jueves, 22 de enero de 2015

El Buen Vivir: una concepción integral del desarrollo, la democracia, los derechos

Isabel Rauber
Red de Educación y Economía Social y Solidaria

Ponencia presentada en el “I Congreso Internacional Inventar la Democracia del Siglo XXI. Derechos Humanos, Cultura y Vivir Bien”, Caracas, 28 al 30 de mayo de 2015

Las reflexiones que aquí comparto no se referencian ni se explican a partir de los paradigmas del pensamiento de izquierda predominante en el siglo XX. Nutriéndose de ellos, las propuestas, conceptos y miradas que sostengo se inscriben en una concepción que procura contribuir a una visión actualizada del sistema mundo regido por el capital en tiempos de la globalización de su hegemonía [globocolonización, al decir de Frei Beto]. Y esto tiene que ver tanto con la crítica analítica del mundo en el presente, como con las reflexiones acerca de la posibilidad de superar el capitalismo en favor de la vida.

La crisis y decadencia global del capitalismo actual no responde a una casualidad, ni es consecuencia de “errores” o deficiencias en la aplicación del modelo neoliberal de funcionamiento del mercado: es lo que el neoliberalismo buscó y sembró; es lo que está en su naturaleza, es la perversión del sistema regido por la creciente e inagotable voracidad de las grandes corporaciones financieras, que se expresan a través de la banca mundial y marcan hoy la escalada de un nuevo saqueo para un nuevo ciclo de acumulación y colonización del capital a escala planetaria. Depredador de la naturaleza y de los seres humanos, el capitalismo carece de posibilidades para resolver el problema que genera, por el contrario, solo puede agravarlo.

Las fuerzas para resistir la embestida del capital y su avasallante pensamiento único que pretende afirmar (imponer) que este es el único mundo posible, emergen de las resistencias, de las creaciones y construcciones alternativas de los pueblos. En sus prácticas cotidianas ellos buscan y crean nuevos modos de producir y reproducir la vida, adelantando elementos de lo que un día será –integralmente‑ una nueva civilización, anclada en el buen vivir y convivir entre todos y todas, viviendo en comunidad en reencuentro con la naturaleza, en aras de hacer realidad –emancipación del mercado mediante‑, la plenitud y felicidad colectiva e individual de la humanidad.

La expresión Buen Vivir o Vivir Bien, propia de los pueblos originarios de Bolivia, Ecuador, Perú... significa, en primer término, “Vivir bien entre nosotros”. Propugna una convivencia comunitaria con interculturalidad y sin asimetrías de poder. Como afirmó Evo Morales: “No se puede Vivir Bien si los demás viven mal”. Y esta expresión condensa lo central del planteamiento solidario: Se trata de vivir como parte de la comunidad, con protección de ella y protegiéndola, en armonía con la naturaleza. “Vivir en equilibrio con lo que nos rodea” y también “bien contigo y conmigo”; es diferente del ‘bienestar’ individualista promovido por el mercado, erigido de espaldas o en contra de “los demás”, y separado de la naturaleza a la que considera su “objeto”.

El Buen Vivir incluye la afectividad, el reconocimiento y el prestigio social; se corresponde con una concepción integral de la sociedad que articula desarrollo y democratización, en la que desarrollo y democracia se basan y proyectan una opción civilizatoria en la que late con fuerza la posibilidad de vida.

El Buen Vivir resume y proyecta principios claves para la construcción de la nueva civilización anclados en la solidaridad, el equilibrio y la complementariedad de las diferencias, el respeto de la naturaleza como fuente de identidad humana, que reubica a la vida como un don indivisible del ser en la naturaleza y la sociedad. No se trata de un compendio de dogmas que haya que seguir; no es un nuevo tipo de fundamentalismo, sino una fuente de energía civilizatoria que tiene su eje en la vida, a ella se debe, la defiende y en torno a ella proyecta su desarrollo. Por ello, se trata de una propuesta abierta a la creatividad de las generaciones humanas.

Una concepción integral del desarrollo, la democracia, los derechos…
El respeto a los derechos humanos y colectivos, el sentido de pertenencia, la seguridad, el respeto a las formas de organización social y los derechos de las minorías y mayorías constituyen parte del núcleo central del Buen Vivir. Estas razones, entre otras, hacen del debate del desarrollo un debate político, social, cultural y ético, además de económico , concepción que -en nuestras tierras- se articula directamente con el debate de la pobreza y la riqueza, de la propiedad de los recursos energéticos, del acceso a los servicios, del goce de los derechos, es decir, con la democracia. [1]

Atender a todos esos problemas, buscar soluciones estables para ellos, es apuntalar procesos de desarrollo que son, a la vez, de democratización intercultural, y viceversa. Desarrollo, democracia, interculturalidad y descolonización guardan en esta concepción del mundo una relación directa biunívoca, incompatible con la esquizofrenia capitalista que contrapone economía y sociedad, sociedad y política, humanidad y naturaleza, lo público y lo privado, lo macro y lo micro. Los viejos paradigmas sobre civilización, desarrollo, bienestar y progreso social basados en el consumismo, el derroche y el uso abusivo de la naturaleza, se revelan hoy más que nunca antes en su irracionalidad y resultan insostenibles.

La naturaleza en el centro de la vida

La concepción mercantil-cuantitativa del desarrollo considera a la naturaleza como un objeto que la humanidad puede y debe conquistar, dominar y explotar en aras de su “bienestar”. El capitalismo transformó a la naturaleza en “objeto-mercancía”, en un territorio que, mediante su loteo y apropiación privados, puede ser vendido, comprado, expropiado, saqueado, vaciado, bombardeado, enajenado, etcétera. Se consideró a la naturaleza como una especie de barril sin fondo y sin capacidad de reacción hasta que dio claras muestras de lo contrario: el creciente agujero en la capa de ozono, los tsunamis y terremotos, el agotamiento de los recursos energéticos, las sequías o las inundaciones, las contaminaciones… han sido parte del lenguaje y el mensaje de la naturaleza.

Hoy está claro (y se reconoce) que la biosfera no solo es fuente generadora de vida, de recursos energéticos, sino también reguladora del equilibrio global del sistema. Y esto coincide plenamente con lo que los pueblos andinos llaman, desde hace siglos, la Pachamama (Madre tierra, madre agua, madre selva). Desde esta perspectiva, la naturaleza no solo es vista como fuente de recursos y materias primas sino como responsable de importantes equilibrios indispensables para mantener el patrimonio de biodiversidad para las futuras generaciones.

En esta dimensión ecológica de la realidad, los seres humanos nos reconocemos como parte intrínseca e indivisible de la naturaleza. Tal es la perspectiva cosmo-céntrica que posibilita pensar en el futuro humano con un sentido y concepción diferentes del progreso y bienestar. Esto se resume en el Vivir Bien, raizalmente defensor-promotor de la humana en armonía con la naturaleza. En tal sentido, resulta claro que las cuestiones ecológicas o referidas a la naturaleza no pueden ser analizadas de modo aislado, como tampoco lo relativo a pobreza, desarrollo, democracia… Es indispensable el enfoque integral sistémico (economía, política, cultura, modo de vida…) de la vida en las realidades sociales en cada momento.

Sacudirse las anteojeras culturales del pasado
Sacudirse las anteojeras culturales propias de otros tiempos y desarrollar las capacidades para hacer frente a las nuevas realidades, situaciones y problemáticas, resulta también parte del corazón de las transformaciones políticas de los procesos de democratización y justicia social que se desarrollan en países de Latinoamérica.

En este sentido, el problema central no se plantea –al decir de Laclau (2004)‑, con los valores de la democracia liberal:Libertad, igualdad fraternidad, sino con el sistema de poder que redefine y limita en cada momento la operación de esos valores. Por eso, en tiempos de disputa de poder como ocurre hoy en los procesos de Venezuela, Bolivia, Ecuador… florecen las luchas de pueblos: en las comunas y consejos comunales, en las comunidades indígenas, de campesinos/as y en diversos sectores sociales interesados en participar plenamente en la democracia, es decir, ampliándola, luchando para hacer extensivos los principios de igualdad y libertad en sus relaciones sociales, económicas, culturales y políticas.

Se trata de una transformación raizal de la democracia que se propone profundizar-cambiar las herramientas que ella misma ofrece en aras de poner fin a las relaciones de poder instauradas por la democracia excluyente y elitista del capital, adentrándose en procesos de construcción ‑desde abajo‑ de otra democracia, otro poder, otro Estado, otra relación Estado-sociedad-ciudadanía, otra hegemonía: la de los pueblos en defensa de la vida. Hay que estar atentos para evitar la trampa del paradigma neoliberal que considera a la democracia (y el Estado) como un ámbito abstracto, un terreno carente de conflictos, un espacio neutral de competencia de intereses.

La construcción desde abajo de una nueva hegemonía, de un nuevo poder, de un nuevo Estado para el Buen Vivir y Convivir, requiere de un tipo de organización y conducción políticas raizalmente diferentes de las modalidades y los métodos de trabajo, de organización y de gestión, particularmente en el ámbito de lo público. Se trata de una lógica que busca articular y construir protagonismo y conciencia colectivos como sustrato del poder popular, basado en la solidaridad y el encuentro, en el reconocimiento y la aceptación de las diferencias sin pretender su eliminación, entendiéndolas como factores enriquecedores y no como “defecto”. Esta lógica no puede basarse en la antagonización ‑y exclusión‑ de lo diferente, sino en la búsqueda de espacios donde la diversidad sea cada vez más naturalmente incorporada, propiciando el trabajo interarticulado, intercultural, de lo diverso.

Recuperar la dimensión sistémica de la categoría “modo de producción”.
Los debates acerca del desarrollo, la democratización, la participación ciudadana, la educación, la jurisprudencia, la ecología, etc., son parte de los actuales procesos de búsqueda, creación y construcción de alternativas civilizatorias (prácticas y epistemológicas) superadoras de la civilización capitalista. En ellas destaca un nuevo principio rearticulador de la civilización: laindivisible interrelación naturaleza-sociedad, parte de las claves para la defensa integral de la vida.

Este anclaje epistemológico-cosmovisivo es fundamental, pues resume las bases conceptuales de partida para la creación deun nuevo modo de producción y reproducción de la vida social, es decir, de un nuevo modo de vida, anclado en la indivisibilidad de la vida humana y la naturaleza. En tal sentido, esta principio cosmovisivo constituye parte del nuevo horizonte civilizatorio. Marx lo descubrió al analizar la genealogía del capital y las claves sociales de su reproducción:

El modo de producir los medios de vida de los hombres depende, ante todo de la naturaleza misma de los medios de vida con que se encuentran y que hay que reproducir.

Este modo de producción no debe considerarse solamente en el sentido de la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya, más bien, un determinado modo de la actividad de estos individuos, un determinado modo de manifestar su vida, un determinado modo de vida. Lo que son coincide, por consiguiente, con su producción, tanto con lo que producen como con el modo de cómo producen . Lo que los individuos son depende, por tanto, de las condiciones materiales de su producción. [2] [Engels, F. y Marx, C., 1976 (I): 16] (Cursivas de los autores. Negritas de IR)

En su crítica al capitalismo Marx articuló producción económica con reproducción social y puso al descubierto que lascondiciones de producción constituyen a la vez las de reproducción. En tanto la reproducción social forma parte de la reproducción económica, garantiza ‑en el capitalismo‑ la reiteración ampliada del sistema de clases sociales que le es propio, afianzando-profundizando en cada ciclo la condición de vendibilidad de la mano de obra y también de la naturaleza (transformada por el mercado en objeto, en materia prima, etc.), y ampliando la acción material-espiritual de los mecanismos del mercado (hegemonía).

