otras opciones partidarias o ciudadanas.
No hay debate real, solo profusa palabrería discursiva, impulsos descoordinados que buscan un objetivo electoral concreto: ganar los comicios generales con fórmulas ultramodernas de mercadotecnia agresiva pero sin saber hacia dónde dirigirse, sin puerto o destino que sirva de ilusión o referente político tangible.
Hoy en España solo quedan vestigios organizados del movimiento obrero en los jornaleros de Andalucía y en el sector minero norteño. El resto es un páramo desangelado de precariedad laboral posmoderna. Haría falta que con urgencia Marcelino Camacho se reencarnara en nuevos líderes salidos del conflicto laboral. Sin ellas y ellos, lo político, la izquierda transformadora, presentará una inconsistencia más que notable.
Desde mayo del 68, todas las izquierdas nuevas han acabado en el desencanto o en el posibilismo socialdemócrata sin que las estructuras capitalistas se hayan visto en apuros o dificultades serias. Crisis tras crisis, el sistema capitalista continúa fiel a sí mismo ante la impotencia de soluciones de izquierda que vayan más allá de la huera retórica coyuntural.
Y la lucha de clases continúa ahí, impertérrita, lozana ella, escondida entre bastidores. Actualmente tienen más resonancia pública los manifiestos del veleidoso sector de la cultura que las reivindicaciones y propuestas genuinas de la clase trabajadora.
Algo funciona mal en la izquierda cuando sus presuntas ideas hay que representarlas y simbolizarlas a través de figuras mediáticas interclasistas de cierto renombre o prestigio profesional. El mundo de la cultura jamás puede llenar el vacío político y social del movimiento obrero. Pero eso es lo que está sucediendo ahora, un motivo más para reflexionar críticamente acerca de las nuevas izquierdas y sus capacidades reales de convertirse en alternativa al statu quo vigente.
Armando B. Ginés
sábado, 5 de diciembre de 2015
Así es como Einstein educó a su hijo. Rescatamos de los escritos del científico las claves universales para formar sabios (que no sabelotodos).
El 25 de noviembre de este año 2015, se cumplieron los 100 años de la publicación por Einstein de la Teoría General de la Relatividad, lo que supuso una revolución en la concepción de la naturaleza por la ciencia.
El 31 de diciembre de 1999, la revista Time escogió al personaje del siglo XX. El rostro que aparecía en la portada no era el de un deportista, ni el de un actor o estrella del rock, ni un líder pacifista tras dos guerras mundiales; pertenecía a un sabio. La persona más importante fue Albert Einstein.
La influencia del científico (1879 – 1955) va más allá de su célebre teoría de la relatividad, que cumple cien años. Alguien que acumuló tanta ciencia debió de decir muchas cosas en el campo del aprendizaje, y las dijo. Pasó buena parte de sus días contando su pasión por aprender en ensayos, cartas y conferencias, que dejaron un goteo de citas inspiradoras entre las que hemos buceado para aprender a aprender. Algo nada desdeñable, dado que el aprendizaje es imperecedero. “El estudio y, en general, la búsqueda de la verdad y la belleza, conforman un área donde podemos seguir siendo niños toda la vida”, reflexionó en uno de sus textos recogidos por Helen Dukas y Banesh Hoffmann en The Human Side. New Glimpses from his Archives (Princeton University Press, 1979).
Un planteamiento que salpica con frecuencia sus escritos es el rechazo del aprendizaje como imposición. Einstein estudió siete años en el colegio (Instituto de bachillerato) Luitpold Gymnasium de Múnich, donde se aplicaba el memorismo, basado en repetir hasta retener. Frustrado, lo abandonó antes de acabar. “La enseñanza”, escribiría años después, “debe ser tal que pueda recibirse como el mejor regalo y no como una amarga obligación”, escribió en Mi visión del mundo (Tusquets, 1949).
Toca lo que te guste
En Notas autobiográficas (Alianza, 1949) describe el conflicto entre su método selectivo y las exigencias académicas: “Aprendí muy pronto a entresacar aquello que podía conducir a la entraña, prescindiendo de la multitud de cosas que atiborran la mente y la desvían de lo esencial. La pega era que para los exámenes había que embutirse todo ese material en la cabeza, quisieras o no (…). Es un grave error creer que la ilusión de mirar y buscar puede fomentarse a golpe de coacción y sentido del deber. Pienso que incluso a un animal de presa sano se le podría privar de su voracidad si se le obliga continuamente a comer cuando no tiene hambre”. Con ese resquemor, aconsejó a su hijo que tratara de encontrar placer en el aprendizaje, por encima de la rigidez del sistema. “Toca al piano principalmente lo que te guste, aunque la profesora no te lo asigne. Es la mejor manera de aprender, cuando estás haciendo algo con tal disfrute que no te das cuenta de que el tiempo pasa”, de la carta a su hijo Tete, recogida en Posterity: Letters of great americans to their children, de Dorie McCullough Dawson, 2008.
Para alcanzar la excelencia, anteponía la práctica a la teoría: “Las grandes personalidades no se forman con lo que se oye o se dice, sino mediante el trabajo y la actividad. Por consiguiente, el mejor método de educación ha sido siempre aquel en que se urge al discípulo a la realización de tareas concretas. Esto se aplica tanto a los primeros intentos de escribir del niño como a una tesis universitaria (...), a interpretar o traducir un texto, a resolver un problema de matemáticas o a la práctica de un deporte”, escribe en Mis creencias (1939). Precisamente usó el deporte como analogía para explicar la diferencia entre aprendizaje y educación: “Si un hombre joven ha entrenado sus músculos y su resistencia física haciendo gimnasia y caminando, más tarde estará preparado para cualquier trabajo físico. Esto es análogo a la mente (…). No estaba equivocado aquel que dijo: ‘La educación es lo que queda cuando uno ha olvidado todo lo que aprendió en la escuela”, en Sobre la educación, 1936.
Einstein abogaba por una enseñanza que favoreciese la individualidad como aporte a la colectividad. “Deberían cultivarse en los individuos cualidades para el bien común. Esto no significa que (...) se convierta en simple instrumento de la comunidad, como una abeja (...). El objetivo ha de ser formar individuos que actúen con independencia y que consideren su interés vital el servicio a la comunidad” (Mis creencias).
Sin embargo, ¿qué gana uno cultivándose para servir a los demás? ¿Fama, dinero…? En el mismo libro dice: “Tenemos que prevenirnos contra quienes predican a los jóvenes el éxito como objetivo de la vida. (…) El valor de un hombre debería juzgarse en función de lo que da y no de lo que recibe. La tarea decisiva de la enseñanza es despertar estas fuerza psicológicas en el joven”. Predicó con el ejemplo.
El 31 de diciembre de 1999, la revista Time escogió al personaje del siglo XX. El rostro que aparecía en la portada no era el de un deportista, ni el de un actor o estrella del rock, ni un líder pacifista tras dos guerras mundiales; pertenecía a un sabio. La persona más importante fue Albert Einstein.
La influencia del científico (1879 – 1955) va más allá de su célebre teoría de la relatividad, que cumple cien años. Alguien que acumuló tanta ciencia debió de decir muchas cosas en el campo del aprendizaje, y las dijo. Pasó buena parte de sus días contando su pasión por aprender en ensayos, cartas y conferencias, que dejaron un goteo de citas inspiradoras entre las que hemos buceado para aprender a aprender. Algo nada desdeñable, dado que el aprendizaje es imperecedero. “El estudio y, en general, la búsqueda de la verdad y la belleza, conforman un área donde podemos seguir siendo niños toda la vida”, reflexionó en uno de sus textos recogidos por Helen Dukas y Banesh Hoffmann en The Human Side. New Glimpses from his Archives (Princeton University Press, 1979).
Un planteamiento que salpica con frecuencia sus escritos es el rechazo del aprendizaje como imposición. Einstein estudió siete años en el colegio (Instituto de bachillerato) Luitpold Gymnasium de Múnich, donde se aplicaba el memorismo, basado en repetir hasta retener. Frustrado, lo abandonó antes de acabar. “La enseñanza”, escribiría años después, “debe ser tal que pueda recibirse como el mejor regalo y no como una amarga obligación”, escribió en Mi visión del mundo (Tusquets, 1949).
Toca lo que te guste
En Notas autobiográficas (Alianza, 1949) describe el conflicto entre su método selectivo y las exigencias académicas: “Aprendí muy pronto a entresacar aquello que podía conducir a la entraña, prescindiendo de la multitud de cosas que atiborran la mente y la desvían de lo esencial. La pega era que para los exámenes había que embutirse todo ese material en la cabeza, quisieras o no (…). Es un grave error creer que la ilusión de mirar y buscar puede fomentarse a golpe de coacción y sentido del deber. Pienso que incluso a un animal de presa sano se le podría privar de su voracidad si se le obliga continuamente a comer cuando no tiene hambre”. Con ese resquemor, aconsejó a su hijo que tratara de encontrar placer en el aprendizaje, por encima de la rigidez del sistema. “Toca al piano principalmente lo que te guste, aunque la profesora no te lo asigne. Es la mejor manera de aprender, cuando estás haciendo algo con tal disfrute que no te das cuenta de que el tiempo pasa”, de la carta a su hijo Tete, recogida en Posterity: Letters of great americans to their children, de Dorie McCullough Dawson, 2008.
Para alcanzar la excelencia, anteponía la práctica a la teoría: “Las grandes personalidades no se forman con lo que se oye o se dice, sino mediante el trabajo y la actividad. Por consiguiente, el mejor método de educación ha sido siempre aquel en que se urge al discípulo a la realización de tareas concretas. Esto se aplica tanto a los primeros intentos de escribir del niño como a una tesis universitaria (...), a interpretar o traducir un texto, a resolver un problema de matemáticas o a la práctica de un deporte”, escribe en Mis creencias (1939). Precisamente usó el deporte como analogía para explicar la diferencia entre aprendizaje y educación: “Si un hombre joven ha entrenado sus músculos y su resistencia física haciendo gimnasia y caminando, más tarde estará preparado para cualquier trabajo físico. Esto es análogo a la mente (…). No estaba equivocado aquel que dijo: ‘La educación es lo que queda cuando uno ha olvidado todo lo que aprendió en la escuela”, en Sobre la educación, 1936.
Einstein abogaba por una enseñanza que favoreciese la individualidad como aporte a la colectividad. “Deberían cultivarse en los individuos cualidades para el bien común. Esto no significa que (...) se convierta en simple instrumento de la comunidad, como una abeja (...). El objetivo ha de ser formar individuos que actúen con independencia y que consideren su interés vital el servicio a la comunidad” (Mis creencias).
Sin embargo, ¿qué gana uno cultivándose para servir a los demás? ¿Fama, dinero…? En el mismo libro dice: “Tenemos que prevenirnos contra quienes predican a los jóvenes el éxito como objetivo de la vida. (…) El valor de un hombre debería juzgarse en función de lo que da y no de lo que recibe. La tarea decisiva de la enseñanza es despertar estas fuerza psicológicas en el joven”. Predicó con el ejemplo.
Fallos en la educación
El aprendizaje mecánico, en opinión de Einstein, crea autómatas y aborta el talento individual.
1. Crea sumisos: “Utiliza como fundamento el temor, la fuerza y la autoridad. Este tratamiento destruye los sentimientos sólidos, la sinceridad y la confianza del alumno en sí mismo. Crea un ser sumiso”.
2. Fomenta la fuerza: “No despierta la productividad porque no hacen surgir los poderes psicológicos del alumno, ya que para la institución es más fácil utilizar la fuerza y despertar la ambición individual”.
3. No es fecunda: “La escuela debe estimular la inclinación del niño por el juego y el deseo infantil de reconocimiento. Guiar al niño hacia dominios que sean beneficiosos para la sociedad. La educación se fundaría así en una actividad fecunda y de reconocimiento (...) y el maestro sería una especie de artista en su actividad”.
viernes, 4 de diciembre de 2015
La educación cubana es un ejemplo para el mundo según la Unesco
La educación cubana es un ejemplo para el mundo, según Miguel Jorge Llivina Lavigne, representante de la Oficina regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la Unesco.
Durante su intervención en el Congreso Internacional Universidad 2014, se refirió además al elevado Índice de Desarrollo de la Educación para Todos, incluso comparable con la de países desarrollados.
