martes, 17 de diciembre de 2019

Un paseo con el joven Einstein por Zúrich, la ciudad del tiempo. Desprejuiciada y abierta, la ciudad suiza se convirtió en una meca científica para el gran físico teórico.

Albert Einstein junto a su compañera de estudios y pareja, la matemática Mileva Marić, en 1912.

¿Cuánto mide un minuto? En un lugar destacado de Zúrich, 46 centímetros. El reloj de San Pedro, que los zuriqueses presumen que es el mayor reloj mural del mundo, prodiga el tiempo desde el centro de la ciudad. Sus números dorados brillan sobre el gris de una torre de un gótico austero. 46 centímetros es justo la distancia que dibuja la aguja de su minutero cada 60 segundos.

Ahora sabemos que el tiempo es relativo, pero cuando Albert Einstein llegó a Zúrich, en 1895, el tiempo y el espacio, la masa y la energía, todavía eran conceptos absolutos. Einstein tiene apenas 16 años y se ha desplazado a la ciudad suiza en tren desde su Alemania natal. Se cuela bajo las faldas de Mater Helvetica, una escultura encaramada en el dintel de la entrada de la estación, como si se encomendara a ella antes de dar un paso hacia la Bahnhofstrasse: la gran vía burguesa trazada en el siglo XIII que hoy jalonan tiendas de lujo.

Aquel viaje en tren le cambiará la vida al joven Einstein, pero, con todo, no fue el más importante de su aún corta existencia. Sin moverse del sitio, solo con su imaginación, Albert ya había llegado mucho más lejos, y mucho más rápido: aquel joven judío a quien su familia tiene por atolondrado se había planteado cómo sería viajar junto a un rayo de luz. A la larga, un viaje y otro, el real en tren hasta Suiza y el imaginario, pondrán patas arriba la física newtoniana. Pero en 1895 las motivaciones de Einstein son más mundanas. Quiere dejar atrás su adolescencia en Baviera y le puede el pavor a hacer el servicio militar en Alemania.

El siglo XIX está dando sus últimas boqueadas y los viejos científicos aún no terminan de desprenderse de la creencia en el éter como medio que usa la luz para transmitirse. El debate científico se libra en laboratorios polvorientos donde titilan las lámparas de gas. En comparación con ese ambiente casposo, qué flamantes le resultan a Albert los laboratorios que el magnate Siemens había pagado para el Polytechnikum de Zúrich. Sumando premios Nobel hasta los 21 actuales, el Politécnico se convertirá años después en uno de los centros de investigación más afamados del mundo bajo tres iniciales: ETH. Einstein, tras un primer rechazo, logra matricularse en sus clases.

La atmósfera que el joven respira en las calles de Zúrich tampoco tiene mucho que ver con la de las ciudades alemanas donde ha crecido. En el aire de Suiza palpita algo industrioso y civil, y se le hace patente el contraste con el militarismo prusiano. Albert opta por ser apátrida: renuncia a la nacionalidad alemana y aspira, ahorrando 20 francos al mes, a convertirse algún día en ciudadano helvético. Es fácil imaginar al chaval extranjero perdiéndose por el Lindenhof, el barrio que siglos atrás coronó un templo a Júpiter, hijo del dios del tiempo. Quizá buscará a menudo la cima suave de la colina a través de cuestas y plazuelas plagadas de fuentes para plantarse ante la torre enorme del reloj de San Pedro, el de los minutos en centímetros, el de las distancias medibles en minutos. Adentrándose luego en un callejón abierto junto a la iglesia, es posible que sin saberlo pisara los restos de las termas de la Turicum romana (si se pronuncia ese nombre latino durante más de mil años, se termina diciendo Zúrich).

De niño, sus familiares acusaron que tardaba demasiado en aprender a hablar y quizá por eso a Albert se le ha quedado la costumbre de ensayar sus frases en voz alta. Aun siendo distante, guasón y huraño, no le hace ascos a mezclarse entre el gentío que toma café. Aún está abierto, aunque con una decoración bien cambiada, el café Metropol, un refugio a lo belle époque donde se reúne en tertulia con sus amigos escasos pero sinceros del Politécnico. No falla a los encuentros el fiel Marcel Grossmann, apoyo en el armazón matemático de las teorías de Einstein y a quien también deberá el puesto de trabajo en la famosa Oficina de Patentes de Berna, el escenario de su annus mirabilis de 1905, adonde llegará tras recibir rechazos de acá y de allá.

Entre un paisanaje sobre todo masculino, a Einstein le llama la atención una compañera culta, inteligente y tenaz. Mileva Marić es la única chica que se sienta en su clase del Politécnico. Al principio a Albert la joven serbia le resulta fea, pero comienza a hablar con ella, a cartearse. Intercambian referencias científicas como una antesala pudorosa del afecto. Se entienden. Les apasionan las fronteras de la física. Ambos son extranjeros por voluntad propia en una ciudad que los acoge de buen grado.

Las murallas medievales de Zúrich han ido cayendo desde mediados del siglo XIX por orden de los liberales gobernantes del cantón. Esa merecida fama aperturista se extiende a los huidos por las represiones de toda Europa y se constata al llegar a la ciudad. Hay algo sorprendentemente ácrata en el frío corazón de los fabricantes de relojes. Una fisura contestataria en los zuriqueses, a pesar de ser adoradores del método, el engranaje, la puntualidad y los seguros. En realidad así es también Albert: está convencido de que la naturaleza se rige por un orden definido —Dios y los dados— y le asustarán las incertidumbres que generará su hipótesis de la onda corpúsculo, pero, a la vez, es reacio ante cualquier autoridad y verdad revelada. Para dar rienda suelta a sus inquietudes, pocas ciudades hay mejores que Zúrich, una ciudad con solera de levantisca desde la Edad Media. La revolución de los gremios del siglo XIV ya había puesto contra las cuerdas el poder de la nobleza y de los monasterios. En la ciudad manda lo empírico, el sentido práctico, la falta de prejuicios, y de ella se beneficiarán también Mileva y otras mujeres pioneras de la ciencia: la Universidad de Zúrich fue una de las primeras en abrir sus puertas al sexo femenino.

En sus calles, sin la atadura de un contrato, Albert y Mileva vivirán su pasión lúcidos y libres. En casa de ella recala él cada vez que pierda las llaves, y bien sabe el atolondrado Einstein que no serán pocas ocasiones. Entre despiste y despiste, los jóvenes engendran a una niña, Lisserl. El embarazo impide a Mileva diplomarse en el Politécnico. La pequeña nace en 1902 en Serbia, y puede que Albert no llegase nunca a conocerla: se cree que la pequeña murió un año después.

Pero antes de que la muerte de la niña los sacuda, mucho tiempo antes de que se divorcien pactando que el dinero de un futuro Nobel será para Mileva, los dos jóvenes estudiantes deciden saltarse las clases y escapan al Üetliberg, el monte-mirador que domina la ciudad y ofrece vistas amplias sobre su lago.

Discuten asuntos tan poco románticos como la teoría electromagnética de la luz. A sus pies se extiende un caserío que alterna edificios antiguos y modernos, una especie de capricho de marquetería en el que conviven las sedes de los antiguos gremios de artesanos con las de los nuevos centros científicos. Destacan las construcciones que albergan el Politécnico y la Universidad de Zúrich, pero también una nueva estructura imponente que surge de entre las casas antiguas como una tenia gigante. Es el observatorio astronómico que Gustav Gull ha ubicado en una de las partes más antiguas de la ciudad. El arquitecto se plantea derruir para siempre el viejo barrio de Schipfe, el cargadero del puerto. Por suerte, la falta de fondos congela el proyecto y sus calles aún ofrecen hoy un refugio pintoresco a quienes huyen del tedio del lujo y el antiglamour de las empresas de seguros.

En esa primera estancia en la ciudad, Albert Einstein pasará solo cuatro años, que acaban porque tras graduarse en el Politécnico no consigue trabajo académico, y es el único licenciado de su sección al que nadie se lo ofrece. Ya aupado por la fama de gran científico, volverá a Zúrich para ser primero profesor asociado, en 1909, y luego profesor de física teórica en su alma mater, de 1912 a 1914. Para vivir escogerá siempre barrios no muy alejados de los centros académicos y repartirá su vida en seis casas que aún se conservan.

Los lustrosos laboratorios Siemens no fueron imprescindibles para Albert. Si no hubiera sido en Zúrich o en Berna, su maravilla genial se habría obrado en otro sitio pero, a pesar de que su imaginación no precisara de instrumentos materiales, sí que encontró estímulo en los imponentes relojes de las torres de Suiza.

Entre reflexión y reflexión, ha llegado la hora de tomar un café helado. Albert y Mileva bajan desde el monte Üetliberg hasta la confluencia de los dos ríos de la ciudad, en el mismo sitio donde un irlandés de apellido Joyce escribirá su única obra de teatro, titulada oportunamente Exiliados. No muy lejos de ahí, el dadaísta Hugo Ball desterrará la razón del arte en su Cabaret Voltaire, Carl Gustav Jung fundará su Club de la Psicología y Lenin calentará motores en su exilio justo antes de partir a Rusia. Aunque todos ellos caminarán por las mismas calles en distintos años, entre lagos, cafés populosos y el relativo rigor de los relojes, en Zúrich cada uno inaugurará el siglo XX a su manera.

https://elpais.com/politica/2019/11/28/sepa_usted/1574944884_710299.html

https://elpais.com/elpais/2019/09/05/opinion/1567703341_398603.html?rel=str_articulo#1575908575776

https://elpais.com/elpais/2019/08/06/opinion/1565095557_591796.html?rel=str_articulo#1575911417540

Todos no

La insistencia de Casado y Gamarra en erigirse en apóstoles de todo el pueblo español no sólo es una patrimonialización ilegítima. Es también una manipulación grosera de la auténtica realidad de este país

Señor Casado, señora Gamarra: todos no. No todos los españoles estamos escandalizados por la negociación entre el PSOE y ERC. No en todos los hogares españoles se vive ese diálogo como una traición. No todos estamos deseando un gobierno de concentración nacional. Ustedes lo saben, porque han perdido las elecciones. Si llevaran razón, no sólo las habrían ganado. Si llevaran razón, Rajoy aún estaría en La Moncloa. Su insistencia en erigirse en apóstoles de todos los habitantes de este país no sólo es una patrimonialización ilegítima. Es una manipulación interesada de la realidad. Señor Casado, señora Gamarra, permítanme que me ponga como ejemplo. Hasta donde yo sé, no tengo una sola gota de sangre que no sea española. Nadie, ustedes tampoco, es más español que yo, pero mi concepto del patriotismo pasa por impedir a cualquier precio que la ultraderecha alcance la más ínfima parcela de poder. Eso, para mí, es amar a España. Y en la medida en que los republicanos independentistas catalanes, que de momento también son españoles, garanticen la estabilidad de un gobierno de progreso, que trabaje por el bienestar de la gente, los recibiré con los brazos abiertos. Tal vez les parezca extraño, pero nos han pasado cosas más raras. Aunque ustedes son más jóvenes que yo, seguramente saben que, en 1978, cinco diputados de AP, el partido del que nació el que ustedes dirigen en la actualidad, votaron en contra de la misma Constitución que ahora esgrimen como estandarte. Todos tenemos derecho a cultivar nuestras contradicciones, ni más ni menos que a preservar nuestra identidad. Por eso les pido por favor que se acuerden de mí cuando sientan la tentación de volver a hablar de todos los españoles. No lo hagan. Dejen de mentir.

Almudena Grandes, El País

https://elpais.com/elpais/2019/12/15/opinion/1576425530_470416.html?prod=REGCRART&o=cerrado&event_log=fa&event_log=fa

lunes, 16 de diciembre de 2019

Inventos que son más antiguos de lo que pensábamos (I) La desfibrilador, el microondas o la fibra de carbono se basan en hallazgos anteriores al siglo XX .

Algunos de los ingenios que usamos cada día tienen su origen en descubrimientos o patentes más antiguas de lo que podría parecer. La fibra de carbono, los desfibriladores y el aire acondicionado se deben a descubrimientos logrados mucho tiempo antes de que fueran patentados o explotados para los usos actuales.

