domingo, 25 de junio de 2017

Francia: ¿Cómo se puede no ser progresista?

Decididamente, el siglo XVI fue de una creatividad formidable. No sólo se agitó con furor sino que no dejó de inventar conceptos que todavía nos inspiran: Thomas More forjó la utopía en 1516, el alemán Lutero proclamó en 1517 la Reforma, que suponía de hecho una verdadera revolución de los espíritus, y Rabelais hizo nacer la palabra “progreso” en su Tiers Livre en 1546. Hermoso hallazgo del padre de Pantagruel… que nos vuelve en la era Macron como base conceptual del nuevo régimen. Paso a los jóvenes, paso al optimismo y, sobre todo, paso al progresismo, nos dice el presidente ahora elegido, que el 4 de enero, en el Journal du Dimanche, marcaba su territorio ideológico: “Hoy, la verdadera divisoria se sitúa entre progresistas y conservadores. Yo digo: ya hay una casa de progresistas y se llama En Marcha”.

Seamos justos: Emmanuel Macron no pretende haber inventado la etiqueta, que se ha registrado muchas veces. Por parte de Robert Hue, en 2008, con su Movimiento de los Progresistas. En febrero de 2016, Martine Aubry se la disputaba a Manuel Valls con ocasión de la ley El Khomri: “La izquierda moderna, la izquierda progresista, somos nosotros”.

Y además, en Francia los precursores se remontan a muy atrás: Condorcet y Diderot trabajaban para “el progreso de los conocimientos humanos” como herramienta de liberación de los espíritus; Robespierre, a su vez, veía en “el progreso de la razón humana” la causa y el motor de la Revolución Francesa. El progreso encontró inmediatamente a sus enemigos, los reaccionarios, de Joseph de Maistre a Charles Maurras, que estimaban por su parte, que el progreso desligaba al hombre de sus marcos “naturales” –Dios, la Iglesia, el Rey, la familia- y hasta le reducía al rango de animal. Era la época en que la filosofía o política parecía simple: la izquierda estaba a favor de la República, la democracia, el libre albedrío, el progreso; y la derecha, su reflejo invertido. “A lo largo de todo el siglo XIX y de una gran parte del siglo XX, es así cómo se ha definido la izquierda: el progreso técnico de la ciencia y de la industria debía ir de la mano de la mejora de la situación de las clases populares. Durante mucho tiempo, la izquierda ha vivido con esta idea de que el progreso seguía obligadamente el rumbo de la justicia, conforme a la filosofía de la Historia”, recuerda nuestro colaborador Jacques Juilliard, autor de Gauches françaises (Flammarion, 2012).

Deslizamiento del terreno
Evidentemente, el progreso ha conocido desde entonces algunos desgarrones: la Gran Guerra, el exterminio de los judíos por los nazis y las bombas atómicas norteamericanas sobre Japón han devaluado trágicamente sus buenas acciones. Y luego el progresismo cambió de sentido. “Se calificaba como progresistas por parte del PCF a todos los que participaban en la defensa de la URSS frente al campo capitalista”, recuerda el historiador Marc Lazar, autor de Communisme, une passion française. En los años 60, el término designa a “la gente de izquierdas” y lo utilizan los socialistas en su oposición a la derecha y al gaullismo triunfante. Para decirlo a lo Macron, el progresismo era “al mismo tiempo” ¡de izquierda y de extrema izquierda!

Más recientemente, el progresismo ha servido de bote de salvamento durante la gran tempestad ideológica que siguió a la caída del muro de Berlín y luego a la globalización. Manuel Valls, partidario durante mucho tiempo de cambiar el nombre del PS a “Partido Demócrata”, ha adoptado también el progresismo, para dar su adiós a la socialdemocracia de Michel Rocard y blandir la bandera de la República en marcha, con bastantes dificultades. Robert Hue reconoce que le echó el guante al concepto para cubrir su ruptura violenta con el Partido Comunista francés que él mismo había presidido: “He creado una asociación denominada Nuevo Espacio Progresista (NEP). Mi análisis era que las viejas construcciones ideológicas del siglo XX, el comunismo soviético y la socialdemocracia, iban a marchitarse. Hacía falta proceder a una vuelta a la Ilustración”. El NEP se ha convertido en Movimiento de los Progresistas. Su manifiesto define el progresismo como “lo que Péguy decía en su tiempo del socialismo: “Es un sistema de justicia, de verdad, de salud económica y social”. Así la economía y la política tendrán en el futuro que subordinarse al hombre, y no a la inversa”.

Así expresado, dan ganas de decir: “Pero, ¿quién podría estar en contra?” Es la ventaja del concepto: se puede estar contra el socialismo en nombre de la libertad del individuo, puede uno oponerse al liberalismo en nombre de la igualdad entre los hombres. Pero como proclama el refrán popular: “No se puede parar el progreso”.

Son numerosos, sin embargo, los que ven una desviación del sentido: Christian Godin define el progresismo en su Dictionnaire de Philosophie (Fayard) como una concepción humanista de la Historia que comparte con el socialismo y el comunismo valores comunes sin por ello aceptar los presupuestos materialistas del marxismo”. Saca de ello la conclusión de que “el progresismo es bastante de izquierdas, se opone sobre todo al neoliberalismo… [pero] se ha convertido hoy en día en un vocablo compuesto que permite enmascarar la adhesión al social-liberalismo”. Marc-Olivier Padis, director de estudios de Terra Nova -la “fundación progresista” – evoca por su parte “una contraseña, más que un concepto”: “De hecho, es un buen candidato para describir la transgresión de la divisoria izquierda-derecha, para adoptar otras: abierto/cerrado, liberal/antiliberal, progresista/reaccionario, y desde este punto de vista aún más, pues cuando se analiza la semántica del Frente Nacional, llama la atención la utilización del vocabulario en “re”: restaurar, reafirmar, restablecer…”

Nueva frontera
Se aprecia bien el aspecto práctico del concepto: permite trazar un foso entre “nosotros” y “ellos”, designando estos últimos a los conservadores. La gran astucia de Macron hace rugir de rabia a la joven investigadora Laetitia Strauch-Bonart, autora de Vous avez dit conservateur? (éd du Cerf, 2016). “Macron remite a los conservadores al campo de los obscurantistas imbéciles, mientras subraya la superioridad moral de los progresistas de los que se quiere digno representante. Se trata también de dar a entender que los “conservadores” (entiéndase: los retrógrados) se encuentran, contrariamente a la vulgata que no los sitúa más que a la derecha, a la derecha lo mismo que a la izquierda...” El enemigo sería, pues, “de derechas y de izquierdas”: el Frente Nacional por un lado, pero también la CGT cuando se opone a la modernidad de las nuevas relaciones de fuerza sancionadas por la Ley El Khomry. De hecho, el progresismo de hoy se construye en primer lugar contra la izquierda, en este sentido de que combate para empezar a las fuerzas que se agarran a la defensa del Estado social construido tras la II Guerra Mundial y que representa la edad de oro de la socialdemocracia”, analiza Marc Lazar. Salvo que el campo de las fisuras de las fisuras de la sociedad francesa es bastante más grande y complejo, como demostraba nuestro reportaje consagrado a las fracturas francesas (Marianne, del 28 de abril de 2017): el centro contra la periferia, los titulados contra los no titulados, las categorías cómodas con la globalización, y sus víctimas.

