domingo, 24 de enero de 2016

Alejandro Aravena logra el Pritzker. El chileno gana el premio por su defensa de la responsabilidad social del arquitecto

Como “una revelación” ha descrito el presidente del jurado del Premio Pritzker, Lord Peter Palumbo, el trabajo de Alejandro Aravena (Santiago de Chile, 1967) y su estudio Elemental. Puede que lo más revelador del nuevo premiado sea la ampliación del papel del arquitecto que supone su manera de trabajar. Autor de numerosos proyectos de viviendas incrementales –en las que en lugar de recibir un piso terminado el cliente obtiene una casa capaz de crecer cuando su economía lo permite-, Aravena y sus cuatro socios -Gonzalo Arteaga, Víctor Oddó, Juan Cerda y Diego Torres- han demostrado con sus diseños urbanísticos y sus viviendas sociales una preocupación por las ciudades y por la humanidad que, ciertamente, habla de una nueva dimensión de la profesión.

En lugar de trabajar tratando de mantenerse fiel a la idea inicial, Aravena se mete en campos que desconocen. Fue el caso de la reconstrucción de la ciudad chilena de Constitución que en 2010 resistió bien a un terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter y mal el posterior tsunami. Elemental consultó con los ciudadanos y propuso recuperar espacio para blindar la urbe ante futuros terremotos. En lugar de resistir con muros, idearon un espacio público capaz de disipar la energía sísmica con la fricción de los nuevos parques. Autores de regeneraciones urbanas, como el Parque Periurbano de Calama –que rodea con una arboleda la ciudad minera para producir sombra, duplicar el espacio verde y frenar el polvo del desierto- y de edificios emblemáticos -mayormente universitarios levantados en Santiago, Austin (Texas) o Shanghai- que combinan valor representativo con eficiencia energética, su mayor aportación está en su capacidad para trabajar desde la escasez.

Con Aravena el Pritzker envía un mensaje casi contrapuesto al que ha lanzado en otros tiempos: es más urgente aprender bien gramática que escribir la gran novela. El propio arquitecto explica a EL PAÍS, desde su estudio en Santiago, que su profesión debe recuperar el peso social y alejarse de la irrelevancia.

Pregunta. Siempre ha habido quien, lejos de premios y atención mediática ha hecho arquitectura social. Que ahora se premie ¿es una adaptación a la crisis? ¿Una respuesta a la época de los iconos?
Respuesta. Hemos estado marcados como profesión por tratar de responder a problemas que les interesan solo a otros arquitectos. Hemos sido poco entrenados a que nuestro punto de partida quede fuera de la arquitectura. Quizá por una especie de anticipación a garantizar un resultado pulcro, escultórico, hemos llegado a pensar que si la solución no se ve de origen puede que no llegue a hallarse. El precio que hemos pagado por esa manera de trabajar es el de la irrelevancia. No nos llaman para que nos encarguemos de ningún tema duro. Cuando hay una piedra en el zapato no se llama al arquitecto. “Como no tenemos tiempo ni recursos… Cuando los tengamos les llamaremos”. No es el caso de los economistas, los abogados o los ingenieros, a los que se recurre más cuanto mayor es el problema.

P. ¿Son socialmente irrelevantes?
R. Perdimos la capacidad de ser una disciplina a la cual se recurre automáticamente cuando hay un problema. Y sin embargo teníamos en el núcleo de nuestro conocimiento una herramienta poderosa para hacernos cargo de la complejidad. Eso es lo que como profesión deberemos restaurar: la posibilidad de contribuir a problemas fundamentales.

P. ¿Una crisis económica es una cura de humildad para los arquitectos? Y también un filtro contra la arbitrariedad.
R. A mayor escasez mayor necesidad de justificar las operaciones que haces. La escasez de recursos obliga a la abundancia de sentido. Mientras que una abundancia de recursos puede llevar a una escasez de sentido: a hacer las cosas simplemente porque puedes. El caso de Chile, a mitad de camino entre ser suficientemente pobre para tener que justificar las respuestas que das, pero no tan pobre como para actuar sólo para sobrevivir, permite inaugurar algo que no existía antes. Estar a mitad de camino es sumamente sano.

P. El Pritzker siempre ha prestado atención a las modas. ¿Teme que la arquitectura humanitaria sea, como el deconstructivismo, otra moda?
R. Relacionar éxito y culpa es algo a evitar en un país ultracatólico como Chile. Cuando nos anunciaron el premio sentimos libertad. Ya no tenemos que probar nada a nadie. Lo vivimos como un quitamiedos para acercarnos a ámbitos que podían asustar por desconocidos.

P. ¿Libertad para qué?
R. En arquitectura innovar es muy difícil porque es difícil acercarse a algo que no ha sido probado. La agricultura funciona igual. Si siembras algo que no se ha sembrado antes debes invertir. Si te funciona te copiarán. Si no funciona, te comes solo los costos de tu fracaso. Por lo tanto todos están esperando que se mueva primero otro.

P. Es testigo de la transformación de su país.
R. Chile hace 15 años era un país de 5.000 dólares per cápita. Hoy tenemos 22.000 dólares per cápita. Los problemas de ese crecimiento económico no tienen nada que ver con los desafíos de una década atrás. La gente debería estar contenta y, sin embargo, hay manifestaciones continuas. Se discute la educación, la gestión energética, el sistema laboral. Esas preguntas ya no se contestan con respuestas antiguas. Las grandes compañías ya no tienen bastante con pagar impuestos, tener permisos de obra y aprobación medioambiental, la aprobación social es clave. La gente en las calles no deja operar a menos que exista un acuerdo sobre cómo se van a repartir los beneficios. Eso es una conquista, un nuevo tipo de poder –en este caso ciudadano- que, naturalmente, exige el esfuerzo de salir a la calle. En mi país hemos vivido ese cambio, de la resignación a la exigencia de diálogo.

P. ¿Es compatible levantar símbolos de poder con el tipo de arquitectura social que defienden?
R. No llamaría a nuestros edificios símbolos del poder. Es necesario construir los espacios donde ocurre la vida con conocimiento tanto como hay necesidad de construir la vivienda de quien no puede proveérsela a sí mismo. Los arquitectos traducimos los verbos simples: estudiar, trabajar, dormir, comer, encontrarse, disfrutar a sustantivos: oficinas, escuelas, casas, parques… Nuestra contribución a la vivienda social no viene de modificar la política financiera. Nosotros traducimos a formas. Por eso hacer otros proyectos es un entrenamiento.

P. ¿Puede la arquitectura hacer algo por reducir la desigualdad en Latinoamérica?
R. Totalmente. Parte de la adrenalina que sentimos de ser arquitectos es que la ciudad es un mecanismo muy potente de corrección de inequidades. Si hay algún acuerdo en Latinoamérica es que tenemos un problema pendiente con la inequidad. Y lo único que uno escucha es sobre la redistribución de los ingresos, como si la desigualdad fuera un problema solo económico. No lo es. Es también un problema racial y cultural. Tiene muchos componentes pero aunque sólo fuera económico, la redistribución económica requiere una educación que permite acceder a un mejor trabajo y con él a una mejor calidad de vida. Y eso toma al menos un par de generaciones. No sucede de un día para otro. Sin embargo en la ciudad hay factores que permiten mejorar la calidad de vida sin tener que esperar.

P. ¿Cuáles?
R. Un sistema de transporte público es, por definición, redistributivo. Las ciudades se miden por lo que uno puede hacer gratis en ellas. ¿Tengo que hacerme socio de un club para disfrutar de la naturaleza o puedo irme a un parque? El transporte, el espacio público y la vivienda son atajos muy poderosos para corregir la inequidad.

P. ¿Esa corrección depende del activismo de los ciudadanos, de la ideología de los gobernantes…?
R. Y del sentido de oportunidad de los arquitectos. Tenemos la oportunidad de sumar a esa visión política y de canalizar esa exigencia ciudadana hacia la mejor calidad de vida. Por eso yo no reniego del poder. El poder pueden ser los ciudadanos. Finalmente hay políticos que tienen una visión. Son esos por los que uno vota.

P. Defiende la autoría colectiva. ¿Por qué no ha pedido compartir el premio con sus cuatro socios?
R. Los equipos de fútbol ganan un tipo de premios, una liga, y los jugadores otro, el botín de oro, por ejemplo. Claro que nadie podría ganar el botín de oro sin un equipo detrás, pero este premio hace referencia a la dimensión individual que tiene el proceso creativo. Luego nada de la arquitectura se hace de manera individual. No veo ningún conflicto en identificar a una persona a la vez que se entiende que la naturaleza del trabajo es colectiva.

P. ¿Le produjo alguna contradicción recibir el premio habiendo sido jurado hasta 2014?
R. La verdad es que no lo vi venir. Quizá precisamente porque estuve en el jurado y conozco el tipo de debates que mantienen. Nunca pensé estar dentro de ese nivel. Fue tal así que cuando me llamaron fue tan fuerte la emoción que, bueno, me puse a llorar. No me quedó otra. Así de inesperado fue.

P. ¿Qué implica para la arquitectura y para el Pritzker premiar a un arquitecto que considera que las favelas no son el problema sino la solución?
R. Más que resistirnos a esa fuerza debemos encauzarla. Las ciudades son mecanismos muy eficientes en la mejora de calidad de vida de las personas. Suponen acceso a agua potable, a electricidad, a una educación y a trabajo. Sin embargo, las instituciones no han sabido resolver la cantidad de vivienda que tenemos que producir para acomodar a la gente que llega a las ciudades. Por eso los asentamientos informales no representan la incapacidad de la gente de acceder a una vivienda decente. Al contrario, demuestran que a pesar de no contar con ningún tipo de apoyo oficial la gente puede dotarse a sí misma de una protección contra el medio ambiente.

El mayor problema de las favelas es que el bien común no queda garantizado con la acción individual. Eso deja un papel para la arquitectura como canalizadora de las capacidades de la gente para autoconstruir. Sin contar con la iniciativa ciudadana no llegamos a construir ciudades más que para una minoría del mundo.

P. ¿Hay resignación en dar por bueno un urbanismo que era visto como deficiente?
R. Sin hacer poética de la pobreza, la vivienda masiva es incapaz de absorber la diversidad. Generar un sistema abierto, en el que el arquitecto canaliza la capacidad de la gente de hacerse su vivienda, no sólo permite a la gente subirse a la espalda de un gigante, y por lo tanto ser más eficiente, también resuelve esa incapacidad de responder a la diversidad. Una familia sabe mejor que nadie qué es lo que necesita. De modo que si los arquitectos proveen el marco físico y organizativo adecuado para que eso sea posible garantizando un orden lejos de una resignación, estamos respondiendo a la diversidad como nunca antes habíamos sido capaces de hacerlo.

P. ¿Viviría en una favela?
R. No. Sin embargo, el mecanismo de prueba que utilizamos en los proyectos de vivienda es preguntarnos si nosotros viviríamos allí. Esa pregunta es la prueba última de cuanto sale de nuestro estudio. Si la respuesta es no, entonces no lo hacemos. Nuestras viviendas sociales no están completadas, pero permiten prosperar y tienen un estándar de clase media.

