miércoles, 27 de julio de 2016

El difícil diálogo entre padres e hijos

Ceder en una confrontación verbal con un adolescente no es sinónimo de capitulación

Escuchar es clave para ayudar a crecer y para la salud de las relaciones paternofiliales


Algunos conflictos y rupturas surgen cuando ambas partes creen que tienen razón y no sueltan su idea. Esta actitud aporta seguridad, pero también alimenta el conflicto cuando el otro implicado –por ejemplo, nuestro hijo– opina algo distinto de nosotros. Debatir provoca en algunas personas un temor a perder la sensación de seguridad, a mostrarse vulnerables. Sienten que si ceden les han vencido. Pero si no hay diálogo, la ruptura en la relación está casi asegurada.

"Observando la miseria en las opiniones ajenas, sin adoptar ninguna, descubro la paz interior” Buda.

Las personas construimos una identidad a través de la narrativa: por cómo contamos nuestra historia personal y por cómo transmitimos nuestra opinión. Sentir que tenemos razón, con una opinión bien formulada y clara, es una manera de reafirmar esta identidad. Solemos considerar una debilidad el sentirnos inseguros. Pero mostrarnos dispuestos a modificarla y escuchar a los demás son en realidad indicadores de la fuerza de una persona. Es más sabio reconocer que uno no sabe y mantenerse abierto a otras perspectivas. Esto nos enriquece; nos ayuda a comprender y a decidir con más claridad. “Se produce un placer natural cuando hablamos con alguien que no lo sabe todo, que tiene la mente abierta y está dispuesto a escuchar”, ilustra el autor budista Jack Kornfield.

Juan llega a casa después de una larga jornada. Patricia, su hija de 17 años, está sentada en el sofá. Al poco rato se pelean: esta noche ella quiere salir con sus amigos y él no se lo permite. Juan no siente predisposición para el diálogo porque su mente está ocupada con los problemas del trabajo. Sin prestar la debida atención, su respuesta inmediata es “no”. Y, como adulto, puede exponer tantas razones como precise.

Por lo general, la hija utilizará recursos como “soy la única que no puede”, “todos mis amigos van a ir” o “me lo prometiste”. Argumentos que a menudo no serán considerados como tales por los padres, lo que llevará a la hija a rebelarse. Si los adultos reconocen sus puntos fuertes, ella no sentirá que debe definirse tanto por oposición. Aun así, la reacción es inevitable, y al padre le cuesta aceptarla porque siente que se cuestiona su autoridad. Juan debe plantearse en qué se basa esa influencia sobre Patricia. ¿En el miedo, el respeto, el amor o la confianza? “Que mi hijo cuestione mis enseñanzas no tiene por qué afectar a mi influencia”, sostiene Clara, una madre, “pero si me muestro insegura, no me hará caso. Mi autoridad se basa solo en mi experiencia. Pero, precisamente, la inocencia de los hijos puede hacerles más sabios. Hay que ser honestos y, cuando se oponen frontalmente, debemos recordar que les estamos educando. No se trata de nada personal entre ellos y nosotros”.

Educar no consiste en introducir información, sino en sacar a la luz la verdadera personalidad de alguien. Con los hijos a veces no se trata de dar razones, sino de ayudar a descubrir y predicar con el ejemplo. Se pueden plantear propuestas que comporten una responsabilidad por parte de los hijos y que demuestren confianza por parte de los padres. Las imposiciones tajantes no suelen funcionar. “Un día mi hijo estaba viendo un programa basura”, cuenta Clara. “Debía de tener 12 años. Le propuse que cambiara de canal y él defendió su libertad de elegir diciendo que si tenemos tele es para verla. Le pregunté si le parecería normal que le prohibiese beber un vaso de cianuro, y contestó que sí. ‘Pues para mí’, expliqué, ‘esto envenena tanto tu mente como el cianuro tu cuerpo’. Apago la tele para protegerte de algo, aunque desconoces el daño que te va a hacer. Y ahí se acabó la historia”.

Ejemplos como el siguiente ilustran que quizá no se trate solo de tener razón. “Mireia, mi hija, es rebelde”, explica Francisco, otro padre. “Si le impongo un límite tengo asegurado un conflicto, o que me mienta. Eso no es lo que quiero”. Expone una posible solución. “Una vez, al llegar a casa por la tarde, la encontré viendo la televisión. Le pregunté qué pasaba con los deberes. Le dije que me gustaría que se supiera administrar. ‘Te pediría que apagaras la tele, pero entonces nos enfadaríamos’. La dejé allí, acepté que ella escogiera y yo renuncié a obligarla. Al cabo de media hora la tele estaba apagada, y ella, en su habitación”.

Al plantear un límite, si uno se mantiene abierto al desacuerdo, y escucha y respeta, puede llegar a un mejor entendimiento. La pregunta para Francisco sería: ¿está dispuesto a recibir un “no”, a que ella no haga los deberes? ¿Está dispuesto a escuchar qué quiere su hija? Cuando ella se niegue, la actitud de su hija no debería impedirle interesarse por sus motivos. Se trata de mantenerse abiertos al diálogo sabiendo que se puede poner un límite a los hijos después de escucharlos. Francisco lo explica así: “Quiero que sean conscientes de que he escuchado lo que quieren, y que aun así mantengo mi postura. Lo hago si creo que es por su bien y está conforme con mis valores”. No perder la conexión a pesar de la negativa de la hija es todo un arte.

En ocasiones, no es tanto el contenido de la discusión, sino la forma, lo que produce el conflicto. Al hablar con irritación y con palabras impositivas uno provoca reacciones defensivas. Los enfados calientan el ambiente y no permiten un diálogo sereno. Discutir desde el “tengo razón” genera una distancia entre las partes, e incluso puede quebrarse su conexión. Por eso es importante no dejar las cosas a medias. Javier, un cuarto caso, cuenta: “Cuando discutíamos en casa, mi padre nunca abandonaba a medias la discusión. Decía: ‘Mañana seguimos’. Las cosas importantes hay que finalizarlas. No puede quedar pendiente un sinsentido o una herida. Su enfoque era hablar de ello al día siguiente, después de dejar que se enfriaran los ánimos”. Esto sirve con los hijos, pero también en las relaciones de trabajo y entre los amigos.
Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo" Ludwig Wittgenstein

Si perdemos la conexión entre las partes y se quiebra la relación, ¿merece la pena mantenerse en sus trece? Javier intenta proyectar suavemente sus razones sobre sus hijos. “Permito que corran su carrera. Intento dejar que se equivoquen”. Consiste en dar espacio y permiso para que el otro crezca a su ritmo.

En pareja, es importante hacer equipo. Cuando no hay acuerdo respecto al conflicto con un hijo, conviene hablarlo y decidir en qué va a ceder cada cual, o quién va a llevar la voz cantante. Cuando ellos perciben un ­desacuerdo entre sus padres, se arriman al sol que más calienta. Esto resulta nefasto, porque divide. La clave para establecer acuerdos está en saber qué es importante para cada uno, en respetar y compartir el criterio de la pareja.

"Si deseas conocer la verdad, solo tienes que dejar de atesorar opiniones” Seng T’san

Sea cual sea el paso que deba darse, casi siempre corresponderá a los padres plantear cambios en la relación con los hijos. Se trata de que estos dejen de ver a sus progenitores como a los abominables seres del no, y de establecer conjuntamente acuerdos y límites.

Los progenitores deben mirar a su hijo como a alguien que va en su mismo barco, y que se enfrenta a las mismas preguntas que ellos se plantearon a su edad. “Me acerca a ellos el seguir cuestionándome las cosas”, explica Clara. “Cuando exponen sus razones, muchas veces están tratando de definir quiénes son. Ayudarlos a conocerse a sí mismos me facilita la salida del enfrentamiento”.

Más que de tener razón, se trata de apelar a ella. Está en las manos de los padres que la vida con sus hijos consista en una relación de crecimiento, en lugar de convertirse en una contienda de desgaste mutuo.

VIRTUD NEGOCIADORA
El difícil diálogo entre padres e hijos

Cuando dos personas se enfrentan, es imprescindible llegar a un acuerdo para no perpetuar el conflicto y sanear la relación. Roger Fisher y William L. Ury, de la Universidad de Harvard, se centraron en la psicología del diálogo en su libro Obtenga el sí. El arte de negociar sin ceder. En él señalaron la importancia de determinar qué necesidades son inamovibles y cuáles flexibles para que pueda terminarse la discusión con éxito. Negociar es un arte que utilizamos en todos los ámbitos: el personal, el político y el profesional. Hay quien cree que en toda discusión una de las partes debe ganar, aplastando al oponente, y la otra debe ceder. Pero existen alternativas.

Estos autores plantean las siguientes propuestas:

1. No identifique a las personas con el problema. 
2. Céntrese en los intereses, no en las posiciones. 
3. Ofrezca opciones que beneficien a ambas partes e 
4. insista en utilizar criterios objetivos.

http://elpais.com/elpais/2015/03/13/eps/1426266785_376459.html

martes, 26 de julio de 2016

Editorial del NYT. La Siniestra Ley Mordaza de España, (23-04-2015)

El 10 de abril, un grupo llamado No Somos Delito o no somos un crimen, proyecta un holograma de protesta de manifestantes que presentan delante del edificio del Parlamento en Madrid. Por el momento, las protestas virtuales en forma de hologramas no son ilegales en España. Increíblemente, sin embargo, casi cualquier otro tipo de protesta pacífica pronto lo será si una nueva ley entra en vigor en la fecha prevista el 1 de julio.

La ley de seguridad pública - apodada "ley mordaza" - definiría la protesta pública por personas reales en frente del Parlamento y otros edificios del gobierno como una "perturbación de la seguridad pública" sancionables con una multa de 30.000 euros. Las personas que participan en protestas espontáneas cerca de los servicios públicos, centros de transporte, centrales nucleares o instalaciones similares correrían el riesgo de una multa asombrosa de € 600.000. El "uso no autorizado" de imágenes de los servicios de seguridad o la policía - presumiblemente destinados a los reporteros gráficos o simples ciudadanos con cámaras de toma de fotografías de policías o soldados - también por dibujar una de € 30.000, por lo que es difícil documentar los abusos.

La ley fue introducida en 2013 por el gobierno del primer ministro Mariano Rajoy, cuyo partido conservador goza de una mayoría en ambas cámaras del Parlamento. La cámara baja aprobó la ley en diciembre, y, a pesar de las súplicas de los grupos de derechos y las Naciones Unidas, el Senado lo aprobó el mes pasado.

El objetivo principal de la ley, al parecer, es ayudar al partido en el gobierno a mantener su posición en el poder, al desalentar las protestas contra la austeridad que se convertía en un amplio apoyo para el partido populista Podemos. Podemos parece que va a hacer grandes avances en las elecciones de este año.

La Comisión Europea debe actuar con rapidez para condenar la nueva ley. Maina Kiai, el relator especial de las Naciones Unidas sobre los derechos a la libertad de reunión pacífica, ha instado a los legisladores españoles a rechazar la medida, argumentando: "Los derechos a la protesta pacífica y expresar colectivamente una opinión son fundamentales para la existencia de una conexión y la sociedad democrática ". la nueva ley mordaza de España perturbadoramente se remonta a los días oscuros del franquismo. Que no debe tener lugar en una nación democrática, donde los españoles, como ciudadanos de la Unión Europea, tienen más que un derecho virtual para pacíficas protestas colectivas.

