sábado, 23 de marzo de 2024

_- La solución de Max Planck











‘Mileva Einstein, teoría de la tristeza’, cuando el físico quiso convertir a su esposa y brillante matemática en su criada Slavenka Drakulić reconstruye las terribles circunstancias que marcaron la vida de la primera esposa del futuro premio Nobel, quien contribuyó a desarrollar sus teorías

La correspondencia de la familia Einstein y, en el centro, un retrato de Mileva y Albert Einstein.

Mileva y Albert Einstein
La correspondencia de la familia Einstein y, en el centro, un retrato de Mileva y Albert Einstein.

En julio de 1914, Albert Einstein le hizo llegar a su esposa, Mileva, a través de un amigo común una nota donde le explicaba lo que tenía que hacer para que pudieran seguir juntos: lavarle la ropa, prepararle tres comidas diarias y limpiarle la habitación y el despacho (que solo utilizaría él). “Te abstendrás de cualquier relación conmigo, salvo que sea necesario por motivos sociales”, le decía, y la obligaba a renunciar a pasar tiempo con él en casa y a hacer viajes juntos. El tercer punto se refería a cuestiones muy concretas: nada de intimidad, reducir al mínimo cualquier trato si él se lo exigía, no predisponer a sus hijos contra él. Eran sus condiciones, y le pedía a Mileva que las aceptara.

Acababan de instalarse en Berlín, aunque en ese momento vivían separados. A Einstein lo habían nombrado miembro de la Academia Prusiana de Ciencias, profesor de la Universidad Humboldt y director del Instituto de Física del Emperador Guillermo: tendría por fin tiempo y recursos para realizar sus investigaciones. Mileva había escuchado rumores que decían que Albert estaba enamorado de su prima Elsa Löwenthal —se terminarían casando en 1919—, con la que este coincidió esos días durante su estancia en casa de su madre. Mileva y los niños estaban alojados con unos amigos. Esas condiciones, que Slavenka Drakulić reproduce en cursiva, son uno de los contados documentos reales que cita explícitamente en su novela. No hay ni un ápice de invención en lo que no es más que una nota, un papel cualquiera, pero que define de manera descarnada el mundo en el que Mileva vivía y con el que tenía que lidiar. Estaba segura de que terminaría cediendo y de que firmaría esas condiciones humillantes que iban a convertirla en la sierva del gran hombre. No lo hizo, terminó plantándose, y poco después lo que aceptó en realidad fue un acuerdo en el que Albert se comprometía a colaborar con una suma de dinero para el sustento y educación de sus hijos. Mileva se los llevaba con ella a Zúrich.

Ella tenía una cojera, lo pasó mal de niña, pero su inteligencia le abrió las puertas y, ahí en Zúrich, logró conectar con un muchacho distraído, inmaduro y brillante.

Llegaron un día después de que el Imperio Austrohúngaro hubiera declarado la guerra a Serbia. Belgrado acababa de ser bombardeada, y Slavenka Drakulić aprovecha para señalar el trágico paralelismo entre el desmoronamiento de la vieja Europa y la catástrofe que justo acababa de producirse entre un hombre y una mujer que unos años antes establecieron un sinfín de complicidades que se alimentaban de la pasión que compartían por las matemáticas y la física. Mileva pertenecía a una familia serbia acomodada que vivía en el lado austrohúngaro de la frontera, en Novi Sad, eran cristianos ortodoxos; su padre la había empujado a que estudiara, lo que era una rareza entonces. Ella tenía una cojera, lo pasó mal de niña, pero su inteligencia le abrió las puertas y, ahí en Zúrich, logró conectar con un muchacho distraído, inmaduro y brillante de una familia judía —aunque él no practicaba— al que le sacaba cuatro años, pero con el que se entendió a la perfección. Se juntaron, se quisieron, se fueron enredando en distintas especulaciones científicas, avanzaron juntos por terrenos inexplorados, y Mileva trabajaba en la parte matemática de las teorías de Albert, escribía reseñas para revistas especializadas que luego firmaba él, le preparaba los apuntes para las clases cuando Albert consiguió un puesto de profesor.

Ha habido distintos trabajos que se han ocupado de señalar la importante contribución de Mileva Marić a los trabajos científicos de Einstein, que obtuvo el Premio Nobel en 1921. Slavenka Drakulić (Rijeka, Croacia, 1949), con una larga obra a sus espaldas que incluye títulos como Los pecados mortales del feminismo y Cómo sobrevivimos al socialismo e incluso nos reímos, entre otros, ha preferido reconstruir la existencia entera de una mujer que fue de tal manera golpeada por la vida que logra convertir sus experiencias en una “teoría de la tristeza”, tal como avisa en el título. Un día que fueron de excursión con Marie Curie, Albert anduvo coqueteando con la niñera de los hijos de esta, y “a Mileva le pareció convertirse en algo que nadie mira, como un sillón viejo”. Y de eso va esta novela.

Mileva no pudo obtener la licenciatura en sus estudios de Física y Matemáticas al mismo tiempo que Albert porque le tocó hacer los exámenes en las peores condiciones emocionales, y eso la destruyó.

Mileva no pudo obtener la licenciatura en sus estudios de Física y Matemáticas al mismo tiempo que Albert porque le tocó hacer los exámenes en las peores condiciones emocionales, y eso la destruyó. Todavía fue más devastador perder por la escarlatina a su pequeña Lieserl, la niña que tuvo con Albert antes de que se casaran y cuya existencia él procuró borrar (para que nunca hubiera existido). Conoció de cerca el infierno por el que pasaron sus padres con su hermana esquizofrénica, y ella misma estuvo a punto de ser estrangulada por su hijo pequeño, atacado por un brote que le provocó esa misma enfermedad. Su otro hijo la terminó despreciando, ella pasó por una época en la que iba de hospital en hospital para superar unas extrañas parálisis que procedían acaso de esa “mazmorra interior”, y la rompió también (y de qué manera) su amor por ese tal Albert que un día quiso convertirla en su criada.

https://elpais.com/babelia/2024-03-22/mileva-einstein-teoria-de-la-tristeza-cuando-el-fisico-quiso-convertir-a-su-esposa-y-brillante-matematica-en-su-criada.html

20 frases en ingles

May I go to the restroom? 
Can you repeat that, please? 
Can you explain it, please? 
May I copy this? Sorry, 
I can’t hear you 
Can you say it one more time, please? 
How do you say…? 
I need some help 
Do we have homework today? 
Do you have a pen? 
I have a test 
Excuse me, I have a question 
Assignments 
Sentence - Frase 
Here is my essay 
What page are we on? 
How do you spell…? 
I need more time for the test 
Do we have to write this down? 
Where can I search for it?

viernes, 22 de marzo de 2024

80 frases en inglés...

Expresiones en el habla cotidiana que cumplen con varias funciones:

Fática: iniciar, mantener o terminar una conversación
Apelativa: preguntar, pedir o demandar algo
Referencial: dar o solicitar información
Expositiva: presentar nuestro punto de vista
Emotiva: dar a conocer nuestro estado de ánimo.

Veamos 20 que les harán sus aulas más sencillas:

May I go to the restroom? ¿Puedo ir al baño?
Can you repeat that, please? ¿Puede/s repetirlo por favor?
Can you explain it, please? ¿Podría explicarlo, por favor?
May I copy this? ¿Puedo copiar esto?
Sorry, I can’t hear you Lo siento, no puedo escucharte
Can you say it one more time, please? ¿Puede decirlo una vez más, por favor?
How do you say…? ¿Cómo se dice?
I need some help Necesito algo de ayuda
Do we have homework today? ¿Tenemos tarea hoy?
Do you have a pen? ¿Tienes un bolígrafo?
I have a test Tengo un examen
Excuse me, I have a question Disculpe, tengo una pregunta
Assignments Asignaturas
Sentence - Frase Oración - frase
Here is my essay Aquí está mi ensayo
What page are we on? ¿En qué página estamos?
How do you spell…? ¿Cómo se deletrea?
I need more time for the test Necesito más tiempo para la prueba
Do we have to write this down? ¿Tenemos que escribir eso?
Where can I search for it? ¿Dónde puedo buscarlo?

20 para entablar una relación más empática y obtener información relevante de nuestro interlocutor.

