jueves, 25 de febrero de 2021

Los 14 tipos de amor: la clasificación que propone un psicólogo luego de analizar más de mil formas de expresar amor en 50 idiomas

"Sin duda, no existe una palabra que de cuenta de la amplia gama de sentimientos y experiencias que envuelve el amor", le dijo el psicólogo Tim Lomas a la BBC.

Lomas, profesor de psicología positiva en la Universidad del Este de Londres, Reino Unido, se dio a la tarea buscar palabras que se refirieran a sentimientos relacionados con el amor en cerca de 50 idiomas.

Su investigación le arrojó más de 600 palabras que expresan amor y que muchas veces resultan imposible traducir a otros idiomas.

A partir de este catálogo y de trabajos de otros psicólogos que han clasificado los tipos de amor, Lomas concluyó que existen "al menos" 14 "sabores" de amor que describen los distintos matices que puede tener este sentimiento.

"Una relación no es exclusivamente un solo tipo de amor", explica Lomas. "Por ejemplo, una relación romántica puede tener varios tipos de amor".

"La metáfora de los sabores nos permite apreciar que una relación pueda mezclar varios sabores para crear un "gusto único".

Una relación amorosa puede experimentar varios tipos de amor.

A cada "sabor", Lomas le puso una etiqueta en griego, pues fue el idioma en el que más palabras encontró relacionados con el amor.

Los sabores del amor

Meraki: amor experiencial
Es el amor que sentimos por ciertas actividades, experiencias o vivencias, como practicar algún deporte, cocinar o viajar.

Érōs: amor estético
Se refiere al amor que podemos sentir hacia objetos o conceptos que nos causan admiración y anhelo, como una obra de arte.

Chōros: amor de arraigo
Es el amor que sentimos por un lugar, especialmente al que llamamos hogar.
El hogar suele despertarnos sentimientos de amor.
Toska en ruso y hiraeth en galés, son dos términos complejos que expresan el sentimiento de anhelo y arraigo a un lugar.

Philia: amor de amigos
Es el lazo que nos une a nuestros amigos. Es el sentimiento con base en el que se construye una amistad y que despierta confianza. Es lo que en español llamamos cariño.

Philautia: amor propio
Se refiere al autoestima y la capacidad que cada quien tiene de quererse y cuidarse a sí mismo.

Storgē: amor familiar
Se refiere al cuidado y el afecto que prima entre quienes comparten lazos familiares. Lomas menciona que puede haber una frontera difusa entre Storgē y Philia, pues son comunes los casos en los que un amigo es tan cercano que se considera parte de la familia.
El Storgē es el amor que sienten quienes comparten lazos familiares.

Epithymia: amor pasional
Es el tipo de amor que despierta la pasión romántica y los deseos sexuales.
En Chile, la étnia yagán usa la palabra mamihlapinatapei para referirse a dos personas que se cruzan miradas para expresarse que se desean mutuamente.

Paixnidi: amor juguetón
Esta palabra significa "juego" y se refiere al tipo de amor coqueto que involucra atrevidas muestras de afecto. En idioma tagalo existe la palabra gigil, que se refiere a las ganas irresistibles de pellizcar o apretar a la persona a quien se quiere.

Mania: amor posesivo
Es el amor basado en la dependencia, que generalmente está asociado a sentimientos de posesión, ansiedad y manipulación. En francés, lo describen como amour fou, que traduce "amor loco".
La mezcla de distintos "sabores" de amor da como resultado un "gusto único", según explica el sicólogo Tim Lomas.

Prâgma: amor racional
Es el contrario a la Mania. Se refiere al amor duradero y sosegado que está más relacionado con el compromiso a largo plazo y las ganas de construir una vida juntos más allá de que con el tiempo el deseo y la pasión disminuyan.
En coreano, el término noun jeong se refiere a una afinidad o conexión que no necesariamente está acompañada del romance.

Anánkē: amor desventurado
Es lo más cercano al amor a primera vista, ese sentimiento de conocer a alguien y sentir que queremos estar con esa persona para siempre, como si estuviéramos destinados a estar juntos.
En japonés, se usa el término koi no yokan para explicar la sensación de haber conocido a alguien de quien será inevitable enamorarse.

Koinōnía ese es amor fugaz que se siente cuando se crea una conexión con otra persona.
Este amor muchas veces se relaciona con el de los amantes desventurados, quienes a pesar de sentir que están destinados a estar juntos, la vida se encarga de separarlos.

Agápē: amor compasivo
Es el tipo de amor que mueve hacia la compasión desinteresada e incondicional, como por ejemplo el sacrificio que unos padres hacen por el bienestar de sus hijos o las obras de caridad.
En el idioma pastún, del sur de Asia, la palabra melmastia significa mostrar bondad y hospitalidad con otras personas, especialmente hacia extraños.

Koinōnía: amor momentáneo
Tiene que ver con esos chispazos en los que por unos segundos sentimos conexión con alguien. Es un instante en el que nos sentimos identificados, en los que con solo mirarse dos personas saben que están pensando exactamente lo mismo.
La caridad es una forma de amor.
En francés, la palabra que mejor los explica es frisson, que significa emoción o escalofrío y que se usa para describir esos momentos en que dos personas sienten emoción y algo de miedo al ver la potente conexión que se ha creado entre ellos.

Sébomai: amor reverencial
Es el amor sumiso y devoto hacia una divinidad o un ser superior. Por extensión, también se refiere al amor que se puede sentir por ídolos como actores o cantantes, por quienes algunas personas profesan un sentimiento casi religioso.

miércoles, 24 de febrero de 2021

_- El Hombre delgado, Dashiell Hammett,

_-

En El hombre delgado, la última novela de Dashiell Hammett, destaca un personaje infrecuente en el género negro, Nora Charles. Es la esposa del duro detective y el trato entre ellos parece ser entre iguales.

Nora ofrece una mezcla peculiar de lealtad y espíritu crítico, de inteligencia y compasión, de sensibilidad y súbita ingenuidad, de frivolidad social y generosidad, de radicalidad en los certeros juicios, de máxima apertura… A Lillian Hellman le explicó Hammett que había construido a Nora sobre su modelo, que Nora era ella. Ambos formaron una singular pareja durante treinta y un años, desde la juventud de ella hasta la muerte de él. La obra de Hellman (1905-1984), sus “comedias airadas” –una docena de obras de teatro y otros tantos guiones para películas–, supone un nudo tenso del arte dramático contemporáneo, vigente aún en variedad de adaptaciones y versiones. Sin embargo, su nombre, por esas cosas del periodismo y de la historia, quedó sobre todo vinculado a su declaración en 1952 ante el Comité de Actividades Antiamericanas, el órgano principal del macartismo y su caza de brujas.

De aquel trance, se retuvo en especial una frase de Hellman: “No puedo recortar mi conciencia para ajustarla a la moda de este año”. Pero hay alguna quizá más precisa: “La verdad lo convertía a uno en traidor como a menudo sucede en tiempos de canallas”. Y tituló Tiempo de canallas su relato de los hechos. Hechos que descubren una raíz de fascismo inscrita en el aparato de estado de las democracias: la persecución de la libertad de ideas, la promoción de las delaciones, la represión judicial, social y económica contra los disidentes… y todo ello en el país que entonces acuñaba orgulloso la etiqueta de cabeza del mundo libre. Repasar de vez en cuando aquel momento, junto a episodios europeos coetáneos y posteriores, valdría para conocer mejor el mundo que habitamos. Hellman, que no tuvo una militancia política como tal, fue, igual que muchos otros intelectuales y artistas, investigada, incluida en la lista negra, forzada a vender sus propiedades para sobrevivir, limitada en sus derechos y sus retribuciones, difamada, acosada. Y supo ver el momento clave que le tocaba, la oportunidad de dar un giro a la situación; por encima de las frases, eso definió su actitud: aceptó declarar sobre sí misma, responder a todas las preguntas, sin acogerse al derecho constitucional a no hacerlo (como era la práctica de quienes no cedían), con la única condición de no declarar sobre otros. Ese modo de asumir la propia dignidad y señalar el núcleo de la vergüenza desconcertó al Comité y obtuvo una sorprendente cascada de apoyos en la prensa hasta entonces enmudecida. Debía realizar una lectura en Nueva York a los pocos días, dentro de una ópera basada en un texto suyo, y la multitud asistente la aclamó, ante su perplejidad, como pocas veces se había visto.

Sin embargo, y aun valorando su posición cívica como merece, mi aprecio por Hellman siempre se ha debido a su obra. La leí con asiduidad a mediados, creo, de los ochenta, y la relectura de ahora ha revivido sin merma la intensidad y la emoción que recordaba. Y no ya sus notables piezas dramáticas, sino los volúmenes de sus memorias son los que encuentro excepcionales. En ellos –Una mujer inacabada, Pentimento, Tiempo de canallas, Quizás– está el friso vívido de una época cuya estela llega hasta aquí: las imágenes del Sur, donde nació y creció, de su economía sustentada en el racismo y de las formas de este en lo cotidiano, el mundo efervescente e industrial del Hollywood clásico, una extraña bohemia adinerada, los ríos de alcohol, los viajes emblemáticos a la guerra de España y al frente ruso de la segunda Guerra Mundial, la vida en la granja que pudo comprar con el éxito de The little foxes y que tuvo que vender al empezar los cincuenta; y los innúmeros personajes: Dorothy Parker, las memorables mujeres negras, su amiga Julia (que en el cine –Julia, 1970– fue Vanessa Redgrave), Eisenstein, el mafioso Costello, Samuel Goldwin y William Wyler, las cambiantes luces que recaen sobre Hemingway, Faulkner y Fitzgerald… Pero todo ello sería anecdótico si no se insertara en la trama de un inclemente y especialísimo autoanálisis: “mi padre dijo una vez que yo vivía dentro de un interrogante”.

El eje de tal pregunta continua es lo que ella llama “mi carácter” –“tengo un carácter irascible, que se despierta en los momentos más insólitos por las razones más insólitas, y que, una vez despertado, se encuentra fuera de mi dominio”–, algo que percibe como lo más íntimo y que también se contempla desde un exterior, que se conoce muy bien pero no se llega a entender nunca, un pulso permanente tanto con el mundo como con la propia conciencia: “a los 16 años me rebelaba abiertamente contra casi todo. Sabía que las semillas de la rebelión eran dispersas y carentes de objetivo en una naturaleza con unas ansias locas de acabar con algo, lo que fuera, y encontrar algo distinto, y poseía suficiente sentido común para comprender que si era demasiado orgullosa, demasiado sensible y demasiado osada se debía a que era tímida y estaba asustada”. Y el núcleo de ese carácter se revela, como todo lo constitutivo, casi incomunicable. Aunque este constante salir de sí, y su correlato de querer saber, generan una forma de lengua privada que, en el cuerpo de la escritura, se vuelve pasión del lector.