P. El jurado destaca su compromiso. ¿Cree que la arquitectura va a llegar realmente donde no hay dinero pero faltan soluciones?
R. Sería muy malo que los arquitectos nos apartáramos de los problemas complejos. Pero lo que debemos aportar no es aquello para lo que no fuimos entrenados, con una orientación artística. Muchos de los proyectos en los que nos metemos no tenemos idea de cómo vamos a resolverlos. Pero contamos con la capacidad de traducir el conocimiento a forma.
 http://cultura.elpais.com/cultura/2016/01/13/actualidad/1452684841_460495.html

sábado, 23 de enero de 2016

“La historia oficial de Franco minimizó el nazismo”. El historiador Pierpaolo Barbieri hurga en su nuevo libro en el interés económico de Hitler sobre España durante la Guerra Civil

Pierpaolo Barbieri es un joven investigador que ha hurgado en el interés económico, más que político, que tuvo la Alemania de Hitler por la España de Franco durante la guerra civil. El propio Franco y sus historiadores minimizaron luego la realidad de esa relación con el nazismo y con el fascismo italiano para que el dictador “moldeara su ideología” para buscar así alianzas que le fueran más propicias.

Barbieri, de origen argentino, colabora en EL PAÍS y en otros medios internacionales. Estudió en Harvard y enseña en Italia y en Estados Unidos. Cuenta aquella conclusión sobre la intervención nazi en la Guerra Civil en su libro La sombra de Hitler. El imperio económico nazi y la Guerra Civil española (Taurus, 2015).

Su colega Niall Ferguson saludó esta contribución de Barbieri como “brillante debut” en el que el joven historiador “muestra que el imperialismo informal desempeña un papel más importante que la ideología fascista en el modo en que Berlín miró al conflicto”. Barbieri vino a Madrid a presentar su libro.

Pregunta. ¿Qué intentó hacer?
Respuesta. Quise entender la influencia de Hitler y del poderío económico alemán no sólo en la guerra civil española, donde fueron determinantes, sino también en el emergente régimen de Franco y lo que ellos planeaban hacer con su influencia sobre la nueva España.

P. ¿Y qué ha descubierto de nuevo?
R. Una nueva manera de mirar esa relación económica. En vez de pensar en los conflictos de manera nacional, el libro trata de plantearlos en el contexto de Europa. Cambia el foco del análisis. De esa manera podemos ver algo que quizá no había sido apreciado antes: la estrategia económica de los alemanes en España da frutos mucho más claros que la inversión italiana. Y Alemania logra una hegemonía que sólo se puede describir desde la perspectiva de lo que constituye un imperio informal. Porque los españoles les conceden a los alemanes todo lo que éstos piden. En España se impuso luego la idea de que todo lo que intentó Hitler con Franco fue un fracaso, pero es que todo lo que intentó Alemania de 1936 a 1945 fue un fracaso, porque pierde la guerra. Pero el proyecto alemán de dominación, que nace de la decisión de intervenir en la guerra española, fue un gran éxito. Logra aquí una hegemonía que antes se pensaba imposible.

P. ¿Por qué fracaso al fin esa intención de dominio económico?
R. Porque el imperio informal es más frágil que el imperio formal. El imperio formal no requiere la presencia militar, el gasto de dominación, y el sistema ideológico de controlar otro territorio. Pero sí requiere mantener la hegemonía. Y cuando Hitler lanza su gran apuesta por el imperio formal destruye el dominio económico y geoestratégico que mantiene con España; pasa también con los Balcanes o con Latinoamérica, donde la ambición estratégica alemana consistía en lograr más proyección económica en países subdesarrollados para poder dominarlos con el comercio.

P. ¿Y por qué Franco lo rechaza?
R. No creo que lo rechace. Lo que Franco logra es tener una opción estratégica que antes no tenía. De 1936 a 1939 Franco depende absolutamente de Mussolini, pero quien más lo determina es Hitler. Después de 1939 a Franco se le abren otras opciones, y entre ellas estaba la de volver a una relación más estrecha con los ingleses, y eventualmente con los Estados Unidos, que después él destruye durante la guerra precisamente por comerciar con la Alemania nazi. La decisión de Roosevelt de aislar a España de las Naciones Unidas en la arquitectura económica mundial que emerge en la posguerra se basa en que Franco era un remanente anacrónico del periodo del nazismo. En ese contexto a Franco se le abren otras oportunidades que lo ayudan a mantenerse vivo.

P. Y lo aprovecha.
R. Logra moldear su ideología para ir saliendo del aislamiento. Para Franco fue conveniente olvidarse del rol de los nazis y de los fascistas italianos en su manera de llegar al poder. Por eso las historias oficiales del franquismo minimizan la dependencia de los nazis. Y eso es natural.

P. ¿Era tan astuto como dicen?
R. Hay mucho de mito en eso. Después de la famosa reunión de Hendaya los suyos crearon el mito de que Franco se le había plantado, cuando en realidad aquella había sido una negociación que no llega a buen puerto. Pero ante la eventualidad de que Hitler pierda la guerra, a ellos no les cuesta nada decir que Franco ya lo sabía. Y si uno lee los documentos de la época ve que muchos elementos del régimen franquista pensaban que Hitler la iba a ganar.

P. Las imágenes que dejó el encuentro, aparte de otras suposiciones, sí dibujaron a dos personajes ciertamente ridículos.
R. Fue la única vez que se vieron la cara. Pero Hitler le había pagado la guerra a Franco. Sin Hitler Franco jamás la hubiera ganado. Si nosotros pensamos en el comienzo de la Guerra Civil advertimos que la sublevación militar no logra destruir la República; esos días era claro que la República tenía la ventaja. Sin embargo, por medio de Hitler y Mussolini Franco consigue mantenerse vivo y luego liderar él la revuelta y el eventual gobierno. Sí, la verdad es que aquella reunión fue un desastre. Y Franco tuvo mucha fortuna (o estrategia) de no aliarse con Hitler. También hay que decir que a los alemanes les convenía cierta neutralidad proalemana de España por temas económicos y comerciales.

P. ¿Qué hay de nuevo en su investigación?
R. Primero, la mirada internacional sobre el hecho; luego, el análisis del proyecto económico alemán en el contexto de la intención imperialista alemana con respecto a España, y el rol de Hjalmar Schacht, el arquitecto de la estrategia alemana que se aplica en España; finalmente no la aplica él, sino su archienemigo Hermann Göring.

P. ¿Hitler quiso comprar España?
R. No en esos términos, pero sí la quiso dominar, hacerla parte de un imperio económico alemán que dictara las prioridades desde Berlín.

P. ¿Su propósito no fue político sino económico?
R. A Hitler no le importaban ni la economía ni las finanzas; al principio su propósito fue estratégico. Esa decisión fue tomada después de Wagner y de ópera, y en contra de todo lo que le dicen sus consejeros más cercanos. Él crea así, personalmente, la política exterior alemana. En contra de todos, decide él.

P. ¿Y por qué sabe que fue tras una noche de Wagner y ópera?
R. Porque Franco manda a buscarlo y no hubiera llegado a Führer si el servicio secreto alemán no lo localiza en Bayreuth, adonde va cada año, a escuchar a Wagner. Es ahí donde lo localizan los enviados de Franco, a los que recibe después de la ópera. Él tenía la costumbre de trabajar de noche, y ahí se toma esa decisión estratégica. Lo que el aparato alemán termina priorizando en España es la penetración económica. Los documentos, que están en este libro, explican que los alemanes se preocupan más por los réditos económicos y comerciales que España le pueda dar a Alemania que por la ideología del régimen franquista.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/01/10/actualidad/1452445564_609669.html
http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/25/actualidad/1364234435_721208.html

“Yo quiero que me entierren con él”. Ascensión Mendieta cumple a los 90 años el deseo de exhumar a su padre. La fosa ha empezado a abrirse este martes gracias a la justicia argentina

"Yo quiero que me entierren con él...". Ascensión Mendieta ha logrado a los 90 años cumplir un deseo que ha ocupado casi toda su vida: sacar a su padre de la fosa común en la que yace desde el 15 de noviembre de 1939, cuando fue fusilado por las autoridades franquistas. Ella tenía entonces 13 años. Los 88 los cumplió en un avión a Argentina, un país donde no conocía a nadie y al que viajó en noviembre de 2013 para hablar con una sola persona: la juez que investiga los crímenes del franquismo desde 2010, tras el portazo del Tribunal Supremo a la causa abierta por Baltasar GarzónFue en el despacho de la magistrada argentina  María Servini de Cubríaa 10.000 kilómetros del hogar de Ascensión, desde donde se envió el exhorto a España en febrero de 2014 para abrir la fosa. Los trámites judiciales y administrativos se han prolongado casi dos años, pero esta mujer menuda que hoy no levantaba el ojo de la tierra está acostumbrada a esperar. Eso sí, ayer casi no durmió. "Me desperté a las tres de la mañana y ya no pude volver a pegar ojo".

Llega al cementerio de Guadalajara, donde se encuentra la fosa, acompañada de sus hijas, Chon y Pilar, su nieta, y la abogada que presentó su caso en Argentina, Ana Mesutti, quien cuenta, tuvo "el enorme privilegio" de darle la noticia de que por fin habían conseguido todos los permisos. "Se puso a llorar desconsoladamente y ahí entendí de verdad lo que significa tener un familiar desaparecido".

Hace muchísimo frío, pero no hay forma de convencer a Ascensión para que vaya a tomar un café caliente. Tienen que llevárselo hasta la silla desde la que ahora ve llevarse en carretillas 76 años de tierra y olvido. "A mi padre lo enterraron de los primeros, debe estar al final de todo... Ahora lo voy a tener conmigo. Me voy tranquila, feliz".

Podría haberse acomodado en la resignación o hacer caso al cuerpo cuando le recordaba su edad, en forma de achaques, pero la voluntad de Ascensión era más fuerte porque, como explicó muchas veces, no le daba miedo morirse, sino hacerlo antes de poder recuperar los restos de su padre o pensando que no había hecho todo lo posible para lograrlo. No sabe decir a cuántas manifestaciones ha asistido para pedir ayuda para abrir las fosas del franquismo. A muchas fue con su hermana Paz, con la que le hubiera encantado compartir este momento, pero ella falleció en 2012. En todas llevaba colgado del cuello un cartel con la fotografía de sus padres.

"Mi madre se ha dejado sus ahorros, sus años y su vida en esto", explica Pilar Vargas, hija de Ascensión. Preguntada por qué les dirían a los que les critican por remover el pasado responde: "Que se pongan en el pellejo de mi madre, que solo quiere los restos de su padre para hacerle un funeral y un entierro digno. Somos gente muy pacífica. No tenemos ningún rencor". Lo primero que han encontrado al entrar en el cementerio ha sido un monumento a los caídos del bando nacional lleno de flores con los colores de la bandera española.

Timoteo Mendieta tenía 41 años y siete hijos el día que lo mataron. El más pequeño aún no caminaba. Era carnicero y, desde marzo de 1937, presidente de UGT en su pueblo, Sacedón (Guadalajara). "Los pobres no tenían dinero para comprar carne y los ricos no querían comprar en el puesto de un rojo. No le daban trabajo tampoco en el campo por lo mismo", recuerda Vargas.