La electricidad en el corazón de los perros y el desfibrilador
Un estudio concluyó que en los últimos años se han salvado unas 1.700 vidas anuales en EE UU por el uso del desfibrilador en personas en parada cardiaca antes de que las atiendan los servicios de emergencia. En los años 40, un cirujano, Claude Beck, aplicó descargas sobre el pecho de un joven paciente al que acababa de operar y que había sufrido un paro cardiaco. Su corazón volvió a latir.

Años más tarde, en 1965, el médico irlandés Frank Pantridge creó el desfibrilador portátil. Pero en la base del invento está un descubrimiento que se remonta a 1899. Dos médicos de la Universidad de Ginebra (Suiza), Jean-Louis Prévost y Federico Batelli, demostraron en perros adultos que una descarga eléctrica podía revertir las fibrilaciones ventriculares (contracciones desordenadas y débiles del corazón) que derivaban necesariamente en la muerte del animal.

El microondas deriva del radar y de un tentempié derretido
En la Feria Mundial de Chicago de 1933 la casa Westinghouse mostró cómo un transmisor de radio en onda corta de 10 kilovatios era capaz de cocinar filetes y patatas, pero la hazaña no pasó de la curiosidad. En aquella década varios países desarrollaron por su lado sistemas de detección basados en radar, un descubrimiento que, a su vez, deriva de los de los experimentos de Heinrich Hertz a finales del siglo XIX para mostrar que las ondas de radio rebotaban en los objetos metálicos.

La posibilidad de usar microondas para cocinar comida volvió a surgir, por azar, en 1945. Un técnico estadounidense que apenas contaba con estudios básicos, Percy Spencer, trabajaba en la prueba de un magnetrón (un aparato que convierte la electricidad en energía electromagnética en forma de microondas) en las instalaciones de Raytheon Corporation y al pasar cerca del aparato se dio cuenta de que un pequeño tentempié que llevaba en el bolsillo se había derretido. Luego repitió la experiencia con semillas de maíz y un huevo que explotó ante sus narices. Spencer no se benefició económicamente del descubrimiento, pero sí su empresa: Raytheon se lanzó a la producción de los primeros hornos microondas (que llamó, precisamente, Radaranges) solo un año más tarde, en 1946. Un relato reproducido por doquier afirmaba que el tentempié era una barra de chocolate, pero en una entrevista de la revista Popular Mechanics y otra de Business Insider a su nieto, este aseguró que más bien sería una barra de cacahuetes con caramelo, a las que su abuelo era muy aficionado.

La fibra de carbono es hija de las bombillas
El físico y químico Joseph Swan buscaba un filamento para su lámpara incandescente (aunque la fama se la terminara llevando Edison, Swan se le adelantó unos años) y usó filamentos de papel carbonizado en la década de 1860. Edison hizo algo parecido: usó un filamento de fibra de carbono para iluminar las primeras bombillas incandescentes, pero cogió hilos de algodón y astillas de bambú, les dio forma de filamento y las sometió a altas temperaturas. El resultado: una fibra carbonizada.

El tungsteno desplazó pronto a la fibra de carbono como material de los filamentos (aunque se siguió usando en algunas lámparas para uso naval, porque aguantaba mejor las vibraciones provocadas por las olas). La resistencia y la ligereza del material lo hicieron competir, muchos años más tarde, con el acero y el aluminio, y por así empezó a usarse para la fabricación desde aviones a coches de carreras y raquetas de tenis.

https://elpais.com/politica/2019/12/02/sepa_usted/1575284606_084299.html?rel=lom

domingo, 15 de diciembre de 2019

El hermano de la joven que acogió al embajador británico: “Hoy nos cuesta ayudar a los demás” Alfonso Arnáiz evoca la memoria de Lourdes, fallecida hace años de esclerosis múltiple, cuya historia de solidaridad se ha hecho viral

Lourdes Arnáiz siempre ofreció lo poco que tenía hasta que la esclerosis múltiple se la llevó antes de tiempo, con 32 años. Su memoria sigue perenne en quien la conoció toda la vida, como su hermano Alfonso, y entre quien apenas coincidió cinco días con ella, suficientes para hacerla inolvidable. Hugh Elliott, actual embajador del Reino Unido en España, llegó a Burgos en 1984 sin la bicicleta sobre la que recorría Europa con apenas 19 años. Lourdes, de su misma edad, le dio cobijo y alimento, sin conocerlo, hasta que llegó la bici. Jamás volvieron a verse, pero su historia se ha hecho viral 35 años después.

El diplomático retornó a Burgos la semana pasada, recordó esta vivencia y trató de localizar a su benefactora. El alcance de sus vídeos en redes sociales pronto superó sus expectativas, con miles de personas preguntándose por Lourdes. Así fue como Alfonso, de 63 años, supo que su hermana, fallecida en 1997, fue la buena samaritana en cuestión.

Este arquitecto técnico muestra este domingo en una cafetería de Burgos dos fotos de su hermana: morena, de pelo rizado y mirada profunda que posa ante la playa en un viaje a Gran Canaria. Lo hace mientras relata, con temple y cierta emoción, que Rosa, una antigua amiga de la solidaria joven, le informó de la búsqueda de Elliott. Todo encajaba: el embajador citaba a un canadiense que sirvió de nexo para conocer a Lourdes. Alfonso desconocía que la pequeña de los cuatro hijos de un matrimonio burgalés emigrado a Gipuzkoa se carteaba con el norteamericano, pero comprende que no le dijera nada. Qué hermanos no tienen secretos, se plantea. Rosa sí lo sabía y lo escribió en Twitter. El diplomático lo leyó y movió cielo y tierra para dar con Alfonso.

Arnáiz tenía entonces 29 años, trabajaba en Segovia y regresaba a Burgos los fines de semana. Aunque admite que no identificaba físicamente a Hugh, hablando con él este viernes constató la veracidad de la historia: “La clave fue que recordaba el vino que yo tenía, mi dirección y el cumpleaños de Lourdes”. El caldo es un Rioja llamado Paternina banda azul, que aún degusta el embajador 35 años después; el ciclista arribó a las tierras del Cid sin su Babieca de aluminio el 9 de septiembre de 1984 y se marchó el 14. Dos días después su anfitriona cumplió 20 años.

Cuando el embajador, que rememora la simpatía y las habilidades culinarias de Lourdes, supo del fallecimiento de su benefactora no desistió en conocer a Alfonso, quien agradece la invitación de Elliott para verse en Madrid. Pero lo que más abriga el frío que aún siente al recordar a su hermana es la iniciativa solidaria del diplomático: una campaña para sensibilizar sobre una enfermedad que paralizó a Lourdes Arnáiz los dos últimos años de su vida y le impidió cumplir su sueño de terminar Filología inglesa y viajar por Europa. Hay personas que unen incluso cuando se van.

El milagro póstumo de Lourdes fue la gran reacción popular recordando anécdotas solidarias. Estas historias humanas han vuelto a emocionar a Alfonso, que perdió a su madre hace unos días. “Se me ponen los pelos de punta”, afirma. Estos casos lo animaron a mostrarse para visibilizar una enfermedad que padecen 47.000 españoles. Eso sí, declina aparecer en las fotografías porque quiere pasar desapercibido. Su hija, de 17 años, tiene casi la misma edad que su tía cuando acogió al prójimo necesitado. “Se le cayeron las lágrimas cuando vio los vídeos del embajador y supo que su tía había sido tan buena con él”, explica sonriente Arnáiz sobre la adolescente, con quien dice hablar de todo para no ser un “padre antigualla”.

La solidaridad es un valor que Alfonso ensalza con sus palabras, manos y gestos faciales detrás de las gafas. Él sabe lo que es precisar ayuda en el extranjero. Así se vio en un viaje al polo norte en coche cuando el automóvil se estropeó y tuvo que defenderse con su escaso inglés en Copenhague. El mecánico carecía de la pieza necesaria para el arreglo, pero le ofreció “un apaño” para al menos llegar a España. El apaño le duró tres años.

El burgalés siente que los tiempos han cambiado y que ese gesto de su hermana hoy sería más difícil de encontrar. “¿Quién haría ahora autoestop?”, se pregunta. “A la gente le cuesta más darse a los demás”. Pese a ello, recalca la “humanidad” y la “solidaridad” de Hugh Elliott 35 años después de aquella estancia de cinco días. Por supuesto, sostiene, que le parecería bien que su joven hija acogiese también a quien lo necesitara. Lourdes estaría orgullosa.

 https://elpais.com/politica/2019/12/09/actualidad/1575889475_586084.html?rel=lom

sábado, 14 de diciembre de 2019

Entrevista al cineasta Ken Loach "La gente aún valora la honradez"

Manuel Ligero
La Marea

El director británico vuelve con una obra estremecedora sobre el trabajo precario, Sorry We Missed You

Es imposible mejorar la descripción que Graham Fuller, redactor de la revista Interview, hizo en su día de Ken Loach: “Es un hombre espontáneamente modesto. De hecho, es un oxímoron andante: un director de cine que, aparentemente, carece de ego. (…) De los innumerables cineastas que han hablado delante de mi grabadora durante años, Loach ha sido el menos director, el menos interesado en dotar a la profesión de una relevancia cósmica”. Los periodistas nos empeñamos en abordarlo con expresiones como “en su obra es importante esto” o “en sus películas se habla de aquello”. El maestro inglés nos corrige con dulzura antes de contestar: “No es ‘mi’ película. También es de Paul Laverty [su guionista de cabecera] y de Rebecca O’Brien [la productora]. Es un trabajo de equipo”. Quien así habla tiene dos Palmas de Oro de Cannes en su despacho y ha firmado algunas de las películas más conmovedoras de los últimos 30 años. Títulos que reflejan la vida de la clase obrera más desfavorecida aunando ternura, humor y drama: Riff-Raff, Lloviendo piedras, Ladybird Ladybird, Mi nombre es Joe, Buscando a Eric, Yo, Daniel Blake… La lista es abrumadora.

Loach acudió a San Sebastián para presentar Sorry We Missed You, una obra estremecedora sobre el “trabajo precario”; así lo expresa él, en castellano, guiñando un ojo para que apreciemos su esfuerzo por definir el tema con precisión en nuestro idioma. “El mundo cambia y siempre surgen nuevas formas de explotación. Esta forma de trabajar es absolutamente nueva y nadie había contado antes el efecto que tiene sobre las familias”. Su último filme narra la historia de un matrimonio aplastado por la carga laboral. Él conduce una furgoneta de reparto y ella es cuidadora a domicilio: ayuda, limpia y alimenta a personas que no pueden moverse por sí mismas y de la tercera edad. Sus hijos crecen solos porque ellos pasan por casa exclusivamente para dormir. Es la historia, en resumen, de una familia que se descompone. ¿Es política? Sí, claro, no podía ser de otra forma. Pero Fuller, nuevamente, lo expresa mejor: “La principal preocupación de Loach, pese a que su trabajo está arraigado en la lucha política, no es ni la retórica ni la ideología, sino la gente”.

¿Cómo describiría su acercamiento a esta gente? ¿Es piedad? ¿Rabia por sus condiciones de vida? ¿Es amor?

Es complejo, porque no se trata solo de mis sentimientos. Ya he dicho que la película es un trabajo de equipo. Lo primero es el respeto, eso lo compartimos todos. Pero yo, si tuviera que definirlo con una sola palabra, diría “solidaridad”.

Prefiere hablar de autenticidad antes que de realismo. Los personajes de todas sus películas también demuestran una gran solidaridad entre ellos. ¿Eso también es auténtico? ¿Tiene una base real?

Diría que sí. Apoyarnos mutuamente es algo natural. Siempre hay algunos egoístas, claro, pero lo más normal es echarle una mano al prójimo.

¿Y eso no está en crisis también?

No lo creo, aunque es cierto que la gente de mi generación ha visto otro tipo de sociedad. Cineastas como Mike Leigh o como yo, que crecimos en los años 40 y 50, justo después de la guerra, vimos que por entonces había un sentimiento muy fuerte de comunidad. La gente trataba de crear una sociedad mejor en torno al bien común. A la siguiente generación, la que creció en la época de Margaret Thatcher, no se la educó en los beneficios de trabajar por el bien común sino en los valores del éxito privado. El estado de ánimo era muy diferente. Se pasó del “vamos a trabajar juntos” al “preocúpate por ti mismo, busca el éxito, sé un emprendedor”.