Jacques Juilliard, en sus columnas de Marianne, en septiembre de 2016, cuestionaba el proyecto de Emmanuel Macron: “Cuando pretende ponerse a la cabeza de l progreso, olvida decir que es sólo de progreso económico de lo que se trata. ¿Es un progreso desregular todo el mercado de trabajo […] generalizar la precariedad del empleo […] destruir el estatus de la función pública?”.

Jean-François Kahn, partidario de larga data del “centrismo revolucionario” y del rebasamiento de las divisorias, se declara “en desacuerdo total con Macron cuando opone a conservadores y progresistas”: “Yo pienso que todo hombre sensato y equilibrado es conservador y progresista a la vez. El binarismo quiere hacer elegir entre libertad y seguridad, entre apertura y cierre, entre austeridad y laxismo financiero. Es absurdo…”

Habría que ponerle carne rápidamente al progresismo, tal como contempla Pascal Picq en una tribuna publicada por Le Monde al día siguiente de la segunda vuelta de las presidenciales: “se vuelve urgente construir no sólo el centro sino un verdadero partido progresista, empresarial y social con un verdadero proyecto político. […] Esto no puede limitarse a una coalición de circunstancias, so pena de volver a ver constituirse el paisaje irreconciliable izquierda-derecha”.

Para el senador Jean-Oierre Masseret (todavía socialista, pero ¿por cuánto tiempo?), que publica su Manifeste du progressisme (ed. Atlande): “Progresismo, un término que asocia valores, democracia, movimiento, reparto, eficacia, debe permitir transcender el bloqueo en que vivimos...”

Thierry Pech, director de la Fundación Terra Nova y “cercano” a Macron, había comenzado el trabajo en su libro Insoumissions. Portrait de la France qui vient (Seuil, enero 2017). Trata de definir un nuevo contrato social abarcador en torno a la “autonomía”: “El desplazamiento de la personalidad contemporánea pide un desplazamiento igualmente grande del Estado social”, declara a Marianne. Anticipándose en el proceso al liberalismo, afirma: “La política de la autonomía no es una política liberal sino una política social para tiempos liberales”.

Su equivalente de derechas, Dominique Reynié, que dirige la Fondapol, “liberal progresista y europea”, apunta los límites del macronismo: “Desde luego, las dos orientaciones del progresismo, de izquierda y de derecha, pueden eventualmente fusionarse, pero todo esto puede hacerse pedazos sobre dos debates que no se han resuelto durante las presidenciales: la relación con la inmigración y la laicidad, que pueden provocar una ruptura radical entre el país y las élites”.

El riesgo sería pues que el progresismo se convirtiera en la nueva denominación del pensamiento único, una suerte de tapadera puesta sobre la olla hirviendo, desagradable incluso para el gusto de los poderosos, de las aspiraciones populares. Alain Obadia, comunista y presidente de la Fundación Gabriel-Péri, siente ya llegar “Una forma sofisticada de populismo, que justifique la dominación de arriba debajo de la sociedad”. Falta hará, pues, que los franceses nos esforcemos aún más para ser verdaderamente progresistas.

Hervé Nathan es redactor jefe de Economía y Sociedad del semanario francés Marianne. Trabajó anteriormente para La Tribune y Libération, y es autor, junto a Nicolas Prissette, del Journal du Dimanche, del libro Les bobards économiques [Patrañas económicas].

Fuente: Marianne, 19-25 de mayo de 2017 
http://www.sinpermiso.info/textos/francia-como-se-puede-no-ser-progresista

sábado, 24 de junio de 2017

La mancha del nazismo persigue a Associated Press. La agencia analiza su propia cobertura de los hechos en la Alemania nazi en un amplio informe.

Adolf Hitler saluda a unos niños soldado el 19 de marzo de 1945, en la que es la última foto que AP distribuyó del dictador antes de que este se sucidara pocas semanas después.















En 1933 la oficina de Associated Press en Berlín recibió la fotografía de un reportero de Múnich en la que la policía paseaba a un empresario judío en pantalón corto por la ciudad y con un cartel antisemita colgando de su cuello. Las primeras muestras de los horrores del Holocausto empezaban a verse en las calles en imágenes como esas y el jefe de la corresponsalía guardó la instantánea en un cajón. Cuando Nueva York le pidió explicaciones, Louis P. Lochner respondió: "Aborrezco la censura, y me siento fatal por no poder informar de todo lo que sabemos", decía, pero "es más importante permanecer aquí". En el 35, bajo esa misma filosofía, AP cumplió la ley nazi y expulsó a todos los empleados judíos con los que contaban. Se habían resistido dos años.
Associated logró permanecer en Berlín hasta 1941 pese al golpe nazi a la libertad de prensa, pero no le salió gratis. Las facturas que pagó son la columna vertebral de un amplio informe que AP acaba de publicar pasando revista a todo el trabajo que hizo en la Alemania nazi: el paso de la censura a la autocensura, el silencio ante ciertos abusos del Ministerio de propaganda del III Reich o el trabajo de personajes oscuros como Franz Roth, un "ardiente nazi", conocido retratista para la SS, que trabajaba para AP.

Hay capítulos de aquel tiempo que no se habían descubierto hasta ahora. Associated puso en marcha esta investigación a raíz de un artículo que la historiadora alemana Harriet Scharnberg publicó en 2016 bajo el título La A y la P de Propaganda. Associated Press y el fotoperiodismo nazi. En él, la académica concluía que la agencia estadounidense había actuado en complicidad con el régimen para ocultar las atrocidades del nazismo, así como la exterminación de los judíos, y presentar los hechos como si fueran los propios de una guerra convencional. "AP fue la única agencia fotográfica angloamericana -con operaciones a nivel internacional- que mantuvo una subsidiaria abierta después de 1935. AP aceptó las leyes de control de prensa alemanas y por tanto se amoldó al sistema de control de la prensa de la Alemania nazi", señala Scharnberg.