El Índice de Desarrollo de la Educación para Todos, evalúa la calidad, la primera infancia, la primaria, los jóvenes, la alfabetización de los adultos y la paridad entre los sexos.
Destacó que Cuba ocupa el primer lugar de los países latinoamericanos en relación a dicho índice, que estudia el nivel global de la implementación de los objetivos de la iniciativa de la Unesco “Educación para Todos”, lanzada en el año 2000.
Cabe señalar, que Cuba es uno de los países con bajos ingresos que mayormente invierten en educación.
Llivina Lavigne habló de programas educativos cubanos como “Educa a tu hijo” y “Yo sí puedo”, que se ha expandido por América Latina para acabar con el analfabetismo y promover la educación, como Argentina y Venezuela, por mencionar algunos.
Fuente: http://www.librered.net/?p=41575
Durante su intervención en el Congreso Internacional Universidad 2014, se refirió además al elevado Índice de Desarrollo de la Educación para Todos, incluso comparable con la de países desarrollados.
El Índice de Desarrollo de la Educación para Todos, evalúa la calidad, la primera infancia, la primaria, los jóvenes, la alfabetización de los adultos y la paridad entre los sexos.
Destacó que Cuba ocupa el primer lugar de los países latinoamericanos en relación a dicho índice, que estudia el nivel global de la implementación de los objetivos de la iniciativa de la Unesco “Educación para Todos”, lanzada en el año 2000.
Cabe señalar, que Cuba es uno de los países con bajos ingresos que mayormente invierten en educación.
Llivina Lavigne habló de programas educativos cubanos como “Educa a tu hijo” y “Yo sí puedo”, que se ha expandido por América Latina para acabar con el analfabetismo y promover la educación, como Argentina y Venezuela, por mencionar algunos.
Fuente: http://www.librered.net/?p=41575
jueves, 3 de diciembre de 2015
París, el encuentro del siglo. La Cumbre del Clima medirá la capacidad de encarar retos existenciales
La Cumbre del Clima que se abrió ayer (1-12) en París, con la participación de 150 jefes de Estado y de gobierno y entre grandes medidas de seguridad, añade un punto de urgencia y ansiedad sin análogos en anteriores reuniones globales.
Desde que el consenso científico estableciera hace unos años que la actividad humana se ha convertido en factor de cambio geológico, el antropoceno, las cumbres sobre el clima, estrenadas en Río de Janeiro en 1992, podrían ser reconocidas por un observador marciano como el evento global humano de mayor importancia. Una especie de clave para medir la capacidad humana de asumir los retos del siglo. Un siglo que pide una nueva civilización para ser viable. Desde entonces, las emisiones globales han aumentado más de un 40% y el consenso científico avisa que la humanidad está en el umbral de cambios globales irreversibles sin precedentes históricos.
El tope de 2 grados de aumento de la temperatura media global para fin de siglo, con respecto a la época preindustrial, que debe situar los riesgos en un nivel teóricamente manejable, tiene que lograrse después de que el planeta haya batido, en 2014, “todos los récords en materia de temperaturas registradas, concentración de CO2 y número de fenómenos climáticos extremos”, dijo el Presidente francés, François Hollande, anfitrión del evento en una capital traumatizada por un reciente atentado yihadista planeado en Siria que ha dejado 130 muertos en la ciudad de la luz.
“Somos la primera generación que siente los efectos del calentamiento global, y la última que puede hacer algo para remediarlo”, dijo el Presidente Barack Obama, líder de la nación más poderosa y más emisora (per cápita) del mundo.
Reimagining our world’s energy future will take a shared sense of urgency—from countries, companies, cities, and all of us - learn more from National Geographic at natgeo.com/climate #EarthToParis
Posted by United Nations Foundation on Thursday, November 19, 2015
Anteriores cumbres alcanzaron acuerdos que no fueron suscritos (Kioto, 1997), o idearon conceptos cuya principal virtud era eludir responsabilidades y compromisos claros y concretos. La cumbre de París es heredera de ambas cosas. Con todos sus problemas cuenta con una mayor determinación declarativa hacia ese “acuerdo ambicioso” del que hablan EE.UU y China, los dos principales. Pero esa “estrategia de equilibrios en la cuerda floja ya no sirve”, dijo el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, en su solemne discurso inaugural.
Desde principios de los años noventa, cuando concluyó el mundo bipolar y arrancaron las cumbres de la Tierra, el petróleo está en el centro de la irracional crematística del beneficio que precisa de una caótica e irresponsable geopolítica belicista para sobrevivir. Países enteros han sido, o están siendo, destruidos por el pulso imperial por esos recursos y sus rutas de transporte, y han sido convertidos en agujeros negros; Afganistán, Iraq, Libia, Yemen, Siria… Realizada bajo la sombra del Estado Islámico, la cumbre del clima París tiene que ver con la más básica seguridad y viabilidad de este mundo petrolero, que a diferencia del anterior en el que se formaron las actuales mentalidades, está repleto de armas y recursos de destrucción masiva, lo que convierte sus pulsos y conflictos en algo parecido a una ruleta rusa.
“El calentamiento anuncia conflictos, como las nubes traen tormentas”, dijo Hollande en su discurso. “No es una coincidencia que justo antes de la guerra civil en Siria, el país registrara la peor sequía jamás vivida en el país”, ha dicho el secretario de Estado John Kerry. Esa sequía produjo un enorme desplazamiento de población del norte al sur, en un país multiétnico y multiconfesional en el que la estrategia occidental indujo un nuevo y fatal proyecto de cambio de régimen, que se suma a los que han producido más de un millón de muertos en la región desde la primera guerra de Iraq.
El rápido retroceso de los glaciares del Himalaya anuncia grandes emergencias. Alimentan los grandes ríos de Asia Oriental (Ganges, Amarillo, Yangtzé, Brahmaputra, Irrawady, Mekong…) y garantizan su caudal en época seca. Sin su aporte esos ríos de civilización se convertirían en estacionales: solo con gran caudal en época de lluvias. Y eso cuando el 80% de la cosecha china y el 60% de la India dependen de la irrigación. Siendo China e India los dos primeros productores mundiales de grano, es obvio que las consecuencias serían globales.
William R. Cline, un especialista en contabilidad agraria espera bruscas disminuciones “del 20% o 30%” atribuidas al cambio global en la productividad agrícola de regiones como el Magreb, México, Etiopía o Paquistán, país éste que es una potencia nuclear en tensión con su vecino. El actual escenario de Siria, que incluye tensiones y tanteos entre grandes potencias, puede ser fácilmente superado por otros en el siglo del cambio global. Se impone, dijo ayer en su discurso el Presidente chino, Xi Jinping, “reflexionar sobre el futuro de la gobernanza mundial, sobre la construcción de una comunidad humana con un futuro compartido”. Un acuerdo sobre el clima, jurídicamente vinculante y mínimamente realista en términos de la diferente responsabilidad histórica de unos y otros, se inscribiría en eso y sería un óptimo precedente para los demás retos del siglo, entre ellos la desigualdad global y la proliferación de recursos de destrucción masiva.
“Desde la cumbre de Copenhague de 2009 el coste de la energía solar ha disminuido un 50%”, explica Keya Chatterjee, portavoz de Uscan, una de las muchas organizaciones no gubernamentales que participan en la cumbre. En su prodigiosa encíclica del 24 de mayo (Laudato si) el papa Francisco se puso muy por delante de los políticos al reconocer la “deuda ecológica” entre el Norte y el Sur y relacionar la situación del clima con, “un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso”. La conciencia social y la economía avanzan junto con las emisiones y los riesgos. ¿Botella medio llena, o medio vacía?
“Respecto a Kioto, hemos cambiado de dimensión”, dice Valérie Masson-Delmotte, coopresidenta del grupo encargado de establecer los hechos científicos sobre causas y evoluciones del cambio climático (GIEGC). Mucho depende de si en esta cumbre se alcanza un acuerdo jurídicamente vinculante que obligue a los contaminadores a realizar profundos recortes en sus emisiones y en el que los más ricos y responsables financien esa “responsabilidad común pero diferenciada” que comunica al Norte con el Sur. En París hay mucho en juego.
La Vanguardia
Fuente: http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2015/11/30/paris-el-encuentro-del-siglo-47300/
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El malismo. Ser del montón no es tan difícil, basta con dejarse llevar por la nomenclatura en uso..
Ser del montón no es tan difícil, basta con dejarse llevar por la nomenclatura en uso. ¡Pero mira cómo beben los peces en el río!
Si usted desea formar parte de cualquiera de las corrientes de pensamiento dominantes y pasar unas Navidades tranquilas, finja que no se ha preguntado todavía quién facilitó las bombas y los Kaláshnikov a los yihadistas de la masacre de París. Haga como que no sabe que los ministros de Defensa de este lado venden al otro las armas con las que luego nos liquidan. Aparente que ignora también de dónde le llega la financiación al terrorismo, no sea que aparezca en la conversación algún país amigo, de los que nos regalan automóviles deportivos que se mueren de risa en el garaje patrio porque consumen mucho y no hay forma de revenderlos. Olvídese de lo que ha leído en los papeles de Wikileaks o en los libros de la historia reciente, y que pone al descubierto las conexiones entre el bien y el mal. Apúntese, como el portavoz del PP, al pensamiento débil y hable de los malos, sin matices, de manera que nadie le pueda acusar de buenismo retrógrado.
Ha llegado la hora del malismo progresista. Sea usted malo para pasar inadvertido en la cena de Nochebuena. Cuando salga a la conversación la guerra de Irak para señalar las diferencias entre lo de entonces y lo de ahora, no se le ocurra insinuar que los bombardeos sobre Bagdad fueron un acto de terrorismo puro y duro, cuyos responsables gozan de libertad y se forran dando conferencias magistrales sobre la paz. No nombre la palabra “crimen”, diga que aquello fue un “error”. La diferencia entre crimen y error, aunque la cantidad de muertos entre la población civil sea la misma, resulta productiva desde el punto de vista intelectual y afectivo. Ser del montón no es tan difícil, basta con dejarse llevar por la nomenclatura en uso. ¡Pero mira cómo beben los peces en el río!
JUAN JOSÉ MILLÁS 27 NOV 2015 - El País.
Ha llegado la hora del malismo progresista. Sea usted malo para pasar inadvertido en la cena de Nochebuena. Cuando salga a la conversación la guerra de Irak para señalar las diferencias entre lo de entonces y lo de ahora, no se le ocurra insinuar que los bombardeos sobre Bagdad fueron un acto de terrorismo puro y duro, cuyos responsables gozan de libertad y se forran dando conferencias magistrales sobre la paz. No nombre la palabra “crimen”, diga que aquello fue un “error”. La diferencia entre crimen y error, aunque la cantidad de muertos entre la población civil sea la misma, resulta productiva desde el punto de vista intelectual y afectivo. Ser del montón no es tan difícil, basta con dejarse llevar por la nomenclatura en uso. ¡Pero mira cómo beben los peces en el río!
JUAN JOSÉ MILLÁS 27 NOV 2015 - El País.
miércoles, 2 de diciembre de 2015
Le llaman democracia (en España, incluyendo Catalunya) pero no lo es.
En las últimas elecciones autonómicas en Catalunya, los partidos independentistas consiguieron una mayoría parlamentaria que presentan como prueba de que “tienen un mandato del pueblo catalán” para independizarse y separarse de España, y ello a pesar de que la mayoría del voto expresado en las urnas aquel día no fue para partidos independentistas, sino para partidos no independentistas. Ni que decir tiene que los primeros consiguieron un voto minoritario muy elevado, pero, a pesar de ser muy elevado, no fue la mayoría del pueblo catalán. Tenemos así una situación en la que las opciones políticas hoy mayoritarias en el Parlamento catalán no tienen el apoyo de la mayoría del electorado catalán para alcanzar su principal promesa programática –la independencia de Catalunya-. Su constante énfasis en que sí que tienen un mandato mayoritario no se apoya en lo que los catalanes votaron en aquellas elecciones. En realidad, consiguieron una mayoría parlamentaria como consecuencia de que la ley electoral catalana (que es prácticamente idéntica a la española) es de las menos proporcionales que existen en Europa, realidad que he estado denunciando desde hace tiempo. Tanto en España como en Catalunya, los gobiernos constantemente aplican leyes aduciendo un mandato popular que no se corresponde con los deseos de la mayoría de la población.
