viernes, 13 de octubre de 2017

La joven que falleció en Japón tras trabajar 159 horas extra en un mes y cuya muerte reabrió el debate sobre el "karoshi".

Una periodista de 31 años falleció en Japón como resultado de una insuficiencia cardíaca tras trabajar 159 horas extra al mes y librar solo dos días en el mes previo a su muerte.

La autoridad laboral de Tokyo estableció en 2014 que Miwa Sado, periodista de la cadena pública NHK, murió un año antes por consecuencia directa de sus largas jornadas laborales y falta de descanso.

Sin embargo, no fue hasta este jueves que el medio de comunicación reconoció públicamente que el "karoshi" (muerte por exceso de trabajo) fue la causa del fallecimiento.

Lo hizo por petición expresa de la familia de su trabajadora, que desea que no se vuelva a repetir un caso como este. "Esperamos que el dolor de una familia desolada no sea desperdiciado", declararon sus padres en un comunicado de NHK.

La cadena pública aseguró que se toma "muy en serio" la muerte de Sado. "Refleja un problema para nuestra organización en su conjunto, incluyendo el sistema laboral y cómo se cubren las elecciones".

Plan contra el "karoshi"
Horas después de confirmarse este caso, un tribunal condenó este viernes a la empresa de publicidad japonesa Dentsu a pagar US$4.400 por obligar a sus empleados a trabajar más horas de las permitidas por la ley.

En 2015, una de sus trabajadoras de 24 años se suicidó tras publicar en redes sociales que estaba "destrozada física y mentalmente" por su carga de trabajo que podía superar las 100 horas extra al mes.

Las autoridades laborales dictaminaron que la muerte de Matsuri Takahashi se debió al estrés causado por las largas jornadas laborales.

Este mediático caso obligó al gobierno japonés a abordar la cultura de trabajo existente en el país, que lleva a los empleados a trabajar muchas más horas para demostrar su dedicación y compromiso con la empresa.

Más de 2.000 japoneses se suicidaron debido al estrés relacionado con el trabajo entre marzo de 2015 y marzo de 2016, según el ejecutivo. Muchos otros sufrieron ataques cardíacos, infartos y otras condiciones vinculadas a la presión vivida en el trabajo.

La legislación laboral japonesa establece que no se deben superar las 40 horas de trabajo semanales, aunque permite que se trabajen horas extra siempre que haya un acuerdo previo entre jefes y empleados.

El pasado mes de marzo, el gobierno presentó un plan para limitar de manera clara por primera vez el número de horas extra: no deberán superar en ningún caso las 100 horas mensuales u 80 horas en el caso de que se encadenen varios meses con alta carga laboral. "Problema crónico"

Scott North, profesor de sociología de la universidad de Osaka, dijo que el exceso de trabajo es un "problema crónico" en Japón y que pequeñas multas como la impuesta a Dentsu -una de las mayores empresas publicitarias del país- no ayudarán a disminuirlo.

"Puedes ver por qué una muerte ocasional puede considerarse un costo de hacer negocios comparativamente pequeño, especialmente si se compara con los costos laborales que se pueden ahorrar al hacer que las personas trabajen horas extra no pagadas", dijo a la BBC.

Según el gobierno, casi la cuarta parte de las compañías japonesas tiene a sus empleados trabajando más de 80 horas extra al mes, en ocasiones no remuneradas.

Cada año, el ejecutivo recibe unas 2.000 reclamaciones de compensación por supuestos casos de "karoshi", de las que según el profesor North, "un 37% son exitosas". Una ley que entró en vigor en 2014 para hacer frente al "karoshi" se enfocó en campañas educativas y de abogacía para dar a conocer sus riesgos.

North afirma que aunque exige a los empresarios hacer esfuerzos para reducir las horas de trabajo de los empleados, no contempla ninguna multa para quienes no lo hagan.

"Los esfuerzos del gobierno por reconducir el problema del "karoshi" no pueden ser descritos como exitosos", concluyó.(1)

http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-41532689

(1) Es decir, que los empresarios o "emprendedores" pueden hacer trabajar hasta morir a sus empleados y no les pasará nada, ni siquiera una multa. Y, me pregunto, es eso una democracia? o es un régimen de esclavitud? Si eso lo permiten las leyes y la "justicia" del Japón, hay que decir que esas leyes no son democráticas pues el pueblo trabajador no iba a querer esas leyes y no las votarían ni obedecerían si fuesen libres de hacerlo.
Esos comportamientos son una forma más de fascismo, es decir de política contraria al pueblo y por lo tanto no democrática como es el fascismo. Y cómo consiguen que el pueblo admita una política contraria a sus intereses? mediante la violencia, el miedo, la manipulación, la "cultura", la educación, la justicia, la llamada "tradición", los medios de comunicación, la religión, la policía, etc. Lo que ya pusieron en marcha el fascismo italiano en 1922, el nazismo alemán el 1933 y el fascismo español a partir del golpe de estado del 36, junto al "Estado nuevo" portugués o el golpe de estado de Dollfuss en Austria, lo hicieron también. Y el capitalismo estuvo detrás, al frente o al lado de todos ellos.

jueves, 12 de octubre de 2017

_- Machismo & Resolución de Conflictos. Modelo machista de resolución de conflictos.

_- Miguel Lorente Acosta

https://miguelorenteautopsia.wordpress.com

El autor nos muestra como el modelo machista de resolución de conflictos en lugar de resolverlo lo agrava.

El modelo machista para resolver los conflictos entre dos partes basa su estrategia en generar más conflicto, no en el diálogo ni en el consenso. El planteamiento es sencillo y surge de la construcción patriarcal de la cultura y de la sociedad que tenemos como consecuencia.

Esta construcción toma como referencia universal lo masculino y sitúa a los hombres en una posición de superioridad respecto a las mujeres, de manera que establece la desigualdad de género como esencia de estructuración social, y a partir de ella ha ido tomando otros elementos para extender y ampliar la desigualdad a otras circunstancias y características de las personas que forman parte de esa sociedad. El resultado es un sistema jerarquizado de poder, o lo que es lo mismo, una sociedad en la que determinadas personas por su sexo, sus ideas, sus creencias, su color de piel, su status, su origen, su orientación sexual… tienen una serie de privilegios y ventajas respecto a aquellas otras cuyas características son consideradas inferiores por esa cultura y sociedad.

Cuando se produce un conflicto entre personas en diferente nivel dentro de esa estructura jerarquizada, a quien se encuentra en una posición de superioridad no le interesa dialogar o consensuar para solucionar el conflicto, porque ha de hacerlo a partir de argumentos y razones, y puede que no las tenga o que sean menos sólidas que las de la otra parte. Por eso le interesa agravar el conflicto, avivarlo con elementos que generen más enfrentamiento para de ese modo justificarse en el uso de los instrumentos propios de su posición de poder, y que la otra parte no tiene por encontrarse en un nivel inferior.

Con esa estrategia el conflicto va aumentando hasta llegar el momento del “hasta aquí hemos llegado”, a partir del cual se pone en marcha todo el arsenal de instrumentos que guarda en su posición de poder, bajo la justificación de que el conflicto es insostenible, y como si hubiera sido generado en exclusiva por la otra parte.

Este es el modelo machista de resolver los conflictos, y el que usan los hombres desde sus posiciones de poder con las mujeres, algunos llegando a la violencia, otros a la amenaza, y otros simplemente recurriendo a la escenificación del conflicto para que la mujer entienda que debe ceder ante su autoridad.

Y como son los hombres y las referencias de la masculinidad las que impregnan la cultura y el significado de lo que acontece en la sociedad, el modelo se extiende a otros escenarios bajo los mismos planteamientos de la desigualdad y el poder, como ocurre en las relaciones laborales entre empresarios y trabajadores, en las relaciones dentro de los partidos políticos y en el ejercicio de la política, en las relaciones nacionales y en las internacionales…

Cualquier escenario en el que se entienda que el conflicto es un ataque a la posición de poder y un pulso a la persona que responde desde ella, el resultado será un aumento del conflicto que lleve a vencer más que a convencer. Porque el objetivo de la resolución de conflictos bajo esta estrategia machista es doble, por un lado resolver la cuestión formal que se ha planteado, sea esta personal, familiar, laboral, política, nacional o internacional; y por otro, ser reconocido como “vencedor” y salir reforzado en su posición de poder, aunque haya sido a través de una injusticia. Lo importante es vencer y aumentar el poder.

Este modelo de resolución de conflictos habitualmente reporta muchos éxitos a quienes están esas posiciones de privilegio, de ahí su refuerzo y su permanencia a lo largo de la historia, y su extensión a los ámbitos y contextos más diversos con ligeras variaciones. Pero siempre con la estrategia de resolver el conflicto generando más conflicto.

El problema se presenta cuando el modelo se utiliza frente a quien se piensa que está en una posición inferior y no lo está, o cuando lo está pero cuenta con otros mecanismo de apoyo informal que contrarrestan en parte el poder inicial de la otra posición, pero también cuando cada una de las partes cree que está en una posición de poder, y que debe potenciar el conflicto desde su lado para de ese modo poder utilizar su “carta secreta” y todos aquellos elementos propios a su posición que le permitirían vencer sin convencer.

Al final, este tipo de planteamientos son los mismos que dicen eso de que “la historia la escriben los vencedores”, por eso lo importante es derrotar al otro del modo que sea, porque después lo suavizarán y endulzaran con su relato. Lo estamos viendo estos días en diferentes contextos, pero es obvio que el más cercano y trascendente es el “conflicto” surgido con el proceso sobre el referéndum de autodeterminación de Cataluña del 1 de octubre.

Al margen de los elementos formales sobre su legalidad y las motivaciones y razones de quienes quieren votar, de sobra conocidas y comentadas, lo que se está viendo es el típico conflicto al modo machista. Una especie de pulso que, como muy bien se ha dicho estos días recurriendo a la canción de Joan Manuel Serrat, parece que están a ver “quien la tiene más larga”. Lo único que le falta es ver a Rajoy decir “por mis cojones que no se vota”, y a Puigdemont responder, “por mis cojons que votamos”.

Si lo dijeran quizás se entendería todo mejor. La prueba de que realmente se trata de un modelo machista de afrontar el conflicto es su retroalimentación, es decir, la utilización de las consecuencias que se producen como resultado de las decisiones dirigidas a potenciar el conflicto como razones para mantener el conflicto y aumentar así su intensidad.

Todo lo que está sucediendo estos días con las decisiones y acciones de unos y otros se está utilizando como justificación de las posiciones iniciales, cuando son un resultado de los problemas surgidos durante el conflicto, no causa del mismo. Pero eso no importa para las partes, lo que interesa es el conflicto en sí mismo y los apoyos para que quien dirige cada una de las posiciones sea reconocido por los suyos como ese macho-alfa capaz de dirigir al grupo.