Y de ahí se pasó a esa trampa llamada «economía colaborativa».

Que es perfecta para el empleador y una desgracia para la clase trabajadora. Porque el patrón ya no necesita un encargado que le diga a la plantilla qué es lo que tiene que hacer y que la vigile minuto a minuto. Se controlan a sí mismos por medio de una aplicación. Y además no tienen vacaciones pagadas ni protección sanitaria en caso de enfermedad. Es un desastre.

¿De dónde viene su interés por contar las dificultades de la clase trabajadora?

Bueno, la mayoría de nosotros somos trabajadores, pero dentro de este grupo hay gente que está peor: los trabajadores pobres, que son muy vulnerables y tienen que luchar mucho para poder sobrevivir. Me interesan esas vidas. Luego está el afán por cambiar este estado de cosas, que es algo que debe ocurrir desde abajo, por parte de la propia clase obrera. Los burgueses no van a regalarnos nada. Y la tercera razón es porque cuentan los mejores chistes.

Hay una escena en la película en la que el padre riñe a su hijo adolescente diciéndole: “Nosotros no robamos”. Y eso es un orgullo viniendo de una familia humilde de clase trabajadora. ¿Cree que el neoliberalismo está cambiando de alguna manera este código moral?

No lo creo. Siempre hay un elemento criminal en todos los estratos sociales, empezando por Donald Trump y yendo hacia abajo. La sociedad económica no tiene moral. Se basa simplemente en la explotación y en el acaparamiento: un grupo de propietarios se lo queda todo y los otros lo pierden todo. Pero creo que la gente, en general, aún se precia de ser honesta. Valora la honradez. Entre la burguesía, en cambio, no creo que la ética sea una de sus grandes cualidades. Saben que robar directamente no está bien, pero no tienen ningún reparo en apropiarse de los recursos naturales de un país. Por supuesto, ellos no lo llaman robar. Lo llaman comercio.

Sorry We Missed You habla de los estragos que este sistema laboral produce en la familia. ¿Esto tiene arreglo?

Lo que un sistema económico debería ofrecer es seguridad. Seguridad frente al paro, seguridad en los ingresos, seguridad para tener un hogar, para tener una educación, seguridad cuando estás enfermo, cuando eres mayor… Si tenemos eso, la familia tendría tiempo para cuidar de sus relaciones, que es lo que falta cuando el padre y la madre trabajan 10 o 12 horas al día. Con esa seguridad, cuando ya tienes cubiertas tus necesidades básicas, puedes preocuparte por el vecino, puedes ser generoso con el inmigrante. Si no tienes esa seguridad, te encierras en ti mismo. Para ser generoso hay que sentirse fuerte. Y esta generosidad hacia tus hijos, tus vecinos, tu comunidad, es un buen entorno en el que vivir.

¿Piensa en una audiencia específica cuando rueda sus películas?

Realmente no. El principal compromiso es con la historia y con los personajes, a los que hay que retratar con la mayor autenticidad posible. Hay que llegar a la misma piel, que es muy diferente si se trata de un trabajador o de un burgués. Eso se ve incluso en el físico. Sus cuerpos están moldeados de forma diferente. Mueven las manos de forma diferente. El idioma que hablan es diferente. Hasta su mirada es diferente. A la hora de componer ese retrato no cedo ni un ápice.

El enemigo está entre nosotros

Desde los años ochenta, Loach tiene una fijación, una espina clavada: los líderes sindicales que traicionaron a los trabajadores en aquella época, en las minas, en los puertos, en las fábricas, haciendo triunfar a la postre el modelo thatcheriano. Quizás por eso en sus películas no suele criticar a los peces gordos, porque eso sería demasiado obvio, sino a los mandos intermedios, a los lacayos, a los trabajadores que venden a sus propios compañeros. En nuestros días, el modelo de explotación se ha refinado. O mejor dicho, se ha retorcido, como puede verse en la empresa de reparto que aparece en Sorry We Missed You : “Ahí hay un encargado, que no es el dueño de la empresa, que dice ‘cuidar’ a sus trabajadores dándoles más y más trabajo. ‘Yo cuido de ti y de tu familia porque te hago ser más eficiente’, les dice. Cree que los defiende, paradójicamente, imponiéndoles un régimen draconiano. Y a través de él vemos cómo ahora el trabajo se puede abrir o cerrar, como un grifo, lo que es magnífico para el negocio, porque evita los contratos y elimina los derechos laborales. Así son más competitivos, lo que atraerá más trabajo, y cree que eso es bueno. En realidad no protege a los trabajadores, los destruye. Esa es la contradicción del libre mercado”.

El interés de Loach por la división de la clase trabajadora tiene, sin duda, un capítulo de oro en Tierra y libertad (1995). “Cuando hicimos esa película –explica– hablamos de la división de la izquierda durante la Guerra Civil española y del enorme peaje que tuvo que pagar por aquello.No nos propusimos hacer una película contra el fascismo porque ¿quién era fascista en los años 90? Nadie. En aquel momento no podíamos prever el actual renacimiento de la ultraderecha. Pero ahora sí se podría hacer una película antifascista para recordarle a la gente lo que es eso. Quizá la ultraderecha de hoy no sea exactamente fascista, pero utiliza una técnica similar: dividir a la clase trabajadora y enarbolar prejuicios simplistas”.

¿Boris Johnson juega en esa liga?

En cierto sentido parece el tonto útil de la ultraderecha, pero creo que no lo es. Presenta una fachada bufonesca pero tiene una idea muy clara de lo que quiere hacer: vender Gran Bretaña a los Estados Unidos. Bajaría los impuestos a cambio de dejar entrar a las empresas norteamericanas de seguros. Todos los servicios se empobrecerían y el trabajo sería más barato y más precario. Johnson es un personaje complejo. Es mucho más listo de lo que parece. En otras circunstancias sería incluso interesante.

A su favor cuenta con que la izquierda británica también parece dividida.

Eso no es cierto. Es la impresión que quieren dar los medios. La BBC, por ejemplo, es descaradamente hostil a Corbyn. Incluso la línea editorial de The Guardian es anti Corbyn. El Partido Laborista ahora mismo está muy unido en torno a su líder. Pude verlo en la reciente conferencia que tuvo lugar en Brighton. Tienen un plan espléndido para acabar con la precariedad y para recuperar los servicios básicos privatizados: agua, electricidad, transporte… Y este plan tiene una gran aceptación popular. Solo hay divergencias en un tema: el Brexit. Por eso los medios no hablan de otra cosa.

La censura económica

Durante los años ochenta, Ken Loach decidió tener un papel más activo en la oposición a las políticas de Margaret Thatcher y cambió la ficción por los documentales. En ellos mostraba la descomposición de la lucha sindical de los mineros y los trabajadores siderúrgicos. Todos fueron sistemáticamente censurados por la Independent Broadcasting Autorithy. Incluso la obra de teatro Perdition, de Jim Allen [su colaborador durante 15 años en la tele británica y guionista de Tierra y libertad ], que Loach estaba dirigiendo en aquel tiempo, fue retirada del cartel un día antes del estreno. Encontró cerradas todas las puertas. Solo pudo recuperar su carrera a partir de 1990, tras el éxito de Agenda oculta , que versaba sobre Irlanda del Norte y fue financiada con dinero estadounidense.

Al recordar aquellas dificultades ve un paralelismo entre aquel director silenciado que fue y la imposibilidad de los jóvenes cineastas de hoy para sacar sus proyectos adelante, especialmente si se trata de hacer películas de corte social. “La gente que decide qué películas se hacen, es decir, los productores, las distribuidoras y las televisiones, ninguno de ellos quiere hacer películas radicales. Y es lógico: son parte del sistema”, explica Loach. “A la hora de elegir prefieren una comedia romántica o una película de superhéroes. Conozco montones de jóvenes a los que les encantaría contar este tipo de historias sociales pero no encuentran financiación. Yo tuve mucha suerte cuando empecé en televisión [en 1963]. Podíamos hacer ficción contemporánea con bastante libertad. Si yo empezara a trabajar hoy, no me darían esa oportunidad. Ahora la tele es un vehículo para el espectáculo y está muy controlada. Hay una enorme burocracia, con un montón de filtros: jefes, desarrolladores de proyecto, productores, directores de área, directores de canales… Y todos tienen una opinión. Todo el mundo quiere meter la cuchara en un guiso que no es el suyo. Cuando mi generación empezó a trabajar, esa gente no existía. Tuvimos suerte, nos hicimos un pequeño renombre y como no nos ha ido del todo mal, siguen dándonos dinero. Pero si empezara ahora sería imposible”.

Y a su edad, 83 años, ni siquiera se atreve a hablar de su próximo proyecto: “No sé si volveré a rodar otra película. Hablar de hacer una película es fácil, pero hacerla es algo muy duro”.

Fuente:

https://www.lamarea.com/2019/11/07/ken-loach-la-gente-aun-valora-la-honradez/

viernes, 13 de diciembre de 2019

Fraude masivo a la Seguridad Social de las trabajadoras de hogar y cuidados. Esta vez el sistema no ha conseguido tapar sus vergüenzas

Isabel Otxoa
Viento Sur

El 31 de octubre pasado, el Boletín oficial del País Vasco publicaba el nuevo Decreto sobre ayudas a la conciliación, que terminaba con la exclusión de las trabajadoras de hogar de las prestaciones que el gobierno vasco da a la gente trabajadora durante las excedencias y reducciones de jornada por cuidado. Cuando en mayo de 2017 EHBildu y Elkarrekin Podemos intentaron que el Parlamento Vasco obligase al gobierno a suprimir una discriminación que venía del año 2007, la alianza PNV, PSE y PP lo impidió, aprobando a cambio exigir al gobierno de Madrid la ratificación del Convenio 189 de la OIT.

¿Cuántas trabajadoras se han quedado sin la prestación? Imposible calcularlo, es lo que ocurre cuando no perteneces al área protegida del mercado laboral. Como no lo intentas, no generas el agravio, y tu problema no existe. Lo interesante de este caso es que había que conocer el Estatuto de los Trabajadores para detectar la discriminación, porque la palabra trabajadora o empleada de hogar no aparecía en la norma excluyente, aparecía el artículo 2.1.b)., que era nombrar discretamente lo mismo.

Algo similar sucedió con la norma estatal que obligaba a registrar la jornada laboral, de 8 de marzo de 2019. El Ministerio de Trabajo divulgó una guía explicativa, según la cual quedaban fuera de la nueva obligación relaciones laborales especiales y otros sectores que tienen su propia regulación sobre jornadas especiales de trabajo. En este contexto, se nombraban grupos: quedaban fuera transportistas, personal de alta dirección, personal laboral de cooperativas… Luego aparecía un etcétera que seguramente se refería a las trabajadoras de hogar, sin citarlas.

La discriminación institucional oculta alcanza este año cotas desconocidas, con la actuación de la Dirección General de la Seguridad Social. En 2019, el salario mínimo por 40 horas subió a 900€ en catorce pagas, lo que significa 1.050€ al mes si se prorratean las pagas extras. La medida se comentó durante tiempo en los medios de comunicación, se hicieron previsiones apocalípticas sobre su impacto en el conjunto de la economía… pero hubo un silencio atronador sobre las consecuencias en el trabajo asalariado de hogar y cuidados. El mínimo nuevo de 1.050€ para las 40 horas y los 7,04€ por cada hora de más, suponía incrementar en un 22,3% salarios que se costean con los sueldos, las pensiones, o los patrimonios de las familias empleadoras. Verdaderamente, un problema para quienes no tuviesen un alto poder económico.

Lo suyo era que el Estado social y democrático de derecho hubiese puesto en marcha una campaña de la Inspección de Trabajo para controlar la efectividad de la subida, pero lo que hizo fue lo contrario: dio la espalda al incremento del salario mínimo, y no actualizó las cotizaciones de acuerdo a nuevas bases, según correspondía.

Y aquí llegamos a lo sencillo que ha resultado defraudar los derechos de las trabajadoras: casi nunca reciben nómina y además están sujetas a un Sistema Especial que disocia salario real y base de cotización. Así, las interesadas no han sido conscientes del problema hasta fechas recientes.