Uno de los muchos indicadores del enorme dominio que las fuerzas conservadoras tienen sobre el Estado es precisamente el sesgo antidemocrático de las leyes electorales, que discriminan claramente a favor de unos territorios y de unas clases sociales a costa de otros territorios y otras clases sociales, discriminando a las ciudades (a favor de las zonas rurales) y a la clase trabajadora (a favor de otras clases sociales). Y un ejemplo de ello son las últimas elecciones en Catalunya. La mayoría de los no independentistas reside en las grandes ciudades de Catalunya, y muy en especial en los barrios obreros. Y ahí están las bases del diferencial entre voto y escaños parlamentarios. El punto débil del independentismo es su limitado atractivo entre las clases trabajadoras en Catalunya debido, en parte, a la mayor identificación con España entre estos sectores de la población y también al hecho de que el movimiento independentista está liderado por un gobierno liberal que ha apoyado las medidas (como la reforma laboral y los recortes de gasto público) que han perjudicado con mayor intensidad a las clases populares.
El sesgo de la ley electoral española (y de la catalana) tenía y continúa teniendo el propósito de discriminar a la clase trabajadora
Este sesgo antidemocrático no es casualidad, pues el objetivo de dicha ley electoral fue precisamente este: el de frenar al Partido Comunista (cuya base electoral era mayoritariamente de clase trabajadora), condición que impuso la asamblea del Movimiento Nacional en las últimas etapas de la dictadura antes de disolverse. Tal condición era el establecimiento de una ley electoral que discriminara a las zonas urbanas a costa de favorecer a las zonas rurales, de claro cariz conservador. El hecho de que incluso hoy se requieran casi 49.000 votos para conseguir elegir a un parlamentario en Barcelona, y solo 21.000 votos en Lleida, se debe a esta decisión política. Otro tanto ocurre en el resto de España.
Esta motivación en el diseño de la ley electoral ha sido reconocido por dirigentes de la derecha española que jugaron un papel clave en la Transición, como el Sr. Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, y el que fue presidente del mayor partido de derechas (que se definía como de centro, como las derechas siempre se han definido en España) durante aquel periodo, el Sr. Leopoldo Calvo Sotelo. Este último, el mismo año de su fallecimiento, subrayó que el diseño de la ley electoral (que se inició en las últimas fases de la dictadura) tuvo como objetivo la intención de frenar la presencia del Partido Comunista en las instituciones que llamaron representativas, forzando un sistema que tuvo poco de representativo.
Una consecuencia de ello es que, como he documentado en varias ocasiones (ver mi artículo “Cuestionando algunos de los análisis que se han hecho sobre las elecciones del 9 de marzo”, El Viejo Topo, julio-agosto 2008), en todas las elecciones generales durante el período democrático desde 1977 a 2008, la suma de votos a partidos de izquierdas en España había dado una cifra superior a los partidos de derechas (excepto en 1977, las primeras elecciones democráticas, en 1979, y en 2000, debido a la enorme abstención). Otros estudios más recientes confirman este análisis de la situación. En un excelente artículo de la ley electoral española aparecido en la revista El Siglo (“Una democracia por mejorar”, 09.11.15) se muestra que la ventaja de los votos de izquierda sobre los votos de derecha fue de más de dos millones y medio en 1982, de casi dos millones y medio en 1986, de menos de dos millones en 1989 y en 1992, de más de un millón en 1996, de menos de dos millones en 2004, y de casi un millón y medio en 2008. A pesar de ello, las izquierdas han gobernado con mayoría parlamentaria solo durante el periodo de 1982 a 1993 y el periodo de 2004 a 2008.
Muchas son las consecuencias de esta realidad, desde el enorme subdesarrollo y subfinanciación del Estado del Bienestar español (ver mi libro El subdesarrollo social de España. Causas y consecuencias, Anagrama, 2006), hasta el enorme fraude fiscal y las regresivas políticas tributarias. Añádase a esta situación de escasa calidad democrática, la escasísima diversidad ideológica de los medios de información que sistemáticamente discriminan a las izquierdas (ver mi artículo “El ‘New York Times’ lleva razón: no existe pluralidad en los medios”, Público, 19.11.15), siendo el gran apoyo de los mayores medios al nuevo partido de derechas Ciudadanos (la esperanza de las derechas) frente a la gran hostilidad hacia el nuevo partido Podemos y hacia IU, un indicador de ello.
Y la escasa proporcionalidad del sistema electoral se ha ido acentuando con añadidos y modificaciones a la ley electoral que hacen más difícil el ejercicio del voto. Un caso claro es la reforma del año 2011 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (aprobada por el gobierno Zapatero con el apoyo del PP, de CiU y del PNV) que tuvo como consecuencia aumentar la dificultad para votar a los ciudadanos españoles que viven en el extranjero (1.875.272 ciudadanos españoles que viven o están fuera de España del total de 36,5 millones de personas que tienen derecho al voto en España). Es un ejemplo más de clara manipulación mediática del gobierno conservador-neoliberal de la Generalitat de Catalunya, que acusó al gobierno central del partido conservador-neoliberal español de dificultar las votaciones de los catalanes que vivían o estaban en el extranjero, cuando, en realidad, ambos partidos –el español y el catalán- habían dificultado, con la nueva ley, el ejercicio de tal derecho.
Las muy insuficientes reformas del supuesto sistema democrático
La gran mayoría de reformas que se están proponiendo por parte de los partidos políticos se basan en deseados cambios en la gestión de los partidos, lo cual es importante, pero muy insuficiente. Que los partidos políticos españoles (incluyendo los catalanes) son partidos con escasa vocación democrática, queda ilustrado en el estudio Ranking 2015 sobre la calidad democrática de los partidos políticos españoles, que muestra que solo dos partidos (ambos de izquierda), Podemos y el Bloque Nacionalista Gallego, pueden ser considerados como partidos -en términos comparativos con los existentes en el Reino Unido y Alemania- merecedores de ser considerados partidos con democracia interna. Ni que decir tiene que incluso estos dos partidos tienen todavía un largo recorrido para alcanzar los niveles de democracia que deberían exigirse. Pero están claramente en la dirección de alcanzarlo. No así en el resto de partidos.
Ahora bien, otro tema esencial para que el sistema electoral pudiera definirse como democrático, sería conseguir que todo ciudadano tuviera la misma potestad de configurar la gobernanza del país (es decir, conseguir la representatividad proporcional). Esta es una reforma urgente y necesaria y que tendría un enorme impacto en la vida política del país. Pero se requeriría otra reforma igualmente necesaria y urgente, que es el establecimiento de formas de democracia directa, como los referéndums, a todos los niveles del Estado, desde el central, al autonómico y municipal. Y ahí estamos en pañales.
Existe una oposición antidemocrática por parte de los establishments político-mediáticos –lo que se define como la casta- hacia el ejercicio del derecho a decidir a todos los niveles. La oposición a que el pueblo catalán pueda ejercer tal derecho -que la mayoría de la población en Catalunya apoya- es un ejemplo de ello. La derecha española, PP y Ciudadanos, y la dirección del PSOE (de escasa vocación democrática), se oponen a dicho ejercicio. El PP y el PSOE, los máximos beneficiarios del sistema bipartidista, bases del Estado español, han sido los que se han opuesto más a la democratización del Estado. Ambos partidos de baja calidad democrática, se oponen al ejercicio de estas formas de democracia directa, que debilitarían su protagonismo. Y Ciudadanos se opone también, aunque por motivos diferentes. Su oposición al derecho a decidir es porque desea conseguir rentabilidad política de su supuesta defensa de la “unidad de España” (aunque el ejercicio de tal derecho resolvería precisamente las tensiones artificiales creadas por los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, y también por CDC en Catalunya, pues tal deseo mostraría que la voluntad de la mayoría de los catalanes es permanecer en España, desmontando así los argumentos independentistas). Son precisamente estos partidos (PP, PSOE y Ciudadanos) –que Pablo Iglesias ha definido correctamente como el búnquer- los que están incrementando el hastío y frustración en Catalunya hacia el Estado central, aumentando el independentismo.
Esta breve crítica del sistema llamado democrático aparece con plena evidencia en la nula diversidad ideológica que existe en los mayores medios de información (tanto públicos como privados) españoles, instrumentalizados por los poderes económicos y financieros y por los gobiernos, y que no ofrecen la pluralidad, veracidad y rigor que un sistema democrático exige. El artículo del New York Times que ha creado un gran revuelo en España no descubre nada que la mayoría de la población no conociera ya en España, pero que los medios continúan negando. Tanto los medios televisivos como la prensa en papel carecen de credibilidad en España, otro tema que he estado denunciando por mucho tiempo. En el último programa de Salvados, los dirigentes de los medios entrevistados atribuyeron el resultado de una encuesta realizada en Europa (que mostraba que la ciudadanía española era la que desconfiaba más de sus medios) a que los ciudadanos españoles tienen una vocación más crítica que los ciudadanos de otros países. No aceptaron –a pesar de la enorme evidencia de lo contrario- que el problema mayor era la abusiva instrumentalización de los medios por el poder financiero (la banca) con el cual están endeudados, y por los partidos gobernantes. Hoy, tales medios son un enorme obstáculo para el pleno desarrollo democrático de España. En realidad, el programa La Sexta Noche es un programa que –sin quererlo y sin ser su intención- muestra claramente el bajo nivel de democracia existente en España. Lo que se presenta como un debate, es una sarta de insultos, mezquindades, gritos y un largo etcétera (procedentes en su mayoría de los tertulianos de derechas) que muestra muy bien, por desgracia, la escasa calidad democrática existente en España. Así de claro.
Vicenç Navarro. Autor de Ataque a la democracia y al bienestar (Anagrama, 2015)
Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2015/11/23/le-llaman-democracia-en-espana-incluyendo-catalunya-pero-no-lo-es/
Uno de los muchos indicadores del enorme dominio que las fuerzas conservadoras tienen sobre el Estado es precisamente el sesgo antidemocrático de las leyes electorales, que discriminan claramente a favor de unos territorios y de unas clases sociales a costa de otros territorios y otras clases sociales, discriminando a las ciudades (a favor de las zonas rurales) y a la clase trabajadora (a favor de otras clases sociales). Y un ejemplo de ello son las últimas elecciones en Catalunya. La mayoría de los no independentistas reside en las grandes ciudades de Catalunya, y muy en especial en los barrios obreros. Y ahí están las bases del diferencial entre voto y escaños parlamentarios. El punto débil del independentismo es su limitado atractivo entre las clases trabajadoras en Catalunya debido, en parte, a la mayor identificación con España entre estos sectores de la población y también al hecho de que el movimiento independentista está liderado por un gobierno liberal que ha apoyado las medidas (como la reforma laboral y los recortes de gasto público) que han perjudicado con mayor intensidad a las clases populares.
El sesgo de la ley electoral española (y de la catalana) tenía y continúa teniendo el propósito de discriminar a la clase trabajadora
Este sesgo antidemocrático no es casualidad, pues el objetivo de dicha ley electoral fue precisamente este: el de frenar al Partido Comunista (cuya base electoral era mayoritariamente de clase trabajadora), condición que impuso la asamblea del Movimiento Nacional en las últimas etapas de la dictadura antes de disolverse. Tal condición era el establecimiento de una ley electoral que discriminara a las zonas urbanas a costa de favorecer a las zonas rurales, de claro cariz conservador. El hecho de que incluso hoy se requieran casi 49.000 votos para conseguir elegir a un parlamentario en Barcelona, y solo 21.000 votos en Lleida, se debe a esta decisión política. Otro tanto ocurre en el resto de España.
Esta motivación en el diseño de la ley electoral ha sido reconocido por dirigentes de la derecha española que jugaron un papel clave en la Transición, como el Sr. Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, y el que fue presidente del mayor partido de derechas (que se definía como de centro, como las derechas siempre se han definido en España) durante aquel periodo, el Sr. Leopoldo Calvo Sotelo. Este último, el mismo año de su fallecimiento, subrayó que el diseño de la ley electoral (que se inició en las últimas fases de la dictadura) tuvo como objetivo la intención de frenar la presencia del Partido Comunista en las instituciones que llamaron representativas, forzando un sistema que tuvo poco de representativo.