Cuando llamaron a su quinta, se incorporó al ejército del bando republicano durante la Guerra Civil. Un vecino y un militar lo denunciaron y en un consejo de guerra sumarísimo fue condenado a muerte por "auxilio a la rebelión". Un día, su mujer, María, que vivía con sus hijos en Madrid desde el inicio del conflicto, recibió un telegrama de su hermana: "Baja a Guadalajara, urgente". Todas las prisas no fueron suficientes. Cuando llegó, recuerda Ascensión, "le dijeron que ya lo habían enterrado".

María se había casado con Timoteo en contra de sus padres, que no querían un yerno de izquierdas, así que no la ayudaron. En Madrid vivió durante algún tiempo con su suegra, su cuñado y sus siete hijos. "Diez personas en una habitación", recuerda Ascensión. El más pequeño de sus hermanos dormía en la tapa de un baúl. Para sacar a su familia adelante cambiaba loza por judías y fue detenida dos veces. En Guadalajara, en una fosa con otros 21 hombres fusilados entre el 16 de noviembre de 1939 y el 9 de marzo de 1940, quedó el amor de su vida. Hasta ahora.

Las tareas de exhumación

El arqueólogo René Pacheco dirige las tareas de exhumación, que pueden prolongarse 14 días. El Gobierno de Mariano Rajoy eliminó las ayudas para la apertura de fosas del franquismo y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) sufraga estos trabajos gracias a donaciones como la de un sindicato de electricistas noruego o premios como el de ALBA,  premios como el de ALBA, el grupo estadounidense de Archivos de la Brigada Abraham Lincoln, que, en colaboración con la fundación Puffin, entrega anualmente un galardón para recordar la labor de los brigadistas internacionales que lucharon en la Guerra Civil.

Pacheco llama la atención sobre un detalle importante. En esta exhumación ha estado presente, durante unos minutos, un juez. También una fiscal. "En todas las fosas que abrimos avisamos al juzgado correspondiente del hallazgo de cuerpos con signos de muerte violenta, pero lamentablemente la justicia siempre dice que estos casos han prescrito y deja desamparadas a las familias", explica.

Familiares de otro de los fusilados enterrados en la misma fosa, como Hortensia Corral, se acercan a media mañana al cementerio. Quieren darle las gracias a esa mujer menuda que ha logrado que se abra la tierra, la única que hoy no tiene frío.

Fuente: http://politica.elpais.com/politica/2016/01/19/actualidad/1453194638_672822.html

viernes, 22 de enero de 2016

Los silencios sociales. Dos lecciones que cabe extraer de la crisis: la concesión de crédito no ayuda a vencer la desigualdad y no es posible la redistribución de la riqueza en un mundo globalizado.

Para entender buena parte de lo que ha sucedido durante los años de la Gran Recesión hay que tener en cuenta lo que se denominan “silencios sociales”. Son aquellos aspectos de la vida cotidiana que habitualmente se omiten o se ocultan, a pesar de ser tan importantes o más que aquellas cuestiones que son objeto del debate público. Muchas veces estos silencios son los que ayudan a reproducir un sistema y sus estructuras de poder a lo largo del tiempo.

La periodista del Financial Times Gillian Tett aplicó esta teoría de los silencios sociales al mundo de las finanzas, en el que es experta. Y la complementó con lo que denominó la trampa del silo: la existencia de compartimentos estancos que dificultan sacar consecuencias del conjunto de la realidad. Conectar los puntos que definen el perímetro de la cartografía social es cada vez más complicado.

Se pueden buscar dos ejemplos de lo que el economista norteamericano Mark Blyth ha calificado como “la mayor operación de engaño con señuelo de la historia moderna”. Son dos falacias: la consideración del crédito como factor de lucha contra la desigualdad; y la distribución de la riqueza y el poder en el seno de una misma clase social porque la globalización impide que se haga entre distintos grupos sociales.

Aunque la desigualdad en el interior de los países haya crecido exponencialmente durante la crisis, ya estaba muy presente antes. Ha crecido sin parar desde los años ochenta del siglo pasado. Lo denunció, entre muchos otros, uno de los hombres más ricos del mundo, Warren Buffett, cuando escribió en 2011 un artículo en The New York Times, titulado Dejad de mimar a los ricos: “Mientras las clases media y baja luchan por nosotros en Afganistán, mientras los norteamericanos pelean por ganarse la vida, nosotros, los megarricos, continuamos teniendo exenciones fiscales extraordinarias”. Ya entonces el mapa cotidiano de las clases medias y bajas era de salarios prácticamente estancados, amén de una creciente precariedad laboral. Las diferencias entre unos y otros se trataron de compensar con el acceso masivo al crédito, en un tiempo en que los tipos de interés eran bastantes bajos. No ganamos mucho, pero nos podemos endeudar para comprar casa, coche e irnos de vacaciones. Precisamente la expansión de los préstamos bancarios a las familias de menos ingresos fue el origen de las hipotecas subprime (de alto riesgo) con el que arranca la crisis financiera del verano de 2007.

Los beneficios de esta forma de actuar —aumento del consumo, compra de viviendas, incremento del precio de las mismas, lo que hacía que las familias se sintieran más pudientes (el efecto riqueza), más empleo...— son inmediatos, en tanto que el pago de la inevitable factura se aplaza para el futuro. Pelotazo hacia adelante. Así se puso en marcha el ¡qué coman crédito!, que funcionó hasta que estalló la burbuja. El crédito como sustitutivo de una distribución más progresiva de la renta y la riqueza ha sido uno de los silencios sepulcrales de la Gran Recesión.

Otro de ellos ha sido el de la distribución en las entrañas del mismo grupo social. Se ha instalado una verdad ideológica: no se puede distribuir desde el capital hacia el trabajo, desde los ricos hacia los pobres, porque las empresas y los ciudadanos ricos abandonan los países de altos impuestos hacia aquellos de gravámenes bajos o directamente hacia los paraísos fiscales, aprovechando la libertad de movimientos de capitales. La mayor parte de las reformas fiscales han reducido los impuestos al capital y han paliado o eliminado los impuestos del patrimonio (a lo que se posee, no a lo que se gana) y el de sucesiones y donaciones (a lo que se hereda). Las clases medias, ya suficientemente demediadas por la crisis, son las que padecen esas reformas fiscales y las reformas laborales que exigen dosis cada vez superiores de flexibilidad del mercado de trabajo.

En este contexto, los sindicatos y los trabajadores permanentes se convierten, a los ojos de los demás (exempleados que perdieron su puesto, jóvenes que lo buscan por primera vez pero no lo encuentran, mujeres que aún siendo menos jóvenes lo intentan por las dificultades económicas familiares, asalariados a tiempo parcial, trabajadores pobres que no llegan a fin de mes, falsos autónomos, becarios permanentes, etcétera), en defensores de los derechos adquiridos. ¿Cuántas veces se escucha que los jóvenes no pueden encontrar trabajo por culpa de los “privilegios” de los trabajadores fijos, o que los sindicatos sólo se preocupan de los intereses de estos? Se elimina lo que es seguro, mientras se promete lo que es incierto.

Como consecuencia de esta argumentación, la redistribución sólo se hace en el seno de cada clase social, de cada estamento, no entre unas clases y grupos sociales y otros. La redistribución se hace ontológicamente imposible, por mor de la globalización. En el periódico italiano Il Manifesto, el periodista Aldo Carra hablaba de ello como una guerra en el interior de la clase media. Se dice: estamos pagando los abusos del pasado (vivir por encima de las posibilidades) y, por lo tanto, los privilegiados tienen que pagar. Pero ¿quiénes son los privilegiados? En una sociedad en crisis, individualizada y fragmentada, empobrecida, son aquellos que están más cerca de nosotros: quien tiene un trabajo es un privilegiado para el que está en paro; el que tiene un trabajo indefinido para el que tiene uno temporal; el que trabaja a tiempo completo para el que sólo trabaja a tiempo parcial, el que gana 2.000 euros para el que gana 1.000; etcétera.

¿Y los demás? ¿Y los privilegiados de verdad? ¿Y las élites extractivas que se han amparado en las instituciones políticas y económicas para subir la cucaña social? Esas están muy lejos y no se las ve. En la cola social que no avanza se mira con envidia al vecino que está delante. Y si ya no se le ve porque ha avanzado mucho, se observa con antipatía a los que nos rodean y compiten por lo poco, por lo escaso. Así, la lucha de clases se convierte en la envidia dentro de la clase. El sociólogo francés Pierre Bourdieu escribió que los efectos ideológicos más seguros son aquellos que para ejercerse no precisan de palabras o no demandan más que silencios cómplices.

Joaquín Estefanía acaba de publicar Estos años bárbaros (Galaxia Gutenberg) y Las posibilidades económicas de nuestros nietos. Siete ‘Ensayos de persuasión’. Una lectura de John Maynard Keynes (Taurus).

http://economia.elpais.com/economia/2015/11/18/actualidad/1447865827_638475.html

Joaquín Casariego, urbanismo como diseño del espacio. Catedrático de la Escuela de Arquitectura de Las Palmas, publicó obras sobre frentes marítimos y el espacio urbano del Sáhara.

A su pasión por la arquitectura y el urbanismo, Joaquín Casariego Ramírez sumaba una gran energía que desplegó en todo el espectro de su actividad profesional, desde la docencia y la dirección de congresos hasta la edificación, el planeamiento y las publicaciones. La última de estas, reflejo de una curiosidad que atendía a la solicitud de asuntos muy diversos, es El proyecto Aaiún. La estructura del espacio urbano en la colonización española del Sáhara (2014). Catedrático de Urbanismo en la Escuela de Arquitectura de Las Palmas (ETSALP), de la que fue director entre 1987 y 1991, Casariego, nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1948, falleció el pasado lunes en Las Palmas tras una larga enfermedad.

De sus estancias como profesor visitante en la Escuela de Diseño de Harvard en 1994, 1995 y 2000, Casariego trajo al centro donde tenía su cátedra una orientación hacia al pensamiento anglosajón que, en el ámbito de la teoría crítica, capitanean autores como Fredric Jameson, David Harvey y, especialmente, Edward Soja, el geógrafo de Los Ángeles con el que estableció más vínculos profesionales.

Casariego entendía el urbanismo como ámbito reflexivo y de actuación indisociable de la arquitectura y por ello, frente a otras maneras de enfocarlo que orillan la forma arquitectónica en pro de la abstracción de la normativa, lo reivindicó en su práctica pedagógica como suma de arquitectura. Esta determinación le llevó a ser uno de los impulsores del máster sobre diseño urbano de la ETSALP, al que invitó a impartir clases a autores ligados a la Architectural Asociation de Londres como Ben Van Berkel y Alejandro Zaera, entonces aún no convertidos en estrellas del firmamento de la arquitectura mundial.

Junto a su esposa, la también arquitecta Elsa Guerra, con la que formó estudio, compartió autoría con Iñaki Ábalos y Juan Herreros en la construcción de la Torre Woermann (2001), un edificio emblemático que representó a Las Palmas en la exposición On-Site. New Architecture in Spain, celebrada en el MoMA de Nueva York en 2006. Otro de los trabajos destacados de Casariego y Guerra, junto a Noemí Tejera, es la rehabilitación del antiguo Hospital San Martín como centro cultural, de 2011, una intervención en una pieza sensible del casco histórico de Las Palmas que combina certeramente memoria e invención.