Vendibilidad y enajenación, claves de la hegemonía del capital
El capitalismo tardío generó un sistema perverso anclado en la muerte. Siembra guerras interminables como mecanismo de dominación de estados‑naciones transformándolos en ingobernables. Paralelamente promueve como nunca antes el consumismo desenfrenado, la ansiedad por los objetos, la cosificación de la alegría y la felicidad, la cosificación de la vida toda… Esto indica que el mercado capitalista ha logrado un alto poder de naturalización de lo que fue originariamentecoacción: la vendibilidad de los seres humanos en el mercado convertidos en “fuerza de trabajo”, en mercancía. Así, la humanidad fragmentada y enajenada, redujo su condición de “ser humano” a la función de su vendibilidad. Por eso, para adentrase en los mecanismos de la hegemonía del capital, la categoría vendibilidad es clave. Vendibilidad es la capacidad de transformar cualquier ente en objeto vendible. Y esta es la lógica del mercado: transformar todo lo existente en objetos vendibles, en mercancías. Lo que no se puede comprar y vender no existe para el mercado, carece de sentido y, peor, no merece existir.

El concepto vendibilidad está en la analítica de las claves fundamentales de la estructuración del capital, y tiene un alto valor para los estudios actuales acerca de la lógica del dominio del capital en el mundo. El capital, definió Marx, no es solamente una forma económica de existencia, abarca todas las esferas y las dimensiones de la vida social, colectiva e individual.

Ni el dinero ni la mercancía son de por sí capital, como no lo son tampoco los medios de producción ni los artículos de consumo. Necesitan convertirse en capital. Y para ello han de concurrir una serie de circunstancias concretas, que pueden resumirse así: han de enfrentarse y entrar en contacto dos clases, muy diversas de poseedores de mercancías ; de una parte, los propietarios de dinero, medios de producción y artículos de consumo, deseosos de valorizar la suma de valor de su propiedad mediante la compra de fuerza ajena de trabajo; de otra parte, los obreros libres, vendedores de su propia fuerza de trabajo y, por tanto, de su trabajo. [Marx, 1973: 655 Cursivas del autor. Negritas mías.]

En el feudalismo el siervo en no podía vender nada sin el consentimiento del señor, y el burgués no podía tampoco ejercer el comercio sin permiso del rey. El supremo ideal de entonces, era que cada quien pudiera enajenar libremente lo que le pertenecía, incluyéndose uno mismo en la oferta. Obviamente, primero hubo que crear –ex profeso-, las condiciones para esavendibilidad: la expulsión de las tierras de los campesinos, la persecución y el castigo de la mendicidad, la obligatoriedad de emplearse (a cambio de monedas) o quedar expuesto a la muerte. Así, la vendibilidad de la fuerza de trabajo fue de la mano con la disponibilidad del burgués para contratar “libremente”. Todo regulado por el mercado: el hambre, la expulsión de las tierras, la conversión del esclavo en ciudadano “libre”, obligado por el terror a autoenajenarse en la mercancía “fuerza de trabajo”, para venderse en el mercado de trabajo o morir. El modo de producción cambiaba, de feudal a burgués, pero no se modificó el carácter privado de los medios de producción. Así, resumidamente, vendibilidad, enajenación y autoenajenación del trabajo se anudan en un núcleo: el mercado capitalista. Tal la mistificación exaltada de la libertad del burgués. La identificación entre enajenación y cosificación (reificación), es parte del proceso de formación del mercado capitalista, el fundamento constituyente de la sociedad capitalista.

El centro del mecanismo de funcionamiento del capital radica en que los seres humanos son cosificados a través del mercado, es decir, convertidos en objetos, en cosas. Una vez convertidos en cosas, son vendibles, ¿dónde?, en el mercado. ¿En calidad de qué?, de fuerza de trabajo. Eso en primer lugar.

La vendibilidad no conoce de límites ni barreras. A lo largo de siglos el mercado ha ido perfeccionando las condiciones para lacosificación humana y su vendibilidad: en la era de la globalización del mercado capitalista todo es factible de ser vendido y de ser comprado. La transformación del sujeto en objeto que vive para el mercado, es parte del proceso de hegemonía global del capital. Tal la dimensión destructiva y deshumanizadora de la civilización del capital. Y tales las claves materiales, ideológicas y culturales a tener en cuenta para buscar caminos para su superación a favor de la vida.

La disputa de la subjetividad
En el debate político acerca de las alternativas de nuestra época, la disputa de la subjetividad es clave, pues se encamina a la construcción de subjetividades ajenas a la hegemonía destructiva del mercado, es decir, subjetividades alterhegemónicas. En el ámbito de la subjetividad está la conciencia. La conciencia no es solamente lo conciente racional, es todo lo que hace que uno tenga una determinada concepción del mundo y de su lugar en el mundo. Por eso abocarse a cambiar la subjetividadconstruida por el mercado capitalista no es “perder el tiempo” con necedades, ni confundir (nuevamente) subjetividad con “lo subjetivo”.

El debate de la subjetividad es ante todo la pelea contra la cosificación y vendibilidad de los sujetos, dando la batalla ideológica y cultural para que los sectores populares descubran en sus realidades, en sus modos de vida, cómo el capital los va transformado cada vez más en objetos que viven para el mercado, convenciéndolos de que la felicidad radica en el consumo.

En este sentido hay que volver a discutir la revolución, la re-construcción del sujeto, la construcción del poder popular en pos de la liberación.

La extensión universal de la vendibilidad, o sea, la transformación de todas las cosas (y seres humanos) en mercancías, implica la cosificación de las relaciones humanas. Por eso, según Marx, el mercado cosifica en relaciones mercantiles lo que ha construido a partir de las relaciones humanas enajenadas y cosificadas. La fragmentación del cuerpo social en individuos aislados que persiguen objetivos particulares entregados por la servidumbre de la necesidad egoísta, hace una virtud de ese egoísmo en el culto de la vida privada (egoísta). De ahí se deduce que si alguien trata de liberarse solamente de una cara de la oposición, su solución resultará ficticia y enajenada. Y esto, por supuesto, se aplica a ambas caras tomadas separadamente. La simple abolición de lo ‘privado’ es tan artificial y enajenada como la ‘fragmentación’, ‘atomización’, ‘privatización’ de lo ‘público’. La absolutización de cualquiera de los dos lados significa o que el hombre está privado de su individualidad y convertido en un productor público abstracto, o que, privado de su sociabilidad, se transforma en un ‘consumidor privado’ igualmente abstracto. Ambos son ‘hombres mercancía’, con la diferencia de que mientras uno define su propia esencia como ‘productor de mercancías’, el otro encuentra su autoconfirmación en ser un ‘consumidor de mercancías’ autocontenido. [Mészáros, 1978: 172-173]

La vendibilidad en realidad lo que esta expresado es cómo se produce la enajenación en el capitalismo, cómo se produce la transformación de los sujetos en objetos, como se produce el acto de cosificación, la conversión de los seres humanos encosas para el mercado y del mercado. Porque el mercado, en tanto y en cuanto decide quien puede comer y quien no, se transforma en el determinante de la vida. Ese ha sido su objetivo, ese ha sido su logro, la clave de su hegemonía. Y hasta ahí hay que llegar en la analítica crítica en búsqueda de caminos para la superación de la enajenación.

En tal sentido, el concepto vendibilidad resulta insoslayable para comprender el mundo en su integralidad objetivo-sujetiva; un planteamiento dialéctico materialista fundamental que ha sido prácticamente ocultado o negado por el dogmatismo marxista mecanicista que, incapaz de aprehender la naturaleza dialéctica del movimiento social, pretendió ser “científico” separando lo objetivo de lo subjetivo. Así, su “ciencia social” construyó realidades enfrentadas: una “realidad objetiva”, y una “realidad subjetiva”, como si fueran mundos diferentes, paralelos. En virtud de ello consideró ‑y aun considera‑, que en la sociedad existen –separadamente-, “condiciones objetivas”, y “condiciones subjetivas”. Existe una abrumadora literatura marxista del siglo XX, donde pueden leerse tesis acerca de la existencia de “condiciones objetivas maduras” enfrentadas a “condiciones subjetivas inmaduras” o rezagadas a las que, para resumir, se identificó como “factor subjetivo” o el estado de la “conciencia” social. El peor desenlace de ese presupuesto marxista-kantiano, ocurrió cuando las autoproclamadas vanguardias políticas consideraron que ellas eran las únicas que tenían conciencia plena (verdadera) de las condiciones objetivas, diferenciándose de los trabajadores y el pueblo todo, a quiénes consideraron “enajenados” por el capitalismo y, por tanto, “retrasados” en el desarrollo de su conciencia.

Superar la civilización del capital, implica cambiar su modo de pro...
La superación de la civilización signada por el capital implica cambiar la raíz de su vertiente existencial: su modo de producción y reproducción de la vida social y de interrelación con la naturaleza. No habrá nueva civilización, ni liberación, ni vida posible, si los cambios se limitan a sustituir a los patrones de los centros del poder de mando del capital, pero dejan intactos sus mecanismos de funcionamiento, que son los de su producción y reproducción.

Esta hipótesis perfila uno de los grandes desafíos culturales, económicos, políticos y sociales del proceso de sustitución-superación del capitalismo: transformar de raíz el modo de producción económico-social. Y esto conlleva un proceso histórico-cultural de creación-aprendizaje de la humanidad, orientada en su quehacer hacia un nuevo horizonte histórico, anclado en los principios del buen vivir y convivir entre nosotros y con la naturaleza. No es equiparable, por tanto, con proyectos coyunturales que, por ejemplo, se proponen cambiar la “matriz productiva”. A pesar de las buenas intenciones, estos cambios apuntalan la modernización del modo de producción capitalista. Hacerse cargo de este desafío histórico-cultural implica apostar a desarrollar integralmente, desde abajo, la capacidad económica productiva-reproductiva de los pueblos, únicos capaces de buscar, crear y construir un metabolismo social superador al actualmente conocido, inspirado en los principios del buen vivir y convivir, es decir, que no esté sometido a la regulación de los mecanismos del mercado. Pero como señaló el Presidente Nicolás Maduro recientemente [3]: El proyecto socialista está avanzado en lo político, en lo social, pero rezagado en lo económico. Esto es: sujetado al mercado capitalista y su lógica de funcionamiento depredadora, jerárquica, subordinante y excluyente. Y ello constituye una de las mayores limitaciones y desafíos para el florecimiento de alternativas socialistas renovadas. Encarar con fuerza la búsqueda y construcción de alternativas para un nuevo modo de producción y reproducción, fundamento para un modo de vida superador del impuesto por el capitalismo, se torna pues entre las primeras tareas políticas y culturales del proyecto civilizatorio socialista de emancipación. Y en Latinoamérica, constituye una de las vertientes del debate teórico práctico que hoy llevan a delante los pueblos, en sus comunas y comunidades, en sus campos, en sus barrios, en las universidades…

Vivimos un tiempo de búsqueda, creación y alumbramiento de lo nuevo. Esto habla de un tiempo de transición, transición que caracteriza a los actuales procesos revolucionarios descolonizadores que tienen lugar en tierras de Nuestra América.