La capacidad de indignación, el impulso negativo –dirigido a menudo contra sí misma– y violento, las oscuras e irrompibles fidelidades, el rechazo de la hipocresía y la falsedad, la sensación de que cada instante está vivo…, no sé si podrían componer un proyecto de vida, pero aparecen como su afirmación intransigente. Con su aguda percepción y su permanente malestar, estas memorias proponen el valeroso relato de la dificultad para alcanzar una verdadera madurez personal, y de los extraños vínculos con esa dificultad que mantiene la lucidez. La de comprender que la energía invertida en perseguir una verdad, en encontrar un sentido, quizá obedeciese a un mito que la distraía de sí misma y dejaba a la persona inacabada. Y saber mostrarlo.

Lillian Hellman consideraba que su “rebelión contra el sentimentalismo” era generacional y “había nacido de la aversión al fingimiento”. Y es cierto que este rechazo está también, por ejemplo, en Dorothy Parker –que fue su mejor amiga durante varias décadas–, por más que sus sutiles cuentos chejovianos fueran tan contenidos, de ira tan ensordecida. Lo que Hellman aporta es una capacidad especial para expresar los sentimientos como pensamientos, como formas de conciencia, dándoles a unos y otros una movilidad que solo se decanta en hechos, en objetos, en situaciones. El poder del detalle, un memorable arte del punctum, determina esta escritura, y permite decirlo todo sin nada explicitar. La vemos subir en Madrid a un piso recién bombardeado, retener todos los detalles de lo cotidiano interrumpido como si los absorbiera –un plato de ensalada, un libro en francés abierto, una tabla de planchar caída con una falda aún encima–, hundirse entre los cascotes de los pocos peldaños que quedaban en pie… Y conservar para toda la vida dos botellitas de porcelana con rosas pintadas, y el retrato de una muchacha, que recogió allí. Su escritura, su conciencia es indistinta de las cosas. Y permanecen activas en el papel hasta el límite. Pero esos viajes como sin red –así, la travesía de Siberia en un avión lentísimo, sin asientos ni calefacción, con una neumonía aguda, sin saber ruso– solo cobran peso por el mundo real que los atraviesa, la gente normal, la que no tiene nombre y lleva consigo sus enseres, sus afectos y su dolor. Eso es lo que opera el difícil tránsito entre la sociedad bohemia y la disensión, lo que proporciona la materia de una rebeldía incesante y sin programa.

En este mordisco de realidad viene inevitablemente el tacto, el peso del tiempo. Es la sensación que se objetiva en lágrimas al descender sobre el aeropuerto de Moscú veintidós años después de la estancia durante la guerra. Lo irrecuperable no es solo lo que se vivió, sino quien lo vivió. El pasaje inicial de Pentimento recuerda el significado de este término técnico: “La antigua pintura al óleo, al correr del tiempo, en ocasiones pasa a ser transparente. Cuando esto sucede, es posible, en algunos cuadros, ver los trazos originales: aparecerá un árbol a través del vestido de una mujer, un niño abre paso a un perro, un barco grande ya no se ve en un mar abierto […]. Esto es cuanto quiero decir respecto a la gente en este libro. Ahora la pintura ha envejecido… y he querido ver lo que fue para mí una vez, lo que es para mí ahora”. Así, hay escritores –Elías Canetti, Lorenzo García Vega– que encuentran en las memorias el núcleo de su escritura, en vez de asumirlas como un género, de incorporar un marco y unas reglas; Lillian Hellman es de ellos, de quienes encienden la vida en su vida. No reconstruye una biografía, se mueve a saltos, atrás y adelante, con la implicación de una lógica personal en las historias y los personajes, sin cronología ni aparente estructura. En la evidencia de sus sentimientos-pensamiento, botellitas de porcelana. Con un habla propia, perceptible en su no cerrar el relato, en la arbitrariedad y potencia de las emociones que señalan la exterioridad de un sentido: “lo que jamás recordamos o jamás supimos de nosotros mismos suele ser lo más importante”. Y así desemboca en Quizás, donde persigue a un personaje fantasmagórico, una vieja amiga de huellas borradas, de la que a cada paso se va desmintiendo todo lo sabido y vivido: un dinámico ensayo sobre el desconcierto acerca de la memoria y de la propia realidad, narrando y suspendiendo en la indefinición, afirmando y negando a la par. Es un libro de 1980 y algo en él retrata también, con voz cristalina y mirada sabiamente borrosa, el temblor de la vejez.

Vuelve ahí el antiguo tema de la balanza, los pesos y contrapesos de los ritmos y necesidades de cada día, y también la imagen de sus platillos arrojados a la cuneta, oxidados. El cotejo entre el cambio de vida y el cambio de la vida, como dos pulsiones radicales y no sé si ajenas. Tan presente todo ello en la escritura de Hellman, me lleva a evocar aquella cápsula narrativa que Hammett escondió en medio de El halcón maltés. Un personaje está a punto de ser aplastado por un tablón que cae de pronto sobre la acera, y entonces reacciona abandonándolo de golpe todo: su familia, esposa e hijos, su trabajo, su ciudad, sus rutinas y seguridades. Y años después será encontrado en otra ciudad, haciendo de nuevo el mismo tipo de vida, con otra familia, otro trabajo, idénticas rutinas. Hammett publica la novela en 1929, pero dice que estos hechos habían ocurrido en 1922. A finales de este año, apareció “Qué bonita estampa”, un cuento de Dorothy Parker, cuyo protagonista –un empleado, con casa y jardín, mujer e hija– ha leído en una revista la historia de un hombre como él, de hábitos arraigados y exactos, a quien un día al poner el pie en el andén de la estación, bajando del cotidiano tren, se le oye decir: “¡Qué demonios!”, y se le ve marchar en dirección contraria, desaparecer. Mientras poda el jardín, el personaje de Parker no cesa de imaginar, con lujo de detalles, el momento en que él diría también: “¡Qué demonios!”. Tal vez Hammett y Parker vieron la misma revista, o Hammett leyó el cuento de ella. Pero igualmente pudieron imaginarlo por separado: las memorias de Lillian Hellman, tan próxima a los dos, están llenas de ese vértigo –“unas ansias locas de acabar con algo, lo que fuera, y encontrar algo distinto”–, de personajes que quiebran su trayectoria, que se niegan de pronto a sí mismos y para siempre, de papeles que nunca se dan por asumidos de manera definitiva. Cambiar la vida, el pensamiento de la rebeldía. Cambiar de vida, el sentimiento de sí.

Lecturas.–
Lillian Hellman, Una mujer con atributos. Barcelona, Lumen, 2014. Incluye: Una mujer inacabada, traducción de Mireia Bofill (1979), y Pentimento, traducción de Marta Pessarrodona (1979).

–– Tiempo de canallas. Traducción de Rosario Ferré. México, Fondo de Cultura Económica, 1979.

–– Quizás. Un relato. Traducción de Felipe Garrido. México, Fondo de Cultura Económica, 1984.

–– La loba (The Little Foxes). Versión de Ernesto Caballero. Traducción de Ana Riera. Madrid, Centro Dramático Nacional, 2012.

--Dashiell Hammett, El hombre delgado. Traducción de Fernando Calleja. Madrid, Alianza, 1985(5ª).

–– El halcón maltés. Traducción de Fernando Calleja. Madrid, Alianza, 1985 (7ª).

--Dorothy Parker, Narrativa completa. Traducción de Jordi Fibla, Celia Filipetto, Carmen Francí e Isabel Núñez. Barcelona, Debolsillo, Penguin Random House, 2011.

martes, 23 de febrero de 2021

¿Sirvieron de algo 50 años de bajadas de impuestos a los ricos? Las insospechadas consecuencias de la "teoría del goteo"

La teoría del goteo prometía que si se bajaban impuestos a los ricos, se acabaría beneficiando también al resto porque ese dinero se invertiría e impulsaría la economía.

"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser…". Todas esas rarezas presenció Roy Batty en el famoso monólogo de la película Blade Runner; pero lo que nunca vio el replicante fue un impuesto a los ricos del 91%.

Hubiera sido una buena respuesta del atónito Harrison Ford para contrarrestar tal alarde de eventos impensables.

Y es que esa tasa que existía en Estados Unidos en 1963 para gravar los ingresos que superaran los 400.000 dólares de la época, para el 1% más rico de la población, había caído más de 50 puntos porcentuales en 2019, año en que transcurre la obra de Ridley Scott.

Tal cifra suena hoy ya a verdadera ciencia ficción. Esos impuestos a los ricos se han perdido en el tiempo "como lágrimas en la lluvia".

La tendencia bajista comenzó unos años antes de la llegada al poder de Ronald Reagan (EE.UU.) y Margaret Thatcher (Reino Unido), pero fueron estos dos mitos del liberalismo político quienes apretaron la palanca de los descensos masivos de impuestos para lo más adinerados, con bajadas de más de 40 puntos en el impuesto sobre los ingresos de los más ricos durante sus respectivos mandatos.

Margaret Thatcher y Ronald Reagan fueron los dirigentes que con más firmeza apostaron por las bajadas de impuestos a los más adinerados.

No quedó en la historia como algo puntual, pues su liderazgo arrastró al resto de economías avanzadas a través de las décadas.

Bajar impuestos se convirtió en lo que hoy llamaríamos trending topic en las cancillerías del mundo y bajo gobiernos de todo color político. "Bajar impuestos es de izquierdas", dijo ufano el presidente socialdemócrata español José Luis Rodríguez Zapatero en 2003.

Fue la propia Dama de Hierro quien puso el lazo que define la época: "Mi mayor logro es que hemos obligado a nuestros oponentes a cambiar de opinión", reconoció en una gala de los tories (conservadores británicos) relatada por el exministro Conor Burns.

Una promesa teórica iluminó ese camino: si se bajaban impuestos a los ricos, se acabaría beneficiando también al resto de la población, porque ese dinero se invertiría, impulsando así la economía, los puestos de trabajo y los salarios.

Era la llamada teoría del goteo, que prometía revisitar con esa fórmula la parábola de la multiplicación de los panes y los peces.

El debate sobre gravar a los ricos ha vuelto a tomar fuerza con la crisis económica emanada de la covid-19.

En medio de la segunda gran recesión en una década, los gobiernos tratan de paliar sus efectos entre la población mientras buscan ingresos para sanear las maltrechas arcas públicas.

Así, 50 años después: ¿mereció la pena bajar los impuestos a los ricos?

Los economistas británicos David Hope y Julian Limberg han tratado de responder a esa pregunta en un reciente estudio para la London School of Economics (LSE).

Y Limberg da una primera pista sobre sus hallazgos: "Los gobiernos no deberían preocuparse por las consecuencias económicas de subir los impuestos a los ricos".