Como urbanista, Joaquín Casariego tuvo en los frentes marítimos uno de sus principales objetos de reflexión, lo que se tradujo en libros como Environments of Opportunity: Redevelopment on the Waterfront of Las Palmas, publicado por la Universidad de Harvard en 2001, y en proyectos de planeamiento como el que concibió con Elsa Guerra para la ciudad Ho Chi Minh. Este trabajo, cuyo propósito era la resolución de la gran área libre que se extendía entre el centro y los bordes de Thu Thiem, el nuevo centro financiero de la urbe más poblada de Vietnam, fue uno de los seis finalistas en el concurso internacional fallado en 2008.

El auge del turismo

El turismo, motor económico del archipiélago canario, no fue ajeno a las investigaciones del fallecido arquitecto, lo que dio fruto también en forma de publicaciones como La construcción del espacio turístico (2002), integrante de la colección Exploraciones, que dirigía junto a su colega Pablo Ley Bosch, y que en la V Bienal Hispanoamericana de Arquitectura y Urbanismo, celebrada en 2006 en Montevideo, fue seleccionada entre las 12 mejores publicaciones universitarias de habla hispana. Su atención preferente a los desafíos de la industria del viaje le llevó también a organizar el congreso internacional Reinventar el destino. Reflexiones sobre el espacio turístico contemporáneo, que dejó como huella bibliográfica una publicación con contribuciones de especialistas como Susan S. Fainstein y el citado Edward Soja.

Profesor visitante en otros centros académicos, además de Harvard, como la Staedelschule de Arquitectura de Fráncfort, la Escuela de Arquitectura de la Universidad Metropolitana de Caracas y la Design School de Filadelfia, Casariego fue un activo colaborador en publicaciones especializadas y en diarios locales, en los que tuvo un papel destacado como crítico, polemista y divulgador.
Mariano de Santa Ana es crítico de arte.

Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/01/20/actualidad/1453322010_765953.html
http://www.laopinion.es/cultura/2016/01/19/muere-arquitecto-joaquin-casariego-67/650634.html

jueves, 21 de enero de 2016

Crímenes económicos contra la humanidad

Según la Corte Penal Internacional, crimen contra la humanidad es "cualquier acto inhumano que cause graves sufrimientos o atente contra la salud mental o física de quien los sufre, cometido como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil". Desde la II Guerra Mundial nos hemos familiarizado con este concepto y con la idea de que, no importa cuál haya sido su magnitud, es posible y obligado investigar estos crímenes y hacer pagar a los culpables.

Situaciones como las que ha generado la crisis económica han hecho que se empiece a hablar de crímenes económicos contra la humanidad. El concepto no es nuevo. Ya en los años 1950 el economista neoclásico y premio Nobel Gary Becker introdujo su "teoría del crimen" a nivel microeconómico. La probabilidad de que un individuo cometa un crimen depende, para Becker, del riesgo que asume, del posible botín y del posible castigo. A nivel macroeconómico, el concepto se usó en los debates sobre las políticas de ajuste estructural promovidas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial durante los ochenta y noventa, que acarrearon gravísimos costes sociales a la población de África, América Latina, Asia (durante la crisis asiática de 1997-98) y la Europa del Este. Muchos analistas señalaron a estos organismos, a las políticas que patrocinaron y a los economistas que las diseñaron como responsables, especialmente el FMI, que quedó muy desprestigiado tras la crisis asiática.

En la actualidad son los países occidentales los que sufren los costes sociales de la crisis financiera y de empleo, y de los planes de austeridad que supuestamente luchan contra ella. La pérdida de derechos fundamentales como el trabajo y la vivienda y el sufrimiento de millones de familias que ven en peligro su supervivencia son ejemplos de los costes aterradores de esta crisis. Los hogares que viven en la pobreza están creciendo de forma imparable. Pero ¿quiénes son los responsables? Los mercados, leemos y oímos cada día.

En un artículo publicado en Businessweek el 20 de marzo de 2009 con el título "Wall Street's economic crimes against humanity", Shoshana Zuboff, antigua profesora de la Harvard Business School, sostenía que el que los responsables de la crisis nieguen las consecuencias de sus acciones demuestra "la banalidad del mal" y el "narcisismo institucionalizado" en nuestras sociedades. Es una muestra de la falta de responsabilidad y de la "distancia emocional" con que han acumulado sumas millonarias quienes ahora niegan cualquier relación con el daño provocado. Culpar solo al sistema no es aceptable, argumentaba Zuboff, como no lo habría sido culpar de los crímenes nazis solo a las ideas, y no a quienes los cometieron.

Culpar a los mercados es efectivamente quedarse en la superficie del problema. Hay responsables, y son personas e instituciones concretas: son quienes defendieron la liberalización sin control de los mercados financieros; los ejecutivos y empresas que se beneficiaron de los excesos del mercado durante el boom financiero; quienes permitieron sus prácticas y quienes les permiten ahora salir indemnes y robustecidos, con más dinero público, a cambio de nada. Empresas como Lehman Brothers o Goldman Sachs, bancos que permitieron la proliferación de créditos basura, auditoras que supuestamente garantizaban las cuentas de las empresas, y gente como Alan Greenspan, jefe de la Reserva Federal norteamericana durante los Gobiernos de Bush y Clinton, opositor a ultranza a la regulación de los mercados financieros.

La Comisión del Congreso norteamericano sobre los orígenes de la crisis ha sido esclarecedora en este sentido. Creada por el presidente Obama en 2009 para investigar las acciones ilegales o criminales de la industria financiera, ha entrevistado a más de 700 expertos. Su informe, hecho público el pasado enero, concluye que la crisis se hubiera podido evitar. Señala fallos en los sistemas de regulación y supervisión financiera del Gobierno y de las empresas, en las prácticas contables y auditoras y en la transparencia en los negocios. La Comisión investigó el papel directo de algunos gigantes de Wall Street en el desastre financiero, por ejemplo en el mercado de subprimes, y el de las agencias encargadas del ranking de bonos. Es importante entender los distintos grados de responsabilidad de cada actor de este drama, pero no es admisible la sensación de impunidad sin "responsables".

En cuanto a las víctimas de los crímenes económicos, en España un 20% de desempleo desde hace más de dos años significa un enorme coste económico y humano. Miles de familias sufren las consecuencias de haber creído que pagarían hipotecas con sueldos mileuristas: 90.000 ejecuciones hipotecarias en 2009 y 180.000 en 2010. En EE UU, la tasa de paro es la mitad de la española, pero supone unos 26 millones de parados, lo cual implica un tremendo aumento de la pobreza en uno de los países más ricos del mundo. Según la Comisión sobre la Crisis Financiera, más de cuatro millones de familias han perdido sus casas, y cuatro millones y medio están en procesos de desahucio. Once billones de dólares de "riqueza familiar" han "desaparecido" al desvalorizarse sus patrimonios, incluyendo casas, pensiones y ahorros. Otra consecuencia de la crisis es su efecto sobre los precios de alimentos y otras materias primas básicas, sectores hacia los que los especuladores están desviando sus capitales. El resultado es la inflación de sus precios y el aumento aún mayor de la pobreza.

En algunos casos notorios de fraude como el de Madoff, el autor está en la cárcel y el proceso judicial contra él continúa porque sus víctimas tienen poder económico. Pero en general, quienes han provocado la crisis no solo han recogido unas ganancias fabulosas, sino que no temen castigo alguno. Nadie investiga sus responsabilidades ni sus decisiones. Los Gobiernos los protegen y el aparato judicial no los persigue.

Si tuviéramos nociones claras de qué es un crimen económico y si existieran mecanismos para investigarlos y perseguirlos se hubieran podido evitar muchos de los actuales problemas. No es una utopía. Islandia ofrece un ejemplo muy interesante. En vez de rescatar a los banqueros que arruinaron al país en 2008, la fiscalía abrió una investigación penal contra los responsables. En 2009 el Gobierno entero tuvo que dimitir y el pago de la deuda de la banca quedó bloqueado. Islandia no ha socializado las pérdidas como están haciendo muchos países, incluida España, sino que ha aceptado que los responsables fueran castigados y que sus bancos se hundieran.

De la misma forma que se crearon instituciones y procedimientos para perseguir los crímenes políticos contra la humanidad, es hora de hacer lo mismo con los económicos. Este es un buen momento, dada su existencia difícil de refutar. Es urgente que la noción de "crimen económico" se incorpore al discurso ciudadano y se entienda su importancia para construir la democracia económica y política. Como mínimo nos hará ver la necesidad de regular los mercados para que, como dice Polanyi, estén al servicio de la sociedad, y no viceversa.

Lourdes Benería es profesora de Economía en la Universidad de Cornell. Carmen Sarasúa es profesora de Historia Económica en la Universidad Autónoma de Barcelona.
http://elpais.com/diario/2011/03/29/opinion/1301349604_850215.html
Artículos de Lourdes: http://elpais.com/autor/lourdes_beneria/a/
La culpa del paro es de los trabajadores
http://elpais.com/diario/2009/11/24/opinion/1259017212_850215.html  
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La Gran Estafa

De todo este espectáculo de circo político que sitúa a las instituciones catalanas al borde de competir, y con gananciales, en la clase política más corrupta de esta zona europea del Sur, Sicilia por ejemplo, lo que más me llamó la atención no fueron los tres meses de chalaneo, ni las mentiras, ni la ocultación a la ciudadanía de lo que se estaba cociendo. No, nada de eso.

Para quienes hemos vivido el espectacular baile financiero del Palau, y el descubrimiento de que fuimos gobernados durante décadas por una familia de devotos delincuentes, lo que más nos conmovió no fue eso, sino algo que pasó desapercibido, porque vivimos en una sociedad construida sobre la base de que tenemos razón desde hace siglos. Verdad incontrovertible asumida incluso por los hijos de quienes vinieron aquí con una mano delante y otra detrás pero que asumieron el canon: “Somos la hostia y lograremos un día que vayamos donde vayamos lo tendremos todo pagado por el hecho de ser nosotros”, como escribió uno de los tontos más ilustres que ha dado este país, que no son pocos.

Lo que me dejó estupefacto es el califato que le montaron a un tipo que jamás nadie, ni él mismo, hubiera pensado que llegaría a ser nombrado presidente de la Generalitat por un procedimiento digno de una tenida siciliana en Catania, ni siquiera en Palermo, ciudad de postín. Ese mismo chico listo, Carles Puigdemont, buen conocedor de los usos del país desde el carlismo, designado digitalmente por los poderes fácticos de la mafia local, a las 18 horas del pasado domingo, apenas le cayó el dedazo, que dirían en México, ¿quieren ustedes creer que ya tenía a los plumillas más notorios de los medios de manipulación con una biografía terminada, en la que los elogios alcanzaban hasta su hermano, ¡pastelero conocido en medio mundo porque nació en Amer, un pueblecito de Gerona! La pastelería está tan ligada a nuestra cultura que tenemos poetas y hasta políticos, aunque por lo demás llamar “pastelero” a alguien suena a ofensivo a menos que se dirija a la CUP, que se han ganado en apenas tres meses el título de “maestros pasteleros del Principado”.