Ahora, a lo largo de 163 páginas y unas cuarenta pruebas documentales, el informe de AP examina todo el período que va entre 1933 y 1945 y exculpa a la agencia de colaboracionismo. Sostiene que operó con la "mayor sinceridad e independencia posibles" pensando en la permanencia en el país como bien mayor, aunque admite que algunas situaciones "se manejaron de forma inadecuada", como cuando se calló ante ciertas manipulaciones flagrantes de sus imágenes o se contó con fotógrafos adictos al régimen.

La figura en el centro de todo este retrato es Lochner, jefe de la oficina de Berlín y en 1939 fue galardonado con el Pulitzer de corresponsalía precisamente por su trabajo sobre el régimen. "Incurrieron en ocasiones en la autocensura. En el informe se ve cómo Lochner trataba de sacar las historias, aunque al mismo tiempo trataba de no ser expulsado del país. Ese es el alambre en el que caminaba", explica por teléfono John Daniszewski, vicepresidente de AP.

El mayor hallazgo ha sido la génesis del llamado "Laux Bureau", opina Larry Heinzerling, profesor de periodismo de Columbia y subjefe de internacional de AP, ya jubilado, que ha elaborado el informe con las aportaciones de Herschaft, investigador de la agencia. En 1941, cuando EE UU entra en guerra, el ministro de Propaganda, Helmut Laux, toma el control de la oficina pero llega a un acuerdo para enviar paquetes de fotos censuradas de Alemania a AP -a través de la neutral Lisboa- y recibir a cambio fotografías de EE UU y distribuirlas entre los medios alemanes. Salvo en una ocasión, las imágenes no se alteraban, pero los pies de fotos sí se reescribían en la prensa germana para acomodarse a los intereses nazis.

"Empezamos a investigar en los archivos militares y descubrimos cosas nuevas, cómo Laux se reunió con Lochner en un tren y llegaron al acuerdo a través de la corresponsalía de Lisboa", explica Heinzerling. "También ha sido un descubrimiento toda la correspondencia entre Lochner y Nueva York, sobre qué debían hacer si se declaraba la guerra, si tendrían que cerrar o si habría una manera de seguir informando", agrega.

La historiadora Harriet Schanberg se reafirma en su investigación de 2016. "Ninguno de los resultados presentados en mi artículo están refutados por esta revisión, lo que no implica que AP haga un análisis distinto de esos resultados", señala en un comunicado enviado a EL PAÍS.

Los seis fotógrafos judíos de AP lograron escaparon al Holocausto, cinco emigraron a Estados Unidos (tres montaron su propia agencia fotográfica en Nueva York) y un sexto que fue enviado a Viena. Detenido por la Gestapo acabó sobreviviendo y trabajando como reportero gráfico en la Alemania comunista. Franz Roth, el ardiente nazi, murió en combate en 1943. Tres años antes, cuando estaban ya a punto de echarlos, Lochner escribía a la oficina de Nueva York: "Si recibo favores nunca ha sido por un intercambios de principios, sino simplemente porque he logrado vende a las autoridades que Associated Press es objetivo y neutral, y que ese es un instrumento de información pública tan poderoso que ningún gobierno puede permitirse despreciarlo".

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/06/10/actualidad/1497109033_878439.html

ESPAÑA. LA SOMBRA DEL REICH EN LA COBERTURA DE LA GUERRA CIVIL
La influencia de la propaganda nazi también salpica la cobertura de Associated Press durante la Guerra Civil española. Hitler apoyaba a Franco y el relato que acompaña algunas de las fotografías de la agencia lo destila. El 6 de noviembre de 1936 la oficina de AP en Londres envió a a la delegación de Berlín la fotografía de una morgue tras un bombardeo lanzado por fuerzas leales a Franco con la siguiente descripción: “Madrid, 31 de octubre. Bombarderos insurgentes llevaron a cabo el peor ataque aéreo desde el comienzo de la guerra civil. En total, se perdieron 95 vidas. Las bombas cayeron en calles bulliciosas y una alcanzó a una escuela, matando a 70 niños. La foto de AP muestra la imagen de la morgue de Madrid el 31 de octubre, después de un ataque aéreo el día anterior. Esta foto fue emitida por el Ministerio de Estado de Madrid y muestra el resultado de una bombardeo aéreo rebelde en Madrid”.

La oficina de AP en Berlín distribuyó esta imagen con el siguiente texto: “Horrores de la guerra civil. Miles de víctimas inocentes han sido reclamadas por la aterradora Guerra Civil española, en la cual las fuerzas comunistas que manejan los hilos han hundido el país”.

No culpaba directamente a los republicanos de las muertes, pero omitía la autoría rebelde y atribuía la matanza a “los horrores de la Guerra Civil”, cuya responsabilidad era comunista. Cuando un periódico llamado Muenchner Neuesten Nachrichten la publicó, el pie de foto daba otra vuelta de tuerca a los hechos: “Asesinados sin misericordia por los Rojos. Esta horrible imagen muestra por sí misma a las tropas nacionales avanzando en un suburbio de Madrid. Los Rojos habían matado antes a todos los rehenes”.

Gideon Seymour, director de AP en Gran Bretaña, se quejó ante el reportero alemán Rudi Josten, de delegación berlinesa, con copia a Louis Lochner, jefe de la oficina. "Obviamente no podemos asumir la responsabilidad por la distorsión del Muenchner Neuesten Nachrichten, pero en este caso la AP GmbH por sí misma comete una falta más grave que Muenchner", dice. Lochner respondió que, según Josten, "el Ministerio de Propaganda simplemente le ordenó escribirlo".

viernes, 23 de junio de 2017

Corbyn ha recogido el ánimo de un Reino Unido cansado de austeridad.