La cotización de hogar se realiza de acuerdo a tramos de salario. En 2019, las que están a tiempo completo debían haber quedado incluidas en el tramo 7, cotizando por una base de 1.050€, los estuviesen cobrando o no, esto es indiferente. Pero la Tesorería de la Seguridad Social, en una actuación claramente ilegal, no actualizó sus bases, lo que hubiese supuesto incrementar las cuotas a pagar por la parte empleadora. Les aplicó los salarios de años anteriores con lo que en 2019 muchos miles de mujeres que trabajan 40 y más horas aparecen en el tramo 6, cotizando por una base de 877€.

La Tesorería no necesitaba conocer los salarios que se estaban cobrando: nadie puede cotizar por debajo de lo que le corresponde ganar, lo cobre o no verdaderamente. Lo que debió hacer, y no quiso, fue aplicar sin más la nueva base de 1.050 a los contratos que sabía que eran a tiempo completo, porque así aparecían en su base de datos. Y además, luego debió investigar los casos de salarios superiores al mínimo, para aplicarles una base superior.

En Junio pasado, 34 organizaciones de trabajadoras de hogar y otras entidades de apoyo a sus derechos, se dirigieron a la Dirección General de la Seguridad Social explicando el problema (que es más amplio y tremendo, estoy simplificando). Como lo que ha pasado es innegable, nos agradecen la aportación, pero ni se reúnen con las organizaciones ni explican las medidas concretas que van a tomar para resolverlo. En septiembre, hemos reiterado la solicitud de reunión y se ha repetido la negativa, según se dice, en razón del momento político.

No vamos a dejar este asunto de la mano. Lo vamos a mantener vivo hasta conseguir una solución colectiva a un problema colectivo. Esta vez no tenemos enfrente una parte empleadora que no quiere cumplir, ni el principio de la inviolabilidad del domicilio que impide supuestamente conocer lo que ocurre en la relación laboral de hogar.

Lo que tenemos enfrente es la política de cargar sobre las mujeres el trabajo de cuidar en condiciones de inferioridad y desigualdad. La inmensa mayoría de las trabajadoras de hogar a tiempo completo, y casi todas las internas, están atendiendo personas en situación de dependencia. El incremento del coste del empleo de hogar es inasumible para una parte de quienes contratan, claro que sí. Esta cuestión y otras muchas sólo muestran que no es una buena solución para el cuidado, lo que no significa que la atención en casa deba desaparecer, sino su fórmula actual mediante el contrato directo de trabajo de hogar. Pero mientras se generan otras alternativas, no vale echar tierra sobre los derechos de las trabajadoras.

Si a alguien le cuesta creer que la actuación ilegal de la Tesorería haya respondido a una decisión política de no aplicar el salario mínimo de 2019 en la cotización de hogar, tanto mejor porque la solución es fácil. Regularización de todas las cotizaciones, pasadas y presentes, sin necesidad de denuncia individual de las perjudicadas, que normalmente no están en condiciones de hacerlo, porque en hogar se puede poner a alguien en la calle con una indemnización de 7 o 12 días por año, dependiendo de la antigüedad y sin prestación de desempleo.

Este 14 de noviembre, el Pleno del Parlamento Vasco debatirá una Proposición no de Ley de EHBildu que Elkarrekin Podemos comparte, por la que “el Parlamento insta al Gobierno de España a establecer de inmediato mecanismos para la cotización legal en función del salario mínimo establecido para cada jornada laboral, tanto en lo que corresponde a este año, como en lo que corresponde retroactivamente a años anteriores”, frente a la cual PNV y PSE han presentado una enmienda que suprime la exigencia de regularización de cotizaciones, y a cambio propone otra por la que “el Parlamento Vasco insta al Gobierno de España a ratificar el Convenio 189 de 2011, relativo a las trabajadoras y los trabajadores domésticos”.

Llueve sobre mojado: propuestas y promesas de ratificación del C189 de la OIT en un contexto de negación de derechos concretos ya reconocidos por leyes vigentes. Creo que no se atreverían a practicar ese juego con ningún otro sector y me confirma el interés de pelear por objetivos precisos y verificables: los que ya reconocen las leyes, pero no se cumplen, y los que quedan pendientes, con o sin Convenio 189.

Nota de la redacción: Adjuntamos este escrito encabezado por organizaciones de trabajadoras de hogar y entidades que defienden sus derechos, de A Coruña, Barcelona, Bizkaia, Gipuzkoa, Granada, Huelva, Madrid, Sevilla, Valencia, Zaragoza, y ámbito Estatal

AL DEFENSOR DEL PUEBLO

Ante el Defensor del Pueblo comparecemos y exponemos:

Que mediante este escrito y los documentos que se adjuntan, presentamos QUEJA y solicitamos la intervención de esa defensoría frente a las administraciones y por los hechos que pasamos a relatar:

1) Antecedentes.

Con fecha 24 de junio de 2019, tuvo entrada en el Registro de la Tesorería Territorial de Bizkaia escrito dirigido a la Tesorería General, cuya copia se adjunta (doc. 1). En él se presentaban los problemas detectados en la cotización a la Seguridad Social del Sistema Especial de Empleados de Hogar, que se referían a:

a) los instrumentos de gestión de la Tesorería (los impresos de alta),

b) la regulación legal de las obligaciones de cotización (el sistema de tramos y su diseño, la regulación de la variación de datos)

c) la propia gestión de la recaudación de cuotas por parte de la TGSS y sus delegaciones territoriales.

Se añadió al escrito una muestra representativa de los problemas detectados en las Vidas Laborales y en Informes de Bases de Cotización, que también se acompaña (doc. 2).

Con fecha 9 de julio siguiente, presentaban el escrito ante la TGSS 34 entidades y organizaciones de trabajadoras de hogar y cuidados y de defensa de sus derechos. Se pedía una reunión con el responsable de la TGSS, que no fue concedida en razón, se argumentó, del momento político.

Con fecha 12 de septiembre, se registró de nuevo la solicitud de reunión, que fue denegada con la misma motivación, junto con el agradecimiento a las observaciones y propuestas de mejora realizadas, que, se decía, iban a ser tenidas en cuenta.

2) Objetivo de la queja.

No habiendo obtenido respuesta concreta a nuestras peticiones, nos dirigimos al Defensor del Pueblo con el fin de que intervenga para asegurar que se revisarán y actualizarán las cotizaciones de todas las trabajadoras afectadas.

Realizada la regularización, pedimos que esta se comunique a las trabajadoras interesadas, a fin de que, puedan controlar y, en su caso, instar la revisión de la cuantía de las prestaciones de enfermedad, accidente, riesgo durante el embarazo y maternidad percibidas durante los últimos años, prestaciones que en muchos casos se han abonado en cuantía inferior a la debida. También, cuando haya lugar, la cuantía de sus pensiones.

3) Descripción del problema que origina la Queja.

Como es sabido, la creación por Ley 27/2011, del Sistema especial dentro del Régimen General, trae un cambio radical en el sistema de cotización del sector. Durante todo el periodo de vigencia del Régimen Especial de Seguridad Social del Servicio Doméstico, que va del año 1969 hasta el 2011, el hecho del alta generaba la obligación de pagar una cuota fija e independiente de las horas realizadas o el salario percibido y la única obligación formal de la parte empleadora era presentarse una sola vez en la oficina de la Tesorería para entregar el impreso de alta. La TGSS se ocupaba de actualizar la cuota anualmente, de acuerdo con lo establecido en la normativa de cotización de cada año.

En el Sistema Especial vigente desde 2012, la obligación de cotización cambia radicalmente: se fija de acuerdo a tramos salariales a los que corresponden diferentes bases de cotización. Por tanto, para que la obligación de cotizar se ajuste a la legalidad, es preciso que la cuota se calcule sobre la base de cotización correspondiente a los salarios que se debieran percibir, o los que realmente se perciban, de ser estos superiores (art. 147 Ley General de Seguridad Social vigente).

De esta norma derivaba la obligación de la TGSS de haber atribuido a cada trabajadora la base que le correspondía de acuerdo a la normativa salarial vigente en cada momento: esto es, en el caso de las trabajadoras a tiempo completo, haberles incluido de oficio en el tramo de cotización correspondiente al salario mínimo íntegro de cada año; en los supuestos de trabajo “por horas”, la parte proporcional.

Sobre esta obligación básica, para cuyo incumplimiento no hay excusa, la TGSS debía haber advertido a los empleadores que estaban obligados a comunicarle las variaciones del salario. Ello, con el fin de haber incluido a las trabajadoras en el tramo de cotización correspondiente en el caso de recibir salarios superiores al mínimo.

Pero a los empleadores, tanto a los que acudieron en 2012 a declarar el horario y salario de las trabajadoras que ya tenían contratadas, como a los que a partir de entonces han contratado y solicitado las altas de trabajadoras no se les ha informaba de que las variaciones del salario debían comunicarse a la TGSS .

Año tras año, la TGSS se limitó a recaudar las cuotas sobre los salarios que la empleadora había declarado inicialmente, aplicando las bases de cotización correspondientes a aquellos salarios; incluso cuando la antigüedad venía desde el año 2012, e incluso cuando aplicarlos suponía cotizar por cuantías inferiores al salario mínimo correspondiente en relación con la jornada declarada.

Esta dejación de sus responsabilidades legales, no ha tenido lugar en uno o varios casos aislados, sino en todos los examinados en los territorios de Bizkaia y Gipuzkoa; y es de pensar que el descontrol ha sido la pauta de todos los territorios.

La gravedad del abandono de la administración de la Seguridad Social debe mirarse a la luz de la situación concreta del sector: las trabajadoras de hogar y cuidados no reciben nómina en casi ningún caso, y el sistema de cotización por tramos disocia salario y base de cotización. Así que regulada la cotización por un sistema de tramos que hace más difícil a la persona interesada descubrir la ilegalidad, privadas del documento que informa de la base de cotización atribuida, la infracotización ha pasado desapercibida.

Pero al llegar el año 2019, el problema se hace perceptible más fácilmente a partir del incremento del 22,3% del s.m.i.para este año: trabajadoras a tiempo completo, muchas de ellas, internas, han cotizado y cotizan todavía muy por debajo de la base de 1050€.

En el año 2018, los salarios a tiempo completo podían cotizar por dos bases: la del tramo 7, de 858,60, correspondiente al mínimo interprofesional de aquél año o por el tramo 8, que era el máximo y hacía tope, con una base de 896,94€, que correspondía a los salarios superiores al mínimo.

En 2019 debían haber ocurrido dos cosas, ambas responsabilidad de la TGSS:

- en los contratos a tiempo completo, una aplicación de oficio de la base de cotización de 1050, correspondiente al tramo 7, y además,

- una investigación para detectar salarios superiores al mínimo, dado que en 2019 desaparecen los topes de cotización hasta entonces existentes. Era previsible, como ha sucedido, que la información sobre salarios con la que contaba la TGSS estuviese desfasada.

Pues bien, todas aquellas trabajadoras a tiempo completo que en 2018 no tenían declarados salarios superiores a 914,01€ (lo que el año pasado era legal, porque el mínimo era 858,60), en 2019 han sido encuadradas en el tramo 6, que es el correspondiente a los salarios entre 780,01 a 914,00, con una base de cotización de 877€.

Lo que describimos, dicho de otra manera, es que en 2019 la TGSS renunció ilegalmente a aplicar (en lo que le concernía) el incremento del salario mínimo hasta los 1.050 € a las trabajadoras a tiempo completo, que no solo no vieron incrementadas sus bases de oficio, sino que las vieron reducidas tal como se ha explicado.

Para mayor incumplimiento de la legalidad, en 2019 la TGSS ha solucionado la falta de actualización de las bases atribuyendo a los contratos coeficientes de parcialidad diferentes según el tramo por el que estaban cotizando, lo que era a simple vista incongruente con el dato de que se trataba de trabajadoras contratadas a tiempo completo, hecho conocido y reconocido por la entidad gestora en sus Informes de Vida Laboral.

El escrito a la Tesorería General describe otros problemas en la gestión y planteamiento legal de la cotización, que damos aquí por reproducidos.

4) Presentación de los casos concretos que demuestran lo que se ha expuesto.