No conozco otro caso con tal velocidad para el elogio, desde el franquismo, al inefable periodista gallego, Victoriano Fernández Asís, insuperable en las entrevistas a las autoridades. Este país se está muriendo mientras las mamás, las suegras, las abuelas, todas esas señoras que adoran al querubín patriótico, no se cansan de escuchar las monsergas de sus criadas ejerciendo de plumillas. En estos días de humillación y vergüenza ciudadana debo destacar la excepción de Josep Cuní, que en una entrevista al inefable Joan Tardà –“el ogro del españolismo tertuliano”– logró convertir a este Pavarotti de la inanidad en una tórtola achicado por el peso de unas preguntas de verdad y unas respuestas dignas de un tartufo que no tenía instrucciones sobre qué decir; porque pensar es una tarea que le excede y para la que no cobra. Fue uno de los pocos momentos gratificantes durante unos días en los que el gremio periodístico cumplió su papel de querida sin amante conocido.

Cuando un president, como Artur Mas, ha llegado a su punto más bajo de humillación, consciente de que será pronto carne de tribunales como lo fue su padre, delincuente probado, como lo son sus instructores, la devota familia Pujol que le inventó y no cumplió las expectativas, cuando un hombre así ocupa el cargo más importante de una sociedad que se cree culta, honrada, respetuosa con las leyes y con los contratos en negro, que diga como resumen de la estafa: “Hemos logrado negociando lo que las urnas no nos dieron”, es que estamos en la vieja Sicilia tan vinculada a usos, costumbres e historias españolas.

El montaje de las elecciones autonómicas del año pasado exigiría un análisis minucioso que desvelaría la miseria política de una clase corrupta, dispuesta a todo para que no les retiren la impunidad. Un presidente que se presenta de número tres, o cuatro, ni me acuerdo. Sustituido por otro en aplicación del sindicato de las prisas, también número 3 por Girona. Música: unos pánfilos radicales que hacen de palanganeros para sostener la impostura. ¡Y ganan!, pero no lo suficiente. Ya es bastante que ganaran para demostrar a qué niveles de deterioro político hemos llegado. Les falló la ambición plebiscitaria que ellos mismos se habían planteado. ¡Qué sucedió para que todos consideraran que se pasaban los resultados del fallido plebiscito por el arco de triunfo y que la monja tornera, Carme Forcadell, declarara la República Catalana! ¡Qué importa la minucia de unos tantos por ciento si la historia nos pertenece! Estaba cantado. Cuando un supuesto grupo de izquierda se plantea el dilema de mejorar la situación de los trabajadores o nacionalizar los bancos, es obvio que no se hará ninguna de los dos cosas, pero a ellos los subvencionarán.

Seguí con interés esas negociaciones entre lo que creíamos nuevo –la CUP– y lo que de tan viejo y corrupto se caía, Convergència y la asociación de trepas rebotados de toda Catalunya, Esquerra Republicana, un partido que nació para la traición y la trampa. La gente joven, o no tanto, se pregunta cómo fueron posibles esos largos conciliábulos para llegar a convertirse en los caganers del belén que fueron durante la campaña electoral. Muy sencillo. El valor de una asamblea es efímero, como los bellos pensamientos. Luego está el tejido de intereses. Dan un pasito adelante los Julià de Jòdar, con una sencilla pregunta, ¿no sería mejor “para las clases populares” que alguno de nosotros aceptara el juego, mientras los demás conserváis las esencias? Ay, las esencias. Se van con el aire y están para eso. Un aroma, un instante, un guiño, un me he equivocado… pero a lo hecho, pecho, que queda mucha batalla por ganar.

El problema de los caganers electorales de la CUP consistió en que, embelesados por el espectáculo que se les ofrecía, se lo hicieron encima. El olor de la CUP durará más de lo que sus creadores pensaron nunca; la mierda, como el hedor, no se reparte, cada uno se queda con lo suyo. Otro dilema escolástico de la posmodernidad: hacerse a balón pasado. ¿Te acuerdas de lo divertido que era Baños, el rey de la improvisación, que siempre tenía respuesta para todo? ¿Y el abrazo de David Fernàndez a un Artur Mas exultante? En política el corazón, cuando se arruga, es que tiene pliegues que amenazan su supervivencia.

Mala época nos ha tocado vivir. Por sucia, sobre todo por sucia. Porque nadie quiere hablar claro y decir su aspiración: “Quiero seguir viviendo de la Generalitat en sus múltiples facetas, es lo mejor para mí y para Catalunya. Y como Catalunya y yo somos como madre e hijo, ¡qué tiene de malo proclamarlo! La independencia me promete una seguridad incontestable, y como no leo ni escucho más medios que los míos, es decir, los subvencionados por la Generalitat, no tengo razones para dudar”.

De momento hemos llegado a la denuncia y al chantaje. Un grupo de repre­sentantes periodísticos ha escrito a mi director exigiendo que mis artículos sean revisados (censurados) para no ofender a instituciones dentro de toda sospecha. El otro día, una señora a la que sólo conozco de encontrármela en el supermercado, me abordó para advertirme: “Nosotros (sic) sabemos muchas cosas sobre ti, y muy feas, y todavía no las hemos contado”.

Esto le puede pasar, y no es la primera vez, a todo el mundo, pero que añada con reiteración que es la mujer de Josep Gifreu, a quien no conozco ni creo haber ­visto en mi vida, pero que consultada la Wikipedia aparece como la máxima autoridad de la “ética periodística en Catalu­nya”... Confieso no haber leído de él en mi vida ni una línea pero figura o figuraba como “presidente del Comité de Control Ético de los Medios en Catalunya”.

Estamos en manos de delincuentes intelectuales seguros y bien pagados. Como los viejos franquistas, nos salvarán de nuestros pecados. Nos van a crujir.
 16/01/2016. La Vanguardia.

miércoles, 20 de enero de 2016

Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas griego, "La mayor amenaza al capitalismo es el capitalismo mismo"

Se presenta como economista marxista y se distinguió por ser el principal contradictor de Alemania y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, durante la crisis griega. El exministro griego de Economía, Yanis Varoufakis –que dimitió del gobierno de Alexis Tsipras en julio tras el referéndum sobre el tercer plan de rescate–, estaba invitado el martes [8 de diciembre] por la tarde a un TED Global celebrado en Ginebra.

FK El capitalismo está en crisis, dice usted. Pero, ¿de qué capitalismo estamos hablando, del anglosajón, el alemán, el chino?

Desde luego, hay muchas formas de capitalismo. Por mi parte, hablo del capitalismo como sistema global, que está en crisis desde 2008. Es la crisis más larga y más seria que hemos vivido desde hace 200 años. Hay similitudes con algunos aspectos de la crisis de los años 1920–1930. Pero los responsables de los bancos centrales son hoy más hábiles a la hora de responder a ella.

¿Qué es lo que resulta disfuncional?

Un ejemplo: en los Estados Unidos y en Europa, estos tres últimos meses el montante total de las inversiones se ha elevado a cerca de 34.000 millones. Al mismo tiempo, más de 50.000 millones siguen ociosos sin nada que hacer en el sistema financiero. Por un lado, tenemos una deuda extremadamente elevada ; por el otro, tenemos una enorme cantidad de dinero inutilizado, que no se invierte, que queda en el circuito de las instituciones financieras. Es un derroche extremo, y eso explica en gran medida la situación de Europa. Los bancos centrales han fracasado y están cada vez más lejos de sus objetivos. En Occidente, Japón incluido, hasta un 30% de quienes tienen entre 18 y 50 años está en situación de desempleo. Se trata de una crisis de envergadura para el capitalismo. Se podría seguir con el catálogo. Todo lo que tenía sentido hasta 2008 ya no lo tiene. Tenemos una crisis de inversión, una crisis de deuda, una crisis de ese dinero que está ocioso. Nunca hemos tenido un volumen de ahorro tan elevado en Europa y un volumen tan débil de inversiones. Este es el problema.

¿Cuál es su remedio? ¿Hay que salir del capitalismo, es reformable?

La izquierda ha tenido siempre el proyecto de substituir el capitalismo por el socialismo. Ese proyecto murió en 1991. Sencillamente, no estaba en situación de levarlo a buen término. La mayor amenaza al capitalismo es el capitalismo mismo. Puede usted observarlo en Europa. Europa no está amenazada por la izquierda. Hasta un pequeño país dirigido por la izquierda, en el que yo era ministro de Economía, ha acabado por tomar medidas muy conservadoras, simplemente para tratar de estabilizarlo para los bancos. Este diálogo debería haberse producido hace un siglo cuando la izquierda tenía un proyecto para substituir al capitalismo. Pero el socialismo ha muerto. Dicho esto, si esperamos que el mercado obre un milagro y coordine una salida para esta crisis, vamos sin más a fracasar.

¿Qué hacer?

La solución no puede venir sólo del mercado, hay que tener a la gente en cuenta. Los mercados están prisioneros de profecías autocumplidas que agravan los problemas. ¿Por qué no hay inversiones? ¿Por qué los inversores, los industrialas, los que controlan esos billones durmientes, temen que si invierten el dinero, no acudirá la demanda que lo haga rentable. Dado que no invierten, no hay demanda, y eso confirma sus expectativas negativas de que no habrá demanda. El mercado no hace más que repetir este esquema. Al mismo tiempo, los estados están paralizados, son incapaces de actuar. Los estados miembros de la zona euro están ya fiscalmente al límite, no pueden pedir pedir más prestado para gastar más. Los Estados Unidos son casi ingobernables con un Congreso que bloquea a la Casa Blanca. China ya está bastante intervenida y no puede hacer ya más. Nos hace falta una coordinación política racional en el plano del G20, sin la cual va a acabar sucediendo algo terrible. En la década de 1930, fue la guerra finalmente la que tuvo como resultado una coordinación de la política de intervención. La innovación tecnológica interviene en el plano de la microeconomía. Esos progresos son a la vez muy prometedores y muy inquietantes. Los nuevos cambios de la productividad y los aparatos que facilitan el trabajo son la clave del futuro. Este puede revelarse sombrío o agradable. La diferencia vendrá de la forma en que nuestros gobiernos, sobre todo en el plano del G20, respondan a los retos.

El marxista que es usted preconiza una solución política…

Todo es política. La cuestión estriba en saber si se trata de una acción política racional o no, si está coordinada. Comprar un «ipod», un «smartphone» o un automóvil son actos políticos. El problema con el mercado es que todos estos actos políticos no están bien coordinados. El capitalismo no es duradero, pero la izquierda ha desperdiciado todas las ocasiones que ha tenido, y todos los modelos teóricos, para substituir al capitalismo. Pero el capitalismo – ese es mi lado marxista – es un sistema contradictorio que produce su propia Némesis deconstruyendo el orden social.

Volvamos a la innovación: ¿cómo hacerla «agradable» a sus ojos?