No mejoró el crecimiento económico
Para responder a la pregunta, los académicos entraron al laboratorio e introdujeron en sus probetas las reformas impositivas que habían realizado casi dos decenas de países entre 1965 y 2015.

El objetivo era valorar sus efectos en la economía y la sociedad.
En un tubo fue cayendo la evolución económica de los países (Francia, EEUU, Japón, Reino Unido, Alemania, etc.). En otro, los impuestos y exenciones: impuestos sobre la renta, los dividendos del capital, sobre herencias y propiedades…

Ahí aparecieron un compendio de cifras como la tasa máxima del impuesto sobre los ingresos de los más ricos de EE. UU (del 91% al 37%), o la de Reino Unido (que desde cotas similares pasó a menos de un 50%) u otros países europeos y asiáticos con caídas de alrededor de 10 y 15 puntos, que serían incluso mayores de retroceder más en el tiempo hasta sus máximos históricos.

La tasa máxima de impuestos sobre ingresos a los más ricos ha caído masivamente en las últimas décadas.

Y lo mismo sucedió con otros impuestos que suelen afectar sobre todo a los más afortunados, como los impuestos sobre las rentas del capital o sobre lo heredado (como muestra otro gráfico, más abajo en este texto).

Con todos esos datos listos, los investigadores agitaron la fórmula para comparar su trayectoria con países homologables que no habían acometido tales reformas impositivas y ver así cómo se habían comportado sus economías.

Y los efectos que detectaron fueron cercanos a cero. Es decir, las economías de los países que bajaban impuestos no habían generado un mayor crecimiento económico añadido ni habían creado más empleo.

"Nuestra investigación muestra que la argumentación económica para mantener bajos los impuestos a los ricos es débil", reflexiona Hope.

Una conclusión con la que concuerda Ignacio González, investigador y profesor de Economía de la American University: "La evidencia de que menores impuestos al capital estimulan la inversión es muy escasa".

"Lo que observamos, más bien, es que el periodo de reducción de impuestos ha sido también un periodo de estancamiento de la inversión", le explica a BBC Mundo desde Washington D.C (EE.UU).

"Esto puede ocurrir por diferentes razones. En primer lugar, si un inversor tiene un objetivo de beneficios que ha visto satisfecho precisamente gracias al hecho de que estos están poco gravados, ¿Qué incentivo tiene para invertir más dinero? Es decir, puede que los economistas no hayan entendido el comportamiento de los inversores y que éste no se ajuste a lo que predice la teoría clásica", apunta.

"En segundo lugar, los economistas también han subestimado la cantidad de ingresos del capital que no son fruto de inversión productiva y arriesgada, sino que reflejan una simple extracción de rentas procedentes del resto de la economía y que, como tal, deben ser gravadas a unos tipos mucho más elevados.

"Por ejemplo, los beneficios que una empresa obtiene al ejercer su poder de monopolio, o las elevadas rentas de alquiler que obtienen el propietario de capital inmobiliario en el centro de una gran ciudad. Hay mucha evidencia de que este tipo de rentas han aumentado en las últimas décadas", argumenta el economista.

Parece que los dioses de la economía no respondieron con los dotes esperados al sacrificio ofrecido, según estos expertos.

Porque hubo un sacrificio, un precio a pagar: "Los grandes recortes de impuestos para los ricos, desde los años 80 sobre todo, han aumentado la desigualdad de ingresos, con todos los problemas que eso conlleva", sentencia Hope, coautor del estudio de LSE.

Las herencias de las fortunas se mantienen en el tiempo: hay rastros de ellas en Florencia (Italia) que perduran 600 años después.

Fortunas que atraviesan siglos
Cualquiera que haya paseado por la ciudad italiana de Florencia habrá anhelado secretamente pasar el resto de su vida allí.

La Piazza del Duomo y la de la Signoria, el puente Vecchio y el David de Miguel Ángel, la cuna del Renacimiento… es difícil alejarse de semejante belleza.

Quizá por eso es un lugar magnífico para estudiar lo que dura la riqueza. Los apellidos que fueron ilustres alguna vez no se desvanecen fácilmente con el paso de los siglos.

Tampoco sus habitantes parecen querer marcharse de allí.
Unos investigadores del Banco de Italia siguieron esos apellidos que fueron ricos a través del tiempo y la historia.

Y encontraron que aquellos cuyos orígenes estaban vinculados con familias ricas en 1.427 habían heredado algo más que los apellidos: 600 años después el efecto no se había desvanecido y, de media, tenían unos ingresos un 5% más altos y un patrimonio un 10% superior que aquellos que descendían de familias pobres.

Una evidencia de que existe "un piso de cristal que protege a los descendientes de la clase alta de caer por la escalera económica", concluyeron los autores.

Los ultrarricos que piden a sus gobiernos pagar más impuestos por la crisis de coronavirus La riqueza parece, pues, un alquitrán dorado sumamente pegajoso. Una vez que eres rico, es difícil dejar de serlo.

Los impuestos a las herencias han caído en picado también en los últimos años.

Una tendencia que continúa hoy en día, como refleja una investigación del Instituto Peterson para la Economía Internacional, que rastreó la procedencia de las fortunas de los multimillonarios en más de 70 países.

El mito de la meritocracia moderna habla de emprendedores que se hicieron millonarios comenzando con una idea en un pequeño garaje o taller. Enseguida vienen a la cabeza casos paradigmáticos: Bill Gates (Windows), Steve Jobs (Apple), Amancio Ortega (Zara)… pero en muchos países buena parte de las fortunas no son tan románticas, de acuerdo al estudio.

Así, en grandes economías europeas como Alemania, España o Francia, el 65%, el 54% y el 51% de las fortunas multimillonarias provienen de herencias.

Porcentajes que suben en América Latina hasta el 80% en Argentina o casi un 67% en Chile o Venezuela y equiparable en Colombia (50%).

“Nuestro país se está desmoronando”: el multimillonario estadounidense que pide que los más ricos paguen más impuestos.
Y en otros países con porcentaje de herencias más bajas, como EE. UU (29%), Australia (27%) o Canadá (28%), los datos del instituto muestran una procedencia significativa de rentas del sector financiero: 27%, 31% y 25%, respectivamente.

No corregir estos desequilibrios en la circulación de riqueza a través de impuestos y otras medidas redistributivas tiene consecuencias económicas y sociales, según los expertos.

Las rentas provenientes del capital deberían ser gravadas con más firmeza que las del trabajo, según muchos expertos.

¿Un cambio de paradigma ante la desigualdad?
No solo es la covid-19. El mundo sufre en estos tiempos una epidemia de desigualdad que avanza imparable.

Entre 1980 y 20015, el 1% más rico del mundo recibió una proporción dos veces mayor del crecimiento económico que el 50% de la población con menores ingresos, según el Informe de desigualdad global del WID, coordinado por el economista francés Thomas Piketty, entre otros.

Y ampliando la lupa se ve cómo el 10% más adinerado acapara cada vez más riqueza del total dentro de cada país, cómo muestra el gráfico siguiente.

La cuota de riqueza de los más ricos en cada país no ha parado de aumentar desde 1980. Cada vez acumulan más parte de la tarta de los ingresos.

Esta situación, unida a la concatenación de crisis mundiales en los últimos años parece estar resquebrajando el consenso anterior en relación a los impuestos, la desigualdad y la pobreza.

"La mayoría de los estudiantes de economía han escuchado el argumento de que lo que importa es la pobreza, no la desigualdad. Esta era una visión normativa muy extendida en las facultades de economía, especialmente en la década de los 90 y 2000", explica González, de la American University.

"Esta idea se basa en la concepción errónea de que las rentas de mercado son las que 'nos merecemos', lo que convertiría a los impuestos en sospechosos desde un punto de vista moral. La cuestión distributiva se convierte, por construcción, en un 'problema menor', y sólo habría que garantizar lo suficiente a los pobres".

Y advierte sobre algunas apelaciones a la meritocracia: "Esta visión tiene poco sentido por una razón muy obvia: las rentas del mercado están determinadas por una multitud de factores completamente exógenos al esfuerzo individual, incluyendo las políticas, como el propio sistema impositivo. Por lo tanto, más allá de la consideración moral sobre la distribución resultante, la base fáctica de ese tipo de argumentos es completamente falaz".

La ausencia de sistemas impositivos fuertes genera problemas sustanciales para combatir la pobreza.

"Unos sistemas tributarios inadecuados, así como la evasión y la elusión de impuestos, cuestan a América Latina miles de millones de dólares en ingresos tributarios perdidos, unas cantidades que podrían y deberían invertirse en luchar contra la pobreza y la desigualdad", advierte en sus informes la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En la región, el 10% más rico posee el 71% de la riqueza y tributa sólo el 5,4% de su renta, según sus datos.

Tasa del impuesto sobre la renta que realmente paga el 10% más rico de la población en países latinoamericanos, comparado con la misma tasa efectiva de otros países.

Es hora de dar un paso adelante en materia de impuestos, apunta González desde Washington, que no niega las dificultades de desandar el camino:

"La conclusión es que debemos perder el miedo a gravar el capital, porque a tipos impositivos razonables, no hay evidencia de que los impuestos tengan efectos negativos sobre el crecimiento. Y en cualquier caso, esto se puede paliar mejorando el diseño del esquema impositivo y aumentando la coordinación internacional".

Porque las consecuencias son incluso más profundas que las que afectan al propio funcionamiento del sistema económico, alertan cada vez más voces.

"Los paraísos fiscales y los abusos en relación con los impuestos […] están destruyendo el contrato social entre el gobierno y el ciudadano, al permitir que los que podrían aportar más a la sociedad no paguen los impuestos que les corresponden en justicia", advierte la Cepal.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-55650204

lunes, 22 de febrero de 2021

Polonia estrecha el cerco contra los historiadores del Holocausto


La condena contra dos investigadores y el interrogatorio a una periodista desatan las protestas de organizaciones internacionales que investigan la Segunda Guerra Mundial

La historia de la  Segunda Guerra Mundial en Polonia, sobre todo de la persecución de los judíos por parte de sus vecinos católicos, sigue arrojando numerosos espacios de sombra dado que se trata de un campo de investigación reciente, en el que solo se ha podido avanzar con amplio acceso a testigos y documentos después de la caída del régimen comunista en 1989. Sin embargo, el Gobierno ultranacionalista polaco de Ley y Justicia (PiS), en el poder desde 2015, ha lanzado una ofensiva legislativa contra la investigación independiente que se ha traducido en una primera  condena contra dos historiadores, conocida este martes, y el interrogatorio a una periodista por parte de la policía.

Dos investigadores respetados internacionalmente, Jan Grabowski, profesor de la Universidad de Ottawa y premio Yad Vashem por sus trabajos sobre la Shoah, y Barbara Engelking, directora del Centro Polaco de Investigación del Holocausto, fueron condenados este martes a rectificar un párrafo de un ensayo de 1.600 páginas titulado Noche sin fin: el destino de los judíos en la Polonia ocupada. Deberán rectificar y disculparse, aunque no pagar la multa de 22.000 euros que pedía la demandante. Sin embargo, Grabowski considera que la sentencia causa un daño enorme a la investigación del Holocausto.