Una consecuencia de ello es que, como he documentado en varias ocasiones (ver mi artículo “Cuestionando algunos de los análisis que se han hecho sobre las elecciones del 9 de marzo”, El Viejo Topo, julio-agosto 2008), en todas las elecciones generales durante el período democrático desde 1977 a 2008, la suma de votos a partidos de izquierdas en España había dado una cifra superior a los partidos de derechas (excepto en 1977, las primeras elecciones democráticas, en 1979, y en 2000, debido a la enorme abstención). Otros estudios más recientes confirman este análisis de la situación. En un excelente artículo de la ley electoral española aparecido en la revista El Siglo (“Una democracia por mejorar”, 09.11.15) se muestra que la ventaja de los votos de izquierda sobre los votos de derecha fue de más de dos millones y medio en 1982, de casi dos millones y medio en 1986, de menos de dos millones en 1989 y en 1992, de más de un millón en 1996, de menos de dos millones en 2004, y de casi un millón y medio en 2008. A pesar de ello, las izquierdas han gobernado con mayoría parlamentaria solo durante el periodo de 1982 a 1993 y el periodo de 2004 a 2008.
Muchas son las consecuencias de esta realidad, desde el enorme subdesarrollo y subfinanciación del Estado del Bienestar español (ver mi libro El subdesarrollo social de España. Causas y consecuencias, Anagrama, 2006), hasta el enorme fraude fiscal y las regresivas políticas tributarias. Añádase a esta situación de escasa calidad democrática, la escasísima diversidad ideológica de los medios de información que sistemáticamente discriminan a las izquierdas (ver mi artículo “El ‘New York Times’ lleva razón: no existe pluralidad en los medios”, Público, 19.11.15), siendo el gran apoyo de los mayores medios al nuevo partido de derechas Ciudadanos (la esperanza de las derechas) frente a la gran hostilidad hacia el nuevo partido Podemos y hacia IU, un indicador de ello.
Y la escasa proporcionalidad del sistema electoral se ha ido acentuando con añadidos y modificaciones a la ley electoral que hacen más difícil el ejercicio del voto. Un caso claro es la reforma del año 2011 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (aprobada por el gobierno Zapatero con el apoyo del PP, de CiU y del PNV) que tuvo como consecuencia aumentar la dificultad para votar a los ciudadanos españoles que viven en el extranjero (1.875.272 ciudadanos españoles que viven o están fuera de España del total de 36,5 millones de personas que tienen derecho al voto en España). Es un ejemplo más de clara manipulación mediática del gobierno conservador-neoliberal de la Generalitat de Catalunya, que acusó al gobierno central del partido conservador-neoliberal español de dificultar las votaciones de los catalanes que vivían o estaban en el extranjero, cuando, en realidad, ambos partidos –el español y el catalán- habían dificultado, con la nueva ley, el ejercicio de tal derecho.
Las muy insuficientes reformas del supuesto sistema democrático
La gran mayoría de reformas que se están proponiendo por parte de los partidos políticos se basan en deseados cambios en la gestión de los partidos, lo cual es importante, pero muy insuficiente. Que los partidos políticos españoles (incluyendo los catalanes) son partidos con escasa vocación democrática, queda ilustrado en el estudio Ranking 2015 sobre la calidad democrática de los partidos políticos españoles, que muestra que solo dos partidos (ambos de izquierda), Podemos y el Bloque Nacionalista Gallego, pueden ser considerados como partidos -en términos comparativos con los existentes en el Reino Unido y Alemania- merecedores de ser considerados partidos con democracia interna. Ni que decir tiene que incluso estos dos partidos tienen todavía un largo recorrido para alcanzar los niveles de democracia que deberían exigirse. Pero están claramente en la dirección de alcanzarlo. No así en el resto de partidos.
Ahora bien, otro tema esencial para que el sistema electoral pudiera definirse como democrático, sería conseguir que todo ciudadano tuviera la misma potestad de configurar la gobernanza del país (es decir, conseguir la representatividad proporcional). Esta es una reforma urgente y necesaria y que tendría un enorme impacto en la vida política del país. Pero se requeriría otra reforma igualmente necesaria y urgente, que es el establecimiento de formas de democracia directa, como los referéndums, a todos los niveles del Estado, desde el central, al autonómico y municipal. Y ahí estamos en pañales.
Existe una oposición antidemocrática por parte de los establishments político-mediáticos –lo que se define como la casta- hacia el ejercicio del derecho a decidir a todos los niveles. La oposición a que el pueblo catalán pueda ejercer tal derecho -que la mayoría de la población en Catalunya apoya- es un ejemplo de ello. La derecha española, PP y Ciudadanos, y la dirección del PSOE (de escasa vocación democrática), se oponen a dicho ejercicio. El PP y el PSOE, los máximos beneficiarios del sistema bipartidista, bases del Estado español, han sido los que se han opuesto más a la democratización del Estado. Ambos partidos de baja calidad democrática, se oponen al ejercicio de estas formas de democracia directa, que debilitarían su protagonismo. Y Ciudadanos se opone también, aunque por motivos diferentes. Su oposición al derecho a decidir es porque desea conseguir rentabilidad política de su supuesta defensa de la “unidad de España” (aunque el ejercicio de tal derecho resolvería precisamente las tensiones artificiales creadas por los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, y también por CDC en Catalunya, pues tal deseo mostraría que la voluntad de la mayoría de los catalanes es permanecer en España, desmontando así los argumentos independentistas). Son precisamente estos partidos (PP, PSOE y Ciudadanos) –que Pablo Iglesias ha definido correctamente como el búnquer- los que están incrementando el hastío y frustración en Catalunya hacia el Estado central, aumentando el independentismo.
Esta breve crítica del sistema llamado democrático aparece con plena evidencia en la nula diversidad ideológica que existe en los mayores medios de información (tanto públicos como privados) españoles, instrumentalizados por los poderes económicos y financieros y por los gobiernos, y que no ofrecen la pluralidad, veracidad y rigor que un sistema democrático exige. El artículo del New York Times que ha creado un gran revuelo en España no descubre nada que la mayoría de la población no conociera ya en España, pero que los medios continúan negando. Tanto los medios televisivos como la prensa en papel carecen de credibilidad en España, otro tema que he estado denunciando por mucho tiempo. En el último programa de Salvados, los dirigentes de los medios entrevistados atribuyeron el resultado de una encuesta realizada en Europa (que mostraba que la ciudadanía española era la que desconfiaba más de sus medios) a que los ciudadanos españoles tienen una vocación más crítica que los ciudadanos de otros países. No aceptaron –a pesar de la enorme evidencia de lo contrario- que el problema mayor era la abusiva instrumentalización de los medios por el poder financiero (la banca) con el cual están endeudados, y por los partidos gobernantes. Hoy, tales medios son un enorme obstáculo para el pleno desarrollo democrático de España. En realidad, el programa La Sexta Noche es un programa que –sin quererlo y sin ser su intención- muestra claramente el bajo nivel de democracia existente en España. Lo que se presenta como un debate, es una sarta de insultos, mezquindades, gritos y un largo etcétera (procedentes en su mayoría de los tertulianos de derechas) que muestra muy bien, por desgracia, la escasa calidad democrática existente en España. Así de claro.
Vicenç Navarro. Autor de Ataque a la democracia y al bienestar (Anagrama, 2015)
Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2015/11/23/le-llaman-democracia-en-espana-incluyendo-catalunya-pero-no-lo-es/
Público.es
martes, 1 de diciembre de 2015
¿Bombardear o no bombardear? El debate en Reino Unido acerca de los ataques en Siria está al rojo vivo, se espera que el Parlamento vote
JOHN CARLIN
El debate sobre qué hacer con el ISIS agita a medio mundo pero está al rojo vivo en Reino Unido, donde se espera un voto parlamentario la semana que viene para decidir si los británicos se incorporan a la campaña de bombardeos que están llevando a cabo los franceses, rusos y estadounidenses contra las bases terroristas del Estado Islámico en Siria.
Hay una gran diversidad de opiniones pero los que dicen no a la guerra y sí a la guerra tienen dos cosas en común: poca ciencia en su análisis, con lo cual proponen pocas soluciones prácticas; en el fondo, su motivación, cada cual según sus valores o principios, es poder acostarse de noche con la conciencia tranquila.
Lo que sigue es un repaso a los argumentos que se oyen a favor y en contra de bombardear, y algunas posibles opciones intermedias en las que las dos partes quizá podrían ponerse de acuerdo
Argumentos a favor de bombardear:
1. Solidaridad con Francia, cuyo presidente declaró la guerra al ISIS tras las recientes masacres en París. El ministro de defensa francés, el socialista Jean-Yves Le Drian, hizo un apasionado llamamiento a los británicos a unirse a la campaña aérea en un artículo en The Guardian el jueves. “El enemigo de Francia”, recordó, “es también el enemigo de Reino Unido”.
2. El antiguo y casi irresistible impulso humano de responder a la violencia con más violencia. No podemos poner la otra mejilla y quedarnos de brazos cruzados cuando nos atacan. Si nos dolió a nosotros, que les duela a ellos más. Tenemos que mostrar firmeza viril.
3. Debilitar militarmente al ISIS acelerará su deseado fin.
4. Decir que se provocarán más atentados terroristas en Europa es absurdo y cobarde porque ya estamos en el punto de mira del ISIS, que atacará igual.
Argumentos en contra:
5. Razones humanitarias: inevitablemente morirán niños y adultos (ya han muerto demasiados bajo las bombas de la extraña alianza de facto Rusia / OTAN), gente cuya única conexión con el ISIS es que les tocó vivir donde les tocó vivir. Destruir los pozos de petróleo con los que el ISIS financia su guerra (vendiéndolo en las partes de Siria controladas por su enemigo, Bachar el Asad) significaría también más pobreza para los habitantes de sus zonas y más frío en invierno.
6. Razones estratégicas: el ISIS se fortalecerá con más reclutas y mayor apoyo ideológico/religioso; más refugiados huirán a Europa; el beneficiado podría ser El Asad, tan tirano con la población civil como el ISIS.
7. Incluso el primer ministro británico probombardeos, David Cameron, reconoce que no habrá una victoria final sin tropas de infantería sobre el terreno que hoy controla el ISIS. Ni Reino Unido, ni Francia, ni Estados Unidos ni Rusia, ni nadie ajeno a la región demuestra la más mínima intención de lanzarse a otra aventura de la magnitud que tuvo la operación Tormenta del Desierto en Irak en 2003. Y aunque esta actitud cambiase, ¿se quedarían las tropas de Occidente durante años y años en Oriente Próximo? Difícil.
8. La ley de las consecuencias no intencionales: con tantos aviones de guerra de tantos países sobrevolando Siria existe la posibilidad de que se repita el incidente del avión ruso derribado esta semana por un misil turco, incluso con mayores posibilidades de una escalada de máximo peligro en caso de un accidente involucrando a un avión ruso y uno estadounidense.
9. Recurrir al bombardeo es un gesto político, o emocional, más que una intervención militar fríamente calculada.
10. No se puede “vencer” en una guerra contra al terrorismo igual que no se puede ganar la guerra contra el crimen, o la pobreza, o —hasta hoy— el cáncer o la malaria. Habrá más víctimas inocentes.
Opciones intermedias:
11. Intentar reducir el riesgo de atentados terroristas en Europa con medidas de contención internas, lo cual exigiría coartar en ciertos casos la libertad del individuo frente al Estado. Por ejemplo, ampliando la capacidad de vigilancia de los servicios de seguridad, siempre y cuando operen bajo la ley; reforzando las fronteras.
12. Intervenciones quirúrgicas por parte de las fuerzas especiales, acciones de máximo riesgo para los atacantes pero que minimizan la posibilidad de que haya víctimas civiles, como el asalto de tropas de Estados Unidos en un octubre a una cárcel del ISIS que logró la liberación de 70 presos a punto de ser ejecutados.
13. Alianzas con el diablo —con Putin o con El Asad— para intentar acordar aunque sea una tregua parcial en la guerra civil siria y sentar las bases para un eventual acuerdo negociado, posibilidad remota hoy en día.