Jeremy Corbyn ha protagonizado, en un lapso de seis semanas, una espectacular resurrección en los sondeos. El margen de resultados plausibles en las elecciones generales de la próxima semana va desde un modesto avance de los “tories” a un parlamento sin mayoría absoluta, pasando por un gobierno laborista en minoría. En el caso de los dos primeros resultados, Theresa May habrá fracasado en sus propios términos, y tendría que dimitir. Aun cuando, tal como parece probable, no pueda ganar Corbyn de calle, volvería a entrar en el Pasrlamento dirigiendo una oposición masivamente envalentonada. Si el laborismo lograra mayoría, Gran Bretaña se convertiría en la segunda democracia occidental después de Grecia en rechazar el modelo neoliberal desde la izquierda.
El contrraataque de Corbyn es resultado de una sagaz combinación: una hábil economía política, su afabilidad personal y la intrusion accidental de obscuras fuerzas globales en lo que había sido una campaña desvaida y provinciana.

Theresa May tenía mucho a su favor: el ejercicio del cargo, la sorpresa, el drama de su rifirrafe con Jean-Claude Juncker sobre las filtraciones de una cena privada sobre el Brexit, más la necesidad de un gobierno estable durante las negociaciones. El laborismo sabía que tenía que ofrecer algo igualmente llamativo e impresionante, y por primera vez en una generación ha podido.

La regla fiscal de John McDonnell, canciller en la sombra [responsable de Economía de la oposición], que permite préstamos para inversiones de capital pero no para gastos cotidianos, fue ridiculizada como un refrito de la vieja metodología de Ed Balls. “¿Qué hay de radical en eso?”, preguntaron los centristas del laborismo. Iban a descubrirlo.

El compromiso de solicitar un préstamo de 250.000 millones de libras para financiar un estímulo de infraestructuras se vio ahora acrecentado con un programa keynesiano de impuestos y gasto por valor de 49.000 millones anuales. La tradición fiscal laborista siempre ha sido favorable a sajar las rentas medias, por medio del impuesto sobre la renta y el IVA. McDonnell planea en cambio cargar el gravamen fiscal sobre los que más ganan, la riqueza y las grandes empresas. El resultado consistió en una medida medible por parte de cada familia en términos monetarios. Matrículas universitarias gratuitas por valor de 9.000 libras anuales; comidas escolares gratuitas por valor de 9 libras; la retirada de los recortes presupuestarios escolares que solían aproximarse a una media de 100.000 euros anuales en una escuela tipo. Más los cimientos de un sistema nórdico de atención infantil.

El equipo de Corbyn calculó que, en vez de responder a la pregunta “tory” de “¿qué clase de Brexit podemos imponer?” deberían reencuadrar el debate: ¿”en qué clase de país quiere usted vivir?”

Para los “baby boomers” fue como descubrir un viejo disco de vinilo de tus favoritos y darse cuenta de que sonaba mejor que la música de los últimos 20 años. Para las familias con hijos era sencillamente cosa de dinero en el bolsillo.

Si se hubiera encontrado con las adustas denuncias ortodoxas de los economistas del Estado pequeño que dieron forma a las medidas políticas de George Osborne, podría haberse producido una respuesta más dura. Pero Theresa May tampoco es entusiasta de la austeridad: su programa se comprometía a un déficit fiscal hasta 2025 como mínimo.

Luego se produjo la atrocidad de Manchester. Alguna gente del círculo de Corbyn se preguntó si debían desconvocarse las elecciones; parecía como mínimo que la campaña se detendría durante una semana. Lo que cambió esto fue el comportamiento de los tabloides. Aunque May se mantuvo presidencial en su tono, sus aliados de la prensa trataron de mezclar las calumnias ya conocidas contra un Corbyn acusado de blando con el terrorismo republicano [irlandés] con las difamaciones alegando que ha sido blando con el terrorismo islámico, una jugada que encolerizó y vigorizó al medio millón de afiliados laboristas.

Mientras tanto, la decisión de May de prescindir de 19.000 policías cuando es elevada e imprevisible la amenaza de terrorismo ha suscitado preguntas respecto a su capacidad de juicio y la sensatez de la austeridad en un momento de inestabilidad geopolítica.

El desafío de Corbyn en esta última semana de campaña estriba en romper la barrera del 40%. Quienes le respaldaban creyeron siempre que una agenda radical de izquierdas contribuiría a devolver al laborismo al objetivo del 35 %, y aun más allá, de la época de Ed Miliband.

El problema se cifra entonces en cómo atraer al centro político. El Reino Unido no es un país de izquierdas, es un país que cree en la equidad que ya está harto de austeridad. Un país dividido que busca una historia en torno a la cual unificarse.

Corbyn debe comprometerse a gobernar desde el centro, incluyendo a pesos pesados de las facciones centristas que se negaron a formar parte de su gabinete en la sombra. Ha declarado que los gobiernos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte tendrán un papel institucional en las negociaciones del Brexit, pero tiene que ir más allá.

El líder laborista debería dar señales de que formaría un gobierno con apoyo interpartidario en el Parlamento, como mínimo de los Verdes y los partidos nacionalistas progresistas. Eso no sería una “coalición del caos”, siguiendo la frase de May. Más bien, se trata de lo que cualquier líder tory pro-globalista habría buscado: una máquina de crear consenso acerca de qué clase de país queremos.

Paul Mason editor de economía de Channel 4 News. Su libro "Postcapitalism: A guide to our Future", ha sido publicado por Penguin en 2015. Ha sido uno de los asesores de Jeremy Corbyn en esta campaña.
Fuente: Financial Times, 5 de junio de 2017 Traducción: Lucas Antón

http://www.sinpermiso.info/textos/corbyn-ha-recogido-el-animo-de-un-reino-unido-cansado-de-austeridad

jueves, 22 de junio de 2017

Ofensiva contra la ciencia

Desde el tribunal eclesiástico que juzgó a Galileo para hacerle desistir de sus conclusiones experimentales, la ciencia lleva más de cuatro siglos dándose de bofetadas con los señores del lado oscuro. Visto desde hoy, cuesta imaginar por qué las teorías de Copérnico, Kepler y el propio Galileo no fueron aceptadas de inmediato por su inmenso poder explicativo. Como decía el astrofísico Carl Sagan: “Me pregunto cómo es que apenas ninguna religión ha mirado a la ciencia y ha concluido: ‘¡Esto es mejor que lo nuestro! ¡El universo es mucho mayor de lo que dijeron nuestros profetas, más sutil y elegante!”.

Sagan, un inteligente físico y genial divulgador, dedicó media actividad profesional a la búsqueda de vida inteligente en la galaxia y la otra mitad a mejorar la inteligencia de los terrícolas. Luchar contra la irracionalidad es una función importante de la divulgación científica. Otro campeón de esa contienda ha sido Richard Dawkins, centrado sobre todo en desarmar a los creacionistas, con libros enteros dedicados a derribar la idea de Dios y campañas de autobuses ateos que ríete tú de los buses de la trama y de la vulva. De entre todas las irracionalidades habidas y por haber, la religión ha sido tradicionalmente el enemigo número uno del avance científico.