How are you? ¿Cómo estás?
How 's it going? ¿Cómo te va? (Tono informal)
What 's your name? ¿Cómo te llamas?
What’ s your last name? ¿Cuál es tu apellido?
What do you do for a living? ¿A qué te dedicas?
Where are you from? ¿De dónde eres?
Where do you work? ¿Dónde trabajas?
Where do you live? ¿Dónde vives?
How old are you? ¿Cuántos años tienes?
Are you married, single? ¿Estás casado (a) soltero (a)?
Do you have a boyfriend - girlfriend? ¿Tienes novio - novia?
Do you have any siblings? ¿Tienes hermanos?
What are you doing for fun? ¿Qué haces para divertirte?
How do you feel? ¿Cómo te sientes?
What’s your favorite food? ¿Cuál es tu comida favorita?
What’s the weather like? ¿Cómo está el clima- el tiempo-?
Do you have a car? ¿Tienes auto?
What do you think about…? ¿Qué piensas acerca de…?
How's life in your country? ¿Cómo es la vida en tu país?
Can I see you again? ¿Puedo verte de nuevo?

20 frases y preguntas en inglés para viajeros

Can you tell me where is the…? ¿Puede decirme dónde está el…?
Could you translate this for me? ¿Podría traducir esto para mí?
Could you speak slower, please? ¿Podría hablar más despacio, por favor?
Sorry, I didn’t understand that Disculpe, no entendí eso
Can you show me how to get to…? ¿Puede enseñarme cómo llegar a…?
Which are the opening hours? ¿Cuáles son las horas de apertura?
Where is the currency exchange office? ¿Dónde está la ventanilla de cambio?
Can you show me on the map? ¿Me lo puede mostrar en el mapa?
Where is the departure-arrival lounge? ¿Dónde está la sala de salida-llegada?
What time will we be boarding? ¿A qué hora embarcamos?
My passport and booking reference Mi pasaporte y número de reserva
Where is the baggage reclaim? ¿Dónde es la recogida de equipaje?
What time do I have to check in? ¿A qué hora debo registrar mi equipaje?
My baggage has not arrived yet Mi equipaje no ha llegado todavía
How late will the flight be? ¿Qué tan atrasado está el vuelo?
I think I’m sick Creo que estoy enfermo
I need a doctor Necesito un doctor
I think I’m lost Creo que estoy perdido.
Can I use your phone? ¿Me permite usar su teléfono?
Where is the nearest…? ¿Dónde está el [lugar] más cercano?

20 breves frases en inglés para toda ocasión

Thank you so much Muchas gracias
You’re welcome De nada
I really appreciate it En verdad que aprecio esto
Nice to meet you Gusto en conocerte
Let me introduce you to… Déjame presentarte a…
I’m so sorry Lo siento mucho
Sorry for being late Siento llegar tarde
How can I help you? ¿Cómo puedo ayudarte?
What do you think about…? ¿Qué piensas de…?
How does that sound to you? ¿Qué te parece - qué tal te suena eso?
That sounds great to me Suena genial para mí
That’s ok Está bien
Nevermind No importa
I’m just learning English Apenas estoy aprendiendo inglés
Sorry, I don’t get it Disculpa no lo capto (no lo entiendo)
Thanks for helping Gracias por ayudar
What does it mean… in english? ¿Qué significa… en inglés?
What do you mean with…? ¿Qué quieres decir con…?
Oh, really? Oh, ¿en serio?
Actually, I was just about… En realidad, yo estaba a punto de…

Qué son los ageotipos que hacen que cada persona envejezca de manera distinta (y las ventajas de identificar el tuyo)

Grupo de mujeres

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Pie de foto,
  • Au
Un "ageotipo" es un patrón de envejecimiento.
Author,Fernanda Paúl

Es un proceso inevitable. Por más que lo intentes, tú, yo y todas las personas que nos rodean vamos a envejecer.

Pero no todos lo haremos de la misma manera.

Eso explica por qué algunos seres humanos, incluso teniendo la misma edad, pueden presentar distintos rasgos de envejecimiento.

Los científicos creen que esto se debe a que existen diferentes patrones biológicos que determinan el ritmo con el que cada uno de nosotros nos vamos poniendo más viejos.

A estos patrones los científicos los llaman ageotipos.

¿Qué son, cómo afectan a tu salud y por qué puede ser beneficioso identificar cuál es el tuyo?

Aquí te lo contamos.

Clasificación de los "ageotipos"

Uno de los investigadores pioneros en esta materia es el reconocido biólogo Michael Snyder, director del departamento de genética de la Universidad de Standford, en EE.UU.

En 2020, Snyder y su equipo de científicos perfilaron a un grupo de 43 hombres y mujeres sanos de entre 34 y 68 años, a quienes les midieron su biología molecular al menos cinco veces durante dos años.

Utilizando sangre, heces y otras muestras, el estudio rastreó los niveles de ciertos microbios y moléculas biológicas, como proteínas, metabolitos y lípidos presentes en los participantes en el estudio.

Con ello, los investigadores buscaban saber qué le sucede realmente al cuerpo humano cuando envejece.

Y encontraron una respuesta: las personas siguen ciertas vías biológicas que determinan qué partes de su cuerpo envejecen antes y cuáles después.

Y aquí es donde aparecen los llamados ageotipos.
 
Mujeres juegan un juego de mesa.

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Mujeres juegan un juego de mesa.

Todos envejecemos de maneras diferentes.

“Son patrones de envejecimiento. Todos lo hacemos de maneras diferentes. En algunas personas, su sistema inmunológico envejece más rápido, en otras, su riñón, o su sistema metabólico, y así”, le explica Snyder a BBC Mundo.

“En cada caso son diferentes órganos o conjuntos de sistemas de órganos. Al igual que cuando un automóvil envejece, las diferentes piezas se desgastan a diferentes ritmos: el motor, la batería o el chasis. Lo mismo ocurre con nuestros cuerpos”, agrega.

La investigación de Snyder y su equipo habla de cuatro ageotipos principales:

1. Metabólico: sucede cuando el metabolismo -encargado de convertir los alimentos en energía y de eliminar las sustancias tóxicas, entre otras cosas- envejece a un ritmo más elevado que otras funciones del cuerpo.

Cuando el metabolismo está dañado, se generan problemas como la obesidad, enfermedades cardíacas y otros trastornos, entre ellos, la diabetes.

2. Inmunológico: cuando el sistema inmune de las personas presenta signos de envejecimiento más profundos.

Si este empieza a fallar, el cuerpo pierde la capacidad de combatir gérmenes invasores, como infecciones y otras enfermedades. Así, según el estudio de Snyder, se podrían generar niveles más altos de inflamación o presentar enfermedades de tipo inmunológico.

3. Hepático: este ageotipo se relaciona con el envejecimiento del hígado, que se encarga principalmente de procesar nutrientes y filtrar toxinas dañinas para el cuerpo. Si el hígado no funciona de manera correcta, se pueden producir enfermedades hepáticas, como la cirrosis.

4. Nefrótico: sucede cuando la función renal presenta síntomas de envejecimiento. Los riñones ayudan a filtrar y equilibrar los líquidos del cuerpo (desechándolos a través de la orina), regulan la presión arterial y estimulan la médula ósea para que esta produzca glóbulos rojos, entre otras cosas.

Si estos muestran signos de envejecimiento, pueden dejar de filtrar líquidos dañinos, provocar cambios en la presión arterial o desequilibrios en los minerales esenciales.

Sistema metabólico

Sistema metabólico

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Cuando el metabolismo está dañado, se generan problemas como la obesidad, enfermedades cardíacas u otros trastornos, entre ellos, la diabetes.

Pero hay más…

Michael Snyder le explica a BBC Mundo que estos cuatro ageotipos son “solo el comienzo”.

“Ahora se sabe que existen muchos más”, dice el investigador, que nombra como ejemplos el cardiovascular, que tiene directa relación con un corazón biológicamente más envejecido que otros órganos, y el estrés oxidativo, que sucede cuando se producen en nuestro cuerpo compuestos que no son útiles para la vida y, en consecuencia, se altera la funcionalidad de la membrana de las células.