Tomemos el ejemplo de las impresoras 3D, una tecnología descentralizada basada en Internet, que va a hacer cada vez más improbable la supervivencia de las empresas que hoy existen. ¿Por qué tenemos necesidad de empresas ? Por razones de constancia y de escala de producción, pero ese se vuelve cada vez más redundante. El modelo de capitalismo de empresas se ve cada vez más minado por los productos de esas empresas. Sabiendo que vamos a asistir a una descomposición del poder de las empresas, la cuestión consiste actualmente en saber qué es lo que va a reemplazarlas. ¿Vamos hacia un escenario de segunda era del maquinismo, con un fracaso masivo en producir suficiente demanda para los productos de estas máquinas o encontraremos una vía en la que reestructuremos la forma en la que mantenemos relaciones entre nosotros y relaciones con las máquinas para producir y compartir la prosperidad que estas tecnologías hacen posible? Es una cuestión política. No se puede resolver por medio de abogados ni por medio de compradores ni de vendedores. Hace falta un esfuerzo por parte de los gobiernos, de los actores del mercado financiero, así como del mundo empresarial. Hay que crerar algo nuevo, y acaso se le llame postcapitalismo. En todos los casos, el tipo de acuerdo que resulte de ello será enormemente inestable.

¿Cómo explica usted que los Estados Unidos, parangón del capitalismo, sea el país que mejor se ha recuperado desde 2008 siendo a la vez el principal crítico de la austeridad en Europa?

Los norteamericanos son pragmáticos. No son de los que tiran el dinero. Cuando Richard Nixon se dio cuenta, a finales de las años 60, de que el sistema de Bretton Woods estaba muerto (un sistema inventado por los norteamericanos en los años 40), acabó con él. Los Estados Unidos creen que hay que eliminar lo que ha fracasado. Comprenden que hay que acabar con una deuda insostenible. Entienden que hay que substituir una arquitectura financiera que se ha desfondado. A la inversa, el capitalismo europeo, dado que es bastante más oligárquico, es bastante menos capaz de autocríticas. En el caso griego, los norteamericanos, sean representantes del gobierno o de Wall Street, están completamente de acuerdo conmigo cuando digo que los problemas de Grecia desde 2010 son imputables a los banqueros. No es más que simple sentido común.

¿Se siente decepcionado por que Alexis Tsipras prosiga la misma política que sus predecesores con un tercer plan de ayuda europea?

Evidentemente, esa es la razón por la que dimití. Está claro que estoy en contra, pero no quiero personalizar, la política debe seguir siendo civilizada. Este tercer plan es el mismo que el primero o el segundo. Se prolonga la crisis, se ahonda, pretendiendo que se va a resolver pidiendo prestado a los estados banqueros todavía más dinero de acuerdo con condiciones que nos arruinan. Todavía tendrán que pasar diez años para que nos demos cuenta de que esto no puede funcionar.

Ha declarado usted que la política de austeridad de la que es adalid Alemania se dirigía en realidad a Francia. ¿Qué quiere usted decir exactamente?

Lo que he dicho es que la implosión de las finanzas mundiales en 2008 ha actualizado las fragilidades de la arquitectura del euro. Las reglas sobre las cuales había acuerdo eran imposibles de respetar, pues estaban mal concebidas. Antes que plantearse la cuestión de qué nuevas reglas necesitamos para que funcione, Europa se ha quedado en la negación. Fue el primer periodo durante el cual Bruselas, Frankfurt y Berlín trataban sólo de apagar un incendio. Fue una simple gestión de crisis. Más recientemente, el Banco Central Europeo, gracias a Mario Draghi, que es el operador más hábil de Europa, ha logrado contener los incendios con un cierto éxito. Eso permite ganar tiempo. Los políticos empiezan a reflexionar. París y Berlín están de acuerdo en mejorar la arquitectura, hay una necesidad de unidad política a causa de la unión monetaria. Pero hay una diferencia de importancia en lo que se refiere a saber qué tipo de unión política es necesaria: los franceses quieren bastante más reciclaje de los superávits de la zona euro hace aquellas partes que son deficitarias, los alemanes quieren más disciplina. Hay un conflicto directo. En esta lucha a Grecia se le ha reservado el papel de laboratorio. ¿Por qué este desorden? Puesto que su relación es problemática, su diálogo no progresará.

¿Va a terminar por imponerse la salida de grecia del euro [Grexit]?

No. Jamás he apoyado el «Grexit» ni he utilizado este argumento como mercadeo. Hace años que digo que no debíamos haber entrado en el euro. Pero desde el momento en que estamos dentro, hay que resolver el problema. Creo por contra que deberíamos proceder a una suspensión de pagos de nuestra deuda. Cuando se tiene una deuda insostenible, lo que no se puede pretender es que se puede gestionar. Habría que volver a poner en solfa un acuerdo que no funciona, según todas las evidencias.

Hoy saluda usted el valor de la señora Merkel en su gestión de la crisis de los refugiados…

Nada me regocija más en principio que ver a un oponente político que hace algo bueno. Creo que es mi deber transmitir mis felicitaciones a la señora Merkel. Ha estado absolutamente brillante al dar pruebas de humanismo en un universo sombrío.

Berlín dice que puede mostrarse generoso porque el presupuesto del estado está controlado. ¿No le da eso la razón a su gestión económica?

Eso no tiene nada que ver con el presupuesto. ¿Por qué habría que tener un presupuesto equilibrado? Las familias deben tener un presupuesto equilibrado, pero eso no sirve de nada en el caso de un país. Los Estados Unidos no han tenido jamás un presupuesto equilibrado desde su revolución. Lo que hace falta es un presupuesto duradero. Los estados no tienen que reembolsar su deuda, todo lo que tienen que hacer es refinanciarla. Mientras dirijas una política fiscal responsable y crezca tu PIB, se puede mantener un poco de déficit. Si Merkel tuviera un déficit superior al 3%, ¿habría hecho regresar a los refugiados, les habría cerrado las fronteras al acercarse? No lo creo.

Suiza ha puesto fin al secreto bancario. ¿Qué piensa usted de la cooperación entre Berna y Atenas en materia de intercambio de información fiscal? ¿Está usted satisfecho de cómo se desarrolla?

No. Queda mucho por hacer. Yo tenía muy buena relación de trabajo con mi homóloga suiza [Eveline Widmer-Schlumpf] y estaba dispuesto a cooperar con aquellos griegos que hicieran una declaración voluntaria de sus cuentas en Suiza. Pero hubiera querido que la transparencia anunciada para 2018 se aplicara desde ahora. A todo el mundo se le dice que la transparencia se la ha impuesto a Suiza la Unión Europea. ¿Por qué no aplicarla inmediatamente? Habría sido estupendo que mi ministerio –mientras era yo ministro – hubiera tenido acceso a los datos de los ciudadanos griegos, al montante de sus haberes en los bancos suizos. Eso habría facilitado la persecución de los defraudadores y ayudado a nuestro presupuesto. Esto nunca llegó a suceder, nunca. Suiza podía haberlo hecho mucho mejor.

Según sus informaciones, ¿cuánto dinero griego hay en las arcas suizas? No lo sabemos.

Yanis Varoufakis exministro de Finanzas del gobierno griego de Syriza, es un reconocido economista greco-australiano de reputación científica internacional. Es profesor de política económica en la Universidad de Atenas y consejero del programa económico del partido griego de la izquierda, Syriza. Fue recientemente profesor invitado en los EEUU, en la Universidad de Texas. Su libro El Minotauro Global, para muchos críticos la mejor explicación teórico-económica de la evolución del capitalismo en las últimas 6 décadas, fue publicado en castellano por la editorial española Capitán Swing, a partir de la 2ª edición inglesa revisada.

Le Temps, 9 de diciembre de 2015

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/la-mayor-amenaza-al-capitalismo-es-el-capitalismo-mismo-entrevista

Traducción: Lucas Antón

Rosa Luxemburgo, film de Margarethe von Trotta, 1986.

martes, 19 de enero de 2016

Por qué no entendemos lo que leemos. Las lecturas escolares sin guía y la falta de diálogo entre padres e hijos, entre las causas del déficit de comprensión lectora.

Leer no solo consiste en juntar palabras, ser un buen lector es más difícil de lo que parece.

La investigadora de Harvard Paola Uccelli, de 46 años, ha dedicado toda su vida a analizar por qué algunos estudiantes no son capaces de entender los textos técnicos, una destreza de vital importancia para el éxito académico y laboral.

Tres parecen ser los factores principales:

a)-El desconocimiento de los profesores, que asumen que los alumnos se familiarizan con ese tipo de lenguaje de forma natural y no guían las lecturas;

b)-La ausencia de actividades extraescolares, que potencian el aprendizaje de vocabulario no coloquial;

c)-Y la falta de diálogo entre padres e hijos.

“Se cree que el lenguaje se adquiere hasta los cinco años, pero nuestra investigación ha demostrado que la adolescencia es una etapa clave para asentar estructuras gramaticales complejas”, explica Uccelli. Durante el último lustro ha evaluado, junto a un equipo de seis investigadores de  Harvard Graduate School of Education, las destrezas de comprensión lectora y capacidad de expresión de 6.000 estudiantes de 9 a 14 años de Estados Unidos y de 850 de Chile. Una de las principales conclusiones del estudio, que todavía está en marcha, son las “enormes” diferencias individuales entre alumnos de la misma clase.

“Hasta la fecha la mayoría de las investigaciones se habían basado en detectar deficiencias de carácter clínico, patologías que afectan al aprendizaje. Nuestra principal aportación es que hemos analizado las habilidades de los chicos para entender y usar conectores o estructuras gramaticales propias del aula”, señala Uccelli.

¿Por qué es tan importante el lenguaje cuando la demanda de profesionales está cada vez más ligada a las ciencias, la tecnología, las matemáticas y la ingeniería? Los estudiantes de hoy tendrán que adaptarse a las profesiones del futuro que aún no existen, apunta Uccelli, y el aprendizaje autónomo es clave. Quien no domine el lenguaje estará limitado y no será capaz de transformarse y cumplir con las exigencias del mercado, opina.

En España, la comprensión lectora es una de las carencias más señaladas por los expertos. El último informe PISA, la evaluación de la OCDE que mide los conocimientos de los alumnos de 15 años en 65 países, dejó a España en el puesto 31 con 448 puntos. La media se sitúa en 496.

En tercero y cuarto de primaria se empiezan a introducir en las escuelas los textos académicos, piezas que tratan temas que ya no les resultan familiares a los estudiantes y que presentan estructuras más complejas. “Muchos chicos tienen dificultades para superar ese reto, no lo hacen de forma espontánea. Es necesario que los profesores les guíen antes de proceder a la lectura y les avancen con qué se van a encontrar”, asegura Emilio Sanchez, catedrático de Psicología de la Educación en la Universidad de Salamanca y coautor de algunas investigaciones junto a Paola Uccelli.

Tras grabar y analizar las clases de 80 profesores de primaria de centros públicos y privados de diferentes regiones españolas, Sánchez y su equipo concluyeron que en el 60% de los casos los docentes no explican de antemano a sus alumnos el tipo de tema que se va a leer y los elementos que se van a encontrar. “Es esencial que se cuente previamente de qué trata, por ejemplo, del cambio climático, y que hay tres argumentos que explican ese fenómeno, incluso incentivar a los estudiantes a que intenten encontrar el primero, luego el segundo y el tercero, con un orden”, añade el profesor. Ya no vale aquello de “niño, lee”.