La situación se ha producido en toda la escala de jornadas, aunque no contamos con casos a presentar en contratos a tiempo parcial, que además serán puntuales debido a que el salario en el trabajo por horas suele ser superior al mínimo.

Al no haber accedido a expedientes de trabajadoras a tiempo parcial, presentamos únicamente datos recogidos de Vidas Laborales e Informes de Bases de Cotización pertenecientes a contratos a tiempo completo, indefinidos (Clave 100) y temporales (Clave 401).

El documento aportado como n.º 2 se refería a casos representativos recogidos antes del escrito a la Dirección General de la SS en el mes de junio. En el que aportamos ahora con el n.º 3, se recogen supuestos recogidos en certificaciones obtenidas la segunda quincena del mes de Octubre. La situación continúa.

Los casos de cotización correcta encontrados en 2019 tienen lugar cuando la relación laboral ha comenzado en ese año, o ha pasado de ser trabajo externo por horas a trabajo interno para la misma parte empleadora.

Por lo demás, cuando la relación laboral a tiempo completo es anterior aparece siempre la ilegalidad: o se produce la caída de tramo y la bajada de base de cotización respeto al año 2018 (es la situación ampliamente mayoritaria) o la infracotización porque no se está cotizando sobre los salarios realmente percibidos.

Este año, cuando trabajadoras que debían haber sido encuadradas en tramos superiores al correspondiente al salario mínimo han acudido ellas mismas a pedir explicaciones (en 2019 no hay más tope de cotización que el común del Régimen General), la TGSS ha vuelto a incumplir con su deber de vigilancia de la legalidad de la cotización, ya que ha ajustado las bases solo a partir de la reclamación, y no con retroactividad desde enero, como era debido en todos los supuestos que conocemos. Las interesadas no nos autorizan a documentar con sus datos esta afirmación, pero pedimos que se investiguen también estas situaciones.

5) Consideración final.

Los hechos que fundamentan esta queja responden a la manera de actuar de la TGSS a partir de 2012 en la recaudación del Sistema Especial de Hogar. Los números de afiliación que se aportan en los anexos numerados 2 y 3, corresponden a trabajadoras cuya cotización se ha gestionado en oficinas de Bizkaia y Gipuzkoa, pero no se trata de algo particular sino de un esquema de funcionamiento general.

Las trabajadoras de hogar y cuidados están encuadradas en un régimen de Seguridad Social que no cuenta con la prestación de desempleo, y con un régimen laboral que permite a la parte empleadora rescindir unilateralmente su relación laboral mediante el desistimiento, con una indemnización de 7 o 12 días por año, dependiendo de su antigüedad.

No son las interesadas quienes deben dirigirse a la Administración denunciando su situación particular, es la Tesorería quien debe actuar de oficio con carácter general en todos y cada uno de los casos, revisando las cotizaciones y actualizándolas. También deben comunicarse a las trabajadoras las rectificaciones de bases que hayan tenido lugar, al ser parte interesada a todos los efectos.

Por todo ello,

SOLICITAMOS que se tenga por presentada la queja junto con la documentación que se acompaña, se investiguen los hechos a que se refiere y se inste a las instituciones competentes a ajustar su actuación a la legalidad, con efectos retroactivos y tomando medidas para que la situación denunciada no se reproduzca en el futuro.

En Bilbao, a 11 de noviembre de 2019

Fuente:
http://vientosur.info/spip.php?article15311

jueves, 12 de diciembre de 2019

“Google y Amazon nos hacen esclavos sin haber ganado una guerra”. El veterano director del Centro de Supercomputación de Barcelona alerta de la dependencia tecnológica de Europa frente a EE UU y China.

Mateo Valero, director del Centro de Supercomputación de Barcelona, tras la entrevista.

El superordenador más potente de España y quinto de Europa tiene un simbolismo único en el mundo. Su sede, la Torre Girona, en Barcelona, fue la mansión de veraneo de un banquero y exalcalde de la ciudad en el siglo XIX. En el XX pasó a ser un colegio de monjas. En la actualidad el palacio es propiedad de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Aunque su antigua capilla sigue conservando vidrieras, cruces y arcos neogóticos ya no es un templo religioso, sino científico.

El ordenador MareNostrum IV ocupa toda la nave del antiguo templo. La máquina está rodeada por una vitrina de cristal que amortigua su zumbido constante. Grandes tuberías rojas y azules conducen el agua que sirve para refrigerar este coloso capaz de hacer más de 12.000 billones de cálculos por segundo. Este computador atesora el mayor mapa tridimensional que existe de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Es capaz de crear una simulación de la Tierra al completo, reproducir su clima, su evolución, incluso modelar sociedades complejas y analizar sus posibles futuros en función del cambio climático, las epidemias, las guerras o los pactos internacionales capaces de frenar esas catástrofes. Una de sus últimas utilidades es leer los miles de millones de letras del genoma de una persona y recomendar un tratamiento específico para su enfermedad.

El padre intelectual de esta máquina es el hijo de dos agricultores de Aragón que tuvieron que dejar el colegio para trabajar el campo. Mateo Valero (Alfamén, Zaragoza, 1952) despuntó en matemáticas desde niño. Le mandaron a estudiar a Zaragoza y después se hizo ingeniero de telecomunicaciones. En los ochenta comenzó a enseñar arquitectura de computadores, una disciplina en auge, en la Politécnica de Cataluña. Desde entonces, dice con tono mafioso, ha creado una “familia” europea con más de 1.000 doctores de esta disciplina cuyos tentáculos llegan "a todas partes”.

En 2004 el Gobierno de José María Aznar (PP), la Generalitat de Pasqual Maragall (PSOE) y la UPC formaron un consorcio para construir el Barcelona Supercomputing Center o Centro Nacional de Supercomputación, centrado en el MareNostrum I, “la máquina más potente del mundo situada en un centro público”, según explicó entonces el propio Valero, director del centro desde su creación.

El Mare Nostrum 4 instalado en la antigua capilla de la Torre Girona.
  El Mare Nostrum 4 instalado en la antigua capilla de la Torre Girona. BSC

Había que buscar un sitio para el ordenador lo más rápido posible para conseguir pasar el test que selecciona los ordenadores más rápidos del mundo. La vieja capilla de la Torre Girona, desacralizada por Franco poco antes de morir en 1975, se había convertido en un trastero lleno de muebles viejos, el sitio perfecto para meter el superordenador. Desde entonces ha albergado cuatro versiones del MareNostrum. La quinta empezará a funcionar en diciembre de 2020 y será hasta 20 veces más potente que la actual. Pero Valero está pensando ya en la sexta, la primera que puede conseguir que Europa se libere del yugo tecnológico de EE UU y Asia.

“Ninguno de los supercomputadores que existen en el mundo tiene hardware europeo”, explica Valero en esta entrevista. “Dentro de ese hardware, lo fundamental son los procesadores que manejan la información y ejecutan las operaciones. Esos procesadores los hacen básicamente EE UU, Japón y China. Si analizas un chip de esos tiene 21.000 millones de transistores en ocho centímetros cuadrados. Ahí se ponen puertas laterales y aparatos de espionaje, está demostrado, nos espían también a este nivel”, asegura Valero. El BSC acaba de lanzar un proyecto para desarrollar chips hechos en Europa. “Ya tenemos uno pequeño para Internet de las cosas y el siguiente paso es crear otro para supercomputación y servidores. Este es el gran proyecto del BSC y nuestro gran reto”, resalta.

Pregunta. Usted dice que la ética es uno de los principales retos que afronta la tecnología actual.
Respuesta. Donde más errores se están cometiendo es en el uso de nuestros datos. No hay derecho de que para poder acceder a Internet te puedan seguir, sepan todo de ti. Esa recopilación de datos que tú no sabes que tienen para usarlos en cosas que tú ignoras es totalmente contraria a la ética. Lo que hacen Google o Amazon debería ser ilegal. Nos están haciendo esclavos sin haber ganado una guerra. Nos fuerzan a ser esclavos porque si quieres vivir en esta sociedad tienes que tener un móvil, te conectarás y te pillarán. Las GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) son terriblemente malas para la sociedad.

P. ¿Hay alguna forma de evitarlo?
R. Hace falta un acuerdo global, pero basta que China y EE UU digan que no para que no sirva para nada. A pesar de ello, Europa debería hacer sus propios Google y Amazon éticos.

P. ¿Sería eso posible sin un uso comercial de los datos?
R. En el BSC usamos cinco petabytes con genomas de personas y no sabemos quiénes son. No necesitamos saberlo para extraer información y conocimiento científico y médico de ellos. No hace falta invadir la privacidad, la información personal.

P. En octubre Google aseguró haber construido un computador cuántico capaz de resolver un problema más rápido que cualquier ordenador convencional. ¿Los superordenadores tienen los días contados por la soberanía cuántica?
R. No. Nadie en el mundo ha prometido tener computadores cuánticos que sustituyan a los ordenadores o a los móviles actuales. Lo que sí se está intentando es desarrollarlos para resolver un problema particular, por ejemplo de optimización de rutas entre miles o millones de puntos o para descifrar códigos. Pero en el futuro los ordenadores cuánticos se usarán para hacer muy pocas cosas. Hay una guerra comercial. Claro que Google, Microsoft e IBM son buenos, pero se están peleando para no perder presencia en los medios. En este momento la guerra cuántica es más mediática que tecnológica. A nivel de cálculo, los computadores cuánticos están haciendo tonterías.

P. ¿Qué nuevas preguntas se podrán responder con el MareNostrum V?
R. Vamos a poder almacenar muchos más datos y hacer muchas más operaciones. Por ejemplo, hay modelos físicos cuyos resultados son parciales porque no hay suficiente potencia de cálculo. Gracias a esta máquina podremos añadir más componentes a las fórmulas que complican el número de operaciones para simular mejor el comportamiento de la atmósfera y la Tierra. Otro ejemplo. Repsol utiliza el MareNostrum IV para buscar petróleo en entornos poco accesibles como el fondo del golfo de México. Ahora encuentra crudo en uno de cada cinco sitios que perfora, y cada pozo cuesta unos 100 millones de euros. Con un computador más potente puedes hacer los cálculos más fiables.

P. Se acaba de saber que en 2018 la inversión en I+D de España subió un 6% empujada por las empresas, pero los fondos estatales están congelados.
R. En España dedicamos el 1,2% del PIB a investigación. EE UU, el 2,8%. Finlandia llegó a aportar el 3,7%. En España necesitamos un mínimo de recursos. China lo ha demostrado. Ha aumentado la inversión y se ha puesto líder en el desarrollo del 5G. Los políticos en los debates apenas hablaron de educación y ciencia, que son las dos cosas más importantes para un país. La educación es lo primero, lo más importante para que un país sea libre y tenga igualdad de oportunidades. Yo soy producto de ello, salí del gueto. Hay que garantizar esto.

P. En España las empresas contribuyen el 56% de toda la inversión en I+D, bastante menos que la media Europea, del 66% ¿Por qué?
R. Hay muchas empresas que no tienen una base tecnológica fuerte. Han triunfado por otras cosas, como dominar el BOE. Pero las empresas que hacen innovación, cosas de frontera, ganan dinero. El BSC es fruto de la colaboración entre el Gobierno de España, el de Cataluña y la UPC. Es un punto de encuentro de las ideas y las empresas, y funciona. Por cada euro que nos dan estas tres entidades traemos otros 20 de fondos competitivos y de empresas.

P. ¿Qué le parece la posibilidad de que se separen ciencia y universidades en el próximo Gobierno de PSOE Y Podemos?
R. Es un error. En la universidad se hace mucha ciencia. Por ejemplo, la UPC tiene tres centros de excelencia Severo Ochoa. Es cierto que la universidad tiene una endogamia vergonzosa, pero en la universidad se hace muy buena ciencia y se compite con otros centros que tienen mucho más presupuesto por alumno.