De acuerdo con la revista especializada en ciencia y tecnología New Scientist, tras el estudio realizado por Snyder y su equipo, otros científicos han ido ampliando la gama de ageotipos.

Kalliopi Gkouskou, bióloga de la Universidad de Atenas, en Grecia, es una de ellas.

En febrero del año pasado, la investigadora junto a otros científicos publicaron un estudio que afirma que hay otros patrones de envejecimiento que se relacionan con la “disfunción del cerebro” y del sistema nervioso.

Algo similar planteó Brian Kennedy, del departamento de bioquímica de Universidad Nacional de Singapur.

“Nuestro estudio muestra evidencia de que podría haber múltiples ‘relojes’ dentro de todo el sistema: impulsores sistémicos del envejecimiento superpuestos con contrapartes específicas de órganos/tejidos”, sugiere su investigación publicada en 2022, para la que se analizó a más de 4.000 voluntarios.

Kennedy sumó otros patrones de envejecimiento a la lista de Snyder: el cardiovascular, la aptitud física, las hormonas sexuales, la piel y el microbioma intestinal.

Cuerpo humano 
Cuerpo humano

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Los ageotipos no son excluyentes: una persona podría ser clasificada dentro de dos o más ageotipos.

Dicho esto, hay que tener en cuenta que los ageotipos no son mutuamente excluyentes. Es decir, una persona podría ser clasificada dentro de dos o más ageotipos.

“Un ageotipo metabólico también podría ser uno inmunológico”, señala el estudio de Snyder.

Además, el envejecimiento de una parte del cuerpo podría arrastrar a otra, pues no siempre envejecen de forma aislada. Por ejemplo, si el sistema cardiovascular envejece más rápido, probablemente esa persona tendrá más problemas en sus riñones, músculos o huesos.

¿Por qué identificarlos puede ayudarnos?

Para el investigador de la Universidad de Stanford, lo más importante de su descubrimiento es que “muestra que es posible mejorar la forma en que envejecemos”.

“Saber qué partes están envejeciendo más rápido te permite concentrarte y trabajar en esas áreas. Si eres de un ageotipo metabólico, entonces cuida tu dieta; si estás dentro del grupo de estrés oxidativo, toma más antioxidantes, o del inmunológico, entonces refuerza tu sistema inmune”, señala a BBC Mundo.

De hecho, en su investigación hubo algunas personas que mostraron una disminución en sus marcadores de envejecimiento.

Según el biólogo, esto se puede explicar por cambios en el estilo de vida de los participantes.

“Entre los que mostraron niveles reducidos de hemoglobina A1c, muchos habían perdido peso y uno hizo cambios en la dieta. Algunos de los que vieron una disminución en la creatina, lo que indica una mejor función renal, estaban tomando estatinas (medicamento usados para bajar el colesterol)”, explica el departamento de genética de la Universidad de Stanford.

Una persona comiendo una ensalada 

Una persona comiendo una ensalada

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Un cambio en la dieta podría ayudar a personas de ciertos ageotipos.

Una opinión similar tiene Inés Moreno González, investigadora del departamento de biología celular y genética de la Universidad de Málaga.

“Si alguien puede predecir o diagnosticar de forma muy temprana ciertas enfermedades, evidentemente nos ayudaría a hacer tratamientos o terapias personalizadas”, le dice a BBC Mundo.

“Es muy interesante saber a qué ageotipo perteneces. Esos perfiles probablemente vienen determinados por la genética pero también por factores intrínsecos de nuestra vida, agentes externos, como la cantidad de deporte que haces o tu calidad de vida”, agrega.

Los científicos esperan que todos estos descubrimientos nos ayuden a enfrentar la vejez.

Y aunque no podemos frenarla, quizás sí podemos prepararnos para navegarla mejor.

Tiene 93 años y me enseña sobre las posibilidades de la vida.

Hablar con los ancianos como si fueran niños es una interacción falsa, tediosa y estúpida.

Cuando me resistí a hacerlo con mi abuela nuestra relación dio un giro feliz hacia conversaciones inesperadas.

An illustration of a woman and man sitting together on a rainbow with the words "Just Try" and "Oui" and "Haha" around them - and Christmas trees.
Credit...Brian Rea

Despierta tras una siesta en su sillón favorito, mi abuela se pasó los dedos por el cabello ondulado y blanco, miró por la ventana hacia el Canal de la Mancha y me preguntó qué pediría si tuviera solo un deseo.

Me lo pregunta a menudo, y yo siempre respondo lo mismo porque eso la hace feliz: “Que vuelva mi abuelo”, lo que suele hacer que lo recuerde. Pero aquel día, hace unos meses, sacudió la cabeza y suspiró: “Richard, tuvimos ya esos momentos. Muy buenos momentos. Pero mejor pide un deseo para ti, cariño”.

Ojalá hubiera sabido que podíamos ser así desde antes.

Durante décadas tuve el mismo tipo de abuela que tiene mucha gente: una que te envía una tarjeta de cumpleaños con dinero por correo; una que te llama por teléfono en Navidad; una agradable rutina educada y practicada que llegó a ser parecida a la manera en que la gente dice “salud” después de un estornudo.

Entonces, hace una década, empezó a perder su audición de manera precipitada. Las llamadas telefónicas se hicieron más difíciles. Y me di cuenta de que si le preguntaba qué había almorzado, podía decir: “Ah, hoy el clima ha estado estupendo”. Estaba tan acostumbrada a las mismas preguntas de la familia que parecía reciclar el mismo puñado de respuestas.

Nuestro tiempo juntos disminuía. Ella estaba disminuida.

A esto se le llama grayspeak, “lenguaje gris” o “lenguaje de ancianos”, un cambio en el modo de dirigirnos a los mayores que los trata menos como sabios y más como niños pequeños o mascotas. Decimos cosas como: “Hoy llovió. ¿Viste que llovió?”, y “¿Te gustó la cena?”.

Es un tipo de interacción falsa, tediosa y estúpida, así que luché contra eso. Empecé a visitarla más, en persona, a pesar de que ella vivía en Dover, Inglaterra, y yo en Nueva York.

Durante mis visitas, empecé a lanzarle preguntas más complicadas: ¿Qué hiciste con tu primer sueldo? ¿En qué pensabas cuando te escondías en cuevas durante la guerra? ¿Cuál fue el mejor invento de tu época?

Sus respuestas: comprar electricidad para la casa de sus padres para no tener que raspar la cera de las velas de las escaleras. Comer naranjas. El agua corriente (seguido de cerca por el microondas). Más que respuestas, fueron trampolines para conversaciones inesperadas.

La profundización de nuestra relación ha sido algo así como un feliz accidente. Mucha gente llega a conocer a sus padres como personas reales más tarde en la vida, pero yo, como hombre homosexual distanciado de sus padres, redirigí esa energía hacia mi abuela.

Mi abuela no es solo vieja. Sobrevivió a un secuestro en Irlanda. Durante la guerra se quedó sin hogar en tres oportunidades después de sobrevivir a bombardeos, viviendo en el frente de batalla junto a los acantilados blancos de Dover. Conoció a la reina Isabel II cuando aún era princesa. A los 20 años, mi abuela atravesó la nieve para dar a luz a sus primeros hijos, gemelos, el día de Navidad. Ahora está ciega y artrítica, pero sigue tejiendo mantas para los bebés prematuros del hospital local. Incluso con 93 años, compra libros para seguir aprendiendo francés.

En nuestra nueva cercanía, también se volvió mucho más graciosa. Mirando el montón de virutas de chocolate que había en el fondo de su café, le dije: “¿Qué pasa? Creía que no tomabas azúcar”.

“El chocolate no es azúcar, querido”, me dijo. “Es sabor”.

Tras recuperarse de una operación de urgencia a principios de año, me dijo: “¡Nunca he sido tan perezosa!”.

“No eres perezosa”, le dije. “Te estás recuperando”.

“Tú eres el experto”, dijo. “¿Cómo es?”

“¿Cómo es qué?”

“La pereza, querido”, dijo. “Tienes más experiencia que yo”.

“¡Volé para llegar aquí!”.

“¿Fuiste tú quien pilotó el avión?”, dijo con una sonrisa pícara.

Un día, después de prepararnos un café, le pregunté: “¿Cuál es el secreto para alcanzar el éxito con 90 años?”.