También se ha comentado, y es cierto, que si en lugar de dos hombres al frente de cada parte hubiera dos mujeres y un modelo feminista de resolución de conflictos basado en la Igualdad, la empatía, el bien común… la situación actual sería completamente diferente. En estas circunstancias el conflicto ya no se puede resolver, pero sí se puede detener y replantear de nuevo toda la situación.

Esperemos que alguien saque el lado femenino que todos tenemos.

https://miguelorenteautopsia.wordpress.com/2017/09/27/modelo-machista-de-resolucion-de-conflictos/

miércoles, 11 de octubre de 2017

_- "No digo que esta sea una batalla entre buenos y malos, pero es una en la que posiblemente perdamos todos" Josep Fontana.

_- "Lo que hay que hacer es plantearse objetivos de lucha racionales en los que puedas movilizar a la gente y con los que puedas aspirar a ganar cosas, que bastantes cosas hay que ganar todavía", dice el historiador Josep Fontana

"Me es difícil no meter al PP en el rango de los malos. Pero, del otro lado, no pondría a todo el mundo entre los buenos"

Josep Fontana (Barcelona, 1931) es uno de los historiadores de referencia en España, autor, entre otros, del libro Por el bien del Imperio. Una historia del mundo desde 1945, y profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra. Su relación con los libros, y su lectura, comenzó en su infancia: su padre tenía una librería de viejo. Su último libro es El siglo de la revolución. Una historia del mundo desde 1914. La entrevista se realiza por teléfono, un aparato que detesta, y más para conversar sobre política, historia y Cataluña.

¿Qué pasará a partir del 2 de octubre si tenemos en cuenta la historia de España?
Lo peor que puede pasar es que algo que empezó mal acabe peor, pero si quieres decir en términos de la situación política, nada de nada. Si hay algo que me parece escandaloso en lo que está sucediendo es que el PP esté agitando la opinión pública española diciéndoles que la celebración de una consulta implica después la secesión de Cataluña cuando sabe que esta secesión es imposible. Es imposible porque implicaría que el gobierno de la Generalitat tendría que pedir al Gobierno de Madrid que tuviera la amabilidad de retirar de Cataluña al Ejército, la Guardia Civil y la Policía Nacional, y renunciar pacíficamente a un territorio que le proporciona el 20% del PIB. Es un escenario imposible. Pensar que esto puede suceder es una estupidez. Entonces, ¿a qué viene crear un clima próximo a la guerra civil con esta excusa?

¿Se puede decir que los países que han logrado la independencia lo consiguieron a través de una negociación – checos y eslovacos–, la guerra o aprovechándose del hundimiento de un imperio como el soviético?
Chequia y Eslovaquia fueron un caso excepcional. A los checos les estorbaban los eslovacos. Se pusieron de acuerdo en liquidar una unión que era bastante ficticia. El hundimiento soviético se aplica en los casos de las tres repúblicas bálticas y de Ucrania. El asunto de la guerra es más complejo. El único caso real de independencias en lo que llamamos Europa central y occidental es el de Yugoslavia. Allí hubo un pretexto legal. Se dijo que aquello no era una nación sino una federación, por tanto, la cosa era distinta. A Alemania le interesaba la independencia de Eslovenia, que era su satélite económico. No esperó siquiera a ponerse de acuerdo con la UE para forzar las independencias de Eslovenia y Croacia. El asunto se resolvió con los bombardeos de la OTAN. Es decir, las independencias de Croacia, Bosnia-Herzegovina y Kosovo se alcanzaron con los bombardeos de la OTAN. No me parece que sea un precedente útil para aplicar en ningún otro caso.

Hay otro precedente, el de Montenegro. Su referéndum de independencia lo organizó la UE, en concreto, Javier Solana. Impuso dos condiciones: una participación por encima del 50% y un "sí" superior al 55%. Tuvieron ochenta y tantos por ciento y el 55,9%.
Era un caso que se presentaba en una situación como la de Serbia, prácticamente desintegrada y con muchos problemas externos e internos. Por lo que representa Montenegro respecto a Serbia no se puede comparar con los que representa Cataluña respecto al Estado español.

¿Sirven los casos de Escocia y Québec: referendos pactados con unas condiciones claras?
Sí, pero como en ninguno de los dos casos se ha llegado a tener que plantearse el problema de una separación, es difícil saber cómo se habría negociado. El nuestro es distinto: pensar que va a haber en Madrid un gobierno dispuesto a plantearse una negociación de separación respecto de Cataluña es una idea fantasmagórica.

Podemos estar así otros diez años, en conflicto permanente.
Pues sí. Es un conflicto que…, vamos a utilizar el tipo de conceptos que utiliza Rajoy, lleva 500 años y que ha empeorado seriamente. Es un conflicto que podía haber encontrado un camino mejor, pero hay que recordar que el ascenso del soberanismo empezó en 2010 con la salvaje destrucción de un Estatuto que había sido aprobado por el Parlamento catalán. Supongo que el PP se lo cargó para obtener votos, que debe ser el motivo por el que ahora impulsa este clima de confrontación. Aparte de para conseguir votos, que le son bastante necesarios, le sirve también para que se olviden de los problemas de la corrupción.

El soberanismo ha conseguido en estos años dos cosas importantes: que la posibilidad de una Cataluña independiente esté constantemente en los medios de comunicación, es algo que se ve como una opción al plazo que sea, corto, largo o muy largo, y que cada vez hay más gente que acepta que la única solución es un referéndum pactado.
Lo que se estaba planteando para el 1 de octubre, y que muchos defendemos teniendo en cuenta que una secesión en los términos actuales es imposible, era una consulta que como mínimo permitiera a la gente expresar su opinión. Expresar sus quejas sobre muchos años de mal gobierno. Buena parte de todo esto nació por la ofensa del Estatut y como rechazo de las políticas aplicadas para la salida de la crisis. Había un malestar profundo, un sentimiento de maltrato especial. Había motivos que justificaban que se dejase por lo menos expresar esta opinión.

Hay que recordar que cuando se hizo una votación el 9-N no pasó nada, que es lo mismo que podía haber sucedido si eso se hubiese encauzado de manera civilizada, si se hubiese considerado como un punto de partida para empezar a encontrar vías de negociación para solucionar el descontento. Pero no hay ninguna intención de esto. En el fondo, al PP le interesa la confrontación. Está presentando esto ante la opinión española como una agresión que les afecta a todos, que puede afectar a sus pensiones, a sus subsidios. Todo eso siempre le ha sido rentable. Tengo pocas esperanzas de arreglo a corto o a medio plazo.

Ortega y Gasset decía que el problema catalán es irresoluble, pero también parece que lo es el problema español: encontrar un encaje que satisfaga a todos.
No sé si se puede encontrar un encaje de Estado que satisfaga a todos, entre otras cosas porque eso implicaría también el encaje de una sociedad. Una de las cosas que me sorprendió es ver que entre los más entusiasmados con un proceso secesionista figurara gente que he conocido, jóvenes de 20 a 30 años con una muy buena carrera universitaria, con másteres, etc., que a todo lo que pueden aspirar es a un trabajo poco más que de becarios y con sueldos miserables. Esos jóvenes han llegado a creer que un cambio, cualquier cambio, no puede ser a peor. Por eso hay también un elemento de encaje social. No diría que el tipo de política que aplica el PP sea como para conseguir entusiasmos de una parte importante de la sociedad española. Creo que hay muchos problemas en los que tendría que pensar, porque le afectan. Pero crear un objetivo de lucha como este le resulta rentable para las próximas elecciones.

El Estado español, sobre todo en el siglo XX, ha confundido ser fuerte con ser autoritario, que no es lo mismo, ¿no?
Para ser fuerte necesitas consenso, necesitas una política que te de consenso. Cuando se ha intentado aplicar en España una política que implique consenso han venido las reacciones para evitarlo. Tenemos una dramática historia, que es la historia de la Segunda República, que anda todavía tirada por los suelos, denigrada para justificar lo que se hizo y para volver a marcar el reloj hacia atrás.

Me asombra que los partidos piensen poco en estos momentos con serios problemas globales. Hay un empobrecimiento y debilitamiento de una gran parte de España que debería empezar a alarmarnos. Amigos míos que viven en Galicia me explican que muchos pueblos se mantienen con viejos que viven de las pensiones y de lo que cultivan en el huerto. Hace poco otro amigo, que volvía de Salamanca, estaba asombrado de cómo esta cerrando el comercio en el centro alrededor de la plaza Mayor. Salamanca está perdiendo población. Hay un problema que afecta a Galicia, a buena parte de Castilla y León y a Extremadura, que es un problema de debilidad y de empobrecimiento que no parece preocupar a nadie.

¿Se puede decir que estamos ante un conflicto de legitimidades en el que las instituciones del Estado no tienen el prestigio necesario, como el Tribunal Constitucional?
El Tribunal Constitucional se crea de una manera para que su composición esté determinada por las cúpulas de los partidos dominantes, fuera de la capacidad de actuación de la opinión pública. Este país ha tenido, por lo menos desde el 23-F, un gobierno turnante de dos partidos que se han puesto de acuerdo siempre que ha convenido y para lo que ha convenido. Hemos visto de qué forma han ido evolucionando los viejos líderes, del Felipe González revolucionario a lo que acabó siendo. Aquí hay un problema que muchos no quieren reconocer, que la forma con la que se estableció el pacto en la Transición no daba muchas garantías. Todos creímos que aquello era un comienzo y que a partir de allí las cosas se irían adecuando a la realidad, pero no parece que haya sido así.

Cataluña también tiene problemas que han provocado el empobrecimiento democrático de sus instituciones. Y tiene un problema grave de corrupción, igual que el resto de España.
Y tanto.
Es decir que la ilusión de pensar que ‘si nos independizamos, todo será maravilloso’ no tiene una base de realidad, parte de una situación igual de contaminada.

Pero están los que piensan en la posibilidad de una independencia inmediata y los políticos que se apuntaron para ganar votos. Hay gente que ha acabado asumiendo que ese es su papel histórico, y que si tienen que sacrificarse se sacrificarán. Hay otros que no, otros que se lo plantean seriamente. Y está la gente de la CUP: un partido revolucionario que está haciendo un papel extraño que no les corresponde dentro de una política parlamentaria. Son gente joven que en su actuación en los municipios ha sido muy limpia. Su hora es para el momento en el que haya una situación revolucionaria que permita crear una sociedad diferente. Luego están una parte de esos desesperados que han llegado a creer que con la independencia se podían resolver las cosas.