P. ¿Ha afectado el procés al BSC?
R. Somos un caso muy raro. Siempre hemos tenido una ayuda tremenda de todos los Gobiernos y partidos. El BSC se creó para tener una plantilla de 70 personas y ahora ya somos casi 700. Este es uno de los pocos temas en los que están de acuerdo el Gobierno de España y la Generalitat. Es un modelo de convivencia. El BSC es el centro de investigación más importante en el que los Gobiernos de España y Cataluña llevan colaborando desde 1984.

https://elpais.com/elpais/2019/12/02/ciencia/1575288636_111639.html

miércoles, 11 de diciembre de 2019

La defensa de la verdad

...A veces, contar lo que sucede literalmente puede ser una perfecta mentira. Les conté la historia de un obispo inglés que iba a realizar un viaje pastoral a Manhattan. Sus asesores le dijeron que tuviera cuidado con los periodistas, ya que había un clima muy sensacionalista hacia su viaje. A la tradicional prudencia eclesiástica añadió el obispo un poco más de prudencia.

Al llegar al aeropuerto le llevaron a la sala de autoridades. Empezó la entrevista. A la media hora uno de los periodistas le preguntó por la opinión que le merecía la red de burdeles del sur de Manhattan. El obispo, extremadamente cauto, dijo: Ah, ¿es que hay burdeles en el sur de Manhattan? Al día siguiente compraron la prensa y vieron en la primera página de un periódico una foto en primer plano del obispo, acompañada de este titular:

“Primera pregunta del obispo al llegar al aeropuerto: ¿Hay burdeles en el sur de Manhattan?”. Era su primera pregunta. Estaba grabada. Cualquiera lo podía comprobar.

Tomado de El Adarve, blog de Miguel Ángel Santos Guerra.

https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2019/12/07/aprendices-de-periodistas/

lunes, 9 de diciembre de 2019

_- "España me da miedo desde los Reyes Católicos". Entrevista a Joan Margarit.

_- Joan Margarit, uno de los poetas más seguidos en catalán y en español, prepara después de la publicación de sus memorias un nuevo libro que será un paso más en su ejercicio de reflexión íntima desde el lugar de la poesía. La entrevista la realizó Antonio Lucas.

Joan Margarit es un hombre de alegría contagiosa. Joan Margarit es un arquitecto en retirada, catedrático de cálculo de estructuras. Joan Margarit es un hombre de 81 años (nació en Sanaüja, en 1938) que vivió la infancia en una extrema soledad concurrida de afectos. Joan Margarit es un poeta con Premio Nacional de Poesía (2008). Joan Margarit es catalán. Joan Margarit también escribe su obra en español. Joan Margarit tiene en Austral su poesía completa hasta 2015 y en la editorial Visor los libros que ahí faltan. Joan Margarit publicó unas memorias que no son unas memorias donde entra a saco en su niñez para entender mejor su ahora. Lo tituló así: Para tener casa hay que ganar la guerra (Austral). Joan Margarit está escribiendo poemas nuevos. Escribiendo, como siempre, por el haz del folio en catalán, por el envés en español. Comenzamos.

¿'Para tener casa hay que ganar la guerra'?
Es el último verso de un poema mío. Se refiere a ganar la guerra civil interior de cada uno. Pero no es un libro de memorias, sino de búsqueda.

¿Qué búsqueda?
La de intentar saber por qué los 800 poemas de mi obra completa son como son. Y creo haberme acercado a la respuesta regresando a los primeros años de mi vida.

¿Tuvo una infancia feliz?
Sí. Sólo fui dos años a la escuela, pasé mucho tiempo con mi abuela, apenas tuve amigos y cambié 10 veces de domicilio... Pero fue una buena niñez.

Sin embargo, también asoma en el libro un punto de avería.
Cómo no. ¡Si es que nazco en medio de una Guerra Civil que se está perdiendo!

Y entonces llega la poesía.
La poesía estaba a mi lado desde muy pronto. Con ella aprendí que lo que me importaba decir en los poemas estaba dentro de mí, no en lo de afuera. Y por un extraño azar, a veces interesa también a otros. Quizá por eso la poesía es una herramienta de consuelo. Alguien que no conoces, en cualquier punto del mundo, lee aquello que encontraste dentro de ti y lo recibe como un espejo.

O como un antídoto contra la soledad o el desamparo.
Por qué no. Es como el descubrimiento de la casa para el ser humano. La casa es un combate contra la intemperie. Y alrededor de eso nace el primer código civil: el Código de Hammurabi. Qué maravilla cuando el hombre sale de la cueva y se da cuenta de que es capaz de construir una casa... ¿Qué otra cosa es el arte sino construcción y cobijo?

Las dos personas que me han hecho como soy no sabían leer ni escribir
Como lo es el idioma.
Para mí, el idioma es mucho más que palabras, quizá porque las dos personas que me han hecho como soy, y de algún modo me han salvado, no sabían leer ni escribir.

¿Quiénes fueron?
Mi abuela y mi hija Joana, deficiente mental. Qué paradoja: en la era de la prepotencia y de la abundancia informativa, mi vida ha sido determinada por dos mujeres maravillosas que no tuvieron la oportunidad de aprender a leer. Una porque estuvo de criada desde los 12 años. La otra, por su situación vital.

Su abuela...
Era de una inmensa bondad. Y mantuvo esa condición hasta el final. Qué lección de dignidad fue para mí.

¿En qué sentido?
En todo. Me enseñó a ser como soy en unos años muy difíciles, muy conflictivos, muy represores. Cuando acabó la Guerra Civil tengo cinco años y a esa edad me sucedió algo determinante. Iba con un compañero de clase hablando en catalán por una calle del pueblo y un señor uniformado me golpeó y me dijo: «¡Niño, habla en cristiano!». Que una cosa tan íntima como el idioma que uno habla se persiga es de las brutalidades más refinadas que existen. Es como castigarte por ser rubio o moreno, de un sexo u otro. Perseguir a la gente por algo que no ha elegido, y además no puede obviar, dice mucho del monstruo que anida en nosotros.

¿Cómo llega la poesía?
Empiezo a escribir a los 16 o 17 años. En español. El primer libro lo prologa Camilo José Cela y me define como «surrealista metafísico». Ya ves dónde está hoy el «surrealista»... Así voy caminando hasta los 40. Íntimamente considero mala esa parte de mi poesía, aunque continúo adelante. Esta terrible historia de descontento duró 20 años.

¿Y cómo acabó?
Pues por la correspondencia que mantenía entonces con un poeta catalán: Miquel Martí i Pol. Según me contó él, dio a leer una carta mía a su hija y le preguntó si consideraba que la persona que había escrito eso podría escribir poemas en catalán... Esa pregunta supone para mí un shock. No seguí leyendo la carta. Me quedé clavado. ¿Y si fuera eso?

Y pasó a escribir en catalán.
Así es. Y me di cuenta de que el catalán es la única lengua en el mundo sin Estado pero con cultura. Una cultura paralela a la española en tipo, en cantidad, en calidad. Lo único que nos diferencia es el tamaño. Por eso hay menos novelistas catalanes, menos filósofos catalanes, menos poemas catalanes...

No sólo es un problema de cantidad...
Pero espere, es que empiezo a buscar y me doy cuenta de que en poesía no hay un solo gran poeta que haya cambiado su lengua materna para escribir en otra. Novelistas o pensadores, muchos (Nabokov, Beckett, Cioran) pero poetas...

¿Y entonces?
Rehago mi historia y publico ocho libros de poemas en catalán que siguen siendo un fracaso. Pero un fracaso por exceso de alegría, de deslumbramiento ante las palabras.

Es decir, usted está determinado por un idioma estigmatizado durante años y por una guerra perdida...
Y por dos mujeres que no sabían ni leer ni escribir.

Este país es maravilloso. Entiendas lo que entiendas por «este país»

¿Queda ánimo de revancha?
En absoluto. Aunque tengo la sospecha de que siempre hay alguien dispuesto a joderte. Aún así, este país es maravilloso. Entiendas lo que entiendas por la expresión «este país».

¿Usted qué entiende?
Pues eso, este país. Lo que sucede es que hay demasiado espectáculo y protagonismo político. Aunque tampoco creo que todos los males vengan de los políticos. Sólo son los legítimos representantes de lo que somos nosotros.

A pesar de tantas cosas...
A pesar de tanto olvido, que por otro lado es un gran recurso de salvación. El olvido no es siempre negativo. En el diálogo, por ejemplo, el olvido es un buen aliado. Nada se resuelve borrando, tirando y empezando de nuevo. Ésa es la dificultad.

¿Le influye el momento sociopolítico para escribir?
Muy poco. El Romanticismo nos advirtió que existe la intimidad, el individuo y la sociedad. Haber sido un niño tan solitario me permitió vivir muy hacia dentro, también la poesía. Opté por la intimidad, y de eso me alimento literariamente.

¿Cuál es su relación con la poesía a los 81 años?
Igual que a los 16. Me sirve para lo mismo.

¿No le ha defraudado en ningún momento?
Nunca. Y lo confirmé definitivamente cuando nos advirtieron de que mi hija Joana moriría. Entonces me planteé algo tan infantil como utilizar la poesía para que ella muriese lo menos posible y yo sufriese lo menos posible. Si la poesía no me hubiera servido para esto, la habría dejado. Qué pintaba yo haciendo versos a mi edad si la poesía no me ayudaba en el momento más crítico de mi vida.

¿Qué le debe su escritura a lo onírico o a la imaginación?
Nada. La poesía se hace con la mente. Y el cerebro es lo más extraordinario y lo más peligroso que tenemos

En su poesía hay una toma de postura clara. También política.
Es que yo estoy en el mundo. Mal puedes hacer un poema si no sabes en qué mundo vives.

¿Quién es el enemigo de la poesía?
El eufemismo y las mentiras a secas. Y de eso, hoy, nos sobran. La poesía empieza por la belleza. Y después sólo se sostiene si se transforma en verdad.
Los hombres salimos felices de una miseria para entrar inconscientemente en otra

¿Cómo es su relación con la política?
Mantenerme alejado de la actualidad para poder pensar mejor. A mi edad puedo confirmar cómo tantas cosas se repiten. Los hombres salimos felices de una miseria para entrar inconscientemente en otra. Así una y otra vez.

Hablaba hace unos instantes de verdad y belleza, algo que parece hoy un exotismo.
La mentira ya está en todo. No es sólo un problema de políticos. Ellos son tan cabrones como nosotros, los ciudadanos. Qué podemos esperar de un mundo de expertos donde el 90% no sabe nada y tiene la mentira como norma. Por eso la poesía es una buena manera de estar alerta.

Su obra tiene una acogida similar en Cataluña que en el resto de España. ¿Qué relación mantiene con su lugar de origen y con el resto del país?
Te lo explicaré así: casi tengo dos lenguas...

¿Casi dos...?
Porque la que pesa más siempre es la materna. La otra (el español) la considero el único regalo que me hizo Franco. La aprendí por narices, pero esa riqueza nunca quise desaprovecharla. Escribo mis poemas, siempre, en catalán y en español.

¿Y su relación con Barcelona?
Mala. O, más exactamente, complicada. En Montjuic están enterradas dos hijas mías. Mi relación es de amor y odio. Una ciudad que consideré mía y que ha sido enterrada en favor de otra peor en la que no me reconozco y que ha venido a sustituir aquello con lo que yo me identificaba. Me marché de Barcelona por eso.

¿Verá una Cataluña independiente?
No se dan las condiciones necesarias.

¿Entonces, para qué todo esto?
La única solución es el diálogo. Y dialogar es un asunto de Estado, no de jueces. El recurso del mal político, que tiene un referente en Alfonso Guerra, es luchar por la judicialización de la política en vez de por la separación de poderes. Lo que está sucediendo con el procés, sustituir el diálogo por el castigo, traerá consecuencias horribles. Y vuestra generación seguirá sufriendo los efectos.

Pero hay delitos claros.
Es muy complejo. Lo que aquí faltó es un Adenauer o un Willy Brandt en vez de un Suárez, un Felipe González o un Aznar. Y después llegó Rajoy, que no supo lo peligroso que era no hablar con el adversario y confundirlo además con un enemigo.

¿Le ha desengañado el independentismo?
Difícil contestar a eso. No olvide que a los cinco años me golpearon por hablar en catalán. Existe un miedo dentro de mí que puedo paliar con cultura, pero no evitarlo. A mí España me da miedo. Y digo España con Cataluña dentro. Me da miedo España desde los Reyes Católicos.