En el libro, sostienen que el alcalde del pueblo de Malinowo, en el noroeste de Polonia, Edward Malinowski, robó a una mujer judía a la que rescató y entregó a los ocupantes nazis a judíos escondidos en un bosque. Los investigadores fueron denunciados por la sobrina de 80 años del alcalde, Filomena Leszczynska, que contó con el apoyo de organismos cercanos a Ley y Justicia, como la Liga Polaca contra la Difamación y el Instituto Nacional de la Memoria. El Gobierno ha declarado que no tiene nada que ver con el juicio, que se apoya sin embargo en una ley de 2018 promovida desde el Ejecutivo que condena los “insultos públicos a la nación polaca” y que fue rebajada después de las protestas internacionales y de un conflicto diplomático con Israel.

Por otro lado, la periodista  Katarzyna Markusz, colaboradora en la web jewish.pl y que escribe para la Jewish Telegraphic Agency, fue interrogada por la policía el jueves de la semana pasada por orden del fiscal de un distrito de Varsovia. Según relataba este miércoles por correo electrónico la propia Markusz, se la acusa de insultos contra la nación polaca por haber escrito esta pregunta en un artículo para la publicación Krytyka Polityczna: “¿Viviremos para ver el día en que las autoridades polacas admitan que entre los polacos, en general, no había simpatía por los judíos y que la participación polaca en el Holocausto es un hecho histórico?”.

“Cuando me preguntó la policía si había querido insultar a la nación polaca, aseguré que este artículo no pretende insultar a nadie”, relata Markusz, de 39 años. “Hubo polacos que traicionaron a los judíos y otros que les hicieron daño. Son hechos históricos. Es como si los alemanes se enfureciesen porque alguien escribe que invadieron Polonia el 1 de septiembre de 1939. Puedo decir que estoy orgullosa de que se me acuse conforme al mismo apartado (art. 133 pt. 1 del Código Penal) que al profesor Jan Tomasz Gross”.

La periodista se refiere al primer caso sonado de la ofensiva ultranacionalista contra la investigación histórica en Polonia: Jan T. Gross publicó en un 2001 un libro que tuvo una enorme repercusión, Vecinos, en el que relataba el pogromo de Jedwabne, en 1941, atribuido durante décadas a los nazis, pero que Gross demostró que fue perpetrado por sus vecinos católicos. Desde entonces, la bibliografía sobre las persecuciones de judíos por parte de polacos ha aumentado considerablemente e incluso es el tema de fondo del filme Ida, de Pawel Pawlikowski, que ganó el Óscar a la Mejor Película Extranjera y que fue repudiado por el Gobierno.

Pocas horas después del veredicto, Grabowski expresaba por teléfono desde Varsovia, donde se encuentra actualmente, que “la sentencia supone un problema muy grave para todos los historiadores del Holocausto en Polonia, pero también en el extranjero”. No quiso extenderse mucho en sus respuestas, porque su abogado pretende recurrir la sentencia, aunque señaló que “se trata de un asunto que nunca debería haber llegado a un tribunal porque no son los tribunales los que deben establecer lo que es cierto o no en términos históricos”.

Numerosos centros de investigación del Holocausto –el Yad Vashem de Jerusalén, el Centro Simon Wiesenthal, la Fundación por la Memoria de la Shoah de París, la Asociación de Estudios Eslavos y de Europa del Este, la Asociación Histórica Americana, la Asociación de Estudios Polacos con sede en París, además de la comunidad judía de Varsovia– mostraron su apoyo público a los historiadores antes de la sentencia y consideran, en palabras de la Fundación por la Memoria de la Shoah, que el proceso “representa una caza de brujas” que “tendrá un efecto pernicioso sobre el corazón mismo de la investigación histórica”. La investigadora estadounidense Deborah E. Lipstadt, experta en el negacionismo del Holocausto, escribió en su cuenta de Twitter: “Polonia se dedica a negar el Holocausto de forma suave. No niega el genocidio. Solo reescribe el papel de algunos polacos en él... y castiga a los historiadores que dicen la verdad”.

El Yad Vashem, que además de museo del Holocausto es uno de los grandes centros de estudio de la Shoah en el mundo, emitió este jueves un comunicado en el que mostraba su “profunda preocupación” por el veredicto. “La investigación histórica debe reflejar la compleja realidad de un periodo determinado, basándose en el análisis escrupuloso de la documentación existente, como se ha hecho en este riguroso libro de los dos investigadores. Como toda investigación, este volumen sobre el destino de los judíos durante el Holocausto forma parte de un debate en curso y, como tal, está sujeto a críticas en el ámbito académico, pero no en los tribunales. La documentación existente, junto con muchas décadas de investigación histórica, demuestra que bajo la draconiana ocupación alemana nazi de Polonia y, a pesar del sufrimiento generalizado del pueblo polaco bajo esa ocupación, hubo polacos que participaron activamente en la persecución de los judíos y en su asesinato”.

Sostiene Katarzyna Markusz: “Es evidente que el Gobierno polaco quiere silenciar a los historiadores y periodistas que pretenden escribir la verdad sobre el Holocausto: hubo polacos que atacaron a los judíos durante la guerra. Es un hecho. ¿Por qué se nos persigue por decir esto?”. Grabowski, de 57 años, señala por su parte: “Esta sentencia representa un jarro de agua fría sobre lo que los estudiantes polacos y los historiadores pueden hacer. Estoy muy preocupado y soy muy pesimista”.

Víctimas y verdugos
Polonia fue uno de los países que más sufrió durante la larga noche del terror nazi. Ocupada desde el principio del conflicto por nazis y soviéticos, seis millones de polacos fueron asesinados por el Tercer Reich, entre ellos tres millones de judíos. La Alemania nazi instaló en su territorio seis campos de exterminio, en cuyo funcionamiento los polacos no tuvieron nada que ver. Es más, fueron víctimas en ellos: Auschwitz, por ejemplo, se abrió como un campo de concentración destinado primero a polacos y prisioneros soviéticos. Tampoco hubo un Gobierno colaboracionista y la resistencia fue constante. Polonia es, además, el país del mundo que tiene más Justos entre las Naciones reconocidos por el Yad Vashem:  7.112 personas que se jugaron la vida, o la perdieron, ayudando a judíos. Se trata de hechos que forman parte del consenso sobre la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, sobre todo a partir de 1989 con el final de la dictadura comunista, también es un hecho reconocido por todos los expertos en la Shoah que ciudadanos polacos asesinaron, robaron, chantajearon, denunciaron y persiguieron a judíos durante y después del conflicto y que además colaboraron con los nazis en su asesinato —no en los campos de exterminio, pero sí en pogromos, guetos y fusilamientos—. Lo prueban miles de documentos y testimonios. Grabowski cree que la cifra que proporcionó en un libro anterior de 200.000 judíos asesinados por polacos es conservadora. Se trata de un hecho investigado por historiadores como Havi Dreifuss,  Anna Bikont,Anna Bikont, Engelking, Gross o el propio Grabowski, que además aparece en numerosos ensayos clásicos sobre el Holocausto de autores como Timothy Snyder, Keith Lowe, Raul Hilber o Tony Judt. Nadie en el mundo académico lo duda. Sin embargo, en la Polonia del siglo XXI se puede ser juzgado o interrogado por la policía por afirmarlo.

https://elpais.com/internacional/2021-02-10/polonia-estrecha-el-cerco-contra-los-historiadores-del-holocausto.html

domingo, 21 de febrero de 2021

_- El caso del donante de esperma en serie. Un hombre, cientos de niños y una pregunta candente: ¿Por qué?

_- En 2015, Vanessa van Ewijk, una carpintera de los Países Bajos, decidió que quería tener un hijo. Tenía 34 años y era soltera, así que, como muchas mujeres, buscó un donante de esperma.

Consideró concebir a través de una clínica de fertilidad, pero el costo era prohibitivo para ella. En cambio, encontró un candidato ideal a través de un sitio web llamado Desire for a Child, uno de un número creciente de mercados de esperma en línea que conectan a los donantes candidatos directamente con los destinatarios potenciales. La Sra. Van Ewijk se sintió atraída por un perfil en particular, el de Jonathan Jacob Meijer, un músico holandés de unos 30 años.

El Sr. Meijer era guapo, con ojos azules y una melena de cabello rubio rizado. A la Sra. Van Ewijk le gustó lo genuino que parecía. “Hablé con él por teléfono y parecía amable, amable y de buen comportamiento”, dijo. “Le gustaba la música y hablaba de sus pensamientos sobre la vida. No se mostró fuerte en ningún sentido. Parecía el chico de al lado ".

Aproximadamente un mes después, después de algunos intercambios, ella y el Sr. Meijer acordaron encontrarse en la Estación Central, un concurrido centro ferroviario en La Haya. Él le proporcionó su esperma y, a cambio, ella le pagó 165 euros, unos 200 dólares, y cubrió sus gastos de viaje. Meses después dio a luz a una hija, su primer hijo y, según le dijo Meijer, el octavo. (El Sr. Meijer se negó a ser entrevistado para este artículo, pero respondió algunas preguntas por correo electrónico y declaró que no concedió permiso para que se publicara su nombre).

En 2017, cuando decidió volver a concebir, se acercó una vez más al Sr. Meijer. Una vez más se reunió con ella y, por una tarifa igualmente modesta, le proporcionó un recipiente con su semen; una vez más quedó embarazada y dio a luz a un niño.

Incluso antes, sin embargo, la Sra. Van Ewijk se había enterado de algunas noticias inquietantes. Se había conectado en Facebook con otra madre soltera que también había utilizado al Sr.Meijer como donante y que le dijo que, según una investigación realizada en 2017 por el Ministerio de Salud, Bienestar y Deporte de Holanda, él había tenido al menos 102 hijos. en los Países Bajos a través de numerosas clínicas de fertilidad, un recuento que no incluía sus donaciones privadas a través de sitios web.

La Sra. Van Ewijk quería que sus hijos fueran hermanos completos, por lo que todavía quería que el Sr. Meijer fuera el donante. No obstante, estaba alarmada. Holanda es un país pequeño, hogar de 17 millones de personas; Cuantos más medios hermanos hay en la población que se desconocen entre sí, mayores son las probabilidades de que dos de ellos se reúnan sin saberlo y engendren sus propios hijos, niños con un mayor riesgo de tener defectos hereditarios.

Furiosa, la Sra. Van Ewijk se enfrentó al Sr. Meijer. Admitió que había tenido al menos 175 hijos y admitió que podría haber más.