Tengo experiencias espectaculares, como la de un viejo dirigente corrupto que se acercó un día en el que había dado una conferencia sobre los problemas de la sanidad pública y mostrado mi sorpresa de que los políticos no se preocupasen por estas cosas. Se acercó y me dijo sonriente: "Con la independencia se solucionará todo". Pienso que creía que eso incluía también sus problemas personales.
No vamos a hacer una historia de buenos y malos. En todo caso, me es difícil no meter al PP en el rango de los malos. Pero, del otro lado, no pondría a todo el mundo entre los buenos. Hay gente que ha llegado a adquirir una fe. Un día conversaba con un periodista, le decía lo mismo que te he dicho, que no podías ser independiente si tenías dentro el Ejército, la Guardia Civil y la Policía Nacional, y pregunté, ¿qué pasará? Él respondió: "Intervendrá Europa". Es la fe en un milagro que pueda resolverlo. No es una situación fácil. No digo que esta sea una batalla entre buenos y malos, pero es una batalla en la que posiblemente perdamos todos.

Además de los problemas de España, la falta de una estructura sólida del Estado, la pérdida de los restos del imperio en 1898, y lo mucho que afectó a Cataluña y a su industria, estamos viendo la pérdida del prestigio de las élites tradicionales políticas y económicas.
Ha sucedido a escala europea y, diría, mundial. Es lo que explica la elección de [Donald] Trump frente al viejo aparato del Partido Demócrata. Es algo que se está produciendo en muchos lugares. Eso que cuando empezó a producirse se llamó el populismo, que es donde se mete todo lo que estorba. Tony Blair, que sabe bien de qué habla, dijo que se estaba perdiendo un sistema que funcionaba gracias al prestigio de unas élites que se intercambiaban en el poder, derecha e izquierda, y que podían mantener esta sociedad unida, pero que estas élites estaban perdiendo su prestigio y a saber lo que saldría de aquí. No hay que ver más que la situación de Gran Bretaña o lo que ha pasado en Francia con el Partido Socialista. Aquí todavía no, aquí hay un inmovilismo difícil de interpretar. Permite mantener el sistema de bipartidismo turnante, que parece que va a aguantar un tiempo, hasta que la gente no pueda resistir más.

Parece que hay más táctica cortoplacista que estrategia. Si hubiera estrategia no se atacaría tanto a Podemos y Ada Colau. Representan un puente, dividen al independentismo exprés.
Y eso es lo que les preocupa. En el caso de Colau y de la gente que va con ella están jugando lo más sensatamente que pueden. Cuando se presentó a las elecciones municipales, que parecía una insensatez, fui de los que les apoyó porque eran lo más limpio que había. Son gente que quiere, como quiere la mayoría, que se deje opinar a la gente, que creen que no es sano que te impidan expresar tu opinión poniéndote un policía delante, pero que por otro lado saben que no tiene sentido jugársela más allá en una opción que no puede producir más.

Lo que hay que hacer no es resignarse, lo que hay que hacer es plantearse objetivos de lucha racionales en los que puedas movilizar a la gente y con los que puedas aspirar a ganar cosas, que bastantes cosas hay que ganar todavía. Me parece que su actitud es sensata. Es evidente que en la medida que amenazan al sistema establecido, causan molestias y les quieran dejar al margen.

En el fondo es una lucha de élites, ¿no? La élite, digamos, española que nace del siglo XIX y del franquismo, que es la élite económica que maneja política y todo esto.
Pues sí.
Que no quiere repartir ese poder centralizado con las élites de la periferia.

No solamente se trata de las élites de la periferia, porque las de la periferia están metidas en el tinglado contra todos. Si hay alguien aquí al que no le interesa esto del secesionismo son las grandes instituciones financieras como La Caixa y el Banco Sabadell. Al fin y al cabo, se dice que Ciudadanos fue una invención, por lo menos que la idea la tuvo el presidente del Banco Sabadell. Y en todo caso, el señor [Albert] Rivera no deja de ser un funcionario en excedencia de La Caixa. Por lo que se refiere a las élites, ya les va bien lo que hay. Serían otros sectores, tal vez el empresariado, pero es una cuestión que habría que analizar con cuidado.

El único que se ha ganado dinero fuera de la élite dominante, cuya riqueza en muchos casos procede del franquismo, es Amancio Ortega.
Sí, el caso de Amancio Ortega es especial. Supongo que se debe a que gran parte del dinero lo ha hecho fuera. Pero también hay otros que se han ido al garete. Buena parte de lo que era la gran industria vasca se fue a pique, casos como el de Abengoa en Andalucía. Es este sistema nuestro el que sacrificó los recursos que debían haberse destinado a los servicios sociales. Los sacrificó para el rescate de la banca, que consideró más importante. Hay una cosa escandalosa, que se puede observar con facilidad: hasta qué punto se han ido reduciendo los impuestos de las grandes empresas y las grandes fortunas, de qué forma los grandes negocios escapan a las obligaciones que son las que permiten que el Estado pueda proporcionar servicios. Es una cuestión que implicaría examinar la responsabilidad del aparato político, la de los viejos dirigentes de la izquierda como Felipe González que están perfectamente integrados en este negocio.

Las últimas veces que las élites mundiales perdieron el control, en 1910 y en 1930, tuvimos una guerra mundial. Hace unos días el jefe de la OTAN dijo que vivíamos en el momento más peligroso de los últimos 20 años. ¿Estamos tan mal?
Es una situación difícil porque depende de muchos factores. Depende de quién manda en Washington. Hubo un momento en el que Trump y su equipo, incluyendo a ese loco peligroso llamado Steve Bannon, parecían fijar las reglas, pero muy pronto aparecieron los militares y empezaron a tomar el control. Entre las cosas importantes está saber quién va a tomar las decisiones básicas de la relación con Rusia, de la relación con China y, sobre todo, lo que se debe hacer o no hacer en el Oriente Próximo.

Hay un enigma del que no sabemos lo suficiente: cuál es el peso de lo que pudiéramos llamar el poder político de Trump y su gente, que parece más bien débil, y cuál es el poder efectivo de los militares, que parece que sigue siendo mucho. Espero que se lo piensen mucho antes de llegar a una situación catastrófica, porque esta vez sería terrible. Por otra parte, las élites no tienen nada de qué quejarse en EEUU. Tampoco las élites económicas en Europa.

Lo que le interesa a la Alemania de la señora [Angela] Merkel es que los bancos alemanes sigan cobrando los intereses de los préstamos concedidos al sur de Europa, aunque sea desangrando a Grecia. No veo un motivo para crear inestabilidad. Digamos que el negocio de momento no les va mal. Hay amenazas, existe el problema de que vivimos en una economía sobrecargada de deudas, pero eso, en todo caso, puede provocar otro 2008. Es otra cuestión que nos lleva lejos de donde empezamos.

¿Se puede comparar lo que se está viviendo en Cataluña con el Brexit, donde hubo muchas emociones en juego además de muchas mentiras por ambos lados?
Hay cosas que son verdad. Hay que recordar que el dirigente que convocó el Brexit esperaba que no saliera. La prueba es que [David] Cameron dimitió después. El Brexit fue un voto contra las élites gobernantes, un voto basado en la falta de confianza en el Gobierno de Londres. Votaron campesinos, gentes de todos los rincones rurales, del mismo modo que en EEUU votaron por Trump. Personas que se sentían abandonadas, que habían dejado de creer en sus gobernantes y por eso votaron contra ellos. El caso de aquí es más complicado. ¿Hay mentiras en todos los lados? Evidentemente que las hay, faltaría más.

Entre los elementos que mencionó por los que no puede haber independencia a corto plazo, hay otro fundamental: falta apoyo internacional. ¿Sería más fácil si tuviera detrás a EEUU, Francia, el Reino Unido, Alemania?
Es lo que decía, en el caso de Yugoslavia primero fueron los intereses de Alemania, y después, los aviones de la OTAN los que, bombardeando Belgrado, acabaron forzando que aceptasen las reglas del juego que había fijado Bill Clinton. En el caso de aquí, no lo hay aquí, más bien al contrario. No hay más que ver una cuestión importante que abona el sentido que lo que digo. Las grandes empresas no se han sentido afectadas por lo que está sucediendo, no creen que vaya a haber un cambio radical. A [Luis] de Guindos se le escapó el otro día que la inversión se mantenía sin ningún problema. No existe esta presión, no existe esa esperanza que tenían o tienen unos cuantos de que si hubiera un voto favorable espectacular, Europa intervendría.

Miquel Buch, presidente de los municipios catalanes, reaccionó ante la afirmación de que en caso de independencia Cataluña saldría de la UE, con esta frase: "Ellos se lo pierden".
Eso lo puede decir la CUP. Para ellos, es coherente porque su programa dice: independencia y socialismo. Les importa un cuerno la UE, pero eso es otra cuestión. Para que se vea hasta qué punto las cosas son…, uno de los últimos planteamientos de [Carles] Puigdemont es que después del referéndum habría que negociar con España, pero no con Rajoy. ¿Qué hay detrás de esto, la idea de que el referéndum va a producir un cataclismo y va a cambiar el Gobierno español? Bueno, es seguir esperando esta especie de milagro que va a resolver lo que no tiene resolución.

¿Cómo se lo tomará la gente que cree que el día 2 va a haber una independencia automática cuando se dé cuenta de que no es así? Hace mucho tiempo que sostengo, en los medios en los que he podido sostenerlo, que si me preocupaba esto era porque podría producir una decepción cuando lo que había que haber hecho era seguir luchando pero luchando por objetivos que fueran alcanzables.

No sé lo que va a pasar. Lo peor puede ser que el daño más grande no lo haga la decepción de la gente, sino hay que saber qué es lo que va a acabar haciendo el señor Rajoy, que parece empeñado en hacer todo lo posible para seguir irritando al personal. Puede pasar cualquier cosa.
Lo peor que puede pasar es que haya un muerto. Eso deja una herida que no se cura. La incompetencia o no sé si la voluntad deliberada de llevar las cosas a una situación tensa es tan grande que lo que me temo no es lo que pueda hacer la gente del procés, vamos a ver, aquí la gente que parece más empeñada, como la gente de la CUP, no tienen armas escondidas ni van a tirar bombas; lo que tengo miedo es lo que puede hacer el señor Rajoy.

¿Cuáles serían los objetivos factibles a corto y medio plazo en los que habría que centrarse? Creo que hay que luchar por recuperar elementos de autogobierno, más que de autogobierno le diría que de autoadministración. Muchas de las inversiones previstas que salen de los presupuestos no se han acabado de hacer, o son gestionadas por entes como Adif o Aena, que son nefastos en la forma en que actúan. Hay que empezar ganando espacios de autoadministración, en espacios de autogobierno, y en eso sí que hay una batalla en la que se puede ir paso a paso tratando de conseguir cosas.