Pero miedo a qué.
Porque España es un país cruel. Si somos el segundo país del mundo con más muertos enterrados en las cunetas, algo querrá decir. Otros estados europeos han ido avanzando hacia algo mejor después de procesos de regeneración muy fuertes. Y no tuvieron miedo a empezar de nuevo. Aquí lo más que hacemos es apelar a la II República, que no duró más de cuatro años. Después de la dictadura no se desplazó a nadie de entonces. A nadie. Y hasta hace poco se condecoraba a un policía torturador como Billy El Niño. No somos un país para lucirlo por ahí. Somos un país para andarnos con mucho cuidado. Me moriré con este miedo y para combatirlo sólo puedo intentar amar.

¿A todos?
A todos, aunque siempre se quiere más a quien se tiene más cerca. A pesar de algunos detalles extraños, como que nunca me hayan invitado a leer en el instituto de mi pueblo [Sant Just Desvern] y, sin embargo, haya leído poemas en decenas de institutos de Andalucía. ¿Ves? Todo es muy complejo.

Joan Margarit Poeta

Fuente: https://www.elmundo


Sobre su condición de poeta bilingüe escribió un poema,

 "Dignidad":

Si la desesperanza / tiene el poder de una certeza lógica, / y la envidia un horario tan secreto / como un tren militar, / estamos ya perdidos. // Me ahoga el castellano, aunque nunca lo odié. / Él no tiene la culpa de su fuerza / y menos todavía de mi debilidad. // El ayer fue una lengua bien trabada / para pensar, pactar, soñar, / que no habla nadie ya: un subconsciente / de pérdida y codicia / donde suenan bellísimas canciones. // El presente es la lengua de las calles, / maltratada y espuria, que se agarra / como hiedra a las ruinas de la historia. // La lengua en la que escribo. // También es una lengua bien trabada / para pensar, pactar. Para soñar. // Y las viejas canciones / se salvarán.

Y sobre la "Libertad":

Es la razón de nuestra vida, / dijimos, estudiantes soñadores. / La razón de los viejos, matizamos ahora, / su única y escéptica esperanza. / La libertad es un extraño viaje. / Son las plazas de toros con las sillas / sobre la arena en las primeras elecciones. / Es el peligro que, de madrugada, / nos acecha en el metro, / son los periódicos al fin de la jornada. / La libertad es hacer el amor en los parques. / Es el alba de un día de huelga general. / Es morir libre. Son las guerras médicas. / Las palabras República y Civil. / Un rey saliendo en tren hacia el exilio. / La libertad es una librería. / Ir indocumentado. / Las canciones prohibidas. / Una forma de amor, la libertad.

domingo, 8 de diciembre de 2019

_- Ante el muro de Humpty Dumpty

_- Nunca como ahora los políticos han sido merecedores de menos credibilidad: aquí casi nadie dice nada cuya virtualidad se mantenga más de unas horas.

1. Lenguaje
Nadie ha sabido reflejar mejor el encuentro de Alicia con Humpty Dumpty, el vanidoso huevo antropomórfico sentado en equilibrio sobre el muro, que el estupendo dibujante John Tenniel (1820-1914). La escena tiene lugar en el capítulo VI de A través del espejo (Lewis Carroll, 1872), la secuela de Alicia en el país de las maravillas, y en ella su protagonista, de pie ante la tapia, tiene que mirar al ovoide desde abajo, lo que, por alguna extraña razón, siempre me trae a la memoria la posición de Josef K. ante sus acusadores (El proceso, Kafka, 1925, póstuma). Solo que en el libro de Carroll no se discute acerca de ignotas culpas reales o imaginarias, sino del alcance y las limitaciones de la lengua. En realidad la conversación entre Alicia y Humpty Dumpty (HD) incluye, entre otras sabidurías, una profunda lección de filosofía del lenguaje que, sin duda, interesó a Ludwig Witt­genstein y, desde luego, a todos los semiólogos que siguieron a Saussure. Se la transcribo: “—Cuando yo uso una palabra —insistió Humpty Dumpty con un tono más bien desdeñoso— quiere decir lo que yo quiero que diga, ni más ni menos. —La cuestión —insistió Alicia— es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes. —La cuestión —cortó Humpty Dumpty— es saber quién es el que manda, eso es todo”.

Ante el muro de Humpty Dumpty
El diálogo ha tenido, por supuesto, interpretaciones muy diferentes. Paul Auster-o su heterónimo Daniel Quinn— afirma en ‘Ciudad de cristal’ (1985), primera parte de su imprescindible  La trilogía de Nueva York (nueva edición en Seix Barral), que HD es un profeta, alguien que dice verdades para las que el mundo no está preparado. Por mi parte, pienso que el huevón (así lo llama Ramón Buckley en la traducción que hizo para Anaya) zanja el diálogo como lo hacen constantemente nuestros mediocres políticos: con el típico donde-dije-digo-digo-Diego o, en su más agrícola versión catalana, ara diu blat (trigo), ara diu ordi (cebada).

Y es que nunca como ahora los políticos han sido merecedores de menos credibilidad: aquí casi nadie dice nada cuya virtualidad se mantenga más de unas horas. Ya no se trata de despotricar en general de los políticos o de su oficio, como hacen los fascistas (léase el absolutamente recomendable Fascismo, de Roger Griffin, una muy actual introducción que acaba de publicar Alianza) cuando pretenden enfangar el principio democrático, sino de restaurar la dignidad de la política ejerciendo el deber de criticar constantemente a los huevones que pretenden imponernos sus tóxicas, oportunistas y desquiciantes semánticas.

2. Apocalipsis Leo que la actual concentración de CO2 en la atmósfera es la mayor de los últimos tres millones de años. Bien: siguen acumulándose las señales. A este paso quizá podamos asistir más prontísimo que tarde al apocalipsis: siempre quise presenciar el prometido Armagedón, y la espectacular derrota de la ramera de Babilonia (Apocalipsis 16-18), “con la que han fornicado los reyes de la tierra, y sus moradores se han embriagado con el vino de su fornicación”. Para qué necesitamos películas de tontos zombis de campus si el futuro que hemos ido preparando se presenta mucho más espectacular que cualquier escena cósmica imaginada por William Blake.

Y, encima, con más espacio urbanizable, gracias a la desaparición de las molestas especies animales y vegetales que hemos ido felizmente eliminando (incluyendo el divertido juego perfeccionado por Bolsonaro, otro posfascista rampante, de arrasar la selva amazónica). Crítica acaba de publicar la cuarta edición de La sexta extinción, de Elizabeth Kolbert, un ensayo fundamental, publicado originalmente en 2014, que aclara casi todo lo que uno puede preguntar(se) acerca de la irreparable pérdida que estamos viviendo mientras no cesamos de arrojar piedras a nuestro tejado.

3. Novelas
Tres novelas, dos leídas y una repasada. El Planeta de Cercas (Terra alta) es un thriller que se abre con un asesinato violentísimo cuyos orígenes se entierran en la Guerra Civil y en el que el investigador es un mosso d’esquadra leído (el libro dialoga constantemente con Los miserables, de Hugo) que ha participado en acontecimientos recientes de Cataluña. La novela, que se lee bien —quizás, incluso, demasiado bien en su primera parte, orientada a lo que se supone que debe premiar un galardón como el Planeta—, se eleva considerablemente a medida que se desarrolla su peripecia, devolviéndonos al Cercas más reflexivo y grave al que sus lectores están acostumbrados.

También leí en un pispás Noche sagrada (2018), un thriller más de Michael Connelly. Tras veintitantas novelas protagonizadas por el detective Harry (Hieronymus) Bosch, su creador ha caído en la cuenta de que sus lectores lo conocemos demasiado bien. Quizá por ello decidió introducir en sus aventuras una contrafigura femenina, la también detective Renée Ballard, lo que, de paso, le sirve para hacer notar que está a la altura del MeToo. Esta es la primera novela de Connelly en la que ambos (hay otra posterior) colaboran en la resolución de sus respectivos casos.

Tengo que decir —a riesgo de que me odien sus fans— que la combinación no me resulta atractiva, la trama se hace confusa, los elementos secundarios (burocracia policial, por ejemplo) son demasiado prolijos y las relaciones entre los dos protas son demasiado previsibles, aunque a ratos haya destellos del mejor Connelly, por lo que no me atrevo a prometer que de esa agua no beberé más. Por último, la novela “repasada” son, en realidad, tres. Cátedra acaba de publicar en su colección Letras Hispánicas, y en un solo volumen de 1.300 páginas que incluyen una introducción de 365 de Francisco Caudet, uno de los monumentos de la narrativa española del siglo XX: la trilogía La forja de un rebelde (1940-1946), de Arturo Barea. A estas alturas solo puedo recomendársela, una vez más, a quienes no la hayan leído o la tengan olvidada.

https://elpais.com/cultura/2019/11/28/babelia/1574961087_192701.html

sábado, 7 de diciembre de 2019

El hombre que predijo la Alemania nazi.

En 1919, John Maynard Keynes previó el caos que seguiría al tratado de paz de Versalles.

John Maynard Keynes, with his wife, Lydia Lopokova, in the 1920s, as some of the baleful results he warned of in “The Economic Consequences of the Peace” were playing out.
 John Maynard Keynes, con su esposa, Lydia Lopokova, en la década de 1920, mientras se desarrollaban algunos de los resultados desalentadores que advirtió en "Las consecuencias económicas de la paz". Crédito ... Bettmann / Getty Images.  Por Jonathan Kirshner

El Dr. Kirshner es profesor de ciencias políticas en el Boston College.

7 de diciembre de 2019

El 8 de diciembre de 1919, Macmillan Press publicó un libro de un funcionario del Tesoro británico relativamente oscuro que había renunciado al gobierno en protesta por el tratado de Versalles que llevó a su conclusión el trauma de la época de la Primera Guerra Mundial.

El pequeño tratado, escribió el funcionario, buscaba explicar "los motivos de su objeción al tratado, o más bien a toda la política de la conferencia hacia los problemas económicos de Europa". Una impresión conservadora de 5.000 copias parecía adecuada para la disidencia de un tecnócrata , que presentaba pasajes meticulosamente detallados que analizaban la historia y las perspectivas de cosas como los mercados de producción y exportación de carbón de Alemania.

El libro, "Las consecuencias económicas de la paz", resultó ser un fenómeno. Rápidamente pasó por seis impresiones, se tradujo a una docena de idiomas, vendió más de 100,000 copias y le dio fama mundial a su autor de 36 años, John Maynard Keynes.

Un erudito brillante e infatigable, intelectual público, periodista, asesor gubernamental y defensor de las artes, Keynes estaría en el centro de las cosas por el resto de su vida. La revolución keynesiana reinventó la economía en la década de 1930 y continúa dando forma al campo en la actualidad. Keynes, nuevamente representando al Tesoro británico durante la Segunda Guerra Mundial, fue el principal arquitecto intelectual del orden internacional de la posguerra. Pero comenzó su carrera en la disidencia.

"Consecuencias económicas" está escrita majestuosamente: Keynes estaba cerca de la cohorte iconoclasta de artistas y escritores Bloomsbury, y sus representaciones incisivas y sinceras de los pacificadores (Georges Clemenceau, David Lloyd George y Woodrow Wilson) reflejaron la influencia sin límites de El recientemente celebrado "eminentes victorianos" de Lytton Strachey también fue muy controvertido por sus evaluaciones de la capacidad de Alemania para pagar las reparaciones exigidas por las victoriosas potencias aliadas.

Keynes luego describiría esos eventos en uno de sus mejores ensayos de larga duración, "Dr. Melchor: un enemigo derrotado ”, que leyó por primera vez en dos reuniones en la intimidad del Memoir Club de Cambridge y los amigos de Bloomsbury. Virginia Woolf regresó a casa de la segunda reunión y escribió una nota efusiva cantando sus alabanzas literarias; fue una de las dos obras brillantes ("My Early Beliefs" fue la otra) que Keynes solicitó que se publicara a título póstumo.