El cambio cultural (social, económico, político) está en curso. Con el protagonismo de sectores históricamente discriminados y marginados, hoy (auto)reivindicados como ciudadanos de pleno derecho, va surgiendo ‑desde las prácticas‑, una nueva mentalidad, un nuevo mundo. No hay garantías de éxito, pero está claro que la esperanza late en la terquedad de los pueblos que sin doblegarse se atreven a crear lo nuevo y a experimentar los sinuosos –y no pocas veces dolorosos‑, caminos de su búsqueda.

La centralidad de los/as sujetos/as
La transformación social supone –como todo lo social‑ un caminar abierto, lleno de incertidumbres y obstáculos, pero tiene una trinchera clave para avanzar en aras de la nueva civilización: la (auto)construcción permanente del sujeto político revolucionario colectivo. Si de superación raizal del poder‑saber colonial se trata, toda construcción‑apropiación de poder por parte de sectores populares está mediada por la destrucción/superación del viejo poder‑saber colonial del capital y sus tentáculos hegemónicos, simultáneamente con la construcción de un poder nuevo, popular, raizalmente diferente, revolucionario, descolonizado e intercultural. Esto abre cauces a procesos de empoderamiento colectivos (y a la vez particularizados) de los actores sociopolíticos.

La transformación de las relaciones hegemónicas preexistentes y la construcción de la nueva hegemonía popular revolucionaria, resulta clave. Esto es así porque en la disputa anticolonial se produce una interpenetración dialéctica constante entre poder preexistente, poder apropiado y nuevo poder propio construido. En ese sentido afirmo que se toma lo que se construye. Porque no se trata de “tomar el poder” que existe, sino de ocuparlo temporalmente para transformarlo desde la raíz. En esto radica, precisamente, uno de los grandes desafíos de los actuales gobiernos que impulsan procesos democrático‑revolucionarios en Latinoamérica.

La interdialéctica poder propio construido‑‑poder apropiado es liberadora y abona el camino de liberación si es resultante y síntesis del empoderamiento pleno (multifacético) y protagónico de los actores sociales y políticos que lo construyen. Implica la conformación de un complejo proceso colectivo social, cultural, ideológico y político, articulado y orientado a la superación del sistema colonial del capital y sus instituciones, sobre la base de una (nueva) ética y una (nueva) lógica del metabolismo social construida desde abajo por los diversos actores articulados en cada momento acorde con las tareas y demandas sobre la base de la descolonización e interculturalidad que también –como el proceso revolucionario transformador‑, irán desarrollándose históricamente.

Esto es así porque la ideología del cambio ‑como sus definiciones estratégicas‑, son parte del proceso social vivo, de sus dinámicas y contradicciones. No es un dogma establecido desde fuera de las luchas de los pueblos por la vanguardia de algún partido de izquierda, que “los demás” solo tendrían que “asimilar”.

La ideología, que es parte de la conciencia política, se forja y crece en los procesos de resistencia, lucha y construcción de alternativas por parte de los sujetos. Las definiciones, como los rumbos y objetivos estratégicos, las van construyendo (y modificando) los sujetos a partir de sus modos de vida y sus experiencias de lucha y sobrevivencia, que son diversos en cada sociedad, en cada comunidad.

En el tiempo político abierto por los gobiernos populares el debate estratégico está abierto. Y se manifiesta particularmente en las luchas político-sociales protagonizadas por los sujetos del cambio, que se organizan y construyen alternativas buscando avanzar en las definiciones, la implementación, el perfeccionamiento o la profundización raizal de los cambios logrados en de cada proceso. Esto, a la vez que van construyendo simultáneamente caminos que cuestionan integralmente el actual sistema‑mundo y lo van rediseñando determinados a ir “más allá del dominio del capital” [Mészáros].

En este empeño, resulta central articular los procesos de construcción de poder popular desde abajo con los procesos político‑pedagógicos contenidos en las prácticas cotidianas de los sujetos en sus territorios. Ellas son democratizadoras y descolonizadoras y constituyen un pilar fundamental de la formación/fortalecimiento de la fuerza social y política de liberación.

Son las pedagogías de la esperanza. Aquellas con que los sujetos oprimidos transforman día a día sus realidades de exclusión y discriminación, abonando al proceso colectivo de construcción de los intersticios interculturales claves para transformar la sociedad actual, creando y adelantando en sus prácticas elementos de la nueva civilización, fortaleciendo lazos solidarios, relaciones de equidad entre etnias, géneros y clases diversos en búsqueda de su equiparación en el único calificativo universalmente pleno: el “género humano”. En tal sentido, pedagogías de la esperanza son todas aquellas que alimentan y cultivan la conciencia y creatividad colectivas, las que se construyen y fortalecen a partir de la confianza en la vitalidad epistemológica, política y cultural de los pueblos, con voluntad y fe en que es posible cambiar el mundo abriéndolo a la justicia, la equidad, la convivencia solidaria en diversidad, la complementariedad, la armonía, la paz y la felicidad.

Lo central, el nudo gordiano de la nueva civilización y la vitalidad y proyección estratégica que puedan alcanzar las luchas y creaciones colectivas en el presente, reside en los hombres y las mujeres del pueblo. Ellos resisten los embates del capital y van creando lo nuevo. Y haciendo realidad los cambios se autoconstituyen sujetos de su historia.

En revolución, los pueblos construyen su democracia cotidianamente, la democracia del pan, de la vivienda, del trabajo, de la educación y la cultura, de la igualdad, de la justicia, de la solidaridad y el reencuentro con la naturaleza, en resumen, del Buen Vivir. Notas:

[1] “La clave del desarrollo radica en suprimir la estructura de dominación cultural y de discriminación racial vigente e instituir una práctica de diálogo, cooperación, complementación, reciprocidad y entendimiento. De esta manera el crecimiento económico se concibe como el proceso de consolidación, fortalecimiento e interacción de identidades, como la articulación de redes de intercambio e interculturalidad.” PND (2006: 16).

[2] Nótese que el concepto producción no se refiere a lo estrictamente económico, sino a todas las interrelaciones de la vida social y espiritual de los seres humanos entre sí y con la naturaleza.

[3] Entrevista con Tarik Alí, 24 de julio de 2014. En http://multimedia.telesurtv.net/web/telesur/# !en/video/special-interview-with-president-nicolas-maduro.

Bibliografía citada:

‑ Engels, F. y Marx, C., 1976. Obras Escogidas en 3 Tomos, Tomo I. Ed. Progreso, Moscú.
- Laclau, Ernesto y Mouffe, Chantal. 2004. Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires.
‑ Maduro, Nicolás. Entrevista con Tarik Alí, 24 de julio de 2014. http://multimedia.telesurtv.net/web/telesur/# !en/video/special-interview-with-president-nicolas-maduro
‑ Marx, Carlos. 1973. El Capital. Ciencias Sociales. La Habana.
‑ Mészáros István. 2001. Más allá del capital. Vadell. Caracas.
-------------------------1978. La teoría de la enajenación en Marx. Era. México
‑ Plan Nacional de Desarrollo (PND). 2006. Ministerio de Planificación. La Paz.
‑ Rauber, Isabel. 1994. Construyendo poder desde abajo. Cipros, Santo Domingo.
-----------------------2000.
La construcción de poder desde abajo. Claves para una nueva estrategia. Cipros, Santo Domingo. -----------------------2012.
Revoluciones desde abajo. Continente-Peña Lillo. Buenos Aires. 

Fuente: 

miércoles, 21 de enero de 2015

El puto autobús. Este modesto vehículo, al que apenas prestábamos atención, juega ahora un papel determinante en cientos de vidas

Ha muerto Concha Caballero, descanse en paz. Un pequeño homenaje es volver a leer uno de sus muchos artículos escritos en El País, sin olvidar que fue portavoz de IU en el Parlamento andaluz.

Me llama una alumna de mi instituto. Acaba de terminar el bachillerato con matrícula de honor y ha obtenido unas notas de selectividad que le permiten escoger la carrera que deseaba. Me dice que se ha matriculado en la UNED, la Universidad a Distancia, y le pregunto extrañada por qué.

—Me hubiera gustado conocer el ambiente universitario pero no va a poder ser.

Me explica que su padre y su madre están en paro. Han estado haciendo cálculos y no pueden pagar los ciento y pico euros mensuales que suponen el desplazamiento diario desde Coria del Río a la Universidad Pablo Olavide. Le contesto que no se preocupe, que estoy segura de que le concederán la beca que ha solicitado, que si no se la conceden a ella con su magnífico expediente y su situación familiar, no habrá becas para nadie.

—Ya lo sé —me contesta— pero el problema es que las becas no empiezan a pagarlas hasta febrero o marzo y no podemos adelantar ese dinero.

Le digo que hay algunos fondos para esas situaciones. Me dice que ya ha preguntado y que están saturados. Me ve tan afectada que es ella la que se dedica a animarme.

—No te preocupes. Es solo una racha de mala suerte. El año que viene será distinto. Ya verás.

A los dos días me encuentro en la puerta del instituto a una pareja de jóvenes estudiantes que terminaron también el curso pasado con estupendas calificaciones y una inesperada historia de amor. Los hacía en la Universidad pero me dicen que han venido a matricularse en el único ciclo superior de formación profesional que existe en la localidad, el de Informática. Algo totalmente ajeno a sus aspiraciones y a la orientación de sus estudios. Me cuentan exactamente la misma historia. Los pocos kilómetros que separan este pueblo de la ciudad de Sevilla se han convertido en un foso insuperable. El pago de las becas se produce con retraso y eso les obliga a adelantar un dinero que no poseen. Siento una profunda rabia.

—No pasa nada. De verdad —me dice él con más convencimiento que ella—. No vamos a perder el año. Vamos a buscar algún trabajillo y ahorrar para poder empezar la carrera el próximo curso.

Frente a los cristales de secretaría está la madre de uno de los alumnos del centro. Tanto ella como su marido están parados desde hace más de tres años. Les pregunto si ha mejorado la situación.

—Bueno… vamos tirando. Tenemos la suerte de tener la casa pagada y mi padre se hace cargo de los gastos extras, que si unos zapatos, una equipación… nos arreglamos con muy poco.

—¡Ojalá las cosas mejoren! —le digo sin mucha convicción—.

—¡De verdad! Todos los días cuando me levanto me acuerdo de los que no tiene nada, asegura.

Me hace sonreír el optimismo histórico que nos permite sobrevivir y esa compasión que quita peso a las penas propias.

En la sala de profesores discutimos las actividades extraescolares para este curso. Mejor dicho podamos, recortamos, escatimamos las que se solían hacer en años pasados. Recordamos con humor cuándo proponían ir a Cancún o a la Riviera Maya. Ahora ir a Granada ya es un lujo y las actividades son muy modestas: visitar algún museo de Sevilla, asistir a una función de teatro o participar en la feria del libro.

—Aún así habrá alumnos que no podrán pagar el billete del autobús —nos advierte alguna compañera—.