Fuente: NYT
http://www.nytimes.com/2015/04/23/opinion/spains-ominous-gag-law.html?_r=1

La vida es más que una lista de tareas. Vivimos inmersos en la sociedad del rendimiento y la hiperactividad. ¿Resultado? Ansiedad. Debemos distinguir entre lo importante, lo urgente y lo eliminable

Empecemos con un cuento. El de La Cenicienta. Pero no nos fijaremos ni en el zapato de cristal, ni en la calabaza que se convierte en carruaje, ni en el príncipe azul. Vamos a poner nuestra atención en la cantidad de tareas que debe hacer Cenicienta antes de ir al baile. Fregar, limpiar, planchar, ordenar, cocinar y volver a fregar, limpiar, ordenar… Lógicamente, cuando llega la hora de ir al baile, que es lo que realmente le hace ilusión y lo que de verdad cambiará su vida, está tan cansada que necesita la mágica ayuda del Hada Madrina para conseguirlo. Sin ella, Cenicienta se hubiera quedado en casa, cansada y pensando con ansiedad en todo lo que aún le queda por hacer y en todo aquello para lo que no tendrá tiempo.

"Primero, lo primero” Stephen Covey

Pues bien, nosotros no somos muy diferentes a ella. Antes de poder asistir a nuestros bailes, es decir, a aquello que realmente nos hace ilusión, nos motiva y quién sabe si también puede cambiar nuestras vidas, nos vemos inmersos en un sinfín de quehaceres: la casa perfectamente ordenada, la lavadora tendida, el niño apuntado a cuatro actividades extraescolares; hay que ser, por supuesto, tremendamente productivos en nuestros trabajos, excelentes e imaginativos amantes con una vida social rica, activa y variada… y tener actualizado Facebook. ¡Ah!, y sería bueno comer cinco piezas de fruta al día y correr diez kilómetros y no tener ojeras y… Hacer, hacer y hacer. Al final de nuestro cuento, lo que sucede es que el baile siempre queda relegado a mañana, a “cuando acabe esto…”. Y así pasan los días.

Como mínimo, Cenicienta tiene una excusa, o dos. Las malvadas hermanastras la obligan y la maltratan. Una fuerza externa la presiona, somete y explota. Pero hoy las hermanastras somos nosotros mismos. Byung-Chul Han, en su célebre libro La sociedad del cansancio, nos advierte de que vivimos en una sociedad de gimnasios, torres de oficinas, bancos, aviones y laboratorios genéticos. Es decir, en la sociedad del rendimiento, del multitasking (multitarea). Y una de las características de esta sociedad es que el individuo se autoexplota con la coartada de la obligación. Tenemos a las hermanastras dentro, diciéndonos todo aquello que debemos hacer en una continua y excéntrica carrera en espiral. Porque hoy el único pecado es no hacer nada. Hasta los momentos de ocio o los periodos de vacaciones se han convertido en una conjunción inagotable de tareas que nos dejan más cansados que cuando empezamos.

Además, como señala el filósofo surcoreano, al no haber un explotador externo al que podamos enfrentarnos y oponernos con un rotundo ¡no!, la lucha resulta más complicada. Sin embargo, también es verdad que basta con querer para vencer a las dos hermanastras que nos tiranizan y desatar la magia del Hada Madrina que llevamos dentro.

Admitamos pues que nos rodea el afán de productividad, que quien más quien menos se deja seducir por esas insoportables apps que nos alertan de todo aquello que nos queda por hacer. O por las libretas preparadas para que podamos hacer listas que cumplir. O por libros que nos explican cómo hacerlo todo, cómo llegar a todas partes y que el tiempo nos cunda más. Pero llega el momento de abandonar esa locura, porque en el fondo, y paradójicamente, no hay nada menos productivo que el afán de productividad. Byung-Chul Han asegura que el multitasking nos conduce a un estado de atención superficial y debemos tener en cuenta que los logros de la humanidad se deben a una atención profunda y contemplativa. Así, también nuestros logros dependen de saber poner el foco y la atención en aquellas cosas importantes, en los bailes que merecen la pena. Y para ello vamos a atacar al enemigo con sus mismas armas y confeccionar una lista, pero inteligente, que nos sirva a nosotros y no que acabemos nosotros sirviéndola a ella. ¿Cómo?

El baile, en primer lugar. Hay que darle la vuelta a la lista. No dejar el baile para “cuando acabe todo esto”. Ocuparnos primero de lo fundamental, de nosotros mismos. Empezar el día dedicándonos a aquello que sabemos que nos hará bien. Imaginemos un tipo que tiene que escribir un artículo y antes de empezar, sin embargo, lee los correos pendientes, atiende las alertas de las redes sociales y contesta un par de whatsapps. ¿Resultado? Cansancio antes de empezar. Cenicienta bien puede ir al baile y dejar esas otras cosas que requieren menos brillantez para después.

Bien, ¿y qué hacemos con todo lo demás? Porque está claro que hay cosas que no podemos simplemente dejarlas de lado. ¿Cómo hacer entonces? Ayudará dividir el registro de tareas en tres grandes grupos.

Cosas que afrontar. Lo que tengamos que hacer, hagámoslo. Una vez hayamos ido al baile, no dejemos que esas otras cosas que volverán a aparecer tarde o temprano revoloteen por nuestra cabeza. Por ejemplo, una llamada incómoda que vamos postergando. ¡Son tres minutos! Pero si seguimos retrasándola, en lugar de 180 segundos llegará a durar seis meses en nuestra cabeza.

Cosas que organizar. No hace falta que carguemos con todo. Podemos delegar, pedir ayuda, repartir tareas, conseguir que ciertas cosas se realicen sin que recaigan en nosotros.

Cosas que no hacer. Seguro que en esta lista hay muchos elementos que realmente no son necesarios. Que se pueden eliminar directamente y, de esta manera, liberar espacio. Cada uno debe decidir cuáles. Pero es importante que nos demos cuenta de que en este punto radica la primera gran victoria personal para olvidarnos de la vorágine de la hiperactividad sin sentido. Renunciar a todo aquello que ni nos aporta ni es estrictamente necesario. Saber qué es lo que no hay que realizar es tan importante como ponerse manos a la obra con aquello que sí lo es.

Los grandes bailarines no son geniales por su técnica. Son geniales por su pasión” Martha Graham

Una vez hemos conseguido dejar de correr en esa espiral del día a día fruto de esta sociedad de la multitarea, es el momento de empezar a bailar. Y lo más importante es descubrir cuál es nuestra música. Qué nos hace felices. Qué es lo que realmente nos importa. Sir Ken Robinson lo llama el elemento, y nos asegura que “descubrir el elemento es recuperar capacidades sorprendentes en nuestro interior, y desarrollarlo dará un giro radical no solo al entorno laboral, sino también a las relaciones y, en definitiva, a la vida”. La buena noticia es que todos estamos invitados a un baile en el que seremos protagonistas. Algunos lo conocen ya y solamente deberán mantener a raya a las dos hermanastras. Otros, por el contrario, aún no lo han descubierto y deberán mirar en su interior, porque allí está, esperando a que lo saquen a bailar. Si la respuesta a estas tres preguntas es afirmativa, es que ya lo hemos encontrado:

¿Tenemos ganas de bailar? Si no nos da pereza, si siempre que pensamos en ello nos crece un hormigueo, si cuando estamos desarrollando esa actividad, aunque no sea todas las veces que quisiéramos, lo afrontamos con ganas y dedicación. Si la contestación es sí, atentos, porque puede ser que este sea nuestro elemento. El baile que nos está esperando.

¿Se detiene el tiempo? A pesar de las advertencias del Hada Madrina, Cenicienta está tan encantada en el baile que pierde la percepción del tiempo. Le dan las doce de la noche sin que se dé ni cuenta. Solo las campanadas del reloj la pueden sacar del estado de flow en el que ha caído, el verdadero hechizo cotidiano, y que se caracteriza porque enfocamos nuestra energía y sentimos una implicación total en la tarea, tal como lo definió Mihály Csíkszentmihályi en 1975. Si aquí la respuesta es que sí, seguro que ese es el baile que andamos buscando.

¿Se activará la magia? La magia no es otra cosa que la pasión. Y la pasión es el motor de la grandeza, la autorrealización y la maestría. Si descubrimos aquello que nos apasiona, seremos capaces de focalizar nuestra energía en ello y descubrir que Platón estaba en lo cierto cuando afirmaba que “todas las cosas serán producidas en superior cantidad y calidad, y con mayor facilidad, cuando cada hombre trabaje en una sola ocupación, de acuerdo con sus dones naturales, y en el momento adecuado, sin inmiscuirse en nada más”

http://elpais.com/elpais/2015/03/27/eps/1427474949_926013.html

lunes, 25 de julio de 2016

Frente al sursumcorda. El problema no son las abstenciones en la constitución de la Mesa del Congreso, sino que se pretenda mantener el voto secreto y confundir a los ciudadanos.

Ahora que los planes de estudio ya no incluyen la asignatura de Historia de la Filosofía asombra acordarse de la cantidad de ideas que aquellos libros de texto dejaron en las cabezas de los estudiantes. Por ejemplo, aquello que decía Platón de que la astucia es solo la mímica de la sabiduría y que lleva muy fácilmente a la bellaquería.

Astucia es lo que dicen que desplegaron algunos parlamentarios en la votación de la Mesa del Congreso ocurrida esta semana. El problema no es que algunos se abstuvieran -allá cada partido con sus análisis y sus necesidades-, sino que pretendan mantener su voto en secreto y confundir a los ciudadanos.

El secreto en el voto parlamentario se ideó para proteger la independencia del diputado, es decir para que pueda romper la disciplina de partido, si su conciencia lo exige. Responde a la idea de que los diputados no están ligados a un mandato partidista, como demuestra que, según la Constitución, pueden abandonar su grupo sin perder el escaño.

Así que el secreto en el voto no se pensó nunca como un método para reírse de los ciudadanos ni para engañarles. Ocultar quienes fueron los 10 diputados nacionalistas e independentistas que, por instrucciones de sus partidos, votaron a favor del PP en la configuración de la Mesa del Congreso no es una astucia, sino una bellaquería, que dirían los griegos.

¿Una cosa fea, pero sin importancia? Según se mire, porque hay tal cantidad de cosas “feas” que pululan en la práctica de la política y a las que no se les da la menor importancia que puede ser que se nos haya nublado la vista y ya no seamos capaces de distinguir entre banalidades y ruindades. Al día siguiente del voto secreto de los diez diputados, el consejero de la Generalitat Oriol Junqueras pretendía mantener en secreto su entrevista con la vicepresidenta en funciones para acordar la renovación de un tramo de la deuda de la Generalitat. “Ni confirmo ni “desconfirmo”, dijo, como si fuera banal ocultar una entrevista que es perfectamente legítima y como si su actitud no implicara la voluntad de confundir.