¿Es optimista a partir del día 2? Es difícil ser optimista; y sobre el día 2, nada optimista. Mi esperanza es que después de cada garrotazo la gente acaba recobrando el sentido común. Tengo una gran esperanza en eso que si quiere podemos llamar de manera retórica "el pueblo catalán", pero que voy a llamar la gente. Los que han ido a una manifestación contra la guerra de Irak o contra el Tribunal Constitucional son la gente de mi barrio. Tengo una gran esperanza en la capacidad de la gente para recuperarse y volver a ponerse en pie.

Esta entrevista forma parte una serie de conversaciones con diferentes expertos, historiadores y académicos. El objetivo es ofrecer un panorama de las diferentes sensibilidades que existen en torno a la cuestión catalana.

- Julián Casanova: "No sé si lo voy a ver, pero el proceso de independencia de Catalunya es imparable"

- María Elvira Roca Barea: "De Cataluña no nos independizamos ni aunque se declare independiente"

http://www.eldiario.es/politica/batalla-buenos-malos-posiblemente-perdamos_0_689431120.html

martes, 10 de octubre de 2017

Entrevista a Belén Gopegui, novelista. "Muchos de mis libros procuran contradecir la idea de que 'esto es lo que hay', de que cualquier intento de transformación real sería peor"

Hay narraciones que son bellas, pero no siempre las ideas y las narraciones se acompasan en un mismo pentagrama literario. Y esto ocurre en tus obras literarias: Hay historias para contar, hay ideas para transmitir.

La resistencia a la sociedad del control, la religión del “dataísmo”, la pérdida de derechos y libertades, la sociedad, la política y el poder están representados en tus ficciones. En “Quédate este día y esta noche conmigo”, Olga y Mateo desafían al bot (robot) de Google.

-¿Consideras muy acotada- aunque no es poco- la interpretación que reduce la idea de resistencia y ofensiva de tus personajes solo a una pelea contra los paradigmas de interpretación que impone el algoritmo de Google al presentar una solicitud de trabajo que reúne 50 mil palabras…, un manuscrito que inspira tu novela con interpelaciones y diálogos desafiantes a un para nada neutral robot?

-Una novela es cada una de sus páginas, intentar sintetizarla siempre hace que se pierdan rasgos, relaciones contradictorias, el contexto narrativo de cada afirmación. De manera que sí, me parece una interpretación algo limitada, pero la entiendo. No estoy de acuerdo, en cambio, con que se diga, por ejemplo, como se ha dicho, que el enemigo de esta historia es la estadística, cuando, precisamente, una de las cosas que los personajes reclaman es que la estadística no se privatice. La estadística es una herramienta para mirar a la sociedad y cuando así se utiliza creo que es interesante; del mismo modo considero, y se dice en la novela, que un modelo matemático utiliza el lenguaje para componer un relato acerca del comportamiento de cierto trozo del mundo en cierto espacio de tiempo. La estadística, las matemáticas, la literatura, procuran con sus recursos comprender el mundo. El problema surge cuando estos recursos se desvían, se empobrecen y manipulan por grandes corporaciones que no buscan comprender porque sólo quieren obtener rentabilidad.

–En todos estos años hemos entregado datos sobre nuestro comportamiento, datos biométricos sobre nuestro cuerpo. Se afirma que los gigantes tecnológicos saben más de nosotros que nosotros mismos. La línea que divide la ficción de la realidad se esfuma. Las nuevas tecnologías construyen la realidad según nuestros deseos y fantasías… A un siglo de la Revolución Rusa, a 150 años de la obra maestra de Carlos Marx, El Capital, sin mencionar las grandes luchas de la humanidad por vivir en un mundo más justo se ha producido una revolución sin revolución… Hoy el poder ha cambiado de humanos a algoritmos. Y todo este recorrido breve es para preguntarte si los seres humanos ya no somos un secreto para nadie, ¿cómo es posible escribir literatura descubriendo “ese secreto” inspirador que nos sostiene en nuestra condición singular e irreemplazable de ser humanos?

-El intento de Google y de otra multitud de empresas de poseer todos los secretos al tiempo que nadie posee los suyos es contradictorio y, por el momento, no se cumple. Por más datos de que dispongan, aún no son capaces de interpretar el sentido de todas las variables. Y aún no son capaces, a veces, de acceder al secreto de aquellas y aquellos que quieren oscuridad. Estoy de acuerdo en parte con esta frase que cita Olga: “Sería deseable que aquellos de nosotros que comenzáramos a sentir un poco y de forma diferente lo ocultáramos”. Porque hoy los datos son una fuente de poder, otra más, y no vivimos en una sociedad justa ni igualitaria, por lo tanto entregar los datos a las empresas es, en cierto modo, entregarnos al más fuerte. No siempre es fácil no entregarlos, pero a veces se pueden distorsionar y creo que es importante organizarse políticamente para que esos datos no pasen a manos de ninguna gran corporación. En cuanto a la literatura, en alguna literatura sí habitan formas si no de descubrir, sí de elaborar y dar espacio a los secretos, y hacerlo de tal modo que sea difícil acceder a ellos por parte de quien sólo busca valor de cambio.

–Dijiste en un reportaje que la condición humana es una singularidad irreductible. Un recorrido por los distintos ámbitos en los que nacen, se desarrollan e inciden en nuestras vidas presentes y futuras, los vertiginosos avances tecnológicos y neuro-científicos nos conmina a interrogarnos en torno a cómo nos pensamos como seres humanos en la contemporaneidad. ¿Sentís que este interrogante busca también una respuesta en tu literatura?

– Creo que dije irreemplazable, en el sentido de que no debiera ser posible cambiar a unos seres humanos por otros, pues, somos al mismo tiempo iguales y distintos. Pero no niego que tal vez un día lejano se puedan descomponer en pequeños procesos todos los pasos que realiza nuestro pensamiento, nuestra emoción, nuestro cuerpo. Mi novela no quiere oponer lo humano a la ciencia ni a la tecnología, actividades que por otro lado considero perfectamente humanas. Lo que sí quiere es considerar la ciencia, la tecnología, el conocimiento como algo que debiera ser público, común, y debiera formar parte de lo que la especie humana haga para mejorar su presencia en este planeta. Por el contrario, se nos presenta la ciencia como un supuesto conocimiento neutral que, como decías, nunca lo es, que está casi siempre en manos de quien tiene más capital, y el capital se sostiene, al final, con la violencia.

– Tus personajes, no solo Olga y Mateo , también Alex y Carla, en el Comité de la Noche, quiénes se unen a un grupo clandestino que ha decidido enfrentar los desmanes de estos tiempos provocados por inescrupulosas trasnacionales que propician el tráfico y la compraventa de sangre o los protagonistas de Acceso No autorizado, que algunos consideran anticipatoria en muchos sentidos, y que narra el encuentro de dos héroes, el político desgastado y el héroe sin rumbo, un hacker, que desde la red espera reescribir el código de lo real. Todos, parecen expresar desde distintas situaciones e historias la rebelión de quienes rechazan un futuro- que ya está presente- en apariencia inevitable. ¿Nos orienta a pensar que somos aún capaces de tomar decisiones ensanchando los escasos márgenes de libertad para vivir y pensar cómo queremos, como deseamos? ¿Hay una unidad de sentido que atraviesa todas tus historias?

-No estoy segura, las personas cambian, a veces no es la misma la persona que empieza una novela que quien la termina. En todo caso si es cierto que muchos de mis libros procuran contradecir la idea que se nos repite continuamente desde quien detenta un poder no democrático —pues no creo, y esto también lo decía Kant, que la democracia sea posible en el capitalismo en la medida en que no hay independencia civil de las personas sino que la mayoría tiene que suplicar, de algún modo, que quien tiene capital para contratarle, le contrate y le permita así, “ganar” su vida—, la idea, decía, de que “esto es lo que hay”, de que cualquier intento de transformación real sería peor. El mito con que se intenta justificar este modo de vida es la supuesta igualdad de oportunidades, pero como he dicho alguna vez, conseguir la igualdad de oportunidades es mucho más utópico que llevar a cabo una revolución, como prueba el hecho de que no se haya logrado en ningún país a lo largo de cientos de años. Por otro lado, creo que en la vida de cada persona llega un momento en que los seres humanos comprenden que la vida no tiene sentido y que por tanto, son ellos quienes, si les importa, tendrán que encontrárselo, y tendrán que hacerlo en común con otros seres humanos, y preferirán no dejar que se lo impongan.

–En la utopía negativa de Julio Cortázar en su libro “Fin del Mundo del Fin” que muta de creativa fantasía a presagio describe un mundo imaginado sin lectores y sólo plagado de escribas condenados a escribir día y noche, concluye con la condena a extinguirse de los escribas, la única raza que sobrevive, aunque precariamente, ya sin lectores, produciendo día y noche textos sin sentido. ¿Los escritores, la literatura van camino a extinguirse junto a esos lectores-seres humanos que conocimos hasta hoy, devenidos en fórmulas matemáticas?

– Es cierto que en este momento la escritura empieza a equipararse a la lectura. Las redes sociales no permiten, al menos de momento, existir sin emitir. Quien no emite textos, fotografías o meras señales de aprobación o disgusto, no cuenta. En el mundo analógico la presencia de un cuerpo es suficiente para saber que alguien está ahí, a tu lado o tal vez enfrente. En el mundo analógico el silencio puede no ser mera ausencia. El mundo digital que, insisto, no es neutral sino que ha sido diseñado de un modo y podría, por tanto, haber sido y ser diseñado de formas diferentes —tal como una pantalla de ordenador o de celular han sido diseñadas para interactuar con usuarios individuales, por ejemplo—, en el mundo digital que hoy conocemos es necesario estar generando constantemente ruido que después será transformado en un sentido determinado y no en otro por quien se apropie de ese ruido en forma de datos. La imagen de Cortázar cobra así realidad, escribimos sin cesar, emitimos para existir, y leemos sin cesar pequeños fragmentos que otros emiten. Leer un libro, en cambio, es apartarse, emitir silencio durante más tiempo del esperado, no dejar en manos ajenas la transformación del ruido en sentido sino llevar a cabo esa transformación despacio y, en la medida de lo posible, en calma. Si nadie lee libros desaparecerán quienes los escriben, pero sucederá debido a que se está diseñando un modo de vida que sustituye el criterio por la mera preferencia irreflexiva, y no porque hayamos devenido en fórmulas matemáticas, insisto en que no tengo nada en contra de las matemáticas sino al contrario, precisamente porque considero que importan creo que es necesario reapropiárselas.