Según los resultados de su estudio, en el 40% de los casos los docentes hacen, al menos, una introducción temática. “No estamos juzgando a los profesores, que seguramente no son conscientes de las repercusiones de esa falta de guía. Este país debe fijar qué aspectos de la educación hay que mejorar. En el caso de la compresión lectora, hace falta voluntad política”, destaca.

Uno de los inconvenientes de no procesar bien los textos académicos es la desconexión de los alumnos con las tareas escolares. “No solo se descuelgan, sino que más adelante pueden tener problemas en su acceso a la universidad. Tienen que tener conciencia desde el principio de que los textos tienen diferentes estructuras; deben saber reconocer, por ejemplo, un texto comparativo”, añade.

Otro de los factores que, según Paola Uccelli, influyen en la comprensión lectora es la falta de interacción con los padres. No se trata de hablar sobre temas cotidianos como la comida, sino sobre ideas que requieran un lenguaje más preciso. “Por la prisa, las conversaciones en casa se resienten o no tienen lugar. La interacción con adultos es necesaria, los niños se benefician del lenguaje que escuchan”, destaca la investigadora.

En 2012, la estadounidense Shirley Brice Heath, profesora de lingüística de la Universidad de Stanford, publicó un estudio que aseguraba que de los 89 minutos de media que los jóvenes estadounidenses de 14 años pasaban conversando con sus padres en 1979, se había pasado a solo nueve minutos en 2009.

Las actividades extraescolares también afectan en el proceso de adquisición del lenguaje, pero en este punto, juega un papel primordial el nivel socioecónomico de la familia. “No es lo mismo acudir por las tardes a clases de música o de teatro que estar en la calle jugando con otros chicos. El lenguaje se aprende por repetición y se necesita a alguien más experto que guíe la actividad”, precisa Uccelli.

Según una encuesta de Pew Research Center, un think tank sobre tendencias en Estados Unidos con sede en Washington, las familias acomodadas se rigen por calendarios, sus hijos tienen las tardes repletas de actividades extraescolares como ballet o fútbol y los progenitores dedican tiempo a leer con sus niños. En cambio, los niños de las familias con menos recursos, suelen pasar su tiempo libre en casa o en la de otros familiares; disponen de menos tiempo y recursos para dedicar a sus hijos y ello puede conllevar que estén menos preparados para la escuela y el trabajo.

En su libro Unequal Childhood: class, race and family life, la profesora de sociología de la Universidad de Pennsylvania Annette Lareau señala que mientras los padres de clase media intentan que sus hijos desarrollen sus habilidades con una supervisión férrea y con actividades programadas, los de clase obrera les dan mayor independencia y tiempo libre para el juego porque creen que se desarrollarán de forma natural. Mientras los hijos de las familias más humildes son más felices y más independientes, los de las más pudientes esperan que sus padres les solucionen los problemas, pero desarrollan más habilidades para manejar la burocracia y tener éxito académico y laboral. La desigualdad también afecta a la comprensión lectora.

http://economia.elpais.com/economia/2016/01/11/actualidad/1452504086_366478.html

lunes, 18 de enero de 2016

Portugal: La trama de la venta de Banif al Santander se complica

Tras su análisis detallado de las cuentas disponibles de Banif, Ricardo Cabral dedujo las conclusiones siguientes:

"1. Si las cuentas de Banif estaban tan 'limpitas y claritas', como defiende el ex presidente del banco, a continuación, después del rescate, utilizando estimaciones conservadoras, el capital propio del antiguo Banif aumento en 3,6 millones de euros y los ratios de capital CET1 en aproximadamente el 40%, es decir, 5 veces los coeficientes mínimos legalmente obligatorios - algo similar ocurre, a pesar de que existen deterioros adicionales significativos, en el balance general.

2. La información que se hizo pública es, pues, insuficiente porque oculta las razones y las formas de la intervención y sus consecuencias;

3. El Santander compra un banco supercapitalizado pagando mucho menos que el valor contable del banco - la intervención parece haber sido diseñada para recapitalizar al Santander con algunos miles de millones de euros;

4. Es extraño que la Dirección General de Competencia de la Comisión Europea, después de un análisis que duró menos de un día, afirme que no hubo ayudas estatales al Santander y, después de todo, que la ayuda estatal Banif, de 1.100 millones de euros, concedido en enero de 2013, era legal, tres días después de declarar que tenía dudas de que esa ayuda hubiera sido legal".

Estas conclusiones son importantísimas y llamo la atención del lector sobre lo que significan.
Demuestran que la operación impuesta por la Comisión Europea, con la intervención del Banco de Portugal y la aprobación del gobierno, tenía un objetivo claro: beneficiar al Santander. Se sabe sin embargo que las autoridades europeas pusieron pegas a todos los demás competidores en la venta de Banif y que la propuesta del Santander era inferior a las otras. El Santander ganó todo lo que quería de la manera más fácil.

Y se hizo con un banco con una ratio de capital que se acerca al 40%, comprando a un precio inferior a su valor contable. Como si en la lotería de Navidad se emitiese un solo número y se vendiese al cliente preferido, así que estaba seguro de ganar.

Lo que tiene cuatro consecuencias políticas.
La primera es que hace más sorprendente las prisas de muchos candidatos presidenciales para apoyar esta decisión, con las razones más extrañas (no había otra opción, hay que darle el beneficio de la duda, creo en el gobierno, acepto la elección del Banco de Portugal, ya provengan de Marcelo Rebelo de Sousa, de Sampaio da Nóvoa, de Maria de Belém o de Edgar Silva).

La segunda es que el gobierno, si no lo sabía, ahora tiene la oportunidad de corregir y revertir su decisión, o de imponer nuevas condiciones al Santander.

La tercera es que el Banco de Portugal, una vez más, ha quedado expuesto en un negocio de dimensiones preocupantes. El gobernador había aceptado la sugerencia del ministro de finanzas del gobierno anterior de evitar cualquier intervención antes de las elecciones, lo que constituye un incumplimiento grave de sus funciones, y ahora ha cerrado el proceso con una intervención equivocada y perjudicial.

La cuarta es que la Comisión Europea es lo que es.
Los cuatro conclusiones políticas merecen ser discutidas con todas sus implicaciones.

Francisco Louça catedrático de economía de la Universidad de Lisboa, ex parlamentario y miembro del Bloco de Esquerda.
Fuente: http://blogues.publico.pt/tudomenoseconomia/2016/01/06/a-trama-do-banif-adensa-se/
Traducción: G. Buster
Portugal: La trama de la venta de Banif al Santander se complica, en Sin Permiso.

¿Quién teme unas nuevas elecciones?

A la vista de lo sucedido en Cataluña, parece que el elemento principal para que un partido en minoría acepte un acuerdo de gobierno con otro es el coste que le puede reportar unas nuevas elecciones. Las opciones que tomen los distintos grupos en los próximos días en el escenario político español se mueven en esas mismas coordenadas.

¿Le interesan unas nuevas elecciones, por ejemplo, al Partido Popular o a Mariano Rajoy? No es su peor opción, aunque no puede esperar más que una ligera mejora. Obviamente, al PP le interesa más llegar a un acuerdo con el PSOE y Ciudadanos. Es mucho suponer, sin embargo, que esté dispuesto a renunciar, a cambio, a buena parte de las reformas que ha ido aprobando en los últimos cuatro años. A la hora de negociar, la cosa se le pondría difícil. Es más probable que el PP aceptara sustituir a Rajoy (compensándole con el control del partido) y abrir el debate constitucional que cambiar radicalmente sus políticas. Así que el PSOE, una vez metido en negociaciones, tendría grandes dificultades para cumplir una parte sustancial de su programa socialdemócrata.

En cualquier caso, Pedro Sánchez parece dispuesto a resistir. Su mejor opción es un acuerdo con Podemos, que aglutine a otros pequeños grupos, y le dé el Gobierno de la nación, imprescindible para consolidarse como líder socialista. Es evidente que no todo su partido le acompaña, pero los secretarios generales socialistas disponen de más capacidad de maniobra de lo que se cree. Incluso si el acuerdo “de izquierda” fuera imposible, el PSOE podría batallar en una nueva campaña, demostrando que los socialistas no cedieron ante la derecha y que si no existe gobierno de izquierda es responsabilidad de Podemos.

Los críticos de Sánchez no tienen garantizado que puedan echarle antes de unas nuevas elecciones, porque lo lógico sería que no se convocara el congreso del partido, sino unas nuevas primarias para candidato presidencial. Sánchez volvería a presentarse y cualquier otro candidato estaría sometido, inevitablemente, a la sospecha de encarnar la “gran coalición”.

¿Y a Podemos? Sus primeras declaraciones parecen indicar que mira con buenos ojos unas nuevas elecciones, aunque algunos creen que su anhelo más escondido es que el PSOE permita un nuevo gobierno conservador. Es posible que el entorno de Pablo Iglesias confíe todavía en que las presiones sobre Sánchez le hagan cambiar de posición y que por eso continúa con su estrategia de ataque. Será interesante saber cómo reacciona si Sánchez demuestra que es capaz de resistir y le presenta un acuerdo social y de regeneración institucional.

Unas nuevas elecciones no ofrecen un beneficio tan evidente como pregona Podemos. Es cierto que Iglesias mantiene una fuerte alianza con Ada Colau (la alcaldesa de Barcelona es quien ha fulminado todas las pequeñas revueltas izquierdistas que se dibujaron en Podemos) y que tampoco existen problemas con Compromís, pero las relaciones con las Mareas gallegas se han complicado a cuenta de los grupos parlamentarios y del referéndum de autodeterminación, curiosamente más exigido como línea roja por los gallegos que por la propia Colau.

Albert Rivera, por último, tampoco es un entusiasta de nuevos comicios. Por el momento, se mueve con bastante habilidad, hasta el punto de conseguir un protagonismo insospechado en la elección del presidente del Congreso. Rivera se las arregla bien para colocarse en un pretendido “centro” que solo puede rendirle beneficios a medio plazo. A corto, sin embargo, no se vislumbra una mejora de Ciudadanos, así que probablemente esté tan interesado como Sánchez en lograr que se forme gobierno. El que sea, debe pensar Rivera.
SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ 17 ENE 2016.

http://elpais.com/elpais/2016/01/15/opinion/1452884124_956931.html

domingo, 17 de enero de 2016

La clase importa. Erik Olin Wright

Cuando Erik Olin Wright "se convirtió en marxista", en la década de 1970, esta era "la única alternativa" para un académico radical serio.

En la década de 1990 esto ya no era así, el marxismo iba retrocediendo y siendo marginado dentro y fuera del mundo académico. Wright decidió mantenerse. Se dedicó a reconstruir un marxismo sociológico tratándolo no como un conjunto de ideas fijas o como un método idiosincrático, sino como un conjunto distintivo de preguntas y un marco conceptual para responderlas.

El marxismo de Wright es la ciencia social ordinaria, pero guiada por la búsqueda del socialismo.
Su trabajo durante más de cuarenta años se ha centrado en repensar dos partes fundamentales de la tradición marxista: la clase y las estrategias para la transformación social. El nuevo libro de Wright, Understanding Class, eleva su propio enfoque de clase respecto a los del tipo de Thomas Piketty y Guy Standing. Y el libro electrónico Alternatives to Capitalism, que recoge un debate con Robin Hahnel, muestra su reflexión reciente sobre las posibilidades socialistas.
En una reciente visita a Australia, Wright conversó con el editor de Jacobin, Mike Beggs, en una amplia entrevista, en la que discutieron de todo, desde Weber y Marx a los mercados y sus puntos de vista sobre la estrategia de la izquierda.