Conclusiones tentativas:
14. Para intentar limitar el poderío terrorista del ISIS en Europa habrá que adulterar la pureza de ciertos valores democráticos. Curiosamente, un artículo el viernes en The Guardian, el diario británico más pacifista, fue acompañado por un anuncio de publicidad de MI5, el servicio de inteligencia interno de Reino Unido, solicitando candidatos a espías.
15. No hay final feliz a la vista para el dilema que presenta el ISIS. Es difícil imaginar un acuerdo si no va acompañado de una severa presión militar sobre el ISIS. Cualquiera que ofrezca una solución hoy que pretenda ser viable miente o se engaña a sí mismo. El fanatismo salvaje del ISIS y la complejidad de la guerra que se libra en Siria han servido hasta la fecha como un baño de humildad para Rusia y las potencias de Occidente, por más que lo quieran negar. Lo que predomina en el debate es mucho ruido y mucha especulación sobre lo que Donald Rumsfeld, el antiguo secretario de defensa de Estados Unidos, llamaba “hechos desconocidos conocidos”.
Fuente:
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/11/27/actualidad/1448650444_359735.html
El debate sobre qué hacer con el ISIS agita a medio mundo pero está al rojo vivo en Reino Unido, donde se espera un voto parlamentario la semana que viene para decidir si los británicos se incorporan a la campaña de bombardeos que están llevando a cabo los franceses, rusos y estadounidenses contra las bases terroristas del Estado Islámico en Siria.
Hay una gran diversidad de opiniones pero los que dicen no a la guerra y sí a la guerra tienen dos cosas en común: poca ciencia en su análisis, con lo cual proponen pocas soluciones prácticas; en el fondo, su motivación, cada cual según sus valores o principios, es poder acostarse de noche con la conciencia tranquila.
Lo que sigue es un repaso a los argumentos que se oyen a favor y en contra de bombardear, y algunas posibles opciones intermedias en las que las dos partes quizá podrían ponerse de acuerdo
Argumentos a favor de bombardear:
1. Solidaridad con Francia, cuyo presidente declaró la guerra al ISIS tras las recientes masacres en París. El ministro de defensa francés, el socialista Jean-Yves Le Drian, hizo un apasionado llamamiento a los británicos a unirse a la campaña aérea en un artículo en The Guardian el jueves. “El enemigo de Francia”, recordó, “es también el enemigo de Reino Unido”.
2. El antiguo y casi irresistible impulso humano de responder a la violencia con más violencia. No podemos poner la otra mejilla y quedarnos de brazos cruzados cuando nos atacan. Si nos dolió a nosotros, que les duela a ellos más. Tenemos que mostrar firmeza viril.
3. Debilitar militarmente al ISIS acelerará su deseado fin.
4. Decir que se provocarán más atentados terroristas en Europa es absurdo y cobarde porque ya estamos en el punto de mira del ISIS, que atacará igual.
Argumentos en contra:
5. Razones humanitarias: inevitablemente morirán niños y adultos (ya han muerto demasiados bajo las bombas de la extraña alianza de facto Rusia / OTAN), gente cuya única conexión con el ISIS es que les tocó vivir donde les tocó vivir. Destruir los pozos de petróleo con los que el ISIS financia su guerra (vendiéndolo en las partes de Siria controladas por su enemigo, Bachar el Asad) significaría también más pobreza para los habitantes de sus zonas y más frío en invierno.
6. Razones estratégicas: el ISIS se fortalecerá con más reclutas y mayor apoyo ideológico/religioso; más refugiados huirán a Europa; el beneficiado podría ser El Asad, tan tirano con la población civil como el ISIS.
7. Incluso el primer ministro británico probombardeos, David Cameron, reconoce que no habrá una victoria final sin tropas de infantería sobre el terreno que hoy controla el ISIS. Ni Reino Unido, ni Francia, ni Estados Unidos ni Rusia, ni nadie ajeno a la región demuestra la más mínima intención de lanzarse a otra aventura de la magnitud que tuvo la operación Tormenta del Desierto en Irak en 2003. Y aunque esta actitud cambiase, ¿se quedarían las tropas de Occidente durante años y años en Oriente Próximo? Difícil.
8. La ley de las consecuencias no intencionales: con tantos aviones de guerra de tantos países sobrevolando Siria existe la posibilidad de que se repita el incidente del avión ruso derribado esta semana por un misil turco, incluso con mayores posibilidades de una escalada de máximo peligro en caso de un accidente involucrando a un avión ruso y uno estadounidense.
9. Recurrir al bombardeo es un gesto político, o emocional, más que una intervención militar fríamente calculada.
10. No se puede “vencer” en una guerra contra al terrorismo igual que no se puede ganar la guerra contra el crimen, o la pobreza, o —hasta hoy— el cáncer o la malaria. Habrá más víctimas inocentes.
Opciones intermedias:
11. Intentar reducir el riesgo de atentados terroristas en Europa con medidas de contención internas, lo cual exigiría coartar en ciertos casos la libertad del individuo frente al Estado. Por ejemplo, ampliando la capacidad de vigilancia de los servicios de seguridad, siempre y cuando operen bajo la ley; reforzando las fronteras.
12. Intervenciones quirúrgicas por parte de las fuerzas especiales, acciones de máximo riesgo para los atacantes pero que minimizan la posibilidad de que haya víctimas civiles, como el asalto de tropas de Estados Unidos en un octubre a una cárcel del ISIS que logró la liberación de 70 presos a punto de ser ejecutados.
13. Alianzas con el diablo —con Putin o con El Asad— para intentar acordar aunque sea una tregua parcial en la guerra civil siria y sentar las bases para un eventual acuerdo negociado, posibilidad remota hoy en día.
Conclusiones tentativas:
14. Para intentar limitar el poderío terrorista del ISIS en Europa habrá que adulterar la pureza de ciertos valores democráticos. Curiosamente, un artículo el viernes en The Guardian, el diario británico más pacifista, fue acompañado por un anuncio de publicidad de MI5, el servicio de inteligencia interno de Reino Unido, solicitando candidatos a espías.
15. No hay final feliz a la vista para el dilema que presenta el ISIS. Es difícil imaginar un acuerdo si no va acompañado de una severa presión militar sobre el ISIS. Cualquiera que ofrezca una solución hoy que pretenda ser viable miente o se engaña a sí mismo. El fanatismo salvaje del ISIS y la complejidad de la guerra que se libra en Siria han servido hasta la fecha como un baño de humildad para Rusia y las potencias de Occidente, por más que lo quieran negar. Lo que predomina en el debate es mucho ruido y mucha especulación sobre lo que Donald Rumsfeld, el antiguo secretario de defensa de Estados Unidos, llamaba “hechos desconocidos conocidos”.
Fuente:
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/11/27/actualidad/1448650444_359735.html
Café con el arquitecto de las “revoluciones 2.0”
Unai Aranzadi
Para El Libertador/ Belgrado (Serbia)
Belgrado es una ciudad hermosa pero gris, en la cual aún se pueden advertir las heridas abiertas por los bombardeos de la OTAN. Demasiado alejada de Rusia para encontrar cobijo en brazos de su gran hermano eslavo, y marginada por una Unión Europea de hegemonía germana, Serbia está hoy aislada. Desde el desmembramiento de Yugoslavia y los posteriores años del nefasto presidente Slodoban Milosevic, la nación no acaba de ubicarse políticamente en la Europa actual. Los problemas socioeconómicos no se han corregido desde el cese de la floreciente era socialista del Mariscal Tito, ni tampoco tras los últimos conflictos étnicos de la población serbokosovar arrinconada al norte de la proalbanesa República de Kosovo.
Fruto de esta larga zozobra y con las condiciones objetivas listas para precipitar un cambio, en el año 2000 nació el movimiento estudiantil OTPOR (“resistencia” en serbio), el cual fue artífice, en gran medida, de la caída del presidente Milosevic. Con cacerolas, rodeando el parlamento y cerrando las calles del centro de Belgrado, miles de jóvenes articulados por universitarios de clase media como Srdja Popovic, pasaron a la primera plana internacional como “los chicos que pueden tumbar un gobierno”. Captados de forma flagrante por los tentáculos de las agencias de inteligencia estadounidenses, se dedicaron a exportar aquello que hoy se conoce como “golpe suave” o “revolución de colores”.
Si bien los “opositores” de Venezuela, Hong Kong y varios de los “activistas” que protagonizaron las llamadas “primaveras árabes” forman ya parte de su haber como “experiencias de apoyo a los activistas revolucionarios”, el mayor interés de Popovic y su nuevo sello, CANVAS (Centro para las Estrategias de No Violencia Aplicada), se encuentra en la esfera de los estados que rodean a la actual Federación Rusa.
Cauteloso, pero abierto a la confrontación verbal, Popovic tuvo a bien recibirme en su oficina de Belgrado. Con tres secretarias como únicas empleadas pero con una gran presencia en el mundo del activismo liberal, la nueva organización guarda nexos importantes con universidades de Estados Unidos interesadas en sus técnicas de “guerra psicológica”, las cuales vienen heredadas de su mentor, el profesor estadounidense Gene Sharp, quien dirige junto al coronel retirado Robert Helvey el Instituto Albert Einstein en la ciudad de Boston (Estados Unidos).
Muy a pesar de que unas nuevas informaciones vertidas por WikiLeaks volvían a poner el descubierto que Popovic y sus “revoluciones” cuentan con el apoyo de empresas de inteligencia estadounidenses que proveen “servicios especiales” a la CIA, el director de CANVAS sigue participando como ejemplo del buen hacer democrático en docenas de foros “por los derechos humanos” celebrados en países occidentales. Del mismo modo, continúa siendo laureado por toda esa industria de los “derechos humanos” que, a través de organizaciones no gubernamentales y fundaciones, da cuerpo “humanitario” a los intereses geoestratégicos de la OTAN en el mundo entero.
Enjuto, con camisa y sorbiendo café latte, Popovic es atento y quiere agradar. Se diría que una de las formas de romper con lo opaco de su financiación y motivaciones es desplegar -inocentemente- cantidad de papeles y cuadernos de notas abiertos por todos los rincones de este laboratorio sociopolítico en el que se decide, de alguna manera, cómo alterar el destino de los pueblos que caen su diana. “¿Has descargado alguno de nuestros manuales gratuitos?”, pregunta curioso. “Los tenemos en multitud de idiomas”, afirma satisfecho haciendo gala de sus recursos.
Ya centrado en su butaca, pues no para quieto ni un instante, Popovic disculpa su “etapa política”, aquella que inició terminada su campaña contra el Gobierno de Milosevic. “Fue mi aventura”, y sonríe, en referencia a sus años como diputado en la Asamblea Nacional por el Partido Demócrata, relevo social-liberal del socialdemócrata Partido Democrático, en auge durante el periodo de entreguerras. “Tras esa etapa y algunos viajes, decidí volver a aquello que sabía hacer mejor. Pensé que exportar todas las técnicas que aprendí durante el derrocamiento de Milosevic sería una buena forma de contribuir a la democracia global”. Bielorrusia fue una de sus primeras paradas, “aunque no funcionó”. Pero sí resultó todo un éxito la que vino después: Georgia.
El Gobierno del corrupto Eduard Shevardnadze sufrió “un desplazamiento de Poder” en el año 2003, o dicho más claramente, un golpe de Estado. Popovic y sus asesores formaron cuadros locales en el país caucásico, y mediante la “revolución de las rosas” no sólo tumbaron el Gobierno, sino que gracias a la llegada del nuevo presidente Mikheil Saakashvili, incluyeron a Georgia en la órbita atlantista, alejándola definitivamente de su vecina Rusia.
Preguntado por su (¿casual?) fijación en los países de la antigua Unión Soviética, Popovic pone tierra de por medio, asegurando que ellos han formado “a grupos” en varios continentes, no sólo alrededor de los países de población eslava, aunque sí admite que “tras la caída de la URSS, la población de esas repúblicas ha demandado sistemas democráticos y nosotros sólo hemos ido a ayudarles en esa labor. Nunca obligamos a nadie a hacer nada que no quiera”.