Antes Sevilla estaba muy cerca, ahora muy lejos. El modesto autobús al que apenas prestábamos atención juega ahora un papel determinante en cientos de vidas. Nunca pensé que subir a un autobús o a un vagón del metro llegase a ser un problema. Era el dinero menudo que volaba de nuestros bolsillos sin saber cómo. El mismo que hoy se cuenta, se mide, se planifica.

Camino de casa observo a los viajeros que esperan en la marquesina con cara de indiferencia. Desde luego no son privilegiados. Como siempre, el conductor ha ocupado buena parte de la calzada e interrumpe el tráfico hasta que embarcan todos los viajeros. El vehículo va casi vacío. No sabe que se ha convertido en un nuevo símbolo de la escasez. El puto autobús.
Fuente:  27 SEP 2013 -  El País, Andalucía. ESPECIAL Andalucía Domingo
Más: Concha Caballero, el lado humano de la política. Fue la primera mujer portavoz de un grupo en el Parlamento

El exterminio en Navas del Madroño. En enero de 1937, 68 venteros fueron fusilados en Cáceres sin saber por qué los mataban

Una de las cosas peores que te pueden pasar en esta vida es que te maten y no sepas por qué. Esto les sucedió hace ahora justamente 78 años a 68 vecinos del pueblo cacereño de Navas del Madroño. En su mayoría, tenían entre 30 y 50 años, habían formado una familia y trabajaban en el campo o en la cantería, aunque no faltaban los carreros, los pescadores ni los comerciantes.

Entre el 27 de diciembre de 1937 y mediados de enero de 1938, los 68 venteros, que así se llaman los de Navas, fueron detenidos sin explicaciones y trasladados a la cárcel de Cáceres. El 9 de enero de 1937 fue especialmente kafkiano: llegaron varios camiones cargados de guardias y de falangistas, detuvieron a medio centenar de vecinos y se los llevaron. Los presos tranquilizaban a sus mujeres y a sus hijos. Es una equivocación, decían. No pasará nada. Pero pasó.

Antes de que acabara aquel terrible mes de enero del 37, los 68 venteros habían sido fusilados. Solo el día 15, los pelotones acabaron con la vida de 54 hombres de Navas. Y murieron sin saber por qué morían.

«Manuel Conde Paz, Antonio Conde Paz, Benigno Corchado Canales.». Mediodía del sábado 17 de enero de 2015. Unas 60 personas rodean a Ana María García Cava. Es la presidenta de la Asociación de Familiares de Víctimas del Franquismo en Navas del Madroño, constituida en 2012 y formada por representantes de 30 familias que padecieron aquel exterminio sin explicación. Ana lee la lista de los 68 fusilados ante el monumento erigido en su honor en el cementerio del pueblo. Hace un frío que congela hasta las palabras. Menos mal que, cada 10 o 15 nombres, Flora Talavera lee un poema dedicado a las víctimas y pone un poco de calor en el ambiente. Flora es ama de casa y nieta de Juan Canales, uno de los fusilados sin saber por qué.

«La mañana estaba clara, ella estaba blanqueando», recita Flora y los presentes vuelven a imaginar aquel inexplicable 9 de enero, que tantas veces les contaron sus madres y sus abuelas en la clandestinidad de la lumbre de invierno. «Gracias, señor Chaves, por habernos dado voz», declama otro verso. Entre los presentes, el historiador Julián Chaves, que ha investigado el exterminio de Navas y lo ha referido en varios libros.

Del camposanto a la Casa de Cultura. Conferencia del profesor José Hinojosa, que aporta nuevos datos para entender lo que los fusilados no comprendieron. El desencadenante del exterminio en Navas fue la famosa lista de Máximo Calvo, que sería como la de Schindler, pero al revés: los que en ella aparecían, no se salvaban. Este activista comunista fue muerto tras un tiroteo en Almoharín el 27 de diciembre de 1937. Llevaba unos papeles cifrados en su cartera. El 28 se descifraron. En ellos aparecía una relación de vecinos de Navas susceptibles de ser convencidos para la causa. Ni Máximo los conocía ni los vecinos sabían quién era Máximo. Pero fueron exterminados. Por si acaso.

Espinosa matiza la explicación de la lista como único desencadenante. Entre 1931 y 1936, Navas fue un pueblo particularmente luchador, muy azotado por el paro, con episodios de tensión social que no se dieron en el resto de Extremadura como un conato revolucionario en octubre de 1934, al tiempo que los mineros se levantaban en Asturias. «Esto sí pudo marcar los fusilamientos», resume el historiador.

Los venteros interiorizaron aquel intento de exterminio hasta bien entrada la democracia. Solo se exteriorizaba en síntomas como que las películas que siempre triunfaban en Navas, según me contaba un empresario cinematográfico que proyectaba filmes por las cárceles y los pueblos de España, eran las que acababan con una venganza. Pero el drama 'La taberna de Cadalso' de Miguel Murillo, sobre la vida de Máximo Calvo y los sucesos de Navas, tardó años en representarse en un pueblo al que le costaba enfrentarse cara a cara con su tragedia. Ahora, por fin, empieza a conocerse la verdad del exterminio.

Fuente: Diario Hoy. J. R. ALONSO DE LA TORRE.

La caridad sector en crecimiento‏

Un sector que crece en los EE UU

En 2013, en los EE UU existían 1.429.801 organismos sin ánimo de lucro, de los cuales, 966.599 eran organizaciones caritativas, 96.584 fundaciones y 366.618 en la categoría de "otro" (cámaras de comercio, asociaciones civiles, etc.) En 2013, el importe de las donaciones caritativas llegaban a 335.170 millones de dolares (es decir 268.000 millones de euros y el 3% del PIB). El 72% de esta suma fue entregado por particulares, el 15% de fundaciones, el 5% por empresas privadas y el resto correspondía a herencia. A título comparativo, en 2012, la totalidad de las donaciones (de empresas y particulares) alcanzaba los 4.000 millones de euros (es decir, el 0,2 % del PIB en Francia; eran 9.300 millones de libras esterlinas (es decir, 11.630 millones de euros y el 0,7 % del PIB) en el Reino Unido en 2011-2012; se elevaba a 10.600 dólares canadienses (es decir, 7.400 millones de dólares y el 0,5% del PIB) en Canadá en 2010 (Últimas estadísticas disponibles).

Cerca de un tercio (el 31,5 %) de esos 335.170 millones de dólares fueron donados a organismos de caridad religiosos o a parroquias; el 16% al sector de educación; el 12,5% a la ayuda social (no religiosa); el 10,5% a fundaciones encargadas de distribuir subvenciones; el 9,5 % al sector sanitario; el 5% al arte y la cultura; el 4,5 % a causas humanitarias; 3% a causas ambientales, y el 7,5% a cusas diversas.

En 2012, más de una cuarta parte (el 26,5%) de los estadounidenses adultos, es decir, 64,5 millones de personas, declararon haber hecho voluntariado en algún organismo sin fines lucrativos, lo que representa 7.900 millones de horas de trabajo gratuito por un importe total estimado en 175.000 millones de dólares. Benoît Bréville.
Fuente: Le monde Diplomatique diciembre 2014.

martes, 20 de enero de 2015

MATEMÁTICAS. Un método científico permite saber qué películas pasarán a la historia. La red de conexiones entre filmes predice los títulos más relevantes mejor que los críticos, las encuestas a los aficionados, los Oscar o los ingresos en taquilla

Ahora que se acercan las ceremonias de los Oscar y los Goya, un estudio muestra cómo este tipo de premios no siempre reconocen a las películas más importantes. Tampoco el saber de los mejores críticos, las encuestas a los cinéfilos o los ingresos en taquilla son la mejor manera de determinar la relevancia de un filme. Una investigación concluye que la red de referencias entre las propias películas en forma de citaciones, los homenajes o las parodias es el método más objetivo y científico para saber qué película merecerá ser recordada.

Un equipo de matemáticos y biólogos expertos en sistemas complejos cree haber encontrado la fórmula para saber qué películas habría que salvar si el mundo se acabara. Y las claves están en los propios filmes. Usando algoritmos como el PageRank, originalmente desarrollado por Google, estos investigadores han demostrado que la red entretejida entre los distintos títulos en forma de referencias entre unos y otros supera a cualquier otra forma de medir la importancia de una película.

¿Cómo valorar que una película es realmente grande? ¿Cuáles aguantarán el paso del tiempo? Como en otros ámbitos de la creación humana, existen sistemas de reconocimiento en forma de premios como los Oscar de la Academia de Hollywood. También están las opiniones de los críticos o las votaciones de los aficionados. Hay además datos cuantitativos, como el rendimiento económico de un título. Pero ninguna de estas métricas ofrece un sistema automatizado, objetivo y científico de valorar un filme.

El sistema usa una versión del algoritmo PageRank de Google para medir la relevancia de las películas En 1988, el Gobierno de Estados Unidos encargó a la Librería del Congreso la creación del Registro Nacional de Películas (NFR, por sus siglas en inglés). En sus archivos solo tienen sitio los filmes que por distintas razones (estética, impacto social, valor histórico o influencia en la industria, entre otras) han modelado la cultura americana. Para ser candidata, una cinta debe tener al menos 10 años y el proceso de revisión puede durar varios. A fecha de hoy, de las decenas de miles de títulos salidos de Hollywood desde comienzos del siglo pasado, solo 625 películas se han merecido estar en el NFR.

A falta de un valor absoluto, los investigadores usaron su sistema de referencias entre películas para ver si este método automático y objetivo predecía mejor que otras métricas si un filme está en el listado del NFR o no. La idea la tomaron prestada del sistema de citaciones científicas. Cuando un investigador publica un estudio, está obligado a citar los trabajos de anteriores científicos en los que se apoya el suyo. En el caso del cine, los directores no suelen poner en los títulos de crédito que una escena o diálogo determinado se inspira en otra película. La investigación da una lista de las películas más citadas y entre las 10 primeras están El mago de Oz, La guerra de las galaxias, Psicosis, Casablanca, Lo que el viento se llevo, Ciudadano Kane y El Padrino.

"Este sistema automático aprovecha el hecho de que los directores se influyen unos a otros", dice el codirector del Instituto Northwestern de Sistemas Complejos de la universidad del mismo nombre (Estados Unidos), el portugués Luis Amaral. "Probablemente, Quentin Tarantino haya visto todas las películas de serie B que se han filmado. Esta inmersión posiblemente se revele en su propio trabajo ya sea en la forma de un homenaje directo o influyendo en el aire de la película o el estilo de contar la historia", añade.

Lo que han hecho los investigadores ha sido plasmar en una gráfica las citas o referencias de más de 15.400 títulos para crear una red de más de 42.000 conexiones entre filmes. En algunos casos, como la escena de Cuando Harry encontró a Sally (1989) en la que los protagonistas están viendo Casablanca, la referencia es obvia. En otras, la cosa se complica.

Por fortuna, los autores del estudio, recién publicado en PNAS, contaron con la ayuda de la Internet Movie Data Base (IMDb), la auténtica biblia del cine en la red. Para cada película, la web tiene un apartado denominado connections en el que aparece un listado de las referencias a otros títulos que incluye. Allí se puede descubrir, por ejemplo, que la mítica secuencia en la que E.T. y su amigo Elliot pasan por delante de la Luna a bordo de su bicicleta voladora es, en realidad, un homenaje de Spielberg a la secuencia final de El ladrón de Bagdad (1924).