Puesto a tener la vista nublada, habrá que recordar que va empezar una nueva legislatura en la que, según todos los cálculos, va a gobernar el mismo partido que acabó la legislatura anterior con la acusación de haberse financiado ilegalmente

Va a empezar la legislatura con un Congreso presidido por una ex ministra que cree, asombrosamente, que los gobiernos en funciones no están sometidos a ningún control parlamentario.

Con una ley de Seguridad Ciudadana que, en solo un año, ha impuesto 40.000 sanciones administrativas, entre ellas 6.217 multas a ciudadanos por “faltar el respeto” a agentes del orden, lo que en algunos casos significa sacar una foto a un coche de policía mal aparcado, en otros, filmarles cuando atosigan a un vendedor ambulante y en otros, finalmente, escribir en Facebook que los policías de tu pueblo son unos vagos. Al editorialista de The New York Times no le pareció que el ministro del Interior, promotor de la ley, fuera astuto, sino que, habiendo leído seguramente a Platón, lo situó como un peligro para la democracia y para la libertad de expresión.

Va a empezar la legislatura con la extendida práctica en el partido de gobierno de negar la evidencia sin el más mínimo sofoco y en todas las ocasiones en que haga falta: frente a los propios electores, frente a la oposición, frente a la Unión Europea y frente al sursumcorda. Y con la extendida creencia por parte de demasiados políticos de la oposición de que no se puede hacer nada para evitarlo y que negar y disfrazar la verdad es un juego sin consecuencias. ¿Banalidades?

http://elpais.com/elpais/2016/07/22/opinion/1469180334_912202.html

Mayonesa o mahonesa, su ciencia,

Ingredientes

Para unos 220 g de mayonesa

1 huevo mediano o 2 yemas a temperatura ambiente
4 g (media cucharadita) de sal
7 g (una cucharada) de zumo de limón o vinagre
160 ml aprox. de aceite (girasol, oliva o mezcla)


Preparación
Cascar en un bol aparte el huevo y una vez comprobado que no contiene nada de cáscara echarlo en un recipiente alto y estrecho (como el vaso de la batidora) completamente limpio y seco.

Añadir la sal, el vinagre y un poco de aceite (20g o una cucharada). Introducir el brazo de la batidora hasta el fondo y batir todo junto durante un par de minutos hasta que se amalgame la mezcla.

Verter poco a poco el resto del aceite en un hilo fino mientras se sigue batiendo, más rápido a medida que espese la salsa.

Cuando tenga el espesor deseado, probar el gusto y rectificar de sal si es necesario.

 http://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2016/06/30/receta/1467272904_066484.html

El comidista, El País.

domingo, 24 de julio de 2016

Conversaciones con I. Ramonet en la tv cubana


Hablan, con una buena informacióny a base de datos de los resultados de las elecciones en España.
-Del Brexit.
-De la situación de Venezuela y de la
-Petición del premio Nobel para Julian Assange, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres.

INVENTEMOS NOSOTROS

A los españoles no se nos ha dado muy bien la ciencia, pero en los últimos años los científicos parecen haberse puesto en pie de guerra divulgativa.

ES COSA SABIDA que a los españoles nunca se nos ha dado muy bien la ciencia. Quizá nuestro temperamento tienda más a lo emotivo y virulento y se avenga mal con la rigurosa racionalidad del método científico; pero yo creo que sobre todo es una cuestión de historia, de circunstancias. Y, en concreto, de la (mala) influencia de la Iglesia católica, que controló durante muchos años las universidades españolas. En el siglo XVIII, el pobre padre Feijoo, y digo pobre por su inmensa soledad de ilustrado en mitad de la burricie, se quejaba en sus Cartas eruditas del abandono de los estudios de física, matemáticas y ciencias naturales, cosas que él atribuía a “la preocupación que reina en España contra toda novedad”, porque se temía que causaran perjuicio a la religión. Y Gerald Brenan decía en El laberinto español: “En 1773, la Universidad de Salamanca ignoraba aún a Descartes, Gassendi y Newton, y en sus cursos de teología se debatían cuestiones tales como el lenguaje en que hablaban los ángeles y si el cielo estaba hecho de metal de campanas o de una mezcla de vino y agua. En la generación anterior, la misma universidad se había negado a establecer una cátedra de matemáticas propuesta por Felipe V y, uno de sus profesores, el jesuita padre Rivera, declaraba que la ciencia era completamente inútil y que sus libros debían ser mirados como obra del demonio”.

O sea que, medio siglo después de la muerte de Newton, mientras Europa se lanzaba al futuro, nosotros nos dedicábamos a cultivar la irracionalidad y el primitivismo. De aquellos polvos han venido unos lodos muy espesos, es decir, un arraigado acientifismo del que incluso hacemos gala. Recordemos que alguien de la talla de Unamuno llegó a repetir varias veces esa frase oprobiosa del “¡Que inventen ellos!”, alardeando de nuestro misticismo frente a la tecnología de los extranjeros. No es de extrañar que muchos supuestos intelectuales sigan despreciando hoy en día la ciencia con desdén de ignorantes; he participado en más de una mesa redonda con escritores que alardeaban de no saber de números “y de esas cosas”, como si el analfabetismo científico fuera una prueba irrefutable de su excelencia poética.

Y si los literatos dicen eso, ¿cómo no va a dar la espalda a la ciencia el ciudadano medio? La Fundación BBVA publicó en 2012 un estudio internacional sobre el conocimiento científico en el que se comparaban 11 países, 10 europeos, entre ellos España, y Estados Unidos. El 46% de los españoles no fueron capaces de nombrar a un solo científico de cualquier época o nacionalidad. Ni siquiera a Einstein, que es tan famoso como un rockero. Como es natural, quedamos los últimos. La ciencia, en fin, nunca ha sido una prioridad en España. Nuestro presupuesto para I+D siempre ha estado muy por debajo de la media europea. Nuestros jóvenes científicos emigran y los investigadores están tan desesperados que a veces tienen que recurrir a medidas extremas, como esa genetista del CSIC, María Luisa Botella, que en 2013 se presentó a un concurso de televisión para sacar fondos con los que contratar un ayudante. Consiguió 15.000 euros. Sería de chiste si no fuera de pena.

Pero también hay buenas noticias. En los últimos años los científicos españoles parecen haberse puesto en pie de guerra divulgativa. Quiero decir que hay un movimiento social claro para tender puentes entre las ciencias y las humanidades, para lograr que la sociedad española vaya siendo menos bruta. Y así, está la Big Van Theory (la teoría de la gran furgoneta), que son un grupo de locos estupendos que van por los teatros haciendo divertidísimos monólogos científicos. O está la revista Paradigma de la Universidad de Málaga, que se dedica a unir literatura y ciencia. O iniciativas tan maravillosas como la del Instituto de Astrofísica de Canarias, que este verano va a invitar a varios escritores a visitar el Instituto y los Observatorios del Teide y del Roque para que escriban después un relato relacionado con la astronomía. Son sólo tres ejemplos dentro de un tumulto de iniciativas semejantes. Se diría que algo está cambiando de verdad en nuestra sociedad. Es el momento de que inventemos nosotros.

http://elpaissemanal.elpais.com/columna/inventemos-nosotros/

sábado, 23 de julio de 2016

Ayer, hoy y siempre con la revolución cubana

La familia no elige centro. Es ella la elegida.

José Gimeno, Enrique Díez, Carmen Rodríguez, José Luis Pazos y Rodrigo J. García / Foro de Sevilla

“...solo se es libre si todos son libres y, para ello, debe haber igualdad” (Rousseau)

Y, lo más significativo, es que el 63% de este sector privado (que representa un tercio de la oferta de enseñanza en su conjunto) corresponde a centros docentes de la Iglesia Católica, que constituyen un auténtico subsistema consolidado y con gran poder.

Detrás de las invocaciones a la “libertad” de elección de centro, lo que se esconde es el rechazo a la mezcla social, a educar a los hijos e hijas con los que no son de la misma clase.

La teoría de la elección pública (TEP), extendida en los procesos de reforma educativa globales, tiene como objetivo, según sus defensores, que los centros escolares (proveedores de educación) se esfuercen en ofrecer un producto atractivo a la medida de las demandas de las familias, dentro de la gestión y en la lógica de los mecanismos de cuasi-mercado (mercado financiado públicamente), para que todas las personas puedan elegir aquel que más ventajas les pueda reportar.

La estrategia se basa en la desregulación de las zonas escolares y los criterios preferentes de elección, junto a la competencia incentivada por sistemas de pruebas estandarizadas y rankings, y una financiación competitiva que premiará a las escuelas que más demanda consigan. Argumentan sus promotores, que se mejora la calidad del sistema educativo, porque así los centros tratarán de diferenciarse y subordinarse a las decisiones y preferencias de las familias. Al igual que otras industrias, textiles, automovilísticas o pirotécnicas..., adaptan sus productos a los requerimientos del mercado.

Lógicamente, solo tendrá sentido la elección de centros en sistemas educativos con una oferta diferenciada. La situación de nuestro país al respecto es propicia para su aplicación, porque ya contamos con dos redes escolares, pública y concertada (centros privados sostenidos con fondos públicos). España constituye un caso singular dentro del panorama internacional.

Desde mediados del siglo XIX, se ha venido desarrollando en España una amplia y sólida malla de centros escolares privados, muy mayoritariamente de confesión católica. Sin embargo, a partir de 1985 con la aprobación de la LODE, es cuando la figura del colegio concertado adquiere carta de naturaleza legal y se consolida como una categoría propia, al lado de los centros públicos y de los centros privados sin financiación pública alguna.

En un primer momento, las subvenciones a centros privados a través de los conciertos educativos se justificaban como un complemento de red pública que carecía de suficientes plazas escolares, en un momento en el que existía una creciente demanda, por el fuerte crecimiento demográfico y, posteriormente, por la ampliación de los años de escolarización obligatoria.

Aunque empezó como una situación provisional, la financiación pública de opciones educativas privadas seguirá aumentando año tras año en España.

Actualmente la situación es que prácticamente toda la enseñanza privada se encuentra concertada lo que es significativo, es que el 63% de este sector privado (que representa un tercio de la oferta de enseñanza en su conjunto) corresponde a centros docentes de la Iglesia Católica, que constituyen un auténtico subsistema consolidado y con gran poder.

Si en la UE la enseñanza secundaria privada (básicamente financiada con recursos públicos) es del 15,1%, en España alcanza el 31,66%1 las comunidades en las que han gobernado partidos conservadores, el porcentaje supera ya el 50% (Cataluña, Madrid, Navarra y País Vasco). Esta tendencia se justifica desde los sectores conservadores y neoliberales como la respuesta a una supuesta “mayor demanda” por parte de las familias y una pérdida de poder del Estado. Existe una profusa investigación que sostiene (incluso PISA) que la enseñanza privada no tiene más calidad que la pública. En los casos en los que se producen diferencias, se debe a las desigualdades en el capital social, económico y cultural, que son más favorables en la población de los centros concertados y, sobre todo, si no admiten alumnado de familias migrantes, minorías y de clases bajas.