Popovic y su instituto CANVAS (oficialmente codirigido con Slobodan Dinovic, prócer de las telecomunicaciones serbias) tienen como referentes ideológicos (que él prefiere llamar “éticos”) al sudafricano Nelson Mandela (en su etapa de preso y presidente, no en la de dirigente del combativo Umkhonto we Sizwe ), al estadounidense Martin Luther King, y al polaco Lech Walesa, de quien recuerda que “distanció a los rusos del país y acercó Polonia a la Unión Europea”. También, y como no podría ser de otra manera, Gandhi es otro de sus grandes referentes pacifistas, aunque en relación a éste le recuerdo que el abogado nacionalista indio sí facilitaba la violencia de varias formas. Por ejemplo, mediante su estoica pasividad permitía que las fuerzas coloniales británicas infligieran una brutal violencia sobre su cuerpo y el de sus acólitos. “Sí, es verdad”, responde, “pero nos quedamos con su idea de ser muy activos en la protesta sin ser activamente violentos en esta”, y esgrime como prueba de su efectividad un estudio académico llevado a cabo por dos investigadoras estadounidenses, Erica Chenoweth y Maria Stephan. En dicho trabajo analizaron 323 campañas militares llevadas a cabo de principios del Siglo XX a esta parte, y la conclusión, tanto para ellas como para el serbio, “revela que los conflictos llevados a cabo tanto por métodos de resistencia no violenta han sido mucho más duraderos y efectivos que los violentos o de guerra”.
Respecto al “método de lucha no violenta”, los activistas de CANVAS aplican “un plan de tres niveles” al que con inspiración cristiana llaman, “la santísima trinidad”. Tal y como explica Popovic valiéndose de sus ágiles manos, “en el primer nivel se encuentra la unidad”, recalcando que en países donde la fe es importante los de CANVAS han hecho uso de la religión “como elemento cohesionador del colectivo de activistas”. En segundo lugar, habla de “la movilización” con dos estrategias diferentes. “En el caso de los países democráticos pero corruptos la apatía es lo que hace a la gente inactiva, y en las dictaduras es el miedo lo que inmoviliza”. Se busca, como plantea su maestro estadounidense Gene Sharp, “cambiar el referente de autoridad”, sea en una democracia como la de Venezuela o sea en una dictadura como la egipcia.
Para romper los límites establecidos por la Ley y la idiosincrasia propia de cada país, se altera o reemplaza la “piedra de toque” que designa lo que es correcto o no. De este modo, la protesta en sí, junto a sus protagonistas, se convierte en el nuevo actor fundamental, liderando acontecimientos, engendrando un nuevo orden y forzando una narrativa de los hechos que precipita el debilitamiento del Estado y las normas de conducta social dadas hasta la fecha. Así, venido el caso, se presentan valores religiosos indeterminados frente a valores constitucionales no desarrollados o fallidos. También se presenta una ilusión de mayoría a través de las redes sociales y calles frente a la percepción de minoría que en sentido estético tiene un solo mandatario o parlamento, sea electo o no. De alguna forma, Gene Sharp y su discípulo Srdja Popovic, han aprendido de las revoluciones de la izquierda y han subvertido su naturaleza, reproduciendo y simulando aspectos de los movimientos populares pero cambiando el contenido por sus ideas neoliberales. Y a menudo funciona. “Usados correctamente, son mas eficaces que un escuadrón de bombarderos”, advierte uno de los correos de Stratfor filtrados por WikiLeaks.
Si bien es cierto que Twitter y Facebook han sido canales fundamentales para la puesta en práctica de estas revueltas, también lo es que sus métodos funcionaron antes de la aparición de estas herramientas. Sea hoy a través de las redes sociales, o antes gracias al “boca a boca” en los círculos de estudiantes, el caso es que nos encontramos a ante un movimiento que hace suya la máxima de “el medio es el mensaje”, ya que de Libia a Ucrania, pasando por Venezuela o Serbia, se han dedicado a tratar de tumbar gobiernos sin presentar una propuesta política mínimamente concretada. Desde los megáfonos, en convocatorias o sosteniendo pancartas, se han mostrado vagas ideas de justicia e interés por “un futuro mejor”, pero siempre sin programa concreto. “Se trata de sumar al máximo número de gente”. Emociones y espectáculo colectivo, pero, ¿hacia qué modelo de estado?.
“We want freedom”, clama una muchacha ucraniana, hongkonesa o venezolana en Youtube. “Esos videos en la red son muy poderosos”, resalta Popovic. No cabe duda. ¿Quién puede estar en contra de un angelical discurso a favor de la paz y justicia en boca de una entrañable muchacha?. Es la esencia de la doctrina norteamericana de Edward Bernays en pos de la guerra mundial. Se trata de dejar de lado los hechos y asaltar lo más intimo de nuestras emociones. Más coacción que convicción.
Pero estos videos son parte de la narrativa exterior, y no para la población del lugar donde se dan las protestas. Fabricados ad hoc para la opinión pública occidental, por medio de estas producciones audiovisuales se espera que los Gobiernos de los países influyentes muevan ficha, bien a través de la industria “humanitaria”, bien a través de diplomacia. Para Popovic la valoración que en las potencias atlantistas tengan de esas “revoluciones” es un factor decisivo, porque sin esos estados de lo que él llama “el mundo libre” no se puede dar el consenso sociopolítico necesario para llevar a cabo “cambios radicales”, los cuales -aunque él no lo diga- hoy son tristemente conocidos: intervenciones políticas, castigos económicos o soluciones militares.
En esto, Venezuela es presentado como “un país donde hay elecciones pero la gente ya no confía en elites políticas”, por lo que los activistas formados por CANVAS allí “son gente que quiere actuar por sí misma y sin duda va a seguir adelante”. Escuchándole, me viene a la memoria una imagen que vi recientemente durante un viaje a Caracas, en la que se podía apreciar a un manifestante “opositor” luciendo una camiseta con el símbolo de Otpor y un cóctel molotov prendido en la mano. Pero el gurú serbio se desentiende de los actos violentos llevados a cabo por la oposición golpista durante todo el año pasado. “La prueba no es concluyente”, y continúa, eludiendo decir qué hacen exactamente en Venezuela.
La luz del día va cayendo y con ésta el tiempo de nuestra cita. Por la relevancia que tiene su gran despacho frente al pequeño espacio que tienen sus asistentes, se deduce que esta organización es en realidad sólo él, y bueno, quienes le financian. En Serbia la economía está bajo mínimos, tanto en las arcas públicas como en el sector privado. Sin embargo, coincidir ingenuamente con los intereses del capital atlantista ayuda a prosperar. Tal y como –en tono jocoso- señala otro de los correos de Stratfor filtrados por WikiLeaks, los de CANVAS “intervienen justamente allá donde tiene intereses el departamento de Estado. Están enganchados a su financiación”. En realidad esta conclusión no necesita recurrir a secretos revelados por ningún whistlerblower. Uno de los padres de la estrategia de las fundaciones iniciada por Ronald Reagan en los ochenta, reconoció sin complejos que “mucho de lo que hacemos ahora abiertamente antes lo hacia la CIA clandestinamente”. A Popovic tampoco le ruboriza reconocer quien se ha ocupado de cubrir muchos gastos. “Recibimos financiación de Estados Unidos, no veo problema en ello”. Es más, la pregunta le ha debido de parecer indignante. “¡La gente no sabe lo caro que resulta mantener una estrategia de no violencia por diez años!”· Y de un sorbo se termina la visita y su café latte. Popovic se despide cordialmente. Él siempre sonríe, es atento, un gran comunicador y educado. Quizás sólo veamos fantasmas donde no los hay. Quizás algún día organice una revolución a favor de los negros en Estados Unidos, de los oprimidos de México, Honduras y Palestina. Quién sabe.
Para El Libertador/ Belgrado (Serbia)
Belgrado es una ciudad hermosa pero gris, en la cual aún se pueden advertir las heridas abiertas por los bombardeos de la OTAN. Demasiado alejada de Rusia para encontrar cobijo en brazos de su gran hermano eslavo, y marginada por una Unión Europea de hegemonía germana, Serbia está hoy aislada. Desde el desmembramiento de Yugoslavia y los posteriores años del nefasto presidente Slodoban Milosevic, la nación no acaba de ubicarse políticamente en la Europa actual. Los problemas socioeconómicos no se han corregido desde el cese de la floreciente era socialista del Mariscal Tito, ni tampoco tras los últimos conflictos étnicos de la población serbokosovar arrinconada al norte de la proalbanesa República de Kosovo.
Fruto de esta larga zozobra y con las condiciones objetivas listas para precipitar un cambio, en el año 2000 nació el movimiento estudiantil OTPOR (“resistencia” en serbio), el cual fue artífice, en gran medida, de la caída del presidente Milosevic. Con cacerolas, rodeando el parlamento y cerrando las calles del centro de Belgrado, miles de jóvenes articulados por universitarios de clase media como Srdja Popovic, pasaron a la primera plana internacional como “los chicos que pueden tumbar un gobierno”. Captados de forma flagrante por los tentáculos de las agencias de inteligencia estadounidenses, se dedicaron a exportar aquello que hoy se conoce como “golpe suave” o “revolución de colores”.
Si bien los “opositores” de Venezuela, Hong Kong y varios de los “activistas” que protagonizaron las llamadas “primaveras árabes” forman ya parte de su haber como “experiencias de apoyo a los activistas revolucionarios”, el mayor interés de Popovic y su nuevo sello, CANVAS (Centro para las Estrategias de No Violencia Aplicada), se encuentra en la esfera de los estados que rodean a la actual Federación Rusa.
Cauteloso, pero abierto a la confrontación verbal, Popovic tuvo a bien recibirme en su oficina de Belgrado. Con tres secretarias como únicas empleadas pero con una gran presencia en el mundo del activismo liberal, la nueva organización guarda nexos importantes con universidades de Estados Unidos interesadas en sus técnicas de “guerra psicológica”, las cuales vienen heredadas de su mentor, el profesor estadounidense Gene Sharp, quien dirige junto al coronel retirado Robert Helvey el Instituto Albert Einstein en la ciudad de Boston (Estados Unidos).
Muy a pesar de que unas nuevas informaciones vertidas por WikiLeaks volvían a poner el descubierto que Popovic y sus “revoluciones” cuentan con el apoyo de empresas de inteligencia estadounidenses que proveen “servicios especiales” a la CIA, el director de CANVAS sigue participando como ejemplo del buen hacer democrático en docenas de foros “por los derechos humanos” celebrados en países occidentales. Del mismo modo, continúa siendo laureado por toda esa industria de los “derechos humanos” que, a través de organizaciones no gubernamentales y fundaciones, da cuerpo “humanitario” a los intereses geoestratégicos de la OTAN en el mundo entero.
Enjuto, con camisa y sorbiendo café latte, Popovic es atento y quiere agradar. Se diría que una de las formas de romper con lo opaco de su financiación y motivaciones es desplegar -inocentemente- cantidad de papeles y cuadernos de notas abiertos por todos los rincones de este laboratorio sociopolítico en el que se decide, de alguna manera, cómo alterar el destino de los pueblos que caen su diana. “¿Has descargado alguno de nuestros manuales gratuitos?”, pregunta curioso. “Los tenemos en multitud de idiomas”, afirma satisfecho haciendo gala de sus recursos.
Ya centrado en su butaca, pues no para quieto ni un instante, Popovic disculpa su “etapa política”, aquella que inició terminada su campaña contra el Gobierno de Milosevic. “Fue mi aventura”, y sonríe, en referencia a sus años como diputado en la Asamblea Nacional por el Partido Demócrata, relevo social-liberal del socialdemócrata Partido Democrático, en auge durante el periodo de entreguerras. “Tras esa etapa y algunos viajes, decidí volver a aquello que sabía hacer mejor. Pensé que exportar todas las técnicas que aprendí durante el derrocamiento de Milosevic sería una buena forma de contribuir a la democracia global”. Bielorrusia fue una de sus primeras paradas, “aunque no funcionó”. Pero sí resultó todo un éxito la que vino después: Georgia.
El Gobierno del corrupto Eduard Shevardnadze sufrió “un desplazamiento de Poder” en el año 2003, o dicho más claramente, un golpe de Estado. Popovic y sus asesores formaron cuadros locales en el país caucásico, y mediante la “revolución de las rosas” no sólo tumbaron el Gobierno, sino que gracias a la llegada del nuevo presidente Mikheil Saakashvili, incluyeron a Georgia en la órbita atlantista, alejándola definitivamente de su vecina Rusia.