Lidia Fagale, periodista. Secretaria General de la UTPBA

Ficha técnica/BELÉN GOPEGUI

Licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid. Alumna de filosofía de Juan Blanco. Ha publicado las novelas La escala de los mapas (1993), Tocarnos la cara (1995) La conquista del aire (1998) Lo real ( 2001) El lado frío de la almohada (2004), El Padre de Blancanieves (2007), Deseo de ser punk (2009), todas ellas en la editorial Anagrama y en De bolsillo, y Acceso no autorizado (2011) y El comité de la noche (2014) en Penguin Random House. En SM ha publicado El balonazo (2008), El día que mamá perdió la paciencia (2009) El amigo que surgió de un viejo ordenador (2012) y El blog de la verdad extraordinaria, este último junto con Luis Ruiz de Gopegui. En Foro Complutense, la conferencia Un pistoletazo en un concierto y en UDP una selección de sus ensayos titulada Rompiendo algo (2014). Ha colaborado en el guión de La suerte dormida, dirigida por Ángeles González-Sinde. Es autora del guión de El principio de Arquímedes, dirigida por Gerardo Herrero, quien también dirigió Las razones de mis amigos, basada en la novela La conquista del aire. Ha escrito la pieza teatral El coloquio en colaboración con Unidad de Producción Alcores. Ecologistas en Acción ha publicado su cuento para niñas y niños Mi misión era acercarme a Miranda (2015), Fuera de la burbuja (2017) en la colección Gran Angular, y la novela Quédate este día y esta noche conmigo (2017) en Penguin Random House. Escribe artículos en diversos medios.

Fuente original:
http://www.utpba.org/2017/09/28/entrevista-a-belen-gopegui/

Google y el realismo
Novela con mucho de apólogo moral, la nueva obra de Belén Gopegui reflexiona sobre la inteligencia artificial

Mateo y Olga tienen poco en común. Él apenas pasa de los 20 años y ella ha cumplido algo más de 60. Pertenecen a dos estratos sociales diferentes (más precario el de Mateo) y sus concepciones del mundo tampoco coinciden. No obstante, los une la voluntad de resistir como motas de polvo “contra un río”. Se conocen en una biblioteca y empiezan a pasar las tardes en un bar de extrarradio. Han decidido presentar juntos una extraña solicitud de trabajo a Google que incluya aquello que Google es incapaz de jerarquizar. Quieren “colapsar la maquinaria”.

Belén Gopegui ficcionaliza (?) en Quédate este día y esta noche conmigo dicha solicitud, a la que añade los breves comentarios de la evaluadora. El resultado es una conversación moral sobre un país del sur de Europa (mejor dicho, un monólogo a dos voces, incluso un manifiesto transgeneracional) que impugna el mapa de la realidad de los nuevos mundos virtuales.

Quédate este día y esta noche conmigo es una novela, pero también un apólogo (una narración cuyo propósito es instruir sobre algún principio ético o moral, dice Wikipedia). Fiel a esa voluntad, Gopegui sacrifica la flexibilidad narrativa para ajustar la pertinencia moral del discurso de sus protagonistas. Pero recordemos: es una novela, no un ensayo disfrazado de ficción. Son los dos personajes, Olga y Mateo, quienes especulan acerca de conceptos como la libertad individual, el mérito y la responsabilidad, y al hacerlo no son heroicos ni clarividentes (tampoco son ellos quienes reparten los títulos de héroe), sino personas normales con voluntad de anonimato que han despertado de ciertas ilusiones. Su mayor dificultad es ser comunes... seguir aquí.

lunes, 9 de octubre de 2017

Erizos y zorros en Cataluña. Con frecuencia se abre un foso entre los creadores y los transmisores del saber

Los economistas ¿son erizos o son zorros? Los erizos saben mucho de una sola cosa; los zorros saben de muchas cosas de un modo más superficial. Esta distinción fue hecha por Isaiah Berlin a principios de los años cincuenta del siglo pasado basándose en un proverbio del griego Arquíloco. Los científicos (creadores) suelen ser erizos; los diletantes y los divulgadores (transmisores) pertenecen al territorio de los zorros. El tiempo en que vivimos suele ser más favorable a los zorros que a los erizos.

Esta leyenda ha sido desarrollada recientemente por el premio Nobel de Economía, el francés Jean Tirole, en su libro La economía del bien común (editorial Taurus), para analizar el papel de los economistas en los asuntos públicos: ¿son erizos o son zorros?; ¿están encerrados en torres de marfil o son consejeros del príncipe?; ¿siguen siendo ciertas las palabras de Keynes en su Teoría general de que todos los políticos aplican sin saberlo las recomendaciones de economistas cuyos nombres desconocen, muchas veces ya difuntos?

Estas consideraciones no tienen por qué ser abstractas sino que se pueden aplicar a coyunturas concretas. Por ejemplo, hay una serie de economistas catalanes, sin duda erizos, de los mejores en el mundo en su especialidad académica, que se han manchado las manos en el procés, a favor de una de las partes. Para nuestra reflexión da igual de cuál de las dos. En uno u otro grado han abandonado su laboratorio y han participado en la refriega (alguno de ellos incluso a través de las redes sociales), causando el estupor de algunos de sus seguidores tradicionales en el terreno científico. Ironiza Tirole con gracia con que a Adam Smith no se le pedía que hiciera previsiones, redactara informes, hablara por la televisión, llevara un blog, tuitease o tuviera su muro de facebook, y escribiese buenos manuales de divulgación. Y concluye: “Todas estas demandas sociales son legítimas, pero con frecuencia cavan un foso entre creadores de saber y transmisores de saber”.

Científicos sociales –en este caso, economistas- que suelen ser los primeros de la clase en lo suyo, pueden estar profundamente errados o ser banales cuando se convierten en militantes o en analistas “de aeropuerto” (como dice Krugman). Las maravillosas Memorias de Galbraith, publicadas hace muchos años, son pródigas en la autocrítica de sus equivocaciones al saltar al mundo de la política. Ojalá esto no fuese una excepción o un momento de debilidad y, con la distancia suficiente, pudiésemos conocer las introspecciones de una profesión poco dada a ellas. ¿Han reconocido los economistas hegemónicos el fracaso de sus lecciones durante la Gran Recesión?, ¿han reflexionado en público sobre las contorsiones ideológicas hechas para salvarse y cómo se deshicieron sin complejos de sus directrices neoclásicas y de su abominación por la intervención pública y tuvieron que empezar a comportarse como economistas keynesianos con esteroides, para que el Estado interviniese por doquier, so pena de crash? Muchos de estos economistas no sólo no previeron lo que se venía encima sino que con sus recomendaciones convirtieron lo que podía haber sido una recesión “del montón” en la Gran Recesión.

https://elpais.com/economia/2017/10/01/actualidad/1506860779_685597.html

domingo, 8 de octubre de 2017

_- La Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN) gana el Premio Nobel de la Paz 2017.

_- La Marea

La Academia sueca reconoce la labor de esta organización global cuyo objetivo es que los países inicien negociaciones para que se firme un tratado que prohíba este tipo de armamento

La  Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés) ha recibido este viernes el Premio Nobel de la Paz 2017. El galardón de este año “insta a los Estados nucleares a que inicien las negociaciones para la eliminación gradual en el mundo de 15.000 armas nucleares“, ha explicado el Comité noruego. Y ha añadido: “ICAN ha sido el agente principal de la sociedad civil en los esfuerzos para lograr una prohibición de las armas nucleares bajo el derecho internacional”.

El Comité ha subrayado, como “importante argumento” para la prohibición de las armas, el “inaceptable sufrimiento humano” que provocan y ha destacado que otros tipos de armamento menos destructivo como las minas antipersonas, bombas de racimo y las armas químicas y biológicas ya han sido prohibidas por distintos tratados.

ICAN es una coalición global formada por 331 socios en 80 países que trabaja para movilizar a las personas de todo el mundo “para inspirar, persuadir y presionar a sus gobiernos para que inicien negociaciones para que se firme un tratado que prohíba las armas nucleares”, según se autodefine.

Personalidades destacadas como el líder antirracista Desmond Tutu, el Dali Lama, Yoko Ono y Martin Sheen han brindado su apoyo a la campaña.

ICAN sucede en el palmarés al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien fue distinguido por sus “decididos esfuerzos” por llevar la paz a su país tras 52 años de conflicto armado, una decisión que se anunció días después de vencer el “no” en el referéndum colombiano a los acuerdos con la guerrilla de las FARC.

El Nobel de la Paz está dotado con 9 millones de coronas suecas (943.784 euros, 1,1 millones de dólares).

Fuente:
http://www.lamarea.com/2017/10/06/la-marea-la-campana-internacional-para-la-abolicion-de-las-armas-nucleares-gana-el-premio-nobel-de-la-paz-2017/

Organizaciones por la paz y contra las armas nucleares.
http://www.icanw.org/campaign/partner-organizations/


Banderas. Las banderas han tapado los procesos por corrupción, los asesinatos machistas, la explotación de los trabajadores precarios, los sueldos de miseria, las horas de trabajo no abonadas, la creciente desigualdad y pobreza, la perdida de poder adquisitivo, etc.

Es la hora del patriotismo, el momento de arremangarse, de trabajar por el país, por el bienestar y el progreso de sus ciudadanos. Porque, más allá del múltiple desastre de ayer, lo que nos angustiaba y preocupaba hace unos meses, sigue estando ahí. Las banderas han tapado los procesos por corrupción, los asesinatos machistas, la explotación de los trabajadores precarios, la amenaza yihadista, la degradación de las inversiones públicas, las carencias que entorpecen la labor de la justicia, la falta de inversión en la educación pública, las consecuencias de los recortes en Sanidad, los catastróficos efectos del cambio climático, las penurias de una multitud de trabajadores que cobran tan poco que su salario no les permite salir de la pobreza, la tragedia de todos esos miles de refugiados que, de la noche a la mañana, han dejado de existir para quienes han decidido envolverse en su bandera, rojigualda o estelada, lo mismo da porque, al cabo, todas son iguales. Todas han sido fabricadas en China por los mismos desgraciados, que han cobrado la misma miseria por confeccionarlas. El proceso independentista catalán ha incrementado la cifra de negocio de los bazares orientales en todo el territorio español pero ahora, al otro lado del 1-O, ha llegado la hora del patriotismo, y por eso me dirijo a sus clientes para pedirles que descuelguen sus banderas de los balcones y se comporten como patriotas de una vez. Si detrás de cada fachada engalanada vivieran personas comprometidas de corazón con el progreso de su nación y la felicidad de sus gentes, no estaríamos a la merced de políticos corruptos, ineptos e irresponsables, como los que nos gobiernan gracias a los votos de tantos millones de aficionados a las banderas.


https://elpais.com/elpais/2017/10/01/opinion/1506851251_754004.html

sábado, 7 de octubre de 2017

Arundhati Roy: “Sólo la ficción puede decir la verdad”. La autora de 'El dios de las pequeñas cosas' regresa a la novela tras 20 años de escribir ensayos críticos con 'El ministerio de la felicidad suprema'.