“Dijo: 'Solo estoy ayudando a las mujeres a hacer realidad su mayor deseo'”, recordó la Sra. Van Ewijk. “Dije: '¡Ya no ayudas! ¿Cómo les digo a mis hijos que posiblemente podrían tener 300 hermanos? "

Vanessa van Ewijk y sus dos hijos en Lisserbroek, Holanda. "¿Cómo les digo a mis hijos que posiblemente podrían tener 300 hermanos?" Ella dijo. Credit ... Ilvy Njiokiktjien para The New York Times

El primer hijo de la fertilización in vitro nació en 1978, y en las décadas posteriores, la donación de esperma se ha convertido en un próspero negocio mundial, ya que las clínicas de fertilidad, los bancos de esperma y los donantes privados han buscado satisfacer la demanda de los padres ansiosos por concebir.

Sin embargo, como industria, está mal regulada. Un mosaico de leyes aborda aparentemente quién puede donar, dónde y con qué frecuencia, en parte para evitar la introducción o amplificación de discapacidades genéticas en una población. En Alemania, un donante de una clínica de esperma no puede tener más de 15 hijos; en el Reino Unido, el límite es de 10 familias con hijos ilimitados. En los Países Bajos, la ley holandesa prohíbe la donación de forma anónima, y ​​las pautas no vinculantes limitan a los donantes de clínicas a 25 niños y a donar en más de una clínica del país. En los Estados Unidos no hay límites legales, solo pautas de la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva: 25 niños por donante en una población de 800.000

La regulación es aún más escasa a nivel internacional. Hay poco que impida que un donante de esperma realice una donación en clínicas de países distintos al suyo, o en agencias globales como Cryos International, la clínica de esperma más grande del mundo, en Dinamarca, que envía semen a más de 100 países.

"No hay nada en los EE. UU. Ni en ningún otro lugar que impida que un donante realice una donación en más de un banco de esperma", dijo Wendy Kramer, cofundadora y directora ejecutiva del Donor Sibling Registry, una organización de los Estados Unidos que apoya familias. "Los bancos de esperma afirman que le preguntan al donante si han donado en otro lugar, pero nadie sabe si realmente lo hacen".

Y pocas o ninguna ley gobiernan las donaciones privadas, del tipo que la Sra. Van Ewijk y el Sr. Meijer organizaron a través de Internet. A través de estas brechas, han surgido varios casos de donantes que han engendrado decenas de hijos o más, y de hijos adultos que han descubierto, a menudo a través de las redes sociales, que no solo tienen un puñado de medios hermanos, sino decenas de ellos.

En 2019, la Dutch Donor Child Foundation, un grupo de defensa que facilita el apoyo legal y emocional para las personas concebidas por donantes y sus familias y ayuda a buscar parientes biológicos, determinado a través de pruebas de ADN que el Dr. Jan Karbaat, un especialista en fertilidad que murió en 2017, había engendrado en secreto al menos 68 hijos, nacidos de mujeres que visitaron su clínica cerca de Rotterdam.

Se cree que al menos un donante de esperma en los Países Bajos, conocido como Louis, tiene más de 200 crías, muchas de las cuales no se conocen entre sí. Hace seis años, Ivo van Halen, un holandés I.T. consultor, se enteró de que estaba entre ellos. Desde entonces, ha logrado conectarse directamente con 42 de sus medios hermanos.

"Ha sido un shock aprender a integrar a 42 hermanos y hermanas en su vida", dijo Van Halen en una entrevista. “No hay libros sobre cómo hacer eso. Nuestro grupo ya tiene 70 niños conocidos y recibe nuevos cada mes".

Algunos de sus medios hermanos se han encontrado varias veces en Tinder, la aplicación de citas. Un medio hermano, Jordy Willekens, que vive en La Haya, emparejado en línea con cuatro medias hermanas. “Una vez, le di un golpe a una hermana y ella me golpeó a mí al mismo tiempo”, dijo Willekens.

El grupo mantiene una lista de posibles hermanos a quienes consultar antes de ir a una cita. El Sr. Willekens, que ahora está en una relación, dijo que había sido muy cuidadoso al salir con alguien: "Ahora tengo un ojo muy entrenado".

"Es peligroso para los niños"
Algunos donantes de esperma, como el Dr. Karbaat, donan subrepticia e ilegalmente, dejando que sus identidades y la escala de su actividad sean descubiertas muchos años después por su descendencia, a menudo como una sorpresa.

Otros donantes son abiertamente derrochadores. Ari Nagel, profesor de matemáticas en Nueva York, dona exclusivamente en línea y directamente con los destinatarios; ha sido apodado el "donante objetivo" porque a veces se encuentra con mujeres en lugares públicos, como las tiendas Target, para entregar su esperma. Le dijo a The New York Times que tenía 76 hijos biológicos. Simon Watson, un donante del Reino Unido que actualiza regularmente su sitio de Facebook con fotos de su descendencia, le dijo a la BBC en 2016 que tenía al menos 800 hijos en todo el mundo.

El Sr. Meijer parece haber adoptado ambos enfoques, registrándose en más clínicas de las recomendadas y, al mismo tiempo, donando en forma privada.

En 2017, después de enfrentarse al Sr. Meijer, la Sra. Van Ewijk notificó a la Fundación Holandesa de Donantes para Niños que tenía muchos más hijos de los que había revelado inicialmente y que había estado donando esperma en varias clínicas. El grupo ya lo conocía, de otras madres con la misma denuncia.

La fundación pronto determinó que el Sr. Meijer había engendrado en forma privada al menos 80 niños en los Países Bajos, además de los 102 que el Ministerio de Salud, Bienestar y Deporte había identificado a través de 11 clínicas en el país. El gobierno ordenó a todas las clínicas de esperma holandesas que dejaran de usar el semen del Sr. Meijer.

(Debido a las leyes de privacidad holandesas, el gobierno no ha nombrado públicamente al Sr. Meijer como el donante en cuestión. Sin embargo, en un correo electrónico a The Times, un portavoz del Ministerio de Salud confirmó su identidad. “Los donantes deben firmar un acuerdo con su clínica que no donan esperma en otras clínicas ", escribió Gerrit-Jan KleinJan." El donante de esperma sobre el que está escribiendo también hizo este acuerdo. Sin embargo, donó en más bancos de esperma dando como resultado 102 bebés ").

Posteriormente, la Sra. Van Ewijk se hizo amiga de otras dos madres holandesas que habían utilizado al Sr. Meijer como donante. Los dos trabajaron juntos en el mismo preescolar y se dieron cuenta de que compartían el mismo donante después de notar que sus hijos, ambos de 9 años, se parecían.

Las dos mujeres, que solicitaron el anonimato para proteger la privacidad de sus hijos, dijeron que a su vez conocían a varios sus mujeres en su ciudad, Almere, que había utilizado al Sr. Meijer como donante. Una madre expresó su preocupación de que algunos de estos medios hermanos pudieran encontrarse accidentalmente y tener una relación.

"Es repugnante y quiero que se detenga", dijo. “Es peligroso para los niños. Hay más hermanos y hermanas en Almere, y pueden enamorarse. No es bueno."

Tim Bueter, un abogado de los Países Bajos que representó a las familias en el caso del Dr. Karbaat, dijo que había sido contactado por 12 madres que habían usado el esperma del Sr. Meijer. Querían saber si había alguna acción legal que pudieran emprender contra él. Bueter dijo que era muy poco lo que podían hacer, ya que no se aplicaban leyes.

“Fue sorprendente escuchar que algo como esto está sucediendo”, dijo Bueter. “Los niños son las víctimas en este caso. Hay que hacer algo para detenerlo. Lo único que pueden hacer estas mujeres es ir al público y esperar que todos en el mundo sepan que no deben usar a este hombre como donante de esperma".

13 países o más
Joëlle de Boer, voluntaria y persona de contacto internacional de la Dutch Donor Child Foundation, ha estado siguiendo la actividad del Sr. Meijer. Según su investigación, ha estado viajando por Europa, Escandinavia y Ucrania durante varios años, donando esperma desde 2007 en varias clínicas y de forma privada en Internet.

“Hace dos semanas fui a donar en Kiev a la clínica Biotexcom”, escribió en Facebook en junio de 2017, refiriéndose al Centro BioTexCom para la Reproducción Humana en Ucrania, que utiliza esperma donado para la fertilización in vitro y la subrogación. “La señora a la que ayudé usó una donante de óvulos de Ucrania que será fertilizada con mi esperma. ¡Debo decir que esta fue una de las mejores experiencias que tuve con las clínicas! "

La Sra. De Boer también ha estado tabulando la presencia en línea del Sr. Meijer, incluso en ocho sitios web privados de donaciones en Alemania, Italia y los Países Bajos. En un sitio, se anunció a sí mismo como un "donante vikingo musical" rubio. Compartió con The Times capturas de pantalla de sitios de donación privados en los que un donante con la foto del Sr. Meijer acompañaba nombres falsos, incluidos "Lukas" y "Martijn". Cuando se le pidió que comentara, Meijer dijo en un correo electrónico: "Nunca he donado con nombres falsos".

Además, el Sr. Meijer se ha registrado en al menos un banco de esperma internacional, Cryos, que no establece un límite general sobre la cantidad de hijos que puede generar un donante, aunque afirma adherirse a los límites establecidos por cada país al que dona. Aún así, con cada banco exportando a decenas de países, un solo donante podría potencialmente producir cientos o incluso miles de niños en todo el mundo.

Además, a diferencia de los bancos de esperma de los Países Bajos, que prohíben la donación anónima, los bancos de esperma internacionales suelen registrar a los donantes con un alias o un número. Además, confían en los clientes para informar voluntariamente los nacimientos de sus hijos cuando realizan un seguimiento de la descendencia de los donantes de esperma, y ​​esa cuenta no siempre es precisa. Y no existe un registro internacional de donantes de esperma, por lo que un receptor no tiene una manera fácil de saber dónde más podría haber donado su donante o cuántos medios hermanos podrían tener sus hijos.

La Sra. De Boer dijo que ha estado en contacto con madres que han tenido hijos del Sr. Meijer en Australia, Italia, Serbia, Ucrania, Alemania, Polonia, Hungría, Suiza, Rumania, Dinamarca, Suecia, México y Estados Unidos. Varias estuvieron en contacto con las dos madres holandesas que son amigas de la Sra. Van Ewijk y confirmaron sus relatos con esta reportera.

Una mujer alemana le dijo a The Times que adquirió el esperma del Sr. Meijer a través de Cryos; aunque donó bajo un alias, ella pudo averiguar su nombre real. En 2019 recibió una carta de Cryos notificándole que su donante “había donado en países fuera de Dinamarca, incumpliendo así el contrato que tenía con Cryos para donar exclusivamente a nuestro banco de esperma”.

La carta agregó: "Esto significa que el donante supuestamente ha logrado más embarazos que los embarazos registrados en nuestro sistema". La empresa también notificó a las autoridades sanitarias danesas, decía la carta, y dejó de distribuir su semen.