“Solo tienes que intentarlo, querido. Mucha gente es vieja a los 60 años. Solo quieren estar sentados todo el día. No llegarás a los 90 así. Tienes que intentarlo”.

“¿Intentar qué?”.

“Intenta caminar”, dijo. “Intenta hacer jardinería. Intenta cocinar. Intentarlo no requiere mucho esfuerzo. Solo prueba un poco. Como con este café que nos has preparado. Sé que te esforzaste”.

En otra ocasión vimos cuatro codiciados pastelitos de manzana en el supermercado después de días de estar agotados. Compré dos. Ella me dijo que comprara los cuatro. Cuando le dije que dejáramos los otros dos para otras personas, me contestó: “Dos son para nosotros ahora. Y los otros dos son para nosotros mañana, sin importar quienes seamos”.

Estar con ella es ridículamente divertido. He conocido a sus amigos, y ella ha conocido a mi persona especial (“¡Has elegido alguien más joven!”, dijo de él, que tiene 50 años y yo 44. “¿No es guapo? Es guapo, ¿verdad?”, le pregunté. “¡Sí, mucho más que tú!”, dijo riendo).

Bailamos un vals con la voz de Vera Lynn, construimos casitas de jengibre, nos pusimos máscaras coreanas. Me mira hacer arduos rompecabezas y luego, tras colocar la última pieza, celebra cómo lo “hemos” completado. Le compré una blusa cubierta de pájaros en una tienda de caridad y ella me compró un mameluco de osos.

Cuando era niño —con 5 años quizás, lo bastante pequeño para que mis hermanos y yo durmiéramos como sardinas en la misma cama—, asomaba la cabeza a la hora de dormir y preguntaba si alguien necesitaba ir al baño. Esa era mi señal para anunciarle que tenía que hacer una gran caca. Entonces me escabullía escaleras abajo con ella y veíamos El show de magia de Paul Daniels.

Puede que ella supiera que yo era gay antes de que se lo contara, pero ella quería que yo creyera en las maravillas y la magia. Si la sabiduría es conocimiento además de tiempo, ella encarna la siguiente evolución de la sabiduría: la amabilidad.

“La edad”, me dijo una vez, “no es más que otra molestia que intenta convencerte de lo imposible en un mundo absolutamente lleno de posibilidades”.

A sus 60 años, escaló el Snowden, el pico más alto del Reino Unido. A los 70, sobrevivió a la muerte de su única hija. A los 80, perdió al marido que tuvo durante 67 años, mi abuelo. Este año tuvo que ser operada de urgencia y los médicos le preguntaron si podían escribir sobre ella en una revista médica porque su enfermedad era muy rara. Incluso sus enfermedades son excepcionales.

Su sentido de la posibilidad ha sido revolucionario para mí. He encontrado amigos, grandes e íntimos amigos, en lugares inesperados: cenas de cuatro horas con mis antiguos profesores; un recorrido por los escaparates de Manhattan con la madre de mi amiga que se quedó sola en Acción de Gracias; mensajes de texto con efectos especiales con mi sobrino de 11 años.

Puede que sea cierto que el mundo está lleno de posibilidades, pero incluso las posibilidades tienen límites. Dentro de poco tendré que adaptarme a tener el mismo tipo de abuela que muchas otras personas tienen: una abuela que se ha ido.

Estaré destrozado. Pero no lloraré por la falta de tarjetas de cumpleaños en mi futuro. Lloraré por la apertura, la plenitud y la totalidad. Mi vida se sentirá tan cerrada, vacía y parcial. Pero incluso en esos momentos prevalece su sabiduría, que consiste en ser “misi”, porque “decir ‘miserable’ es demasiado miserable”.

Lo mejor de rechazar el lenguaje gris y abrir el arcoíris de percepciones que le sigue es que ahora sé —con certeza, orgullo y todo mi corazón— que ella no se parece a nadie. Espero que, si llego a su edad, pueda contemplar una colina lejana —un sorprendente fuerte napoleónico— y escalarla (ella tenía 85 años entonces). O disfrutar la novedad de su primera malteada (a los 87). A sus 90 años, tiene la costumbre de guardar un cajón lleno de barras de chocolate en el congelador. Cuando le pregunté por qué, respondió encogiéndose de hombros: “Saben mejor frías, querido”.

Cuando ambos terminamos vestidos de forma parecida y discutíamos que me había copiado la ropa, la acusé también de robar corazones. “La amabilidad gana corazones, Richard. No me molesto en robar”. Después de un sermón sobre lo increíble que es el pan, le pregunté cuál era su comida favorita, y su respuesta fue rápida: “La mantequilla. Por eso te dan pan primero”.

No hace mucho, cuando encontró una camiseta de cachemira color rosa chicle por una libra en una tienda de caridad, dijo que quería que la enterraran con ella. Cuando me mostré sorprendido, me dijo: “Ah, no debí decir eso. Me van a incinerar. No me van a enterrar. Qué pena quemar ropa tan bonita”.

De una relación de educada previsibilidad, hemos pasado a un vínculo profundamente afectuoso en el que ninguno de los dos sabe lo que vendrá después, excepto lo que sabemos que viene después para todos.

Lo primero, sin embargo, ha sido pasar esta Navidad juntos. No hay tarjeta ni llamada que valga. Somos el mejor regalo el uno para el otro.

Richard Morgan es escritor independiente en la ciudad de Nueva York y autor de Born in Bedlam, un libro de memorias.

jueves, 21 de marzo de 2024

Aprendizajes del 11-M: “Las víctimas aprendimos que unas gustan y otras no”. De la matanza yihadista se han extraído importantes lecciones en distintos ámbitos. Veinte años después, estas son algunas valoraciones de sectores y personas implicadas en la investigación de los atentados o perjudicadas por los sucesos.

Homenaje en la calle Téllez por el 20º aniversario de los atentados terroristas del 11-M en Madrid.
Homenaje en la calle Téllez por el 20º aniversario de los atentados terroristas del 11-M en Madrid.
El atentado múltiple del 11 de marzo de 2004 en Madrid, del que ahora se cumplen 20 años, supuso un antes y un después en la memoria de todos, y una gran ruptura en las vidas de las víctimas (193 muertos y cerca de 2.000 heridos) y sus familiares. Pero también marcó un punto de inflexión en la lucha antiterrorista y en la gestión política y mediática del terrorismo. Dos décadas después, estas son algunas de las lecciones aprendidas y de los aprendizajes extraídos del peor atentado jamás registrado en suelo europeo.

“Las víctimas aprendimos que hay víctimas que gustan y otras que no”. A sus 41 años, dos décadas después de que las bombas que los terroristas pusieron en los trenes que se dirigían a Atocha le arrancasen parte de su rostro, Zahira Obaya sigue viviendo con una gasita blanca en su ojo izquierdo. “He ganado mi nueva identidad con ella. Esta soy yo, esto es lo que soy”, dice. Trabajando en la producción de películas, viaja “de acá para allá”, y asume que, “al menos tres veces al día”, alguien le va a hacer la pregunta: “¿Qué te ha pasado?”. Sus respuestas varían. A veces, esquiva la respuesta y responde con un “uf, es una historia muy larga”. Otras, dice la verdad y espera para ver la reacción de su interlocutor. “Normalmente, no saben donde meterse o responden con incredulidad”, asegura. Ella lleva tatuado en la cara aquel día y también los siguientes. Esos en los que “se abrió una brecha social tan grande que nadie ha sido capaz de cerrar” todavía, porque “no han querido asumir lo que sucedió y que lo hicieron mal”. “Todavía tengo que escuchar a gente que me dice que no estoy abierta a escuchar lo otro”, cuenta. Y concluye: “Las víctimas aprendimos que unas gustamos y otras, no, y habría bastado con reconocer los errores”.

La fiscal Olga Sánchez, junto al fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, durante el juicio.
La fiscal Olga Sánchez, junto al fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, durante el juicio.