Un parlamentario del partido del gobierno en el poder propuso varias veces que se utilizara a la india Arundhati Roy como escudo humano para proteger vehículos del ejército indio en la zona rebelde de Cachemira por unas supuestas declaraciones de ella contra las fuerzas armadas; y frente a su casa en Nueva Delhi suele haber manifestaciones de fundamentalistas hindús. Ayer, por ejemplo, fue la encargada de abrir el ciclo de conferencias ¿Revolución o resistencia?, que organiza el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB)… Todo esto le ocurre a nada menos que a la autora de El dios de las pequeñas cosas (1997) porque tras el rotundo éxito de la novela (ocho millones de ejemplares en todo el mundo, 47 idiomas) ha escrito sólo comprometidos ensayos políticos, como El final de la imaginación, El álgebra de la justicia infinita, Retórica bélica o Espectros del capitalismo, entre otros, canjeándose una merecida fama de inteligente activista. Hasta “el milagro”, como lo define su editor español, Jorge Herralde, de que 20 años después regrese a la ficción con El ministerio de la felicidad suprema(Anagrama, en castellano y catalán). O quizá no sea sólo ficción. En cualquier caso, en la capital catalana, Roy ha podido reunir por unas horas ambas condiciones.

“No hay ningún manifiesto en la novela, pero tampoco tengo miedo a que se clasifique mi obra como política; como escritora entiendo que en una obra siempre ha de haber una perspectiva política detrás, aunque hoy parece que sólo ha de ofrecer entretenimiento... Pero para mí es importante el compromiso con el mundo en que vives”, apunta Roy (Shillong, 1959), contundente a pesar de ser de voz dulce y baja, menuda, pelo rizado y brillante en la aleta nasal.

Y es que buena parte de El ministerio de la felicidad suprema ocurre en la región de Cachemira que se disputan India y Pakistán desde 1947. Y bajo una triste historia de amor asoma la devastación económica que está generando el neocapitalismo, el trato que se dispensa a los musulmanes y cierto aire de fascismo que se vive en la India. El desencuentro de Roy con los líderes políticos de su país es notable. Pero ya viene de lejos, precisamente por el impacto de El dios de las pequeñas cosas, que ganó el Booker Prize. “Por la novela viajé por todo el mundo y coincidió con la llegada al poder de la extrema derecha, que querían que yo fuera el rostro internacional de la Nueva India, pero yo no quería ser la cara de un país que empezó con privatizaciones, la entrada masiva de multinacionales o las pruebas nucleares…”, rememora.

Su visión crítica se plasmó entonces en su ensayo El final de la imaginación, muy crítico con los cambios en el país. “Entonces empecé a notar la rabia del establishment y así pasé de pasar de nadar sobre las aguas del río a caminar por el lecho del mismo, pero no quiero ser la intérprete de lo que pasa entre Oriente y Occidente, quería estar en mi país para vivir intensamente lo que ocurre”.

En el fondo, el regreso de Roy a la narrativa es fruto de ese compromiso porque “sólo la ficción puede decir la verdad al ser un edificio por el que te puedes asomar por ventanas distintas”. Así, sobre Cachemira (“la región del mundo que debe tener una mayor ocupación militar: hay sólo por parte india, 500.000 soldados”), sostiene la escritora: “Podemos leer cientos de informes sobre muertos, torturados… sí, cifras, pero nada de cómo cambia la vida de las personas, desde los soldados a la gente de a pie; las noticias no llegan siempre a lo más espantoso”, dice, recordando que en la novela un oficial recompensa a los soldados en función del número de personas que mata. “Sólo la ficción puede hablar del terror verdadero, de la falta de conexión entre las castas, de cómo se celebra a veces la ocupación militar, del fundamentalismo económico enlazado con el fundamentalismo religioso”.

Roy admite que la resistencia a toda injusticia es compleja. “Estuve en Rusia con Edward Snowden [extrabajador de la CIA que filtró material clasificado] y me dijo que la central de inteligencia estaba entusiasmada con Facebook porque les facilitaba la información de cada uno de nosotros sin tener que buscarla… Sólo en la medida que seamos capaces de salir de la Red y su control podemos dejar de ser manipulados; sí las nuevas tecnologías ayudan a la gente a organizarse, pero el poder también sabe entonces a quién ha de ir a buscar… La Red es un cuchillo sin mango, corta por los dos lados”.

Roy llegó a Barcelona el pasado domingo y sabe de los incidentes ocurridos con el referéndum. “Siempre acabo en lugares donde se mezcla cultura, política e historia”, afirma, y si bien declinó comentar el conflicto entre Cataluña y España porque desconoce el tema, sí lanzó indirectamente algún símil a partir del de Cachemira. “Una intervención violenta siempre genera una resistencia mayor, la hace crecer y crea mártires que alimentarán el pulso; la fuerza, sola, nunca es una solución; pero tampoco solo hablar: a veces hablar es como ir hundiéndote en arenas movedizas, porque en las conversaciones hay muchos actores, falsos islamistas moderados, falsos moderados, y al final la sensación es que se está dentro de una residencia de locos”. ¿Y la resistencia? “También hay resistencias de varios tipos, la de los que se van a luchar a los bosques o la que puedan hacer los mismos escritores; en cualquier caso, ni es única ni tampoco es rápida”.

https://elpais.com/ccaa/2017/10/02/catalunya/1506971975_540167.html

viernes, 6 de octubre de 2017

Einstein (una vez más) tenía razón: la detección de la cuarta onda gravitacional que confirma uno de los postulados fundamentales de la Teoría de la Relatividad

Fue por mucho tiempo uno de los mayores misterios de la ciencia.

Albert Einstein estaba seguro de que existían: de hecho, las ondas gravitacionales, como las llamó, fueron una de las bases de su Teoría General de la Relatividad, uno de los postulados más innovadores y revolucionarios de la física teórica en el siglo XX.

Y este miércoles, el Observatorio Europeo de la Gravedad (EGO) en Cascina, Italia, anunció la detección, por cuarta vez, de estas ondas, generadas por la fusión de dos agujeros negros gigantes que tenían una masa alrededor de 53 veces la del Sol.
Albert Einstein
Las ondas llegaron a la Tierra en agosto pasado y se generaron a unos 1.800 millones de años luz de distancia.

La onda fue registrada casi al mismo tiempo por tres instrumentos denominados interferómetros, en el detector Virgo, un equipo subterráneo en forma de L que fue reparado recientemente.

Es la primera onda que se detecta fuera de territorio de Estados Unidos y por tres instrumentos casi al mismo tiempo.
"Si bien este nuevo evento es de relevancia astrofísica, su detección viene con un activo adicional: esta es la primera onda gravitacional significativa registrada por el detector Virgo", asegura un comunicado de los científicos de dicho laboratorio.

Otras ondas
No es la primera vez que "el sonido del universo" llega hasta la Tierra.

Por qué Einstein tuvo que esperar a que un eclipse confirmara su teoría de la relatividad

En 2015, casi un siglo después de las predicciones de Einstein, los científicos las detectaron por primera vez: un raro "sonido" proveniente del espacio era el resultado de la colisión de dos inmensos agujeros negros a unos 3.000 millones de años luz de la Tierra.

Luego, en 2016, el Observatorio Gravitacional de Interferometría Láser LIGO, en Hanford, Estados Unidos, lo detectó nuevamente, por tercera vez.

Sheila Rowan de la Universidad de Glasgow, Reino Unido, aseguró a la BBC que, tras este hallazgo, los científicos están en el umbral de una nueva comprensión de los agujeros negros.

"Es tentador ver esta nueva historia de cómo los agujeros negros se formaron y evolucionaron a través de la historia del cosmos. Esta información está casi a nuestro alcance, pero todavía no hemos llegado a ella", aseguró.

Los agujeros negros se forman al final de la vida de las supernovas, una estrellas de gran masa que implosionan, es decir, estallan hacia adentro y generan un campo magnético tan fuerte que puede incluso absorber la luz.

Qué son las ondas gravitacionales
Según Einstein, todos los cuerpos en movimiento en el espacio se "hunden" por su peso en la malla del espacio-tiempo y generan ondas, como cuando una piedra cae en un río.

Su detección se considera uno de los avances en física más importantes de las últimas décadas.

Percibir las distorsiones en el espacio-tiempo representa un cambio fundamental en el estudio del Universo, ya que permite observar antiguos eventos invisibles a los radiotelescopios o a los telescopios ópticos.

Mientras que la luz se dispersa al atravesar distintos medios -como por ejemplo, cuando llueve y se forma el arcoíris-, esto no ocurre con las ondas gravitacionales cuando se desplazan por el espacio desde su lugar de origen hacia la Tierra.

Esto permite a los científicos tener una certeza más profunda sobre lo que ocurrió en estrellas ubicadas a millones de años luz de nuestro planeta.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-41422417

jueves, 5 de octubre de 2017

_- “Los alumnos que no compiten tienen una mejor salud mental”. El pionero del aprendizaje cooperativo David Johnson aclara por qué todas las escuelas deberían implantar ese modelo

_- En los años 60 David Johnson (Indiana, 1940) y su hermano Roger comenzaron una cruzada contra el aprendizaje competitivo e individualista que imperaba en las escuelas de Estados Unidos.
Su objetivo era dar la vuelta a la creencia de que solo los más aptos sobreviven y demostrar que el aprendizaje cooperativo era la clave para encajar en la sociedad, encontrar un empleo en el futuro y saber sobreponerse a la ansiedad. Fundaron el Centro de Aprendizaje Cooperativo de la Universidad de Minnesota y desde entonces han publicado más de 100 investigaciones y han formado a más de un millón de profesores de diferentes partes del mundo. Hoy tienen centros formativos en Shanghái, Japón, Noruega o España, donde se enseña una metodología desarrollada por ellos y construida sobre cinco pilares.

Considerados los padres del aprendizaje cooperativo, los hermanos Johnson fueron los primeros en recopilar y contrastar más de 550 estudios publicados sobre el tema desde 1898 para elaborar después sus propias investigaciones, un trabajo por el que han recibido más de una decena de premios, entre ellos el Brock International Prize for Education en 2007, concedido por la Universidad de Oklahoma.