El gráfico muestra las conexiones entre una submuestra de las más de 15.000 películas analizadas. / AMARAL ET AL Una vez obtenida la red de conexiones, los científicos compararon su valor predictivo con otras métricas. Descartaron los ingresos en taquilla por su incapacidad para determinar la relevancia de una película. Es el caso de Sopa de ganso (1933), considerada la mejor película de los hermanos Marx, fue un fracaso económico para la Paramount. Y, al revés, la mayor parte de los taquillazos se olvidan al poco tiempo.

"El número de filmes que reciben las nominaciones al Oscar a Mejor Película es muy pequeño, y el número de películas que lo gana es más pequeño todavía", razona el coautor del estudio, Max Wasserman para descartar también a los premios como métrica. "Además, los Oscar se ven influidos por la popularidad, la promoción y hasta la política", añade.

Quedan entonces los críticos y el público. Los investigadores incluyeron en su análisis las valoraciones hechas por Roger Ebert, el mayor crítico estadounidense de la historia. Durante 40 años, incluso tras perder la capacidad de hablar y hasta de comer por un cáncer, Ebert realizó centenares de críticas de películas hasta poco antes de su muerte, en 2013. Otra métrica que usaron fue la de Metacritic, un sistema que agrega las críticas de varios expertos sobre cada película. En cuanto a los cinéfilos, incluyeron en su trabajo las votaciones totales y puntuaciones medias hechas por los usuarios de IMDb.

El poso del tiempo
El método basado en las citaciones y el PageRank de las películas superó en capacidad predictiva a Ebert y a las votaciones populares y fue, de media, al menos tan bueno como las puntuaciones de Metacritic. "Las opiniones de la gente son, por supuesto, muy importantes y la valoración media del usuario es en realidad bastante predictiva. Sin embargo, los humanos son parciales y las puntuaciones de las películas presentan sesgos en contra de, por ejemplo, los filmes de terror", sostiene Amaral.

El estudio mostró además un efecto aparentemente contradictorio pero que, en opinión de los autores, es la clave para determinar la grandeza de una película. El número de referencias entre filmes presenta una curva relacionada con el tiempo. La mayoría de las películas tienen conexiones con títulos coetáneos. Para los autores, esto se debería a que comparten el mismo momento histórico cultural. De hecho, la mayor parte de las citas se hacen a películas estrenadas en el año anterior. A medida que el lapso entre el estreno de un filme y otro aumenta, el número de citas disminuye.

Sin embargo, con algunas películas, el descenso se detiene y las referencias vuelven a repuntar pasados los 25 años y más allá. En el caso de Cuando Harry... y Casablanca, el lapso es de 47 años. Son precisamente las películas que reciben una explosión de citas con el paso del tiempo las que tienen mayor probabilidad de estar en el NFR. "Otras son tan evidentemente clásicos que con 10 años les basta", acota el investigador portugués.

Para Amaral, este sistema automatizado podría servir también para medir la verdadera relevancia de otros ámbitos de la creación como la literatura, las series de televisión, la pintura o los cómics. Pero su objetivo último es aplicarlo a la propia investigación científica: "Cada año, se publican en el mundo más de un millón de estudios científicos. Al igual que con las películas, va a ser difícil distinguir un buen artículo científico de la media. Nuestro próximo objetivo es desarrollar una buena forma de medir las citaciones científicas para saber qué se cuece en la literatura científica".

La Academia no sabe de ciencias

Qué prisa se da la Real Academia Española de la Lengua para introducir en el Diccionario vocablos o acepciones nuevas que supuestamente recogen el habla popular, con lo que intenta dar una imagen de modernidad, cuando no de gracejo. Así se recogen voces como canalillo, chatear (cuando ya no se chatea) y próximamente quizá selfi, dron, apli, etcétera. Sin embargo, el lenguaje científico sigue siendo una catástrofe en el Diccionario. Consulten vocablos biológicos de uso muy corriente como protozoo, que pasó de ser animal microscópico… a organismo, casi siempre microscópico, cuyo cuerpo está formado por una sola célula o por una colonia de células iguales entre sí. Esta definición sirve también para bacteria, alga u hongo. Por cierto, bacteria (según la RAE) es un microorganismo unicelular procarionte, cuyas diversas especies causan las fermentaciones, enfermedades o putrefacción, en los seres vivos o en las materias orgánicas, olvidando la inmensidad de especies bacterianas que no hacen ninguna de estas tres cosas; o alga, que la Academia considera una planta talofita con clorofila; o, aún peor, hongo, que sería una planta talofita sin clorofila. Y así podríamos seguir casi eternamente.

Ya he perdido la esperanza de que la RAE realmente se sitúe a la altura cultural y científica de la comunidad hispanohablante, porque las próximas enmiendas del Diccionario me temo que no mejorarán el rico léxico científico, pero terminarán por admitir cocreta, porque lo dice mucha gente.—  Madrid 5 ENE 2015 - El País.

domingo, 18 de enero de 2015

Eres lo que "te gusta"

El comportamiento en Facebook permite a un ordenador hacer un perfil psicológico de sus usuarios más acertado que el de sus amigos o familiares, según un estudio. Cien ‘me gusta’ bastan para saber el sexo, raza o ideología de un usuario de Facebook
Una máquina te conoce mejor que tus amigos y familiares. Esa es la principal conclusión de un estudio con miles de usuarios de la red social Facebook.

Analizando sus me gusta, una máquina puede conocer la personalidad de un sujeto mejor que sus amigos y familiares. Los autores de la investigación creen que esto ayudará a la relación entre máquinas y humanos pero alertan de los peligros que puede suponer para lo más íntimo del ser humano, su forma de ser, pensar o sentir.

Investigadores del Psychometrics Centre de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y del departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) consiguieron que casi 90.000 usuarios de Facebook realizaran un test de personalidad de 100 preguntas. También tuvieron acceso a sus me gusta en la red social. Partían de la idea de que el comportamiento en las redes da pistas fiables sobre cómo es una persona. Crearon entonces un programa que, como si fuera un psicólogo digital, pudo detectar los principales rasgos psicológicos con unas decenas de me gusta.
En realidad, lo que querían saber es si las máquinas podían juzgar mejor a los humanos que los propios humanos. Para ello, lograron también que compañeros de trabajo, amigos y familiares dibujaran un perfil psicológico de los usuarios de Facebook estudiados, mediante un cuestionario estándar en psicología.

Con sólo 10 me gusta, el programa fue capaz de determinar la personalidad con mayor certeza que los juicios emitidos por un colega del trabajo. La máquina, además, afina su valoración a medida que tiene más información de lo que se hace en Facebook. Con sólo 70 me gusta, ya sabe más de uno que su compañero de piso y, con 150, más que una madre. Solo la pareja de cada participante rivalizó con la máquina. Pero, si disponía de 300 me gusta o más, el ordenador no tenía rival. Teniendo en cuenta que la media de me gusta de un usuario es de 227, en la mayoría de los casos los ordenadores juzgan mejor que los humanos.

"Los ordenadores pueden ganarnos en nuestro mejor juego", dice el investigador de la Universidad de Stanford y coautor del estudio, Michal Kosinski. "Predecir los rasgos psicológicos de los otros es una habilidad social básica, crucial para el éxito y, en el pasado, para la supervivencia, perfeccionada en millones de años de evolución. Y, ahora, un modelo informático relativamente simple basado en una gran base de datos nos supera con mucha facilidad", añade.

Buscando validar sus primeros resultados, los investigadores obtuvieron una submuestra de más de 14.000 usuarios de Facebook que habían sido valorados no por un allegado si no al menos por dos. Pero aún con un perfil psicológico doble, la máquina volvió a superar a los humanos. Un fruto de su trabajo es una página donde cualquiera puede compartir sus me gusta y dejar que la máquina lo psicoanalice.

En una tercera medición, los investigadores quisieron saber si el ordenador podía predecir determinadas conductas propias como el consumo de drogas, la tendencia a la depresión o la orientación política. Tal y como publican en la revista científica PNAS, en 12 de las 13 conductas estudiadas, la máquina acertó más que los allegados. Aquí, los resultados confirman un trabajo anterior de Kosinski y colegas de Cambridge que mostraba cómo 100 'me gusta' bastaban para saber el sexo, raza o ideología de un usuario de Facebook

Para Kosinski, los ordenadores tienen un par de ventajas sobre los humanos a la hora de analizar la personalidad de una persona: "Por encima de todo, las máquinas pueden conservar y recuperar grandes cantidades de información y, además, pueden analizar todos estos datos con algoritmos". Esto las hace menos vulnerables al fallo, el olvido y al pensamiento muchas veces irracional propio de la mente humana.

Los investigadores creen muy cercano un escenario en el que existan sistemas automatizados, certeros y asequibles para determinar la personalidad, lo que podría mejorar la toma de decisiones, desde a quién contratar, a qué político votar o hasta de quién enamorarse. Sin embargo, también reconocen el riesgo de dejar que las máquinas jueguen a ser psicólogos o que empresas y gobiernos empiecen a usarlas como tales.

Control del usuario de sus propios datos
En palabras de Kosinski: "predecir la personalidad es, como cualquier otra tecnología, moralmente neutral. Podemos usarla para mejorar nuestra vida o hacernos daño, igual que con los cuchillos. Ciertamente, tenemos que proceder con cautela, ya que la tecnología actual funciona bien y podría beneficiar (o dañar) a un gran número de personas".

Para los investigadores es necesario diseñar sistemas y políticas que minimicen los riesgos. "Dos principios deberían guiarnos: transparencia y control", sostiene Kosinski. Por un lado, "tenemos que ayudar a los usuarios a entender que sus datos están ahí fuera, cómo están siendo usados y cómo pueden ser usados", explica. Por el otro, "tenemos que conseguir que los usuarios tomen un control total de sus datos y decisión sobre para qué fines pueden ser usados", concluye.

El problema, como han demostrado ya otros es que los datos personales han escapado al control de sus dueños. "El factor social de la privacidad hace que el control de este tipo de predicciones esté fuera del individuo", recuerda el investigador español de Escuela Técnica Federal de Zúrich, David García, ajeno a esta investigación. Este experto en redes sociales demostró recientemente cómo una red social puede inferir detalles personales, como la orientación sexual, no sólo de sus usuarios si no también de los amigos que no están en la red.

"Los patrones que enlazan la amistad con los 'me gusta' podrían explotarse para predecir la personalidad de usuarios que no lo desean. Es decir, imaginemos que me gusta Snooki [personaje de un reality show estadounidense] pero no quiero que se usen mis datos. Si a la mayor parte de mis amigos también les gusta Snooki, quien tenga los datos de mis amigos puede deducir que soy una persona extrovertida sin tener mis me gusta", razona García.

sábado, 17 de enero de 2015

CUANDO LAS LUCES DE NAVIDAD NO BRILLAN

Una gran amiga envió esta emotiva y bella carta al diario local "Hoy". Sencillamente me ha gustado y por eso la traigo aquí, con todos mis mejores deseos.