Por ejemplo, Dawkins desarrolló en los años ochenta un argumento chispeante contra el “diseñador inteligente” de los nuevos creacionistas, que deducen la existencia de Dios a partir de la complejidad de sus criaturas. Pero un diseñador inteligente, aduce Dawkins, debe ser aún más complejo que las criaturas a las que pretende dar explicación, luego no les da ninguna. Es un razonamiento brillante, a la altura de su autor.

El problema con todo esto, naturalmente, es que un individuo irracional no atiende a razones. Las personas religiosas se basan en la fe, no en el argumento. Y este mismo es el problema con las otras religiones, las creencias modernas que han sustituido la catequesis por una serie de credos laicos, como la fe en la madre naturaleza, el repudio a la tecnología opresora y los hechos alternativos que emanan de la Casa Blanca como versículos del Evangelio. Los meros argumentos racionales no van a parar esto. No lo han hecho nunca, y no lo van a hacer ahora.

“Os metéis con la homeopatía cuando no le ha hecho nada a nadie”, decía un whatsapp que circulaba el otro día. No sé quién es su autor, pero tiene una exquisita mala uva. La homeopatía, en efecto, no le ha hecho nada a nadie, ni podría hacérselo. Un producto homeopático, según los textos fundacionales de esta sandez, no es más que agua pura y cristalina, con algo de cloro si sale del grifo. Esta religión moderna consiste en diluir una sustancia dañina en tantos órdenes de magnitud que al final no puede quedar una sola molécula de ella. Es increíble que una idea tan estúpida se haya generalizado de tal forma. Pero así es (véase artícu­lo adjunto).

La homeopatía no es más que una estafa. Una cuestión más grave, por supuesto, es que el chamán convenza al paciente de que tiene que dejar su tratamiento médico para abrazar el elixir fraudulento. Ahí muere gente, y los tribunales pueden actuar. Pero, cuando no se llega a esos extremos, o no muy frecuentemente, los productos homeopáticos seguirán gozando de una estantería vistosa en la farmacia. Es avalar una estafa, pero los políticos parecen estar acostumbrados a esa práctica, a juzgar por sus (nulas) iniciativas para erradicarla. Fácil: la mayoría de los españoles creen en la homeopatía, y no están los tiempos para perder votos.

El rechazo a las vacunas es a la vez más complicado y más grave. Hace décadas que los abogados de colmillo más aguzado aguardan apostados a la salida de los hospitales norteamericanos a que salgan los familiares de los pacientes que han muerto. Una vacuna puede proteger al 80% o al 90% de quienes la reciben, y eso deja un margen jugoso del 10% o el 20% al que los letrados pueden agarrarse para plantear una demanda. Contra el médico, contra el hospital o contra la empresa farmacéutica que ha descubierto la vacuna.

Si nada de eso funciona, el abogado siempre puede aducir cualquier falacia que circule por la Red o sus alcantarillas, como por ejemplo que la vacuna que le han puesto a tu hijo causa autismo. Es mentira, y de la peor clase —ignorante e interesada—, pero ha causado unos daños profundos al sistema global de salud. En los años 2000, estas prácticas de leguleyos llegaron a vaciar a Estados Unidos de las firmas farmacéuticas que, como Pasteur o Glaxo, habían apostado por las vacunas. Esto fue un desastre que todavía no hemos superado del todo.

La esperanza media de vida de los países occidentales se duplicó en el siglo XX (de los 45 a los 90, redondeando un poco) debido a las tres patas esenciales de la lucha contra la infección: el alcantarillado, los antibióticos y las vacunas (hoy habría que añadir los condones, seguramente). Las zonas deprimidas de África y Asia siguen necesitando esos avances, contra las enfermedades antiguas y contra las que puedan surgir, y sin la investigación privada no parece posible.

Además, los gestores de la salud pública coinciden en que sin medicina preventiva no hay futuro. La esperanza media de vida occidental sigue aumentando a un ritmo lento pero constante de un par de años por década, pero la razón principal es la mejora en el tratamiento del infarto (que sigue siendo el gran matarife en el mundo desarrollado, por encima de todos los cánceres juntos). Esos sistemas son caros e imperfectos, pues rara vez devuelven al paciente su calidad de vida anterior. El sistema sanitario actual, sea público o privado, no es sostenible. Hay que apostar a fondo por la medicina preventiva.

Y las vacunas son medicina preventiva por definición. Se las pinchas a la población de riesgo y evitas que desarrollen unas enfermedades que, de haberse producido, habrían supuesto un tormento para el paciente y una sangría para los presupuestos sanitarios. Las artimañas jurídicas de los tiburones significarán a la larga un horrible aumento del gasto público y un estorbo para el avance de la investigación biomédica. Es obvio que los políticos pueden hacer mucho para animar a la Big Pharma a investigar en vacunas. También lo es que no está en su agenda de prioridades.

Lo que hasta ahora está salvando a estos abogados, y a los padres que se niegan a vacunar a sus hijos, de un buen embrollo civil o incluso penal es un efecto estadístico bien conocido de los epidemiólogos. Frenar la propagación de un virus no requiere vacunar a toda la población. Basta con vacunar a tres de cada cuatro. Lo que haga el cuarto individuo da igual a efectos epidemiológicos. Así que los hijos de los antivacunas están protegidos contra las principales enfermedades infecciosas gracias a los demás padres, los que sí vacunan a sus hijos. Puede parecer una paradoja, pero no son más que matemáticas.

El rechazo a los alimentos transgénicos (*) —otra de las religiones de nuestro tiempo— plantea cuestiones aún más complejas e interesantes que el creacionismo, los pseudofármacos y las vacunas. Es curioso que una humilde semilla sea más importante que Dios padre, pero así son las cosas.

La mayor parte de la gente cree que hay una polémica científica sobre la seguridad para la salud de los transgénicos. No la hay. Todos los científicos y biotecnólogos de plantas coinciden en que los transgénicos son seguros para la salud, y también para el medio ambiente. Si llevan décadas investigando en ellos es porque, además de haber descartado esos riesgos, están convencidos de que los transgénicos son el mejor modo de incrementar el contenido de vitamina A del arroz — la base de la alimentación de media Asia, pobre en ese compuesto esencial—, crear variedades de las principales plantas de cultivo tropicales que sean resistentes a la sequía, y que por tanto gasten menos agua, ralentizar la oxidación que arruina la fruta, para una gestión más eficaz y sostenible de muchas plagas, sobre todo las enfermedades virales que arruinan las cosechas de varios países africanos, en fin.