Su escenario tiene una calidad cinematográfica:
Un momento después nos llamaron a nuestro salón, ya que se anunciaron los financieros alemanes. El vagón del ferrocarril era pequeño, y tanto nosotros como ellos éramos numerosos. ¿Cómo nos comportaríamos? ¿Debemos darle la mano? Nos aplastamos juntos en un extremo del carruaje con una pequeña mesa de puente entre nosotros y el enemigo. Se presionaron contra el carruaje, inclinándose rígidamente. También nos inclinamos rígidamente, porque algunos de nosotros nunca antes nos habíamos inclinado. Hicimos un movimiento nervioso como para estrechar la mano y luego no lo hicimos. Les pregunté, en una voz que pretendía ser agradable, si todos hablaban inglés.

Con un poco de improvisación inspirada en el canal posterior, Keynes llevó estas negociaciones modestas y preliminares a una conclusión exitosa. Sin embargo, el proceso de paz más amplio fue una catástrofe, y Keynes tenía un asiento de primera fila.

Como describió el historiador Eric Weitz, los representantes alemanes reaccionaron "con asombro incrédulo" ante los términos que se les presentaron; Cuando los detalles se hicieron públicos en casa, la reacción fue de conmoción e ira. Las dos partes se habían desangrado mutuamente durante la guerra, luchando hasta llegar a un punto muerto hasta que la entrada tardía de los lejanos Estados Unidos inclinó decisivamente el equilibrio de poder. Alemania, sin tropas extranjeras en su territorio, imaginó que estaba negociando la parte negociadora del perdedor de una paz negociada, sin someterse a lo que equivalía a una rendición incondicional: colonias despojadas, territorio perdido, marina hundida, ejército disuelto, reparaciones impuestas.

Keynes, como escribiría en "Consecuencias económicas" y enfatizaría repetidamente a raíz de su publicación, estaba preocupado "no por la justicia del tratado", sino por su "sabiduría y sus consecuencias". Detrás de escena, luchó para un enfoque más clarividente.

Un parpadeo en abril vio la esperanza de que su "gran esquema" pudiera ser aceptado: reparaciones modestas (con la parte de Gran Bretaña cedida a otras víctimas de la agresión alemana), cancelación de todas las deudas de guerra entre aliados (Estados Unidos soportaría la mayor parte de esa carga) , el establecimiento de una zona de libre comercio europea (para evitar el caos probable en el comercio internacional del confuso mosaico de nuevas naciones emergentes en el este), y un nuevo préstamo internacional para cuidar el continente a través de un difícil período de desequilibrio económico.

Esto rayaba en la ingenuidad política: los estadounidenses no se separarían fácilmente de su dinero, ni los franceses con su venganza. Y en las elecciones de 1918, los políticos británicos habían prometido (si bien fatuamente) responsabilizar a Alemania por el costo total de la guerra, y uno prometía exprimir al país como un limón "hasta que las pepitas chirrían".

Pero para Keynes, las apuestas eran tan altas como para exigir el esfuerzo. Los historiadores se han centrado en su propuesta de reparaciones ligeras, pero en este momento estaba aún más ejercitado sobre el tema de las deudas entre aliados. Esas obligaciones, escribió en un informe interno del Tesoro, eran "una amenaza para la estabilidad financiera en todas partes", imponían una "carga aplastante" y serían "una fuente constante de fricción internacional". Un orden financiero internacional que era poco más que un una maraña de deudas y reparaciones difícilmente podría "durar un día".

El 14 de mayo de 1919, le envió una nota de angustia a su madre, informándole sobre sus planes de renunciar, pero aguantó, "muy enfermo de lo que sucede", durante tres semanas más. Presentó su carta formal de renuncia al primer ministro Lloyd George el 5 de junio, regresó a su casa para lamer sus heridas y luego canalizó sus pasiones para escribir "Consecuencias económicas".

El 8 de diciembre de 1919, Macmillan Press publicó un libro de un funcionario del Tesoro británico relativamente oscuro que había renunciado al gobierno en protesta por el tratado de Versalles que llevó a su conclusión el trauma de la época de la Primera Guerra Mundial.

El pequeño tratado, escribió el funcionario, buscaba explicar "los motivos de su objeción al tratado, o más bien a toda la política de la conferencia hacia los problemas económicos de Europa". Una impresión conservadora de 5.000 copias parecía adecuada para la disidencia de un tecnócrata , que presentaba pasajes meticulosamente detallados que analizaban la historia y las perspectivas de cosas como los mercados de producción y exportación de carbón de Alemania.

El libro, "Las consecuencias económicas de la paz", resultó ser un fenómeno. Rápidamente pasó por seis impresiones, se tradujo a una docena de idiomas, vendió más de 100,000 copias y le dio fama mundial a su autor de 36 años, John Maynard Keynes.

Un erudito brillante e infatigable, intelectual público, periodista, asesor gubernamental y defensor de las artes, Keynes estaría en el centro de las cosas por el resto de su vida. La revolución keynesiana reinventó la economía en la década de 1930 y continúa dando forma al campo en la actualidad. Keynes, nuevamente representando al Tesoro británico durante la Segunda Guerra Mundial, fue el principal arquitecto intelectual del orden internacional de la posguerra. Pero comenzó su carrera en la disidencia.

El libro de Keynes es esencialmente correcto con respecto a sus argumentos más importantes. Pero fue, y sigue siendo hoy, en gran parte mal entendido. Las contribuciones duraderas del libro no se encuentran en la primera cláusula disidente de Keynes (su "objeción al tratado"), sino en la segunda, sobre "los problemas económicos de Europa". Keynes estaba haciendo sonar una alarma sobre la fragilidad del Orden europeo.

https://www.nytimes.com/2019/12/07/opinion/keynes-economic-consequences-peace.html?action=click&module=Opinion&pgtype=Homepage

viernes, 6 de diciembre de 2019

_- Ellacuría y el testimonio de la filosofía de vida.

_- Agustín Ortega Cabrera
Rebelión

Se ha dicho muy bien que se entiende mejor la obra de un autor, y con más razón tratándose de un filósofo, si se une a lo que fue su vida. En Ignacio Ellacuría, uno de los conocidos como jesuitas mártires de la UCA, al que rendimos memoria por el Día Mundial de la Filosofía en el 30 aniversario de su martirio, se da en forma luminosa esta unión de obra y vida. En este sentido, en nuestras actividades académicas y formativas, por esta semana de conmemoración del 30 aniversario del martirio de los queridos Ellacuría y jesuitas de la UCA, estuvimos presentando el libro “Ellacuría en las fronteras”, editado por la Universidad Jesuita Ibero de México. En dicha publicación soy coautor y hago un capitulo con el título: “Filosofía de la acción-formación social en el horizonte de la espiritualidad. Claves desde Ellacuría, Martín-Baró y los jesuitas mártires de la UCA”. Hicimos esta presentación en algunos centros universitarios de Lima, donde actualmente realizo mi misión en América Latina y soy profesor e investigador.

Tal como muestra uno de conocedores, A. González, es “la forma socrática de filosofar y de ser filósofo, la primera clave para aproximarnos a la obra de Ignacio Ellacuría. Parafraseando a Zubiri, podríamos trazar un paralelo con Sócrates diciendo que lo característico de la labor intelectual de Ellacuría no consiste tanto en haber puesto la praxis histórica de liberación en el centro de sus reflexiones filosóficas, sino en haber hecho de la filosofía un elemento constitutivo de una existencia dedicada a la liberación”. De forma similar a otros pensadores y filósofos, además del propio Sócrates como E. Mounier y S. Weil e incluso ese maestro que fue L. Milani, Ellacuría aprehendió el pensamiento en unidad inseparable con la acción, con la praxis y compromiso solidario por la justicia con los pobres, oprimidos y víctimas de la historia. Una filosofía al servicio de la vida y promoción liberadora e integral de las personas, los pueblos y los excluidos frente a la violencia estructural del mal, desigualdad e injusticia social (global), la violencia represora y personal; con un compromiso claro por el dialogo, la reconciliación, la no violencia, la paz, la libertad e igualdad.

Es esa inteligencia social e histórica desde una filosofía honrada con lo real, empleando las mediaciones socio-analíticas como son las ciencias sociales, que se hace cargo de la realidad analizándola críticamente en sus posibilidades, capacidades y estructuras con sus poderes o dominaciones; que carga con la realidad en esa inteligencia ética de la compasión, asumiendo solidariamente el sufrimiento de los pueblos crucificado que son siempre el signo de los tiempos, en una hermenéutica histórica de la realidad "passionis". Y se encarga de la realidad, con la inteligencia que se hace praxis liberadora de los pueblos crucificados para bajarlos de la cruz, en la opción por los pobres como sujetos de su liberación integral.

En esta línea, sigue afirmando González, que “Ellacuría mostró con su vida (y - ¿por qué no decirlo? - también con su muerte) que la función social de la filosofía no es primeramente una función académica, y mucho menos una función legitimadora de uno u otro poder, sino -al menos como posibilidad- una función liberadora. Y que esta función liberadora no consiste en primera línea en la trasmisión de una determinada filosofía, de una determinada tradición o de unos determinados conocimientos filosóficos, sino, como también fue el caso de Sócrates, en una tarea mayéutica y crítica…, en un sentido más cercano a la expresión original griega maieúomai (ayudar en el parto, desatar). Pues se trata de acompañar filosóficamente la difícil hora histórica de los pueblos del Tercer Mundo, situándose parcialmente del lado de quienes tratan de impedir que triunfe la muerte y del lado de la nueva vida que, a pesar de todas las dificultades, pugna por nacer”.

Ellacuría comprende el para qué de la filosofía en su función liberadora, a la búsqueda del verdadero ser y sentido en la realidad promoviendo la vida, la libertad y la justicia liberadora con los pobres con una tarea "desideologizadora" de lo real. Se trata de buscar la verdad que es aprisionada por la injusticia (Rm 1, 18), desenmascarando a los ídolos de muerte que niegan la vida de los pueblos y de los pobres. Liberarnos de las idolatrías de la riqueza-ser rico, del capital, poder y la violencia estructural para que las mayorías populares (empobrecidas) tengan ser, vida y vida en abundancia (Jn 10, 10); frente a la nada, el no ser, que padecen los pueblos crucificados. La realidad estructural con su dinamismo, en su unidad de naturaleza e historia, de inter-relaciones de los seres humanos con el mundo, se convierte en praxis social e histórica. Empleando el método de "historización" de las claves filosóficas, como es la justicia con los derechos humanos en la opción por los pobres, para que sean verificados en la realidad histórica. De esta forma, se desvela la mentira ideológica que niega la vida y la liberación integral de la humanidad.

En oposición a esos falsos dioses de la civilización del capital y de la riqueza, para revertir la historia y lanzarla en otra dirección, Ellacu contrapone la civilización del trabajo y la pobreza. Esto es, la dignidad de las personas trabajadoras y la humanización del mundo social e histórico, con una economía al servicio de la vida y las necesidades de los pueblos, que nos libera del lucro y del beneficio-capital como motor de la historia. Y ello en la civilización de la pobreza, con la solidaridad compartida como sentido de la historia en lo real desde esos “pobres con espíritu”. La existencia solidaria de compartir la vida, los bienes y la lucha por la justicia con los pobres que nos libera de las esclavitudes del tener, poseer e ídolo de la riqueza-ser rico.

Tal como afirma Ellacuría, es “una filosofía hecha desde los pobres y oprimidos, en favor de su liberación integral y de una liberación universal que, en su autonomía, puede ponerse en el mismo camino por el que marcha el trabajo en favor del reino de Dios, tal como se prefigura en el Jesús histórico”. Para Ellacuría la historia tiene sentido en “forma utópica y esperanzadamente: creer y tener ánimos para intentar con todos los pobres y oprimidos del mundo revertir la historia, subvertirla y lanzarla en otra dirección”. La realidad histórica, en su dinamismo estructural, está abierta a la trascendencia y esperanza, al Dios trascendente en lo real e histórico. El sentido de la utopía profética y la esperanza en “ese futuro siempre mayor, más allá de los futuros histórico, donde se avizora el Dios salvador, el Dios liberador” (Ellacuría).

Agustín Ortega Cabrera (España), misionero canario laico, es Trabajador Social y Doctor en Ciencias Sociales (Dpto. de Psicología y Sociología ULPGC). Asimismo ha realizado los Estudios de Filosofía, Teología y Moral, Doctor en Humanidades y Teología (UM). Profesor e investigador en diversas universidades e instituciones universitarias y educativas latinoamericanas. Autor de distintas publicaciones, libros y artículos.