Mensajes y más mensajes, convocándonos a la alegría por decreto, a las felices celebraciones y tiernos reencuentros, insistiendo una y otra vez, hasta la extenuación, en la obligación de pasarlo bien, que para eso es Navidad. Pero sucede que la vida es, muchas veces, y para muchos, cruel, despiadada y las luces navideñas no brillan por igual para todos. El dolor no tiene vacaciones ni firma treguas, aunque sea Navidad.

Cuando la angustia nos puede, cuando vemos el futuro como una amenaza, esas continúas invitaciones al amor, a la cordialidad, esas reuniones con familiares, amigos y compañeros, por imperativo social, solo sirven para acrecentar sentimientos de impotencia, de rabia, de infinita tristeza, sobre todo si, día a día, nosotros o algún ser querido, se enfrenta a una enfermedad cuyo solo nombre causa estremecimientos o cuando nos pesan ausencias imposibles de suplir y que ese tiempo de navidad las hace más presentes y dolorosas.

El dolor y la nostalgia acompañan nuestras horas navideñas. Nos pesa cada instante y ni esos spots televisivos, ni esas desmesuradas manifestaciones de alegría callejera pueden amortiguar ante el sufrimiento de un ser querido, frente a la incertidumbre con la que despertamos cada día. Sólo los que han pasado por algo similar pueden entenderme y saben que es sentirse roto en Navidad. Salir a la calle y ver gente repletas de bolsas, sobrados de luz y calor… ajenos a todo desgarro, nos produce aún más dolor y tristeza.

Son muchos los que en estas fechas, cuando el tiempo nos arropa y el pasado se siente más largo que el futuro, cuando nos pesa más la carga vital que los proyectos, manifiestan síntomas depresivos, ansiedad y apatía, que, en ocasiones, llevan a una cierta fobia a esta época del calendario y a hundirnos en la soledad y el abatimiento, haciéndonos sentir con patológica intensidad nuestras personales tragedias. Es cierto que este fenómeno no se recoge aún como tal en ninguno de los manuales que clasifican a las enfermedades mentales, pero presagio que no tardará en hacerse.

Pasado ya este tiempo de brindis continuos, impuestos mucha veces por artificiosas circunstancias, no quiero terminar estas líneas sin manifestar mi solidaridad con los que sufren, brindar con ellos y desearles que, aunque sea a lo lejos, difusa y tenue, avisten alguna luz de esperanza. Este resquicio es el que me hace levantarme con fuerzas cada mañana.
Concha Flores

Persiguiendo a Stephen Hawking. La ecuación que Hawking quiere ver grabada en su lápida demuestra que los agujeros negros no lo son tanto, y dejan escapar radiación


Antes de que me inscribiera como estudiante de doctorado en la Universidad de Cambridge en 1964, me encontré con un cursillista que me llevaba dos años en los estudios. Andaba y hablaba con dificultad. Era Stephen Hawking. Me enteré de que sufría una enfermedad degenerativa y que no iba a acabar a tiempo su doctorado, pero de forma increíble ha sobrevivido por más de cincuenta años. Y no solamente se ha limitado a eso; se ha convertido en el científico más famoso del mundo, aclamado por sus brillantes investigaciones y sus best sellers sobre el espacio, el tiempo y el cosmos. Pero sobre todo, por su increíble triunfo sobre la adversidad”.

Estas magníficas pinceladas de Hawking nos las ofrece el legendario astrónomo británico Martin Rees, de la Universidad de Cambridge. Rees trabajó en el mismo edificio de la Facultad que él, y recuerda los días en que empujaba su silla hasta la oficina, cuando a veces Hawking le pedía que le abriese un abstruso libro de teoría cuántica. “Se quedaba ahí paralizado, durante horas, y ni siquiera podía pasar página. Me preguntaba por lo que pasaba por su mente, y si se estaba apagando. Pero en un año concibió la mejor idea que había tenido en su vida, encapsulada en una ecuación que quiere ver grabada sobre su lápida”.

Eran tiempos en los que Hawking todavía susurraba dentro de su parálisis. Ahora, el genio estaría completamente desconectado del mundo de no ser por su silla, recientemente renovada por el equipo de Intel. Hawking habla al mundo usando un único músculo, el de su mejilla. Sólo lo vi en una ocasión, hace años, pero la gente a su alrededor se quedaba impresionada cuando sonreía. La nueva silla es un prodigio de la tecnología: algoritmos que predicen textos avanzados e intuyen las palabras, infrarrojos que detectan el movimiento de la mejilla, medidores de la tensión y la temperatura, navegación por Internet, y la misma voz original diseñada por el ingeniero Dennis Klatt, del MIT, que Hawking no quiere abandonar.

Su enfermedad avanza inexorable; amenaza con romper algún día este cordón umbilical tecnológico. Pero mientras Hawking consiga no perder su último movimiento, su voz computerizada seguirá siendo parte de la cultura popular. Aparece mezclada con el punteo de la guitarra de David Gilmour en Talkin’ Hawking, el tema que Pink Floyd, la legendaria banda de rock sinfónico, le ha dedicado en su último álbum. Se rumorea que The Theory of Everything (La teoría del todo), la película de James Marsh sobre la vida del genio ya estrenada en EE UU, podría darle al actor Eddie Redmayne su primer Oscar por su sorprendente transformación.

Hawking aparece en The Big Bang Theory, Los Simpson y Star Trek. ¿Por qué se ha convertido en un icono de la cultura popular? “Lo siento, la cultura no es mi campo. Mi negocio es la ciencia”, nos responde Kip Thorne, el físico que asesoró a Christopher Nolan en Interestellar y uno de los mejores amigos de Hawking, a quien ayudó en momentos difíciles en su carrera. Lawrence Krauss –uno de los más inteligentes cosmólogos y hábil escritor científico– sí accede a enviarnos sus impresiones por correo electrónico. Hawking combina dos cosas que lo convierten en el científico perfecto para el público. “Inspira a la gente por su dolencia, su coraje personal para seguir adelante a pesar de obstáculos muy notables. Y también porque su trabajo versa sobre la relatividad general, la teoría que desarrolló Einstein. Así que para los periodistas es más fácil arroparlo con la manta de Einstein, lo que fascina al público”. Nicolás Cardiel, astrofísico de la Universidad Complutense de Madrid, no lo duda. “Gracias a su popularidad, la divulgación de ideas tan poco intuitivas y relacionadas con el origen mismo del universo, o los agujeros negros, consigue ver la luz”.

Martin Rees explica que esa ecuación que Hawking quiere ver grabada en su lápida demuestra que los agujeros negros no lo son tanto, y dejan escapar radiación. Es una idea que espera confirmación experimental, esencial en la teoría de las supercuerdas y objeto de debate 40 años después. Por eso Hawking no ha recibido (aún) el Nobel, pero sí el Premio Milner, que reconoce los avances en física teórica con tres millones de dólares.

Hawking mantiene intacta su capacidad de sorpresa. Alguien que rompe límites: así nos lo resume Rees, una de las personas que más le han acompañado a lo largo de su vida. “El concepto de una mente prisionera viajando a través del cosmos ha atrapado la imaginación de la gente. Si él hubiera obtenido la misma distinción en otra ciencia, pongamos la genética, en vez de la cosmología, el triunfo de su intelecto contra la adversidad probablemente no hubiera adquirido la misma resonancia ante el público de todo el mundo”.
Fuente: El País semanal. http://elpais.com/elpais/2015/01/12/eps/1421060204_320236.html

viernes, 16 de enero de 2015

Gente mala y fea. Quizá la mayoría de los individuos prefieran ser buenos, pero lo primero que escogen es no meterse en líos

Yo suelo escribir bastante sobre la buena gente. Y no sólo escribo: pienso a menudo en ella. Cuando aprieta la zozobra, cuando abrir un periódico te araña el corazón, cuando te enteras de alguno de los horrores que suceden por el mundo, como la reciente matanza de niños cometida por los talibanes, consuela recordar que hay muchísimos individuos maravillosos que nunca salen en las noticias y a quienes no prestamos atención. Pero existen, de eso no tengo duda. Vivo en la certidumbre de que la mayoría de los humanos son razonablemente buenos.

Sin embargo, hoy me han entrado ganas de hablar de los malos. Y no de los completos monstruos, de los psicópatas, de los criminales, de los fanáticos; no hablo de la perversión monumental y sin paliativos de los talibanes, o de los que queman vivas a sus mujeres, o de los que ordenan torturar salvajemente a un preso, o de quienes, como Blasco, exconseller de Cooperación y Solidaridad de la Generalitat Valenciana, roban el dinero donado con generosa urgencia por los ciudadanos para socorrer a los damnificados del terremoto de Haití (esa también es una manera de matar). No. Me refiero a los malos insidiosos y mezquinos, a los malos mediocres pero feroces en su cobarde medianía. Y me temo que ese tipo de gente abunda más que el malvado monumental.

Un día llegué a casa de una amiga y encontré que su puerta había sido manchada con violentos brochazos de pintura verde chillón. Vive en una casa antigua del centro de Madrid, un edificio popular, con muchos vecinos, añosos y supuestamente afables en su mayoría. Pues bien: la presidenta de la comunidad, una mujer todavía joven, había mandado un escrito protestando por una nimiedad contra uno de los vecinos, con la intención de recoger firmas en su contra. Mi amiga, que no tenía nada que reprocharle a ese hombre, no firmó. Al día siguiente, todas las puertas de quienes se abstuvieron, que fueron unos cuantos, aparecieron marcadas con ese color verde vómito, como las puertas de los egipcios de la Biblia. En fin, hace falta ser muy vándalo, muy descerebrado y muy cobarde para actuar así. Y, además, hace falta ser malo.

Las comunidades de propietarios parecen fomentar estas furias locas, esta animosidad estúpida y dañina Las comunidades de propietarios parecen fomentar estas furias locas, esta animosidad estúpida y dañina: no es el único caso que conozco de batallas campales entre vecinos. Y suceden cosas aún peores; de hecho, este artículo se me ocurrió tras leer un acongojante comentario que dejó en mi Facebook Gema Martínez González, a raíz de un texto mío de EL PAÍS en el que hablaba de los muchos ancianos discapacitados que no pueden salir de sus casas porque viven en pisos altos sin ascensor. Gema escribió: “Yo soy enfermera y voy a sus casas, les llamamos ancianos confinados porque podrían salir a la calle si tuvieran ascensor, pero quedan encerrados en sus pisos; y en mi barrio se da otra circunstancia, hay portales en los que la comunidad pone el ascensor con llave y el que no paga (porque no tiene dinero para hacerlo) no tiene llave, yo he ido a hacer visitas a un anciano y el vecino, al saber al piso que iba, ¡no me ha dejado subir con su llave!”. No me digan que no es el más perfecto y desnudo ejemplo de la crueldad imbécil: una comunidad entera coaligada para impedir que un pobre viejo pueda pisar la calle. Es decir, condenándolo a una cadena perpetua hasta la muerte, sin juicio, sin defensa y sin apelación. En verdad repugnante.