La doble red de centros, aún sin estar desregulados los criterios para la elección de centro, al menos a nivel de Estado, se han convertido en garantía de desigualdad, por el fraude en la aplicación de los requisitos con que se ha llevado a cabo la selección del alumnado, en cuanto a segregación de inmigrantes, separación por sexos y distribución por clases sociales. También por la selección directa e indirecta del alumnado en los centros concertados a través del copago de actividades o tasas “voluntarias”, la religión católica como ideario excluyente y las propias zonificaciones geográficas que han favorecido esta selección.

El modelo neoliberal parte del axioma, según el cual, las personas son responsables individualmente de su posible bienestar. Depende únicamente del mérito y del esfuerzo propio lo que se consigue en la vida. Así, los rendimientos escolares dependen del esfuerzo, del talento del alumnado y de las familias que se preocupan especialmente de sus hijos e hijas; por eso, reclamarán derecho a tener mejores condiciones, profesorado y escuelas. El análisis de coste oportunidad, establece que el sistema educativo debe rentabilizar la inversión educativa en quienes quieren y pueden.

El capitalismo, como ideología y ética social, reclama una lógica competitiva y de mercado, que combina el individualismo y la “elección de centro” con políticas de “cierre social” que, ante la masificación de los estudios de Secundaria y superiores, garanticen que sus vástagos, sirviéndose de su capital cultural (información, relaciones...) y económico (posibilidades de residencia, desplazamientos, actividades suplementarias...) accedan a grupos. Y, en algunas de homogéneos de élite y tengan más posibilidades de éxito.

Investigaciones realizadas en los últimos años muestran que las razones para elegir centro tienen que ver con el nivel socio económico de las familias, donde quienes demandan esa “preferencia de selección” buscan su “segmento social”. Además, las personas con menos recursos encontrarán dificultades para hacerlo por limitaciones financieras, geográficas y sociales. Uno elige el centro que encaja en el estatus que espera que su hijo ocupe en el futuro, dentro de sus posibilidades. Se recubre de derecho individual lo que es una selección social demandada por clases sociales altas y medias.

Con el agravante de que los centros educativos empiezan a competir por atraer a estudiantes con las mejores actitudes hacia el aprendizaje y la disciplina escolar, que son las que garantizan unas buenas condiciones para enseñar y unos buenos resultados académicos para la escuela. Y es el centro que recibe más demandas quien, en definitiva, elige a sus clientes y no al revés, porque establece una serie de criterios para “discriminar” quién accede y quién no. Por eso nos encontramos actualmente con que el 80% del alumnado con necesidades educativas o de minorías y migración están en los centros públicos.

En definitiva, el sistema de “elección de centro” se basa en la lógica individualista de la “ética del más fuerte”, y no en la lógica igualitaria de la pluralidad y la convivencia. Esta preferencia de selección no puede considerarse un derecho, porque no solo no favorece una educación mejor y más equitativa para todos los niños y las niñas, sino que, más bien, provoca la redefinición y restricción de los fines de la educación, la segregación y el aumento de la estratificación social, el drenaje de recursos desde escuelas públicas ya empobrecidas hacia las escuelas privadas, con frecuencia religiosas, y la conversión de la educación en un negocio, perjudicando aún más a los grupos menos favorecidos.

Qué hacemos con un criminal de guerra

Gregorio Morán
La Vanguardia

A estas alturas de la película a nadie le cabe la menor duda de que la ­sociedad española es tan cómplice ante el delito económico que ocupará un puesto elevado en la lista de países corruptos, con una buena mayoría de ciudadanos indiferentes. Usted puede robar, si es posible al Estado, que es un ente que desde hace siglos nadie acaba de entender a quién pertenece, y salir de rositas, con felicitaciones, si no de los juzgados, que a lo más que llegan es a cierta complicidad visual, pero con las ovaciones del público elector. “¡Qué tío, dos cojones, desvalijó la comunidad autónoma y ahí le tienes, fresco como una lechuga y arrogante como un chispero! ¡La gente lo adora!”.

El ladrón de Estado en España conserva cierta fama de jugador de fortuna. Posi­blemente haya algo de envidia, porque ­somos una sociedad formada a golpe de ­braguetazo con tronío. ¿Pero qué ocurre con los criminales de guerra? Después del Generalísimo no recuerdo ninguno salvo aquella mercadería ligada a las guerras africanas que se interesaban por la sisa en la intendencia, cortar alguna oreja mora de recuerdo macarra, y volver a casa con medallas de pago –para el personal no avezado, las condecoraciones se dividen entre las de “compensación económica” y las que sirven para decorar la pared del ­recibidor–.

Una conmoción ética se ha producido. El informe del veterano lord John Chilcot –nueve años de trabajo y doce volúmenes de resultado– es una de esas singularidades que se producen en Gran Bretaña, junto a los sombreros de la Reina y la vestimenta más cursi que cualquier paleto pudiera imaginar. El documento encargado por el Parlamento sobre la alucinante invasión de Iraq, el derrocamiento de Sadam y el incremento del conflicto en la zona ha dado sus ­resultados.

Los tres organizadores de la matanza moderna más cruel y de mayores consecuencias para nuestro futuro son tres irresponsables, según el equilibrio lingüístico británico, y tres asesinos en masa, conocidos en el lenguaje posterior a Nuremberg 1945 como criminales de guerra.

Un idiota (un idiota de catálogo), cuyo acto más significativo fue dejar de beber para desgracia de la humanidad y dudoso beneficio familiar. El muñidor Tony Blair, un buscador de fortuna, cuya capacidad de desvergüenza verbal y física me supera –se convirtió al catolicismo apenas terminado su periodo criminal–; daría hasta lo que no tengo por saber qué le pusieron de penitencia, 487 padrenuestros. Tantos como los muertos que provocó. Y por último, el atleta político de los 180 abdominales, digno heredero del más cínico periodista que hubo en España, Manuel Aznar Zubigaray, donde eran tan habituales como las chinches. El retoño, de pronto, asumió el papel de estadista circense, con una locución nasal que provocaba más risas que Harpo, el mudo de los hermanos Marx.

En el 2012, los que se creen los reyes del universo, Bush y Blair, acompañadores de un señorito mesetario, que dudo sepa situar Palmira, se lanzan a la operación militar más importante desde la Segunda Guerra Mundial. Nada menos que trasladar el conflicto de la Europa de 1945 al indescifrable mundo musulmán: invaden Iraq, derriban a Sadam Husein e inmediatamente se dan cuenta de que la desaparición del dictador significa el vacío absoluto. Envían a un gringo de granja con botas de anuncio y aquello es el caos. Un Estado no es una mezcla de tribus, sino un sistema aferrado a un dictador que equilibra los poderes. Así era antes de los ingleses y después de los ingleses; siempre y cuando el petróleo quedara garantizado.

Aquellos tres arrebatados occidentales abren la guerra política más compleja del siglo XXI, y con una irresponsabilidad a prueba de carro de combate alimentan militar y socialmente a las milicias islamistas. Su inminente enemigo. Es significativo que nadie quiera contar que los fugitivos de Siria vivieron en situación de seminormalidad desde el 2012 y que empezaron a huir en el 2016. ¿Qué pasó entre medio? ¿Eran el poder? ¿Conservaban su estatus y colaboraban con las milicias islámicas que dominaban el territorio, armadas por Arabia Saudí y Estados Unidos? Si la guerra empezó en el 2012, ¿cómo es que aparecen en el 2016 emigrantes afganos, sirios, iraquíes… Tomando como modelo la guerra civil española sería incomprensible.

Pero ahí cuentan las religiones, los apoyos externos, el intento norteamericano de derribar a El Asad de Siria, que se saldó con la mayor vergüenza militar que uno pueda imaginar. Es como si antes de salir corriendo de Vietnam los norteamericanos les hubieran pedido ayuda a los chinos para sobrevivir en aquel berenjenal en el que voluntariamente se habían metido. En este caso, a los rusos.

Si siempre se ha dicho que el intento de ocupar Egipto durante el conflicto del Nilo (1956) fue la última gran operación colonial de Occidente, ahora podríamos añadir, a falta de muchos datos, que la aventura afgano-sirio-iraquí –no digamos libia– que se inició en 2012 es una parodia de aquellas grandezas imperiales que relata Aznar con su acento nasal de empleado de los señores que hablan un inglés suelto.

Pero ese criminal de guerra ha pasado por las arenas del desierto, asesinando niños, mujeres y ancianas –eso que repiten tanto para conmovernos cuando se trata del malvado adversario–. Seríamos unos frívolos irresponsables si no exigiéramos responsabilidades por el más de medio millón de muertos que ha costado la machada, y si no dejáramos de admitir que ese chulillo de chiscón siguiera dando lecciones de cosas de las que no sólo no tiene ni idea sino de las que ha sido responsable.

¿O sea que Sadam tenía armas de destrucción masiva? “Bueno, la verdad es que estábamos equivocados”. Una panda de cínicos. Ni un servicio de información occidental hubiera apostado un penique; conocían Bagdad y Sadam, porque le daban de comer ellos. ¡Pero tú, José María Aznar, fuiste el más animoso en llevar una guerra, en la que nada te iba más que la fatuidad de mediocre con ambiciones, que costó medio millón de muertos!

¿Y nadie de esos partidos arrogantes y revolucionarios, entre comedero y comedero para su colocación en el negocio gubernamental, se atreverá a algo tan político y tan radical como poner en el banco de madera oscura de un juzgado a un tipo simple, malévolo, arrogante y sobre todo desdeñoso del ser humano, sea de Valladolid o de Tikrit, para plantearle que los últimos criminales de guerra no son los militares, que organizan la batalla, sino los gobernantes que ordenan la matanza?

Como si los muertos fueran siempre anónimos y volviéramos a las colonias. ¿Aznar, criminal de guerra? Pues sí señor, como Bush o el Blair recién confesado. Porque toda esta oscura historia está repleta de sangre y basura, como los refugiados. Carne de cañón, que durante años estaban desaparecidos. Ni se tuvo noticia de refugiado alguno, y ahora las potencias europas, empezando por la presión de Estados Unidos, no hay día que no nos recuerden que ¡es nuestro problema!, que echan sobre la pobre Grecia.

La guerra civil española, su final, es un espejo en el que se refleja la desvergüenza de los promotores. Aznar debe saberlo muy bien, porque su abuelo, antes de ser director de este periódico, fue un ejemplo decisivo en las grandes operaciones de desplazados de todos los derrotados de la segunda Gran Guerra, especialmente los españoles.

La izquierda, si se ha distinguido en algo en la historia española, es por reivindicar causas evidentes, aunque fracasara. Hay un banco en el juzgado, aquí o en La Haya, que le corresponde a José María Aznar, por criminal de guerra.

¿Eso no forma parte de la ruptura entre la casta política y la clase política?

Fuente:
http://www.lavanguardia.com/opinion/20160716/403248630719/que-hacemos-con-un-criminal-de-guerra.html

Para periodistas, comunicadores sociales y militantes de la verdad. Diez recomendaciones ético-sintácticas.

Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Universidad de la Filosofía

Ya sabemos que no hay “periodismo” asexuado, neutro o des-interesado; ya sabemos que entre tendencias, sueldos e ideologías se teje una red de presiones y tensiones que determinan la interpretación “periodística” de los “hechos” y su orientación al servicio de los hilos que la mueven. Ya sabemos que nadie redacta o publica noticias ingenuamente y que en el ejercicio de contar acontecimientos -objetivos y subjetivos- pesa decisivamente la posición y el compromiso de clase del que informa y del que es informado.

Es indispensable tener conciencia de esas tensiones, reconocer los límites que nos imponen y saber moverse entre ellas para poner a salvo la “pasión por la verdad”, es decir, por su construcción colectiva, sus fortalezas metodológicas y sus fundamentos científicos. Es indispensable romper con el empirismo y el criticismo -irresponsables y mercantilistas- que sirven de plataforma para las tropelías informativas más impúdicas e impunes. Por todo eso y más viene bien ejercitar vacunas o antídotos éticos de combate capaces de parir y hacer parir un periodismo nuevo o un modo de producción informativa emancipados y emancipadores.
Verbigracia:

1. No uses la palabra “enfrentamiento” cuando grupos militares o policiales repriman a líderes o movimientos desarmados.

2. Lee mucho y privilegia siempre las fuentes de información de quienes luchan por las bases y desconfía siempre de las agencias internacionales comercializadoras de noticias.

3. Explica, con toda claridad, los “hechos”, sus móviles, sus protagonistas y las condiciones concretas y de clase en que ocurren (cronológicas, históricas, de clase, geográficas...)

4. Explica siempre (de la manera más clara y creativa) el marco teórico de tu trabajo de información y comunicación.

5. Se generoso en la consulta y el contraste de fuentes informantes y elabora un dispositivo crítico riguroso frente a ellas.

6. Pondera con cuidado extremo tu subjetividad ante los hechos y mantén bajo vigilancia tu propia contaminación ideológica y tu ignorancia frente a lo que debes informar. La primera sospecha sobre la información debe recaer en el informante.

7. Advierte a tu interlocutor (de manera rigurosa y creativa) cuales y cuántas son tus limitaciones para informar en lo general y en lo particular.

8. Si en el proceso de acopiar información detectas que alguien miente, denúncialo de todas las maneras posibles o serás su cómplice.

9. Mantén equidad de perspectivas (no neutralidad) de género, de edades... Tomando posición La lado de los más débiles, los más frágiles, los más humillados. Ética significa, también, hacer lo que se debe por el bien de los que menos tienen.

10. Analiza, invariablemente, si lo que informas pertenece o no, si ayuda o no, a una situación revolucionaria y asegúrate con toda honestidad de que tu vocabulario, tu sintaxis, tu formación profesional… tus valores estén a la altura de las circunstancias y de los pueblos en lucha. No te engañes ni engañes a otros.

La Ética no es ese arte del relativismo fanático -que algunos ridiculizan con palabrería de eruditos- para esquivar la fuerza de su poder social y su capacidad de poner en evidencia toda trapacería, marrullería y crimen. No es un ingrediente decorativo para muchachos que, serviles al patrón, recitan ideología de auto-ayuda como si fuese evangelio ético de supermercado. Mercenarios pues.

Aunque parezca ocioso repetirlo no está de más siempre anclar la producción de información sobre bases afianzadas con buenas dosis de auto-crítica científica. Alertas con los peligros y las contaminaciones. Es fácil encontrar trampas y manías -de todo orden- entre quienes se auto-convencieron de ser más revolucionarios que toda revolución. No son pocos. Abundan los “docentes” que, ya sabiéndolo todo, barnizan con saliva de doctos cuanta situación y cuanto liderazgo les cuestiona su lugar en las filas. Algunos son discretos y hábiles para disimular su inutilidad o su obra inofensiva y para ello usan muchas citas de revolucionarios y teóricos clásicos. Hay piezas magistrales pergeñadas por sabios incapaces de organizar ni una piñata. Y venden muchos libros y conferencias.

No pocos se hacen profesores y se hacen preceptores. Siembran la abundante cosecha de su ego en las cabezas de muchas generaciones y aguardan pacientemente la hora de los aplausos. Se creen en edad de enseñar a otros el arte de alabarse a sí mismos y prohíjan becas, prebendas y canonjías a los cuatro vientos de su histrionismo mesiánico. Y dan vueltas al mundo con su sólo truco de naderías auto-referenciales. Ya hemos tenido suficiente de eso. Nadie está por encima de quienes luchan, nadie puede auto-erigirse en interprete o representante de lo que no construye y por lo que no se arriesga. Nadie pues está por encima de la revolución social.

En todo caso entiéndese aquí por Ética la ciencia que describió Sánchez Vázquez en una de sus obras más orientadoras y útiles para la Batalla de las Ideas y para esculpir la conducta científica de aquel que asuma responsabilidades sociales ante el trabajo de documentar acontecimientos y divulgar las consecuencias, objetivas y subjetivas. Nada menos. Y eso hace que ningún “decálogo”, incluido éste, sea letra muerta ni palabra última. Todo debe ponerse bajo el examen inequívoco de su utilidad a la emancipación humana, finalmente sin clases sociales… sin capitalismo.

viernes, 22 de julio de 2016

Ken Robinson: “Pagamos un alto precio por sacar los sentimientos de la escuela”

Brillante orador y escritor superventas, asesora a Gobiernos e instituciones para promover un sistema educativo que no encorsete el talento y se tome en serio la creatividad.

HA SIDO asesor del ex primer ministro británico Tony Blair y de más de una decena de Gobiernos. Millones de personas siguen sus conferencias, gestionadas por la misma agencia que supervisa las apariciones del político George W. Bush o el Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Sir Ken Robinson –la reina Isabel II lo nombró caballero en 2003 por el fomento de las artes– es uno de los pensadores educativos más solicitados de las últimas dos décadas. Y predica un mensaje devastador para la escuela tradicional: los niños nacen con cualidades que, a menudo, el sistema entierra. Su colegio, al que llegó por casualidad, le cambió la vida.

Era un crío de rizos pelirrojos que perseguía un balón en el barrio de Walton, en Liverpool, cuando su padre sentenció: “Este niño jugará al fútbol en el Everton”. Pero la polio se cruzó en su camino. A Ken Robinson (Liverpool, 1950) lo enviaron a un centro de educación especial para los descartados del sistema, niños con problemas físicos o retrasos en el aprendizaje. En aquella clase, que él define como “un montón de individuos diferentes que recordaba a la cantina de La guerra de las galaxias”, sus profesores, Mr. Strafford y Mrs. York, fomentaron las aptitudes que lo han convertido en uno de los grandes referentes de la enseñanza y en un prolífico escritor de best sellers.

Ken Robinson llega sonriente a la cita en una oficina compartida a escasos metros del campus de la Universidad de California, en Los Ángeles. “Llevo muchos años aquí. Ya soy angelino”, comenta, aunque su piel pálida y su acento lo desmientan. El inglés se apoya en un bastón –tiene la pierna derecha más corta que la izquierda–, tiende una mirada brillante y enarbola un discurso rotundo: “Pagamos un precio muy alto por sacar los sentimientos de la escuela”.

Hace 15 años que vive en la megalópolis californiana. Tras dar clases en la Universidad de Warwick (Coventry, Inglaterra), recaló allí con su mujer, Terry, también de Liverpool y escritora, y con sus dos hijos, James y Kate.

El Elemento. Descubrir tu pasión lo cambia todo (Grijalbo, 2009), que se ha traducido a 21 idiomas, es su libro más conocido. Contiene las historias de éxito que desgrana en sus charlas. Habla, por ejemplo, de cómo Matt Groening, el creador de Los Simpson, encontró su camino cuando se enteró de que “había otras personas que no sabían dibujar pero vivían de ello”. O del economista Paul Samuelson, que siempre consideró los números “pura diversión”.

El éxito de Robinson está estrechamente ligado al crecimiento de las redes sociales. En febrero de 2006 protagonizó  una charla TED –organización pionera en proponer un formato de conferencias breves que se difunden por Internet–, que desde entonces suma una media de 10.000 visionados diarios y roza ya los 40 millones. En aquella ponencia de 19 minutos y 24 segundos, que tituló ¿Matan las escuelas la creatividad?, cuenta la anécdota de una niña retraída que siempre pintaba en clase. “¿Qué dibujas?”, le preguntó la maestra. “Estoy pintando a Dios”, respondió. Cuando su profesora le hace entender que nadie lo ha visto nunca, ella replica: “Mejor, en cinco minutos podrán saber cómo es”.

En sus charlas defiende que bailar es tan importante como sumar. Creo que la gente que piensa que bailar no es importante, probablemente ni baila ni nunca lo ha intentado. Y lo digo en serio. Los humanos tenemos un cuerpo, no somos programas, y nuestra relación con él es fundamental para nuestro bienestar. Muchos problemas del mundo civilizado tienen que ver con la obesidad, la diabetes o la depresión. En Estados Unidos hay una generación de jóvenes que, por primera vez, puede que vivan menos que sus padres debido a enfermedades cardiacas y otras dolencias vinculadas a una dieta pobre y poco ejercicio. El sistema educativo trata la vida humana como si solo importase lo que existe entre las dos orejas. La danza está relacionada con el resto de las artes y ciencias, y yo defiendo una concepción holística de la inteligencia. Además, resulta que hay un montón de matemáticas en la danza, pregunte a cualquiera que baile profesionalmente.

En 1997, el Gobierno británico le pidió formar una comisión nacional para asesorarle sobre cómo potenciar la creatividad en la escuela de los 5 a los 18 años. ¿Ha cambiado el sistema educativo desde su informe? El Gobierno actual avanza en sentido contrario, como ocurre en Estados Unidos. Pero el de entonces, con Tony Blair de primer ministro, llevaba tiempo planteando que hacían falta cambios. El mundo evoluciona rápida y profundamente, y los sistemas educativos que funcionaban en el siglo XIX no sirven para los retos actuales. Cuando Blair llegó al poder lideró una serie de reformas que tuvieron justo el efecto contrario: más estandarización, más pruebas, un currículo menos flexible. Así que unos cuantos le dijimos que, ya que lo pregonaba, debía tomarse en serio la creatividad. Si defiendes la alfabetización y te importa que la gente aprenda a leer y a escribir, no te limitas a dejar libros a su alrededor a ver si muestran interés. Si vas en serio con la creatividad, necesitas una estrategia para impulsarla, por eso reuní a 50 personas y creamos una comisión gubernamental para diseñarla.

Robinson forma parte de una corriente de pensadores que busca transformar el sistema con innovaciones, y que se enfrenta a otra, también muy relevante, que reclama reforzar la disciplina y evaluar de forma sistemática el modelo. Rechaza la proliferación de exámenes estandarizados que se da en Estados Unidos –donde los alumnos se enfrentan  a hasta un centenar de evaluaciones externas hasta un centenar de evaluaciones externas a lo largo de su vida escolar– y que está empezando a implantarse en España. Su modelo pasa por una escuela que promueva disciplinas como la danza o el teatro, y que experimente con técnicas novedosas como el aprendizaje basado en proyectos, consistente en enseñar a los alumnos a través de casos reales. Por ejemplo, montar una empresa de jabones para aprender química y economía.