En el caso del rechazo irracional a los transgénicos, los grandes responsables han sido los grupos ecologistas, con especial mención a Greenpeace, que lleva décadas poniéndolos entre sus tres o cuatro líneas estratégicas, a la altura de los residuos nucleares o el cambio climático. “Los ecologistas se oponen a los transgénicos porque tienen la panza llena”, me dijo en una entrevista el padre de la revolución verde, Norman Borlaug.

Tenía razón. Greenpeace ha conseguido intoxicar (ideológicamente) a la población occidental, y que Europa tenga una legislación absurda y retrógrada sobre los transgénicos. En el fondo eso da igual. Los países que verdaderamente los necesitan, como China y varios de África tropical, llevan años investigando en sus propios transgénicos. El largo brazo de Greenpeace no llega allí. Malo para la contaminación, bueno para la ciencia.

El negacionismo climático no es muy distinto de las religiones anteriores. Todas consisten en cegarse a la evidencia, inventar una realidad paralela e infectar a la mayor parte posible de la población con ella. Todas acabarán fracasando —la realidad es tozuda—, pero nadie sabe cuándo. Nuestro cerebro no está hecho para el pensamiento científico: pensar así nos cuesta Dios y ayuda, y poca gente está dispuesta a esa tortura. Habrá que inventar algo.

http://elpais.com/elpais/2017/06/16/ciencia/1497616571_649155.html

(*) La cuestión de los transgénicos no es tan sencilla como aquí se introduce y da por sentado. Son el resultado de una manipulación genética, cuyo uso no está suficientemente estudiado y cuyas consecuencias desconocemos a medio y largo plazo. Se saben varias cosas que no son neutrales: Son propiedad privada y patentadas de multinacionales cuyo único objetivo no es el bien común y su difusión gratuita "para todos", sino el enriquecimiento y el adueñarse del mercado para especular, dominarlo y seguir aumentando las ganancias. Lo trabajan como monopolio, lo cual dista de ser ciencia, es simple economía especulativa. La sola presencia de las semillas en los campos contamina a otras semillas genéticamente durante la polinización, con lo cual su extensión no es fácil de controlar y las consecuencias de ello son en su mayor parte desconocidas.

La impresión, en este caso, es que junto a otros temas claros, se mete de soslayo esta cuestión de los transgénicos, como si fuese solamente una cuestión puramente científica, cuando es un tema controvertido y con claros objetivos económicos y político de dominio del mercado agrícola y alimentario.

El precio de la incultura científica

Michael Bublé

When marimba rhythms start to play
Dance with me, make me sway
Like a lazy ocean hugs the shore
Hold me close, sway me more
Like a flower bending in the breeze
Bend with me, sway with ease
When we dance you have a way with me
Stay with me, sway with me
Other dancers may be on the floor
Dear, but my eyes will see only you
Only you have that magic technique
When we sway I go weak
I can hear the sounds of violins
Long before it begins
Make me thrill as only you know how
Sway me smooth, sway me now
Other dancers may be on the floor
Dear, but my eyes will see only you
Only you have that magic technique
When we sway I go weak
I can hear the sounds of violins
Long before it begins
Make me thrill as only you know how
Sway me smooth, sway me now

miércoles, 21 de junio de 2017

_- Irene Montero recita de la A a la Z 65 casos de corrupción del PP en 85 segundos.