Me pregunto si todos esos vecinos serán igual de malos, o si habrá uno o dos energúmenos en la escalera empeñados en prohibirle el ascensor al anciano y los demás se limitarán a seguir la corriente dominante; y no por miedo a represalias concretas, sino por pereza y cobardía moral. Porque, pensándolo bien, ahora se me ocurre que la mayor parte de la gente quizá no sea buena, sino amorfa, volátil cual pluma en tormenta. Y que, por egoísmo y debilidad, se adapta a lo que haya. Quizá incluso la mayoría de los individuos prefirieran ser buenos; pero lo primero que escogen es no meterse en líos, sin saber que ése es el mayor lío posible, el error fatal que arruinará sus vidas, como explicó tan bien Martin Niemöller en su celebérrimo poema: “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista (ni socialdemócrata, ni sindicalista, ni judío…). Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”. Por eso es tan importante el clima ético de un país, por eso son tan importantes los líderes de opinión, los modelos sociales, el ejemplo de los dirigentes, la moral pública: para fomentar la rectitud en el corazón de los tibios y minimizar la aparición de la gente mala, tonta y fea.
4 ENE 2015 -El País.
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jueves, 15 de enero de 2015

Yo también

O nos unimos con el islam moderado contra la barbarie, o estamos abocados a una guerra mundial de inimaginables dimensiones


Sí, yo también me indigno cuando escucho a los imanes y a los musulmanes conservadores decir esas barbaridades retrógradas que dicen. E igualmente me indigno cuando se las oigo a los obispos españoles y a los reaccionarios que les apoyan, como el obispo de Alcalá hablando de las feministas demoníacas y del loby gay que ha “infectado” al PP. Son opiniones con consecuencias a veces muy graves (la oposición católica al condón fomenta el sida, el machismo islámico esclaviza a las mujeres…), pero en ningún momento me creo que ni siquiera ese disparatado obispo de Alcalá esté a favor de coger un kalashnikov y ejecutar a una docena de personas. Pues bien, lo mismo sucede con los musulmanes conservadores: no son terroristas. Eso sí, los conservadores son mayoría en el islam; los progresistas son una amplia minoría, quizá el 30%, y son las primeras víctimas de los fundamentalistas. Una argelina de izquierdas me dijo: “Quisimos modernizar la sociedad de golpe, implantando el laicismo occidental e ignorando nuestra propia cultura, y nos equivocamos”. Hace 60 años, también España era terriblemente machista y reaccionaria: los emigrantes que llegaban a Europa eran como las familias árabes tradicionales de hoy. Hay que apoyar no ya a los musulmanes progresistas, sino a la mayoría moderada, para que anden su camino hacia el respeto a unos derechos humanos que son el patrimonio de todos. Y hay que hacerlo sin soberbia, porque nuestra sociedad también está llena de miserias, y sin prejuicios: estoy harta de oir que los musulmanes no condenan estos atentados, cuando lo cierto es que ha habido montones de condenas y de manifestaciones, pero nosotros simplemente las ignoramos. O nos unimos con el islam moderado contra la barbarie, o estamos abocados a una guerra mundial de inimaginables dimensiones.
Fuente: Rosa Montero. El País. http://elpais.com/elpais/2015/01/12/opinion/1421082656_973110.html

Belén Gopegui: “Hay mucha alta literatura muy cursi” La escritora publica 'El comité de la noche', una novela que mezcla intriga y compromiso, recopila sus ensayos sobre escritura y política y reedita ''El padre de Blancanieves'

¿Qué tiene que pasar para que el libro de una aguafiestas se convierta en un certero retrato social sin cambiar una coma? Una crisis, eso es lo que tiene que pasar. Podría ser el caso de algunas novelas de Belén Gopegui (Madrid, 1963). Pese a que hablaban de los mundos de Internet y la precariedad laboral, algunos críticos las consideraban anacrónicas porque planteaban soluciones que pasan por el compromiso político y la movilización.

Como en su última novela, El comité de la noche, que parte de una noticia difundida por la agencia Europa Press en 2012 en la que se contaba que una multinacional farmacéutica ofrecía 70 euros semanales a los parados que donasen sangre. En un bar de su barrio, la escritora madrileña critica el glamour del fracaso, duda de la novela como género y defiende algo tan espinoso para un escritor como la bondad.

PREGUNTA. El comité de la noche se ha publicado en un momento en que se ve con buenos ojos la literatura social. ¿Se siente más comprendida que cuando todo era color de rosa?
RESPUESTA. Un vocabulario y unos planteamientos que resultaban llamativos hace años ahora son alimentos cotidianos. Lo común, por ejemplo. En mi caso procedía de aquel filósofo a cuyas clases iba, Juan Blanco. La realidad ha dado la vuelta y un concepto como ese ahora es más cercano.

P. Rafael Chirbes está escamado de la unanimidad en torno a su obra, tan descarnada al contar los desastres recientes. Ahora le sopla el viento a favor, dice, pero en otro momento lo considerarían un radical peligroso.
R. Hay una parte de la narrativa del fracaso a la que no considero radical ni ahora ni antes porque nos hace permanecer donde estamos. Aunque se esté de acuerdo en la crítica, en lo que menos de acuerdo se está es en cómo se aborda la posibilidad de salir de la situación criticada.

P. En Rompiendo algo dice usted que esa narrativa del fracaso le conviene al sistema. ¿Por qué?
R. El fracaso tiene que ver con la frase más reaccionaria que ha habido siempre: “Esto es lo que hay”. Y por lo tanto no se puede hacer nada. Todos los personajes fracasados tienen un halo literario, incluso admirable. A nadie le importa identificarse con un fracasado porque la mayoría de los que aparecen en las narraciones tienen glamour. Y ese glamour no ayuda a intentar cambiar las cosas. Puede ayudar a comprender, pero no sirve para movilizar ningún impulso. Si cualquier intento está condenado al fracaso, mejor no intentar nada, ¿no?... continua.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/12/30/babelia/1419945272_995715.html

miércoles, 14 de enero de 2015

Fiera herida. De pronto ante la perspectiva de volver a elegir representantes, empieza a despertarse de la extraña ensoñación

Bueno, pues ya estamos en año de elecciones. Los tres transcurridos desde las últimas generales pesan como siete u ocho, tan penosos han sido para gran parte de la población y tanto se ha hecho notar el Gobierno (para fatal), con su mayoría absolutísima, su falta de escrúpulos y de visión de la realidad. Zapatero da la impresión de pertenecer a un difuso pasado remoto, y no hace tanto que regía –es un decir– los destinos de la nación. También resultan lejanos los mil años en que ETA mataba, y paró cuando aún se alojaba ese Presidente en La Moncloa. Eran legión los que necesitaban escolta, y ahora hay dificultades para asignarles misiones o cometidos a esos guardaespaldas que impidieron muchas muertes. La época en que los políticos más catalanistas no habían sido presa de un virus contagioso y desaforado, se ve perdida en la noche de los tiempos: tres años de fervor patriótico, sordo a todo razonamiento y proclive a fantasías oníricas inspiradas en los valles de Siete novias para siete hermanos, Brigadoon y Horizontes perdidos (es decir, Shangri-La), se hacen eternos hasta para la más entusiasta portadora del virus, la señora Forcadell, que debe de estar necesitando a gritos una cura de reposo. Lo anterior a estos tres años está desdibujado, entre brumas, parece antediluviano e irreal.

De pronto, sin embargo, ante la perspectiva de volver a elegir representantes, empieza a despertarse de la extraña ensoñación. “Podemos cambiar”, nos decimos con cierta sorpresa. “¿Os acordáis de que no siempre vivimos bajo la vara de Rajoy, de que no siempre estuvimos así?” Si eso nos pasa a los ciudadanos, uno aseguraría que con mayores motivo y previsión debería sucederles a los partidos, que, si no un modelo de sociedad, se jugarán el sueldo de sus diputados, senadores, ministros, presidentes autonómicos, consejeros, alcaldes y concejales. Podrían encontrarse con muchos de ellos en el paro, con la obligación de buscarles “salidas”, sea en Europa o en la empresa privada ex-pública, mediante las llamadas “puertas giratorias”, perfectamente engrasadas en este país. El trastorno psicológico tiene aún peor arreglo. Es sabido que quienes pierden un cargo se sienten estupefactos y deprimidos durante largo tiempo. No acaban de entender que ya no les suenen los teléfonos pidiéndoles favores, que no haya un coche esperándolos, que no los inviten a casi nada, que nadie les vaya a comprar lo que necesiten, que sus órdenes las oigan sólo su marido o su mujer. En el mejor de los casos se quedan en un estado beatífico y ensimismado; en el peor, respiran resentimiento y maldicen la incomprensión y la ingratitud de la gente. Siguen sin percatarse de que en sus días gloriosos nadie los requería por su irresistible personalidad, sino por el puesto que ocupaban (salvo allegados y familia, claro está, cuando no se hubieran hartado de ellos).

El PP parece ahora mismo un animal acorralado, una fiera herida, y ya se sabe cuán peligrosas se tornan éstas

Así que uno mira en primer lugar hacia quienes todavía tienen más poder, el Gobierno y su partido. Nada bueno puedo decir, lo saben ustedes de sobra, pero como ciudadano me asalta enorme preocupación al observar cómo encaran este 2015 de forzosos cambios. Si no otra cosa, lo que es seguro es que el PP no obtendrá mayoría absoluta, y lo lógico sería que intentara perder lo menos posible, amortiguar el batacazo comparativo que sin duda se pegará. Y lo que uno advierte son, por el contrario, pulsiones suicidas entre sus dirigentes. El PP parece ahora mismo un animal acorralado, una fiera herida, y ya se sabe cuán peligrosas se tornan éstas. Lejos de tender algún puente, rectificar dañinas medidas económicas y políticas, procurar no inspirar miedo (más miedo) al electorado moderado para frenar las deserciones, se encastilla en sus posiciones más autoritarias y más de extrema derecha. No se asume la corrupción infecciosa; se ponen trabas sin cuento para acceder a los datos sobre los políticos; se nombra un nuevo portavoz todavía más cínico que el anterior, un individuo asentidor (siempre se lo ve asentir servilmente a cada estornudo de Rajoy en el hemiciclo) y faltón (no pierde oportunidad de soltar algo ofensivo para todo el que no asienta con tantos cabezazos como él).

Como los anteriores jefes de TVE no le parecían lo bastante abyectos al Gobierno, coloca a otros procedentes de TeleMadrid en recompensa por haber hundido y abochornado a esta cadena. El resultado son unos informativos grotescos que produce sonrojo mirar, sectarios, censores, reminiscentes del No-Do, llenos de sucesos y de reportajes “pintorescos” que nada tienen de noticias. Luego fuerza a marcharse al Fiscal General Torres-Dulce, hombre –eso al menos– con la dignidad aprendida de los westerns de Ford, Hawks, Mann y Walsh, y acaba con todo vestigio de la división de poderes. Aprueba en el Parlamento la llamada “Ley Mordaza”, de la que me ocupé por extenso cuando se conoció su anteproyecto, en una columna titulada “Neofranquismo”, creo, reproducida en diarios extranjeros para oprobio del Ministro del Interior y de Rajoy. Pero les da igual enajenarse aún más a la gente, exacerbar su enfado y su desesperación; les trae sin cuidado perder más votos de los que ya han perdido in pectore, y muchos son. Parece que no disciernan el futuro cercano y corran hacia el acantilado. Tal vez esté en su sangre, no lo puedan evitar. O tal vez sea que pretenden morir matando. De ser esto último, protéjanse y pónganse bien a cubierto, porque un año todavía da mucho de sí, para cobrarse víctimas.
 11 ENE 2015 - El País semanal.