En un correo electrónico, el Sr. Meijer dijo que no recordaba que le dijeran que tenía prohibido donar en otras clínicas: “Las clínicas hicieron exámenes intensivos de salud y genética y entrevistas y los pasé todos, pero no recuerdo claramente este procedimiento para decir nada. sobre eso". En un segundo correo electrónico, dijo: "No había acuerdos estrictos entre los bancos de esperma (hasta hace poco) para verificar si los donantes no habían estado donando en otros lugares".

Peter Reeslev, director ejecutivo de Cryos, solicitó comentarios, insistió en que un donante de Cryos no podría haberse inscrito sin conocer la cláusula de exclusividad. "NO", escribió en un correo electrónico. "Los donantes firman y se comprometen en términos contractuales a no donar en ningún otro establecimiento de tejidos que no sea Cryos antes y se comprometen a no donar esperma a otros bancos de esperma / centros de tejidos en el futuro".

Añadió: “En un nivel general, Cryos disasoci se alimenta de cualquier forma de donación de esperma en serie debido a la importancia de no exceder las cuotas nacionales de embarazo ”en cada país al que envían esperma.

Es imposible decir exactamente cuántos hijos donantes tiene el Sr. Meijer en todo el mundo. Pero Ties van der Meer, director de la Dutch Donor Child Foundation, y sus colegas han calculado que si el patrón conocido de donación clínica y privada del Sr. Meijer fuera un indicador, el número podría ascender a varios cientos, incluso a 1.000.

En un correo electrónico, el Sr. Meijer rechazó esa conclusión. "Tengo aproximadamente 250 hijos", dijo. “Las suposiciones de 1.000 son ridículas. Estoy decepcionado por la obsesión de los números. Me convertí en donante no por números, sino por amor para ayudar a los padres a realizar su sueño. No puedo entender cómo alguien solo puede concentrarse en números y ver a mis hijos donantes como un número".

Creando barreras legales
Para combatir el problema de los donantes en serie, los funcionarios de los Países Bajos están implementando varias medidas, incluida la creación de un registro central de donantes de esperma, para evitar que los hombres donen en varias clínicas al mismo tiempo, dijo la Dra. Monique H. Mochtar, presidenta del Grupo de Interés Especial en Donación de Gametos. Además, debido al Sr. Meijer, se espera que el límite recomendado de 25 niños por donante en las clínicas de esperma se convierta en ley esta primavera, restringiendo un donante a 12 madres a nivel nacional.

Pero los desafíos y lagunas siguen existiendo a nivel internacional. "La falta de órganos reguladores y legislativos para la industria internacional de la fertilidad permite a las empresas reclamar y hacer lo que quieran", dijo el Sr. van der Meer, de la Dutch Donor Child Foundation. "Necesitamos legislación internacional y ayuda para todas las familias que se han visto afectadas por las acciones de donantes como este hombre".

El tema de la donación de esperma en serie también ha sido reconocido en otros países. Christina Motejl, abogada en Berlín, es miembro de Donor Offspring Europe, una red de organizaciones de adultos concebidos por donantes en Europa. Dijo que el grupo estaba preocupado por los donantes que viajan por Europa tratando de engendrar tantos hijos como sea posible.

"Es un poco repugnante de una manera narcisista", dijo. “Ninguna persona cuerda querría 100 hijos o más. La gran pregunta es ¿por qué? Estos hombres quieren la confirmación de que son un gran tipo y que todos los quieren".

Judith Daar, quien dirige el comité de ética de la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva, dijo que aunque a menudo existe una renuencia a regular la reproducción asistida más estrictamente que la concepción natural, podría ser apropiado en casos extremos, incluido el del Sr. Meijer, imponer límites en el número de descendientes que puede tener cualquier donante.

Señaló que los hombres que donan a través de las redes sociales, evitando el papeleo de un banco de esperma o de un médico, podrían terminar sorprendidos por consecuencias legales devastadoras.

"Los donantes deben saber que, según la ley estatal, pueden ser considerados padres legales de cualquier descendencia resultante", dijo la Sra. Daar, quien también es decana de la Facultad de Derecho de Chase de la Universidad de Northern Kentucky y autora de "The New Eugenics: Mejora selectiva en una era de tecnologías reproductivas”. También alentó a las mujeres a verificar la salud del donante y las pruebas genéticas a través de expertos calificados, en lugar de confiar en la palabra del donante.

El estilo de vida del donante
¿Qué impulsa a un donante de esperma a donar tan abundantemente?
En 2013, un artículo de la revista Donor Sibling Registry identificó tres motivos principales, al menos para los donantes promedio: dinero, generosidad y el deseo de transmitir su ADN.

"Creo que hay que fijarse en el número 3, transmitir sus genes para tener hijos", dijo Kramer, directora ejecutiva del registro. “¿Es parte del ADN de algunos hombres hacer esto? ¿Qué hace que un hombre done durante seis años? ¿Diez años? Si cada donación puede crear entre 4 y 24 niños, ellos pueden hacer los cálculos. ¿Por qué no lo pensarían dos veces? "

La compensación financiera por la donación en algunos países es bastante escasa, pero algunos donantes han forjado un estilo de vida al aceptar una tarifa nominal a cambio de los gastos de viaje para conocer a los destinatarios en persona.

El Sr. Nagel, que tiene 45 años y es soltero, dijo que las mujeres lo habían llevado por todo el mundo en busca de su esperma, incluso a Israel, el sudeste asiático, Ghana y Filipinas. Cuando este reportero lo contactó, el Sr. Nagel se estaba preparando para volar a México para ayudar con una inseminación, luego a Florida, Maryland y Virginia, para reunirse con algunos de sus hijos en su cumpleaños.

Meijer también ha viajado a menudo y muy lejos, incluso a Argentina, China, Nueva Zelanda y Australia, según su perfil de donante en Cryos.

El perfil, bajo el alias requerido, señala que después de la universidad trabajó como profesor de ciencias sociales en la escuela secundaria y ahora "está trabajando con criptomonedas en una empresa de desarrollo y comercio". Sus puntos fuertes incluyen "mi optimismo y mi carácter siempre alegre". Sus debilidades: “Como soy un soñador, siempre necesito concentrarme en hacer las cosas de la manera correcta porque si no las hago, me olvido de hacerlas. A veces necesito mucho tiempo para reflexionar porque tengo un carácter sensible".

Como muchos donantes, el Sr. Meijer dijo que sus intenciones eran caritativas, ayudar a las personas que querían formar una familia. “La demanda sigue siendo enorme y la cantidad de donantes capaces es baja”, dijo en un correo electrónico.

El Sr. Nagel ofreció un sentimiento similar. "Me encanta tener hijos", dijo. "Es bueno ayudar a que crezcan tantas familias hermosas, y ver lo felices que son y cuánto amor circulan".

Pero el señor van der Meer, que es donante concibe y ha donado esperma, dijo que algunos donantes parecían estar involucrados casi en una competencia para ver quién podía engendrar más hijos.

En un correo electrónico, el Sr. Meijer dijo: “Sé que la gente me está juzgando rápidamente o piensa que doy por razones narcisistas. Pero soy bastante realista sobre mí mismo y no pienso demasiado en mí mismo. (Prefiero ser honesto conmigo mismo y ver mis defectos y mi lado bueno). Pero lo que me motiva como donante es hacer algo realmente grande con solo un poco de ayuda, el aprecio de los destinatarios y los cálidos sentimientos y recuerdos que comparto con los niños y los destinatarios”.

Los sentimientos cálidos no son necesariamente mutuos. Una madre en Australia que compró el esperma del Sr. Meijer a través de Cryos y tuvo un hijo dijo que estaba preocupada por la cantidad de hijos que resultó tener. (Ella pidió que no se usara su nombre, por razones de privacidad). Ella y otras 50 madres que usaron su esperma han formado un grupo, Moms on a Mission, para tratar de que deje de donar.

Su objetivo es conectarse con tantos otros padres como sea posible, para averiguar el verdadero número de descendientes que ha producido, para que sus hijos puedan contactarse entre sí a medida que crecen. Muchas de las madres se preguntan cómo sus hijos podrán alguna vez tener una relación con su padre biológico cuando él tiene tantos otros hijos. El grupo también aboga por la creación de una base de datos internacional de donantes de esperma.

“De esa manera, estos hombres no pueden simplemente donar cuando quieran y crear a todos estos niños en el mundo sin que los padres siquiera lo consientan”, dijo la madre australiana. "No puedo imaginar lo que pensará nuestro hijo cuando se entere".

Fuente: NYT.

sábado, 20 de febrero de 2021

La desfachatez de Christine Lagarde y de Luis de Guindos cuando hablan de deuda pública

Un grupo de unos 100 economistas acabamos de subscribir una propuesta de reestructuración de la deuda pública que está en manos del Banco Central Europeo (aquí). La sometemos a discusión presentando las razones que nos hacen creer que es razonable, justa, legítima y legal aunque, a pesar de ello, no nos sorprende que algunos medios la presenten como una entelequia e incluso que desprecien a quienes la presentamos.

Lo chocante, sin embargo, es que altos funcionarios y autoridades entren en el debate limitándose a descalificar la propuesta sin aportar ningún tipo de razón, tal y como ha ocurrido con la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, y el vicepresidente, Luis de Guindos.

Lagarde ha sido muy directa y contundente, hasta el punto de que el diario El Mundo afirmaba que había «abroncado» a quienes realizamos la propuesta. Concretamente, la presidenta del Banco Central Europeo afirmó: «si la energía que se gasta en pedir la cancelación de la deuda por parte del BCE se dedicara a un debate sobre el uso de esta deuda, ¡sería mucho más útil!».

Es una declaración triplemente desafortunada. Una auténtica desfachatez.
En primer lugar, porque Christine Lagarde fue la responsable de la economía y las finanzas francesas en el periodo (2007-2011) en que más creció la deuda pública de ese país desde el final de la segunda guerra mundial: en sus cuatro años de gobierno subió lo mismo (23,3 puntos porcentuales del PIB) que en los quince anteriores. ¿Cómo se atreve Christine Lagarde a dar lecciones sobre control del gasto público a los demás?

En segundo lugar, es también vergonzoso que sea la presidenta del Banco Central Europeo quien responsabilice a los demás del incremento del gasto público sabiendo que este justamente se disparó porque esa institución fue incapaz de desempeñar correctamente la función que tiene encomendada: la supervisión del sistema financiero.

La falta de pericia de sus autoridades y responsables, o quién sabe si su complicidad con las entidades privadas, le impidieron detectar los fraudes, las malas prácticas y los engaños que cometieron docenas de bancos en los años anteriores a la crisis de 2007-2008 y que han costado billones de euros a los gobiernos europeos. ¿Cómo se atreve la presidenta de una institución tan torpe y corresponsable del mayor incremento de la deuda pública europea a dar lecciones a los demás sobre el origen de esta última?