Lo cierto es que han transcurrido casi dos décadas y sus ideas no han calado. Al menos no de forma mayoritaria. Bueno, es difícil saberlo. Pero llevo hablando de esto mucho más de 20 años. Empecé en 1972, cuando conseguí mi primer trabajo en educación. Y hay otros que comenzaron mucho antes: Maria Montessori, John Dewey y muchos más. Siempre ha habido expertos que han reclamado una aproximación más humana y personalizada y no un sistema que se asemeje a una cadena de producción industrial. La gente piensa que es una excentricidad decir que la escuela funciona como una fábrica, pero es cierto. Se divide en compartimentos separados, a los que la gente acude durante unas horas fijas; los días se distribuyen en bloques de tiempo y los alumnos son evaluados de forma periódica para saber si son aptos para seguir ahí. A los que no se adaptan se les responsabiliza de su fracaso, pese a que es el sistema el que les ha fallado. La gente entiende esto y cada vez hay más colegios que quieren aplicar otras teorías.

De ellos habla en su último libro, Escuelas creativas (Grijalbo). La educación es un sistema dinámico y complejo. Hablo con mucha gente y a menudo veo que han recibido una influencia positiva porque sienten que, de alguna forma, les estoy dando permiso para innovar. Trato de justificar por qué la creatividad no es un conjunto extravagante de actos expresivos, sino la forma más elevada de expresión intelectual. Así funcionan los grandes académicos. La ciencia se ha cimentado sobre un pensamiento rico, original y creativo unido al entendimiento crítico. Estas charlas han logrado abrir ese debate. Hay países enteros cambiando, como Finlandia, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y otras zonas de China, que ya empiezan a planteárselo.

¿Y Estados Unidos? Aún no. Al menos no a nivel nacional. Lo debaten, como hizo Inglaterra, pero luego hacen algo diferente. Afortunadamente, la educación va más allá de los discursos de los políticos. Yo trato de ayudar a la gente para que sean ellos los que modifiquen el sistema.

Usted proclama que los títulos universitarios ya no valen nada. No es que no valgan nada, es que valen menos. Cuando yo empecé en esto, si tenías un doctorado, formabas parte del 0,01% de la población mundial que lo había cursado, y ya no es así. Funciona como la inflación. Antes, una carrera era todo lo que necesitabas para conseguir un buen trabajo; ahora hace falta también un máster. ¿Dónde acaba? Supongo que dentro de unos años tendrás que ganar un Nobel para trabajar. “Ah, tienes un Nobel, qué bien. Pero ¿qué tal dominas el Excel?”. Las promesas de una buena educación superior comienzan a tambalearse. Algunos empiezan a pensar que tal vez no sea imprescindible ir a la universidad. Aunque, de momento, la pelota está en el campo de los titulados porque sus rentas son mayores que el promedio. Yo solo digo que eso está cambiando.

¿A quién perjudica el sistema actual? Cuando ves a niños a los que la escuela les da un mal servicio, que abandonan las aulas pensando que son estúpidos y acaban en las calles como pandilleros, en la cárcel, en trabajos precarios o que hunden su vida en antidepresivos y alcohol… No digo que la educación sea la respuesta a todo esto, pero creo que un mejor comienzo vital les brindaría la oportunidad de descubrir sus auténticas cualidades y elegir su camino. Esto ocurre a menudo en los buenos colegios. Hay profesores estupendos que son capaces de rescatar niños al borde del abismo y encauzarlos. Cuando digo que es una cuestión de derechos humanos no es una exageración: la gente tiene derecho a dirigir su propia vida.

En lo que Ken Robinson sí parece un auténtico angelino es en su aura de estrella. Sus charlas las gestiona la Washington Speakers Bureau, que pide un caché de entre 6.700 a 36.000 euros por conferencia. Además de figuras políticas estadounidenses, entre los representados de la agencia se encuentra el cocinero José Andrés o el expresidente José María Aznar. En 2015 le contrató Meridianos –que invitó a El País Semanal a Los Ángeles para entrevistar a Robinson–, la fundación española que busca opciones para menores marginados y que participa en la primera red europea de empleo para jóvenes exinfractores y en riesgo de exclusión social.

¿Cuál es el papel de los padres? Ahora trabajo en un libro dirigido a ellos, porque me preguntan mucho, y a veces las familias son parte del problema. Muchas de las presiones que llegan a los colegios provienen de padres angustiados por la educación de sus hijos. Otros muchos consideran que el sistema vigente está bien y piden más deberes y programas de refuerzo. Creo que les puedo ayudar porque solo conocen el modelo que vivieron ellos, y hay algunos mitos que me gustaría desterrar porque así presionarán para lograr un cambio. En Estados Unidos, los Estados están aprobando progresivamente el matrimonio homosexual, y eso hace 20 años era impensable. No estaba en la agenda, pero la gente transmitió que no tenía sentido y los gobernantes tuvieron que hacerles caso. El cambio llegó de abajo arriba, como ocurre siempre con los derechos civiles, y así es como debe transformarse el sistema.

¿Cómo educó usted a sus hijos? Me lo preguntan mucho y siempre respondo que cada niño es único. Mis chicos –el mayor, James, tiene ahora 31 años, y Kate ha cumplido 26– compartieron colegio en Inglaterra durante un tiempo. Para él era bueno, pero para ella no tanto. A James le interesa más la teoría, y a Kate, el diseño y la danza, y esa escuela era muy académica, así que decidimos cambiarla. Nos mudamos a Los Ángeles cuando ya eran adolescentes y la situación se repitió. Al final, sacamos a Kate del centro a los 16 años y la educamos en casa. Mi mujer se encargó de casi todo. Le diseñamos un programa y luego fue al colegio universitario [con titulaciones de dos años]. Lo curioso es que ahora le fascina la educación. No la hemos convencido nosotros, pero seguramente nuestra trayectoria le ha influido: dirige un proyecto del Gobierno finlandés, The HundrED, concebido para identificar los cien programas de enseñanza más innovadores del mundo.

http://elpaissemanal.elpais.com/documentos/ken-robinson/

9 frases que demuestran la incoherencia del PP sobre los pactos con independentistas

La sesión de constitución de las Cortes nos ha dejado un dato muy llamativo: diez parlamentarios nacionalistas tuvieron que votar a favor de los candidatos del PP y Ciudadanos a las vicepresidencias del Congreso.

El voto es secreto, por lo que el misterio continúa. El PSOE y Podemos creen que detrás de estas papeletas están CDC y PNV, que buscan tener grupos propios en el Congreso y en el Senado. Las mesas de estas dos cámaras están controladas por el Partido Popular, que podría necesitar sus votos para la investidura de Mariano Rajoy como presidente...

PABLO CASADO (3 de febrero)
Sánchez tiene que explicarlo. Está haciendo trampas al solitario no reconociendo a los españoles y a sus compañeros que va a necesitar a la extrema izquierda, pero también al independentismo.

MARIANO RAJOY (11 de febrero)
Un Gobierno entre Podemos, PSOE y los partidos independentistas sería un Gobierno radical y con muchas dificultades con la Unión Europea.

JOSÉ ANTONIO BERMÚDEZ DE CASTRO (18 de marzo)
Tras las últimas reuniones de Pedro Sánchez con Tsipras y el independentista Carles Puigdemont, parece que el socialista está cambiando su posición y está acercándose a posiciones más radicales y extremistas.

MARÍA DOLORES DE COSPEDAL (8 de abril)
Es muy importante que tanto el PSOE como Ciudadanos no se dejen deslumbrar por los brillos del poder y se den cuenta de que un pacto con los radicales de izquierda o con los independentistas, que según dicen ellos con sus propias palabras lo único que quieren es asaltar el poder para romperlo todo, es un pacto que aunque sea bueno para sus intereses personales, es malo para España.

ANDREA LEVY (10 de abril)
Le pedimos al PSOE que salga del búnker sectario en el que está con Albert Rivera, Pablo Iglesias y los partidos independentistas, y sea capaz de ver que más allá está el PP y sus votantes.

RAFAEL HERNANDO (12 de abril)
Sánchez se ha reunido a escondidas con los independentistas violando el acuerdo del Comité Federal.

ALICIA SÁNCHEZ-CAMACHO (23 de abril)
Si Sánchez depende de los independentistas para hacer un posible pacto, estamos dispuestos a ir a unas elecciones para que los españoles vuelvan a expresar su voluntad.

ANDREA LEVY (23 de abril)
El PSOE en Cataluña piensa una cosa y en otros territorios otras. Lo tengo que ver de forma muy vergonzosa en el Parlament, donde se achican ante los independentistas. Por eso, estoy orgullosa de la defensa de la España que representa el PP.

FERNANDO MARTÍNEZ-MAILLO (15 de julio)
Estamos dispuestos a escuchar cuáles son las propuestas de los demás, pero no para contentar al mundo independentista.

http://www.huffingtonpost.es/2016/07/20/pp-independentistas_n_11083840.html?utm_hp_ref=spain

MIRAR LAS ESTRELLAS

Los astrofísicos son los exploradores modernos y se internan en los secretos esenciales. La ‘terra incognita’ de nuestros días está ahí fuera.

SIEMPRE HE sentido una especial fascinación por la astronomía, probablemente porque a los seis años viví un suceso maravilloso. Me recuerdo de noche y en la calle, una situación ya en sí poco usual para mi corta edad. Yo colgaba de la mano de mi madre y a mi lado se encontraban mi padre y mi hermano. Los cuatro estábamos parados en mitad de la acera y contemplábamos el cielo sin pestañear, al igual que otras decenas de personas que ocupaban la avenida, todas quietas, todas en silencio, todas mirando hacia el firmamento. Hasta que al fin apareció allá arriba una estrellita luminosa que recorría a buen ritmo el arco de la noche. Era el Sputnik de los rusos, el primer satélite artificial colocado en órbita, el primer objeto lanzado por los humanos más allá de la atmósfera. Nuestra primera salida de la Tierra.

La mágica visión de aquella estrella que habíamos sido capaces de poner en el cielo me hizo decidir aquella noche que de mayor sería astronauta. Evidentemente no lo he sido, pero aquel suceso fundacional debió de ser la base de mi amor por la ciencia-ficción y quizá por la ciencia. Aunque he estudiado letras, la ciencia me encanta y siempre he lamentado el tremendo acientifismo de la sociedad española. Por eso considero un precioso regalo el proyecto del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) en el que he tenido el privilegio de participar.

Pero empezaré por el principio. Los tres mejores lugares del mundo para observar las estrellas están en Chile, para el hemisferio sur, y en Hawái y Canarias para el norte. Y por una vez en nuestra historia, y en buena medida gracias al empeño visionario del astrofísico Francisco Sánchez en los años sesenta, España supo aprovechar estas circunstancias geográficas para crear y desarrollar el IAC, que es uno de los diez mejores centros de astrofísica del mundo. Posee dos observatorios, uno en el Teide y otro en el Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma, ambos a unos 2.400 metros de altitud. En cada uno hay dos decenas de telescopios cuya propiedad se reparte entre 20 países. Nosotros tenemos ahí el Gran Telescopio óptico e infrarrojo Canarias, el mayor del mundo, un bicharraco resplandeciente y monumental. Somos una potencia en astrofísica, pero como vivimos de espaldas a la ciencia no lo sabemos.