Problemas en las aulas. Si A, entonces B, quizás

Ya sé que la vida cotidiana en las aulas, sobre todo en Secundaria, tiene problemas que son difícilmente superables para algunos docentes. No es fácil para esta chica, afrontar la tarea de enseñar cuando se tiene delante un grupo que no quiere aprender y otro que está empeñado en que nadie aprenda.

Pienso con frecuencia en los profesores y profesoras que tienen dificultades para captar la atención de sus alumnos, que tienen un grupo ingobernable, que están al frente de una clase en la que no es posible conseguir unos minutos de silencio… Esas clases en las que se emplea más tiempo en establecer el orden que en trabajar.

Situación que se agrava cuando no se cuenta con los padres y madres como aliados. Cuando piensas que el comunicar a los padres la situación será de una gran ayuda y te encuentras con que los padres están en otras cosas o están para defender la conducta de un sinvergüenza.

Se tata de casos en los que nada surte efecto. Ni los elogios, ni las promesas, ni las amenazas, ni los castigos… Nada. Incluso la expulsión es celebrada por algunos alumnos como un triunfo, como un desafío, como un motivo de satisfacción.

Me imagino a esos colegas acudiendo al trabajo como si de un campo de torturas se tratara. En lugar de ir a disfrutar de la hermosa tarea de enseñar, van asustados a librar batallas en las que tienen que soportar los desaires, los insultos e, incluso, las amenazas de los alumnos. Arrastran la misma sensación de impotencia que experimenta un médico ante un enfermo desahuciado. Pobres docentes. Pienso mucho en ellos (y en ellas).

Hay quien piensa que el trabajo del docente es fácil. No lo considero así. Recuerdo aquel artículo de Manuel Rivas, titulado “Amor y odio en las aulas”. Dice el escritor gallego: “Mucha gente todavía considera que los maestros de hoy viven como marqueses y que se quejan de vicio, quizá por la idea de que trabajar para el Estado es una especie de bicoca perfecta. Pero si a mi me dan a escoger entre una excursión “Al filo de lo imposible” y un jardín de infancia, lo tengo claro. Me voy al Everest por el lado más duro. Ser enseñante no solo requiere una formación académica. Un buen profesor o maestro tiene que tener el carisma del Presidente del Gobierno, lo que ciertamente está a su alcance; la autoridad de un conserje, lo que ya resulta más difícil y las habilidades combinadas de un psicólogo, un payaso, un disc jockey, un pinche de cocina, un puericultor, un maestro budista y un comandante de la Kfor. Conozco una profesora que solo desarmó a sus alumnos cuando demostró tener unos conocimientos futbolísticos inusuales, lo que le permitió abordar con éxito la evolución de las especies”.

Ante las dificultades que aparecen en el aula se puede reaccionar de diferente manera. Una de ellas es abandonar la causa, dejar el trabajo, aceptar la derrota y largarse con viento fresco. Resulta muy duro que aquellos por quienes el profesor se desvive, aquellos a quienes pretende enseñar, no solo no quieran aprender sino que dediquen su inteligencia y energía a hacerle la vida imposible. Nunca me han gustado las bromas, y menos las crueles, que algunos alumnos gastan a sus profesores.

Luis Landero escribió hace algunos años, una excelente novela titulada “Absolución”. El protagonista es una persona con espíritu nómada que dura muy poco en los empleos que asume. Uno de ellos es el de profesor. No le va bien. Un buen día, mientras los alumnos dan muestras fehacientes de insensibilidad y desinterés, el profesor recoge sus papeles, los mete en la cartera, se dirige hacia la puerta del aula y, sin mediar palabra, se va para siempre. Cuando camina por el pasillo hacia la salida, vuelve sobre sus pasos, abre la puerta del aula y dice en voz alta y clara:
- Que os jodan.
No me gusta esta opción. Supone una retirada, la aceptación de un fracaso. Sí, se acaba el problema para ese profesor, pero la huida es una derrota. Y más cuando se hace de esta manera despectiva. Además, abandonar el trabajo, tal como hoy está el empleo, resulta muy difícil. Así que, a sufrir.

Otra manera de afrontar el conflicto es acomodarse a él. Dar por bueno ese clima de falta de respeto, aceptar esas actitudes de abierto desprecio a los demás, de agresividad hacia la autoridad y de violencia institucionalizada. Desde la impotencia o la comodidad, el profesional decide callarse, aguantar y endurecer la capa de su indiferencia. Lo importante es cobrar al final del mes, no que los alumnos aprendan y convivan. Renuncia a pasarlo bien, a vivir felizmente su trabajo a cambio de un pequeño estipendio.

La tercera es la opción por la que apuesto. Se trata de afrontar la situación con valentía, inteligencia y amor. Lo primero que hay que hacer para ello es conocer bien lo que sucede. No se puede negar la evidencia. Hay un problema. Un problema difícil de resolver. Pero es preciso diagnosticar qué es lo que pasa. Se puede observar con atención, entrevistar a los alumnos, hacer un sociograma, preguntar a otros colegas, pedir ayuda a especialistas (orientadores, terapeutas… que tenga la escuela).

Lo segundo es reconocer que, si no hubiese problema alguno, si los alumnos supieran comportarse, si tuviesen interés por el conocimiento, si fuesen respetuosos, solidarios y trabajadores, no haría falta que existiesen ni los profesores ni las escuelas.

Es necesario, en tercer lugar, pensar que hay solución. La educabilidad se rompe en el momento que pensamos que el potro no puede aprender y que nosotros no podemos ayudarle a conseguirlo. Creer que hay solución es un parte de la solución.

Después hay que compartir las preocupaciones con los colegas. Sin miedo, sin vergüenza, sin agresividad. Tenemos tendencia a pensar que solo nosotros padecemos problemas, que solo a nosotros nos resulta difícil. Y no es así. Cuántos docentes han dañado su autoconcepto que solo ellos son incapaces de afrontarlos y resolverlos…

Y luego hay que intervenir. Hay que tomar decisiones. Tratar de ganarse a los líderes del grupo, pedir colaboración a los padres, crear un “carnet de convivencia” por puntos que se pueden ir perdiendo y ganando, realizar algunas dinámicas de grupo en horas de tutoría… No hay soluciones mágicas. En educación no sucede que si A entonces B; lo que realmente pasa es que si A, entonces B, quizás.

Por eso hay que tener paciencia y saber esperar. No indefinidamente, pero hay que esperar. Y evaluar lo que sucede. Y analizar las causas de los fracasos para aprender de ellos. Hace unos años pronuncié la conferencia de apertura en un Congreso de Médicos celebrado en Marbella, un Congreso peculiar ya que tenía como objetivo estudiar “los errores médicos”. ¿Por qué no analizar nuestros errores y aprender de ellos?

Y hay que leer. Hay cientos de libros sobre estas cuestiones. Rosa Barocio, por ejemplo, ha escrito “Disciplina con amor”, “Disciplina con amor en el aula”, “Disciplina con amor para adolescentes”… También es bueno escribir. Porque el pensamiento caótico y errático que tenemos sobre la práctica educativa, cuando escribimos, acaba por quedar ordenado y nos permite comprender lo que pasa.
Fuente:  Miguel Ángel Santos Guerra
 http://blogs.opinionmalaga.com/eladarve/2014/12/13/si-a-entonces-b-quizas/

martes, 13 de enero de 2015

Silenciar la realidad. En economía, la distancia entre la España real y la gubernamental es abismal

El ministro de Economía, Luís de Guindos, empezó el año por lo grande, siguiendo la estela de su jefe, el presidente de Gobierno. En las primeras declaraciones del año, en la cadena SER, afirmó que los que han mantenido su puesto de trabajo durante la crisis, unos 17 millones de personas, han perdido el miedo que tenían hace dos o tres años a quedarse sin empleo. Seguramente quería decir que si no fuese así, no se podría explicar que el consumo lleve creciendo cuatro meses consecutivos. Hasta hace poco no consumían ni los que tenían empleo.

Unos días antes, y por dos veces casi consecutivas con una diferencia de 15 días (en conferencia de prensa en La Moncloa, y en Telefónica, ante los grandes empresarios) Mariano Rajoy había hablado del “despegue definitivo” de la economía y de “las Navidades de la recuperación”.

Se ha iniciado la escapada de las consignas propagandísticas con el objeto de ganar las elecciones. Pronto Guindos será sustituido por otro dirigente popular, y éste por otro, y todos convendrán en que “la recuperación es una realidad”, y se guardarán la espalda retóricamente afirmando que “esto no quiere decir que hayamos dejado atrás la crisis”.

Estas afirmaciones no se corresponden con la opinión de los ciudadanos. Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 40% de los españoles cree que la situación económica es mala y el 42,3%, que es muy mala; el 47,5% entiende que es igual que un año antes y el 39,2%, que es peor que entonces; el 45,3% piensa que dentro de un año será igual y el 25%, que será peor. En cuanto al paro, un 76% afirma que es el principal problema del país.

¿A qué se debe tal distancia entre la España real y la España gubernamental? Negar la realidad sería no admitir que muchos indicadores macroeconómicos (no todos) han mejorado en los últimos meses, pero negar la realidad es, también, minusvalorar o silenciar los rasgos que hacen de España un país devastado por la crisis y por la gestión de la crisis que ha practicado el Gobierno (los últimos gobiernos). Gilliam Tett, periodista destacada del Financial Times en el seguimiento de la Gran Recesión —sobre todo en su fase financiera— ha escrito mucho sobre los “silencios sociales”, aquellos temas sobre los que se procura no hablar o se marginan del discurso oficial en materia económica. Dice que esos silencios sociales, aspectos de la vida cotidiana que habitualmente se omiten o se ignoran, suelen ser tan importantes o más que las cuestiones que son desveladas, ya que son esos silencios los que ayudan a reproducir un sistema y las estructuras de poder a lo largo del tiempo.

En los discursos de Rajoy y de Guindos no se ha mencionado el crecimiento espectacular de la precariedad entre la gente que aún trabaja, facilitada sobre todo por la reforma laboral del PP (empleos a tiempo parcial, temporales, falsos autónomos, becarios,…); la devaluación salarial que ha dado lugar a una caída permanente de la renta disponible familiar, muy superior a la de los principales países de nuestro entorno; la multiplicación de la desigualdad de la renta y la riqueza, que ha crecido de manera muy acelerada y que ha hecho de nuestro país uno de los más desiguales de Europa, acompañado de otros que no forman parte de nuestro entorno más cercano; el deterioro sumamente alarmante de algunos pilares del sistema de protección social, que ha dejado de ser universal (sanidad, educación y, sobre todo, seguro de desempleo,…).

El Gobierno del PP se ha apuntado, cuatro meses antes de las elecciones municipales y autonómicas y casi un año antes de las generales, a la ideología del pensamiento positivo que se basa en el optimismo de los dirigentes, no en la esperanza de los ciudadanos; que se trata de diseminar por contagio repitiendo mil veces el mismo discurso; y que cree que multiplicando el mensaje de esa mejora de la macroeconomía las cosas irán menos mal (sobre todo para quienes lo expanden políticamente).

A partir de ahora tratarán de que la gente vea la botella medio llena, aunque esté rota y hecha añicos en el suelo desde hace tiempo.
Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/01/04/actualidad/1420404572_799607.html
Viñeta de El Roto 13 de enero 2015