En tercer lugar, las declaraciones de la responsable de la máxima autoridad financiera europea son también una desfachatez porque ocultan (puesto que es imposible que Lagarde no lo sepa) cuál es la auténtica razón que ha provocado el gran incremento de la deuda pública europea en los últimos años.

Los datos de la oficina europea de estadística, Eurostat, no dejan lugar a dudas: los 19 países de la eurozona acumulaban en 1995 4,1 billones de euros de deuda pública y 10 billones a finales de 2019. Y ese incremento de 5,9 billones de euros ha ido de la mano del pago de 6,4 billones de euros en intereses, el 108%.

La señora Lagarde, como los demás responsables del Banco Central Europeo, lo saben perfectamente: la razón del gran e indeseable incremento de la deuda pública europea desde los años ochenta del siglo pasado se debe a la factura añadida que se ha de pagar al haberse prohibido que el banco central financie al gobierno para que lo haga la banca privada, quien así pasó a ganar esa fabulosa cantidad de dinero en forma de intereses.

Esa es la razón, por cierto, de que una ministra de economía y finanzas como Lagarde, bajo cuyo mandato se produce el mayor endeudamiento de la historia reciente en su país, sea considerada como una gran dirigente económica y pase a ocupar sucesivos puestos de aún mayor responsabilidad. Y es que, efectivamente, lo hizo magníficamente bien: el aumento de la deuda que provocó es el gran negocio que la banca privada desea que le pongan en bandeja las autoridades políticas a su servicio, como lo es la actual presidenta del Banco Central Europeo.

Pero si las declaraciones de Lagarde son una desfachatez, no se quedan atrás las del vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos.

Por un lado, ha afirmado que la propuesta de reestructuración que proponemos es ilegal. Algo que resulta cuanto menos sorprendente cuando estamos hablando de una institución a quien el artículo 123 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea prohíbe expresamente financiar a los gobiernos y que, sin embargo, posee en sus balances casi la tercera parte de la deuda pública europea, después de haberla comprado a su libre albedrío en los mercados.

De Guindos conoce perfectamente las condiciones (ya de por sí retorcidas) que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea estableció para que el programa de compra de activos del Banco Central Europeo se pudiera considerar compatible con esa prohibición. Y sabe igualmente que esas condiciones no se han dado ni se dan cuando el BCE ha estado interviniendo en los últimos meses para evitar el colapso financiero en la eurozona.

¿Cómo tiene, entonces, Luis de Guindos la osadía de descalificar una propuesta diciendo que es ilegal, no solo cuando el BCE sí está actuando ilegalmente, sino cuando la propuesta de reestructuración que hemos hecho ni tan siquiera tiene por qué implicar financiación adicional, sino simplemente la conversión de deuda a más corto plazo en otra perpetua?

El segundo argumento del vicepresidente del Banco Central Europeo («la cancelación de deuda no tiene ningún sentido económico o financiero en absoluto») tiene todavía menos enjundia.

Es imposible que de Guindos desconozca un hecho indiscutible: todas las crisis de deuda que ha habido a lo largo la historia sin excepción (y la pandemia de la covid-19 va a provocar una y bien grande, sin lugar a dudas) se han resuelto con algún tipo de reestructuración o quita. Por tanto, el sentido económico y financiero que Luis de Guindos no ve en la medida que hemos propuesto es bastante obvio: proporcionar la única solución posible para detener un incremento de la deuda que, por definición, no puede ser indefinido.

Lo que se está proponiendo es una alternativa realista a la crisis de deuda que se avecina como consecuencia del incremento inevitable del gasto público ocasionado por la covid-19. Es menos contrario a la legalidad que lo que está haciendo desde años el Banco Central Europeo. No implica un privilegio para los gobiernos, sino que los obligaría a realizar, a cambio, inversiones productivas en el contexto de políticas generales que podría supervisar el propio BCE. Es la única forma de permitir que, una vez superada la pandemia, la economía no se paralice por falta de demanda, al tener que dedicar los recursos disponibles al pago de la deuda; y, en fin, es una propuesta que evita que la pandemia de ahora la paguen las generaciones futuras.

Hay que ser conscientes, eso sí, de que la propuesta tiene dos serios inconvenientes: sustituye a la deuda (el negocio de los bancos) por la inversión productiva (el negocio de todos) como motor de la economía; y atenta contra los mitos económicos que quienes se benefician de ellos han conseguido convertir en dogmas. Es lógico, pues, que el poder financiero y sus acólitos carguen contra la propuesta, por muy rigurosa, justa y sensata que sea. 

Fuente: 

viernes, 19 de febrero de 2021

Michael Sandel: "El primer problema de la meritocracia es que las oportunidades en realidad no son iguales para todos".


Michael J. Sandel. FUENTE DE LA IMAGEN, EPA,  

Michael J. Sandel ganó el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2018. 

Michael Sandel (Mineápolis, 1953) es mucho más que un filósofo o un intelectual.

Muchos consideran que este profesor de Derecho de la Universidad de Harvard es algo así como una especie de estrella del rock de la filosofía.

Y la verdad es que las cifras de sus charlas y conferencias rozan las de los conciertos multitudinarios. Sandel ha llenado de seguidores la catedral de San Pablo en Londres, ha atiborrado de gente la emblemática Casa de la Ópera en Sídney, ha congregado a 14.000 personas en un estadio de Seúl…

Y eso por no hablar de sus cifras en internet. Sus clases magistrales se han visto decenas de millones de veces en YouTube y se han hecho absolutamente virales.

El último libro de Sandel lleva por título "La Tiranía de la Meritocracia" y en él analiza en profundidad ese concepto, tan de moda en los últimos años, según el cual todo el mundo debe disfrutar de las mismas oportunidades, lo que en teoría garantizaría que los que lleguen a lo alto habrían conseguido el éxito por sus propios métodos.

Sandel, sin embargo, arremete contra esa idea y las numerosas falacias que en su opinión esconde.

¿Qué tiene de malo la meritocracia?
En determinada manera, la meritocracia es un ideal atractivo porque promete que si todo el mundo tiene las mismas oportunidades, los ganadores merecen ganar. Pero la meritocracia tiene un lado oscuro. Hay dos problemas con la meritocracia.

Uno es que en realidad no estamos a la altura de los ideales meritocráticos que profesamos o proclamamos, porque las oportunidades no son realmente las mismas.

Los padres adinerados son capaces de transmitir sus privilegios a sus hijos, no dejándoles en herencia grandes propiedades sino dándoles ventajas educativas y culturales para ser admitidos en las universidades.

El curso "Justice", de Michael Sandel, ha sido uno de los más populares de los últimos 40 años en la Universidad de Harvard.

En su libro usted revela por ejemplo que la inmensa mayoría de los estudiantes de universidades tan prestigiosas como la de Princeton o Yale pertenecen a familias muy ricas…

Así es. De hecho, en las universidades de la denominada Ivy League (que incluye a las universidades de Brown, Columbia, Cornell, Dartmouth College, Harvard, Pensilvania, Princeton y Yale, algunas de las más prestigiosas de Estados Unidos) hay más estudiantes que pertenecen al 1% de las familias con más ingresos del país que al 60% con menos ingresos.

Así que el primer problema de la meritocracia es que las oportunidades en realidad no son iguales.

¿Y el segundo problema?
El segundo problema de la meritocracia tiene que ver con la actitud ante el éxito. La meritocracia alienta a que quienes tienen éxito crean que éste se debe a sus propios méritos y que, por tanto, merecen todas las recompensas que las sociedades de mercado otorgan a los ganadores.

Pero si los que tienen éxito creen que se lo han ganado con sus propios logros, también tienden a pensar que los que se han quedado atrás son responsables de estar así.

Así que el segundo problema de la meritocracia es un problema de actitud ante el éxito que lleva a dividir a las personas en ganadores y perdedores. La meritocracia crea arrogancia entre los ganadores y humillación hacia los que se han quedado atrás.

Y si la meritocracia es algo en realidad tan perverso, ¿por qué en las últimas décadas muchos políticos, sobre todo del centro-izquierda, la han abrazado?

Es una pregunta muy interesante. Durante las últimas décadas, los partidos de centro, de izquierdas y derechas han adoptado una versión neoliberal de la globalización que ha provocado un aumento de las desigualdades.

Y los partidos de centro-izquierda han respondido a estas desigualdades no buscando reducirlas directamente a través de políticas económicas, sino ofreciendo la promesa de que era posible ascender socialmente, lo que en mi libro llamo 'la retórica del ascenso'.

La idea es que si creamos igualdad de oportunidades, entonces no tenemos por qué preocuparnos mucho de la desigualdad porque la movilidad puede permitir a las personas ascender de trabajos con salarios estancados a otros mejores.

Los partidos de centro-izquierda han ofrecido la retórica del ascenso en lugar de responder directamente a la desigualdad.

En Seúl, Corea del Sur, Sandel dio una conferencia en un estadio ante 14.000 personas.

Por decirlo de otro modo: en lugar de encarar directamente la desigualdad ofrecieron el mensaje de que se podía conseguir la movilidad individual si se accedía a la educación superior, decían que para ganar en la economía global había que ir a la universidad y sacarse un título universitario, porque el dinero que uno iba a cobrar dependía de lo que había aprendido y estudiado, y que si uno se esforzaba podía lograrlo.

Todos esos lemas forman parte de la retórica del ascenso, y los partidos de centro-izquierda pensaron que era una forma inspiradora de alentar a las personas a mejorar su propia condición como individuos obteniendo un título universitario.

Y, de alguna manera, ese mensaje es inspirador, todo el mundo quiere creer que si trabaja duro, puede mejorar su condición.

Pero aunque puede ser de algún modo un mensaje inspirador, por otro lado es insultante, porque implica que si no has ido a la universidad y estás pasándolo mal en la nueva economía, la culpa de tu fracaso es sólo tuya. Y eso, insisto, es insultante para muchos trabajadores.

Lo que las élites, las élites políticas y meritocráticas olvidan, es que la mayoría de la gente no tiene un título universitario. En Estados Unidos y en Gran Bretaña, casi dos de cada tres personas no tienen un título universitario.

Es un error crear una economía en la que la condición para el éxito es un título universitario que la mayoría de la gente no tiene. Y eso vale también para Europa.

Y, de ese modo, los partidos de centro izquierda han perdido a muchos de los votantes de la clase trabajadora que tradicionalmente eran su base de apoyo. Lo hemos visto con el Partido Demócrata en Estados Unidos, con el Partido Laborista en Gran Bretaña, con los partidos socialdemócratas en Europa…

Esos partidos se han ido convirtiendo cada vez más en partidos de clases profesionales, de élites con formación universitaria, y han ido perdiendo apoyo entre los trabajadores sin educación universitaria.