Para intentar paliar esta ignorancia, al IAC se le ha ocurrido la preciosa idea de invitar a una serie de escritores a visitar sus instalaciones y pedirnos que después escribamos un cuento para un libro. Durante cuatro días me he paseado por esos territorios espectrales de belleza salvaje. El Teide y el Roque tienen una geografía primordial y volcánica que te remite al principio del mundo y que se une a la tecnología más rompedora del planeta, a la ciencia del futuro. Sé que la noche que pasé en el Roque será inolvidable: al atardecer, los observatorios, que eran solitarios búnkeres blancos cerrados a cal y canto, empezaron a abrir sus bóvedas con bostezo de gigantes, y por las aberturas asomaron los telescopios como bichos colosales que salían de sus crisálidas, como grandes lenguas de insectos dispuestos a lamer los lejanos secretos del universo. Y todo en la más completa oscuridad, porque cualquier fuente artificial de luz empeora la calidad de lo observado, y en un silencio apenas rasgado por el chirrido de las cúpulas al girar, de las lentes al rotar para apuntar a las estrellas. Era mágico, era extraño, era sobrecogedor. Era la indecible menudencia del ser humano enfrentándose a la enormidad del universo.

Los astrofísicos son los exploradores modernos y se internan en los secretos esenciales. La terra incognita de nuestros días está ahí fuera, en lo muy grande y lo muy pequeño, desde las galaxias con miles de millones de soles a los quarks infinitesimales. En el IAC se estudia el principio de lo que somos, el corazón mismo de la vida; y, de paso, se desarrolla nuestra capacidad tecnológica y científica, se crean empresas competitivas, se coloca a España en el siglo XXI. Deberían obligarnos a todos los ciudadanos a visitar los observatorios al menos una vez al año. Para que aprendamos a mirar a Andrómeda en vez de estar absortos en nuestro ombligo.

 http://elpaissemanal.elpais.com/columna/mirar-las-estrellas/

Los demócratas deben despertar

Bernie Sanders
ALAI

Sorpresa, sorpresa. Los trabajadores británicos, muchos de los cuales vieron declinar su nivel de vida mientras los ricachones de su país se enriquecían aún más, le dieron la espalda a la Unión Europea y a una economía globalizada que los maltrata a ellos y a sus hijos.

No son sólo los británicos los que están sufriendo. La economía crecientemente globalizada, establecida y mantenida por la elite económica mundial, maltrata a los pueblos en todas partes. Increíblemente, las 62 personas más ricas del mundo poseen tanta riqueza como la mitad más modesta de la población del planeta, unas 3 mil 600 millones de personas. Los muy, muy ricos, disfrutan de un lujo inimaginable mientras miles de millones de personas sufren de una pobreza abyecta, del desempleo y servicios de salud, educación, vivienda y agua potable inadecuados.

¿Este rechazo de la actual forma de la economía global podría darse en los Estados Unidos? Puedes apostar que sí.

Durante mi campaña por la nominación presidencial Demócrata visité 46 Estados. Lo que vi y escuché en demasiadas ocasiones fueron dolorosas realidades que el establishment político y mediático ni siquiera reconoce.

En los últimos 15 años, cerraron casi 60 mil fábricas en el mundo, y desaparecieron más de 4,8 millones de empleos manufactureros bien pagados. Buena parte de esto está relacionado con los desastrosos tratados comerciales que estimulan a las empresas a instalarse en países de bajos salarios.

A pesar de significativos incrementos de la productividad, el asalariado medio de los EEUU gana 726 dólares menos de lo que ganaba en el año 1973, mientras que la asalariada media gana 1.154 dólares menos de lo que ganaba en el año 2007, con datos que toman en cuenta la inflación.

Casi 47 millones de estadounidenses viven en la pobreza. Un estimado de 28 millones no tiene seguro médico, mientras muchos otros disponen de seguros insuficientes. Millones de personas se debaten contra intolerables niveles de deuda estudiantil. Tal vez por la primera vez en la historia moderna, nuestras generaciones jóvenes tendrán muy probablemente un nivel de vida inferior al de sus padres. Puede ser alarmante, pero millones de estadounidenses de baja formación profesional tendrán una esperanza de vida más corta que la generación precedente y sucumben a la desesperanza, las drogas y el alcohol.

Mientras tanto, en nuestro país la décima parte más rica del 1% más rico, posee tanta riqueza como el 90% más modesto. El 58% de todos los nuevos ingresos va al 1% más rico. Wall Street y los mil millonarios, a través de sus “super PACs”, pueden comprar las elecciones.

En mi propia campaña, hablé con trabajadores que no logran vivir con salarios de 8 o 9 dólares la hora; con jubilados que luchan para comprar las medicinas que necesitan con pensiones de la Seguridad Social de 9 mil dólares al año; con jóvenes que no pueden acceder a la universidad. También visité a los ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico, dónde 58% de los niños viven en la pobreza y sólo poco más del 40% de la población adulta tienen un trabajo o está buscando empleo.

Seamos claros. La economía global no está funcionando para la mayoría del pueblo ni en nuestro país ni en el mundo. Este es un modelo económico diseñado por la elite económica en beneficio de la elite económica. Necesitamos un cambio real.

No un cambio basado en la demagogia, ni en el fanatismo religioso y la propaganda anti-inmigrantes que caracterizó la retórica de la campaña por el Brexit, y es el meollo del mensaje de Donald Trump.

Necesitamos un presidente que apoye vigorosamente la cooperación internacional que reúne a los pueblos del mundo, reduce el hiper-nacionalismo y disminuye la posibilidad de la guerra. También necesitamos un presidente que respete los derechos democráticos del pueblo, y que luche por una economía que proteja los intereses de los trabajadores, no sólo los de Wall Street, los laboratorios y otros poderosos intereses privados.

Fundamentalmente necesitamos rechazar nuestras políticas de “libre comercio” y movernos hacia el comercio justo. Los estadounidenses no debiesen competir con los trabajadores de los países de bajos salarios que ganan centavos por una hora de labor. Tenemos que derrotar el Tratado Transpacífico. Tenemos que ayudar a los países pobres a desarrollar modelos económicamente sustentables.

Tenemos que terminar con el escándalo internacional que permite que grandes grupos corporativos y los ricos eludan pagar billones de dólares en impuestos a sus gobiernos nacionales.

Tenemos que crear decenas de millones de empleos a través del mundo combatiendo el cambio climático y transformando el sistema energético alejándolo de los combustibles fósiles.

Necesitamos esfuerzos internacionales para reducir el gasto militar en todo el planeta y ocuparnos de las causas de la guerra: la pobreza, el odio, la desesperanza y la ignorancia.

La noción que Donald Trump pudiese beneficiar de las mismas fuerzas que le dieron la mayoría a los defensores del Brexit en Gran Bretaña debiese lanzar la alarma en el Partido Demócrata y en los Estados Unidos. Millones de electores estadounidenses, como los defensores del Brexit, están comprensiblemente cabreados y frustrados por las fuerzas económicas que están destruyendo la clase media.

En este momento crucial, el Partido Demócrata y un nuevo presidente Demócrata tienen que aclarar que estamos con aquellos que luchan y que han sido abandonados. Tenemos que crear economías nacionales y globales que funcionen para todos y no sólo para un puñado de mil millonarios.
Bernie Sanders – Senador por el Estado de Vermont y candidato a la nominación presidencial Demócrata.
Publicado en el New York Times del 29 de junio 2016
Difundido por Other News (Roberto Savio) -
Traducción del inglés al español de POLITIKA
Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/178465

jueves, 21 de julio de 2016

NEIL DEGRASSE TYSON / ASTROFÍSICO: “Quizás el próximo Einstein se está muriendo de hambre en Etiopía”. El sucesor de Carl Sagan incide en que la educación y la ciencia son la mejor arma contra el fanatismo religioso.

Neil deGrasse Tyson (Bronx, EE UU, 1958) es uno de los divulgadores científicos más reconocidos del mundo. Este astrofísico ha sido el relevo del gran Carl Sagan al frente de la nueva versión de la serie Cosmos, que despertó tanto éxito como vocaciones científicas en todo el mundo. De Grasse estudió en el Instituto de Ciencia del Bronx (Nueva York), un centro público de enseñanza media muy selectivo especializado en matemáticas y ciencia. Al terminar, el propio Carl Sagan lo llamó para que fuera a verle con la intención de ficharlo para su universidad, Cornell. De Grasse prefirió Harvard, pero dice que aprendió de Sagan “el tipo de persona en quien quería convertirse”. El astrofísico asiste por primera vez al festival Starmus, que se celebra hasta el sábado en Tenerife, donde ofreció esta entrevista a Materia.

Pregunta. España atraviesa una crisis económica durante la que se ha recortado mucho en ciencia y conocimiento ¿Qué le diría al próximo presidente del Gobierno de España si le pidiera consejo?
Respuesta. No, mis palabras no serían para el presidente, sino para quienes le han elegido. Necesitas que entiendan por qué un político debería o no tomar ciertas decisiones. Parecería que lo eficiente es hablar con el líder del Gobierno porque él está al mando, pero supón que tu presidente dice: ”Sí, vamos a invertir más en investigación y desarrollo”, y el público dice: “No, pero espera, tengo hambre ahora, soy pobre”. Entonces deja de funcionar, las políticas no consiguen hacerse realidad. Tienes que entender el valor de la investigación y el desarrollo. Y entonces, cuando el jefe de Gobierno decida hacerlo, todo el mundo le apoyará, no habrá debate, porque todo el mundo entiende la importancia. Si pones en marcha una serie de inversiones, unas que esperas rentabilizar en el corto plazo, otras a medio y otras a largo, siempre hay un flujo de descubrimientos que puedes señalar como resultados de tu inversión. Eso podría funcionar, siempre habría algo de qué hablar, algo inventado en España, una nueva máquina, un nuevo tratamiento médico, tecnología... Esas son las economías que liderarán la civilización a lo largo del siglo XXI.

P. Usted dice que del instituto del Bronx (Nueva York) en el que estudió han salido ocho premios Nobel, igual que en toda España, y la mayoría no son de ciencia, sino de literatura ¿Qué supone eso?
R. Los Nobel en literatura son algo muy bueno. Comunicación, ideas, historias. Es una parte fundamental de ser humano, compartir las historias de otros. Pero os tenéis que preguntar si en España os conformáis con eso, o queréis más. Si la gente no quiere más, está bien, pero entonces no os podéis quejar de que la economía no sea tan competitiva como otras en Europa o el resto del mundo. Yo preguntaría, ¿tenéis ferias de ciencia donde los estudiantes hacen sus proyectos y reciben reconocimiento por pensar de forma científica sobre el mundo? Por ejemplo, ahora estamos en el festival Starmus. Me pregunto dónde están las grandes empresas que deberían estar apoyando un evento así. Posiblemente crean que esto no es importante. Se equivocan. Importa a todo el mundo, para su futuro, incluido el económico. Puedes elegir no hacerlo, pero irás a remolque del resto del mundo, de los que inventan. Tus enfermedades se curarán gracias a los esfuerzos en investigación de otros países. No hay nada malo, pero tendréis que pagar por ello.