La justicia cambia el enfoque reactivo por el preventivo. El fiscal Javier Zaragoza, que dirigió el equipo del Ministerio Fiscal que representó a la acusación pública en el juicio por los atentados yihadistas del 11-M, asegura que aquellos hechos constataron algunas afirmaciones. “Teníamos un músculo policial antiterrorista muy potente con servicios de inteligencia que a las pocas horas ya tenían información muy fiable de los atentados y que permitió localizar a los autores con mucha rapidez”, dice. “También se constató que la justicia fue ágil, transparente y pública, con la retransmisión en directo de un juicio en el que se respetaron escrupulosamente los derechos de los acusados, no hubo derecho penal contra el enemigo, y se resarció generosamente a las víctimas”, asegura. Por último, “se constató que se hizo una mala gestión política de la información de lo ocurrido, la gestión informativa no fue la adecuada, lo que generó grandes recelos y desconfianza hacia el Gobierno”, señala. “Me estudié todo el sumario y no había no una sola pista que vinculara a ETA y tampoco ni una sola prueba falsificada”. Hasta ahí las constataciones, remarca el fiscal desde su despacho. Pero Zaragoza asegura que aquello supuso una reorientación de la lucha antiterrorista hacia la prevención. “Desde el punto de vista judicial nos llevó a hacer una reflexión acerca de cómo debía de enfocarse la lucha antiterrorista. Hasta entonces era reactiva, es decir, posterior a los atentados; pero esto nos obligó a cambiar el enfoque hacia una actuación más preventiva, creando y aplicando nuevos tipo penales en las reformas legislativas de 2010 y 2015: integración, captación, adoctrinamiento, adiestramiento, etc que nos permitían intervenir en la fase preparatoria de potenciales atentados. No se podía volver a repetir nada semejante”, explica.

Nuevos organismos y herramientas policiales. La creación del Centro De Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) vino determinada por el hecho de que los autores del 11-M se habían financiado con dinero procedente del tráfico de drogas. “Hasta ese momento no se contemplaba esa posibilidad, contraria a los preceptos de la religión islámica”, recuerda un responsable de los servicios antiterroristas de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional. “El hecho de que, hasta avanzada la investigación, no se cruzasen los datos de las investigaciones de la Policía Judicial, por ejemplo, sobre El Chino (Jamal Ahmidan), pieza clave en la organización del atentado, nos hizo ver que era necesaria una mayor coordinación interna y por eso se crea el CITCO”, explica. Además, se potenció enormemente y se desarrolló la cooperación internacional, otra de las claves en la lucha antiyihadista, al mismo tiempo que en Europa se implantaba el PNR —el Nombre del Registro de Pasajeros de las compañías aéreas— o las fronteras inteligentes. “Aunque España siempre ha sido puntera en la lucha contra el terrorismo por su desgraciada historia, el 11-M hizo que nos proveyésemos de nuevas herramientas para anticiparnos a posibles ataques”, señala el agente.

Juán Jesús Sánchez Manzano, jefe de los TEDAX en el 11-M, en una foto tomada en 2019 en la estación de Atocha.
Juán Jesús Sánchez Manzano, jefe de los TEDAX en el 11-M, en una foto tomada en 2019 en la estación de Atocha.

 Los Tedax: “Las comunicaciones deben hacerlas los profesionales”. Buena parte de la información crucial estuvo a cargo de los especialistas en la desactivación de explosivos de la Policía Nacional (TEDAX). Fueron ellos quienes determinaron que el material empleado no podía ser Titadyne porque era de color blanco (y no rojizo), que además había actuado con mucha más potencia y velocidad. Y que, por tanto, debía de tratarse de otro tipo de dinamita. Fueron también los TEDAX quienes analizaron las dos bolsas que no estallaron, en una de las cuales se halló la tarjeta telefónica que condujo hasta los autores de la masacre. Su profesionalidad, conocimiento, experiencia y buen hacer, fue clave para el desarrollo de las pesquisas. “El 11-M y los días, semanas, meses y años posteriores nos han enseñado que las comunicaciones deben hacerlas los profesionales, no los políticos, como ocurre en el sistema anglosajón”, dice Juan Jesús Sánchez Manzano, que era jefe de los TEDAX en aquel complicado momento y sufrió el acoso mediático y político para asumir el error que desató las teorías conspiranoicas sobre la posible implicación de ETA en la matanza. Y agrega: “Los medios de comunicación, todos, deben de contrastar sus informaciones: a mí nadie me llamó para preguntarme, ni de nuestro gabinete de prensa”. Según él, “el 11-M sirvió para mostrar exactamente lo que ni los políticos ni los medios deben hacer nunca, es decir: hacer un uso electoralista de la información, publicar cosas sin contrastar y revictimizar a las víctimas”.

El poder de los bulos. Decía la semana pasada el periodista Gumersindo Lafuente en la presentación del libro Voces del 11-M: Víctimas de la mentira (Víctor Sampedro Blanco, Editorial Planeta), que “el oficio del periodismo en España ha sufrido mucho por este asunto”. Durante esa presentación, en el Ateneo de Madrid, en la que participaron varios periodistas además del autor del libro y también varias víctimas y profesionales implicados en la investigación de los atentados, se recordó que todavía un tercio de las personas preguntadas por el brutal ataque yihadista continúa teniendo dudas sobre la autoría. “Resistir es no consentir la mentira”, parafraseaba Lafuente al filósofo y periodista francés Albert Camus. “Y el oficio periodístico en su conjunto, más o menos, consintió la mentira”, argumentaba. “La prueba de ello es que periodistas que fueron protagonistas de la construcción de esos bulos, como Federico Jiménez Losantos, Pedro J. Ramírez o Casimiro García-Abadillo, han salido totalmente indemnes. No solo no han pagado por ello, sino que han recibido premios en estos 20 años, han tenido tribunas, están financiados por empresas del Ibex pese a ser instrumentos de agitación política. Y lo peor, en la televisión pública que pagamos con nuestros impuestos les invitan, los han blanqueado”.

Patricia Ortega Dolz

Lozano Leyva reflexiona en 'El enviado del Rey' sobre el "fracaso del siglo XVIII"

El siglo XVIII fue un momento clave en la historia española. Los ilustrados intentaron que España entrara en la senda de los países más avanzados de Europa. Sus deseos se vieron frustrados: los desdichados reinados de Carlos IV y Fernando VII alejaron a España del continente. "El siglo XVIII fue muy importante para este país, pero fracasó", señaló ayer en Sevilla el escritor Manuel Lozano Leyva en la presentación de su novela El enviado del Rey (Emecé Editores). Lozano Leyva es, además de escritor, catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear en la Universidad de Sevilla. Lozano Leyva (Sevilla, 1949) escogió como marco temporal de su novela el siglo XVIII por el velo de oscuridad que ha cubierto este periodo. "El siglo XVIII se caracterizó en España por un crecimiento económico sostenido, por los primeros intentos serios de racionalizar el imperio, organizar la Armada...", dijo Lozano Leyva, que citó a brillantes personajes ilustrados como Ulloa o Jorge Juan.

El enviado del Rey toma como punto de partido los esfuerzos del marqués de la Ensenada por modernizar España. Con todo, los enemigos de la Ilustración son abundantes. Las minas de Almadén, donde se produce el mercurio que permite la extracción de la plata en América, son objeto de varios sabotajes. El comisionado real don Álvaro de Soler es enviado a investigar la muerte de don Miguel de Iriarte, víctima de una confusa reyerta. Sin embargo, las razones de su muerte no están claras porque Iriarte sabía demasiado sobre lo que ocurría en las minas de Almadén. Éste es el planteamiento de la novela, que tiene como escenario a Sevilla.

Lozano Leyva hunde su escalpelo en la sociedad sevillana de la época. La Sevilla de la novela es una ciudad dominada por la Inquisición y con la clase alta "más estúpida de Europa", como afirma un personaje y confirmó ayer el escritor. El catedrático de Derecho Constitucional Javier Pérez Royo, que presentó la obra, la definió como "una novela cinematográfica".

Sinopsis de EL ENVIADO DEL REY.

El traslado de la sede catedralicia de Cartagena a Murcia desata una turbia trama de intereses. Cuando don Alonso llega a Cartagena junto a su fel escudero para supervisar el traslado de la sede episcopal desde Murcia, enseguida comprende que el obispo de esa ciudad no actúa de buena fe. Un fraile «cae» de lo alto de la torre de la catedral después de revelar la existencia de una lista negra que amenaza a aquellos miembros del Concejo de Murcia que apoyaron el traslado de la sede. A raíz de estos acontecimientos, don Alonso descubrirá un submundo de pasadizos secretos y de frailes corruptos que lo pondrá tras la pista del escurridizo asesino.