_- El discurso de Irene Montero contra la corrupción, en el debate sobre la moción de censura de Unidos Podemos a Mariano Rajoy, ha tenido uno de los puntos más llamativos cuando ha recitado, casi en orden alfabético, 65 casos de corrupción en los que ha sido investigado el PP. Le ha llevado 85 segundos, 1:25 minutos.
Montero ha comenzado por los casos más recientes y llamativos, como la trama Gürtel y la Púnica, para luego repasar en orden alfabético otras tramas. Aunque la mayoría eran de los últimos años, ha citado algunas que se remontan a los años 90. No todas atañen solo a políticos del Partido Popular. Estas son las que ha nombrado, con enlace a las noticias publicadas sobre ellas en EL PAÍS.
1. Gürtel. Una investigación que comenzó en 2008 y en cuyo juicio tendrá que declarar Rajoy como testigo.
2. Púnica. El caso en el que está implicado Francisco Granados, antiguo ‘número 2’ del PP en la Comunidad de Madrid.
3. Lezo. Operación contra el desvío de fondos en la empresa pública del Canal de Isabel II, que supuso el arresto de Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid, y la dimisión de Esperanza Aguirre de todos sus cargos políticos.
4. Acuamed. Este caso supone la investigación de seis personas vinculadas a la gestión de una compañía dependiente del Ministerio de Agricultura. El alcalde de Algeciras y senador del PP José Ignacio Landaluce mantuvo conversaciones con el presunto cabecilla de la trama, Arcadio Mateo, para acelerar la adjudicación de unas obras.
5. Nóos. Se condenó al expresidente de Baleares Jaime Matas a 3 años y 8 meses de cárcel.
6. Andratx. Supuso el paso por la cárcel de varios dirigentes del PP en Baleares.
7. Arena. Tras la tragedia del Madrid Arena, que supuso la muerte de cinco personas en 2012, se criticó la actitud de la entonces alcaldesa Ana Botella. Siete personas acabaron en la cárcel (ningún alto cargo del PP entre ellas).
8. Auditorio. Juzga la corrupción en torno a la construcción de un auditorio en Puerto Lumbreras, donde era alcalde Pedro Antonio Sánchez, quien tuvo que dimitir recientemente como presidente de Murcia.
9. Baltar. Se condenó a José Luis Baltar por haber enchufado en la Diputación de Ourense que presidía a 104 personas durante las semanas previas al congreso provincial del PP que ganó su hijo, en 2010. Este hijo, José Manuel Baltar, está siendo investigado por haber ofrecido un empleo a cambio de sexo.
10. Bárcenas. Investigación a Luis Bárcenas, extesorero del PP y responsable de su caja B.
11. Biblioteca. Supuso la compra de facturas falsas creadas para enmascarar las comisiones pagadas al alcalde y al teniente de Urbanismo de Librilla (Murcia). Tuvo segunda parte.
13. Bon Sosec. Un cementerio de lujo que se construyó los años 90 con inversión del Gobierno de Baleares.
14. Bomsai. Un nuevo caso de corrupción en Baleares, en el que un empresario conseguía contratos públicos a empresas privadas a cambio de comisiones ilegales.
15. Brugal. Caso de tráfico de influencias y adjudicaciones de contratos públicos en Alicante. Está inculpada Sonia Castedo, exalcaldesa de la ciudad.
16. Caballo de Troya. Este entramado adquiría empresas con problemas económicos a precios muy bajos para posteriormente descapitalizar sus activos y evitar así que pudieran ser empleados para pagar a sus acreedores. Entre los implicados está Ángel de Cabo, testaferro del expresidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán.
17. Camps. Aquí se puede leer una cronología de este caso ligado a la trama Gürtel que implicó al expresidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, que fue declarado no culpable.
18. Campeón. 13 acusados en la investigación de una trama que supuestamente defraudaba subvenciones públicas en Galicia y en la que han sido inculpados varios ex altos cargos del Gobierno de Alberto Núñez Feijóo.
19. Carioca. Un caso de trata de mujeres y prostitución ilegal en el que estaban implicados agentes de la Policía Nacional, de la Guardia Civil y de la Policía Local de Lugo.
20. Carmelitas. Luis Fernando Cartagena Travesedo, ex consejero de Obras Públicas en el primer Gobierno de Eduardo Zaplana, ingresó en prisión en 2008 para cumplir una condena de cuatro años por quedarse con 49.000 euros donados por unas religiosas de las Hermanas Carmelitas al Ayuntamiento de Orihuela.
21. Castellano. Según esta investigación, Serafín Castellano, exdelegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, habría recibido 163.736 euros de la trama del fuego, un presunto cártel de empresas del sector de la extinción de incendios forestales que trucó concursos públicos en siete comunidades autónomas y del Ejecutivo.
22. Catis. Una red en Cádiz, Canarias y Badajoz se dedicaba a falsificar diplomas y certificados oficiales cobrando por títulos y cursillos sin ofrecer formación alguna. Los títulos los emitía un sindicato en Cádiz y los validaban organismos oficiales, incluido el Gobierno de Canarias.
23. Ciudad del Golf. En 2012, la Audiencia absolvió al alcalde de Las Navas del Marqués, el popular Gerardo Pérez; al secretario municipal, Carlos de Vega, y al promotor Francisco Gómez, El Paloma, que habían impulsado una urbanización en un pinar protegido y que fue declarada ilegal.
24. Caso de la construcción. En 1994 se inhabilitó al exalcalde de Burgos, José María Peña San Martín, por la concesión irregular de licencias municipales.
25. Caso del lino. El Supremo absolvió en 2008 a los 18 acusados de estafa en el cobro de subvenciones europeas en el sector del lino textil.
26. El Robledillo. El exalcalde de la localidad murciana de Caravaca de la Cruz, Domingo Aranda, del PP, fue imputado en 2013 por un supuesto delito de tráfico de influencias en relación con la promoción urbanística de El Roblecillo.
27. Emarsa. En el llamado “saqueo” de la planta depuradora de Valencia está implicado el exdirigente del PP Enrique Crespo, que se enfrenta a una posible condena de 14 años de cárcel.
28. Caso Eólico Canarias. Se trata de una red de favores entre funcionarios, políticos y empresarios para hacerse con concesiones de instalación de aerogeneradores en Canarias.
29. Faycan. La exalcaldesa de Telde (Gran Canaria) se enfrenta a una pena de prisión de cinco años por malversación, fraude y falsedad en esta trama en la que había otros concejales y técnicos municipales del PP implicados.
30. Fitur. Los cabecillas de la trama Gürtel Francisco CorreaPablo Crespo y Álvaro Pérez, El Bigotes fueron condenados a 13 años de cárcel a cada uno por amañar contratos de la Feria de Turismo (Fitur) convocados por la Generalitat valenciana. Hubo otros 8 condenados.
31. Funeraria. En 2008 se condenó al exconcejal del PP Luis María Huete a dos años y un día de inhabilitación por el delito de prevaricación en el caso Funeraria, en el que se juzgó la privatización irregular de la Empresa Mixta de Servicio Funerarios del Ayuntamiento de Madrid en 1992.
33. Ibatur. Un caso de desvío de fondos y amaños desde el Instituto Balear de Turismo por el que también se imputó a Matas.
34. Imelsa. El principal acusado de esta trama de corrupción y cobro de comisiones ilegales es Alfonso Rus Terol, alcalde de Xàtiva entre 1995 y 2015, y presidente de la diputación de Valencia entre 2007 y 2015.
35. Inestur. Una trama de contratos y financiación ilegal que supuso la expulsión de Unión Mallorquina del Gobierno de Baleares en 2010. Este partido era el heredero de la UCD en las islas y apoyaba al Gobierno de Francesc Antich, del PSOE.