David Johson, profesor de Psicología Educacional en la Universidad de Minnesota, contestó a las preguntas de este diario en el I Congreso de Innovación Educativa celebrado hace dos semanas en Zaragoza y organizado por el Gobierno de Aragón, un foro de dos días al que acudieron 1.400 profesores para intercambiar experiencias sobre las últimas metodologías en el aula.

Pregunta. ¿Qué es el aprendizaje cooperativo y por qué se debería usar en las escuelas?
Respuesta. Mucha gente tiene una idea equivocada. Juntar a personas en la misma habitación, sentarlas en círculo y decirles que son un grupo no quiere decir que vayan a cooperar de forma efectiva. Es necesario que se den cinco elementos esenciales que son los que integran nuestra metodología.
El más importante es la interdependencia positiva, que implica que todos los integrantes del grupo perciban que el éxito individual no se dará si no triunfan todos. Si uno falla, todos pierden. La clave es entender que los esfuerzos individuales no serán en beneficio propio, sino del grupo. Este método de trabajo consigue que las personas se preocupen por el éxito de los demás, un elemento básico para la convivencia.
Si las escuelas promueven la cultura de ser el número uno, a la vez están animando a esos mismos alumnos a desalentar y obstruir los esfuerzos de los otros. En las competiciones solo ganan unos pocos.

P. Sus estudios han demostrado que la competitividad entre alumnos no mejora los resultados académicos. ¿Por qué sigue instalado ese sistema en las escuelas?
R. A mediados de los sesenta cuando Roger y yo comenzamos a interesarnos por el tema, la competitividad y el individualismo dominaban los sistemas de enseñanza en primaria, secundaria y en la Universidad. Era el llamado darwinismo social, que consiste en aplicar la teoría de la evolución de Darwin al campo educativo: los estudiantes tienen que aprender a sobrevivir en un mundo en el que unos se comen a otros y solo los más aptos sobreviven. En ese momento, el aprendizaje cooperativo era relativamente desconocido e ignorado por los educadores. Afortunadamente, hoy es una de las metodologías escogidas en todos los niveles educativos. Es muy raro encontrar a un profesor que no conozca este tipo de aprendizaje.

P. ¿Cuál es el principal problema que se da en las aulas?
R. Se ignora completamente la interacción entre los estudiantes. Los programas de formación del profesorado destinan la mayor parte del tiempo a enseñar a los docentes a lidiar con los alumnos y les muestran cómo deben reaccionar a los materiales de clase. Sin embargo, la interacción entre los alumnos es esencial y dice mucho de cómo aprenderán o de cuánta autoestima serán capaces de adquirir. No tiene sentido que los estudiantes compitan entre ellos para ver quién saca un sobresaliente y se sitúa por encima de los demás. Ese modelo ha caducado y hasta las empresas tecnológicas como IBM contratan a los que saben trabajar en grupo. A principios de los 2000 una investigación de una consultora señaló que el principal motivo por el que los estadounidenses dejan su trabajo es la falta de habilidades sociales de su jefe. El individualismo ya no vale.

P. ¿Por qué se les considera los padres del aprendizaje cooperativo? ¿Qué han aportado que no hicieran las investigaciones previas?
R. Se nos puede considerar los pioneros del aprendizaje cooperativo de la edad moderna, pero antes de nosotros hubo decenas de autores. El filósofo romano Séneca abogaba por este tipo de aprendizaje con afirmaciones como Qui docet discet, que quiere decir que el que enseña aprende dos veces. En el movimiento por la escuela pública de los Estados Unidos de comienzos del siglo XIX también hubo una fuerte defensa de esta corriente. No es algo nuevo. El hecho de enfrentarse a puntos de vista opuestos genera incertidumbre y conduce a la persona a buscar más información para conseguir una conclusión más refinada y razonada. Además, nuestros estudios demuestran que el alumno debe reestructurar la información para retenerla en la memoria y una forma de lograrlo es explicar algo en voz alta a un tercero.

P. De sus estudios se desprende que el aprendizaje cooperativo exige más esfuerzo y pese a ello resulta más atractivo para los estudiantes.
R. Los beneficios se pueden dividir en tres grandes grupos:
1. Un mayor esfuerzo para el logro, 
2. Una mejora de las relaciones interpersonales y 
3. También de la salud psicológica. 

El cooperativo es más complejo que el individualista porque el alumno tiene que conectar al mismo tiempo con la tarea que debe realizar y con el grupo.

Los miembros del equipo tienen que aprender 
1. A liderar, 
2. A decantarse por un punto de vista, 
3. A comunicar y 
4. A manejar los conflictos.

Nuestras investigaciones demuestran que trabajan más duro cuando lo hacen en grupo que en solitario. Y obtienen más beneficios.

1.Aumenta la retención de información, 
2. Tienen mayor capacidad para desarrollar argumentos, 
3. Mayor motivación para seguir aprendiendo después de clase y 
4. Mejores estrategias para la resolución de problemas.

P. Parece que los estudiantes que cooperan saben manejar mejor su carácter y tienen mayor resistencia a la ansiedad. ¿Por qué?
R. Cada vez que dos estudiantes trabajan juntos, la relación cambia:
1. Se entienden mejor,
2. Se aceptan y
3. Se apoyan mutuamente tanto en lo académico como en lo personal.

Cuando no compiten,
1. Mejora su salud mental;
2. Ganan autoestima y
3. Mejora su habilidad para lidiar con el estrés.

El grado de vinculación emocional entre los estudiantes tiene un profundo efecto en su comportamiento en el aula.
Cuanto más positiva es esa relación, menores son las tasas de absentismo y de abandono. El sentimiento de responsabilidad sobre el grupo incentiva las ganas de emprender proyectos de mayor dificultad y mejora la motivación y la persistencia para alcanzar una meta conjunta. El grupo se siente unido frente a ataques externos o críticas y crece el compromiso por el crecimiento personal y académico del resto de miembros del equipo.
Los niños que requieren tratamiento psicológico suelen tener menos amigos y sus amistades son menos estables a largo plazo.
La esencia de la salud psicológica es la habilidad de construir, mantener y modificar las relaciones con los demás para conseguir determinados objetivos. Los que no son capaces de gestionarlo suelen presentar mayores niveles de ansiedad, depresión, frustración y sentimientos de soledad. Son menos productivos y más inefectivos en combatir la adversidad.

https://elpais.com/economia/2017/10/02/actualidad/1506942650_496359.html

miércoles, 4 de octubre de 2017

Cómo Canadá se convirtió en una superpotencia educativa. Sean Coughlan BBC.

Cuando hay debates sobre los desempeños de los sistemas de educación superior del mundo, aparecen los nombres de naciones asiáticas como Singapur y Corea del Sur, o los nórdicos Finlandia o Noruega, como los más destacados.

Pero sin tanto reconocimiento y con un efectivo sistema de nivel superior también ha aparecido Canadá.

En la última ronda de pruebas internacionales PISA, el país norteamericano fue uno de los pocos que se ubicó en el top 10 de matemáticas, ciencias y lectura.

Las pruebas, a cargo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), son un importante estudio sobre el rendimiento educativo y muestran a los adolescentes canadienses entre los más educados del mundo.

Están muy por delante de sus vecinos de Estados Unidos y de países europeos con fuertes lazos culturales como Reino Unido y Francia.

Además, Canadá tiene la mayor proporción del mundo de adultos en edad de trabajar que han tenido educación superior, 55% en comparación con un promedio de 35% en la OCDE.

Estudiantes migrantes
El éxito de Canadá en pruebas escolares también es muy inusual en comparación con otras tendencias internacionales.

Países con mejores desempeños a menudo son sociedades cohesionadas, compactas. Y el actual país con mejores logros, Singapur, ha sido visto como un modelo de progreso sistemático, con cada parte del sistema educativo integrado a una estrategia nacional general.

En cambio, Canadá no tiene ni siquiera un sistema nacional de educación, pues cada provincia es autónoma y tiene su propia estrategia.

También es difícil hacer un contraste entre una ciudad-Estado como es Singapur y una masa de tierra enorme y dispersa como Canadá, el segundo país más grande del mundo tras Rusia.

Al tratar de entender el éxito de Canadá en la educación, la OCDE encontró que el papel del gobierno federal es "limitado y a veces inexistente". Otro factor que pasa desapercibido es que Canadá tiene un alto nivel migrantes en su población escolar: más de un tercio de los adultos jóvenes del país vienen de familias en las que ambos padres son de otro país.

Los hijos de las recién llegadas familias migrantes parecen integrarse con la suficiente rapidez para tener el mismo alto nivel que sus compañeros de clase. Al hacer un análisis más cercano de los resultados de PISA, a nivel regional y no a nivel nacional, los logros de Canadá son aún más notables.

Si las provincias fueran evaluadas en las pruebas PISA como países separados, Alberta, Columbia Británica y Quebec estarían entre los cinco primeros lugares del mundo en ciencias, junto con Singapur y Japón y por encima de Finlandia y Hong Kong. Entonces, ¿cómo ha hecho Canadá para superar a muchos otros países en educación?

Andreas Schleicher, el director de educación de la OCDE, dice que en ese país "el gran tema unificador es la equidad". A pesar de las diferentes políticas en las distintas provincias, existe un compromiso común con crear las mismas oportunidades en la escuela. Se dice que hay un fuerte sentido de equidad e igualdad de acceso a la educación y esto se ve en el alto rendimiento académico de los niños migrantes.

  • 9 peculiaridades de los países con la mejor educación en el mundo

    Tres años después de su implantación, las pruebas PISA muestran que los niños migrantes tienen puntuaciones tan altas como el resto de sus compañeros. Esto hace de Canadá uno de los pocos países donde los niños con raíces extranjeras logran un nivel similar a los no inmigrantes.
    Otra característica distintiva es que
    los profesores de Canadá están bien pagados y convertirse en maestro es altamente selectivo.

    Igualdad de oportunidades El profesor David Booth, del Instituto de Ontario para Estudios en Educación de la Universidad de Toronto, destaca la "fuerte base de alfabetización" de Canadá. Se han hecho esfuerzos sistemáticos para mejorar la alfabetización, con personal bien capacitado, bibliotecas escolares y evaluaciones para identificar las escuelas o estudiantes con dificultades.

    John Jerrim, profesor del Instituto de Educación de la University College de Londres, dice el alto desempeño de Canadá refleja la reducida brecha socioeconómica que hay en el país.

    En lugar de ser un país de extremos, los resultados de Canadá muestran un promedio muy alto, con relativamente poca diferencia entre los estudiantes favorecidos y los desfavorecidos.

    En los más recientes resultados de PISA en ciencias, la diferencia en las puntuaciones causadas por las diferencias socioeconómicas fue del 9%, frente al 20% en Francia y 17% en Singapur.