_- Los errores y aciertos al intentar adelgazar

alimentos

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"Qué comer después del ejercicio para adelgazar", "suplemento para adelgazar rápido", "remedios para adelgazar sin receta" y "el boniato ayuda a adelgazar"… son los términos relacionados con la pérdida de peso que más se buscan en países como Brasil, según Google.


Parte de esos términos reflejan un problema que la nutricionista Desire Coelho, doctora en Ciencias del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo (USP), denomina “adjudicación de la responsabilidad del proceso de pérdida de peso”. La gente, dice, busca "atajos" para perder peso.

"La gente no necesariamente quiere perder peso, pero a menudo las personas parecen querer estar delgadas casi con una varita mágica", dice la autora del libro “¿Por qué no puedo adelgazar? Una mirada al cuerpo, el comportamiento y la alimentación”.

La nutricionista advierte que “la salud y la pérdida de peso pueden estar vinculados, pero dependiendo de cómo se lleve el proceso de adelgazamiento, este incluso podría ser causa de enfermedad”.

Afirma que los problemas en la relación con el cuerpo tienen su origen en la "valoración exagerada de la delgadez" y la percepción -errónea- de que delgadez y salud son sinónimos.

En este contexto, la valoración de la delgadez intensa (y el consiguiente elogio que se da cuando alguien pierde peso) ayuda a explicar por qué las personas tardan en identificar a los amigos o familiares que tienen trastornos alimentarios.

"En caso de duda, es mejor no hablar del cuerpo de otra persona, porque no se conoce la historia de esa persona", dice Coelho, especialista en trastornos alimentarios.

¿Qué dificulta el proceso de pérdida de peso y cuáles son los factores que realmente pueden ayudar en este proceso?

Te presentamos a continuación extractos de la entrevista de BBC News Brasil con Desire Coelho.

Desire Coelho



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Desire Coelho, doctora en Ciencias del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo, Brasil.


Actualmente, los términos relacionados con la pérdida de peso con mayor aumento de búsquedas en Google son: "qué comer post-entrenamiento para adelgazar", "suplemento para adelgazar rápidamente", "sin receta" "remedios para bajar de peso" y "el boniato ayuda a perder peso”. Con tu experiencia en la clínica y en el gimnasio, ¿qué indican estas búsquedas sobre las formas en que buscamos perder peso?

Siempre se escucha que debe haber un atajo. ¿Qué atajo necesito para bajar de peso? Muchas veces, algunas de estas preguntas ni siquiera son sobre un atajo, son sobre una pastilla mágica.

La persona no necesariamente quiere perder peso, pero a menudo parece que quiere adelgazar, casi con una varita mágica. No necesariamente quieren pasar por el proceso de cambio.

Quieren que algo pase y entonces entender quién es el gran culpable, el gran villano, y qué tienen que hacer que antes no hacían y, a partir de ahí, cambiar su historia de vida, su trayectoria, y no preocuparse más con eso.

Veo mucha transferencia de la culpa de las personas, incluso transferencia de la responsabilidad del proceso de pérdida de peso.

Y siempre buscando una pastilla mágica, cuál será el punto de inflexión, qué será aquello que provocará el cambio y el resultado que estas personas esperan. Y esto sucede muchas veces por una expectativa poco realista de cuál es realmente el proceso de adelgazamiento, qué es la salud.

Así que hoy en día, cuando la gente piensa en nutrición, piensa directamente en la pérdida de peso y no necesariamente en el rendimiento, ni necesariamente en la salud. Así que la salud y la pérdida de peso pueden estar relacionados, pero dependiendo de cómo se lleve a cabo el proceso de pérdida de peso, incluso podría ser causa de enfermedad.

Esto no es necesariamente culpa del individuo. Es todo un entorno en el que estamos involucrados, en el que se exagera el valor de la delgadez y existe una fuerte percepción de que la salud es igual a la delgadez, lo cual tampoco es cierto.

Ejercicio



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Además de la dieta, la actividad física es uno de los pilares para perder peso de forma saludable.

En el libro "¿Por qué no puedo adelgazar?", hablas de las barreras que obstaculizan este proceso. ¿Cuales son las principales?

En primer lugar, la gente entiende el proceso de pérdida de peso como algo que tiene un principio, un desarrollo y un final, pero no tiene un principio, un desarrollo y un final.

Más que simplemente pensar en qué cuerpo quieren tener, qué peso quieren tener (no me gusta hablar de peso, pero es gran parte de la referencia que tiene la gente), la gente tiene que pensar en el estilo de vida que quieren.

Entonces sí podremos entender sus valores, su realidad, hasta dónde se puede llegar. Y otra cosa importante es que la gente entiende el proceso de pérdida de peso como algo lineal, y no lo es. El proceso de pérdida de peso tiene altibajos y la pregunta es cuánto puede aprender la persona de esos momentos: qué le funciona y qué no.

La gente realmente quiere una única fórmula mágica, pero no existe: la razón por la que una persona engorda es diferente de la razón por la que otra persona engorda.

Si somos personas tan diferentes, no habrá una única respuesta al proceso de adelgazamiento. Entonces se trata de comprender [la respuesta] dentro de la realidad de cada persona: la genética, los factores sociales, la historia de vida y los diferentes valores que la comida tiene para cada uno de nosotros.

Entender este proceso de pérdida de peso como sus altibajos y en qué medida la persona puede retomar el proceso, continuar con el proceso, es lo que determinará gran parte de su éxito a largo plazo.

Mencionaste cómo la historia de vida de una persona puede afectar el significado de la comida para ella. ¿Puedes dar un ejemplo?

Vi a una paciente que había ganado mucho peso y comenzó a tener episodios de atracones de dulces. Hablamos de su historia de vida y contó que acudía a un nutricionista y, en ese momento, siempre comía un dulce después del almuerzo.

La nutricionista dijo: “no, el azúcar no te hace bien, quitemos este dulce, no lo comamos más”. Luego pasó todos los días intentando no comer.

Después de una semana sin comer nada dulce, se encontró comprando una caja de chocolates y comiéndoselos todos. Y luego empezó a desarrollar episodios de atracones, porque entendía que lo que hacía estaba mal y eso generaba una serie de reacciones, pero todas por una restricción impuesta por una persona.

Entonces una persona que nunca ha tenido este tipo de prejuicio, una persona que nunca ha tenido este tipo de interacción, tiene una relación completamente diferente con los dulces.

Comprender nuestra historia de vida y cómo afecta nuestras relaciones con los alimentos y nuestros cuerpos es muy importante.

dieta 



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La gente quiere una única fórmula mágica para adelgazar, pero no existe, dice la nutricionista.


Además de los factores que dependen del individuo, ¿cuáles son los pilares esenciales para todos?

Estos son algunos:

El sueño, del que la gente es cada vez más consciente, pero aún no tiene idea de hasta qué punto influye directamente en nuestra capacidad para elegir alimentos, por ejemplo.

Dormir bien: la cantidad y la calidad son fundamentales. No hay una pérdida de peso sostenible si se duerme mal. La falta de sueño aumenta el hambre, disminuye la saciedad y aumenta las ganas de comer. Además, nos enferma más y nos movemos menos, por lo que nos volvemos más sedentarios. Es una combinación muy peligrosa.

La actividad física. Podemos pensar en la actividad física y el ejercicio: existe un entrenamiento estructurado, pero la actividad física son los movimientos que hacemos a diario. Lo que pasa es que algunas personas, a pesar de tener una carga de entrenamiento adecuado, se comportan de forma completamente sedentaria durante el resto del día. Así que uno acaba compensando al otro. Esto es algo que la ciencia todavía está intentando comprender. Así, a veces una persona aumenta su gasto en actividad física, pero el comportamiento sedentario hace que el aumento no sea tan pronunciado como podría ser.

El tercer pilar es la alimentación. Hay algunas cosas que ya sabemos que son fundamentales en nuestra dieta: debe ser muy rica en alimentos frescos, es decir, ensalada, verduras, comer. Estamos hablando de arroz, frijoles, garbanzos, lentejas. Es eso de "pelar más y desempacar menos". Y respetamos nuestros signos de hambre y saciedad, entendemos qué alimentos son desafiantes. Y las proteínas juegan un papel fundamental. Estas son cosas que ya sabemos.