Empecemos con la pregunta de por qué es importante la clase. David Grusky lo pregunta sin rodeos, con el argumento de que la clase en el sentido macro no es más que una construcción académica. ¿Cuál es su respuesta?

No estoy de acuerdo con la afirmación de que no es una categoría real. Creo que la respuesta a la pregunta: "¿Es una categoría real?" es, "¿Identifica los mecanismos reales que tienen una fuerza causal en la vida de las personas, con independencia de que los propios actores reconozcan dicha fuerza causal o las categorías jurídicas establezcan fronteras en torno a esos mecanismos ?".
...
Usted sugiere que tanto el enfoque marxista como el weberiano de las clases tienen algo que decir sobre la estructura de las posiciones. Pero los enfoques marxista y weberiano a menudo se han enfrentado entre sí.
Hay una cosa interesante que puede hacer cualquiera que no esté familiarizado con Weber: leer el apéndice de su libro de finales de la década de 1890, La sociología agraria de las civilizaciones antiguas. El apéndice contiene un largo ensayo sobre el colapso del Imperio Romano y de por qué la economía esclavista finalmente involucionó y socavó la reproducción de la sociedad romana.
Si doy a leer este ensayo a mis inteligentes estudiantes de doctorado y no saben quién lo escribió y les digo: "denme un diagnóstico de la adscripción teórica de este capítulo," dirán, "es claramente marxista." El punto de vista de Weber sobre las clases tiene un carácter muy marxista.
Weber considera que las clases dentro del capitalismo están principalmente estructuradas sistemáticamente por los derechos de propiedad. Esto es lo que ve como eje central de las relaciones de clase: capitalistas y obreros. Estas dos categorías son el meollo de su análisis de clase.
La diferencia entre Marx y Weber es que Weber considera que los sistemas de dominación y desigualdad antes del capitalismo estaban basados en el status más bien que en la clase, por lo que ve el análisis de clase como algo apropiado sólo para el capitalismo, en lugar de verlo como una forma de entender las amplias variaciones, a través de los distintos períodos históricos, de la estructuración de la dominación y la explotación.
En el análisis dentro del capitalismo también hay algunas diferencias importantes entre Marx y Weber, particularmente en la forma en que Weber ignora el problema de la explotación. Sin embargo, la distinción crucial entre estas tradiciones es que el análisis de clase marxista del capitalismo está anclado en una propuesta muy audaz: que hay una alternativa al capitalismo.
El propósito central del análisis de clase en el marxismo es aclarar las condiciones para la superación del capitalismo y la creación de una alternativa socialista. Si se deja de lado el socialismo como alternativa al capitalismo, no queda casi nada para ser marxista. Todavía habría algunas ideas marxistas que podrían ser útiles; pero el objetivo central del análisis de clase marxista es el anticapitalismo. Desde luego este no es el caso de Weber.
El objetivo del análisis de clase de Weber es entender las variaciones dentro del capitalismo. El análisis de Weber trata de cómo se constituyen las clases en la sociedad capitalista y cómo varios tipos de derechos de propiedad contribuyen a estructurar las relaciones de clase en términos de las oportunidades y estilos de vida que se abren o se bloquean.
Para entender las variedades del capitalismo y cómo las estructuras de clase varían dentro del mismo, las categorías de Weber son bastante flexibles. Tienen un montón de posibilidades de subdivisiones en función de la naturaleza de los contratos de trabajo, la naturaleza de la formación técnica de los trabajadores; todos ellos crean diferentes capacidades de mercado y diferentes tipos de capitalismo o bien validan o socavan dichas capacidades.
Así pues, el análisis de clase marxista nos ayuda a entender los grandes contrastes entre distintas épocas y el desafío al capitalismo desde la posibilidad de una alternativa. El análisis de clase weberiano nos ayuda a comprender las variaciones dentro del capitalismo.
La razón por la que creo que son compatibles es que los marxistas también están interesados en las variaciones dentro del capitalismo y cuando las estudian suenan terriblemente weberianos. Invocan los mismos tipos de problemas: capitalismo organizado contra capitalismo desorganizado, capitalismo con un fuerte movimiento obrero que se preocupa de asegurar los derechos laborales frente a capitalismo con un movimiento obrero desorganizado, y así sucesivamente.

A menudo ha argumentado que el marxismo no debería distinguirse por una metodología especial. ¿Podría desarrollarlo?
No es impensable que los marxistas hayan descubierto una nueva metodología que precisamente ayuda a identificar los mecanismos causales reales de los que nadie más ha hablado. Es posible. Por lo tanto no quiero decir que el marxismo no pueda tener una metodología distintiva. Pero si ha descubierto una nueva metodología, se trataría de una nueva metodología científica que todo el mundo debería adoptar.
No hay razón alguna para que se necesite alguna metodología esotérica peculiar para el análisis de estos problemas, pero entonces tampoco es necesaria para todo lo demás.
Así pues, si "dialéctica" significa algo coherente, si es útil para entender las transformaciones de los sistemas, entonces es útil para entender todo lo relativo a los sistemas. Cuando trato de entender ideas como "dialéctica" o "contradicciones" y trato de precisarlas, no puede ser algo del tipo, "Por cada tesis, hay una antítesis de la que resulta una síntesis."

¿Por qué debería ser así? ¿Por qué hay una ley natural subyacente que dice que dondequiera que haya una tesis tiene que haber una antítesis de la que resulta una síntesis?
- No. Cuando se dan ciertos tipos de procesos causales, éstos pueden originar, por razones que tienen que explicarse, formas de resistencia y oposición. Y de este conflicto sale algún tipo de nuevo resultado. Si eso es un buen argumento, es un argumento sobre mecanismos. Esto no se aclara sirviéndose de una expresión como dialéctica.
Creo que todas las tesis sustantivas del marxismo que tienen credibilidad se puede formular como explicaciones científicas realistas y normales -procesos causales. Hay mecanismos subyacentes que generan efectos y estos mecanismos interactúan.
Los mecanismos no están aislados; no están sellados herméticamente; interactúan. Y esta interacción entre procesos causales genera los fenómenos que observamos en el mundo. La complejidad es que todo esto ocurre en el contexto de la percepción y la acción humana en que la gente observa el mundo mismo y lo interpreta - eso es parte del proceso. Entonces, ¿qué significa "la dialéctica"?
Una formulación sociológica es la llamada « problema de la estructura-acción ». El problema de la estructura-acción no es un problema esotérico oscuro; simplemente significa que los seres humanos nacen en mundos sociales ya existentes que limitan sus acciones.
Eso parece obvio - ¿cómo puede alguien refutarlo? No ha existido jamás un sociólogo que no se de cuenta de que los bebés nacen en mundos en los que existen ya relaciones sociales independientes de él.
Pero las personas crecen y se convierten en agentes conscientes y participan en acciones que generan esas mismas relaciones. Las personas son actores limitados por las relaciones, pero sus acciones afectan a dichas relaciones.

¿No es precisamente eso el problema estructura-acción?
Esto no es nada del otro mundo. Es sociología corriente de sentido común. Pero también es una gran cosa, porque esa es la relación que hace posible el cambio social consciente y deliberado, que es el objetivo de un análisis marxista.
Para citar a Marx, se trata no sólo de interpretar el mundo, sino de cambiarlo. Eso sería una declaración sin sentido si la estrategia fuera imposible. Tiene que haber acción, pero tampoco tendría sentido si la acción no se enfrenta a estructuras que necesitan transformación. La idea de que tenemos que cambiar el mundo significa que hay un mundo a cambiar, independientemente de nuestra voluntad de cambiarlo. Este es el significado del problema de la estructura-acción y creo que es lo que "dialéctica" debe significar - de lo contrario no sé lo que significa.

¿Puede explicar lo que significa para Ud. "marxismo analítico" y si sirve todavía para describir una tendencia existente?
...Absolutamente. Esto es lo que digo – es marxismo clásico que implica la intensificación de la contradicción entre las relaciones y las fuerzas de producción.
La cuestión es la siguiente: la irracionalidad, que se acelera, de un sistema de producción basado en la propiedad privada, cuando los medios de producción ya no pueden monopolizarse. Todo el mundo puede tener sus medios de producción, pero no pueden utilizarlos adecuadamente debido a la monopolización de los recursos naturales por la propiedad privada.
El carácter evidente, en este contexto, de la contradicción entre las fuerzas y las relaciones de producción hace que sea muy fácil argumentar a favor de la necesidad de transformar las relaciones de producción que impiden el uso apropiado de las fuerzas de producción.
Si son tan solo la tierra y los recursos naturales los que son monopolizados de esta manera egoísta y de auto-engrandecimiento,el problema es más sencillo que si se trata de cadenas complejas de bienes y de grandes complejos de producción intensivos en capital.
Estas nuevas fuerzas productivas –si estas anticipaciones son correctas- sentarán las bases de un entorno diferente en la lucha política.
Y también la propiedad intelectual.
También la propiedad intelectual, cierto. Todos estos desarrollos significan, creo, que el capitalismo será mucho más erosionable en el futuro de lo que lo ha sido en el pasado porque será más fácil llenar los espacios con formas de producción alternativas. Pero solamente será más erosionable si también puede ser más domesticable, debido a la necesidad de domesticar la escalada rampante de los derechos de producción intelectual y de los derechos de propiedad sobre el suelo y así sucesivamente.

La crisis medioambiental también puede proporcionar una apertura en este sentido. Claramente, la cuestión de quien regula y controla el acceso a los recursos naturales también va a estar en la agenda en el contexto de los problemas medioambientales globales. Solo para reiterar mi cuestión principal : las utopías reales se convierten en viables cuando abarcan estas dos estrategias, domesticar y erosionar el capitalismo. Por ello es distinto del anticuado socialismo evolutivo de Bernstein. El rol del Estado en este tipo de proyecto transformativo es la defensa y la expansión de espacios en los que las alternativas se construyen desde abajo, más bien que el Estado proveedor, actor central en la provisión de bienes.

Erik Olin Wright miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO, es profesor de sociología en la Universidad de Madison-Wisconsin y un científico social marxista de reputación académica internacional gracias, entre otras cosas, a sus trabajos empíricos sobre las relaciones de clase en el capitalismo contemporáneo (Classes, 1984; Interrogating Inequality, 1995; Class Counts, 1996). Desde 1991 dirige el Real Utopias Project, del que ya han visto la luz cinco volúmenes en la editorial Verso. Actualmente prepara un libro vinculado a este proyecto colectivo y que lleva por título Envisioning Real Utopías. Es posible ver un adelanto de su contenido en el artículo "Los puntos de la brújula: hacia una alternativa socialista" (New Left Review, nº 41) que, como el resto de sus escritos, puede encontrarse en su página web. Su último libro es Alternatives to Capitalism: Proposals for a Democratic Economy. Leer todo en la página original,...
Fuente: https://www.jacobinmag.com/2015/12/socialism-marxism-democracy-inequality-erik-olin-wright/
Traducción: Anna Maria Garriga Tarré