¿Y a dónde se han ido esos votantes?
Esos votantes comenzaron a apoyar a políticos y a partidos populistas autoritarios, apoyaron a Donald Trump en Estados Unidos, el Brexit en Gran Bretaña y a partidos populistas autoritarios en Francia, en España y en otros países.

¿Qué tiene que ver exactamente la meritocracia con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca tras las elecciones de 2016 o con el auge de los populismos?

En las últimas décadas, se ha ido profundizando la división entre ganadores y perdedores, envenenando nuestra política y separándonos. Esa división tiene que ver en parte con las crecientes desigualdades de las últimas décadas.

En las universidades de la Ivy League hay más estudiantes que pertenecen al 1% de las familias con más ingresos del país que al 60% con menos ingresos.

Pero también se tiene que ver con cómo han cambiado las actitudes ante el éxito con el aumento de desigualdad.

Los que han llegado a la cima en la era de la globalización, llegaron a creer que su éxito era todo suyo porque lo habían ganado por sus propios méritos, y que los perdedores no tenían a nadie a quien culpar de su fracaso más que a ellos mismos.

Eso refleja la idea meritocrática, porque si las posibilidades son iguales para todos, los ganadores merecen sus ganancias.

A medida que estas actitudes se afianzaban, la arrogancia meritocrática llevó a los ganadores a creer que su éxito era el resultado de sus propios talentos y del trabajo duro, y llevó la desmoralización y la humillación a los perdedores.

Y una de las formas más potentes y poderosas de reaccionar contra eso es la acción violenta y populista contra las élites.

Muchos trabajadores sienten que las élites los desprecian, que no los respetan, no respetan el tipo de trabajo que hacen.

Y eso creó una ira y un resentimiento cada vez más profundos entre los trabajadores, que sabían que estaban trabajando duro pero recibiendo menos dinero, porque los salarios de los trabajadores están estancados desde hace cuatro décadas.

Los partidos populistas autoritarios apelan a los agravios de esas personas que sienten que este sistema los desprecia, un resentimiento que las actitudes meritocráticas hacia el éxito han alimentado.

La mayoría de las ganancias de la globalización fueron a parar al 20% más rico, y la mitad inferior de los trabajadores no recibió ninguna de esas ganancias, ninguna. Pero no fue sólo exclusión económica.

También ese sentido de humillación que surge al sentir que las élites te menosprecian, que consideran que tú eres el culpable de tu propio fracaso y que si ellos tienen éxito es porque se lo han ganado. Eso creó la ira y el resentimiento al que apelaron figuras populistas autoritarias como Donald Trump.

Donald Trump, efectivamente, siempre ha criticado a las élites. Pero, al mismo tiempo, se ve a sí mismo como el resultado de la meritocracia, como un hombre que se ha hecho a sí mismo. Es un poco contradictorio, ¿no cree?

Donald Trump ha sido un hombre de negocios que ha ganado mucho dinero. Pero la ira y el resentimiento no son contra aquellos que aspiran a tener riqueza y una posición social.

De ese modo, y a pesar de tener mucho dinero, Donald Trump expresaba el sentimiento de agravio contra las élites meritocráticas, porque él mismo a lo largo de su carrera empresarial siempre se ha sentido despreciado por las élites financieras, las élites profesionales y las élites intelectuales de Nueva York.

Las actitudes ante el éxito han cambiado con el aumento de desigualdad.
Y hay mucha verdad en eso, nunca fue aceptado ni respetado por las élites de Nueva York o las élites meritocráticas.

Por eso siempre sintió una profunda inseguridad, que procedía de sentirse menospreciado. Y paradójicamente eso le permitió, a pesar de ser un hombre rico, expresar el sentimiento de resentimiento que muchos trabajadores sentían por las élites meritocráticas.

Y si la meritocracia no es buena, si no funciona correctamente, ¿qué deberíamos hacer para lograr sociedades más igualitarias?

Creo que deberíamos concentrarnos menos en preparar a la gente para la competencia meritocrática y centrarnos más en la dignidad del trabajo.

Debemos impulsar medidas y políticas que hagan la vida mejor y más segura para los trabajadores, independientemente de cuáles sean sus logros y títulos académicos.

En el libro ofrezco varias formas en las que podríamos cambiar el discurso político hacia esa dirección. Y en ese sentido me parece muy interesante la elección de Joe Biden como presidente de EE.UU. tras derrotar a Donald Trump.

Biden es el primer candidato demócrata a la presidencia en 36 años sin un título de una prestigiosa universidad de la Ivy League, ¡el primer candidato demócrata en 36 años!

Eso muestra cómo durante las últimas cuatro décadas el Partido Demócrata ha sido un reflejo del dominio de las élites meritocráticas.

Y creo que parte del éxito de Biden reside precisamente en que al no provenir de la élite meritocrática, ha sido capaz de conectar de manera más efectiva con los votantes de la clase trabajadora. Durante la campaña electoral, por ejemplo, Biden habló de la necesidad de renovar la dignidad del trabajo.

Pero no me malinterprete: no digo que debamos abandonar el proyecto de igualdad de oportunidades. Ese es un proyecto muy importante, moral y políticamente.

El error es asumir que crear más igualdad de oportunidades es una respuesta suficiente a las enormes desigualdades de ingresos y riqueza que ha provocado la globalización neoliberal.

La pandemia de coronavirus ha revelado la importancia fundamental que tienen para la sociedad muchos trabajos que sin embargo están muy mal pagados. ¿Cree que eso puede ayudar a cambiar mentalidades?

Potencialmente, sí. Puede ayudar a que asumamos que el dinero que mucha gente recibe por su trabajo no es la verdadera medida de su contribución al bien común, una idea errónea y que debemos de cambiar.

La experiencia de la pandemia proporciona una posible apertura para un debate público sobre lo que realmente es una contribución valiosa al bien común, más allá del veredicto del mercado laboral.

Aquellos de nosotros que tenemos el lujo de poder trabajar desde casa nos hemos dado cuenta de lo mucho que dependemos de algunos trabajadores a los que a menudo pasamos por alto.

No se trata sólo de aquellos que trabajan heroicamente en los hospitales cuidando a los pacientes de Covid, sino también de los trabajadores de reparto, los empleados en almacenes, el personal de supermercados, los conductores de camiones, los proveedores de atención médica a domicilio, los cuidadores de niños… Ninguno de esos trabajos es de los mejor pagados.

Y, sin embargo, ahora reconocemos a los que los hacen como trabajadores esenciales, como trabajadores clave. Así que la experiencia de la pandemia podría ser el comienzo de un debate público amplio sobre cómo reconocer la importancia del trabajo y las contribuciones a la sociedad que esas personas hacen.

Depende de nosotros, es una pregunta abierta. Pero creo que la experiencia de la pandemia ha puesto de relieve las desigualdades que existen en nuestras sociedades y la importante contribución de quienes sin embargo no obtienen las mayores recompensas por parte del mercado.

¿Considera entonces que esos trabajadores esenciales deberían estar mejor pagados?

Sí. Creo que se les debería pagar mejor como medida de emergencia durante esta pandemia. Pero también creo que deberían recibir en general un mejor salario, incluso cuando superemos la pandemia.

Reconocer el importante papel de los trabajadores esenciales durante esta pandemia debería impulsarnos a establecer un salario digno para todos los trabajadores.

Y también deberíamos proporcionar permisos pagados por enfermedad a todos los trabajadores durante la pandemia, porque muchos de esos trabajadores están poniendo en riesgo su salud al realizar el trabajo que hacen, mientras que el resto de nosotros podemos proteger nuestra salud quedándonos en casa.

Se les debería proporcionar un salario digno, permisos por enfermedad remunerados y otras medidas para mostrar el reconocimiento de la sociedad a la importancia de su contribución.

Un estudio de la New Economic Foundation de 2009 revela que algunos de los trabajos mejor pagados son socialmente muy destructivos, son trabajos que no aportan nada al bien común…

Así es, y de eso me ocupo en el capítulo 7 de "La Tiranía de la Meritocracia". ¿Por qué ganan por ejemplo tanto dinero los muy generosamente pagados ejecutivos de la industria financiera de Wall Street?

A veces asumimos que las transacciones financieras especulativas son algo de vital importancia para la economía y la sociedad.

Pero los estudios han demostrado, y cito algunos de esos estudios en el libro, que más allá de cierto punto, la ingeniería financiera compleja y la especulación no sólo no contribuyen a la productividad de la economía sino que en realidad es un lastre para la productividad, algo que daña a la economía real.

Y si eso es así, entonces recompensar a esos ejecutivos financieros pagándolos generosamente no es consistente con cómo se pagan las contribuciones verdaderamente valiosas a la economía y el bien común.

¿Y qué propone?
Propongo un cambio en la estructura tributaria. Sugiero que consideremos establecer un impuesto a las transacciones financieras especulativas y a la actividad financiera especulativa, que gravemos esa actividad y usemos el dinero recaudado para reducir el impuesto sobre el trabajo que en Estados Unidos pagan los trabajadores ordinarios.

El mensaje de mi libro es abrir un amplio debate público sobre lo que se considera una contribución verdaderamente valiosa a la economía y al bien común, y revisar nuestra política fiscal y otras políticas del mercado laboral para que éstas den mayor reconocimiento y respeto a aquellos que hacen contribuciones valiosas y que actualmente están mal pagados y poco reconocidos.

Muchos padres, ya sean ricos o pobres, inculcan a sus hijos que si se esfuerzan y trabajan duro lograrán las metas que se propongan, un mensaje muy meritocrático. ¿Es peligroso decirles eso?

Sí y no, depende. Por supuesto, que los padres animen a sus hijos a estudiar y trabajar mucho es una cosa buena que da a los jóvenes la inspiración y la motivación para esforzarse.

Eso es algo positivo, pero hasta cierto punto. Los padres deben tener cuidado y combinar ese mensaje con otro, deben animar a sus hijos a trabajar duro, pero no sólo para que puedan obtener un trabajo que les permita ganar mucho dinero, también debemos fomentar en nuestros hijos el amor por el aprendizaje en sí mismo.

No debemos convertir la educación sólo en un instrumento de progreso económico, porque eso privará a nuestros hijos del amor por el aprender por el placer de aprender.

Y otro aspecto importante que debemos inculcarles es que si tienen éxito el día de mañana será en parte gracias a su propio esfuerzo, pero en parte gracias también a sus maestros, a su comunidad, a su país, a los tiempos en que viven, a las circunstancias, a las ventajas de las que hayan podido disfrutar...

Enseñar a nuestros hijos que su éxito sólo es resultado de su propio esfuerzo podría hacerles olvidar que están en deuda con los demás, incluida su comunidad. Debemos criar niños que tengan un sentido de gratitud y humildad cuando tengan éxito.

http://www.neweconomics.org/