Y el último pilar fundamental es la regulación emocional. Hoy en día lo que más utiliza la gente para la regulación emocional no es salir a caminar ni llorar. La gente come. A veces, una persona siente algo que no quiere sentir, por lo que come para aliviarlo. Entender qué válvulas de escape utiliza cada persona y cómo podemos darles un nuevo significado a estas válvulas de escape también es fundamental en el proceso de salud y pérdida de peso.

Pareja haciendo ejercicio
 


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Un pilar fundamental para adelgazar es la regulación emocional, dice la nutriconista.


Una práctica que se hizo popular fue el ayuno intermitente. ¿Funciona?

El ayuno intermitente, como otras dietas, funciona para una parte de la población.

Lo interesante del ayuno es que, cuando pensamos en el aspecto evolutivo, tiene mucho sentido. Si pensamos en nuestros antepasados que vivieron hace 100 mil años, hace 200 mil años, no hacían cinco comidas al día todos los días.

Era normal tener flutuaciones. Y hoy estamos en una sociedad donde no es raro encontrar un paciente que hace siete comidas al día. Metabólicamente, el cuerpo de la persona no deja de procesar los alimentos, es desgaste.

Una cosa que la ciencia ha demostrado que es interesante es, más que pensar en la estrategia del ayuno intermitente, pensar en el ayuno nocturno, que la gente no está haciendo bien.

Tienes que haber al menos un período de 11, 12 horas en el que no comas. Esto no se caracteriza como ayuno intermitente. Es simplemente un ayuno nocturno: si mi última comida fue a las 7 pm., comeré a las 7 am.

Parece que se habla cada vez más de tomar proteínas, vitaminas, suplementos... ¿Cuánto de esto es ciencia que avanza y trae soluciones interesantes y cuánto tiene que ver con esta búsqueda de una solución mágica que mencionaste?

Mitad y mitad. Hay mucha industria que siempre va por delante de la ciencia y quiere vender la necesidad de consumo. Y el gran problema es que engaña mucho a la gente porque hay un trasfondo científico que tiene sentido, pero no en la forma en que se está propagando.

Por ejemplo, hablando de omega 3: sabemos que las personas que tienen una dieta más rica en pescado y alimentos que son fuentes de omega 3, como frutos secos y semillas, son personas que tienen un mejor perfil cardiometabólico. La evidencia sobre los suplementos con omega 3, que es el nutriente aislado, aún es débil.

La pregunta sigue siendo: ¿la mejor manera es complementar o aumentar los alimentos fuentes? Obviamente, sería aumentando los alimentos fuentes, porque cuando hablamos de la matriz alimenticia del alimento en sí, éste no solo tiene omega 3, sino que tiene varios otros compuestos que probablemente también sean beneficiosos.

¿Qué pasa con las proteínas?

Son muy importantes. Y cuando miramos a la población general, hay algunos factores que son fundamentales. Los que quieren consumir proteínas son los que no necesitan proteínas, que son los jóvenes, menores de 35, 40 años, a los que les encanta tomar un batido de proteínas.

Pero, por regla general, sus cuerpos están en excelentes condiciones para sintetizar proteínas.

Quienes necesitan proteínas son las personas de 40 años en adelante, son quienes necesitarían suplementar proteínas porque es cuando el cuerpo comienza a resistirse a ganar masa muscular y comienza a perder masa muscular.

Necesitan estar activos y consumir proteínas. Y también podemos discutir si la mejor manera es a través de bebidas proteicas, llenas de aditivos, como edulcorantes y emulsionantes. Los suplementos son una posibilidad, pero hay que encontrar la forma correcta de tomarlos.

miércoles, 20 de marzo de 2024

_- Quién fue Lewis Strauss, el enemigo eterno de Oppenheimer, el padre de la bomba atómica



_- Lewis Strauss fue director de la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos entre 1953 y 1958


En “Oppenheimer”, la película de Christopher Nolan que se llevó siete Oscars en la gala del pasado domingo, seguimos la vida de J. Robert Oppenheimer, el padre de la bomba atómica, desde sus años de universidad, pasando por el momento en el que lidera el famoso laboratorio de Los Álamos, hasta el declive de su carrera años después.

 Pero también vemos a un político hábil, que les habla al oído a los presidentes de Estados Unidos en materia nuclear y pone una y otra vez en duda las intenciones de Oppenheimer, de quien sospecha que tiene simpatías comunistas. 

Se trata de Lewis Strauss, interpretado por Robert Downey Jr., quien logró el Oscar al Mejor Actor Secundario. 

 Strauss fue en la vida real un funcionario con gran poder e influencia en Washington a mediados del siglo XX en temas de energía nuclear.

Desconfiaba poderosamente de Oppenheimer. Estaban en orillas ideológicas opuestas y a lo largo de los años tuvieron visiones divergentes sobre la energía nuclear que se fueron mezclando con rencillas personales. 

 Entre Oppenheimer, el científico, y Strauss, el político, perduró un conflicto que, como vemos en la película, terminó teniendo un alto coste para ambos.

Pero ¿cómo fue que Strauss, un hombre que nunca fue a la universidad, llegó a tener un poder tal que se codeaba con los presidentes de Estados Unidos? Y ¿qué papel jugó realmente en el ocaso de Oppenheimer?

De vendedor a zapatos a banquero millonario. 

 Nacido en una familia judía en Virginia Occidental, Strauss creció queriendo ser físico.

A diferencia de la de Oppenheimer, que vivía en una zona lujosa de Manhattan y tenía una colección de arte extensa, su familia atravesaba dificultades económicas.

Cuando llegó el momento de que el joven Lewis entrara a la universidad, su padre atravesaba problemas de dinero y él tuvo que dedicarse a vender zapatos durante varios años. 

 Funcionarios de la Administración de Alimentos de Estados Unidos 
 


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Strauss, tercero de izquierda a derecha, a los 22 años cuando trabajaba para la Administración de Alimentos de Estados Unidos. 

 Siendo aún muy joven, desarrolló una gran admiración por Herbert Hoover, un político republicano que sería presidente de Estados Unidos años después. Tanta que se ofreció para ser su asistente sin pedir un centavo a cambio cuando Hoover era jefe de la Administración de Alimentos de Estados Unidos.

“Estaba claro que echar una mano para alimentar a los hambrientos y vestir a los desnudos en Bélgica y el norte de Francia era echar una mano en la Historia”, escribió Strauss en sus memorias.

El joven impresionó a Hoover y este último terminó siendo su mentor a lo largo de la vida.

Luego, se convirtió en banquero de inversiones y tuvo un éxito tal que se hizo millonario en una década.

Según Richard Pfau, su biógrafo, “Strauss llegó a la cima gracias a su habilidad, su ambición, la elección de la empresa y la esposa adecuadas, y la buena suerte de empezar en un momento próspero”. Se casó con Alice Hanauer, la hija de uno de los socios del banco de inversión para el que trabajaba.

Al mismo tiempo, su cercanía con Herbert Hoover continuaba, por lo cual hizo parte de sus campañas a la presidencia en 1920, 1928, cuando ganó, y 1932. 

Un hombre del establecimiento 

Hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Strauss alternaba su vida política con su exitosa carrera de banquero y sus decididos esfuerzos por ayudar a las comunidades judías bajo ataque en Europa.

En 1941, se integró al servicio activo del ejército como parte de la Oficina de Artillería. Desde Washington, colaboró en la administración de las municiones de la Armada de Estados Unidos durante la guerra.

Fue una época en la que ascendió en rango e influencia debido a su inteligencia, su trabajo y su habilidad para encontrar aliados en las altas esferas, entre ellos el presidente Harry Truman.

Robert Downey Jr. ganó el Oscar a Mejor Actor de Reparto por su papel de Lewis Strauss en la cinta “Oppenheimer” 


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Para el final de la guerra, los lazos de Strauss tanto con Washington como con Wall Street lo habían convertido en un hombre del establecimiento; es decir, rico y poderoso.