    Es un sistema notablemente consistente. Así como hay poca diferencia entre estudiantes ricos y pobres, hay muy poca variación en los resultados entre las escuelas, en comparación con el promedio de los países desarrollados.

    En lugar de que los altos niveles de inmigración sean vistos como una amenaza a los resultados, el profesor Jerrim dice que es probable que esto sea parte de su historia de éxito.

    Los migrantes que llegan a Canadá, muchos de países como China, India y Pakistán, a menudo están bien educados y tienen deseos de ver a sus hijos cursando carreras profesionales.

    Jerrim dice que estas familias migrantes tienen "hambre" de éxito y sus altas expectativas tienen un impacto en la mejora de los resultados escolares de sus hijos. El profesor Booth coincide en que las altas expectativas de estas familias migrantes son un motor.

    "Muchas familias nuevas en Canadá quieren que sus hijos sobresalgan en la escuela y los estudiantes están motivados para aprender", consideró. Este año en particular ha sido extraordinario para la educación en Canadá.

    Las universidades están cosechando los beneficios del efecto Trump, con niveles récord de solicitudes de estudiantes extranjeros que ven a Canadá como una alternativa en Norteamérica.
    También el Global Teacher Prize, considerado el Nobel de la educación, fue obtenido por la canadiense Maggie MacDonnell, quien al recibir el premio apeló por la educación de estudiantes indígenas. Al celebrar su 150 aniversario, Canadá tiene para relucir su condición de superpotencia en educación.

    http://www.bbc.com/mundo/noticias-40808558
  • martes, 3 de octubre de 2017

    _- Limones que hicieron historia. Helena Attlee hila la agitada historia de Italia a través de los cítricos, que estuvieron detrás del origen de la Mafia y dominaron el mercado de perfumes


    Panorámica de la costa amalfitana (Italia). _- Era invierno, pero el suave clima de la costa genovesa —que permitió el cultivo de cítricos  en estas latitudes— llenaba de gente las terrazas de los bares del puerto. Helena Attlee encontró una mesita y, presa de una incipiente obsesión, pidió un campari con zumo de naranja.  El camarero no entendía a la solitaria turista que hablaba un buen italiano ensuciado con acento inglés. Finalmente exclamó: “¡Ah, un garibaldi!”. Cuando le trajo aquella bebida de colorr rojo, como las camisas de los 1.000 voluntarios que atravesaron Italia tras el líder revolucionario, todas las piezas del puzle que llevaban años desordenadas en su cabeza comenzaron a encajar. “Siempre lo presento como lo que me llevó a escribir esta historia. La realidad no es tan sencilla y todo sucede en círculos, pero es una buena metáfora del libro”, asegura la autora del delicioso  El país donde florece el limonero (Acantilado)


    Italia entera bailaba con los hielos en aquel brebaje cítrico, acertadamente  bautizado con el nombre del unificador del país. La naranja sanguina que exprimió con las manos el barman procedía de las faldas del monte Etna, el gran volcán siciliano. Mientras Garibaldi trataba de anexionar aquellos bosques de naranjos de Catania al nuevo reino de Italia, en su otro extremo, en Lombardía, Gaspare Campari inventaba un licor cuyo ingrediente clave es el extracto de chinotto, un cítrico excepcionalmente ácido cuya historia se entrelaza con la de la región de Liguria. Como explícito remate de aquel caldo de sugestiones, media rodaja de naranja fresca.

    En aquella terraza genovesa Attlee comprendió que los cítricos proporcionaban un hilo dorado con el que tejer la tumultuosa historia de Italia. La de estos frutos, igual que la del país mediterráneo, es una historia de polinizaciones cruzadas, invasiones, migraciones y vaivenes económicos. “Son las mismas fuerzas”, explica, y los ojos azules se le iluminan aún con pasión en la cafetería de una librería londinense. “Hay muchos ejemplos de cómo los cítricos han cambiado el curso de la historia de Italia y de todo el mundo. Lo maravilloso es que allá donde llegan proporcionan una increíble bendición, como una fiebre del oro. Y eso tiene consecuencias imprevisibles”.

    Siguiendo el rastro cítrico se puede llegar, por ejemplo, al origen de la Mafia. En 1747 un médico de la Armada británica llamado James Lind emprendió el primer ensayo clínico con zumo de limón para tratar el escorbuto, que diezmaba las tripulaciones de los navíos, privadas de vitamina C en sus largas temporadas en la mar sin ingerir frutas ni verduras frescas. La Marina Real británica cargó sus navíos de zumo de limón para proteger a los marinos. Cuando Nelson conquistó Malta en 1798, el Almirantazgo confió a aquella isla y a Sicilia el suministro de limones.

    Esto produjo un verdadero boom económico en la Conca d’Oro, la cuenca del oro que se extiende en la llanura entre los montes de Palermo y el mar. El negocio atrajo a bandidos, ladrones de ganado, abogados y políticos, que, unidos por la avaricia, crearon entre los huertos de limoneros la organización que pasaría a la historia como la Mafia. “Coincidió con un cambio de régimen, los Borbones se iban de la isla”, explica Attlee. “En esa maravillosa tierra siciliana nació ese sistema de intimidación.El paisaje ayudaba, con esas paredes altas que protegían del viento a los limoneros y permitían a los mafiosos ocultarse”.

    Los cítricos italianos han engendrado criaturas más bellas y en lugares más insospechados. Como el agua de colonia, bautizada en honor a la ciudad alemana a la que emigró en su juventud el piamontés Giovanni Maria Farina, superdotada nariz de una antigua familia de aromatiseurs. En 1708 inventó el perfume cuya base era la bergamota, un cítrico de Calabria, producto de una polinización cruzada azarosa entre un limonero y un naranjo amargo. “Es desagradable de comer”, explica Attlee, “pero la piel tiene tantos aceites esenciales que si estrujas una esponja junto a la fruta y la liberas se llena de aroma”. El agua de colonia dominó el mercado de perfumes occidental durante 300 años, un éxito solo comparable al de la propia bergamota, que también aporta su aroma a uno de los tés más populares del mundo, la variedad Earl Grey.

    Siguiendo el rastro de los cítricos, Attlee descubrió que en el Renacimiento italiano la naranja amarga era “como el kétchup”. Se le echaba a todos los platos, incluidos el pastel de tortuga, y las ubres de vaca rellenas de leche, con las que el cocinero Bartolomeo Scappi deleitaba al papa Pío V.

    Los capítulos del libro están salpicados de estas y otras recetas, algunas tan apetitosas como la calamarata —pasta en forma de anillo gigante — con almejas y limón en juliana, frito en aceite de oliva, con ajo y perejil picado.

    La de los cítricos es la tercera parada de una sucesión de pasiones en la vida de Attlee. Primero fue Italia, después sus jardines y, por último, estos frutos maravillosos. “Estudié italiano en la universidad e hice eso que hacen muchas niñas inglesas de clase media: ir a vivir a Florencia”, recuerda. “Por una de esas casualidades de la loca industria editorial de los ochenta”, asegura, acabó haciendo, con su marido fotógrafo, un libro de jardines italianos. Se convirtió inesperadamente en una experta en la materia y organizaba viajes para turistas ingleses por los jardines italianos. “Comía en buenos restaurantes, dormía en buenos hoteles y, a los pocos días, volvía a casa con mis hijos y con dinero en el bolsillo”, recuerda.

    Con los años, su curiosidad se fue centrando en las macetas con cítricos que encontraba en aquellos jardines renacentistas. “Eran increíbles”, cuenta. “Tenían frutos de formas muy raras, había tipos diferentes de fruta en el mismo árbol. Descubrí que eran parte de colecciones de curiosidades, antecedentes de los museos. Algunos llevaban allí más de 300 años. Comprendí que había algo más en un limonero, que se trata de un objeto cultural”. Investigar sobre los cítricos, explica Attlee, “fue como escalar los muros de aquellos jardines y asomarme a un paisaje mucho mayor”.

    https://elpais.com/cultura/2017/09/18/actualidad/1505733206_307781.html



    Algunos inventos son como algunas canciones: sabemos lo importantes que son para nosotros aunque no sepamos muy bien a quién agradecérselos. Por lo pronto, demos las gracias a Giovanni Maria Farina, un piamontés que dividía a la gente entre “los que huelen bien y los que huelen mal”. No en vano, formaba parte de una familia de perfumistas ocupada durante generaciones en destilar alcohol y combinarlo con fragancias de frutas y flores. Emigrado a Alemania, en 1708, con 23 años, inventó un perfume basado en la bergamota, ese cítrico dignamente arrugado al que llamaban oro verde. En honor de su ciudad de adopción lo llamó Agua de Colonia. Ya conocen el resto de la historia. O se la huelen.

    Cuatro décadas después, el escocés James Lind, médico del Salisbury, un buque de la armada real, realizó un experimento en busca de una cura para la enfermedad que diezmaba a los marinos del mundo entero: el escorbuto. Sidra, vinagre, vitriolo, agua de mar, un preparado farmacéutico y una mezcla de naranjas y limones fueron las dietas administradas a 12 pacientes, divididos en seis parejas. El efecto del último tratamiento fue extraordinario. Tanto que algunos historiadores le atribuyen parte de la hegemonía naval británica durante el siglo XIX por mucho que nadie supiera identificar el origen preciso del milagro. Fue el bioquímico húngaro Albert Szent-Györgyi el que en 1927 identificó la vitamina C como ingrediente antiescorbútico del zumo de limón. Diez años más tarde recibió el  Nobel de MedicinaMucho antes, eso sí, alguien había descubierto que la producción de cítricos sicilianos daba más beneficios que cualquier otra actividad agrícola en Europa. Así pues, se lanzó a controlar los cultivos y a especular con los precios. A ese alguien hoy lo llamamos Cosa Nostra.

    Los de Farina, Lind y la Mafia son solo tres de los muchos episodios recogidos por Helena Attlee en El país donde florece el limonero, una “historia de Italia y sus cítricos” que  Acantilado acaba de publicar traducida por María Belmonte. Mezcla de ensayo histórico, recetario y crónica de viajes, el libro de Attlee pertenece al mismo género que maravillas como Fast food, de Eric Schlosser (Grijalbo); Historia de la Biblia, de Karen Armstrong (Debate);  El emperador de todos los malesde Siddhartha Mukherjeee (Taurus); Alambre de púas, de Reviel Netz (Clave Intelectual); o  Mona Lisade Donald Sasoon (Crítica). Hasta que los abrimos, no supimos lo importantes que habían sido las hamburguesas, las enfermedades, los profetas, las alambradas, los ladrones o las naranjas para hacer que el mundo sea como lo conocemos.

    Más aquí.