Preguntado por su (¿casual?) fijación en los países de la antigua Unión Soviética, Popovic pone tierra de por medio, asegurando que ellos han formado “a grupos” en varios continentes, no sólo alrededor de los países de población eslava, aunque sí admite que “tras la caída de la URSS, la población de esas repúblicas ha demandado sistemas democráticos y nosotros sólo hemos ido a ayudarles en esa labor. Nunca obligamos a nadie a hacer nada que no quiera”.
Popovic y su instituto CANVAS (oficialmente codirigido con Slobodan Dinovic, prócer de las telecomunicaciones serbias) tienen como referentes ideológicos (que él prefiere llamar “éticos”) al sudafricano Nelson Mandela (en su etapa de preso y presidente, no en la de dirigente del combativo Umkhonto we Sizwe ), al estadounidense Martin Luther King, y al polaco Lech Walesa, de quien recuerda que “distanció a los rusos del país y acercó Polonia a la Unión Europea”. También, y como no podría ser de otra manera, Gandhi es otro de sus grandes referentes pacifistas, aunque en relación a éste le recuerdo que el abogado nacionalista indio sí facilitaba la violencia de varias formas. Por ejemplo, mediante su estoica pasividad permitía que las fuerzas coloniales británicas infligieran una brutal violencia sobre su cuerpo y el de sus acólitos. “Sí, es verdad”, responde, “pero nos quedamos con su idea de ser muy activos en la protesta sin ser activamente violentos en esta”, y esgrime como prueba de su efectividad un estudio académico llevado a cabo por dos investigadoras estadounidenses, Erica Chenoweth y Maria Stephan. En dicho trabajo analizaron 323 campañas militares llevadas a cabo de principios del Siglo XX a esta parte, y la conclusión, tanto para ellas como para el serbio, “revela que los conflictos llevados a cabo tanto por métodos de resistencia no violenta han sido mucho más duraderos y efectivos que los violentos o de guerra”.
Respecto al “método de lucha no violenta”, los activistas de CANVAS aplican “un plan de tres niveles” al que con inspiración cristiana llaman, “la santísima trinidad”. Tal y como explica Popovic valiéndose de sus ágiles manos, “en el primer nivel se encuentra la unidad”, recalcando que en países donde la fe es importante los de CANVAS han hecho uso de la religión “como elemento cohesionador del colectivo de activistas”. En segundo lugar, habla de “la movilización” con dos estrategias diferentes. “En el caso de los países democráticos pero corruptos la apatía es lo que hace a la gente inactiva, y en las dictaduras es el miedo lo que inmoviliza”. Se busca, como plantea su maestro estadounidense Gene Sharp, “cambiar el referente de autoridad”, sea en una democracia como la de Venezuela o sea en una dictadura como la egipcia.
Para romper los límites establecidos por la Ley y la idiosincrasia propia de cada país, se altera o reemplaza la “piedra de toque” que designa lo que es correcto o no. De este modo, la protesta en sí, junto a sus protagonistas, se convierte en el nuevo actor fundamental, liderando acontecimientos, engendrando un nuevo orden y forzando una narrativa de los hechos que precipita el debilitamiento del Estado y las normas de conducta social dadas hasta la fecha. Así, venido el caso, se presentan valores religiosos indeterminados frente a valores constitucionales no desarrollados o fallidos. También se presenta una ilusión de mayoría a través de las redes sociales y calles frente a la percepción de minoría que en sentido estético tiene un solo mandatario o parlamento, sea electo o no. De alguna forma, Gene Sharp y su discípulo Srdja Popovic, han aprendido de las revoluciones de la izquierda y han subvertido su naturaleza, reproduciendo y simulando aspectos de los movimientos populares pero cambiando el contenido por sus ideas neoliberales. Y a menudo funciona. “Usados correctamente, son mas eficaces que un escuadrón de bombarderos”, advierte uno de los correos de Stratfor filtrados por WikiLeaks.
Si bien es cierto que Twitter y Facebook han sido canales fundamentales para la puesta en práctica de estas revueltas, también lo es que sus métodos funcionaron antes de la aparición de estas herramientas. Sea hoy a través de las redes sociales, o antes gracias al “boca a boca” en los círculos de estudiantes, el caso es que nos encontramos a ante un movimiento que hace suya la máxima de “el medio es el mensaje”, ya que de Libia a Ucrania, pasando por Venezuela o Serbia, se han dedicado a tratar de tumbar gobiernos sin presentar una propuesta política mínimamente concretada. Desde los megáfonos, en convocatorias o sosteniendo pancartas, se han mostrado vagas ideas de justicia e interés por “un futuro mejor”, pero siempre sin programa concreto. “Se trata de sumar al máximo número de gente”. Emociones y espectáculo colectivo, pero, ¿hacia qué modelo de estado?.
“We want freedom”, clama una muchacha ucraniana, hongkonesa o venezolana en Youtube. “Esos videos en la red son muy poderosos”, resalta Popovic. No cabe duda. ¿Quién puede estar en contra de un angelical discurso a favor de la paz y justicia en boca de una entrañable muchacha?. Es la esencia de la doctrina norteamericana de Edward Bernays en pos de la guerra mundial. Se trata de dejar de lado los hechos y asaltar lo más intimo de nuestras emociones. Más coacción que convicción.
Pero estos videos son parte de la narrativa exterior, y no para la población del lugar donde se dan las protestas. Fabricados ad hoc para la opinión pública occidental, por medio de estas producciones audiovisuales se espera que los Gobiernos de los países influyentes muevan ficha, bien a través de la industria “humanitaria”, bien a través de diplomacia. Para Popovic la valoración que en las potencias atlantistas tengan de esas “revoluciones” es un factor decisivo, porque sin esos estados de lo que él llama “el mundo libre” no se puede dar el consenso sociopolítico necesario para llevar a cabo “cambios radicales”, los cuales -aunque él no lo diga- hoy son tristemente conocidos: intervenciones políticas, castigos económicos o soluciones militares.
En esto, Venezuela es presentado como “un país donde hay elecciones pero la gente ya no confía en elites políticas”, por lo que los activistas formados por CANVAS allí “son gente que quiere actuar por sí misma y sin duda va a seguir adelante”. Escuchándole, me viene a la memoria una imagen que vi recientemente durante un viaje a Caracas, en la que se podía apreciar a un manifestante “opositor” luciendo una camiseta con el símbolo de Otpor y un cóctel molotov prendido en la mano. Pero el gurú serbio se desentiende de los actos violentos llevados a cabo por la oposición golpista durante todo el año pasado. “La prueba no es concluyente”, y continúa, eludiendo decir qué hacen exactamente en Venezuela.
La luz del día va cayendo y con ésta el tiempo de nuestra cita. Por la relevancia que tiene su gran despacho frente al pequeño espacio que tienen sus asistentes, se deduce que esta organización es en realidad sólo él, y bueno, quienes le financian. En Serbia la economía está bajo mínimos, tanto en las arcas públicas como en el sector privado. Sin embargo, coincidir ingenuamente con los intereses del capital atlantista ayuda a prosperar. Tal y como –en tono jocoso- señala otro de los correos de Stratfor filtrados por WikiLeaks, los de CANVAS “intervienen justamente allá donde tiene intereses el departamento de Estado. Están enganchados a su financiación”. En realidad esta conclusión no necesita recurrir a secretos revelados por ningún whistlerblower. Uno de los padres de la estrategia de las fundaciones iniciada por Ronald Reagan en los ochenta, reconoció sin complejos que “mucho de lo que hacemos ahora abiertamente antes lo hacia la CIA clandestinamente”. A Popovic tampoco le ruboriza reconocer quien se ha ocupado de cubrir muchos gastos. “Recibimos financiación de Estados Unidos, no veo problema en ello”. Es más, la pregunta le ha debido de parecer indignante. “¡La gente no sabe lo caro que resulta mantener una estrategia de no violencia por diez años!”· Y de un sorbo se termina la visita y su café latte. Popovic se despide cordialmente. Él siempre sonríe, es atento, un gran comunicador y educado. Quizás sólo veamos fantasmas donde no los hay. Quizás algún día organice una revolución a favor de los negros en Estados Unidos, de los oprimidos de México, Honduras y Palestina. Quién sabe.
lunes, 30 de noviembre de 2015
La Universitat de València presenta el documental “The troublemaker”, de Roberto Salinas. Miguel d’Escoto, el sacerdote que quiso revolucionar la ONU.
Enric Llopis
El año 2008 fue el de la quiebra de Lehman Brothers y el del inicio de la crisis global. También el último en el que George W. Bush gobernó el mundo. Pero fue asimismo un año fundamental en la historia de Naciones Unidas, en el que un cura sandinista y suspendido en el sacerdocio por el Vaticano, Miguel d’Escoto Brockmann, que había ejercido durante más de una década como ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno revolucionario de Nicaragua, llegó a la ONU con la idea de transformarla. Miguel d’Escoto fue presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas durante un año, y su labor –una lucha denodada contra los elementos políticos, económicos y mediáticos- aparece resumida en el documental “The Troublemaker”, de 82 minutos, producido en 2014 por el director de cine italo-nicaragüense Roberto Salinas.
“El cargo de presidente de la Asamblea General de la ONU tiene rango de jefe de estado, pero le quieren cortar las alas; uno no recibe un sueldo ni una casa, y sólo tiene un año para realizar cosas significativas”, se lamenta el padre d’Escoto en el documental presentado en el Fórum de Debats de la Universitat de València. El audiovisual está basado en el libro “El año en que vivimos atrevidamente”, del periodista Enrique Yeves, quien fue en 2008 portavoz del sacerdote en la ONU y actualmente ejerce como director de comunicación de la FAO. Además, ha escrito libros como “La Contra. Una guerra sucia”.
La conclusión del cura que quiso revolucionar Naciones Unidas, después de un año en el cargo, fue que la ONU no podía reformarse, había que “reinventarla” y preguntarse por la función de este organismo en el siglo XXI. Pero sus planteamientos eran “radicales”, “utópicos”, para lo que se acostumbraba en la institución. “D’Escoto pensaba que había un problema serio con la diplomacia, pues se utilizaba un lenguaje vacío y oscuro para no molestar a los poderosos; estas declaraciones las hizo ya en la primera asamblea que presidió”, recuerda el director general de Le Monde Diplomatique, Ferran Montesa, quien ha participado en el acto de presentación del documental. Esta valoración sobre el uso de las palabras no la hacía cualquiera. La asamblea que presidía d’Escoto era un foro donde estaban representados 192 países, más democrático que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde cinco países todavía cuentan con derecho de veto para las grandes decisiones.
Explica Montesa que en la Asamblea General de la ONU los representantes de los países votaban, pero el problema era la falta de mecanismos para hacer cumplir las resoluciones. Se llega hasta el punto de que cada año todos los países representados en Naciones Unidas –salvo Estados Unidos e Israel- votan a favor de levantar el embargo estadounidense contra Cuba, pero la resolución no va más allá. Por eso en la Carta de Naciones Unidas que el religioso nicaragüense dejó como propuesta pedía una ampliación de los poderes de la Asamblea General. A todo esto se añadían dificultades como la de un presupuesto raquítico, “menor que el de la ONG de un país que no fuera rico”.
Enrique Yeves, que pasó un año muy cerca de Miguel d’Escoto en la ONU, coincide en que éste no quería que se plantearan los asuntos “de manera diplomática”. “Hay que llamar a las cosas por su nombre y utilizar el lenguaje como arma”, reiteraba el sacerdote. Esta idea tan sencilla y radical “ya supuso una pequeña revolución”, opina el periodista, en un contexto como el “palacio de cristal” que representaba la sede de Naciones Unidas en Nueva York. También coincide en señalar la precariedad de recursos en la que, deliberadamente, se dejaba a la Asamblea General de la ONU, sobre todo en comparación con el Consejo de Seguridad, que contaba con más trabajadores y medios económicos.