P. Igual los empresarios piensan que no hay un retorno económico en este tipo de iniciativas…
R. Ah claro, el retorno no vendrá en este trimestre, nada en el informe anual de actividad, es algo que llegará mucho después. La reina Isabel la Católica sabía eso. Cuando envió a Colón a su expedición no estaba pensando en recuperar su inversión el próximo año. Sabía que estaba apostando a largo plazo en el futuro de España. Y en ese caso particular podemos discutir si el imperio español fue algo bueno o malo, pero desde luego fue algo, reflejaba una visión de país. Así que si no reinviertes tus beneficios en investigación verás cómo van a cero...

P. ¿Cree que los humanos nos hacemos cada vez más irracionales, más fanáticos?
R. Lo primero que puedes pensar es culpar a la gente que se comporta de esa forma, pero yo soy un educador y tengo una visión algo diferente. Creo que hay comunidades enteras que se sienten totalmente olvidadas. Hay un grupo de gente perfectamente formada inventando cosas, ganando más riqueza porque ellos han innovado. Si no eras bueno en tus clases de matemáticas o ciencia, si lo rechazabas o simplemente fuiste formado en otros valores, la primera reacción es rechazar todo eso, pensar: Eestáis todos equivocados, sois mis enemigos". Eso es muy humano. Esto nos lleva a un cambio en el sistema educativo para enseñar a la gente qué es la ciencia y cómo y por qué funciona. No es solo un conjunto de información que podrías ignorar o apartar porque así lo eliges. ¡La ciencia es la vida! Hay ciencia en todas partes, en todo lo que nos rodea, los materiales, los tejidos, los teléfonos, los automóviles... tu móvil se comunica con satélites GPS para que sepas dónde está la casa de tu abuela y que tienes que girar a la izquierda para llegar. Esto nos recuerda que tenemos que involucrar a todo el mundo en los nuevos descubrimientos tecnológicos, no crear un planeta donde unos los tienen y otros no. Porque estos últimos los rechazarán.

P. ¿Y el hecho de que se enseñe religión en las escuelas?
R. Hay dos tipos de verdades en este mundo. Están las personales, las cosas que sabes que son reales porque las sientes. Y luego hay verdades objetivas, esas que existen independientemente de lo que sientas por ellas. E=mc2, esa es una verdad objetiva. No importa si estás o no de acuerdo con ella, es una verdad. Las religiones son verdades personales. Para conseguir que alguien esté de acuerdo con tu verdad personal tienes que adoctrinarlos o hacerlo por la fuerza, por la amenaza de muerte. Ha habido muchísimas guerras en la historia porque unas personas tenían una verdad personal y otras otra. No había forma de resolver el conflicto de forma objetiva, así que se mataron para ver quién acaba dominando a quién. Esto es malo para la civilización. Lo mejor es que te guardes tu verdad personal para ti solo. Y si consigues llegar a ser el jefe del Estado, o alguien con poder y tienes que dictar nuevas leyes, en una sociedad libre no deberías basarlas en tus verdades personales, porque las estarías forzando sobre otros que quizás no las compartan. Si vives en un país con católicos, protestantes, musulmanes, hindúes y haces una ley que no se basa en una verdad objetiva, entonces se convierte en una receta para la guerra. Es el comienzo de una teocracia, no de una democracia. Es el principio del final de una democracia informada.

P. ¿Como civilización cree que evolucionaremos a un punto en el que dejemos de exterminarnos unos a otros?
R. Vivimos en el tribalismo. Los antropólogos saben que los humanos somos tribales por naturaleza. Está mi familia y mi pueblo y, si estás fuera, eres mi enemigo. Puedes preguntarte cómo de grande quieres que sea tu tribu. ¿Incluye a todo el mundo en la Tierra? ¿A todos los humanos? Esa es probablemente la mejor solución para la sociedad. Más que mi familia, mi ciudad, la gente que habla mi idioma, los que tienen mi aspecto... Y así tomas decisiones que benefician a todos y no son excluyentes. Para eso necesitamos que nuestra civilización evolucione, como dice.

P. Stephen Hawking cree que no duraremos otro milenio en este planeta. ¿Está de acuerdo?
R. Yo no estoy de acuerdo con la utilidad de esa idea. Puede que destrocemos este planeta y que tengamos que irnos a vivir a Marte. Pero antes habrá que transformarlo para que sea como la Tierra y enviar a unos cuantos miles de millones de personas allí. Si tienes la capacidad de transformar Marte de esa forma, también puedes cambiar la Tierra para que vuelva a parecerse a lo que era. No hay necesidad de irse. Puedes arreglar las cosas aquí antes que convertir otro planeta. Así que la solución de Hawking funciona muy bien como titular de prensa, pero en la práctica nadie haría eso, simplemente arreglaríamos la Tierra.

P. Antes ha hablado de la desigualdad como razón de rechazo de la ciencia y como raíz de radicalismo. ¿Estamos mejorando o empeorando en ese aspecto?
R. La educación es clave: tener líderes bien formados, ilustrados, no corruptibles. En muchas naciones en desarrollo es su propia corrupción la que impide que todo el país crezca como debería. Podría verlo desde una postura muy egoísta y decir que quizás el próximo Einstein se está muriendo de hambre en Etiopía y nunca lo sabrás porque es un niño sin comida. Como científico quiero que todo el que tenga una posibilidad de pensar en cómo mejorar nuestra civilización tenga una oportunidad. Si Isaac Newton hubiese nacido en África, creo que nunca habría conseguido llegar a donde llegó. Se hubiera preocupado solo de no morir. Es cierto que él se mudó al campo para evitar la peste de Londres, así que sí sabía lo que hacer para sobrevivir en ese contexto. Pero si perdemos gente así en su infancia, estamos reprimiendo el avance de nuestra propia civilización. Es una de las grandes tragedias de la actualidad, que no todo el mundo tenga la oportunidad de ser todo lo que pueden.

P. ¿Qué cuestiones de la astrofísica le interesan más en la actualidad?
R. Amamos lo desconocido. Me interesan las ondas gravitacionales, la materia oscura, la energía oscura, la búsqueda de vida, ¿hay un multiverso? ¿podemos crear un agujero de gusano? ¿hay vida en Europa, una de las lunas de Júpiter?, ¿y en Marte? Me encantan todas esas preguntas. Pero la que más me gusta es esa que ni siquiera sé cómo formular aún.

http://elpais.com/elpais/2016/06/30/ciencia/1467281442_280683.html?rel=lom

El mapa del arsénico se asocia a un mayor riesgo de cáncer en España. El elemento aparece de manera natural en el suelo, pero también por emisiones industriales

Científicos del Centro Nacional de Epidemiología han detectado una “asociación estadística” entre la concentración de arsénico en el suelo y una mayor mortalidad por diferentes tipos de cáncer en España. El elemento químico aparece en mayor cantidad de manera natural en suelos de Galicia, Almería, Castellón, Asturias, Madrid y Lleida, entre otras regiones, aunque la proximidad de industrias que emiten arsénico —como las centrales térmicas de carbón, las incineradoras y los hornos de fundición— eleva ligeramente su concentración. El mapa no incluye datos de las islas Canarias ni Baleares, ni de Ceuta y Melilla.



Cáncer: mapa del arsénico en EspañaEl estudio, liderado por los epidemiólogos Gonzalo López Abente y Olivier Núñez, ha analizado más de 860.000 muertes por cáncer en casi 8.000 municipios españoles, ocurridas entre 1999 y 2008. La mortalidad por cáncer de estómago, páncreas, pulmón, cerebro y linfoma no Hodgkin se eleva en los lugares con niveles más altos de arsénico. Las concentraciones de este metaloide se han obtenido del Atlas Geoquímico, una obra elaborada por el Instituto Geológico y Minero de España a partir de la toma de muestras en 13.000 localizaciones diferentes del país.

“Es muy difícil trasladar nuestros resultados a una cifra de riesgo en la población”, explica López Abente. Su estudio, publicado en la revista especializada Environmental Science and Pollution Research, evalúa el efecto de la exposición al arsénico sobre la mortalidad a nivel del municipio, no de un individuo. “Sí se ve un aumento paulatino del riesgo relativo con el nivel de concentración en suelo”, señala.

López Abente habla de riesgos relativos, no absolutos. El riesgo de morir por un tipo concreto de cáncer puede ser el doble en una región respecto a otra, aunque el riesgo absoluto siga siendo pequeño. Factores como el consumo de tabaco, alcohol y comida basura son habitualmente mucho más decisivos. El hecho de residir en un municipio con niveles de arsénico por encima de la media “no implica que su localización espacial por sí misma origine un cáncer”, recalca el investigador.

El epidemiólogo es una referencia en el estudio de la distribución espacial de la mortalidad por cáncer. Sus trabajos anteriores habían desvelado patrones geográficos que persistían en el tiempo para algunos tumores, tanto en hombres como en mujeres. “Estas características, en teoría, serían comunes a tumores que comparten factores de riesgo. Entre estos factores, bien podría estar la composición química del suelo”, añade. “El arsénico es un conocido carcinógeno en tejidos como piel, pulmón, vejiga, hígado y riñón”.

El arsénico se libera por procesos naturales, como la erosión de las rocas o los incendios forestales, pero también a través de las emisiones industriales y de su uso como conservante de la madera, herbicida o insecticida, según la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición. La principal fuente de exposición humana al arsénico es la ingesta de alimentos, sobre todo arroz, y de agua. También tiene un papel el aire que se respira, con polvo en suspensión.

Los autores reconocen “muchos” talones de Aquiles en su investigación. “El estudio supone implícitamente que es la concentración de arsénico en suelo lo que condiciona la exposición a este elemento. Sin embargo, se carece de información sobre posibles variables de confusión importantes, como es el consumo de tabaco”, reconoce López Abente. Su equipo ha hecho un esfuerzo para controlar el efecto de estas potenciales variables de confusión, ajustando su análisis a varias componentes sociodemográficas.

El epidemiólogo Esteve Fernández, ajeno al equipo de López Abente, reconoce la “plausibilidad biológica de la asociación” entre el arsénico en el suelo y el cáncer. Fernández, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, considera “relevante” el estudio, “bien diseñado y ejecutado”. Advierte, no obstante, del riesgo de “falacia ecológica”: inferir características de un individuo a partir de los datos estadísticos del grupo. Que dos eventos aparezcan juntos, correlacionados, no implica que estén ligados causalmente.

López Abente cree que, “si se confirmasen estos resultados”, habría que “controlar y limitar los niveles de arsénico en el suelo y en los alimentos”, como sugiere el consenso científico. Su trabajo, opina Fernández, “debería propiciar otros estudios”.

http://elpais.com/elpais/2016/06/28/ciencia/1467135035_604531.html