36. Lasarte. Una docena de cargos políticos y de altos funcionarios de Castilla y León habían estado usando sus cargos públicos para crear empresas, a veces a nombre de sus familiares, y pedirse autorización a sí mismos para instalar placas solares, aprovechando las primas que entonces se pagaban a la producción de energía fotovoltaica.
38. Madeja. Un caso de cobro de comisiones a cambio de contratos en Andalucía, Extremadura, Aragón, Comunidad Valenciana, Cataluña, Canarias y Madrid, además del Ministerio de Fomento, los ayuntamientos de Sevilla, Algeciras (Cádiz) y La Carolina (Jaén) y la empresa pública Adif. Hay 96 imputados.
39. Marchelo. El juez imputa cinco delitos al concejal de Urbanismo de la localidad granadina de Alhendín, Manuel Fernández, del PP: prevaricación, prevaricación urbanística, cohecho, fraude y exacciones ilegales y alteración de precios en concurso público.
40. Mercamadrid. El Ayuntamiento de Madrid elevó ante la fiscalía un informe jurídico sobre un presunto delito de malversación de caudales públicos en Mercamadrid durante la época en la que Concepción Dancausa, actual delegada del Gobierno en Madrid, presidía el consejo de administración de esta sociedad pública.
41. Caso Naseiro. Caso de financiación ilegal del Partido Popular y de enriquecimiento de algunos de los implicados. Se conoció poco después de que José María Aznar fuera nombrado presidente del partido en 1989.
42. Novo Carthago. Un caso de supuesta corrupción urbanística en la recalificación de terrenos cercanos al Mar Menor (Murcia).
43. Ópera. Es la supuesta malversación de 1,2 millones de euros para crear un teatro de la ópera en Palma diseñado por Santiago Calatrava que jamás se construyó. Jaume Matas está inculpado. Forma parte del caso Palma Arena (ver más abajo).
44. Orquesta. Dos alcaldes del PP, el de Fisterra y de Mazaricos, y uno del PSOE, el de Corcubión, encabezan la lista de 26 políticos, funcionarios y constructores gallegos inculpados de participar en una trama de cobro de comisiones a cambio de la concesión de obras públicas y de desviar de dinero destinado a la organización de fiestas locales.
45. Over Marketing. Empresa balear que organizaba eventos gracias a contratos obtenidos de forma irregular y que también está señalada como señalada como una de las vías de financiación irregular del PP madrileño en el caso Púnica.
46. Palma Arena. Caso de corrupción en el que está imputado el expresidente balear Jaume Matas.
48. Piscina. Un caso de adjudicación ilegal ocurrido en 2011 en Málaga. Manuel Díaz, concejal de Urbanismo del PP, adjudicó la construcción de una piscina municipal a un amigo de su familia.
49. Pokémon. Es una trama de corrupción repartida por Galicia y que ha salpicado también a otras comunidades como Murcia. Se destapó en 2014. Entre los implicados se encuentra el exalcalde de Lugo José Clemente López Orozco, que recibía pagos mensuales de 2.000 euros de la sociedad de empresas de mantenimiento Vendex.
50. Porto. Enrique Porto, Director de Urbanismo de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid entre 2003 y 2006, fue denunciado por Anticorrupción en 2007 por tráfico de influencias y negociaciones prohibidas con funcionarios. Junto al exalcalde de Villanueva de la Cañada Luis Partida, facilitaron un pelotazo urbanístico con el que se obtuvieron unas plusvalías de 4´6 millones de euros
51. Rasputín. Este caso se produjo en 2004, cuando un alto cargo del ejecutivo del gobierno de Baleares cargó a las arcas públicas seis entradas a un club de alterne en Moscú, Rusia.
52. Scala. Un caso en el que se desviaron cerca de cinco millones de euros de fondos públicos entre 2003 y 2007, y más de dos millones en presuntos sobornos en el Partido Popular de Ibiza. El principal imputado fue el exconseller balear José Juan Cardona, que ingresó en prisión en 2013.
53. Taula. Las supuestas prácticas corruptas de decenas de cargos del Partido Popular valenciano e instituciones y entidades controladas por este partido. Todavía no está cerrado y siguen apareciendo nuevas vías de financiación irregular vinculadas a la trama. Fue el primer caso de corrupción del PP Valenciano que llevó a los tribunales a la fallecida Rita Barberá.
54. Terra Natura Benidorm. Se refiere a un caso de irregularidad de pagos de 2011, cuando la Generalitat Valenciana aceptó que el parque temático Terra Natura de Benidorm pagara el alquiler anual del terreno, de 1,2 millones de euros, con entradas del parque. El PP Valenciano rechazó una comisión de investigación por este pago por considerarlo “claro y transpartente”.
55. Torres de Calatrava. Fue un pago de 15 millones del gobierno de la Generalitat Valenciana (con Francisco Camps de Presidente) al arquitecto Santiago Calatrava por unas torres que nunca se construyeron. Aquí la noticia. Fue denunciado en 2011 por varios diputados autonómicos de Esquerra Unida, pero la Fiscalía Provincial de Valencia archivó la denuncia.
56. Torrevieja. Se refiere al caso de corrupción en esta ciudad alicantina que llevó a la cárcel en 2014 a Pedro Ángel Hernández, exalcalde del municipio y exdiputado autonómico del PP. Adjudicó, en 2004, el mayor contrato del Ayuntamiento de Torrevieja: el servicio de basura por 96 millones de euros.
57. Tótem. También conocido como Caso Totana, un caso de corrupción urbanística por el que el exalcade de esta localidad murciana (Juan Morales) pretendía obtener 3 millones de euros de comisiones por el Plan General de Ordenación Urbana. Se destapó en 2008 y tuvo como momento culminante 2014, cuando Morales se entregó a la justicia tras ocho días huido.
58. Troya. Un caso que llevó a la suspensión en 2012 de Juan Martín Serón, por aquel entonces alcalde de Alhaurín el Grande (Málaga), por cobrar 13 sobornos a cambio de actos propios de su cargo. Regresó a su la alcaldía tras cumplir su condena.
59. Túnel de Sóller. Caso de adjudicación irregular en Mallorca, iniciado en 1995. Por la adjudicación, un empresario pagó 50 millones de pesetas al PP Balear, que se usaroin para financiar sus campañas electorales.
60. Turismo Joven. El Consorcio de Turismo Joven en Baleares es una empresa pública que llegó a malversar cerca de tres millones de euros durante el gobierno de Jaume Matas. El caso fue destapado en 2008.
61. Umbra. Todo lo publicado en EL PAÍS sobre este caso de corrupción urbanística en Murcia, que tuvo en 2010 y por el que fueron imputados, entre otros, el Secretario Regional del PP Miguel Ángel Cámara, que por aquel entonces era también alcalde de la ciudad.
62. Uniformes. Un caso por el que fueron imputados 17 ediles del Ayuntamiento de Rota en 2014, incluidos la por aquel entonces alcaldesa, Eva Corrales. Se les investigó por comprar con dinero público uniformes a la empresa del exalcalde, Lorenzo Sánchez, del partido independiente Roteños Unidos.
63. Zeta. Una trama empresarial para defraudar subvenciones públicas a cursos de empleo. Fue destapada en 2014 en Galicia y alcanzó a amigos cercanos del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo. El principal imputado fue Gerardo Crespo, militante del PP
64. Caso Parques Eólicos. Es el nombre con el que se conoce el proceso a Rafael Delgado Núñez, alto cargo de la Junta de Castilla y León entre 1995 y 2011 y hombre clave en las autorizaciones de parques eólicos en la Comunidad, por las que recibió comisiones ilegales desde Suiza.
65. Cooperación. También conocido como Caso Blasco por tener al portavoz del PP en la Cortes Valencianas Rafael Blasco como principal imputado. Se produjo en la Comunidad Valenciana entre 2008 y 2010, con Francisco Camps de presidente de la Generalitat.
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