El año de mandato de d’Escoto, ese cura que se inspiraba en Tolstoi, Gandhi y Martin Luther King, fue también el del golpe de estado contra Mel Zelaya en Honduras. Por primera vez en la historia de Naciones Unidas se invitaba a parlamentar en esta institución internacional a un presidente derrocado, y se aprobó una resolución en la que se pedía la “inmediata e incondicional” restitución de Zelaya como presidente “legítimo y constitucional” de Honduras. Además, ante el estallido de la crisis económica y financiera global la ONU impulsó una Cumbre con la participación de economistas como Joseph Stiglitz, en la se planteaban medidas innovadoras, por ejemplo, la de una “cesta” de divisas para el comercio internacional que representara una alternativa al dólar. Los grandes medios de comunicación ridiculizaron la propuesta. También se decía que Naciones Unidas no contaba con recursos, medios ni experiencia y que esa idea habían de materializarla las grandes instituciones económicas internacionales. Pero d’Escoto insistió, pues no entendía cómo los responsables de la crisis iban a encontrar la respuesta adecuada. Era como “poner la zorra a cuidar de las gallinas”, afirmaba. Ante los ataques cruentos e indiscriminados del ejército de Israel sobre la franja de Gaza, en 2008, Miguel d’Escoto se esforzó por poner freno a la barbarie y abogó por la unidad entre Hamas y la Autoridad Nacional Palestina.
La gran cuestión es, si pasados los años, la ONU se ha convertido en una institución inane, sin facultades operativas, o por el contrario su existencia impide males mayores en el mundo. “Naciones Unidas es la única institución global que puede afrontar los retos del siglo XXI, como la paz o el hambre, y además es la única que tenemos”, explica Yeves. Por otra parte, si se analiza el entramado institucional de la ONU, “no realizan la misma función ACNUR (Agencia para los Refugiados) o la FAO que el Consejo de Seguridad”. Precisamente el gran problema de Naciones Unidas es hoy el Consejo de Seguridad, según muchos analistas, que representa la geopolítica de 1945 y mantiene con derecho de veto a cinco potencias, de manera que resultan excluidos los países africanos o de América Latina. “Habría que reformarlo y dotarlo de una representatividad mucho mayor”, opina el periodista. Una nota positiva, según el actual director de comunicación de la FAO, es que el pasado mes de septiembre los 193 países de la ONU llegaron a un acuerdo sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En un mundo que produce el doble de lo necesario para abastecer a su población total (7.000 millones de habitantes), mientras una de cada nueve personas (800 millones de habitantes) están subalimentadas y cada día mueren de hambre 40.000 personas en el planeta.
Después de dos décadas como profesional del periodismo, a Enrique Yeves le sorprendió la cobertura informativa que los grandes medios (Le Monde, The New York Times o El País) hacían de la presidencia de d’Escoto. Al corresponsal de The New York Times le dijo que donde él (Yeves) estudió Periodismo –en el Campus de Bellaterra en Barcelona- habría suspendido. “Ponían muchísimos adjetivos en las entradillas”, apunta. Las noticias comenzaban diciendo “El radical sandinista revolucionario sancionado por el Vaticano dada su condición de militante radical afirmó ayer…” y a continuación se ridiculizaban las propuestas del sacerdote. Aunque la respuesta de éste era adaptar una consigna de Gandhi: “Primero te ridiculizan, después se ríen de ti… y terminamos ganando”.
En el documental aparece Reagan profiriendo amenazas contra el gobierno sandinista, también asegurando que Nicaragua iba a convertirse en una base militar soviética en el “patio trasero” de Estados Unidos. Se señala asimismo el apoyo de la CIA en los años 80 a la “contra” nicaragüense. O las admoniciones de Juan Pablo II a Miguel d’Escotto, a quien suspendió en el ejercicio del sacerdocio en 1984, en plena “guerra fría”; el papa Francisco le levantó el veto en 2014 y al año siguiente d’Escoto ofició su primera misa en tres décadas. El religioso nicaragüense reivindicaba la palabra “economía” en su sentido etimológico, entendida como la administración de las cosas domésticas. El audiovisual muestra una simpática conversación entre Miguel d’Escoto y Fidel Castro, donde éste revela su fascinación por las nuevas tecnologías, que en cinco minutos permitían obtener la misma información que antiguamente en un mes. “Nuestro mundo está enfermo, hace más de un siglo Tolstoi ya habló del egoísmo demencial”, afirmaba d’Escoto. “Unos pocos estados toman las decisiones y los pobres pagan las consecuencias”. Estas aseveraciones las hacía a su manera, con autenticidad: “Yo voy a hablar de la manera en que yo lo hago, el formato rígido es el rigor mortis”, decía.
El año 2008 fue el de la quiebra de Lehman Brothers y el del inicio de la crisis global. También el último en el que George W. Bush gobernó el mundo. Pero fue asimismo un año fundamental en la historia de Naciones Unidas, en el que un cura sandinista y suspendido en el sacerdocio por el Vaticano, Miguel d’Escoto Brockmann, que había ejercido durante más de una década como ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno revolucionario de Nicaragua, llegó a la ONU con la idea de transformarla. Miguel d’Escoto fue presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas durante un año, y su labor –una lucha denodada contra los elementos políticos, económicos y mediáticos- aparece resumida en el documental “The Troublemaker”, de 82 minutos, producido en 2014 por el director de cine italo-nicaragüense Roberto Salinas.
“El cargo de presidente de la Asamblea General de la ONU tiene rango de jefe de estado, pero le quieren cortar las alas; uno no recibe un sueldo ni una casa, y sólo tiene un año para realizar cosas significativas”, se lamenta el padre d’Escoto en el documental presentado en el Fórum de Debats de la Universitat de València. El audiovisual está basado en el libro “El año en que vivimos atrevidamente”, del periodista Enrique Yeves, quien fue en 2008 portavoz del sacerdote en la ONU y actualmente ejerce como director de comunicación de la FAO. Además, ha escrito libros como “La Contra. Una guerra sucia”.
La conclusión del cura que quiso revolucionar Naciones Unidas, después de un año en el cargo, fue que la ONU no podía reformarse, había que “reinventarla” y preguntarse por la función de este organismo en el siglo XXI. Pero sus planteamientos eran “radicales”, “utópicos”, para lo que se acostumbraba en la institución. “D’Escoto pensaba que había un problema serio con la diplomacia, pues se utilizaba un lenguaje vacío y oscuro para no molestar a los poderosos; estas declaraciones las hizo ya en la primera asamblea que presidió”, recuerda el director general de Le Monde Diplomatique, Ferran Montesa, quien ha participado en el acto de presentación del documental. Esta valoración sobre el uso de las palabras no la hacía cualquiera. La asamblea que presidía d’Escoto era un foro donde estaban representados 192 países, más democrático que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde cinco países todavía cuentan con derecho de veto para las grandes decisiones.
Explica Montesa que en la Asamblea General de la ONU los representantes de los países votaban, pero el problema era la falta de mecanismos para hacer cumplir las resoluciones. Se llega hasta el punto de que cada año todos los países representados en Naciones Unidas –salvo Estados Unidos e Israel- votan a favor de levantar el embargo estadounidense contra Cuba, pero la resolución no va más allá. Por eso en la Carta de Naciones Unidas que el religioso nicaragüense dejó como propuesta pedía una ampliación de los poderes de la Asamblea General. A todo esto se añadían dificultades como la de un presupuesto raquítico, “menor que el de la ONG de un país que no fuera rico”.
Enrique Yeves, que pasó un año muy cerca de Miguel d’Escoto en la ONU, coincide en que éste no quería que se plantearan los asuntos “de manera diplomática”. “Hay que llamar a las cosas por su nombre y utilizar el lenguaje como arma”, reiteraba el sacerdote. Esta idea tan sencilla y radical “ya supuso una pequeña revolución”, opina el periodista, en un contexto como el “palacio de cristal” que representaba la sede de Naciones Unidas en Nueva York. También coincide en señalar la precariedad de recursos en la que, deliberadamente, se dejaba a la Asamblea General de la ONU, sobre todo en comparación con el Consejo de Seguridad, que contaba con más trabajadores y medios económicos.
El año de mandato de d’Escoto, ese cura que se inspiraba en Tolstoi, Gandhi y Martin Luther King, fue también el del golpe de estado contra Mel Zelaya en Honduras. Por primera vez en la historia de Naciones Unidas se invitaba a parlamentar en esta institución internacional a un presidente derrocado, y se aprobó una resolución en la que se pedía la “inmediata e incondicional” restitución de Zelaya como presidente “legítimo y constitucional” de Honduras. Además, ante el estallido de la crisis económica y financiera global la ONU impulsó una Cumbre con la participación de economistas como Joseph Stiglitz, en la se planteaban medidas innovadoras, por ejemplo, la de una “cesta” de divisas para el comercio internacional que representara una alternativa al dólar. Los grandes medios de comunicación ridiculizaron la propuesta. También se decía que Naciones Unidas no contaba con recursos, medios ni experiencia y que esa idea habían de materializarla las grandes instituciones económicas internacionales. Pero d’Escoto insistió, pues no entendía cómo los responsables de la crisis iban a encontrar la respuesta adecuada. Era como “poner la zorra a cuidar de las gallinas”, afirmaba. Ante los ataques cruentos e indiscriminados del ejército de Israel sobre la franja de Gaza, en 2008, Miguel d’Escoto se esforzó por poner freno a la barbarie y abogó por la unidad entre Hamas y la Autoridad Nacional Palestina.
La gran cuestión es, si pasados los años, la ONU se ha convertido en una institución inane, sin facultades operativas, o por el contrario su existencia impide males mayores en el mundo. “Naciones Unidas es la única institución global que puede afrontar los retos del siglo XXI, como la paz o el hambre, y además es la única que tenemos”, explica Yeves. Por otra parte, si se analiza el entramado institucional de la ONU, “no realizan la misma función ACNUR (Agencia para los Refugiados) o la FAO que el Consejo de Seguridad”. Precisamente el gran problema de Naciones Unidas es hoy el Consejo de Seguridad, según muchos analistas, que representa la geopolítica de 1945 y mantiene con derecho de veto a cinco potencias, de manera que resultan excluidos los países africanos o de América Latina. “Habría que reformarlo y dotarlo de una representatividad mucho mayor”, opina el periodista. Una nota positiva, según el actual director de comunicación de la FAO, es que el pasado mes de septiembre los 193 países de la ONU llegaron a un acuerdo sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En un mundo que produce el doble de lo necesario para abastecer a su población total (7.000 millones de habitantes), mientras una de cada nueve personas (800 millones de habitantes) están subalimentadas y cada día mueren de hambre 40.000 personas en el planeta.
Después de dos décadas como profesional del periodismo, a Enrique Yeves le sorprendió la cobertura informativa que los grandes medios (Le Monde, The New York Times o El País) hacían de la presidencia de d’Escoto. Al corresponsal de The New York Times le dijo que donde él (Yeves) estudió Periodismo –en el Campus de Bellaterra en Barcelona- habría suspendido. “Ponían muchísimos adjetivos en las entradillas”, apunta. Las noticias comenzaban diciendo “El radical sandinista revolucionario sancionado por el Vaticano dada su condición de militante radical afirmó ayer…” y a continuación se ridiculizaban las propuestas del sacerdote. Aunque la respuesta de éste era adaptar una consigna de Gandhi: “Primero te ridiculizan, después se ríen de ti… y terminamos ganando”.
En el documental aparece Reagan profiriendo amenazas contra el gobierno sandinista, también asegurando que Nicaragua iba a convertirse en una base militar soviética en el “patio trasero” de Estados Unidos. Se señala asimismo el apoyo de la CIA en los años 80 a la “contra” nicaragüense. O las admoniciones de Juan Pablo II a Miguel d’Escotto, a quien suspendió en el ejercicio del sacerdocio en 1984, en plena “guerra fría”; el papa Francisco le levantó el veto en 2014 y al año siguiente d’Escoto ofició su primera misa en tres décadas. El religioso nicaragüense reivindicaba la palabra “economía” en su sentido etimológico, entendida como la administración de las cosas domésticas. El audiovisual muestra una simpática conversación entre Miguel d’Escoto y Fidel Castro, donde éste revela su fascinación por las nuevas tecnologías, que en cinco minutos permitían obtener la misma información que antiguamente en un mes. “Nuestro mundo está enfermo, hace más de un siglo Tolstoi ya habló del egoísmo demencial”, afirmaba d’Escoto. “Unos pocos estados toman las decisiones y los pobres pagan las consecuencias”. Estas aseveraciones las hacía a su manera, con autenticidad: “Yo voy a hablar de la manera en que yo lo hago, el formato rígido es el rigor mortis”, decía.
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