Tras la muerte de sus padres a causa del cáncer, decidió dedicar parte de su tiempo y su dinero al desarrollo de tratamientos con radio contra la enfermedad. Fue así como llegó al campo de la energía nuclear.

Su carrera nuclear 

A pesar de su interés por este campo, estuvo relativamente alejado del Proyecto Manhattan, que desarrolló la primera bomba atómica para EE.UU.

Pero poco más de un año después de las detonaciones sobre Hiroshima y Nagasaki, Truman lo nombró como uno de los comisionados de la recién creada Comisión de Energía Atómica. Esa fue la entidad que EE.UU. creó en la posguerra para trasladar la investigación atómica de las autoridades militares a las autoridades civiles.

Como parte de esa comisión, Strauss promovió un sistema de vigilancia que detectó el primer ensayo de bomba atómica de la Unión Soviética en 1949.

Ante la constatación de que Estados Unidos había dejado de ser el único país del mundo con bombas nucleares, Strauss defendió a ultranza desarrollar la bomba de hidrógeno, un arma termonuclear mucho más poderosa que la bomba atómica.

Fue entonces cuando Strauss se enfrentó por primera vez con J. Robert Oppenheimer, que venía de ser la cabeza del laboratorio que había logrado construir la bomba atómica en Los Álamos, Nuevo México.

Después de la guerra, Oppenheimer se había convertido en una figura popular, un tecnócrata con gran credibilidad y, por supuesto, una voz autorizada en el campo de las armas nucleares.

Era también uno de los principales opositores de la bomba de hidrógeno. Y también defendía una política de transparencia respecto al número de armas nucleares que poseía EE.UU. y su capacidad de destrucción. Strauss consideraba que esa franqueza solo podría beneficiar a los soviéticos.

La Comisión de Energía Atómica se creó tras la Segunda Guerra Mundial, en principio para explorar sus usos más allá de las armas nucleares.

Como retrata la película, esta discusión se daba al tiempo que Strauss sospechaba sobre las verdaderas intenciones de Oppenheimer.

La suspicacia se alimentaba del hecho que varias personas de su círculo habían pertenecido al Partido Comunista estadounidense, incluido su hermano y su esposa.

“No soy comunista, pero he sido miembro de casi todas las organizaciones del Frente Comunista en la costa oeste”, escribió el mismo Oppenheimer en un cuestionario de seguridad cuando se unió al Proyecto Manhattan.

La opinión de Strauss sobre la bomba de hidrógeno fue la que terminó convenciendo al presidente Truman. En enero de 1950, el mandatario anunció su decisión de seguir adelante con su desarrollo.

Con ese logro a cuestas, Strauss se alejó un par de años del mundo del poder, pero no demasiado.

En la campaña presidencial de 1952, apoyó decididamente al candidato republicano Dwight Eisenhower.

Cuando Eisenhower llegó al poder, lo nombró como cabeza de la Comisión de Energía Atómica. 

Doble discurso 

De la mano de Strauss, Eisenhower intentó aplacar el miedo que existía entre la población alrededor de la carrera armamentista, subrayando los potenciales usos pacíficos de la energía nuclear.

De hecho, en diciembre de 1953, el entonces presidente pronunció un discurso en las Naciones Unidas titulado “Átomos para la paz”, con el que intentó tranquilizar a sus aliados con respecto al futuro de la energía nuclear, al tiempo que el país se seguía armando nuclearmente.

En ese contexto, Strauss fue clave para construir la central de Shippingport, la primera planta de energía nuclear destinada a fines pacíficos.

Evento de "Átomos para la paz.

Strauss, segundo de izquierda a derecha, y Eisenhower, segundo de derecha a izquierda, en 1955.

Al mismo tiempo, EE.UU. estaba haciendo pruebas de armas termonucleares en el Océano Pacífico, una de las cuales produjo una contaminación radiológica tal que tuvo graves consecuencias para la salud de los habitantes de las islas cercanas.

La comisión que dirigía Strauss inicialmente trató de ocultar los efectos de esa contaminación y él mismo minimizó una y otra vez el asunto.

También se opuso a cualquier intento de detener las pruebas nucleares o de prohibir la investigación de la energía nuclear para evitar su proliferación. 

Strauss vs. Oppenheimer 

Siendo cabeza de la Comisión de Energía Atómica, Strauss mantuvo su rivalidad con Oppenheimer. De hecho, puso como condición para aceptar el cargo que a este último se le mantuviera al margen de toda información clasificada en materia nuclear.

A los pocos meses de haber llegado al cargo, Strauss le pidió al director del FBI que vigilara los movimientos de Oppenheimer.

Y poco después, William Borden, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que también había sido director de la Comisión de Energía Atómica, envió una carta al FBI asegurando: “Lo más probable es que J. Robert Oppenheimer sea un agente de la Unión Soviética”.

Según los periodistas e historiadores Kai Bird y Martin J. Sherwin, Strauss y Borden colaboraron en secreto para hacer esa acusación. “Borden haría el trabajo sucio y Strauss le daría acceso a la información que necesitaba”, explican en el libro “Prometeo americano”.

Entonces, vino la embestida final de Strauss, que retrata la película de Nolan.

Oppenheimer fue sometido a una audiencia con el fin de confirmar o revocar su acreditación de seguridad, dados los alegatos de Borden.

La acreditación de seguridad era indispensable para que Oppenheimer pudiera seguir trabajando como consejero en los círculos de poder de Washington.

El científico tuvo que rendir cuentas de sus reuniones y llamadas ante una junta de seguridad de la Comisión de Energía Atómica, formada por tres miembros, todos nombrados por Strauss.

Strauss también eligió al abogado que llevó el caso contra Oppenheimer y tuvo acceso a la información que tenía el FBI sobre el padre de la bomba atómica, según el historiador Richard Rhodes.

La audiencia concluyó que Oppenheimer podía ser un riesgo para la seguridad nacional. Ese fue el fin del rol respetado e influyente que jugaba en EE.UU. J. Robert Oppenheimer, un consumado patriota.

El mismo Strauss escribió las conclusiones de la junta, en las que enfatizaba en los “defectos de carácter” de Oppenheimer y sus asociaciones pasadas con comunistas.

La decisión de la junta fue fuertemente criticada por la comunidad científica en su momento.

En 2022, el Departamento de Energía de Estados Unidos concluyó que el procedimiento de la audiencia había incumplido las regulaciones de la misma comisión.

“Con el paso del tiempo, han salido a la luz más pruebas de la parcialidad e injusticia del proceso al que fue sometido el Dr. Oppenheimer”, escribió la secretaria de Energía del gobierno de Joe Biden, Jennifer Granholm. 

 J. Robert Oppenheimer



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La junta de seguridad de la Comisión de Energía Atómica concluyó que Oppenheimer era un ciudadano leal pero presentaba un riesgo para la seguridad del país. 

El “no” del Senado 

En 1958, el presidente Eisenhower decidió darle a Strauss el puesto de Secretario de Comercio de la Casa Blanca. Para ser nombrado en ese cargo, Strauss debía ser confirmado por el Senado.

Lo que solía ser una mera formalidad se transformó en la lucha más importante de la administración Eisenhower en el Congreso.

El Senado pasó más de tres meses estudiando el nombramiento. La gestión de Strauss en la Comisión de Energía Atómica le había ganado muchos enemigos en Washington, que se opusieron a su elección para integrar el gabinete.

Finalmente, el Senado le dio un sorpresivo “no”, un episodio que, según algunos historiadores sentó las bases de una nueva relación entre el Congreso y la Casa Blanca que se prolonga hasta la actualidad.

“Este es el segundo día más vergonzoso en la historia del Senado”, expresó Eisenhower ante la decisión.

Fue una derrota humillante para Strauss y el fin de su carrera.

Quien había jugado un rol clave en la era atómica terminó marginado del poder y dedicado a labores filantrópicas.

Pfau, biógrafo de Strauss, lo describió como un hombre irritable y reservado que nunca daba marcha atrás ni se disculpaba, sin importar las consecuencias 

 Aún así, en palabras del mismo Pfau, fue quien “dominó la política atómica de Estados Unidos más que ningún otro hombre en los años de formación de la era atómica”.

Después de luchar contra un linfoma durante tres años, Strauss falleció a los 77 años en 1974.